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Onassis y el Pacto

Aristóteles Onassis, fue rescatado por un comando norteamericano que llegó a las
costas del mar Egeo con órdenes explicitas de rescatar a Onassis, las sociedades
secretas que controlan desde las sombras nuestro mundo sabían, con
conocimientos esotéricos, que un demonio de los suyos había reencarnado en
Grecia y sabiendo que los turcos estaban matando a los griegos, tenían que poner a
salvo a su engendro, lo pusieron en argentina y con la ayuda de las fuerzas del mal
lo convirtieron en quien llegó a ser. En la segunda guerra mundial, los barcos de
Onassis pasaban indistintamente entre flota de los aliados y la flota nazi, llevando
suministros a unos y otros, y nadie lo tocaba y más aún nadie lo cuestionó por esto.
La historia está ahí, búsquela y entérese no coma cuento.
Cuando Aristóteles Onassis muy joven, invocó al demonio en una estancia en la
provincia de Santa Fe muy cerca de Rosario, al instante se le presento una figura
etérea, Onassis desesperado por su pobreza le ofreció a esta entidad su alma y lo
que fuera necesario para acabar con su miseria, la entidad les informo que lo
estaban esperando con carácter urgente, en la ciudad de Haifa en un plazo de cinco
días, a lo que Ari contestó: «ni siquiera sé dónde es y para colmo ni un centavo, ni
para comer, por eso estoy aquí». La respuesta a su comentario fue: «Todo lo que
desees se te dará, pero debes demostrar que lo mereces». «Pero no tengo dinero»
dijo Ari. «No tienes porque no quieres» fue la respuesta y aquel ser se esfumó.

Ari asalto y asesino a una vida rica a la que le hacía favores sexuales por una paga
exigua. A los tres días estaba en Haifa y se encontró con Edmond de Rothschild.

Ari muy asustado le dijo: señor, ¿usted es el diablo?.


Edmond: No, soy Edmond. ¿Qué deseas?
Ari le dijo con el apasionamiento que caracterizó su vida: «lo quiero todo».
Edmond: No se puede todo, solo 3 cosas.
Ari: Ser el más rico del mundo. Cogerme a las mujeres más famosas y bellas y
poder, mucho poder.

Edmond: ¿Y qué tienes para ofrecer?


Ari: Mi alma.
Edmond: No es suficiente. Además tendrás que sacrificar a quienes sientas que más
quieres, ese es el trato. Tómalo o déjalo.
Aristóteles Onassis: Hecho.

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