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Paula Nicole Linares Duque

María Paula Porras NIño


CARRERA DE PSICOLOGÍA
ASIGNATURA INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL

Reseña segunda semana:

En grupos de dos desarrollen las preguntas y el segundo punto:

¿Cómo explica Cristina Rojas “el deseo civilizador”?


Rojas (2001) explica el deseo civilizador como un régimen de representación que, en el acto,
constituyó un proceso de “blanqueamiento” impuesto por los blancos criollos (españoles
nacidos en las Indias), a poblaciones más vulnerables en el status social. Con este, hacían un
mestizaje sistemático que permitiera volver más blancas a las razas “inferiores” (negros,
indígenas, mulatos, zambos), con el fin de darles un espacio “legítimo” en la vida pública,
para que puedan ser partícipes de la construcción de la historia y generar una identidad
civilizada como la europea.
Además, explica que este deseo civilizador se depositó no solamente en procesos raciales,
sino también en otras formas de representación del cuerpo, como fue el género. Las mujeres
eran representadas como “portadoras de la moral”, dado su pretendido sentimentalismo
superior al de los hombres, por lo que fue necesario empezar a brindarles educación para
asegurar la moral de la civilización en ámbitos fuera del hogar, y suprimir prácticas atribuidas
únicamente al género femenino, como es la prostitución, que se consideraba ajena a la
civilización en curso.
Así, el “deseo civilizador” se convierte en una práctica de violencia instaurada en los cuerpos
con el fin de “blanquearlos” y educarlos a la “altura” de los criollos, en donde la suma de raza
y género naturalizaba a las mujeres (sobre todo si tenían una raza distinta a la blanca) como
servidumbre de los hombres blancos en el proyecto de la civilización hacia una mejor
sociedad.

De acuerdo con lo explicado por Blair, ¿en qué consisten las crisis de legitimidad,
secularización y anomia?

Según Blair (1999), la crisis de violencia en colombia puede ser comprendida por medio de
tres problemáticas: la crisis de legitimidad, secularización y anomia. La primera se relaciona
con el hecho de que las instituciones canalizan la violencia y al haber una multiplicidad de
grupos armados (legales e ilegales) se genera una “ausencia de un orden normativo-
simbólico que regule la vida de los ciudadanos” (Blaris, 1999, p.28), donde además se
presenta una imposibilidad de que la sociedad se “sienta” fuerte, pues, su representación es a
través de las armas y la violencia. A raíz de esta crisis de legitimidad se generan nuevas
referencias u órdenes normativos-simbólicos donde se construyen nuevas y propias
legitimidades, tal y como se puede evidenciar en el caso de los actores (legales e ilegales) del
conflicto armado colombiano. En este sentido, se puede entender además que como
consecuencia de ello, hay una individualización de valores y propósitos particulares.

Por otra parte, Blair (1999) expone que en colombia existió durante los años 80 (y
probablemente existe aún) una modernización sin modernidad como consecuencia del abismo
entre la búsqueda por modernizar el país, y la pérdida de valores y normativas de un orden
recibido (la regeneración) y la ausencia de nuevos referentes. Frente a este punto, se expone
que en la secularización se dió un desplazamiento “de la iglesia como eje de la vida social”
(Blair, 1999, p.32), razón por la cual, nuestra sociedad quedó sin referentes, sin una forma o
gramática para leer lo que acontece, y ello causó consecuentemente confusión, desorden y
una imposibilidad de generar “otro eje de referentes identitarios, de pertenencia y cohesión
social” (Blair, 1999, p.32) y que por lo tanto contribuyó a la diferenciación social y la
desigualdad. Finalmente, se explica que tanto la crisis de legitimidad como la secularización
llevó a nuestra sociedad a un estado de anomia, entendido como “la pérdida de límites entre
lo legítimo y lo ilegítimo.” (Blair, 1999, p.38) y en la cual hay una búsqueda de nuevas
formas de legitimidad que son precarias y autorreferidas. En este estado de anomia se da
entonces una explosión de la estructura cultural, un desequilibrio cultural en la cual el tejido
social está demasiado distendido.

Elaboren una reflexión conjunta de las dos lecturas

Los escritos de Blair (1999) y Rojas (2001), se presentan como una posibilidad para
acercarnos y comprender la crisis de violencia en Colombia, una crisis multidimensional y
multicausal (económica, política y social) en donde hay una lógica de la exclusión y de la
diferencia transforma la política en violencia, porque en la exclusión se privilegian ciertos
tipos de representaciones, y, en defensa, se crean nuevas legitimaciones (precarias y
autorreferenciales) de valores no-normativos.

Desde esta perspectiva, podemos entender que “la violencia de representación precede y
acompaña la violencia como manifestación” (Rojas, 2001), estando ello en concordancia con
el hecho de que en la sociedad colombiana exista una lógica de la guerra que es expresión de
la completa ausencia de “un orden normativo-simbólico que regule la vida de los ciudadanos”
(Blair, 1999, p.28); entonces, al haber una secularización en la cual no se han reemplazado el
sistema de valores e ideas tradicionales e íntimamente relacionados con la iglesia en
colombia, y una representación racializada y excluyente, se genera no sólo un tejido social lo
suficientemente distendido para llegar a estar en un estado de anomia sino que además surgen
nuevos tipos de violencia que se consuman en el acto y que se fundamentan en una
atomización de los intereses colectivos y en la creación de nuevos referentes legitimados
individualmente (Blair, 1999), como es el caso del conflicto armado en Colombia

En este sentido, ambas propuestas nos invitan no sólo a tener una perspectiva histórica de la
crisis de violencia en Colombia, sino que además dan cuenta de la importancia de tener una
perspectiva crítica para identificar las representaciones que tenemos y a las que aspiramos,
para así poder analizar qué ver qué discursos legitimamos en virtud de una “sociedad mejor”
y más importante aún, qué nuevos referentes se están creando y cómo los legitimamos.

Además, creemos que es importante desnaturalizar los procesos colonizadores que instauran
jerarquías justificadas en los cuerpos, para así resignificar y reconstruir las representaciones,
de manera que no resulten excluyentes, ni basadas en la diferencia, para convertir el ejercicio
político en inclusión participativa. Así como es necesario realizar un ejercicio serio y
contextualizado para poder por fin reemplazar los valores normativos tradicionales bajo los
cuales la sociedad colombiana se rigió y que de esta forma la actual secularización no
fortalezca las bases de la diferenciación social y la desigualdad, y que se puedan entonces
legitimar referentes que busquen una identidad, pertenencia y cohesión social y así salir del
estado de anomia en el que estamos.

Referencias:
Rojas, C. (2001). “Civilización y violencia” en Civilización y Violencia: la búsqueda de la
identidad en la colombia del siglo XIX. Ed. Norma: Bogotá.
Blair, E (1999).“La crisis colombiana de los años ochenta: el contexto” en Conflicto armado
y militares en Colombia”. Ed. Universidad de Antioquia – Cinep: Medellín.

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