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Valeria Vélez Potes

Seminario de ética

03/ mayo / 2018

El desarrollo filogenético de la moral y las condiciones socio-culturales


como posibilitadores de la justicia

La cuestión por la justicia y su origen ha propiciado un sin número de teorías al respecto1


razón por la cual a menudo se originan debates y discusiones con el fin de encontrar un punto
en común o una concepción objetiva de dicho término. Dichas discusiones a menudo arrojan
una misma conclusión: se trata de un fenómeno humano que se da a causa de las relaciones
sociales. Sin embargo, si bien no coincido con aquellos que desean naturalizar la idea de
justicia, tampoco estoy de acuerdo con adjudicarle una connotación artificial a dicho
concepto. Consecuentemente, en el presente escrito planeo argumentar que la idea de justicia
podría surgir a partir de una convención de elementos de ambas posturas ya mencionadas.

Para argumentar mi hipótesis, en un primer momento daré cuenta de las razones por las cuales
naturalizar la idea de justicia resulta insuficiente para fundamentar el origen de esta; seguido
de las carencias que surgen en la concepción de justicia al defender que es meramente
artificial. Por último, daré cuenta de cómo, a mi parecer, la moralidad y la biología
evolucionaria, junto con la cultura y las relaciones sociales, pueden ser las responsables del
origen de la concepción de justicia.

Con ánimos de esclarecer, quiero decir que, en este texto no planeo defender una definición
especifica de justicia, puesto que no lo considero necesario para llevar a cabo aquello que me
propongo, que es: dar cuenta de las posibles causas del surgimiento de dicho concepto.

Antes de empezar, considero necesario definir la moral, esta es entendida como el conjunto
de preceptos, permisos, valores e ideales que guían la conducta del hombre, en función a su

1
Véase a Rawls (1971) Taylor (1992) Young (1991) entre otros.
vida individual y, sobre todo, colectiva. (Real academia española, 2001) Hacer alusión a este
término resulta preciso si lo que queremos es hablar de justicia, ya que la moral, aparece
como la parte práctica de la ética, que regula el comportamiento del individuo e incluso,
dependiendo de la postura que se defienda, lo determina.

Algunos psicólogos y filósofos 2aseguran que en los seres humanos existe una suerte de
modulo cerebral natural que se encuentra a cargo del proceso automático que genera juicios
sobre lo correcto y lo injusto. Se trata de una clase de “gramática moral”3 es decir, un instinto
intrínseco alojado en el cerebro que, con base a ciertos principios que son inaccesibles para
el hombre, realizaría juicios sobre lo correcto, lo equitativo, lo prohibido, etc.

Uno de los que pertenecen al grupo que defiende esta postura, es Marc Hauser, quien trabajó
en los departamentos de psicología, biología evolucionista y antropología biológica de la
universidad de Harvard, y propone una tesis que parecer provenir de una mezcla entre las
teorías de Rawls y Chomsky.

El norteamericano sostiene que, el instinto moral se ha desarrollado a lo largo de toda la


evolución, y esto se evidencia en mayor medida en las intuiciones del ser humano, ya que
son estas las que de forma intrínseca, delimitan los juicios morales de cada hombre. Esto no
quiere decir que el contexto social no juegue ningún papel en la toma de decisiones morales,
sino que: “Nuestra facultad moral está equipada de un conjunto de reglas universales, y cada
cultura establece excepciones particulares a estas reglas” (Hauser, 2006, p.44)

No obstante, estos principios universales son abstractos y carecen de contenido especifico,


es decir que, aunque son innatos no dictan que acciones son prohibidas o permisibles sin que
la cultura a la que cada sujeto pertenece le proporcione un contenido y de esta forma
determine las excepciones a estos. Para fortalecer su argumento , el psicólogo hace alusión
a una situación hipotética, a saber: en una nación occidental moderna si a una persona se le
ofrece pagar por alguno de sus hijos, esta se sentirá inmediatamente ofendida, e incluso, si

2
Véase a Pinker (2002) Hauser (2003) entre otros.
3
Acudo a dicho término con el objetivo de hacer referencia a la traslación al campo de la ética de la hipótesis
de Noam Chomsky acerca de la existencia de una gramática universal presente en los circuitos neuronales.
(Chomsky, 1999)
cayese ante la tentación, emergería un sentimiento de culpa. Esto se debe, según Hauser, a
que “cada cultura tiene un principio de equidad en referencia a los intercambios, con un
parámetro que establece la cultura local sobre los bienes intercambiables” (Hauser, 2006.
P.158)

La primera falencia presente en esta teoría es que, aunque Hauser defiende la existencia de
principios morales universales, no indica cuales son, debido a que estos son “inaccesibles”
argumento que, en mi opinión, resulta un poco contradictorio ya que: si no podemos acceder
a ellos ¿cómo demostrar su existencia? ¿cómo puede saber Hauser, que la equidad está
presente en las redes neuronales de todos los seres humanos, incluyendo a la suya, y que no
es que dicha idea provenga de haber leído la teoría política de John Rawls?

Por otro lado, una variedad de estudios se ha realizado para hallar la ontogénesis4 de la moral
y, por lo tanto, de la justicia. Jean Piaget en 1930 dio inicio a una investigación con el fin de
entender el juicio moral en niños. Para poder hacerlo, el psicólogo llevó a cabo experimentos
en la situación de juegos infantiles pues, en su opinión, estudiar las actitudes del niño cuando
está sometido a las reglas de un juego es clave para indagar el origen de la justicia debido
que aquí se puede evidenciar su conducta en la cooperación, el sentido de solidaridad, entre
otros. Dicho estudio evidenció que el juicio moral en los infantes es heterónomo, por lo tanto,
su desarrollo depende del estadio biológico y cognitivo del niño, así como de su entorno y
de las relaciones sociales. Consecuentemente, es correcto afirmar que la ontogénesis de la
justicia no se evidencia de forma inmanente en el ser humano.

Siguiendo la búsqueda de la ontogénesis de la moral en el ser humano, Kohlberg, quien siguió


a Piaget por mucho tiempo y reformuló la teoría del suizo, propuso que en el desarrollo
ontogénico de la moral existen tres estadios:

1. El preconvencional Este se desarrolla en dos momentos, en el primero, el niño


actúa de forma obediente con el objetivo de evitar castigos, seguido de la tendencia a
realizar acciones que le reporten alguna forma de placer. En este estadio “la acción

4
Término compuesto de las palabras griegas "ontos" (ente) y "génesis" (origen). Etimológicamente significa,
pues, origen del ente. Es utilizado en biología, donde se aplica al proceso de formación de un ser vivo, desde
su origen, la fecundación, hasta la madurez sexual, que le permite reproducirse. Generalmente se acepta que
la ontogénesis reproduce la filogénesis, es decir, que el desarrollo del individuo sigue los pasos evolutivos de
la especie a la que pertenece (Peña, filogénesis y ontogénesis, 2005)
justa es la que satisface instrumentalmente las necesidades del yo” (Kohlberg, 1992,
P. 48)

2. El convencional en este momento, el valor moral se encuentra en la manera en que


se interpretan los roles como malos o buenos, aquí el niño se comporta de acuerdo
con las acciones que lo orienten a agradar a los otros miembros del grupo al que
pertenece, y, por lo tanto, lo conduce a intentar conservar los roles de autoridad y así,
el orden social. En este estadio “el comportamiento justo consiste en cumplir con el
deber propio, mostrar respeto por la autoridad y mantener el orden social dado porque
es valioso en sí mismo»” (Kohlberg, 1992, p. 49)

3. Post convencional en este estadio los juicios morales dependen de la conformidad


del ego con las normas, los deberes y los derechos. En este nivel la orientación hacia
la justicia no esta delimitada por las reglas de su entorno, sino mas bien por principios
que se hallan en la consciencia de cada individuo.

Esta clasificación demostraría que las evidencias que han sido aportadas por la evolución,
aunque son precisas para estudiar la filogénesis de la moral, no agotan la investigación en
torno a la misma. Puesto que , situados desde un punto de vista post convencional, lo que
caracteriza a cada persona y a la vida humana en sí misma “ha perdido su validez natural, y
la fuerza normativa de lo fáctico su vigor”5 (Habermas, 1991, p. 46) La única forma en la
que una tendencia naturalista ética podría ser válida para cada uno de los tres estadios, seria
renunciando , en cierta parte, a la noción kantiana de moralidad (Kant, 1785) es decir, al
contenido critico innato que está presente en todo universalismo moral, lo que resultaría
problemático ya que “la comprensión moderna del mundo ya no puede retroceder a un
estadio anterior a la noción kantiana de moralidad, comoquiera que se reformule esta última,
a no ser pagando por ello el precio de regresiones políticas” 6

5
Aquí me refiero a Habermas ya que desarrolló una teoría moral que tiene la capacidad de dar cuenta de un
fundamento normativo para el cuestionamiento crítico de las reglas.
6
HABERMAS, J., Aclaraciones a la ética del discurso, P.46.
II

Paul Churchland, filósofo norteamericano, diseñó una teoría que gira en torno al
funcionamiento del conocimiento moral. Para él, la red neuronal reúne capacidades con base
a la información que ingresa a través de los sentidos sobre la moral. Churchland, a diferencia
de Hauser, no asume la existencia de normas innatas inscritas en módulos cerebrales, sino
que, en cambio, asegura que, a partir de la experiencia moral, se construyen prototipos que
codifican los conocimientos obtenidos en distintos puntos del espacio neuronal, que
posibilitan al hombre a actuar de forma eficaz ante el discernimiento que se requiere para la
toma de decisiones éticas. Esto quiere decir que, aunque se trate de un proceso biológico, en
cuanto a que es neuronal, dicho proceso para concluir principios morales dependerá de las
relaciones del hombre con la sociedad. Sin embargo, esta hipótesis asume que la toma de
decisiones sucede únicamente dentro de la cabeza, como si el cerebro se viese aislado del
contexto sociocultural que lo rodea, afirmación con lo que no estoy de acuerdo; pues si bien
la experiencia moral en la sociedad posibilita la creación de principios que dirigen las
decisiones, el contexto no es tomado en cuenta de forma directa a la hora de llevar cabo una
toma de decisión, presupuesto que no se valida al confrontarlo con la realidad.

Por otra parte, el empirista escoses David Hume, define la justicia como una virtud artificial,
entiéndase virtud como una suerte de rasgo en el carácter del sujeto que hace emerger un
sentimiento de aprobación en él. La justicia es artificial en cuanto a que surge a partir de
ciertas convenciones y despliega su potencial en un circulo social extenso; dicho contenido
no natural, reside en que lo que motiva a realizar las acciones de este tipo, es decir justas, no
se halla fundamentado en un sentimiento que se derive de forma inmediata del área
psicológica del ser, sino mas bien en un sentimiento artificial que motiva únicamente al
hombre que se encuentra en estado civilizado. “el sentido de la justicia y de la injusticia no
se deriva de la naturaleza, sino que surge, de un modo artificial, aunque necesario, de la
educación y de las convenciones humanas” (Hume, 1739, p. 483)

Cabe aclarar que, al igual que todos los modernos, Hume, asemeja lo moral con aspectos
como el desinterés, la reciprocidad, la competencia, la imparcialidad, el altruismo, la
cooperación, entre otros. Lo que suscita, en mi una confusión en torno a su teoría, puesto
que, según la concepción de la moral en la que se basa Hume y, teniendo en cuenta que para
que se piense la justicia debe haber antes un sentido moral ¿por qué la justicia surgiría
únicamente en una sociedad a la que pertenecen hombres en estado civilizado, si estos
aspectos que él asemeja con lo moral pueden evidenciarse en animales no humanos? Con
esta pregunta introduzco el tercer punto del presente trabajo y a continuación me propongo
desarrollarlo.

III

Según algunas investigaciones, la moralidad se cimienta en dos columnas: la empatía, que da


paso a la compasión, y la reciprocidad, de la cual proviene la justicia. Por lo tanto, para
estudiar la filogénesis de la justicia es necesario investigar el recorrido evolutivo de la
reciprocidad (Rowlands, 2012) A su vez, un acto justo se compone por distintas
características de tipo moral, tales como: la reciprocidad, el altruismo, la competencia, la
cooperación y la interdependencia (Bekoff, 2009) A continuación, partiendo de estas
características, daré cuenta de comportamientos que podrían haber influenciado en el
evolucionarismo biológico de la moral y, por lo tanto, de la justicia.

En animales como los perros, los cuervos, los chimpancés y los delfines, se evidencian
conductas que antes parecían ser exclusivamente de los seres humanos. Estas especies
experimentan amor, rabia, solidaridad, rencor entre otras; a su vez, son capaces de ayudar a
otras especies, de reconciliarse con quien les causó daño e incluso de llevar a cabo un acto
vengativo, comportamientos que son denominados como morales según nuestra especie.

Chimpancés:

Las relaciones sociales presentes en los monos superiores resultan complejas, cada individuo
está en la capacidad de formar relaciones que contienen distintos aspectos de la vida diaria.
Las especies pertenecientes a este género son capaces de tomar sus decisiones conductuales
dentro de una compleja orbita social que involucra a todos los individuos de la población, así
como también sus objetivos y visiones individuales, dependen de dichas relaciones sociales
(Defler, 2010).

La cooperación se evidencia en este género, normalmente con el objetivo de llevar a cabo


metas que un individuo en situación de aislamiento no podría hacer, pero también, dicha
cooperación se ha observado en la ayuda hacia uno de su población, en el compartir
alimentos, en la alianza de chimpancés de menor jerarquía con otros, o incluso en la ayuda a
seres humanos.

Por otro lado, en una situación de reciprocidad, el individuo brinda la ayuda a otro aun
cuando el costo pueda ser muy alto, esta acción no se trata de cálculos de beneficios a obtener,
sino de afiliación y sentimientos análogos (empatía). Dicha característica, se evidencia en
chimpancés cuando se ayudan unos a otros. Un espécimen es capaz de ayudar a otro que le
ha ayudado antes en algo que resulte imprescindible, tal como conseguir alimento o refugio.

La colaboración se encuentra en las situaciones en las que los individuos crean alianzas (no
necesariamente en miembros de un mismo grupo) y se apoyan entre sí en las peleas; A su
vez, cuando este género supone haber cometido un error se presentan conductas de
reconciliación (Goodall, 1986) Por último, La interdependencia se observa en este género
cuando los individuos ayudan a otros para obtener alimentos, cazar presas, defender el
territorio y producir herramientas, aun cuando sean capaces de hacerlo de forma individual.

Para finalizar este apartado, un ejemplo que evidencia la equidad, principio en el que se
cimienta la justicia distributiva, es una investigación que se llevó a cabo con el fin de imitar
el experimento Milgram7, realizado hace más de 50 años, y dar cuenta de las diferencias en
comportamiento entre animales humanos y las demás especies, frente a un mismo escenario.
Dicha situación experimental arrojó que los monos hambrientos se reusaban a dar descargas
eléctricas a otras especies, aun cuando necesitaban el alimento que era dado a cambio de
descargas (Bekoff, 2012). Lo que evidencia altos sistemas cognitivos y a su vez, mayor
conducta “moral” que los animales humanos sometidos años atrás en el experimento
semejante.

Los delfines:

En esta familia se han observado conductas altruistas, tales como: ayudar a los enfermos y
heridos para ir hasta la superficie a respirar. De igual forma, se han mostrado casos en los
que este grupo ofrece ayuda a humanos perdidos a encontrar el camino indicado, así como

7
El cual tenía como fin medir la disposición de un participante para obedecer las órdenes de
una autoridad aun cuando éstas pudieran entrar en conflicto con su conciencia personal. (Milgram, 1974)
también socorren a aquellos que están en peligro de ahogarse, estas conductas se deben a los
fuertes lazos sociales que posee la familia en cuestión. (Schusterman, Thomas&Wood,1985)

Los cuervos:

Estas aves son una especie que ha demostrado ser capaz de imitar, jugar y cooperar, incluso
son parte de los animales más inteligentes del mundo, se acercan algunos al nivel cognitivo
de los primates. Gracias a esto y al tamaño de su cerebro, estas especies presentan
comportamiento cooperativo y competitivo, así como también razonamiento presente en
eventos casuales (Marzluff y Angell, 2012) dichas conductas se hallan presentes
frecuentemente en los actos justos.

Por otra parte, las investigaciones realizadas por Marc Bekoff, quien es doctor en etología y
experto en la conducta animal, arrojaron que, si bien en las especies diferentes al homo
sapiens sapiens no se puede hablar de justicia, si se puede hablar de una suerte de “sense of
justice”8

“La moral humana no se formó a partir de cero, sino que surgió de nuestra psicología
de primates. La psicología de los primates tiene raíces antiguas, y estoy de acuerdo
en que otros animales muestran muchas de las mismas tendencias y tienen una
intensa vida social” (Bekoff, 2009)

Está claro que no pretendo defender que se pueda proclamar justicia de las especies distintas
al homo sapiens sapiens, sino que a pesar de que los animales no sean justos o injustos, se
pueden evidenciar comportamientos en estos, que podrían vincularse con la filogénesis 9 de
los agentes morales, capacidades que funcionan como condición de posibilidad de la justicia
en el ser humano. Es decir, que a pesar de que el concepto no es originario de la naturaleza,
ni proviene de los animales y sus actos, si está relacionado con la misma.

8
“El sentido de justicia consiste en los pensamientos y sentimientos acerca de lo que es justo e injusto y lo
que la gente merece de los otros ( derechos y deberes) (..) y se encuentra fuertemente ligado al mecanismo
que conduce a los organismos a cooperar” (KREBS, DENNIS; The Evolution of a Sense of Justice; 2008)
9
El término filogénesis etimológicamente procede de dos palabras griegas, “phylo” que se traduce como raza,
estirpe, y “génesis” que quiere decir origen, generación. E l término Filogénesis hace referencia a la evolución
que las especies han seguido, tal y como dice Darwin, a través de los siglos. (Peña, Ontogénesis y Filogenesis;
2005)
Los resultados de dichas investigaciones anteriormente descritas sirven para evidenciar la
forma en que la moralidad ha evolucionado, y sigue haciéndolo, a través de las diferentes
especies hasta llegar al ser humano. Sin embargo, todos los aspectos que se hallan presentes
en la vida humana no dependen exactamente de la moralidad y su evolucionarismo biológico,
pues existen expresiones del hombre, tales como: las literarias, artísticas, musicales, etc. Que
están directamente relacionas con el entorno social en que se halla el sujeto, esto en la medida
en que es el contexto el que provoca afecciones que influyen en la toma de decisiones del
individuo.

Ahora bien, con ánimos de escapar de un determinismo biológico, pero sin caer en un
determinismo social, haré referencia al lenguaje, que considero actúa como el punto de
convergencia entre ambas posturas y, logra que estas se complementen entre sí. Esto se debe
a que el lenguaje tiene la capacidad de suplir algunas funciones que no pueden ser realizadas
únicamente por procesos biológicos, y esto, según Piaget (1930), puede verse reflejado en el
juego, ya que este al resultar de una combinación de reglas y libertad, muestra como el
comportamiento se escapa de un determinismo y se ve estimulado por algunas carencias del
cerebro humano, que lo hace depender, hasta cierto punto, de las estructuras culturales.

Parece ser entonces, que el ser humano y sus agentes morales, no funcionan exclusivamente
a partir de un módulo cerebral, sino que requiere, en términos de Bartra (2007), de un
exocerebro. Este es definido como un órgano externo cultural que emerge de la sociedad y
que interactúa con el individuo a través del cerebro; de esta intercomunicación surge la
conciencia. Este órgano está representado por los mitos, el lenguaje, los símbolos, y por todo
tipo de saber de transmisión cultural. De tal modo que, sin estos elementos el cerebro
biológico, los agentes morales y, por lo tanto, la justicia, no podrían desarrollarse de forma
plena y exitosa.

Consecuentemente, es claro que no se debe reducir la justicia ni a una idea que surge de
nuestra naturaleza, ni tampoco a la mera creación de un concepto a partir de relaciones
sociales. Puesto que, el hombre como animal político (Aristóteles, 1094a) se halla en la
obligación de converger sus instintos, capacidades y habilidades naturales, con el contexto
social y cultural en el que se halla inmerso, para así, encontrar una manera de abordar los
distintos problemas que emergen a partir de la vida en sociedad.
Referencias bibliográficas:

 Aristóteles. 2001. Ética a Nicómaco, Traducción, introducción y notas de José Luis Calvo
Martínez. Alianza Editorial, Madrid
 Bekoff, M. 2009. Animals 'can tell right from wrong': Scientists suggest it's not just
humans who have morals; Daily Mail.Uk.
 Bekoff, M. 2009. Wild justice: The moral life of animals. Chicago: University of Chicago
Press.
 Bartra, R. 2007. Antropología del cerebro. La conciencia y los sistemas simbó- licos
.México: FCE

 Chomsky.N. 1999. Syntactic Structures . Buenos Aires.


 Defler, T.R. 2010. Historia natural de los primates colombianos. Bogotá: Universidad
Nacional de Colombia
 Goodall, J. 1986. The chimpanzees of Gombe: Patterns of behavior. Cambridge, MA:
Bellknap of Harvard University Press
 Habermas, J., 2000. Aclaraciones a la ética del discurso, Trotta, Madrid.

 Hume, D. (1740). A Treatise of Human Nature (edición de 1967). Oxford University


Press, Oxford.
 Kant. I . 1980. Fundamentación de la metafísica de las costumbres traducción de
Manuel García Morente. Edición digital basada en la 6.ª ed., Madrid, Espasa-Calpe.
 Kohlberg, L., Psicología del desarrollo moral, Desclée de Brouwer, Bilbao, 1992.
 Krebs, D. 2008. The Evolution of a Sense of Justice.
 Martinez, F. 2006. La adquisición de conceptos. Departamento de Filosofía, Universidad
de Granada Donostia
 Marzluff, J., &Angell, T. 2012. Gifts of the crow. How perception, emotion and thought
allow smart birds to behave like humans. New York: Simon & Schuster
 Milgram, S. (1974). Obedience to authority. New York: Harper
 Peña, W. 2005. Filogenesis y ontogénesis
 Piaget, J. 1932. Le jugement moral chez l´enfant. Paris: F. Alcan.
 Rawls. J. 1971. A theory of Justice.
 Rowlands, M. 2012. ¿Can animals be moral? New York: Oxford University Press.
 Schusterman, R.J., Thomas, J.A., &Wood, F.G. (Eds.). 1986. Dolphin cognition and
behavior: A comparative approach. Hillsdale, NJ: Erlbaum.

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