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TEMAS (autores) 

 
PRIMERA PARTE 
 
Geertz -​ “El arte como sistema cultural” 
Barthes - “​ La cocina del sentido” 
Saussure -​ “Curso de lingüística general” 
Vitale -​ “La semiótica de Peirce” 
 
SEGUNDA PARTE 
 
Benveniste - “​ El aparato formal de la enunciación”  
Stegmayer Slipak -​ “Hacia una teoría de la lengua en uso: los aportes de Emile Benveniste” 
Jakobson - ​“Lingüística y poética”  
Orecchioni - “​ La comunicación lingüística”  
Arfuch - ​“Diseño y comunicación” 
Eco - ​“El lector modelo” 
Barthes - “​ Retórica de la imagen” 
Eco - ​“Semiología de los mensajes visuales” 
Corti y Perelmiter - “​ El problema de la iconicidad ¿naturaleza o convención? (sobre la  
semiología de los mensajes visuales de U. Eco)” 
 
 
RESUMEN 
 
PRIMERA PARTE 
 
TEXTO - ​GEERTZ “El arte como sistema cultural” 
 
El autor dice que el diseño tiene registro cultural. Se imponen condiciones socio-culturales 
de la región. Las facultades para producir y evaluar, nacen en un mismo lugar. Si quiero 
analizar una obra de arte debo aprender las relaciones que la originaron.  
No existe una definición universal del diseño. El arte no puede ser analizado con categorías 
intra-estéticas. Otorgar a los objetos del arte una significación cultural es siempre un 
problema local, el arte no significa una misma cosa en la China clásica que en el Islam 
clásico. Los medios de expresión de un arte y la concepción de la vida que lo anima son 
inseparables.  
La conexión fundamental entre el arte y la vida colectiva reside en un plano semiótico. Los 
signos que componen el sistema semiótico que pretendemos denominar estético, se hallan 
conectados idea cionalmente con la sociedad en la que se encuentran.  
 
TEXTO - ​BARTHES “La cocina del sentido” 
 
El autor quiere decir que el sentido no es algo natural, sino que se construye socialmente; 
aunque no se presenta como una construcción sino como una realidad. No hay que pensar 
que las cosas que pasan en nuestra sociedad o cultura, tienen validez universal.  
El sentido nunca es único, es múltiple y está en negociación. Todo es una construcción 
naturalizada.  
La significación se convierte en la manera de pensar del mundo moderno. 
 
TEXTO - ​SAUSSURE “Curso de lingüística general”   
 
El autor cambia la forma de comprender la lingüística y produce impactos en ella , en las 
ciencias sociales y la filosofía. Desarrolla una teoría bajo el ala del positivismo y la ciencia. 
Él quiere estudiar científicamente la lengua, construir el lenguaje como un objeto de 
observación lingüística. Para hacer posible esto, divide el lenguaje en una parte social 
(lengua,la que le interesa) y la otra individual (habla). 
Crea la ​semiología​ como una enorme área que estudia todos los sistemas de signos para 
ver cómo funcionan (método sincrónico), en qué consisten y cuáles son las leyes que los 
gobiernan incluyendo la lengua que será estudiada por la nueva ​lingüística (​ que ahora es 
parte de esta ciencia general). La lengua es clasificable entre los hechos humanos, es una 
institución social. Es el más importante de todos los sistemas de signos. 
Saussure no tiene interés en la realidad. La unidad mínima de la lengua es el ​signo 
lingüístico.​ Para él, el signo es una entidad de carácter psíquico formada por significado 
(concepto/idea general acerca de algo) y significante (imagen acústica/ huella que deja un 
sonido en la mente, fonación de una palabra) que se relacionan y se reclaman 
recíprocamente (esto es así por convención social). Los puedo pensar por separado (como 
una abstracción) pero siempre están juntos, el signo tiene dos caras inseparables. 
Lo que definimos son cosas y no palabras. Es mal método el partir de las palabras para 
definir las cosas. El signo no es el nombre de una cosa. El significado de los signos es un 
juego de relaciones. 
Todo esto sucede en la mente de una persona. 
El autor cree que la lengua no está completa sino es en toda la sociedad, la lengua no existe 
perfectamente más que en la masa, por eso toma como objeto de estudio el lado social 
(general). La lengua es un sistema de signos lingüísticos y ella misma los genera. 
Entre todos los individuos así ligados por el lenguaje, se establecerá una especie de 
promedio: todos reproducirán (aproximadamente) los mismos signos unidos a los mismos 
conceptos.  
 
- Características del lenguaje 
El lenguaje es la suma de lengua y habla.  
El lenguaje es la forma de comunicación humana. Es multiforme. Es heterogéneo. Es 
heteróclito (tiene varias reglas que lo gobiernan). 
 
La lengua​ es la parte social del lenguaje, es homogénea y sistemática. En un sistema de 
signos relacionados entre sí, un sistema de signos lingüísticos en el que solo es esencial la 
unión de sentido (significado) y de la imagen acústica (significante), y donde las dos partes 
del signo son igualmente psíquicas.  
No es la sumatoria de signos, sino que los genera.  
No es una lista de nombres de cosas.  
La lengua es forma (por su identidad relacional) y no sustancia. 
La lengua no es una función del sujeto hablante, es el producto que el individuo registra 
pasivamente. Es exterior al individuo, que por sí solo no puede ni crearla ni modificarla; no 
existe más que en virtud de una especie de contrato establecido entre los miembros de una 
comunidad.  
Los signos de la lengua son tangibles; la escritura puede fijarlos en imágenes 
convencionales. 
La lengua existe en la colectividad en la forma de una suma de acuñaciones depositadas en 
cada cerebro, común a todos y situado fuera de la voluntad de los depositarios. La lengua es 
el conjunto de hábitos lingüísticos que permiten a un sujeto comprender y hacerse 
comprender. Hace falta una masa parlante para que haya una lengua. 
 
El habla​ es el uso individual de la lengua, es su manifestación. Tiene extrema diversidad, es 
cuasi caótica. Es un acto de voluntad e inteligencia. El individuo tiene una necesidad de 
aprendizaje para conocer el funcionamiento de la lengua.  
El habla es la suma de todo lo que las gentes dicen, sus manifestaciones son individuales y 
momentáneas. 
  
Ambas partes están estrechamente ligadas, hay interdependencia pero eso no les impide 
ser dos cosas distintas. La lengua es necesaria para que el habla sea inteligible y produzca 
todos sus efectos; pero el habla es necesaria para que la lengua se establezca. Oyendo a los 
otros es como cada uno aprende su lengua materna. El habla también es la que hace 
evolucionar a la lengua.   
 
-Características del signo 
Para ciertas personas, la lengua es una lista de términos que corresponden a otras tantas 
cosas. Supone ideas preexistentes a las palabras; hace suponer que el vínculo que une un 
nombre a una cosa es una operación muy simple, lo cual está lejos de la verdad. La unidad 
lingüística es una cosa doble, hecha con la unión de dos términos psíquicos unidos en 
nuestro cerebro por un vínculo de asociación. 
Lo que el signo lingüístico une , no es una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen 
acústica. El signo es una entidad de dos caras.  
 
El signo es arbitrario.​ No hay ningún principio natural por el cual un significante se vincule 
con un significado. Se vinculan por convención social. Todos los signos son arbitrarios, no 
están motivados, son arbitrarios con relación al significado. Esto es igual para todos los 
sujetos, es una ley extendida en una sociedad determinada, es un hábito colectivo . 
 
Los signos son mutables​ (que cambian) en lo diacrónico​ e inmutables​ (no cambian) en lo 
sincrónico.  
 
Inmutabilidad:​ La masa está atada a la lengua tal cual es. La lengua siempre aparece como 
una herencia de la época precedente. Ninguna sociedad conoce ni jamás ha conocido la 
lengua de otro modo que como un producto heredado de las generaciones precedentes y 
que hay que tomar tal cual es. 
¿No se pueden modificar de un momento a otro leyes existentes y heredadas? 
El carácter arbitrario del signo pone a la lengua al abrigo de toda tentativa que pueda 
modificarla.  
La multitud de signos necesarios para construir cualquier lengua son innumerables. 
Una lengua constituye un sistema con un mecanismo complejo.  
La resistencia de la inercia colectiva a toda innovación lingüística influye ya que la lengua es 
en cada instante tarea de todo el mundo, extendida por una masa y manejada por ella. La 
lengua sufre sin cesar la influencia de todos. Este hecho es capital hasta para mostrar la 
imposibilidad de una revolución. En todo instante la sociedad con el pasado pone en jaque a 
la libertad de elegir.   
Precisamente porque el signo es arbitrario no conoce otra ley que la de la tradición , y 
precisamente por fundarse en la tradición puede ser arbitrario. 
  
Mutabilidad: E ​ l tiempo , que asegura la continuidad de lengua, tiene otro efecto: el de alterar 
más o menos rápidamente los signos lingüísticos, de modo que se puede hablar a la vez de 
la inmutabilidad y mutabilidad.  
Ambos hechos son solidarios: el signo está en condiciones de alterarse porque continúa. Lo 
que domina en toda alteración es la persistencia de la materia vieja, la infidelidad al pasado 
es solo relativa.  
Sean cuales fueren los factores de alteración siempre conducen a un desplazamiento de la 
relación entre el significado y el significante. Surgen otras correspondencias entre la materia 
fónica y la idea.  
La lengua evoluciona situada a la vez en la masa social y en el tiempo, nadie puede cambiar 
nada en ella; y, por otra parte, lo arbitrario de sus signos implica teóricamente la libertad de 
establecer cualquier posible relación entre la materia fónica y las ideas.  
El tiempo altera todas las cosas; no hay razón para que la lengua escape de esta ley 
universal. 
  
La identidad del signo​ no es esencial , sino relacional. Un signo adquiere su identidad por su 
relación con los otros signos del sistema. No tiene esencia, la identidad del signo no es algo 
que el signo tiene en sí. Se define por el valor de oposición, es lo que no son los otros. La 
identidad de cada signo surge en torno a otros signos. Un signo es lo que los demás signos 
del sistema no son.  
Los signos constituyen todo. Todos los elementos están relacionados unos con otros. Lo 
que pasa a uno afecta a los demás. Lo que importa, es la posición del elemento y no la 
característica individual.  
 
TEXTO - ​VITALE “La semiótica de Peirce” 
 
Pierce constituye una teoría de la realidad y del conocimiento que podemos tener de ella por 
los signos. El único pensamiento que puede conocerse es pensamiento en signos. No 
podemos pensar sin signos. Estudia los signos desde la ciencia. 
La semiótica entendida como otro nombre de la lógica tiene por objeto de estudio a la 
semiosis. La semiosis es siempre un proceso triádico mediante el cual a un signo se le 
atribuye un objeto a partir de otro signo que remite al mismo objeto. La semiosis es una 
experiencia que hace cada uno en todo momento de la vida, mientras que la semiótica 
constituye la teoría de esa experiencia, cuyos componentes formales son el representamen, 
el objeto y el interpretante. Su semiótica es más universal. 
Para Peirce lo real es aquello considerado verdadero por el consenso de una comunidad y 
que determina hábitos de conducta.  
 
-Signos 
 
Peirce afirma que un signo es “cualquier cosa que determina a otra cosa”. 
Sólo pueden dar cuenta de un aspecto del objeto a la vez. 
 
3 condiciones para que algo sea un signo: 
 
1- Debe tener cualidades que sirvan para distinguirlo. 
2- Debe tener un objeto. 
3- La relación semiótica debe ser triádica. 
 
Representamen: E ​ s una “cualidad material” (secuencia de letras o sonidos, una forma, un 
color, un olor, etc) que está en en el lugar de otra cosa, su objeto, de modo que despierta en 
la mente de alguien un signo equivalente o más desarrollado al que se denomina 
interpretante que aclara lo que significa el representamen y a su vez representa al mismo 
objeto.  
Es un signo, representa al objeto en un aspecto, parcialmente. 
 
Interpretante: ​Es otro signo que se refiere al mismo objeto que el representamen y que 
puede asumir diversas formas. 
Podemos pensar la interpretación de un signo como: la traducción de un signo en otro 
signo.  
Es otra interpretación del mismo objeto pero más elaborada, es un signo formado en la 
mente de una persona. 
 
Hay 3 tipos de interpretantes: 
 
Inmediato: es pensado como el concepto que comporta todo signo independientemente de 
su contexto y de las circunstancias de su enunciación.  
Se trata de una abstracción y de una posibilidad.  
Todas las posibles interpretaciones del signo.  
 
Dinámico: se trata del efecto particular que un signo provoca en la mente de un intérprete en 
una situación concreta de enunciación, en un contexto determinado de utilización. Un 
acontecimiento singular y real. Puede ser de naturaleza diversa: un sentimiento o emoción, 
acción, idea o pensamiento; incluso un razonamiento, etc. 
La efectiva interpretación que se está haciendo en ese momento.  
 
Final: también llamado “normal” es pensado como un hábito que hace posible la 
interpretación recurrente y estable de un signo. 
Permite que ante un signo “cualquier mente” llegue a un “único resultado interpretativo”. 
Un hábito es “una tendencia a actuar de manera similar en circunstancias futuras similares”. 
Interpretación única, socialmente instituida. Siempre es interpretada de ese modo.  
 
Los interpretantes inmediato, dinámico y final son distinguidos desde un punto de vista 
teórico , pero son tres instancias de la interpretación de un signo que funcionan 
simultáneamente en un acto de semiosis.  
 
El principio del pragmatismo: principio según el cual la creencia en la verdad de un concepto 
determina hábitos de conducta. El espíritu genuino del pragmatismo, consiste en considerar 
que el significado lógico de los conceptos se encarna en hábitos generales de conducta.  
 
Objeto: p​ ara que algo sea un signo “debe representar” a otra cosa, llamada su objeto.  
Un signo puede tener más de un objeto (objeto complejo) . Pero los signos serán tratados 
como si cada uno tuviera únicamente un solo objeto.  
Objeto es aquello acerca de lo cual el signo presupone un conocimiento para que sea 
posible proveer alguna información adicional sobre el mismo. 
El objeto tiene también la naturaleza de un signo, dado que pensamiento y signo son en 
Pierce equivalente. 
Tiene gran cantidad de cualidades y aspectos. 
  
Hay 2 tipos de objetos: 
 
Inmediato: interior a la semiosis. Es el objeto tal como es representado por el signo mismo, 
y cuyo ser es dependiente de la representación de él en el signo. Característica que está 
siendo efectivamente tomada para ser representada. El signo representa parcialmente al 
objeto. 
 
Dinámico: exterior a la semiosis, todas las posibilidades de representación del objeto. Es la 
realidad que, por ningún medio, arbitra la forma de determinar el signo o su interpretación.  
El objeto dinámico tiene una existencia independiente respecto del signo que lo representa 
pero para que el signo pueda representarlo este objeto debe ser algo conocido para el 
intérprete que es el resultado de semiosis anteriores. 
 
El fundamento: Pierce afirma que el signo representa a un objeto “no en todos los aspectos 
sino sólo con referencia a una suerte de idea”, que ha llamado el fundamento del 
representamen. Dicho fundamento es uno o varios rasgos o atributos de un objeto que 
permiten identificarlo, que lo diferencian de otros objetos.  
Es el fundamento del representamen lo que construye al objeto inmediato. El fundamento es 
“un atributo del objeto en la medida en que dicho objeto se ha seleccionado de determinada 
manera y solo algunas de sus atributos se han elegido como pertinentes para la 
construcción del objeto inmediato del signo”. 
El fundamento, el significado y el interpretante de un signo “son la misma cosa”. 
 
-La semiosis infinita 
 
Los componentes formales son: el representamen, el objeto y el interpretante.  
Un signo no está aislado sino que integra una cadena: cada signo es a la vez interpretante 
del que lo antecede e interpretado por el que le sigue. Como todos los pensamientos son 
signos, también remiten unos a otros: “todos los pensamientos deben dirigirse ellos mismos 
a otros pensamientos , puesto que tal es la esencia del signo”. 
A su vez, como todo conocimiento es un relación entre signos, Peirce postula que todo 
conocimiento está determinado por un conocimiento anterior”. 
Un interpretante es en general un signo más desarrollado que el representamen , la cadena 
de la semiosis infinita determina un paulatino aumento de conocimiento sobre un objeto. La 
semiosis es virtualmente infinita, por eso hay que distinguir entre la semiosis infinita y la 
denominada “semiosis en acto”, que le pone un término provisional a la cadena cuando un 
interpretante final designa al objeto de un representamen en un acto semiótico particular. 
Un signo siempre lleva a otro signo, como una idea lleva a otra idea. 
 
-Las categorías 
 
La concepción triádica del signo tiene como origen la división triádica de las categorías, que 
son el objeto de reflexión de lo que se denomina faneroscopia. 
Faneroscopia deriva de fanerón (ideas en inglés), entendido por Peirce como “todo lo que 
está presente en la mente del modo o en el sentido que sea, corresponda a algo real o no”. 
Las tres categorías son tres modos de ser del fanerón, tres maneras en que está presente 
en la mente. 
Modos de aproximación a la realidad. 
  
Peirce sostiene que todas las ideas pueden ser pensadas desde 3 categorías: 
 
Primeridad: implica considerar algo tal como es sin referencia a ninguna otra cosa; se 
vincula con las ideas de libertad. En el signo, el representamen se corresponde con esta 
categoría.  
Uno no está en relación a otro (conocimiento elemental). 
 
Segundidad: implica considerar a algo tal como es pero en relación con otra cosa; 
establecer una relación diádica que no involucre una tercera cosa. Peirce vincula esta 
categoría con la idea de existencia y de hecho en bruto. En el signo el objeto se corresponde 
con esta categoría. 
Uno señala en relación con otro (mediada por la experiencia empírica). 
 
Terceridad: es la que hace posible la ley y la regularidad. En el signo , el interpretante se 
corresponde con esta categoría, constituyen una ley que pone en relación a un primero con 
un segundo con el que el mismo está en relación. 
La terceridad es la relación triádica que existe entre los tres signos. 
Una convención entre dos que postulan un tercero (leyes,convenciones sociales). 
Estos tres tienen a su vez tipos de signos. 
 
 
-Tipos de signos 
 
Las tres categorías aplicadas al objeto permiten obtener tres tipos de signos. Peirce afirma 
que la división depende de las diferente relaciones posibles de un signo con un objeto 
dinámico. 
Relacion objeto/representamen: representa al objeto de 3 formas posibles. 
 
Icono:​ es un signo que entabla un relación de semejanza, de analogía, con su objeto, como 
una fotografía o un dibujo; se trata de un signo puramente por similitud con cualquier cosa a 
la cual sea parecido.  
En tanto primeridad un icono es un representamen que por su cualidad es similar a su 
objeto, aquello a lo que sustituye.  
El icono no tiene conexion dinamica con el objeto que representa, simplemente acontece 
con el que sus cualidades se asemejan a las de ese objeto. 
El representamen representa al objeto por semejanza.  
 
Tipos de iconos: 
 
Imágenes: comparten cualidades simples del objeto, como su color, su forma, tamaño, etc. 
Peirce afirma que en las escrituras primitivas, como los jeroglíficos, se puede encontrar este 
tipo de iconos.  
Cualidades simples. 
 
Diagramas: son los iconos que comparten relaciones de las partes de su objeto por medio 
de relaciones análoga entre sus propias partes , existe en el icono una analogía entre las 
relaciones de las partes del representamen y las del objeto.  
Relaciona partes del objeto con los del representamen.  
 
Metáforas: Peirce sostiene que se trata de iconos que guardan un paralelismo con un 
objeto. Una metáfora es un tipo de icono porque implica una relación de similitud. Siempre 
se trata de una relación de semejanza que hace posible la metáfora.  
Paralelismo con el objeto indirectamente. 
 
Índice: e​ stá conectado físicamente con su objeto. En tanto segundidad, es un signo que 
entabla con el objeto una relación existencial, de modo que participan los dos de una misma 
experiencia, como es el caso de una nube negra como índice de que va a llover.  
 
Para peirce los índices se distinguen por tres rasgos característicos:  
-Carecen de todo parecido significativo con su objeto. 
-Se refieren a entes individuales, unidades, conjuntos unitarios de unidades.  
-Dirigen la atención a sus objetos por una compulsión ciega. 
 
Debemos reconocer que comúnmente es difícil encontrar un signo que sea solamente 
índice, lo mismo que reconocer un signo que esté desprovisto de cualidad indicial. 
Cualquier cosa que nos sobresalte es un índice, en cuanto marco la articulación entre dos 
partes de una experiencia.  
Representa al objeto por causalidad. Una causa por otra.  
 
 
Símbolo: e ​ s un representamen que se refiere a su objeto dinámico por convección, hábito o 
ley. Todos los signos que integran un sistema convencional, que responden a una ley que 
les asigna un interpretante y los relaciona con un objeto, son símbolos : los signos de la 
escritura, de los sistemas de señalización, los signos utilizados en los diferentes disciplinas 
(física, química, álgebra), los que integran sistemas de comunicación creados por el hombre 
como sustitutos de los lenguas naturales (como el braille), de la notación musical, de las 
insignias militares, los utilizados por la publicidad.  
Los símbolos se caracterizan porque denotan clases de objetos, a diferencia de los índices, 
que se refieren a un existente particular: “ un símbolo no puede indicar ninguna cosa 
particular, denota una clase de cosas”  
Por ello, Peirce aclara que sin el uso de índices es imposible designar aquello de lo que se 
está hablando.  
En síntesis, cuando usamos el lenguaje nos valemos de símbolos en tanto que las palabras 
se relacionan con el objeto mediante un v convención, hábito o ley, pero también utilizamos 
índices que son los que nos permiten conectar nuestro enunciado con los objetos del 
mundo al que nos referimos y también interviene iconos , en tanto iconos mentales con lo 
que asociamos las palabras.  
Representa al objeto por una ley (se parece a saussure por lo arbitrario y convencional) 
 
Pierce hace hincapié en que pensamos solo mediante signos mentales que tienen una 
naturaleza mixta (puesto que intervienen símbolos , pero también iconos e índices) y vincula 
símbolos con los conceptos afirmando que la parte simbólica de nuestro pensamiento son 
los conceptos.  
 
En la cadena de semiosis infinita, los símbolos remiten a otros símbolos. Pero esta semiosis 
es social y es histórica, de allí que el significado de los símbolos se modifique con el tiempo 
y con el uso.  
Cabe aclarar que la distinción entre iconos, índices y símbolos tiene un carácter funcional, 
pues lo que es índice es una semiosis puede ser símbolo en otra. Es el analisi de una 
semiosis dado lo que dirá la “naturaleza” de sus constituyentes.  
 
SEGUNDA PARTE 
 
TEXTO - ​BENVENISTE “El aparato formal de la enunciación” 
 
El autor dice que el discurso es producido cada vez que se habla. 
La enunciación es este poner a funcionar la lengua por un acto individual de utilización. Es el 
acto mismo de producir un enunciado y no el texto del enunciado lo que es nuestro objeto. 
Debe considerarse como hecho del locutor, ya que toma la lengua por instrumento y en los 
caracteres lingüísticos que marcan esta relación. Los sonidos emitidos y percibidos, 
proceden siempre de actos individuales. La enunciación supone la conversión individual de 
la lengua en discurso. Aqui la cuestion es ver como el “sentido” se forma en “palabras”. 
En la enunciación consideramos el acto mismo, las situaciones donde se realiza, los 
instrumentos que la consuman. 
El acto individual por el cual se utiliza la lengua introduce primero el locutor como parámetro 
en las condiciones necesarias para la enunciación. En tanto que realización individual, la 
enunciación puede definirse, en relación con la lengua, como un proceso de apropiación. El 
locutor se apropia del aparato formal de la lengua, y enuncia su posición de locutor 
mediante indicios específicos. Pero inmediatamente, en cuanto se declara locutor y asume 
la lengua, implanta al otro delante de él, cualquiera sea el grado de presencia que atribuya a 
ese otro. Toda enunciación es una alocución, postula a un alocutario. 
El acto individual de apropiación de la lengua introduce al que habla en su habla. La 
presencia del locutor en su enunciación hace que cada instancia de discurso constituya un 
centro de referencia interna. Esta situación se manifiesta por un juego de formas 
específicas cuya función es poner al locutor en relación constante y necesaria con su 
enunciación.  
Está primero la emergencia de los indicios de persona (la relación yo- tú), que no se 
produce más que en la enunciación y por ella. De igual naturaleza son lo indicios 
numerosos de ostensión (tipo esté, aquí, etc). Las formas llamadas “pronombres 
personales”, “demostrativos”. Otra serie de términos aferentes a la enunciación está 
constituida por las formas temporales.  
Vale la pena detenerse en esta relación con el tiempo. Podría creerse que la temporalidad 
es un marco innato de pensamiento. Es producida en realidad en la enunciación y por ella. 
De la enunciación procede la instauración de la categoría del presente, y de la categoría del 
presente naca la categoría de tiempo. El presente es propiamente la fuente del tiempo. 
Es esta presencia en el mundo que sólo el acto de enunciación hace posible, pues el hombre 
no dispone de ningún otro medio de vivir el “ahora” y de hacerlo actual más que realizarlo 
por inserción del discurso en el mundo. 
Continuidad y temporalidad se engendran en el presente incesante de la enunciación que es 
el presente del ser mismo, y se delimitan, por referencia interna, entre lo que va a volverse 
presente y lo que acaba de no serlo ya. 
La enunciación de las condiciones necesarias para las grandes funciones sintácticas. No 
bien el enunciador se sirve de la lengua para influir de algún modo sobre el comportamiento 
del alocutario, dispone para ello de un aparato de funciones. Está la interrogación, que es 
una enunciación construida para suscitar una “respuesta”. Parecidamente serán atribuidos 
los términos de formas que llamamos de intimación: órdenes, llamados. Menos evidente 
quizá la pertenencia de la asercion que apunta a comunicar un certidumbre, es la 
manifestación más común de la presencia del locutor en la enunciación. 
Como forma de discurso, la enunciación plantea dos “figuras” igualmente necesarias. Dos 
figuras en posición de interlocutores son alternativamente protagonistas de la enunciación. 
La comunicación fática es un fenómeno psicosocial de funcionamiento lingüístico. El caso 
del lenguaje empleado en relaciones sociales libres, sin meta. Aquí la lengua no depende de 
lo que pasa en el momento, hasta parece privada de todo contexto situacional. Una simple 
frase de cortesía, cumple con una función para la cual el sentido de sus palabras es casi del 
todo indiferente. Es indudable que estamos ante un nuevo tipo de empleo de la lengua; la 
llamada comunicación fática, un tipo de discurso en el cual los nexos de unión son creados 
por un simple intercambio de palabras. Las palabras desempeñan una función social y es su 
principal meta, pero no son resultado de una reflexión intelectual y no suscitan por 
necesidad reflexión en el oyente. Una vez más podemos decir que la lengua no funciona 
aquí como un medio de transmisión del pensamiento. El lenguaje en esta función no se nos 
manifiesta como instrumento de reflexión sino como un modo de acción. 
 
TEXTO - ​STEGMAYER SLIPAK “Hacia una teoría de la lengua en uso: los aportes de Emile 
Benveniste” (Visualidades sin fin) 
 
Toda emisión del lenguaje señala que alguien habla.  
Retomando el legado de Saussure, Benveniste dará cuerpo a una teoría de la enunciación 
que marcará un quiebre en el que hacer lingüístico. Sienta las bases para un nuevo giro que 
permitirá trascender los límites de una teoría de la significación pensada en términos de las 
relaciones entre los signos al interior de la lengua, y postular un nuevo objeto de análisis: las 
estrategias enunciativas en una situación de discurso y sus efectos de sentido. En palabras 
del propio Benveniste “el principio fundamental es que la lengua constituye un sistema, 
cuyas partes todas están unidas por una relación de solidaridad y dependencia”. 
La doctrina estructuralista enseña el predominio del sistema sobre los elementos. Nuestro 
autor asumiendo la herencia saussureana pero superando el punto de vista estructural, 
destaca la articulación de el universo del sistema virtual de relaciones a otro nivel -la lengua 
en tanto se manifiesta o materializa en la comunicación vivente- presente como la otra 
cara indisociable de todo proceso comunicativo.  
Concluimos que con la frase se sale de la lengua como sistema de signos y se penetra en 
otro universo, el de la lengua como instrumento de comunicación, cuya expresión en el 
discurso. 
La lengua y el habla, el sistema y la frase, dos universos diferentes que se cruzan. Haber 
sentado las bases para este cruce de caminos constituye uno de sus aportes 
fundamentales y lo es la medida en que esta intersección entre sentido y referencia se da al 
interior de la frase. Sentido, en términos de su propiedad de significar por referencia a la 
estructura o código de la lengua; y referencia, en virtud de apuntar a una situación dada. 
Sentido y referencia son dos momentos o niveles indisociables de toda praxis discursiva, y 
al incluir la “referencia”, Benveniste nos invita a problematizar la relación entre lengua y 
mundo. Es decir que entre las formas de comunicación humana la interacción discursiva 
comporta siempre un carácter doble: reconozco un enunciado como construido según las 
leyes de mi lengua, reconocer la significación de los signos que la componen; al mismo 
tiempo el enunciado se inscribe en en una “situación”, señala un “referente”, y es solo a 
partir de estos datos que podrá ser comprendido, dotado de sentido. 
Señala Benveniste que “siempre vemos el lenguaje en el seno de una sociedad, de una 
cultura. Ninguna lengua es separable de una función cultural. El lenguaje siempre ha sido 
inculcado a las criaturas humanas, y siempre en relación con lo que se llaman realidades 
definidas, por necesidad, como elementos de cultura”. 
Benveniste privilegia el estatuto del sujeto hablante en relación al código de la lengua, 
abriendo así el campo para el análisis de los discursos. El sentido no estará entonces regido 
por leyes universales sino que deberá incluir en el punto de vista de una situación concreta, 
histórica, situada; de enunciación donde el sujeto hablante se relaciona con su enunciado, 
se inscribe en él. Es esta relación del locutor con la lengua “ que sitúa al que habla en su 
habla”, al decir de nuestro autor, lo que dará cuenta de los caracteres formales de la 
enunciación. 
Es la noción de código como única instancia reguladora del sentido la que se encuentra en 
crisis a partir de la intervención pionera de Benveniste. No se trata abandonar la idea de 
sistema o código sino de pensar que el sentido no existe de modo apriorístico en las 
palabras sino que se configura en una escena, en ese acontecimiento concreto que 
Benveniste llama enunciación. El lenguaje es pensado como un modo de acción; no como 
una herramienta que permitirá referirse a estado de cosas, sino como un modo de 
producción y transformación de eso que llamamos “realidad”, modificando al mismo tiempo 
tanto a quien produce el enunciado como a quien dicho enunciado está dirigido.  
 
La escena enunciativa: sujeto, enunciación y enunciado 
La enunciación es para Benveniste el acto por el cual se pone en funcionamiento la lengua. 
Benveniste se aboca a encontrar una serie de elementos regulares en toda acción individual 
de puesta en funcionamiento de la lengua y su consecuente transformación en discurso: el 
llamado aparato forma de la enunciación. El primer elemento que es necesario tener en 
cuenta refiere a la posición esencia asumida por el enunciador en cada acto enunciativo 
particular: bajo la figura de locutor, este se convierte en el centro de referencia interno de la 
totalidad discursiva. En efecto, es el sujeto quien en el mismo acto de enunciación se 
posiciona como eje ordenador de aquella escena comunicativa, el resto de los elementos 
del enunciado serán articulados bajo sus propias coordenadas.  
Este lugar protagónico del sujeto en su enunciación no debe opacar que todo acto de 
utilización de la lengua supone la inmediata instauración de un otro: es hacia la figura de un 
alocutario que se orienta y dirige la posición de un locutor. A partir de la figura de locutor y 
alocutario , la enunciación asume una estructura dialógica, como elemento constitutivo de 
todo discurso. 
Esta estructura no supone, sin embargo, una relación de simetría e igualdad entre ambos 
polos del enunciado; por el contrario es el locutor quien se construye como centro de 
referencia de la instancia enunciativa. Dicha centralidad podrá ser interrumpida por la propia 
toma de la palabra por parte de ese otro, articulando así una nueva estrategia enunciativa 
donde se posiciona como eje ordenador de su enunciado. De manera sucesiva, los 
enunciadores asumen la figura de referencia de todas las coordenadas del discurso. 
¿Cómo reconocer estos elementos de la situacion de enunciacion en el plano del 
enunciado? Benveniste recurre a los deícticos, aquellas formas vacías de la lengua que se 
actualizan en cada situación particular de enunciación, y solo existen en ella, por oposición a 
las formas que poseen un estatuto pleno y permanente en la lengua. Los deícticos son esas 
huellas dentro del enunciado que señalan o indican la situación que enmarca la 
enunciación. Pronombres personales, demostrativos, formas temporales y espaciales. 
La enunciación pone a funcionar una serie de formas deícticas que existen sólo en y para 
dicho escenario, estructurando el campo discursivo en torno al eje ordenador que se 
construye a partir del sujeto enunciador. El lenguaje propone en cierto modo formas “vacías” 
que cada locutor en ejercicio de discurso se apropia, y que refiere a su “persona”, definiendo 
al mismo tiempo el mismo como yo y una pareja como tú.  
Benveniste señala que el locutor dispone de un aparato de funciones específicas, que le 
permiten ponerse en relación con el destinatario de un discurso. Así la interrogación nos 
permite demandar una respuesta, la intimación se moviliza en el vocativo y en el modo 
imperativo; y la aserción nos pone en posición de comunicar.  
Este aparato de funciones con que cuenta el hablante nos señala que el otro está presente 
forzosamente en todo proceso de comunicación discursiva. Todo enunciado está orientado 
hacia la respuesta de otro, y en este sentido moviliza la intención del hablante. Aquel que 
nos permite comprender el sentido de un enunciado no es la suma de los significados 
abstractos de los signos involucrados en él, sino su vinculación a una situación concreta de 
comunicación, con todas sus circunstancias, con sus participantes en persona y con sus 
enunciados anteriores.  
 
Para concluir 
Eco sostiene: “ un texto postula a su destinatario como condición indispensable. Un texto se 
emite para que alguien lo actualice; incluso cuando no se espera que ese alguien exista 
concreta y empíricamente”. 
Algunos lineamientos para pensar la práctica del diseño gráfico desde un punto de vista de 
estrategias enunciativas.  
El sentido no está preestablecido ni se encuentra completo en la intención del emisor; antes 
bien, requiere de la figura del alocutario, demanda una respuesta y se materializa en lo que 
no es sino un complejo proceso de negociación en el que intervienen diferentes elementos.  
Volviendo a la cita de Eco, la idea de actualización reemplaza a la de imposición de un único 
sentido, proponiendo la comprensión de la escena enunciativa como un proceso que 
involucra una dinámica de anticipación y expectativa en que confluyen múltiples factores 
que modulan el sentido del enunciado - imagen- y que por su carácter multifacético, abierto, 
nunca acabado, permite una apertura correlativa de la lectura y la interpretación.  
 
TEXTO - ​JAKOBSON “Lingüística y poética”  
 
El DESTINADOR manda un MENSAJE al DESTINATARIO. Para que sea operante, el mensaje 
requiere un CONTEXTO de referencia, que el destinatario pueda captar; un CÓDIGO del todo, 
o en parte, común al destinador y destinatario; y un CONTACTO, un canal físico y conexión 
psicológica entre el destinador y el destinatario , que permite tanto al uno como a otro 
establecer y mantener una comunicación. Todos estos factores implicados en toda 
comunicación verbal, podrían ser esquematizados así: 
 

 
Cada uno de estos seis factores determina una función diferente del lenguaje. La estructura 
verbal de un mensaje depende de la función predominante. 
La llamada función REFERENCIAL, “denotativa”, es el hilo conductor de varios mensajes. 
La llamada función EMOTIVA o “expresiva, centrada en el destinatario, apunta a una 
expresión directa de la actitud del hablante ante aquello de lo que está hablando. 
representado en el lenguaje por las interjecciones. 
La orientación hacia el destinatario, la función CONATIVA, halla su más pura expresión 
gramatical en el vocativo e imperativo. 
La orientación hacia el contacto, la función fática, puede patentizar a través de un 
intercambio de fórmulas, con el simple objeto de prolongar la comunicación. 
El metalenguaje que habla del lenguaje mismo ; juega un papel importante en el lenguaje de 
todos los días. Cuando el destinador y/o destinatario quieren confirmar que están usando el 
mismo código , el discurso se centra en el código: entonces se realiza una función 
METALINGÜÍSTICA.  
La orientación hacia el mensaje como tal, el mensaje por el mensaje, es la función POÉTICA 
del lenguaje. Se refiere a una configuración bien ordenada del mensaje de que no puede 
darse razón.  
Ahora podemos completar nuestro esquema de funciones:  
 

 
 
TEXTO - ​ORECCHIONI “La comunicación lingüística” - “La problemática de la enunciación “ - 
“El esquema de Jakobson” 
 
Crítica de este esquema:​ No haber considerado suficientes elementos y no haber intentado 
hacer un esquema más complejo. 
 
El código:​ Dentro de este esquema aparece formulado en singular y suspendido entre 
emisor y receptor. lo cual plantea dos problemas: 
 
A-Problema de la homogeneidad del código: es inexacto que los dos participantes de la 
comunicación , aun si pertenecen a la misma “comunidad lingüística “, hablen exactamente 
la misma “lengua”. 
Es preciso admitir que la la comunicación se funda sobre la existencia, no de un código, sino 
de los dialectos; por consiguiente, el mensaje mismo se desdobla , al menos en lo que 
concierne a su significado.  
No es verdad que el mensaje pase en su totalidad “de mano en mano sin sufrir alteraciones 
en la operación”. 
 
B-Problema de la exterioridad del código: habiéndose multiplicado por dos el constituyente 
“código” los generadores individuales que se obtienen deben insertarse uno en la esfera del 
emisor y el otro en la del receptor. 
Llamaremos “competencia de un sujeto” a la suma de todas sus posibilidades lingüísticas. 
al espectro completo de lo que es susceptible de producir y de interpretar.  
 
El universo del discurso: E ​ s inexacto representarse al emisor como alguien que par 
confeccionar su mensaje elige libremente sin otra restricción que “lo que tiene que decir”. 
Aparecen limitaciones que restringen las posibilidades de elección; filtros que dependen de 
dos tipos de factores: 
1- las condiciones concretas de la comunicación; 
2- los caracteres temáticos y retóricos del discurso. 
Llamaremos “Universo del discurso” al siguiente conjunto:  
1- situación de comunicación; 
2- limitación estilístico-temáticas. 
Finalmente proponemos, con respecto al modelo de Jakobson las dos mejoras: 
 
1- Las competencias no lingüísticas: ​en las dos esferas del emisor y receptor, agregamos 
sus determinaciones psicológicas y psicoanalíticas y sus competencias culturales o 
enciclopédicas, e ideológicas. 
 
2- Los modelos de producción e interpretación: ​Los sujetos emisor y el receptor hacen 
funcionar reglas generales que rigen los procesos de codificación y decodificación; y cuyo 
conjunto, constituye los “modelos de producción y de interpretación”. Esos modelos son 
comunes a todos los sujetos hablantes. 
El orden de las reglas en los modelos de producción interpretación desempeñan un papel 
primordial. 
Los modelos de producción interpretación se apoyan sobre el modelo de competencia y su 
propósito es hacerlo funcionar. 
Otros factores distintos de la competencia lingüística,entran en juego en la constitución de 
los modelos de producción interpretación: competencia cultural, e ideológica, datos 
situacionales, etcétera.  
 
 
Reformulación del esquema de la comunicación (de Jakobson ) 
 

 
 
Observaciones: 
A-Nos parece imposible disociar las competencias lingüísticas y paralingüísticas (mímica y 
gestos). 
B-Llamaremos “Universo del discurso” a: los datos situacionales, la naturaleza escrita u oral 
del canal de transmisión, y la organización del espacio comunicacional. Las restricciones 
temáticas-retóricas que pesan sobre el mensaje que se va a producir. Estos factores tiene 
un carácter restrictivo.  
Autocríticas: 
Nuestro modelo hace ciertos arreglos positivos al modelo de jakobson. Pero que supone 
que cuando uno habla el otro escucha en silencio y viceversa. 
 
TEXTO - ​ARFUCH Diseño y comunicación “El diseño en la trama de la cultura: desafíos 
contemporáneos” 
 
Presentación : 
Es esa pugna constante de imágenes y palabras por capturar la atención, lo que señala con 
claridad el lugar del diseño y su carácter paradójico: un esfuerzo en la forma de un hacer- 
ver, que sólo parece incrementar el mecanismo de la invisibilidad. 
 
Diseño y comunicación: notas sobre una divergencia “La comunicación como virtualidad” 
Entre las definiciones más corrientes hay una que se expresa bajo la forma de una 
equivalencia -el diseño (gráfico) es comunicación.Con mayor fuerza en otros campos pesan 
sobre el diseñador gráfico ciertos mandamientos -claridad, univocidad, síntesis, 
pertinencia- que tocan la utopía misma de la “comunicación”. 
Esta naturalidad del uso es lo que lleva a preguntarse por los sentidos que se le otorgan a la 
palabra “comunicación”. La “comunicación”, así entendida, alienta desde diálogos, acuerdos, 
comunidades de consenso, hasta la presuposición de transparencia, direccionalidad, de 
envío capaz de llegar sin distorsión a un destino, mediando ciertas condiciones de 
legibilidad de los códigos. 
Si bien la unidireccionalidad del mensaje ha sido suficientemente refutada, algo ha 
quedado que parece difícil desterrar: que es el productor del mensaje, cumpliendo con 
ciertos requisitos, el que logra ”hacerse entender”, imponer un sentido. Tal primacía 
otorgada al enunciador, que ejercería el control de su mensaje y hasta de sus “efectos”, en 
detrimento de la libertad del receptor, inspiró en los años 40, críticas virulentas contra el 
imperio creciente de los medios de comunicación de masas, su poder de persuasión y 
reducción. 
Desde una posición contrapuesta, celebratoria de las virtudes de la comunicación, también 
se otorgaba al medio, y por lo tanto el productor, el lugar de privilegio. Pero es sólo operando 
un desplazamiento de este eje de oposiciones que puede pensarse la complejidad creciente 
de la comunicación contemporánea. 
Una noción fundamental es la de una divergencia entre emisor y receptor, enunciador y 
destinatario. Divergencia que subsiste a pesar de que se comparten códigos comunes que 
hagan posible la comprensión del mensaje. Porque el sentido no es algo inequívoco, que 
viene ”dado” en la forma del mensaje verbal o visual. Más bien es algo que se negocia, 
producto de una tensión entre la significación que el texto (imagen) propone y la 
apropiación que realiza el destinatario. La idea de negociación supone la existencia de 
copartícipes de un proceso activo y continuo de significación donde no es posible separar 
un “primero” (el enunciador) de un “segundo” (destinatario): Sólo porque exista este último, 
un otro capaz de comprender, tiene lugar el mensaje . 
El reconocimiento de es asimetría entre enunciador y destinatario, así como el carácter 
activo y simultáneo de los procesos de recepción/ interpretación, sugieren una pérdida del 
control del sentido por parte del enunciador. Este enfoque introduce con mayor fuerza la 
variable del azar. 
En esta línea de pensamiento, el desvío, el malentendido, no aparecen como infortunios u 
obstáculos en el camino de una comunicación “feliz”, sino más bien como la posibilidad 
misma del lenguaje y, por ende, de la comunicación. 
Un mensaje que pueda considerarse exitoso, forma parte del funcionamiento “normal” de la 
comunicación tanto como la incomprensión, la confusión, el fallido.  
Si es verdad que no hay un sentido, tampoco hay cualquier sentido. Volvamos aquí a la 
tención, la negociación, entre lo que el mensaje significa y las lecturas posibles que suscita. 
En ese espacio de indeterminación, donde nada está jugado de antemano ni tampoco se 
juega cualquier juego, está justamente la dificultad y el desafío de todo apuesta 
comunicativa.  
La otra connotación que arrastra la “comunicación” es la de finalidad, próxima a las ideas de 
intención, propósito, voluntad. Nuevamente aparece aquí la cuestión del control del sentido, 
esta vez por vía de la motivación que guía la producción del mensaje. Más allá de todo 
propósito, de toda intencionalidad, en el momento mismo de su enunciación pesan las 
fuerzas del inconsciente, el deseo, el juego caprichoso de lo intertextual -filiaciones, 
diálogos, influencias, esos discursos- otros que se confunden con nuestra “propia” voz. 
Por estas connotaciones que venimos señalando, la equivalencia entre diseño gráfico y 
comunicación constituye una definición restrictiva. reduce su funcionalidad a la transmisión 
de un mensaje. 
Esa aleación que parece decirlo todo deja de lado lo más problemático: la cuestión del 
sentido, el hecho de que es en la recepción donde termina de definirse el juego, nunca del 
todo predecible. ¿Y que es, en definitiva, un “buen” mensaje, en este campo? Porque lo que 
parece bastante claro es que la eficacia en el mercado de una pieza o campaña gráfica no 
necesariamente supone una calidad de diseño -desde el punto de vista de la originalidad, de 
los mandamientos estéticos y valorativos de las tendencias.  
Esta visión restringida, que deja afuera el componente expresivo, artístico, cultural y hasta la 
posibilidad de libertad, de gratuidad del de diseño -una producción no comercial, sin objeto 
predeterminado ni target- conlleva otra concepción instrumental: solo los saberes que 
prestan una utilidad directa a los objetivos y las finalidades en cuestión son pertinentes 
para la disciplina. 
 
Más allá de la comunicación: el diseño como espacio plural 
El modo en el que una gráfica diseñada invade hasta el último resquicio de nuestra 
cotidianeidad imprime un giro a nuestra percepción.  
Se trataría entonces de pensar el diseño como campo plural, aceptando que sea 
comunicación, inmerso en redes incesantes de producción de sentido, donde la circulación 
es también crucial, pero asimismo arte, técnica, creatividad, conocimiento, discurso, práctica 
significante, susceptible de acentuaciones diferentes según casos y contextos. 
 
TEXTO - ​ECO U. “El lector modelo” 
 
El papel del lector: 
En la medida en que debe ser actualizado, un texto está incompleto. El destinatario se 
postula siempre como el operador capaz de abrir el diccionario a cada palabra que 
encuentra y de recurrir a una serie de reglas sintácticas preexistentes con el fin de 
reconocer las funciones recíprocas de los términos en el contexto de la el fin de reconocer 
las funciones recíprocas de los términos en el contexto de la oración. 
Un término sigue estando esencialmente incompleto aún después de haber recibido una 
definición formulada partir de un diccionario mínimo.Esta cuestión se vincula con el 
carácter injusto de la interpretación y con la temática del entrañe y del a relación entre 
propiedades necesarias, esenciales y accidentales. 
Un texto se distingue de otros tipos de expresiones por su mayor complejidad. El motivo 
principal es el hecho de que está plagado de elementos no dichos. 
“No dicho” significa no manifiesto es la superficie pero precisamente son esos elementos 
no dichos los que deben actualizarse en la etapa de la actualización del contenido. Para ello, 
un texto requiere ciertos movimientos cooperativos, activos y conscientes, por parte del 
lector. 
El texto está plagado de espacios en blanco que hay que rellenar. Quién lo emitió los dejó en 
blanco por dos razones. Porque un texto es un mecanismo perezoso que vive de la plusvalía 
de sentido que el destinatario introduce en él y sólo en casos de extrema represión el texto 
se complica con redundancias y especificaciones ulteriores.En segundo lugar, porque, a 
medida que pasa de la función didáctica a la estética, un texto quiere dejar al lector la 
iniciativa interpretativa. un texto quiere que alguien lo ayude a funcionar. Un texto se emite 
para que alguien lo actualice; incluso cuando se espera que ese alguien exista concreta y 
empíricamente.  
  
Cómo el texto prevé al lector: 
Para organizar su estrategia textual, un autor debe referirse una serie de competencias 
capaces de dar contenido a las expresiones que utilizó. Debe suponer que el conjunto de 
competencias a qué se refieren es el mismo al que se refiere su lector. Por consiguiente, 
deberán prever un lector modelo capaz de cooperar en la actualización textual de la manera 
prevista por él y de moverse interpretativamente, igual que él se ha movido generativamente. 
Los medios a los que recurren son múltiples: la elección de una lengua, la elección de un 
tipo de enciclopedia, la elección de determinado patrimonio léxico y estilístico. 
Por un lado, el autor presupone la competencia de su lector modelo; por otro, la instituye. 
 
Textos “cerrados” y textos “abiertos”:  
Nada más abierto que un texto cerrado. Pero esta apertura es un efecto provocado por una 
iniciativa externa, por un modo de usar el texto, de negarse a aceptar que sea él quien los  
use. Lo que aquí nos interesa en la cooperación textual con una actividad promovida por el 
texto. De un texto pueden darse infinitas representaciones. 
Estamos ante un texto “abierto” cuando el autor sacar todo el partido posible. Decide hasta 
qué punto debe vigilar la cooperación del lector, así como dónde debe suscitar, dónde hay 
que dirigir la Y dónde hay que dejar que se convierta en una aventura interpretativa libre. 
Una sola cosa tratara obtener con hábil estrategia: que, por muchas que sean las 
interpretaciones posibles, unas repercutan sobre las otras de modo tal que no se excluyen, 
sino que se refuercen recíprocamente. 
 
Uso e interpretación​: 
Creemos que hay que fijar ciertos límites y que la noción de interpretación supone siempre 
una dialéctica entre estrategia del autor y la respuesta del lector modelo. 
Desde el punto de vista de una semiótica general. El universo del discurso introduce una 
limitación en el tamaño de la enciclopedia. Un texto no es más que la estrategia que 
constituye el universo de sus interpretaciones. Cualquier otra decisión de usar libremente un 
texto corresponde a la decisión de ampliar el universo del discurso. Pero hay que saber si lo 
que se quiere es mantener activa la semiosis o interpretar un texto. 
Por último, los textos cerrados son más resistentes al uso que los textos abiertos . 
Concebidos para un lector modelo muy preciso, al intentar dirigir represivamente su 
cooperación dejan espacios de uso bastante elásticos. 
 
Autor y lector como estrategias textuales: 
Cada vez que se utilizan términos como autor y lector modelo se entenderá siempre, en 
ambos casos, determinados tipos de estrategia textual. El lector modelo es un conjunto de 
condiciones de felicidad, establecidas textualmente, que deben satisfacerse para que el 
contenido potencial de un texto quede plenamente actualizado.  
  
El autor como hipótesis interpretativa:  
El autor empírico, en cuanto sujeto de la enunciación textual, formula una hipótesis de lector 
modelo y, al traducirla al lenguaje de su propia estrategia, se caracteriza asimismo en 
cuanto sujeto del enunciado, con un lenguaje igualmente “estratégico”, como modo de 
operación textual. Pero, por otro lado, también el lector empírico, como sujeto concreto de 
los actos de cooperación, debe fabricarse una hipótesis de autor, deduciendo lo 
precisamente de los datos de la estrategia textual. La hipótesis que formula el lector 
empírico acerca de su autor modelo parece más segura que la que formula el autor empírico 
acerca de su lector modelo. De hecho, el segundo debe postular algo que aún no existe 
efectivamente y debe realizarlo cómo se ríe de operaciones textuales; en cambio, el primero 
deduce una imagen tipo a partir de algo que previamente se ha producido como acto de 
enunciación y que está presente textualmente como enunciado. Pero no siempre el autor 
modelo es tan fácil de distinguir: el lector empírico tiende a rebajarlo a las informaciones 
que ya posee acerca del autor empírico como sujeto de la enunciación. 
Por cooperación textual debe entenderse actualización de las intenciones el enunciado 
contiene virtualmente. la cooperación textual es un fenómeno que se realiza entre dos 
estrategias discursivas, no entre dos sujetos individuales. 
 
TEXTO - ​BARTHES “Retórica de la imagen” 
 
¿De qué modo la imagen adquiere sentido? estudiaremos la imagen publicitaria porque en la 
publicidad la significación de la imagen es sin duda intencional. 
 
Los tres mensajes:  
Propaganda Panzani.He aquí pues, para esta imagen, cuatro signos que exigen un saber 
generalmente cultural y remiten a significados globales.  
si nuestra lectura es correcta, fotografía analizada nos propone tres mensajes: un mensaje 
lingüístico, un mensaje icónico codificado y un mensaje icónico no codificado. 
El espectador de la imagen recibe al mismo tiempo el mensaje perceptivo y el mensaje 
cultural. La distinción tiene una validez operatoria que permite distinguir en el signo 
lingüístico un significante y un significado. Tratamos de comprender la estructura de la 
imagen en su conjunto, la relación final de los tres mensajes entre sí. De los dos mensajes 
icónicos, el primero está de algún modo impreso sobre el segundo: el mensaje literal 
aparece como el soporte del mensaje simbólico. diremos de inmediato que la imagen literal 
es denotada y la simbólica connotada.  
  
El mensaje lingüístico: ¿Cuales son las funciones del mensaje lingüístico respecto del 
mensaje icónico? aparentemente dos: de anclaje y de relevo.  
Toda imagen es polisémica, implica una cadena “flotante” de significados,entre los cuales 
el lector puede elegir algunos e ignorar otros. Por tal motivo, en toda sociedad se 
desarrollan técnicas diversas destinadas a fijar la cadena flotante de los significados, de 
modo de combatir el terror de los signos inciertos: el mensaje lingüístico es una de esas 
técnicas. A nivel del mensaje literal, la palabra responde de manera más o menos directa a 
la pregunta ¿Qué es?. Ayuda a identificar los elementos de la escena y la escena misma: se 
trata de una descripción denotada de la imagen. La función denominativa corresponde a un 
anclaje de todos los sentidos posibles (denotados) del objeto, mediante el empleo de una 
nomenclatura. 
A nivel del mensaje “simbólico”, el mensaje lingüístico guía no ya la identificación, sino la 
interpretación, impide que los sentidos connotados profieran hacia regiones demasiado 
individuales o bien hacia valores disfóricos. El texto guía al lector entre los significados de 
la imagen. , le hace evitar algunos y recibir otros. en todos los caso de anclaje, el lenguaje 
tiene una función de elucidación selectiva. El anclaje es un control , tiene una 
responsabilidad sobre el empleo del mensaje.  
El anclaje es la función más frecuente del mensaje lingüístico; aparece por lo general en la 
fotografía de prensa y publicidad. La función de relevo es menos frecuente ; se la encuentra 
principalmente en los dibujos humorísticos y en las historietas. Aquí la palabra y la imagen 
están en una relación complementaria. Poco frecuente en la imagen fija -relevo- se vuelve 
importante en el cine, donde el diálogo no tiene una simple función de elucidación , sino que, 
al disponer en la secuencia de mensajes, sentidos que no se encuentran en la imagen, hace 
avanzar la acción en forma efectiva. Las dos funciones del mensaje lingüístico pueden 
coexistir en un mismo conjunto icónico. 
 
La imagen denotada: no se encuentra nunca una imagen literal en estado puro. Despojada 
utópicamente de sus connotaciones, la imagen se volvería radicalmente objetiva, es decir, 
inocente. Es preciso especificar, pues de todas las imágenes sólo la fotografía tiene el 
poder de transmitir la información (literal). Es necesario, oponer a la fotografía al dibujo, 
que, aun cuando sea un mensaje denotado, es un mensaje codificado, no hay dibujo sin 
estilo.  
La imagen denotada naturaliza el mensaje simbólico, vuelve inocente el artificio se,antico, 
de la connotación. 
 
Retórica de la imagen: estamos frente a un sistema, cuyos signos provienen de un código 
cultural. Lo que constituye la originalidad del sistema, es que el número de lecturas de una 
misma lexia (imagen) varía según los individuos. Sin embargo, la variación de las lecturas 
no es anárquica, depende de los diferentes saberes contenidos en la imagen. ¿Que es un 
léxico? conjunto de prácticas y técnicas. En un mismo hombre hay una pluralidad y una 
coexistencia de léxicos que formas de algún modo el dialecto de cada uno. La imagen en su 
connotación, estaría entonces constituida por una arquitectura de signos provenientes de 
léxicos (idiolectos) , ubicados en distintos niveles de profundidad.  
 
TEXTO - ​ECO​ ​“Semiología de los mensajes visuales” 
 
Los códigos visuales: u ​ na semiología de las comunicaciones visuales podrá constituir un 
punto de partida para la definición etimológica de los demás sistemas culturales. Si 
consideramos las distinciones triádicas de Pierce, observamos que a cada definición del 
signo puede corresponder un fenómeno de comunicación visual. 
 
El signo icónico: Pierce definía s los iconos como aquellos signos que tienen una cierta 
semejanza innata con el objeto al que se refieren. 
Un signo icónico es semejante a la cosa en algunos aspectos. Esta es una definición que 
puede contentar al sentido común, pero no a la semiología. 
Los signos icónicos no “poseen las propiedades del objeto representado” pero reproducen 
algunos condiciones de la percepción común, sobre la base de los códigos perceptivos 
normales y seleccionando esos estímulos que pueden permitirse construir una estructura 
receptivo que posea lo mismo significación que la experiencia real denotada por el signo 
icónico. 
el problema de la semiología de las comunicaciones visuales es sabe como un signo, 
gráfico o fotográfico, que no tiene ningún elemento material en común con las cosas puede 
aparecer igual a las cosas.  
diremos entonces que: los signos icónicos reproducen algunas condición de la percepción 
del objeto, pero después de haberlos seleccionado según códigos de reconocimiento y 
haberlos registrado según convenciones gráficas. 
Seleccionamos los aspectos fundamentales de lo percibido según códigos de 
reconocimiento. 
Existe pues un código icónico que establece la equivalencia entre cierto signo gráfico y un 
elemento pertinente del código de reconocimiento. 
el signo icónico puede pues poseer, entre las propiedades del objeto, las propiedades 
ópticas (visibles), ontológicas (supuestas) y convencionales (adaptadas a un modelo, de las 
que se sabe que no existen, pero que tienen capacidad de denotar eficazmente. Un esquema 
gráfico reproduce las propiedades relacionales de un esquema mental. 
La convención regula todas nuestras operaciones figurativas. Esta comprobación es válida 
para los iconos gráficos como para los iconos fotográficos.  
Entre las condiciones de percepción, elegimos los rasgos pertinentes, este fenómeno de 
reducción se verifica casi en la totalidad de los signos icónicos. 
el signo icónico la mayoría de las veces se halla acompañado con un texto escrito; incluso 
cuando se lo puede reconocer, aparece siempre cargado con un cierta ambigüedad, siempre 
denota con mayor facilidad lo universal que lo particular; por ello, en las comunicaciones 
que apuntan a la precisión referencial necesita ser anclado por un texto verbal. 
En la vida cotidiana percibimos sin ser conscientes de la mecánica de la percepción. Ante 
signos icónicos, podemos afirmar que se puede señalar como signo icónico lo que nos 
parece reproducir ciertas propiedades del objeto representado.  
 
La posibilidad de codificar los signos icónicos: P​ ara realizar equivalente icónicos de la 
percepción, se seleccionan algunos aspectos y otros no.  
En el interior del continuo icónico no hay unidades discretas susceptibles de ser 
catalogadas de una vez para siempre, pues los aspectos pertinentes varían: a veces se 
encuentran grandes representaciones que pueden reconocerse por convención, a veces se 
trata de pequeños segmentos de línea, puntos, espacios en blanco, como en el caso de un 
perfil humano donde un punto representa al ojo. Sabemos que, en otro contexto, el mismo 
tipo de punto representa, por ejemplo, un grano de uva. 
los signos del dibujo pueden asumir significados contextuales sin tener significado propio. 
su valor posicional varía según la convención que el tipo de dibujo instituye y que puede 
variar bajo la mano de otro dibujante, o en el momento en que el mismo dibujante adopta 
otro estilo. Nos encontramos ante un torbellino de dialectos, algunos reconocibles por 
muchas personas y otros no; torbellino en el que las variantes facultativas se convierten en 
rasgos pertinentes y viceversa, según el código que el dibujante decida operar. Es en este 
sentido que los códigos icónicos, si es que existen, son códigos débiles. 
Podiamos conxluir que el signo iconico es analogico. N oen el sentido clásico del término 
“analogía” sino en el sentido que le confieren al término los constructores y operadores de 
cerebros electrónicos. 
 
TEXTO -​ CORTI Y PERELMITER​ ​“El problema de la iconicidad ¿naturaleza o convención? 
(sobre la semiología de los mensajes visuales de U. Eco)” 
 
Introducción: ​no todos los fenómenos comunicativos son fenómenos lingüísticos. 
Para Eco, el primer objetivo de una interpretación semiológica de los visual se asocia al 
program disciplinario de la semiología como ciencia autónoma. 
Comenzando por el sistema cultural de signo visuales, conjetura Eco, se podrá luego 
avanzar sobre otros sistemas comunicativos no verbales. 
Eco se interroga sobre la validez de pensar la comunicación visual a partir de la experiencia 
común y corriente de la percepción. 
¿Cómo determinar qué elementos tienen en común la representación gráfica de un objeto y 
el objeto representado? Si la semiología no quiere reproducir la ingenuidad del sentido 
común, señala Eco, debe enfrentar esta pregunta. 
Cómo va a sostener Eco, el mecanismo de la percepción opera a partir de convenciones 
culturales, de modo que no podemos seguir sosteniendo el carácter innato de la semejanza 
icónica. Tal semejanza ya no podría ser remitida a las cosas representadas , sino a los 
códigos culturales que les producen como tla. 
Pero si no es verdad que percibimos una realidad objetiva ¿mediante qué mecanismos 
creemos que si lo hacemos? Efectivamente, si no hay elementos materiales comunes, lo que 
se comunicaría serían las formas relacionales iguales. 
 
Percepción y convención en el signo icónico:​ Eco va a retomar las categorías para poner en 
discusión el carácter más o menos convencional de los distintos representaciones o 
comportamientos Que los signos pueden adoptar.  
Los convencionalistas como eco, afirmaron que la idea de una semejanza entre imagen y 
objeto es ingenua y errónea. suponen que la operación de imitación conlleva una fuerte 
reducción de las cualidades del mundo, por lo que la similitud que pudiera existir entre 
imagen y realidad es muy reducida. por otro lado, la supuesta “realidad” también es una 
convención social. para eco, nuestra percepción está mediada por “ códigos de 
reconocimiento”. la realidad es concebida Entonces como una construcción cultural. 
En su tarea por repensar el tema del iconismo, eco problematiza la definición de icono de 
peirce, cuestionando la noción misma de semejanza. 
el autor se ve obligado a recurrir a la definición de Morris: “ un signo icónico es un signo 
semejante, en algunos aspectos, a lo que denota. la iconicidad es una cuestión de grado.” es 
en la expresión “en algunos aspectos” En dónde se encuentran el problema central sobre el 
cual la semiología debería hacer un estudio científico sobre los mensajes visuales.  
La primera tesis que plantea sostendrá que los signos icónicos no poseen las propiedades 
del objeto representado, sino que reproducen algunas condiciones de la percepción del 
objeto. 
el verdadero giro de la teoría de eco, ser argumentar que todo mecanismo perceptivo tiene 
un carácter convencional. percibir implica recibir ciertos estímulos en un campo y coordinar 
los, sobre la base de experiencias adquiridas, en una” estructura percibida”. frente a un 
mensaje visual, el sujeto selecciona los datos de la experiencia proporcionados tanto por el 
dibujo como por la sensación y los estructura según sistemas de expectativas y sus 
posiciones que implican el conocimiento de ciertos técnicas aprendidas, es decir, suponen 
el uso de códigos. 
 
​La doble codificación los mensajes visuales:​ Eco dirá entonces que los signos icónicos 
reproducen algunas condiciones de la percepción del objeto, pero sólo después de:  
1 haberlos seleccionado según códigos de reconocimiento, y 2 haberlo registrado según 
convenciones gráficas. 
Según esta tesis, la comunicación de mensajes visuales involucrados operaciones de 
codificación. estas dos operaciones se concretan mediante dos tipos distintos de códigos. 
el código de reconocimiento y el código icónico. 
el primero daría cuenta del carácter cultural de la operación de percepción visual en sí 
misma. el segundo, explica la traducción y reducción gráfica convencional de las 
condiciones de esa percepción. 
1- El código de reconocimiento: ​es el código que regula la percepción visual a partir de 
aspectos pertinentes.Los rasgos pertinentes que sean seleccionados en la percepción de un 
cuerpo humano serán diferentes dependiendo del contexto espacial y cultural en que se 
lleve a cabo. El destacar uno de eso aspectos hace que deje de ver otros, que podrían 
hacerse visibles si mi criterio de selección fuera distinto. 
2-El código icónico: p​ ermite establecer equivalencias entre un signo gráfico y un elemento 
pertinente del código de reconocimiento. De esta manera , cada condición de la percepción 
puede traducirse a formas gráficas convencionales. 
El código icónico supone ya la existencia de otro código, de reconocimiento , que remite a la 
mecánica de la percepción visual y no a la naturaleza del signo icónico. En este sentido, 
podemos decir que la comunicación visual consiste en una representación icónica 
esquemática de algunas propiedades de otra representacion iconica esquematica , y on en 
representaciones anslogicas de uan realidad que es innatamente semejante a dicha 
representación. 
Un signo icónico puede presentar distinto tipo de propiedades del objeto: propiedades 
ópticas (visibles), analogicas (supuestas) y convencionales (quw se saben que no existen 
pero que están adaptadas a un modelo). Pero si esto es así, tendremos que concluir que un 
esquema gráfico reproduce las propiedades relacionales de un esquema mental y no las 
propiedades innatas del objeto. 
Es la convención la que regula todas las operaciones figurativas. 
Los códigos icónicos permiten traducir cad condición de la percepción mediante un signo 
gráfico, pero también reducir lo percibido a una convención gráfica simplificada. En la 
medida en que, entre condiciones de la percepción , seleccionamos rasgos contextualmente 
pertinentes, este fenómeno de reducción existe en todos los signos icónicos.  
No obstante, existen algunas convenciones gráficas que se basan en rasgos pertinentes 
automatizados de los contextos de percepción. Eco señala aquí el ejemplo de como la 
convención gráfica de la presencia de una “escuela” persiste aun cuando dichos rasgos son 
difícilmente observables en nuestros contextos contemporáneos de percepción. 
La relación entre percepción visual y signo icónico es correlativa a la relación entre código 
de reconocimiento y código icónico. 
 
El código icónico como un código débil: ​El autor caracteriza a la lengua como un código 
fuerte, en tant que la presenci de rasgos pertinentes en las unidades mínimas de este 
sistema permite concebirla como un catálogo preciso. Hay una clara diferenciación entre 
rasgos pertinentes y variables facultativas. 
Por el contrario, en los códigos icónicos, la posibilidad de encontrar unidades discretas y 
sus mecanismo de doble articulación resulta más difícil. En una representación gráfica, dice 
Eco, disponemos de una infinidad de medios para representar un concepto, los cuales no 
son catalogables ni previsibles. 
Sin embargo, eso no significa que las codificaciones icónicas no existan. Más bien, existen 
grandes bloques de codificación cuyos elementos de anticipación dependen de relaciones 
contextuales, muy complejas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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