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Este texto es una recopilación de fallos, gazapos y otras birguerías del libro “Bomberos”, de la
editorial Adams (ISBN 84-9818-152-6). Está referido a la primera edición, con depósito legal M-
37283-2005.
Por supuesto, faltan muchos fallos y detalles por reseñar en esta lista, y hasta es muy posible que
algo de lo que expongo no sea cierto, por lo que invito a todos los que lean esto a que me ayuden a
completarlo y corregirlo.
CancerOso: umc-2@hotmail.com
Tema 2. Cambios de estado de la materia.
• En el apartardo 2.3.3 Límites de inflamabilidad se incluye una tabla con los rangos de
inflamabilidad más comunes, apareciendo 1,5 – 28 para el amoníaco. El verdadero rango de
inflamabilidad del amoníaco es 15 – 30, aunque pueden aceptarse aproximaciones tales
como 15/16 – 28/30.
Lagunas.
Página 5-10. Hablando de las espumas de alta expansión dice “Generalmente el volumen de
espuma deberá ser un 25% mayor que el del local para ser efectivo”.
¿A qué se refiere? Si tengo un recinto de 10 m3, por mucha espuma que meta, al final sólo entran
10 m3, si la meto “a presión”, habrá más masa de espuma pero igual volumen, es decir, espuma más
densa, menos expandida. ¿Para eso no valdría con generar espuma con menos coeficiente de
expansión?
¿Se refiere quizás a que un 25% de la espuma se perdería durante la inundación (por contacto con el
fuego y pérdida de estabilidad) y habría que suplir esa pérdida con ese misterioso 25% de más?
El autor debería haber sido más claro en este punto, o ahorrarse el dato.
Página 5-13. Se menciona como ventaja de las espumas obtenidas por CAFS “un peso más liviano
de las mangueras”. El autor olvida mencionar que los CAFS requieren el uso de mangueras de lino,
sin duda más ligeras que las convencionales, pero creo que esto es más bien una desventaja, puesto
que tendremos que añadir en el camión aparte del mangaje normal, unos cuantos metros más de
mangaje de lino (por no mencionar el hecho de que todo el sistema generador es especial y sólo vale
para este tipo de espuma).
Páginas 5-21 y 5-22. Hablando de los tipos de fuego ante los que son eficaces los extintores de
polvo y halón, menciona características que difieren de la tabla del RIPCI, amparándose en “normas
UNE”, aunque no especifica a cuáles. Creo que el autor debería mencionar dicha norma UNE, ya
que se separa de la tabla que se lleva considerando la referencia obligada desde hace bastantes años.
Errores.
Página 5-14. En el último párrafo dice “En base a la NBE-CPI el siguiente cuadro...” para
presentar la tabla de idoneidad de agentes extintores y tipos de fuegos. Como todos sabemos, la
norma de donde se saca esta tabla es el Reglamento de Instalaciones de Protección Contra
Incendios o RIPCI y no de la difunta NBE-CPI.
Página 5-20. “El CO2 se considera aceptable en fuegos de la clase A y adecuado en la clase B”.
Según el RIPCI, para fuegos de la clase B el CO2 sólo llega a la categoría de aceptable.
Gazapos.
Página 5-13. En el penúltimo párrafo donde dice “Debe tenerse la preocupación de no tocar...”.
Hombre, yo hubiera puesto precaución. Bastante preocupados estamos ya intentando apagar el
fuego.
Página 5-17. Hablando de los extintores de presión adosada dice “...debe ser liberado por nuestros
mecánicos...”. Tenemos claro que estos extintores son más complicados que los de presión
permanente, pero tanto como para tener que contratar mecánicos para usarlos.... Está claro que
querían decir medios.
Página 5-23. Sobre la colocación de los extintores dice “...se colocarán sobre soportes fijados a
parámetros verticales o pilares...”. Indudablemente quería decir paramentos. Este es un gazapo
particularmente molesto, que se extiende a lo largo de todo el libro, incluso en los tests.