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Los Omegas 3, 6 y 9 y su importancia en la

alimentación y la salud. Cáncer


Posted on 11 agosto 2015 In Alimentación y Nutrición, Cáncer, Medicina natural, Plantas
medicinales, Salud Pública 2 No tags 1
El tema de los ácidos grasos Omegas 3, 6 y 9 ha ido tomando importancia en una
adecuada nutrición, la que favorece una vida más sana y los adecuados niveles de
consumo de ellos tienen efectos muy positivos frente a varias enfermedades y otras
molestias.
Los omegas 3 y 6 son los que aparecen más importantes debido a que ellos son ácidos
grasos esenciales, lo que significa que el organismo no los puede formar a partir de
otros alimentos, en cambio el omega 9, no es considerado ácido graso esencial, pero de
todos modos su consumo es importante.
He observado en el comercio especializado que hay productos en venta con
descripciones tanto de omegas únicos, como otros preparados que contienen dos o los
tres omegas mencionados.
En este artículo me ha parecido conveniente incluir mi publicación anterior sobre los
omegas 3 y 6, junto con agregar nuevos antecedentes,
He encontrado un interesante resumen que preparó el ingeniero Roberto Williams en el
año 2005, después de revisar una amplia bibliografía. También he creído positivo que
ese trabajo no se pierda y es por ello que lo he incluido al final de este artículo. La
experiencia de Williams esa muy amplia al igual que sus conocimientos de medicina
natural, por ello su resumen tiene un valor especial.
Quisiera recordar algunas ideas muy importantes sobre el tema.
1. Los omegas 3 y 6 son fundamentales en la alimentación humana ya que son
ácidos grasos imprescindibles para el organismo y son “esenciales”, lo que significa
que el organismo no los puede sintetizar, necesitan ser ingeridos como tales.
2. La actual alimentación de nuestra sociedad tiende a generar escasez de omega 3
y una disponibilidad bastante superior de omega 6. Por ello la preocupación
principal se centra en la ingesta del omega 3, y
3. Son múltiples los beneficios que generan el adecuado consumo de omega 3, sobre
enfermedades cardiovasculares; además efectos positivos sobre el cerebro y frente
a enfermedades mentales y sobre el feto y el lactante; mejoramiento del
rendimiento escolar. Se destaca también efectos antiinflamatorios. El exceso de
Omega 6 sobre el Omega 3 favorecería algunos cánceres como el de próstata, el
cáncer colorrectal y a tipos de cánceres de mama.
4. Informaciones más recientes señalan que el consumo de Omega 3 favorece el
retardo del Alzheimer a incluso tener efectos positivos en personas que ya lo
padecen.
A continuación presento información sobre los ácidos grasos omega 9, para después
incluir mi artículo anterior sobre los omegas 3 y 6, para finalmente incluir el trabajo del
ingeniero Williams sobre los omegas

Ácidos grasos omega-9


Estos son grasas monoinsaturadas que se les encuentran normalmente en las grasas
vegetales y animales. Se les conocen como ácidos oleicos; en general, se encuentran en
el aceite de canola(raps genéticamente mejorado), girasol(maravilla), oliva, almendra y
nuez. A diferencia de los omegas 3 y 6, el cuerpo los produce; pero de todos modos es
beneficioso ingerirlos. También se le encuentra en cerdo, arenques, anguilas, ganso,
etc., pero en estos alimentos va asociado a grasas saturadas.
Los ácidos grasos omega-3, omega-6 y omega-9 cumplen distintas funciones específicas
en el organismo; por ello es conveniente incorporar proporciones equilibradas de ácidos
grasos esenciales-omegas 3 y 6, y no esenciales – omega 9 – para mantener una buena
salud cardiaca y mental, y en general el bienestar personal. Tener presente la
importancia de estos equilibrios frente a diferentes tipos de cánceres.
Algunos estudios sugieren que estos ácidos grasos omega 9 son beneficiosos para
prevenir y combatir cánceres de mama.
Propiedades del omega 9
1. Contribuye a disminuir riesgo de enfermedades cardiovasculares y accidentes
cerebrovasculares. Aumenta el colesterol bueno(HDL) y disminuye el malo(LDL),
2. Reduce la hipertensión arterial
3. Protegen las membranas de los glóbulos rojos
4. Tiene efecto antiinflamatorio
5. Algunas propiedades anticancerígenas
Tipos de ácidos grasos omega-9.
En la naturaleza existen dos principales tipos diferentes, ácido oleico y ácido
erúcico.
• – Ácido oleico – Es un componente principal del aceite de los orígenes ya señalados;
se les utiliza para reducir las grasas malas en los aceites de cocina. Reducen los factores
importantes que contribuyen a las enfermedades coronarias, accidentes
cerebrovasculares. Se ha comprobado que aumentan el nivel de colesterol “bueno” HDL
y disminuyen el del colesterol “malo” LDL.
• – Ácido erúcico encontrado en canola (Brassica napus), semillas de Erysimum,
semillas de mostaza(Brassica). Los aceites comestibles no deben tener más de un 5% de
este ácido. Se recomienda su consumo en pequeñas cantidades, sustituyendo grasas
saturadas.
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Los omegas 3 y 6 en la alimentación humana y su relación con la salud


Lunes 24 marzo , 2014; modificado el 30 de marzo de 2014 y algunos nuevos cambios
menores
El tema de los aceites grasos omega 3 y omega 6 aparecen como muy interesantes en las
relaciones de la alimentación con la salud.
Ha surgido como materia muy importante tanto la pérdida de presencia de estos omegas
en la dieta debido a los cambios alimentarios derivados del desarrollo, como también la
tendencia a un amplio predominio del omega 6 sobre el omega 3. Estos desequilibrios
junto a la menor presencia de estos ácidos grasos contribuyen a la generación de
enfermedades.
Ambas familias de ácidos grasos, omegas 3 y 6, son esenciales ya que el organismo
humano los necesita pero no tiene la capacidad de sintetizarlos a través de la ingesta de
otros alimentos que no los contengan. Se puede decir que tienen alguna similitud con
los aminoácidos esenciales.
Además deben estar presentes por sobre determinados límites y es muy importante la
relación que debe haber en la disponibilidad de ambos, la que debe ser del orden de 1 a
1. Recomendaciones de FAO/OMS platean alcanzar relaciones entre1:2 a 1:4;
relaciones actuales supera 1:10 y se ha observado hasta 1:20.
La actual alimentación de nuestra sociedad tiende a generar escasez de omega 3 y una
disponibilidad bastante superior de omega 6. Por ello la preocupación principal se
centra en la ingesta del omega 3. El consumo de alimentos ricos en los omega 3
desplaza del organismo a los omega 6, con lo que tiene acción terapéutica propia de los
omega 3.
Los ácidos grasos omega-3 se encuentran abundantes en el cerebro y en el sistema
nervioso; se concentran en la retina del ojo y en la corteza del cerebro.
Éstos están relacionadas con el ácido alfa-linolénico y los omega 6 son derivados del
ácido linoleico.
A continuación se profundiza en contenidos anteriores.
La dieta de nuestros no lejanos antepasados era mucho menor en grasa total y en grasa
saturada que la actual. Aquella contenía aproximadamente las mismas cantidades de
ácidos grasos (AG) omega 6 y omega 3 y se cree que la proporción era de 1:1 ó 1:2. Las
fuentes de los 6 y de los 3 eran plantas silvestres, animales y pescados. Con la llegada
de la revolución industrial hubo un cambio notorio en la dieta en la proporción omega
6/omega 3.
Los omega 6 se incrementaron a expensas de los omegas 3. Este cambio fue
consecuencia de la aparición y desarrollo de la industria de aceites vegetales así como
de un incremento en el uso de los cereales en la alimentación ganadera, junto a un
menor consumo de pescado (Simopoulos, 1999). .
Esto dio como resultado que una habitual dieta occidental posea un alto contenido de
omegas 6 debido al uso indiscriminado de aceites vegetales (ricos en omega 6) en
sustitución de las grasas saturadas (cebo, manteca), reemplazo que perseguía reducir las
concentraciones de colesterol sérico, y debido también a un bajo consumo de productos
marinos; se llegó así a obtener en la dieta una relación omega 6/omega 3 de altos
valores, superando a 10. Esto ha contribuido a incrementar el riesgo de padecer
enfermedades cardiovasculares y otros padecimientos de orden común. (Simopoulos,
2000).
Durante los años 70 investigadores observaron que los esquimales de Groenlandia
consumían una dieta muy alta en grasa proveniente de lobos marinos, ballenas y peces;
sin embargo, en esta población la incidencia de enfermedades cardiovasculares y de
cáncer, relacionadas generalmente con un consumo elevado de grasas, era muy baja. El
tipo de grasa consumida por los esquimales contenía grandes cantidades del ácido
eicosapentaenoico (EPA) y del docosahexaenoico (DHA) (ambos de la familia de los
omega 3, de cadena larga). También se observó que poblaciones con un alto consumo
de pescado, como los esquimales, japoneses, coreanos, taiwaneses, etc. no sólo
presentaban una tasa muy baja de infartos al miocardio sino también de otras afecciones
como la hipertensión, artritis reumatoide, violencia y depresión, etc. Asimismo a partir
de los años 80 se reconoció la importancia de los omega función visual y cerebral de los
niños y adultos (Simopoulos, 1999).
A partir de estas observaciones se han realizado numerosas investigaciones clínicas y
epidemiológicas que han permitido poner en evidencia lo esencial que es para el ser
humano los omega 3, y en particular la importancia del EPA y DHA en la prevención y
manejo de diversas afecciones.
Los ácidos grasos omega 3 además de ser ácidos grasos esenciales, son poliinsaturados.
Éstos se encuentran en alta proporción en ciertos pescados, en general en los llamados
azules, peces de aguas frías entre los que están las sardinas que tienen 7 veces más
omega 3 que 6. También el salmón estaría con características favorables al omega 3.
Una de las mejores alternativas en el campo vegetal está en las semillas de la chía o
salvia hispánica, su aceite tendría una concentración de omega 3 del 58 al 65%, que
sería la más alta conocida a la fecha.
También se encuentra en algunos vegetales como: las semillas de lino(linaza); la semilla
de chía; el sacha inchi, tipo de maní de origen amazónico que se encuentra
especialmente en Perú(48% de omega 3); la semilla de cáñamo y las nueces. Las
semillas de calabaza o zapallo también poseen omega 3; además la verdolaga (Portulaca
oleracea) es gran poseedora de estos omega.
Debe tenerse presente que algunas fuentes de omega 3 pueden contener otros ácidos
grasos como los cuestionados omega 6.
Otras fuentes de omega-3 no resultan de igual utilidad por tener también mucho omega-
6, como las nueces o el aceite de colza(raps); para mantener el equilibro saludable
deberían combinarse semillas de lino con nueces u otros frutos ricos en omega 3. Una
fuente interesante es la semilla de cáñamo, muy usada en la alimentación de aves
menores, que posee una relación 3/1 entre los omega 3 y 6. Su consumo humano
requiere un proceso especial de preparación del alimento.
Un estudio ha demostrado que los ácidos grasos omega 3 que contienen las nueces son
más efectivos para reducir el colesterol en sangre que los del pescado.
En el ganado alimentado con pasto la proporción de omega 3 es mucho mayor que en el
alimentado con grano. Es posible que por ello y otras razones las carnes del primer
ganado sean más valoradas.
Beneficios del omega 3
Son múltiples los beneficios que generan el adecuado consumo de omega 3
Enfermedades cardiovasculares. El consumo de grandes cantidades de omega 3
aumentaría en forma considerable el tiempo de coagulación de la sangre, lo cual
explicaría el por qué en comunidades que consumen muchos alimentos con omega-3 la
morbilidad de enfermedades cardiovasculares es muy baja. A una persona que consume
suficientes cantidades de omega 3, se le reduce el riesgo de tener un ataque
miocardiaco; ésa es una de las principales bondades.
Efectos positivos sobre el cerebro y frente a enfermedades mentales. Es positivo
para la salud mental, la depresión, la ansiedad, el comportamiento de los niños, la
concentración, la memoria. Su alto consumo haría disminuir los efectos de la depresión,
problemas de violencia o de trastornos por déficit de atención.
Efectos positivos sobre el feto y el lactante. También tendría efectos benéficos sobre
el nuevo ser su consumo durante el embarazo .La importancia de mantener niveles
adecuados de EPA y DHA durante la gestación y durante el crecimiento de los bebés es
primordial para un buen desarrollo y funcionamiento del cerebro y la retina. La
lactancia materna favorecería el aporte de omega 3 al infante.
Rendimiento escolar. Mejoraría el rendimiento en escolares la ingesta de pastillas o
cápsulas de aceite de pescado con alto contenido de omega 3.
Antiinflamatorio El omega 3 es el que promueve en general un efecto antiinflamatorio.
Cáncer. Importante en su relación con las grasas omega 6. El exceso del omega 6
favorece a varios cánceres como el de próstata, como también al cáncer colorectal y a
algunos tipos de cánceres de mama.
Metabolismos de las grasas. El consumo en la alimentación de ácidos grasos
esenciales, los omega-3 y los omega-6, en un adecuado equilibrio y cantidad contribuye
a estabilizar el metabolismo de las grasas en el organismo, así como interviene en otros
muchos procesos orgánicos. Gracias a ellos, el metabolismo de las grasas
(concretamente del colesterol) su cantidad y su transporte se corrigen particularmente,
reduciendo el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. Intervienen en la
reducción del colesterol transportado en lipoproteínas de baja densidad (sobre todo las
partículas más pequeñas y densas, y de mayor peligro, el “colesterol malo” o LDL), y
facilitando el aumento de las lipoproteínas de alta densidad (el “colesterol bueno” o
HDL) que limpia las arterias en vez de deteriorarlas.
Arterioesclerosis. Además de los omega 3 en su relación con el metabolismo de las
grasas tienen un papel en el funcionamiento normal del endotelio (el tapizado interior de
las arterias del organismo) en cuyo seno se producen las lesiones de la arteriosclerosis.
Aspectos más generales. Es importante consumir omega 3 para la función de cada
célula del cuerpo, siempre y cuando haya un balance entre omega 3 y 6. Varias
investigaciones señalan los efectos positivos de mejorar la relación omega 6/omega 3 a
favor de estos últimos. Reduciendo la relación a 5 beneficia a los asmáticos; bajada a 4
ayuda a prevenir en un 70% enfermedades cardiovasculares; reducida a entre 2 y 3
actuaría en contra de artritis reumatoide y cáncer colorectal.

Otros aspectos relacionados con la alimentación


Se advierte tener cuidado de su consumo excesivo de pescado o sus aceites por el riesgo
de que en muchos peces es alta la presencia de dioxinas, mercurio y otros metales
pesados.
Varios alimentos pueden ser enriquecidos artificialmente con omega-3; se menciona
entre éstos la leche de vaca, la de soya y los huevos.
El uso de harina de pescados en la alimentación animal tiene efectos benéficos. En el
caso chileno es interesante su alto uso en los alimentos concentrados de las aves.
Entre esos efectos benéficos en la producción pecuaria estarían:
• Cambia la composición de grasas en carne de aves con incorporación de bajos niveles
de ácidos grasos omega 3 de cadena larga (DHA y EPA), siendo más efectivo que
cualquier otro sustituto. Logra que la carne tenga mejor composición de ácido graso en
cuanto a la relación omega 3: omega 6 y la presencia de DHA y EPA, sin comprometer
la calidad de la carne.
• Mejora el valor nutricional de los huevos para el consumo humano a través de la
acumulación de ácidos grasos omega 3, DHA y EPA.
• En carne vacuna y de cerdos incrementa los niveles de ácidos grasos omega 3 (HDA y
EPA) depositados en ella.
Existen 6 tipos de ácidos grasos omega-3, siendo la base de todos ellos el ácido
linolénico (LNA).
Dos son de cadena larga y el resto de cadena corta; los primeros son los más benéficos.
Las fuentes de éste se pueden conseguir en cadenas cortas, en la semilla de linaza, la
canola y en diferentes aceites, pero lo más importante es que tenga la cadena larga, que
es el EPA y el DHA.
El ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), lo producen de
manera natural los organismos de muchos mamíferos marinos, especies de peces y en
ciertos organismos como las algas.
Los conocidos frutos (granos) vegetales para hacer aceite: maíz, soya, maní contienen
altos niveles de omega 6; lo recomendable es reemplazar esos aceites por el de oliva y
por verduras que tienen menor cantidad de omega 6.
Si se opta por las cápsulas de omega 3, se deben consumir con la comida, antes,
durante o después. La comida va a ayudar a que se pueda absorber y utilizar todos
los ácidos grasos que se encuentran en este suplemento.
Esta clase de complementos son recomendables para los niños y mujeres embarazadas.
No habría ser que no se pueda beneficiar con el consumo de omega 3 desde el feto
mismo a través de la embarazada para después el lactante a través de la leche materna.
Un especialista ha afirmado que los productos promovidos en el mercado por contener
omega 3 como las mantequillas, aceites, entre otros, no suplen la necesidad del
organismo de disponer el complemento; el cuerpo tiene una capacidad bien limitada
para poder convertir esos componentes, en lo que el cuerpo necesita. Es mejor
consumirlas en productos de alto contenido de omega 3, como el pescado o suplemento
que tenga bastante componente de aceite de pescado.

Los omega 6
Estos ácidos grasos también son una grasa poliinsaturada, esencial para la salud porque
el cuerpo humano tampoco los produce. Por esa razón, deben incorporarse a través de
alimentos como las carnes rojas y de aves, los huevos, los frutos secos y los aceites
vegetales como el de colza(canola) y de girasol.
Los omega 6 tienen efectos protectores cardiovasculares y antiinflamatorios, pero
hay que tener muy en cuenta que un excesivo consumo de este ácido puede
producir inflamación y causar enfermedades coronarias, cáncer, asma, artritis y
depresión
Se reitera que las grasas omega-6 promueven el crecimiento del cáncer de próstata.
Un nuevo estudio concluye en que las grasas omega-6 que contienen los aceites
vegetales y los cereales, pueden promover el crecimiento del cáncer prostático, como
también el cáncer colorectal y a algunos tipos de cánceres de mama.
Las grasas omega-6 estimulan el desarrollo de enzimas causantes del cáncer.
Me ha llamado la atención al revisar estos temas la recomendación de menos usar los
aceites vegetales para freír. No sólo se generan grasas hidrogenadas(trans) sino que
también otras sustancias químicas mucho más tóxicas. Además al freír se destrozan los
antioxidantes en el aceite
Los aceites vegetales poliinsaturados no serían alimentos saludables; su consumo
excesivo pueden producir: asma, ceguera, enfermedades coronarias y cáncer.
Se señala que es difícil evitar una ingesta excesiva de omega 6 si se consume comida
procesada, dado que casi siempre contienen este tipo de aceites.
Diferentes fuentes señalan el avance en los desequilibrios entre las grasas omega 6 y 3.
De la paridad deseada del pasado se ha llegado a promedios superiores a 25.
Me ha parecido conveniente presentar consejos que he encontrado en mi revisión
bibliográfica para proteger la próstata.
1. Evitar la comida procesada que contiene frecuentemente aceites vegetales procesados
y otros peligrosos ingredientes.
2. Si se cocina con aceite usar el de coco. Frente a los otros aceites vegetales
tradicionales es mejor usar las grasas saturadas, las que resultan menos dañadas por el
calor.
3. Optimizar los niveles de vitamina D y tomar el sol diariamente. Deficiencias en los
niveles de vitamina D incrementan el riesgo de cáncer de próstata, mama y
enfermedades autoinmunes.
4. Consumir las verduras crudas o en zumo. De esta forma, evitas la destrucción de los
valiosos y delicados micronutrientes que se encuentran en la verdura.
El aceite de coco es el mejor substituto a los aceites vegetales ricos en omega 6. Por ser
de origen vegetal no contiene colesterol, y por sus componentes ayuda a aumentar el
“colesterol bueno” (HDL) y reducir el “colesterol malo” (LDL) y los triglicéridos;
siendo así considerado un aliado en la conservación de la salud cardiovascular, en la
prevención de hipertensión, obesidad y diabetes.
He creído conveniente además agregar recomendaciones para un mayor aporte en la
dieta de los omega 3 y para mejorar la relación entre los omega 3 y los omega 6..
1. Una dieta equilibrada, con menos frituras, productos industriales y los aceites
vegetales en general ricos en omega 6.
2. Mayor consumo de verduras y frutas, por sus aportes en fibras que ayuda a regular la
grasa del organismo. Además son importantes en el aporte de vitaminas y sales
minerales, que evitan el envejecimiento. Se destacan por el aporte en omega 3 a la
verdolaga, palta, espinaca, lechuga, brócoli, coliflor, fresas y frutillas.
3. Usar para ensaladas el aceite de oliva.
4. Para freír preferir usar aceite de oliva. Ver posibilidad de usar aceite de coco.
También usar grasas animales en lugar de los aceites vegetales tradicionales.
5. Consumir pescados 2 ó más veces a la semana. Preferente de los llamados azules
(sardina, salmón, atún, … ).
6. Consumir legumbres a lo menos 2 veces a la semana (porotos, lentejas, garbanzos,
arvejas, etc.). Por sus aporte en fibras, vitaminas y minerales; efectos positivos en el
colesterol, aumenta el bueno y reduce el malo,
7. Diariamente consumir frutos secos y algunas semillas. Nuez de nogal, semilla de
chía, semilla de lino (linaza como tal o como harina).
8. Incluir quínoa en la dieta semanal. Además gran aportante de proteína de buena
calidad.
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APUNTES SOBRE OMEGA-3 Y OMEGA-6


Roberto Williams, marzo de 2005
Desde el año 1928, los científicos Evans y Burr demostraron que la falta de grasa en la
dieta de los animales provoca que dejen de crecer y que aparezcan graves lesiones
internas y externas. Observaron que sólo las grasas que contenían determinados “Ácidos
Grasos”, impedían o curaban esos trastornos.
Las grasas se encuentran tanto en el reino animal como vegetal en grandes cantidades.
Con el nombre de “lípidos o grasas” se agrupan sustancias muy diversas y de naturaleza
diferente, como son: Triglicéridos, Colesterol y las Licitinas o Fosfolípidos.
Son muchas las funciones de las grasas en el organismo, desde la constitución de cada
una de las células, hasta de servir de sostén a los órganos como el estómago y el riñón,
pasando por la de dar elasticidad y mantener la hidratación de la piel. Además son
vehículos de importantes vitaminas y aportan los imprescindibles ácidos grasos. No
podemos hacer una dieta excesivamente pobre en grasa durante un largo período de
tiempo, sin provocar serios problemas y deficiencias de salud. Hay una relación directa
entre enfermedades cardiovasculares y la ingesta de alimentos ricos en Grasas Saturadas
y Colesterol, por ello se recomienda moderar su consumo.
Por el contrario, las grasas ricas en “Ácidos Grasos Insaturados”, son alimentos
saludables y protectores de la salud. El aceite de oliva, rico en ácido oleico (ácido graso
monoinsaturado), es un ejemplo de producto recomendable para conseguir una dieta
protectora de diversas enfermedades, desde las “cardíacas a la diabetes”.
Entre estos “ácidos grasos insaturados”, existen unos, que el organismo no los puede
fabricar y es esencial que los reciba a través de la alimentación porque son componentes
imprescindibles de todas las membranas celulares del cuerpo y de las funciones vitales
de estas células. Si no se aportan en cantidades suficientes, aparecerán problemas
importantes, empezando a dar síntomas como: alteraciones en la piel con pérdida de
capacidad de retención de agua, caída del cabello y estados de decaimiento general.
Existen dos familias principales de estos “Ácidos Grasos Poliinsaturados”, conocidos
con los nombres populares Omega-3 y Omega-6. Estos dos grupos no se transforman
unos en los otros y tienen papel diferente en la bioquímica corporal. A partir de estas
sustancias, el organismo puede fabricar otras imprescindibles para el control de la
circulación sanguínea y de los procesos de inflamación, por eso se está investigando su
función en muchas enfermedades y ya se ha demostrado su eficacia en algunas, como la
prevención de la Arteriosclerosis, Trombosis, Artritis Reumatoide, Eccema Atópico y la
Esclerosis Múltiple.
Familia Omega-3. Es la familia del “Ácido Alfa-linolénico”, y sus derivados se hallan
en los vegetales y algunos de este grupo, de gran interés para la salud, se encuentran en
aceites de pescado.
Todos los productos del mar, pescados y mariscos, son fuentes inagotables de estas
sustancias, por lo que se debe potenciar su consumo, para evitar numerosas patologías
de las sociedades desarrolladas,
Los ácidos grasos Omega-3, regulan y controlan el metabolismo de la otra familia
Omega-6 por ello es importante que estén en la dieta, asegurando una prevención en la
formación de coágulos sanguíneos y
favoreciendo la vasodilatación.
Imaginémonos a una persona con dolores de artritis, colitis o una inflamación de
intestinos. Su ritmo cardíaco es anormal, lo cual lo hace vulnerable a una “muerte
súbita” por infarto. Los triglicéridos de la sangre son demasiados altos o los vasos
sanguíneos están ligeramente obstruidos, por lo que se teme que una arteria pueda
cerrarse y provocar un ataque al corazón o infarto. Su estado de ánimo o
funcionamiento mental no es envidiable; estará un poco deprimido, nervioso e irritable,
no puede concentrarse, o bien, se siente desconcentrado. El ácido graso Omega -3, es
una sustancia farmacológica tan extraordinaria que lleva a que el organismo pueda
colapsar, si carece de ella.
El aceite de pescado junto con otros tipos de grasas en las membranas que rodean las
células, controlan literalmente, el comportamiento de dicha célula. Y según como
funcione cada célula, así funcionará el resto del organismo. El contenido graso de las
células provoca enfermedades si falta y el nutrirlas con grasas correctas puede enmendar
el desequilibrio graso, haciendo que las células disfuncionales se comporten
adecuadamente y que los síntomas de la enfermedad remitan. Entre estas cosas, los
ácidos grasos Omega-3 del pescado, disminuyen los agresivos ataques inflamatorios de
unas células a otras, mantienen la membrana celular lo bastante flexible para permitirles
deslizarse fácilmente a través de los vasos sanguíneos, estimulan las defensas
antioxidantes y regulan el flujo de mensajes electroquímicos a través del cerebro y las
células del corazón. Algunos alimentos vegetales, como la semilla de colza (yuyo, raps);
semillas de lino o las nueces, también contienen Omega-3 pero no tan potente como el
de los peces. El aceite de pescado Omega-3 puede ser de dos tipos: los EPA (ácido
eicopentaenoico), que son cruciales en las insuficiencias coronarias; nos protege de las
enfermedades del corazón porque ayuda a disminuir el colesterol en la sangre y evita la
formación de coágulos en las arterias.
Y los DHA (ácido docosahexáenoico) cuyas propiedades tienen una gran importancia
para las funciones cerebrales y para el desarrollo del sistema nervioso y la visión del
niño, desde su gestación. Normalmente incorporamos estos aceites de pescado, cuando
comemos pescados grasos, como sardinas, salmón, caballa y arenque, El aceite de
pescado se encuentra también en el mercado en unas “píldoras de gel blando”, que se
puede tomar como complemento alimenticio. En todas las etapas de la vida, es
importante el consumo de ácidos grasos Omega-3. El DHA, en especial en las mujeres
embarazadas y en los niños, y el EPA, en los adultos.
Como actúa el aceite de pescado. Los aceites grasos en las células coordinan un
conjunto de funciones que determinan nuestro bienestar. El equilibrio de los diversos
tipos de ácidos grasos en las células, es de gran importancia. Cuando cierto tipo de
aceite (el Omega-6, que se encuentra en el aceite de maíz, por ejemplo) está presente en
cantidades excesivas, provoca una secreción de elementos químicos inflamatorios que
producen dolor en las articulaciones e inflaman los tejidos internos del tracto intestinal.
Mientras, los aceites Omega-3, dominantes en los peces, tienden a disminuir la
inflamación, un proceso que subyace en un amplio espectro de enfermedades como la
artritis, el asma, la colitis, la psoriasis e incluso las enfermedades arteriales. El aceite de
pescado también estimula la secreción de elementos químicos que influyen en la
actividad eléctrica del corazón y tienen un efecto calmante en el cerebro, suben el ánimo
y aumentan la concentración.
El Dr, Salem afirma que una deficiencia de Omega-3, especialmente de una fracción
llamada DHA, presente en grandes cantidades en el salmón, está relacionada con la
depresión, el comportamiento agresivo, los daños cerebrales provocados por el alcohol,
los trastornos de la concentración y, posiblemente con el alcohol, los trastornos de la
concentración y, posiblemente con el Mal del Alzheimer.
Una cantidad insuficiente de DHA y de otros ácidos grasos Omega-3 en las membranas
celulares del cerebro, podría afectar el funcionamiento normal de este órgano de
diversas maneras. También explica el Dr, Salem que los ácidos grasos DHA ayudan a
regular las funciones de la membrana celular en la transmisión de señales entre las
neuronas.
Las investigaciones demuestran que es más fácil para los elementos químicos del
cerebro, como la serotonina, transmitir mensajes adecuadamente, cuando la consistencia
de la grasa en las membranas que rodean las neuronas es fluida y flexible, como el
aceite de pescado, que cuando están tiesas y endurecidas como un trozo de tocino.
Si no alimentamos lo suficiente las membranas celulares, con la cantidad necesaria del
tipo correcto de grasas, los mensajes pueden sufrir corto circuitos y volverse
ininteligibles. Esto puede inducir trastornos del ánimo y de la concentración de la
memoria, de la atención y del comportamiento. Los ácidos grasos Omega-3 también son
indispensables para el desarrollo del cerebro en el feto, en los niños pequeños y
mayores, e incluso para el funcionamiento cerebral en los adultos. Un antiguo proverbio
dice que “el pescado es verdadero alimento para el cerebro”.
Los jóvenes que presentan problemas de deficiencias de aceite Omega-3 son más
susceptibles de padecer trastornos de comportamiento y aprendizaje, así como
dificultades para concentrarse, un déficit de la atención y trastornos de la hiperactividad
(THDA), impulsividad, ansiedad, cambios de humor y trastornos en el sueño. Por eso el
Dr. Salem dice: “los ácidos grasos en las células cerebrales son una sustancia poderosa”.
Los principales síntomas de esta deficiencia son: una sed excesiva, micciones
frecuentes, piel seca, cabellos secos y pajizos, caspa, protuberancias pequeñas y duras
en los brazos, los muslos o los codos. Es bueno, entonces aumentar la cantidad de
ácidos grasos esenciales en la dieta. Esto incluye una mayor ingesta de aceite de lino, de
soya y, sobre todo de ácidos grasos Omega-3, como el salmón, atún fresco, la caballa y
las sardinas. Se desconoce la cantidad precisa, ya que fundamentalmente, es un
problema de ensayo y error. El THDA es un síndrome complejo y su tratamiento debe
hacerse en colaboración con los profesionales de la salud y no suprimir otros
tratamientos o medicamentos, sin dejarse aconsejar por el médico adecuado.
Asombrosos descubrimientos sobre el corazón
Si una persona tiene una insuficiencia cardíaca y se encuentra en un grupo de alto riesgo
pulsaciones cardíacas irregulares), lo que puede provocarle una muerte súbita, debería
asegurarse de ingerir suficiente aceite de pescado. Recientes investigaciones indican o
sugieren que, el aceite de pescado ayuda a impedir que el ritmo cardíaco se vuelva
errático.
La muerte sucede cuando la trasmisión de los impulsos eléctricos que rigen el ritmo de
las pulsaciones cardíacas sufre un cortocircuito.
Está confirmado que el aceite de pescado constituye un medicamento maravilloso para
regular el ritmo cardíaco, evitando las fatales arritmias. Se sabía que el aceite de
pescado protege fundamentalmente las arterias contra la acumulación de plaqueta y su
acción adelgazadora de la sangre; hoy día se sabe que protege al corazón contra un fallo
eléctrico que produzca una muerte súbita,
El catedrático de la Universidad de Harvard, Dr. Alexander Leaf, dice que el aceite de
pescado influye en la actividad eléctrica y en la “excitabilidad” de las células del
corazón y del cerebro. En pacientes que ya tenían implante de desfibrilador, durante un
año los hizo tomar cápsulas de aceite de pescado, comprobando que disminuyó el
número de veces que el desfibrilador debía funcionar para corregir una arritmia
cardíaca. En este caso, se dio a los pacientes 5 gramos al día, es decir 15 cápsulas de
335 mg. c/u. Luego descubrió que ya al mes de estar tomando estas dosis, disminuyeron
los fallecimientos por “muerte súbita”,
Esto es notable, ya que toma de 2 a 3 años, por método tradicionales disminuir el
colesterol hasta que deje de ser, un peligro de “muerte súbita”.
Las pruebas más recientes también revelan que el aceite de pescado, al igual que la
vitamina C, influye en la “función vascular”, que mantiene las arterias más relajadas y
abiertas para que la sangre fluya más fácilmente. Al igual que las vitaminas, los Omega-
3, de alguna manera provocan la secreción del Óxido Nítrico, el elemento (producto)
químico, que relaja las paredes de las arterias.

Pulverizador de los TRIGLICÉRIDOS. Los triglicéridos son un tipo de grasa en la


sangre que puede tener efectos nocivos para las arterias, sobre todo si se conjuga con un
déficit del Colesterol Bueno HDL(lipoproteínas de alta densidad).
El aceite de pescado es probablemente el fármaco más seguro y que ofrece mejores
resultados en la disminución de los triglicéridos, del orden de un 28% del número de
pacientes. La dosis de aceite de pescado es de 3000 a 4000 mg.(milígramos), o sea 4 ó 5
cápsulas de Herbalife de 790 mg. c/u,
Existe una posible dificultad: el aceite de pescado suele elevar ligeramente el nivel de
colesterol malo LDL (lipoproteína de baja densidad). Para este problema, unos
investigadores canadienses, encontraron la solución; Ajo. En un estudio reciente,
tomando 900 mg. De polvo de ajo al día junto con las cápsulas de aceite de pescado,
hizo disminuir los Triglicéridos en 34% y el Colesterol LDL en un 9,5%.
Remedio contra el dolor de la Artritis. Investigaciones del Dr. Joel Kremer, jefe de
Reumatología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Albany, Nueva York,
indican que el consumo de aceite de pescado alivia el dolor, la hinchazón y la rigidez de
la artritis reumatoide. Una dosis de 3,0 a 5,0 gramos de aceite de pescado Omega-3, no
sólo disminuyó el dolor y aumentó la fuerza de agarre, sino que también permitió
disminuir la dosis de analgésicos anti-inflamatorios no esteroidales. En la mayoría de
las personas, esta mejoría se manifiesta entre la 18 y 24 semanas.
El aceite de pescado modifica el proceso inflamatorio de las células. Por ejemplo, las
pruebas demuestran que suprime la producción de determinados Leucotrienos, agentes
que provocan inflamación.
Un gran remedio para la Colitis. Muy prometedoras son las nuevas investigaciones
para tratar con aceite de pescado, enfermedades inflamatorias del intestino, como la
enfermedad de Crohn y la Colitis Ulcerosa.
El Dr. Williams Stenson, Saint Louis, Missouri, Estados Unidos, en un estudio de
control que realizó en pacientes, descubrió que los complementos de aceite de pescado,
acababan con los agentes inflamatorios denominados Leucotrienos B 4, presentes en el
colon, en la asombrosa proporción del 60%.
Normalmente, cuanto más grande sea el número de agentes inflamatorios, más grave
será la enfermedad. Los pacientes se sintieron mucho mejor y subieron de peso, cosa
que respondía a las expectativas, y los análisis de Sigmoidoscopía revelaron una
disminución de la inflamación y del daño anterior,
En otra investigación llevada a cabo en Italia, los investigadores ayudaron a personas
afectadas por la enfermedad de Crohn a que no tuvieran recaídas, administrándoles
aceite de pescado de 2.700 mg. por día.
Factor seguridad. Si Ud. quiere probar grandes dosis de cápsula de aceite de pescado
como terapia, consulte con su médico previamente en caso de que tome otros
medicamentos, sobre todo anticoagulantes, o padezca cualquiera enfermedad o trastorno
importante. El aceite de pescado prolonga las hemorragias, aunque el Dr. Leaf, de
Harvard, asegura que esto no es grave.
Además de las dosis altas de aceite de pescado (cerca de 10 grs/día), pueden dañar el
funcionamiento del sistema inmunitario, a menos que se contrarreste el riesgo, tomando
entre 400 y 800 U.I. diarias de vitamina E, como lo advierten los investigadores de la
Universidad de Tufts.
Dosis recomendada. Herbalife recomienda 2.370 milígramos diarios, y trae vitamina E
antioxidante incorporada al Omega 3 de la cápsula.
Información para el consumidor. El Dr. Leaf dice que el aceite en las cápsulas son
más seguras que comer peces que provienen de aguas contaminadas. Asegura que los
fabricantes responsables “limpian” meticulosamente los aceites del pescado, eliminan
los agentes peligrosos y agregan vitamina E, para impedir la oxidación (esto debe
aparecer indicado en la etiqueta). Uno de los métodos para determinar la calidad de la
cápsula de aceite de pescado, es el color claro que debe tener el aceite. Para ello se
colocan las cápsulas de diferentes marcas sobre un papel blanco y se escogen las
cápsulas más claras.
Deben conservarse, como todo aceite, en el refrigerador, ya que las temperaturas más
bajas ralentizan el proceso de envejecimiento o ranciedad, que equivale a la oxidación o
generación de “radicales libres#, que estimulan todo tipo de enfermedades crónicas.
El aceite rico en Omega-3 de las cápsulas viene de todo el pescado y es procesado para
obtener cantidades específicas de EPA y DHA (ácidos grasos). Por esto, el “aceite de
bacalao” no lo reemplaza, a pesar de que alivia el reumatismo; además debería
depurarse de las vitaminas liposolubles A y D, en las cuales el bacalao es muy rico, pero
que pueden acumularse en el organismo y volverse tóxicas.
Familia Omega-6. Es la familia del ácido linoleico, presente en gran abundancia de
productos vegetales, tales como: legumbres, frutos secos, y en especial en sus aceites
vegetales de maravilla, maíz, pepita de uva y de oliva. Estos ácidos grasos son
imprescindibles para el buen desarrollo del cerebro desde el principio de su formación.
De este grupo se destaca el ácido Dihomo-gamma-linolénico, que se encuentra en
grandes cantidades significativas en muy pocos alimentos. Sobresale la gran
concentración que, de esta importante sustancia, tiene la leche materna (con gran
diferencia de la de otros mamíferos) y dos vegetales: las semillas de borraja y las de otra
interesante planta, onagra (Oenethera biennis), también llama prímula. Los derivados de
este ácido graso, tienen potentes efectos antiinflamatorios.
Equilibrio de las grasas en la dieta. Estos buenos ácidos poliinsaturados pierden sus
propiedades beneficiosas y pueden convertirse incluso en perjudiciales, en el momento
que se oxidan o se enrancian.
Debido a su fragilidad, siempre tienen que estar protegidos por vitaminas antioxidantes,
especialmente A y E. Los productos naturales ricos en estos ácidos grasos contienen a la
vez, grandes cantidades de dichas vitaminas, como son principalmente, los frutos secos
(almendras, nueces, avellanas, etc.), el germen de los cereales (germen de trigo, las
legumbres, paltas, aceitunas y pescado)
Es muy importante, que la dieta esté equilibrada en el aporte de ácidos grasos
poliinsaturados y el de dichas vitaminas, porque “este tipo de grasas se pueden enranciar
u oxidar, tanto afuera, como adentro del organismo” (no en vano la vida de todas las
células es posible, gracias al aporte continuo de oxígeno). El problema puede aparecer
por la manipulación de los alimentos (calentamiento, refinado, etc.), que provocan una
pérdida de su contenido vitamínico. Actualmente muchos productos que se elaboran con
estas grasas, se enriquecen también, en vitaminas antioxidantes.
La gran ventaja del ácido monoinsaturado “oleico”, es su resistencia y su estabilidad,
propiedades que confiere a los alimentos que contienen una gran proporción de este
ácido graso, como en el caso de las aceitunas y el aceite de oliva. Por ello, se
recomienda, que en la dieta exista un mayor aporte de “oleico”, que de ácidos grasos
poliinsaturados. Debe quedar claro que, a pesar de ser esencial el consumo de estos
últimos para cubrir sus funciones fundamentales en el organismo, no se requiere
consumirlos, en grandes cantidades.
Un balance adecuado entre los ácidos grasos Omega-3 y Omega-6, disminuye el riesgo
de presentar enfermedades cardiovasculares, alergias y algunos tipos de cáncer.
Para favorecer una relación Omega-6/Omega-3 óptima, consuma pescado grasos (jurel,
atún, sardina y salmón), dos o más veces por semana.

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