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La Taclla

Didakos Oct 25, 2010


Entre los instrumentos de producción que introducen Ciro Flamarion y Héctor Pérez,
existe uno que me llamó especialmente la atención,la "Taclla" cuyo uso se sitúa en la
zona andina, y conocida en Mesoamèrica como Huictli. En sí, su uso se dio antes y
después de la colonia, para el cultivo del maiz, y su adaptación para el cultivo del trigo
al no tener otro instrumento de trabajo mientras los españoles importaban sus
herramientas tradicionales.

Mi propuesta para el trabajo, profesora, es exponer este instrumento, las relaciones


sociales que implicó y el medio geográfico en el que tuvo cabida. Agradecería su
respuesta y me disculpo si la propuesta está algo desfasada con respecto a las
clases, debido a que no pude asistir a las últimas dos sesiones.

A continuación expongo una información adicional que encontré para la "Taclla".

LA CHAKITAKLLA, TACLLA O SUKI

«Es tan abundante y fértil esta tierra de cualquier cosa que en ella se siembra, que de
una hanega de trigo salen ciento y cinquenta, y á veces docientas, y lo ordinario es
ciento, con no haber arados con que labrar la tierra, sino unas palas agudas con que
los indios la revuelven»
(de Zárate, 1555, tomo I, cap. 8).

«La agricultura quechua típica está caracterizada por el apego a una tecnología
tradicional elemental y a una división del trabajo (…) igualmente superada. (…) La
herramienta más complicada utilizada por los agricultores quechua, no es más que un
primitivo bastón cavador, cuya sola concesión a la modernidad es de ser provisto con
una cuchilla de hierro»
(Mishkin, 1946).

Es en Garcilaso (1609) que encontramos una descripción escrita precisa del empleo
de la taclla : «Traen por arado un palo de una braza en largo [1,5 m aprox.]; es llano
por delante y rollizo por detrás; tiene cuatro dedos de ancho; hácenle una punta para
que entre en la tierra; media vara [45 cm] de la punta hacen un estribo de dos palos
atados fuertemente al palo principal, donde el indio pone el pie de salto, y con la
fuerza hinca el arado hasta el estribo. Andan en cuadrillas de siete en siete y de ocho
en ocho, más y menos, como en la parentela o camarada, y, apalancando todos
juntos a una, levantan grandísimos céspedes, increíbles a quien no los ha visto. Y es
admiración ver que con tan flacos instrumentos hagan obra tan grande, y la hacen con
grandísima facilidad, sin perder el compás del canto. Las mujeres andan
contrapuestas a los varones, para ayudar con las manos a levantar los céspedes y
volcar las raíces de las yerbas hacia arriba, para que se sequen y mueran y haya
menos que escardar. Ayudan también a cantar a sus maridos, particularmente con el
retruécano hailli» (V, 2).

Este texto de Garcilaso, denso y preciso, es un modelo difícilmente superable de


literatura etnográfica sobre una herramienta agrícola. En pocas líneas, describe la
herramienta: forma, dimensiones, materiales; luego su manejo en equipo, incluyendo
entonces aspectos sociales; termina por los objetivos agronómicos del trabajo. Esta
última parte, con el vocabulario utilizado, indica sin duda alguna que se trata de
voltear céspedes, es decir hierba de poca altura, pastoreada por animales, lo que
implica rotaciones en las cuales se suceden cultivos y hierba pastoreada –
exactamente lo que podemos observar todavía.

La chakitaklla es el símbolo de la agricultura andina, una herramienta concebida para


roturar el pastizal luego de varios años de descanso pastoreado, en los sistemas de
barbecho. Sabemos así que la taclla podía ser empleada en trabajos tan disímiles
como siembra, cosecha de tubérculos y labranza del suelo.

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