Sábado 02 de abril de 2016. Son las 03 de la mañana de un
día realmente agitado, lleno de nervios, tensión e intriga, un día común y corriente para este pequeño ser que está frente a Uds., un día como cualquiera, pero el pequeño ser se siente diferente, además de un día más viejo, se siente triste, reflexivo. El estrés de una semana que comenzó con licencia del trabajo por un pico de tensión que le puso el ojo izquierdo como si el diablo en él se le hubiese revelado y pujase por salir, rojo de sangre; que lo llevó a peregrinar por consultorios pseudo asépticos, a juntar orines someterse estoicamente al escrutamiento médico; que determinaron finalmente, al mediodía del viernes, que estaba bien pero que debería estar mejor, comer más soso, menos delicias gastronómicas, sobre todo las que están hechas de buenos recuerdos, hacer espacio en su rutina para la gimnasia, algo que siempre envidió (tanto la rutina como la gimnasia), las intemperies de la vida lo devolvieron en el otro extremo de la semana, con la misma tensión arterial con la que había empezado, pero por circunstancias distintas, aunque más conocedor de las limitaciones de su cuerpo y de la escases de salud que se nota cuando uno traspasa el medio siglo de vida a campo traviesa. Y es verdad que pasan cosas todos los días y todas merecen ser escritas, porque escribirlas ya es hacerlas especiales, trascendentes y únicas, pero a la vez compartidas, reconocibles en los lectores, pero una cosa sucedió en el transcurso de esta semana que me tiene aquí sentado y es el hecho de enterarme del fallecimiento de nuestra última tía. La tía Carmencita Eso sucedió de manera injusta, no estaba preparado para la noticia, no podía salir corriendo, no podía gritar, no podía llorar como lo estoy haciendo ahora: amparado en el silencio de la noche calurosa frente a la luz de mi notebook y con los anteojos puestos. Le debía una visita, le debía una explicación por no haberla llamado en dos años, le debía dar aún muchos besos, debía mostrarle con orgullo lo grande y lindos que se hacían mis hijos, sus nietos.
El hecho de no poder dormir está relacionado con ella.
Mientras recorría mentalmente los recuerdos de manera onírica debido a la tarea de dormir que estaba intentando asumir, con responsabilidad, como todas las tareas que hago mías a lo largo del día, desfilaron uno a uno mis tíos, todos los Parrado y sus respectivos consortes, algunos más entrañables que otros, aunque todos tan tíos como nos enseñaron a considerar: como una parte inseparable de la familia, como una extensión de nuestro pequeño universo de niños, como una palabra mágica que nos maravillaba cada vez que la escuchábamos anticipar de bienvenida al hogar o como promesa de viaje. Esta vez estoy haciendo esto de levantarme a escribir por ella, por ellos. Me dijeron: -dale hijo, levántate y escríbelo, que algo llevas de nosotros y nosotros queremos que se sepa. Tesis sobre la familia Si bien el título de estas reflexiones es un poco “científico”, existe una explicación: una tesis es una primera conclusión, luego de una profunda investigación, observación y experimentación, escrita pero abierta a la discusión, al disenso y a la propuesta de nuevos postulados que enriquezcan el objeto de estudio y lleven luz a lo que se conoce desde sólo un ángulo o desde una verdad a medias rellenadas con mitos y leyendas, que no dejan de ser interesantes y permiten que lo que apenas se conoce se acepte alegremente y se anestesie la duda que es la razón humana fundamental, y así nos parezcamos cada vez más a las plantas y demás seres vivos que ni se preguntan. Como por ejemplo, y ahí nomás paro de ejemplificar, la Vía Láctea: ¿no es un nombre bonito? ¿ no es una explicación tonta el hecho de que una enorme mujer de belleza sin par, con sólo un rodete en el ensortijado cabello y cubierta apenas con una delgada túnica ceñida de la cintura haya andado desplazándose por el Universo a pecho abierto, derramando su maternal leche? ¿no es también una explicación maravillosa para un niño en edad de imaginar? ¿pero no sirvió acaso para que durante generaciones de generaciones los niños se hicieran grandes viendo el cielo, tratando primero de encontrar a esa diosa madre, luego encontrar esos singulares pechos, para dar paso finalmente al razonamiento y tratar de encontrar una respuesta veraz, que elimine de una vez por todas a ese tonto e imaginativo niño que alguna vez fue? Metodología de la Tesis Tesis sobre la familia intentará ser eso: una reflexión sobre nosotros mismos, sobre lo que somos y el porqué de lo que somos. De a ratos seremos niños y nos contaremos las anécdotas más disparatadas, las hazañas más sobresalientes, los recuerdos más encomiables; luego hablaremos sobre lo que sucedió y que cada miembro de familia de cada tío sabrá desde su posición de hijo. Narrará desde una perspectiva individual la manera en que vivió y conoció a su padre y a su madre. Sólo se aceptarán opiniones en este sentido, con verdadera sinceridad y cariño, pues es sabido que sin ese último ingrediente este experimento no llegará a ser nunca un Postulado; finalmente expresaremos nuestro aprecio por cada uno de nuestros respectivos tíos, resaltando los aspectos más positivos (evitando cualquier crítica que pudiera dar lugar a un limbo de discusión interminable), los aspectos de su personalidad más sobresalientes, la manera en como lo quisimos y alguna que otra anécdota que colabore a reforzar nuestra imagen de los tíos que forjaron nuestra propia personalidad. Evitaremos ahondar en rencores y hechos que entre ellos pudiera haber ocurrido porque al fin y al cabo ellos fueron falibles como lo somos nosotros, y tomaron Edited by Foxit Reader Copyright(C) by Foxit Corporation,2005-2009 For Evaluation Only.
decisiones y se equivocaron como yo y vosotros lo hacen
permanentemente en la vida y además porque, si lloraron y se arrepintieron de algo, lo más probable es que lo hicieron en soledad, lejos de cualquier testigo que no fuera Dios. Piensa: si tú eres terco, ¿a quién sales?; si soy llorón, ¿a quién salgo? Queda el aspecto técnico de la Tesis: deberé preparar el terreno, abonarlo con Tecnologías de la Comunicación, crear un micro clima sólo para sembrar entre nosotros, con semilla de recuerdos propia, natural, sin alteración de ninguna especie, sin larvas de prejuicios ni intenciones modificadas genéticamente. Les haré saber cuando lo tenga, los invitaré y les mostraré el camino de sus reflexiones, la explicación de la sonrisa de sus nietos o la determinación de sus hijos. Espero sus opiniones, los quiero, primos, los quiero hermanos. Pablo Delgado Parrado
Nota: la firma con apellido doble es sólo circunstancial.