Asqueta C., María Cristina (Asqueta Corbellini), La Fábula del Buhonero:
Semiótica de la Estética Mercantil. 2001. Págs.119. Introducción. Conocer lo que la otra persona siente al momento de establecer un contacto en el cual interactúan diferentes elementos, es llevar la ventaja de crear mecanismos que puedan lograr el convencimiento. Este cometido permite establecer que detrás de cada etapa, exista un proceso encaminado a reconocer los patrones que intervienen hoy en el mercado y que juegan un papel transcendental. La cultura permite elaborar esquemas o direccionamientos para recrear ambientes tratando de expresar una concepción del mundo, una lógica en su actuación y un modelo de vida gestado desde una estética en el mercado. Presentación. Dentro de esta perspectiva se enmarca el trabajo de Asqueta, quien a través de su planteamiento expresa hechos que se evidencian regularmente en un ambiente de mercado, en el que, a partir de fuentes directas devela los rituales presentes en cada uno de los lugares, tales como los cotidianos, los sagrados y por último los mercantiles, a este último se le hace el mayor énfasis explicando su desarrollo, actantes y tramas. Es así que divide su libro por capítulos proponiendo un texto que tiene más de un significado y diversifica la manera de poder atenderlo. Resumen. La fábula del Buhonero y mejor, las relaciones mercantiles, transciende en diferentes escenarios donde se permite que las interpretaciones de señales sean un vínculo para demostrar que en las interacciones del mercado la semiótica está presente. Juegan diferentes elementos como los símbolos, los índices -los cuales define como huellas de la presencia de un objeto- las representaciones -que conforman la identidad-, el lenguaje, la racionalidad, los cuales permiten que un nuevo estilo y modelo de intercambio se presente dentro del arte estético del mercado. Las manos refuerzan con los ademanes la expresividad del lenguaje. Permite que éste genere algo más que un deseo e intención de tener y permanecer allí. Esto conlleva a describir que, dentro de la comunicación verbal y no verbal, las manos son fundamentales. Ellas escriben las palabras, las subrayan, las enfatizan, las transforman en el poderoso instrumento de construcción y de elevación de la humanidad, por encima de la sobrevivencia terrenal. Se expresa el mercado como un sistema semiótico con códigos por medio del cual los individuos interactúan, dejando ver, los diferentes signos que intencionalmente seducen a cada persona con estrategias publicitarias articulando los estilos de vida y toda la formación del sujeto. En este sistema se establecen los rituales mercantiles los que expresan elementos como el deseo, el regateo -como forma de democratización de un mercado- la manera de vender y las metáforas utilizadas en el momento de compra-venta, ésta última entendida como un ritual cotidiano. Sin embargo, debe aclararse que toda vez que el hombre ritualiza y sueña, lo hace porque la cultura lo sitúa en la multitud de signos que son consumidos, multiplicados y reproducidos, aun cuando esta operación no se realice de manera explícita. Ahora bien, el exhibicionismo que ocurre en diferentes lugares de mercado como las plazas, ferias, autoservicios, centros comerciales, para citar alguno, es un componente más para demostrar que los objetos o simplemente su entorno atraen la vista de las personas, llevando a aclarar ese concepto de estética mercantil y la simbología allí utilizada. Es así que, en cada calle o ciudad, el andante persigue algo más, algo originado en el deseo permanente de ser, estar y poseer. Mostrando de alguna manera su forma, modo, estética o mejor, su cultura. En el discurso de Prometeo, lo importante no es el quehacer con el objeto, sino más bien, la manera de establecer patrones que como compradores adquirimos por el simple hecho de sentir deseo al poseer, dominar y controlar al máximo, esto acuñado al modo en que el mercado como el camaleón utiliza máscara, cambia la forma de seducción para conseguir su objetivo, vender y acrecentar sus ganancias. Valoración. Es así que María Cristina Asqueta nos muestra, que su libro La Fábula del Buhonero, no fue solamente un relato de aquellos andantes que iban de pueblo en pueblo en busca de su venta, sino mejor, que detrás de cada una de éstas habrá siempre palabras y acontecimiento simbólicos que demuestran que en el mercado también existe la semiótica y semántica. Considero pertinente aclarar que, aunque es evidente que en cualquier lugar de mercado se genera el regateo, éste no siempre es el adecuado si se quiere hablar de status o calidad, demostrando esto en un centro comercial donde éste elemento es tan poco utilizado por las personas que acuden allí. El lenguaje y su articulación con el pensamiento, es otro factor que juega un papel muy importante expresado por la autora, específicamente en el discurso de Prometeo. Allí la astucia y el convencimiento que genera la palabra, extrae los sentimientos y los pone en el campo de juego donde los patrones metafóricos hacen elegir entre el poseer y el desear. El discurso de Prometeo plantea, de esta manera, las diferentes formas de exhibir, obteniendo de ésta, una manera de persuasión con el fin de provocar cambios en las actitudes de la gente ejerciendo una imposición sobre su conducta.