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Post-Gutenberg es Pre-Gutenberg.
Esta tesis no es tan nueva y ya fue delineada por Marshall McLuhan en sus
libros seminales de la década de los años 60/70, especialmente en La Galaxia
Gutenberg y también había sido prefigurada por Walter J Ong en obras imperdibles
como Ramus, Method, and the Decay of Dialogue: From the Art of Discourse to the Art
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of Reason (Cambridge, MA: Harvard UP, 1958); Interfaces of the Word (Ithaca: Cornell
UP, 1977) y la esencial Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra, México, FCE,
1997.
Quien así cree esto no son esta vez un Nicholas Carr con toda la sarasa que
despertó su canónico articulo del 2008 Is Google Making us stupid, sino alguien con
mucho mas tupé intelectual como es el caso de Thomas Pettitt, quien en una nota
fascinante (eso si con un aburridisimo video introductorio que es mejor pasar por alto)
cual es The Gutenberg Parenthesis: On parallels between the pre-print era and our
own Internet age remueve el avispero y airea las neuronas como pocos.
Porque endosar esta hipótesis llevaría a ver a Gutenberg con otros ojos. En
vez de calificarlo como el revolucionario que inventó afiortunadamente a la época
moderna (tesis que siempre compartimos de la mano de Elizabeth Eisenstein en The
Printing Press as an Agent of Change), también podría haber sido (simultánea y
concurrentemente) el contrarrevolucionario que interrumpió el arco mas amplio de la
comunicación oral a destajo. Gracias a la red y al intento de convertir a Gutenberg en
un mero paréntesis (¿qué son 500 años en una historia filogenética que tiene al menos
100.000 años de duración?), la oralidad volvería a convertirse en el oxígeno cultural
pervasivo que siempre fue antes de su emergencia a mediados del siglo XV, y la
mayoría de las interacciones humanas volverían a su estado líquido de
conversaciones, chimentos y rumores -según Robin Dunbaren Grooming,
Gossip, and the Evolution of Language el verdadero orígen del lenguaje, y
reivindicación de lo efímero, estos tres elementos definitorios de nuestra cultura de
la remediación interneteana actual.
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este útil diagrama), lo que hoy llamamos mashup, era la estopa de la cual estaba
hecha la literatura isabelina (o para nuestro caso la cervantina).
Por mas que leamos mil y una veces esa pieza oratoria clave cual fue La lecon
inagural de Mivhel Foucault de 1970 al ingresar al College de France, titulada
justamente ¿Qué es un autor? , no hay año que pase que no refuerce nuestro olvido
de que el autor es una invención moderna y que como bien decía Foucault al final
de Las Palabras y las Cosas , está condenado a desaparecer de la fase de la tierra
como una escultura de arena bañada por el mar.
Para Sauerberg, para Pettitt, para nosotros, el golpe mortal que Gutenberg
quiso asestarle a la cultura oral -esa divisoria sin resto entre medios fríos y calientes,
entre sociedades frías y sociedades calientes como sostenía Claude Levi-Strauss en
El Totemismo Hoy y en El Pensamiento Salvaje a principios de los años 60)-, visto
desde la era interneteana no seria sino un paréntesis que estaría llegando a su fin
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Porque si los medios actuales se han movido mas alla del reino parentético
(para una primera aproximaciòn de esta relectura en el ámbito periodístico ver la nota
La devaluación de la letra impresa de Roberto Guareschi), justamente alli donde
cada día son mas indistinguibles el autor del performer, y donde el plagio es casi
sinónimo de coautoría, nada hay en la historia mas parecido a este viaje que el teatro
isabelino, del cual Shakespeare fue autor/actor.
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Por ello mismo, hipótesis como las del paréntesis, la de los Bárbaros, las
iniciativas que llevamos a cabo en los Proyectos Facebook y Rediseñar/2010 son tan
medulares. Porque lo que está en juego no es el interrogante pavote de si el libro
electrónico mejorará o empeorará la ontología del libro en papel, o si los diarios se
salvarán o no gracias a modelos de negocios mas eficientes -con la paradoja de que
Google su sepulturero ahora está trabajando para salvarlos-, sino de si efectivamente
Gutenberg fue un eslabón indispensable en la marcha hegeliana de la historia, o
si tal vez su aporte no fue muy distinto al añadadido de un nuevo epiciclo en el
herrumbrado sistema Ptolomeico. Ya desglosaremos las mil y una caras de esta
pregunta inisidiosa. Gloria y loor al Gran Johaness!
NB
El sistema Tolomeico se corrigió mil veces, pero nunca podría llegar a predecir
correctamente las órbitas de los planetas a menos de añadirle 1.000 hipótesis ad hoc
(los epiciclos). La imprenta siempre fue saludada como una innovación disruptiva
maravillosa que llego a inventarnos como sujetos y a crear el mundo moderno. En ese
sentido y partiendo de Hegel para quien todo lo real era racional, habría que verla
como un inevitable formateador urdido por la historia para convertirnos en los letrados
racionales que somos. Pero ¿ y si la imprenta en vez de haber jugado es el lugar
emancipador, en realidad no fue sino el Caballo de Troya, a través del cual la
estandarizacion, automatización y sobretodo mecanización de la conciencia tuvo
lugar? ¿Y si la verdadera (¿o mas radical?) emancipación pasaba y sigue por la
oralidad? Es especulativo, suena anticientífico y delirante, alguien lo podría haciendolo
leer como restauración conservadora y probablemente sea un despropósito. Pero vale
la pena explorar la alternativa.
http://www.filosofitis.com.ar/2010/05/24/post-gutenberg-es-pre-gutenberg-quinientos-anos-de-
textualidad-son-suficientes/#more-1121