Georgina March Damas Antropología

Patrimonio y patrimonialización

Es mediante la aplicación romántica del concepto de patria (del latín “patrus, -a, -um”,
relativo a los antepasados ) que nuestra idea y voluntad de conservación de aquello
referente a la cultura se genera. Sin embargo, la cultura es cosa que escapa a la mera
definición, tratándose de un reino de vida en sí mismo.

Como el patrimonio (aunque este se empezó a desarrollar con la colección de obras de

arte durante el renacimiento), la cultura empieza a ser tomada como ciencia social en su
tradición literaria asistiendo de esta manera al principio de la antropología profesional.
Estos nuevos profesionales, cabe decir, investigaron la manera en que las nuevas ideas
de cultura se adaptaban a a cualquier otra dimensión de sus mundos: la religión, la
economía, la biología ,la familia…Por lo que mantiene un estrecho vínculo con el
patrimonio, o más bien, como veremos más adelante, con el proceso que se conoce
como patrimonialización.

Es cuando nacen la antropología y la cultura que de su manco aparece el patrimonio,

pues ninguno de estos conceptos se ha desarrollado desde los inicios de la historia o se
le ha dado un valor respectivo a la condición humana. Hasta hace relativamente poco,
los museos eral el único lugar que “encerraba lo propio de la cultura”. Se han creado,
sin embargo ya, numerosas alternativas que activan y revitalizan el patrimonio de una
manera quizás más estrechamente unida a sus raíces y sin arrancar dichos elementos de
su origen. La propia sociedad de hecho está adquiriendo un renovado interés (quizás en
parte influenciado por los fondos económicos que se le dedican) hacia el patrimonio, y
también las instituciones se implican en esta actividad.

La patrimonialización empezó referente al arte y a la historia en consecuencia de la

extensión del principio de soberanía popular a las representaciones del pasado en forma
de objetos monumentales y artísticos. El patrimonio como concepto, sin embargo,
evoluciona a la par que la modernidad. Sus límites se amplían. La forma más usada para
su desarrollo es el museo como apuntábamos en el párrafo anterior, pretendiendo
mostrar el estado y evolución del conocimiento humano en sus múltiples facetas. La
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patrimonialización de la naturaleza (como en el caso objeto de estudio de la asignatura

en la salida al Priorat; la Serra de MontsantI) es una división fundamental que tiene sus
antecedentes directos en la creación del primer parque natural en Yellowstone en 1872.
En España, esos orígenes se remontan a la creación de los Parques Nacionales de
Covadonga y Ordesa datada de 1918. Los años sesenta suponen en este menester una
extensión de los principios de conservación de la interrelación naturaleza-cultura, dando
lugar a otras formas de patrimonialización como los econmuseos o parques culturales,
elementos de dominio patrimonial que la actividad de la asignatura de antropología ha
dado a conocer.

Deberíamos preguntarnos, enfocando ahora la visión hacia el término “patrimonio

etnográfico”, si el patrimonio es una propiedad inherente en la cultura o si la sociedad,
en el ejercicio de su creatividad cultural, patrimonializa, como bien apunta en sus
ensayos Gaspar Mairal. Es importante considerar que “patrimonio” no es una
característica propia de un elemento, sino que es el fruto de un proceso que se desarrolla
en diferentes contextos determinados. La etnografía, más que definir una parcela del
patrimonio, debe contribuir a ampliar el propio concepto de patrimonio. Esto es porque
si no sucederá con ello lo mismo que con la idea de cultura; que a pesar de que nos
saque del misticismo, cambiamos cultura por “una cultura”; adquirimos una cutlrua
confundida con ascentria; damos a todo un aura mística que es fundamentalmente
narcisista, y volvemos a las épocas racistas de las que la idea de cultura nos debería
haber salvado.

En las activaciones patrimoniales observadas se toma en consideración la vertiente

natural (en el caso de la Serra de Montsant), y todo lo relacionado con la religión,
elemento que queda unido a la antropología en tanto que estudia la explicación
comparativa de la lucha del hombre para dominar el pensamiento ( trabajo por E.
Schwimmer). Se utiliza el vino y todo lo relacionado con su elaboración para mitificar
de alguna manera el trabajo de los antepasados en las tierras del Priorat (cosa que se
genera en el patrimonio del centro de interpretación a base de buscar la complicidad y
comprensión del oyente acercándose a él usando una vertiente humanizadora y
sentimental). El elemento patrimonializador en el caso de la Serra del Montsant es la
propia estructura natural junto al continuo desarrollo de medidas que aseguran preservar
la integridad de su fauna y flora, lo que torna éste un ámbito interesante de estudio
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dentro del patrimonio, pues no podría tratarse dentro de la idea general que se tiene de
cultura, pero sin embargo es algo digno de proteger.

También se utilizan en la Cartuja de Escala Dei unos elementos más propios de la

cultura en si como podrían ser la arquitectura o los elementos de la vida religiosa propia
del convento.,

Ciertamente el patrimonio resuelve en ser una cuestión en auge porque el sentimiento de

revalorización de lo propio es algo común entre los pueblos o naciones que se sienten
amenazadas de alguna manera directa o indirecta. Es, además, algo que provoca
generosos ingresos económicos procedentes del turismo, y que en muchas ocasiones
ayudan a la subsistencia de grandes comunidades dedicadas a ello de manera
especializada (no es extraño, entonces, que se le de cuidado y se procure elaborar un
fondo patrimonial sólido).

La ligerea con la que se trata el tema, sin embargo, resulta un tanto indecorosa y
preocupante: demasiados frentes abiertos sin relación aparente, dispersión, autoridades
capaces de generar su propio patrimonio personal, arbitrariedad en cuanto a la
concepción de qué es digno de recibir el cartel de museizable. La cultura presenta un
espectro bastante amplio sobre el que trabajar, lo que supone un riesgo, pues llegaremos
a patrimonializar cosas con facilidad funesta e ingente. Especialmente en este mundo en
que la sensibilidad del hombre rige el a vivir, llegando a tal punto que todo ofende y
todo supone una crueldad o ataque violento. Vivimos entonces quizás en un Medievo
semievolucionado en que el pueblo, con piel de larva, juzga a ciegas qué es lo que le
conviene, y con esto no refiero a la idea de refugiarnos en una única decisión por parte
de alguien que dirija nuestras vidas, sino a la imperiosa necesidad de una educación que
permita discernir qué es digno de patrimonializar y hacia qué dirección queremos que
apunte la importancia cultural de nuestra sociedad, pues de lo contrario la
desvirtuaremos.