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Interferómetro de Michelson
Rodríguez García Miguel Ángel
González Franco Omar
Hay muchos tipos de interferómetros, en todos ellos se utilizan dos haces de luz que
recorren dos trayectorias ópticas distintas, determinadas por un sistema generalmente de
espejos y prismas que, finalmente, convergen para formar un patrón de interferencia.
Mediante dos rayos de luz (normalmente, un rayo desdoblado en dos), se forma un patrón
de interferencia donde se superponen los dos rayos. Puesto que la longitud de onda del
rayo visible es muy corta, pueden detectarse pequeños cambios en las diferencias de las
trayectorias ópticas (distancia recorrida) entre los dos rayos (ya que las diferencias
producen cambios notables en el patrón de interferencia). Por consiguiente, la
interferometría óptica ha sido una técnica de medición muy valiosa desde hace más de cien
años. Su precisión se ha mejorado con la aparición del láser.
Albert Abraham Michelson (Strzelno, Polonia, 19 de diciembre de 1852 - Pasadena, Estados
Unidos, 9 de mayo de 1931) fue un físico, conocido por sus trabajos acerca de la velocidad
de la luz. Recibió el Premio Nobel de Física en 1907.
Interferómetro de Michelson
Im 3. Interferómetro de Michelson
Inicialmente los dos haces desdoblados estaban en fase. La diferencia de que haya entre
ellos cuando se encuentren de nuevo en un mismo punto del espacio dependerá de la
diferencia de camino que hayan recorrido. Si EF y EM están a la misma distancia del espejo
semitransparente, el camino recorrido por ambos rayos es el mismo, y por tanto llegarán
en fase a la pantalla, y la interferencia en cualquier punto será máxima o mínima pero
constante en el tiempo, lo que nos permite observar el patrón de interferencia. Moviendo
el espejo EM cambiaremos esta situación. Si la distancia ES-EM se varía en un cuarto de
longitud de onda, los haces en pantalla estarán en oposición de fase (desfasados 180º). Esto
es debido a que el haz que va de ES a EM recorre esa distancia dos veces, por lo que la
diferencia de camino recorrido por los dos haces es de media longitud de onda: en la
pantalla las posiciones de los máximos y mínimos estarán intercambiadas. Si se varía ahora
la distancia de ES a EM en media longitud de onda, de nuevo los haces estarán en fase en
la pantalla. El modelo de interferencia volvería a ser ahora como inicialmente. De esta
forma, moviendo EM tendremos un modelo de interferencia que va variando al variar la
posición del espejo, y que volverá a ser como inicialmente cada vez que el espejo se mueva
un múltiplo de la semilongitud de onda de la luz utilizada.
Por tanto, moviendo EM una distancia dm y contando m, el número de veces que el patrón
de interferencia vuelve a ser como inicialmente, se puede calcular la longitud de onda con
2𝑑
λ=
𝑚
Si la longitud de onda es conocida, se puede usar el mismo procedimiento para medir una
distancia dm.
Medida del índice de refracción
Para una luz de frecuencia dada, la longitud de onda varía según la expresión:
𝜆0
𝜆=
𝑛
Siendo λ0 la longitud de onda en el vacío, λ la longitud en el medio donde se está
propagando la luz y n el índice de refracción de dicho medio.
En la base de un edificio cercano al nivel del mar, Michelson y Morley construyeron lo que
se conoce como el interferómetro de Michelson. Se compone de una lente semiplateada o
semiespejo, que divide la luz monocromática en dos haces de luz que viajan en un
determinado ángulo el uno respecto al otro. Con esto se lograba enviar simultáneamente
dos rayos de luz (procedentes de la misma fuente) en direcciones perpendiculares, hacerles
recorrer distancias iguales (o caminos ópticos iguales) y recogerlos en un punto común, en
donde se crea un patrón de interferencia que depende de la velocidad de la luz en los dos
brazos del interferómetro. Cualquier diferencia en esta velocidad (provocada por la
diferente dirección de movimiento de la luz con respecto al movimiento del éter) sería
detectada.
Irónicamente, tras toda esta preparación, el experimento fue fallido, aunque exitoso. En vez
de mostrar las propiedades del éter, no se produjo ninguna alteración de velocidad de la luz
y, por tanto, ninguno de los efectos que el "viento del éter" tenía que producir. El aparato
se comportó como si no hubiese "viento del éter". Este asombroso resultado no podía ser
explicado por la teoría de las ondas vigente en la época. Se intentaron muchas
explicaciones, como que la Tierra arrastraba de alguna forma al propio éter, pero todas ellas
resultaron ser incorrectas. Ernst Mach fue uno de los primeros físicos en considerar que el
resultado del experimento era correcto y sugirió una nueva teoría. Las investigaciones
iniciadas a raíz del experimento llevaron a una teoría alternativa consistente, la contracción
de Lorentz, que explicaba el resultado nulo obtenido. El desarrollo de esta teoría
desembocó en la relatividad especial de Einstein.