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Capítulo III
Amor romántico y otras formas de afectividad.
Según Bronislaw Malinvski y a raíz de sus investigaciones “el amor es una pasión
tanto para el melanesio como para el europeo, que atormenta la mente y el cuerpo (…)
que conduce a un escándalo o tragedia, que ilumina la vida y dilata el corazón que
reboza de gozo” Sin embargo, cotidianamente, el término pasión (amour passion)
conlleva a una relación directa entre el amor y la atracción sexual. Este se caracteriza
por que tiene lugar, preferentemente, fuera de la cotidianeidad y en donde existe una
gran implicación emocional, además de que conlleva un sin número de complicaciones
y rupturas en los esquemas y la normalidad de las partes que componen este tipo de
relación, presentando así sacrificios y satisfacciones. Este tipo de amor, debe ser
diferenciado del “amor romántico” que está relacionado directamente a concepciones
culturales e históricas.
LA NATURALEZA DE LA CODEPENDENCIA
El término “codependiente” surge dentro del contexto de las agrupaciones de
alcohólicos anónimos, donde los primeros grupos que trataban de dejar la adicción
ayudándose mutuamente, denominaron el alcoholismo como una debilidad de la
persona y que por esto era más fácil salir del tema con la ayuda de familiares y
amigos. Sin embargo, se comprobó que es difícil que los alcohólicos se recuperen en
tanto se mantiene dentro el mismo entorno y con las mismas relaciones en donde todo
permanece igual, lo que facilita la recaída del sujeto en cuestión.
En este mismo sentido, muchas veces las vidas de los familiares y amigos de los
adictos, dependen de las vidas de estos, por lo tanto también de su dependencia al
alcohol. En primera instancia, este hecho se denominó como “capacitador”
(compañero sexual o cónyuge del individuo que soporta su adicción). De esta forma, el
término “codependiente” reemplaza el término de capacitador, cuando se comprendió
que quienes más pueden sufrir, más que los mismos alcohólicos, son los que se
relacionan íntimamente con ellos.
El término presenta en su significado dos cosas: la alteración de una adicción en el
otro, que modifica y construye su conducta en torno a éste y la característica
interaccional de una determinada relación. Cabe destacar, que la codependencia más
que ser un tipo de relación tiene que ver con un tipo de personalidad. (“La
codependiente busca aprobación prácticamente de cada una de las personas con las
que entra en contacto” Jody Hayes)
La principal característica de una persona codependiente es que esta para sentirse
seguro necesita de otro u otros individuos para definir lo que esta persona desea. Por
otra parte, las relaciones codependientes son aquellas en las que una de las partes
queda ligada psicológicamente a la otra parte quien basa sus actos en torno a la
compulsividad. Una relación fijada, por otro lado, es una relación en la que esta misma
es objeto de adicción, en donde los sujetos necesitan de la misma para sentirse
seguros. En su forma mas positiva estas relaciones son las que se consolidan como
hábitos. Además presuponen habitualmente una separación de roles, cada una de las
peartes depende de una “alteridad” que proporciona la otra parte, pero ninguno es
capaz de reconocer ni asumir esta dependencia. En el caso femenino, la dependencia
compulsiva está asociada con un papel doméstico que se convierte en un fetiche,
relacionado con los quehaceres domésticos y la maternidad.
Las carácterísticas de los lazos adictivos son: 1) No permiten el control de la relación
entre el yo y el otro vital para una relación sana. 2) Sumerjen la identidad en el otro o
en rutinas fijadas. 3) evitan la apertura hacia el otro, condición previa de la intimidad.
4) tienden a preservar las desigualdades de papeles de los sexos y las prácticas
sexuales.
El primer paso dentro de las terapias para superar este problema es el reconocimiento,
a través de la reflexión, de que existe este tipo de relación afectiva, luego, está la
decisión de hacer algo al respecto. Esta primera reflexión, implica el reconocimiento de
la “opción”, que significa la evaluación de los límites, la ponderación de otras
oportunidades. Este momento se llama “autoconversación”. La reflexividad y
autoconversación son los elementos necesarios para emanciparse de la adicción, pero
no son los únicos.
Las relaciones adictivas impiden el reconocimiento de la identidad personal. De esta
manera, es codependiente quien según Kasl (autor/a nombrado/a sin mayor
antecedente xD) se percibe como” alguien cuya identidad personal está sin desarrollar
o permanece desconocida, y que mantiene una identidad personal, construida a base
de adhesiones dependientes de instancias externas”
PADRES E HIJOS.
En las terapias psicológicas de las relaciones fijadas o codependientes, siempre se
aconseja a los individuos que desarrollen lazos estrechos con otros, para de esta
manera “curar al niño que llevamos dentro”. Esto, debido a que muchas de estas
terapias comienzan por el psicoanálisis orientado a partir de la experiencia infantil de
los sujetos. De esta manera, el objetivo es recuperar el pasado, para así liberar las
experiencias infantiles reprimidas. Esta ruptura con el pasado, para llevarse a cabo,
requiere de un proceso previo de resentimiento y así hacerse efectivo. Esta re-vivencia
del dolor pasado, sirve para liberar aquellos hábitos que a la larga se van
transformando y concluyen en una adición en el presente. Llegar a resignarse a esa
apertura, a ese adiós, se logra sólo en las últimas fases del abandono de esa adicción,
cuando el dolor y la presión ya han sido tratados.
En el caso de las relaciones de hijos y padres, se habla en términos de “recuperación”,
como algo natural para superar la pérdida de una persona querida. En este sentido, la
infancia prepara al individuo para una vida más autónoma y participativa en el
posterior mundo de los adultos. Sin embargo, este tipo de relaciones, no es que deban
ser liberadas, así como la de las relaciones amorosas o de amistad, ya que estas no
se “desintegran” de la misma manera. Aunque si existen diversas excepciones en
donde si existe una ruptura total de la relación.
¿PADRES TÓXICOS?
Los padres tóxicos son denominados todos aquellos padres que tratan a sus hijos de
forma denigrante y poco digna, lo que afecta su identidad persona, sus memorias e
imágenes desde la infancia, lo que incide posteriormente en sus rasgos personales de
la adultez. De esta manera, este tipo de prades, en vez de promover un desarrollo
sano, coartan las libertados y aprendizajes del niño, pensando que lo que están
haciendo lo hacen por el propio bien de este. Esto perjudica considerablemente la
autoestima de los hijos y la frustración de los primeros indicios de independencia en
ellos.
Susan Forward, sostiene que existe una gran variedad de “padres tóxicos”. Existen
aquellos padres que simplemente son “emocionalmente inadecuados” y son quienes
de alguna u otra manera han “abdicado” de las responsabilidades para con sus hijos.
Por otra parte, están los padres controladores, quienes someten los sentimientos y
necesidades de sus hijos a las propias. Existen también otros tipos de parentalidades
mucho más brutales tales como: El Alcoholismo, en donde uno de los padres presenta
esta adicción y se pretende encubrir el hecho, lo que produce ciertos retrocesos en el
desarrollo personal del niño; Agresores Físicos y Verbales, muchos padres dicen o
hacen cosas que afectan a los hijos, sin embargo, muchas veces estos dichos o actos
se tratan de sarcasmos y ofensas que agreden psicológica y físicamente la autoestima
y bienestar de los hijos. Esta última generalmente se da en el caso de los padres que
creen que la disciplina física es el único medio necesario para imponer respeto y
autoridad. Finalmente, está la agresión sexual de los padres hacia los hijos. Este
hecho, es una realidad que se encuentra en diversas familias de todo tipo de clases
sociales. Comúnmente son los hombres quienes abusan de sus hijas, sin embargo,
existe un importante número de acoso sexual por parte de las madres a sus hijos.
La “valoración” de los hijos por parte de los padres, se llevó a cabo precisamente
cuando se vivió una reducción en el tamaño de la familia, y donde además se tomó la
idea de que estos debían obedecer y respetar a las personas mayores y mejores que
ellos. Todo esto, implantado en la sociedad por una doctrina machista basada en el
dominio del padre, quien ligaba al niño a un tradicionalismo basado en el pasado. La
autoridad se reforzaba mediante el castigo físico y era dogmática. No obstante, una
vez surgida la “creación de la maternidad”, surge también una nueva forma de
educación hacia los hijos, con mayor igualdad y autonomía. En la actualidad, las
relaciones entre padres e hijos se ven sostenidas por una transformación en los lazos
afectivos. Se ha pasado a vivir un proceso en el que se reevalúan los términos de la
relación, tratando a todas las partes como iguales.
De esta manera, el tema de los padres tóxicos, permite generan claramente una
conciencia de las relaciones que se dan dentro de los individuos y el proyecto reflexivo
del “yo”. Una forma de reforzar las relaciones y la identidad de los individuos es
declarar la independencia emocional de los padres para así poder reformar la narrativa
del yo y afirmar los derechos propios. Esto, debido a que existe una estrecha relación
entre la superación de adicciones y las experiencias de vida establecidas en etapas
anteriores. La falta de autoestima por otra parte, es en gran medida la consecuencia
de la incapacidad individua de relacionarse con otros adultos desde el punto de vista
emocional, como parte de las vivencias pasadas en las relaciones parentales. Por lo
tanto, aquellos individuos que tratan de alterar estas relaciones a través de revivir las
experiencias infantiles están reclamando sus derechos, ya que los niños no sólo deben
ser alimentados, vestidos y protegidos, sino también entendidos emocionalmente y
respetados. Y una liberación de la esfera personal no implica la desaparición de la
autoridad, sin embargo sí da paso a que se efectúen relaciones de autoridad que
pueden ser defendidas con ciertos principios y que no dañan la integridad física y
psicológica de los individuos.