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AMADO ANTONIO GUERRERO RINCÓN

PODER POLÍTICO LOCAL:

CABILDO DE GIRÓN, SIGLO XVIII

Centro de Estudios Universidad Industrial de


Regionales Santander
Editor: © Centro de Estudios Regionales CER- UIS
Carrera 19 No.35-02.
cer@ uis. edu.co
Bucaramanga, Primera Edición
Diseño de Caratula: Anyella Patricia Fuentes Romero

Diagramación, impresión y encuadernación:


©(Sic) Editorial Ltda.
Centro Empresarial Chicamocha Of. 303 Sur
Telf: (97) 6343558 - Fax (97) 645586
Bucaramanga - Colombia
E-mail: siceditorial@hotmail.com
Página web: www.syc.com.co/sic

ISBN: 958-8150-21-3

Prohibida la reproducción parcial o total de esta obra,


por cualquier medio, sin autorización escrita del editor

Impreso y hecho en Colombia


Printed and made in Colombia
PODER POLÍTICO LOCAL:

CABILDO DE GIRÓN, SIGLO XVIII


Índice general
INTRODUCCIÓN ................................................................................ 9

LAGOBERNACIÓNDEGIRÓN ................................ ;..................... 15


El Espacio Regional .............................................................................................. 15
El Espectro Yariguí ............................................................................................... 22
La Capitulación de Mantilla de los Ríos .............................................................. 30

LA CIUDAD DE GIRÓN .................................................................... 47


El Poblamiento Inicial del Río del Oro ............................................................... 48
El Fundador de la Ciudad .................................................................................... 50
La Fundación de la Ciudad ................................................................................... 54
La configuración de la Ciudad Región ................................................................. 59
La dinamicade Crecimiento Poblacional ............................................................. 76

EL PODER POLÍTICO LOCAL:


EL CABILDO YLAS ELITES REGIONALES ................................... 81
El Cabildo de Girón .............................................................................................. 82
Mecanismos de Ascenso Político ....................................................................... 116

EL EJERCICIO DE LA POLITICA ................................................... 121


Ocupación y Riqueza de los Cabildantes ........................................................... 121
Las Alianzas matrimoniales ................................................................................ 127
La Conformación de Facciones ........................................................................... 138
La Aplicación de la Justicia .................................................................................. 145

EL EJERCICIO DE LAS FUNCIONES ............................................ 153


La Estructura De Ingresos Del Cabildo:
La Regulación Económica De La Ciudad .......................................................... 154
Estructura De Egresos Del Cabildo:
Gastos E Inversiones .......................................................................................... 177
El Balance General .............................................................................................. 202
Centro Je Estudios Reqiona(es -UIS

LALUCHAPORLAJURISDICCIÓN
YELFINDELAGOBERNACIÓN ................................................. 205
El Fin De La Gobernación
y el debate por la Jerarquía de la Ciudad ............................................................ 217

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA ......................................................... 225

8
INTRODUCCIÓN

Uno de los ejes temáticos sobre el cual se ha hecho especial


énfasis, en la reciente historiografía colombiana, es el relacionado
con la cultura política y especialmente con la forma como
históricamente se fue constituyendo el poder. La crisis de los
paradigmas políticos y teóricos que presuponían valores,
actitudes, comportamientos y esquematiZaban al conjunto de
las relaciones sociales; la ampliación de las fronteras temáticas y
metodológicas y la profesionalización del campo de la historia,
han obligado a replantear muchas conclusiones y por ende a
buscar nuevas explicaciones de los procesos que han
caracterizado nuestra historia política.

En el caso que nos ocupa, por ejemplo, podríamos afirmar que


la imagen de la sociedad colonial americana ha sido enriquecida
con los estudios que han profundizado en sus aspectos políticos.
De los trabajos pioneros que estudiaron las políticas generales
que se gestaron en las instituciones metropolitanas y que
señalaron los derroteros doctrinales e ideológicos sobre la cuestión
colonial (Bqyle, 1952. Ots Capdequi, 1941,· 1945,· 1959. Zavala, 1944; 1971; 1976),
y de aquellos que giraron alrededor de las instituciones
corporativas encargadas de las funciones de gobierno y
administración de justicia en las unidades administrativas:

Entre otros se pueden mencionar los de Burkholder y Chandler, 1984; Brooner,


1984:532-554; Colmenares, 1990, 1989; Dominguez, 1985; Garrido, 1994,
1993, 1987, 1991; Konig, 1994; Marzhal, 1974: 637-659; 1978; Mcfarlane,
1984, 1997; Phelan, 1972:597-618; Gongora, 1975.
Centro de Estttdlos Reqiona(es-UIS

Virreinatos, Capitanías Generales, Gobernaciones (Lucena Sahvoral,


1965); se pasó a desarrollar otros trabajos 1 con sugestivos enfoques
teóricos y metodológicos que buscan desentrañar la conformación
de valores, las formas como se articulaban los grupos de poder,
las funciones políticas, las protestas sociales, los mecanismos de
control y expresión política, etc. Paralelamente a estos estudios
se han realizado una serie de trabajos 2 centrados en la
comprensión de las instancias locales y regionales, donde las
expresiones y prácticas políticas jugaban un papel determinante
como factor aglutinador y cohesionador-disgregador en las
sociedades que se iban gestando y cuya manifestación se daba
alrededor de la institución corporativa del Cabildo.

Para entender el caso de las colonias hispanoamericanas,


obviamente hay que partir del reconocimiento de los ejes
fundamentales de la lógica política colonial: una estructura de
poder fundamentada en los instrumentos jurídicos y políticos
establecidos en el "Derecho Indiano", un sistema de gobierno
que le permitía a la Corona, «ser en todo momento árbitro de la
situación» y la formación de una burocracia profesional y política
que administraba e impedía el disgregamiento del poder en las
diferentes instancias administrativas.

Pero la aplicación de los principios doctrinales y la ejecución de


las 'políticas metropolitanas estaban mediadas tanto por las
interpretaciones que de ellas hicieran los jueces y funcionarios,
como por la correlación de fuerzas entre el Estado y las oligarquías
locales que defendían sus propios intereses. El orden social
colonial partía de la base del reconocimiento de una serie de
prerrogativas y privilegios derivados del origen, nobleza, raza,
orden de llegada y papel desempeñado durante los procesos de
Algunos de ellos son: Rodríguez, 1992; Wiesner, 1991.; Nicoletti, 1987; Vargas,
1990; Martínez Garnica, 1983; Ortega Ricaurte, 1957; Gutiérrez Ramos, 1998;
Gamboa, 1992.

10
Poder Po(ítico Loca[ Cabírdo de Girón XVIII

desarrollo en el marco de sociedades concretas y de regiones


específicas.

Al respecto es de anotar que la historiografía regional relacionada


con el problema es prácticamente inexistente. Mas allá de una
serie de artículos que escribió Francisco Serrano Muñoz (1932-
1940), del trabajo de Martín Carvajal (1933) sobre los Comuneros
de Girón, del estudio genealógico de los fundadores de Girón
escrito por Simón Harker (1936), y el de José María Restrepo
sobre los Gobernadores de Girón, solo hay referencias generales
en obras como la de José Fulgencio Gutiérrez (1940), Mario
Galán Gómez (1947), Emilio Arenas (1982), Angela Guzmán .
(1987), Germán Colmenares (1969), Dario Fajardo (1969), John
Leddy Phelan (1980), Mario Aguilera (1985), entre otros.

Este trabajo partió del supuesto general que a pesar de los


esfuerzos realizados por el Estado Colonial para regular la vida
económica y centralizar la administración política, las condiciones
regionales específicas permitieron que operaran marcados
localismos donde los grupos de poder actuaban con gran
autonomía e implementaron mecanismos de articulación para
consolidarse como élite política y social. Bajo este supuesto se
aborda el análisis del espacio y la evolución de la Gobernación y
la dudad de Girón; la constitución del poder político local, las
prácticas políticas y las formas de funcionamiento, para finalizar
con las crisis de la Gobernación de Girón y de la jerarquía de la
ciudad.

Pero esta introducción no podía terminar sin reconocer las deudas


de agradecimiento que fui adquiriendo en el curso de este trabajo.
En primer lugar con el doctor Hermes Tovar Pinzón, quien
con sus comentarios y sugerencias permitió mejorar los resultados
del proyecto, y con el doctor Armando Mardnez Garnica,
quien como director del Centro de Documentación Histórico

13
Centro cíe Estudios Reqiona(es -UIS

Regional, apoyó la adquisición de algunas de las fuentes que se


utilizaron en este trabajo. También con mis estudiantes Alba
Cecilia Gómez, María Angélica González, Yaneth Ortega,
Rodrigo Alvarez, Clemencia Riaño, Pedro Camargo, Hugues
Sánchez, Nestor Rueda y Alvaro Acevedo, quienes fueron
tejiendo, alrededor de esta investigación, sus propios sueños
como "investigadores", además de participar, en algunos casos,
como asistentes de investigación. Con Patricia Arévalo, Carmen
Adriana Ferreira Esparza y Diana Elena Reyes quienes
adelantaron la labor de sistematización y puesta a limpio de los
materiales e informes. A Anyella Patricia Fuentes Romero,
Laritza Páez Martínez y Sandra Rocio Villamizar Amaya, quienes
adelantaron el proceso de diagramación y edidon final del libro.
A todos ellos mis agradecimientos.

En cambio, a mi hijo Santiago, le debo una disculpa, por que aún


no he encontrado la respuesta a su tierna pregunta "¿poque,
dígame, poque tiene que ise a tabajar? ah!". Ojalá, el trabajo la
tenga.

Finalmente debo agradecer el apoyo brindado por el Fondo Mixto


de Becas Francisco de Paula Santander COLCULTURA-
ICETEX y a la Universidad Industrial de Santander- Dirección
de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Humanas, para
realizar el trabajo de investigación.

14
Poáer Po(ítico Loca( CaGiMo áe Girón Siqfo XVIII

conquista, y dichos privilegios se fueron traduciendo en derechos


que permitieron que estos grupos se distribuyeran
ventajosamente los recursos productivos y controlaran y
monopolizaran el poder político local. La cohesión ideológica
del régimen colonial estaba dada entonces por la construcción
de un sistema de lealtades y reciprocidades que beneficiaba tanto
a la Corona como a los particulares. De un lado fidelidad,
subordinación y defensa de los intereses reales y del otro,
expectativas de riqueza material y estatus social a partir del
reconocimiento social y la legitimación institucional de
preeminencias y privilegios (Colmenares, 1989:194).

Esta relación dialéctica que se establecía entre los grupos de


poder local y el Estado colonial, planteaba necesariamente niveles
de mediación entre la concepción teórica de la ley y la
implantación práctica de la política, pues el Estado colonial tenía
que contar con los sistemas locales de poder para ejecutar las
políticas metropolitanas, lo que reprodujo, en el ámbito de lo
local, los mecanismos de explotación y contradicción que
caracterizaron al régimen colonial. Las relaciones entre las
oligarquías locales y la burocracia metropolitana se hicieron
particularmente tensas en la segunda mitad del siglo XVIII,
cuando las reformas borbónicas desconocieron el pacto implícito
que existía entre la Corona y los criollos (Garrido, 1987) y
pretendieron imponer un esquema de gobierno y administración
que no correspondía con los intereses de estas oligarquías, ni
tampoco con la compleja sociedad colonial de fines de siglo.

Los grupos de poder que se desarrollaron en las localidades y las


regiones fueron tejiendo, con una urdimbre muy fina, la trama
del poder y en ella entrelazaron la defensa de sus intereses
económicos y las relaciones sociales, los privilegios políticos y
el reconocimiento a su estatus social, para determinar lo que

11
Centro de Estudios Reqiona(es -UIS

Thomson {1974) ha definido como los "campos de fuerza". La


consolidación de estructuras de parentesco y de relaciones
personales que superaban, a veces, las instancias locales para
acceder a los órganos de decisión, donde ejercían presiones e
influencias que revertían favorablemente sobre sus intereses3 ; la
conformación de "facciones y clientelas" que monopolizaban
durante ciertos períodos y situaciones concretas los ámbitos de
decisión política local; la apropiación de los discursos que
buscaban destacar los sentimientos de identidad e igualdad, tanto
de las comunidades indígenas, como de las mismas localidades,
etc.; constituyeron algunas de las expresiones y prácticas políticas
más utilizadas por las élites para afianzar su poder local y
articularse a las políticas metropolitanas. Este conjunto de
intereses, tanto privados como de la comunidad, encontraban
su cauce institucional en el Cabildo o Ayuntamiento de la ciudad,
que como institución corporativa y último reducto del Estado
colonial, legitimaba el poder y canalizaba las aspiraciones sociales
de las élites locales.

La perspectiva de entender el Estado, el poder y las prácticas


políticas como parte de la totalidad económica y social, inscritas
en unas relaciones sociales determinadas, ha proporcionado una
gran vitalidad y significación a los estudios de historia política
colonial. El traslado del núcleo del análisis, desde los aspectos
puramente jurídico-institucionales que conducían, en muchos
casos, a la realización de estudios puramente formales, apoyados
en las "funciones y el funcionamiento ideal" que debían
comportar funcionarios e instituciones, al terreno de las
mediaciones, del consenso y de los "campos de fuerzas",
posibilitó la comprensión de la historicidad del poder y su

Ejemplos ilustrativos de esta forma de proceder constituyen los casos de la familia


Olano en Mompox, que analiza Tovar Pinz6n (1980); y los de la familias Caicedo
y Florez en Santafé que estudia Colmenares (1983 y 1989)

12
LA GOBERNACIÓN DE GIRÓN
ESPACIO REGIONAL
La presencia de los conquistadores se comenzó a sentir en la región
del actual departamento de Santander a comienzos del siglo XVI,
cuando la expedición del alemán Ambrosio Alfínger la exploró en el
año de 1532. Pero sólo unos años más tarde se inició el proceso de
poblamiento, cuando en 1539 el español Martín Galeano fundó la
ciudad de Vélez, y en 1549 Pedro de U rsua y Ortún Velasco fundaron
aPamplona(Colmenares, 1969;Fajardo, 1969; Martímz, 1996, 1991;Pabón Villamízar,
1996; Gamboa, 1992). Estas dos ciudades se constituyeron en puntos de
avanzada militar en el proceso de conquista de los indígenas de la
región4 y de implantación del proceso colonizador, con la instauración
de las instituciones jurídico-políticas y económicas que
caracterizaron al sistema colonial español (Ots Capdequí, 1941). La
apertura y hallazgo de vías que comunicaban con la arteria fluvial
del río Magdalena5, el descubrimiento de los yacimientos auríferos a

Las principales comunidades indígenas que habitaban estos territorios eran los Guane,
ubicadosenla"HayadelríoSuárezyalgunapctrtedefacuencadelríoOJicamodd';losChitareros,
"enla:erraníadePamplonay!amayarpartedelaactualPravinciadeGardaRavira";loslaches,
en la margen oriental del río Chicamocba y los Opones, Yariguies y Carare, en las "laderas
de los ríos Lebríja, Opón y Sogamoso" (Sim6n, 1953: 25; Gutiérrez, 1990: 29-30; Morales,
1984: 1-67).
En 1543 el capitán Luis Lanchero traz6 el camino del Carare y el desembarcadero sobre
el mismo río, lo que convirti6 a Vélez, en estos primeros años, en un «centro de acopio y
mercantílizacíónde las ropas de Castilla», permitiendo ademis, la comercializaci6n de la
producci6n agraria regional y la explotaci6n delamano de obra indígena como medio de
carga y transporte. Por ello, el Cabildo de Vélez, solicit6 reiteradamente la =lusividad y
el monopolio dedicba vía, como {mirapara entrar al Reino. Un papel similar cumpli6, para
la ciudad de Pamplona, el «embarcadero de Botijas», situado sobre el río Cañaverales o
Lebrija, hasta los años de 1570, cuando se descubri6 el puerto y mta de Ocaña. (Cf
Martínez, 1991: 9, 26-27;Pabón, 1996).
Centro ác Estudios Reqiona[es -UIS

mediados del siglo XVI6 y la explotación de la mano de obra indígena,


permitieron consolidar un período de auge económico y
acumulación para las huestes conquistadoras7• La riqueza original
de los depósitos de aluvión y la oferta de energía étnica gratuita
que posibilitó el régimen de la encomienda hizo posible una
bonanza comercial en el distrito del río del Oro durante las cuatro
primeras décadas de la extracción (1551-1591), en las cuales la
alta ley de este oro permitió la introducción de barriles de vino
castellano, hierro y ropas de Castilla por el río Lebrija y su puerto
de Botijas, así como mieles de caña, conservas, carnes, maíz y
pan de trigo abastecidas por las estancias vecinas o las de la
jurisdicción veleña; lo cual hace suponer que los comerciantes
que iban a los puertos marítimos y los estancieros veleños o
pamploneses hallaron en el mercado minero de los primeros
tiempos una óptima posibilidad para la realización de sus
mercancías por el oro en polvo que extraían las cuadrillas. Se
sabe que comerciantes como Alonso Naranjo y Bartolomé Gómez,
entre otros, importaron desde Santa Marta y Cartagena vinos y
ropas de Castilla que introducían por la ruta del río Magdalena y su
afluente de Los Cañaverales (hoy río Lebrija) hasta llegar al puerto
de Botijas, donde las recogían indios cargueros o arrieros enviados.
A instancia del Cabildo de Pamplona, la Real Audiencia proporcionó al minero
Alvaro Villanueva, con lUl salario de 200 pesos, quien adelantó los descubrimientos
mineros del río del Oro, Suratá, además de las vetas del Páramo. (Pabón, 1996: 33).
Aguado (1956: 478) afirma, por ejemplo, que en sólo tres años se extrajeron un
millón de pesos oro. Aunque la cifra puede ser exagerada, hay que anotar que en
1554 se impuso una derrama entre los vecinos y mineros de la región, tocándole
a los mineros del río del Oro 300 pesos, a los de Páramo y Suratá 200 pesos y a los
encomenderos no mineros 300 pesos. En la ciudad de Vélez, el mejoramiento
arquitectónico era evidente: la aparición de casas de piedra, adobes y teja; el
inicio, en 1557, de la construcción de la iglesia con cimientos de adobe y piedra;
el establecimiento del convento de los Dominicos en 1551, etc.; además de la
frecuencia y la magnitud de las cifras de las compañías comerciales de la época, la
disputa y valorización de los cargos del Cabildo, las fortunas dejadas a herederos,
etc., son sólo algunos ejemplos que ilustran esta situación de bonanza económica
regional. (Cf Martínez, 1991: 13,28-32; Pabón, 1996: 32-48; Gamboa, 1992: 59-
64, 99-106).

16
Poáer Po{ítico Loca(; Calii(áo áe Girón Siqfo XVIII

Pero este proceso encontró sus límites con el agotamiento de los


veneros auríferos, el uso de niveles tecnológicos simples, la
implantación de la legislación indiana que prohibía el traslado de
indios de unas condiciones climáticas a otras y la gradual extinción
de la mano de obra indígena.
A comienzos del siglo XVII, estos factores habían llegado a su punto
más crítico. La producción aurífera de la región había disminuido a
un promedio de 80.000 pesos anuales para la década de 1610-1620
y de 30.000 pesos, para la siguiente, llegando inclusive a extraerse
apenas un poco más de 2.000 pesos anuales en los años de 1634-
1635 (AGN,MS 1: 531ss; Colmenares, 1969: 78). Para los mineros de la región,
la mayoría de ellos encomenderos, la crisis de la producción se debía
a la escasez de la mano de obra y a los altos costos de los abastos y
materiales necesarios para la extracción del metal. De hecho, en los
primeros años de la explotación aurífera trabajaban en los veneros,
cerca de 1.500 indios de la Provincia de Pamplona y más de 1.000
de la de Vélez (Colmenares, 1969: 46; Fajardo, 1969: 72). Esta afluencia de
mano de obra disminuyó sustancialmente con la crisis demográfica8
y con la implantación de la política proteccionista de la Corona,
que buscó resguardar a los indios del servido de trabajo personal
y controlar el traslado masivo de indios de una región a otra
(Ruiz Rivera, 1915; Tovar, 1980; Colmenares, 1968). Para 1602 sólo había 206
indios lavadores en el río del Oro y en 1634 sólo quedaban unos
60. La mano de obra esclava fue poco utilizada en la explotación
de la actividad minera de la región, pues los márgenes de

La población indígena de la región había descendido dramáticamente: en la


Provincia de Pamplona, cuya población había sido distribuida entre unos 60
encomenderos, sólo quedaban, en 1640, 4.500 indios de los 32.000 habitantes
que había en 1559 (Colmenares, 1969: 23); en la Provincia de Vélez, el descenso
de la población indígena había sido superior al 80%, pues en 1643 sólo quedaban
2085 habitantes de los 12.714 que había en 1572. Fajardo (1969: 33-34) calcula
la población prehispánica de la Provincia de Vélez, en unos 15.000 habitantes,
pareciéndole exagerada la apreciación de los cronistas que la sitúan alrededor de
los 300.000 indígenas

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Centro áe Estudios Reqionafes -UIS

rendimiento no permitían mayores excedentes de acumulación


en el sector y pese a las reiteradas solicitudes de apoyo oficial,
para comprar esclavos, que solicitaron los mineros, ésta nunca
fue atendida, por lo que en 1623 sólo se contabilizaron 64 piezas 9 •

Las dificultades en el transporte de las mercancías importadas y


el sistema de crédito mercantil utilizado por los comerciantes en
sus relaciones con los mineros, fueron algunos de los factores
que explicaban los altos precios, tanto de los abastos como del
hierro y los azogues. La elevada estructura de costos, a su vez,
fue la causa que siempre invocaron los mineros para explicar y
justificar el abandono de la explotación aurífera y por ende el
decrecin1.iento de la producción aurífera.

Pero además, en la región del río del Oro se sucedían múltiples


problemas administrativos y competencias de jurisdicción, como
lugar limítrofe de los Cabildos de las ciudades de Vélez y
Pamplona. Con el descubrimiento de oro en la región, la definición
del límite jurisdiccional cobró inusitada importancia, pues
mientras que el Cabildo de Pamplona estin1.aba que sus derechos
iban hasta el tío Chicamocha, incorporando por completo el valle
del río del Oro, el de Vélez argumentaba que tenía plena
jurisdicción sobre la Mesa de Jérira y por ende derecho a que sus
vecinos beneficiaran las arenas del río del Oro (Mmtínev 1994: 1-33).
Aunque el conflicto se resolvió años más tarde, dejando la margen
derecha del río del Oro adscrita a Pamplona y la izquierda a
Vélez, la existencia de autoridades, sobre un mismo espacio
económico, que respondían a intereses distintos, hacía que
En 1555 el Cabildo de Pamplona había hecho una solicitud de préstamo de
10.000 pesos para comprar esclavos y la reiteró en 1603 cuando pidió al Rey que
les "hiciese merced de alguna cantidad de negros y k!s fiase a los vecinos de k!s puebk!s de
Vélev Pmnplona". En 1609, los vecinos mineros de Pamplona se quejaban de la
pobreza general que había y de no "poderse proveer de algunos 111ate1iales necesmios
para el beneficio de los metales" suplicando que los abastecieran de hierro y sal.
(ARB-AHT, 33: 217r-220v, 38: 3261).

18
Poder Po(ítico Locaf: CaWcfo cfe Girón Siq(o XVIII

muchas de las providencias que dictaban los Alcaldes de Minas


fueran impugnadas abiertamente, alegando que o bien no tenían
jurisdicción, o que la actividad minera se estaba realizando en
términos de una u otra ciudad, según fuere el caso 10 •

Buena parte de estos conflictos tenían que ver con la actividad


productiva, especialmente con el uso del agua y con la
construcción y reedificación de las acequias, elementos
fundamentales en la explotación de la minería de aluvión. Las
"ordenanzas de minas 11 " establecían que cuando una persona
proyectara la construcción de acequias para laborar alguna mina,
estaba obligado a manifestarlo públicamente para que los que
quisieran colaborar en su construcción, participaran de sus
beneficios (AGN, MS 1: 27z); sin embargo, esto no siempre se
acataba. En 1560, por ejemplo, Alonso del Valle a nombre de
Ortún Velasco, solicitó a la Real Audiencia un amparo para
construir una acequia, cuyo costo superaba los 800 pesos oro y
no tener que compartir el agua (AGN, MS 1: 205r); en 1564, Juan
Peronegro, un minero vecino de Vélez, sostuvo un largo pleito
con Luis de Rivera, defensor de Indios, por una acequia que
habían construido los indios de Butaregua, cerca de su ranchería,
utilizando más de "tres milpeones) a efecto y propósito de regar nuestra
estancia de maízy de sacar oro en unas minas vif!JaS que están junto (. ..)
para pagar nuestros moras y tributos)) (Ms 1: 81]. Aprovechando que la
acequia estaba descuidada, Peronegro quería reedificada y
utilizarla para su beneficio personal (MS 1: 1-37). Es de anotar
entonces, que sólo con la designación de los Alcaldes de Minas
por parte de la Real Audiencia, con la crisis de la producción
10
Por parte de la ciudad de Vélez ejercieron como Alcalde de l'vfinas, entte ottos,
Pascual Sánchez, Bartolomé Hernández. Por Pamplona estuvieron Nicolás
Palencia, Pedro Quintero, etc. En 1572, el visitador Juan Cepeda, suspendió a
Bartolomé Hernández y su teniente Lorenzo Benítez y al administtador de minas
de Pamplona, Gonzalo de Llanos (Serrano M11t'ioZ¡ 1932).
11
Un ejemplo de estas ordenanzas, es la promulgada por Juan de Villabona
Zubiaurre, en 1622 (Cj Ma1tínezy G11emro, 1995: 187-217).

19
Centro Je Estudios Reqiona(es-UIS

aurífera; con el establecimiento, en 1617, de la Caja Real en


Pamplona y con la fundación del Pueblo de Indios de
Bucaramanga en 1622; la región alcanzó alguna estabilidad
administrativa.

Otro de los problemas que agravaba la situación regional era el


de las vías de comunicación y el aislamiento que existía entre
los poblamientos urbanos de la región. Vélez, la puerta de entrada
al Reino (Simón, 1953: 9), que había adquirido prácticamente el
carácter de "ciudad de paso", como puente de comunicación
entre el río Magdalena y las ciudades del interior, por el camino
del Opón; reorientó su función económica para garantizar el
transporte de las mercancías y abastecer de productos
agropecuarios de clima templado y aún de ciertos textiles, a
ciudades como Tunja y Santafé y los distritos mineros de occidente
(Martínez, 1991: 34).

La reestructuración de la economía de la dudad de Pamplona era


un poco ni.ás difícil, pues los otros centros urbanos, puertos
comerciales y distritos mineros se encontraban a una gran distancia;
además de que buena parte de la región era frecuentemente recorrida
por tribus indígenas aún no sometidas. Una de estas era la de los
Yariguies, localizada en los márgenes de los ríos Lebrija y Opón,
quienes mantuvieron a lo largo de todo el proceso de conquista y
colonización una confrontación abierta contra los españoles,
dificultando la navegación por el río Magdalena y sus afluentes
Carare, Opón y río del Oro, atacando, además, los núcleos
poblacionales establecidos en los márgenes de dichos ríos, por donde
entraban las mercancías importadas. Por ello, los pamploneses
desplazaron su ruta comercial hacia el noroccidente, por el Puerto
Nuevo de Orozco o "Puerto de Ocal7a", y ensayaron, en la década de
los noventa, una nueva ruta ''por JYiaracaibo", a través del río Zulia y
produjo las fundaciones de las ciudades de Salazar de las Palmas y

20
Podér Po(ítico Locaf: Cabi(do de Girón Siq/o XVIII

San Faustino de los Ríos (Colmenares, 1969: 75-76).

A medida que se generalizaba la crisis del sector minero, los


vecinos pamploneses, al igual que los de Vélez, redefinieron sus
actividades económicas, prestándole gran atención al sector
agropecuario, en especial a los cultivos de cereales (maíz, trigo,
cebada) y caña, con los cuales elaboraban los productos que
llevaban a los centros de consumo e intercambio como Cartagena
y Mompox, para pagar, inclusive, las mercancías importadas 12 •
Fue esta decisión de reorientar la economía regional, la que explica
el hecho que a pesar de la crisis en la producción aurífera, el
movimiento colonizador, y por ende el poblamiento regional
siguiera consolidándose ininterrumpidamente; aunque
obviamente introdujo cambios sustanciales en dicho proceso.

El ideal propuesto, en la política colonial, era el de que tanto


españoles, como indios vivieran agrupados en centros urbanos,
aunque las actividades económicas se realizaran en los sectores
rurales. Este objetivo fue medianamente logrado en tanto los
excedentes traspasados a los españoles, por las comunidades
indígenas y los dejados por la actividad minera fueron suficientes;
pero en la medida en que se modificó la composición demográfica
(crisis de la población indígena y auge de la mestiza), se implantó
la legislación indiana que prohibía el tributo personal y auspiciaba
la salarización del trabajo, y se diversificó la estructura productiva,
especialmente con la consolidación del sector agropecuario; se
presentaron cambios sustanciales en la tendencia del
poblamiento.

Acorde con los intereses materiales, fijados ahora en el campo,


buena parte de los habitantes del centro urbano se habían ido
retirando a vivir en las propiedades rurales: aposentos, estancias
12
Pabón (1995: 11-37) calcula, con base en los ingresos de los diezmos, que en el
solo valle de Suratá, se producían entre 500 y 600 toneladas de trigo.

21
Centro de Estudios Reqiona{es -VIS

y haciendas, amenazando inclusive con el despoblamiento urbano


de la ciudad de Pamplona, ahora habitada en su mayoría por
mujeres, niños y sirvientes 13 • La visita del Corregidor de Tunja,
Alejandro Martínez de Arellano, realizada en 1626, comprobó
no sólo el abandono de la actividad minera, sino también que
Pamplona estaba prácticamente deshabitada14•

Esta actitud puso en evidencia las dificultades que tenían los


"beneméritos" y vecinos de la dudad, para mantener un nivel de
vida urbano, dado que éste demandaba gastos suntuarios y de
ostentación y representación social, que se podían minimizar en un
contexto rural. Con su retiro al área rural, las élites pamplonesas
trataban de hacer más acorde su "modo de vida" con los niveles de
acumulación posibles en la región, aunque con ello marcharan en
contravía de toda la política colonizadora de la Corona, que
privilegiaba la existencia de los centros urbanos (Zava!a, 1976; Konetzfae,
1976; Morntr, 1969; Hardqy, 1977).

EL ESPECTRO YARIGUÍ

Los estudios realizados sobre el proceso de conquista han establecido


claramente una correlación entre los niveles culturales y de
organización socio-política de las sociedades indígenas y el grado
de resistencia ofrecida a los conquistadores españoles. En la región
de Santander, fueron los Yariguies 15, el grupo indígena que estableció

13
Hacia 162Dsehabíaruepartido 130solaresen38ruadras,algunosdeellossina:m51luÍr.Llperadepiedm,
empañetada de blanco con recho de madera y ttja;la Casa del Cabildo era una construcción dedos ¡:i=
Existía ademís,Jaigleiia delas Nieves,Ja del CtislD del Humilladero ylas capillas dela; G:inventos deSania
Clara,Aguslinos, Dotninicos, Franciscanos ydela Compiñíade Jesús, establecida en 1625 (Gvnboa, 1992-
52-58)
14
Aunq.ie Ja aiSs del siglo XVll ha sido ampiamente doa.nnenlada a nivel general, hacen fulla muchos
tmbajos que analicen el in1Pl® económico y social de dJa en el ámbito ajona1 l!Jmi4 1982 GJ/;ixmres,
1973)
15
Sirnón(1953:315)calrulaqueeranaproximadamerlleunos<ia.t7ÚvnilyoórJrfanhrchdmsfl1JSoata/Jvpminiar..
ch ttna 111imta rW/Jt6 !Jzjey b!!Jta> (Guamacá, Araya, Tclomeos y Tcpoya;). Aunq.ie la cifra puede ser
exagemda, lo áertD es que ocasionaban difu:ubades para Ja navegación delas vías de aa= al "fuim''.

22
Poder Po{ítico Loca( CaGifio de Girón Siq{o X\lIII

FIGURA l. Influencia los grupos indígenas


región.

~ GUANES

EZ1 MUISCAS

EH] TUNEBOS

CARARES

OPONES

CHlTAREROS

BOYACI\

23
Centro áe Estitáios Reqionafes -UIS

una antinomia total. Ubicados geográficamente entre los ríos


Sogamoso y Opón, desarrollaron una férrea resistencia en un radio
de acción que cubría parte del río Magdalena, el río Carare y el río
de Oro; atacando por igual a las embarcaciones que transitaban por
estas vías, a los asentamientos españoles y aún a los otros grupos
indígenas que los españoles habían logrado controlar. Estas acciones
creaban serias dificultades para la comunicación comercial del
distrito minero con Mornpox y los puertos marítimos que se efectuaba
a través de la navegación de los ríos Lebrija y Sogamoso, los cuales
conducían al sistema de boga del río Magdalena.

El accionar de los Yariguies quedó reflejado en algunas crónicas de


la época y en las ni.edidas que fueron tomando las autoridades para
tratar de someterlos. Fray Pedro Simón da cuenta, por ejemplo, de
una entrada que realizó, en 1551, Bartolomé Hernández de León,
vecino de Vélez "con 28 o 30 soldados, los más de ellos gente
advenediza y que andaba vagando por aquella comarca", intentando
fundar, en 1552 y 1586, la ciudad "Franca de León"; población que
los Yariguies incendiaron en ambas ocasiones 16 • En 1559 participaron
en un levantamiento indígena que se realizó en la región del río de
Oro y luego incursiones armadas en los años de 1579, 1586,
1598, las cuales fueron dirigidas por los caciques Pipatón e
Itupeque, en el tramo del río Magdalena comprendido entre las
desembocaduras de los ríos Opón y Sogamoso. Igualmente hay
registro de acciones armadas en los años de 1600, 1605, 1618,
1621, 1627, 1628, 1631 etc.

La respuesta oficial fue igualmente la de buscar la eliminación


violenta de estos grupos. En el año de 1600 el presidente Sande

16
Según Serrano Muñoz (1932: 14) esta población se fundó en "la hacienda de La
Caridad, la cual se extiende entre el iio Cht1ct1ríy la ct1chilla de la Chatarota, en la base del
cerro de la P11:(. Aunque se atribuyó a los Yariguies el fracaso del proyecto poblador,
en realidad se debió al capitán Juan de Angulo, quien en 1553 ordenó despoblar
la ciudad que sin licencia de la Real Audiencia había fundado Hemández de León.

24
Poder Pofítíco Loca( CaGí(áo áe Gíró11 Síq(o JCVIII

ordenó una batida contra los Yariguies y los Carates, entrando


cuatro partidas de soldados bajo el mando de los capitanes Benito
Franco, Juan de Campos, Francisco de Triana y Nuño Salís
Enríquez 17 • Casi un siglo después, la pacificación y el control de
los grupos indígenas, seguían siendo una preocupación en el
ámbito de las más altas esferas y prueba de ello es que el rey
Felipe III expidió, en Vento silla (el 25 de abril de 1605) una real
cédula y una instrucción general donde ordenaba pacificar a los
indios pijaos, carates y Yariguies y de ello encomendaba al
nuevo presidente de la Real Audiencia del Nuevo Reino de
Granada, Juan de Borja (Ltcena Sahnora0 1965). Es este mandato el
que explica el conjunto de acciones que tomó este presidente
para tratar de poner remedio definitivo a una larga historia de
expediciones de pacificación en el valle del río contra algunos
grupos étnicos ''flecheros" que ocultos en las zonas selváticas
seguían viviendo en su antiguo "estado de behetría" y dificultaban
el tráfico comercial por el río Magdalena.

El presidente Borja aceptó en 1606 la propuesta del capitán Juan


de Campos, quien a la sazón era el jefe del presidio del Carare,
para dirigir una nueva campaña contra los Yatiguies y catares.
Este invirtió en la empresa la dote de su mujer y con su hueste
logró encontrar una gran maloca donde habitaban 40 indios
Maldonados, a quienes envió presos a Santafé. ]'vfientras tanto,
el capitán Benito Franco había convencido al grupo de Yariguies
que encontró para que se poblaran en un sitio que escogió. Este
poblanüento de 70 indios realizado por Franco fue visitado
personalmente por Borja en 1609, quien los reasentó sobre el
camino del Opón para que contribuyesen a abastecer a los
pasajeros que por allí pasaban. En ese momento Borja consideró

17
Vecinos veleños corno el capitán Benito Franco, Juan de Angulo, Juan Vizcaíno y
Gonzalo Pérez de Aguilar, lograron pacificar indios de la "nación yariguí" y se los
hicieron adjudicar en encomienda para asentarlos.

25
Cemro Je Estudios Reqiona{es -UIS

que sólo un pequeño reducto yariguí asentado en la llamada isla


del Carare quedaba por pacificar. Durante los dos años siguientes
el capitán Campos, actuando como gobernador de la provincia y
presidio del Carare, hizo varias entradas contra los indios de dicha
isla apoyándose en la gente del presidio y en grupos étnicos del
valle del Magdalena que hizo traer como aliados (coyaimas, muzos
y colimas), capturando a quienes allí estaban asentados. A las
indias las envió a Santafé y a los varones a las galeras de Cartagena.

El balance echo por el presidente Borja a mediados de 1611


aseguraba el fin del espectro carare-yariguí: sólo quedarían 60
indios Carares por pacificar, la mitad de ellos en la isla
mencionada y la otra en los montes. Los A.rayas depusieron sus
acciones en 1614, después de la captura del cacique Cachuí, con
lo cual sólo quedaba por reducir el grupo yariguí comándado por
los caciques Pipatón; Laicurupa y Pancherico. Hacia 1617 se
levantaron los Maldonados que el capitán Juan de Campos había
congregado en algún lugar por los malos tratos que recibían de
éste y asaltaron en el río Magdalena una canoa de Domingo V.
Márquez, un comerciante de Honda.

Don Juan de Borja propició también el fallido proyecto de


establecer una ciudad en la provincia del Carate que llevaría su
propio nombre, la cual serviría de apoyo al transporte de las
harinas que salían de la villa de Leiva por el río Magdalena. Este
proyecto fue encabezado por el capitán Pedro Núñez de Lozada18 ,
uno de los hacendados y comerciantes de la villa de Leiva que
usaban el camino del Carate en las primeras décadas del siglo
XVII en coordinación con sus socios momposinos del comercio
de harinas. Actuando como teniente del corregidor de Tunja,
18
Este capitán era natural de la villa de Santa María de Coba (Galicia) y tenía
experiencia en las minas de Mariquita, donde fue Teniente de Corregidor. Se casó
con María Esquive! Pon ce de León y engendró a doña María de Lazada, quien se
casó con Pedro de Castro Bolaño Rivadeneira.

26
Poder Po(ítico Loca( CaGMo de Gírón Siqfo XVIII

ofreció en 1613 poblar una ciudad en la provincia del Carare


para mejorar el tráfico entre el desembarcadero y las ciudades de
Vélez, Villa de Leiva, Mompox, Zaragoza y Cartagena. Pero
Diego Chacón de Luna y otros veleños amenazaron con destruir
la ciudad que se poblase, alegando la legítima defensa de la
jurisdicción de Vélez. Nuñez de Lozada se vio obligado a capitular
con ellos la empresa de poblar la dudad con el nombre de San
Juan Bautista de Borja, en homenaje al presidente de la Real
Audiencia, la que realizó con ocho soldados; pero no pudo
sustentarla por la escasez de recursos y las discordias que se
presentaron entre ellos, de tal suerte que pronto abandonó el
empeño.

Seis años después, en 1619, se volvió a intentar fundar la ciudad,


esta vez con licencia del corregidor de Tunja Juan de Carvajal,
para lo cual Nuñez de Lozada ofreció recorrer la provincia del
Carare con veinte soldados y diez esclavos antes de proponer
una nueva capitulación a los veleños, tratando de «Ver la tierra y
su disposición» para garantizar el asentamiento de quienes se
poblasen y hallar mejor lugar para instalar el puerto del río. Llevó
consigo a su hijo Francisco Nuñez de Lazada y al experto
cateador Francisco Martín Birbis, quien había sido gobernador
de Antioquia y Zaragoza, así como algunos miembros del Cabildo
de Leiva (el alcalde García de Alvarado, Simón Pérez, Juan
Fernández y Miguel Sánchez Montesdeoca). La empresa se
constituyó entonces por tres socios: el propio capitán Nuñez de
Lazada y los dos cabildos de Vélez y Leiva, metiendo los Cabildos
indios, quienes serían los encargados de ayudar a abrir el carnino,
bestias y matalotaje. Fue así como el Cabildo de Leiva registró
como miembros de la expedición a 24 indios, cinco soldados, al
escribano Simón de Monsalve y al fraile agustino Baltazar Correa.
La villa de Leiva pagaría el costo de la apertura del nuevo camino
del Carate desde el sitio de la Sabana Alta hasta el de los Totumos,

27
Centro de Estudios Reqionafes -UIS

y el capitán Núñez de Lozada desde allí hasta el puerto del Carare.


Por su parte, el Cabildo de Vélez se encargaría del trayecto
comprendido entre el río Horta y su dudad. La expedición salió
de Leiva en 1620 y efectivamente abrió el nuevo camino, pero el
proyecto de fundación de una nueva ciudad no pudo realizarse,
quizás porque tampoco pudieron hallar yacimientos auríferos.
Sólo los exportadores de las harinas de villa de Leiva, Santo Ecce
Homo y Sorocotá se beneficiarían de este esfuerzo.

La dificultad para integrar estos bastos territorios a la economía


regional, ante la inexistencia de recursos auríferos y la falta de
estímulos para que los colonos se fueran asentando en estos
territorios, hacía que los esfuerzos militares que se realizaban
para controlar las acciones de los grupos indígenas, tuvieran
que repetirse una y otra vez ante hechos episódicos de ataques y
atracos perpetrados por estos. Así por ejemplo, en 1629 la misma
Real Audiencia financió otra campaña 19 contra los Yariguies
sobrevivientes, sospechosos de estar obstaculizando la libre
navegación hacia el Magdalena, por lo que se ordenó recorrer la
ribera de los ríos Sogamoso y Lebrija. Esta nueva incursión fue
comandada por el Maestre de Campo, Regidor, Alguacil Mayor y
encomendero de la ciudad de Vélez, Francisco Mantilla de los
Ríos, quien fue acompañado por varias partidas de soldados que
encabezaron como capitanes los señores Diego Franco de
Velasco, Andrés Páez de Sotomayor, Luis Delgadillo y Luis
Perdigón, y fueron guiados por algunos indios Yariguies ya
encomendados (AGN, ce 31: 731r-732v). La expedición sólo capturó
a tres indios gandules, una india y un muchacho de "la nación
yarigttí, topocoros", los cuales fueron reclamados por el capitán
Campos, lo cual obligó a que Mantilla de los Ríos tuviera que
levantar una información para demostrar que esos indios no eran

19
Mantilla de los Ríos solicitó a la Real Audiencia un préstamo de dos mil quinientos
ducados, con la condición de pagarlos en los dos años siguientes.

28
Poáer Po(ítico Loca( CaGiráo áe Girón Sig(o XVIII

Maldonados sino Topocoros, relatando de paso que la india y


el muchacho habían muerto "luego como se sacaron de su tierra".
Otro grupo étnico denominado Cusamán fue asentado junto a
la quebrada de Angulo por el dominico fray Juan Bautista García.
Por su parte el capitán Andrés Páez de Sotomayor, se dirigió
hacia el valle de los Cañaverales a fundar allí un real de minas,
con su cuadrilla de negros e indios y tres soldados (AGN, PS 2:4621;
Con 21: 7 Jh~v).

Pese a esta expedición, poco tiempo después el Alcalde Mayor


de Minas del río de Oro, Juan Martínez de Angulo y otros mineros
de la región, encabezados por Pedro de Velasco, le informaron
al doctor Diego Carrasquilla Maldonado, fiscal de la Real
Audiencia, que se encontraban nuevamente amenazados por
más de "200 indios flecheros' que se movían por los lados del río
Negro; solicitando en consecuencia que Francisco Mantilla de
los Ríos cumpliera con su compromiso de controlar a estos indios
y realizara una nueva entrada contra dichos indios. Enterado de
la petición, Mantilla de los Ríos respondió que ''por continuar al
servicio de vuestra real persona, como hasta aquí lo he hecho) en particular
de lo que se me encargó de los indios Yariguies, c19a fuerza está acabada
y los indios Yariguies presos en la cárcel rea!', estaba dispuesto a
practicar una nueva expedición contra dichos indios y contra los
llamados "guamacaes de apellido Lacurapas" que estaban retirados
en el río Opón.; a lo cual Mantilla respondió "qtte éstos eran otros
indios) los Guanacoas de apellido Lt1careg11a", que los que él había
perseguido estaban retirados en el río Opón, razón por la cual
solicitó un nuevo contrato o capitulación para realizar dicha
expedición.

29
Centro Je Estudios Reqio~1afes -UIS

CAPITULACIÓN DE MANTILLA DE LOS RÍOS

En la Capitulación que firmó Francisco Mantilla de los Ríos,


con el Presidente del Nuevo Reino, en 1630, la estrategia
puramente militar con la cual habían tratado de someter a los
Yariguies, cedía su espacio a una concepción que buscaba
realizar un proceso de poblamiento; pues Mantilla de los Ríos solicitó
licencia para "poblar una dudad así en el río Sogamoso, como
en cualquier otra parte que me pareciere a propósito para mi
permanencia y seguridad del dicho río grande de la Magdalena ...";
para establecer un fuerte y bodegas en el río Sogamoso, fundar
un Real de Minas en Cañaverales y río Negro y administrar el
presidio y fuerte del Carare (AGN, PS 2: 456-464). Esta
Capitulación permite develar las expectativas que tenían las
dos partes y señalar algunos de los cambios operados en la política
de colonización, a partir de la expedición de las Ordenanzas de
Descubrimiento, Nueva Población y Pacificación de Felipe II en
1573 (Recopilación, Libro 4, Título 5: 88-96).

Inicialmente, el fiscal de la Real Audiencia examinó las


capitulaciones propuestas por Mantilla de los Ríos a la luz de los
informes recabados con soldados veteranos de las campañas de
pacificación de la ribera derecha del río Magdalena, identificando
como grupos asaltantes a los paitas, pantágoras, tolomeos,
guamacaes y lacurapas. Validó también la información que
sostenía que en las riberas del río Sogamoso crecían árboles de
cacao silvestre y plátanos, por lo que se podía cultivar cacao y
tabaco en dichas tierras, además de extraer también oro del real
de minas que proponía fundar el capitán veleño. El Fiscal
entonces recomendó otorgarle la gobernación por dos vidas y la
licencia para fundar una ciudad y un puerto en el Sogamoso,
siguiendo con la obligación de administrar el presidio del Carate.

30
Poder Po(ítico Loca{ CaGirdo de Girón Sí3(0 XVIII

Don Sancho de Girón había tomado posesión de la presidencia


del Nuevo Reino el primero de febrero de 1630. Por ello, Mantilla
de los Ríos renovó su solicitud de aprobación de las
Capitulaciones proponiendo que la ciudad a fundar llevara el
nombre del recién posesionado presidente de la Audiencia y que
el distrito minero de los ríos del Oro y Lebrija se anexara a la
jurisdicción de la ciudad que se iba a fundar, "con gran provecho
de Su Majestad pues los indios lavadores han informado que el
alcalde mayor de minas de Pamplona nunca venía a administrar
el río del Oro" por la gran distancia que mediaba entre este río y
las vetas de dicha ciudad.

El 23 de marzo de 1630 el presidente Sancho de Girón aprobó


las Capitulaciones propuestas por Mantilla de los Ríos con algunas
condiciones: sólo podría cobrar derechos de bodegaje en el puerto
sobre el río Sogamoso, la ciudad debería fundarse antes de un
año, el título de gobernador sólo se le concedería por dos vidas y
la jurisdicción otorgada sobre el distrito del río del Oro quedaba
sujeta a la condición de que no perjudicase a terceros, pues en
tal caso éstos podrían alegar su derecho ante la Audiencia. Quedó
así establecido el derecho a la fundación de la ciudad de San
Juan Girón, una vez que el gobernador Mantilla de los Ríos afianzó
ante el Cabildo de Vélez, el 31 de marzo del mismo año, las
garantías del cumplimiento de las capitulaciones pactadas (AGN,
PS 2: 412r).

Por su parte, las expectativas de Mantilla de los Ríos eran similares


a las que habían tenido las huestes conquistadoras en el siglo
anterior; pues esperaba encontrar, por un lado, ricos yacimientos
de oro y por ello proponía la fundación del Real de Minas, y por
el otro, a un buen número de indios dispersos que juntaría con
sus familias y chusmas y agregaría a la ciudad, después de castigar
"a los qtte parecieren culpables"; pero es de anotar que para comienzos

31
Centro de Estudios Reqio11a(es -UIS

del siglo XVII, la resistencia indígena Yariguí era sólo parte del
problema. Lo inhóspito de la región, rodeada de selvas y pantanos
con climas ardientes, que la hada prácticamente inasequible a los
colonos españoles; la convertía. en zona de refugio para que indios
huidos y negros cimarrones se fueran asentando en ella y comenzaran
a organizar su modo de vida; combinando algunas actividades
productivas con prácticas de un bandidaje social que acechaba las
riveras de los ríos y merodeaba en el entorno rural, en espera de la
ocasión para asaltar las embarcaciones y poblados. Esto es lo que
explica que uno de los puntos de discusión en la Capitulación fuera
el destino de los "negral' que se capturaran en las entradas y batidas
que se realizarian. Mantilla de los Ríos propuso que se cogieran y
distribuyeran entre los soldados, pero la Real Audiencia dispuso
que los dueños de los esclavos huidos podían recuperarlos pagando
la mitad de su precio (AGN, PS 2: 4681j.

La financiación de la campaña militar fue compartida. El


capitulador aportó "hombres con pertrechos y municiones", los
vecinos de la región "bastimentas y pertrechos", y la Corona
otorgó un préstamo en efectivo de dos mil ducados y autorizó
que se tomaran "indios cargueros" de la región, pagándoles su
salario. Mantilla calculaba que la expedición debfa estar
compuesta por más de sesenta hombres, veinte de los cuales se
quedarían en el fuerte del Carare 20 , para proteger la navegación
de estos ríos y realizar entradas contra los indios, en los meses
de verano, hasta lograr un control completo del territorio.
Calculaba que estas entradas tenían un costo superior a los 3000
ducados y que personalmente debía sacar unos veinte esclavos
de sus haciendas, para contribuir a la pacificación y poblamiento
de la región (A.GN, PS 2: 2471,v).

20
Mantilla proponía mantener en el fuerte del Carare doce hombre pertrechados
con armas y bastimentas y una barqueta ordinaria todo el tiempo que fuere
necesario tener dicho presidio y realizar batidas con 20 soldados.

32
Podá Polftico Loca(: Cabi(io Je Girón Siq(o XVIll

Como caudillo militar, Mantilla de los Ríos aseguraba una serie de


derechos y privilegios políticos, económicos y sociales. En primer
lugar, ·el cargo de Gobernador se le otorgaba por dos vidas, la suya
y un sucesor, con el sueldo de mil ducados, y la vara de Alguacil
Mayor también por dos vidas, nombrando a su voluntad a quien le
pareciera mejor para el cargo. En segundo lugar, la autoridad para
retribuir a la hueste con "solares, huertas y estancias", para que los
que se poblaran y avecindaran en la dudad, las labraran y
beneficiaran; también la de encomendar a los indios Yariguies que
pacificara y aquellos indios que hubieran huido o retirado de sus
pueblos hacía más de diez años y se encontraran en aquellos lugares.
Los demás indios que cogiera debía entregarlos a los encomenderos,
siempre que estos pagaran lo "tasado para la guerra". En tercer lugar,
se le concedió el derecho de bodegaje en el río Sogamoso por cuatro
vidas, y el privilegio, durante 20 años, para que sólo los "vecinos de
la ciudad que se fundara pudieran cortar palos para canoas y hacerlas".
Finahnente le otorgaron "los privilegios que se le reconocen a los
descubridores de minas y la concesión de emplear en el Real de
Minas que fundare, hasta doce indios lavadores (AGN.. PS 2: 452470).
Mediante este contrato o capitulación Mantilla de los Ríos, lograba
el control político y económico fundamentando su autoridad en la
distribución de prebendas y privilegios relacionados con la tierra, la
mano de obra y el control de la actividad comercial, mediante el
monopolio del transporte por el río Sogamoso, principahnente. Una
vez más se evidenció el carácter privado que tuvo la empresa de
conquista y colonización del territorio americano (Zavala, 1944), del
cual el espacio santandereano no fue la excepción.

LA CONSTRUCCIÓN DEL TERRITORIO O LA


DEFINICIÓN DE LOS TÉRMINOS O JURISDICCIÓN

La falta de claridad sobre los límites de las ciudades de Vélez y


Plamplona, en relación con los términos y jurisdicción
establecidos en la Capitulación para creación de la Gobernación

33
Centro áe Esniáios Reqiona[es -UIS

de Girón y fundación de la nueva dudad, desencadenó una


serie de litigios entre el Gobernador, el Cabildo de la ciudad de
Pamplona y luego, una vez constituida la dudad de Girón, entre
los Cabildos de ésta y el de Pamplona, el Alcalde Mayor de Minas
y las autoridades del pueblo de Indios, en defensa de sus intereses
territoriales o de la jurisdicción de sus respectivas autoridades
civiles y eclesiásticas. Mantilla de los Ríos hábilmente había
solicitado que se le concediera jurisdicción sobre el río del Oro
y de los Cañaverales porque estaban "tan metidos en el dicho Gobierno
y JJJf!Y cercanos a la ciudad que se ha de edificar' que era preciso que
estuvieran bajo su control y no del Alcalde Mayor de Minas,
pues en la zona del río del Oro sólo quedaban unos treinta indios
lavadores y el mencionado Alcalde estaba residenciado en Vetas,
a más de 30 leguas de la región; solicitud que le fue concedida
"sin peryiticio de tercero" (AGN, PS 2: 464r).

Ante esta situación y las pretensiones de Mantilla de los Ríos, el


Cabildo de Pamplona se había puesto en estado de alerta desde
el mes de septiembre de 1630, cuando conusionó a los capitanes
Martín de Sierralta, Corregidor y Justicia Mayor de Pamplona y
al Regidor Andrés de Velasco para que requirieran a Mantilla
de los Ríos sobre la comisión que lo autorizaba a "nombrarse
Gobernador del río del Oro, proveer estancias y hacer otros actos
jttrisdiccionales", además de vigilar todos los actos de "usurpación
de jurisdicción" que cometiera el gobernador Mantilla de los Ríos
~4GN, PS 2: 248r-v). Este, por su parte, cuando llegó a la región21
escogió el sitio de Zapamanga, cerca a Bucarica a solos tres tiros
de escopeta del pueblo de Bttcaramanga, para fundar la dudad, sede
capital de la gobernación, dado que en la Capitulación se

21
La capitulación fue presentada ante el Alcalde Mayor de :Minas del río del Oro,
Fernando de Montoya, y los dos diputados enviados por el Cabildo de Pamplona
(Andrés de Velasco y Diego Jiménez) a defender el intento de secesión de su
jurisdicción; el 31 de enero .de 1631.
Poder Po{ítico Loca( CaMJo Je Girón Siq{o XVIII

establecía que la jurisdicción de la ciudad estaría comprendida


por el
río S ogamosoy Sube aniba hasta Bt1carmnangay Canta, desde el río que
entra en el río de Oro, por él abqjo hasta el río grande de la Magdalena, a
h'ndar con lajunsdicdón del Gobiemo de Santa Mattha,y por la otra parte
a lindar con lajuiisdicción del Gobierno de Cattagena; por el río grande de
la Magdalena, hasta elpresidioy fimte del Cararey s11 río, el cual incluso
ha de estar en dicho Gobierno (AGN, PS 2: 464r) (ver figura 2).

Allí colocó "horca y cuchillo" como símbolos de la justicia y


designó a las primeras autoridades: como Alcaldes Ordinarios a
Juan de Arteaga y a Don Pedro Velasco, como Alcalde de la
Santa Hermandad a Andrés Páez de Sotomayor, como Alguacil
Mayor a Juan Garrido de la Maza, como Depositario General a
Antonio Monsalve, como Escribano de la Gobernación a Miguel
Garcés, y como Regidores a Luis Barbosa y a Juan Martínez de
Angulo. También empleó a los indios en la construcción de casas,
labranzas y canoas, y comenzó a hacer uso de sus privilegios al
introducir en la iglesia del pueblo de indios "coxin y silla como
Gobernador". (AGN, PS 3: 252, 275, 277).

Obviamente, el Cabildo de Pamplona impugnó la fundación


que realizó Mantilla de los Ríos en el sitio de Zapamanga,
argumentando que había "qttebrantado los términos y ttsttrpado la
jttrisdicción de la cittdacf' (AGN, PS 2: 255v); e inclusive fue más allá,
cuando ante la noticia de que Mantilla de los Ríos pretendía
cobrar las demoras o tributos del río del Oro, función que siempre
había estado a cargo del Alcalde Mayor de Minas del río del Oro,
nombró otra comisión, esta vez integrada por Andrés Velasco y
Diego Jiménez, Mayordomo del Cabildo, quienes le ordenaron
dejar libre "los términos y junsdicción de la cittdad de Pamplona"; a lo
cual les respondió Mantilla de los Ríos que abandonaran el lugar
porque estaban en su jurisdicción (PS 2: 246).

35
Cemro Je Est11dlos Reqiona(es -UIS

FIGURA2.

JURJSDICCION
POLITICO ·ADMINISTRATIVA
DE lA GOBERNACION Y
CIUDAD DE CllRON
CONVENCIONES
Parroquia y Viceparroquia @

Capit.ru - Gobernación @

Umrte Actu.ru de Santander - · -


Límite Gobernación ~

36
PotÍer Po{ítico Loca( Cabi{áo áe Girón Siqfo XVIII

Estos litigios por límites y jurisdicciones, se dirimían a favor si


se demostraba que el territorio en disputa se había conquistado
y poblado y que se ejercía control y jurisdicción sobre él. El
Cabildo de Pamplona acudió a este recurso en su apelación ante
la Real Audiencia y su Procurador, Simón del Basto Avellaneda
levantó una probanza que demostraba la pacífica posesión en
que había estado Pamplona del territorio en disputa por casi
ochenta años, después de que fueron acordados sus términos
con la ciudad de Vélez en el sitio de Pescadero, sobre el río
Chicamocha. La jurisdicción sobre Bucarica era indiscutible, pues
el capitán Ortún Velasco y sus herederos siempre habían sido
vecinos de Pamplona, amén de que los indios de Bucaramanga
habían sido parte de la encomienda del mencionado capitán y de
sus hijos y durante este tiempo habían ejercido jurisdicción sobre
los indios, españoles y demás que habitaban en el río del Oro,
Bucarica y Bucaramanga.

El Procurador argumentó además que el lugar seleccionado por


Mantilla de los Ríos estaba a más de 5 jornadas o 25 leguas de
donde podían llegar canoas del río grande de la Magdalena, sobre
el río Sogamoso, que era el sitio "donde se había de poblar para
allanar los indios Yarigtties'' (AGN, PS 2: 265r-266r). La querella formal
contra Mantilla de los Ríos la puso en la Real Audiencia el capitán
Juan de Campos, actuando como apoderado de Pamplona. Este
representó en febrero de 1631 que el gobernador gironés no tenía
derecho alguno a fundar una ciudad en tierras pacificadas y
puestas bajo jurisdicción de un Cabildo, sino solamente en las
vegas del río Sogamoso por razón de la pacificación de los
Yariguies ya que la promesa de navegación comercial por dicho
río era ociosa, pues la experiencia había demostrado que sus
raudales y corrientes lo hacían innavegable para las canoas
cargadas. Ante esta evidencia, el Presidente del Nuevo Reino,
Sancho de Girón, le ordenó a Mantilla de los Ríos cesar en la

37
Centro ife Est11d'ios Reqiona(es - UIS

fundación de la ciudad que estaba haciendo en la jurisdicción


del río del Oro y dejar ejercer libremente la jurisdicción sobre el
distritd del río del Oro y Bucarica, al Alcalde Mayor de las Vetas
de Palmplona, don Fernando Montoya. Le ordenó además
proseguir "como estaba obligado por las mismas capitulaciones a la
pacificación y allanamiento de los indios Yariguies y demás salteadores del
río grande de la lv1agdalena" y comparecer en el término de treinta
días, en Santafé de Bogotá, por sí o por su delegado para asumir
la defensa de su justicia (AGN, PS 2: 275-2761).

Ante esta situación, Mantilla de los Ríos regresó a Vélez y obtuvo


del Cabildo, el 25 de marzo de 1531, la cesión de los antiguos
términos que tenía esta ciudad en la orilla izquierda del río del
Oro a favor de la gobernación gironesa para que fuese "poblada
y reedificada" la ciudad suspendida, "por el servicio que se hace
a Dios Nuestro Señor y a Su Majestad y bien general a todo este
Nuevo Reino en la dicha población". Con este documento pasó
entonces a la Real Audiencia para defender los derechos que
había obtenido con la capitulación. Este fue el fin del primer
intento de asentamiento de la ciudad de San Juan Bautista de
Girón, sin que ello significase la pérdida del derecho de existencia
que la cláusula quinta de la capitulación concedía al alguacil
mayor de Vélez, el maestre de campo Francisco Mantilla de los
Ríos y también el de su fundador, el Alguacil Mayor de V élez y
Maestre de Campo, Francisco Mantilla de los Ríos quien falleció
en Santafé de Bogotá en 163222•

22
Restrepo, (1936: 183) considera que Mantilla de los Ríos había nacido en 1597
y fallecido en 1634, pero la consulta del Archivo Parroquial de la ciudad de Vélez
permitió aclarar esta situación, pues en un libro sacramental de la parroquia de
Vélez correspondiente al año 1632 quedó consignado lo siguiente: "Primeramente
hice las honras del gobernador Mantilla, vecino de esta ciudad y que murió en la
de Santafé. Hubo misa, vigilia y ofrenda de cuatro carneros y una carga de harina
y seis canastos de pan" (CjMmtínezy Guemro, 1995:.38).

38
Poder Político Loca(: CaMdo de Giróu Siq{o XVIII

Cuando todo parecía indicar que el proyecto de creación de la


Gobernación y de fundación de una nueva dudad en la región
no tendría mayor desarrollo, el 11 de marzo de 1633 se presentó
ante la Real Audiencia un español llamado igualmente Francisco
Fernández Mantilla de los Ríos, quien reclamó el derecho a
gobernar la provincia de Girón, pues según su argumentación
era ascendiente directo, en calidad de sobrino, del Maestre de
Campo recién fallecido (AGN, PS 2: 456, 4731). La información
genealógica disponible hasta el momento permite afirmar que
tal relación familiar no existía, pues en realidad eran primos; pero
la Real Audiencia no debió hacer mayores averiguaciones dado
que el 26 de febrero de 1635 fue nombrado como Gobernador,
ordenándole que no innovara en nada "en la reintegra que se le hizo
a la ci#dad de Pamplona" en el pleito que estaba pendiente; y el 28
de abril del mismo año le fue despachado el título respectivo, el
cual fue presentado ante el Cabildo de Vélez el tres de agosto de
dicho año (AGN, PS 2: 473v, 477ry. El nuevo Gobernador tuvo que,
ahora sí, fundar la dudad en el sitio de Cujamanes (o
Pujamanes), a orillas del río Sogamoso. Si se tiene en cuenta que
las Ordenanzas de Felipe II, recomendaban que el terreno
seleccionado para fundar una población debía ser "el más fértil
abundante de pastos, leíla, madera, metales, agttas dulces} gente natural...
sin corrupción de aires" (Recopilación, Lib IC, Título VII, Ley I: 90), la
fundación de Girón tampoco iba a durar mucho, pues pocos años
después, los vecinos se quejaban de "la plaga de langosta y las
enfermedades que padecían" y a solicitud del Cabildo, el Procurador
Don Manuel Calderón, tramitó la autorización para trasladarla
al sitio de Macaregua, margen derecha del río de Oro, hecho
que se efectuó el 30 de diciembre de 1638 23 • Con ello, los

23
El origen, fue un hato ganadero que Mantilla tenía en este sitio. Para 1649 la
ciudad de Girón sólo era, según el Procurador de Pamplona, Juan Gómez de
Villalobos, cuatro bohíos de paja, "sin gente ni vecinos' y para poblarla había tenido
que despoblar a Villarica de los Cañaverales('.-4GN, PS 2: 301r).

39
Cmtro Je Estudios Reqiona(es -UIS

fundadores de la ciudad se acercaron nuevamente a los fértiles


valles de los ríos del Oro y Frío, a los recursos auríferos y a la
mano de obra del resguardo de Bucaramanga, lo cual posibilitó
la consolidación y crecimiento de la ciudad.

Sin embargo, los conflictos no cesaron, pues la puesta en


ejecución de algunas cláusulas de la capitulación, enfrentó de
nuevo al Gobernador con los encomenderos de la región,
especialmente cuando intentó tomar "indios carguerosy bastimentos"
para realizar las entradas y poblar algunos territorios, y cuando
comenzó a distribuir solares, huertas y estancias entre los
soldados y gentes que lo acompañaban. El conflicto más
importante se produjo cuando el gobernador ordenó en 1639 la
creación del Real de :Minas o la fundación de una Villa en las
márgenes del río Lebrija con el título de la Villa Rica de los
Cañaverales, a tres leguas del puerto de Botijas. Para el desarrollo
de este proyecto Mantilla de los Ríos nombró a Pedro Castillo
Quijano, como Teniente de Gobernador y poblador de este lugar.
Castillo, para realizar la entrada al lugar envió a uno de sus
capitanes, con ocho soldados, a conseguir indios y provisiones
en el Real de l\1.inas del río del Oro y formó, además en dicha
Villa, un Cabildo compuestos por los dos alcaldes ordinarios Guan
de Villalobos y José Ferranises) y alguacil mayor (Alonso de
Villamizar).

Según los encomenderos y dueños de cuadrillas de estos sitios,


el capitán tomó diez indios, "sacándolos con colleras" y se llevó
"vacas, maív caballos, mulas y gallinas" (AGN, PS 3: 282r-v, 291r).
Respecto de la idea de asentar un nuevo poblamiento en aquel
lugar, Andrés de Velasco, uno de los estancieros agraviados, dijo
que la Villa Rica de los Cañaverales no era mas que "una cueva y
asilo de malhechoresy retiro de hombres facinerosos, qtte no de gente política
y vasallos de Su Niqjestad", por lo cual el Cabildo pamplonés debía

40
Poáer Po(ítico Loca[; CaGiráo Je Girón Siq(o XVIII

eliminar su existencia; además que con tales acciones se estaba


propiciando la quiebra de las rentas reales, pues por tem.or a ser
trasladados los indios se habían huido a los montes despoblando
la región y paralizando la extracción de los minerales auríferos y
su labor como indios encomendados en los hatos y estancias.

Esta acción, sirvió para acusar una vez más al Gobernador


Mantilla de los Ríos de haber "quebrantado los términos de la ciudad
y usado en ella de jmisdi'cción con fuer"{,a, violencia y rebeldía" (PS 3: 288);
argumento que fue utilizado por el Procurador del Cabildo de
Pamplona, don Diego Jiménez, para enjuiciar a Castillo Quijano
por "usurpación de términos y por el traslado de indios" frente
al juez comisionado que había sido enviado por el corregidor de
Tunja el capitán Antonio Ramírez de la Trinidad. Tratando de
defender el proyecto de esta Villa, dado que ya estaba fabricando
bodegas y un nuevo puerto en el río Lebrija, Mantilla de los Ríos
ofreció al Cabildo de Pamplona unas capitulaciones en que les
eximía del pago de los derechos de bodegaje o de puerto, les
otorgaba mercedes de estancias en esa zona de colonización y se
comprometía a devolver los indios que se hubiesen refugiado en
dicho asentamiento; pero el Cabildo de Pamplona impugnó esta
nueva fundación y reclamó la jurisdicción sobre el valle de los
Cañaverales. En 1643, el Procurador de esta ciudad, Pedro
Gómez de Figueroa, argumentó que dicho Cabildo había
mantenido abiertos los caminos por tierra y que en varias
ocasiones había hecho "entradas" para controlar los indígenas
rebeldes. Sostuvo además que el río y puerto de Botijas se protegía
con la presencia de los vecinos que tenían sus cuadrillas y
haciendas en este lugar, y que él, a su costa, "limpiaría la tierra de
los indios de gtterra y pondría bodegas en dicho río"; siempre y cuando
se le permitiera al Cabildo de Pamplona, nombrar un alcalde en
los Cañaverales y se exceptuara a los vecinos de Pamplona, de
pagar los derechos reales de bodegaje (AGN, PS 3: 294).

41
Ce11tro cíe Esti1CÍios Reqiona(es - UIS

El proyecto de colonización de esta región debió seguir adelante,


pues tres años mas tarde el encomendero Andrés Gordillo se
quejó de que los indios se escapaban a los Cañaverales, "donde
mueren por ser tienll Jnt!J e1ifenna y los que escapan no hqy potencia pam
sacarlos", pues allí eran ocupados por los giro ne ses en las
pesquerías y la boga de canoas hada el puerto de Jlvfompóx (AGN,
PS 3: 2921~v, 296r)

Los conflictos por el uso de la fuerza laboral indígena y la


expansión de la frontera agraria

El uso de la fuerza laboral indígena y la expansión de la frontera


agraria, constituyeron una segunda fuente de conflictos; pues la
confluencia sobre un mismo espacio económico del pueblo de
indios de Bucaramanga, con sus encomenderos, el Real de Minas
y su funcionario el Alcalde Mayor, la Gobernación con su
gobernador y la ciudad de Girón con el Cabildo, potencializó el
desarrollo de una serie de pleitos, cuyas causas más frecuentes
estaban relacionadas con la invasión de las tierras del resguardo,
el otorgamiento de mercedes de tierra sobre áreas ya ocupadas y
el ejercicio y aplicación de la justicia. Este viraje se comenzó a
observar desde 1646, cuando el Procurador de Pamplona acusó
a los habitantes de Girón de
recoger a los indios nat11rales de esta j111isdicción, quitándolos a sus
encomenderos, desnatttra!izándolos y apartándolos de sus padres, hijos y
mt!feres, haciéndolos trabqjar ( ..)y sirviéndose de los resg11ardos de los
indios para sembrar tabaco y pastar ganados'; además de agraviar
"a muchas 1111!feres viudas y doncellas, nobles y pobres y vecinos honrados
qt1e están retirados en los sitios del Pie de la Cuesta, Ag11as Claras, Bt1carica,
y juntas del río SttratáJ iio del Oro, haciendo memd de estancias que están
proveídas y poseen desde la conquista de este reino (AGN, PS 3: 301-
302v).

El gobernador Mantilla de los Ríos, en uso de sus atribuciones


para distribuir solares, huertas y estancias entre las personas que

42
Porfer Pofítico Local Cafii(rfo rfe Girón XVIII

se avecindaron en la ciudad fundada, otorgó algunas mercedes


de tierra, entre ellas seis estancias de tierra en el sitio del Pie de
la Cuesta a Juan Durán, provocando con ello una réplica legal
del procurador pamplonés, para quien estas tierras ya habían sido
concedidas al capitán Nicolás de Palencia, "uno de los primeros
fundadores de Pamplona" y que en el momento poseían sus
descendientes. Para efectos de salvaguardar sus derechos y títulos,
los propietarios de tierras de la región procedieron a realizar, en
1635, una Composición de Títulos, de donde resultó que don
Pedro Velazco compuso cuatro estancias de ganado mayor,
ubicadas en el sitio del Pie de la Cuesta, por valor de 500
patacones; doña Elvira Cuellar, nuera de Juan Velazco, compuso
cuatro estancias de ganado mayor y dos de pan coger, ubicadas
en el río de Oro y Bucarica, todo por valor de 500 patacones;
Juan de Arteaga, compuso diez estancias de ganado mayor,
ubicadas en el sitio de Mataredonda y Palogordo, en mil pesos;
Juan de Campos otras cuatro estancias en el río de Oro. Todas
estas estancias habían sido concedidas por los presidentes Juan
de Borja y Sancho Girón. Por su parte la compañía de Jesús
recibió, el 30 de julio de 1633, cuatro estancias de ganado mayor
y cuatro de ganado menor en el sitio de Palogordo (AGN, PS 1: 40Iv-
402v y TS 42: 630ir631v).

Un ejemplo de los litigios ocurridos por la administración de


justicia es el presentado en el distrito del río del Oro, en 1653.
El Gobernador Mantilla de los Ríos consideró que las autoridades
municipales de Girón tenían jurisdicción en todo este distrito,
exceptuando únicamente el pueblo de indios de Bucaramanga y
el sitio de Bucarica; y ordenó por tanto que los Alcaldes
Ordinarios portaran vara y administraran justicia. Esta
determinación se apoyaba en un convenio que en 1631 había
realizado su antecesor con los diputados del Cabildo de
Pamplona, Andrés de Velazco y Diego Jiménez, según el cual

43
Centro de Estudios Reqionafes -UIS

l\fantilla de los Ríos administrarla justicia en el distrito del río del Oro, a
cambio de exonerar a los vecinos y encomenderos de Pamplona de los
derechos de bodegaje en el río Sogamoso por diez años, y respetar las
mercedes de tierras ya otorgadas, aún cuando estuvieren dentro de la
jurisdicción territorial asignada a la Gobernación de Girón (4GN, PS 3: 3101<
v). Sin embargo, el procurador Jiménez consideró nulo este acuerdo y
ordenó poner preso al Alguacil Mayor de Girón, Bartolomé Corchado,
acusado de "excesosy quebrantar la ju1isdicció1i'; ante lo cual Mantilla de los
Ríos debió acudir a la Real Audiencia, para demostrar que el río del Oro
era jurisdicción de la ciudad de Vélez, la cual había hecho "gmciay donaciórl'
a la dudad de Girón (PS 3: 309r-v), y que por lo tanto pertenecía a su
jurisdicción, solicitando entonces que las autoridades de Pamplona no se
iru:niscuyeran en este distrito.

Pero fue alrededor de las tierras del resguardo de los indios del pueblo de
Bucaramanga donde se produjo la mayor cantidad de conflictos, originados
por el asentamiento de colonos gironeses en las tierras resguardadas. En
1657, durante la visita practicada por Diego Baños de Sotomayor, los
indios se quejaron del Gobierno de Girón que les estaba asignando las
tierras y de los vecinos que los invadían con sus ganados (AGN, TS 42: 266v).
Años mas tarde, en 1668, los indios pidieron de nuevo amparo de sus
tierras, es decir que les protegieran sus resguardos y expulsaran a las
personas que se habían avecindado en ellos, "demo!iéndoles las casas y
lanzI7ndJJ!es losganadol'; amparo que permitió comprobar que varios vecinos
de Girón se habían introducido en las tierras del Resguardo, con orden
del Gobernador Mantilla de los Ríos, a quien, en unos casos, le
habían comprado las estancias, y en otras, le pagaban cuatro
reales anuales por valor de arrendamiento 24• El Gobernador negó

24
El documento menciona los casos de Jacinto Medina, casado con india, Pedro
Calvete, Pedro Quintero, Catalina González y Lázaro Quiñones, quienes tenían
algunas estancias en el resguardo. Las personas a quienes Mantilla de los Ríos les
había otorgado estancias eran: Cosme Sierra, Diego García Flórez, Jacinto
Rodríguez, Gaspar Medina y Lázaro Quiñones (Transcrito en AHR-AOD 3: 84-
93).

44
PocÍer Po(ítico Loca( Caíii(cfo efe Gírón Síq(o XVIII

ambos cargos y manifestó que había entregado las estancias en


"mercedy gracia", dado que con la disminución de la explotación
aurífera, las vegas del río Frío y río del Oro que estaban reservadas
a los cuadrilleros de Vélez, habían sido desocupadas y estaban
"vacas" y que por tanto pertenecían a la jurisdicción de Girón.
Prueba de ello, manifestó además, era que el Gobernador anterior
había repartido en 1631, algunas estancias que componían casi
todas las vegas, entre los dueños de las cuadrillas; y él mismo
había otorgado cinco estancias de ganado mayor a algunos vecinos
de la ciudad, en las mismas vegas. El Protector y administrador
de naturales, Gerónimo Renjifo, juez de la causa, encarceló al
Gobernador, al Alcalde Provincial, al Procurador General, al
Alcalde Ordinario, y luego de dos meses, les ordenó presentarse
en Santafé donde se remitió el pleito.

Esta disputa entre el Gobernador y el Cabildo contra el Protector


de Naturales, se llevó hasta la Real Audiencia; lo cual fue
aprovechado por el Presidente del Reino, Don Diego de Villalba
y Toledo, para dictar sentencia definitiva sobre los términos o
jurisdicción de la ciudad de Girón, acto que se efectuó el 2 de
diciembre de 1670, los cuales quedaron definidos así: por la
parte de Vélez, la ciudad iba hasta el río Sogamoso y paso que
llaman Sube, y río arriba hasta el Pescadero, con las vertientes
de la mesa de Jérida hasta la quebrada del Manco y de allí
faldeando los montes y vertientes que caen al Pie de la Cuesta,
Mataredonda y Bucarica. Por la parte de Pamplona, hasta la
quebrada de Tona y su paso real y río Suratá abajo, incluyéndose
el sitio de la Loma y exceptuándose lo que se determinase, por
resguardo de los indios de Bucaramanga (A.GN, vs 6:989v-990)

Luego de cuarenta años de litigios, la gobernación y la ciudad


encontraban un espacio sobre el cual asentarse definitivamente,
pues además se le impuso, a las ciudades de Vélez y Pamplona,

45
Centro de Est11iÍios Reqionaies - UIS

la sentencia del "perpetuo silencio", es decir sin derecho a


contradecir lo determinado (AGN, TS 33: 3841~v; HE 5: 6831~641).

Lo importante de estos litigios políticos, por controlar los


términos y jurisdicciones, es que señalan las pugnas de los
conquistadores y colonizadores privados, por controlar y disponer
de los recursos naturales y humanos de la región.

46
CIUDAD DE

La fundación de la ciudad de San Juan Girón se inscribe dentro


del ciclo neogranadino de las fundaciones de ciudades por huestes
de soldados que, legitimando su accionar en la promesa de
sometimiento de grupos étnicos al dominio de la Corona
Castellana, adquirieron derechos para repartirse entre sí los
solares de la traza urbana, las estancias de ganado o pan coger,
la energía étnica y los yacimientos minerales que ofrecía el
territorio puesto bajo la jurisdicción de la ciudad y por ende del
Cabildo.

Elemento del sistema jerarquizado de los poblamientos


hispánicos, la categoría de ciudad concedía a sus vecinos el mas
elevado estatus dentro de cada uno de los reinos establecidos
en América, lo que se traducía en una serie de privilegios y
preeminencias que podía solicitar cada persona avecindada o la
ciudad como persona jurídica. La ciudad demarcaba su territorio
con unos "términos" hasta donde llegaba el brazo de la jurisdicción
de sus alcaldes y sus normas de "buen gobierno", además de una
traza urbana en damero alrededor de una plaza, en la cual
edificaban sus casas los propietarios de las empresas
agropecuarias o comerciales, los religiosos y los funcionarios del
Cabildo.

Estar avecindado en una ciudad era ser merecedor de respeto y


de que se le guardase en el trato social el "protocolo" y la "etiqtteta",
diferenciándose así, por "la calidad de su persona", de los "ti!!anol'
o de los ''parroquianos" que se asentaron posteriormente en el
Centro Je Estudios Reqiona{es -UIS

inmenso territorio original de las ciudades del ciclo de la conquista


española. Esta pretensión del vecindario de las ciudades fundadas
conforme a derecho, en el entendido de que lo fundado no era una
estructura física sino un derecho a repartir los recursos del territorio,
explica la constante voluntad de embellecirniento y ennoblecimiento
de las primeras ciudades, ritualizadas en los mercados semanales y
fiestas "reales" donde se reproducía la diferenciación social, las
jerarquías entre las "castas" y el estatus citadino (Ganido, 1993: 51).

EL POBLAMIENTO INICIAL DEL RÍO DEL ORO

Aunque San Juan Girón fue fundada como ciudad apenas en el año
de 1631, el proceso de los poblamientos hispanos del territorio que
puso bajo su jurisdicción había comenzado desde los primeros
tiempos de la creación del Nuevo Reino de Granada y de la
fundación de la dudad de Vélez. Desde 1557 se había establecido
que el río del Oro era el término natural que dividía las jurisdicciones
de las ciudades de Vélez y Pamplona, de modo tal que los dos
vecindarios pudiesen introducir cuadrillas de indios o negros
lavadores en el distrito minero de dicho río. La llegada de éstas
desde los asentamientos guanes y chitareros originales, la
adjudicación de estancias de pan coger o de ganado a los recién
llegados colonos españoles y el asentamiento de mineros y
comerciantes de hierro, ropa de Castilla y vino en las rancherías
dispersas que fueron levantadas a lo largo del río y de sus quebradas
afluentes constituyeron el primer poblamiento del distrito "gironés"
en los tiempos hispánicos. Durante la segunda mitad del siglo XVI,
mineros o encomenderos de cuadrillas indígenas de la ciudad de
Vélez 25 , se fueron asentando, en forma dispersa, en el distrito
Algunos de estos mineros fueron: Juan de Angulo, Francisco Franco, Juan Mateus,
Bartholomé Hernández de León, Juan Peronegro, Baitolomé Hernández Herrero,
Francisco Murcia, Alonso Domínguez Beltrán, Francisco Ruiz, Pedro Ardila, Juan
de Mayorga, Pascual Sánchez, Tomás Aguirre, Gonzalo Llanos, Miguel Holguín,
Juan Velasco, Lorenzo Fernández de Rojas, Juan de Arteaga, Diego Bustamante
Herrera, Juan Martínez de Angulo, Juan Mendel,Juan Barbos a y Juan de la Peñuela.

48
Poder Po(ítico Loca{ Cabifd"o dé Girón Siq(o XVIII

minero del río del Oro y levantaron sus rancherías en sitios como
Bucaramanga, Zapamanga, Chocoa, Chimitá y Butaregua. Por
otra parte, algunos vecinos de Pamplona como Ortún Velasco y
Juan Rodríguez Suárez establecieron haciendas de caña y ganado
para abastecer el mercado minero, del mismo modo que algunos
veleños fundaron haciendas en el sitio de la quebrada de Los
Santos, en la actual Mesa de su nombre.

Además de las dispersas rancherías fueron levantadas algunas


capillas provisionales de paja para la celebración de oficios
religiosos por los frailes dominicos y franciscanos que venían
desde Pamplona, o por los presbíteros que se quedaron en el
sitio. Se conoce la existencia temprana de estas capillas en los
sitios de la quebrada de La Iglesia, las orillas del río del Oro, la
hacienda de Bucarica y el ranchería de Pirita, donde las cuadrillas
y mineros eran concentrados por los religiosos durante la Semana
Santa. El control político de los mineros y cuadrillas era ejercido
por los Alcaldes Mayores de minas, originalmente nombrados
por el Cabildo de Pamplona pero posteriormente por la propia
Real Audiencia de Santafé. También llegaron al distrito minero
algunos funcionarios visitadores 26 que intentaron "poner en orden
y concierto" las relaciones sociales conforme a la legislación
realenga sobre buen tratamiento de los indios y pago de sus
jornales.

La dinámica del proceso de poblamiento regional fue alterada


bruscamente a finales del siglo XVI y comienzos del XVII,
cuando la producción del distrito minero del río del Oro entró
en crisis y con ella el volumen de población que habitaba los
lugares comarcanos, pues disminuyó la presencia de mineros,

Estos fueron: Cristóbal Bueno (1559), Tomás López (1560), Juan Suárez de
Cepeda (1572), Alfonso Montalvo (1586), Alfonso Berrío (1591), Beltrán de
Guevara (1601-1602),Juan de Villabona y Zubiaurre (1622), Diego Carrasquilla
(1641) y Diego Baños Sotomayor (1657).

49
Centro ife Em11Íios Reqionalés -UIS

encon1enderos y comerciantes, así como la de la población


indígena y negra esclava. La explotación minera y el poblamiento
se redujo a los mazamorreros (n1ineros pobres) y a los estancieros
que se esforzaron por lograr el autoabastecimiento de sus
unidades agropecuarias de producción ante la escasez de
numerario y cierre de las importaciones.

En el contexto regional, el impacto de la crisis minera fue grande,


pues desencadenó procesos de reestructuración de las economías
subregionales, particularmente las de Vélez y Pamplona, las
cuales terrninar por redifinir su vocación y se especializaron en
el desarrollo del sector agropecuario y de servidos de transporte
para poder subsistir; y de ruralización de la vida urbana. Los
informes enviados a la Real Audiencia hablaban no sólo del
despoblamiento que experin1entaba la ciudad de Pamplona por
la crisis minera sino también de una supuesta invasión de los
indios Yariguies al río del Oro. Estas dos ideas propiciaron,
indirectamente, la formulación del proyecto de fundación de una
nueva ciudad en las márgenes del distrito minero del río del Oro
que abarcase al territorio occidental que llegaba hasta el río
Magdalena.

EL FUNDADOR DE LA CIUDAD27

El acto inicial de fundación de una ciudad tenía el carácter de


ser formal y político. Se trataba de afirmar unos derechos
concedidos sobre un determinado territorio, en una Capitulación,
para lo cual se realizaba un conjunto de actos simbólicos.
Determinado el sitio que serviría de asiento a la ciudad, se

En el proceso de aclaración, tanto del fundador de la ciudad de Girón como de


la fecha misma en que se fundó la ciudad, han sido fundamentales los aportes del
profesor Armando Martínez Gamica y del investigador Juan Mantilla de los Ríos.
A ellos mis agradecimientos. Este debate fue planteado inicialmente en Martínez
Garnica y Guerrero Ríncón, 1995.

50
Poder Po(ítico Loca( CabirJo Je Girón Siqfo XVIII

escogía el lugar central donde se levantaría la plaza y en ella se


colocaba el símbolo de la justicia: la picota. También se
nombraba a las autoridades que se encargarían de la
administración municipal y se daba inicio a la distribución de
solares, huertas y estancias entre sus fundadores. En el caso de
la ciudad de Girón, el acto fundador del derecho de la ciudad
debió contener los rituales jurídicos normales en esos casos, pues,
además de la instalación de la picota mencionada, Mantilla de
los Ríos debió arrancar un puñado de hierba, dar tres golpes en
el suelo con la espada, retar a duelo a quien se opusiera al acto,
levantar el acta de la diligencia ante el escribano de gobernación
(Miguel Garcés) y testigos y asistir a la primera misa en la vieja
capilla de la quebrada de la Iglesia (Romero, 1976: 61-64). Todo indica
que el presbítero Miguel Trujillo, doctrinero de Bucaramanga,
aspiró a convertirse en el primer párroco de la ciudad fundada.

Pero el debate jurídico-político que acompañó a la fundación


de la ciudad de Girón y que obligó a asentar la ciudad en tres
sitios completamente diferentes y la prematura muerte del
Maestre de Campo Francisco Mantilla de los Ríos; ha sido fuente
de equívocos en la historiografía local, pues no sólo no se ha
identificado la sustitución de personas distintas en el proyecto
fundador sino que además no se ha criticado la versión dada por
el segundo Francisco Mantilla de los Ríos respecto a su
parentesco con el primero y a la "renuncia de derechos" en su
favor. El 11 de marzo de 1633 (un año después del fallecimiento
del alguacil veleño) se presentó ante el presidente Sancho de
Girón otra persona llamada Francisco Fernández Mantilla de los
Ríos, quien había venido de las montañas de Burgos (España) a
avecindarse en el Nuevo Reino de Granada y a proseguir el
proyecto de fundación de una ciudad en el río del Oro, cuyos
derechos capitulados se los había "traspasado" su "tío", para lo
cual solicitó el título de gobernador que la capitulación firmada

51
Centro de Estitd"íos Reqiona(es -UIS

por su "tío" concedía a su sucesor. El presidente de la Audiencia


dio curso a su petición y así éste pudo proseguir más tarde la
empresa proyectada por su antecesor.

Aunque todo parece claro, es necesario diferenciar bien a estos


dos personajes del mismo nombre y familia: el primer Francisco
Mantilla de los Ríos (c.1597-1632) estuvo ligado, como Alguacil
Mayor y Regidor Perpetuo al Cabildo de la ciudad de Vélez, donde
había nacido del matrimonio de don Pedro Mantilla de los Ríos
(c.1570-1628) 28 y la veleña Isabel Franco 29 , recibiendo su título
de maestre de campo por sus expediciones contra los asaltantes
del río Magdalena y por su oficio de superintendente y castellano
del presidio del Carare. Como se ha dicho, murió durante el año
1632 en Santafé sin haber procreado hijos 30 •

El segundo, el Capitán Francisco Fernández Mantilla de los Ríos


(c.1608-1679), era natural de Proaño, jurisdicción de la merindad
de Campoó, en las montañas de Burgos 31 • Era hijo de otro
28
Fue encomendero de los indios de Moniquirá y vecino de Vélez, pero natural del
poblado de Hormas, en las montañas de Burgos. Tuvo tienda de ropas de Castilla y
estancias en la ciudad de Vélez, donde murió durante el año 1628, después de
otorgar su testamento (Cfr Archivo de la Notaria primera de Vélez (.ANV), libro de
protocolos de 1628).
Primera esposa de don Pedro Mantilla delos Ríos, era una veleña hija del encomendero
Pedro Franco y doña María López. Cfr. Fray Enrique Báez OP, Monografías inéditas
de Santander del sur. 1944 (s.p); y testamento de Pedro Mantilla de los Ríos.
JO
Estuvo casado con doña Luisa Angel de Angulo, hija del capitán Juan Angel Ruiz, un
hacendado de Chipatá. Después de su muerte, doña Luisa volvió a casarse con otro
veleño, don Juan Bautista Olarte. De acuerdo al testamento de Pedro Mantilla de los
Ríos, sólo tuvo una hennana: María de la Concepción Mantilla de los Ríos, monja
profesa del convento de La Concepción de Tunja. Cfr. lbid
31
El sitio de Proaño pertenece hoy al municipio de Hermandad de Campoó de Yuso,
provincia de Santander, en la actual Cantabria española, situado en un valle cultivado
de cereales, legumbres y hortalizas. La merindad de Aguilar de Campoó se dividía en
siete hermandades: Campoó de Yuso (a la que pertenece el sitio de Proaño), Campoó
del Sus, Valdebezana, Valdegama, Valdeola, Valderuedible y valle de Enmedio. Las
llamadas montañas de Burgos eran los confines de las provincias de Santander,
Burgos y Palencia.

52
Poder Po(ítico Loca(: CaGi(do de Girón Siqfo XVIII

Francisco Fernández Mantilla de los Ríos y de Martina Palados,


naturales de Pisano y Hormas, de la misma merindad de Campoó,
donde las familias Mantilla de los Ríos y Bustamante tenían una
larga tradición de asentamiento.

Los datos genealógicos disponibles sobre estos dos personajes


permiten aventurar la hipótesis de que su relación no era de tío
y sobrino sino reahnente de primos hermanos. Prueba de ello es
que don Pedro Mantilla de los Ríos, natural de Hormas, sólo
declaró en su testamento de 1628 como hijos al primer Francisco
Mantilla de los Ríos y a la monja profesa María de la Concepción.
No habiendo más hermanos, el segundo Francisco Fernández
Mantilla de los Ríos no podría ser sobrino del primero, de tal
modo que su padre, llamado igual que él y también natural de
Hormas tendría que ser hermano de don Pedro. En consecuencia,
los dos fundadores de Girón eran primos hermanos, tal como
puede visualizarse en el siguiente esquema genealógico y en el
anexo 1.

ESQUEMA 1. Genealogía original de los Mantilla de los Rios de la


Ciudad de Girón

MANTILLA DE !.OS RÍOS


{Honnas, Merindad de Campeó

Pedro Ma ntiRa Isabel Franco Toribia Palacios - Francisco Femández


de los Ríos c. (Veleña) (Plzano, carrpo) Mant!la de los Ríos
157().1628

?
Frandsro
Francisco Ma ntila de Lusa ángel de Angulo Fernández
los Ríos, veleño (c. 1597-1644) Mantila de los
(c.1597-1632) Ríos y Palacios

53
Centro áe Estw:{ios Reqiona(es -VIS

¿Qué razón tuvo entonces el segundo para declarar en la Real


Audiencia que el primero era su tío? La respuesta hay que buscarla
en la inesperada muerte del primero y en el texto de la cláusula
décima de las capitulaciones que concedía a un menor,
descendiente suyo, el título de gobernador de Girón cuando
nmriese aquel. Como el primero murió sin descendencia propia,
el segundo no podría aspirar a heredar el título de gobernador
sin probar su ascendencia directa, de suerte tal que le convenía
más presentarse con10 sobrino que como primo de su antecesor.
La estrategia surtió efecto, argumentada adicionalmente con la
versión de que el primer gobernador había alcanzado a traspasarle
el título antes de su fallecimiento, pues el 28 de abril de 1635 el
presidente Sancho de Girón firmó el título solicitado por el
segundo Francisco Fernández Mantilla de los Ríos "en reemplazo
de su tío difunto", introduciéndole nuevas modificaciones a las
capitulaciones originales, la principal de ellas la de no intentar
n10dificar la reintegración del distrito de Bucaramanga y Bucarica
a la jurisdicción de la ciudad de Pamplona. Es de anotar que
cuando Mantilla de los Ríos presentó su título de gobernador de
Girón ante el Cabildo de Vélez, el 3 de agosto del mismo año, y
requirió de fiadores para asegurar el juicio de residencia, uno de
ellos fue Juan Bautista Olarte, el segundo esposo de doña Luisa
Angel de Angulo, la viuda del primer Francisco Mantilla de los
Ríos, lo que hace suponer que la viuda tenía pleno conocimiento
de los vínculos fam.iliares que unía a los dos Mantilla de los Rios,
así como también del significado político, social y económico,
sobre todo del salario anual de mil ducados, que se derivaba de
la empresa de la erección de la gobernación y fundación de la
ciudad de Girón.

LA FUNDACIÓN DE LA CIUDAD

El nuevo gobernador llegó a comienzos del año de 1636 a lo que


dio en llamar "las provincias del rlo del Oro" y fundó legítirnamente

54
Poder Político Loca[ Ca/j¡{io de Girón Siq(o XVIII

3. Descripción del Gobierno de Gi:rón

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55
Centro áe Estudios Reqionafes -UIS

la ciudad de San Juan Girón en el sitio de Cuja.manes (o Los


Pujamanes, como aparece en el primer mapa de la ciudad
dibujado poco tiempo después32) a orillas del río Sogamoso, "con
beneficio del común de los moradores de dicha provincia y otras
cercanas por el trajín y navegación del río del Oro y Sogamoso,
la saca y allanamiento de los indios Yariguies salteadores del río
Grande, que también impedían la saca del oro en esta tierra"
(4GN, PS 4: 299-300). Mantilla de los Ríos estableció el puerto sobre
el río Sogamoso y fabricó bodegas en él, fundando además su
hacienda de cacaos, caña y trapiche junto a dicho río y a ocho
leguas de Bucaramanga. Conforme a su compromiso, estimuló
la navegación por el río Sogamoso hasta el puerto de Mompóx:
el capitán Lázaro de Quiñones Rincón, el primero en
experimentar esta ruta llevando dos canoas cargadas de
mercancías locales y regresando con vinos, hierro y aguardientes,
contrajo matrimonio con la hermana del gobernador.

Pero si el sitio de Pujamanes favorecía la producción de cacaos


y mieles de caña entre el vecindario, su localización se convirtió
en un obstáculo para la adquisición de fuerza de trabajo,
numerario y nuevas rutas hacia los mercados de la cordillera o el
río Magdalena. Por ello, y representando a todos los vecinos, el
procurador general de la ciudad (don Manuel Calderón) presentó
a Mantilla de los Ríos un requerimiento para que el sitio de la
ciudad fuese mudado a las orillas del río del Oro, permaneciendo
en adelante junto a los términos que dividían su jurisdicción de
la de Pani.plona. Argumentó su petición en las· enfermedades
que contraían los vecinos por el temple cálido y malsano de
Pujamanes, así como en una plaga de langostas que había
arrasado con los cultivos de cacao.
32
Cfr. Plano de la ciudad de San Juan Girón. En la parte superior izquierda se lee lo
siguiente: "en los Pujamanes se le dio facultad por el Marqués de Sofraga para
poblar. Dista de donde hoy está a 11 leguas" (Original en e/Archivo General de Indias
(4GI), sección Mapas y Pianos, Panamá 24 3).

56
Poder Pofítico Loca( Ca6iMo cíe Girón Síqfo XVIII

El traslado de la ciudad al sitio que hasta hoy en día ocupa, en


ese entonces llamado Macaregua por razón de la cuadrilla de
indios guanes que allí habían establecido una ranchería de
lavadores y sede de un hato de ganados del gobernador Mantilla
de los Ríos, se realizó el 30 de diciembre de 1638 conforme a la
cláusula quinta de las capitulaciones originales que autorizaba
al gobernador a fundar la ciudad en el río Sogamoso o "en otra
malquier parte que me pareciere a propósito para su permanencia y
seguridad del dicho rio Grande de la lvfagdalena". No se trató de una
nueva fundación sino, como argumentaría en 1667 el procurador
general Domingo Gutiérrez, de "una traslación conforme a sus
capitulaciones, que se halla co1!firmada y aprobada por el gobierno superior
de este Reino".

Este movimiento del asentamiento de la sede política de la ciudad


de San Juan Girón por tres sitios (Zapamanga, Pujamanes y
Macaregua) ha provocado muchos equívocos en la historiografía
regional. La hipótesis respecto a la fundación es la siguiente: se
produjo un acto fundador durante el mes de enero de 1631 por
el primer gobernador, pero al realizarse dentro de la jurisdicción
de la ciudad de Pamplona fue legalmente anulado por el
presidente Sancho de Girón, ya que no podía generar el derecho
de repartimiento buscado, por lo que hasta este punto se trataba
solan1ente de una fundación frustrada por un vicio jurídico que
produjo su nulidad. Cuando este primer Mantilla de los Ríos
falleció repentinamente en Santafé durante el año 1632 el
proyecto de fundación de la ciudad estuvo a punto de frustrarse
definitivamente, pues al no dejar hijos, el derecho que las
capitulaciones concedían para el ejercicio del empleo de
gobernador por una segunda vida se puso en peligro de extinción.

El argumento de un traspaso formal de los derechos capitulados


en favor del "sobrino" fue ideado para legitimar la segunda

57
Cmtro Je Estudios Reqionafes -UIS

oportunidad de realización de las capitulaciones para la erección


de la Gobernación y fundación de la ciudad. Realizada con éxito
la operación jurídica, Mantilla de los Ríos fundó definitivamente
la ciudad en el sitio de Pujamanes a comienzos del año 1636,
comenzando a desarrollar todo lo pactado por las capitulaciones:
incursiones contra los indios Yariguies y guamacaes,
establecimiento del puerto y las bodegas del río Sogamoso, así
como el tráfico comercial con Mompóx, entablamiento de
haciendas cacaoteras, cañaverales y trapiches, etc.

Pero la posición tan retirada de las rutas comerciales de la


cordillera hizo surgir la idea de trasladar la sede de la ciudad al
sitio de Macaregua, junto a la margen del río del Oro. Este
movimiento, fue un simple traslado de la cabecera, pues el
derecho de la ciudad ya estaba fundado en Pujamanes. Esta
hipótesis se basa no sólo en la idea de que la fundación de una
ciudad no era un acto de edificación de ranchos sino el
establecimiento de un derecho que se encarnaba en las
preeminencias de un Cabildo, y en la propia versión del segundo
Mantilla de los Ríos, quien declaró el 8 de marzo de 1649 que
"al principio del año de seiscientos y treinta y seis... fundó la ciudad de
San Juan Girón en las provivcias del río del Oro... hace más de doce años"
(AGN, PS 4: 299-300 o rollo 9, ítem 12).

La idea de tres fundaciones de la ciudad es entonces incompatible


con la perspectiva jurídica, porque ello habría significado el
establecimiento de tres derechos distintos. En realidad, el derecho
fundado en Girón fue uno solo, el que emanaba de las
capitulaciones firmadas el 23 de marzo de 1630 (ver anexo 1 y
2) entre el alguacil mayor de Vélez, el criollo Francisco Mantilla
de los Ríos, y el presidente Sancho de Girón.

58
Poáer Pofítico Loca( CaGififo Je Girón Siqfo XVIII

CONFIGURACIÓN DE LA CIUDAD REGIÓN

Aunque el establecimiento de la Gobernación de Girón partió


de la base de que en la región había grandes riquezas auríferas y
muy buenas perspectivas para las labores agrícolas, con la
producción de cacao, tabaco y caña, lo cierto es que buena parte
del territorio comprendido en la jurisdicción señalada, presentaba
enormes dificultades para su vinculación a las actividades
productivas. De alguna manera, Fray Pedro Simón (1953: 25) había
señalado esto cuando afirmó que la tierra donde habitaba el
cacique Guanentá era ''pedregosa, seca y de buen temple, mas caliente
, ".
que fina

Topográficamente el territorio de la Gobernación estaba


con1puesto por las mesas de Jéridas, Bucaramanga y Juan
Rodríguez (Ruitoque), y los valles de los ríos Sogamoso y Lebrija
(Cañaverales), con sus afluentes, principalmente río Frío y río
del Oro. La mesa de J éridas, situada a 1712 msnn1, en la cordillera
Oriental de los Andes colombianos, era una planicie de doce
leguas cuadradas, escarpada por todas partes, con "poca
pluviosidad, temperaJJJento ttnifom1e y tetJJplado, aires suaves y agradables"
(Codazzi, 1968: 23-24). La ausencia de lluvias, hacía de la Mesa de
Jéridas una región poco apta para la agricultura y aún para la
ganadería, aunque lentan1ente se fue poblando y ya para rnediados
del siglo XVIII existía un pueblo, "Los Santos", ''p<!Jizo con 30 ó
40 vecinos y tina erJJJita de palma" (Oviedo, 1990). Gran parte del
territorio comprendido entre los ríos Sogamoso, Lebrija y
Magdalena estaba conformado por cerros, selvas y pantanos tan
poco habitables que aún para mediados del siglo XIX, el geógrafo
Agustín Codazzi (1968: 23-24) afirmó que "nadie ha podido visitarla
materialmente porque no hay robustez humana que resista la fatal acción
del calor abrasador combinado con la constante humedad e impitreza del
ambiente".

59
Centro de Estudios Reqiona(es -UIS

Sólo una porción del territorio estaba conformado por "anchas


mesas, elevadas planicies y valles fértiles; con temperaturas qtte oscilaban
entre los 20 ;i 25 grados centígrados y climas frescos) cálidos y sanos, aíres
suaves y agradables" (Codazzi, 1968: 31-45). Los grupos humanos más
densos y las principales actividades económicas de la región, se
establecieron en los fértiles valles del río del Oro, río Frío, río
Negro y en la meseta de Bucaramanga, en un largo proceso que
necesitó de casi dos siglos para consolidarse.

El proceso de la colonización de la región se fue realizando


lenta pero ininterrumpidamente, pues con el tiempo se fueron
configurando unidades de producción como haciendas, estancias,
hatos, labores, trapiches y permanecieron algunas cuadrillas de
mineros dedicadas a la extracción del oro de aluvión en diferentes
sitios del río del Oro y del Lebrija; dedicadas a la producción de
cacao, tabaco, miles de caña y algodón, y productos de pan
coger (maíz, yuca, plátanos, frutas), cuyos excedentes se
comercializaban en los puertos del río Magdalena, especialmente
en Mompox, y los principales centros urbanos de la región. El
paisaje rural de la provincia se fue vistiendo con pequeños
núcleos poblacionales que lentamente iban ascendiendo en la
jerarquía del poblamiento colonial: de sitio o lugar a viceparroquia
y de allí a parroquia, pues el tránsito a villa o ciudad era
políticamente mucho más complejo y ninguna de ellas aspiró a
tal consideración.

El ocupamiento poblacional de la región que se había iniciado


con el otorgamiento de algunas mercedes reales, tanto por los
Presidentes del Reino, como por los Gobernadores Mantilla de
los Ríos se consolidó y ya para 1648 se registraban cerca de 40
propietarios, ubicados en el paisaje rural de la dudad, lo cual
permite señalar la dedicación a las actividades agropecuarias de
los habitantes de la región

60
Poder Po(ítico Loca( CaGi(do de Gíró11 Siq(o .l'VIII

CUADRO 1. Propietarios Rurales, Girón 1648.


PROPETARIOS NOMBRES
DE
Estancias y Francisco Mantilla de los Rfos, Luis de Avellaneda,
Haciendas Balthasar de Cuadros, Juan Díaz Bermúdez, Juan de
Hernández, Diego García Flórez, Juan Garcfa Baillo,
Andrés González Estévez, Manuel Gómez Romano,
Martín de Guevara Gamboa, Lázaro de Quiñónez,
Gaspar de Medina, Jacinto de Medina, Martfn Nieto,
Gaspar de Pineda, Antonio Ramfrez de la Trinidad,
Alonso Rodríguez de Villamizar, Miguel Sarmiento,
Alonso Sarmiento, Francisco Sarmiento, Juan Serrano,
Pedro Trujillo, Martín Vergara Gamboa, Jerónimo de
Velasco.
Estancias y Simón de Mendoza, Melchor Rodríguez Pereira, Luis
Labores Rodríguez, Francisco y Juan Dfaz Matoso, Melchor
Serrano, Pedro Uribe, Juan de Cepeda, Lucas Vives.
Hatos y Labores Diego de Moros y sus hermanos.
Hatos, Trapiches y Pedro de Velasco y Joseph de Arteaga.
Estancias
Cuadrillas de Melchor de la Parra, Catalina Guzmán y Andrés Gordillo.
mineros y
Estancias
1 uente: AGN, HE 5: 762v-762r.

Un pleito por la jurisdicción eclesiástica efectuado en el año de


1679, entre los curas de Girón y Bucaramanga, permitió obtener
iguahnente una visión dy la ocupación del espacio regional, pues
para diri11urlo fue necesario realizar una "visita ocular de los sitios
y estancias" y en ella se señaló el nombre del feligrés, el lugar
donde tenía su estancia, el tiempo de residencia o vecindad en el
lugar y su deseo de pertenecer a una u otra jurisdicción
eclesiástica. Para la época estaban pobladas los sitios de
Piedecuesta, Mataredonda, Bucarica, las cercanías de los ejidos
de la ciudad de Girón. En lo que respecta a Bucaramanga, en
1693, se constató la existencia de feligreses que tenían sus
propiedades en los sitios de las Juntas, la Loma, Chimitá, quebrada
de la Iglesia, río Frío, los Totumos, San Antonio y Chocoa (,-4.GN,
HE 5: 603-606). Para finales del siglo XVII, buena parte del territorio
se encontraba poblado y vinculado a las actividades productivas,
especialmente a la agricultura y a la ganadería, pero el interior

61
Centro áe Estudios Reqimrn(es -UIS

del territorio enmarcado por el curso de los ríos Sogamoso, Lebrija


y Magdalena permaneció prácticamente deshabitado dados los
rigores del clima y la fragilidad de los sistemas productivos de
esta subregión.

Para mediados del siglo XVIII, no sólo se habían consolidado


las tendencias de ocupación del territorio rural, sino que también
lo había hecho la hacienda comó unidad productiva, así como
los cultivos de cacao y caña. Una información levantada por el
Cabildo gironés en 17 4 7 reseñó los nombres de los más
importantes hacendados que por ese entonces estaban asentados
en la jurisdicción (ver cuadro 2).

La constitución de los Centros Urbanos


Aunque las vías fluviales facilitaban el comercio y el transporte,
las dificultades topográficas condicionaron los asentamientos
humanos de la región y la limitaron a un reducido espacio. El
casco urbano de la ciudad de Girón fue evolucionando
lentamente: en 1649, el Procurador, Juan Gómez de Villalobos
se quejaba de que sólo se habían edificado unos cuantos bohíos
de paja, "sin gente ni vecinos'), y una iglesia de palos y paja, pero
para mediados del siglo XVIII el aspecto físico de la cabecera
política de la gobernación había cambiado su aspecto físico, pues
aunque seguía siendo pequeña ya Basilio Vicente de Oviedo
registró la existencia de "buenas casas de tga1 buena iglesia y bien
ornamentada y otras dos capillas) la una bien capa:zi de mi Señora de las
Nieves1 que costeó la devoción de una señora1 y otra el Humilladero". El
carácter del vecindario urbano, cuyas familias principales
mantenían entre sí fuertes vínculos de parentesco, impresionó a
dicho cura por su rasgo pendenciero: ''siempre se están compitiendo
y discordes con h"tigios que los fomentan por cualquier leve causa". Pese a
ello, también eran "bien apersonados1 festivos; desp~jados, agradable.s;
co11esanos, cariñósos y piadosos".
62
Poáer Po[ítíco Loca( CaGil{o áe Girón Siq[o XVIII

CUADRO 2. Principales hacendados de Girón, 1747


LUGAR HABITANTES
Ejido de Marcelo de Reina, Ignacio Rodríguez, Francisco Mantilla,
Girón Salvador Carvajal, Juan de la Parra, Juana María la Ollera,
Juan Vico, el viejo Maqueda, Manuel Montero, Gregorio de
Medina, José de Angulo, Miguel Angulo, Angela de Velasco,
Lorenzo de Velasco, Antonio Piñuela, la viuda Teodora, Miguel
Dietes, Javier de Arenas, Bernardo Ferrer, Javier Pérez, Pedro
Pérez, Agustín de Orejuela, Salvador de Orejuela, Francisco de
Orejuela, Salvador de Hormaza, Julián Francisco Lesmes y
Salvador Quintero.
Valle de En este valle tenían sus cacaotales los principales vecinos de
Rionegro la ciudad: el gobernador Bernabé de Navas, el alcalde ordinario
José Francisco Téllez, el teniente general Bartolomé de
Noriega, el alcalde provincial Manuel Ordóñez Valdés, el
alguacil mayor Salvador Navarro, el alcalde hermandario
Bartolomé de Navas, el sargento mayor Francisco Benftez, el
alférez Miguel Jerónimo Benítez, el alférez Lorenzo de Navas,
don Tomás de Navas, don Francisco Alberto Martínez, don
Andrés de Uribe, Joseph Durán, doña Rosalía de Corzo y
Melchora Navarro.

Valle de los En este valle tenían sus haciendas de cacao y cañaverales los
Cañaverales siguientes vecinos principales que residían con sus familias en
el casco urbano: los doctores Ignacio y Pedro Cornejo, los
maestros Joseph Prieto y Jorge Valenzuela, el alcalde ordinario
Joseph Rey, el alférez real Domingo Rey, doña Catalina Martín
Nieto, doña .María Lucra Rodríguez Cornejo, doña Tomasa
Serrano, doña Juana de las Heras y su yerno Pedro Quesada,
don Joseph González de Córdova, don Ignacio Gutiérrez, doña
Paulina Moreno, don Juan García de Sierra, don Juan Joseph y
don Francisco de los Buenos Hijuelos, Manuela de Velasco,
Luis de Herrera, Carlos Delgadillo, Francisco de Vargas,
Bernardo Regueros, Juan Joseph Pérez, Josefa Sánchez y
otros.
Fuente: ACSD, Mis i 64: i 68v-i 69v.

En cuanto hace. referencia al contexto regional, en la mesa de


Jéridas se registró el caserío de Los Santos, "pqjizo con 30 o 40
vecinos y una ermita de palma" (Oviedo, 1990) y sobre las márgenes de
los ríos Lebrija y Sogamoso se establecieron los puertos de Botijas
y San Josef del Pedral, respectivamente, y alrededor de ellos se
fueron agrupando algunos vecinos, hasta el punto que durante
la segunda mitad del siglo A.'VIII pudieron erigir las parroquias

63
Centro áe Estuáios Reqionafes -UIS

de San Roque de los Cañaverales y San José del Pedral. La


primera fue solicitada por el Cabildo de Girón en 17 54, pero
sólo en 1760 adquirió su capilla el estatus de viceparroquia
dependiente del cura gironés. El rango de parroquia pudo
alcanzarlo en 177 4, pese a las dificultades experimentadas para
mantener allí permanentemente un cura. San Javier del Pie de la
Cuesta sería erigido en Parroquia en 1774, luego de un largo
pleito con el cura de Girón (AAP, EP 28: 3); el resguardo fue eliminado
y el pueblo de indios de Bucaramanga haría tránsito hacia el
modelo parroquial en 1778, y fue adscrita Girón desde 1783
(Moreno y Escandón, 1985: 24-J.6; AGN, PS 1: 387-391, 408-512); Río Negro
iniciaría su camino de conversión en Parroquia en 1805 (.AGN, PS
1: 383-386) y Floridablanca en 1809, aunque sólo lo lograría en
1817 (.AAP, EP 28: 1). Todo este proceso de poblamiento parroquial
de la región 33, estaba impulsado por una dinámica demográfica
en expansión, cuyos cálculos para todo el Nuevo Reino de
Granada oscilan entre el 1.5 y 2% anual (I'ovarPinzón, 1980: 18; Moreno
y Escandón, 1985: 27).

San losef del


El 12 de junio de 1731 varios estancieros asentados en el sitio
de El Pedral (ver cuadro 3), y en representación de unos 150
feligreses que vivían en el sitio de El Pedral y Champán,
expresaron ante el Regidor de Girón, :Miguel de la Prada, su
deseo de erigir una parroquia en dicho sitio bajo la advocación
de San José, para lo cual otorgaron la escritura que aseguraba el
33
Este proceso de poblamiento fue similar para todo Santander. En 1700 se fundó
Mogotes, Molagavita en 1709, Guadalupe en 1715, Matanza en 1720, San l'vliguel
y Concepción en 1722, Simacota en 1727, Valle en 1737, Zapatoca en 1736,
Guepsa, la Paz y los Santos en 1750, Aguadas en 1753, Jesús María en 1755,
Páramo en 1768, Carcasí y Macaravita en 1772, Chima y Cerrito en 1775,
Ocamonte en 1737, Suratá en 1783, Pinchote en 1784, Palmar en 1785, Enciso
en 1786, Galán en 1789 (Zambrano, 1990, 1991. Martínez Gamica, G11em:ro "Rincón,
et. al. 1995)

64
Poder Po(ítico Loca( Cabi/Jo de Giró11 Siq(o XVIII

pago anual de la congrua al párroco con la hipoteca de sus


estancias, avaluadas todas en la suma de 8.000 patacones.

CUADRO 3. Estancieros de San Joseph del Pedral, 1731.


NO. E ESTANCIEROS- NO.AC LOC. PROPIETARIO
PROPIETARIOS ANTERIOR
4.0 Santiago Jimenez de 2 E con Pedro Velásquez y el
Luna (Capitán a cacao capitán Toribio
Guerra) Valiente
1.0 Pedro Rojas 2000 Capitán Ciprian de
Cañas
1.0 Antonio Alvarez 1000
0.5 Juan de Silva 500 Francisco Hernández
Puyana
1.0 Ciprian Cañas 1000 Rosario Capitán Salvador
Cañas
1.0 Juan de la Cruz 500 Isla Santa
Rosa
1.0 Marcelo de la Reina 1000 Parara! Pedro de Rojas
1.0 Antonio Cifuentes 1000 Rosario
1.0 Mateo Almarás 600 Revesa Bernabé de Navas
1.0 Joseph de Torres 3000 Champán "la más antigua y
circunvecina'
1.5 Juan Guzmán 1000 Guayabal
0.5 Carlos Figueroa 500 Pedral
Estancias; ac: árboles de cacao; loe: Localización.

En la medida en que no hubo ningún tipo de oposición por parte


del párroco de Girón, el maestro Gregario Pelayo de León, esta
solicitud siguió su curso. El 20 de diciembre de 1731 el doctor
Joseph Mudarra Samudio, actuando como juez comisionado por
el arzobispo, dio su auto aprobatorio del curato de "Champán,
Pedral, río de Sogamoso y orillas del río Grande de la Magdalena";
y ante tal hecho, don Miguel de Reina hizo la donación de las
tierras para la traza parroquial, plaza e iglesia en el sitio del
Champán, donde hacía marenta alios existía una capilla de pqja. Con
este aval el proceso continuó, siendo Don Domingo Gutiérrez
Lasso escogido como apoderado del vecindario ante la Curia

65
Centro Je Estudios Reqíonafes -UIS

Arquidiocesana de Santafé para obtener el auto definitivo de


erección, el cual se logró el 20. de diciembre de 1732, siendo su
primer cura el bachiller Juan Joseph de los Reyes y Zavala.

Ocho años después ya el vecindario de San J oseph del Champán


tenía hecha su traza urbana alrededor de la plaza, con 40 casas
pobladas, "todo limpio y decente)), pero el párroco Reyes apenas
permanecía algunos meses con ellos, lo cual motivó la queja
comunitaria. En su defensa, el párroco argumentó la dispersión
y poca cantidad de su feligresado, la lejanía de la sede y lo húmedo
y n1alsano del clima, además de que sólo existían plantaciones
dispersas de cacao y plátanos y el feligresado «se internaba como
prófugos por el Sogamoso, sin Dios ni ley. Para regresar a su
curato exigió primero «la conquista del territorio, porque ¿qué
hace un cura solo en ese mundo de salvajes que son los que
viven en esas inhóspitas montañas?». En su apoyo, el padre
Bartolomé Gutiérrez Calderón sostuvo que el feligresado de
Champán era de sólo unos cuantos propietarios blancos de
haciendas cacaoteras y lo demás indios y mulatos de perversas
costumbres y rebeldes.

La argumentación del párroco estuvo a punto de ocasionar la


supresión de la parroquia, pues además el segundo párroco, Jorge
de Valenzuela, también abandonó la sede parroquial, y 1761 se
adjudicó el curato al presbítero Joseph Mariano Lozano, pero al
igual que el anterior lo abandonó en 1763. El Arzobispo ordenó
entonces el levantamiento de un padrón del vecindario con casa
en la traza urbana (Maitínez Gamicay Guem1ro lli11cón, 1995: 185-186), y una
visita de inspección que practicó el cura de Girón, José Elseario
Calvo. Este encontró una capilla de palos y palma de 22 varas de
largo por 1O de ancho1 con ptterta de madera, dos campanas, ttn ctisto de
bulto y algttnos ornamentos sencillos. Igualmente anotó que los
diezmos de las estancias se habían rematado en 73 patacones y

66
PotÍer Político Loca( CaGi(tÍo tÍe Girón Síq(o XVIII

comprometió a otros estancieros para el aseguramiento del pago


de la congrua del párroco con la hipoteca de sus tierras Las
estancias hipotecadas se avaluaron en 3.265 pesos y el cura Calvo
les hizo firmar a todos la carta de obligación para el pago anual
de la congrua del cura que se enviase a administrarlos y el
sostenimiento de las tres cofradías de ley3 4 •

Pese a estas diligencias y al compromiso del capitán aguerra don


Carlos García de entregarle al cura Joseph Mariano Lozano su
congrua completa, éste se negó a trasladarse a su parroquia del
Pedral, obligando al arzobispo a confinarlo en la torre de la
catedral de Santafé. Todavía en abril de 1766 no había podido el
Arzobispo encontrar a alguien dispuesto a administrar el inhóspito
curato, por lo cual se vio precisado a agregar de nuevo el
feligresado del Pedral y Champán al curato de Girón con la
calidad de viceparroquia suya. Pero, nuevamente en febrero de
1770 un grupo de hacendados del Pedral3 5, encabezados por el
capitán aguerra don Francisco Pérez, volvió a ofrecer 200 pesos
de congrua para que se les enviase párroco propio, pues el cura
de Girón casi nunca podía visitarlos por la larga distancia que se
encontraban de su sede. Al año siguiente aceptó el ofrecimiento
en Santafé el presbítero Andrés Antonio de la Peña.

Todas estas dificultades para proveer cura propio al Pedral


hicieron que el padre Basilio Vicente de Oviedo lo situara como

34
Entre los estancieros que esta vez se comprometieron figuran: Ignacio Vásquez
Pedro Antonio Navarro y Agustín Solano quienes hipotecaron cada uno una
estancia con 1000, 1500 y 3000 árboles de cacao respectivamente; además de
Joaquín Corrales, José de Olarte y otros 8 vecinos con pequeñas estancias de
cacao.
Los señores Prudencia Solano, Joaquín Corrales, Juan Antonio Cueto, Juan
Velásquez,Juan Antonio Sánchez y Juan Manuel Afanador, estancieros del Pedral,
así como algunos del sitio de Bohórquez (Antonio Botero, Pedro Figueroa, Rafael
Hernández y Juan Agustín Gómez) se comprometieron nuevamente en 1770 a
pagarle a un cura la congrua para que fuese su párroco propio.

67
Cmtro Je Est11tÍios Rtqiona(es -UIS

curato de último orden, pues aunque el párroco pudiese llevar


unos 300 pesos anuales que se obtendrían del comercio del cacao,
"es tierra muy enferma". En ese entonces (1763) ya el conde de
Santa Cruz de Mompóx estaba abriendo un nuevo camino para
comunicar por tierra el rio Magdalena con Girón, una esperanza
que Oviedo alcanzó a registrar como solución para la colonización
de la ribera derecha del río Magdalena situada entre las bocas de
los ríos Sogamoso y Lebrija, pues "¿quién se irá allí sin cura a
vivir y morir como una bestia?".

los Cañaverales
Los orígenes de este asentamiento urbano se remontan al año
de 1637 cuando el capitán Francisco Mantilla de los Ríos
intentó fundar a Villa Rica de los Cañaverales, en el tramo
del río Lebrija comprendido entre Botijas y su desembocadura
en el Magdalena, para tratar de dar cumplimiento a una de las
cláusulas de la capitulación. A pesar de que se alcanzó a
protocolizar el nombramiento del cura Mateo de Villabos y a
designarse algunos miembros del futuro Cabildo de la Villa,
la férrea oposición del Cabildo de Pamplona dio al traste con
tal propósito; lo que motivo que algunos hacendados como
Juan de Arteaga y Alonso Ruiz de Villamizar, abandonaran
sus haciendas, al igual que lo haría con la suya la Compañía
de Jesús en el año de 1646, alegando dificultades para
conseguir mano de obra y altos costos del transporte
ocasionados por los malos caminos y las dificultades en la
navegación del río Magdalena.

Pero, el auge del comercio cacotero con Mompóx reanimó las


actividades productivas de la región, lo cual fue aprovechado
por hacendados como Agustín Ramírez y Luis Rey. Para el

68
Poder Po(ítico Loca( CaGi(áo áe Girón Siq(o XVIII

año de 1747 los vecinos más prestantes de Girón36 ya habían


establecido haciendas donde cultivaban cacao, caña, tabaco y
ganado, y en 1760 ya se contaba la existencia de 71 familias
establecidas y 18 más que fueron tipificadas como "vagantes", que
además de las actividades agrícolas señaladas, se dedicaban a la
"tala de árboles para la constrttcción de canoas, .al servicio de boga y al
mazamorreo del oro". En total se calculaba la existencia de unos 153
feligreses y 40 estancias cacoteras, además de un movido comercio
de carne de res, sal, telas, ropas y vin.? que llegaban en canoas desde
la villa de Mompóx; lo que motivo a constituir inicialmente una
viceparroquia el 12 de septiembre de dicho año, pues además de la
dinámica económica ya existía en Botijas una capilla de "palos y
palma, con sus paredes blanqt1eadas )' empretiladas de 20 varas de largo, 8 de
ancho y 4 de alto, con ilnágenes de San Roqtte, la virgen María y el niño
Jesús".

El asentamiento humano en esta región continuó su proceso de


consolidación, pues ya para 1772 se certificaba la existencia de 58
haciendas de cacao y 178 personas, además de los esclavos, lo que
motivó para solicitar la constitución del lugar como parroquia, a lo
cual accedió el arzobispo de Santafé el 11 de marzo de 1774, siendo
su primer cura el bachiller Ignacio Mantilla de los Ríos, hijo de
Barthlomé Mantilla de los Ríos (AAP., EP 28: 2)

San francisco Javier del Pie de la Cuesta


En el largo camino que partía de Vélez y llegaba a Pamplona,
era necesario realizar algunas jornadas de descanso y esta
36
Entre ellos estaban: los doctores Ignacio y Pedro Cornejo, los maestros Joseph
Prieto y Jorge Valenzuela, el alcalde Ordinario José Rey, el alférez real Domingo
Rey, doña Catalina Martín Nieto, Juana de las Heras, y su yerno Pedro Quesada,
don Joseph González de Cordova, don Ignacio Gutiérrez, doña Paulina Moreno,
doña Juana de Sierra, don Juan Joseph y don Francisco de los Buenos Hijuelos,
Manuela de Velasco, Luis de Herrera, Carlos Delgadillo, Francisco de Vargas,
Bernardo Regueros,Juanjoseph Pérez,Josefa Sánchez y otros.

69
Centro iÍe EstuiÍios Reqionafes -UIS

necesidad fue el origen de algunos caseríos que con el transcurso


del tiempo se fueron constituyendo en pujantes centros urbanos,
tal fue el caso de San Javier del Pie de la Cuesta. Piedecuesta.
Desde muy tempranamente en las cercanías de este territorio, se
fueron constituyendo unidades productivas dedicadas a la
producción de carnes, productos de pan coger como maíz, plátano
y verduras, cebo abastos y mieles para el distrito minero del río
del Oro y luego al cultivo del cacao, el tabaco, el desarrollo de
pequeños hatos ganaderos y la producción artesanal de algunos
"productos de la tierra".

Los fértiles valles de río Frió y río Hato fueron ocupados por la
élite gironesa y ya para el año de 1679 tenían allí sus propiedades
Francisco Mantilla de los Ríos, Juan Francisco Benítez, Juan de
Quiroz, Toribio González del Busto, Juan de Vesga, Phelipa de
la Cruz, entre otros. Pero a pesar de la consolidación del proceso
de poblamiento de esta región, la cercanía a la dudad de Girón y
el hecho que la mayoría de sus propietarios tuvieran "casa
poblada" en el área urbana de dicha dudad, demoró por casi un
siglo el establecimiento formal de una parroquia. De hecho
cuando ésta se pretendió erigir, el cura de Girón se opuso
tajantemente y el proceso demoró más de un año, siendo
finalmente aprobada el 26 de julio de 1774, aunque luego
sobrevinieron disputas entre los mismos vednos tanto por el
lugar donde debía edificarse la iglesia, como por el primer cura
que debía encauzar los destinos espirituales de la población allí
asentada, la cual para 1778 llegaba ya a 435 vednos cabeza de
familia y 1715 personas y en 1801 a 564 vednos casados o viudos
y 2800 "almas de comunión".

Este crecimiento pobladonal y la consolidación de la economía


regional, sirvió de base para que los vednos de esta parroquia,
formalizaran la solicitud de hacer tránsito a una forma de
organización sodopolítica más compleja, es decir la erección de

70
Poáer Po(ítico Loca(; CaGiMo áe Girón Siq(o XVIII

una Villa, a lo cual accedió la Regencia Española, cuando le


otorgó el título de Villa de San Carlos, lo cual le daba el derecho
a tener Cabildo Propio, pero que ante los avatares de la
Independencia nunca se formalizó.

Los orígenes remotos de los asentamientos humanos de esta


región están asociados directamente con la explotación aurífera
y la conformación de rancherías itinerantes a largo del distrito
del río del Oro, tales como las de Chimitá, Zapamanga,
Butaregua, Macaregua, Guanentá, Chocoa, Suratoque,
Aranzoque; entre otras. Los pobladores indígenas, traídos
coercitivamente, provenían de los grupos étnicos Guane,
Chitarero y hasta Quejevos, y de la misma forma habían llegado
negros esclavos cuyos propietarios residían en Vélez; además de
los españoles que recibieron mercedes reales de tierra y que bien
en calidad de encomenderos o mineros se fueron asentando en
estas tierras.

Aunque administrativamente se había creado el Real de Minas


de Bucaramanga y el cargo de Alcalde Mayor de Minas, la
afluencia masiva de "indios forajidos de encomienda" que se
encontraban al servicio privado de estancieros y hacendados,
hizo necesario la creación del Pueblo de Indios de Bucaramanga,
en 1622, el cual adelantó el visitador Juan de Villabona
Z ubiaurre para poder aplicar la política de reducción de la
población indígena a poblados administrados en lo eclesiástico
por curas doctrineros y en lo civil por las propias autoridades
indígenas, y asignarle una porción de territorio (tierras
resguardadas) donde los indios podrían tener sus propios cultivos
para coadyuvar a sus sostenimiento.

71
Centro de Eswdios Reqiona(es -UIS

Con la fundación de la ciudad de Girón, en 1636, el poblamiento


regional cobró una nueva dinámica, pues ahora los vecinos de
Pamplona como Elvira de Cuellar que había heredado la hacienda
de Bucarica (hatos y cañaverales), los herederos de Juan de
Arteaga y Pedro Velasco que tenían la hacienda ganadera de
Mataredonda, la hacienda de Zapamanga de Juan de Campos,
serían acompañados por los vednos de Girón que buscaban
asentarse en estos territorios y para el efecto igualmente estaban
solicitando mercedes reales de tierras y demandando mano de
obra indígena para sus empresas agropecuarias e iniciativas
mineras en el río del Oro y Lebrija; lo que desencadenó
innumerables pleitos por el control jurisdiccional de la región, el
uso de mando de obra incligena y la invasión de las tierras del
resguardo.

El agotamiento del perfil minero de la región y la disminución


de la población indígena, puso en crisis a dos de las instituciones
jurídicas que existían en la región: el Real de Minas de
Bucaramanga, con su Alcalde Mayor de Minas, y el Pueblo de
Indios de Bucaramanga y sus tierras resguardas; lo cual trató de
ser aprovechado una y otra vez tanto por los Gobernadores de
Girón como por el Cabildo de la misma ciudad, inicialmente
para tratar de disminuir el tamaño del resguardo y ampliar las
tierras realengas, las cuales podían ser reasignadas mediante
mercedes reales o compradas directamente 37 , y luego para
suprimirlo completamente, solicitando el traslado de los indios

37
Un informe preparado por el Gobernador de Girón, Cristóbal Antonio de Casal,
en 1772, señalaba que en el resguardo habían 178 indios y 400 cabezas de familia
de los grupos blanco, mestizo y pardo, quienes estaban dedicados al cultivo de
cacao, caña, tabaco y hortalizas y tenian además unas 600 cabezas de ganado; e
inclusive dicho vecindario tenía 116 "casas decentes, patios de bolas, trucos y
otras diversiones ", 23 de ellas en el resguardo; mientras que los indios sólo
disponían de 22 ranchos miserables y ocho labranzas (AGN, TS, 42:157v-158,
174-178v).

72
Poáer Po{ítico Loca[ CaGMo áe Girón Síqfo XVIII

a otros pueblos, particularmente a Cácota de Suratá. En


respuesta a esta argumentación, la Real Audiencia comenzó a
tomar decisiones: en primer lugar redujo el resguardo a la
extensión de una legua y ordenó rematar o vender las tierras
excedentes y, en segundo lugar, suprimió definitivamente el Real
de Minas de Bucaramanga, con lo cual el Cabildo de Girón podía
solicitar la incorporación de dicho territorio a su jurisdicción,
pues ya la jurisdicción de la Alcaldía Mayor había estado en varios
periodos bajo el mando del Gobernador de Girón, por decisión
del Virrey Joseph Alfonso Pizarro.

Años mas tarde, en 1778, cuando el Fiscal de la Real Audiencia,


Antonio Moreno y Escandón visitó a la región; pudo comprobar
que en el Pueblo de Indios había 206 indios, y 463 cabezas de
familia y 2000 almas de blancos y mestizos; por lo que ordenó el
traslado de los indígenas al Pueblo de Indios de Guane, la reversión
de las tierras del resguardo a la Corona y la erección de una
Parroquia en dicho lugar, la cual tuvo lugar el 1 de enero de
1779. Ante estas decisiones el Cabildo de Girón solicitó
rápidamente la venta de las tierras del resguardo 38 y en 1783
Don Joesph Antonio Salgar lideró las acciones para que la
Parroquia de Bucaramanga se agregara a la ciudad de Girón; lo
que efectivamente sucedió, por el auto que dictó la Real
Audiencia el 29 de noviembre de 1783, autorizándolo a nominar
desde el año siguiente alcaldes pedáneos para la administración
de justicia en la parroquia de Bucaramanga.

38
El remate de las 44 estancias que conformabam las tierras del Resguardo de
Bucaramanga, y que fueron avaluadas en 5090 pesos, se efectuó en el año de
1795, luego de largas disputas entre funcionarios reales y de disminución de los
impactos juridicos que ocasionó la negociación con los Comuneros en 1781,
donde se había consignado la restitución de las tierras de resguardo a los indios.

73
Cmtro áe EstwÍíos Reqiona(es -UIS

Alejado un poco de las principales rutas comerciales de la época,


el valle de Rionegro debió esperar al boom cacaotero del siglo
XVIII para incorporarse productivamente a la región y encontrar
una especialización económica en el cultivo del cacao,
especialmente. Desde el año de 1713 don Bernabé de Navas,
Domingo Navas, Lorenzo Caviedes del Pino, Manuel Ordóñez
Valdez y Antonio Díaz, entre otros principales vecinos de Girón,
comenzaron a ocupar dichas tierras y a cultivarlas con cacao y
caña principalmente. Para mediados del siglo XVIII se habían
incorporado como propietarios en la región: Bartolomé de Navas,
Bartolomé No riega, Miguel Jerónimo Benitez, Francisco Benítez,
Thomas de Navas, Francisco Alberto Martínez, Andrés Uribe,
Salvador Navarro, Joseph Navarro, Melchora Navarro y Rosalia
de Corzo.

Este proceso de colonización continuó consolidándose y para el


año de 1784 ya se había levantado una capilla, aunque fue hasta
el año de 1799 cuando los vecinos de aquellos sitios formalizaron
la solicitud para constituir una parroquia; para lo cual, al igual
que en los otros casos, hipotecaron varias propiedades para
asegurar la congrua del cura; pero sólo fue hasta el 17 de marzo
de 1805 cuando se realizó dicha erección.

Florida blanca
Enmarcada en el cruce de los caminos que unían a Girón,
Bucaramanga y San Francisco Javier del Pie de la Cuesta, los
sitios de la Mano del Negro, Bucarica, Zapamanga, los Cauchos
y el valle del río Frío habían sido rápidamente ocupados por
vecinos provenientes de la ciudad de Girón; pues tal y como la
describía el comisionado Blas José de los Reyes, en septiembre
de 1809, esta era una región "vestida de montañas buenasy diferentes

74
Poiier Po(ítico Loca(; CaGiMo ife Gírón XVIII

maderas de labory construcción, Ct!JaS faldas son féttiles y producen frutos


y legumbres de todos los temperaJJJentos, poblada de haciendas de cacao y
de labranzas" (Martínez Garnica y Guerrero Rincón, 1995: 222).

Dado que se encontraba a menos de una legua de la ciudad de


Girón y muy cerca de la recién constituida parroquia de
Bucaramanga, ene l proceso de erección de esta parroquia se
utilizaron diversos argumentos, tales como el de hacer "memoria
y honor del primer presidente que ha tenido la Soberana Junta
de la Monarquía", razón que justificaba la selección del nombre;
la aplicación de la política diseñada por el ministro Campoamanes
y don Gaspar Melchor de Jovellanos, para quienes la congregación
del campesinado en asentamientos urbanos era una medida de
gran utilidad para los fines del Estado y la Iglesia, además de
que pretendía remediar la situación de aglomeración de la
población en las villas y ciudades, fuente de conflictos sociales y
desempleo; hasta corregir el error histórico de haber hecho fundar
a la ciudad de Girón, a orillas del río del Oro donde
frecuentemente sufría por las inundaciones que provocaba en
épocas de lluvia y en medio de un clima demasiado cálido, razones
que creían suficientes para inclusive solicitar "el traslado de la
ciudad de Girón a dicho sitio" más apto para ser ''cabecera JI cabildo de
toda la Provincia, así por hallarse en su parte habitable como por stt
temperamento fresco, su plan llano; sus entradas JI salidas corrientes y sus
comunicaciones con otros lugares''.

Pero igualmente hay que anotar que la pretensión de la erección


de esta parroquia, reflejaba la fragmentación de las élites políticas
locales y la implementación de mecanismos de valorización de
las propiedades rurales, mediante los procesos de conversión en
tierras urbanas. Es ello lo que explica que el proceso de erección
de esta parroquia, iniciado el 24 de julio de 1809 y aprobado el 7
de noviembre de 1817, haya tenido una férrea oposición por

75
Centro áe Estudios Reqionafes -UIS

parte del cura y de un buen grupo de vecinos de Girón y haya


sido apoyado por los párrocos y grupos de vecinos de
Bucaramanga, Cacota de Suratá, Matanza y Piedecuesta, además
de otro grupo de vecinos de la misma ciudad de Girón.

LA DINA.MICA DE CRECIMIENTO POBLACIONAL

El continuo proceso de poblamiento de la jurisdicción del


territorio de la Gobernación de Girón, manifestado tanto en la
consolidación de los centros urbanos que lentamente fueron
emergiendo de simples sitios a Viceparroquias y luego a
Parroquias e inclusive a Villas, en algunos casos; como en la
consolidación de la economía regional, que sin ningún
traumatismo hizo tránsito de unas expectativas fundadas en la
minería de aluvión, al desarrollo del sector agropecuario, llegando
inclusive a vincularse a las economías de exportación agrarias
con el cultivo del cacao, el tabaco y algunos algodones; sirvieron
de base y retroalimentaron igualmente la existencia de una
dinámica de crecimiento poblacional en toda la región.

Para efectos de determinar el comportamiento de esta variable,


se realizó un trabajo de demografía histórica, para la Gobernación
de Girón, donde se pudo comprobar el rápido crecimiento natural
de la población como se observa en la tabla 1.

Aunque el cuadro sólo recoge el comportamiento del movimiento


de las tasas vitales de la población (nacimiento-defunciones) y
deja de lado el tratamiento del problema de la migración de esa
misma población. Pero si comparamos estos resultados con los
datos de población total y unidades familiares, obtenidos en los
censos de 1778 y 1799 es posible abordar el tema de la migración
y sugerir la hipótesis de que en la comarca gironesa a finales del
siglo XVIII se estaba registrando un proceso de emigración.

76
Poder Po(ítico Loca[ Ca6i(áo áe Girón Siqfo XVIII

TABLA 1. Crecimiento natural de la población de la Gobernación de


Girón, Siglo XVIII
PERIODO GIRON PIEDECUESTA BUCARAMANGA TOTAL CN
1730-34 359 359 359
1735-39 503 503 862
1740-44 482 482 1344
1745-49 615 615 1959
1750-54 663 663 2622
1755-59 581 581 3203
1760-64 303 303 3506
1765-69 562 562 4068
1770-74 698 698 4766
1775-79 687 139 826 5592
1780-84 757 246 1003 6595
1785-89 738 313 410 1461 8056
1790-94 713 531 517 1761 9817
1795-99 727 608 508 1843 11660

TOTAL 8388 1837 1435 11660 11660

FIGURA 4. Crecimiento natural de la población

12000

10000

8000

;;:;6000
o
o
:34000
al
~
<i! 2000
~ o
30-34 35-39 404! 4549 50-54 55-59 6().-04 65-ff} 70.74 75-79 80.84 85-89 90.94 95-99

PERIODO

77
Cmtro áe Esturíios Reqío11afes -UIS

TABLA 2 Población de la Gobernación de Girón a finales del siglo


XVllll
1778 1799
LUGAR Cabezas Almas Cabezas Total
de familia de familia Parroquia
Girón 1402 5173 828
Sogamoso 44 872
Piedecuesta 435 1715 528
Los Santos 177 705
Cañaverales 128 270 55 55
Pedral 148 391 79 79
Bucaramanga 473 376
Río Negro 192 568
Total 2586 7549 2279
uente: Padron ae i 118 , elaborado por el Gobernador Francisco 3araya
y Lacampa. En: COLMENARES (edit), 1985:. 458. Para el año de 1799,
cfr AGN, EPS 29: 80-83

Como puede observarse, la población total de la Gobernación


de Girón no alcanzó el nivel de los 8.000 habitantes, cuando
según el proceso de crecimiento natural debería estar
bordeando los 12.000 habitantes, lo cual confirma la hipótesis
sobre un proceso emigración de la población de la gobernación
de Girón hacia otros lados. Y si se considera que la región se
proveía de mano de obra esclava, especialmente por la vía de
Maracaibo y que durante este siglo se generaron algunas
oleadas de migración interna, a más de la llegada de algunos
extranjeros, se puede indicar que el proceso de emigración
fue alto.

Por otra parte, aunque se sabe de la esc1s1on social de los


gironeses en "castas" (indios, negros y blancos), la mayor parte
de la población estaba constituida por la llamada población
libre o mestiza, justo donde se registraban las más altas tasas

78
Poáer Po[ítico Loca( CaGi[áo áe Girón Siq[o XVIII

de crecimiento 39 • De hecho, el censo levantado por el


gobernador Baraya y La Campa registró en 1778 la existencia
de 33 indios cabezas de familia, más nueve que estaban
asentados en el Pedral, para un total de 42 indios cabezas de
familia debían corresponder a un total aproximado de 126 indios.
El número de los negros esclavos debía ser un poco mayor, pues
el listado de los adultos en 1781 ascendía a 230 almas, los cuales
fueron liberados de la contribución que pagaban al rey como
recompensa por su actuación realista durante los sucesos de la
sublevación de los Comuneros 40 • Este grupo poblacional apenas
si se había triplicado en casi 200 años, pues como se anotó la
presencia de negros esclavos en el río del Oro se remonta a la
segunda mitad del siglo XVI, cuando los veleños trajeron
cuadrillas para el lavado de las arenas auríferas y fueron asentados
en un palenque junto al río mencionado y a la capilla que allí se
había levantado a comienzos del siglo XVII, fueron doctrinados
con la devoción a San Benito de Palermo.

Esta dinámica de crecimiento poblacional, particularmente de


la población mestiza, fue la que impulso el modelo de
poblamiento parroquial, pues con él se alcanzaban varios
propósitos: en primer lugar, se impulsaba la política de "vivir
urbanamente y en policía,,, por la que tanto abogaba la Corona
Española; en segundo lugar, desde el punto de vista político-
administrativo, las parroquias quedaban bajo la jurisdicción de
los funcionarios del Cabildo y se les nombra un Alcalde Partidario.

39
El historiador J. O. Melo (1992: 24-25) señala que «hacia 1650 la población global
(del Nuevo Reino de Granada) se estabilizóy co111enzó a crecer nuevamente 11t1 poco antes de
1700, para acelerar las tasas de crecimiento a medida que avanzaba el siglo». Para
Santander, según el análisis efectuado por Jaime Jaramillo Uribe (1991: 129), a
partir del censo realizado en los años de 1778-79, se ha calculado que la población
mestiza componía el 74% del total, la población blanca el 20%, la población
esclava el 1% y la indígena el 4%.
40 Informe de José Antonio Serrano Solano, administrador de alcabalas de Girón, 22
de octubre de 1794 (AGN, H-/1, 26).

79
Crntro de Estudios Reqiona{es -UIS

En tercer lugar, y en cuanto a la administración eclesiástica se


refiere, las arcas oficiales salían beneficiadas, pues sin ceder nada
de la Real Hacienda, ni hacer erogaciones, se lograba acercar los
servicios al "rebaño espitittta!"; pues todos los gastos eclesiásticos
y de infraestructura que implicaba la erección de una parroquia,
se imponía sobre el ahorro colectivo de los vecindarios
campesinos interesados en tal propósito, bien hipotecando sus
bienes o parte de ellos, o bien constituyendo censos, dado que
debían garantizar la existencia del predio donde se asentaría el
núcleo urbano, construir la iglesia parroquial, la casa cural y la
cárcel, dotar de los ornamentos mínimos necesarios al templo y
garantizar la congrua para el sostenimiento del cura y los gastos
que demandaba el funcionamiento del culto religioso.

Este modelo contribuía entonces al fortalecimiento de las


ciudades y Girón no sería la excepción.

80
EL PODER EL
YLAS ELITES REGIONALES

El análisis de la estructura político administrativa tiene que ver


con tres instancias bien definidas. En primer lugar el espacio de
la determinación de las políticas generales que se gestaban en
las instituciones metropolitanas y que marcaban los derroteros
doctrinales e ideológicos sobre la cuestión colonial. En segundo
lugar, el espacio de las instituciones y los funcionarios que tenían
como ámbito de influencia a las circunscripciones de los
Virreinatos, Capitanías Generales, Gobernaciones, etc., y que
en su carácter de organos corporativos estaban encargados de
las funciones de gobierno y administración de justicia en dichas
circunscripciones y de trazar las pautas para el desempeño de las
actividades públicas de los funcionarios. En tercer lugár, estaban
las instancias locales donde las expresiones de prácticas políticas
jugabab un papel determinante como factor aglutinador y
cohesionador en las sociedades que se iban gestando alrededor
de los centros urbanos (ciudades y villas) y cuya manifestación
se daba alrededor de la institución corporativa del Cabildo.

La ausencia de separación de poderes que caracterizó al Estado


Español hacía que las diferentes instancias del gobierno tuvieran
múltiples funciones. Pero independientemente que correspondían
desempeñar a los diferentes miembros del Cabildo, éste como
institución corporativa tenía las propias. Como cuerpo era
portador de la base jurídica que permitía defender o expandir la
juridicción, actuando en representación de los intereses de la
comunidad. Como institución corporativa asumía la defensa de
Centro de Estudios Reqiona(es - UIS

los derechos de sus representados y daba curso a las aspiraciones


de los grupos sociales que existían a su interior. Como último
núcleo del sistema de administración del poder colonial "era el
ente que conciliaba los intereses metropolitanos dentro de la
sociedad colonial y era expresión de los intereses de grupos de
personas concretas" (Tovar, 1983:33,59).

EL CABILDO DE GIRÓN

El Cabildo de Girón no estuvo exento de los aconteceres que


caracterizaban la vida política colonial. Aunque en la
Capitulación que se le otorgó a Francisco Mantilla de los Ríos,
se estipuló la prerrogativa de nombrar a los primeros funcionarios
del Cabildo, y es de suponer que esta institución se mantuvo a
todo lo largo del siglo XVII, su proceso de consolidación marchó
al ritmo del desarrollo del poblamiento regional y del crecimiento
económico de la ciudad y su jurisdicción.

La vida institucional del Cabildo pasó entonces por tres etapas


bien definidas. En una primera fase, el Gobernador designó
directarnente a los miembros de la corporación, acorde con los
privilegios otorgados en la Capitulación. En esa primera elección
Mantilla de los Ríos designó a Juan de Arteaga como Alférez
Real, a Juan Garrido como Alguacil Mayor, a Andrés Páez de
Sotomayor como Alcalde Provincial de Hermandad, a Antonio
Monsalve como Depositario General, y como Alcaldes Ordinarios
a Juan de Arteaga y Gamba y Pedro Velasco (AGN, PS 3:27hj. Es
de anotar, que estos eran encomenderos ya residentes en el lugar,
lo cual hace suponer que, o bien se trataba de una estrategia
política para inclinarlos a su favor, o bien que no necesitaba de
la dispensa de los cargos para retribuir políticamente los esfuerzos
económicos y personales que debía realizar su hueste en la
campaña contra los Yariguies.

82
Poder Político Loca( CaG;[do de Girón Siq(o XVIII

Una segunda fase, detectada para los comienzos del siglo XVIII,
tiene que ver con la selección de los candidatos y el envío de la
nómina a instancias superiores, al Presidente o Virrey, para que
éste eligiera a las personas que desempeñarían los cargos. La
razón de este mecanismo es explicada en función del escaso
número de regidores que había, pues según la fórmula que se
anotaba en las actas, se decía que
el Cabildo re11nido en Stl sesión del día 110 t11vo los votos suficientes para
eftct11ar elección de los eficios de la república... (entonces) acordaron qr1e se
eftctué nómina de los vecinos, personas benemétitas, para que en su vista
sean nombrados (AGN, Mise 5:889r-891)

En las actas capitulares revisadas para el período de 1700 a 1725,


se encontró que en el mes de noviembre se reunía el Cabildo y
Regimiento, y proponía una nómina de candidatos por cargo,
que era remitida a la instancia superior para que efectuara los
nombramientos respectivos; los cuales se posesionaban el primero
de enero de cada año, haciendo entrega de la vara de la justicia.
Este fue el procedimiento usual para conformar el Cabildo de
Girón durante buena parte de la primera mitad del siglo XVIII
(AHR, Girón-Not 1702-1736:50v-52r, 116r-119v; Girón-Jud.10:16, 66, 70r-71,:AGN,
Mise 79:207-209; Res 37:595v,604v).

La tercera fase corresponde a la segunda mitad del siglo XVIII.


En ella, el Cabildo está en pleno uso de sus facultades y eligía
directamente a los Alcaldes Ordinarios de primer y segundo voto,
al Procurador, a los dos Alcaldes de la Santa Hermandad e
inclusive al Padre de Menores. Posteriormente con la
consolidación del proceso de poblamiento regional, el Cabildo
eligía además a los Alcaldes Partidarios de San Roque de los
Cañaverales, San Francisco Javier del Pie de la Cuesta, valle de
Río Negro, sitio de Los Santos y Bucaramanga. Para comienzos
del siglo XIX, dado el crecimiento urbano de la capital de la
Provincia, Girón, fue necesario subdividirla en barrios y

83
Centro áe Estudios Reqiona(es -UIS

consecuentemente nombrar a los Alcaldes de Barrio. Por


disposición legal las elecciones debían ser confirmadas por el
Gobernador, siendo un acto protocolario, la mayoría de las veces;
pero en algunas ocasiones se presentaron enfrentamientos entre
el Gobernador y el Cabildo, por la no confirmación de los
elegidos. Aunque ésta fue la fase en la cual el Cabildo tuvo su
mejor desempeño, acontecimientos como la abolición de los
resguardos y creación de las parroquias, la revolución de los
Comuneros y el proceso de reestructuración administrativa del
territorio (Guerrero y GutiérreZ: 1996) que condujo a la eliminación de la
Gobernación de Girón, propiciaron la conformación de facciones
al interior del Cabildo y desencadenaron el fraccionamiento de
las élites políticas regionales a finales del siglo XVIII.

La Conformación del Cabildo


La base de la conformación del Cabildo estaba dada por un
sistema jurídico que reconocía la existencia de dos tipos de
mien1bros: vitalicios y electivos. La provisión de los primeros
era una regalía que le servía a la Corona, inicialmente para
compensar ciertos servidos y luego como una fuente de recursos
financieros, al ordenar rematar los cargos de Alférez Real, Alguacil
Mayor, Alcalde Provincial, Depositario General, Fiel Ejecutor,
etc., entre los mejores postores. Aunque la venalidad de los cargos
posibilitó cierta renovación, los principales cargos no salieron
de las familias más beneméritas. La provisión de los segundos:
dos Alcaldes Ordinarios, Procurador Genera~ dos Alcaldes de
la Santa Hermandad, Padre de Menores, etc., se efectuaban
n1ediante elección a~ual, en las cuales participaban, para el caso
de Girón, los Regidores y los Alcaldes Ordinarios salientes.
La red del poder político local se extendió con la consolidación
de la institución y el desarrollo del poblamiento regional y para
finales del siglo XVIII presentaba el siguiente esquema

84
Poder Po(ítico Loca[ Cabi(do de Giró11 Siq(o XVIII
ESQUEMA 2. Poder Político Local. Girón Siglo XVIII

ALFEREZ REAL ¡.. ALCALDES ORO INARIOS


!
ALCALDE PROVINCIAL PROCURADOR

¡::::::·
ALGUACIL MAYOR
DEPOSITARIO GENERAL
[
L....
ALCALDES DE LA S.H.
MAYORDOMO

¡·· FIEL EJECUTOR


REGIDOR SENCILLO
PADRE DE MENORES

¡.."""' Valle del Rlo Negro


¡......... Portero
¡......... Valle del Sogamoso \········· Pregonero
\.--------· Parr. Piedecuesta
¡......... Parr. Cañaverales ]---------- Enfermero
J.•..•.••.. Puerto El Pedral !---------- Maestros
L,..,_. Parr. Bucaramanga
'--------- Sitio Los Santos

los miembros vitalicios: Cargos vendibles y


renunciables
Desde finales del siglo XVI la Corona Española adoptó la
política, para proveerse de una mayor cantidad de ingresos y
financiar sus campañas militares y necesidades burocráticas, de
vender al mejor postor los cargos públicos. Así entonces, una

85
Centro de Estudios Reqiona(es -UIS

Real Cédula de 1591 ordenó subastar los de los Cabildos


coloniales de América aconsejando que en el proceso de remate
se diera preferencia a "los hombres de capacidady cuando fuera posible
a los primeros colonizadores y sus descendientes" (Haring, 1958). Se exigía
que el valor del cargo se cancelara en efectivo, preferiblemente
de contado o en un corto plazo, y que los oficios rematados
obtuvieran título y confirmación real, para lo cual se establecía
un plazo máximo de cinco años (Recopilación, Tít. 22, Lib 8). Estableció
además, en dicha reglamentación, que si el rematante deseaba
renunciar al cargo, debía entregarlo a la Corona para nuevamente
sacarlo a remate, caso en el cual el rematante inicial recuperaba
parte de la inversión realizada.

En Girón los cargos de Alférez Real, Alguacil Mayor, Alcalde


Provincial, Depositario General y Fiel Ejecutor; se remataban
entre los mejores postores mediante el siguiente procedimiento:
inicialmente se efectuaban 30 pregones, uno diario, en la ciudad
de Girón, luego se enviaba la información con los resultados del
remate a la Audiencia Real y Tribunal de Cuentas de Santafé,
donde igualmente se subastaban y si había una mayor oferta los
autos se devolvían a Girón donde nuevamente se volvían a
pregonar y se ejecutaba el remate, adjudicándolo al que hubiera
realizado la oferta más alta. Una vez cumplido este proceso, el
postor o rematante acudía por el título a la Real Audiencia, previa
la cancelación a la Real Hacienda del derecho conocido como
"la media anata" 41 (ver tabla 3 ).

41
Este fue el sistema ordenado para la Gobernación de Antioquia, mediante una
Real Cédula de Felipe 11, 15 de febrero de 1615, y el cual se aplicaría en la
Gobernación de Girón que había sido creada con los mismos privilegios que la de
Antioquia. (Recopilación, tit 20, lib 8, Lry 22: 96)

86
Poáer Po(ítico Loca( Cabiráo áe Girón Siq(o XVIII

TABLA3 Cargos Vitalicios del Cabildo de Girón, Siglo XVlll 42


NOMBRE ANO AR AM DG FE RS OTROS CARGOS
Hernández Puyana, 1707 X 1(31), 10(20)
Francisco
Martínez de Aponte, 1712-13 X
Fernando
Gutiérrez Calderón, 1712-13 X 1(20,30), 2(16,18)
Manuel
Rey, luis 1715-16 X 6(14,16), 2(17}
Gutiérrez Calderón, 1718 X
AQustín
González del Busto, 1724.33 X 6(34), 8(37)
kloseph
Martin Nieto, Agustín 1725 X 1(36), 10(23}
Díaz Arana, Antonio 1725 X

Rojas, Ignacio de 1728 X

Mantilla de los Ríos, 1730.32 X


Francisco
Liar y Colina, Manuel 1730-31 X
Mantilla de los Ríos, 1733-37 X 1 (32)
Salvador
Benítez, MiQuel Jerónimo 1736 X 1(41), 6(51)
Roias Camacho, lanacio 1737 X 1(37\
Martín Nieto, Francisco 1738 X

Martín Nieto, Francisco 1749-50 X


Alberto
Nieto de Paz, Miouel 1763-81 X 1(65)
Mantilla delos Ríos, Dieao 1774-75 X 6176), 1181)
Salas, Adriano Antonio 1775-76 X 1(85,86,96)' 9(75),
12(78)
Nieto de Paz, Joseph 1776-95 X 1(76), 9(55), 12(72)
Baltazar
Rey García, Julian 1777- X 10(74)
1802
Mantilla de los Ríos, 1777-
Buenaventura 1802
Valenzuela, Pablo Antonio 1782-94 X 1(68), 2(60}, 6(87},
10(55)
Salgar, Joseph Antonio 1790- X 1(91,92,95), 6(81},
1802 2(76,84)
Valenzuela, Francisco 1795- X 2(90)
1802
La identificación de los cargos es: 1=Alcalde Ordinario de primer voto, 2= Alcalde Ordinario de
segundo voto, 3= Alférez Real, 4 =Alguacil Mayor, 5= Fiel Ejecutor, 6= Procurador General, 7=
Depositario General; 8= Alcalde Provincial; 9= Mayordomo; 1O= Alcalde de la Santa Hermandad;
11= Regidor Sencillo. 12= Padre de menores. Entre paréntesis se ha colocado el año en que
ejerció el cargo. Esta identificación se mantendrá en adelante
AR=Alférez Real, AM=Alguacil Mayor, DG=Depositario General, FE=Fiel Ejecutor, RS=Regidor
Sencillo
Fuente: AGN, EPS 3: 695-738, 819-823, 824-962; 4:568-592; 5:262-271; 6:394-400; 10:331-335;
16: 572-590; 20:475-533; 22: 236-331,959-988; 25:996-1018; 27: 101-130; 32:637-639; Mise 51:
689-693, 64:2-3; EPC 22: 635-637; AHR, Girón-Jud 1:106-182; Girón-Not 1795-1796:13v-14v;
AHR, Girón-Civ 1770-75: 213; 1776-1778, 1779-1782

42
Ante las dificultades de ubicar los períodos precisos en que desempeñaron los
cargos, se ha optado por señalar la fecha en que lo tomaron o dejaron únicamente.

87
Centro áe Est11dlos Reqiona(es -UIS

Para pertenecer al Cabildo era necesario ser blanco, demostrar


limpieza de sangre, saber leer y escribir, llevar una vida honrosa
sin desempeñar "oficios vilel' como de tabernero o tendero, ser
vecino, tener casa poblada en el centro urbano, no haber estado
implicado en juicios penales, ni ser deudor de la Real Hacienda,
además de ser preferiblemente descendiente de los
conquistadores y personas beneméritas 43 ; condiciones que
excluían a buena parte de los habitantes de una localidad. Con el
paso del tiempo y la mestización de la sociedad criolla, estos
requisitos se fueron relativizando, lo que facilitó el acceso de
nuevos grupos y la concentración del poder en unas cuantas
familias "beneméritas" y acaudaladas de la región, quienes
terminaron por detentar el control político local, llegando
inclusive, en algunas ocasiones, a imponer sus propias
condiciones a la hora de acceder a los cargos o controlar una
elección anual. Así por ejemplo, en diciembre de 1687 la Real
Audiencia cedió a las exigencias que Pedro Va1duz, Juan Díaz
Sarmiento, Gutierre Mantilla de los Ríos y Lorenzo García, le
hicieron para votar en las elecciones del primero de enero de
1688, sin haber consolidado los procesos de remate y toma de
posesión de los cargos de Alférez Real, Alcalde Provincial,
Depositario General y Regidor Sencillo del Cabildo de Girón,
respectivamente, ante la amenaza de que si no les permitían
hacerlo, retirarían las posturas realizadas para adquirir tales cargos
(A.GN, EPS 4:586-592, 25:996-1018)

43
Los Regidores no podían además "tratar, ni contrataren las ciudades, villas ó lugares,
donde lo fueren con mercaderías, ni otras cosas, ni tener tiendas, ni tabemas de vino, ni
mantenimientos por menor, aunque sea de fiwtos de sus cosechas, ni por interpuestas personas,
ni usar oficios viles, y el que lo quisiere hacer, desista primero del oficio. Debían residir en
las ciudades, villas y lugares de donde lo fueran". En las ciudades principales podían
haber 12 Regidores y en las demás ciudades y villas, sólo seis (Recopilación, Lib 4,
Tít. 10).

88
Poáer Po(ítíco Loca( Ca{j¡{áo áe Gírón Siq(o A_'VIII

Por sus funciones y privilegios, era el cargo más importante del


Cabildo; pues debía custodiar y exhibir en las ceremonias, fiestas
y campañas, los símbolos del poder real como el estandarte, la
bandera, los pendones y de abrir la comunicación regia. Tenía
además preeminencia sobre los demás Regidores y ocupaba el
primer puesto y lugar en las reuniones del Cabildo y en los actos
públicos, celebraciones especiales, y recibimiento y posesiones
de funcionarios; tenían además voz y voto y podía entrar con
armas a las juntas del cabildo (Recopilación, Ley 4, tít 10, lib4:98)
Por su carga honorífica e importancia era un cargo reservado
bien a descendientes de fundadores y lo desempeñaron, entre
ellos, Joseph González del Busto, Francisco Javier Mantilla de
los Ríos, Francisco Martín Nieto; o bien a españoles recién
llegados como Pedro Valduz, Domingo Rey, Ignacio Rojas
Camacho, Manuel Ordóñez Valdez y Juan Alonso Carreazo, y
cuando ello no era así, entonces el cargo estuvo en manos de
hijos ele españoles como lo fueron Lorenzo de Navas y Joseph
Antonio Salgar.

Una de las dificultades que debían vencer las personas que


remataban los cargos vitalicios era el de la confirmación real del
título. El plazo de cinco años, que les daba la ley a veces no era
suficiente para enviar la comunicación a España y recibir la
confirmación del título. Juan Díaz Sarmiento perdió el cargo de
Alférez Real por este motivo, lo mismo que Juan Rodríguez
Durán, el de Alcalde Provincial (AGN, EPS 5:262-271); por ello
frecuentemente los apoderados solicitaban, ampliación del plazo
para poder cumplir con el requisito (,4GN, EPS 4:568-592). Para
mediados del siglo XVIII se autorizó al Virrey a confirmar, sin
necesidad de acudir al Consejo de Indias, los cargos de menor
cuantía, lo cual aligeró los trámites a realizar.

89
Centro de EstiuÍios Reqiona(es -UIS

En otros casos como el de Domingo Rey, simplemente se


renunciaba para poder solicitar la devolución de las dos terceras
partes del valor en que se había rematado el cargo (AHR, Girón-Jud
10: 87r-v). En varias ocasiones, los Alférez Reales reemplazaron a
los Alcaldes Ordinarios, durante las ausencias temporales o
totales, acorde lo mandaba la ley. Pero al desempeño de las
funciones implícitas en el oficio de Alférez, adicionaban las de
otros cargos, tal y como se observa en los casos de Carreazo y
Salgar, quienes se desempeñaron como Alcaldes Ordinarios.

Debía ejecutar las decisiones judiciales del Cabildo o de los


Alcaldes, cuidar las cárceles y mantener el orden público de la
ciudad. Dado que los espacios conflictivos de la sociedad
colonial, tenían que ver principalmente con el control de las
conductas individuales, una de las tareas principales de los
Alguaciles era mantener el control social de la población, para lo
cual debía rondar permanentemente la ciudad y evitar que los
vecinos violaran la moral sexual de la época y se apartaron de
los juegos ilícitos. Para controlar la cárcel podía nombrar un
Alcalde de cárcel (Recopilación. Lib 5, Tít. 7).

El oficio de Alguacil Mayor, además de ser honorífico y de servir


para consolidar el prestigio social del portador, permitía obtener
alguna remuneración, dado que el Alguacil recibía un porcentaje
del valor de las ejecuciones y otras comisiones. En la segunda
mitad del siglo XVIII el cargo estuvo controlado por un clan
familiar y hubo cerradas disputas por su posesión.

En 1747 Thomás Navas y Salvador Navarro Moreno competirían


una y otra vez por quedarse con este oficio. Navas hizo una
postura inicial de 150 pesos, pero Navarro ofreció el doble y

90
Poáer Po(ítico Loca[ CaGiráo áe Giró11 Siqlo XVIII

continuaron mejorando una y otra postura hasta que Navarro


ofreció 550 pesos, y Navas prefirió retirarse de la competencia
por el oficio. Es de anotar que el cargo ya lo venía ejerciendo
Salvador Navarro, pues lo había tomado en arrendamiento por
seis meses pagando la suma de setenta pesos (,4GN, EPS 27: 101-
130). Navarro, era un capitán de infantería que se había casado
en Girón con Catharina Mantilla de los Ríos, nieta de Francisco
Mantilla de los Ríos (,-"IHR, Giró11-Not 1702-1736: 519-536r. Giró11-]11d 10: 1121~
174v), y que por ende pujaba por pertenecer a la élite política
local. Ejerció el cargo durante 15 años y murió, sin renunciar, el
16 de marzo de 1762. Su hijo Thomás, el curaJoseph Velázquez
Suvillaga y el comerciante Juan Alonso Carreazo, interpondrían
recursos de apelación para solicitar la tercia parte del cargo
alegando motivos de herencia, capellanía y deudas
respectivamente (,-"!GN, EPS 20:475-533), pero las reglas de juego
especificaban claramente que si el Regidor moría sin renunciar,
la tercia parte le correspondía a la Real Hacienda y así sucedió
en este caso.

Para el siguiente remate el cargo fue avaluado en 800 pesos,


pero finalmente fue rematado en los mismos 550 pesos, por
Fernando Nieto de Paz. Por título despachado por el Virrey
Manuel Antonio Flórez, en 1776 (."1.HR, GinJ11-Not 1795-1796: 13v-141),
lo tomó Baltasar Nieto de Paz, quien se había casado con una
de las hijas de Salvador Navarro.

La mayoría de los Alguaciles Mayores de la ciudad, habían


ejercido o ejercieron durante el desempeño de sus funciones,
otros cargos en el Cabildo. El caso más frecuente fue el de Alcalde
Ordinario, aunque otros como Luis Rey y Fernando Nieto de
Paz, desempeñarían los cargos de Procurador General,
Mayordomo y Alcalde de la Santa Hermandad.

91
Centro de Estudios Reqionafes -UIS

El escenario de actuación de este funcionario eran las zonas


rurales. Su función esencial era la de

refi'Bnar los excesos cometidos en lugares yermos y despoblados, por la


11111cha gente ociosa, vagabunda y perdida que vive en ellos, con grave
detti111e11to de los caminantesy personas que habitan en pmtes desiettas, sin
vecindad ni comunicación de quien Jos qy11de en stts necesidades, robos e
úymias q11e padecen (Recopilación. Lib 5, Tít. 4).

En esta labor era apoyado por otros dos Alcaldes de la Santa


Hermandad, que con idénticas funciones, pero sin ninguna
preeminencia ni privilegio, elegía anualmente el Cabildo.

El cargo de Alcalde Provincial era de honra y beneficio, es decir


que recibía remuneración por su empleo. El papel económico de
las zonas rurales, frente al rol político-administrativo de los cascos
urbanos, destacaba la importancia de este cargo. El control de
los delitos públicos, del abigeato y de la "vagancia'', que se
registraban en las áreas rurales le confería ese poder. Sin embargo,
la estima en la cual tenían este cargo, las familias beneméritas no
era muy alta. Entre las personas que lo detentaron a lo largo del
siglo, la mayoría pertenecían a familias en proceso de
consolidación social dentro de las élites locales.

Los Mantilla de los Ríos que lo controlaron en la segunda mitad


del siglo XVIII, por ejemplo, pertenecían a la genealogía de
Francisco Mantilla de los Ríos, que había llegado a finales del
siglo XVII y no a los Mantilla de los Ríos, fundadores de la ciudad
y Gobernadores. Es de anotar que el anterior poseedor del cargo,
Manuel Ordóñez Valdez, estaba emparentado con esta misma
familia, pues se había casado con una hija de Manuel Mantilla
de los Ríos, lo cual permite observar la manera como las

92
Poder Pofftico Locaf: CaGirlo de Girón Sig{o XVIII

estructuras de parentesco permitían monopolizar los cargos del


Cabildo.

Quizás sean estas las razones que permiten explicar las


oscilaciones en el valor del cargo; pues a mediados del siglo XVII
el cargo apenas valía 200 pesos, pero se fue valorizando y ya
para la tercera década del siglo XVIII alcanzo su precio más alto
de 1.100 pesos. Al cargo, que había sido avaluado en 550 pesos,
inicialmente hizo postura Joseph González del Busto, quien
ofrecio primero 400 pesos y luego subio hasta 1000 pesos; pero
Manuel Ordoñez reposto con posturas de 900 y 1100
respectivamente (AGN; EPC 22: 635-637). Sin embargo, con Ordóñez
se presento uno de los casos n1as notorios de no aplicacion de la
ley, pues aunque remato el cargo en 1739, nunca presentó la
Real Confirmacion del título y en 17 50 hubo necesidad de
despojarlo del cargo y proceder a su remate (AHR, Giró11-]11d 10:87r-
88v).

El caso de Clemente Mantilla de los Ríos es un poco curioso. En


17 51 pagó 1000 pesos por el cargo, pero años más tarde, en
1759 renuncia "para que sus herederos no padezcan elpeijuicio de perder
las dos terceras partes, en caso qm se produzca su fallecimiento" (AHR,
Girón-Not 1782-1786:199). En 1765 volvió y renunció al cargo,
alegando las mismas razones. Parece ser que era un hombre
enfermizo que tenía la precaución de renunciar, pero que una
vez recuperado, retiraba la renuncia efectuada, dado que aparece
en dicho cargo hasta 1776. Cuando finalmente muere y su esposa
Dionisia Serrano, intenta recuperar las dos terceras partes, por
las cuales tanto se había preocupado en vida aquel, el cargo se
había desvalorizado y solo había sido rematado en 400 pesos. El
Fiscal de la Real Audiencia, consideró que la devolución se debía
efectuar con base en el nuevo valor del cargo y no en el que
tenía cuando Clemente lo había rematado. Con esta interpretacion

93
Centro de Estudios Rtqio11afes -UlS

Dionisia perdía más del 50% de lo que le correspondía (AGN, EPS


10:647-661). Anteriormente se había presentado una situación
exactamente inversa: Juan Rodríguez Durán remató el cargo en
200 pesos y le dejó en dote a su hija las dos terceras partes que le
debía devolver la Real Hacienda. A la hora de hacer efectiva la
dote, el cargo se había valorizado y valía el doble, con lo cual la
dote igualmente lo hacía. El yerno intentó cobrarla, pero el Fiscal
de entonces conceptuó que se le debía entregar pero con base en
el precio anterior y no con el valor que ahora tenía el cargo (AGN,
EPS 5:262-271). Los intereses reales fueron ampliamente favorecidos
en ambas ocasiones.

Las funciones de este cargo tenían que ver con los bienes que
estaban en litigio y que quedaban en depósito de la Justicia para
su resolución definitiva. La responsabilidad de recibir y
administrar dichos bienes, implicaba que el postor pudiera ofrecer
respaldo económico suficiente y garantía de fianzas, las cuales
revisaba anualmente el Cabildo, para evitar los malos manejos y
las posibles quiebras en los bienes ajenos (Recopilación. Lryes 15-19, Tít.
10, lib 4). El Depositario percibía el 2.5% de los ingresos que
producían estos depósitos, lo cual hace suponer que era uno de
los cargos mejor remunerados del Cabildo, además de las
preeminencias que obtenía como Regidor.

La estimación del cargo fue alta en el siglo XVII, cuando lo


remató Gutierre Mantilla de los Ríos, hijo del fundador Francisco
Mantilla de los Ríos y hermano del Gobernador Diego Mantilla
de los Ríos (AGN, EPS 6:394400). Posteriormente lo monopolizaría
la familia Gutiérrez Calderón, hasta mediados del siglo XVIII.
Inicialmente lo detentó Manuel quien se había casado con una
bija de Francisco Fernández Mantilla de los Ríos. Dicho control
sólo fue interrumpido durante dos años por Liar y Colina, un

94
Porfer Po[ítíco Loca( CaGi[rfo de Gírón Siqfo XVIII
español recién llegado que se emparentó con otra de las familias
tradicionales de la ciudad: los Martínez de Aponte. Este carácter
familiar del cargo se acabó con J oseph Manuel Gutiérrez
Calderón, pues éste además del cargo de Depositario General,
en 17 50 tomó en arrendamiento la Administración de Alcabalas
y demás ramos de la Real Hacienda, actividad que lo llevó a la
ruina, pues fue acusado de fraude a los intereses reales y todos
sus bienes fueron rematados ?4GN, EPS 22:236-331).

Posteriormente el cargo sería tomado por Antonio García, y a


su muerte lo volvería a rematar su cuñado Lorenzo de Navas,
iniciando así un segundo ciclo de control familiar del cargo 0GN,
Ag11 Bry. 4: 472v-474r). Excepto el caso de Julián Rey García, quien
detentó el cargo por más de 25 años, sus poseedores no lo
mantuvieron por mucho tiempo. Quizás el respaldo económico
y la revisión anual del estado de los bienes y de las fianzas dadas,
actuaba como una limitante para extender su control por mucho
tiempo y por ello se acudía a las relaciones familiares como una
salida a ciertas coytinturas desfavorables.

Las funciones del Fiel Ejecutor eran las de vigilar y controlar los
precios, pesos y medidas, de los abastos que se expendían en la
ciudad. Todo parece indicar que el cargo de Fiel Ejecutor sólo
comenzó a venderse en Girón a mediados del siglo.
El escaso valor parece estar relacionado con la inexistencia de
abastos formales en la ciudad, es decir mediante postores,
especialmente en el de la carne. Pero ello nada tenía que ver con
el honor ·y preeminencia de quien lo poseyera, pues
independientemente de su valor, se accedía a la condición de
Regidor y por ende a los honores y preeminencias que se les
debía a estos, y por ello se cuidaba de que los postores reunieran
las "calidades y habilidades" que debían poseer todos. Por ello,

95
Centro le Estudios Reqionafrs -UIS

cuando Mantilla de los Ríos, renunció el cargo en favor de Ignacio


de la Rocha Medrana, el Alférez Real, Juan Alonso Carreazo
(AGN, EPS 22:959-988) se opuso alegando que Rocha Medrana era
hijo natural. Aunque Medrana logró demostrar su limpieza de
sangre, el caso sirve para ilustrar la constante preocupación de
los miembros por resguardar de "intmsos" la institución
corporativa del Cabildo. En las últimas décadas del siglo, el cargo
estuvo controlado por la familia Nieto de Paz y en 1763 lo
renunció en favor de Pablo Antonio Valenzuela, con quien tenía
vínculos familiares (AHR, Girón-Civ 1782-1786:60; 1791-1992:85r-v).

El cuadro de los oficios vendibles y renunciables se completaba


con el cargo de Regidor, rematado a veces con la forma de "único",
"nuevo", "sencillo", "más antiguo'', "decano" etc. Por los valores que
adquirió a lo largo del siglo, parece que el cargo solo no significaba
mucho para los vecinos de Girón. En 1671 Juan Ojeda y Andrés
Aguirre pujarían por el cargo y elevarían su precio hasta los 190
pesos, y Lorenzo García lo elevó hasta los 200 pesos en 1687.
Pero en las primeras décadas del siglo XVIII, dicho cargo entró
en decadencia, pues tanto en 1715 como en 1728 se intentó
llenar la vacante pero no hubo postor alguno y el Virrey debió
nombrar a Agustín Martín Nieto. El Regidor tenía igual voz y
voto que los anteriores cargos mencionados, y se le debían guardar
"todas las honras.• gracias) mercedes franquezas, libertades) preeminencias
e inmttmdadJ' todas las demás cosas" (,4HR, Girón-]ud10:1841~186v). Durante
casi toda la segunda mitad del siglo XVIII existieron dos regidores
sencillos en el Ayuntamiento, lo cual aumentaba el número de
Regidores en la institución a siete en total, contrario a lo
especificado en la ley que señalaba un máximo de seis Regidores
para este tipo de ciudades (Recopilación. Lry 2, Tít. 10, lib 4).

96
Poier Pofitico Loca(: CaMio efe Girón Siqfo XVIII

En este cargo fueron frecuentes las renuncias y la permanencia


familiar en el control del mismo. Cuando Josef Solano de Salas
renunció en 1775, lo hizo a favor de su hijo Adriano, y éste lo
efectuó en su cuñado Antonio Mantilla, posteriormente el cargo
lo ejercería hasta final del siglo, Buenaventura Mantilla, hermano
del anterior.

Las razones que se aducían para renunciar eran la de tener una familia
numerosa, la edád, los negocios o la dedicación a las haciendas de
campo. Pero esto no siempre se sucedía de forma inmediata. Josef
García Valdivieso intentó renunciar en favor de su hijo Ignacio, pero
le fue rechazada su renuncia por que éste era menor de edad ('.-4.HR,
Giró11-Civ 1757-1758:95-98); posteriormente en 1759 lo hizo nuevamente
pero sólo le fue admitida en 1766 cuando Ordóñez Valdez ofreció
100 pesos por el cargo.

Escribanos del Cabildo


Finalmente se debe mencionar el caso de los Escribanos del
Cabildo, pues aunque no hacían parte ni del cuerpo deliberativo ni
decisorio de la institución, su función era importante dado que. eran
los encargados de llevar las actas del Cabildo y de notificar y
transcribir toda las comunicaciones públicas y privadas que
demandara el cumplimiento de las gestiones del Cabildo. Su cargo
era rematable y renunciable y lo desempeñaron las siguientes
personas:

TABLA 4. Escribanos de Cabildo. Girón siglo XVIII


PERIODO NOMBRE VALOR
1702- Diego de Rojas y Vargas 1400
1767-85 Pedro Josef Bermón
1785-89 Pedro Josef Cortez 250
1790- Miguel Caraballido 250

Fuente: AGN, EPS 16:92-160, 572-590

97
Centro de Estwfios Reqionales -UIS

El

Los estudios realizados sobre los Cabildos coloniales en América


han aceptado como válida la hipótesis que establece una relación
directa entre el valor de los oficios vendibles y renunciables, el
desarrollo económico del lugar y las pugnas entre unas cuantas
familias por monopolizar esta institución local. De hecho esta
argumentación parte del supuesto de que existían unos recursos
por distribuir (tierras, privilegios sobre control de minas, abastos,
mano de obra indígena, etc.), lo que era válido para el siglo XVI
y parte del XVII, pero no necesariamente para el siglo XVIII
cuando la crisis demográfica indígena y de la actividad minera,
la diversificación de la estructura productiva y el rápido
crecimiento de la población mestiza, habían transformado a la
sociedad colonial. Obviamente se debe tener en cuenta factores
como el crecimiento de los centros urbanos, las dispµtas por el
control de los abastos locales, especialmente el de la carne, los
c.ambios en las estructuras poblacionales, etc., a la hora de
explicar las actitudes y las prácticas de los miembros de las
élites, en su afán por controlar el poder regional.

En el caso de la Gobernación de Girón, las expectativas por


''pacificar' y distribuir mano de obra indígena fueron agotadas en
el curso del siglo XVII, lo mismo que la de encontrar nuevas
vetas y aluviones mineros, y las mejores tierras fueron ocupadas
en un rápido proceso de colonización, estimulado por las disputas
de límites jurisdiccionales entre las ciudades de Pamplona, Vélez
y la recién fundada ciudad de Girón. Sin embargo, el interés por
controlar esta institución se mantuvo durante todo el período y
fueron muy comunes las alianzas matrimoniales como una
estrategia para mantener e incrementar el control del poder local.

Como se ha señalado, la información recopilada alrededor de los


miembros integrantes del Cabildo a lo largo de la centuria,

98
Poder Po(ítíco Locaf: CaGiMo de Gírón Siq(o XVIII

permitió verificar la constitución de "c!anei' familiares y aún de


facciones que buscaron controlar algunos cargos, en especial el
de Alguacil Mayor y Alcalde Provincial, en torno a los cuales se
dieron las mayores disputas por su control y posesión, sin
mencionar las alianzas que se realizaron para controlar los cargos
de elección anual

En cuanto al valor de los remates y los postores se refiere, hay


que decir que su valor muestra cierta correspondencia con la
situación de la economía regional, pues las expectativas creadas
sobre un regimiento en Llma o Santafé, no podían ser las mismas
que las de una ciudad recién fundada y en proceso de
consolidación. En este contexto, los precios promedios que se
obtuvieron en caso del cabildo de Girón de 612 pesos por el
cargo de Alférez Real, 425 por el de Alguacil Mayor, 614 por el
de Alcalde Provincial, 350 por el de Depositario General, 225
por el de Fiel Ejecutor y 170 por el de Regidor Sencillo, sólo
pueden ser comparables con otros Cabildos en circunstancias
más o menos parecidas. Así por ejemplo, el cargo más importante
del Cabildo, el del Alférez Real, fue rematado, en Vélez, a
mediados del siglo XVIII, por 285 pesos, en Sangil en 285 pesos,
en Pamplona en 400 pesos y en otras ciudades como Ibagué
oscilaba entre 280 y 350 pesos (Guemroy Gutiérrez, 1996. Martinez; 1983),
valor muy inferior al alcanzado en Girón, lo que puede ser un
indicativo de la situación económica regional, o de las disputas
políticas locales por el control de los cabildos.

Los valores más altos que se pagaron por un cargo fue el de


$1100 y 1000 pesos por el de Alcalde Provincial, en los años de
1737 y 1751 respectivamente. Además del hecho de que era un
cargo de "honra y beneficio'', es decir que recibía cierta
remuneración, y que tenía la función de controlar los delitos
rurales (&copi!ación, libro 5, tit 4), lo que elevaba la estima del mismo,

99
Centro de Estudios Reqiona(es -VIS

dada la orientación fundan1entalm.ente agraria de la economía


regional y el proceso de ruralización de la vida colonial, ocurrida
durante aquel siglo. Corno se ha señalado, los postores que
pagaron aquellos precios pertenecían a fmnilias en proceso de
consolidación social dentro de las élites regionales, tales como
los Ordóñez Valdez, Mantilla de los Ríos y Navarro Moreno, lo
cual desencadenó algunas competencias por los cargos que
otorgaban reconocimiento y estatus social (cfr. tabla 5 ).

Así aconteció con el proceso de remate de 1737 cuando las pujas


entre Manuel Ordóñez Valdez y Joseph González del Busto,
elevaron el precio del cargo de Alcalde Provincial desde 550
pesos, en que estaba avaluado, hasta la suma de 1100 en los que
fue rematado (AGN, EPC 22:635-637); y en 1747 cuando Tomás Navas
y Salvador Navarro Moreno compitieron por quedarse con el
oficio de Alguacil Mayor, disputa que triplicó el precio del cargo
desde 150 pesos hasta 550 que ofreció finalmente Navarro
Moreno (.4GN, EPS 27: 101-130).

A pesar de la manifestación de estos y otros casos, es importante


señalar que la tendencia que se observa en el valor de los remates
de la mayoría de los oficios "vendiblesy renunciables", es decreciente
a medida que transcurre el siglo. Si se parte de la base de que las
expectativas políticas y el reconocimiento de estatus social y
prestancia económica de individuos y clanes familiares, no
disminuyó a lo largo de la centuria, una primera explicación sobre
esta situación haría suponer la existencia de una crisis económica
generalizada, sin embargo hay indicadores que muestran lo
contrario, pero lo que realmente parece haber sucedido fue que
la élite política de Girón se estabilizó.

100
Poáer Po(ítíco Locaf: CabiMo áe Girón Siqfo XVIII

TABLA 5. Valor de los cargos vitalicios en el Cabildo de Girón


NOMBRE ANO jAR AM AP DG FE RS
Hodríguez Durán, Juan 1664 200
Ojeda, Juan 1671 190
Benítez, Juan Francisco 1686 300
Vlantilla de los Ríos, Gutierre 1686 550

I
Díaz Sarmiento, Juan 1687-93
Díaz Sarmiento, Juan 1687 650
Valduz, Pedro 1687 600
García, Lorenzo 1687 200
gante, Dom;""º
an
1704
1737
625
900
ez, Manuel 1737-50 1100
go 1739-46 600
Gutiérrez Calderón, Josef M. 1747-54 300
Navarro Moreno, Salvador 1747-62 550
Solano de Salas, Joseph 1749-75 250
Ordóñez Valdez, Manuel 1751 800
Mantilla de los Ríos, Vicente 1751-82 200
Mantilla de los Ríos, Clemente 1751-76 1000
Mantilla de los Ríos, Manuel 1751-59 150
jarcía, Antonio 1756-62 250
~arreazo, Juan Alonso 1756-89 400
3arcía Valdivieso, Josef 1756-66 150
Rocha Medrana, Ignacio de 1759-60 200
Martín Nieto de Paz, 1763-76 550
Fernando
Navas, Lorenzo de 1764 300
Ordóñez Valdez, Juan 1766-69 100
Mantilla de los Ríos, Antonio 1777-1800 400
Rey García, Ignacio 1770-78 100
Rodríguez Luis Fernando 1797 325

Fuente: AGN, EPS 3:695-738, 819-823, 824-962; 4:568-592; 5:262-271;


6:394-400; 10:331 -335; 16:572-590; 20:475-533; 22:236-331,959-988;
25:996-1018; 27:101-130; 32:637-639; Mise 51 :689-693, 64:2-3; EPC 22:
635-637; AHR, Girón-Jud 1:106-182; Girón-Not 1795-1796:13v-14v; AHR,
Girón-Civ 1770-75:213; 1776-1778, 1779-1782.

'º'
Centro áe Estudios Reqionafes -UIS

La elección de parte de los miembros del Cabildo, introducía en


los ámbitos locales, las expectativas políticas y el reconocimiento
al estatus social y prestancia económica de individuos y clanes
familiares. Aunque la legislación establecía mecanismos para
evitar la concentración y monopolio de los cargos, las élites locales
fueron encontrando artificios legales que les permitieron
perpetuarse en el poder y constituirse en grupos tan estables
como los regidores vitalicios. La articulación entre las redes del
poder local de los miembros electivos era a veces tan fuerte, que
en algunas ocasiones los poseedores de los principales cargos
vitalicios veían anulada su participación en las decisiones del
Cabildo y su presencia se reducía a las funciones honoríficas y
protocolarias en el mismo.

La selección y elección de los candidatos a ocupar los cargos del


Cabildo, ponía de presente, entre los vecinos de la población, la
existencia de un orden social basado en el sistema de castas que
reconocía múltiples preeminencias y privilegios, y reservaba las
oportunidades para grupos muy reducidos. Los debates que se
suscitaron alrededor de dichas elecciones, tuvieron que ver,
algunas veces, con la violación de uno de los principios
consagrados por la ley o la fuerza de la costumbre, pero en otras
era la clara expresión de los juegos políticos locales de grupos o
facciones que luchaban por consolidarse o por participar del poder
político del Cabildo, que aunque limitado a la jurisdicción de la
ciudad, constituía la única instancia a la cual podían aspirar un
gran número de los vecinos de la localidad.

El acto de elección de los dignatarios de la República se celebraba


el primero de enero de cada año, en la casa del Cabildo y estaba
rodeada de gran solemnidad. Los regidores debían concurrir "en
cuerpo militar', esto es vestidos con casaca y peluca, a diferencia

102
Poáer Po(ítico Locaf: CabMo áe Girón Siqfo XVIII

de las otras sesiones cuando asistían vestidos de negro, con capa


y sombrero (AGN_. EPS 14:643-653. Res 36:882-979}44• Las votaciones eran
secretas y cada uno de los electores consignaba por escrito el
nombre de sus candidatos a ocupar los cargos de Alcaldes
Ordinarios de primer y segundo voto, de Procurador General, de
Mayordomo, de Alcaldes de la Santa Hermandad y de Padre de
Menores. Luego se leía en voz alta para que el Escribano asentara
los votos en el libro del Cabildo y el Regidor más antiguo, efectuara
el conteo final (AGN, Mise 79:207-209). En girón se utilizó ese sistema
en la elección de 1713 y su procedimiento no varió a lo largo del
siglo.

A comienzos del siglo, concurrían además de los Regidores, el


Gobernador y el Procurador para presenciar la elección de los
candidatos a ocupar los cargos, pero sólo tenían derecho al voto
los Regidores y los Alcaldes Ordinarios salientes. La concurrencia
del Procurador a estas sesiones se consideraba como un derecho
ganado, pues en 1720 el Procurador, Alonso Rodríguez Cornejo,
se quejaba de no haber sido convocado al acto de selección de
las personas que ocuparían los cargos ese año (AHR,. Giró11-]trd 10:12v).
Caso contrario sucedió con la presencia del Gobernador en estas
reuniones. En la medida en que se fue consolidando la estructura
del Cabildo, los Regidores fueron ganando en autonomía e
independencia política.

Aunque las calidades requeridas para ser elegido como miembro


del Cabildo eran explícitas, de vez en cuando el Procurador como
representante directo de los intereses de la población, instaba a
los Regidores para que se dignaran

44
Bayle (1952:136) comenta cómo tradicionalmente, en el día de las elecciones, los
Cabildantes debían oír misa y luego escuchar un bando para que los Regidores
votaran "según Diosy concimcia, sin aficiones e intereses a las personas que 1nás co11d11centes
j11zgasen al pro co111úd', y anunciaban el fin de la reunión con trompetas y chirimías.

103
Centro áe Estudios Reqiona(es -UIS

poner el mqyor estneroy c11idado en la elección, que según t1so y costt1tJ1bre,


se deberá hacer de jtteces ordina1ios y demás oficios que corresponden al
mqyor beneficio de éste, que tmos y otros recaigan en los srg'etos 1nás
be11elllé1itos en quien se pueda afianzar la más recta administración de
jttsticiay tranquilidad, pazy t111ió11 de todos estos 1t1oradoresy al senicio de
ambas mqjestades (AHR, Gírón-Jud 70r).

Los Alcaldes Ordinarios


Eran, junto con los Regidores, los encargados de ejercer el
Gobierno y la administración de justicia en la jurisdicción del
Cabildo. En el cumplimiento de sus funciones judiciales atendían
lo relacionado con los múltiples conflictos interpersonales que
se expresaban en las demandas civiles por tierras, aguas,
préstamos, herencias, etc., y en las demandas efectuadas por
diversos hechos criminales. Pero una de sus tareas era lograr el
control de la moral pública para lo cual continuamente rondaban
la ciudad. Sus funciones ejecutivas estaban relacionadas con la
observancia, acatamiento e implementación de las órdenes y
medidas tomadas por el Cabildo u otras instancias superiores.
Igualmente ejercían funciones legislativas con los "autos de
gobierno", que expedían al comienzo de su período anual y luego
trataban de hacer cumplir durante su mandato.
En Girón, los Alcaldes Ordinarios, especialmente el de primer
voto o más antiguo, reemplazaban en sus funciones al
Gobernador cuando éste salía a visitar la Provincia o se ausentaba
temporalmente de ella (Recopilación. Tít. 3, Lib 4). En lo civil y lo criminal
actuaban como jueces en primera instancia y sus decisiones sólo
podían ser apeladas ante la Real Audiencia. Además presidían al
Cabildo en sus reuniones y en las fiestas y tenían derecho a voz
y voto.

104
Podá Po{ítico Loca{ Ca6i{do ríe Girón Siqfo XVIII

El
La defensa de los intereses de la ciudad y del bien común de sus
habitantes era asumida directamente por el Procurador
General. En el ejercicio de sus funciones debía representarla en
todas las causas que afectaran a los "términos" o jurisdicción, o a
los bienes de propios y ejidos. En procura del bienestar de los
pobladores debía instar a los Alcaldes Ordinarios y al Cabildo
para que establecieran disposiciones generales que condujeran
al beneficio común. En Girón, muchos Procuradores Generales,
iniciaron su gestión con el envío de una senda comunicación, a
los Alcaldes Ordinarios, donde le exponían las medidas que
debían tomar. En ella tocaban lo relacionado con el abasto de la
ciudad, el equipamiento urbano, el arreglo de las vías públicas,
el control n10ral de la población, etc. Varias veces estas
comunicaciones pasaron a convertirse en los "atttos de gobierno"
que promulgaban los Alcaldes.

El Mayordomo
Era el encargado de la administración de las rentas municipales,
especialmente lo relacionado con la Renta de Propios, cuyos
ingresos estaban constituidos fundamentahnente por el arriendo
de los ejidos de la ciudad y por el cobro de licencias a tiendas,
canchas de bolos, juegos, arriendo de bodegas, etc. Este cargo
fue adquiriendo importancia en la medida en que se consolidó el
desarrollo económico de la ciudad, pues a comienzos de siglo la
renta no pasaba de unos cuantos pesos, pero en los finales del
mismo era superhabitaria. Igualmente hacía las veces de
Tesorero del Cabildo, pero nunca fue ordenador del gasto.

de Menores
Era el encargado de velar por los intereses de los huérfanos y
menores de edad desprotegidos. Por los registros encontrados en

105
Centro de Estudios Reqiona(es -UIS

las actas de elección y de funcionamiento del Cabildo de Girón,


éste fue un cargo que se creó hada mediados del siglo.

Santa ne,rni,anroa•o
Constituían parte del cuerpo polidvo encargados de mantener
el orden y la moral en los sectores rurales. En los campos asumían
las funciones asignadas a los Alguaciles Mayores, Alcaldes
Provinciales y Alcaldes Ordinarios en la lucha contra algunos
delitos como el abigeato, el control de la "vagancia" y los delitos
públicos, entre otros. Sus funciones terminaban con la
aprehensión de los malhechores y el inicio del proceso, pues no
estaban autorizados para actuar como jueces. No tenían voz ni
voto en el Ayuntamiento ni pertenecían al cuerpo de Regidores,
pues los privilegios y preeminencias las asumía el Alcalde
Provincial. Sin embargo, el cargo era importante porque servía
para destacar a los vecinos más acomodados del sector rural,
que no alcanzaban a obtener ni los cargos vitalicios, ni tampoco
la influencia necesaria para hacerse elegir de primera entre los
principales cargos electivos, y este cargo, el de Alcalde de la
Santa Hermandad, constituía un peldaño que los acercaba
gradualmente a los grupos que controlaban el poder. En el
contexto social de la época, el desempeño de un cargo de esta
naturaleza, simbolizaba el reconocimiento de preeminencias,
influencias o una situación económica que le permitía sobresalir
e iniciar el camino de mejores merecimientos.

Los Alcaldes Partidarios


Aunque los Alcaldes Partidarios no hacían parte de la estructura
del Cabildo, sí constituían parte del poder político de la Provincia,
dado que eran ellos los vecinos acomodados y representativos
de las recién creadas parroquias, de los puertos y de los sitios y
valles que agrupaban pequeños núcleos de población en el sector

106
Poder Pofítico Loca(: CaGi(do de Girón Siqfo XVIII

rural. Sus funciones eran complernentarias a las de los Alcaldes


de la Santa Hermandad, es decir: aprender malhechores y
cuatreros, perseguir los escándalos públicos, levantar sumarios,
y en algunos casos como el de Bucaramanga, podían decidir en
pleitos civiles cuyo monto no pasara de los 100 pesos. En la
Gobernación de Girón se crearon varios cargos de esta naturaleza
en la segunda mitad del siglo XVIII y eran proveídos por el
Cabildo de Girón (AGIV, EPS 8:109-121, 944-960; 20:705-735; 29:278-285.
EPM 3:307-311. Cab 11:831). Cfr. Anexo No. 3

A pesar del protocolo y la solemnidad45 , el día de las elecciones


era uno de los más agitados en la vida política local. La práctica
de consultar ocasionalmente, al Gobernador y a los vecinos más
prestantes, sobre las personas "idóneas" para desempeñar los
principales cargos (AHR, Giró11-]11d: 299r-300v. AGN, Res 37:415), amén de
las intrigas y cábalas que se tejían; generaba expectativa y
comentarios entre los interesados. Lo secreto se convertía en
rumor y ésta en uno de los mecanismos que a veces se utilizaba
para presionar ciertos nombramientos. Los candidatos solían
darse por electos e informaban de ello a sus adeptos,

45
La legislación indiana era bastante explícita en cuanto a la forma como se debían
efectuar las elecciones y a la autononúa que debían tener los Regidores para
efectuar su votación. Ni Virreyes, Presidentes, Oidores, Gobernadores y Alcaldes
Ordinarios, podían obstaculizar el proceso de la libre elección de los diputados
del Cabildo, ni interceder directa o indirectamente, en favor de familiares y
allegados. Inicialmente los Gobernadores podían asistir alas reuniones del Cabildo
y eran los encargados de velar por que el requisito de la Real Confirmación se
cumpliera en forma obligatoria, pues se les ordenaba que "110 consientan ni defen
servir en los Regimientos a ningún Regidor q11e 110 tJtviere tít11lo nuestro". Además debía
vigilar que el Escribano asentara los votos en el libro del Cabildo y que los
Capitulares no firmaran sus votos en blanco, para evitar posibles fraudes. Aunque
los Regidores fueran deudores de la Real Hacienda, podían votar en las elecciones,
excepto cuando la deuda estuviera relacionada con el remate de algún oficio de
la República y su pago no se hubiera efectuado o estuviera vencido. (Cj Recopilación,
1-qeJ) 1, 2, 3, 1, 8, 9,J' 12 Tít 9, /ib 4)

107
Centro de Estudios Reqiona{es -UIS

apercibiéndose para "recibir la vara", cuando aún el Regimiento


no había entrado a sesionar o la reunión no había concluido46 •
Diego Mantilla de los Ríos, Depositario General, afirmaba, a
propósito de las elecciones de 177 5, que
la víspera de año 11t1evo, alg11nos stt_jetos se desvelan toda la noche por
inqmifry saber la elección a ver sip11eden colocar en ella, algt411 santo de su
devoció11 para lograr st1s intentos, y sino lo consiguen se acuestan t/11 rato
con aq11e! delirio y htego se despie1tan diciendo fue ptíblica la elección que
habían pensado la noche anterior (AGN, Res 37:830).

Pero uno de los casos más notables ocurrió en 1788 cuando


Manuel Calderón, yerno del Alférez Real Juan Alonso Carreazo
de gran influencia en el Cabildo, fue designado Alcalde de la
Santa Hermandad, y sus expectativas eran las de ser Alcalde
Ordinario. Al tomar posesión del cargo, Calderón lanzó
improperios e injurias contra el Ayuntamiento y partió en dos la
"vara de la justicia", por considerar que con el nombramiento le
habían hecho padecer "las novedades del vulgo que no do/an de
abochornar', y habían sometido su reputación y conducta a la
'~'rrisión y crítica general' (AGN, Res 57:73v).

Los comentarios, a extramuros de la casa del Cabildo, buscaban


de alguna manera hacer partícipe a la "opinión pública" de los
aconteceres que se sucedían en la lucha por el poder, y eran
éstos uno de los artificios que se utilizaban para señalar la
concentración y el monopolio de los cargos por parte de algún
grupo. Inclusive se presentaron casos en los cuales el "chisme"
cedía su función a los panfletos y pasquines 47 • Al amanecer del

En los Juicios de Residencia que se realizaban a los funcionarios públicos


frecuentemente se mencionaba el "escaso silencio" y "poco sec1~to" que se guardaba
de los asuntos concernientes a las elecciones, y más aún de hacer públicas las
elecciones antes que estas se realizaran. (AGN, Res 58:60r,- 37: 8v, 415r)
47
Colmenares (1989:198), sostiene que durante el período colonial, la "opinión
pública" no existía como factor político, pero que su manejo daba una sensación
de fuerza. Define además al panfleto "1111 raro testimonio q11e il111ni11a la cara oculta de
ttn acontecerpolítico ..." y destaca su importancia para estudiar la vida política colonial.

108
Poáer Político Loca( CaGifrfo áe Giró;1 Siqfo XVIII

año nuevo de 177 5, los transeúntes de la calle real de Girón, se


sorprendieron con unos pasquines pegados en la puerta de la
casa del Cabildo en los que denigraban al Cabildo y publicaban
la elección de los ministros, antes de que se hubieran solen1nizado
en la sala capitular (AGN, Res 37:825). Aunque la explicación que
dio el Alférez Real era la de que los vocales del Cabildo traían
ya hecha la elección y que la reunión sólo servía para confirm.ar
y posesionar a los elegidos; la publicación del pasquín ponía de
presente los rasgos característicos de la vida política en las villas
y ciudades coloniales: la concentración del poder, la
conformación de grupos y facciones, y la lucha que sostenían
esos grupos por alcanzar el reconocimiento social y el control
político a nivel local.

Impugnación de elecciones
En 1755 el Gobernador intentó anular las elecciones
argumentando que no había sido invitado a participar en la
reunión, lo cual invalidaba lo actuado. El motivo de la discordia
había sido la elección de uno de los Alcaldes Ordinarios. En la
etapa de investigación del proceso, el Alférez Real, Manuel
Ordóñez Valdez, confesó que a motu propio había ido a la casa
del Gobernador, el día antes de las elecciones y le había
consultado sobre candidatos para los cargos del Cabildo,
manifestándole aquel su deseo de que fuera elegido don Juan
Velázquez, hermano del exgobernador Pedro Velázquez, a lo cual
el Cabildo en pleno se opuso. Aunque se le pidió otra opción, el
Gobernador se ratificó en el candidato dado, pero el
Ayuntamiento no lo eligió. Por ello, el Gobernador utilizó el
pretexto de su no convocatoria como motivo de invalidez de lo
actuado en dicha reunión ?4.HR, Girón-]ud 10: 2991~300v).

109
Centro de Estu1Íios Reqiona(es -UIS

Otro caso donde el Gobernador de turno, esta vez Gerónimo


Mendoza Hurtado, tomó partido para desconocer una decisión
del Cabildo, fue en la elección del Alcalde Partidario de Río
Negro, en 1799. La Corporación había designado a Juan Ignacio
de Peralta, pero el Gobernador se negó a confirmar este
nombramiento alegando que el designado era hijo natural, que
estaba casado con una mestiza, que era de baja esfera y que no
tenía capacidad administrativa alguna, pues era un hombre
"atropellado y atolondrado"; además de tener causa criminal
pendiente con Juan Buenaventura Ortiz, quien lo había
demandado por calumnia. Aunque el Gobernador ofició al
Cabildo para que nombrara a otro sujeto más idóneo, éste acudió
a la Real Audiencia para que se le respetaran sus fueros y
ratificaran al electo Peralta. La Real Audiencia no sólo confirmó
el cargo sino que sostuvo que el indicado "era de los más a propósito
y apto para desempeñar el citado empleo" (AGN, Gob 15:1-66. En:AHR-Otero
D'Costa, 5: 245-155v). Los orígenes de esta disputa entre el grupo
conformado por el Gobernador, Ortiz y algunos miembros de la
familia de los Nava, contra los García, Salgar y Valenzuela, etc.,
se encuentra en los enfrentamientos que se habían suscitado por
la jurisdicción ordinaria de la parroquia de Bucaramanga y el
remate de las tierras del resguardo.

Un últirno enfrentamiento por la no confirmación de elecciones


realizadas, fue el que adelantó el Gobernador Francisco López
Peralta, en 1802, contra Antonio Ruiz, recién elegido Alcalde
Ordinario de segundo voto, al acusarlo de estar emparentado
con los Regidores Francisco Valenzuela y Julián Rey. Aunque no
hay resolución final del pleito, los acusados protestaron la
decisión del Gobernador y le exigieron confirmara al designado
(AHR, Girón-]11d 1:358-368).

110
PotÍer Po{ítico Loca[ CaGi/ao tÍe Gírón XVIII

El Funcionamiento: reuniones, asistencia y residencia.


Aunque la exigencia de ser "vecino" y ello presuponía tener casa
poblada en el centro urbano, figuraba como un prerrequisito
esencial para acceder a los cargos del Cabildo, la mayoría de las
personas que ostentaron las dignidades de la República tenían
sus actividades económicas en el sector rural, en la medida en
que casi todos eran labradores y hacendados (Recopilació11 ~· 8, Tít 10,
1

Iib 4:99). Esta condición los obligaba a pasar la mayor parte del
tiempo en sus estancias y haciendas y dificultaba la realización
de las reuniones del Cabildo. A mediados de siglo, en 1749,
Francisco Ibero, como Juez de Residencia y Gobernador
designado, ordenó que el Ayuntamiento debía reunirse todos
los lunes en la mañana con la asistencia del Gobernador,
Mayordomo de Propios y el Escribano Público del Cabildo,
además de los Regidores, los cuales serían citados por el Alguacil
Mayor (AHR, Girón-]ud 10:60r-63v).

Las protestas no se hicieron esperar y dos años más tarde, Lorenzo


Costo y Llñán, que había sido varias veces Alcalde Ordinario y
Procurador, manifestaba que "los capitulares estaban ausentes en las
residencias de stts haciendas, como hombres que tienen cifrado stt pasar en
solo éstas, respecto a la pobreza y cortedad del lttgam, y más adelante
afirmaba que «los regidores por ser pobres y J1Jantenerse en stts haciendas
de campo están lo J1Jás del año en ellas por lo qtte no ptteden estar prontos
a las providencias del Cabildo" (AGN, Res 36:882-979). Pedro Velázquez,
Juez de Residencia del gobierno de Ibero y Gobernador elegido
de la Provincia (AGN, Res 57: 250-364), como vecino residente en el
lugar, reconoció la dificultad y conceptuó que los Regidores
únicamente estaban obligados a asistir a las reuniones
extraordinarias, y que el Cabildo podría nombrar diputado por
meses y más, para que durante este lapso de tiempo permaneciera
en la ciudad y cumpliera con su comisión o diputación. La
medida, tomada porVelázquez, disolvía prácticamente el Cabildo

111
Centro de Estudios Reqionaíes -UIS

al desaparecer la obligatoriedad de concurrencia a las sesiones


ordinarias, pues las extraordinarias sólo se realizaban
eventualmente, hasta el punto que durante sus años de gobierno
no hay constancia de que se haya realizado alguna48 • Aunque el
espíritu de cuerpo de la institución desaparecía de un plumazo,
para los Regidores era una solución pragmática que los liberaba
de la tediosa labor que les había impuesto Ibero, acorde con la
legislación indiana, de asistir semanahnente a las sesiones del
Cabildo, gesto que supieron agradecer llegado el momento de
enjuiciar el Gobierno de Velázquez 49 • En la década siguiente, el
gobernador Francisco Baraya y Lacampa acordó con el
Ayuntamiento que únicamente se congregara una vez al mes,
dado que "no se podía tener residencia en aqttel lugarpor lo desietto" (AGN,
Res 58:164r).

Pero a pesar de las dificultades para realizar las reuniones y para


que asistieran los miembros del Cabildo, todo indica que se
programaban anualmente un buen número de sesiones y que la
participación de los Regidores era significativa. Tomado el año
de 1784, para analizar este aspecto en particular, se comprobó
que se efectuaron 22 reuniones y que a ellas concurrieron los
Alcaldes Ordinarios, Alférez Real, Fiel Ejecutor, Alguacil Mayor
y el Depositario General todas las veces, el Alcalde Provincial
faltó en dos ocasiones y el Regidor Decano, Buenaventura
Mantilla de los Ríos, en cinco (A.HR, Girón-]ud 1:292-323).

Sin embargo, esto no exceptúa los frecuentes rechazos a las


solicitudes de permanecer en la ciudad y de asistir a las sesiones
que manifestaron algunos de los Regidores, en ciertos períodos.
Las reuniones extraordinarias sólo se realizaban en casos de urgente necesidad y
previa la convocatoria de todos los capitulares (fucopilació11, Ley 1, tít 9, Lib 4: 96).
Es quizás ésta una de las razones que explica por qué en el Juicio de Residencia del
Gobierno de Velázquez, sólo se evaluó su gestión como Gobernador,
desapareciendo las demás autoridades, y que las declaraciones sólo destaquen los
aspectos positivos de su gestión. (A.GN, Res 57:250-364)

112
Poier Po(ítico Locaf: Ca{Ji(io tÍe Girón Siq(o XVIII

El Alguacil Mayor, Fernando Nieto de Paz, de gran influencia


en el Ayuntamiento durante los años sesenta, acusado de no
asistir a las reuniones del Cabildo, manifestó que "no me parece
hqya de residir contimtamente en un lugar tan solitatio como éste1 donde
sólo se ve gente los domingos por la mañana1 dado qtte todos viven fltera;
además que el empleo no produce ni para los zapatos", y que si se
ofrecía algún inventario, aunque fuera en el campo, lo hacían los
Alcaldes Ordinarios (A.GN, Res 58:148r).

La discusión sobre la problemática relacionada con la


periodicidad de las reuniones, asistencia y residencia de los
Regidores en la ciudad; era utilizada por los Gobernadores como
un mecanismo de presión para dirimir conflictos con el Cabildo
local. Los Gobernadores, apoyados a veces en los
pronunciamientos de los Procuradores 50 y en la legislación indiana
que reglamentaba estos aspectos, les exigían a los miembros de
los Cabildos el estricto cumplimiento de lo estipulado en las
normas, desconociendo las prácticas introducidas por la
costumbre y aún, los acuerdos previos entre Gobernadores y
Cabildantes. Como se ha anotado, para finales de siglo, el Cabildo
de Girón se reunía ordinariamente una vez al mes y
extraordinariamente cuando la situación así lo demandaba. Sin
embargo, el Gobernador Gerónimo de Mendoza Hurtado, le
ordenó al Escribano, en junio de 1796, notificar a los miembros
del Cabildo 51 que
no salgan de la ciudady sus arrabales sino es en los tiempos q11e les conceda
la lry (...)y q11e cuando hqyan de usar de esta jhmqt1icia, se presenten a
pedir la venia a este gobierno, asípara que conste st1 legítima a11se11cia, como
para qt1e el Escribano anote el día de la partida y qtte se sepa criando se

En 1750, el Procurador General solicitaba que el Cabildo debía reunirse por lo


menos una vez a la semana. (A.HR, Girón-J11d 10: 169r-111)
51
Este Cabildo estaba integrado por Adriano de Salas, Miguel Hernández, Josef
Antonio Salgar, Buenaventura Mantilla, Antonio Mantilla, Josef Baltazar Nieto
de Paz, Julián Rey García y Francisco Valenzuela

1 13
Centro áe Estudios Reqiona{es -UIS

ct1mple el tiempo en qt1e deben ser restitmdos a la cit1dad, para qtte hC!J'ª
ret111ión todos !os lunes y traten los asttntos concemientes al bt1en orden de
la república, atiendan las peticionesy provisiomsy asistan a la carnimia,
hospita~ empedrado y aseo de la cittdad, (para lo c11alj desde la próxima
semana han de co11ct1mrt1no a la carnicería, otro al hospitaly otro al reparo
de las callesy limpieza de la ciudad(. ..) (AGN, Cab 8: 1r-1v ).

Una lectura desprevenida de esta notificación podría servir para


señalar la manera como un funcionario acucioso se preocupaba
por que los Regidores cumplieran con sus obligaciones; pero lo
cierto es que detrás de ese lenguaje imperativo y de esos desvelos
por el bienestar de la "república", soterradamente se estaba
librando uno de los más agudos conflictos que se suscitaron entre
los Gobernadores y los Cabildantes a lo largo del siglo XVIII. La
piedra de escándalo que motivó la reacción del Gobernador, fue
la no aprobación inmediata de las fianzas que su hijo, Gerónimo
de Mendoza y Galavis, había presentado al Ayuntamiento para
posesionarse como Administrador de la Renta de Alcabalas del
distrito. A sabiendas que el Cabildo sólo se reunía mensualmente
y a la llegada de los correos, y que la mayoría de sus miembros
residían, buena parte del tiempo, en sus estancias y labranzas,
quebrantando con ello lo estipulado en las leyes de indias 52; al
Gobernador sólo le bastó hacer uso de ellas para poner en apuros
a los miembros del Cabildo y crear la duda sobre la necesidad y
eficiencia de la institución, al afirmar además, en una carta que
le envió al Virrey, que "el cabildo es sólo en el nombre> sus providencias
son equivocadas en la justicia> no tratan mas que de vengar pasiones, sus
errores son a montonesy sus aciertos aún ni por casualidad. .. " (AGN, Cab 8:
9r-10v).

Los miembros del Cabildo develaron los reales intereses que


movían al Gobernador y trataron de demostrar que una reunión
mensual bastaba para conocer y resolver los asuntos que se eNeN
52
"Que los Regidores asistan en las ciudades, vil/asy lugares de donde lo fueren" (Recopilación,
Ley 8 tit 10 Llb 4:99)

114
Poder Pofítico Loca( CaGiMo de Girón Siqfo XVIII

presentaban en la Provincia, pero ni el concepto del asesor letrado,


ni el del Fiscal de la Real Audiencia los favoreció. El primero les
recomendó que le solicitaran al Gobernador, ''por puro amor a la
paZJ>, licencia para ir a sus haciendas, y el segundo anotó que «es
mttJ conducente a que desempeifrn las obligaciones de padres de la patria
en que se hallan constituidos con la exactitud que corresponde y exige la
utilidad y beneficio público ... "(AGN, Cab 1:441-442). Frente a una
acusación que cuestionaba el fundamento mismo de los cargos
de los Regidores y el cumplimiento de sus funciones, consagradas
en la ley, era muy difícil que las Cabildantes obtuvieran algún
concepto favorable para su causa.

Más allá de las motivaciones e intenciones que habían originado


esta colisión entre los poderes locales 53, hay que anotar que la
presión y las medidas desplegadas para que los Regidores
permanecieran en la ciudad, tendían a favorecer a los grupos de
comerciantes y burócratas cuyas actividades económicas tenían
como escenario el espacio urbano principalmente, pues para los
hacendados y labradores, el oficio de Regidor se hacía "odioso en
Girón", ante la disyuntiva planteada de atender personalmente
sus haciendas y labranzas -base de su subsistencia- o habitar
permanentemente en la ciudad para atender los oficios del
Cabildo.

La tensión entre el Cabildo y los Gobernador por la asistencia y


residencia en la dudad de los Regidores, debió ceder porque
durante el período no se registró ningún tipo de renuncia a los
cargos vitalicios, ni tampoco en el control de los cargos electivos.

53
En el proceso los Cabildantes acusarían al Gobernador de extralimitarse en sus
funciones, de obstruir la labor de los jueces y de autorizar juegos prohibidos. El
Gobernador a su vez, consiguió que el Escribano certificara el abandono de las
funciones por parte de los Regidores y realizó una información para demostrar lo
anterior y los excesivos privilegios de que gozaban los Cabildantes. (AGN, Cab
1:364-409)

1 15
Centro de Est1tdios Reqiona(es -UIS

Sin embargo, las disputas se trasladaron al terreno de las


jurisdicciones y las competencias para nombrar funcionarios, y
al acataniiento y cumplimiento de las provisiones reales.

MECANISMOS DE ASCENSO POLÍTICO

El análisis de la información contenida en el anexo 3 permite


deducir algunas de las reglas que garantizaban el funcionamiento
de las estructuras de poder y le daban cierta lógica al poder
político local en las villas y ciudades coloniales.

En primer lugar existía una gradación u orden jerárquico en los


cargos electivos, el cual debían recorrer muchos de los aspirantes
a los cargos privilegiados. El orden ascendente era: Mayordomo,
Alcalde de la Santa Hermandad, Procurador, Alcalde Ordinario
de segundo voto y Alcalde Ordinario de primer voto. Veamos
esta dinániica en la siguiente tabla

TABLA 6. Orden ascendente en el poder político local


MAYORDOMO ASH PROCURADOR A02 AOl
24 13/4 3/1 4/3 4/0
40 913 12/1 19/0
28 915 19/7
11 11/2
Fuente: Basado en la información del Anexo No. 1.
ASH= Alcalde de la Santa Hermandad; AOi = Alcalde Ordinario de primer
voto; A02= Alcalde Ordinario de segundo voto.

Se observa como 24 Mayordomos (65% del total) ascendieron


en la espiral del poder político local, pues trece fueron
posteriormente ASH, tres lograron ser Procuradores y ocho
llegaron a ser Alcaldes Ordinarios. El 38% del total de los
Alcaldes de la Santa Hermandad igualmente ascienden en dicha
escala, pues nueve fueron posteriormente Procuradores y 31 de

116
Poáer Po{ítico Locaf: CaMáo áe Girón Síqfo XVIII

ellos alcanzaron a ser Alcaldes Ordinarios. En el caso de los


Procuradores, el guarismo es mucho más alto, dado que el 58%
del total se convierten en Alcaldes Ordinarios. Esta lógica se se
mantiene aún en el caso de los Alcaldes Ordinarios, pues más
del 25% de los de Segundo Voto llegan a ser de Primer Voto o
Más Antiguos, mientras que sólo el 3% de los de primero
descienden. En términos generales se observa cómo 103
miembros del Cabildo logran ascender, mientras que sólo 35 de
ellos realizan el proceso inverso.

Desde el punto de vista de los miembros de elección el cargo


mas preciado era el de Alcalde Ordinario de primero voto, dado
que presidía el Cabildo y los actos públicos y tenía precedencia
sobre los demás cargos electivos. El valor y significado que tenían
estos aspectos para los miembros de la elite local, se puede.
vislumbrar a través del pleito que formuló Ignacio Gutiérrez para
hacerse nombrar como Alcalde Ordinario de primer voto en 1774.
En las elecciones de enero de ese año, los Regidores y Alcaldes
Ordinarios, habían elegido a Antonio de Salgar y Latorre, como
Alcalde Ordinario de primer voto e Ignacio Gutiérrez Lasso,
como Alcalde Ordinario .de segundo voto. Cuando éste último
fue informado, se negó a posesionarse y apeló al Virrey, alegando
que si bien era cierto que Salgar y Latorre era español y tenía 35
años de vecindad y que durante ese tiempo había ejercido la
vara de la justicia varias yeces, él, Gutiérrez Lasso, lo aventajaba
en ser "patricio oriundo de la cittdad descendiente de los fundadores y
como a tal según la lry me prefiere en dicha antigüedad'~ además de
haber ocupado varios cargos en el Cabildo Municipal desde la
década de los cuarenta. El Virrey zanjó el pleito al decidir que a
Gutiérrez lo acompañaban sus derechos y que por ende se le
conceda el cargo de Alcalde Ordinario de primero voto, después
de los seis primeros meses del año0GN, EPS 12: 979-996)

117
Centro áe Estudios Reqionafes-UIS

En segundo lugar, el índice de reelecciones fue relativamente


bajo 54 y la lucha por hacerse reelegir fue paralela al orden de
importancia de los cargos: en el caso de los Mayordomos sólo
fueron reelegidos el 2. 7% del total, en el cargo de Alcalde de la
Santa Hermandad hubo cinco (4.7%), en el de Procurador ocho
(16.3%), en el de Alcalde Ordinario de segundo voto, seis (14%)
y en el de Alcalde Ordinario de primero voto se presentaron
veintidós reelecciones (25.2% del total). En éste último caso,
se presentaron 1O reelecciones por tres veces, en las demás sólo
lograron hacerse elegir por dos veces, algunas de ellas en forma
consecutiva, pues la ley (Recopilación, Lry 1, tít. 10, /ib 4: 98) sólo impedía
la reelección consecutiva en el caso de los miembros del Cabildo
que tuvieran voz y voto, es decir en el caso de los Alcaldes
Ordinarios 55 • Pero a pesar de la prohibición de la ley en Girón
se presentaron varios casos como los de Agustín Ramírez
Carrisoza (1715-1716) Manuel Gutiérrez Calderón y Pedro Martín
Nieto (1716 y 1718); Joseph Salas Solano (1757-59), Adriano
Salas (1785-1786), Joseph Antonio Salgar (1791-1792), etc.
Aunque los índices de reelección no resulten altamente
significativos para señalar la concentración del poder, hay que
anotar que éste se dio mediante el estrechamiento de las
relaciones de parentesco.

En tercer lugar existía una estrecha relación entre los oficios


vitalicios y los cargos electivos.

Los cargos electivos podían constituir un primer nivel de


acercamiento a las estructuras de poder del Cabildo y tomar la
decisión o no de entrar a formar parte de los miembros vitalicios
del mismo. Pero el ejercicio o la renuncia del oficio vitalicio no

54
En el trabajo realizado por Luis Wiesner (1991: 294) para el Cabildo de Tunja en
el siglo XVII, el índice de reelección en el caso de los Alcaldes Ordinarios es del
orden del 55%.
55
Es lo que Costantino Bayle (1952:114-115) denomina la "ley del hueco"

118
Poder Político Locaf: CaEi/do de Girón Siq{o XVIII

TABLA 7. Cargos vitalicios/Electivos


CARGO ANTES EN EJERCICIO DESPUES
AO.l 5 5 7
A0.2 4 1 1
PROCURADOR 3 1 4
ASH 5 1 1
MAYORDOMO 1 1 2
TOTAL 18
Fuente: Basado en el Anexo No. i
9 15 :
AO. 1= Alcalde Ordinario de primer voto; A0.2 = Alcalde ordinario de segundo voto;
ASH= Alcalde de la Santa Hermandad

lo alejaba por completo del desempeño de los cargos del Cabildo.


De hecho, el Alférez Real o el Regidor másantiguo debían
reemplazar a los Alcaldes Ordinarios cuando éstos se ausentaran
temporal o definitivamente (fucopilación, Ley 31, tít 3, lib 5/ 6•

En cuarto lugar había muchas dificultades y aún sanciones para


quien se negara a desempeñar un cargo para el cual hubiera sido
elegido. Algunas de las causales que se exponían eran las de la
"vefez', "crecida familia", "haber servido a la reptíblica", o la de
padecer una enfermedad. Pero además de la negativa y exposición
de motivos del candidato, el Cabildo trataba de comprobar tales
hechos. Uno de los pocos casos que se registra al respecto es el
de Gabriel Duarte, nombrado como Alcalde Partidario de
Piedecuesta, quién alegó que no se podía posesionar por padecer
"un chancro o lepra" que le cobijaba la espalda y sin embargo para
nombrar su reemplazo, el Cabildo le realizó una visita (AHR, Girón-
Jud 1:367).

56
En 1792, cuando murió el Alcalde Ordinario de primer voto, el Alférez Real Josef
Antonio Salgar lo reemplazó durante el período. Juan Alonso Carreazo, igualmente
fue elegido en dos ocasiones como Alcalde Ordinario, aunque en una de ellas ni
siquiera se posesionó, pues se encontraba en la capital del Reino. (AGN, EPS 14:
181-190)

119
EL EJERCICIO DE LA POLITICA

OCUPACIÓN Y RIQUEZA DE LOS CABILDANTES

Durante buena parte del siglo XVII, y aún a comienzos del XVIII,
el Cabildo de Girón estuvo controlado por personas que, además
de poseer los cargos de Regidores o desempeñar funciones en la
institución, ostentaban algún título militar. Esta situación fue el
resultado de la forma como se constituyó la ciudad y del
reconocimiento que el Estado español hacía a las huestes
conquistadores. El camino de los merecimientos se iniciaba con
la vinculación a campañas de conquista y dominación de
sociedades indígenas o de guerras externas, seguía con la
participación en la fundación de villas y ciudades y se
complementaba con la realización de empréstitos y donativos a
la Real Hacienda. Aunque el orden no siempre era el mismo, los
merecimientos iban constituyendo un bien intangible que se
acumulaba generación tras generación y que se utilizaba, en un
momento determinado, para reclamar recornpensas o
retribuciones. Entre estas figuraban el derecho a la participación
burocrática y política, la obtención de beneficios económicos en
la explotación de los recursos productivos y concesión de
abastos, y obviamente el reconocimiento social mediante la
concesión de títulos militares y aún títulos de nobleza .

. Las carnpañas militares que Mantilla de los Ríos realizó contra


los Yariguies y la fundación de la ciudad de Girón, le permitieron
usufructuar, junto con sus descendientes, el poder político local
Centro de Estudios Reqiona(es -UIS

durante casi un siglo 57 • Francisco Mantilla de los Ríos, Maese de


Campo, fue Gobernador hasta 1632; Francisco Mantilla de los
Ríos, su primo, nombrado como Capitán, fue Gobernador hasta
1680; Diego Mantilla de los Ríos, hijo del anterior, sería Alguacil
Mayor y luego Gobernador hasta 1711; sucediéndole en el cargo
hasta 1722, su hijo Andrés Mantilla de los Ríos, quien además
había obtenido el título de Maese de Campo (&strepo, 1936). Pero
estos no serían los únicos casos en los cuales se combinarían
títulos y cargos: el Capitán Bernabé de Navas, sería Gobernador
entre 1723-1727, Juez Subdelegado de Tierras y Alcalde
Ordinario en 1736; el Maese de Campo Pedro Velázquez fue
Gobernador en dos ocasiones (1727-1736, 1751-1753) y Alcalde
Ordinario en 1746 y 17 51; los Capitanes Domingo Díaz
Bustamante y Francisco Mantilla de los Ríos serían Alférez Real;
y Depositarios Generales los Capitanes Manuel Gutiérrez
Calderón y Francisco Mantilla de los Ríos.

La preponderancia de los títulos militares y su estrecha relación


con el poder político local, obedeció indudablemente al proceso
inicial de afianzamiento de la ciudad, pues luego pasaron a un
segundo plano y sólo con la crisis de los Comuneros se volvió a
dar esta vinculación58 • La práctica desaparición del cuerpo militar
era posible por que en las pequeñas villas y ciudades coloniales,
las funciones de policía eran ejercidas por los miembros del
57
En la Capitulación que Francisco Mantilla de los Ríos firmó con la Real Audiencia
se estipuló que podría ejercer la Gobernación durante tres vidas. En 1666 sus
descendientes, solicitaron la ampliación de dicha concesión a dos vidas más, a
cambio de cinco mil pesos que pagarían en tercias a la Real Hacienda. (AGN, PS 1:
477ij
58
En 1781, el Virrey ye! Gobernador nombraron como Capitanes aJosef Valdivieso,
Ignacio Na vas, Ignacio Gutiérrez, Nicolás Villar, Ignacio Calderón, Eusebio Calderón,
Josef Antonio Serrano yJosef Antonio Salgar; como Sargento Mayor fue nombrado
Miguel Ordóñez Valdez. La mayoria de los nombramientos recayeron en los miembros
activos del Cabildo de ese año. Previamente sólo habían accedido a títulos Salvador
Navarro Moreno como Capitán, Francisco Benítez como Sargento Mayor y
Buenaventura Mantilla de los Ríps como Maese de Campo.

122
PoiÍer Po[ítico Loca( CaGiMo ife Girón Siq[o XVIII

Cabildo y la defensa de la ciudad o del Estado no constituía una


necesidad latente. Los títulos militares tenían entonces un
carácter honorífico y ceremonial (RodríglleZJ 1992:66), pues ellos
concedían distinciones y privilegios como los de portar armas,
ocupar lugares de preeminencia en desfiles y procesiones, y no
ser procesados por la justicia ordinaria. De hecho la mayoría de
estos títulos recayeron en miembros de las familias beneméritas
de la ciudad, o en españoles recién llegados que se emparentaron
con aquellas familias.

Pero además de los cargos militares y burocráticos, la mayoría


de los miembros del Cabildo estaban vinculados a las actividades
productivas y comerciales. La estructura de la economía regional
no posibilitó la conformación de grandes fortunas, dado que ni
la gran minería, ni la gran hacienda, tuvieron asiento en la región
y ello necesarian1ente se tenía que reflejar en la magnitud del
capital acumulado, tal y como se expresa en la tabla, donde la
riqueza de la mayoría de los Cabildantes oscila entre los 10.000
y los 20.000 pesos, siendo excepcional el caso de Juan Alonso
Carreazo que superó los 82.000 pesos 59 (ver tabla 8)

La identificación de las actividades productivas que realizaban


los miembros del Cabildo permitió constatar que la mayoría de
ellos estaban dedicados a las labores agrícolas y ganaderas de la
región. Como comerciantes sólo encontramos 18 cabildantes,
pero en su mayoría, siguiendo los inventarios de sus bienes, sólo
pueden catalogarse como tratantes, es decir que se dedicaban al
comercio al por menor y regional en pequeña escala; y sólo uno,
Juan Alonso Carreazo, podía resistir el rótulo de mercader, en la

59
Para determinara la acumulación de capital, la cuantificación de la información
testamentaria ofreció pues algunas dificultades en su rnayoría pues sólo contiene
los inventarios de los bienes. Sólo en las mortuorias donde se registran detallados
inventarios y avalúas, se especificaban los precios de los bienes.

123
Centro ríe Esturfios Reqiona(es -UIS

medida en que tenía vinculaciones comerciales en Mompox,


Cartagena, Zulia y aún directamente con España, a través de la
sociedad que mantenía con sus hermanos. Carreazo remató el
cargo de Alférez Real en 1756 y lo ejerció durante 33 años, hasta
su muerte.
TABLA 8. Acumulación de riqueza. Miembros del Cabildo de Girón.
Siglo XVIII.
NOMBRE DOTE CAPITAL AVALUO
FINAL
Benítez, Juan Francisco 600 ¡¡ 2784*
Carrezo, Juan Alonso 300 12000 82000
Céspedes, Antonio 366 ¡¡ 980
Díaz de Aranda, Francisco ¡¡ CI 7019
García, Antonio 6282 1700 10828
Gutiérrez de los Ríos, 389 2900 12316
Francisco
Gutiérrez Lasso, Domingo 331 5000 16847
Mantilla de los Ríos y Navas, 600 6000 14000**
Diego
Mantilla de los Ríos, Joseph 770 437 3543
Vlartín Nieto, Francisco 300 300 10229
\Javas, Bernabé 800 7391 22975**
Salas, Adriano 1000 600 13401
Serrano Durán, Manuel CI CI 13049
ernando

* Pesos de plata de 8 reales. ** Se casaron dos veces


Fuente: AHR, Girón-Not 1702-1736:407-447; 1755-1756:66r-71; 1757-
1758:127-135; 1754-1767:326-327; 176H769:125r-130v, 436r-437v;
1777-1779:35-14v; 1789-1790:112r-126v; 1791-1792: 28r-v; 1795-1796:27-
51. AHR, Girón-Jud, 10:305r-497v; 19:1-11; 21:137-270; 22: 94r-191;
51 :191 -239; 52:41-47; 325:36r-i 49; 1040:340r-416.

Este rico comerciante español había llegado a Girón a finales de


la década de los cuarenta y contrajo matrimonio con Feliciana
Serrano Martín Nieto, descendiente de una de las familias
beneméritas de la ciudad. Aunque esta relación matrimonial poco
aportó a su fortuna, dado que la dote que recibió su esposa apenas

124
Poríer Po(ítico Loca( Caíiildo ríe Gírón Siqló XVIII

fue de 300 pesos, sí le permitió establecer vínculos de parentesco


con una de las familias más tradicionales de la ciudad. Poco
después adquirió el cargo de Alférez Real y durante el tiempo
que lo ejerció constituyó una an1plia red, tejida por relaciones de
compadrazgo, parentesco y de intereses comerciales que lo
convirtieron en uno de los hombres más influyentes de la región.

Las actividades comerciales de Carreazo estaban apoyadas por una


red familiar que le permitía abastecer y enlazar las producciones del
oriente del Reino (Girón, Socorro, San Gil, Pamplona) con las de
Mompox y Cartagena; pues en Mompox estaba su hermano
Francisco Alonso Carreazo y en Cartagena estaba radicado otro
hermano suyo, Lorenzo Alonso Carreazo, quien mantenía relaciones
mercantiles con España. Al final de su vida, Juan Alonso era uno
de los hombres más ricos de la región, cuya fortuna superaba los
80.000 patacones, lo que le permitió dotar muy bien a sus cuatro
hijas dándoles a cada una 2094 patacones y casándolas además con
cabildantes descendientes de las mejores familias de Girón (AHR,
Girón-jud 2, G11emro, 1993). º (ver tabla 9)
6

El análisis de la relación entre el poder político local y la actividad


comercial permite constatar, además de lo señalado, cómo el cargo
vitalicio más importante, el de Alférez Real, fue controlado por
con1erciantes en tres ocasiones, quienes lo detentaron durante la
mayor parte del siglo; iguahnente que de los españoles identificados
cuatro estaban dedicados ala actividad comercial y que la condición
de comerciante no fue un obstáculo para pertenecer a la institución
como aconteció en otros Cabildos (Colmenares, 1983:144). Exceptuando
60
Este no fue el único caso, y fortunas superiores a los 10.000 patacones ostentaron
otros cabildantes, entre ellos Bernabé de Navas, Domingo Gutiérrez Lasso, Diego
Mantilla de los Ríos y Navas, Adriano de Salas, Manuel Fernando Serrano Durán,
Francisco Gutiérrez de los Ríos, Antonio García y Francisco Martín Nieto. Algunos
de ellos no hicieron postulación por cargo alguno, pero sí estuvieron
permanentemente haciendo parte del Cabildo local a través de los cargos de
elección anual.

125
Celltro ie Estudios Reqiona(es - UIS

TABLA 9. Propietarios Rurales de la Gobernación de Girón i 700-i 8i O

rmol
1755
NOMBRE

Benftez, Francisco Antonio


HAC. EST. GLO. PEO GAN ESCL CACAO*

1 3
1778 Benftez, Josef Apolinar 2.5 1 183 8 1700
1765 Benftez, Juan Francisco 1 1 4
1797 Calderón Arenas, J. Antonio 1 0.5 1 16 9
1799 Calderón, lqnacio Javier 3 105 11
1789 Carreazo, Juan Alonso 1 2 6
1766 Consuegra, Buenaventura 1 44 3
1782 Dfaz de Aranda, Francisco 2 28 9 1600
1761 Garcfa, Antonio 1 3 1 20 16597
1762 Garcfa Jaen, Antonio 2.5 250 14
1732 Guerrero, Ignacio 3 6 200
Gutiérrez Calderón, Josef 1 0.5 14 10
1735 Gutiérrez Lasso, Dominqo 14 7 6350
1797 Gutiérrez Lasso, Francisco 1 3 1 270 2
1800 Gutiérrez de los Rfos, 3 1 3 154 4 10630
Francisco
1735 Mantilla de los Rios, Juan 4 2 245 6
1757 Mantilla de los Rios, Vicente 4.5 1 250 10
1755 Martfn Nieto, Francisco 1 106 9
1758 Martfn Nieto, Juan 1 3
Martfn Nieto, Miguel 0.5 16 9
1756 Martfn Nieto, Pedro 10 281
1758 Navas, Bernabé de 1 28 1 142 8
1782 Navas, Feliipe de 3 71 1
1765 Navas, Ignacio de 1 2 2.5 77 11
1796 Ordófiez Valdez, Ignacio 4.5 10 111 7
1794 Ordófiez Valdez, Miquel 2.5 43
1811 Ordóñez Valdez, Antonio 2.5 43
1762 Pérez Arenas, Francisco J. 3 48 2
1771 Rev, Dominqo 1.5 2
1791 Rocha Medrano, lqnacio 1 1 12 5
1794 Salas, Adriano de 1 8 280 17 12000
1784 Serrano D., Manuel F. 1 1 92 6 9010
1758 Serrano Solano, Baltazar 1 3 83 8
Hac: haciendas; Est :Estancias; Glo:Globo de tierra; Ped:Pedazo de tierra;
Gan:Ganado; Escl: Esclavos* Matas
Fuente: AHR, Girón-Not. Testamentos y Mortuorias, 1702-1736:407-447, 519-563;
1755-1756:66r-71, 100-106, 143-149; 1757-1758:79-83, 127-135, 164-168, 273-
275; 1754-1757:326-327; 1759-1767:190-191, 360-364; 1761-1769:90-96, 190-193,
125r-130v, 436r-437v, 536-540; 1770-1775:358-360; 1777-1779:35-14v; 1776-1782:
354r-362v; 1782-1786:75-77; 1787-1789:428-430; 1789-1790:112r-126v; 1791-
1792:228r-v; 1793-1794:426-431; 1795-1796:27-51, 381-392; 1797-1798:113-128.
AHR, Girón-Jud, 10:305r-497v; 17:151-134, 19:1-11; 20:108-171; 21 :137-270; 22:94r-
191; 51:191-239; 52:41-47; 325:36r-149; 1040:340r-416

126
Poder Po{ítico Loca( Cafii[Jo de Gírón Siqfo XVIII

entonces los casos de algunos comerciantes y unos cuantos "abogados


de la Real AHdiencid' que hicieron parte del Cabildo, la base de la
riqueza de la mayoría de sus integrantes, estuvo conformada por
propiedades rurales que eran atendidas personalmente por sus
propietarios, entre ellas haciendas, estancias, entablas e ingenios,
donde cultivaban cacao, caña y plátano, y mantenían sus ganados 61

LAS ALIANZAS MATRIMONIALES

Los mecanismos políticos de selección y elección de los miembros


del Cabildo, fundamentados en las calidades (origen y nobleza),
favorecían clararnente al grupo social de los españoles. Pero a rnedida
que avanzaba la Colonia las estructuras políticas locales devinieron
en poder de grupos que llevaban varias generaciones asentados en
América, quienes tuvieron que acudir una y otra vez a sus genealogías
para demostrar y sustentar aquellas calidades y evitar que fueran
subordinados social y políticamente (Colmenares, 1990:3-20). Una de las
estrategias básicas para mantener la "liJJJpieza de sangre" y perpetuar
el control del poder fue la de establecer vínculos de parentesco con
las personas que reunían aquellos requisitos, pero esto era cada vez
n1ás dificil dado que las migraciones a América disminuyeron
ostensiblemente y los pocos españoles que llegaban preferían
ubicarse en los grandes centros comerciales, mineros y
administrativos, en lugar de adentrarse en las pequeñas villas y
ciudades sin mayor lustre ni prestigio. Sin embargo, estos lugares
ofrecían grandes oportunidades a los pocos españoles que llegaban, .
pues a través de ellos las élites locales buscaban realzar su estatus,
siendo rápidamente cooptados mediante las alianzas
matrimoniales.

61
Curiosamente el tabaco y el algodón, productos característicos de la región,
aparecieron excepcionahnente en algunos inventarios, lo que hace suponer que
estos productos eran cultivados básicamente por campesinos y su renta apropiada
por los grandes propietarios.

127
Centro Je Estudios Reqionafes -UIS

En sus inicios la migración española a Girón no parece haber


sido muy alta, si tenemos en cuenta que el fundador nombró
como integrantes del primer Cabildo a miembros de las familias
asentadas con anterioridad en la región, y que durante mucho
tiempo el asentamiento humano no creció significativamente.
Pero a partir de la segunda mitad del siglo XVII y comienzos del
siglo XVIII arribaron a la ciudad algunos españoles que se
establecieron en la región y consolidaron fuertes estructuras de
parentesco entre sí62 (anexo 2).

Un caso bien ilustrativo es el del Capitán Francisco Fernández


Mantilla de los Ríos 63 • Recién llegado a la ciudad contrajo nupcias
con María Martín Nieto, hija de uno de los fundadores y ocupó
el cargo de Alcalde Ordinario en dos ocasiones. Este sería el
inicio de uno de los troncos familiares que consolidó su influencia
y poder con todo tipo de alianzas, pues casi todas sus hijas se
casaron con españoles que apenas estaban desempacando sus
maletas, y sus hijos contrajeron nupcias con doncellas, hijas de
familias tradicionales pertenecientes al Cabildo. Veamos: Toribia,
una de sus bijas se casó con el español Juan García Valdivieso;
Manuela, lo hizo con el español y cabildante Manuel Gutiérrez
62
A través de las diversas fuentes fue posible confirmar que un total de treinta y dos
españoles participaron políticamente en la ciudad. Entre los más importantes
figuran Francisco Fernández Mantilla de los Ríos, Domingo de Navas, Bernabé
de Navas, Manuel Gutiérrez Calderón, Manuel Ordóñez Valdez, Lorenzo Costo
y Liñán, Domingo Gutiérrez Lasso, Francisco Hernández Puyana, Juan García
Valdivieso, Ignacio Guerrero, Joseph Fernández de Valenzuela, Bartolomé
González de Noriega, Joseph Solano de Salas, Juan Alonso Carreazo.
63
Este tercer Francisco Fernández Mantilla de los Ríos parece haber llegado a la
región, proveniente de España, en los años de 1670. A pesar de ostentar los
mismos apellidos de los fundadores de la ciudad, en ninguno de los múltiples
litigios jurídicos en que participó esta familia, se abrogó los derechos, ni reclamó
los privilegios que se le concedían a los beneméritos fundadores; lo cual hace
pensar que no existía ningún parentesco con los otros Mantilla de los Ríos. Para
evitar las confusiones existentes en algunas publicaciones, respecto a este tema,
y núentras se encuentra documentación que aclare la situación, metodológicamente
los tratamos por separado (A1artínezy Guemro, 1995).

128
ESQUEMA 3: GENEALOGIA MANTILLA
DELOSRIOS
PoJer Po{ítico Locaf: Cabi(Jo Je Girón Siq{o XVIII

Calderón; Josefa, con el español Bernabé de Navas, quien luego


sería Gobernador de la Provincia; Tomasa, con el español y
cabildante Domingo de Navas. Juan y l\figuel, dos de sus hijos,
se casaron respectivamente con las hermanas l\faría y ]\l[icaela
de Arenas, hijas del cabildante Felipe de Arenas; Manuel, contrajo
nupcias con Angela de las Heras Pantoja. Las nietas y nietos
continuaron consolidando esta estructura: María, Paula, Isabel
y Josefa, se casaron con los españoles Juan José Puyana, Felipe
Carlos de Aguilera, Ignacio Guerrero y Manuel Ordóñez Valdez,
respectivamente.

Otros españoles que lograron emparentarse muy bien fueron:


Bartolomé González de Noriega,Joseph Solano de Salas e Ignacio
Rubiría que contrajeron nupcias con tres hijas del Gobernador
Bernabé de Navas y nietas de Mantilla de los Ríos; Joseph
Fernández de Valenzuela y Domingo Gutiérrez Las so, quienes
se casaron con las nietas de Juan Martín Nieto, miembro de una
de las familias beneméritas de la dudad.

En la consolidación de las estructuras de parentesco resultaba


mucho más importante el establecimiento de los vínculos sociales
y políticos 64 que la simple relación económica, pues normalmente
las dotes que debían entregar los patricios de la ciudad a los
españoles recién llegados eran mucho más altas que los aportes
de capital que hadan aquellos. Francisco Mantilla de los Ríos,
por ejemplo, entregó a cada una de sus hijas una dote de 1836
pesos, lo cual era toda una fortuna si consideramos los volúmenes
de capital que se lograban acumular en la región. Pero igualmente
podía suceder lo contrario cuando el interesado en establecer
vínculos firmes en la ciudad era el recién llegado, como fue el
64
Nicolleti (1987:106) refiriéndose al caso de Buenos Aires, anota que "los lazos de
sangre parecieron tener una vital ivtporlancia, unían fmnilias que foimaban clanes, 1111ía11
iiquezas q11e permitían negocios, unían intereses qtte jiteron la base de esa sangre cotntÍn, de
esas riquezas unidas y de esos promisoiios negocios".

131
Centro áe Estudios Reqiona{es -UIS

caso del mercader español Juan Alonso Carreazo, miembro de


una familia de comerciantes en pleno proceso de consolidación
con almacenes en Cartagena y Mompox, que llegó a Girón hada
mediados del siglo. Carreazo adquirió una de las principales casas,
ubicada en la plaza principal de la ciudad, y propuso matrimonio
a Feliciana Serrano Solano, descendiente de una de las familias
tradicionales de la ciudad, cuya familia sólo ofreció 300 pesos
de dote, mientras que él aportaba 12.000 pesos como capital al
matrimonio.

El origen y la "nobleza" facilitaban entonces el proceso de


adscripción de los recién llegados españoles a las élites locales, y
allanaba el camino para pertenecer al Cabildo, pero no
garantizaban el predominio y monopolio de los cargos. De los
treinta y dos españoles a los cuales fue posible hacerles un
seguimiento, sólo 12 detentaron cargos vitalicios, en períodos
muy cortos, si exceptuamos el caso de Carreazo que poseyó el
de Alférez Real durante treinta y tres años, y Salvador Navarro
Moreno que ejerció el de Alguacil Mayor durante quince años.
En los cargos electivos la presencia de los españoles es de alguna
significación, pues veintisiete de ellos fueron elegidos en sesenta
ocasiones así: veintiocho años como Alcaldes Ordinarios de
primer voto, doce años como Alcaldes Ordinarios de segundo
voto, catorce como Procuradores Generales, una como
Mayordomos y cinco como Alcaldes de la Santa Hermandad. Si
tenemos en cuenta que en total fueron elegidas 208 personas
diferentes para ocupar durante 375 ocasiones los cargos del
Cabildo, tendríamos que el 12.9%, que representan los españoles
frente al total de los elegidos, desempeñaron el 16% de los cargos,
lo cual no hace una diferencia significativa con respecto a lo que
sería la actuación de los "criollo!'. Es de anotar que en los
diferentes litigios que se sucedieron alrededor de la institución,
a lo largo del siglo, tampoco se utilizó como argumento, en

132
Poder Pofítico Loca{ Cabildo de Girón Siqfo XVIII

defensa o en contra, la calidad del origen, lo cual obliga a matizar


la hipótesis de la antinomia que existía entre los españoles y los
"m"ollos", como causa fundamental que explicaría los conflictos
de la sociedad colonial , por lo menos a nivel regional (fwi11am,
1982; Rodrígue:v 1992. Garrido; 1991). Identificadas las familias que
participaron en el poder político local, para efectos de análisis
fueron agrupadas en las líneas de parentesco para establecer la
participación, permanencia y la concentración de los cargos. Así
entonces, observamos cómo una familia logró, a través del siglo,
que 24 de sus integrantes fueran elegidos en los distintos cargos
de la corporación. Esta fue la de los Mantilla de los Ríos, pero
en este proceso de control de los cargos estuvieron acompañados
por los Gutiérrez, con quince miembros, los García con catorce
y los Navas con doce. Del resto de familias sólo pudieron
participar unos cuantos miembros por cada una de ellas.

TABLA 10.Concentración Política-Familias. Cargos Electivos


PARTICIPACION CARGOS
No. De Miembros por % No. De No. De %
Familias Familia Familias Cargos
24 1-5 64.8 9 1-5 33.3
8 6-10 21.6 7 6-1 o 25.9
4 10-20 10.8 4 11 -19 14.8
1 +20 2.8 5 20-30 18.6
2 + 30 7.4

Esta secuencia de muchas familias - pocos miembros participando


- escasa permanencia de la mayoría - control de los cargos;
confirma la tesis sobre la concentración del poder político por
oligarquías locales. Esta forma de funcionamiento del Cabildo
colonial, con unas cuantas familias que permanecían a manera
de columna vertebral de la institución, implicaba que
periódicamente el Cabildo se remozaba con nuevos miembros,

133
Centro cíe Estudios Reqiona{es -UIS

sobre todo españoles recién inmigrados, mientras que otros


miembros y familias perdieron protagonismo político en la
institución, tal y como se observa en la siguiente tabla.

TABLA 11. Familias y Cargos por décadas - Cabildo de Girón. Siglo


XVIII*
FAMILIA ~20-29 30-39 40-49 50-59 60-69 70-79 80-89 90-99 TOTA
L
Arana o 1 2 3
Arenas 1 1 1 4 7
Benltez 1 1 1 1 2 2 4 12
Carreazo 1 1 2
Costo y 1 2 2 5
Liñán
Consuegra 1 1 3 5
Dlaz 1 1 1 1 3
Duarte 1 :1 3 ' 5
García 4 2 4 3 2 8 1 24
Gómez 1 2 1 1 1 6

e
González 1 1 1 4 7
Gutiérrez 1 2 1 2 2 4 7 7 4 31
Mantilla 2 6 1 1 3 8 8 6 1 37
Martín 3 1 1 5 5 2 18
Nieto
Martínez 1 4 6
Navarro 2 1 1 1 4 9
Navas 1 3 2 4 11 4 1 26
Ordóñez 1 3 5 5 5 2 21
Prada 2 1 1 4
Ramlrez 3 1 4
Rey 3 1 8 2 7 3 3 u
Rodríauez 1 3 1 1 3 2 1 2 14
Salas 3 2 3 8
Salgar 4 4 6 5 19
Serrano 1 1 2 3 1 5 4 3 20
Valenzuela 1 1 3 1 1 7
Velásquez 1 1 1 1 4

* Sólo se tuvieron en cuenta los casos donde participaron dos o más


miembros.

Las familias que permanecieron a lo largo del siglo fueron


obviamente la de los fundadores Mantilla de los Ríos, junto con
la de los Martín Nieto, Gutiérrez, Rodríguez, Ordóñez, García,
Serrano, etc. Otras como la de los Consuegra, Costo y Liñán,
Velázquez, Díaz, Ramírez, sólo estuvieron unas cuantas décadas,

134
Poáer Po{ítico Loca(: CaGiMo áe Girón Siq{o XVIII

lo cual hace suponer que no consolidaron firmes estructuras de


parentesco. En la segunda mitad del siglo, nuevas familias van a
aparecer como protagonistas principales, entre ellas: Carreazo,
Navarro, Rey, Salas y Salgar y otras se consolidaron como los Navas
y los Gutiérrez.

La participación familiar, por décadas, ilustra de alguna manera la


relación de fuerzas y el control que del Cabildo tenia cada tronco
familiar e igualmente señala los periodos de auge y crisis por las que
pasaron algunas de estas familias, en cuanto a la participación en el
poder local se refiere. Pero es de anotar que un buen matrimonio
conducía al establecimiento de nuevas alianzas y a la recuperación
de honores y privilegios perdidos. Lo que aconteció con los García
y los Navas, es ejemplo de ello.

En el control de detertninados cargos electivos también se reflejaba


el respeto a los rangos y privilegios que hadan parte de la sociedad
colonial. Existía una jerarquía en los cargos que hacía que los
aspirantes a engrosar las oligarquías políticas locales, tuvieran que
cumplir con un orden que se iniciaba con el ejercicio de los cargos
más bajos; aunque esto necesariamente no se cumplía en el caso de
las familias beneméritas de la ciudad. Los principales cargos electivos:
Alcalde Ordinario de primer y segundo voto y Procurador General,
fueron ocupados en su mayor parte por integrantes de aquellas
familias. J'vfiembros de la familia de los Mantilla de los Ríos fueron
diecisiete veces Alcaldes Ordinarios de primer voto y en siete
ocasiones se desempeñaron como Procuradores; los Gutiérrez serían
Alcaldes Ordinarios de primer voto nueve veces y Procuradores en
ocho; los Martín Nieto, igualmente serían seis veces Alcaldes
Ordinarios. En muy pocas ocasiones ocuparon los cargos de
Mayordomos o Alcaldes de la Santa Hermandad y cuando esto
sucedió, lo hicieron como parte de la ampliación de las estructuras
políticas de las familias tradicionales hacia las nuevas Parroquias
que se estaban constituyendo.

135
Centro de Estudios Reqiona(es -UIS

TABLA 12. Cabildo de Girón Siglo XVIII - Cargos Electivos


FAMILIA NO. DE MIEMBROS 1 2 3 4 5
Arango 1 1 1 1
Arenas 5 1 1 1 5 1
Benftez 6 3 2 6 1
varreazo 1 2
véspedes y Loyola 1 1 1
vasto y Liñán 1 3 2
Consuegra 2 1 1 6 1 1
Delfín 1 1
Díaz 4 1 1 1

:m
Duarte 2 2 1
García 14 5 7 4
Gómez 2 2 1
González 4 1 1 1
Guerrero 1 1 1
Guevara 1 1
Gutiérrez 15 9 5 8 5 1 1
Mantilla 27 17 2 7 9 4
Heras 1 1
Hernández 2 1 1 1
IAárquez 1 1 1
IAartln Nieto 8 6 1 5 5 1
\Aartínez Nieto 7 1 1 2 3
\lavarro 6 4 2 3
\lavas 9 8 3 1 7 2 1
)rdóñez 9 6 1 3 8 2 3
lrada 2 3 1
'lamírez Carrisoza 1 3
'ley 9 9 1 5 4 5
'lodrlguez 8 3 2 2 4 2 3
'lajas Garnacha 1 1
Salas 2 4 2 1 1
Salgar 7 9 1 3 2 5
Serrano 12 4 3 11 2
Uribe 2 1 1
Valenzuela 3 1 2 1 2 1
Velásquez 1 3
Vi llar 1 1
1= Alcalde Ordinario de primer voto; 2 = Alcalde Ordinario de segundo
voto;, 3= Procurador; 4= Alcalde de la Santa Hermandad; 5= Mayordomo;
6= Padre de Menores

Pero estos procesos de concentración del poder político local


adquieren su real dimensión, si se incluye en el análisis el

136
Poáer Po{itico Lom( CabiMo áe Girón Siqfo XVIII

resultado práctico de las alianzas matrini.oniales que se hadan:


la familia política, es decir, todas aquellas personas con las cuales
se habían establecido vínculos de parentesco por afinidad.
Observemos este comportamiento se puede observar en los tres
principales cargos, a través de las familias más representativas
de Girón.

TABLA i 3. Alianzas y Cargos


ALCALDE DE ALCALDE DE PROCURADOR
Familias primer voto segundo voto General
Mantilla de los Ríos (1) 3 - 3
Familia Política 12 3 6
Mantilla de los Ríos (2) 14 2 4
Familia Política 26 11 12
Martín Nieto 3 - -
Familia Política 11 9 4
Navas 8 3 1
Familia Política 6 2 -
Gutiérrez Calderón 4 3 4
Familia Política 9 6 4

(i) Línea fundadora; (2) Línea que llegó posteriormente


La eficacia de este mecanismo fue evidente. Los dos troncos de
los Mantilla de los Ríos, controlaron directamente el cargo
electivo más importante durante diecisiete años, pero además lo
hicieron indirectamente, a través de sus allegados, durante treinta
y ocho, para un total de cincuenta y cinco años. El cargo de
Alcalde Ordinario de segundo voto no tuvo para ellos mayor
importancia, pues sólo lo ejercieron directamente en dos
ocasiones, aunque con sus allegados lo controlaron durante
catorce años y lo mismo aconteció con el cargo de Procurador.
Sin las mismas proporciones las demás familias que se escogieron
para analizar este aspecto, tuvieron un comportamiento similar.

Este proceso de concentración es aún más acentuado en los


cargos vitalicios. Aunque estos se obtenían mediante público

137
Centro de Estt{dios Reqiona(es-UIS

remate, sólo las familias beneméritas de la ciudad tuvieron acceso


a ellos 65 . Miembros de la familia de los Mantilla de los Ríos fueron
Alférez Real, Alguaciles Mayores, Alcaldes Provinciales,
Depositarios Generales y Fieles Ejecutores, durante ciertos
períodos de tiempo; los Martín Nieto, otra de las familias
fundadoras también detentaron los oficios de Alférez Real,
Alguaciles Mayores y Fieles Ejecutores. En algunas ocasiones,
españoles recién llegados a la ciudad obtenían algunos de estos
cargos, pero se pudo aclarar que previamente habían establecido
relaciones de parentesco con alguna de las familias tradicionales
de la ciudad.

Las alianzas matrimoniales y la concentración del poder en unas


cuantas familias dieron lugar a la conformación de ''facciones"
que controlaron el Cabildo durante largos períodos de tiempo y
fue el origen de muchos de los conflictos que se generaron en
Girón, especiahnente en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando
la fundación de nuevas parroquias, la expansión de la jurisdicción
política de Girón y los sucesos de la revuelta comunera,
fraccionaron la élite política regional. Así entonces, los Navas y
los Martín Nieto cederían su espacio a las familias de los Salgar,
Valenzuela, Gutiérrez y Mantilla de los Ríos, quienes con sus
aliados se convertirían en los principales protagonistas políticos
de finales del siglo XVIII en la región.

LA CONFORMACIÓN DE FACCIONES

El origen de muchos de los conflictos que se generaban alrededor


de las elecciones, giraba en torno a la conformación de grupos o
<faccioneS» al interior del Cabildo. Si se considera que solamente

55
En el Cabildo de Cali también se presentó la misma situación. (Colmenares, 198 3:14 3).

138
Poder Po{ítico Loca( CaGilio de Girón Siqló XVIII

estaban autorizados para votar los seis regidores 66, junto con los
dos Alcaldes Ordinarios salientes, es decir ocho personas, y que
durante algunos períodos los oficios del Regimiento estuvieron
vacos 67 o los Regidores no se encontraban en la ciudad el día de
las elecciones, era relativamente observar fácil conformar
facciones y apoderarse del control político de la institución.

Lo acontecido en Girón durante la década de los sesenta es una


clara expresión de estos fenómenos. En 1763 el Regimiento estaba
conformado por el Alférez Real, Juan Alonso Carreazo; el Alcalde
Provincial, Clemente Mantilla de los Ríos, y el Alguacil Mayor,
Fernando Martín Nieto de Paz; el Alcalde Ordinario de primer
voto era Ignacio de Navas, y de segundo, el mismo Alguacil Mayor.
Joseph Solano de Salas figuraba como Regidor Decano, pero
había hecho "renuncia privada" del cargo, aunque aún no se la
habían aceptado formahnente.

El día de las elecciones, los Alcaldes Ordinarios Nava,s y Nieto


de Paz, impidieron que Solano de Salas votara, pues
argumentaban que su renuncia lo inhabilitaba para realizar tal
función. Aunque Solano de Salas acudió ante el Gobernador,
Francisco Baraya y la Campa para que lo mantuviera "en posesión
uso y efercicio de su empleo", el cual había conservado durante los
últimos años y que se le permitiera votar, éste no le resolvió
favorablemente la situación; ante lo cual Solano de Salas optó
por entregarle al Alcalde Provincial, sus votos por escrito. El
Alférez Real, Juan Alonso Carreazo, tampoco concurrió a la

66
En las ciudades principales podían haber 12 Regidores y en las demás ciudades y
villas, sólo seis. (Recopilació11, L9 2, tít 10, lib 4: .98)
67
En Girón esto aconteció especialmente cuando fallecían los Regidores propietarios
de los cargos, o cuando se efectuaban renuncias de los mismos. A mediados de la
década de los setenta, fallecieron varias personas ligadas al Cabildo y sus cargos
permanecieron vacos uno o dos años. En 1776 no había ni Regidor Decano, ni
Alguacil Mayor, ni Depositario General, a los cuales se sumó el de Alcalde Provincial
en 1777. (AGN, Res 36:9991~t0001j

139
reuruon dado que se encontraba en Santafé de Bogotá. Esta
situación condujo a que de las ocho personas hábiles para votar,
las elecciones de este año fueran decididas por sólo tres: los
Alcaldes Ordinarios y el Alcalde Provincial.

Al analizar la nómina de candidatos por la cual votaron los


indicados se pudo comprobar que el Alcalde Ordinario de primer
voto y el Alguacil Mayor habían decidido presentar una sola lista
para todos los cargos y que Clemente Mantilla de los Ríos, por
su parte, había optado por una lista completamente distinta a la
anterior, pero idéntica a la consignada por Solano de Salas 68 • De
hecho, si hubieran permitido votar a Solano, la elección de los
candidatos de los primeros no se hubiera podido efectuar o en
su defecto habrían tenido que llegar a algún tipo de consenso.
Ante este problema el Gobernador se negó a confirmar la elección
y la remitió al Virrey, el cual confirmó todos los cargos, excepto
el de Alcalde Ordinario de primer voto que había recaído en
Joseph Velázquez ante la consideración de que éste no vivía en
Girón, sino que estaba residenciado en San Gil (AGN, EPS 19:377v-
3781; 38). Este sería el inicio de una confrontación que duró el
resto de la década. Al año siguiente, el mismo Alcalde Provincial,
nuevamente denunciaba las intrigas de las cuales se valían los
Navas y los Martín Nieto de Paz, para perpetuarse en el poder.
Ni siquiera la candidatura del Alférez Real, Juan Alonso Carreazo,
para ocupar el cargo de Alcalde Ordinario, los había detenido.
En esta ocasión, Clemente Mantilla dejaba el plano de la
manipulación en el campo político para pasar al terreno de la
68
Los primeros eligieron a Pedro Velázquez como Alcalde Ordinario de primer
voto yJuan Thomás deArango, como segundo; a Felipe Mantilla como Procurador
General; a Antonio Salgar y Latorre como mayordomo; a Ignacio Ordóñez Valdez
como Padre de Menores, y a Juan Francisco Benítez y Manuel García Gómez
como Alcaldes de la Santa Hermandad. Clemente Mantilla por su parte votó por
Joseph Rey, Diego Carlos Caruz, Ignacio Ordóñez Valdez, Antonio Serrano y
Durán, y por Juan Francisco Benítez y Juan Durán respectivamente. (AGN, EPS
19:366-3861).

140
Poáer Pofítico Loca( CaíiMo áe Giró11 Siryfo XVIII

moral pública que debían observar los funcionarios de la


república, al acusar a Fernando Martín Nieto de encubrir el delito
del concubinato público de su hermana con Eusebio Gutiérrez
Calderón, además de it·npugnar los nombrarnientos que recayeran
en él para oficios de la ciudad, por que Martín Nieto desempeñaba
además, el cargo de Capitán Aguerra del puerto de Cañaverales,
donde debía permanecer y éste quedaba a más de tres días de
camino 69 • En 1767, nuevamente le escribían al Virrey para decirle
que se habían "retirado de la mmión, al ver qtte no podícin contradecirlos
y para evitar distttrbios". Esta vez los elegidos habían sido
nuevamente Ignacio de Navas como Alcalde Ordinario de primer
voto y Joseph García Valdivieso, de segundo; y los electores eran
Lorenzo de Navas, Fernando Martín Nieto, Ignacio Gutiérrez
Calderón y Joseph Antonio Troyano (AGN, EPNI 23:874-876).

Las protestas y misivas que enviaban al Virrey surtieron poco


efecto en el ámbito político local. Como anotaba un Juez de
Residencia,
las elecciones no se hacen en Dios y conciencia, ni con arreglo a las l9es,
sino por co11segt1ir suspartidosy facciones, eh'giendo a st!}etos de su parciah'dad,
para tenerlos a stt devocióny llevar adelante su espín'tt1 de partido y asegurar
vocales para el atto siguiente (AGN, Res 37:8v).

Revisando parte de las actas celebradas en la década de los


sesenta encontramos que Ignacio de Navas fue Alcalde Ordinario
en los años de 1762, 1764 y 1767, y Padre de Menores en 1766.
Lorenzo de Navas fue Alcalde Ordinario en el 61 y Alcalde de la
Santa Hermandad en el 69. Antonio de Navas fue Mayordomo
en el 62. Felipe Navas, Egidio Navas y Alejo Navas Alcaldes de
la Santa Hermandad en los años de 1760, 61 y 66
respectivamente. Fernando Martín Nieto de Paz Alcalde

69
Posteriormente Fernando Marún Nieto patrocinaría un largo pleito que sostenía
Catharina Mantilla de los Ríos contra Clemente Mantilla y que alcanzó a subir a
los estrados de la Real Audiencia. (AGN, Mise, 72: 122-12 3)

141
Centro le Estulios Reqion a[es -UIS

Ordinario en 1762 y Mayordomo en 1765. J\!üguel Martín Nieto


de Paz Alcalde Ordinario en 1765. Salvador Martín Nieto de
Paz Alcalde de la Santa Hermandad en 1761. Ignacio Gutiérrez
Alcalde Ordinario en 1766. Ignacio Javier Gutiérrez Calderón y
Eusebio Gutiérrez Calderón, Alcalde de la Santa Hermandad en
1764 y 1767, respectivamente. Joseph García Valdivieso Alcalde
Ordinario en 17 64 y 17 67. Thomás García de la Sierra Alcalde
Ordinario en 1768 y Padre de Menores en 1766. (AHR, Girón-]11d. 10:
106-182. AGN, Mise 72: 122r-123)

La intrincada malla en la cual envolvieron el poder político local,


las familias de los Navas, Martín Nieto de Paz, García y
Gutiérrez, durante la década de los sesenta y parte de los setenta,
estaba tejida con todo tipo de alianzas, y de ellas excluyeron a
las personas que se agrupaban con el Alférez Real y el Alcalde
Provincial, lo cual obliga a resituar la importancia de estos cargos
en el Cabildo colonial durante ciertos períodos. Parte de esta
problemática se recoge en el J uido de Residencia que se efectuó
en 1770 (AGN, Res 58: 60ic164ij. Los testigos reafirmaron una y otra
vez las desavenencias que se daban al interior del Cabildo y alguno
de los interesados manifestó que "las votaciones no andan con mucho
acierlo", y otro insinuó que inclusive se había llegado a ofrecer
una carga de cacao por la elección de Alcalde de la Santa
Hermandad (AGN, Res 58: 601;6J1j

En los descargos efectuados por Juan Alonso Carreazo como


Alférez Real, luego de dejar consignado sus desavenencias con
el Gobernador y sus partidarios, quienes le formularon cargos y
ordenaron arresto y prisión, anotó que «la mqyorparte de los vocales
se han gobernado por stt arbitrio», habiendo tenido que marginarse
en unos casos y conformarse en otros, en el acto más importante
que efectuaba el Cabildo anualmente: las elecciones (AGN, Res
37:825). Pero fue mucho más explícito el Alcalde Provincial,

142
Poáer Pofítico Loca( CaMáo ife Girón Síq(o A.'VIII

Clemente Mantilla de los Ríos al afirmar que en los


diez años qtte fi1e Gobernador rrancisco Barqya, no tuve voz ni voto,
prmba de ello es qt1e en las elecciones no se han conjir11tado los stgetos
por quienesyo he votado, y como para este asimto se ha despreciado mi
consejo, ha sucedido para todos los demás casos, por la eneJJ1istad qtte el
seiior Gobernador tomó contra m~ por no haber votado en la piimera
elección, con los qtte fi1eron de su partido, quiems luego se mantuvieron
por once aiios, siendo una parte tan flaca. Ha sido providencia de Dios,
el 111antenent1e y no es de mi cargo cosa alguna de las detemtinaciones
del Cabildo, ni para en lo favorable, sino del Gobemadory sus
partidarios (AGN, Res 37:132-137).

Pero quizás los confrontamientos más agudos entre las diferentes


facciones que componían el Cabildo se dieron en las dos últimas
décadas del siglo. La fundación de nuevas parroquias, la expansión
de la jurisdicción política de Girón y los sucesos de la revuelta
comunera, estuvieron acompañados por el relevo de los grupos
que dominaban el Cabildo: los Navas y los Martín Nieto cederían
su espacio a las familias de los Salgar, los Valenzuela, los
Gutiérrez y los Mantilla de los Ríos, quienes con sus aliados se
convertirían en los principales protagonistas de los conflictos
políticos de finales del siglo XVIII en la región.

El Alférez Real, Juan Alonso Carreazo había logrado revertir la


tendencia de los años sesenta y parte de los setenta y ahora era
a él, al que sindicaban de gozar de gran influencia y de tener
"en Stt mano el sefragio de los demás regidores como era públicoJ' notorio"
~4GN, Res 57:101). El desempeño de sus funciones durante casi
treinta años le había permitido consolidar su prestigio y
establecer relaciones de parentesco con los García Salgar y
Gutiérrez Calderón, a través del matrimonio de sus tres hijas
con Máximo García Salgar, Manuel y Joseph Antonio Gutiérrez
Calderón. Buenaventura Mantilla, Regidor Decano, y Pablo
Antonio Valenzuela, Regidor Fiel Ejecutor, serían los otros dos

143
Centro de Estudios Reqíonafes -UIS

personajes que ejercerían una gran autoridad sobre los demás


miembros del ayuntamiento, quienes junto con su parentela y
aliados se tomarían prácticamente al Cabildo. Antonio Mantilla
de los Ríos, Alcalde Provincial, y Agustín Mantilla de los Ríos
eran hermanos de Buenaventura Mantilla de los Ríos, e Ignacio
Mantilla de los Ríos era su primo. Pablo Antonio Valenzuela,
Ignacio Ordóñez e Isidro Serrano eran cuñados del mencionado
Buenaventura y Francisco Valenzuela era su primo. Todos estos
fueron miembros del Cabildo, bien porque compraron cargos
vitalicios o bien por que eran elegidos. Los yernos de Carreazo
fueron Alcaldes Ordinarios en los años 1785, 86 y 95, y otros
miembros de la familia Gutiérrez lo fueron en los años 1780, 81,
82, 90 y 91. Los Mantilla de los Ríos lo serían en los años 81, 83,
89, 1800 y 1802. Francisco Valenzuela, hijo de Pablo Valenzuela,
lo fue en el 90 y 91 y a partir de 1795 fue Regidor Fiel Ejecutor,
cargo que había desempeñado su padre. Ignacio Ordóñez fue
Alcalde Ordinario en el 1780, 84 y Procurador General en el 81.

Durante este período fueron frecuentes las acusaciones contra


los funcionarios electos por "defarse gobernar de otros" , "dargttsto a
directores y parciales", y cometer muchas injusticias "por vengar
odios y pasiones" (AGN, Res 57: 19r,23r; 37: 273), además de soslayar las
supuestas .::onductas delictuosas de buena parte de los miembros
del grupo. Así por ejemplo, a Buenaventura Mantilla, Ignacio
Valdivieso y Juan Manuel Valdivieso se les sindicaba de
amancebamiento público y todos los jueces habían obviado estos
delitos. Según Josef Antonio Salgar, el principal denunciador de
este amangualamiento en el Cabildo, "todos actuaban de aetterdo a
lo que dijera Pablo Valenzuela ... y las elecciones las hacían por
parcialidades1 por amistad y empeños" (AGN, Res 37: 273, 278)

144
Poder Pofítíco Loca( CaGi(do de Girón Siqfo XVIII

LA APLICACIÓN DE LAJUSTICIA

Con la conformación de los grupos o facciones, y la


operativización de sus prácticas políticas para monopolizar el
poder, la administración de justicia, una de las funciones
esenciales que debía desempeñar el Cabildo, era entorpecida y
anulada, cuando no se dilataba en largos procesos.

Uno de los ramos de la administración que se afectaban, por el


fraccionamiento del Cabildo en diferentes grupos, fue el concerniente
a la clirección de la Renta de Propios y la inversión de sus fondos en
obras públicas de gran necesidad. La construcción de la iglesia, la
casa del cura, la cárce~ el acabado de la plaza, la construcción de
puentes, el empedrado de las calles, en síntesis, "el equipamiento
urbano" (Guzmán, 1987:115-133), eran obras prioritarias tanto en Girón
como en las recién constituidas parroquias, que aunque financiadas
por los vecinos, necesitaban del impulso del Cabildo y la clirección
acuciosa de los miembros del gobierno de la ciudad. Igualmente era
necesario el mantenimiento de los caminos y la construcción de los
tambos o ramadas que facilitaran el tránsito de las mercancías hacia
Mompox y otros lugares. La poca atención que los Regidores
prestaban a estos asuntos y la no realización de las obras, eran
acusaciones que se les formulaban a los Gobernadores y funcionarios
del ayuntamiento, en los Juicios de Residencia que se adelantaron
durante este período (AGN, &s 57: 1-97). Es de anotar que muchos de
los implicados manifestaban que no habían tenido nada que ver
con las determinaciones tomadas a favor o en contra de la Renta de
Propios70 , al estar excluidos del manejo del poder, lo que en la

10
La administración de la Renta de Propios siempre fue uno de los puntos centrales
en los cuales hacían énfasis los Juicios de Residencia. Tanto en el de 1 770, como
en el de 1783 y 1790, la mayoría de los funcionarios resultaron con cargos, por no
haber efectuado la toma de cuentas a los Mayordomos, por la forma como se
habían ordenado los gastos, o por no haber tomado medidas tendientes a su
fomento. (AGN, Res 58:137r; 57: 10v).

145
Centro áe Est11áios Reqiona[es -UIS

práctica significaba que la administración de las finanzas del


Cabildo quedaba en manos del grupo que lo controlara.

Las competencias por la jurisdicción en la administración de la


justicia constituían un escenario cotidiano de enfrentamientos
entre los grupos. Fueron frecuentes los casos en los cuales, los
funcionarios encargados de administrar y ejecutar la justicia,
entraban en contradicciones y unos derogaban lo que otros habían
decidido, o simplemente asumían como propias las funciones
del cargo ajeno, desconociendo los campos de acción de cada
uno de ellos. Así lo reconocía explícitamente el Alguacil Mayor
Josef Baltazar Nieto de Paz, enfrentado a la facción de los
Mantilla de los Ríos en la década de los años 80s, cuando sostenía
que el Gobernador y sus Alcaldes Ordinarios ponían presos «a
los que tenían delitos y los soltaban sin darme patte de las causas de sus
entradas y salidas) libertándolos de los derechos de puetta y prisiones)
pe1tenecientes a mi empleo'~ lo que él ha disimulado "para no molestar
a los sttperiores" (AGN, Res 57:10v). Otros delitos y afrentas como la
que efectuó Manuel Calderón cuando, en 1788, injurió al Cabildo
y rompió la vara de la justicia como Alcalde de la Santa
Hermandad, igualmente quedaban sin castigo, pues en aquella
ocasión el Ayuntamiento "no puso qugas por complacer al Alférez
Real Juan Alonso Carreazo a cuya vozy dirección estaban todos los
Regidores y subordinados sin atreverse a hacer otra cosa que lo que éste
mandaba según varios testigos" (AGN, Res 37:8v).

Pero uno de los aspectos donde más se notaban los desequilibrios


en la aplicación de la justicia local, era al concerniente al control
de la moral pública de los funcionarios. La conducta de los
individuos debía reflejar valores acordes a la posición que se
ocupara en la sociedad y fundamentalmente debía servir de
ejernplo a imitar por los demás. El orden social colonial estaba
construido sobre la base de unos valores profundamente morales

146
Poáer Po{ítico Loca( CaGifáo áe Girón Siqfo XVIII

cuya custodia era una función colectiva (Colmenares, 1990). En la


preservación de estos valores, las fronteras entre lo público y lo
privado desaparecían y cualquier acción que atentara contra
aquellas leyes se constittúa en un agravante que manchaba el
honor, la honra y la fama de los implicados, y «el honor definía el
ethos de la jerarquía colonial» (T'1vinam 1988). Un chisme, un escándalo
1

bastaba para afectar las calidades inmateriales de un individuo y


detener su participación en las estructuras políticas y deslegitimar
su estatus social (Valencia Llano, 1988).

El honor y la moral se constituían en valores fundamentales al


interior de la sociedad estamental colonial y la búsqueda de la
deshonra del contrario, se constituía en una estrategia básica de
las luchas políticas al interior de los grupos de poder local. La
mancha, o aún la duda, podían acabar con la prestancia y el
reconocimiento social del sindicado, pero de igual manera,
denotar las intenciones del acusador y ligar sus perspectivas
futuras a la decisión final de uno de estos pleitos. Acusado y
acusador hadan parte de una misma dinámica, donde se jugaban
la consolidación o el desprestigio tanto personal como de la
facción a la cual pertenecían. La transgresión de los valores
morales daba lugar a muchos pleitos judiciales que se constituían
en el estrado principal donde se dirimían las diferencias políticas.

Un caso bien ilustrativo es el acontecido con el Regidor Decano,


Buenaventura Mantilla de los Ríos (AHR Girón-]11d. 37: 5-32. AGN, Res
37: 858-1072), quien protagonizó uno de los mayores escándalos
que se suscitaron en la sociedad local, hacia finales de siglo71 •
71
Los procesos por amancebamiento, concubinato, adulterio, violaciones, etc., en
Girón se incrementan notablemente hacia finales del siglo XVlll. Algunos de
ellos con marcadas tendencias de revanchismo político. (Cj AHR, Girón-]11d. Paq
1:277,· Paq 1b: 1518-1520; 1522-1525; 1531-1534; 1547-1552,· Paq 2: 285- 330,·
558-695; 631-641; 704-710; 757-761; 1099-1160; Paq 4: 342-362; Paq 5: 1405-
1424. También AHR Girón-]11d 10:577-585,· 25:230-232; 26:249-256; 32: 443-
446; 33: 222-238).

147
Centro áe EstiuÍios Reqíonales - UIS

Varias veces Mantilla de los Ríos fue acusado de mantener


amancebamientos con mujeres solteras y casadas en una forma
tal que "hasta los niños 1mmnuran y en la plaza pública se grita" (,4GN,
Res 57:10v), pero su conducta era ignorada por las autoridades
locales. En 177 6 el Alcalde Ordinario, Antonio Serrano, lo juzgó
por este delito, pero a pesar de los anterior Mantilla viajó a Santafé
de Bogotá y regresó con el título de Regidor Decano en sus alforjas
y siguió con sus conductas escandalosas.

Ante la acusación de incompetencia, que le formulara el Juez de


Residencia al Alguacil Mayor, Joseph Baltazar Nieto de Paz, en
1790, éste respondió que él había ignorado los delitos de
amancebamiento público en que incurría Mantilla, por que las
demás justicias también lo habían hecho y por que el Regidor
Decano Buenaventura Mantilla de los Ríos, era hermano del
Alcalde Provincial, Antonio Mantilla, al igual que de Agustín
Mantilla; primo hermano de Ignacio Mantilla, cuñado del Regidor
Fiel Ejecutor Pablo Antonio Valenzuela y de Ignacio Ordóñez e
Isidro Serrano, y tío de Francisco Valenzuela, grupo que detentó
en buena medida el control del Cabildo durante parte de la década
de los ochenta 0GN, Res 57:49v). Lo curioso es que al principal
implicado no se le formuló cargo alguno en el mencionado Juicio
de Residencia y que siguió gozando de su investidura política
sin problema alguno.

Ignacio Na vas, "de distinguida nobleza", sería igualmente


enjuiciado por el delito de concubinato público con la esposa de
su mayordomo, en 1791. Esta vez el bando estaba conformado
por el cura Felipe Salgar, los Alcaldes Ordinarios Josef María
Salgar y Francisco Gutiérrez de los Ríos, el Alférez Real Joseph
Antonio Salgar, y el Alguacil Mayor Baltazar Nieto de Paz. Según
Ignacio de Navas la ''pasión odiosa" que los Salgar le profesaban
había surgido a raíz del matrimonio que iba a contraer con la hija

148
PotÍer Polltico Loca( CaGiráo áe Girón Siqlo XVIII

de J osef Antonio Salgar y que luego no se pudo realizar por


oposición de sus padres (AHR, Girón-]Hd 2:1099-1160). Navas acudió a
la Real Audiencia en busca de Justicia y el proceso se demoró
de tal forma que no hubo decisión alguna. Finahnente, en 1794,
el Alcalde Ordinario, Manuel Calderón fue acusado de "vivir en
mal estado", pero éste dilató el pleito durante algún tiempo,
argumentando su "crecido caudaly stt mttcha soberanía" hasta que la
implicada desistió de continuar adelante con la demanda, dadas
las costas del papel sellado en relación con sus pocos medios
para sostener el proceso (AHR, Girón-Jud 10:577-585).

Pero además de los procesos por amancebamiento, concubinato,


etc., que manchaban "el honor, la honray la fama" de los implicados,
y buscaban obstaculizar el camino de los merecimientos públicos,
estaba la pena del destierro que se utilizaba frecuentemente para
intimidar, debilitar y desarticular a los bandos contrarios. En la
legislación indiana el destierro figuraba como una medida
extrema que se tomaba contra los reincidentes en cierto tipo de
delitos. Su espíritu era el de separar al delincuente del objeto
que lo inducía a asumir conductas delictuosas, como en el caso
de los delitos sexuales, o alejar al individuo de la jurisdicción
que le servía de escenario para cometer las infracciones a la ley,
como en el caso del abigeto.

Con los mismos argumentos, el destierro se convertía en un arma


política que se utilizaba para separar a unos individuos de la
influencia de otros, o para eliminar a un opositor indeseado. Fue
en este sentido que más se utilizó en la región a finales del siglo
XVIII, sobre todo en el conflicto que por competencias y
jurisdicción civil y criminal se desató entre el Alcalde Mayor de
]\¡finas de Bucaramanga y el Cabildo de Girón (Acevedo, 1992). En el
desarrollo de ese pleito, el Cabildo de Girón hizo destituir del
cargo y desterrar de la jurisdicción de la ciudad al Alcalde Mayor
Juan Buenaventura Ortiz, y el Gobernador hizo lo propio con

149
Centro de EstitiÍios Reqiona(es -UIS

Ignacio Mantilla Duarte, aliado de Ortiz, acusándolo de


"conspiradory t'Ícioso", y con Fernando Hidalgo del mismo grupo.
El cura Eloy Valenzuela, acusó a Ortíz de abusar de los indios,
y Manuel García y Eusebio García de extralimitación de
funciones y finalmente de su condición de hijo natural, y por
ende su nula nobleza e incapacidad para adnünistrar y
desempeñar puestos públicos (AHR, Gírón-]t1d 3:1347-1361; 21:1099-1178.
AGN, EPS 14:87; 23: 924-950). El grupo de Ortiz, el cual sería
favorecido en el remate de las tierras del resguardo, propiciaría
igualmente una serie de demandas civiles y criminales contra el
mismo Cabildo, sus funcionarios y aún contra el cura Valenzuela.

Más allá de la inocencia o culpabilidad de los implicados, lo que


importa destacar acá es la forma como la "adJJJinistración dejusticia"
era utilizada para dirimir los conflictos políticos regionales.

La falta de consenso y legitimidad de las determinaciones y


decisiones de la justicia a nivel regional, hada que las partes
acudieran una y otra vez a las instancias superiores en busca del
fallo que favoreciera sus intereses. Los pleitos señalados
anteriormente debieron ser fallados en última instancia por la
Real Audiencia y aún estas decisiones eran apeladas nuevamente.
El tiempo de los funcionarios y los recursos de la Renta de
Propios se malgastaban en litigios interminables que buscaban a
veces, afirmar la aplicación de la justicia, pero que en la mayoría
sólo alcanzaban para satisfacer apetitos burocráticos y consolidar
procesos de control político y acumulación de unas cuantas
familias.

Las formas de administración jerárquica y centralizada que


caracterizaban al Estado EspañoF 2 y sobre cuya base se habían
consolidado las oligarquías locales, cumplían la función de
72
Jaramillo (1989:175-177), ha señalado cómo la "inspiración de la política de la
Corona estaba marcada por la desconfianza y la necesidad de "contrabalancear" el poder".

150
PotÍcr Po(ítico Loca( CaGiMo dé Giró11 Siq(o XVIII

equilibrar y desequilibrar los conflictos políticos regionales 73 • El


poder metropolitano cedía, en unas ocasiones, ante las
manipulaciones que realizaban los grupos o facciones, para
consolidar y expandir su control político, social y económico,
pero en los demás casos imponía sus determinaciones,
especialmente si ellas estaban relacionadas con la Real Hacienda.

73
Burkholder y Chandler, (1984:119-199); destacan cómo las disputas entre los
grupos de poder regional y el de la metrópoli, comenzaron a favorecer a esta
última en el período comprendido entre 1751 y 1808 (Cj también Tovar Pinzón,
1982: 48,72)

151
EL EJERCICIO DE LAS FUNCIONES

Los Cabildos estuvieron investidos con amplias facultades. En


ejercicio de sus funciones tenían atribuciones en el campo económico,
como órgano regulador del comercio de la ciudad y por ende
encargado del control de pesas y medidas, precios y aranceles;
del reglamento de los oficios artesanales, de la apertura y
mantenimiento de las vías de comunicación, y del cobro de las
rentas e impuestos correspondientes al ramo de. propios. En el
campo social, sus atribuciones tenían que ver con el control de la
moral pública y las buenas costumbres, con el bienestar general
(salud y educación) de los habitantes del lugar y con la celebración
de las festividades cívicas y religiosas. Además de administrar
justicia en primera instancia, en el campo político funcionaba
como órgano elector de parte de sus miembros, y como
institución era portadora de la base jurídica que permitía defender
o expandir los límites jurisdiccionales. Como institución
corporativa, asumía la defensa de los derechos de sus
representados y daba curso a las aspiraciones de los grupos
sociales que existían en su interior; y como último núcleo del
sistema de administración y poder colonial "era el ente que conciliaba
los intereses metropolitanos dentro de la sociedad colonia!' (Tovar Pinzón,
1983:39, 59; Garrido, 1993:93-190). Estas múltiples dimensiones de los
Ayuntamientos fueron desarrolladas por el Cabildo de la ciudad
de Girón en diversas oportunidades a lo largo del siglo XVIII.
Centro de Estudios Reqio11a(es -UIS

LA ESTRUCTURA DE INGRESOS DEL ~A-'U,_,.,,.,,_,,....., LA


REGULACIÓN ECONÓMICA DE LA CIUDAD

La estructura de ingresos del Ramo de Propios estaba constituida


por rentas e impuestos, aunque en ciertas situaciones se
solicitaban contribuciones extraordinarias. De vez en cuando
las autoridades locales convocaban a Cabildo Abierto para
acordar los mecanismos de financiación de alguna obra, o
solicitaban autorización superior para imponer una derrama75 • Este
tipo de contribuciones se exigieron en Girón en varias ocasiones,
pero destacan las convocatorias de 1777 y 1778, cuando se
recogieron más de 1000 pesos, con el fin de refaccionar la casa
del Cabildo y la cárcel, que se encontraban en muy mal estado y
para efectuar una composición de caminos. Estas derramas no
constituían parte de la estructura de ingresos de la Renta de
Propios, pero los Regidores debían velar por la ejecución de las
obras que habían justificado dichas imposiciones. Su importancia
se debió a que permitían financiar obras que de otra manera no
se podían realizar, pues en algunos casos los montos superaban
. lo que recibía la Renta de Propios en varios años.

Ordinariamente, los ingresos percibidos por la Renta de Propios,


provenían del arrendamiento del ejido, del control de las
actividades comerciales, mediante el otorgamiento de licencias
de funcionamiento, del cobro de los derechos de la casa de
carnicería y del remate de la bodega del puerto de Sogamoso,
además de lo captado por concepto de multas y sanciones.
Obviamente las finanzas del Cabildo se fortalecieron en la
medida en que se c.onsolidaron los índices de crecimiento
poblacional, se expandieron las actividades económicas y se
ensancharon los núcleos urbanos de la Gobernación.

75
La derrama era una contribución que se imponía a los vecinos de una manera
forzosa, y acorde con su situación económica, para financiar una obra en particular.

154
PorÍer Político Loca{; CaGiMo de Girón Sig{o XVIII

La administración de la Renta de Propios estaba a cargo de un


Mayordomo, que anuahnente era elegido por los Regidores y
Alcaldes Ordinarios, con la función de cobrar dichas rentas y
servir de tesorero al Cabildo. Para su posesión debía aportar
fianzas y al finalizar el período entregar una relación de lo
actuado, informe que era inspeccionado por uno de los Regidores
del Cabildo, nombrado para tal fin. Esta estructura administrativa
se mantuvo hasta 1792 cuando el Virrey expidió un decreto en
que ordenaba establecer en todas las ciudades y villas del Reino,
una Junta JYiunicipa! de Propios, que en adelante asumiría las
funciones de revisión y control de las finanzas del Cabildo.
El establecimiento y arrendamiento del ejido
La asignación de o/idosy dehesas era un requisito fundamental que
siempre se debía considerar en el proceso fundacional de
cualquier ciudad o villa colonial, pues ellos constitlúan la reserva
para la expansión del núcleo urbano, además de ser la fuente
proveedora de recursos como pastos, leña y de servir como
espacio para la «recreación» de todos los vecinos (Recopilación, lib Iv~ tít
7, lry XIV; tít XIII, lry 1). A la ciudad de Girón, fundada en 1636, se le
establecieron unos gidos cuya extensión no sobrepasaba el cuarto
de legua. Sin embargo, los límites precisos sólo fueron establecidos
en 1670, treinta y cuatro años después de fundada la ciudad. En
el auto se estipuló que el o/ido (ver figura 5) iba desde
la qt1ebrada Berna! arriba, a dar al sitio de la Cmv sitio de Lagt111etas.
Desde el badohondo qtfe va para Palogordo, pasando dicho bado, siguiendo
por los singles de las barrancas qtte hacen en el llano de los Tot11mos, a dar
a t111a qt1ebradita que baja de Rt1itoque,y pasa11do el tio Fiio, se había
se1'fa!ado por lindero la qt1ebrada del Pica!, corriendo las singles del cerro a
dar a la q¡¡ebrada de La Iglesia y por ella abt!}o a dar al río, bt1scando la
quebrada Berna/ que entra en el iio (AGN, TS 33:382v).

Pero a comienzos de siglo XVIII, en 1727, el Procurador


Domingo Gutiérrez Lasso nuevamente solicitó la fijación de los

155
Centro efe Estitdios Reqiona{es -UIS

FIGURA 5: Ejido Cabildo de Girón

CONVENCIONES

Límite de 1670
Límite de 1728

Rio
Quebrada
Curvas de nivel -

156
Poder PoÍítico Loca( CaGiGfo de Girón Siqío XVIII

límites del mencionado ejido, pues en tiempos del Gobernador


Diego Mantilla de los Ríos los papeles del archivo se habían
quemado y con ellos el documento donde se estipulaba la
demarcación y señalamiento del ejido y dehesa de la cuidad. En
concepto de dicho Procurador, el Gobernador se había
aprovechado de la situación y "«había permitido que varios
particulares y vecinos toJJJasen posesión de ellos, unos con título de venta y
otros precarialllente, de modo que quedó la dicha ciudad sin o/idos ni dehesa"
(AGN, TS 33: 381r-v), solicitando, por consiguiente, la restitución de
los propios.

Cuando las autoridades intentaron ejecutar dicha petición,


encontraron que el crecintlento urbano de la ciudad había llegado
hasta las mismas vegas del río del Oro y que por lo tanto la
mayor parte de los ejidos habían sido asignados ya. Ante esta
situación, el Procurador, invocando las leyes municipales que
estipulaban que a las villas y ciudades debían señalárseles ejidos,
solicitó la ampliación del n1ismo. Atendiendo a que las vegas de
los ríos Frío y del Oro no habían sido incluidas dentro de la
jurisdicción del Resguardo de Bucaran1anga, y considerando que
también habían sido abandonadas por las cuadrillas de esclavos
a quienes se les habían reservado para la explotación aurífera,
quedando por lo tanto "vacas"; el Procurador solicitó que la
expansión se hiciera sobre dichas vegas. A pesar de las protestas
del Protector de Naturales, la decisión de la Real Audiencia
favoreció al Cabildo de Girón: por un lado ordenó "lanzar a todos
y cualesquierpersona" que hubiera poblado irregularmente el primer
cuarto de legua y, por el otro, le concedió un cuarto de legua más
para que ampliara su ejido, quedando comprendido en él, parte
de las vegas de los mencionados ríos. El cuarto de legua se midió
así: bajando por el río del Oro, 25 cabuyas de 100 varas, hasta
dar a la quebrada Bijagual, que baja del alto de Canta; por la
parte de Bucaramanga, pasaba por la medianía de la cucltllla que

157
Cmtro Je Estuáíos Reqíonafes -UIS

sale de la quebrada de Chimitá y la otra que sale del sitio del Palenque;
por el camino de Palogordo, hasta la quebrada del monte que llaman
de la Mujeres, frontera con la peña del Corregidor; y el cuarto por el
camino de Sogamoso hasta una quebrada que llaman de La Laja
(AGN, Ejidos, 1:40r42V.TS 33:3881~v. Mies 6:1141~v)

En cumplimiento de lo mandado el gobernador Pedro Velázquez,


efectuó el lanzamiento el 14 de enero de 1728 y para "perpetuar
memoria (fue) amqjonado con tapia de caly canto por todas partes a costa
del ramo de propios" (,4HR, Girón-]ud 2a:546r-549v); pero aún así,
nuevamente en 17 52 el Cabildo de Girón y la Alcaldía Mayor de
Bucaramanga estaban pleiteando por los límites del "cuarto de
legua" asignado (AGN, Cab 1:180r-181v). Apoyado en la tesis de la
disminución de la población indígena y por ende en la existencia
de una gran cantidad de tierra sobrante, el Procurador del Cabildo,
Antonio Salgar, viajó a Santafé de Bogotá en 1756 para diligenciar
la asignación de dichas tierras como propios de la ciudad, lo que
obtuvo luego de tres meses de intrigas y gestiones; pero la decisión
fue apelada y la adjudicación no se cumplió (AHR, GinJn-Civ 1777-
1779: 516-520). Para ayudar a dirimir la pretensión del Cabildo de
Girón, el Fiscal de lo Civil de la Real Audiencia conceptuó que
au11qt1e el conceder tierra a los arrendatarios estaba acorde con el espíritu
general de la Real Cédula de 1580y era muy proporcionado parafacilitar la
prosperidad de aquellas gentesy el adelantamiento de la et1lt11ra_y je1ti!idad
de su p11eblo, acorde con el prqyecto de Bernardo Ward, (. ..) las tierras
nt111ca estaban bien ct1ltivadas si todo su fi71to y attmento no es de quien la
C!lftiva. SegtÍn esta sólida doctrina es preciso convenir en qtte ha de ser más
conveniente y iítil a la población de Girón, el que se concede el terreno
sobrante del ejido a los vecinos para qt1e los posean en propiedad, qtte 110 el
que los posean como arrendatarios que es lo qtte sucederá si se hace 1nerced de
ellas al Cabildo, en detn'lllento de la agricult11ra e igualmente de la Real
Hacienda (AGN, l.Vfisc 6:83r-84v; TS 51 :911).

A juzgar por los múltiples pleitos que se presentaron entre los


particulares (AGN, Cab 1:283-288,· AHR, Girón-]ttd, 2a:546r-549r), las

158
Poder Potfrico Loca( CaGiído de Girón Sig{o X\lIII

autoridades de Girón y el Alcalde Mayor de Bucaramanga, y el


curso que tomaron los acontecimientos en la segunda rnitad del
siglo XVIII, con la extinción de los Resguardos y la agregación
de los Pueblos de Indios; esta tesis se irnpondría ampliamente,
pues a pesar de que el Cabildo de Girón intentó nuevamente en
1772 y 1786 anexarse las tierras del Resguardo, en ambas
ocasiones se prefirió rematarlas y no ampliar los propios o o/idos de
la cittdad.

Pero la interpretación jurídica inicial que asociaba los propios con


el aprovechamiento comunal, también había desaparecido y en
su lugar había surgido la doctrina que concebía a los propios como
fuente proveedora de recursos para financiar las actividades del
Cabildo y la realización de algunas obras públicas. Desde
entonces los bienes de propios comenzaron a venderse, pero
principalmente a arrendarse por cuadras, entre las personas que
poco a poco iban llegando para avecindarse. Es de anotar que
cuando en 1727 se concedió la ampliación del ejido a la ciudad,
se especificó que a "ningttno se le diera más de ttna cttadra"; sin
embargo esta recomendación no se tuvo en cuenta, pues tanto
en 1774 como en 1802 cuando se visitaron los ejidos, se encontró
que varios arrendatarios explotaban más de las cuadras asignadas
y que algunos de ellos como los regidores Julián e Ignacio Rey
explotaban hasta 13 cuadras (,4HR, Girón-Civ 1774:586-595; Girón-]ttd
36:564r578v). La presión por la tenencia de la tierra se puede inferir
del valor mismo que fue tomando el arrendamiento de las cuadras.
El Ayuntamiento local subió de cuatro reales a ocho, y luego a
doce, el valor de cada cuadra arrendada, es decir un 200% en el
curso del siglo (AGN, Con-Car 5:656v-657r; Res 37:271r). Para 1798, cuando
habían arrendadas 190 cuadras, se recogía por este concepto 285
pesos, lo que representaba cerca del 50% del total de los recaudos
de la Renta de Propios de ese año, y para 1802 cuando 63
arrendatarios tenían 166 cuadras arrendadas se recogían 262 pesos

159
y cinco reales, constituyendo la parte principal de los fondos del
ramo o renta de propios (AGN, !VA 14:601v-602ij.
Los abastos de la ciudad y el impuesto a la carnicería
Una de las funciones que debía cumplir el Cabildo, era la de
intervenir directamente para garantizar el abastecimiento de la
ciudad. En desarrollo de esta función debía establecer los
mecanismos que garantizaran la oferta de estos bienes y fijar, en
algunos casos el precio, de dichos abastos, especialmente carne
y víveres, "teniendo respeto de lo que cuesta y dándoles una moderada
ganancia" (Recopilación, Ley 22, tít 9, lib 4:98), además de controlar las
pesas, varas y medidas. En la región se producía el plátano, la
caña, las hortalizas, algunos granos y demás productos de pan
coger, lo cual permitía el abastecimiento regular de la ciudad sin
que se registraran grandes períodos de escasez. De fuera de la
provincia venía la harina, la manteca, la sal y la carne (AGN, Res
37:595r-v).

En la dieta alimenticia básica de los habitantes de la región se


combinaban estos productos, pero el plátano y la carne jugaron
un papel determinante76 • El primero era uno de los productos
más cultivados, dado que cumplía la función de sombrío para la
labor del cacao y era "el ordinario sustento de todos" (AGN, Res 57:19r),
y de su abasto no se preocupó el Ayuntamiento, pues como anotó
un Gobernador "todos los días entraban cargazones". Con la carne
no aconteció lo mismo y el Cabildo debió tratar con frecuencia
la forma de abastecer a la ciudad, pues ni la feracidad de las
tierras, ni el tamaño promedio de las unidades de producción,
posibilitaron el establecimiento de una vocación ganadera en la
región, tal y como se observa en la siguiente tabla, donde ninguno
76
En Cúcuta, por ejemplo se referían a este producto como «siendo el principal
alimmto y el de piimem necesidad para toda clase de gentm y en San Gil como «ese
alimento tan necesa1io». En algunas regiones su consumo llegó a ser tan extendido
que inclusive reemplazó a los cereales. (De la Pedmja Tomán, 1978:14).

160
Poder Po{ítico Loca( CaGi{do de Girón Síg{o XVIII

de los propietarios rurales tuvo grandes cantidades de ganado,


siendo el caso más excepcional el de Vicente Mantilla de los
Ríos con 306 cabezas de ganado vacuno y 198 cabras, seguido
por Ignacio de Navas con 272 y 40 respectivamente.

TABLA 14. Cabildantes - Propietarios de Ganado de Girón Siglo XVI 11 77


AÑO CABILDANTE GANADO TOTAL
0

V e p

1700 Gutiérrez, Francisco 125 38 4 167


1712 Salas, Adriano de 200 200
1725 Mantilla de los Ríos, Juan 200 200
1755 Martín Nieto, Francisco 100 100
1756 Martín Nieto, Pedro 206 206
1757 Mantilla de los Ríos, Vicente 336 198 534
1758 Navas, Bernabé de 90 30 120
1758 Serrano Solano, Baltazar 68 68
1782 Navas, Felipe de 50 50
1784 Serrano Durán, Manuel F. 27 31 58
1787 Navas, Ignacio de 272 40 312
1793 Ordóñez Valdez, Ignacio 206 206
1794 García Jaén Antonio 50 160 210
1799 Calderón, Ignacio Javier 80 22 102
Benítez, Josef Apolinar 160 160
V:Vacuno, C: Caprino, P:Porcino.
Fuente: Archivo Notarial de Girón. Testamentos y mortuorias, Siglo XVIII

Por ello y ante la escasa densidad poblacional del núcleo urbano,


nunca se remató el abasto de carne en proveedor alguno. El

77
Unicamente se han considerado los Cabildantes que tenían más de 50 cabezas de
ganado vacuno. U na exploración de los testamentos de aquellas personas que no
accedían al Cabildo, demostró que las cifras anotadas no se superaban.

161
Centro áe Estuáios Reqiona(es -UIS

mecanismo que se utilizó para complementar la oferta de carne salada


que traían los tratantes a vender a la ciudad, fue el de asignar semanas
entre los vecinos propietarios de los hatos (AHR, Giró11-]11d 10:5i/ 8, lo
cual implicaba que la persona en turno debía sacrificar algunas de
sus reses el día de mercado, para traerla a la ciudad. La "cortedad del
lugar, el atraso de los vecinos, la carencia de propioS>>, y la inexistencia de
alguien que pudiera "hacer tal e111presa de los abastosm 9, fueron los
argumentos que siempre se esgrimieron para no rematar el abasto.
Pero la realidad era que la mayoría de las personas que habitaban
en el casco urbano, tenían propiedades rurales y de ellas se proveían
(AGN, Res 37:595r-595v), y las personas más pobres se valían de la
econonúa doméstica con el mantenimiento de ganado porcino y
caprino, en sus casas y aún de la pesca, para solucionar esta necesidad.

Pero la escasa demanda de carne en el casco urbano y la reducción


de esta demanda a los días de mercado, imposibilitó el expendio de
carne fresca diariamente. Esta fue una aspiración que siempre
tuvieron algunos vecinos del lugar pero que el Cabildo siempre
rechazo, "por lo incómodo mí de traer ganados para la pesa, como el que se
pierde la carne por no tener e:xpendio y haber continuamente mucha carne
salada para la vmnutención como es público y nototio". Esta explicación
se repetiría en 1721y1751 (AHR, Girón-]ud10:38r-v).

78
En 1763 acordaron fijar la lista y turno de cada uno de los vecinos, cuyo
cumplimiento debía comenzar por los miembros del Cabildo. Según uno de ellos,
aquellos que no tenían hatos se veían obligados a comprar la res y en ese negocio
perdían entre cuatro y cinco pesos, cada vez que les tocaba. (AGN, Contr C 5:
656v-657r)
79
Es de anotar que en la primera década del siglo, el capitán Francisco Mantilla de
los Ríos aSastecía al Real de Minas de Bucaramanga de carnes saladas, velas de
cebo, manteca de vaca, azucar, panela y miel de caña. Para que le renovaran por
seis años más dicho abasto, se comprometió a proveerlos de lo necesario a los
siguientes precios: tomín de carne: 1,5 reales; paquete de cuatro velas: un real;
libra de manteca: un real; cuartillo de miel de caña: un real; panela de libra: medio
real. Para su cumplimíento hipotecó el hato de ganado, el trapiche y los doce
esclavos que tenía. (-4GN, MS 1: 86-98)

162
Poier Po(ítico Loca( Cabirio ie Girón Siq(o XVIII

La regulación de los precios del abasto también hada parte de las


materias del Cabildo. En 1757 para facilitar que los pobres pudiesen
socorrer sus necesidades, se ordenó que se expendiera la carne por
peso, valiendo 12 reales la arroba de carne seca y 4 reales la fresca
(AHR, Girón-Civ 1766-1769: J61~v). Para 1790, ante el desabastecimiento
que se presentaba, la arroba de carne fresca había subido en un 50%
y ya se vendía a seis reales, pero continuó subiendo y el Gobernador
fijó su precio en 8 reales, para tratar de conjurar la escasez, lo cual
hizo afirmar al Fiel Ejecutor que los vendedores estaban obteniendo
crecidas ganancias (AGN, Res 57: 57r-v).

Otras acciones del Cabildo estaban orientadas a evitar los fraudes


en las pesas, varas y medidas, además de la fijación de los aranceles
en lugares visibles, para lo cual el Fiel Ejecutor debía realizar visitas
semanales. Sin embargo, frecuentemente se presentaron quejas por
disminuciones de la pesa, como la denuncia que efectuó, en 1720,
el Procurador Gutierre Mantilla de los Ríos contra los pulperos,
quienes "con el pretexto de que la carne ha mermado" estaban dando
cuatro onzas menos en la libra80 • Donde más problemas se
presentaron fue con el acaparamiento de algunos productos. El
Cabildo determinó que no se podía atravesar los géneros "de que
httbiere carestíd', y el que entrara géneros, del que hubiere necesidad,
no los podía vender al por mayor sino pasados tres días, para que
todos pudieran adquirirlos con facilidad (AHR, Gírón-]11d 10:J7i~v). Sin
embargo esto suscitó una serie de protesta por parte de los pulperos
de la ciudad, quienes se quejaban de que con esta medida se estaba
perjudicando al público, pues en muchos casos, los abastecedores
se iban antes de los tres días y ellos se quedaban sin poderles comprar,
lo cual redundaba luego en perjuicios para la población81 •

80
Fueron abundantes las quejas de los Procuradores en este sentido. (,4HR, Girón-
]11d 1766-1769: J6v-37v; 10:12r-v).
81
La reglamentación explicitaba que los pulperos sólo podían comprar a los
abastecedores, después de las cuatro de la tarde del tercer día, pues hasta esa hora
se proveían los pobres.( AGN, Res 37:2711; 8171 824)

163
Centro ríe EsturÍios Reqiona(es -UIS

Obviamente estos problemas se incrementaban en los períodos


de escasez. A mitad del siglo y a finales del mismo se registraron
dos desabastecimientos, principalmente de carne. El 20 de mayo
de 1754, el Procurador Francisco Martínez Nieto informó sobre
la dificultad para abastecer la ciudad y denunció que "algunos
vecinos, con el motivo de tener casa de campo en los caJJtinos reales, atraviesan
los comestibles"; solicitando la actuación de los Alcaldes Ordinarios
para que prohibieran esto, bajo pena de 25 pesos y dos meses de
cárcel "a cualquierpersona que coJJtpre víveres fuera del lugar, sin d(]ar!os
entrar a la plaza pública". Las medidas no surtieron efectos pues
años mas tarde, en 1757 se repitieron las quejas y las amenazas,
esta vez contra los vecinos que iban al otro lado del río y
atravesaban cuanto venía, especialmente las harinas y ganados
que luego mataban y revendían (AHR, Girón-]ud 10:1871~v. Girón-Civ 1766-
69:36v-37v). El desabastecimiento de este año se debía
fundamentalmente a una epidemia de viruela que azotaba la
región, especialmente al casco urbano de Girón. Los campesinos,
para evitar su contagio, no traían los productos hasta la ciudad,
razón por la cual el Procurador, Diego Carlos Caruz, propuso
que se construyera una ramada en el sitio de la ''Mano del Negro"
(actual Floridablanca), para que los campesinos bajaran los
productos hasta allí y otros los trajeran hasta la ciudad y les
llevaran lo que ellos necesitaran (AHR, Girón-Civ 1766-1769:37).

Estos problemas se volvieron a presentar en 1765, 1775, 1783 y


1790, siendo los principales enjuiciados los pulperos y los
Regidores Julián Rey e Ignacio Rey, quienes fueron acusados de
desempeñar el "vil oficio de la regatonería", es decir de atravesar
los géneros en los caminos para revenderlos en la ciudad (AGN,
Res 57:101; 56v. 37:4231; 818, 824). La defensa de los acusados permite
vislumbrar lo que acontecía en el sector rural. Tanto Ignacio
como Julián Rey aceptaron que vendían géneros y carne a los
«Jnas necesitados, al precio coniente y muchas veces perdiendo por darlas

164
Poder Po(ítico Loca( CaMio de Girón Siq(o XVIII

al fiado», lo cual debilitaba al mercado urbano y hada parte de


las formas de endeudamiento a peones y agregados.

A finales de la década de los años ochenta y durante los noventa,


se presentó una nueva escasez de carne. El Cabildo debió invertir
más de 300 pesos en el establecimiento de la carnicería para
facilitar la labor de los proveedores, prestar 200 pesos a Javier
Pérez para que con ellos, "aprontara ganados y s1pliese la escasez de
carne" (AHR, Girón-Not 1789-1790:17r-18r) y autorizar incrementos de
más del 100% en el precio de la arroba de carne, como medidas
tendientes a conjurar dicha emergencia. Esta situación justificó
la iniciativa para emprender el proyecto de la casa de carnicería
en la ciudad de Girón; con su respectiva carraleja y demás
amaños como pesas, romanas y herramientas, para que los
abastecedores beneficiaran sus ganados y contribuyeran a la Renta
de Propios con un real por cada res que sacrificaran 82 • El
establecimiento de la carnicería buscaba asegurar el abasto y tratar
de controlar un poco el abigeato, pues desde 1788 se había
prohibido que se matase o vendiese res alguna, sin informar
previamente a la Real Justicia y comprobar que ésta había sido
bien habida (AHR, Girón-]ud 1b:16581~1660v). Dos años más tarde, en
1792, la Junta Municipal de Propios propondría separar el remate
de la carnicería en Girón de las otras Parroquias, pero el
Gobernador se opuso alegando que en Girón había casa de
carnicería y estaba prohibido matar fuera de la dudad. En 1798
se informó que desde que se había establecido la carnicería en
1790, y hasta 1797, se habían obtenido 604 pesos, de los cuales
se habían repuesto los 300 pesos invertidos en la adquisición de
la casa, las corralejas y amaños de ella; además se habían
comprado pesas, herramientas, y cueros para beneficio de los

82
La pretensión de establecer la carnicería tenía una historia de más de medio sigo,
pues ya en 17 54 se ordenaba que se siguiera adelante con la construcción de la
casa de carnicería. (AGN, WA, 14:580-600v; Cab 10: 1691~111)

165
Centro áe Esturíios Reqiona{es -UIS

abastecedores (AGN, Cab 6:233-241r; IVA 14 601v-602r). Para 1802 el


ran10 de carnicería se remató en Girón por 30 pesos, por 20 pesos
en Bucaramanga y por lo mismo en Píedecuesta.

Como se observa este rubro tomó gran importancia, pues los


aportes que hacía a la Renta de Propios, entre 50 y 70 pesos
anuales, significaba que se mataban entre 400 y 560 reses, o que
se efectuaban operaciones en la carnicería por valores que
oscilaban entre los 2500 y 3500 pesos, si nos atenemos al
impuesto pagado por cada res que se sacrificaba en la carnicería
(AHR, Girón-]Nd 10:141; 215v. AGN, WA 1: 1010-1016; 14: 580-600, IC4 5:477r-
481v, Cab 6: 233-241).

Los "autos de gobierno" que emitían los Alcaldes Ordinarios y las


recomendaciones de los Procuradores, dejan ver que la población
urbana criaba cerdos para consumo y comercio en la ciudad.
Fue frecuente la expedición de medidas para que los dueños de
tales anhnales no los dejaran en las calles, para que los recogieran
en las noches y aún se reglamentó el número de cerdos que debía
tener cada farnilia: "dos, dado el petjuicio que se ha expetimentado
hacen en las casas J' tapias". Este tipo de actividad adquiría mayor
relevancia en los períodos de crisis, pero pasados estos años, la
porcicultura se percibía como un problema, dado que los cerdos
«cgectaban» el decoro de la ciudad

Aunque, en Girón no se registraron ni competencias ni conflictos


por el control de los abastos, la provisión de las carnes y la
carnicería siempre fue un escenario propicio que originó muchas
tensiones. Como ya se ha señalado, los Procuradores acusaron
en diferentes oportunidades a los Cabildantes más acomodados
de "desentenderse del bien común", al matar ganado, en sus haciendas
de campo, y sólo proveer a su familia, parientes y amigos más
cercanos. En los Juicios de Residencias, también fueron
frecuentes las acusaciones contra los Fieles Ejecutores y demás

166
Poáer Polltico Locaf: CaGMo áe Girón Siqfo XVIII

miembros del Cabildo por no vigilar y controlar los precios, pesas


y medidas, e inspeccionar las tiendas. Pero igualmente se
presentaron tensiones por el privilegio que tenían los Capitulares,
de ser preferidos en el abasto. En 1796, cuando arreciaba el
problema de la escasez, el Gobernador Gerónimo de Mendoza,
acusó a los Cabildantes de perjudicar a los pobres, al comprar la
carne «por piezas enteras» y de ser los primeros en proveerse.

Con el aumento de la población y el crecimiento de la ciudad el


problema de los Abastos se fue haciendo cada vez más complejo.
La población urbana crecía y la producción se orientaba
fundamentalmente hacía la explotación de cultivos agrícolas
como el cacao, caña, tabaco, algodón, etc., en detrimento de los
productos de pan coger y esta misma orientación tomaba toda
la economía regional. Pero la existencia de una amplia masa de
campesinos, como dueños de una pequeña propiedad o
arrendatarios del ejido de la ciudad y del resguardo de indios,
evitó que se presentaran períodos de escasez crónica de los
alimentos básicos para el consumo como el plátano, las hortalizas,
frutas para dulces y conservas, los granos, dado que ellos sacaban
al mercado, su producción excedentaria, etc. La pesa de la carne
vacuna podía ser sustituida con la del cerdo, la del cabro o aún
con la pesca que se realizaba en el río Lebrija o Cañaverales.

El Cabildo, como institución corporativa, y los diputados que


asumían, año tras año, la función de controlar los abastos de la
ciudad, tenían muy poca capacidad para controlar efectivamente
este aspecto. La región no era ganadera por excelencia, ni sus
alrededores tampoco, por ello cuando se presentaron los períodos
de desabastecimiento, la medida más efectiva fue la de aumentar
el precio de la carne, lo cual perjudicaba en forma desigual a los
distintos sectores de la sociedad, de ahí las constantes quejas
que quedaban consignadas como testimonio en los Juicios de

167
Cmtro ríe Est11rlios Reqionafes - UIS

Residencia, sin que tuvieran ningún efecto real en las políticas y


medidas que tomaba el Cabildo (A.GN, IJJJp T'ár 13: 670-675).

y las
licencias respectivas
Otra de las funciones que debía cumplir el Cabildo, era la de
controlar los locales comerciales que se establecieran en su
jurisdicción, cualesquiera fuera su naturaleza. Este control lo
ejercía mediante la concesión de licencias y la exigencia de
fianzas, las cuales debían renovarse anualmente y por las cuales
cobraba un derecho. La ubicación estratégica de la ciudad de
Girón, sobre el carnina real que conducía de Santafé a Maracaibo,
además de los dos puertos fluviales que la acercaban al río
Magdalena, la convirtió en uno de los principales centros
comerciales de la región. A la ciudad llegaban, provenientes de
Mompox y Cartagena: ropas, mercería y vinos entre otros
productos; y por ella salían para las «provincias de abajo»: lienzos,
alpargatas, tabacos, azúcares, conservas, ajos, anís y cacao, cuyos
cálculos de exportación se cifraban para este último en unas 500
cargas anuales (More110y Esca11dón, 1985:466). Este tipo de producciones,
sumado al oro de subida ley, que se sacaba de los aluviones de la
región, posibilitó que en ella se fueran asentando algunos
comerciantes que cada vez más ampliaban su radio de acción y
se convertían en proveedores de las ciudades, villas y lugares
comarcanos, tal y como lo haría el Alférez Real, Juan Alonso
Carreazo en la segunda mitad del siglo XVIII.

Esta condición de centro comercial por excelencia hizo que el


Cabildo de la ciudad desarrollara una activa participación para
favorecer y proteger los intereses de los mercaderes y tratantes,
de la acción de la Real Hacienda, de los contrabandistas que no
pagaban derechos y aún de los fabricantes de obrajes y
propietarios rurales. A mediados del siglo, en 17 54, el Alférez

168
PotÍer Pofítico Loca( Ca6ifáo áe Girón Siqfo XVIII

Don Lorenzo de Navas exigió, a nombre de los mercaderes de


la ciudad, que se "aclarara el verdadero sentido del real producto de
impuestos sobre los cacaos J' demás prodttctos de este país, que se conducen
por los pttertos de Cañaverales y Botijas'' ( AGN, Cab 1: 967). La protesta
se debía al hecho de que en Girón se cobraba montos fijos a la
salida de los productos: tres pesos por carga, cuando lo estipulado
en la ley eran las tarifas porcentuales de 2.5% de salida y 5% de
entrada, según el precio de cada producto. Con el sistema de
monto fijo, los impuestos que se cobraban en Girón, alcanzaban
el orden del 15 y 25%, además de no tener en cuenta las caídas
de los precios, lo cual era, para el Alférez, una injusticia.

Una segunda línea argumentativa que utilizó dicho funcionario,


fue la de que dichos impuestos no se pagaban en los puertos de
salida, sino a la .entrada de la ciudad de Cartagena, buscando
con ello en la práctica que los mercaderes de Girón no pagaran
los derechos, pues la mayor parte de dichos comerciantes sólo
lleyaban los productos hasta Mompox, desde donde eran
distribuidos a otras regiones del Nuevo Reino de Granada.
Apoyado en las tarifas que había propuesto en 1729, Bartholomé
Tienda de Cuervo, para los géneros comestibles, Navas solicitó
"eqttidady justicia" para beneficio del comercio y sin perjuicio del
Real Erario, pero no fue atendido en su petición. Tampoco pudo
el Cabildo modificar dicho sistema y las tarifas señaladas, durante
el decenio (17 54-17 63) que administró directamente los ran1os
de la Real Hacienda, pues no estaba autorizado para tomar este
tipo de decisiones 83 •
83
Las tarifas que se cobraban en 1759 eran: 2% en todas las ventas, contratos o
permutas. Por libra de oro que se registrara 6.5 castellanos. Las importaciones
pagaban lo siguiente: 10 pesos cada carga de mercadería, 5 pesos carga de mercería,
y 2 pesos 4 reales carga de vino. Las exportaciones de la provincia con destino a
Mompox y Cartagena: carga cacao 3 pesos; carga de lienzos del país 2 pesos; carga
de tabaco un peso; carga de azúcar un peso; carga de anís un peso; carga de
alpargates un peso. En 1754 se había estipulado que la sal no pagara impuestos.
(AHR, Girón-]11d 10: 193r-197, 266-267).

169
Centro de Estudios Reqíona{es-UIS

En la década de los sesenta se originó una nueva tensión, esta


vez entre los mercaderes y el Gobernador Francisco Baraya y
Lacampa. La protesta fue encabezada por el Alguacil Mayor
Salvador Navarro Moreno y el Procurador General, Diego de
Espinosa, quienes acusaron, ante la Real Audiencia, en abril de
17 61, al mencionado Gobernador de "exceso de autoridad e
intromisión en funciones propias del Cabildo", al cobrar los derechos
de guías y tornaguías, licencias, etc., lo cual perjudicaba a la
dudad (AGN, Imp Vár 1:367-372), pero estas quejas igualmente
debieron ser desatendidas, dado que en el informe final de la
gestión que presentó el Gobernador, uno de sus mayores méritos
fue haber logrado incrementar los ingresos de la Real Hacienda
de Girón de 67 5 pesos anuales, para el quinquenio 17 58-17 62
cuando había estado a cargo del Cabildo con sus Alcaldes
Ordinarios, a 2088 pesos cuatro reales, en el quinquenio siguiente,
es decir que el funcionario logró un incremento superior al 200%.
Este resultado se debió en parte a la autorización dada en 1763,
para cobrar el 2% de los derechos de Alcabala a los frutos y
comestibles que se introducían de fuera de la ciudad (.AGN, Colonia,
Res:113-114).

La regulación de la actividad comercial también favorecía los


intereses de los mercaderes y tratantes asentados en la ciudad.
Reiteradamente se estipuló en los autos de gobierno, que todo el
que trajera mercaderías y géneros alimenticios debía avisar a los
funcionarios de la Real Hacienda para el cobro de las Alcabalas
y demás derechos, y que tenía que expenderlos al por menor,
durante tres días en la plaza pública, antes de intentar cualquier
negociación al por mayor. Esta medida estaba justificada en la
intención de favorecer a los ''pobres y evitar el acaparamiento". Pero
la ciudad sólo tenía comercio activo los días sábados y domingos
cuando los hacendados, estancieros y campesinos bajaban a la
ciudad con sus productos, de tal forma que el comerciante

170
Poder Potítíco Loca( CaGiMo de Gírón Siq{o XVIII

forastero se veía enfrentado a la competencia local, y m.ás aún a


la legislación que le imposibilitaba cualquier negociación de alto
valor; lo que hada que muchas veces estos optaran por marcharse
antes del término señalado, favoreciendo así a los mercaderes y
tratantes locales que terminaban abasteciendo a pulperos y
vecindario en general. Estas medidas se complementaron con la
decisión tomada en 17 58, cuando el Cabildo prohibió que los
forasteros vendieran víveres y demás, en los valles de Sogamoso
y Río Negro, para evitar el contrabando y la evasión del pago de
los derechos reales, para lo cual se había nombrado capitanes
Aguerra en los puertos de Sogamoso y Botijas, pero igualmente
para impedir que estos mismos comerciantes adquirieran las
producciones de estos lugares, especialmente el cacao (AHR, Girón-
Civ 1766-1769 37v-38v).

En varias ocasiones los labradores, estancieros y mazamorreros


se quejaron de los sisten1as de endeudamiento a que los tenían
sometidos los comerciantes. Como afirmaba el cura de
Piedecuesta en 1802:
para que una provincia sea tica necesita que se extraigan los frt/tos propios
delpaísJ' aqttí no hqy masfrutos qtte extraer qt1e son algodonesy cacaos. El
labrador los vmde a ínfimo precio porque t~cibe tllJ año antes el precio de
ellos y si no cogió algodón o cacao al tiempo del pago son los afanes y
cztltivat; en lt¡gar de hacerlosjelices, a mttchos los hace pobresy 111iserablel4

Este sistema que utilizaban los comerciantes gironeses de


proveer a crédito era bastante extendido y el Cabildo había
tratado de regularlo sin mayor éxito. En 1750, ante denuncias de
que los mercaderes incrementaban el valor de las deudas, entre
un 30 y 50%, como condición para ampliar los plazos, prohibió
este tipo de prácticas con multas de hasta 100 patacones, a quién
84
Juan Buenaventura Ortiz, inteligentemente había encauzado el descontento de
los mazamorreros adscritos a la Alcaldía Mayor de Bucaramanga, contra los
mercaderes y tratantes de Girón, para apoyar su solicitud de desagregación de
Girón. (AGN, Pob S. 2: 440r-441v).

171
las ejerciera; y en 1762 el Procurador solicitó que se prohibiera
que los mercaderes fiaran a los "inhábiles de bienes y q11e en sus
plazos no p11eden sati~facerlos1 so pena de no aceptar ms demandas
posteriores, ni obligarlos a paga11' (AHR, Girón-Jud 12:349-350). Pero basta
ojear los juicios civiles y las testamentarias y mortuorias de los
principales comerciantes para comprender la inutilidad de este
tipo de decisiones, pues el sistema de venta a crédito, hada parte
de los mecanismos de extracción de los excedentes económicos,
que encadenaba en una relación de explotación y dependencia a
bastos sectores sociales, en beneficio de la acumulación de los
principales comerciantes de la época.

Es de aaotar que inicialmente fueron los propietarios de tiendas


de pulperías los que acudieron a sacar sus licencias, pero con el
transcurso del tiempo, la diversificación de la economía regional
y la necesidad de ofrecer algunas actividades recreativas
posibilitaron el surgimiento de las mesas de truco, los boliches,
además de los tejares, y por ende también el otorgamiento de las
licencias respectivas. Si a comienzos del siglo se anotaban una o
dos tiendas, para 1790 se registraban 6 tiendas y cinco mesas de
truco, en el casco urbano de la ciudad. En 1800 se contabilizaban
en Girón, además de las tiendas y mesas de truco, tres hornos de
teja y dos juegos de boliche; en Piedecuesta tres mesas de truco,
4 juegos de boliche, tres tiendas y tres hornos de teja; en
Bucaramanga, tres mesas de truco y tres hornos de teja.
Finalmente en 1802 se contaron dos tiendas en Girón y dos en
Piedecuesta, cuatro mesas de truco en Girón, tres en Piedecuesta
y tres en Bucaramanga; una cancha de boliche en Gi:t:ón y tres en
Piedecuesta, dos tejares en Girón y dos en Bucaramanga (AGN,
Res 37:602v; ICA 5: 479r,- AHR, Giró11-]11d 33:351r-352v). El costo de estas
licencias no varió mayormente a lo largo de la centuria, así
entonces las tiendas de pulpería o abastos debían pagar
anualmente tres pesos, las mesas de truco, garitas y bolos, cuatro

172
Poder Po(ítico Loca( Ca6i{do de Girón Siq(o XVIII

pesos y los trapiches de caña y horno de teja, doce reales cada


uno (AHR, Giró1J-jttd 10:141~ 215v. AGN, IVA 1:1010-1016; 14:580-600, ICA
5:411r-481v, Cab 6:233-241).

La producción de obrajes y los oficios artesanales


La producción de obrajes y los oficios artesanales, también
intentaron ser regulados por el Cabildo, durante la época Colonial.
En este sentido, los esfuerzos estuvieron orientados a garantizar
que se conservaran las medidas señaladas y el peso, además de
tratar de formar los gremios artesanales. En 17 49 se denunció
que la vara de lienzo sólo tenía tres cuartas partes de lo estipulado
y que había disminución en el pesaje de la libra de tabaco y
aumento de su precio en forma irregular. Para 1750 se ordenó
que los tejedores hicieran el lienzo de una vara de ancho, so
pena de perder los telares, y que los tabaqueros fabricaran el
mango de media libra y si les faltaba, el producto debía quemarse
en la plaza pública; pero nuevamente en 17 57 el Procurador se
quejaba de estas prácticas y señalaba que por esto, los lienzos de
la región estaban perdiendo "estima", lo cual perjudicaba a todos,
especialmente a los comerciantes que debían venderlas por
"varas" (AHR, Girón-Jttd 10:411~v. Giró11-Civ 1766-1769:36v).

En la segunda mitad del siglo se registró un esfuerzo por


conformar los gremios artesanales. El Procurador solicitó, en
1758, que el Ayuntaniiento nombrara uno o dos maestros por
cada oficio, pues hasta el momento no existía ningún maestro
de oficio declarado por este ilustre Cabildo, y que se les
asignara uno o dos muchachos, para que como aprendices
practicaran el oficio. La idea debió ser acogida e implementada,
pues enseguida el Regidor Decano mandaba que "toda persona de
bqja esfera y pobre) teniendo hijos los apliqtte a aprender oficios
entregándolos a los maestros" para lo cual les daba un plazo de ocho
días, o que dieran sus hijos a los labradores, para que iguah11ente

173
Centro ríe Estirdlos Reqiona(es-UIS

les enseñaran a trabajar (AHR, Giró11-Civ 1766-1769:36-37v. Girón-]ud 10:346-


348). Algunos gremios debieron consolidarse dado que en 1788 se
ordenaba que los que tuvieran que mandar a hacer alguna obra de
platería, sastrería, herrería, carpintería, debía contratarla directamente
con los maestros y no con los oficiales (,4HR, Girón-]11d 1b:1658-1668).

El arrendamiento de la bodega de Sogamoso


Ubicada en el sitio del Pedral85 , la bodega de Sogamoso fue
igualmente más significativa, puesto que alli se cobraba un impuesto
de bodegaje. Con el crecimiento de la producción agricola regional,
especialmente del cacao, algodón, tabaco, ajo y anís, y de la
producción de "lienzos del país", alpargatas, azúcares, mieles y
conservas (BN; Gobiemo, Tomo 6), que bajaban hacía los mercados de
Mompox y Cartagena, además de las mercancías que se importaban,
este ramo fue adquiriendo cada vez mayor importancia. Dependiendo
de las perspectivas comerciales, su remate oscilaba entre los 300 y
los 400 pesos por quinquenio, a un promedio de 60-80 pesos anuales.
R.'l.fael Hernández, por ejemplo, se comprometió a pagar 360 pesos,
por cinco años a partir de 1790, aunque en la primera década del
siglo XIX, el control de la bodega sólo se remató en 260 pesos.
Los ingresos globales de la Renta de Propios
Si en los primero años del siglo XVIII los escasos ingresos que
percibía la Renta de Propios provenían del otorgamiento de licencias
a pulperos, para finales del siglo y comienzos del XIX, el mayor
vollllnen de ingresos se obtenía por el arrendamiento de las cuadras
del ejido, por el remate de la bodega de Sogamoso y por el impuesto
85
La pem1anencia de comerciantes, tratantes, y transportadores, además de los
hacendados y estancieros dedicados al cultivo del cacao; dio lugar a un asentamiento
que adquirió características urbanas, hasta el punto que en 1731 un grupo de
hacendados solicitó la erección de una parroquia en dicho lugar, petición que les
fue concedida en el año siguiente, previa hipoteca de sus estancias y haciendas con
más de 10000 árboles de cacao para asegurar el pago de la congrua. (Maitínezy
Guerrero, 1995).

174
Poáer Po(ítico Loca( Caíii(áo áe Girón Siqfo XVIII

de carnicería. Así lo deja ver la estructura de ingresos de 1802 cuando


se obtuvieron 12 pesos por cuatro tiendas, 42 pesos por diez mesas
de truco, 8 pesos por dos canchas de boliche, 4 pesos 4 reales por
cuatro tejares, 70 pesos por el ramo de carniceria, 260 pesos por el
remate de la bodega de Sogamoso y 262 pesos por el arrendamiento
de las cuadras de tierra {A.HR, Girón-]ud, 36:564d78v).

De hecho, en las primeras décadas del siglo, los ingresos del ramo de
propios no eran significativos y el Cabildo estaba casi siempre sin
recursos. En 1719, el Mayordomo inforrnó que había recogido 14
pesos, producto de unas licencias otorgadas a unos pulperos y que
había gastado seis pesos en luminarias, aseo y lumbreras para el
Cabildo. Un informe similar reportó el Mayordomo, en 1724, cuando
afirmó que no había de donde cobrar «los propios», pues sólo había
una tienda de pulpería que reportaba tres pesos, los cuales se gastaban
en "eJJJpq;ar la cárcel' (-"4GN, Cab 10:14r,· Res 37:602vJ. Esta situación debió
mantenerse para la primera mitad del siglo XVIII, pues aún para
1751 el Mayordom.o informaba que "los propios eran 111'!)' conos y no
alcanzaban para !os gastos de !a ciudad' (AGN, Cab 10: 215v); pero esta
situación cambió radicah11ente en la segunda mitad del siglo tal y
como se observa en el cuadro

La Renta de Propios registró un constante aumento, especiahnente en


las tres últimas décadas del siglo A.7\TIII, cuando se diversificó la
base impositiva, al facultar al Cabildo para parcelar los ejidos y darlos
en arrendamiento y se reestructuró su adniinistración. Pero lo que
realmente está reflejando este proceso de consolidación de la Renta
de Propios es el crecimiento econóniico y poblacional de la región.
La situación era tan positiva que durante varios años el Cabildo
registró superávit en su estado de cuentas y logró acumular un capital
patrimonial líquido que para 1791 ya sumaba los 700 pesos, por
lo que solicitó autorización para poner a censo parte de dicho
capital y financiar con los réditos algunos gastos como los que
demandaba el establecimiento de la escuela (-4.GN, IC/:15: 47kv,479r).

175
Cmtro áe Estudios Reqionafes -UIS

TABLA i 5. Ramo de propios-ingresos* Cabildo de Girón Siglo XVlll 86


ANO EJIDOS BODEGA LICEN CARNIC RENTAS DEVOL. TOTAL
1719 14 1L
1724 3 3
1755 45 45
1770 105.6 20 126.2 126.2
1775 204 20L
1776 267 26i
1777 245.5 245.5
1778 230.7 230.7
1779 449.3 449.3
1780 500 500
1781 412.2 412.2
1782 3170.4 166.1 483.5
1783 518.2 518.2
1784 401.1 19.6 420.6
1785 50 499.4 60.1 559.3
1786 71.4 452.3 45.6 498.1
1787 50 491 491
1789 50 335.3 23 355.::
1795 389 32.5 422.E
1796 454.2 48.3 502.E
1797 400.5 50 450.E
1799 301.4 150 33 57 541.4 54U
1802 262.5 260 66 70 659.1 23.3 682A
1810 600-700 600-70(

* Pesos de 8 reales. El decimal indica reales.


Fuente: AHR, Girón-Jud 1O:14r, 215v; 33: 351-370. AGN, ICA 5:479r; IVA 1:
97-142, 14: 580-600v

Es de anotar que se mantuvo la estructura de cuentas del período. Así por ejemplo
el rubro de «Devoluciones» corresponde a gastos no ejecutados o deudas pendientes
de vigencias anteriores. Para los años en los cuales fue posible se especificó el
origen de los ingresos, según los rubros anotados.

176
Poder Político Loca( CaWdo de Girón Siq(o XVIII

ESTRUCTURA DE EGRESOS DEL CABILDO: GASTOS


E INVERSIONES

Una vez que se consolidó el ramo de propios, los diferentes


Mayordomos del Cabildo registraron las partidas de egresos de
una forma mucho más minuciosa, lo cual permite analizar
detenidamente algunos períodos concretos. En el caso de Girón,
las cuentas comienzan a ser detalladas en el último tercio de
siglo, y es a través de estos registros que se puede establecer no
sólo la gama de asuntos con los cuales debía contribuir el Cabildo,
sino también la magnitud de esas contribuciones, además de
señalar las tendencias de la estructura de gastos e inversiones.
Para una mayor comprensión y atendiendo a la naturaleza de los
gastos, se condensaron las partidas en la tabla 16.

FIGURA 6. Total Egresos del Cabildo 1770-1802

VARIC:S

PRESC:S Y SEGURIDAD

SALARIC:S

SALUD

FIESTAS

OO<REC:S

O.PUBLICAS

o 500 1000 1500 2000 2500 3000

177
Centro de Est1tdios Reqio11afrs -UIS

TABLA i 6. Relación de Egresos Cabildo de Girón i 770-1802


~O.P. c. F. s. SAL. P.S v. T.
289.1 157.4 30.7 675 1152.'
1775 41 7.2 9.4 57.E
1776 261.1 3 45 111 222 642.1
1777 22 7.4 41 68.3 34.7 173.E
1778 132 5.2 58 54 30 87 366.,
1779 8.4 3.7 70.6 44.4 26.6 154.3
1780 1.7 5.3 50 38.3 46 141.4
1781 92.4 15.2 155.6 17.4 62.5 606.2 75.3 1025.3
1782 75.5 26.3 20 33 21.3 7.5 184
1783 2 12.3 162. 176.4
1784 130 3.7 26.6 8.5 26.1 196.1
1785 35.i 17.3 22.7 23 279 377.3
1786 3 43.5 32.5 233.6 312.5
1787 92.2 23.4 17.3 49.3 182.2
1788 16.3 9.3 16 10 24 3 33.3 112.1
1789 1.2 44.2 135.4 32.7 257.5 471.4
1795 50 145 176.5 351.3 723
1796 50 298.7 126.4 475.3
1797 410 17 16 88 192 723
1799 20 12.3 46 214 10.1 302.4
1802 167.1
Total 1692 381.8 852 60.4 1383 1345.7 2231

O.P:Obras Públicas, C:Correos, F:Fiestas, S.Salud, SAL:Salarios,


P.S:Presos y Seguridad, V:Varios y T:Total
Fuente: AHR, Girón-Jud 1O:14r, 215v; 33: 351-370. AGN, ICA 5:479r; IVA i:
97-142, 14: 580-600v

Inversiones en infraestructura: vías y obras publicas


Considerando que los Cabildos no estaban autorizados para
establecer impuestos, la apertura de nuevas vías de comunicación
debía contar con el apoyo de las autoridades superiores, si su
financiación dependía de alguna derrama especial o del

178
PotÍer Pofítico Loca{; CabiftÍo tÍe Gírón Siqfo XVIII

establecimiento de algún pecho. Ordinariamente la composición de


los caminos era una labor que estaba a cargo de los Alcaldes de la
Santa Hermandad y del Alcalde Provincial. Para su financiación el
Ayuntamiento recurría a mecanismos mixtos, donde los usuarios
directos: comerciantes, propietarios y campesinos, o bien arreglaban
los trayectos que lindaban con sus propiedades o bien aportaban
mano de obra y algunos materiales, madera especialmente; y de la
Renta de Propios se sacaban algunas partidas para cubrir los otros
gastos que demandaba la reparación o composición de los caminos.
Algunas veces se establecían tarifas específicas como aconteció en
1770 cuando se fijó un pecho de dos reales por carga para financiar
la reparación de los caminos que conducían a los puertos de
Sogamoso y Cañaverales, el cual debía ser pagado por los dueños de
mulas y propietarios de las cargas (AGN, Res 58: 311; 58v, 114). Es de
anotar que una Real Orden de 1779 mandó a arreglar los caminos
con cargo a las cuentas del Rey, pero esta fue suspendida rápidamente
por otra Real Cédula que ordenaba que fueran los Gobern.'ldores y
demás los que se encargaran de arreglarlos a costa de los beneficiarios
(AGN, Cab 10:27,169r; 1:234-239).

En 1777, el Gobernador Francisco Baraya y Lacampa, estableció


una derrama pública entre los comerciantes, hacendados y gente de
mediana comodidad, cuyo monto superó los 1000 pesos y al año
siguiente, considerando que la Renta de Propios era el ''principal
fando qtte debía soportar los aliños de los caminos púb!icol', exigió la entrega
de todo el dinero que tuviera en su poder el Cabildo para dedicarlos
a este propósito, monto que ascendió a 217 pesos (AGN, Res 37:195-
1991). En 1790, el Juez de Residencia ordenó al Cabildo que fabricara
tres tambos o ramadas en la quebrada de los Santos, en la boca del
Monte y en los arrabales de la ciudad, inmediatas al camino que iba
al puerto de Sogamoso, pues no se explicaba cómo habiendo en
caja 1316 pesos no se invertían en estas obras públicas que eran
de interés.

179
Centro ríe Esturfios Reqiona(es-UIS

Los principales caminos de la Provincia de Girón eran el camino


real que comunicaba a Santafé con Maracaibo, y los que partían
con destino el río Magdalena, como eran el que iba al puerto de
Sogamoso y el que arribaba a Puerto Botijas. Los demás, el que
iba a la Mesa de Jéridas y los que unían a las parroquias
comarcanas se pueden considerar como secundarios. Aunque el
Cabildo rutinariamente, año tras año, ordenaba la composición
y aliño, ciertas empresas como la apertura del "camino al Sogomoso"
requirió de especial atención y tuvo que ser financiada con "pechos
o contribuciones". En 1718 se ordenó abrirlo y el Procurador solicitó
jueces para que se encargaran de coordinar el desarrollo de la
obra, en 1720 el Cabildo determinó que las costas de su
composición, junto con el de Botijas-Cañaverales, se repartieran
equitativamente entre los dueños de mulas que transitaran dicha
vía, delegando en el Alguacil Mayor la ejecución de dicha orden;
en 1724 dicha labor fue coordinada directamente por el
Gobernador y en 1754, en desarrollo de la comisión dada a
Lorenzo de Navas, el Cabildo obtuvo licencia del Virrey para
adelantar los trabajos e imponer un gravamen por cada carga
que transitara por dicha vía, siendo el Gobernador el principal
agente financiador, pues, según informe del Cabildo, los <propios
no tienen dinero para estos gastos» (,4HR, Girón-Jud 10:5,13,27,28,199-
204,221,258r. AGN, Cab 10:131} 28r, 199r-204r, 221r-v, 258r).

Es de anotar que a una parte del camino real, el que unía a Girón
con San Gil, fue necesario prestarle atención, especialmente el
trayecto de la cuesta del "Volador", pues cada invierno lo dejaba
en condiciones intransitables por lo que era necesario que "los
vecinos, traficantesy campesino!' contribuyeran para pagar los salarios
del maestro y la manutención de los peones encargados de
repararlo, además de colaborar con herramientas, bueyes y
madera. Iguahnente aconteció con el camino que conducía a la
Mesa de Jérida "-un lodazal que en invierno se hace intransitable" - y

180
Poder Pofítico Loca{; CaGi(Jo Je Girón Siqfo XVIII

el de "Pantano Grande", en el cual debían colaborar los vecinos


de Piedecuesta y el sitio de los Santos. En cuanto a puentes se
refiere, es necesario mencionar el caso del puente rio Frío
en el camino de Girón-Santafé, pues en 1757 fue necesario
reconstruirlo dado que las vigas estaban totalmente vencidas y
podridas y en 1765 se le colocó una cubierta de palma para evitar
mayor deterioro (AHR, Girón-Civ 1766-1769: 36r, 38r-v).

La salida al río Magdalena, por los ríos Cañaverales y Sogamoso,


favorecía los intereses comerciales de la dudad. A pesar de los
peligros y la poca navegabilidad que ofrecían estos ríos en algunos
trayectos, lo que obligó a construir caminos alternos, en sus
desembocaduras se establecieron bodegas de almacenamiento,
que con el paso del tiempo dieron lugar a sitios de poblamiento
urbano como fue el caso de San Joseph del Pedral (Aiartínezy Guerrero,
1995). En algunos años la construcción y reparación de estas
bodegas demandó inversiones de parte del Cabildo,
especialmente en los años 1784 y 1797 cuando invirtió 130 y
250 pesos en la ''fábrica de una casa de bodega y refacción de otra en el
puerto de S ogamoso".

El equipamiento urbano
La configuración del espacio y las instituciones urbanas fueron
el resultado de un proceso de larga duración que no había
terminado aún, cuando finalizó la Colonia. Para comienzos del
siglo XVIII, el paisaje urbano de Girón estaba compuesto
fundamentalmente por unas cuantas cuadras con casas de paja y
calles sin empedrar (AGN, Res 37: 600. AHR, Girón-]11J 10: 27r). Las
acciones del Cabildo estuvieron orientadas a garantizar el
poblamiento y el desarrollo urbano de la ciudad. Una y otra vez
ordenaron que los vecinos edificaran sus solares y los mantuvieran
"limpios y cercados", que asearan y empedraran la parte de la
calle que le correspondía y que los Alcaldes de la Santa

181
Cemro ríe EstiiiÍios Reqiona{es -UIS

Hermandad hicieran rozar "las entradas de la ciudad". En 1765,


para garantizar la continuidad del tendido de las calles,
establecieron que los arrendatarios de las cuadras de los ejidos,
colindantes con el casco urbano, dejaran "atrechos y callejones"
por donde transitaran libremente personas y ganados, y que no
se cercara las acequias que traían el agua a las labores y casas de
la ciudad. Igualmente ordenaron que los ejidatarios y demás,
cercaran sus labores con vallados de tapias, piedra o piñuela,
pues ya la madera escaseaba, especialmente el palo de cuchara,
que era el mejor y el que más se utilizaba en las construcciones
urbanas (AHR, Girón-Civ 1766-1769:38r-v).
Los riesgos de calamidades más comunes eran los de los incendios
de las casas de pajas y el de las crecientes del río. Para tratar de
conjurarlos el Cabildo recomendó que los vecinos tuvieran
"escaleras de cuatro varas de largo para contener los incendios en las
alturas", y para evitar las inundaciones ordenó que no se cortaran
los árboles cercanos al río, y luego, en 1790, se construyó un
cimiento en el sitio de la mina (AHR, Girón-]ud 10:5v-121;1691).

Un signo del crecimiento del casco urbano de la ciudad, lo señala


la disputa que se presentó entre el Cabildo y el Gobernador,
para mediados del siglo, por la construcción de un puente sobre
la quebrada de las Nieves. El Procurador había solicitado en
1754, que se construyera dicha obra para "ttnir la cittdad con el otro
banio", pero el Gobernador se opuso, aduciendo la ausencia de
recursos con que realizarla y la necesidad de poblarla
ordenadamente, dado que aún había cinco solares, inmediatos a
la iglesia y a la plaza, que estaban desiertos (AHR, Giró11-]11d 10:165-
171). Según el informe que presentó, años mas tarde, el Alcalde
Ordinario Lorenzo González del Busto, la obra se hizo con
recursos de los propios y la colaboración de los vecinos, quienes
aportaron la mano de obra y la madera (AGN, Res 37: 816).

182
Po.ier Pofftico Loca( CabiMo ríe Girón Siq{o XVIII

Pero la consolidación urbana de la ciudad estaba dada por la


construcción de los recintos que simbolizaban la estructura del
poder como la Iglesia, la casa del Cabildo, la Cárcel, etc., y de
aquellos que se utilizaban para prestar ciertos servidos como la
Carnicería, el Hospital y la Escuela. La construcción de estas
obras no sería nada fácil, pues no existía ninguna política que
contribuyera a su financiamiento y la mayoría de las veces debían
asumirla los vednos.

Entre las obras públicas hay que mencionar especialmente la


casa del Cabildo, pues ella no sólo era el símbolo de ostentación
del poder real, donde funcionaba la institución que representaba
al Rey, sino que también era la sede de la cárcel de la dudad.
Durante buena parte del siglo, año tras año, los miembros del
Cabildo se quejaron de la magra situación en que se encontraba,
especialmente cuando algún preso escapaba, tal y como aconteció
en 1754, cuando rompieron las paredes y huyeron varios de ellos
(AGN, Cab 10:179r). Sin embargo, es sólo hasta finales de la década
de los setenta cuando las autoridades decidieron prácticamente
reconstruirla de nuevo. En 1776, se gastaron cerca de 100 pesos
en las obras de la casa del Cabildo y se mandó construir la
barandilla, el arco, los asientos y las sillas, pero esto no bastaba.
Por ello se solicitó autorización para imponer una derrama que
financiara su reconstrucción, la que se obtuvo de parte del Virrey
Flórez el 21 de marzo de 1777, distribuyendo y repartiendo entre
los vecinos los. costos de la obra que estaba justificada por la
"notoria estrechez de la casa del cabildo y su cárcel (siendo) conveniente por
decencia y beneficio de todo el vecindario la constmcción de m1evas piezas)
extensión y refacción de otras". Pero un año más tarde, apoyado en
un auto del 17 de julio de 1778 del visitador Antonio Moreno y
Escandón, el Gobernador ordenó realizar una nueva contribución
que ascendió a 682 pesos "con las muchas maderas y materia/el' con
el fin de refaccionar, esta vez, la "real cárcel'. Años más tarde, en

183
Centro le Estudios Reqionafes-UIS

1791, nuevamente se informó sobre la reparación de la casa del


Cabildo, gastando en ello 200 pesos (AGN, Res 37:409, 4151; 464; ICA.
5:477--t85). En 1797 el Cabildo gastó 160 pesos para reparos y
seguridad de la cárcel, además de los 47 pesos que recibió el
comisionado, José María Salgar, por adelantar la obra de la cárcel.

Estas inversiones se pueden considerar como extraordinarias,


pues de año en año se encuentran partidas que cubren gastos en
arreglo de barandillas, chapas, candados, llaves, tachuelas, pintura
de cuartos, compostura de techos, puertas, ventanas, estantillos,
asientos, sillas, etc., con montos que no superaban los 50 pesos.
Igualmente fue necesario efectuar otros gastos para contener
las crecidas del río, tal y como ocurrió en los años de 1782 y
1785.

La iglesia fue una obra que requirió la atención del Cabildo


durante todo el siglo. En 1706 el Gobernador Diego Mantilla de
los Ríos, informaba a la Real Audiencia que la iglesia "había
padecido ruina", por lo que había decidido invertir su salario en la
reconstrucción de la misma, estando actualmente la obra ''fitera
de cimientos, por una vara en redondo de cal y zar¿ja" y se estaba
labrando las maderas y haciendo la teja y el ladrillo, preguntando
además sobre el mecanismo más expedito para financiarla (AGN,
Cab 10:4601,4611~. Para 1707 la obra había sido suspendida, pues no
había con que pagarle a los maestros, carpinteros y albañiles,
además de haberse agotado las maderas. Esto motivó al
Procurador Gutierre Mantilla de los Ríos a solicitar la realización
de un Cabildo Abierto donde los vecinos se comprometieron
con la realización de dichos trabajos. En esta oportunidad se
acordó construir los hornos para que los vecinos colaboraran en
la elaboración de la teja y se recogieron además 200 pesos,
comprornetiéndose los contratistas a entregarla "acabada, entefada
y eJJJpaifetada" (,4HR, Girón-Civ 1702-1736:52r). Sin embargo, en 1719 se

184
Poder Pu(ítico Locaf: CaGi(áo cíe Girón Siq(o XVIII

manifestaba la urgente necesidad de terminar la obra,


especialmente sus puertas y ventanas, pues el ganado solía entrar,
apacentar y "comerse las velas y el sebo" (.A.GN, Cab 1:24).

Para mediados del siglo el problen1a era otro, pues el Procurador


Lorenzo de Navas argumentaba que la iglesia era muy pequeña
y la gente no cabía dentro de ella, por lo que se propuso una
nueva derrama para ampliarla a dos naves. Aunque no hay
resolución final al respecto, lo cierto es que en 1790 se informó
que los costos de la fabricación de la iglesia ascendía a más de
4000 pesos y que el Gobernador y el Virrey habían realizado
significativos aportes (.A.GN, Cab 10:258r).

Quizás, sobre lo que menos hay información es acerca del hospital.


De hecho este no era un asunto que preocupara demasiado a las
autoridades locales y virreinales. En 17 54, en un Juicio de Residencia,
se dejó constancia de la necesidad de que tanto el Gobernador como
el Cabildo debían seguir con la "obra del hospital', y, a comienzos del
siglo XIX, el 18 de febrero de 1802, ante la ruina inminente del
existente, el Cabildo informó que compraría una casa "capazpara el
hospital de pobres ergemiol' para lo cual contaba con cerca de 1000
pesos (AGN, Cab 1:3741c397v; 10:1691cv).
Administración y litigios
Parte fundamental de la actividad del Cabildo era lo relacionado
con la defensa y ampliación de la jurisdicción de la ciudad, así
como la de los términos de los ejidos. En este sentido es
importante considerar entonces los rubros que aparecen
relacionados como "Varios'~ "Presos" y "Seguridad", y "Correos".
En el primer caso están incluidas las partidas que no tenían una
destinación específica y todos los gastos ocasionados en los
interminables pleitos asumidos por el Cabildo cuyos montos eran
altos, si se relacion con los ingresos percibidos por la Renta de
Propios durante los misn1os períodos.

185
Centro ie Estudios Reqíonafes -UIS

Para atender algunos de estos casos fue necesario enviar


comisionados a Santafé de Bogotá. Así sucedió en 1754, cuando
el Cabildo envió como apoderado a Lorenzo de Navas 87 , con la
misión de buscar la rebaja de los derechos que se cobraban a las
exportaciones que se hadan hacia "las provincias de abqjo", la
anulación del impuesto de requinto para los mulatos que residían
en los sitios de Cañaverales y San J oseph del Pedral y la
autorización para abrir un nuevo camino de Girón al río
Magdalena, además de gestionar la prohibición de la importación
de harinas desde Cartagena a Mompox, para que se
comercializaran las harinas del Reino, y la autorización para erigir
un curato en el puerto de Cañaverales, donde ya había una capilla.
Aunque las gestiones de Navas fueron satisfactorias, cuando pasó
la cuenta de cobro por 580 pesos que había gastado en "abio)
subsistencia y demás"; el Cabildo se escandalizó (AGN Cab 10: 183r-v).

Igualmente en 1756 el Cabildo ordenó que el Procurador Antonio


Salgar se desplazara a Santafé para diligenciar la extinción del
Resguardo de Bucaramanga y su conversión en ejidos para la
ciudad de Girón. Aunque el Comisionado logró, en primera
instancia, que la Real Audiencia decidiera a su favor sobre el
particular, la decisión fue apelada y revertida posteriormente;
pero al igual que en el caso anterior cuando el Procurador solicitó
que se le reconocieran los 283 pesos que había gastado en fletes
de mulas, paje, arrieros, avíos, alquiler de casa, pago de honorarios
a abogados, procuradores, secretaría y demás, durante los tres
meses que había estado en Santafé, el Cabildo no sólo dudó de
la magnitud de los gastos, sino que alegó no tener dinero con
que pagar, y aún en '1777 Salgar solicitaba el pago de dicha suma
(ÁHR, Girón-Civ 1777-1179: 516-520). En 1796 la Junta Municipal de
Propios dispuso que el Cabildo sacara 200 pesos para cubrir "los

sujeto de primera distinción, patricio distinguido y capaz de desempeñar las


K ..

confianzas del Cabildo». (AGN, Cab 10:77r)

186
Poder Po[ítico Loca[ CaG¡{,{o de Girón XVIII

negocios y declaratorias" que debían atender sus Procuradores en


Santafé, en un pleito que se sostenía con el Gobernador.

En la defensa de los ejidos también se invirtieron 100 pesos en


1776 y otros tantos en 1783, en 1784 se libró un pleito con
Ignacio Valdivieso por unas cuadras de tierra, en 1786 se atendió
lo relacionado con la agregación de la Parroquia de Bucaramanga
y las tierras del resguardo, en 1788 se costeó el "aJJJrjonamiento del
cttarto del qido" y se sostuvo un pleito con Joaquín Martínez y en
1792-1794 se financió el pleito en que termilíló el remate de las
tierras del resguardo de Bucaramanga (,4GN PS, r.7:1: 387-396; Cab 1:
283-288; TS 741c811; MS item 6. Giró11-Civ 2a:546r-549r). Pero los mayores
gastos se ocasionaron en la década de los noventa cuando el
Cabildo debió costear los pleitos con las autoridades de Pamplona
y el Alcalde Mayor de Bucarani.anga, invirtiendo más de 700
pesos en la defensa de la jurisdicción de la ciudad de Girón (,4GN,
Cab 5:422-428), en 1799 más de 100 pesos y en 1806, 777 pesos en
el pleito que se sostenía con Juan Buenaventura Ortiz; además
de que en 1786 se habían gastado 100 pesos para tratar de evitar
que la Factoría de Tabacos fuera trasladada a Piedecuesta (,4GN
Cab 5:422-428).

Aunque no existía una estructura militar que demandara gastos,


ocasionalmente se debía incurrir en estos para la remisión de
presos y la defensa militar de la dudad; además de los aportes
que se le daban a las compañías de milicia que iban de paso. En
1778 se descontaron treinta pesos que se habían invertido en la
remisión de dos presos a J\fompox; en 1781, como resultado del
movimiento de los Comuneros, se enviaron doce reos a la ciudad
de Cartagena, la mayoría de los cuales estaban a cargo del Cabildo
de San Gil. Aunque en esta operación se gastaron 181 pesos,
seis reales, posteriormente dicho Cabildo devolvió la suma de
166 pesos, un real. El Cabildo por su parte invirtió en aquel año

187
Centro de Estudios Reqiona{es -UIS

la suma de 425 pesos en compra de armas y acuartelamiento de


milicias españolas para preparar la defensa de la ciudad.

En la cuenta de correos y papelería se incluyó la compra del


papel común, cañones y plumas para escribir, así como los gastos
por remisión de cartas a Santafé, Cartagena y otros lugares. En
el año 95, cuando los gastos por este concepto sumaron 145
pesos, el 20% del total, el Cabildo estaba enfrascado en los pleitos
de jurisdicción y remate de las tierras del Resguardo, enviando
continuamente "informes sttplicatorios a su excelencia".
La asistencia social: educación, salud y celebraciones
Como se anotaba en 1750, "todas las reptíblicas necesitan para stt
btten gobierno itJJponer a todos sus tJJoradores en los aditatJJentos qtte creen
observm; así en el servicio de Dios nttestro señ01; como de su A1qjestad
Católica) que Dios gttíe) para el mqor régimen) pazy tranqttilidad"
(AHR, Girón-Jud 1b:1658-1660v).

El Cabildo, con sus Alguaciles, Alcaldes Provinciales, Alcaldes


de la Santa Hermandad, Alcaldes Partidarios y Alcaldes
Ordinarios, debía garantizar el orden público y el control social
de la población en toda la jurisdicción de la Gobernación de
Girón.

Vagos y desempleados
El crecimiento de la población, registrado durante el siglo XVIII,
y su asentamiento en un ámbito bastante reducido, desencadenó
algunos problemas de sobrepoblación, dado el carácter rural que
tenía la economía de entonces. La emigración hacia otros lugares
constituyó una solución parcial al problema, pues gran parte de
esa población, especialmente la mestiza y los blancos pobres, se
quedaron en la región, constituyendo una masa flotante que no
tenía ninguna relación con la propiedad territorial. La ocupación

188
Poáer Poiltico Loca(; Caúi{do Je Girón Siq{o XVIII

de las tierras del Resguardo y el arrendamiento de las tierras del


ejido de la ciudad, constituyeron en alguna medida, paliativos a
aquella situación. Aunque exagerados, los cálculos de 1778
indicaban que la población asentada en el Resguardo de
Bucaramanga superaba las 400 familias y las 2000 almas. Para
su arrendamiento, el ejido de Girón se había dividido en cuadras.
En 1770, 38 arrendatarios tenían 71 cuadras arrendadas y para
1800, 75 arrendatarios habían tomado 189 cuadras.
El carácter de pequeña propiedad, que caracterizaba a la
economía regional, tampoco generaba mayores posibilidades para
absorber los incrementos de población, bien como "agregados' o
trabajadores. Pero esta dificultad interna, se veía agravada
periódicamente por la oleada de forasteros que migraban de un
lado a otro, huyendo siempre de la misma situación.

Las élites regionales percibieron este problema e identificaron a


esa masa poblacional como vagos y vagabundos. En esta categoría
incluyeron todos aquellos, forasteros, vecinos y demás, hombres
y mujeres que no tenían un vínculo o una actividad definida. La
forma como fueron evolucionando las rnedidas que tomó el
Cabildo para tratar de controlar a esta población, señala de
alguna manera, la magnitud del problema y la percepción que de
él tuvieron las élites políticas regionales en cada momento. Para
1721, se recomendaba que "los vagos sin oficio y que sean de petjtticios,
sin vecindad ni mansión constante, los destierren y e:xpulsen de ella" (AHR,
Girón-Jud 10:38r-v). A mediados de siglo esta población estaba
asociada a las imágenes del jugador, del ladrón y de la prostituta.
Lorenzo de Navas, por ejemplo, decía que "los vagabttndos y
haragane.f' que no vivían de su trabajo debían salir o buscar amo
a quien servir, so pena de cien azotes, pues además de vagos
eran rufianes que se dedicaban a robar para pagar sus deudas y
mujeres "qtte ganan por stts personas' (AHR, Giró11-Jud 10:411; 1691,171v ).

189
Centro Je Estudios Reqionales -UIS

En la segunda mitad del siglo, combinaron la estrategia de la


represión directa que se ejercía a esta población, con mecanismos
que buscaban presionar a las fuentes de empleo, es decir a los
hacendados y estancieros principalmente. En 17 58 se ordenó
empadronar a todo el vecindario, con distinción de per&onas y
calidad, para que diera cuenta de todas aquellas personas que
vivían como agregados en sus tierras y casas: quienes eran, como
se llaman, el oficio o ejercicio que tenían, etc. Con ello se
pretendía "octtpar al vagabundo o desterrarlo) pues toda la jmisdicción
estq llena de desorden" ~4HR, Girón-Civ 1766-1769:37v). En 1788 se ordenó
a los hacendados y dueños de tierra que debían informar de los
forasteros que trabajaban en sus haciendas y estancias, y en
adelante se les prohibía que les dieran empleo sin preceder el
permiso y licencia del señor Gobernador. A los forasteros, solteros
o casados, se les ordenaba que concurrieran dentro del término
de ocho días, a partir del auto, ante la Real Justicia, con los
documentos que acreditaran su justicia y estado 0HR, Girón-]ud
10:38r-v; 1b:1658r-1660v).

Las medidas siempre estuvieron orientadas a lograr que esta


población «btt.scara a!Jlo en qttien servim, se concertara o en último
extremo se desterrara de la jurisdicción. Los plazos que se les
otorgaron, oscilaban entre los tres días y el mes como máximo, y
en algunas ocasiones, como en 1765 se especifican los grupos
poblacionales que tenían que <<ponerse en regla: los de inferior clase y
solteros». Contra los forasteros, el mecanismo que más se utilizó
fue el de dificultarles el alojamiento en posadas y casas. En el
auto de gobierno de 1788 se ordenó que ningún vecino, ni en el
campo ni en la ciudad, podía dar posada a persona que no fuera
"notoriamente" conocida por honrada y de buena conducta, sin
antes dar parte y pedir licencia al señor Gobernador, pena de
tres días de cárcel.

190
Poder Po[ítico Locaf: CaGi/Jo de Girón Siq[o ){\lIII

Seguramente, un análisis detallado de la evolución económico


de la Provincia perrnitiría asociar el problema de la "vagancia»,
con sus ciclos económicos, pues no siempre una medida represiva
indicaba una crisis en la producción regional, dado que esa misnia
medida podía buscar el efecto contrario, es decir presionar para
que los trabajadores se vincularan a las estancias y haciendas
obligatoriamente, en detrimento de sus propias actividades
económicas o de oficios libres.
Educación
Aunque en las Leyes Municipales se ordenaba claramente que
en todas las ciudades cabecera de Provincia, de cuya clase era la
de San Juan de Girón, se debía establecer Escuelas Públicas,
este propósito sólo se hizo realidad a finales del siglo, cuando las
rentas del Cabildo eran superhabitarias y la ilustración había
invadido al clero secular. El 6 de mayo de 1789, el cura Felipe
Salgar envió una carta a la Real Audiencia donde destacó "la
lastimosa ignorancia en que nacen, viven y mueren los nobles de aquel
país, de que hay un número considerable". Para remediar esta situación
propuso que se fundara una escuela cuya sede sería la "sala más
capaz' de la casa del maestro que se nombrara, el cual debía
reunir las cualidades esenciales, además de las buenas costumbres,
de saber leer, escribir y contar perfectamente, y que no tuviera
otra ocupación que la de enseñar. La enseñanza debía tener como
base los libros "Historia del Pan"; "Historia de España" por
Duchere, traducido por el Padre Isla; "Las costumbres de los israelitas
y la de los ptimeros cristianos" del Abate Heuri, por cuyo catecisni.o
histórico deberían imponerse los principios de la religión, para
que los nobles no se mezclaran con los plebeyos y para que todos
anduvieran siempre aseados. Para pagar los salarios del maestro,
proponía que se sacaran de los Propios 100 pesos, dado que el
gasto de tinta sería muy poco. En caso de ausencias o enfermedad
el maestro sería sustituido por el alumno más adelantado, si lo
permitía su edad.

191
Centro de Estudios Reqionafes -UIS

Este proyecto fue acogido por el Fiscal de la Real Audiencia,


quien solicitó al Cabildo de Girón un informe sobre las finanzas
de esta institución. En respuesta inicialmente se comunicó, el 4
de agosto de 1789, que los ejidos, que constituían la mayor parte
de las entradas de la Renta de Propios, se encontraban en disputa;
pero en otra comunicación fechada el 24 del mismo mes se afirmó
que "las entradas de los Propios eran mqyores que las salidal', razón
por la cual solicitaba el establecimiento y subsistencia de una
escuela pública de primeras letras, y preguntaba sobre el salario
que debía ganar un maestro (,4GN, ICA 5:222-227}. Aunque no se
conoció respuesta específica sobre el particular, lo cierto es que
en 1791 el Cabildo solicitó autorización para colocar a censo
500 pesos de la Renta de Propios y con el producido pagar los
costos y gastos que demandaba la escuela pública (,4.GN, ICA 5:
479r), y que en 1795 y 1796 se encuentran dos partidas de egresos
por 100 y 129 pesos respectivamente, para pagar los salarios
del Maestro, lo que confirma la continuidad que tuvo esta
iniciativa.

Salud pública
Existía una disposición mediante la cual el «hospital» tenía
asignados perpetuamente para la subsistencia y alimento de los
pobres enfermos que se curaban en él, parte de lo que le
correspondía al Rey por los novenos de diezmos, partida que en
el caso de Girón y para el año de 1759' ascendía a unos 100
pesos, poco más o menos (BN, Gobierno, T.6). Sin embargo no dejaban
de presentarse las iniciativas como la del Procurador Lorenzo de
Navas, quien solicitó en 1749 que los pobres del hospital fueran
amparados y protegidos por la Justicia, o la de asumir los costos
de remisión de enfermos lazarinos y asistencia de enfermos
«virulentos», cuando estas epidemias se presentaban88 ·

En 1781 gastaron 8 pesos en la remisiones de mujeres a Cartagena y en 1782,25


pesos en atender a un enfermo de viruela (,4.GN, Cab 10:41r-41v).

192
Poder Po(ítíco Loca( Cabildo de Girón Siq(o XVIII

En 1758 se presentó una de estas epidemias y la dudad quedó


prácticamente incomunicada y sin abastos pues los campesinos
no bajaban a la ciudad, ni los habitantes urbanos querían que lo
hicieran por el temor al contagio. En esta ocasión, se propuso
que en el sitio de la Mano del Negro se construyera una ramada
para que aquellos bajaran los productos y desde alli otros los
transportaran a la dudad y les llevaran 16 que ellos necesitaran.
Igualmente se dispuso que los que tuvieran viruelas no salieran
de donde estuvieran, hasta que cumplieran los 40 días después
de reventadas y que si a alguno le diera en el campo, que viniera
al hospital de la ciudad donde, si era necesario, se les atendería
de limosna. Igualmente se propuso que el Cabildo hiciera
audiencia en el campo, por lo menos dos días de cada semana,
para que todos los vecinos pudieran solicitar el amparo de la
justicia. Esta epidemia no debió durar mucho, pues el 11 de
febrero de aquel año, el Regidor Decano, Don Joseph Solano de
Salas, afirmó que la ciudad ya estaba limpia y mandó además,
que se "limpien las casas que se hallan infestadas y que se iJiformara a
la Real Justicia, inmediatamente de algún caso que se presentare'(AHR,
Girón-Civ 1766-1769:3, 38). Tampoco la epidemia que se registró a
comienzos de la década de 1780, y que devastó a otras
poblaciones del Nuevo Reino, afectó mayormente la ciudad; si
tenemos en cuenta que los registros de defunciones no
aumentaron significativamente y el crecimiento natural de la
población siguió el curso positivo que traía desde varias décadas
atrás (G11emro, 1992:25).

las fiestas
El Cabildo, además de participar activamente en las celebraciones
y reglamentar algunos de sus aspectos, contribuía al
financiamiento de las festividades religiosas y de orden civil.

193
Centro áe Estudios Reqiona(es -UIS

La mentalidad de la época colonial establecía una diferenciación


bien nítida en los usos del tiempo: el día para el trabajo y la
noche para el recogimiento y el descanso. El toque de queda o
tañido de la campana era la señal que indicaba que las puertas se
debían trancar y las calles debían quedar desiertas. Luego de la
señal nadie podía salir a la calle "sino es con urgentísima necesidacf'
y en este caso, debían llevar una linterna, no ir enruanados, ni
pararse en las esquinas. También a esa hora, las diversiones
públicas y los juegos permitidos debían cesar automáticamente
~4HR,Girón-Jud 10:169r-171, 2245-v; Girón-Civ 1766-1769). Pero si la búsqueda
de la seguridad pública era un factor que marcaba el final de la
rutina diaria, el culto religioso permitía establecer la
diferenciación del tiempo en los días domingo y feriados, los
cuales estaban dedicados "al culto divino". Cuando se programaba
una procesión, todos tenían la obligación de acompañarla y los
tenderos y demás debían cerrar sus negocios y oficinas "en aquel
tanto que stt Divina Nlqjestad anduviere en las calles", pues a veces se
había experimentado, "no haber quién lleve las insignias" (AHR, Girón-
Jud 10:169). En los días feriados y domingo la misa era el acto
central: todos debían concurrir a ella y los negocios, oficinas y
juegos públicos no se podían abrir hasta tanto no pasara la
celebración religiosa. En 17 54 se ordenó que en estos días los
oficiales de los gremios no debían trabajar, ni tampoco se debían
poner demandas por causas civiles, pues por el temor a ser
ejecutado, muchas personas dejaban de venir a misa. En 1788,
bajo pena de una libra de cera y tres días de cárcel, se mandó que
la víspera de fiesta de precepto, ninguna persona podía salir de
la ciudad, con destino de poner en riesgo el cumplimiento del
precepto 0HR, Girón-]ud 1b: 1658r-1660v). Los diputados del Cabildo
tenían a su cargo velar por la observancia de estas rutinas y en
no pocas ocasiones la imposición de las normas para su
cumplimiento originó múltiples conflictos y tensiones en la
sociedad gironesa.

194
Poder Político Locaf: CaGi(Jo Je Girón Siq(o XVIII

Una de las fiestas más importante era la del Santísimo Corpus,


que se celebraba el 10 de junio de cada año. Los Alcaldes
Ordinarios siempre mandaban que "los citados días todas las personas
conmrran a stt celebración enramando, limpiando y adornando las calles
con el mrjor aseo" (AHR, Girón-Jud 12:376).

Para celebrar la fiesta de San Juan Bautista, patrono del lugar, el


24 de junio, se acostumbraba nombrar a alguno de los vecinos
más acomodados, como Alférez o Prioste de las fiestas, para
que la organizara y en algunos casos la financiara, pero en algunos
años como el de 17 54 no se hada celebración alguna. La
explicación que dieron los vecinos sobre este hecho, fue la de la
"suma pobreza" y por que el cura no los había citado, ni nombrado
Prioste alguno ese año (-AHR, Girón-]ud 10:179r).

Pero la fiesta mayor, la fiesta que tenía una gran participación de


todos los grupos sociales y que jugaba un importante papel en la
creación de la identidad local (Vai;gas Lesmes, 1990:303), era la que se
efectuaba en diciembre con motivo de la Purísima Concepción
de Nuestra Señora, patrona de la ciudad. En esta ocasión se
celebraban tres tardes de toros, a las cuales asistía en pleno el
Cabildo a "ver los lidiamientos desde los balcones de la casa de Catharziia
Mantilla de los Ríos". Los toros eran alquilados en otros lugares.
Josef Baltazar Nieto, por ejemplo, trajo de Pamplona 15 toros
de lidia, para "lidiarse en veneración y culto de J'vfaria Santísima" (-AHR,
Girón-Civ 1761-1769: 334v-335r). Durante las fiestas se prohibía correr
por las calles a caballo, bajo la pena de ocho días de cárcel si
fuera "noble" y si era "plebryo 25 azotes en la rqa pública de esta
cárce!' (-AHR, Girón-]ud 1b:16858r-1660v).

En varias ocasiones el Cabildo fue acusado de malversar los


fondos de la Renta de Propios:

195
Centro de Estudios Reqiona{es -UIS
En 1758 se obligó a los Cabildantes a reintegrar a dicha Renta,
la suma de quince pesos que habían gastado en ''pollos gallinas y
1

cerdos en las fiestas de pascua y navidad" (AGN, Res 58:631y. Pero la


reincidencia se convertía en costumbre, según se alegaba como
defensa en 1770, cuando se afirmaba que "todos los años1 en las
tardes de toros; los Propios gastaban algún dttlce, chocolate y iino" (A.GN,
Res 58:125r). En los gastos extraordinarios que se registran en el
cabildo por concepto de fiestas, figuran las partidas de los años
de 1781 y 1789. En el primero se gastaron 60 pesos en la fiesta
de recibimiento al Gobernador, y 41 pesos que se dieron para
celebrar las fiestas de San Juan Bautista y Santa Ro salía; y en el
año 1789 se gastaron 71 pesos para las honras de Carlos III.

De todas formas, la fiesta era el escenario propicio donde se


develaban las jerarquías sociales y donde se hacía mayor uso de
los privilegios y preeminencias que otorgaban los cargos del
Cabildo, pues, como los principales puestos eran ocupados por
sus miembros y en ellas se ratificaba la jerarquización del
poblamiento colonial.

Los juegos púbHcos y el porte de armas


En las diversiones se dejaba sentir toda la estructura autoritaria
de la sociedad colonial. Ni hijos de familia, ni jornaleros,
sirvientes domésticos y esclavos, podían participar en los juegos
públicos: patios de bolas, garitas, mesas de juego de suertes, paros,
envites, so pena de seis patacones de multa que se cobrarían al
dueño de los patios. Estaban autorizados para jugar "los hoJJJbres
de honor J' caudal conocido". Los juegos de dados, albures estaban
terminantemente prohibidos, pena de 15 días de cárcel y de diez
pesos de multa por primera vez y en segunda vez un año de
destierro, según lo estipulaba el auto de Gobierno de 1750.
Algunos Procuradores eran mucho más radicales y solicitaban
que se prohibieran los juegos, pues eran "motivo del daño del alma,

196
Poder Po(ítico Locaf: CaGi(do de Girón Siq(o XVIII

de la qttietNtÍy de la salNtÍy de la pérdida del crédito y la fama y que


inc!Nsive había gente que ahorraba para jugar' (AHR, Girón-Jud 10:41r-
42v).

El uso de cierto tipo de armas reflejaba la condición social del


portador. Los "nobles notoriamente conocidos", es decir los blancos
influyentes, y otro grupo de personas de las élites estaban
autorizados para llevar "armas blancas envainadas", que pasaran
de cinco cuartas, cuando montaren a caballo o salieren de noche.
El resto de armas ofensivas, al cual podía acceder el vulgo, como
cuchillos, puñales, navajas, pistolas, espadas, dagas y estoques
desenvainadas, etc., estaban terminantemente prohibidas (AHR,
Girón-Jud 10:169-171 r).

salarios
En este rubro se incluyeron los gastos pagados al portero, al
carcelero, al pregonero, a los chasquis y peones que se contrataban
ocasionalmente, lo mismo que al organista, herrero, escribano,
asesores letrados y las comisiones de los Regidores diputados
del Cabildo, y al final del siglo el del maestro de escuela. Al
ministro de la cárcel se le abonaban dieciséis pesos anuales, a
los peones dos reales diarios, a los chasquis que llevaban la
correspondencia, según los días que gastaran: para ir a Santafé le
daban entre diez y trece pesos. Hasta el nombramiento del
maestro de escuela, los mayores gastos eran ocasionados por
los salarios que llevaba el escribano en desempeño de su oficio,
pues una vez efectuado el nombramiento, aquel ganaba
doscientos pesos anuales.

En 177 6 el Cabildo legalizó las partidas que tenía por esta razón,
lo que explica los 111 pesos que aparecen como gastados ese
año y a partir de 177 5 se determinó que el Mayordomo de Propios
recibiera de sueldo el 6% de las entradas de propios.

197
Centro de Estudios Reqiona[es -UIS

La Junta Municipal de Propios


La política reformista aplicada por los Borbones para mejorar la
administración pública, también trató de reorganizar las finanzas
locales. Considerando las "arbitrariedades y defectos qtte padecía el
mango de la Renta de Propios; en Ct!Ja exacta y fiel administración depende
la felicidad pública y adelantamiento de los ptteblos" el Virrey expidió
el 18 de marzo de 1792, un decreto en que ordenaba establecer
en todas las ciudades y villas del Reino, una jttnta Mttnicipal de
Propios conformada por el Alcalde Ordinario de primer voto,
quien la presidiría, dos regidores y el Procurador, que no tendría
voto. Los cambios introducidos no serían puramente formales,
pues la Junta non1braría el Mayordomo y aprobaría las cuentas,
previa revisión del Procurador, que presentara aquel funcionario,
antes de pasarlas al Cabildo para que hicieran trámite ante el
Gobernador y finahnente fueran enviadas a los nunistros de la
Real Hacienda (AGN; WA 14:580-600).

En Girón, esta Junta comenzó a funcionar ese mismo año 89 y su


primera actuación fue la de proponer un conjunto de medidas
que buscaban incrementar los ingresos. En primer lugar ordenó
medir y numerar las cuadras del ejido y asentar, en un libro fijo,
a todos los arrendatarios para un mejor control. Confirmó
igualmente todas las tarifas que se cobraban anteriormente y
mandó que los trapiches pagaran doce reales a la Renta de Propios,
pues muchos de ellos fabricaban azúcares y panelas y cogían la
madera de los montes vecinos. Ordenó que todos los
comerciantes pagaran un real por cada carga que embarcaran
por el puerto de Sogamoso, y los dueños de mulas, medio real
por cada mula que transitara por el camino que conducía al
mencionado puerto, cobrando dichos impuestos el mismo
bodeguero que rematara los derechos de bodega. Declaró como
89
En el caso del Cabildo de Santafé, dicha Junta sólo comenzó a operar en 1797,
cinco años después. (T/a1;ga.i; 1990:235)

198
Poder Po(ítico Loca( CabiMo de Girón Siq{o XVIII

pasos reales los de la "bodegttita y el tablazo" y ordenó que de


cuenta de los propios se compraran embarcaciones y se nombrara
un bodeguero y que los hacendados pagaran un real por mula y
carga, y medio real las personas que hubieran de pasar; ordenando
que dichos pasos se sacaran a remate al mejor postor. Igualmente
ordenó que se proyectara la construcción de bodegas en la
parroquia de San Roque y puerto de Botijas, donde anteriormente
había bodega. Finalmente la Junta de Propios propuso que "la
carnicería", se pregonara en Girón y en las otras Parroquias (AGN,
Cab 6: 23 3-241).

Presentado el plan, el Gobernador objetó lo relacionado con el


punto de la carnicería, pues desde que se había establecido la
casa de carnicería en Girón se había prohibido matar en cualquier
otro lugar, Consultado el Fiscal de la Real Audiencia, al respecto,
le recordó a la Junta de Propios que no tenía ninguna facultad
para imponer nuevos gravámenes 90 •

Aunque se continuaron presentando algunos problemas, el nuevo


esquema administrativo de la Renta de Propios contribuyó a
racionalizar la administración del ramo, se tienen en cuenta
algunos de los antecedentes que había en este aspecto. En 1761
se había presentado un agudo enfrentamiento entre el Cabildo y
el Gobernador .Francisco Baraya y Lacampa, por extralimitación
de funciones de éste último al querer manejar directamente la
Renta de Propios, incrementar las tarifas de arrendamiento de los
ejidos, cobrar una "guía" adicional a los mercaderes por utilizar
el camino y puerto de Sogamoso e imponer nuevas exigencias
para la concesión de licencias (AGN, WA 1:367-372).

Pero el Cabildo mismo no había sido un modelo de


funcionamiento en este sentido. En todos los Juicios de
Igual conflicto entre el Fiscal y la Junta de Propios se dio en 1797 a raíz de un
nuevo impuesto que trataba de formar dicha Junta. (AGN, Cab 6 240r-2411)

199
Centro de Estudios Reqiona(es -UIS

Residencias que se efectuaron a las autoridades locales, habían


quedado consignadas múltiples observaciones para que el Cabildo
las pusiera en práctica, pero éstas siempre fueron dejadas de lado.
Hasta mediados de siglo no se llevaba ningún libro de cuentas y
los J\fayordomos sólo presentaban una "memoria" de lo que
recogían91 • Ni de los egresos, ni de los ingresos se llevaba un
mayor control: así por ejemplo en el J uício de Residencia,
efectuado en 1790, se elevó pliego de cargos contra los Regidores
que habían examinado las cuentas de la Renta de Propios de
1783, 1784 y 1785, pues los saldos aprobados eran muy inferiores
a los que efectivamente habían quedado, además de ordenar la
restitución o justificación de 388 pesos y cinco reales, por partidas
mal libradas (,4GN, Res 36:420,- 57:44r).

El orden de las cuentas tampoco había sido el mejor. Los


regidores solían sacar partidas sin haber justificado previamente
los motivos, ni tampoco entregaban los recibos posteriormente.
El Cabildo solamente estaba autorizado para ordenar egresos
"por escrito y en pliego entero", pero los Regidores obviaban este
mecanismo regular y ordenaban al Mayordomo, de "viva voz' y
con "papelitos", la entrega de sumas de dinero para adelantar
alguna gestión o que les correspondía por alguna labor
desarrollada. Los diarios de "data" del Mayordomo están llenos
de este tipo de solicitudes y entregas de dinero. En el año de
1783 se encontró que los regidores habían sacado 217 pesos
para composición de caminos, 425 pesos para organizar la defensa
de la ciudad en 1781 y 100 pesos para defensa de los ejidos; sin
que se hubieran legalizado estas partidas (,-'!GN, Res 36:420-470). En
1790 el albacea testamentario del Alférez Juan Alonso Carreazo,
tuvo que responder por dos partidas de 100 y 140 pesos que éste

91
En 1749 el Juez de Residencia ordenó que se llevara un libro de propios, con
cuentas separadas para los ejidos, puertos, astilleros y pulperías y que el Cabildo
cumpliera su función de tomar "cuentajonna!' de dicha renta.

200
Poder Po[ítico Loca( CaGilfo de Girón Siq/O XVIII

había recibido para sostener pleitos por los ejidos y para que no
se obligara al Cabildo a asumir los costos de los Juicios de
Residencia que se le hacían a los funcionarios (AGN, Res 57:44r).

Para el acometimiento de las "obras públicas", el Cabildo utilizaba


el sistema de delegación, que consistía en contratar con personal
privado la realización de las obras y delegar a un Regidor para
que supervisara y controlara su ejecución. Para que el Cabildo
otorgara algún contrato, tenía que hacer una especie de licitación,
pues debía informar al público mediante la colocación de carteles
y el pregón de las obras antes de concederlas al mejor postor;
además de que el contratista o rematante debía afianzar la
realización de la misma; pero este procedimiento rn.uy pocas veces
se cumplía.

El caso más relevante, por su n1agnitud, fue el de la reparación


de la casa del Cabildo, que se efectuó en la década de los ochenta.
Como anotamos anteriormente, en los años de 1777 y 1778 se
habían efectuado dos derramas para financiar su reconstrucción.
Sin embargo, en 1783 resultaron acusados varios regidores de
"desaJ1Jparar el patrimonio ptíblico" (AGN, Res 37:409, 4151; 464), pues las
obras se habían acometido sin que fueran ''justipreciadas por
expettos", ni tampoco habían sido sacadas a <<pregón»; adernás de
haber con1prado "tm jarrón de plata> paños de manoy otros adminículos
a subidos precio!'. En su defensa algunos Regidores alegaron que
la obra era de menor cuantía y que el Cabildo tenía competencia
para determinar lo necesario para su decencia, que habían gastado
116 pesos en 12 sillas decentes, un arca de madera con tres
cerraduras, unas barandillas con que se dividía la sala de
ayuntamiento, un jarro de plata, seis pares de grillos y seis pares
de esposas (AGN, Res 203r-v)

Pero todo parece indicar que la eficiencia de la nueva Junta


Municipal de Propios no duró mucho, pues años más tarde, en 1796

201
Centro áe Estudios Reqio11a{es -UIS

el Gobernador Gerónimo de Mendoza Hurtado, se oponía a que


se sacaran 200 pesos para comprar "las masas JI ropero", con la
justificación de que daría mayor "decoro, decencia, respeto] veneración"
a la institución (AGN, Cab 8:54-60); y en 181 O el Alférez Real, Don
José María Salgar, se preguntaba por los fondos del Cabildo, dado
que sólo existían unos 200 pesos en caja y abundaban las deudas;
cuando los ingresos anuales eran del orden de los 700 pesos y
los gastos no superaban los 400 pesos y desde hada varios años
no se presentaba ningún gasto extraordinario.

EL BALANCE GENERAL

Un análisis comparativo de los cuadros de ingresos y egresos


permite observar cómo los gastos no se planificaban en función
de los ingresos. Por varios años se presentaron balances
superhavitarios, pero de la misma manera se registraron
situaciones deficitarias, sin que ello implicara reorientaciones
generales, ni de la política de gastos ni tampoco en la de los
ingresos. Aunque no hubo ningún proceso de planeamiento en
los gastos, el examen de un período largo aclara cuales eran las
tendencias generales de los mismos, tal y como se observa en la
tabla .

Tomando como referencia el cuadro de gastos generales, lo


gastado en obras públicas constituyó el 19.9%, el rubro de correo
y papelería el 5.9%, las fiestas y celebraciones el 10.3%, la
atención en salud el 0.9%, los salarios el 19.3%, la conducción
de presos y defensa militar el 9.9%, y los varios, donde se incluían
los gastos en defensa de la jurisdicción y del ejido, constituyeron
durante el período el 33.8%. Este comportamiento señala cómo
eran los procesos políticos y burocráticos los que consumían más
de una tercera parte de los ingresos que obtenía el Ayuntamiento
de la ciudad.

202
Poder Po[ítico Loca( CaGifdo de Giró11 Siqfo XVIII

TABLA i 7. Ramo de Propios- Balance Cabildo de Girón Siglo


ANO INGRESOS CAJA EGRESOS SALO U
1719 14 6
1753 17.5
1754 45
1770 126.2 1152.4
1774 344.7
1775 204 548.7 57.6 491.1
1776 267 758.1 642.1 116
1777 245.5 361.5 173.6 187.9
1778 230.7 418.6 366.2 52.4
1779 449.3 501.7 154.3 347.4
1780 500 847.4 141.4 706
1781 412.2 1118.2 1025.3 94.7
1782 483.5 483.5 184.1 299,4*
1783 518.2 518.2 176.4 341,5*
1784 420.6 762.4 196.1 566.3
1785 559.3 1125.6 377.3 748.3
1786 498.1 1246.4 312.5 933.7
1787 491 1424.7 182.2 1242.5
1788 112.1
1789 355.3 471.4
1791 700
1795 422.2 1028:2 723.1 606
1796 502.5 807.6 475.3 305.1
1797 450.5 783.1 723 332.3
1799 541.4 302.4 60.1
1802 682.4 167.1

Fuente: AHR, Girón-Jud 1O:14r, 21 Sv; 33: 351-370. AGN, ICA 5:479r; IVA 1:
97-142, 14: 580-600v

203
FIGURA 6. Ingresos y Egresos del Cabildo de Girón

1600 --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

14(l)J___ _ _ _ _ _ _____,._ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ ___,

1719 1770 1775 1776 1m 1778 1779 1700 1791 178'2 1783 1784 1785 1700 1787 1788 1789 1796 1796 1797 1799 1002

Es importante mencionar la escasa participación del rubro de


las fiestas y celebraciones, pues reiteradamente se ha señalado
a los Cabildos como entes "despilfarradores" de la Renta de
Propios, especialmente en los gastos que se ocasionaban en este
sentido, pero a juzgar por las cifras este no fue el comportamiento
de los Cabildos de Provincia.

204
LA PORLAJURISDICCIÓNY
EL FIN DE LA GOBERNACIÓN

La presión sobre las tierras, realengas y del resguardo de indios


de Bucaramanga, comenzó desde el momento mismo en que se
registró el asentamiento poblacional de Girón. Para el visitador
Juan de Villabona, quien ordenó fundar el resguardo de
Bucaramanga en 1622, era claro que los valles de los ríos y
quebradas donde se realizaba la explotación aurífera, debían
quedar excluidos de las tierras que se le adjudicaran a los indios
de Bucaramanga como resguardo (AGN, PS 1:392-407). Esta
consideración se debía al hecho de que al ser considerados dichos
valles como tierras realengas, es decir pertenecientes al Rey,
quedaban libres para que los mineros y lavadores pudieran
desempeñar su actividad y pagar los quintos a Su Majestad, además
porque en estos valles tenían sus rancherías unas 100 personas,.
64 de las cuales eran esclavos con sus familias, a los cuales,
ordenó, "no se muden" (AGN, PS 1:396-397,3991). Este concepto fue
acogido por Andrés Páez de Sotoni.ayor al establecer los límites
del resguardo, quedando éste comprendido entre "la lomci de
Chitota, quebrada de A1amota, quebrada de C1!Jamata, qttebrada de las
Jl.!Ittlatas y quebrada de Zapamanga... tierra buena, sana y útil para
cualquier género de semillas, como son maíz, frijoles, yucas,
batatas, ahuyama y plátanos" (AGN, TS 42:48-50v).

Con la extinción de las cuadrillas de esclavos, dedicados a la


labor del oro, estas vegas quedaron como una zona en disputa
de la cual tratarían de apropiarse, por un lado, los Gobernadores,
Centro áe Estuáios Reqionafes -UIS

el Cabildo y los vecinos de Girón, y, por el otro, los Alcaldes


Mayores, agregados e indios de Bucaramanga. El Gobernador
Francisco Mantilla de los Ríos otorgaría mercedes, arrendaría y
vendería estancias, alegando que dichas tierras estaban reservadas
a los cuadrilleros de Vélez y que idos estos, las tierras habían
quedado vacas y pertenecían por ende a la ciudad de Girón. Con
los mismos argumentos, el Cabildo de Girón, a través de su
procurador Domingo Gutiérrez, logró en 1727 que se aumentara
en un cuarto de legua, el Ejido de la ciudad, extensión que recayó
sobre las mencionadas tierras (AGN, TS 33:382v). Los Alcaldes
Mayores, en uso de sus funciones como r"Jrregidores de Indios,
tratarían de lograr que los límites del resguardo se ampliaran hasta
incluir las mencionadas vegas, pues alegaban que las demás
tierras eran inútiles, compuestas de "barrancos y zat!Jones, atmqtte
con un pedazo llano pero que carece de agttas y so1nbrios" (AGN, TS 42:265-
266). Los habitantes de ambos lugares, conformados
principalmente por población libre mestiza; que se dedicaba al
mazamorreo y laboreo de las arenas de los ríos, igualmente las
pretenderían y para ello invocaban las Ordenanzas de Minas
que habían resguardado dichas tierras para la labor aurífera. La
importancia que revestía esta franja de terreno tenía que ver, en
primer lugar, con los altos niveles de fertilidad y feracidad,
dada su ubicación, y en segundo lugar, en que como tierra
realenga, podía ser otorgada en merced o darla en arriendo según
fuere el caso. Las disputas por su posesión darían lugar a múltiples
pleitos durante buena parte del período colonial.

Pero los altos índices de crecimiento que registró la población,


especialmente la mestiza, durante el siglo XVIII, agravó el
problema de la escasez de tierras. De hecho la mayor parte del
territorio que componía la Gobernación de Girón estaba en manos
de particulares y las pocas tierras realengas que quedaban,
estaban ubicadas en las zonas de frontera, colindando con el río

206
Podér Poiltico Loca{ CaGMo de Gírón Siq(o XVIII

grande de la Magdalena, y ésta era una zona con grandes


dificultades para ser poblada y vinculada a las actividades
productivas. Aunque en la región no se presentaron los
fenón1enos del latifundio o de la gran hacienda, sí hay que anotar
que las tierras más fértiles y mejor ubicadas estaban en manos
de una élite bastante redudda92 • Si se considera que la población
que más dinámicamente crecía era la mestiza, la cual no tenía
mayor acceso a la propiedad territorial, y que la Gobernación de
Girón no tenía ninguna forma de expandir sus fronteras, se
comprende la magnitud de la situación. El visitador Moreno y
Escandón (1985:416), vislumbró este problema cuando recomendó
en su informe que era indispensable ampliar el territorio de Girón.

En esta perspectiva, los terrenos del resguardo de Bucaramanga


constituían una salida que permitía disminuir parcialmente, la
presión sobre la propiedad territorial y tal función la había venido
desempeñando desde tiempo atrás. El pueblo de indios se había
convertido, paulatinamente, en lugar de residencia de una gran
masa de población mestiza, hasta el punto que el Gobernador
Cristóbal Antonio Casal, consideró en 1772, que parecía "una
herJJJosa población de espaifoles qtte en s11 ameno y dilatado llano yace por
ptteblo de indios".

De hecho, antes de que se decretara la demolición del resguardo


en 1778, el Cabildo de Girón y el Gobernador habían realizado
dos intentos para alcanzar el mismo propósito. En 1756, el
Procurador General de Girón, Antonio Salgar, viajó a Santafé
de Bogotá y logró que el Virrey Solis autorizara el traslado de

92
En un trabajo que sobre la estructura de la propiedad agraria se adelante para la
Gobernación de Girón, se ha podido comprobar, en primer lugar, la existencia de
la pequeña y mediana propiedad; en segundo lugar, el proceso de fraccionamiento
de las unidades de producción mediante el mecanismo de la herencia, y en tercer
lugar la concentración de las operaciones comerciales en unos cuantos sitios
determinados.

207
Cemro áe EstwÍios Reqio11afes -UIS

los indios al pueblo de Cácota y que se vendieran las tierras del


resguardo, pero la decisión fue apelada y la orden no se pudo
ejecutar (AHR, Girón-Civ 1777-1779: 516-520; AGN, TS 42: 288-294). En
1773, a raíz de un litigio por la posesión de unas tierras y de un
informe donde constaba que sólo habían 178 indígenas y más de
400 vecinos cabezas de familia agregados 93 , los cuales estaban
ocupando tierras realengas y del resguardo; el Gobernador Casal,
recibió la orden de demarcar los linderos del resguardo y de
medit, avaluar y rematar las tierras sobrantes entre los vecinos,
luego de dividirla por estancias. Apoyado en las primeras
provisiones que asignaban una legua de extensión al resguardo,
el Gobernador estableció sus linderos. Aunque las tierras
sobrantes alcanzaron las 35 estancias, la disposición de avaluadas
y rematarlas nunca se efectuó, dado que no fue posible "despqjar
a ninguno de los que estaban en posesión, ni a los indios que las tenían" 94 •

La decisión tomada por Francisco Antonio Moreno y Escandón


en 1778 de extinguir el resguardo, trasladar los indígenas a Guane
y rematar las tierras, no fue ninguna novedad para los habitantes
de la región. Desde 1727, cuando el Procurador General de
Girón, Domingo Gutiérrez, demandó la ampliación del ejido de
la ciudad, se venía discutiendo el problema con la misma
argumentación: el exceso de las tierras englobadas en el resguardo
frente a la cada vez menor población indígena95 • Para 1778 los
93
Los indios vivían ,en 16 casas y tenían 8 labranzas o sementeras y 12 cabezas de
ganado. Los libres agregados vivían en 141 casas y tenían más de 600 cabezas de
ganado
94
La medida de restringir la extensión del Resguardo fue apelada, tanto por el
Alcalde Mayor de l'vlinas, como por los Indios y las personas que se encontraban
asentadas en las tierras que habían «sobrado» (AGN, TS 42: 259-261)
95
Para este año Gutiérrez consideraba que sólo quedaban 20 indios tributarios
(AGN, Mise 7:10-114). Es de anotar que esta línea de racionamiento que buscaba
establecer la cantidad de tierra que necesitaba un indio para vivir, nunca se aplicó
a la propiedad territorial que detentaban los blancos españoles. Así entonces
parecía excesivo que en promedio un indio tuviera unas 6 hectáreas, pero
completamente normal que la propiedad de un blanco pasara del millar. Sobre el
particular confrontar el sugestivo ensayo de Melo (1979).

208
Pocfer Pofüico Loca(; CabíMo efe Girón Sig{o XVIII

indios no pasaban de doscientas personas, veintinueve de los


cuales eran tributarias, mientras que la población "espafiolaJI gentes
de color ascendían a matrocientos setenta y tres vecinos cabezas de familia
y corresponden a más de dos mil almas' (Moreno y Escandón, 1985:410).

Pero la eliminación del resguardo no solucionó el conflicto, por el


contrario potencializó las disputas al desarrollar procesos de
concentración de la propiedad territorial, que aunque modestos
adquirían gran magnitud dada la densidad poblacional que dependía
de este globo de tierra. Un análisis más detallado, explica mejor
este problema, pues buena parte de las tierras del resguardo eran
arrendadas, en pequeñas parcelas, por blancos y mestizos pobres
que se habían ido instalando poco a poco en el resguardo; otras
franjas de terreno eran explotadas por vecinos que habían establecido
vínculos de parentesco con la comunidad indígena, como una forma
de vencer las "trabas legales" (Mome1; 1961:37-38) que se les imponían
para residir y acceder al uso de la tierra en los pueblos de indios.
Con la extinción del resguardo se generó la competencia, ya no por
el uso sino por el control de la propiedad, y ésta era posible sólo
para aquellos que hubieran consolidado algún nivel de acumulación
de riqueza. Cuando Nicolás Rojas, Alcalde Mayor y Juez
Comisionado, realizó en 1778, la medición de las 44 estancias y 17
cabuyas que tenía el resguardo, y las avaluó en 5100 pesos (AGN, RS
13,14:630),inmediatamente se presentó este fenómeno. Manuel Mutis,
uno de los principales vecinos de la recién constituida parroquia y
quien como Alcalde Mayor se había opuesto al remate de las tierras
del resguardo en 1772-73, por ejemplo, ofreció en 1778, 500 pesos
por cinco estancias que habían sido avaluadas en 350. Dentro de
las estancias vivían "siete 11 ocho pobre!' que tenían algunos cortos
entablos de plátano y cañas, a los cuales ni siquiera queria reconocerle
las mejoras. Lorenzo González Puyana, adquirió las estancias de
T11omás González, porque en ellas se incltúa media estancia donde
quedaban las bocatomas de agua (AGN, TS 42:720r-723v).

209
Centro áe Estudios Reqíonafes -UIS

Nicolás Rojas se preocupó mucho rnás cuando tres postores


ofrecieron con1prar todas las tierras del Llano, a pesar de que se
había especificado que éstas no se venderían por globos y que se
iba a favorecer a los que las estuvieran poseyendo. Fue entonces
cuando propuso que dado que la mayoría de personas que
habitaban en la Parroquia de Bucaramanga
solo tienen s11 personal trabqjo, para s11 diario alimento, (y q11e era gente
pobre q11e se octtpaba) parte en el exercicio de lavar omazamorrear en el tio
y qttebradas a cat1sa de extraer el oro q11e por casttalidad rt1edan las l!t1vias
de los barrancos a stlS plqJ1as,y parte en la siembra de tabacos (. ..)solicitaba
q11e se 1uervaran como tiettas realengas tres estanciasy media, y q11e se
dieran a estas gentes por lotes y ct1adras para qtte mltivasen el tabaco y
dieran a cambio de ello, por cada c11adra, media arroba de tabaco antta!mente.
(AGN, TS 42:720r-723v).

Aunque la propuesta no se aceptó y el proceso de traslado del


pueblo de indios y de venta de las tierras, fue suspendido en
febrero de 1779, ante la impugnación que realizó el Regente
Visitador, Francisco Gutiérrez de Piñeres, de lo actuado por
Moreno y Escandón (1985:32-33); las diferentes posiciones habían
quedado planteadas: una actitud legalista por parte del Alcalde
Mayor, podía dar al traste con las pretensiones de consolidar y
concentrar la propiedad territorial en Bucaramanga. La Alcaldía
Mayor y el cargo de Alcalde Mayor, como funcionario real, en
calidad de Juez Comisionado, adquirían ahora la importancia que
había perdido hacía mucho tiempo. El Real de Minas de
Bucararnanga, que administrativamente pertenecía a Pamplona,
había caído dentro de la jurisdicción político-administrativa de
la Gobernación de Girón. Ante la crisis demográfica de la
población indígena y la fundación del pueblo de indios, que
afectaron a las encomiendas establecidas en la región; el Cabildo
de la ciudad de Pamplona disminuyó su interés por ejercer el
control jurisdiccional y administrativo de estas tierras. Para el
siglo XVIII, con el proceso de reestructuración de la economía
pamplonesa, orientada ahora hacia la exportación de algunos

210
Poder Po{ítico Loca( CabMo de Girón Siqfo XVIII

productos agrícolas, como el cacao, y la casi extinción de la


producción aurífera regional, la importancia del cargo había caído
a un nivel tal que ya ni siquiera se presentaban postores para
desempeñarlo. En los años de 17 40, el gobernador, Agustín
Gutiérrez de los Ríos, debió ejercer las funciones de aquel cargo,
por algún tiempo, hasta que el Virrey José Alfonso Pizarra,
designó a on Manuel de Avila (AGN, TS 42:720r-723v).
Posteriormente, las funciones del empleo de Alcalde Mayor
recayeron nuevamente en los Gobernadores de Girón. En 1776,
el Gobernador Francisco Baraya y Lacampa, en una carta que le
enviaba al Virrey, renunciaba a desempeñar tal cargo y le
solicitaba que nombrara a otra persona, pues además de sus
funciones de Gobernador de la Provincia, le habían asignado las
de la administración de la Renta de Tabacos, para lo cual ya le
faltaba el tiempo (AGN, MS 1:783r-788vy EPM 12:880-884).

Para los intereses locales, era igualmente importante ejercer el


control de la jurisdicción ordinaria, en la medida en que ella
otorgaba potestad para dirimir los litigios civiles y criminales.
Así entonces en «representacióm> de los vecinos y con el visto
bueno del Alcalde Mayor de Bucaramanga, J osef Antonio Salga.e,
y de algunos de los residentes en la nueva parroquia, el Cabildo
de Girón solicitó en 1783 que ésta se le agregara a su jurisdicción.
La petición fue aceptada por el Virrey Caballero y Góngora,
autorizándolo además pflra que nombrara los Alcalde Partidarios
de la Parroquia a partir de 1784 (AGN, PS 7, 1:408-512). La
competencia jurisdiccional se terminó de aclarar el 25 de febrero
de 1785 cuando la Real Audiencia ordenó que las autoridades
de Girón, ejercieran la jurisdicción ordinaria en la mencionada
parroquia y el Alcalde Mayor cumpliera con las funciones de
recaudar las reales rentas y de ser juez en primera instancia, como
Corregidor, en los asuntos de los indios (A.GN, PS 1:4371~v). Años
más tarde, en 1795, se suprimirían definitivamente la Alcaldía

211
Centro áe Est11áios Reqio11afes -UIS

Mayor del Real de .Minas de Bucaramanga y el cargo de Corregidor


de indios, pues las razones objetivas que habían fundamentado
su creación: la minería y la población indígena, se habían
prácticamente extinguido.

Tal determinación favorecía los intereses de algunos de los


miembros de las élites políticas de Girón, como los Valenzuela,
los García, los Ordóñez Valdez, los Benítez, los Puyana, los Salgar,
etc., y sus parentelas, que desde tiempo atrás se habían
residenciado en el pueblo de indios y ahora, como fundadores
de la Parroquia, esperaban recibir los reconocimientos y ser los
primeros beneficiados en el proceso de apropiación de las tierras
del Resguardo.

La decisión fue apelada, años más tarde, en 1791 por Juan


Buenaventura Ortiz y luego por el Cabildo de Pamplona,
argumentando que con la agregación de la Parroquia de
Bucaramanga y con la eliminación de la ''jurisdicción ordinaria", la
Real Hacienda sufría grandes pérdidas ante la imposibilidad de
ejercer acciones punitivas para cobrar los tributos, quintos y
arrendamientos, a los indios, mazamorreros y labradores,
respectivamente. Para el Cabildo de Girón no fue difícil demostrar
que el proceso se debía a la decadencia de la minería y a la
extinción de la población indígena tributaria, que como hechos
reales desmentían las argumentaciones de Ortiz, además de la
conveniencia de la cercanía, pues rnientras a Girón y
Bucaramanga, sólo los separaba una legua, la distancia a
Pamplona era de cuatro días de camino. Ante tales evidencias la
Real Audiencia confirmó la agregación de la parroquia de
Bucaramanga a Girón y por ende su jurisdicción ?4.GN, PS 1: 408-
512).

A pesar de que el proceso de desagregación-agregación de la


parroquia se resolvió en menos de un año, es importante destacar

212
Poáer Po(ítico Loca( Cabi(áo áe Giró11 Siq(o XVIII

la intensidad con la cual asumieron las partes, la defensa de sus


argumentaciones, y la forma como se fueron alineando los bandos
que estaban a favor o en contra de la agregación. En pro los
vecinos residentes que tenían vínculos con el Cabildo de Girón
como el cura Juan Eloy Valenzuela, hijo de Pablo Antonio
Valenzuela, que desde mediados del siglo hada parte del
Ayuntamiento; los Salgar, que como Alcaldes Mayores y del
Cabildo habían impulsado esta iniciativa, los García y los
Ordóñez Valdez y otros que además de participar en el Cabildo,
eran los vecinos más acomodados de la parroquia y postores a
las mejores estancias del Resguardo. En contra, además del
Alcalde Mayor y del Cabildo de Pamplona, estaban los Alcaldes
Partidarios que caían bajo la jurisdicción de la Alcaldía Mayor y
los vecinos arrendatarios del Resguardo. Un tercer grupo de
vecinos, como los Mutis y en cierta medida los Serrano no
participaron del debate. Las actitudes en contra, por parte de
los Alcaldes Partidarios, tiene su explicación en las múltiples
colisiones que habían tenido con los Alcaldes Ordinarios de
Girón, pues sus funciones y competencias, tanto en lo civil como
en lo criminal, eran muy limitadas, lo que les generaba una alta
dependencia de los Ordinarios. En el caso de los labradores más
pobres, el temor a perder sus parcelas y mejoras a manos de los
grupos de poder de Girón, era lo que los impulsaba a rechazar
tal agregación. De la autonomía jurisdiccional que pudiera
alcanzar Ortiz, como Juez Comisionado de Tierras, y de la
interpretación que hiciera del espíritu de la reforma, dependía
el trato y respeto a su condición, como la oportunidad de
convertirse en pequeños propietarios. Los vecinos dedicados a
la labor del mazamorreo del oro, inicialmente estuvieron en
contra de la agregación, pues el ejercicio de la jurisdicción
ordinaria por parte de los jueces de Girón, favorecía a sus
acreedores, los comerciantes y prestamistas gironeses, quienes
los tenían endeudados y para cobrarles acudían frecuentemente

213
Ceutro de Estudios Rtqionafes -UIS

a la justicia. Pero luego, cuando Ortiz implementó algunas


medidas para evitar la evasión del pago del impuesto del quinto
y de los arrendamientos, estuvieron en desacuerdo con el Alcalde
Mayor y el debate les fue indiferente.

Pero, donde se hizo más evidente que la extinción del resguardo


sólo iba a beneficiar a unos pocos y que estos se apropiarían del
«espíritu de merpo» del Cabildo, para hacerlo vocero de sus
intereses, fue en el proceso de apropiación de los terrenos del
resguardo. En 1786, el Cabildo de Girón, solicitó, una vez más,
que le fueran adjudicadas las mencionadas tierras para que las
adquirieran los vecinos de la ciudad, pero la gestión no prosperó,
porque aún no había concluido el proceso iniciado por Gutiérrez
de Piñeres contra lo actuado por Moreno y Escandón (,4GN, PS
1:387-391). La suspensión de la medida de trasladar el pueblo de
indios de Bucaramanga a Guane, no disminuyó las pretensiones
de consolidar la propiedad territorial en el ámbito local. Entre
1779 y 1794 cuando se efectuaron los remates de las tierras del
resguardo, varios vecinos de la ciudad adelantaron gestiones en
Santafé de Bogotá, para que les fueran concedidas y rematadas
varias estancias. En 1781, Francisco Antonio Benítez, Alcalde
Partidario, hizo postura para adquirir una estancia de tierra. En
1786, Pablo Antonio y Jorge Francisco Valenzuela y Antonio
Serrano reclamarían como suyas unas tierras que se encontraban
al interior del resguardo. En 1792, Ignacio Rey y otros vecinos
hicieron posturas por unas tierras ubicadas en las márgenes del
río del Oro. En 1793, Manuel García solicitó otras estancias
ubicadas entre la "Chocoa y quebrada de la Iglesia" (,4GN, TS 36:651-
684; 38:753-815,· 42: 499-627; 47: 402-450; 49:603-609. RS 13:14).

La suspensión del remate de las tierras del resguardo en 1779 no


significó la devolución de las mismas a los indios o al Estado
español. Los vecinos que habían adelantado posturas por algunas

214
Poder Po(ítico Loca( Cabircfo cfe Girón Siqfo XVIII

estancias y los que se habían asentado desde antes, conservaron


el derecho al uso y usufructo de la tierra, en calidad de
arrendatarios de la Corona. Pero durante el lapso de tiempo que
duró esta situación, 17 años, dichos vecinos utilizaron varias
estrategias para consolidar el derecho a la propiedad. Una de
ellas fue la de declarar como tierras realengas porciones de
terreno que estaban ubicadas dentro del resguardo o colindando
con él. Así eludían las restricciones que recaían sobre los
resguardos y desconocían, en muchos casos, los derechos que
acompañaban a los arrendatarios que las estaban explotando
desde años atrás 96 • Pero la estrategia que más utilizaron los
arrendatarios para hacer irreversible el proceso de apropiación,
fue la de las inversiones en la construcción de las casas y cercas,
y el establecimiento de cultivos permanentes como el cacao y la
caña. Cuando el Juez Comisionado para el remate de las tierras,
Juan Buenaventura Ortiz, intentó avaluadas y rematarlas se
encontró con que algunas ya estaban convertidas en "haciendas".
Aduciendo que los arrendatarios no tenían ninguna autorización
para introducir mejoras, dado que
... éstas no necesitaban q11e sefimdasen casas de tefa, de calicanto, ni mantiosas
haciendas de cacao (...) las males lefos de darle valor a las tierras se lo han
quitado, p11es por no comprar los entables q11e i111portan i11jinidad de miles
no hqy qz1ien at1111ente el valor a las tierrasy biene a q11edarle al co/0110 por
el ítifi,1110 precio del avalúo (A GN, MS, 1: 75 r),

%
Esta misma estrategia se utilizó para solicitar concesiones de mercedes de tierra
en otros lugares de la Gobernación de Girón durante el periodo señalado. Así
entonces, fueron denunciadas como «realengas» porciones de tierra ubicadas en
sitios como Zapamanga, Piedecuesta, Sardinas, río Suratá, Chingará, quebrada de
la Iglesia, quebrada de Granada, río Frío, los Santos, etc., y en otros sitios como
Zapatoca, San Gil, Cácota, Vetas y Montuosa. Entre los solicitantes figuraban
mayoritariamente los Mantilla de los Ríos, los Serrano, los García, los Pu yana, los
Rey, los Ordóñez Valdez, etc., es decir los mismos núcleos familiares que detentaban
el control del poder político. (AGN, TS 22:426-528; 31:847-848; 32:928-930;
36:645-650; 39:291-310; 42:348-358, 483-498, 499-627, 46: 600, 921-947,
47:402-540, 48:207-223; 51:877-882, 883-902).

215
Centro de Estudios Reqiona{es-UIS

el funcionario real pretendió sacarlas a remate sin reconocer las


mejoras que le habían introducido los arrendatarios durante los
16 ó 17 y aún más años, que llevaban usufructuándolas. La Real
Audiencia debió mediar la situación y conceptuar, en septiembre
de 1793, que las tierras se rematarían al mejor postor,
independientemente de su avalúo inicial, y que quien las rematara
debía reconocer el valor de las mejoras introducidas (AGN, MS
1:76r-v).

Esta y otras actitudes como la de ocultar los nombres de los


postores, medir y dividir nuevamente las estancias y desconocer
la jurisdicción ordinaria de los jueces de Girón, condujo a un
agudo enfrentamiento entre Ortiz y el Cabildo de Girón. En este
sentido los esfuerzos del Cabildo estuvieron orientados a lograr
la destitución del funcionario, que ya le resultaba incómodo por
sus actuaciones y pretensiones, lo cual consiguió, por primera
vez, en octubre de 1790 y por segunda, en 1796, con la decisión
que había tomado la Real Audiencia de extinguir la Alcaldía
Mayor (,4GN, PS 41:953-964). Igualmente se opuso sistemáticamente,
en 1793, a las pretensiones del funcionario de efectuar los remates
de las tierras del resguardo sin reconocer los derechos de los
estancieros y labradores asentados en él (AGN, RS 1:716-717).

El resultado final de los litigios por la jurisdicción y las disputas


por la apropiación de las tierras del resguardo, permitió constatar
la política infiexible de la Corona en asuntos fiscales, al respaldar
todas las actuaciones que el juez comisionado tomó para que
rnejoraran las posturas y se incrementaran los recaudos fiscales.
De hecho, el valor de algunas estancias se triplicó y globalmente
los ingresos percibidos por la venta de las tierras se incrementaron
en más de un cien por ciento, llegando a superar los 7600 pesos
(AGN, RS 13:14: 632r-633v). Lo que sí no pudo cumplirse fue
la Real Cédula de Su Majestad, en la que mandaba y encargaba

216
Poder Poiltico Loca[ Caíiílio de Girón Siq{o XVIII

... q11e a sus vasallos pobres se les atienda e¡¡ dárselesy a!Jlpararlos en sus
tierras realengas, segtÍ11 sus posibles por cuadras, cabt!Jas y c11artos de
estancia todo por tll1 moderado precio_y a los qtte 110 te11gan co11 q11é se les dé
de balde con el encargo de e11tab!arla,

pues ni las prevenciones de Nicolás de Rojas, ni los pleitos de


Juan Buenaventura Ortiz, pudieron evitar que los García, los
Serrano y los Mantilla, entre otros, accedieran individualmente
al control de varias estancias de tierra. En cuanto a la agregación
y a la jurisdicción ordinaria se refiere, el Cabildo de Girón siempre
tuvo el respaldo de las instancias superiores.

A nivel de política local, es importante destacar cómo el Cabildo


se hacía vocero de los intereses comunes, y las facciones y los
grupos deponían sus diferencias internas para asumir la defensa
de sus intereses,. asurniéndolos como colectivos.

EL FIN DE LA GOBERNACIÓN Y EL DEBATE POR


LA JERARQUÍA DE LA CIUDAD

El 16 de febrero de 1791 el Regidor y Depositario General de


Santafé de Bogotá,Juan Rodríguez Lago, presentó a consideración
del Virrey, José de Ezpeleta, un proyecto de reestructuración
administrativa que implicaba a las jurisdicciones del
Corregimiento de la Provincia de Tunja, al Corregimiento de
indios de Duitama y Sogamoso, y a la Gobernación de Girón
(AGN, PB 2: 958-1032. G11errero y G1ttiérreZ; 1996). Rodríguez Lago, que
había sido Alcalde de la Santa Hermandad del Cabildo de Tunja
en 1779, y acompañante del Corregidor Eustaquio Galavis en la
visita que éste realizó a la Provincia en 1784 {A.RB-AHT 305:117-
347; 306:1-89, 96-284, 363-447); fundamentó su propuesta en las
dificultades por las cuales atravesaba la administración de
justicia. Según él, tal situación se debía a la dilatada jurisdicción

217
Centro de EstuiÍíos Reqiona(es -UIS

de la Provincia de Tunja, que se extendía desde Boyacá y los


Llanos hasta Venezuela (rViesne1; 1991:148-149), y a la existencia de
dos jurisdicciones «intrusas»: el Corregimiento de Indios de
Sogamoso y Duitama, y la Gobernación de Girón.

La jurisdicción del Corregidor y Justicia Mayor de la ciudad de


Tunja, cobijaba los Cabildos de las ciudades de Tunja, Vélez,
Muzo y Pamplona, y los de las villas del Socorro, San Gil, y Villa
de Leiva, con sus respectivas parroquias. La Gobernación de
Girón, de provisión del Virrey, tenía el Cabildo de la ciudad de
Girón, las Parroquias de Piedecuesta y Bucaramanga, y los puertos
de San Josef del Pedral y San Roque de los Cañaverales. El
Corregimiento de indios de Duitama y Sogamoso, cuyo cargo
era proveído directamente por el Rey, comprendía catorce
pueblos de indios y dieciséis parroquias (AGN, PB 2:959r). Para
Rodríguez Lago, no fue difícil demostrar "lo desarreglado en que
estaban demarcadas las jurisdicciones o territorios" señalados, sino
también la necesidad de realizar una reestructuración para mejorar
la administración.

Pero, la mala administración de justicia no se debía solamente a


unas jurisdicciones demasiado extensas o a la incompetencia de
algunos funcionarios como consideraba Rodríguez Lago, sino
también a una serie de profundas transformaciones que se habían
venido operando y aún se estaban desarrollando en el seno de la
sociedad colonial. El modelo de poblamiento colonial había
sido construido sobre un sistema jerárquico que poco a poco se
fue apuntalando con las políticas del Estado español. El énfasis
en lo urbano y el establecimiento de las políticas de segregación
fueron los pilares básicos que permitieron edificar el sistema ideal
de las dos «repúblicas»: de un lado, la «repiíblica de los blancos" y del
otro, la «república de los indiosJ> (Romero, 1976,·Hardoy, 1975, 1977,-Bagtí,1982).
En la primera, los pueblos españoles se convirtieron en "núcleos

218
Poder Po{ítico Loca{: CaGiMo de Girón

dirigentes de la estructura del poder económico, político y eclesiástico'',


haciendo gravitar hacia ellos, los recursos humanos y naturales
de su hinterland (lvlarkman, En: Hardl!JI, 1977:114-115). En la segunda,
los pueblos de indios cumplirían funciones económicas y
facilitarían la labor de aculturación de las comunidades indígenas
(Zttittaga, sf11).

La dinámica poblacional que caracterizó a la sociedad colonial,


especialmente en el Siglo XVIII, puso en crisis esta
estructuración del espacio. El crecimiento de la población
mestiza, libre de todos los colores (Jaramilio, 1977, 1965), produjo,
por un lado, la ocupación tanto de los pueblos de españoles como
de los pueblos de indios; y por el otro, la ruralización de las
formas de vida colonial. El Virrey Manuel de Guirior,
manifestaría que
... la v1qyorpatte de las gentes de la clase media viven dispersos en el campo,
en las cercaníasy al ab1igo de !ospueblos de indios, disji'ttta11do los resg11ardos
de estos y algún corto pedazo de tierra qtte les stifraga para vivir
miserablet11ente, sin qtte puedan observarse las lryes qtte prescriben st1
separación, ni evitarse los daños que causa stt consorcio, restiltando de todo
el poco lustre de las poblaciones, su falta de gobiemo económico y la grave
difimltad de qt1e se ad1miiistre la justicia (Posada, 1910:149-150)

Estos fenómenos eran, además, una expresión de los cambios


que se habían registrado en la estructura productiva. La
producción de la riqueza material ya no se concentraba en unos
cuantos distritos mineros, ni tampoco en la explotación de cientos
o miles de indígenas; sino que ahora estaba dispersa por los
campos. La transformación de las actividades productivas y de
la estructura poblacional desarticuló el papel de los grandes
centros urbanos como ejes estructuradores de la política colonial.
La ruralización de las formas de vida, significó, en alguna medida,
la pérdida del control político y social sobre esa misma sociedad.
Esto se evidenció en las prevenciones que dicha tendencia,
suscitaba entre los funcionarios españoles, a todos los niveles.

219
Centro efe EstuCÍios Reqio11a(es -UIS

El Virrey Caballero y Góngora, afirmaba que


se p11ebla11 las montañas ásperasy estériles de hombres t1iJJzil1ososJ'forajidos,
escapados de la sociedad, por vivir sin ley ni religión (...)eligiendo a stt
arbitrioy sin intervención delgobierno ni de losjefes s11balternos el lugar de
stt retiro, tanto más agradable para ellos cuanto más apartado de la iglesia
de s11 p11eblo, donde mvían a sus anchasy sin el recelo de ser notados en st1s
infamesy viles procedimientos (Posada, 1910:237-239).

En la segunda mitad del siglo XVIII, se habían diseñado varias


políticas para «readecNar los espacios y replantear las relaciones de
dominación de ttna manera más acorde con la nueva realidad» (Zambrano,
1991:127). En primer lugar se habían promovido varios procesos
fundacionales, como los organizados por Fernando de Mier y
Antonio de la Torre Miranda y Joseph Palacio de la Vega (1955)
en la Costa, y Antonio Mon y Velarde en Antioquia. En segundo
lugar, la transformación de muchos pueblos de indios en
parroquias, lo cual ha sido considerado, por algunos autores,
como un modelo de poblamiento que rompió con el esquema
pueblo de españoles-pueblo de indios (Colmenares, 1989). En tercer
lugar, la reestructuración administrativa de los territorios o
jurisdicciones, como una estrategia que permitía a la vez mejorar
el gobierno y la administración de justicia y acercar los
mecanismos de control social a esa misma sociedad. En muchos
Cabildos los equilibrios del poder, frágiles de por sí, se habían
resquebrajado y la legitimidad de la justicia se encontraba en
duda, lo cual había hecho incrementar los pleitos y las apelaciones
a las instancias superiores.

Por ello, la propuesta de Rodríguez Lago de reestructurar las


jurisdicciones señaladas y convertirla en los Corregimientos de
Tunja, del Socorro y Girón, recibió todo el poyo de las altas
esferas administrativas, pues como lo anotaría en su Relación de
Mando el Virrey Ezpeleta, "la desarreglada divísión de límites de los

220
PolÍer Po(ítico Loca( CaGiMo ie Giró11 Siqfo .XVIII

Corregimientos ejectz'vamente es petjudicíal al Jmjor gobierno y también al


buen servicio del público" (Posada, 1910:318).

Con la anterior medida la Corona buscó hacer más inmediata la


aplicación de los recursos administrativos y judiciales, pues para
finales del siglo XVIII nuevos factores como los procesos
derivados de la revolución de los comuneros, de la política de
traslación de pueblos de indios y fundación de parroquias; de las
disputas que generaron las ventas de las tierras de resguardo, y
del monopolio de los Cabildos, por parte de las oligarquías locales,
etc., habían irrumpido con gran fuerza en el escenario de los
conflictos políticos, y habían evidenciado lo obsoleto de la
administración y la justicia local.

El proyecto de Lagos no generó ninguna resistencia entre las élites


regionales, a excepción de la posición del Corregidor de Tunja,José
J over y Aznar, para quien el autor del proyecto no buscaba "el bien
público sino el particttlt1rJ' t1sí no merece tener curso stt pensmniento" (Rojas,
1963:609). De aceptarse la propuesta de Lagos, el cargo de Corregidor
de Tunja descendía en el nivel de estim.a y el funcionario perdía
parte del poder y de la influencia política que tenía sobre los Cabildos
y los extensos territorios, a más de la disminución en su sueldo y
otras entradas que se derivaban de su posición. Las protestas y
apelaciones del Corregidor no prosperaron y el 25 de marzo de 179 5,
mediante Real Orden, se acogió íntegramente el Proyecto de Lagos.
El Corregidor de Tunja quedaba con la jurisdicción de los Cabildos
de Tunja, Muzo y Villa de Leiva97 • El Corregidor de Girón, con los
Cabildos de Girón, Pamplona y Villa del Rosario de Cúcuta98 •
97
El Cabildo de Tunja tenía diecisiete parroquias y siete Corregimientos con treinta y seis
pueblos de indios. Ahora con la agregación del Corregimiento de Duitama y Sogamoso,
quedaba con treinta y dos parroquias y cincuenta pueblos de Indios. El Cabildo de
Villa de Leiva quedaba con ocho pueblos de indios. El Cabildo de Muzo con cuatro
pueblos de indios y el Real de ]\finas.
98
El Cabildo de Girón tenía dos parroquias y dos puertos. El Cabildo de Pamplona tenía
once parroquias y el Corregimiento de indios de Servitá con ocho pueblos de indios.

221
Ce11tro de Estudios Reqionafes -UIS

El Corregidor del Socorro o Vélez con los Cabildos de Vélez, Socorro


y San Gil99 •

Planteada así la reforma, la reestructuración administrativa era


altamente favorable a los intereses de la ciudad de Girón: aunque se
extinguía la Gobernación, creada 164 años atrás, seguía siendo la
sede capital del nuevo Corregimiento. El Cabildo seguía
conservando la misma jurisdicción, pero el ámbito de influencia
social, económica y política de la ciudad se ampliaba a nuevos
territorios. La jerarqlúa establecida en el modelo de poblamiento
colonial, concedía privilegios y preeminencias que, aunque
intangibles, tenían gran importancia para determinar el estatus de la
ciudad y de sus habitantes. En el plano material, la configuración
como centro político-administrativo del corregimiento, reforzaba el
establecimiento de redes económicas y sociales y más aún sancionaba
favorablemente el sistema de prelaciones y privilegios patrimoniales
de la ciudad.

Si la reestructuración adrninistrativa del territorio, no había originado


ninguna disputa, la escogencia de las sedes capitales de los
corregimientos, produjo agudos enfrentamientos entre las ciudades
y villas de la región: Vélez, Socorro y San Gil solicitarían ser la
capital de un Corregimiento; Girón y Pamplona del otro. La Real
Orden de 1795 nada había especificado al respecto, aunque hablaba
de Vélez y Girón como sedes capitales. En desarrollo del litigio el
Fiscal de la Real Audiencia, conceptuó que Vélez y Pamplona debían
ser las sedes, lo cual originó nuevas apelaciones, que favorecieron
en el primer caso al Socorro 100 •

El Cabildo de Vélez tenía diez parroquias y cinco pueblos de indios, el del Socorro,
ocho parroquias y el de San Gil, cuatro parroquias y dos pueblos de indios.
100
Las argumentación estarían fundadas, por parte de Vélez, en los "derechos de antig11edad
qie exigen siempre la mayor ate11dó11'; "los méiitos de la jimdación'; "lo distingt1ido de las
familias que pueden lis01yeares de ainglados procedimientos tlSÍ en lo 111on1l como el lo político'',
la extensión de la jurisdicción, el fomento de la agricultura y el comercio, la apertura
del camino del Opón, etc. (AGN, PB lb:518v-19r;2:1009r-1010v)

222
Poder Po(ítíco Loca( CaGírrío ríe Girón Siqfo XVIII

El Cabildo de Girón, trató de revertir la decisión argumentando


su antigüedad como "cabeza de provincia"; las contribuciones
especiales que había hecho a la Real Hacienda y las pérdidas
que sufriría al no tener un funcionario de alto rango; la situación
equidistante a los puertos del río Magdalena y al Cabildo de San
Josef de Cúcuta; su situación de puerto cornercial, con el tráfico
«de cacao, oro, algodones) lienzos, azúcar) palo brasil y otros efectos»,
tanto de Girón, como de las villas de Socorro y San Gil; la factoría
de tabacos; la costumbre de ser gobernados por un funcionario
de gran envergadura "de conocida conducta que hqya tenido empleos
visiblesy que son acreedores a otros JJlqJ'Ores" ?4GN, PS 2:544-559). Aunque
el Fiscal no atendió la solicitud y recornendó que se nombrara,
para Girón, un Teniente de Corregidor de las calidades necesarias,
la eliminación de la Gobernación y el traslado de la capital a
Pamplona no fue acatada inmediatamente. Ante una solicitud
del Cabildo de Pamplona para que el Gobernador pasara a aquella
ciudad a cumplir con sus funciones, el Cabildo de Girón se opuso
nuevamente y el asunto subió a la Real Audiencia quien ordenó
que una vez terminara el gobierno de Gerónimo de Mendoza
Hurtado, los corregidores que se nombraran debían residir en
aquella ciudad ?4GN, Cab 6: 939).

El debate que se generó con la creación de los Corregimientos y


la elección de las ciudades capitales de los mismos, señaló
claramente los cambios de concepción de toda la política
colonial: las ciudades de Vélez y Girón, argmnentaron su estatus
jurídico y su rol político para ser las sedes de Gobierno, pero la
decisión se inclinó en favor de Socorro y Pamplona que
evidenciaban una dinámica de poblamiento más acelerada y un
mayor crecimiento y expansión de sus actividades económicas.
Las ciudades-fuerte que habían desempeñado un rol político y
militar como puntos de avanzada y que habían fundamentado
su existencia en los privilegios y preeminencias que ello les

223
Centro de Eswdíos Reqi01wfes -UIS

proporcionaba; cedían sus lugares a los nuevos o viejos núcleos


poblacionales que desempeñaban nuevas funciones económicas
y políticas en el tejido de la sociedad colonial. El ordenamiento
jerárquico del poblamiento colonial comenzaba a resquebrajarse
y con él, también se desestabilizarían los equilibrios políticos
regionales.

Las consideraciones anteriores plantean la necesidad de


profundizar en el esh1dio de la cultura política colonial, pues de
alguna manera muestran cómo la "vida política loca!' de las
pequeñas villas y ciudades, era muy agitada, y cómo a pesar de
las oligarquías, las gentes encontraban mecanismos de
participación.

224
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

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EPS: Empleados Públicos Santander
EPC: Empleados Públicos C11ndinamarca
EPM: Empleados Públicos Miscelánea
HE: Historia Eclesiástica
Itnp Vár: Impuestos Vaiios
ImpC: Impuestos Caitas
MS: Minas de Santander
Alise: Miscelánea
PS: Poblaciones Santander
PB: Poblaciones Bqyacá
Res: Residencias
RS: Resguardos Santander
TS: Tierras de Santander
TES: Testmnentaiias Santander
Vir: Vinryes
VS: Visitas Santander
Centro de Estudios Reqiona(es -UIS

Archivo Histórico Regional UIS


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Girón-Jttd: Girón sección Judicial
Girón-Not: Girón sección Notaiial
APG: Archivo Parroquial de Girón
Battt: Bautismos
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Def: Dif11nciones
AOD: Archivo Otero D'Acosta
AAP Archivo Arquidiocesano de Pamplona
EP: Erecciones Parroquiales
ACSD Archivo del Convento de Santo Domingo - Bogotá
Mis: Miscelánea 164
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232
ANEXO 1 GENEALOGIA DE LOS RIOS
Po<Íer Pofítico Loca[ CaGiMo ríe Girón Siqfo J..'VIII

FAMILIA MANTILLA DE LOS RIOS 1º2 (Línea fundadora)

En cuanto a la genealogía de los Mantilla de Los Ríos y dada su


importancia para el contexto local, el genealogista y amigo Juan
Francisco Mantilla, efectuó las siguientes precisiones, en
comunicación enviada el 9 de julio de 1999, la cuales son muy
valiosas para la historia local:

"Según lo estudiado y en base a varios autores y los juicios de la


Cancillería de Valladolid y Granada, se hacer el siguiente resumen
de la familia de los Ríos y de la Mantilla de los Ríos:

Trata Ocariz en su libro primero de las genealogías (Preludio


página 79 y 80) y árbol XV nún1ero 2, acerca del origen Godo de
esta familia, apellidándose Gotoreos en un principio y
posteriormente "de los Ríos" por una batalla que cita entre los
ríos Oba y Deva. Posterionnente dice que fueron varias las Casas
que de allí se derivaron.

En un pleito de la cancillería de Valladolid, dice un declarante


que esa familia de los Ríos poseía una Casa muy antigua que se
llamaba o estaba situada en un sitio llamado Suano y que de ella
salieron varias Casas que se denominaron "Ríos" "Rodríguez
Ríos" "Ibañez Ríos" "Ríos Castro" "Ríos Rojas", "Ríos
Santiagos"y "Gutiérrez de Ríos". De esta última familia
desciende la Casa de Mantilla de los Ríos como lo dice Ocariz y
otros autores y por lo publicado por Carlos Calvo en el libro
"Nobiliario del antiguo I/irreinato del Río de la Plata: Tomo JI, Buenos
Aires 1936. En el libro (Año 1350) "El Becerro de las Behetrias"
que lo comenzó el Rey Alfonso XI y lo terminó su hijo don Pedro
el Cruel en el cual se empadronó la gente de ese tiempo, las
Behetrias con sus dueños, los derechos del Rey con los Abades y
los Señores y de estos con sus siervos y donde se citan las tierras

237
Centro áe Estudios Reqíona(es - UIS

que poseían y en que calidad; se encuentra la Casa de Suano,


Proaño, Villacantiz, Fontibre, Naveda etc, con personas de esas
familias citadas. No se puede afirmar, si el personaje llamado
Femando o Hernando Ibañez de los Ríos que figura en el libro
citado y en el juicio, Señor de Suano, Villacantiz y otros pueblos
sea el primero que aparece en su cuadro, o sea su hijo.

De manera que hay que hacer las siguientes anotaciones al cuadro


genealógico:

Don FERNANDO IBAÑEZ DE LOS RIOS citado de primero


en su cuadro fue Señor de Suano por la declaración del citado
juicio y seguramente de Paracuelles y Fresno ya que se los dio en
Feudo perpetuo a su hijo Don Juan de los Ríos el Tuerto. De los
otros señoríos que poseía, al no tener prueba clara no los pongo.
Fue padre de varios hijos y el menor fue:

JUAN DE LOS RIOS-EL TUERTO hijo menor del anterior, no


creo que haya sido Señor de Proaño como se menciona, ya que
esta Casa fue de los Gutiérrez de los Ríos, por lo tanto, fue Señor
de Paracuelles y Fresno por donación de su padre. Casó con
Doña María de Estrada, hija de don Fernando de Estrada, Señor
de la Casa de su apellido. Según un cuadro de esa familia en
España y que poseo, dice que los vecinos de San Vicente de la
Barquera dieron muerte a don Juan, don Luis y don Diego de
Estrada, hermanos de doña María por motivos de la pesca del
Sahnón en los Ríos Nansa y Deva y que por ello doña María
heredó dicho señorío. Tuvieron hijos que se sepa: Don Juan de
Estrada que heredó la Casa de Estrada, Don Fernando de los
Ríos (hijo mayor) Vasallo del Rey y heredó de Paracuelles quién
volvió a ese lugar con su hermano don Alvaro Gutiérrez de los
Ríos.

238
Poáer Poiltico Loca(; Cabifáo áe Girón Siq{o XVIII

FERNANDO DE LOS RlOS o Hernando de los Ríos, corno


aparece en la transcripción de su testamento, es el citado por
Ocariz en el Tomo II de las Genealogías (281). Coincide en los
lugares que poseía y en que los Reyes Católicos en 1486 le
concedieron licencia para fundar niayorazgo, pero fue en el
testamento otorgado en el monasterio de Santa Ifinua en donde
murió en el año de 1509 cuando estableció el mayorazgo. Casó
este personaje con doña Marina de Mendoza, nieta de don Diego
Hurtado de Mendoza primer Conde de Castro y vinculada también
a la Case de Hoyos. Tuvo cuatro hijos así: El mayorazgo don
Juan de los Ríos, don Gómez de los Ríos, don Diego de los Ríos
quien fue ascendiente de don Fernando de los Ríos, conquistador
de Clule y uno de los fundadores de la ciudad de Santiago y doña
Leonor de Mendoza, esposa de don Gonzalo Mantilla. Por lo
tanto, dicho señor co1T10 se dijo en el libro, fue el que volvió a
Paracuelles concedido a su abuelo y fue poseedor de muchisimos
lugares como dice Ocariz y su testamento.

JUAN DE LOS RJOS "EL VIEJO" quien paso de Paracuelles a


vivir a Naveda y caso con doña Elena Enriquez de Cisneros,
luja del señor de Campo Redondo y descendienta de Don Tello,
Señor de Vizcaya, quien poseía muchísimos lugares -entre otros
a Naveda- hijo natural del Rey Alfonso XI y por lo tanto medio
herniano del Rey don Pedro el Cruel y hermano del Rey Enrique
el de las Mercedes quien mató a don Pedro el Cruel en la pelea
que recordamos .como "ni quito ni pongo rey pero sigo a mi
señor".

JUAN DE LOS RIOS "EL MOZO" quien casó con Doña


Catalina de Solarzano de la Casa de su apellido y fueron padres
del Mayorazgo don Juan de los Ríos, don Rodrigo de los Ríos y
de Don Antonio de los Ríos Arcediano de Venezuela quien
nación en Naveda murió y testó en Tunja padres de:

239
Centro le Estudios Reqiona(es -UIS

JUAN DE LOS RIOS y Solarzono, casado con doña María de


Navamuel. No casó con doña Menda Mantilla como aparece en
el cuadro ni tampoco fue vecino de Reynosa ni padres del
conquistador y sus otros dos hermanos. No se ha podido saber
si don Juan de los Ríos, el viejo, casó dos veces y lo haya hecho
en segundas nupcias con doña Menda Mantilla madre del
Conquistador. Es la suposición más lógica por tiempo. En el
libro se resalta el hecho que don Antonio de los Ríos llama a las
hijas del Conquistador "Mis Sobrinas" y ellas lo tratan de tío. A
su vez el conquistador en su testamento trata de sobrino al dicho
Antonio de los Ríos pero no sabemos en que grado.

Como lo dice Ocariz y decimos en el libro de las Genealogías de


Santa Fé de Bogotá, tomo V, se sabe que el Conquistador se
llamó en un principio de· la Conquista "Pedro Rodríguez de
Carrión" posteriormente "Pedro de los Ríos" y que su verdadero
nombre era Sancho Rodríguez de los Ríos y Mantilla de los Ríos
y que había nacido en Hormas, sitio que podemos decir era
potrero de por medio con Paracuelles. Dice Ocariz que era hijo
de don Juan de los Ríos, señor de esa casa y de doña Menda
Mantilla hija de don Lope señor de la Casa de Mantilla en
Fontible, pero no especifica ni da más pistas. En su testamento
el conquistador dice que era hijo de Don Juan de los Ríos y doña
Menda Mantilla, sin especificar si su padre era Señor de esa Casa,
coincide Ocariz y el testamento del Conquistador en el nombre
de los Padres pero ninguno de los dos especifica más. No se sabe
del cual Juan de Dios fue hijo o si fue hijo de otro Juan de los
Ríos. primo de Juan de los Ríos el Viejo.

Se sabe que pertenecía a la casa de Paracuelles porque así aparece


en varios papeles y posteriormente lo confirman sus hijas al
fundar el convento de la Concepción de Tunja en donde dicen
que descendían de la Casa originaria de los Río de Naveda. O

240
Poder Político Loca( CaMio le Girón Síq(o XVIII

sea, que fue en el tiempo del traslado de don Juan de los Ríos "el
Viejo" de Paracuelles a Naveda. Se sabe con certeza que el
Conquistador tenía dos hermanos llamados uno llamado don Juan
de los Ríos y otro don Gutierre Sanz de los Ríos Bustamante. De
este Juan de los Ríos, se sabe por Ocariz que quedó en España y
tuvo descendencia.

De la existencia de don Gutierre Sanz de los Ríos Bustamente


que tiene relación con Colombia hay varias pruebas. Por Ocariz,
anotando su matrimonio con doña Constanza Mantilla y su
descendencia. Por unos papeles que están en la catedral de Tunja
donde consta que el Conquistador era hermano de don Gutierre
Sanz de los Ríos Bustamante al solicitar un clérigo Angulo
Bustamante una capellanía como pariente de esta familia por lo
Bustamante. Padre de:

a. El Capitan Francisco Mantilla de los Ríos o Francisco Sanz


de Mantilla, casado con doña Ana Tofiño de Quito.

b. Juan Rodríguez Mantilla Bustamante, segundo hijo, quien


permaneció en España, sucedió en la Casa -otra que se formo?-
casó según indica Ocariz y tuvo descendencia.

c. El Capitan Pedro Mantilla Bustamante quien se avecindó


en Velez y casó dos veces. La primera con doña Isabel Franco y
la segunda con doña Petronila Cadena hija del Conquistador
Francisco de Murcia. Aproximadamente nació en 1560 y murió
en Velez en 1628. Padres de:

María Mantilla de los Ríos Franco, monja. Francisco Mantilla de


los Ríos y Franco, primer fundador de Girón.

En la línea del segundo gobernador de Girón Francisco Fernandez


Mantilla de los Ríos y Palacios, hay un error en las genealogías

241
Cemro de Estudios Reqiona{es -UIS

de Santa Fe al decir que había un parentesco de sobrino en


segundo grado entre el primero y el segundo gobernador pues no
lo sabemos, solo sabemos que era sobrino. Acerca de ese
parentesco sé lo siguiente: Ocariz dice que era sobrino, existió
en su tiempo y tramitó varios documentos relativos a él. En las
capitulaciones siempre lo tratan de sobrino al segundo gobernador
y lo hace don Sancho Girón, Marqués de Sofraga personaje que
conocía suficientemente, la familia, tanto que el primer
gobernador le compró un sombrero blanco de castor a don Sancho
y este trajo a una sobrina de España. Los fundadores al ponerle
su nombre a la ciudad hacen suponer un conocimiento muy claro
de la relación de estos con don Sancho. No creo que hayan hecho
"chanchullo" pues no se necesitaba ya que el segundo gobernador
solicita y le conceden la segunda gobernación como pariente más
propincuo (más cercano). Osea, que no veo razón para falsear el
parentesco de tío y sobrino. Encontré un documento en 1633 en
el cual Francisco Fernandez Mantilla de los Ríos, solicita y le
concede que no le cobre la media anata y pueda salir de Santa Fe
hacia Velez para tramitar la gobernación.

No creo nmcho en lo que dice Ocariz respecto a la ascendencia


del segundo fundador de Girón Francisco Fernandez de Mantilla
de los Ríos Palacios, pues dice claramente en la cabeza de su
testamento que descendía de las Casas de "Mantilla", "Ríos" y
"Bustamante" y no cita la Casa de Fernandez de Santiago que
era Casa de Mayorazgos y muy conocida en las montañas de
Castilla.

Será descendiente por línea de varon de don Gutierre y no de su


hermana¿? Ya van varios errores que se encontrado en el caso
de Ocariz pero mientras no haya prueba clara Ocariz manda.

Hasta aquí la comunicación de Don Juan Francisco Mantilla.

242
Poáer Po(ítico Loca( CaGMo áe Girón XVIII

En cuanto hace referencia a la familia Mantilla de los Ríos 101 en


Girón, ésta se inicia con el Español Francisco Mantilla de los
Ríos segundo gobernador, quién se casó, con Leonor Sarmiento
de Olivera. De sus tres hijos, dos tuvieron que ver con el gobierno
de Girón.
1. Diego, se desempeñó como cabildante y Gobernador. Se
casó con Isabel Rodríguez de Pineda. Sus hijos:
1.1 Francisco Benedicto fue presbítero
1.2 Andrés fue el cuarto Gobernador de la ciudad
1.3 María Micaela se casó con el español Lorenzo Costo y Liñan
(PG1º2 en 1717 y 1733 y A01en1738,1746 y 1749).

2. Gutierre, fue PG en 1707 y 1711 y A01 en 1712, además de


ser DG. Uno de sus hijos formó parte del Cabildo.
2.1 Francisco Xavier, que se desempeñó como AR en 1730 y
1732 y A01 en 1740; contrajo matrimonio con María de Navas
hija del cabildante español Bernabé de Navas (A01 en 1736 y
1750 y Gobernador), recibiendo como dote 1554 pesos. Un hijo
de estos:
2.1.1 Diego Mantilla de los Ríos y Navas se desempeñó como
DG en 1768, 1774 y 1775, PG en 1776 y A01 en 1781. Contrajo
matrimonio en 1763 con Ana Juliana de Navas con dispensa
matrimonial de tercer grado por consanguinidad (por la línea
Navas ya que uno era nieto de Bernabé y el otro de Domingo de
101
Para realizar esta genealogía política se consultaron las siguientes fuentes: AHR,
Girón-Not 1730-1734: 44r-46r; 1761/62/63 y 69: 104-109; 1791-1792: 93r-
94r, 520v-521r; 1795-1796: 27-51. El Archivo Parroquial de Girón (APG) fue
microfilmado sin foliar razón por la cual no se puede citar la foliación APG: Bau,
1703.
102
Para los anexos se utilizarán las siguientes abreviaturas: A01: Alcalde Ordinario
de primer voto; A02: Alcalde Ordinario de segundo voto; PG: Procurador
General; DP: Depositario General; DP: Depositario General; AR: Alférez Rtoal;
AP: Alcalde Provincial, AM: Alguacil Mayor; RG Regidor; FE: Fiel Ejecutor;
1\ifY: Mayordomo del Cabildo; ASH: Alcalde de la Santa Hermandad; PM: Padre
de Menores

243
Centro Je Esw&os Reqiona{es -UIS

Navas); su esposa recibió una dote de 600 pesos y el aportó un


capital igual. Al enviudar el capital patrimonial ascendía a 14.000
pesos. Luego contrajo segundas nupcias con Casilda Serrano
dotada con 326 pesos. Sus hijos:
2.1.1.1 Manuel Modesto se desempeñó como ASH en 1793 y
contrajo matrimonio con Josefa Rey y Pérez hija del cabildante
J ulian Rey (DG en 1777 y 1802, ASH en 177 4 y RG en 1777 y
1801), dotada con 1.495 pesos.
2.1.1.2 P<lllla Josefa, contrajo matrimonio con Felix Ramón
Serrano y Durán (A01 en 1799) hijo de Joseph Balthazar Serrano
Solano (ASH en 1721 y A02 en 1749) y recibió una dote de
1.500 pesos.

244
Poáer Po{ítico Loca( CaGifáo áe Girón Siq{o XVIII

ANEXO 2: DESCRIPCION DE GENEALOGÍAS


TICAS DE GIRÓN

Como se señala en el título del anexo, lo que se pretendió con


estas genealogía fue reconstruir las forma como se fue tejiendo
la estructura del poder político local, es decir que únicamente se
le hizo seguimiento a aquellos miembros de la familia que de
una u otra manera estuvieron vinculados con el Cabildo local, y
por lo tanto no se trata de realizar genealógica en sentido estricto.

FAMILIA MARTIN NIETO (Fundadores) 103

Esta familia fue encabezada por Juan Martín Nieto, casado con
Francisca del Castillo, AR hacia 1650. Entre sus hijos:
1. Miguel, contrajo matrimonio con Eugenia González del
Busto, descendiente de otra de las familias fundadoras de Girón.
Sus hijas:
1.1 Francisca, se casó con el español Domingo Gutiérrez Lasso
quien se desempeñó como A01 en 1734 y dos de las hijos de
estos formaron parte del cabildo:
1.1.1 Francisco quien contrajo matrimonio con Humiliana Duarte
hija del cabildante Juan Gregario Duarte (AS 2 en 1769, PG en
1762, l\!IY en 1760 y ASH en 1761) que la dotó con 219 pesos,
mientras que Francisco aportó a la sociedad conyugal un capital
de 5.000 pesos. Este se desempeñó como ASH en 1781, l\!IY en
1758 y ASH en 1775;
1.1.2 Ignacio se desempeñó como AOl en 1766 y 1782, A02
en 1774 y PG en 1777
1.2 Catharina, contrajo matrimonio con Tomás Serrano Solano,

103
Para realizar esta genealogía se consultaron las siguientes fuentes: AHR, Girón-
Not, Libro 1728-1729: 295r-v; 1730-1734: 24r-26v; APG, Baut 1650; Matr
1767.

245
quienes fueron los padres de Feliciana, esposa del AR Juan Alonso
Carreazo.
2. Bemabé, se casó con Cipriana de Uribe Salazar. Su hija:
2. 1 Isabel, contrajo nupcias con el español Joseph Fernández de
Valenzuela, quien se desempeñaría como ASH en 1730. Sus hijos:
2.1.1 Pablo Antonio Valenzuela contrajo matrimonio con María
Nicolasa Mantilla, y se desempeñó como A01 en 1768, A02 en
1760, FE en 1782, 1780 y 1785, PG en 1767, ASH en 1755,
RG en 1782 y 1802 y PM en 1777;
2.1.2 María, contrajo matrimonio con el cabildante J oseph
González del Busto (AR en 1724 y 1733, PG en 1734 y AP en
1737). Estos, a su vez fueron padres de:
2.1.2.1 María Manuela que se casó con el Abogado de la Real
Audiencia Juan Tomás Arango (A01 en 1656, A02 en 17 63 y
PG en 1760) y del
2.1 2.1 Presbítero Joseph González del Busto.
3. Juan que se casó Anastasia de Uribe Salazar. Sus hijos:
3.1.1 Agustín, se casó con Tomasa Serrano Solano, y se
desempeñó A01 en 1736, ASH en 1723 y RG en 1730, 1731 y
1733. Dos hijos de este matrimonio también formaron parte del
cabildo:
3.1.1.1 Fernando quien contrajo nupcias en dos oportunidades: la
primera de ellas con Teresa Rodríguez Cornejo hija del cabildante
español Alonso Rodríguez Cornejo ( A01 en 1727 y 1739, A02 en
1721 y PG en 1720 y de Catharina Martín Nieto); y la segunda vez
con Rosalía Calderón. Fernando se desempeñó como A02 en 1762,
AM y RG en 1763, MY en 1765, ASH en 1754.
3.1.1.2 Miguel casado con Juana Josepha González de Noriega, hija
del también cabildante Bartholomé González de Noriega (A01
1765, FE en 1763, MY en 1754, ASH en 1759 y RG en 1781).
3.1.2 María casada con el cabildante español Francisco de Consuegra
(A01 en 1702). Su hijo:
3.1.2.1 Buenaventura, (A02 en 1755, PG en 1759, ASH en 1745

246
GENEALOGIA MARTIN NIETO
Juan Francisca
Martín Del
Nieto Castillo

Martin Nieto Del Castillo

1 1 1 1 1 1
Miguel Francisca Bernabé María Juan Mateo

Eugenia Juan Cipria na


Francisco
Anastasia Antonia ~
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De Uribe González ~
Del Busto Del Busto Salazar
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1
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y PM en 1751).
3.1.2.2 María, se casó con el también cabildante español Manuel
Liar y Colina (DG 1730 y 1731), recibiendo una dote de 2.171
pesos.
4. Matheo, casado con Antonia González del Busto. Su hijo:
4.1 Francisco, se casó con María Micaela del Corzo, recibiendo una
dote de 318 pesos. Se desempeñó como AR en 1738. Sus hijos:
4.1.1 Joseph Balthazar se casó con Ignacia Manuela Navarro hija
del cabildante Domingo Antonio Navarro (A01 en 1776, AM y
RG en 1777, MY en 1755 y PM en 1772);
4.1.2 Juan, casado con Josepha Rodríguez de Silva, fue ASH en
1746.
FAMILIA MANTILLA DE LOS RIOS (II) 104

El español y capitán Francisco Fernández Mantilla, de los Ríos


español, contrajo matrimonio en 1670 con María Martín Nieto
hija de una de las familias fundadores (ver genealogía política
pág.128). Fue AOl en dos ocasiones.

Sus hijos estuvieron vinculados con el cabildo:


l. Juan, fue PG en 1716y1718 y A01en1717 1723. Contrajo
matrimonio con María Arenas (hija de Felipe de Arenas
cabildante durante el siglo XVII), recibiendo como dote 900
pesos, mientras que el aportó un capital de 2.230 pesos. Su hija:
1.1 María, contrajo matrimonio con Juan José Puyana hijo del
cabildante español Francisco Hernández Puyana (AM 1707 y
A01 en 1731). Su hijo:
1.1.1 Lorenzo Puyana fue ASH en 1771.
2. Salvador se desempeñó como A01 en 1732 y AM en 1733,
104
Para realizar esta genealogía se consultaron las siguientes fuentes: AHR, Girón-
Not 1682-1703: 229r-282r, 1703: 261r-262r; 1714-1718: 340r-41v; 1735-1739:
153v-155v; 1761-62-.68 y 69: 184r-189r; 1757-1758: 61r-63v; 1782~1786: 66-
70; 1-2;. APG, Matr 1743; 1749;1761; 1768.

248
PolÍer Po{ítico Loca[ CaGi{IÍo IÍe Girón XVIII

1734y1737. Contrajo matrimonio conJosepha Prieto y no dejó


descendencia.
3. Toribia contrajo matrimonio con el español Juan García
Valdivieso, quien se desempeñó como A01 en 1730 y A02 en
1724. Su hijos:
3.1 Joseph García Valdivieso, se desempeñó como RG en 1757,
A02 en 1758 y 1767 y PG en 1766. Sus hijos
3.1.1 Juan Manuel fue ASH en 1784 y A01 en 1789,
3.1.2 Ignacio fue ASH en 1780.
3.1.3 Joseph se desempeño como A01 en 1780.
3.2 Paula, contrajo matrimonio en 1743 con el español Felipe
Carlos de Aguilera, ASH en 1750.
4. Manuel, contrajo matrimonio con Angela de las Heras
Pantoja que recibió como dote 670 pesos. Ocho de esos hijos
estuvieron vinculados con el cabildo:
4.1 Ignacio contrajo matrimonio con Ana Toribia de Arenas hija
de Felipe de Arenas. Su hijo:
4.1.1 Florencio J oseph, se desempeñó como ASH en 1778.
4.2 Clemente, ocupo cargos como AP de 1761 a 1776, ASH en
1751 y 1756 y A01 en 1764. Se caso con Dionisia Serrano Solano
hija del cabildante Joseph Balthazar Serrano (ASH en 1721 y
A02 en 1749). Su hijo:
4.2.1 Egidio se desempeñó como ASH en 1750.
4.3 Bartolomé fue como PM en 1764 y 1765 y A01 1772. Se
casó con Rosalía de Arenas hija de Felipe de Arenas. Sus hijos se
desempeñaron como cabildantes:
4.3.1 Buenaventura, se desempeño como RG en 1777 y 1802.
4.3.2 Agustín, se ejerció en A01 en 1783.
4.3.3 Antonio fue AOl en 1773, 1783 y 1789 y AP desde 1777
a 1802.
4.3.4. Juana, se casó con Ignacio Ordoñez Váldez -viudo-, con
dispensa matrimonial de segundo grado de consanguinidad y
cabildante también.

249
Centro le EsnttÍios Reqiona(es -UIS

4.3.5 María Nicolasa, contrajo matrimonio con Pablo Antonio


Valenzuela (ASH en 1755, A02 en 1760, AOl en 1768, PG en
1767, PM 1777, FE en 1782, 1783,1785y1802), hijo del también
cabildante Joseph Fernández de Valenzuela (ASH en 1730). Su
hijo:
4.3.5.1 Francisco fue Rg en 1791, A02 en 1790 y FE 1795,
1797 y 1802.
4.4 Manuel, ocupo cargos como FE de 1751 a 1759 y A02 en
1754.
4.5 Vicente, se desempeño como A01 en 1752 y 1760 contrajo
matrimonio en primeras nupcias con Isabel Costo y Liñan, hija
del Cabildante Lorenzo Costo y Liñan (PG en 1717 y 1733 y
A01 en 1938, 1746 y 1749) y nieta del Gobernador Diego
Mantilla de los Ríos. Sus hijos:
4.5.1 Joaquín, se desempeño como ASH en 1776.
4.5.2 Juan fue MY en 1779
4.5.3 Teresa, se casó con Nicolás del Villar (A01 en 1778 y PG
en 1779).
4.5.4 María Rita, se casó con Antonio Josef Navas y Nieto (l'vfY
en 1762 y ASH en 1772).
4.6 Isabel, contrajo matrimonio con Ignacio Guerrero español y
cabildante (PG en 1722 y A02 en 1723).
4.7 Josepha, contrajo matrimonio con Manuel Ordóñez Valdez
un español que formaría parte del cabildo como AP en 1737,
1738 y RG en 1737 y 1755, ASH en 1749, PM en 1762, AR en
17 51; recibió dote 2500 pesos. Sus hijos:
4.7.1 Antonio, MY en 1776, casado con María Teresa Salgar y
Hermosilla hija del cabildante español Antonio Salgar y la Torre
(A02 en 1750, A01 en 1759 y 1774 y PG en 1756).
4.7.2 Miguel ocupo cargos como ASH en 1767, PM en 1780 y
A01en1793.
4.7.3 Ignacio como A01 en 1773, 1780 y 1784, PG en 1764,
1778 y 1780 y MY en 1763; casado con María Concepción

250
Porler Po(ítico Loca( Cavildo ríe Girón Siqló XVIII

González de Noriega hija del cabildante español Bartholomé


González de Noriega (A01 en 1750)
4.7.4 Francisco fue ASH en 1766.
4.7.5 Vicente se ejerció como ASH en 1772, casado con Rosa
Gutiérrez y Mantilla hija del cabildante Francisco Agustín
Gutiérrez de los Ríos (PG en 1790 y A01 en 1791) y nieta del
Gobernador Agustín Gutiérrez de los Ríos y bisnieta del también
Gobernador Bernabé de Navas,
4.7.6 María Rosa, casada con Eusebio Gutiérrez Calderón (ASH
en 1767, PG 1777 y A01 en 1779).
4.8 Carlos se desempeñó como PM en 1760 y A01 en 1770.

5. Miguel, contrajo matrimonio con Micaela de Arenas hija de


Felipe de Arenas. Sus hijos:
5.1 Pedro Felipe ocupo cargos como A01 en 1769, A02 en
1765, PG en 1763 y 1772 y ASH en 1756 y 1761; casado con
Bárbara Cathalina Serrano hija del cabildante Balthazar Serrano.
Sus hijos:
5.1.1 Manuel Salvador, (AOl en 1802).
5.1.2 Diego, A02 en 1779 y ASH en 1768. Se casó con Andrea
Gertrudis Serrano, hija de Balthazar Serrano
5.1.3 Josepha se casó con Lorenzo Serrano (ASH en 1758 y
A01 en 1771), hijo también de Balthazar Serrano.
6. Manuela, contrajo matrimonio con Manuel Gutiérrez
Calderón español y cabildante (Cfr Familia Gutiérrez Calderón).
7. Josepha contrajo matrimonio con Bernabé de Navas español
gobernador y cabildante (Cfr Familia Navas).
8. Tomasa contrajo matrimonio con Domingo de Navas, español
y cabildante (Cfr Familia Navas).

105
Para realizar esta genealogía se consultaron las siguientes fuentes: AHR, Girón-
Not 1682-1703: 231r-232r; 1776-78-79 y 82: Sr-6r, 318v-320v. APG, Baut
1682, 1760; Matr 1773, 1775, 1778.

251
Centro áe Estudios Reqiona(es -UIS

FAMILIA GUTIERREZ CALDERON105


Encabezada por Manuel Gutiérrez Calderón, un español que llegó
a la ciudad y contrajo matrimonio con Manuela Mantilla de los
Ríos (de los Mantilla de los Ríos II), dotada con 1.785 pesos.
Manuela había nacido en el año de 1682. Manuel desempeñó los
cargos de PG en 1712 y 1713, A02 en 1716 y 1718 y AOl en
1720 y 1730.
Dos de sus hijos formaron parte del Cabildo:

1. J oseph Manuel, se desempeñó como PG en los años de 17 49,


1751y1754 y Rg en 1754; contrajo matrimonio con Teresa de
Arenas hija de Felipe de Arenas, cabildante de finales del siglo
XVII. Sus hijos:
1.1 Eusebio, ASH en 1767, PG en 1777 y AOl en 1779.
Contrajo matrimonio en 1773 con María Rosa Ordóñez Valdez,
hija del cabildante español Manuel Ordóñez Valdez (AP en
1737,1738 y 1739, AR en 1751,52,55 y A01 en 1751) y de
Josepha Mantilla de los Ríos (Mantilla de los Ríos II).
1.2 Manuel, PG en 1782, ASH en 1788 y A02 en 1795. En
1775 contrajo matrimonio con Antonia Ignacia Basilia Carreazo,
hija del AR Juan Alonso Carreazo, que la dotó con 2094 pesos.
1.3 Pablo, fue A01 en 1780.
1.4 Ignacio Xavier se desempeñó como A01 en 1778, se casó
con Ana Teresa Ordóñez; éste al igual que su hermano obtuvieron
dispensa por cosanguinidad de tercer grado ya que eran bisnietos
de Francisco Mantilla de los Ríos II.
1.5 J oseph Antonio fue PG en el año de 1786; en 1778 contrae
matrimonio con Josepha Clemencia Arango, hija de Juan Thomás
Arango (A01 en 1756 PG en 1760 y A02 en 1763), recibiendo
una dote 1.442 pesos, mientras que él aportó un Gipital de 2.122
pesos.
1.6 Rosalía, contrajo matrimonio con Fernando Martín Nieto,
que había estado casado en primeras nupcias con Teresa Cornejo

252
Poáer Po{ítico Local CaGiMo áe Girón Siqfo ){VIII

-en 17 67 y quien desempeñó los cargos de ASH en 17 54, AO 2


en 1762, RG, AM en 1763 y J\iY en 1765.
1. 7 Francisca Xaviera, se casó con Ignacio de Navas, casado en
primeras nupcias con María Teresa de los Reyes en 1760. Fue
A02 en 1745 y 1764, A01 en 1755, 1762 y 1767 y PM en 1766.
Para su matrimonio obtuvieron dispensa matrimonial de segundo
y tercer grado por consanguinidad, dado que Ignacio era nieto
de Francisco Mantilla de los Ríos.

2. Joaquín Gutiérrez Calderón, se desempeñó como PG en 1773.

FAMILIA DE LOS NAVAS106

Las cabezas de la familia Navas fueron los hermanos Bernabé y


Don1ingo, que llegaron de España a principios del siglo XVIII.

1. Bernabé se casó con J osepha Mantilla de los Ríos, hacía 1704-


1705, recibiendo una dote de 1.833 pesos y aportando él, un
capital de 500 pesos. Al morir Josepha el monto del caudal
patrimonial ascendió a 22. 795 pesos. Josepha era hija de Francisco
Mantilla de los Ríos, que había sido A01 y de María Martín
Nieto.

Bernabé llegó a ser Gobernador de la Provincia y se desempeñó


también como AOl en 1736 y 1750. Aunque contrajo segundas
nupcias con Juana Gómez Nieto, dotada con 800 pesos, sólo los
hijos de su primer matrimonio aparecen vinculados al cabildo.
Veamos:
1.1 Felipe se desempeñó como A01 en 1771 y ASH en 1760,

106
Para realizar esta genealogía se consultaron las siguientes fuentes: AHR, Girón-
Not 1730-1734: 44r-46v, 332r-333; 1741-1748: 304r-305, 349r-350v, 362v-
364v; 1757-58: 127-135; 1759-1767: 78r-79v. Archivo parroquial de Girón
fondo Bautismo año 1712 sin foliar, (APG) 1706,1764; Matr 1743, 1747, 1750,
1755,1760,1762, 1771.

253
Centro le Esturlíos Reqionaies -VIS

177 4. Contrajo matrimonio en 17 50 con Barbara Xaviera de


Benítez, hija del cabildante Francisco Benítez ( ASH en 1719),
recibe una dote de 400 pesos y Felipe por su parte aporta un
capital de 800 pesos.
1.2 Tomás fue PG en 1750 y Alcalde Mayor del Real de Minas
de Bucaramanga. Se casó con Antonia Gómez. Su hijo Antonio
Joseph Navas y Nieto, fue :i\1Y en 1762 y ASH en 1772. Contrajo
matrimonio en 1762 con María Rita Mantilla y Costo, hija del
cabildante Vicente Mantilla de los Ríos (A01 en 1752 y 1760)
y dotada con 708 pesos. En segundas nupcias, Antonio José se
casó con Casilda Isabel Serrano Solano, hija del Cabildante
Baltasar Serrano Solano (ASH en 1721 y A02 en 1749).
1.3 Lorenzo contrae matrimonio con Leonor García de Sierra,
hija del capitán Joseph García de Sierra (ASH en 1722, A01 en
1724 y de segundo en 1720), recibe como dote 1600 pesos. Se
desempeñó como A01en1734, 1761y1762; AR en 1734, PG
en 1749, DG en 1764, ASH en 1769, RG en 1764, 1768. Algunas
de sus hijas contrajeron matrimonio con cabildantes.
1.3.1 María se casó con Francisco Javier Mantilla de los Ríos
(A01 en 1740 y Alférez en 1730 y 1732), y fue dotada con 1.554
pesos.
1.3.2. Margarita contrajo matrimonio con Bartholomé González
de Noriega, natural de España (A01 en 1750) y fue dotada con
1.500 pesos, mientras que su esposo aportó un capital de 5.500
pesos. Su hijo:
1.3.2.1 Ignacio contrajo matrimonio, en 1771, con Francisca
Javiera Martín Nieto, hija del cabildante Joseph Baltazar Martín
Nieto (MY en 1755, PM en 1772, A01 en 1776, AM y RG en
1777). Se desempeñó como :i\1Y en 1772 y ASH en 1777; además
dos de sus hijas contrajeron matrimonios con cabildantes. María
Concepción casada con Ignacio Ordóñez Valdez (A01 en 1773,
1780 y 1784; PG en 1764, 1778 y 1780; J'v1Y en 1763) y Bárbara
Catharina casada con J oseph Antonio Salgar y Hermosilla (AO 1

254
GENEALOGIA NAVAS
Domingo Maria
DeNaws De Miranda

De Navas- De Miranda

Domingo Bernabé
(Gobernador)
Tomasa Josepha
Mantilla Mantilla
De Los ~
De Los
Ríos Ríos
..,~
~
De Navas-mantilla D~ Los Ríos

1
De Navas - Mantilla De Los Ríos

-
f
t-<
1 1 1 1 1 1 1 1 1
g
Isidro Ignacio Isabel Egidio Lorenzo Tomas María Felipe Margarita Barbara Paulina ¡:;¡
!'":"--,
Francisco
Ana Toribia
Mantilla
De Los Ríos
Marta
Teresa De
Los Reyes
,agustín
Gutiérrez
De Los Rím
María
Josefu
De Navas
Leonor
Garáa
De Sierra
Antonio
Gómez
Nieto
Xavier De
Mantilla De
Los Ríos
Barbara
Benitez
Barlholome
González
De Noriega
Joseph
González
De Noriega
Ignacio
Rubira º
"'e "'
~
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1as-de ¡fs Rey
Ana
t 1
1

Antonio
Del
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Juliana Josenh
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Diego ·---=:·
María Rita Q-·
Mantilla
Mantilla

~
De Los Ríos
Y CbslD
"'
"'
V1
Y Navas
....,
Centro áe Estudlos Reqiona(es -UIS

en 1791, 1792 y 1795, AR en 1790 y 1802, PG en 1781, RG en


1790 y 1802 y PM en 177 6 y 1784), hijo del cabildante español
Antonio Salgar y Latoire (A01 en 1759 y 1774, A02 en 1750,
PG en 1756 y 1776).
1.3.3 Bárbara, contrajo matrimonio con el españolJoseph Solano
de Salas (A01 en 1758, de segundo en 1754 y 1759 y RG en
1751-1776) y recibió una dote de 1.554 pesos. El hijo de estos,
Adriano de Salas (A01 en 1785, 1786 y 1796; MY en 1775,
regidor en 1776 y PM en 1778), contrajo matrimonio con Paula
María de Arango, hija del cabildante Juan Thomás de Arango
(A01 en 1756, A02 en 1763 y PG en 1760), y dotada con 800
pesos. Su hija, Juana Nepomucena contrajo matrimonio con
Domingo Antonio Navarro (A01 en 1794 y PG en 1793).
1.3.4 Paulina contrajo matrimonio con Ignacio Rubira, español,
dotada con 1.500 pesos. La hija de estos, María Antonia, contrajo
matrimonio en 1764, con el Cabildante Miguel Ordóñez Valdez
(AOl en 1793, ASH en 1767 y 1773 y PM en 1780).

2. Domingo contrajo nupcias con Thomasa Mantilla de los Ríos,


hermana de Josepha, hacía 1710-1711. Se desempeñó como A01
en 1733, A02 en 1719. Algunos de sus hijos también formaron
parte del Cabildo.
2.1 Isidro, contrajo matrimonio en 1747 con Ana ToribaMantilla,
hija de Juan Mantilla de los Ríos (A01 en 1717 y 1723, y PG en
1716 y 1718). Desempeñó el cargo de ASH en 1752.
2.2 Ignacio, contrajo matrimonio con María Teresa de los Reyes
y Benítez, nieta de Juan Francisco Benítez, cabildante del siglo
XVII. Luego contrajo segundas nupcias con Francisca Xaviera
Gutiérrez Calderón, hija de Joseph Manuel Gutiérrez Calderón
(DG en 1749, 1751 y 1754; RG en 1749, 1754). Se desempeñó
como A01 en 17 55, A02 en 17 45 y 17 64 y PM en 17 66. Su hija
Ana Juliana contrajo matrimonio con Diego Mantilla de los Ríos
y Navas.

256
Poder Pofítico Loca( Cabifdo de Girón Siq{o XVIII

2.3 Egiclio, contrajo matrimonio en 17 55 con María Josefa de


Navas, con dispensa matrimonial de primer y segundo grado por
consanguinidad ya que ésta era hija del primo de su marido
Lorenzo de Navas. Se desempeñó como ASH en 1762. Su hija
Isabel contrajo matrimonio en 17 43 con el entonces gobernador
y capitán Agustín Gutiérrez de los Ríos. El hijo de estos, Francisco
Agustín contrajo matrimonio con Francisca Mantilla y García,
hija de Manuel Mantilla de los Ríos (A01en1754, FE en 1751,
1752 y 1759 y RG en 1751, 1759); se desempeñó como A01 en
1791 y PG en 1790.

257
,._,
VI
00 GENEALOGIA BENITEZ R
::::
~
~
JUAN URSULA

ª
FRANCISCO RODRIGUEZ
BENITEZ DE LACRUZ ~
s:
BENITEZ-RODRIGUEZ DE LA CRUZ ~
e:;·
::::
;::,
1 1 1 5:'
1
MIGUEL C1
FRANQSCA FRANQSCO MARIA JUANA JERONIMO
PETRONILA t;j
JOSE MARIA FERNANDO GUTIERRE WIS
JOSEFA JOSEPHA
ANTONIO MARTINEZ MANTILLA MARTINEZ
DE
DE CARRIZOSAY DE DE LOS DE
ARENAS
LOS REYES DUQUE APONTE RÍOS APONTE

BENITEZ CARRIZOSA Y DUQUE ITEZ DE ~EN.AS

1 1 1 1
JUAN
JOSEPH JOSEPH FRANCISCO
APOLINAR
BARBARA APOLINAR
JOSEPHA
MARIA FELIPE FRANQSCA GARCIA
GERTRUDIS DE XAVIERA VALDIVIESO
BRETON NAVAS MARTIN NIETO
Poder Po(ítico Locaf: CaGiMo de Girón Siq(o XVIII

ANEXO 3. Miembros del Cabildo de Girón


Nombre A01 A02 p M ASH oc
A¡:iuilera, Felipe Carlos de 50
Arango, Juan Thomás 53 63 60
l\renas, Bernardo 96
l\renas, Francisco Javier 23
Arenas, Joseoh de 57
Arenas, Joseph Antonio 800 89 90
Arenas, Pedro Joseph 95,96
Benftez, Joseph Apolinar 65
Benftez, Francisco 39 21
Benftez, Juan Francisco 57
Benftez, Francisco Antonio 83 85
Benftez, Jerónimo 19
Benftez, Miguel Jerónimo 45 51 AL
Benftez, Juan Manuel 82 62,63
Calderón, Francisco 71
Carmona, Santiago 21
Caruz, Diego Carlos CE) 58
Carreazo, Juan Alonso IEl 61,74
Céspedes v Lovola, Diego 35 31
Colina, Juan Leonardo 92 68
Costo y Uñan, Lorenzo (E\ 38,46,49 17,33
Consueora, Buenaventura de 55 59 45
Consuema, Francisco de IE\ 02
Cuadros, Laureano 19
Cuadros, Joseph de 16, 18,22
De los Buenos Hiiuelos, Juan J. 36
Delffn, Juan Aquslfn 00
Dfaz Bustamante, DominQO 07 AL
Dfaz de Aranda, Antonio 26
Dfaz de Aranda, Francisco (El 75
Duarte y AQuirre, Juan 37
Duarte, Juan Gregario 69 62 60 51
Esoinosa, Antonio 97
Espinosa de los Monteros, 61
Diego
FiQueroa, Francisco 83
Garcfa de Salgar, Máximo 95
Garcfa, Narciso 80
Garcfa de la Sierra,Francisco IEJ 35 22
Garcfa de la Sierra, Joseoh 24 20
Garcfa de la Sierra, Thomás 56,68 65 52
Garcfa Jaén, Antonio (E) 84
Garcfa Gómez, Manuel 77
Garcfa Valdivieso, Joseph 58 66 PM, RG
Garcfa Valdivieso, IQnacio 80
García Valdivieso, Juan (E) 30 24
Garcfa Valdivieso, Juan Manuel 89 84
Garcfa Valdivieso, Martfn J. 85 67 PM,RG
Gómez, Atanacio 65
Gómez Farelo, Buenaventura 33,34 22 PM
3onzález Norieoa, Bartolomé (E) 50
3onzález Norieqa, IQnacio 72 77
González del Busto, Lorenzo
±:E:
71 PM
González del Busto .1M<>nn AL,AP

259
Cmtro áe Eswdios Reqiona(es -UIS

I"'" J~o
rtín Nieto de Paz, Miguel
Ni"'
rtín Nieto, Pedro
rtín Nieto, Salvador
65
16,18,19
E±3t:
59
59

61
FE,RG

rtín Nieto, Francisco A. (E) 54 89 FE


rtínez, Manuel 89
Martínez de Aponte, Gabriel 61
Martínez de Aponte, Ignacio 86
~rtínez de Aponte, Luis 40
rtínez Forero, Dieqo 800
Navarro, Bartolomé 97 91
Navarro, Bernardo 23 20
Navarro, Dominqo Antonio 94 93
Navarro, Pedro Antonio 70
Navarro, Thomás 88
Navarro Moreno, Salvador (El 61 AM
avas, Alejo de 66
avas, Bernabé de (E) 36,50
avas, Dominqo (El 33 19
avas, Egidio de 62
avas, Félix 93
~avas, Felipe 71 60,74
~avas, Isidro 52
favas, Ignacio de 55,62,67 45,64 PM
Javas, Lorenzo de 34,61,62 49 69 AL,DG,R
G
Javas, Ramón de 78
Javas, Thomás 50
Javas y Nieto, Antonio Joseph 72
~ieto de Paz, Antonio 89
~ieto de Paz, Joseph Antonio 77
Drdóñez, Francisco 66
Drdóñez, Joseph Ignacio 801 98
Ordóñez Gutiérrez, Tiburcio 800
Ordóñez Valdés, Antonio 76
Ordóñez Valdés, Ignacio 73,80,84 64,78 63 80
Ordóñez Valdés, Manuel (E) 51 49 PM,AL,
AP
Ordóñez Valdés, Miquel 93 67,73 AH,PM
Ordóñez Valdés, Juan 62 59
Ordóñez Valdés, Vicente 72
Pérez y Arenas, Francisco 50 PM
l~ez, Juan Antonio 84
ez y Costo, Pedro Antonio 74 75
Pérez y Costo, Francisco Javier 84 92
Prada, Clemente Javier de la 75 64
Prada, Miguel de la 30,38
Puyana, Lorenzo 71
Quijano, Javier 90
Ramírez Carrisoza, A¡¡ustín 15, 16,22 14
Regueros, Lorenzo 88
Rey, Domin¡¡o (E) 32,51,22 AL
Rey, Joseph 55

~
Rey, Joseph Antonio 79
Rey, Manuel Joseph 63,72 74
Rey, Luis (El 17 14,16

260
Poáer Potftico Locaf: Cabíráo áe Giró11 XVIII

uerrero, Ignacio (E) 23 22


uevara, Patriclo 98
3utiérrez Calderón, Eusebio 79 77,91 67
3utiérrez Calderón, lonacio J. 68 64
utiérrez Calderón, Javier 78
Gutiérrez Calderón, Joaquln 73 PM
Gutiérrez Calderón y Arenas, 86
Joseoh IE)

~
Gutiérrez Calderón, Manuel 95 85 88
Gutiérrez Calderón, Manuel (E\ 20 3 16,18
Gutiérrez Calderón, Martín 49
Gutiérrez Calderón, Pablo 80
Gutlérrez de los Rlos, Francisco 91 90
Gutlérrez Lasso, Dominoo (El 34
Gutiérrez Lasso, Francisco 81 58 75
Gutiérrez Lasso, lanacio 66,82 74 71
Heras, Mi!:rnel Antonio 93
Hernández, Miguel Alonso 96
Hernández Puyana, Francisco 31 20 AM
ifE\ '
Mantilla, Anselmo 94
Mantilla, Florencio 78
Mantilla, Joseoh 89
Mantilla, Juan 800
Mantilla, Pedro 61
Mantilla Arenas, Dieqo 79 68
Mantilla y Arenas, A¡:¡ustln 83
Vlantilla v Costo, Juan 73
¡~ntilla v Serrano, Salvador 802
ntilla de los Rfos, Alejandro 69
ntilla de los Rfos, Bartolomé 72 PM
ntilla de los Ríos, Carlos 70 PM
ntilla de los Rfos, Clemente 64 AP,RG
ntilla de los Rfos Navas, 81 76 DP,RG

I' tilla de los Rlos, Eaidio


tilla de los Rlos, Francisco
tilla de los Rfos, Gutierre
tilla de los Ríos, Joseph G.
tilla de los Rfos, Juan
Mantilla de los Rfos, Manuel
Mantilla de los Rlos, Pedro F.
Mantilla de los Rfos, Salvador
40
12

17,23
54
69
32
65
07,19

16,18

63,72
70

54

56,61
AL

FE

Mantilla de los Rfos, Vicente 52,60


Mantilla de los Rfos Arena 73,89 PM
Antonio
Mantilla v Arenas, Agustln 83
Mantilla v Costo, Joaaufn 76
Mantilla v Navas, Manuel M. 93
lla y Serrano, Antonio 97
lla y Serrano, Salvador 802
rquez, Luis 12 13,21
rtln Nieto, Aguslfn 36 23
rtln Nieto de Paz, Fernando 62 65,66 54 AM
rtln Nieto de Paz, Joseph 76 55 PM,AR,R
zar G

261
Rey, Manuel Gregorio 63 50,51 55,5~
Rey, Vicente 98 91
Rey García, l¡¡nacio 77,92 82 52,69 1 RG
Rey García, Julián "' • DP
Rey García, Thomás 70 79 PM
Reyes, Joseph Antonio de los 90 PM
Reves, Joseoh lanacio 90
Reyes, Miguel 90
Rodríguez, Domingo 92 PM
Rodrí¡¡uez, Felipe 78 76
Rodríguez, Gaspar 07
Rodrl¡¡uez Cornejo, Francisco 59 49 PM
Rodrlauez Cornejo, Alonso {E) 27,39 21 20
Rodríauez Consuegra, Pedro 85,92
Rodrfauez Durán, Vicente 52
Rufz, Joseph Feliciano 91
Rojas Camacho y Velasco, 37 AL
Antonio
Romano, Juan 68
Salas, Adriano de 85,86,96 75 PM
Salas Solano, Joseph (E) 58 54,59 RG
Salqar, Antonio 64 PM
Salgar, Joseph Antonio 91,92,95 81 PM,AL,
RG
Salgar, Joseph María 97
Salgar, Pedro 97
Salqar v Hermosilla, Joseoh 83 PM
Salqar y Latorre, Andrés Javier 84
Salgar y Latorre, Antonio (E) 59,74 50 56 p
Serrano, Antonio 64
Serrano Solano, Baltazar 49 21
Serrano, Benito 51
Serrano, Diego 96
Serrano, Fernando 73
Serrano, Joseph Greqorio (E) 75 49 60
Serrano, Roaue 98
Serrano Durán, Félix Ramón 99
Serrano Solano, Isidro 85,86 80
Serrano Solano, Joseph Antonio 76 77
Serrano Solano, Juan 56 57
Serrano Solano, Lorenzo 71 58
Solís, Filiberto 95 97
Sosa López, Antonio 16,18 11
Troyano, Joseph Antonio 66
Uribe, Francisco 79
Uribe Salazar, Salvador 31
Valdivieso, Ramón 93
Valenzuela, Joseph F. (E) 30
Valenzuela, Pablo Antonio 68 60 67 55 PM,FE
Valenzuela, Francisco 90 FE
Velásquez, Pedro 13,45,51
Mllar, Nicolás IEl 68 79

AOI: Alcalde Ordinario de Primer Voto; A02: Alcalde Ordinario de Segundo Voto; P:
Procurador; M: Mayordomo; ASH: Alcalde de fa Santa Hermandad; OC: Otros Cargos.

262

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