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Bases neurobiológicas del

envejecimiento
GERONTOLOGÍA Y GERIATRÍA

21 DE ABRIL DE 2018

Integrantes: Paula Avalos Torres


Camila Rojas Fernández
Katherine Vega Morgado
Keren-Hapuc Veliz Herrera
Carrera: Fonoaudiología
Sección: 301
Docente: Alex Anacona
Tabla de contenido
Introducción

El envejecimiento es un proceso que no ocurre de forma repentina, si no progresiva y


gradual, es una expresión de la totalidad del organismo y es diferente en cada
individuo, puede comenzar en cualquier órgano o sistema y afectar desde allí su
totalidad.

El Sistema Nervioso cumple un rol fundamental en este proceso de la vida.

Podemos hablar de los cambios principales, como, por ejemplo, en el caso del sueño
de una persona mayor, ya que no presenta una constante en ellos, sino más bien, varía
de acuerdo pasen los años, haciendo su sensibilidad aún mayor.

Los cambios cerebrales en el envejecimiento asociados o no a enfermedades


neurológicas ligadas a la edad, implica modificaciones a diferentes niveles. Cuando
hacemos referencia a que este puede ser diferente en cada persona, hacemos alusión,
a que no todas las personas presentan las mismas enfermedades. Como por ejemplo
en el caso del mal de Alzheimer, se produce por una deficiencia en la función y
producción de la mielina. En esto podemos presenciar, que no todos los adultos
mayores están en esta misma condición y esto es porque cada individuo presenta una
fisiología y morfología distinta.
Cambios en la función Axonal

Durante la vida, el cerebro presenta una serie de modificaciones estructurales, tanto


micro como macroscópicas y bioquímicas, entre las que se encuentran: descenso del
peso del cerebro; disminución del volumen cerebral con aumento del tamaño de los
surcos y disminución de las circunvoluciones cerebrales; atrofia y muerte neuronal;
degeneración neurofibrilar; formación de placas neuríticas, y deterioro de circuitos
mediados por determinados neurotransmisores, entre otros.

Junto a la disminución de las capacidades funcionales al paso del tiempo y a la


irreversibilidad de las alteraciones que se producen en la vida, existe mayor
posibilidad de presentar enfermedades en edades adultas. Las claves que rigen este
proceso involutivo son de carácter genético y ambiental.

El cerebro presenta un deterioro con la edad, pero un cerebro añoso, si no hay ninguna
enfermedad intercurrente, debe ser un cerebro funcionalmente sano. Este hecho, es
debido, a una facultad extraordinaria del sistema nervioso: la plasticidad neuronal. La
diferencia entre un cerebro viejo y otro joven no es tanto el número de neuronas sino
el grado de presencia y funcionalidad de las células de apoyo llamadas genéricamente
células gliales.

Oligodendrocitos

Existen tres tipos de células gliales, cada una proporcionando diferentes clases de
apoyo a las neuronas: los oligodendrocitos aíslan, las microgliales actúan como células
inmunitarias, y los astrocitos ayudan en el metabolismo y la desintoxicación de las
neuronas, entre muchas otras funciones.

Se han determinado que los astrocitos y los oligodendrocitos modifican sus patrones
de expresión genética regional con la edad, particularmente en el hipocampo y en la
sustancia negra, regiones cerebrales importantes para la memoria y el movimiento,
respectivamente.

Basándose en una comparación de muestras de tejido de tres cerebros jóvenes y tres


viejos, encontraron que el número de oligodendrocitos disminuye con la edad en la
corteza frontal. Además, establecieron que esto probablemente se corresponde con
la disminución de la expresión de genes específicos de oligodendrocitos, mientras que
otros tipos de células tenían patrones de cambio más complicados.
MIELINA

La mielina también va a presentar un cambio, en este puede señalar un mal de


Alzheimer en una edad más avanzada, así informa un estudio realizado por
investigadores norteamericanos de la Universidad de California.

Por que como ya se sabe, la mielina es una capa de proteínas y lípidos con un alto
porcentaje de colesterol, en el cual permite que la vaina de mielina se envuelva
ajustada alrededor de los nervios, como un aislante, lo cual acelera la transmisión de
impulsos a lo largo de las células nerviosas.

Según Bartzokis, que "las conexiones del cerebro se desarrollan hasta la madurez y
luego comienzan a declinar a medida que el deterioro de la mielina desencadena un
destructivo efecto dominó". En este el caso de la capacidad cerebral de las personas
es más lento.

A medida que el cerebro continúa desarrollándose durante la vida adulta y se produce


mielina en más cantidad y calidad, los niveles de colesterol en el cerebro aumentan y,
eventualmente, promueven la producción de una proteína tóxica que ataca el
cerebro.

Esta proteína, ataca a la mielina, este hace que interfiera con la transferencia de
mensaje a lo largo de las células nerviosas y eventualmente conduce a la formación
de las placas en los pacientes que padecen el mal de Alzheimer.
A medida que la persona envejece, es probable que los nervios periféricos conduzcan los
impulsos más lentamente, produciendo una disminución de la sensibilidad, reflejos más
lentos y, con frecuencia, cierta torpeza. La conducción nerviosa puede enlentecerse debido a
la degeneración de las vainas de mielina situadas alrededor de los nervios.

Cambios en la función e integridad sináptica: circuito específico

El Sistema nervioso central tiene cúmulos de neuronas organizados en complejos que


se denominan comunidades neuronales, dispuestas en patrones llamados circuitos
por los que se transmiten los impulsos nerviosos, clasificados en:

Divergente: El impulso nervioso proveniente de una única neurona presináptica que


genera la estimulación de un número cada vez mayor de células a lo largo del circuito.

Convergente: La neurona postsináptica recibe impulsos nerviosos de diversas fuentes.


Reverberante: El impulso de entrada estimula la primera neurona a la cual estimula a
la segunda que estimula a la tercera y así sucesivamente, pero las ramificaciones de la
última neurona establecen sinapsis con las anteriores enviando impulsos de vuelta a
través del circuito una y otra vez.

Paralelo de posdescarga: Una única célula presináptica estimula a un grupo de


neuronas cada una de las cuales hace sinapsis con una única célula postsináptica
común. El número de sinapsis entre la primera y última impone retrases sinápticas
variables, de forma que la última neurona tiene múltiples potenciales de acción.

Se plantea la existencia de una pérdida de sinapsis durante el envejecimiento, en


ausencia de patología degenerativa. Se observan cambios morfológicos en las
dendritas y una reducción de la densidad de espinas sinápticas en individuos mayores
de 50 años cercana al 50%, comparado a individuos menores.

Estos cambios ultra estructurales mielínicos indican que los déficits cognitivos
asociados a la edad no se deben a la pérdida de neuronas, sino que podrían
evolucionar a partir de la disrupción de la conectividad cortical.

Pérdida neuronal en núcleos subcorticales


Los ganglios basales están constituidos por un grupo de núcleos (neuronas)
subcorticales interconectados con la corteza cerebral y el tálamo. Son acumulaciones
de células nerviosas que se hallan cerca de la base del cerebro, dentro del telencéfalo.
Tienen funciones motoras y no motoras. Dentro de las primeras se encuentran la
planificación e iniciación de los movimientos. Dentro de las funciones no motoras se
cuenta la regulación del sueño, del sistema nervioso autónomo, de la conducta y del
estado emocional.

Los ganglios basales son cinco núcleos altamente interconectados: caudado, putamen,
globo pálido, núcleo subtalámico y sustancia negra.

FUNCIÓN DE LOS GANGLIOS BASALES

Los ganglios basales junto con el cerebelo ejercen su influencia a través de sus
conexiones a los centros motores. Ambos sistemas modulan y controlan la actividad
motora que inicia la corteza cerebral consiguiendo una planificación, inicio,
coordinación, guía y terminación apropiados de los movimientos voluntarios.
Procesan la información indirectamente, por lo que reciben información de la corteza
y la devuelven a la corteza a través del tálamo. De esa forma, los ganglios basales
modifican el tiempo y la cantidad de actividad que deja la corteza y viaja por la ruta
piramidal, amplificando la actividad que conduce a un resultado positivo y
suprimiendo la actividad que conduce a un resultado perjudicial en una situación
particular.

DISFUNCIÓN DE LOS GANGLIOS BASALES

La disfunción de los ganglios basales produce trastornos del movimiento y cambios en


el comportamiento. En algunos casos, la degeneración específica de una población de
neuronas es la causa subyacente de las enfermedades neurológicas. Por ejemplo, una
pérdida de más del 60% de las neuronas de dopamina conduce a la enfermedad de
Parkinson, mientras que la pérdida de un porcentaje menor de neuronas de
proyección en el cuerpo estriado subyace a la patología de la enfermedad de
Huntington. En ambas enfermedades, los movimientos automáticos se ven más
severamente afectados que los movimientos dirigidos a un objetivo (respondiendo a
las señales).

La disfunción de los ganglios basales también puede acompañarse de un trastorno no


motor. Por ejemplo, la función cognitiva (memoria y razonamiento) y la motivación se
ven afectadas tanto en la enfermedad de Parkinson como en la de Huntington.

Sustancia negra

La sustancia negra forma parte de los ganglios basales, un sistema cerebral compuesto
por el neoestriado, el globo pálido y el núcleo subtalámico. Se localiza en el
mesencéfalo, Esta región se considera parte del tronco cerebral y se relaciona con el
movimiento, la consciencia, la alerta, la visión y la audición.

En el cerebro humano encontramos sustancia negra a ambos hemisferios.


La neuromelanina, un pigmento de las neuronas dopaminérgicas, confiere su nombre
a la sustancia negra ya que la dota de su característico tono oscuro.

FUNCIÓN DE LA SUSTANCIA NEGRA

La sustancia negra juega un papel importante en la función cerebral, en particular, en


el movimiento de los ojos, el control motor, la búsqueda de recompensa, el
aprendizaje y la adicción. Muchos de los efectos de la sustancia negra están mediados
a través del cuerpo estriado. La entrada dopaminérgica dela sustancia negra al cuerpo
estriado a través de la vía negroestriatal está íntimamente ligada a la función del
cuerpo estriado.

TRASTORNOS RELACIONADOS

La enfermedad de Parkinson se debe a la degeneración de las neuronas


dopaminérgicas de la parte compacta de la sustancia negra. De hecho, la decoloración
de la sustancia negra que se produce en este trastorno se debe a la reducción en la
densidad de este tipo de neuronas, que contienen la neuromelanina.

La activación anormal de las neuronas de la sustancia negra se ha relacionado tanto


con los síntomas de la enfermedad de Parkinson como con la aparición de crisis
epilépticas. La dopamina y la sustancia negra también están implicadas en la
esquizofrenia. Las vías dopaminérgicas se alteran en este trastorno, y los niveles de
dopamina suelen ser muy elevados. Asimismo, en la esquizofrenia se producen
cambios estructurales en la sustancia negra.

Locus coeruleus

El locus coeruleus (LC), es una núcleo compuesto principalmente por neuronas


noradrenérgicas que se encuentra en la protuberancia del tronco encefálico. Este
centro de es una de las partes pertenecientes al sistema de activación reticular y sus
principales funciones son aquellas relacionadas con las respuestas fisiológicas de
estrés y miedo.

Además, el LC proporciona la principal fuente de noradrenalina para todo el cerebro,


el tronco encefálico, el cerebelo y la médula espinal. La actividad neuronal de este
ejerce un papel esencial en la integración de la información sensorial a la hora de
regular la activación, la atención y ciertas funciones de la memoria.

Las conexiones y circuitos correspondientes entre el locus coeruleus y la neocorteza,


el diencéfalo, el sistema límbico y la médula espinal ponen en relevancia su
importancia dentro del funcionamiento del eje neural.

Debido al envejecimiento de la persona o a ciertas enfermedades, el locus coeruleus


puede sufrir importantes pérdidas en cuanto a la población neuronal, lo cual
contribuye al deterioro cognitivo de la persona y a la aparición de toda una serie de
trastornos neurológicos.

FUNCIÓN QUE DESEMPEÑA


Debido al aumento de la producción de noradrenalina, las principales funciones del
nucleus coeruleus son las relacionadas con los efectos que el sistema nervioso
simpático ejerce sobre las respuestas de estrés y de miedo. Además, investigaciones
recientes también señalan la posibilidad de que este centro del tronco cerebral sea de
vital importancia en el correcto funcionamiento de los procesos de vigilia.

De la misma manera, otros estudios vinculan al locus coeruleus con el Trastorno por
Estrés Postraumático (TEPT), así como con la fisiopatología de las demencias, las
cuales están relacionadas mediante la pérdida del estímulo noradrenérgico.

No obstante, debido a la gran cantidad de proyecciones que se encuentran en el LC,


este ha sido relacionado con una gran cantidad de funciones. Entre las más
importantes se encuentran:
 Ciclos de excitación y sueño- y aspectos psicológicos del
vigilia. estrés.
 Atención y memoria.  Control cognitivo.
 Flexibilidad conductual,  Emociones.
inhibición del comportamiento  Neuroplasticidad.
 Control postural y equilibrio.

TRASTORNOS ASOCIADOS

El funcionamiento anómalo o patológico del locus coeruleus ha sido asociado a


trastornos y alteraciones mentales tales como la depresión clínica, el trastorno del
pánico, la ansiedad y las enfermedades de Parkinson y Alzheimer.

Además, existen un gran número de alteraciones mentales o psicológicas las cuales


aparecen como consecuencia a una serie de alteraciones en los neurocircuitos
moduladores de la norepinefrina.

Además, se especula que ciertos medicamentos como los inhibidores de la


recaptación de norepinefrina, los inhibidores de la recaptación de serotonina-
norepinefrina y los inhibidores de la recaptación de norepinefrina-dopamina pueden
ser muy efectivos para contrarrestar los efectos de la desregularización del locus
coeruleus.

Estas investigaciones sugieren que el sistema del locus coeruleus y el sistema


noradrenérgico se encuentra desregulados por una interrelación de factores
ambientales, genéticos y epigenéticos. Y que, además, los efectos de los estados de
ansiedad y estrés pueden también desorganizar estos sistemas, especialmente en las
últimas etapas del desarrollo prenatal.

Hipocampo

Está situado en el sistema límbico y está muy relacionado tanto en los procesos
relacionados con la memoria como con aquellos que tienen que ver con la producción
y regulación de estados emocionales, además de intervenir en la navegación espacial,
es decir, el modo en que nos imaginamos el movimiento a través de un espacio
concreto.

FUNCIONES DEL HIPOCAMPO

Las funciones mayores del hipocampo incluyen:

Inhibición: El papel del hipocampo en la inhibición conductual es bastante reciente.


En la investigación de esta pequeña región, se ha postulado que el hipocampo podría
tener un papel importante tanto en la inhibición conductual como en el desarrollo de
la ansiedad.

Uno de los estudios fue realizado por Joshua A. Gordon, el cual registro la actividad
eléctrica del hipocampo ventral y la corteza prefrontal medial en ratones al explorar
distintos entornos y en algunos provocaban respuestas de ansiedad. Sin embargo, en
las situaciones que producían ansiedad a los animales, se observó que se
incrementaba la sincronización entre ambas partes cerebrales.

También se demostró cómo la corteza prefrontal experimentaba un aumento de la


actividad del ritmo theta cuando los ratones se encontraban en entornos que les
producían respuestas de miedo o ansiedad, este aumento de la actividad Theta se
relacionó con una notable disminución del comportamiento de exploración de los
ratones, por lo que se concluyó que el hipocampo es la región encargada de transmitir
la información necesaria para inhibir ciertas conductas.

Memoria: El hipocampo es la estructura cerebral que permite la formación de nuevos


recuerdos de los acontecimientos experimentados, tanto episódicos como
autobiográficos, por esto el hipocampo es la zona del cerebro que permite el
aprendizaje y la retención de información.

Sin embargo, se sostiene que cuando las personas formamos un recuerdo, este queda
almacenado en el hipocampo pero con el paso del tiempo la información accede a
otras regiones de la corteza temporal.

Este hecho pone de manifiesto la presencia de distintos tipos de memoria, las cuales
están regidas por diferentes regiones cerebrales, por lo que el hipocampo no abarca
todos los procesos mnésicos al completo pero sí buena parte de ellos.

Orientación espacial: Las investigaciones realizadas en ratas han puesto de manifiesto


que el hipocampo contiene una serie de neuronas que tienen "campo de lugar". Esto
quiere decir que un grupo de neuronas del hipocampo desencadenan potenciales de
acción cuando el animal pasa por un sitio concreto de su entorno y que el hipocampo
podría ser una región vital en el desarrollo de la capacidad de orientación y la memoria
espacial.

SISTEMA HIPOCAMPAL Y ENVEJECIMIENTO

Las neuronas hipocampales se distribuyen en tres subregiones principales: células


granulares en el giro dentado, y neuronas piramidales en CA1 y CA3. La organización
funcional está basada en un circuito trisináptico en el cual: primeramente las dendritas
de las células granulares del giro dentado reciben aferencias de la corteza entorrinal
por medio de la vía perforante; en segundo lugar, las células granulares (fibras
musgosas) envían eferencias a las neuronas piramidales de CA3; y en tercer lugar, las
neuronas piramidales de CA3 y CA1 proyectan de vuelta hacia la corteza entorrinal
mediante el subículo (Kempermann, 2012).

La formación hipocampal es una de las más estudiadas en envejecimiento en


referencia al deterioro de funciones cognitivas, debido a que:
a) Existe bastante evidencia que documenta una serie de alteraciones y deterioros en
la función, morfología y metabolismo del hipocampo asociado a la edad avanzada
(Erickson, Miller y Roecklein, 2012; Jessberg y Gage, 2008; Lister y Barnes, 2009)
b) Daños y alteraciones en el funcionamiento del sistema hipocampal han sido
típicamente asociados a deterioros cognitivos como problemas de memoria (Milner,
2005)
c) En general, todas las pruebas que detectan daño hipocampal son sensibles a los
efectos de la edad
d) El hipocampo es muy susceptible a los efectos de la enfermedad de Alzheimer,
isquemia/hipoxia y generación de ataques epilépticos, los tres trastornos neurológicos
más comunes en edad avanzada (Patrylo y Williamson, 2007).
Sin embargo, a pesar de que en un principio diversos estudios apuntaban a la
existencia de pérdida significativa de neuronas hipocampales con el envejecimiento
(Ball, 1977; Brody, 1955), el desarrollo de nuevos principios estereológicos permitió
observar que la pérdida celular no es característica del envejecimiento normal (Burke
y Barnes, 2006). A su vez, tampoco se han encontrado cambios significativos respecto
a ramificación de dendritas en CA1, CA3 y subículo, e incluso en el giro dentado parece
haber una mayor ramificación en ancianos en comparación con adultos (Burke y
Barnes, 2006). Tampoco se han constatado diferencias significativas respecto a las
propiedades electrofisiológicas basales de las neuronas hipocampales como el
potencial de membrana de reposo (Barnes, 1994). Por lo tanto, es de destacar que,
más que un hipocampo estructuralmente lesionado, lo que supone el envejecimiento
normal es un hipocampo cuya función y conectividad han sido alteradas. Así pues, se
ha observado una reducción de conexiones sinápticas, liberación de
neurotransmisores y número de receptores; siendo afectados también los
mecanismos intracelulares de plasticidad hipocampal, como muestran un deterioro
de la potenciación a largo plazo (LTP) y un aumento de la depresión a largo plazo (LTD;
Rosenzweig y Barnes, 2003; Lister y Barnes, 2009; Mendelsohn y Larrick, 2012). Por
otro lado, se observa un aumento de la respuesta en las sinapsis conservadas, así
como reorganización de las conexiones neuronales, que ha sido interpretado como
mecanismos compensatorio para el mantenimiento de la función a pesar de la pérdida
sináptica (Goh y Park, 2009). Métodos estereológicos han mostrado reducciones del
24% de las sinapsis axoespinales en las capas moleculares media e interna del giro
dentado (Geinisman, de Toledo-Morrell, Morrell, Persina y Rossi, 1992), mientras que
no se ha hallado una pérdida sináptica significativa en CA1 (Geinisman, Ganeshina,
Yoshida, Berry, Disterhoft y Gallagher, 2004)
Una de las zonas hipocampales más afectada funcionalmente es CA3, de forma que el
exceso de actividad de las neuronas piramidales en esta región impide una
codificación normal de nueva información y ha sido vinculado con las características
de la memoria en ratas envejecidas (Wilson et al., 2003, 2005). En este sentido,
recientemente se han propuesto varias estrategias farmacológicas para regular este
exceso de actividad y favorecer la función cognitiva de ratas envejecidas, mejorando
su ejecución en tareas de memoria espacial (Koh, Haberman, Foti, McCown y
Gallagher, 2010; Koh, Rosenzweig-Lipson y Gallagher, 2013). Además, debido a la
conectividad de esta región con el giro dentado, primer receptor de aferencias
corticales del circuito hipocampal, también queda afectada esta función de filtro y la
estimulación de las células granulares de esta capa no producen cambios o suprimen
los potenciales de campo en CA3 (Patrylo y Williamson, 2007). Por último, además de
las alteraciones en la estructura, función y expresión genética de las células granulares
de esta formación (Chawla y Barnes, 2007) otra de las alteraciones hipocampales
inducidas por la edad hace referencia a las nuevas neuronas generadas en el giro
dentado, tema abordado en la siguiente sección
Neurogénesis compensa apoptosis

NEUROGENESIS

La neurogénesis se encuentra principalmente activa durante el desarrollo prenatal y


es responsable de poblar con neuronas el sistema nervioso que se encuentra en
desarrollo.

Al contrario de lo que se pensaba hace unos años, el sistema nervioso central adulto
es capaz de generar nuevas neuronas, algunas de las cuáles se integran en circuitos
funcionales y parecen ser imprescindibles para procesos como la memoria y el
aprendizaje.

Las células en el hipocampo también mueren continuamente, la formación de nuevas


células nerviosas le permite al hipocampo mantener un equilibrio, aunque el número
de células por lo general comienza a disminuir conforme aumenta la edad.

Joseph Altman en la década de los años sesenta, quien, utilizando la técnica de


autorradiografía demostró la existencia de neurogénesis en algunas áreas del cerebro
adulto de la rata, específicamente en el bulbo olfatorio y el giro dentado en el
hipocampo.

Las investigaciones recientes han demostrado que el cerebro puede crear neuronas
nuevas también durante la edad adulta; es lo que se conoce como neurogénesis
adulta, esta se encuentra involucrada en la memoria, tiene un rol en el
comportamiento y en el estado anímico. En uno de ellos, los científicos han
encontrado que una función de la neurogénesis adulta es limitar la depresión.

PLASTICIDAD CEREBRAL

Es la capacidad del sistema nervioso para cambiar su estructura y su funcionamiento


a lo largo de su vida, para remodelar las conexiones entre sus neuronas, está en la
base de los procesos de memoria y de aprendizaje, y también interviene para
compensar los efectos de lesiones cerebrales estableciendo nuevas conexiones entre
las neuronas.

En el cerebro adulto la plasticidad cerebral requiere de un aprendizaje continuo.

Factores internos: La edad, los mecanismos de plasticidad cerebral se encuentran


aumentados en el sistema nervioso en desarrollo, y ello permite ser influenciados más
fuertemente por el ambiente que el cerebro adulto.
Factores externos: han demostrado una relación con la neurogénesis adulta. Entre
ellos destacan la actividad física y los ambientes enriquecidos, que han demostrado
que actúan como reguladores positivos de la neurogénesis.

Neurogénesis hipocampal adulta de la forma de microglia a través


apoptosis-coupled fagocitosis

En el hipocampo adulto, las células del neuroprogenitor en la zona subgranular del


giro dentado dan lugar a los neuroblastos recién nacidos. Sin embargo, sólo un
pequeño subconjunto de estas células se integra en el circuito del hipocampo como
neuronas maduras al final de un período de cuatro semanas.

En esta etapa demostramos que la mayoría de las células recién nacidas sufren la
muerte por apoptosis en los primeros días de su vida, durante la transición de
neuroprogenitores amplificados a neuroblastos.

Estas células recién nacidas de apoptosis se despejan rápidamente a través de la


fagocitosis por microglia indiscutibles presentes en el nicho zona subgranular (SGZ)
adulto. La fagocitosis por el microglia es eficiente e indisuadida por edad creciente.

Las Microglias son las células inmunes del cerebro, responsables de organizar la
respuesta inmune innata del cerebro. Durante el desarrollo, las microglia juegan un
papel esencial al fagocitar el exceso de neuroblastos, como en el cerebelo

Recientemente, se ha sugerido que el microglia juega un papel en la neurogénesis


adulta, por ejemplo cuando está activada por la inflamación o por adrenalectomia, o
cuando la neurogénesis fue inducida por un ambiente enriquecido. Una de las
cuestiones importantes en la neurogénesis, tanto durante el desarrollo como en el
cerebro adulto, es la supervivencia de las células recién nacidas.

En la SGZ del giro dentado, donde la neurogénesis ocurre a lo largo de la adultez, sólo
unas pocas células recién nacidas se incorporan al circuito, y la mayoría de ellas se
presume que mueren en la etapa neuronal inmadura.

Como la supervivencia celular es esencial para la regulación de la cascada


neurogénica, se buscó definir el período crítico de supervivencia de las células recién
nacidas en el hipocampo adulto y el mecanismo de compensación que eliminan los
desechos de apoptosis.

Las células recién nacidas experimentan apoptosis sobre todo durante un período
crítico temprano y que la ruina de apoptosis se quita del lugar neurogénico SGZ por
microglia

la fagocitosis de las células de apoptosis en el nicho neurogénico SGZ sano, realizado


por microglia "indiscutible", Los microglia indiscutibles a los que nos referimos son
ramificado microglia en condiciones normales, donde no hay desafíos exógenos, pero
sólo las señales locales que regulan su comportamiento y función.

La apoptosis en los primeros cuatro días de la vida de célula seguido por la fagocitosis
microglial explica el decaimiento en el número de células recién nacidas en el SGZ
adulto joven y proporcione un nuevo papel del microglia indiscutido en neurogénesis
adulta

La apoptosis se acopla a la fagocitosis en el adulto joven SGZ , primero analizamos la


distribución de células de apoptosis dentro del nicho neurogénico del hipocampo, en
el adulto joven (1 mes de edad)

La apoptosis se caracteriza por una morfología nuclear específica como la pyknosis


(condensación de ADN) y la karyorrhexis (fragmentación nuclear), ambas detectadas
por tinción condensada con DAPI, un colorante de ADN

Los núcleos pyknotic se distinguen claramente de los núcleos de otras células sanas,
como la neurona, y endotelial (forma de medialuna), así como de las células en la
mitosis (en las que se pueden observar los cromosomas separadores)

Además, la apoptosis se caracteriza funcionalmente por la activación de la caspasa 3


(casp 3)que separa la β-actina, dando como resultado un fragmento llamado fractin

En el SGZ adulto joven, el 100% de las células etiquetadas con el anticuerpo anti-Act-
casp3 o el anticuerpo, también se identifican como pyknotic.

Más del 90% de las células de apoptosis se encuentran estrictamente en el SGZ,


definidas como una capa de células que se expanden 5μm en el hilus y 15μm en la
capa celular granular.

Las células de apoptosis se encuentran raramente en las capas hilus, granulares, o


moleculares

La abundancia de células de apoptosis dentro del nicho neurogénico SGZ sugiere su


relación con la cascada neurogénica (Biebl et al., 2000), y adjunto investigamos su
identidad y el mecanismo del claro.

Disminución sensorial, sueño fragmetado, EEG enlentecido.

DISMINUCIÓN SENSORIAL:

Los cambios de los sentidos por la vejez son cambios de la percepción relacionados
con el hecho de envejecer. Cuando envejecemos, cambia la forma en que los sentidos
pueden darle información acerca de los cambios en el mundo. Dichos sentidos se
vuelven menos agudos y uno puede tener problemas para distinguir los detalles.

Los cambios sensoriales pueden tener un tremendo impacto sobre el estilo de vida y
uno puede tener problemas con la comunicación, el disfrute de las actividades y las
interacciones sociales. Es por esto que pueden contribuir a una sensación de
aislamiento.

Todos los sentidos reciben información de algún tipo del ambiente (luz, vibraciones
sonoras, etc.). Dicha información se convierte en un impulso nervioso y es llevada al
cerebro, donde se interpreta como una sensación significativa.

Todas las personas requieren una cierta cantidad mínima de estimulación antes de
que se perciba una sensación. Este nivel mínimo de estimulación se denomina umbral.
El envejecimiento aumenta este umbral, de manera que la cantidad de información
sensorial que ingresa necesaria para darse cuenta de la sensación se vuelve mayor.
Los cambios en la parte del cuerpo relacionada con las sensaciones son responsables
de la mayoría de los demás cambios sensoriales.

AUDICIÓN

Los oídos tienen dos funciones: una es oír y la otra es mantener el equilibrio. La audición
se presenta después de que las vibraciones cruzan el tímpano hacia el oído interno. Luego,
son convertidas en impulsos nerviosos y transportadas al cerebro por medio del nervio
auditivo. El equilibrio se controla en una parte del oído interno. El líquido y las pequeñas
vellosidades en el conducto semicircular óseo (laberinto) estimulan el nervio que ayuda
al cerebro a mantener el equilibrio.

A medida que uno envejece, las estructuras auditivas se deterioran. El tímpano con
frecuencia se hace más grueso y los huesecillos del oído medio y otras estructuras se
afectan y, con frecuencia, se hace cada vez más difícil mantener el equilibrio.

La audición puede disminuir, en especial la de los sonidos de alta frecuencia,


particularmente en personas que han estado expuestas a mucho ruido. Esta pérdida de
audición relacionada con la edad se denomina presbiacusia. Se considera que el 30% de
todas las personas mayores de 65 años tienen deterioro significativo de la audición.
La hipoacusia sensorioneural implica daño al oído interno, el nervio auditivo o el cerebro.
Este tipo de hipoacusia puede o no responder al tratamiento, pero se puede ayudar al
funcionamiento por medio de audífonos.

La hipoacusia conductiva se presenta cuando el sonido tiene problemas para atravesar el


oído externo y medio hasta el oído interno. Es posible que la cirugía o un audífono sirvan
para este tipo de hipoacusia, dependiendo de la causa específica.

El ruido anormal y persistente del oído (tinnitus) es otro problema bastante común de la
audición, especialmente para adultos mayores y, por lo regular, es el resultado de una
hipoacusia leve.

VISIÓN

La visión se presenta cuando la luz es procesada por el ojo e interpretada por el cerebro.
La luz atraviesa la superficie transparente del ojo (córnea).

La pupila es una abertura hacia el interior del ojo, la cual se vuelve más grande o más
pequeña para regular la cantidad de luz que entra a este órgano. La porción coloreada
(iris) es un músculo que controla el tamaño de la pupila. Después de que la luz atraviesa
la pupila, llega al cristalino, el cual la enfoca sobre la retina. La retina convierte la energía
luminosa en un impulso nervioso que es transportado al cerebro e interpretado allí.

Algunos cambios oculares relacionados con la edad pueden comenzar incluso a los 30
años. Los ojos envejecidos producen menos lágrimas y su resequedad puede ser muy
incómoda. Todas las estructuras del ojo cambian con la edad. La córnea se vuelve
menos sensible, de modo que las lesiones pueden pasar inadvertidas. Hacia los 60
años de edad, las pupilas disminuyen a aproximadamente a un tercio del tamaño que
tenían a los 20 años de edad.

Además, la pupila puede reaccionar más lentamente en respuesta a la oscuridad o a


la luz brillante. El cristalino se vuelve amarillento, menos flexible y ligeramente opaco.
Las almohadillas de grasa que brindan soporte al ojo se reducen y el ojo se hunde en
la órbita. Los músculos oculares se vuelven menos capaces de rotar completamente
el ojo.
A medida que uno envejece, la nitidez de su visión (agudeza visual) puede disminuir
gradualmente. Los anteojos o los lentes de contacto pueden ayudar a corregir los
cambios de visión relacionados con la edad y finalmente se pueden necesitar lentes
bifocales.

Casi toda persona mayor de 55 años necesita gafas al menos una parte del tiempo; sin
embargo, el grado del cambio no es universal. El problema más común es la dificultad
para enfocar los ojos en algo cercano, una afección denominada presbiopía.

Es posible que uno sea menos capaz de tolerar el resplandor y note que tiene más
dificultad para adaptarse a la oscuridad o a la luz brillante se debe a problemas con el
resplandor, la luz brillante y la oscuridad. La notoria dificultad para conducir de noche
puede ser el primer signo de una catarata (opacidad del cristalino del ojo).

Para personas de todas las edades, es más difícil diferenciar azules y verdes entre sí
que diferenciar rojos y amarillos, lo cual se va volviendo más pronunciado con el
envejecimiento. A medida que aumenta la edad, el uso de colores contrastantes
cálidos (amarillo, naranja y rojo) en el hogar puede mejorar la capacidad para indicar
dónde están las cosas y facilita la realización de las actividades diarias.

Muchas personas de edad descubren que mantener una luz roja en los recintos
oscuros (como el vestíbulo o el baño) hace más fácil ver que utilizar una luz nocturna
“regular”, ya que la luz roja produce menos brillo que una bombilla incandescente
normal.

Con el envejecimiento, el líquido interior del ojo puede cambiar. Unas partículas
pequeñas pueden crear “moscas volantes” en la visión que, aunque son molestas, no
son indicadores de una afección peligrosa y generalmente no disminuyen la visión.

Es común que se presente la reducción de la visión periférica que puede limitar la


interacción social y las actividades. Es posible que las personas de edad avanzada no
se puedan comunicar con personas que se sientan a su lado porque no las pueden ver
bien o no las ven del todo.

Los trastornos oculares comunes en la vejez (cambios que NO son normales) incluyen
cataratas, glaucoma, degeneración macular senil y retinopatía diabética e
hipertensiva.
GUSTO Y OLFATO

Los sentidos del gusto y el olfato interactúan estrechamente para ayudar a la


degustación de los alimentos. La mayor parte del sabor proviene realmente de los
olores. El sentido del olfato comienza en los receptores nerviosos ubicados en la parte
alta en las membranas de la nariz. Uno tiene aproximadamente 9,000 papilas
gustativas, las cuales son responsables de percibir los sabores dulce, salado, ácido y
amargo.

El número de papilas gustativas disminuye, comenzando alrededor de los 40 a 50 años


de edad en las mujeres y 50 a 60 años de edad en los hombres. Cada papila gustativa
que queda también comienza a atrofiarse (perder masa). La sensibilidad a las cuatro
sensaciones gustativas no parece disminuir hasta después de la edad de 60 años, si es
que sucede. En caso de perderse la sensibilidad gustativa, se pierden primero los
sabores salado y dulce y los sabores amargo y ácido permanecen un poco más de
tiempo.

Adicionalmente, la boca produce menos saliva a medida que se envejece. Esto causa
resequedad, lo cual dificulta más la deglución. Igualmente, puede hacer que la
digestión sea un poco menos eficiente y puede incrementar los problemas dentales.

Los estudios acerca de la causa de la disminución de los sentidos del gusto y del olfato
con la edad tienen resultados controvertidos. Algunos estudios han indicado que el
envejecimiento normal por sí solo produce muy poco cambio en el gusto y el olfato y
que más bien los cambios pueden estar relacionados con enfermedades, el
tabaquismo y otras exposiciones ambientales a lo largo de la vida.

Sin importar la causa, la disminución del gusto y el olfato puede reducir el interés y el
placer al comer. Algunas personas pueden descuidar su higiene personal cuando se
disminuye el sentido del olfato.

Existe una alta tasa de riesgos de asfixias en el adulto mayor debido a que no pueden
detectar el olor del gas natural de la estufa, el horno u otro aparato, por lo que puede
ser útil un detector de gas visual que cambie de apariencia cuando se presente un
escape.

TACTO, VIBRACIÓN Y DOLOR


El sentido del tacto también incluye la percepción de vibraciones, dolor y la posición
del cuerpo. La piel, los músculos, los tendones, las articulaciones y los órganos
internos tienen receptores que detectan el tacto, la temperatura o el dolor. El cerebro
interpreta el tipo y cantidad de sensación táctil y también interpreta la sensación
como placentera, o neutral.

Algunos de los receptores le dan al cerebro información acerca de la posición y


condición de los órganos internos y, aun cuando uno no pueda estar al tanto de esta
información de manera consciente, le ayuda a identificar cambios (por ejemplo, el
dolor de una apendicitis).

Muchos estudios han demostrado que, con el envejecimiento, uno puede presentar
una reducción o un cambio en las sensaciones de dolor, vibración, frío, calor, presión
y tacto. Es difícil decir si estos cambios están relacionados con el envejecimiento en sí
o con los trastornos que se presentan con más frecuencia en los ancianos.

Es posible que algunos de los cambios normales del envejecimiento sean producidos
por la disminución del flujo sanguíneo a los receptores del tacto o al cerebro y la
médula espinal. Otras causas de los cambios también pueden ser las deficiencias
menores en la alimentación, como la reducción de los niveles de vitamina B1 (tiamina).

Sin importar la causa, muchas personas experimentan cambios en las sensaciones


relacionadas con el tacto a medida que envejecen. A uno le puede parecer más difícil,
por ejemplo, establecer la diferencia entre fresco y frío. La disminución de la
sensibilidad a la temperatura incrementa el riesgo de lesiones
como congelación, hipotermia y quemaduras.

La reducción de la capacidad para detectar la vibración, el tacto y la presión aumenta


el riesgo de lesiones, incluyendo úlceras de decúbito. Después de la edad de 50 años,
muchas personas presentan una reducción de la sensibilidad al dolor. Se pueden
generar problemas para caminar debido a la reducción de la capacidad para percibir
dónde está el cuerpo en relación con el suelo. Esto aumenta el riesgo de caerse, un
problema frecuente para las personas mayores.

El tacto fino puede disminuir. Sin embargo, algunas personas desarrollan un aumento
de la sensibilidad al tacto suave, debido al adelgazamiento de la piel (especialmente
las personas mayores de 70 años de edad).
SUEÑO FRAGMENTADO

A lo largo de la vida, la estructura del sueño se modifica. Conforme el individuo


envejece la cantidad total de tiempo que se invierte en el sueño lento se reduce y en
consecuencia aumenta el tiempo de sueño ligero. También sucede que el primer
período de sueño REM se inicia con una latencia más prolongada y el tiempo total que
se invierte en sueño REM se reduce.
Los cambios en el ritmo circadiano también hacen que la conciliación del sueño sea
más temprana en personas mayores. Todos estos cambios pueden conllevar menor
nivel de alerta y vigilancia diurno, una excesiva tendencia a dormir durante el día,
cambios de humor y aumento del riesgo de caídas.

Las alteraciones del sueño relacionadas con otras enfermedades que afectan a este
grupo de edad y sus tratamientos, los trastornos primarios del sueño y la combinación
de varios de estos factores. Las enfermedades más frecuentes que pueden alterar el
sueño porque sus síntomas fragmentan el sueño o impiden su conciliación son la
úlcera péptica, el RGE, la insuficiencia cardiaca, la hiperplasia de próstata, la artritis
reumatoide, etc.

Los trastornos del sueño más comunes en edades geriátricas son:

Síndrome de apneas-hipopneas del


sueño (SAHS)

Síndrome de piernas inquietas

Movimientos periódicos de las piernas


durante el sueño

Insomnio

Síndrome de fase adelantada del sueño

Trastorno de conducta del sueño REM


Los trastornos respiratorios del sueño aumentan su prevalencia con la edad, y por lo tanto
son frecuentes en edades avanzadas y afectan a 1 de cada 4 personas mayores. El síndrome
de SAHS. Así el 24% de los pacientes de más de 65 años experimentan 5 ó más apneas por
hora de sueño. La hipoxemia crónica o repetida nocturna puede conllevar riesgo de
complicaciones cardio y cerebrovasculares. Los factores asociados a la edad que pueden
determinar una mayor prevalencia y gravedad del SAHS incluyen la alteración de los reflejos
respiratorios asociada a enfermedades neurológicas degenerativas, la obesidad y las
anomalías de la vía aérea que aparecen con la edad. La hipersomnia diurna se ha
considerado un factor importante en la patogenia del deterioro cognitivo que puede
aparecer en pacientes ancianos con SAHS.

Los movimientos periódicos de las piernas durante el sueño y el síndrome de piernas


inquietas consiste en una sensación desagradable como de hormigueo profundo en los
músculos de los muslos o gemelos que obliga al paciente a revolverse en la cama o a
levantarse para caminar y sentir alivio presentando un aumento en incidencia con la edad.
Se estima que hasta un 45% de pacientes ancianos pueden sufrir estos trastornos.
El insomnio es el trastorno del sueño más frecuente en los ancianos. El 40% de las personas
mayores de 60 años experimentan insomnio, despertares frecuentes y sueño fragmentado.
Hay que tener en cuenta la contribución causal de las enfermedades médicas, psiquiátricas
y los fármacos. Entre los fármacos que pueden producir insomnio destacamos algunos
antidepresivos, corticoesteroides, la cinetidina y la ranetidina, el propanolol, las
anfetaminas, la levo-dopa y los agonistas dopaminérgicos y la tiroxina6.
Dentro de las anomalías del ciclo circadiano el síndrome de fase adelantada de sueño. El
tratamiento se basa en la exposición a luz intensa a altas horas de la tarde, así la fototerapia
parece que retrasa la instauración del sueño. La melatonina, neuropéptido segregado por
la glándula pineal sincroniza el ritmo interno circadiano y conforme los individuos envejecen
se reduce su secreción.
La parasomnia que afecta con más frecuencia a los ancianos es el trastorno de conducta del
sueño REM (TCSR) que se caracteriza por la ausencia de atonía muscular, los pacientes
experimentan una intensa actividad motora durante el sueño REM que oscila de
movimientos simples a cuasi-intencionados y violentos.6

EGG Y CAMBIOS EN LOS CICLOS DE SUEÑO CON LA EDAD

La actividad eléctrica, generada por el cerebro en condiciones normales, varía dependiendo


de diversos factores internos (edad, sexo, vigilia-sueño, estado psicoafectivo, factores
metabólicos) y externos (ambientales, toma de fármacos, procedimientos de activación –
hiperventilación, estimulación luminosa–), que actúan sobre una determinada base
genética.
Un EEG normal puede ser definido mejor, como aquel trazado que carece de patrones
electrográficos, cuya presencia se asocia con alteraciones clínicas. Por otra parte, siempre
debe tenerse presente que un EEG normal no implica ausencia de patología cerebral,
porque no todas las alteraciones neurológicas estructurales o funcionales originan
anomalías en el EEG.

Ocurren varios cambios en el EEG de sueño del geronte en comparación con los adultos
jóvenes. Las ondas lentas características de las etapas 3 y 4 NO REM disminuyen en amplitud
y cantidad, como también los husos de sueño del estadio 2. Por otra parte, también hay una
alteración en la proporción y distribución de las etapas del sueño.

El tempo total del sueño, el lento (principalmente la etapa 4) y en menos medida el REM,
disminuye con la edad. Asimismo, hay un aumento significativo en la cantidad y frecuencia
de los despertares nocturnos. El sueño del anciano se toma más superficial, de tal forma
que puede ser despertado por estímulos auditivos mucho menos intensos que un adulto
joven. Esto explica porque el sueño del geronte es más vulnerable a los estímulos externos
o del ambiente, al ser más frágil o liviano que el de una persona joven.

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