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“Fonética o fonología: ¿por dónde debe empezar la descripción de la entonación

española? Aportaciones del enfoque discursivo-funcional”, en Y. Congosto y otros


(eds.) Fonética experimental, educación superior e investigación. Vol. III. Madrid. Arco Libros.
pp. 437-478.
Antonio Hidalgo Navarro
Grupo Val.Es.Co. Fonocortesía
Universitat de València

1. Introducción

La descripción fonética y la fonológica comprenden tanto el estudio de los segmentos


como el de los suprasegmentos; en este caso, mi contribución va a circunscribirse al
ámbito de los elementos suprasegmentales, más exactamente al de la entonación.

Uno de los primeros problemas que se nos plantea al abordar la descripción de la


entonación de una lengua es poder (o saber) diferenciar lo fonético de lo fonológico, lo
contingente de lo esencial, lo variable de lo constante… La cuestión es que no resulta
fácil dilucidar ante un determinado hecho entonativo, qué tiene de estándar, de
instrumento sistemático de la lengua, y qué de individual u ocasional y, por tanto, no
necesariamente sistemático. En el primer caso estaríamos considerando un hecho de
fonología entonativa, y en el segundo uno de fonética entonativa. Siendo así, desde los
primeros estudios científicos de la entonación (principalmente a lo largo de la segunda
mitad del S. XX) ha venido planteándose una duda metódica: ¿cuál debería ser la
perspectiva que fundamente la descripción entonativa, la fonético-inductiva, o bien la
fonológico-deductiva?

La realidad es que, pese a todo, cuando usamos la lengua nos valemos de curvas o
patrones melódicos que cumplen perfectamente su papel comunicativo inherente, esto
es, su cometido funcional. Al respecto, en nuestra ponencia vamos a revisar algunos de
los enfoques descriptivos de la entonación más extendidos, con la intención de ilustrar
sobre los argumentos a favor o en contra de una y otra perspectiva; como se verá
después, por nuestra parte, abogamos por la necesidad de partir de una perspectiva
funcional, adecuada para diferenciar lo mejor posible la heterogeneidad inherente a los
recursos entonativos. Dicha perspectiva, inevitablemente de base fonético-inductiva, se
apoya en la distinción entre un eje de relaciones entonativas sintagmáticas y un eje de
relaciones entonativas paradigmáticas: sobre tales ejes se proyecta la mixtura funcional
de la entonación, entendida como conglomerado de recursos (en su mayor parte de
naturaleza gradual), cuya descripción (fonética y/o fonológica) se enfrenta a múltiples
dificultades.

2. El estudio fonético de la entonación

2.1. El Modelo de Análisis por Configuraciones. La escuela británica y Navarro


Tomás

1
La aproximación fonética al estudio de la entonación representa desde sus inicios una
perspectiva de análisis genuinamente británico, ya que ahonda sus raíces en la tradición
fonética inglesa de Jones (1918), Palmer (1922), Amstrong y Ward (1926), O’Connor y
Arnold (1961), Cristal (1969) o Halliday (1970). Su propuesta más destacada es el
modelo de Anáisis por Configuraciones (AC), cuyo principio fundamental es que el
contorno global de un grupo de entonación posee una función semántica específica. En
este sentido, el significado depende fundamentalmente de la elección del tono principal
del grupo, cuya interpretación resulta matizada por los demás elementos integrantes del
grupo de entonación (núcleo, cola, cabeza, precabeza).

Solo el núcleo es un componente esencial y su ubicación coincide con el último acento,


el acento nuclear, sobre el que tiene lugar el tono nuclear, es decir, el tratamiento
entonativo que el hablante aplica al núcleo del grupo.

Los tonos nucleares pueden ser simples o complejos. Los primeros son unidireccionales
y el movimiento de la entonación manifiesta variantes sencillas (descenso, ascenso,
suspensión):

FIGURA 1

DESCENSO ASCENSO SUSPENSIÓN

Los tonos complejos son bidireccionales, es decir, presentan un cambio de dirección en


el transcurso de la curva entonativa: descenso-ascenso o ascenso-descenso1 (algunos
autores añaden el ascenso-descenso-ascenso y el descenso-ascenso-descenso):

FIGURA 2

Descenso-Ascenso Ascenso-Descenso

El formato clásico del modelo, desarrollado por O’Connor y Arnold (1961), distingue
hasta siete tonos nucleares para el inglés, siendo los simples el descenso alto, el
descenso bajo, el ascenso alto, el ascenso bajo y el nivel medio o suspensión. Los tonos
complejos son el descenso-ascenso y el ascenso-descenso.
1
Algunos autores añaden el ascenso-descenso-ascenso y el descenso-ascenso-descenso

2
La cola (grupo sílabas átonas que pueda haber después de la sílaba nuclear) mantiene el
movimiento tonal iniciado en el núcleo, a no ser que se trate de un tono complejo
(ascenso-descenso-ascenso o descenso-ascenso-descenso).

La cabeza se extiende desde la primera sílaba tónica hasta la sílaba que precede
inmediatamente al núcleo. La precabeza, en fin, se sitúa delante de la cabeza y está
constituida por el conjunto de posibles sílabas átonas precedentes. De este modo
podemos encontrar grupos formados por precabeza+cabeza+núcleo, como en:

Los [niños estudian con pa] ciencia

o grupos formados por precabeza+núcleo, como en:

[Se descui] dó

En su forma canónica, este modelo de análisis fonético de la entonación no ha tenido


una aplicación exacta al español, si bien el sistema propuesto en su momento por
Navarro Tomás guarda muchas coincidencias. Así, en la propuesta de Navarro Tomás
las partes constitutivas de la unidad melódica son la inflexión inicial (precabeza), el
cuerpo melódico (cabeza) y la inflexión final (núcleo+cola). Hay que reconocer, sin
embargo, que para Navarro Tomás no existe en español un elemento específico final o
cola, ya que la inflexión final incluiría el último acento y las sílabas átonas que
eventualmente le sigan.

Por lo demás, los tonemas propuestos por Navarro Tomás no siempre responden a la
correlación precisa entre entonación y significado postulada por AC: la cadencia es
comparable con el descenso bajo, la anticadencia se equipara con el ascenso alto y la
suspensión con el nivel medio. Para Navarro Tomás la cadencia es el tonema con que
concluyen las declarativas en los grupos entonativos finales absolutos; la anticadencia
representa en general continuidad, información incompleta, de modo que suele preceder
a un grupo entonativo acabado en cadencia. La suspensión se emplea entre grupos
estrechamente relacionados, por ejemplo, cuando un grupo antecede a una aposición o
vocativo:

(1) El soldado, fusil en mano, no dejaba de observar a su alrededor

Los restantes tonemas propuestos por Navarro Tomás son la semicadencia, que suele
aparecer en las series enumerativas, y la semianticadencia, que separa grupos con
menor diferenciación entre sí que los separados por anticadencia.

Una de las diferencias más destacables entre los modelos AC y la propuesta de Navarro
Tomás es que para los primeros el valor de la entonación se deriva no solo del tono
nuclear (final) sino también de la configuración prenuclear asociada. Para el autor
español, en cambio, la inflexión final es en sí misma importante, y hasta suficiente.

3
En cualquier caso, los modelos británicos han sido bastante criticados por su excesivo
detallismo semántico, esto es, por su desmesurado fonetismo descriptivo, lo que,
paradójicamente, no va asociado a datos acústicos verificables; habría que advertir, sin
embargo, que el período de desarrollo del modelo AC, coincidió con una época de
escaso avance en las técnicas de análisis acústico, lo que hacía sumamente complicada
la observación y, por tanto, el análisis cuantitativo preciso de la frecuencia fundamental
(F0).

Otro aspecto criticado del modelo es su tratamiento semántico-pragmático de la


entonación. P.e., el minucioso trabajo descriptivo de O’Connor y Arnold es
desautorizado al incluir entre los valores actitudinales o pragmáticos de la entonación
ciertos matices que más parecen corresponderse con el componente léxico o con
factores extralingüísticos o contextuales. En realidad, el excesivo celo descriptivo de
estos autores ha obstaculizado en ocasiones el acceso a una etapa de abstracción y
sistematización de los valores semántico-pragmáticos, cuya explicación queda, en la
práctica, a merced del uso particular que se haga de ellos en cada enunciado específico2.

2.2. El modelo IPO (Institute for Perception Research) o escuela holandesa y la


propuesta de Juan María Garrido.

Otro modelo de análisis fonético de la entonación que ha alcanzado una expansión


notable es el llamado modelo IPO, identificado genéricamente como Escuela
Holandesa, representado por especialistas como ‘t Hart, Collier o Cohen (véase al
respecto ‘t Hart, Collier y Cohen, 1990).

Ahora bien, aunque este modelo puede asociarse a la línea de análisis fonético
característica del sistema AC, su perspectiva es más bien perceptiva: lo que importa
ante todo es la capacidad del oyente para reconocer de manera sistemática la realización
de determinadas curvas. Su objetivo final, pues, tiene aspiraciones fonológicas, al
pretender la definición de un modelo predictivo de la forma de las curvas melódicas a
partir de sus constituyentes básicos, los patrones melódicos.

A grandes rasgos, la propuesta se fundamenta en la capacidad de combinación de


diversos patrones melódicos de ámbito reducido (agrupación de varias sílabas), los
movimientos y las configuraciones, que se superponen a un patrón melódico de ámbito
mayor, la línea de declinación (o grupo entonativo).

2
Aspecto especialmente problemático del modelo AC es su pretensión de validez fonológica, es decir, su
aspiración a llegar a establecer los tonos nucleares posibles de las diversas lenguas. En realidad, no todos
los análisis resultan coincidentes, de modo que algunos críticos con el modelo han puesto en duda su
pretendida aspiración de sistematización fonológica.
Otro aspecto metodológico discutible, en fin, viene dado por los criterios de diferenciación de los tonos
nucleares: Palmer p.e. clasifica los tonos nucleares atendiendo a la dirección de su movimiento
(ascendente, descendente, etc.) y otros como Kingdon, O’Connor y Arnold o Schubiger los diferencian
teniendo en cuenta el punto de partida o el punto final del movimiento entonativo.

4
Así, los movimientos melódicos se superponen a las líneas de declinación a modo de
líneas rectas, conformando así las curvas melódicas3 (véanse al respecto las Figuras 5 y
6):
FIGURA 5

Ejemplo de oscilograma y curva de frecuencia. Líneas discontinuas: declinación;


líneas continuas: movimientos melódicos (Garrido, 2003: 103)

FIGURA 6

El mismo oscilograma y curva de frecuencia que aparecen en la Figura 5: a los


movimientos melódicos se les han añadido los rasgos distintivos (Garrido,
2003:105)

Por otra parte el modelo IPO introduce una serie de pautas metodológicas y
sistemáticas:

a) estilización de las curvas melódicas


b) definición de movimientos relevantes (estandarización)
c) definición de configuraciones posibles y de su combinatoria
d) relación entre los patrones y la información lingüística que transmiten

La curva estilizada representa simplificadamente los puntos de inflexión que marcan las
variaciones significativas de F0; perceptivamente, la curva estilizada es equivalente a la
3
Asimismo, se entiende que las lenguas poseen un número específico de movimientos melódicos,
caracterizados por una serie de rasgos distintivos, definidos en el modelo IPO como sigue:

/1/ /2/ /3/ /4/ /5/ /A/ /B/ /C/ /D/ /E/
[Ascendente] + + + + + - - - - -
[Anticipado] + - - - + - + - - +
[Retardado] - + - + - - - + + -
[Extendido] - - - + - - - - + -
[Completo] + + + + - + + + + -
Movimientos melódicos (en neerlandés) y su caracterización en rasgos distintivos: Dirección (+/-ascendente),
Punto final del movimiento (+/- anticipado si termina cerca del inicio de la parte sonora de la sílaba; +/-
retardado si termina cerca del final de la parte sonora de la sílaba), Número de sílabas (+ extendido, dos o más
sílabas; - extendido, 1 sílaba), Rango tonal (+/- completo), de acuerdo con Garrido (2003:104).

5
original, pero sin los elementos borrosos habituales de una curva “en bruto”. En esencia,
pues, este método de análisis instrumental pretende obtener los movimientos tonales
esenciales de la curva, eliminando las variaciones micromelódicas (debidas a ruidos,
silencios propios de sonidos oclusivos, etc.) y permitiendo acceder a una verdadera
entonación “estilizada” donde solo permanece lo esencial. Esta curva estilizada se
sintetiza y se comprueba más tarde mediante tests de percepción que resulta equivalente
a la curva original.

Las configuraciones, pues, son formas recurrentes compuestas por uno o más
movimientos. A su vez, una o más configuraciones combinadas constituyen el contorno
final4. Asimismo, el modelo establece que la forma global de las curvas melódicas se
somete al fenómeno de la declinación, tendencia de las curvas melódicas a ir rebajando
su nivel a medida que avanza el tiempo. Esta declinación se manifiesta a través de las
líneas de declinación (baja, intermedia y alta) en las que se inscriben los contornos
melódicos:
FIGURA 7

Ejemplo de oscilograma y curva de frecuencia. Líneas discontinuas: declinación


(baja, intermedia y alta) (Garrido, 2003:101)

Las unidades relevantes del modelo son, por lo demás, aquellas que actúan como ámbito
de los patrones; así, el grupo entonativo, unidad básica del modelo, constituye el ámbito
de aplicación del fenómeno de declinación. Se introduce además una visión novedosa al
reconocer la existencia del párrafo como unidad entonativa máxima donde actúa el
fenómeno de la supradeclinación.

Garrido (2001) constituye una de las aplicaciones más notables del modelo IPO al
español, de hecho, describe con efectividad las relaciones entre patrones entonativos y
sus interpretaciones lingüísticas asociadas. Así, por ejemplo, demuestra que el inicio de
una sílaba acentuada suele implicar el inicio de un nuevo movimiento melódico.

En síntesis, y sin entrar en más detalles, cabe destacar que el modelo IPO representa un
método experimental exhaustivo, sólidamente fundamentado en hechos prosódicos;
permite, además, un estudio cuantitativo y cualitativo amplio capaz de acceder a
regularidades de aplicación generalizada (en diferentes lenguas). No obstante, entre sus
inconvenientes está la necesidad de obtener una ingente cantidad de material fonético
para alcanzar resultados razonables, lo que obliga a ocupar mucho tiempo en el análisis.

4
En el caso del neerlandés pueden ser de tres tipos: configuraciones prefijo (al principio del contorno),
configuraciones raíz (posición interior del contorno) y configuraciones sufijo (posición final de
contorno).

6
2.3. El estudio fonético de la entonación “real”: análisis de la entonación en la
lengua hablada. Algunas propuestas en el ámbito hispánico

Algunas propuestas descriptivas recientes interesadas en el sistema entonativo español


estudian también las características fonéticas del componente prosódico y atienden a
realizaciones orales reales. No se trata de estudios referenciados en el análisis de
oraciones “de laboratorio” fuera de contexto, sino de descripciones entonativas
interesadas en la delimitación de las funciones entonativas de facto. Su punto de partida
es, pues, eminentemente fonético.

En este sentido, las aportaciones de García Riverón al estudio de la entonación española


exponen con detalle los tipos fundamentales de patrones entonativos (entonemas) del
español cubano de La Habana, introduciendo una perspectiva innovadora, ya que se
considera prioritario el papel comunicativo de la entonación. La autora propone un
sistema de entonemas y variantes de entonemas (hasta 18) que desarrollan los diversos
valores comunicativos de acuerdo con las diferencias modales, afectivas, sociales,
geográficas o estilísticas (García Riverón, 1996a, 1996b, 1998 y 2002). Tales
entonemas se oponen entre sí de acuerdo con una serie de rasgos distintivos basados en
diversos indicadores: la forma del contorno entonativo, la figura del movimiento
melódico en el centro de entonación y en el segmento postónico, el número de cumbres
(picos) tonales, el tiempo vocálico relativo y el tiempo vocálico máximo, la intensidad
máxima, la velocidad del tono fundamental, el registro o nivel del tono en posiciones
significativas (nivel inicial, nivel final, nivel de F0 máxima y nivel de F0 mínima) y la
curva melódica en su conjunto.

La propuesta permite, en fin, la determinación de las características pertinentes o


funcionales de cada unidad entonativa al tiempo que facilita su vinculación con
contextos de uso específicos, determinados pragmáticamente.

El trabajo de Escandell (1998) constituye igualmente una propuesta pragmática de base


fonética para explicar el funcionamiento de la entonación en el lenguaje. Como dice la
autora (p. 1944): “la entonación sirve (…) no solo para definir una modalidad
gramatical frente a otra, sino también para orientar de manera decisiva la interpretación
de los enunciados”.

Efectivamente, en su estudio demuestra que la entonación es una más entre las marcas
formales que restringen la interpretación de un enunciado dado, equiparable en este
sentido a otras marcas como las léxicas, las sintácticas, etc. Todas ellas permiten
contextualizar los enunciados, orientando sus posibles interpretaciones y, sobre todo,
haciendo visible la intención comunicativa del emisor. Evidentemente, los factores
prosódicos no son los únicos que determinan la interpretación del enunciado, pero en
muchos casos sí son determinantes, cuando no imprescindibles. Aplicando esta idea
Escandell propone la siguiente clasificación para las expresiones interrogativas en
español:

7
I. Interrogativas neutras

Sin ningún marcador formal especial que determine su interpretación:

Preguntas
- Petición de información
- Interrogación epistémica (conlleva necesariamente una interpretación vinculada al contexto de
uso): preguntas reales, preguntas de examen, interrogaciones problemáticas, interrogaciones
deliberativas

Peticiones y ofrecimientos
- Interrogativas directivas
- Ofrecimientos
- Petición de instrucción/permiso
- Preguntas encabezadas con “¿Por qué…?”: Causales, Preguntas que conllevan una interpretación
de crítica, Preguntas que conllevan una interpretación de tipo directivo, Sugerencias,
Interrogación problemática

II. Interrogaciones marcadas

Contienen al menos un indicador de orientación interpretativa, pudiendo aparecer dos o más de ellos
combinados entre sí (entonación, marcas gramaticales, etc.):

Interrogaciones atribuidas
- Repetitivas o interrogaciones de eco: Recapitulativas, Especificativas, Explicativas, De copia
- Anticipativas: Hipotéticas o exploratorias, Interpretativas, Exclamativas

Interrogaciones retóricas
- Confirmativas
- Con términos de polaridad negativa
- Con la partícula acaso

3. El estudio fonológico de la entonación

3.1. El Modelo de Análisis por Niveles y su influencia en la descripción de la


entonación española

El modelo de análisis por niveles parte de la tradición estructuralista bloomfieldiana.


Efectivamente, Bloomfield estableció una primera distinción entre sonidos y
modificaciones, en la idea de que los sonidos articulados son susceptibles de
experimentar cambios vinculados “al espacio de tiempo a través del cual se continúa un
sonido; la fuerza con la que se produce; el tono musical de la voz durante su
producción” (Bloomfield, § 7.1.), con lo que se establecía claramente la diferenciación
entre segmentos y suprasegmentos. Un aspecto fundamental de esta propuesta es la
consideración de los elementos suprasegmentales como fonológicos5.

Posteriormente, Trager y Smith (1951) desarrollan el modelo estableciendo como


fonemas tonales los niveles tonales, las junturas y el acento. Distinguen cuatro niveles
tonales, desde el 1 (el más grave) al 4 (el más agudo), que no tienen valor absoluto sino

5
Si bien Bloomfield hablaba de fonemas secundarios.

8
relativo. Con respecto a las junturas distinguen dos tipos: la juntura terminal (descenso,
ascenso o suspensión) que marca el final de una expresión y la dirección de la inflexión
melódica final, y que a veces se manifiesta como pausa, y la juntura interna o juntura
interna abierta (que en algunas lenguas como el inglés marca los límites entre
palabras). El acento, en fin, presenta cuatro niveles: primario, secundario, terciario y
débil.

La primera aplicación del modelo al español viene dada por los trabajos de Stockwell,
Bowen y Silva-Fuenzalida (1956) y Silva-Fuenzalida (1956-57). Un aspecto que tratan
detalladamente es la existencia de la juntura interna abierta en español (o plus juncture)
que consideran presente en los alófonos de ciertos dialectos del español en posición
final de palabra o en ciertos prefijos (como p.e. en deshielo). Sin entrar en detalles hay
que advertir, sin embargo, que esta postura ha sido bastante discutida entre los
especialistas (véase al respecto el artículo de Quilis, 1964). Menor discusión plantea su
postura respecto de la exigencia de juntura terminal en español: la juntura descendente
implica una ralentización en el tempo elocutivo, un descenso en el tono de la sílaba
anterior y un cese gradual en la fonación; la juntura ascendente implica el mismo
retardamiento elocutivo, un ascenso del tono de la sílaba anterior y un cese brusco en la
fonación; la juntura suspensiva no representa ningún cambio en el tono de la sílaba
anterior y presenta ralentización elocutiva y cese de fonación.

Para el español, a diferencia del modelo clásico de Trager y Smith, Stockwell, Bowen y
Silva-Fuenzalida (1956) distinguen tres niveles tonales con valor fonológico, 1 (tono
bajo), 2 (tono medio) y 3 (tono alto)6. En cuanto al acento, proponen tres tipos, el fuerte
/´/, el medio /`/ y el débil, pero sobre su ubicación no son demasiado explícitos7.

En cualquier caso, lo más destacable de esta propuesta es la naturaleza fonológica de


sus componentes, esto es, su capacidad para formar oposiciones. Así, las diversas
combinaciones de fonemas tonales (niveles de altura tonal, juntura terminal y acentos)
dan lugar a morfemas tonales que establecen contrastes de carácter semántico (para
oponer, por ejemplo, expresiones aseverativas e interrogativas absolutas).

Frente a la aplicación estricta del modelo clásico, Quilis (1981) y (1993) introduce un
cambio de perspectiva interesante, ya que para él la asignación de niveles no viene dada
fonológicamente (a priori), sino que se establece a partir de las curvas melódicas

6
Cada uno de ellos presenta alófonos en distribución complementaria: los alófonos de altura media se
sitúan enmedio de la frase, los de menor altura se anteponen al descenso terminal y los de mayor altura se
ubican inmediatamente antes de la juntura de elevación terminal.
7
En todo caso, el acento medio parece situarse en la tercera sílaba, a partir del acento fuerte, de cualquier
expresión que posea como mínimo cuatro sílabas y que esté constituida al menos por dos palabras (si se
trata de una sola palabra con más de tres sílabas, el acento medio se sitúa siempre sobre la primera
sílaba):
_ ` _ ´
4 3 2 1
los ca ta la nes

9
“reales”. Su modelo, pues, viene a combinar los modelos de Navarro Tomás (fonético) y
el modelo estructuralista (fonológico)8.

En definitiva, al modelo AN cabe el mérito de haber propuesto por primera vez una
explicación fonológica de la entonación, propósito que ya no dejará de estar presente en
sucesivos modelos explicativos9, y no solo dentro de la tradición norteamericana
(Chomsky y Halle, 1968; Liberman y Prince, 1977, Liberman, 1978 o más
recientemente Pierrehumbert, 1987), sino también en el marco de escuelas europeas
como el grupo de la Universidad de Aix-en-Provence o el modelo de Análisis Melódico
del Habla de F. Cantero.

3.2. El Modelo de análisis Métrico Autosegmental (MA) y su aplicación al español

El modelo de análisis métrico autosegmental de la entonación parte del análisis de la


entonación del inglés que hace Pierrehumbert en 1980, si bien sus antecedentes pueden
remontarse a la Fonología Generativa, cuando Chomsky y Halle (1968), partiendo del
modelo AN clásico centran la atención en el papel del acento y en la dependencia
sintáctica de la forma entonativa. Se entiende, pues, que la estructura profunda de la
frase condiciona y genera la curva entonativa. Derivación natural de esta línea de
estudio es la Fonología Métrica, desarrollada por Liberman y Prince (1977), para
quienes el acento no viene dado por los parámetros acústicos del habla sino por la
estructura rítmica de la frase; siendo así, el acento se constituye como fenómeno
esencialmente rítmico y a él debe supeditarse el análisis de la entonación. Es
precisamente Pierrehumbert quien propone una teoría de la entonación plenamente
métrica, donde las reglas de generación del acento (derivadas de la gramática) incluyen
igualmente las reglas de generación de la melodía.

Se trata, pues, desde sus orígenes de un modelo de análisis fonológico de la entonación,


cuyo objetivo fundamental es identificar los elementos tonales verdaderamente
contrastivos, la combinación de los cuales genera los contornos melódicos posibles en
una lengua. Por lo demás, se trata de una teoria fonológica autosegmental, ya que la
melodía o modulación tonal de los enunciados constituye un nivel separado (e
independiente en cierta medida) de los demás rasgos fonológicos: los tonos (acentos
tonales y tonos de frontera) del enunciado son autosegmentos y se asocian al nivel
segmental por medio de reglas universales (válidas para todas las lenguas) y reglas
específicas (propias de cada lengua). Tales elementos tonales son, además, unidades
8
Ahora bien, lo que Quilis entiende por configuración no es exactamente lo que opina el modelo AC,
donde se distinguen tres representaciones posibles para cada curva:
- la acústica concreta, derivada del estudio empírico específico de dicha curva
- la tonal interlineal (donde se indica entre dos líneas horizontales paralelas el campo de entonación,
quedando marcados entre dichas líneas en puntos gruesos las prominencias o acentos fuertes, en puntos
pequeños las sílabas no prominentes y en trazos ascendentes, descendentes o suspensivos los
movimientos finales)
- representación abstracta, que constituye una representación ancha y constituye “un cierto nivel de
análisis fonológico de los esquemas tonales” (Cruttenden, 1986:XI).
9
Y no solo dentro de la tradición norteamericana (Chomsky y Halle, 1968; Liberman y Prince, 1977,
Liberman, 1978 o más recientemente Pierrehumbert, 1987), sino también en el marco de escuelas
europeas como el grupo de la Universidad de Aix-en-Provence

10
paradigmáticamente contrastivas (tono alto-H y tono bajo-L) cuya combinación origina
los diversos contornos melódicos. Asimismo, se trata de una teoría fonológica métrica,
esto es, determina la asociación de la melodía con un texto o enunciado: existe una
prominencia fija, ya que cada sílaba tiene un tono léxicamente específicado y una
prominencia relativa; los tonos se asocian, en fin, de manera distintiva a funciones
semántico-pragmáticas específicas.

En su proceder combinatorio, los tonos (H o L) se asocian con sílabas tónicas (acentos


tonales o de sílabas con prominencia tonal10) y con la parte final de ciertas frases
prosódicas (tonos de frontera). Ahora bien, las sílabas tónicas pueden constituirse como
puntos de anclaje que permiten la presencia de prominencia sobre otras sílabas, de
manera que el contorno tonal puede depender del tipo de enunciado o de la posición o
relevancia pragmática de una palabra dada:
(2)
Luis no se habla con María
LUIS no se habla con María
Luis no se habla CON MARÍA

Puede producirse, además, la subida del tono en el transcurso de una sílaba tónica,
dando lugar a lo que se denomina secuencia bitonal L*+H: al comienzo de la sílaba
tónica se sitúa el “valle” y el pico se sitúa sobre la sílaba postónica. Este contorno es
muy frecuente en español sobre palabras no finales de frase, en las aseverativas neutras:
(3)
Mi hermano viene de Alemania
L*+H L*+H L+H*L%

A la inversa, una sílaba tónica puede contener también un descenso del tono a partir de
un punto tonal alto sobre la sílaba pretónica (secuencia bitonal H+L*):
(4)
Llegarán mañana
L*+H H+L*L%

Otro concepto importante del modelo es el de escalonamiento tonal: en condiciones


normales (enunciados neutros) los picos tonales se suceden de tal modo que los picos
sucesivos van siendo más bajos que los picos precedentes. Cualquier alteración en el
escalonamiento (ascendente o descendente) exige introducir algún tipo interpretación
pragmática del fenómeno (énfasis, distinción entre información nueva y conocida,
etc.)11.

Sin duda una de las aportaciones más relevantes de este modelo es su nivel de
representación, es decir, la forma de transcribir la entonación de un enunciado. Así, la

10
El número total de acentos tonales (monotonales y bitonales) puede variar en las distintas lenguas. Para
el español se vienen proponiendo habitualmente 3 ó 4 tipos de acentos bitonales (Hualde, 2003:164).
11
Este sería, por ejemplo, el caso de las preguntas con entonación circunfleja en español (en lugar de
ascendente, de acuerdo con Beckman y otros, 2002).

11
curva melódica se representa como evolución temporal de la frecuencia y se hace una
transcripción en diversos niveles (palabras, sílabas, índices de disyunción, tonos). El
primer paso consiste en localizar las sílabas acentuables y comprobar si tienen o no
prominencia tonal; hay que determinar asimismo si hay acentos tonales sobre las sílabas
átonas. Seguidamente, se trata de determinar los tipos específicos de acento tonal y
tonos de frontera sobre la base de un análisis previo de los contrastes entonativos de la
lengua dada. El análisis instrumental puede ayudar en este proceso, pero no es
imprescindible. Y aquí reside, posiblemente, uno de sus aspectos discutibles, ya que no
siempre centra sus afirmaciones analíticas ni la forma prosódica de los enunciados en la
observación minuciosa de la curva real. Hay que reconocer, no obstante, que el sistema
MA no pretende una descripción fonética, si bien, paradójicamente, como hemos venido
indicando, sí reconoce la variación de las funciones entonativas de acuerdo con su uso
pragmático. De cualquier forma hay que reconocer que el modelo MA y su versión
actual más desarrollada, surgida como forma de mejora del sistema de notación métrico
autosegmental (modelo ToBI, Tones and Break Indices), han logrado un amplio
consenso entre los investigadores.

En la actualidad muchos investigadores aplican este sistema en la descripción de la


entonación española. El primero en hacerlo de forma sistemática ha sido Sosa (1999),
cuya adaptacion se aplica a frases declarativas finales, preguntas absolutas y preguntas
pronominales para diferentes dialectos hispanoamericanos (dialectos urbanos de Buenos
Aires, Lima, Bogota, Caracas, La Habana, San Juan de Puerto Rico y Ciudad de
Mexico) comparados con las variedades peninsulares de Madrid, Barcelona, Pamplona
y Sevilla.
En lo que respecta al análisis experimental y acústico de los enunciados declarativos,
Sosa encuentra regularidades en la configuración de las curvas melódicas de estos
dialectos: la configuración tonemática predominante es descendente (L* L%). El punto
más alto se halla en el primer pico, después de la primera silaba acentuada, y a partir de
ahí comienza el descenso.
Por su parte, el rasgo general y común en las interrogativas absolutas, es una altura
global mayor que en el enunciado declarativo. Las diferencias radican en la juntura
terminal o tonema, con respecto al cual propone cinco patrones:
1. Ascendente con el tono nuclear H* (altura media) seguido de tono de juntura H%
(dialecto urbano de Buenos Aires):

12
2. Ascendente con movimiento melódico a partir de la silaba nuclear, cercano a la línea
de base tonal. Su secuencia tonal es L*+ H; y el tonema ascendente es L*+H%
(variedad de Sevilla):

3. Ascendente, con elevación ostensible sobre la última silaba. La secuencia tonal


resultante es L*+H H% (dialecto urbano de Ciudad de Mexico):

4. Descendente a partir del punto más alto del enunciado; tonema circunflejo: H+H*L%
(dialecto urbano de Caracas, San Juan de Puerto Rico, y otros dialectos del Caribe
hispánico):

5. Descendente, con cadencia final a partir de la altura media del resto del enunciado:
H* L% (preguntas negativas del dialecto urbano de San Juan de Puerto Rico)

13
Para Sosa, en la entonacion dialectal, las diferencias se derivan de la realización
fonética de los tonos subyacentes: algunos dialectos realizan los cambios de tono en la
sílaba tónica, otros en las sílabas átonas siguientes.

3.3. El Modelo de Aix-en Provence (AP). Aplicaciones al estudio de la entonación


del español

Constituye también un modelo de raíces generativistas, influido por el modelo métrico-


autosegmental. Aspira a obtener las formas fonológicas del sistema prosódico de las
lenguas, comparar los diversos sistemas obtenidos y establecer lo universal y lo
específico de cada una de ellas.

Se parte de la idea de que los dos niveles tradicionales de análisis, el fonético y el


fonológico, no son suficientes, y se amplían a cuatro:

- nivel fonológico profundo: donde las funciones prosódicas se estructuran según


parámetros abstractos en formas prosódicas profundas, esto es, representaciones
funcionales que permiten codificar la información necesaria para la interpretación
semántica y sintáctica del enunciado y reglas que determinan el patrón
entonativo de cada enunciado12

- nivel fonológico superficial: donde los parámetros prosódicos abstractos se


estructuran en formas superficiales; constituye un nivel de generalización que
permite describir los patrones entonativos de las lenguas. En esta fase se aplica el
sistema de anotación INTSINT (INternacional Transcription System for

12
A saber, reglas de:
a) división del enunciado en unidades entonativas
b) división de las unidades entonativas en unidades tonales
c) asignación de los patrones entonativos a las unidades entonativas
d) asignación de los patrones entonativos a las unidades tonales
e) aplicación de la regla de reajuste del escalonamiento descendente según la cual se baja un tono
alto (H) cuando viene precedido por un tono alto seguido de un tono bajo (HL), lo que da lugar a
un descenso progresivo de la altura de los picos tonales
f) aplicación de otras reglas de reajuste

14
INTonation) y la distinción entre tonos absolutos, derivados del rango frecuencial
del locutor (T: altura tonal máxima del hablante; B: altura tonal mínima del
hablante; M: valor medio del locutor) y tonos relativos, definidos localmente de
acuerdo con la relación entre puntos tonales de inflexión anterior y posterior.

- nivel fónico: donde las formas superficiales se articulan en representaciones


fonéticas; la entonación se entiende como superposición de dos componentes, el
microprosódico y el macroprosódico (selección del patrón entonativo por parte
del hablante, la melodía del enunciado)13

- nivel físico: donde se sitúan los correlatos físicos de tono, duración e intensidad;
constituye la curva melódica “en bruto”

Además de su fundamentación fonológica, el modelo AP comparte con el modelo MA


la organización de la melodía de los enunciados no en contornos entonativos, sino en
segmentos tonales, lo que implica la consideración de la entonación como un conjunto
de elementos discretos yuxtapuestos a lo largo del enunciado. A esta idea se añade que
se trata de un modelo de naturaleza jerárquica, esto es, las secuencias tonales se
organizan en unidades de tres tipos organizadas jerárquicamente:

a) Unidad entonativa (UE): unidad comprendida entre dos pausas


b) Unidad tonal (UT): agrupación de una sílaba tónica y las átonas que hay a su
alrededor
c) Unidad rítmica: unidad intermedia entre UE y UT; contiene un único acento
léxico y una o más UT.

Este modelo, en suma, representa una aproximación útil para el comparatismo


prosódico interlingüístico, lo que podría favorecer el desarrollo de la vieja idea de los
universales entonativos. Por otro lado, su alto grado de tecnificación abre la posibilidad
de generar los patrones acústicos de la melodía a partir de una entrada de codificación
simbólica, lo que constituye un factor necesario para el tratamiento automático de la voz
(análisis-síntesis), al permitir reducir de forma notable la responsabilidad del
investigador en el análisis de los valores de F0. Sin embargo, no estamos ante un modelo
plenamente desarrollado capaz de establecer generalizaciones definitivas sobre la
realidad prosódica de las lenguas; faltan todavía estudios más exhaustivos que permitan
extraer patrones fonológicos oportunos y formular principios metodológicos generales.

Una de sus aplicaciones al español más conocidas es la de E. Mora (1996) o Mora y


Asuaje (2009), que distinguen para el español:

13
La extracción de la información macroprosódica relevante se desarrolla en dos fases:
a) Estilización o modelización: selección de la información relevante
b) Codificación simbólica: representación de la curva estilizada mediante un alfabeto de símbolos
Para desarrollar ambas fases el modelo AP ha desarrollado un programa informático (MES: Motif
Environement for Speech) que incluye un módulo de estilización automática (MOMEL: MOdelling
MELody) y otro de anotación (INTSINT: INternacional Transcription System for INTonation)

15
1. Una unidad entonativa (UE) constituida por secuencia de tonos LH de la Unidad
tonal (UT) y que finaliza con un tono descendente (B)
2. Una unidad ritmica (UR) que responde a dos reglas obligatorias de
alargamiento:
a) un alargamiento de la silaba acentuada
b) un alargamiento de la silaba final de la UE
Para la autora la unidad tonal (UT) debe ser definida en relación con la unidad ritmica
(UR), ya que el acento se define, fundamentalmente, por el alargamiento que se le
asocia. De este modo, la unidad tonal (UT) estaría caracterizada por presentar
preferiblemente un tono L (low) en la silaba acentuada y un tono H(high) en la silaba
post-acentual:

3.4. El modelo de Análisis Melódico del habla de F. Cantero

Dentro de las propuestas de análisis fonológico de la entonación destaca por su


originalidad la de F. Cantero, llamada Análisis Melódico del Habla.

Uno de los problemas de arranque de esta propuesta es la naturaleza misma de la


entonación de acuerdo con el tipo de unidades lingüísticas sobre las que incide: las
unidades fónicas sintagmáticas no son unidades fonológicas inventariables porque no
están constituidas por series determinadas de fonemas; se crean y existen solo en la
enunciación concreta: no tienen ni un significado ni un significante definidos. ¿Cómo
asumir ante estas premisas el estudio fonológico de la entonación?

La cuestión es que como hablantes / oyentes de un idioma determinado, no


consideramos iguales todos los fenómenos entonativos y sabemos discriminar entre lo
lingüísticamente relevante y lo irrelevante, luego puede aceptarse que la entonación es
un signo lingüístico particular.

Debe quedar claro, en todo caso, cuál es el nivel de significación preciso de la


entonación, de modo que podamos derivar de ello el sistema de oposiciones adecuado
16
para establecer un modelo de análisis fonológico de aquella. Pues bien, dicho nivel de
significación es el significado fonológico, que consiste en las relaciones de oposición
que se establecen entre las unidades fonológicas, y se define paradigmáticamente. El
significado que aporta la entonación lingüística se ciñe, pues, a un nivel de significación
fonológica, de carácter no conceptual.

De este modo, cada significante entonativo lo es de un signo cuyo significado es la


relación (paradigmática) que mantiene con los demás significantes del mismo nivel. El
significado de la entonación consiste en la aliedad entre unidades entonativas. Todos los
casos con diferentes significados contextuales suscitados por patrones entonativos,
obedecen a un cambio de entonación, pero dicho significado no es propio de la
entonación sino del nivel de significación en que se encuentre la unidad diferenciada
entonativamente: palabra o enunciado.

Así pues, los contornos entonativos fonológicamente significativos (tonemas), son


signos lingüísticos cuyos significantes son sus variantes melódicas típicas
(alocontornos) descritas mediante rasgos fonéticos, y cuyo significado será la
clasificación misma por rasgos fonológicos (la aliedad). Cantero (2002) distingue así
tres rasgos fonológicos para caracterizar los distintos tonemas del castellano:
/±interrogación/, /±énfasis/ y /±suspensión/14.

Tales rasgos fonológicos admiten combinaciones entre sí. El rasgo /±énfasis/ opera sobre
los contornos /±interrogativo/ dando lugar a cuatro tipos de contornos:

/+interrogativo/ /+enfático/
/+interrogativo/ /-enfático/
/-interrogativo/ /+enfático/
/-interrogativo/ /-enfático/

Sobre estos cuatro contornos opera a su vez el rasgo de /±suspensión/, lo que origina
otros tipos que podemos expresar fonológicamente por sus rasgos pertinentes:

14
/±INTERROGACIÓN/: El final ascendente del enunciado constituye una entonación marcada, frente al
final descendente, entonación no marcada. Esto permite diferenciar la entonación no marcada /-
interrogativa/ de un enunciado declarativo, de la marcada /+interrogativa/ de un enunciado interrogativo.
El contorno /+interrogativo/ puede servir también para enunciados no interrogativos, como los de
amenaza, cortesía, etc.
/±ÉNFASIS/: Se refiere al carácter marcado del contorno, frente a los contornos típicos /+interrogativo/ y
/-interrogativo/. Es relevante el énfasis en sí, y no el tipo de énfasis. La inflexión final no es la única
característica fonética relevante para marcar el énfasis, sino toda la estructura melódica del contorno,
asociada a la estructura acentual. En definitiva, el contorno /+enfático/ puede alterar sensiblemente el
modelo general de los contornos /+interrogativo/ y /-interrogativo/.
/±SUSPENSIÓN/: Cuando no acabamos una frase y la interrumpimos se produce el rasgo fonológico
/+suspensión/. En el diálogo, p.e., el rasgo /-suspensión/ sirve para marcar la finalización del contorno y
por tanto de la emisión, mientras que el rasgo /+suspensión/ indica que aún no se concede el turno al
interlocutor. Inicialmente, cualquier contorno /±interrogativo/ y /±enfático/ que esté interrumpido es un
contorno /+suspendido/. Ahora bien, existen en posición final contornos /+suspendidos/ característicos
para cada tipo de contorno: /±interrogativo/ y /±enfático/.

17
/+interrogativo/ /+enfático/ /+suspendido/: ¡¿…!?
/+interrogativo/ /-enfático/ /-suspendido/: ¡¿ ?!
/+interrogativo/ /+enfático//+suspendido/: ¿…?
/+interrogativo/ /-enfático/ /-suspendido/: ¿ ?
/-interrogativo/ /+enfático/ /+suspendido/: ¡…!
/-interrogativo/ /-enfático/ /-suspendido/: ¡ !
/-interrogativo/ /+enfático/ /+suspendido/: …
/-interrogativo/ /-enfático/ /-suspendido/: .

4. Hacia un modelo global de análisis entonativo en el marco conversacional:


el enfoque funcional-discursivo

Al margen de la distinción entre modelos de análisis fonético o fonológico de la


entonación, lo cierto es que quedan sin cubrir algunos espacios:

- una delimitación precisa de las funciones entonativas en contextos de habla real,


sin lo que no podrán estudiarse los distintos patrones melódicos ni determinar su
relevancia lingüística; tal delimitación funcional permitiría además un análisis en
profundidad de las variantes sistemáticas frente a otras individuales o
contingentes

- la necesidad de asumir corpus de habla orales reales, sobre cuya base determinar
lo fonológico y lo fonético de la entonación

Quizás, por tanto, no se trate tanto de abstraer los valores de la entonación como de
determinar en qué pueda consistir su heterogeneidad funcional. Para ello el punto de
partida más idóneo debería ser la conversación coloquial.

Pues bien, ¿cómo precisar esa diversidad entonativa en el discurso conversacional, a fin
de poder estudiar de forma especializada cada una de sus funciones en contexto? Solo a
partir de una clara delimitación de funciones podrá procederse al estudio fonético-
fonológico de los patrones/contornos generados desde tales funciones entonativas
contextualizadas.

La tarea no es fácil, pues son innumerables los recovecos funcionales de la prosodia en


la conversación: la prosodia precisa la intención última del hablante; junto a los sonidos
“segmentales” que se suceden, percibimos informaciones prosódicas que permiten
discriminar datos de índole actitudinal, informativa, estilística, sociolingüística,
dialectal, etc. Y además nuestro input perceptivo sabe discriminar perfectamente qué
clase de información resulta relevante en cada acto comunicativo. A estos se suman los
elementos paralingüísticos y los kinésicos (gestos, movimientos faciales, etc.) que
refuerzan, matizan, refutan, etc. el sentido de lo dicho.

Debe admitirse, no obstante, que asociar directamente estructura lingüística, actitud del
hablante, función pragmática, etc. y una entonación dada, es prácticamente imposible si
no se atiende al conjunto de la interacción “de modo especial a la negociación que se

18
produce entre los interlocutores” (Cortés, 2002:25) asumiendo el contexto lingüístico, el
contexto situacional comunicativo, el lugar y el momento de la interacción, el papel de
cada participante, su relación, su experiencia compartida, etc. Es más, a la densidad de
efectos modales y/o pragmáticos vinculados al comportamiento prosódico se añaden
otros efectos comunicativos más sutiles como la intencionalidad irónica (véanse al
respecto Bryant y Fox Tree, 2002; Bryant y Fox Tree, 2005 o Attardo et ál., 2003), la
expresión de afectividad y sentimiento, o la manifestación misma de lo que entendemo
como cortesía; todos ellos, no obstante, están determinados por factores de índole
subjetiva (estado de ánimo, carácter personal, educación y formación cultural del
individuo, etc., ) y no de una forma asistemática, sino muy frecuentemente como opción
lingüística convencional, selectiva y, por tanto, “regular”, codificada.

Y es que la entonación es determinante para la “construcción del sentido” de un acto


dado. Los mecanismos prosódicos permiten el avance discursivo en toda circunstancia,
ya que además de derivar del emisor, miran hacia el receptor, esto es, adquieren
relevancia en la medida en que este ve reflejadas en la actuación lingüística de aquel sus
expectativas comunicativas. El hablante puede indicar al oyente cuál es la información
relevante de entre el continuum discursivo (uso del acento focal o de énfasis), puede
minimizar prosódicamente lo que no resulta pertinente a la situación discursiva (que se
articula parentéticamente, en tono más grave e intensidad más baja), o bien puede
marcar, por lo general de manera ostensible, los cambios temáticos, ya sean
matizaciones derivadas de temas previos, ya sean temas completamente nuevos en el
seno del propio discurso.

A otros niveles, los recursos entonativos pueden organizar la distribución y sucesión de


interlocutores en la conversación: la prosodia condiciona la regulación de las
transacciones como marcador de la finalización potencial de un turno (presencia de un
tonema descendente significativo al final de una intervención), lo que a su vez permite
al oyente identificar la posibilidad de iniciar su propia intervención, y reconocer un
lugar de transición pertinente (LTP).

Este estado de cosas nos lleva a pensar que la situación actual de investigación de la
interfaz prosodia-conversación aconseja agrupar las funciones de los rasgos prosódicos
en dos ejes de análisis, uno sintagmático, que estudia las unidades entonativas in
praesentia, cuando se suceden en la línea horizontal del habla, y otro paradigmático,
orientado al estudio de las unidades entonativas in absentia, cuando se excluyen
opositivamente y resultan conmutables por su capacidad distintiva (con el consiguiente
cambio de sentido o de valor comunicativo) en un contexto dado. Tales ejes de análisis
se distribuyen tanto en el nivel monológico (tomando la intervención –cambio de
hablante en la conversación– como unidad estructural máxima de referencia para el
análisis prosódico), como en el nivel dialógico (considerando el enlace entre dos o más
intervenciones de dos o más hablantes); con ello abogamos por un modelo global (y no
parcial, o local, si se quiere llamar así) para el análisis de la entonación “real” en la
conversación.

19
4.1. Nivel Monológico. La intervención como estructura mínima de base para el
estudio funcional de la entonación

En una primera fase, los factores prosódicos permiten reconocer diferentes grupos de
entonación en el flujo de habla, constituidos como segmentos mínimos de discurso en el
seno de cada intervención.

4.1.1. Funciones monológicas sintagmáticas


Los grupos de entonación se organizan, pues, a partir de la concatenación y
superposición de distintos patrones melódicos locales: las funciones demarcativa e
integradora canalizan estas actuaciones15. La primera establece fronteras lingüísticas
entre los distintos actos (enunciados), y la segunda favorece la integración de distintos
subactos (grupos de entonación informativos) en el marco de cada acto. Observamos,
pues, un primer nivel de proyección funcional de los hechos entonativos en la
conversación, cuyos ámbitos extensionales son el subacto (función integradora) y el
acto (función demarcativa).

La función integradora da cohesión al discurso oral, informando sobre la conclusión o


continuidad del enunciado cuando segmenta, por ejemplo, las unidades internas de una
serie enumerativa y permite reconocer sus diferentes componentes informativos.

4.1.2. Funciones monológicas paradigmáticas


Por lo que respecta a la función distintiva de la entonación (o Función Modal Primaria-
FMP), actúa sobre los actos dotándolos de valores comunicativos específicos oponibles
entre sí según la intencionalidad del hablante. Valores comunicativos básicos del
contorno melódico son habitualmente los de aseveración, interrogación o volición.

En líneas generales, sin embargo, la presencia de esta FMP es eclipsada en la


conversación por la FMS, función modal secundaria (o expresiva) ligada a la
subjetividad del hablante; puede decirse así que, en lo coloquial, no existe una
entonación neutra en sentido estricto (lo que no debe hacernos despreciar la
operatividad descriptiva del concepto). También en este ámbito la entonación actúa
restrictivamente, afectando a unidades monológicas mínimas (actos) que se oponen
según su valor “expresivo” (en adelante “pragmático”). En definitiva, el estudio de la
FMS exige la obligada contextualización del mensaje, asumiendo como principio
fundamental de contextualización el criterio de adecuación pragmática.

En todo caso, la diferenciación paradigmática de los planos representativo y expresivo


(FMP y FMS) rara vez es diáfana. En su mayor parte, los elementos suprasegmentales
se manifiestan por interacción o polivalencia, hasta el punto de que, de un mismo rasgo

15
La combinación de grupos entonativos da como resultado el acto (enunciado), de modo que sobre los
distintos actos, reconocidos prosódica y contextualmente se proyecta otro grupo de funciones melódicas
articuladas paradigmáticamente que proporcionan su valor comunicativo particular a cada enunciado
(acto). De acuerdo con esto, distinguimos entre funciones paradigmáticas de orden primario (FMP) y de
orden secundario (FMS).

20
entonativo, es posible derivar información relativa a aspectos tan diversos como la
modalidad de la frase, la estructura sintáctica del enunciado, la organización de los
elementos del mensaje, la actitud del hablante, el valor informativo de las unidades del
mensaje, la realización de acentos enfáticos y no enfáticos, la edad, el sexo, las
características individuales del hablante, sus características socioculturales, sus
características dialectales, etc.

Por lo que respecta a la FMS, en el nivel monológico favorece la generación de


infinidad de matices semánticos, alterando así los contornos melódicos neutros.
También las expresiones exclamativas participan de esta FMS; la conversación
espontánea, por su naturaleza, constituye una forma de discurso con altos niveles de
rendimiento para la FMS. Y efectivamente, ya Navarro Tomás (1944:19-21) hacía
mención a estos múltiples usos expresivos, cuando advertía que “en la expresión y en la
percepción, a los tonos agudos y graves se asocian respectivamente aquellos
sentimientos que representan mayor o menor energía en las reacciones del ánimo y en el
esfuerzo vital. El tono agudo se presta a la evocación de todo aquello que se considera o
siente como fuerte, alegre, vivo o claro, y el tono grave a la de las ideas y emociones de
carácter oscuro, flojo, triste o pesado”, concluyendo que “las inflexiones del tono,
combinadas con las modificaciones del acento y de la cantidad, reflejan todos los
matices del sentimiento dentro de la infinita gama emocional”. En este mismo sentido,
en Hidalgo (1997), (1998) y (2001) se ilustran algunas variantes entonativas
condicionadas por la situación y el contexto de uso. Así, si consideramos
operativamente, tres niveles tonales distintivos, representativos de otros tantos valores
modales:
a) Nivel 1: Nivel tonal final propio de enunciados aseverativos. Constituye un
nivel tonal bajo, generalmente inferior al rango tonal (esto es, al promedio
entonativo) del hablante.

b) Nivel +1: Nivel tonal final propio de enunciados interrogativos absolutos.


Constituye un nivel tonal alto, inmediatamente por encima del rango tonal del
hablante.

c) Nivel -1: Nivel tonal final propio de enunciados interrogativos parciales y


pronominales, e imperativos. Constituye un nivel tonal bajo de grado inferior al
característico de los enunciados aseverativos.

comprobaremos fácilmente que en la conversación son constantes los patrones


entonativos variables: la subjetividad de los interlocutores actúa libremente y cobra
protagonismo la FMS, de donde se derivan numerosas modificaciones sobre los
patrones entonativos neutros. En realidad, el factor desencadenante de esta diversidad
de efectos melódicos contextualizados, es la confluencia de diferentes funciones
entonativas en un mismo contexto; hablamos por ello de “interferencias funcionales”.
Así, por ejemplo, frente a los enunciados aseverativos de Nivel 1, se identifican entre
otras variantes:

21
a) Enunciados aseverativos completos delimitados por tonema descendente de Nivel+1
Con deslizamiento de la entonación final hacia el Nivel +1 y, en consecuencia, entonación elevada,
por encima del rango tonal del hablante, al final del enunciado aseverativo. Se puede reconocer aquí
una interferencia entre las funciones demarcativa y expresiva: Énfasis (Afirmación Enfática, Énfasis
con valor de ironía, Énfasis expresivo, Negación enfática, Reforzamiento de una afirmación anterior,
Refuerzo enfático, Refutación enfática), Exclamación (Desagrado, Apoyo de una afirmación anterior,
Intención humorística), Final Interpersonal, Valor Imperativo (Mandato enfático, Mandato de
insistencia), Mantenimiento del turno de habla.
b) Enunciados aseverativos completos delimitados por tonema descendente de Nivel -1
Con valores extremos bajos en la entonación final (Nivel -1), debidos a interferencias funcionales
diversas entre los componentes prosódicos: de la Función Demarcativa y la Función Expresiva:
Exclamación; de la Función Demarcativa y la Función Pragmática: Mandato atenuado,
Contradicción atenuada de un enunciado anterior
c) Enunciados aseverativos completos delimitados por tonema no descendente
d) Construcciones suspendidas

Por lo que respecta a los enunciados interrogativos podemos reconocer, entre otros:

a) Enunciados interrogativos absolutos


NIVEL -1
Interferencia de la Función Demarcativa y de la Función Pragmática: Atenuación-cortesía
Interferencia de la Función Demarcativa y de la Función Fática: Interrogación que continúa o
completa un enunciado anterior
NIVEL ++1
Interferencia de la Función Demarcativa y la Función Expresiva: Interrogación enfática,
Interrogación admirativa

b) Enunciados Interrogativos Parciales


NIVEL +1 Y ++1
Interferencia de la Función Demarcativa y la Función Expresiva: Interrogación de extrañeza,
Interrogación con matiz humorístico-irónico, Interrogación exclamativa
Interferencia de la Función Demarcativa y de la Función Interactiva: Interrogación exclamativa
demarcativa de cambio de tópico, Interrogación coincidente con la lucha por el turno

c) Contornos entonativos asociados a una intención pragmática específica


Interrogación absoluta con tonema descendente (Interrogativa como solicitud de confirmación,
Interrogativa de asombro o sorpresa), Interrogación parcial con tonema ascendente (Interrogación de
extrañeza-incredulidad, Pregunta-eco, Petición implícita de respuesta inmediata), Interrogación
disyuntiva expresiva (Interrogación disyuntiva truncada, Interrogación disyuntiva elíptica),
Interrogación retórica, Anacoluto suprasegmental

4.2. Nivel dialógico. La entonación y su implicación en la construcción interactiva


del discurso

4.2.1. Funciones dialógicas sintagmáticas


Puesto que uno de los objetivos prioritarios de la entonación en el habla espontánea es
ayudar al oyente a localizar los picos informativos, entre sus papeles principales está
también el de hacer transparente la estructura informativa, por encima incluso de la
estructura gramatical. La presentación de información se constituye así como
mecanismo de índole colaborativa.

22
Efectivamente, la inmediatez de la conversación obliga a los hablantes a advertir
constantemente de los cambios temáticos, marcando la transición de una unidad
conceptual a otra, de una idea a otra, o incluso de un párrafo a otro. Dichas marcas son
en muchos casos de índole prosódica; el oyente debe ir interpretando las señales
lanzadas por el hablante, de modo que “si la interacción funciona, las inferencias y las
anticipaciones del oyente facilitan el desarrollo del discurso del hablante y potencian el
intercambio interactivo produciendo una comunicación satisfactoria y eficaz” (Vázquez
López, 2002:99). La entonación contribuye, pues, a manifestar la organización
informativa del discurso, resaltando el foco informativo y poniendo de relieve el
contraste entre la información nueva y la información ya conocida por el oyente. Un
ejemplo evidente de este comportamiento funcional son las llamadas topicalizaciones
(en adelante TOP). Unas son TOP a la izquierda, disociadas de la curva principal, y que
no suelen estar separadas por pausa obstruyente:
(5)
A: 203,5 ell auto↑ 230.1 no recuerdo ahora mismo cómo se llama→ 182

En cuanto a las TOP a la derecha, no parecen tan frecuentes en la conversación como


las TOP a la izquierda, quizás porque son menos eficaces como recurso enfático. Por su
posición (final) se integran cómodamente en el curso melódico general de la curva
principal (es decir, presentan tonema descendente cuando la curva es aseverativa, y
tonema ascendente si la curva principal es interrogativa o inacabada, en el caso de los
actos suspendidos):
(6)
A: 205,5 o sea yo he vivido allí hasta los dieciocho años en el pueblo/211.2 196,7 en
Las Pedroñeras↓187.4

4.2.2. Funciones dialógicas paradigmáticas


Resulta evidente que la entonación desarrolla un papel activo en el proceso de
construcción interactiva del sentido discursivo16. La entonación tiene, pues, una clara
“trascendencia interactiva” (Gil, 2007:370): es capaz de modificar la naturaleza
ilocutiva de los enunciados determinando la interpretación pragmática del oyente. Sin
embargo, no parece existir en la conversación coloquial un repertorio cerrado y claro de
contornos entonativos pragmáticamente estables, sino que “probablemente lo que existe
es un repertorio relativamente pequeño de recursos entonativos, cada uno con un
significado semántico-pragmático muy general (intensificación, atenuación, etc.) que,
combinados en un contexto de habla dado con las estructuras léxicas y con otros
recursos fónicos de tipo paralingüístico (…) provocan la inferencia por parte del oyente
de un inmenso número de significados y/o matices significativos” (Gil, 2007:371).

16
Como advierte Vázquez López (2002:95) “de la misma manera que al producir un acto de habla,
dependiendo de las restricciones impuestas por el contexto, el interlocutor y la situación comunicativa, se
escoge una determinada forma lingüística, en el momento de realizar la actuación de tal forma lingüística,
según los condicionantes que imponen dichas restricciones, se seleccionará una específica entonación”.

23
A decir verdad, la modalidad enunciativa queda fijada muchas veces mediante
elementos vocales no estrictamente suprasegmentales. Ciertas modulaciones de la voz
p.e. pueden representar valores comunicativos cotidianos, como alegría, impaciencia,
enfado, tristeza, etc. Unas veces esta actividad acústica del habla se manifiesta mediante
una elevación de la intensidad (p.e., cuando varias personas hablan simultáneamente y
una de ellas pretende ganar el turno de habla), otras, como una matización de la
entonación del enunciado (empleo de niveles tonales bajos en secuencias parentéticas de
aclaración), otras, como una aceleración/retardamiento en la velocidad del habla (el
tempo de elocución suele ser más lento en los estilos de habla formales que en los
estilos informales), otras, como un tipo de voz “especial” (el caso del habla susurrada),
etc.

La manifestación puntual de tales características varía de unos individuos a otros, dado


que los factores que interactúan en su producción son igualmente diversos: el timbre, la
resonancia, la intensidad, el tempo, el registro tonal, el campo entonativo, la duración
silábica o el ritmo. De cualquier forma, esta variación no sólo está condicionada por la
idiosincrasia de los individuos; existen también factores situacionales y/o comunicativos
que determinan tanto el empleo de unas u otras características vocales como su
frecuencia de aparición. Obviamente, su presencia es más relevante en estilos de
discurso relajados o informales, como es el caso de la conversación coloquial, donde la
espontaneidad del hablante y la inmediatez del evento comunicativo favorecen que
aquel recurra a sus métodos expresivos más directos. Además, al papel ejercido por las
funciones entonativas ya estudiadas (integradora, demarcativa, FMP y FMS) en el nivel
monológico se añade en el nivel dialógico el papel relevante de eficacia comunicativa
ejercido por los elementos paralingüísticos17. Situaciones conversacionales habituales
en las que la entonación contribuye a la construcción interactiva del sentido discursivo
son, p.e., aquellas en que se generan efectos de humor, ironía o cortesía.

4.2.2.1. Entonación y humor


Ocasionalmente, el recurso a parámetros elevados de F0, a una entonación exclamativa
o al énfasis acentual favorece la generación de efectos humorístico-intensificadores.
Analizado así el ejemplo (7):
(7)
A: no está no
C: có[gelo]
A: [sí sí] CÓGELO
C: pásame una poca/ bueno me pongo yo cocacol– y lo cojo
B: limpiarlo un poco ¡coño!
D: [(RISAS)]
B: [(RISAS)] desde luego tío

17
Esto es, “las cualidades no verbales de la voz y sus modificaciones y las emisiones independientes
cuasiléxicas, producidas o condicionadas en las zonas comprendidas en las cavidades supraglóticas (desde
los labios y orificios nasales hasta la faringe), la cavidad laríngea y las cavidades infraglóticas (pulmones
y esófago) hasta los músculos abdominales, así como los silencios momentáneos, que utilizamos
consciente o inconscientemente para apoyar o contradecir los signos verbales, kinésicos, proxémicos,
químicos, dérmicos y térmicos, simultáneamente o alternando con ellos, tanto en la interacción como en
la no-interacción” (Poyatos, 1994:28).

24
D: (RISAS) es NAturaleza (RISAS) ¡hostia! esto estamoseen la jungla/ (RISAS)

observamos varios hechos relevantes. La primera intervención de B presenta entonación


exclamativa (rango tonal elevado) asociada a una expresión malsonante (“coño”), de
modo que la prosodia actúa aquí asociada a un factor no estrictamente prosódico.

La ampliación del campo tonal del hablante, en el estilo directo, puede estar también
vinculada al humor en la conversación; en (8) p.e. el campo tonal ampliado evoca una
llamada de atención (como si se tratara de un titular de prensa, de radio o de televisión).
La situación contextual distendida, la coloquialidad extrema, los lazos sociales y
vivenciales de los interlocutores, favorecen que este recurso prosódico (empleado para
escenificar dramáticamente una situación virtual, no real, en la intervención de B)
provoque las RISAS de los conversadores (intervenciones de A y D):
(8)
D: ahora nos cogen
B: ahora dicen cuatro incendiarios en el bosque del Saler tío [(RISAS)=]
A: [(RISAS)]
D: [(RISAS)]

Otras situaciones que pueden provocar el humor son aquellas en las que se recurre al
tono de falsete para imitar burlescamente la voz femenina. Es el caso de (9) en la
intervención de C (un chico joven):
(9)
D: la ley de la selva// pero después/ nada/ después nos lo pasamos bien con ellas§
C: § y las tías/ ayy
¿quedamos para mañana?
A: (RISAS)

donde la imitación burlesca de la voz femenina (voz de falsete, en el registro más agudo
del hablante) genera un efecto humorístico visible en las RISAS de A.

En otros casos, en cambio, lo que favorece el efecto humorístico es el recurso a


magnitudes prosódicas mínimas, como es el caso de la pronunciación parentética en
voz baja (intensidad mínima, susurro) de (10): la situación comunicativa en que se
hallan inmersos los interlocutores (están comiendo en el campo) hace que la presencia
de algún “intruso” involuntario genere motivos de complicidad burlesca. Al efecto
humorístico se asocia aquí la evocación de las causas hipotéticas de la presencia de los
“intrusos”. Obviamente, por su carácter ofensivo, la causa de esa presencia sólo puede
ser expresada en voz muy baja, susurrante, y las RISAS surgen de nuevo como señal de
complicidad entre interlocutores (tercera intervención de D):
(10)
C: ee ¿la Caty de qué lo lleva?
D: ¿yo?§
A: § habas
D: habas/ con pollo
A: habas con pollo/ (RISAS) buena combinación// º(estos van a cagarnano)º
D: (RISAS)

25
4.2.2.2. Entonación e ironía
Efecto pragmático estrechamente vinculado con el humor es la ironía, especialmente si
con ello nos referimos a un tipo de ironía “cómplice”. Para otras lenguas existen
trabajos que evidencian la capacidad “multimodal” de la prosodia en esta dirección; el
exhaustivo trabajo de Attardo et ál. (2003) estudia algunos marcadores multimodales de
la ironía y el sarcasmo en inglés, considerando como rasgos efectivos el tono
(mecanismo de contraste) y la expresión de la cara (que, obviamente, no constituye un
rasgo lingüístico). De su trabajo se evidencian elementos interesantes: no parece factible
estudiar el tono de los enunciados irónicos aisladamente, ya que el contraste de patrones
tonales va más allá de la frontera oracional (algo similar ocurre, como hemos visto unas
líneas más arriba, con la expresión de humor en la conversación)18.

Por lo que respecta al español, Padilla (2004) ha demostrado que el análisis de la F0 en


la inflexión final de la curva entonativa puede constituirse como parámetro útil en la
valoración del efecto irónico. Ahora bien, en este estudio se indica que las marcas
entonativas de ironía aparecen combinadas habitualmente con otros indicadores fónicos
(o paralingüísticos) y/o kinésicos que guían la interpretación pragmática del oyente.
Todo ello, además, está determinado por factores de índole subjetiva (estado de ánimo,
carácter personal o educación y formación cultural del individuo, etc.).

4.2.2.3. Entonación y cortesía


Nada desdeñable es, en este mismo campo de funciones dialógicas paradigmáticas de la
entonación en la conversación, la capacidad multimodal de la prosodia para expresar
efectos pragmáticos corteses (o descorteses), ámbito de estudio sobre el que
recientemente se han venido apuntando nuevas vías de indagación. Efectivamente, la
entonación suele ser un criterio determinante a la hora de interpretar una emisión como
atenuada o no, especialmente en el ámbito de las expresiones imperativas (Haverkate,
1994:197-198).
En realidad es en el eje paradigmático, en la órbita de la FMS, donde cabe localizar los
patrones melódicos atenuantes. A veces la intención del hablante es minorizar el valor
modal del enunciado, como en (11), donde el sentido imperativo de la expresión se
neutraliza con el uso de alargamiento vocálico y tonema de suspensión (“déjaloo→”):
(11)
A: VAMOS a una relojería y verás qué pronto lo sabemos/ VAMOS→ yo digo pero déjaloo→ que ahora
no quieroo arreglarlo / VAMOS↓ que si es BUENO↑ ya te lo dirá↓ y si es malo↑ [RB.37.B.1:61-64]

En líneas generales, la función atenuadora de la prosodia ha sido estudiada con cierta


atención; se habló inicialmente de fenómenos de transposición de patrones melódicos,

18
Un hecho que parece incontestable, por lo demás, es que la entonación y los patrones tonales no pueden
disociarse de la pragmática del enunciado particular en que aparecen, si bien no parece haber ningún
patrón tonal que funcione como marcador absoluto de ironía o sarcasmo: las claves entonativas para la
ironía existen como recursos contrastivos no “sustanciales”; no hay una entonación irónica particular per
se, sino que los patrones entonativos que contrastan con el patrón entonativo circundante (particularmente
el precedente) o el patrón entonativo esperado, dan a entender que “algo” cuestiona el enunciado y
desencadena los procesos inferenciales necesarios para reconocer e interpretar el sentido irónico.

26
para posteriormente postular la existencia de patrones convencionales atenuantes
(pretonema cortés) o de funciones atenuadoras de la entonación.

Por lo que respecta a la transposición de patrones melódicos, es común la alusión a este


recurso como mecanismo atenuador o de cortesía. Quilis (1993:445) mencionaba el uso
de expresiones interrogativas pronominales asociadas a una interpretación cortés,
siempre que se articulen con esquemas melódicos propios de la interrogación con
tonema ascendente. La interpretación cortés estaría, pues, relacionada con la entonación
típica de pregunta, aplicada a cualquier acto enunciativo inicialmente no cortés o,
incluso, descortés (asertivo, exhortativo, etc.). Waltereit (2005) habla en este sentido de
“cita prosódica” del patrón entonativo ascendente propio de las preguntas absolutas;
recurrimos a dicho patrón en casos particulares, por ejemplo cuando el hablante no está
seguro de lo que dice y quiere cerciorarse ayudándose del oyente, cuando completa el
turno de un interlocutor previo, cuando se corrige a sí mismo, etc., situaciones todas
ellas identificables interactivamente como “corteses”. Más contundente es la afirmación
de Haverkate (1994:197) para quien “en términos generales, puede formularse la
hipótesis de que una curva melódica creciente refleja la intención del hablante de
expresarse cortésmente”.

Por lo que respecta a la existencia de patrones melódicos atenuantes (pretonema


cortés), Álvarez y Blondet (2003) observan que la frase o expresión cortés para los
hablantes de español de Mérida (Venezuela) no está determinada simplemente por la
presencia de un tonema ascendente de base interrogativa, sino que concurren varias
estrategias prosódicas, entre ellas las modulaciones de la F0 (variabilidad entonativa), la
altura tonal y la duración silábica.

CONCLUSIONES

En realidad, pocas conclusiones podemos extraer de cuanto hemos venido exponiendo,


que más bien ha sido un rápido y, necesariamente, incompleto Estado de la Cuestión.
Quisiera, sin embargo, insistir en un par de ideas importantes:

- La orientación fonética o fonológica de los diversos enfoques no ha tenido, en


general, un caràcter dogmático o excluyente, en el sentido de que, por un lado,
los modelos de base fonética han tratado de construir un sistema de patrones
entonativos fundados en oposiciones distintivas (lo que, en rigor, representa a la
postre un objetivo fonológico); por el otro, la mayoría de modelos de base
fonológica no se han construido totalmente de espaldas a la realidad fonética,
hasta el punto de incluir muchos de ellos, especialmente los de más reciente
aparición, componentes de interpretación pragmàtica que, en rigor, se asientan en
un principio descriptivo de naturaleza fonético-contextual
- En realidad, la opción por uno y otro modelo no es simplemente una cuestión de
elección entre lo adecuado y lo imperfecto, sino una decisión metodológica
particular del investigador en función de sus intereses específicos. No parece
haber un modelo mejor que otro, sino uno más apropiado que otro en función de
los objetivos de la investigación
- En esta tesitura, el enfoque discursivo-funcional que planteamos hace hincapié en
la necesidad de describir la entonación “real”, sobre la base de corpus orales
27
conversacionales que representen hechos entonativos recurrentes; no deja de ser
este, por tanto, un modelo de base fonética con vocación fonológica, con la
particularidad de que busca sus fuentes de información en la realidad hablada

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