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Es muy frecuente que el conductor del vehículo sólo se de cuenta cuando los

amortiguadores fallan debido a algun sonido extraño al pasar por algun bache, pero
muchas veces estos desgastes se dan de manera no tan brusca, y pueden evitarse daños
mayores con solo prestar atención a factores más simples.

También es frecuente que el conductor, con los amortiguadores desgastados tanto tiempo,
se acostumbre al andar irregular del coche (recordemos que los amortiguadores influyen
también en la suspensión) por lo que muchas veces no se le presta la atención necesaria a
cada cambio progresivo.

En primer lugar, debemos notar que si los amortiguadores están fallando, los faros
delanteros vibrarán demasiado o no alumbren de manera regular el camino, lo que a
veces puede generar que el conductor que enfrente nuestro coche quede encandilado.

Además de ello, notaremos un desgaste prematuro y forzado de un neumático, en


comparación a otro, o de todos en general, lo que conllevará a una falta total de la
seguridad del vehículo y sus pasajeros.
Respecto al frenado, no solo aumentará la distancia, sino además requerirá una fuerza
mucho mayor para detener el vehículo, inclusive con riesgo de deslizamientos (agravado
si la carretera está mojada)

Dados estos “síntomas”, se recomienda entonces buscar alguna fuga de gas o de aceite en
el amortiguador, comportamientos anómalos en el muelle, o, lo más recomendable,
cambiarlos cada 50.000 kilómetros.

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