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a).- Encontramos una idea que bien puede ser aceptada por ambos autores: la de
que el hombre es un fin en sí mismo y nunca puede ser utilizado como un medio; ni
para enriquecerse, ni para cualquier otra cosa. Estamos ante un gran proyecto: la
defensa del ser humano como ser con dignidad y ésta la alcanzará al vivir en una
sociedad totalmente justa, utópica que hay que construir.
b).- Tipo de sociedad que cada uno de estos autores considera que mejor
conviene a los seres humanos.
El hombre es, por lo tanto, para Platón, la unión total de dos sustancias (cosas
que existen por sí mismas) totalmente distintas entre sí: alma y cuerpo. El alma está en
el cuerpo como en una cárcel de la que intenta salir para volver a su lugar de origen, que
es el mundo de las ideas. Para salir de ese cuerpo utiliza el conocimiento llegando a
unirse al mundo de las ideas al recordar lo que había contemplado anteriormente, al
final de la vida de un hombre sabio le espera la inmortalidad. La vida y la perfección
que hay que alcanzar en ella es preparatoria para alcanzar otra de un modo absoluto.
Ambos piensan también, que sin conocimiento la realización del ser humano es
imposible. Platón verá que el conocimiento es algo universal y necesario. Esto le llevará
a imaginar un mundo perfecto lleno de Ideas, de valores que hay que conquistar. Le
llevará también a suponer que los sentidos no son fiables pues muestran lo concreto.
Marx sin embargo, toma los sentidos como el punto de partida del conocimiento e
intenta conquistar el mundo concreto en el que éstos se desarrollan. No existe el mundo
ideal, el único existente es este de aquí abajo.
Especial atención merece el papel que en cada planteamiento juegan las Ideas;
en uno, las auténticas realidades trascendentes al mundo empírico-material, mientras
que en el otro, no son más que ilusiones que son utilizadas por el poder económico para
enmascararlo, para ocultar la realidad, es decir, pura ideología.