Abuso de palabras en nuestro idioma

En la reciente Feria del Libro se acercaron varias personas al quiosco

de la Academia Panameña de la Lengua para hacer consultas sobre el
uso correcto de la palabra “cosa” y el adjetivo “mismo”.

A veces, por cuestión de hablar con rapidez o por no pensar mucho en

el nombre de lo que queremos expresar, usamos inadecuadamente la
palabra “cosa” al referirnos a algo y también que por reforzar una idea
usamos reiteradamente el adjetivo “mismo”, pero ¡ojo! Aunque se nos
puede comprender, también podemos provocar muchas confusiones.

La palabra cosa, según la Real Academia Española, es: “todo lo que

tiene entidad, ya sea corporal o espiritual, natural o artificial, real o
abstracta”, debido a este carácter general se da el uso excesivo de esta
palabra, situación llamada “cosismo”, y esto nos haría caer en un uso
pobre y monótono del lenguaje por utilizar dicha palabra en cada
enunciado, por ejemplo:

“Pásame esa cosa”, en vez de Pásame la cartera, la nota, información...

La cosa es trabajar duro, en vez de El propósito es trabajar duro.

¡Te pones en unas cosas!, en vez de ¡Te pones en una actitud!

Veamos ahora el uso del adjetivo “mismo” que la Real Academia define
como:
Idéntico, no otro. Exactamente igual, añadido a los pronombres
personales y a algunos adverbios para dar más energía a lo que se dice,
en este uso es que podemos caer en un abuso de la utilización de este
adjetivo, hecho conocido como “mismismo”, veamos ejemplos de casos
en que su utilización está de más:

“Me reuní con mis amigos y fui con los mismos a la fiesta”. / ellos

“Al Presidente le interesa el país y el desarrollo del mismo”. su desarrollo

“Ya fueron revisados sus trabajos y los mismos les serán devueltos
mañana”. / estos

Debemos cuidarnos de no caer en el uso excesivo de la palabra “mismo”

y así no caer en el “mismismo” por querer enfatizar nuestros juicios.

La Academia dice: Esforcémonos en utilizar las palabras adecuadas

para formar un léxico más amplio y no caigamos en cosismos, al igual
que no irnos al extremo opuesto y sobrecargar el mensaje con
mismismos. La lectura de grandes obras nos dará el equilibrio en el uso
adecuado de las palabras.