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Centro de Formación Teológica Pastoral “San Justino” – Núcleo La Victoria

GRACIA, GRATIS ET AMORE

EL AMANTE, EL AMADO Y EL DON (Características propias de un amor gratuito)

1.- Absoluta gratuidad y es del todo desinteresado.


2.- Se da a sus creaturas independientemente de la respuesta que pueda recibir.
3.- Es un amor que construye y que se transforma, amándonos; crea en nosotros la bondad y la
belleza espiritual de la gracia, haciéndonos ser amigos e hijos suyos.
4.- Es universal, Dios ama a todos indistintamente.
5.- El receptor: sin él no puede haber amor ni donación gratuita, pues requiere del receptor una
aceptación, igualmente gratuita.
6.- Si el receptor se ve obligado a recibirlo se convertiría en imposición, ya no sería un don.
7.- Si el receptor es libre, pero tiene necesidad de lo que recibe, tampoco puede hablarse
estrictamente de donación o regalo.
8.- Una aportación realizada por obligación ya no puede considerarse gratuita.
9.- Una “autentica” gratuidad no ha de ser requerida ni para el que da ni para el que recibe. El nivel
más alto del AMOR exige esta falta de necesidad en el receptor.
10.- El AMOR supone un cierto nivel de igualdad entre los amantes (NO paternalismo, NO
proteccionismo).
11.- Al dar estoy creando un don, el don por amor no tiene perdida alguna para el dador.
12.- No puede tratarse de gratuidad lo que es obligatorio dar a consecuencia de un deber, el deber
de dar a los que no tienen lo que otros tienen de sobra sin ser suyo.
En conclusión: el AMO DE DIOS nos perfecciona en la obediencia. Los frutos del Espíritu comienzan
con el amor, por eso el Señor nos dice: “Permaneced en mi amor” Jn. 15, 9-11.
“Dios no se da al hombre para completar una naturaleza, sino por puro amor, por puro placer, por la
auténtica alegría de darse. Se da, porque el ser humano, tal como él lo ha creado, es una auténtica
delicia a sus ojos”.

UN AMOR COMO NO HAY OTRO


El de Dios: gratuito, universal, desinteresado y benévolo. Dios es amor por eso no sabe otra cosa más
que amar. Y este amor lo conocemos como GRACIA.

LA TEOLOGÍA DE LA GRACIA HOY


La Gracia es la participación gratuita en la vida sobrenatural de Dios, (que nos hace justicia por la
redención de Cristo).
Si bien es cierto que el hombre transmite a los hijos el pecado, como dice San Agustín, con mayor
fuerza trasmite la imagen de Dios. Todos pecamos pero somos justificados por la Gracia de Dios.
“El ser humano está hecho para Dios, no para el pecado. Y está hecho desde la gracia, no desde el
pecado”.
Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, aun estando muertos por
nuestros delitos, nos dio vida por Cristo, siendo salvados por su gracia.

LA GRACIA EN EL AT (El amor es originariamente creador)


En toda la Sagrada Escritura está plasmada la gratuidad y el Amor de Dios. Ya en el AT se vislumbra su
belleza desde la creación: “Y vio Dios que era bueno” (Gn. 1, 31). El NT es la máxima expresión (Jn
14:21, 23; 16:27). Para siempre Dios se mantiene fiel a su promesa, a su alianza.
El goce total del amor de Dios es limitado sobre una actitud adecuada a recibirlo, esto es, una total
apertura y confianza humilde en la misericordia de Dios.
“Encomienda al Señor tu camino, confía en Él, que Él actuará;” (Salmos 37:5).
Recordemos que el fin último de la persona humana es conocer, amar y glorificar a Dios siendo
copartícipe en su obra creadora y redentora. Es Dios quien nos amó primero y hasta el extremo de
humillarse y morir por nosotros (Si. 7, 33-34).
“No hay amor más grande que el dar la vida por los amigos” (Jn. 15, 13).
Pero el amor del hombre es más complicado porque tiende a condicionarlo a su propio beneficio,
buscando siempre el aprovecharse del otro.
Dios en su palabra nos dice: “Si amáis a los que os aman, que merito tendréis?” (Lc. 3, 32).
El Antiguo Testamento es una historia de salvación, una historia de gracia, la historia de un Dios que
elige a un pueblo, Israel, para ofrecerle su amor.
“Has de saber que Yahvé tu Dios es el Dios, el Dios fiel que guarda su alianza y su favor por mil
generaciones con los que le aman" (Dt. 7, 7-9).
Hay dos atributos de Yahvé que subraya el Antiguo Testamento, que suelen traducirse por Hesed=
Misericordia=Gracia=Amor y Emet= Fidelidad= Verdad, que describen lo que Dios es para el
hombre. El emet (lo mismo que el hesed) también califica a Dios.
El hesed suele ir acompañado de emet, sobre todo en los salmos: "amor y verdad son las sendas de
Yahvé para quién guarda su alianza y sus preceptos" (Sal 24, 10; cf. 40, 12; 57, 4; 85, 11; 89, 15; 138,
2). El hesed y el emet no tienen límite: "Su amor llega hasta el cielo, su fidelidad hasta las nubes" (Sal
57, 11).: es un Dios fiel y leal, un Dios en el que se puede confiar (Sal 31, 6), y confiar eternamente:
"guarda por siempre su lealtad" (Sal 146, 6).
LA GRACIA EN EL NT (la gracia de la relación de Dios con el hombre)
En el NT tenemos un intento de crear un nuevo contexto, una reinterpretación de la de la doctrina
primitiva para hacerla más accesible a los destinatarios de todos los pueblos y culturas. Consiste en
que la misma y única fe se vive según el talante y la cultura de cada pueblo.

Hablando de Pablo:
Si hubo alguien que pudo hablar y escribir sobre el amor de Dios, ese fue Pablo.
Siendo éste uno de los perseguidores más feroz de la iglesia primitiva, tuvo oportunidad de conocer
el amor de Dios en toda su esencia y fue transformado por ese amor. En primera de Corintios
capítulo 13 Pablo habla sobre la Preeminencia del amor.

Hablando de Juan:
Dice la Escritura que Juan se recostaba al pecho de Jesús. ¡Qué maravilloso sería para él poder
escuchar cada palpitar de ese corazón tan lleno de amor por los hombres! Así aprendió Juan sobre el
amor de Dios. Le llamamos el apóstol del amor. Lo vemos en sus epístolas, todo lo que habla es
amor. Comprendiendo Juan el inmenso amor de Dios, dijo en cierta ocasión:
"Porque de tal manera nos amó Dios que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él
cree no se pierda más tenga la vida eterna." Juan 3:16.

En el acontecer diario de la vida de Jesús podemos ver como a través de su amor sanador, liberador,
transformador va convirtiendo a quien lo recibe; y es este Amor /Gracia que rompe con los
esquemas, que produce signos y prodigios a quien la recibe. No podemos arraigarnos en la ley
poniéndonos una gríngola para no mirar a nuestro alrededor, ya Jesús va más allá: pequeños,
pobres, marginados, débiles, postergados y rechazados por los que se preocupó con mayor ternura.

LA TRADICIÓN PATRÍSTICA SOBRE LA GRACIA


Vemos en el NT como era inconcebible un Dios solo de Gracia. Y las controversias por las malas
interpretaciones. Para los padres de la Iglesia, la Gracia la entienden como divinización del cristiano.
En los padres tanto Griegos como Latinos, el testimonio Bíblico es el punto de partida para la
explicación teológica de la Gracia; explicación que desarrollan con la ayuda de una concepción más o
menos desarrollada del ser del hombre.
En la época patrística se adapta la noción platónica de participación (pecado, verdad, creación,
bondad, naturaleza, libre albedrío, capacidad del hombre para obrar el bien: Mediante la noción de
participación podemos expresar y sistematizar todas las relaciones que median entre los distintos
componentes del universo: las de Dios con las criaturas, las de los entes creados entre sí, la de los
principios constitutivos de cada realidad concreta).
Para Sto. Tomas: “el hombre está hecho para Dios, ese es su fin, su perfección definitiva. Pero
Dios está más allá de las posibilidades del hombre. Y, sin embargo, el hombre lo busca, tiende hacia
él. El hombre es capaz de conseguir este fin al que tiende por el don de la gracia, que le eleva, le
diviniza, le hace partícipe de la divinidad e inaugura la vida eterna en el hombre justificado.
La catequesis, la predicación y la teología recurrirán a un lenguaje distinto del bíblico para
hablar de la gracia. Tomás considera que la gracia es absolutamente necesaria para restaurar la
naturaleza humana. Pero hay más, el hombre también necesita la gracia de Dios para vivir como
hombre. El don Increado no puede comprenderse sin el don creado, sin la realidad participada de la
gracia habitual, que cualifica y eleva al hombre para que viva como hijo de Dios.
Así se distinguirá:
•Gracia increada (= Dios, único don increado) y
•Gracia creada (= don de Dios encarnado en el hombre; el hombre elevado y dinamizado por Dios);
•Gracia habitual (= situación estable del hombre justificado que vive en comunión con Dios) y
•Gracia actual (= la ayuda divina para determinadas circunstancias);
•Gracia sanante (= cura las secuelas del pecado) y
•Gracia santificante o elevante (= que santifica de nuevo al hombre);
•Gracia gratis data (= en beneficio propio) y
•Gracia gratum facientis (= carismas o gracia de estado, en beneficio de los demás y no sólo de quien
los recibe);
•Gracia preveniente (= Dios que está en el origen de todos los buenos deseos del ser humano, y los
genera) y
•Gracia subsiguiente (= Dios presente en toda realización);
•Gracia suficiente (= objetivamente suficiente para todos) y
•Gracia eficaz (= solo para algunos predestinados).
El Concilio de Trento define la justificación no sólo como remisión de los pecados, sino
también como "santificación y renovación del hombre interior, por la voluntaria recepción de la
gracia y los dones, de donde el hombre se convierte de injusto en justo y de enemigo en amigo...".
Para Lutero solo Fe y para los nosotros los Católicos Fe + Obras.

HACIA UNA TEOLOGÍA RENOVADA EN LA GRACIA

La gracia es esencialmente encuentro y relación. En Dios es comunión y en el hombre es apertura


que responde y acoge con agradecimiento la oferta divina de comunión. Por ser imagen de Dios, el
hombre tiene capacidad para la gracia, o sea, para acoger el amor de Dios (incondicional, sanador,
transformador, etc.), y al acogerlo, realizar el encuentro en el que consiste la gracia. Es importante
señalar que este amor produce en el hombre efectos transformadores:

1.- DIOS CREA UN SER CON CAPACIDAD PARA LA GRACIA: Dios solo crea lo que le es agradable y creo
al hombre a su imagen y lo crea porque quiere al hombre como su interlocutor. Dios crea un ser
capaz de responder a su amor, de "permanecer" en un amor como el suyo (Jn 15, 9).

2.- POR AMOR DIOS CREA UN SER QUE NO PUEDE ESTAR SIN ÉL: Dios ha creado al ser humano como
ser de comunión y le ha llamado a responder al amor que desde siempre le ha manifestado y
otorgado. Desde siempre hay en el hombre una "capacidad de Dios", y un "deseo natural de ver a
Dios". "La vocación suprema del hombre en realidad es una sola, la divina"; "todos los hombres son
llamados a un solo e idéntico fin, esto es, Dios mismo". No se puede ser auténticamente divino sin
ser también plenamente humano. La humanidad está siempre penetrada por lo divino: "en Dios
vivimos, nos movemos y existimos" (Hc. 17, 28).
3.- POR AMOR DIOS ACEPTA SER INCOMPRENDIDO E INCLUSO NEGADO: Debido a la grandeza y la
universalidad del amor de Dios, el hombre no tiene la capacidad de entender el amor trascendental,
y su limitación le impide ver lo que es bueno para él o puede no ver la bondad divina. No podemos
aceptar que si Dios me ama a mí, pueda también amar a mi enemigo; Sólo en la medida en que yo
voy transformándome y amando a mis enemigos, puedo comprender y vivir un amor como el de
Dios. Y, al hacerlo, me ocurrirá algo similar a lo que le pasó a Jesús: ser incomprendido y rechazado a
causa del amor.
4.- POR AMOR DIOS VA MÁS ALLÁ DE LA JUSTICIA: A la luz de la Escritura no se puede negar que Dios
es gracia, misericordia, amor. Pero tampoco se puede negar que es justo. En la Sagrada Escritura
leemos:” No he venido a salvar a justos, sino a pecadores”(Luc. 5, 32) y “Yo he venido para que
tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn. 10,10).
El Señor no viene por razones egoístas, porque yo soy bueno y tú eres malo (premio – castigo). Todos
somos iguales ante sus ojos y su voluntad es que todos seamos salvos por su justificación. Su justicia
va más allá de preceptos terrenales, justicia es creer en la promesa de Dios; justicia que justifica
(hace justo) al impío.
El Dios que nos redime es un Dios de misericordia y de perdón"; "el perdón comporta siempre a
corto plazo una aparente pérdida, mientras que, a la larga, asegura un provecho real".
GRACIA ES LA PERSONA TRANSFORMADA POR EL AMOR DE DIOS

Hablemos del sacrificio redentor de Cristo, que Dios se haya hecho hombre, humillándose a sufrir y
morir como un vulgar ladrón es un acontecimiento sin precedentes. Este sacrificio nos atrajo, nos
restaura la comunión con el Padre, cerrando la brecha del pecado tenemos una nueva vida en Cristo.
Anteriormente había mencionado que debe haber una disposición de recibir la gracia. Esta apertura
es la que va acrisolando, va cambiado, va transformado a la persona. Inequívocamente podemos
decir que quien tiene un encuentro personal con el Señor, ha sido cambiado y renovado. El hombre,
al acoger el amor de Dios queda transformado y, además, que esta transformación es consecuencia
de la presencia de Dios en él (Gracia creada).
Es importante resaltar que la gracia no anula al ser humano, sino que al divinizarlo le potencia en su
humanidad, le hace ser más humano. Dios nos comunica un dinamismo, una facultad de actuar. Pero
somos nosotros quienes obramos.
El amor del hombre es desproporcional al amor de Dios. Por eso Dios que es infinito en misericordia,
nos da la fuerza de su Santo Espíritu para no desfallecer; el amor de Dios es incondicional, Nos ama a
pesar de todo y en contra de todo. Y aunque en este mundo la gracia sea imperfecta por tantos
motivos el hombre puede vivir en la alegría de saber que ama a Dios y está unido a él.

NECESIDAD DE LA GRACIA
Considero que en proyecto inicial de Dios, todo estaba contemplado tal y como han sucedido los
acontecimientos, porque si no, no hubiese sido posible que Dios mismo se manifestara en su hijo
Jesús. Es como un círculo:
Dios - Creación – Hombre – Pecado – Jesucristo – Redención – Gracia – Salvación – Dios
La Gracias es necesaria con o sin pecado, para que Dios se revelase. Sólo si Dios nos atrae hacia él o
viene él hacia nosotros, podemos encontrarnos con él. Esta atracción de Dios y su venida se da por
medio de Cristo, manifestación del inmenso amor de Dios al hombre y único mediador entre Dios y
los hombres. La gracia se manifiesta en el hecho de que salva a un ser incapaz de alcanzar la vida
eterna por sus propias fuerzas. "Dios quiere que todos los hombres se salven" (1 Tim 2, 4). (la Gracia
es universal).

Quisiéramos insistir en la iluminación cristológica de toda esta cuestión: "las mismas cosas que se
hallan en Cristo derivan también a nosotros", decía Cirilo de Alejandría. Cierto, la gracia no es otra
cosa que vivir en nuestra realidad la misma vida de Cristo. Si eso sucede el creyente puede exclamar:
¡Es Cristo quién vive en mí! (Gal 2, 20). La gracia nos convierte en hijos en el Hijo, nos hace reproducir
-producir de nuevo la imagen del Hijo (Rm 8, 29). La gracia se convierte en algo así como una
encarnación abreviada en cada uno de nosotros.

Conclusión:

Para ser franca este texto “Gracia: Gratis et Amore”, es un libro “inspirado”, cada palabra
sencilla y fácil de asimilar. Y hacer un resumen seria vano, pues son tantas las cosas que decir del
Amor y la Gracia de Dios, por este motivo en este resumen tome muchos pasajes del texto original.
La gracia hace posible que caminemos con Dios cumpliendo su voluntad (nos capacita con su
fuerza). Suscita una transformación real y una actitud de servicio. Dios es la misma fuente de esta
Gracia, nos da dones y carismas que quiere que cada uno pongamos en práctica. La gracia es eterna,
gratuita, universal y condicional al que tiene Fe (cree y acepta).
En el AT la Ley era por obras, en el NT La gracia de Dios se manifiesta en el Señor Jesucristo, por
él y a través de él.
“La gracia es quitarnos el hombre viejo, y revestirnos del hombre nuevo que es Jesucristo”.

María V. Abarca
C.I. V-8.817.433

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