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30 Teoría-Historia-Política

Wright, E. O.: “What is middle about the middle class?”, en J. Roemer Dossier: sobrepoblación relativa
(ed.): Analytical Marxism, Cambridge University Press, 1986.

Una población obrera sobrante en el Chaco


argentino: su determinación y sus formas
Valeria Iñigo Carrera
Universidad de Buenos Aires
Resumen

El presente trabajo avanza sobre la determinación de los tobas del este de la


provincia de Formosa como población obrera sobrante. Para ello, parte de la
transformación de los indígenas del Chaco argentino en trabajadores produc-
tivos para el capital. Luego, se aproxima a la repulsión de la fuerza de trabajo
indígena de la producción algodonera así como a su constitución generaliza-
da en objeto de programas sociales de asistencia. Despliega, por último, las
formas de su acción y conciencia políticas, abordando las determinaciones
concretas de su relación de ciudadanía.

Palabras clave
Capacidades productivas - Relación de ciudadanía - Tobas

Abstract

This article focuses on the determination of the Toba people of eastern


Formosa province as a surplus population. In order to do so, it starts from the
transformation of the indigenous people of the Argentinean Chaco into pro-
ductive workers for capital. Then, it approaches the expulsion of indigenous
labor power from cotton production as well as their generalized constitution
in target of social assistance programs. It unfolds, finally, the forms of their
political action and consciousness, dealing with the concrete determinations
of their citizenship relation.

Keywords
Productive capacities - Citizenship relation - Toba people
31
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complejos, pero también de la propia voz de los indígenas. Por cierto,
el predicamento indígena, en tanto producto de la conciencia, es donde
anclaba la investigación así como la explicación de la relación social de
esos sujetos.
Sin duda, mucha agua ha corrido desde los setenta bajo el puente
de la producción antropológica referida a los indígenas chaqueños. En
años más recientes, los tobas del este de Formosa han sido objeto de
investigaciones variopintas. En modo alguno es posible desconocer su
riqueza, en tanto alumbran distintos aspectos de la vida social de los
tobas y en tanto habilitan y renuevan la discusión acerca del carácter
1. El proceso de la vida social de los tobas en su unidad general que deben asumir, en el análisis, la historicidad y la materialidad de
los aspectos considerados. No obstante, pervive la pregunta cabal por
Estas líneas hablan sobre los tobas o qom del este de la provincia de la relación social general4 de los tobas.
Formosa.1 Hablan, en rigor de verdad, del proceso de la vida social que Si se acuerda que la producción de los tobas como sujetos sólo pue-
se encuentra en la base de su producción como sujetos. En este senti- de ser explicada en la unidad de sus múltiples determinaciones -una
do, el avance es sobre las determinaciones generales de la organización que tiene por base las condiciones de producción de la vida social-,
capitalista de la producción social, así como sobre las determinaciones de lo que se trata entonces es de dar cuenta de la particularidad de
específicas de esa organización entre estos pueblos. esa producción a partir de su relación social general en la organiza-
No hace mucho tiempo atrás, los estudios antropológicos que tenían ción capitalista de la producción social, mediada, en su determinación,
por objeto a los denominados “chaquenses típicos” -estudios que gus- por la condición específica de población indígena. Esto, por cuanto
taban llamarse fenomenológicos-2 habían arribado a una conclusión en la forma general de organización de la producción social -esto es,
pretendidamente incuestionable respecto de estos pueblos: en última la capitalista- ninguna especificidad personal es la base de la relación
instancia, su lugar no era el propio de la “civilización occidental”,3 social general, sino que el “nexo [del individuo] con la sociedad, lo lleva
modo en que se referían a la generalidad de la sociedad actual. Quienes consigo en el bolsillo”.5 Adentrémonos, entonces, en la determinación
adscribían a dicha corriente de pensamiento procuraban que ese enun- de los tobas del este formoseño como población obrera sobrante para
ciado fuera admitido como una certeza natural, sobre la base de su dicha organización.
aparente objetividad producto de procedimientos epistemológicos
2. La producción material de la existencia
1
El desarrollo refleja el contenido de mi tesis doctoral (Iñigo Carrera, Valeria: “Sujetos
productivos, sujetos políticos, sujetos indígenas: las formas de su objetivación mer- Despojo del productor directo indígena de sus condiciones de trabajo: un
cantil entre los tobas del este de Formosa”, Tesis de Doctorado, Facultad de Filosofía trabajador productivo para el capital
y Letras, Universidad de Buenos Aires, 2008). La práctica etnográfica se ha centrado
en tres comunidades: el Barrio Namqom (un barrio periurbano situado a unos 10 km La modalidad de organización de la producción social que prece-
de la ciudad capital de Formosa), la Colonia Aborigen Misión Tacaaglé y la Colonia dió históricamente a la capitalista en el este del Chaco central6 tuvo
Aborigen La Primavera (ambas, colonias rurales ubicadas sobre la ruta nacional Nº
86, cercanas al río Pilcomayo y distantes, respectivamente, unos 240 y 160 km de la
capital formoseña). 4
Iñigo Carrera, Juan: El capital: razón histórica, sujeto revolucionario y conciencia,
2
Braunstein, José: Organización social: propiedad y distribución entre los wichí del Ediciones Cooperativas, Buenos Aires, 2003.
noroeste de la provincia de Formosa, Formosa, 2003, www.programadirli.com/ 5
Marx, Karl: Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (borrador)
Documentos/Consulta_Braunstein.doc. 1857-1858, Volumen I, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 1971, p. 84.
3
Bórmida, Marcelo: “Mito y cultura”, Runa: Archivo para las Ciencias del Hombre, Nº 6
El Chaco argentino abarca una superficie de unos 400.000 km2, cuyos límites son:
12, 1969, pp. 9-52. al norte, el río Pilcomayo; al este, los ríos Paraná y Paraguay; al oeste, las últimas
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por forma la unión del individuo productor respecto de las condiciones acotados en su condición de productores directos de mercancías,
objetivas de la realización de su trabajo. La apropiación de las condi- tampoco encuentran una demanda normal para su fuerza de trabajo.
ciones materiales de su vida era una que -aun requiriendo el desarrollo En síntesis, el capital ha ido determinando a los trabajadores tobas
de ciertas capacidades por parte del individuo que las realizaba- impli- como población obrera económicamente sobrante para las necesidades
caba poco cambio de forma de los objetos apropiados (frutos del sue- actuales del proceso nacional de acumulación;8 más aún, les ha ido
lo), en tanto era limitado el alcance de las fuerzas productivas de la negando hasta su ser genérico humano: su capacidad para trabajar.9
sociedad. Acompañando el sentido de la tendencia histórica decreciente en la
Con el desarrollo general de las relaciones propias de la producción escala de la producción algodonera, la generación de la población obrera
plenamente capitalista, el productor directo indígena que organizaba sobrante avanza por encima de toda fluctuación circunstancial propia
su trabajo sobre la base de relaciones de dependencia personal se vio de la periodicidad de la producción -que implica la necesidad continua
despojado de su objetividad, al encontrarse expropiado de sus condi- del capital algodonero de generar una masa de brazos disponibles
ciones materiales de existencia originarias y, a continuación, transfor- pasibles de ser incorporados o licenciados en función de los vaivenes de
mado en trabajador productivo para el capital, bajo la doble forma de la producción- y se erige en permanente.
vendedor de su fuerza de trabajo por un salario y de productor simple La caída en la condición de sobrante implica a los tobas de las
de mercancías. colonias rurales Misión Tacaaglé y La Primavera y también a los del
barrio periurbano Namqom. Lo hace bajo distintas formas concretas.
Absorción y repulsión de brazos indígenas de la producción algodonera: Mientras que, tras la repulsión de la producción agraria, la población
una población obrera sobrante obrera rural encierra la posibilidad de extender su subsistencia en el
lugar de residencia aun sin vender su fuerza de trabajo u otras mercan-
Ambas formas de realizarse la objetivación mercantil como sujetos cías mediante la producción de medios de vida para el propio consumo,
de la producción encontraron, entre los tobas del este formoseño, la constituyéndose en una población sobrante que no se manifiesta de
plenitud de su desarrollo en la producción algodonera. Entre las formas manera inmediata, los tobas de Namqom se han estancado en esa con-
que tomó el avance del capital, fue ésta la que absorbió en mayor grado dición. Comparten, de manera agravada, la situación que es generali-
los brazos indígenas del este del Chaco central. No obstante, tan pronto zada para los tobas del este de Formosa: la de no encontrar una deman-
los requirió como trabajadores asalariados de temporada para las labores da normal para la fuerza de trabajo en la producción algodonera, ni
culturales y de cosecha y como productores individuales de algodón qué decir ya para la producción privada e independiente de algodón.10
en bruto, el propio movimiento del capital algodonero determinó su
desplazamiento. Lo hizo, a través del aumento en la productividad del progresiva de los agentes de menor tamaño de mantenerse en producción han sido
trabajo aplicado a aquellas labores mediante la transformación técnica estimadas para los años agrícolas desde 1930 hasta nuestros días (Iñigo Carrera,
de los procesos de trabajo y la concentración y centralización propias Valeria: op. cit.)
de la organización capitalista de la producción social, en un contexto 8
Marx, Karl: El capital. Crítica de la economía política, Tomo I, Fondo de Cultura
particular de contracción en la escala de la producción.7 Con lo que, Económica, México, 2001.
9
Marx, Karl: Manuscritos: economía y filosofía, Alianza Editorial, Madrid, 1968.
10
Tengamos presente, en este sentido, el desarrollo de Namqom como barrio periur-
estribaciones de las sierras subandinas; y al sur, el río Salado y el pie de las sierras de bano. El último tercio de la década de 1960 se vio sacudido por la “crisis del algo-
Córdoba. El río Bermejo divide la región en dos subregiones: el Chaco austral entre dón”, en la que la superficie sembrada con el textil se precipitó a límites desconocidos
los ríos Bermejo y Salado y el Chaco central entre los ríos Bermejo y Pilcomayo. Así, desde el inicio de su ciclo sostenido de expansión. Fue hacia esos mismos años que
el Chaco central comprende la provincia de Formosa y el noreste de Salta. pobladores provenientes del interior de la propia Formosa así como de la provincia
7
La magnitud de la caída en la demanda de trabajadores estacionales por los movi- de Chaco comenzaron a asentarse en la ciudad capital para ser luego relocalizados
mientos de vaivén y la tendencia decreciente en la superficie implantada y en el volu- en el Lote Rural Nº 68. Tan pronto como los procesos cíclicos de expansión de la
men de la producción de algodón, y por la introducción del control químico y mecá- producción algodonera muestran en su base una tendencia progresivamente decre-
nico de las malezas y de la cosecha mecánica, así como la dimensión de la limitación ciente, la migración de los tobas tomó nuevos y constantes bríos a lo largo de las
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En su caso, sus diminutas parcelas ni siquiera son puestas a producir Se trata, en gran medida, de la transferencia directa de ingresos míni-
para el autoconsumo. Por su parte, las distintas formas de su produc- mos (entre ellos, ayudas económicas no remunerativas contenidas en el
ción mercantil (elaboración de artesanías, caza comercial) son objeto Programa Jefes y Jefas de Hogar Desocupados, y asistencia alimenta-
de la apropiación de plustrabajo, en tanto el productor directo vende la ria directa contenida en el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria).
mercancía por debajo del valor al que luego se realiza normalmente en Lejos de la promoción del desarrollo de las capacidades productivas
el mercado. Lanzados a las filas del proletariado, sólo pueden vender de los adultos beneficiarios -mediante la producción de mercancías
su fuerza de trabajo de manera precaria, circunstancial y normalmente que entren en el consumo social general-, la tendencia observable en
por debajo de su valor. Esta es, decía, una de las modalidades que asu- dichos programas consiste en sostener niveles mínimos, que rozan la
me la caída en la condición de sobrante. mera subsistencia, de reproducción material de la vida. En definitiva,
La salida progresiva de la producción -no tan sólo algodonera- pro- los programas sociales -y los de promoción del empleo en particular-
ducto de la mutilación también progresiva de los atributos productivos se instituyen sobre la base de una relación asistencial, no productiva,
de la fuerza de trabajo indígena -ya en términos generales- no hace sino expresada en contraprestaciones laborales y capacitaciones que, aun-
esconder, tras de sí, una determinación que es propia de una porción que centrales para acceder a ayudas económicas, resultan respuestas
de la población obrera. Subrayo esta cuestión porque la determinación impotentes en cuanto al desarrollo de prácticas sociales productivas.
como sobrante suele ser presentada como la negación de la pertenencia Con esto, la tendencia mencionada no hace más que constituirse en
a la población obrera, hablándose, incluso, de un proceso de exclusión una sanción oficial de la caída de los trabajadores tobas en la condición
de esa porción de la población del sistema económico capitalista. Sin de sobrante.
embargo, la producción de población sobrante es una tendencia inhe- Referida por las producciones técnicas y documentales correspon-
rente al propio capitalismo. dientes a los programas sociales mencionados en los términos de “vul-
nerabilidad social” o también “exclusión social”12, la condición general
Realización de la reproducción de una población obrera sobrante: los
programas sociales de asistencia tasa de desocupación de la provincia para el segundo semestre de 2004 era de 6,2%. Si
se considera como desocupados a los beneficiarios del Programa Jefes que realizaban
Esta determinación, que subyace a la imposibilidad de apropiarse contraprestación laboral, esa misma tasa se elevaba a 16,8%. Formosa registraba así
de los medios de vida a través del trabajo, se realiza de manera inme- una de las mayores brechas en la tasa de desocupación (12,6%), muy por encima del
diata en su constitución generalizada en beneficiarios de una amplia 4,3% correspondiente al total de los aglomerados urbanos del país. Por último, al con-
siderar como desocupados a todos aquellos que percibían algún programa de empleo,
gama de programas sociales de asistencia a la pobreza y al desempleo.11 la desocupación provincial ascendía a 17% (Dirección de Análisis de Gasto Público
y Programas Sociales: Informe sobre los programas de empleo provinciales 2004, http://
décadas siguientes, resultando en el constante crecimiento demográfico del barrio. www.mecon.gov.ar/peconomica/basehome/programas_empleo2004.pff).
En los inicios de Namqom asistimos a una continuidad del proceso de producción de 12
La diversidad de situaciones caracterizadas como vulnerables -y las posibles áreas
los tobas como productores privados e independientes de mercancías en su condición de intervención para la política social- es prácticamente infinita. Su circunscripción
de colonos agrícolas: una porción de las tierras adjudicadas fueron puestas a producir es, cuanto menos, difusa. En este sentido, Castel avanza hacia la construcción de una
algodón. También durante las primeras décadas de vida del barrio quienes allí se tipología de “zonas de organización o de cohesión social” entre las que los individuos
asentaron conservaron su condición de trabajadores asalariados estacionales para la bascularían. Según el autor, la “zona de vulnerabilidad” sería “una zona de turbu-
labor de cosecha del algodón. Ya he referido a la trayectoria de repulsión como vende- lencias caracterizada [...] por una precariedad en relación al trabajo y por una fra-
dores de fuerza de trabajo de la producción algodonera. gilidad de soportes relacionales” (Castel, Robert: “De la exclusión como estado a la
11
Esta constitución asume magnitudes dramáticas. En 2004 eran unos 51.477 los bene- vulnerabilidad como proceso”, en Archipiélago. Cuadernos de crítica de la cultura, Nº
ficiarios promedio por mes de programas sociales de empleo, nacionales y provincia- 21, 1995, p. 29). La de la “vulnerabilidad” ocuparía una posición estratégica en tanto
les, registrándose una cobertura del 18% de la población provincial mayor de diecio- zona intermedia entre la de “integración” y la de “exclusión”. Dice Castel que cuanto
cho años. El nivel de cobertura del Programa Jefes y Jefas de Hogar Desocupados era más se desintegran la inserción laboral y las redes de sociabilidad –en el marco de una
el más alto en todo el país. Contabilizados los beneficiarios del programa entre los crisis de la “sociedad salarial”-, mayor es el riesgo de ruptura del vínculo social que
ocupados -por encontrarse compelidos a realizar una contraprestación laboral-, la conduciría a la “muerte social”. Cuando el proceso adopta una expresión extrema
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de sobrante aparece mediada, en su determinación, por la condición de el cual, fundado muchas veces en la fijación de la condición de indí-
indígena. Condición que -según esas mismas producciones- parecería gena en “pautas culturales” naturales y atemporales, pretende aparecer
portar en su misma naturaleza la necesidad de la asistencia. A la vez, es como portador de un signo positivo. Más allá de todo signo, la negación
presentada como una condición necesitada de un tratamiento peculiar; del carácter histórico de la forma que adopta la relación social general
de los tobas, se erige en la base sobre la cual se funda la producción de
sentidos que tensionan, de manera estigmatizada, el carácter produc-
advendría la “exclusión” (Castel, Robert: op. cit., pp. 27-36). Notemos cómo esta clas- tivo de su trabajo.
ificación presenta a la condición correspondiente a la “zona de integración” como la
plenitud de las relaciones sociales y a las condiciones correspondientes a las otras dos
zonas como la ausencia de relación social, como si ellas no fueran expresiones de la
3. La producción de la acción y la conciencia políticas
relación social general propia del modo de producción capitalista, tan inherentes a esa
relación como la primera. Imbricándose con la “noción de vulnerabilidad” encontra- Determinación concreta de la relación de ciudadanía: su asunción de
mos otra de uso igualmente habitual en materia de políticas sociales: la de “exclusión una forma mercantil
social”. La misma es definida –en la producción documental referida a los progra-
mas sociales y en la académica- por su relación de “oposición a la integración social” Desde el momento en que su relación social general es la del capi-
(Kaztman, Rubén, Beccaria, Luis, Filgueira, Fernando, Golbert, Laura y Kessler,
Gabriel: Vulnerabilidad, activos y exclusión social en Argentina y Uruguay, Organización
tal, las formas de acción y conciencia políticas que asume la organi-
Internacional del Trabajo, Santiago de Chile, 1999, p. 16). Mientras la “inclusión” se zación directa del proceso de vida social13 de los tobas del este formo-
presenta vinculada al “reforzamiento y pleno ejercicio de la ciudadanía” (Ministerio seño tienen por contenido ser las de una población obrera sobrante.
de Desarrollo Social de la Nación: Memoria detallada del estado de la Nación 2003. Reconocida su condición de ciudadanos (sobre la base, primeramente,
Documentos anexos, 2004), en tanto conjunto de derechos políticos, civiles y sociales de su condición general de trabajadores, y, luego, de su condición par-
que deben alcanzar al conjunto de la población, la “exclusión” refiere a un acceso ticular de indígenas, expresión de una diferenciación de ciudadanía al
limitado a los bienes y servicios básicos necesarios para tener un nivel de vida mínimo. interior de la población obrera), su ejercicio de la relación política gene-
Se deja entrever, hasta aquí, la ficción de una sociedad dual conformada por “inclui- ral de ciudadanía encuentra una primera determinación concreta en su
dos” y “excluidos”, por “los de adentro” y “los de afuera” (Villarreal, Juan: La exclusión producción como una relación que asume la forma -no así los atribu-
social, Grupo Editorial Norma, Buenos Aires, 1997, p. 16). Los “excluidos” serían los tos propios- de una mercancía. Se trata de una forma que queda evi-
pobres, las mujeres, los ancianos, los niños, los migrantes, los indígenas (Villarreal,
Juan: op. cit.). Se trataría, en todos los casos, de “elementos cualitativos” que “hablan
denciada en la modalidad que adopta la ejecución a nivel local de los
de sistemas sociales que se han ‘heterogeneizado’, que han superado la homogenei- programas sociales de asistencia al desempleo. Lejos de constituir una
dad relativa de la generalización de relaciones ‘salariales’ en el capitalismo tradicional “distorsión” de una abstracta relación de ciudadanía,14 las relaciones de
[...] Hay diferencias cualitativas, acentuadas hoy en el país, que expresan la difusión
de relaciones ‘no salariales’, la fragmentación de la sociedad en grupos de orientación 13
Iñigo Carrera, Juan: op. cit.
sociocultural diferentes” (Ibid., p. 107). Planteos como éste se deshacen en buenas 14
Por cierto, el clientelismo político -entendido en los términos de un “intercambio
intenciones, al impulsar “un desarrollo con rostro humano” (Ibid., p. 91), al promover personalizado de favores, bienes y servicios por apoyo político y votos entre masas y
el desarrollo de mecanismos de “inclusión social”. Pero lo hacen fundando su mirada élites” (Auyero, Javier: La política de los pobres. Las prácticas clientelistas del peronis-
sobre la base del énfasis en “los dispositivos generadores de externalidad de los sujetos, mo, Manantial, Buenos Aires, 2001, p. 35)- emerge en el discurso político con una
de las formas de exclusión social y la constitución de situaciones extra-clase” (Ibid., connotación negativa, como desnaturalización de una abstracta relación de ciuda-
p. 33). En fin, tanto la “vulnerabilidad social” como la “exclusión social” constituyen danía en tanto se opondría a la transparencia, al igualitarismo, al universalismo, a
términos que no hacen sino reproducir la naturalización, propia del modo de produc- la democracia. En idéntico sentido se presenta al clientelismo en las producciones
ción capitalista, que presenta a los individuos como si fueran carentes de ser social y técnicas y documentales referidas a los programas sociales de asistencia, y, aun, en
se “integraran” a relaciones sociales existentes de manera exterior a ellos. Ya he obser- la producción académica (Golbert, Laura: “¿Hay opciones en el campo de las polí-
vado cómo, lejos de ser el de “exclusión”, el lugar que la relación social general de esta ticas sociales? El caso del gobierno autónomo de la ciudad de Buenos Aires”, en A.
población determina para ella es el de estar ciertamente “incluida” bajo la condición Ziccardi (ed.): Pobreza, desigualdad social y ciudadana: los límites de las políticas socia-
de sobrante. Es este último lugar el que se reconoce y cristaliza en la política social les en América Latina, CLACSO, Buenos Aires, 2002, pp. 273-310; Torres, Pablo:
de asistencia. Votos, chapas y fideos. Clientelismo político y ayuda social, De la Campana, Buenos
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mediación política -corrientemente llamadas clientelares- son produ- Otra determinación concreta de la relación de ciudadanía: su
cidas como una modalidad propia de la gestión de esos programas. En implicación en la producción de sujetos colectivos
tanto trasciende la particularidad de esa gestión, dicha modalidad se
constituye en propia de la acción y la conciencia políticas de una pobla- Ahora bien, la anterior no es la única determinación concreta de la
ción con capacidades productivas progresivamente mutiladas. relación de ciudadanía de los tobas del este formoseño en tanto pobla-
En síntesis: en una sociedad en la que sus miembros entran en con- ción con capacidades productivas progresivamente mutiladas. Su ejer-
tacto entre sí en cuanto poseedores y personificaciones de mercancías cicio encuentra otra determinación concreta -igualmente evidenciada
(el capitalista, de capital, y el obrero, de su capacidad para trabajar),15 en las formas que asume la ejecución local de los programas sociales
cuando el individuo ha sido privado de toda otra mercancía para ven- de asistencia al desempleo- en la implicación en la producción de suje-
der, el ejercicio de la propia subjetividad política se convierte formal- tos colectivos.
mente en una mercancía. En otras palabras, ya no se trata simplemente La acción política actual de los tobas consiste, en gran medida,
de la compra de la capacidad para trabajar de individuos separados de en su imbricación en un proceso de lucha de pequeños productores
los medios de producción. Se trata de la mercantilización, bajo la for- agrarios criollos; aquél desplegado por el Movimiento Campesino de
ma de una relación de intercambio que presenta la mediación de vín- Formosa (MOCAFOR). Esta acción (materializada en concentracio-
culos personales (la clientelar), de la voluntad política de individuos nes, movilizaciones, cortes de ruta, encuentros de formación) tiene por
libres (en el doble sentido de no encontrarse sometidos al dominio per- forma una serie de demandas con eje en la posibilidad de la continui-
sonal de nadie y de encontrarse separados de los medios de producción dad de la reproducción bajo la condición de productores independien-
necesarios para producir mercancías por su cuenta) e iguales (en el tes de mercancías agrarias y de vendedores de fuerza de trabajo por un
sentido de constituirse en personificaciones de mercancías que inter- salario, en coyunturas negativas vinculadas a la producción y comer-
cambian equivalentes). En tanto se revela propia -decía- de la acción y cialización del algodón como las de los años 2004 y 2005.16 La deman-
la conciencia políticas de una población obrera sobrante, las relaciones da por el acceso a los programas sociales expresa el agravamiento de la
clientelares se constituyen en forma de organización de la producción situación que se procura recomponer a través de la acción directa del
de su vida social. Una forma que ha sido objeto de transformaciones Estado. Por su parte, esa acción política es expresión de la caída en la
vinculadas con la progresión en la condición de sobrante.
16
El año agrícola 2004/2005 volvía a insinuarse penoso para el productor algodone-
Aires, 2002). En este sentido, gran parte de la producción teórica de los últimos tiem- ro. En julio de 2005 el MOCAFOR volvía a manifestarse en las rutas. Bajo el lema
pos lo examina en relación con la ciudadanía y con las condiciones de posibilidad de “Tierra, trabajo y democracia”, sus integrantes recorrían unos 260 kilómetros para
formas “genuinas” de democracia. La relación que suele establecerse entre uno y otras confluir en la capital formoseña. La lucha por la tierra (su acceso, devolución, titula-
es de contraposición: el clientelismo, en su aspecto de relación política particular, rización y no concentración) se erigía en un claro punto de encuentro y movilización.
se opondría a la ciudadanía, en su faceta de relación política general (O’Donnell, Claro está, no se trata de una lucha que se restrinja sólo al medio rural. En este senti-
Guillermo: “Un breve comentario”, en Torres, op. cit., pp. 13-15; Torres, op. cit.). do, la organización colectiva en Namqom se constituyó, en un principio, de la mano
Así, el clientelismo no tendría más alcance que “negativas consecuencias [...] sobre la de una experiencia ligada a la lucha por la posesión y propiedad de las tierras del
plena vigencia de la ciudadanía” (O’Donnell, op. cit., p. 14); en otras palabras, con- barrio. Aún hoy, la lucha por la tierra galvaniza buena parte de las acciones de movili-
tribuiría a la “distorsión” de la ciudadanía, en tanto condicionaría la puesta en acto zación de la gente del barrio, poniendo sobre el tapete los límites de la política provin-
del universalismo que aquélla supone encarnar (Nun, José, “Prefacio”, en Auyero, J.: cial de regularización de la situación dominial de las tierras que ocupan los pueblos
¿Favores por votos? Estudios sobre clientelismo político contemporáneo, Losada, Buenos indígenas asentados en suelo formoseño. No obstante, el contenido del petitorio a ser
Aires, 1997, pp. 7-10), erigiéndose en un fenómeno que necesitaría ser desmantelado entregado al gobierno provincial en el marco de la referida movilización trascendía
en pos de una ciudadanía más autónoma y activa (Golbert, op. cit.; O’Donnell, op. el reclamo por la tierra. Por cierto, la demanda por la asistencia en la producción
cit.; Tenti Fanfani, Emilio: “Entender el clientelismo y fortalecer la democracia”, en y comercialización del algodón, la reivindicación del acceso a derechos considera-
Torres (ed.), op. cit.; Torres, op. cit.) dos básicos (vivienda, educación, salud, trabajo) y a programas sociales de asistencia
15
Marx, Karl: El capital. Libro I. Capítulo VI inédito, Siglo XXI Editores, Buenos habla de una acción reivindicativa por condiciones materiales de vida, que remite a
Aires, 1974. una población trabajadora con capacidades productivas progresivamente mutiladas.
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condición de población trabajadora a la que el propio movimiento del aun cuando se los reconoce como sujetos con atributos políticos, se
capital ha arrancado el ejercicio de su capacidad para trabajar. Lejos atribuye su capacidad para la acción política a la condición natural de
del pretendido imperio de la diversidad y la heterogeneidad al interior indígena.
del movimiento social -pretensión con voluntad de fragmentación de la
fuerza de trabajo-, el MOCAFOR se erige en órgano de acción política 4. Una unidad con base en la condición de población sobrante
de un sujeto que se revela uno en el contenido de sus reivindicaciones
y en su determinación. El desarrollo contenido en estas líneas ha sido en torno al lugar que
Lo anterior se evidencia significativo en un doble sentido. Por un les cabe a los tobas del este de la provincia de Formosa en la forma de
lado, en tanto la participación de los tobas en acciones de moviliza- organización de la producción social. Claro está, no en cualquier for-
ción de manera conjunta con otros trabajadores asalariados urbanos y ma, sino en la forma general, esto es, en la organización capitalista de
rurales y pequeños productores agrarios no ha sido frecuente a lo lar- la producción social. El análisis admite la siguiente síntesis: la con-
go de la historia en la región.17 Antes bien, ha primado la singularidad dición de los tobas del este formoseño no es otra, en definitiva, que
otorgada por la condición de indígena en las respuestas dadas a las la que les otorga el capital, en tanto relación social materializada. En
condiciones materiales de existencia impuestas por el proceso de acu- todo caso, pretende ser éste un llamado de atención a las producciones
mulación de capital. Por otro lado, en tanto discute las aproximaciones antropológicas que ponen el acento en las abstractas voluntades subje-
teóricas hegemónicas que conciben las formas del movimiento social tivas, antes que en las condiciones materiales objetivas, en tanto claves
de los últimos tiempos como unas en las que cristalizan nuevos actores, explicativas del movimiento de lo real y lo concreto.
nuevas demandas, nuevas formas de organización y de lucha y nuevos Si el lugar que les cabe a los tobas en la organización capitalis-
sentidos, que ya no girarían simplemente en torno del proceso de acu- ta de la producción social es el que les da el capital, las formas de su
mulación de capital.18 La recusación a la unidad de las determinacio- conciencia -aquellas que son expresión concreta de existencia del capi-
nes propias de las clases sociales en el análisis de los procesos de movi- tal- que rigen su acción política son unas cuya posibilidad y potencia-
lización parece ir de contramano con la situación objetiva ya referida. lidad les viene dada justamente por su condición de población sobrante
Ahora bien, más allá del sustento otorgado por el lugar ocupado en para dicha organización. Es sobre la base de los términos contenidos
la organización de la producción social general, la condición específi- en esta última condición que los tobas encuentran la unidad de su con-
ca de población indígena no deja de asomar en las formas de la acción dición -mercantilizada- como sujetos. Es sobre esa base, también, que
y la conciencia políticas. Lo hace bajo la forma de la reivindicación de encuentran su unidad como clase.
una acción política específica. Y lo hace bajo la forma de la producción
de unos sentidos que atribuyen un contenido natural a una supues-
ta incapacidad de los indígenas para la acción política organizada. Y,

17
Arengo, Elena: “’Civilization and its discontents’. History and aboriginal identity
in the Argentine Chaco”, Tesis de Doctorado, Departamento de Antropología, New
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