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INTRODUCCIÓN

A LA ANTROPOLOGÍA
DE LA SALUD
Aplicaciones teóricas y prácticas

Mari Luz Esteban (ed.)

Manuales de salud

Edita:
INTRODUCCIÓN
A LA ANTROPOLOGÍA DE LA SALUD
Aplicaciones teóricas y prácticas

Mari Luz Esteban (ed.)

Edita:
ÍNDICE
Presentación. Mari Luz Esteban y Juan Luis Uria ............................................................................... 7

Cultura, enfermedad y conocimiento médico. La antropología médica


frente al determinismo biológico. Ángel Martínez Hernáez ................................................... 11

Antropología Social y Atención Primaria de Salud: Un encuentro ineludible.


José María Uribe Oyarbide .......................................................................................................................................... 45

Antropología, sistema médico–científico y desigualdades de género en salud.


Consejo editorial: Mari Luz Esteban ................................................................................................................................................................. 69
Mari Luz Esteban
Juan Luis Uria Migraciones, vulnerabilidad y la crisis del modelo de atención primaria
Maite López en España. Josep M. Comelles ............................................................................................................................... 89
Esther Sánchez
Arnaldo Mendoza Sistema Sanitario e Inmigración. El papel de la cultura. Arantza Meñaca ............ 103
Juan Carlos Rumbero
Iñaki Markez De las utilidades de la antropología social para la intervención en el campo
Jose Luis Albizu de las drogas. Oriol Romaní .................................................................................................................................... 117

Fotografias: La antropología de la medicina como herramienta diagnóstica y


Juan Luis Uria de tratamiento del “mal estar” de la sanidad pública en los países en vías
de desarrollo: El caso de Malí. Berta Mendiguren ........................................................................... 135
Primera edición: mayo 2007
La trayectoria de atención en las enfermedades infantiles. Una puesta
Copyright © de la presente edición: en escena de las representaciones y prácticas sociales.
Rosa María Osorio Carranza ..................................................................................................................................... 151
OSALDE: Asociación por el derecho a la salud
Barrenkale, 40 – 1º. Evaluación Feminista de Proyectos de Cooperación en Salud: Algunas
48005 BILBAO
reflexiones a propósito de un caso (Hagadera, Kenya, 1998).
Telf. 94 416 22 02
Rosario Iraola Martínez .................................................................................................................................................. 167
Impreso en:
Medir, observar y discutir: A propósito de la presentación de los resultados
Imprenta LUNA
Muelle de la Merced, 3 – 2º izda. epidemiológicos y antropológicos en un suburbio brasileño.
48003 BILBAO Cristina Larrea Killinger ................................................................................................................................................ 177
Tel. 94 416 75 18
Fax 94 415 32 98 Perspectiva antropológica en el diagnóstico de salud comunitario en África
e-mail: luna-im@teleline.es Subsahariana: Una experiencia en el distrito de Erati (Mozambique).
Juan Carlos Rumbero Sánchez ................................................................................................................................. 201

Honduras.... La gran desconocida. Esther Sánchez Fuertes .................................................... 225


I.S.B.N.: 13: 978-84-611-7304-4
Relación de autores/as .................................................................................................................................................. 243
Depósito Legal: BI-1850-07
Presentación

Durante los meses de marzo y abril de 2006, la Asociación para la


Defensa de la Salud Pública (OP–País Vasco) llevó a cabo un ciclo de
talleres y conferencias dirigido a sus socios/as y sanitarios/as en general,
que tenía como objetivo acercar la perspectiva y el trabajo desarrollado en
la antropología de la salud y de la medicina al ámbito de la sanidad. Los
contenidos se dividieron en cuatro sesiones monográficas: introducción
general a la antropología de la salud, salud y género, migraciones, y
epidemiología y cooperación en salud.
Este libro nace de las aportaciones realizadas en el transcurso de estas
sesiones, a las que se han añadido dos artículos más, uno sobre atención
primaria y otro sobre el campo de las drogas, de modo que en su conjun-
to ofrezca una panorámica bastante general e introductoria de las contri-
buciones de la antropología al estudio de la salud. Asimismo, sirve como
muestra de algunas líneas de investigación en antropología de la salud que
se están desarrollando en el Estado Español. El libro está organizado por
contenidos —desde reflexiones más generales a otras más concretas y
aplicadas—, y por espacios geográficos —desde artículos centrados en
nuestro contexto a ejemplos de proyectos y estudios situados en
Latinoamérica y África—.
El conocimiento del proceso de enfermar ha sido un reto a lo largo
de la historia para los profesionales de la salud y para las colectividades
en general. El modelo biomédico, hegemónico en las ciencias de la
salud, aunque complejo, ha limitado el conocimiento médico–sanitario,
igualando el fenómeno salud–enfermedad en todas las personas y
poblaciones. Sin embargo, los procesos de enfermar, morir y acceder
a los tratamientos y a los servicios de salud tienen determinantes
sociales y culturales que superan las reflexiones clásicas en torno a la
salud/enfermedad. Es lo que desde distintos enfoques se ha llamado el

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planteamiento bio–psico–social, donde se pretende que se dé una que la necesidad de la reflexión y la responsabilidad como trabajadores/as
articulación de las dimensiones sociales, culturales, biológicas y sanitarios/as es hoy mayor que nunca.
psicológicas de la salud. Respecto a las aportaciones incluidas en este libro, Ángel Martínez
En esta misma línea, la antropología de la salud, una especialidad Hernáez, investigador en el campo de la antropología y salud mental, y
relativamente joven aunque ya totalmente consolidada en el Estado autor de algunas publicaciones sobre las aportaciones de la antropología
Español, promueve un análisis alternativo de los procesos de salud/enfer- de la salud, nos ofrece una panorámica general de las relaciones entre cul-
medad/atención, que tiene en cuenta la inserción de dichos procesos en tura, enfermedad y conocimiento médico y de la crítica antropológica al
contextos sociales, políticos, económicos y culturales concretos y diver- determinismo biológico. En segundo lugar, José María Uribe centra su
sos. El enfoque antropológico supone una visión relativista, compleja y artículo en el terreno de la atención primaria, ámbito de estudio que
crítica de por qué y cómo enfermamos o sanamos, ya que es muy crítico constituyó su tesis doctoral, así como en un campo que cada vez despier-
con los análisis universalistas y etnocéntricos que suele llevar a cabo la ta más atención entre los profesionales sanitarios, el de la bioética. Mari
biomedicina o medicina científica, incluso desde posiciones progresistas; Luz Esteban, por su parte, hace una reflexión sobre las contribuciones de
pero, al mismo tiempo, toma en su justa medida las interrelaciones entre la antropología feminista y antropología de la salud al estudio de la salud
los factores y los procesos políticos globales y su influencia en la experien- y el género, subrayando que la perspectiva de género no es parcial sino
cia cotidiana de los distintos colectivos humanos, así como la importan- general y sirve como crítica al sistema médico–científico en su conjunto.
cia de las desigualdades sociales. Posteriormente, Josep Maria Comelles, pionero en la antropología de la
El conocimiento de las desigualdades en salud, tanto en nuestro salud del Estado Español con sus estudios sobre psiquiatría, y que se ha
entorno como en sociedades en vías de desarrollo, es uno de los objetivos centrado también últimamente en el campo de las migraciones, aporta un
prioritarios para una asociación como la nuestra. En nuestro contexto, análisis de la evolución del modelo de atención sanitaria en España,
algunos indicadores de salud conocidos (por ejemplo, indicadores como poniendo de manifiesto que las reflexiones surgidas al hilo de la inmigra-
la esperanza de vida al nacer o las bajas tasas de mortalidad infantil o mor- ción evidencian las carencias estructurales de dicho modelo. Asimismo,
talidad materna) muestran, comparativamente y a nivel general, un buen Arantza Meñaca profundiza en su capítulo en el papel de la cultura en las
nivel en cuanto a las condiciones de salud de la población y servicios de relaciones entre sistema sanitario e inmigración, a partir de su tesis
salud; pero, en este momento, uno de los desafíos es profundizar en si doctoral centrada en la población ecuatoriana y realizada en Ecuador y en
todas las personas y grupos sociales enferman y mueren de igual manera Cataluña. Oriol Romaní, otro de los pioneros de la antropología de la
o hay diferencias significativas y por qué. salud, especialista en el campo de las drogas, sistematiza en su texto las
Para los y las profesionales de la red asistencial y de servicios en su utilidades de la antropología en dicho campo. El artículo siguiente, de
conjunto, y para aquellos/as que trabajan como voluntarios/as y/o coope- Berta Mendiguren, sobre una población africana que tiene un índice muy
rantes en ONG o instituciones de ayuda humanitaria, es importante alto de emigración a Europa, muestra cómo la antropología de la medi-
dotarse de buenos instrumentos de análisis. Consideramos que la antro- cina puede desvelar problemas y dificultades planteadas en los países en
pología puede ser una herramienta muy adecuada y oportuna en un vías de desarrollo en la implantación de servicios públicos de atención a
momento histórico como el actual, de globalización política y económica, la salud. Rosa María Osorio, antropóloga mexicana, nos ofrece a
que provocan desestructuración, pérdida de cohesión social y aumento de continuación una pequeña muestra de su tesis doctoral en torno al papel
las desigualdades entre los distintos grupos sociales y culturales; por lo de las mujeres en la atención de las enfermedades infantiles en un contexto

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concreto de México. Y Rosario Iraola, antropóloga y enfermera, que ha
trabajado como responsable de programas de cooperación internacional
en distintas organizaciones no gubernamentales, reflexiona en su artículo
sobre la evaluación feminista en este ámbito. La contribución de Cristina Cultura, enfermedad y conocimiento médico.
Larrea se refiere a una pequeña parte de una investigación aplicada coor- La antropología médica frente al determinismo biológico
dinada por ella y llevada a cabo en un suburbio de la ciudad de Salvador
de Bahía (Brasil), con un equipo interdisciplinar (antropología, epide-
Ángel Martínez Hernáez
miología, salud pública…): la realización de un taller sobre resultados
Universitat Rovira i Virgili (Tarragona)
con distintos agentes sociales. Juan Carlos Rumbero, médico–cirujano
torácico y antropólogo, y colaborador de varias ONG sanitarias, reflexiona
sobre su experiencia de cooperación sanitaria en Mozambique, subrayando La única cosa sensata que se puede decir
los aportes de la antropología. Por último, Esther Sánchez, enfermera y sobre la naturaleza humana es que está
antropóloga, del Grupo de Trabajo de Cooperación de la Asociación en “en” esa misma naturaleza la capacidad de
Defensa de la Salud Pública (OP–País Vasco), sintetiza en su artículo los construir su propia historia.
pormenores de un proyecto de cooperación en atención primaria en Lewontin, Rose y Kamin
Honduras, situando el contexto cultural, histórico y político en el que se (No está en los genes, 1990:27).
ha desarrollado durante los últimos ocho años.
Introducción
Mari Luz Esteban (UPV–EHU y OP)
Juan Luis Uria (presidente de Hay dos afirmaciones que han adquirido últimamente carta de evi-
la Asociación para la Defensa de la Salud Pública) dencia en el campo de las ciencias de la vida y también, por sus implica-
(OP–País Vasco) ciones en las sociedades contemporáneas, en la esfera de la antropología
y de las ciencias sociales. La primera de ellas es que nos encontramos ante
un auge sin precedentes de las tecnologías biomédicas que han abierto
nuevas puertas para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, la
producción y transformación de alimentos y animales, la concepción
humana y la prolongación de la vida. Hay, incluso, quien anuncia que
estamos ante una nueva era biotecnológica configurada por una curiosa
combinación de los modelos informacionales y la biología molecular que
va permitir —y en cierta medida ya lo está permitiendo— tanto la inter-
pretación del código de la vida como su recodificación y reelaboración
mediante la ingeniería genética (Nelly, 1995; Castells, 1998). La segunda
aseveración puede interpretarse como una consecuencia de la primera, y
apunta que debido al desarrollo de estas nuevas tecnologías médicas las

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relaciones entre naturaleza y cultura están sufriendo una redefinición nalidad, hasta la sociobiología de Wilson, pasando por los planteamientos
inédita hasta el momento (Rheinberger, 2000). Los dilemas que han eugenésicos de Galton y Pearson de principios del siglo XX o el neokrae-
introducido las Tecnologías de Reproducción Asistida (TRA) —¿qué es pelinismo en psiquiatría, el determinismo biológico ha rivalizado con las
natural y cultural en los casos de madres de alquiler o de donaciones de ciencias sociales en la explicación de la conducta humana y, por extensión,
óvulos y/o espermatozoides?— son una buena prueba de esta nueva defi- de la vida social. No hay, en este sentido, un cambio en la estrategia gene-
nición del orden natural, así como las posibilidades programáticas de la ral del nuevo determinismo biológico, pues aunque pocos reduccionistas
biología molecular, pues ¿qué es ahora natural y qué cultural cuando las defiendan hoy en día que la criminalidad pueda leerse en las facciones y la
tecnologías de recombinación del ADN están suponiendo el diseño y estructura del cráneo, son muchos lo que afirman que puede leerse en los
programación de modelos biológicos dependientes de intereses sociales, cromosomas. Sin embargo, sí que existe una diferencia de grado en las
sociosanitarios y de mercado, cuando ya no se trata de leer la naturaleza, nuevas ofensivas deterministas, pues sobre el modelo de la biotecnología y
sino de “reescribirla”? de su posible e imaginada reversibilidad, el reduccionismo biológico está
En gran medida, el impacto de las nuevas tecnologías biomédicas en construyendo una mayor y más sutil capacidad de convicción.
la organización social, en las representaciones culturales del cuerpo, la El papel de la antropología ante el determinismo biológico ha consis-
vida y la salud y en una economía–política cada vez más globalizada, des- tido en proponer una visión holística, centrada en el poder determinante
igual e interdependiente, es algo que todavía está por ver. Algunas de estas o condicionante de las relaciones sociales, los procesos de la
tecnologías, como el cultivo de “células madre”, la posibilidad de una economía–política y los sistemas de pensamiento, representación y valo-
ingeniería genética a la carta, la clonación, el uso de la información gené- res en este orden natural y en su manipulación científico–técnica. El
tica para generar nuevas formas de diferenciación social o la manipula- determinismo cultural y social ha funcionado aquí como una especie de
ción y diseño de alimentos y animales, se encuentran claramente en un correctivo a los excesos del determinismo biológico. La cultura, se dirá,
momento inicial de su desarrollo. Otras, como la concepción asistida, lle- no es un epifenómeno, sino un ámbito de la realidad que ejerce de forma
van ya unos años introduciendo dilemas bioéticos, redefiniendo las determinista o dialéctica su influencia sobre la naturaleza. Incluso desde
nociones de maternidad y paternidad en las sociedades industrializadas y esta óptica el propio éxito de las biotecnologías en la modificación y dise-
generando nuevas identidades sociales (“donantes”, “niños probeta”, ño del orden natural ha podido entenderse como un ejemplo palmario de
“madres de alquiler”, etc.). esta influencia, pues ¿qué demuestran las biotecnologías o la ingeniería
Pero si las biotecnologías están domesticando la naturaleza, esto es: genética, si no es la fuerza transformadora del mundo social y la cultura
culturizándola, también es cierto que como efecto dialéctico de esta evi- incluso en el propio espacio de la codificación y diseño de la vida?
dencia la cultura está siendo naturalizada. Hoy en día fenómenos como la
vida social, la cultura, el carácter, la subjetividad, las preferencias y conduc- El determinismo biológico y sus dobles
tas sexuales, el género, las adicciones, la distribución poblacional de las El determinismo biológico presupone una jerarquía en el orden de las
enfermedades, las desigualdades sociales, el acceso a los recursos, la dife- cosas. En la base se encuentran los procesos biológicos que ejercen su
renciación social y otras muchas realidades están conformando un campo determinación en la vida humana. Sobre esta base se disponen las con-
de interés creciente para las nuevas formas del determinismo biológico. ductas individuales y los procesos psicológicos en tanto que fenómenos
Evidentemente, este tipo de tentativas del determinismo biológico no dependientes. Sobre este segundo estrato descansan las relaciones sociales
son nuevas. Desde las teorías biotipológicas de Lombroso sobre la crimi- y la producción cultural de símbolos y representaciones compartidos. En

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este triple ordenamiento existen fuerzas de determinación desde abajo ámbito de las cosas aparece explicitada al hilo del propio término:
hacia arriba (de los genes a las conductas y a las diferencias sociales, por bio–psico–social. Pero a pesar de su diversidad, el principio unificador es
ejemplo), pero no de arriba hacia abajo (de la vida social a la conducta y siempre el mismo: reducción del principio explicativo a un orden natural
a la producción de enfermedades, como contraejemplo). que es percibido, curiosamente, como inmutable, a pesar de las eviden-
No obstante, el determinismo biológico no es la evidencia de que cias de mutabilidad introducidas por una teoría que suele resultar inspi-
existen enfermedades hereditarias como la hemofilia o patrones más o radora en estos ámbitos: el darwinismo.
menos generales de comportamiento que vienen determinados por nues- El papel de los paradigmas antideterministas de la biología ante esta
tra condición genética. Tampoco una actitud antideterminista supone ofensiva ha sido desigual y generalmente no ha significado la elaboración
negar la condición genética, bioquímica, hormonal, etc. de muchas de las de un “programa fuerte” alternativo. Ya lo comentaban en la década de
enfermedades o de la propia conducta. El determinismo biológico es la los ochenta Lewontin, Rose y Kamin, tres representantes de la llamada
negación a que, en la jerarquía del orden de las cosas, lo cultural o lo psi- biología radical o ciencia radical, en Not in our genes. Biology, ideology and
cológico afecte a lo biológico. Es la ilusión de la independencia de lo bio- human nature (1990). Los críticos del determinismo biológico, decían
lógico de todo contexto social e histórico que se expresa en dos direccio- estos autores, han actuado generalmente como bomberos que acuden a
nes: una autonomía de los procesos biológicos con respecto a la psicolo- un incendio en la mitad de la noche y que nunca disponen del tiempo
gía y a las relaciones sociales y una dependencia de estos dos órdenes del suficiente para generar un “edificio a prueba de incendios”. Unas veces, el
substrato natural. incendio es una determinada teoría sobre las relaciones entre el CI
En el discurso teórico y en el trabajo empírico el determinismo bioló- (cociente intelectual) y la raza; otras, la inferioridad biológica de la mujer,
gico muestra diferentes rostros. Unas veces se trata de teorías sobre el las preferencias sexuales, la determinación biológica de los delincuentes
papel determinante de la herencia en la conducta criminal o simplemen- (los genes criminales) o la inmovilidad genética de la naturaleza humana.
te política, como en las teorías lombrosianas sobre la relación entre bioti- Según estos autores, todos estos incendios pueden sofocarse con el “agua
pología y delincuencia, o incluso anarquismo1. En otras ocasiones se fría de la razón”. Ahora bien, son conscientes que la crítica al determinis-
demuestra en las grandes teorías sobre la determinación genética de la mo biológico no supone la construcción de un “edificio a prueba de
cultura, como en la sociobiología de Wilson, que aspira a ocupar desde incendios” o, dicho en otros términos, de un programa fuerte que pueda
los principios de la especulación biológica el territorio de la antropología vislumbrarse como alternativa. La razón de estas dificultades, como nos
y de las ciencias sociales. También subyace con frecuencia a los más mati- explican Lewontin, Rose y Kamin, es que a diferencia de los determinis-
zados enfoques biopsicosociales, en donde la jerarquía supuesta en el tas biológicos que construyen sus edificios teóricos a partir de argumen-
tos simplistas y de mecanismos únicos para entender fenómenos diversos
1 Como dirá Lombroso en su Medicina Legal, el criminal es reconocible a partir de su fisiogno- como la guerra, el comportamiento criminal, la organización familiar o la
mía. Así, por ejemplo, “el asesino Fancesconi... muestra un ligero grado de prognatismo y propiedad de los medios de producción, los antideterministas deben tra-
senos frontales pronunciados” (en Peset, 1984). Lombroso llegará a comentar en una curiosa
atribución de validez a los prejuicios culturales y estéticos populares: “Hay personas, sobre bajar con una perspectiva global para tratar un mundo de relaciones entre
todo entre las mujeres, que, desprovistas enteramente de nociones y de prejuicios científicos, los genes, el medio ambiente y la sociedad que, inequívocamente, adquie-
cuando se hallan en presencia de una persona que tenga los carácteres del criminal, experi- re una mayor complejidad.
mentan una súbita y viva repugnancia, afirmando que presienten en aquella persona un mal-
hechor, o simplemente un hombre poco delicado” (ibidem). El anarquismo, por su lado, es A la espera de algún “programa fuerte” alternativo, la hegemonía de
reducido por Lombroso a una simple cuestión de “medición de cráneos” y de desequilibrio los presupuestos reduccionistas en las ciencias de la vida continúa siendo
mental de sus activistas (en Peset, 1984:160).

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un lugar común. La concepción biomédica de las enfermedades se inscri- reciente de la medicina occidental: (1) el desarrollo del método anatomo-
be precisamente en este contexto, pues plantea una comprensión de la clínico; (2) el paradigma bacteriológico, también conocido como teoría
vida, la patología y la muerte como resultado de causas exclusivamente contagionista o modelo Henle–Koch y (3) la medicina molecular o de la
biológicas, aunque en algún momento pueda abrir la puerta al papel de molecularización, un modelo más reciente, este último, que supone la
las “contingencias” del mundo social, la pobreza, la cultura, los hábitos aplicación de las teorías de la biología molecular al campo del diagnósti-
dietéticos, las desigualdades sociales u otros factores que serán aprehendi- co y la terapia. Obviamente, estas tres aproximaciones no deben enten-
dos como causas secundarias. derse como las únicas en la constitución del modelo biomédico, pues a
Desde la perspectiva biomédica las enfermedades son entendidas ellas pueden adicionarse otros paradigmas importantes, como la iatroquí-
como anomalías biológicas o psicobiológicas que afectan a funciones o mica del siglo XVII de Franz de la Boe y Willis o la iatromecánica de
estructuras del organismo humano y que se expresan mediante signos y Boerhave que tuvo gran éxito en la medicina que media entre el siglo
síntomas. Los signos son, según el propio aparato conceptual biomédico, XVII y XVIII. Sin embargo, los tres paradigmas que hemos apuntado
aquellas evidencias objetivas de la enfermedad que son perceptibles por el pueden entenderse como representativos de la conformación de una pers-
profesional de la salud: eczemas, abultamiento del abdomen, tos, etc., o pectiva biologista de las enfermedades que, en momentos sucesivos a lo
las representaciones producidas tecnológicamente mediante analíticas o largo de las dos últimas centurias, irán sedimentando ese sistema terapéu-
técnicas de imaginería (Tomografía Axial Computerizada o TAC, tico moderno de conocimiento y de praxis que es la biomedicina.
Resonancia Magnética Nuclear o RMN, etc.). Los síntomas, por su lado, Veámoslo con mayor extensión.
consisten en aquellas expresiones del paciente que revelan, mediante su
existencia, algún tipo de disconfort o malestar físico o psíquico. El obje- El método anatomoclínico
to de la biomedicina es resolver los problemas de estas anomalías restitu- En el prefacio de una de sus primeras obras, Naissance de la clinique,
yendo el equilibrio biológico del organismo o paliando, al menos, algu- Foucault ha mostrado brillantemente el surgimiento en la medicina occi-
nas de sus expresiones. dental de un paradigma positivo, el método anatomoclínico, a partir de
En tanto que la enfermedad, habitualmente denominada patología, es lo que él indica como una modificación de la mirada médica.
definida como una variación anormal en la estructura o función de algu- Comparando una descripción de Pomme: un clínico del siglo XVIII que
na parte del cuerpo, el quehacer biomédico se convierte en un ejercicio trató de curar un caso de histeria con baños de diez a doce horas por día
cada vez más especializado. Como indica Hahn, “la patología biomédica durante diez meses, y otra de Bayle: un médico del siglo XIX que visua-
contemporánea diseña su progreso en términos de unidades cada vez más lizó por primera vez las lesiones encefálicas de la parálisis general progre-
pequeñas de observación” (1995:39). De esta manera, la noción de pato- siva sifilítica, Foucault nos introduce en ese pliegue del conocimiento que
logía de nuestro tiempo parece alejarse progresivamente de su significado dio a luz a la medicina positiva (1974:V–VI). En un lapso inferior a cien
etimológico de pathos o sufrimiento para recortar, de forma cada vez más años, en el intermedio de la medicina de finales del siglo XVIII y princi-
atomizada, las unidades que componen el cuerpo biológico. Más que de pios del XIX, se produce una transformación tal de la ciencia médica que
un pathos, como afirma acertadamente Hahn (1995:39), la biomedicina la clasificación quasi–botánica de las diferentes entidades mórbidas es
trata de un órgano o una estructura biológica. sustituida por la incursión en el espacio de los órganos. Como consecuen-
La constitución moderna del modelo biomédico de las enfermedades cia, se crea una nueva articulación del conocimiento médico que se des-
puede rastrearse en tres paradigmas básicos y sucesivos en la historia plaza: de una botánica de los síntomas a una gramática de los signos, de

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una medicina de las especies a una medicina positiva, de un énfasis en la enfermedad o síntoma y lesión supondrá la inclusión de un paradigma
clasificación nosográfica a una percepción de las series lineales de aconte- médico basado en la localización del mal, en la observación y también en
cimientos (causas) que producen las enfermedades, de un “¿Qué tiene la especialización de acuerdo con el espacio específico de la disfunción
usted?” a un “¿Dónde le duele a usted?” (1974:XIV). mórbida. Como ha apuntado Foucault, el espacio de la enfermedad en el
Como han apuntado autores tan diversos —e incluso encontrados— siglo XIX ya no será su lugar en una clasificación quasi–botánica o de
como Foucault y López Piñero, el trabajo de Bayle, y de otros represen- especies, sino el espacio mismo del organismo: “Percibir lo mórbido, no
tantes de la escuela anatomoclínica de París como Bichat o Broussais, es otra cosa que percibir el cuerpo” (Foucault, 1974:271). El principio de
supuso la marginación durante el siglo XIX del énfasis clasificatorio, la la medicina del XVIII de vincular un signo a una enfermedad y secunda-
nosotaxia more botanico, que había caracterizado a la medicina del siglo riamente a un cuerpo deja paso con el enfoque anatomoclínico a la bús-
XVIII. Piénsese que en la tradición médica de los siglos XVII y XVIII el queda de la lesión dentro del cuerpo (Canguilhem, 1993:76). El objeti-
modelo para el conocimiento de las enfermedades es la botánica. vo es hacer visible lo invisible, aunque no dejen de surgir dudas sobre si
Sydenham, amigo e interlocutor intelectual de Locke, ya propuso en el toda enfermedad implica lesión, si la lesión es la enfermedad o su conse-
XVII que uno de los modelos nosográficos a utilizar en medicina era el cuencia, o si todas las enfermedades se vinculan a una “sede” o localiza-
de la clasificación de las especies vegetales. Asimismo, conocidos natura- ción espacial o, contrariamente, adquieren, como en el caso de las fiebres,
listas del XVIII como Lacroix Sauvages o Linneo coinciden en su magis- una deslocalización corporal. Quizá por ello, el método anatomoclínico,
terio profesional en su doble faceta de médicos y botanistas. Incluso el característico de la primera mitad del siglo XIX, derivará en la segunda
ánimo clasificador tendrá de forma más tardía una presencia en la medi- mitad de este mismo siglo en la llamada medicina de laboratorio y, por
cina y la psiquiatría, pues como hemos apuntado en otro lugar (Martínez tanto, en la indagación de las bases físicas, químicas y biológicas de las
Hernáez, 2000a), los modelos de clasificación psicopatológica de lesiones. No obstante, la tradición anatomoclínica tendrá su prolonga-
Kraepelin (1856–1926) no escapan a la influencia de la botánica, entre ción en el ya citado método anatomoclínico experimental de Claude
otras cosas por la falta de un conocimiento etiológico sobre la mayoría de Bernard, en el desarrollo de la cirugía y en el uso de la imaginería médi-
las enfermedades mentales. Sin embargo, en el ámbito de la medicina ca —Tomografía axial computerizada (TAC), Resonancia Magnética
occidental de principios del siglo XIX, la nosotaxia more botanico irá Nuclear (RMN) o Tomografía por Emisión de Positrones (TEP)— o de
dejando paso al llamado método anatomoclínico, inspirado en la tradi- analíticas sanguíneas y de orina que permitan esa penetración de la mira-
ción de autopsias de médicos como Valsalva o Morgagni y que adquirirá da médica dentro del espacio de los órganos ya presente en la disección
su plasmación en la llamada escuela francesa de Bichat y Broussais de cadáveres.
primero y, más tarde, en el llamado método anatomoclínico experimental
de Claude Bernard, el cual adicionará a la observación anatómica el El paradigma bacteriológico
principio de experimentación (Canguilhem, 1971:59; Lecourt, 1971:XV; El segundo momento en el desarrollo del modelo biomédico que
López Piñero, 1985:25). queremos destacar aquí tiene que ver con la consolidación de las teorías
Lo que resulta importante de destacar aquí, es que en el trabajo de los bacteriológicas a finales del siglo XIX y principios del XX. Desde este
anatomoclínicos los fenómenos que son observables en el paciente son paradigma se insiste que la causa o etiología de la enfermedad es la acción
atribuidos a alteraciones estructurales o lesiones anatómicas que pueden de un microorganismo que genera disfunciones en el cuerpo humano.
descubrirse mediante indagaciones como la autopsia. La relación entre Los trabajos de Henle de finales de la segunda mitad del XIX sobre la

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posibilidad de que un agente microscópico fuese la causa de muchas tarias produce un deterioro del aire que a su vez causa la enferme-
patologías infecciosas pueden entenderse como un planteamiento pione- dad. Muchos reformistas de esta época como Chadwick, compro-
ro de este paradigma. Este profesor de anatomía de Zürich propuso en su metidos en la mejora de las condiciones de vida de la clase obrera
Handbuch der rationellen Pathologie que en casos de enfermedades infec- europea, fueron defensores de esta argumentación.
ciosas la materia mórbida adquiere, aparentemente, un desarrollo o creci- b) La segunda teoría, la contagionista, era defendida durante el XIX
miento en el organismo con el paso de los días, por lo cual debe pensar- por autores como Snow (el conocido investigador que estudió la
se en la naturaleza orgánica de esta misma materia. La manera de indagar epidemia del cólera en Londres) y Budd que sostenían, ya precoz-
sobre las enfermedades infecciosas y su contagio debería basarse, a su jui- mente, la teoría contemporánea de que las enfermedades infeccio-
cio, en la investigación experimental y de laboratorio. El proyecto de sas se producían por gérmenes microscópicos. La posición de los
Henle se materializará treinta años más tarde en el trabajo de Koch y contagionistas era, al menos inicialmente, menos influyente en el
otros autores de su tiempo sobre los gérmenes responsables de la etiolo- mundo académico de la época si la comparamos con los defensores
gía de enfermedades como el tifus, la lepra, la malaria, la tuberculosis, el de las teorías miasmáticas.
cólera, la difteria y el tétano, así como en aquellas investigaciones enca- c) En tercer lugar estaban aquellos que intentaban congeniar ambas
minadas a la introducción de tratamientos quimioterápicos, como el tra- teorías en la forma de modelos híbridos, como el “contagionismo
bajo de Pasteur o el menos conocido de Lister para la introducción de téc- contingente”. En este caso admitían que las enfermedades infeccio-
nicas antisépticas en cirugía. sas eran debidas al contagio, pero postulaban que éste sólo era posi-
Con todo, el modelo contagionista no estaba solo en el panorama ble ante determinadas condiciones como el estado de la atmósfera,
científico europeo del siglo XIX, pues debía competir con las teorías las propiedades del suelo o los factores sociales. Algunos represen-
miasmáticas o anticontagionistas que, únicamente a finales de esta centu- tantes de esta tercera corriente eran John Simon y Max von
ria, quedaron relegadas por el primero. En A History of Public Health, Pettenkofer (Rosen, 1993:264, Foucault, 1974, 1991).
George Rosen (1993:264) ha escenificado esta famosa rivalidad apuntan-
do la existencia de tres corrientes en el debate: Las teorías anticontagionistas fueron durante un tiempo más atracti-
a) La primera era el paradigma miasmático que postulaba que las epi- vas para la mayor parte de médicos de la época, pues se asociaban a un
demias eran causadas por el estado de la atmósfera. A finales del talante liberal de la clase media a la que ellos mismos pertenecían. Como
siglo XVIII, como ha descrito Foucault (1991), esta idea prevalecía ha indicado Rosen (1993:266), la idea de contagio se vinculaba con la
en la llamada “medicina urbana” francesa; todo un proyecto de cuarentena y el control burocrático de las enfermedades, mientras que el
urbanismo que se basaba, entre otras cosas, en la creación de corre- anticontagionismo se relacionaba con ciertas ideas de progreso, liberalis-
dores de aire para salvaguardar la salud de la población urbana. Así mo, libre actividad mercantil y reacción a la burocracia. No obstante, las
se llegó incluso a calcular el número de muertes evitadas con la posibilidades que habían quedado abiertas con el incremento de la “medi-
demolición de viviendas y edificios que entorpecían la ventilación, cina de laboratorio” en la segunda mitad del siglo XIX —y en el contex-
como en el caso del derribo de tres casas construidas sobre el Pont to del desarrollo del método anatomoclínico que hemos comentado en el
Neuf en París: 400 vidas se salvarían cada año, 20.000 en 50 años punto anterior— produjeron un cambio en el panorama de la rivalidad
(Foucault, 1991:141). Durante el siglo XIX, esta teoría tomará contagionismo/anticontagionismo. No es casualidad que tanto la medicina
como base la idea de que la falta de condiciones higiénicas y sani- de laboratorio como la detección de la mayor parte de gérmenes respon-

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sables de enfermedades infecciosas coincidan en un mismo ámbito cien- 1) La primera, característica de los primeros momentos de la biología
tífico, el alemán2. molecular (1930–1970), se define por la creación de medios técni-
A partir de las investigaciones pioneras de Koch sobre el antrax, se des- cos como la cristalografía, los marcadores radioactivos, el microsco-
plegarán toda una serie de descubrimientos sobre organismos patógenos. pio electrónico y la creación de sofisticados métodos de cromato-
Eberth descubre en 1880 el bacilo responsable del tifus. Hansen y grafía que son útiles para generar representaciones extracelulares de
Laveran localizan ese mismo año los microorganismos responsables de la configuraciones o estructuras intracelulares. Los trabajos realizados
lepra y la malaria respectivamente. En 1882 Koch visualiza el bacilo de la entre 1953 y 1965 por Watson, Wilkinis, Franklin y otros sobre la
tuberculosis y un año más tarde el agente responsable del cólera. En 1884 estructura de doble hélice del ADN (ácido desoxirribonucleico) o
Rosenbach da cuenta del estreptococo y el estafilococo, Klebs y Loeffler por Monod y Jacob sobre las dos moléculas del ARN (ácido ribo-
de la causa patógena de la difteria y Nicolaier del tétano. En 1886 nucleico) —el mensajero (m) y la transferencia (t) del ARN— que
Fraenkel visuliza el neumococo, y así sucesivamente hasta una especie de median entre los genes (ADN) y sus productos: las proteínas, son
consolidación, por avalancha, del modelo bacteriológico y, por consi- algunos de los más representativos de esta época. Aunque
guiente, del paradigma unicausal de las enfermedades. Si el método ana- Rheinberger no lo indique con estas palabras, casi podríamos decir,
tomoclínico introdujo la mirada médica dentro del cuerpo del paciente siguiendo a Geertz, que la biología molecular en tanto que discipli-
favoreciendo el énfasis localizacionista, el modelo Henle–Koch dispone na es aquí una especie de modelo de la realidad; una realidad que
sobre esa misma base el paradigma de la etiología específica y única de las es representada a partir de la información obtenida mediante téc-
enfermedades. Sus efectos serán visibles en el terreno de la terapia, en las nicas que permiten la visualización de principios intracelulares.
campañas de inmunización y, más tarde, en el uso de los antibióticos. 2) La segunda etapa, de la cual aún no hemos salido, porque en el
fondo acabamos de entrar en ella, se caracterizaría por el adveni-
La biología molecular miento de la ingeniería genética a partir de técnicas como la recom-
Un tercer momento especialmente relevante, por su actualidad, en la binación del ADN que permiten aplicar modelos y proyectos extra-
hegemonía de la teoría biologista de las enfermedades tiene que ver con celulares al ámbito intracelular. Las células se convierten en el labo-
la aplicación de la biología molecular a la investigación médica y la prác- ratorio y en el medio técnico del nuevo investigador–ingeniero que
tica terapéutica. En este caso, ya no se trata del descubrimiento de lesio- construye “moléculas informacionales” que son implantadas en un
nes o de gérmenes patógenos, sino de la posibilidad de diseñar nuevas ambiente intracelular en donde el propio organismo (la célula)
lógicas y desarrollos genéticos a partir de la manipulación de la informa- transportará, reproducirá y pondrá a prueba el prototipo extracelu-
ción. Según Rheinberger (2000:19) pueden percibirse dos etapas en el lar. Ya no se trata de interpretar el orden de la vida o de una simple
desarrollo de este paradigma. interferencia en este dominio, sino de la posibilidad de reprogra-
mar este mismo orden desde el núcleo de su propia producción3.
2 Por razones obvias, no es nuestro objetivo aquí analizar las condiciones de posibilidad que
permitieron la emergencia y consolidación de las teorías contagionistas. Para un análisis de
Aquí la biología molecular se convierte no sólo en un sistema de la
esta temática puede consultarse el excelente trabajo de Canguilhem: “L’effet de la bactériolo- realidad, sino también en un sistema para la realidad. El paso de la
gie dans la fin des ‘Théories Médicales’ au XIX siècle” (1993:55–77), en donde se vincula el
desarrollo de la era bacteriológica al principio de etiología específica, aún indefinido, pero 3 Las aplicaciones reales e imaginadas, actuales y previsibles, de este nuevo tipo de biotecnologías
ya presente, en el método anatomoclínico (la lesión sería sustituida por el germen), así muestran un ámbito de implementación muy relevante. A modo de ejemplo, piénsese que hoy
como —y no menos importante— al desarrollo de la medicina de laboratorio y los efectos en día se plantea la existencia de un origen genético para cerca de cinco mil enfermedades
que en ella tuvo la industria química del momento. diferentes que podrían ser reprogramadas a partir de la intervención biotecnológica.

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primera etapa a la segunda es también el tránsito de la representa- biología determinante, este tipo de culturalismo ha esbozado la idea de
ción a la intervención, de la interpretación de la vida a su reescri- un medio cultural que, mientras constituye una realidad con sus propias
tura, de la biología molecular a la biotecnología. leyes y autonomía, impone su influencia mediante formas de praxis (con-
ductas, hábitos, relaciones sociales, producción técnica, etc.) a la conduc-
Tres paradigmas para un modelo ta humana. En esta concepción, el orden natural se observa como un
Los tres paradigmas que hemos tratado aquí escuetamente (el método medio que más que determinar ofrece grados de libertad al desarrollo cul-
anatomoclínico, la teoría bacteriológica y la medicina molecular o de la tural. Los trabajos pioneros de Boas sobre la plasticidad biológica huma-
molecularización) no agotan ni mucho menos el complejo panorama de na, los planteamientos de la escuela de cultura y personalidad sobre la
desarrollo de la biomedicina. No obstante, sirven para destacar algunos determinación cultural del comportamiento o las críticas de Harris a la
de los principios formativos de este sistema médico. El método anatomo- sociobiología son algunos ejemplos clásicos de ese antirreduccionismo
clínico permite la inclusión de la idea de lesión y de localización, la espe- biológico que es la antropología.
cialización progresiva del conocimiento y de la práctica biomédicas y la El campo de la antropología médica puede percibirse como un proyec-
vinculación de la enfermedad a un mundo de vísceras que puede ser des- to antideterminista junto a otros saberes y subdisciplinas (demografía his-
cubierto y paliado mediante técnicas diversas que oscilan entre aquellas tórica, sociología médica, geografía médica, economía de la salud, ecolo-
que componen la cirugía moderna y los métodos de visualización de sig- gía médica, etc.) que han permitido una crítica argumentada del modelo
nos como las tomografías o los tests sanguíneos. El paradigma bacterio- biomédico de las enfermedades y una confluencia con los presupuestos de
lógico, por su parte, dispone sobre el espacio o lugar creado por el méto- paradigmas subalternos de la medicina occidental como son la epidemio-
do anatomoclínico la idea de causa biológica única que adquirirá carácter logía social, la psiquiatría social, la psiquiatría cultural o la medicina
de principio biomédico para el entendimiento de las enfermedades, sobre social, entre otros. Ahora bien, ¿en qué consiste la visión antropológica de
todo infecciosas, y que vendrá asociado a las terapias antibacterianas. las enfermedades?, ¿cuáles son sus presupuestos?
Finalmente, el horizonte abierto por la biología molecular y sus biotecno- Desde una perspectiva antropológica, la enfermedad, la salud, la aflic-
logías asociadas reducen el origen de las patologías crónicas y degenerati- ción y la muerte se entienden como fenómenos dependientes de la cultu-
vas —aunque también de la vulnerabilidad y resistencia a las infeccio- ra y de la vida social. Evidentemente, la posición epistémica del antropó-
sas— al ámbito de la codificación celular y su tratamiento a la posibili- logo en este ámbito es muy diferente a la del profesional de la salud, ya
dad de su recodificación. Ante este panorama de ciencia dura, parece que que el primero no está vinculado a ningún tipo de rol terapéutico. Más
el determinismo biológico, así como su aplicación al territorio de las bien, la antropología ejerce, al modo de gran parte de la biología, como
enfermedades, oblitere toda posibilidad de interpretación cultural y una especie de ciencia básica cuyo conocimiento, no obstante, puede
social. Sin embargo, ni las bases biológicas son tan determinantes para la aplicarse a ámbitos concretos, como al desarrollo de un programa de
vida social ni las enfermedades dejan de responder a factores como la cul- salud pública, a la relación médico–paciente o al diseño de campañas de
tura, las relaciones sociales o los procesos económico–políticos. promoción de la salud.
Al margen de estas diferencias de rol, el planteamiento antropológico
La enfermedad vista por los antropólogos introduce una serie de principios y enfoques que entran en contradicción
La respuesta más estructurada de la antropología al determinismo bio- con el modelo biomédico de las enfermedades. Por ejemplo, frente al
lógico ha sido el determinismo cultural. Frente a la presunción de una enfoque microscópico que atomiza el cuerpo y la enfermedad dividiéndo-

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los en compartimentos que se relacionan a su vez con las diferentes espe- les, la pobreza, las migraciones, el desarrollo del capitalismo, las conduc-
cialidades médicas (pneumología, ginecología, psiquiatría, etc.), el obje- tas sexuales o las condiciones sociales de existencia son variables que se
tivo ha sido actuar de macroscopio, ampliando holísticamente el campo asocian con los procesos de morbimortalidad en todas las sociedades y
de focalización hacia la biografía, las relaciones sociales, las representacio- que definen el acceso a los tratamientos médicos y biomédicos y la reso-
nes culturales y los procesos de la economía política. Frente a la idea bio- lución de las enfermedades.
médica de universalidad de las enfermedades se ha propuesto una concep- Siguiendo a Hahn (1995:77), podemos afirmar que la sociedad y la
ción sensible a lo local y particular. Ante la noción de unicausalidad de la cultura afectan por lo menos de tres formas a las condiciones biológicas
enfermedad, la perspectiva antropológica ha retomado una interpretación de la enfermedad:
de la etiología basada en la noción de redes multicausales. Frente a la idea a) La primera de ellas mediante eso que podríamos llamar, parafrase-
de neutralidad de las propias nosologías biomédicas —esa ilusión de que ando a Berger y Luckman, la “construcción social de la enferme-
las categorías son la copia de los hechos—, la antropología ha puesto en dad”. Piénsese que toda sociedad define las condiciones de norma-
evidencia la necesidad de una perspectiva crítica y constructivista que lidad y anormalidad. De esta forma se explica que la espiroqueto-
observe las categorías biomédicas como productos de la vida social. sis sea una deformidad considerada normal entre muchos grupos
Finalmente, frente a la idea de unidimensionalidad de la enfermedad que del norte del Amazonas o que la homosexualidad haya sido enten-
descuella del reduccionismo biológico, la antropología ha defendido una dida como una patología mental asociada a las perversiones hasta
visión multidimensional que permita recuperar la condición de hecho hace treinta años en los manuales de psiquiatría.
social, cultural y político–económico de la enfermedad. Pero veamos b) La segunda vía es la mediación del orden sociocultural en las prác-
algunos de estos presupuestos de forma más exhaustiva4. ticas, hábitos y comportamientos asociados a la causación de enfer-
medades, como es la relación existente entre pautas higiénicas y
Eficacia simbólica / eficacia biológica exposición a microorganismos que producen patologías como el
Sin llegar a asumir planteamientos idealistas o relativistas extremos cólera, la disentería, la difteria o determinadas enfermedades dege-
para los cuales las enfermedades sólo existirían en el imaginario social, nerativas como el clásico kuru.
podemos afirmar que los procesos de morbilidad y mortalidad no pueden c) En último lugar, pero sin ocupar por ello un espacio menor,
comprehenderse en toda su extensión sin tener en cuenta el papel de la debemos tener en cuenta el potencial productor de los factores
cultura y las relaciones sociales. Como ha indicado Seppilli (1996), uno sociales y culturales en la forma de constreñimientos que gene-
de los problemas de la biomedicina no es precisamente su exceso de cien- ran un impacto en la salud de las poblaciones. Como indicaba
tificidad, sino su defecto. Este defecto se materializa en la ausencia de una Dubos hace ya un tiempo, la exposición al mycobacterium tuber-
investigación sistemática sobre el papel de los factores sociales y cultura- culosis no es la tuberculosis (Dubos y Dubos [1952] 1992). La
les en el desarrollo de la enfermedad, en su historia natural, su evolución causa de la tuberculosis no es únicamente la exposición a este
y pronóstico. Y ello a pesar de que es un lugar común que factores como microorganismo, sino también la conjunción de otros factores
las representaciones culturales, las formas de vida, los hábitos dietéticos, como la pobreza, la edad, el estado nutricional, el hacinamiento
las percepciones sociales, los estigmas o etiquetamientos, las redes socia- o la presencia de otras enfermedades previas como la diabetes o
el alcoholismo.
4 En otro lugar hemos realizado una crítica exhaustiva de las presunciones biomédicas. Véase
Martínez Hernáez (2000).

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Desde la biomedicina se llega a reconocer el papel mediador de los fac- hipótesis con respecto a este fenómeno a partir de la idea de multipleji-
tores socioculturales en la enfermedad (punto b), ya que puede interpre- dad causal (1942:169 y ss.). El aislamiento social provocado por la pérdi-
tarse que aquí la cultura guarda una posición secundaria o de simple pre- da de la red de parentesco, la anticipación del duelo por parte del grupo,
disposición. La construcción social de la enfermedad (punto a), por su la asimilación de esta muerte anunciada por parte de la víctima, el senti-
lado, requiere generalmente poca atención, ya que se vincula a las creen- miento de pánico, la sobre–estimulación del sistema nervioso simpático,
cias, la ignorancia o a posiciones anticientíficas. Finalmente, la produc- la deshidratación como consecuencia de la falta de ingesta de líquidos, la
ción (punto c) es la auténtica vía negada por el determinismo biomédico, contracción de los vasos sanguíneos y la falta de oxigenación, son facto-
ya que introduce la idea de que la cultura puede afectar a las dimensiones res que se articularían en un complejo proceso de interacción y retroali-
biológicas de la enfermedad. Hay varias evidencias, sin embargo, que mentación. Bajo esta hipótesis, la muerte sobrevendría como consecuen-
apuntalan esta vía de investigación. cia de los efectos de este conjunto de factores sociales, psicológicos y bio-
Un ejemplo clásico de producción cultural de la enfermedad es el lógicos que impondrían a la víctima un cerco cada vez más estrecho.
fenómeno de la muerte por vudú que fue objeto, ya en un artículo de Si bien Cannon apunta en su trabajo (1942:174) que la muerte por
1942 publicado en American Anthropologist, del interés de Cannon, un vudú se produce fundamentalmente en los “pueblos primitivos” y no
conocido fisiólogo al que se le atribuye la introducción del factor stress en entre las “comunidades civilizadas”, en las últimas páginas no puede dejar
el análisis médico de la causación de enfermedades. El trabajo de de establecer una asociación de este fenómeno con los informes de varios
Cannon, que fue retomado unos años más tarde ([1949],1992) por médicos sobre la relación entre la ansiedad producida en situaciones de
Lévi–Strauss en un trabajo titulado “El hechicero y su magia”, describe y combate y la muerte súbita del sujeto por posible sobre–estimulación del
trata de explicar el enigmático caso de la muerte por vudú o por malefi- sistema nervioso simpático5.
cio en el ámbito de las llamadas entonces culturas primitivas. El enigma En realidad, el fenómeno que investiga Cannon no sólo no ha perdi-
dice así: un individuo ha transgredido un tabú o es objeto de un sortile- do su vigencia6, sino que ha ido mostrando evidencias de su existencia en
gio y se encuentra plenamente convencido de que fallecerá por tal moti- contextos culturales muy diversos. Existen varios testimonios que indican
vo, ya que su tradición cultural sanciona esta idea y ha generado, median- fenómenos de muerte súbita que podrían venir asociados a estados de
te la socialización, una fuerte convicción de lo irrevocable de este desen- sugestión y pánico, así como a sus efectos en el organismo (Ángel, 1971;
lace. A partir de ese momento se convierte en un sujeto condenado. Gómez, 1982). Adicionalmente, la lógica interpretativa que Cannon
Queda aislado del resto del grupo que, anticipándose a su fallecimiento aplica a la muerte por vudú, y que supone un papel productor de la cul-
efectivo, puede llegar a realizar honores fúnebres en su nombre. Su per-
sonalidad social queda borrada del mundo de los vivos y su presencia físi- 5 Cannon cita los informes de Wallace sobre varios casos de la primera Guerra Mundial en los
que la muerte sobrevino como consecuencia de experiencias traumáticas y en donde los aná-
ca es considerada un peligro, ya que ha quedado inscrito en el mundo de lisis postmortem no pudieron revelar ninguna lesión o disfunción responsable del deceso.
los espíritus y los muertos. El pánico y la ansiedad le embargan hasta el También, curiosamente, cita al eminente psiquiatra catalán Emili Mira y sus observaciones
punto de padecer insomnio y una clara dificultad para engullir alimentos realizadas durante la Guerra Civil española. Mira parece adelantarse a Cannon, pues ya sugie-
re que la ansiedad produce un aumento del pulso y de la respiración y que su vinculación con
y líquidos. La espiral de acontecimientos y circunstancias en la cual el un sistema simpático previamente lábil interactuará con la falta de alimentos, la deshidrata-
sujeto se ve involucrado acaba produciendo el desenlace esperado. ción, el insomnio y la fatiga hasta causar la muerte del afectado. Véase Cannon (1942:180).
Desde un punto de vista estrictamente biomédico, la muerte por vudú 6 No es casual que treinta años después de la publicación del artículo de Cannon el tema de la
no ha podido ser explicada. Sin embargo, ya Cannon trató de esbozar una muerte por vudú siguiera generando debates. Véase la discusión entre Lester (1972:386–90),
Clune (1973:312) y Lex (1974:818–23) en American Anthropologist.

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tura en los procesos biológicos de la enfermedad y la muerte, ha sido entre cohortes continuaban existiendo una vez que se controlaba el posi-
planteada en otros ámbitos a partir del desarrollo de lo que se ha venido ble efecto de otras variables, como el hábito tabáquico, la hipertensión, el
llamar teoría del social support–stress–disease; un paradigma que observa la sobrepeso, el consumo de alcohol, las prácticas preventivas o el estado de
enfermedad como el resultado de un proceso complejo en el que intervie- salud de los encuestados en el año de inicio de la investigación. Aún así,
nen tanto factores sociales como biológicos7. las diferencias de mortalidad eran de más del doble, de tal manera que la
La pertinencia del síndrome de la muerte por vudú en los diferentes falta de red social podía entenderse como un factor de riesgo de mortali-
contextos culturales es congruente con otros ejemplos de producción dad en la población general.
social de la enfermedad. Este es el caso del estudio de Bloom y El fenómeno de la muerte por vudú, el papel del etiquetamiento en el
Monterrossa, que ilustra la implicación de este tipo de factores en el con- empeoramiento de la salud o el aislamiento por falta de red social y su
texto norteamericano. Tras elaborar un seguimiento de más de setenta correlato en la mortalidad son ejemplos de lo que en la literatura antro-
individuos que habían sido catalogados erróneamente como hipertensos, pológico–médica se ha definido como efecto nocebo. Este efecto estaría
estos autores muestran cómo el simple etiquetamiento supone una mayor relacionado con el impacto, no sólo en la mediación, sino en la produc-
degradación del nivel general de salud y la aparición de síntomas depre- ción, de determinadas expectativas o profecías de autocumplimiento
sivos (1981:1228). La sugestión y el etiquetamiento parecen confabular- sobre la propia salud. La acción de las expectativas sociales y subjetivas
se aquí de una forma similar a como se articulaban las variables en el caso ante un proceso entendido como nocivo consistiría en el aumento de la
de la muerte por vudú. La autopercepción de una enfermedad o de una vulnerabilidad a padecer enfermedades como resultado del desequilibrio
disfunción no se muestran como variables espurias y epifenoménicas, inmunitario inducido por las emociones y sus efectos neuroquímicos. Los
sino como factores que pueden provocar un estado de empeoramiento o estudios sobre el impacto de la viudedad en el mayor riesgo de mortali-
de falta de salud vía, por ejemplo, la emocionalidad y sus correlatos psi- dad y en el padecimiento de enfermedades coronarias y diferentes tipos
cobiológicos y neuroquímicos. de cáncer muestran también una correlación que, mientras no puede ser
Algo parecido podemos decir de los diversos estudios epidemiológicos explicada a partir del reduccionismo biológico, sí que puede entenderse,
realizados sobre redes sociales y mortalidad. La existencia de menor aunque aún no en términos muy claros, a partir del efecto de la cultura
conectividad o relaciones sociales ha aparecido asociada a mayor mortali- sobre las dimensiones biológicas de la enfermedad.
dad en diversas investigaciones, como en el ya clásico estudio de Alameda El efecto nocebo ha sido considerado un fenómeno inverso a otro más
realizado por Berkman y Syme (1979, Berkman 1984). En esta investiga- conocido popularmente: el efecto placebo. Si en el caso del primero esta-
ción entrevistaron en el condado de Alameda a cerca de siete mil perso- mos ante los efectos negativos de determinadas situaciones, eventos y
nas sobre su estado de salud y su red social (estado marital, relaciones con expectativas en la salud de las poblaciones a partir de un principio que
familiares y amigos, etc.) y, tras un seguimiento en el tiempo de aproxi- podemos definir como sugestión, en el segundo nos hallamos ante un
madamente diez años, observaron que se había producido una mayor curioso proceso de autoinducción de una mejoría o recuperación. El afec-
mortalidad en la cohorte de sujetos con menores vínculos en su red social. tado por un dolor o una enfermedad observa, ante un principio conside-
Lo importante de esta investigación es que las diferencias de mortalidad rado por él como terapéutico, una mejoría de su sintomatología, y ello a
pesar de que ese principio no sea valorado como activo desde los cánones
7 El modelo del social support–stress–disease ha sido aplicado en los últimos tiempos a numero- de la biomedicina. La simple ingesta de un fármaco que se supone tera-
sas enfermedades y es objeto de una abundante literatura. Algunas referencias generales son péutico o aliviador del malestar puede producir este efecto. Incluso hay
Berkman y Syme (1979), Bloom (1990) y Berkman (1984).

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estudios que muestran que el color del supuesto fármaco está en relación Multicausalidad / Unicausalidad
con el grado de eficacia del placebo: los más efectivos son los blancos y Otro de los puntos en donde la antropología asume una posición
amarillos, los menos los rojos y grises (Honzak et al., 1972). Asimismo, encontrada con el modelo biomédico de las enfermedades es en el análi-
también se ha indicado que, aun cuando el paciente ha sido informado sis causal. Como ya dijimos anteriormente, la biomedicina asumió con
de que el fármaco en cuestión no tiene ningún “principio activo”, los pla- los paradigmas anatomoclínico y bacteriológico que las enfermedades
cebos pueden ser eficaces (Park y Covi, 1965). eran resultado de etiologías específicas de tipo biológico, ya fuera una
Probablemente la investigación más interesante realizada desde una lesión o un microorganismo el responsable de la etiología. Frente a este
perspectiva antropológica sobre el efecto placebo sea la revisión de Daniel modelo, las ciencias sociales, pero también cierta epidemiología social y
Moerman (1983) de más de treinta estudios realizados en dieciséis países medicina social, han defendido la existencia de redes multicausales en la
diferentes sobre la eficacia de la cimetidina para la paliación/curación de etiología de las enfermedades que deben analizarse mediante estrategias
las úlceras gástricas y duodenales. Tras un reanálisis de los resultados de epidemiológicas y etnográficas. La sentencia de Dubos de que el bacilo de
estas investigaciones que adquirieron el diseño de estudios doble–ciego, Koch no implica necesariamente tuberculosis, pues esta causa debe inter-
Moerman observa que mientras el grupo tratado con cimetidina mostró actuar con otras para la producción de la infección, puede entenderse
una curación en el 76% de los casos, aquéllos tratados simplemente con como el paradigma de esta visión multicausal, así como la clásica investi-
placebo sanaron en un 48%. Un resultado que es realmente sorprenden- gación histórico–demográfica de Mckeown (1976,1990) sobre la evolu-
te, pues revela el potencial curativo del efecto placebo en un trastorno ción de la mortalidad por tuberculosis en algunos países europeos.
como la úlcera gástrica. Incluso en uno de los estudios revisado por En su estudio sobre la evolución de la mortalidad por tuberculosis en
Moerman, el efecto placebo muestra una mayor capacidad de curación Inglaterra y Gales, Mckeown nos introduce un enigma que sólo parece
que la cimetidina, ya que si bien en el grupo experimental las recidivas se resolverse desde una interpretación sociohistórica y económica–política.
produjeron en un 48% de los pacientes, esto sólo se produjo en un 4% El análisis de las estadísticas de defunción informa de la existencia de una
entre los afectados que fueron tratados en el grupo control; esto es, entre caída progresiva de la tasa de mortalidad por tuberculosis entre 1838 y
aquellos que ingirieron simplemente placebo. 1960. Mientras que en 1838 podemos hablar de una tasa de cerca de
La eficacia del efecto placebo en la curación o paliación de trastornos 4000 muertes por millón, en 1880 la mortalidad se reduce a menos de
diversos es un fenómeno que apunta al papel de las expectativas y la 2000 defunciones, en 1900 en torno a 1200 muertes y en 1950 a menos
sugestión en las dimensiones biológicas de la enfermedad. Lo mismo de 500. La pregunta pertinente en este punto es: ¿cómo es posible esta
podemos decir del origen de ciertas enfermedades que puede estar rela- caída de la mortalidad si hasta finales de 1940 no existía un tratamiento
cionado con el papel del efecto nocebo. La cultura actuando sobre la quimioterápico efectivo contra esta enfermedad y si la vacuna no estuvo
naturaleza es lo que parece mostrarse en ambos casos. Las expectativas de disponible hasta bien entrados los años cincuenta? La respuesta a esta
curación o de patologización tienen un efecto sobre la naturaleza huma- cuestión podría estar en la posible mutación benigna del bacilo y en la
na, aunque de momento parte de esta lógica nos resulte desconocida. disminución subsiguiente en la mortalidad. Ahora bien, Mckeown no
Pero lo importante es que en estos casos la cultura difícilmente puede cree plausible esta hipótesis, entre otras cosas porque la pauta de caída de
entenderse como una dimensión epifenoménica en los procesos de mortalidad es aplicable también a otras enfermedades infecciosas como la
salud/enfermedad, pues adquiere un carácter co–determinativo que des- neumonía, el sarampión o la difteria para el mismo período estudiado.
afía la intepretación del reduccionismo biológico. Más bien debemos buscar las causas de este proceso en una serie de fac-

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tores como la mejora de la alimentación y su impacto en la resistencia de entenderse desde la doctrina de la etiología específica8, sino a partir del
la población inglesa a la mortalidad por tuberculosis, así como en el con- papel que los factores sociales y culturales juegan en las redes multicausa-
junto de factores socio–económicos asociados con la revolución industrial les que producen la enfermedad y la muerte.
de la segunda mitad del siglo XIX: desarrollo de las técnicas de conserva-
ción de alimentos como consecuencia del desarrollo técnico–industrial y Particularidad / Universalidad
mejora del transporte de mercancías y de las condiciones de las viviendas Desde la perspectiva biomédica se entiende que las enfermedades son
del proletariado. En cierta medida, tanto las altas tasas de mortalidad de fenómenos universales que dependen de criterios biológicos de desvia-
la primera mitad del XIX como su caída progresiva pueden interpretarse ción y disfunción. El fundamento de esta idea radica en una concepción
como fluctuaciones en el desarrollo del capitalismo (1976:152 y ss.; estática de la biología humana que, curiosamente, entra en contradicción
1990:117). con algunas tendencias de la ciencia biológica, como las nuevas teorías
En apoyo de la tesis de Mckweon pueden utilizarse numerosos estu- evolucionistas, para las cuales la característica del mundo de la vida es
dios que han tratado sobre la evolución de la mortalidad por tuberculo- precisamente su diversidad y variación. La biomedicina, sin embargo,
sis en diferentes países occidentales y que han ofrecido una evolución entiende la enfermedad como un invariable. En otras palabras, se espera
similar de la epidemia. Por ejemplo, Dubos y Dubos (1992:183) mues- que los síntomas y signos de la enfermedad sean los mismos en diferen-
tran cómo la tasa de mortalidad de esta enfermedad en Estados Unidos tes períodos históricos y en diversos marcos socioculturales. Una idea
era en 1830 de 400 por 100.000 —una cifra casi idéntica a la apuntada que, aunque ha demostrado su rendimiento en el análisis y en la terapéu-
por Mckeown para Inglaterra y Gales— mientras que en 1950 era sólo de tica de desviaciones evidentes, no hemos de entender como inquebranta-
26 por 100.000. La tuberculosis parece decaer en arreglo con el desarro- ble. En diferentes ejemplos, lo que se entiende por norma biológica uni-
llo del industrialismo y con la introducción de medidas higiénicas y la versal se descubre como una producción de conocimiento que lleva a
mejora de la alimentación. Dubos y Dubos, por ejemplo, establecen una entender como enfermedad un trastorno como el alcoholismo, cuya etio-
relación entre tuberculosis y capitalismo y apuntan que en los países occi- logía orgánica es discutible, pero no en cambio anomalías claramente
dentales la caída de la mortalidad por esta enfermedad sigue la estela de genéticas como la intolerancia a las frambuesas (Kleinman, 1988a:9).
los procesos de industrialización en los diferentes países. No obstante, Pero no es necesario ir tan lejos para mostrar la arbitrariedad que guar-
también admiten que las tasas de tuberculosis y de su mortalidad deriva- da la definición biomédica de lo patológico. Ya hemos apuntado anterior-
da aumentan en los momentos históricos relacionados con conflictos mente que hasta hace treinta años la homosexualidad se entendía como
bélicos o en las épocas de hambruna y pobreza. una perversión psicopatológica (esto es, una enfermedad) (ver Ey,
El ejemplo de la tuberculosis es paradigmático de la inviabilidad del Bernard y Brisset, 1980:342–7). Ante determinada noción de normali-
modelo unicausalista de la enfermedad. La pobreza, las desigualdades dad y anormalidad cabe entonces preguntarse ¿normalidad para qué? y
sociales, las condiciones de trabajo y de vivienda y otros muchos factores ¿normalidad para quién? (Mishler, 1981:4). La regla de oro a partir de la
sociales se hayan íntimamente relacionados con los procesos de morbi- cual se discrimina lo patológico se descubre, así, como una medida en
mortalidad en todos los países e intervienen en sus cadenas de causación. donde normatividad moral y normalidad biológica se ofrecen mutuo sen-
La existencia hoy en día de un mapa planetario de enfermedades caracte- tido. Canguilhem nos es de utilidad en este punto cuando afirma que
rizado por un mundo pobre con enfermedades infecciosas endémicas y
un mundo rico con enfermedades crónicas y degenerativas no puede 8 Una crítica interesante a la teoría de la unicausalidad de las enfermedades puede verse en la
compilación de Janes, Stall y Gifford (1985:VII–IX).

34 35
“siempre en el concepto de normalidad subyace un concepto normativo kena hantu, otak miring, latah, bah–tsi, dhat, shen–k’uei, qissaatuq, piblok-
y propiamente filosófico” (1992:169). tog, anorexia nerviosa, bulimia, quajimaillituq, pa–feng, pa–leng, boxi, wii-
El asunto es aún más complejo desde que la noción de salud ha resur- tiko, tripa ida, ruden rupan, zar, womtia o espanto, entre un repertorio tan
gido en el discurso biomédico siguiendo las directrices que la amplio como los mundos culturales posibles. Se trata de síndromes que
Organización Mundial de la Salud ha establecido en sus escritos progra- se producen exclusivamente en contextos culturales concretos y que por
máticos. La OMS define la salud como “un estado de completo bienestar tanto no parecen responder a esa lógica biomédica de universalidad de los
físico, mental y social, y no simplemente la ausencia de enfermedad o procesos mórbidos. Esto no significa que no constituyan problemas sani-
invalidez”. Sin embargo, a efectos prácticos, esta noción de salud es difí- tarios de primer orden en los contextos en donde se producen. Piénsese
cilmente operativa. Porque, ¿cómo se puede actuar sobre la salud?, ¿cómo en un ejemplo cercano como la anorexia nerviosa, que aparece casi en
es posible entender lo saludable si no es bajo la amenaza de la enferme- exclusividad en contextos occidentales u occidentalizados y que deriva en
dad y la muerte? La salud sin su opuesto pierde gran parte de su sentido ocasiones en la muerte de la afectada, o del afectado, aunque la prevalen-
práctico. Ya Leriche indicaba, con gran riqueza poética para provenir de cia entre varones parece ser mucho más baja que entre las mujeres.
un fisiólogo, que la salud es la vida es el silencio de los órganos Piénsese también en trastornos como el koro o el dhat que muestran una
(Canguilhem, 1971:63). Afirmación de la que Canguilhem establece una afectación importante en China y en el subcontinente indio respectiva-
réplica: “la salud es la inocencia orgánica” (1971:71). La salud se descu- mente. Incluso cuando se han realizado estudios epidemiológicos sobre
bre aquí por su negativo, por lo que se pierde cuando la enfermedad este tipo de síndromes se ha encontrado que mientras no es posible vin-
irrumpe con ese “ruido” natural que perturba los órganos y que conlleva cular estos trastornos con nosologías biomédicas, sí que parecen relacio-
un sufrimiento. Pero lo que es más importante a nuestros propósitos es narse con estados de carencia de salud, vulnerabilidad y mayor mortali-
que manejemos la definición de salud de la OMS, de Canguilhem o de dad9. Los síndromes delimitados culturalmente pueden entenderse como
Leriche ésta no es definible sin tener en cuenta la interdependencia entre trastornos enigmáticos y, a menudo imprecisos, pero su impacto sobre la
normalidad biológica y normatividad social. Aquello que se entiende por salud de los sujetos y las poblaciones es algo que está a prueba de toda
bienestar es ciertamente diverso, no sólo transculturalmente, sino dentro duda.
de un mismo contexto social. Como ha subrayado Dubos, una misma
limitación es vivida de forma muy diferente por un ejecutivo de Wall Multidimensionalidad / Unidimensionalidad
Street que por un leñador, por un monje que por un piloto de aviones de Un último aspecto sobre el cual queremos incidir aquí es el de la
combate supersónicos (1969:110). La hipotensión, por ejemplo, puede dimensionalidad de la enfermedad. Al igual que los anteriores, se trata de
pasar desapercibida para un monje y no empañar su “estado de bienestar, un criterio discrepante entre el modelo biomédico y lo que podemos lla-
físico, psicológico y social”; sin embargo, para un piloto de aviones de mar modelo antropológico de las enfermedades. Haciendo un esfuerzo de
combate puede revelarse como una preocupante alteración. síntesis podemos decir que el planteamiento antropológico consiste en
Adicionalmente, la teoría universalista de las enfermedades debe proponer que la enfermedad debe entenderse como un fenómeno multi-
enfrentarse a ese conjunto de fenómenos que son los culture–bound
syndromes o síndromes dependientes de la cultura, como chisara–chisara, 9 La literatura sobre síndromes dependientes de la cultura es muy extensa. Algunas síntesis inte-
resantes pueden encontrarse en Simon y Hughes (1985) y en Hahn (1995). Un ejemplo clá-
zuwadanda, empacho, susto, aire, agua, pasmo, bilis, ataque de nervios, sico de análisis etnográfico–epidemiológico sobre el susto, un culture–bound syndrome, puede
celos, mal de pelea, latido, cólera, koro, amok, gila merian, gila talak, gila encontrarse en castellano en Rubel et al. (1989). Una reflexión en Martínez Hernáez (2003).
Para la vinculación entre susto y mortalidad consúltese el artículo de Browner et al. (1988).

36 37
dimensional frente a la unidimensionalidad analítica y centrada exclusi- experiencia que puede ser abordado antropológicamente y que además
vamente en la biología que ha articulado al modelo biomédico en los últi- interviene en los procesos de construcción social, mediación y produc-
mos tiempos. Para ello se ha propuesto el uso de tres términos que, si bien ción de las bases biológicas y psicobiológicas de la enfermedad. En el con-
son sinónimos en el inglés coloquial, han sido de utilidad para designar texto de la esquizofrenia se observan, por ejemplo, dos datos transcultu-
diferentes planos de análisis. Nos referimos a los términos disease, illness rales que adquieren una gran importancia, como es la existencia de una
y sickness que designan de forma respectiva a las dimensiones biológicas y diversidad sintomatológica de acuerdo con las diferentes culturas
psicobiológicas, culturales y sociales de la enfermedad. Esta propuesta de (World Health Organization, 1979; Katz et al., 1988; Leff, 1988) y una
multidimensionalidad constituye un esfuerzo de integración de diferen- diferencia en el pronóstico de acuerdo con la existencia de expectativas
tes paradigmas a partir de una segmentación artificial del fenómeno de la familiares y sociales sobre la recuperación de los afectados (Waxler,
enfermedad, pero ha resultado útil como estrategia explicativa opuesta a 1979; Leff et al., 1990). En este caso la dimensión cultural parece mos-
los planteamientos de reduccionismo biológico. trar una considerable centralidad en la presentación y desarrollo de la
En un trabajo anterior (Martínez Hernáez, 1999) hemos aplicado este propia enfermedad.
mismo modelo conceptual para el caso de un trastorno mental polémico Un tercer nivel de análisis haría referencia a la sickness o dimensión
y de importante tradición en la investigación antropológica como es la social de la esquizofrenia, aunque tanto en este trastorno como en cual-
esquizofrenia. En este caso, la disease o patología haría referencia a las quier enfermedad es difícil establecer una frontera precisa entre lo cultu-
hipótesis aún no corroboradas sobre la etiología de este trastorno, como ral y lo social, entre otras cosas porque los solapamientos entre estos dos
son las teorías que postulan que la esquizofrenia es resultado de una hipe- conceptos forman parte de la historia conceptual de las ciencias sociales.
ractivación de las vías dopaminérgicas cerebrales, una lesión cortical, la En realidad, las razones para distinguir estos dos planos de la enfermedad
determinación genética o la acción de un virus adquirido de forma pre- son más de índole teórica y metodológica que fenomenológica, ya que se
natal. También en el ámbito de la disease de la esquizofrenia podrían dis- trata de oponer a la visión más centrada en lo ideológico que ha caracte-
ponerse las teorías cognitivistas que relacionan esta enfermedad mental rizado al culturalismo, una posición más orientada al estudio de las rela-
con los obstáculos a la correcta filtración de la información o las teorías ciones sociales (funcionalismo y estructural–funcionalismo) y de las
psicológicas que tratan de explicar síntomas tan diversos de este trastor- estructuras económico–políticas (marxismo) que son inherentes a cual-
no como el delirio, las alucinaciones o el retraimiento social a partir de quier enfermedad. Dicho con un ejemplo, una cosa es estudiar las per-
supuestas estructuras de la personalidad10. cepciones de los chicanos en Estados Unidos sobre la tuberculosis (illness)
Por otro lado, dispondríamos de un segundo territorio de análisis en y otra dar cuenta de las relaciones sociales y de las condiciones económi-
la illness o dimensión cultural de la esquizofrenia. Un plano que no debe- cas que producen la mayor morbilidad y mortalidad por esta enfermedad
mos observar como epifenoménico ni en este caso ni en el de enfermeda- entre esta minoría étnica. Para el caso de la esquizofrenia encontramos,
des físicas u orgánicas. Recuérdese la importancia de las expectativas además, evidencias muy claras sobre el papel de las dimensiones sociales,
sociales y subjetivas en el incremento de la mortalidad (efecto nocebo) o como es la relación entre clase social y prevalencia e incidencia de este
en la producción de salud y/o bienestar (efecto placebo). Más bien, debe- trastorno (Link et al., 1986) o la correlación entre las fluctuaciones his-
mos entender la dimensión cultural como un nivel de significación y tóricas de ingresos y reingresos en los hospitales psiquiátricos en los paí-
ses industrializados y la lógica oscilatoria de los ciclos económicos
10 La literatura sobre las bases biológicas de la esquizofrenia es extensísima. Una síntesis puede (Warner, 1985).
encontrarse en APA (1995).

38 39
La tentación de una lectura determinista de corte biológico a partir de Bloom, J.R.; Monterrosa, S. Hypertension Labeling and Sense of Well–Being. American
la propia estructura multidimensional de la enfermedad que acabamos de Journal of Public Health 1981, 71; 11:1228–32.
esbozar queda descartada una vez que observamos que los planos cultu- Canguilhem, George. Lo normal y lo patológico. Buenos Aires: Siglo XXI ; 1971.
rales y socioeconómicos constituyen o pueden constituir fuerzas de deter- Canguilhem, George. Idéologie et rationalité dans l’histoire des sciences de la vie. Paris:
minación. El cólera es una enfermedad producida por la acción de un Librairie Philosophique; 1993.
agente microorgánico, pero la pobreza, por ejemplo, está en la base de la
Cannon, Walter B. ‘Voodoo’ Death. American Anthropologist 1942, 44; 2:169–81.
distribución mundial de este proceso mórbido de igual manera que en el
substrato de múltiples enfermedades infecciosas como la tuberculosis o la Castells, Manuel. La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Vol. 1, La
disentería. Las enfermedades psicosomáticas y una parte de los trastornos sociedad red. Madrid: Taurus; 1998.
mentales, por otro lado, no pueden entenderse comprehensivamente sin Clune, Francis J. A Comment on Voodoo Death. American Anthropologist 1973, 75;
tener en cuenta el papel de la cultura y su acción mediante expectativas, 1:312.
valores, conflictos, significaciones y formas de experiencia que ejercen un Dubos, René. Hombre, Medicina y Ambiente. Caracas: Monte Avila Editores; 1969.
poder sobre la construcción y producción de estos trastornos. La idea de Dubos, René y Jean Dubos. The White Plague. New Brunswick: Rutgers University
multidimensionalidad de la enfermedad, igual que el enfoque antideter- Press; 1992.
minista, la noción de redes multicausales o el énfasis en la localidad o par-
Engel, G.L. Sudden and Rapid Death During Psychological Stress: Folklore o
ticularidad de la enfermedad, son principios que permiten una aprehen-
Folkwisdom? Annals of Internal Medicine 1971, 69:292–300.
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42 43
Antropología Social y Atención Primaria de Salud: Un
encuentro ineludible

José María Uribe Oyarbide


Universidad Pública de Navarra–UPNA

La reunión de antropología social y atención primaria puede enten-


derse como inevitable, ineludible o si se quiere inexorable, a poco que
reparemos en cómo se estructura la subdisciplina de antropología de la
medicina y a que tengamos en mente las razones que forzaron a los foros
de salud a configurar un modelo de prestación sanitaria como el de aten-
ción primaria, diferente a las opciones existentes hasta el momento de su
constitución. En cierto sentido las fronteras entre lo que, al menos pro-
gramáticamente, hoy se entiende como atención primaria de salud y
antropología de la salud o de la medicina11 son difícilmente demarcables.
Los trabajadores de la salud que se engloban en atención primaria ya no
se limitan al curar, sino que siguen cursos de epidemiología, tienen en
cuenta las condiciones económicas, laborales y afectivas de sus usuarios,
están alerta a cómo éstos estructuran su sexualidad y se preocupan de sus
alteraciones psicopatológicas, e incluso organizan puestas en común sobre
su propia labor o, con otras palabras, se ocupan también del contexto de
lo que tradicionalmente era el enfermar y el curar. El texto o elemento
que ahora se contextualiza —el enfermar y el curar— implicaba que lo
segundo dependía de lo primero; y así, antes de la idea de atención el
médico actuaba sobre una persona con su patología; ambas explícitamen-
te vistas como un individuo en el que se encarnaba un cuadro de altera-

11 Los cambios terminológicos que ha sufrido esta subdisciplina antropológica se pueden seguir
en su articulación histórica en Comelles y Martínez (1993).

44 45
ciones funcionales que se habían catalogado en la ciencia médica. A que deba contar en algún u otro momento con aquél al que se considera
partir de 1978, la atención primaria de salud es “la asistencia de salud experto en temas culturales: el antropólogo.
esencial, universalmente accesible a los individuos y sus familias en la La propia definición de la Atención Primaria, sus objetivos y enfoques
comunidad, por medios aceptables para ellos y a través de su completa o formas de reflexión, pasan por lo que tradicionalmente presenta la
participación y a un coste que la comunidad y el país pueden soportar. antropología social como su lugar natural de investigación: los colectivos.
Ella constituye parte integral tanto del sistema de salud del país como del Los ideales de longitudinalidad, cercanía, globalización y coordinación de
desarrollo social y económico de la comunidad” (OMS, 1978). los cuidados (Starfield, 1991) hacen obligado el que esa practica esté en
Tanto lo identificado en términos de enfermedad como lo indicado a y con el colectivo al que se orienta. El nexo en este caso concreto estaría
realizar, vicarios de un tratamiento individualizado de lo que sucede y de en la idea de comunidad. Este concepto, en realidad una “idea–fuerza”,
qué se hace ante lo que sucede, resultan cuando menos englobados en es la que obliga a mirar a ese discurso y práctica sanitarios desde la refle-
otras situaciones y en otras actuaciones. O más exactamente, el enfermar xión en el otro, e innegablemente un otro que sólo tiene sentido en
se entiende como proceso y no estado aislable y el curar como una diná- grupo, para la atención primaria entendido como comunidad.
mica de relación más que una sucesión con principio y fin de aplicacio- Si algo caracteriza a la Atención Primaria es la idea de trabajo sobre
nes del saber anatomofisiológico. la comunidad —medicina comunitaria— como única forma de asentar
Esa preocupación por el contexto está en la base de la propia antropo- las estrategias y alcanzar las metas sanitarias que se plantea. Ahora bien,
logía social que interesada por las producciones culturales se pre–ocupa ¿por qué medicina comunitaria y no medicina social, o societal, o gru-
básicamente de marcos explicativos de fenómenos que de otra forma no pal? Como señala uno de los máximos estudiosos de la atención prima-
podrían comprenderse. Es la consideración de contextos lo que permite ria, la esencia de ésta es el mayor protagonismo concedido a la comuni-
llegar a significados de actos, de formas de pensar, del mantenimiento de dad en materias de salud (Newell, 1988). La intención parece ser de
cierta jerarquía de valores que en principio nos resultan incomprensibles. integración del individuo en el colectivo, de aprovechar la fuerza de con-
Es en esa búsqueda de significados vía contextos donde antropología y trol del medio social aunque no en lo que tiene de opciones a la discre-
atención primaria conectan en su meta de comprender: en un caso los pancia sino en lo que supone de homogeneización. En ese sentido y des-
procesos de salud/enfermedad (McWhinney, 1991) y en otro la variabili- tacando tanto el peso de la comunidad, la referencia a la antropología
dad cultural. Y más en concreto, para la antropología de la salud virando social vuelve a ser obligada. La comunidad, si afirmamos su existencia es
sus intereses hacia la variabilidad en la identificación y actuación ante lo a través de los vínculos culturales que compartimos con los otros y se nos
que las diferentes culturas —incluida la del antropólogo— entienden por imponen a la hora de pensar y actuar. A lo largo de su historia los antro-
enfermedad y salud. pólogos, con mayor o menor fortuna, se han encargado de entender
Incluso la superabundancia de tareas o facetas que la atención prima- situaciones que se diferenciaban de otras situaciones y contextos cultu-
ria se propone nos recuerda el viejo ansia de los inicios de la antropolo- rales conocidos, unos remotos y otros cercanos; en ocasiones bajo inte-
gía como disciplina: dedicarse por extensión al “todo” de la persona. reses poco confesables y otras desinteresadamente. Pero todo ello, en
Además, en última instancia, el eje en que se basa la proyección y exten- cualquier caso, para poder comprender la trabazón de hilos que permite
sión de la atención primaria es la instauración y difusión de una forma de dar sentido a conductas y expresiones de individuos que de otra forma
“ver” la salud/enfermedad. En definitiva, de un modelo cultural para no sólo serían indescifrables, es más, en definitiva no explicaríamos el
entender y actuar ante tales situaciones, por lo que no extraña entonces porqué de su existencia.

46 47
La preocupación por el contexto en salud no es nuevo e incluso ya o reticencias hacia la medicina cosmopolita, occidental, alopática o cien-
desde Hipócrates con su dieta como estrategia de vida no se perseguía tífica13. Esa necesidad de los foros internacionales de expandir su influen-
más que un equilibrio total y, por consiguiente, también en relación con cia en todas las culturas es una muestra más de la convergencia operativa
las variaciones contextuales derivadas de lo colectivo. Lo nuevo es que que hace reunirse a la antropología con las directrices más en boga del dis-
ese contexto no sea un precipitado de las actuaciones puntuales sino que, curso y práctica sobre salud.
invirtiendo en cierta forma las enseñanzas de la epidemiología y la La antropología y la atención primaria se han topado colaborando en
demografía, se convierta en objeto primero y prioritario como forma de diferentes ocasiones. En principio, aprovechando la presencia del antro-
elevar la salud de los individuos que en él se mueven. Así, ya no en el pólogo en lugares alejados de los servicios de salud cosmopolitas para
individuo digitalizado sino cuando menos en el grupo doméstico al que transmitir sus mensajes de salud; más tarde yendo a buscar al antropólo-
vuelve sano o enfermo tras el encuentro médico12, la salud de una socie- go para que se desplace allí donde se está implantando la medicina cos-
dad se mide por la actuación sobre medidas colectivas no tanto por el mopolita y ayude a realizar tal función.
sumatorio de actuaciones sobre individuos. Además la propia especiali- Con respecto a lo primero —la presencia previa del antropólogo—, a
dad médica demanda, ante la dificultad de manejar este concepto de lo través del papel de recogida y transmisión de información sanitariamen-
colectivo, que aparezca un experto en ello solicitando asesoría a las te relevante sobre los grupos donde quiere actuar el médico, tenemos:
ciencias sociales. • Estudios de diagnóstico de la situación, de necesidades o demandas
Las relaciones entre atención primaria de salud y antropología en salud de las distintas poblaciones por medio de informaciones
social pueden remontarse, en cuanto a contenido y más allá de deno- descriptivas.
minaciones, al surgimiento de la idea de salud internacional en los • Estudios del capital material y humano existente destinado a salud.
años 40 (tras la segunda guerra mundial). Desde ese momento se • Estudio de los índices de morbilidad y mortalidad, y su compara-
puede hablar de una preocupación por parte de los organismos inter- ción con otros países.
nacionales en salud en extender sus planteamientos sanitarios de • Estudios que tratan de abstraer los marcos nativos de pensamiento
forma transnacional. La conveniencia de introducir a las ciencias y actuación sobre salud, es decir, las distintas etnomedicinas.
sociales en general —aspectos cuantitativos— y a la antropología en
particular —aspectos cualitativos—, deriva de que el modelo de En relación a lo segundo —incluyendo al antropólogo en las acciones
salud que se propugna pasa por la asimilación al mismo de cualquier sanitarias—, solicitándole su cooperación para llevar a la práctica las
grupo social y para ello hay que, si no comprenderlo cuando menos medidas decididas y adoptadas:
saber cómo hacer variar sus imágenes y comportamientos, para lo • Definiendo qué conducta es normal o anormal en base a estudios
cual es necesario desvelar su propia forma de relacionarse con la transculturales.
enfermedad.
Es la ayuda del antropólogo como descifrador de otras culturas la que 13 Sobre cómo ha de denominarse a la medicina basada en los conocimientos anatomofisiológi-
va a posibilitar el entenderlas para cambiarlas, para disminuir la barreras cos se manejan diferentes posibles denominaciones ya sea científica, cosmopolita, occidental,
alopática o incluso capitalista. Para las primeras acepciones, los matices que cada una aporta
y, sobre todo, la necesidad de adjetivación que evita el reduccionismo de no querer reconocer
12 Pasa a un primer plano la familia y sobre todo el papel transmisor de prácticas de salud del el carácter paritario de tradiciones médicas como la china o la ayurvédica, ver Getino y
grupo doméstico, con un especial acento puesto en la vertebración de saberes y prácticas que Martínez (1992). Para la última acepción —capitalista—, que tiene más que ver con su papel
realizan las mujeres en tanto madres y cuidadoras. Ver Menéndez (1992). que con los contenidos teóricos en que se basa, ver Navarro (1978, 1979, 1985).

48 49
• Señalando específicos diagnósticos culturales como los de los lla- menor importancia resulta el área de la propia construcción de la
mados «síndromes delimitados culturalmente»14. cultura occidental. En esa reconstrucción arqueológica de nuestra
• A través de estudios etnográficos sobre instituciones de salud que base de conocimiento y pensamiento la antropología se encuentra
ayudan a los médicos a entender su propio medio de desarrollo con los mismos entronques de donde surge el modelo alopático,
laboral y académico. que es el que impulsa que la atención primaria deba ser una aten-
• Explorando las dimensiones culturales de las relaciones sociales. ción sanitaria centrada en la existencia de otros que otorgan senti-
• Participando como asesor en proyectos de salud pública y en pro- do a lo que hacen, aunque parezca no saludable.
gramas de psiquiatría comunitaria (Chrisman y Maretzki, 1982). • Desde un punto de vista más interesado, no es despreciable la pues-
ta a prueba de muchos desarrollos metodológicos de la antropolo-
Más allá de coincidencias etimológicas, de urgencias coyunturales, y gía general en el campo de la antropología de la salud; demostran-
de investigaciones coincidentes podemos reseñar varios hechos que mues- do, de esta forma, la vitalidad de una subdisciplina que hasta hace
tran la mutua necesidad entre ambas: poco tiempo se consideraba marginal (Martínez, 1993), y que al
• La atención primaria como estrategia de actuación en salud preten- parapetarse en la importancia innegable que cada vez más adquie-
de ser válida tanto para países “desarrollados” como “no desarrolla- ren las políticas sociales, y en concreto la salud, se ve realzada.
dos”, con variaciones adaptativas a esas distintas realidades. Se está
manejando el tránsito entre culturas, y se hace necesario alguien que Que las ciencias sociales y la salud se encuentren convergiendo sin casi
facilite las consabidas traducciones para limitar en lo posible que se darse cuenta es algo general, y pasa desde los esfuerzos que el mundo
conviertan en traiciones. Todavía la OMS (2003) indica que uno de médico hace por definir su objeto —solicitando o aprovechando logros
los grandes problemas de los sistemas de salud para los que han de teóricos de las ciencias sociales15—, hasta la importancia creciente que las
emplearse principios de atención primaria de salud es la falta de pautas relativas a salud van teniendo en la ideología dominante de las
información sobre las necesidades reales de salud de la población. sociedades que se están construyendo–reconstruyendo. Esta tendencia
En ese acercamiento a lo concreto vuelve la antropología a ser pieza entendida como medicalización, en su sentido abstracto, implica que la
clave de relación con lo concreto no con lo supuesto. interpretación médica de un proceso sea la significativa, y a ella no puede
• La obligada inmersión en el concepto de lo colectivo o de grupo de escapar la antropología en su forma de agente pasivo, pero menos en
una práctica médica que constata las limitaciones de girar sobre el forma activa convirtiéndose en un elemento de interés antropológico en
individuo en forma aislada, apunta inevitablemente a la alternativa sí mismo16. En definitiva, implica un modelo de normalidad que se desea
no probada: las interrelaciones del grupo cuyo producto final no es impulsar y que se justifica desde argumentos médicos. La situación de la
otro que la cultura, ya sea en sus aspectos relativos a la salud/enfer-
medad como a otros. 15 Como más adelante abundaré, existe un problema de definición de objeto en tanto la salud
• La vuelta de la antropología en sus miras sobre contextos occiden- es difícilmente definible y, en su lugar, lo que sí parece más sencillo de delimitar es el objeti-
talizados, el llamado fenómeno de la antropología urbana. No de vo de su actuación: erradicar la enfermedad. Volviendo al primer término, sí se puede afirmar
que el objeto se constata por su ausencia —la enfermedad— y la salud resulta en cierta medi-
da inefable para la descripción que la caracterice.
14 Por “síndromes delimitados culturalmente” se entiende las “alteraciones y trastornos de tipo
sindrómico y, en consecuencia, no totalmente definidos desde el punto de vista orgánico que 16 Ese proceso de medicalización, no siendo nuevo en dinámica social quizá si puede resaltarse
aparecen en contextos culturales específicos y no fuera de ellos” (Comelles y Martínez, por el carácter omnímodo que está adoptando en la actualidad. Ver Conrad y Schneider
1993:87). Ver como ejemplo de estudio Rubel et al. (1989). (1992:241 y ss.).

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antropología de la salud, del acercamiento cultural a la salud es heredera Destacando en este momento la propuesta de Atención primaria de
e impulsora de ese contacto. Heredera ya que si para los países en vías de Salud señalar que en un reciente balance de los 20 años transcurridos
desarrollo es connatural la lucha contra enfermedades e infecciones que desde su implantación en la sociedad española (Gervas et al, 2005) siguen
se multiplican al tomar modelos de urbanidad y desarrollo, en los des- siendo realidades destacables la inadecuada coordinación entre niveles de
arrollados, cada vez más una vaga pero mayoritaria idea de cronicidad en atención (primaria y hospitalaria) y una cierta difuminación de roles pro-
muy diferentes acepciones se va imponiendo como núcleo del actuar en fesionales en dicho nivel. Ambos problema de coordinación y definición
salud y va haciendo de la convivencia con la enfermedad parte de una de papeles se arrastran en muy buen medida por el peso ejercido por un
forma de vida, de una opción cultural. E impulsora, de otra parte, pues modelo asistencialista de salud que está en la base de la práctica sanitaria.
si antes las dimensiones culturales de la enfermedad/salud se limitaban Esa tarea de desnaturalizar modelos ideológicos de práctica y discurso
a las sociedades no occidentales, es ya irrebatible que cualquier suceso sanitario lo que la antropología de la salud puede aportar para conseguir
relativo a los procesos salud/enfermedad —también en el marco occi- metas y objetivos generalmente compartidos por los actores implicados
dental— recubre modelos culturales. en los procesos de salud/enfermedad/atención.
Cuáles sean los contenidos de ambas disciplinas y en qué manera tra-
cen sus nexos, exige acercarse a qué peso específico otorga a los aspectos Práctica médica y modelos culturales: la construcción cultural de la
socio–culturales la atención primaria y en qué punto se encuentra en la bioética
actualidad la antropología de la salud en su colaboración o estudio de la Para la antropología social la cultura se entiende como un sistema de
dinámica de atención primaria. ideas, creencias y prácticas que orientan las forma de actuar de los sujetos
La respuesta es “crisis”, una situación de fértil ambigüedad en ambas en tanto que miembros de grupos sociales. Su relevancia social suele ir
disciplinas o campos de interés/actuación; una vaguedad, si se quiere, no unida a la sorpresa, no comprensión, ambigüedad, incertidumbre, desco-
exenta de contradicciones internas sobre cuáles sean sus objetivos, si se nocimiento y variabilidad para y ante el observador en ideas, creencias y
pueden justificar en sí mismos y qué proyección a futuro se plantean. prácticas. La antropología se preocupa del porqué de tal variabilidad cul-
Ambas para afirmarse han de poner en cuestión las bases aceptadas como tural. Partiendo de que todos los grupos tienen culturas, aquellas accio-
más sólidas de las disciplinas madres, y en ambas un cierto aire de revi- nes o ideas que no entendemos o no compartimos no son gratuitas o
sión se deja filtrar: ¿cuál es su meta de conocimiento? ¿qué debe estudiar casuales sino que responden a principios culturales que desconocemos.
la antropología de la salud y la medicina? ¿qué saberes han de concitarse Toda cultura responde a un contexto que le da sentido.
para su labor investigadora/interventora? Desde estos supuestos un tema central en antropología social va a ser
Por cierto, Antropología de la Salud y Atención Primaria de Salud el de las distintas definiciones, relaciones e implicaciones prácticas entre
representan respectivamente voces provocadoras de debate interno en las concepciones de naturaleza y cultura o como dice un antropólogo
Antropología Social y en Medicina por razones diferentes. La sanitaria clásico, las distintas maneras de plantear la naturaleza de la naturaleza
como algo que debe ser, a pesar de las reticencias de la mayor parte de los humana (Kroeber, 1948). La antropología ha ejercido y ejerce como
miembros del sector salud, y la segunda la antropológica como algo que traductora cultural.
ya es a pesar de las limitaciones que desde las versiones más ortodoxas se Un caso manifiesto de incertidumbre sobre la naturaleza de la natura-
le quiera poner, quizá por ser la que más contribuciones heterodoxas ha leza humana lo constituye la llamada bioética en el mundo de la ciencia
permitido en su cogestión del modelo antropológico. occidental.

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En el caso de la bioética y el mundo que la rodea, o si se me permite, 2) Señalar algunos elementos que pueden ayudar a entender la dimen-
en la cultura de la bioética, se nos enfrenta también, doblemente, a algo sión sociocultural de la lógica de la práctica sanitaria. Romper el
desconocido: o estamos entre aquellos que desconocen las posibilidades y supuesto monolitismo de la justificación científica de lo bio–ético
consecuencias de la aplicación de la tecnología en el ámbito de la mostrando las relaciones entre bioética y biopolítica en la práctica
salud/enfermedad y por tanto algo se nos escapa de su uso; o estamos sanitaria.
entre aquellos que no esperamos ni contamos con ciertas repercusiones 3) Indicar una línea de repercusión importante, como es la reordena-
socioculturales de su aplicación. ción y reestructuración del concepto de ciudadano desde una
La mayoría de las personas estamos enfrentadas a la doble incompren- determinada concepción de la ética que rodea las prácticas basadas
sión. Se exige pues la traducción entendida como ejercicio de compren- en principios biológicos y su aplicación a la salud pública. Los ries-
sión, de esclarecimiento de las lógicas a que responden unas y otras. gos del ciudadano en tanto agente de un deber individual más que
Posibilidades y repercusiones técnicas deben ser acomodadas entre ideas, de un derecho social.
creencias y prácticas no guiadas prioritariamente por parámetros científi-
co–técnicos, sino por biografías, experiencias y socializaciones. O lo que
es igual, de la bioética como experimentación técnica hemos de pasar a la Aproximación metodológica: unas primeras consideraciones sobre
variante socio–ética que ese discurso técnico científico implica como el contexto cultural de la Bioética
experiencia; esto es lo que nuestra particular manera de ver el mundo, a Para la antropología social cualquier fenómeno humano ha de ser
veces científicamente pero la mayoría no, nos permite entender sobre tal prioritariamente enfocado, mas allá de otras consideraciones posibles,
acción o propuesta. Además la cultura es ambigua por definición en tanto como un comportamiento cultural; en ese sentido por comportamiento
que cambia, debe interrelacionar instituciones orientadas a distintos fines entendemos no sólo las prácticas que podamos observar o dar cuenta en
y está cruzada por diferencias de género, edad, educación, clase y demás cualquier grupo humano sino también el conjunto de ideas, creencias y
características que intervienen en el proceso de construcción social de las valores que han llevado a que tal comportamiento práctico se produzca.
identidades. La antropología por tanto al enfocar la realidad social, parte del supues-
Esa ambigüedad o diversidad se agudiza además por los diferentes to que la misma responde a una serie de condicionantes discursivos que
multiculturalismos coexistentes, no solo los obvios sino sobre todo, en no pueden ser inmediatamente evidentes pero que son los que otorgan
este tema, el de experto y lego. sentido o significado a la acción humana. Dicho de forma resumida no
Abundando aun más, esa incertidumbre se refuerza por la propia hay prácticas dadas y naturales sino que todo fenómeno cultural, humano
ambigüedad de todo cuidador que tiene poder benéfico sí, pero poder si se quiere, es una construcción cultural que podría ser de otra manera.
que de alguna forma se impone al otro en última y primera instancia. Así Mas que de bioética se debería hablar de biomoral pues lo ético es el
pues lo dicho y dado lo vasto de los temas que se inscriben en este tema mundo de los conocimientos abstractos de los expertos desde el experi-
yo me voy a ceñir a: mento, frente a la moral que es el mundo de las vivencias concretas de la
1) Plantear el tipo de enfoque que la antropología social ofrece de la gente desde su experiencia. Este mismo ángulo es con el que la antropo-
bioética desde la antropología de la salud. Esbozar unas aproxima- logía se fija en la bioética.
ciones metodológicas a ciertas especificidades del discurso bioético que Como un segundo elemento de indicación decir que la Bioética en
han de ser reseñadas y no dadas por obvias. nuestro contexto cultural evoca de manera no siempre articulada dos

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niveles de lo que queremos remarcar con la utilización del término de Y la segunda, que la bioética reifica, si quieren da un estatuto de reali-
esos niveles, que solo por razones heurísticas quiero diferenciar, para dad exagerada, a una parte del comportamiento humano que en el fondo
empezar a plantear ciertos elementos de partida. Los dos niveles a que me se construye igual que cualquier otro. Me refiero a las consideraciones que
refiero son los relativos al hecho puntual y al proceso o si se quiere mode- surgen alrededor de las aplicaciones tecnológicas sobre ciertas dimensiones
lo de actuación y reflexión que están detrás de dicho término y de ciertas de nuestras prácticas y conocimientos biológicos. Más en concreto como
situaciones concreta. No sobra el recordar que también en el mundo de todo término, esconde más de lo que afirma; coloca una forma de enten-
la bioética, la terminología no es neutra e incorpora una serie de implica- der la biología y sus repercusiones sociales como especialmente resaltable
ciones no solo estrictamente clasificatorias, en el sentido de distinción frente a otras definiciones de la misma u otros campos de la actividad social.
técnica, sino prácticas sociales y valoraciones no desdeñables. Hablamos pues de consideraciones sobre aplicación del conocimiento bio-
Así, para la mayoría de contextos sociales la bioética se entiende lógico ligado al conocimiento y aplicación científica en situaciones que no
mayoritariamente como vinculada a un hecho o decisión puntual que han sido asumidas o estandarizadas socialmente y legitimadas.
enfrente a los individuos y/o los grupos ante un fenómeno que rompe las ¿Se plantean problemas éticos en el tratamiento de los catarros? pare-
expectativas habituales de orientación de la conducta (los ejemplos más ce que no, algo más se empieza a cuestionar a la hora de la decisión sobre
notorios serían lo vinculados a la IVE, a determinadas intervenciones intervenciones quirúrgicas, con cierta silenciada conciencia en el trata-
quirúrgicas sobre enfermos mentales y/o sobre sujetos con características miento de enfermos terminales y de forma más gráfica en el mundo de
morfológicas afuncionales, etc.). Pero existe un segundo nivel que de las técnicas de ayuda artificial para la concepción.
facto, se suele dejar en la trastienda de la vida cotidiana lógicamente, pero Habiendo ceñido este interés bioético a esa aplicación tecnológica el
que resulta el fondo sobre el que se destaca la significación de la situación ámbito de la biología (aunque se podrían mencionar otros ámbitos de
puntual. conocimiento y duda: la ecología, el modelo de ciudad basada en el tra-
Me refiero al componente bioético de procesos institucionalizados bajo, el incremento de la violencia intra o intergrupo etc.) habría que
que nos dan un modelo de visión del mundo, de cosmovisión a seguir. decir que cualquier actuación que dispara la alarma bioética se compone
Estos modelos son inevitables en toda institución y obviamente también de dos momentos: el producto y el impacto. Lo primero nos enfrenta a
en la sanitaria (qué es enfermedad, qué se hace cuando surge, qué impli- la construcción de una definición de lo que surgirá o ha surgido (y por
caciones hay para el sujeto, qué hemos inventado socialmente para ges- tanto inevitablemente una valoración del mismo en una escala de valo-
tionarla, etc.). res). Lo segundo, el impacto, tiene que ver con las consecuencias sociales
Es este segundo nivel, en tanto marco que nos hace reparar o no en de producir o anular el producto. Esa repercusión no es igual a nivel del
el primero, el que quiero resaltar. Por tanto, destacar los elementos cul- individuo que del grupo. Pero uno y otro tampoco son estancos, aunque
turales que rodean la bioética tiene dos consideraciones que resultan tendamos a representárnoslo así, sino que ponen de manifiesto las articu-
inmediatas. laciones entre el ámbito privado y el público.
La primera que la cultura no son objetos, conductas o hechos aislados Por ultimo, las consideraciones que nos hacen reparar en la acción en
sino que remiten a un conjunto de prácticas y representaciones que le dan términos actuales tiene que ver con los riesgos que puedan derivarse de
sentido, y en consecuencia incluso el hecho aparentemente más limitado ciertas actuaciones u omisiones. Estos riesgos también pueden entender-
de un fenómeno concreto habrá que rastrearlo en ese contexto interpre- se de manera diferentes en su ausencia o presencia incluso, si nos remiti-
tativo. mos al criterio de los expertos o al criterio de los legos. O dicho de otra

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manera, hay riesgos científicos que no se perciben y por tanto no existen la mera traspolación espacial contemporánea. La objetivación de la ausen-
fuera de la comunidad de expertos y existen otros que son percibidos por cia diagnóstica de hipertensos en un centro de salud variará sustancial-
el grupo social general bien sea indicadamente o no. mente si tomamos un avión a Nueva York donde los parámetros tomados
Hay bioética porque hay biopolítica; ni una ni otra en el fondo son para construir la definición son mucho más exigentes porque marcan
nuevas pero la centralidad que la segunda ha tomado en nuestra práctica cifras más bajas de presión arterial como indicador de enfermedad. Este
sanitaria ha forzado a plantearse la primera (Illich, 1996). Biopolítica ejemplo se verá mucho más gráficamente cuanto aludamos a situaciones
desde la modificación de lo público por el conocimiento biológico, donde se da mayor cabida a la exégesis en el acto clínico, como pueda ser
dejando fuera la cultura del sufrimiento, la experiencia de la significación el caso en psiquiatría (Martínez, 2000). Así pues, ¿qué modelo abstracto
que los procesos biológicos tengan en diferentes momentos y espacios (ético) cabe para la experiencia concreta de los diferentes sujetos sobre
sociales. El yo a través de la ciencia se convierte en otro sistema, el inmu- una objetivación (bio) tan cambiante?
ne; la persona se diluye en un mundo de sistemas. Junto a esa primera diversidad conceptual, el abanico se vuelve a
ampliar si tenemos en consideración cómo se gestiona cualquiera de estas
Bioética y práctica sanitaria situaciones.
Como disciplina la antropología de la salud y de la enfermedad parte Dentro del campo de los expertos científicos —que ni es el único ni
de una definición triple de lo que consideramos como enfermedad que básicamente el más utilizado17— su actuación tampoco se limita a la
intenta desbloquear esa substitución inercial del proceso por el pro- construcción definición del nivel llamado patológico, sino que la medici-
ducto. Así la enfermedad que es polisémica en su manifestaciones y con- na crea realidades socialmente aceptadas que desbordan con mucho lo
secuencias, alude a un triple nivel que el idioma inglés ha especificado estrictamente científico.
con términos que resultan más difícil de separar en castellano. Si quieren, La práctica médica es el resultado de cuando menos cuatro discursos o
la dimensión se articula sobre tres dimensiones del enfermar: la dimen- de cuatro lenguajes: el descriptivo, el evaluativo, el explicativo y el etique-
sión patológica u objetivable por un conocimiento socialmente legitima- tador (Engelhart, 1986). Debemos entender su práctica como discursiva
do y refrendado, en nuestro caso la ciencia (disease); la dimensión subje- en tanto en su actuación cada una de las acciones mencionadas tiene su
tiva, en tanto individual, que el sujeto construye alrededor de la situación propia semántica (un conjunto de significados coherentes entre sí y vincu-
de enfermedad, la dimensión vivencial (illness); y las implicaciones y lados mutuamente) y una gramática propia (unas reglas de articulación
repercusión que tiene en el grupo social la clasificación de enfermo o de que definen lo posible y pertinente en cada una de estas dimensiones).
enfermedad, la dimensión social (sickness).
Estos tres ámbitos interaccionan mutuamente de forma constante a) El discurso evaluativo
haciendo que el enfermar no sea, como tantas veces se ha dicho un esta- La ciencia médica incorpora una serie de presunciones evaluativas
do sino un proceso, y no solo porque no nos podamos ceñir a un histo- sobre qué funciones, dolores y deformidades son normales, enten-
ria natural de la enfermedad, que como sabemos de historia y de natural
17 Arthur Kleinman (1980) plantea que en nuestro modelo de sociedad existe un complejo sis-
tienen poco, pues tanta una como otra se redefinen constantemente: la tema de atención a la salud/enfermedad compuesto por tres grandes sectores de definición,
historia en ocasiones deduce desde un presente que se aparece inespera- implicación y expectativa: el sector profesional basado en la ciencia alopática y la normalidad
damente y la naturalidad supuesta de la especie morbosa o los síndromes estadística, un sector folk basado en la tradición y el consenso colectivo y un tercer sector lego
o popular articulado alrededor de la experiencia del grupo doméstico. Los intercambios entre
varían tanto con el paso del tiempo y las tradiciones científicas como con sectores son fluídos y cada uno de ellos concibe la realidad salud/enfermedad de manera dife-
renciada.

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diendo por tales propias de las personas y aceptables. La evaluación La antropología a través de esta consideración de diversidades
de algo como aceptable, como enfermedad, indica que algo contra- internas en la sociedad tanto respecto a la práctica como al discur-
viene una serie de expectativas. Esas expectativas no están definidas so sobre salud/enfermedad nos aporta la realidad de personas con-
por el carácter animal, como especie, del ser humano pues los ele- cretas en contextos concretos.
mentos derivados de esa evolución biológica han sido y son modifi-
cados por nuestras alteraciones del entorno. Esa aceptabilidad es pues Los riesgos del ciudadano: dudas racionales y derechos sociales
fruto de un consenso social alrededor de unos valores normativiza- La bioética surge y se basa en la propios éxitos de la biomedici-
dos, esto es tenidos como normales, y por definición cambiantes. na: la aplicación tecnológica y el uso de la razón, como vía de actua-
ción.
b) El discurso descriptivo En paralelo al interés suscitado por la bioética genetista y casi como
Hay pautas en la práctica médica sobre cómo describir las situa- su antípoda (colectiva, sociocéntrica ) la nueva salud pública (Petersen &
ciones; la intersubjetividad en la comunicación de lo descrito obli- Lupton, 1996), fruto de la ilustración y la modernidad y su fe en la
ga a una estandarización terminológica que implica expectativas racionalización y los logros técnicos, también surge vinculada a riesgos
evaluativas (gravedad, causalidad) y expectativas explicativas (qué anteriormente no percibidos en las líneas a seguir por la sanidad y expo-
hacer y cómo hacerlo). ne, a las claras, los riegos o al menos incertidumbres éticas y morales del
proceso
c) El discurso explicativo La nueva salud pública toma como lugar natural de partida dos cate-
Existe un modelo explicativo que recoge un conjunto de causas, gorías: población y entorno, en un sentido amplio: psicológico, social y
y de expertos en esas causas. El modelo explicativo condiciona lo físico. Consagra el principio ya perfilado por Foucault (1980) de la pér-
que vemos (y no podemos ver) y cómo lo experimentamos. La dida de la exterioridad de la salud. Como todo es susceptible de incidir
explicación implica un tipo de leyes y regularidades. Esta explica- en salud todo es susceptible de ser evaluado como “riesgo”: para la
ción que supondría idealmente un constante feedback entre el nivel salud.
anatomofisiológico y clínico prioriza lo primero frente a lo segun- Estas premisas, dado por la definición que casi nada o nadie queda
do.Y en todo caso, las percepciones de los no expertos, los legos, no fuera, tienen un alto potencial para que los expertos intervengan en las
son reconocidas en tanto no se pueden vincular a algún tipo de vidas privadas y en la regulación de los derechos alcanzados de los sujetos
objetivación médica. (habría que decir ciudadanos, pues de derechos socialmente construidos
hablamos).
d) El discurso de etiquetación social La sociología de la salud se ha centrado en la epidemiología social pero
El conjunto de expectativas sociales sobre cómo los individuos no se ha centrado en las experiencias de la vida; a lo sumo se han critica-
se manifiestan frente a la enfermedad. El acceso a la condición de do las desigualdades en salud pero no se ha estudiado epistemológica-
enfermo está mediada por el trabajador sanitario que es quién legi- mente la nueva salud pública como una práctica sociocultural con un
tima la posibilidad del papel de enfermo. El experto tiene la legiti- conjunto de conocimientos o saberes implícitos.
midad social, que otros no, para afirmar tal condición abrir todas La nueva salud pública como un discurso moral, paradójicamente,
las expectativas sociales que de ello se derivan. lleva a una sociedad cada vez más secularizada donde se articulan de

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manera lineal, cuasi automática una serie de caracterizaciones/valoracio- La salud pública actual se define como un concepto colectivo que
nes como son: supone una definición de medio ambiente mucho más amplia que la de
• sano/enfermo entorno físico englobando los aspectos sociales y psíquicos anteriormen-
• yo/otro te no tenidos en consideración. Se da una colaboración entre expertos,
• controlado/descontrolado administración y ciudadanos que no deja a nadie fuera o dicho de otro
• masculino/femenino modo que hace pertinente y necesaria la participación de todos. Mientras
• naturaleza/cultura la medicina científica ha vinculado sus logros científicos con una orien-
• civilizado/salvaje tación individual —el usuario visto en el ámbito clínico— la salud públi-
• limpio/sucio ca tiene un orientación colectiva, trabajo con poblaciones y por tanto con
• dentro/fuera grandes números estadísticos, no con trayectorias individuales.
• racional/emocional La forma de conexión entre estos objetivos colectivos y la implicación
de los individuos se produce a través del llamado “gobierno a distancia”,
La nueva salud pública es heredera de la Ilustración, es un proyecto de con claros ecos neoliberales, generando entidades y sujetos que constru-
la modernidad: la racionalidad (o supuestamente el conocimiento) como yan un autonomía regulada: el individuo invoca el poder del estado desde
guía de la práctica. su autonomía. El discurso de los derechos sociales ha generado en este
En conclusión, el modelo modernista como en el XIX es un modelo marco político, un discurso de deberes que enfatiza la obligación social y
moral que crea dicotomías excluidos/incluidos. las responsabilidades individuales que no se limitan al entorno inmediato
Desde mediados de los años 70 surge una especial preocupación por ni espacial (la localidad) ni temporal (la generación). Cuantas veces, en el
el estado de salud a nivel macro, esto es, por la valoración de la salud de ámbito de la bioética y otros donde la incertidumbre es eje de su razón de
las poblaciones, más que de los individuos. ser, no hemos oído: ¿qué vamos a dejar a nuestros hijos?
La nueva salud se intenta distanciar de la vieja salud pública del XIX. Si en el siglo XIX se repara en las condiciones de vida como elemen-
Aquella estaba dirigida y preocupada por el contagio y el olor y orienta- to que podía incidir en la salud, en la actualidad se re–descubren los esti-
da por la teoría de las miasmas. Lo mórbido se vinculaba a las migracio- los de vida. Para este discurso el sujeto es un actor racional que calcula
nes campo–ciudad. El marco de intervención era el de las enfermedades la actitud más prudente respecto al peligro y al riesgo. Este modelo no
infecto–contagiosas. Desde ese momento hasta la actualidad los acentos escapa a la globalización actual y justamente frente a ella encuentra en el
de salud pública han variado en función de logros científicos que han cuerpo la “isla de seguridad” para el sujeto. El cuerpo ha de cuidarse no
modificar las dianas de actuación: Las primeras reformas sanitarias se solo para evitar enfermedad sino por lo que tiene de presentación ante los
orientaron a luchar contra los contaminantes del entorno físico; más demás.
tarde, con el descubrimiento de los microorganismos, el acento se puso “El cuerpo saludable se ha convertido en un significante del valor
en las reglas de higiene y, en la actualidad, al aparecer los “factores de ries- moral, una marca de distinción que sirve para deslindar aquellos que les
go”, los mensajes tienen que ver con los “estilos de vida”. espera el éxito de aquellos que fracasaran” (Crawford, 1994). El cuerpo
El modelo de nueva salud pública se presenta como fruto de los como metáfora, hace que intentemos controlarlo para que no se nos con-
logros científicos y como liberador para los individuos y no como men- funda con los enfermos, que son socialmente personas que no se contro-
saje coercitivo. lan y que moralmente son inferiores.

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Acabamos, así llegando a lo que se ha denominado como “healthism” La ética de restricción que se afirma en este discurso (el de la nueva
(saludismo?) “la asunción de que todo el mundo debe trabajar y vivir para salud pública) no se basa en el ascetismo de la auto–negación o la obe-
maximizar su salud” (Petersen & Lupton, 1996:179). diencia a la autoridad sino que se apoya en un acercamiento narcisista del
Esta máxima nos coloca ante una de las mayores implicaciones de esta cuidarse “para uno y sobre uno, maximizando la capacidad del cuerpo
nueva salud pública, como es el paso de la salud como derecho a la salud tanto para el trabajo productivo como para la auto–realización y el des-
como deber. Se produce una reconstrucción del contrato social del ciu- arrollo propio” (Singer, 1993). Los imperativos externos son internaliza-
dadano. La ciudadanía en este marco de la nueva salud pública enfatiza dos como intereses privados.
tanto los derechos como las obligaciones de los individuos para acceder El área de la salud es quizá uno de los ámbitos donde mejor se ve las
y cumplir los imperativos de los conocimientos expertos de la salud imposiciones e intromisiones del Estado sobre los derechos del individuo:
pública. sancionando, prohibiendo u obligando a prácticas que en otros ámbitos
Si el concepto de ciudadano surgió tras la Ilustración de manera no admitiríamos (pérdida de privacidad, imposiciones y directrices sobre
individualizada y alrededor de la propiedad de elementos materiales y del nuestra sexualidad, nuestro ocio, la educación a nuestros hijos, nuestras
propio cuerpo, al menos en el caso de los varones, el significado contem- formas de ocio, etc.
poráneo de ciudadano está muy relacionado tanto con lo cívico como con Ese discurso de la Nueva Salud Pública es heredero de la Biomedicina
lo civil: y olvida que en la realidad no hay individuos aislados sino colectivos y
• Lo civil se asocia con la esfera de lo privado (la seguridad y los tensiones entre la ciudadanía. Reflejo del etnocentrismo y médicocentris-
derechos). mo característico de la biomedicina (Kleinman, 1995). Por etnocentris-
• Lo cívico se asocia con la solidaridad y las obligaciones públicas. mo, se hace referencia al relativo al individualismo occidental, al protago-
nismo dado al ego; donde los derechos son individuales, y donde la elec-
La buena salud, para el ciudadano de hoy en día es una obligación ción racional entre principios alternativos parece ser el único paradigma
tanto como un derecho: “La buena salud es demandada a una persona posible. Médicocentrismo, porque la experiencia de la gente sólo existe en
para ser un buen ciudadano pues la enfermedad aparta al individuo del tanto que se adapta a clasificaciones de expertos. La institución sanitaria
trabajo y de otras responsabilidades y genera un coste económico a otros. se coloca así como una institución opuesta a la realidad generada en el
El derecho a la salud ha variado en su significado, de significar el acceso ámbito de la unidad doméstica.
del ciudadano a los servicios de cuidado de la salud, ha pasado a conver- Una vez más el marco abstracto científico no concuerda con los mar-
tirse en una responsabilidad personal sobre su salud aceptando y adoptan- cos concretos de la experiencia cotidiana. Frente a los grandes modelos
do los imperativos que el estado y las agencias de salud proponen en rela- abstractos de la bioética como precipitado científico ante los retos de la
ción al mantenimiento y protección de una buen salud” (Herzlich y nueva sociedad, la antropología social puede aportar la experiencia inter-
Pierret, 1987:231). personal de lo local. La bioética debería ordenar las relaciones entre los
La salud pertenece al dominio de la apropiación individual a través de diferentes mundos locales que se ponen en relación en los procesos de
la elección racional. El paso de la coerción del estado a la obligación de salud/enfermedad/atención. Sería una forma de evitar la búsqueda de una
autorregulación del individuo se da con el industrialismo y el fin del sis- supuesta “objetividad transposicional” que se presenta como solución
tema medieval. Hoy en día hemos pasado de la política de la libertad a la cuando es un nuevo problema. Explicaría, en parte las propias variacio-
política del consumo. nes en los elementos claves a través de la historia de la bioética.

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Antropología, sistema médico–científico y desigualdades
de género en salud18

Mari Luz Esteban


Universidad del País Vasco–Euskal Herriko Unibertsitatea

Poco a poco la antropología social se va afianzando como disciplina en


el Estado Español también en lo relativo a la salud, con lo que los/as sani-
tarios/as van teniendo conocimiento de distintas investigaciones, inclu-
yen contenidos específicos en cursos y congresos e, incluso, algunas per-
sonas se inician en estudios antropológicos de distinto tipo (licenciatura,
doctorado…) como un complemento a su formación.
Mi experiencia como antropóloga que participa en foros de salud es
muy positiva; sin embargo diría que, en general, dada la enculturación
tan fuerte que supone la formación biomédica recibida, se produce un
cierto desajuste entre la seducción que siente bastante gente por la antro-
pología y la capacidad real de influencia en la revisión de sistemas de ideas
y prácticas sanitarias, incluso entre sanitarios/as progresistas. En este sen-
tido, la permeabilidad suele ser mayor cuando la novedad y/o la conflic-
tividad alrededor de algunos temas “obligan” a la medicina/enfermería a
escuchar lo que se está diciendo en otras disciplinas, como puede ocurrir
en el caso de las drogas o de la salud en relación a la inmigración.
En este artículo voy a reflexionar sobre la influencia que la antropolo-
gía puede tener en el análisis de la salud tomando como ejemplo el ámbi-
to de las desigualdades de género. El estudio de la salud y el género es un
campo en franca expansión también en nuestro contexto, fenómeno que

18 Los contenidos de este artículo son una reelaboración de publicaciones anteriores de la auto-
ra (véanse, sobre todo, Esteban, 2004, 2006a, 2006b).

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tiene que ver con cuestiones muy diversas, desde la constatación de dife- rentes se van a dar situaciones también diferentes? Para ello gran parte de
rencias en los indicadores de salud de hombres y mujeres (morbi–morta- la antropología feminista ha optado por el concepto de “sistema de géne-
lidad, utilización de servicios sanitarios, hábitos de salud…), hasta la cali- ro”, mediante el que nos referimos a cualquier sociedad como un sistema
dad de las contribuciones feministas, que han desafiado y enriquecido a social ordenado de una manera determinada, con unas relaciones de
las ciencias de la salud en su conjunto (Esteban, 2006a:10). poder y una distribución del trabajo también concretas entre hombres y
mujeres, y donde el género se articula (actúa conjuntamente) con otros
Qué es un análisis feminista de la salud: la perspectiva de género factores de estratificación social, como la clase social, la etnia/cultura, la
Aunque es probable que bastantes lectoras/es de este libro conozcan lo edad, la práctica sexual, etc. El género sería así una estructura de relacio-
que significa un análisis feminista de la salud, me gustaría comenzar nes sociales y el sistema social una totalidad donde se articula lo institu-
subrayando que llevar a cabo un análisis “de género” no es hablar de hom- cional, lo simbólico y lo material en un contexto histórico concreto; pero
bres y mujeres sin más, sino aportar datos y explicaciones que explícita o la integración de los distintos niveles no se da de manera armoniosa sino
implícitamente sirvan para entender el porqué de las desigualdades entre que aparecen siempre contradicciones, conflictos y prácticas alternativas
ambos grupos, así como también el porqué de las diferencias que se dan (Connell, 1997:35–38). Las partes más importantes de este sistema,
dentro de los colectivos femenino y masculino (entre heterosexuales y según distintos autores, serían tres: las relaciones de poder, las relaciones
homosexuales, ricos y pobres, negros y blancos…). Es decir, que no nos de producción o división del trabajo, y la organización de la sexualidad y
limitamos a describir lo que les pasa a mujeres y hombres, sino que explo- las emociones.
ramos la construcción social que subyace a esos datos. Para ello es funda- La ventaja de este concepto de “sistema de género” frente a uno muy
mental hacer un buen uso del concepto de género, que no puede ser ni utilizado en el feminismo como es el de “patriarcado”, aparentemente
un mero sustituto de sexo ni hablar exclusivamente de mujeres, sino que más claro y contundente, es que el planteamiento antropológico parte de
debe ser relacional. la existencia de diferencias históricas, culturales, sociales, que no pueden
¿Qué significa que la noción de género sea relacional? Pues que debe ser etiquetadas de la misma manera en todos los sitios ya que conforman
permitir que se perciba de forma conjunta y articulada la construcción situaciones bastante diferentes; y además comporta una idea de poder
social de “lo masculino” y “lo femenino”, que debe hablar de ambos a la menos “vertical” y “dual” para entender las relaciones entre hombres y
vez aun cuando el colectivo con el que estemos trabajando sea uno muy mujeres.
concreto (un grupo de mujeres, un grupo de hombres, un grupo En cuanto a otro concepto habitual en ciencias sociales, como es el de
mixto…). El género, por tanto, no puede ser entendido de manera dual, “sistema sexo–género”, la utilización de “sistema de género” nos permite
bipolar, sino que tiene que ser visto de un modo fluido, dinámico, múl- trascender la idea implícita en el primero de que el género se construye
tiple, híbrido… sin pensar que “ser mujer” o “ser hombre” sea parte de de distinta manera pero siempre a partir de una base común, un “hecho”
ninguna esencia uniforme o estática, sino que es algo que está en conti- universal, que sería el sexo —las diferencias sexuales—. La antropología
nua construcción y reconstrucción, por lo que las ideologías, valores y feminista defiende un punto de partida alternativo y más complejo del
experiencias concretas de cada contexto pueden ser muy diferentes y estar género: el de que son las desigualdades sociales —el género— las que
en continuo cambio. interpretan y explican las diferencias biológicas —el sexo— de una deter-
¿Cómo podemos abordar entonces esa exploración de las desigualda- minada manera, y no al revés, como se piensa habitualmente, aunque
des de género de forma general teniendo en cuenta que en contextos dife- existan por supuesto realidades biológicas innegables (pero que son

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siempre interpretadas). Es un sistema de género concreto (una forma de Otra contribución importante relacionada directamente con la ante-
entender el parentesco, el poder, el trabajo…) el que da lugar a una forma rior es la derivada de la metodología utilizada en los trabajos antropoló-
también concreta de leer e interpretar la biología, el cuerpo, la reproduc- gicos, que se basa en técnicas cualitativas de distinto tipo (observación
ción. Las representaciones y los “hechos” biológicos se construyen a la participante, entrevistas individuales y grupales, historias de vida, técni-
vez, como veremos en algunos ejemplos de este artículo. cas visuales…) que nos permiten elaborar relatos etnográfícos19. En antro-
Ponernos en esta posición implica también dejar a un lado visiones pología se asume además la premisa del relativismo cultural20. Todo ello
esencialistas del género como “lo que somos”: “ser mujer” o “ser hombre” permite al/a la investigador/a la inmersión y profundización en la vida
como únicas posibilidades y como algo fijo, homogéneo, perfectamente cotidiana y recoger las distintas voces, las distintas experiencias de la
identificable y separable uno del otro… para pasar a entender y analizar gente, de forma que los datos obtenidos propician un conocimiento cua-
la conformación de las identidades de género como “lo que hacemos”: litativo y complejo de la realidad que sirve además para generar nuevas
prácticas corporales, reproductivas, formas de movernos, de hablar, de preguntas e hipótesis de trabajo. En este sentido, la filosofía que subyace
vestirnos, de interaccionar… como si de una escenificación social e indi- al quehacer antropológico no difiere mucho de la de la medicina/enfer-
vidual se tratara en una sociedad donde hay además unas instituciones mería cuando se utiliza el estudio de casos o historias clínicas concretas
que con sus normas y prácticas apoyan las desigualdades entre hombres y para avanzar en el conocimiento de una enfermedad.
mujeres (Esteban, 2006). ¿Cómo afectaría todo esto que estoy comentando a las desigualdades
de género en salud? Lo primero que se podría señalar es que este campo
Contribuciones de la antropología al análisis de la salud no cumple las dos condiciones que he señalado al principio del artículo
Pasemos ahora ya a las aportaciones que puede hacer la antropología, como más favorables para la escucha de las reflexiones antropológicas
de la mano de la historia, la sociología o los estudios de la ciencia, entre —conflictividad y novedad de los temas—, o no por lo menos en la
otros, al análisis de la salud y la cultura en general. medida de los ejemplos señalados —las drogas y la salud en relación a la
Una de las principales aportaciones es que permite comprobar y inmigración—, ya que el ámbito del género y la salud tiene una larga tra-
tomar en consideración que “El” conocimiento (acerca de la salud en dición de crítica y propuestas asistenciales alternativas, desde las primeras
nuestro caso) no es uno sino múltiple, multiplicidad que tiene que ver reivindicaciones de los años setenta en torno a los centros de planificación
con los contextos sociales, históricos y culturales y los sistemas cien- familiar y el derecho al aborto; y la conflictividad social no es ahora a
tíficos diferentes en los que surge dicho conocimiento. Es decir, ser nivel general tan visible como lo fue en los años setenta/ochenta.
conscientes de que hay formas muy diversas de definir y explicar los
procesos de salud/enfermedad que, de entrada, no son ni mejores ni 19 La etnografía es “el estudio descriptivo de una cultura o de algunos de sus aspectos fundamen-
tales, bajo la perspectiva de comprensión global de la misma” (Aguirre Baztán, 1993:267).
peores sino distintas y que, en consecuencia, llevan a la gente a mane-
ras diferentes de hacer frente y atender dichos procesos de acuerdo, 20 “El relativismo puede considerarse en parte como una tendencia bastante generalizada y
común a varias ciencias modernas e implica la aceptación de la diversidad sin etnocentrismo.
por ejemplo, con la cultura en la que se viva. Este punto de partida El Relativismo Cultural amplía ese concepto al campo de la cultura y, en este sentido, el fun-
presenta muchas ventajas a la hora de poder comprender los malesta- damento general del relativismo puede quedar centrado en la relatividad del conocimiento y
res y padecimientos de la gente en toda su complejidad y revisar en en la postura de afirmación de la pluralidad de las manifestaciones culturales y en la discusión
de las verdades absolutas (…) La aceptación del Relativismo Cultural consiste en darse cuen-
consecuencia los propios modelos analíticos y de intervención social ta de que la comprensión de una cultura ha de aflorar en su propio contexto específico, que
y sanitaria. los seres humanos son diversos en sus adaptaciones y concretos respecto a su identidad cultu-
ral” (Agirre Baztán, 1993:526).

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Si hiciéramos una historia del trabajo feminista en salud de las últimas vas a lo que dicen las profesionales feministas. Este hecho, paradójica-
décadas deberíamos destacar al menos dos elementos (ver Esteban, mente, podría actuar como un hándicap para la apertura a otros campos
2004b). En primer lugar, el éxito político, sobre todo en la década de los disciplinares como la antropología, en la medida que parece que ser femi-
años setenta/ochenta, de las políticas feministas referidas a la salud; este nista sin más adjetivos es suficiente para llevar a cabo una crítica de los
éxito puede medirse tanto en la consecución de leyes como la ley de abor- planteamientos médico–científicos en torno a la salud de hombres y
to (aunque limitada) y la apertura de multitud de centros de planifica- mujeres. Sin embargo, otra lectura posible de este fenómeno es que, pre-
ción, como en el nivel tan significativo de conciencia feminista que llegó cisamente, los logros obtenidos por el feminismo de la salud podrían ser
a haber dentro de la red sanitaria, que afectó al principio directa e indi- un buen estímulo para situarnos un poco más allá en el esfuerzo de revi-
rectamente a amplios sectores de la misma y que tuvo consecuencias con- sión y crítica efectuado hasta el momento y en esto puede ser útil, entre
cretas en la asistencia21. El segundo aspecto a subrayar sería la consolida- otras disciplinas, la antropología social.
ción que se ha ido dando a lo largo de todos estos años de una red de sani- Hemos dicho ya previamente que los contextos sociales, históricos y
tarias e investigadoras feministas en todo el Estado que trabajan en temas culturales y los modelos explicativos generados en dichos contextos son
muy diversos, fenómeno con aspectos muy positivos por la comunicación múltiples, y que tener en cuenta esta multiplicidad es fundamental para
y retroalimentación constante entre ellas, pero también negativos puesto acceder de otra manera a la complejidad de los malestares y padecimientos
que ha ido acompañado de pérdidas significativas en el diálogo entre de hombres y mujeres. Una premisa que se deduce de lo anterior es que es
expertas y resto de mujeres y feministas (Esteban, 2004b)22. necesario revisar las propias teorías para identificar los límites y proble-
En conjunto, podríamos decir que entre las profesionales y expertas mas que presentan. Pero, ¿cuál es “El” modelo científico básico utilizado
feministas de la salud hay un buen nivel de “autoestima ideológica y polí- mayoritariamente para analizar los procesos de salud/enfermedad/aten-
tica”, tanto internamente de cara a los colegas (dado que hay un recono- ción, también muchas veces por parte de las expertas feministas?
cimiento general por lo menos teórico bastante aceptable), como de cara Fundamentalmente el propiciado por la biomedicina.
a la sociedad en general y sobre todo a las mujeres, que son muy recepti-
Biomedicina y género: revisiones necesarias
21 No podemos dejar de comentar, a este respecto, la evolución de las políticas sanitarias y de
personal de las distintas instituciones públicas, cada vez más liberales y conservadoras, que En el sistema biomédico, que no es para la antropología más que uno
han provocado que poco a poco se hayan ido perdiendo bastantes servicios y se hayan queda- más entre otros presentes en nuestra sociedad y en otras aunque con una
do totalmente deslucidos avances anteriores en materia de educación y prevención de la salud.
Si nos fijamos, por ejemplo, en los centros de planificación familiar, en muy pocos años éstos
gran hegemonía teórica y práctica, se pueden identificar algunas ten-
han dejado de ser considerados por los responsables sanitarios como algo básico y fundamen- dencias con consecuencias claves en el tema que estamos tratando, la
tal, para ser vistos en la actualidad como una atención casi “de lujo”, lo que hace que estén salud y el género. Entre estas tendencias destacaríamos la de ser, en pri-
siendo objeto de múltiples restricciones (Esteban, 2004).
mer lugar, un modelo universalista/etnocéntrico; en segundo lugar, bio-
22 Todo esto, además, ha tenido lugar dentro de un proceso general de cambio social donde se logicista/naturalizador; y por último, la de ser androcéntrico y diferencia-
han ido dando transformaciones en algunos indicadores de salud (mayor esperanza de vida y
aumento de enfermedades crónicas, entre otros), y donde se han producido algunos descubri- lista. Veamos un poco más despacio cada una de ellas.
mientos médico–científicos muy significativos que han provocado controversias y debates En primer lugar, la biomedicina propone un análisis de la salud y de
importantes en torno al comienzo y el final de la vida humana. En este nuevo contexto hay la enfermedad que en conjunto pretende ser universal y abarcar a todos
que tener también en cuenta los avances en la situación social de las mujeres, y los cambios
en las definiciones acerca del ser mujer y el ser hombre; pero también la fuerza que están los seres humanos, es decir, que se tiende a situar más allá del tiempo y
tomando nuevas ideologías y/o reformulaciones de las anteriores que suponen nuevas formas del espacio ya que los cambios en las teorías se entienden en todo caso
de naturalización, por ejemplo, en torno a la menopausia o la maternidad (ibidem).

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como perfeccionamientos o mejoras del mismo modelo. Esto es, se asume nos lleve a la no acción social o la pasividad política. Una segunda mati-
una idea de partida de que existe progreso en el conocimiento zación es que, vistos los debates y conflictos actuales en torno a las rela-
médico–científico. Este planteamiento, más o menos matizado y revisa- ciones entre distintas partes del mundo y culturas diferentes, no podemos
do por historiadores/as de la medicina y especialistas en salud pública, permitirnos posturas simplistas y precipitadas en la definición de cuáles
entre otros, y que no se proyecta en el día a día de la asistencia de la son los derechos o las necesidades universales, sino que es necesario ser
misma forma según la ideología del/de la profesional, tiene sin embargo muy cautos en la reivindicación de lo que es general y por tanto aplicable
mucha fuerza en el “imaginario” de todos/as nosotros/as. en cualquier contexto.
¿Es posible un análisis universal de la salud/enfermedad? Es difícil dar Para ilustrar mejor mi planteamiento sobre los límites de las lecturas
una respuesta concluyente. Mi posición a este respecto es que es positivo biomédicas universales tomaré el ejemplo de la maternidad, un campo
no dejar de tener una cierta vocación universalista que nos ayude a hablar donde se refleja perfectamente esto que estoy comentando. Las teorías
del ser humano en su conjunto, de sus vicisitudes, dilemas y preocupa- científicas y sociales acerca de la maternidad de los últimos siglos han ido
ciones como un todo más allá de las realidades concretas; pero que sólo conformando un discurso hegemónico sobre el amor maternal con una
es posible llegar a una lectura realmente universal desde una posición no gran proyección social donde, sobre todo desde finales del siglo XIX y en
etnocéntrista, que no jerarquice los sistemas de ideas y valores de los otros distintas fases, se ha subrayado mucho el vínculo especial entre madres y
a los propios; es decir, sólo si partimos de los contextos y narrativas loca- criaturas y, en consecuencia, la mayor responsabilidad de las madres en el
les, particulares. Y así hay que tomar las distintas teorías médico–cientí- cuidado. Hay una amplia bibliografía feminista que ha discutido en pro-
ficas que surgen en nuestra sociedad (una sociedad jerárquica, desigual, fundidad los principios en los que se sustentan estas teorías, sobre todo la
capitalista…), como locales, particulares, culturales, coherentes con un naturalización del ser mujer que sigue impregnando la medicina y la cien-
sistema social (y de género) concreto. cia en general, así como la argumentación de una división sexual del tra-
A estas alturas, alguien podría estar pensando que desde posturas bajo que se apoya en lecturas diferenciadas para hombres y mujeres del
como las que estoy presentando es fácil justificar costumbres culturales mismo concepto de trabajo y de la vivencia de las emociones (Esteban,
como la ablación del clítoris e infibulación y que estoy haciendo un plan- 2000).
teamiento excesivamente relativista. No es esa mi intención. Considero Pues bien, a pesar de las críticas feministas, a finales del siglo XX se ha
perfectamente posible y deseable que intentemos acabar con prácticas producido un auge en estas teorías, aunque con formas nuevas, debido a
culturales objetivamente nocivas y negativas para la salud y la vida de las factores como la derechización general de la sociedad de las últimas déca-
mujeres (y hombres); para ello podemos apoyarnos en lecturas universa- das, los cambios objetivos ocurridos en las vidas de hombres y mujeres
les, por ejemplo, de los derechos humanos, máxime cuando distintos (avances legales, incoporación de las mujeres al trabajo remunerado, nue-
colectivos de esas culturas están luchando muy activamente por la erradi- vas formas de convivencia, implicación de algunos padres en la crian-
cación de esas prácticas. Pero quiero hacer dos matizaciones a esto que za…), y una mayor profundización en la estrategia reproductiva que
estoy diciendo. La primera es que llegar a suprimir ese tipo de costum- caracteriza nuestra sociedad, que hace que tengamos muchos menos
bres precisa inevitablemente de un buen conocimiento del porqué y el hijos/as y focalicemos todo el cuidado y la atención en ellos/as. En este
cómo de las mismas, un conocimiento como el que ofrece la antropolo- contexto, de cambios reales por una parte y reacción ideológica conserva-
gía que necesariamente tendrá que estar contextualizado; es decir, que dora por otra, se da también el surgimiento de un movimiento social de
parta de un análisis relativista. Lo cual no quiere decir que el relativismo mujeres que, desde planteamientos ecologistas, humanistas y naturistas,

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están reivindicando el derecho a cuidar de forma intensiva a sus criaturas En esta misma línea, Scheper–Hughes rechaza las teorías clásicas occi-
por lo menos los primeros años de vida23. Proceso que en conjunto no dentales del apego maternal que proclaman que es necesaria la confianza
puede dejar de influir sobre el pensamiento feminista que sigue siendo básica entre madre e hijo/a para que no haya consecuencias negativas en
crítico pero que se ve afectado por las lecturas psicologicistas sobre las el futuro y que, por tanto, las experiencias emocionales diferentes son
relaciones específicas entre madres y criaturas, mayoritarias y con un gran antinaturales. Una perspectiva como la utilizada habitualmente en occi-
peso en la sociedad en general y entre las mujeres en particular. dente serviría, en definitiva, no sólo para desvalorizar y discriminar a las
¿Cuál puede ser a este respecto la aportación específica de la antropo- mujeres que no son blancas u occidentales, sino incluso para desvalorizar
logía, y sobre todo de la antropología feminista? Hacer mucho más com- y discriminar a muchas mujeres occidentales que, al no compartir las con-
plejos los análisis y mostrar la necesidad de tener en cuenta la diversidad diciones de vida y/o los sistemas de valores de la clase media cientifica,
cultural y los riesgos de hacer uniforme y universal la realidad de las ven como sus experiencias son etiquetadas de patológicas o “antinatura-
mujeres. En este sentido, un trabajo de referencia ineludible dentro de la les”. Sin embargo, y a pesar de que esta antropóloga sitúa su trabajo en el
antropología es el llevado a cabo por Nancy Scheper–Hughes en su libro relativismo cultural, sus reflexiones nos permiten también pensar en la
“La muerte sin llanto” (1997), donde presenta los resultados de su inves- posibilidad de una visión “universalista” de la salud y la cultura. Pero, un
tigación en un contexto social muy deprimido socio–económicamente, el universalismo alternativo al enfoque aparentemente neutral pero etno-
nordeste de Brasil. En el mismo esta autora hace una crítica contunden- céntrico y de clase de la biomedicina, ya que defiende la búsqueda de
te a los esquemas médico–psicológicos occidentales que definen las rela- esquemas de análisis que propicien la posibilidad de recoger todas las
ciones y las emociones de las madres respecto a sus criaturas como “natu- experiencias, situaciones y contextos. Es éste un buen ejemplo, a mi
rales”, por su etnocentrismo y por no tener en cuenta que las emociones entender, de cómo un planteamiento de partida relativista puede tener
se organizan culturalmente y que la conversión en persona de un/a recién también vocación universalista y ayudar a construir modelos en los que
nacido/a ocurre de formas diferentes en contextos diferentes24. Parece “quepamos” todos/as.
lógico pensar que en una estrategia reproductiva radicalmente contraria a
la nuestra, como la de las mujeres nordestinas, donde se tienen muchos Cómo entender la articulación entre lo biológico, lo psicológico, lo
hijos y sobreviven sólo unos pocos, las madres aprendan a vincularse social, lo cultural
emocionalmente a sus criaturas de una manera muy distinta a la promo- Señalaba también que la cultura biomédica en la que en general nos
vida en occidente, de forma que no lloran desconsoladamente a sus bebés hemos formado es biologicista, esencialista, naturalizadora, en cuanto
muertos, como suele ocurrir en nuestra sociedad, a no ser que éstos hayan que sustenta la definición de los síntomas y malestares en la biología (una
“demostrado” que pueden vivir, y los duelos no se desarrollan obligatoria- determinada interpretación de la biología) y jerarquiza lo social y lo cul-
mente como la psicología occidental define para un contexto social y eco- tural a lo biológico/psicológico. Esto, en el caso de las diferencias entre
nómico radicalmente diferente como el nuestro, donde la mortalidad hombres y mujeres, facilita que se puedan justificar las desigualdades
infantil es bajísima. sociales a partir de una biología y psicología definida como diferenciales.
No hace falta para comprobar esto más que pensar en un tema de gran
23 Estoy incluyendo aquí a colectivos como la Liga de la Leche y otros similares que no agluti-
nan a una gran mayoría de mujeres pero que han proliferado por toda la geografía del Estado actualidad como el que se está denominando la atención a la dependen-
y son bastante activas en sus iniciativas sociales y políticas. cia, donde predomina una ideología social que hace que se perciba el
24 Esto se concreta en aspectos muy diferentes: rituales de reconocimiento, formas distintas de hecho de que las mujeres cuiden a los demás de manera gratuita y altruis-
nominación al recién nacido, maneras de relacionarse afectiva y físicamente con él/ella, etc.

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ta de una manera “natural”, basada como comentábamos anteriormente y desigual de unas y otros, generada desde el modelo “hormonal” del
en un esquema diferenciador del trabajo y las emociones de hombres y cuerpo femenino al que me referiré enseguida. Otro ejemplo que puede
mujeres, y no se conciba como una discriminación sexual de las más mostrar bien lo que es una visión naturalizadora lo encontramos en el tra-
importantes que existen en nuestra sociedad en la actualidad. tamiento que se hace en nuestra sociedad de la salud de los hombres.
Algunas/os estaréis pensando que, precisamente, en las últimas déca- William Courtenay (2000) apunta que la salud de los hombres está tan
das del siglo XX ha tomado fuerza en el ámbito sanitario un tratamiento naturalizada e invisibilizada como la de las mujeres, y que sus especifici-
de la salud que subraya la necesidad de las lecturas sociales y culturales. dades no están suficientemente estudiadas ni explicadas y se toman como
Pero este tratamiento, que tiene un apoyo fundamental en la definición naturales e inevitables. Así, señala, la mayor mortalidad o siniestralidad
bio–psico–social de la salud propagada y reforzada por la OMS, no deja de los hombres o el que éstos acudan menos a centros de atención prima-
de resultar muchas veces superficial y confuso, como veremos ahora. Si ria, por citar algunos ejemplos, sólo pueden ser explicados desde una
analizamos en profundidad dicha definición, y sobre todo su aplicación, perspectiva de género que considere las concepciones y comportamientos
lo biológico, lo psicológico, lo social y lo cultural no quedan realmente al concretos respecto a su salud asociados a la forma en que los hombres se
mismo nivel, sino que se produce una combinación de factores por tiem- construyen como tales y se presentan en la sociedad como dominantes. A
pos: las mujeres siempre son mujeres, o los hombres hombres (entendi- este respecto, este autor da mucha importancia a las prácticas de riesgo
dos como biológicamente diferentes) y después serán ricas/os o pobres, asumidas mucho más por hombres que por mujeres —consumo de sus-
gitanas/os o payas/os, jóvenes o viejas/os… De forma que el circuito es tancias, formas de conducción, expresiones de violencia...— que tendría
muchas veces unidireccional y no multidireccional como debería de ser que ver con una definición de la masculinidad opuesta precisamente a lo
en realidad. que se considera en nuestra sociedad como hábitos de vida saludables.
Articular debidamente lo biológico, lo psicológico, lo social y lo cul- Además, estas prácticas, ejecutadas entre hombres y entre hombres y
tural implica que esos niveles, que hemos definido en nuestra cultura mujeres, están promovidas y legitimadas por instituciones concretas: ejér-
como constitutivos de la realidad, son fenómenos abiertos, complejos y cito, empresa, sistema judicial, industria del deporte, sistema sanitario,
en continua interacción entre sí y con el entorno. Esta posición nos lle- medios de comunicación... Y todo ello permite en conjunto a los varones
varía, por tanto, a buscar e implementar diferentes visiones y conceptua- el acceso a un poder y un prestigio al que las mujeres tienen muchas más
lizaciones de la salud y de la enfermedad más allá de las definiciones dificultades para acceder, aunque sea de forma variable según clase social,
médico–científicas al uso, es decir, sin ver éstas como “La” verdad univer- etnia, etc.
sal. ¿Es posible mantener muchas de las lecturas del cuerpo humano que
hacemos en nuestra medicina independientemente de los determinantes Visiones relacionales y no androcéntricas de la salud
sociales, culturales, históricos? No, el ejemplo de las vinculaciones emo- Una última característica de la biomedicina apuntada en este artículo
cionales entre madres y criaturas citado anteriormente nos puede ayudar ha sido la de que es un modelo diferencialista/androcéntrico, esto es, que
a entender esta respuesta negativa. da lugar a definiciones y conceptualizaciones de la realidad que dan por
La articulación real de lo biológico/psicológico/social/cultural nos hecho la diferenciación corporal radical entre los sexos, que refuerza en
fuerza, por tanto, a evitar definiciones que sustentan desigualdades socia- último extremo la diferencia social; una visión al mismo tiempo andro-
les, como ocurre por ejemplo con algunas de las que se utilizan para céntrica ya que propicia que lo definido como masculino tenga un esta-
hablar del cuerpo femenino que llevan implícita una idea diferenciadora tus superior en el trabajo científico frente a lo definido como femenino.

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Esto se puede comprobar en múltiples ejemplos: desde cómo se define la que merecen discusión son los sofocos, la sequedad vaginal, la osteoporo-
sexualización del feto (el proceso de que nazca una criatura que será defi- sis, o los relacionados con los problemas cardiovasculares25.
nida como varón o mujer), donde algunas teorías contemporáneas siguen En cuanto al tratamiento hormonal sustitutivo, vendido durante
argumentando sin ningún sonrojo que para que el recién nacido sea muchos años como la panacea a todos los problemas de las mujeres a esa
varón se produce un “plus” en su desarrollo embrionario; hasta las expli- edad, es muy preocupante la posible yatrogenia sobre las mujeres que han
caciones acerca de los malestares femeninos que se enraizan en lecturas seguido este tratamiento durante bastantes años, aunque ya sabemos que
absolutamente hormonales y diferencialistas del cuerpo femenino, como el THS está en revisión y que eso servirá para disminuir en gran propor-
vamos a comprobar a continuación en el tema de la menopausia. ción el tanto por ciento de mujeres tratadas26. Pero, es asimismo de preo-
En el tratamiento occidental de la menopausia encontramos las tres cupar la ideología cultural acerca de “lo femenino como vulnerable” que
tendencias comentadas en este artículo: visión universalista, biologicista ha contribuido a reforzar una forma muy concreta de mirar y considerar
y diferencialista. Es también un buen ejemplo para ilustrar lo que he el cuerpo, la salud y los ciclos vitales femeninos, que no supone que se
denominado la lectura “hormonal” del cuerpo femenino, es decir, la ten- considere en su justa medida la diferencialidad de las mujeres, o la diver-
dencia de nuestro sistema médico–científico a interpretar todo lo que les sidad humana, sino que sigamos siendo consideradas como “idénticas”,
pasa a las mujeres, esté relacionado directamente o no con lo reproducti- siguiendo la expresión de Celia Amorós (1987), y por tanto “las otras”.
vo, a partir del eje que une las glándulas hipótalamo e hipófisis con el Pero la raíz de todo esto la encontramos en el esquema médico–cien-
aparato reproductor, mediado en su funcionamiento por las hormonas. tífico general que tiene como base indiscutible “La” diferencia corporal y
De esta manera, “todo” lo que les sucede a las mujeres (desde problemas sexual de hombres y mujeres, es decir, la separación radical entre unos y
menstruales hasta migrañas, depresiones, etc.) “puede” ser interpretado otras. Un esquema de diferencialidad que se traduce socialmente en des-
desde el ciclo hormonal. Las hormonas son la caja de Pandora desde las igualdad. Como señalaba anteriormente, la dimensión fértil sigue siendo
que nos explican y nos explicamos a nosotras mismas. El riesgo de una el principal eje estructurador de todo lo relativo a la salud femenina. Lo
lectura de este tipo no es sólo que oculta que puede haber otras tan
25 En relación a estos síntomas hay que subrayar que no aparecen en todas las mujeres, como
válidas o más, sino que consolida una forma diferencialista de ver los sería condición para seguir sosteniendo una interpretación universal de la “pérdida” de estró-
cuerpos femenino y masculino (que se presentan como absolutamente genos, ni todos tienen la misma trascendencia médica. Además, no se ha podido demostrar la
irreconciliables aunque sean más iguales que diferentes en la práctica) y vinculación exclusiva de ninguno de ellos con la “falta” de estrógenos, sino que son siempre
síntomas de origen multicausal, por lo que en caso de presentarse podrían beneficiarse de lec-
sirve para justificar diferencias sociales de las mujeres, en torno a la turas y formas de abordaje múltiples y variadas. Por último, la presencia de fracturas o pro-
maternidad, el trabajo, etc. blemas cardiovasculares se relaciona sobre todo con la edad y no tanto con el sexo, por lo que
Si pensamos por un momento en los discursos más difundidos sobre los pueden padecer igualmente los hombres, aunque no se produzca exactamente de la misma
manera en los dos sexos (Esteban, 2004).
la menopausia nos damos cuenta de que, a pesar de las revisiones y
26 El origen de esta revisión está en los resultados de dos grandes ensayos clínicos llevados a cabo
denuncias efectuadas por feministas y no feministas, las mujeres siguen en los últimos años que hablan claramente de que los riesgos del THS son mayores que los
siendo consideradas desde la medicina y en consecuencia desde la socie- beneficios véase, por ejemplo, (Rico, 2002). Uno de estos ensayos, el denominado “Womens
dad, como las otras, las diferentes, las vulnerables. Todo ello a partir de Health Initiative”, que comprendía 16.608 mujeres y con una duración prevista de 8.5 años,
fue interrumpido a los 5.2 años de seguimiento, puesto que se demostró un aumento de cán-
una lectura de la salud que da toda la importancia al “déficit” de estróge- cer invasivo de mama y, en general, más daño que beneficios en las mujeres postmenopáusi-
nos a una determinada edad, y que relaciona este momento del ciclo vital cas con THS. En el otro estudio, de prevención secundaria de trastornos cardiacos (Heart
femenino con un sinfín de síntomas y padecimientos, donde los únicos Estrogen/progestin Replacement Study Follow Up), con 2.321 mujeres, se comprobó que en
el primer año de terapia combinada aumentaba el riesgo de enfermedad coronaria.

82 83
cual lleva implícito un sobredimensionamiento de dicha capacidad fértil vejez (todavía más, las mujeres viejas) tiene connotaciones negativas,
y, por tanto, un desajuste entre el modelo médico–sanitario utilizado para como en el nuestro28.
valorar la vida de las mujeres, absolutamente centrado en el potencial fér-
til, y los esquemas sociales que, en gran medida, han relativizado o por lo Hacia un modelo médico–científico relacional
menos redimensionado el lugar de la maternidad, de lo reproductivo, a la Para terminar creo que, frente a este modelo que estoy definiendo
hora de valorar a las mujeres27. como diferencialista y hormonal/reproductivista, es necesario avanzar en
¿Qué nos enseña un análisis transcultural de la menopausia? Apoya un modelo médico–científico absolutamente relacional, con distintas
absolutamente todo lo apuntado. El único signo universal demostra- dimensiones de lo relacional aplicadas a distintos niveles de la realidad: la
ble es la desaparición de la menstruación si las mujeres, claro está, investigación médico–clínica y la lectura general de la biología y el cuer-
consiguen llegar a una edad determinada. Además, no se puede hablar po humano; la conceptualización de los distintos sistemas médicos y
de una sintomatología generalizable a cualquier contexto, y a este res- niveles de atención; y, por último, la explicación de las diferencias entre
pecto tenemos el conocido tema de la utilización de la soja (fitoestró- hombres y mujeres, es decir, a la operacionalización del concepto de
genos) para prevenir los sofocos. Se ha escrito que en algunas socieda- género, al que ya nos hemos referido (véase Esteban, 2006b). Veamos un
des, como la japonesa, las mujeres no tienen sofocos porque incluyen poco más despacio estas tres dimensiones.
este alimento en su dieta. Sin negar que este tipo de razones pueden En primer lugar, sería deseable un modelo médico–sanitario que pro-
tener su influencia, me interesa la reflexión ofrecida por la antropólo- moviera una perspectiva interaccional en la investigación anatomo–médi-
ga Margaret Lock (1982,1986) que puntualiza que los sofocos sí han co–clínica, a nivel general, es decir, que fuera en contra de un principio
sido conocidos en Japón, pero que no tenían ni el mismo significado general de nuestro sistema político–económico–científico dominante,
ni la misma aplicación que en la sociedad occidental y que podían ser como es el principio de la jerarquización, según el cual no es posible que
sufridos tanto por hombres como por mujeres. Pero curiosamente, dos entidades (grupos sociales o partes del cuerpo humano, da lo mismo)
cuando la ginecología occidental comienza a instalarse en ese país a se relacionen de modo no jerárquico y desigual entre ellos. Así, los dife-
finales del siglo XX, es cuando se empiezan a vincular los sofocos y la rentes elementos constitutivos de los procesos fisiológicos sobre los que
menopausia; lo que nos habla de un “aprendizaje cultural” de los sín- estemos trabajando son siempre catalogados unos superiores a los otros.
tomas, una cuestión ya muy analizada en antropología. Además, los Por poner un ejemplo, pensamos y así lo corrobora la genética, que el
estudios etnográficos nos permiten concluir que cuando las mujeres ADN es más importante que el ARN aunque ambos estén en estrecha
mayores son estimadas socialmente en una cultura e incluso tienen un interacción (Barral, 2001). El estudio de las diferencias sexuales no sería
papel protagonista del tipo que sea (político, religioso…), la valora- más que una faceta concreta de esta jerarquización en lo que concierne al
ción social de la menopausia es mucho más positiva que cuando la estudio de las diferencias sexuales, donde predomina una visión según la
cual lo definido como masculino es superior lo definido como femenino,
27 A este proceso de lectura de la salud y la vida de las mujeres alrededor de la menopausia (tam- por ejemplo (ibidem). Un modelo relacional apostaría siempre por
bién de la maternidad de manera similar) le he llamado “proceso de re-naturalización de las explicaciones que pongan en interrelación y no que jerarquicen los dis-
mujeres” (Esteban, 2004), puesto que a partir de una determinada lectura del cuerpo femeni- tintos componentes del cuerpo humano. Este punto nos sirve además
no “menopáusico”, se está hablando de la mayor vulnerabilidad femenina, de la trascenden-
cia de su ciclididad biológica, de la negatividad del cuerpo femenino, de la inevitabilidad, en para mostrar que las desigualdades de género no son aislables del resto,
definitiva, de lo biológico; cuestiones todas que tienen una traducción inmediata en lo social
(Esteban, 2001). 28 Véanse algunos ejemplos incluidos en Hunt (1996).

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sino que forman parte de un sistema científico–social mucho más sidad de construcciones ideológicas y experiencias concretas de cada
amplio y general. contexto.
La segunda dimensión del modelo relacional a la que quiero referirme En definitiva, en este artículo he querido mostrar que utilizar una
tiene que ver con cómo llevar a cabo el análisis de los “procesos asisten- perspectiva feminista en el ámbito de la salud no es algo parcial o referi-
ciales” (Comelles, 1998). Romper o poner en discusión la hegemonía de do a un colectivo concreto, las mujeres, sino que tiene que ver con un
la cultura biomédica conlleva analizar y tener en cuenta todos los siste- abordaje general y crítico de la salud, a nivel educativo, clínico o de inves-
mas médicos (biomedicina, sistemas “tradicionales”, alternativos…) y los tigación. Estoy convencida de que la antropología, y en concreto la antro-
diferentes niveles de atención (autoatención, profesional, institucional) pología feminista y la antropología de la salud, pueden ayudarnos a hacer
que intervienen en un proceso asistencial concreto de forma interrelacio- más riguroso nuestro trabajo en el ámbito sanitario en general y a resol-
nada, sin dar de entrada más importancia a unos que a otros ni ordenar ver mucho mejor las contradicciones que se nos presentan, y eso nos obli-
jerárquicamente los saberes de los distintos actores sociales. Este aspecto ga a revisar y despojarnos de algunos aprendizajes y clichés culturales que
tiene una aplicación directa en un tema ya comentado, el de los cuidados no hacen más que encorsetar la práctica sanitaria.
de salud llevados a cabo por los no profesionales (mujeres en su mayoría),
lo que en antropología se incluye en el nivel de autoatención a la salud.
A este respecto la antropología, por sus planteamientos teóricos y meto-
dológicos, está teniendo aportaciones interesantes (Esteban, 2004a). Es
un ámbito de reflexión además muy necesario en un momento como el
actual donde hay una preocupación social en aumento en el Estado BIBLIOGRAFÍA
Español y en Europa en general en torno a lo que se está denominando Aguirre Baztan, Ángel (ed.) Diccionario temático de antropología. Barcelona: Ed.
la atención a la dependencia, sobre todo al hilo de la promulgación en Boixareu Universitaria; 1993.
nuestras fronteras de la nueva Ley de Dependencia del PSOE29. Amorós, Celia. Espacio de las iguales, espacio de las idénticas. Notas sobre el poder y
La tercera y última dimensión relacional del modelo que estoy defen- principio de individuación. Arbor, Noviembre–Diciembre 1987, pp.113–127.
diendo es la relativa al análisis concreto de las relaciones de género, que Connell, Robert W. La organización de la masculinidad. En: Valdés, T.; Olavaria, J.
ya hemos comentado en el primer apartado. A modo de resumen, el (eds.) Masculinidad/es Poder y crisis. Santiago de Chile: Isis Internacional; 1997.
género debería ser un concepto que permita que se perciba de forma
Courtenay, William H. Constructions of masculinity and their influence on men’s
conjunta la construcción de “lo masculino” y “lo femenino”. Por tanto,
weell–being: a theory of gender and health. Social Science and Medicine 2000,
no puede ser ni un simple sustituto del sexo, ni una “derivación” cultu-
50:1385–1401.
ral de éste sin más, ni ser aplicado de manera segregada (sólo a las muje-
res), dual o estática; sino que hay que entenderlo y operacionalizarlo de Del Valle, Teresa (coord.); Apaolaza, J.M.; Arbe, F.; Cucó, J.; Díez, C.; Esteban, M.L.;
una manera fluida, dinámica, múltiple, híbrida… partiendo de la diver- Etxeberria, F.; Maquieira, V. Modelos emergentes en los sistemas y las relaciones
de género. Madrid: Narcea; 2002.
28 Sobre el debate acerca de la atención a la dependencia en el Estado Español, pueden consul- Esteban, Mari Luz. La maternidad como cultura. En: Perdiguero, E.; Comelles, J.M.
tarse: El Libro Blanco de Atención a la Dependencia (2004) y la misma Ley de Atención a la
Dependencia, aprobada por el Congreso de los Diputados en octubre de 2006. También los (eds.) Medicina y cultura. Estudios entre la antropología y la medicina.
documentos del Forum de Política Feminista (2004) y de la Plataforma por un Sistema Barcelona: Bellaterra; 2000; pp. 207–226.
Público Vasco de Atención a la Dependencia (Marzo 2006)

86 87
Esteban, Mari Luz. El género como categoría analítica. Revisiones y aplicaciones a la
salud. En: Miqueo et al. (eds.) Perspectivas de género en salud. Fundamentos
cientificos y socioprofesionales de diferencias sexuales no previstas. Madrid:
Minerva; 2001; pp. 25–52. Migraciones, vulnerabilidad y la crisis del modelo de
Esteban, Mari Luz. Cuidado y salud: costes en la salud de las mujeres y beneficios socia- atención primaria en España
les. En: Congreso Internacional Sare 2003 “Cuidar cuesta: costes y beneficios del
cuidado”. Gasteiz: Emakunde–Instituto Vasco de la Mujer y Comunidad Josep M. Comelles
Europea/Fondo Social Europeo; 2004; pp. 63–84. Universitat Rovira i Virgili (Tarragona)
Esteban, Mari Luz. Feminismo y salud: balance de tres décadas. En: Seminario “Balance
y perspectivas de los estudios de las mujeres y del género”. Madrid: Instituto de
la Mujer (Serie Debate, Nº 40); 2004; pp. 247–257.
Esteban, Mari Luz. El estudio de la Salud y el Género: las Ventajas de un Enfoque
El fenómeno de las migraciones masivas no es nuevo, ni en Cataluña
Antropológico y Feminista. Salud Colectiva, Enero/Abril 2006, 1(2):9–20.
ni en España. Entre finales del s. XVII y los años noventa del siglo
Esteban, Mari Luz. Antropología, género y salud en el Estado Español: Informe de
pasado, la población rural en el Principado pasó a ser un modesto 6%
situación. Elaborado por encargo del Observatorio de Salud de la Mujer del
—entendiendo por rural la población que vive de la agricultura y la
Ministerio de Sanidad y Consumo. Octubre 2006.
ganadería—. Estas cifras son consistentes con las de los países del primer
Forum de Política Feminista. Ley de Dependencia y Educación Infantil como medidas mundo, y aun en comunidades autónomas como las del Sur español los
de conciliación de la vida laboral y familiar. Madrid: FPF; 2004. porcentajes de población agrario–ganadera no superan un quinto de la
Hunt, Kate. ¿Una cura para todas las enfermedades? Interpretación de la menopausia y población. Esta reducción es el producto de procesos migratorios secula-
las complicaciones del tratamiento hormonal sustitutivo. En: Wilkinson, S.; res que tuvieron América o Alemania como metas míticas y como menos
Kitzinger, C. Mujer y salud. Una perspectiva feminista. Madrid: Instituto de la míticas —hasta cierto punto—, a las áreas de desarrollo industrial o de
Mujer; 1996; pp. 155–180. servicios en la propia Península hasta los años setenta. Una búsqueda
Lock, Margaret. Models and Practice in Medicine: Menopause as Syndrome or Life detenida de las relaciones entre este fenómeno y las políticas públicas de
Transition?. Culture, Medicine and Psychiatry 1982, 6, 3:261–280. salud en España muestra que casi nunca, o de modo muy marginal, se
pusieron en relación los procesos migratorios intrapeninsulares y las
Lock, Margaret. Ambiquities of aging: japanese experience and perceptions of meno-
políticas de salud. En cambio, las migraciones extra–comunitarias, un
pause. Culture, Medicine and Psychiatry 1986, 10:23–46
fenómeno incipiente en los ochenta, y ya destacable en la última década
Plataforma por un Sistema Público Vasco de Atención a la Dependencia. Documento han provocado un modesto debate sobre sus efectos en los dispositivos y
“Por un Sistema Público Vasco de Atención a la Dependencia. De la obligación profesionales sanitarios30.
de cuidar al derecho a recibir cuidados”. Bilbao, Marzo 2006. (Manuscrito).
30 La bibliografía sobre migraciones y salud en España está recogida de manera bastante exhaus-
Rico, Rosa. Terapia hormonal sustitutiva. Riesgos y beneficios. Osteba Berriak 2002, 35:3.
tiva hasta 2000 en dos compilaciones bibliográficas: Comelles, Erkoreka y Perdiguero (2000);
Scheper–Hughes, Nancy. La muerte sin llanto. Violencia y vida cotidiana en Brasil. y Comelles, Bardají, Mascarilla y Allué (2000); y en relación a la salud mental en Bernal y
Barcelona: Ariel Antropología; 1997. Comelles (2004). Estos repertorios no incluyen sin embargo la bibliografía de carácter pura-
mente clínico.

88 89
Migraciones, desarrollo desigual y proletariado rios o refugiados. Ese retraso es, en sí mismo una clara demostración de
En España, los procesos migratorios interiores, entre el s. XVIII y la singularidad del caso, y del asombro al que ha dado lugar, entendien-
1980, corresponden de manera casi milimétrica al desarrollo desigual del do por tal el desconcierto de los políticos, los bandazos en la toma de
capitalismo industrial. Se polarizaron, históricamente, en Cataluña y en decisiones, las ingenuidades y aun en ocasiones la mala fe. La sorpresa que
algunas áreas metropolitanas de otras ciudades, y sólo se amplió al con- a algunos puede provocar el caso español no es nada nuevo, sino la últi-
junto del Estado con las políticas “desarrollistas” que siguieron al Plan de ma vuelta de tuerca a una larga serie de despropósitos políticos o de inco-
Estabilización de 1959. Sin embargo, al organizarse en torno a “polos” de herencias en relación con la acción social y las políticas públicas de salud
desarrollo y a industrias de enclave, no dieron lugar a un tejido industrial que se iniciaron con la Desamortización de Godoy de 1797 que acabó
mallado y fuertemente articulado como en Alemania o la Gran Bretaña con el dispositivo de protección social castellano y que se prolongaría
sino a un modelo distinto en el cual hubo concentraciones de proletaria- hasta nuestros días. Hoy, los problemas de emigrantes y refugiados en
do industrial aisladas en un páramo en el que subsistían modelos España así como el desconcierto ante la situación de la atención primaria
tardo–feudales de organización de la actividad agraria y ganadera junto a son la prueba de cargo del raquitismo del estado del bienestar que disfru-
ciudades de servicios entre los cuales el turismo y la construcción se con- tamos, especialmente en el ámbito de los servicios sociales y familiares, en
vertirían, andando el tiempo, en las principales fuentes de trabajo no cua- los que ha habido que esperar a 2006 para que se abra el debate legislati-
lificado. Por eso la construcción del proletariado en España fue histórica- vo al respecto.
mente hablando, el producto de procesos migratorios exclusivamente Probablemente, la historia de la construcción del Estado Liberal en
internos, los cuales en los términos jurídicos en que se construyó el Estado España es también la de la desidia, el desinterés, o la pura simple ausen-
liberal español no consideraron jamás el significado o la importancia de la cia de políticas públicas de salud coherentes, lo cual significa que ni los
diversidad cultural y lingüística del Estado. Hasta finales de los noventa efectos del proceso migratorio interno, ni siquiera los efectos colaterales
del s. XX los procesos migratorios en España nunca fueron considerados de la transición al capitalismo tuvieron un papel realmente relevante en
oficialmente en términos étnicos aunque apelativos como xarnego, murcia- su implementación31. Aún más la consciencia de la vulnerabilidad del
no o maqueto reflejaron en su momento, como en toda Europa hasta 1950, proletariado no se consideró jamás un producto de la emigración, como
que en torno a los procesos migratorios había variables de diversidad lin- de los efectos colaterales del capitalismo. De ahí los muy contados casos
güística, étnica o cultural a tener en cuenta, a diferencia de lo que sucedió de políticas públicas integrales de salud, las respuestas parciales a las rei-
en los procesos migratorios en Estados Unidos o en Canadá donde la cons- vindicaciones sociales del proletariado urbano —que no rural—, y que
tatación de la diversidad y las políticas de melting pot dieron lugar a for- afectaron a obreros, empleados de cuello blanco o de pequeñas empresas
mas de ciudadanía multiétnica. En Europa, la consideración de la diversi- u obradores artesanales. Y en consecuencia, como el desarrollo del prole-
dad cultural ha sido mucho más tardía. Se inició en los sesenta a remolque tariado quedó confinado a áreas del estado muy concretas, el Estado libe-
de la descolonización que abría las puertas de las metrópolis a colectivos ral español nunca tuvo la necesidad de plantearse un proyecto “nacional”
de ex coloniales con condiciones especiales de ciudadanía y que obligaron de integración social, en la medida que en las escasas áreas de desarrollo
a desplegar políticas específicas, y sobre todo a pensar y discutir modelos capitalista bastaban pactos con las clases dirigentes locales para desarro-
diversos de políticas de atención multicultural.
Es un hecho evidente el retraso español en adoptar políticas sectoria- 31 Sobre la proto–historia del estado del bienestar en España véase sobre todo el libro colectivo
Historia de la acción social pública en España. Beneficencia y previsión (1990). Siguen resultando
les generales o específicas sobre extranjería, inmigrantes extracomunita-
útiles De Miguel (1979, 1983).

90 91
llar modelos locales de protección social que, en caso de desbordamiento etc… estas últimas patologías prevalentes en el medio rural32. Este mode-
solían resolverse con el recurso al “estado de sitio”, o con respuestas lo prevalecería hasta los primeros planes de salud de las comunidades
represivas. Por esta razón la evolución del Estado liberal europeo hacia autónomas en la década de los ochenta, y por eso pueden distinguirse,
el welfare state tiene, en España, una cronología distinta de la de países de provisionalmente, los siguientes rasgos distintivos en las políticas de salud
referencia como Alemania, Gran Bretaña, Francia o los países nórdicos, españolas.
sin que existan hasta la fecha estudios comparativos globales. Más aun, el En primer lugar la identificación de la pobreza como un hecho natu-
periodo franquista (1937–1978) significó un freno radical —como ral y asociado a la ignorancia que podía ser resuelto subsidiariamente por
comentaré más adelante—, en la tímida evolución hacia políticas públi- el Estado a partir de la asunción de la responsabilidad en la gestión de la
cas sociales y sanitarias perceptible durante la vigencia de la Constitución beneficencia. Esto significó la destrucción de los dispositivos locales —en
de 1876 —incluso durante la Dictadura de Primo de Rivera—, o duran- general municipales o gremiales—, de protección social del Antiguo
te la II República. Régimen y en general obstáculos al desarrollo de formas de aseguramien-
El régimen franquista significó una ruptura. La redistribución del con- to mutualista, y obstáculos decisivos en el proceso de desarrollo de las for-
trol sanitario entre nacional–católicos que se quedaron con la DGS y los mas de seguro social. Esto retrasa hasta 1943 su aparición, el que hasta
falangistas que inventaron el SOE en el Ministerio del Trabajo (Molero, 1960 cubriese apenas un 50% de la población, y que solo tras la Ley de
2001), significaron la división radical de las políticas públicas hasta la cre- Seguridad Social de 1967 se pase a una fase de ampliación de cobertura
ación del Ministerio de Sanidad en la transición puesto que disociaron la que no terminó hasta la Ley de Sanidad de 198633.
asistencia de la prevención lo cual, como veremos, reforzó el carácter En segundo lugar, jamás se contempló, hasta 1986 el dispositivo de
mutualista–asistencial de la Seguridad Social española y, sobre todo su salud como un dispositivo global y transversal, sino como la suma de
actitud reacia a aceptar variables de diversidad cultural. compartimentos estancos, fraccionados entre múltiples administraciones,
Por eso, la situación española, a pesar del lento crecimiento de la con gran presencia de agentes privados (religiosos o no) que daban lugar
Seguridad Social hasta 1967–1975, se asemejaba a las de los países del a un mercado sanitario muy complejo, falto de coordinación y escasa-
tercer mundo, esto es, coberturas parciales, falta de integración de los ser- mente regulado por las administraciones públicas. Este mercado se opuso
vicios, separación entre lo asistencial y la salud pública y exclusión de la frontalmente a cualquier experimento de integración o socialización.
salud mental del dispositivo sanitario. De ahí que las políticas públicas En tercer lugar, el modelo napoleónico–carpetovetónico de universi-
hasta 1986 se basen en un acceso desigual a los recursos (centralización dad, trabado por procedimientos de cooptación de la jerarquía académi-
de los recursos asistenciales), e incidencia en enfermedades infecto–con- ca optó decididamente por un modelo fuertemente hospitalocéntrico de
tagiosas con riesgo de brotes epidémicos, en endemias infecciosas como formación médica, sin que en ningún momento se plantease la necesidad
la tuberculosis o la sífilis, y la atención quirúrgica a procesos severos. En de atender la problemática de la salud fuera del hospital. Quizás por eso
definitiva, las modestas respuestas del dispositivo sanitario español hasta
1980–86 se centraban en luchar contra las desigualdades en relación con 32 A las que cabe añadir el bocio endémico en algunas zonas del estado (ver Lellep, 1990), o el
muy completo reciente estudio sobre la erradicación del paludismo en España (Rodríguez
la mortalidad por enfermedad infecciosa o quirúrgica, por reducir la mor- Ocaña, Ballester, Perdiguero, Medina y Molero, 2003).
talidad materno infantil mediante la medicalización de la salud reproduc-
33 Al que habría que añadir los distintos cuerpos de funcionarios del Estado. Sobre la evolución
tiva e intervenir contra determinadas endemias como la tuberculosis, las del dispositivo sanitario durante la transición véase también Sánchez Bayle (1996), y sobre su
enfermedades venéreas o determinadas parasitosis: paludismo, tracoma, evaluación la irregular compilación de Ortega y Lamata (1998). Los informes SESPAS
(http://www.sespas.es/fr_inf.html) son una fuente indispensable para la problemática aludida.

92 93
en ninguna Facultad de Medicina española existe un departamento de En segundo lugar, el asistencialismo del modelo —muy propio del
medicina de familia. modelo falangista—, favoreció una medicalización muy radicalmente
biologicista de todo tipo de trastornos al convertirse, especialmente en
El modelo anglo–cubano–falangista atención primaria, en una expendeduría de remedios farmacológicos pre-
El franquismo, pese a su antiliberalismo, hizo suyo el programa del sentados sistemáticamente como una panacea, y con una extremadamen-
jacobinismo liberal español al intentar destruir de raíz las diferencias cul- te tardía (finales de los ochenta) regulación pública. Regulación que
turales y las identidades propias de un país tan diverso. Por eso la condi- aconteció cuando ya era imposible sustraer el significado del medicamen-
ción de derechohabiente de la Seguridad Social franquista fue la del “pro- to o del seudo medicamento de los patrones culturales de gestión sanita-
ductor” empleado por cuenta ajena. Por las características del modelo, de ria de la demanda. A su vez la ecuación consulta/terapéutica farmacoló-
lejana inspiración bismarckiana, fue un “seguro de enfermedad” (Seguro gica tendía a orillar, asociada a la creciente masificación de las conductas
Obligatorio de Enfermedad), y correspondía a una percepción decimo- un modelo de relación médico/paciente en el que la expresión de los sín-
nónica —“fordiana”—, de los riesgos a que podían verse sometidos un tomas quedaba reducida a una enumeración de los mismos. Esto impli-
trabajador —accidentes y enfermedades profesionales—, y sus familiares caba no valorar los idioms of distress34 y reducir el acto médico a una enu-
“beneficiarios”, en un contexto de demanda sanitaria presidida por un meración de ítems del tipo “le duele /sí”, “donde le duele/ aquí”, etc…
perfil epidemiológico centrado en enfermedades infecto–contagiosas, más o menos estructurados en el tiempo que permitían un diagnóstico de
emergencias y patología quirúrgicas y parto medicalizado. Desde el punto presunción y la expendición inmediata de la receta.
de vista franquista, acotar los derechohabientes a los productores por Este modelo de práctica, que el falangismo separó de las consultas pri-
cuenta ajena significaba ofrecer al proletariado de “cuello blanco” o “azul” vadas de los médicos de medicina general35, para encerrarlo en “consulto-
una medicina de clase en contextos urbanos, como el de Cataluña, en el rios de barrio humilde con su jardín interior, con su conserje vestido casi
que las clases medias disponían desde principios de siglo de una amplia a la Federica. Años después había consultorios en habitaciones realquila-
oferta de seguros privados o de mutuas. En cambio el sistema no prote- das. Pertenecían a pisos de viudas malencaradas, conscientes de su predo-
gió, hasta 1967, a la población y al proletariado rural en las regiones del minio sobre los productores enfermos. Las viudas sustituyeron a los con-
Estado en el que el despliegue de dispositivos sanitarios era menor. serjes almirantados, que cabeceaban cada vez que censuraban el estado
Este modelo sanitario —que excluyó hasta 1990 la salud mental—, desvencijado de aquellas frágiles cartillas con foto familiar” (Vazquez
era aparentemente neutro en términos de atención a la diversidad —por Montalbán, 2003:94–95). Más tarde, hacia los años cincuenta aparecie-
la noción jurídica de derechohabiente/ciudadano empleada—, pero esa ron los primeros “ambulatorios”36, como el de la calle Manso de
neutralidad quedó fuertemente mitigada por su asistencialismo que favo-
reció por una parte una “medicina de clase” que en las regiones con len- 34 Se trata de un concepto desarrollado por el culturalismo norteamericano de los
setenta–ochenta con el objeto de poner de manifiesto el valor de las narrativas del paciente en
gua propia significó un clivaje radical entre grupos sociolingüísticos de tal
los actos clínicos. Ver por ejemplo Kleinman (1988).
modo que, por ejemplo, en Cataluña, el seguro habló “castellano” pues
35 Algo que el National Health Service británico no hizo, puesto que conservó la figura del gene-
atendió inicialmente a gran parte del proletariado inmigrado de otras ral practitioner que trabajaba en su consulta. Sobre el impacto del NHS en su práctica véase
regiones, mientras que las clases medias y el proletariado catalano–parlan- el extraordinario artículo del médico y antropólogo Cecil Herman (1978).
te solían acudir al mutualismo privado o a los médicos catalano–hablan- 36 El ambulatorio del SOE no tiene nada que ver con los de después de 1967. El primitivo, en
tes pues no solían acudir a las consultas “del seguro”. Barcelona, el de Manso, se parecía a los dispensarios del Clínico, de la Alianza o de Sant Pau.
Las consultas de primaria del SOE, y especialmente las de pensionistas, atendidas por la Obra

94 95
Barcelona (ver Bravo, de Miguel, Polo et al., 1980), que a su vez, duran- Comelles, Bardají, Allué y Mascarella, 2000). En este caso porque la
te la Transición cambiaron su nombre, pero menos su estructura, al con- mayor parte de la demanda de atención correspondía a urgencias y a un
vertirse en Arees bàsiques de Salut o Centros de Salud 37. contacto muy episódico del paciente con los dispositivos.
A pesar de la enorme incidencia de la inmigración en Cataluña o en el El despliegue durante tres décadas de este dispositivo, y a pesar de las
País Vasco entre 1955 y 1975, ni siquiera en estos contextos con lengua críticas que sufrió39, dio lugar a una cultura organizacional basada en el
propia, el despliegue del dispositivo motivó reflexión acerca de la patolo- peso de las instituciones y del modelo para–funcionarial —estatutario—
gía de la emigración, si ni siquiera una respuesta en relación a lo que de las profesiones sanitarias en él involucradas, de modo que el proceso
suponía la diversidad cultural, en parte porque la demanda de ese prole- de reforma que condujo a la Ley de Sanidad de 1986, no significó real-
tariado era característica de un país poco desarrollado, como he señalado mente un cuestionamiento de los elementos estructurales del modelo: la
antes. Es obvio que era más difícil entonces asumir la diversidad cultural, jerarquización en instituciones, la persistencia del modelo para–funciona-
menos aun en un contexto como el franquismo. Ciertamente, en el con- rial, el énfasis en lo asistencial, la falta de integración de la salud mental,
texto franquista ese tipo de debate era imposible, pero no es menos cier- la radicalización del modelo biomédico a partir de las distintas reformas
to que las condiciones económico–sociales de la época tendieron a favo- de la educación de los profesionales —con matices en el caso de la enfer-
recer una actitud en los profesionales en los que la diversidad cultural de mería— y el mantenimiento de la separación entre los problemas sanita-
sus pacientes, especialmente de los procedentes de otras zonas del estado rios y los sociales. Es bien cierto que el fin de los procesos migratorios
y con altas proporciones de analfabetismo, tendían a identificar la diver- internos relacionado con la crisis económica profunda que sufrió el país
sidad a partir de estereotipos culturales que se relacionan con la persisten- en los ochenta40, no condujeron a plantear, en un contexto ideológico de
cia entre los profesionales de conceptos como las “supervivencias” o la ciudadanía igualitaria el problema de la diversidad cultural41.
ignorancia, o en el lenguaje coloquial “la falta de cultura del cartillero”38. Por esta razón, el modelo de Estado del bienestar español no partió de
Tampoco la creciente presencia de inmigración golondrina en forma cero, sino que fue una síntesis entre el modelo organizacional falangista,
de millones de turistas extranjeros desde 1960 tuvo ningún efecto (ver un modelo de seguro social asistencial, y los referentes de derecho univer-
sal a la salud cuyos ejemplos más comúnmente manejados fueron en los
Sindical del 18 de Julio se hacían en pisos de la ciudad. Yo mismo cubrí una de ellas en Mayor setenta el National Health Service beveridgeano británico (pero no los
de Gracia durante 1973. A la consulta iban los pensionistas un día a la semana a que el médi-
co (yo en el caso), les tomase la tensión. Una vez hecho me regalaban un puro. Como se tra- modelos holandés o escandinavos), con elementos del modelo cubano de
taba de pensionistas de cuello blanco la calidad del puro podía ser notable. Hubo quien en mi salud, todo ello bajo la advocación de los términos que proponía en 1978
red social fumó los mejores habanos de su vida. la conferencia de Alma–Ata de la OMS. Los chuscos hablaron por eso del
37 Ver al respecto, el capítulo descriptivo sobre el seguro en Barcelona, esbozado en Bravo, de “modelo anglo–cubano” para caracterizar el modelo español.
Miguel, Polo et al. (1980) uno de los rarísimos ejemplos de etnografía de los servicios de aten-
ción primaria falangistas. Ver también Comelles (1993, 2004) sobre las implicaciones del 39 Un análisis de la bibliografía crítica realizada durante los setenta está en de Miguel (1979).
modelo y una descripción sucinta del mercado médico barcelonés. Una relectura de la misma hecha recientemente me mueve a una revisión de sus interpreta-
38 Nótese que aun en 1985, en una tesis dirigida por uno de los grandes historiadores de la medi- ciones, pero que no puedo asumir aquí para no salirme de los límites marcados.
cina de la época, Luis Sánchez Granjel, Anton Erkoreka (1985) —un médico—, seguía mane- 40 En un periodo con inflaciones de dos cifras, con continuas reconversiones industriales y con
jando las categorías analíticas del evolucionismo cultural tyloriano del s. XIX, y que, en gene- cifras de paro entre el 10 y el 25% de la población activa.
ral el concepto de folkmedicina prevalente en algunos de los grupos más significativos de his-
toriadores de la medicina —implicados en la educación médica—, era el mismo. Laín 41 Aun al contrario, el estado autonómico dio lugar a concepciones de las políticas públicas sani-
Entralgo no era particularmente proclive a aceptar los modelos culturalistas norteamericanos. tarias: el “modelo catalán”, el “vasco” o el “andaluz” que corresponden mucho más a concep-
Ver por ejemplo Laín (1964). ciones de “estado” que a adaptaciones al hecho diferencial puramente cultural.

96 97
Por regla general y en síntesis, la articulación del modelo falangista con En menos de diez años, comarcas y ciudades a lo largo de determinadas
el de la Transición no se planteó en su momento resolver algunas de las áreas del estado tienen ya proporciones de inmigrantes parecidas a la de
cuestiones que, en los setenta, ya eran un hecho corriente en los sistemas muchos países europeos con pasado colonial. Proporciones entre el 5 y el
de seguridad social y estado del bienestar europeos: la reificación de la 15% de la población que, en algunos barrios alcanza cifras del 20 y aun del
enfermedad y el postergar las narrativas de los enfermos como fruto de la 25%, parte de ellos ocultos por los problemas de legalización y empadro-
masificación de la demanda, la subalternidad de la prevención frente a la namiento. Sin embargo, salvo un porcentaje en torno al 5% de patología
asistencia, la biologización del sufrimientos y en general la insatisfacción importada, la demanda sanitarias de estas poblaciones no difiere en absolu-
de los pacientes y la creciente de los profesionales. to de la de la ciudadanía española. Sin embargo, una parte de esa patología
En general, en España, la cultura organizacional resultante estaba mal corresponde al tipo de patología prevalente en los años cincuenta/sesenta:
adaptada para resolver una demanda de enfermedades crónicas basada en tuberculosis, infecciones gastrointestinales y en general lo que la medicina
la continuidad de los cuidados. Esto llevaría a costos crecientes en farma- social caracterizara como patología de la pobreza y aparentemente erradica-
cia, a uso inadecuado de un nuevo dispositivo hospitalario basado en la da. Todo ello conduce a poder afirmar que la vulnerabilidad de los inmi-
gestión intensiva de procesos agudos y que provoca la entrada y salida grantes a la enfermedad radica sobre todo en su condición proletaria y no
constante en los hospitales de enfermos crónicos que no disponen de en su origen geográfico o su identidad étnica —salvando patologías concre-
otros espacios que los grandes hospitales para la atención a las crisis. tas como la drepanocitosis u otros trastornos similares—. En síntesis, la
Además a descoordinación entre los dispositivos sanitarios y sociales, la presencia de inmigrantes extracomunitarios ha significado un revulsivo, y
tendencia en atención primaria de orientarse hacia la patología somática una toma de conciencia en amplios sectores de profesionales de la salud,
o de favorecer la somatización de los problemas sociales, etc. puesto que pone de relieve los problemas que tiene un dispositivo de dere-
cho universal cuando se confronta a una demanda sesgada por variables
Las migraciones y la crisis del modelo anglo–cubano–falangista culturales que ni pueden ignorarse ni pueden rechazarse so pena de abrir la
Las migraciones extra–comunitarias a España, que empezaron tímida- puerta a conductas discriminatorias y a situaciones de ghetto cultural.
mente hace unos 25 años, se han convertido en la última década en un fenó- Los derroteros fundamentales por los que debe discurrir la agenda de
meno social, cultural y político de primera magnitud, en un país tradicional- la investigación socio–sanitaria en los próximos años en España: análisis
mente emigrador. Paradójicamente representa la reconstrucción en España de crítico de las políticas y los discursos públicos, evaluación comparativa de
un proletariado clásico tras el espejismo perpetrado en las dos últimas déca- experiencias, evaluaciones etnográficas de las prácticas y de las culturas
das de un país de clases medias (un país de “centro”) a remolque de la entra- institucionales, discusión teórica sobre la problemática con lo que supo-
da en la UE y de la bonanza económica asociada al participar del euro. A dife- ne la discusión de conceptos como alteridad, cultura, diferencia, equidad,
rencia de los procesos de proletarización de los siglos XIX y XX, ahora el pro- igualdad, desigualdad e introducción de nuevas perspectivas teóricas en
ceso se basa en el desarrollo de economías informales al margen de la legali- relación con los procesos de mestizaje o hibridación cultural propios de
dad laboral en escenarios agrícolas, en economías terciarias de servicios per- los estados modernos y, finalmente y no en último lugar, el espacio para
sonales y familiares y en la prostitución, en espacios de trabajo temporal rela- oír y ver en su cotidianeidad no sólo el sufrimiento de los inmigrantes
cionados con el turismo y la construcción que se benefician de las desregula- sino el de los inmigrantes y el de la ciudadanía que no siempre son reco-
ciones del mercado de trabajo favorecidas por las doctrinas neoliberales y por gidos en los protocolos clínicos y que son fundamentales para explicar la
la ineficacia (premeditada) de los sistemas de inspección. lógica cultural de la demanda de ayuda sanitaria.

98 99
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100 101
Sistema Sanitario e Inmigración. El papel de la cultura

Arantza Meñaca
Universitat Rovira i Virgili (Tarragona)

Están suponiendo que “en el fondo” de


cada persona hay sólo una pertenencia que
importe, su “verdad profunda” de alguna
manera, su ‘esencia’, que está determinada
para siempre desde el nacimiento y que no
se va a modificar nunca
A. Maalouf
(Identidades asesinas, 1999:10)

Culture is nothing but a way to describe


human behaviour
F. Barth
(Ethnic Groups and Boundaries, 1969:9)

“Consigan traductores y mediadores”, “escuchen a los pacientes y sus


familiares”, “conozcan, comprendan y respeten sus características cultura-
les”, son algunos de los principales consejos que antropólogos de todo el
mundo han dado a los profesionales sanitarios que trabajan con inmi-
grantes y minorías étnicas. Pero... ¿qué es eso de “la cultura” que debemos
conocer y respetar? En algunas ocasiones lo que los sanitarios han busca-
do —y los antropólogos ofrecido— son unas listas cerradas, más o menos
largas, de características exóticas: relacionadas con la religión, los hábitos
alimenticios, las relaciones de género y las prácticas de salud tradicionales,
que se suponía compartían todos los pacientes que agrupábamos dentro

102 103
de una categoría “cultural”. Listas que debían servir para guiar la prácti- son mucho menos visibles (Hurtado, 2005). Asimismo, los autóctonos,
ca médica. De esta manera, en algunos libros y muchas clases sobre diver- dependiendo de su género, edad, clase social, zona de nacimiento, tienen
sidad y competencia cultural, se ha puesto en juego un concepto esencia- una historia, una posición social desde la que se desarrollan sus conoci-
lista y taxonómico de lo cultural con escasos y contradictorios resultados mientos y creencias, posibilidades y preferencias a la hora de gestionar su
(van Dijk, 1998; Taylor, 2003). Como muchos antropólogos antes que salud. Los profesionales sanitarios también. Entre sus pautas de compor-
yo, en estas páginas trato de oponer al concepto estático, unificador y tamiento aprendidas socialmente, se incluye su formación científica y
esencialista de cultura, otro más flexible, matizado y complejo. No se profesional, además de todo un amplio abanico de formas de hacer
encontrarán en ellas la solución a los “problemas” de la relación entre el aprendidas en otros contextos.
sistema sanitario y los inmigrantes, sino un marco de referencia desde el Los inmigrantes, cuando llegan, deben hacer toda una serie de apren-
que poder “observar” y “analizar” la complejidad del encuentro, la posi- dizajes culturales sobre el funcionamiento de nuestro sistema sanitario.
ción propia y del paciente inmigrante, las posibilidades de acción y los Una parte de la información es accesible en los servicios de atención al
límites. cliente, las unidades de trabajo social, y otros agentes del barrio. Así por
En este texto se plantea que la cultura no es más que una forma de des- ejemplo la información de que para tener acceso a la atención primaria es
cribir el comportamiento humano. A diferencia de otras de las perspecti- necesario estar empadronado está rápidamente al alcance de los recién lle-
vas que se pueden tomar para describirlo, al hacer referencia a lo cultural gados; otra cuestión es que las condiciones en que viven hagan posible
no estamos hablando de unos genes que determinen lo que vamos a dicho empadronamiento. Hay otras pautas, como la diferencia entre una
lograr en nuestras vidas, ni de la poderosa capacidad racional y de deci- consulta programada, una cita previa y una cita de urgencias en Atención
sión humana para definir lo que hacemos y lo que somos. Desde esta Primaria, que no son tan explícitas. La gran diferencia que existe entre lo
perspectiva, hablar de cultura es describir lo que hacemos en relación con que se considera una urgencia desde la cultura médica y la noción de
la posición social que ocupamos y lo que hemos aprendido desde ella, es urgencia de los usuarios en general, incluidos los inmigrantes, es frecuen-
describir nuestras prácticas y saberes en tanto en cuanto son compartidos te causa de malentendidos culturales entre ambos sectores (Allué, 1999).
por aquellos que ocupan una posición social similar. Los primeros tienen una visión muy restringida de lo que es una urgen-
cia y del buen uso de los dispositivos de urgencias, los segundos, tienen
Todos tenemos cultura una visión mucho más amplia.
Cuando hablamos de diversidad cultural en el sistema sanitario nos Comenzábamos el capítulo diciendo que uno de los principales con-
viene la imagen de “los gitanos”, “los marroquíes”, “los latinos”, “los sub- sejos de los antropólogos es “escuchen a los pacientes y sus familiares” y
saharianos” o “los chinos”, entre otros: distintos tipos de pacientes agru- la escucha necesita tiempo. Sin embargo tiempo es precisamente lo que
pados por su origen geográfico que se encuentran en una posición social no sobra en nuestro sistema de atención primaria. La necesidad de más
desfavorecida. Sin embargo no son ellos los únicos que tienen cultura. tiempo para la atención de los usuarios inmigrantes es una de las deman-
Los jubilados ingleses y alemanes que se instalan a lo largo de la costa das de los profesionales de Atención Primaria que trabajan con población
mediterránea también tienen maneras de hacer y de pensar propias, extranjera (Meñaca, 2003). La falta de tiempo repercute en las prácticas
aprendidas en un contexto social determinado, entre otras muchas cosas, de la consulta; “ni siquiera me auscultó” es una queja frecuente de usua-
respecto de su salud/enfermedad y la forma de relacionarse con los siste- rios que tenían otras expectativas culturales acerca de lo que es una con-
mas de atención. Ellos, además, también son inmigrantes, sin embargo sulta médica. Más cuando la comunicación no es fluida por cuestiones de

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idioma, diferencias en las expresiones o estilos de comunicación. Una as más amplias y ambiguas, como la de “africano” o “latino”. A la hora de
escasez de tiempo consecuencia de las políticas de contención del gasto buscar atención sanitaria las personas de un mismo país pueden compar-
sanitario en un contexto de crisis del sistema de bienestar. Este tipo de tir una serie de conocimientos, relacionados por ejemplo con el funcio-
políticas repercute también en otras prácticas y discursos profesionales. namiento del sistema sanitario del mismo, pero habrá otros que no sean
Dentro de las sesiones de formación sobre diversidad cultural con profe- iguales. Un error común consiste en considerar que todos los marroquíes
sionales sanitarios en las que he participado, es en las Comunidades son árabes y musulmanes practicantes, que no beben ni comen cerdo, o
Autónomas cuyos sistemas sanitarios tienen mayor déficit donde aparece que practican el Ramadán y por ello incumplen sistemáticamente los tra-
con mayor frecuencia la alusión al coste de la atención a inmigrantes irre- tamientos. Cuanto menos contacto tenemos con personas migrantes con-
gulares como uno de los principales problemas. Esto refleja una presión cretas, más fácil es tener imágenes homogéneas y estereotipadas de ellos.
de control del gasto que está muy presente en toda su práctica profesio- Un ejemplo más detallado: dos mujeres ecuatorianas que vivían en
nal. Que los médicos de atención directa deban preocuparse por el gasto Guayaquil antes de llegar a Cataluña. Las dos habían sido madres antes
es una pauta cultural bastante reciente en el sistema sanitario español. de migrar, y han vivido un segundo embarazo en Barcelona. Cuando se
Hay que tener cuidado, además, para que no desemboque en una percep- les pregunta sobre su opinión respecto al trato que han recibido por parte
ción discriminatoria de que los inmigrantes, en general, se están “aprove- del sistema sanitario público una está muy contenta, la otra tiene bastan-
chando” de “nuestro” sistema médico. Las percepciones y prácticas discri- tes quejas. La primera es de clase trabajadora en origen, durante su emba-
minatorias, así como la común negación de que tengan lugar, también razo se hizo un control gratuito en el subcentro de salud de su barrio, des-
son cultura: son formas complejas de comportamiento que se aprenden pués fue a la maternidad de Guayaquil a dar a luz. Los hospitales públi-
en sociedad. Volveremos sobre ellas más adelante. cos de Ecuador no se caracterizan por su gran calidez humana. El segui-
miento que le habían realizado durante el embarazo en Barcelona, que
Los “grupos culturales” no son homogéneos incluyó ecografías, así como el trato recibido en el proceso de dar a luz le
Si, como hemos dicho, la cultura es una forma de describir el compor- parecieron mejores que lo que había tenido en Ecuador. La segunda era
tamiento humano relacionada con la posición social que ocupamos y los de clase media en origen. Allí, el ginecólogo de la familia le había segui-
aprendizajes que hacemos desde ella, los grupos culturales son conjuntos do el embarazo, recetándole calcio y vitaminas, y él mismo había llevado
de personas que comparten una serie de características sociales, y que por a cabo el parto en una clínica privada. Esa mujer encontraba deficitaria la
ello esperamos que tengan conocimientos, formas de actuar similares. atención recibida en Barcelona, donde “tuvo que ser ella la que le recor-
Ahora bien, estos grupos no son homogéneos. Muchas son las caracterís- dara al médico que le recetase calcio de lo mucho que le dolían las muñe-
ticas sociales que definen a una persona: género, edad, profesión, lugar de cas”, y donde entre el equipo del hospital público en que dio a luz no se
nacimiento y vida, estrato económico, identidad étnica, sexual, política o encontraba el médico que le había hecho el seguimiento. Habían tenido
religiosa, organización y posición familiar, etc. Cuando agrupamos a las muy distintas experiencias de embarazo y parto en origen, en función de
personas por una o varias de estas características siempre dejamos otras en sus diferentes clases sociales. Su bagaje cultural les hizo tener unas expec-
el tintero y cuanto más general es el criterio escogido para formar los gru- tativas y valoraciones también muy diferentes del sistema sanitario públi-
pos, mayor es la diversidad interna que presentan. co catalán.
Una de las variables más utilizadas para clasificar a los grupos de También el sistema sanitario es culturalmente heterogéneo: hay dife-
migrantes es su nacionalidad. Hay veces que incluso utilizamos categorí- rencias entre la sanidad pública y privada, entre la forma de trabajar en

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atención hospitalaria y en atención primaria, entre el papel que se da a la va cambiando. Lo cultural no es estático, no es una “esencia profunda”
anamnesis en las distintas especialidades médicas, entre la forma de orga- e inamovible. Las pautas culturales son dinámicas, cambian en el curso
nizar las instituciones en unos y otros países, etc. de la historia, en función de los aprendizajes que las personas vamos
Cada vez que elegimos una variable para formar grupos humanos y realizando al movernos por unos contextos sociales variables. Unos
explicar parcialmente lo que ocurre, dejamos otra parte de las diferencias aprendizajes que en su mayoría no son teóricos, formales ni conscientes,
silenciada, sin explicar. La cuestión radica en cuáles son las prácticas o sino que nacen de las prácticas y se incorporan —se hacen cuerpo y
saberes que queremos analizar, y qué características socioculturales resul- nuevas prácticas—.
tan más explicativas en ese contexto concreto. Tanto si escogemos las La migración supone un proceso muy importante de este tipo de
variables de género, edad, o clase social, como si trabajamos con el lugar aprendizaje (Seppilli, 2000), cambian las condiciones laborales, legales,
de origen o la etnicidad, desde esta perspectiva, que no desde la esencia- económicas o de vivienda; las redes sociales de referencia y apoyo; la orga-
lista, los grupos que formemos serán grupos culturales. Y es que... nización de la familia, ahora en un contexto transnacional, etc. En su
contacto cotidiano con el sistema sanitario del país receptor, los inmi-
… No hay unos ámbitos más culturales que otros grantes aprenden cómo funciona: las normas escritas, y aquellas otras
Desde una perspectiva esencialista de cultura, la religión, la medicina tácitas, de las que nadie habla; aprenden también cuáles son los caminos
tradicional, el folklore, las comidas y vestimenta, la lengua y algunos ras- mediante los cuales pueden negociar o saltarse algunas de las normas, así
gos del carácter, están entre los principales elementos de análisis y refe- como las “adaptaciones secundarias”, los posibles usos no reglados del sis-
rencia. Se utiliza la cultura para hablar de lo exótico, lo diferente, lo tra- tema sanitario. Los profesionales sanitarios también, desde la práctica dia-
dicional en oposición a lo “moderno”. Sin embargo, desde la definición ria, van modificando sus pautas de atención a los grupos minoritarios.
de cultura que se propone en este capítulo, en todas las facetas de nues- Cuando realicé la observación participante en un Centro de Atención
tra vida todos somos seres culturales. La profesión, la organización empre- Primaria de la periferia de Barcelona, la población inmigrante en el
sarial, el uso de las nuevas tecnologías, el ocio, los conocimientos cientí- barrio, principalmente de origen ecuatoriano, estaba creciendo muy rápi-
ficos, o las formas de definir la democracia, también forman parte de la damente. La alta incorporación de nuevos usuarios inmigrantes en la con-
cultura. Por eso, como en el ejemplo de las dos mujeres guayaquileñas, sulta de pediatría, planteaba distintos retos y cuestiones a los profesiona-
muchas veces la mejor interpretación de las relaciones entre el sistema les: había que aumentar el número de consultas programadas para iniciar
médico y los migrantes se encuentra en la comprensión del tipo de dis- historias, poner al día los calendarios de vacunación, superar los malen-
positivos médicos a los que tenían acceso en origen, las características de tendidos lingüísticos a la hora de hablar de pautas de crianza y alimenta-
su trabajo en el contexto receptor, o la red social de la que forman parte ción, etc. (Meñaca, 2003). De la misma manera que entonces el equipo
en ambos países. no encontraba problemas en la atención a personas de identidad gitana,
porque “llevaban muchos años tratando con ellos”, en la actualidad,
Aprendemos y cambiamos a lo largo de la vida también se ha normalizado la presencia de las familias inmigrantes en la
En la definición de cultura que se planteó al iniciar el capítulo, diji- consulta.
mos que la cultura estaba formada por prácticas y saberes que se apren- El cambio sucede tanto en intervalos cortos de tiempo a niveles más
den en los contextos sociales en que nos movemos. Un proceso de apren- concretos, como en intervalos históricos más amplios en contextos más
dizaje que se prolonga toda la vida, y en el que lo que sabemos y hacemos generales. Tomemos por ejemplo la tensión entre modernidad y tradición

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en el campo de la atención a la salud. La biomedicina —concepto antro- situación. No hay una única lógica cultural, un principio generador de
pológico para designar a la medicina occidental “moderna”— está todos nuestros comportamientos. Las lógicas culturales son múltiples e
ampliamente expandida por todos los continentes. Por tanto, sería un incompletas, y en función de los contextos concretos utilizamos unos u
error reducir el análisis de las prácticas de salud en origen a los procesos otros recursos culturales.
de autoatención —aquellos que ocurren sin la intervención de expertos En la consulta no se dice todo, “hay cosas que no se le cuentan a un
en salud— y las prácticas tradicionales —sanadores, curanderos, chama- médico...”. Alguna madre ecuatoriana me ha comentado cómo asentía y
nes, etc. Como ilustraba la experiencia de las dos mujeres guayaquileñas, escuchaba las recomendaciones sobre alimentación de su hijo de menos
los inmigrantes no sólo —ni siempre— han tenido contacto con prácti- de un año en las consultas programadas, sabiendo que luego ella iba a
cas médicas tradicionales. Sí que han utilizado la biomedicina en origen, seguir haciendo lo que aprendió en Ecuador y había hecho con su primer
y suele ser esta experiencia y no la tradicional, la que les sirve de primera hijo. Durante el periodo que estuve en la consulta de pediatría, una
referencia al entrar en contacto con el sistema sanitario en el contexto de mañana vino otra madre con un hijo que llevaba un lazo rojo con un
recepción. Por otra parte, la relación entre medicinas tradicionales, bio- amuleto contra el mal de ojo. Uno de los pediatras me llamó para que lo
medicina y medicinas alternativas —como las corrientes ayurvédicas o viera, él había visto muchos de esos antes, especialmente en niños de ori-
chinas— está en continua transformación. Y si bien es la biomedicina el gen gitano. La madre no quería hablar mucho del amuleto, simplemente
dispositivo asistencial dominante, tanto en Ecuador como en España se nos dijo que se lo había mandado su abuela. Ella estaba allí para vacunar
hace uso de un pluralismo asistencial que cambia en el tiempo. al niño. Una consulta médica no es el sitio para hablar de prácticas tradi-
Las prácticas médicas también varían históricamente, y son objeto de cionales, sino para buscar otro tipo de tratamientos y soluciones. Meses
“modas” culturales. Así por ejemplo las recomendaciones dietéticas tanto más tarde, en una entrevista en su casa, esa misma mujer me contaría
para adultos como para niños y bebés, son objeto de constante remodela- detalladamente cómo utilizaba distintas prácticas tradicionales y biomé-
ción. Cambian también las indicaciones de uso de antibióticos, analgési- dicas para tratar a su hija, pero son cosas diferentes, y los que entienden
cos y otros medicamentos, las técnicas para tratamiento de heridas y úlce- y saben de biomedicina, normalmente no sólo no entienden sino que des-
ras cutáneas, los protocolos de acción en distintas enfermedades, etc. Y, al aprueban las prácticas tradicionales. No sólo los inmigrantes guardan
contrario de lo que una creencia acrítica en el progreso científico nos silencio. Pocas veces, y sólo con médicos con los que se tiene la certeza
puede hacer pensar, no siempre son cambios en un proceso ascendente, que lo van a respetar, los autóctonos hablan de los tratamientos alternati-
acumulativo y constante de más tecnología, mayor precisión, y mejores vos que utilizan, o de las veces que transgreden las recomendaciones die-
resultados. En el contacto con los usuarios en general, y por tanto también téticas puestas en la consulta, etc.
con los migrantes, tener en cuenta esta variabilidad del conocimiento bio- Los profesionales sanitarios también cambian sus formas de actuar
médico, nos puede ayudar a flexibilizar algunas partes de nuestro discur- según estén o no dentro del espacio clínico. Un médico puede recomen-
so, mejorando la comunicación, y sólo poner el énfasis en aquellas prácti- dar a muchos pacientes que dejen de fumar, mientras que él sigue man-
cas curativas, de cuidado o de prevención que consideramos prioritarias. teniendo el hábito. Delante de los usuarios los profesionales mantienen
un estilo de comunicación muy diferente al que tienen cuando están
Lo que hacemos y decimos depende de la situación entre colegas. Las diferencias pueden ser más sutiles, el mismo sanitario
No sólo nuestras formas de actuar y pensar varían con el tiempo. dependiendo si está en la consulta privada, en la del centro público donde
También hay diferencias en lo que hacemos y decimos dependiendo de la trabaja, en planta o en el quirófano actúa de formas distintas. El tipo de

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paciente también puede hacer variar los comportamientos según sea más llevaremos perfectamente a la práctica y solucionaremos los problemas de
joven o mayor, parezca una persona con conocimientos médicos o no, atención a las minorías... Sin embargo a pesar de la tendencia a culpar a
venga recomendado o no, etc. En Estados Unidos (Institute of Medicine, los usuarios por no seguir a rajatabla las recomendaciones de estilo de
2005) se ha demostrado que existen diferencias en la atención sanitaria vida, a pesar de los múltiples cursos de formación en diversidad cultural,
que se recibe en función de la pertenencia étnica o racial, que en muchos nuestras prácticas cotidianas no cambian tan fácilmente. Controlamos
casos están asociadas con peores resultados de la atención, y que entre los racionalmente muy poco de lo que percibimos y hacemos a diario.
muchos factores que contribuyen a esas diferencias pueden estar inclui- Actuamos por costumbre; tomando sólo en cuenta nuestro punto de
dos los sesgos, estereotipos y prejuicios de los profesionales respecto a los vista; condicionados por otras personas o por la falta de tiempo; con
usuarios que forman parte de las minorías. Este tipo de evidencia ha aquellos gestos y estilos de comunicación que aprendimos sin ser cons-
generado mucha polémica entre los profesionales, quienes en su gran cientes de ello, sin teoría, etc. En palabras de un célebre sociólogo, si las
mayoría niegan que estos procesos de discriminación se estén dando. Un prácticas fueran “producidas según reglas de engendramiento perfecta-
rechazo que es comprensible, ya que la mayoría de los profesionales médi- mente conscientes se encontrarían despojadas de todo lo que las define
cos muestran un gran compromiso ético con los principios antidiscrimi- propiamente como prácticas, es decir, la incertidumbre y la vaguedad
natorios. Dejando a un lado las manifestaciones racistas explícitas que, si resultantes del hecho de que tienen por principio no unas reglas conscien-
bien de manera claramente minoritaria, existen entre los profesionales tes y constantes sino principios prácticos, opacos a ellos mismos, sujetos
médicos, los procesos culturales de discriminación son en general comple- a variación según la lógica de la situación, el punto de vista, casi siempre
jos y sutiles, y la gran mayoría de las veces no nos damos cuenta de ellos parcial, que ésta impone, etc.” (Bourdieu, 1991: 31).
porque... Es por ello que erradicar las prácticas discriminatorias no es sencillo,
incluso con la mejor voluntad, y con los mayores conocimientos teóricos
… No somos conscientes de todo lo que hacemos sobre el papel de la cultura y los factores socioculturales, reconocer su
A la hora de caracterizar el comportamiento humano podemos caer en valor no significa llevarlos a la práctica (Menéndez, 2000). Aunque siem-
dos extremos. Uno es el determinista, dentro del cual se incluyen los usos pre sea un primer paso. Junto a la no conciencia de gran parte de las prác-
esencialistas de la cultura o la etnia/“raza” –conociendo la adscripción ticas, hay factores estructurales en la raíz de la discriminación. Los lími-
cultural o étnica de un individuo podemos predecir qué sucede y cómo tes de tiempo en la consulta, el trabajo bajo presión de una unidad de
va a actuar. El otro es el racionalista, según el cual el poder de elección de urgencias, la prioridad que para la biomedicina tienen los aspectos bioló-
los individuos es muy alto, y todo el comportamiento humano se rige por gicos de la enfermedad frente a los socioculturales, o la falta de recursos
valoraciones de coste y beneficios de las acciones que se realizan. Un polo sociales a los que derivar a los inmigrantes para solucionar aspectos prác-
claramente influenciado por el desarrollo de las teorías económicas de los ticos de sus condiciones de vida que claramente repercuten en su salud,
últimos siglos. De forma simplificada podríamos decir que utilizamos el son algunos ejemplos.
primero para hablar de “los otros” y el segundo para hablar de “nosotros”: Por su parte los migrantes también viven la tensión entre la racionali-
a los otros les culpamos de no poder o no querer ser racionales. dad y sus límites en el contexto de cuidado de su salud. Son sujetos acti-
Desde este segundo polo se considera que saber es hacer. Que si sabe- vos que luchan por mejorar las condiciones de vida de sus familias, con
mos que una dieta baja en sal es lo mejor para nuestra salud, así será como miembros en origen y en recepción, y además lo logran en gran medida.
comamos. Que si conocemos las teorías sobre competencia cultural las Pero que encuentran límites estructurales para ello en las condiciones en

112 113
que se insertan en el mercado laboral de economía sumergida, en las leyes vas a la manera de pensar la cultura. Como la alternativa propuesta en
de migración, en el alto coste de la vivienda en España, etc. Que en este estas páginas, para la que pensar en cultura supone, en definitiva: anali-
contexto no den prioridad a las normas dietéticas o de buen acceso al sis- zar la posición desde la que uno y otro actúan, pensar en la complejidad
tema de sanidad, quizás no sea ni tan irracional, ni tan voluntario como de las relaciones sociales, reconocer las posibilidades de cambio y las limi-
a veces se supone. taciones con que todos contamos a la hora de actuar, contar con las dife-
rencias de intereses y de poder desde las que partimos, y tener presente la
El papel de las condiciones socio–económicas y políticas que vivimos necesidad de matizar, no esencializar, las diferencias entre las personas.
El concepto de cultura —tal y como lo hemos desarrollado en estas
páginas— es una abstracción compleja que nos permite hablar de un con-
junto de conocimientos prácticos, situacionales, dinámicos, flexibles, de
múltiples lógicas incompletas, compartidos por individuos que por sus
diversas características sociales se pueden adscribir a distintos grupos no BIBLIOGRAFÍA
homogéneos, y que no son conscientes de todo lo que hacen. Nos permi- Allué, Xavier. Urgencias. Abierto de 0 a 24 horas. Factores socioculturales en la oferta y
te hablar de las formas de hacer comunes a aquellos que comparten deter- la demanda de las urgencias pediátricas. Zaragoza: Mira Editores; 1999.
minadas características sociales sin caer en el determinismo, por la flexi- Barth, Fredrik. Ethnic groups and boundaries. Middleton: Waveland Press; 1969.
bilidad y complejidad implícita al concepto, ni tampoco en un volunta- Bourdieu, Pierre. El sentido práctico. Madrid: Taurus Ediciones; 1991 [1980].
rismo que ponga todo el peso en las elecciones racionales y voluntarias de
Hurtado, Inmaculada. De inmigrantes y extranjeros, de dianas y márgenes.
los individuos, negando así el papel de las posiciones sociales. Las posi-
Contextualizando procesos migratorios para el análisis de dispositivos asistencia-
ciones nos hablan de los recursos económicos, sociales y culturales con
les. En: Esteban, M.L.; Pallarès, J. (coords) La salud en una sociedad multicul-
que uno cuenta, de su situación de ventajas o desventajas, y de diferen-
tural: desigualdad, mercantilización y medicalización. Sevilla: FAAEE, Asana,
cias de poder entre las personas y los grupos. Desde la epidemiología con-
Fundación El Monte; 2005.
tamos con una amplia evidencia de la relación entre las posiciones socioe-
conómicas y la salud. Institute of Medicine. Unequal treatment: confronting racial and ethnic disparities in
Una precaución final. Reiteradamente, el concepto de cultura en su health care. Washington DC: National Academies Press; 2005.
versión esencialista se ha utilizado para crear jerarquías y justificar la posi- Maalouf, Amin. Identidades asesinas. Madrid: Alianza Editorial; 1999.
ción desfavorecida de otros (Martínez Novo, 2006). Mientras que para Martínez Novo, C. Who defines indigenous? Identities, development, intellectuals and
hablar de los grupos con poder no se ha hablado de cultura: en la divi- the state in Northern Mexico. New Brunswick: Rutgers University Press; 2006.
sión entre sus vidas privadas y sus profesiones, las primeras pocas veces
Menéndez, Eduardo L. Factores culturales, de las definiciones a los usos específicos. En:
son objeto de análisis de los científicos sociales, y como profesionales se
Perdiguero, E.; Comelles, J.M. (eds). Medicina y cultura. Estudios entre la
hace referencia a sus conocimientos, ciencia y racionalidad, nada de cul-
antropología y la medicina. Barcelona: Edicions Bellaterra; 2000.
tura. Este doble rasero cultural también está presente en las interacciones
entre inmigrantes y sistema sanitario (Meñaca, 2004), y es por ello que, Meñaca, Arantza. ¿Dónde están las diferencias? Inmigrantes en una consulta de pedia-
si de verdad queremos trabajar por mejorar las condiciones de acceso al tría. Medical Anthropology at Home III. Medical anthropology, welfare state
sistema sanitario de los inmigrantes, es necesario buscar nuevas alternati- and political engagement. Ponencias del Congreso. Perugia, Fondazione Angelo
Celli; 2003.

114 115
Meñaca, Arantza. Salud y migraciones. Sobre algunos enfoques en uso y otros por uti-
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Quito: Abya Yala; 2004.
Seppilli, Tullio. Immigrants in Europe and Health Service Strategies: an Introductory De las utilidades de la antropología social para
Outline. En: Vulpiani, P.; Comelles, J.M.; van Dongen, E. (eds). Health for all, la intervención en el campo de las drogas
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Alisei; 2000. Oriol Romaní
Taylor, J.S. The story catches you and you fall down: tragedy, ethnography, and “cultu- Universitat Rovira i Virgili (Tarragona)
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En: van der Geest, S.; Rienks, A. The art of medical anthropology. Readings.
Amsterdam: Het Spinhuis; 1998.
En este capítulo presentaré —desde mi doble vertiente de académico
y participante en “movimientos sociales” en torno a las drogas— cuáles
son las principales aportaciones que la antropología puede hacer a la
intervención socio–sanitaria en los problemas relacionados con las dro-
gas. Para ello, expondré de qué estamos hablando cuando hablamos de de
drogas, drogodependencias y conceptos afines desde una óptica sociocul-
tural, de las herramientas metodológicas y de los aspectos de intervención
y formación en este campo.

Sobre drogas y drogodependencias


Todas las sociedades humanas han conocido y utilizado, desde sus ini-
cios y hasta la actualidad, muy distintos productos para estimularse,
sedarse, paliar el dolor, alternar socialmente, experimentar sensaciones
placenteras, para alterar su estado de ánimo, facilitar la comunicación
interpersonal, cambiar su registro perceptivo–sensorial, acceder a algunas
formas de conocimiento distintas a las habituales, etc.; es decir, han usado
y consumido aquel tipo de productos que nosotros hemos unificado bajo
el concepto de drogas, y que podemos definir como “sustancias químicas
que, incorporadas al organismo humano, tienen capacidad de modificar
varias funciones de éste (percepción, conducta, motricidad, etc.); pero
cuyos efectos, consecuencias y funciones están condicionadas, sobre todo,
por las definiciones sociales, económicas y culturales que las sociedades

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que las utilizan elaboran en el marco histórico en el que se sitúan sus su uso de ámbitos de la vida social que desde nuestras categorías actuales
prácticas”42. El uso de drogas es, pues, una práctica universal, que afecta definimos como religión, salud/medicina, nutrición, ritos festivos, “per-
a diversos aspectos de la vida cotidiana de la gente, en la que se interrela- formance” individual, etc. En cambio, en nuestros Estados contemporá-
cionan de manera compleja sustancias, sujetos y contextos socioculturales. neos algunas de ellas han entrado en la categoría de medicamentos —con
Si podemos dar por sobreentendido a qué nos referimos con las sus- todo la legitimación institucional que ello implica—, otras en la de dro-
tancias y los sujetos, creo que el contexto sociocultural y, por lo tanto, gas, a partir de un conjunto de fiscalizaciones, principalmente de tipo
también económico–político, en los que se dan los distintos usos de esto penal, pero también de tipo médico y moral —con toda la estigmatiza-
que nosotros llamamos drogas en cualquier sociedad, es un concepto que ción que ello supone—, y algunas todavía ( aunque cada vez menos), ni
requiere alguna precisión. El contexto sociocultural estaría compuesto en una ni en otra, pues su uso tiene un cierto arraigo tradicional, como
principalmente por una organización social básica (estructura y dinámi- sería entre nosotros el caso del alcohol y el tabaco.
ca de grupos —de género y de edad, entre otros— y clases sociales, for- Por otro lado, entenderemos por drogodependencia un aspecto parcial
mas de sociabilidad, estructura sociolaboral, organización de los servicios del fenómeno: nos referimos con este concepto a un conjunto de proce-
básicos comunitarios de tipo económico, social, sanitario, etc.); unas pau- sos a través de los cuales se expresan ciertos malestares más o menos gra-
tas culturales (predominio de determinados valores morales, grado de ves, que pueden tener causas diversas (así como otras manifestaciones),
coexistencia de distintas formas culturales; existencia y arraigo de distin- pero cuyo síntoma principal “sería la organización del conjunto de la vida
tas tradiciones.; momento de “sedimentación” o de profundas transfor- cotidiana de un individuo alrededor del consumo compulsivo de deter-
maciones en este sentido, etc.); una configuración sociopolítica interna minadas drogas”44. Voluntariamente no hemos querido entrar en más
(tipo sistema político, si está bien asentado o en pleno proceso de legiti- honduras, que es donde los distintos enfoques y corrientes difieren (desde
mación, formas de reconocimiento y relación con y entre autoridades e la neurociencia al psicoanálisis, el conductismo o la sistémica, por citar
instituciones, etc.); una situación geopolítica (situación e influencia del sólo algunos), para mantenernos en este nivel sintomático en el cual pare-
país en el conjunto del sistema mundial); y otros aspectos ligados direc- ce haber un cierto consenso general, y que puede tener cierta utilidad
tamente a las drogas (posición en el mercado mundial, estatus institucio- operativa.
nal de las distintas drogas, imágenes de las mismas en los distintos secto- La drogodependencia sería, pues, uno de los tipos de “dependencias
res de la población, niveles de alarma social, niveles y tipos de consumo, etiquetadas” que existen en nuestra sociedad, al lado de las dependencias
etc.)43. al juego, al sexo, u otras. Estamos hablando de dependencias definidas
Este conjunto de sustancias químicas que, desde un punto de vista como patológicas, pero no hay que olvidar que el ser humano es un ser
científico, hemos agrupado bajo el nombre de drogas (o también, a veces, radicalmente dependiente por su constitución biológica, y por los meca-
de productos psicoactivos), han tenido históricamente usos muy diversos nismos psicológicos y sociales que lo configuran como tal. Es un animal
y han pertenecido a categorías culturales muy variadas, formando parte con una programación genética abierta y una orientación muy general de
sus “instintos”, con unos dispositivos biológicos que le permiten incorporar
42 Aquí hago una reelaboración a partir de dos referencias anteriores: la definición “canónica” de (en el sentido fuerte de embodiment) su cultura a través de la interacción
la OMS, y la que hace del alcohol Menéndez (1990). social y el aprendizaje, gracias sobre todo al largo periodo de crecimiento
43 Un texto donde se pueden encontrar las definiciones generales de sociedad, cultura, y muchas que le caracteriza (neotenia). Con este bagaje biológico y cultural, cada
otras básicas desde la antropología, y que creo puede interesar a personas con formación bio-
lógica y/o sanitaria es el de Bohannan (1996). 44 Aquí me inspiro en Cancrini (1982).

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ser humano deberá ir construyendo su trayectoria biográfica, a través de dientes, etc. Lo cual ha producido históricamente y todavía en la actuali-
la gestión de las pequeñas o grandes dependencias que configurarán su dad que, no sólo la forma de ver y de gestionar las drogas, sino también
vida cotidiana. sus efectos sean distintos en sociedades en que su uso, por ejemplo, es un
Teniendo esto en cuenta, cuando hablamos de drogodependencia no paso obligado hacia la ciudadanía plena, un elemento clave en el proceso
hablamos sólo, o principalmente, de los efectos farmacológicos de una de socialización de sus individuos, de aquellas en que tal uso está asocia-
—o varias— sustancias sobre un individuo, sino de un conjunto más o do a procesos de alternatividad y/ o marginación respecto a lo que se con-
menos articulado (constructo sociocultural) de procesos de identifica- sidera la normalidad social46.
ción, de construcción del yo, de estrategias de interacción y de negocia- En el mundo contemporáneo nos encontramos con un modelo de
ción del rol, etc. Es decir, de todo un entramado dinámico que, junto con percepción y gestión de las drogas que se basa en la articulación de, sobre
muchos otros elementos relacionales, psicológicos y culturales, contribu- todo, dos paradigmas fundamentales en la definición de las mismas, que
ye a la construcción del sujeto, y le va orientando en su existencia, aun- son el de tipo jurídico y el de tipo médico. Es decir, hay unos tratados
que en estos casos sea a través de conflictos básicos de su vida. Por lo que internacionales que se concretan de una forma u otra en las leyes, normas
sabemos hasta ahora, está claro que el uso de ciertos fármacos pueden y organización del control de drogas en los diferentes Estados, pero al
contribuir a precipitar, coadyuvar, fijar, contrarrestar, etc. distintos ele- mismo tiempo hay todo un conjunto de ideas y formas de organización
mentos de estos procesos; pero, como hemos aprendido a través de la pro- y actuación que sitúan a las drogas dentro del campo de la enfermedad.
pia práctica clínica, el papel de lo farmacológico no puede presentarse Todo ello ha producido un conjunto de ideas sobre lo que son las drogas
como el factor causal de las drogodependencias, tal como se ha tendido a y su lugar en el mundo (con la influencia correspondiente en las cosmo-
hacer de manera simplista desde el modelo biomédico, sino articulado visiones más hegemónicas), con un peso muy importante en sus aspectos
con los demás elementos que configuran la drogodependencia45. morales (asociación con lo que debe —o no debe— ser), con un conjun-
to de dispositivos sociales para gestionar su producción, circulación, efec-
Sobre modelos y representaciones sociales tos, etc.; modelo que, a partir de las dos últimas décadas del siglo pasado,
En cada sociedad existen unas ideologías hegemónicas acerca de cómo ha entrado en crisis, como veremos más adelante.
es el mundo que, en la actualidad, deben competir con otras ideologías En resumen, nos encontramos ante un “fenómeno social total” uno de
ligadas a determinados grupos sociales, políticos, religiosos, etc. Pero, en cuyos componentes básicos es, precisamente, aquel que le da una cohe-
definitiva, en todas ellas encontramos unas representaciones sociales acer- rencia general y unos significados determinados: los usos de drogas no
ca de qué son las drogas (o los medicamentos, o de lo que se trate), qué son tanto un fenómeno químico (que también), sino un fenómeno socio-
origen, historia, cualidades o consideración social tienen, para qué sirven, cultural en el que el manejo y los efectos de sus componentes químicos
cuáles son los efectos que se espera de ellas, cómo deben de tomarse, tanto estarán condicionados por las prácticas sociales que existan en el seno de
desde el punto de vista de si se necesita una preparación personal o no la estructura y la dinámica del contexto sociocultural, tal como lo hemos
para hacerlo, como de los momentos que se consideran más adecuados, definido, y se orientarán de una u otra forma a partir de las representa-
los modos de elaboración, las técnicas de ingestión, las dosis correspon- ciones sociales hegemónicas que existan al respecto en el grupo que las
utiliza47.
45 Para ampliar estos conceptos, véase Romaní (2004). Sobre el cuestionamiento del concepto
46 Para las relaciones entre drogas y control, ver VV.AA. (2004).
de dependencia, véase las discusiones en Blankfield (1987) y en el nº 89 de Addiction (1994),
así como las aportaciones, desde ópticas psicoanalíticas, de Korman (1995) y Martí (1996). 47 Ver la ampliación de esta idea en Romaní (2001).

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Primera aportación: el punto de vista antropológico do especial para la persona y/o el grupo que los realiza, modula su activi-
A modo de una primera recapitulación podemos decir, pues, que una dad de tal forma que permite acercarse a lo que, en general, parece plan-
de las primeras aportaciones de la antropología a este campo ha sido la cons- tearse, es decir:
trucción de un modelo sociocultural de percepción de las drogas. Se trata de 1) Maximizar el efecto deseado de la sustancia.
analizar aquel campo al que se refiere el objeto “droga” no como un ente 2) Controlar sus niveles de uso.
normativo (modelo penal) o patológico (modelo médico), sino como un 3) Equilibrar los efectos positivos y negativos.
campo de relaciones entre sustancias, sujetos y contextos (el conocido 4) Prevenir posibles problemas de diverso tipo relacionados con el
triángulo de Zinberg, 1984), en el que el énfasis lo debemos situar, para consumo de drogas (Grund et al., 1994).
tener el máximo de información al respecto, en el tipo de relaciones exis-
tentes entre los tres elementos constitutivos de la tríada; pero en el que, Los rituales consiguen, de este modo, la estandarización de las varia-
en definitiva, el condicionamiento principal se da desde el contexto bles farmacológicas, psicológicas, sociales y culturales implicadas en el
sociocultural hacia los dos otros elementos, ya que es en su seno donde se consumo. Por lo tanto, la habilidad para controlarlo no dependerá tanto
construyen determinado tipo de sujetos sociales y de sustancias–drogas48. de la cantidad en sí de una sustancia, sino que ésta será función del con-
Podemos ilustrar lo visto hasta aquí con el papel de los rituales en junto de variables citadas. En consecuencia, el marco sociocultural será el
nuestra vida cotidiana y, por lo tanto, también en los procesos de consu- factor crucial para el control del consumo de drogas50.
mo de drogas. El ritual puede ser tanto formal (una misa, un desfile, una La gran mayoría de consumidores de drogas del mundo (de la mari-
sesión del parlamento…) como informal (el saludo, el aseo personal antes huana a las anfetaminas, del café a la heroína o la cocaína, o de la hoja de
de salir a la calle…), colectivo o individual, religioso o laico, puede tener coca al alcohol, por citar solo algunas) consiguen este control de sus con-
tanto funciones instrumentales como simbólicas; en definitiva, es un con- sumos y la intervención sociosanitaria debería de plantearse ante actuales
figurador de nuestra vida, social y/o cotidiana, a la que otorga un orden o potenciales problemas de salud pública, y no como un reflejo automá-
significativo a partir de la estandarización de una serie de actos psicomo- tico ante la mera presencia de “la droga”, sin más dilucidaciones, como
tores. Desde Bateson sabemos, por ejemplo, que la terapia se puede leer ha ocurrido en el siglo XX, con consecuencias bastante discutibles.
como un ritual que, en ciertas condiciones, resulta bastante eficaz49.
Sobre políticas de drogas: prohibicionismo versus reducción de daños
Diversos estudios muestran como la ritualización del consumo de dro-
gas, con las reglas, implícitas la mayor parte de las veces, que ésta supo- Las políticas sobre drogas y los programas derivados de ellas, se esta-
ne, es un elemento fundamental para la regulación y el control de la expe- blecen a partir de las estrategias sobre drogas que, a su vez, son el produc-
riencia de dicho consumo: el encontrarse en determinados sitios, compar- to de una dialéctica que articula de manera específica, en cada momento
tir ciertos conocimientos, objetos y lenguajes, ir adaptando ciertas técni- histórico, las políticas internacionales del control de la oferta, con las
cas a los objetivos que se persiguen con el consumo de aquellas sustan- políticas nacionales, regionales y municipales, y con las prácticas profe-
cias, en suma, la secuencia de una serie de actos que tienen un significa- sionales, cada vez más heterogéneas, y más centradas en la asistencia y el
control de la demanda. En estos momentos, aunque a nivel ideológico
48 Sobre uno de los debates básicos de las ciencias sociales, como es el de las relaciones sujeto-
estructura, ver un interesante y poco conocido artículo de Menéndez (2000). 50 Aquí las referencias podrían ser muchas, así que me limitaré a citar algunas monografías más
49 Sobre los rituales ver el ya citado de Bohannan (1996) pero, sobre todo, Van Gennep (1986), o menos próximas, como las de Charles (2005), Gamella / Jiménez (2003), Fernandes (2002),
Turner (1988), Bateson (1990), Maisonneuve (1991) o Díaz (1998). Romo (2001), South (2000), Díaz (1998), Pallarés (1996) o Romaní et al. (1992).

122 123
todavía es hegemónico el paradigma prohibicionista —desarrollado sobre blemas y sus posibles vías de solución, etc.) tiene ya otros precedentes en
todo durante la segunda mitad del siglo XX, principalmente a partir de terrenos sociales y sanitarios, por lo que el análisis contrastado de todos
los USA—, que postula que, ante “la droga” (entendiendo por esto sólo ellos puede contribuir a orientarnos hacia un tipo de intervenciones que
las ilegales) sólo cabe luchar en su contra para conseguir “un mundo sin fortalezcan el protagonismo de las propias poblaciones en la resolución de
droga”, hay que subrayar que en los niveles medios de decisión política sus diversos problemas. Desde las experiencias de investigación–acción en
(regionales —supra o intra estatales—, municipales) se llevan a cabo Latinoamerica, hasta las de participación comunitaria en salud en Europa
prácticas divergentes respecto a las orientaciones emanadas de los niveles (Health Councils o Citizens Juries ingleses, o los Comitati Misti de la
más “altos” de las instituciones internacionales (básicamente la Junta Emilia Romagna en Italia), queda claro que la mejora de la salud de las
Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, y la Oficina de poblaciones está mucho más relacionada con su poder, con su capacidad
Naciones Unidas sobre Drogas y Delito), coincidiendo con orientaciones de decisión (empowerment), o sea, con cuestiones sociopolíticas, que no
cada vez más influyentes de los profesionales del campo; nos referimos al con meros desarrollos técnicos52.
desarrollo que, desde la década de los 90, han ido adquiriendo las políti- Los principales objetivos de las políticas de reducción de daños se
cas de “reducción de daños”. basan en metodologías consistentes en la interacción de los profesionales
Estamos, pues, en un momento histórico en que, desde ámbitos dis- con las personas y grupos afectados, en la movilización de todos ellos y la
tintos (políticos, profesionales y otros) va existiendo una cierta concien- dotación de los recursos necesarios para dichos objetivos. El uso de deter-
cia de que las intervenciones basadas exclusivamente en el paradigma pro- minados fármacos (sustitutivos u otros) o el intercambio de jeringuillas,
hibicionista resultan mas bien contraproducentes para la gestión del con- por ejemplo, no son más que algunos de los múltiples instrumentos con
flicto social y el abordaje de los problemas de salud pública asociados a que deben contar los agentes sociales/ profesionales que trabajan sobre el
ciertos consumos de drogas. A partir de la evaluación de algunos efectos terreno, y a los que hay que dotar de los conocimientos y medios necesa-
perversos del paradigma penal, relacionados sobre todo con la extensión rios para el desarrollo de su labor, centrada sobre todo en comunicación,
del VIH y otros problemas sanitarios derivados de la práctica endoveno- relaciones y habilidades sociales, conocimientos interactivos… en fin, en
sa clandestina, se han ido elaborando orientaciones más pragmáticas, de el manejo de elementos culturales y sociales básicos. Además, claro está,
tipo sociosanitario, que han ido configurando las políticas de reducción de contar con los recursos que permitan concretar todas aquellas iniciati-
de daños51. vas destinadas a mejorar la calidad de vida de los usuarios con problemas
Escribíamos hace poco al respecto que las experiencias a través de las “de drogas” (Romaní/ Ilundain, e.p.).
políticas de reducción de daños han hecho emerger, una vez más, la cen-
tralidad de las variables socioculturales en la constitución del fenómeno Segunda aportación: la metodología
de las drogas, y su utilidad para la intervención en algunos de sus princi- Como segunda recapitulación podemos decir que la otra gran aporta-
pales problemas, cuestionando no sólo el modelo penal, sino también ción de la antropología al campo de las drogas ha sido la de su perspectiva
aquellos basados en una aproximación estrictamente biomédica. De etnográfica. Decir esto después de exponer los rasgos generales de la evo-
hecho, el modelo participativo que implican las políticas de reducción de lución de las políticas de drogas, no quiere decir que ésta se haya debido
daños (papel central de los usuarios, evaluación comunitaria de los pro- a la influencia de los planteamientos antropológicos. Lo significativo de
la reducción de daños es que surge precisamente de sectores, en general
51 Sobre reducción de daños ver el libro “fundacional” de O’Hare (1995), o los de Grup Igia
(2000) y (2001). 52 Sobre estas cuestiones ver Haro/Keijzer (1998), Crouch (1999) y Serapioni/Romaní (2003).

124 125
profesionales sociosanitarios y usuarios problemáticos de algunas drogas, La etnografía es, pues, una práctica de investigación/intervención
que no se habían distinguido anteriormente por cuestionar los programas intensiva y que se realiza a nivel microsocial. En este nivel se procesan
libres de drogas y otros aspectos derivados de las políticas prohibicionis- continuamente una serie de interacciones, prácticas sociales y percepcio-
tas. Tomo este caso por que lo que sí se ha podido aprender de la pers- nes culturales que, si bien dan cuenta de la estructura social dominante y
pectiva antropológica en este terreno son sus planteamientos metodoló- de la dinámica cultural hegemónica, también se puede constatar que con-
gicos. Al principio de este cambio de orientación en las políticas de dro- tribuyen a reorientarlas, a darles un cierto tipo de continuidad y no otro,
gas (en la segunda mitad de los años ochenta), ésta aparecía para muchos a producir rupturas, a sintetizarlas de diversas maneras... Con la etnogra-
como una cuestión técnica: pongamos programas de intercambio de fía obtenemos una gran riqueza de información, de la que forma parte, y
jeringuillas, de mantenimiento con metadona, centros de baja exigen- no de manera secundaria, la interacción con los sujetos con los que se está
cia… y ya está; pero a medida que se pretendían desarrollar dichas prác- trabajando. O sea que, además, es una experiencia vital, pues aquí nos
ticas y orientaciones, fue emergiendo la constatación de que, para que encontramos una realidad matizada por la idiosincrasia de los aspectos
pudieran conseguir sus objetivos y tener cierta continuidad, había que ir individuales de los comportamientos y las relaciones, por la psicología de
admitiendo el protagonismo de los usuarios, las relaciones dialógicas las relaciones cara a cara, por la articulación específica de todos los ele-
entre éstos y los profesionales, centrarse más en las condiciones y proce- mentos en presencia, la intervención del azar y de otros elementos coyun-
sos de vida de los usuarios que no en la sustancia en sí, que para generar turales, algunos de los cuales, por añadidura, quizás no sean fácilmente
confianza no se podía hacer desde la estigmatización del “drogadicto”; es reducibles a una racionalización inmediata, pero que son datos que no
decir, había que ir superando de alguna manera las incongruencias entre podríamos captar de ninguna otra manera.
estas nuevas orientaciones y el marco prohibicionista. Si esto es así desde el punto de vista de la vida social en general, en
Tanto el punto de vista antropológico sobre las drogas antes expues- el campo estigmatizado de las drogas, donde hay gran cantidad de
to, como la detección de estos elementos socioculturales implicados en investigaciones que no se han distanciado en absoluto de las represen-
las políticas de drogas sí que deben mucho a las herramientas metodo- taciones sociales hegemónicas o del sentido común dominante, a pesar
lógicas de la antropología, básicamente a la etnografía, útil tanto desde del gran alarde tecnológico que podamos encontrar en algunas de ellas,
el punto de vista de la investigación como de la intervención. La etno- diríamos que la utilidad de la etnografía es doble. En efecto, la crimi-
grafía la podemos definir como una práctica de conocimiento de la rea- nalización y la estigmatización a través de las que se ha construido his-
lidad basada en una interacción lo más continuada e intensa posible con tóricamente “el problema de la droga” han ido creando las que conoce-
el grupo estudiado en su ambiente social cotidiano. A través de ella mos como “poblaciones ocultas”, a las que no se puede acceder de nin-
podemos acceder directamente a los datos de la realidad local, a nivel guna otra manera, y que han demostrado sobradamente su resistencia a
microsocial. Pero no sólo eso: situada en un marco teórico adecuado, y ser penetradas por los métodos clásicos, y muchas veces más o menos
lo suficientemente explícito, nos permitirá contrastar los datos y expli- sofisticados, de la investigación epidemiológica o sociológica (sistemas
caciones previas de niveles más globales de la realidad, al mismo tiem- de notificaciones, registros de casos, encuestas, etc.). No sólo porque,
po que, el indispensable ejercicio de ida y vuelta entre estos distintos muchas veces, dichas investigaciones se han planteado desde una pro-
niveles, nos posibilitará, a su vez, otorgar ciertos significados a datos blematización (ideológica y teórica) ajena y externa a las mismas pobla-
micro que, en bruto, pueden resultar a veces opacos o engañosos para ciones estudiadas, sino porque, por su propia naturaleza, son aproxima-
el investigador. ciones extensivas, distintas a la óptica particularista e intensiva de la

126 127
etnografía, y que pueden ser útiles para otros objetivos, pero no para los éstas continúan rodeadas de un halo de estigmatización. Y ya sabemos
que estamos analizando aquí53. que ésta es uno de los grandes escollos con que siempre se topa el desarro-
Como han demostrado una gran cantidad de investigaciones etnográ- llo de programas de salud pública. En el caso que nos ocupa, una de las
ficas del campo de la Antropología Médica y afines, la etnografía puede grandes dificultades que plantea es la de la accesibilidad a los servicios.
proveer una serie de informaciones estratégicas en el campo de la salud Dicha estigmatización supone una dificultad de contacto entre los servi-
que de otra manera pueden pasar desapercibidas o ser percibidas de for- cios sociosanitarios (especialmente los públicos) y las personas que, teóri-
mas sesgadas, permitiendo basar una racionalización de las intervencio- camente, más se podrían beneficiar de ellos, lo que se pone de relieve
nes en contextos siempre escasos de recursos, y potenciando, sobre todo, sobre todo en dos grupos: por un lado, aquellos más marginalizados por
los recursos básicos en este tipo de intervenciones, que son los humanos. sus procesos de dependencia a ciertas drogas ilegales, que acaban vivien-
El caso de la intervención en problemas de drogas es un ejemplo entre do en unas subculturas específicas cada vez más distanciadas de la cultu-
muchos otros que se dan en el campo de la salud. El uso de la etnografía ras institucionales; en este sentido, no es una cosa tan distinta a la que se
ha servido para evitar la imposición de lenguajes “a priori”, con sus da en otros tipos de poblaciones usuarias de los servicios sociales. Por el
correspondientes visiones del mundo, problematizaciones, etc. externas al otro lado, aquellos más normalizados, para los cuales la asistencia a estos
grupo con el que se quiere trabajar; dicha imposición, aún con la mejor servicios implicaría la mayoría de las veces un “descubrirse” ante la socie-
de las intenciones, nos puede llevar a enmascarar las situaciones y necesi- dad, pasando a formar parte, de algún modo, de la categoría de “droga-
dades reales de estos grupos, con lo que podemos perpetuar, no sólo la dictos”, con todos los problemas que ello conlleva desde el punto de vista
ignorancia sobre dichas situaciones y necesidades, sino los estereotipos familiar, laboral, etc.
sobre las mismas, lo que no es precisamente una buena base para la inter- Pero cuando trabajamos desde dentro de las poblaciones, siguiendo las
vención. Y sirve también para no incurrir en el posible “sobre–etiqueta- distintas lógicas (a veces contradictorias, desde luego) a través de las que
miento” sobre estas poblaciones y situaciones, lo que contribuiría no sólo se desarrolla su vida cotidiana, seremos capaces de ajustar mejor nuestras
a reforzar la mencionada estereotipización, sino que el hecho de enfatizar intervenciones, que es lo que ha solido ocurrir de forma significativa con
su “diferencia”, su distancia de los estándares de lo que se considera la las políticas de reducción de daños.
normalidad, puede ser otro elemento que favorezca sus procesos de exclu-
sión social a través, precisamente, del mecanismo de la estigmatización. Concretando las aportaciones: intervención, formación…
A pesar de la normalización de diversos aspectos relacionados con las Partiendo de esta doble aportación de tipo teórico y metodológico, las
drogas en los últimos años en la sociedad española (tanto por lo que se utilidades de la antropología para la intervención en el campo de las dro-
refiere a tipos de consumos como a percepciones sobre los mismos54), gas se podrían centrar, principalmente, en cuatro ámbitos. La investiga-
ción: necesitamos saber lo que pasa realmente ahí y, por lo tanto, ver si
53 De hecho, el "dato denso" que se puede observar en el nivel más inmediato y microsocial de hay que intervenir y cómo; la evaluación: tenemos que producir los datos
la realidad, requiere ser "desarticulado" en elementos específicos, que se agregan de manera primarios que nos permitirán evaluar un servicio a partir de procesos ana-
distinta a la que ocurre en la dinámica social real, precisamente en función de la necesidad de
serialización o generalización, que es una de las características principales de este tipo de apro-
lizados por el conjunto de los participantes en los mismos, detectar el
ximaciones. Para una ampliación de este tema ver Menéndez (1998), para los distintos abor- estado de una comunidad en la que se quiere instalar un dispositivo, etc.;
dajes metodológicos: Comas (1986) y Díaz (2000), y para las relaciones entre etnografía o la formación de los profesionales: no sólo de tipo teórico general, sino tam-
métodos cualitativos y drogas, Romaní (1997), Rhodes (2000), entre otros.
bién como un instrumento de reflexión sistemática acerca de sus viven-
54 Ver Megías et al. (2000) y (2005). Y Comas (2005), para el tema de percepción de los riesgos.

128 129
cias y percepciones en el trabajo, de tal manera que esto les permita inte-
grarlas de forma operativa en su desarrollo profesional; y la educación
sociosanitaria: negociar los objetivos de forma concreta con las distintas
poblaciones concernidas, o hacer factibles los programas subsiguientes, BIBLIOGRAFÍA
entre muchas otras cosas, en el contexto de la gran heterogeneidad socio- Bateson, G. Naven. Un ritual Iatmul. Madrid: Júcar; 1990.
cultural que hoy en día caracteriza a nuestras sociedades. Blankfield, A. The concept of Dependence. The Internacional Journal of the Addictions
Aunque yo creo que lo más fecundo —y a la larga, más útil, en senti- 1997, 22 (11):1069–1081.
do pleno— es la aplicación de la etnografía y de todas las técnicas cuali-
Bohannan, P. Para raros, nosotros. Introducción a la antropología cultural. Madrid:
tativas a ella asociadas (observación directa, entrevistas en profundidad,
Akal; 1996.
grupos focales, etc.) siguiendo su propia lógica y sus tiempos, esto a veces
no es posible, las demandas de las instituciones son perentorias, los már- Cancrini, L. Quei temerari sulle macchine volante. Roma. Nuova Italia Scientifica,
genes de negociación estrechos… y ello ha llevado a la elaboración de 1982.
diversos instrumentos, que se utilizan tanto para la actuación de algunas Cavalcanti, L. et al. Guía metodológica para el diseño, implementación y seguimiento
instituciones públicas como, sobre todo, para intervenciones de ONGs y de estrategias de acción comunitaria vinculados a los recursos de atención en
del tercer sector Es decir, si por un lado disponemos de las guías etnográ- drogodependencias. Gasteiz–Vitoria: Secretaría de Drogodependencias del
ficas clásicas, de tipo general, por otro tenemos algunos instrumentos Gobierno Vasco; 2002.
adaptados al campo de la salud y, más específicamente, de las drogas, Colectivo IOE. I.A.P. Introducción en España. Documentación Social nº 92 (julio–sep-
siguiendo el modelo R.A.P., de procedimientos rápidos, que nos pueden tiembre). Madrid; 1993; pp. 59–69.
ser muy útiles… sobre todo si, más que suplir, constituyen los primeros
Comas Arnau, D. La medida de la incidencia, prevalencia y problemas causados por
pasos de procesos más amplios y profundos, como pueden ser los
drogas ilegales. Revista Española de Investigaciones Sociológicas 1986,
Programas de Investigación Acción Participativa, que se han mostrado
34:57–81 (C.I.S., Madrid).
muy fecundos en estos campos55. En definitiva, las herramientas de la
Comas Arnau, D. Las experiencias de la vida: aprendizaje y riesgos. Parte III del Informe
antropología en el campo de la salud en general, y de los problemas de
drogas más específicamente, deberían ayudarnos a transitar entre (sub)cul- Juventud en España 2004, Madrid: INJUVE; 2005.
turas específicas (parciales… o no tanto): las de los diferentes profesiona- (http://www.injuve.mtas.es/injuve)
les, gestores y, sobre todo, pacientes y/o clientes, familiares y vecinos, cada Crouch C. La ampliación de la ciudadanía social y económica y la participación. En:
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El presente artículo se enmarca dentro de una investigación en antro-
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2003, V. 8: 448–448. en Salud Pública (INRSP)56 de Malí. El objetivo de la misma ha sido ana-
Stimson, G.V.; Fitch, C.; Rhodes, T. Guía para la valoración y respuesta rápida sobre el lizar los efectos de la inmigración maliense instalada en Francia sobre el
uso de drogas endovenosas. Ginebra: PSA/ OMS; 1998. sistema socio sanitario de su país, en especial a través de las numerosas
Turner, V.W. El proceso ritual. Madrid: Taurus; 1988. acciones de desarrollo emprendidas en el ámbito de la salud.
Van Gennep, A. Los ritos de paso. Madrid: Taurus; 1986. Resulta necesario señalar que el inicio de la recogida de datos, así
como el progresivo desvelamiento del que acabaría siendo objeto de estu-
VV.AA. Revista Addictions 1994, 89.
dio de nuestra tesis doctoral57 —las migraciones, la medicalización y el
VV.AA. Consumo y control de drogas. Reflexiones desde la ética. Madrid: Fundación cambio social— es fruto de un largo trabajo preliminar iniciado en
de Ciencias de la Salud; 2004. Francia desde 1996 hasta el 2000 como trabajadora social especializada
Zinberg N.E. Drugs, Set and Setting. The Basis for Controlled Intoxicant Use. New en la acogida de inmigrantes en el Servicio Social de Ayuda a Emigrantes
Haven–Londres: Yale University Press; 1984. (SSAE), y en especial de dos estancias previas en Malí (1999 y 2001).
Ambas experiencias nos desvelaron que las zonas de dicho país con mayor
56 Dicha estancia fue posible gracias a una beca del Gobierno Vasco obtenida a través del Master
de Cooperación Internacional Descentralizada: Paz y Desarrollo, de la Universidad del País
Vasco–EHU.
57 Titulada: “Inmigración, medicalización y cambio social entre los soninké: el caso de Dramané
(Malí)”; fue defendida en la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona el 26 de enero de 2006.

134 135
éxodo hacia Europa (las zonas de etnia soninké de la región de Kayes) de 2002, se estableció un protocolo de investigación en el que se optó por
resultaban ser aquellas que contaban con un mayor número de centros de priorizar la contextualización de nuestro objeto de estudio. Por un lado
salud y, sin embargo, la utilización de los recursos dependientes del siste- se hacía necesario el conformar un marco etnosociocultural en torno a
ma público era inferior que en el resto del país. Dicho fenómeno se acom- dicho país, y en especial a la región de Kayes y la etnia soninké.
pañaba de una percepción negativa de los medicamentos genéricos y de El conocimiento de su historia, su organización política y social tradi-
un abusivo recurso a los cuidados sanitarios ofertados por estructuras pri- cional, su ideología y sistema de valores así como de su economía y tra-
vadas o por los servicios de urgencias de la capital los cuales se encontra- dición migratoria nos aportó una visión holística de esta población, desde
ban desbordados. Esta situación no habría merecido nuestra atención si la cual poder entender sus concepciones y prácticas en torno a la salud y
no fuera porque inquietaba enormemente no sólo a la población en estu- al uso de los servicios sanitarios.
dio, sino también a las autoridades, a los agentes sociosanitarios y a la
comunidad científica y universitaria del país ya que, como veremos, esta-
ba poniendo en riesgo la totalidad del incipiente sistema público de salud MALÍ Y LA TRADICIÓN MIGRATORIA DE LOS SONINKÉ
de un país que es considerado por el PNUD (2003:244) el cuarto más Malí, con una extensión más de dos veces superior a la española
pobre del planeta. (1.240.192 km2) y una población de 10.021.651 habitantes 58, está
Presentar el proceso de elaboración de dicha investigación así como constituido de múltiples etnias entre las cuales se encuentra la soninké 59
sus principales conclusiones puede proporcionar al/a la lector/a un ejem- que ocupa el valle del río Senegal, a caballo entre Mauritania, Senegal
plo de las interesantes aportaciones que la antropología de la medicina y Malí.
puede realizar a las ciencias de la salud y a sus profesionales así como a las La inmigración cuenta con una larga tradición entre los soninké que
políticas sanitarias y de cooperación. A dicho interés se une el hecho de tienen reputación de ser grandes viajeros y ello desde la época del impe-
que desde 2004 los malienses constituyen el mayor contingente de sub- rio de Wagadu (s.IV–XII) 60. Los primeros inmigrantes soninké de esta
saharianos llegados a España. La experiencia francesa, en la que la migra- región llegaron a Francia durante la Primera Guerra Mundial como
ción maliense de etnia soninké data de casi un siglo y en la que las accio- mecánicos de la marina de guerra. Desde la década de los setenta del
nes de cooperación en el ámbito sanitario se vienen realizando desde hace siglo XX constituyen la mayor parte de los inmigrantes subsaharianos
más de tres décadas, puede servirnos de ejemplo, especialmente si tene- instalados en Francia 61, no habiendo cesado el flujo migratorio que
mos en cuenta que la comunidad científica internacional estima, como
58 El último censo general efectuado en el país data de 1998 (MEF–DNSI: 2001).
señala el sociólogo francés Jacques Barou (1990:9), que esta etnia es la
59 La obra clave sigue siendo la monografía publicada en 1971 por Eric Mollet y Grace Winter.
que simboliza “más fuertemente las migraciones de mano de obra prove-
nientes del sur del Sahara”. 60 Un magnífico estudio de su historia se puede encontrar en la obra del autor soninké Abdoulay
Bathily (1975, 1989).
La contextualización como anamnesis de la investigación antropológica 61 Alain Dubresson (1975:190) estima que “en 1970, el 85% de los inmigrantes del África negra
instalados en Francia, eran originarios de Malí, Mauritania o Senegal”, constituyendo los sonin-
Comprender una realidad precisa de su contextualización. En nuestro ké según Francine Kane y André Lericollais (1975:177) “el 70% de los inmigrantes africanos
caso se trató en primer lugar de abordar los antecedentes de la problemá- instalados en Francia”. Según Christophe Daum (1995:78) en 1982 “el 93.5% de los inmigran-
tica en estudio. Concretamente y desde nuestra llegada al Instituto tes malienses asentados en Francia son originarios de la región de Kayes y esencialmente de las
provincias de Kayes y Yelimané”. Julián Conde y Pap Syr Diagne (1986:58) analizan el impac-
Nacional de Investigación en Salud Pública de Bamako (Malí) en enero to de la inmigración en Francia estimando que a principios de los años ochenta, alrededor del
70% de los inmigrantes de Mauritania, Malí y Senegal eran de la etnia aquí en estudio.

136 137
organiza en torno a él, como bien indica Philippe Lavigne (1991:37), • El tercer nivel es cubierto por los Hospitales Regionales (el de Kayes
“el conjunto de la vida social soninké (…) Se ha convertido en defini- en nuestro caso) y los Nacionales sitos en la capital del país
tiva en un dato estructural”. (Bamako).

En segundo lugar, resultaba imprescindible dibujar el perfil epidemio- En 1994 comienza un periodo test que finalizaría en 1998 al poner
lógico y los principales indicadores sociosanitarios del país y de la región en marcha el Programa Decenal de Desarrollo Social y Sanitario que
en estudio. Ahora bien, al fijarnos como objeto de estudio la baja utiliza- deberá finalizar en 2007 (MSSPA-CNP, 1997).
ción de los servicios de la biomedicina en la zona de inmigración, preci-
sábamos igualmente de un barrido histórico por el proceso de institucio- Al ir avanzando en nuestra anamnesis nos dimos cuenta de que otro
nalización de la biomedicina en este país paralelo al análisis de los restan- aspecto a abordar debía ser la accesibilidad geográfica, financiera y cultu-
tes sistemas médicos: el popular de tradición africanista–animista62 y la ral de la población a los servicios sanitarios y a los medicamentos. En ello
medicina tradicional árabe–musulmana63. resultó clave el análisis del sistema de seguridad social y de protección
social de este país64. Se trataba de llegar a averiguar quién se responsabili-
zaba de los gastos derivados de los procesos de salud/enfermedad/aten-
EL SISTEMA PÚBLICO DE SALUD EN MALÍ ción y si esto ejercía una influencia sobre los itinerarios terapéuticos de la
Malí adopta en 1990 la Declaración de Política Sectorial de Salud y población.
Población (MSSPA-PSPHR-IDA, 1990), en la que siguiendo las
directrices de la OMS, opta por la filosofía de la Atención Primaria de
Alma Ata y de la Iniciativa de Bamako. Asimismo establece una nueva EL INCIPIENTE SISTEMA DE PROTECCIÓN SOCIAL
pirámide sanitaria compuesta de tres niveles: Si bien tras la independencia y durante el régimen socialista de Modibo
• A nivel local los Centros de Salud Comunitarios (CSCOM) se han Keita (1960–1968) la sanidad fue gratuita, los sucesivos regímenes (dic-
de ocupar de la atención primaria de una población de alrededor tatoriales y democráticos) bajo presión del Fondo Monetario Internacional
10.000 habitantes situados en un radio máximo de 15 km. (FMI) y del Banco Mundial (BM), ampliaron progresivamente la parti-
• Los Centros de salud de Referencia (CSREF) se encargan de la aten- cipación comunitaria en los gastos de salud hasta llegar a la situación
ción provincial. actual en la que todo acto médico, material o medicamento corre a cargo
del enfermo. Es lo que se denomina el Sistema de Recubrimiento de Costes
o SRC. Únicamente un pequeño porcentaje de la población está cubierto
62 Este sistema médico emana del saber popular de cada comunidad, realizándose su transmi-
sión por vía oral. Su visión holística busca más que la salud la promoción global de la perso- por el Instituto Nacional de Previsión Social (INPS) o por una mutuali-
na. Sus representaciones del mundo y de la enfermedad son patrimonio de toda la sociedad, dad, embriones de un sistema de protección social más propio de un siste-
de modo que la salud no es sólo individual sino que supone un equilibrio con la comunidad ma liberal de seguros privados que del modelo de seguridad social con el
presente y con la de los difuntos. El especialista que se ocupa de la salud es el curandero cuya
terapéutica se basa principalmente en la fitoterapia asociada a la geomancia. que el estado maliense lo etiqueta.
63 La tradición árabe–musulmana se encuentra especialmente anclada en las comunidades
soninké de la región de Kayes debido a su fuerte islamización. Sus representantes son los
marabúes que curan a través de versículos del Corán u otros textos del profeta, utilizando 64 El análisis más completo sobre los sistemas de protección social existentes en Malí ha sido rea-
igualmente la fitoterapia. lizado por el sociólogo Robert Vuarin (2000).

138 139
Estrategias metodológicas y técnicas: los instrumentos de que fueron asimismo confrontadas a fuentes documentales diversas (tra-
la “exploración” antropológica dicionales, fondos bibliográficos, datos estadísticos). La recogida de datos
Una vez elaborado el marco etnosociosanitario se procedió al estable- se extendió hasta el año 2004.
cimiento del locus de la investigación y de la metodología a emplear, o
Diagnóstico de una realidad enferma
sea, de las estrategias y técnicas con las que “mirar y diseccionar” la reali-
dad en estudio. Y todo ello desde el marco teórico conceptual que nos Los elementos de diagnóstico así obtenidos nos llevarían a confirmar
aporta la antropología de la medicina ampliado por los antecedentes de la baja frecuentación de los centros de salud públicos de la región de
nuestro trabajo. Es así que se estimó adecuado centrar nuestra investiga- Kayes y el escaso uso de los genéricos, la existencia de numerosos facto-
ción en el área sociosanitaria del que fuera el centro de salud rural piloto res socioculturales interviniendo en dicha problemática, los variados
de la política sanitaria maliense en la región de Kayes65: el de Dramané. “efectos secundarios” de la inmigración en esta sociedad —incluido en el
Su elección resultaba especialmente oportuna ya que se trata de un pobla- ámbito de la salud—, así como los diversos “daños colaterales” ejercidos
do fuertemente afectado por el fenómeno migratorio66 y en el que ya sobre el sistema sociosanitario maliense. Para su correcta comprensión
habíamos residido anteriormente (1999 y 2001), contando por ello con recorreremos las principales conclusiones de nuestra investigación:
una amplia red social de apoyo y de relaciones de probada confianza. Se La etnia soninké, “fuertemente afectada” por la biomedicina
optó así por una investigación itinerante desarrollada en cada uno de los
escenarios que intervienen en el itinerario terapéutico de los enfermos de Nuestra investigación vino a desvelarnos cómo la sociedad soninké no
dicho área: Dramané y su área sanitaria (nivel local de la pirámide sani- es ajena al proceso de medicalización general existente a nivel mundial.
taria), Kayes (nivel secundario), Bamako (tercer nivel) y el área metropo- Las imágenes que a menudo nos llegan de los denominados países en vías
litana de París (lugar de residencia de los inmigrantes que financian los de desarrollo estereotipan nuestras concepciones sobre el posible grado de
gastos sanitarios). Sus protagonistas: la población soninké del área sanita- implantación de la biomedicina en ellos, identificándolos a menudo con
ria, sus parientes inmigrantes y su entorno social; el sistema sanitario la posición hegemónica de los sistemas médicos conocidos como medici-
maliense, sus responsables y agentes sociosanitarios. na popular o tradicional. Aunque el despliegue sanitario sea deficiente, y
Como en la práctica médica tradicional, “la mirada del antropólogo” la accesibilidad financiera y geográfica de la mayoría de sus ciudadanos
en su visita a domicilio (a través de la observación participante) y la “escu- deje mucho que desear, esto no significa que sus poblaciones no hayan
cha paciente” (por medio de las entrevistas e historias de vida) del discur- integrado la biomedicina en sus concepciones y prácticas, sino que inclu-
so de los diferentes actores sociales centraron las “pruebas diagnósticas” so en algunos casos es su principal recurso terapéutico. Esto es especial-
mente cierto entre sus élites urbanas (clase política, intelectuales, funcio-
65 Ya en 1992 los inmigrantes de Dramané habían financiado un dispensario y una maternidad, narios, grandes comerciantes) y entre los expatriados instalados en ellas:
que las autoridades sanitarias vinieron a institucionalizar al rehabilitarlo y convertirlo en un
CSCOM al que se equipó de un depósito de medicamentos genéricos. Al exigir la ley que
cooperantes, personal de embajadas, etc. Malí, como decimos, no se sitúa
todo CSCOM cubra una población de unos 10.000 habitantes en un área máxima de 15km, al margen de este fenómeno, sino que además ha añadido a las élites tra-
fue necesario asociar a tres poblados vecinos: Makhadougou, Makhalagaré y Toubaboukané. dicionales descritas la nueva categoría poblacional constituida por los
66 Según el ya citado último censo general de 1998 (MEF–DNSI 2001: 5), Dramané cuenta con parientes de los inmigrantes soninké de la Región de Kayes.
3.766 habitantes, en su mayoría soninké. Los datos consultados en el cuaderno de cotizacio- Kayes, capital de la región homónima, resulta ser tras Bamako la ciu-
nes de la Asociación de Dramané de París muestran como en junio del 2001, 305 inmigran-
tes de Dramané aparecían registrados (sólo cotizan los que trabajan). Asimismo se contaban dad con más estructuras biomédicas, tanto privadas como públicas. Esta
111 mujeres cotizando en la Asociación de Mujeres de Dramané en París.

140 141
ciudad cuenta no sólo con un CSREF–Centro de Salud de Referencia grantes de París con el pago de los gastos derivados. Su acogida en la capi-
sino también con un Hospital Regional, dotado del único servicio de lujo tal es asumida por parientes instalados en la misma desde hace décadas68.
existente en el país. Paralelamente, y gracias a la ayuda aportada por los Otro aspecto de su implicación en el proceso de “transmisión de la
inmigrantes y ONGs, se asiste a una creciente y caótica multiplicación de biomedicina” es justamente su actuación como agentes de codesarrollo69
centros de salud rurales, acogidos o no a la política estatal en función de al construir, como ya hemos dicho, numerosos centros de salud en los
los intereses de los diferentes actores sociales implicados: población, poblados de origen o al catalizar en ocasiones diversas iniciativas de ayuda
inmigrantes, autoridades sociosanitarias y cooperación exterior. internacional. Su intervención reforzada por el apoyo de ONGs diversas,
de la cooperación descentralizada de los gobiernos regionales, ayunta-
La inmigración soninké como “vector de transmisión” de la biomedicina mientos y empresas varias, viene a legitimar así como a facilitar, la expan-
Los inmigrantes, que residen en su mayoría en París, conocen del sis- sión de la biomedicina.
tema sanitario francés sobre todo sus grandes hospitales equipados de alta
tecnología médica, o las consultas del sector privado en donde la praxis Factores de predisposición: el proceso de institucionalización de la biomedi-
terapéutica se basa principalmente en medicamentos en especialidad; es cina y el sistema sociocultural soninké
decir el Modelo Hospitalario Occidental. Para su acceso al mismo se En esta propagación de la biomedicina entre los soninké han influido
benefician del sistema de protección social que caracteriza el Estado de diversos factores de carácter tanto externo como interno. Entre los prime-
Bienestar francés y que corresponde al modelo de Seguridad Social. Los ros resulta clave el rol jugado por la colonización, los sucesivos gobiernos
inmigrantes durante sus vacaciones en el poblado de origen, o los nume- tras la independencia y la ayuda exterior. La colonización introdujo la
rosos expatriados que visitan el medio rural (cooperantes, investigadores, biomedicina en este país con su razonamiento biocientífico y el valor
amigos), transmiten como consecuencia de sus experiencias en el extran- dado a la objetividad. Particularmente, el primer punto de contacto en
jero sus propias concepciones67 de la biomedicina junto a sus mejores este proceso fue la Región de Kayes, área en la que como hemos señala-
«representantes»: los medicamentos, generalmente en especialidad, que do se centra nuestro estudio. Además, desde la independencia, los dife-
muestran con orgullo y reparten entre la población en un gesto altruista. rentes gobiernos socialistas o capitalistas han apoyado la institucionaliza-
El mito de que “lo de los blancos” es mejor, de que los médicos, la tec- ción de la concepción biomédica. La biomedicina encontró así un aliado
nología y los medicamentos “nacidos” y “vestidos” en Occidente (especia- privilegiado en un Estado recientemente independiente, en vías de
lidades en caja) tienen un mayor poder, además de la actual posición progresiva democratización y descentralización. Pero el elemento
hegemónica de los inmigrantes en el seno de dicha estructura social, faci- clave ha sido la citada nueva organización sanitaria puesta en marcha
litan la asunción de las representaciones de la biomedicina entre sus por el ya citado Programa Decenal de Desarrollo Social y Sanitario.
parientes subordinados (ancianos, jóvenes y mujeres del poblado), quie- Paralelamente los diferentes organismos de cooperación exterior han ido
nes las interiorizan desde su posición subalterna como “lo que debe ser supeditando su ayuda a su correcta puesta en marcha. Hospital, tecnolo-
un sistema sanitario que puede sanar”. La posibilidad de acceso a los ser-
vicios existentes en Malí que mejor se corresponden con dicho modelo 68 En Bamako el sistema social ha previsto que ciertos miembros de la comunidad tengan como
(clínicas privadas y Hospitales de Tercer Nivel) la proporcionan los inmi- función acoger a toda persona de paso: enfermos, jóvenes en espera de poder migrar, inmi-
grantes de vuelta al poblado.
67 A su rápida transmisión contribuye también la facilidad con la que las ideas se propagan a 69 Entendemos por codesarrollo toda acción de ayuda al desarrollo en la cual intervienen los
través de la multiplicidad de redes sociales existentes en una cultura basada en la oralidad. inmigrantes, independientemente de su naturaleza, sector o modalidades de intervención.

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gía y medicamentos han ido vertebrando un proceso de creciente hege- rializan tal prestigio implicándose en las instancias de participación del
monía de la biomedicina70. centro de salud comunitario del poblado que son convertidas en un terre-
En segundo lugar, nuestra investigación nos ha llevado a descubrir que no de lucha en donde se actualizan y gestionan las rivalidades. Por su
el proceso de medicalización de la sociedad soninké se ha visto muy favo- lado, los inmigrantes residentes en Francia lo actualizan mediante el pago
recido por su propia estructura social, por un sistema cultural atravesado de los gastos de salud (entre otros) de sus parientes enfermos, o de modo
de numerosas desigualdades71, traducidas en múltiples rivalidades, y todo colectivo mediante la construcción en el poblado de un centro de salud,
ello en pleno proceso de cambio social debido al impacto de la migración. mejor todavía, de un hospital, si es posible más grande y mejor equipado
En este contexto, la inmigración se ha convertido en la principal fuente que el de los poblados rivales; o a través de las donaciones de medicamen-
de recursos y con ello las bases de la riqueza, y por tanto del poder72, han tos, preferentemente en especialidad. La “epidemia de la biomedicina”
cambiado. Por ejemplo, un poblado, o un barrio al que la inmigración ha habría encontrado así su caldo de cultivo idóneo.
hecho perder su posición hegemónica, trata de reconquistarla tomando la
iniciativa de construir un centro de salud aun cuando exista otro a proxi- Los “daños colaterales” de la inmigración sobre el sistema sanitario
midad. En otro nivel, un esclavo73 puede intentar trastocar el orden social maliense
mediante la oportunidad de conquista del poder que le ofrece la posibili- Nuestra exploración minuciosa del sistema de salud maliense viene a
dad de poder ocupar un puesto de responsabilidad en el centro de salud confirmar la proliferación de centros de salud rurales en la región pero
comunitario. A esta situación hay que añadir que la búsqueda de presti- también su infrautilización y el escaso consumo de medicamentos gené-
gio social y las prácticas de ostentación, motores de la cultura soninké, ricos. Asimismo comprobamos cómo los centros rurales construidos con
encuentran un terreno idóneo de puesta en escena en torno a la biome- el apoyo de ONGs, o las clínicas de la capital junto a los servicios de
dicina. El dinero obtenido en el extranjero es reinvertido en indicadores urgencia se hallaban desbordadas de enfermos parientes de inmigrantes,
de prestigio de muy diferente naturaleza. Los ancianos del poblado mate- especialmente de mujeres. Este hecho no tendría mayor importancia si no
fuera porque pone en peligro la totalidad del sistema sanitario maliense
70 A pesar de la valorización, reglamentación e incluso institucionalización de las prácticas de la
medicina popular y tradicional.
debido a que su financiación se sustenta en gran parte, como hemos
dicho, a través del Sistema de Recubrimiento de Costes, es decir, del pago
71 Esta sociedad está fuertemente jerarquizada en torno a la triple desigualdad existente entre
hombres libres y esclavos, ancianos y cadetes, hombres y mujeres. por parte del enfermo de las prestaciones y medicamentos. Si un centro
72 Tradicionalmente el poder se define en relación al orden de llegada sobre un territorio, el clan
de salud comunitario no es frecuentado, el sistema se bloquea: el perso-
de pertenencia (noble, de casta o esclavo), la fuerza o la riqueza. nal no puede ser pagado, la farmacia no puede ser abastecida, ni el mate-
73 La posición social depende en primer lugar de la condición de hombre libre o esclavo. Entre rial o los locales renovados. Lo mismo ocurriría con los CSREF provin-
los hombres libres hay que distinguir entre dos castas: la de los clanes nobles y los de casta o ciales. Mientras, los hospitales de Bamako se enfrentan a un problema de
artesanos. Entre los nobles hay que distinguir a su vez entre los clanes que detentan el poder saturación que afecta a la calidad de los cuidados ofertados debido a la
político (en manos de los reyes, de los jefes de cada poblado y de cada barrio), los encargados
de la distribución de justicia, los que poseen el poder religioso (imám y marabú), así como los escasez de personal biomédico, las clínicas y farmacias privadas al ver
guerreros. Los artesanos u hombres de casta son los que mantienen la antigua especialización aumentar sus clientes de modo exponencial constituyen uno de los pocos
del trabajo: los tradicionalistas, los gritos, los herreros–joyeros, y los zapateros. Respecto a los negocios floreciente en plena expansión.
esclavos, se trata de los descendientes de los antiguos esclavos de guerra. A pesar de la aboli-
ción de la esclavitud decretada por Francia en 1905, el término esclavo sigue designando a Un observador externo podría diagnosticar las razones de dicha
una clase social que continúa sometida incluso en inmigración a las obligaciones propias del situación en posibles deficiencias de los servicios sanitarios de primer y
rango heredado de sus antepasados con respecto del linaje noble al que pertenecía su familia.

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segundo nivel o bien en una supuesta inaccesibilidad geográfica, financiera ble hasta que consideramos las desigualdades que atraviesan la estructura
o cultural a los mismos y/o a los medicamentos. Sin embargo nuestra social soninké, en la que las mujeres ocupan la posición más subalterna74
investigación vino a mostrarnos como el CSCOM de Dramané, como y que la inmigración habría venido a agravar. Este éxodo terapéutico al
otros muchos de la región construidos gracias a la ayuda de los inmigrantes mismo tiempo que les confiere prestigio las libera de sus roles habituales,
y las ONG, cuentan con el personal, tecnología, locales y medicamentos pues en la capital y debido a su enfermedad se ven exentas de realizar las
necesarios para el buen cumplimiento de sus funciones. ¿Dónde encon- labores domésticas. Además al encontrarse insertas en un sistema poligí-
trar las razones de tal disfunción? Pues paradójicamente en los mismos nico, la ideología igualitaria de este tipo de alianza75 no deja a la mujer
factores que han propiciado la propagación de la biomedicina. otra solución para diferenciarse de su/s coesposa/s, y ganar así los favores
De nuevo la inmigración actúa como vector pero esta vez de enquis- del marido, aunque sea sólo económicos, que “enfermar”. En ocasiones,
tamiento del sistema. Las citadas concepciones vehiculadas por los inmi- ciertas mujeres gastan una parte del dinero enviado por el marido para los
grantes sobre lo que debe ser un sistema sanitario chocan con las de las gastos de salud en la compra de ropa, joyas, tapices y utensilios de coci-
autoridades sanitarias del país que proponen el modelo basado en la aten- na “a la moda” con los que rivalizar con su coesposa y resto de mujeres de
ción primaria y los medicamentos genéricos de los CSCOM. ¿Qué posi- la concesión; o en preparar el ajuar de sus hijas, confiriendo a éstas pres-
bilidad le queda al enfermo no satisfecho con la asistencia recibida a nivel tigio delante de la familia política. La inmigración habría igualmente
local o provincial? Comenzar un éxodo terapéutico hasta llegar a aquel sumido a la mujer soninké en una situación de soledad e insatisfacción
lugar del sistema sanitario en que “reconozca” lo que él considera “que sexual prolongada, que el desplazamiento a Bamako podría hacer más lle-
debe ser”: un hospital, con tecnología médica avanzada, especialistas, vadero. La prolongada ausencia del marido76 les impediría así mismo
medicamentos en especialidad y un marco de acogida cuidadosamente cumplir su función reproductiva ya que el tener hijos, y cuantos más
mantenido y si es posible de lujo. mejor, es la principal fuente de reconocimiento social de la mujer en esta
Asimismo, la búsqueda de prestigio social y las prácticas ostentatorias sociedad y suponen un «sistema popular de protección social» para el
entran de nuevo en juego esta vez como factores facilitadores de dicho futuro. ¿Dónde encuentran entonces una vía de escape a dicha situación
disfuncionamiento. Los ancianos y mujeres del poblado los materializan de subordinación agravada por la inmigración? Enfermando. Y si es posi-
yendo, si es posible, a hacerse tratar en el sector biomédico privado, en la ble de una enfermedad que no pueda ser tratada en el centro de salud del
clínica más cara de la capital y comprando medicamentos en especialidad. poblado. Es por ello que muchas de ellas sufren de lo que los agentes sani-
Por su lado, los inmigrantes muestran públicamente el éxito de su pro-
74 Con la inmigración y las sequías, las cargas agrícolas han variado y la participación de la mujer
yecto migratorio a través de su capacidad para financiar el itinerario tera- es mayor. Lo mismo ocurre con las labores domésticas, que han aumentado debido a la
péutico más caro. presión de la familia política. La mujer no es autorizada a salir del poblado más que para
visitar a su familia, seguir un tratamiento médico o acompañar a un enfermo. En cambio, si
Las enfermedades de las mujeres soninké como una respuesta a su cae enferma, su marido le envía dinero para comprar medicamentos y poder desplazarse a la
situación social capital para ser tratada.
75 La institución poligámica refuerza su situación subalterna, pero esta institución es favorecida
Una atención especial merece el hecho de que dicho fenómeno de a su vez por la inmigración, ya que permite adquirir el dinero necesario para nuevos matri-
salto de nivel sea principalmente protagonizado por las mujeres soninké monios que revierten en un mayor prestigio social para el hombre.
cuyo marido se encuentra en inmigración. ¿Por qué este miembro es su 76 Este hecho se vería agravado por las políticas de cierre de fronteras de los países europeos que
principal protagonista? Pues bien, de nuevo su comprensión no fue posi- llevan a que el marido pueda estar ausente hasta 10 años o más en espera de obtener una
hipotética regularización.

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tarios malienses han venido en calificar la «enfermedad de mujeres» cuyos países en vías de desarrollo como Malí. Estas actuaciones deberán tener
principales síntomas son los dolores en el bajo vientre, cefaleas y/o inca- en cuenta las necesidades, aspiraciones, concepciones y representaciones
pacidad de quedarse embarazadas. Esta pertenece a un terreno, el repro- de las comunidades, profesionales y autoridades implicadas. Deberán
ductivo, propio de su sexo, y les permite un cierto margen de actuación investigar los determinantes socioculturales que como hemos visto juegan
ya que los hombres de los que dependen no osan «verificar» la realidad de un papel clave en e incluso definitivo en el éxito o fracaso de las políticas
dicho mal, no sólo por su posible falta de competencias médicas sino y programas sanitarios. Precisarán de poner en sinergia a todos los acto-
también por la constelación de tabúes que rodea en la ideología musul- res implicados que intervengan en la zona a “tratar”. Sin un diagnóstico
mana el ámbito de la sexualidad. Mientras que el sector privado y los completo puede que nos veamos de nuevo con situaciones como la
medicamentos en especialidad se habrían convertido en su principal tera- maliense en la que los “efectos colaterales” del desarrollo de la biomedici-
péutica, el sistema sanitario maliense vería en ellas una de sus principales na, de la inmigración y de la cooperación, más que mejorar el acceso a la
“enfermedades”. sanidad pública, lo empeoran.
Todo lo hasta aquí dicho perdería parte de su sentido si no intentára-
Concluir para “tratar” mos buscar la terapéutica más adecuada para su correcto tratamiento: ¿un
En las páginas anteriores hemos tratado de evidenciar la adecuación de aumento de la ayuda de los inmigrantes? ¿de la de los agentes de coope-
la perspectiva y metodología de la antropología de la medicina para el ración? ¿la sensibilización de la población y de los inmigrantes sobre el
“diagnóstico y tratamiento” de los sistemas sanitarios, y en especial de correcto uso del sistema? Está claro que si la biomedicina prolifera en la
aquellos que se insertan en culturas ajenas a la occidental. Esta área de región soninké es gracias a la ayuda de los inmigrantes y, en segundo tér-
conocimiento nos ha aportado un modo de mirar la realidad holístico y mino, de la cooperación. Pero también está claro que esta ayuda al mismo
relacional y unas herramientas cuantitativas y cualitativas que nos han tiempo va “matando” poco a poco al sistema sanitario: ¿dónde encontrar
ayudado a mejor desentrañar los qués, porqués y paraqués del disfuncio- la dosis adecuada? Por el momento, quizás haya que empezar por
namiento de un sistema sanitario y de los itinerarios terapéuticos de sus encontrar “el fármaco” que permita a la población soninké, y en especial
usuarios. a sus mujeres, hacer frente al cambio social producido por el fenómeno
La contextualización etnosociocultural y etnosociosanitaria de la reali- estructural de la inmigración, sin tener que traducir sus problemas en sus
dad en estudio nos ha servido de anamnesis. La metodología cualitativa itinerarios terapéuticos.
basada en el protagonismo de los usuarios ha sido nuestro instrumental Pero quizás un cambio en la evolución de dicha enfermedad llegue de
de exploración. La “visita a domicilio” que constituye el trabajo de campo modo espontáneo con el freno de la inmigración al que asiste actualmen-
ha evidenciado cómo la muestra en estudio, es decir, los parientes de te Francia. Menos parientes en inmigración supone menos dinero con el
inmigrantes soninké, con sus percepciones, prácticas y discursos no sólo que poder crear o mejorar los centros de salud, pero también menos posi-
utilizan el sistema sanitario “a su manera” sino que también les sirve de bilidades de financiar el salto de nivel. O ¿España, nuevo destino de la
“tratamiento” frente al cambio social producido por la inmigración que inmigración maliense, vendrá de nuevo a alimentar dicha “enfermedad”?
es así regulado a través de la medicalización permitiendo con ello la repro- Los inmigrantes malienses recientemente asentados en nuestro país,
ducción de una sociedad en plena transformación. ¿seguirán ayudando del mismo modo a sus parientes? ¿La cooperación
Como si de un ensayo clínico se tratara, todo lo anterior ha de poner- española como reaccionará? Los años venideros nos develarán el futuro de
nos sobre aviso a la hora de desarrollar programas sanitarios o sociales en esta “enfermedad”. Esperemos que en su tratamiento “a la española”, las

148 149
Ciencias de la Salud y la Antropología de la Medicina trabajen mano a
mano en su lucha por la mejora de la Sanidad Pública en los países en vías
de desarrollo.
La trayectoria de atención en las enfermedades infantiles.
Una puesta en escena de las representaciones y prácticas
BIBLIOGRAFÍA
sociales
Barou, Jacques. Les soninké d’hier á demain. Hommes & Migrations 1990, 1131:9–12.
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en France. París: OCDE; 1986.
Daum Christophe. Contribution des immigrés au développement de leur pays: le cas
Este artículo propone como instrumento de análisis la reconstrucción
des Maliens de France. París: OCDE; París ; 1995.
de la trayectoria de atención en determinados padecimientos infantiles, a
Dubresson, Alain. Les travailleurs soninké et toucouleurs dans l’Ouest parisien. Cahiers fin de mostrar cómo son operacionalizados los saberes maternos respecto
ORSTOM, Sér. Sci. Hum 1975; XII, 2:189–208. de dichas enfermedades. Me interesa analizar el conjunto de representa-
Kane, Francine; Lericollais, André: L’émigration en pays soninké. Cahiers ORSTOM, ciones que se ponen de manifiesto a través de determinadas prácticas de
Sér. Sci. Hum. 1975; XII, 2:177–187. atención en cada episodio de enfermedad en el contexto de una comuni-
Lavigne, Philippe. La rizière et la valise. Irrigation, migration et stratégies paysannes dad suburbana de la ciudad de México, que cuenta con determinados ser-
dans la vallée du fleuve Sénégal. París: Syros Alternatives; 1991. vicios de salud cuya accesibilidad está condicionada por las características
MSSPA–CNP. Plan Décennal de Développement Sanitaire et Social: 1998–2007. sociales y económicas del grupo doméstico. Considero que a través de la
Draft 1, Documento interno. Bamako; 1997. reconstrucción y análisis de la trayectoria de atención, es posible captar
los sistemas de racionalidades que orientan la conducta materna de bús-
MSSPA–PSPHR–IDA. Déclaration de Politique Sectorielle de Santé et de Population,
queda de atención, que van desde el pragmatismo curativo, la reformula-
Documento interno. Bamako; 1990.
ción diagnóstica, la elección de los recursos más apropiados, accesibles
PNUD. Rapport Mondial sur le développement humain 2003. Bruselas: Económica; y/o eficaces, y que permiten identificar la articulación dialéctica entre
2003. representaciones y prácticas sociales, en términos de una síntesis de ele-
Pollet, Eric; Winter, Grace. La société Soninké (Dyahunu, Malí). Bruxelles : Université mentos médicos procedentes de diferentes modelos médicos. Dichas
Libre de Bruxelles; 1971. racionalidades van moldeando las decisiones y acciones que llevan a cabo
Vuarin, Robert. Un système africain de protection sociale au temps de la mondialisation. las madres de familia en los casos de las principales enfermedades en el
París: L’Harmattan; 2000. entorno familiar, y en particular, de sus hijos menores.
En la primera parte del trabajo me interesa sintetizar algunos concep-
tos producidos por la antropología y sociología médica, referidos a la

150 151
categoría de trayectoria de atención que han sido desarrollados para mental cuando es hospitalizado; utilizando la perspectiva de la historia
múltiples contextos socioeconómicos y culturales. En la segunda parte se natural, identifica las etapas de pre–paciente, referido a su status civil,
presentan algunos ejemplos que puedan mostrar empíricamente, la paciente, cuando es interno y ex–paciente, cuando es dado de alta, inclu-
dinámica de las representaciones y las prácticas maternas a través de ye eventualmente la de re–paciente, cuando se presenta una recidiva.
la trayectoria de atención77. Por último, se plantean algunas reflexiones Goffman reconstruye y analiza esta trayectoria social particular, caracteri-
globales en torno la plasticidad y consistencia de los saberes maternos zando las agencias y agentes que participan en este sistema social, los
expresados en la trayectoria de atención. códigos socialmente establecidos que marcan el inicio, duración y finali-
zación de cada etapa, los diferentes estatus atribuidos y asumidos, así
Un marco conceptual para comprender la trayectoria de atención como las variadas funciones que pueden desempeñar los agentes de rol
Desde la década de los 60, una larga tradición de investigación que se incluyen en la trayectoria. Enfatiza las relaciones que se establecen
socioantropológica se ha enfocado al análisis de las formas de respuesta entre la dimensión subjetiva, la identidad y la dimensión social de la ins-
social a la enfermedad y de la conducta de búsqueda de atención (health titucionalización, articulando la normatividad con el estilo de vida, en
seeking behavior). Dicho proceso ha sido reconocido desde la antropolo- una interacción moldeadora ambivalente (Ibíd., 141).
gía y sociología médica a través de diferentes categorías tales como la Hacia el mismo periodo, Mechanic (1961) plantea un concepto aná-
carrera del enfermo, itinerario terapéutico, proceso asistencial, conducta logo, la conducta del padecimiento, que se refiere a “las maneras en que
del padecimiento, conducta de búsqueda de atención; desde la epidemio- determinados síntomas pueden ser diferencialmente percibidos, evalua-
logía se han propuesto diversos modelos que explican la utilización de los dos e interpretados (o no) por una persona que reconoce algún dolor, dis-
servicios de salud por parte de la población. Sin pretender desarrollar confort o malfuncionamiento orgánico” (1961: 189). En sentido amplio,
exhaustivamente las propuestas teóricas y empíricas que se han desarro- alude a la forma en que los sujetos establecen criterios diferenciales para
llado al respecto (Freidson, 1978; Suchman, 1965; Twaddle, 1981; monitorear sus cuerpos, definir y dar significados e interpretaciones a sus
Campos, 1989; Comelles, 1985; Arredondo, 1992; Chrisman y síntomas, realizan acciones para remediarlos y utilizan los recursos de
Maretzky, 1982; Kleinman, 1980; Werner, 1996; Finnerman et al., atención a la enfermedad.
1994), me interesa recuperar algunas de las aportaciones más relevantes. Reconoce esta conducta como una respuesta aprendida sociocultural-
El concepto de carrera curativa se basa en el desarrollo de Goffman mente tanto por el enfermo, como por quienes le rodean, es decir, la
sobre “carrera moral” quien señala que sería “cualquier trayectoria social gente responde a su propia definición y a la de los otros, pero ambas son
recorrida por cualquier persona en el curso de su vida” (1988:133) y la compartidas por vía del aprendizaje, la socialización y las experiencias
aplica al estudio de las etapas a través de las cuales transita el paciente dentro del marco cultural del enfermo y uno de los aspectos que más la
condicionan tienen que ver con la forma en que el padecimiento interfie-
77 En este trabajo, las representaciones sociales son definidas como “el conjunto de nociones,
conocimientos, creencias, actitudes, imágenes y valores, elaboradas y compartidas socialmente,
re con las rutinas cotidianas del sujeto.
que estructuran la relación de los sujetos con la realidad —como totalidad significante— a Por su parte, Freidson (1978) plantea el concepto de carrera, como
través de una determinada manera de designarla, aprehenderla e interpretarla, orientando sus “una secuencia de acontecimientos sociales pautada convencionalmente,
modos de acción y moldeando sus experiencias en dichos significados. En este contexto, las
representaciones sociales aquí analizadas son aquéllas que estructuran el conjunto de sentidos y
a través de la cual pasa la gente (...) Podemos definir los puntos de la
significados de los procesos de salud/enfermedad/atención, que posibilitan designar, vivenciar carrera por los roles o las imputaciones que el individuo experimenta en
e interpretar los padecimientos, orientando la toma de decisiones y moldeando las prácticas el curso de su paso a través de las distintas entidades de control social, ya
sociales desarrolladas en la trayectoria de atención” (Osorio, 2001; cfr. Jodelet, 1989).

152 153
sean médicas o de otro tipo (...) Proporciona un mecanismo que vincula servicios de salud, así como identificar el papel que juega la mujer en su
a los individuos y su experiencia con la comunidad, profana y profesio- rol de madre/esposa en términos de agente de salud familiar, no sólo en
nal, dado que a través de su paso de una noción a otra, el individuo típi- la selección de estos servicios, sino también en lo que a nuestro juicio
camente tiene la experiencia con distintos agentes e instituciones de con- resulta central, o sea a su papel como curadora, vía la estructura de auto-
trol social” (1978: 244). Propone la construcción de la carrera a partir de atención. El uso combinado y diferencial de recursos de atención en cada
las instituciones y agentes más que a partir de los cambios reales o atri- padecimiento se relaciona con el reconocimiento social de un ámbito téc-
buidos a la desviación propiamente dicha. nico–ideológico, en el que los distintos curadores pueden ser
Otra elaboración es la planteada por Kleinman, quien describe la con- incluidos/excluidos en la atención de ciertos padecimientos y establece
ducta de búsqueda de atención en términos de “la secuencia de pasos que los alcances y limitaciones de la estructura de automedicación, aproxi-
ocurren, al menos inicialmente: percibir y experimentar los síntomas, eti- mándonos de esta manera a las relaciones establecidas entre los saberes de
quetar y valorar la enfermedad, sancionar un tipo particular de rol del los conjuntos sociales y de los terapeutas.
enfermo, decidir qué hacer y manifestar una conducta específica de bús-
queda de atención, aplicar el tratamiento y evaluar el efecto del auto–tra- Un análisis etnográfico de las trayectorias de atención
tamiento o de la terapia obtenida por otros sectores del sistema de aten- En este apartado me interesa mostrar algunos ejemplos de trayectorias
ción a la salud” (1980: 51–52). de atención que permitan concretar estos aportes teóricos a partir de una
Derivado de los planteamientos antes señalados, en este trabajo me sintética aproximación empírica. La investigación se desarrolló en una
refiero a la trayectoria de atención como la secuencia organizada de deci- localidad suburbana cercana a la ciudad de México, enfocada al análisis
siones y estrategias instrumentadas por los sujetos para gestionar o hacer de la cultura médica materna a partir de la síntesis y articulación de los
frente a un episodio concreto de padecer e incorporan todas aquellas saberes procedentes de la biomedicina y de la medicina tradicional, que
estructuras de atención y a los actores sociales que participan del mismo, se refleja en una determinada construcción sociocultural de los padeci-
los enfermos/pacientes, terapeutas y otros mediadores, tales como los sis- mientos, tanto en términos de la epidemiología sociocultural como de la
temas de referencia profanos y redes sociales de apoyo, que incluye per- utilización de los recursos de atención a la enfermedad. En este sentido,
sonas encargadas del soporte y cuidado de los enfermos, de administrar o se analizaron doce padecimientos infantiles, que incluían enfermedades
suspender el tratamiento, ofrecer consejos y generar soluciones. Las estra- respiratorias, gastrointestinales y síndromes culturalmente delimitados.
tegias mencionadas involucran un conjunto de representaciones y prácti- El actor social protagónico de nuestro trabajo es la madre de familia,
cas (saberes) que se concretarán en la toma de decisiones y en determina- por ser ella quien fundamentalmente organiza, determina y ejecuta gran
das acciones orientadas a la solución del problema, es decir curar, paliar parte de las decisiones y acciones que se han de llevar a cabo cuando uno
o controlar la enfermedad (Osorio, 2001). de sus hijos pequeños se enferma, aun cuando a lo largo de este itinera-
El inicio de esta trayectoria se marca con la detección/diagnóstico de rio participen otros actores sociales. En este sentido, se recuperaron las
algún malestar; su desarrollo incluye toda una serie de decisiones, prácticas y experiencias y vivencias tenidas por un grupo de madres de familia cuan-
recursos y su finalización implica una evaluación de los resultados y un pro- do recuerdan, narran y reconstruyen los eventos de padecer en sus hijos.
ceso de aprendizaje que retroalimenta las futuras experiencias de enfermedad. A través de las entrevistas a profundidad, se construyó la carrera cura-
A través del análisis de la carrera curativa es posible sistematizar, por tiva en setenta episodios de enfermedades infantiles, estructurando el
un lado, cuál es la utilización real y no sólo formal de los diferentes número de etapas en que se desarrolló, el orden y frecuencia de utiliza-

154 155
ción de los recursos, a fin de conocer qué hacen ellas cuando ocurre algún
Dx Infección Intestinal
padecimiento infantil; cómo lo curan; quiénes participan en este proce- Sx: dolor, diarrea, vómito, fiebre
Dx2 Infección Intestinal
so; quién toma las decisiones y quién las lleva a cabo; tipo y número de
terapeutas que se consultan y por qué; la manera en que se van modifi-
cando los diagnósticos y pronósticos maternos a lo largo de la carrera
curativa, así como la evaluación y el aprendizaje resultante del episodio. Automedicación materna Hospital Pediátrico (segundo nivel)
De este modo, en la reconstrucción de la carrera curativa se pone de
manifiesto la forma en que múltiples saberes son instrumentados, resig-
nificados y asimilados por las madres, en sus estrategias de atención a la Tx1. Té de estafiate (dolor) Tx2:.Antibióticos Flagyl–Isopren
enfermedad, mostrando la plasticidad y consistencia de estas estrategias, Kaomicìn (diarrea) Dieta blanda
Supositorios (fiebre) Suspensión de supositorios (contraindicados)
que expresa de manera clara la dinámica de articulación entre el sistema
de representaciones y el sistema de prácticas.
A continuación se presenta la trayectoria de atención seguida en algu- Esta trayectoria se configuró en dos fases. La automedicación estuvo
nos de los episodios analizados, que han sido seleccionados como casos encaminada a controlar signos y síntomas específicos, (tratamiento sin-
paradigmáticos que expresan esta operacionalización de saberes, mostran- tomatológico), fiebre (supositorios), dolor de estómago y deshidrata-
do la información de manera gráfica y señalando algunas líneas generales ción (té de estafiate); y antidiarreico (Kaomicín). Se establece un diag-
de análisis78. nóstico diferencial entre Infección intestinal, y la entidad nosológica
‘Diarrea’, a partir de identificar una cadena diagnóstica diarrea/vómi-
Caso 1: Infección intestinal to/fiebre, lo que conduce a tratar a base de “suspensiones” y no sólo con
“Ayer se enfermó mi hijo (3 años) del estómago. Tenía diarrea y vómito. remedios caseros. Se incorporaron en la automedicación, medicamen-
Le comenzó a doler el estómago y le di la medicina que acostumbro a darles tos que en anteriores episodios había prescrito el médico. A partir de la
(Kaomicín), además le di té de Estafiate. Como tenía calentura y a veces les no eficacia, se decide acudir a una segunda instancia, donde se prescri-
doy Desenfriol o Mejoralitos, pues le puse supositorios de Tempra. No pensé be otro tratamiento, y se registra un aprendizaje sobre el uso adecuado
que le iba a provocar más diarrea. Hoy también le di el suero oral con Coca de los supositorios.
Cola, pero mejor lo llevé al Hospital Infantil de Legaria, porque ahí son espe-
cialistas y le saben a todas las enfermedades. Me recetaron Flagyl e Isopren. El Caso 2: Parasitosis (Lombrices)
doctor me dijo que con diarrea no conviene darles supositorios porque le pro- “Mi niña (2 años) comenzó a estar molesta, tenía fiebre y se le infló el estó-
voca más diarrea o vómitos. Me aconsejó que le diera solamente manzana mago. No tenía sed y no quería tomar ni agua. Según yo, estaba empachada.
cocida y no le voy a dar nada más de comer. Hoy amaneció mejor, aunque a La llevé con mi comadre Tencha (curandera vecinal) y ella la curó como si
cada rato se hace del baño. Le tuve que poner pañal”. fuera de empacho,con manteca y bicarbonato. La sobó por atrás y la tronó.
Lo malo es que le truene aunque no esté mala de empacho.
Siguió mala y luego me di cuenta que eran lombrices porque comenzó a
78 En los casos analizados se indican las fases implicadas, la edad del enfermo, signos y síntomas arrojarlas. La llevé con la doctora R. (médica privada) que está en Huixqui,
(Sx), diagnóstico inicial (Dx 1), o subsecuentes (Dx2, Dx3), recursos utilizados, tratamientos ella me dio Vermox y vomitó lombrices, pero luego ya no quería comer. La volví
aplicados (Tx).

156 157
a llevar con la doctora, pero siguió mala y no quería comer. Cuando la volví a específicos a cada una de ellas. En la primera fase del padecimiento, ésta
llevar, ella me dijo que mejor la llevara al hospital porque estaba bien mala. se “se construye” (es decir se diagnostica y se trata) como empacho, y luego
La llevé al Hospital Infantil de Legaria y ahí le tomaron Rayos X y fue “se transforma” y termina “construyéndose” como parasitosis. En este caso,
donde salió que eran lombrices. Se quedó internada como una semana y yo a pesar de que la madre de familia no intervino directamente en términos
me quedé con ella porque tenía que sacarle las lombrices que se le salían por de automedicación, es notable la importancia de su actuación tanto en la
la nariz y por la boca. En el Hospital le dieron Piperazil y además le receta- emisión del diagnóstico inicial, en su reformulación, en la elección de las
ron muchas vitaminas que se llamaban Incremín de Hierro. Se tomó muchos instancias curativas, así como en la aplicación del tratamiento prescrito
frascos, como dos botellas y cuarto de esa vitamina. Lo que me sobró me fijé por los médicos consultados y en los cuidados realizados durante la hos-
que se vence en 1990 y ahora se lo estoy dando a otro de mis hijos, porque está pitalización. Posteriormente aplicó el conocimiento generado en este epi-
muy chico, sí come pero no crece mucho”. sodio, autoadministrando las vitaminas sobrantes a otro de sus hijos con
problemas de crecimiento.

Dx1 Dx2 Dx3 Dx4 Caso 3: Gripe


Empacho Lombrices Parasitosis Parasitosis
“Todos mis hijos y yo estamos enfermos. Nos pusimos bien malos en lo que
va de la semana. Mi hija la chica (3 años) se puso mala el lunes, martes y
miércoles; mi hijo (5 años) y yo el jueves, viernes y sábado, el más chico (2
años) el sábado y la mayor (7 años) el domingo. Tuvimos tos, catarro y fie-
Curandera Médica Médica Hospital
Vecinal privada privada Pediátrico bre. Fui a comprar el Ilosone y el jarabe de Neomelubrina y se los dí a los más
chicos. A mi hija la grande le di Tempra para adulto, con Pentrexyl y el
Ilosone, porque a ella ya no le hace la Neomelubrina. Será porque ya rebasó
Tx 1 Tx 4
los kilos de niño y ya no le hace la dosis. A mí me curó mi prima con un té
Tx 3 de canela con Vick y dos Desenfrioles con jugo de limones exprimido, porque
Terapéutica Tx 2 Hospitalización
Canalización
Tradicional Vérmox
segundo nivel
Desparasitante a mí no me gusta tomar nada de medicina”.
del empacho Vitaminas
Dx 1 Gripe Dx1 Gripe
Como puede observarse, esta carrera curativa se conformó por cuatro (hijos) (madre)
fases de atención, iniciándose con un diagnóstico materno de empacho y
tratándose como tal por una curandera vecinal. A partir del agravamien-
Automedicación Automedicación
to de la enfermedad y de la no eficacia de dicho tratamiento, la propia Materna familiar
madre reformula el diagnóstico y recurre a la médica privada en dos oca-
siones, siendo esta terapeuta quien canaliza a la niña hacia el hospital.
Otro de los elementos que nos parece importante remarcar, es el hecho
Tx1
de que en este episodio, resulta clara la dificultad para establecer el diag- Ilosone, Neomelubrina Tx1
nóstico diferencial. En el mismo episodio se diagnostican secuencialmen- (niños menores) Té canela y Vick
Ilosone,Tempra adulto Desenfriol y limón
te dos entidades distintas, aplicándose pragmáticamente los tratamientos Pentrexyl (niña mayor)

158 159
Apreciamos dos trayectorias diferenciales en un evento familiar de preferido que solo la dra. lo hubiese visto, porque no se le tenía que dar nada
Gripe, ya que según quien sea el enfermo, se modifica la terapéutica. de medicina, sino que se le quitan solos”.
Existe una representación de que la medicina alopática si bien tendría una
mayor eficacia curativa, necesaria en los casos de pacientes más vulnera- En este caso es notable la recurrencia a una multiplicidad de instancias
bles o en edad de mayor riesgo —los niños—, sin embargo, al mismo de atención y la aplicación casi indiscriminada de tratamientos. Es quizás
tiempo sería “más iatrogénica” que los remedios caseros, por lo que la
madre decide automedicarse ella misma con remedios caseros.. Desde JUEVES Dx2 VIERNES Dx4
esta perspectiva la automedicación es diferencial para un adulto, una Dx1. Infección de Dx3 Infección Infección de
Fiebre Garganta de garganta garganta
mujer embarazada, un niño menor u otro de mayor edad. La informan-
te maneja la noción de “dosis”, en la medida en que la terapia es distinta
si los hijos son mayores o menores de cinco años y sobre todo, si son
Médica Centro de
menores de un año. Toma en cuenta la relación peso/edad, para elegir el Automedicación
privada Salud local
Automedicación
tipo de tratamiento eficaz, modificándolos según sea necesario.

Caso 4 Exantema viral


Tx2: Tx3 Tx4
“Mi bebé (ocho meses) se puso malo el jueves, o sea que mañana hace una Tx1
Omipen Pentamicina Tempra
Tempra gotas
semana. Comenzó con calentura y le di Tempra gotas, pero no cedió. Luego lo Amoxicilina Gentamicina Lienzo húmedo
llevé con la dra. Rocío (médica privada) y ella le recetó Omipen tomado y
Amoxil tomado, porque era de la garganta. Como tampoco le bajaba, el vier-
nes lo llevé al Centro de salud y el doctor le recetó tres inyecciones de
Gentamicina y Pentamicina. Yo le puse supositorios Tempra y trapos húmedos MARTES SABADO
LUNES
para la fiebre. Dx5 Sx Fiebre Dx4
Sx: fiebre
Exantema viral Infección viral
Luego el sábado en la mañana lo llevé al Hospital Infantil de Legaria y
ahí le pusieron una inyección de Pencilina sódica cristalizada. Ahí me dije-
ron que era un virus, que no era de la garganta sino que tenía una infección Centro de
Médica Centro de Hospital
viral, que no se le podía hacer nada porque no saben cómo atenderlos. Ese día privada Salud
Salud
pediátrico
como a las 11 de la noche lo llevé al centro de salud de Huixquilucan, le dio municipal

Gentamicina, Ampicilina y Neomelubrina.


Cuando lo volví a llevar el lunes ya había otro doctor que le recetó Tx5
Sinuberase, porque estaba suelto del estómago. Me dijo que eso le iba a servir Tx8 Retira Tx7 Tx6
Penicilina
medicamentos Sinuberase Gentamicina
porque le protege la flora. Además le recetó cuatro inyecciones de Penicilina. sódica
Luego el martes volví a ver a la doctora Rocío porque le comenzaron a salir
granitos, me dijo que era “Edema viral” (sic), parecido al Sarampión y le uno de los episodios detallados con mayor precisión, pues tuve oportuni-
quitó todas las medicinas. Me dijo que solos se le iban a desaparecer. Hubiera dad de seguirlo casi cotidianamente. Aunque el diagnóstico final remitió

160 161
a una enfermedad exantemática, los diagnósticos materno y médicos madre de familia. El tratamiento inicial es sobre dicha enfermedad y
apuntaban hacia una enfermedad respiratoria. En este evento, es notable también lo administra la madre. El diagnóstico subsecuente lo realiza la
la cantidad de recursos utilizados en tan poco tiempo. En este caso se abuela materna pero el tratamiento lo ejecuta la propia madre. En vista
observa la multiplicidad de recursos usados (ocho) en seis días, la mezcla de la eficacia del segundo tratamiento, se reformula el diagnóstico.
de terapéuticas inconclusas, la aparente ineficacia de todas, las consecuen-
cias iatrogénicas de una sobremedicación, la existencia de un diagnóstico
médico erróneo y de otro, no explicitado a la madre. Dx 1 Conjuntivitis Dx2 Mal de ojo
El aspecto que más nos interesa enfatizar es la manera en que la infor-
mante consulta diversos servicios, aplica y/o cambia las terapéuticas por
prescripción médica o por iniciativa propia, donde el tratamiento se
orienta más hacia determinados signos particulares y no a la entidad Automedicación Automedicación
nosológica en conjunto.

Caso 5 Mal de ojo Tx1 Tx2


Lupe sacó de su armario una caja llena de medicamentos que forman Gotas de manzanilla Tratamiento tradicional del mal de ojo
Synalar oftálmica (limpia con huevo)
parte de su botiquín familiar y señaló que su hijo estaba enfermo de los
ojos, que tenía conjuntivitis. Lo llamó y le iba a poner gotas de
Cloranfenicol pero finalmente le puso Synalar oftálmico. Previamente le
había lavado los ojos con té de manzanilla. Tres días después se observó La dinámica de la trayectoria de atención: plasticidad y consistencia
sobre la alacena de la cocina un vaso de agua con un huevo crudo. Al pre- Considero que la reconstrucción de las trayectorias de atención segui-
guntarle qué era, contestó: das en cada evento, constituye un espacio privilegiado para analizar cómo
“Es para José que ya tienen una semana con los ojos malos, los tiene se operacionaliza el sistema de representaciones en las prácticas concretas
lagañosos y rojos. Ya no sé que hacer, ya le puse gotas y se los lavé, pero sigue de las madres, a través de un conjunto de racionalidades que articulan
igual. Mi mamá me dijo que lo limpiara con un huevo y que lo echara a ambas dimensiones de lo real. En función de la evolución del paciente y
un vaso de vidrio con agua. Parece que se mejoró el niño con la curación. de la eficacia del tratamiento aplicado, la madre pone en escena sus sabe-
Se me ha olvidado tirar el vaso con el huevo... Yo no sé de eso, sino que mi res, elige recursos y toma decisiones que la conducen a resolver la enfer-
mamá me dijo que lo limpiara porque tenía los ojos chinguiñosos, pero medad. Es en la práctica concreta donde se pone “en acción” y se actua-
nada más. No sé cómo, pero sí le salieron unas tiras blancas al vaciarlo al liza el conjunto de representaciones sociales que se tienen sobre la enfer-
vaso, se cuece la clara. Por eso se sabe que sí hay mal de ojo. Nada más lo medad y sobre las distintas prácticas terapéuticas.
limpié y sí se curó”. Se observa que la dinámica del diagnóstico se correlaciona con la
dinámica de la terapéutica, a través de la elección de recursos curativos,
Una semana después todavía tenía el vaso de agua con el huevo. Es de manera secuencial, paralela o alternativa, que implican la combinación
probable que haya repetido la curación pero reiteró que se había olvidado de tratamientos, la decisión de administrar unos y suspender otros. Así
de tirarlo. En este caso, el diagnóstico inicial (Conjuntivitis), lo realiza la por ejemplo, al analizar el sistema de representaciones que definen la

162 163
racionalidad del diagnóstico encontramos que la madre maneja con rela- por sus familiares. Sin embargo, al analizar la práctica terapéutica, lo que
tiva fluidez, un sistema popular de clasificación de enfermedades, cons- se observa es que este repertorio “ideal” de tratamientos (representaciones
truye sus cuadros diagnósticos identificando un conjunto de signos y sín- terapéuticas) es por lo general, más amplio que el tratamiento real (prác-
tomas que refieren a determinada entidad nosológica, si bien las diferen- ticas terapéuticas). La eficacia curativa mostrada, la experiencia materna
cias entre algunos padecimientos no son tan claramente definidas y el en el cuidado filial y la accesibilidad a los servicios de salud y a los medi-
diagnóstico diferencial se hace más complejo. Ahora bien, lo que pode- camentos, condicionarán de manera muy importante la práctica terapéu-
mos verificar empíricamente a través de la carrera curativa, es decir cuan- tica. Estas racionalidades diagnósticas y terapéuticas pueden ser construi-
do nos adentramos en la dimensión de las prácticas sociales, es que en los das también si se analizan los criterios pronósticos, etiológicos o preven-
episodios específicos y concretos, estas clasificaciones se flexibilizan y se tivos que condicionan la trayectoria de atención.
transforman de manera dinámica. En este sentido, la reconstrucción de las trayectorias de atención cons-
En un mismo episodio, observamos que un diagnóstico puede ser tituyen un instrumento privilegiado para el análisis de las relaciones entre
reformulado o se superpone a otro, o bien que el cuadro diagnóstico los modelos médicos, en la medida en que se plasman las síntesis, con-
(como pauta ideal en el sistema representacional) no siempre se corres- gruencias, contradicciones y adecuaciones entre las prácticas y las repre-
ponde en su totalidad con la sintomatología que presenta el enfermo (en sentaciones de los conjuntos sociales, así como también permiten anali-
la situación “real”). En otras palabras, la representación materna del cua- zar las relaciones entre diversos actores sociales, sobre todo las relaciones
dro diagnóstico de cada entidad nosológica puede ser construido a partir terapeuta–paciente. Desde esta perspectiva, la autoatención aparece como
de una estructura de signos y síntomas que pueden ser hipotéticamente la estructura de atención más permanente, accesible y estratégica, cuyas
identificables y que “significan” un determinado padecimiento y no otro. decisiones y acciones resultan cruciales para la detección, atención y solu-
Sin embargo, cuando un sujeto se enferma, este bagaje de saberes “se ción de situaciones de enfermedad en el ámbito doméstico.
resignifica y se actualiza”, en el sentido de que serán los signos y síntomas Por último, es necesario enfatizar el carácter cognitivo e interaccional
realmente identificados, los que permiten codificar (en la práctica real) el de los procesos descritos, que expresan una determinada construcción
padecimiento y emitir un diagnóstico definitivo. La sintomatología, la sociocultural de los saberes maternos, cuestionando así el supuesto ideo-
evolución del enfermo y su respuesta a las terapias aplicadas, conduce a lógico que tiende a “naturalizarlos”, considerándolos como resultado del
una formulación–reformulación diagnóstica, generando una dinámica de “instinto materno”, casi inherentes al hecho de ser madre y que, debido
aprendizaje continua, en la que se identifica una construcción popular de a su cotidianeidad, no son reconocidos como sistemas construidos de
la historia natural y social de los padecimientos como parte integral de la conocimiento y acción.
cultura médica materna.
En el caso de la racionalidad terapéutica, la lógica sería similar, aun-
que la cantidad de conocimientos, actores y condicionantes que entran en
juego se hace cada vez más compleja. A nivel de las representaciones BIBLIOGRAFÍA
sociales, las madres manejan un cuadro básico de tratamientos reconoci- Andersen, Ronald M. Revisiting the Behavioral Model and Access to Medical Care:
dos como eficaces para cada padecimiento, los mismos que han sido Does It Matter? Journal of Health and Social Behavior 1995, 36 (March):1–10.
aprendidos a lo largo de su propia experiencia en el cuidado infantil,
Canals, Josep. Cuidar y Curar: Funciones Femeninas y Saberes Masculinos. Jano 1985,
algunos recetados con anterioridad por otros terapeutas, o recomendados
XXIX, 660(H):365–372.

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Comelles, Josep M. El papel de los no profesionales en los procesos asistenciales. Jano
1985, XXIX, 660–(H):357–362.
Chrisman, N.; Maretzky, T. (eds.) Clinically Applied Anthropology. Anthropologists in
Health Science Settings. Netherlands–Dordrecht: D. Reidel Pub. Co.; 1982. Evaluación Feminista de Proyectos de Cooperación
Dean, Kathryn. Lay Care in Illness. Soc. Sci. Med. 1986, 22(2):275–284. en Salud: Algunas reflexiones a propósito de un caso
Finnerman, Ruthbeth. The Forgotten Healers. Women as Family Healers in an Andean (Hagadera, Kenya, 1998).
Indian Community. En: Shepherd McClain, Carol. Women as Healers.
Cross–Cultural Perspectives. USA: Rutgers University Press; pp.24–41. Rosario Iraola Martínez
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Goffman, Erwing. Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos menta- en cooperación internacional
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Jodelet, Denise. Les représentations sociales. Paris: Presses Universitaires de France;
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USA: University of California Press; 1980. Ines Smyth, una antropóloga social inglesa colaboradora de Oxfam
Litman, Theodor. La Familia, la salud y la atención a la salud: un estudio socioconduc-
Gran Bretaña, se sorprendió al inicio de su trabajo con esta ONG de la
tista. En: Gartly Jaco, E. De pacientes, médicos y enfermedades. México: Ed.
facilidad con que las organizaciones de cooperación utilizamos el térmi-
Colección Salud y Seguridad Social. IMSS; 1982; pp. 123–173.
no “género” y el rechazo a utilizar los términos “feminista” y “feminismo”.
En un interesante artículo (Smyth, 1999), la autora sostiene que los
Mechanic, D. The concept of Illness Behaviour. Journal of Chronological Disease 1961,
términos género y feminismo más que sinónimos o antagonistas son
15:189–194. Pergamon Prees Ltd. Great Britain.
complementarios, sin embargo la ausencia de un compromiso explícito y
Mechanic, D. Medical Sociology. New York: The Tree Press; 1978. crítico con las posiciones feministas por parte de las organizaciones de
Menéndez, Eduardo L. Mortalidad Infantil y Preescolar según grupos sociales en una cooperación dificulta su plena participación en los debates feministas
comunidad de Guanajuato. México: Ms; 1984. sobre diferentes formas de movilización social en el Sur.
Osorio Carranza, Rosa María. Entender y atender la enfermedad. Los saberes maternos En la práctica este rechazo a utilizar el lenguaje y la experiencia de los
frente a los padecimientos infantiles. México: CIESAS–INI–INAH; 2001. movimientos feministas impide trabajar junto a organizaciones feminis-
tas del Sur que están formadas y son producto de un análisis de las con-
Twaddle, Andrew. Sickness and the sickness carreer: some implications. En: Eisenberg,
diciones y circunstancias de las mujeres.
L.; Kleinman, A. The Relevance of Social Science for Medicine. Dordrecht,
Desde una perspectiva feminista en Cooperación en Salud, un
Netherlands: D. Reidel Publishing Company; 1980.
proyecto debe de ser evaluado por su potencial para transformar los
Werner, Jean Francois. D’un itinéraire à l’autre ou les incertitudes du savoir ethnogra-
roles y las relaciones de género y cuestionar la subordinación de las
phique. En: Benoist, J. Soigner au Pluriel. Paris: Karthala; 1996; pp. 363–392.
mujeres.

166 167
Las herramientas o categorías relacionadas con el género, nos indi- información general sobre el país, la zona en particular, indicadores
can cuáles son los elementos fundamentales en el análisis para trabajar socioeconómicos, de salud, posibilidades de abastecimiento local… Al
y evaluar: mismo tiempo se realizan contactos con autoridades, organizaciones pre-
• Acceso a los recursos sentes en la zona, colectivos locales. Esta recogida inicial de datos rara vez
• Control sobre los recursos incluye un análisis de género.
• Tiempo como recurso Gran parte de los proyectos tienen como objetivo aumentar la accesi-
bilidad a los servicios de salud, con un enfoque de Salud Pública. La
Por otro lado las necesidades de las poblaciones las podemos diferen- mayoría de ellos siguen las políticas de salud de los países donde se des-
ciar en: arrollan y en su defecto las de la Organización Mundial de la Salud. Para
– Necesidades básicas, llamadas también necesidades prácticas por- ello las organizaciones internacionales (ACNUR, 1999) han elaborado y
que en la mayoría de los casos las gestionan las mujeres. Están rela- utilizan diferentes Manuales de identificación, seguimiento, evaluación
cionadas con la posición social y las tareas asignadas a las mujeres de proyectos así como diferentes guías de actuación, que constituyen el
que, en muchos contextos de proyectos de cooperación, coinciden eje principal a partir del cual se identifican y ejecutan los proyectos.
con el rol de reproducción de las mujeres: abastecimiento de comi- Una revisión bibliográfica de los Manuales y Guías de las diferentes
da, agua, cuidados de salud y cuidado de los niños. organizaciones, muestra a las mujeres como beneficiarias directas o indi-
– Necesidades estratégicas, que siempre deben de acompañar a las rectas de los proyectos o de alguno de sus componentes, en cuanto que
prácticas (“Qué le gustaría a Usted para sus hijas/os en 15 años”) y son consideradas como madres y reproductoras, es decir susceptibles de
están dirigidas a cambiar las relaciones de poder con los hombres. una posible intervención a través de un programa de salud específico. Los
grupos diana con los que siempre se va a trabajar serán los de mujeres
A la hora de evaluar una intervención de cooperación en salud, como entre 15 y 45 años, por ser éste el rango de edad considerado como de
en otros sectores, es básico analizar si ésta está dirigida a satisfacer necesi- edad reproductiva y por tanto con un cierto riesgo.
dades prácticas, estratégicas y cómo incide en la transformación de los En la valoración de problemas de salud y de proyectos de cooperación
roles de género. en salud, las mujeres son consideradas como grupos vulnerables y pobla-
ción diana de diferentes programas de salud materno infantil. En lo que
Salud y Refugiados se refiere a la recogida de datos socioeconómicos y demográficos, necesa-
Los criterios de las organizaciones de Ayuda Humanitaria para inter- ria para conocer el contexto local, tan sólo se recogen disgregados por
venir en proyectos de salud tienen que ver con poblaciones víctimas de sexo aquellos que permitan identificar el volumen de la población bene-
catástrofes o en situación precaria, con difícil o nula accesibilidad a servi- ficiaria y el tipo de recursos necesarios para implementar un programa de
cios de salud. Además, la pertinencia de un proyecto viene dada por una salud. En una de las guías básicas de actuación de Salud para Refugiados
serie de indicadores de salud o de utilización de servicios de salud que (MSF, 1997) se comenta el rol de las mujeres como responsables del cui-
muestran una seria carencia en uno o diversos de los componentes de dado de la familia que las convierte en una de mejores fuentes de infor-
Atención Primaria. mación de las necesidades de la población.
Tras la identificación de una posible área de intervención, estas orga- En cuanto a los datos epidemiológicos, todos los Manuales coinciden
nizaciones realizan una misión exploratoria en la cual se trata de recoger en una visión totalmente biologicista de la salud de las mujeres, recomen-

168 169
dando una recogida de datos diferenciada por sexo tan sólo en aquellos recíproca de hombres y mujeres, de su percepción de la enfermedad y de
problemas de salud derivados de la propia constitución física y función la adecuación de los servicios de salud a las necesidades especificas de
reproductora de las mujeres. género (Boelaert et al., 1999).
Con relación a las exigencias formales de muchos de los grandes Marleen Boelaert realizó en 1997 un interesante estudio en un campo
financiadores (Unión Europea, Gobiernos Autónomos y locales) para de refugiados somalíes en Hagadera, Kenya, donde Médicos Sin
valorar el impacto de género de los proyectos de salud, en la práctica Fronteras se ocupaba de la organización y prestación de servicios de salud
mayoría de éstos se habla de la existencia de un importante impacto de junto al Ministerio de Salud de Kenya. Entre las conclusiones a las que
género por el simple hecho de que gran parte de la población beneficiaria llega tras un análisis de las diferencias de genero en los patrones de
son mujeres, lo cual denota un total desconocimiento de la perspectiva de morbi–mortalidad (más concretamente en la detección de casos nuevos
género. de tuberculosis, TBC, seguimiento de programas nutricionales) destaca la
Este enfoque totalmente biologicista de las mujeres contrasta sin de que el género es un factor determinante del estado de salud en cam-
embargo con la evidencia de algunos estudios que muestran diferencias pos de refugiados y que sería necesario un mayor estudio epidemiológico
genéricas en tasas de morbi–mortalidad y malnutrición entre las mujeres de género para comprender estas diferencias así como una mayor comu-
y accesibilidad a los servicios de salud, y que no pueden ser explicadas por nicación entre las mujeres y los trabajadores de salud.
razones biológicas sino por diferencias de género socioculturales y de Partiendo de que el particular contexto social de un campo de refu-
acceso a los recursos entre otras razones. giados va a afectar a las necesidades de salud de todas las mujeres y no
La evaluación de los proyectos en salud en campos de refugiados pre- sólo de los grupos identificados como vulnerables (mujeres embaraza-
senta las ventajas de contar con una población bien definida, unos recur- das o lactantes), la autora intenta buscar alguna evidencia de la exis-
sos en general proporcionales a las necesidades a cubrir y un periodo de tencia de diferencias genéricas en las necesidades de salud en emer-
tiempo cerrado que permite hacer diferentes tipos de análisis y segui- gencia así como saber hasta qué punto los profesionales de salud son
miento de la situación. conscientes de estas diferencias de género y toman alguna medida
Es importante señalar que las necesidades e intereses de hombres y especifica:
mujeres varían en situaciones de emergencia, desastre o conflictos y que • La migración forzada de una parte de la población de Somalia, en
las relaciones de género pueden y de hecho cambian rápidamente, llegan- este caso a Kenya, no afectaba a ambos sexos de igual manera, exis-
do hombres y mujeres a desarrollar nuevos roles y responsabilidades. En te un mayor número de mujeres. Patrón demográfico alterado
este contexto las organizaciones de salud presionadas por la urgencia, el genéricamente.
alto número de organizaciones implicadas, la complejidad política de la • La mortalidad materna era muy alta a pesar de la existencia y buena
crisis y la presión mediática, ponen en marcha programas de salud pen- accesibilidad de las estructuras de salud. Mortalidad atribuida a
sados desde arriba: rara vez la población local, los refugiados, participa- una serie de patologías como anemia, eclampsia y un brote de
rán o serán consultados en el diseño del programa. hepatitis E.
Al mismo tiempo algunas agencias de Ayuda Humanitaria y los inves- • Las desigualdades genéricas en la distribución de comida eran
tigadores en salud reconocen que el género es un factor determinante de evidentes así como los problemas nutricionales derivados de esta
la salud en situaciones con población refugiada. La morbilidad diferencial desigualdad. Las familias más afectadas eran las más pobres y
no es sólo de origen biológico, depende también de la posición social aquellas cuya cabeza era una mujer, pues dependían exclusivamente

170 171
de la distribución general de comida que era insuficiente. El resto Salud Reproductiva
de familias accedía, además, a través del cabeza de familia varón a En la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo del
una fuente de ingresos regular. Cairo en 1994 la salud reproductiva fue reconocida como un derecho
• Las mujeres no estaban involucradas en la organización de la distri- humano fundamental y en este sentido, a partir del año 1997, tanto el
bución de comida, ni en la planificación. ACNUR como otras agencias internacionales de cooperación en salud
• El seguimiento de los programas nutricionales también mostraba han definido conjuntamente el paquete de Servicios Iniciales Mínimos
diferencias genéricas en los resultados: la ganancia de peso era des- (PSIM) que queda recogido en el Proyecto Esfera79.
igual por género, así como el abandono voluntario del Programa, Este paquete está dirigido a la prevención y gestión de las consecuen-
mayor en el caso de las niñas. cias de la violencia sexual, la distribución de preservativos, los servicios
• La detección y por tanto el tratamiento de nuevos casos de TBC obstétricos y la planificación de los servicios de salud reproductiva: con-
(en principio con una incidencia genérica esperada igualitaria) fue sultas prenatales y postnatales, servicios de planificación familiar incluido
en un principio menor entre las mujeres atribuyéndose ello a la per- el aborto, de prevención y tratamiento de ETS, servicio de asistencia a las
cepción de que el estigma social asociado a un diagnóstico de TBC víctimas de violencia sexual y la sensibilización en relación a prácticas tra-
era mas importante para una mujer que para un hombre somalí. dicionales nefastas.
Estigmatización que culturalmente impedía a las mujeres acceder a Sin embargo dadas las limitaciones presupuestarias, la salud reproduc-
los servicios de salud. Se creía que una mujer con un diagnostico tiva raramente es una prioridad en los campos de refugiados. De la misma
conocido de TBC podía ser expulsada de la familia o perder su manera los servicios de salud materna y de Planificación Familiar conti-
oportunidad de casarse. núan siendo mínimos y están dirigidos a las mujeres adultas, de cuidado
• Aunque la literatura sugiere que las mujeres y niñas refugiadas son a las adolescentes (Ecker, 1998). En otros casos creencias y prácticas tra-
más vulnerables, en el campo de la salud los datos no se analizan de dicionales amenazan la salud de las mujeres, ciertos curanderos tradicio-
manera especifica por género, por lo que las diferencias pasan nales están convencidos que un hombre afectado de VIH/SIDA puede
desapercibidas y cuando se observan, a menudo, son atribuidas por curarse teniendo una relación sexual con una joven (Ecker, 1998). Otras
el personal de salud a otros factores socio culturales que raramente prácticas con efectos nefastos para la salud de las mujeres incluyen los
son consecuencia de la observación de la organización social del diferentes tipos de escisión genital, el ayuno tras el parto, los matrimo-
campo. nios de niñas. En el caso de los campos de refugiados se acepta el matri-
• Los servicios de planificación familiar instaurados en el campo monio de las niñas desde su primera menstruación.
tenían una baja aceptación a pesar de que la comunidad y las
mujeres eran conscientes de los malos resultados en los sucesivos Reflexiones finales
embarazos. Los Proyectos de Ayuda Humanitaria en salud se encuadran dentro de
• El personal de salud en su mayoría masculino y no conocedor de la la Salud Pública y siguen en ciertos casos las políticas nacionales de los
lengua local, no parecía el más adecuado para mejorar el acceso a
los servicios de salud. 79 Proyecto Esfera, lanzado por un grupo de ONG y el Movimiento de la Cruz Roja y la Media
Luna Roja. Este proyecto ha desarrollado una Carta Humanitaria y un conjunto de Normas
Mínimas universales en áreas básicas de asistencia humanitaria: abastecimiento de agua y
saneamiento, nutrición, ayuda alimentaria, refugios, asentamientos y planificación de empla-
zamientos y servicios de salud.

172 173
países donde intervienen. Esto significa que la población beneficiaria es
considerada como objeto y no sujeto del proyecto. Si bien en estos pro-
yectos se identifican diferentes variables sociales como clase social,
ingresos económicos, etc., la variable género no es contemplada. En la BIBLIOGRAFÍA
mayoría de ellos se habla de una focalización de género referida a que ACNUR, OMS, FNUAP. Reproductive Health in Refugee Situations: An InterAgency
la población beneficiaria son las mujeres. La variable utilizada es la del Field Manual; 1999.
sexo en su concepción puramente biológica lo que nos impide conocer Ager, Alastair; Ager, Wendy; Long, Lynellyn. The Differential Experience of
las consecuencias de los proyectos en cuanto a su pertinencia e impac- Mozambican Refugee Women and Men. Journal of Refugees Studies 1995,
to de género. 8(3):265–287.
Actualmente existe una invisibilidad en el estado de salud de la pobla-
Boelaert, Marleen; Vautier, Fabienne; Dusauchoit, Tine; Van Damme, Wim; Van
ción asociada a la variable género, que impide conocer la problemática
Dormael, Monique. The relevance of gendered approaches to Refugee Health. A
específica de hombres y mujeres en relación al estado de salud y por tanto
Case Study in Hagadera, Kenya. En: Indra Doreen (ed.) Engendering forced
a su mejora.
migration: theory and practice. New York: Berghahn Books; 1999; pp.
Este enfoque tradicional de la Ayuda Humanitaria responde a plante-
165–176.
amientos reproductores del sistema social donde se implantan en tanto
no tratan a hombres y mujeres como categorías específicas y diferencia- Ecker, Nanette. Where there is no Village: Teaching about Sexuality in Crisis Situations.
das en el contexto local. Las variables utilizadas tanto para identificación Siecus Report 1998, 26(5):7–10.
de problemáticas como a su posible resolución parten de la base de que El Proyecto Esfera: Carta Humanitaria y Normas Mínimas de Respuesta Humanitaria
el estado de salud solo puede ser afectado por Políticas sectoriales, en Caso de Desastres; 2004.
Programas, Recursos Humanos y materiales, sin tener en cuenta otros http://www.sphereproject.org/spanish/manual/indexsp.htm
factores sociales determinantes de dicho estado de salud. Medecins sans Frontieres, 1997. Refugee Health. An approach to emergency situations.
London.
Naciones Unidas, 1994, Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo. El Cairo.
http://www.cinu.org.mx/temas/desarrollo/dessocial/poblacion/conf_pop.htm
Naciones Unidas, 1995. IV Conferencia Mundial de la Mujer. Beijing.
http://www.onu.org/documentos/confmujer.htm
Smyth Ines. A rose by any other name: Feminism in Development NGOs. En: Porter,
Fenella; Smyth, Ines; Sweetman, Caroline (eds) Gender Works: Oxfam
Experience in Policy and Practice. Oxford: Oxfam GB; 1999

174 175
Medir, observar y discutir: a propósito de la presentación
de los resultados epidemiológicos y antropológicos en
un suburbio brasileño

Cristina Larrea Killinger


Universitat de Barcelona

Introducción
La orientación que ha tomado la mayor parte de los estudios que ana-
lizan la relación entre antropología y epidemiología se ha centrado bási-
camente en la reflexión metodológica (Dunn & Craig, 1986; Sevalho &
Castiel, 1998; Rego, Barreto, Larrea, 2002). Las aportaciones de la disci-
plina antropológica en el campo de la epidemiología se han llevado a cabo
sobre todo en el terreno de la investigación cualitativa y la aplicación de
programas educativos en salud. Otros investigadores se han interesado en
reflexionar sobre las divergencias y/o convergencias teóricas y metodoló-
gicas que existen entre ambas disciplinas (Bibeau, 1994; Frankenberg,
1993; Inhorn, 1995; Ochoa, 1997; Menéndez, 1998; Larrea, 2004). En
términos generales, la producción científica sobre este tema ha orientado
la discusión hacia el terreno de la investigación orientada, aplicada e
interdisciplinar teniendo en cuenta la construcción del objeto de estudio
y la aplicación de las técnicas de investigación para la obtención de datos.
Sin embargo, ¿qué ocurre cuando esta discusión sale del espacio propio
de los investigadores, en torno a la construcción del objeto de estudio y
el uso de las técnicas, para ser cuestionada en el espacio de investigación
por parte de los propios sujetos de estudio?
Este artículo parte de una reflexión sobre la producción del conoci-
miento, el desarrollo de la investigación y sus aplicaciones, producida en

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un taller de presentación de los resultados en noviembre del año 2005 en ciudad. En el 2003, tres años después de lo previsto, se iniciaron las cone-
un suburbio de la ciudad de Salvador de Bahía (Brasil). En este barrio se xiones domésticas y la red comenzó a entrar en funcionamiento. El 60%
había venido desarrollando un estudio etnográfico integrado en una de la población ya se había conectado a la red entre el año 2003 y el 2004
investigación interdisciplinar (epidemiología, ingeniería sanitaria, geogra- y, por lo tanto, más de la mitad de los ciudadanos con posibilidades de
fía, nutrición, estadística, antropología) desde el año 1997 para analizar conectarse había sido beneficiado por el sistema. Cabe señalar que el pro-
el impacto de la aplicación del programa de saneamiento ambiental (ins- grama de saneamiento cubría como objetivo inicial una cobertura sola-
talación del servicio de alcantarillado, mejoría en el abastecimiento de mente para el 80% de la población de la ciudad de Salvador.
agua y recolección de basuras, descontaminación de las playas y educa- En este taller de devolución de los resultados, celebrado en el subur-
ción ambiental) en la salud de la población de la ciudad de Salvador de bio de Nova Constituinte, participaron un grupo de ocho personas entre
Bahia y los municipios de la Baía de Todos os Santos80. Este estudio con- síndicos, subsíndicos y líderes barriales, así como tres antropólogos y una
templó aproximadamente 30 meses de trabajo de campo en dos subur- epidemióloga. El objetivo del mismo fue presentar las conclusiones del
bios de la ciudad de Salvador (Nova Constituinte y Baixa da Soronha), estudio epidemiológico realizado en la ciudad de Salvador, así como los
desde el año 1997 hasta el 2004, teniendo en cuenta el período anterior resultados del estudio antropológico del barrio de Nova Constituinte. La
y posterior a la instalación del servicio de alcantarillado. Mientras que el epidemióloga que había coordinado el estudio ambiental asistió al taller
estudio etnográfico se centró en recoger la información durante estos para exponer a estos líderes barriales, síndicos y subsíndicos los resultados
siete años siguiendo gradualmente el proceso de cambio, el estudio epi- generales de la investigación referidos al impacto que el saneamiento
demiológico diferenció dos fases de recogida de datos, una primera que urbano había tenido en las condiciones de salud de la población de la ciu-
se llevó a cabo entre 1997 y 1998 antes de la instalación de la red, y una dad de Salvador. Los resultados etnográficos relacionados con el efecto de
segunda en el año 2004, después de la entrada en funcionamiento del ser- la construcción y la conexión a la red de alcantarillado, obtenidos a par-
vicio de alcantarillado. Cuando se comenzó el trabajo de campo de todas tir de la observación participante y las entrevistas llevadas a cabo a los sín-
las disciplinas que integraban el equipo interdisciplinar, la construcción dicos y subsíndicos en el año 2002, fueron presentados por mí después
de la red de alcantarillado se estaba realizando en algunos barrios de la de la exposición realizada por esta epidemióloga. Con esta investigadora
había colaborado en un estudio cualitativo sobre el uso de basuras y su
80 Este proyecto de investigación se desarrolló entre los años 1997 y 2005 en el marco de una
investigación epidemiológica sobre el impacto de la construcción del programa de saneamien- efecto en salud, a partir de entrevistas en profundidad llevadas a cabo a
to ambiental Bahia Azul y una investigación sobre diarrea infantil (Programa PRONEX varias mujeres de este mismo barrio (Rego, Larrea, Barreto, 2002).
661086/1998–4 del CNPq (2000–2004)), coordinado por el profesor Mauricio Lima Barreto Todos los síndicos, subsíndicos y líderes barriales que participaron,
del Instituto de Saúde Colectiva de la Universidade Federal da Bahia. Los datos etnográficos uti-
lizados provienen de un estudio antropológico, coordinado y llevado a cabo por la autora excepto una de las señoras que acudió a la reunión, había colaborado
desde 1997 hasta el 2004 dentro de una investigación interdisciplinar. Parte de estas ideas han conmigo durante todo el trabajo de campo aportando su conocimiento
sido discutidas en dos grupos de investigación del Departamento de Antropología Social de sobre salud y saneamiento en conversaciones informales y entrevistas
la Universidad de Barcelona, de los que formo parte: uno coordinado por la profesora Gemma
Orobitg titulado Cultures indígenes i afroamericanes: història(es), identitats i ciutadania, sub- más formales. Concretamente los síndicos y subsíndicos habían sido
vencionado por AGAUR (Agència de Gestió d’Ajuts Universitaris i de Recerca) de la entrevistados en el año 2002, dos años después de la previsión inicial de
Generalitat de Catalunya (expediente 00647); y el otro por la profesora Susana Narotzky, titu- entrada en funcionamiento del servicio de alcantarillado (Larrea, 2006),
lado Culturas de la responsabilidad en los ámbitos económico y político: moralidad, reciprocidad
y circulación de recursos, subvencionado por el Programa Nacional de Promoción General del como responsables de la conservación de la red. Su función principal
Conocimiento (área de Ciencias Políticas, Sociología y Geografía Humana) del Ministerio de consistió en informar a los vecinos de los peligros de obstrucción de la
Ciencia y Tecnología (Proyecto BS02003–06832/CPSO).

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red y de la necesidad de mantenerla limpia una vez que entrara en fun- El taller y sus protagonistas
cionamiento. Antes de la conexión, los síndicos advirtieron del riesgo de El taller se organizó en la guardería comunitaria del barrio, espacio
las instalaciones clandestinas y de la responsabilidad de mantener las que había sido cedido en ocasiones anteriores para celebrar varias activi-
alcantarillas cerradas para evitar que se convirtieran en un depósito de dades comunitarias y reuniones relacionadas con la investigación etnográ-
basuras. Esta responsabilidad, por la que no obtenían beneficio econó- fica. Este espacio, a diferencia de las dos asociaciones de barrio, era per-
mico alguno por parte de la compañía de aguas y saneamiento (Embasa), cibido por parte de los vecinos como más neutral. Como anteriormente
la habían asumido en una reunión organizada por dos trabajadoras se ha señalado, participaron varios síndicos y subsíndicos encargados de
sociales de la compañía en el año 1999. Estas personas, que habían sido la conservación de la red, así como algunos líderes barriales. Los cuatro
elegidas en esa misma reunión por algunos de sus vecinos, participaron hombres, que estuvieron en la reunión como síndicos y subsíndicos,
en un curso de educación ambiental durante seis meses en la misma manifestaron su total desacuerdo sobre el modo en cómo se había cons-
guardería donde se estaba realizando este mismo taller de devolución de truido, conservado, gestionado y conservado la red de alcantarillado.
los resultados. Estas deficiencias habían ocasionado graves desperfectos en el sistema,
Este taller forma parte de una nueva forma de presentar los datos. como la rotura, el robo y el reemplazo de tubos. Los conflictos entre veci-
Anteriormente, al final de la primera fase del trabajo de campo nos habían aumentado debido al derrame de aguas residuales provocadas
(1997–1998) se había entregado copia del informe a varios líderes barria- por las conexiones clandestinas, la mezcla de agua potable con las aguas
les, certificados de agradecimiento por la colaboración a todas las familias servidas y la resistencia de los vecinos en escuchar los consejos de los sín-
que habían participado y celebrado una fiesta de clausura, mientras que dicos y subsíndicos para mantener limpia la red.
al final de la última fase (2003–2004), solamente se había entregado los Uno de estos síndicos, llamado João81, era el responsable de su manza-
certificados de agradecimiento a las familias. El hecho de organizar un na en conservar la red limpia y sin desperfectos. Junto a Pedro, uno de los
taller tenía como objetivo discutir los resultados, es decir, contribuir a un subsíndicos que descubrió el año anterior que no tenía que serlo porque
diálogo entre los investigadores y los informantes después de finalizar la su calle no entraba en el sistema de red condominial sino convencional82,
investigación. No se trataba de entregar un informe sino de presentarlo, participaba en reuniones y cualquier ocasión que se propiciara para
argumentarlo y discutirlo. De manera activa los informantes preguntaban denunciar los desperfectos y problemas que presentaba el sistema. En
sobre el método de investigación y el efecto que estos resultados iban a diciembre del año 2004 ambos vecinos mostraron a tres ingenieros del
tener en el futuro del barrio. Los participantes de este taller, como suje- Tribunal de Contas do Estado la grave situación en la que se encontraba
tos activos de esta investigación (síndicos, subsíndicos, líderes del barrio, parte del sistema en algunas calles del barrio. Esta visita formaba parte de
epidemiólogos y antropólogos), tenían la oportunidad de discutir el pro- una fiscalización del Estado para comprobar la aplicación de los fondos
ceso y reflexionar sobre la aplicación de estos resultados. Los temas prin-
cipales que surgieron de la discusión fueron la metodología y las respon- 81 Este nombre es ficticio, así como el de los otros participantes referidos en el artículo, para
sabilidades, científica y política. A continuación en este artículo se anali- garantizar el anonimato.
za antropológicamente el papel que jugó este taller en el proceso de inves- 82 A diferencia del sistema de red condominial que requiere de la participación comunitaria por-
que la conservación de la red corre a cargo de los vecinos, la red convencional es técnicamen-
tigación, así como las reflexiones futuras que se derivaron en el campo de te más compleja y necesita de técnicos cualificados para su conservación. Los síndicos y sub-
la ética y la responsabilidad científica. síndicos eran responsables del mantenimiento de la red condominial. La elección del Sr.
Antonio como subsíndico fue un error porque en la manzana donde vivía el sistema de alcan-
tarillado era de tipo convencional.

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públicos en el sistema de alcantarillado cuya responsabilidad de gestión y João y de Pedro, ya que ambos manifestaron desde el principio su des-
conservación era de la compañía de aguas y saneamiento Embasa. Otro acuerdo con los resultados y confundieron casi todo el tiempo a la epide-
de los síndicos, de nombre Edilton, que había participado en el curso de mióloga con una trabajadora de la compañía de aguas y saneamiento
educación ambiental, pero que disgustado por los conflictos vecinales que Embasa. El problema principal estribó sobre el método de investigación
habían aflorado a causa de las conexiones clandestinas que repercutieron epidemiológico. Mientras que por un lado João discutía sobre el valor de
con el derramamiento de aguas servidas dentro del patio de su casa, aban- la media para analizar la realidad, por el otro Pedro mostraba su discon-
donó sin remisión sus responsabilidades. Por último, el Sr. Alberto, un formidad con los resultados aportados por considerar que no representa-
anciano elegido contra su voluntad como subsíndico, había abandonado ban la experiencia que él tenía sobre los problemas de su barrio. En uno
sus funciones al verse incapaz de introducir consejos para la conservación de los puntos álgidos de la exposición de la epidemióloga, João manifes-
de la red en una zona afectada por graves problemas de violencia. tó su sospecha de que la investigación no había sido desarrollada con la
Solamente una de las mujeres participantes en la reunión era subsíndica, suficiente profundidad. El clima de crispación aumentó cuando la epide-
Celia, la cual había abandonado esta función porque no se sentía repre- mióloga expuso los resultados positivos en relación a las condiciones de
sentativa como líder en su manzana en el año que fue elegida y actual- salud. En general, se observaba una contradicción a la hora de conciliar
mente, a pesar de trabajar como agente de salud comunitaria, prefería la visión global de los resultados epidemiológicos con la visión local que
centrarse en su papel como técnica sanitaria. Las otras mujeres que asis- esperaban hallar los vecinos participantes con la exposición de esos datos.
tieron a la reunión eran líderes barriales y, sobre todo, dos de ellas habí- Como las expectativas no se cumplieron por ambas partes la presentación
an contribuido a esclarecer el proceso de ocupación del barrio por ser la epidemióloga estuvo a punto de interrumpir su presentación en varias
vecinas que llegaron al comienzo de la invasión. Sus opiniones sobre el ocasiones. Finalmente se consiguió contornear la situación porque una de
tema también eran respetadas por el grupo. las participantes se enfrentó con uno de los participantes más críticos y
Los investigadores que participaron eran una epidemióloga y tres animó a la epidemióloga a continuar con su explicación.
antropólogos. La epidemióloga, de la que hablé antes, compartía su papel La segunda parte del taller consistió en exponer los resultados etnográ-
de profesora e investigadora en la Universidad con el de secretaria de ficos, sobre todo los obtenidos a partir de las entrevistas a los síndicos y
salud de un municipio. En este taller había sido presentada como inves- subsíndicos realizadas en el año 2002, así como las observaciones relati-
tigadora y profesora de la universidad, pero no se dijo nada de su vincu- vas a la construcción y conservación del alcantarillado. En esta exposición
lación como secretaria de salud de un municipio aledaño para evitar la la visión local coincidía con las expectativas de los vecinos participantes y
confusión a todos los participantes. Las antropólogas fueron, la que sus- no hubo apenas comentarios. Asintieron en la exposición y compartieron
cribe el artículo que trabajó como etnógrafa entre 1997 y 2004, y una la visión local de los datos etnográficos.
antropóloga que hizo trabajo de campo entre 2003 y 2004. Por último, En la tercera parte del taller se reflexionó sobre el uso político de los
un estudiante de doctorado, también antropólogo, estuvo presente en la resultados. La posibilidad de crear una comisión para denunciar las con-
reunión porque llevaba dos meses viviendo en el barrio realizando su tra- diciones de saneamiento a la compañía Embasa, sugerida a colación de las
bajo de campo en otro tema afín. La presentación corrió a cargo de la críticas por una de las antropólogas, fue sustituida por las siguientes pro-
autora y las conclusiones finales a cargo de la otra antropóloga. puestas, expuestas por varios de los líderes, síndicos y subsíndicos: la pri-
La primera parte del taller consistió en la exposición de los resultados mera, invitar al presidente de Embasa al barrio para reunirse con la ellos;
de investigación. Hubo constante interrupciones, sobre todo de parte de la segunda, solicitar a la compañía que revisara la red y fiscalizara su con-

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servación, la tercera, que finalizara la construcción de la red porque el mostrando un sentimiento de deber con la comunidad que veían recom-
barrio no estaba completamente beneficiado por el programa, e inclusi- pensado por la solidaridad de algunos vecinos y por un arraigado sentido
ve, faltaba terminar algunos puntos de la conexión; por último, resolver individual de lucha hacia el progreso.
el problema del socavón que se había producido en una de las calles del La confrontación entre el discurso de la epidemióloga y el de João por
barrio a causa de una fuerte lluvia. Este problema, que fue emitido por ostentar la verdad, enfrentaba el saber técnico a la experiencia local. Al
televisión, influyó en que uno de los gobernantes visitara la zona, sin efec- comienzo del taller, el enfrentamiento entre ambos giró en torno a la per-
to alguno, pues la zanja continuaba sin cubrirse y, por lo tanto, peligran- cepción de la realidad del barrio y las posibilidades de cambiarla. La epi-
do el derrumbe de dos casas. demióloga dominaba el conocimiento institucional de los recursos y João
la constatación empírica de los problemas. Ante la reclamación del síndi-
Medida, observación y experiencia: construyendo el conocimiento co, la epidemióloga asumió el nuevo discurso político de las prioridades
En la exposición de los resultados la epidemióloga orientó el debate comunitarias y la responsabilidad social de elegir entre un elenco limita-
hacia la presentación de los datos cuantitativos más representativos posi- do de recursos:
tivamente de la investigación y hacia la eficacia del método. Estos mismos
resultados fueron cuestionados por los síndicos del barrio apelando a la “No quiero justificarlo, no, pero hay un tema que se sabe que es
irresponsabilidad del gobierno y a la de la compañía pública Embasa, así el siguiente: el gobierno no tiene forma de hacerlo todo. De eso
como a la ineficacia del método de investigación epidemiológica. podéis estar seguros. Claro que hay prioridades y todo eso, pero
Al comienzo del taller los participantes interpretaron esta actividad el dinero que hay no da para todo. Eso es real. Entonces depende
como parte de una reunión política. Confundieron la actividad científica mucho de la participación social y de la presión social que hacéis
con la diligencia política. Por eso increparon a la epidemióloga como si para poder aparecer aquí y venir para priorizar aquí. Si la comu-
se tratara de un político que no había cumplido sus promesas. João se nidad no se fortalece, no presiona, nadie lo va a saber. Entonces
dirigió a la epidemióloga como “doutora”, trato que solían recibir los polí- lo que hoy se ha hecho es el presupuesto popular, el presupues-
ticos, y lo comparó al trato que él mismo estaba habituado recibir por to participativo, etc. Si no quieres participar en el presupuesto
parte de algunos vecinos como “doutor ninguém”. Para João este trato, participativo nadie va a saber las demandas (…) El dinero es
que rayaba el cinismo, evocaba la falta de credibilidad que tenía ante sus poco para todo. El dinero es poco para todo. Entonces, ¿qué es
vecinos como responsable de la conservación de la red de alcantarillado. lo que ocurre? Que quien va acabar consiguiendo el recurso para
Mientras que los políticos a los que se refería João tenían la capacidad de las mejoras del lugar es para quien presiona. La fuerza. Es así que
“maquillar”, es decir, mejorar las cosas solamente por encima, los síndi- las cosas funcionan” (Epidemióloga, 27/11/05).
cos tenían que enfrentarse a la realidad y contornear la situación porque
afrontaban además la crítica y la negligencia de algunos vecinos desuni- Pedro, desconfiado de esta nueva recomendación política, insistió en
dos que desconfiaban de su trabajo. Esta doble negación, la de no ser continuar con el procedimiento clientelista de conseguir los recursos,
nadie para los políticos y la de no ser nadie para los vecinos, constituía un bien fuera a través de un concejal o bien mediante la exposición de los
sentimiento de impotencia que había influido a varios síndicos en renun- problemas del barrio, aprovechando talleres o reuniones en los que parti-
ciar a su cargo. Quienes no habían renunciado y seguían adelante con la cipaban tanto los técnicos como, en esta ocasión, la epidemióloga. Para
responsabilidad que les había sido otorgada por la compañía lo hacían Pedro, un señor jubilado con muchos años de permanencia en el barrio,

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la confianza por los cambios residía solamente en la voluntad de los téc- sas muchas veces no reciben. Esa es la queja de las empresas. No
nicos y los políticos. Su visión correspondía al populismo político que estoy justificándome, no, pero las empresas se quejan de que no
venía operando en la ciudad y, en la zona del suburbio ferroviario en par- recibieron el dinero que tenían que recibir. Embasa por otro
ticular, desde tiempos anteriores al inicio de la democracia. lado no fiscalizó como debería haber fiscalizado. Entonces, hay
João criticó la negligencia institucional con la que convivían cotidia- una serie de problemas en esa historia que no fue objeto de mi
namente y señaló problemas como la obturación de la red por acumula- evaluación. En mi evaluación solamente estaba yo junto a los
ción de basura y la entrada de agua de lluvias, la falta de una red de dre- estudiantes. Después evalué los datos durante y después, tiré
naje, el deterioro del sistema de alcantarillado y los conflictos entre veci- fotos, antes y después…” (Epidemióloga, 27/11/05).
nos. El resto de los síndicos y subsíndicos se sumaron a estas críticas e
increparon a la epidemióloga al pensar que defendía los intereses de la Además de hablar de la compañía Embasa sobre los problemas de fis-
compañía de aguas y saneamiento. Esta confusión tenía que ver con el calización, utilizó su nombre para referirse positivamente al aumento de
uso político del discurso científico que enfrentaba una narrativa basada la cobertura (“90 % de la población”) y al aumento medio de la distribu-
en el conocimiento técnico médico–ambiental con otras narrativas ción de caudal de agua. Estos primeros resultados suscitaron una pregun-
imbuidas de la experiencia local. A continuación se presenta el siguiente ta por parte del síndico: “Todo el área metropolitana de Salvador queján-
discurso que influyó en esta confusión al hablar de los objetivos institu- dose y ¿el pueblo tiene agua?” La epidemióloga, que insistió en que el
cionales, el del estado (alcantarillado), el ayuntamiento (drenaje) y la cambio positivo que se produjo al comparar los resultados del año 1997
compañía (fiscalización del alcantarillado, asfalto): con los del año 2004, aclaró que se refería a una media global de toda la
investigación y no al área del suburbio, en la que se incluía este barrio.
“Uno de los objetivos del Bahia Azul (programa de saneamiento El conocimiento de la realidad se presentaba de modo confrontado,
ambiental) era implantar la red y conectar los domicilios a la pues mientras la narrativa epidemiológica insistía en la exposición objeti-
red. Para eso, la conexión a los domicilios fue algo que quedó un va de una representación numérica el discurso local de los vecinos cues-
poco indefinido en el proyecto. ¿Quién iba a hacer la conexión? tionaba los mismos de dos maneras diferentes: la primera, pidiendo acla-
¿Era el usuario o era Embasa? Esto durante el proceso fue un raciones sobre el uso de términos estadísticos como “media” o “porcenta-
poco indefinido y fue un problemas para ellos, para Embasa. je” y el modo de recolección de datos y, la segunda, atribuyendo este dis-
Fuera de esto, el objetivo de Embasa era construir un alcantari- curso como propaganda de la compañía de aguas. A continuación se
llado y al mismo tiempo, después en medio del proyecto, quedó reproduce parte del debate entre la epidemióloga y João, en el que se
como objetivo además del alcantarillado el asfalto, pero en nin- observaba este enfrentamiento discursivo en relación a la presentación de
gún momento fue obligación de Embasa construir el drenaje. La los resultados, llegándose a transformar la crítica en una queja:
red de drenaje era función del ayuntamiento. El asfalto era
Embasa. (…) No estaba definido que iba a producirse la pavi- “—Estoy diciéndote que hago una media y que la investigación
mentación. En medio del proyecto es que se incluyó (…) Hay se llevó a cabo al comienzo del 2004. Estamos a finales del
problemas de fiscalización también. Cuando cierras un proyec- 2005. No sé lo que sucedió.
to contratas a una empresa y el día que tienes que hacer eso y —Eso no es global. ¿Es proporcional a la región metropolitana?
eso si la empresa no lo hace comienza aquella pelea. Las empre- —Es una media, no de la región metropolitana sino de Salvador.

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—Si. Cuando hablaste de (área) metropolitana es señal de que En relación al proceso de recolección de datos, la duda presentada por
toda el área de Salvador y las regiones aledañas sufren ese proble- João estribaba en la calidad de información que la epidemióloga podía
ma, pero todo el mundo tiene que expresar (…) un señor (…). obtener de cualquier persona que desconociera sobre lo que se le estaba
Yo me quedé de noviembre del 2004 hasta marzo del 2005 sin preguntando. Como ejemplo colocó la posibilidad de que un muchacho
abastecimiento de agua. de doce años presente en la calle en el momento de aplicación de la entre-
—¿Puedo decirte algo? Sobre el abastecimiento de agua diaria vista fuera preguntado. Para él la información facilitada por este mucha-
en nuestra investigación se preguntaba en la calle “¿Tienes agua cho no iba a ser ni mucho menos real. La epidemióloga, que defendía la
todos los días?”. La persona respondía sí la mayoría (de veces). muestra aleatoria, no entendió la pregunta y fue entonces cuando el sín-
Lo que estoy comparando es el 97 con el 2004 y hubo mejoría. dico comparó la precariedad laboral de los técnicos de Embasa con la
No estoy diciendo más que eso. Mira. En este período de allí potencial precariedad de los investigadores. Para João, los contratos tem-
para acá puede haber aumentado el número de casas, puede que porales y la subcontratación eran responsables de la falta de compromiso
Embasa haya tomado otra actitud y haya reducido (el caudal). del trabajador con la empresa y de su baja cualificación. Más allá de esta
No voy a decir eso ahora porque quejas es una cosa. Quejas es comparación, este síndico evocó la calidad de vida de los ciudadanos a
otra investigación. No hice una investigación sobre quejas en ese partir de su reflexión sobre la naturaleza de la investigación.
momento. Escucha bien. No hicimos... quiero decirlo bien
claro. Hay varios métodos de investigación. Esta investigación “La calidad de vida de una investigación tiene que ver con una
no fue hecha con quejas. Quejas es otra historia. Embasa tiene investigación mejor caracterizada, una investigación más pro-
quejas del 97 y del 2004. No hice una investigación con las que- funda, con personas dentro de Embasa cualificadas. Si tengo
jas de Embasa. Las personas se quejan. La gente tiene quejas. No una mano de obra temporal y sé que voy a trabajar 45 días, con
hice una investigación con quejas. En esta investigación pregun- un contrato de 45 días voy a hacer las cosas de cualquier mane-
tamos en la calle “¿Hay agua todo el día, las 24 horas del día?”. ra (porque) quiero ganar lucro (…) Hago las cosas de cualquier
La mayoría de las personas comparando el 97 con el 2004 dicen manera. Por eso nuestra calidad de vida está todavía por llegar.
que sí, que mejoró. La gente dice que mejoró. Comparando la La calidad de vida del bahiano es pésima. El bahiano está muy
información 470 dijeron que sí en el 97 y 1059 dijeron que sí por debajo de aquello que pensamos que las investigaciones rea-
(en el 2004) y eso cuando comparas proporcionalmente hubo lizadas proporcionan resultados muy por debajo de aquello que
mejoría” (Epidemióloga, 27/11/05). se mostró en esta investigación porque pocos participan de las
verdaderas investigaciones” (João, 27/11/05).
Las quejas a las que aludía la epidemióloga fueron transformadas por
Pedro en un instrumento de denuncia social. Comparó la buena situa- La muestra, como modelo de recolección básica de los datos estadísti-
ción de los barrios ricos de la ciudad a las malas condiciones de sanea- cos, fue la base empírica de esta investigación. La epidemióloga trató de
miento de los barrios más pobres caracterizados por la presencia de cloa- argumentar la diferencia que consistía en un estudio basado en una mues-
cas abiertas atravesando calles y patios. Para él el problema principal de tra, elegida de modo aleatorio y representativo estadísticamente del con-
los políticos era que solamente se preocupaban por la ciudad como “sala junto de la población, y un censo o el voto, aplicado a cada uno de los
de visita”. habitantes de un país. Ambos procedimientos eran utilizados para la reco-

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lección de información, con la diferencia de que una era aplicada a un ¿Sí o no? Ellos observan para comprobar si hay red de alcantari-
conjunto de personas preguntadas al azar y la otra aplicada a la totalidad llado. Ellos observan para ver si está funcionando, si la PV
de la población. Aunque para ella la más “verdadera” era aquella que se (registro) está embozado. Eso es lo que ellos hacen. Pasan 4
basaba en la información recabada a la totalidad, la fiabilidad del méto- meses trabajando y analizan. Eso fue hecho en el 97 y fue hecho
do epidemiológico no se ponía en duda porque se basaba en una mues- en el 2004. El objetivo no era evaluar Embasa ni nada de eso.
tra estadísticamente significativa. La epidemióloga diferenciaba el méto- Era evaluar si el alcantarillado fue implantado, si estaba funcio-
do epidemiológico del antropológico por ser este último más directo y nando o no, se había obstrucción o no. Ese era el objetivo, no
subjetivo. era preguntar a la gente. Hacer preguntas generales (…) No
había nadie de Embasa. Existe un objetivo bien específico,
“Déjeme decirte una cosa, la investigación no se hace con el según expliqué. La única investigación hecha en casa es el censo
total de la población. La primera cuestión es esa. La investiga- o la investigación electoral para los adultos que votan (…)
ción es una muestra. Esta muestra fue de un total de 1070 calles. Incluso las investigaciones electorales no son hechas con el
Total 1070 calles ¿Qué quiero decir con eso? La muestra… la 100% sino con una muestra. Tanto es así que a veces coincide y
única investigación que es real es aquella que va con el voto. El otras no. A veces las investigaciones dicen que fulano va a ganar
voto todo el mundo está obligado a hacerlo. Esta es obligatoria y cuando salen (los resultados) fulano no ganó. Existe un mar-
y la otra es el censo. Esta de aquí no es un censo. Se trata de una gen de error en la investigación electoral también. La única
investigación de muestra. La muestra de las calles que fue toma- investigación verdadera es la que vas y votas. Esta es el 100%
da de varios barrios, de varias microáreas, como ya dije, y de las (…) El censo es casa por casa. En cambio el resultado de aquí
calles de esas áreas. En total 1077. No 1070. 1077. ¿De acuer- no es tomado específicamente para esta comunidad. El resulta-
do? 1070 en el primer año y 1077 en el último año (...) Se trata do es una media global que incluye las cuencas hidrográficas de
de una media. Ya os lo dije. Si creéis que no tiene validez puedo alcantarillado: Cobre, Paripe, Periperi, Lobato, Calafate, Meio
interrumpir (la conversación) y no hay ningún problema. La Camarujipe, Armação e Mangabeira. Mangabeira está en
realidad de aquí no es igual a la realidad de Barra (barrio rico) y Itapua. Armação está en el área de Amaralina, Stiep, aquellas
nunca va a ser. De Armaçao tampoco va a ser. Lo que se hace en áreas” (Epidemióloga, 27/11/05).
una investigación es la media, pero si consideráis que no tiene
validez y eso en una validez de tipo epidemiológica que es otro La validez de una investigación, que para la epidemiología pasaba por
tipo de validez. Y esa cuestión de Embasa, nadie investigó para la representatividad de la muestra y la fiabilidad de los datos, había sido
Embasa. Yo no hice investigación para Embasa. Dije aquí como cuestionada reiterativamente por dos de los participantes del taller al
se aplicó el método. Creo que no entendisteis el método. El observar una falta de correspondencia entre los datos y su experiencia del
método no es igual al del antropólogo que habla con la gente. mundo vivido. Este conocimiento parcial de la realidad de su mundo era
No está hecho así. El método no es así. El método, como os cuestionado por los síndicos que se preguntaban cómo podían mejorar las
explique al comienzo, son personas del área de ingeniería que condiciones del barrio con una información distorsionada e improceden-
van a la calle y preguntan y observan y conversan con las perso- te. La veracidad de las informaciones pasaba por la experiencia y, por lo
nas por la calle ¿el agua llega todos los días aquí, en esta calle? tanto, por el hecho de haber estado “allí”. ¿Qué sentido tenía conocer una

190 191
realidad a través de terceras personas? ¿Cómo podía la epidemióloga saber usan en la vida cotidiana. En efecto, el científico que se ocupa
qué ocurría en los barrios basándose en informaciones facilitadas por de ciencias sociales organiza y clasifica sus datos en contextos de
estudiantes? ¿Por qué la epidemióloga no había estado “allí”? significado por entero diferentes, y los elabora de maneras total-
Mi papel en el barrio surgió como una mediación entre João y la epi- mente distintas”.
demióloga, un instrumento de crítica hacia el trabajo epidemiológico por
parte del primero, y un elemento de vinculación entre ella y el barrio, por João cuestionaba la validez del método epidemiológico desde la etno-
parte de la segunda. Ambos hablaban a través de mí, João para llevar a grafía —una investigadora ha vivido allí—, mientras que para la epide-
cabo una crítica política a la ciencia epidemiológica y la epidemióloga mióloga el método etnográfico —haber estado allí dos semanas en el
para efectuar un acercamiento entre ciencia y sociedad. Quizás este diá- barrio— la había acercado a la experiencia de la comunidad. El síndico
logo entre ambos sea lo suficientemente ilustrativo: reconocía en la etnografía un modo comprensivo de entender su vida
cotidiana, en el sentido que Schutz (2003) la definía. La visión de João
“—(...) En la participación de las investigaciones muchas veces sobre la participación etnográfica era diferente y, lo más interesante, les
observo que existe una falta de información de aquellos que permitía comparar y discutir el proceso de construcción de la realidad y
están rodeando o buscando una mejora para nuestra comuni- el modo de obtener los datos para conocerla. Además, a partir de la cons-
dad. Existen pocos que aparecen, pero existen aquellos que apa- trucción del conocimiento local en el diálogo entre este síndico y la epi-
recen a través de otros. Ella (Cristina) conoce nuestra lucha. demióloga surgieron tres elementos muy interesantes a tener en cuenta en
—Conozco también esto a través de Cristina” (Síndico y este artículo: el primero, la necesidad manifestada por el síndico de defen-
Epidemióloga, 27/11/05). der la participación crítica en la exposición de los resultados de la epide-
mióloga y la posibilidad de abrir una comparación con otro tipo de inves-
Este papel de mediación que atribuyen a la antropología permite dis- tigaciones, como en ese caso la antropológica, u otro tipo de estudios
cutir sobre la construcción de la realidad. ¿Cómo se produce el conoci- como el educativo y el económico; el segundo, la delimitación del objeto
miento sobre la realidad? ¿Se trata de medirla o de vivenciarla? ¿Qué de estudio epidemiológico que excluyera la posibilidad, por parte de la
papel juegan los métodos en la producción del conocimiento y su com- epidemióloga, de extrapolar sus resultados a otros intereses de la comuni-
prensión? Uno de los problemas que Schutz ya planteó en relación a las dad en querer saber el efecto del curso de educación ambiental realizado
ciencias sociales y sus dificultades para la comprensión de la vida cotidia- en el 99 o las consecuencias futuras del aumento del coste de la factura
na, los síndicos y subsíndicos los observaban en la aplicación del método del agua y del alcantarillado; y la tercera, el nivel de conocimiento de las
epidemiológico y, en cambio, reconocían su experiencia en la exposición necesidades reales de la comunidad por parte de los gobernantes y los
de los resultados etnográficos. En el siguiente fragmento Schutz investigadores.
(2003:108) alude a los problemas del conocimiento social científico: En el primer caso, João diferenciaba entre la actitud participativa y la
pasiva. Solamente concebía cambio cuando las personas sustituían la fun-
“¿Cuál es el problema? Consiste en el hecho de que, aunque las ción de escuchar por la de participar. La participación manifiestaba el
ciencias sociales parten del mismo mundo social en que vivimos desacuerdo y, por lo tanto, para él únicamente se construía el conoci-
de día en día y lo dan por sentado, los métodos que utilizan para miento a través del debate. Tomar conciencia de la investigación signifi-
reunir el conocimiento son por completo distintos de los que se caba asumir el proceso de construcción de la misma. De ese modo, el

192 193
debate era percibido como un acto de reciprocidad porque se trataba de las personas tenían sobre su realidad. Embasa, a otro nivel, reforzaba estas
un conocimiento idealmente compartido. desigualdades internas favoreciendo solamente a un sector de la pobla-
ción más concienciado y marginando al otro lado de los vecinos del
“(…) (Usted) puede pensar que se está pidiendo a cambio algu- barrio. Tampoco respetaba los derechos de los individuos a aceptar la red
na cosa. No estamos pidiendo nada a cambio. Solamente, esta- de alcantarillado. Estos problemas culminaron con el curso de educación
mos conociendo la investigación. En el área técnica pocos tie- ambiental y la capitalización de los síndicos y subsíndicos como respon-
nen el conocimiento o el privilegio de estar participando de esto sables de la conservación de la red.
que llamamos debate. Esto para mí es una cortesía porque
muchos tienen interés de ver la cosa implantada, a muchos les “(…) Pero también nos queda la duda que alguien permitió que
gusta ver la cosa implantada, pero para mí esto aquí es una satis- pasaran la red. ¿Por qué? Si soy dueño nadie pasa, pero pasa. A
facción estar debatiendo y mostrando alguna cosa. Pero sabemos veces somos olvidados. Tu conciencia es una. Tu conciencia es
también que muchos tienen concienciación de lo que recibimos, una. Existen personas que tienen un grado de concienciación
muchos tienen concienciación, se conciencian, muchos tienen por debajo de lo imaginario por nosotros y son olvidados por
alguna teoría técnica y otros no la tienen. Muchos están vivien- otros. Hay tanta gente que piensa que es una cosa y es otra.
do de lo que los otros viven. Muchos vienen volando “aquel hizo Parece pero no es. Embasa vino a hacer un proceso de concien-
eso”: Entonces, qué bien, pero no saben lo que es. Muchos dicen ciación a unos pocos y otros quedaron relegados a un segundo
“que alegría”. La alegría ni llega a comenzar. Hay eso. Entonces plano. Ella transfirió la responsabilidad a los síndicos y subsín-
la conciencia de que nosotros que participamos, que la partici- dicos. Embasa no va. Si vamos a hacer una visita al fondo de tu
pación es lo que completa nuestro ideal. Aquí ya participé en la patio, Embasa… podemos recibir una cuchillada, un tiro y no
construcción de esto (se refiere a la guardería donde se está cele- saben nada. Ahora nos han transferido (la responsabilidad). ¿Lo
brando el taller). Esto lo construí (…) Nosotros tenemos que entiende? (…)” (Edson, 27/11/06).
debatir esto porque a veces tenemos la falsa impresión o imagen
por desconocer una investigación. Nosotros estamos sabiendo Dentro de las investigaciones vinculadas a este estudio los participan-
ahora que ha habido investigaciones. Como existen otras inves- tes manifestaron sus intereses hacia la parte educativa y la económica. La
tigaciones en las que estamos por fuera. Sólo sé que existe una primera inquietud tenía que ver con los resultados del curso de educa-
investigación cuando estoy participando de ella. Ahora mismo ción ambiental que recibieron los síndicos y subsíndicos en 1999, a lo
estoy viendo que se está investigando, que se están exponiendo cual no pudo responder la epidemióloga por no disponer de esos datos.
los problemas de la calle de él, de ésta de aquí que va a exponer Mientras que los participantes abrían el elenco de intereses por otras
los de ella (…)” (João, 27/11/06). investigaciones la epidemióloga redirigía las preguntas a los resultados
específicos del estudio epidemiológico. En la investigación interdiscipli-
Sin embargo, el hecho de participar no significaba que la contribución nar no se había incluido un proyecto en esta dirección. La segunda
de todos estuviera al mismo nivel, es decir, que el grado de responsabili- inquietud estaba relacionada con los datos sobre la situación económica
dad que los vecinos del barrio asumían por el bien colectivo fuera equi- de los habitantes de Nova Constituinte. ¿Tenían capacidad económica
valente. Estas diferencias respondían a la diversidad de compromiso que suficiente para afrontar el pago de la factura de alcantarillado? Estos

194 195
datos pertenecían a otra investigación y, por lo tanto, no hubo forma de Concluyendo… ¿Más allá de la investigación?
facilitar los resultados. Llegando al final de este taller una de las antropólogas facilitó a los
Por último, otro de los elementos importantes a destacar fue la refle- participantes la información para llevar a cabo una denuncia sobre la
xión sobre el nivel de conciencia de los gobernantes en relación a la situa- situación del alcantarillado que previamente habían solicitado, a colación
ción socioeconómica de los habitantes del barrio. En este fragmento de de la que habían llevado a cabo a través de los medios de comunicación
João se representa crudamente esta situación, que suscita el interés por sobre la existencia de un socavón que ponía en peligro el derrumbe de
investigar el nivel financiero para, de ese modo, buscar soluciones futuras varias casas. El modo de abordar el tema de esta denuncia fue comparar
más equitativas en los recibos de agua y saneamiento. la realizada recientemente en los medios de comunicación con la que en
un pasado ya habían realizado a través de la recogida de firmas, para con-
“¿Por qué no hay conciencia de que un pobre que vive en estos seguir el suministro de luz. La comparación entre diferentes narrativas
alrededores, en una comunidad como ésta, que muchas veces utilizadas para denunciar los problemas del barrio, la audiovisual y la
hay casas donde la persona no tiene ni lo que comer, ni para sus escrita, suscitó diversas opiniones entre los participantes. A pesar de que
hijos, que unos viven de recoger cartones, otros viven de cargar los participantes tenían una mayor confianza en el efecto que los medios
sacos para los otros, otros viven de limpiar patios, otros viven de comunicación podían producir a favor del cambio, aunque en este
haciendo chapuzas, vendiendo pasteles? ¿En la conciencia de caso en concreto no resolvió el problema, la antropóloga recordaba que
nuestros gobernantes es obligatorio que una comunidad con los resultados obtenidos mediante la recogida de firmas en diversas oca-
esta calidad que tenemos puede pagar alguna cosa? ¿Tendría el siones habían sido efectivos. Insistía en que el escrito perduraba más que
gobierno la obligación de investigar para saber quiénes son los la imagen, sin embargo, que en un pasado la recogida de firmas hubiera
que pueden pagar y quienes no? En países más desarrollados tenido una mayor efectividad no significaba para los participantes que
algunos pagan para aquellos que no pueden, pero aquí no exis- actualmente esta estrategia continuara funcionando. ¿Estaban cambiando
te eso” (João, 27/11/05). las narrativas políticas de denuncia y protesta? ¿Qué suscitó esta propues-
ta a los participantes en el taller?
Finalmente, habiéndose manifestado varias veces la posibilidad de Como se señaló anteriormente en este artículo, las propuestas sugeri-
interrumpir la presentación de los resultados epidemiológicos y aclarado das por los participantes oscilaban entre el clientelismo y la conciencia-
que su investigación no había sido encargada por Embasa, el síndico que ción social, entre una opción por resolver los problemas siguiendo la lógi-
había tomado la palabra justificó sus interrupciones como parte de un ca del patronazgo y una estrategia colectiva para enfrentarlos. La fuerza
ejercicio de participación crítica en el que no se aceptaba todo lo que se de cambio se concebía como un acto social y colectivo, pero aquí y ahora
explicaba. este taller fue un espacio para pensar sobre este proceso.
A continuación, se expusieron los datos etnográficos centrados en la La responsabilidad científica, colocada por los participantes como un
diversidad de opiniones que habían confluido durante el proceso de cons- problema político, constituye un punto de reflexión para una investiga-
trucción de la red de alcantarillado y las conexiones domiciliares. ción más comprometida y comprensiva.
Centrado este discurso en la experiencia vivida en relación a este proceso,
los participantes asintieron sin hacer comentario alguno. ¿Se reconocían
mejor en este discurso? ¿Sentían que pertenecían a esta narrativa?

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198 199
Perspectiva antropológica en el diagnóstico de salud
comunitario en África Subsahariana: una experiencia en
el distrito de Erati (Mozambique)

Juan Carlos Rumbero Sánchez


Consejo Interhospitalario de Cooperación

El Diagnóstico de Salud Comunitario–DSC es la piedra angular de la


planificación en salud a nivel de un distrito, pues ofrece la información
necesaria sobre el estado de salud de una población, los factores que con-
dicionan tal situación y los recursos disponibles, permitiendo de esta
manera un abordaje integral para el diseño e implementación de políticas
y estrategias sanitarias, que nos conduzcan a la consecución de unos
estándares de calidad adecuados para dicha población.
La participación de la propia comunidad tanto en el diagnóstico
como en el diseño de estrategias a seguir viene siendo una condición
indispensable para poder obtener un diagnóstico de salud real y cohe-
rente con las necesidades y capacidades de la población en cuestión
(Garay, 2001). Este hecho nos permite aseverar que toda acción a
realizar en el ámbito de la cooperación debería ir precedida de un
diagnóstico de situación lo más ajustado posible a la realidad actual
de dicha comunidad, diagnóstico llevado a cabo fundamentalmente
en el lugar de acción, y que establezca a su vez un punto de partida
que nos permita comparar la efectividad de nuestras intervenciones.
Desafortunadamente, esta fase inicial en muchas ocasiones no se realiza,
y se asume como válido para un contexto determinado lo que ha
resultado efectivo en otros muy diferentes, convirtiéndose muchos
proyectos en un “corta y pega”.

200 201
El conocimiento de los referentes culturales relacionados con la salud Aportación de la metodología antropológica al diagnóstico de salud
y sus formas de organización social son de vital importancia para enten- comunitario
der el proceso salud–enfermedad a nivel comunitario; de esta manera se Desde la antropología intentamos, mediante un procedimiento induc-
pueden diseñar políticas y estrategias que conduzcan a una mejora de las tivo, encontrar el sentido de las acciones que analizamos, lo cual es la base
capacidades preventivas y al cambio de hábitos nocivos para la salud, la para entender e interpretar ciertos comportamientos y formas de organi-
mejora en el acceso a los servicios básicos de salud, y la promoción de la zación ante el proceso salud–enfermedad; además, utilizamos un mues-
misma a nivel comunitario, siendo la propia comunidad la que debe ges- treo intencional con unidades de información que nos garanticen la cali-
tionar este proceso. En este momento, los conocimientos, actitudes y dad de la información que precisamos, a diferencia de la metodología
prácticas de la población ante los problemas de salud más prevalentes nos cuantitativa que utiliza un muestreo aleatorio, ya que maneja el lenguaje
ayudan a definir los itinerarios socioculturales de búsqueda de tratamien- estadístico en vez del simbólico o interpretativo. En otro paso posterior
to, así como el nivel de conocimiento y de educación sanitaria de la analizamos el material recogido con el objetivo de encontrar los significa-
población sobre los cuales se sustentan los autocuidados en salud caracte- dos de las realidades motivo de estudio. Pero esta cadencia en realidad no
rísticos de cualquier pueblo. es del todo cierta, ya que a medida que vamos recogiendo la información
Todo este proceso es complejo, requiere de la participación de varios la vamos analizando e inclusive nuestras hipótesis de entrada se van
profesionales y de la utilización de una serie de herramientas que nos con- modificando a medida que avanza el estudio.
duce a la integración de una metodología cualitativa y cuantitativa para Habría que preguntarse cuál de las dos posturas epistemológicas se
su correcto desarrollo y obtener de esta manera un conocimiento más adecuan mejor al objeto de estudio y, aunque al estudiar fenómenos
ajustado de la realidad que pretendemos estudiar. Para desarrollar desde sociales existen realidades objetivas susceptibles de cuantificación, cuan-
un punto de vista práctico alguno de los aspectos más importantes que do navegamos en el terreno de los significados y de las explicaciones sobre
estructuran un DSC, me basaré en un trabajo realizado en el año 2004 ciertos comportamientos, parece obvio que deberían imperar las técnicas
en el Distrito de Erati situado en la Región Norte de Mozambique para de observación, que son las que mejor se adaptan a este estudio. Por
de esta manera, tanto, de cara a profundizar en la realidad social de una comunidad en la
No es mi intención en este capítulo ahondar en la estructura global de que podríamos encuadrar el estado de la salud y sus condicionantes,
un DSC, ni en los indicadores sociosanitarios de interés que se deben resulta mucho más pragmático un acercamiento que una disputa entre
abordar, sino el contemplar el papel que juegan los aspectos sociocultura- ambos modelos.
les implicados en este proceso, para lo cual la mirada del antropólogo es Aunque ya en 1978, en la conferencia de Alma Ata, quedó patente la
de gran importancia, puesto que aporta una información de gran valía importancia de la participación de la comunidad en su propio desarrollo
que permite profundizar no solo en la percepción real de la propia comu- como factor decisivo de sostenibilidad futura, desgraciadamente en la
nidad sobre sus principales problemas y determinantes de salud, sino en práctica, los modelos biomédicos exportados de realidades occidentales,
la propia cosmovisión, lo que considero fundamental para el éxito de que han sido acuñados bajo postulados positivistas —donde solo aquello
estos programas. Desafortunadamente, estos aspectos apenas son con- que pueda ser demostrado desde métodos cuantitativos de investigación,
templados en los estudios de identificación que llevan a cabo los diferen- es válido para otorgar veracidad científica a cualquier acción o estrategia
tes organismos, agencias, ONG… de investigación—, han eclipsado dicho planteamiento. Para lograr el
protagonismo de la comunidad, se hace imperativo el reconocimiento

202 203
social y cultural de la misma, y este terreno de la investigación le corres- enferme sino su propia familia, su propia comunidad, lleva a que la per-
ponde a la esfera de las técnicas cualitativas propiamente dichas. ¿Qué sona en muchas ocasiones no sea libre para decidir y dirigir su destino,
aporta la antropología a esta perspectiva de abordaje de la salud? Nos per- sino que se vea sometida a la decisión del representante familiar o comu-
mite acercarnos a áreas de la estructura y organización social y al propio nitario; este aspecto define la dimensión social de la enfermedad en estas
ciclo vital de la persona, facilitándonos explicaciones a múltiples actitu- culturas.
des del individuo y de la comunidad ante el proceso de enfermar y bús- Cuando profundizamos en esta comunicación intercultural, nos
queda de tratamiento, de hábitos y conductas. La falta de encuadre de las damos cuenta de lo importante que son otros aspectos menos tangibles
diferentes acciones en un contexto cultural determinado nos ha llevado que los puramente técnicos. Estas realidades culturales nos llevan a cam-
inexorablemente al fracaso de proyectos que a priori, sobre el papel, esta- biar nuestro discurso y dejar de usar la palabra “ayuda humanitaria”, pala-
ban perfectamente diseñados. La propia experiencia acumulada de evalua- bra que refleja desde una marcada unidireccionalidad del proceso, ciertas
ción y análisis de proyectos de cooperación nos ha hecho replantearnos connotaciones paternalistas y nortecentristas, en favor de la palabra “inte-
esta situación y buscar explicaciones, dirigiendo nuestros esfuerzos a nue- rés común”, donde asumimos que todos los países y personas nos encon-
vas estrategias basadas en el conocimiento previo de la cultura a tratar. Por tramos en un continuo desarrollo, y que por lo tanto tenemos asuntos
otro lado la interpretación del lenguaje simbólico, que acompaña todos comunes en los cuales nos podemos beneficiar todos del resultado de una
los momentos vitales, nos facilita un conocimiento de dichas sociedades adecuada relación; asumimos así una relación bidireccional en la que nos
y nos empuja a abordar este proceso desde una perspectiva más global. relacionamos, nos desarrollamos y nos enriquecemos mutuamente. Las
No es infrecuente encontrar experiencias de compañeros que relatan culturas africanas están llenas de valores de una gran riqueza humana que
las enormes dificultades que constatan para que un determinado conoci- muchas veces se ignoran y que podrían aportar una gran luz a los proble-
miento sea asimilado por las comunidades. El antropólogo es un elemen- mas y crisis existencial que envuelven las sociedades modernas.
to clave como puente–interlocutor entre la población y los métodos
empleados en las diferentes estrategias de desarrollo sociosanitario, para La experiencia de Erati
que éstos sean adaptados y aceptados por la población beneficiaria, sin- Con una población de 18,3 millones de habitantes, Mozambique es
tiéndolos como propios y no como algo ajeno, lejos de dar respuesta a sus el 4º país más poblado de entre los 14 que componen la comunidad de
necesidades reales y sus preocupaciones más profundas. Como ya señaló desarrollo del África Austral (SADC). Administrativamente se encuentra
Arthur Kleinman (1980), un tratamiento eficaz depende en gran medida dividido en 10 provincias y éstas a su vez en distritos, formando un total
de la calidad de “la alianza terapéutica”, y de la relación de colaboración de 128. Culturalmente cuenta con más de una decena de lenguas nativas,
y comprensión mutuas entre el enfermo y el práctico tradicional. Pero la siendo el Macua, Changana y Lomwe los grupos principales. Las princi-
comprensión mutua no consiste solo en hablar la misma lengua, sino pales religiones son: catolicismo (25%), otras religiones cristianas (28%),
también de que ambos comprendan o no una misma cosa con las pala- islamismo (18%, principalmente en la zona norte del país) y animistas
bras y los símbolos que se usan. El hecho de que los dos hablen la misma (29%), aunque en la práctica la inmensa mayoría de la población profesan
lengua poco ayudará si el proceso terapéutico no es compatible con los ritos pertenecientes a antiguas religiones tradicionales (Rumbero, 2004).
símbolos que tienen significado para el enfermo. Tras un periodo de paz consolidada, y a pesar de la ayuda internacio-
El propio hecho de percepción de la enfermedad no como un proble- nal, Mozambique sigue muy lejos del estado de bienestar; los indicadores
ma individual, sino colectivo, de que no sea el individuo solo el que básicos sociosanitarios se sitúan entre los más bajos del continente, con

204 205
una esperanza de vida al nacer de 41,9 años, alcanzando un índice de des- subsistencia, con una muy escasa comercialización de los excedentes agra-
arrollo humano–IDH de 0,356, lo que le sitúa en el puesto 170 de un rios. La tierra no tiene dueño, pertenece al régulo, jefe de la aldea, o al
total de 175, el sexto más bajo del mundo. administrador de la aldea, con lo que cada cual solo posee una concesión
El Distrito de Erati se encuentra localizado en la región Norte de para trabajarla.
Mozambique, más en concreto en el Norte de la Provincia de Nampula, Mayoritariamente el Distrito de Erati es de etnia Macua, siendo ésta
haciendo frontera con la provincia de Cabo Delgado. Con una pobla- la más numerosa de Mozambique. No obstante el pueblo Macua lo
ción de aproximadamente 200.000 habitantes, presenta una pirámide podemos encontrar también en otros países, como Malawi, Tanzania…
poblacional típica de un país subdesarrollado, con una base ancha y un aunque en número más reducido. El Pueblo Macua tienen un origen
vértice puntiagudo, reflejando unas altas tasas de natalidad y mortali- común, el Monte Namuli, ocupando el mito del Monte Namuli un
dad, en la que el 45% de la población es menor de 15 años y el 75% lugar crucial en la cosmovisión de este pueblo (Martínez León, 1989).
menor de 3083. El paisaje es de sabana arbórea, con un clima tropical Este monte es el origen y fin de todos los hombres y mujeres macuas.
húmedo y dos estaciones: una lluviosa de noviembre a abril y otra seca El Pueblo Macua sigue un sistema de descendencia y herencia de tipo
el resto del año, como corresponde a una región de estas latitudes en el matrilineal, donde la figura del hermano materno juega un papel muy
hemisferio sur. Se encuentra comunicado con el resto del país a través relevante tanto en la organización social y relaciones de parentesco,
de la única carretera nacional, que atraviesa el distrito a la altura de su como en la propia educación de los hijos, siendo éste, y no el padre bio-
capital, Namapa, siendo el resto de las estradas que recorren el distrito, lógico, el último responsable en la toma de decisiones sobre el futuro y
de tierra batida que en épocas de lluvias quedan intransitables, dejando destino de los mismos. En cuanto a la educación, nos encontramos con
grandes núcleos poblacionales aislados hasta el fin de la estación de llu- una tasa de analfabetismo del 79%, llegando en las mujeres al 92%. El
vias. Las principales actividades comerciales y de intercambio con el 90% de la población vive en viviendas tipo pahota, construcciones de
resto del país se realizan en torno a esta carretera nacional, por lo que adobe y tejados de paja, distribuidos en aldeas por los diferentes pues-
existe un corredor que lleva consigo que se generen en los principales tos administrativos.
núcleos poblacionales importantes focos de enfermedades transmisibles En lo respectivo a la organización política, la máxima autoridad es el
como puede ser el SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual. La gobernador de la provincia, aunque a nivel más local, nos encontramos
prevalencia del SIDA en esta región norte en el año 2004 era del 9%. con el administrador distrital, elegido directamente por el gobernador.
No existe energía eléctrica salvo algunos generadores aislados a escala Dentro del distrito hay diferentes puestos distritales con un responsable
particular. Apenas el 6,8 % de la población tiene acceso real a agua con en cada uno de ellos, pero es a nivel de la aldea donde encontramos la
calidad sanitaria adecuada. célula madre, representada por el administrador de la aldea. Otra figu-
El distrito está atravesado por una rica red hidrológica de gran impor- ra es la del régulo, con gran respaldo y prestigio popular, que tradicio-
tancia social. La población toma de ésta el agua para su consumo diario nalmente y durante toda la época colonial regentaba las funciones de
sin previo tratamiento potabilizador, siendo frecuentes las epidemias de jefe de aldea; en algunas aldeas la figura del régulo coincide con la del
cólera anuales, coincidiendo generalmente con el inicio de la estación de administrador, otras veces son figuras diferentes. En este momento se
lluvias. Las principales fuentes económicas derivan de la pesca artesanal, está produciendo un proceso de descentralización a nivel distrital den-
cría de animales domésticos y, fundamentalmente, de la agricultura de tro de la Provincia de Nampula, apoyado por el PNUD, donde se pre-
tende que sea el propio distrito el que participe en la elaboración de la
83 Fuente: Censo poblacional Mozambique, 2001.

206 207
estrategia de desarrollo distrital. Este plan es aprobado por el consejo El antropólogo en el diagnóstico de salud comunitario: aspectos
consultivo distrital que procede de la comunidad y que es representado socioculturales
por los diferentes consejos consultivos de cada puesto administrativo ¿Por qué una mujer que vive a menos de 200 m. de una maternidad y
(Rumbero, 2004). que ha seguido un calendario adecuado de consulta prenatal, tiene el
El distrito se encuentra integrado en el plan de salud de la Provincia parto en su domicilio?84 ¿Por qué tan elevado índice de malnutrición
de Nampula, y cuenta con una red sanitaria extremadamente débil y frag- infantil cuando en la mayoría de los casos hay alimentos suficientes a su
mentada, para afrontar las necesidades de salud de su población, la cual alrededor disponibles para el consumo? Para contestar a éstas y otras simi-
no solamente presenta una escasez y precariedad de unidades sanitarias, lares, voy a profundizar en las cuestiones de la accesibilidad cultural y los
sino que el principal factor determinante de la debilidad de este sistema estilos de vida.
es la escasez y motivación de recursos humanos cualificados para poner En estos momentos lo que nos interesa no es medir la magnitud del
en marcha este engranaje, y que permita ofrecer a su población unos cui- problema sino sus significados, lo que explica el origen de ciertos com-
dados de salud tanto preventivos como curativos de calidad. portamientos. El antropólogo deberá dar respuesta a ciertos problemas de
Si analizamos detenidamente las principales causas de pérdida de salud desde el análisis cultural y social de aquellos aspectos que tienen que
vida saludable, expresadas en AVAD (años de vida ajustados a discapa- ver en el proceso salud–enfermedad. Existe un debate muy prolijo en
cidad), nos encontramos con que son las típicas de un área rural tropi- torno a ello, pero si entendemos que la antropología debe servir para
cal de un país de bajo nivel de desarrollo, jugando las enfermedades mejorar el nivel de salud de una población, obviamente esta disciplina
infectocontagiosas y deficiencias nutricionales un papel decisivo. La debe caminar de la mano de la salud pública, y debe ser una herramien-
epidemia del SIDA en Mozambique es un problema de salud que pre- ta y no un fin en sí misma; por lo tanto el motivo de investigación no ter-
ocupa muy seriamente a las autoridades sanitarias, estimándose entre mina en describir y explicar ciertos fenómenos, sino en la puesta en mar-
un 15–20% las cifras de prevalencia de esta enfermedad. Pero a pesar cha de unas estrategias que produzcan una transformación de una reali-
de los crecientes esfuerzos realizados para su control, y de la creciente dad previa.
inversión económica, las cifras de esta enfermedad siguen en aumento. Hay una serie de características del pueblo Macua que marcan inten-
Medidas preventivas de alta efectividad demostrada, como es el uso del samente las vidas de sus gentes y definen la cosmovisión de este pueblo:
preservativo, no han sido efectivas, estando el porcentaje de utilización en primer lugar, la religiosidad y dimensión sobrenatural de todo su pro-
del mismo muy por debajo de las cifras esperadas; y esto ¿por qué? ¿qué ceso vital, que va dentro de la propia persona, siendo inseparables la
esta fallando? ¿por qué la población, sobre todo en el área rural, vive dimensión humana y espiritual, no son dos compartimentos sino uno
de espaldas a esta enfermedad como si no existiese? El desconocimien- mismo. Existe un mundo invisible, que es lo que no podemos ver cuan-
to de los contextos culturales específicos nos lleva a mirar esta realidad do estamos vivos y sí después de la muerte, y que pertenece al mundo de
con una gran miopía. Existen experiencias interesantes en distritos los muertos, espíritus, los antepasados… Sin tener en cuenta esta dimen-
vecinos, como Chiure, con los Líderes Comunitarios y Médicos sión, no podemos encontrar sentido a muchas maneras de ser y de actuar.
Tradicionales, así como durante los ritos de iniciación que arrojan nue-
vas expectativas de abordaje de este problema y que más adelante tra- 84 Una de las estrategias prioritarias de la OMS es aumentar el parto institucional. Está demos-
taré con más detalle. trado que la realización del parto en unidades sanitarias con capacidad quirúrgica obstétrica
y supervisado por profesionales expertos en la materia, es la medida más efectiva para dismi-
nuir la mortalidad materna. Programa de maternidad segura de la OMS (Ginebra, 1999).

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Algunas personas vivas, los magos o brujos, juegan un papel muy impor- relaciones sociales, estableciéndose una jerarquía y escala de valores muy
tante ya que tienen la capacidad de ver lo que los espíritus están viendo, marcados y en donde los ancianos ostentan los niveles más altos y el
o sea, tienen la visión del mundo visible y del invisible. Aunque el uso de poder en la comunidad, así como aquellas personas que tienen poderes o
esta facultad es peligrosa ya que se presta a la manipulación y al engaño, facultades especiales. El hecho, a nivel local, de otorgar poder o respon-
cayendo en el mundo de lo que nosotros llamamos superstición; por sabilidades a una persona joven en algún proyecto importante, puede ser
ejemplo, mantener relaciones sexuales con una niña virgen para curarse vivido como una ofensa o un hacer de menos a los ancianos, factor que
de enfermedades como el SIDA. A su vez nos encontramos con un ser también debemos de tener en cuenta a la hora de actuar a nivel de las
supremo, llamado Muluko que da consistencia y sentido a todo el proce- comunidades. Para el Pueblo Macua, todo se podría resumir en vivir
so vital. Los antepasados juegan un papel fundamental ya que son el nexo según la tradición, toda conducta que se salga de la norma, de este orden
de unión entre Muluko y el hombre, es más muchos estados anímicos o preestablecido, se vive como algo fatal.
enfermedades vividas dependen del estado de nuestros espíritus en el
mundo de lo invisible, por eso es importante tenerlos contentos. El Ciclo Vital
En segundo lugar, la profunda y marcada dimensión social o comuni- La vida es un proceso dinámico que atraviesa varias fases, expresándo-
taria del individuo, siendo ambas unas constantes que se pueden apreciar se una gran riqueza simbólica en cada momento. Comienza con el naci-
en numerosas culturas africanas. El Macua es un ser social por definición, miento de un nuevo ser, lo que es motivo de fiesta y alegría para la comu-
no existe si no está socializado. Si no está integrado socialmente en una nidad; un nuevo miembro se incorpora a la misma fortaleciéndola de esta
comunidad es un ente indefinido sin sentido. Su vida tiene sentido en la manera, y esto es signo de que la vida continúa y de que cuando mori-
medida en que se relaciona con otros individuos, y se mantiene dentro de mos nunca lo hacemos en su totalidad. En este contexto la esterilidad es
un orden estructural, siendo el producto de esta relación la fuente para su entendida como una desgracia, una maldición, como un mal que se lleva
crecimiento como persona. Esto explica que cuando una persona enfer- dentro; incluso se podría decir que este tipo de gente se encuentra estig-
ma, no es un acontecimiento que sufre el individuo en cuestión, sino matizada socialmente ya que paralizan la continuidad de la vida y no
toda su familia, su clan enferma también junto a él, la enfermedad se vive aportan a la comunidad ningún nuevo individuo. Tú eres transmisor de
como un hecho social. La vida es un concepto que va ligado a la comu- la vida, no te la puedes quedar ni pararla.
nidad, en la medida en que compartes, te integras y formas parte del pro- El embarazo es una situación donde se extreman todos los cuidados
pio desarrollo y crecimiento de la comunidad, te fortaleces y creces indi- para llegar a un parto a buen término y de esta manera traer al mundo a
vidualmente como persona; y al contrario, en la medida en que te alejas un nuevo individuo. Existen ciertas prohibiciones y tabúes para prevenir
de la comunidad se destruye tu propia personalidad ya que no se conci- a la madre y al niño de algún mal que pudiese acontecer, pero si analiza-
be ésta si no es en relación con los otros individuos que componen la mos las repercusiones de los mismos desde una dimensión biomédica,
misma. Este valor se ve fortalecido con los ritos de iniciación, sobre los vemos que algunos de ellos no cumplen tal función siendo realmente
que hablaré con más detalle más adelante. Cuando hablo de comunidad nocivos para la salud, como no comer ciertos alimentos, y no suplir su
no me refiero solo a la comunidad entre los diferentes miembros sino riqueza nutritiva por la de otros. En este periodo se ve involucrada toda
también con la naturaleza. la familia, no solo los padres, ya que el nuevo individuo pertenecerá a la
Otra característica relevante es el valor de la tradición, la norma, la ley familia; cuantos más miembros tenga la familia más fortalecida y unida
tradicional, que juega un papel muy importante en la armonía y en las estará, progresivamente se irá asentando más a la vida con cada individuo

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que se vaya incorporando. De hecho una mujer cuanto más hijos tenga, Durante la lactancia y el embarazo, la madre no puede tomar ciertos
más respetada será dentro de la comunidad alimentos como huevo, carne de cerdo, etc. ya que podrían perjudicar a
El parto es un momento vital de extrema delicadeza —correspon- sus hijos, hecho que en un contexto de escasa variedad alimenticia en la
de a las mujeres mayores llevar el protagonismo—, que se realizará de dieta y con alta prevalencia de anemia durante en el embarazo, puede
tal manera que la futura madre esté continuamente rodeada recibien- contribuir a agravar esta situación. Con el rito del destete, todas estas pro-
do el calor de su familia y su comunidad. Durante el mismo un repre- hibiciones quedan abolidas. Durante el amamantamiento, que viene a
sentante por parte del marido velará por el correcto transcurso del durar unos dos años, existe una muy estrecha relación madre–hijo, inclu-
acontecimiento; en caso de que el parto tuviese incidentes serios o no so podemos ver un alto porcentaje de asistencia a los centros de salud para
progresase, surgiría la duda razonable de que algo malo habría hecho hacer el seguimiento y control del niño. Una vez que se produce el deste-
la mujer, como por ejemplo que el hijo no fuese del marido, y enton- te, este seguimiento se ve claramente afectado y muchos niños se pierden
ces ésta será sometida a un cruel interrogatorio hasta que revele la de los registros sanitarios; es a partir de este momento, cuando encontra-
identidad real del padre la criatura. En ocasiones es tal la presión a la mos cuadros de desnutrición severa, ya que entre otros factores, la dieta
que la madre se ve sometida, que dice algún nombre al azar para que que le queda al niño una vez destetado, no es suficiente para cubrir las
la dejen en paz y terminar con aquella situación. Esto es llamado rito necesidades fisiológica de un organismo en crecimiento.
de confesión de faltas. El propio parto es un auténtico ritual cargado
de un profundo sentido donde cada momento tienen un significado La Iniciación. Los Ritos de Paso
determinado. Este proceso termina enterrando la placenta con el cor- El niño vive y crece en la comunidad, pero no es hasta el momen-
dón umbilical en algún lugar cerca de la casa, generalmente debajo de to en el que se llevan a cabo los ritos de iniciación (Van Gennep,
algún árbol como símbolo de que la vida continúa y expresión de 1909) cuando el individuo se socializa y se integra de pleno derecho
comunidad y unión entre el niño y la madre; la tierra refleja el vien- en la sociedad y por lo tanto se considera persona. Mediante estos
tre de la madre. ritos se produce la transmisión de los saberes de la vida y de cómo
Si queremos potenciar el parto institucional dentro de las unidades vivir en comunidad con la gente y con la naturaleza. El individuo pasa
sanitarias, deberíamos tener en cuenta todos estos aspectos que hemos de la infancia a la edad adulta y adquiere todos los derechos sociales,
mencionado e intentar reproducirlos en la medida en que fuese posible como opinar públicamente, participar en la toma de decisiones, casar-
en las maternidades de las unidades sanitarias, con la intención de nor- se… Es un nuevo nacimiento, el nacimiento social. No se concibe que
malizar este proceso que es considerado parte del propio ciclo vital y un niño no pase por este momento. Se trabaja el perfil psicológico, la
aumentar de esta manera el parto institucional. Existen numerosos ejem- dimensión social y el perfil educativo, de modo que al final el niño o
plos que demuestran que una vez superada las barreras económicas y geo- niña se convierten en hombre o mujer y adquieren su propio lugar en
gráficas, quedan las barreras culturales, que con una gran fuerza actúan la sociedad.
en estas sociedades impidiendo el parto fuera de las formas y procedi- El acceso a estos ritos es complicado, ya que reflejan aspectos trascen-
mientos tradicionales. La realidad, cuando llega una mujer a dar a luz a dentales de su existencia y por lo tanto no están abiertos a cualquier per-
una maternidad, es bien distinta; las maternidades son demasiado frías, sona que venga del exterior. En ellos encontramos tres fases bien diferen-
pariendo la mujer sola, rodeada de gente desconocida y tirando la placen- ciadas: una primera, preliminar, de abandono de la infancia; otra de
ta y el cordón umbilical a la basura auténtica liminalidad, la más importante, donde el individuo se encuen-

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tra ante una profunda transformación de su personalidad; y una tercera, La enfermedad y el proceso de búsqueda de tratamiento
posliminal, en la cual ya se incorpora a su nuevo estado social como La percepción y significado de la enfermedad en el pueblo Macua
miembro de la comunidad (Martínez León, 1989). tiene un doble componente, no es solo un accidente físico que afecta a
Durante todo este proceso que dura varias semanas, los niños se reti- una parte de su organismo sino que tiene que ver con toda la persona
ran de sus familias y quedan en manos de los maestros iniciadores y de las en su conjunto existencial, en su individualidad y en su relación con los
personas encargadas de este tipo de ritos. Existen numerosos momentos demás. La enfermedad incide en el individuo en toda su personalidad,
cargados de una gran riqueza simbólica, como es el acto de la circunci- afecta a la integridad de su eje vertebral. Coma ya mencionamos, esto
sión, que no se puede entender de forma aislada sino se contextualiza en no se vive como un hecho individual aislado sino comunitario, siendo
todo el proceso. La práctica de alargamiento de los labios vulvares, la pro- una desgracia para la familia, ya que rompe el equilibrio y estabilidad
hibición del incesto, la ley de la exogamia, los cambios anatomo–fisioló- existente.
gicos que van a experimentar… En resumen, mediante estos ritos son La casualidad es un concepto crucial en la forma de ver la vida de este
enseñadas las “verdades” y secretos de la vida. pueblo, todo tiene una causa que lo justifica, por lo cual la enfermedad
Durante estos ritos, también llamados de paso, se constituye el anda- siempre tiene una causa directa que hay que investigar y descubrir para
miaje y se estructuran los aspectos más importantes de la personalidad del poder curar, y esto se lleva a cabo en dos direcciones: por un lado, en el
individuo, produciéndose una profunda transformación en la psicología propio cuerpo del individuo, donde la causa podría ser desde la falta de
del sujeto. El conocer la trascendencia e importancia de estos ritos de higiene o beber agua en mal estado, hasta la trasgresión de una norma
paso es de gran importancia, ya que los mensajes que se mandan quedan socialmente establecida; y por otro lado, en otras personas, a través de un
perfectamente encajados y grabados en su personalidad, adquieren tal fetiche o espíritus. Por todo esto, lo primero que se pregunta una perso-
fuerza de impregnación dentro de cada uno que resulta prácticamente na cuando enferma es si la enfermedad viene de Dios, causa natural —
imposible de borrar, a diferencia de si se hace en otros momentos duran- entonces se puede curar—, o si viene del Hombre, ya que entonces ésta
te la vida del individuo. no se cura hasta que se descubra la causa y se trate el fetiche.
Se han llevado a cabo algunas experiencias de trabajo con sacerdo- ¿Quién es el encargado o responsable de buscar un proceso de cura?
tes, maestros iniciadores o los llamados acompañantes del paso, para ¿dónde? ¿cómo? ¿por qué? El hecho de vivir el proceso de enfermedad
abordar el tema del SIDA y de las prácticas sexuales de riesgo. Durante como algo comunitario, en la familia, hace que no sea el propio indivi-
estos momentos al joven se le enseña y se le inculca cuál debe ser su duo el que busque el tratamiento sino el responsable de la familia, y por
comportamiento y el significado de la sexualidad en su naturaleza lo tanto se decidirá si se va directamente al médico tradicional, al hospi-
humana, tanto biológica como psicológica. Trabajando durante la rea- tal o al Nahaka; este último es el investigador que realiza un diagnóstico
lización de estos ritos podríamos acceder con más impacto en la pobla- tradicional sobre el origen de la enfermedad revelando la causa oculta.
ción consiguiendo unos métodos preventivos más apropiados a su con- Este diagnóstico es de vital importancia, dirigiéndose en un segundo
texto cultural. Igual conseguiríamos que el preservativo fuera más momento hacia el médico tradicional, Mukulukano, o especialista perti-
aceptado y utilizado en estos ambientes o incluso tendríamos que nente. Hay una gran variedad de especialistas tradicionales en función del
replanteárnoslo y recurrir a otros métodos más acordes a sus referen- tipo de dolencia que afecta al paciente. A veces en los hospitales se da un
cias culturales. fenómeno denominado “rapto del paciente”, que consiste en que de
repente se aprecia la ausencia de un paciente que no estaba evolucionan-

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do bien, durante un día o varios, volviendo después a su lugar de hospi- diferentes de los que el plan de desarrollo distrital reflejó, aunque las
talización, este paciente ha sido llevado al bosque para hacerle un diag- explicaciones sobre los mismos y la priorización que ellos tienen sí que
nóstico tradicional (Rumbero, 2004). varía. Entre otros elementos señalados destacaría la falta de agua potable
En la cosmovisión del pueblo Macua es muy importante esta forma de en las proximidades de sus aldeas y las grandes distancias que han de reco-
curar según la tradición, ya que el cuerpo no se cura hasta que no se cura rrer para conseguir agua, y generalmente sin condiciones higiénicas ade-
el espíritu. Me vienen a la memoria muchos momentos que ilustrarían cuadas, llegando a ser ésta la labor cotidiana de muchas personas. Les pre-
estas palabras; sin ir más lejos después de tener un encuentro con los ocupa la elevada mortalidad de las mujeres durante el parto, y demandan
médicos tradicionales pregunté a un profesional sanitario de la medicina más maternidades, pero adecuadamente integradas dentro de sus referen-
oficial y que ocupaba un cargo político de gran relevancia en el distrito, cias culturales. Hay un reconocimiento y confianza depositada en sus par-
el cual me acompañó en dicho encuentro: “¿Si mañana tú te levantases teras tradicionales, las cuales voluntariamente a veces se integran y traba-
con fiebre y escalofríos y dolor importante de cabeza (sintomatología que jan en las maternidades del SNS. La escasez de unidades sanitarias y el
podría remedar a un cuadro agudo de malaria), ¿donde irías a tratarte?”. insuficiente acceso a los medicamentos, parece contradictorio con su
“Por favor Doctor qué pregunta me hace, este caso es evidente que puede forma de entender el proceso de cura–enfermedad, pero no es así. Este
ser una malaria, entonces yo iría al hospital y me haría una gota gruesa y pueblo no reniega de la medicina moderna, sino que buscan un comple-
acto seguido me trataría con quinina”. “Pues me alegro porque si no te lo mento a su forma de curar según la tradición. La precaria red de carrete-
hubieses tratado tan rápido se podría haber complicado y haber desarro- ras y la incomunicación que sufren durante una gran parte del año es otro
llado una malaria cerebral que podría haber sido letal”. Pero él me respon- problema tanto para el acceso a las unidades sanitarias como para relacio-
dió: “Pero ahí no acaba todo, una vez dado de alta del hospital, me iría al narse con los núcleos de desarrollo comercial. Se aprecia una gran preo-
Nahaka para hacerme un diagnóstico tradicional y descubrir si existe cupación en lo referente a la falta de respeto y desarraigo de los valores
alguna causa de fetiche que me hubiese mandado a aquel mosquito para tradicionales que están experimentando los jóvenes, llegando a darse unos
que me picase y me transmitiese la enfermedad”. Y este ejemplo puede ser equilibrios muy frágiles entre la estructura social tradicional propia de
el resumen de toda esta cosmovisión con que el pueblo Macua vive el pro- este medio rural y los jóvenes que se ven cada vez más influenciados por
ceso de enfermedad y curación. valores procedentes de nuevas áreas estructuradas en valores muy diferen-
En la sociedad macua existe una solidaridad grupal, los bienes de tes, como son las nuevas áreas urbanas que se encuentran sumergidas en
alguien deben beneficiar al grupo, lo que se contrapone con la de los un caos referencial, habiendo sufrido un proceso de urbanización excesi-
actuales gobernantes en África actualmente. Una mala acción individual, vamente acelerado y sin ningún orden ni concierto, crisis de los valores
la transgresión de una norma social, repercutirá en el resto del grupo, tradicionales.
generalmente a modo de enfermedad de alguno de sus miembros; esta En cuanto a las enfermedades más frecuentes reconocen trastornos de
creencia constituye un sistema de control social, que hace que te replan- fiebre en relación a malaria, diarreas e infecciones respiratorias, unido a
tees una mala acción por miedo a que pueda pasar algo a algún ser que- problema de malnutrición infantil. La esterilidad en las jóvenes y la
rido. Podríamos definir esta sociedad como una sociedad del miedo. impotencia sexual en los mayores son unas de sus preocupaciones, todo
Tras analizar mediante técnicas grupales y entrevistas en profundidad ello en relación al concepto de percepción de la vida ya explicado. Las
con informantes claves, los principales problemas percibidos por la ETS son un caballo de batalla, aunque llama la atención que no hablan
comunidad relacionados con la salud, constatamos que éstos no son muy espontáneamente del SIDA, aún habiendo existido algunos programas de

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desarrollo previamente en el distrito sobre salud comunitaria; no tienen tenemos que olvidarnos que la medicina tradicional es más accesible que
una clara noción de esta enfermedad Y por supuesto el uso de técnicas la oficial, tanto geográfica como culturalmente, respondiendo con mayor
anticonceptivas de barrera es algo anecdótico. En general cuando hablan coherencia a los modelos explicativos que tiene la población sobre el pro-
de enfermedades hablan de síntomas, más que de procesos etiológica- ceso de enfermedad y ofreciendo la cura de la dimensión sobrenatural que
mente definidos, así como ellos denominan de manera diferente a las la medicina oficial no contempla. El diálogo entre ambas medicinas debe
enfermedades que nosotros conocemos. El propio hecho de traducción definir qué tipo de paciente y en qué momentos han de ser tratados por
lingüística de la lengua local al portugués, es un motivo de pérdida de una vía o por otra. El conseguir una medicina que sea asumida como pro-
información muy valiosa ya que existen dolencias y conceptos que ellos pia por la población debe ser un reto a conseguir que en mi opinión debe
tienen y que no tienen traducción a nuestras lenguas. realizarse basándonos en un sincretismo de ambas.
Como dice Allan Young (1982), la medicina tradicional debe ser teni-
Medicina tradicional da en cuenta a la hora del diseño de los programas de salud, ya que resuel-
Nos encontramos en un país donde hay un médico con formación ve los problemas de acceso a los cuidados institucionales de salud, que en
académica por cada 50.000 habitantes, y un médico tradicional por cada muchas áreas de África apenas llega al 20% de la población; por lo que
200 (Da Silva, 1988). Este simple dato pone de manifiesto una realidad no cabe preguntarse si es buena o mala, es la que existe y por tanto es
que es inexorable, como es la gran diferencia existente en cuanto a acce- buena, sino que deberíamos analizar cuáles son aquellas afecciones a las
sibilidad a los cuidados de salud entre una y otra y que nos obliga a abor- que la medicina tradicional llega con suficiente eficacia y cuáles aquellas
dar un planteamiento de diálogo y consenso, estableciendo programas de en que su intervención es más perjudicial que saludable. El valor psicoló-
colaboración y estrategias de comunicación entre ambas medicinas. Ya en gico y psicosomático de las prácticas tradicionales de sanar son amplia-
la conferencia de Alma Ata, en 1978, se reconoce el papel de la medicina mente reconocidos, y en este arte los curanderos están especialmente sen-
tradicional en la promoción y acceso a la salud. En mi opinión este plan- sibilizados y entrenados, dando tanta atención a lo que el enfermo siente
teamiento de acercamiento resulta muy interesante, ya que no solo se como a la propia enfermedad. Existe una especial preocupación por el
podría aumentar el acceso a los servicios de públicos de salud, sino que se bienestar social; todos sabemos que la desigualdad social y la pobreza son
ofrecería un abordaje más integral del proceso de curación y prevención. fuentes perjudiciales para la salud, así Victor Turner en 1964 ya apunta-
Hay algunas experiencias en este sentido de trabajo con los médicos tra- ba en su comentario sobre un médico ndembu, que la misión del médi-
dicionales, en la Provincia de Nampula (Guimas, Green y Wilson, 1995). co no era solo curar a un enfermo individual, sino la de cura a un grupo
A modo de ejemplo comentar la importancia que tiene en los procesos de social. Y no vamos muy lejos cuando decimos que la cura social es parte
cura tradicional las incisiones o cortes en la piel, los cuales son realizadas integrante tanto de la medicina tradicional como de los cuidados prima-
por el médico tradicional con una lanceta u hoja de afeitar común para rios de salud.
varios pacientes, siendo una fuente de transmisión de enfermedades por Pero esta medicina tiene un hándicap muy importante para el recono-
vía hematógena como es la enfermedad más importante que en estos cimiento estatutario de su profesión y es el de no existir un cuerpo de
momentos azota el continente africano, y causante de la octava parte de conocimientos sistematizados que pueda ser utilizado para su aprendiza-
las muertes, el SIDA. El trabajo de sensibilización realizado con los médi- je. Cada médico posee un conocimiento secreto heredado de su familia o
cos tradicionales, ha concienciado a éstos para que cada paciente traiga su alcanzado por su experiencia, o sencillamente heredado por gracia de los
propia lanceta y hoja de corte explicándoles el porqué de tal acción. No espíritus que llaman a sus elegidos para legarles el poder y el conocimien-

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to de la curación. La institucionalización de la medicina tradicional es un que sea coherente y eficaz. A modo de resumen, es preceptivo destacar el
problema candente en muchos sistemas sanitarios en gran parte del valor de la vida en su dimensión personal y comunitaria entendido como
mundo, ya que se considera como una de las posibles soluciones para algo dinámico, que cambia y crece constantemente y donde el individuo
mejorar los cuidados de salud en los países de renta baja; pero la legali- se realiza y se culmina en la medida en que se relaciona con los demás. La
dad vigente no facilita el acceso dentro de una cobertura legal a la medi- vida se recibe de un ser supremo, con el cual, a través de los antepasados
cina tradicional. De hecho, en Mozambique, el diploma ministerial reco- se mantiene una singular relación que le acompaña a lo largo de todo su
ge que sólo pueden prestar asistencia sanitaria aquellas personas que ten- proceso vital. El no transmitir esta vida se vive como algo contra uno
gan realizados algún curso o formación reconocida para tal fin. La medi- mismo y la propia sociedad. El valor comunitario y social de esta vida es
cina tradicional carece de un marco jurídico legal que reconozca un espa- lo que le da cohesión y sentido. La solidaridad es un valor inherente,
cio propio. A su vez la forma de entender el mundo contemplando tam- nadie vive una enfermedad en solitario, el mal de uno se vive en comuni-
bién la dimensión de lo invisible y otorgando a ciertas personas poderes dad, vivencia social del proceso de enfermedad y por lo tanto también de
sobrenaturales y la capacidad de ver más allá de la realidad tangible, hace la cura. Las relaciones de causalidad son básicas para entender el proceso
que en varias ocasiones se aproveche con fines muy interesados y se mani- de enfermedad, aunque exista un causa biológica o física que lo justifique
pulen las situaciones en beneficio del propio médico tradicional, rom- hay que diagnosticar el porqué ese factor natural ha actuado sobre la per-
piendo con la ética que debiera gobernar este proceso sona, y en este momento entran en juego el mundo de lo invisible.
La integración de la medicina tradicional en el sistema oficial de cui-
Reflexiones finales dados curativos y preventivos de salud implica comprender bien el fun-
El Pueblo Macua tiene una identidad y una cultura que no se puede cionamiento de ambas medicinas, así como la percepción sociocultural de
obviar y que se debe conocer antes de implantar ninguna acción social, los procesos de cura y enfermedad de las poblaciones a las que sirve.
educativa, sanitaria. Si a esto añadimos que todo proceso de planificación Como ya anotó Kleinman (1980), “un sistema de salud cubre una pobla-
en salud debe partir de un adecuado diagnostico inicial de situación, se ción con valores socio–culturales propios”; así, un sistema se legitima en
hace imperativo el abordar los aspectos socioculturales y la forma que tie- la medida en que reconoce estos valores socioculturales, ya que estos sis-
nen los pueblos de ver el mundo, contextualizándolo en un contexto temas locales tienden a funcionar dentro de las fronteras culturales del
específico determinado. Para ello precisamos de una metodología diversa grupo donde son originarios, aceptando algunos aspectos de las medici-
y flexible, que debe estar dominada por los dos paradigmas existentes, el nas locales o tradicionales en el sistema oficial de salud.
cuantitativo y el cualitativo. La antropología nos ofrece una actitud ante Por otro lado el abordaje global de la salud y no por enfermedades
el estudio y unas herramientas de gran utilidad. Teniendo en cuenta la mediante programas verticales, fortaleciendo de esta manera los sistemas
cosmovisión del pueblo Macua, hay que diseñar nuevas estrategias de públicos de salud y otorgando al estado el derecho y la obligación de
actuación que se encuentren integradas por un lado en la propia comu- garantizar ese derecho universal de acceso a los servicios básicos de salud,
nidad y por otro en el propio sistema sanitario. La evaluación cultural de debe ser un requisito fundamental de la comunidad internacional en la
los proyectos y programa de salud debe ser una práctica habitual en el “ayuda humanitaria”.
proceso de gestión y planificación de servicios de salud. Todas las culturas se estructuran a partir de unos valores; así como
Sin entender la forma con la que este pueblo ve y se relaciona con el Occidente lo hace según los valores de la modernidad, África lo hace
mundo resulta imposible diseñar una estrategia de apoyo al sector salud según los valores de la tradición, lo que nos lleva en muchas ocasiones a

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caer en una errónea postura de etnocentrismo, considerándola como una miento de solidaridad grupal ya que no es sólo el individuo el que sufre
visión antigua y caduca del mundo, sin haber tenido en cuenta que tam- el mal sino toda su familia, su comunidad. En quince años que llevo acer-
bién la tradición evoluciona. Esta actitud nos lleva frecuentemente a cándome a África aún no he visto a una sola persona vivir en soledad su
imponer nuestra moral y pensamiento como referencia. En África conflu- enfermedad, ni morir abandonado, situación que por desgracia me es
yen multitud de lenguas y culturas, el intento de unificar en el mismo bastante familiar en la sociedad a la que pertenezco. Aún recuerdo aque-
saco las diferentes maneras de entender el mundo, sus diversas creencias llas navidades en que en un intento de que los pacientes que se encontra-
y costumbres es un atrevimiento que demuestra la ignorancia tenida de ban relativamente bien pudiesen ser dados de alta para poder estar con los
esta realidad. Estos valores tradicionales se están perdiendo progresiva- suyos en estas fechas tan significativas de nuestra cultura, un paciente me
mente debido a los múltiples contactos que cada vez se van produciendo dijo: “Por favor prefiero quedarme, no me dé el alta, estoy solo y desde
con más intensidad, llegando de muy diversos puntos que poco tienen que murió mi mujer la Navidad la paso solo, al menos aquí comparto este
que ver con los valores de la tradición. En estas sociedades tradicionales, momento con mi compañero de habitación, con las enfermeras”.
la relación que establece el hombre con la naturaleza es muy estrecha y de
un profundo respeto poniéndose cada parte al mismo nivel en un mismo
plano, el hombre y la naturaleza es un mismo conjunto, es un todo. La
naturaleza es parte de nosotros mismos, nuestro origen y nuestro fin,
fuente de vida y bien común. A diferencia de las sociedades modernas en
que la naturaleza ha sido dominada por el hombre y entendida para el
servicio del mismo.
La triple dimensión de percepción de la enfermedad en lo referente al
contexto biológico, psicológico y social, (es decir) lo que en antropología
BIBLIOGRAFÍA
llamamos disease, illness, sickness, se pone claramente de manifiesto en
estos contextos africanos y solo en la medida en que se lleguen a contem- Creencias e practicas tradicionais relativas as DTS/SIDA, doencas diarreicas infantis e
plar estas dimensiones del proceso de enfermar, se llegaran a asimilar saude mental na provincia de Nampula. MISAU; 2001.
como propias de su cultura, en un proceso de adaptación Da Silva, Jose. Medicina tradicional: uma alternativa para melhorar os cuidados de
Y para terminar dejar por escrito que la actitud de “no saber” con saúde em Mozambique. Tessina Antropología. Univ. Eduardo Mondlane.
la que el antropólogo se acerca a las diferentes realidades de estudio, es la Maputo; 1988.
actitud más coherente, respetuosa e inteligente para poder sacar algo en Díez, Ismael; Uría, Juan Luis. Salud y cooperación para el desarrollo. Vitoria–Gasteiz:
claro de todo este universo al que nos acercamos. Las culturas africanas Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco; 2005.
tienen muchos valores que enseñar a Occidente, como el abordaje inte- Garay, Juan. Manual del médico cooperante. (Cap 9.4: El diagnóstico de salud comu-
gral de la enfermedad, preocupándose no solo por el proceso patógeno o nitario en PVD). Madrid: Ed. Fundación CESM; 2001.
biológico en cuestión, sino también por la implicación que esa enferme-
Green, E.A.; Jurg, T.T. Tradicional health beliefs and practices realtes to child diarrheal
dad está teniendo en la propia persona, la forma en que vive el propio
and sexually, transmitted disseases in Manica province. Mozambique:
individuo su enfermedad, y sobre todo la dimensión social de la misma
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Educación.Instituto de Investigación científica Tropical; 1989.
Mbiti, John. Entre Dios y el tiempo. Religiones tradicionales africanas. Madrid: Ed. Introducción
Mundo Negro; 1991.
Se dice que Honduras es la gran desconocida porque, hasta finales de
Pinault, R.; Daveluy, C. La planificación sanitaria. Conceptos,métodos y estrategias. 1998, pocas eran las personas que sabían de su existencia; era un lugar
Barcelona: Ed Masson; 1995. desconocido para la inmensa mayoría, sobre todo por no contar en su his-
Rumbero, Juan Carlos. Informe de identificación: Diagnóstico de Salud Distrito de toria con conflictos civiles significativos a diferencia del resto de sus paí-
Erati. Agencia Valenciana de Cooperación. Maputo; 2004. ses vecinos. Con el paso del Huracán Mitch en 1998, Honduras pasa a
Young, Allan. The anthropology of illness and sicknesss. Annual Review of estar en las primeras planas de los periódicos a nivel mundial por la sig-
Anthropology 1982, 11:257–285. nificativa cifra de muertos y desaparecidos que dejó a su paso. Se calcula
que hubo 13.500 muertos y más de un millón y medio de damnificados
a raíz de este fenómeno.
Este artículo tiene dos ejes temáticos. Por un lado, un eje descriptivo,
donde intentaré exponer los diferentes aspectos de la realidad del país,
relacionados o no, con el proyecto que hemos realizado en Honduras
desde 1999. Un segundo eje, más comparativo y/o analítico. A partir de
ciertas reflexiones personales que me han ido surgiendo a través de la
experiencia, voy a intentar exponer algunas ideas que, considero, pueden
ser iluminadoras en el trabajo de cooperación y, en concreto, para el
desarrollo de proyectos de salud.
Honduras es un país pequeño, como una quinta parte de España
(ver datos generales en cuadro adjunto). El país está dividido en 18
departamentos y 297 municipios con 3.730 aldeas y 27.764 caseríos. El
territorio es predominantemente montañoso y su principal problema
ambiental es la deforestación.

224 225
Las dificultades en el acceso hacen también que sean comunidades
DATOS GENERALES: algo cerradas y tradicionales; por ejemplo, el campesino sigue utilizando
Nombre: República de Honduras el sistema de roza y quema para cultivar sus productos, a pesar de las cam-
Capital: Tegucigalpa pañas que por parte del gobierno se hacen. Del mismo modo que para
Superficie: 112.376 Kilómetros cuadrados cocinar utilizan leña, dado que no existen servicios de agua, luz, gas, etc.
Población: 6 millones de habitantes Esto, por un lado, tiene repercusiones directas sobre el medio ambiente
Idioma: Español ya que uno de los problemas ambientales más graves del país es la defo-
Moneda: Lempira (T/C 1 Euro por 22 lempiras) restación, lo que hace que, gracias a la erosión, se conviertan las zonas
Religión: Católica (85%). Protestante (10%) altas en las más vulnerables frente a los fenómenos naturales (ejemplo,
huracán Mitch). Por otro lado, la utilización de leña para la preparación
de alimentos impacta directamente en la salud de las mujeres y de los
Aquí me gustaría detenerme para apuntar ciertas características pobla- niños; el 80% de su jornada la pasan en la cocina, provocando esto una
cionales relacionadas con la topografía de la zona. El hecho que sea un elevada incidencia de enfermedades respiratorias.
territorio montañoso tiene repercusiones importantes en las costumbres
y modos de vida de las gentes. La dificultad de acceso implica un estilo Historia
de vida más sedentario, con menos movilidad, las poblaciones están más La Cultura Maya se extendió por las regiones norte de Guatemala, la
dispersas, por lo que la vida familiar cobra una importancia fundamental península de Yucatán en México, así como las franjas limítrofes de los
y está vinculada a todas las actividades productivas, cultivo de la parcela, actuales Estados de Belice, Guatemala, El Salvador y Honduras. Según
pastoreo, acarreo de leña, etc. Del mismo modo que hay problemas para algunos expertos, la civilización maya llegó a alcanzar niveles muy altos
acceder a los poblados, se dan dificultades para que la gente de estos de desarrollo en diferentes aspectos como organización social, economía,
poblados acceda a los núcleos urbanos que se sitúan en las partes llanas. matemáticas, astronomía. Copán, en el extremo occidental del país y
Generalmente los que bajan a la ciudad son los hombres, que lo suelen actual centro turístico, fue el segundo emplazamiento en importancia de
hacer en domingo, y durante la semana sólo para hacer algún trámite toda la civilización maya por su tamaño y su papel dentro del conjunto
administrativo importante.
Monopolios bananeros
La actividad religiosa es otra característica familiar importante; suele
participar de estos actos toda la familia, esto sucede entre otras cosas, por- Uno de los factores importantes en la historia de la economía hondu-
que en las zonas de montaña no hay muchas distracciones y a la gente le reña se ha centrado en la exportación de dos productos agrícolas, banano
sobra tiempo cuando no está trabajando. y café.
Otro aspecto a tener en cuenta es que la gente de las comunidades en El cultivo de bananos en Honduras se inició por personas aisladas en
montaña es más tímida en las relaciones con la gente que no es de su Islas de la Bahía a mediados del siglo XIX. A finales de este siglo, el
aldea. Normalmente callan y escuchan, observan todos los movimientos y comercio del banano va cobrando importancia. Los fondos obtenidos se
asienten a todo lo que se les dice, aunque no lo entiendan. Tiene que haber destinaron al desarrollo de la educación primaria y al estímulo de la pro-
un proceso de confianza y empatía para que se pueda dar una comunica- ducción bananera, mejorando las líneas de transporte (tren de carga). El
ción efectiva. De lo contrario puede parecer que todo está bien acordado. auge del comercio del banano hace que varios compradores opten por

226 227
cultivar ellos mismos la fruta y a partir de 1900 se otorgan las primeras Partidos políticos
concesiones. Entre las compañías más importantes destaca la United Fruit A partir de 1890 hacen su aparición los partidos políticos propiamen-
Company, apoyada por la presidencia de la república y la Cuyamel Fruit te dichos: el Partido Liberal y el Partido Nacional. El partido Liberal
Company (fundada en 1911). Esta última en su lucha por el monopolio surge de los movimientos frustrados de la Unión Centroamericana (bur-
consigue nuevas concesiones de tierras financiando campañas presiden- guesía intermediaria), mientras que los terratenientes semifeudales for-
ciales. En un país tan pequeño y tan pobre como Honduras no era con- man el Partido Nacional o Conservador. Desde los comienzos ha habido
veniente que existiera mucha rivalidad entre las compañías bananeras, lo una alternancia en el poder por parte de Liberales y Nacionalistas, unas
que les llevó a buscar arreglos entre las mismas compañías. La crisis eco- veces con golpes de Estado y otras por elecciones libres (1982). La adhe-
nómica de 1929 hizo que estas dos compañías se pusieran de acuerdo. La sión a uno u otro partido por parte de la población tiene poco que ver
Cuyamel se vende a la United a cambio de acciones en esta segunda, con- con una convicción política personal sino con una tradición familiar,
virtiéndose en un gigantesco imperio bananero capaz de decidir cuestio- donde se espera conseguir algún tipo de “retribución” a cambio de esa
nes de importancia para la nación. Por último, cabe señalar que las explo- fidelidad política (clientelismo político).
taciones bananeras se sitúan a lo largo de la costa Atlántica y ocupan las Cuanto mayor protagonismo adquieran los seguidores de los partidos
tierras más fértiles del país, relegando al pequeño campesinado a las zonas en la campaña política, más alto será el puesto conseguido en el poder.
de montaña. De tal manera que cuando existe cambio de partido político en el gobier-
El cultivo de café, segundo producto de exportación del país, se no, caen en cascada todos los empleados públicos y entran a sustituirles
plantea como una alternativa a la exportación exclusiva del banano. A todos los que han apoyado activamente la campaña electoral, con lo que
diferencia del resto de países centroamericanos donde este producto esto supone, para los salientes, de conseguir el máximo beneficio el tiem-
está controlado por oligarquías familiares de terratenientes, en po que han estado, y los entrantes, en su intento de recuperar los costes
Honduras es impulsado por pequeños campesinos sin capital, aprove- invertidos en la campaña.
chando las condiciones climáticas óptimas para este producto en las
zonas de montaña. Gracias a que en la primera mitad del siglo pasado Represión en movimientos de izquierdas
el precio del café se cotizaba muy alto en los mercados internacionales A finales de la década de los 70 y prácticamente toda la de los 80 se da
hubo una tendencia a incentivar la producción, lo que sentó las bases en Honduras una sutil represión de todos los movimientos alternativos de
para el monocultivo. A pesar de la caída de los precios internacionales, izquierdas, con el apoyo del ejército de los Estados Unidos, quienes ade-
se sigue cultivando casi exclusivamente café y banano lo que tiene un más de manipular al Gobierno, entrenaban y organizaban al ejército hon-
evidente impacto en la economía del país. dureño, al mismo tiempo que instalaban en el país bases militares propia-
Existen diferencias marcadas en el modo de producción. Por un lado, mente norteamericanas (Palmerola). El ejército de los Estados Unidos
la producción bananera ha estado monopolizada por compañías nortea- asignó grupos de militares en todas las bases del ejército hondureño,
mericanas exclusivamente para la exportación, centrada en los valles con- tomando un alto grado de influencia en las decisiones en todos los nive-
tratando cuadrillas de trabajadores en extensas plantaciones. La produc- les. Se reprimió sobre todo a los movimientos sindicales y estudiantiles,
ción del café está más ligada a la montaña, al núcleo familiar, por lo que contándose, a nivel oficial un total de 185 desaparecidos por las fuerzas
el café es un elemento más asociado a la vida cotidiana, por lo tanto más de inteligencia y la policía, así como innumerable cantidad de detencio-
asimilado en la cultura popular de las zonas rurales. nes ilegales y torturas.

228 229
Paralelamente, en este período, se bombardeó a la población con todo todo de origen coreano y taiwanés. Hasta 1994 habían generado unos
tipo de campañas en contra de los movimientos de izquierdas o alterna- 44.000 empleos, sobre todo de mujeres jóvenes, lo cual está provocando
tivos. En esto tuvo gran influencia la manipulación que hacen los medios un cambio en las condiciones de vida de las trabajadoras. Muchas muje-
de comunicación y las iglesias protestantes (provenientes de EEUU) en la res salen del campo a trabajar a las maquilas, en unas condiciones labora-
población. les pésimas (más de 10 y 12 horas de pie, sin ventilación, se les limitan
De esta manera, la represión en Honduras por parte de los gobiernos las posibilidades para tener hijos, horarios rígidos y condicionados a su
hondureño y norteamericano fue más sutil que en Nicaragua, El Salvador productividad, impidiéndoles el derecho a la agrupación sindical).
y Guatemala, ya que cortó de raíz y descabezó los movimientos alternati- Lo que podía suponer una fuente de trabajo y un mayor acercamiento
vos desde sus inicios, al mismo tiempo que “controlaba” y manipulaba a de la población rural a los recursos de salud, dado que las maquilas se
la población encuentran cerca de los núcleos urbanos, está convirtiéndose en un sistema
de explotación que genera enfermedades profesionales, con el agravante de
Situación socioeconómica actual que aunque tienen más cerca los centros de salud y hospitales, las mujeres
La deuda externa total de Honduras se sitúa en los 4.343,5 millones tienen menos tiempo para atender su salud y la de los suyos, ya que muchas
U$. Ésta se retroalimenta de un gobierno al siguiente. En los 80 hubo un veces tienen que pasar la semana malviviendo en las ciudades para acudir a
gran aumento de la deuda para fortalecer las fuerzas armadas en todo el la maquila y vuelven los fines de semana a su casa en la zona rural.
período de represión. Es en este período cuando el gasto militar se dispa- Además de esta migración temporal del campo a la ciudad se está
ra y, aprovechando la “bondad” y las facilidades de crédito internacional dando cada vez más un proceso de emigración goteante. En los últimos
(Banco Mundial, AID y Gobiernos como el de los Estados Unidos), se años, la familia campesina padece un proceso de descapitalización irrever-
contraen préstamos a manos llenas. Estos fondos, del mismo modo que sible, fundamentalmente de hombres jóvenes en busca del “sueño ameri-
llegan se van, invertidos en armamento una parte y la otra “pérdida” en cano”, sobre todo hacia los barrios del imperio: Miami y los Angeles.
el laberinto de la corrupción. Aún es pronto para empezar a hablar de las consecuencias de esta emi-
El país destina el 40% de sus ingresos a pagar los intereses de la deuda gración tanto del campo a la ciudad como hacia otros países, pero si
a los países “ricos”. Esto desemboca en una gran precariedad y, en muchos vemos que en su mayoría son jóvenes, podemos imaginarnos que dentro
casos, en inexistencia de servicios públicos para la población, debido a de unos años la zona rural acusará la ausencia de mano de obra de una
la escasa inversión, sin contar con los constantes incrementos en la carga forma importante.
tributaria. La población urbana representa el 46% de la población total y se con-
Las actividades predominantes de la economía son la agricultura centra en dos ciudades: Tegucigalpa y San Pedro Sula (32,9% y 16,2%
(todavía en 1990 el café y el banano representaban el 60% de las expor- del total de la población urbana, respectivamente) que han crecido de una
taciones nacionales) y en menor escala la caza y la pesca. forma desordenada (sobre todo Tegucigalpa) y desproporcionada, en los
En un intento por diversificar la economía, a partir de la década de los últimos años. Respecto al resto de población, cabe destacar la presencia
noventa se observa un crecimiento de la industria manufacturera maqui- de ocho etnias culturalmente diferenciadas: lencas, pech, garífunas, chor-
ladora. Las maquilas (término mexicano) son industrias ligeras que apro- tis, tawahkas, tolupanes o xicaques, misquitos y la población negra de
vechan la mano de obra barata de los países del sur, para ensamblar artí- habla inglesa (5,97% de la población total). Las zonas habitadas por la
culos que se venderán en los mercados del norte. En Honduras son sobre población indígena figuran entre las más postergadas.

230 231
Situación de salud en pequeña escala con la crianza de ganado porcino y vacuno y el mane-
En 2001, Honduras gastó en Salud el 6,1% de su PIB, un porcentaje jo de granjas avícolas
definitivamente bajo en relación a las necesidades del pueblo hondureño: En cuanto a la cafecultura, Santa Bárbara es la región más productiva
un número considerable de hondureños y hondureñas no tiene acceso a en Honduras, después del Departamento de El Paraíso. Sin embargo, con
los servicios de salud, sobre todo en las áreas rurales y urbano–margina- la caída internacional de los precios de café (1980 un quintal de café llegó
les del país. La población crece y presiona cada vez más sobre estos servi- a valer 1200$; en 1999, llegó a valer 40$; actualmente 80$) la economía
cios, particularmente porque este crecimiento se da en el marco de un local ha sido dañada y el pueblo busca otras maneras para diversificar las
proceso de desarrollo económico y social deficitario y no equitativo. actividades económicas.
En términos generales, las enfermedades más frecuentes en el país son Ante esta situación se intentan alternativas y una de ellas ha sido la
las siguientes: enfermedades transmitidas por vectores (malaria, dengue, producción artesanal de productos típicos de la zona. Con la materia
chagas y leishmaniasis), enfermedades inmuno–prevenibles (poliomieli- prima local como tusa, palma, tule y junco, las artesanas producen som-
tis, tétano y hepatitis B), enfermedades infecciosas intestinales (cólera y breros, canastas, petates, carteras, flores ornamentales, muñecas y otros
diarrea), enfermedades crónicas transmisibles (fundamentalmente, la productos, pero las utilidades que perciben son mínimas ya que el proce-
tuberculosis), infecciones respiratorias agudas (fundamentalmente en so de comercialización está controlado por intermediarios que son quie-
Tegucigalpa y San Pedro Sula), VIH–SIDA y otras enfermedades de nes se quedan con las ganancias. Por ejemplo, en la elaboración de un
transmisión sexual (sobre todo sífilis y gonorrea). El tabú de la educación petate, una mujer artesana necesita 10 horas de trabajo, pero esta mujer
sexual sigue siendo uno de los factores que impide el mejoramiento de la lo vende al intermediario por un precio de 25 lempiras (moneda local),
situación. equivalente a un euro y diez céntimos. El precio de este petate en el mer-
Por otro lado, la desnutrición crónica en menores de 5 años se ha cado es de 80 lempiras. Sería una simpleza pensar que ella puede comer-
mantenido sin variaciones significativas desde hace varios años. El mayor cializar directamente el producto si no tomamos en cuenta una serie de
daño nutricional se observa en la zona rural occidental del país, en donde condicionantes que imposibilitan, en principio, que esto suceda. En pri-
se dan porcentajes cercanos al 60% de desnutrición crónica. Igualmente, mer lugar hay que contar con el nivel educativo de las mujeres. Santa
los datos muestran deficiencias significativas en vitamina A y hierro, Bárbara cuenta con las tasas de analfabetismo más altas del país; estos
sobre todo en mujeres embarazadas y lactantes. índices se disparan cuando los desagregamos por sexo, lo cual tiene un
impacto evidente en la capacidad de relacionarse, calcular costes, etc. En
Santa Bárbara segundo lugar, las condiciones geográficas de donde vive. Para poder
El Departamento de Santa Bárbara tiene una población de 325.000 comercializar el producto y que sea rentable hay que desplazarse a la cabe-
habitantes. Su cabecera (Santa Bárbara) se ubica en la parte sur del depar- cera departamental; si tomamos en cuenta las condiciones de transporte,
tamento con una población urbana de 15.023, y más de 60 aldeas y case- en cuanto a costes y accesos y los condicionantes como los hijos, la capa-
ríos con una población rural de 14.249. cidad de relacionarse, de contactos, etc., resulta bastante difícil, por lo
La economía de Santa Bárbara se ha centrado tradicionalmente en la que la opción más viable es vender al intermediario.
agricultura (siembra y exportación de café) y producción de granos bási- Se están dando pequeños intentos de cooperativas para conseguir una sali-
cos (autoconsumo). Además del café, se siembran frijoles, maíz, bananos, da digna a sus productos pero es un proceso incipiente al que le queda mucho
toronjas, caña de azúcar, naranjas, piñas y aguacates. La ganadería se hace camino por recorrer para desarrollarse y ser una alternativa para el sector.

232 233
El Carrizal El actual presidente de Honduras, Ricardo Maduro, pertenece al
Es un lugar de topografía accidentada e irregular, con peligro de des- Partido Nacional. Su Gobierno se ha centrado en combatir la delincuencia
lizamientos de tierra debido a la existencia de fallas (antiguamente fue (maras, secuestros, asaltos) olvidándose de la situación real que vive la
una zona minera). Los accesos son de terrecería. No cuentan con sistemas población. Su gestión se ha caracterizado por el endurecimiento de la polí-
de desagüe de aguas lluvias ni existen redes de alcantarillado. El suminis- tica fiscal del país y la creación de leyes que conducen al endurecimiento de
tro de agua potable domiciliar es a través de camiones cisterna mal con- las penas por delincuencia común. Una de sus principales acciones ha sido
trolados. Este servicio de abastecimiento de agua no es gratuito, lo que sacar al ejercito a patrullar las calles, de ahí que sea muy común encontrar-
supone una carga económica más para la subsistencia familiar. se en las calles “pequeños” hombrecitos uniformados con armas automáti-
Está compuesto por 32 barrios con una población aproximada de cas. Sobre todo para anular las acciones delictivas de las maras.
120.000 habitantes, eminentemente emigrada de sus comunidades rura- Las maras son pandillas juveniles con origen en USA, hijos de emi-
les (algunos antes del huracán Mitch y muchos, posteriormente), que han grantes centroamericanos. Con las deportaciones de inmigrantes ilegales
construido barrios marginales, colonias, al norte de la ciudad, en la sali- vuelven a los países de origen de sus padres y se instalan en barrios mar-
da hacia San Pedro Sula, uno de cuyos grandes problemas es la violencia. ginales y se convirtien en grupos de delincuentes que para marcar sus
El Huracán Mitch, de octubre de 1998, vino a visibilizar la alta preca- territorios recurren a la violencia (asaltos, enfrentamientos con otras
riedad socio ambiental de estos barrios debido a deslaves que destruyeron maras como la M 13, o la M 18, robos, violaciones, asesinatos). La delin-
una gran cantidad de viviendas. Este deterioro habitacional se profundi- cuencia callejera disminuyó con la salida del ejército a las calles, pero
zó tras las lluvias ocurridas en septiembre del 1999, que produjeron nue- implicaba un gasto militar insostenible para el gobierno, por lo que esta
vos deslaves e incomunicación hacia otras zonas de la ciudad. iniciativa duró poco. El año pasado se decretó una Ley “antimaras”,
Existe una grave situación de desempleo y subempleo, dedicándose mediante la cual, cualquier persona (joven) con ciertos rasgos (tatuajes,
muchas familias a tareas propias del mercado informal primario. Es muy forma de vestir y que pertenezca a un grupo con ciertas características
común que los/as trabajadores/as se dediquen a la venta en la calle o ven- etc.), puede ser detenida y arrestada por “asociación ilícita”. Cabe señalar
dan su fuerza de trabajo, no especializada y excluida del mercado laboral que la nueva legislación no ha servido para nada, más aún, el actuar de
oficial, en puestos de vigilancia, jardinería, conserjería, lavado y plancha- las maras se ha endurecido contra la población que en diciembre pasado
do de ropa, cuidado de niños/as, acarreo de bultos en los mercados de la ha ametrallado un autobús de pasajeros asesinando a 17 personas.
capital. Los/as niños/as también realizan trabajos como ayudantes de
Proyecto de cooperación al desarrollo realizado por la OP. Fortalecer
albañil, ventas en la calle o como cobradores en los autobuses.
la red de atención primaria de salud priorizando la base comunitaria
La actividad económica y comercial de la zona se limita a pulperías
(establecimientos de venta de productos que no incluyen aprovisiona- Este proyecto se desarrolla en dos ambientes geográficos distintos, con
miento de granos básicos y otros productos de primera necesidad), prácticamente los mismos objetivos. Uno está situado en zona rural por
pequeños talleres de costura, carpintería, mecánica, peluquería... Las excelencia, vinculada al cultivo del café y centralizada en actividades
familias invierten parte del presupuesto destinado a alimentación en familiares. El otro en zona urbano–marginal, con población desplazada,
transporte hasta los mercados existentes en la ciudad, lo que aumenta con una ocupación y formación muy variada, con unas condiciones de
los costes económicos redundando negativamente en su seguridad ali- vida urbanas más cercana, al menos geográficamente, al centro político
mentaria. del país. Paso ahora a describir el proyecto.

234 235
Objetivo general pasen a formar parte del sistema sanitario desde sus respectivos cam-
Mejorar las condiciones de salud de la población desarrollando una pos de actuación apoyando y fortalecen la labor preventiva y promo-
estrategia de apoyo a la atención primaria de salud con amplia participa- cional de la red pública del servicio nacional de salud. Para eso desde
ción comunitaria. el inicio del proyecto se establecen contactos y convenios con las
autoridades del ministerio de Salud del país en la zona.
Estrategia 4. Voluntariado profesional. Nuestra organización potencia la partici-
Una estrategia de atención primaria de salud de base o participación pación solidaria de profesionales sanitarios que voluntariamente
comunitaria implica que la comunidad y los individuos dejan de ser obje- deciden compartir experiencias con los y las promotoras seleccio-
to de atención y se convierten en actores que conocen, participan y nadas dentro del proyecto. De esta manera se establece un puente
toman decisiones sobre su propia salud asumiendo responsabilidades de aprendizaje bidireccional y se genera un vínculo de compromi-
específicas sobre ella. so con las poblaciones menos favorecidas del planeta de tal modo
Esta estrategia se apoya en cuatro pilares: que, a la vuelta, puedan transmitir sus vivencias y sensibilizar a sus
1. La Salud como derecho fundamental de la persona. La Salud debe lle- personas cercanas sobre las desigualdades existentes y las posibles
gar a ser universal; esto es imprescindible para garantizar el desarro- acciones para contrarrestarlas.
llo y debe aplicarse teniendo en cuenta las características culturales
de la zona. En vista de las crecientes desigualdades en materia de Pasos a seguir en la ejecución del proyecto
salud entre países ricos y países pobres, los expertos consideran que Elaboración de un diagnóstico de salud
es necesario establecer sistemas de salud públicos, basados en la Programa de adiestramiento (talleres)
integralidad y la equidad (Foro de Barcelona 2004). Actividades de seguimiento
2. La Salud Pública como área de actuación. Se capacita a Distribución de medicamentos esenciales y material sanitario y educativo
promotores/as que asumen la responsabilidad de velar por la salud Apoyo y supervisión técnica
de su comunidad. Las personas seleccionadas como promotores
Diagnóstico de salud
son personas voluntarias, elegidas en asamblea, con vocación de
servicio, a ser posible que sepan leer y escribir y con arraigo en sus Para elaborar un diagnóstico de salud debemos conocer la situación geo-
comunidades. La tarea de estos líderes será hacer de efecto multi- gráfica de la zona, las características del terreno, su ubicación, los accesos, las
plicador, a través de la educación, la visita domiciliaria, la asisten- comunicaciones, etc. También necesitamos datos de población, demográfi-
cia, incluso la elaboración de proyectos para mejorar la calidad de cos, conocer cuál es su actividad económica, tipos y costumbres en alimen-
vida de sus convecinos. Tarea que no será fácil ya que existe una tación, saber cómo son y de que están hechas las viviendas, como viven, su
arraigada costumbre de la automedicación que se pretende deste- historia y cultura, cual es la situación sociopolítica actual y en el pasado.
rrar dando paso a una cultura preventiva. Respecto al medio ambiente, necesitamos conocer cuál es la situación
3. Apoyo a la red pública de servicios de atención primaria de salud. del saneamiento básico, de los sistemas de agua, el estado del aire, de la
Estos promotores se integran en comités de salud organizados en sus tierra, de los alimentos (contaminación). Los aspectos de salud relevantes
comunidades, coordinados entre sí (sistema no–formal) y vinculados tienen que ver con tasas de mortalidad, morbilidad, causas de morbi-
a la red de salud hondureña (sistema formal), de tal manera que mortalidad…

236 237
Talleres de formación Metodología utilizada
• Conocimiento del medio Una de los aspectos que hemos valorado como interesante en el trans-
• Nutrición, desnutrición. Vacunación infantil curso de los talleres ha sido la dinámica tan participativa que se ha gene-
• EDAS. Parasitismo. IRAS rado. Entre las técnicas que se han utilizado están la lluvia de ideas, el tra-
• Atención a la mujer bajo en grupos, los sociodramas o role–playing, cuentos, puzzles, juegos
• Enfermedades de piel. Primeros auxilios de fichas, dibujos, láminas, casos prácticos. Hemos intentado plantear los
mensajes desde el propio conocimiento de su realidad cotidiana.
Actividades de seguimiento
• Mapa de riesgos y visita domiciliaria Otras dinámicas
• Peso y registro en gráficas del camino de la salud de los niños de la Para poder conseguir un cierto grado de empatía y de confianza con
comunidad los grupos empleamos algunas dinámicas: de conocimiento, rompehielos,
• Charla de confianza, sobre la presión social, para trabajar distintas metodologías
• Elaboración de material didáctico educativas, sobre cómo realizar evaluaciones.

Resultados obtenidos
Pase de consulta. Medicamentos esenciales
Material médico En Santa Bárbara en estos momentos (se inició el proceso en julio de
Multivitaminas
1999) hay:
Gasas Sulfato ferroso
• 200 promotores de salud capacitados.
Vendas Antiparasitario
• 6 unidades de salud (UCOS); son como dispensarios de tres habi-
Esparadrapo Antibiótico
táculos atendidos por promotores de salud, dotados de botiquines
Algodón Antipirético
básicos.
Pinzas y tijeras Inhalador
• Una estructura organizativa: los promotores están agrupados en 60
Depresores Sales de rehidratación
comités de salud, integrados en un comité central y coordinados
Hojas de bisturí Pomada oftálmica
con el sistema hondureño nacional de salud.
Jabones Antiácido
En El Carrizal (cuyo proceso se inició en enero de 2003) se cuenta con:
Estetoscopio Antiséptico
• 48 promotores de salud capacitados.
Esfingomanómetro
Otros materiales • Una estructura organizativa: los promotores están agrupados en 17
Bandejas
comités de salud, integrados en un comité central (red de promo-
Botes y bolsas Camilla de exploración
tores de atención primaria de salud), coordinados a su vez con el
Balanza y peso Armario-botiquín
sistema hondureño nacional de salud.
Tallímetro Olla
Cinta métrica Hojas de gráficas Problemas detectados
Linterna Hojas de registro
A menudo, cuando no es posible hacer un buen diagnóstico de salud
Rotafolios
(por falta de tiempo, porque se hace desde despachos, por poca experien-
Manual

238 239
cia…), nos vemos obligados a adaptar los proyectos en el terreno para que “número de mujeres”, ya que los cuadros estadísticos nos facilitan el tra-
se ajusten a la realidad. Incluso, es frecuente encontrarnos con dificulta- bajo “sucio”. Por eso muchos proyectos se van como llegan y tienen con-
des para adaptarnos a sus ritmos (y pretendemos que ellos se ajusten a los secuencias muy negativas para la población, se quedan en el plano de la
nuestros), que van desde una concepción distinta del tiempo, hasta la “intervención planificada”. Un aspecto fundamental, desde mi punto de
necesidad de desvincularse en algunos momentos del proyecto por el vista, es que durante la ejecución de un proyecto no se puede perder de
tiempo de cosechas, problemas familiares, emigración… vista que estamos trabajando con personas, con nombres propios, con
problemáticas y con historias particulares.
Conclusiones del proyecto
Entre las conclusiones que hemos podido extraer es que en la zona
rural dadas las dificultades de acceso a los recursos de salud, los hombres
se implican más en la vigilancia de la salud en su comunidad. Mientras
que en la zona urbana, donde los centros de salud, las farmacias y los hos-
pitales están más cercanos a la población, son las mujeres casi las únicas
interesadas en participar en organizaciones de salud.
Una vez finalizado el proceso de capacitación, a la hora de la confor-
mación del grupo coordinador, estos promotores y promotoras, aunque
tienen muchas cosas en común, también tienen características particula-
res. Por ejemplo, la evolución que el movimiento ha tenido en
Tegucigalpa ha sido más acelerado que en Santa Bárbara y esto estaría
motivado por dos factores fundamentales: la accesibilidad geográfica de
las comunidades entre sí, el recorrido político de los y las líderes, y al
mayor acceso a recursos (movilización, de acceso a interlocutores…).
Para finalizar quisiera comentar que nuestras intervenciones en los
países empobrecidos se realizan a través de proyectos, y entiendo como
proyecto una intervención planificada, bien desde dentro o desde fuera,
para modificar una realidad concreta. El objetivo es intervenir para mejo-
rar, pero no siempre sucede.
En este sentido un “proyecto” de cooperación para el desarrollo está
íntimamente vinculado con la antropología en cuanto a que interviene
sobre una realidad de personas, de comunidades, de colectivos; con
historia, con tradiciones, con formas y modos de vivir específicos. Que
estaban allí antes de llegar el proyecto. La comunidad no se inicia con
el proyecto, ni gira en torno al proyecto. Muchas veces reducimos la
comunidad a números, “número de beneficiarios”, “número de hombres”,

240 241
Relación de autores/as

Josep Maria Comelles.–


Doctor en medicina y cirugía (Universitat de Barcelona–UB) y
doctor en antropología (EHESS, Paris). Especialista en psiquiatría.
Actualmente es catedrático de antropología de la Universitat
Rovira i Virgili. Ámbitos de investigación: antropología médica,
historia de la ciencia y, más recientemente, migración y ámbito
sanitario, analizando las buenas prácticas en cinco países europeos
y proponiendo instrumentos de evaluación y análisis para luchar
contra la discriminación. (josepmaria.comelles@urv.cat)

Mari Luz Esteban.–


Licenciada en medicina y cirugía (UPV–EHU) y médica de
planificación familiar hasta 1994. Doctora en antropología (UB).
Actualmente es profesora titular de antropología en la
Universidad del País Vasco–Euskal Herriko Unibertsitatea.
Desarrolla sus investigaciones en el campo de la salud, el cuerpo y
el género. Es miembro de la OP–Asociación para la Defensa de la
Salud Pública del País Vasco. (ml.esteban@ehu.es)

Rosario Iraola.–
Diplomada en enfermería y licenciada en antropología
(UPV–EHU). Master en salud pública (Instituto Superior de
Ciencias Médicas, Cuba) y Master en resolución de conflictos
(Universidad de Bradford, Reino Unido). Experta en cooperación
internacional (experiencia en diversos países de África y América
Latina) sector en el que trabaja con diferentes ONG internacio-
nales. (iraolarosario@yahoo.es)

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Cristina Larrea Killinger.– Rosa María Osorio Carranza.–
Doctora en antropología (UB) y profesora titular de antropología Doctora en antropología (URV) y profesora–investigadora del
en la Universitat de Barcelona. Su línea de investigación en los Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología
últimos doce años se ha centrado en el análisis de la salud y el Social (CIESAS–México). Sus temas de investigación son la
saneamiento urbano en los suburbios de Guayaquil (Ecuador) y autoatención y cultura médica materna, la epidemiología
Salvador de Bahia (Brasil). También ha trabajado en el ámbito de sociocultural, la salud reproductiva, la evaluación de programas
las medicinas tradicionales en México y Ecuador. (larrea@ub.edu) de atención primaria y, más recientemente, los padecimientos
crónicos. (rosorioc@yahoo.com.mx)
Ángel Martínez Hernáez.–
Doctor en antropología (UB) y profesor titular de antropología en Oriol Romaní.–
la Universitat Rovira i Virgili. Ha sido profesor o investigador Doctor en antropología (UB). Profesor titular de antropología en
invitado en diferentes instituciones y universidades europeas y la Universitat Rovira i Virgili. Coordinador del Master de
americanas. Sus campos de investigación son los estudios sociales Antropología de la Medicina y Salud Internacional (URV).
de la biomedicina, la salud mental, la participación social en salud Investigaciones sobre salud y usos de drogas, culturas juveniles y
y, más recientemente, las culturas amazónicas. marginación social. Colaborador de instituciones públicas y
(angelmhernaez@menta.net) privadas y Consultor de la Unión Europea para Latinoamérica.
Presidente del Grup Igia, grupo interdisciplinar de profesionales
Berta Mendiguren.– en el campo de drogas y salud. (oriol.romani@urv.cat)
Diplomada en trabajo social. Master en cooperación internacional
y doctora en antropología de la medicina (URV). Experta en Juan Carlos Rumbero.–
migraciones, salud y desarrollo, desde 1992 trabaja con inmigrantes Licenciado en medicina y cirugía (U. Autónoma de Madrid) y
subsaharianos en España, Francia y Malí. Asimismo ha investigado doctor en medicina (UB). Especialista en cirugía torácica,
cuestiones relativas a las migraciones y el género, las estructuras de actualmente trabaja en en el Hospital de Cruces (Osakidetza).
poder, la solidaridad tradicional o las acciones de codesarrollo. Master en dirección y gestión de servicios y centros sanitarios
(mendigurenberta@latinmail.com) (UB). Licenciado en antropología (U. Católica San Antonio,
Murcia). Experto en cooperación sanitaria (varios proyectos y
Arantza Meñaca.– países del África subsahariana), participa activamente en diversas
Antropóloga. Becaria del FPI del Dpto de Antropologia, Filosofia ONG (Consejo Interhospitalario de Cooperación).
i Treball Social de la URV. DEA por el Doctorado de (jcrumbero@hcru.osakidetza.net)
Antropologia de la Medicina (URV). Ha terminado recientemente
su tesis de doctorado sobre migraciones y salud en familias Esther Sánchez Fuertes.–
transnacionales con trabajo de campo en el área metropolitana de Monitora y directora de tiempo libre (17 años de experiencia).
Barcelona y en Ecuador. Actualmente es investigadora en un proyecto Licenciada en enfermería (European Nursing) y en antropología
de Médicos Sin Fronteras sobre VIH–SIDA en Mozambique. social y cultural (Universidad de Deusto). Actualmente trabaja

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como enfermera en el Hospital de San Eloy (Osakidetza).
Miembro de la Asociación para la Defensa de la Salud Pública
(OP–País Vasco). Desde 1999 participa en proyectos de coopera-
ción internacional en el campo de la salud.
(esftes@gmail.com)

José María Uribe Oyarbide.–


Doctor en antropología y profesor titular de antropología en la
Universidad Pública de Navarra–NUP. Premio Marqués de
Lozoya (Ministerio de Cultura). Su investigación se centra en
temas de salud/enfermedad con especial énfasis en la gestión de las
políticas sanitarias y la atención primaria. Sus últimos trabajos
giran sobre la etnización de los usuarios de atención primaria y la
naturalización de las desigualdades del encuentro migrantes–sistema
sanitario. (jmuribe@unavarra.es)

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