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Técnica de bateo

OK.
Ya hemos dado con ese arroyuelo que aún contiene algo de ORO,
aparentemente al menos, y nuestro detector nos da una señal...
¿Pero cómo podemos hacer para extraer ese ORO?

La respuesta la tenemos en el bateo.

Batear es utilizar un recipiente plano, en forma de plato hondo, para lavar las
arenas separando la grava y arena y quedándonos con los materiales más
pesados, cómo el oro.

Todos lo hemos visto alguna vez en alguna película del oeste, y algunos
incluso lo han intentado con mayor o menor éxito.
La verdad es que no es difícil en absoluto, ...si alguien se ha molestado en
explicarte antes cómo se hace...

...Y cómo me imagino que no ha sido así... pues, voy a intentar hacerlo yo.

Para batear lo primero que hay que tener, cómo es evidente, es una batea.

La batea puede ser realmente cualquier recipiente medianamente hondo, del


tamaño que estimemos adecuado, con alguno de sus laterales (O todo su contorno si
es circular) ligeramente inclinado.
De hecho, hasta una simple fuente tipo ensaladera, o un plato, pueden cumplir
con éxito las funciones de una batea.
El material no es absolutamente indiferente y, cómo es lógico, hay algunas
diferencias según el material escogido:

• El acero es mucho más resistente (Y pesado) que el resto.


• Los plásticos son ideales puesto que permiten comprobar con el
detector si nuestra pepita está en la batea.
• Se pueden utilizar bateas de otros materiales que no dan señal en el
detector, cómo cerámica o vidrio... pero son extremadamente frágiles.
• También existen recipientes de otros metales, cómo aluminio, cobre o
bronce... pero algunos presentan problemas de oxidación o peso... o
ambos... y dan señal en el detector.
Si por algún motivo nos inclinamos por una batea de acero, aluminio u otro
metal "blanco" es conveniente "azularlo" poniéndolo sobre una llama viva, con la
finalidad de que sea mucho más fácil ver en el hasta la más pequeña brizna de
oro.
Si optamos por un material plástico, el mejor color suele ser el verde, el
siguiente el negro y, en su defecto, cualquier otro color oscuro.
Cómo es lógico existen bateas en el mercado:
Yo, particularmente, utilizo las fabricadas por Garrett, de plástico y color
verde, cuentan con unos "rifles" o escalones en un cuarto de su perímetro,
diseñados para hacer el proceso de bateo más simple, rápido y seguro.

Diferentes tipos de bateas de distintos fabricantes y materiales.

Si os decidís a comprarlos es aconsejable que adquiráis el juego completo:


Una batea grande, una pequeña para manipular concentrados y un cedazo, todo
ello de plástico verde.
No resulta una inversión excesiva y el cedazo por si sólo ya sirve para
recuperar el costo del juego si lo utilizas cómo yo en la playa para cribar la arena
en busca de monedas y joyas localizadas con el detector.

Una vez tengamos nuestra batea lo primero que deberíamos hacer es aprender
a usarla.

Para ello, indudablemente, podemos irnos a cualquier arroyo aurífero y


empezar a intentar sacar algo de oro... y si empezamos con éxito, pues
magnífico... pero cómo seguramente no será así, lo más normal es que nos
quedemos con la duda de si estamos haciendo las cosas bien o si lo único que
hemos hecho a sido marear un poco el oro y devolverlo al arroyo.

Así pues, quizás la opción más razonable sea hacernos con algunas "pepitas"
artificiales. Estas pueden ser desde simples bolitas de plomo de las que se utilizan
para plomear los aparejos de pesca, muy económicas y fáciles de conseguir en
cualquier tienda de artículos de pesca, bolas de rodamientos, balines de los
utilizados en los rifles de aire comprimido (En forma de bola, u otra), gotas de
estaño, si disponemos en casa de estaño y soldador, tuercas o, simplemente,
pequeños fragmentos metálicos de clavos o tornillos; es decir, cualquier cosa
pequeña, pesada y, a ser posible, metálica.

Una vez que dispongamos de nuestras "pepitas", lo único que precisamos para
poder comenzar a practicar es un puñado de tierra, arena y grava,
(Aproximadamente con el contenido que podemos meter en un bote de conserva de un kilo
tendremos más que suficiente para un par de prácticas) y algo de agua.
El agua puede estar en cualquier recipiente lo suficientemente amplio cómo
para poder meter la batea sosteniéndola con las manos, o en cualquier pila o
lavabo (Si optamos por esta opción, es conveniente que dispongamos de algún recipiente
donde verter los contenidos desechados de la batea, para evitar que estos, tierra, arena y
gravas en su mayor parte, puedan embozar nuestros desagües. Este recipiente lo ideal es
poder introducirlo en la misma pila o lavabo por debajo de nuestra batea).
Naturalmente, si tenemos la oportunidad de practicar en cualquier rincón
tranquilo de un río o arroyuelo mejor que mejor.
Asumiendo que ya tenemos todo lo necesario y que estamos listos para
comenzar nuestra práctica, el primer paso consistirá en, en el caso de que
dispongamos del juego de bateas de Garrett, poner el cedazo sobre la batea
grande, donde encaja perfectamente, y verter nuestra muestra de tierra y nuestras
simuladas pepitas sobre este con la finalidad de separar los elementos (Piedras,
gravas, ramas, raíces, etc...) de mayor tamaño. Si no disponemos del juego
completo o utilizamos cualquier otra batea, comercial o no, procederemos a
poner todo el material en la batea directamente.
Cuando se está bateando de verdad se retira la capa más superficial
de grava y se busca el oro en las capas más profundas.

Es importante depositar en el cedazo, estando este sobre la batea,


toda la grava y arena que extraemos el agujero, de tal forma que las
partículas más pequeñas y pesadas caigan a la batea.

Con todo el material puesto en el cedazo y la batea bajo el, o directamente en


la batea, según sea el caso, procedemos a sumergir en el agua todo ello, dejamos
que repose en el fondo y con una de nuestras manos vamos removiendo todo el
material para que se empape perfectamente. Durante este proceso se formará una
"nube" con las materias más ligeras que enturbiará el agua... cuando lo hagamos
en un río, la corriente, aún la más leve, se ocupará de que estas materias más
ligeras sean arrastradas lejos de nuestra batea, pero en un ensayo casero no nos
quedará más remedio que ir sacando la batea del agua, vaciar el agua de esta
junto a los materiales en suspensión (No debéis, en esta fase, dejar salir nada "solido"
de la batea) cambiar esta y volver a repetir el proceso una y otra vez hasta que al
remover los materiales no se genere una nube de materias en suspensión que
enturbie el agua.

Aunque no se aprecie en la foto, bajo el cedazo esta, sumergida, la batea.

Al remover la grava del cedazo con la mano los materiales más pequeños y
pesados pasan a través de la malla de, aproximadamente 1x1 cm y se depositan
en la batea, mientras que los materiales más ligeros son arrastrados por la
corriente.
Si estáis utilizando el juego de bateas, antes de vaciar el agua de la batea habrá
que quitar de encima de esta el cedazo con los materiales de mayor tamaño. Es
muy importante, cuando estéis en el río, no descartar directamente estos
materiales de más tamaño pues, aunque no es muy usual, podría darse el caso de
alguna pepita de gran tamaño o de algún cuarzo con una veta aurífera que
quedase retenido en el cedazo dado su tamaño, así pues, hay que pasar el
contenido del cedazo bajo el plato del detector para asegurarnos de que nada de
esto va en el.

Pese a haber lavado bien todo el contenido del cedazo, es más que
conveniente removerlo un poco sobre la batea, para asegurarse de
que todos los materiales que puedan pasar por él pasen.
Luego, antes de vaciar su contenido, se examina rápidamente con el
detector (A mi espalda):
Si contuviese una pepita de más de 1x1 cm (El "paso" de la malla)
la señal sería muy clara.

Si no utilizáis el juego de bateas deberéis ir retirando con vuestra mano


aquellas piezas de mayor tamaño que encontréis entre los materiales que hay en
la batea al removerlos. Estas piezas hay que lavarlas bien SOBRE LA BATEA,
de tal forma que cualquier cantidad de oro, por pequeña que sea, que puedan
llevar adherida se desprenda y vaya a caer en la batea. Esto no es necesario
hacerlo si utilizas el cedazo, puesto que al agitar el contenido sobre la batea lo
que realmente estas haciendo es lavar las piezas de mayor tamaño y dejar que
todo lo de menor tamaño caiga a la batea.

Cómo es lógico, antes de descartar ninguna de estas piezas de mayor tamaño,


habrá que hacerlas pasar por el plato del detector, aún en el caso de que no
tengan muestras visibles de oro, pues es bastante común que una piedra contenga
una veta de cuarzo no visible y podría ocurrir a su vez que esta contuviese oro.
Un detalle importante, cuando estas buscando oro de verdad, es no desechar
las pellas o grumos de arcillas, yesos o similares: Estos materiales pueden
contener una gran cantidad de oro, que, dada su plasticidad, haya quedado
alojado en ellos. Estas pellas o grumos hay que desintegrarlos, con ayuda de
nuestras manos, sobre la batea, de tal forma que se disuelvan completamente y
que, si contienen algún material pesado cómo oro o plata, este pueda depositarse
en el fondo de la batea.

Aún tras pasar por el cedazo podemos eliminar a mano algunos de


los materiales de mayor tamaño. Eso si, lavándolos muy bien sobre
la batea y depositándolos en un punto todos juntos para, al final,
revisarlos con el detector.
Asumiendo que ya tenemos todo nuestro material libre de las piezas de mayor
tamaño (Es decir, todo aquello que sea mayor que, digamos, una nuez o, si hemos
utilizado el cedazo, que una avellana) el siguiente paso consistirá en dejar la
batea sumergida en el agua e ir revolviendo su contenido otra vez con nuestra
mano de tal forma que todos los materiales se humedezcan completamente y
formen una suspensión que va a permitir que los materiales más pesados
desciendan hasta el fondo de la misma.
Desde ahora y hasta el final de la operación, todo lo que hagamos será mucho
mejor y más efectivo si podemos hacerlo con la batea totalmente sumergida bajo
el agua, aunque si esta es escasa o por cualquier otra circunstancia no nos queda
otro remedio, podemos hacerlo con la batea fuera del agua, conteniendo una
pequeña cantidad de esta, y procediendo con extremo cuidado SOBRE TODO
EN EL MOMENTO DE SUMERGIRLA EN EL AGUA PARA VOLVER A
LLENARLA, pues la fuerza del agua al entrar puede arrastrar materiales por
encima de su borde.

Hasta aquí imagino que todo habrá sido bastante nuevo para vosotros... aunque
no exento de una cierta lógica. Ahora viene la parte que todos conocemos y que
más de una vez hemos visto en las películas del oeste:

Tomamos la batea con ambas manos y le impartimos un cierto movimiento.


No es importante cómo sea este movimiento. Puede ser circular, de un lado a
otro, adelante y atrás o cualquier combinación de estos que te resulte cómoda. La
finalidad de este movimiento es la misma que la del paso anterior, es decir,
permitir que los materiales más pesados "caigan" hasta el fondo de la batea.

Y esto es lo conocido:
Ir agitando la batea para que los materiales más ligeros se pongan en suspensión.

Llegados a este punto, se acerca el momento de llevar a cabo una de las fases
criticas de toda operación de bateo:

El primer vaciado.

Esto se reduce a inclinar ligeramente la batea y dejar salir por encima de su


borde una pequeña cantidad de material. Si no estas seguro de si la has agitado lo
suficiente, no está de más que la agites un poco más. En los siguientes vaciados
esto no es tan importante, puesto que el material ya ha sido agitado con
anterioridad, una leve agitación volverá a poner todo en su sitio, es decir, los
materiales más pesados en el fondo y los más ligeros en la superficie, de donde
los eliminaremos con el vaciado parcial de la batea.
Si estamos utilizando una batea con "rifles" posicionaremos estos en la parte
más alejada de nosotros y procuraremos que el material que vamos a verter
discurra únicamente sobre ellos, de tal forma que puedan ejercer su función de
retener los materiales más pesados que puedan, accidentalmente, deslizarse sobre
el borde de la batea.
Si utilizamos una batea convencional sin "rifles", me temo que la única
solución será extremar nuestro cuidado y no verter demasiado material en cada
vaciado.

Se debe ser muy cuidadoso cada vez que se vacía material... pero
mucho más en el primer vaciado, puesto que cabe en lo posible que
aún no hayamos conseguido una buena suspensión o que los
materiales más grandes arrastren algunos materiales pequeños y
pesados en su salida.

Una vez efectuado el primer vaciado, lo que deberemos hacer será volver a
poner la batea en posición horizontal y volver a agitarla para que los materiales
más pesados caigan al fondo de la misma y, a ser posible, en su centro. A estas
alturas del proceso bastará para ello con unas pocas y firmes sacudidas, pero, al
menos hasta que tengas más práctica y te sientas más seguro de lo que estas
haciendo, recuerda que un exceso de agitado lo único que produce es una perdida
de tiempo...

...mientras que un escaso agitado puede producir una perdida de oro, así que
no te preocupe agitarla de más.

Es mejor hacer las cosas muy poco a poco y eliminar las piezas más grandes a mano... eso
si:
Dejándolas caer siempre en el mismo lugar para después poder dar un "repaso" con el
detector.

El siguiente paso es proceder a otro ligero vaciado. Recuerda si utilizas una


batea con "rifles" aprovecharte de estos haciendo discurrir el material que vas a
vaciar por encima de ellos... y si utilizas una batea que no los tiene, vaciar sólo
una muy pequeña cantidad de material.
Sólo queda proceder así, una y otra vez, siguiendo la secuencia de agitado-
ligero vaciado ya descrita una y otra vez, hasta que comencemos a observar
claramente en el fondo de la batea las gravas y piedras de un tamaño superior al
de un garbanzo... ahora ha llegado el momento de que empecemos a extraer con
nuestras manos, una a una y lavándolas sobre la batea, todas estas piedras y
gravas, especialmente si utilizamos una batea con "rifles", pues estas pequeñas
piedras pueden ser retenidas en los "rifles", llenándolos, y evitando que cumplan
su función de retener otros materiales más pesados.

Si estamos utilizando un juego de bateas contaremos con alguna de menor


tamaño que, en un cierto punto de nuestra operación, nos resultará más manejable
y conveniente (Al tener sus "rifles" menor altura es más sencillo que los materiales de
mayor tamaño no se queden atascados en ellos y puedan ser vaciados) por lo que
podemos transvasar todo nuestro material, ya bastante concentrado, a la de menor
tamaño.

La operación de transvase de materiales debe ser, cómo todas,


cuidadosa, procurando que nada caiga fuera de la batea de destino.
Un buen truco es sumergir esta en el agua, así los materiales al caer
se lavan y se desprenden los materiales más ligeros restantes, si los
hay, que arrastra la corriente.

Seguiremos pues así las fases de vaciado, agitado y retirada de los materiales
de mayor tamaño (no olvides hacerlos pasar sobre el detector por si acaso) hasta que,
finalmente, comenzaremos a observar en el fondo de la batea la buscada arena
negra, un conjunto de óxidos metálicos extremadamente pesados que suele ir
asociado con el oro.

En esta fase ya es posible que podamos ver entre la arena negra alguna pepita.
Si es así, interrumpiremos el proceso y con la ayuda de unas pinzas, o nuestros
dedos, si es lo suficientemente grande, la retiraremos de la batea y dispondremos
de ella adecuadamente en alguna botellita o frasquito al efecto (Van muy bien las
cajas de plástico transparentes de los carretes de película fotográfica). Es importante
que esta operación se realice sobre la batea, por si acaso la pepita escapase de las
pinzas y volviese a caer que no lo hiciese en un lugar donde habría que volver a
hacer una gran cantidad de trabajo para recuperarla.

En ocasiones, durante el proceso de transvase ya puede llegar a apreciarse la presencia de


alguna pepita...
...aunque lo más normal es que pase inadvertida, cómo sucedió con esta:
Sólo su brillo ante el flash de la cámara revela la presencia en la foto.

Seguiremos después con el proceso de lavado y retirado manual de pequeñas


gravas, hasta que, finalmente, no reste más que arena negra, pequeñas pepitas y
polvo de oro en la batea.
Para retirar una parte de la arena negra se utilizan unos imanes especiales,
contenidos en un recipiente plástico, que al realizar presión sobre el extremo
aproximan el imán al fondo del contenedor, de tal forma que puede adherirse el
material ferromagnético mezclado con la arena negra a su fondo. Luego, al retirar
el recipiente de la batea, basta con dejar de hacer presión sobre el extremo para
que el imán ascienda y se libere todo el material ferromagnético adherido.
Este tipo de imanes resulta muy conveniente, ya que nada puede permanecer pegado a su
fondo si no pulsamos el embolo superior y hacemos descender el imán. Basta relajar la
pulsación para que todo el material recogido se desprenda.

Tras esta operación en la batea sólo quedará aquella parte de la arena negra
que no sea magnetizable y el oro, plata, cobre, plomo, etc... no magnetizable.
Llegados a este paso, hay otro accesorio del que debemos disponer para
continuar retirando las trazas de oro de la batea:
Una botella de succión.

Además de las botellas de succión en proveedores especializados en material para


laboratorios se pueden conseguir pipetas de succión, conocidas entre los buscadores cómo
"pinzas de succión"

Esto no es más que una pequeña botella de plástico flexible, del tipo de un
vaporizador nasal o similar, dotada de un tubito que llega en su interior cómo
hasta una mitad de la misma, con la finalidad de que al apretarla en posición
invertida no expulse el oro que pueda haber en su interior, si no tan sólo el aire o
el agua que contenga, y que al liberarla con el extremo del tubito junto a una
brizna de oro el efecto de succión arrastre esta al interior de la botellita junto con
el agua y una muy pequeña cantidad de arena negra.
Al final sólo los materiales más pesados (Cómo el oro) quedan en el fondo.

Una vez recuperado por medio de este sistema la mayor cantidad de oro
posible, ahora viene una de las partes más técnicas y complicadas:

Separar el polvo de oro de la arena negra.

Esto se puede hacer de varias maneras.


La más segura para tu salud es sacar la batea del agua y verter casi toda el agua
de su interior, luego, con un proceso giratorio que forme una pequeña "ola" en el
interior de la batea, servirse de esta para que arrastre la arena negra, algo más
ligera que el oro... Ya veras cuando lo hagas cómo comienzas a ver oro mezclado
con la arena negra por el lado que llega al concentrado tu "ola".

Es mejor que comprendas esto bien, por qué la mayor parte de las ocasiones
casi todo el oro lo tendrás que recuperar de esta forma, en polvo (¡¡¡Y ojalá me
equivoque!!!).

Con este sistema no vamos a poder separar completamente arena y oro... pero
podemos crear concentrados de oro cada vez más y más potentes. Esto se hace
succionando con la botellita el oro (Y parte de la arena negra) que queda expuesto
en el borde por donde la "ola" alcanza el concentrado.
Una vez que vemos que la operación apenas expone oro ha llegado el
momento de "desechar" esa arena negra (Yo te diría que la guardases en otro
recipiente y la conservases: Con el tiempo podrás hacer cada vez mejor esta operación y
rescatar más y más oro de cada porción de concentrado, así que si guardas tus primeros
restos puede que un día te encuentres con que aún contienen una bonita cantidad de oro
que ahora ya serás capaz de extraer).

Un sistema que también se utiliza, pero que es bastante caro y peligroso, es


disolver la arena negra con ácidos fuertes:

Para esto se vierte el acido en la batea y se agita ligeramente de vez en cuando


para mejorar su acción sobre los materiales que esta contiene.
Cómo los ácidos (Con la excepción del Agua Regia, una combinación de ácidos
nítrico y sulfúrico) no disuelven el oro, finalmente, con sólo mezclar los ácidos
utilizados con agua para disolverlos un poco y verterlos después (Otro factor a
tener en cuenta: Es un proceso contaminante) finalmente lo único que resta en la
batea es oro puro.

El otro sistema que se emplea, tenido antaño cómo más "seguro" es amalgamar
el oro con mercurio (El oro se mezcla con el mercurio, cómo si de una aleación especial
se tratase... pero no es propiamente una aleación.) Esto se consigue vertiendo
mercurio en la batea o, mejor aún, vertiendo el contenido de la batea en una
botellita que contenga mercurio y agitandolo todo bien. La razón de que sea
mejor hacerlo dentro de una botellita es que el mercurio desprende unos vapores
altamente tóxicos.

Una vez amalgamado el oro con el mercurio, se conserva este aparte (Es muy
fácil separarlo de la arena negra) hasta que se estime que hay una cantidad
suficiente para rentabilizar el proceso de "destilación" que habremos de hacer
para que el oro quede libre de mercurio y este no se pierda contaminando al
medio ambiente.

Este proceso se realiza calentando en un pequeño matráz el mercurio


conteniendo el polvo de oro aleado. El matráz debe estar tapado con un tapón de
goma atravesado por una cánula de vidrio a la que se conecta un tubo de goma
que lleva los vapores a un destilador. El destilador no es más que una espiral,
usualmente de vidrio, sumergida en agua corriente. Hay a la venta destiladores en
tiendas de suministros de materiales de laboratorio a un precio no muy excesivo.
Del destilador sale otro tubo que conduce a un recipiente cerrado donde se va
almacenando el mercurio ya limpio una vez condensado.

Por favor, recordar que LOS VAPORES DE MERCURIO SON


ALTAMENTE TÓXICOS y que el mercurio no sólo desprende vapores cuando
es calentado si no, incluso, A TEMPERATURA AMBIENTE.
El mercurio también es muy nocivo para el medio ambiente, y el agua se
contamina con mercurio con extremada facilidad. La cosa es tan seria cómo para
que muchas asociaciones de buscadores de oro aficionados nieguen la membresia
a aquellos que utilizan mercurio para extraer el oro de sus concentrados.
SI PUEDES UTILIZAR CUALQUIER OTRO MEDIO NO USES
MERCURIO.

Bueno, finalmente sólo queda una técnica más para separar la arena negra del
oro, es difícil de dominar, así que no os frustréis mucho cuando lo intentéis por
primera vez y no lo consigáis:

Esta podéis practicarla utilizando una lima o un papel de lija muy fino para
extraer polvo de algún metal brillante y pesado, cómo el bronce, por ejemplo, y
utilizando este polvo para hacer los ensayos igual que hemos utilizado antes las
bolitas de plomo. Cómo el plomo se oxida muy rápido, perdiendo el brillo, no es
aconsejable utilizarlo para hacer esta practica, por que si no no podréis
distinguirlo fácilmente de la arena negra.
La técnica que tenéis que practicar consiste en, inclinando ligeramente la
batea, imprimirle una leve vibración.... descubriréis asombrados que el material
más pesado "trepa" por el fondo inclinado de la batea en dirección a la parte más
alta, mientras que el más ligero se desliza por el fondo de esta en dirección a la
parte más baja. Esta técnica, aunque difícil de dominar, da muy buenos
resultados y es extremadamente efectiva para separar concentrados.

Y hasta aquí todo lo que necesitas saber para empezar sobre cómo batear el oro
y separarlo de la grava y las arenas negras...
Detalle de los resultados.
El resto es investigación, trabajo y mucha suerte para llegar a obtener algún
resultado.

Buscando nuestro arroyo de ORO


¿Aún es posible dar con un arrollo cargado de pepitas o polvo de ORO?
¿Existen arenas auríferas cerca de nosotros?

¿Quien no se ha hecho nunca una de estas preguntas?

La respuesta a ambas es, por regla general:

SI.

Sólo que no esperemos dar con grandes riquezas... aunque nunca se sabe... y si
no que se lo cuenten a ese buscador australiano que salió a probar suerte con su
detector Garrett y dio con una pepita más grande qué un pie del número 45
valorada en más de un millón de dólares USA...

Los detectores de metales son una herramienta, si no indispensable, si al


menos extremadamente útil en este tipo de búsquedas.

Cómo ya dijimos, antaño aquel que quería probar suerte, cogía una batea y se
iba a lavar arena y grava... y lavaba y lavaba sin la menor certeza de encontrar
nada, aún estando en terreno aurífero.

Hoy, con el auxilio del detector de metales es muy sencillo localizar pepitas, y
aún bolsas de arena negra con contenido aurífero:

Basta buscar una señal con el detector, para las pepitas, o una caída del sonido
de fondo (o una subida, en algunos casos), para la arena negra.

Cuando nos enfrentemos a nuestro primer intento de buscar y encontrar oro


nativo, el detector de metales adecuado será una herramienta inestimable. Debe
tratarse de un aparto con un buen ajuste de tierra (Automático o manual) con sonido
de fondo (Threshold) y capaz de funcionar en modo "All Metal"... pero ni aún el
más caro y mejor detector de metales del mundo podrá encontrar nada donde no
hay nada que buscar....

...Así que, cómo en la inmensa mayoría de ocasiones en que de buscar tesoros


se trata, la principal garantía de éxito es una buena labor de información:

Hay que averiguar DONDE hay o hubo oro:

De donde se extrajo en la antigüedad... o donde hay condiciones geológicas


para que exista cerca de la superficie.

Para lo primero, hay que dirigirse a las bibliotecas y a los departamentos de


historia antigua de las universidades de tu zona, para lo segundo hay que
conseguir planos geológicos, lo que también se puede obtener en algunas
bibliotecas universitarias y en departamentos de geología. También se venden al
público, pero no es aconsejable que compres ninguno, al menos hasta que los
hayas tenido en la mano en alguna biblioteca y veas si eres capaz de entenderlos
y usarlos:

Son mucho más complicados que los mapas de carreteras y algo más que los
militares o geográficos... y no precisamente baratos.
Bueno, supongamos que ya "sabemos" donde hay, ha habido, o debe de haber
oro... ahora es el momento de desplazarnos y ver las cosas sobre el terreno:

...Y aquí es donde de verdad comienzan los problemas:

Es muy fácil ver las cosas sobre un plano, pero sobre el terreno cambian
bastante.

Imaginemos que hemos llegado junto a nuestro río o arroyo supuestamente


aurífero. Es indudable que podemos comenzar a tomar muestras de cualquier
sitio y dar con oro... así cómo también es indudable que podemos comprar un
billete de lotería y obtener un gran premio...

Pero en el caso del oro tenemos algo más de ventaja que con la lotería si
sabemos donde hemos de mirar.

El oro nativo aluvial, es decir, las pepitas, la arena o el polvo de oro


arrastrados por el agua de lluvia, o de deshielo, o por las corrientes de los ríos y
arroyos, sigue en su desplazamiento y deposito, en teoría, unas reglas físicas
bastante elementales (Otra cosa es en la práctica, claro).

Algunas de estas reglas son tan sencillas que casi parecen una perogrullada...
pero aún así y todo siempre hay alguien que comete el error de pasarlas por alto,
por lo que me voy a permitir enumerarlas y comentarlas y, para aquellos que ya
las conozcan sobradamente, añadiré algunos comentarios o cosas curiosas que
quizás os sirvan algún día.

REGLA NUMERO UNO:


El oro jamás "camina" corriente arriba.
Parece una estupidez, ¿Verdad? Pero lo cierto es que muchísima gente, la
primera vez que accede a un curso de agua que se sabe que es aurífero, espera
encontrar oro en cualquier lugar del río... y esto no es necesariamente así:
Ese oro erosionado de su deposito natural, bien por la corriente del río, bien
por los arrastres de aguas pluviales o de deshielo, tiene su depósito original
(mena, filón o un depósito fluvial mucho más antiguo) en alguna parte de la cuenca de
ese curso de agua.
Aguas abajo de esa posición encontraremos oro... pero aguas arriba NO. Por lo
tanto, podemos desesperarnos buscando en el lugar equivocado cuando,
limitándonos simplemente a desplazarnos unos cuantos kilómetros (O, en
ocasiones, unos muchos kilómetros) aguas abajo estaríamos de lleno en una zona
aurífera.
Por lo tanto, si en tu primer ensayo no das con oro y tienes que decidir donde
realizaras tu segundo ensayo, ESCOGE UN PUNTO AGUAS ABAJO DE TU
PRIMER ENSAYO... a menos que exista un obstáculo físico aguas arriba que
pueda retener el oro (Una presa, por ejemplo).
* COMENTARIO:
Este principio también sirve para localizar filones. La técnica es la siguiente:
- En primer lugar se localiza un río aurífero.
- Luego se comprueba que estamos aguas abajo del origen del oro, bien
lavando arenas y gravas directamente, bien auxiliándonos de un detector de
metales para su localización.
- Una vez que tenemos la certeza de encontrarnos aguas abajo del origen del
oro aluvial, ascendemos por el río, realizando ensayos en saltos de varios
kilómetros, hasta el momento en que dejamos de encontrar oro:
Entonces nos encontramos aguas arriba de la mena, y esta se encuentra en el
tramo entre nuestra última muestra positiva y la primera negativa.
El siguiente paso consiste en ir bajando por el río en diversos "saltos" (Lo
normal es realizar el primer salto hasta un punto situado a mitad camino de la muestra
positiva y la negativa, y así sucesivamente) para localizar lo más exactamente posible
el punto donde el río comienza a portar oro.
Una vez que sabemos el punto en el que el río unos metros aguas arriba ya no
porta oro, abandonamos el río y realizamos una serie de catas en una y otra orilla
(ATENCIÓN: Si ese punto coincide con una barrancada o afluente, antes comprobaremos
el afluente, pues podría ocurrir que la mena se encontrase en su cuenca.) para ver en
cual de ellas encontramos trazas de oro. Esas catas se suelen hacer a un mínimo
de 50 metros del curso más alto del río, es decir, fuera de su cauce erosionado,
por arriba de la zona más alta que se perciba que ha sido alcanzada por una
crecida.
Si en ninguna de las orillas encontramos trazas de oro podría ser que:
- a) La mena está agotada.
- b) La mena se encuentra en el mismo cauce del río.
En cualquier otro caso encontraremos trazas de oro al menos en una de las
orillas (Si sucediese que las encontramos en las dos orillas podría ocurrir que
estuviésemos sondeando depósitos aluviales de la época en que el río discurría por ese
nivel; tal y cómo ascendamos por las curvas de nivel desaparecerán de una ladera y sólo
continuaran en la de la otra orilla... a menos que nos encontremos en un gran deposito
cortado por la erosión del río, con lo cual tendremos mena en las dos orillas).

Una vez que conozcamos por que orilla baja el oro, se van haciendo una línea
de catas por la ladera, todas sobre la misma curva de nivel, espaciadas unos 50
metros entre sí, con lo que se ve si el oro baja la ladera en un arrastre amplio o si,
por el contrario, proviene de un punto muy concreto:
En ese caso, veremos cómo sólo extraemos trazas de oro de las catas centrales
de nuestra línea (Si es así, enhorabuena, pues, seguramente has dado con un filón... si no,
bueno, puedes haber dado con un depósito de oro disperso que bien puede ser toda la
ladera que tienes bajo tus pies).

En el caso de que sólo aparezca oro en las catas centrales, hay que centrar el
punto de su origen. Esto se hace subiendo a otra curva de nivel y realizando otra
línea de catas. Si se repiten los resultados de la primera o aún son menos y más
centradas las catas donde se encuentran trazas de oro, al subir a la siguiente curva
de nivel podremos dejar de hacer las catas situadas más en los extremos y
centrarnos sólo en las correspondientes a la bajante donde encontramos trazas de
oro más un par de catas estériles a cada lado de estas.

Se sigue así subiendo por la ladera hasta que llegamos a una curva de nivel
donde todas las catas vuelven a ser estériles:

Entre esa curva de nivel y la anterior se encuentra el depósito del oro; por tanto
nos desplazaremos a una curva de nivel intermedia entre la ultima productiva y la
actual estéril, igual que hacíamos con los ensayos en el río, y haremos esto
sucesivamente hasta dar con el origen de ese oro, cerrando cada vez más la
distancia entre las catas, en lugar de disminuir su número.

Esto, que en apariencia es bastante sencillo, requiere una gran cantidad de


trabajo y esfuerzo:

Piensa que las catas que se hacen en tierra pueden no ser superficiales:

No se puede definir una profundidad para ellas. Eso depende de las


condiciones del terreno, por eso las primeras catas resultan fundamentales, ya
que al hacerlas en una y otra orilla hay que ir profundizando hasta que en una de
ellas aparezcan trazas de oro.
Luego, tal y cómo vamos ascendiendo a otras curvas de nivel en la ladera,
debemos ir profundizando hasta que la cata situada directamente sobre una de las
productivas produzca también o estemos absolutamente seguros de que no
producirá, y de que la mena está entre esta y la ultima cata productiva.
Siguiendo este procedimiento se llega a dar con el filón si existe . También
podría ocurrir que no existiese un filón propiamente dicho, recuérdalo:

Puedes estar sobre un deposito aluvial previo.

REGLA NÚMERO DOS:


El oro siempre busca el estrato más profundo posible.
El oro tiene un gran peso específico (Esto quiere decir que su volumen, en relación
a su peso, es relativamente pequeño.) y la consecuencia directa de esto es que jamás
se queda sobre otros materiales sueltos:

Tiende a desplazarlos para ocupar su lugar.


(Puedes hacer un pequeño experimento casero para cerciorarte de esto: Llena un bote
con una imitación de "suelo" formado por un puñado de harina, otro de sal, otro de arroz y
otro de algunas legumbres secas, cómo garbanzos o habichuelas. También puedes añadirle
algunas nueces, avellanas o almendras con su cascara integra. La harina y la sal
cumplirán la función de dos tipos diferentes de arena, una más granulada y la otra más
pulverulenta. El arroz el de pequeñas gravas, las legumbres las gravas de tamaño medio y
los frutos secos los pequeños fragmentos de roca o las gravas mayores. Ahora, sobre la
superficie de todo ello deja caer unas cuantas bolitas de plomo (Puedes conseguirlas en
cualquier tienda de pesca) que serán las pepitas. Estas pueden ser de varios tamaños o de
uno solo, a tu gusto, pero es aconsejable que, cómo mínimo, tengan el diámetro
aproximado de una letra "o" de este texto (14) para que lo veas todo claramente. Tampoco
es aconsejable que sean mucho mayores que un garbanzo: A más grandes sean el proceso
es más lento. Ahora sólo queda poner nuestro entorno artificial sobre un acelerador
artificial de la actividad sísmica.... que podría ser algo así cómo una lavadora en pleno
centrifugado... o cualquier otra cosa que vibre. Una solución un poco más lenta es andar
llevándolo de un lado a otro, dejándolo en todos los sitios que moleste para que la gente lo
mueva y lo cambie de sitio. Depende de la opción que hayas escogido, al cabo de unas
horas o de unos días, descubrirás que, incomprensiblemente, las bolitas de plomo han
desaparecido de la superficie... e incluso es posible que hayan llegado al fondo. Si no, al
cabo de otro plazo de tiempo lo harán.).

Si tenemos en cuenta que en la naturaleza no sólo hemos de contar con las


vibraciones sísmicas, si no que también actúan otros factores, tales cómo la
saturación de humedad con el consiguiente reblandecimiento del sustrato, la
congelación, la erosión, etc... es bastante comprensible que la cosa funcione en la
naturaleza mucho más rápido, proporcionalmente hablando... y tu pepita virgen
ha tenido unos cuantos millones de años para avanzar en su camino...

Así pues, las pepitas que busquemos estarán más cerca del substrato más
consistente.

Los "auténticos" buscadores de pepitas llegan incluso a portar herramientas


especiales en forma de "cucharas" extremadamente finas y alargadas, para hurgar
en el interior de las más profundas grietas de las capas de roca. No dejes por
tanto de profundizar en tu agujero hasta que des con una capa de roca, y
comprueba siempre el material que esté sobre las piedras que encuentres: Una
pepita puede haber "tropezado" durante su descenso con una piedra y haberse
quedado detenida "momentáneamente" allí, a la espera que tu u otro la recoja... o
que las circunstancias vuelvan a ser propicias para seguir su descenso.
Lógicamente, por extensión, siempre que encuentres una pepita en un punto
determinado, es más que aconsejable que profundices un poco más si es posible:

Puede que al eliminar uno o dos pares de paletadas de tierra descubras que tu
detector es capaz de darte la señal de alguna otra pepita en un substrato más
profundo y rico en pepitas o polvo de oro, asentado sobre la roca virgen o sobre
otro tipo de substrato más duro que los superiores.

REGLA NÚMERO TRES:


El oro arrastrado por una corriente de agua suele depositarse en mayor medida
DETRÁS DE LOS OBSTÁCULOS, antes que delante de ellos, pero
prácticamente nunca, jamás, lo hace a su lado.
Este es un principio físico bastante elemental:
Las corrientes de agua, al tropezar con un obstáculo sufren una serie de
perturbaciones. En primer lugar, frente al obstáculo se crea una zona de
corrientes y contracorrientes que tienden a mover cualquier material depositado
delante del mismo.
Luego, al ocupar el obstáculo un lugar en el paso de la corriente, provoca una
compresión y una aceleración de la misma entorno a él, por lo que si la corriente
ya de por si llevaba bastante fuerza como para arrastrar nuestra pepita de oro,
junto al obstáculo aún lleva más fuerza y/o velocidad, con lo que el deposito es
prácticamente imposible.
Por último, nada más superar el obstáculo, la corriente tiende a ocupar su
lugar:
Se expande, cambia su curso ligeramente, pierde algo de fuerza y, en muchos
casos, se generan remolinos que facilitan que los materiales más pesados se
depositen en el fondo, momento que aprovecha nuestra pepita "viajera" para
"descabalgarse" de la corriente y ocupar su nuevo emplazamiento.
Por lo tanto, jamás deberíamos de dejar de revisar las partes situadas aguas
abajo de los obstáculos, tales cómo rocas, arboles, etc...
Sin embargo, esto sólo es absolutamente cierto para los obstáculos no
totalmente sumergidos y aquellos totalmente sumergidos que permiten que el
agua pase por sus costados:
Aquellos totalmente sumergidos que fuerzan al agua a pasar sobre ellos
pueden actuar cómo los "rifles" de un canal de lavado, haciendo que sólo los
materiales más ligeros pasen sobre ellos y reteniendo delante de si mismos a los
más pesados.
En particular interesantes, pero por otros motivos, son las pozas donde el agua
reduce su velocidad, sobre todo si están situadas después de un salto, y permite
que los arrastres de materiales más pesados caigan al fondo.
El mismo río, al doblar su curso, va creando "trampas" naturales donde el oro
puede depositarse a raíz de principios tan conocidos como la fuerza centrífuga,
así pues todos los meandros son, potencialmente, lugares interesantes para
prospectar... pero no nos confundamos:
La fuerza centrífuga hace que el agua se acelere por la parte externa de la
curva (Qué es por donde los meandros suelen llevar más caudal) lo que provoca que el
oro se deposite en la parte interna de la curva, donde la corriente pierde su
velocidad, es decir, al inicio del meandro.
Otra zona interesante son las raíces superficiales de arboles y otras plantas
residentes en las orillas:

Si son lo suficientemente tupidas pueden actuar a modo de miles de pequeños


obstáculos creadores de turbulencias que facilitan el depósito de oro en sus
inmediaciones.

Sinceramente, confío en que alguna de estas simples normas os ahorre horas


de trabajo. Desde aquí os anticipo que en mis próximos artículos sobre la
búsqueda de oro hablaremos de otra serie de cosas peculiares que, normalmente,
son desconocidas por la mayoría de los buscadores.

Minería Recreativa
Cómo salido del más antiguo mundo de pioneros, un individuo cargado con
una pala y una batea deambula por la orilla de un arroyo de montaña...
Sólo el detector de metales, su indumentaria actual y la carencia de la
consabida mula rompen la imagen tradicional:
Pero el fondo es el mismo...
¡La búsqueda del ORO!
¿Alguna vez has soñado con encontrar una pepita de oro en un arrollo?
¿Quizás te has imaginado lavando arena con tu batea y experimentando la
emoción profunda de ver como en el fondo queda algo de "color"?.

Pues te aseguro que vivirlo es bastante mejor que imaginarlo... y no hace falta
irse muy
lejos para experimentar esas sensaciones:

Seguro que cerca de tu ciudad hay algún arroyo que fue explotado
auríferamente en la
antigüedad... y donde hubo siempre queda.

Muy posiblemente no te harás rico con esto, (aunque nunca se sabe, más de uno se
ha solucionado la vida "jugando" a minero), pero es una experiencia que merece la
pena vivirla.

Los detectores de metales están actualmente transformando el concepto de


minería recreativa:

Antaño, aquel que quería probar suerte, cogía una batea y se iba a lavar arena...
y lavaba y lavaba sin la menor certeza de encontrar nada, aún estando en terreno
aurífero.

Hoy, con el auxilio del detector de metales es muy sencillo localizar pepitas, y
aún bolsas de arena negra con contenido aurífero.

Esto está llevando a un gran número de aficionados, sobre todo en USA y


Australia, a salir a los campos auríferos con su detector de metales en busca de
las pepitas y de las bolsas de oro en polvo que los anteriores mineros con sus
métodos primitivos han pasado por alto... y, fijaos, no digo "habrían" o "podrían
haber", si no "han, por que esta sobradamente demostrado que es así:

En los montones de desechos de antiguas minas trabajadas a mano o aún las


trabajadas con maquinaria, se están extrayendo todos los días pepitas de los
tamaños más variados, pasadas por alto por los anteriores explotadores del filón o
del placer.

El que esto suceda con los escombros de las explotaciones mineras


tradicionales es fácilmente comprensible:

Todos nos damos cuenta de que debe de ser extremadamente sencillo que un
minero excavando una galería en busca de un filón, o aún resiguiendo ese filón,
pase por alto algún fragmento de roca con una veta de oro más o menos
expuesta... o aún completamente oculta en el interior del fragmento de roca...

Aspecto de una explotación del siglo pasado.

El que suceda en las grandes explotaciones donde se lavan (O se lavaron)


toneladas de tierras y rocas diariamente es más difícil de comprender... hasta que
uno se molesta en estudiar los métodos de trabajo de estas explotaciones:

Dado que sería impensable procesar a la perfección todo el material removido,


lo que se hace en este tipo de explotaciones, por lo general, es establecer el
tamaño medio de las pepitas de oro que produce la explotación y, después, se
introducen una serie de filtros para RECHAZAR todo aquel material que supera
en un porcentaje dado el tamaño medio.... y el resultado de esto, expresado
llanamente, es que si el tamaño medio de las pepitas de una explotación es el de
un grano de maíz, y el ajuste de filtros permite estudiar por encima hasta un
tamaño cinco veces mayor... una pepita del tamaño de una pelota de ping-pong
sería rechazada por esos filtros y...

¡¡¡¡¡Quedaría en el montón de los desechos a la espera del aficionado armado


de su detector de metales....!!!!!!!

Dicho así suena increíble ¿Verdad?

Pero es cierto.

Si lo contemplamos desde un punto de vista netamente económico, la


explotación RENUNCIA a extraer esas pepitas de mayor tamaño de la media por
que, pese a su alto valor unitario, el costo del proceso de selección del material
de esas dimensiones supera con creces el valor de las mismas... así que,
simplemente, es más rentable dejarlas perder...

Cómo se ve hoy en día la explotación anterior.

Exactamente lo mismo puede suceder con las pepitas de menor tamaño y el


oro en polvo, pero por razones ligeramente distintas:

La velocidad de lavado que permitiría la sedimentación de esas partículas de


oro de menor tamaño es demasiado baja para obtener unas frecuencias de vaciado
y limpieza de los túneles de lavado rentables en una explotación industrial, así
pues, la explotación RENUNCIA TAMBIÉN a extraer todo el oro por debajo de
un cierto tamaño.

En este caso, al no tratarse de un filtro físico como una rejilla por ejemplo, si
no de un fenómeno físico, la velocidad de arrastre del agua de lavado, no existe
una definición exacta, es decir: Habrán pepitas de diversos tamaños, algunas
incluso del tamaño medio seleccionado por la explotación (de estas muy pocas) que
serán arrastradas por el agua fuera de los canales de lavado... y su porcentaje será
mayor a más nos alejemos del tamaño medio seleccionado y vaya tratándose de
pepitas de menor tamaño.

Esto, hoy en día es así hasta cierto punto tan sólo:

Las compañías explotadoras cuentan, entre otros medios técnicos, también con
detectores de metales industriales para auxiliar los procesos de extracción del
mineral... pero el detector de metales, no nos equivoquemos, comienza a ser
producido en la década de los años 50... por lo que toda explotación anterior a esa
fecha, ha rechazado cantidades ingentes de oro entre sus desechos... así pues,
desde hace, digamos unos tres mil años para Europa, y unos, quizás, entre mil y
dos mil años en el Nuevo Mundo, los mineros más primitivos han perdido
cantidades ingentes de oro en sus minas y campos auríferos.... oro que está ahí
esperando al aficionado, ya que, industrialmente, su extracción no es rentable...

Así pues, todas las explotaciones auríferas a gran escala de los romanos y
griegos, por ejemplo, en Europa, y de los mayas, aztecas, olmecas, toltecas, etc...
e incluso de los colonizadores españoles y portugueses en América, pese a que
puedan ser extremadamente conocidas y a que se las dé por totalmente
explotadas, podemos afirmar sin temor al error que aún contienen suficiente oro
como para transformar una jornada recreacional en algo más que un día
memorable....

De hecho, actualmente en USA, donde más extendida está la búsqueda


recreacional de oro con el auxilio de los detectores de metales, los modernos
buscadores están volviendo a revisar las viejas minas y arroyos productores de
oro durante el periodo de la famosa fiebre del oro... ¡Con excelentes resultados!...
y eso que, debemos tener en cuenta, que los buscadores implicados en esa fiebre
del oro contaban con unos medios técnicos y materiales que eran totalmente
desconocidos en el mundo antiguo...

Así pues, documéntate, estudia y averigua cerca de tu ciudad donde los


antiguos moradores obtenían oro... nadie te negará esa información... al fin y al
cabo "Allí no queda nada" cómo todos sabemos....
¿Verdad?...

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