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INEGI. Cartografía histórica del encuentro de dos mundos.

1992
nández de Córdoba y de Juan de Grijalva en la Caribe y del Atlántico norte entre Asia y d k rwiovomicA nova.
víspera de la expedición de Cortés. I j toponi- 1514. Crrgprio RtÍkJi No india a-
Viejo Continente. Esta disposición de ninguna ali.
mia española de América Central revela una manera traduce b opinión de que las tierras re- mbre40.4128 cm. GriWocn nuikri
pjpcL Tómala ¿c A. L Nor-
fuente posible de origen colombino. cién descubiertas formaban un nuevo conti- dakiñld FtcumiU Alia
nente, sino que constituye una solución senci-
lla para resolver el problema del descubri-
Los descubrimientos hispano-lusitanos miento de islas nuevas.
en la cartografía italiana El globo conservado en la Biblioteca Leño:
de Nueva York, fechado a principios del siglo
XVI (alrededor de 1512)", tiene mucho pareci-
Si bien España y Portugal, con un espíritu do con el mapa de Sylvanus, aunque por ser di-
pragmático, producida mucha información bujado como planisferio y no de manera cor-
geográfica y mapas descriptivos de sus descu- diforme permite una visión más clara de la
brimientos, ésta fue aprovechada por los italia- concepción del globo que su autor quiso repre-
nos, quienes, imbuidos del pensamiento rena- sentar. América del Sur es la masa continental
centista especulativo, trataron de rcinrcrpretarla más importante en el Atlántico. Ignorando
en función de los conocimientos rescatados del también el cuarto viaje de Colón, no existen
pasado. Para todos, las tierras que se venían tierras al oeste de Cuba más que Japón y los
descubriendo eran parte del continente asiáti- descubrimientos portugueses en el Adámico
co, aunque su inserción en éste no parecía muy none apenas están esbozados.
El pequeño Mapamundi de Giovanni Ma-
Los mapas portugueses que primero llega- teo Contari ni, impreso en Florencia en 1506,
ron a Italia fueron toscamente agregados a los es la primera versión conocida (e impresa) de
mapas de Ptolomeo, sin tratar de asimilarlos a la visión que tenían 11los europeos de los nue-
los mismos. Tal es el caso de los dos que a con- vos descubrimientos . El autor utilizó los
tinuación mencionamos, aunque de fecha tar- mapas de De la Cosa, Can tino y Caverio, pero
día. Utilizando parcialmente los mapas de seleccionó de los mismos lo que le parecía más
Camino y de Caverio, Demando Sylvanus im- útil para respaldar su visión. Asi, dibuja un
primió el suyo en 1511". Este cartógrafo con- inmenso continente en el Atlántico sur al que
serva la disposición general de Camino —con llama «Tierra de Santa Cruz», registra los des-
excepción de La Florida— y coloca las masas cubrimientos de Corte Real como parte de " Mipj 18.
continentales de América del Sur y las islas del un promontorio asiático que se prolonga has-
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Cartografía del Descuuumiekto

ra ci Atlántico none y, entre ambos, las islas América en Ja cartografía l~ n ooamj a tantico. í 1518
descubiertas por los españoles en el Caribe, alemana Jorge RtiikI No india oaii «
cerca de los cuales ubica el japón. Volunta- 40 cm. Mamuaito i fina y canple
riamente ignora los descubrimientos de Ca- Los mapas portugueses de Ja primera década ►obre pergamino Tomado dd AtU¡
Kuwman. Limiru IV Biblioteca Na-
boto en América del Norte, las afirmaciones dd siglo XVI, ricos en información sobre los te- ció tul dí MrtKa Gujiid Unrvet-
de Vespucio de la continuidad de la costa rritorios españoles, llegaban con bastante facili- uuru. Meneo.
americana y los descubrimientos colombinos dad a Italia, donde fueron interpretados por
en América Central. Insinúa, en cambio, la po- ios cartógrafos, y transmitidos a los centros de
sibilidad de un estrecho entre el Polo Norte estudios geográficos de los países de lengua ale-
Poco tiempo después se publicó en Roma, En d pueblo de Saint Dié. en Lorena, bajo
en 1507, la primera edición impresa de la los auspicios del duque Rene, funcionaba un
Geografía de Ptolomeo posterior al viaje de centro de estudios cosmográficos. Martin
Colón. Algunos ejemplares incluyen un ma- WakbctmüJIcr. apodado Hyianmylus, dibujó
pa del holandés Johannes Ruysch. Conforme ahí un mapa gigantesco de 1.320 x 2.360 mm.
a la modalidad fijada por Contarini, dibuja llamada Umvmaiis Comographia Stcunáum
América del Sur como un vasto continente, al l'dwlomaet Treámonm et Amena Vapuri Alio-

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que llama «Mundus Novus» siguiendo a Vespu- nufut Lustrationts, impreso en Estrasburgo en
cio. Modifica un poco la forma de la parte 1507". Aunque, como su aurot afirma, este
asiática en el Atlántico norte, para lo cual eli- mapa fue dibujado según la tradición de Ptolo-
mina el estrecho dibujado por Contarini y meo. la pane corrcspondirnir a Amerita rom-
agrega cuatro islas cu el Polo, siguiendo uní pe precisamente con esta tradición» ai represen-
tradición escandinava, como lo hará más tarde tar un continente nuevo totalmente separado
Mercator. de Asia y cuyo descubrimiento alribuyc a Ves-
Las modificaciones más importantes apare- pucio. En la parte superior dd mapa aplica las
cen en el Caribe. Tanto Cuba como japón de- razones por las que llama América a este nuevo
saparecen y una inscripción indica que «... ce- continente, cuyo nombre aparece en U parte
rno Im bias datubieruu por las apañales ocupan correspondiente a América dd Sur. El éxito que
su lugar (el de japón-Cipango). no dudamos en tuvo ole mapa fue arrollador y difundió el
ubicar ahí tsuts islas...». En el lugar de Cuba d i- nombre de América por toda Europa, y aunque
buja una gran isla tomada indudablemente de más tarde su autor trató de enmendar lo que
Cantino y de Caverio (como también lo hiio consideraba un error, el nombre de América ya
entonces Waldscemüller), que tiene la forma era del dominio público.
de La Florida y del golfo de México hasta Dos representaciones de América fueron di-
Yucatán, bujadas en ola obra: la primea en d mapa
Siguiendo con la misma concepción, Fran- principal, donde WaJdsícmüPer dejó en Amé-
cesco Rossclli, en sus mapas impresos en Flo- rica Central un paso abierto entre los océanos,
rencia en 1508". conserva la disposición en y la otra en la parir superior, donde, en cam*
tres bloques formados, respectivamente, por la bio, esre estrecho no oriitc. No se sabe cómo
man continental asiática al norte, un conti- aplicar tal diferencia. Sin embargo, podría
nente en forma de medio círculo con el diáme- conjeturarse que en e2 maps mayor utilizó d de
tro mirando al norte y dejando un paso al sur Caverio —del cual circulaban parias copias en
con el nombre de «Tierra de Santa Cruz» o Europa—, agregándole un trozo de cierra entre
•Mundo Nuevo- y, entre ambas, las islas del Venezuela y Panamá, producto de los descubri-
Caribe. Sin embargo, Rossclli Íntegra la infor- mientos hechos por Alonso de Ojeda y Vespu-
mación del cuarto viaje de Colón colocando la cio hasta d Cabo de la Vela cutre 1499 y 1501.
toponimia colombina en la costa oriental de Una bandera española ondea, ca efecto, en
China. En este aspecto el mapa es muy pareci- América Central. En el mapa pequeño, en
do a los del Códice Zorzi dibujados por Barto- cambia, la costa continua desde América del « M«pi2i.
lomé Colón. Norie hasta el Sur podría indicar que Walsce- " >3-
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OumcnAMA Hivroiif A na EWUEKTHO OI L)US Munixb

Norteamérica aparece una inscripción que dice


Terra de Cuba-Asie Partis, como en el mapa de
Ruysdi.
Asi, Cuba parear integrar»:, como penínsu-
la, al confíneme asiático —como lo creía Co-
lón y como lo plasman Ruysch en 1507 y Piri
Rc'is en su mapa de 1513—. a pesar de que
subsiste una isla sin nombre entre la Española y
La Florida. Asimismo, la continuidad de la cos-
ta entre América Central y del Sur se rompe,
regresando al modelo de Can tino. Terranova
vuelve a ser una isla en el Atlántico norte, si-
tuada entre Groenlandia y la Terra de Cuba.
América del Sur lleva varios nombres: Terra Pa-
rias, Terra Nova y Brasilia sive Terra Papagaüi.
en sustitución de «América» y de Mundus No-
vus, que recordaban ambos a Vespucio. Parece
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que Waldsccmüller. que en sus primeros mapas


estaba completamente influenciado por Vespu-
cio. buscaba ahora librarse totalmente de esta
influencia y retrocede a su punto de partida, o
sea, a Camino y Caverio.
Pero Waldseemüller, a pesar de sus dudas y
confusiones, seguía siendo una de las figuras
principales en la cartografía alemana de la épo-
ca y sus mapas seguirían influenciando, por
mucho tiempo, a numerosos ortógrafos. En
1525. Laurent Fries publicó en Estrasburgo
una reducción de la Carta Marina, que vuelve
a imprimirse en 1527 y 1530. En Viena, Pedro
Apiano publica en 1520 una nueva versión del
mapa de 1507 para ilustrar una edición de So-
lino". En 1522, este mapa fue utilizado para
acompañar una edición de Pomponius Mcla, y
en 1530 se encuentra en algunos ejemplares del
De Orbe AW de Mártir de Angjería". Su in-
fluencia se registra en el globo de Johann Schii-
ner de 1520, conservado en Nuremberg, en el ylglnti /¡ulruf Icuctj,9 oírme»
lauca mfllírlj.lu C&ínctpu»
que ya aparece el estrecho de Magallanes dos
años antes de su descubrimiento. Cuba se lla-
ma Isabella y la parte de Norteamérica lleva el
nombre de «Cuba». Johann Honter hizo una
reducción del mapa de 1570* para ilustrar una
geografía de bolsillo publicada en Cracovia en
1530 y reeditada en 1532. que sirvió de mode-
lo para ilustrar las ediciones de De Sim Orbis
de Pomponius Mela de 1534,1535 y 1539.
"^ En el Nowu Orbis Reponían de Johann y Si-
• Mip, 34. món Gryneus, impreso en Basilea, en 1532,
" M*p» 35. existe un mapa atribuido a Sebastián Münster'
OftTtSGIAflA na DBCUUUMBiTO

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fu. Giubd dd Villano.
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CAKTQOHAMA DLL DUCUWUMILNTO

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33. MAhAMUMDL I f29. Ciroün» ix


Vcinmna. No india rwjU 2^5 i
127.5an Muiucriiu a tinuy irrnpk
whrr pergamino Biblioteca Apon Aid
VaucüU. Guiad del Vaticano.
OktografM Hbtóíkl* mi Ekcuentko de Dos Mundos

y i Hans Holbein el ¡oven, inspirado en el ma- didas a toda Europa mediante el uso intensivo
pa de Apiano y en el Globo de Schonner. Fue de la imprenta.
reeditado en 1537 y cu 1555. La influencia del
mapa de Munster y. por ende, de Waldseemü-
ller se observa todavía en el mapa de Joachim Los primeros mapas de México
von Watte o Vadianus. impreso en Zurich en
1554. En la cartografía primigenia sobre América
Los mapas que registraron los grandes des- que hemos reseñado, el tema principal lógica-
cubrimientos hechos canto por los portugueses mente son las Antillas Mayores y Menores, lo
como por los españoles llegaron muy pronto a que se llamó las Indias Occidentales, pues fue-
Italia". Los españoles, por razones desconoci- ron las primeras regiones exploradas por Co-
das, desaparecieron casi todos, con excepción lón. La tierra firme continental no se alcanzó
del de De la Cosa, que puede ser considerado hasta el tercer viaje colombino en 1498, a no
como el primero y el "genitor* de todos los ser que se acredite la llegada de Juan Caboto a
M*f«33 mapas de las exploraciones. Lo mismo ocurrió Ierran ova y a las costas de Norteamérica unos
con los ingleses, de los que ninguno llego hasta meses anta o que se compruebe como cierto el
nosotros. Las carut lusitanas fueron las que ali- muy debatido y cuestionado viaje de Vespucio
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M1530.l-WVTJWUJ GEOCfUJ-Hl AÍ TmiS.a- mentaron a los cosmógrafos italianos en sus in- de 1497. De tal manera, sería lógico que el si-
JoKinn Honia. No India tentos por amia litar la Geografía de l'iofomro guíeme tema de la cartografía sobre America
alj- 18 i 13 cm. GmiuJo en mvkn y, transmitidas a Alemania, donde se creó la fa- hubiera sido el perfil costero de parte de Ccn-
<>>Jnt ptpeL Tomado de A. L
N'ordakióJd. Ftainüír AtUi mosa escuela lusitano-germana. Rieron difun- troamérica y de Venezuela hasta el Orinoco,
CARTOGRAflA Da DESCTIMIMIF-VTO

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donde Colón creyó haber llegado a la antesala niiillcr, etc.) parece originarse en informaciones 35 TIPL'S C04M0GIAJ1IICU1 I.WIR-
del Paraíso Terrenal. Enseguida, gracia a las provenientes de Portugal, viajes que no podían SAÜX 1531 Schinun Minuter No
india noli. M.S* 3V1 an. C,rábido
navegaciones de Yáñra Pinzón, Peralonso Niño pregonarse por ser violáronos del Tratado de CU irudru inbir |uprl
y Alonso de Ojeda. se conocieron las cosen de Totdesillas.
Guayana y Brasil. 2. El viaje reseñado en la conocida cara de
Sin embargo, como hemos visto, varios de Amérko Vcspucin a Pier Soderini. magistrado
los primeros mapas de América conocidos has- supremo (Genfabnttri perpetua) de Florencia,
ta ahora, trazados en la década inicial del si- que supuestamente tuvo lugar en 1497-1498.
glo XVI, presentan las siluetas del golfo de Mé- se realizó efectivamente y abarcó del golfo de
xico y de las penínsulas de Yucatán y La Flori- Honduras-a las costas de Norteamérica, reco-
da, sin que exista una explicación satisfactoria rriendo todo el golfo de México. Esta tesis la
de esto, pues no hay registro de expediciones a sostuvieron d historiador brasileño Francisco
estas costas hasta la segunda década de aquel si- Adolfo de Varuhagen y d norteamericano John
glo. Semejante misterio cartográfico ha dado Rskc en el siglo pasado, y el argentino Roberto
lugar a cuatro tesis, ninguna fehacientemente Lav ill i er, el colombiano Germán Arciniegas y
probada: los mexicanos Carlos Pcrcyra y Manuel Tous-
1« EJ gol/o de México fue tempranamente saint en este siglo, contra la opinión generaliza-
explorado por algún desconocido navegante da desde Las Casas hasta Humboldt, y ya en
portugués, dado que la presencia de estos temas este siglo defendida, sobre todo, por Alberto
en algunos mapas (Camino, Caverio, Waldsee- Magnaghi, de que dicho viaje jamás se realizó y
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N/WOVO

.%. iíokixi Humi. 1)34. I'cdm


Mittir de Anglnía. No india pob.
42.5 i W en. Cabido en muden
uJMt fapd. Tonudo de A. E.
NotdakijW. F/Ki mtU Ailv

que o Vcsputio mintió o ai «ana Kic adultera- mente una representación de tierras america-
da por los editores florentinos. nas, sino que todavía corresponden a la visión
colombina y en realidad se trataba de mostrar
3. Los propios españoles radicados en las el litoral asiático, las costas del mar de China,
Antillas en los primeros anos después del des- k península malaya, etc., que se creían muy
cubrimiento de América realizaron navegacio- cercanas a la Isabela. La similitud con el golfo
nes no amurrada, de las llamada» de «rescate' de México y las penínsulas de La Florida y Yu-
o intercambio con los indígenas, y sobre iodo catán es sólo casual y su trazo es muy impreci-
de captura de nativos, a raíz, de la crisis de ma- so; la toponimia que aparece también es inven-
no de obra que se produjo muy pronto en tada- Esta interpretación podría invocarse en el
aquellas islas. Navegaciones ilegales que según caso del Planisferio Camino, pero no cuadra
Las Casas eran frecuentes y que quizá llegaron con el mapa de Waldseemüller, que muestra la
a Yucatán y al golfo de México mucho antes continuidad de la costa desde el norte hasta el
que los viajes conocidos, ío cual de algún modo sur de América como una masa continental a la
se reflejó en ios mapas mencionados; o finaJ- que da nombre.
De cualquier modo que haya sido, las futu-
4. Las costas que aparecen como parte del ras costas novohispanas fueron registradas pre-
golfo de México en dichos mapas no son real- maturamente por la cartografía, en lo que
CAHTOCRAFIA DEI Descub*IMIENTO

constituye, según Martín Reyes Vayssade, el gación inicial siguió prácticamente la misma
«presagio cartográfico de México». ruta de Grijalva hasta el islote de San Juan de
Hasta 1517 no se produjo oficialmente el Ulúa. frente al cual fundó la Villa Rica de la
descubrimiento de México, con la expedición Vera Cruz. Desde ahí se internó hasta el alti-
comandada por Francisco Hernández de Cór- plano central de México, en lo que fue la pri-
doba, que llegó a Yucatán por el Caribe y bor- mera expedición profunda en territorio conti-
deó la península hasta Champotón, «lugar de la nental que emprendieron los españoles en
Mala Pelea», pues los indígenas mayas le infi- América. Esta hazaña y la conquista posterior
rieron una grave derrota, por lo que regresó a de la capital tenodhea, como bien sabemos,
Cuba, pasando por la laguna de Lagartos. En porporcionaron a España por tres siglos exactos
1518 la expedición de Juan de Grijalva tiene su más importante dominio colonial.
más éxito: descubre la isla de Cozumel, recorre En el mismo año de 1519, Francisco de Ca-
todo el litoral yucateco hasta la laguna de Tér- ray patrocinó una nueva expedición al golfo de
minos; sigue hasta la isla que bautiza como San México, ai mando del piloto Alonso Alvares de
Juan de LHúa, donde realiza un provechoso in- Pineda, que siguió el sentido inverso de las an-
tercambio con los indígenas; continúa hasta el teriores, o sea, bordeó el golfo desde La Florida
Cabo Rojo, o sea, que prácticamente navegó hasta el Panuco. En el verano de aquel año,

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toda la costa del golfo de México que hoy en una de las naves de Alvarez de Pineda es avista-
día corresponde a los estados de Yucatán, Cam- da por los hombres de Cortés, se produce un
peche, Tabasco y Veracruz, para luego regresar receloso encuentra en una playa vcracruzana y
a su punto de partida. con ello se cierra la pinza sobre el también lla-
Estas dos expediciones, junto con las de mado Seno Mexicano: cada uno habla navega'
Juan Poncc de León, que bordeó la península do su mitad del gol fu y cada uno, sumando las
de La Florida en 1513, constituyen las prime- piezas de información, produjo un mapa ínte-
ras incursiones conocidas al golfo de México y gro del redondo litoral.
debieron proporcionar una valiosa información El mapa de Alvarez de Pineda se encuentra
geográfica. Sin embargo, no se conserva nin- en el Archivo de Indias en Sevilla, anexo a la
gún mapa cuyo trazo pueda atribuirse a estas Cédula Real de 1521 que daba a Garav una ca-
navegaciones. pitulación para colonizar la región del Pinuco
En 1519 Hernán Cortés emprende la gran o provincia de Amichcl; sin embargo, cat d re-
aventura que habría de culminar en 1521 con verso lleva fecha de 1519, por lo que creemos
la conquista de México Tenochtitlan, capital que debe1 considerarse anterior al atribuido a
de los enormes dominios mexicas o aztecas, o Cortés. ' Aunque tiene escasa toponimia, cons-
sea, de la civilización más poderosa y avanzada tituye: el primer trazo mis o menos fidedigno
de Mesoamérica en aquel momento. Su nave- del golfo de México en su integridad; es cam- " MipaJ?.

LA BTOKKW DE HERNAN 00*15


worn & us costas Da imtejuo
«BOCA. Maniueriio a una y temple
mAit papd europeo. Reaudro del
Gtánr Owin. Biblioita Nación*) de
Madrid. EipiAi.
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37. MAPAMUNDI 1540. Bmiü AjfBc-


te. No indica oak 22^5 x 15.6 aa
Mamucrko i ana y tatpk, a» li-
mLu ¿c oíd, «obre pcrpminc BMwi-
mcj Niaaral it Midrid. Eipara.

bién d primero en que aparece el río Panuco y Antón de Alaminos, quien, al llegar a la laguna
toda la costa del actual atado de Tamaulipas, de Términos en Campeche y observar que se
asi como el río dd Espíritu Santo, que parece encontraba casi a la misma latitud que la lagu-
ser d Mississippi. La forma achatada que tiene na de Chetumal, en Quintana Roo, creyó que
en este mapa la punta de la península de La era d «término» de un estrecho entre ambas.
Florida, que la vudve casi cuadrada, extraña- El otro mapa del golfo, atribuido i Cortés
mente perduró en la cartografía de ese y el si- porque se publicó en la edición hecha en Nu-
guiente siglo, cuando en realidad es mucho remberg en 1524 de su Segunda Carta de Rela-
mis ddgada y aguda. ción* es algo burdo en su trazo pero contiene
Otro mérito inexplicable del mapa de Pine- mucha mis toponimia, sobre todo de los ríos
da es que dibuja Yucatán como península, en que desembocan en la parte sur del litoral. Yu-
una fecha en que te creía que era una isla sobre catán aparece como una isla y La Florida no es-
todo debido al error de apreciación que tuvo d tá completa, pero es aquí donde por primera
Piloto Mayor de las expedíaones de Hernán- vez se publica en un mapa la península con esc
Mip»38. dez de Córdoba, Grijalva y Cortés, d edebre nombre. Para realizar éste, Cortés mismo relata
C_\*.tog«afia na DFsa.'NiruitKm

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£j U fjpwi aputn
38. HU-WlTOl. 1546. Picar Do-
¿etica. £iak grifia at kguu. 21) >
IJS cm. Mmutcnio i lima ? timpk,
con limeña df wn. wfcic (ultra Kojiu
tic peipraino. Bili«ta Bntlrici.
Londres, Remo Unido.

que Moctezuma le proporcionó una gran pin- su estilo y por la ¿poca, este grabador pudo ser
tura de toda la corta, con detalle de ríos y an- Martín Plinius. En el plano aparece incluso d
llamado albarradón que construyó Netxahual-
Junio a csu carta se publicó también el pri- cóyod para controlar las aguas del lago de la-
mer plano conocido de Tenochiiilan, llamada coco. En el lado opuesto se ve la bandera de la
aquí «Tcrnixtitan-, con la plaza y el templo ma- casa de Habsburgo saliendo de un castillo, qui-
yor, el icmplo «de los «crifiáos» en el centro, zá en Coyoacán, donde Cortés fijó su residencia.
Jos lagos circundan tes. las calzadas y poblacio- Otro posible autor de estos dos mapas car-
nes aledañas como Tacuba, Ixtapalapa y Texco- tesiano: pudo ser Alonso García Bravo, alarife
co, aunque las casas y palacios almenados de la que llegó con las fuerzas de Caray, o sea, que
ciudad aparecen en estilo europeo y específica- conocía la información geográfica de Alvarez
mente alemán, por lo que se cree que algún de Pineda, pero que para entonces servía a
grabador de Nuremberg lo redibujó basándose Cortés y por lo mismo fue el encargado de rea-
en el plano original que había enviado Cortés, lizar la nueva traza de la ciudad, para lo que se-
muy posiblemente una pintura indígena. Por guramente utilizó los planos indígenas.
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Caitoglatla Hbtouca del ENa/tNTto nt Do» Muvrx*

En iodo cao, los llamados mapas de Cones pa de «Tcmixman» inspiró en Tomás Moro k
fueron los primen» impresos en Europa que figura de su Utopia.
dieron a conocer d golfo y la ciudad de México. Estos primeros mapas de México cormilu-
Tuvieron amplia difusión y una influencia per- yeron un gran avance para el verdadero descu
durable en la canograHa posterior, así como en brimirnlu de América por la ciencia geográfica
la imaginación renacentista: se cree que d ma- occidental.
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Indígena
Cartografía

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Introducción En cuanto a las características de estos ma-
pas, Donald Robertson hace el trabajo pionero
de su descripción y análisis estilístico en e! ca-
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n ace capítulo sc presen- pitulo sobre «Cartografía y paisaje» de su exce-


ta una visión general de lente libro sobre pintura 1de manuscritos del
Ja cartografía desarrolla- período colonial temprano . También es intere-
da por lo» pueblos indí- sante cí trabajo de C. A. Burland publicado en
genas que habitaron el Imago Mundi, que destaca el contenido históri-
México antiguo, tanto en co sobre las representaciones cartográficas en
h ¿poca prehúpánica co- dos mapas coloniales'. Recientemente, Miguel
mo en la colonial Los mapas anteriores a la León-Portilla concreta algunas características
conquisia d esa parecieron pero se cuenca con de Jas cartas prehispániras que difieren de las
las menciones descritas por 1« primero* cronis- de otras culturas de la antigüedad, del medievo
ta;. También k puede obtener una kje? dr cú- o del renacimiento europeo'.
mo eon estas canas a oavés de los elementos Para explicar la naturaleza de la cartografía
geográficas que aparecen en lo* aklica o libras indígena, Robertson recurre a una muy ilustra-
pintados antes de la líegada dr los españoles, tiva diferenciación entre la cartografía europea
dado que estos elementas forman parte del vo- del siglo xvi y la del siglo X% los mapas en el
cabulario de Ja escritura antigua y abe suponer siglo XVI son generalmente representaciones de
que figuraban en *u¿ mapas de manera similar. áreas de terreno vistas a vuelo de pájaro y con
Por otra pane, (os mapas hechos después de la d uso de la perspectiva; los mapas en el siglo
conquisa de los que tí tt ¿onsemn numero- XX son diagramas de la naturaleza dependientes
sos ejemplos, son úúks para comprenda la na- básicamente de las medidas y las proporciones.
tu mi en de b cartografía antigua, al mismo El mapa, en este último caso, es un signo de la
tiempo que construyen una muestra dclaacuJ- naturaleza y en el primero trata de ser su ima-
turaddn enere los estilos indígena y occidental. gen. Los signos o marcas convencionales que
La existencia de la canognfta mexicana in- aparecen en los mapas modernos casi nunca
dígena apenaa tu sido examinada. La elabora- existen realmente en el paisaje. £n esa medida,
ción de mapas por (os habitantes de Mcraamé- los mapas indígenas lo son de verdad porque
rica en tiempos preh¡¿pinicos ha sido discutida también emplean signos convencionales; pof
y probada, pero sólo ¡ncideataJjnente, como ejemplo, la estrella en un mapa moderno, co-
parte secundaria de otros trabajos. Vale desta- mo señala Robertson, significa la capital de un
car el esfuerzo de Eulalia Guxmin en ate senti- estado, y en ios mapas indígenas la figura de un
1' Guunic, 1939. do, dado <jur en 3939 escribió un articulo so- palacio o un templo generalmente indica sim-
RobcJUOD, 1791*. bre cartografía indígena que debe considc&rw bólicamente el asiento de un lugar principal y
' Buhad, 11-18. no es el retrato de un edificio real.
* Lata-Pomik 1986; 18. como precursor'.
Cautoc-IAFIA Indígena

Cabe adarar que los términos mapas y pla- ca temprana en piedra, arcilla u ntni material
nos, como aquí ios usamos, son sólo una de las que lo cormbnrc
categorías dentro del término genérico -índi- El periodo clásico, que aproximadamente
ce», que o el nombre utilizado normalmente comprende del principio dé nuestra era at año
para designar los documentos pinados en la 650, fue el de mayor apogeo en Mesoamérica.
tradición indígena, estén encuadernados o no. Las turas se convierten en urna amplia v com-
El termino códice, mis amplio, abarca enton- pleja red de caminos bien estructurada, con
ces los mapas y los planos sin importar su ma- mantenimiento, postas de defensa y de refres-
terial y dimensiones. Esta es. por supuesto, una co, Jugares de abastecimiento y miles de viaje-
diferenciación artificial de índole puramente ros transitando por ellas. 5e desconoce carto-
práctica. Se considera, además, que sólo son có- grafía de esia época, pero como la escritura, el
dices aquellas pictografías realizadas conforme comercio, las ciencias y el arre alcanzaron su
a la tradición indígena que tengan cuando me- madurez y en el siguiente período los mapas
nos uno o varios glifos de la escritura antigua. eran un instrumento de uso común, podemos
suponer que ya eran profusamente utilizados
Mesoamérica y el arte de la desde el período clásico.
cartografía Si esto es cierto, como sucede con otras

INEGI. Cartografía histórica del encuentro de dos mundos. 1992


constantes culturales, ios mapas de dicho perío-
do deben haber alcanzado una madura y belle-
La tradición de hacer mapas tiene raíces muy za fruto de una tecnología definida y cuidada
antiguas en la parte de México y Centroaméri- mediante un sistema legible de convenciones,
ca conocida como Mesoamérica, cuna de una esquemas y simplificaciones como en la escritu-
de las altas civilizaciones de la antigüedad. Esta ra, donde cada signo tenia un significado y na-
comprende un amplio territorio que al tiempo da era solamente decorativo. Por ser los usua-
de la conquista tenía como límites: al none, rios más frecuentes los mercaderes y desde muy
una línea desde el río Pánuco, que bordeando lejantu tiempos también los exploradores, es
la región de la Huasteca baja hacia el centro pks y descubridores de nuevas tierras, es posi-
hasta el río Lerma y vuelve a subir por occiden- ble que «Dos inventaran y perfeccionaran la
te hasta el río Sinaloa; al sur, aproximadamen- cartografía.
te desde la desembocadura del río Moiagua Las grandes ciudades del período clásico
en el Adámico harta el golfo de Nicoya en b fueron abandonadas o quemadas, producién-
costa del Pacífico, a través del lago de Nica- dose grandes movimientos de población entre
ragua'. los qftos 600 ó (¡50 a 900, y haca principios
Las primeras evidencias humanas en Maoa- del siglo décimo se reestructuraron algún ih es-
mérica tienen una antigüedad de cuando me- tados que permanecieron taita la llegada de los
nos catorce milenios. En un primer período se españoles en b que se denomina el periodo
transitan las vías naturales y se convierten poco postdásico. la última etapa de desarrollo en Me-
i poco en caminos. En el horizonte llamado soamérica. Los mapas continuaron proporcio-
preclásico, que comprende aproximadamente nando la misma utilidad, pern d arte de la car-
los quince siglos anteriores a Cristo, se transi- tografía. como otras expresiones de la deuda,
tan más frecuentemente y amplían las víis de decayó tn canto cti su calidad y se simplificó.
comunicación natural con el aumento progresi- Las caravanas de comerciantes con sus car-
vo de los habitantes. A principios de nuestra gadores. que a falta de bestias de carga o dm
era ya se conoce la escritura. En Tres Zapotes, llevaban las mercan cías sobre sus espaldas, y los
en el área olmeca, se encuentra el monumento gucircn» que ba protegían de la codicia de los
más antiguo conocido con inscripciones una asaltantes necesitaban conocer las rulas y trans-
estela que tiene la fecha que equivale a 31 años mitir sus conodmiciitoi a ícu mis jóvenes. Los
a.C. Es posible que paralelamente se haya desa- caminos se cambiaban o se cegaban por causas
rrollado una cartografía incipiente, mas basca naturales o por agencia de los humanos, que
ahora no se han encontrado mapas de esta épo- Jos disfrazaban o desviaban su curso. Las pobla* ' Jimtoo-Moirno. 2V
OiíToct/vfiA HtsTO*»^ [>q tsat-vrno r>t Dos mi'mw.

rioro y movilizaban y nuevas ¿reas con los !«/.• u oriente, o ti arriba, es el rumbo donde
producto* deseados se descubrían. aparece el sol; Círiuattampa, -el rum-
Los iliiicranoí de riK.i y mapas de áreas eran bo de los mujeres- u occidente, está abaja; Mk-
indispensables no sólo para los mercaderes, si ilan, «d lugar de los muertos», corresponde a la
nn pan los guerreros en campanas de conquis- repión sur y cm i a la derecha, y Huitzilámpú.
ta o en expediciones de recolección de tributo, 'lugar de las espinas», corresponde al rumbo
para los peregrinos que visitaban los centros re- del noric. Sobre la superficie de Mcwaméricj.
ligiosos y en general para todos los viajeros que. el none apuntaba hacia lis zona¿ desérticas, el
con diferentes intenciones pero casi todos am sur al área de Oaxaca. el oriente hacia la ¿ona
interés económico, dependían de itinerarios y de los huiu«ii<. y los mayas y d occidente a la
mapas pan su rápida y segura móvil ilación. zona de los purcpechis o tarascos. La orienta-
Los dirigentes, además, debían tener regis- ción de los mapas indígenas coincide con algu-
tro de las tierras que conquistaban y querían nos de los medievales europeos, que colocan ei
conquistar, de las que ya lo pertenecían y las oriente arriba.
repartidas entre sus subditos, dibujadas con su Se conservan din códices piehispániois uní
glifo de nombre y bien marcados los límites a páginas que representan muy claramente la
fin de tener un estricto control. En resumen, cosmovisión en Mesiram¿rica: las páginas 75
INEGI. Cartografía histórica del encuentro de dos mundos. 1992

los mapas indígenas antes de la conquista cum- y 76 del Códirt Trecortrsiano y la primera pági-
plían casi las mismas funciones que los mapas na del Códict Tonaiamatl de Íoí pachacas o
modernos. Cóiitir héjtTváry-Ma\ft\ Esta última es una de
No se ha encontrado hasta ahora ningún las láminas más hermosas e ilustrativas del
mapa o plano pintado antes de la conquista, mundo indígena en los libros pintados. No se
tanto por lo perecedero de los materiaies en la puede describir en detalle en cite espacio da-
que estaban fabricados como por el celo de al- do que su temática no se refiere «efusivamen-
gunos clérigos en su eliminación, adjudicando te a la cartografía, pero podemos apuntar lo
la sabiduría en ellos contenida a cosa de idola- pertinente.
tría. Se sabe, como se dijo antes, no sólo que Los trapecios de los cuatro rumbos y la for-
existían, sino que eran numerosos. Se guarda- ma ovalada entre cada uno de ellos forman un
ban en recintos especiales y se ««producían los tonalpohualli o cuenta de los días; se trata de
ya existences, en partes o por entero. Los ortó- un marco cronológico que indica que el tiempo
grafos con que contaban ios señores y mercade- y d espacio eran inseparables en Mesoamírica.
res eran tan expertos que los duplicaban con En cada rumbo se levanta un árbol cósmico
con un ave posada encima, una pareja de dei-
dades y, en el centro, el dios antiguo o del fue-
La cosmovisíón mesoamericana go. Aunque en sentido estricto esta lámina no
y la orientación de los mapas es un mapa, define muchos de los elementos
asociados a los rumbos del universo y marca las
Un problema que debieron resolver los cartó- pautas para la elaboración de los mapas.
grafos indígenas fue el de ta orientación de sus Los rumbos están claramente indicados al
mapas. Presumiblemente estuvo reglamentado, pie de cada uno de los cuatro árboles cósmicos.
pero a falca de canas anteriores a la conquista El oriente, señalado con una base piramidal de
oto sólo se puede corroborar indirectamente. escalinata roja, es la casa o la morada de la que
La orientación implica una concepción previa emerge el sol. En el lado opuesto aparece el po-
del universo, y los sabios mesaamericanos, ba- niente u occidente, representado por una vasija
sándose en la posición del sol en relación a la de vientre amplio como d de las mujeres, con el
del hombre, concibieron ei mundo como un signo lunar encima. El sur es d monstruo de la
cuadrado, con una superficie dividida en cua- tierra con sus enormes fauces abiertas. El norte
tro triángulos formados por dos líneas que se tiene como emblema una vasija con 1« ofrendas
entrecruzan partiendo de los ángulos. En este del sacrificio, la púa de maguey y el huoo en-
' Limini39. esquema, ei Tlapcopan, «lugar donde brota la sangrentados con una bola de bule en d centro.
Cartografía Indígena

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Escritos de los primeros cronistas Zurita y el historiador fray Juan de Torquerna- 31 «KMOVIMON. Gfafer ftymiry-
da. entre otros, dan testimonio de la existencia Míjrr. limiru 1.
las menciones a mapas y planos mesoameriea- de los mapas. Ninguno los describe con detalle,
nos en los escritos españoles del siglo XVI son pero en sus comentarios han dejado informa-
testimonios de primera mano de quienes los ciones de este logro cultural del México anti-
tuvieron a la vista y se admiraron de la claridad guo en cuanto a su material, formato y con-
y exactitud de su sistema gráfico. Los historia-
dores y cronistas, tales como el propio capitán Hacia 1520, cuando Cortés todavía se ha-
Hernán Cortés, el soldado Bernal Diaz del llaba como huésped de Motecuhzoma II en Te-
Castillo, el cronista de Indias Pedro Mártir de nochtitlan. deseando saber si habría un punto
Anglerla, el noble mestiza de Tetzcoco Her- de la costa donde pudieran estar bien protegi-
nando de Alva bulilxóchill, el oidor Alonso de dos los navios, escribe;
CAUTOCHATU Hctosjca OD ENCVENTOO nt [>* Muwr».*

•Asimismo rogué al dicho Moctezuma lle, puesto que, en efecto, el río más anchu
que me dijese si en b costa de b mar había de los que desaguan en el Golfo de México,
algún rio o ancón en que los navios que vi- en b región a la que se refiere el mapa cita-
niesen pudiesen entrar y estar seguros. El do, es el Coana coal eos, pasa por entre las
cual me respondió que no lo sabía; pero que sierras de San Martín y forma un buen
él me haría pintar la costa y los ancones y puerto en su desembocadura, donde más
tíos de ella, y que enviase yo española a los tarde fundaron los apañóles La vilb del Es-
ver y que é me daría quien los guiase y fue- píritu Santo»'.
se con ellos, y asi lo hizo. Otro día me traje-
ron, figurada en un paño, toda b costa y en En 1524, después del asedio v conquista de
elb parecía un río que salía a la mar, más Tcnochcitlan, Cortés decide ir hacia las Hibuc-
abierto, según b figura, que los otros; el ras, hoy Honduras, y al llegar ai importante
cual parccú ciar entre las sierras que dicen centro de intercambio de Coaoacoalcos pre-
San Martín, y son tan altas que forman un gunta por la geografía de la tierra. Como los
ancón poi donde las pilotos hasta entonces mercaderes allí hacían su comercio por agua no
creían que se partía la tierra en una provin- |iiieden sino aconsejarle que pida a los señores
cia que Je dice Mmmalco...-'. de los puertos de comerciantes de Xicaianco y
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de b provincia de Tabasco que le asistan. Los


Esta cita reveb de manera innegable la exis- señores de esos lugares envían ocho peno ñas
tencia de los mapas en tiempos de Moiecuhzo versadas en b geografía y a b vista de tos espa-
rna II y hace presumible ademis la existencia ñoles pintan un mapa, dice Cortó cu mi quinta
de algún opo de mapotecas donde expertos Cana dt Rtiaeiórr. «Me hicieron una figura en
cartógrafos eran upaccs de hacer reproduccio- un paño de toda elb —b costa con iodos sus
nes de un día para otro. Be mal Diaz del Casti- pueblos, según lo que ha dicho antes—, por la
llo, refiriéndose a este mismo hecho, dice: cual me pareció10 que yo podía andar mucha
parte de ella...- .
«... Dio Moctezuma a nuestro capitán Otra cita del mismo conquistador nos pro-
un paño de henequén, pintados y señalados porciona un dato revelador: «De esta provin-
muy al natural todos los nos y ancones que cia de Cupulcon, según la figura que Jos de
había en la cosía del norte, desde el finuco Tabasco y Xicabnco me dieron, había de ir a
hasta Tabasco, que son obra de ciento y otra que se llama ZaJiuadin.» El que se men-
cuarenta leguas, y en ellos venía señalado el cionen los nombres de los pueblos en náhuatl
ríoGuazacalco...»'. indica que en el mapa estaban indicados los
glifos topónimos correspondientes a un monte
El material en que estaba hecho d mapa de u otro elemento geográfico acompañado o no
Motecuhzoma II era de henequén, una fibra de una casa, o a un grupo de casas, para indi-
dura, probablemente agave o UzotL conocido car el asentamiento, así como otros detalles
también como yuca; la ex te tita área represen- geográficos: «Todo se lo trajeron figurado en
tada sugiere una teb grande. Alguno; de los unas mantas y aun los ríos y ciénagas y atolla-
elementos ahí dibujados, como ríos y ancones,
corresponden a ensenadas más o menos peque- Antochiw recoge una cita de sumo interés
ñas, mientras que el río Coaoacoalcos estaba que, aunque del siglo XVII. se refiere a un posi-
trazado en forma tal que se deducía» sus di- ble mapa prehispáníco cuando menos en par-
mensiones y posición aproximadas. te*. En b focóttkrión florida del capitán Fran-
Eulalia Guzmán comenta, refinéndosc a es- cisco Antonio de Fuentes y Guzmán se lee:
teepimfo;
• GuarOn. 1959- «Vino a mis manos una manta que era
• Coiié», 1AI. «El trazo de los mapas era un trabajo que plana (¿plena?) de sus figuras antiguas, que
Im se trajo a esta ciudad de GoathemaJa, con
• MiM p. » U n» «¡«"al*" con ficilidad y npi-
noxnic. da, y con claridad y exactitud hasta el deta- así su contenido demostraba una variedad
CAITDGIAFIA iMplCENA

de montes, y de manos, esparcidos por ta montes, difames en algunas partes, y «pa-


distancia de aquellos sitios, como los seño- rados unos de otros pot talles fenilísimiu, 3
res y dueños de ellos, y las vestiduras, y divi- través de cuyas gargantas penetran. «;nm gran
sas, de su adorno manifestaban sus genera- violencia en la llanura los vientos septen-
ciones (jerarquías}, pero en el centro o trionales; por eso d costado de la ciudad de
medio de la manta, que sería como de vara Tenusrirlan que mira en b susodicha direc-
y tercia en cuadro (135 cm aproximadamen- ción está protegido con anchos parapeto* de
te), una pinta (¿cinta?) en torno de todos vigas clavadas y enormes piedras a fin de
aquellos personajes representados en los si- ponerlo al abrigo del ímpetu de los torbe-
tios, que quería decir concordia y pació que llinos-".
se hizo entre todos para el requerimiento de "Después del mapa grande examinamos
aquella tierra»1'. otro más pequeño, aunque no menos inte-
Fuentes y Guzmán informa además que el resante por hallarse representada en el. pin-
documento era quiche, del área maya, su for- tada por mano de sus naturales, con sus la-
mato cuadrado y no muy grande y su conteni- gunas. la propia ciudad de Teausritlan- .
do cartográfico, histórico y genealógico. Era un Este hombre btíllame jamás puso un pie en
mapa de tierras en el que aparecían glifos geo- México, pero apreció Ja cartografía de sus anti-

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gráficos de monte y de pueblos con las distan- guos habitantes y quedó impresionado por su
cias por medio de huellas de mano. Los dueños claridad en d detalle de múltiples accidentes
o jefes de cada sección se pintaron unidos para geográficos que permitían distinguir los fértiles
indicar que eran los legítimos dueños para re- salles, tas gargantas o pasos entre las montañas,
clamar sus derechos. Los personajes estaban los famosísimos albarradones de Netzahualcó-
ataviados a la indígena, con sus insignias de je- yotl y las lagunas que rodeaban a la antigua Te-
rarquía y relación genealógica. nochitlan.
El tcxiu, mis adelante, proporciona dalos También contamos con referencias de cro-
claramente de la época del virreinato. Los nistas eii cuanto a plaaos. Hernando de Alva
indígenas añadieron la figura de un gober- Ixdilxóchid refiere que en el Palacio de Terzco-
nante con una airona de «piquitos». Este se- co había diferentes especialistas en las ana grá-
ñor debe haber estado pintado a la manera ficas, entre los que se encontraban los cartógra-
indígena, lo europeo es la corona que de esta fos que hacían planos:
forma no corresponde a la diadema señorial.
Uicgo adhirieron al documento tres papeUrcs «Unas icnian cuidado de tas pinturas de
con ios dibujos de un caballo, una vaca, y en los términos, limites y mojoneras de las ciu-
otro, el nombre del propietario posterior escrito dades, provincias, pueblos y lugares, y de las
en caracteres latinos. suertes de repanimienins de las tiemv, cu-
Pedro Mártir de Anglería fue el cromita de yas eran ya quién pertenecían-' .
Indias de los Reyes Católicos y tenía ocasión de La cita hace referencia a mapas y a planos,
examinar los objetos y productos que llegaban pero canco los que dibujaban estos últimos, ios
de los dominios de ultramar. Por lo menos en que plasmaban las áreas menores urbanas, co-
tres ocasiones menciona mapas mexicanos. En mo los primeros, los que hadan las canas, for-
la primera se refiere a uno grande: «de trein- maban un cuerpo numeroso de escribanos alo-
ta pie de largo y poco menos de ancho, liecho jadas en las cawj nales que, muy posiblemen-
de algodón blanco, en el cual estaba dibuja- te, como oíros artesanos, recibían pago, esta-
da en detalle toda la llanura con los14 pueblos ban exentos de impuestos y gozaban de ciertos
amigos y enemigos de Moctezuma* . En las privilegios y prebendas en la comunidad, ade- " Bitilioira «GuthniuU». 19)2
dos ocasiones siguientes describe el valle de más del repeto con que eran vastos por sus 1933. Tomo 2. Libro 2. Cip. XI; 107-
México: conciudadanos. " Afiglcfú. I9M: M2.
•Una cosa he notado en los varios mapas Torquemada, historiador dd siglo XVII, nos " lUVA-%y
traídos por Ribera. Hay por el norte unos da el único dato acerca de la función que desem- ' Ain luliió-lml t9?V I. W
OjiTOOHArtA Hbtokka pa Encue*t*o Dt Das Musirx»

penaba d uso de! color, on importante en la es- tra en el Cód¡« Fforemim. Sahagiin ahí refiere,
critura jeroglífica y en b cartografía indígena: en el capítulo sobre el «apara io y orden que
usaban para cometer la guerra-, que una de tai
«Para excusar confusión en el conoci- primeras medidas era «enviar espías a aquella
miento de estas tierra, las tenían pintada* cal provincia que querían conquistar, para que
en grandes lienzos, de tal manen que las mirasen la disposición de la tierra, y la llanura,
berras de los caJpulíes (barritn) estaban pin- y espesura de ella, y los pasos peligrosos, y los
ladai con color amarillo claro, y I» de las lugares por donde seguramente podrían entrar,
principales con un color encamado, y Las y lodo lo traían pintado-. Entonces d señor
tierras de la recámara del rey, con color co- convocaba a los capitanes principales, «que
lorado, muy encendido: y así con estos co- siempre eran dos», les mostraba la pintura y en
lores, en abriendo cualquier pintura, se veía tomo a ella decidían el plan de batalla. En una
iodo el pueblo y sus término» y limites, y se de las ilustraciones del Códúe se muestra gráfi-
entendía cuyas eran, y en que parte estaban camente esta junta de guerra alrededor de un
que era una curiosidad muy grande". plano; es indudable la existencia de una carto-
Alonso dr Zurita, rl oidor de la Real Au- grafía militar. En el cuadro de referencia, con
aceñas simultáneas, se ven: abajo, ires estrate-
diencia. refiriéndose a la tributación, habla de
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pinturas de ccrum n padrones: ga; sentados en banquillos, el de la derecha ex-


plica el plano (por la vírgula florida que sale de
•Tributaban en sementeras casi todos en su boca), el de arriba es Motecuhaoma llhuica-
general, y porque todos estaban escritos mina y el otro posiblemente e) cihmcÁstio se-
(¡rúenlos) en sus pinturas en cada pueblo y gundo del imperio (porque también lleva la
barrio desde que pasaban de cinco o seis diadema real sobre su cabeza}. En la escena su-
años, y se borraban los que morían o lidia- perior, el capitán del ejército se dirige a la ciu-
ban...»". dad que habrá de conquistar. El piano es muy
esquemático, se ve el teepan o palacio y las hue-
Y en otra pane comenta acerca de un señor llas de pie que señalan las vías de acceso y de
principal que: salida.
Sin contar con un solo ejemplo de mapa o
«... tiene cuidado de mirar por las tierras plano prehis pánico para estudiarlo di reciamen-
del caJpulli y defenderlas, y tiene pintadas te, las referencias anteriores nos dan una idea
las suenes que son, y las lindes, c adonde c aproximada de cómo eran. Superficies cuadra-
con quién parten términos, y quién las la- das u rectangulares, a veces de grandes dimen-
bra, e las que tiene cada uno. cuáles están siones. o tiras muy largas, hechas de mantas te-
vacas, y cuáles se han <Wo i españoles y jidas de hilo de algodón o fibras duras y de piel
quién c cuando e a quién las dieron; y van de animal que soportaban bien los frecuentes
renovando siempre sus pinturas según los transportes. En ellos se mostraba una ruta te-
sucesos y se entienden muy bien por ellas»*. rrestre o marítima o una región determinada
mediante glifos representativos de montañas,
Lo anterior es muestra no sólo de La existen- ensenadas, lagos, ríos, ciénagas, atolladero;, po-
cia de planos, sino de la clan organización do- sibles medidas de distancia, parcelas y lotes con
cumentada de uno de los principales factores la efigie de sus propietarios, personajes, hechos
económicos de los atados, la tenencia de li tic* históricos y genealogías.
na y la fuerza laboral. Inclusive se sabe que en
tiempos antiguos había interpretes especializa- Elementos cartográficos
■ Tonjuaiud*, IV, 354. dos en leer los títulos de propiedad pintados a en los códices
" Zuria. 160-16). aquellas personas que por su condición de ile-
- Zuna. 90. trados no Jo podían hacer".
a* Cbvífso, )5 Una ciara demostración del uso práctico de La escritura o lenguaje escrito en Mesoamérica
CAAlrr fiotmáctc, 197¾ Jib ¡o B.
apiolo 17, ho¿u 32 j 33, Üraiu 40. la cartografía en el mundo indígena se encuen- desarrolló, a través del tiempo, múltiples ele-
CARTOCIiAFIA iKDfctNA

mentes gráficos que constituyen todo un siste-


ma de registro que se utilizó para escribir los
códices o libros piulados con cualquier tipo de
contenido. Para efectos cartográficos no Labia
necesidad de inventar un sistema paralelo, por
lo que creemos que las formas geográficas que
aparecen representadas en cualquier medio
(piedra, arcilla, pintura mural, cerámica, papel
o lienzo) son las mismas que utilizaban en sus
Sólo han sobrevivido catorce o quince códi-
ces anteriores a la conquista y ninguno contie-
ne un mapa o plano, pero en ellos, con bellos
colores, se aprecian diversos elementos geográ-
ficos que seguramente aparecían en forma simi-
lar en sus mapas. En estos libros, sobre codo en
los de carácter histórico, tales como los del área

INEGI. Cartografía histórica del encuentro de dos mundos. 1992


de Oaxaca, se encuentran conjuntos o series de
elementos de índole geográfica que, aunados a
lo que escribieron los cronistas, contribuyen .1
darnos una idea aproximada de la riqueza y be-
lleza de la cartografía prehispánica.
Los montes, cordilleras, cuevas, ríos, lagos y verde, como aparecen generalmente los cerros 40.NO. ESTKATTGAS ANALIZANDO UN PLA-
caminos están dibujados con gran precisión en cubiertos por vegetación. Se pensaba que te- ocho,Cidut FbrrMóu. VoL 2. libro
fol. 33 *.
su mensaje: la forma esquemática es inequívo- nían vida, por eso tienen en La base dos franjas,
ca, aunque se altera y complica para proporcio- una roja de sangre y otra amarilla de grasa, co-
nar el nombre correcto de cada lugar. Los colo- mo heridas en la anatomía humana. El color
res, en la mayoría de los casos, son naturalism, verde se alteraba por motivos simbólicos o para
pero muchas veces tienen un valor simbólico denotar fa composición natural del monte.
determinado. A fin de proporcionar una idea Dos o tres prominencias juntas en la línea de
de la forma en que los cartógrafos indígena* di- contorno indican la dureza o consistencia que
bujaban estos elementos geográficos mostrare-
mos a continuación quince ejemplos que des- El monte varía en tres aspectos: se altera la
cribiremos lo más cercanamente al dato visual. forma, se pintan elementos sobre o dentro del1
A la fecha muy pocos de ellos han sido leídos o monte o se hace una combinación de ambos '.
descifrados mediante una investigación siste- Las múltiples variaciones, que con frecuencia
mática en cuanto a nombre o localización, sea alcanzan pan armonía y belleza, deben leerse
en la lengua de la cultura que los produjo o cu para obtener el nombre correcto del lugar. En
otra, por lo que una rica veta a este respecto los códices coloniales, los montes aparecen tan-
aguarda a los investigadores. to para representar promontorios reales como
topónimos, es decir, que no necesariamente la
Montes y cordilleras figura de un monte indica que existe un cerro
en ac lugar; en los mapas prehispánicos esta
era posiblemente también la norma, pero no
Las figuras más numerosas en los mapas de la podemos inferirlo. Un ejemplo de topónimo
época prehispánica, como en los mapas hechos de monte con elementos encima es el de la lá-
muy poco después de la conquista, son los mina 46 del Códice Nutttd, que muestra un
montes o montañas. En su representación, al monte blanco o sin color sobre el que aparece
parecer, su tamaño no era tomado en cuenca. un jaguar, lo que traducimos como «Cerro del " Aguilera. 1986: 58.
Son campaniformes, pintados en su-mayoría en jaguar» o «Cerro blanco del jaguar»*. La flecha * Umin»4l.
CAiTTx;*AfiA H&TOtuo Da Encuentko DI Dot Mux nos

clavada en el dorso del animal significa que este tra en el Códice VindobontnsÁ siendo el ejem-
lugar fue conquistada. plo más claro el rostro de la muerte sobre el
lina variation de la forma del Cerro a la primer monte a la derecha, el diseño de piedra
que aparece en el mismo códice pero en dife- en el segundo, el cuerpo en el tercero, la olla de
rente página". La figura campaniforme se con- pulque espumoso en el cuarto y la máscara en
viene aquí en un músico que cania, con la ca- el quinto.
beza de perfil y el cuerpo verde v ocre de El códice mencionado, o sea. el Vindobo-
frenic, cuyas manos y pies, asi como el rostro, neme o de View, del área de Oaxaca, es el que
son blancos. Con la mano derecha bare un tiene más representaciones de elementos carto-
tambor que suena, según indican las virgulas, gráficos*".
y con la otra agita una sonaja. El «Lugar dd En este códice se pintaron varias cordilleras,
Lbnina434i músico* fue conquistado según lo indican las de las cuales presentamos la de la lámina 14b.
* Lámina llamas en forma de mariposa que salen de la que nos da idea, cuando menos en uno de sus
" Furs. 1978:313. cabeza del músico y la flecha clavada en su fragmentos, de la multitud de signos que con-
tenían las formas geográficas en los mapas
41. LUGA* DU MONT! t>U JACl'AS. Elementos dentro del monte aparecen en la prchispánicos. La lectura se hace de derecha a
Cidia NnaaL Lámina 46 representación de una cordillera que se enciien- izquierda. Las cinco prominencias están pinta-
INEGI. Cartografía histórica del encuentro de dos mundos. 1992

das en verde, para que no se pierda la idea de


que son montes. Los nombres de cada una,
tentativamente, podrían sen -Montaña de la
muerte», porque a un lado del cerro tiene pin-
tado un rostro descarnado; -Montaña de la pie-
dra dura veteada», porque el interior del mon-
te, representado por el corte seccional, es de
franjas diagonales de diferentes colores; «Mon-
taña del individuo acéfalo», ya que la forma del
monte adopta la de un ser humano sin cabeza
visto por detrás; «Montaña de la olla de pul-
que», representada por una olla de la bebida es-
pumante en el interior, y «Montaña de las más-
caras». donde el monte es ceñido por una
máscara atada por atrás.
Otros elementos pintados en el interior de
la cordillera son tres círculos oscuros rodeados
de una cinta clara cuya identidad se desconoce
y un lago que se abre al lado derecho en una
cascada; el agua es azul, con discos blancos so-
bre las olas denotando la espuma que produce
d agua corriente. La superficie tiene la forma
de un perfil de cráneo con ojo y mandíbula
descarnada y en su interior se ve un caracolillo.
Está contenida, como otros cuerpos de agua,
en un recipiente visto en sección.
Otros topónimos y caminos
Los topónimos de poblaciones edificadas en lu-
gares planos se representan, en algunos códices
del área de Oaxaca, por un rectángulo con el
INEGI. Cartografía histórica del encuentro de dos mundos. 1992
INEGI. Cartografía histórica del encuentro de dos mundos. 1992 GutografIa H reroute* oa ENCUBrao dé Di» M un nos

glifo nomenclador, de la misma manera que se color rojo y carga una especie de rama florida:
hada con los topónimos de monte. La lámina el de atrás carga una mujer en sus espaldas,
74 del Códice Nuttal muestra un ave roja posa- quizá la futura esposa del primero.
da sobre un rectángulo con grecas al esrilo mix-
teco". Otro ejemplo de la misma idea nos lo Cuerpos de agua
proporciona la lámina 6d del Códice Selden en
la que se iraia del topónimo «Lugar y templo Los cuerpos de agua se representaban en las
de la muerte^. Un tercer ejemplo es el topóni- pictografías prehispánicas y luego en las colo-
mo de formato circular, como el que aparece niales en color azul con circulitos y caracolillos
en la lámina 73 del Códice Nutra!, llamado blancos alternados sobre las olas. Las aguas es-
«Lugar del basque de los jabalíes*-". tán contenidas en un recipiente visto en sec-
Los caminos en los códices prchis pinicos ción. Los ríos son franjas azules con líneas on-
están señalados por una franja ocre con huellas duladas y remolinos, y su forma se alteraba
de pie pintadas en negro, alternando, derecha c añadiéndole elementos diversos para dar el
izquierda, como rastro de marcha. La tierra nombre adecuado del topónimo. La lámina 8Ü
aplanada sin vegetación por donde transitan los del Códice Nuttal muestra un fragmento de
humanos se colorea generalmente en ocre. La mar con las olas pequeñas y grandes en el que
I jmiru 46. lámina 7 del Códice Selden representa un cami- se transportan guerreros sobre una canoa. En la
Limiaj 44. no transitado por señores nobles que se recono- ilustración completa, el mar, como era la con-
Urna» 47. cen por el báculo en que se apoyan", el de ade- vención indígena, está contenido en un reci-
I¿jnúu45. lante, con yelmo de ave, viste traje corto de piente visto en sección".
Limiru 49.
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Í0. lll-tf va ROSQLl IMi JAMU. iT- iucu runo ai u q tatua


CiJiff Nuiul Umiftj 73. (Mi.r Nuuil Liraiiu 74,
Caítoghatía Histórica oa Ekcuentio be Dos Muvoos

de los cuales es el plano del ilachíi o juego de


pelota, que tan admirado era antiguamente. En
la lámina 74 del Códice NuttaL visto desde arri-
ba se aprecia su forma de -I-, asi como los te-
rraplenes laterales con los discos de aro o de
piedra por donde debía entrar la pelota. Se tra-
ta de un llachlli precioso, enjoyado con tres
discos finos*.
Mapas y planos del período colonial
Los mapas y planos en la tradición prehispám
ca continuaron haciéndose ya muy entrada la
colonia. Al principio los españoles los utiliza-
ron porque Ies interesaba saber cómo conducir-
se en las extensas regiones recién descubiertas:
extensión, distancia de una localidad a otra, lu-
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gares donde había agua, sitios donde existía el


ansiado oro y otros productos valiosos, diferen-
tes naciones o provincias, pueblos que tribu-
taban y otras informaciones pertinentes a su
gobierno. Era más impórtame preservar los
mapas, por su valor en la economía, que los
códices históricos y religiosos, que habían per
dido vigencia.
A los indígenas, los mapas y planos Ies eran
vitales para probar la propiedad legítima de sus
tierras y conservarlas. Copiaban antiguos docu-
mentos y hacían nuevos e incluso llegaron a
falsificar y a hacer oíros con datos alterados.
El río, en la lámina 47 del Códice Nuitaí, Aunque ya muchos sabían leer y escribir en el
desciende enjoyado sobre un lecho geométrico. alfabeto latino y explicar la situación por escri-
La flecha —como ya se señaló— indica la con- to en un litigio, repartimiento por herencia o
quista de ese lugar. El rio de la muerte con cas- compraventa de una propiedad, el mapa o pla-
cada lleva en la punta de las olas los di eos que no. con sus glifos conocidos, era visual c inme-
indican la espuma y cu el flotan conchas y ca- diatamente aprchensiblc'".
racolillos". En la lámina 45-111 del Códice Vin- Los mapas de la época colonial, de manu-
d'abóneme, el rio también corre sobre un lecho factura indígena, hechos muy poco después de
prefabricado y termina, como el anterior, en la conquista, conservan amplias evidencias de
una cascada o cuando menus desemboca en los antiguos documentos cartográficos prehis-
otro cuerpo de agua*. En la lámina 46-111 del pánicos, pero como pronto se adoptaron las
mismo Códice aparece un remolino como una nuevas técnicas de representación, resultaron
corriente de agua azul en forma de espiral con alterados en mayor o menor grado. Los cam-
cucntitas en las ondas pintada sobre una franja bios se verificaron mis rápidamente en los
roja con borde blanco". centros urbanos con colegios de educación su-
perior y más lentamente en los sitios ale-
Limiw5i. Planos jados. Como es probable que sucediera en
lamina 46. la cartografía prehispánica, en la época colo-
En los libros hay varias representaciones de pla- nial los mapas contenían el marco geográ-
Mxmoa. I9W. nos o plantas arquitectónicas, el más conocido fico más o menos amplio en que se narra-
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INEGI. Cartografía histórica del encuentro de dos mundos. 1992 CuTOGftArtA Hhtowca Da E>ícuint*u Dt Das Miinixr

51 puno oa Tuamj o juico de |-,an historias y se representaban genealogía.


Ix>s cambios más evidentes son: se desin-
tegra la composición que de simétrica y es-
quemática adopta la representación de distan-
cias y posición más «reales»; el sombreado y
el volumen invaden los elementos planos co-
loreados <íc fa ¿poca anterior, las líneas de
contorno se hacen curvas o desaparecen; se
añaden las iglesias de la nueva religión y los
edificios civiles españoles; en los caminos al-
ternan huellas de píe humanas con huellas de
las herraduras de los caballos. También se di- rosos los de tamaño folio que conserva el Ar-
bujan canelas con los emblemas reales y se chivo General de la Nación de México. Para
escriben leyendas en alfabeto latino. La orien- ilustrar este capítulo se escogieron solamente
tación con el este arriba, que era común a diez de los mapas y planos indígenas coloniales
las culturas indígenas, es sustituida por la que más representativos, divididos en cuatro grupos
tiene el norte hacia arriba. Los personajes de acuerdo a su contenido cartográfico. El pri-
en las historias se mueven, las proporcio- mero está formado por tres mapas con historias
nes cambian, hacen su aparición el paisaje al de peregrinación de muy diferente estilo; el se-
estilo occidental el naturalismo y la pers- gundo comprende tres láminas que muestran la
pectiva". secuencia de cambio de estilo en la representa-
Sobreviven alrededor de 125 mapas impor- ción de áreas de U ciudad y valle de México; el
tantes de la época colonial. Entre ellos, grandes tercero es un mapa circular, formato menos
liemos de Oaxaca, Puebla y ITaxcala; un poco usual que el rectangular; y el cuarto son dos
. ¡UÍ ,79 menores los del centro de México, que son lus planos, uno de una sección de ciudad y el se-
» Gilí*, I97J: 14,220 que primo palmen te se presentan aquí, y nume- gundo de una casa indígena".

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