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Ratón, delfín y león.

Asertividad

Tal y como apuntaba Aristóteles, los seres humanos somos “animales”


sociales por naturaleza. Seres sociales que están en constante
interacción unos con otros. En esta interacción, la comunicación toma un
papel muy importante, a través de ella, intercambiamos mensajes,
intercambiamos información. Sabemos que hay tres elementos
fundamentales en este intercambio de información. Un emisor, un
mensaje y un receptor. El emisor emite el mensaje, aquello que quiere
transmitir, el receptor, intercepta, percibe el mensaje. Más de una vez y
de forma coloquial, hemos oído decir que cuando hablamos con
alguien, hemos de cuidar lo que decimos y cómo lo decimos.

Es importante lo que decimos con palabras, pero también lo que decimos


con nuestra mirada, nuestra postura, nuestros movimientos…

En la comunicación, por tanto, tenemos que atender al componente


verbal – las palabras-; al componente no verbal – el contacto ocular,
gestos, distancias-; y también tenemos que atender a un tercer tipo de
componente, el componente paralinguístico. Con éste nos referimos al
tono, al ritmo y también a los silencios.

Todos estos elementos se dan en el proceso de comunicación, pero hay


que tenerlos en cuenta en el contexto de la interacción social. Pensemos
ahora, cómo nos solemos comunicar, es decir, cómo nos solemos
comportar en determinadas situaciones sociales. Veamos un ejemplo.

Estás con tus amigos en un bar. Estáis hablando de Clara, una chica
que es amiga tuya. Uno de tus amigos, Carlos, suelta un comentario
despectivo sobre ella y tú te sientes molesto. ¿Qué haces?

a) Te mantienes callado, no quieres discutir con Carlos.

b) Le dices con un tono de voz elevado: Carlos, lo que tienes que hacer
es meterte en lo que no te llaman, y dejar de opinar de lo que no sabes.

c) Manteniendo un tono de voz firme pero no elevado, le dices a tu


amigo: Carlos, me molesta que hables así de Clara, entiendo que puedas
tener tus razones para hablar de ella, pero es mi amiga y me gustaría
que cuando estés conmigo no hables así de ella.

¿Qué opción elegirías?

Veamos un poco más a fondo cada una de las opciones.

En la opción A, la persona no está expresando su opinión, prefiere no


decir lo que piensa y siente evitando así el conflicto con el otro.

En la opción B, la persona, al contrario que pasaba en la opción A, está


expresando lo que siente y piensa, pero lo hace elevando la voz, con un
tono exigente, dominante. Vemos que la forma con la que se dirige al
otro, es a través de imperativos,” lo que tienes que hacer”, ” deja de
opinar”.

En la opción C, la persona está expresando lo que siente, lo que piensa;


lo hace a través de un tono de voz adecuado, y utiliza mensajes en
primera persona, “me molesta”, “entiendo”, “me gustaría”.

Estas tres formas de comportamiento, estos tres estilos de respuesta, se


dan a menudo en nuestras interacciones sociales; son la forma que
tenemos de relacionarnos con los otros; forman parte de nuestras
habilidades sociales.

Vamos a poner ahora nombre a estas tres formas de comportamiento o


estos tres estilos de respuesta. Por un lado y correspondiente a la opción
A, tenemos el estilo pasivo, y si lo dibujamos en el mundo animal, sería
por ejemplo el ratón. Por otro lado, y correspondiente a la opción B,
tenemos el estilo agresivo, que corresponderá con el león. Por último, el
estilo que nos falta es el estilo asertivo, que corresponde a la opción C y
que será el delfín.

Emplear distintos tipos de animales para explicar estos tres estilos de


comportamiento es muy útil sobre todo para los más peques; es un buen
recurso para ayudar a identificar qué está ocurriendo en su interacciones
sociales. Será mucho más fácil aprender de esta forma y mucho más
divertido.
Siguiendo con lo que veníamos diciendo; las personas, según la
situación en la que nos encontremos, podemos ser más agresivos,
más pasivos o más asertivos. Sin embargo, cada uno de nosotros, en la
gran parte de las interacciones sociales, tendemos a comportarnos de la
misma manera.

Vemos entonces que estos tres estilos o formas de comportamiento, se


sitúan en un continuo. En uno de los extremos tendríamos el estilo
pasivo, en el centro se situaría el estilo asertivo, y en el otro extremo o
polo del continuo situaríamos el estilo agresivo. Como decimos, las
personas podemos situarnos a lo largo del continuo, en función también
de cada situación.

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