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Un líder es un hombre que siempre va adelante porque tiene las respuestas para sus seguidores.

Su
condición lo sitúa en esa posición. Si varía su condición, inevitablemente perderá también su
posición (por esa razón es que se llama líder, viene del anglicismo leader: guía). El siervo no siempre
está adelante; puede estar atrás, pisoteado por los hombres, humillado, pero siempre va a ser el
siervo (es siervo porque está en lugares celestiales, en una posición no en una condición).

 El líder es diestro en recursos humanos y en estrategias. Todo lo que hacemos hoy en


nuestras universidades teológicas, escuelas, seminarios y capacitaciones es producir un
liderazgo fuerte y eficaz, en muchos casos capaz de llevar adelante las organizaciones con
éxito. Pero un siervo sólo requiere dos cosas: revelación de Dios y unción para comunicar
esas verdades reveladas.
 El líder es de factura humana, es incentivado por otros líderes a tener esa condición, pero
el siervo nace por voluntad de Dios.
 El líder nace por las circunstancias, ya sean éstas planes evangelísticos, necesidad de
conducción, organigramas estratégicos, etc. Pero un siervo nace por obra y gracia de Dios.
 El líder puede pecar y seguir siendo el líder por las necesidades de una determinada
estrategia, pero el siervo no puede pecar sin dañar gravemente la iglesia y el ministerio.
 El líder siempre lleva a sus seguidores a perseguir el éxito y la prosperidad, pero el siervo
lleva a todos los que le oyen, inevitablemente, a los pies de la cruz y a la negación de sus
propias vidas.
 El líder enseña un plan determinado para llegar a las metas requeridas. El siervo de Dios no
sabe nada más que el Reino de Dios.
 El líder se realiza logrando sus metas trazadas. El aplauso de sus seguidores le acarreará
puertas abiertas al éxito, la fama y el dinero. El siervo se realiza logrando las metas de Dios,
aunque esto signifique su propia derrota personal y su descrédito entre los hombres.
Recibe aplausos de Dios, no de los hombres.
 Satanás fue un líder. El mejor. Jesús fue un siervo de Dios.
 El apóstol Pablo comprende muy bien estas verdades y, cuando vemos su ministerio,
podemos observar la transparencia de su vida. Si hoy llegara una carta de él a nuestras
congregaciones, tal y como llegan a muchas organizaciones las solicitudes de trabajo de
obreros cristianos recién egresados de sus seminarios, con toda seguridad que no reuniría
los requisitos mínimos de postulación.

Veamos su currículum: "Se ofrece pastor tuerto, con una larga trayectoria farisea, expulsado
de muchas sinagogas por causar disturbios. Encarcelado en varias ocasiones y se le conoce
por dejar abandonados varios lugares que levantó. Sus alumnos hablan de él como una
persona fuerte y dominante, que a veces trata a los creyentes como estúpidos (necios) y se
refiere a su pasado como caca (estiércol). Hay comentarios que hablan de su intolerancia
con siervos muy ungidos (como cuando reprendió a Pedro y Bernabé en Antioquía). Ha
hecho cosas locas, como raparse y pagar la ofrenda para poder estar con los fariseos
nuevamente (como aceptar predicar en la iglesia católica y ponerse sotana). Entre las
congregaciones que ha pastoreado se rumorea que hay divisiones, muchas carnalidades,
borracheras en la santa cena, y juicios entre creyentes. No reconoce autoridad en ningún
hombre, sosteniendo que el evangelio se lo enseñó Jesús en persona. Y circula una carta de
su puño y letra donde le recomienda a uno de sus discípulos no beber más agua , sino vino
a causa de algunos dolores estomacales..."

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