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Cuando hablamos de la misión del servidor en la Renovación Carismática, nos referimos a lo que
esperamos ser, lo que anhelamos ser. Es lo que buscamos, el objetivo por el que trabajamos como
carismáticos. Como servidores debemos tener claro el objetivo, porque si no, iremos hacia cualquier
lugar, sin dirección, sin metas.
4. Prestar un servicio en dos dimensiones: motivar al que está cerca y llegar al que está lejos.
Lo primero es hacer el camino del discipulado ayudando a la gente que ya forma parte de la
comunidad. Ayudar al que está desanimado, al que le está costando la perseverancia. Al que tiene
problemas. Pero no es suficiente establecer comunidades que sólo miran para adentro, que solo
sirven y piensan en su comunidad ya formada, en los que ya están dentro. No se deben formar
comunidades en función de los que ya perseveran. Hay que buscar al que está fuera, al que está
lejos, y eso incluye a los que ya han formado parte de nuestra comunidad y se nos han ido.
Hay que crear comunidades atractivas, que llamen la atención y que los que están lejos sientan
el enorme deseo de estar dentro, de ser de los nuestros. Por ello urge siempre una evangelización
permanente e ir creando los espacios para hacer que muchos más se vayan incorporando a nuestras
comunidades carismáticas.
6. No tener miedo!
El libro de los números capítulos 13 y 14 nos relata el acontecimiento aquel en el que Moisés y
Aarón escogen a un representante de cada una de las tribus para mandarlos a espiar la tierra
prometida. Josué y Caleb regresan emocionados contando las maravillas de esa tierra que mana
leche y miel; pero los otros diez pusieron “peros”, argumentando que sus habitantes eran gigantes a
quienes no podrían vencer. Josué pidió avanzar, pero a Moisés y Aarón les dio miedo y por eso Yahvé
no les permitió entrar en la tierra cometida.
Si los servidores de la Renovación queremos avanzar a tomar la tierra que Dios nos ha
prometido, a conquistar y conseguir grandes cosas, debemos avanzar sin miedo aunque los enemigos
a vencer sean gigantes, más entrenados, más fuertes; porque ellos confían en ellos mismos, pero
nosotros creemos en el poder de Dios. Dios no tolera servidores cobardes! Debemos avanzar sin
miedo, anticipándonos a las adversidades para avanzar hasta donde otros no han podido llegar.
Para avanzar en todos los proyectos de la Renovación Carismática, es necesario “sudar la
camisa”, como hombres valientes, con fe, con ánimo firme. Sólo así podremos rescatar la fuerza que
en muchos lugares la Renovación ha perdido, producto de la cobardía de servidores cobardes que
han disminuido en su labor, por miedo a los nuevos retos que el mundo nos presenta. Hay muchas
comunidades que no avanzan, retroceden, porque no se actualizan, porque no quieren arriesgarse,
porque le temen a las nuevas adversidades que nos rodean. No quieren salir a la calle, no tienen
nuevos métodos, no se arriesgan.
Servidores de la Renovación Carismática, a avanzar con fuerza! Sin miedo!