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JURISPRUDENCIA.
En términos de los artículos 40 y 41 del Código Penal Federal, así como del numeral 181
del Código Federal de Procedimientos Penales, el efecto del aseguramiento de bienes que
podrían ser el instrumento del delito, objeto o producto de éste y, de aquellos en que existan
huellas de él, consiste en ponerlos a disposición de las autoridades investigadoras o
judiciales para garantizar, por un lado, la comprobación del cuerpo del delito o la probable
responsabilidad del inculpado y, por otro, la eventual reparación del daño o el
cumplimiento de la pena de decomiso que en su caso se dicte; de ahí que, por su naturaleza,
se trate de una medida provisional o cautelar. Por ello, si el aseguramiento se decretó como
consecuencia de la investigación del delito y del delincuente realizada por el Ministerio
Público, en la fase de averiguación previa y éste, es decir, el aseguramiento, fue ratificado
por el Juez en el auto de radicación, tal medida debe quedar sin efectos, cuando al
resolverse la situación jurídica del inculpado dentro del término constitucional, se le decreta
auto de libertad por falta de méritos para procesar al no acreditarse el cuerpo del delito y
esa resolución es confirmada en la alzada. Lo anterior resulta así, en razón de que a partir
de esa resolución el aseguramiento dejó de surtir sus efectos legales en cuanto a ese
procedimiento y sus consecuencias, pues éste tiene como objeto que a partir de la
resolución que establece la probable responsabilidad del inculpado, se adopten dentro del
procedimiento penal las medidas o proveídos asegurativos precautorios que tiendan hacer
factibles la imposición de las penas, así como preservar los instrumentos del delito; pero si
ya no hay causa o proceso, tampoco procede dejar subsistente el aseguramiento y menos
quedar a la expectativa de que el Ministerio Público pueda o no ejercer acción penal, hasta
en tanto prescriba su derecho, ya que no existe precepto legal alguno que así lo establezca,
por lo que es procedente la devolución de esos bienes para impedir que el Juez de la causa
los retenga indebidamente a su disposición, respecto a ese procedimiento. Por tanto, el
hecho de que el Ministerio Público pueda con posterioridad allegar nuevos elementos de
prueba contra el indiciado, no obliga al Juez del proceso a mantener el aseguramiento,
porque tal situación constituye no solamente un acto de molestia, sino uno de privación
indefinida de la propiedad de los bienes asegurados, sin que exista sustento jurídico para
ello, violándose la garantía de seguridad jurídica prevista en el artículo 14 constitucional,
que prevé que nadie puede ser privado de sus bienes sino mediante juicio previo.
Semanario Judicial de la
Tesis: XV.1o.5 P Novena Época 203376 8 de 8
Federación y su Gaceta
Tribunales Colegiados de Circuito Tomo III, Enero de 1996 Pag. 267 Tesis Aislada(Penal)
Si bien es cierto que de conformidad con el contenido del artículo 41 del Código
Penal Federal, las autoridades investigadoras están facultadas para enajenar en
subasta pública los bienes que no hayan sido decomisados y que no sean recogidos
por quien tenga derecho a ello, en un lapso de noventa días naturales, también lo
es que para que dicha facultad cobre vigencia, se hace indispensable que
previamente se notifique al interesado que los bienes están a disposición de la
autoridad investigadora o judicial, pues mientras esa exigencia no se cumpla el
término de referencia no puede empezar a correr.