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CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES

 Noción de contrato:
Contrato es todo acuerdo de contenido patrimonial, superando esta noción el ámbito limitado del
derecho privado y extendiéndose a todo el ordenamiento jurídico. Al definirlo como acuerdo,
debe entenderse la existencia de por lo menos dos partes, pudiendo ser ambas Estados o
particulares; en este caso tanto personas físicas como jurídicas, o una un ente público y un
administrado.
Al expresar en la definición de contenido patrimonial, limitamos su alcance precisamente a este
tipo de derechos o sea a los personales o creditorios, los reales y los intelectuales y por ende
quedan excluidos los no patrimoniales.
Artículo 957 CCyC: contrato es todo acto jurídico mediante el cual dos o más partes
manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir
relaciones jurídicas patrimoniales.
 Convención, convención jurídica, contrato:
Sostenemos que es convención simple, todo acuerdo que no produzca consecuencias jurídicas,
mientras que la convención jurídica es el acuerdo que da nacimiento a un acto jurídico y por
último el contrato es una convención jurídica de contenido patrimonial.
Existe una graduación;
1° La convención
2° La convención jurídica
3° El contrato
Pero en el supuesto que nos encontramos frente a un contrato, lo estamos también frente a una
convención jurídica y por supuesto ante una simple, mas a la inversa seria incorrecto, no toda
convención simple es jurídica, ni está última contrato.
El codigo suministra en el art. 957 la definición de contrato, en términos claros y modernos,
expresando que “contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su
consentimiento para crear, regular modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas
patrimoniales”.
Entendemos que son presupuestos del contrato, los sujetos o sea la pluralidad de partes, y que
los mismos deben prestar un elemento esencial que es el consentimiento.
Sostenemos que la naturaleza jurídica del contrato es la de ser un acto jurídico bilateral de
contenido patrimonial.
 Libertad de contratación y efecto vinculante:
Al analizar la noción de contrato, éste es admitido como el acto jurídico mediante el cual dos o
mas partes manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir
relaciones jurídicas patrimoniales.
Esta noción prevista en el art. 957 del C.C Y C será acompañado por disposiciones generales
vinculadas a la autonomía de la voluntad entendida como la libertad de contratación, la
fuerza obligatoria (o efecto vinculante), la buena fe, pautas de prelación normativa (en caso

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de más de una ley o precepto aplicable) y una importante incorporación como es la
integración contractual.
El art. 958 “principio de la autonomía de la voluntad”, entendida como la aptitud que tiene la
persona de regularse o lo que es lo mismo de obligarse. También, se la concibe, como el poder
o facultad de crear, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas.
Artículo 958 del CCyC: las partes son libres para celebrar un contrato y determinar su
contenido, dentro de los limites impuestos por la ley, el orden público, la moral y las buenas
costumbres.
El principio de la autonomía de la voluntad o lo que es lo mismo el de la fuerza jurígena de
aquella, es decir el poder o facultad para crear relaciones jurídicas y la libertad para determinar
su contenido, es la base sobre la cual se construye la doctrina del contrato.
Al brindar autonomía a los sujetos se les otorga libertad a los fines de que puedan contratar si
resulta de su interés, que determinen con quien o quienes se vincularan y los términos en la
medida que exista consenso. Situación conocida con el nombre de libertad de concertación.
Dicha facultad se ajustará siempre dentro del ámbito de la ley, el orden público, la buena fe, la
moral y las buenas costumbres que son entendidos como los limites genéricos que mínimamente
acotan dicho principio de libertad o que establecen la base sobre la que se erige la voluntad libre
de las partes al momento de celebrar un negocio jurídico.
El efecto vinculante o fuerza obligatoria, esta prevista en el art. 959 del CCC donde se establece
el principio por el cual todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes. Solo
puede ser modificado o extinguido conforme lo que en él se disponga, por acuerdo de partes o
en los supuestos que, sobre adecuación de contrato, están previstos por la ley.
 Limites generales y especificos:
Existen limitaciones a la fuerza obligatoria o como en el nuevo CCC puntualizo efecto
vinculante, así hemos de precisar acerca de la:
a) La ley: entendida como aquella regla o norma jurídica emanada de autoridad
competente, obligatoria, que ha de regir respecto de personas en un territorio
determinado. Estas normas constituyen límites al libre albedrío, de las conductas de
personas dentro de la sociedad.
b) El orden público: comprende a un conjunto de principios que una sociedad considera de
orden superior, que abarcan entre otros ámbitos económicos, morales, religiosos, y
políticos.
También se puede decir que el orden público es la disposición o acomodación de la
realidad social conforme al plan establecido por un sistema de normas jurídicas,
esencialmente aptas para lograr un estado objetivo de armonía, paz social y bien común.
c) La buena fe: es la pauta ordinaria de conducta en la vida jurídica. Por contrario la mala
fe corrompe la armonía de la convivencia, tuerce el curso habitual de los fenómenos
jurídicos y produce consecuencias disvaliosas. Según establece el art 961 del CCC la
buena fe ha de primar en la celebración, interpretación y ejecución del negocio. De
conformidad con art 961 del CCC los contratos obligan, no solo a lo que esté
formalmente expresado, sino a todas las consecuencias que puedan considerarse
comprendidas en ellos, con los alcances en que razonablemente se habría obligado un
contratante cuidadoso y previsor. Estos principios obligan a ponderar la libertad y fuerza

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obligatoria de la autonomía de la voluntad, por un lado, y el orden público por el otro,
permitiendo un balance entre principios competitivos adecuado en el caso concreto.
d) La moral y buenas costumbres: constituyen pautas que permiten regir la vida humana
en sociedad. A medida que el Derecho va reconociendo mayores potestades a los
ciudadanos, el limite al libre albedrío es precisamente que el ejercicio de las facultades
de éstos tiene como limite la “moral y las buenas costumbres”.
 Limites especificos:
Aquí nos detendremos en tres institutos; la lesión art 332 CCyC; la imprevisión o la teoria de
la mayor onerosidad art 1091 CCyC; y el abuso del derecho art 10 CCyC.
 La lesión: art 332 del CCyC: puede declárasela nulidad o modificación de los actos
jurídicos cuando una de las partes explotando la necesidad, la debilidad psíquica o
inexperiencia de la otra, obtuviera por medio de ellos una ventaja patrimonial
evidentemente desproporcionada y sin justificación.
se presume, excepto prueba en contrario, que existe tal explotación en caso de notable
desproporción de las prestaciones.
Los cálculos deben hacerse según valores del tiempo del acto y la desproporción debe
subsistir al momento de la demanda.
El afectado tiene opción para demandar la nulidad u un reajuste equitativo del
convenio, pero la primera de estas acciones se debe transformar en acción de reajuste
si éste es ofrecido por el demandado al contestar demanda.
Soló el lesionado o sus herederos pueden ejercer la acción.(literalmente del codigo)
Se entiende la existencia de un vicio, que consiste en un perjuicio patrimonial a partir
del aprovechamiento de un contratante respecto del estado de inferioridad del restante.
La lesión apunta a la existencia de la voluntad viciada en el sujeto pasivo, pero para que
justifique la nulidad o reajuste que brinda el enunciado legal requerirá que haya una
“explotación” de esa situación deficitaria del afectado con motivo de la mala fe del
explotador.
Aun cuando se trate de una desventaja patrimonial desproporcionada evidente, requerirá
que esta no este justificada. Ello exige un estudio de la causa, es decir, la finalidad o
motivo determinante de la negociación. La desproporción deberá mantenerse latente
hasta la misma promoción de la demanda se tornó equitativo o ajustado, impediría el
progreso de cualquiera de las acciones fundadas en la lesión subjetiva.
Como se adelantó las acciones que brinda la ley son la de nulidad o la de reajuste
equitativo y los legitimados activos son el lesionado (o sus representantes) y, en caso de
fallecimiento, sus herederos.
El planteo de modificación o reajuste equitativo optado este de manera tácitamente se
abandona el planteo de nulidad. De igual modo se transformaría en acción de reajuste
si es propuesta por el lesionante al momento de contestar la demanda. Su fundamento
responde, en que no existían dudas que el lesionado quiso contratar con quien lo hizo
del modo que ocurrió. En todo caso, es el aprovechamiento de uno en el otro con una
ventaja desproporcionada lo que justica esta excepcional revisión que habilitaría el
reequilibrio contractual fundado en la equidad y uniformidad de las prestaciones
principalmente en los contratos bilaterales. La transformación de la acción de nulidad
en de reajuste es automática y no puede ser discutida.
 La imprevisión: este instituto tiene fundamentación de la buena fe contractual y el
principio de equidad. Permite que, en la medida que la prestación a cargo de una de las

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partes se torne excesivamente onerosa por causas extraordinarias e imprevisibles, que
el afectado pueda desligarse de su obligación (atentando así contra el efecto vinculante)
planteando dos eventuales acciones: a)la resolución (total o parcial) o, b) un reajuste o
adecuación del negocio.
Art 1091 del CCyC: Si en un contrato conmutativo de ejecución diferida o
permanente, la prestación a cargo de una de las partes se tornara excesivamente
onerosa, por una alteración extraordinaria de las circunstancias existentes al tiempo
de la celebración, sobrevenida por causas ajenas a las partes y al riesgo asumido por
la que es afectada, ésta tiene derecho a plantear extrajudicialmente, o pedir ante un
juez, por acción o como excepción, la resolución total o parcial del contrato, o su
adecuación. Igual regla se aplica al tercero a quien le han sido conferidos los
derechos, o asignadas obligaciones, resultantes del contrato; y al contrato aleatorio
si la prestación se torna excesivamente onerosa por causas extrañas a su álea propia.
(copia literal del codigo).
Esta herramienta se basa en la buena fe y en la equidad. Pero, no obstante, viene a
contrariar la palabra empeñada y, más específicamente, el efecto vinculante o fuerza
obligatoria contemplada en el art 959 del CCyC: todo contrato válidamente celebrado
es obligatorio para las partes. Su contenido sólo puede ser modificado o extinguido
por acuerdo de partes o en los supuestos en que la ley lo prevé.
Será aplicable para los contratos conmutativos de ejecución diferida o permanente.
El remedio involucrara aquellos contratos onerosos donde los eventuales beneficios o
pérdidas sean conocidos por las partes al momento de la celebración del contrato.
Al referirse acerca de la ejecución diferida o permanente se alude a aquellos negocios
donde una o mas prestaciones todavía no se han cumplido por estar supeditada en el
tiempo- diferidas- ejemplo: venta a plazo. O que en definitiva son prestaciones
continuadas, de tracto sucesivo, o permanentes, ejemplo: el pago del alquiler en una
locación inmobiliaria.
Este instituto confiere dos acciones: a) la resolución total o parcial, o b) el reajuste
equitativo o lo que es lo mismo la adecuación del contrato.
Dichas alternativas pueden ser planteadas de modo judicial, o extrajudicial.
En imprevisión el contrato ha nacido perfecto, sin embargo, este desajuste o falta de
correlatividad de la prestación ha de sobrevenir, surgirá con posterioridad a la
celebración y no tiene que ver con el aprovechamiento de un sujeto sobre otro que se
encuentra en situación de inferioridad (lesión), sino que se origina en causas
extraordinarias ajenas a las partes.
 Abuso del derecho: art 10 CCyC: el ejercicio regular de in hecho propio o el
cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como ilícito ningún acto.
La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se considera tal el que
contraria los fines del ordenamiento jurídico o el que excede los limites impuestos por
la buena fe, la moral y las buenas costumbres.
El juez debe ordenar lo necesario para evitar los efectos del ejercicio abusivo o de la
situación jurídica abusiva y, si correspondiere, procurar la reposición al estado
anterior y fijar una indemnización. (copia literal del codigo)
Todo aquel que alegue un acto de esta naturaleza le incumbe la carga probatoria, a través
de un pleito. Se deberá contar con lo siguientes recaudos:
a) Ejercicio de una conducta permitida dentro del derecho positivo y que contraríe
la finalidad de una norma, la buena fe, la moral o las buenas costumbres. Hay

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un ejercicio abusivo cuando el acto es intrínsecamente legal, pero se le imputa
una sanción por haberse violado la funcionalidad del derecho al ejercérselo
irregularmente, el acto nace de un derecho amparado legalmente pero su
ejercicio irregular hace que atente contra la finalidad de la norma.
b) El daño: exige la existencia de un perjuicio importante, que tenga origen en el
ejercicio antifuncional de un derecho. Puede ser doloso, aunque admite la culpa.
Pero no cabe duda de que el dolo agrava una eventual situación y el presunto
resarcimiento que el afectado pudiese solicitar.
c) Algún típico ejemplo moderno: un ejemplo de conducta abusivas es de la
relación de consumo. Una forma típica de instrumentar los negocios en mas son
los contratos de adhesión o de cláusulas predispuestas a traves de los cuales el
empresario plasma de manera unilateral las condiciones de la contratación a los
que el consumidor deberá adherir en la medida que este de acuerdo. Al
consumidor le es imposible discutir de modo individual cada una de las
estipulaciones, ello ha permitido que proliferen ciertas clausulas que pueden
tildarse de abusivas. En todos los casos existe la desnaturalización de
obligaciones a las que las partes se someten, renuncia de los elementales
derechos por parte de los consumidores que causan un desequilibrio
significativo entre los derechos y obligaciones de las partes en perjuicio.

 Disposiciones generales en materia contractual:


 Voluntad y normas legales: Se plasma en el art 962 del CCyC (las normas legales
relativas a los contratos so supletorias de la voluntad de las partes, a menos que su
modo de expresión, de su contenido, o de su contexto, resulte su carácter indisponible)
que en todo negocio ha de primar la voluntad de las partes como principio general, las
normas legales relativa a los contratos serán entendidas como “supletorias” de la
intención común. Sin embargo, existirán excepciones toda vez que dichas normas
resulten de carácter indisponibles (por su expresión, contenido, o contexto) y, por tanto,
no podría la voluntad de las partes sobreponerse a ellas.
La prelación normativa en caso de contraposición entre los dispuesto en el codigo y
leyes especiales se establecerá de conformidad con lo establecido en el art 963 en el
siguiente orden:
A. Normas indisponibles de la ley especial y del CCyC;
B. Normas particulares del contrato;
C. Normas supletorias de la ley especial;
D. Normas supletorias del CCyC.
 Integración contractual: serán las partes quienes establezcan el contenido y alcance
de los negocios y, en consecuencia, terceros no deberán poder interferir en un aspecto
ajeno como lo seria un contrato.
La integración encabeza de los magistrados es incorporada en primer termino en los arts
960 y 964 del CCyC. Principalmente, el primero de ellos, prevé que: artículo 960 del
CCyC “los jueces no tienen facultades para modificar las estipulaciones de los
contratos, excepto que sea a pedido de las partes cuando lo autoriza la ley, o de oficio
cuando se afecta, de modo manifiesto, el orden público. Artículo 964 del CCyC: el
contenido de los contratos se integran con:
a) Las normas indisponibles, que se aplican en sustitución de las clausulas
incompatibles con ellas;

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b) Las normas supletorias;
c) Los usos y prácticas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables
porque hayan sido declarados obligatorios por las partes o porque sean
ampliamente conocidos y regularmente observados en él ámbito en que se
celebra el contrato, excepto que su aplicación sea irrazonable.
Respecto de esto ultimo cabe decir que la consecuencia habitual es la nulidad, pero la
doctrina y jurisprudencia de nuestro país se ha admitido, excepcionalmente, la
conservación del vínculo.
La integración supone colmar el contenido del contrato, o añadirle efectos que no están
en él, pero que surgen en virtud de lo dispuesto en la ley. Su función tiende a subsanar
las lagunas existentes en el contrato. La integración toma lugar cuando la autonomía de
la voluntad que forma el contrato resulta insuficiente y, en tal caso, el juez recurre a
otras fuentes, como la ley supletoria o las costumbres, para establecer la extensión de
las obligaciones. (se puede completar las lagunas con leyes supletorias o dispositivas).
Es claro que el lugar que ocupa la facultad de integración contractual es de excepción
solo ante la ausencia de disposición de las partes contratantes podrá recurrirse a la
actividad integradora; la integración aparecería como la última ratio de la intervención
judicial sobre el contrato particular.
La interpretación integradora pretende llenar lagunas de la lex negotti a partir de una
voluntad presunta de las partes, a diferencia de la interpretación ordinaria que opera
sobre las dudas de la voluntad real, para resolverlas.
La labor integradora que podría llevar a cabo un juez o arbitro debe presentarse en el
marco de un caso o causa, esto es, no plantearse en abstracto, con meras finalidades
consultivas, sino como un verdadero conflicto de intereses y, asimismo, en el contexto
de un proceso o procedimiento en el que hubiere sido puesto en cuestión el acuerdo o
contrato objeto de la hipotética integración.
La calificación como labor previa de la interpretación e integración, consiste en la
determinación de la naturaleza de una relación jurídica a efectos de clasificarla entre las
categorías existentes. Llegado el caso a un tribunal, este debe decidirlo en función de la
verdadera naturaleza y no según la determinación dada por las partes.
Al efectuar la labor interpretativa puede darse el supuesto de encontrar preceptos que
no fueron previstos expresa o implícitamente por las partes. Es allí donde se hace
necesario recurrir a la actividad integradora. Cabe hacer la salvedad que aquello será así
en tanto la omisión comprobada no implique la falta de un elemento esencial, lo cual
significaría la nulidad del acto.

 Clasificación legal de los contratos:


La división por clase de contrato (que, a su vez, impone una definición de cada una de
ellas) no solo es fundamental para la comprensión de la materia, sino que también se
traduce en concretas consecuencias jurídicas al momento de analizar sus efectos, por lo
que dichas normas no son meramente doctrinarias.
El CCyC suministra varias clasificaciones legales de contrato -arts. 966 a 970- adoptando
el criterio de las divisiones pareadas, es decir, de dos en dos oponiendo una a otra, así
establecer una comparación que permita distinguirlas claramente.
 Contratos bilaterales y unilaterales: art. 966 del CCyC Los contratos son unilaterales
cuando una de las partes se obliga hacia la otra sin que ésta quede obligada. Son
bilaterales cuando las partes se obligan recíprocamente la una hacia la otra. Las normas

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de los contratos bilaterales se aplican supletoriamente a los contratos plurilaterales. (copia
literal del CCyC).
Esta clasificación asienta su diferenciación a partir de la caracterización del contrato como
fuente de obligaciones; así, si ellas surgen para una sola de las partes, será unilateral (por
ejemplo: donación simple, mandato gratuito, renta vitalicia, fianza, mutuo, comodato, deposito
gratuito, declaración de la última voluntad), o bien, si las obligaciones son recíprocas, tratará
de un contrato bilateral o sinalagmático, utilizada en el sentido de “justo correctivo” vino a
significar la necesidad de producir una cierta conmutación o intercambio de bienes para
alcanzar el equilibrio, (por ejemplo: compra y venta, permuta, cesión onerosa, locación en sus
diversos tipos, mandato oneroso, etc).
Debe destacarse que no basta que en el contrato bilateral cada una de las partes resulte obligada
con una prestación (es decir, que existan obligaciones contrapuestas), sino que es necesario
que entre ambas exista un vinculo de reciprocidad, de interdependencia, por lo que cada parte
no esta obligada a su propia prestación, sin que sea debida la de la contraria; una resulta así
presupuesto de la otra.
 Contratos bilaterales imperfectos: se admite también la subclasificación de los
contratos bilaterales en perfectos e imperfectos. El primero seria aquel que desde su
nacimiento engendran obligaciones recíprocas y los segundos aquellos, que, al
momento de perfeccionarse, hacen nacer obligaciones para una sola de las partes
(unilaterales), pero que, en la etapa de ejecución, pueden también hacer surgir para la
otra, convirtiéndose de esta manera en funcionalmente bilaterales.
 Contratos plurilaterales: suele denominarse de esta forma a aquellos contratos en los
cuales pueden participar ab initio o después de su formación varias partes (dos o más).
Por ejemplo; el contrato constitutivo de una sociedad comercial unipersonal. En este
sentido, puede advertirse que el llamado contrato plurilateral se semeja al acto
plurilateral, pues aquel concepto, como este, apuntan a la cantidad de partes y no a las
obligadas. A estos contratos se le aplican supletoriamente las normas de los bilaterales,
tal cual lo dispone la norma legal.
Se apunta que en estos contratos todos adquieren derechos y obligaciones respecto de
cada uno de los otros; las prestaciones pueden ser de distinto valor y por ende los
derechos y obligaciones que se adquieren están en proporción a ese valor de
participación. Y la invalidez del vínculo de uno no afecta la validez del contrato.
 Contratos onerosos y gratuitos: artículo 967 del CCyC: los contratos son a título oneroso
cuando las ventajas que procuran a unas de las partes les son concedidas por una
prestación que ella ha hecho o se obliga a hacer a otra. Son a título gratuito cuando
aseguran a uno o a otro de los contratantes alguna de las ventajas, independiente de toda
prestación a su cargo. (copia literal de CCyC)
Contratos onerosos son aquellos en que las partes procuran ventajas recíprocas. Por ventajas
se entienden atribuciones y la distinción reposa en que en los contratos onerosos esas ventajas
son concedidas a la otra parte porque quien las hace a su vez recibe otra. En cambio, en el
contrato gratuito, una de las partes atribuye una ventaja a la otra sin recibir ninguna. El negocio
tendrá carácter oneroso cuando represente la compensación de un sacrificio patrimonial
impuesto en vista de él, o tenga por contrapeso la compensación de un sacrificio patrimonial
ajeno (gestión de negocios ajenos). La lesión, la imprevisión funcionan sólo en los contratos
onerosos. Lo mismo sucede con la obligación de saneamiento (art. 1033) y vicios redhibitorios
(art. 1051).

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 Contratos conmutativos y aleatorios: artículo 968 del CCyC: los contratos a titulo oneroso
con conmutativos cuando las ventajas para todos los contratantes son ciertas. Son
aleatorias, cuando las ventajas o las perdidas, para uno de ellos o para todos, dependen de
un acontecimiento incierto(copia literal del codigo). Estos son una subespecie de los
contratos onerosos. En los conmutativos las ventajas dadas y recibidas son ciertas. En los
aleatorios tales ventajas para una o para todas las partes dependen de un acontecimiento
incierto. El contrato puede ser aleatorio para una de las partes y conmutativo para la otra,
como sucede en el seguro. O puede ser aleatorio para ambas partes, como acontece en el juego
y la renta vitalicia. Por lo tanto, será conmutativo cuando verse sobre prestaciones ciertas y
determinadas, y no este sujeto a riesgo, aunque el resultado económico no quede asegurado o
sea incierto, las ventajas o perdidas son conocidas por las partes al momento de la celebración
del negocio. El vicio de lesión sólo puede presentarse en los contratos conmutativos. La
imprevisión funciona en los contratos conmutativos; y en los aleatorios sólo cuando la
prestación se ha tornado excesivamente onerosa por causas ajenas al álea propia del contrato.
Podemos agregar que será conmutativo cuando verse sobre prestaciones ciertas y
determinadas y, por lo tanto, no esté sujeto a riesgo, aunque el resultado económico no quede
asegurado o sea incierto. Es decir, los conmutativos son aquellos contratos en los cuales las
ventajas o pérdidas son conocidas por las partes al momento de la celebración del negocio.
 Contratos formales y no formales: artículo 969 del CCyC: los contratos para los cuales la
ley exige una forma para su validez, son nulos si la solemnidad no ha sido satisfecha.
Cuando la forma requerida para los contratos, lo es sólo para que éstos produzcan sus
efectos propios, sin sanción de nulidad, no quedan concluidos como tales mientras no se
ha otorgado el instrumento previsto, pero valen como contratos en los que las partes se
obligaron a cumplir con la expresada formalidad. Cuando la ley o las partes no imponen
una forma determinada, ésta debe constituir sólo un medio de prueba de la celebración del
contrato. (copia literal del codigo). No se dice qué es un contrato formal o las distintas
maneras en que la formalidad puede presentarse (absoluta, relativa, ad probationem, solemne,
según los criterios generalmente reconocidos por la doctrina), sino que se entra directamente
a establecer los efectos que produce el incumplimiento de la forma exigida por la ley. Con
esta metodología encontramos tres normas dentro de este artículo:
— La que establece la sanción de nulidad para la hipótesis de incumplimiento de la
solemnidad exigida (ad solemnitaten) como recaudo de validez. La importancia radica
en que, al estar la forma exigida como requisito de validez del negocio, éste es nulo si
la forma no ha sido satisfecha. Y, por ello, ninguna de las partes puede requerir que se
satisfaga la forma exigida por la ley. Un supuesto de contrato sujeto a una solemnidad
absoluta es la donación de cosas inmuebles, de cosas muebles registrables y las
prestaciones periódicas y vitalicias (art. 1552). A su vez puede ser legal artículo 1552
CCyC o convencional artículo 284 CCyC in fine.
— Conocidos como relativos. La que establece que el contrato para el cual la forma no
es un recaudo de validez, que vale como contrato en el que las partes se obligaron a
cumplir con la forma. Contratos de solemnidad relativa, son aquellos en los que una
forma es requerida pero no bajo pena de nulidad. En tal caso la solución del Código
Civil y Comercial es que el contrato no queda concluido como tal, pero vale como
contrato en el cual las partes se obligan a cumplir con la formalidad. Es una hipótesis de
conversión del negocio jurídico; esto es, el contrato vale como el de menores requisitos,
y obliga a satisfacer los recaudos de forma exigidos para que se produzcan los efectos
perseguidos por las partes.

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— Formas probatorias o ad probationem: La que se refiere a los contratos para los que
no se requiere una forma determinada. Por lo que cuando la ley o las partes no imponen
una forma determinada, ella tiene una finalidad puramente probatoria. La validez del
contrato no está en juego, sino solo su acreditación. Al respecto hay que tener en cuenta
el art. 1020 conforme al cual "los contratos en los cuales la formalidad es requerida a
los fines probatorios pueden ser probados por otros medios, inclusive por testigos, si
hay imposibilidad de obtener la prueba de haber sido cumplida la formalidad o si existe
principio de prueba instrumental o comienzo de su ejecución".
— Informativos o ad luciditatem: aquellos en los que debe cumplirse con los recaudos
que imponen el artículo 985 del CCyC para los contratos celebrados por adhesión a
condiciones generales. Para los contratos de consumo y la ley de defensa del consumidor
(ley 24.240 arts 4 y7; ley 26361). El fin de esta forma es el de garantizar al contratante
más débil que llegará a sus manos la información suficiente sobre una serie de extremos
del contrato que celebra, dichos extremos, que se concretan imperativamente en la
regulación de cada contrato particular, tienen una recepción general, en nuestro
ordenamiento, en el artículo 10 de la ley de defensa al consumidor.
Los contratos no formales son aquellos cuya validez no depende de la observancia de
solemnidades especificas establecidas en la ley, sino que basta para considerarlos
válidos el acuerdo de voluntades, sea cual fuere su modo de expresión. Rige plenamente
la libertad de formas establecidas por el artículo 1015 del CCyC: Solo son formales los
contratos a los cuales la ley les impone una forma determinada.(copia literal del
codigo). Estos contratos tienen incidencia en lo que respecta a la prueba de la existencia
del negocio.
 Contratos nominados e innominados: Artículo 970 del CCyC: Los contratos son
nominados e innominados según que la ley los regule especialmente o no. Los
contratos innominados están regidos, en el siguiente orden, por:
a) la voluntad de las partes;
b) las normas generales sobre contratos y obligaciones;
c) los usos y prácticas del lugar de celebración;
d) las disposiciones correspondientes a los contratos nominados afines que son
compatibles y se adecuan a su finalidad.
Un contrato innominado es tal porque no encaja en ninguno de los tipos contractuales
por la ley (ej: locación, permuta, compraventa) y no porque no disponga de
denominación.
Un contrato es nominado cuando tiene una regulación expresa, completa y unitaria en
la ley. Expresa, por cuanto no sólo será típico (otra forma de llamarlo a los nominados),
cuando tenga una regulación propia, directa, sino también cuando la tenga por remisión;
completa debe ser autosuficiente, sin tomar elementos de varios contratos; unitaria,
puesto que todos los elementos de un contrato típico deberán estar comprendidos por
una sola figura.
Resulta relevante, determinar que ante la falta de regulación que lo caracteriza a los
contratos innominados, qué normas le son aplicables, en la segunda parte del artículo
970 del CCyC estos están regidos en el siguiente orden por: a) la voluntad de las partes;
b) las normas generales sobre contratos y obligaciones; c) los usos y prácticas del lugar

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de celebración; d) disposiciones correspondientes a los contratos nominados afines que
son compatibles y adecuan a su finalidad.
El tema de los contratos atípicos (o innominados) será un problema desentrañar la
voluntad de las partes en aquello que no previeron expresamente, por lo que en definitiva
será nada más y nada menos que una cuestión de interpretación contractual.
 Formación del consentimiento
 Consentimiento: Artículo 971 del CCyC: Formación del consentimiento. Los contratos se
concluyen con la recepción de la aceptación de una oferta o por una conducta de las partes
que sea suficiente para demostrar la existencia de un acuerdo.
El consentimiento representa el concurso o la unión de las voluntades de dos o más partes
sobre el contenido del contrato. El objetivo de la oferta y aceptación es el de concluir el
contrato (se ratifica la función de estos institutos). Sí se verifica la tan mentada necesidad de
incorporar en esta sección la teoría de la recepción como principio guía en la materia, al
hacerse expresa mención a dicho acto en el artículo (además de mantenerse a lo largo de las
normas que complementan la sección en análisis).
El proceso de formación del consentimiento requiere del envío de una oferta, que debe reunir
los requisitos establecidos en el artículo 972 de CCyC: Oferta. La oferta es la manifestación
dirigida a persona determinada o determinable, con la intención de obligarse y con las
precisiones necesarias para establecer los efectos que debe producir de ser aceptada. Y
cuya aceptación puede ser expresada por el destinatario en forma expresa, por un
comportamiento conclusivo que dé cuenta de la conformidad del aceptante o aun en
determinadas circunstancias, por medio del silencio artículo 979 CCyC MODOS DE
ACEPTACIÓN. Toda declaración o acto del destinatario que revela conformidad con la
oferta constituye aceptación. El silencio importa aceptación sólo cuando existe el deber de
expedirse, el que puede resultar de la voluntad de las partes, de los usos o de las prácticas
que las partes hayan establecido entre ellas, o de una relación entre el silencio actual y las
declaraciones precedentes. Si se trata de un contrato celebrado entre presentes, queda
perfeccionado por la manifestación de la aceptación, y si es celebrado entre ausentes, cuando
ella es recibida por el proponente durante el plazo de vigencia de la oferta (arts. 974 y 980).
El régimen que aquí se analiza resulta de apIicaci6n para la construcción del consentimiento
en los contratos discrecionales paritarios. En caso de contratos celebrados por adhesión a
cláusulas generales predispuestas, resultarán de aplicación las previsiones contenidas en los
artículos 984 a 989, y en el de los contratos de consumo las de los artículos 1096 a 1116 del
CCyC. También el consentimiento se puede manifestar de forma tácita artículo 264 CCyC ,
cuando resulta de los actos por los cuales se lo pueda conocer con certidumbre, aunque
carece de eficacia en los casos que la ley o la convención exigen una manifestación expresa
de la voluntad. La manifestación expresa del consentimiento puede, ser por escrito,
oralmente, o por signos inequívocos, incluyendo entre los mismos la exteriorización
electrónica.
El consentimiento está formado por dos voluntades jurídicamente válidas. Para ello, de
conformidad con la teoria de los actos voluntarios, resultan necesarios: a) requisitos internos
(discernimiento, intención y libertad arts. 265 a 278 CCyC); b) exteriorización de la voluntad
(manifestación en virtud de la cual la voluntad salga de la esfera de su autor: art 260 CCyC),
puede producirse por hechos materiales o declaraciones, de conformidad con las reglas
establecidas por el codigo arts. 262 a 264 CCyC.
El consentimiento esta conformado por la oferta y la aceptación, ambas son manifestaciones
de la voluntad unilateral, pero recepticias (dirigida a la otra parte). Cabe agregar que este

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acuerdo requiere algo mas que el intercambio de las diferentes manifestaciones de la
voluntad; requiere la integración reciprocas de aquellas en una resultante única, en un negocio
común o unitario.
El consentimiento es un elemento esencial del contrato que puede ser definido como la
declaración de voluntad común, que surge del entrelazamiento de una oferta y de una
aceptación, con aptitud para producir obligación.

 Los términos del consentimiento:


LA OFERTA:
Definimos la oferta como la declaración de voluntad, unilateral y recepticia dirigida al
probable aceptante a los efectos de hacer nacer o surgir el acto juridico bilateral que, si tiene
contenido patrimonial, será contrato. Quien realiza la oferta se llama ofertante, proponente
u oferente, denominamos aceptante la persona a quien va dirigida la misma.
Artículo 972 del CCyC: «Oferta». La oferta es la manifestación dirigida a persona
determinada o determinable, con la intención de obligarse y con las precisiones
necesarias para establecer los efectos que debe producir de ser aceptada.
Requisitos de la oferta: De acuerdo al texto legal son requisitos de la oferta:
— que sea dirigida a persona determinada o determinable; la determinación debe existir al
momento en que la persona queda definitivamente ligada por medio de la aceptación y
siempre que la oferta no haya sido revocada, o se hubiese producido su caducidad. Su
carácter recepticio impone que sea transmitida a terceros; esa difusión puede estar orientada
a persona determinada o determinable (un sujeto identificado por su nombre o bien que
pueda ser ulteriormente identificado)
— con intención de obligarse; la oferta requiere de la intentio iuris o elemento subjetivo que
consiste en la intención seria de concluir y obligarse en el negocio jurídico de que se trata.
— que contenga las precisiones necesarias sobre los efectos que debe producir de ser aceptada.
Este requisito concierne a la precisión y autosuficiencia de la oferta, que debe formularse
de modo tal que baste el mero asentimiento para que el contrato quede perfeccionado. Esta
exigencia debe ser entendida, que aun faltando aspectos marginales del negocio jurídico
propuesto o estando indeterminada subjetivamente la persona destinataria, se considere que
se está frente a supuestos válidos de ofertas vinculantes. Hace referencia a que lo relevante
es que el ofertante indique las pautas que permitan conocer los efectos que se producirán
tanto para él como para el aceptante en caso de concluirse el contrato.
 Invitación a ofertar: ARTICULO 973.- Invitación a ofertar. La oferta dirigida a personas
indeterminadas es considerada como invitación para que hagan ofertas, excepto que de sus
términos o de las circunstancias de su emisión resulte la intención de contratar del oferente.
En este caso, se la entiende emitida por el tiempo y en las condiciones admitidas por los
usos.
La invitación a ofertar es una declaración unilateral de voluntad del agente, dirigida a un
número de personas o al público en general, invitando a los destinatarios a iniciar tratativas o
a formular una oferta de concreción de un contrato, dirigida al emisor.
La norma regula el régimen de oferta a persona indeterminada en el ámbito de los contratos
paritarios, no de consumo, pues en el régimen de éstos -como se dijo- la oferta a consumidores
potenciales indeterminados obliga a quien la emite durante el tiempo en que se realice (art.
7", ley 24.240). La oferta a persona indeterminada obliga a quien la hace cuando de sus
términos o de la circunstancia de la emisión resulte la intención de contratar del oferente.

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Esta norma viene a diferenciar entre persona determinable (pautas para identificar la persona
del aceptante, como ser que se prometa el celebrar el contrato a quien la acepte o realice cierta
actividad en particular o cumpla ciertos requisitos, lo que implica asimismo verificar el efecto
vinculante de la misma por proponente); de la oferta destinada a personas indeterminadas,
donde no es posible conocer ni identificar quiénes son los destinatarios de la declaración de
voluntad, por lo cual simplemente funciona como una solicitud para que alguna persona se
presente a ofertar (invitatio ad offerendum).
 fuerza obligatoria de la oferta: Artículo 974 del CCyC: «Fuerza obligatoria de la oferta».
La oferta obliga al proponente, a no ser que lo contrario resulte de sus términos, de la
naturaleza del negocio o de las circunstancias del caso. La oferta hecha a una persona
presente o la formulada por un medio de comunicación instantáneo, sin fijación de plazo,
sólo puede ser aceptada inmediatamente. Cuando se hace a una persona que no está
presente, sin fijación de plazo para la aceptación, el proponente queda obligado hasta el
momento en que puede razonablemente esperarse la recepción de la respuesta, expedida
por los medios usuales de comunicación. Los plazos de vigencia de la oferta comienzan a
correr desde la fecha de su recepción, excepto que contenga una previsión diferente.
Se incorpora en la primera parte del artículo el principio de la fuerza obligatoria de la oferta
ratificándose la necesidad de que la misma permita establecer la intención de obligarse del
sujeto, pero bajo la formulación de una presunción iuris tantum como regla general en favor
de la obligatoriedad; corresponderá entonces al sujeto a quien se le atribuye la oferta invocar
la vía de escape al supuesto compromiso utilizando cualquiera de los supuesto previstos por
la norma para explicar su falta de interés de vincularse.
Continua el artículo explicando la oferta hecha a una persona presente, o por medio de
comunicación instantánea; se entiende rechazada si no se acepta inmediatamente.
Si la oferta se dirige a persona que no esta presente, la oferta rige por un plazo razonable; esto
es, el tiempo razonable de espera de acuerdo con la demora que los medios usuales para
comunicarla pudieran irrogar. En consonancia con lo indicado al comienzo de esta sección,
se incorpora como novedad la teoría de la recepción (esto significa que la misma es
considerada conocible si llega a su domicilio o hubo de haberla conocido) para dar inicio al
plazo de vigencia de la oferta como regla general en la materia. La necesidad del
mantenimiento de la oferta es nuevamente la protección de la buena fe, atribuyendo
responsabilidad a quien procede a la ruptura intempestiva. Se prevé en el artículo que la oferta
pueda ser formulada sin carácter obligatorio, ello en razón de sus términos, de la naturaleza
del negocio de las circunstancias del caso.
 Retractación de la oferta: artículo 975 del CCyC: La oferta dirigida aúna persona
determinada puede ser retractada si la comunicación de su retiro es recibida por el
destinatario antes o al mismo tiempo que la oferta.
El Código Civil y Comercial admite la oferta revocable y la irrevocable. La regla es que la
oferta con plazo es irrevocable, pues ella obliga por todo el término, salvo que sea revocable
y se la retracte (art. 974, último párrafo). Ahora bien; este art. 975 dispone que la retractación
es eficaz si la oferta ha sido dirigida a persona determinada y llega al destinatario antes o al
mismo tiempo que la oferta. Se entiende que:
— La oferta con plazo obliga al oferente y no puede retractarla durante el término de
vigencia;
— La oferta sin plazo y concebida como irrevocable, obliga al oferente y no puede
retractarla. Pero el régimen del Código Civil se decía que no podía permanecer vigente

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eternamente; ello ha sido solucionado en el derecho vigente, pues la oferta sólo estará
vigente hasta el momento en que razonablemente pueda esperarse la recepción de la
respuesta (art. 974, tercer párrafo).
— La oferta pura y simple y la oferta con plazo, pero revocable pueden ser retractadas,
pero tal retractación es útil en la medida en que sea recibida por el destinatario antes
o al mismo tiempo que la oferta.
— En definitiva, si la oferta es irrevocable o tiene plazo, ella obliga al oferente y no puede
ser retractada durante el término de su vigencia.
 Muerte o incapacidad de las partes: Artículo 976 del CCyC: La oferta caduca cuando el
proponente o el destinatario de ella fallecen o se incapacitan, antes de la recepción de su
aceptación. El que aceptó la oferta ignorando la muerte o incapacidad del oferente, y que
a consecuencia de su aceptación ha hecho gastos o sufrido pérdidas, tiene derecho a
reclamar su reparación.
La oferta caduca si cualquiera de los dos términos de la relación
— oferente o destinatario aceptante
— fallecen o se incapacitan antes de la recepción de la aceptación.
Si el destinatario de la oferta la aceptó sin saber de la muerte del oferente — y por ende de la
caducidad de la oferta— tiene derecho al resarcimiento de los gastos en que incurrió o pérdidas
que sufrió.
No se prevé el derecho del oferente a ser indemnizado de la misma manera cuando el que
falleció es el aceptante, pues en caso de haber recibido la aceptación sin conocer la muerte
previa del aceptante, también pudo haber incurrido en gastos o sufrido pérdidas. Este supuesto
solo se aplica a los contratos de oferta entre partes ausentes, no así en la oferta entre presentes
ya que este su aceptación es de manera inmediata.
ACEPTACIÓN:
Es un acto jurídico unilateral constituido por una expresión de voluntad que esta dirigida al oferente
y que cuando resulta congruente y afirmativa, es idónea para la celebración del contrato. Artículo
978 del CCyC Aceptación. Para que el contrato se concluya, la aceptación debe expresar la plena
conformidad con la oferta. Cualquier modificación a la oferta que su destinatario hace al
manifestar su aceptación, no vale como tal, sino que importa la propuesta de un nuevo contrato,
pero las modificaciones pueden ser admitidas por el oferente si lo comunica de inmediato al
aceptante.
Requisitos que debe reunir la aceptación pare ser considerada tal:
a) Debe ser lisa y llana, para concluir el contrato debe limitarse a admitir los tt5rminos de la
oferta recibida, expresando plena conformidad con ella.
b) Debe ser oportuna, pues debe producirse durante el lapso de vigencia de la oferta; ello sin
perjuicio de la posibilidad de considerar a la aceptación tardía como una oferta formulada por
el destinatario de la propuesta anterior.
Contraoferta: la aceptación, para ser tal, debe limitarse a expresar la plena admisión de la oferta, pues
de introducir su emisor alguna variación en ella, la aceptación se tiene por no formulada,
considerándose la manifestación formulada por el destinatario de la oferta original como una
contraoferta de conclusión de un nuevo contrato, que puede ser admitida en forma inmediata por su
destinatario, quedando así perfeccionado el consentimiento.
 Artículo 979 del CCyC Modos de aceptación. Toda declaración o acto del destinatario que
revela conformidad con la oferta constituye aceptación. El silencio importa aceptación sólo

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cuando existe el deber de expedirse, el que puede resultar de la voluntad de las partes, de
los usos o de las prácticas que las partes hayan establecido entre ellas, o de una relación
entre el silencio actual y las declaraciones precedentes.
La norma regula los modos de la aceptación, estableciendo que ella puede tenerse por
verificada a partir de declaraciones expresas, actos conclusivos, que dan cuenta de la
aceptación de la oferta, y por el silencio, que puede considerarse manifestación de la
aceptación cuando ella haya sido establecido por las partes, así corresponda interpretarlo en
razón de las declaraciones precedentes o lo impongan los usos y prácticas propios del vinculo
previo entre las partes.
PERFECIONAMIENTO:
Artículo 980 CCyC Perfeccionamiento. La aceptación perfecciona el contrato: a) entre
presentes, cuando es manifestada; b) entre ausentes, si es recibida por el proponente durante
el plazo de vigencia de la oferta.
a) Comunicación de la oferta entre presentes. Si bien el Código, al igual que ocurría con el
derogado, exige plena correspondencia entre la oferta y la aceptación, en el sistema
normativo actual se introdujo una variante que flexibiliza tal requerimiento y posibilita que
el contrato quede de todos modos concluido si el oferente acepta en forma inmediata, y lo
comunica, su aceptación de las propuestas de modificación hechas por el aceptante, lo que
presupone un estado de comunicación abierta entre las partes. Además, se debe tener en
cuenta lo dispuesto en el 2do párrafo del artículo 974, el cual expresa que toda oferta
formulada entre presentes o formulada por un medio de comunicación instantáneo, sin
fijación de plazo, solo puede ser aceptada inmediatamente.
b) Comunicación de la oferta entre ausentes. En este caso la norma prevé que el contrato
quedará concluido si la comunicación de aceptación de la oferta, tal como fue formulada,
es recibida por el emisor de la oferta durante el plazo de vigencia de ésta.
En la reforma introducida se aplica el sistema de la recepción, el cual considera concluido el contrato
cuando la comunicación que da cuenta de la aceptación es recibida por el oferente, sin que sea
necesario que éste haya efectivamente tomado conocimiento de su contenido.
 Retractación de la aceptación: Artículo 981 CCyC: la aceptación puede ser retractada si la
comunicación de su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que ella.
El artículo regula el régimen de retractación de la aceptación ajustándolo al sistema de la
recepción, pues establece que tal retractación puede ser formulada eficazmente en tanto llegue al
oferente antes o al mismo tiempo que la aceptación que procura dejar sin efecto.
Para que la retractación de la aceptación sea jurídicamente eficaz, debe llegar a conocimiento del
oferente antes o al mismo tiempo que la aceptación que procura dejar sin efecto; para lo que el
emisor puede emplear un medio tecnológico de mayor celeridad de comunicación empleado para
la transmisión de la aceptación, en todo caso, de haber una discrepancia al respecto, ella será objeto
de valoración probatoria, lo que debe ser tenido encuentra para quien formula la retractación a fin
de adoptar los recaudos que permitan luego acreditar la comunicación y sus coordenadas
temporales.

 CONTRATOS CELEBRADOS POR ADHESIÓN A CLAUSULAS GENERALES


PREDISPUESTAS:
Se designa contratos por adhesión a aquellos en los cuales una de las partes impone una fórmula
de redacción preparada de antemano, que la otra parte deberá aceptar o rechazar, pero que nmo
puede modificar.

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El supuesto que se regula no es un tipo general del contrato, sino una modalidad del
consentimiento. En este caso hay una gradación menor de la aplicación de la autonomía de la
voluntad y de la libertad de fijación del contenido en atención a la desigualdad de quien no tiene
otra posibilidad de adherir a condiciones generales. Se diferencia de la regla general, pero no se
trata de contratos de consumo.
Artículo 984 del CCyC. Definición. El contrato por adhesión es aquel mediante el cual uno de
los contratantes adhiere a cláusulas generales predispuestas unilateralmente, por la otra parte o
por un tercero, sin que el adherente haya participado en su redacción.
El contrato por adhesión se halla constituido por el hecho de que el adherente carece de poder de
negociación a tal punto que no puede redactar ni influir en la redacción de la cláusula. Dicho de
otro modo, las cláusulas se presentan al adherente ya redactadas por el predisponente. En estos
casos la interpretación de las cláusulas contractuales se hace en contra de la parte más fuerte y a
favor del más débil, acudiéndose al principio del favor debilis, consagrado como pauta
interpretativa por el art. 987 CCyC y también por los arts. 1094 y 1095 CCyC para contratos de
consumo.
 Artículo 985 CCyC. Requisitos. Las cláusulas generales predispuestas deben ser
comprensibles y autosuficientes. La redacción debe ser clara, completa y fácilmente legible.
Se tienen por no convenidas aquellas que efectúan un reenvío a textos o documentos que no
se facilitan a la contraparte del predisponente, previa o simultáneamente a la conclusión del
contrato. La presente disposición es aplicable a la contratación telefónica, electrónica o
similares.
Cabe señalar y reiterar que a la claridad se unen la legibilidad y más ampliamente, la
integibilidad para que las cláusulas predispuesta que contienen restricciones dirigidas al
adherente no pasen desapercibidas, y, para ello, deben aparecer destacadas del resto del
documento contractual. La condición de asequibilidad, especialmente en su faceta de "fácil
legibilidad", impone como regla que el contrato se exprese en idioma nacional, a menos que
una disposición legal autorice expresamente a utilizar un idioma extranjero como sucede con
las pólizas de riesgo marítimo.
El objeto de la obligación contenida en el artículo 985 del Código tiene por contenido redactar
clausulas claras, serias e inequívocas, idóneas para ser entendidas por sí por el adherente, sin
necesidad de auxilios externos. Y llena este requisito, el texto redactado con palabras cuyo
sentido objetivo puede ser establecido sin lugar a duda según el uso idiomático común o del
comercio. Se ha enfatizado en la necesidad de un conocimiento pleno y cabal del texto
contractual, al punto que se declara corno no convenidas las cláusulas que contengan reenvíos
a textos que no se faciliten previamente al adherente.
 Artículo 986 CCyC Cláusulas particulares. Las cláusulas particulares son aquellas que,
negociadas individualmente, amplían, limitan, suprimen o interpretan una cláusula general.
En caso de incompatibilidad entre cláusulas generales y particulares, prevalecen estas
últimas.
Las cláusulas particulares que tienen por fin sustituir, ampliar, suprimir o modificar una
cláusula general, predominante traducen una expresión de voluntad que atiende al mecanismo
tradicional en la información del contrato. En ese caso, prevalecen por sobre la condición
general que deviene derogada. Una cláusula particular es aquella que reúne dos condiciones:
— ha sido negociada individualmente; o sea que es producto del acuerdo libre de las partes
precedido por la negociación entre ellas ;
— amplía, suprime, limita o interpreta una cláusula general.

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 Artículo 988. Cláusulas abusivas. En los contratos previstos en esta sección, se deben tener
por no escritas:
a) las cláusulas que desnaturalizan las obligaciones del predisponente;
b) las que importan renuncia o restricción a los derechos del adherente, o amplían
derechos del predisponente que resultan de normas supletorias;
c) las que por su contenido, redacción o presentación, no son razonablemente
previsibles.
El art. 988 contempla las cláusulas abusivas a través de una fórmula abierta, evitando una
enumeración concreta o lista negra.
Inc a) Son cláusulas que desnaturalizan las obligaciones del predisponente las que excluyen del
programa de prestación la obligación principal del deudor, la obligación esencial caracterizante
del contrato de que se trata, privándolo de su causa. Estas cláusulas suprimen la causa de la
obligación de pagar la contraprestación del adherente.
Inc b) Las que importan renuncia o restricción de los derechos del adherente o amplían los
derechos del predisponente que provienen de normas supletorias; no cualquier renuncia del no
predisponente y no cualquier ampliación de los derechos del predisponente constituyen en
abusiva una cláusula. Así, si la renuncia o ampliación tiene una adecuada compensación o
contraprestación no hay razón para que se las califique de abusivas. Estas cláusulas denotan el
fundamento claro del desequilibrio contractual.
Inc c) La cláusula se habrá de calificar de sorpresiva cuando su uso no sea habitual al contratar
sobre la base de cláusulas predispuestas. En ese caso, no vincula al adherente, por no integrar
el contenido usual o previsible del contrato. Se trata de cláusulas tan insólitas que el adherente
no imaginaba que integrarían el contenido del contrato. Se trata de cláusulas que ingresan
clandestinamente. Su inclusión en el contrato, justamente, presupone que el predisponente
cuenta con que el adherente no las espera, por lo que su expectativa consiste en tomarlo
desprevenido. Es una cláusula que exhibe una desmesurada deslealtad.
 Artículo 989 CCyC Control judicial de las cláusulas abusivas. La aprobación administrativa
de las cláusulas generales no obsta a su control judicial. Cuando el juez declara la nulidad
parcial del contrato, simultáneamente lo debe integrar, si no puede subsistir sin comprometer
su finalidad.
En general pueden distinguirse dos sistemas de control de las cláusulas predispuestas: el
administrativo y el judicial. Mientras el judicial es siempre ex post, el administrativo puede
operar ex ante —como sucede en materia de seguros y contrato de ahorro y préstamo para
fines determinados. La solución que propicia es que la aprobación administrativa no obsta al
control judicial. Por lo que el tribunal judicial podría declarar ineficaz una cláusula inserta en
un contrato de contenido predispuesto aun cuando éste haya sido aprobado por la autoridad
administrativa competente.
La supresión de la cláusula abusiva comporta una nulidad parcial del contrato. En la nulidad
parcial, en caso de ser necesario, el juez debe integrar el acto de acuerdo a su naturaleza y los
intereses que razonablemente puedan considerarse perseguidos por las partes".

 Tratativas contractuales:
La contratación comienza con una serie de acercamiento en que las partes deliberan, discuten e
intentan elaborar lo que, luego, puede ser el contrato, esta es la etapa de tratativas iniciales. Todas

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esas exteriorizaciones inidóneas para concluir por si mismas un acuerdo y que eventualmente tienen
por finalidad llegar a un contrato.
 Artículo 990 CCyC Libertad de negociación. Las partes son libres para promover tratativas
dirigidas a la formación del contrato, y para abandonarlas en cualquier momento.
Constituyen diálogos preliminares que, en el iter negocia, se ubican en una etapa que precede
al perfeccionamiento del contrato, lo que significa que el período precontractual se extiende a
partir de las meras tratativas, hasta el cierre de la negociación. Las tratativas configuran una
aplicación de la libertad de contratación (art. 958). En efecto, a través de las mismas las partes
son libres no sólo para decidir contratar, sino para elegir a la contraparte, sin hallarse en estado
de compulsión para la celebración de un contrato necesario o forzoso. Por lo demás, son libres
para abandonar las tratativas siempre y cuando obren de buena fe (art. 991).
 Artículo 991 CCyC Deber de buena Fé. Durante las tratativas preliminares, y aunque no se
haya formulado una oferta, las partes deben obrar de buena fe para no frustrarlas
injustificadamente. El incumplimiento de este deber genera la responsabilidad de resarcir el
daño que sufra el afectado por haber confiado, sin su culpa, en la celebración del contrato.
En esta etapa las partes se deben, recíprocamente, lealtad y corrección(la corrección se refiere,
sobre todo, que se manifiesta en el deber de observar un comportamiento vigilante y atento,
absteniéndose el agente de toda conducta lesiva de los intereses del otro), pues ambas tienen
razón para creer y confiar en la otra, especialmente si las negociaciones se desenvuelven
seriamente, con diligencia y sin mala fe configurativa del dolo positivo o negativo.
El ordenamiento jurídico reacciona y exige sancionar la responsabilidad civil de quien, en el
curso de las tratativas, perjudica los intereses de la otra parte, en consideración a una conducta
que vicia la voluntad del otro, o provoca una abusiva extinción de esa fase preliminar.
El deber de corrección y lealtad exige que quien decide sustraerse de las tratativas, tiene el
deber de informárselo a la otra parte, para evitarle perder otras ocasiones, o que siga incurriendo
en gastos inútiles. La ruptura intempestiva o injustificada puede generar alguna responsabilidad
por los gastos en que se haya incurrido y por las expectativas frustradas, responsabilidad
derivada del principio de que nadie puede dañar a otro.
 Incapacidad e inhabilidad para contratar:
 Artículo 1000 CCyC. <<Efectos de la nulidad del contrato.>> Declarada la nulidad del
contrato celebrado por la persona incapaz o con capacidad restringida, la parte capaz no tiene
derecho para exigir la restitución o el reembolso de lo que ha pagado o gastado, excepto si el
contrato enriqueció a la parte incapaz o con capacidad restringida y en cuanto se haya
enriquecido.
El ámbito de aplicación de esta disposición alcanza a aquellas situaciones en que la nulidad es
originada por que uno de los celebrantes es una persona incapaz de ejercicio o con capacidad
restringida. Los casos de incapacidad de ejercicio para la celebración de contratos comprenden a
los siguientes sujetos: a) las personas menores, que son aquellas que no han cumplido dieciocho
años, pudiendo tratarse de menores (que son quienes no han cumplido trece años) o adolescentes
(personas que tienen entre trece y dieciocho años) (art. 25); b) las personas con capacidad
restringida por razón de padecer alguna adicción o por alteración mental permanente o prolongada
(art. 32); c) las personas inhabilitadas por prodigalidad (art. 48). El art. 44 del Código Civil y
Comercial declara nulos los actos ejecutados por persona incapaz o con capacidad restringida
realizados en contra de lo dispuesto por la sentencia inscripta en el Registro de Estado Civil y
Capacidad de las Personas. Por otro lado, el art. 45 señala que los actos anteriores a la inscripción
de la mencionada sentencia pueden ser declarados nulos si perjudican a la persona incapaz o con

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capacidad restringida y si se cumplen tres extremos, a saber: 1. la enfermedad mental era ostensible
a la época de la celebración del acto, 2. quien contrató con él era de mala fe y 3. Si el acto fue a
título gratuito.
El principio general es que la parte capaz del contrato declarado nulo no tiene derecho a exigir la
restitución o el reembolso de lo que hubiere pagado o gastado, ya que muy probablemente el
incapaz, dado su estado, ya lo dilapidó. Ahora bien, esta regla encuentra una excepción en el caso
que el incapaz se hubiese enriquecido, lo cual es coherente con el instituto del enriquecimiento sin
causa del art. 1794 del Código Civil y Comercial.
 Artículo 1001 CCyC «Inhabilidades para contratar». No pueden contratar, en interés propio
o ajeno, según sea el caso, los que están impedidos para hacerlo conforme a disposiciones
especiales. Los contratos cuya celebración está prohibida a determinados sujetos tampoco
pueden ser otorgados por interpósita persona.
Las inhabilidades comprenden la actuación del contratante si actúa en interés propio o ajeno, Las
razones que dan sustento al establecimiento de una inhabilidad de una persona para celebrar un
contrato son idénticas ya sea si el sujeto inhabilitado pretende beneficiarse con el contrato como
si aspira a realizar el interés de un tercero. Actuar bajo esta prohibición normativa genera una
nulidad absoluta.
 Art. 1002. Inhabilidades especiales. No pueden contratar en interés propio:
a) los funcionarios públicos, respecto de bienes de cuya administración o enajenación están o
han estado encargados;
b) los jueces, funcionarios y auxiliares de la justicia, los árbitros y mediadores, y sus
auxiliares, respecto de bienes relacionados con procesos en los que intervienen o han
intervenido;
c) los abogados y procuradores, respecto de bienes litigiosos en procesos en los que
intervienen o han intervenido;
d) los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí. Los albaceas que no son herederos
no pueden celebrar contrato de compraventa sobre los bienes de las testamentarias que estén
a su cargo.
Las limitaciones establecidas en este precepto comprenden todos aquellos actos idóneos para la
transmisión de la propiedad de un bien (compraventa, cesión, cesión de la posición contractual,
leasing, fideicomiso, donación, renta vitalicia, etc). Los casos típicos en que las inhabilidades
tienen aplicación; basados en la incompatibilidad funcional proveniente del desempeño de un
cargo público o del ejercicio de la tarea de auxiliar de justicia, se refieren a la compra de bienes a
traves de un contrato de compraventa o la subasta pública.
a) Lo determinante es la incidencia legalmente atribuida en el marco de su competencia para
conformar una decisión del Estado sobre la adrninistraci6n o enajenación de bienes de la
hacienda pública. La transgresión de esta disposición por parte de algún funcionario público
genera la nulidad absoluta del acto así concluido.
b) En lo que hace a los integrantes del Poder Judicial la prohibici6n comprende a todos quienes
prestan servicios como jueces de todas las instancias y fueros, secretarios de juzgados,
fiscales, defensores, asesores de menores y, desde luego, los empleados de todas las
categorías. El objetivo para las partes de resguardar que los encargados de decidir o facilitar
la resolución del conflicto no obran animados por ningún interés de beneficio personal es
idéntico en la resolución judicial de un conflicto, en el arbitraje y mediación. La
inobservancia de esta inhabilidad da a lugar a la nulidad absoluta del acto otorgado.
c) En el caso de los profesionales del derecho, que actúan en los procesos judiciales
representando o patrocinando a las partes también están inhabilitados para adquirir los bienes

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cuya titularidad o condición ha sido objeto de debate en una causa. Nulidad absoluta, aunque
doctrinariamente discutida.
d) Inhabilidad especial los cónyuges bajo el régimen de comunidad para contratar entre sí. La
transgresión de esta inhabilidad trae como consecuencia la nulidad absoluta del acto.
 OBJETO:
Lo podemos distinguir como otro de los elementos esenciales del contrato. Debe ser entendido y
aprehendido también en su relación con el vigente art. 279 CCyC (el objeto del acto jurídico no debe
ser un hecho imposible o prohibido por la ley, contrario a la moral, a las buenas costumbres, al orden
público o lesivo de los derechos ajenos o de la dignidad humana. Tampoco puede ser un bien que por motivo
especial se haya prohibido que lo sea) que trata del objeto del acto jurídico; y si bien no lo define de
su lectura se infiere que puede consistir en hechos o bienes. Los requisitos del objeto del contrato
enumerados (licitud, posibilidad, determinación y patrimonialidad) deben concurrir al momento de
la celebración. En caso de que no se verifique alguno de estos requisitos el acto será nulo.
 Artículo 1003 CCyC <<Disposiciones generales>>. Se aplican al objeto del contrato las
disposiciones de la Secci6n la, Capítulo 5, Titulo IV del Libro Primero de este Código. Debe
ser licito, posible, determinado o determinable, susceptible de valoración económica y
corresponder a un interés de las partes, aun cuando éste no sea patrimonial.
El objeto debe ser lícito, posible, determinado o determinable y susceptible de valoración
económica. La licitud supone adecuación del objeto del acuerdo al ordenamiento jurídico
considerado integralmente. A partir de la exigencia de licitud del objeto del contrato el
ordenamiento jurídico discrimina dentro del campo de lo negocial aquellas manifestaciones de la
autonomía de la voluntad que confrontan con la regulación del sistema. Cuando se refiere al
requisito de posible, se considera la validez del objeto del contrato distinguiéndose la denominada
posibilidad material o física (este supone que los hechos que integren el programa de conductas
convenidas por las partes deben ser de cumplimiento realizable). Cuando se refiere a la posibilidad
jurídica, cobra trascendencia desde la perspectiva del objeto del contrato remarcar que entre las
cosas que se encuentran fuera del comercio por prohibición de la ley (art. 234) se destacan las ruinas
y yacimientos arqueológicos y paleontol6gicos que constituyen bienes del dominio público (art,
235, inc. h), determinado o determinable, otro requisito del objeto es que de sus términos surjan
las indicaciones para identificar adecuadamente cuál será el alcance de la obligaciones asumidas
por las partes y sobre que bienes ha de recaer la conducta debida, susceptible de valoración
económica, se requiere que los bienes o hechos que se toman como objeto del contrato sean
susceptibles de valoración económica.
Resulta válido sostener la existencia de un "contenido del contrato" como concepto que trasciende
al de objeto y consiste en el conjunto de prescripciones que constituye la reglamentación de los
intereses de las partes. Se lo ha definido como el conjunto de normas de origen convencional que
regulan una operaci6n económica concreta que las partes quieren realizar.
 Artículo 1004 CCyC — «Objetos prohibidos». No pueden ser objeto de los contratos los hechos
que son imposibles o están prohibidos por las leyes, son contrarios a la moral, al orden
público, a la dignidad de la persona humana, o lesivos de los derechos ajenos; ni los bienes
que por un motivo especial se prohíbe que lo sean. Cuando tengan por objeto derechos sobre
el cuerpo humano se aplican los arts. 17 y 56.
Se proyectan al ámbito de la contratación las exigencias de licitud del acto jurídico contenidas en el
artículo 279. La descripción de objetos que son prohibidos abarca una diversidad de situaciones que
trascienden la expresa contravención de una prohibición legal. Es comprensiva de los contratos de
objetos ilícito es sentido amplio, remitiendo a conceptos jurídicos indeterminados a traves de los

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cuales se incorporan al campo de la autonomía privada pautas valorativas y axiológicas que dan
contorno y limitan el despliegue de la autonomía privada.
— Contratos cuyo objeto está constituido por hechos imposibles: si el hecho no es realizable desde
el inicio, el contrato será nulo por imposibilidad de su objeto. El artículo 280 CCyC prevé que
cuando se celebra un acto sujeto a plazo o condición suspensiva el acto es valido si inicialmente
su objeto era imposible y con el transcurso del tiempo deviene posible antes del vencimiento del
plazo o del cumplimiento de la condición.
— Contratos de objeto prohibido: Está prohibido contratar sobre herencias futuras (art. 1010), salvo
aquellos supuestos en que el ordenamiento autoriza ciertos acuerdos; convenir en el contrato de
locación el impedimento de ingreso o la exclusión de una persona incapaz o con capacidad
restringida (art. 1195); las donaciones que tienen por objeto la totalidad del patrimonio del
donante (art. 155 1); la cesión de derechos inherentes a la persona (art. 1617); la transacci6n
sobre derechos en los que esté comprometido el orden público o sobre derechos irrenunciables
(art. 1644); el fideicomiso sobre herencias futuras (art. 1670).
— Contratos de objeto contrario a la moral y las buenas costumbres: Se refiere a la moral negocial,
a aquellos acuerdos cuyo contenido contraviene ese mínimo de exigencia ética que cabe esperar
de los acuerdos de autonomía privada. Constituyen un ejemplo de acuerdos contrarios a la moral
y las buenas costumbres los negocios usurarios. Otra derivación de este tipo de limitaciones
aparece contenida ahora en el artículo 54, según el cual no es exigible el cumplimiento del
contrato que tiene por objeto la realización de actos peligrosos para la vida o la integridad de
una persona, excepto que correspondan a su actividad habitual.
— Contratos contrarios al orden público: el orden público ha sido caracterizado como el conjunto
de los principios fundamentales del ordenamiento jurídico. Esta noción ha constituido un limite
clásico a la autonomía de la voluntad de los contratantes, quienes con sus acuerdos no pueden
contravenir la normativa del orden público. Corresponde tomar en cuenta las manifestaciones
actuales sobre orden público económico de protección y dirección.
— Contratos afectantes de la dignidad de la persona humana: el respeto a la dignidad humana se
encuentra impuesta por el art- 51 CCyC. En el art. 52 CCyC se describen afectaciones a la
dignidad de la persona como lesión a la intimidad personal o familiar, a la honra o reputación,
imagen o identidad.
— Contratos lesivos de los bienes de terceros: No es posible a través del contrato estipular
conductas que lesionen los derechos de terceros, tanto en su esfera patrimonial como en su salud
o su dignidad. En este sentido, son de objeto prohibido, verbigracia, los servicios profesionales
que puedan suponer un asesoramiento para que una persona se insolvente fraudulentamente.
— Contratos cuyo objeto son bienes que la ley prohíbe que lo sean: Se remite a lo considerado en
el artículo 1003 sobre la posibilidad jurídica del objeto del contrato.
Los contratos de objeto prohibido son nulos de nulidad absoluta (art. 386). Para el supuesto de que
el objeto recaiga sobre partes del cuerpo - humano en la Parte general se contemplaron dos
soluciones específicas que son aplicables, los articulas 17 (dice que el cuerpo o sus partes no tienen
valor económico, con lo que no satisfarían uno de los recaudos propios del objeto de los contratos)
y 56 (se refiere a los actos de disposición sobre el propio cuerpo, que cuando causen una disminución
permanente reconocen como límites a la ley y la moral y las buenas costumbres). Los derechos sobre
el cuerpo humano pueden ser materia u objeto del contrato en la medida que la legislación especial
lo autorice, lo que debería suceder cuando se persiga alguno de esos fines que enumera el art. 17.
 Artículo 1005 CCyC «Determinación». Cuando el objeto se refiere a bienes, éstos deben estar
determinados en su especie o género según sea el caso, aunque no lo estén en su cantidad, si

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ésta puede ser determinada. Es determinable cuando se establecen los criterios suficientes
para su individualización.
La determinación de los bienes que sean objeto del contrato puede consistir en la identificación de
su especie o de su género. En el caso de que la determinación de las cosas sea por su género o especie
el Código admite que pueda no estar precisada su cantidad si ésta es determinable. Si el objeto del
contrato no está determinado, pero es determinable, los criterios para llegar a tal individualización
pueden provenir de los mismos términos del contrato o de la actuación de un tercero. No es admisible
que la determinación corresponda a una de las partes.
 Artículo 1006 CCyC <<Determinación por un tercero>> Las partes pueden pactar que la
determinación del objeto sea efectuada por un tercero. En caso de que el tercero no realice la
elección, sea imposible o no haya observado los criterios expresamente establecidos por las
partes o por los usos y costumbres, puede recurrirse a la determinación judicial, petición que
debe tramitar por el procedimiento más breve que prevea la legislación procesal.
La determinación del objeto del contrato puede ser encomendado por las partes a un tercero,
rigiéndose esta relación por las disposiciones del mandato. Si ella no fuese posible por razones
voluntarias o involuntarias, se abre la posibilidad de que las partes recurran a la determinación
judicial. Una vez efectuada la determinación del objeto las partes deben atenerse a dicha decisión
adquiriendo exigibilidad plena el programa de conducta establecido al celebrarse el contrato. De
manera excepcional podría cuestionarse judicialmente la labor determinativa del tercero si no se
atiene a los criterios expresamente establecidos por las partes o si lo decidido no se ajusta a lo que
indican los usos y costumbres. El tercero a quien puede encargarse la determinación puede ser una
persona física o una persona jurídica (Bolsa de Comercio, Mercado de valores). La determinación
judicial debe ser oportuna y satisfacer el principio de celeridad en razón de que la decisión permitirá
que se cumpla el recaudo necesario para comenzar a ejecutar los efectos del contrato. Por ello el
codigo remite al proceso declarativo más breve previsto en la legislación procesal, el que por lo
general será el juicio sumarísimo.
 Artículo 1007 CCyC «Bienes existentes y futuros». Los bienes futuros pueden ser objeto de los
contratos. La promesa de transmitirlos está subordinada a la condición de que lleguen a
existir, excepto que se trate de contratos aleatorios.
La posibilidad de contratar sobre bienes futuros supone que ambas partes conocen que el bien no
existe aún y pactan sobre él en el entendimiento de que su existencia acaecerá en el futuro. Cuando
se contrata sobre un bien futuro el contrato es considerado, como celebrado bajo la condición
suspensiva de que la cosa llegue a existir. Si la cosa no llega a existir, el acuerdo quedara sin efecto.
La parte que aspira a la adquisición de la cosa no asume el riesgo de su existencia dado que no
deberá cumplir las obligaciones a su cargo si no se cumple la condición. Si bien el contrato es
condicional esto no quiere decir que la parte vendedora quede desobligada de realizar toda aquella
actividad necesaria para que la cosa llegue a existir. Debe realizar las tareas y esfuerzos que resulten
del contrato para que la cosa llegue a existir. Los bienes futuros no pueden ser objeto de contrato de
donación dado que requiere que los bienes sean del dominio del donante al tiempo de contratar.
La otra posibilidad es que el contrato sea concebido como aleatorio, esto es, que una de las partes
asume el riesgo de que el bien no llegue a existir; es la hipótesis contemplada en la última parte del
art. 1007.
 Artículo 1008 CCyC <<Bienes ajenos>> Los bienes ajenos pueden ser objeto de los contratos.
Si el que promete transmitirlos no ha garantizado el éxito de la promesa, sólo está obligado a

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emplear los medios necesarios para que la prestación se realice y, si por su culpa, el bien no
se transmite, debe reparar los daños causados. Debe también indemnizarlos cuando ha
garantizado la promesa y ésta no se cumple. El que ha contratado sobre bienes ajenos como
propios es responsable de los daños si no hace entrega de ellos.
La primera distinción que cabe hacer es según se haya contratado sobre bienes ajenos como tales o
como propios. Si una parte contrató sobre un bien ajeno como si fuera propio, asume la obligación
de adquirirlo, por lo que es responsable de los daños y perjuicios derivados del incumplimiento si
no lo entrega. Si se contrató sobre bien ajeno como tal, quien prometió su entrega asume una
obligación de medios, pues como establece el artículo que se comenta, está obligado " a emplear los
medios necesarios para que la prestación se realice ", y responde por los daños y perjuicios si por su
culpa el bien no se transmite. La culpa consiste, justamente, en no haber empleado los medios
necesarios para que la prestación se realice.
 Artículo 1009 CCyC «Bienes litigiosos, gravados, o sujetos a medidas cautelares». Los bienes
litigiosos, gravados, o sujetos a medidas cautelares, pueden ser objeto de los contratos, sin
perjuicio de los derechos de terceros. Quien de mala fe contrata sobre esos bienes como si
estuviesen libres debe reparar los daños causados a la otra parte si ésta ha obrado de buena
fe.
Por la presente disposición quedan abarcados tres tipos de bienes que pueden ser objeto de los
contratos:
a) Bienes litigiosos: son aquellos cuya titularidad o extensión están sometida a un proceso.
Pueden ser cosas o derechos litigiosos (arts. 1618, inc b y 1628).
b) Bienes gravados: se ubican dentro de esta categoría los bienes que están sometidos a prenda
(art.2219), hipoteca (art 2205), o anticresis (art 2212).
c) Bienes sujetos a medidas cautelares: tradicionalmente se menciona el embargo de los bienes
como medida típica. Puede tratarse de otro tipo de medida cautelar, verbigracia (por
ejemplo); la inscripción litigiosa.
La contratación sobre bienes Litigiosos, gravados o sometidos a medidas cautelares no puede
perjudicar los derechos de los terceros que podrán hacer valer sus derechos ante el comprador dado
que la cosa fue transmitida en esas condiciones. La norma legal permite reconocer el derecho al
resarcimiento de la parte que adquirió bienes litigiosos, gravados o sometidos a medidas cautelares
cuando se le manifestó por su cocontratante que eran bienes libres o que su disposición era plena.
 Artículo 1010 CCyC «Herencia futura». La herencia futura no puede ser objeto de los
contratos ni tampoco pueden serlo los derechos hereditarios eventuales sobre objetos
particulares, excepto lo dispuesto en el párrafo siguiente u otra disposición legal expresa. Los
pactos relativos a una explotación productiva o a participaciones societarias de cualquier tipo,
con miras a la conservación de la unidad de la gestión empresaria o a la prevención o solución
de conflictos, pueden incluir disposiciones referidas a futuros derechos hereditarios y
establecer compensaciones en favor de otros legitimarios. Estos pactos son válidos, sean o no
parte el futuro causante y su cónyuge, si no afectan la legítima hereditaria, los derechos del
cónyuge, ni los derechos de terceros.
Una herencia futura no puede ser ni aceptada ni repudiada ni objeto de contratos. Tampoco los
derechos eventuales sobre objetos particulares. El Código Civil y Comercial sorprende con una
excepción a la regla de prohibición de los contratos sobre herencia futura que parece estar dirigida

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a facilitar la gestión y mantenimiento de la unidad de dirección de las denominadas empresas
familiares. El nuevo Código alude a las participaciones societarias de cualquier tipo y a las
explotaciones productivas. La expresión " explotaciones productivas " no tiene un contenido jurídico
preciso; parece que el Código quiere referirse a la " empresa individual o familiar " en la que trabajan
padres e hijos y eventualmente otros parientes, muchas veces de manera informal, y que constituye
la fuente del sustento familiar. La finalidad de estos pactos es la conservación de la unidad de la
gestión empresaria o la prevención o solución de conflictos.
 CAUSA
En el artículo 281, al regular en la Parte general sobre los actos jurídicos, establece el Código el
contenido del elemento causa del acto, adhiriendo a la concepción neocausalísta subjetiva. La causa
del contrato es la finalidad inmediata perseguida por los celebrantes, que ha sido determinante de
la voluntad. También integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y hayan sido
incorporados al acto en forma expresa, o tácita si son esenciales para ambas partes. Se instala la
causa en el campo de lo voluntario. De la manifestación de voluntad de las partes, la causa se
distingue por la noción específica de finalidad común, que trasciende el momento de la celebración
del contrato y se proyecta desde el inicio hacia los efectos que éste producirá.
El concepto causa fin, se entiende en su doble sentido, es decir, como finalidad objetiva perseguida
con el negocio jurídico, y también en miras las subjetiva en relación a los móviles concretos que
tuvieron en miras las partes al tiempo de celebrar el acto jurídico contractual. En esta inteligencia,
podemos afirmar que la causa, así concebida, sirve para responder a las preguntas: para qué se
contrata y por qué se contrata.
Así se sostiene que en todo acto jurídico y, por ende, en todo contrato, debe existir la causa final y
que la misma deberá observarse desde dos aspectos, uno uniforme y general (determina la voluntad
de las partes de modo objetivo y abstracto, atendiendo al fin inmediato autorizado por el orden
jurídico) para toda la figura contractual, y otra particular y variable para los contratantes. De este
modo, el fin deberá ser analizado desde una perspectiva subjetiva y otra objetiva.
 Artículo 1012 CCyC <<Disposiciones generales>> Se aplican a la causa de los contratos las
disposiciones de la Sección 2", Capítulo 5, Titulo IV, Libro Primero de este Código.
En el artículo 281, al regular en la Parte general sobre los actos jurídicos, establece el Código el
contenido del elemento causa del acto.
La causa del contrato es la finalidad inmediata perseguida por los celebrantes, que ha sido
determinante de la voluntad. Se instala la causa en el campo de lo voluntario. De la manifestación
de voluntad de las partes, la causa se distingue por la noci6n específica de finalidad común, que
trasciende el momento de la celebración del contrato y se proyecta desde el inicio hacia los
efectos que éste producirá. Otro elemento que integra la causa es el motivo o finalidad subjetiva,
y se establece que ellos además de haber sido compartidos deben haber sido exteriorizados o
cuando ellos surjan tácitamente si son esenciales para las partes.
 Artículo 1013 CCyC «Necesidad». La causa debe existir en la formación del contrato y durante
su celebración y subsistir durante su ejecución. La falta de causa da lugar, según los casos, a
la nulidad, adecuación o extinción del contrato.
La causa como fin inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico que ha sido determinante
para la manifestación de voluntad de los contratantes tiene que existir al momento de su
celebración, pero además mantenerse durante su ejecución.
La disposición legal. comprende dos etapas iniciales en las que la causa asume un papel
protagónico: la formación del contrato y su celebración. La causa en período formativo del
contrato puede estar definida o en proceso de gestación como el contrato mismo. Reconocer la
existencia del elemento causal en el momento formativo puede resultar de gran utilidad para

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analizar los supuestos de rupturas de tratativas y de consecuente responsabilidad precontractual
porque ello contribuirá a juzgar el grado de seriedad y razonabilidad de la conducta de los
precontratantes. La necesidad de subsistencia de la causa en la etapa de ejecución del contrato
constituye uno de los aspectos más trascendentes de este precepto legal. La no existencia de la
causa puede dar lugar a la adecuación o a la extinción del contrato.
 Artículo 1014 CCyC <<Causa ilícita>>. El contrato es nulo cuando: a) su causa es contraria
a la moral, al orden público o a las buenas costumbres; b) ambas partes lo han concluido por
un motivo ilícito o inmoral común. Si sólo una de ellas ha obrado por un motivo ilícito o
inmoral, no tiene derecho a invocar el contrato frente a la otra, pero ésta puede reclamar lo
que ha dado, sin obligación de cumplir lo que ha ofrecido.
La finalidad común perseguida es contraria a la moral y a las buenas costumbres cuando
contraviene ese mínimo de exigencia ética que cabe esperar de los acuerdos de autonomía
privada.
Si la causa del contrato es ilícita, el acto es nulo de nulidad absoluta. Lo mismo ocurre si los
motivos compartidos por los contratantes son ilícitos. En cambio, cuando puede establecerse que
la ilicitud reside Únicamente en los motivos de una de las partes, será ésta la que no puede
invocar el contrato frente a la otra. La existencia de motivos ilícitos de una sola de las partes pasa
a tener consecuencias en el plano de la eficacia del contrato sin generar su nulidad. Para la parte
que obra motivada por una finalidad ilícita el contrato carecerá de eficacia. Su contraparte, que
no ha conocido ni compartido dichos motivos, puede solicitar la devolución de lo que entregó,
quedando desobligada de cumplir con lo pactado.
 Artículo 1090 CCyC <<Frustración de la finalidad>> La frustración definitiva de la finalidad
del contrato autoriza a la parte perjudicada a declarar su resolución, si tiene su causa en una
alteración de carácter extraordinario de las circunstancias existentes al tiempo de su
celebración, ajena a las partes y que supera el riesgo asumido por la que es afectada. La
resolución es operativa cuando esta parte comunica su declaración extintiva a la otra. Si la
frustración de la finalidad es temporaria, hay derecho a resolución sólo si se impide el
cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo de ejecución es esencial.
Precisa que debe provenir de una alteración de carácter extraordinario de las circunstancias
existentes al tiempo de su celebración, que supere el riesgo asumido por la parte que es afectada.
El criterio debe entenderse en el sentido que, la salida del suceso del curso natural y ordinario de
las cosas se proyecta sobre la imprevisibilidad del evento frustratorio y la esfera de riesgos de
quien la invoca. De modo que cuando el hecho frustratorio pudo ser previsto es lógico concluir
que la parte perjudicada asumió el riesgo que tales acontecimientos implicaban.
En orden a sus efectos el presente artículo regula la frustración definitiva de la finalidad como
una causal de resolución, que habrá de tener a priori efectos retroactivos.
La norma que se anota traza un distingo entre suspensión definitiva y temporaria. Con ello se
sigue un criterio ampliamente reconocido en cuanto que "cuando la frustración de la finalidad es
temporaria se aplican las reglas de la suspensión del cumplimiento”. Por excepción, el nuevo
Código admite la resolución "solo si se impide el cumplimiento oportuno de una obligación cuyo
tiempo de ejecución es esencial" (art. 1090 in fine).
 Forma
 Artículo 1015 CCyC <<Libertad de formas>> Solo son formales los contratos a los cuales
la ley les impone una forma determinada.
Se reitera en materia contractual la regla de que para la validez de un acuerdo no resulta necesario
cumplir con formalidad alguna, bastando la manifestación de voluntades con los requisitos
establecidos para formación del consentimiento. La categoría de los contratos formales es la

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excepción, debiendo sujetarse al cumplimiento de solemnidades cuando éstas fueron impuestas
legalmente o asumidas por acuerdo de las partes. Los contratos se clasifican en tres formas desde
el punto de vista de la forma:
a) Contratos formales absolutos: la forma esta impuesta para la validez del acto. El no
otorgamiento de la formalidad causa la nulidad.
b) Contratos formales relativos: el no cumplimiento de la solemnidad determina que le acto
no produce sus efectos propios, no quedando concluidos como tales mientras no se
otorgue el instrumento previsto, pero valen como contrato en los que las partes se
obligaron a cumplir con la expresada formalidad.
c) Contratos con forma exigida "ad probationem": la forma es requerida únicamente a los
fines probatorios. Ni la validez ni los efectos del negocio aparecen condicionados por el
cumplimiento de la solemnidad requerida por la ley.
 Artículo 1016 CCyC <<Modificaciones al contrato>> La formalidad exigida para la
celebración del contrato rige también para las modificaciones ulteriores que le sean
introducidas, excepto que ellas versen solamente sobre estipulaciones accesorias o secundarias,
o que exista disposición legal en contrario.
La disposición impone que los acuerdos modificativos de un contrato ya concluido deban ajustarse
a las mismas exigencias de forma que rigen para su celebración. Es una derivación de la regla de
paralelismo de formas.
 Artículo 1017 CCyC <<Escritura pública>> Deben ser otorgados por escritura pública:
a) los contratos que tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción de derechos reales
sobre inmuebles. Quedan exceptuados los casos en que el acto es realizado mediante subasta
proveniente de ejecución judicial o administrativa;
b) los contratos que tienen por objeto derechos dudosos o litigiosos sobre inmuebles;
c) todos los actos que sean accesorios de otros contratos otorgados en escritura pública;
d) los demás contratos que, por acuerdo de partes o disposición de la ley, deben ser otorgados en
escritura pública.
Se enumeran en esta disposición aquellos actos que en cumplimiento de una formalidad solemne
relativa deben ser otorgados a traves de escritura pública. La enumeración es meramente enunciativa.
Los contratos que tienen por objeto la adquisición, modificación, extinción de derechos reales sobre
inmuebles, se desprende en primer termino que quedan alcanzados todos aquellos actos que permiten
la adquisición del derecho de dominio.
También deben celebrarse por escritura pública aquellos contratos que tienen por objeto derechos
litigiosos o dudosos sobre inmuebles. Esta regla tiene aplicación tradicional en el contrato de cesión,
en el que se exige la escritura pública para los derechos litigiosos (art. 1618, inc. b). Se extiende la
exigencia al caso de los derechos dudosos.
Los actos que sean accesorios de otros celebrados en escritura pública. Aquí la formalidad se expande
a actos vinculados de manera consecuencial. Al utilizarse la expresión genérica “actos que sean
accesorios” de otros otorgados en escritura pública, se comprende a aquellos que sean consecuencia
como lo son los pagos que corresponda hacer en cumplimiento de lo pactado.
Y los dispuesto en el último inciso del artículo en análisis, salvo que se prevea como efecto la nulidad,
la exigencia de forma es solemne relativa.
 Artículo 1018CCyC <<Otorgamiento pendiente del instrumento>> El otorgamiento pendiente de
un instrumento previsto constituye una obligación de hacer si el futuro contrato no requiere una
forma bajo sanción de nulidad. Si la parte condenada a otorgarlo es remisa, el juez lo hace en su
representación, siempre que las contraprestaciones estén cumplidas, o sea asegurado su
cumplimiento.

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En los casos en que no se cumplió con la formalidad prevista por la ley, siendo ella exigida con carácter
solemne relativo, el contrato no queda concluido como tal, pero vale como contrato en que las partes
se obligaron a cumplir con la expresada formalidad. Esta obligación de cumplir con la formalidad es
la que regula la disposición bajo comentario considerándola como una obligación de hacer. El
cumplimiento de esta obligación de escriturar es susceptible de ser exigido judicialmente a través de
un proceso en el que se pretende la escrituración. Los procesos de escrituración son de naturaleza
declarativa, encontrándose en algunos supuestos prevista la vía ejecutiva si el instrumento del que
surge la obligación de escriturar reúne tales exigencias de ejecutividad. La sentencia que condena a
escriturar fija un plazo al demandado para cumplir con el hacer debido que consiste en la suscripción
de la escritura que tiene que ser confeccionada por el escribano designado. Ante la falta de
cumplimiento en el plazo fijado en la sentencia con la firma de la escritura, se abre paso la aplicación
de un mecanismo que es aplicado por encontrarse previsto en los códigos procesales y ahora lo regula
el Código: la suscripción por parte del juez de la escritura en nombre del deudor condenado renuente.
En las sentencias condenatorias de escrituración es usual incluir en la propia condena el
apercibimiento de suscribirla el juez para el caso de que el condenado no lo haga. Esto hace posible
que el contrato otorgado sin cumplirse con la forma exigida por la ley adquiera ahora sí plena eficacia
quedando concluido como tal.
 PRUEBA
 Artículo 1019 CCyC <<Medios de prueba>> Los contratos pueden ser probados por todos
los medios aptos para llegar a una razonable convicción según las reglas de la sana crítica, y
con arreglo a lo que disponen las leyes procesales, excepto disposición legal que establezca
un medio especial. Los contratos que sea de uso instrumentar no pueden ser probados
exclusivamente por testigos.
El Código se enrola en un criterio abierto para la demostración judicial de los contratos
admitiendo todos aquellos medios probatorios que son admitidos por la legislación procesal.
Ahora, la regla general consiste en la admisión de todos los medios de prueba contemplados en
las legislaciones procesales, mereciendo destacarse que inclusive existe un principio residual de
admisión de medios probatorios atípicos. La excepción viene dada por la limitación de la prueba
testimonial cuando los usos indiquen que el contrato suele instrumentarse. La necesidad de
demostración por escrito -u otros medios que no sean declaraciones testimoniales-, que antes era
establecida por el legislador fijando un valor económico mínimo a partir del cual regía, ahora
será exigible cuando conforme a los usos el tipo de contrato de que se trate se concierte en la
práctica por escrito. En estos casos no es que no se admitir6 la prueba testimonial, sino que lo
que ocurre es que no puede probarse el contrato únicamente por este medio.
La razonable convicción sobre la existencia y contenido del contrato debe obtenerse de acuerdo
a las reglas de la sana crítica. Se describe a las reglas de la sana crítica como aquellas que reservan
al arbitrio judicial la concreta determinación de la eficacia de la prueba según reglas lógicas y
máximas de experiencia consistiendo, por ende, en reglas lógico-experienciales.
 Artículo 1020 CCyC <<Prueba de los contratos formales>> Los contratos en los cuales la
formalidad es requerida a los fines probatorios pueden ser probados por otros medios,
inclusive por testigos, si hay imposibilidad de obtener la prueba de haber sido cumplida la
formalidad o si existe principio de prueba instrumental, o comienzo de ejecución.
Se considera principio de prueba instrumental cualquier instrumento que emane de la otra
parte, de su causante o de parte interesada en el asunto, que haga verosímil la existencia del
contrato.
Los contratos formales tienen que ser demostrados por la forma impuesta. Una de las razones
que justifican la imposición de una solemnidad para la celebración de un contrato consiste en

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facilitar su demostración. En los supuestos que exista imposibilidad de obtener la prueba podrá
acudirse a medios supletorios equivalentes siempre que se justifique el supuesto de hecho
mencionado y dejando a salvo que debe ser acreditado que el contrato se celebró por la forma
impuesta por la ley.
También podrá acudirse a otros medios probatorios si hay “principio de prueba instrumental".
La denominaci6n viene a suplantar la clásica expresión "principio de prueba por escrito",
comprendiendo ahora el concepto genérico de instrumento emanado de la otra parte, del causante
o de terceros que haga verosímil la celebración del contrato. En los supuestos en que comenzó
la ejecución del contrato también podrá superarse la exigencia de forma establecida para prueba,
acudiendo a los demás medios probatorios.
 EFECTOS:
Las consecuencias jurídicas que emanan de los contratos sólo alcanzan a las partes contratantes
y no pueden, salvo casos previstos por la ley, beneficiar ni perjudicar a terceros.
 Artículo 1021 CCyC <<Regla general>> El contrato sólo tiene efecto entre las partes
contratantes; no lo tiene con respecto a terceros, excepto en los casos previstos por la ley.
La norma se ocupa del efecto relativo que rige en las relaciones contractuales, constituyendo una
regla directamente vinculada al principio de eficacia vinculante. Enuncia también a los
protagonistas principales del contrato, las partes, que contrapone a los terceros, respecto de los
cuales sus efectos directos no les alcanzan, salvo supuestos de excepción reconocidos
legalmente.
 Artículo 1022. <<Situación de los terceros>> El contrato no hace surgir obligaciones a cargo
de terceros, ni los terceros tienen derecho a invocarlo para hacer recaer sobre las partes
obligaciones que éstas no han convenido, excepto disposición legal.
La noma no brinda un concepto general, sin perjuicio de lo cual podrá sostenerse, como se lo ha
venido haciendo pacíficamente hasta ahora en nuestra doctrina, que tercero en un contrato es
todo aquel que no asume el rol de parte. Se trata de un concepto construido por vía de exclusión.
El artículo 1022 expresa la ajenidad que el contrato tiene para los terceros. Pese a ello, deja
abierto el juego de excepciones legales, reconocidas en muchas disposiciones del nuevo Código,
que aceptan Limitaciones al principio del efecto relativo.
 Artículo 1023. Parte del contrato Se considera parte del contrato a quien:
a) lo otorga a nombre propio, aunque lo haga en interés ajeno;
b) es representado por un otorgante que actúa en su nombre e interés;
c) manifiesta la voluntad contractual, aunque ésta sea transmitida por un corredor o por un
agente sin representación.
Quien es parte puede materialmente celebrar el acto o existir un otorgante quien no sea parte.
Leer la tabla de clase.
 Artículo 1024. Sucesores universales Los efectos del contrato se extienden, activa y
pasivamente, a los sucesores universales, a no ser que las obligaciones que de él nacen sean
inherentes a la persona, o que la transmisión sea incompatible con la naturaleza de la
obligación, o esté prohibida por una cláusula del contrato o la ley.
Desde un punto de vista metodológico, parece preciso el tratamiento particular de los sucesores
universales, toda vez que aunque a priori son parte, por excepción pueden ser ajenos al contrato,
asumiendo el rol de tercero.
Los sucesores pueden ingresar en una relación jurídica aun cuando primitivamente no formaron
parte de ella. En la sucesión mortis causa, el heredero tiene todos los derechos y acciones del
causante de manera indivisa. De donde surge que se extienden al sucesor universal, los efectos

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activos y pasivos de los negocios jurídicos en que era parte el causante (art. 2280) y pasan al
sucesor universal las obligaciones que recaen sobre cada una de las cosas que le transmiten,
puesto que el sucesor universal es, a la vez, sucesor particular en cada una de las cosas que
forman parte de la herencia. En principio, el heredero sólo responde por las deudas del causante
con los bienes que recibe o con su valor, en caso de haber sido enajenados (art. 2280, último
párrafo).
a norma que analizamos establece excepciones en cuanto a la transmisión de derechos a los
sucesores universales. En primer lugar, no se transmiten los derechos y obligaciones inherentes
a la persona. Se tratan de derechos o deberes que están destinados a beneficiar o ser cumplidos
por una persona determinada, y cuyo ejercicio es inconcebible con independencia de esa persona.
Por ello, el causante no puede transmitir las obligaciones por él asumidas cuando su persona ha
sido determinante para concluir el contrato, hay una personalización del contrato en la
terminología de Messineo. El segundo supuesto es cuando la transmisión sea incompatible con
la naturaleza de la obligación. En general, los derechos y obligaciones intransmisibles por su
naturaleza son individualizados por disposiciones legales específicas). Sin embargo, hay por
cierto prestaciones que sólo pueden ser cumplidas por el causante, las obligaciones derivadas de
la responsabilidad parental ingresan, por ejemplo, en esa categoría.
El tercer supuesto previsto en la norma es la prohibición de la ley o de una cláusula contractual.
Existen numerosos supuestos legales que impiden la transmisión de determinados derechos a
favor de los sucesores universales; como el pacto de preferencia establecido a favor del vendedor
(art. 1165); el mandato (art. 1329); el usufructo (art. 2152); el uso (art. 2155), la habitación (art.
2159); las servidumbres (arts. 2172). También resultan intransmisibles los declarados tales por
una disposición del mismo negocio jurídico pues las partes pueden estipular que los efectos de
un negocio se extingan por la muerte de cualquiera de ellos. Ello así, siempre que se encuentre
en el ámbito de la libertad contractual, pues en ciertos supuestos la ley impone la continuidad
del contrato, como sucede en materia de locaciones urbanas. Los derechos de la personalidad no
se transmiten aunque si pueden existir reflejos posteriores a su muerte, tampoco se transmiten
los derechos nacidos de las relaciones de familia.
Artículo 1025. Contratación a nombre de tercero Quien contrata a nombre de un tercero sólo
lo obliga si ejerce su representación. A falta de representación suficiente el contrato es ineficaz.
La ratificación expresa o tácita del tercero suple la falta de representación; la ejecución implica
ratificación tácita.
Artículo 1026. Promesa del hecho de tercero Quien promete el hecho de un tercero queda
obligado a hacer lo razonablemente necesario para que el tercero acepte la promesa. Si ha
garantizado que la promesa sea aceptada, queda obligado a obtenerla y responde
personalmente en caso de negativa.
Artículo 1027. Estipulación a favor de tercero Si el contrato contiene una estipulación a favor
de un tercero beneficiario, determinado o determinable, el promitente le confiere los derechos
o facultades resultantes de lo que ha convenido con el estipulante. El estipulante puede revocar
la estipulación mientras no reciba la aceptación del tercero beneficiario; pero no puede hacerlo
sin la conformidad del promitente si éste tiene interés en que sea mantenida. El tercero aceptante
obtiene directamente los derechos y las facultades resultantes de la estipulación a su favor. Las
facultades del tercero beneficiario de aceptar la estipulación, y de prevalerse de ella luego de
haberla aceptado, no se transmiten a sus herederos, excepto que haya cláusula expresa que lo
autorice. La estipulación es de interpretación restrictiva.

MAICOL KEHL
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