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Introducción

Capítulo I: Métodos de Tratamiento en el Establecimiento

Definición:

1) Método medico
2) Método biológico
3) Método psicológico
La observación en el presidio
La experimentación

Principios del Método Biológico:

 Homeostasis
 La unidad
 La evaluación
 La diversidad
 La continuidad

Capítulo II: Doctrina

Capítulo III: Legislación

Derecho penitenciario

Conclusiones

Sugerencias y/o recomendaciones

Bibliografía

 http://www.monografias.com/trabajos96/tratamiento-penitenciario-una-forma-
prevenir-delincuencia/tratamiento-penitenciario-una-forma-prevenir-
delincuencia2.shtml
 http://prototipo.regioncallao.gob.pe/contenidos/contenidosGRC/documentos_penal_
saritacolonia/politica_penitenciaria/Plan_tratamientoRegi%C3%B3nCallao_2.pdf
 http://departamento.pucp.edu.pe/derecho/wp-
content/uploads/2014/05/Politica_penal.pdf
 http://www.monografias.com/trabajos88/derecho-penitenciario-peruano/derecho-
penitenciario-peruano.shtml
 https://www.uigv.edu.pe/wp1/wp-
content/uploads/2016/08/09_Derecho_de_Ejecuci%C3%B3n_Penal.pdf
 http://www.inpe.gob.pe/pdf/10_medidas.pdf

Hemerografía (revistas,periódicos)

 ¿Qué tanto sabes del Sistema Penitenciario en el Perú? INDAGA –Junio-2010


Introducción
Lo primero que podemos decir es que no cabe hablar de tratamiento hasta el momento
en que la pena privativa de libertad se la empieza a asignar fines de reforma, corrección,
reeducación, readaptación sicial, resocialización, reinserción social, rehabilitación, etc.
Nos acercamos más al concepto de tratamiento si no lo separamos de la trilogía
observación-clasificación-tratamiento.
El vocablo "tratamiento" ha sido prohijado por el Derecho Penal, La Criminología, La Ciencia
Penitenciaria, El Derecho Penitenciario, etc. Se debe reconocer que este término se ha pedido
prestado a la ciencia médica, tal es así que se ha hecho propio el término tratamiento agregado
del adjetivo que hace referencia al campo de aplicación.

El tratamiento penitenciario no debe ser un problema aislado y exclusivo de la Administración


Penitenciaria, pues uno de los errores en los que se incurre cuando se aborda el tema delito,
justicia social y cárcel, al fraccionar cada uno de estos aspectos y tratarlos autónomamente, sin
considerar que cada uno de ellos es parte de un todo que debe ser abordado en forma integral.

Hoy en día es de suma importancia rescatar a estas personas porque quiérase o no, es parte de
la prevención y porque este conjunto de internos constituye en sí un capital humano necesario.
Dado que, con ésta silenciosa medida de prevención se estará contribuyendo a la paz social y
también es una forma de prepararlos para hacer frente a la pobreza que en ciertos casos es un
factor interviniente en el fenómeno delictual.

Sabemos que el delito es un hecho humano; conocemos los factores que contribuyen a
su producción, luego una sana terapia deberá orientarse a combatir tales factores o por lo
menos a modificarlo.

Pero ante esta realidad teórica está la cruda y viva realidad social, donde existen serios
obstáculos originados por la inercia social. La razón de este hecho es de que tales medidas no
traen frutos de positiva objetividad, ni se traducen en obras materiales que puedan ser
mostradas a la sociedad. En países pobres, como el nuestro, el problema de la delincuencia cede
el paso a otros más directamente sentidos por la comunidad como el hambre, la miseria,
el desempleo, desnutrición, vivienda, educación, etc.

Consideramos conveniente también destacar que no debemos dejar sólo al Estado en esta tarea
de prevención y resocialización de los delincuentes; sino que, ésta requiere de una decidida
colaboración de la ciudadanía; pues, el delito en cierta forma se debe en no poca medida a
la actitud pasiva, negligente y hasta encubridora por parte de nosotros mismos.
Capítulo I: Concepto de Tratamiento
La discusión entre diversas doctrinas criminológicas (Criminología Clínica, Interaccionismo,
Teoría organizacional, Criminología Crítica, etc.).

Una primera definición podría ser La de "acción individualizada, tendente a modificar


favorablemente aquel sector de la personalidad del interno que influye, facilitando o
provocando, su delincuencia o estado peligroso". Esta definición es objetada por utilizar el
concepto de personalidad y caer en la discusión o contraposición entre personalidad criminal y
sociedad criminógena, así como desde el punto de vista sociológico. Ello se patentízó en la
aportación de Pinatel al XVII Curso Internacional de Criminología, (Montreal 1967) y en las
discusiones de los Seminarios del mismo, en especial con D. Szabó. Sin duda, hay tras esta
cuestión, enfrentamiento de planteamientos propios de la Sociología y la Psicología. El
predominio de una perspectiva sociológica parece presente en la fundamentación de los
Establecimientos de terapéutica social alemanes; también en los trabajos de Bergalli ~tan
interesantes para los penitenciarios~· tanto en su "¿Readaptación social por medio de la
ejecución penal?", (Madrid, 1976), como en su comunicación a la reunión de la Asociación
Internacional de Derecho Penal, celebrada en Madrid-Plasencía, 1977, y por último, en su
excelente tesis doctoral "La recaída en el delito: Modos de reacción contra ellos", leída en mayo
de 1978 en la Universidad de Salamanca. Mufiagorri ·-véase "Sanción penal y polftica criminal",
~ 1977- insiste también en una noción sociológica de tratamiento. Sin que ello obste a la
búsqueda de un concepto de tratamiento de mayor aceptación, pienso que una concepción
amplia de personalidad que abarque desde lo constitucional hasta lo social, permitiría superar
prácticamente estas objeciones, pues todo especialista en Ciencias de la conducta valora hoy al
máximo la influencia del medio y cuenta necesariamente con él en los intentos de modificación
de la conducta, e igualmente, incluso el sociólogo, debe admitir que cada influencia o
determinación social de ésta, sea a nivel de grupo o de comunidad, presenta un correlato a nivel
de personalidad que quién trabaja en el campo penitenciario no puede desaprovechar. Por otro
lado, cuando se intenta relacionar los métodos de terapéutica social -así Bergalli "¿Readaptación
social..."?, pág. 79 -resulta que los enumerados no son sino un grupo de los más caracterizados
e indiscutibles- todos de tratamiento, y por ello el intento de presentar la terapéutica social
como sucesora de Ja presuntamente periclitada doctrina del tratamiento no tiene fundamentos
razonables. Pienso que es una variante doctrinal dentro de la tesis del tratamiento, que pone el
acento en un sector de estos métodos. I. Mufiagorri no desarrolla o concreta la noción
sociológica de tratamiento que propugna y las modalidades o métodos que habría que poner en
práctica. Otra definición sería la de "acción individualizada de tipo médico-biológica,
psiquiátrica, psicológica, pedagógica o social que tiene el fin de evitar la reincidencia del sujeto
considerado y conseguir su readaptación social o su reinserción social". Esta se puede objetar
o se ha objetado, pensando que utilizamos, conscientemente o no, un modelo de sociedad
previamente aceptado, o si se quiere impuesto, con respecto al cual se intenta la readaptación
o la reinserción. Ello situaría el tema del tratamiento a un nivel de planteamiento político, en
que no es necesario aquí caer. La cuestión se plantea, por ejemplo, en el informe de síntesis final
redactado por el Profesor Levasseur al VIII Congreso de Defensa Social -París, 1971- en los
comentarios de Bueno Arús al mismo, en el Boletín de Información del Ministerio de Justicia,
número 942, y también en su recensión, en el mismo Boletín, número 1051, a la obra de Bergallí
",Readaptación social...?", en los trabajos citados anteriormente de este autor argentino y
cuando el Profesor López Rey, con motivo de dicho Congreso de Defensa Social, defiende el
derecho del recluso a no ser readaptado ("Presupuestos de la orientación profesional
penitenciaria" Caracas, 1972). Así, podemos considerar el tratamiento como "una ayuda,
basada en las Ciencias de la conducta, voluntariamente aceptada por el interno, para que, en
el futuro pueda elegir o conducirse con mayor libertad; o sea para que pueda superar una serie
de condicionamientos individuales o sociales, de cierta entidad, que hayan podido provocar o
facilitar su delincuencia". No todos los delincuentes necesitan tratamiento -claramente se
deduce de un concepto así- pero esto nunca es objeción contra el mismo. Sí lo necesita la
mayoría, es el supuesto más numeroso. Esto bastaría para que se siga pensando en el
tratamiento corno fin principal o primordial de la ejecución de la pena privativa de libertad. No
es cierto, como está de moda repetir en estos días, y recoge Marc Anee en su aportación al
Centenaire de la Societé générale des prisions (Revue pénitentiaire et de Droit pénal, oct-dec
1976, pág 702 y ss que "la política criminal del tratamiento ha fracasado". La política criminal
del tratamiento no se ha llevado a cabo, no se ha generalizado en ningún país del mundo, en las
instituciones penitenciarias de ningún país del mundo; sólo ha habido ensayos aislados, en
general de poca duración, sin continuidad, y ni aún en estos casos aislados se ha aplicado en
condiciones, no óptimas, sino medianamente aceptables, quizá porque uno de los requisitos es
un cambio de actitudes del personal, y esto suele requerir un cambio generacional. Resulta
absurdo que en el campo penal o el criminológico se afirme aquel fracaso corno algo definitivo
y ya juzgado, mientras en el campo psicológico asistirnos a un auténtico "boom" de la terapia
del comportamiento. Véase, por sólo citar obras traducidas al español en los últimos años, los
libros de Yates, Beech, Ribes, Bandura, Ulrich, Bijou, etc. más los trabajos del Prof. Pelechan o,
la revista periódica auspiciada por él, etc.

Desde el punto de vista de las Ciencias del Hombre, todo tratamiento necesita la cooperación
voluntaria del sujeto tratado, pero es cuestión jurídicamente discutible si esta colaboración se
debe considerar corno un deber o no; hay distintas posturas y formulaciones en las leyes
penitenciarias de los últimos años en todo caso, aún impuesto corno deber, su infracción no ha
de determinar ninguna sanción. Es de destacar la distinta consecuencia que acarrea la infracción
del "régimen penitenciario" en el Proyecto de Ley General Penitenciaria. Por otro lado, lograr
esta cooperación voluntaria, desde la perspectiva de las Ciencias de la Conducta, es mucho más
frecuente, espontánea y fácil de lo que se cree en otros sectores científicos.

Capítulo II: ¿Qué no es tratamiento?


En la literatura y en el lenguaje cotidiano de ciertos penitenciarios se habla, a veces, de
tratamiento como "tipo o clase de ámbito (o medio) y de modo de vida o régimen de vida en
que va a tener lugar la ejecución de la pena o de la medida", o también, en expresión quizás
excesivamente limitada, como "ambiente general de un establecimiento penitenciario,
regulado por las correspondientes normas -en principio, administrativas-, resultantes de la
conjugación de la disciplina, el trabajo, la instrucción, el mayor o menor control personal, la
mayor o menor relación con el exterior, etc.". Más recientemente se contraponen régimen y
tratamiento -véase últimas leyes españolas sobre personal penitenciario, de 1970 a l 977,
últimas modificaciones del Reglamento de I.P. en 1968 y 1977, Circulares de los últimos años y
Proyecto de Ley General Penitenciaria, como veremos después las definiciones anteriores
servirían para la noción o concepto de régimen, no para tratamiento. Así hablamos de
regímenes cerrados o de máxima seguridad, semi abiertos o intermedios, abiertos, especiales,
etc. El régimen -en cada caso o grupo de casos- debe ser el adecuado para que el tratamiento
se pueda desarrollar como es debido. Guardaría ello relación con lo expuesto por Pinatel
cuando distingue entre "contenido del tratamiento" y "cuadro o marco externo" en que tiene
lugar el tratamiento. Durante épocas pasadas se creyó que lo que hoy llamaríamos régimen
tenía virtualidad de tratamiento; que los elementos integrantes del régimen reformaban, es
más, que eran los únicos agentes o factores de la reforma; no se conocían otros; se
consideraban tales, la disciplina, la religión, la educación, el trabajo, los ejercicios físicos, etc.
Esta concepción está ya formulada en el Congreso penitenciario de Cincinati (1870) y presente
en el Reformatorio de Elmira (1876); concepción, en que todavía se insiste, después de un
siglo, una y otra vez, en estéril repetición, por muchos juristas, penitenciaritas, y educadores
de menores, y que se recoge, incluso, en algunas de las últimas leyes penitenciarias
extranjeras, lo que demuestra el divorcio extremo entre quienes elaboran las normas
penitenciarias, entre quienes dirigen científica y administrativamente el mundo penitenciario,
y la Pedagogía, la Psicología, la Sociología y Criminología actuales.

Tampoco se sabe separar todo un conjunto de prestaciones o de actividades que tienen lugar
en los establecimientos penitenciarios ~asistencia médica, asistencia religiosa, educación,
trabajo,-,, que se deben al delincuente, en su condición de preso e interno, por el hecho de ser
hombre o ciudadano, como derechos que le corresponden en cuanto tal, de las actividades de
tratamiento en sentido estricto, cuyo fin es siempre "evitar la reincidencia" o "que adquieran
la intención y la capacidad de vivir respetando la ley penal", o que "puedan superar los
condicionamientos que hayan influido en su actividad delictiva", etc. Según distintas fórmulas
a elegir. Cuando el médico de prisiones cuida una pulmonía, unas fiebres tifoideas, la gripe o
una herida de un interno, no hace tratamiento penitenciario, sino una labor asistencial médica
que se le debe, no en relación a su delincuencia o estado peligroso, o para evitarla en el futuro,
sino por su condición de hombre o ciudadano; cuando el psiquiatra le somete a psico-fármacos
para paliar su agresividad, rango directamente relacionado con su actividad delictiva
específica, si está realizando tratamiento. Cuando en los establecimientos penales se
proporciona trabajo, sin más, a un delincuente o se le enseñaría un oficio, no se realiza
tratamiento, si su delito no guarda relación con la ausencia de oficio o trabajo; sencillamente,
se le proporciona ocasión y medios para satisfacer lo que para toda persona es un derecho y
un deber. Lo mismo ocurre con la educación y con la formación profesional. Es de destacar que
los principios jurídicos que regulan estas actividades y la de tratamiento son distintos, y sus
fines también; por ello, se deben evitar la confusión. A nivel constitucional y de leyes
específicas (Ley General de Educación, etc.) la educación general básica y la formación
profesional de primer grado son obligatorias para todos los españoles; el trabajo es un derecho
y al mismo tiempo se impone el deber de trabajar a todos; la asistencia médica tiene sus
propios principios jurídicos para su aplicación, etc., etc.; por contraposición, los principios
jurídicos a que se ha de someter el tratamiento son distintos, se están discutiendo en estos
momentos, y las diversas leyes penitenciarias los señalan específicamente. Ello no quita que un
régimen adecuado sea medio imprescindible para que se pueda iniciar y desarrollar el
tratamiento; es más, los elementos integrantes del régimen coadyuvan al mismo; pues el
tratamiento es fin primordial del quehacer penitenciario, y todas las tareas penitenciarias y
también las realizadas en instituciones de menores, se deben subordinar al mismo; tanto las
de régimen, cuyo fin específico, aparte facilitar algunos objetivos procesales, es lograr una
ordenación normal de la convivencia en las colectividades de internos para que, sobre esa
plataforma, se pueda desarrollar la labor de tratamiento, como aquellas cuyo propósito es una
asistencia de todo tipo al delincuente o internado, por su simple -o compleja condición de ser
humano. Si, en un caso concreto, por ejemplo un delincuente juvenil, la ausencia de oficio
aparece como factor criminógeno influyente en su actividad delictiva, la tarea de formarle en
uno adecuado a sus condiciones personales, previa la correspondiente orientación profesional,
se puede considerar como tratamiento; pero esto es la excepción.
Capítulo III : Tratamiento Penitenciario
Este es el elemento esencial del Sistema Penitenciario, y consiste en la reeducación,
rehabilitación y reincorporación del interno a la sociedad. En este punto el Código de Ejecución
Penal en su artículo IV del título preliminar expresa que: “El tratamiento Penitenciario se
realiza mediante el sistema progresivo”. Además menciona, en el artículo 61, que: “el
tratamiento penitenciario tiene como objeto la reeducación, rehabilitación y reincorporación
del interno a la sociedad”

Igualmente el profesor MUÑOZ CONDE, al hablar sobre el sistema progresivo, señala lo


siguiente:

“La mayoría de los sistemas penitenciarios se encuadran en los denominados sistemas


progresivos, de origen inglés, (...) los sistemas progresivos suponen un paso adelante respecto
de los anteriores desde el punto de vista de su orientación, en la medida en que la idea central
es la progresiva preparación del penado a la libertad. Añade que la característica principal de
los sistemas progresivos es el establecimiento de distintos periodos dentro del cumplimiento de
la pena (...)”

Estipulamos que esta postura del profesor Muñoz Conde, en cuanto señala que el sistema
progresivo forma parte del sistema penitenciario, creemos que no es adecuado por cuanto
debería estar ubicado en el tratamiento penitenciario, como lo fija nuestro Código de
Ejecución Penal en artículo V del Título Preliminar, ya que la característica principal es distintos
periodos dentro del cumplimiento de la pena; es decir desde el aislamiento hasta alcanzar el
último periodo, que se cumple en libertad condicional, en nuestro caso hasta que cumpla su
pena o solicite algún beneficio penitenciario para que egrese del penal, y este periodo se
cumple dentro de un tratamiento penitenciario. Al respecto, agrega el profesor PEÑA
CABRERA, que la meta del sistema progresivo es doble:

“Constituir un estímulo a la buena conducta y lograr que este régimen consiga paulatinamente
la reforma moral del penado y su preparación para la futura vida en libertad. Para tal fin había
que delinear el tratamiento penitenciario conforme a las particulares características del
penado, es decir su individualización es la clave del éxito del programa, caracterizado por una
intervención activa del mismo en la vida carcelaria a partir del trabajo y la educación”

En cambio para el doctor GRACIA, al mencionar el sistema progresivo, señala que suele
dividirse en las siguientes fases:

“a) La fase de aislamiento que tiene por objeto el reconocimiento y observación del interno,
para clasificarlo y posteriormente destinarlo al establecimiento más adecuado a sus
características personales para el cumplimiento de la pena; b) fase de vida en común, en que la
que se desarrolla además una serie de actividades de formación, de educación, labores, etc.; c)
fase denominada de pre libertad, en la cual se pone al recluso ya en contacto con el exterior
mediante la concesión de permisos de salida; d) periodo de libertad condicional o bajo palabra”

Afirmamos, en cuanto a las metas del sistema progresivo, que son las que tienen como
propósito la buena conducta y lograr que este régimen consiga paulatinamente la reforma
moral del penado y su preparación para la futura vida en libertad; por otro lado en cuanto a las
fases del sistema progresivo, apoyamos la postura del profesor Gracia, por cuanto menciona
que es un proceso, que paulatinamente se resocializa al penado pasando por sus diferentes
etapas o fases, hasta la última etapa de concesión de beneficio penitenciario, que se cumple
con el respectivo informe de sobre el grado de readaptación, previa evaluación del Consejo
Técnico penitenciario. En conclusión acerca del tema del tratamiento penitenciario, que es
base para la resocialización del interno a la sociedad, el profesor MUÑOZ CONDE, explica que
es:

“El tratamiento penitenciario, como conjunto de actividades dirigidas a lograr la reeducación


del condenado, aparece en la mayoría de legislaciones europeas como institución inseparable
del cumplimiento de la pena”

En cambio, el doctor FIGUEROA, cuando habla sobre el tratamiento penitenciario, señala que:

“El tratamiento penitenciario es el conjunto de actividades encaminadas a lograr la


modificación del comportamiento del interno, con el fin de resocializarlo y evitar la comisión de
nuevos delito”

En nuestra opinión, en cuanto a explicar cómo se define el tratamiento penitenciario, decimos


que es considerado como el conjunto de normas dirigidas a lograr la modificación del
comportamiento del penado o recluso, con el fin de incorporar valores dentro del proceso de
resocialización y reinsertarlo a la sociedad evitando que éste cometa nuevos delitos. Estos
valores que se deben incorporar deben ser con la intención de que el interno se humanice y
reflexione que el hecho delincuencial que ha cometido es negativo para la sociedad y tratar de
que comprenda que se hace un daño a la sociedad, a la familia de la víctima y por último a él
como persona individual y a su esposa e hijos que puedan planificar el proyecto vida de los que
de él dependen como padre de familia. Además, en cuanto si el tratamiento penitenciario es
individual o grupal, el profesor FIGUEROA, dice que:

“El tratamiento penitenciario debe ser individual (y también en grupo) y progresivo, puesto que
así como no existen enfermedades sino enfermos, tampoco hay delitos sino personas que
delinquen. En consecuencia, cada cual es un caso que tiene que ser cuidadosamente tratado
por médicos, biólogos, psicólogos y psiquiatras”

Añade en este sentido el autor FIGUEROA que:

“El tratamiento penitenciario es complejo, pues supone la aplicación de diversos métodos,


médicos, biológicos y psicológicos, psiquiátricos, pedagógicos, sociales y laborales, y es
programado y aplicado por los profesionales. Es continuo y dinámico, pues va evolucionando
de acuerdo a las diversas facetas por las que va atravesando la personalidad del interno”

Consideramos que podemos decir, en cuanto al tratamiento penitenciario, que por ser una de
las partes más importantes debe estar destinada a la reeducación, rehabilitación y
reincorporación del interno a la organización colectiva con las técnicas actuales; es en este
sentido que cada establecimiento penitenciario penal debe contar con un centro de
observación y clasificación de internos para la evaluación de éstos con el correspondiente
informe. Esta evaluación será permanente y el tratamiento se iniciará con la ubicación del
interno en sección asignada; los internos así clasificados en diferentes categorías (fácilmente
readaptable, difícilmente readaptable) serán distribuidos en los dormitorios del
Establecimiento Penal, para hacer más fácil la aplicación de diversos métodos de tratamiento,
ya sea éste individual o grupal, dependiendo a los profesionales encargados según la evolución
del interno o del grupo. Por otro lado, debemos mencionar que es un equipo de tratamiento
penitenciario, en este punto para la profesora ZUZENA, nos dice que:
“Un equipo de tratamiento es un equipo o grupo de funcionarios, que aunque no vayan de azul,
son funcionarios y que se hacen llamar a ellos mismos profesionales, y que desde el primer
momento en el que entras a la cárcel, te empiezan a examinar, y de ellos y de sus decisiones
dependerá el que tu salgas antes o después, ellos decidirán si eres apto y si estás preparado
para lo que la sociedad quiere de ti, o como ellos dicen, si estas reinsertado”

Otro punto sobre tratamiento penitenciario son los elementos de éste, el cual es un medio de
control interno de mantener de las unidades penitenciarias, por ejemplo para la doctora
CEBALLOS, explica que:

“Los elementos del tratamiento penitenciario (trabajo- educación), son medios de control social
por una parte, y formas de mantener el control interno de las unidades penitenciarias por otro
lado. En el mejor de los casos, en la prisión se crean internos que pretenden adherir a los
valores- actitudes del sistema, ello sólo al objeto de disfrutar de privilegios del mismo aún sin
compartirlas¨

Capítulo IV : Métodos de Tratamiento en el Establecimiento


Se puede situar hoy histórica y doctrinalmente este tema con precisión en "La Nueva
Penología" de García Valdés (1977). El tratamiento exige normalmente la integración de varios
de los métodos que vamos a citar en una dirección de conjunto. Insistimos una vez más en que
estos métodos solamente tienen valor de tratamiento penitenciario cuando van dirigidos a la
consecución de los fines de éste (que no se reincida, etc., etc.). En otro caso no son
tratamiento penitenciario. He aquí un cuadro general de los métodos de tratamiento
penitenciario:

MÉDICOS
•Farmacológicos o quimioterápicos - uso de neurolépticos, antidepresivos
•Quirúrgicos

PEDAGÓGICOS
•Generales- eduación y formación profesional a diversos niveles.
•Especiales- deficientes mentales, disminuidos físicos
PSICOLÓGICO- PSIQUIÁTRICOS
•Psicoterapia individual
•Psicoterapia de grupo
•Psicodrama- sociodrama
•Orientación escolar y profesional

SOCIOLÓGICOS
•Servicio o asistencia social de casos
•servicio o asistencia social de grupos
•servicio o asistencia social de comunidad.

Analizar y comentar la utilización, mayor, menor, o en general nula, de estos métodos en los
Centros dependientes de Ja Administración Penitenciaria de los diversos países, las
limitaciones o condicionamientos negativos que han rodeado los tímidos y escasos intentos de
aplicación y la valoración de sus resultados, aun siendo para nosotros de gran interés, supera,
con mucho, los límites de este trabajo.

Definición:

4) Método medico
5) Método biológico
6) Método psicológico
La observación en el presidio
La experimentación

Principios del Método Biológico:

 Homeostasis
 La unidad
 La evaluación
 La diversidad
 La continuidad

Capítulo II: Doctrina

Capítulo III: Legislación

Derecho penitenciario

Conclusiones

Sugerencias y/o recomendaciones

Bibliografía

 http://www.monografias.com/trabajos96/tratamiento-penitenciario-una-forma-
prevenir-delincuencia/tratamiento-penitenciario-una-forma-prevenir-
delincuencia2.shtml
 http://prototipo.regioncallao.gob.pe/contenidos/contenidosGRC/documentos_penal_
saritacolonia/politica_penitenciaria/Plan_tratamientoRegi%C3%B3nCallao_2.pdf
 http://departamento.pucp.edu.pe/derecho/wp-
content/uploads/2014/05/Politica_penal.pdf
 http://www.monografias.com/trabajos88/derecho-penitenciario-peruano/derecho-
penitenciario-peruano.shtml
 https://www.uigv.edu.pe/wp1/wp-
content/uploads/2016/08/09_Derecho_de_Ejecuci%C3%B3n_Penal.pdf
 http://www.inpe.gob.pe/pdf/10_medidas.pdf

Hemerografía (revistas,periódicos)

 ¿Qué tanto sabes del Sistema Penitenciario en el Perú? INDAGA –Junio-2010

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