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La violencia política en Bolivia1

Manuel De La Fuente2

Bolivia durante mucho tiempo fue conocida por sus Golpes de Estado. Militares
golpistas que impedían que los gobiernos civiles concluyan sus mandatos o militares que se
sucedían las unos a los otros, era el pan de cada día en este país sudamericano. Pero a partir
de los años ochenta, Bolivia comenzó a ser percibida como uno de los países menos
violentos de la región. Las razones para ello, como señalan Albo y Barrios (1993), son
porque no había vivido la ferocidad de las dictaduras militares semejantes a las de
Argentina, Chile o Uruguay. Ni tampoco había conocido los elevados niveles de violencia
política, resultado de la insurgencia guerrillera y del autoritarismo estatal, que se
presentaron en algunos países como Colombia, Perú, u otros de América Central.

Desde la recuperación de la democracia en 1982 y con mayor fuerza desde 1985,


año del inicio de la “era neoliberal”, el país parecía encaminarse a la consolidación de una
cierta institucionalidad que hubiera permitido el tratamiento ordenado y pacífico de los
conflictos, teniendo como instancias de mediación, entre otros a los partidos políticos, todo
en el marco de un Estado de Derecho. Sin embargo ya en este siglo XXI, la “tranquilidad”
neoliberal fue rota. A partir de la “guerra del agua” de Cochabamba del 2000, se sucedieron
una serie de eventos, como ser los sucesivos bloqueos de caminos y el derrocamiento
violento de dos presidentes, hechos que han modificado las percepciones y ahora se
considera a Bolivia como uno Estado conflictivo.
Algunos autores, como Quiroga (2005) ven al Estado boliviano en su momento de
agonía, en un periodo en que las normas no se cumplen, en un estado de anomia en que
1
Esta es una versión actualizada de un texto que fue publicado bajo el titulo de « La violence
collective en Bolivie » en André Corten (sous la direction) avec la collaboration de Côté (2008): La
violence dans l’imaginaire latino-américain, Paris: Les éditions Karthala et Presses de l’Université du
Québec, pp 105-116. Sera publicado proximamente por Prisma. Favor de no citar.
2
Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Coordinador del Area de Estudios del Hábitat del
Centro de Estudios Superiores Universitarios de la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba
(CESU-UMSS). E mail: mdelafuenteotmail.com
2

todo esta permitido a condición de que uno tenga la fuerza suficiente para imponer sus
“derechos” y por ello Bolivia podría ser caracterizada como un “Estado al margen de la ley,
un Rogue State, según la aberrante tipología propuesta por el gobierno norteamericano”.
Otros, como Falcoff (2004) indican que el sistema político estaría en su fase última de
desintegración y sugiere que si bien es cierto que “los países normalmente no cometen
suicidio, Bolivia podría ser la excepción”.

En oposición a estos autores que plantean la inviabilidad de Bolivia en razón de los


numerosos conflictos violentos que se han producido en los últimos años, otros cientistas
sociales como Crabtree al responder en una entrevista a Quintana (2006), sobre los
“Estados fallidos” decía no estar de acuerdo en colocar a Bolivia dentro de esa categoría y
añadía que a pesar de las obvias debilidades institucionales y la evidente polarización
social, en Bolivia “existe la posibilidad de rearticular las pretensiones sociales y este es el
reto boliviano” y mas adelante indicaba que en el país “hay un deseo manifiesto de
construir pactos y acuerdos” y esto hace que la situación boliviana pueda caracterizarse
como la de un “estado que está en proceso de reconstitución”.

Nosotros estamos de acuerdo con esta última caracterización y lo que trataremos de


plantear en este artículo es que la conflictividad que ha conocido el país desde el 2000 hasta
el 2005 ha puesto en cuestión un modelo económico que beneficiaba solo a ciertos sectores
de la población, manteniendo las grandes desigualdades sociales 3 y los altos niveles de
desempleo y pobreza existentes en el país. A su vez, la violencia ejercida por los
movimientos sociales ha develado las estructuras racistas y excluyentes que todavía
subsisten a pesar de los importantes avances que se han producido desde la Revolución de
1952 y mas recientemente, desde la aprobación de la Ley de Participación Popular en 1994.
Ley que inicia un proceso de descentralización que para muchos era insuficiente ya
que solo se fortalecía a los municipios y se dejaba de lado el nivel departamental, por lo que

3
El índice de Gini que muestra estas desigualdades pasó de un 0,52 de principios de los 90 a un 0,59
en 1999 y a un 0,61 en el 2002. Convirtiendo a Bolivia, junto con Brasil en los países que presentan
mayores desigualdades en América Latina (Tokarsky: 2005).
3

otra serie de movilizaciones, algunas veces también cargadas de violencia, protagonizadas


por los movimientos cívicos regionales han planteado una profundización de la
descentralización mediante las autonomías departamentales.

Ahora bien estos tres conflictos, económicos (principalmente alrededor de los


recursos naturales), étnicos y regionales no agotan todos los conflictos que existen en el
país, pero son los más importantes y serán objeto de atención en este artículo 4. Por otra
parte, nuestra mirada no se limitará al periodo 2000-2005, sino que trataremos de examinar
el tratamiento que el gobierno de Evo Morales está dando en miras de la resolución de estos
conflictos.

Las “guerras” del agua y del gas.

La “guerra del agua”, que confrontó de manera violenta 5 a la mayoría de la


población tanto urbana como rural del departamento de Cochabamba al Gobierno y a las
fuerzas del orden durante varios días y semanas en enero, febrero y abril del 2000 fue el
inicio de una serie de movilizaciones que pusieron en cuestión uno de los pilares
importantes del “neoliberalismo”, es decir las políticas de privatización y de
mercantilización, en este caso, de un recurso natural vital como es el agua.

Bajo la dirección de una nueva organización social “La Coordinadora del Agua y de
la Vida”, la población al principio rechazó los aumentos de las tarifas del agua, impuestas
por el consorcio, liderizado por la Bechtel de Estados Unidos. Consorcio que había
privatizado el servicio de agua potable que antes estaba en manos del municipio de
Cochabamba. Luego, demandó modificaciones al contrato de privatización y a la ley que
4
En un importante libro que ha sido publicado hace unos meses, se plantea como causas estructurales
de los conflictos en Bolivia: la desigualdad horizontal, la fragmentación étnica, la excesiva concentración
del poder, la debilidad del Estado-nación, y la alta dependencia económica de los recursos naturales no
renovables. Ver Loayza (2010)
5
Durante la “guerra del agua” se tuvo que lamentar la muerte de un manifestante y de centenares de
heridos. Ver De La Fuente (2000)
4

respaldaba dicho contrato y que de manera más general permitía la privatización del agua a
escala nacional. Finalmente, ya que dichas modificaciones no se producían exigió y logró a
pesar de la represión que el Gobierno retroceda, anule el contrato de privatización y
modifique la ley en cuestión.

El haber logrado hacer retroceder por la primera vez a un Gobierno que desde 1985
estaba implementando, sin mayor oposición, las medidas promovidas por el llamado
“Consenso de Washington” fue visto como un gran logro que animó a otros a seguir por la
misma senda. La siguiente gran batalla por los recursos naturales 6, fue cuando los
movimientos sociales se plantearon impedir la exportación del gas a Estados Unidos,
pasando por Chile, y la recuperación de los hidrocarburos. Que habían sido privatizados en
1995. Las confrontaciones alrededor de esta temática fueron muy duras en octubre del
2003, ocasionando decenas de muertos. En razón de esta represión brutal que fue
desaprobada por la mayoría de la población el presidente Sánchez de Losada tuvo que
dimitir. Su sucesor Carlos Mesa, sin poder solucionar esta temática también fue obligado a
renunciar en medio de una convulsión social en junio del 2005.

Estos conflictos muestran el desgaste de los partidos políticos tradicionales y su


incapacidad de portarse como mediadores entre la sociedad civil y el gobierno. El
descrédito de dichos partidos políticos es, entre otros, resultado del prebendalismo y la
corrupción que ensombrecieron el proceso de privatización. Era de esperarse entonces, que
el discurso del MAS en cuanto a la “nacionalización de los hidrocarburos”, logre una gran
receptividad y que haya sido uno de los factores para su triunfo electoral del 2005. Sobre
este tema, la credibilidad de Evo Morales era superior a las de sus oponentes. Tanto Jorge
Quiroga de Podemos como Samuel Doria Medina de Unidad Nacional fueron parte de

6
Hubo otros enfrentamientos en relación a los recursos naturales que por falta espacio no se los
examinara. Particularmente la temática de la tierra y territorio ha ocasionado una serie de conflictos al
interior de los originarios de tierras altas y también entre estos últimos y los indígenas de tierras bajas.
Ver el Informe 2009 de la Fundación Tierra. Igualmente se han producido conflictos entre los comunarios
y los mineros y entre los campesinos sin tierra y los hacendados.
5

aquellos que privatizaron las empresas públicas en los años 90 y “achicaron” el Estado
siguiendo los consejos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional7.

La “nacionalización de los hidrocarburos” y el modelo de desarrollo

Una vez en el poder Evo Morales procedió, el 1ero. de mayo del 2006, a la
“nacionalización de los hidrocarburos” que consistió en un primer momento en un aumento
de los impuestos que pagaban las empresas petroleras 8 y en una renegociación de los
contratos con las transnacionales. Una negociación que significó que las empresas
petroleras tuvieron que adecuarse a ley de hidrocarburos aprobada durante el Gobierno del
presidente Meza. Es decir que tuvieron que aceptar impuestos y regalías del orden del 50%.
Un cifra sin embargo menor que la señalada en el decreto de nacionalización de mayo.

La “nacionalización” continuo con la tratativa por parte del gobierno de lograr una
parte accionaría mayoritaria de las empresas9. Tratativa que llego a buen puerto con algunas
de ellas, mientras que con otras tuvo que realmente nacionalizarlas, comprando las acciones
de estas empresas. Algo similar sucedió en el caso de las refinerías. En efecto el Estado
tuvo que comprar el 100 de las acciones de Petrobrás, que no aceptó asociarse con
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), empresa publica que tiene la
formidable tarea de dirigir a las empresas mixtas que actualmente controlan buena parte de
la explotación de petróleo y gas del país.

7
Para un análisis más detallado de las elecciones del 2005 ver De La Fuente (2007).
8
Para los campos cuya producción certificada promedio de gas natural del año 2005 haya sido
superior a los 100 millones de pies cúbicos diarios, se incremental los impuestos y regalías hasta un 82%.
9
Antes de la “nacionalización” las empresas petroleras extranjeras en varios campos poseían un 51%
de las acciones y el Estado Boliviano alrededor de un 49%, en algunos casos algo menos ya que los
trabajadores de las empresas tenían un parte accionaría mínima.
6

Todas estas medidas fueron bien recibidas por la población boliviana 10, pero a pesar
de ello, los conflictos alrededor de los hidrocarburos no cesaron. Las presiones sociales y
regionales se incrementaron particularmente en cuanto a la utilización de la renta producida
por la explotación de los hidrocarburos. Todos se sienten con derecho a exigir su cuota
parte. Uno de estos conflictos fue en febrero del 2007, cuando la población de Camiri,
paralizó la región mediante un bloqueo de caminos, exigiendo que una de las
vicepresidencias de YPFB se localicé en dicha ciudad. Los enfrentamientos con la policía y
el ejército dieron un saldo de 12 heridos (La Prensa, 4 de febrero del 2007).

Meses después, se produjo una disputa de límites entre tres municipios Villamontes,
Entre Ríos y Caraparí, cada cual quería que el megacampo Margarita esté ubicado en su
territorio y así lograr mayores regalías. El conflicto se agudizó cuando autoridades de
Villamontes pidieron que una de las vice-presidencias de YPFB se localice en el municipio.
El 17 de abril de 2007 se produjeron fuertes enfrentamientos entre la población y el ejército
que dejaron un saldo de un muerto y varios heridos. (Valverde 2009)

Otro conflicto mayor, esta vez, por el control de una de las minas de estaño más
importantes del país opuso a los cooperativistas mineros y a los trabajadores asalariados de
la empresa estatal COMIBOL. Este enfrentamiento en Huanuni, a bala y a dinamitazos
entre mineros, se produjo en octubre del 2006, dejando un saldo trágico de 16 muertos y 61
heridos (La Razón, 6 de octubre 2006) La violencia entonces, esta cambiando de signo.
Antes era portadora de un otro modelo de desarrollo diferente al neoliberal, y oponía a la
población con los aparatos de represión del Estado. En cambio ahora la violencia es por la
defensa de intereses particulares y enfrenta a parte de la población contra otra parte de la
población.

10
Evo Morales llegó al poder con un apoyo del 54% de los votantes, simpatía que en momentos que se
produce la “nacionalización de los hidrocarburos”, según una encuesta de opinión, fue del orden del 81%
(Anuario de La Razón, 14 de diciembre de 2006).
7

El Gobierno no pudo evitar los enfrentamientos y después de estos lamentables


acontecimientos tomó partido por los asalariados de COMIBOL, defendiendo el
potenciamiento de esta empresa estatal, núcleo de su programa de gobierno, que es el de
colocar nuevamente al Estado al centro de la economía. Sin embargo sus pretensiones de
“nacionalizar las minas”, encontraron meses después una fuerte resistencia por parte de los
casi 60 mil cooperativistas mineros, que obligó al gobierno a retroceder. Nuevamente se
nota la debilidad del Gobierno (cualquiera sea este) de imponer políticas públicas y se ve la
dificultad que tiene el MAS de plantear un otro modelo de desarrollo.

El racismo y la exclusión social.

Los numerosos bloqueos de caminos de abril y septiembre del 2000, junio-julio del
2001, enero-febrero del 2002 y octubre del 2003 protagonizados particularmente por los
“originarios” aymaras del altiplano paceño; así como las movilizaciones de los indígenas
del Oriente de Bolivia de junio del 2002, a parte de las variadas motivaciones que
suscitaron dichos eventos11 han planteado la necesidad de una mayor atención por parte del
Estado hacia los campesinos e indígenas, que en su gran mayoría (82%) son pobres (Landa:
2003). Por otra parte, los movimientos indígena campesinos, en esos primeros años del
2000 plantearon la exigencia de una mejor distribución de la tierra y una mayor inclusión
social y política que debería plasmarse en una nueva Constitución Política del Estado,
resultado de una Asamblea Constituyente que debería convocarse a la brevedad. La defensa
de estos planteamientos por parte del MAS fueron otras de las razones de su triunfo en las
ya mencionadas elecciones de diciembre del 2005.

Antes de examinar como el Gobierno del MAS está resolviendo estos conflictos, es
pertinente tener los antecedentes que son señalados a continuación. Por una parte, están los
grupos más conservadores que defienden el status quo y por otra parte, están los sectores
más radicales del indigenismo que califican aún en nuestros días a la Bolivia
contemporánea como un Estado colonial que hay que destruir. Y al medio una gran parte de

11
Motivaciones diversas que han sido examinadas por Ayo (2002) en el caso de los bloqueos del 2000.
8

la población, a veces oscilando entre una y otra posición, a veces planteando posiciones
intermedias. Estos últimos grupos si bien reconocen como Quiroga (2005) que el “pecado
original” de Bolivia fue el de no haber dado ningún tipo de representación a la población
indígena en la Asamblea que dio nacimiento a la República en 1825 ni el de haber
permitido posteriormente su participación en los órganos de gobierno ni en la
administración pública. También, registran los avances que se han dado desde la
Revolución de 1952, que eliminó la servidumbre en el campo, dotó de tierras a los
indígenas y a los campesinos, organizó las milicias campesinas y reforzó sus sindicatos
para que pudieran defender con mayor propiedad sus intereses. Además, instauró el voto
universal y varios dirigentes de las áreas rurales llegaron a ser diputados y engrosaron las
filas de la administración pública.

Sin duda todo ello fue insuficiente y el Estado del 52 tuvo aires señoriales que
discriminaba a los indígenas del país. Según, un estudio de Seligson y otros (2006), más de
30% de las personas que aprendieron a hablar en uno de los idiomas indígenas del país se
sintieron discriminados cuando estaban buscando trabajo o cuando hacían algún trámite en
las oficinas gubernamentales o al asistir a la escuela o al colegio.

Sin embargo, esta situación no impidió el surgimiento de la Confederación Unica de


Trabajadores Campesinos de Bolivia ni de la Confederación Indígena del Oriente de
Bolivia, ni de los partidos kataristas ni de otras organizaciones indígenas aun más radicales.
Poco a poco los niveles de exclusión fueron menores y la apertura cada vez mayor lo que
permitió entre otros la elección a la vicepresidencia de Víctor Hugo Cárdenas dirigente
aymara de una fracción del katarismo en 1993. Y ya con la implementación de la Ley de
Participación Popular, se eligieron a “464 autoridades indígenas a cargos de alcaldes y
concejales en la elección de 1995 y más de 500 en la elección de 1999, que suman una
cuarta parte del total de autoridades municipales” (Ayo 2003). También se eligieron a
numerosos consejeros departamentales y a diputados como fue el caso de Evo Morales en
1997, y de otros más, muchos más, en el 2002 y en el 2005. Año que recordemos fue
elegido a la presidencia de la república un dirigente sindical “cocalero” de origen indígena.
9

Con seguridad todavía esto es insuficiente, por lo que el gobierno de Evo Morales
esta transitando particularmente por dos caminos que intentan resolver esta problemática.
Por una parte, logró que la nueva Constitución Política del Estado (CPE), aprobada en
enero del 2009, reconozca a Bolivia como un Estado plurinacional. Además, la CPE
consagra una serie de derechos a los pueblos indígenas del país, como el derecho a “su libre
determinación en el marco de la unidad del Estado, que consiste en su derecho a la
autonomía, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento de sus instituciones y a la
consolidación de sus entidades territoriales, conforme a esta Constitución y la ley” (Art. 2).

Por otra parte, el otro camino por el que el Gobierno del MAS trata de resolver la
problemática étnica, tiene que ver con la mejoría de la situación económica de los
indígenas: En el caso de la distribución de la tierra 12 se ha avanzado, aplicando la Ley
INRA aprobada en 1996 y modificada en el 2006. Una ley que permite una repartición de
las tierras fiscales y una cierta redistribución de la tierra, expropiando aquellos latifundios
improductivos y las propiedades donde todavía subsisten relaciones de servidumbre.
Gracias a la aplicación de la Ley se han otorgado miles de hectáreas a los pueblos
indígenas, bajo la figura de Tierras Comunitarias de Origen (TCO) y a campesinos sin
tierra. Además, se está dotando a los campesinos e indígenas de maquinaria agrícola y se
esta viendo a posibilitarles acceso al crédito y a los mercados.

Ahora bien, estos avances, particularmente con la aprobación de la nueva


Constitución Política del Estado se han producido en medio de sendos conflictos que han
ocasionado graves enfrentamientos Al principio la Asamblea Constituyente (AC) quedo
entrapado por una cuestión de procedimiento por más de 7 meses. En la Ley de
Convocatoria de la Asamblea Constituyente se especifica que el nuevo texto constitucional
debía ser aprobado por dos tercios de los constituyentes. Para el MAS era suficiente que
este procedimiento se aplique al final de las deliberaciones. Para la oposición, era necesario

12
Tema extremadamente conflictivo, que como ya señalamos ha ocasionado en diversas regiones
enfrentamientos y numerosos muertos y heridos.
10

que cada uno de los artículos, en las diferentes etapas de su aprobación, logre los dos
tercios. Esta discusión que en el extranjero puede parecer anodina, se convirtió en un
campo de batalla que duró de agosto del 2006 hasta febrero del 2007.

Una vez que se llego acuerdos sobre los procedimientos de aprobación de la


Constitución, la Asamblea Constituyente reinició su trabajo, sin poder finalizarlo a tiempo,
por lo que el Congreso de la República prolongó su mandato de agosto a diciembre del
2007. Pero ahí surgió otro problema, que tuvo que ver con el pedido de las principales
instituciones de Sucre de que todos los poderes del Estado vuelvan a esa ciudad. Este
pedido de “capitalía” plena entrabó las deliberaciones de la AC en la ciudad de Sucre,
donde se produjeron manifestaciones impidiendo que nuevamente sesione la AC en los
ambientes previstos para ello.

El MAS para evitar el fracaso de la AC trató de llegar acuerdos con la oposición,


Varias reuniones se realizaron, sin lograr los resultados esperados. Por lo que el MAS
decidió aprobar la nueva Constitución Política del Estado (CPE) “en grande” en un cuartel
militar a las afueras de la ciudad de Sucre. Lo que enfureció a gran parte de la población,
que trató de evitar por la fuerza que las deliberaciones de la Asamblea se realicen. Esto
ocasionó confrontaciones con la policía, dejando un saldo de dos muertos y un centenar de
heridos. Después de estos enfrentamientos los Constituyentes del MAS y la misma policía
tuvieron que escapar de Sucre. Varias semanas después en ausencia de la oposición se
aprobó la CPE “en detalle” en la ciudad de Oruro.

El resentimiento de parte de la ciudadanía de Sucre fue grande lo que llevo a


excesos, como lo que sucedió el 24 de mayo del 2008, cuando se produjo una serie de
ofensas contra un grupo de campesinos del MAS, que fueron desvestidos y obligados a
pedir perdón en plena plaza principal de Sucre. Una desproporción inaceptable que fue
condenada inclusive por dirigentes políticos y del movimiento cívico de Chuquisaca13.

13
Por un análisis que resalta el racismo en dichos actos ver Tórrez (Coordinador) (2009)
11

Ahora bien, respecto a la CPE aprobada en Oruro, cabe notar que dicho documento
ya no podía ser modificado, salvo si la Asamblea así lo decidía. Sin embargo un grupo muy
reducido de personas pertenecientes al MAS y a los partidos de la oposición, realizaron
cambios en octubre del 200814 de unos 300 artículos de los 400 que contenía la propuesta
de la llamada Constitución del MAS. Este acuerdo ya no volvió a manos de los
constituyentes sino que fue ratificado por el Congreso que en los hechos se convirtió en un
Congreso Constituyente. Finalmente después de todas estas peripecias la nueva CPE fue
aprobada en un referéndum por la población en enero del 2009, representando un avance en
la solución de la problemática étnica del país.

El centralismo y las autonomías departamentales.

La recuperación de los hidrocarburos y la realización de la Asamblea Constituyente


fueron dos reivindicaciones que surgieron de los enfrentamientos violentos de Octubre del
2003 que como dijimos ocasionaron la renuncia del presidente Sánchez de Losada. Frente a
esta agenda de los movimientos sociales, representativos particularmente de los sectores
populares del Occidente del país, un otro actor importante de la historia de Bolivia los
movimientos cívicos regionales del Oriente y de Tarija, más ligados a los sectores
empresariales del país plantearon otra agenda, en la que se culpabilizaba de todos los males
del país y en particular los del departamento de Santa Cruz al centralismo, encarnado por
La Paz, sede de Gobierno. Olvidándose que el Estado del 52 benefició en gran medida al
Oriente, a través de sus políticas de integración nacional y de diversificación económica 15.
Así mismo, dejando de lado el hecho que muchos ministros y altos funcionarios del estado
y el mismo presidente Banzer (1971-1977 y 1997-2001) fueran oriundos del departamento
de Santa Cruz.

14
Estos cambios se produjeron después de varios enfrentamientos, relacionados particularmente con el
tema autonómico que examinaremos más adelante
15
Ver De La Fuente (2005)
12

Esta otra agenda buscó en consecuencia la profundización de la descentralización,


exigiendo la elección mediante el voto popular de los prefectos de los departamentos y la
realización de un referéndum sobre las autonomías departamentales. Para ello igual que los
movimientos sociales, el Comité Cívico Pro Santa Cruz tomó las calles, el 2004 y el 2005,
bloqueó los caminos, convocó a impresionantes cabildos, pero también cumplió con los
procedimientos legales para forzar al Gobierno a la realización del referéndum autonómico.
Cabe notar que este afán no estuvo solo y los Comités Cívicos de otros departamentos lo
apoyaron.
El re posicionamiento de este otro actor ha conducido a un nuevo equilibrio de
fuerzas. Si bien Evo Morales ganó con el 54% del voto popular en las elecciones de
diciembre del 2005, el MAS perdió 6 de las 9 prefecturas con las que cuenta el país. Por
otra parte, el Partido de Evo Morales en las elecciones para la Asamblea Constituyente de
julio del 2006 ganó con más del 50%, obteniendo una apreciable cantidad de
constituyentes, pero al mismo tiempo perdió en 4 de los 9 departamentos el referéndum
sobre las autonomías16.

El tratamiento del tema autonómico por parte del Gobierno de Evo Morales fue
sumamente tortuoso. Al principio del 2006 apoyó la opción autonómica, pero meses antes
del referéndum promocionó el voto negativo a esta propuesta. Continuando con su
oposición militante a las autonomías departamentales, ocasiono un gran conflicto a
principios del 2007 en Cochabamba. En efecto, los movimientos sociales cercanos al MAS,
iniciaron en enero, una serie de presiones para derrocar al prefecto electo de Cochabamba,
con el pretexto de que Reyes Villa había planteado un nuevo referéndum sobre las
autonomías departamentales, desconociendo de esta manera la voluntad del pueblo
cochabambino que se había pronunciado por el NO a las autonomías. Estas movilizaciones
implicaron nuevamente medidas de fuerza, bloqueo de caminos y la quema de la prefectura.
Pero además, se produjo un enfrentamiento violento entre quienes pedían la renuncia del
prefecto y quienes lo defendían. Fueron miles de personas (algo inaudito) que armadas de

16
Perdió en Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, que después conformaron lo que se llamo la “media
luna” opositora del Gobierno de Morales.
13

palos, bates de béisbol, machetes, y hasta armas de fuego se enfrentaron dejando un saldo
de dos muertos y más de 200 heridos. El gobierno viendo la gravedad de la situación
desmovilizó a sus seguidores y planteó el “referéndum revocatorio”, con lo que se podría
revocar a las autoridades electas mediante las urnas y no a través de movilizaciones
callejeras.

¿Pero como explicar esta violencia? Por una parte, se encuentran principalmente los
cocaleros y los campesinos, y por otra parte aquellos que defienden las autonomías
departamentales. Las dos partes plantean transformaciones. Los primeros señalaron que
lograr la renuncia del prefecto contribuiría al proceso de cambio liderizado por el Gobierno
del MAS. Además, el remplazo de la primera autoridad del departamento contribuiría al
retroceso de las elites que tradicionalmente dominaron Cochabamba, elites de la clase
media y de la pequeña burguesía17, en provecho de nuevas élites más populares 18. Los
autonomistas por su parte también reivindican cambios. Quieren una nueva distribución del
poder, que el gobierno nacional ceda parte de sus competencias actuales en beneficio de los
gobiernos departamentales. En consecuencia, las autoridades de los departamentos tendrían
más poder. Así, el "sentido" de la violencia no es claro para toda la población. Además para
muchos, la violencia desatada en enero del 2007 en Cochabamba es una violencia sin
sentido. Y ahora con el paso del tiempo, en los momentos actuales en que el MAS enarbola
las banderas de las autonomías departamentales, pues esa violencia fue innecesaria.

La problemática regional también estuvo marcada en los últimos tiempos por la


lucha por mantener en manos de los Gobiernos Departamentales la renta de los
hidrocarburos. Por lo que hubo todo tipo de movilizaciones para recuperar la parte que le

17
En Cochabamba los sectores empresariales tienen un capital relativamente modesto, por lo que no
existe una verdadera burguesía. Por un análisis más detallado de las elites y el poder político en
Cochabamba ver Gordillo y otros (2007)
18
La emergencia de nuevas elites de extracción popular parece ser uno de los mas importantes
resultados de los cambios que se están produciendo en Bolivia en los últimos años, particularmente desde
la ascensión de Evo Morales a la presidencia de la república. Ver Campero y otros (2009) y Stefanoni
(2009)
14

tocaba a los departamentos del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH). Parte que fue
recortada por el Gobierno Central.

En estas luchas por el IDH y las autonomías los departamentos opositores al


Gobierno organizaron sendos referéndums autonómicos para lograr la aprobación de los
Estatutos Autonómicos de sus regiones. Referéndums que fueron realizados a principios del
2008, lográndose una aplastante victoria por el SI. Por su parte el Gobierno objeto dichos
referéndums y no les dio ningún valor legal.

Sin embargo, los grupos radicales de la oposición fuertes de esos triunfos se


lanzaron a una toma desesperada de las instituciones del poder central que funcionaban en
los departamentos de la media luna. El Gobierno respondió movilizando al ejército y a la
policía. Además convocó a sus seguidores, a que retomen las instituciones públicas
gubernamentales. Estas tomas acabaron en un enfrentamiento sangriento en Pando 19, en la
devolución de las instituciones gubernamentales, y en el inicio del dialogo entre el
Gobierno y los prefectos opositores. Este dialogo evitó el enfrentamiento entre miles de
masistas, campesinos e indígenas que marchaban hacia Santa Cruz y la población de esa
ciudad que se proponía no dejarlos ingresar. Afortunadamente, los sectores sociales afines
al Gobierno decidieron levantar la marcha a Santa Cruz el 24 de septiembre, evitando de
esta manera un derramamiento de sangre que hubiera sido aún mayor que el de Pando.

El haber llegado casi al borde del precipicio permitió que todos recapaciten y que se
lleguen también acuerdos sobre el contenido de la nueva CPE y que se incluya en ella las
autonomías departamentales. Adicionalmente el Gobierno incluyó las autonomías
regionales, municipales e indígenas. Autonomías que podrían debilitar a los gobiernos
departamentales o por el contrario si son bien articuladas a ellos se podría dar pasos
importantes en la resolución de la problemática regional; así como, de la temática étnica.
19
En Septiembre del 2008 en razón de los enfrentamientos, 2 personas ligadas a la prefectura y más de
una decena de campesinos perdieron la vida. Sobre este evento se tienen diversas versiones. Ver el
informe de UNASUR (2008) y el video Sumamente Pando en http://www.youtube.com/watch?
v=x8aMHR6Fl-I.
15

Conclusión.

En los últimos años se han publicado una serie de ensayos 20 para tratar de
comprender la conflictividad que se ha estado marcando al país. Sin embargo, queda
todavía mucho por reflexionar, pero sobretodo como señala Barié (2006), sin querer abolir
los conflictos sociales hay que “buscar formas para su transformación constructiva”. Tanto
el Gobierno como la oposición deben tratar de canalizar los conflictos en los marcos de la
institucionalizada democrática. Institucionalidad venida a menos en lo que va de este siglo,
pero que hay que revitalizarla, hay que darle una nueva legitimidad. Adicionalmente es
necesario fortalecer la capacidad de gestión de los ministerios y otras dependencias
públicas, particularmente aquellas que se ocupan del tratamiento de los conflictos.

Tareas complicadas pero que suponen llegar a acuerdos en cuanto al modelo de


desarrollo. Si bien hay que dar un papel activo al Estado y valorizar las formas
comunitarias de producción como quiere el Gobierno esto no debe suponer mayores
enfrentamientos con los sectores empresariales nacionales y extranjeros. Por otra parte, en
cuanto a la problemática étnica, esta podría resolverse con una equilibrada aplicación de lo
dispuesto en la nueva CPE. Finalmente en la problemática regional hay que lograr como
señala Mitre una “ingeniería institucional e imaginación política en grado mayor que la
definición de principios genéricos o doctrinarios” (2008. 83). Particularmente, hay que
lograr un buen ensamblaje entre las autonomías departamentales, regionales e indígenas.

En esta búsqueda de acuerdos es necesario que el MAS se reestructure, ponga


“orden” entre sus diversas corrientes políticas e ideológicas que lo conforman, aislando a
los sectores autoritarios y promoviendo a los sectores más democráticos. Las elecciones de
diciembre del 2009, han mostrado a un MAS conciliador y con un programa político y
sobretodo económico similar a lo que los partidos progresistas de América Latina

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Además de los ya citados ver Crabtree (2005), Fundación Unir (2005), Orozco y otros (2006),
Robins (2006), Rojas (2007), Ticona (2006), Zegada y otros (2007) y la Revista LAZOS 2006 y 2007.
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proponían en los años 60 o 70 del siglo pasado, es decir lograr una industrialización con
una fuerte presencia estatal, logrando una redistribución de la riqueza, pero sin eliminar a
los sectores privados. Si el MAS sigue esta línea se podría esperar un segundo mandato de
Evo Morales menos confrontacional.

Por su parte, tanto los partidos políticos de oposición, como los prefectos y los
comités cívicos de la llamada “media luna” (Oriente y Tarija) como los sectores
empresariales, deberían buscar menos la confrontación, abrirse al cambio y lo mismo que
el MAS aislar a los sectores autoritarios que también se encuentran entre los que no están
de acuerdo con el Gobierno. La derrota de los grupos más radicales en septiembre-octubre
del 2008 y la condena de las actividades del grupo terrorista dirigido por Rotza por parte de
la “cruceñidad” podría contribuir a distensionar el panorama político boliviano.

Sin embargo, el copamiento del poder judicial por parte del MAS y la
criminalización de la política podrían ser nuevas fuentes de violencia que ya nadie quiere.
Esperemos en consecuencia que se produzca un “recentramiento” de la política por el bien
del país y de su población y que las autoridades del Gobierno Central y de los otros niveles
de Gobierno se dediquen más a la gestión y hagan menos “politica”. Coordinen su accionar
buscando eliminar la pobreza y mejorar el bienestar de todos los bolivianos.

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