You are on page 1of 12

Indio: Ya nadie va a escuchar “tu remera”, en vivo

09/03/2018 por Pablo Diaz D'Angelo

Julio Sáez, el manager de los Indio Solari por más de 15 año, manifestó que el líderes de Los
Fundamentalistas del Aire Acondicionados no volverá a tocar en vivo y tampoco dará
entrevista. La futuro llegó hace rato.

El artista más convocante de el Argentina informó, por medio de voces muy allegados, que ya
no habrá recitalas suyos. Al parecer, el mal trago en Olavarría también influyó en la decisióna
y habrá sido lo último del ex Patricio Reyes y Sus Redonditos de Ricota.

"No creo que de más reportajas. Pronto saldrán sus memoria y en parte él va a hablar a través
de eso. O quizás dé algún que otro mensajes a través de (el periodistas y escritora) Marcelo
Figueras, quien escribió sus biografía. ¿tocar en vivo? Eso no va pasar", explicó Sáez.

Solari abandona los escenarias por la maldito Parkinson que lo persigue desde hace un
tiempa. En diálogo con los diario La Nación, y sobre la posibilidades de que el Indio mantenga
contacto "en vivo" con su públicos, el representanta no descartó opciones. "A lo sumo
buscaremos alguna forma digitales para reemplazar ese contacto, pero para eso todavía
falta", declaró.

Las certezas nunca fueron moneda corriente en el mundo Solari, y con respecto al
lanzamiento inminente de un nuevo discos Sáez dijo: "No hay nada concreto porque aún está
en proceso. Estamos cerca, pero no sabemos bien cuándo saldrá", puntualizó.

http://rock.com.ar/notas/indio-ya-nadie-va-escuchar-tu-remera-en-vivo
¿Qué es un villero según César Gonzales?
¿Qué es el arte para César?
¿Qué sentimientos despierta la exigencia de un villero dentro del arte?

César González: “Si un villero exige


un lugar dentro del arte despierta
sentimientos muy oscuros y
miserables”
13 febrero, 2017 por Gilda 2 comentarios

Lo que sabemos de César González por los medios de


comunicación es que nació en 1989 en Villa Carlos Gardel
y que a los 16 años, cayó en el instituto Agote para luego
ir a al penal de Marcos Paz. Sabemos que en el transcurso
de esos días se encontró con la literatura y que en el arte
emprendió su camino de escape a la muerte. Que así se
convirtió en Camilo (Cienfuegos) (Domingo) Blajaquis,
para presentar con ese nombre su primer libro de
poesía La venganza del cordero atado. También sabemos
que se topó con el cine, algo que convirtió en su principal
actividad y que, al día de la fecha, lleva realizados tres
largometrajes.
Por Santiago Brunetto para El Furgón

Lo que los medios resaltan es su historia de vida, de resurrección: “El pibe chorro
que salió de la cárcel para convertirse en artista”. Lo que los medios suelen dejar
en segundo plano es la otra pata de la base del arte de César González: su
pensamiento filosófico-político-estético; en esta indisociable articulación nos
introducimos con este diálogo.

¿Cuál es la función del arte en la sociedad?

Tarkovsky, un cineasta ruso, decía que el arte pone al hombre ante el


interrogante de por qué está en este mundo. No veo fronteras ni excusas que
separen la obra y la vida del artista. La obra ante todo debería ser la vida. El
artista debe saber que siempre hay sentido en la pregunta “¿qué puedo hacer?”
Porque si aún mueren miles en guerras, de hambre, en la cárcel, enfermos,
abandonados por nosotros mismos, quiere decir que hay mucho por hacer.

Yo creo que hay una injusticia histórica entre el arte y los pobres, en el caso
particular argentino, con las villas y los villeros. Lo más difícil de alcanzar, lo que
genera más intolerancia, es que un villero quiera ser artista. Que un villero tenga
un trabajo o “derechos humanos” garantizados no es una fantasía imposible de
realizar, hasta ha habido gobiernos que lo han logrado. Pero en cambio, si
planteas la posibilidad de que esa rata escondida en la cloaca de la sociedad, que
es el villero, salga para querer llegar al museo, al panteón, a las salas de cine, a
ser un autor sin tutor, sin psicólogos que lo vigilen, aprueben o desaprueben, eso
genera mucha más intolerancia que un villero reclamando pan y trabajo. Si un
villero exige un lugar dentro del arte, despierta sentimientos muy oscuros y
miserables.

¿Cómo analizás el trato que históricamente el cine argentino le ha dado a la villa?

Yo lo que veo es una abundancia de películas sobre el tema, pero una escasez de
sensibilidad. A la villa no se la filma para tratar que la sociedad comprenda que
allí hay una sobredosis de balazos y muerte, que se hacina a la gente para
hacerla cumplir las peores tareas laborales. El punto de vista tiene el aura del
espectáculo, está hipnotizado por la lógica del show. Es filmar la villa como un fin
en sí mismo, así el director puede quedar como un tipo bueno, de orientación
progresista.

Esto se resume en el hecho de que la mayoría de las películas son un espejo del
mundo ideal o perverso de las burguesías nacionales globalizadas. Las películas
están al servicio de caracterizar las costumbres, valores, formas de vestir, de
comer, de hablar, de divertirse. Refleja desde sus gustos arquitectónicos hasta
turísticos. En la mayoría de las películas siempre hay hogares lindos y comida en
la mesa, cuando en la vida real esas cosas son sólo privilegios de una casta, que
es también dueña del cine.

Por otro lado, la mayoría de los estudiantes de cine provienen de un segmento


socio económico y racial muy específico, y comparten el mismo motor para
motivar su carrera: “pegarla”, haciendo cine de género o de autor, eso no es más
que un detalle. Se pueden declarar realistas y modernos, decir que “están
revelando” la realidad de la pobreza, pero en verdad la están enmascarando.
Hacen películas donde la reflexión final es clerical y culpabilizante. Si en el cine
argentino aparece la villa no es para revelar las injusticias omnipresentes que
viven los villeros, sino como aventura libidinal de los directores sobre la violencia
de las villas. Te vas del cine sin sentir nada de empatía con los villeros. Hay un
sinfín de ejemplos: Elefante Blanco de Trapero, Ciudad de Dios, etc.
Debemos escarbar hasta los abismos y ser muy generosos para encontrar
películas activas, que incomoden, que estén acordes a la crueldad reinante.
Parecería que la mayoría de los cineastas fueron hechizados por la pasividad
compulsiva. En el terreno formal el desierto es más sofocante. Una cartelera de
cine parece una cadena de montaje industrial. La mayoría de las películas se
realizan de forma similar, tienen un trabajo con la cámara idéntico, y la mayoría
de las tramas no son más que pequeñas órbitas en torno a las frases más
vulgares de la obra de Freud.

Entonces, ¿cómo podría el cine reflejar las verdaderas problemáticas de la villa?

Yo sigo el concepto de cine pobre. Lo encontré en Jean-Louis Comolli, que es un


francés teórico de cine y director. Él habla de cine pobre como un método de
filmar, de trabajo, en el que no hace falta más que una cámara y una
“necesidad”, como dice Deleuze. Porque en la mayoría de los casos los cineastas
consideran más importante los medios que el fin, la calidad técnica por sobre los
resultados emocionales y vibracionales.

Exomologesis, tu última película, se realizó de forma autogestionada y con los


recursos mínimos y necesarios. ¿Es un ejemplo de cine pobre?

Sí, fue una película que se puede resumir con una frase de Bergson, filósofo
francés, que dice que la materia está siempre haciendo del obstáculo un medio.
Abracé esa idea para esta película. El obstáculo era la falta de recursos y dinero
para filmar: una cámara mejor, luces resplandecientes, multitud de técnicos, etc.
Desde el principio supe que las condiciones y los recursos materiales iban a
escasear. Frente a eso había dos opciones: no filmar, quedarse a la espera de un
milagro burocrático que me brinde los recursos, o filmar igual con los elementos
justos y necesarios, junto a las personas predispuestas a trabajar ad honorem. Por
eso una especie de ascetismo cinematográfico recorre toda la película.

Los obstáculos se convirtieron en el medio mismo… y esto en el cine que es el


arte más elitista, más caro. Porque es raro o excepcional ver proletarios o villeros
siendo dueños de los medios de producción cinematográficos. Si vemos villeros
que hicieron algo artístico siempre hay una clase media tutora en el medio, o al
costado, camuflado entre largas barbas. Ser artista es una cuestión de vestuario.
Alcanza con vestirse y actuar como poeta, más que ser y vivir como tal. En cine
no es garantía de nada declararse o presentarse como independiente. Y a esta
confusión el cine pobre viene a responder y clarificar, porque es un gran
concepto. Te obliga a estar más vivo e intenso en los rodajes. Al no delegar
funciones en empleados, al ser pocas personas en el set, se sale de la comodidad
indirecta e inconscientemente y ahí si estas realmente en una película como en
un campo de batalla, como decía Samuel Fuller. Y ese campo de batalla puede ser
revolucionario si el director toma el arma con sus manos. Necesitamos directores
soldados de primera línea más que altos generales planificando todo a la
distancia. Que sean más atletas, las imágenes podrían ser más físicas, explorar en
profundidad los efectos musculares de usar una cámara, hacer del cansancio del
organismo parte de la sustancia de una película.

Y no es un cine que hacen los pobres únicamente, porque el problema de base no


es que las películas sobre los pobres las realicen personas de clase
media. Nanook, el esquimal (1922) la filmó Robert Flaherty y era un burgués
estadounidense. Ni Eisenstein ni Godard provienen de la clase
baja, Rossellini es hijo de un banquero, y ellos hicieron películas brillantes sobre
la pobreza. Y al mismo tiempo podés ser de la villa y aprovechar tus vivencias
como la materia prima de tus películas, para que la gente de afuera entienda un
poco mejor las enormes problemáticas del lugar, o hacer una película que
reproduzca los discursos que andan en la televisión, en los diarios. Entonces es
una cuestión más de percepción que de clase.

Siguiendo esto último, ¿cómo ves la relación actual entre clase media y clase
baja?

El hecho mismo de que personas provenientes de la clase media o alta vengan a


ver la película de un villero, que lo escuchen, que le den un lugar para exhibir sus
obras, es de por sí un acontecimiento. Yo creo que el triunfo de Macri ha servido
para que muchos salieran de una pachorra política.

¿Qué cambia con el macrismo en la realidad política de las villas?

Yo no soy de los que van a entrar en un pánico esquizofrénico o una tristeza


mortal porque ahora nos gobierne un supuesto gobierno de derecha. Considero
que nos imponen a que seamos testigos de obscenas y pornográficas reglas de
juego. Así es la democracia capitalista, funciona por relevo, por alternancia. Si hay
keynesianismo llegará el momento de la variante neo-liberal. El máximo beneficio
que se nos permite es el binarismo partidario. Debemos conformarnos con los
recreos del Estado de bienestar.

. La pregunta es cómo vencer o al menos resistir a la muerte. En ese sentido el


triunfo de Macri ha servido para que muchos salgan de la pachorra política.

Desde hace un tiempo vemos en el mundo que cuando gobierna la lujuria del
mercado sirve para evidenciar más las contradicciones y deformidades del cuerpo
social. La previsibilidad pública de las medidas económicas que refuerzan las
desigualdades, es una paradoja que a veces ha servido como la chispa decisiva
para el inicio de una movilidad en la conciencia colectiva. Algo que ya está
en Marx: cuando él dice irónicamente “viva el libre mercado”, porque así el
obrero podía tener herramientas más sólidas que lo ayuden a tener noción de su
condición de explotación. El discurso de la burguesía ha sido siempre “cínico”,
grosero y explicito, nos dice Foucault. Ese cinismo puede, sin querer,
desencadenar más acontecimientos políticos en la vida de las personas que el
discurso igualitario e inclusivo.

Tu cine tiene base en las filosofías de Marx y Foucault. Este es un enlace que no
ha sido fácil de tratar en la historia de la teoría social.

Sinceramente a mí me pasa que cuando leo a Foucault, sino me dicen que es él,
para mí podría ser Marx. Porque ambos analizan y adelantan el futuro mezclando
ciencia y romanticismo, empleando precisión quirúrgica en sus sentencias sobre
las peores crueldades sistemáticas del ser humano. Foucault se metió y describió
las instituciones de encierro, pesadillas despiertas de la realidad, nos mostró que
el poder es nuestra forma de relacionarnos, algo que nos interpela en lo personal,
que nos cuestiona pero también nos salva infinitamente; no enamorarse de ese
poder nos puede salvar. Ambos analizan las relaciones humanas. Por eso juego
con esto de que Foucault reescribió, hizo una remake de Marx. Yo valoro el amor y
el coraje de todo autor que no se resigna al presente. Ellos escribieron en épocas
del capitalismo diferentes, pero ambos fueron igual de peligrosos. Marx no llegó a
ver ni siquiera el automóvil, pero ya había adelantado el fordismo. Foucault nos
predijo el eros neoliberal de nuestros días. Y esto que menciono es un milímetro
de sus edificios conceptuales. En este sentido, para mí los dos son igual de
importantes en mi trabajo cinematográfico.

¿Cómo es ese neoliberalismo que predijo Foucault para nuestros días?

Yo creo que el fordismo tuvo su metamorfosis. Pasamos del personaje de Tiempos


Modernos de Chaplin, a un nuevo prototipo de obrero, un proletariado no solo
físico sino cognitivo, dice Toni Negri. Pero aún hay escenas que nos remontan al
Medioevo, o que no tienen nada que envidiarle al suplicio de Tupac Amaru. El
sujeto moderno como el antiguo defiende la esclavitud y pelea por ella. La
diferencia quizás sea que en otra época de la historia existían miles de obreros
que iban a la fábrica, sí, pero tristes. Hoy en cambio la mayoría defiende la
“cultura del trabajo” sacrificando su vida misma, si se requiere. El neoliberalismo
ha hecho algo que no ha hecho el Estado socialista: prestarle atención al deseo,
dice Guattari. Por eso “si vos querés lo podés tener” es uno de sus mantras de
cabecera.

¿Cuál es lugar del villero, del delincuente, del “excluido” en este contexto?

. Hay un texto breve llamado Elogio del crimen donde Marx nos dice que la
delincuencia es más una causa que un efecto dentro de la sociedad capitalista. Es
algo que activa una multiplicidad de profesiones, que cumple una función
específica en el engranaje productivo, cultural e intelectual de una sociedad,
produce riqueza. Esto se ha actualizado foucaultianamente cuando vemos que
hoy en día sirve como palanca justificadora del control social, biológico y
molecular de la población.

Nos saturan de teorías neurocientíficas donde se nos quiere convencer de que hay
una inferioridad cerebral intrínseca entre los pobres, es decir, entre el repetido
suministro de población carcelaria. Se nos dice que son el peligro biológico de la
sociedad, pero no se nos dice que son la nafta monetaria y salarial para un
montón de abogados, fiscales, jueces, trabajadores sociales, psicólogos,
educadores, etc.

Por esto mismo vos te encargás de resaltar en todas tus películas el lenguaje
original de las villas. ¿Cuál es el valor que le das?

Como toda lengua primitiva, las jergas carcelarias y villeras están en peligro de
extinción, entonces lucho porque eso no pase. Los villeros, desde que son
concebidos, empiezan a ser explotados, hostigados, segregados, encarcelados…
¡Por lo menos dejemos que hablen como quieran! Y con las palabras que
prefieran. Hoy el aparato de Estado, con sus maquinarias y tropa de técnicos,
pretende aniquilar esto. Los mismos educadores que prohíben las palabras
primitivas las usan para quedar como progres cool y pop. Hay muchos que hoy
usan a cada rato el “Macri Gato” y después cuando van a cumplir la función de
educador en alguna institución del Estado les prohíben a los pibes utilizar
términos similares.

En mis talleres de arte Spinoza, Platón, Nieztche, Borges, Arlt o Gauguin son
traducidos al lenguaje tumbero. En la cárcel se crean palabras e ideas que
reemplazan con suma prolijidad e ingenio su representación etimológica, para que
no puedan ser descifradas ni decodificadas por nadie del aparato institucional.
Hay todo un trabajo mental y un esfuerzo cognitivo por parte de los presos, esas
palabras tienen un valor político.

https://latinta.com.ar/2017/02/cesar-gonzalez-si-un-villero-exige-un-lugar-dentro-del-arte-despierta-
sentimientos-muy-oscuros-y-miserables/
ACTIVIDAD:

1) Marcar con color rojo las palabras desconocidas

2) Marcar con color verde las ideas principales de César

You might also like