Professional Documents
Culture Documents
Julio Sáez, el manager de los Indio Solari por más de 15 año, manifestó que el líderes de Los
Fundamentalistas del Aire Acondicionados no volverá a tocar en vivo y tampoco dará
entrevista. La futuro llegó hace rato.
El artista más convocante de el Argentina informó, por medio de voces muy allegados, que ya
no habrá recitalas suyos. Al parecer, el mal trago en Olavarría también influyó en la decisióna
y habrá sido lo último del ex Patricio Reyes y Sus Redonditos de Ricota.
"No creo que de más reportajas. Pronto saldrán sus memoria y en parte él va a hablar a través
de eso. O quizás dé algún que otro mensajes a través de (el periodistas y escritora) Marcelo
Figueras, quien escribió sus biografía. ¿tocar en vivo? Eso no va pasar", explicó Sáez.
Solari abandona los escenarias por la maldito Parkinson que lo persigue desde hace un
tiempa. En diálogo con los diario La Nación, y sobre la posibilidades de que el Indio mantenga
contacto "en vivo" con su públicos, el representanta no descartó opciones. "A lo sumo
buscaremos alguna forma digitales para reemplazar ese contacto, pero para eso todavía
falta", declaró.
Las certezas nunca fueron moneda corriente en el mundo Solari, y con respecto al
lanzamiento inminente de un nuevo discos Sáez dijo: "No hay nada concreto porque aún está
en proceso. Estamos cerca, pero no sabemos bien cuándo saldrá", puntualizó.
http://rock.com.ar/notas/indio-ya-nadie-va-escuchar-tu-remera-en-vivo
¿Qué es un villero según César Gonzales?
¿Qué es el arte para César?
¿Qué sentimientos despierta la exigencia de un villero dentro del arte?
Lo que los medios resaltan es su historia de vida, de resurrección: “El pibe chorro
que salió de la cárcel para convertirse en artista”. Lo que los medios suelen dejar
en segundo plano es la otra pata de la base del arte de César González: su
pensamiento filosófico-político-estético; en esta indisociable articulación nos
introducimos con este diálogo.
Yo creo que hay una injusticia histórica entre el arte y los pobres, en el caso
particular argentino, con las villas y los villeros. Lo más difícil de alcanzar, lo que
genera más intolerancia, es que un villero quiera ser artista. Que un villero tenga
un trabajo o “derechos humanos” garantizados no es una fantasía imposible de
realizar, hasta ha habido gobiernos que lo han logrado. Pero en cambio, si
planteas la posibilidad de que esa rata escondida en la cloaca de la sociedad, que
es el villero, salga para querer llegar al museo, al panteón, a las salas de cine, a
ser un autor sin tutor, sin psicólogos que lo vigilen, aprueben o desaprueben, eso
genera mucha más intolerancia que un villero reclamando pan y trabajo. Si un
villero exige un lugar dentro del arte, despierta sentimientos muy oscuros y
miserables.
Yo lo que veo es una abundancia de películas sobre el tema, pero una escasez de
sensibilidad. A la villa no se la filma para tratar que la sociedad comprenda que
allí hay una sobredosis de balazos y muerte, que se hacina a la gente para
hacerla cumplir las peores tareas laborales. El punto de vista tiene el aura del
espectáculo, está hipnotizado por la lógica del show. Es filmar la villa como un fin
en sí mismo, así el director puede quedar como un tipo bueno, de orientación
progresista.
Esto se resume en el hecho de que la mayoría de las películas son un espejo del
mundo ideal o perverso de las burguesías nacionales globalizadas. Las películas
están al servicio de caracterizar las costumbres, valores, formas de vestir, de
comer, de hablar, de divertirse. Refleja desde sus gustos arquitectónicos hasta
turísticos. En la mayoría de las películas siempre hay hogares lindos y comida en
la mesa, cuando en la vida real esas cosas son sólo privilegios de una casta, que
es también dueña del cine.
Sí, fue una película que se puede resumir con una frase de Bergson, filósofo
francés, que dice que la materia está siempre haciendo del obstáculo un medio.
Abracé esa idea para esta película. El obstáculo era la falta de recursos y dinero
para filmar: una cámara mejor, luces resplandecientes, multitud de técnicos, etc.
Desde el principio supe que las condiciones y los recursos materiales iban a
escasear. Frente a eso había dos opciones: no filmar, quedarse a la espera de un
milagro burocrático que me brinde los recursos, o filmar igual con los elementos
justos y necesarios, junto a las personas predispuestas a trabajar ad honorem. Por
eso una especie de ascetismo cinematográfico recorre toda la película.
Siguiendo esto último, ¿cómo ves la relación actual entre clase media y clase
baja?
Desde hace un tiempo vemos en el mundo que cuando gobierna la lujuria del
mercado sirve para evidenciar más las contradicciones y deformidades del cuerpo
social. La previsibilidad pública de las medidas económicas que refuerzan las
desigualdades, es una paradoja que a veces ha servido como la chispa decisiva
para el inicio de una movilidad en la conciencia colectiva. Algo que ya está
en Marx: cuando él dice irónicamente “viva el libre mercado”, porque así el
obrero podía tener herramientas más sólidas que lo ayuden a tener noción de su
condición de explotación. El discurso de la burguesía ha sido siempre “cínico”,
grosero y explicito, nos dice Foucault. Ese cinismo puede, sin querer,
desencadenar más acontecimientos políticos en la vida de las personas que el
discurso igualitario e inclusivo.
Tu cine tiene base en las filosofías de Marx y Foucault. Este es un enlace que no
ha sido fácil de tratar en la historia de la teoría social.
Sinceramente a mí me pasa que cuando leo a Foucault, sino me dicen que es él,
para mí podría ser Marx. Porque ambos analizan y adelantan el futuro mezclando
ciencia y romanticismo, empleando precisión quirúrgica en sus sentencias sobre
las peores crueldades sistemáticas del ser humano. Foucault se metió y describió
las instituciones de encierro, pesadillas despiertas de la realidad, nos mostró que
el poder es nuestra forma de relacionarnos, algo que nos interpela en lo personal,
que nos cuestiona pero también nos salva infinitamente; no enamorarse de ese
poder nos puede salvar. Ambos analizan las relaciones humanas. Por eso juego
con esto de que Foucault reescribió, hizo una remake de Marx. Yo valoro el amor y
el coraje de todo autor que no se resigna al presente. Ellos escribieron en épocas
del capitalismo diferentes, pero ambos fueron igual de peligrosos. Marx no llegó a
ver ni siquiera el automóvil, pero ya había adelantado el fordismo. Foucault nos
predijo el eros neoliberal de nuestros días. Y esto que menciono es un milímetro
de sus edificios conceptuales. En este sentido, para mí los dos son igual de
importantes en mi trabajo cinematográfico.
¿Cuál es lugar del villero, del delincuente, del “excluido” en este contexto?
. Hay un texto breve llamado Elogio del crimen donde Marx nos dice que la
delincuencia es más una causa que un efecto dentro de la sociedad capitalista. Es
algo que activa una multiplicidad de profesiones, que cumple una función
específica en el engranaje productivo, cultural e intelectual de una sociedad,
produce riqueza. Esto se ha actualizado foucaultianamente cuando vemos que
hoy en día sirve como palanca justificadora del control social, biológico y
molecular de la población.
Nos saturan de teorías neurocientíficas donde se nos quiere convencer de que hay
una inferioridad cerebral intrínseca entre los pobres, es decir, entre el repetido
suministro de población carcelaria. Se nos dice que son el peligro biológico de la
sociedad, pero no se nos dice que son la nafta monetaria y salarial para un
montón de abogados, fiscales, jueces, trabajadores sociales, psicólogos,
educadores, etc.
Por esto mismo vos te encargás de resaltar en todas tus películas el lenguaje
original de las villas. ¿Cuál es el valor que le das?
Como toda lengua primitiva, las jergas carcelarias y villeras están en peligro de
extinción, entonces lucho porque eso no pase. Los villeros, desde que son
concebidos, empiezan a ser explotados, hostigados, segregados, encarcelados…
¡Por lo menos dejemos que hablen como quieran! Y con las palabras que
prefieran. Hoy el aparato de Estado, con sus maquinarias y tropa de técnicos,
pretende aniquilar esto. Los mismos educadores que prohíben las palabras
primitivas las usan para quedar como progres cool y pop. Hay muchos que hoy
usan a cada rato el “Macri Gato” y después cuando van a cumplir la función de
educador en alguna institución del Estado les prohíben a los pibes utilizar
términos similares.
En mis talleres de arte Spinoza, Platón, Nieztche, Borges, Arlt o Gauguin son
traducidos al lenguaje tumbero. En la cárcel se crean palabras e ideas que
reemplazan con suma prolijidad e ingenio su representación etimológica, para que
no puedan ser descifradas ni decodificadas por nadie del aparato institucional.
Hay todo un trabajo mental y un esfuerzo cognitivo por parte de los presos, esas
palabras tienen un valor político.
https://latinta.com.ar/2017/02/cesar-gonzalez-si-un-villero-exige-un-lugar-dentro-del-arte-despierta-
sentimientos-muy-oscuros-y-miserables/
ACTIVIDAD: