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LA MUERTE

Vladimir Jankélévitch
Traducción)' prólogo de
ili.J...\'UEL ÁRRA\Z

PRE-TEXTOS
r,.,,u uhr:i ~e b.:t1<".Úc101
Je! ;1po~·o dei :Olíni:;teno fr:tncb de _'\5unms
o:Xt<:r:un.:~ y dd :'ervk:o Cultur;<i de b Er.,i-JJjJc.b de Fr;1ncu en bparb,
en el m:irco del prugr.im;.i cie P:iniop:ic1ón en b Publicación
(p_ A. P. G.wCI.~ LoKC.~).

PRÓLOGO

W n:rruducc·iún iot:il o p:trcial de este lihru. no ;\Ut11riz:.iJ;r por los edicores.


\"Job dered1os n::sen.·:1dos_ Cu:ilquier uti!iz:1<:ión dehc ser
pre\·i;_imente so!icit~1da.

Fnmera ediciU11: jdHer11 de 2!!112

Títuiu de b ed1cit·,n ongln:d ...:n kngu:t tr;inu.:sa.


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JANKÉLÉVITCH INTÉRPRETE DE LO INEFABLE

·La muerte.y la filosofía formaban, para


Vladimir jankélévitch, una pareja•.
jEAN-)ACQUES LUBR!NA

·1Vo tenemos más que un recurso frente a


la muerte: hacer arte antes de que llegue•.
RE.>.JÉ CHAR

La importancia de este libro sobre la n1uerte. de Vladimir jankélévitch, no


pasará sin duda desapercibida ni dejará indiferente a ningún lector que se
acerque a él. ~Hermoso y profundo libro", dijo de él Jean Améry. Un libro
sobre la muerte que es también. córno no, un libro sobre la. vida. Y esto
no porque jankélévitch recurriera al consabido método de explicar las cosas
por su contrario, pues lo contrario de morir no es vivir sino no morir, del
mismo modo que lo contrario de vivir es no vivir. Ya que no hay contra-
dicción en[fe vivir y morir en la medida en que no son términos del mismo
universo. Es un libro sobre la \"ida porque esti escíito en el lenguaje de los
vivos (necesariamente, los muertos no tienen lenguaje), y cu::i.ndo se habla
el lenguaje de los vivos. aunque sea para hablar de la muerte, se está hablando
Je la vida. "La filosofía de la rnuerte es una meditación sobre b. vida", solía
decir siempre jankélévüch.
La niuerte es un:.i obr:.i de n1:tdurez. no podia ser menos evidentemente
Liado su te111:.i, no es un te1na· este en el que se reflexione a los veinte aiios
(a los veinte años puede uno quitarse la vidJ, pero no pensar en la n1uerte,
y t::i.! vez sea est:.i la r:1zón de los jóvenes suicidas: no piensan lo suficiente
en la 1nuerte, ya que si pensaran segura1nente no se quitarían la vida). Pero
si decimos que es una obr:.i de rnadurez. lo decimos en otro sentido. La pri-
mera edición de este libro. tan re~ditado como traducido. data de 1966, fecha
en la que jankélévitch tenía ya a sus espaldas un::i. sólida obra filosófica: Tra-
tado ele las virtudes. Lo puro J' lo impuro, o La aL"entura, el aburrimiento y
lo serio. por citar únicamente tres de sus grandes obras que comparten con
I.a muene temas y motivos. Y aunque estos temas no parezcan, con excepcio-
nes, muy filosóficos, no es [a .-;uy;:i un;:i filosofía menor o mínima. a no ser
que comp::.i.r[o.1nos la ldea de que hay una filosofía m-3.yor que trataría por

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ejemplo de laS esencias, y otra menor, de las existencias, dicho con otras hipocTesía, de Io puro.,- de Jo impuro? ¿Para qué hablar de la muerte? A..un-
~ palabraS,-··ae~ritú::slro
arraigo y desarraigo en el mundo. Así la aventura, el que se hable de lo que se':;~,,~~ble, siempre es una n1anera de hablar y siem-
aburrimiento, la ifonía, la alternativa, la mentira, la hipocresía, el perdón son pre se habla de otra cosa. Y_ C1;,~.ndo quien habla es un filósofo en perma-
-,_.
los temas de un moralista, y no es fácil ser morális_ta en una época sin mo- nente equilibrio entre lo inefable y ~.:i indecibie, de lo que se habla entonces
ral, aunque tal vez· más que de una época-.-sin moral se tra[e de una época es de lo que nos hace hablar. Y de lo qu~ ;-- 0 s hace enmu<lecer. Para Janké-
desmoralizadora, Su filosofía rrioral está eri-el polo opuesto:-d~. esa moral aco- lévitch lo inefable era aquello <le lo que n~ se 1~día hablar porque ningu-
modaticia cuya primera y única ley ·corisiste en obédecer a las,-c.Q_Stu1nbres na palabra era capaz de dar cuenta de ello, no hab1a·~~-tf.:.'ralmente palabras
establecidas, esa moral esclava de la razón práctica; la suya es una moral que para definirlo, y lo indecible por el contrario aquello de lo que iio huy ~::i,da
extrae su fuerza del conflicto rnisrno, que no lo juzga desde fuera sino desde o cas~ na<la que decir. Y uno se pregunta si lo inefable tiene su razón de ser
dentro, que no rehuye la responsabilidad sino todo lo contrario. Sus tenias en lo incognoscible, en lo que. no se puede conocer, que no es lo rnismo
tampoco son originales, la mayoría pertenecen a la filosofía clásica, pero sí que lo <lesconoci<lo. la muerte sería el mejor ejemplo, se la conoce pero es
es original la manera -en que los trata Jankélévitch, es decir,..a la luz de los incognoscible. Jankélévitch ha escrito un libro sobre lo que no hay nada que
acontecimientos del siglo XX. Pues no es lo mismo hablar de la inocenci~ en decir, sobre lo que no hay nada que pensar, ya que el pensamiento necesi-
el siglo XIX que .en el_ XX (posiblemente en el XX no se püeda ya siquiera ta conceptos en los que apoyarse o imágenes con las que expresarse. y unos
hablar de ella, al menos inocentemente\ como no es lo tnismo hablar de y otras, para hacer inteligible el pensan1iento, deben ser cornprensibles,
violencia, de hipocresía, o ele 1nentira. en los siglos pasados que en el nuestro. deben estar referi<los a algo, aunque ese algo sea la diferencia m:ís radical
Por eso, al leer a Jankélévitch tenemos la impresión de conocer ya la obra, que se pueda íinaginar, la rn::í.s extrerna otredad. Pero algo s_e debe poder
nos suena la melodía, pero no tardan1os en darnos cuenta de que la letra ha ünaginar siempre. Y nada puede hacernos ünaginar la muerte. La 1nuerte es
cambiado, de que el texto es distinto. A.unque tal ':ez sea n15.s exacto decir inin1aginable e inefable, pues tampoco hay pal:ibras que la puedan expre-
lo contrario, nos suena la letra, el texto es el mismo, pero la melodía ha cam- sar. Y sin e1nbargo la muerte es un hecho, un hec..1-io que no tiene nada en
biado cornpletamente. Y tal vez sea esta una <le las razones ele por qué las con1ún con el resto de los hechos, pero a la postre un hecho·. Y un hecho
causas no tienen siempre los efectos espendos, de por qué pagamos de tan incuestionable.
buena gana un elevado precio por lo que sabemos despreciable o podemos Pero si podemos dudar, panfraseando la primera frase de este libro, que
renunciar a lo máS necesario, pero no en cambio a lo superfluo. hay:i una filosofía en Jankélévitch. pues no hay efectivamente nada en sus
En sus libros Jankélévitch reflexiona sobre las parejas ele conceptos, sobre libros a lo que pudiéramos llan1ar una rnetafísica. de lo que no podemos
las personas (primera, segunda y ten.-erJ persona). sus relaciones y sus combi- dudar en c:.Hnbio es de que sus libros se ocupan <le cuestiones que nos afec-
naciones. sobre sus propiedades. reflexiona sobre lo propio y lo ajeno, sohre tan. o mejor dicho de cuestiones que nos conciernen personahnente. Podría
lo :1bie1to y lo cerrado. y, en La 1n11e11e. ade1nis. _..;:ohre la continuacíón y la decirse que la filosofía de Jankélé\·itch es una .filoso)Ta ele los lín1ites de la
cesación de la existencia y ele la conciencia, y sohre la conciencia de existir. ji1nsojTa. en el dohle .'ientido :unhiguo, pero no equívoco, del ténnino lín1i-
algo que no les ha siclo dado a todos los hombres junto con l:i \'ida. la inayo- te. l:n;'.]_ filosofía en !os lítnites es una filosofía en permanenre equilibrio, al
ría de sus contradictorios no son, co1no nos explica. contrarios. sino que per- borde <lel precipicio, único lugar tal vez don<le n1erezca la pena filosofar,
tenecén a órdenes distintos. por lo que la cornparación no es rn:ís que una sobre todo cuando se pi~nsa, con10 es su caso, que la filosofía es una aven-
manera de h~1b\ar, una 1nanera de expresar lo inexpresable o de <lecir lo tura. la aventura del pensarniento. y, una vez n1:Í5. cón10 no, el pensamiento
indecible. Jankélévitch se sirve ele la n1etáfora y la analogía 111:.ís que para de L1 ;Jventura. Aunque tal vez fuera m5.s exacto definir su filosott1 en los
resoive~ contradicciones, para disolver sus términos. Podemos imaginarle ténninos unamunianos deji'loso)Ta e:-..:trfnseca "referida a nuestro destino todo.
corno un genial intérprete de temas filosóficos. Un genial intérprete ele la in- a nuestra actitud frente a la vi<la y al univerSQn. Pues hay mucho Del senti-
1nanencia no ajeno por completo a la rr.inscendencia. La aventura. por eje1n- 111iento tráp,ico de {a vicia en La nuterte. :No en vano así es co1no ll:1111a Una-
plo, po<lría haberse llama<lo perfectamente Variaciones sobre un tema de muno al descubrimiento <le la muerte por griegos y íu<líos, y, con10 corre-
Simmel, uno de los filósofos, junto con nuestro Unamuno, preferidos de Jan- lato al descubrimiento <le la inmortJ.!i<lad. Muerte e inmorralida<l que serían
kélévitch. De sus temas parece que no haya y::i mucho más que decir, y en los pilares más firmes de la civilización judeocristiana hoy en entre<licho y
todo caso no mueven ya a la ~1cción. Pues ¿para 4ué seguir hablando ele la deL·aclencia. ·

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Los libros de j:.tnk¿.lév-J[ch es~:ín llenos de ob-..:iedades, él mismo lo reco- encontrZtr codas, temJs y variaciones, impromptus y otras formas musicales
noce, de perogru!l:idas inclu.;;o, ese tipo de obvied::ides y perogrull:idas en todo a lo largo de esta magna obra (opera) sobre la muerte, sin olvidar ni
b.s que y1 nadie piensa y que cuando nos !as recuerdan, con10 es el caso, un momento que, como él mismo dice en este libro, "no se trata de admi-
nos parece que no rnerezcJ.n un pens::imiento. Y sin embargo ... Sirr embar- rar el estilo, sino de comprender el sentido~. Por lo demás, y aunque sea un
go c1si siempre la profundídJ.d esti en lo obvio, o en la duda, que es un::i tópico decirlo, Jankélévitch posee un estilo que podríamos llamar musical.
invitacíón a pensar lo obvio. '{ en sus libros, uno üene la impresión de es- en el que las repeticiones de estructuras sintácticas, las bruscas rupturas de
[J.r asistiendo a su propi:.t cre'..lción. j:J.nkélévüch no nos da los pensamientos la frase, los desarrollos infinítos puntuados, valga la redundancia, con una
y::i hechos, termin:idos, cerrados, sino que nos hace asistir a su proceso de puntuación totalmente personal, están supeditados al vuelo de su pensamien-
eb.boración. Casi, se diría, le oin1os pensar. to, que cuando parece que va a tomar tierra remonta inesperadamente el
Pero si hubierJ. que d;:ir un non1bre ;:i !a filosofíJ de Jankélé\·itch ese sería vuelo y nos regala con alguna peligrosa acrobacia una pirueta final, un rizo
sir1 duda el de )Llosojla cíe la paradoja. P::i.r:J.dojas con10 .. morimos de estar filosófico. Y algo que hubiéramos pensado in1posible, ¿pero por qué imposi-
vivos~. o "sólo vivünos porque un día rnoriren1os", "lo que no muere no pue- ble, no se permitió acaso Sócr::i.tes, con10 nDs recuerd::t aquí.Jankélévitch,
de vivir·, -qu!en es consciente de su libe11:J.d no es libre:~, paradojas mor::des unas notas de humor en l:is puertas mismas de su propi;:i muerte? S;:ilpica
y paradoj;:is conceptuales. ese "casi-n::id::i. que no es nada pero en cambio lo aquí y all:i también él su reflexión sobre la muerte con algunas notas de
e.:; [odo~, o e.:;e -no se s;ibe qué .. en el que resi<lc- t;int:.is veces el sentido mis hun1or. Una prueba n1ás de que se tomabJ. en serio su ten1a, pues co1no él
proft.tr1do de L1s cosas; pero sobre todo ese concepto. paradójico donde los n1isn10 dice en otro de sus libros, "el humor es una de las cos;:is más serias
hay::i., que acuii.:i Janké!évitch. del órgano~ohstáculo. o ese otro, al que de- del mundo, rnejor aún: lo serio es el humor~.
dica tant;:i atención, ele la verd:.ld como enen1ig::i. de l:i sinceridad, de la verdad y- cómo no, filosofía del casi, de los matices, de los tonos, de las inten-
hipócrit:1. Pues lo misrno que los contr::i.dictorios que pensib~unos n1:1s opues- ciones. Porque finahnente es en torno al pensamiento de !a muerte, o al no-
tos tienen secretos puntos en con1ún que convie11en un concepto en su con- pensamiento, al especticulo o al esc:unoteo, y a toda la panoplia de actitu-
tr:irío ::intes ele que nos hayarnos dado cuent:1, los ténninos más ;:ifines est:ín des que se generan en torno :1 ese acontecimiento capital, o moI1al si se
separ:iJos por un:.l in1percep[ib!c bn:ch;i. pero de profundid:id insond:1.ble. prefiere, o incluso vital. coino son esperJ.nzas, desesperanzas. n1iedos, cinismo.
Fi!osofía de la p:iradoj:i casi :J. n1isn10 título que filosofí::t del malentendido locur::t. etc., frente J. lo que se define y encuentr;:i su mejor definición una
que ningún 111alentendido expresariJ n1e¡or que la «Seducción de la decep- cultura. una ci\·i!ización incluso, aunque sean una cultura y una civilización
ción", que según j;:inkélé\·itch impulsJ Jl hornbre en sus empresas y rel::tcio- que est:in lleg:J.ndo a su final con10 demuestra, entre otras 1nuchas cosas. el
nes person:.tles. hecho de que se cue."tione sus orígenes. Algo está c1mbi;indo en torno a la
Orr:t de sus :1stu,:L1:-, filosófic:_¡s con;:;btí:1 en lk·cir !o que no son las cosa.<;. 1nue11e. y en consecuenci:t en torno a la \·ic.b. :ligo profundo Je lo que ~e
qul' no es lo 1nis1no que decir lo cor1tr:trio dt: lo que son, única n1~1ner:.l de h:iblJ. en térn1ino:-> dL' rr:1n:-;pL1nte~, 111:.inipu!ación. clona1..·iün. cóJigo genl:-
h:thL1r Je elL1s cuando no :::.e sabe lo que ...;on. L·n c:1so ]Í!nice. el del ten1a üco, o euran~1si~t. curio>:\ renninología h:.ly que recunocl:'r. algo que parece
de su últirno cur::;o en la Sorhon:t: el .-;ilencio. todo !o que se pueJe decir del tan inevitable con10 la inuerte n1isn1:.l .
.-;iiencio :;in gu:trdar :;ilencio. \·ernos aquí Je nue\·o su invet_er::id:1 :tfición ::i '{, ;:intes de empez:.lr con la lectura de este. repitJ.moslo de nuevo, hernio-
la r:1r:1doj:1. ¿Pero por qué habriJ. de _..;er 111js r":'lcit decir lo que no son l::ts so y projiuulo lihro. \':tino~ :.1 tenninar con una ele Lis citJs que enc:1hez:J.n
co:-;a..; que decir !o que son! ¿Por qu~ hahri:t de _..;er n1:_i'i ficil el silencio que el libro póstun10 de Lt e ...;criror:t br:is¡Jeña Clarice Lispector. l.:n soplo ele uicla:
L1 pJ.labr:.i? Sin einbargo. dírÍ:.l J:.lnkéJ¿\-\tch. t:1n neces:lri:i es la p:1lJ.br:l par:i ~Hahrá un arlo en que bahrá un 1nes en que bahrá una senlana en que
entender e! silencio. como lo e.s el silencio p:tra entender lJ palal;ira. Y' al bahrá un día en que bnhrá una hora en que habrá un minuto en que ha-
h:1hL1r Je l:J. p:.1L1hra no podernos pa!-iar por :tlro e'! Lstiio <le j:.inkélévi[Ch. Su.'::i hrá un se/2.undo _l'. dentro {/el sep)t!ldo. hohrá el n.o tie1npo sctgraclo ele !a
juegos Je p:.ilabr..i::;, sus retruéc:inos. su;; surilez~1::i se1nintic::i.s. sus repeticio- rnuerte trcuz::,figurcu!&.
nes. T:.il vez no resulte ocioso recordar aqui que J:inkélévitch fue también al
parecer un extraordinario pianisGL y n1usicóiogo en1inenre (gran admir::tdoc :\iiANI "EL ARRA~Z
por cierto. d1..· 1:1 rnli.sica de .A.lhéniz. sohre b que e.scrihiría un penetrante
t:ns:tyo l:'O su libro Ld presencúz lejonol. Así que no se extr;:iñe el lector ele

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i LAMCERTE

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EL MISTERIO DE LA MUERTE
Y EL FENÓMENO DE LA MUERTE

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Podría dudarse de que el problerna de la muerte fuerd propian1ente ha-
blando un problema filosófico. Si se considera este problema objetivamente
y desde un punto de vista general. no encontramos nada a lo que pudiéra-
1nos llamar una nietajlsica de la 111uerte; pero en ca1nbio, uno se represen-
ta perfecta1nen[e una ftsíca de la rnuen:e -ya sea esta biología o medicina,
sociología o dernografia: la n1ucrte es un fenó1neno biológico, como el
nacimiento, la pubertad y el enYejecilniento; la mortalidad es un fenómeno
social tanto como la natalidad, L1 nupcialidad o la criminalidad. Para el n1é-
dico. el fenón1eno letal es un fenórneno detern1inable y previsible, según
la especie consider.ida. en función de la duración media de la vida y de las
condiciones generales del 1nedio. Desde el punto de vista jurídico y legal,
ta 1nuerte es un fenótneno con1plet~unente naturJ.l: en los ayunt::unientos, la
ofil:ina de dc-funciones es una ofiL·ina con10 cualquier otra, una oficina mis,
:: una suhdi\·isión del re,t;i.-;tro ci\·iL lo mi.sino que la oficina de nacilnien-
tos y la oficina de 1natrünon!os: y Lts po1npas fUnebres son un servicio rnuni-
cip;.i_l, ni n1:ís ni t11enos que las obras públicas, los jardines o el_ alurnbrado
de las c:dli..:'S; l:.i con1unid;icl n1:intiene indistinta1nente sus rnaternidades y sus
ce1nentcrios. sus escuela:-; y sus asilo.s. L1 pohlación au1nent-a por los naci1nien-
to:-1 y disrninuye por las defunciones: no hay ningún misterio en esto, sim-
plemente una ley natural y un tenómeno empírico normal, al que el carácter

1
r
irnpersonal de las estadísricas y de las- medianas priva de cualquier consi-
deración tr:ígica. Tal es el aspecto rr..tnquilizador y burgués bajo el que Tc\;toi.
al principio de su célebre novela. empieza a exa1ninar la muerte de Ivan
Ilich: esa muerte no es sólo la dolorosa muerte de Ivan, sino que es además

1
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i
el frdlecírniento del caballero Iv.:i.n Golo\·in. magistrado <lel Estado: he aquí
un ~te.to achninistr:.nivo banal y ;.i_b:-;rracto. un acto necrológico <-iuc. del 1ni:-imo

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rnodu que una sirnp!e jubilación, desencadena non1bra1nienros. rraslados y


prornocio;1es en c:1den:.i. L:i n1uerte de Ivan es un dr:1n1a privado ;.r una des-
11 capaz de sobrevenir en cualquier mo1nento y no importa dónde, la muerte
es reconocible mediante coordenadas de tiempo y lugJ.r: son estas determi-
gL1cia Luniliar: pero t'l t::illecirniento de! juez es :J.nte todo un acontecirnien-
. to juUiciaL La n1ucrte de f\·:in es e! final de un inefable calvario; pero el fa-
l!ccin1icn(o de Gotovin, tal y con10 lo anuncian las esquelas, pone el punto
final al currículun1 del funcionario y a JJ biografía de un súbdito ruso.
¡

naciones circunstanciales, una tempor::il y la otra espacial. !as que el juez de
instrucción trata de establecer cuando interroga sobre el uhi-quando del fa-
llecimiento. Pero al mismo tiempo este suceso no se parece a ningún otro
S.11.{:.eso_de.Ja_ernpiria~ este su_ce_so_ es desmes_urado e_ in.co_nmensura51.é en_
relación con los demiS-féñóñíeñOSííárllr?ifeS'.UCT.~1St~-;i~- q~;e·e-s,un-a¿~~=· ~
~--<-~----~--·~-:~.-....--,e-~ ~--··-~•

tecimiento efectivo, J.Igo rñetae1npírico que tiene lugar de un modo familiar


l. Ji·ngedia nu?tnenz1'Ji1ico _i· necesidad natural_
f en el curso de la empiria, aquí tenemos sin duda todos los síntomas del mi-
lagro .. con esta doble reserva sin embargo: la taumaturgia letal no es una
Las gencr:iliz:1ciones cos111ológicas por una parte, y la reflexión racional
por otra, tienden ya se:1 a banaliz:ir, ya se::i a conceptualizar la 111uene, a
í revel::ición positiv::i, ni siquiera una metJ.morfosis favorable, sino desapari-
ción y negación: contr::tri::i111ente a las J.pariciones mágicas. no es un don.
reducir L1 irnponanci:1 rnet:_i_físic:1. a h:.:icer de l:.:i tragedia J.bsoluta un fenó- . sino un~L..p.é.uJida: la rnue1te es· un vacío que se abre bn1scan1ente en p_l,ena
~ació.n_g.~L_s_t:;.[; el existente, vuelto de repent~--¡;;i;ib1e--C'O.~o p~;· efect~
n1eno reL:.Hivo. Je! Jniquil:uniento totJI una desap:irición parci~11. del 1niste-
rio un problenLL del esc:índa!o un:1 ley: :iunque esc:i.motee la ce~'iación 1netJ.-
l:'1npíric:1 en una continuJ.ción e1npíric1 o en unJ. erernidaJ ideal. la conciencia
!
¡
¡
dé-u·r:i·~1pWdigiosa ocultación, se ahis111J. en un 3.hrir y cerrar de ojos en la
tr:unpa del no-ser. '{ por otra parre. este nlilagro no es una inteni.1pción rarí-
' , -~
...:.f- filosóf!c~c.2.ciso!adq_@: bien n:J.tura!izanJo lo que hay de sobrenatural en
-w~rte, bien racionalizando su irr::icionali<lad. Pero la evidencia de la tra-
1 sirna del orden natural, una claudicación excepcional en el curso <le las exis-
tencias: no: este tnilagro es al 1nismo tiempo la ley universal de toda vida,
gedi~t protesta :1 su 1:ez contra !:i banJ.llzación del fenómeno: la n1ismidad ! este milagro es el destino ecu111énico de las criJturas; a su manera. que es
Je la persona desap:irecid:i sigue siendo irre1nplazable y nada puede co1n-
pcnsar !a dcs:1parición de esa persona; por otra pan:e la nihilización irriso-
ri:t del ser pcns:.inte seria cuestionable, incluso si el pensamiento sobrevive al
l 111iL1grosa, la m:igi::i de la n1uerte es una magia completa1nente natur::il; la
1nuerte es literalmente e_-.:tra ordinem, porque efectivamente es de un orden
distinto a los intereses de L1 e1npiria y a los n1enudos asuntos del intervalo:
ser rJUe piens:t. En resumidas cuentJs, h~1y dos e\·iclencias conrrJdictorias ¡y sin ernbargo no hay nada por enci1na en el orden de las cosas! La n1uerte
que paradójic:unente son evidentes Jn1h:is :i L1 \·ez. ''/sin e1nbargo se dan la c'S por excelencia el orden e_ytraordinan·o. Es más hien la suspen;ión de la
espalda. El c:1rjcter desconcertante y hasta ven:iginoso de la n1uerte. anali- n1orralid:id :.:i favor de un:J. criatur~L es la inmort:ilidad la que sería el prodi-
z:ido en profundidad por P. L. LanJsberg, 1 pone de rnanifiesto esta conrr:1- gioso prodigio. y la mar::t\-illosJ. n1ar::ivilla. mar~1Yill:J. cJe la que la longevidad
dicción: por un:1 pane es un rnisrerio de din1en.siones met:iernpirica.s. es decir.
'.nfinit:1s. o nk:iur alin -..in Jin1ensione.s ele ningun:t clase. y por orr:1 parte es
1'
¡
de' !o.-; viejos no.s parl'c.e un areritivo .. En re:J.!idad, la inn1ortalidad 111isma
,_.-;a L1 YCZ indL'n1osrr:1hk: y racional. Jt..:l n1is1no 1nodo que !J n1uerte es a la
un :1contcci111iL'ntu Lun1liac un heL·ho de 1:1 en1píria que tiene !u~:tr en oca- ¡ \·cz neces~1ria e incon1prensihle. P~ro a diferencia <le !J. inn1ort:1lidacl (y de
-..iunl'.::; :1ntL' nuestro.-.. ujO,'i. l-Lty por supuesto fenün1enos natur:dL»" que se Dius). la n1ucrtc es en prin1cr lug:tr una e\-idi.::nci~1 de hecho. una evidencia
ngen pur !eyc:s Ltunque su quidJid:.:id u origen radical se~t. en definiri\·J.. ,~h\·ia y farnili:1r. Y sin e1nh:irgo L·sra e\·iJencia. c:1da vez que nos la encon-
_..;it:.·1npre inL'~plic:tblc J. fenórncnos J e.sc:da de L1 e1npiria y .sie111pre Ln reL1- tr:1n1os. ¡nos parece siernpre t:in chocante! >runc~l ha sucedido que un ~Jnor­
;_·it-1n con urrn-. fc"nón1cnos. ·y h:ty. por or1·;i parre. \·erdades n1er:1en1piricas t:tl·· deje de 111orir. esc~1pc a Li ley cornún. realice i;:>:'e tnilJ.gro de ví\·ir sienzpre
ri priori. inck·:JL'ndienteinen¡i.: de (u:llquier n::diz:tción bic et 111/JIC. \·t:rd:tdes y de no dt:saparecer .JÚ1nús. que la longeYiclaJ. yendo hast:i el lín1ite o ha,'lt~l
que nu .->uce_de11 nunca. Q:='rO (LUe lienen cop}O consecuencia cienQ,út.:nó.:. Ll inflni[O. se torne en Llernidad: porque lo absoiuro es de un orden distinto
01~·nÜ-~ p~~;~ictJ~~-:-\·-~rre-;-;;1~;5¿:-;;;.,-;;~~·~ encuentr:J. este hecho insólüo y _:il or~l~.n cle_la __\~Í~.L1._y entonces ¿por qué !:i muer[e(íeCua!quiéf~~'sie7l~
h:inaL e::;cc 111on.'>rruo en1pirico-rneraen1pirico 4ue !1J.n1J.mo,~- rTiúerre: por un _i:.!Llj_t__e:'i?~cie__0t:J.:'..':i.c:lndJ..l.u? ~Por que esrc :icontecüniento [JÍI riZit:il1~1rc:1e·sptei1-;­
¡;J;; !a inut.:TCe L":-i una notici:i periodística que e! cronista relJtJ.. un inciden- i.:n todos J.quellos que son tesligos tant:.i curiosid:J.d y tanto horror? Desde
re que l'.! forense con.sr:lta. un fenón1eno univers:il que el hiólogo ~1naliz:1: qu~ hay hombres. y hon1hres que rnueren ¿cómo e:; que el ho1nbre rnorral
no se b:.:i J.cosrun1hraclo tod:ivi:i a este aconteciiniento natur:.:il y sin en1bargo
1 -.iL·1npre accidental? ¿Por qué .-;e L·xtr:tñ:1 c:icJ:i \·ez que un vh'o desaparece.

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__ ;,,__'Como si semejante acontecimiento sucediera por primera vez? De hecho, separa el n1ás acá del más allá: por un lado de la mernbrana un más acá que
-, .. ,~todo el muñdo es el primero en n1orir•, como dice Ionesco. 1 La siempre está ya mis allá, por el otro un niás allá apenas más allá, pero tan poco pos..,
-!.·...-·.::~pueva banalidad de cada 1nuerte tiene muchas semejanzas con la viejísirna trero que casi sigue aquí :lbajo: otro-n1un<lo que es otro mundo, absoluta-
.. novedad del amor: el a1nor es siempre nuevo para los que lo viven, y en mente otro y absolu-i:amente en otra parre (un mundo distinto a este y fuera
efecro pronuncian las palabras mil veces repetidas del amor como si nadie de este), y a pesar de todo presente por todas partes; como Dios omnipre-
;~las hubiese dicho antes que ellos, como si fuera la primera vez desde que senté y om-nisapiente; que está en los dos lados a la vez, del lado de acá y
. ~se creara el mundo que uri hombre dijera palabras de amor a una n1ujer, del lado de allá, ÉKEl y 2.icaU8a; que es a la vez transcendente e inmanente
. ~orno si esa primavera f,uesé la primera primavera y esa mañana la prin1era - pues no se necesita apenas nada, un coágulo de sangre en üna arteria,
mañana del mundo; el -_enamorado, ante ese nuevo despertar y esa nueva un espasmo del corazón, para que el allá aparezca de inmediato acá... La
_.aurora, es como un ser insaCiable ante algo inagotable. Aquí cualquier üni- muLTie está a la puerra, invisible y sin embargo tan próxima. La muerte es
-~,_;, iador es un in";entor y un pionero, toda recreación una creación. todo re- com3__::_I]_.<:1_~~9-.s~-1~-·-~J_ 1!1~~--=!lli1__ ~J_;t..Y.L~Jl.J:lJUás_ªcá. ¡T~n cerca y tan lejos!
' ,comienzo un prin1er cOmienzo. Desde que hay poetas que cantan al amor --c·oo relación a este organisrno vulnerable donde ~el peligro mortal puede
_¿cómo puede h:aber algo toda Vía que decir sobre el amor? Y sin en1bargo, penetrdr de tantas manerJs. la n1ueite es a la vez alógena e intestina. ¡Toda
es un hecho: cada hombre que se enamora tiene algo nuevo, inédito que nuestra vida pende de la próxima sístole y de la próxima diástole, del mila-
decir. un-a experiencia sin precedentes, algo original que aportar: este es un gro continuo de cada segundo! Tal es la lejana proxin1idad que Nlaeterlinck
dominio en el que todo el mundo es co1npetente. Agatón discute a Fedro ha dejado en suspenso en J;zfen·ar: enrre la noticia fatal que llega en plena
que Eros sea el más joven de los dioses, VEÓITai:oc; 82ffiv;J porque está siern- noche y la apacihle felicid:1d de una familia que -i:odavía ignora el drama que
pre naciendo. precisa el Discurso sobre las pasiones del amor, se representa ha caído sobre ella, enrre b conciencia aguda y preocupada y la feliz despreocu-
a Eros con los rasgos de un niño. Por paradójico que esto pueda parecer. la pación. no hay más que una ventana y un jardín. Y unas densas tillieblas.
muerte también, a su manera, es sien1pre joven. De ahí esa n1ezcla de fan1i- La muerte es la tangente entre el misterio metaempírico y el fenómeno
liari<lad y extrañeza característicJ. de la niuerte: insólita, y sin embargo tan natural; e! fenómeno let:1! es con1petencia de la ciencia, pero el misterio
familiar que el rn:ls torpe de los ho1nbres la reconoce instant:ínean1ente. la sobren:itur::il de la muerte requiere la ::ryuda de la religión. El hombre tan
identifica en el momentó en que se top:i con ella, - así es esta naturalidad pronto sólo toma en cuent:l la ley-natural. olvidándose _de!~. taH-pronto
contr;1 natura y así es esta n~Huraleza sobrenatural de la muerte. Lucrecio se s·e arrodilla ante el n1isterio. olvid:índose del fenómeno. Sin embargo la con-
propone de1nostrar la tranquilizadora legalidad física de la disolución tnortal, tradicción de estas doí5 ópticas t~1cilita toda clase de escamoteos, generadores
y hace todo lo que puede para convencernos ·y, sin _duda tan1bién. pact con- <le ~lproxünaciones, de convenciones y de eufemismos que nos ofrecen se-
vencerse él n1ismo (pues este hombre :tpasionado no parece estar rnuy guridad perpetuando lo:-; 1nalenrendidos. Un prívilegio sin fundamento, una
con\-encido ): para ello tiene que ignor:lr la profund;_i e irreductible extr:11l~za excepción tJcita tanto c(11110 injusrific:ible a n1í t~t\'·or \'elan..el escamoteo de
de un hecho c~tsi tan naturaJ·con10 la caida de los cuerpos. pero mistl:'rio.'-'O la 111~1~rte:--p_i,:_op.ia, La n1u1.._·ni:. todo el inundo lo sahe. es ::ilgo que sólo les
l.".n el fondo. La aniquil-::i.ción definitiva de una persona ¿no es m:ís quc> t.'l sucede a los de1nJs. Rccon.it:n1os de nu~\·o el principio de La rntterte de Juan
cun1plin1iento de unas leyes de no se sabe qué graved:i<l rnet:1fisica? L:.i tra- J!ic:b: gracias a Dios es orro quit'n ha n1uerto; y Piotr IvanoYitch se infonna
ge<li:i de la niuerte personal <lesn1iente ..;;ie1npre ·el consuelo del ato1nbn10. con interés sohre las circunstancias de esta muerte, como si esta muerre fuera
\Iienrr~L'-' que [)ios es lo absolutan1ente lejano, la 1nuerte es a la \·ez lo leja- la n1:il:J suerte personal e.le Iv~1n. co¡no ..,¡ el f:illecitniento fuera una desgracia
no y lo próxitno. y· sin duda es esta extrerna proxünida<l la que c:xpiica la reservada :1 otro. co1no .'-'i. por últüno. fuera la rnuerte de alguien que no le
tentación que siente el candidato al suicidio ante el frasco de veneno: ¿acaso - concernierJ. en ahsoluto. \·:1 n1e llegari a mí el turno. De momento todavía
lo que separa al vivo '<le los grandes secretos del Ylás all:t no es 1nis que el es el turno de Pierre. de Elvira, o de la bella Zelinda que tanto he amado."!
grosor tran-.;parente de este vidrio? hos personajes <le Dosro'fevski suelen :-leí L1 ley de n101t::tli<la<l, que l'Oncieme :i los honÜJres en general. no me concier-
propensos a l:i tentación ... Una rne1nbrana translúcida, dice f\.-iaetedinck. ne especiahnente a rní. :lsl cotno w.mpoco el filántropo. que ama al género
humano en su conjunto. tampoco me 3.ma a nlÍ con un amor particular y
~ {_(' Rni se ltll'llrf. I'- h"i.
'f-fa1{(/lll'ft'. l<J"i ;1-h· ipi:--Uyúivfuyfi rÜyíjpu.;. ·AE\ \'1:-:0\C ...

20
envejecer; porque si el hombre envejece poco :J poco, cada vez n1ás, día adquisición de un conocimiento nuevo: esta experiencia es, sobre el terre-
tc1s <lía, la concienci:i de envejecer aparece en cambio de repente y· de una no, ei Jescubrimiento de una profundidad desconocida, cuyo descono-
sol:i vez ... ¡Una rn:iñana al afeit::i.rse! En el instante semelfictico el enferf1?_0 cimienro nos exponía a toda clase de rnalentendidos y de decepciones .
._ descubre, por ciertos sínroin:is que se h:.in convertido de pronto en elo- En una palabra, el hombre al que ha alcanzado Ia desgracia se toma en lo
, cuentes y proféricos. la gr::ived:.id rnortal de l:i enfermedad que le aqueja; de sucesivo la muerte en serio. Y aunque [o que acaba por aprenderse no sea
pronto, la muerte de un fan1ili:ir nos revela que la muerre no les llega úni- un secreto formulable ni un descubrimiento inédito, ni una información
c:unente a los dcnijs. y que yo n1is1no soy un c:indidato más. ~Comprendí suplen1ent:iria, ni en general una noción más a ar1adir al activo de nuestro
de repente que so:' mort:JI~, díce .A.rseniev en [a admírable novela de Ivan conocimiento, no es imposible describir tres aspectos del enriquecin1iento
Bounine, 0 hablando de la muerte de su hern1:Jna pequeña Nadia. Y sin em- que representa par:i nosotros la toma de conciencia del misterio. Vamos a
bargo ya lo s3bíaís, estarí::imos rentados de responder. Pero no ünport:i .. ..distinguír aqui la Efectividad, la Inminencia y el Concernimiento personal.
Pode111os ifnaginar perfectainente el diario ínrin10 de un sabio con esta ano- Ton1ar conciencia de la seriedad de la n1uerte es, en primer_ lug;ir,_JDati.zar.
tación: ··est:1 1n:.iñana. 21 de novie1nbre. a las once y treinta y cjnco minutos, -entre -e¡ ·sabei absrro.cto}·-noaon;1-ye1az~~tecüni~t?~~fe¿ri;o. ¿No deci-
he descubierto por fin que e! hornbre debe morir". Nunca lo repetiremos bas- nl.os,-por 16 -deiniis, Realizar? Re::atZ::ú--es:--p;ra·Jófi·~;mente, ::i.lejarse de la
tJnte: la conciencia del liernpo continuo es una conciencia dG-corztinua. ¡Sor- verdad y. pasar· de la evidencia razonable, pero no convincente, a una evi-
pres:i prepar:id:1. rnensaje :J l:i vez conocido y desconocido, sabido y apren- dencia opac_~e~?.. ':''_t_~da: ¡)Or ejernplo. conreiñplartros··corrñUéStfOSpfü-=:
dido, inn1anente y :idventicio! El descubrirniento del objeto perdido no puede -pros oj6S_L_1_n espectáculo del que no sabemos nada más que.su pOsibilidad
ser mis que súbito. ¿Cómo la discontinuidad de esta toma de conciencia, nocional y nominal. ¡Irrisoria paradoja! En el aniquilamiento y desgarramiento
córno esta col!sión del hombre inform:ido y la mal:J noticia, cómo esta rup- del ser es cuando el hombre experimenta más intensamente la efectividad
rur:1 en una palabra no iban a ser caus:i de desasosiego? Aquello que ya de la n1utación. Dejando aparte el n1undo libresco en el que se debate sin
sabí:.unos. de pronto empezamos :.i descubrirlo de otro nzodo: lo que ca1nbia a1nargura sobre la condición de C:J.yo o sobre los animales. el ho1nhre se en-
es l:i n1aner.:I. la rnaner..I cualiutiva y pneumática, y la ilun1inación. y la sono- frenta :.i un acontecin1iento destinado a suceder de veras; antes de que el
ridad: en un nuevo contexto n1ent:il, la perogrullada tendr5 sin duda un :icen- :1conteciiniento tuviera lugar, es decir, antes de su realización, el lógico
to inédiro y un:1 originalidad imprevist:J.; mediremos mejor su ímport::i.nciJ., deducía de la morta!id:id universal de los hombres l;:i muerte de Cayo, y su
aprcciare1nos 1nejor el peso reJ.! del :J.conteciiniento. L;:i muerte de nuestros inferencia no abandonaba la esfera irreal y teórica de los conceptos, no
parientes no nos h:J enseñado pr:ícticamenre nada que no supiér::1.mos ya; desemboc;:iba jamás en el otro-orden de la efectividad; el razona1niento giraba
todo !o que h:.iy que saber en est:.i n1:Heri:.i. y:i lo sabíamos: que todos los en el interior de un n1ismo universo de inmanencia; pero hubiera sido nece-
hoinhres son n1ort:1les. ~r que nuestro:-: seres querido:-; deherin morir. ¡fr1!ta- sario. para rc~1Jiz;:¡r la n1uerte. un:i µETÓ.~acrt;:; EiS ~AAoyÉvoc,: ya no el paso de
ri:1 1n:"ts'., pue:c;to que tainhit:n son hoinhres. En e.sre sentido. no sahían1os un contradictorio :1 su contc1dictorio. sino. con10 en el argun1ento ontoló-
!itér:lln1cnrc n1i-; que el coinún de los n1or1:des. pero !o que .sahe1no:-> a ¡x1r1ir gico. el p:1so discontinuo de la posibilidad a la efectivi_dad o cJe _la esencia a
de :1hur:.t. !o s:1bernos de otro mndo. de~de otro puruo de visr:t. bajo otra !uz, la a
existencia. El descuhri111iento <le una vffdaci_CTn.1'm~:j R~~e- fin 1os··ni:1Ten_:··-.
trasladado a un orden distinto: Jescubrin1os en ello un::i <li1nensión nueva. -,~~os.ficci;~eS}:· ··¿:o-m:enCioD·~;-·~;tifi~i~.l~~-gue un ~;no_cimientoííi.Efec-
Los lion1bres que esrjn tod:Jví:J. a sah-o de una Jl'.'.sgr::icia. s:ihen todo lo que ti\"'ó fa'•órecí:J.:·?\ueStra nue,'\-a experiencii de L1 ~~efr~-·n'O ~fiade- na<la,- si se
no.'iotros s:1he1nos, pero no s:then có1no lo s:.then. ni basta qué punto [o C¡U"Iefe:-~li¡Jreconocin1ienro o prenoción pL1tónica que todo hornbre puede
sahen. ¿Qué :1prende Je nuevo, en resurnid:.ts cuentas. este ser de luto. ini- tener: pero elev:.i est:i prenoción :.i otro exponente; en la experienci:.i del
ci:.ido en la verdad inrneinori::d? No h:.t aprendido nada nuevo. y sin embargo duelo o~.l~ enfer~~d¿Q_D.V~-~t(Q_conosjmien~Q .P_a_:?a ;-se~t~~tiv1d:l4- C5ñ5=-
no hay dud:i de que h:.i aprendido a!go. :J.lgo in1palpable e innominable. No tCT-SJbien<lo y:i y por adelantado lo que se conoce es saber con un saber
ha :1prendicJo n:.i<l_:i en :.i.hso!uro. ~pero quién neg:irí:J. el v:.ilor único Je su vivido, con un:.i gnosis concreta cálida <le emoción, intensa1nente y ap:.isio-
experienci:.t? Esca experiencia que no es un::i iluminación, tampoco es la nadamenre asumicb., :.iquello qy~ .S.~ .5.g.Qíª_ con ::interioridad pero no se com-
prendía: aquello que J¡)eña;· intuíamos. de pronto lo .comprendemos con
1' - \ 'ie ti ·lrse1111'1•. jc11nl':S..W'. l. IH !van .--\kxeü:\-ich Runin. F.! (111111r de .Hitia 1· rida de .-lrw11ie1·. 8ar~ rOCToer á!n1:J.. mejor a Un ..co.nJ:.t_.vJcb.__en1era, 5fÚv_OA.n 1Tí Smfí. Y así como el
Lc!<J!l;L Ci1nllo de Lcch11·e:-. !')<)2 enan1orado refresc:J. y renueva viv!éndo!a él mis1110 La verdad gastada ele los

27
temas eternos, así el hombre de luto, herido en su corazón, revive por su encadenamiento forn1a nuestro futuro. los otros futuros, los pequeños fu-
. ._ cuenta la verdad-inaudita y desgarradora de la muerre, reaviva por su cuenta turos relativos-de la Serie,,est&-1 hechos para ha-cerse:nonnalmente pres_enres
el patético absurdo de la muerte, experimenta dolorosamente y desde el por el juego continuo de la futurición: designación provisional del día_ si~
; interior el sentido trágico de la muerre. la muerte, para quien eersonifica lo guiente, mañana es un adverbio válido únicamente durante veinticµatro
.--i..-~_ ~.~i_9.L.~nc~_g¡__punt(Ule inserción e-;ei ~pacfr:i y en el tjempo la muer- 'horas; el mañana sólo es Nlañana hoy y será Hoy mañana, del mismo modo
J.e_.es_un.a..cQ..Q!:~flmiento__que....tiene_lugar. que se llamará Ayer pasado mañana. Sin embargo el futuro extremo--de- la
?K Así pues la inminencia e~Jf!.fgrma ten1poral de la efect1~ad, lo mismo muerre es ,~1~ .pasado-mañana que no ser:í nunca Hoy, un futuro_ que nu4c~:{
'-· ::~··.,_¡, _· que inversamente lainéieterminac0.Q Oéffutliro-reillüfüell-Ios teóricos y los será pr_esente,_ sien1pre por venir, y que no dejará-nunca de advenir:.y"de
·.¡ -::') ' utopistas y la con-?QIJ_c;ióo_d_~L_Qasado en los hisiO:Oadores son dos formas acerca_rse, -puesto- que toda nuestra vida es por a-?Í decir el adviento y el
-->L--caracte:rr.suc~-1ª irrealidad conceptual. un· aco;;reCi~iento efectivo que prel_u~~o. __ Todo l_o que es posible, dice Schelling, debe suceder; y nosotros
'-'i-'·-s--t1enerugir:-rea1mente·e5-u;~~CiffiTento que tiene lugar ahora; y vice- aiia_dimos: todo lo que tiene que suceder sucederá, pues el porvenir efecti-
versa, un aco_ntecimiento pUede~ser~TiíeteCúVO ya Sea -:-porque .ya ha tenido vam_ente est::í por venir; pase lo que pase. el futuro (como su nombre indi-
lugar, ya sea porque todavía no se ha producido, porque está por llegar, o ca) _llegará, es_ decir, acabará por ser, ya que no es m:ís que un ser aplazado;
porque-se producirá más tarde. El alejamiento del pa'iado es la primera cÜn- oJo-que es lo mismo: el no-ser del futuro es un simple aún no ... , mejor <iún
dición para conocer la muerre abstractamente: siendo el cono_cin1iento casi una promesa regular y constante1nente mantenida: porque la insaciable futu-
por definición retrospectivo y rezagado, la mUerte ·del ó['i-0 n~--;;-z~~~~ rición nunca está satisfecha. ¡Tiempo, detén tu curso!, implora el poeta:· pero
·, '06)etiva~-re.i·.co.I:Lt<5da_.:re~r"éflTdig_·n1as·qú·e a destieffifJ0,e5~decir, cuando el-tiempo se hace ef sordo, y no detiene su curso; al co0trario, continúa
ya_- es demasiado__ t?-rde; mejor aún: la muerte desdee~te~pü-nTO~ se inexorable111ente, sin tener en cuenta nuestros ruegos; es más, las horas
y-
:·-cci_iiOCe._ 1-ñOrlaim;:,;¡e, ··Zon un conoC1In!~nwpCíStUm0 éonsiguientemente seguirán pasando incluso si todos los relojes del universo se pararan al nllsmo
linico capaz de asegur.lr~aY-h~~b~~T~-!ranq~ilid.~d que transforma la tragedia tiempo, cada uno a la hora que le fija su uso horario, incluso si ya no estu-
en problerna. 'fal es el conocimiento necrológico del que conservan la n1e- viéra1nos allí para contar las hora.s y decir la fecha; los años continuarán
moria para nosotros necrópolis y cementerios~-ECf;oSi(i-visn1Ü--~n este--se-n- sucediéndose incluso si nosotros dejamos de envejecer. Au_n cuando el uni-

ll
-naO;·-·con~~CJ~r:a__qlf~ Ia _Ji1:.1ma_ajª_e_d~~Qt~---fu~ñiad~.Pºf .0~~s mue~rros que vivos: verso se sun1iera en una catástrofe ecuménica. arrastrando -al Soi y a la Luna
la his.tOOa es una galería de innumerables difuntos, y estos miSffiOS Clifuntos, que 1narcan los ritn1os astronón1icos, seil:i!an las estaciones, escanden la
a los que la religión positiva rinde culto. están tan disponibles con10 una alternancia de los días y la.s noches, aun cuando no quedara un solo hombre
colección de insectos disecados o una exposición de monüas; el dócil difunto sobre la Tierra para decir en octubre: «estamos en ocrubre y el tiempo sigue
se ha converrído en puro concepto. La perspecti\··a del futuro es L1 :-:;egun<la 1i l su cur.so". El fin del n1undo nb e:-; e[ fin del tie1npo. -,[ sin embargo. en
fonna del distanciamiento ohjetivo: pero en lugar de ser el pasado el que se L1 perspt'cti\·a dl'I sujeto interesado. la propia n1uerte es un futuro que no
aleje. es el pre.sente el que se 1nantiene a distancia y e1npuia al futuro lejos lk·ga nunca: 1nejor alln el _futu_ro_ c!_e _la n1uer~e_ se _p~_~s~n_ta sin e.~tar jamás
de sí; la objetivación prospectiva y la objetivación retrospectiva se prolon- = presente.:. al 1nenos para ~1í~·q_UC ·csr<jy·
)]a_~f~ú~:do_~y:-per!?.ª~O:d~ ~-~n-~_s_re.:_·íilisPi9·-­
gan así una a la otra por ambas partes desde el punto cero que <lenor11ina- IITTante:-JJ·i5íCfLiee1· fútÍJró-Je··¡a ·P~opi3- -n1uerte no se puede actualizar, reviste
1nos Ahora. en las dos direcciones invers:is del futuro: la espera juega, río con facliic.Lld un car~tcter abstracto: porque su fecha es indeterminada y por-
abajo, el mis1no papel que, río arriba, juegan las crónicas de la 1nemoria. que 1~1 1nuerte no es nece:<1ria en ningún n101nento determinado, la diferi-
Pero si Ja objetividad del pasado es válidJ. únican1ente en la dirección que 1110.s de buena gana a las c~ilendJ.s griegas. El ho111bre lleva a cabo su muerte,
va de mí a la muerre de los otros y en relación con esos otros, la objetividad y la lieva a c:ibo en la angustia cuando comprende que el último futuro, del
futurista o dil::uoria no tiene en cambio sentido más que en la óptica de la tnismo modo que los futuros ·menores o;fel intervalo, está hecho él también.
muen:e-propLL Pues la muerte de cada cual. en relación a sí 111is1no. pe11e- después de todo, para tener lugar: cuando descubre que el fin de los fines,
nece al_ futuro: es más, es por definición el últitno fururo de la vida: no es del mismo 1nodo que !os pequeños fines intermedios de las series intra-
una etapa intermedia en el camino de esta vida, sino el fururo más lejano vitales, podría perfectarnente un día ser su presente. Aquello que no puede
de todos; ni es una parada transitoria ni una estación más. sino el final de- ser mi presente est:í a punto_ de tener lugar: lo imposible va a suceder: en
finitivo y e! último término en la serie Je los n1on1entos sucesivos cuyo un instante sonará la hora ~thsur<-LL ¡Pronro! ¡Córno aceler.J. el corazón este

29
:idverbio de la inminencia aptic::ido al último flnuro de l::i vid:J.! El hombre converüdo de pronto en amenaza inminente, el quimérico futuro fij;:ido para
es[á des:Jn1fXIr:tdo cuando se encueru:r3. de repe'1te c:in :J. cara con un ft1tu- mañana por la mañana: no hace falta más para que sintan1os vértigo. Cuando
ro que no estaba hecho p::ira advenir en1píric::J.1nente ... 1:1 idea de que el fin el acontecimiento de la muerte, que algún dí;:i tendrá que llegar, pero un día
del rnundo, objeto de una especulación esc::J.tológic:i y libresca, ha sido fijada indeterminado, se fija para una fecha precisa, la desesperación hace presa
par::i e! do1ningo próxirno, o que la Gran ~oche es esta misma noche, es en el hombre: es el caso de los condenados a muerte, torturados por la 1nons-
enloquecedora. Nuestro desasosiego est:.1 en relación con la bn1sc:1 cransfor- truosa e inhumana precisión. Todos los hornbres son -'mortales, y Pedro es
n1:ición de b n1uerte en dato inmedia[o: pues J.SÍ con10 el esplendor del Sol un hombre: pero de esto no se desprende que Pedro deba morir el miér-
requiere el crnp!eo de gaf:J.s ::ihun1ad;:is que atenúen a nuestros ojos su inso- coles próximo; se desprende simplemente que Pedro deberá morir un día
portable brillo. a.:Sí !as tinieblas de la rnuerte sólo se convierten en objeto de u otro.. ¡Pero más bien otro! La fecha de la muerre no se deduce de estas
eSpeculación :l tr:1vés de l:i pant::dla de un:i n1editación discursiva; o si se premisas; estas premisas no determinan un efecto tan preciso, tan contin-
prefiere otr:t cornp::iración: e[ plazo de la n1ecli:1ción. como los circunloquios gente como el día de la muerte a fecha fija. Por lo tanto sólo se toma en
pl1clicos .del lengu:ije. J.morriz::i nuestro conrac[o dem;:isiado directo con l::i serio el acontecimiento del instante <...llando sobreviene, aquello que no es
n1uene; a falta de[ V:'.llor neces:'.lrio para soporr::ir el n1ano a mJno y e[ cara rnás que una simple posibilidad negativa o potencialidad latente. pero que
a C:'.lr:l, pensar11os ·nues[r~l propia nada de fornl:'.l subsidiaria. a través de sucederá en el acto o sobre la marcha. A partir del momento en que el nior-
L1 zon~1 neutra de los términos medios y los conceptos-::i1nortigu::idores. Esta talis cede st1 lugar al rnon·turus y a fortiori al rnon:bundzts. en que el candi-
es Li razón por la que lo::; predic:tdores, deseosos de restablecer la n1or:1to- dato a 13. muerte, susceptible en general de morir, ha escuchado la ltunad;i
ri:1 que nos liber:l. <le :itlojar e! peligroso lazo, n:con1iendan conrinuamenre de la muerte inrninente, en que el nlortal Ilamado :1 una muerte posible se
Lt preporución :J. l::i n1uerte: ¡Ojo con 1'..ls sorpres:ts! ¡Sed previsores! ¡To1nad conviene en un man.hundo en potencia de muerte o en acto de mu~rte, en
prec:iuciones! ¡C~uJrdad las distanci::is! ¡No esperéis a est::ir con el puñal en que el destino ha inscrito a la criJtura en la lista negra de los próximos ele-
el pecho~ Cu:.indo corren1os peligro de ahog;irnos, desearía111os hJ.bernos gidos, a partir de ese inon1ento el hombre ha comprendido que la muerte
qued:1Jo en la orilla. Pero el hon1bre pniclente tiene :i gala el prepararse, ya no es una ei'entualidad abstractJ.. sino el acontecer de un acontecilniento.
sin saber por !o de111:í.s pasa qué e-x;icran1er1te h:i~· que prepararse: la mue11e Os lleg:J.r:Í el turno, escribe Georges Friedmann.
que. cuJ.nJo se present:i, se present:.l sie1npre por prin1era vez. nos pilla ·Realizar" la muerte no es únicamente viYir la amen::iz::i de 1nuerte como
sien1pre desprevenidos; inv::iri:.lblemente. el hon1hre precavido es pilb.do por efectiva y próxima, es ipso f::icto sentirse uno n1is1no personalmente con-
sorpre::;:i. se \'C oblig:J.do J ternün:lr deprisa y corriendo, a revenr:tr <le cual- cernido por esta amenaza: si la arnen:J.z::t, siendo como es inmediata, se diri-
quier fonna: suplic:tnJo J.! verJugo que le conced:1 un 1ninuto n1Js: feliz con ge a otras criaturas, a los n1ortJ.!es en gener:J.l, a un hombre cu~1lquier::i, le
Lt inenor rrcgu:1. cu:inJo la gr:ici:t o rnJs bien Li JesgrJ.cla de es:l rregu:i le fJ.lta un elernento esencial a su efectividad: pero, al revés. lo esencial no falta
e:-- ,_·uncL·did:L ··;A que \"iene tanLl rris:1. dio:-::1 l"t"~ll'!'.·· Sorpresa esper~1da. sin n1enos si la :unenaza. concerniendo direct::imente ~ti interesado. sólo le con-
L·111h:1rgo. y \-i'-'i:t nu\·eJad .. El 111:ís pn:\·isto Je kis aconrecünientos l:'S parJ.- cierne a largo plazo: pue."i k\'i dos c:.J..'iO.'i significan lo mismo; en los dos C¿J.sos
Lkijil"J111enre t.'i 1n:is itnpn.::'\"isih!e: ~-ni siquierJ. L1 c>Jad ::;ign!ficJ. naLLt. los vie- !:J. a111enaza es un:.l a111enaza sünulada. y el peligro <le 1nuerte es tan pLu6-
iO.'i. lo n1is1no qu(_' los jó\·cnes, esr:ín :.icuci:idos por !:J.s prisa.s. pillaJos por nico con10 el que sentin1os ::il leer relatos de aventuras o novelas policiacas.
_..;nrrne-,:1. oh!i~:1do.-. J. rnorir de cu:dquíer forn1:i. corno si no hubiesen teni- Cuando t:>l hotnbrc e::; consciente de que su turno h:.1 llegado, se siente lla-
dn ;ie111po dL' .'iohra p~1r:1 \·cr :lCl'rc:irse el fin. ··DL'tTepiti senes. dicl' e! estoico. rna<lo J. Lt \·ez a un:i 1nuene inminente y persona!n1ente concernido . .:-iiencJo
pc.111con1n1 ll1Ii!Or11n1 accesstone111cotL\·1nendú.:u11f.·· r· en efl.:"cto. J cu:dquier r:1nto el concerniI11iento con10 la inn1inencia <los fonTI:J..'i e.le la efectividad.
c<l:1d uno fr:icas:i :d enfrentarse :.i .su fin. Por \·i1.:.·io que uno se:t. uno rnuere La n1uerre dejJ. de ser un si1nple ren1a de traducción del latín o un tema abs-
sic1npre Jen1:1si:1Jo pronto: pues en est:i n1ateri:1. ro<los !os finales son prem:i- tr:.lcto parJ. Jisertaciones filosófic:is. par::i convertirse en una cuestión perso-
rur< L..,. El hun1l)rc _-;e enfrenr:.i ohli)-!~trori:unente :t la n1uerti.: en L·ondiciones nal. L::i muerte se convierte en algo :-;erio cuando to1namos conciencia dLI
de iinprovis:J.ción o Je indisposición: el Ílnpro1np(U Je L1 1nuerte es. !ite- siguiente hecho: !J. muerte no es únicamente unJ. desgracia que les sucede
rahnente, externporárzeo - pues esta circunstancia Je úlEi1n::i hora de_sbJ.r::tta a los otros. ·.J a mí 1nismo clentro <le cincuenta J.ños, es decir, a mí mismo
,_.-u:tlquier cont~mporización. LJ. u;:u,encic1 que nos in1pondría la inrninencia en tanto en cuanto que yo también soy otro: la muerre no es una eventua-
<:e> por Ltnro un:i <..-~1u.-;:_i Je enloquecinliento_ Lo que fliharno.s ~t !~tr~o pL1zo lilbd lejana en el espacio y en e! ríempo: un huen dí::i descuhri1nos que el

_-)[
1nisterioso problema que nos figurábamos abarcar también nos abarca a nos- ni un Cayo cualquiera, sino una persona inexplicablernente privilegiada_ - ¿Y
otros; un _buen día, al escuchar el L:tiíido fúnebre, comprendemos de pronto no es este privilegio, como _todos los privilegios_, injus.t-0 y _pasional? La filo-
que lo mismo que hoy suena para el vecino, sonar:í también para nosotros. sofía, tal y como la entienden Spinoza y León--Brull.Schvicg,-¿nÜ empieza pre--
Todo el mundo -escurre el bulto, todo el mundo cede el turno a su vecino: cisamente con la superación de la parcialidad egocéntrica, con la denuncia
«A usted le corresponde el honor; comience usted por favor; pase usted de- de los prejuicios que ese egocentrismo cultiva? Del mismo modo que la filo--
lante se lo ruego». Todos estos .cumplidos y estas escapatorias ya no son po- sofía sinóptica de la historia subalterniza las anécdotas y los, sucesos de actua-
sibles. Digámoslo una vez más: el hombre que realiza su muerte-:propia, la lidad, así la razón imparcial corrige la óptica deformante 'del propio placer,
mía para mí, la tuya para ti y la vuestra para cada uno de vosotros respec- del propio dolor y de la propia muerte; nos Hbta dé la fascinación del' yo y
ti~amente, difiere por completo del hombre que, mediante el razonamien- nos capacita para la megalopsiquia. No se puede admitir que la primera per-
to, aplica una ley universal a su caso particular. Concluyendo a priori y a sona tenga sus propias verda,des, ni que la verdad ·en genefal sea relativa al
fortiori de todos a cada uno, la deducción no llegaba nunca a la persona de número de la persona. La filosofía, que es razón, justicia y sabiduría, pone
carne y hueso: en tanto en cuanto la consecuencia se derive analíticamente en su lugar, en su insignificante lugar, reduce a_ sus verdaderas proporciones
y, por así decirlo, ;:i.utomáticamente de la ley general, la muerre-propia es los acontecimientos de la vida· personal: mi placer personal, mi dolor per-
necesaria con mayor motivo. Los estoicos, para inducir a la resignación al sonal, mi felicidad, mi muerte-propia, y en general todos los acontecimien-
enfermo recalcitrante y poco razonable. le presentan su muerte-propia. con tos que designan1os con el adjetivo posesivo de la primera persona; ya que
la ayuda de un así pues. como la consecuencia n;:itural e inevitable Je una es esta cláusula del yo lo que constituye para la razón desinteresada el insig-

l
ley; del mismo modo que para consolar a la afligida viuda, subsun1en su nificante detalle; el punto de vista del ego, corno en el •conocimiento gené-
duelo en un destino común y banalizan de este modo la muerre del p_róji- rico" engendra las exageraciones de la filia, de la cólera y del terror, es a la
mo: el consuelo hace corr10 si se pudiera pasar insensible1nenre de la n1or- vez obstáculo que superar e injusticia que corregir: el placer de los hedonis-
talidad impersonal a la muerte-propia. De hecho, el consolador tiene y no tas, para el sabio, no es n1ás que un ridículo cosquilleo de la epidermis; mi
tiene razón a la vez: tiene razón porque su silogismo es impecable; ·no tie- dolor, expuesto a la objetivación de Epicteto, deja de ser el cen[fO del mundo
ne razón porque el silogisn10 no nos di.spens:i en absoluto del verriginoso y se reduce a lo que es realmente: la [fansformación insignificante de un mi-
salto que hay que dar, del desgarrador dolor que hay que afrontar para apli- serable cuerpo-apenas dist-ir1g.uible entre-12 mLi1tiri.id de los cuerpos-·que_pue-
carse la ley a uno mismo. Pues es la aplü.:ación propi:.imente dicha en lo blan el universo. Somos capaces de distinguir entre lo que es importante para
que consiste la verdadera mutación y el verdadero tránsito a un orden dis- nosotros únicamente, ttpOs hµüs, y lo que es imporrante en sí, 1Ca8' a:Ú'tÓ o
tinto de la haecceidad. Para deducir de la n1ortalidad en oeneral la n1uerte qrÚcrEt; del mismo modo, por lo que se refiere a nuestro terna, Epictero, de
de Cayo. de T:.irten1pion. del seflor LTntel o de no i1nport~ qué otro señor, 1 acuerdo con Epicuro. declara que la muerte no es nada: oUOEv ttpÜi; ftµOO;. Es
para deducir de un caso otro caso dentro de lo:-; lí1nites dc:l n1isn10 género, verdad que una pavesa en 1ni ojo cambia para mí el orden del universo, me
no es indi.<;pensahle el \'J.lor. Pero yo no .soy l!Jl caso. ni un ejemplo entre oscurece el color Je las cosas y envenena todos los acontecimientos del día:
otro ...:;. y n1e cuest~l interca1nhiar la transparentl:,' aunque poco convincente pero para un tercero, o par3 una conciencia imparcial. esa pavesa no es más
evidencia de la mortalidad irnpersonal por la evidencia absurd;I, pero-vivida, que una mora de polvo en un ojo cualquiera de cualquier criarura. Del mismo
que c:.ir:1cteriz:.i 1:.i rnuerte-propia. Lo que es vj\i<Jo para todos los ho1nbres. n1odo mi muerre es para n1í el final de todas las cosas. el final total y defini-
al parecer es vilido para cada uno de ello:-;. P~ro cu:.indo ese . uno ele ellos•· tivo de mi existencia personal y el final de todo el universo, el fin del mundo
soy yo n1ismo. se in1pone una repentina conversión y hay que fr..inquear un y el final de la historia; el fin de mi tiempo vital es verdaderamente para mí
abismo. La realización no es un razonamiento. sino una intuición instantá- el final de los tiempos, la [fagedia metafísica por excelencia, la inconcebible
nea. Entre el somos anónimo. que es Todos y Nadie, por una parte. y yo tragedia de mi nihilización; pero la muerte del otro es para mí un incidente
mis1no por otra. parte. la diferencia es reahnente n1etafí:-;ica; a condición de de los más ordinarios; y recíprocamente mi muerte no es una cat:ístrofe tan
que por mí-mismo ya no se entienda el yo, es decir, el concepto gramatical grande para el universo: es un suceso nimio y una desaparición indiferente
de la primera persona, sino yo pura y simplemente, yo sin artículo, yo que que no turban para nada el orden general y no interrumpen para nada el
dice _¡·o a.quí mismo y en este mismo instante: yo. la persona que habla, no curso normal de las cosas; el lugar que ha quedado vacante en la plenitud
:-ioy un inorral cotno los <le1nás tnortale.s. ni una criatura entre las criaruras, _universal es ocupado cipiJamente; mañana po.r la mañana, el carrero traerá

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el correo 3 b hora de cosrumbre; nos morirnos, pero el especcáculo continúa; - La muerte EN TERCERA PERSONA es la muerte en general, la muene abstracta
cinco minutos después del accidence, el corro ya se ha dispersado y la cir- y anónima, o bien la muerte-propia, en tanto en cuanto se considere esta
culación. que ~s continu.:ición, ha retom~d~ nor~1almente su·cursp_~f. la ~veni­ de una forma in1personal y conceptual, del mismo modo, por ejemplo, que
da. Lis ocupaciones de los hombres contmuan a¡enas a esra desolaaon pnvada, un médico considera su propia enfermedad o esrudia su propio caso o hace
J.jenas a la farnili:i en duelo: ¿rni muerre y la de Cayo no son, desde el punto su propio diagnóstico: pues los médicos también pueden estar enfermos,
di::: vista de un tercero o de una justicia imparci3l, exacwn1ente equivalentes? p.ero, sin dejar de esrar enfermos, seguir siendo médicos, y comprender aque-
Confesén1os!o. est3 ridícula desproporción hace que experimentemos la amar- llo que les comprende, y conservar la serena supercoñsciencia de su propia
gur.i de la insignificancia ohjeüv:i de la muerre-propia y las minúsculas pro- tragedia; para este médico-enfermo en que el enfermo se somete al médico,
porciones Je nuestras tr:igedias personales. la tragedia no pasa de ser un fenómeno. La superconsciencia juzga a la muene
como si la muerre no la concerniese y la deja de lado como si el asunto no
tuviera nada que ver con ella; la muerte en tercera persona es problemática
3. La rnuerte en tercera, en segunda, en prirnera persona. sin ser misteriológica; es un objeto como cualquier otro, un objeto que se
puede describir o analizar médicamente, biológicamente, socialmente, demo-
Pc::ro todo esto es trat:J.r demasiado :J. la ligera el hecho de la interioridad gráficamente, y que representa por tanto e'l colmo de la objetividad atrágica.
en si rnisn1:i. hecho n1isterioso con un no sé qué de irreductible que bien El Yo, en este asunto, deviene sujero anónimo y acéfalo de una muerte in-
pociría1nos )iicnciar, pero que protesta con10 un sordo remordiiniento con- diferente, sujeto sin suene que le ha tocado por sorteo reventar.
tra el escan1oteo optimist:i y contra la fingid3 buena conciencia de la sabi- Pero puede suceder también que el médico-enfermo, sin dejar de ser un
duríJ. anri-[r..ígica. Li razón panorámica, aplicando las leyes de la perspecti- poco médico en su desgracia, sea rnucho más enfermo que médico: enton-
v:i. pueJ('. ('.fectivan1ente compensar la flni[ud de la mónada - pues la mónada ces no es mis que una miserahle criatura entre todas las criaturas con el
e.:-; puro ~1fuera y tercera persona neutr3 en un mundo de terceras personas mismo destino y el mismo misterio. Si la tercera persona es principio de sere-
intcrcarnbiables. Sin embargo, la existenci:i para sí que caracteriza el '{o es nidad. la PRI.i\-1ERA. PERSONA es seguramente fuente de angustia'. Estoy acorra-
del orden de lo irre:np];Jz:i.hle y de lo incomparable; cuando esra existencia lado. En primera persona. la n1uerte es un 1nisterio que me concierne ínti-
sc:11elf:ícrlc1 est:í en peligro, la afectación de serenidad ya no puede dar el mamente e íntegramente, es decir en mi nada (si es verdad que la nada forma
pego. Este hecho sucinto de la interioridad para consigo mismo es un hecho pane de ese todo): me pego a ella estrechamente sín pxier guardar las distan-
rnisteríosan1ente objetivo. 1Yli muerte para rní no es por tanto la muerte de cias con respecto al problema. ¡lvlea res agitur~ Se trata de rrú, es a mí a quien
alguien, sino que es una muerre que trastorna al mundo. una n1uene ini- la muerte llama person;_iln1ente por mi no1nbre, a nlÍ a quien señ;:da con el
111ü:J.b!e, únic:1 en su género y que no se parece :i ninguna otra. ¿Cómo negar dedo v de quien tira de la manga, sin darn1e la oportunidad de hacer pasar
entonces quc Lt t.:l:tusula egocéntrica de l:i prirnera person:i sea una cl-:íusu- delan~e ::tl vecino: no 1ne queda esc:J.patoria. se 1ne hJ.n agotado los plazos:
!a irónican1t:nEc esencial? El prohlen1:i de !:i rnuene puede serYir par:i reha- el aplazamiento para 1nás tarde, lo misn10 que las courladas y las posterga-
bilit:ir un:..1 filosofía Je !a parcialidad. cio11es son ahora irnposihles por n1ás en1pei10 que ponga el hon1bre concer-
[)ebernos distinguir cb.ramente entre !:is rres personas, es decir, entre las nido; la tercera persona sin rostro ya no puede servirme de pretexto. OU8Ev
Lres óptic:J.5. la tercer~1 y la segunda person:is que son mis puntos de vista npOc; -fiµCic;? ¿Ya no queda n:1da para mí? ¡Todo lo contrario! Esa n~1da es toda
sobre el Olro IÉJ o TúJ o !o.s puntos de \·¡5¡3 del orro sobre n1í rnisn10 (yo, enter;:i para nosotros: dicho de otro modo. e.s nuestro o todo o nadJ. lo que
con.sicler:lJo co1110 tercer:i o sc-gunda person:i del otro), hts dos parejJ.s con- est:í en tela de juicio ... El 111ea res de Lucrecio es una confesión que desn1ien-
-~
tinúan sienJo do.s sujetos monJdicJ.mente y personalmente distintos: la pri- te implícitan1ente el OU8Ev npOc; fiµCic; de Epicuro. En ese mea res, encontra-
ji mos a la vez la efectividad, la primera personJ. y la inminencia. Sin embargo,
n1erJ. person:l que es rni pun[o de vista sobre mí mismo, tu punto de vista -&
sobre ü n1isn10, y en gener3l el punto de ¡·istJ rejlexivo de c1da cual sohre el júturo to111ado en serio por aquel que lo hace realid:.J.d no es en :ih.soluto
sí 1nismo: esrc- punto de vista, que apen:J.s es un punto de vista yo. que renun- un asunto y todavía menos un deber; y es e.sra misma imposibilidad de con-
ci:J. a la perspectiv3 y a la distancia óptica. es de hecho la experiencia vi-
viJ3 <le !:J. n1uerte-propia. donde coinciden el objeto de la consciencia y el
sujeto del 1nonr. 11- '
venir este futuro en deber, esta :J.ngustia en preocupación, esta inminencia
en urgencia. lo que agr.lV:J. [Odavía más nuestro pánico; como mucho tene-
rnos una actüud que asunlir - suponiendo que nuestro deher sea morir en

)-¡ -1. i
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'paz. ~wea res agitur no significa: «algo me incumbe~; sino más bien: "mi suerte comunidad abstracta, ni a una agrupación cosmológica;7 no expresa ni la in-
está echada~; ísólo nos queda rezad. - Pues mi muerte es- para mí, la tuya clusión de los-índi'{_iduos en un género comú_n,_~i_·s.u__ pa~ic-ipación de una
· para ti, y en general la n1uerte de cada tercera persona es para cada una esencia única, ni su afinidad de origen: pues las personas serían entonces
·-de esas personas, puesto que cada persona, considerada respectivament~, mónadas, es decir, terceras personas impersonales; la Simpatía que sienten
·.dice yo como yo mismo; y lo dice co_mo yo misrno en su fuero interno. La las unas por las otras no proviene, como en Marco Aurelio, de su fraternidad
·-Segunda y la tercera personas, que son Tú y-ÉI para nlÍ ¿no son acaso Yo o de cualquier O[f""d consanguinidad específica~ ni s.iquiera de un lejano paren-
para sí rnismas? ¿Cada persona no es reflexivamente primera para sí misma, tesco. Al contrario de toda armonía . monádica, el solipsismo de las soleda-
es decir, en cuanto a ella y desde su propio punto de vista? El otro ·que es des paralelas, encerrada cada una en sí misma 1 en su sqliloquio, como en
yo por relación a él mismo, aunque no sea-yo mismo, ese- otro es senci- una ciudad sitiada,. constituye paradójicamente la unidad desgarrada de ese
e
llamente como yo, instar mei. Ivíediante este rodeo, indirectamente, la gran Yo, de esa hidra de mil cabezas que se llama NosÜtros.-la tiagedia del
mue1te-propia vuelve a ser universal: cada uno ante.s"í mismo y por lo que -·{o despierta un eco en el Nosotros, pero el Nosotros remite continuamente
se refiere a sí mismo como si estuviera solo; y en· consecuencia, un reparto a la experiencia solitaria del Yo. El"acontecimiento ecuménico de la muerte,
distributivo entre todos, ¡entre todos sin excepción! Pero únicamente en con- ecun1énico porque llega a todos los lugares y a todo el mundo, conserva
secuencia... El sentimiento de ser un centro de atención, un centro egocén- misteriosamente en cada uno un caráéter íntimo y personal, un carácter des-
trico alrededor del cual se ordenan, en círculos concéntricos, las personas hilvanado que no concierne más que al propio interesado; este destino ecu-
número Dos y número Tres, con respecto al cual Tú y Él se definen, y por rnénico sigue siendo inexplicablemente una desgracia priYada. "Vosotros,
otra parte la simpatía por una alteridad donde hay tantos centros como perso- innumerables. vosotros que habéis muerto antes que yo, ay"'Udadme", gime
nas, este egocentrismo y este aloceiltrismo* se contraponen: su confron- el rey moribundo de Eugéne Ionesco. "Decidme cómo lo habéis hecho para
taCión engendra Ja parad_oja del J.VosotrOs.: Pues la contradictoria idea de una n1orir... Enseñádmelo. Que vuestro eje1nplo me consuele, que pueda apo-
primera-persona-del-plural es.una e.Specie de monstruo, si es verdad que el yarme en vosotros como si fuerdis rnis muletas, apoyarme en Yuestros frater-
Yo, por definición; ;sie_ni.pre está en singular, y si el plural se aplica sie1npre nales brazos. ¡Ayudad1ne a frdnquear la puerta que habéis franqueado! ¡Vol-
necesariamente a oirQ. La fraternidad de-la.que nosotros es la fórmula no se ved a este lado un instante para socorrerme!. .. ¡Decidme cón10 sucede todo!"
infiere por inducción analógica, sinÜ cjue es vivida por simpatía e intuiti- Desgraciadamente aquel que va a morir-mt.ltl-e so!o, afronta solo es'i-muerte
vamen~é· én la exper~éD.ciá_-~ntitn?: es .corno _1:.1na acción a distancia, una espe- personal que cada cual debe inorir por su propia cuenta. da solo el paso
cie de comunica¡:ión ·tjlágica· e inStantánea exclusiva de cualquier comunidad solitario que nadie puede dar por nosotros y que cada cual. llegado el mo-
substancial: mediante una ·divinización iiimediata, el hon1bre provisionalmente 1nento. tendrá que <lar por sí mismo. Y nadie tampoco nos espera en la otra
protegido realiza, ante la muerte del otro. su fraternidad de destino con la orilla. :\adie vendrá a darnos la hienvenida a las puertas de la noche. También
víctima escogida hoy. Asunto personal de cada cual. asunto del Yo multi- Pascal lo dice: ":\torire1nos solos".::; ~Qué otra cosa es la asistencia religiosa,
plicado por Nosotros. la muerte pone al desnudo el régimen contradictorio :-;ino una especie de tent:Hiva ünpotente y puramente simbólica para aco1n-
del plural Absoluto: por una parte las innurnerables tragedias, tan hiperbóli- pariar la soledad del paso 111:.í.s desesperada1nente solitario de toda la vida,
cas en sí misn1as como independientes las unas <le las otras, elevan al grado parJ. despedir al viajero del últüno viaje? No hay que dejar solo a aquel que
n1ás alto la esporadicidad del Absoluto plural: y por otra parte este desga- va a n1orir... Sin <luda alguna la idea de socorro en generaL auxiliztm. res-
rramiento no contradice la sin1ilitud del destino que une a todos los hombres. ponde a este deseo de :icomparlar y de estar al lado <lel ho111bre solo. Pero
Este plural de absolutos a la vez separados y asociados responde más bien desgraciada1nente el in.s[ante supren10 no tolera precisamente co1npañeros
a ufi hecho ecuménico que a una ley sinomínúca. Dicho de otro modO, esta de viaje. Se puede ayudar al n1oribundo aisLuJo, dicho <le otro modo, velar
universalidad -deslavazada no se reduce ni a una solidaridad física, ni a una
- \"er b impon~intl'. , ¡hr:i de F.mrn:inut·l L.:dna~. n,1a/if(' et !11/ini, Li Haye. i'l(1 L -;ohre lo .--\bso-
lutamenLe-Otro. Emmanud Levinas, Tott1/idad e injlnito. Ensayo .mhre la exterioiidad. Salamanca:
Edicione::> Sígue1no::>, 1977.
Allocentrisme: Janké!évitch contr.ipone al egocemri.smo o consideración de b propia persona-
* .~ Pensees.' III. fr. 211. ecl. Rn_inschvicg. Cf. Maerer!inck. la .Uort. p. 6. Pasea!. Penst1mientos. XII.
licbd como cenrro d~ atención, d aíocentn·smo. del _!:!riego ~- que vendria a .significar algo así fr. ¡<;l. t'd. Lafun1a. Traducción. introducción y noras de J. Lbnsó. t.• reimp. ).fadrid. Alianza Edito-
como la consideración de los otros COlll(J Ct'ntn) de atención. {N_ del T.) 1i1!. ll)l'iíl. p. (JH.

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a! ho1nbre en el tr3nce d_e su muerre hasta el penúltimo instJnre, pero no se se parece tanto a la desesperación del morir como la desolación de esta
le puede t:'\'ÍWr que ;_¡fronce el últirno inst;_inre él mismo personalmente. Tanto madre desconsolada. En cuanto a la muerre de nuestros padres, hace de-
corno !:.i religlón, e! rJcion:.i!ismo siente fobia de la soledad ler.al. De acuer- saparecer el úlrin10 intermediario interpuesto entre la muerre en tercera per-
do con el esc;_in1oreo de la tr::igedia, en el Fedón, no puede permitirse que sona y la muerte-propia; el último velo que separaba de nuestra muerte
Sócrates perrn;_inezc:i un minuto solo rnientras espera la angustiosa soledad personal el concepto de la muerte cae; el interés bioiógico de la especie
de L1 n1uerre. no puede pern1üirse que Sócrates calle un solo minuto mien- nos ha abandonado definitivamente, la solicitud que nos protegía de la nada
Jr:.ls espera el gran y definiti\'O mutisn10 de la muene: los últimos momen- ha desaparecido dejándonos cara a cara con la muerte. Ha llegado mi tur-
tos de Sócrates ser:ín por tanto un b.rgo diálogo que llena con palabras ra- no, y ahora le toca a la generación siguiente pensar la muerre a través de
zonables los .Jgujeros del silencio, que anima la soled:id desénica de la mi efectiva muerte. L;i muerte del padre y de l:.i madre es de este modo pa-
agoní:1; el ruido de los di:ílogos y el plural de la reciprocidad escamotearán ra cJ.da hombre el paso de lo mediato a lo inmediato. - La amada mismi-
t::i.l vez ese s:.ilto 1.·ertiginoso que es siempre, con10 la huida de! hombre hacia dad es como si fuera yo 111ismo: pero una vez dicho esto, no es yo n1ismo,
Dios según Plorino. <pufil µÓvou npCx; ,llÓvov. :-\quí se reconoce l:.i tácticJ. fami- en el sentido ontológico del -verbo ser, mi hijo es una parte de mi propia
liar a tod:i filosofí:i de L1 [ercera person:i. L3 hipertrofia infla1n::itoria y p:isio- vida - pero esto no es más que una m.anera de hablar, y la identificación
nal de L1 propi;_¡ [r::igedia ~esl:.i perfectamente lenific:J.da por esra sociabilidad del yo y del tú no pierde nunca su carácter metafórico; este ser tan próxi-
filosófica? ¿Lt fit>brc h:.i rt'rnüi<lo definitivamente? Sócrates, rode:J.do de an1is- mo es monadológicamente otro que yo mismo: sólo vivo para él, pero mi
rad, prosigue L1 conversación h:J.st:J. el últirno 1no1nento únicamente. hasta corazón late para mí del misrno rnodo que su corazón late para él; cada cual
e:! inst:intt' del poso solitario, hasta ese umbral final y desconocido q~1e hay vive para sí mismo respectiva1nente en su inexpugnable soledad; y ni siquie-
que decidirse :J fr:i.nquear solo, con 1:.1 esperanz:i por todo viático. rJ. el amor consigue que los dos núcleos mon:ídicos se fusionen en un úni-
Entre e!_ anonirn::ito de l:.i tercera person:i y L1 subjetividad tr:.igica de Ja pri- co núcieo, que las dos n1is1nidades coincidan exráticamente: las dos siguen
rner:i. esL1 e! 1.:~1so interrnedio y en cierto niodo privilegiado de !a SEGUNDA siendo nun1éricamente dos, co1no lo exige el principio de i?entidad; y la
PEI~SO:"•;:\; cncrc !a 1nuertc de otro, leí:ina e indiferente, y la n1uerte-propia, esencia del an1or consiste sin1ple1nente en la cornunicJ.ción rnigica que se
que es todo nuestro ser, está la proxin1id::id de la 1nuene del prójirno. El Tú establece a través del vacío entre dos Absolutos de ese dúo, entre las dos
représenra en efecto :.i[ prin1er Otro, el otro inn1ediatamente otro y el no-yo n1ónadas de esa díad:i. En J;i pena y la tristeza desgarradoras que la des:I-
en su punto Je: intt'rsección con el yo, e! límite próximo de b. alteridad. T:J.m- parición del ser amado nos provoca, vivimos la muerte del prójimo cotno
bien l:.i 1nut'rrc de un ser querido es casi como !:i nuestra, casi tan desga- si fuera nuestra n1uerre-propfa: qu.asi 1nortem propn·am; pero recíprocamente
rr::i.dora corno l:i nuestra: la n1uerte de un p:.idre o de una madre es casi esta proxin1idad sin coincidencia, esta vecindad familiar sin id.entificación
nuestr:1 n1uc-rrr:. y en cierto modo es en efec¡o !:1 muerte-propi:J.: lo incon- nos penniten pensar la n1uerre del otro como una rnuerte extraña. La dis-
soL1bte l!or:1 ~t lo lrren1p!az:.ih!e: la intercan1hi:1hilid:1J Je L1s tercer:.is perso- rancia de! ':r:-o :d Tú representa la distancia mínin1a sin L1 cu:il el sujeto con-
n:ts es Jesn1cnric.L1 no sólo por b se1T1elfr1cticic.L1d de la 'propia existéncia. r:1n .suiniría el objeto, y a p:1nir cJe !a cual somo:;; capaces de proyectar el obje-
:1ngus(iosa C-il e! Lunento cie un:i viJa perdidJ. (pues sólo se \'i\·e una vez). to ele conocin1lento: pero con10 esta distanci:.i es nünim:i. el conocimiento
slno incluso por b. inestin1able h;iecceid:J.d . . de 1:1 segund:i persona: la madre simpático del tú es lo rn:.ís parecido a la pura y sünple función unitiva. Esta
en duelo :dglin Ji:t ¡cndr:í otros hijos. m:.ís hern1osos r:il vez y 1neior Jora- gnosis inren11edia entre el tener y el ser, entre el conocin1iento frío y lúci-
do.:-; que el h:io que ha perdido. pero ~quién le clc\-oh:er:.í ;iJ hijo que h:.i per- do por el que conocen1os a la tercera persona y l:i ceguer:i pasional de
Jido? Pues er.t preci.san1ente ese :ll que ella an1:ÜJ:J ... Oesgraci:J.d::i.mente nin- alguien que se desespera en su fuero interno con su propia tragedia, esta
guna fuerz:.i de l:'."stc mundo puede hacer revi\·ir :.i e;e precioso, a ese gnosis ¿no es co1no el equilibrio acrobático de la intuición? ¿No es la naru-
lncornp:.Irabie búpn:..: !!ceralmente único en tod:.i !a_hisroria de! rnundo. N:Id:J. raleza encerrad:J. en un inst:Jnte? Aquello que soy, no lo sé, dice Angelus
Silesius: y lo que sé, no lo soy. ¿Quiere esto decir que grJ.cias a la segunda
• Th~ec~·culud ,~· [rJO:>lTlh<: h:ibiEu:.ilmc:rHe Je e~to:: modo d 1·0,:;¡h\o btino but>cceiflJS usado por
Dun .... f><.:t¡¡o ;il r<.'knr:><: ;il rnnctp10 Je individuación. Haecceitas poJri:i. traducirs<! por -esridad.
- d.:•<::''º· f>t1n·. Fo::rr:l!er .\lnr:i
!'1:-:11 nil...'..p, l~..'., ,\
J.,
d~·!T.i
Diccin11L1110 de Filnsn/íú. ·f n1b.. 2.• eJ ...\!:1drid. _--\Jianz:i EJirori:d. I'
3!< !
persona ya no habr:í que escoger enrre saber sin ser y ser sin saber? En este
caso los dos incomparables podrían sumarse. Sólo tendremos que com-
probar si realmente se puede en algún caso s:J.ber siendo, o es preferible
dejar de ser...
Se da por tanto una experiencia privilegiada en la cual la ley universal de O inversa1nente: el nacimiento no está para mí nunca en futuro, ni la muerte
mortalidad es vivida como una desgracia privada y una tragedia personal; e en pasado. De su muerte-propia, la primera persona posee una presciencia
-_inversamente esta maldición personal, confidencial y c1si inconfesable de Ja o un presentimiento, jarnás una reminiscencia; como a la inversa tendrá de
muerte-propia no es menos, para aquel en-que se cumple su efectividad su nacimiento, si acaso, una rerniniscencia, pero nunca un presentimiento; si
y su inminencia,. una necesidad .de orden general. ¿Qué otra cosa quiere decir la reminiscencia del principio es poco verosímil, el presentimiento de ese
si no que _la muerte representa· una especie de objetividad subjetiva? Desde principio sería un absurdo; pero el presentimiento del fin es un hecho co-
~el punto de vista de la primer:a persona, es un acontecimiento desigual y un rriente de la experiencia, mientras que la reminiscencia de este fin forma par-
absoluto; desde el punto de vista de la tercera, es un feriómeno· relativo. la te de lo fantástico. Se nos dirá sin duda que· el señor Perogrullo no se expre-
paradoja de una ley individual, por retomar aquí la expresión de Georg Sim- saría mejor. .. ¿Pero acaso la filosofía no consiste muy a menudo en tomar
mel, se aplicaría bastan~e bien a esta confluencia del Concepto y de la propia conciencia de estas perogrulladas, en pensar todo lo pensable en su forma
experiencia. El problema de la muerte nunca es completamente atrágico; la mis elemental? La muerte-propia, como hemos visto, está sie1npre y en todo
tragedia de la muerte nunca es completamente aproblemátic.a. El misterio rnomento ante mí, por venir y en curso, y esto hasta el último momento de
problemático de la muerte no es por tanto.un problema como cualquier otrci. la última hora; en cualquier momento que el sujeto se interrogue a sí mismo,
Por lo que respecta a la muerte en tercera persona, podemos hablar hasta aunque sea un segundo antes del último latido de su corazón, la muerte-
cansarnos sobre et fallecimiento de X o de Y, disertar a discreción sobre propia está tod.--ivía por n1an·r. La primera persona del singular sólo puede
la n1uerte de alguien que nos es indiferente: antes de esa muerte, dur.Ínte esa coniuaar morir en futuro·9 e inversamente el presente de indicativo y el pasado
' ó '

muerte, y después de esa muerte, todo se presta a nuestra reflexión; aquel del indicativo sólo se pueden conjug;ir en segunda y en tercera personas; yo
que, voluntariamente, precede al acontecimiento, o sobrevive al aconte- no puedo decir más que: moriré; pero nunca: yo muero (a no ser como un
cimiento, o se convierte en testigo del acontecimiento, abarca t;imbién el guiño a los espectadores n1ientras n1e obse1vo morir); ni a fortiori estoy muer-
acontecimiento como un objeto inmutable; pues lo que sucede en realidad to (salvo que esté representando una comedia y n1e desdoble). El que dice
es que la insignificante tercera persona es una persona tan inten1poral con10 «f.-Iuero,, está vivo, puesto que cree morir, y por consiguiente. con10 el creten-
impersonal, una persona tan acrónica corno anónima: presente, futuro y pa- se Epiménides, se desmiente a sí 1nismo. Decir ..r-,[uero" es toda\~;i más im-
sado son con relación a ella tres formas de una misma intemporalidad que posi-ble--y contídd-ictorio qt1e----de-c1r .soy -pttró.-,'-Pu;us 5;;.vn; pt;es -es :ilgo que
vuelve inútiles todas· las ocasiones de la flagrante contemporafieidad; nues- no se puede decir de sí mismo m-5.s que en pasado o en futuro; y en pre-
tro conocimiento es en todO momento contemporáneo de la eterna muerte sente, sólo se puede decir de los demás. Resumiendo, la primera persona só-
de Sócrates, en todo momenco en sincronisn10 con una muerte inteligible y lo puede usarse en una conjugación defectiva, sin pasado y sin presente. Más
norn1ativa que ha dejado el mundo dramático de los acontecitnientos por el
0
ex:1ctamente: yo no muero nunca p~1ra mí mismo: para mí. la n1uerte -no exis-
cielo de las ide;is: incluso en el instante solemne en que Sócrates vací;i el te ja111ás, o, lo que es lo 1nis1no: nunca soy yo el que tnuere, sie1npre es el
v;iso de la cicuta. ese inst1nre del que los discípulos fu~ron testigos y que orro: la sahidurí:i epicúrea. co1no e:; sabido. consiste en comprender la v:ini-
p;isa pr.ícticamente desapercibido en el Fedón, se convierte bajo el pin.ce! de d:id de la angustia mortal y b. inexistencia del seudo-problema que nos ator-
David en un símbolo normativo y en un gesto eterno. La autenticic.lad de un n1enta. No hay para 1ní una muerte realmente rriía - más aún: yo sólo muero
acontecimiento sorprendido en v·ivo es sacrificad;i a las convenciones· del pJrJ. los den1ás, nunca par:.1 mí n1isrno, del misn10 modo que ;i mi vez sólo
conocilniento: e! instante es sacrificado al inte1vJ.lo. P:ira este conocitniento yo conozco la 1nuerte del otro, que el otro por sí rnismo no puede conocer.
póstumo y necesariamente retrasado (¿pero qué significa a p;irtir de ahora: Lo que nos e.s imposible reunir en una palabra es el presente de indicativo
llegar demasiado tarde?), el tiempo privilegiado ya no es la flagrJncia del por una parte, y la primera person;i por otra. O lo que es lo mismo: yo pue-
presente sino la extensión infinita del pasado. En primera persona, por el con- do concebir esta unión perfectarnente, pero no puedo vivirla nunca efecti-
tr;irio, el tiempo privilegiado es el futuro: en efecto soy sien1pre. por defi- Yarnente. La para<loja de L1 introspección se convierte ;iquí en una paradoja
nición, antes de mi propia muerte: el durante, y a fortiori el tfejpués, me son hiperbólica: pues la coincidencia del sujeto y del objeto, siempre instantá-
obstinadamente negados. la muerte, durante todo el tiempo que dura nuestra nea v acrobática. puede :il menos reiterarse en el curso de su continuidad;
vida, estará en futuro, lo mismo que el nacimiento. durante toda nuestra vida,
del principio al fin. formará parte del pasado y de Jo.<; hechos consurnados. ' 1 Je:m C:i.-;sou. Le lit'n! de Luzare. 1<.J'i'i. p. l.

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-!O
n1ientr:is que el instante de la n1uerte apagJ. de una vez por todas la luz. ¡Aho- sobrevivir a la muerte del Tú, y la consciencia, naturalmente póstuma y re-
íJ. y::i no soy yo! ;Ahor.:t es otro! ¡Yo seré mis carde! De todas maneras, la muerre trospectiva. nunca esci tan a su gusto como después del hecho consumado;
sólo puede pensarse :.i distancia: ya Se'cl la distancia en el tiempo, la que per- ;,r en fin, el presente, que sin duda es la especialidad de esta filosofía en se-
1nite pensar la propia rnuerre, se:i la distancia en el espacio, sea la distancia gunda persona: pues nada se opone a que nti consciencia sea testigo de tu
en el esp:::icio y el tiernpo a la vez. lo que permüe pensar la muerte de los Jnuerte, desde el momento en que muerte y co:rlsciencia no comparren el
dern:.ís. Yo nui.•; tarde-, Tú ahora ; 1 Él ahora; Tú nzás tarde y· Él rnás tarde: tales mismo techo. Tal vez se piense que la filosofía de la tercera persona es com-
serÍ<'..ln, a cli,stanci:.i crecíente, los cinco grados de la objetividad problernática. petente también en los tres tiempos: pero esos tres tiempos tienen en ella
Pero precisarnente la muene sólo es inconcebible porque hace coincidir en algo de fantasm:J.tico que los convierre en tres variedades apenas discernibles
un punto e! presente n1::í.s ílagr:J.nte y b. presenciJ. mis próxim::i. ... ¿Qué digo? del pasado, o, mejor todavía, de un tiempo intemporal: basta con comparar
La rnuene-propia es esta coincidencia rnisma, esta mo11al coincidencia. En el los últimos momentos de Sócrates, contados por Platón, y los últimos mo-
insran~e nlisn10 n1ortal. [Od~1 distancia esp:J.cial y todo alejan1iento ten1poral mentos de Nicolás Levin, contJ.dos por Tolstoi, para darse cuenta de toda la
se anudan .. Hay acontecirnientos que se producen en ese rnomento y sobre diferencia que separa la conteinporaneidad abstracta, inte1nporal e imper-
ta n1archa, pero no en nuestra mism:J. vida y en nuestr::t rnisrna c;:irne; hay sonal, de la conte1npor41neidad flagrante: en el }""edón los discípulos están sólo
evenru~1!idades y recuerdos que nos conciernen de una n1aner::i. íntima, pero· atentos a la verdad, en Ana Karenina la proximidad del misterioso acon-
que no se nos hacen presentes. La muerre-propía. con10 et dolor-propio, la tecin1ienro que va a concluir para siempre y trágicamente un destino. y del
fe!icíJaJ y la einoción en genera!. anula el tiempo y el espacio en la efecti- que el escritor trata de sorprender su llegada. «¡iYiis cerca!» ¿Acaso no es esta
vidad ele un aquí-y-ahora: pero el dolor es difuso y tendrá un Después; el la primera exigencia, a un tiempo que la acrobática dificultad de una filoso-
presente doloroso se continúa en el inter,ralo, se n1ezcla a los recuerdos y a fía de la muene?
!:1s ~iprehensiones, desborda sobre el Nunca-n1is y refluye sobre el Aún-no; Los tres tiempos del Tiempo delünitan en sus grandes líneas el marco gene-
en cuanlo a !a presencia doloros::i, por óntic:i y adhesiva que sea, sie1npre r:il de nuestra investigación. La n1uerre en futuro es el dominio privilegiado
fonna pane en alguna medida de nuestro haber y, corno todo aquello que de la prilnera persona: pero la filosofía del Tú puede aquí respaldar a la del
es n1ío pero que no soy yo, sigue siendo p~1rtitivo ;; localizable. objetiva- "'{o; puesto que el acto de consciencia se da en todo mornento y por defi-
ble y finaln1ente desapropiable. Pero b. n1uerre-propi;:i, en cuanto :i ella, es nición incluso antes de la n1uerte, los sondeos de la introspección serán, a
un presente instantáneo que no tendr.:í. fururo, una presencia absoluta. opre- lo !:irgo de todo este proceso, renovables a discreción. - Si la consciencia
sor:1 y ardiente que coincide en última instanci::i con !a mismidad de! yo total; ~lnterior puede ser la propia consciencia. la consciencia conte1npor.:í.nea, en
Y est:J. presenci:l presente, est::i. presenci:.i presentí.sima. tan exent~1 de toda c:1n1bio, no puede ser m:ís que l:i tuya ... o la mía para ti: si la primera per-
co:111acb con10 ele tocio :lpL1z:uniento. ton1:.i tJn hit.'n pose.'iión de nuestro ser sona es con1petente antes. la seguíl<l~1 (rú p:ira mí. rero t:itnhi~n yo para ti)
toc;d c¡ul' In ni!iiliz:i. !o .-,upL1nra y lo tran:-;fonn~t c:>n :1usenci~L Ll 1nuene~propi:i es co1npetente durante el hecho: cu:1ndo l:i íl10r:ttoria. en el grado sur110 de
es e! :Jl."onrecinlil'nto Je\':L<;L1dor que. un:i \·ez n...'ducido a puro hecho fururi- Li inminenci:L se reJuce J cero, cu:1ndo el Tú esti atrapado t"n el torhellino
h!e, es decir. :l L1 c¡uiddidad \-:.icí:.l del ::iUC<..:'.'iü, e.-..;tr;1ngul:.1 [OJo .'iaber de.'ide el de su propi:i rnuerte, con\·íene que el testigo del ::icontecin1icnto sea el .ser
origen. :\.'ií la n1uerte juega al escondire con l:i consciencia: donde yo estoy, n1:ls próximo: y alguien que puec.b tuteJ.r al moribundo corno yo es el mejor
L1 n1utTtc· no e'.'it:t: y cu:1ndo !:1 1nuerie !!eg:i. entonces soy yo el que no está testigo. - Lo que viene {fespués de la rnuerte escapa a forriori al propio yo
:dli. En t:inro que .:;oy. L1 1nuerre estj por \'<.:~nir: 'l cuando b n1uene l!ég~t. :tquí que !a n1uerte, precisarnenrc. ha ílihilizaJo: la consciencia ulterior o póstuma
Y ahor:i. ~·a no qu<:'da nadiL. Cna de las Jos cosas: ¡consciencia o presencia es, forzo.sa1nente, segund:1 o tercera persona: a fa!t;J. de un rnens:J.je in1ne-
rnon:al! _\fuene y conscienci:i se repelen y se excluyen [TIUtU:llnenre. co1no lliato. la n1uene de uno necesita Ll consciencia del otro. y esta consciencia
por efecto de un inrernipror... jimpo.sih!e reunir sus contradicciones! Decidi- epilog:.i esta rnuerte como se epiloga el pas:ido. La Ser/ora se muere.. La
U:1111ence. !:1 al¡ern:1tiv:l h:1 ,-..;ido conjug:1d:1 cuidadosan1enre. ~ En estas con- Se¡'[ora está nzue11a .. La n1uerre n1:ls acá. L1 muerte en el inst:lnte rnis1no de
diciones. la segund:.l persona se nos ofrece evenrualmente como un n1edio la muen:e, la muerre más alli: estJ.s van a ser las tres etapas de nuestrJ. in-
de superJ.r l:.1 separ:lción. Tratindo.se de tu muerte. !os tres tiempos ofrecen vestig:J.ción,
rnateriJ. de reflexión: en principlo el fururo. corno par.:i. !a primer..i per.son:.i; y
con rn;iyor n1otivo el pa:--;ado. con10 par..i b [ercer:1: pues yo puedo evlclenren1ente

~-
_PRIMER.A.. P.-\RTI
LA MUERTE DE ESTE LADO DE LA MUERTE

-"*
~~;~
La filosofía citerior de la muerte p;irece a priinera vista imposible, pero no
en el misn10 sentido ni por las misn1as razones que la filosofía ulterior o la
filosofía del instante morral. Esta es imposible por(¡ue el instante es prácti-
camente inasequible e inutilizable por el conocimiento; la filosofía número
Tres es in1posible porque el más allá, siendo radicalmente incognoscible, se
nos reduce, no ya a casi n:Jda, sino a nada en absoluto. La filoSofía del lado
de acá es iinposible a su vez, no porque su objeto sería impensable como
instante, o incognoscible como el más allá, sino porque este objeto es siem-
pre otra cosa que la muerte: cualquiera que sea la materia de sus pensa-
mientos. esta filosofía de la rnuene piensa la vida; parece condenada a no
poder asir jamás la negatividad total, a no poder alcanzar directamente más
que L1 positividad vital. Cotno la fiJ05ofía del mis allá. y por oposición a la
Je! instante. la filosofía del lado Je aci tiene como motivo ei intervalo; y
este interv:llo no sólo ofrece un ;in1p!io margen a nuestras descripciones
y a nuestras narraciones. sino que ta1nhién es una hiografía realmente vivi-
'' da y un:i crónica re::il: y no corno si fuera una escatología, un no se sabe qué
1nito fantistico o una noveL1 de aventur:i.s irn:iginari:.L Es en el centro ini.smo
Je! insc1nte donde se concentra Lt re:didad concreta de lo vivido y la ulterio-
ridad 111etaernpírica: pero esta coincidencia no es rr1:ís que un rel::í.1npago y
el resto son tinieblas. O dicho con otras palabr.1..s: aquí y allí, sobre las dos
,-,_, . vertientes que se cortan en la cima del instante supremo. con relación a
.:-:;. -
'i7.C
; los dos n1undo:.; - el hajo-1nundo Je[ tiempo y el otro-mundo de lo intem-

11
poral - que se encuentran en el eje del último presente, sólo hay sitio para
las alegon-as. Puesto que L1 filosofía citerior de la muene es una filosofía ale-
górica de J;_¡_ vida, no hay que temer que ande escasa de problemas: en lugar
-~: !
Ue tener que 111antener.se t,:;n equilibrio sobre su vértice, con10 la filosofía_ del

-~
último instante (¿pero es esta una auténtica filosofía?), reposa sobre una su- CAPfTULO I
perficie más amplia, y sus motivos se diversifican al infinito; pero entre es-
L". MUERTE DURANTE L". VIDA
tos motivos no está la vacía letalidad sobre la que no hay nada que decir.
la muerte semeja un astro que deja de verse cuando se lo mira fijamente:
sólo podemos entreverlo paseando la mirada a derecha e izquierda.1 Tal es
la alternativa: encontrar algo que decir aceptando pensar en otra cosa, pen-
sar la muerte misma, mors ipsa, sin encontrar nada que decir; o con.relación
a la muerte-propia: pensar Cómodamente en la muerte sin morir uno mismo,
y por consiguiente pensar en la vida; pensar la muerte misma muriendo
mientras pe_nsamos, aceptando que nos estrangule, que la negación mortal
se desplace sobre el sujeto conocedor y cambie su conocimiento en desco-
nocimiento, que la nada de la muerte niegue el ser mismo del ser pensante.
Interpretada en términos de tiempo, esla alternativa se explica por una mala
cronología: la filosofía del más allá llega demasiado tarde. como los bom-
beros, y sólo es competente en las fabulaciones póstu~as relativas a la
supervivencia; la filosofía del lado de acá llega demasiado pronto y sólo l. La meclitación de la 111ue11e.
habla de la vida; en cuanto a la filosofía del umbral o del intervalo. filosofan-
do sobre algo que es casi nada y tan insignificante que apena~ el cono- Platón tiene razón: no hay nada, literalmente, nada que podamos saber de
cimiento puede reparar en ello, sobre,iene o un instante antes - y entonces la muerte; o'f8c yÜ'.p oU8cls 1Üv 8á.va-rov.1 Nuestro triple problema es u.n buen
tiene una vida infinitesimal, una biografía reducida a los últimos momentos, testünonio de la dificultad que tenemos para hablar de la muerte, incluso
pero en cualquier caso una plenitud p05itiva - o un instante después - y en- para pensar en ella. Pero ¿puede uno permitirse pensar continuamente en
tonces se convierte en una escatología infinitesünal de una supervivencia ella sin hablar jamás de ella? En realidad, el pensan1iento mismo de la muerte
infinitesimal. ¡Con adelanto o con retrJso! En todos los casos el . anacronis- es un pensarniento crepuscular, y todavía más a menudo un seudo-pen-
mo" de un saber demasiado lento o dem::isi:ido precipitado nos hace perder samiento. Si no se piensa el "Lugar", como se expresa Platón, más que me-
la ocasión, nos impide alcanzar la oportunidad del punto críticó, dej::i esca- diante un "razonamiento espurio•., Aoytcrµ(i'J vó8cp, y si el Tiempo, como dice
par la fl:igrante circunstancia: así es como la filosofía de la libertad se antí- Aristóteles, sólo existe de una forma brumosa, µóAu; KUt ciµu8pCó~, 2 con mayor
ci pa siempre, o por el contrario se nos da retrospectivamente, filoso- razón todavía la muerte es apenas pensable: en el concepto de una total
fia antecedente o filosofía consecuente: lSÍ es con10 la filosofía de la creación nihilización_. uno no cncul'ntra naúa a lo que agarrarse. ningún agarradero
se reduce bien a una psicología del creador. bien :i una física de la criatura, al que el entcn<litniento pudiera aferrarse. El pensanliento de L1 nada es un
sin llegar nunca a tietnpo para sorprender in fraganti a la circun:;t;incia pt.:"nsatnicnto de nada, la nada <lel objeto aniquil;indo al sujeto: del misn10
creadora. Después será demasiado tarde. ¿Quiere esto decir que antes es de- n1odo que no se ve una ausencia, no se puede pensar una nada; de manera
masiado pronto? Si la n1uerte no es pensable ni antes, ni durante, ni después, que pensar la nada, es pensar en nada. y en consecuencia es no pensar. El
¿cuándo podretnos pensarla? seudo-pensa1niento de la 1nuerte no e::- n1ás que una variante de la soinno-
lencia. ¿En qué puede consistir esta n1eclitació11 de la muerte, esta co1n-
n1entatio mortis,3 de la que el Fetlón, adelanr::índose a las Tusculanas y a la
~
~11P~
J1nitación de Cristo, llan1a la ocupación habirual de los sabios? ¿En qué exac-
ta1nente :;e ocupa el sahio? Pues el µc/J-riiµa --roü 8uvá--rou supone, a todas

1 Cf. !van Bollninc, t ·¡e d:·tr:>enie1·, f!L 3. l;1 Rnch<'.'fouc:mkL m;ixlm;i 16. i
·~

~
2 Pbtón. Ti!lu.m. -19 a, 52 h ..-'\ri::-!Ú[t::!t:s. Física, IV. 10. 217 b. 33.


~
i8
_ji,~ .¡9
luce.s, unJ. 1:id:i bien ernplead::i .. t\'Ieditar sobre la muerre ¡se dice pronto! Los hace malabarismos con su objeto. la muerte es, ya no en el sentido gnoseo-
recr:itos e.le S;in jerónlrno l!ev:ln :J menudo con10 leyenda esas dos pala- lógico, sino !iterahnente, el a priori del pensamlento: es decir, que el pen-
·bra;;: ¡C'ogita nzori! Un cu;idro de Don1enico Feni lla1nado La ,Vfeditazionfit samiento siempre va precedido de la muerte; en cualquier momento en que
nos represenr:i :ilegóric:in1enre a l:i Sabiduría medit;indo sobre un cráneo: ejercitemos el pensamiento, el a priori 1nortal esti ya -allí, opaco, impene-
pero 1:.r S:ibidurL1 por rnás que se concentre no piensa en nad::i, pues no hay trable y envolvente; el pensamiento por m:ís entusiasmo que ponga para
··n'..ld~1 que pensar sobre L1 mue:rre; y esta prudenre cabeza parece t:in vacía intentar hacer de la muerte un objeto, no consigue contenerlo, y resbala,
con10 t:! cr:ineo sobre el que rnedita, tan vacía como el cenotafio ante el impotente, sobre ese monstn1oso a priori. En el muro liso y macizo sobre el
qué sirnuL1 recoginzientcr. y su espíritu permanece vacío corno está vacío este que está suspendido, busca en vano un agarradero donde aferrarse y hacer
pens~irniento del cuerpo ací:i.ua:roc; vór¡at;; que llama1nos Dolor. El hombre palanca. la muene es sien1pre solícita, y paradójicamente ¡preesencial! El a
esr:1 :1nre la n1ucne como :.inte !J. profundid:id superficial del cielo nocturno: priori gnoseológico, que hace posible el ejercicio del pensamiento, no es en
no SJ.bc qu¿ h:.icer, y su reflexión, tan¡o como su atención, no encuentra un can1bio él mismo pensable~ con mayor motivo todavía el a priori letal, que
inorivo. Ll rnúsic:l ron1ántica. en sus a.spec[OS elegíacos o fúnebres, a rnenudo no es siquiera una condición del conocin1iento, es dos veces incognoscible:
se cnrreg~1 a esta n1edit:.ición va.cía que no Ueg::i a ser todavía un pensari1iento, pues mis que una fecunda limitación. este a priori aparece de buenas a pri-
.sino únic:J111ente un pequeño pens:imien¡o (Douknza), un pensamiento na- meras co1no un handicap de entrada, como una tara que grava excesivamente
cierHe in:1cabado, y un:i forrn:1 de ensoñación; en resumidas cuen[as, una el poder y el alcance de L1 razón; ¡lo inconcebible de l:i n1uerte escapa a
dL!lce 1neL1ncolía. Cn~1 ola en el aimJ. Así pues. 1nediten1os, puesto que se nuestros conceptos!
nos reconlienda n1ediw.r. Pero ¿y después? El ho1nbre que no sabe en qué AJ no poder pensar la n1uerte, p;Jrece que sólo nos qued;:i.n dos solucio-
pens:1r se sorprende con horror pensando en otrJ. cosa, y, naturalrnente, en nes: o bien pensar sobre lJ muerte, acerca de la muerte, a propósito de la
algo pensable. L:l n1editación de la muerte, si no quiere convertirse en medi- muerte; o bien pensar en algo dístinto a la n1uerte, por ejen1plo en la vida.
t:1ción sobre la vida. p;Jrece que no pueda elegir más que entre l::i siesta y L:J primerJ solución ahog:l el problema en el océano de las generalidades
L1 ~1ngustiJ: entre una n1::i.nera de soñJ.r despierto que es una manera. de inofensi\·as. El eufemisn10 y la perífrasis, con10 veremos, son Con relación a
dorrnir. y una rnanerJ. agnóstic::i de vivir: pues !a :..tngustia es el desasosiego lo indecible lo que es esLl filosofía margínal con relación a lo impensable:
de un~1 conciencia que ha tra¡ado de pensJr en- l:.i muerte con10 se piensa artísticos rodeos parJ. evitar el ten1a. Y en cuanto a la segunda solución. ¿es
en un con¡enido finito, pero que refluye. enloquecida y desamparada ante que es siquiera una solución? Efecth,·amente el conocin1iento implica un ob-
seinej:in¡e monstruo. jeto cognoscible, un algo lrt). un ivlás o n1odo de ser. J.unque ese modo de
L:1 in~tnid:1d de un pensan1iento de la n1uerre. vórims 8avó:tou, puede expli- ser se:i el no-ser: pues el µ~ ov del que h:ibla el Sofista, siendo distinto
carse:- f:lcilinente. Por ernpleJ.r l:J terminología de Schelling:" la muerte es esa ~- al ser. es un;i negación positiva. La intencionalidad del pensJ.miento, e! ca-
nacLi (OÜKÜvl que cJcsrniye e! fH.:::ns:1n1ienro. L1 n1uerte no es L1 nadJ. {µ~ Üv); r:tcter pre.'ien(e )' particuLir de la co."a pensable justificarían el no1ninalisino,
un pens~1nllcnro dt.: nada. Jirí;__¡n10.'i. e:-; un no-pen.-;~1111ienro: aquí la negación al 1nis 1no tie1npo que aho'.}.an conrr:i L1 posibilidad de una tonatologht. La
rl'horJ de! uhjcto Jl ...,ujeto p:1r~1 inat;irlo. lJ tl1Ut'l1L' es precisan1enre l'Sa n:1d:.1., 111 uene. de."dc: este punto de vist~1. es tan poco pensahle corno Dios, el tien1po.
es~t nc:>gJción ho1nicida. ¡L;i 1nuerte no es un objeto corno los Jernás! El pen- lJ. lihert:1d o el n1isterio nnisical. :'{o se piensa el tie111po ni el devenir, pero
s;1111ic_:n¡o piensa los conceptos uno con reL1ción a otro. es decir. re!ativ1 y se pien ..;;~tn los contenidos teir1porales cletenninados que devienen en el tieJ11-
p:1nit1\·:unerHe: el pen.sainiento. corno Lt n1:1rch:1. pone.: un concepro debn- po: co 1no t~unpoco el ojo Ye. h:th!ancio con propied:Jd. la luz, la cual es tan
fl' de otro: en c.·s¡;¡ cuenta Ll rnuerte. siendo L'On10 es el no-ser toca! de todo in\·isihlc con10 las riniehL1s lu1ninosas del Pseudo-Dionisia. el ojo ve úni-
nue.-;tro ser. es tan in1pens:Jble con10 el ser. quizJs todaYía incluso n1Js. pues- can1ente los objetos ilun1inados por la luz del día. Del mismo modo. no se
to que: presupone la toralid;Jd de !a existencia para poder pensar la aniqui- piensa jarnás en la tnuertt: {en tanto que L1 muerte es un acusativo del acto
Lición_ El pensainiento de la muerte no ¡:iiensa jan1i-; la muerte a fondo y en de pens:ir. en tanto que Lt 1nuerte es el ohíeto in1nediato de un punto de
tod:ts sus Jin1en.siones, como Jeberí:i h:..t1.:cr un:.i conciencia superior que n1ira y el complemento directo de una operación transitiva llamada Pen-
;~ san1iento), pues la muerte es exact;:i.mente impensable: en cJ.mbio, podemos
'\·enc:u:i ··\~·:1dcm1;t· Cf. .-4d111onitú;1/i!S ud sp1nl11ah'111 1·1rc1111 11/i/es.
; f Jun!<"i/1111'.;. des ph1in-.;oph1sche11 F:111p1ns11111s. \\.<:"rh:<:" ( t,-;-';(1- IS-';Sl.
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pensar en los seres mort~llLs, y esos seres. en cualquier momento en que se
!os pien.;-;e ..-;on sere.'i vivo:-:. Y JSÍ. quien piensJ la 1nuerte piensa la vida. El

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:hombre está condenado a no poder pensar plenamente, a no poder cono- <le la nada es una complicación un poco mórbida ... Bergson ya había repa-
..::.:Cer más que la positividad afirmativa.de. un muerto ·1vivo y coleando! - Ya rado en este ·carácter destrucüv_o: de la inteligencia. Al _parecer el problema
que no podemos pensar ¿y si tratáramos de recordar? La obsesión de la en general no estaba hecho para ·ser planteado, ni a fortiori resuelto, ya que
memoria y de la costumbre suplirá tal vez el imposible camino de la refle- es insoluble. El indiscreto que profundiza en el ser buscando no se sabe qué
_i'{ión ... Precisamente los predicadores invitan al hombre olvidadizo mediante dimensión de profundidad, pi~éCe que contradice la intención de la natu-
toda clase de nemotécnicas ascéticas y ine'.cÜante memorándums ddecuados, raleza, que no es otra que suS'traernos nuestro final impidiéndonos pensar
a- recordar continuamente aquello-que no_ .puede pensar. ¡i'1Jemento man·! en él volviéndolo insensible é'invisible. El secreto está cuidadosamente guar-
·Acuérdate ... Sabemos qué intensidad alcanza la angustia de esta obsesión dado', hennéticamente sellado, profundamente enterrado, y probablemente
le_tal en Baudelaire. Y de hecho, una vez que nos hemos desembarazado de es señal de sabiduría no intelltar conocer lo incognoscible. Es como si la
toda pretensión didáctica, qué otra cosa nos 'queda más que la idea fija, in- naturaleza misma nos apanari de un conocimiento eminenternente contra-
cansablemente rememorada, eternamente rriachacona, infatigablemente repe- rio a los designios de Ia vida, d~ la especie y de la sociedad, así como de
tida, sin cambios ni variaciones, la idea maníaca, monótona Y. crónica ·de la las necesidades de la acción .. Efectivamente, hay algo que nos impide tomar
muerte. ¡l-Iermano, tenemos que morir! Esta llamada al orden hace las -~eces conciencia de los latidos del cor_azón y el ritmo de la respiración ... Se diría
de medltación en materia de sabiduría fúnebre. Tratándose <le Dios, tene- que una especie de finalidad protectora impide que el hombre piense en su
rnos, a falta de algo mejor, el recurso de adorar o. como el autor de los propia muerte. En esta finaiidad, Pascal no quería ver más que un diverti-
Salinos, invocar a aquel a quien no puede describirse, dedicarle intermina- mento. es decir, una frivolid;:id culpable y una huida bastante cobarde ante
bles letanías y alcanzar con esos medios un éxtasis bastante parecido a la nuestra cragedia interior: la diversión6 atrae hacia las cosas exteriores al yo
hipnosis. A fortiori cuando se crata del bajo fundamental y lancinante que inquieto y preocupado; para no ver el abismo, para escapar al vé.rtigo y al
acompaña con sonido grave los múltiples ruidos de la vida, o mejor toda- tedio, a la angustia y a la desesperación, el hombre se tapa la cara y se dis-
vía cuando se trata del negro silencio al que se reduce todo, qué poden1os trae con futilidades mundanas, -rO: EJCTO<;, con los pasatien1pos tumultuosos
hacer sino repetir el obsesivo refrán, el refrán fúnebre de la desesperación. que llenan el intervalo; deliberadamente se aturde con agitaéiones artificia-
Por ejemplo, terminando todas nuestras frases con la exclamación ¡Por des- les y superficiales. De hecho, se impide a sí mismo pensar en ~q~ello que
gracia! ... Un memento no es ciertamente un pensamiento; con tnayor razón no es más que demasiado evidente: -su \-"acio, su !2.mentab!e rr::i.d2, el inevi-
un tic no es una serie -de pensamientos; una obsesión no es una rneditación; table final que nos acecha. f..lax Scheler, por el contrario, habla de una des-
el ejercicio puede crear en nosotros hábitos y un automatismo sin que por preocupada metafísica, como si fuera este el problema que dirige nuestra
ello adelante1nos nada en el conocimiento de la muerte. Ningún progreso curiosidad a la vana profundidad ... En El amor bnl}O de Manuel <le Falla, el
de pensamiento hay que esperar por est3 \"Ía de la reiteración frecuentativa. beso de CJrmelo. _que siinholiza la evidencia del an1or vivo. exorciza el fan-
tJ.stna del pasado: ya que el gitano celoso representa a la preocupación que
nos devora y nos impi<le-vh·ir: liberado de su especrro, de su querido tirano.
~- La niuerte conzo profundidaci y corno jilfuro. de su idea fija, Candelas conjura para siempre los sortilegios de n1uerte Y de
rcn1iniscencia. ¿Pero y si la indiferente metafísica no fuera m::í.s que una ne-
Si la rnuerte a partir de la vida.es propian1ente in1pensable. ¿no .ser:.í. tal vez glioencia biológica? Pues es inis bien la fútil negligencia la que vela para
que en gener~ll no está hecha para que se piense en ella? Pero co1no no se ;p~rtar de nosotros la profunda preocupación, !a preocupación metafí-
pueJe no pensar en nada, lo mejor es sin duJa pensar en otr:i cosa. Eviden- sica del origen radical y del final definitivo. Lt despreocupación cura a Can-
te1nente el ser, por lo que a él respecta, no nos ha sido dado parJ- rneditar delas de su obsesión; pero la preocupación y la buena memoria, a su vez,

.:¡
sobre el no-ser... del que, a fin de cuentas, no hay nada que pensar; evi<len- atormentan la engail.osa sinecura. Por desgrJ.cia la preocupación filosófica,
te1nente este pensamiento total, este pensanziento infinito e.s un pensJ.rniento como un re1nordimiento secreto. reavi\·a continuamente el problerna del que
la negligencia biológica nos aparta; la despreocupación expulsa a la preo-

l
irritante y n1alsano que desprecia perniciosamente todos los intereses de la
en1piria, todos los valores relativos a la continuación, todas las tareas construc- .~ ' cupación, pero la preocupación turba a la bienaventurada negligencia.
tivas de nuestro ·bajo . -mundo. Sin duda el pensamiento de este aconteci- .
1niento sobrenatural es un pensamiento conrra natura; sin duJa l:.i fascinación
¡Bienvenida sea L1 providencial negligencia que nos protege de la preocu- pudieran ver lo que hay bajo la piel, si estuvieran dotados como los linces
p:.lción de !:i muen::::~ jBienvenida la frivolid:ld que nos J.yud:l J. vi\·ir! ¡Pero de Beocia de la cap:icidad de penetración visual, la sola vista de las n1uje-
n1::i!clüJ. sea tan1bién la Ji.:spreucupJ.ción c¡ue dc'spreci;:i la profundid:ld n1orral! res les resuharía nauseabunda ... ¡La joven y la muerte! La belleza de las rnu-
¡l'v!alditJ. la inconfesable sinecur:i. que disimula la verdad! jeres, es decir, la positividad del ser en aquello que tiene de más vital, bajo
Los filósofos no sien1pre han pecado por exceso de despreocupación. Una sospecha y ensornbrecido ya por el manto de la nada.·.. temas familiares a
especie Ue subs[anci:1lisn10 ingenuJ.mente realista les inclina a busc3r la muer- la nigron1ancia masoquista de un Baldung Grien. La Serenata-' de cantos y
te en Lis profundic.L1<les de la vida, de b. mism:i manera, por ejen1plo, que danzas de la nizterte. de JJ. que tvfoussorgski toma prestadas las letras al
. tos artistas r11ac:1bros de !:1 Ed::id 1\.Iedia imaginabJn el esqueleto detrás de la conde Arsénio Golenichtchev-Koutouzov, ha dado a esta relación blasfema
ap:J.r!enci:1 CJ.rnal, el rasero gesticulante de la muerte detr3s de los radiantes una intensidad turbadora. No sólo el rostro arrugado de los viejos, como es
rostros de i:1 vidJ., '/ e! rictus sardónico dc'l difunto tras la sonrisa de la juven- natural, nos habla de la muerte, sino tarnbién la lozanía de las jóvenes, lo
tud. ¿LJ rnuene est5 encerr:ida en el inrerior de la \·id:i co1no ese horroroso que ya resulta paradójico y escandaloso. El viejo lo expresa directamente y
ccinco dentro del rostro del que es b osan1enta? De todos modos ese crineo la joven indirectan1ente. D~1do que la belleza es la pres_encia por excelencia
oculto es nuestr:i preocupación. Ese cr:íneo es en cierta forma f:l idea fij;i de y el grado rnás alto de la perfección morfológica. el pesimismo alimentJ. con-
!a radio.scopiJ n1J.c1bra. ¿Quién sabe? J.Vlelanco!ta es quizás el non1bre que tra esta obra de arre un rencor particularn1ente encarnizado, Un odio parri-
Durero d;iha J. esa prcocupJción inconfesable. La oposición es diametral en- culam1ente ·sac~ílego. En los clarividentes dotados de la doble mirada fúne-
tre la preocupación Je Durero J' la despreocupación de R:i.fael: Rafael está bre, y atentos a la segunda .. nautr. .ileza,., el desdobla1niento llega en ocasiones
co1nplt:tJ.n1enre volcado en el niño, en JJ natividad, en la esperanza y las hasta el dualismo: la muerte en ese caso no es ya únicamente un menosca-
pror11esas de futuro, en la positivid::td r..idiance del color y de la luz· ni anaus- bo del ser, sino incluso un anticristo y un contra-principio manique.o. En El
tia ni segundJs inter:ciones en este mundo de la prin13veral sin~cura: ~in­ caballero, la ;nuen-e y el diablo, Durero desdobla al caballero que es el sím-
guna clesconfi:inzJ contrae las sonrisas de las mJ.donas, ninguna inquietud bolo de la energía afinnatiY:J. y de la positividad vital. 8 Sat5.n y la n1uerte re-
en1p:ula el esplendor de las c:.irnes, ninguna preocup:ición vela la serenidad pn::sentan el engrosamiento de la doblez mióntica que el cuerpo Y la anima-
de !J. inocenciJ.: la J.ngusti:i de la decadencia no envenena la bienaventu- ción del ser disirnulan habiru:i.lmente a nuestros ojos; la nada que es !a sombra
rada alegría de la vida. Por el contrario, el arrist:i mac:ibro, el artista de las de la vida ton1a entonces cuerpo. Así es con10 Gaya confrontará cruelmen-
civili~.:iciones necrófil.Js e.:\.Lrae de la posüividad visible una negatividad supra- te a las jóvenes con los viejos. El dualismo se convierte en diálogo en la
sensib!e que a su vez hace visible y manifiest:i. Lo ;V1acabro es precisarnenre Fibula de los eres muertos y de los tres vivos. 9 Ante el grabado de Durero,
!J. insignificante intrusión del final n1etJen1pírico en pleno intervalo. Y desde Nietzsche pensaba en Schopenhauer, y tal vez tuviera mis razón de lo que
este punto Je \·isra ¿no puede consider:::irse Ja pintura filosóflc::i. con10 Ja éi creía. En efecto. el ro1nanticismo pesimista. Schelling y Nietzsche rnismo
re\'eLición de nue.srr:1 oh.sesión. la c'pifanía Je una solicitud que no tiene se dedicaron a descifrar tras l:i plenirud radiante del paganisn10 una reserva
ningunJ. n..>alidJ.J pListicJ. o c~trn:.il y que conrurha nuestr~1 confiada inge- n1ent~11 de 1nelancolí~1 que ensombrecía IJ. risueña positividad; pensaban que
nuid:id cuando aflora :t la surcrficic de !::t apJ.rienci:i? La preocup:::ición n1a~:J.­ 1:1 tragedia griega expresa ha esa preocupación oculta corno una. filigrana en
bra hace que ernerjan ~t l:.i !uz Je! día las tinieb!J.s que estaban oculr:.is. El el follaje del optimisrno. El pesin1is1no a menudo no es más que una lectu-
feJi¿ Jbig:1rr:11niento de L1 \'ic..la y Je bs ap:1riencias n1ulticolores y 111ultifor- ra invertida, o incluso per1:ertida del futuro: en !J. positividad ten1poraL_Scho-
n1es no es 111js que un:i _...;<;_'rie Je vari:..lcione.s sobre un único ren1J. n1onótono: penhauer no quiere ver 111:."ts que negación y enr.:trecimiento de la existen-
e! sinie.:;tro ten1:1 Je L1 lllLH:::r1e; el negro es el telón de fondo de estJ Jiversi~ cia; la presenci:.1. se transforn1a en ausencia. De una for_n1a n1:.is generaL el
da~ ~olicron1:1: el :.u11orfi.s1no es el fund:J.111ento de esta pluralidad polimorfa. pesimismo cree de::;cubrír en la rnuerte una especie de profundidad invisible
I-{u1z1nga. en el Oto1lo efe fa Edaci 1Vledia.-:- cita una frJ.se Je Odon de Clunv o críptica que se oculta b:1io las apariencias visibles: la muerte es el reverso
rnuy cJ.r:1cterísti<.:a de !J Uohle 1nirJ.cia i1naginJ.riJ. de los .Ylac:.i.bros: .,LJ. hellez;
dei cuerpo esc:í tod:i. ella concenida en la piel. Pu~s en efecto, si Jos hombres
:-; Cf. B;ddun~ Gri.:ri. ~La J[1111 t'f /(1 _fe111u! filk.... -Lu _\Ion et lc1 ¡emme- (Mu.seo de Ba.sile:il. Le L/1e-
niliei: sa.Jit1ncl'eet fa mo11. C[ Ernst Rertr:un . .Viet:::sche. E~s,1i de 11~vtbnlo/.¡ie. Petr:i.rqt1e y ..-\nge Po-
7
Tr:1c.J. 1·r. p. !ú Huizing:i. lnh:1n. F.! Otn1ln ele la f:dad .\Iedia. Tr.1d. )osé Caos. l-'t..1 ed .. _\bdrid. ll!ien h;1n tr:ttado .:stt: tern:i.
-\k111z:1 :'Lii1on.d. !')'!ji
'' Ih1d. .p. l 71.

~-j
... , metaemplrico y la profundidad de la vida; nadie ha visto jamás directamente belleza invisible, escuchar la voz del silencio y, a través de esta voz, la o[[a
. : el misterioso anverso esotérico de este revers_o, pero quizá lo vislumbramos música, la música inaudible que se escucha con los oídos del alma, percibir
;indirectamente, comó hemos podido vislurribrar Ja ofra cara de la luna, ·esa en fin la verdad interior. Ei jaleo de la Kitezh me;nor es perceptible por 'el
·que, desde el origen de los tiempos, permanece oculta a nuestra mirada oído humano; pero las campanas de la Ciudad invisible e inaudible, los celes-
directa. Más aún: la sobrenaturalidad mortal, según el pesimismo, es como tes carillones de la Kitezh pneumática se dirigen a los hombres dotados de
un relieve interior de la positividad vital. El sentimiento de la muerte implica la doble audición. La 1nuerte ronda... Gabriel Dupont da este título a su oncea-
. sin lugar a dudas una desconfianza hacia.la precaria naturalidad: así es como va Hora doliente: de hecho, la muerte ronda en esta vida segada por la tisis
la pyrsona que se preocupa, gracias a una especie de clarividencia radios- a los treinta años, como ronda .en la habitación de Melisande, en. _el quinto
;cópica, vuelve diáfanas las pantallas más opacas y ve la burla de Ja máscara acto, y en los Cantos y danzas de la muerte <le Moussorgski. El_ hombre camal
. 'ósea a través del recubrirniento carnal y bajo el destello bermejo de las carnes piensa únicamente en lo que ve. Pero el hombre profundo, al ver a los pre-
vivas; ahondando y hurgando bajo la apariencia. perforando la corteza, pene- sentes, piensa en-los ausentes, piensa en lo que no ve, en lo que ya no está
trando a través de la envoltura, poniendo al descubierto el reverso del anver- aquí, y que quizás ya no exista en ningún lugar, ve por tanto, a su manera,
so Y el otro lado de las cosas, encontrará una espantosa osamenta que la aquello que no ve, ve lo invisible con la visra del espíritu: esta vista sobre-
epidermis disfrazaba: por tod~ verdad, lo único que hallaremos en la oscura natural o suprasensible penetra según Platón rnás allá de las apariencias peli-
·profundidad es un monstruo agazapado. - Esta negación hipostática_, incluso culares y se opone a la percepción de estas apariencias como la clarividencia
en el interior de la vida, ¿es algo más que una met:ífora o un mito? Lo que supralúcida a la sin1ple visión, co1no la intuición inteligible de la esencia a-la
Bergson decía <le la nada y Spinoza del mal habría que decirlo también intuición sensible, como la vÓTjm~ a Ja Opacrt~. Gracias a este don_radioscópico
de la muerte inmanente. La muerte doméstica, aquella de la cual Rilke dice de la segu_nda visión y mediante un segundo movimiento de su espíritu, el
.que habita la vida, sólo e~ Un principio en el mismo sentido en el que el clarividente descubre una segunda naturaleza que es tal vez la prirrlera, que
silencio es un lenguaje: uria manera de-:hablar de los poetas que transpor- infiere o reconstruye bajo las apariencias superficiales, que está ya latente y
.t~ndo la posltiv_idad son()r:3 al orden de .las grandiosidades negativas, se ima- como presente en filígrana en la actualidad del dato inmediato.· Hay algo más
ginan escuchar la voz-del '·silencio; del mismo modo que por superstición el que la actualidad anodina de esas apariencias; hay una dirnensión de pro-
substancialismo hipostasía el No intra-vital de la muerte; ese fantasn1a Inito- fundidad que-el sal.sttalis-ta frívC3lo trata c-Gm.o--si fuera tln-es-pejismo, pero que
lógico de _una muerte literah,nente subyacente n¿ proporcionará jamás un el hombre serio toma en consideración. Lo concebido más allá de lo perci-
contenido a la filosofía del·~~::~~S:_á __de Ja· müerte, puesto que el pensamiento bido, no otro es el principio elemental de la preocupación. - La forma tem-
de la muerte citerior es- un~:p¿.ns<imie_nto vacío. La muerte de Brigge que poral de esta profundidad es nuestra aptitud para desbordar el presente, para
clama al cielo ¿no-es-.acasC.i. li-Vida? tener en cuenta aquello que no es todavía, pero que será, par;:i concebir el
La muerte intr:i-vital es por lo tanto un f:inras1na; la plenitud del ser es en futuro, lo posible o lo inactual, para especuL1r sobre un porvenir cuyo de-
todo mon1ento perfectamente densa y posíti\·a y no se enrarece jarn::ís. A venir verificari el a<lvenitnienco: pues la futurición hace aparecer a su debi-
pesar de ello. negarse el derecho de especular sobre la n~1da de la 1nuerte. do tien1po un::i. verdad que virtuahnente ya estaba presente. En otros térnli-
con el pretexto de que esa nada es impensable) es poner en duela la leo-iti- nos, la previsión es la forn1::i. ten1poral de 1-a clarividencia: la segunda visión
midad <le un pensamiento filosófico en general. Teniendo en cuenta la ~~ra de nuestra doble vista es una visión no ya a traués o por debajo, sino de fren-
positivida<l \·ital. el nominalisn10 indiferente es t:ln sirnplista con~o el realisn10 te: es una visión prospecriva <le las consecuencias, más que una visión pe-
trágico. EJ insulso fenomenismo y el nomin:11is1no hacen poco caso de este netrante de la esenci:.L L:i conciencia penetrante- profundiza su visión, pero
somhrio po¡te que es el gran golpe <le efecto de la existencia. A su vez. el la conciencia sinóptica y previsora extiende su horizonte en torno al instan-
actualismo. que es la forma temporal de este nominalismo, considera nulo te puntual y consigue ver algo más que la punta de su nariz. En el orden
el futuro. El nominalismo sólo estaría en lo cierto si la concepción se redu- -.e práctico. la temporización es la consecuencia <le la temporalidad: el hombre
jera a la percepción y la idea a la imagen. L:i posibílida<l <le sobrepasar los precavido tiene la ventaja que Baltasar Graci:ín llamaba mora, 10 es decir, la
datos inmediatos de la percepción actual no es el privilegio, sino el derecho
del hombre razonable. El hombre razonable y profundo est:l dotado <le un í._ ventaja de la moratoria y el aplazamiento dilatorio. La conciencia previsora,

talento especial que le permite_ ver el entrec;ijo de las cosas, contemplar la l -


-
10 El discrefo(()r:írnlo 1n.anu:il\: <:ncre otras. m:íxima l:'\2.

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,_..,,.
!:i concienci:1 fronétíc:i, es una conciencia preocLipada por el mañJ.na. Bioló-- igualdad de condiciones con la tempor::ilidad inquiet::i; pero la desconfianza
giz::u11crHe, b prcocup:iciún es inherente ::t !a cerebración como la migraña no puede ser descan:ada con el simple pretexto de que la toma en conside-
al ce:-cbro. Cronológic:1n1ente, L1 preocupución es et est:ido de una con- ración de la inexistencia - la inexistencia ten1poral del A. ún-no y la inexis-
ciencia ocupada Je an¡en1ano por aquello que no existe todavía, por la pre- - tencia actual de la esencia - es una diabólica perversión, una perversión
sencia ausente Je ~tquello que más tarde seri. Del mismo modo que la visión inquieta. ¿No será después de todo la sabiduóa de la incuria la más profunda
de !:J. esenci::i. lnvisible es l:i par:J.doja met::ifLslc1 clel sexto libro de la Repú- sabícluría? El Evangelio nos pone el ejemplo de la inocencia de las golon-
hlicn. :lSÍ la prev!slón ~1nticipJcl::i. es !a paradoj:J. moral que el Fileho opone a drinas y los pinzones que no atesor..in ni ahon·an para su jubilación de pinzón
!:J. insu.nraneidad hedonista. La preocupación es el precio que hay que pag:ir o golondrina. Mn µ2p1µVllmí1"t sli:; TI¡v a\Jp1ov .11 Mil µucwpi~soBc. 1 '.': Y nos insiste:
par:i. dej:ir de ser rnens n1ornentanea o protozoario mental, o, como decía Cada día trae su afán, que no es por tanto una inquietud puesto que es el
poco n1J.s o n1enos el f'.ifeho, par:i superar el es[adio de molusco. L:i felicidad af:ín del día, el af:ín de la hor:i pasajera; tengamos hoy el afán de hoy y n1a-
es L1 preocupación cli.:I p!:icer. Con la condición ele no pasar por encima del ñana el de maflana ~y no hoy el de mañana o el ele pasado mañana; comed
presenre, el hombre ::>e cornpL.1ce con su plJcer con un:.t complacencia sin cada día el p3-n del día y no os preocupéis por el que con1eréis mañana.
tJcha: pero se inquiera por el 1nar1::ina y por l:.ts consecuencias de ese placer. Esto es lo que repiten, de acuerdo con el EVangelio, los abogados de las
E\·iJencen1enle !as consecuencias del placer no están in1plícitas en el pla- golondrinas, Fénelon y Kierkega-ard. El fabulista, al contrario, aboga por el
cer rnJs que \'irtualrnenre y sólo p:J.ra nosotros. Pues por mucho que palpe, insecto preocupado y por la precaución, por todos aquellos que acumulan
hu.stnce, ~1u,c;cu!re rni placer, no encuentro en su s::ibor afecti\·o el nienor cuidadosamente provisiones con \·istas a un invierno todavía lejano: cruvá-
s:J.bor Jnricip;iJo del futuro dolor que, al pJrecer, n1e amenaza, la rnenor alu- youmv ei.i:; 6:rc:6i)Kai:;. Un:i sabidurí:i instintiva, .una sabiduría de gorrión, no es
sión a la enferrned:.icl que se n1e anuncb.: el dolor ele estómago no esti del todo sabiduría. ¿Los gorriones del Evangelio serían rnás sabios que los
an:.díticarncnre implícito, ni siqu!era a título de presentiiniento, en la calid:id zopencos del Filebo? Ll condición parJ. que un niño pueda jugar J!egremente
del pL1cer que experin1ent:1n1os J.] probar un plato nocivo pero delicioso; y sin preocuparse por el Inaiiana es que alguien en sü lugar prevé y provee
t:.unbién '.l \·eces preferiinos irnJginar que este dolor se nos da por ar1adi- el día de n1aii.ana: la condición par3 que la sabiduría ele la inocencia pueda
durJ en concepto de c'.lstigo. El ::igr..ido h:J.bLt el lenguaje unívoco del :igraclo, sobrevivir es que el adulto inquieto que tiene al lado se preocupe de su
sin :-;obrecntendidos .. '{es únic;:in1ente el rienipo el que nos tr::i.er:í las re- subsistencia y de su seguridad; ¡después de todo, es la inquietud la que pro-
percusiones de! pbcer. A.hora bien, precisatnen[e el hombre inquieto y rj_zo- fesa la sabiduría de l:i despreocupación! A decir verdad, una existencia
nab!L' es :1qucl que. expcrimen[anclo placer, no piensa en ese placer. sino rnomentánea o puntuJl apenas bastaría para un ser monocelular: ¿cómo se
en t'! Jolor que ese placer pres::igi:i: no piensa en el placer evidente y pre- lJs ib;i a arregL1r el gran n1etazoario pensante que es el hombre? lo menos
sen[e que experirnenta. piensa en e! futuro ineviden[e de un dolor que no que puede decirse es que la profunda \·erclaJ racional de la preocupación
expc·riinent:.i: con10 [Odo el n1unclo s:1be. !a buen~¡ :;alud es un estaJo pre- y la profunJa verdad superfici~t! de la clespreocupación son Jos vercla<les
c:triu que no presagi:i n:1J'.l bueno: ¡si la s:tluJ es buena. hay que e:npez:ir contra<licroria.'l y por tanto i~ua!tnente \·erclader:1s.
:1 prc·o,:up:1rst:~ Por !a rnisrna razón el pe;;i1nista r:tzon:ible es aquel que, L;_¡ preocup:1ción por e! futuro e.'::presa en Ldtin1a instancia el presente-
cuando h:ice buen rie1npo. no piens;1 en ese buen tiempo. sino que piensa por-venir ele !a rnuerte. puesto que la 1nuerte es el suprerno porvenir y el
con preocup~1ción en el fururo n1J.l tien1po que ese buen tiernpo anuncia; futuro de todos los futuros. La inquietud que produce la profunclicb.cl secret1
o...'n \·c'fJno no pien:->a en el verano, sinu que y~t esr:1 pensando en el otoño tr:1Uuce en últin1a instancia la pre.:;c'ncia au:¡ente e invisible de Lt 01uerte,
qut: k· :->eguir:'i: la inquietud es e! pen;;:Hn!enro ~1ntlcipado del ocoño en ve- puesro que L1 111uerte es. en nuestro fuero interno, c-1 secreto n1ejor gu::ir:-
rano. Allí donde una n1ens rnon1entanea .sólo oensar:i. en la hora 1no1nenta- <laJ.o. L:i. angusti::i ele! presente se lLuna Futuro; y la angusti::i ele! día ele hoy
nen. en e! tiernpo que hace mon1en[inea1ne~te, en el tiempo ~rnereoroló­ se l!am:i Mañ:ina y la angustiJ de 1nañana PasaJo mañana: pero la angustia
gico .. !a conciencia inquie[:.1 [iene una :J.cepción del tieinpo crónica en su ele las :ingustias. esa :1ngu:-1ti:1 elev:1da a la mixirna potencia que podrían1os
....:unjunto. L1 nube Je la inquietud nos ensornbrecc el cielo sereno del ve- llan1ar :J.nsied:J.cl, !:J angustiJ JifusJ. la angustia últin1a, en fin, se llarna l'vluerte.
r:Jno: es la .rn:ib. concienci:i Jel placer que rurba !a pureza del goce ingenuo.
La Jesconti:inza puede sin duela ser coinbatida por la confi:J.nza, que es una 11 .\lak'n. 6 ..«
Cil~l·nci~l !rr:idi:tda :dredeJor de la percepción '.lton1ísti~J.. y que se n1ic.le- en 12 Luc:1s. !2.C''
Y como esta extrema angustia es la más lejana, es también la más subterrá- < determinados índices sospecho~os y significativos que se trata de descifrar;
'°:;:~nea, pue~ est~ en_ el fondo de toda profundidad. Es por lo _tanto la angustia - se mantiene firrne contra la dist_racción que-derrocharía su esfuerzo o haría
.de todas las angustias en las dos dimensiones a la vez, por detrás y por de- temblar su puntería. La pesquisa consigue su' Propósito cuando se estrecha .
')ante. Las dos dimensiones son por_ lo dernás estrechamente interdependien- se aguza en torno al punto 9_nic_o que constituye el blanco .del hombre pru-
,- _ tes: pues porque la muerte es el futuro más alejado en el tiempo es por lo :-~ dente. Por ejemplo, el detective que repara en tal o cual circunstancia que
· ·-::que es el secreto tnejor guardado. Este secreto y este futuro es una hipoteca ha descubierro su mirada; el ps.icoanalísta atento a cualquier lapsus simbó-
·-sobreentendida, inconfesada, informulada, que grava la presencia del presen- lico, a cualquier acto fallido que, pueda facilit;ii:- la interpretación de un caso;
' te y el presente de la presencia. En cualquier caso la invisibilidad, la ausencia o más aún, e( médico que trata.: de interpretar-la_ respiración sospechosa, el
. radical, la inexistencia misma de la muerre en el seno de una vida positiva estertor anormal, el síntoma revelador del que dependerá su diagnóstico.
_no son en absoluto razones para decretar que este problema es uri seudo- El hombre prudente señala con el dedo el lugar exacto del dolor... que no
: problema. Más bien al contrario, del misrno modo que el tiempo, ese impai- siempre se encuentra donde el paciente lo localiza; la prudencia dice al
' - pable, el no-ser de la muerte, es el objeto filosófico por excelencia. Pero, paciente: es aquí, aquí es donde anida el mal; aquí es donde se aloja el dolor.
como todos los objetos filosóficos, y quizá todavía más, es un objeto dudoso, Evidentemente el dolor n1ismo nunca se lÜcaliza únicamente en el punto
fugaz, evanescente. Evidentemente la tentación de localizarle en ciertos dolorido y en las terminaciones nerviosas, sino que irradia todo alrededor y
momentos críticos o privilegiados de la duración vivida es grande. Por ejem- se extiende por superficies n1ás o menos ampiias: puntual en su origen, de-
plo, podríamos entreverlo aprovechando el envejecimiento, cuando la viene evasivo y aproximativo para el que lo experimenta ... Así el clínico
positividad vital es tan transparente y tan delgada que tenemos 1~ impresión sabe, cuando es necesario, renunciar a los síntomas patognon1ónicos dema-
de estar leyendo la muerte al trasluz en los rasgos del moribundo, del mismo siado evidentes para tornar en considerdción la totalidad del organis.mo, in-
modo que se adivina tras un rostro enflaquecido por la enfermedad el crá- cluso si es necesario la totalidad del complejo psicosomático. A pesar de
neo de muerto disimulado por las carnes. Todo esto es comprensible: la todo, el dolor reside en alguna parre; y la enfermedad, por etérea que pueda
muerte parece ser especialmente reconocible en el umbral de la supre1na llegar a ser, está raramente privada ele todo substrato anatómico. En cuanto
prueba, porque se tiene la impresión de que entonces podr5. captarse su a la muerte hay que decir que co-ncierne al todo de nuestro ser. Y aunque
mens.:tje in fraganti. Ya veremos, cuando llegue el momento, como esta espe- toda enfermedad pueda llevar a la muerte; la iñortaliila4 por .sí misma, no
ranza es vana. Si hay "revelaciones de la muerre~, para emplear la expresión es una enfermedad; tampoco es, corno la neurosis, una anomalía especial
de León Chéstov, estas provienen de la vida misma mucho más que del últi- más o menos accidental que aflora, con síntomas y señales caracterís_ticos,
mo ~uspiro. El dogmatismo del sentido común, en su ingenua curiosidad, a la superficie de la psique ... Nonnal y patológica a la vez, la n1ortalidad es
espera evidentemente resplandores, revelaciones in extremis más o menos la enfermedad de todas las enfern1edades, tanto la enfermed::id de los enfer-
parecidas ;i las confesiones de última hora que puede hacer un condenado rnos co1no la enfenned~1d de los sanos. la enfern1edad de aquellos que «tienen
a 1nuerte... ¡Si al n1enos aquel que va a morir pudiera finalmente divulgar algo» y la enfermedad de aquellos que no tienen nada y no les duele nada,
el enig1na! De hecho, no es la finalización lo que constituye el desvela- la enfenne<l~t<l de los que 111oririn a los treinta años y la enfennedad de los
miento de un secreto, sino que es la continuación lo que constituye la reve- que inoricin ele viejos a los noventa aiios; ;la muerte es la enfermedad de la
lación de un misterio; y ese misterio se nos. est5. revelando en todo mo1nento salud! Cornpleta1nente natural. cotno lo repüen a coro Epicuro y i\tlarco Aure-
durante el intervalo, cualquiera que se::i la edad de la vida y por alejado que lio. Lucrecio y Epicteto, y ~1 pesar de todo siempre patológica. consubstan-
esté el instante revelador del último instante. La muene no se oculta. con10 cial a la hon1ínidad del hon1bre, y sin emhargo sie1npre extrJOa a l;i esencia
el ladrón, tras una cortina que bastaóa con correr... Por eso la reflexión sobre de la criatura: tal es la enfennedad indeterminable que llan1an1os mortalidad.
la muerte no tiene nada en común con una concentración de atención: la aten- Esta maldición difluente que se derrama sobre el destinO del hombre o, para
ción, y sobre todo la ;itención sensorial, designa el lug::ir en el espacio: es lla1nar a [as cosas por su notnbrt\ ~sta finitud creadora, exige de nosotros.
<lecir, que señala, localiza, determina con la mayor precisión posible, en abs- no ya propiamente hablando una atención concentra<la, sino más bien un
cisa y ordenada, la presencia del objeto o la fuente del ruido; esa es su cua- cieno abandono ;i la intuición. La meciitación de la muene, si es que existe,
lidad analítica; al ::icecho de los detalles, espía, acecha, escruta o ausculta; no puede ser más que e~to: unJ reflexión dispersa y que no teme, como
su vigilancia se ejerce sobre deterrninados ohje~os especiales o sobre teme la atención, ni !a distr:.1cción ni e! arrastr:Irse de dispersión en disipación:
(1()
l:i tensión y· contenc!ón del espíriru '/la inrtensidad de la visión se vuelven la enfermedad constitucional que ll::imamos finitud. Por lo demás, la muerte
secL:nciarias: ¡que no :1os vengan con mirac.b::; inquisitorias, reflectores que no es la desventura excepcional de cienos hombres, ni la eles.gracia de cienos
b:.irren el esp:.icio y cie[ecciones minuciosas de síntomas! i\-o se ;iusculta a de.shereelados, es una n1aldición común para todos: el hombre es atacado
un enfern10 en plena s:.dud; en cambio, el oido del alma puede, con su au- no en tanto enfermo o torpe o desprotegido, sino en tanto que hombre, o,
dición pneurnácica, escuchar los sobren[endidos en suspensión en la masa por decirlo de algún otro modo: alrrüs Ka8' aú-cóv; lo que significa: el hombre
de la positi\·iciaJ viral. lfna palabra, es verdad, se repite a menudo en las es mortal no ya en tanto en cuanto es esto o aquello, no ya por varios moti-
páginas que Tolstoi consJgra a !:i 1nuerre - y es precis:imente la palabra de vos- y en tales o cu::i.les circunstancias, sino que es mortal absoluta.mente,
l:i ob(etivid:1J: Vnirnanié, la Prudencia. En su lecho de muerte, la segunda esencialmente, morral pura y sin1ple1nente: íá:rrA(ú;! Las enfermed:::~:..:~--;;_;:.::2W1,
n1uerra de Tres nzuertos es toda prudenci::i.. prudencia severa y majestuosa; J a la manera de ser: la muerte aniquila el ser de las maner::is. Como l:::. ;:::2.~idad,
al describir, en Ana Karenina. los últimos instJ.ntes de Nico!as Levin, adviene j según los Apóstoles, no quiere saber nada de la -npocrüJTtOAT\\j/Ía, es decir: no
la expresión fij:1n1ente concen[rad;i de 13. nür.J.da. u T3.l vez esta lucidez ana- tiene preferencia por nadie, no torna en consideración ni el estado ni la situa-
lítica. objer!va y atent:l es efec[ivan1en[e un privilegio del moribundo. del 1 ción social; es inherente a la condición universalmente humané=en. g.f'.neral;
rnoribundo atenro a aquello que, in extren1is. se decide a devenir señal..
Pero p:.lra no.so¡ros, hon1bres del lado de ac:í, las señales siguen estando
1 del mismo modo que "la guardia que vigila los accesos al lou_vr.f",._1no pro-
tege a los reyesl Es el ser de la criatura el que está limitado, no _t::-'.! ·e1 .,hacer"
n1istcrios~llnt'n[é diluidas en el conjun[O del de\·enir. Claro que hay una aten-
ción :i la vid:J.: esta es por excelencia L1 positividad vital que exige !:J. vigi-
1 el que es culpable. A ciertos teólogos no les molestaría en abEol•..n.c horrar
toda distinción entre la maldición y !a rnala suerte, entre la fataliC-.d y el fra-
!
lanci;_i ;_iten!a y L.1 inirada escrutador::i.: es el vigor de la vida lo que nos exige =- l caso, y se representarían de buena gana la mortalidad como la con,.,- '11encia
la lucidez intens~1. Pero no h:.iy atención a la 1nuerte: hay más bien una calma ~~--1 de un castigo. Y una vez mis se banalizJ.ría la inuene reduciéndola.a l..l::> cii-
de todo t'.l espíritu. una caln1a concedida únicJ.menre al car:ícter evasivo de mensiones de un fenómeno partitivo y empírico. El absurdo del final se oy:-,-
la tar:J. inJetenninad:l. de esa enfern1edJ.d vaga llamada mortalidad. De don- ne a los desengarlos de la continuación. corno la miseria metafisic.a se opone
de resu!t:1 que b n1eclir:tción de la muerre no es un1 especi:J.lidad técnicJ. li- a la desgracia personal. '{ la n1ortalidad, no sólo no es nunca en-tanto-en-
n1it:1da :1 Lll clase de[erminada de fenón1enos y reservada a tal c:i.regoría par- cuanto, sino que ni siquiera, hablando con propiedad, es la razón de nues-
ticubr d1_:· in\·estig:1dores: esta meditación. que no es en definüiva m:.í.s que tra preocupación: del mis1no n1odo que no ad1nite ningún quatenus. tam-
un:i cierr:t rn:1nerJ. general de considerar !a tot:l!idad de la existencia, es li- poco responde a la pregunt1 Car. ¿Por qué esa frente preocupada? la respuesta
tcr:1!inente. con10 el J.rnor, asunto de todo el inundo; todo el mundo es com- ·porque tiene una enfern1edad del hígado" es perfectamente una respuesta,
pctence. y n:tdie detenta el n1onopolio. y- si hablarnos de b. preocupación que ;isigna la causa determinad:i y circunstancial de la preocupación: el
de b n1th::Tte. e.s un poco por e[ gusto por la n1et:ífor:i.: la rnuerte. rropia111ente Porque neutraliza efectivan1ente el Por qué y responde a la pregt1nta. Pero
hahl:1nJo. no es ninguna de es:is preocupaciones clererminada.'i que ahru- !a respuesta "porque !\eg~tr:í un día en que tendri que rnorir" no es una res-
rn:in nues1ro futuro. nuestros pro\\:'Ctos o nuestra c:11Ter;i. En prin1er !uo;:i.r puesta. pues es una respuesta que responde con la pregunta rnis1na, ya que
la prLocup:H...'iún. lo n1isn10 que l;s enfern1edadec> nervios~1s o las enfer~~e­ e! Porque nos devuelve a! Por qué: ¿acaso no es la necesidad dt; rnorir la
cL1de:) cont:1gios:is, tiene sien1pre un CJ.r:ícter 1n:is o rnenos sobre:1ñadido v esenci:i nlisrna de la vida? Deber 1norir no es por t;:into, propiamente hah!ando,
·Jd\·enricio: :uJL'lll:is Lis preocupaciones son n10/estias que perturh:in :1 Jlgu'- un n1otiuo ele preocupación: !a n1uerte es 1n:.í.s hien la fuente de todas las
nu ..; en LtZ<.>n de su salud. Je :;u oficio. de su pobrez:1. de su:-; sinsabores con- preocupaciones en1píricas y n~lturales: la muerte es la preocupación preo-
~·ug:1!t_·..,: \- L·n fin. la prt.·ocupaclón. [ipo espeL'i:J] de inquietud. coincide tan cupante y lo que d~1 a tocl~1 preocupación su dimen::;ión tr:ígica: por eje1nplo
bien con su c:tus:1 que elb. misr11a !lega J. ser Ja caus:.l .. La rnuene por ::;u una tensión alta, un soplo en el cor:izón. un exceso de urea son 1notivos de
p~1rte es Lt Je ....;dicha univcrs:i[ y !a enfermedad difusa. '( anre todo !a muerte preocup::i.ción porque iinplican un~t posibilidad de 1nuerte; pero no es direc-
repn:'.'iLnr:t .;-.:! h:tndicap en cierro modo in1p:dpable o. si :-;e prefiere. L1 i1n- ra1nente !a 1nuerte lo que constituye !a preocupación. Nlás aún: las preocu-
ponderahle tara que pesJ sobre la exisrenci;i: es;i deducción en el origen, paciones empíricas que :ilborotan en el escenario para divertir a la galería
esa hipocec:1 de:-;conCJ.dJ. ele J.nternano. y todo ello desde el n~cimiento. es son mis bien la coartad::i. de una angustia [ejan·J y mis profunda: estas son
paraclójic::i.mente las preocupaciones que representan la verdadera incuria
de Lt providencia: es el :1jetreo de !a preocupación lo que nC?s pennite
';.Cubrirnos con el impehneable de "la verdadera despreocupación. Los reu- de la efectividad de la vida en general, po~ el sirnple hecho de que ·la vida
·. matismos y los impuesto_s. son una-_auténtic:a ganga para el hombre ansioso: es la vida, y n_o__ .tiene __nada q_ue _ve~__c:9n tiles _() Cll_ales -~aneras circu_nstan-
'como simples eufemismos, sirven ·para desviar la conversación, alimentar la ciales de existencia. El ligero -velo- dé 'li melancolía~ -que la anguStia morral
. cháchara que nos impide pensar-en- nuestra miseria,. localizar en el momento deja caer sobre nosotros, no tiene na<;ia en común con el-enjambre de preocu-
Oportuno la angustia difusa. LO mismo que la septicemia es más fácil de com- paciones que acosan a una conciCn_c"ia atosigadá_ por las inquietudes.
·- ·batir cuando se localiza en_-un absceso, así la a'ngustia generalizada parece Corremos el riesgo, al_ buscar la muerte.más ácá_ de 18: muerte, de no encon-
benigna cuando coagula-y, ·se ·deposita- en preocupaciones concretas. ~nver­ trar nada. A primera. vista, en efecto, -todo ipe hab_la del ser, y nada me habla
samente, la angustia metaen:i_pírica -de _1:3. muerte carece literalmente de preo- del no-ser. Todci me ha_Qla de la _vída, hast~ l~. idea :misma de mortalidad;
'.cupaciones o despreo'c·upaciones. -Las preücupaciones motivadas divierten nada me habla. de _la _muerte, ni_siql!iera l_:i; filÓs9fía de-la_ muerte. La \rida no
a· Ja angustia inmotivada; Y-vicevers;i; la angustia innominada, e incluso inno- pregona Ti)v 'toí3' 8avá1-ou Oó~a;v, la vtdi-_nü nárra_ Ja, glorii de la· muerte, la cual
'minable, es el origen tácito e "invisible de las preocupaciones nornbrables ... no tiene nada _de glorioso, la Cl.,Jal no tiene brillci nt esplendor: la vida sólo
., (:No es tranquilizador poder bautizar uno- su enfermedad? El nombramiento cuenta la gloria de la vida, Ti)v 8ól;ccv 1:0Ü ~lou; la--vida sólo pregona las mara-
·conjura los sortilegios temibles del peligro indeterminado. Como es innomi- villas de la vida y el triunfo de la vida. La vida sólo me habla de la vida y
nable, la angusria sin nombre es también inconfesable, y por otra parte es de íos vivos. Es la positividad obligatoria, y estamos de alguna manera conde-
inconfesable sobre todo porque es inmotivada y porque un ser dotado de nados a la inquebrantable plenitud de esta positividad; por mucho que
razón no confiesa de buen grado aquello que no tiene motivos ideológicos. nos empeñáramos en enrarecerla no lo conseguiríamos: esa calle ajetreada,
la angustia inconfesable es a las preocupaciones confesables como la mala esos castaños cuyas hojas juguetean con el sol, esos gritos· de niños en el
·conciencia a los escrúpulos asignables y designables. La mala conciencia jardín, todo es continuación positiva y presencia pura, y la nada, sal_vo para
tiene que ver con los hechos consumados: es el fardo de un pasado vergon- un espíritu echado a perder, no es visible en ninguna parte. Se necesita sin
zoso que pesa sobre el presente. La angustia de la muerre, en cambio, tiene duda una cierta dosis de perversidad metafísica para pensar lo contrario. La
que ver con el fururo; apunta no ya a un hecho consumado, sino a un aconte- \·id:i, en este sentido, es citerior completamente y de cabo a rabo: sí: hasta
cimiento por venir, y por lo tanto a un porvenir; no tiene que ver ni con los bordes, hasta el minuto cincuenta y nueve de la onceava hora, hasta el
problen1as ni con deberes. Habida cuenta de que nuestro ser total está aquí último segundo del úitirnolilirlLHO, hasw ·ci último-instant-e ·de- ios -últimos
puesto en tela de juiGio, nuestro ser y no nuestro tener ni tales o cuales de momentos, la vida está aquí abajo: en el 1nás acá en el que nos encon-
nuestros actos, la angustia de la muerte es un pudor de morir y no una ver- trarnos, ninguna señal material viene del más allá ni presagia otro mundo,
güenza: se tiene vergüenza de haber hecho, pero no hay ninguna vergüen- un mundo de ultratumba. Pensar de otro modo es puro delirio de interpre-
za en ser de condición mortal. La preocupación se preocupa cuando una tación, algo propio únicamente de visi_on::irios y de espiritistas ... Es inútil
gran nube negra ensombrece la calma del buen tien1po: pero la ~1ngustia se husc::i.r aquí abajo vestigios sirnilares a los 1ne[eoritos que caen de mundos
alarma por !J. relatividad del buen tiempo en general y deplora el carácter Jesconocidos: inútil intentar captar en este bajo mundo 1nensajes ele ultra-
provisional de todo cielo sereno. La materia vacía. la materia sin materia de turnba, en este bajo inundo 1nensajes Jel otro. - l:' sin embargo la ausencia
nuestra sorcL.1. y general preocupación, es pues la negatividad que, en últi- y lo posible, en este caso, deberían considerarse nulos. En realidad, el mi':imo
ma instancia y en definitiva, cierra los caminos del porvenir. borra el lejano texto puede ser leído al derecho y al revés: basta para ello con una inver-
horizonte. i1npide a lo::; ho1nbres el hacerse serios y vastos proyectos. o aco- sión itnperceptible que, sin descubrir propiamente hablando un te."'<tO críptico
meter proyectos a largo plazo, les impide ernplearse a fondo y sin reservas. oculto bajo el texto visible. corno en los paHn1psestos, sin revelar no sé qué
es decir, nos desanima a ir hasta el final y tocar los extremos (pues la n1uerte, n1ensaje misterioso escrito con tinta simpática, cambia completamente el sen-
acontecimiento último, es ella misma ese extremo). O dicho de otro modo: tido de la vida; así como pesimismo y optimismo son dos lecturas inversas
la mortalidad es la sombra del cuadro, y la 1la1namos entonces la Alterna- de un texto único leí<lo bien por el filósofo Pésiino. bien por el filósofo
tiva; se dice que no hay felicidad perfeaa, que no hay felicidad que dure, Óptimo, lo mismo todo nos sale bien o todo nos sale mal según la manera
que todo optimismo Eiene un regusto de amargura. Esra limitación implícita, que tengamos de abordar y de interprecar el libro de la vida. Nada me recuer-
esta secreta insuficiencia, no es una desgracia palpable o accidental que po- da a la muerte, y todo me la re(.""Uerda: nada tiene que ver con ella, y todo
damos acusar expresarnente: parricipan n1ás bien de la quiddidad. e:-; decir, tiene que ver con ella: ¡lo que C"n el fondo viene a ser lo n1ismC!! Este es
~-
fr'i
.precis:.in1entc:- el c:i.so de Dio::>. Los teólogos nos acostumbr;in ;i la idea de distintivo de la sabiduría consiste mis bien en una manera remota Y des-
que si n:.idJ. sob<c L. Licrr:1 h:.ib!:i Je Dios ni pronuncia su non10re (pues cada preocupada de tratar los intereses citeriores de la existencia intramund~na,
cos;i só!o habl:i de sí n1isrn:J.). toda !a creJción, en otro sent!do, da testimonio en una nivelación desdeñosa de las grandezas de aquí abajo, en una c1eíCa
sobre el CreJ.<lor, c:J.nta .':iu gloria, enrona sus a!abanz;is, n1anifiesta su esplen- adiaforía respecto· ;i todo aquello que no sea la única cosa impoíCante; esa
dor. reveb. su invisible presenci:J. ... ¿Qué digo? Cuanto más ausente esté, más cosa absolutamente innominable tiende a minimizar, incluso a anular .en una
presente est::i.r:í. La in\·ersión tiene lugar p;iradójicarnenre de un exuemo a vulgar nulidad, los intereses líliputienses de moscas y pulgones. :riinero
otro. e.s decir. to¡::iJinente. Ll ornnipresencia es una formJ. pneu1n:ítica ele la consideramos el descubrin1iento, en la positividad vital. de una realidad ne-
-presencia. Si Dios h:J.bítara en a!gun;i paíCe, estuviera escondido, por ejemplo gaüva de la que sería la inversión; sospechamos a continuación, de acuer-
en el fondo de un:J. gruta de Eriopía, si fuera, en un;i palabr;J, localizable y do con el fenomenismo, que esta inversión bien podría ser el fruto de una
esp:ici:J.lrnente situ:1b!e, en Luirud y longüud, los habitantes de la Tierra ten- especie de peroersíón 1naniquea; y ahora la realidad citerior de la m~erte se
drí:in !:1 pos!bi!id:.id de: ir a verlo, y se convencerían ripida¡nente de que este nos aparecerá n1ás bien co1no una cierta conuersión moral de la vida a su
Dios es uri ch:J.rla[:Ín o un vulg:J.r fetiche; pues un fetiche, como cualquier propia y secreta interiorid:.id. Paradójicamente, es esta convers.ión la_ que
otro objeto, esri allí donde est.í., y no en otra paíCe: como la torre de Pisa nos proporciona serenidad: como era la superstición de la plen1tu~ Vltal "!
en Pis:i, el toro F:irnesio en l'-Lípoies; etc. A.quello que est.:í presente en alguna el rechazo a reconocer la sombra pro_i,:ectada, unidas al brusco descubr1-
parre o c:-o un pun[o deternlin:ido est:í ausente en rodas !as <lem5.s. E inver- rniento del enemigo oculto en nosotros, lo que engen.draba el enloque-
sarnenre. est:.í. en tod:is p:lncs Jque!!o que no esti en ninguna paíCe: ubique- cimiento y el des;isosiego. El vi'>O que ha sido convertido a la muerte en
llltSCJlUlln, ral es !:.i situ:ición desconceíC:Inte, contr:J.dictori:i, trans-espacial vida no pasa su tiempo de modo diferente a co1no lo pasa el profano; sus
ele[ :I!rna con re!:.lción al cuerpo, y de b. vitJ.lidad con relación al organismo; asuntos no son diferentes, ni tampoco sus ocupaciones: sólo el énfasis Y la
tal !a presenci:.i :.iusenre e.le !a tnonalidad con rel;ición a !J. vitalidJd. La furtiva ilunünación de su devenir ;i parecen transfigurados.
rnuerte no est:.í encerrada en l:i vida como el contenido en un continente, la
joy:J. en un cofre o e! veneno en el frasco. ¡No! Ll vida est.:í a l::J. vez investi-
da y penetr::id:.i por la n1uen:e; envuelta por ella de c:J.bo a rabo. emp:ip:ida 3. Eufemía e inuersión apoj'ántica.
e ünpregn:J.da por e!!:i. El que e! ser hable única1nente del ser y la vida de
i::i vid:I es debido únican1ente a una lectura superficial y den1asi:ido lite- Uno no puede evitar el pens<lr en la mueíCe ... o el aparentar que se está
r:..11. La vid:i nos habl:i de la muerte, no habl:i de otra cosa m:ís que de la pensando en ella; y nos atreveríamos a decir que una intuici~n muela de
muerte. Es rn:ís; de cu:ilquier cos:.i de que se tra(e, al menos en un sen(iclo esta dimensión mióntica t:.il vez no nos está del todo negada. Sin embargo,
se esr:í rrar:.in<lo de- l:.i n1uen:e: h:ib!:ir de cualquier cosa. por eje111plo de la uno puede evit:ir hablar de ello. El obsticulo del lenguaje adquiere formas
csper:.inz:J. sígniflL:l hahL1r ublig~ttorian1en(e Je L1 1nuen:e; habL1r del dolor diferentes seg(1n se trate del n1:ts aci ele la n1uerte o del instante 1nortal.
es h:ib!:ir, sin no1nbr.JrL1, Je la n1uene: filosofrtr sobre el tien1po es. inedianre .A.ntes de hablar de lo inenarrable según el inst:Inte. va1nos a habl~1r sobre lo
el rodeo de Li te111por:tiiJaJ y .:.in lLunar a !:J. n1uerte por su no1nhre. filoso- innominable y lo indecible del ~1cá de la muerte. Lo indecible se refiere
far sobre l:..1 rnuerre; rneJirar sobre la :1p~1riencia. que es una n1ezcl:.1 ele ser evidenternente al carácter \·ago, confuso y difuso. a la indeterminación misma
y de no-ser. t:s linplícitarnenre meJir:ir sobre l:i inuerte .. ¿Ac:tso 1:.i ilusión del aconteci1niento que ~1corta nuestro tiempo \'ita!. Hablar significa decir
oo tiL'ne :J.!go Je ¡nióntic:i? L:.1 1nuerre es e! clen1c>nto resiJu:J.! ele cualquier alao esto o acuello, sirviéndose de vocablo.':i uní\'OCOS: el equívoco en cam-
proh!en1a - y:t e:,e~1 e! problcmJ. del dolor. el problen1a ele l:J. enferme<l:J.cl. o bi~ ~s un jueg~ bien p:ironírnico. bien hornonírnico, y se define. por relación
ci prob!ern:J del rieinpo. cu:J.nclo uno se decide fin;.1.!n1ente a Jl:im:ir a las cosas J. un lenguaje icleahnente no ambiguo. El carácter evasivo de la tinirud morr~l
por su non1bre, sin circunkx¡uios ni eufemisn1os. ToJo me habla ele la rnuerte .. es como un desafío al lagos, si !:i vocación del lagos es determinar Y prec1-
pero inJin.::c[:1n1L'nte y con pa!:ibras vel:iLLts. rnedi:J.nte jeroglíficos y sobre- s:ir. P:.irece in1posible, o, tnejor :.iún, una acrobacia y una auténtica proeza.
entenJiJos. L:i \·td:i es la epifanía Je la mueíCe, pero esta epifanía es :ilegó- ~expresar~ el sentido brun1oso del mortal no-sé-qué: ¿acaso est? tiene alg~n
ric:i, y no t:J.utológic:i: son las alusiones las que hay que saber comprender. significado? En Ja interjección ¡Por desgracíd. se ;:idivina el depnmente hastro
Ll intelección de es:is contr3.señas rncxiifica ele c;Jbo :i rabo el paisaje ele la de esta nostalgia. Los hon1bres pronuncian esas dos palabras cada vez_ que,
\·ic.la. Lo que l1:1ni:1n1os rL·sign:Jción J' de !o que h:J.cemos :i menudo el rasgo directa o indirect~unentc. ;;e tract de la muene y de l:.is desgracias ligadas a
,~.
l1
·~·t
(J(l
la muerte: el envejecimiento, el tiempo irreversible ... Sin duda ¡Por desgra- señalar la mismidad de la n1uerte, enumerará al menos sus adjetivos,_ epíte-
-_-.cia! expresa ante todo el carác_ter incurable de nuestro mal: pero esta enfer- tos y n1odalidades: al no poder alcanzar_ lo inefa_ble d~ la -'~ors_ipsa'. ·se co~te~-­
Ínedad desesperada es por añadidura Una enfermedad -indeterrninacla e in- - tará con una filosofía adjetiual .o circunstariciil." ¿ACa.So ras Cifcii1fstiI.nC'üiS
,nominable. -¡Por desgracia! es una reticencia y, en cierto modo; un suspiro no estío hechas para el circunloquio que describe su 'prudente circunferen.-
,sin palabras: se supone que todo el mundo comprende instantáneamente cia <ilrededor de la mismidad sin jamás posarse en el13: ni perierrar·ell'élla? L~--,
_. estas palabras que son una alusión imprecisa a nuestra miseria~ estas- pala- quiddidad de la muerte, en esto, se parece a la de lá·Creación,-de la.-_'liberta_~
,_--,-. Pras después de las cuales ya no hay nada más que decir, estas palabras que v de la cualidad: ·no se puede alcanzar el misterio'-ina1Canzable· de ·la crea~
siendo tan pocas dicen en cambio tanto. Hay al menos tres maneras de-eludir ~ión. pero en cambio se pueden contar anécdotas 'y~é:úent?S's.obr~·~1-~re_~dor,
,el obstáculo de la indecibilidad: la primera es el eufeinísmo;· la segunda la o describir con complacencia a la criarura; y asiffiisffib ·se-pueden Contar anéc-
inversión apofántica, y la tercera, que será la nuestra,- la conversión a lo íne-:. dotas sobre los músicos sin penetrar en la esenCia .-de-lá ffiúsica.-Hay·una fi-
j'able. Ante todo, se puede evitar el pronunciar las palabras de ese problema losofía anecdótica de la muerte que díluye el problema ·en los reliitüs edifi-
_____ t~bú ... ¿Y si por casualidad el discurso sobre la muerte trae· mala suerte al cantes y las charlas piadosas: nos habla por ejemplo de'lo:S tnuertos ilustres
ten1erario, al sacrílego que-osa decir lo indecible o sólo nombrar lo innomi- y de la vida de los m:írtires; la enu1neración de los plácitüs tó y de las últirnas
-r:iable, después de haber osado pensar en lo impensable? ¿Si aquel que habla palabras hacen las veces de metafísica. Biografía, doxografia, psicología e in-
de la muerte es castigado precisamente con la n1uerte? ¿Si se muriera por ha- cluso socio!ooía son de este rnodo algo así con10 variedades de la perifilo-
blar de la muerte? ¿Si, en una palabra, el objeto se volviera contra el sujeto sofía. Las perifrasis de esta t~lnaro}ogía ....periféric1 representan la flo-r Y nata de
para fulminarlo? Pues el sujeto pensante, el sujeto que habla, ¡después de la perifilosoffr1: llamémosla. puesto que bromea de esto y Je lo otro, la filoso-
todo es mortal! Para aquel que se convierte en persona en el sujeto del ver- fía-a~propósito. *La vía indirecta del eufemismo, los rodeos de la peñfrasis,
bo "rriorir", la rnuerte, digamos, no es un objeto como los den1ás objetos los zigzags de la conversació_n son otros tantos subterfugios para evitar el
püesto que de repente transforma su discurso en silencio) puesto que la rnovimiento rectilíneo que designaría, con una designación transitoria, el co1n-
negación n1ort?.l deviene efectiva1nente homicida. - Es el eufemismo el que plemerlto directo llamado n1uerte. In1aginemos al desconocido de negro,
nos evita la palabra nefasta. el que esc1n1otea a los oídos pudibundos el portador del n1ensaje de la inuerte, que penetrara de repente en un salón
escabroso monosílabo: lo sustiruünos por !a palabra de al lado, como aque- abarrotado:-se -abre paso a través Ge las paícfJ.s-remolfn-eani:es, atraviesa en
llos que carnbian amor por tanzbor, e invocamos, en lugar de a las furiosas línea recta la pista donde se baila al comp::ís del vals, y llega hasta el señor
Erin}as a las benévolas Euménides de !a muerte. El deseo de Sócrates, al final de la casa para transn1itirle lJ. palabr:i faral, la palabra que no han conseguido
del Fedón.1~ ¿no es precisamente morir É:v f:Ú<prlµio/ A los discípulos descon- esca1notear ni los torbellinos del baile ni las conversaciones superficiales sobre
solados se les recomienda por tanto la eufemia como una condición de la el destino. Esas conversaciones son el subterfugio de la alegoria Y de la eufe-
eutanasb. La Rochefoucauld dice: La muerre es con10 el sol. no se la puede 1nia: gr~icias J ellas. el ho111bre an1ecJrentado por lo inno1ninable quecJar.'.i al
n1irar de frente. Pero 1nirándola de lado, nür:íncJohi cJe sosl;iyo. quizó.s perci- 1 narg~n de la cuestión. - Pero ha y otro rnecJio, m:is radical todavía, de eludir
ban1os algo. E! nf-/(ldo,'~ o el :irte Je tergh-ersar, es la prin1er.L escap-Jtoria la n~isnüdacl Je !a n1ue11e: ese tncdio es el silLncio; antes que hablar de otra
del hombre ante lo inefable. - 1· esta es l;i segunda: el lenguaje se queda en cosa. de esto y de aquello. el pudor ~1conseja no hablar en absoluto. ¿L:.i eufe-
la periferia, ntpl, como dice Plotino cuando habla de Dios: en su fobia del 1nia no es ~tcaso ta1nhién el fasto silencio y el 1nutisn10 de un recogin1iento
1nonosílabo riefasto, el hon1bre da vueltas alrededor de la palabra en \'ez de sin palahr:1s? El silencio es la n1ala conciencia del hablador. del 1tOf~ú/i..aAo<;
deslizar.se a su lacio; las perífrasis o los circunloquio::;, describiendo sus círcu- parlanchín y prolijo: el n:rórico se c~1l!a ante el pensJmiento de la rnuerte; lu
los y sus an1bages. ~unortizan el golpe a una conciencia tímida que prefiere n1uerte reprin1e los discursos, ahog::i. los discursos en las gargantas di::;cur-
no recibir de frente la significación letal. Oblicuidad y gravitación son una seantes. itnpone silencio, o al n1enos reticencia. al horno loqucL"C. El locuaz,
y otra táctic::is corrientes en el ironistl y en el rebu.scado. Dicho de una forma
más general, aquel que renuncia a habl::ir Je la tnuerte en sí n1isma, o a
l<> Entre , 1rros: l<!S Sllints dCsir~· de fa ¡¡¡¡¡rf, p<lr d R. P. Ldemant. 'i." eJ .. Bru:;ebs. 1713.
• Pbifos¡¡pf!ie-ú-prr;pu.>. juego de p:dahr:is. La tr:i<lucción de ú propos por a propósito pierde b-
1-1 Fedón. tl7 d. rnent·.thk·n\en'"" los otros signiflLtd\l,-; del término propos (palabra. d1;1r!a. conversación. etc. l. a los
1
~ Cf. lgor ~travlnski. (}1r'n11iq11es lÍt' nu1 l'il'. 11. p. !(12. qu•· .J:tnkL·IL·\-itch q~kn:: _-,in dud:¡ :iludir. (N. 1.kl T_)

(1')

'*
éfuc r:irnbi2n es un candiJaro :.i l:J. n1uerre, h:1 hecho con la muerte el siguiente en último extrerno, se confundiría con la inmovilidad. Aderr1ás, un decres-
p·Jcto: no h:.1bl:u de- :1que!io qu~ roJo el rnundo sabe, hacer como si tai cosa; cendo gr:idu:ll no desembocar:í jamás en algo distinto. La muen:e, según los
/-=1sí corL1 de r:iíz l:i retóric:.i de L1 n:uerre_ ¿Ac150 la elocuencia de! silencio filósofos del decrescendo, e.5 lJ sin1p!e in1agen vinual y el pálido suplente
no h:icc honor :1 lo indecible? - El pacto de eufeinia, engendr:indo aproxi- de la vida, lo mismo que la nada, según la filosofía de la privación, es un
maciones y rnalentendldos, no es, h:ibl'.1ndo con propiedad, ninguna solu- simple déficit del ser. Por eso los artistas de la Edad Media representan con
ción: en realicL1J es rn:is biC'n un:.i consigna, consigna de silencio o de conve- toda naturalid:ld a !~ muerte con10 un espectro o un doble del vivo, con10
nil'.ncia_ y unJ t·icción de la que lJ. r11:1b. fe no est5. nunca completa1nente un sosias del hon1bre de carne y hueso, co1no una irnagen en el espejo. Chas-
ausente, y un ¡:ipujo instig:1do por lo indecible misrno. L.i filosofía apofática, tellain titula un poema n1acabro El e~pejo de la rnuerte.. .2º La muerte, ahna
por el contrario. es un:.i estratagerna filosófic:i. en pena y leve soplo, ¿acaso no es entre los espiritistas el doble fantasmal
lJ filosofí:1 :tpofitica parece conden:::ida a la vez por lJ. imposibilidad en de la forma visible? En realidad, esta filosofía Je la privación, substituyendo
que nos encontLtn1os Je enunci:Jr direct:imente la negati·vidad mióntica de !;is escalas cuantitativas por las diferencias de n:lturalezJ, es por lo mismo
L1 n1uene y por nuestr:J i1npotencia para expresar otra cosa que oo sea la una filosofía de las analogías antropon1órficas o biC?mórficas que hace de la
positi\·iJ-:id vlt~tl. L.1 neg::Hi\·id.'.ld .:ibsolutJ. no se prest:t, por lo Yisto, a una fi- supervivencia rnisma una 1nanera de infra-vida. es decir, un::i vida disminuida,
losofía neg:Jti\·:1. \"o obsrante no deberíarnos confundir la verdadera filoso- atenuada y enrarecida. Tal los infiernos de la Odísea, réplica: mortecina de
fía neg~itiva, que es ::iquelL1 Je la :1ntítesis contradictori::1.. con una filosofía L1 existencia terrestre, tal ese infr~1-rnundo subterr5.neo en que un Aquiles
~in~dógic:t de L.1 contr:JrieJ-:id. L:1 1nuerte. :i pesar <le las sin1etrí:Js órfic:ts, no apenas esbozado h;J._ce p;irej~ con el Aquiles de carne y hueso del in~ís aci,
es lo controrio de !a vida: oo est:í en1píricJ.rnente opuesta a la vida, con10 donde todo es bn1ma y hun10, eco n1onecíno y pilida sombra: allá abajo,
lo son ios dos ex1r-:·n1os de un n1is1no género: la diferencia que los separa la Jnimación del mundo de la carne se reduce a un imperceptible estre-
no es en absoluto de sin1ple gra<lo. Era Leiboiz el que considerab:i vilidas n1ecitniento, :l un rnurrnullo. a un pianísimo. Ese mundo que no difiere
las gr.1cL1ciuncs csc:tlares: el vi\·o y e:! n1ueno dife1ían con10 el Wlis y el lYienos, dci n1undo e.le aquí abajo rnás que por su débil exponente ¿es realn1ente otro
o co1no el n1Js gr~u1Je y e! rn:ís pequei'io; y en ei Feclón hay generación n1undo? No, ese otro mundo no es :i.bsoluran1ente otro, sino relativa1nente
(·¡ÉvEatc;) Je un contrario :1 su con[r:trio, siendo los interc:ln1bios entre esos otro: es por tanto rel:Jtiv;:unenle el n1ismo. A fortiori, la inverslón del iviás y

e, ,
correJJ.[OS con1p:tr:tble.s :1 un proceso au111ent:ltivo o diminutivo, a wi~Ucnc; v de! iVIenos es compietan1ente metafórica: la n1uene no es en ningúo caso el
1
:i c.p t01c; - y resuit:.indo !os con1p:lrativos EÁaT1ov y µt"i:Sovlti de un proceso rnoJelo o el original del que la -..-iralidad sería la copia. Bergsoo in\·eaía la
gr:..1ciu~1l. 'EK cZuv Evav-rlwv 10 Evav'!la ;i~rvE1aL. o\ilorir y doblegarset<J son de in\·ersión del Titneo, y hubiera sin duda ll:unaJo a la eternidad una .. jmagen
es[e ;nodo, en Platón, dos cambios progresivos Je la misma narur:ileza. Si lrunóvil del tiempo", xpóvou ElK<.Üv Ü'.KtVlÍTI): si la vid:l no es el arquetipo posi-
l .. ¡ no-ser. o n1cjor ~uJn e:! inenor-.'ier de L1 inuerre se mezcla aquí :ib:ljo :1 li\·o y el parangón que la 1nuerte in1iraría. la n1uene :i su vez no es el paradig-
flUt:.'i[fO .'it'L tor_kl gé'nt:ro de tr:1nsÍCÍ01leS COnrinu~ts rueden preludiar a la 111:1 d~l que L1 vida sería un~1 in1:1~c'n. La Jiferencia que los separ~t e.s radical.
extinción con1pk'Ll. El dL\·cnir del \·i,·o e:; él n1isn10 un ser hor:td:1do por el l:1 n1uerte. c¡ue no es el cuntr~\riu t.:'1npírico de b vida. ~es al 1nenos la con-
no-.-;er. un ser v:1'-·io y lacun:trio: Li Jens~1 p!enüud e.':' interpret~d:i como vacui- tr~1dictoria lógica y la negaciOn di:n11etr~tl? la contrJ.Jicción. :il 1nenus. JJ.ría
LLtd. u cun1u f':1b:i plenituJ: el ScT te111por:1L con10 un:l pleJra porosa. esti cuenta de l:i difereocia Je n:ttur~tlcza: explic:irí:J. por qué esta con\·ersión de
lleno de c:1vid:td'-'S y de posibles qué disn1inu)·en ::i·u densi<l:ltl: pues est:is rodo a todo (o 111:.ís bien de todo a n~Hl:t l no puede ser más que repentina.
cxc~1v~1clones L"!'! Lt positi\·td:1d dl'i ser correspunden a una clis1ninución En re-::didad, e! no-vivo no es el 1nul:'tT(): el no-\-j\·o es 111:.ís hil'n Lt 1nateria
pro~re:-ii\·:1 Je nue.:i(Cl \·irali<l:i(.L - :\horJ bien, no ILty forrn-:i e.Je desconocer bílita. que jan1is ha est~t<lo ,·iva. \"i\·:i. la lll:ltLria no ha csrado nunca. tnientra.'J
n1i.s cornp!era1nerHe 1:1 mec:ibola radical ll:lmada 1nuerte. Aunque sólo fuera que el muerto ha cesado de vivir: L1 n1:lteria ya no es. y la tnuerte tcunpoco.
por !1) rl'pentlno de su !leg'.lJ:i. la 1nuene no puede provenir poco :t poco Este .fomnon, sin anul;ir la distJocia infioita. rnetafisica, vertiginosa <le la
dL' un decreSCc'ndo. ni Je un Jirninuendo. ni Je un ral!entando infinito que, 1nuerte :l b. vida, repre:;;enta Lt rl'L!ción 1nisreriu...,~1 y par:ldójic~1 que se establece
a pesar Je todo entre los dos ténninos Je la contradicción; el 1nueao. para
1- Fn/1;11. -¡ b
IS F,•¡{¡;!/ -¡¡ t"
2n CJ. Ci_-.--\ Bn1nellt. Je{/17 <.i1std <'f le-_\fi1n11cr de.< thtme.v 1.[.t" .\loyen .'\ge-, l\J"iú. PP- ')(1-l 1'7)_ CJ..>;-
... ¡:,.,¡,,;¡ -¡ \
1cl t:~ t;1111hlén ;1u¡or dt.· .~/;(•1..:11fc d('S f>e<.:h,'11!'<
_)~egar a ser lo que- es, ha debido pasar por el terrible umhral del «morir": la Serenata, donde la 1nuerte aparece disfrazada de la primavera y del
~orno el nacimiento, la- muerte es en efecto la incomprensible metábasis y a1nor, la i\tfarcha guerTera con la que la n1uer-te celebra su triunfo: la muerte
e_l tránsito a un orden distinto; y es necesario entende'r que la aguda con- es por turno danzarín fflácabro,- "nana", amarlte honiicida, general. .. En las 1

;_ tradicción de estos térmir:ios_contradictorios, lejos de volver inexplicable la barcarolas lúgubres de 1882 que Liszt tituló Góndola fúnebre, la barca habi-
mutación cualitativa, la._ condiciona y la hace posible. Mediante esta reserva, tualmente destinada a p'asear a los amantes se convierte en la ridícula gón-
__la muerte es en efecto _inás- bien una vida "'lU_elta del revés que una vida en- dola sóbre Ia -que el baiquero Carente hace cruzar la Estigia a las almas de
rarecida, y más b,ien una no-vida que una infra-vida. Puesto que la muerte los difÚÍltos.' Este orden al revés, en la medida en que resulta de una trJ.nspo- ··
,r r.o..·.n_o es la sombra proyectada o ·el reflejo de la vida, puesto que no es su fan- s'ici6n-líteral y\-uxtalineal del or<len al derecho, sólo se le puede llamar átro
tasma ni su jcono, _¿será;quizás el anverso especular, el reverso y el anverso órden ert fa nifsri:ta medida que al <lesorden se le puede llamar otro orden, ·
a la vez? En el- Último día de un condenado, Victor Hugo iinaginó un mundo ·y al infra-mundo otro n1undo. Contradecir es con frecuencia una n1anera de
al revés donde la luz provendrla del cielo y las esrrellas serían puntos negros irn,it::if:· rio pór-ser más indirecta estJ. fonna de imitación es 1nenos servil, y
sobre un fondo dorado. .. La verdad es que no encontrarernos la muerte ní en su igribrancia de la alteridad del otro no es 1nenos graye. Tanto para el que
los infiernos ni en el Infierno: en los infiernos no hay m_js que nada y no- copia co1no para el que hace lo contrario, el_ inodelo sie1npre es. el 111odelo.
ser, en el Infierno no hay más que el mal trágico y la desesperación. El im- No basta con invertir las cualidades positivas de la vida para ohtener. comO
perio del mal en Plotino no es únicamente un mundo subterr:ineo, sino un en un cliché, las de la n1ue11e. No: no encontraremos el otro mundo como un
uni,·erso al revés y un he1nisferio Je las :i.ntípodJs: el contra-principio de n1undo al revés en las huellas del inundo al derecho; una.inversión 111ecáni-
este mundo n1alo, los principios al revés y las jerarquías nocturnas que depen- ca y sin1plista <lel n1ás acJ nos hace ir a ren1olque de este más ac'i. Lo_ rnismo
den de ellos son la inversión del cielo al derecho y del cosn1os al Jerecho. que la contrariedad, la con[radicción no nos permite entrever nada distinto:
Un principio está contradictoria1nente encargado del no-ser. y el hen1isferio el reverso del <lerecho es del n1is1no orden que el derecho. ¿Y acaso el de-
nocturno don<le reina el príncipe de las tinieblas hace juego con los princi- recho no ha sido sien1pre y en todas partes el único sisterna Je referencia?
pados de luz. Este dualismo es más bien un sin1plis1no y un n1aniqueísrno. Ya se la re:iflrn1e o se la contradiga, uno no puede elud_ir nunca la iniciativa
¡Y a<lemás el mundo de la noche tarnpoco es el rnundo de la muerte! Si del inás aci. - Si hay por t:1nto una filosofí::i apofántic:.i Je la n1uene. esta no
renuncian1os a ver en la n1uerte un pálido calco de L1 vida, no es para tratarla consiste en ahsoluto en -pL1nrear prirnero la \.id:.1. y :a continuación y en se-
ahora con10 si fuera u_na parodia de esa n1is1na ,-ida. L:.i caricatura es en gundo lugar anularla de un golpe por la acción asesin:.i, tajante. nihilizante
efecto el /enguaje habitual de lo 1nacabro: como las danzas rn:.icabras rerne- del n1onosílabo 1Vo: la n1ue11e no es propiamente hablando una 110-uic!a en
<lan las danzas de los vivos, y con10 la burla siniestra <le! esqueleto es una el sentido dogn15.tico en que el no-ser proYiene del ser cuando se le supri-
paro<lia sarcástica de la risa, así el _repugnante Virago que, en la E<lad í\'le<lia, 111e la positivi<lad. o en que l:i presencia intnediata111ente percibida. <leviene
pt:Tsonifica a la rnuerte es una in,-ersión grotesca de la 1nu¡er. ¿Acaso la repul- una ausencia 111e<liatan1cn[é concl:'hida cuan<lo se vacía el lugar que esra pre-
sión no es lo n1isn10 que l-:1 atrJ.cción pero al revés? Los scherzos y czardos sencia ocupa. ¿Ser:.í la n1ucne el lugar que ha quedado vacío un:t ,-ez que el
1nacabros de Lbzt, con su entrechocar de huesos. representan ese juego lú- No ha <le.salojado, borr~1du. contradicho al Sí cornple[an1ente afinnativo de
gubre Je la p:tro<lia sacrílega: los staccatos y los pizzicatos histriónicos de la existencia? ¿Es la rnuerre. pura y sí1nplen1ente, un lugar desocupado?
la Danza macabra re1nedan las no~as del Dies irae: J\tiefistófele.s. en la SiJ~/0-
n fa fausto. no tiene reina propio: no hace 1nis que burlarse, ri<liculizar.
defonnar Jos ten1as Je Fau~to y Je J\·Iargarit:L <lesa!entar a la confianza y al 4. b'/ 1Vo-sery e! ,\lo-sentido.
an1or con sus muecas; Satán, que representa el espíritu de la Burla. reina
aquí sin riv~l, corno reina en las cuatro versiones Je! Vézls 1l--lejl'sto, en la Po/- No po<le1nos sin en1bargo poner en <luda que la muerte se3 un no-ser de
ka _Jfejisto y en el "Infierno" de la Sin}Ollia Dante. Puede suceder que el todo nuestro ser y el no-:-cntido Je la esencia. y qul' esta negativi<lad-lín1ite
n1undo al revés surja ante nosotros no ya con10 una parodia, sino con10 un plantee a- una filosofía negativa Je la muerre dificultades particulares. Una fi-
mun<lo trágico: los sublünes Cantos)' dan:::ns de fa nzuerte de Moussorgski losofía negativa de Dios ,puede concebirse. pues no seda más que una filosofía
nos harán escuchar sucesivamente el Trépllk de la n1uerte. la Canción de negativa de la positivida<l suprerna: pero una filosofía negativa de la nega-
cuna. que asocia tr.:ígicarnente la cuna y la ruinha, el nacin1iento y la muerte. tividad ahsolur:.L ¿no es en L-~unhio un auténrico desafío( Que el Cn:ador .'il'a
~;.

;jh'.
i:ishunhrahle en su cre:ición y en sus cri:i[uras, o que esté rnás allá del ser no una pura y simple nadería! ¡No una nadería de nada! La Superesencia es
e incluso de Lt e::>encia, represcntJsJ. siempre l:i plenitud J.firn1:itiva y el -·~v1ásH n16.s bien, como dice siguiendo a la Cábal:i Angelus Sile-sius, una Supemada.
de todo lo cre:iJo - pues üenc el rnisn10 sentido y es del mismo signo que Para enunciar la Deidad de Dios y la Super-deidad de esra Deidad, se hace
CSl:l positi\·idad: en el prirner c:iso, es el principio de todo lo conquistado necesario recurrir a una paradoxología más hiperbólica tod:J.vía que la de
sobre ei no-ser y sobre !a inexístencia; en el segundo, serí:i más bien el prin- los neoplatónicos. Diferentes metáforas pueden sugerirnos esta desconcer-
cipio de todo lo que se rebela conrr~t la no-esenci:i o lo inesencial, que re- tante contradicción de una nada que lo es todo, de una Supernada que es
siste a la neg:tción y dice no J. ese no: !o divino serb. en el prin1er caso el Superesencia y potencialicJ::id de tod::is l::is posibilidades: la libertad mióntic1,
rechazo de la n:iJa que: Jestruye al ser, en el segundo, el rechazo de la mate- dice Berdiaev,21 es una nada a la busca de un algo; el abismo sin fondo es
ria que nihíiiza :1 l:i esencia. Dios. ante todo. es par:i nosotros como la fuen- el fundamento de las esencias; así como el donante metaempírico no es él
te fecunJ~1 de! ser - 111ejor todavía: la tierra abonada en que este ser echa mismo el que dcna, del mismo modo el fundamento n1etalógico no tiene
rJlces. Si [)íos es no-ser, es en t:into que es Ser supremo. en tanto que está él mismo fondo; Dios es una especie de nada abisal, y sin embargo la ver-
por encima y rn:.ís :dij del ser: el Cre:idor del ser debe ser infinit::imente más dad no se abísrna en este abismo, ni se hunde en este precipicio.. El tér-
y n1ejor que e! :;er: no y~1 mi óntico sino hiperóntico: ::iquel que da o confiere mino Ungntnd, en Boehme, expres:;i t:il vez esta misterio.Sa coincidencia de
no puede ser r:l n1isn10 !o que da, ni lo posee previamente para a conti- los ·contradictorios: aquello que funda l:i >-"erdad es ello mismo insondable,
nu~1ción Jarlo (corno un propiet::irio que hicier:i donación de .sus propie- es decir. sin fundamento: n1eíor aún: sólo es fundarnento primero porque él
d:.idcs): ni siquiera puede decirse que lo posea prin1ero; pues prin1ero lo da, mismo carece de fund:unento. En una palabr::i. el fundainento infundado es
lo d:i ::intes de poseerlo, y !o hJ.ce ser en el Jeto mis1110 por el que lo da; lite- ' principio, u origen: dicho de otro rnodo, es a la vez comienzo y donación
r:1!111ente, ¡da lo que no tiene~ El f-Iacer-ser no tiene ser en sí mismo, pues-
' ele sentido; instaura el sentido, y nos sirve para explicar el origen radical de
¡o que cre:i el ser. y !o crea d:índolo. De fonna parecida, la fuenre resplarr- las verd:J.des eternas y de los posibles. Negativo. Dios sólo lo es rrpCx; iiµCi.c;,
Jccicntc del esplendor es eila misn1a oscura: el principio luinínico que ilumina con relación a la razón hurn:.ina y al discurso hun1ano, síendo toda deter-
tod:15 las cosas con su luz no es luininoso él n1isn10. H:ibl:indo con propie- minación sensible o pens::ible una limitación de su inn1ensidad y un des-
dad. l)ios. siendo con10 es pur:i don:ición. no e_\·fste: o p:ir::i repetir :iquí un n1entido a esta inmensidad. En sí mism:i. esta positividad ernpírica o inteli-
barharisrno Je Lccbniz: sólo lo inexistente es ·c:'xisten[ificable~; el H3cer-ser gible es m:ís bien l:i verdadera negatividad: no es por tanto de extrañar que
sin ser, el puro din:unis1no sin dimensión óntic::i sólo puede pronunciar: ¡Fiat la positivid:id suprema la rechace y reniegue de ella.
Es.,:;r} ¡Que cu;J]quier cosa sea en gener:il! Este blen infinitamente bienhechor, L:i. muerte, por el contr:lrio, supone la transposición ella rnisn1a negativa
esta generosid;JJ ln:igot;JbJe de! :Jeto puro, est~1 bon<l;JJ n1il::igrosa y entre- ele la negaEividad divinJ: L1 1nuerte es a la vez la negación pura y simple de
g:1da por cornpleto que hace decir :il Tilneo. cuando hahla del den1iurgo: la e.o;encia y la negación pura y simple del ser. y en esto es doblernente anti-
Ú'¡c:.8();; ~v, ~no e:- :1c:1su la definición 1ni.sn1:1 dt.'l Cre:tdor? Por e:-;o Dios "no di\·in:l: no es ni la .\l:lderia fund:tcional ni la .\"adJ creadora. sino el llano rro-
c.->. en e! sencido óntico del \·erbo ser Pero en ese l':ISO. la esenci~l r~1n1poco senti<lo <le! sentido y el puro ~· siinple no-ser dt.:"\ .:-;er. ¡Ante todo No-sentido! 22
es - ¡y por lo t:.11110 no es JiYin:i! Co1no t:i.n1poco lo que es po.::>ih!e. por de- La .somhra de la 1nuene no es en nada comp:ir~1hle a J.quello que Etienne
finición. puede· e>:i."tir. ~ l.'no está por tanto :1boc:ido a decir que Dios esti Souriau llJ.111:1 !a soinbra Je Dios: es n1:.ís bien la son1bra amenazJ.dora del
n1:í.-; all:í de !a e."cnci:1 1...·01110 c:'Sti ¡n:Ís a!l:í de \;J e:-;:i."tenc!:1. que e.". para ern- no-sentido, la noche del absurdo y de !o ininteligible que oscurece la exis-
p!ear el \'Oc:1hul:trio de Plotino ~-de Dioni:->io el .-\rcopagir:.i. Urrtpo-Úatoc;, tencia. LJ. n1uerte represent~1 ti prec:iriedad. L1 fun<l::in1enral inconsistencia
_-;ohrel:senci:i!. tncluso i.:n este c:iso. sería toJ~l\·ía positivid:1d puríslrn:l. \- de roJo lo que es hun1ano: lejos de proporcionar ~1 una vida esenciahnente
corno e! Ser supre1no no da e! ser m:ís que si é! n1isn10 es ser e.Je nada o no- infunc.Jacla el fundarnenro y la base que le f:dt:.in. J.bre en esta vida. por el
ser. :1sí b. Esenci:1 supren1a no fun<l:1ment;J b. esenci:i más que :.i con<lición contrario. el hueco y el v::icío probtem:ítico del no-sentido; l-;i morr~\lidad ter-
de ser ell:1 n1isrn:.1 unJ especie de nada. El :.i priori que nos fr.inque~t la puer- nlina por hacer fugaz, poro:-;o, L1ntas1n:.il. ese de\·enir privado de antemano
t::i Je! conocirnienro es en sí mismo incognoscible~ es por lo tJnto a la vez
gnóstico 'l agnó.':itico. del mi~mo modo que la fuence del valor no tiene en ~t Nicob:> Bi::rdbev. E->sai de 111áaph)'.~ic¡11e l'ScfJ,uoíriJ!,!l/lll'. !':tris, 19.:;7, <.::d. rusa, pp. 98-104. Cf.
sí rnism:i ni valor ni precio ... ¿Lo que confiere et sentido careceri entonces :\.ngelus Sílesius. Le Pt;icrin ch(;n1hil¡11e. Ed. Eugt'nt' Su.~ini. !. !.:'.
de .:entiUo? ¿Lo qut: confiere.:- e! senürJo ser:i J Lt po.:-;rre un:.i "nJ.dería~? ;Pero _'.~ CL d hcrl\Hl_'-.{) lihro dt: .'iirnun Fr.1nk. S!ll_)'SÍ ji~mi ( n >c'll/idl! de !tt /_'ilÍ(l). !':tris. l92"i. en 11-ISO.
.- de consistencia·. La muerte no es del mismo signo ni tiene el mismo sentido muerte es el fín. jPero menu<lo finl Miserable, chapucero, y lo más parecido
que la continuición del ser, sino un sentido y un signo _contrarios: contra- al desconcierto que sigue a la derrota ... El ser no.finaliza elegantem_ente ni
dice esa continuación, es el i'v'lenos de su· lviás, la neg:ición de su ·püsitividad. en un apoteósico calderón to·mo un nocturrK; Oe-_Gbopin, sirl8---en desban-
La relación de nuestro ser con su propia nada arruina completamente los ci- dada, como el Final de la Sonata en sí bemol menor, serrriones_ y discursos
inientos de este ser. ¿Cómo iba a- poder la muerte cimentar el sentido de ·1a concluyen en una gloriosa perorata_ que _resume y r.ec;:¡pitula el sentido de
Vida? La muerte tiene tan poco de cimiento, que si hay -'algo que riecesite la obra: la muerte común es ún puro y .sirpple; ~_e,s_ar de :ser. que tiene por lo
Cimentarse es precisamente ella misma. Evidenten1ent~ la continuación del general poco·que ver con los últim_os.m_7_meTitos Oe·s.~_yonarola o de Boris
devenir carece de cimientos: pero para Una criatura-.que.vive en el presente Godunov. la muerte, que no es el oógt:!n)·eCu.ndo_.y.~;t~~al del ser, [4mpoco
. y ·con la sabiduría propia del presente, es decir, sin h:lcer. guiños al más allá, es su corona~ión: es más bien aquello~ l_q,:'q_ue_;_~od0 0 f_etcirna_y_ en lo _ que·
esta continuación tiene al menos un sentido inmanente'; si no tuviera la-preo-: todo desemboca de hecho, con pó.Ilico,. deS.OrQen, 9-b<lt.imiento, en uqa de-
cupación de la muerte, la criarura efímera viviría-·en _el inquebrantable por sorganización general del organismo. __¿Sólo_ he;mos. -~~v.ido _para _convertirnos
supuesto de lo intemporal. Lejos de que la muerte- confiera su sentido último en polvo y retornar a la indiferenciac_iÓr;i ciY_ la ..máte_ria_lidad? Tan_ triste final
al devenir, le retira por el contrario el poco sentido que tiene todavía para poco tiene en común realmente con. !Os. fi~es_ i_d~ales y morales de la finali-
. ~na conciencia preocupada. la muerte puede ser, si se quiere, la verdad pro- dad ... ¡El final de la vi<la, <lesgraciada1nente, no.era la meta de la vida, ni
funda de la vida - pero esta verdad no es una verdad esencial o nuclear. ni mucho menos! Es más bien lo contrario lo que es verdad: el fin de la vida
una positividad inteligible capaz de dar a la vida carnal ia consistencia que reniega Je los fines de la vicia. ¡E1 no-ser, que es el fin del ser, no era en
le falta ... ¡I'To! Esta verdad es mucho mis una contra-verdad, este principio absoluto la razón de serl Esas razones de ser que confieren valor al ser, co1no
es un contra-principio funesto que preside el impenetrable absurdo de nues- los uiuendi causae dan su valor a la vida, el no-ser parece en1peiiado en re-
tra nihilización. La vida es paradójican1ente una alusión a esta perniciosa tir:ímoslas ... El no-ser consagra finalinente el no-sentido de la vida. Li muerte
antítesis que es en definitiva la enfern1edad de finitud; el misterio de nega- no es la explicación de la vi<la, pero tan1poco es su justificación, ni su causa
tividad que entraña desmiente nuestra razón de ser y contradice la inteligi- final. Ya se defina al sentido como significación o se lo defina como direc-
bilidad afirmativa Je! destino humano. La n1uerte es la profundidad de la ción y orientación intencional, la muerte, en los dos casos, está desprovista
vida, pero esta profundidad no es una profundidad dialéctica a la que po<la- Je sentido. ¿El sentido del devenir reside en devolver el ser al no-ser del que
rnos descender interpretando el sentído críptico de las apariencias esotéri- procede? Cuando el punto de llegacLl es el punto de parfida, cuando ei tér-
cas: pues la profundid~-id dialéctica es más bien una altura y una apelación mino ad quem remite al término a qtto, hay razones para hablar de una
al n1ovimiento anagógico del pensan1iento: no, esta profundidad es literal- maldición. Ahora bien, en resumidas cuentas, es a esta vanidad del trabajo
mente una profundidad ínfin1a, una n1ortal profundidad: y la tendencia que y de la existencia a lo que Dios condenó a A<l.in; y es esta vani<lad de vani-
nos inclina así hacia lo bajo no debería llan1arse en absoluto levitación. sino cLtdes la desesperación del Eclesiastés. Tí: TÜyeyovÓ<;; u-litÜ'tÜynrr¡CJÓµcvov. Kcd.
n1i:; bien gravitación y geotropismo. El espíritu, en lugar de surnergirse en TÍ :O rrE-rrorr¡µÉvov: alrrO -¡;Q rro1n8-ricróµf\lov.25 Pues un deYenir donde el pasado
un:1 espesura d~ inteligibilidad. se hunde t:n t1s ciénagas. Incluso en el h:tce de futuro no es un devenir. sino n1:ís bien un ciclo sin teleología, una
Úrllf!,f1lllCÍ divino, todo evoca la ascensión y el porvenir: en la inesenci:i y la rueJa Ji.:: Ixión y un sinsenti<lo. ¡Có1no para no perder las ganas de vivir! La
inexiste_ncia n1ortales. todo es desesper:ición. hun1illación. caída. En resu- rnuerte socava retroactivainente la finali<la<l <lel n::.icimiento. y, en general,
men, el fondo n1onat de la vida es todo lo contrario a un fundan1ento o a la utilidad <lt:l minúsculo paseo que la vida nos hace <lar por la eternidad
un cinüento: la profundidad mortal e.::; un:i profundidad Je no-.'ienti<lo.. Lo de la nada. L1 nluerte nos hace du<lar Je la razón de ser del ser, y tarde o
que se nos revela en claves y en jeroglíficos no es el sentido secreto del ten1prano susurra al oído del hombre: ¿Para qué todo este?. El rnultünillonario
sentido de la vida, sino el contrasentido de ese sentido. el absurdo no-sen- anciano acaba por escuchar. a su vez, las cuatro pal_a_bras de esta pregunta
tido oculto en el fondo de eSe sentido: lejos de ser una profundidad llena socarrona e! día en que se pregunta para quién y parJ. qué ha amasado tan-
de sentido, la profundidad mortal es una profundidad vacía. El sentido y ta riqueza en sus colecciones, an1ontona<lo tantas posesiones preciosas,
b esencia de la existencia son anulados a l::i vez. - W. muerte no es el principio
de la vida, es decir, no es ni el fundamento. ni el origen cronológico: la muer- !.\ Edesi~tstts !''· CF_ G2nesis .~1'•_ [f_ Cltm<e"nt RosseL -r.e Se11rimel/t de l:-i.h.w1rde dans la philosophie
te es más bien la terrninación. puesto que es el acontecimiento Ciltirno: la r- 66.
de Scbro('<'llhtlll!'I' !aji'¡¡a/it;' S({!IS /i'11--. Re/'//C de .1Iétt1rli11:,·[(¡11(' et de .\[oro/e. l 96--L
:J.cun1u!:tdo Lln ,µr:1ndcs resoros; y comienza a sospechar que todo ese po- Dios, decí3.mos, es el principio metaempúico de las existencias, como la Dei-
seer t:Jl :cz no se;:i m:is que un:i v:.ina vanid:J.d y pasto de !os vientos. De
1
dad de Dios es el principio metalógico de las esencias; y no hay existencia
:úoJo que ¿p:ir:i qu2' todo esto? iva1Í.~"' Incluso si 1:.i esencia inteligible y si sin consistencia y sin subsistencia. El principio funda el sentido, y el co-
"l:J.s verd:J.des sobrevivieran etern::imente a la muerte, la muerte seguiría ins- mienzo es punto de partida inaugural de un porvenir. ¿No es en cierro mo-
pir:.indo un:i duela sobre el sentido de la vida; pu.es lo que suprime la vida do el porvenir la forma vivida y empírica del sentido? En la medida en· que
-· Lon1prornere su sentido; !o que aniquila ;:il ser mina y nihiliza L1 esencia de la significación indica la dirección. implica el ideal y la esperanza, la signi-
ese ser. l:nic:in1en[e de forn1a indirecta, y co1no por casualidad, la rnuene ficación se llan1a Porvenir; en definitiva el futuro es el sentido del presente;
ci1cuentra un senrido: abriendo en el corazón del ser el vacío del no-senti- y el instante sin perennidad (a condición de que descubramos más tarde su
do, l:.i n1uen:e nos obliga J buscar los cimientos originales de ese ser; J;:i in- 1 misteriosa verdad) aparece corr10 una de las formas características del ab-
rnortaiidad que, :i f:ilta de eternid:.id, negaba la negación letal, nos sirve pa- .l surdo. El mismo fíat inicial sólo es creador con la condición de hacer surgir
·ri llenar el \"acío n1ióntico de la muerte e in[roduce en la vid~1 una plenitud ' criaturas viables y una creación duradera. La idea de la instauración evoca
tr:1nscenJent:.tl. El ho1nbre tr::isrorn:.tdo por est:i. barrera ''/ por este porYenir efectivamente un orden estable y perm:J.nente que no traicione nuestra con-
cerrado concibe el otro rnundo. !:.i otra vidJ.. un orden distinto. un .\'Lis ::illá
y un .'vLis adel:.tntc. un De otro modo :i.1 que le cierra el paso el obsticulo
1 fianza. Cuando el fíat alun1bra obras n1ortinatas, abortos incapaces de so-
brevivir un instante más, es porque la negatividad mortal ha anulado en él
infranqueab!c de la 1nuertc. E! muro de ta prisión hace pensar irresisüble-
i la positividad diYina: aquí la n1uerte no le da tiempo al recién nacido para
n1t:nrc en el aire libre y en el inundo exterior: 1:1 puerta cerrada hace pensar
' existir y pone término a su carrera vital cortando por lo sano: aquí la muerte
en el n1~'ts :.i!!:t que hay tras ella. ,\unque sólo fuera por esta referenci:J. a un aniquila en el instante n1isn10 del nacimiento la obra apenas esbozada; aquí
n1:.í.s alLi. la rnuerte suscita la reflexión mer:ifísica que justificaría la absurda la n1uerre interviene casi in1nediatan1ente y reduce la existencia a Ja.mínima
nihílización :i l:.i que estan1os abocados. expresión que evoca la apJrición evanescente de la fulguración. En gene-
Si !a n1uene es no-sentido, entonces es a fortiori no-ser. Dios es no-ser ral, la 1nuerre deja vivir ::i b. criarura m:ís o menos tiempo antes de contrarres-
porque cst~l por encin1a del ser, y la n1ue11e es no-ser porque está por debajo. tJr la posüivídad instauradora; mejor aún: la muerte n1isma sólo encuen[ra
En Plotino encontr:in1os dos forn1as de no ser: la del L1no y la de !J. mate- algo que aniquilar porque los seres nacen y viven su periodo vital durante
ri:.i; el divino no-ser y el no-ser del mal son el uno ;:il otro coino e! zenit al un lapso de tiempo apreciable. De n1anera que no podemos concebir ni la
n:J.dir ~ o n1ejor :iún representan los dos polos en tos que el cn1an::i.n(isrno nada en estado puro, ni la positi\·ic\ad pura de lo eterno: un ser limitado por
esc::.i.lon::.i. sus hipóstasis. H:.iy sín duda en esta especie de sin1etrí:i algo de la muene que lo define con10 ser, esta es la verdad mediadora de nuestra
ejen1pl:i.r: Dios '/ la muerre no se ::J.frontan con10 el Bien y el [l..l:il. con10 gran- finitud: el principio al derecho y el principio al revés, el principio incoac-
dez:t;; posiri,·_is y grandez~1 .. .; neg:.tti\·~1s. Sin i.:n1hargo podt'.'111os decir. sin sin1- t\\·o y el principio insignificante de la aniquilación. el principio que inau-
plific:ir de1n:1si:1do. que por oro'iíctón a Lt n:u..L1 fecun<l:t i..:n que gennin:.tn gura la carrera de la obra y el contra-principio que pone el punto final a esta
Lis vinu:did:idt'S ck· un n1undo futuro. !:1 1nuerre represenr:1 b. e ...;r('ri! inexis- ohra se corresponden el uno ¿ti OtlD. El ~o del rechazo ¿ac~1so no presupone
tc:'ncia. P~ir:1 c1nrez:ir no da el .ser. sino que por e! contr:irio no.. ; lo retira y siernpre la afinnación priinordial de que su función es la contradicción po-
lo anic¡u!Li. '{ no es únicarnente la nada de nuestro ser: e.-; el rrincipio de !én1ica? ;i'io hay resign:J.ción sin un Hegancluni! Con est::i.s reserv·as, el No de
nue~;rro aniquiLuniento. El principio Je! ~1niquilan1iento es :.t L1 n¿1d:t lo que L1 1nuerte. con1parado al .Sí de la cre:ición, esti efectiva1nente orientado a
L1 neg:ición :.ictiva. c.' incluso el rech:.tzo . .son ;_¡[ no-ser. l)e 1nodo que la contrasentido 'l :i. contracorriente: y por si fuera poco ese ~·o es radical.
segund:i n:ltur;_¡Jez:.i que nuestr:i angus[i:.i presiente por debajo de la prüne- En cuanto a l:.i retrograd~1ción hay que decir ante todo: la creación va repen-
ra no es en ;ibsoluto ningunJ. naturaleza: es rr1á.s bien una contra-natura- tinamente del no-ser al ser. siendo el no-ser su punto de partida. y la muerte,
!ezJ. del rnisn10 rno<lo que la verdad de L1 n1uerte es un:.i contra-verdad .. r.iun1Jturgia invertida, va de golpe del ser al no-.ser, siendo el no-ser su punto
¡Porque !a [l1orta!idad l'S de :.i!guna n1aner..1 L1 n:ltur:did:id Je una tl:'ratologí:..i! de llegad:i: es por tanto la <lirección, e.l sentido de la flecha. lo que en la
Re[orn:.indo to que el Creador ha cre:.ido, la 1nuerte es literalmenre .. Jescre:.i- n1uerte está invertido; el proceso \.'ÍtaL poco a poco ralentizado por el enve-
ción". - Esta neg:uividad puede t:irnbién ser fonnulad::i en rérmino.s [ernpor.1les. jecimiento. ac:.iba por pararse en :-;eco y desanda instantáne::imente el camino
hacia su origen. En una palahra. la 1nuerte no es el principio, sino el térmi-
no: no nos ~nreven1os a t.h:cir !a conclusión, y~1 que ese desenlace es una

,~- 79
· , aniquilación ... ¡y un deterioro! El final de la vida, decían1os, no es la finali- resumen. Se puede dejar progresivamente de ver e incluso de percibir y sin

1
' -dad de la vida, en el sentido axiológico, teológico y normativo de_esta pala- embargo no morir por ello; se puede ver y percibir cada vez más borrosa-
·' bra. El proceso vitai, una vez fracasado, es un con1pleto fracaso que desen1- mente y- cont~nuar -Viviendo~ pero e-n~el.q_u_e,cesa de ser .cesa a.
boca en el vacío de la Nada. Porque la muerte es el fracaso por excelencia. fortiori de ver, de oír, de tocar, de sentir. .. pues para sentir, ver, etc., hay que
Los fracasos-parciales engendran decepciones parciales, pero el fracaso ser antes: ¿acaso-no es el ser en cierto modo el soporte fundamen_tal,.l;i con-:-
ínáxin10 al que llamamos la muerte engendra, en últin1a instancia, la· deses- dición general y anticipada de todas las actividades y de todas las funcio-'
· peración trágica. El "triunfo de la muerte" del que hablan Petrarca y, a su nes? Una ruptura de aneurísn1a, de un solo golpe, borra _esta positividaéi_ ,
·:manera, Nioussorgski y su poeta Golenichtchev-Koutousov, 2'i ese triunfo es en su conjunto; el No de la muerte, de un solo golpe, tacha el Sí vüal _eri, . - -
·una contradicción desgarradora y una amarga burla: ese triunfo es el triunfo todas sus_ ramificaciones y en todas sus prolongaciones. La_ muerte es·_ pura·
de la nada; ·ese triuhfo es por tanto la victoria de la derrota y el éxito del fra- y sin1plemente la nada de nuestro todo - pues efectivamente se:_,trata .._de
caso; ese triunfo es la n1onstruosa inversión de una positividad que está nuestro todo,2' como dice Pascal a los libertinos. La muerte es Ja gran ~qi­
hecha ante todo para afir1nar el ser y la vida. La muerte es el punto muerto quilación de todo: la muerte es por tanto nihilización; el nihil que es su té_r_~
o el. .callejón sih salida en los tjue desembocan todos los caminos agógicos ·rOino no es el no-ser de una parte del se1~ ni el ;nenor-ser de todo el ser (es
abiertos por nuestra libertad; ¡hasta aquí! ¡No iris más lejos! dice el princi- decir la dis111inución gener..11 de todo el ser): ese nihil es todo el no-ser de
·pio del movimiento. Si el éxito es ante todo posibilidad de continuar, de todo el se1: ObYiamente la n1uerte no es una nihilización objetivamente y en
sobrevivir, de reanünarse, de n1antenerse en el ser. r si el logro rnás ele- sí: pues los detn:ís, los testigos, la naturaleza eterna me sobrevivirán; Y así
mental depende de la prolongación del insrante. la muerte. que es la vía _¡:¡ como la idea mis1na de cese, idea partith-·a y relativa, implica un trasfondo
muerta y la futurición interrumpida para sie111pre, representa a la perfección de continuació_n con relación al cual cesa !o que cesa 1 del ntisn10 modo la
el superlativo del aborto y el desastre total: es el fracaso no ya de un futt1- supresión in1plica un fondo de plenitud, y la ablación supone una referencia
ro cualquiera, sino del futuro último de todos los futuros. al todo del que se suprin1e algo; el final de alguien, abriendo un vacío im-
Ve::imos ahora nuestro segundo punto: la n1uerte es aniquilación, pero esta perceptible en la plenitud universal, no es literalmente el final de todo. Pero
es una "aniquiL1.ción-límite", pues es a la Yez total y definitiva. Es ante todo n1i mue11e-propia para mí n1is1no es sin duda el fin del mundo y el final de
una calamidad general: la muerte no es la supresión de ciertas funciones vi- la historia. En esto al menos, la negación mortal, que juzgábamos relativa a
tales con exclusión de otras, sino que es la nihilización de todos los fenó1ne- un Sí irnplícito, es realn1enre una negación absoluta y superlativa.
nos vitales, y esto en- lo que respecta a todo el organismo; no pone fin, con10 La aniquilación de todo es tan1bién el final de todo. Porque es nihilización
una enfermedad o una dolencio cualquiera. a t::d o cual empresa, sino al ser radical del ser, la muerte es. en el tiempo, cesación de la continuación: Y es
en general; suprüne el pensamiento 1nismo que piensa la supresión. La con- por tanto, sencillan1ente, cese de ser - pues ni que decir riene que ser y con-
tradicción niega tal atributo a tal ohjeto panicular. la n1ul'.rti: suprin1e la tota- tinuar siendo son una y la tnistna cosa. La :'\ad~1 es, co1no el i'vlal o el Infier-
i
lidad de los ohjetos para el pen.sa1niento que lo~ concihe:.:0 la rnuerte ani- : 1
no, un. absoluto y. un supl"rLttivo, una cumbre. un concepto-lúnite y un má-
quila la totalídad de Ja per.:>ona. con1prendiJu t:'l pt:'ns:.1n1ic111u. Y por la 1nL':lnt.1 -,:,j ' xüno tnetae111pírico al revés. pues no sería la nulidad r::idical si ad1nitiera un~t
razón: la n1uene suprirne infinita1nente 1ná·; que la sensación; 1nás alli del -' li1nitación en el tien1po, si fuera finitJ. en una sola de sus di1nensiones, preci-
límite de tal o cual campo sensorial. expresa la finitud de la criatura en gene- s~1111ente la 1n:ís itnportante . .si estuviera fuera de todas las categorías menos
r.il. Los lítnites que definen el alcance de nut:':'tro:--; órganos no indican el final de una: la 1nenor excepción basta para hacer de la pura n:lda :ligo relativo
de todo, sino únic:11nenre el final de algo: trazan en dett"nninados punto.-; y no puro. Co1no el blanco no es blanco si el n1enor átomo de gris ensom-
los límites locales Lle nuestra naturaleza. El grado extren10 rn:t:; alli del cual brece la blancura, tan1poco el negro es negro, y las tinieblas no son las tinie-
el organismo no puede ya sobrevivir representa por el contrario la gran blas al menor r.iyo de luz que haga palidecer su negrura; desde que raya el
Frontera de todas las fronteras. y esto para la tot:didad Je nuestro ser: en es- alba, l:i noche ha dejado de ser noche. Pues lo negro es, cotno la nada. un
ta limitación general, todos nuestros lí1nües particuL1res se reúnen y se superlativo absoluto. Un~1 nada que no es eterna, es decir, intetnporal ¿es
realmente Ja nada? Una nada temporal (si puede pensarse semejante
lS Canto:; y danzas de la muerte, IV. ·El general• .
.!h ·Lt" St"n!1<:°". f.e Oeroi1: rP· hU-(18.

8()
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_;~ontr:icilcción) no es nada, sino algo; una inexistencia provision:il es más cu:indo toda esperanza de rehabilitación se desvanece, ha llegado el mo-
- b!en una cxis(enci:J. vinual, es decir, un:.i píomesa de ser. Dei mismo rnodo: n1enro de hablar de Tragedia. ¿No fue acaso precisamente en esta deses-
--ún rnal que es un n1ornenro o un est:ldio del devenir no es propi::unente ha- peración de lo insoluble en la que Job estuvo a punto de caer? Job estaba
Ei!ando el :\!:1!: ese mal serí:J. n1ás bien un bien: dig;imos un mal menor o un casi desesperado, al borde de la desesperación cuando saltó acrobáticamente
-~fnal neces:.irio, o Jicho Je o[rü modo· un bien relativo e indirecto media- de la desesperación a la esperanza. Pero la muerte no sería la mu ene si sólo
."(Jn1en-te querido por una bene\"olenci:i que quíere el bien de una voluntad consistíera en un nionzento.
-~nteceJcnte y el inal de una vo!unL1d consecuente; aquí el mal es sencílla- Por lo tanto la ¡\rada es ta1nbién un l'{zuzca-rnás, es decir, que no hay nada
n1ente el rnedio que posz"biliítl el bien, y L1 ;.··oluntad que quiere un tal medio pura y simple, sino el no-ser de un ser que era; y ese Nunca-más mismo es
és senci!l:11nente !:i buena voluntad, b. volunt:id seri:l, la voluntad apasiona- también un Nunca-jamás-nada-más, un Nada-más-nunca-más, una anula-
cJ:.1 del fin y de !os n1edios p:.ir..i ese fin: la m:lb. voluntad, en este caso particular, ción definitiva. Lo que no es anulación parcial o partitiva. sino nihilización
Sería n1is bien no querer el rnal. querer el fin in111ediatamente, y por tanto global, es por añadidura cese definitivo: no sólo la muene aniquila el todo
ü1:1quiavél!c:unente, sin !os n1edios in1puros que lo hacen posible. Por no_ de la vida. sino que aniquila ese todo para siempre; el no-ser de todo nues-
Poder neg;ir J;i evídencia de! n1:.J.L el optirnist:l transforma ese mal en fase -tro ser aniquila ese ser de una vez por todas y para siempre; ¡para siempre
n1ediador::t. Por es:..1. n1isrn:i razón el Infierno ya no es el Infierno si consiste jamás! Siempre y Nunca no son adverbios empíricos: únicamente la razón
si1nplerncnre en un doloroso periodo, o un periodo de pruebas ünpuesto al intempor:i.l les confiere un sentido positivo; pues la razón no distingue entre
boinbre con10 c::i.stigÜ: con10 el tit:rnpo Je conden~1 p:.ir:..1. un preso o la est:in- porvenir y h:_istío; en can1bio la voluntad 1noral comb~ue nuestra frivolidad;
cia en un:i clínica quirúrgic:i para un oper:ido, es(e infieíno provisional es píotesta, con su inhumani intransigencia, contra el olvido y el desafecto, con-
n1:is bien un purg:_uorio que un infierno; para soportar ese triste lapso tr:J. la ingratitud y el rechazo, contra el tiempo que debilita !:J. fidelidad, atenúa
de Eien1po, no hace falt:i 1ni.s que p::i.cienci::i. y saber esperar: pues la rnedia- todas las penas y cicatriza todas las heridas ... ¿Pues qué hornbre de carne y
ción es un:.i especie dt.:: artin1añ:i, un fingin1iento y un desconcer(ante disi- hueso puede jurar: Nunc1, o Siempre? Cima supren1a o ridícula siln:J., la n1uene
111ulo cuya rnens 1nonzeníanect podría f:ícilmente ser burl:J.da. La negación es un final: este sún1111un1 de tod:J. negación es también una terffiinación, este
ser::í neg:1d;__1, !a ;__1ntítesis .':ierá .':iuper::id:l y reconcili:1d:J. a la luz del día. ¿Ac:i- extíemo de la muerte (y;:i_ se lo considere como máximo o con10 mínimo) es
so no irnp!ic:i L1 iJea rnis111a Je .. pruebaü ese lapso de tiempo lin1it:J.do que a la vez suprerno y últin10. La u!timidad de !a mueíte no es relativa, sino
no solan1cnte pre~erv:1 el n1is allá de !:J. esperanza. sino que también :J.se- absoluta. y por consiguiente t'Xcluye cualquier utterioíidad. L:.i cesación de
gur.1 :1 esta esperanza su é[:.in elp!Jiano, su \'entil:.ición vital y su valoí meri- L1 contínuacíón es por tanto tan definitiva con10 toral; mejor aún: sólo es defi-
torio? Dios pone a prueba a Job a fin de ver si se Jesesperará, es decir, a fin nitiva en la 1nedida en que es total. Evidente1nente la aniquilación puede ser
ele co1nprohar c¡ue no confunclir:í el rn:il te1npora! con el 1nal ;ih;-:;oluto. Y de definith:J sin .'ieí total: por ejemplo un;:i :.in1putación irreversible en los verte-
hecho joh fr~tc~isa ~ti L·onfunJír !a eterriicL1d con el 1non1enro. El Infierno s01o hr:tclos que no tienen la L1cu!t:.1d de regeneración; pero .-;i 1:1 i11Utilación es
es intl.·rn:d :1 ,.-ondición Je ser eterno: en este conL·t'pto-lí1nitc:. nuestro terror irrep:.trahle. t~1! \"t'Z sea precisan1ente porque el individuo n1is1no es irre1n-
hipo.'it:1sí:..1 el :tb:-;urJo no L1nto Ílnpens:ih!e con10 in\·íslb!e de una erern:i des- plazable. '{ por otra parte Lt nihiiiz:1ción. total en apariencia. puede no parecer
dicha. td c:scanJ:doso sin senLiJo de un sufrin1iento sin fin. el 1nonstn_ro de definiti\·a: pero entonces se trat:.i de un:.J. pron1esa y de un n1ilagro de íesurrec-
un pcrpt.~¡uo suplicio. En e.':ite sentido ¿no e.:; un:1 especie de sacrilegio 1:1 ción. El cJ.r.í.cter n1ágico de est:i pron1esa no hace n1ás que confinn:J.r esa ne-
pen:t de n1uene? L:1 pt:na de 1nuerre es un Jerecho que e! hoinbre e111pírico cesidad: toda nihiliz~1ción l'Ornp!et~t es Lnalrnente un cese definitivo: pues si
_-.;,: :trrog:t de intliglr :1 su µró¡in10, un n1al tnet:ie1npiricu. y esco sin enu:.ir :1 e'! inue110 fuer..t capaz ele rt'Yi\·ir, y si t1 muene de ese 1nueno fuera una simple
considerar e! pL1zo ~' fuer:.i de roJa re!:iüviJad cronológica: el conJen:ido es suspensión te1npor:i.L eso prob:..1.ría que algunos órg:J.nos h:ibían sido perdo-
:iusrr:1ído a tas Sc.:cuelas de l:.i continuación, al en\·ite Je la futurición. :i L1s ri:idos. que la n1uerte era parcial y por lo tanto apaíente. en una palabr..i que
\·irtudes cur:uiv:1s del devenir: pue.':ito que h:1y poca~ e::;peranzas de ennlt'n- es:..1. rnuene no era en absoluto l:.1 n1uene: con10 mucho un~t l:i.rga hibernación
d:_ir J.! n1:.ilv~1do, h:.iy que concluir que b. rnaldaJ Je ese malvado es rJ.JicaL

1
o un pequeño de.svaneciiniento. algo a.sí como un adormecirniento o un
Los grandes lncúrJ.btes estin por tanto destin:idos a convenirse en los infiernos. estado de latencia. De la nada, no puede renacer nada ... Porque el No de !a
en !os conJcnaJos :.1 los erernos trab:ijos forzados. Cuando todo pon·enir, tnuerte sólo es realmente tnortal a condición ele ser general. y por consi-
¡oda pt.:rspecti\-;i h:1 lh-.:saparecido. la Jesesper:.tción hace pre.s:_i LO el ho1nhrl=": -= guiente irrevoc:ible: en un '"'t:se. no ya gc.:nt:r:iL sino Cl.';i generaL la continuación
••,oa1cci1Ü de tal o cual función permitiría a la vida resurgir y al muerto rena- El No cierra la puerta, suspende la negociación 1 interrumpe (al menos en
··· ···•·····.···rec· el final no sería ya definitivo ni irreversible, sino una siinple interrup- un punto y hasta_- nueva oiden, al menos parcialmente y provisionalmente)
.: -··:c~ión provisional. ¿Morir- en lo sensible, morir desde tal punto de vista o <les- 13:s relaciones de intercambio y de comunicación entre los hombres. 1'!º es
._,_.:;:~~:fie tal otro es, hablando con propiedad, morir? Esta muerte aderezada de que el rechazo disuada para siernpre de hacer preguntas, ponga término de-
.---- -:~~()bservac-iones circunstanciales y de restricciones es una muerte en minia- finitivamente a toda- proposición nueva, vuelva absolutamente imposible
- --~:-~~ra o una muerte metafórica; el -No de ·esta muerte es un Sí, el rechazo cualquier reanudación de relaciones y ·Conversaciones: el ..siempre" y el ·jamás"
$Gbreentiende" aquí una promesa: Esta no .es la n1uerte- a secas, la muerte de ios jurameirtos__ humanos, decíamos, no tienen más que un sentido rela-
_'Cónsiderada pura y Sim-¡)Ie·mente._ La muerte no tiene nada en común con tivo, y ·nada 'iinpide a aqUel que dice "nunca más. volver- a Ja carga si es él
los n1omentoS supremos, ni- con los é:Xtasis - percepción pura e intuición, quien hace 1a ·pr'egUnta,· 6 desmentir su rechazo en la respuesta. Sin embar-
-Puro a1nor y decisión heroica - que en ocasiones se producen en el curso go;- el No hace _in.ás difícil el resurgimiento del diálogo: _seco y estéril, el mo-
Óe la vida; después de estos instantes puntuales, vuelve a surgir el intervalo nosílabo negativo agota :Súbitamente la floración de las circunstancias que
en su mediocre cotidianidad: así es como ·et genio, por gracia de la inspira- animan e impulsan cualquier negóciación; la negociación se cierra en banda.
ción, logra abrirse paso en dirección al más allá y, un instante después, se Tal es el no de un novio lunático que, en el último momento, cambia de
encuentra otra vez más acá ... ¡Pues no se puede tener una experiencia -.acumi- idea y se permite un desaire ante el juez: en lugar de dar el cOnsentimien-
nal.. del absoluto y no morirse! El alma, moviéndose en lo sensible, culmina to esperado y después de todo indispensable, Je decir el Sí ritual y educado
en un instante su propia cima, y luego continúa existiendo. Y además la apa- que permitiría el desarrollo normal de la ceren1onia, el Caballero No, el Nein~
rición fugaz del absoluto puede reaparecer-... para volver a desap_arecer de Sager, elige interrumpir la celebración del matrimonio, trastornar toda la
nuevo, y así indefinidamente; la ilumina_ción puede repetirse; la esperanza organización del día nupcial, sembrar el desconcierto entre los invitados. A
que se ve siempre· decepcionada-pero sieffipre también renacer compensa la novia le da un ataque de catalepsia fulrninante. El desconcierto es total.
la. decepción del servilismo,, ¿Tiene el' hombre que estar eligiendo continuamen- En una palabra, el insociable rechazo, deteniendo la liturgia de la continua-
te éntre esta decepción _y la- désespe-ración de morir? ¿Quiere esto decir que ción, escandaliza a todo el mundo. Segundo rnovüniento, movin1iento retrác-
no conoceremo~ la. perennida(i -en e~ -~ás allá más que bajo la forma de la til y secundario, niovirniento con exponente, ¿el rechazo no es siempre hasta
nada? La e_xperieÍlcia_ m~rri-~:·que-·Corres'Ponde a l:i muerte, la culminación cierto punto una complic;:ición contra narura? En cuanto a la muerte, que es
de la ernpiria-que es·_la: -señal.~_e_~~1a.:·muert'e;:'ho_ es, como las arras e."tpe1ien- la suma de todos los 1Voes, que es la forma más tajante y más radical de la
cias metaémpíricas. un' finaf ;cte.--sefie den_iro de una serie mayor: pues la dimisión, estrangula de un solo golpe cualquier continuación con el nudo
muerte, en ese caso, séíía:un ·simple icontecüniento intraserial. La müerte corredizo de su grandísimo rechazo. En el No radical, en el No puro y simple
pone fin más bien ·a la serie de la..., series. Es todo lo contrario t11nbién a una de la 1nuene. todas las negaciones est::ín a fortiori contenidas. y sería inútil
experi-encia reiterativa: no se rnuere varias Yeces, sino un:i única vez; cnurnerarlas. De e.ste 1no<lo el gran n1:.il r:J..dical Je l;_¡_ 1nalda<l nos dispensa.
¡una \·ez, y se :icahó! L:i rnuerte es por tanto un in..o:L1nte que inaugura la eter- con 111ayor n1otiYo. de di.-~t1llar lo.s \·icios secund~1rios del n1:ilva<lo, hipocresía.
nid;id. ¿Acaso no es la muerte 1nis1na, n1ors ipsl1. -por definición. el instante envidiJ.. 1nezquindad ... A_quel que pronunci:i el tnonosílabo i\rluerte lo ha
que excluye toda posibilidad de renacimiento y de supervivenciJ.? ¿No es la dicho todo en una palabra: el negocio se cierra (si es que había algún nego-
cesación mortJ.l una solución de continuid:id sin ninguna continuación?, ~o cio), y el dossier se archiva; las dili@;encias se interrurnpen: es el 1noniento
un instante sin n1añana ni prórroga póstu1na? ¡La inuerte es el instante que de l:.i liquidación tot:il. Desde el 111omenro en que el funcionario fallece, ya
no tiene un de:::.pués! La muerte cierr:i tod~1s 1-as saiid:is y detiene toda futu- no hay que tener en cuenta su existencia: se le da de baja, se le dispensa
ricíón. En ningún caso, de ninguna forma. en ninguna circunstancia, bajo de toda obligación, desaparecen todas sus miserias; todas las deudas son
ninguna condición, en ningún momento la muerte de:".imiente su gran re- saldad-:is, todas las con1plicaciones zanjadas. todos los prohlemas resueltos
chazo. La muerte no es el horizonte infinito que no.-; atrae. sino el inuro opa- Je golpe; ¡ei enfenno es suprin1ido al misn10 tiempo que la enfermedad, las
co que nos detiene. El hombre, una vez cumplido su tiempo aquí abajo, y contribuciones son suprimidas ::il mismo tiempo que el contribuyente! El
recibido su regalo de existencia, tropieza con esas puertas de hierro cerradas recurso al revólver es desde este punto de vista el más radical de los recursos
a cal y canto y rodeadas de un silencio despiadado que llenan Je <le:se.spe- (pues no se pueden tener todas las desgracias a b vez, y la más grande <lis-
l.lción el Anatem:i de Leonidas Andreiev. La rnuertc es el No absoluto. pensJ. Je [as m:.ís pequeñas); los inquilinos Je los cernenterios. los ju hilados
de Ja existencia, estJ.n a fortiori exentos ele preocupaciones. Cualquier :iconte- un fururo a la interrupción del ser, llenan con e! ser el vacío del no-ser, neu-
c'in1lento se h:.i vuelto de repente irnposible. ¡Crac! Se hJ. con::ado la corrien- tr:.J.iizan la negación mortal por su triple afirmación, y el No mortal por su
te, se h:i J.pagado la !uz, y toJo en un instJ.nte se hunde en la oscuridad. El triple Sí. Separada de esta plenitud, la N~1da que llan1amos muerte ¡no es
·e.spírüu que nieg:.t sin cesar·, no es iVlefistófeles, es la muerre. La muerte es el ni siquiera la N:i.da! Pues la Nada, con10 el caos cosmogónico de Hesíodo,
espíriru que d!ce no. El invitado n1:.il eJuc:i.do que elige una gran recepción puede ser al menos principio fecundo, acontecimiento y principio ftindador..
parísina o un:i. so!en1ne inaugur:1ción no menos parisina para su hemorrJ.gia Es en la más negra oscuridad, dice el Areopagita, donde brilla el divino mis-
cerebr:1!, ese invilJ.Jo insociable Jice no a su inanerJ.: su 1nanera de decír no terio, donde abrasa, según Boehme, el fuego de la libertad: la misteriosa Ti-
consiste en desploni.arse entre los c:.tnapés. Se desplon1a sin explicaciones niebla (8vótpo<;), similar a una noche transparente, es ella misma riqueza
ni n1otivos. sin prevenir a nadle, sin ton1arse la n1o!estia de disculparse, y el potencial y promesa de innumerables decisiones por venir; la tiniebla del
r:.tyo que cae sobre é! no le da ni tiernpo para pronunciar unJ. palabra que desconocin1iento tiene sed de luz. También Dionisia el Areopagita habla de
pu<liec.l Jtenuar el esc:ínJalo. ¿Cómo quirárselo de encitn:J.? se pregunta Euge- .. rayo tenebrosoH, y Gregario de Nysse de un Aaµrrp0c;yvóq:io<;: 28 estas alianzas
ne Ionesco. De este n1odo et señor Je San Francisco. en Ivan Bounine. aca- de palabras contradictorias ¿no son acaso familiares a cualquier teología J.po-
ba de rnorir de un :.tt::ique en un palacio de Capri. Entre todas las fom1;.is de f:.ítica? Decir que Dios es oscuro, o d~cir que su luz es in<;:an,descente, des-
"rne[er la pata~, o de !a falta de t:J.cto, la n1uerte súbita, sen1brando el pánico lumbrante. cegadora hasta el punto de parecer invisible, viene a querer decir
en e! hotel Excelsior. es la m:ls indecente: es más indecente reventar de una lo n1isn10. La imagen híbrida del claroscuro o de la oscura clJ.ridad concilia-
apopleji:J en pleno salón que hablar de ello J. grito pelado, o en un tono ex- rían tal vez estos contradictorios: pues el crepúsculo, que es síntesiS del día
cesiv:Hnenre ped:Jnte. que bostezar ostensible1nente en un concierto. reírse y de la noche, puede ser n1ás evocador que la claridad del mediodía: el equí-
a c::ircaja<las Jur.J.nte un sermón, u oler mal. Evoquen1os una vez más la ima- voco de un Dios no ya oculto, como en Isaías, sino como en Pascal; medio
gen del n1ens:J.jero de !:1 n1uerte, del caballero de negro que viene a aguar la oculto, 29 se revela a nuestra visión velada en la penumbra de la media luz.
fiesta e interrun1pe todas las con\·ersaciones pronunciando la palabra fatídica. ¿Ac:.iso no es el misterio Jivino semi-incertidumbre, y, por decirlo de algún
El No Je la n1uerte, esa palabra insignific::intc qut: :;.·:-. co1no un insulto. y en n1odo, evidencia inevidente? La oscuridad letal no se le parece en nada. La
cierto ¡nodo un:.i paL1br:i. obscena. imp!de :.l !os fri,·o!os decir .. Hasta luego .. y n1uerte es oscura con10 es oscuro el lago profundo del que habla la prosa
·í·Iasta pronto~. ¡Ll e1nbolia es un co:ígulo que dice ~o~ Al cortar el hilo de de los difunros: por oposición a las tinieblas transparentes, que permiten
una existenci:.t, la Parca pen:urba e! juego n1undano de la renovación y cor- adivinarlo todo, la 1nuerte es e! negro absoluto. ¿Alu1nbra la vida como la
ta brutahnente l:.t palabr::i. a esr:i continuación sin principio ni fin: en1baruI!a tiniebla sobreesencia! alumbra la vida, iluminándola con su oscura luz? Ivlás
e! inrerc:i.mbio de preguntas y respuesras e internunpe su resurgir. bien proyecta sobre el vivo, por adelantado, las son1bras ::zn1enazadoras de
la noche. - La Tbéo/ogie 11/_l'Sfiqtte no só\o habla de una "Tiniebla n1áS lurni-
nosa que la luz,,, sino de L1 "Tiniebla mis que lutninosa del silencio.,)º La
-')_ SileJ!c{o i1ulec1·h1e_1· silencio i1n~¡áhlc. di.-.;tinción entre la i\'":ida y :'\:1cla"' puede trasladarse de! orden visual :d orden
audiü\·o. Lo n1ismo que la tiniebla divina es par::i nuestra visión velad:.1 una
Par:1 nihiliz:.tr !a e.senci:J., só!o h:ice faha un genio n1J.ligno. Para aniqui- especie Je penumbra donde innun1erables figuras nacientes se <lesvelan
l:lr al ser. pero no :d SL'r Je! ser o al hecho-de~ser. ni la quoc!diJ.:J.d di:! ser, confusan1ente. así el siiencio divino _.,;e1neja un pianísin10 suprasensible donde
sino Ji sl'r finito. ha.-;ra con la 1nuerte. Pues L1 con¡inuación del ser. aunque el oído del aln1a percibe los secreros musicales y las campanas misteriosas
teóric:unente se Jé por sobrentenJiJa. sigue .siendo precJ.ria y azaros:J: rnil
caus:.is advenücias de intern.1pción :in1en::izan y ponen en duda a cad:.i mi- .:,; \/ede.lfolse.1!. J63. CL Henri-Charle:-. Pucch. ·Ll Tiniehb rnistic1 Jel Pscudo-Dionisio d Are-
nuto !:i continu:.tción del vivo. Si Jebe sobrevivir dí:.i J. Jía. el ser necesita. 1)¡x1gir:1 \' t'n l:t tudil·i,in p:11rísric:1- Ftrlllcs carnu}!itaine.;;. 19(i8. pp . .l.J~-S3.
Je hecho. ser expresarnente :.lcompaDa<lo: Dio.'>. e! .in1or. !;i !ibenad nos .'." bai.L.'>. -t"i". P:isc:il. Lettre a .l!!!e. De Ro(11111ez. onuhre. t6-S6.
sirven par::i g::zrantizar e.ste acon1pañamienro, ;.i l:i \·ez que confieren una es- .io Tiiéofogie my..;tu¡ue. 102-l B tcap. J{} y 1.y.)-:- B {cap. íJ_
• .Vl•t11lf y Rii:11. J;inkékvitch di:-.1mgue entre la :"b.d:i {.Yéanl) t'n el sentido filosófico del término,
pecie Je positividad :.1 la nada mort:..il. Ll 1nuerte no se convierte en objeto opuesto al Ser. etc. y :"rada (Rienl en d sentido de Yacío. :nisem..:ia. desaparición. etc. Cuando rien
ele especulación exciranre y de feclJnda perplejidad 1nis que cuando la espe- :tp:irece en d re~.:to en minúscula \' pr~cedido de 11i1 ( 1111 rien) hemos rr.:1ducido por una nadería.
ranz:.i en I)ios. 1~1s pro1nes::is Je] ainur. e! porvenir de la !iben::.lJ restituyen En d ~·:1st> de Ri('/l en maylisn1l:1 l1<::'"1110s ()p!;td\> p<ir >:ad~. ( N. Jd. T. l

-~--­ K7

de la ciudad invisible. E inversamente, del mismo modo que la tiniebla mor- el tañido de las Campanas de Kitezh; en el silencio nocturno, escuchando
. tal es el negro absoluto y la noche ciega,., así el silencio m:ort<!-1 ~S _un ~i_le_n­ los cantos de los ruiseñores, _e;sc;uchando el murIJ?:ullo de lbs rs:ibles y_ el rumor
'"Cio absolutamente mudo. - Silencio mortal y divino silencio, se Oponen e1 de las hojas, Li.Szt y Lamanirí:é perciben con el oído del-·ahna··la mlisica inefa-- -
' ~-ilo al otro como lo Indecible y lo Inefable: pues "Appryrov y "Aqia'toV sÜn las ble: a través de las armonías de la noche, escuchan un cántico distinto, un~
·dos formas que tiene un misterio de .ser inexpresabie pOr_q'ue iio.S Jaltan alusión a otra cosa, una vo·z:··v~nida de lejos. las--Armonías poéticas y reli-"
las palabras para expresar o definir un_ misterio tan ri_co; .por(¡Ue h~biía _ Ínfi- giosas son sin duda esta am1onía invisible,' esta músic·a del silencio,31 poblada
._---~ ·nita~ente mucho que decir sobre él, in~ensam-enie ipu~hd -q~e ·sug·é;i_~,- Ln- de cánticos y murmullos ..Lá ~,ica plenitud· del silencio divino ¿no propor-
' 1erm1nablemente mucho _que contar; la rriuerte es ill_decibfe P:~·rCg.i_~.,ilo-_hay, ciona acaso un contenido COn:creto- al recogimiento :del -hombre? Transpa:-
d~sde el principio, absolutamente nada que de_c"ir Sóbre ell<L__ L~_.J~<::fablé eS rente como una noche de verapo, innumerable. carpo el- hormiguee> .sideral,
: ~ne.""<presable precisamente porque es infinitamente_ e_~Presable__· y su'sCi_taría e
el inefable silencio evoca la-vida omnipresente infinitesimal esparcida por
innumerables discursos, pero esos discurs_os torrenciales, neUtraHzán9o:se-re- la inmensidad del universo.::____ El silencio inefable,- respuesta tácita, tiene algo
··cíprocamente, se nos atragantan; lo inexpresable-inef:ible e_s, :c.OinO 10 inefa- de sublime, en Cambio el silencio indecible no nos inspira más que temor y
ble de Damasco, lo indeter~nado donde todas las determiriaciones eStán angustia. Por oposición al siler}.cio de un cielo estrellado, -el· indecible silen-
:irtualmente contenidas y se neutralizan la una a la o_tr~; rri~e-nir2;s._que lÜ cio de la muerte e_voca más bie'.n el mutismo abrumador de los espacios ne-
inexpresable-indecible es puramente privativo. La poesía o la c-rea-ci_ón __ que gros que aterrorizaron a Pascal:--aquí nuestra pregunta se queda sin respuesta;
suscita en nosotros la inspiración de lo inefable nos pron1ete un-ip:is.iona- ~1quí nuestra voz clama en el desieno: rnudo y sordo, el muerto no se hace
do futuro de poemas y meditaciones; pues el misterio alado despierta pen- eco de nuestra llamada, y el diálogo se convierte al punto en la desespe-
samientos alados: esperanza, natividad, comienzo, levitación exf,resan la rante soledad del monólogo: con aquel que nadie ha visto nunca, que nadie
~aturaleza primaveral <:le lo inefable. En esto la muerte es totaln1ente apoé- jan13.s ha probado su existencia ni demostrado su absurdo, con la a1nbigüe-
t1ca: todos los proyectos, todas las esperanzas chocan contra li pantalla im- dad divina, en una palabr:.i, todas las esperanzas están permitidas, coffio
permeable de la total apoesía. - Inefabilidad e indecibilidad se rodean un:i todas las decepciories son posibles: pero con aquel que ha dejado de vivir
Y otra de silencio; ¡pero qué contraste entre estos dos silencios! El silencio y que en ningún caso renacerá, sólo es posible la desesperación. En lugar
inefable es un preludio a ese estado del verbo que esboza y provoca en sí de penetrar cada vez n1ás en la profundidad tr:!nsp2rente ..rleLamor, el hornbre
mismo la palabra po~tica: tal es el silencio profético donde todo queda en tropieza con el muro de la nad:.i. ~ Dios. en tanto que insondable e innomi-
suspenso a la espera de una era nueva, tal es el silencio prernonitorio de nable, por rnás que desaliente las prolijas disertaciones, y por inás que se:i
cantos Y poemas innumerables ... ¿Qué estoy diciendo? Ese silencio n1isrno den1~siado ricu para el lengllaje de todos los días, podemos nombrarle balbu- -
e.'l ya poema y inú.">ica, n1ú.sica implícita y poen1a tácito. una· v otra envueltas clendo un divino no-sé-qué: -balbuciendo~.* con10 dice San Juan de la Cruz.
en la profundidaJ fecunda del caos. la inspiración que h~1ce ·h~1blar. la inspí- El Areopagita}~ :.id1nirando la concisión relativa del Evangelio, observa que
'.·ación que otorga al poeta el pocler lírico del verbo. la in.spiración que es el catecú1neno se va haciendo cada Yez más lacónico cuando se acerca a
insuflación del soplo vital contradice por tantÜ la expiración rnorral: el últiino Dios: y en ett-·cto, :.1 1nedida que uno se eleva hacia la sobreesencia, el volu-
aliento ¿no mJrc:i precisamente el repliegue del ser a un mutis1110 definitivo? tnen ele L1s palabras disn1inu)-'e: y cuando el ahna culmin:i por fin la cum-
¿Acaso no es la palabra una forn1a de afinnación óntica y vit~d? Dios y la bre de su ascen,'-lión,. el discurso se adelgaza y se convierte en un simple
111uerte son :i1nhos silencio. e imponen su silencio :l! estrépito del hon-10 punto, un punto que es la extren1idad de una punta: ese_ punto es lo InetJ.-
loquax: en el alt~ir y ante el cacJ.i_ver, los charlatanes .se callan v el locu;J.Z in- ble; el silencio se estableo: entonces cuan<lo la con5tricción del logos alcanza
terrumpe su discurso. ~Hay que hablar en voz bJja ... El :.t!rna h;unana es muy su grado mi.xilno. E invers:Hnente, las palabras- comprimidas, contraid:i.s,
silencíosa ... Ahora necesita silencio·., clice Arkel en el quinto acto ante el lecho conclensadas en la cima de la doct:l nesciencia sólo esperan poderse desarrollar
de la muerta. Dios exige ese 1nisrno silencio. pero con 1niras al recogimiento.
:1 silencio de Dios, como el sublitne silencio de la noche, es un sile~cio pre-
nado de voces lejanas y músicas invisibles que susurran al oído ele! hombre,
'l Fedo:ricn Mornpou. J/1bica ütlhui(I . .\!ornpou reconoce 4ue se ha inspiraclo en la elección Je
e:-<lé tituio en la ··Soledad sonor.I· de San lu:1n Je b Cruz.
en respuesta a sus preguntas, algo imperceptible y confuso: en el silencio 5~ Th¡'ulog,ie 111,rstique. cap. l. § 5.
nocturno, 1nientr..1:-; J.Usculta-la tierra. la Fe\Tonia e.le Ri111ski-Korsakov escucha. ' En c:1 ... rdbnu <'11 d 1 >riginaL ! :\. del T. 1

HH
·~cfiscursi\·:.unenre:la avaL1nch:i <le pab.br:Js desciende como descienden los hombre melódicas canciones. El amor no es indecible, es sobre todo inco-
:~:_tprrentes irnpetuosos por !::is pendientes de 13. montJfla: la procesión, en el municable: el atnor es decible, pero es más gr:;inde, más rico y más profundo
·:<~_in::1n~1ntisrno plotini:i.no. es una represenl::ición gr5fica <le esta relajación. Al que cualquier palabra. Si ni siquiera puedo dar una idea del sabor que tie-
·tj1isrno tiempo que retiene b.s palJ.bras prisioneras. el glaciar del supremo ne una magd3.lena mojada en té, más que indirectamente, evocando por la
silencio es l:J fuente de Lis efusiones inagotables. Del ~ismo modo, pero magia de las palabras vuescros propios recuerdos: ¿cómo podría dar una idea
con otras ir11ágcnes, lo inefab!e es e! objeto de una muda inruición: los ra- del gozoso ent1:1siasmo del ;imor, mezclado al perfume inexpresable que tie-
zon:.imienros locuaces se recogen y fin:.1ln1ente se detienen en el foco pun- nen las lilas en flor cuando se tienen veinte anos y cuando la tibieza de l:i
tual. a la vez ardiente y hel:.1do, de la oscura luz: pero el ho1nbre, reducido primavera enloquece a tod:1s las criaruras? Este es un secreto único, del que
a! silencio por la densidad y !a intensid:id 1nisma de esta intuición, arde en nadie puede dar una idea a nadie. El secreto de una noche de Praga. En
deseos de hJb!ar y de c3ntar: pues b. intuición transdiscursiva es posibili- cambio, puedo ayudar a otro a encontrar en su propio pasado sus propios
dad de discurso sin lín1ites: y lo mismo que el instante del fíJt inicial está jardines de PrJ.gJ., que bien pudieran ser tarnbién un pequeño barrio de pro-
preilado de un:i continuación que el inten.ralo desarrolL1r:í, así la inruición vincias: el otro, cautivado por la poesía de !os recuerdos. recreará para sí
es[:J. totalmente preil:ida de un lirisn10 potencial que se desarrol!ar:l en dis- 1nismo el hechizo del amor. incompar:Ib!e en cada uno, y análogo en todos.
curso :.d infinito. E! locu:Jz logos forma por r:into la base de una pirámide de El imor, como la calidad, es inefable porque inspira al amante-comparacio-
l:l que b. silenciosa inruición es l:i clrna_ Lo inefable es el inexpresable silen- nes, analogías y met5Joras innun1erables que le permiten sugerir J los otros
cio que desata las lenguas y, por un:J infusión o inspiración inmediatJ, con- su intuición: aquí, todo alude ;i todo; cada una de las comparaciones, tomada
fiere :1! poeta el don de !os cantos: no hay de qué e:xtrailarse por tanto si por sí sola. es insuficiente. unil:iteral e incluso engaflosa, pues puede indu-
Dlos es un tern:i in:igotable de la poesía universal. ¿Acaso no es Dios aquel cir a error a aquel que se 1~1 tomara al pie de la letra, se quedara en ella, y
que bClce. rrotEl? ¿Acaso no es Dios el poeta supren10 en L1 medida en que --:~{...~-- -~
no fuer:i inás all:í de l;i ün;igen; sin en1b;J.rgo la sucesión infinita de n1etá-
i1nprovlsa los 1nundos? ¿Y la PoesíJ supren1:i, a su vez, no es el objeto eter- ; foras nos sugiere, en últin1:i inst:incia, una visión velada del n1isterio, del
no de toda poesía? - L:1 !ibertJ.d. corno Dios, es un inefable objeto de inn_li- ' 1nisn10 n1odo que la acun1ul:Jción de imágenes contradictorias, en Plotino.
ción. porque es l:J fuente vinuJl de rod3s bs decisiones que brotan de una nos sugiere poco a poco 1:1 intuición irracional del Uno; a pesar de no ser
voluntad; irnprovisa los actos imprevisibles que se suceden en el curso del "del mismo ordenu, lo con1pletamente-distinto puede ser sugerido a partir de
devenir. ¡Fuente in:Jgorable e !nagotablemente generosa! Pues le hace falta al8o con1pletamente-distinto: ¡el a1naril10 a partir del rojo, el fa sostenido
un:i \·ida entera :i la 1nismidad p:lra'"'desarroll:ir los posibles cuya narración ·~··. 1nayor a parrir del violeta, el re ben1ol mayor a parrir de una noche de verano!
toinaría un t!en1po infinito, cuyJ historia ocuparla interminables relatos. ¿Qué ..:e;.~~ La imaginación pone en inovimiento a !:J intuición, y la intuición completa
estoy diciendo? ¡Esos lnterrninabtes relatos :-;erían incluso demasiado cortos y recre:1 de un solo golpe lo inefable <l:.Indo el brusco salto que le sugieren
p~ir:.i contener los innurner:.ihles :.Icontecin1ienros! - El an1or. en fin. es inefa- Ías n1et::ífor:1s. - Aho. .r;i hit"n. no hay intuición <le la indecibilidad n1011aL ni
ble porque L"S lnl'xauscihli: y porque, si bien e:-> cierro que \ i..1elve :1 los hon1hres con1unión posible con el no-."er. El perfume de un:i rosa es .. incomparablt"·
:->ilenciusos. en oc:1:-;ionl'..'i los \·uelve elocucnres y h:ice de toJo :1n1:.rnte un porque se parece un poco :1 todo, porque lo relacionarnos con todo, y evoca
poet:.I. El :.unor desenc:.i<len:i un:J especie de ebriedJ<l líric:J. EUrropEl Aóyrov el inagotable pasado <le Jo.::; recuerdos queridos. Y la muerte, en cambio, es
rrEpl. ápi:tfíi;. dice Diori111a c'n el Banc¡uete. '-' El amor, en la n1edida que im- incotnp:1r~1hle porque no .'e parece absolut:i.mente :i. nad~t. Lo iridecib!e de
r!ica. según los rérnllno . . de Plarón. e! J!u111bran1iento o KUricrl:;:, ¿no es la l:i n1uerre no tiene an~1logí:1 l·on nada. no se parece ni se relaciona con nad:J.
C:lUSJ cre:tdor:1 por excelenci:i,:i·J Éx: -roU µT, Ov-roi; Eii; -rO Ov lóv1'1 cá-rla? En esto no tiene nada en cornün CL)n ninguna experienciJ finita: ni poco ni mucho.
al n1enos el a1nor es !irer:.ilmente una poesía. noiri01i;; y viceversa. los poe- la muerre no es sugerihle J parrir de J;:¡ vi<l:J: nada la J.nuncia. nada la recuerda:
tas son a su manen yEVv~Lope;, es decir. procre:idores y hombres de amor. de este inco¡nparab!e, no tenen1os ni presentirniento· ni resenrimiento, ni
El :imor e::; Uen1iurgi:i no únic:Jmente en el sentido erótico. sino incluso en sahor :1nticipa<lo ni regusro. Las experiencí;is susceptibles Je ser repetidas
el sentiUo poético: pone en movimiento !J inspir.ición fecunda e inspira al una y otr3 vez comportan una resonancia o una repercusión gracias a las
cuales nos impregnamos de su olor. saboreamos su sabor. degustamos su
q 2!1'-) h. gusto: así es co1no el hornhre puede comentar la guerra una vez terminad;i;
,, _'.¡¡:;h.
los a1nores pasa<los. el recuerdo Je sus arrebatOs. Je sus Jifunta.s primaveras . .
'!()
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lugar a interminables comentarios. Pero la muerte no tiene día siiuien- simplicidad fecunda, a la pobreza pródiga del niño Eros, la muerte opone
¿Cómo comentar un --instante que-no tiene un DespUés? ¡La ultimidad del su esterilidad- ;;in:- remedio. y la.fascinación embrutecedora de su anti poesía.
:-~_-desastre total fulmína el comentario póstumo, y lo fulmina en el instante mis- Es_ta es la razón por la que la filosofía de la muerte corre el riesgo de redu-
;-~_-mo! La muerte excluye toda retrospección, toda reminiscencia, A.simisrno ex- cirse a una tautología estacionaria: excluyendo cualquier desarrollo, cual-
:>cluye toda anticipación: no solamente es impo.Sible dar.una idea de ella a quier- progieso dialéctico ¿no corre el riesgo de estancarse sobre el propio
'otro, sino Que sobre 'todo es imposible hacerse uno miSmo la menor idea te1Teno? De lo inena17ahle absoluto, no hay nada que contar. Apenas -ha co-
:de ella; ra:muerre no _es: propiamente hablando; una experiencia que yo in- menzado y ya- ha llegado-al firial, nos deja estupefactos en un abrir" y cerrar
: tentara _desesperadamente trasmitir: es más bien aquello que nadie ha eX- de ojos: cuando se trata de la muerte, el alfa y el omega coinciden, y la-- ·pri.;
_- :perimentado nunCa, aqu~el-lo que nadie ha probado, ni puede imaginar a for- mera palabra es 'ipso facto la última. ¡Al filósofo de la muerte antes de erhpb:
.tiori su tonalidad cualitativa. Si la intuición de la cualidad es inc~municable zar a hablar ya· se le ha acabado la cuerda! La muerte dice no, meJor -aún;
es porque no puedo· hacer partícipe a nadie del secreto único que detento~ no responde, pues· el mutismo abrumador es su única respuesta. En todo
Pero nadie detenta el secreto de la rriuerte. Lo -indecible no tiene sabor ni caso, el No mortal no está lleno de matices y de alusiones, como está-llerio
olor, mientras que lo inefable, por el contrario, contiene todos los sabores tje ~lusiones y de matices el No de ese inefable que, a través de mil reti.;.
Y todos los olo_res: lo que quizás quiera decir lo mismo, aunque el silencio cencias y sobreentendidos, dice finalmente Sí, o al menos Tal vez, y, _si no
que se desprende de lo inefable difiere completamente del mutismo al qu.e pi_-on1ete nada, deja··esperar algo. El No de lo indecihle es tautegóríco y adia-
· lo insípido-inodoro-incoloro nos reduce. Lo inefable hace balbucear a lo-s léctico; no necesita ser comprendido ni interpretado, y tampoco está hecho
hombres, mientras que lo indecible, con su v:.i.cía monotonía, les hace más para sugerirnos segundas intenciones positivas: el No de lo indecible és el
bien machaconear. El aprieto en el que lo inefable nos pone es una gozosa No puro y simple; dice No y ya está, y a continuación cierra la puerta ... O
aporía debida al exceso mismo de nuestros recursos y a la dificultad de ele- dicho de otro modo: rechazo categórico, el No de la inuerte pone punto fi-
gir; mientras que lo indecible seca el verbo en su misma fuente. Y mientras nal a todas nuestras disertaciones y deja helado a nuestro discurso.
que lo inefable es una generosidad inspiradora. lo indecible es más bien Deberíamos por tanto pregunr.arnos- si las analogías que, consideradas de
una aridez estéril: el misterio del amor poetiza, fertiliza y moviliza el espí- una en una, serían siempre insuficientes, no son capaces de sugerirnos en
ritu, mientras que la Gorgona de la indecibilidad lo petrifica y lo deja esru- última instancia algo así -como urla intliición de la- muene; si ia .muerte no
. pefacto. Podrí;J. reconocerse entre ellos la oposición entre el Encantamiento puede ser, por así decirlo, poetizatfa. ¿Es la muerte el superlativo del dolor?
Y el Ivlaleficio, uno que fecunda al espíritu y le hace capaz de crear, otro que ¿Es .la muerte lo simétrico invertido del amor? ¿Es la muerte un gran via-
lo paraliza Y lo fascina como si estuviera bajo el efecto de un narcótico: pues je? ¿Es un profundo sueño?5'i Esta última analogía es la que nos sugieren las
lo indecible es n1::is bien hechizo que enc:intan1ienro: los 1nisrerios de la ine- "Canciones Je cuna de la muerte" de rvtoussorgski y de Suk. y el poema sin-
fabilidad son a la 1nagia de lo indecible lo que la seducción del :.unor a los fónico de Liszt De la cuna a In sepultura. Todas estas analogías naturales
sortilegios de la inuerte. ¿L:i seducción no es acaso positividad fecunda. pro- :-;on refutadas por la filosofía apof:.lntica: a pesar Je todo Eros, .A.lgos y Hyp-
1nesa de futuro y anre todo vitaliUad? Pues es la criatura viva, y pJ.nicular- no:' representan orras tanr~1s aproxirnaciones empíric:.i.s, en cuyo horizonte
1nente la 1nujer. portadora de fururo, la que tiene seducción ... El encanta- podríarnos vislumbrar el n1isterio 1netaempírico de la muerte. - ¿Puede la
n1ientO del de:-;conocirniento, al que lo inefable se reduce, es t::imbién la 1nuerte ser pensada en alguna de las categbrLis ele L.J. enunciJción? A decir
fuente encantada de todo conocimiento: en este encanc1mienro se ocultan VL'rdad. la palabra categoria est:i aquí especialrnente mal empleada, tenien-
lo incognoscible que hace conoce~, lo irr.icional que deshiela el saber, y, en do en cuenta que las categorías son las formas circunstanciales de la predi-
una palabra, el misterio que sólo puede dar sentido a lo inteligible. La doc- cación, y que la muerte es, como Dios, impredicahle-: la muerte está fuera
ta nesciencia de lo inefable ¿no será por casualidad aquello llue llamamos de cualquier categoría; en el No absoluto de este indecible, todas las deter-
gnosis? A la docta nesciencia de lo incognoscible encantador, oponemos minaciones positivas se encuentran nihilizadas. Las categorías sirven para
ahora la ignorancia sin esperanza y la desesperación de decir. desespera-
ción en que nos mantiene el maleficio de lo indecible. lo indecible no es, 1 clasificar y para ordenar abstractamente ciertas determinaciones según las
cuestiones que puedan plantearse al respeao: en cambio la muerte de alguien
como el J1nor según Diotima, hijo de la Opulencia y de la lndigencia, ya
j
que es más bien indigenci::i pura, rrEVia rrcx.vtcA~~- y ::ihsoluta pobrez:i: a la ' y; .\lol1~-;orgski. ·Cautos _l' da11::as de la mor:rll-", !l. _Jo..;cph ~uk. Ckoléhtll"ky, op. :\:\, n.'' 6.
~~-
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92 91
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e,-; un :1concecirnicn[o :'iin tv· .:nico en su 32-n<::"ro. una monstruosídad so- CAPÍTULO II
lit:\rÍ:l: csc:i. incL1sific:..1blc :1con1par:tbic neg:ll.:ión <lel ser-propio está en EL ÓRGANO-OBSTÁCULO
un plano con1p!eta1r.· .v _:;,tinto a [Odo to Jcn1:ís y no üene parangón con
n:lda. Oblig:J.nJor _.dJ. rnon1enro a ir hasr:i el límite, la nihilización ab-
.;;olu['.1 h:1cc .-.:·· · ··s :Jircs todas las fonnJs categoriales.
Cunf· __·..;-" :n:.t vez: 1:1 rnuerte no c:ibe en una cacegoría abstracta
un:t especie cabe en un género al lado de otras especies
i1:-t11L1 g;c::1cru. o con10 un;:i experienciJ singuL1r entra en una especie
:;_o~·
:~1Jo Je ¡)tc1.-; experiencias de la 1nism::i. especie: la n1uerte no tiene pa- -°"'-"'-_'.:
.-',_~-
rangón con ningún otro acontecin1iento de la continuación, dado que es- -~~t:
trJngul:l la continu:1ción rnisn1:.i: L1 n1uene es de un orden distinto, de otro ·;.~,.__:

~~~­
inundo. csti sobre otro pLtno, a di::Jtinta esc:il:.i. La 1nuerte-propia no puede -~.
---~·
por t:.into ser sulx.;u1nicL1 bajo una rúbric:1 conceptu~1!. y· por otra pane, co1no
dc111osuaren1os a propó.-;ito del !nsrJ.nte, la n1uene no es ella misma una cate-
gori:1 :d !aclo ele Li.-.: dl.'n1j . . categorL1s. un:1 c:1tegorí:1 en la que se puedan cla-
sific:.ir y or<len:.tr L1::; experiencias. L:.i categorí:1 de Li cualidad, pudien<lo ser
:ll inenos concebic!J. permite con1rrender el víncuio que hay entre las cua-
!iJades percibid:1s: y :1unque no se:1 direcrainente \·ivida, hace inteligibles la
l l. La uidn breve.

Sin duda bastaría con decir que la muerte no es únicamente la nada de


ron:i!i<lad de los sonidos y de !os colores. El lugar :ibstracto no es en sí n1is1no nuestro ser son1:5.tico, sino tarnbién el nada, e incluso el nuncJ-jan1:í.s-nada
objl:.'tO de cxperienciJ.. pero :i J-'Uda ~1 con1prencler cón10 puede descubrirse de nuestro todo psicosornitico: con esro est::í todo dicho, y las negacio-
en el espacio e! :íngulo Je un objeto loc:1lizJb!e. El ¡ien1po vacío no es perci- nes sucesivas se convierten en superfluas; después de esto, es inútil insistir
bido directan1ente. pero h:1cc que con1prend:1111os. en todo n1on1cnto, el en que el nada rnortal excluye, con mayor rnotivo, la relación y el ca1nbio,
c:unbio concrero y L1 rnu<l:J. concinu~t del presen[c' ~- 1:.1 sucesión del J.ntes y el tiernpo y el lugar. En cierto n1o<lo. sin ernbargo, no está del todo injustificado
el después. La n1uene. en can1bio. ~qué es lo qut: n1e hace co1nprender? El h:1blar delªª priori" letal: el niorta/. 1nucho antes de ser moribundo. es mon·-
!u~:lr puede enrenJerse corno un e;;pacio relleno de contenidos concretos, tu nts, es decir, destinado a rnorir: desde ei mismo rnomento de su nacimien-
Lt duración con10 un tien1po lleno de aconteci1nientos vividos ... Pero la vid~1. to. el vivo es aquel que debe morir: des<le su origen, su constitución y el
t.:n c~unhio. no 1.:.-; un~i n1uene su.-;L·cptihlc de llenJrse con el ser. L~1 n1uerte ricino n1isn10 de su existencia. 1:1 sucesión de Ja..- etapas de la vida y las
h:1c'-· ~dgo n1j.-; qu,_, 11'-·g:1r Lt \·ida. pue.'-' L1 nihi!izJ_ 1: :dgo n1ás que contrade- ~r:u1de::; transfonn:tciones hio!ógic:1s del organisino ,:oncuerdan con la dur:.t-
cirl:i. rl\.lL'.'-' Lt n1~1Lt. LJ rcl:1ci{Jn c:nrrc.· el .'-'LT '.. Lt n~:li~L o entre !a continuación ciün lin1irada concedida :1 Li e.specie hu1nana. El .'>t'r actual del hon1bre está
y ];1 cc:--~1L'ión. nu r:--.. L'Otno L1 rcLtciün dL'l i..k·\·1.._·nir ..._·~1nLTeto en e! rit:'tnpo ahs- par:1dójic:.in1ente d!=-n1inuido por e! hecho de que un dí<1 cesará de 5er: un
tr:tcto. IJ. relación dL' un .\!:.is con un :\lis. ~· no es un:.t relación directa: es fin;_il que lleg::ir:í d~ntro de treint~t años n1odifica este ser desde ese mismo
inj.-; bien Lt rcLK'H)n de un .\lis \.de un .\k:nos_ L1 :nuert~. ya lo hen10.:-; \·isio. in.:;t~1nte. aunque e.-;e final no esr:i insc:-iio rodaví~1 en su n1orfología actual:
no '-'-" de! 11li;;1110 -.1.~no ni rielll.' el n1l;-;n10 _-;entido que la plenituJ posiciva de tTlejor aún: ¡el día de hoy no serla lo que es sin t:sa 111uertL' lej:tna! La 111uerte
Li.-, expericncia.'i \'1\·Kl~L'-'. sino que <::'S de ::;i~nu y de .">enrido inversos. Tam- no es la pura y .'iünple CLnnin~1ción tenninai de la \"ida. sino rnjs bien la salida
poco .">lrve par:1 h~1cernos entender éSta pleni¡u<l. :.-.:ino n1ás bien para hacerla solícitJ. de esta vida: presenriJo largo tietnpo por :i<leb.ntado, el últin10 futuro
i ncun1pren.si1 )le! de todos los futuros eierce sobre nuestro presente una especie de acción
retrógr;.ida: L1 :tnticipacic'}n del fin dt: los fines proyecta sohre la continu:.l-
ción que le precede una particul:.tr luz. La idea misma de que la muerte es
el no-sentido de !a vida, la inconsistencia de todo nuestro ser. la precarie-
(_Ltd del devenir y 1:1 vanidad de todo lo humano en general, esta idea. si
hi..:n no hJce la exl.-;rl:'nci:t rn:is irHeligihl!.:', le confiere sin cinhargo una

<_l.¡
tonalidad y una fisonomía sui. géneris;::¡·áunque parezca mentir:a, la vida· no residencia y hace su nido, aSí .-e'Ltie_mpo c~ncreto es t,~\·. tiempo circunscrito,
.. _sería la vida sin una .cierta -dosis de' _ ·s-trJ.'.'· Sentido!_ Esta cn1tJa ..paf:id_c:ja de un circular, estHizado por la cl_ay::;ur~ -~e_ !~-m~el1:~,:.- _¡P_u_es taru~1én hay. una.•poé-
. sentido del sin sentido se rodea" sin_e-rllbargo de.uri..1il'iste.rio.qué rio está tica» del tiempo! No tenemOS-la--.~ter·nidJ.d.·ctelañré' de iiOs0~,')s. No estamos
. implícito en ei a priori. Podemos decirJque el a priori gnoseológico es lo en medio de una duración infin-ita, sUmergidOS en Un tiempv·;nnro3-nico e
,- ' -_.' ; .-_ _· ; '- o
. incognoscible que nos hace conocer;-:lo:'impensable que es la condición' de informe cuyó:_término se·.=.pt::f_der:ía dé .vista.: ¡No! El tieffipo de la \ida. no es
todo pensamiento, la fuente oscura :dé-')a luz.. ¡Pero la ·muerte no es nin- ese tiempo amorf~ ... Tanq.ítCrrh:·se;nf/er uictun· vivitis: aunque SéneÍ;;'l_.está
-guna fuente, ni siquiera-- oscura, de·"eS¡)lt~n_d_of! La muerte no es únie-J.n1ente increpando aquí fantasn1~i$/El _tiempo' de la_-vida es un· tiempo limitad6 ~
-·lo inconcebible ~ pueS· enronces sería. s'.ÍrnpleinCrite aquello que no· puede que su finitud· misma preSra U-n~ -o~g:~n_ización·;. una- détermiriación, una
-:ser pensado: la muerte es---además· lo inyisible, 10 qtfe- contradice -y riihiliza ·sucesión de momentos:- er-.-ue.mp:C>' de la vida se'- articula en lapsos-' de .. tiempo;
lá vida; la muerte es el absurdo. Hay-algo de' irraciOnal en el hecho de que y así como lbs :petiodos _r:tncidenadOs_ y' los ·éPiscidioS sucesivos se: limi-
el sentido de la vida contenga precisa1ne9te esta contradicción. Puede decirse tan unos a ottds· en_ el tiemP_o &Iobal de 13. vid3, así es,e tiempo global a su
incluso que la muerte iinpone una forma a l:i vida, ~on una excepción sin vez, ese Tienipo-de todos _lb.S tiempos, encajonatjo entre eI·nacimiento y la
embargo: la n1uerte misma es una forma:sin fonna, y esta forma informe en- muerte, aparece- como ·un· episodio en la eternidad de la nada: las dos nadas
traña más bien la descomposición de la -fonna orgánica-, el tono, que mante- que le oprin1en, la nada anterio~ al comienzo y la na·da posterior al fin. con-
nía en Li. continuación de la existencia: las estructuras inestables y frigiles ~.- vierten el tiempo global en una: dliración vertebrada. labrada, estructurada,
llamadas órganos o tejidos, se relaja; en el lugar del cuerpo no qued:i rnás donde se articulan entre ellos_ hasta el infinito los tiempos seg1nentarios. Así
que un cadáver incapaz de conservar' su forma. La muerte es de hecho el con10 la silueta actual de la persona es una especie de recinto recor[ado en
espectro de lo amorfo, cuya an1enaza pesa sobre nuestra existencia. ¡Pero el espacio infinito, así la \·ida personal es una carrerJ. de algunos decenios
lo más paradójico de todo es que esta an1enaz;:i de retorno a lo inforn1e rnan- cirClJnScrita en el océano de la eternidad sin límites. La finitud es lo que da
tiene la tensión de la vida! La amenaza de lo infonne no es la forn1a de la un valor al tien1po desnudo, es decir, la cosa más impalpable y más neutra
vida, pero mantiene la forma vital. ."'-- riesgo de invertir lo positivo y lo neg.ltivo, del n1undo, ¡la vil duración! ¿No es el tiernpo lo contrario de una mercan-
Bichat definía la vida con10 uel conjunto de funciones que. resisten a la 1nuerre·« cía? Aunque si el tiempo no es dinero, sí puede ser la condición elemental
La positividad \'ital puede ser considerada en efecto como la negación conti- y ;:ibstracta por excelencia de todo enriquecimiento._ A partir-de 5-éneca, 1 la
nuada de una negasión intestina: sin en1bargo esta negación pasa lo 1n:ís- a filosofía ton1a conciencia del valor del tie1npo y no desdeña regular su
menudo desapercibida en la afirmación cotidi;:ina de la existencia, y una economí:.i y su buen uso. •1Von exiguio-n temporis bahemus, secl multum
especie de finalida<l biológica parece veL1r par:.i que permanezca sepul- perdimus. Satis longa rita... Non accepinzus breuem vitam, sedfecimus.~ "i-
tada lo ni:ís profunda1nente posible en la inconsciencia. Aquello que Séneca. que reprocha a los frívolos disipar semejante tesoro (~re omniton
generahnenre es insensible puecJe sin etnhargo. bajo el efecto del dolor o pretiosissinro !uclitu11.). nos reconlienda que llevemos la contabilidad de
de la enfennedad. despert:irse e.le pronto: cuanJo la neg:rción itnplícira se nuestros días: ·Recense ritae tiuu! dies•. Para la filosofía cristiana. el buen
convierte t:n un peligro rnonaL la resistencia a la negación se transfonn~l en etnpleo del tie1npo consi~te en la preparación para la vida eterna ...No hay
protesta desesperada: el peligro de 1nue11e. exacerb:indo el instinto de con- nacJa más precioso que el tie1npo, puesto que con un solo instante se puede
servación. pone en e\·idencia la continu~l J1nenaza de des:igreg~1ción que co1nprar el gozo de una gloriosa erernidad." 2 Regulando el aprovechamiento
:.ibrun1a a las estructuras \-i\-;:¡_s y acabari por arruinar su fr::igil equilibrio: el de los días por el seYero '-..'Ó1nputo de las hor~1.s. Nicole condena los v:inos
vivo se Uehate i:ntonce.s conrra la aguda :tntítesis y. en el enloquecüniento pasatie1npos y to<lo aquello que Séneca lla1naba . fernporis jtu.:tura". "Llegar:J
bíológico de todo su ser. defiende encJ.rnizad:.tn1ente la form:.i orginica un día, cJice Fénelon, en que un cua110 Je hora nos parecerá más precioso
amenazada de repenre.
Dicho de un 111odo rn:is general. la presciencia cJe l:i n1uerre apasiona. pate-
tiza y dran1atiza l:.1 duración finit:i que el destino nos concede. Un üe1npo t De Bre/'itt1te t-'ifae. § L j. ll. El comentano de Nicole: Néjlexion.> sur le traité de senr!que, ·De la
IH'ié1'eté de lr.1 de·.
infinito no es más soportable que un espacio infinito. Y del misn10 inodo ~ El padre Nicobs de Sau!r. .--1dre,,1:e pour cbercher OieH par les t•oies nat11reíles er surnatttrelles,
que el espacio concreto del que habla Bachelard en su Poética llel i:!Spa- lfr'i L. ~it:ole. De tusa.~e d11 rempsi c"nsayn púsmmoJ. Ft:ne!on. Réjle:dons saintes pn11r tous fe.'>jours
cio es un lug~tr t."l'rrado. casa y ciudad natal. donde el_hotnhre elige su r/11 111ois, 2- jurnad:i.

l)7
')(¡
rn:ís de.se:ible que lodas las for .i'
Dios. liber:il y ma~':!. lo finito encerrar la intensidad y la profundidad del amor en ese tiempo
en toJo lo den1J.s. nos en'.:' . cconorrü::I de su providen-\ irrisoria~erlte ternporal que es la divina estación de la· infancia? ¿Cómo su-
cón10 Jeben1os ser circi · ..-
~· ';uen uso del tiempo, puesto plir la eternidad con el fen.ror? A.unque es sobre roda la propia vida la que
no nos d:i nun<..':' ,; ·:ez, y sólo nos concede el segundo ~ se vuelve fecunda por la amenaza apasionante de la muerte. Así como el
Je re< - ·-:_ ;_Jr1;;· TJ.rd5.ndose el tercero en la manga, de~·( hombre de acción no coronaría jamás sus empresas si no se viera enfren-
tncerr!Jur:: .'.-.: si lo !legaremos a disfrutar un día. El tado a un plazo fin;:il, así con10 el creador no terminaría jam5.s su obra si no
-, c>::i dJ.do p:ira aprovechJ.r L1 e[ernidad; y lJ. eternid;:id nunca será estuviera limitado por el tiempo, así el ser vivo en general no terminaría
·'~º larg:.1 corno parJ. lJrneruar l:i pérdida de tie1npo si hemos abu- ,.;~~~~.Í nada si la muerte no fuera pisándole los talones, si no estuviera acuciado
·.:1.ldo . . k: ¿r.. L:1 recuperJción del tiempo perdído tiene desde ahora un sen- por el término fatal y por la prognosis intuitiva de su corta carrera: abocado
Lido. :'>Ets in.:üpido, mis Inodoro, y n1ás incoloro que el agua· pura, mis a lo provisional y disponiendo sin en1bargo de ciertos aplaza1nienros, el con-
int::ingib!e e irnponderable que el aire atmosférico, el tiempo, cuando se denado es capaz de emprender grandes cosas. La invisible negación que
nos n1ide rneticulosJrnentc, J.dquiere un valor infinito. Por unas gotas de Jbruma !a vida alimenta en nosotros una inquietud, una perplejidad, un
:igua en el culo de unJ bote!lJ. quien se est:.í rnuriendo de sed en el desierto est::ldo de incornodid:Jd bast::iOte parecidos a la aporía fecunda en que Sócra-
darí:J sin dud:1 todo el oro del mundo; por :i.lgunos ins[3.ntes más de apla- tes sumía a sus interlocutores. ¿Quién sabe si la adivinación de la muerte no
z:.1n1iento de l:i pen:i ¿qué no d:iríJ. el condenado J. muerte? Así como la concede a las vidas breves su tempo precipitado, su Íitn10 acelerado y
r~1reza y, cuando se est:í :il borde de l::i n:id;:i, JJ unicidad que es el casi nervioso, su intensidad patética? Tal habría sido la vida fulgurante de un
n3Ja, encJrecen !3s cosas y les confieren un valor. JSÍ la brevedad del plazo Chopin, o incluso tal vez de un Pushkin ... Aunque e.S verdad que el genio
y, en ú!tün:i instancia, el instante semelf5.ctico que es el casi-nunca, revalori- misn10, en el momento en que vive su •.-ida breve, no prevé necesariamente
Z:ln el devenir: pues el insr::inte es la casi-inexistencia Y el acontecimiento su brevedad: es con posreriorid:id y en futuro anterior, para los demás en
dudoso por excelencia, lo n1isn10 que el hápax es la aguja rnás fina y el una palabra, para un:i conciencia superior y para los supervivientes _para los
super!:Hi,;o r.trísirno el.:- la rJrefacción. ¿Qué digo? ¡El casi-nada de la dura- que Ja vida breve h:1br5. sido breve ... ¡Pero eso los testigos Y biógrafos no lo
ción, :1p:irición evanescente, es rn5.s inexistente que cualquier haecceidad s:ibr:ín n1ás que retrospecti\·amente! i\tíientras el vivo está en vida, no sabe
inUíviJual! La person:i a !::J. que se concede un cu·Jrto de hora mis de plazo todavía que su vida será breve: la vida, para el vivo, es lo que es, ni breve
no Jebe desperdicíar esos quince preciosos minutos: ¡el tiempo urge! Pero ni i"J.rga; y cuando l:i muerre precoz, prerruturamente sobrevenida, ha finalmen-
:J.quel que dispone de un único inst;:inre ¿cómo lo emplear5.? ¿Qué hJri con te sellado la brevedad de la vida bre\·e, cuando la vida breve se revela
es:i rr1or:J.tori:.1 infinitcsirnal para no perder su última oportunidad en toda la decididJtnente bre\·e. y:i no qued:.i vivo para tomar conciencia del hecho ...
eternidad? Ahor:I bien. puede suceder que un instan re sin duración concen- y sin en1bargo es co1no si la corta vid::t del genio contuvierJ. en unos pocos
tr~ en sí n1is1110 ~l \·:J!or de un largo interv:i!o y con[eng:1 el máxin10 fervor :Hlos Ja ohra de un:1 larg:1 carrera: la e\·olución es r:ípida. la perfección al-
en et núniino tie¡npo ... Sucede J \·.:-ces que un goce continuado y 1n:ís o c:inz~1da pronto. el periodo de tanteos reducido al 1nínimo; se diría que una
n1enos diluido SL concen[rJ de pronto en un júbilo repentino. ¡L~1 pasión e.:;pecie Je prisJ cL1ndestin:1 precipita el devenir de esta vid:l ;.irdienre _y acorta
concentr:1da en t:se insrante puntual tiene in:is valor en ese caso que años las ecL1cles sucesiv:ts.
enteros de tr:1nquila felicidad'. Pero ¿qué es !'.1 vid:i enter::l. perdida en el
oc~ano de la eternicL1d. sino un ¿¿,rn11 instante? A n1edid:::i que los milenios
.'iuccden J. !o.-; rnilenius, :i n1ediJJ que el olvido hace su (r:lb:ljo, la biografía 2. El Porque .v el .4u1u11u:': .finitud. co!poralidacl, tenzporaliclacl.
Je] Jes:ipareciJo se h:lce c:::ici:i vez 1n::í.s dudosa y tiende :i :::inul:irse: de todo
Jquello que fue una vld:i quedar:i un c:isi-nada. :lpenas una huella .. En Forma parte de las irle·Js simplistas, es decir, de todo sistema unívoco y
nuestra.::; re]J.ciones con el prójimo, b caducidad o labilidad Jel devenir es uniLHer~il,el ignor~tr la anfiholia del a priori 111ortaL Y sin embargo este :i
!o que nos hace t:In precioso al ser querido y explic:i nuestra dilección infi- priori mantien~ con la vida una relación a la vez causal y concesiva. La vida
nit:J por L1 efünera y fr:igil inocencia del niño. nuestro :1pego casi malsano se afirma a pesar de !a muerte y contra la muerte y a despecho de la muerte,
a su precaried:iJ y :i su ingenua frescurJ. ¡No dispon.:-mos de toda la eternidad pero al mismo tiempo y desde el mismo punto de vista la vida sólo es vital
par..1 Jdorar. cuidar y proteger esa inocencial. ¿Cón10 contener !o infinito en porque esti ahocadJ ~1 !a tntH_:>ne: la 1nuerre es el órgano-obst:ículo de L1 vida.
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~ 1 99
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-·:-:>_-;,'.:;~ ~~'no es qüe ·1a 'V_ida, p-J.ri·af~tilai:se·Viva, dé la vuelta finalmente al obstáculo cuando el obstáculo .se endurece y cuando el L"erpo no es más que un muro
.·'.:'.;:--- ]i--Cgativo de Ja· illüer-!e y ton vierta el in1pedimento en instn¡mento; tampoco opuesto a nuestra libertad. Generalmente, el 'áro-ano-obstáculo_ f:S- princi-
,-;~;;;.'. :;~5 que la muefre·sea un obstáculo en determinados aspectos y un órgano palmente un órgano, un órgano contrariado y-<:'.01~:.>Jlicado: así, etc·eiebro es
--.--;~if.- :~notros ... ¡No! ·Es el obstáculo entero y verdadero lo que e~ un-me_dio, el _ el órgano-obstáculo de! pensa1niento, el ojo, el órgai:,.,,,nhstáculo de -la vista,
-s::· :í!Tipedimento_que es un instrumento: quanquam y quonfcim ·expresan,,;-- el lenguaje, el órgano-obstáculo del sentido. Georg Siriirllc-;, d.E\5cribía en la
. ·.o- ___Igualmente bien la altern:iti-;a, la insondable cotitradicci~n, ía paradójica "tragedia de la cultura..3 una arnbivalencia dialéctica del mismo _ord€.:~~~-eCe~pí­
relación de la vida con su negación. Como en ef caso en qúe la· objeción es ritu, si quiere expresarse, necesita de determinados signos que.-sin,embarg'u
¡)recisamerite 1:1 razón, la irritante razón (credo quia absurdtu_n, y- no q.uam- le desmienten, y que le sirven a la vez de estorbarle; ¿en virtud.de que c'urio-
absurdum, certum quia impossibile y no etsi), el vivo se afi~ma" no so capricho del destino el sentido no- puede expresarse--más que-en -el males-
Sólo a pesar del obstáculo de la muerte contra el Que protesta, -sino adeffiás tar? Tal es, sin embargo, la acrobacia del estilo... La obra -reniega del·:creador-.-
e ipso facto gracias a ese obstáculo: y sin embargo ese obstáculo c6,n~er-:­ del que procede, y sin embargo sin criatura tampoco habría habido cre3.:..
t_ído en condición de la existencia, ese obstáculo a la vez alógerio_ Y.'end&- dor. Así es como la ingrata progenitura reniega de ·su mismo creador. Pero
g·eno, no deja en ningún momento de irnpedir aquello que_ coh4r~iüna. eso no es todo: la retracción o contracción de la existencia individual es la
¿Habría que hablar de un desafio cínico y un poco irónico_ al -prfri.Cfj:>io de condición de toda vida verdadera y ?eter_minada: ¡condición contrariante, y
C6ntradicción? ¿O tal vez de una economía admirablemente irig~~iosa que determinante en la medida mis1na en que es contrariante!· ¿No son acaso las
se v:iliera del no-ser para afirmar el ser? A::;í es con10 los hombres se sinren linütaciones el precio que h-J.y que pagar por la vida personal? ¿Acaso no
de las caídas de agua para hacer girar sus turbinas y convierten ta fuerza hay que soltar lastre para llevar una existencia plena? -¡Pues n9 se puede ser
devastadora de los torrentes en fuerza motriz: la violencia domesticada se a b_ vez todo el nlundo y uno n1L.:;1no! ¡Aquel que lo es todo no es nada! La
cünvierte en obediencia ... Pero no, el órgJ.no-obstáculo no es un a_rdid de persona es esta paradoja nlisma de la positividad negativa y del infinito fini-
ingenio que hace trabajar al servicio del hombre a las fuerzas hó-stiles. to. Aquel que acept3 ser poca cosa, que no quiere ser nlás que lo que es,
A ·decir.verdad,. el equívoco del órgano-obst:.ículo es infinito y su dialéc- será "ªl menos~ un poco_. aquí y ahora, este y no aquel. No s~ disolverá en
tiCa no dese1nbocará- nunca en una con-ciliación; y el espíritu está siendo lo indetenninado. Tal es el caso del arte, especialmente de la escultura: la
lanzado constantemente de un ·contradictorio al contradictorio de ese resistencia de l:i n1ateria es el instrumento-iinpedimento de la fonna que una
contradittor'io sin que pueda fijarse nun_Ca. Si- el obstáculo sólo nos permite n1ano _de ~1rtista arranca· ai tnárn1ol rebeide; íPUes no se esculpen· {as nubesl
vivir irrisoriarnente, el órgáfio·.:.t:bnt:inúa;trágicamente irnpidiéndonoslo. En La poesía y la música, a su vez. inventan mil problemas difíciles, se ünpo-
resumidas cuentas, el-yivo·-ne-Cesita el ~~enerto que le mata: ¡necesita morir nen las reglas gratuitas del soneto y las prohibiciones a menudo arbitrarias
para poder vivir! Ironía o economía, pocO irllpon:a. ¿El vivo no está en cier- de la fuga y del contrJ.punto, se encierran en la estrechez de un estricto juego
to tnodo intoxicado por su-dulce veneno. por el irritante diletna de una para encontrar su razón de ser. E:-; lo que Nietzsche llama "danzar en las
111uerte :l la \·ez vital y ho1nicida? - Por eje1nplo. el cuerpo es el órgano- caJen:L""· Porque el artisr:1 nece.'-'ita encontrar trabas en sus anagramas y en
obstáculo del aln1:l. El aln1a a la vez entorpece el f1.1nciona111iento ele los sus caligr:Hnas para ..,entir.-;e lihre. Es la gravedad lo que condiciona, con-
órgano.s al tomar conciencia de ellos, y representa el principio de anirnación trariándolas, la gracía de L1s h::iílarinas y el esfuerzo victorioso de los alpi-
sin el cual la carne inerte no sería más que c::irroña; inversamente. la carne nistas. Y de 1nanera si111il:1r los triunfos del virtuoso son victorias sobre la
entorpece. desfigura y desn1iente el e:-;pfritu, y al n1is1no tien1po ofrece :il fatiga y la torpeza. sohn: la inercia inuscular '! la pereza de los órganos ..
ahna en pen~l, en y por encarnación, la oportunidad de una exbtencia perso- Pur un efe1.._"to de balanceo donde se reconoce la Alternativa füncbmental, l:.i
nal y detennin3d:l; :i su 1nanera. el cuerpo e.'.'I por tanto la rnuerre de l_a vida gravitación es para<lójica111enre el ó~sano-obst:ículo de l:.i levir:ición. El impul-
del altna y, en cierto modo, la muerte Yi[aÍ de esa vida; el cuerpo es el alma so, Opµ-f¡, ¿no exige acaso un contrapeso? Tal vez sólo la poesía y la 1núsica
suspendida y- Constreñida, para existir. a esa suspensión misma. No obs- silenciosa ele los ángeles ignoren las limitaciones vitales ...
t:inte el órgano-obstáculo puede ser, en JeterminaJas circunstancias, más La p:Ireja A pesar de-Porque se acentúa Je forma distinta según se trate
obstáculo que órgano; este es el caso, especialmente, en el fracaso y en la de la muerte o del cuerpo. El organismo y sus órganos son efectivamente el
torpeza, cuando el cuerpo se convierte en una m3sa inerte sometida al
geotropismo de la gnvedad: este es el caso en el dolor y en la enfermedad, -' E-; lo que- Rcrdi~ic-v ll:un:td (J/iicticoci611

10() -~ 101
-..,;:¿:t
Órg:ioo-obsrJ.culo del espíritu, pero (como su propio non1bre indica) son la experiencia primaria de la negación y de la privación, no experimenta
m:ís órgano c.¡ue obsticulo: y J.quí el A_ pesar de es p:lr::idójico, esotérico, ' directamenre la renuncia a ser otro ni la contrari'edad de estar en otra parte,
secund::irio: y es el Porque por el contrario el que, en el caso de la muerre, no siente realmenre la imposibilidad de ser todos los o[ros, de estar en todas
désafí:1 ;_¡.] sentido con1ún. NegJción del alrn3, el cuerpo no es m:ís que panes, de ser sien1pre: no, la presencia no es de buenas a primeras la negación
indirecramente y por intermitencias: el cuerpo es una interrupción provi- de la omnipresencia, ni el presente es la negación del omriipresente, ni la
sjonal y p:1rCi:Jl de la vida espiritual. El organismo es ante todo el conjunto individualidad de la totalid:id; sino que la presencia es la presencia, y el
<le instrun1t:ntos y herran1ientas naturales que permiren al individuo vivir: Ja presente es el presente, sin ninguna referencia a la ubicuidad, a la eternidad
evidencia esotérica del cuerpo, el volumen que ocupa en e! espacio son y a la universalidad, sín ningún sobreentendido de ninguna clase; la presen-
apJrente1nente la n1arca de un:i positividad no ambigua. Bergson, teórico cia presente, desde el primer mon1ento, dice sí pura y simplemente, absolu.-
de! órgJno-obst:ícu!o, de !o virtu:il y de lo inexpresable, Bergson mis- ta1nente, en virtud de esa especie de tautología óntica que tal vez sería mejor
n10 pone de r11anificsro la secundariedad de b. negación y el carácter fan- llamar "tautousia" ... Únicarnente una conciencia exageradamente preocupa-
tasrn::il de la poslbilidad, y disipa además !J angustia de la muene. Sin duda da, puesta en presencia de alguien, piensa en los innumerables posibles que
e! órgJno es, según Bergson,-; niás bien un obst:ículo sorreJ.do que un 0.1edio esta exístencia ha excluido y condenado eternamente a la 'inexistenc:ia,
c:n1pleJdo; y n1ás bien una negación que una realidad positiva; sin duda el reconstruye el telón de fondo de los innumerables otros de los que ese
ojo es una especie de uisiún canalizada... No es menos cierro que el aparato alguien es la negación, in1agina el vacío eh el que ese alguien. se suspend~,.
óptico Jp~trcce en principio con10 un ¡\JJs, con10 un tneclio de ver y una ünagina su silueta, concibe todos los En otra parte y todos los De otro modo
concl!ción física de la función visual, y que ::i primer1 vista sólo los espí- a los que ese alguien ha tenido que renunciar para ser alguien, considera
rirus 111al fonnados pueden pretender lo contrario. Del 1nismo n1odo que los las litnitaciones que son el precio de toda existencia concreta. ¡A nadie se le
signos del lenguaje. según la opinión cornún, expresan el sentido direc- ocurriría decir que el yo es un no-otro! Son n1:ís bien los otros los que forman
tJtnente y rnantienen con él una relación sin1ple y obvia: si hJ.cen desva- el no-yo, los que son la neg:ición del yo ... ¿Cómo ese núcleo tan rico y tan
riJr al sentido y engendran la incornprensión es sólo secundJriamente; las original al que llamamos n1ónada, cómo ese microcosmos dentro del cosmos,
p:.1Ltbr:is son, en principio, un n1edio de cornunicarse y de hacerse compren- ese universo dentro del uni\·erso, cómo no se bastan a sí misn1os? ¿Por qué
c!c:r: t:I sen[ido pasa por tanto de un espíritu a otro gracias al lenguaje, y no es;:i_ enridad, en su soledad y en su unicid:Jd, no puede manifestarse in-
a pesar del lenguJje: tal es al inenos el postulado de una confianza ingenua dependienten1ente? ¡El yo tiene un rostro. no es únicamente la mancha blanca,
que ignora J la vez la Jistorsión de la mentir:J. y el tormento de lo inexpre- el sitio que ha dejado vacío el no-yo circundante! Evidentemente cuando el
s~iblc:. El lengu:1je est:í teóric;:i.menre a disposición del pensamiento hege- hombre se ve forzado, en el curso de su existencia, a hacer expresamente
n1ónico con10 el tin1ón est:í a disposición del pilo[o, como el violín está a una elección. experimenta dolorosamente el sacrificio de otras posibilida-
dí:;posición del vlo!inis[a, el órgano Je! org:J.nisLt. el instrurnento Je! ins- Jes, la prohibición de sun1arla.s todas y los rigores de la alternativa. ¿Pero
tru1nenti::i(a. Por derecho propio. L.1. posilivid:td sonora Je b.s p;.1.L1br;.1.s debería puede llainarse elección J !a gc1n opción inteligible. me[ae111pírica. ahistó-
por tanto ser t:1n \·eridica coino la posirivi<l:td úptic:.i c.ie !J JpJricncia e:xpre- rica en \·inud de la cu~1l el ::;cr finito no es n1is que lo que es? _'.\;aJie recuerd:l
.si\·a o Je la n1orfo!ogía: pues es p:lr:l un e:::.pírüu cun1plicaJo y un poco haber elegido deliber:ida1nente su dc'stino o su carácter en una existencia
pe.:rverso, es par:i un poeta o par:1 !a reflexión filosófica para Jos que el prenat~1L. Esa elección, en el c~iso de que haya elección, no se presenta
pens~trniencu .'ie ·expresa a despecho del lenguaje y sufre ta Jefonn:ición y nunca, esa elección no se h:J. elegido nunca en un momento u otro: en
Lt refracción de! órg:1no-obsr:iculo: el ino<.:Cn[e no sospecha todavl;1 este cualquier n101nento que se L·onsidere. esa elección inmemori:il estaha siem-
equivoco Je! órg:ino-obsrácu!o bajo el órgano uní\·oco. Dicho Je un rnoclo pre hecha de antemano; en cualquier momento que se la considere, la cria~
rn:is general toJavi;.i, !a existencia personal. en tanto en cuanto se encarna run finita es ya negación posiüva o. disposición negada. Como por otra parte
en un;.1. presencia. c.'S directa e inJirect:in1enre \·iviJa con10 p!enitu<l :lfirma- nos lo recuenla con sorna el pesiinismo. el ser que es no ha teniJo nunca
ti\·J: es aquello que permire al ser que sea. ü, inejor Jicho, que se:i. él rnismo. elección entre nacer y no nacer: al ser virrual nunca se le ha consultaJo su
En la finitud de !Js cr!Jturas, una conciencia íngenua no conoce en realidad parecer, por la sencilla razón Je que no ha habido nunca candidato a la
existencia.. ¡Antes del n~tcüniento no había nadie para escoger, y después
ya era demasiaJo tarde! Por eso !a ..desdicha de ser.. sólo es un J.contecimiento

l()j
_,,-{_;;;,-:'
.;~n el lenguaje metafórico de la .mitología. Lo que es verdad para la existencia exilio y de separación, consagra el renunciamiento de la criatura a la ·orllrí~~~
-p_erso_nal y--encarnada es verdad a fortiori para la percepción y la sensación: pre:Seilcia;-pero ofrece un campo ilimitado a_-_nlli::Str'J.S empresas: pÓ_J: ejempl§_i,_ <~-?;:- -¡_-:_
~cepción hecha de toda idea preconcebida, la sensación no- nos habla más el rnar separa le~; continentes, y al mismo tiernpo es !a vía.-de G'8ffiUhitació~}; ;·.;.;: .,. -
que de presencia, inmediatamente presente a la exterioridad, la sens'ación que los relaciona; gracias al obstáculo que debería aislarlos (y no ~ p_ésár d~:
no constata más que la particularidad concreta; la ausencia misma, tanto para ese obstáculo), los hombres podrán ir de un lugar a otro y, además-,:·irite'rca_rrí:}
la desesperanza como. para la esperanza, sólo es ausencia por comparaCión biar mercancías, circular y negociar, encontrar un empleo· en, 165\\.:'ehí_cul~~'-:?~_ 1:--::c,ffj-'-. -
a alguna otra cosa, y es objeto de un sentimiento actual y positivo: ¿pues no de la humana movilidad. Como el espacio, el tiempo_ es :iquello~qúe:a la vez-~~< ·-;:-z·
son el pasado y el futuro de la experiencia vivida-ellos r:nismos··_mo-dali:... disloca y reúne, aleja y acerca. Por otra .Pa·rte, la SÚ~~~~i?'ít<d;e:_'f6_5''rtio_m-entoS_-,;.._.-· . 4
9ades del presente? Aquello _a lo que la visión renuncia- para. ver_ ri_c;:> :-Se. ve; condena al s_er futuro a-no tener más que...un _ú~icO:J?_r~~"efl~e-;·:-Urt<Solo_ Ahora_-.,
y las cosas invisibles _que-habría podido ver ~i hubiera sido' ió.finit:i, ·esas- a la vez, y le in1pide acurr1ular uno eodemque t?ntDore·;,ef-·s~PY'é'.l l-íaber. sid:o_: -
-.c;ósas no están en absolu_to dadas en una presentación, sino inferidas en uná el Siempre de la eternidad le es negado por las ffiisffiah·?raZóOes_._que el Efl
representa.ción, es decir, en _una presenración con exponente; ·el 'cai-TI¡:lo todas partes de la ubicuidad. Interpretado de for'ljla '._í)fiV3.da~ ei-:ser tempo.:.-
mismo y el alcance que limitan .la Visión son vividos como un Mis-y 'no Coffib ral aparece Como despojado de la total presenc'i~ Y'(f~t''_lr(Jtéf-1·-i·Un:z Nunc:·"- ·-
L~n Nienos. Un órgano sin prejuicios ve lo que ve, siente lo que siente ... La sirnultanei<la<l diluiill_ en sucesión, el tiempo impecliria a!-ho~fnbre· Ser en acto
evidencia concreta, la obligatoria veracidad de este Aqui-y-Ahor3., ¿no hablan a cada momento todo aquello que puede ser; le impoii'e -fa j)aciencia, qu~
precisamente a favor del nominalismo? "Ecrrt yUp civa1, µ1108.· 8 · oUx Ecrr1v: esta es virtud de la espera. Pero por otra paire el tie111po es poi: excelencia la
sentencia, que parece un genial truismo o una especie de perogrullada me- causa de nuestra libertad: por oposición al estatuto de Jj intemporalidad
tafísica, resume en ella misma la gran tautología del Eleatismo: sin duda llana e irre1ne<liable, representa para el ser irnperfecto la esperanza de deve-
podríamos invertirla aplicando a la finitud aparentemente privativa de la nir orro; el tiempo es u~ n1edio relativamente positivo de completaÍse poco
presencia personal lo que Parménides decía del Ser y de la presencia total. a poco deviniendo, de reunir uno tras otro los posibles; en esto al n1enos es
La muerte es órgano-obstácUlo tanto como la individualidad corporal. pero u.na especie de restaur:1clón, y su naturaleza rnix:ta justifica a la vez el Tinzeo
el órgano-obstáculo está considerado aquí por el otro extremo: aquí el órga- y Bergson. ¡Economía ingeniosa donde la haya! Este medio infinitamente
no-obstáculo es ante todo obstáculo, obst:iculo exotéricamente y órgano 111:ís dócil y rn:ís impalpable que el :lire atmosférico es a la vez abs_o_luja1nente
invisiblemente; obstáculo para el sentido común y órgano para una refle...-Uón incomprensible y co1nprensible a discreción: la te111por.ilidad del tien1po, o
meJiata; es la posirivi<lad del Porque la que es, a su vez. inevidente y para- quod<li<la<l - el tien1po sustancial del aburrimiento. el tiempo desnudo y
dójica. La muerte. decfrunos. es el fraude estúpido. la molestia ciega. la con- vacío de la pura expectaü\·a -, es b. parte del destino; sin en1bargo las mo-
rrarie<la<l absurda y- sin contrapartida, para un ser, de realizarse plenamente. dalidades <le ese tietnpo. sus maneras de devenir están literaln1ente hp fiµlv.
¿Có1no esta negación que hadie puede vi\·ic que n::idie ha vh·ido nunca, ~1 nuestra tora! <li::;crcción. El hl:'cho de ia futurición esrá abo(a<lo al destino.
puede forrnar parte de la existencia hun1anJ? La desesperación ,)e produce pero las figuras del futuro serjn aquello que nuestro trabajo haga de ellas:
cuan<lo, en la pareja órgano-ohst:.í.culo. lo tr:tgico <le.c;YeL1 y pone ~ti dl'snudo dicho dc: otro rnodo, L1 "ft.HuricL1d ... que es el hecho-del-futuro. no <lepc:nde
unilaterahnente el obst5culo n1onJ.l. cuando la muerte se convierte en obs- de nosotros, pero las car:is del futuro dependen Je nuestra libertad. Dios
táculo puro: el trarnpolín, sobre el que la gravedad tomaba irnpulso, ha nos ir11pone la ten1poralidad. que e:-; L'l hecho--del-tie111po. con el consentirriiento
desaparecido; de una situación dialéctica y atrágic~1. el hotnbre ha caldo en de h~~cer de él lo que cp.1i.:-rJ1nos. de realizarnos ten1poraln1en[e, de actualizar
una situación a<lialécrica y tr5gica .. nuestros posible.-;: sc: nos deja en cornp!eta libertad no sólo para ocupar ese
A 1nita<l <le can1i_00 entre la muerte y la finitud personal. el tiernpo repre- tien1po con nuestras ocupaciones y nuestros asuntos. sino incluso para acortar
sent:i un caso intenne<lio donde el órgano y el obsticulo se equilibran. Mez- y acelerar a nuestro gusto el lapso <le_tiempo necesario para alcanzar nuestros
cla de ser y de no-ser. el devenir es preferible al no-ser. ¡Devenir es. lite- fines. La perfecta obediencia del tien1po sólo es con1parable a la resistencia
ralmente, n1ejor que nada! Espacio y tiempo, desde esta perspectiva, son infinita de la ten1porali<la<l. -y así aquello que impide es precisamente lo que
cornparables en todo: _el espacio obliga a los cuerpos impenetrables a coexis-- permite. aquello que pem1üe impidiendo. lo que une separando y retrasando.
tir pa11es e_,"Cfra partes. a ocupar lugares definidos. y, al mismo tiempo. permite ¡Así es la ambigüedad incornprensible de la mediación! El devenir que hace
el movimiento o el desplazanüento que los une: el espacio. principio de advL'nir al otro por alteración conrinua es por tanto :.i. la vez agogía y rodeo.

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conducror pun[ua! y c:ius:i de rerraso; la sucesión fluida de los n1omentos, del ser, el paso al no-ser repite esta realización con un proceso inverso, que
que :ilgunos Hainarin rai vez una dialécrica, representa bastante bien ese es como una línea subterránea yuxtapuesta a la primera; continuarriente la
irincr:1rio Je la unificJción obstacu!izador:t. L1 posibilidad no re:ilizadJ. nos positividad implicJ. una neg:ttivídad y la evolución una involución que es
hace experin1enr:.ir dolorosamente la negatividad del tiempo opaco que como su transposición yuxralineal; ¡el casi~ine"Cistente deviene continuamente
nos cor1J. el c:in1ino :i la reaJidad y nos deniega el goce; pero al mismo [iempo un poco más existente, sin dejar de encaminarse hacia la inexistencia!
hace brill:ir ante los ojos Jel hombre la esperanza de la tentadora realiza- Destructor y consrructor, el tiempo es una muerte que es una vida, pero esta
ción. En el rrahajo. la futurición que prepara el ;icontecin1iento del aconte- vida es una vida que es una muerte. ¿Esta contradicción no es una pn1eba
cer es rnis :.ísper;i y 1n:ís escabros;i, pero conse0/a e incluso refuerza sus más <le la interrne<liariedad criatura!?
vi11udes hodegéticas. Cuando el tiempo se reduce a la temporalidad desnuda, La contradicción del qrgano y del obstáculo está en cierto modo implícita
es cu:indo el horr1bre esti en situación trJgicJ., y el obsticulo decididamente en la positividad del cuerpo; y por otra parte se la puede descubrir en estado
se impone :d órg2no: entonces el tiempo inerte, petrific1do, desvitalizado, líquído en la ambigüedad del tiempo. Pero eso no es todo: el tiempo licúa
no represenr;i nl~ís que l:t !en[irud que re[ras:i nuestro des[ino . .A.sí es como la contradiccíón corpor:.d misma. Tal vez se:t necesario oponer aquí la trage-
el [!ernpo de l:i desesperación, el tien1po tr:ígico, vuelve a ser <le nue\·o obs- dia sirnple de la contr:.idícción a la trageJia aguda de lo imposible-necesa-
táculo puro. El obstáculo se in1pone r;imbién. aunque sólo accídentalmente rio. Llamamos contradicción a la desgracíad;i situación en que un odio muruo
y rnon1cntine:ime1He, en el fracaso: el iostrun1ento se vuelve concra el anida en los contrarios ocupados únicamente en negar.Se los unos a los otros:
lnstn.in1encist~t, ;: t:SLi inversión Je la erioiogi:.i nonn<d auinenta J;is dificu!tJ.des porque esta desdichada sítu:i.ción no es en absoluto una situ:J.ción insolu~
virtuales que toJo instrumento implic:.i: efecto y causa intercan1bi:in sus ble, porque esta <lesdich;i<la situación es en el fondo una situación simple ...
papeles. El fr:.icaso esti aquí considerado no y;_¡ con10 una derrota de la torpe Y a siru:.ición simple, solución simple: ¡que Je común acuerdo los contrarios
corporcicl;_¡d sino co1no un defecto del devenir. Si l:.i n1uerte aborto toral v se den la espalda y se separen, y que se vayan cada uno por su J;_¡dol Cuando
definül\'O, es el !ín1ile y el superlativo del frac:iso, si ta muc""r~e es el fracas~ J;_¡ repugnanci:l es bilateral, el tnedio de entenderse está claro.. ¡La situ:J.-
total ~,,. rnáxln10 que detiene definitivJn1ente ro<la futurición, el fraca- ción desdichada no es n15.s trágica en este sentido que la situación feliz: tanto
so propian1ente dlcho :iparece con10 una especie de"" muerte minúscula, o en el caso de la n1utualida<l centrífuga corno en ei caso de la Jtracción bi-
rncjor aún. una tragedí:i provisional y parci~ll con carjcter sien1pre ad,·enti~ later:il. la solución se ilnpone por sí n1is1na! Esta solución es la separación.
cio: !o que signific:.i que la disranci:l entre !a muerte y ese lapsus accidental Pero el devenir mismo, en tanto _en cuanto es sucesión del :intes y del después,
del devenir es infinit:l. ¿no es ta1nbién a su m:Jner.i separ~1ción? ¡Porque aquí es la separación lo que
E! obst:iculo de una te1npor::ilidatl separ:iJor:.1 y neg:uiva remite;_¡ un órgano es me<líación! Es la sep:J.ración la que, en caso de conflicto, mantiene l:.1 con-
n1edi:J.dor y re:1!iz:iJor que es el tiempo propi:trnente dicho. Pero el pen- tinu;ición de la existencia. Como la separación parcíaL l:i sep:ir:.ición tem-
s:u11ienro n_-;ciL1 continu:¡¡nentc entre órg:1no y: oh...;t:iculo ... Cuino nos n1os- poral apona un;i solución al proble1na de la coexis[encia belicosa: los contra-
tr:1r:í el c-sc:trnio di:l en\'ciecimienro, el rie1npo por el que el s1:T Se"' Jfirn1a rios po<lr5.n existir en el n1is1110 lugar. pero nunca en el nüsn10 1no111ento:
nt~:1nJo el nu-st.:r Ji.: !:i rnuenc e::; 2! ;nisn10 un:1 n1uL:rtr.: progresi,·a: el Jeve- los contrarios no se encontrarin nuncJ juntos, y la dificultaJ inhert:ntc: <le
nir que no.'> sirve no .'>ólu para acorrar toJos lo.:; plazos de !J. reJliz;_¡ción vital, su n1utu:.i repugn:Incia queda ;isí resuelta: haciendo cornparecer a los contra-
sino inclu:-;o par:1 hacer retroceder J. b n:tc_Lt. no:; encamina, en sun1J.. h:1ci:J. rios sucesi\·a o ;iltern;iri,·:.i1nente, el devenir hace menos innünente !;is an1e-
esa n;1c_b: el insttl.l!lk~nto 1nisn10 de nuesrr:l rc:lliz:1ción y Je nuc.'..'tro de:-:Jrrollo n:izas de guc:rra que re-sultarían Je la exclusión recíproca. ¡La conten1pori-
nos JCcTC:1 c:td:1 Jía n1:ís :ti no-sc:r fin:J.Í: hoy 1nás que Jyer y n1enos que 1na- zación es la astucia del riernpo! Los contr:irios que no poJrían existir
i'i:1n:t: en cu:dquier n1o!nento que se consi<l1:Te, nunca el ser vivo h:.ibri csr:ido sünulr-::ínea1nente existirin por turnos: Je este 1nodo se suceJen los unos a
mis cerc:i de su rnuerre. Por una contr:id!cción irónica y re:iln1ente desean~. los otros, en lugar Je destruirse los unos a los otros; uno primero, el otro
cerr:tnte que nos hace p;isar J~ !:i esperanz:1 a !;i Jesesper;inz:.i, la regresión J. continuJ.ción ... Los contrarios n1ismos devienen nio1nentos. ¿Qué Jigo?
escí in.scritJ. en el interior misn10 Je !a progresión, y camin:l ;_¡ su misn10 Es la rnism:.i imposibiliJa<l que tienen Je soportarse unos a otros y Je coe-
p:lso: !o cual no quiere decir que !a neutr:ilice propiJmente hablando. pues xistir Jl mismo tiempo lo que los proyecta en el devenir: la contraJicción,
un progre.so y un retroceso, el uno compensado por e! otro, inmovi!iz;irían en lugar <le est;il!ar, se resuelve. ¿La evolución no es. en suma. una explo-
e! devenir pura y· sin1plen1ente: desmintiendo con[inu:.imente la realiz~1ción sil~n :unortigu:.ida y. por dt'.cido así. controlaJa? La sucesión Je lo :lnterior y

Hl!i ]()-:'
de lo ulterior es la única dimenSión ·que les está permitida a los contrarios, condición paradójica del amor;. el amor busca la unión, jpero se a pagaña si
Y la úriica vía que pennanece abierta.para ellos. Porque el tiempo. lenifica esta unión no _fuera contraf.iadaL S_e apresura por tanto, cuando es demasiado
·lubrifica, pacifica la cÜ-ntradicciór;~··-·gra·c:·ias a la duraCióri (¡Ge Cic::itriza toda~ .. feHZ, a restablece~ ta--Ji~Lj_i:i.¿ia_-:qt.;-e hace del aüTadO--ni;.-:Ser-cBfilpletamehte
_ . l~s heridas, consuela a los afligido.S, recompone el ser desgarrado, la trage- distinto a nosotros. Pues no:· hay relación sin alteridad. Eso es lo que piensan
, -d1a estacionaria se hace líquida y-fluida. El devenir diluye lo trágico de la
tragedia, es decir, hace de la trigedia_:desesperada un drama cronológico: ·.·11·. •.,
--~:-~;(i
no sólo los TrobadOres: ·Si'Oo iricluso Raimundo lulio. Si la Andrómaca de
Racine representa lo tr:i~ic~·-en:·Primer grado, lo trágico_ del amor sin recipro-
·los presentes.sucesivos, presenr:íridose. uno a-uno, pero siempre de uno en cidad, Bérénit_~ represent;i:n15.s-._bien la tensión extre~a dé la separación. Bé-
-uno, acaban por diluir-el antagonisn10.- rénice- y Títus' se aman y-SiI:i en}bargo se aban_donan,_ invitus invitam; y aun-

:3. Lo trágico de lo impr:sib!e-necesdrio.

El devenir Posibilita la imposible-:coex:istencia de.shacien<lo la sirribiosis de


· los incomposibles: es por tanto un modus vivendi con !o trágico. ¡Pero hay
l que los sentim~entos de Béréníée s~an simples, la' sitµá.ción es esenci<ilffiente ·
compleía ·y cÓO.fusa. Atraí_dGs y repelidos. a la vez,_pareCen no saber Io·que
quieren ... :¿Qué hacer? ¿Adónde-. ir? ¿Sobre qué almohada reposarán su cabeza
los dos coriCTá'riÜs? En re3-1id:icl; les haría falta una tercera solución, interme-
dia entfe el Sin y_el Con: -pero el principio mismÜ de !3. disyunción excluye
esta solución ihtermedia;-.LJ. desesperante alternativa es por tanto un dilema.
algo mejor!, porque lo imposible-, recordén1oslo, es tarnhién necesario. Se-
paración y siinbiosis son una y otra igualn1ente necesaria;; e iinposibles ... Lo
l¡ "Lv1uero porque no· muero... * dice el verso de Santa Teresa: pero esta para-
dójica contradicción in1plica para el optirnisn10 sobrenaturalista un sentido
imposible-necesario no se confunde rli con lo trágico sirnple de la repugnan~ sünple y positivo que excluye todo pensa1niento de desesperJ.ción; si la vida
cia recíproca, ni con una situación irrecíproca donde el uno busca al otro es la auténtica muerte, como <lice un verso de Eu1ípides citado por el <;orgias,5
que le huye: porque hay un trágico coinpuesto que se distingue a la vez de entonces la muerte es el auténtico nacimiento, y no hay m:ís que un puro y
la contradicción y de una relación unilateral sin correlación: la relación uni- sin1ple intercan1bio de vivos y n1uertos. Pero tan1bién podemos concebir un
lateral está en el origen de una persecución infinit:i - pero esta persecución, «muero porque no inuero» que no irnplique en absoluto un ~vivo porque no
aunque se tome su tiempo, no es una solución: el destino de esos dos tér- vivo" correlativo: aquel que rnuere, en este caso, muere de verds; pero aquel
minos est:.í efectivan1ente en que no consiguen ja1nás reunirse; el odio co- que vive no n:iuere rner1os•.:iunque".muera de .otra ·maner.a:.en los dos casos,
rresponde aquí al am_or y el amor al odio. y estos dos sentitnienros contr:i.rios pue<le decirse el vivo muere. y el margen que se deja a nuestra libertad
están, en ausencia de toda mutualidad, repartidos en dos cabezas distintas. parece que sólo concierne -a la clase de muerte; no se nos pregunta si
lo trágico con1puesto es la contradicción de una contradicción: situación tri- queremos morir o vivir (an ... annon), sino de qué clase de muerte preferiría-
gican1ente trágica y correlación rota llev;:i el ernbrollo al n1á.s alto gr.ldo de n1os n1orir. Je qué maner~1: no se nos consulta sobre l:.i quoddidad, sino
la confusión: en e:-:;ta tragedia con exponente. en este crjgico J la ~segunda única1nente sobre las 1no<.L1li<la<les. ¿Prefiere usted tnorir vh·ien<lo o n1orir
potencia Jonde la atr:icción n1utua y b. repulsión tnutua se desn1ienren la n1uriendo? ¡En cualquier c~1so i:l últiina p:ilabr:.i la sigue teniendo el no-ser!
una a la otra. dos ténninos contr:i<lictorios quieren respectivan1ente dos cosas Peor aún: :iquel que n1LH~re por no poder n1orir no pue<le en reali<lad ni vivir
contr:i<lictorias-a !a vez: el amor y el o<lio coexisten aquí en cada término. ni morir; su imposible vid:i no es una \·ida, pero tampoco una muerte; y ni
Correlath·os y contradictorios a la vez, los dos rénninos necesitan. como los siquiera una n1ezcla de vid~1 y de rnuerte: ni, hablando con propied:id. Jlgo
a<licto::; a ~tlguna susranchc aquello que detcst~1n. necesitan t>I venenÜ que intennedio entre 1-a rnuerrc y la vid-:.i.. Es precisa1nente, un in1posible-nece-
les tn:tta. Tal es !a situación pasional y a1nbivalc:nte de dos :in1antes frené- sario. Por eso el conden:i<lo al que llan1amos vivo no puede ni resignarse ;i
ticos: no pueden vivir el uno sin el otro, ni vivir junto..;.;: no pue<len prescin- su suerte, ni no resign;irse a esa suerte (es decir, revelarse contr:.i ella). -Tal
dir el uno del otro, ni soportarse el uno al otro: lejos uno Je! otro !angui<lecen, es al menos el inconcebible límite, el límite a la vez impensable e insoportable
cerca el uno del otro se destrozan: no pue<len ni coexistir (puesto que se que U:.una1nos desesperación y que la ingenua superstición sitúa en el In-
contradicen), ni separarse, y van y vienen Je la ausencia a l:i coexistencia. fierno: el Infierno es lo imposible-necesario eternizado, y por tanto lo absurdo
¡Conflicto incoherente donde los haya! Es ::i esta situación de desgarro a la
que llamamos lo imposihle-necesario. La separacíón. que es normalmente • F.n castellano en el or\g-in:il. ( :-\_ del T. l
un ohsticulo ¡;ara el encuentro ..se convierte en la pasión novelesca en la '·191 <:".

lOS l()'J
rc:dizado. Suposición literalrnenre imposible, el Infierno es el lín1ite meta- La tragedia de Sófocles no se equivocaba al buscar en los parricidas la esencia
ernpír!co hJc!a el que üenden, en l::i empiria, las situ3.ciones casi desespe- de la ironí::i trágica. Sin ernbargo no es uno eodenique tempore, ni en el mis-
r:idas: pues una si[uación ernpirican1ente irnposible y necesaria, es decir mo instante supremo en que el creador engendra a su criatura y se encuen-
. simplcrncnte difícil y· casi inevitJ.ble, por ejemplo una confusión trágica, u~ tra finalmen[e negado por ella. Es más, la vida de uno cede el lugar a la vida
.callejón sin SJ!ida donde !a criatura no pued;i ni a\·anzar ni retroceder, ni del otro. El rechazo y la ingratitud n1isma atenúan así el escándalo de la
irse ni qued:Jrse. esta süuación nos da un sabor anticipado del Infierno. cüntradicción: la tragedia incluida en el complejo explosivo de la contradic-
Con !a utopí:1 de !a felicidad máxirn;i, que es el instante-feliz y la buena- ción ¿no se convierte ac:iso. gracias al propio rechazo, en evolutiva y progre-_
hoc1 e[ern:.i. forn1a p:ireja la inonstruosidad de una eternidad de sufrimientos. siva? Sencillamente es el interés biológico el que se desplaza del procreador
Así corno nos reprcsenLu11os la bicnavenrur.inza prolongando con la imagina- a su progenitura. ~A.quí el contenido trágico es bastante débil. - Veamos ahora
ción e! instante Je! goce, :1SÍ nos representan1os :J noSOlros n1ismos viviendo un caso en el que la contradicción no sólo aparece paliada por el sedativo
!o suprerno ¡nsoport:Jble y prolongando con !a !n1aginació-n el instante del de la sucesión, y la paradoja de lo imposible-necesario, milagrosamente, se
extre1no Jolor rnort~1l. el instante de un dolor que ya no es n1omenr:íneo y cumple: es el caso del alumbramiento, cuando la muerte del uno es inme-
pro\·i.-.;iona! en un proceso n1órbido. sino sufrin1iento hiperbólico. ¿Cómo diatamenre (y no prematuran1erlte) la condición biológica del nacimiento
puede la exisrencia .ser a la vez negada por una nihilización radical, y con- del otro. El procreador debe anularse para que sobreviva el producto, ne-
servad:1 ~1 pcrpe¡uidad. henchida. sacada a ílore por una conünuación infer- garse a sí n1isn10 para hacer un nuevo ser; y perece de este modo en la
n~d? In.-.::isra111us: los condenados que cuecen a fuego lento en las n1armitas :J.finnación de su positividaJ mis cre:i.dora .•~la ingrJ.titud diferida se opone
de! di:1blo (é'Stin n1uerros o están vivos? En rea!idad no están ni lo uno ni lo así, en Tolstoi, la ingratitud fuln1inante del recién nacido que mata a la
orro. Esr:1 existc-ncia conrinuJ.mente destruida. continuamente renaciente, princesita en el instante 1nisrno de su nacimiento. Guerra y paz6 yuxtapone
est:1 cxistenci:1 tr:íg!can1ente desg:Jrrada es la absurdidad mis1na. El devenir los dos contrarios - la muerte de la n1adre y el nacin1iento del niño - sin
:1yucL1 a digerir no sólo la contradicción. sino lo in1posible-necesario. Veá- tratar de explicar la injust::i y escandalosa tensión de esta alternativa, ni la
rno ...:;!o en p1i1ner !ug:tr por lo que respecta a !os contrarios: la muerre contra- repulsiva absurdidad de este sacrificio, ni el in1penetrable misterio del mal
dice la \"id:L pero posi¡ividad y neg:Hivich1d no son nunca exactamente radical. La n1uerte-propi;.i, decí:J.mos, es el órgano-obst:ículo de la vida-
conre1npor:íneos: Li 1nuerre deja vivir ia vida (e incluso la h:1ce vivir. como propia: en b relación de 1nis1nid:id-propia con otro, y en t:into que el otro
Se' pondrJ de n1~inifiesto de forn1a póstum:1) antes de aniquilarla, la muerte es completamente diferente de esta mismidad. la muerte-propia que es un
Jniqud:1 L1 \"ida de,~pués de haberla dejado Vi\'ir: n1ientras el .'.'lc'r está en vida, obst:ículo sirnple ;.i la vida-propia puede ser el órgano simple de la vida del
b nc.'g:iti\·id:id k-¡:i! pern1ant!ce virrual y J;irente. E\~identernente !a \/ida y la otro; o n1ejor aún, la n1uerte del uno condicion:i entonces y posibilita la
n1ucne se exdu~·en reciprocarnente. pero precis~unente. si dejamos de lado vid:i del otro: pero en tJnto que el otro es un:i parte de nosotros mismos
rotL1 nh..'Lifor:i. nu coh:thit:1n j:1n1Js y nunc:1 se d:in juntas por definición: la 1nuert~-propia es :i Lt \'l'Z un ob.st:tculo para Lt vida-propia y el órg:ino
:niL·nrr~1s que' L! \·id:1 estj en .'.'ill plenitud. la n1ut'rrL' es una ."ií111ple preocupa- dL l;.i \·iJa-propia: pues aqut.•! que n1uere re\·i\·e y se sobrevive en el otro. y
,:ión \. unJ ::-unpic l'l'::>en·:1 111cn[J.!: y Je"sJe el 1110111eruo en que l:.t n1uerte se s~ afirrna indirect;J_1nentc l'l1 L.'ic otro yo-1nisn10. Puede suceder que el crut:l
prt.':'c.'nLt. de:<doi:i ipso f:1cto :d ser de su ser. y lo desaloja .sobre la marcha ir y venir de 1~1 :1lternariv::1 se 005 presenre hajo !a forma Je un dile1na o de
por c:fccto d;;;' -"U :'o!a aparición n1ortai: ]J n1uerrc y la vida no son jamás un caso de conciencia trágico: ya no es 13. muerte 1nisn1a la que. sin pregun-
L·onrL~nipor:lr:c.·:t;-; - ¡.-;:1h·o quiz:is dur:inrc un insr:1nrc. sJh·o quizis durante el tarnos nue.-;tro p:lrecer. ."l:' enc:trg:1 Je liquid:1r ~11 creador con10 carente de
UL'111¡~u inf1n1rc:-.in1:d ck: un dL'.'itelio o de un :1hrir y cerrar de ojos! Por eso toJo interés. es el rnédico el que debe s:icrific:1r :ll nirl.o o a la maUre. dando
lo. ; :1nriguo:' pen_..:;;1ban que e! hornbre no se sienre nunca concernido por su por sobrenrendiJo que en cu~t!quier c:Jso el precio de una vid:i es una muerre,
rnu1:.·rrc-propi:t. ni .antes pue.o.;ro que es ti \"i\·o. ni después puesto que no que h:iy que c:imbi:ir una por la otra. En ambos casos una fatalidad inso-
quL~d:i n:tdie p:1r:1 .'!.:'ntirst' concernido. ,:Puede concebirse un:l alternativa más luhle hace del aniqui!:J.n1il:'nro !a condición del advenilniento. El mito de
nguro..-:t? - Pero es sobre todo cuando se consi<ler:t el rech:lZO de[ procrea- Kronos expresa en su lenguaje iinagin:ino nue~tr.i resistencia J la solución
dor por :-:u progenitura cuando la contradicción desgarradora de los sünultá- temporal de la contra.dicción: el ogro que devora a sus propios retoños nada
neos ."e dilu\·c' en ~dternariva temporal. E\·identen1ente se tr:1ta de un:l con-
tr:tdlcción. e~ b 11K·did:1 L'n que e! ¡x1rricid?- ha nacido de aquel a quien mata. '' 1!-' P:int·. L \:.1p. '>.

11\1
111
más nacer se resiste locarnente al curso del deyenir; cortando de raíz la ingra..:. - consumado de la criatura: sin embargo, puede ser sorprendido en el imper-
·, titud venidera, neutralízando por adelantado la emanc.ipación de su proge- ceptible tránsito de este a aquella; _antes es Q~masiadC? pronto·, <lespu_~s es
~··rütura, cree oponerse al rechazo del pasado por el futuro· y ·a ·la negacióO demasiado tarde: pero en ei instante, y durallte el tierr;po~,ae~un -r-df.tmpa-go,
del productor por el producto. No solamente Kronos no es el principio del se nos puede presentar la ocasión de captar el mOmento flagrante de Ia
tiempo, sino que es más bien la futurición congelada: Kronos,-deteniendo creación. Y sin duda se trata de un momento; el más fugitivo .de· los momen-
el devenir, quiere frenar el advenimiento normal del porvenir.--Ahora bien, to.S. En este sentido es decepcionante la culminación- de una -genialidad
nadie puede nada contra el tiempo; Kronos tarnbíén se· .deja arrastrar por incapaz de sobrevivirse a sí misma más allá ·del ,mom-entO 'puntual. .. Y Sin
Cronos: Zeus le iecluye en las profundidades del universo y réStabJeCe el' embargo es la desaparición lo que condiciona el ·estallido c;ie la ·ap3:iición;
-curso normal de las generaciones; las hyotisias de los primeros tiempos no del mismo modo que la extinción hace parpadear-·ulla· ~hispa, o blillar uri
habrán podido hacer nada contra los parricidas de la Tragedia: la. violen~ relámpago. Aparición evanescente, la posibilidad s"e·-mafchita- desde- el ins-
cia rnoderna se opone a la extinción contra natura del retoño :y pone en tante mismo en que se actualiza; y sin embargo todas-las posibilidades, sin
1narcha ~l advenimiento de lo nuevo; la violencia lleva a buen térrüino las esta actualización, no serían n1ás que sombras impoterites y estériles. Dicho
grandes transformaciones históricas. La negación crónica. si elude la con'rradic- á'e un n1odo más general, el coniienzo pierde Su función de iniciaC:ión y de
ción ín acljecto, deja subsistir una contradicción pneumática y dilatoria que iniciativa desde los primeros instantes de la continuación: inmediatamente
es apenas menos chocante: aquel que da Ja vida, en lugar de ser corres- el instante incoactivo se convierte en iteración y hibito; a pesar de todo es
pondido con tiernos cuidados }' alegrías, es escandalosamente rechazado la continuación 1-a que, repeliendo el co1nienzo, libera después su prin1acía.
por el ingrato. Esta disimetría entre el don del ser y la aniquilación no es Del rnisn10 modo que el presente, que es insípido, debe convertirse en pasa-
ninguna absurdidad inimaginable, en el sentido en que la identidad entre A do para tener algún sabor: entre el presente sin encanto y el pasado sin
y no-A es, necesariamente, una absurdidad inin1aginable: ¡esta disimetría es realidad, debe haber un inst~1nte fugaz que conteng..i en sí mismo el encanto
cuanto 1nenos un escándalo! A la gratuidad caritativa, que devueh'e bien por y L1 realidad, y que escape así a la alternativa. i.\'fejor aún: la continuación
nial, responde en efecto la gratuidad malvada, que devuelve rnal por bien, ten1poral 111isma ¿es acaso otra cosa que la propulsión de innumer..:i.bles ins-
y que es un desinterés al revés. La ingratitud propiamente dicha. pequeño tantes, prorrogados continuamente de presente en presente? Desde siem-
rechazo partitivo, rechazo conforme al tener, y no conforme al ser, es la pre el ser surge de! no--ser. y desde sien~pre el 5-er se <1.niqu_ila. en.eLno-ser...
forma menor del escándalo. El desgarrarniento de lo imposible-necesario se Advenin1iento seguido de un pof\:enir, el devenir es en todo momento la
refleja aquí en la profunda ambivalencia de las dos situaciones: entre el solución n1otora que desbloquea lo insoluble de la imposibilidad nece-
procreador negado por aquello que le fue consubstancial, coesencial y saria.
consanguíneo, y la progenitura todavía ligada por un invisible cordón umbi- ;\loviiizado por el efecto del tien1po. lo imposible-necesario (ya sea necesa-
lical a aquello que an1a. pero que le in1pide vivir: se establece una tensión ria irnposihililLtd o i1nposihle nt:cesidadl deviene órgano-ohst~ículo. Lo que
pasional. El individuo que. en ei a1nor, cree trabajar él solo, prepara así su no quien.:' ~n :lbsoluto decir: el cuerpo es tall proJI!O órgano. con10 tan pronto
propio descrédito. SchopenlYJ.Uer se dedicó a desharatar esta tr:1111pa de la obstáculo; ni correlativa111entc·. el Lspíritu es tan pronto dueño Je los órgano::;
especie, a di:Sipar el malentendido del a1nor y a descubrir el engaño. - Si se para realizarse, co1no tan pronto escJa,·o de los órg::i.nos para trorezar. sufrir
con..;;idera la_ relación ambivalente del espíritu creador con sus obras, el recha- o n1orír: pues esta alternancia de éxito y fracaso significaría que el cuerpo a
zo adquiere un aspecto más rnetafórico: pues no es. corno hace un n1ornento, \"t:'CL'.S rnecliatiza sin i111pedir y a Yeces irnpide sin 111ediatizar. ¡No~ En todo

el ser del creador el que se aniquila en la criatur..1. es sencillan1ente la gene- 111on1L'nto los dos contrarios e1nparl'nt-ados coinci<len en su necesaria e
ralidad del genio lo que e.:-; irreconocible en el opus operaturn; y, en este incon1pren.sible sünbiosis psicoson1jticJ.. Pues el vincuftun que los une es
sentido al menos, _es el productor el que expira en su producto. Por otra de naturaleza casi irnperceptible. Evidentemente el devenir es una sucesión
parre, sería tal vez exagerado hablar, corno lo hace Georg SimmeL de una irreversible: el devenir es en principio un flujo donde cada nuevo presente
trJ.geúia de la expresión o de la cultura: pues el tiempo, del mismo modo reernplaza y expulsa al presente de la víspera; y en este sentido es nega-
que sustituye al absurdo de la contradicción por el escándalo de la nega- ción. Pero por otra parte el devenir es preformación y supervivencia:
ción. suaviza también la paradoja inherente a toda creación. El misterio de supervivencia del pasado y prefonnación del fururo en el presente; lo concrario
la cre:.i.ción no es detectahle ni antes. en el creador. ni después, en el hecho sucede a su contrario. ¡-:iern e! devenir. en la rnedida Ln que es con.-;ervación

l l:)
112
e ininanencia. retiene lo precedente en el interior Je lo siguiente. El devenir CJtásITofe, la realidad irre-.il de lo im¡XJsible-nece.sario se transforma continuamente
no es por tan[O un slrnplc dcs!iz:lmiento ni un simple íluío. Pero t:11npoco en dinarnismo. Así se explic::t que en el devenir haya para to<los los gustos.
es una ~unalg:lnLt dt-: vida y· de n1uerte, de espírüu y de corporeidad. Ni y particuJ;irmente parJ. los dus hun1ores opuestos, el pesirnisino y el optinlismo:
tJrnpoco e! descubrinlienro de un tercer térrnino, medi::i.dor entre el ser y el el pesimismo, que justifica el estallido sien1pre amenazador de lo imposible-
no~ser: rnJ.s que ele una conciHaclón o de una síntesis, habría que hablar tal necesario, se convierte en optitnismo cuando se considera el devenir como
vez ele un:.i oscilación vibr:ttoria; y podernos llamar dialéctico a este n1ovimiento advenimiento del ser y nacüniento continuo; pues en e! devenir podemos
de o:>ciL1ción entre los extren1os, síempre y cu;indo precisemos que no se consider:J.r el reverso, que carece de neg::itivida<l, o el anverso, que es el
tLHa de un progre.'io escJ.lac. Lejos de inn1ovilizarse en un punto muerto, positivo del negativo. Continuamente a punto de hundirse en el no-ser, con-
!a relación :ln1biv:.ilente de la atracción-repulsiva engendra un equiiibrio tinuamente salva<lo en el último minuto. salvado in extremis Je la muerte
esenci:.!ln1ente precario e inestable: lo insoluble se resuelve continuamente . que acecha, el ser encuentra en el devenir una solución tempestuosa a su
y continuamente pern1anece irresuelto. ContinuJ.n1ente L1 mezcla explosiva insoluble problema. Graci::i.s al devenir, lo trágico de la desesperación será
que lb.rnarnos in1posible-nccesJ.rio roza la catJstrofe, y continuameni:e: la sin1plemente serio.
defla_gración es evira<l:l por los pelos y ::iplazada para n1ás adel::inte: la anfi-
bología se sah:a J veces in exrreinis por la t:ingente in1pon<lerable de una
intuición y .sorprende in frJganti el surgüniento del ::ero .. Desgraciadan1ente 4. La elección.
:.icto ::iegu!do el ser p.sicoson1:itico cJ.e Je lleno en la rutin:.i Je la continuación
d!ari:L Pero no es 111cnos cierto que la crisis inrninente, a punto de estallar, Lo itnposible-necesario se resuelve sobre todo en la disy1Jnción <lran1ática
se encuc:ntra n1ilagros~unente apL1zJ.da. Este modo de existencia inexistente Je la elección. L::t elección, crisis p;_¡sajer::i., ¿no es en cierto mo<lo una
que !Lun:unos de\·enir se n1~1ntiene en sun1a por e! movimiento: como un precipitación de la altern:Hi,·:1 latente? El futuro es una especie de gran elec-
ciclista que en el n1on1ento en que .se p:lra pierde e! equilibrio y cae J. derecha ción continu:1, aunque no dirigid:1, una elección espontine:1 pero muy lenta,
o a izquierda, :1sí lo ln1posiblc-necesario se Jesinregrarí:1 si perm:ineciera en virtu<l de la cual el car.ícrer y la persona no cesan de deteimin:irse y de
in1nó\"il: escoge por Ltnto. con10 el ciclista, rodar, es decir, caer para adeL1nte: precisarse ni un solo instJnte. de p;:irticularizarse y, en cierto mo<lo, Je Jes-
el de,·enir c>s una especie ele c:1ída conünuJ.JJ. A [rompicones y n1:..il que hil:1charse, de especificarse Jeviniendo otros. La alteración crónica a veces
bien, de rebore en recJ.ída y de recaída en recuperJ.ción, el que deviene está recogida en es:.is crisis aguda.<; que son la elección de una profesión. o
reconduce co1no puede su existencia inexistente gr...1cias :J. algun::l.5 pro<ligios::is la elección de una 1nujer. ¿Acaso no h:1 sucedido en la historia, que por efec-
acrob:ici:.ts conrinu:1nlente reno\·ad:.i.s; Je .sístole a Jijs[ole y Je Jij::;tole a sís- co Je cualquier decisión reYolucion~1ri:1. se condense en sesenta minutos una
tole'. de 1niLtgro en nliL1,gro. un seguro az:ir pro!ong:.1 los !at!Jo.s de e.se fr5gil t'\'olución que bahría durado siglo.-;.? El futuro es una elección dilui<l:1 y casi
n1ú.-;-_·ulo IL1n1:1do cor:.1z6n: el ser. cojo. conrinl;a rL'nque:tn<lo su ~1fonunado in1rerceptihle: y \·ice,·t:T.":t. 1:1 elección, con sus ritrno_.:; brutales, es un futuro
recoirido entr. .: ¡_K._'ligros de to<l~L-; clases. oc:.1.-;ione.s fr1\·orJ.b!es y recuper~1ciones :icelerado y un condens:1do de :1lter:v:iones donde el procl:'.'iO se resun1e Je
dt: Lilri111:.1 hor:t. i\Li.s concretarnente. ]ns dos i11r.:01nparahles que lL11nan1os fonn:1 visible. Opciones repenrin:ts precipir~in así de vez en cu;indo J;i gran
:.dina y cuerpo esr:.ir:.i.n. gracias ::il mo<lus vi\·en<li del de\·enic perfect:unente opción gradual ininterrun1pida e inYoluntaria que llaman1os envejecimiento.
:.H.bptados e! uno :.ti otro; fonnan entre los dos, en líne:1s generales. una tnez- Aquí t'l órgano-ohsr:ículo ec-;rJ con.-;ider~1Jo Jirect:1n1ente. y en el acto 1nismo
cb 1ni" hit·n \·i:1h!e y ¡ok:r:.th!e: el conden:.H.lo :.1 la \·\Lb cotidiana se de.sen\1..1e!ve de su n:tcin1ienro. !VIientr:.1s que !a exi,-;tencia enc:1rn:1d~1 y L1 finitud de la cria-
sin dud:t hast:trHe hit.·n entre los peligros nlona!e.s y L1s escen:.L'i Jon1¿.stic:.i.s. tura en gerieral n:presentan par,1 no,-;otros una elección ya ht:cha y un Jestino
En definitiva, nuesrra insoport::tb!e vida Je\·iene, grJ.cias al tie1npo. un:.i \'ida fijaJo por adelantado. el ho1nbrc e1npírico. que es por definición sietnprc
inuy sopor[~thlc. una \·ida casi pasable. una vid:.1 tnilagrosan1ente tolerable y posterior a L1 grJ.n opción 1netaen1pírica de la indi\·idualiJacL las pequei1::ts
que se conrinU:1. :1 tr~t,·és Je tanL:.is en1ociones y :.unenaz;is, h~1st:t su tt:rnlino elecciones paniculJ.res repn:senran, n1ientras tienen lugar. nuestra contribución
let:.iL llSlJllU lUÍ 1notten1: en e! rnomento en que !o iinposible-neces::trio se Jes- expresa y personal :l la altcrn:.itiva: y .sin dud::t es la opción mayor, la opción
cuhre Jefiniri\·:.unente que no era tan neces:J.rio como imposible. en el n10- r:.i<lical la que así se ra111ifica en bifurc2ciones secundariJ.s y en elecciones
1nenro en que la ir11posibiliJaJ prevalece sobre l:.1 necesidad, en ese momento divergentes cJda vez 1n::is especializ::i<las. Como h:.ibía que elegir entre la
el cur.tZl·>n .-;e p~1r:.i. y el funj111hulo c:.ie fulinin:tJo. Pt:ro 1nientras llt.:.'.-!;:.l est:.i existenci~1 lin1itadJ y !~1 inexistenci~1 llirnit:.iJ:i. co1no la cr(atura no po<lía

11 ' 1 l~
(

Jcumular los inconipatibles ni ser alguien sin renunciar a ser todo, el destino el tiempo detenido) vuelve a poner a la historia en marcha y proporciona al
ha elegido por ella, des~e que nace, la determinación que es negación; y anfibio humano los rnedios para que continúe su camino: como una an1puta-
·por lo qi.Je respecta a laS elecciones libres de la e1npiria, son decisiones por .ción quirúrgiCá qUe, mutilando el cuerpu,--y-a-riesgo- de un constreñirriiento
inedio de las cuales la criatura confirma y ratifica ella misma su unilateralidad, del organisffio, nos permite seguir viviendo. Mientras pueda elegir, la tria-·
abunda en su propia finitud, asume la p-ialdición de la alternativa en lugar tura no- está ·a-Corralada por el fin último - ese fin último que, para todos los
·de protestar contra ella desesperadamente; sin duda la criatura acaparadora hombres, es 11" cesación de ser-; ¡desde el momento en que podemos elegir,
preferir:-ía con _n1ucho no tener que elegir; sueña tal vez con arrarnblar con _e.StamoS-'salv~dos~ ¡La criatura no tiene todavía que jugarse el todo por el
todas las ventajas incompatibles' ... Pero sucede que la coyuntura la obliga a todÜ! El que elige, mientras espera su turno para desaparecer, confía todavía -
·apearse-de: su an1bición inetaempírica y la intima a que elija claramenre: el en ·su súerte te1nporal. La elección, a fin de cuentas, es un gesto positivo·,
ser finito, encarecido poi su finitud, acenrúa, al elegir, su disirnetría herética. una afirmación en la que la negación está sencillamente sobreentendid-:i:· el
·las n1inúsculas tragedias' <le la elección le proporcionan por tanto la ocasión rechazo de otLls posibilidades sólo sirve para poner de relieve la actualización
de consentir libremente a una situación -destinal contra la que se hubie-r;a de- de Ía posibilidad elegida; elegir es en principio totnar; optar es en principio
batido en Yano. De n1odo que la elección no cura propiamente hablando el adoptar. cd.pc1cr0cn, a menudo incluso preferir, y por consiguiente dejar algo
mal incurable de la alternativa, sino que por el contrario lo agrava, y, dando fuera: el obst5culo sólo aparece en segundo plano, secundaria e indirectamente;
su consendn1iento a la finitud, lo profundiza: pues aquel que escoge se hunde el Sí triunfa sohre el No y el lv1ás sobre el Menos. Pero eso no es todo. En
Y se limita todavía más. La elección implic:i el sacrificio y el rechazo de irµlu- lugar de aceptar obligado y forzado, de sufrir uole11s nolens la desgracia de
i
1nerables posibilidades que no son elegidas y que, por no haber sido elegidas, 1 la limitación, el hombre libre y limitado consagra su libertad a hacer una

seguirán siendo potenciales. la elección se lleva a cabo a costa de esos sacri- buena elección, a elegir una huena limitación: es libre, si no-de transgredir
ficios. ¡Cu5.nt1s renuncias para una sola elección! ¡Cuántas posibilidades per- el veto de la alternativa 1netaempírica, -al menos <le elegir la mejor posibilidad,
n1anecer:ín eternamente posibles por un único acontecilniento efectivo! La lo que quiere decir de hecho la 1nejor unilateralidad; dando por sobreentendido
elección es un éxito 1nás inquietante, en cierto 1nodo, que cualquier fracaso: que la finitud no puede en ningún caso ser superada, se nos permite al
lapsus o acto fallido, el fracaso, incluso el fracaso vergonzoso, tiene siempre menos alguna libertad en cuanto a las maneras de est:ir li1nitado; la suma
un car:icter fortuito y por consiguiente inevitable; el frac::tso es en sí mismo <le tod3s las _posibilida.-ete:; noG -es negacla, pero Ja .elección ..de.h_ nl.ejor de
3trJgico. Por el contrario, en la elección y por la elección, la criatura hace ellas depende de nosotros; la quod<lidad de la elección, es decir, el hecho
suya la constricción que una fatalidad constitucional le impone; la criatura de que en-general hay que elegir. es una necesidad inexorable, &.µi::tárcEtcrtÓv
esti perfectarnente adaptada al est:J.tus de la alternativa. Pues si el fracaso im- 11, pero la elección adecuada está en nuestras manos: tal es la elección
. plicJ la posibilidad de un éxito y L1 pen~1 de haberlo dejado escap~tr. la elec- racional en la que Ch. Pereln1an reconoce el ejercicjo cJe la lihertad. li,_ falta
ción, éxito relativo del ho1nbre lin1itado. sobreentiende un tnal rnet:J.fisico de una ornnipotencia realinentt' ili1nita<l:.i. la sabiduría divina nlisn1a, según
que nadie puede pretender superar. - Sin t'1nhargo la elección aporta. sí no Leibniz. :-;e definiría por esa elección e1ninenten1ente n1oral y selectiva.
un retnedio ;t 1~1 enfern1edJ.d incurable. al 1nenos un:_i_ especie de solución a Indeliher~1do y [ual como un ultin1jtun1. el de.safio n1etaen1pírico de la opción
la desgr~1cia insoluble. ¡Una solución constrictíva, pero al fin y al cabo una se opone en esto al plural innumerable <le la elección: la variedad 1nulticolor
solución! Fururkión dirigida. la elección ahn." unJ salida en er callejón sin sali- y n1ultíforn1e de los rnatices; coloraciones, cualidades, n1o<lalidades que se
da Y entorn~l Lis pue1tas atranc:idas: o si se prefieren otras ü11:ígenes: la elec- extienden sobre la rica p:det..'1 de LL.:; 1n-aneras de ser e1npíric3s - est:i es la
ción drena el devenir estereotipado y n1antiene . ~1 base de golpes. la fluidez inagotable n1ateria proptu.:':·Ha a nue,-.;tr:i e!eccíón. esto es de lo que se trata
Y !:J. movilidad <le 11 :ilter.Jción. devuelve su función J.gógica al flujo ternpordl <le escoger. En las proxinliUa<les de la muerte, la elección pierde sus posibili-
inmovilizado por la indecisión. ~Una soluci'óu no es esenciahnente un medio dades y :-;us e/ep,ihilia: la :1lternati\·a-de un condenado a muerre-(si podemos
de prolongar la existencia de algo rn::ís :ilLí del ínstante? ~Un logro. el logro Vl'r aquí una <licoton1ía) se transforma en dilema: el ser en ese momento ya
element1L no es la garantía de que el ser en general continúa siendo? ¿La no tiene elección entre <los o VJrios modos de ser. sino entre dos o varias
e.,peranza. la n1::ís hurnilde esperanza. no es la confianza de que el vivo form:is <le no ser, entre diversas rnaneras de reventar: sólo .se le pregunta a
sohreviviGi.? Por tnedio de la elección preferente y selectiva, el ser se escapa que ten1per:itura quiere ser cocido. de qué enferni.e<lad prefiere n1orir, o qué
para volver a e1npez~1r y vuelve a h:icer proy'-·cros. La el~cción. reparando clase.de ejL'cución prefiere: ¿b guillotina. el garrote, b. cicut;t, la silla eléctrica?

[l() 117
~

jEsw. elección es un::l c;iriC::l[UrJ. de !:1 elección. rnejor ::iún, una siniestra bro-
n1a! D:ido que !J. n:1J~1 no tiene propieciaJes, y que por consiguiente un no-
ser es indistinguible de otro ilo-.ser, el can<liLLHo a tan¡as posibles muertes
no [ienl' elección: rnientr:is no ha elegido todavía su n1ue11e preferida eri la
g;im:i de l:1s innurner:1bles muertes posibles, se representa a sí rnisrno apos-
j es una representación espacial, y si se aplica a la rnuen:e es únicamente por
analogía: pues es en el tie1npo donJe no hay' ni líneas fronterizas ni fonnas
ni figuras, donde la muerte es un acontecirniento-lí1nite; la n1uerte pone el
punto final J. l;i sucesión de los acontecin1ientos vividos - y en esto es más
bien el insta rite último que el límite. En el espacio, el· límite que cierne y
taJo en un:i encrucijada: pero desgraciadarnente todos tos ca1ninos llevan circunscribe la forma corporal de la persona está siempre y en todo momen-
a! rnisrno !ug:ir... o rnejor dicho no llevan :l ninguna p::i.ne; la elección es en 1 to dado, es inseparable de es:i persona, y se confunde con su cuerpo: crea
esr:.is condiciones un::l .:icudo-elección, '/ la .s:ilid~1 que aparenta :ibrirnos es el organisrno por una acción centrípeta que se sitúa fuera del tien1po. Y no
una sa!iJ3 sin1ul:id:1. La in[cnción n1isma de optar ¿no esti siendo desmen- sólo el límite fonna parte integrante de la forma, sino que es la forma mis-
tid3 por el :.irnorfisn10 del no-ser al que :iquel que opw est:í irremediablemente n1a, la fonna de hecho. De todo esto la obra de arte es un perfecto ejemplo:
:ibocado? b. belleza que. en el límite de la perfección forn1al. se redondea en su insula-
rid;id encantada, ¿no encarna ac:i.so el régimen ele la clausura estética? Así
el fragn1ento oval del universo que JL1111amos retrato: trazando el contorno
5. EJ'ec!o re1roC1ctiuo del !ítnite. con ün gestü reahnente den1iúrgico. la m;ino del dibujante esboza l:i. existen-
ci:.i de un rostro y da el ser a 3que!!o que circunscribe. "y· la forn1;i dice:
La n1uert1:.: e.s el órg:tno-obs[:ícu!o cJe L1 vida sobre tocio en un sentido SO)'···":-; Gracias al arte, un equilibrio annónico se est;iblece entre la positivi-
ten1poral. L:1 n1u~n:e dibuja el delgado línüte sobre el que coinciden la nega- d:id y la renuncia, equilibrio que la sabiduría in1nemorial y substancia-
tividad del obst:.ícu!o y la posicivid:id del órg:1no; l;i línea fronteriza de la list:i de los griegos buscaba en la autarquía . .,sapientia rentm ternzúzos nouit",
n1uenc sel!:i. en el tien1po, la finitud de !a vida hun1ana: pues ha sido dicho dice Sénec1 ... La finitud ele la obra de arte, tO ÓJptcrµÉvov Kal 1:ÉAf:1ov, fue para
que la duración conceJicla a! ser vivo e::;t:.lri constrerl.ida entre los tírnites de Goethe, Solger y Schelling una representación fan1ilíar. La obra de arte tem-
un lapso de rien1po cletermin:1do. En eso consiste tod:i la anfibología del lí- poral, rnúsic~l, poerna, película, clr~una o novel:i, corresponde :.l un caso
inite. en decir :t !3 vez sí y no.-:- Este equívoco expresa a su rnaner:i. la ambi- inrenneclio entre la fonna espacial de la obra plistica y la formJ. informe de
güedad de la fecha intcrnpor;il ~:de J.igún !ug:1r que no está en ningún lugar. la vida: pues si la diinensión de la sonata y de J3 novela es la sucesión cro-
El lín1ire :ifirrna y niega, niega af!rn1::inclo y ~1firn1a negando. En L1 medida nológic:i, esr:i sucesión es sin e1nb:i.rgo previsible: la sinfonía puede volver-
en que rnira haci:1 el exterior, el líinire excluye la :ilteridad, linüta nues- se a toc:i.r y la novela releerse; sobre los sarcasn1os y las violenci3S ele !vle-
rr.1s pretensiones. consagrJ. la resign:ición de un ser que renunci:i a ser todos fi.:;tófeles, en la Sin}Onta Fciusto. plane:in ya los acordes místicos del coro
!o.:> seres: nos c:ncierra en la cárcel <le nuesrra flnituU: niega :il ser \·ivo todo final. La vida en can1bio no puede recomenzar: en la continuación de los
!:ltr:i ;d Cjlll:' puJria :tspirar. Peru el !l1nite no e::-.t:í l1nica1nenre 111js :t!Li, está al'Ontecinlientos lrre\·ersih!e.:; que constituyen nue;-;tro de\·enir vi\·ido. el lí1nite
~tl nlisn10 rie1npu 1n::ís ac:1·. por el 111ero hecho de .:it'.r instante inici~ll de un es. por definición 111isn1:i. un aún-no: el final ele L1 vida. pard el vi\·o. es .sie111-
onJL'n distinto. Lt tnuerte e.-, ¡:unbién el lnst:tnre final Je l:i viJa y. co1no tal, pre futuro, incluso en el últin10 11101nento .. Sí. h;isra el últin10 1ninuto ele
penenece :t est:t \·iJa. es por derecho proplo de aquí '.lbajo: la fronrer:i. del nuestra últin13 hor:i, el lírnite te1npor:1l de la vida sigue siendo un lírnite por
01ro n1undo fonn:1 pane en sí n1is111a y por sí nli.s1n:1 ele nuestro bajo mundo; \·enif. .,{ por consiguiente L1 futura cesación del .st'.r no está literalrnente dada.
en r:1n¡o que inn1:tnente. \. por su \-t:rrientl:' intc>rior o citerior, encierra y de- ni :1nalítican1ente i1nplícit:1 en el presente cJe ese ser: directan1entt'., el ser
fine la fonna pu:;,ili\·:t de la exi.'>tenci~l: en la 111edid~t en aue estj vuelto Í1acia sólo iinplica J3 positivicJ:1d y la plenitud del ser. y es por tanto iinposib!e
el t.:entro Jr.:l ser li1niraJo. el !in11re afinna la inJi\·icJu~lídacl org:ínic:i, del extraer o deducir de ahí la inuerre. Cu::indo. mis :.lci ele la n1uerte, !a positivi-
rnisn10 rnodo que Li fronter:i afinna J3 origin~tli<la<l naclon::d Je un Estado: d:id y la actu:ilidacl del presente nos son clacJ:is. es la forn1a limit:inte lo que
pues tennin:ición -,ignific~t ran1bién Jetenninación. pue.s el ser !ünit:iclo se nos es d:ido: desde este punto de vi:-it:i, '/ puesto que !a tnuerte es :J. l:i vez
éncuentra Jeli1nica<lo por su 1nisn10 !ín1üe; las nlismas paL1br:is !o dicen: el b forn1a y el fin, el presente vivido puede parecer a la vez informe e infi-
infinito, cin:E1pov. es 13 neg:ición Je lo finüo. - 0Io ob.stanre, Ja idea cJe Iími[e nito; pero en !a n1edicla en que el vivo es mon·turus, destinado a morir.

~_!<.:;in c._lSSOll. 7i·n1s {!U<'IL'S. P- ·'"'

t lK ll'J
: puestro devenir admite al mismo tiempo e indirectamente la hipoteca de la la forn1a, consagra definitivamente la miseria de la finitud y de la unilatera-
finitud y la determinación de la forma: aparece _entonces como una forma lidad de la criatura. Mientras el ser exista, la forma del ser_perma[)_ece en las
informe, o mejor aún con10 un presente uniforme; porque 'esé -presente está brumas del aún-no (nondzun) y·de la poSibilidad;-y;C:üaüdUt1-fotma por fin
~1 misrno abrumado, aquí abajo, por la perspectiva de_ nuestra muerte fu- se actualiza, es el ser entonces el que se aniquila en la noche del ya-no-más
tura; porque ese presente es el Ahora endeble, incompleto y marchito de (jam·non); el ser y la forma juegan al escondite, conio Eugenio Oneguin y
una criatura que hace tiempo comenzó a ser y que morirá- un día: ese pre- Tatiana Larina en la novela de Pushkin, y no se-dan nunca-juntos. Lá muerte
sente se resiente indirectamente de los efectos anticipados de una causalidad' estiliza, magnifica, dignific::i. la existencia- pasada ... Pero' esta dignidad, como
retroactiva; es la muerte invisible y presente, la muerte presente-pero toda- todo el mundo sabe, existe sobre todo para los superviví·entes, lo mismo que
vía por venir, la muerte suspendida sobre.la-vida, es-la· riluerte la que ex- la dignidad de la guerra es sobre todo par3 lós que no la hacen: lo:S historia-
plica la insuficiencia y la inquietud de nuestro devenir: sin ese futuro vir-'- dores, Jos grandes estrateg::i.s, los novelistas de guerra·y--los pintores de bata-
tualmente presente, el presente se confundiría con la ·eternidad-purd y simple, llas; el soldado en la refriega seguramente no- opiria lo mismo que los his-
.y su plenitud intemporal sería fuente de bienaventuranza; ahora bien, nues- toriadores militares y los filósofos de la historia. ¿Por qué extrañarse entonces
tro eterno pfesente no· es más que una sernpiterna -repetición. una monó- de que el vivo en la refriega de !J.-inmanencia de "la dualid::1.d, en la mediocri-
tona y aburrida continuación sin densidad ni consistencia: así es la mediocre dad de la vida cotidiana, permanezca totalmente insensible a esta dignidad?
vida del pobre empleado para quien el presente eterno se reduce a una coti- La verdad. decía Gracian.'J sólo ap::1.rece al final de los finales, y siempre
dianidad privada de futuro y de perspectiYa. y- sin emb3rgo, esta vida diaria, en últin10 lugar. Schelling. por su parte, ll:in1aba renúrziscencia (E.'J1:n11enuig!
abocada de hecho al envejecimiento y a la muerte, es vivida al día, como un al efecto retroactivo de! final sobre el comienzo: el comienzo sólo apafece
aeternu¡n 1Vunc sin comienzo ni fin: el an1or que dos amantes se juran el claro al final, el antecedenre sólo se revela en su consecuente. 10. Esto es
uno al otro es eterno en el momento en· que lo juran. pero para los testigos verdad en prünera línea de la muerte: lo rnismo que lo ulterior, continuamente,
es provisional; precario prirnero y lábil deSpués, eterno para quien lo está interpreta el sentido de lo anterior, así el fin último interpreta, en última
viviendo - ¡he aquí la desdichada eternidad de una criatur3 condenada al instancia, el sentido de tod~1 la duración; ]a tern1inación, perfeccionando Y
mismo tiempo a la ·vida perpetua y a la n1uerte! En est3 eternidad amorfa, la redondeando la totalidad. da testimonio del significado general de una vida
forma limitante no está dada-de_ he Cho ... Y viceversa, cuando la forma y con y consagr:i su promoción histé:-icJ.: el -D!"". E. MirJ.::ows!d !9 .dice en términos
la foril1;J el"último límite. noS;-sürl.dad?S, ·es- ~i-ser el que nos es retirado: ¡ya adrnirables.11 Olvidamos 1~1s imperfecciones del difunro o las convertimos
no q_ueda·nada.que liínitarl·f:l:.~)nformal.,_o bien la forrna que el no-ser ha en cualidades mediante un~l idealización y un ernbellecimiento retrospectivos,
vuelto frrisoria - esta· alter"ii:-3."d_~,a-··despúi'_dada no tendrá nunca lugar. No del 1nismo n1odo que se asca :1.l cadáver para su últirno viaje; le dan1os :.ilgunos
esperéis hacer tran1pas eón ella, _ni descuhrir astutan1ente el secreto de la retoques con vistas a una esque1n~ltización y a una siinplificación ejernplares
form<J. ;inles que nos sea sustraído el ser. .. Cn ingenio.so 1necanisn10 ünpide de su inensa¡e. Así es con10 la ausencia ennohlece los Jetalles, los reveses
la ;icun1ulación. ¡Inflexible, odiosa altern:Hi\·;i! La alternativa en general ¿no y las n1ezquindade.s de 1..111~1 rnolesta presencia. La n1uerte tr.insfonna la vida
es acaso el 1novirniento b:.iscular que irnpuls~t y n1oviliza la futurición? Toda en biografía, proyecta sobre ella un rayo de luz, un orden y ~t veces incluso
::;ucesión. en sun1a. se reduce a est~l disyl.1nriva continua en virtud de la cual un sentido n1oral. La forn1:1 del conjunto sólo ap:1.rece en el último mon1ento.
un n1omento no se puede dar nunca con otro. sino antes que el siguiente y y con el últin10 rnon1ento de ese ú!ti1no momento: por eso hay que esperar
después que el precedente: la sucesión nos concede el presente SLLstr::ryéndonos al artículo supren1012 par:t juzgar e interpretar una existencia y. por ejempio,
el pasado. haciendo del Hoy un Ayer: y si no nos prohíbe percibir y recordar
uno eodenzque tenlpore, no nos pennite en cambio ser y h·aber sido simul- !) cr. \'ü'.nl<:'T Krauss. GrctC/llllS [¿/Je11sldire. p. 12-

táneamente; c_uando el principio aparece, el final todavía no se ve: y cuando 1() f'hi!osn(Jiiie der .llrrbnlr!gie. kLTÍÚn .2.S: ...--1111 F.nde -:::e1/!,f .;fch. !('(IS illl ,·11?/ltll.i! ll"ar." Pbilosophie
se llega al final, el principio desaparece ... El se ac:ihó es el poso del devenir der ()fj'i! 11 /1(tntll/-.!. lección .2H: .. f)u> F.11de utl'i!11ht111. 1n1s i11 Anjl111p, 1n1r.- Pbiloso/)bie der .H1·rbo/1~~il'.
lecdún 15: .. ( hl!rt:lli a!so il!pJ bier,i<1.' Spiitere Ze11g111ss i'iher die Beder1tu11g des l'!úberen l!h.• Cf. lec-
que empuja conrinuarnente hacia el pasa<lo :.il aún-no. Ahor.J. bien, esta vez
ción 2"'.". Philvsnpbie der U/ji:11ht11~111g. lección 21.
no se trata ya de pequeñas disyunrivas menores que siguen su curso, sino ti li!Tempsa;c11(\l)j:)l, pp. 12.~-!2"i.
de la gran disyunriva superlativa y definitiva que hace cesar para siempre la 12 Cf. ;,_¡,,nt:!i~n<'. 1. !K. d1:1ndo .1 l)vidi1l: Scilfci!f ultima semper E\pectaiuta dic.\" bomi11i est.· F.n
0

continu;:ición misma y que. seilando !a in1posibiliJ:icJ <le acaparar el ser y rto·:i!id:1d I;¡ c·i!a _de l),·idici <!ncdw:::1 d l·:1pitulo XIX,- no d lH dd 1il1rn ¡ de ]ps F.11sayos. 1N. del Tl

l.2 l
120
p:ir::i s::i.ber si un hornbre fue re:.ilmente feliz, del mismo modo que hay qJ~~~~J~~:'_~]
1 orden inteligible, dibujar constelaciones, descubrir posibilidades de agru-
esp~r_::ir: :il último :icorde de l::t sona~::i p:ira estar en condiciones de emitir :~@! panlien[o, restaurar un:i arn1onía y una legalidad. Bergson, por su p2rte,
un JLUC!O coinpleto .sobre !::i obr:l. Ev1clenremcnte, ::i rnedida que el término - --_:.::-::_:- también pensaba que un cierto orden es capaz de regenerar completamente
fln:il se acerc::i y que el reloj de aren:i se vacía, las posibilidades de volver -:: ----:-.- el caos más incoherente. Pero Bergson estaba pensando también en el orga-
acrJ.s tienden :i cero; y cad:i vez es m5.s in1probable que la cara del destinO~:,- nismo, totalidad abieri:a que evoluciona en la duración y se realiza renován.,.
pue<l:i rnodificar.se_ En l::J.s elecciones, la J.ritmética, a partir dÉ determinado _ _ ==::;' ______-~:;<_ <lose. Por desprovista de estilo, por informe que sea una vida, siempre tiene,
n1on1enro. prohíbe un:i vuelt:i a la siru::ición :i.nterior o un cambio de lama- -~--·;";°4-:-~~-:- con10 el polvo de las estrellas, su orden y su sentido; pero ese sentido y ese
yorí::i: la suerte definitivamente es[:Í echad::i, y a menudo mucho antes del J orden no aparecerin más que al final, una vez concluida la carrera vital del
fin::il. 'fr:it:índose de una obra de arte desconocida que se desarrolla en 4 vivo. Mientras la vida dura, la legalidad y la finalidad permanecen en todo
e! tiempo, y a foniori de un~1 vida humJna. la presencia de la libertad y los l n1on1ento ínsensibles ... Sin en1bargo adivinamos enseguida que una ley estará
:.iz:ires ele los que esta liberrJ.d es fuente nos in1piden en rigor formular un -; presidiendo esta evolución, que esta hi.storia estará trazando una curva. El
pronÓS[ico antes del último fin de los fines: pues la 1.'ida de cualquiera, incluso l jitturo ante1ior, que es un futuro concebido por anticipado como pasado,
l:.i in::ís huinilde. es siempre priinerJ. y últim:.i audición. desarrollo inédito y ·J,j - le sin-'e a Bergson U para explicar est:J. paradoja de lo imprevisible previsto
original de una serie de experíenci:.is únic1s en su género. El testigo sólo {;,~-~­ a medias: cuando todo haya acabado, est1n1os casi seguros de que el "men-
puede en1üir un juicio con la condición de ser testigo hasta el final. ¿Quién S:J.je,. de la vidJ. cumplido a partir de ese mon1ento, será inteligible, y ante
sabe si el úlrirno tnomento no devalu:irá de repente una vida aparentemente ·=~-i todo de que b:J.br::í en general un mensaje; entonces con1prenderemos lo
honorable o por e! contrario no rehabilü:ir:í una vida execrable?, ¿si entre el que el desaparecido representaba par:i su época de original y de irreemplaza-
penúltirno suspiro y el úlrirno, un últin10 arontecin1iento, una última diligencia, ble. Profetas retrospectivos, presentünos que esta víd:i tiene un sentido, pero
un:i sorpres:i. una palabr:i, no vendrin bruscamente a ponerlo todo patas no sabrían1os decir cuál es ese senrido; presentin1os el qué. sin saber el cuál;
arrib:l? ¿C2ut¿n sabe si habr::í que reconsiderarlo todo otra vez?, ¿si l::i. vida o entrevemos la efectividad del quod, pero no podemos asignarle un quid; no
b obr:::i no cobrarJn en el último minuto un sentido imprevisto, una luz nueva puedo predecir lo que sucederá, dice Bergson n1ismo hablando del falso re-
que los irnp:::icientes, por irse Jntes del fin::d, no habrán tenido tiempo de conocimiento, .. pero preveo que voy a haberlo sabido». Este reconocin1iento
conocer? Boris Codunou tiene un sentido completamente diferente según se ¿no es a la vez verdadero y f:J.lso? Pues si se puede aprender aquello que· ya
tc:rmine con la rnuerte de! zar. con10 Rin1ski-Korsakov hJbía decidido, o con se sabe, y Jescubrir aquello que hJce tien1po se había descubieri:o, inver-
la n1elope:1 Je! inocence que llora por los sufrin1ienros reservados a Rusia y sarnente se puede desconocer aquello que no se conocía: aquí se produce
profetiz:i sus Jesgr:ici:is, como i\--loussorgski misn10 había querido origina- un:i especie de f:J.111iliaridad 1netJen1pirica que puede ser cornparada con la
ri:in1enre. En el priiner caso. Boris es una ópera tr:idicional que finaliza con :i.n~unnesis de Platón: el hoinbre que cree recordar, y que sin ernbargo no
Lt n1uene de! hl:roe, y que esr:í bas:id;__¡ en un personaje hi.stórico; en el ha sabido j:itn:l.s. con1ienza por !:J. segunda vez: para él el nú1nero Dos es el
segundo. Boris 1T\·eL1 su profunda signiflc:1ción y su conmovedor mensaje, priinero. ¡Si :il n1enos un verdadero profeta 1ne dijer:i el secreto del rn:.1ñana,
que e::. el Je.'.)!inu de! pueblo ruso. Y BoJis Goduno1_: es única preci.sJ1nente lo reconocería. :J.un4ue no Ju conuciése~ ¿Por qué entonces no puedo encon-
por esr:1 re,·el:ición fin:il. De rnodo que el inst~1nre supremo lo puede cambiar tr:ir yo solo esa p:iiabra del futuro? Cuando el in1previsih!e genio haya es-
todo. j:\Llla ;;ucrte p~ira aquellos que l::i.s pris~1s les b:lcen perderse el último crito su próxi1na obra de arte, reconoceré .sin duda.esa obra de arte con10
n1inuto! !)UL':i 1:1 p~llabra de! misterio es quiz::í.s la últin1:J. palabra .. ¡No os si procediera de un::t necesidad orginicJ. coino .si fuera la única cosa que él
\·ay:iis nunc:i :J.11[CS del fln:il! hubiera pudiJo escribir. y tendré L1 irnpresión de haberlo .:;abido siernpre.
De :ihí proviene que !:J. finalidad de !:i existenci:J. humana sea necesa- Lo que no quiere decir: yo ran1bién habría podido escribirla .. Del mis1no
rian1en[e rerrospectiva. que no pueda nunc:i ser :inticipada: este es el caso modo, los títulos que Debussy inscribe J.l final de su.s Prefu,fios expre.'.:lan :J.
Je !:i his(ori:i. que esti sie1npre inacab:td~t. y es t1rnhién el c:iso del vivo: renglón .'>eguido el sentido Je c:J.d:i piez::i. 'f sin en1b:irgo no podemos nunca
pues en t:in(o el vivo e.sr:i en vid::t, las :ivenrur:i.s de la libertad hacen fracasar (a menos de conocerlo por adelantado) anticipar el <lecorado que va a evocar.
cu:.ilquier fin:ilidaJ previsible. ¿Por qué es necesario que el mensaje de una
vida, impreYisible anees de su término, se revele síempre :1 destiempo? Leibniz 15 F.sslJi _,-11r fes d1111m!es immt!diiues. p. !59. f11e1:~ie .,p1n-t11elle. p. l.~H_ Lu p1!11sée et le 11wucc111f( fe
afirn1:~ que cnffe varío.'i punros en Jesorden siernpre se puede encontrar un f'n_,_,;ihfe d /1• N1·1·/I. P- 1 !(1_ !JI'//.\" .>1111rc·es. pp. -2. -~ !_~
. Toda vida humana es una improvisación más o menos genial en este sentido; anticipado no son completan1ente ajenos al misterio de Vermeer, pero son
.¡ Ei carácter póstun10. y re[roactivo de su finalidad permite explicar el de$~:-,.,_, especialmente fascinantes en la música y en la poe~ía,·porqueda'poesía y la
conocimiento del que es casi fatalmente víctima: pues la. vid.a más ·mediocre ::;;;¡;;;;;;.=;¡; rnúsica son artes tempórales y·-parque:· Su.S·-oblas son-obras cn·'mrttinuo de-
.. siempre es desconocida en cierta medida; es un hecho que el sentido venir, obras fluyentes, obras hechiceras; la música, desde este··porito· de vista,
;.una vida se desprende siempre demasiado tarde, ¡y cuántas veces es un estadio intermedio entre la vida real, siempre :jfiforme-' hasta· el -último·
grafía,.completa por fin entre las dos fechas fatídicas, se confunde ·con momento, y el arte propiamente dichó. Sí el -he'Chl:Zo-"presente y·· el -hechizo
necrología! Sólo después de muertos h41cemos. justicia a nuestros con tempo-.'. "~~~~l\. ,;, del presente son percCptibles única~1ente ·p1fá ·e1 ·cr·eadür;' el hechizo-del pa-
ráneos. ¿Por qué es necesario que el -sentido et-e· la vidacno s·ea .nunca .-eviden- sado se revela en cambio al espectadOf: .. 1 c:i';áL·oyente·.:"Todüs· los hombres
, te durante esta vida? ¿Por qué eL.héroe y· el genio desconocidos· deben es.:.· son más o menos esos artistas p-ósfu-ni'oS', eSoS·pbetaS. retrospectivos del
perar la muerte antes de ser reconocidos? Sí, ¿pdr qué-este· cruel desfase, .por pretérito, esos poetas prosaicos~ 'ct.iJ:ltjüiera:es'·capa-:;:'..'de-s·entir·la·poesía· pro-
qué este injusto retraso, esta reparación irrisoria?- La ausencia de toda con- saica de un vulgar puehlo de 'pro1;·incias ... con- Iá"i::ondición de no vivir en
, temporaneidad, la mala sincronización del sent_ido y del ser, la irónica·alter- . ~1, con la condición de que el insignificante pueblo, con su jardín público y
nativa que nos obliga a escoger entre una forma sin ser y un ser sin forffia, sus calles somnolientas, se haya convertido en un recuerdo. El hechizo de
-. o a contentarnos con un futuro anterior pura_n1ente fantasmal - este es el hoy es, hóy mismo, tan insensible como el aire; el hechizo de hoy sólo será
principio del malentendido esencial, estos son los elementos de nuestra· des- sensible n1añana: la preterición éS lo que da un pe~fume al presente ino-
gracía, los térn1inos fundamentales de la n-ialdición criaturaL Además siem- doro, un sabor a las horas insípidJs ... Así la dulce ricordanza tiene un víncu-
pre hay una especie de punzante n1elancolía en el reconocirniento tardío lo natural con la poesía de las lamentaciones: un punto imperceptible de
que sigue al desconocimiento. ·Han vivido», decitnos a veces; o mejor aún: melancolía, un frágil hechizo cubren delicadan1ente de reminiscencia toda
"han atnado», con10 al final del Lac de La1nartine. ¿Y no hay algo de lacónico obr:J.; pues es necesario que el presente nos sea sustraído, y por consiguien-
Y reticente en esos pasados definidos, cuya solemnidad aprovecha inmedia- te que se haya hecho pasado p:1rJ s:.iborear su hechizo, como es necesario
tamente a cada cual? Por esta razón las Últin1as palabras" que ha reunido
0
que l:::i. presencia se ausente para que la echemos de menos. La memoriJ nos
Claude Aveline - ulthna verba-, proferidas por un hombre en el umbral del deja la iinagen separándol:.i ele su cuerpo físico: por eso es en todos los hom-
no-ser, tienen una sonoridad distinta a los farragosos discursos y las elocuen- bres un preludio natural.del est:.ido poético; -el tiempo es 1a f:íhrir'.1 dfil pa-
tes conferencias de la continuación. El sen[ido en pena, el sentido de ultra- sado, el tien1po es preterición exhalada y por tanto una cierta especie de
tumba, privado de stl ser por la n1uerte, es tan nost:ílgico cofno un hechizo: poesía - pero es una poesía inconsistente, una poesía impotente y estéril, y
pues el sentido descamado es una especie de hechizo, y el hechizo a su vez que no desen1bocará en el póen1a: el envejecin1iento, que desarrolla el sa-
es como el sentido impalpable y críptico de un rostro, de un3. n1irada o de hor de los vinos y el hechizo pintoresco de los monumentos o de los n1ue-
una sonrisa. El hechizo te1nporal se di.Stingue en esto de la belleza intem- hles, desarrolla el sentido lnútil y prl:"cario. \·:lno y conn1ovedor de nuestr:.is
, poral que el artisra es el único c:1paz de captar o de crear: el creador percibe l:'xperiencias \'ÍYid~ts. Algo nosLílµico y frigil exhalan los objetos de la 1ne-
in1nediata1nente y en el acto el bechizo del si.:r. y no necesita para eso que 1noria como si fuera un pt>rfun1t" dt"' glicinas en la noche; la hoja del álbun1
el presente sea pasado~ el creador transciende genialn1ente la desafortunada soi'L.HJoc1 que Liszt tituló .fodis1 1 no_-; permite escuchar el eco lejano de una
alternativa qtJe separaba al ser ele su sentido_ ¿Acaso no es el júbilo la emo- felicidad antigua que parece e1nergc-r cie las profundidades de la reminiscen-
ción creadora que inspira a los hon1bres S:ltisfechos la positivicl:icl Je un ser cia. Es algo inc.:xtingih!e e Inefrth\e L'On lo que no saben1os qué hacer. ¿Cómo
lleno de sentido? Lo que llama1no:-> hellez:t no es otra cosa que ese hechizo- igualar o expresar estt: vano enc~1ntamiento? Pero sobre todo, ¿cómo rete-
presente: la belleza perenniza la ocasión oportuna que, para los ho1nbres ner, poseer, acu1nular el ,-.;er con él sentido? O, lo que es lo 1nismo, ¿cómo
no artistas, es tan breve como un relámpago: el Aún-no del sentido y el revivir lo irreversible? La re1nini.-;ccncia del paraíso perdido traduce para
.'\'unc:1-1n:ís del ser se resumen en el Ahora eterno del júbilo creador. El he- todo.s !os hotnhres esa nece.-;i<.L1li de unir el ser y el sentido que el tíempo
chizo-presente no debe ser confundido con el hechizo del presente, el cual ha desunido. ¿Un p:.iraíso puede sér ou-a cosa que perdido? Tan dulce es la
responde a una cierta maner3. nostálgica y pasada de percibir el presente,
como si ese presenre fuera ya pasado: el presente caduco nos inspira en- 11 {. :4rhre de .YnN. !O ... [ )esde his prn~'tmciid:1dt~s de !::i memori;¡ .. · este es d tirulo_., rt'!rospectivo
tonces ~1na especie de pena 3nticip;ida; los sortilegios de este pasado por qllL· .\11;11ule AIL·x:indniv cb ~t '-ll ¡i1·1n1<.:r::i t ·:.«-, •11. ''P· .2 l.

¡¿-')
melancolía del pasado que !a creamos artificia!n1en[e en pleno presente, mismo, aque11o que le falta a su conciencia de adulto: el ser físico y la realidad
gr:1cias ~1 los rnaleflcios de l:i ausencia y de la separación: lo novelesco y la vivida.
tragedia se sirv·en de 1:1 lej:.inía, de la partida. de la rnuerte, del obstjcu!o Del mi.sn10 modo que el bechizo se desprende de las pequeñas muertes
p:ira clara la continuJción una dignld:iJ y un estilo, y para reconocer desde sucesivas que tienen lug1r continuamente en el transcurso de un devenir
esta vid::i ~:i fom1a de lo informe; hacemos como si el vivo estuviera ya muerto, irreversible, así la muerte a secas desprende de golpe el hechizo, es decir,
y nos lo representamos corno si estuviera lejos, en el pasado, anticipando la la forma de la vida en su conjunto. La muerte no es el obstáculo relativo que
estiliz1ción retrospecti\·:i cuyo objeto es purificar, _iustificar. magnificar, digni- nos impide, en el curso de la continuación, ;icumular el recuerdo del pasa-
ficar una existencia pros:.iica. Sabore:imos por anticipado aquí abajo !a dig- do con la efectividad vivida. la muerte es el obstáculo absoluto que sella la
nid:id que la 1nuen:e confiere a toda criatura. - la irreversibilidad no tiene unicidad o sernelfacticidad de la existencia en general, e impide para siem-
especialmente re111edlo cuando se trata de nuestra inocencia-propia: pues lo pre la reiteración de esta existencia. El límite relativo perfila en el interior
1nisrno no puede :1 1:1 vez ser y saber !o que es. Est:J desgrJciada situ:.ición de la continuación una sucesión de épocas y de lapsos temporales que se
¿no const![ll~•e la altern:1tiva por excelencia? No se puede a la vez ser inocente redondean después, corno por ejemplo mi difunta juventud, en periodos pa-
y saberlo: la inocencia en presente. b. inocencia en el acto es una simple saJos: el límite absoluto de la muerte pone fin a toda continu:1ción en gene-
lnconscienci:i 5ubstancial: e !n\·ersamente, la consé:iencia de la inocencia y ral y a la posibilidad rnism::i de prolongacione"s y resurgimientos: no son ya
el !de:il de pureza no Jpareccn rnás que cu:1ndo l:J. inocencia e.c;tá desp:Jbilada series intraseriales las que se Jelirnitan en los intervalos. es h1 Serie de todJs
y desde hace tlen1po p:i.sad:L Y por eso la modesr;a y la consciencia de Ja mo- las series la que se perfila en el no-ser. El devenir irreversible deja al n1enos
desti:i se excluyen gener:.tln1ente l:J una a la otra. En la relación del n1i mis- -t subsistir en el acto la írrealidad fantasmal del recuerdo, contrapunteando la
mo al sí misrno. el ser sin conciencia y la conciencia sin ser son en realidad realid;id físíca de un nuevo presente; la continuación irreversible dispen-
dos edades sucesiv:1s, dos mon1entos que no pueden darse uno eoclen1que saba al menos una conciencia superviviente, una conciencia-testigo capaz
ternpore. En c;imbio, la presencia a nuestro lado del nir1o y del 111uchacho de con1pensar la presencia por el culto de la ausencia, l::i plenitud de la
parecen re:Jliz:1r es[a conrempor:ineidad; aquí el hechizo presente, que actualidad por l:i amarga delectación de los días pas1dos, el júbilo del arte
!laman1os infancia o ju\·entud. se re¡x1ne entre dos: aquel que es. pero no por la poesía melancólica del pasado y por la música atormentada del tie1npo ...
sabe tocL1\·ía lo que es. y aquel que sabe. pero que ya no es !o que sabe; la n1uene no nos concede ni siquierJ este consuelo: ni el 1nenor aplazan1ien-
por tanto hacen falta sie1npre dos par..t hacer una conciencia-inocente coinple- ro que nos deje ;:il meno.s el tiempo fugitivo del recuerdo: la muerte su-
ta. que sería a la vez una inocencia-conscieJlte. No obst:1nte, la con[e1n- prüne no sólo las realidades Je la percepción, sino incluso las posibilidades
por;rneid~1d de t:sras do:-> n1ltaJes independientes ~trascíende realinente la y lo.s espectros n1i.s1nos Je la re1nini.scencia. -,{ por consiguiente, si las peque-
alternativa? E! n!úo nos es especi:i!inente prt:'l'io...;n cuando nos lo repn:...;ent:1- ñ~1s ocasiones perJidas del intervalo irreversible. aunque hayan sido perdidas
1nos co1no t:I p;is:ido 1n:'l ...; cerc:1no. con10 el futuro pri.:rl'rito pron1erido a l:'n su fonna original. puedc-n .ser. al 1nenos bajo otras formas, posterior-
nuestra nosr:il~í·,i. con10 e! prirner c:1ndidaro ~1 l:i preterición~ ¡;or ¡;oco que 111enre recuperadas. L1 Ocasión de las ocasiones. !a Ocasión :ihsoluta no lo
ron1en1ns concienl:i:1 ele es\:1 fr:l¿¿il nhr:1 de Jrte. do.:> •.:'st:1 inoce-nci:1 efí111er:.i, pucJe ser. .. Una juventud fc1ca.sada e.s una juventud fracasada y punto: pues
tan pronto rn:1rchiL1Ja. :;e no.-; encoge el corazón y sentünos por aJeiant:tdo sólo 5e es joven una \·ez en !a vid:i. y !a época de la juventud no puede de
la punz::inte pena de no h:iher s:1hido :tpreci:tr ...;uficü::-ntr.:>menre esr:1 n1:1r:1vi- ninguna n1anera repetirse; pero no es in1posible que aquel que ha echado
Ho...;a pureza que se nos ofn:cí:t. '¡' la jun:-ntud. :1 su \'l'Z. es un hechizo incon1- :1 perder su juventud rcng:t una vejez feliz: no es ín1posible hacerlo relati-
pren.o.;ihle cuya re:llid:td no podi.:1110:.; \·iyir ni ~1prcciar su valor n1ientr:1s ...;on1os \·:unence 111ejor inis tarde; Lis ocasiones no \·an a f:Jltar rnientras le queJe a
jóvene.s: la ju\·encud en presente. la juventuJ incc_\nsciente no está tan s::uisfecha nuestra esperanza una brizna de futuro. En ca1nbio. una vida perdiJa está
Je ser ioven: ;no, ese pasado enc:int::i.Jo. cuando er:i presenre. no era irre1neJi~1hlen1ente perdid~1: ¡si se pierJe la vida. toJo est5. perdido! No es

prccis:uncnte enc:HH:.tdor! Del 1nis1no rnodo que el .Sur fe!iz es un p:tr:tíso posihlL ninguna recuperación. puesto que todo ha :ic:.ibado. Una juventud
f:ihric:ido por los nórdicos. así la juven[ud es una edad de oro inventad:-1 por fr~lca.saJ~1 e.s un frJca.so parcial, y por consiguiente repar:1ble; una vida perdida
!os :idulto.s: a menos que no se::i un:.t neced:iJ par:i aJolescentes profesionales e.s una bancarrota total. y en consecuencia sólo da lugar a la Jesesperación.
o efebos :Jquejados de chochez prennturJ.. En c~unbio. la inf:incia y la juvenrud Es cierro que el ob.st:iculo ;rbso!uto, siendo como es órgano-obstáculo,
pueden enc:1rn:tr p:1r:t e! ~1dulro. fuer:1 (k~ -,¡ n1i,-;n1u y i__:n otro di.-;rinto :l sí puede SLT considerado por ..:s~1 n1is1na razón corno la condición n1etafí.sica

l.2(1
más general ~e nuestra vida; la irreversibilidad de los momentos interme- CAPÍTIJLO III
dios alumbra e ilumina. de diversos modcis la existencia, en cambio la muerte LA ENTREABERTURA
detennina lo que en la--vida es esencialmente vital. De este modo_s_e verifi--_-
can una vez más los aforisinos de Pascal sobre la mediocridad humana
af'.orismos profundamente repensados por Georg Simmel. La anfibología dei
devenir nos ofrece en realidad motivos de consuelo y de desconsuelo, no
por turno sino a la vez: el ser en principio nos es presentado bajo una forma
restrictiva que, mqmentáneamente, haría de él una obra de arte llena de sen-
tido; Y después, cuando la forma ya nos ha sido dada, el ser, al que·la forma
habí3: conferido su forma, nos es sustraído; la positividad de nuestro pre-
sente sin forma no es más que una molesta positividad, una aparente e
informe eternidad; después de lo cual. .. ¿Pero es que hay algún después? No
recibimos la forma para disfrutarla ~ pór lo den1ás no queda nadie para
recibirla: y en n1ateria de forma, sólo nos es dado ver el tajo de la negación
que corta parJ. siempre la continuación vital. El hombre pasa así sin transi-
ción de lo informe a la inexistencia: ¡la forn1a de la existenci:J.-propia es un l. La- Quoddidacl del nústerio.
regalo que él hace a los supervivientes; y del que él no gozará jamás! No es
de extrañar por tanto que los Griegos hayan considerado el devenir como La entre.:ibertura expresa, tanto corno el órgano-obstáculo, la profunda am-
un híbrido de ser y de no-ser: de hecho el devenir, renovación continua de bigüedad de la 1nuerte. Entreabertura, entrevisión ... Definitivamente. todo es
lo imposible-necesario, es a la vez un mediador de Ja realización vital y un entre cuando se trata del hombre. Después de haber comprobado que la
escalón más en dirección a la muerte. Sin e1nbargo, los sentimientos con- muerte es a la vez la imposibilidad de vivir y la condición fundamental de
tradictorios que nos inspira el tiempo no se con1binan para formar una mezcla la existencia, descubrimos que es también una barrera infranqueable y una
bien do.sificad:J. y capaz Je devolver al sabio su serena ecuanimidad; no, fecha indefinidamente aplazada. De la muerte tenemos un conocimiento a
optimismo y pesimismo no componen una especie de desconsolado consuelo n1eJias que es al mismo tien1po una ignorancia a nledias, una docta ignoran-
o desesperada esperanza, en la que la espennz-J. y la desesperanza se neu- cia; sobre la n1uerte tenen1os un poder a medias que es también una impo-
tralizaran recíprocamente: sería más exacto decir que el hombre oscila con - tencia a medias ... Ciencia nesciente y poder impotente, gnosis a medias y
una especie Je movimiento vibratorio entre la confianza en el presente y en débil fuerza - todo va a n1edias y todo es anfibológico en las relaciones de
el fururo próxitno. y !a desesperanza del futuro -lej:ino. Este aleteo alterna- la criatura rnon:al con su rnuerte -. Situémonos sucesivJ.mente desde un punto
tivo constituye la a111biv;1Jencia nüsrna. El .:-;er del futuro alienta l:l ünprevi- di: vista agnósrico y desde un punto Je \·ista Jrásrico. - Decíamos antes que
sión diahólic~1 y la loca dt:"spreocupación: el nu-_,.;er Je ese n1istno devenir el n1i.ste-rio de la 111uerte e.s inef:J.ble y op;:ico en sí 1nísmo, que sólo es reco-
hace prevalccl'r l:J. inconsol;ible desolación qu.:. cuando fondea en el ho1nbre, nocible ~1 contorno Jel n1i:5terio, y sólo se pueJen describir los epítetos <le
lo arrJstra todo. El hombre no está don1icilia<lo entre los dos, sino que va de l;1 1nis1nidad. ¿La nihilización del ser no es acaso un sin sentido? ¿Y por qué
uno al otro en un continuo ir y Yenir... En e.SH:' sentido cinético, que nos su- la cesación Je la continu;ición y no la eternidad? Estas preguntas sin res-
giere la in1agen de un incesante ir y venir. y no en un sentido estático, bien puesta nos ponen en contacto con el fondo oscuro del rrusterio. La distinción
puede hablarse <le intermediaridad criatura!. ¿Esta intern1eJiaridad no será entre un núcleo oscuro y un contorno claro podría aplicarse a la existencia
por casuali<laJ aquello a lo que solemos ll:J.mar lo Serio? misma. _es decir, al ser del ser. con más propiedad que al no-ser de e.se ser:
lo que es oscuro es la raíz Je! ser, y !o que es claro son sus moJos y maner.as
de ser; no P?demos saber cuál es el sentido <le la existencia, ni por qué se
nos ha dado el ser. en vez de la nada, pero pode1nos debatir incansablemen-
te sobre las formas <le existencia y las maneras de vivir. Muchos otros misterios
parecen estar en el mismo caso: la liberrad. la vitalidad de la vida. la unión

l-2H 129
de! :.i.lma y t:I cuerpo, incognoscibles en su origen, p::irecen en cambio obvios conforma lo misterioso del misterio. Del mismo modo, presentimos que hay
en :'>u rnanifc.:s[aclón sensible. - Pero también puede decirse [o conrrario, y un infinito sin poder determinar si ese infinito e.S un númer-o par o impar,
con 1n::.1vor r:J.zón: pues l:J. :J.n1biglleJ:id del n1isterio es ell;:i mis1n;:i infini- siendo como es obligaroriarnente finito todo número al que se le asigna de
t:uncnce' :in1bigua. L:l cl:Jrific;:icJón del misterio es todJ.vía el claroscuro con hecho la cantidad; y aquI es la pregunta Cuánto la que no tiene respuesta.
sus contornos crepusculares, pero !os términos están invertidos: un misterio, Del mismo modo que la pregunta Cómo queda en suspenso cuando se trata
en estJ. ocasión, es :ilgo cuy2 existencia se sospech2 o se adivina, pero cuyas de la libertad o de la vitalidad.* .Es evidente que soy, dice Descartes, pero no
detenninaciones circunst:Jnci:iles se ignor::in. El ser es de una claridad rr1eri- sé ex;:ictamente lo que soy. Así como todo el desglose de la temporalidad y
diana. rnicntrJ.s que las n1aneras de ser siguen siendo algo nociurnas y de la movilidad se reduce a las estaciones, así todo el desglose de la vida se
bru111osas. La docta ignorancia de! n1isterio no tiene nada en común con un reduce a mecanismos físico-quimicos; y a pesar de todo la evidencia sinté-
s:iber enu111er::itivo sencillarnente incornpleto, ni con una ciencia aproxima- tica de la vitalidad se renueva continuamente en nuestros análisis; todo el
tiva o iinperfect::i que no h::iy::i Jgot::ido tod;:is !:is particularidades modales desglose de la libertad se reduce a determinaciones y a n1otivaciones.. ¡y
de su obje[o, ni con un est;:ido descriptivo :il que LütJra tal o cu3.l precisión, no obstante soy libre! _Soy libre. pero no me preguntéis có;no. la libertad
por ejetnplo, el nornbre, o !J. edaJ. o el donlicilío .. No se [rata de ningún y la vitalidad no pueden ser demostradas, y sin embargo su evidencia pro-
p!ur::il colectivo, pero t:.unpoco de dos n1irades si1nétricas, una de las cua- testa contra roda empresa reduccionista. La liben:ad, como Dios, existe ·sin
les permanecerí::i en !:1 so1nbr;:i. T:Hnpoco se puede decir. propiarnente ha- consistir, y es tanto más existente cuanto más inconsistente es. El tiempo es
bL:inJo, que el ser sobrepase en in1po11tu1cia a sus modalidades, con10 se algo que, en su quoddidad o en su algo. se nos da al por rnayor y con cre-
dice que las cu::i!idJdes pn·rntirias o más esenci:iles sobrepasan en impor- ces; bien mirado ese no sé qué no es nada. Juan Crisóston10, en su tratado
r:incia :l las cualidades secundcalas. ¡Pues las cosas que se ignoran y un no De lo íncomprensíble (TIEpl ci.KaTaA~TI-cou). se expresa del n1ismo n1odo al
sé qué entrevisro no est:J.n en un nüsn10 plano, ni son de un n1ismo género! hJblar de las formas de unión del ahna y el cuerpo. Lo que vale para la liber-
La ciencia nesciente del n1isterio es una ciencia vaga, scientía uaga: ;:idivin;:i tad, su poder esencialn1enre afinn:Hivo y creador, lo que vale para la positi-
v::ig:unenre que un :i.contecimiento hJ. tenido lug:1r, pero sin ningún detalle vid:id de lJ. vida, vale ta1nbién, en sentido inverso, parJ. la muerte. "Todo lo
::inecdótico y sobre todo sin las coordenadas de lugar y tiempo cuya inter- que sé, dice Pascal, 1 es que pronto deberé morir, pero sobre lo que menos
sección perrnitiría su localiz;:ición ex::tcra. Ahora bien, si hay n1isterio es por- sé. es sobre esta muerte n1ism:i que no podré evitar." El elemento describi-
que las circunstancias ignoradas son, no ya desconocidas, sino incognosci- ble y palpable de la vida es en definitivas cuentas la inercia, es decir, el
bles, no ya desconocidas hasta nueva orden y en el est:J.do :ic[l1:Jl de nuestros n1uen:o; el elemenro pens::i.ble y narr:ible de la muerte es siempre, en defini-
conocin1ien[O.S, sino incognoscibles etern:in1ente y :i priori. Esta es la r:i.zón tiva, el vivo. Lo mismo que la born libertatís. el minuto de libertad, el fíat de
por la ciue !a teo!ogia es tJn inn1ovilis[a con10 !a t::inatologí:L Pasc::iL por !a decisión. el fuero interno de la volunrad se susrraen ohstinadamente a
t:'¡en1plo. díce c!t~1ndo :1 Juan Crisósron10 que el hoinbre presiente L1 exis- nue.-;tros di:'icursos, así la hora 111011is, esc::imoreada y ahogada continuamen-
tL·ncia de l)ios, pero que no puede conocer su n:Huralez:1 ni sus propiedn- te. p~1r.1 todo ser vivo, en la plenitud y ia continuación del devenir vivido.
de ...;. !)i~:J.n1os nosotros ::i nuestra \·ez: el hoinbre adívin:.i en szt corazón que esr:1 bnra n10J1ÍS se aleja y _-;e oculta en dirección al futuro: diferida de una
Dios e_c-iste. pero no pucde detenninar por el entendimiento aquello en lo hora para orr:J.. apb.zada de un dí~1 para otro. la hora de la rnuerte-propia no
que con.~·fst<:>. b cc.'rteza de un .-!~(;lo y !a in1po.-.;ibllidad de d~signar esto o aque- está nuncJ ni en ningún 1nomento presente y :1signahle en el pensan1iento
llo Sl' desn1ienten L1 un::i ::i l::i otra. Preciscn1os que ningun:i cienci:.i positív::i. del hon1hre en vida. ;Y :i pesar de.· todo. el ser pensante deherá inorir~ La
es c~1r~1z de situar a Dio.:; en e! tien1po, loc~1!izarlo en el esp~1cio. inedir .su n1uerte es tot::iln1ente ciert~1 en cuanto hecho, y totahnente incien:J en cuJ.n-
tJrnail.o o describir su :ispecto, responder a l:J.s preguritas Dónde. Cu:índo y to a la fe·cha. ¡la quoddidad de Dios no es. ni n1ucho rnenos, t:.1n evidente!
Córno. definir sus predic;:irnentos: y sin en1bargo. el Qzto[f, el hecho de que Por lo que respecta a la incenidurnbre: si l;:i fecha de la muen:e no puede
Dios c:xiste. conserva par-J. P:i.sc:i! una suene de e\·idencia, una evidenci:J. t::ln
tot;:il corno sornera y op::ic:.t. Aquel que est:i en coJ:.is pJ.n:e.s y en ninguna
parte, sie1npre y nunca, y que desb;:ir:ira cualquier precisión categórica, se • Fifufiti!.Jank2l~vitch usa d tt:-nmno 1·11<1iid{Jd con d -,1gnific1do de -cualldaJ Je est:ir vivo•. y no
d.:: fuerz:t o energía que .'>ugíc:re i:.""n .:;i.-.,¡dbnu. \N. del T. J
revelar.:í. :lÍ hon1bre en su pur:i y simple quoddidad. Dios no est:í por tanto
1 Pei1sées. !!l. fra. )').-1. Cf. 2)3: ·".1hernn.., <!llL' hay un infinitó. e ignorarnos su n:ttl!raleza ... No -.;a-
o.x:u][o. sino c:.1si ucu!to. }'ere uhscollclitus. y e:-; i.:sr:1 semi-ocult~tclón !a _que h<Cnios lo (/!/l!L"O:.-. (f:I subr.1yado e·.., nu~·-.,m> '\J. lk..,ctrit:..,. !/.'" .\J.-diratf1J11. "i.

l.~ll
lj l
ser fijada, como la órbita de los cometas, con completa exactirucl, no se debe del futuro? Sabemos que ele todas mJ.neras habrá un futuro, incluso si no
únicamente a que carezcamos de medios rigu_rosos de previSión y. de instru- estamos ya allí cuando Mariana sea._hoy;'.,que--.de_ todas .maneras el Domin-
me~tos apropiados, o a que nuestros pronóstiCos serían actu3.!me0te-iinPrecisos go que viene vendrá, annque ya no esten10s ;:dli:para M-affii.íl~ Bofni.ngo; pero
· - y áproximados, en razón particularn1ente de la compl"ejidad de lÜs determi- lo que será ese mañana, y si será un mañana·Jel-iz_·o un mañana triste, eso
niSmos biológicos y del margen del azar: en este caso, -~úestra· ihc_ertiduffibre no lo sabernos. Recordemos sin embargo que la_ incertidumbre de_ la muerte
·se_ría tan empírica co1no la de las previsiones meteoroló-gicas; -s-eríarrlos de concierne sobre todo a la fecha .. Fenón1eno .completamente cierto si se
he<:"ho incapaces -de fijar la hora, que no es más-que una_ cifr.i- e~ el cuadran- lo considera en su efectividad metafísica- o -en-su necesidae:J_ na(ural,_ el acon-
te del reloj, e incluso la fecha, que no es más que Ün número en el calerida- tecimiento de la muerte :Sólo es una eventualidad en lo q:qe_, se refiere a s_u
riO'. ¡No!, por lo que la predicció-ri es imposible, es pür ra:io·nes metá_fíSicas. fecha y a sus circunstancias. ¿Biólógicamente, estad~ticamentej _puede: Jiaber
No se trata de una imprecisión accidental, sirio de' uria ·indetermiÓacióli. algo más previsible que el hecho de la muerte?' Sin embargo ese h_echo es
e.Sencial. Demostraremos que el instante Je la muerte· está fuera· _d~- cúalq'~ler en sí 1nisn10 el puro y sünple advenimiento, o sobrevenimiento de la_ muerte,
categoría. Lo que está aquí indeterminado es la respuesta a las pregu'nras ese hecho es el hecbo _de que la muerte en genera-1 l_legará un <lía. El hecho-
Pónde y Cómo, y la relación de la ley general con mi Caso particiJlar;-y-sobre de-que no responde ::i la pregunta de saber quid_sit -mors, Cjuill, es decir,
todo, la respuesta a la pregunta Cuándo. Efectivamente, acabaremos por mo- quaHs (o quon1odo) y quanta, quando y ubi, sino que enuncia sencillamente
rir de determinada muerte, como consecuencia de detern1inada enfern1e<lad el hecho quod niors si!. Del mismo modo que la voiunta<l kantiana se siente
o de determinado accidente, en tal o cual lugar, en tal o cual fecha, en tales o obligada en general antes de saber a qué, así la cana pen.sanre de Pa.scal
o.1ales circunstancias, de tal o cual manera ... Pero no lo podemos saber por ade- sabe que muere, z sabe abstr:lctan1ente que es mortal, pero no comprende lo
lantado. La muerte por tanto sólo es irÍ.detenninada como momento por ve- que es la 1nuerte e ignora su natur:.tleza. Según que el pronombre quid
nir. Niás que indeternünada, la muerte es imprevisible. Dios está, para el inte1Togue, o que la conjunción quod enuncie, el verbo ser no tiene eviden-
hombre, indeterminac;io desde sie1npre, y el infinito está, para nuestra razón, temente el n1iSn10 sentido: en el primer caso, es copulativo y requiere la
infinitan1ente indetern1inado: pero las circunstancias de la muerte no están atribución de un predicado al sujeto: en el segundo, es ontológico, y expre-
en suspenso n1ás que el mismo día de la muerte; el día y la horJ. son la reve- sa un bay forn1al y absoluta1nente vacío Je todo contenido. El Quid pone
lación del último instante, y es la muerte misma la que los determina in e.'----rre- el acento, y su intención expres2 es la bús.q1.Jed2 de 1J.!) __prqpiedades .SG:Cun-
mis al sobrevenir; el interesado no conocer::í el secreto de su muerte-propia darias que convienen ::i una -subStancia preexistente: el Quod, fundiéndose
más que en el último momento; el vivo sólo sabe la hora cuando la muerte con su verbo, anuncia categóric:.unente un juicio de existencia: en realidad
se presenta, es decir, cuando ha dejado de vivir; pues no vive nunca el pre- el Qttolf no es una detennin-ación. sino más bien una detenninación com-
sente de su rnuerte. y por consiguiente, hasta el instante supremo. ignora la pletan1ente indetenninada. El Quoc{ e:-i inenarrable... L::i.s modalidades pen-
fecha. ¡Porque cuando la muerte haya tenido lugar. es el vivo el que ya no den de las preguntas etern:unente interrogativa5. no pudiendo ser la respues-
tendrá lugar! La detenninación de esta certidu1nbre no puede ser nunca más ta 111:.ís qul'." la repetición Je la pn:gunta. puesto que plantean preguni::.1s sin
que póstun1a. Después o retro.-;pectiva1ncnte. L1 n1uerte habri sido un ::icon- respuesta; y la quoddidad. por su p:.111e. es nl:Í.i bien una re.ipuest~-t sin pre-
tecimiento determinado en todas sus coordenada.s, pero en presente sólo lo gunta, unJ. respuesta por decirlo así ya respondida: apenas hernos tenido
es para los superYivientes y para los tercerbs; ¡la hora Je la niuerte-propia ticn1po· parL1 preguntaran n-zors sil. cu:Inclo la certidun1bre de que hen1os Je
sólo es cierta en futuro anterior! El acontecinüento de la n1uerte, en esto. es 1norir un <lía viene a taparnos la boca. Pero esta certidun1bre vaga y abs-
con1parable a la prünera ton1a de conciencia y a la prirnera mentira: ya sabe- tracta nO sabe ser. propi:.unente hablando, una intuición: ¡es <lernasiado sirn-
mos que de todas maneras el nirl.o perderá su inocencia, pero no sabernos plista paí·a eso! ¿Có1110 una quod<lidad cu-yas circunstancias quidditativas son
cuándo, ni con motivo de qué. Por un lado están -1os acontecimientos con- inciertas no va a parecer a su vez evasiva y nebulosa? Sabemos que la muerte
tingentes1 de los que no sabemos ni si llegar:ín a ser. ni cuándo se produci- llegar..í un día, pero no .-;ahernos /o c¡ue es la muerte (quid sit nzors). no sabe-
rán; por otro los fenómenos astronórrlicos o biológicos. de los que sabemos mos, en definitiva, lo que llegari: y lo mismo que no sabemos cuándo, tam-
tanto que llegarán a ser como cuándo se producír:ín: y entre los unos y los poco sabernos en qué consiste lo que va a llegar, ni por lo demás si aquello
otros, tenemos el no sé qué de la muerte, que es sobre todo un no sé cuándo.
L1 incierta ce11idun1bre de la muerre ¿no es el 1nejor re.surnen Je la a1nbigüedad -l VI, :l-17.

1.12
. que va :.i llegar consiste en :.ilgo: el :icontecimienro cien:o y ansiosamente íncertius invenitur?" "l\rif mortalibus ve! marte certius, ve! incertius hora
. (enlido se reduce enronces J.! puro hecho impalpable de la llegJda o de la mortis...3 tl1Vescis quando moríenS>·, dice la Imitación.4 Para lo.?. Pa.dres de la
\·cnldJ.. ¡Porque aquí el verbo no tiene sujeto! Pues la muerte es una lle- Iglesia y los predicadores, el acento está en la mors certa y no en la hora incer1a:
gad::i sin que llegue n:.ida; ¡y como esta llegada no inaugura un nuevo modo la certeza del hecho prevalece sobre la incertidumbre de la fecha y le conta-
de éxistencia, estJ. lleg:ida es rn:ís bien una parr:ida! Las circunstancias de la gia parte de su angustioso rigor; la certeza de morir hace que la incertidumbre
r11~erte son '.nciert:is, pero no son completa1nente indeterminadas; y vice- de la hora sea un poco menos incierta, y transforma la esperanza en amena-
\·ersa. el hecno de L1 n1uen:e es cieno. pero resta mucho de ser cl:iro ... Nada

~~t 1~~~~'~ t~~;~~ª¡~e~~: ~~~~loc~~~r;;~~l~:~~~r:0 ~~;~;~e~:~ao:~:rtue~ '.'.::~ ··.


1

tério proble1n:Ho!ógico. El inisterio de la muerre es por tanto un misterio co-


-:,ii·1 za. Incertus ¿no es este el adjetivo de la ambigüedad por excelencia? Unas
veces ansiosa, otras indiferente, la inceruoumbre tiene doble filo; aquí la
incerridumbre del Quando no conduce en realidad más que a duplicar y en-

mo wdos losrnistcriosi b ciencia sabe


vagamente qué, mientras que la
nescienc;a ignora oque/lo c¡ue. Así es la cienci:J nesciente que. lla1nan1os En-
· ·':;:F J
·;:¡;_$,;;o;;:-'

-_ :_:~;_ -!
durecer la certeza del Quod, es decir, lejos de atenuarlas agrava las conse-
cuencias de esta tríste certeza. Conocéis el hecho en sí, que es la quoddid1d
de yuestro destino, y no precisamente por casualidad, sino por el colnio del
[fe\·isión. Pt::'ro b. entre\·isión t:iinpoco es un n1étodo de conocimiento: y si -~-- i i1~/011:unio, pero no sabéis el día ni la hora. uLa hora es incierw,., esto quiere
los vis!onarios son unos irnpostorcs, los entreuisionan·os, cuando se rrata de ·f}S_~·'.~-~~ decir: cualqui'er hora puede ser la últirna, y en calidad de tal, velut ulti1na,
!a rnucne. no lo ser:J.n 1nenos. ~-1 hay que recibirla. 'Qc; €CJ,(ÚTI1µ. dice lviarco Aurelio. Y Séneca: ~Omnis clies
-·---·-«
._....,..:
-~;.::.-:-;_
velut ultinnts ordinandus est"." ¡Pero únicamente "uelutb! ¡Cón10 no! Sobre
,~----1 la esfera solar de la iglesia de Ca1nbo, podemos leer estas cuatro palabr:is:
2. ,\lors cerLt. hora cert:l sed ignota. aDubia omtz.ibus, uítirna multis Este sentimiento de que cada hora puede 0 •

ser la postrer:i arraiga por una parte en una profunda desconfianza ·sobre la
La n1ucrte c:¡ri por t.:1nto. como el Dios de Pascal. medio ocult3: Jere abs- continuidad del futuro, y por otra Clo que en el fondo quiere decir lo 1nis1no)
cuutlitn. Heinos hablado a propósito de ella de un claroscuro. Si uno se siWa en la :lprensión que nos inspiran la vulnerabilidad del organismo y 1:1 pre-
de.'>Je el punto de \'ÍSL1 Je:l conociiniento, la muerte, misterio nítido o. al re- C::lriedad de la existencia en general. Nosotros rnisrnos hablamos de n1ila-
\·és. e\·iJencia nocturna. la muerre situad:l por nosotros en la equívo~a cla- grosas recuperaciones que, de un rninuto a otro, penniten a lo imposible-
riJad de !a penu1nbr:1 parece evidente en su ser e inevidente en sus dudo- nece.sario perpetU::lrse: pero esos rnismos restablecimientos acrobáticos,
sas e iinprevisiblt::"s circunsr:.1ncias. Pero 1:.1 relación del día y la noche se considerados al revés y desde la óptica pesin1i.sta, pueden significar para el
invierre .')Í uno se .')itúa desde el punto de vist:i de la acción y del destino superviviente de ca<l:1 rninuto una perpetua amenaza de aniquilan1iento; la
\-1\·ido: L1 evidenci:t diurna de L1 qucxJJid.:1d proyectJ .'iobre la vid:i sus ahrun1a- continuación del ser no .se da por sobreentendida: est::l continuación es en
dora.-; tiniehl:i.s y en Ll n1edi:1 !uz Je ];_¡ -qu~1ndo.sidad· se nos ::i.p~trece el pri- lo sucesivo un:.1 ~1zaros~t perennilLlJ, una penn:J.nencia aleatoria an1enaz:.1da
!lll'r re:-pLindor del ~dh:t. L1 prirner::i. esrer:lnza de aflojar !J. picota del conde- por n1il peligro.e;. En Desc~1rtes t:1n1bién la durJción c:sti teóric;unente ~1 n1er-
n:tdn J n1uerre. Y del nlisn10 modo que hay Jos penumbras con inLenciones ced <le una volunt:.i.<l inson<lable que puede t"n cualquier inon1ento hact'r
concrapues[:is. !:i <le! L·repúsculo que esri dirigida h:.1ci:J. la noche y la de !:.J. ce.sJr la continu;ición, <lescreJ.r sus cri~1tur:1s, nihiliz:_1r el ser, poner en <luda
:1uror:i que estj J Lt 1.::~pcr::l <le! <lía. JSÍ h;ty dos ínterpret::lciones contr::lrias arhitr:.i.ria1nente J;i persistencia del universo: pero adernás de que estJ. hipó-
dt.' L1 :1111higüeJ:uJ inon:tL que corresponden un:i ;_¡[ pesiinismo del optin1is- tesis hiperbólica de 1:1 descre:ición es una suposición iJnposible sin ningun:.i
1no. Y L1 ocr:1 al optirnistno ciel pesin1isn10. '/e::unos por lo que respecra al repercu:-;ión .sobre L1 sabidurí:i activa del filósofo. !;J garantía <livina bast::l
1.:!aroscuro pesunisr:i. dónde !as tiniebbs de b. cen:idumbre prevalecen sobre pard :.isegurar l:.i prolong:J.ción crónic;_¡ del ser rn:.í.s allá del instante. L;_¡ gJran-
L1 cLtrid:ic.1 de Li incertidun1bre. LJ rnedio-evidenci;_¡ de !a muerte es una evi- ÜJ nos :.isegurJ que la continu:ición inmemorial e inquebr:intab_le J.el ser no
Jenci:.i l·repuscubr. t:nsoinbreciJa ya por las so1nbr.Js Je !:J. noche. /vfors ce11a, t<.:'nninJrj nunc::l. que el tie1npo no ~eri inrerrumpido, que el universo no se
bora i"ncena. Del Ev:1ngeiio :i. S;in BernJrdo y de la Jrnitación a los Ensavos
ile n-1oral Je :\icole. est:J. ;inütesi.s ha cbdo J la meditación sobre la muerte,
-'San Bernardo. Open1. Paris. Hi90. L pp. -18--1. 1D9. 36-1 (De conver.:;ione ad clerico5, c;i.p. H.§ !ÓJ,
no únic:uncnte tenl:l.'> <le retórica, sino un te1n;_¡ c:i.si in:J.gotlble de recogimienro 1 .-ldmillitiol!es ad .'pin'f¡/{/fl.!m rita/// utifes. ~·ap. 2) {De medítatione mortis). '.:i ·IÜ.
'.'de perple¡iJad. "iJ.uid cero in rehu.s /Jun1u111~\· ce11ius 1nor1e. quid ho;a nzor1is ' /)¡• Hrl.'/"I{(/(' l"if!h'_ F.¡1 .. [.;. [{1 ¡_ .\L!l"l"(l .--\.\trd\tl. Ei; f:o:ui:óv. H. "·

l.-i-1
-~:. __


verá bruscamente aquejado de una embolia ni fulminado por un ataque de obstrucción de_l ventrículo - no hace falta rnucho para cortar el hilo. La muer-
_-apoplejía. Pero esta g::J.rant:i<l contra catástrofes como el fin del mundo o el te puede sobrev_~nir mucho antes de la edad n_i~dia asignada a ese_.g_én~ro ,: ,
:fin de la historia no garantiza en absoluto Ja continuación de: la existencia
1
de accidentes por las probabilidades estadísticas, mucho antes dé lo que
_personal ni-la.supervivencia de nuestras vidas: la vida de alguien no puede ._"~., pensamos, incluso tal vez est;i tarde, a las cinco de la tarde. - Sin duda: la·
-compararse a la existencia universal, y todavía menos a una verdad eter- inconsistencia del futuro y del efímero edificio llamado buena salud, desarr()-·
na; mejor aún, la vida de alguien es paradójicamente una verdad etern~ lla a veces en el ho1nbre un sentin1iento de humilde gratitud por 'el re-ga_l~:)
creada o, corno vamos a tratar de demostrar, una verdad eterna mortal; el pen- gra_tuito de la continuación de la existencia presente: pues-la persíSte-hc-ía.
samient_o es intemporal, pero el ser pensante es precario, y puede ser aniqui- está siendo continuamente reconquistada a la incorisí.Stencia; el -hottib:fe!
lado en cualquier momento; la desaparición de alguien es una absurdidad da las gracias por cada plazo, por cada suplemento de existencia, póf' cada
que de hecho se produce continuámente. Aquí todo exceso de confianza aplazamiento de la muerte, da las gracias por cada nue~ia hora que le-anlirl..:
será una n1ortal imprudencia. Para aquel que vive intensamente la inconsis- cia el reloj; el hon1bre murmura en su interior: gracias por haberme peTmitidtr
tencia de la duración, y que lleva a cabo a fondo la discontinuidad, y que vivir.-hasta las cinco nlenos cuarto. Pero con mayor asiduidad tódavía, la -
se toma trágican1ente o simplernente en serio, es decir, literalmente, la volun- ausencia de cu?-lquier garantía, por lo que a la continuación de los rnomentos-
L."ld imprevisible y los oscuros designios del Creador, el vigor y la solidaridad sucesivos se refiere, la ausencia de cualquier promesa sobre el futuro encar-
Je los momentos sucesivos se relajin; la prórroga de la existencia no es más gado de prolongar el presente, la f:ilta de seguridad que tiene su origen en
que una sucesión de ailadidos azarosos, una serie discontinua de salvamen- la inseguridad, todo estJ hecho par..i alimentar en nosotros la angustia y la
tos intem1itentes; el instante inerte, sin que el genio 1naligno tenga nada que inquietud; el ho1nhre que duda Je la ji:delidad de su .tiempo vital pierde
ver, no tiene fuerza suficiente para sobrevivirse a sí mismo. Adiós a la segu- toda confianza en la capacidad de la futurición p-ara provocar realmente la
ridad6 despreocupada, seguridad para la cual la continuación del intervalo aparición del futuro; y sohre todo, por poco que tome conciencia de su con-
Y la espontaneidad del .desarrollo hubieran sido las 1nejores garantías. qCras trovertida situación y profundice su carácter trágico, pierde el sueño. pues
est clies ince11a", reza la Jrnitación. El Mañana no está garantizado ... ·Et quid el ciego abandono del dunniente es la forma más simple que reviste nues-
seis si crastinuni habebís?,, Y no es únicamente el 1naíl.ana, es el ahora, el tr:i. confianza en la inercia y el automatismo de una continuación que con-
ahora mismo es una pelig'.osa aventura: ·Qzuun mane j'uerit, puta te ad ves- tinúa sola incluso cuando tenemos los ojos cerrados; _el pr~su__pue:stq--b.11plí-ci-
penun non peroentuntm• ..:. Una espada está suspendida encima de la c::i.beza to del sueño, consiste en que las cosas familiares estarán presentes en la cita
de Damocles. y Dan1ocles son1os cada uno de nosotros, una espada siernpre del despertar. y que el genio maligno no se aprovechará de nuestra ausen-
a punto de cortar el hilo de la continuació.n: ¡entre la vida y la mue11e, nues- cia o de nuestra inconsciencia parJ. jugamos una de esas malas pasadas que
tra existencia pende de un hilo. de ese hilo! El hilo del tieinpo es tan del- -'>l.' ll:i1nan ruptura dl:'. aneuri.);TI~L paro cardiaco. t;:"tc. Salud-an1os 1~1 ~1legre ma-
gado. tan fr::ígil. que cualquier cosa puede roinperlo. O, si se prefieren otraS ú~tn~l que. por l.'ncin1::i del \·Jcío y de L1:-; tinieblas del síncope nocturno. rea-
íinágenes: \·h·in10.s a la se1nana. pLor :_iún: viYi111os al día y al 1ninuto. con el nuda el presente de hoy con el pJsado de la víspera y con.s~1gra la fidelid:i.d
riesgo de ta sentencia de n1uerte agazapada en el fondo de la duración, corno de l:i continuación. El insotnnio e:-; ante todo una desconfi~1nz~L La desagre-
un enfern10 que tuviera un pequeño -coágulo en las arterias y pudiera caer gación de los instantes y la obsesión de la nihilización que esta discontinui-
fuhnina<lo al 1nenor' gesto y de un n101nento a otro. ~ La prec1rieJad de la dad itnplica n1:.lntíene nuestr..1 atención despierta. Por eso PiscJ.1. cotnentando
continuación. considerada bajo su aspecto biológico. tra<luc:e ante todo Lt fra- 1:1 Noche de C1ethsé111J.ni, reconlien<la la vigil:.incia: ·¡No debere1nos donnir
gilidad de los órganos, fragilidad que expresa ella n1i:-;1na nuestra finitud fun- dur..inte ese tie1npo~". Huizinga'" cuenta cón10 el relato de L:ízaro. en los tiern-
da1nental. La 1nue1te es posible en todo mo111e~to. ¿Quién sabe si no seréis pos de Chastellain y de las Danzas 1nacabras, provocaba el insornnio de los
fultninados n1añana a primera hora por una congestión cerehral?, ¿arrebata- hombres: Lizaro resucita vivo acongojado y afligido. La meditación sobre la
dos esta noche por una flehre galopante? ¿Quién sabe si no os ahog:tréis Hora inciertll rn:.lntiene a los ho1nbres en estado de alerta. Evidentemente,
esta tarde 1nientr:ls cotnéis una fresas? Un vaso sant,:ruíneo que se rompe, una hay una gran diferencia entre el µeAf:triµa 8avátou del Fedón y la prepara-
ción para la muerte tal y corno la concibe la Imitación: el sabio platónico
".·!d111mlitir!l1cs. ctp. ~.). § :l'i: -·1111!!11mdü:m ... se·c11nan·.
*
- .--ld111011itiu11es. ,·;tp. 2:), 17 y 'J. "' !!f ntn1)0 de !tt Edad .lledfll. p, ¡--'i.

1:16 137

l
. ·:~\':t~~-: -1

conserv:1 la iniciativa con relación a los aconrecimientos; y aunque Sócrates . -:-~:-±[:c.-~~..:~j


·;.l~Ki'.i común de los mortales porque nos pasemos el día repitiéndonos: Hermano,
espere es:.i noche un'.l n1uerte inevitable:, la scrcnldad y las tranquilas pala- _·:~;t.~~.;-~~! un día morirás? Podemos dudarlo. ·Estor memoro·,- repite machaconan1ente
bras le ocu!t::in la huida :J.ngusriosJ. de las horas y convierten el suplicio final cada nlinuto el reloj de Baudelaire. Siguiendo a J\'Iarco Aurelio, León Chéstov
en un suceso insignificante; ese ú!timo día de un condenado~ es un día como
0
--1 repite también: "iMemento mori!,, MɵVTl_cro ... Pero escuchemos la Imitación
cu;'.:tlquier otro. Sócrates Jp:'.lrenc1 tr:it::ir como un incidente despreciable9 la 1 de Cristo. ~Semper ergo paratus-esto, 11 ut nunquam te imparatum mors inveniat".
... última hor:l de ese ú!tiino día y el último n1inuro de esa últüna hora y, míen- "i En !a preocupación por una prepar::J.ción pneumática, se reconoce el espíritu
tra.s espera L.i CdtiinJ. prueb::i que es, ¡por desgr:ici::i.~ hora certissi1na, Platica de vigilancia del que habla el Evangelio. Velad, dice el apóstol Mateo, 3-tt oUK
de unas cosas y otr:'.ls corno si tal cosJ; la resigroción al destino va pareja con o'l8a-cE Tfiv fiµÉpav o-UOE Tiiv éópav. Y lviarcos: 'Aypu1CVEi-CE. oUK olóa1E yb..p rrÓ'rE ó
l::i perfecta disponibilidad de la r:'.lzón. '{sin ernbargo la rnuerte, en el Fedón, Katpós Ecrnv, Tí Oo/2 ií µEaov-Un1ov 1í Ct.Af:nopo<províro; Tí rrproi. µi) ÉA.8cúv ÉSalcpvric;
no es rnJs que un problema considerado de lejos como problem:írico, como EÜpT] úµíic; Ka8cióovrct.;.12 Del mismo modo que el Fedón, que descubría en
si fuer:i un objeto J.bst.racto: un plazo breve que iba a vencer inmedi::itamente. la mortificación ascética una auténtica propedéutica L~ de la n1uerte, Lucas nos
El crisrb.no de la EdJd ,Vledi::J.. testigo de unJ. his~ori:l dr::J.mática y turbulenta recomienda: fÍyEa8E E101µ01, estad preparados, mantened vuestras lámparas
que transcurre entre c::irJc!isinos y continuas violenci:is, va J remolque de los encendid:ls, para que la luz brille en las tinieblas de b. noche: ¡ lligi!ate. ¡Estote
acontecimientos: del misn10 modo que no hacía mucho la superstición del parati~ Porque esta vigilancia que es vigilancia del futuro, aunque no implica
:i.ño rnil le h:1bí:.i eél.loquecido. ::ihorJ esti obsesionado por la incer1idumbre siempre la tranquilid::id del alma, es en cambio inseparable de la lucidez ..A.sí
de su últirna hor:t persona!: 1'irnor y Tre111oc te1nor y te1nb!or conviven en pues, preparad vuestro equipaje y disponed vuestras últin1as voluntades; con10
:.idelante en un tien1po amen:.izado a caJa minuto por el vacío mióntico. Sin los cornbatientes prestos al asalto. estad prestos sien1pre para partir, pues se
en1bargo, hay todo un mundo entre estJS alarmas ·y- el quietismo pasivo del os puede llarn::J.r de un n1omento a otro ..
desesper:J.do: en lugar de contar los mínutos que corren paso a paso inexo- LJ tranquilidad que nos aporta l:t incertidun1bre de la fecha es por tanto,
. r.ibleinente, en !ugJr de mirar cómo se vacía la clepsidra, en lugar de conside- según los pesimistas, cornplet::imente aparente: es la prórroga de un conde-
r:1r el lapso de üen1po n1ermad0 sin cesJr que le sep~1r::i. rodJ.vía del término nado a muerte, el n1iser::ible e inútil n1inuto suplemenrario que ese condena-
f:.ir:il. el hornbre se sienre apa.sionad:.in1ente ::i.traído por b. :i.n1enaza n1ortal. El do inendigJ a su verdugo. La criatur::i.. dice Victor Hugo, es un condenado a
peligro surge, dice b. Jnzf!ación, inseparate,.suhito y i1nprovfse, to de iinproviso, muerte que gozara de prórrogas indefinidas. 1"' Luchando contra lo inevitable,
y l:is adrnoniciones se prop·o_I_l:en· reducir_ aL.n1ínimo 13. parre de esta improvi- enfrentindonos a unJ fuerza invencible, oblig:índolJ, esta vez, a recapaci-
sación y ahorrJ.r percurbacl9.ne:s·:-y sorpr'es?-s. de forma que, :iunque la fecha tar. nos ase1nej::J.u1os al heroico general que intenr::i ganar tiempo y retrasar
se:i incien:a. el ho1nbre ton1e" 1a· delantera a t:.i rnuerre y sorprenda a aquello la inevir:ible capitulación: vencido de antemano en su luch:i desesperada, el
que pensah:.i sorprc-nderle. De :icuerdo con los estoicos. y a fin de poder hon1hre hurra provisionaln1ente J. la muerte su víctima elegida. disputa a la
co;t¡roLtr e! de.st1no. el hoinbre. que no puede ,'iaher la hor:l. recihiri ca<la muerte unos 111iserahles cuartos de hora ... Pero un día u otro, tarde o tem-
hor:t corno si fuer:l su ú!tin1:.i hor:J.: se considerari .-;ie:npre co1no un perpe- prano, de rocb.s las maneras y en todos los casos. Lt rnuerte tendrá la úlrima
tuo n1oribun<lo: !o:-. hutnhres prefieren en\'enen;_¡r c~tcb. instante <le b. dura- p:1labr.i: el todopoderoso <lesrino tendr;,l. finahnente r~1zón, por mucho etnpeño
ción con un:J. concienci:J. contrJ. nJ.tura de su posible fin:il: sin etnbargo esta que hay:lmos puesto en diferirlo: -ducunt fata uo!entem, nolentem trabunt".
\.."onc!cncia. nece.-;~:riJ.1nenre discontinua. contradice !a intención natural del So!einos decir tarnhién: todo acaha por arreglarse. todo. el mal tien1po. la en-
.-;er. que es conrinu~1r siendo y consi<lerar todo final con10 un ac<.idenre extraño. ferrne<l:J.<l. e! fracaso, todo. salvo 1:1 1nuerte. que no se arregla j:1111is. En el
Y :'in ernb:J.rgo sólo con la con<lición de que el ser :.unenJz:i.Jo crea to111:1r L1 rnejor <le los casos. Dies illcertn representa para e! hombre un plazo n1:ís
iníciarivJ. sobre !J. ~unenaza, el reconocimíento Je l:J. muerte fanliliar mitigJr.:í o n1enos l:irgo y un :iplJzan1iento rernporal de la inevitable prueba; pero la
L_¡ sorpresa. ParJ. no ser sorprendido por la hora. bast::iria como si dijérarnos arnpliación es-en todos los caso.s insignificante. y por lo demás no puede
con que el \·\\·o tenga de su n1ortJ.!idad. no ya un conocirniento vago y banal.
sino un:i experiencia viva y apasionada. ¿Pero ac1so estamos mis cerc1 dei
ll .--ldmo11irio11es. cap . .:5. § lH 1;- Hl.
12 .'.fat~o. _'..(;.i. Cf. 2-Í-"'- ,\!arcos.!.~-"--'- Lw:.1"· !~"--·-¡y 21"'). H<.:chos, 1-. I Tht:ss .. -S 1.
-> Fi'cl1in. h5 .:: 8apprlv ,ufMwv 6:rco800tE"icrBal .. (l'i': ~Kov-ro:; 8u\'ii::ou .. 1:1 frie: :tupacrKruÓ.~ccr0at
· · _!tf111ul/Ulul/l'.~. e·;;:' .;_~. ~ :líi y \() 1' r:t 1ifrf111n dio ,/e 1111 cri¡¡tfe11odo. ~ 5.

!)')
ciurJr indefinidamente. Largas o breves,, tddas~_ las duraciones una vez acaba- casi feliz, a pesar de la heterOn9inía real de esta situación. Por desgracia el
das ¿qué queda de ellas si se Jas compara con el infinito y con la eterna nada? hornbre es un títere- sólo a medh1,s--lúcido, pero lo suficiente como para ser
·un poco antes o un poco después; Qi.Ié.-_frnp~orta, si hemos de morir.is Así desdichado. Sln duda -1n:J.s-h-ubidJ. ;-alído que c1 títe-i-c:---rrairubte~ sabido
pues, el superviviente, provisionalmente, Sóbrevivirá; por esta vez, el enfermo nunca nada de su irrisoria libertad ... Pero para su desgracia, el títere conoce
·se librará. ¿Cu~nto tiempo le. queda to_d3-vía_?--¿Cuánto tiempo podremos re- una parte. de la .verdad, _y_ la_: parJ_e :con mucho más importante, la parte no
tiasar el ineludible final? Qllien se eng.iña-~~on la po5ibilidad de retrasar ambigua, si es; que _hiy:una p;;ú1:e:así: el títere sabe que está llamado a morir
indefinidamente la fecha fatídié:a y lucha :contra la- muerte, se encuentra por en general,, _tatyez incluso s::ib'e' _Q~te la fecha está ya _acordada; Y- por lo que
consiguiente en un callejón .-siiL s·alidá,- Una-Vía muerta -- tal es, desde el pri- respecta- a la ó_c\jlta~ió_n, sólo -se'j:efiere a detalles circunstanciales, informacio-
mer momento, la: -vida-h-umana.-Er hürizorite está bloqueado. La aper- nes necrológic~:a_s:-Y p~_evisiones '.de calendario; el Jugar,. la fecha y el .nombre
. tura del tiempo vital no es más.que· una engarlosa apariencia. El destino, en de la enfermedad· siguen todavía sin precisar. Aquello que ignoramos) y cuya
-_Iú.gar de condenamos a fecha fija, prede"Stinandü por -adelantado el día y la ignorancia- no~.: p_er-mite seguir viviendo, es por tanto incomparablemente
hora de la pena capital,- prefiere jugar Con s_~ presa, entreteri.erla con dila- menos e5encia),que- aquello que ya. sabemos) y que nos impide vivir. En la
ciones y abrumarla m:ís ·t-odavía' con la hipoteca de la C:oné:lusión inevitable. cruel certidun1_bre_ del hecho, el náufrago se aferra a la frágil incertidum-
'·Conclusión que será la misma en todos-los casos, ya que el juego, por varia- bre de la fecha: en nuestra desesperación por morir. dejamos que todo de-
do que sea, se termina invariablemente de la misma manera desesperante y penda de la esperanza de supervivencia; pero esta es una pequeña esperanza,
monótor..a. En realidad, nuestra incertidun1bre sobre la fecha. según los fatalis- una esperanza:- menor... ¡Esper_anza pobre y pobre esperanza! La pequeña
tas, disirnula apenas la predestinación innata de la muerte ... Efectivamente la esperanza' no se corresponde, como las grandes esperanzas, con la efectivi-
muerte puede ser cierta sin necesitar para ello que la fecha esté fijada. ¿Pero dad misma, con el hecho de la victoria, de la salud o del éxito, y todo ello
· y si la hora del término fatJ.l estuviera ya escrita por adelantado? ¡1Vlor:s- cerra, independienten1ente de la fecha propiamente dicha; indudablemenre nuestro
hora certa! Todo sería efectivamente cierto, tanto el hecho, que sabernos deseo es que lo que esper.unos llegue cuanto antes, lo más rápido posible
cierto, como la hora. que creemos incierta. ¿No pudierJ ser que efectivamente y, si fuerd posible, en el mis1no instante: jpero ante todo y en definitiva de-
el Quanclo, en el absoluto de los consejos divinos, fuera ran cierto como el seJ.n1os que llegue! Después ya veren1os. No orra es nuestra esperanza vita~
· Quod! En ese caso sería sólo nuestra ignorancia, nuestra ignorancia psicoló- esa a la que l!ar.-:.-:Jre~:¡_as. !a apció~! des~perfldfl,_s:sa que pende de la. gran
gica de criaturas finitas. la que se forjaría la ilusión de una incertidumbre altern:itiva mayor y simplis(a: Sí o No, Todo o Nada, la Vida o la Muerte. La
objetiva: oUK olóa:tc, no sabéis el día, y los ángeles del cielo campoco lo saben, pequeña esperanza burguesa, por su parte, está relacionada con las preguntas
pero Dios, él sí lo sabe. La sentencia ya ha sido pronunciada, y el condenado ¿Cuándo? ¿Dóncfé? ¿Cuánto? Su do1ninio de poca 1nonta es el Más o Menos,
en su angusti:1 ,'iahe únicamente. de una forn1a vaga. que hay una condena la circunstancia cronológica. los grados del comparativo; su esperanza consiste
contra éL y. corno n1ucho. que la fecha y:i h:J. sido fijada. pero no sabe cuál en ganar tiernpo. arañ:ir algunos tninutos. L:i triste esperanza no esper.J triun[1r
es esa fecha. ni la cL1~,;e de suplicio que le espera. Reventaremos. pero no sohre la 1nuerte. e:-;per..i únicamente retrasarla. En esas condiciones, el ho1nbre
sahen1os cuándo ... ¡Hennoso consuelo para nuestra miserable condición! clari\·iJente en cuanto al hecho, pero ciego en cu:into a las circunstanci:is, es
Como en el sisten1a leibniziano de lo preest:iblecido, el que se ríe es Dios una especie <le niño grande con quien el destino se entretiene ocultándole
cuando ve la n1ónada que ha salido de sus rnanos pasar por debajo de la teja cienos n1isterios: por-un lado se le sustrae la mitad de la verdad, y por lo que
que estaba esper::í.ndoL1 desde tocia !a eternidad para c:ier sobre ella esa misma respecta a la otra mitad, se presenta nohlen1ente envuelta en eufen1ismos y
niafu1n:i en la esquina de esa calle: seguidarnente los hornbres. con su lamentable p~rífrasis 'i con un aspecto lo n1:.í.s in1personal posible; pues n1ors certa es
ingenuidad, pensarán que la c:iída <le la teja es;J. rnaOana se ha debido a una un:i generalización conceptual más que una experiencia vivida. El destino se
casualiclad... Si tan siquiera la criatura fuer:i una verdadera marioneta tan asetnej:i :i-un médico que se acercan al enfermo escondiendo un bisturí de-
inconsciente de su 1nort:ilidad con10 ck~ las coordenadas de su inuerte. o si tr:ís de la espalda. Lo que en definitiva le <lebemos a la incertidumbre de la
.se asemejara a un sonámbulo en estado de sugestión hipnótica totalmente hora no es más que una falsa tranquilidad: pues existe una quietud engañosa
inconsciente de su verdadera alien:ición, la criatura. creyéndose libre, sería que tiene su origen bien en la ignordncia. bien en un malentendido o en la
resolución de no profundizar. Pero el adulto no está siempre dispuesto a estos
Vi :\bn_·o ,\urdi<1. 11, l 1. in[tntílisrnos. y se niega en ocasiones a dejarse vendar los ojos: condenado

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a' una rnedio verdad, se cree lo suficiente fuerre pJra soporrar la verdad entera; boca en el punto cero de la muerte es en sí mismo un tiempo muerto. Es el
no con1prende que el conocimien[o de 1:.i verd:.id completa le reduciría a la tiempo de los relojes de arenJ. y <le J3s clepsidras. Si cada momento que pasa
desespcraciün de los conden:.i<los a muerre. se deduce de lo que nos qued:J. por vivir, es porque la preterición no puede
ser compensada por la renovación inagotable de los posibles, ni por la ince-
sante reconstitución del futuro: los posibles forman un quantum finito, un
3. 011ors cen::.i, hora certa. stock cada día más menguado, y finaln1ente agotado, una masa que va dis-
minuyendo poco a poco, un margen de esperanz::i. cada vez más estrecho;
El hon1bre vive en la angus[ia cuando, :.iunque .siga ignorando la fecha, hoy más que ayer y n1ucho mc:nos que mañana; y por consiguiente lo ya
ernpieza a sospechar que esta ya est:i fijada, cuafldo descubre el. tapujo; el vivido no se volveri a vivir. El hon1bre condenado al suplicio de la expecta-
hombre :.1trap::.1do en los desfiladeros del precipicio sabe a la vez que va a ción sin esperanza vive en adelante de su capital de tiempo, y el tiempo
n1orir y que el dí:l de su muene ya ha sido fijado: ignora únicamente cuál todavía por vivir, como en la cronología de los cronómetros, midiendo inter-
es ese díJ.: el angustiado. por consiguiente. s~1be a la vez el Quod en gene- valos determinados, cuenw las got::J.s de la clepsidra o enumera sobre la esfera
r..i! y el quocl del quando, aunque no sepa el qzuindo mismo ni pueda decir del reloj los minutos que.huyen uno tras otro, pasan del futuro il pasado y
el núrnero: pues no s~1be ni qué dí:J ni qué hor:.i. El desesperado sabe lo que desaparecen irreversiblernente detrás de nosotros. O si se prefieren otras
todo el n1undo sabe, algo que apenas tiene importancia: que n1orirá un día imigenes: se ha encendido la mecha. ya sólo queda esperar a que se con.suma
indetenninado, no irnporta cuándo (el Quoc[): y sabe también por otra parre h:.ist:i la explosión final. Esta CUJ.ntificación <lel tie1npo engen<lra en el con-
aquello que no está hecho para ser sabido: que morirá t:d día a tal hora (el denado una especie de ::i.v::i.ricia enfermiza y una fobia ansiosa por el tiempo
quando); sabe por tanto sobre su muerre-propia todo !o que hay que saber, perdido. ¡Ya no se puede desperdiciar ninguno de los instantes contados~ El
incluso ~1queUo que mejor ha1ía ignor:í.ndolo. En esto la desesperación opre- tie1npo del condenado a rnuerte, consumiendo sus limitados recursos, ha
siva es diferente a las vicisitudes de la angusti::i, es decir, a las ansias de un perdido su eficacia creadora y su poder de innovación; se acabó su esperanza
rernor poco ventilado por la incertidumbre. Si el tiempo de la angustia es de mejorar y progresar. Todo está dado por adelantado, con10 dice Bergson:
un tien1po 01in:ido por l:is a!:innas y po<lrido de inquietud. el tiempo de la el futuro mismo ya está listo, es decir, es cosa del pasa<lo; o dicho 1nás lla-
desesperación es. por su parte. un tiempo n1uerto y complet::unente espa- namente, el futuro se extiende a r.r;:.n·és de un presente inten1poral sin relieve
ciado, un tien1po y~1 pasa<lo; y en !ug:ir de que la ~1ngustia osciie febrilmen- ni perspectiva. Lo que tiene que ser, ya ha sido, gime el <lesesperado del
te entre esper:.inza y <lesesperaoz::i.. es l:.i desesperación pura y dura. Tal es Eclesiastés; no hay nada nuevo aquí abajo ... ¿De qué nos sirve un futuro que
!a situ::.1ción insoport:Jble del condenado J n1uerte, J.\ que la incertidumbre nos traerá ... el pasado, y que no :ilumbra más que decrepitud? LTna futurición
\"iL1l del Qucnulo. rn:.ís que el :..tire que respir:.11110.s. !e es finalrnente nega<la: congelada, un futuro literalmente destemporaliz::i.<lo - este es el destino del
Victor !--fugo describe e.sL1 an~ustio.sa situ~1clün en El últinzo ¿fftt de un conde- hornbre acorralado cuando 1:1 prec;cic:nci:J. de l:i n1uerte a fecha fija le cierr::i.
nudo, LeoniJJs :\nJreiev en su Jesgarr:1Jor Re/oto de los siete ahorcados; to<las 1:..ts salidas sobre un n1~1ñana re:ll. Pero si no hay futurición. t~unpoco
i)ostoú:~\·ski que. al cunlrJ.rio JL" Sócratc::;. fuL re:d1nente durante algunas hay pn.::terición: pues un p:tsado :;;in futuro no es ni siquii.:r:.1 un p:J.sado; el
:;ernanas, .uÉUwv circcr9avtla9cn. que person:d111ente vivió en )iberia ese recuerdo se fija, por la nlis1na razón que el sobrevenir y el advenir se
~tp!;1z:1n1ic:-nro rnonstruoso !i1nirado por una hora certa. !e consagra algunas inn1oviEzan:* entre e:! futuro congei~1<lo y el pretérito.cosificado y minerali-
p:ígin:1.s de su flO\·cL1 El id foro. El conocirnit:nro de:! Quod y del Quando zado, se ha dej:J.do de oir la inces:1nte circul:ición del de\·enir. El buque ha
juntos Jesvic:1liz:1 y di.;;grcg:i. efecti\·a1nente ¡_•\ tie1npo \·c:Ttehr:1do <le la acción qued::i.do ~lprisionado en el hielo. So1nos conscientes de que al <lisin1ular al
cori<liana, hace Je ese tieinpo un tie1npo insostenible e inbu1nano: reducido hombre la presenci:.i <le la hor:.i, Pro1neteo le ha ahorrado un suplicio contra
a !a pura expecL:.ttiv:.i Je un vencimiento ine\·lrab!e. e[ hombre se asemeja a un n:J.tur::i.: no tendremos que ~star desgranando uno a uno. ni contando las
:.inün:.11 :tCO!T..i!aJo_ El Jesg:t.'ite progresi\·o. conrinuo. implacable Jel aplaz:imiento síLJ.b:Js de los instantes que nos quedan por vivir. Prometeo nos concede.
supre1no obsesiona intolerablemente 1:.i concienci:.i perturb:ida; la vida, aprovechándose <le nuestr:1 ignorancia, una especie <le futuro iluso1io.
carco1nida por e:! insecto <le! tiempo. corroída. co1no en Baudelaire, por el
ric [J.C de los relojes, no es en definitivJ. m:í:-; que la esper:1 dl.· un condenado • Jue~o tk palahr:is intraducible al G\S!dbno entre so1u'enir(recuerdoJ y s11n·enir(sohrevenir) y
a n1ucn:e. Porque el !ap.-;o dt: tiempo inerre y finito que. agot:'lndose. desea:- ad1t•nfr\:1dvL·nirl_ (i'<. d..-1 T_)

l-12 ld
4. ~Iors inceri:á, llora incerta. ¿la hora es incierta? Perfectamente. Todo puede suceder. Ivfediante una
auténtica conversión que -tran§_figu_ra__ ,el~.septi<)o. ~:le .la duración_ sin cambiar
' El Gorgias nós ·cuenta efectivamente que·ante·ia prosperidad de los,-·mal- no obstante una sola pa!ci.-bra a-.::u -t-e~tp, e! pelígrc-_de-Cld-a-minut0 seo.-CD_n-
vado.s, y por orden de Zeus, Prometeo decide· robar-a los mortales la prog-' vierte, sobre el terreno, en :la-prolongación- eje cada minute; la peligrosa re-
nosis de su muerte: 1tctUcrtÉov Écr-clv npoe18ó:t_ai:; aÚ'toúi:; '!Vp-Bávatov. vüv )'Up novación de lo imposibJe--:ne.cesario apa'rece,-leída en su contexto, como una
0

· npoícracrl. 16 Ptometeo mismo .dice·-en :Esqu.Uo: tucpAU¡;-Év cn'yroli:; ·f.f..niOai:; afirmación victoriosamente. coo.tinuada.·..Todo no_s _part:lcia peligro de muerte,
Kct't<ÍJ1ctcra~---1 7 Esta esperariza no es quizás· completamente ciega, aunque no todo se nos convierte-. en :un plazo.
-,,. Sea totalmente clarividente;· ·Es--preCisa:triente la -cegúera-Iúcida· lo· que es el La certidumbre·:d_e~,he,dh:o,.;-:desde la-_.óptica- pesimist;i., ·_parecía· contagiar la
mejor remedio para- nuestfa' enfermedad,-qi'Ó:.pµi.l.Kov-vócrou; la única, según incertidumbre de:la hora~ . haciendo -G-~-e la-fe-cba_c!-eJa.muerte pare,ciese tan
Hesiodo, que quedó en el fondo de:la'. cajade-Pandora cuando.esta-levantó cierta comó cie~tá.,es_·'la:_mú_e'rte.~.e-0-,general. ,y; ah.o_ra, es-todo lo contrario, es
la tapa:rn mientras qué· los negros·.presagios y Dn- enjambre· de ·enfermeda- la incertidumbre elpidiana deJa-hora_-1a q:u_e influencia Ja· certidumbre del
des mortales - áf'\jfa-y(x.p f,y ka:icÓ'rrrrt ~pÓ1"0l KU1"a."'(llpctm<:OÚén ' ---- se·propagaban hecho y la vuelve:_u_fi--·poco·borrQsa-,y--brumosa, de forma que uno llega a ca-
por el mundo, er hada Esperanza ·se· habría quedado entre· nosotros para si dudar de la certidumbte-;:jdesp1.,1és de todo, la- certidunilire de ffiorir, quebran-
salvar al príncipe de! Futu-ro. La esperanza inantiene entreabie-rtci· el tragaluz tada por la indeterminación y--el carácter contingente de la fecha, no es·tan
·por donde la llamada de lo desconocido y Ja: luz de 1 futuro llegari hasta el cierta! De este modo la- contingencia de la hora se nos sube por así decirlo
hombre. Entreabieri:o, es decir, entrecerrado. puesto que el hecho es cierto; a la cabeza y proyecta finalmente una duda sobr·e la cosa nlás cierta del
entrecerrado, es decir, entreabierto, puesto que la hora es incierta: así es la mundo: corno nunca es necesario nlorir de tal o cual enfermedad, ni a tal o
vida del hotnbre. Cuando la luz entra a raudales en la cueva de Barba Azul cual fecha, el hombre, ebrio de esperanzas insensatas, empieza a pregun-
por el tragaluz y rornpe la cautividad asfixiJnte, Ariana muestra a las muje- tarse si realmente es necesario morir en general. Esta vez, habrá que decir:
res, en el final de la ópera de Dukas, el can1ino de la libertad. Las puertas, Hora inceJ1a, Mors incerta: una incertidu1nbre general planea en adelante
se dice, debén estar abiertas o cerradas; sin embargo las puertas del tiempo sobre el conjunto que forman el Quod y el Quando. Aquel que está conde-
están a la vez cerradas y abiertas, según consideremos como hace un ins- nado sine die, y con mayor razón sine hora, ¿está realmente condenado? El
cante la barrera de la n1uerte en general o. con10 ahora, la incertidumbre de equívoco concernierue a la_contaminación de la certeza_a_pena~ incü;r::a por
la fecha. Por lo demis, la menor abertura es y~1 una abertura, e incluso una la incertidumbre casi cíerta engendra una duda sobre la posibilidad de la
inmensa abertur.i, por delgado que sea el hil_9 de luz que deje filtrar; la puerta muerte en general, duda que nunca es disipada del todo y que alimenta la
de la esperanza. apenas entreabierra, está abiert::i sin embargo de par en par loca esperanza de inxnori:alidad: pues en estos asuntos, una pequeña duda
al horizonte infinito. Ylejor aún: es la vida enrera l:i que no cesa de abrirse es una duda inmensa: ya que una mezcla de certeza y de incertidumbre es
continu:.unente al futuro. a un üen1po que ::;igue atrancada par:.i siempre por una incertiduxnbre. La certeza, con10 la necesidad, es absolut:.i. o no es cer-
su inflexible destino. Hora incerta ya no quiL"re decir ahora: "tal vez antes teza: el nienor nüligran10 de contingencia que se le añaJa basta para vol-
JL· lo que pensiis~. «tal vez enseguida», sino ·no in1porta cuándo, tal vez mu- verla so.spechosa; de la certidun1bre a la probabilidaJ, de ahí a la dud~1, y
cho mis tarde, y ... ¿quién sabe?, ¡tai vez nunc:1!» Tal vez. tal vez ... Este Tal finalmente a la convicción contraria, la degradación se precipita vertigino-
w--ez es una alusión a la ventana entreabierra. T:d es. recorde1nos, la anfibo- san1ente. No, no solemos subestim:.1r el crescendo de la esperanza ;.ipasio-
logía de la incertidumbre. La incertidumbre no tiene el nüsn10 sentido si el nada. por puco que un:i 1noc.1toria continua1nente renovada la estiinule.
peligro merodea y la amenaza nos acecha :1 c~1da paso, que si la desgracia ¿Quién sabe? A fuerza de librarse, de ver recular nülagrosan1ente, 1neJiante
se aplaza a un futuro indeterminado. El te1nor. el temblor y el recelo susu- un indefinido aplazamiento, el deseniace fatal, a fuerza Je saltar de peligro
rraban: la hora es incierta, pero como el hecho .es cierto. estad preparados en peligro, tal vez me evite definitivamente pasar a mejor vida; tal vez una
par.i cualquier eventualiJad. Ahora el ho1nbrt: confiado y tranquilo se dice: excepción especial en rni favor n1e eximirá Je! con1ún destino ... En todo
hombre, hay un viejo solJado afor1Unado que, habiendo escapado a las balas
111
y sobrevivido a todas las batallas, acaba por creerse invulnerable. ¿Y si la
Gorgias, 5.23 d.
17 Prometeo, 250. muerte me ha olvidado? Después de todo, tal vez la muerte no quiera saber
11i Los trahajosy los diCls. 96. nada de mí. Por supuesto, esta poco razonable esperanza no se .sostiene ni

¡.¡'}
:.i.ntc !a rt.:::flexión, ni :J.nte la experiencia. Pero esa no es L1 cuestión. Sin duda fecha ni lt1gar, si está fuera de la historia y de la geografía; un acontecimiento
tengo que 1norir. pero n1J.s t:J.rde y en otro lug:tr; un día. vagJn1enre, uri díJ no es un acontecimiento si no se produce en ningún motnento en el tien1po
sin fech:.i y sin n1:ís precisiones, un dí:.t en el que no es necesJ.rio pensar; en y en ningún lugar en el espacio ... Es más: un acontecilniento no es t.1.l vez
cualquier caso no ahora, ni de esr:i. enfermedad; en cualquier caso toda·vía más que esa intersección de la coordenada cronológica y la coordenada to-
no rne hJ. HcgJdo b hora. T~il \·ez la siguiente, siernpre la siguiente, siempre pográfica. Por supuesto, la muerte es una fecha en el registro civil, en las
111:.í.s t:Jrdc, :-;i~1npre rnafiana .. ;r· si no fuer:i nunca? No, mi hora no ha llegado· esquelas y en las noticias necrológicas, en los diccionarios biográficos: pero
¡ocJ~n·í~i. toJa\·ía no es rni turno. y Lli vez no llegari jan1:.í.s .. Solen1os decir ese es ei caso de la muerre de- los otros para mí, o de la mía para los otros.
que no está prohibido tener esperanz:is, incluso concebir las n1ás locas espe- La muerte-propia para el interesado, la muerte en primer::i. persona, es algo
ranz:is. Pero e\·itan1os sin einbargo insistir y profundizar en algo que apenas que no sucede nunca, y que literaln1ente oúOEv rtpOc; EµÉ. Una filosofía nomi-
os:unos pens:J.r: iJ. indeternlinación n1lsrna de b. amenazJ. nos pennite pasar nalista nos co1npro1netería sin duda a ir todavía 1nás lejos. Si la fecha y todas
de puntillas sobre este punto. De: todas rnaner:i.s. !J muerte no es nunca para las deterrninaciones .quidditativas están fijadas. la quoddidad se plantea a
est:l \'t.'Z. sino sien1pre par:i. la próxint1. Nloriré en general, pero nunca en fori:iori: por ejemplo aquel que sahe cuándo ·y dónde, con mayor razón sabe
pJrticu1:.1r: un día u orro, pc.'ro nunca hoy; en Pascua o a !:is calendas grie- qué. Y t:in1bién es cierto lo contrario. saber qué. sin s::tber quién, es corno
g:ls. pc:ro nunca en este rnornenco. nunc1 hic et nullc. De este modo el vivo r10 saber nada: pof ejemplo el juei de instrucción sabe perfectamente que
clc-cide, para hacer su vicia tolerable. pern1anecer superficial y aproxima- h~ry en general un culpable. pero no sabe quién es el ::iutor del criinen. no
tivo, pcnn~1necer a flor de destino, no ir :i.l fondo de las cosas: pues si pen- .'.i~tbe el no1nbre del que h:1 dado el golpe. ¡,'\o puede decirse que sepa pre-
sar:t a fondo la verd:1d de la n1uerte cierta y se perc1tara del peligro no podría cisan1ente n1ucho el juez de instn1cción! Incluso podría decirse que no sabe
ya ,·ivir. E-;ra Jesprcocupación, que respor1de a una especie de finalidad pro- ni una palabra del asunto - o n1js exactamente: no conoce la palabra cia-
tector:1, no es ajt.:n:.i a lo que Pasc:il l1:l!TI3 clire11inzento y Scheler sinecura re: esa palabra clave precisa en la que está encerrado precisan1ente todo
n1e!ojl...-.;icct. El efecto de conjunto que provoca el opü1nis1no es el de una el n1eollo del asunto. Así pues, aquel que sabe únicamente que hay algo, y
bienhechor:t incuria, graci:ls a L1 cu~tl el ho1nb1·e preocupado e\·ita tomar- únic:nnente el hecho de que h3y algo, es decir. la desnuda quoddidad, no
se :-;us prt:ocup:1ciones en serio. Y no soL1n1ente nos negan1os a considerar ~ahe nada. o casi nada; por así decirlo, el mundo le trae sin cuidado. Saber
1:.1 inn1inencia Uel peligro, sino incluso la rel:J.ción de ese peligro con mi sin saber qué, cuándo, dónde y cón10, ¿es saber? Es m::ís bien co1no una bro-
rnuene-propi:i; no solan1ente se relras:t indef!nid~unente la muerte. sino que n1a. '{ del mismo modo, arnar sin saber a quién, ¿es re::drnente ;:unar? Ese
si: la re!aciona sieinpre con la <le los otros; con10 vimos ;J propósito de la arnor evasivo y sin con1plen1ento directo, ese an1or privado <le su acusativo
n1uerte en té.·rcer:i persona: son los otros lo.s que n1ueren en este 1non1ento; de arnor. ¿es un amor apasionaJo. sincero y serio? El conocedor a medi:is.
L1 n1uerte concierne ~d ser 1nortJ\ t.:'n \·in:u<l de un~1 ley general. pero ~:i. mí :1qut.•l qu<: conoce el Quod pero no el quid. se p:1rece al an1ante a rnedias. al
p:1r1icuL1nnentc> y pcrsonalint:nte. no n11: concierne: !:.i aplic~1ción p~trticular Jn1~tnrc::" Ü<=' 1n:tla \-o!unr:1d que dic1..· adiós en genl:'raL h~t::;ta pronto en gene-
ck· Li k'Y J n1i propi:1 n1i.'-';¡11id:td e:-;[j púdic:tn1ente descartada. La coanada r:d. sin fif:n· la fecha de L1 próxil11:1 cita: aquel que no <lice cuándo y dej:J. .~in
qui.::: rctnitc Li tnuene de uno :1 otro_ Lt recu1rencia que la difiere de un n10- concreLlr la pr()xin1a vez es qut:' no tiene intención de que hay~1 próxüna
l11L'nto p:tr:1 otro. :H.::tban por Yo!Yer co1npleta1nente i1nprobable un final ya YeZ: dicL': nos \·en10.s, en gener:1l. pero C\·ira cuidadosamente dt'cir cuá.ncfo:
di.: pu1· sí pruhll'1n~üico_ Nunc:t e.:> neces:1rio 1norir t:.il o cual dL1: pero p:.ir:.i no parece tenc:r precis~u11e-nte n1uch:i prisa por \·olvernos a Yec Esta indeter-
:H.JUL'I que no 1nuere ningún día en particular. ni un tn:i.nes. ni un nliércoles, rnin;1ci()!1 t.·s n1:1s c~trJcterí ...;ricJ del régin1en nocional de la i\rnisrad que de
ni el doiningo próxitno. para :1quc_.J que Je-be sencilLunente n1orir en gene- la urgencLl ap~isionacL1 del An1or. :\si1nisrno. un aconrecitnienro que tiene
ra! ;_qu2 .-.;enrielo \lene l:J. 1nuene? :\lejur aún: ;_qué Senti<lo tiene un acon- !ug:ir en general. pero i..:n ningun:i fech;i en p:J.rticular. ;i.l n1enos para aquel
teciinil'.rHo virtu:il111ente necesario que no acJb:1 nunca de producirse? ¿Qué ~ll que concierne. es conlO si no tU\'iera lugar nunca: ese acontecimiento es
h:tce que un ~1cunrcci1niento. ~1b.-;rr:tcciün hech:J. Je toJo posible ;icon[ecer, una sin1ple evl:'ntualidad: ese :1contt'ci1niento no es nada ah:->o!uta111Lnte. ni
tc:ngJ lugar Jhor:.c n1~is tarde. en un 1no1nenro o en otro? Un :J.contecimiento n:J.da pura y simple1nente. puesto que a la mirada U.e un tercero ~tcabar.í por
que puedt: {indt.·finiJ::Hnente l no Heg:1r es una simple generalización verbal, tener lug:J.r en una fecha precisa y en un lug:ir determinado: pero par:i el
la cxpn.:sión de una !ey absrract:l y vaci~t. una noción teórica desprovista de inreresado n1ismo este futuro indefinidamente ~lplazado es con10 si no fuera
tud~1 efectiviLL1d_ lln ~1COf1tcci111icn10 no e.'.i un acontecin1iento si no tiene n~ida. f¡¡s/ctr nihi!i. Resun1a1no:-; . ."i !a n1uerte es cierta, su fecha no lo es

l·fl)
ne.ceSariamente; pero si la hora, determinación concreta, es cierra, entonces aventura? Porque la aventura también es una entreabertura. El conjunto del
el ~echo de morir en general es cierto a fortiori. Debe_r morir en general, un curso de nuestra vida está medio cerrado, como están medio cerradas las
día; disimuladamente, no es ninguna determinación en tanto no se fiaya - sucesivaS aventuras intra-vitales que lo constituyen: de marréra que--si----hr-vida
dich? dónde, cuándo, cóÍno, quién y de qué enfermedad ... Son las circuns- en su totalidad es una gran aventura, cada aventura particular es por dec.irlo
tancias modáles las que aportan la precisióri unívoca y la unicidad semel-, así una pequeña e intensa vida sintetizada en el interior de la grande. El
fáctica; la muerte no es un acontecimiento real más que porque está estre-· hombre tiene en cuenta la muerte en general, ·to1na sus disposiciones y
chamente ligada a la incomparable situación de alguien, a la singularidad precauciones para el día en ciue ya no estará, pero nunca tiene en cuenta a
individual del hápax.-Es indisce.rnible de la inmortalidad, algo que no tiene la muerte en sus circunstancias particulares.
que ver conmigo si el.hilo se rompe. De modo que la necesidad de morir, á Si A!fors certa, hora certa es )a fórmula de la' desesperació.n,- ..!YO.r~.f..ez:ta,........
fin de cuentas, aCabi por parecer evitable; en otros términos, aqué116 que hora ce7:1a?eaignOta1atói-muia d~·ía~anguS~úi;--:y;~a1_«:o:ntra;iÜ; _1l1ors _incer-:.
'en··e_i momentÜ presente parece necesario tiende cada vez más a parecer -ta, -·hoici tnCerta la fórffiliI3 de ia espefan-za· quirrÍ,éíicá, "habría que fe~;-~o~-~r · ·
contingente: si no en sí rnismo, al menos para sí n1ismo, aquel que un día: mo--- _en la fórm.lli;i disimétricil.Jwon:--certa;-liorá-íñCeTfaer-1errli:-de·unaVOfUntaCI~'··
rirá, aunque ese día sea un día siempre indeterminado, y para quien el futuro -----;eria y militante, ta~;iej2CGi.Cfe-Ii-Oe:S·esperaCíóD:--coffiO ..de ·1a· esperinz·a ·qu)_-~
de Ia muerte es sietnpre un futuro indeterminado, apenas se distingue de inérica. Pues es lá dispanOane~unacerteza ·quoéidil:iitiV-i y· de uria J~certi'°
un ser inmortal. Una vida pe!-petua sería por tanto, de algún modo, el hori- dl1~ñS-;e cronológica lo que da a nuestra vida el impulso y la energía nece.Sa-
- z_onte de ese arrendamiento renovado que nuestra esperanza incansa- rios para emprender cualquier cosa. El hornbre está en una situación trágica
bl~mente prorroga. En una palabra, no hay diferencia entre la efectividad cuando la fecha de la muerte es t~n cierta como la necesidad general de
de la muene en general y sus modalidades; o más bien la quoddidad misma morir un día cualquiera: este es precisamente el infierno de la desesperación.
se ha convertido, como la fecha o el nombre de la enfermedad, en una Experimenta los trances de la angustia cuando la fecha de la muerte, fecha
modalidad más: así como nunca es necesario morir a tal o cual fecha, de tal desconocida no obstante de todo monal, se supone tan implacablemente
o cual manera, tampoco ser:í nunca necesario morir en general; la angustia predeterminada como el hecho mismo de la muerte. Al fin y al cabo la vida
metaempírica ha hecho sitio a los flujos y reflujos del miedó empírico y de acaba por disolverse en l::i. indiferencia y el aburrimiento cuando, hab·iendo
la loca esperanza: pues tengo miedo de morir esta vez, de esta enfermedad, llegado ~ser e! hecho de la- IT111 errP ta!! dudoso corno_ su. fecha-p--llOS ,<;enti-
en el transcurso de esta peligrosa misión ... El hecho-de-la-muerte se ha n1os condenados a-una aparénte eternid-ad. Después-dei tien1po amorfo del
convertido él mismo, como no importa qué otro peligro determinado, en aburrimiento, después del tiempo áspero de la angustia, después del tiempo
una cosa perfectamente evitable, a la cual nunc:i es absurdo escapar y con in1potente y estériL llega pür fin el tiempo fecundo del ajetreo; después del
la cual siempre es posible hacer tran1p~1s. rnrvenir sohreveniclo. viene un rorvenir realmente por venir. La distancia
es la n1isrna entre t:-1 r!e111po expectante. cerrado, ineficaz de la desespe-
r~1ción y et tiempo entreabierto de lo Serio qt1e entre la inminencia pasiva y
5. r.-Iors cerra, hor.:i. in cerra. la urgencia ac..1iva. - Para quien lo ve des<le un punto <le vista drástico, la
disitnetría de la muerte cie11a y de la hora incierta aparece como una disi-
Desgraciadamente, a oiedida que los ~tños pasan, la rnuerte se hace cada 1netría esencialmente excittnte. y en cierto modo rnotriz: aquello que se co-
vez n1ás probable y l:i buena salud cada \·ez n1ás n1ílagrosa; el desgaste del noce, en e,".lte caso la quod<lida<l de la mue_~e. es preclsan1ente aquello contra
organí.s1no va en aumento, las posibilidades <le sobrevivír tienden a cero y lo que no podeinos hacer na<la; y vice\·ersa aquello que ignora1nos. en este
la certeza de morir al ciento por ciento; es decir, que- a la larga es imposible caso las modalidades circunstanciales. es en gran medida aquello que de-
e0capar al accidente fatal; pues aunque la certeza d.ei hecho ha estado hipo- pende de nosotros; en otros términos, sabernos lo que no podemos; y po-
tecando nuestro tiempo disponible, tanJe o tetnprano las rnoratorias tocarán de1nos lo que no sahen10,'i; lo que se sabe, es decir, la infranqueable barrera
a su fin. No obstante, paralelamente a esta progresión hacia la muerte, veri- <le la muerte, est5. fuera de nuestro alcance, mientras que lo que se ignora,
ficable por testigos, el sujeto se siente imperecedero: pues efectivamente no es decir, la fecha, está hast:i cierto punto en nuestras manos: depende del ré-
h;iy ninguna razón para morir tal día y no tal otro. Esta mezcla de insegu- gi1nen alimenticio, <le la higiene y de nuestra sobriedad; o, para utilizar otro
ridad Y de esperanza ¿no constituye acaso el apasionante régimen de la lenguaje: lo que está ahierto al conocimiento est:i cerrado a la acción, y
viceversa_ Esrc> irónico qui:isn10 del saber y del poder es una forn1a de la prob'.lr suerre. Lo que no quiere decir que la acción actúe independientemente
;i]ternaEiv~1 funcLunental c>n que se expresa la finitud, que sólo se puede ex- de las leyes naturales y modifique arbitrari:.imente la faz de las cosas: sigue,
plic:Jr por c::-i ¡-¿giinen :.linbiguo del corulnenre conteniJo. SJber JJ.s dos cosas, por el contr'.lrio, los caminos del determinismo, y en absoluto los zigzags
poder 1:.is dos cosas, es decir, no únic::unente poder retras:Jr la muen:e pre- caprichosos de su fantasía. Pero rechaza toda fatalidad. Y al menos en esto
vista, sino vencerL1 t:n general, sería est:ir m5.s :ill:í de toda alternativa crea- es la incertidumbre, o la contingencia lo que mueve a la acción, corno a la
cíona!: pues t>sra sun1a Je la on1nisciencia y de !:l ornnipotencia tiene algo invers::i es la necesidad la que paraliza y adormece al hombre en su quietis-
de sobrehurnano e incluso de increíble. Saber !o uno y lo otro, y no poder mo congénito. La libertad encuentra principalmente dónde emplearse en un
ni lo uno ni lo orro, tal es L1 JesesperJnte suene, si no increíble, al menos mundo en devenir, o en una sociedad fluida cuyas caras sucesivas son
insopon:::ible, de los condenados a rnuerte. No saber ni lo uno ni lo otro, y po- esencialmente provisionales y se convertirán en lo que el hombre haga de
der lo uno y !o otro, es decir. poder trascender la muerte, y '.l forriori poderla ellas. ¡Hacer! Esta actitud revolucionaria y violenta supone que la situación
:Hr:ip:tr, sería ser un :lngel. El único régin1en c:i_p:i_z de s:i_lv:iguardar la vital podría ser distinta. que no hJ.y por qué aceptarla tal cual, y que el cambio de
entre:ibertura Je i::i existencia es e! régl1nen irnpar o desparejado que llama- su aspecto debe ser guiado y dirigido. La voluntad coopera sobre todo en
rnos :ilternativ:i: s:lber lo uno (sobre lo que naJa podemos), poder lo otro la operación del tien1po histórico y, gui:indo la futurición, modela y modi-
(sobre lo que n:id:i s:Jbernos), poder sin saber o s:J.ber sin poder: v:J.ivén que fica el rostro del futuro. En ocasiones hay en una voluntad dri.Stica J.lgo de
da i.1npulso :l !a ~1cción; la iinpotenci:i sapiente sir..:e de cincel a la potencia tosco y ele aproxin1ativo que parece excluir las sutilezas del análisis; y muy
ncsclenté. El saber :l rnedias y el po<lc>r :i rneJi:i.:> no c>stán nunc::l en el mis- a 111enuclo es durante la noche de la nesciencia cuando nuestro libre poder
mo bando del rnisterio. El Scio quoci, .:>aber irnpotente, y el 1Vescio quando, n1odifica el destino. Toda decisión re:ilmente valiente, toda opción por poco
poder ignorante, son en cierto cnodo las dos mit:ides complementarias y aventurada que sea exige unos segundos de obcecación.. Los Resistentes
sep:lrad;is Je un todopodc:roso conocin1iento tot:il que ninguna razón puede de 1940 nunc:i hubieran en1prendido n:ida si huhier:in evaluado sus posibi-
concebir. - No es que el saber irnpotente se:1 para nuestro poder de aplazar lid:_ides Ciníc:irnente en función de la situación gener:il y de la relación de
la n1uene un obst:J.culo insuperable. pues le impone el lín1ice detenninante fuerzas en conflicto; su peligroso con1promiso no resultaba ele una aprecia-
sin e! cual ese podc>r se disoh·ería en el vérr!go de l:i indiferencia, sino que ción r:icion:ll ele 1as probabilidades; ¡no tomaron las armas porque habían
es 1n:J.::; bien e! órg:1no-obst{1culo. l\uesrro poder sólo es eficJ.z porque no es C3-lcul:ido que eran los m5.s fuerres! Tenían una esperanza sin sentido y contra
infinüo_ '{ del rnisn10 n1odo que !a pal:J.nc:i se :Jpoy:i sobre un punto fijo para todo buen sentido, y tomaron la decisión. ellos tan1bién, por la noche. A..llí
lev:int:_ir peso ''/ resís[encia, así el poder contr:triado se :ipoy:i en un inmodi- donde la luz tr::í.gica ele la evidencia, :Jllí donde las abrum:idoras certezas nos
fic:ible des[ino p:ira alarg:1r nuestr:i \·icl:.i y disrender la esfer:i de nuestr:J liber- aconsejarí:1n la renuncia y la capitulación, la loca esperJ.nza que dice no al
c:1J. Es por ran[o ta negJ.ti1,.·id:Jd y la invencihilidad n1isn1a de la muerte lo destino h;ice posible lo in1posible y razonable lo irracional: ¡la irrazonable
que cL1 un Sl'nEiJo, un:t vocación. un:.i din:cción dl:'finida a nuestr~t :tcti\·iJad quin1era se revela aquí 1nis verdader:i que la :ibsurda verd:i.cl!
tr:1nsforrn:1Uor:1 y progn.:'sisca: LJ. medicina. tJnto corno el :1rte, no pretende
\·u!:1tiliz:.ir o :lniquiiar súhic.tn1cnte el ob.'it:iculo h:.i.cicnUo curas n1il:igrosJs:
i:sra g!orlosa nihi!iz:1ción es 1n8.s bien L1 espec1:J.!id:1<l de charlatanes y rau- 6. La resignación a la Quoddidod: nto11aíicfad, dolon·dad, espaciaiicfacl,
n1:uurgos. ¡...\sí que nue::;tro destino n1ort:.il est:i :1 Lts Juras y :i las n1aduras! ternporalidaci.
- Lo que nu quiere Jecir que !:l acción Je los ho1nbres sobre !a 1nuen:e no
e:)r0 genl'.r:d1nente en razón Ín\·ers:i a su lucidez. ,\lientr'.ls no sep:J. lo que lnc>viL1hle es la quoddidad J.e la 1nuerre: aquí el de.stino Uice no y cierra
p:ls:l cs que toJavi:i se pu~de h;_icer algo. La ignor~1ncia en l:.i. que nos en- la puerta. Incierta es la fech:i: :i su vez es el destino el que dice sí y entrea-
contrJ.n1os por lo que se refiere J. !a fech:i ventil:i en cierto modo nuestra bre I:i puerta cerrada. Y en un principio la íncleterminación de la hora (por
\·iJ:l y nos pern1ite respir:1r haciendo tn:t::; lle\·:1Jer:t la preocupación por la con1enzar por ella) nos sugiere que todavía no hay nada decidido. La criJ-
rnuerte cien::J.. La confu.:;ión 4ue reina ::;obre la fecha permite a la voluntad tura, si no es omnipotente, es decir. si no tiene el poder hoy en día infinito
precipit:irse en es:J. indetenninación p:J.ra influenci'.lrla y para :ipostar por la que l:i pennitiríJ. transubstanciar la substancia de l:is cosas, posee al menos
pan:id:J. no jugad:i del J.estino; el hombre de :.icción utiliza de este modo el el poder indefinido de modifícar los modos y transformar las formas: en los
margen Je esperanz:i que> le queJa. las posihi!iJa<les mismas le invitJ.n J. lín1ites que· le asigna su rt>l:itiviJad. _el hornhre es casi todopoderoso: el

¡;;o l"il
hoinbre, en esos límites, puede, o podrá un día casi todo lo que quiera. así corr10 no hay razón para que el enfermo condenado por los médicos a
Quiere, luego puede; pi.Iede, luego- hará; pue_s todo aquello que puede ser morir hoy-no aguante hasta.mañana, y luego hasta el día siguiente de ese_
hecho debe ser hecho; pues Iodo aquello que es posible y factible está mañana, y sic· in infinitum, ypar liitiffio <lsí Con1b cada-mu-erre, ya fuera esta
.permitido, y debe ser interitado; y, un día u orro, sucederá. Sí, en los lími- la más natural,- es a su manera una muerte Súbita, nex, una muerte aplazable
' tes ·del Quod, todo p~ede y por consiguiente debe ser intentado, probado, e imperceptiblemente accidental, se le deja al médico ente:.-a libertad para
e:Xplorado, emprendido ·atréVidarriente: n:&v'ta yft.p 'toAµr¡'ttov. El órgano pide prolüngar indefinidamente por decirlo así ]a vida de] enfermo; si la muerte
ser empleado, la fun-ción ejercida y la conciencia tomar conciencia. Es coffio en general"-no:.e-S evitable, toda muerte particular, en su aquí y ahora, habría
si la libertad tuviera la ·obligaCión de ejercer- sus derechos hasta el final - en podido ser- eY-itada: de remiendo en remiendo, y .a__ golpe de reanimacio-
el- caso de qúe los derechos-- de la libertad tuvieran un-final; la libertad di.S- nes sucesiVas;: quién sabe si la creciente l9ngevidad no acabará por desem-:-
tiende infinitamente el'_Jlcaiice de su :iCción rrarisformadora, sin que nada, . boc-ar, en última -instancia, en la irunonalidad. A fuerza de curar a los enfermos,
n1·en cantidad, ni en ·dü.rición, ni en velocidad, ni en ninguna relación cir- de alargar la duración media de la vida y de retrasar la hora fatal, quién sabe
.. curtstancial, venga a limítar ese poder dilatador o n9s_-impida batir indefini- si nuestra!-) :_terápéuticas no acabar:í.n por eludir la fatalidad misma. A fuerza
damente nuestros propios records. Gracias a la libertad, el hombre Consigue de ganar tiempo, quién sabe si, olvidándonos de morir, no iremos adqui-
·amplitud, aumenta su volurrien y las latirudes en que puede vivií, infla el espa- riendo poco a poco la eternidad. Eso es lo que Edgar Morin_ deja entrever.19
ció vital y la duración vital que -necesita para respirar y asentarse en todas rral vez, después- de todo, el aplazamiento del Quando tiende, por ~proxima­
sus dimensiones, ensancha todo lo que puede·los muros de su cárcel. Traba- ción asintótica,- hacia la supresión del Quod en general. Es la Hora incerta
jos innumerables y apasionantes, una larga y gozosa carrera se abren ante lo que justifica el iinperativo número Uno de toda deontología médica. Impe-
su voluntad progresista: pues en los lírnites que la.s circunstancias y las moda- rativo muy sin1ple, ¡pero tan u_rgente e incondicional como simple! Todo en-
lidades de la continuación nos imponen, hay mucho que hacer, lnfinítamente fermo, incluso notoriamente incurable, debe ser considerado como curable
nlucho que hacer... Aquello que depende de nosotros, -rU fcp 'i)µtv no es lo y cuidado como tal; y eso hasta el último suspiro inclusive ... ¿Pues cómo sa-
n1ás fundamental - ¡pero tranquilicémonos! Es igualmente la tarea más varia- ber si un suspiro es el último? Sólo cuando no es seguido de ningún otro,
da, la más interesante, y aquella sobre la que nuesrro trabajo hace más mella, el último latido del corazón revela ser el último ... Sólo póstumamente, .Y en el
porque implica una diversidad por decirlo así inagotable de grados, modali- calendario,---el '...-'ivo habr.í sido un mor-ibur1do, -cuandoJa .muerte-.bay.a.sobre-
dades y tonalidades: desde el momento en que se trata de la velocidad de venido por fin y permita retroactivamenre a los allegados reconstruif ago- Ia
los aviones, de la mejora continua del confort material y del prolongamien- nía; ¡el moribundo nunca es moribundo más que en futuro anterior! En prin-
to progresivo de la vida humana ... ¡no hay más que hablar! Ya tiene en qué cipio no hay moribundo. En principio sólo hay un moribundo que está vivo
ocuparse un hombre laborioso, ya est:ln justific~tdos todos los esfuerzos de y que puede sanar. La enfermedad mortal. la enfermedad desesperada, sólo
una civilización esencialmente filantrópica y optinüzadora: si nuestro probie1na se reconocer:í n1ortal y desesperada retrospectivamente; un minuto antes de
es el cada vez mis. el Clda vez mejor. cada vez nl:ÍS fue1te. más alto. 1nás rápido, n1orir, aquel que está t9davía en vida es. en principio, susceptible de esca-
si nuestro problema es aun1entar y 111ejorJ.r continuan1ente el poder hun1ano, par y sobrevivir: mientras haya una posibiiidaJ entre mil de salv11rle, esta
vienen buenos tiempos para los técnicos dei perfeccionamiento industrial; modesta posibilidad justifica todos los esfuerzos, incluso sobrehumanos,
una perspectiva ilimitada se ofrece a nuestro valor, una larga y prometedora rod:is las apuestas, ¡incluso las rnás locas'. ¿-No hemos visto acaso salva1nen-
carrera a la esperJ.nza progresista, un in1nenso taller está abierto clía y noche tos increíbles, curaciones prodigiosas, recuperaciones en la última fracción
par.i nuestras actividades médicas, sociales y pedagógicas, para nues[[a ne- de segundo que pareóan milagros? Una rregua infinitesimal, una prórroga mi-
cesidad de transformar la naturaleza, horadar las montarlas y corregir el curso núscula es para el condenado a punto de ser ejecutado una inmensa espe-
de los ríos. Y por último (puesto que este es aquí nuestro propósito), el hom- rlnza y una ventana al futuro. Tan preciosa es la positividad del estar vivo
bre es casi todopoderoso en lo que concierne 11 Cuindo y al Cómo de la que el rnenor aplazamiento, en este caso. parece realmente una inmensidad,
muerte. Así como nunca es necesario morir en tal o cual fecha y no en otra una gracia inestimable, una suerte inaudita graruitamente ofrecida al que se
distinta, y .de tal o cual enfermedad y no de otra distinta, así como nunca es
absurdo ahorrarse tal enfermedad determinad:::i., y nunca es absurdo aplazar
un día el día fatal. una hora la última hora y un instante el instante suprerno, t'> l'J-f,,n1me el fll mort duns l'histoire. l<J-"l.

l-52 15:3
s::dvJ: el rnodesto aplaz:.Imiento se convierte entonces de J.lgún modo en un ser, con su drarnática urgencia, tiene prioridad absoluta sobre el imperativo
sí1nbo!o sobren:.uur;1! de nuestr'.l hum~1n.;1 influencia sobre el destino .. L3. hipotético del bienestar. No otr:i cosa es lo que expresan las evidencias im-
eutanasia que ~L1eterlinck pJrecc justific::tr2o riene tod:.is !as tr:izas de una periosas, categóricas, axioniáticas del instinto de conservación. Una vez sal-
renunci:.L No. decidid:.nnente no hay nJd::i decidido [üdavía mientrJs quede vado, el condenado aquí presente tendrá todo el tiempo que quiera para
un débil soplo de vidJ en los labios o en e! pecho; ¡hasta el minuto cincuen- dedicarse a esos problemas de lujo que conocemos con el nombre de arte
(a y nueve de Lis once horas. n:.1d:.i está decidido nunca! ¿El cor:1zón late de bien vivir, felicidad, paz conyugal, ere. Pero, antes de cuJ.lquier oua cosa,
débilrncnce? Entonces tod:tvía hJY' esperanz:J. Gr:.1cias a la acción inteligente, que el condenado a muerte sea indultado, es decir, dispensado del cadalso:
previsora y diLuoria, e! hornbre perseguldo por !:1. n1uene se pone :.i salvo re- 1
¡de lo demás ya se encargará él! ¡Que el enfenno, incluso amputado, dismi-
trocede y desb:iratJ la inminencia de l:i hora incierta: el ho1nbre acorralado nuido, mutilado, haya podido salvar la vida! Y de nuevo se abren las puer-
retrasa todo lo posible el vencitniento de un plazo que ningún destino ha tas de la esperanza, por donde se cuela el viento de la alegría ... ¿La alegría
fijado. Al h~b!ar de: b n1uer1e cier1o. señ:il:J.bamos córno el ansioso terniendo no es acaso [a exultación que se apodera de aquel cuya muerte acaba de
ser cogiclo por sorprcs:.i. se preparaba por medio de L1 oración :.i recibir a la ser diferida? La Hora ince11a es l::i que hace posible esta maravillosa victoria.
terrible visit;:inre. Pero el hornbre precavido no se linlit~l. como Ios Trapenses, Dueilo de la fecha en cierta -medid:i, el hornbre no está sin embargo dis-
a esper.:ir rnienCJ:J.s vela: organiz:1. acriv:.irnente la resistencia contra el enemigo, pensado del quod. Evidente1nente la necesidad de morir no es una necesi-
¡orna medidas dcfensiv:.is y pren1ediE:l incluso su contr~:ataque. Balt:.Isar Gra- d:J.d lógica; o recíprocamente (lo que viene a ser lo mismo) la imposibilidad
ci:.ín. en el ()rácufo nuu1uaí. dice que .tYlorJ, la 111or:ttoria. es la verdadera de n1orir no es en absoluto, a su vez, una ünposibilidad lógica; es decir, que
dignidad del hoinbre razonJble: 3.l estr:.itega, al conesano. al poiltico, Gra- no es absurdo ni contradictorio vivir eternamente, en el sentido en que es
ciün recomienda ·la detención prudente~. 21 ·Nunc::i. apresur:J.rse ni apasio- absurdo y con[fadictorio infringir el principio de identidad. En felasión a lo
narse.' ¿L1 prudcnci:i. no es ac::iso esencialn1ente con(e1nporizJ.dora? El hon1- que es el estarus constitucional de todo pensamiento, la resignación no tendrá
brc que contemporiz:1 se ton1:J. su tien1po, ::i fin de conserv:.ir la iniciativa; o razón de sec la resignación no tiene objeto cuando uno no puede ni siquiera
n1ejor dicho proyecta un futuro. y torna :isí sus prec:1uclones contra l:J. deses- concebir otro ;nodo, un Aliter en general. cuando la posibilidad mis1na de
per1ción que el agotamiento de un:J. futurición co1nplctJ.mente efectuada, otro estatus no es concebible; nadie ha tratado de pensar lo impensable, ni
dev:J.n;:i.Ja. prescnciflc::ida • pro\·ocaría en nosotros. L1 con[en1porización es por consiguiente puede en1pezar a hacerlo; no es ninguna necesid:Jd que
to<l:.ivía rnis dra¡nátic:1 en los c:isos en que el hon1bre :.icorr:1lado se f:J.brica tratemos de satisfacer 3. base de ruegos: pues como dice Aristóteles, es
in extrernis un pequeño futuro pJrJ. poder respirar: o bien son los remedios &µtránt1mov-r1,22 inflexible e inexorable; y Platón dice tan1bién que ni siquie-
que proporcion:.in al enfern10 un pobre futuro de al~unos días m:ís los que ra los dioses pueden h:Jcer n:ida: civci)'!CT16'oU8E8toi. µcixov-rcn. León Chéstov,
le :ibren un:.I corta y rniser:ible perspectiva, y \'Uc.'h·cn a poner en march:J en ..-!tenas y .fentsalén, gustaba de citar estas líneas. Ahora bien. no es ante
pro\·ision:.i!n1c.'nte sus pequenos proyc.'ctos Je enfenno. Porque ese J.pla- la 1nort:.1licJad ante lo que los Jioses. inn1on:ales ellos n1is1nos. se resignan;
z:11nlento 1ninin10. p:1ra e! enfern10 en peli,gro Je rnuerte, es l:.i condición es ante una necesidad a priori que nadie puede pensar en superar. puesto
viral de rodos los Je:n:'ts ~1pL1z:.i1nicrno:s. la conJición. sin la cual esos ocros que. en el 1nis1no instante en quL concibiéran1os esa esperanz::i, nuestra
:1pL1z:irniencos no SÍf\'en par:.i nad:J. Prünero YÍ\·i~: ":_Prinuun essd. '{Juego, si conciencia y~1 esti inrners:.i en esa necesidad y presupone irnplícitan1ente sus
se tiene \;__¡ oporrunid;1L!. ¡pensar en Lis 111aner~1s Je \-¡,·ir! La prolong;_¡ción del leyes. Por el contrario, conserv:.Hnos la loca esperanza de transcender l::i
tiernpo \·ita] - el tic111po e:-;cueto de la existenci;l suhsc~lncial - precede la n1uerte un día u otro. :i fuerza di.:'. aplazarla: este :.iplaz:.in1iento indefinido
hl1squed"J ele los p;1satie1npos que l!en~1n ese tien1r-:o: la prórrog'.l del ser e1npuja en cierto inodo nuestros dL'seos hacia el lej:.ino horizonte: el hornhre
\·egetali\--o precede !a elección Je los contenidos ~, tn:.iner:Js de ser que da- lle\·a su esper:.Inza h:.ista el lí1nite, o 1nejor aún, ha.sta el ~1bsoluto. La inn1orra-
r:ín consistenci:.i a la exlstencia bn.Ha: pues el i!npcr:uivo incondicional del !idad es efectivarnente 1nis inimaginable que inc?ncebible, y más insopor-
t:1ble que iniinaginahle. Evidente1nente. h:.iy algo Je absurdo, e incluso de
ligeramente monstruoso en la idea Je una vida internünable. de una exis-
20 La m11l:'T1e. !'JU.
tencia sin fin: pero a fin Je cuentas la muerte no es menos :ibsurda, puesto
:i fblt:1.~:1r Con:ín 01úudu 111l/1111,tf _r ll!TI.! iÍ<! pn1denc111_ \L\_"\inu L\ · H1J111hre de 1·spera. p. 212.
Ohr.1:> 1:ornp!ct:is. !L \bdnd: Bihll•l!t:ci C:i-.iro. Tu1·ner. l'Jl)_-i
• l-'1r"..,;·11t1Jiú·. lirc.·r.il11k"fHl· lic -, lu nn:,c·ntl··. e·_, ,k·ur. :1u:1:tl1 z:tcb 1_"\ dl·I T \

]';.¡
que contradice-de forma-brutal e inexplicable nuestra vocación de infinito; periferia las cirGUnstancias foITI1an un contorno que nos puede ser indefmidamente
una vida eterna. es algo 'casi tan contradictorio como un cír_culo cuadrado, ahorrado y disj}ehsado. ·Dios nunca ha dicho que pasado tal o cual plazo,
por supuesto,"pero a-su vez, como vamos a ver, la aniquilación de la persona cumpliu'u e1 -=:tiernpO:·íe·gt-xrnent-a-rio, el ser rri-Ortal----déba- d-esaparecei
tiene algo de incomprensible. NO siendo el ser finito completamente unilateral, obligatoriameTite; sobre todo, Dios no fija la edad, DiÜs no dice el número,
Ia· necesidad de su·n1u~rte tarnpoco es completamente unívoca. En u·na en el sentido, ':por ejemplo; en que el reloj indica el número de la hora: por
palabra, la mu_erte no es-tanto una necesidad cuanto un destino. lJn destino ejemplo, ~unéa· ha dicho que sefá ~ás- bien a la hora H, o a cualquier otra
metaempírico,- y nó üna desgracia empírica. Entre las desgracias evitables de hora ... Ha deci:d-ído que la vida-del hombre será finita, pero no ha determinado
Ja empiria; por ·u-na parte, y; por otra parte, -la necesidad- analítica que es su duración~-·n,o· ha dicho de qué cantidad-de años se compondrá, en total,
positividad-pura·y pUra:-'plenitud (pues es el régimen mismo de nuestro esta vida finita_ ... -El destino,_si es que hay_destino 1 no dice tanto y cuanto,
pensamiento), queda ·un hUeco para la enfertnedad del destino de la muerte. no señala tal o cual año. Dios. es como lin gran rey que no tiene tiempo de
En esa enfermedad-del destino, ieconoce-moS ·una vez más la anfibología ocuparse en b~gatelas: de minimís non curat Deus... ¡Dios no entra en detalles[
·· paradójica de li 'eriferffi_edad-nece·sari"a: ninguna enfermedad, salvo en el Los detalles se?los deja a la_criatura, p·ara que la libertad a medias d~l hombre
Infierno, es decir, en:el reino de la desesperación, es nunca necesaria; ninguna encuentre en tj_ué. ocuparse. Dios deja- al hombre las mcx;ialidades y se reserva
·neCesidad, salvo en-un· mundo absurdo y malvado, podría ser mala. la quoddidadJ De modo que el misterio es aquello que nos- da y nos quita -
Misteriosamente, el destino mortal de las criaturas reúne esas dos contradic- a la vez. Tampoco la vida se detiene automáticamente con la-excusa de que
ciones: la contingencia trágica de la enfem1edad, el orden natural de la nece- el vivo habría:agot::i.do su vitalidad. o habría corno si dijératnoS desenroll::i.do
sidad; en cuanto que la muerte es el mal y su fecha es siempre arbitraria, el tocia la madeja ... Se nos deja la liberrad de luchar inagotablemente contra el
hombre lo rechaza apasionadamente y, con todas sus fuerzas, lo e1npuja agotamiento de nuestros recursos. ·de oponer un valor inquebrantable al
lejos de sí día tras día y, paso a paso, hace retroceder la hora incierta; el quebrantamierito de nuestras fuerzas. Una vez tenninado todo, la edad elegida
hombre nunca está completamente convencido de su inevitabilidad. En para la muerte de alguien habrá sido sin duda una edad determinada: pero
cuanto que ese mal es necesario, dicho de otro modo, en cuanto que la antes, y hasta e1 mismo momento de la muerte, el Cuándo y el Cuánto siguen
muerte es una condición positiva de la vida y adquiere su sentido en un estando parc~almente en nuestras manos. Dios ha fijado ios princípios
contexto general donde el mal mismo no es más que un ingrediente del únicamer::te: Di0.s n-o !!OS h2 .ímpue..':ito h obligación -de morir .en_.general y
bien, nos resignamos a _nuesrro destino n1ortJl. La razón de ser de la resigna- sille die, y por eso mismo se las ha arreglaao para que la indeterminación
ción es a la vez el carácter irremediable de nuestr:i finitud y la posibilidad de la hora se con,.;erra en campo de acción para nuestra liberrad. E inversamente:
de concebirla vencida, posibilidad que reavivan continuamente la pro!On- todas las enfermedades pueden y deben ser curadas, pero la morlalidad,
gación de la vida hurnana y la esperJnza de aplazar la boro incerta: nuestra que es a la vez. como decían1os a propósito de la preQ(_·upación. la enfermedad
imperfección no nos impide concebir. sin que e:-;to tenga nad:l de absurdo de las <:-nfennedades y la enfern1edJ.d de la salud, la enfer1nedad de los
ni de contr;idictorio, una perfección n1ayor: la ilnposihilidad de la felicidad enfern10.:-; y la enferrnedad de los sanos. la mortalidad. que es el hecho de la
no es ningún impedünento para que uno se represente el ideal de una feli- entt:nnedad y el hecho ele la niuerre 111isma, es literalmente incurable. Nue'5tros
cidad pura. - El destino del hombre es eldstico, es decir, que puede ser dis- antibióticos y nuestros métodos de reanimación pueden retr1sar el día y la
tendido indefinidamente. pero no infinitan1enre: llega un rno111ento en que horJ. de día en día y de hora en hora - pues toda enfermedad, hasta el
ese tien1po elástico se rompe. Y por consiguiente el becho ele que el hon1bre últírno rninuro. debe ser considerada corno curable; pero la 1nortalidad que
deberá morir, es decir, la quoddidad de la tnuerte, es en realidad nuestro -vuelve n1ortales las enfermedades mortales no es ella misma una enfermedad:
inevitable destino, y a él debemos resignarnos. El ho111bre no puede evitar o si es una énfermedad, es un·.t enfermedad literalmente desesperada y a
la necesidad de morir en general, un día u otro. tar:Je o temprano, a corto priori incurable. Un trastorno mórbido se define por relación al es[ado normal
o a largo plazo, pero lo puede todo, o casi todo. contra la fijación de la fecha; o n1edio que trastorna. Pero !a morr~tlidad ¿de qué seria el trastorno? ¿De qué
todo excepto, por supuesto, lo esencial; la indetem1inación del Quod escapa norma? Anomalía normal y compleran1ente natural, la mortalidad expresa la
a sus conquistas, pero el Quando depende en gran parte de sus esfuerzos finitud de toda criatura. Puesto que la mortalidad no tiene nada de patológico,
y de su energía. El hecho-en-sí. dicho de otro 1nodo, el núcleo del destino la ter.lpéutlca no encuentra en ella nada que curar: el enfermo, en resumidas
de nuestra desgracia, representa por tanto el l'le111enro indi.spensahle en cuya. cuentas, está bien; si al 1nenos pudiera estar un poco enfermo. tendríamo[o;)

L56
;_~-~~~~i~: -
la opurrunidod Je emplc:rr nuestros remedios ... ¿Qué es lo que está enfermo,
que pueda proporcion:lr :Ü n1édico un enemigo que combatir? ¿Qué está
,i§'~;-·jl!
_-._:::'=--_--:;:_!:..: _i
nípresencia mágica y maravillosa que le permitiría estar en todas paaes a la
vez, mxvrcr..(OÜ aµu, como dice Plotino; par..i ir de un lugar a otro, el desplazamiento
t:nfenno, que pued:i finaln1ente ser cur:ido? La morrali<la<l no se presta por sigue siendo neces:J.rio. Así pues, si los caminos de la movilidael se prolon-
tanto J. ningl1n interc::tn1bío, a ningún trueque. Se puede evitar que alguien gan infinitamente ante nosotros, si todas las vías están abiertas, la maldición
n1ue:-:..1 en t::ik.'s o ru:ilcs circunswncJas d;:iclas sacrificándose por él. ofreciéndose del trabajo no deja de ser por eso menos insuperable. Vimos cómo el espacio
corno vícci1n:i en su lugar: pero no se puede morir en lugar de alguien en era a la vez obst::í.culo en tanto ~n cuanto separa a los hombres, y órgano
general; esr:1 es un:t de esas cosas que uno tiene que hacer por sí mismo, en tanto en cu:.i.nto los pone en comunicación. Y ahora decimos: es la espa-
una de esas cos:.is en las que nadie puede reemplazar ::i nadie ... Y así como ci::didad lo que es el obstáculo, lo que mantiene a los hombres alejados unos
la rnonalid:.td es el núcleo del destino de la n1uerte, así la ·doloridad» es en de otros - pues ella es el principio inerte de la distancia y el impedimento
cierto rnodo el Jestino Uel dolor: todo dolor panicular es contingente; nin- para que dos o varios seres coexistan en el mismo lugar; la espacialidad-
gún Jolor torn:1do en particuL1r es inevitable, pero el hecho-del-dolor era obsráculo significa que c::i.<la ser impenetrJ.ble ocupa su lugar particular, de
:;in dud:1 neces:1rio en generJ.l: sin <lucb es necesario en general que alguien donde des;;iloj:::i. a los otros: es el n1Ínimo nuclear que no podemos ahorrar-
sufra en algún !ugar en un n101nento u otro, aunque ese alguien no tenga nos; e inversamente es el espacio el que es el órgano y el que relacion:J. a
que ::ier necesariarnenre tli o yo. ni el lug::ir neces:J.rían1ente aquí y en este los seres topográficamente separados; el espacio nos ofrece. innli~erab!"es
nlis1110 in.stJnrc. ¿Por qué aquí rnejor que :dlí, por qué uno n1:í.s hien que caminos :l través de los ~lires. de la tierra y Jos océanos, para ir Yvenir <le
otro, por qué hic et nu11c, y en fin por qué precisarnente este dolor, de esta un punto a otro.~ Del n1isa10 modo, la te1nporalidacl del tiempo es al tieinpo
fonna y con este grado Ue intensidad? L::i respuest:J. a est:::i.s preguntas de- de esta ternpora!ida<l lo que el obstáculo al óígano. ¿Qué es la docilielad del
pende" en gr:in p:irte <le nuestras técnicas y de nuestros esfuerzos: pues se espacio ho1nogéneo co1nparada con la docilidad del tiempo? En este rnedio
nos ha dej:J.do la libertad de atenuJ.r, apbz.'.1r o despb.zJ.r et sufrimiento, cam- idealrnente obediente, indiferente y neutro que llaman1os tiempo, la liber-
biar y pennurar un dolor por otro dolor. )'- por ejen1plo transfonnar una mi- tad penetra y se :i.dentr:l :l su guisa; y no es decir n1ucho que el tiernpo esr:í
gr:üL1 en reu111acisrno o una ci::í.tica en dolor de muelas: el destino no se opone lleno y es 1naleable: pues es todavía mis imp~tlpable que n18.leable; no es
:1 Lis pern1utaciones, variantes 1no<l:des y re:1jusres qui<lditativos en la esfera soLl!nente obediente: es. para decirlo de una forn1a rnis precisa, ¡perfec-
Je! quocl. pero no nos perrnite extirp:1r hJ.sta la raíz la quoddi<lad de ese tamente inexistente! La existencia inexistente <le este medio infinita1nente
quo(/. Cu:i!quier dolor puede volverse indoloro, pero no existen analgésicos n1::í.s irnpon<lerJ.ble que el aire attnosférico implica para la libertad del hombre
con[r:1 la doloriela<l. ?vle<li;inte una perpetua co;irtada y unJ. especie de un;:i invüación técnica; poco más o menos significa esto: haced lo qtJe queci.is,
n:currcnci:1 ilin1irada. los hon1bres se pJsan uno a otro la pelota. y el dolor, todo e.'.'t:i pern1itido; todo es posible, todo es lícito y, por consiguiente, será.
quL· p:1n.:ce con,·errirse en sufrin1iicnto sin sujeto sufriente. pas:1 a.sí de este '{así e.'-' co1110 las n1olLLiid:1des, las caras y las luces del futuro elependen ele
:t :tc¡uL·l. totll:t otr:t.'."i fonnJS. se rcfu~i:1 en orr:1 p:J.rtc: y _...;in en1h:trgo la intJ.ngi- nuestro traha¡o y de nuestr~1.'i iniciativa:-;: la c:J.ra de! pon:enir esti rea!n1ente
hk· t11i ....;c:-ri:t. L1 dolorid:1d en ~t.·rl!..::Lll. dolur dl:' todo .. .; y dc n:1dic. dolor de no a nuestr:1 enter:1 disposición y ser:í. co1no quer~unos que :-;ea. Tales son las
i111pu11a quil:n. se convierte a cacLi n10111ento en el dolor enc:irnado de alguien. posibilicL1des que el hon1hre "puede poder". posibilidades que se actualizan
~ Por l:t 1nisnL1 r:1zón co¡nproh:1ren1os que !a e_,pacialidcul es la inextirpa- no con10 las virtuali<lade~ naturales, auton1::ítica111ente, sino por efecto ele
hle quodUicL1d del esp:1cio. con10 L1 te:npora!icLtd es la inquehr:J.ntable nue.<.:;tro "poder poder... Por lo de1n:i..;;. todo lapso de tiempo pueele ser ahre-
quoddiJ:1d ch.~! til:'1npo. E! e:-:ip:1clo ofrecl:' \·í~1 libre a nue~tras técnicas: el \·Jado, todo plazo acortado. todo proceso n1o<lificado o :1celerado. ¿Acaso la
hoinbn: :ie Jesp!az:.i en ¿¡ :1 \·e!oci<l:Kles c:1<l:1 vez 1n~1yor~.s. atr..1vies~1 la ··barrera econon1Í~l del tie1npo no es p:1ra !as técnicas del rendilniento el result:t<lo
de-! _-.;onido». e.sc:tp:i J. J:i gra\..-eda<l tt:rre~ltre. sin que parezc1 haber :i priori esencial e incesante1nente perfeccionaelo de nuestro dotninio del obsriculo?
ningún !i!nite J. est:t c:irrera vertigíno ....;a. ¡Y sin e1nhargo l:i ubicuidad nos Precisemos sin emb:irgo: el trabajo del hombre rnoelifica los modos ele ser
sigue sii.:ndo inaccesible~ Incluso Lt \"elocid:1<l de !a luz sigue siendo una del futuro. pero no ca1nbi:1 nada <le !:i quod<lidael n1isn1a de !:i fururición, es
ve!ocid:..1d etnpírica. una velocidad finit:l e infinit:i.mente alejada de lJ. omni- decir, del hecho de que en gener..il habr::í. un futuro. Y del misn10 rno<lo com-
presencia. ::.Jue::;tro.s inovimientos en el espacio se hacen continuamente más primimos la duración Je nuestr..is propias operaciones en el tiempo. pero el
rjr!dos. pero b. e.'ipaci:iliJa<l de! esracio no podría ser tragada ni sorbida tiempo mismo. la mi.'.>mi<la<l del tiempo. la temporalidad e.s un destino in-
de go!re: L1 :dtern~1tiv:i Aquí o .-\!lí continú:t prohibiendo :d hoinhre la orn- cun1pren.sible. Los interYak).'."i de tien1po exigielos par~1 llevar :L cabo un tr:1bJ.jo

l'í<)
,
dé"peiú:len de nuestra- raJ)íJ.ez,_ pero el tiempo de esos intervalos escapa a desnudo. En re.lación al pasado_,_es_~l_becho <le la preterición~en-oeneral lo
• -- ' - -- - Ó----- - --

núestros podere_s. El terripo (le llna_ sonata depende del metrónomo ... o del que representa,e.1 ·destino; aquí la quodclicbd se llama Irreversible e Irreparable:
virtuoso:_ pero el Tiempo liriiversal ·que encieffa todos los tiemDos de todas lo irreversíbl-e.;'·á~s--G1eGir;·.i-a'impo.iibllk1a<l de -revJvir·la «pascidatl:i..:del-pasado,
_las sonatas no pued_e sef''i~ü _ralentii.ado ni acelerado, y camin~ siempre al a no ser ·bajo -:kt- forma· irreal e impotente del recuerdo; lo irrevocable, es
~smo paso. No, la durasJóll de un proceso no es nunca totalmente plana decir, la impoSHi>ili<lad de Suprimir el pecado una vez cometido; y lo mismo
o_Hsa; incluso des1nesuradamente acelerada, una evolución no puecte·reducirse, que po<lemoS:_:modela·r y modificar las modalidades del futuro, pero no
a esa especie de ínst:ante punn,Iar,_ a ese _instante sin duración que_ los metafísí- nihilizar la futtfr'ición en general,·así podemos neutralizar o borrar las huellas
cós llaman a veCes aetern!-l1_1i fVu1Íc, el eternó Ahora ... Por ejemplo, las veinti- Y las 0 cohsecU~_tic1~s·e:mJnT1c".:1.s tic la ~cnala ·acción, y por ejemplo hacerlo
cuatro horas_ que me _ S_epira,n d_e. mañana son irreductiblemellte y en todos mejot en_ade_lfnte·,. hac:·eflo mejor· en el futuro, pero en absoluto nihilizar el
lüs casos veintic:--i~nro hór2:s, ya las_-p-ase cüntan<lo los minutos, haciendo hecho de haberc:ometido e.sa·acción; lo hecho,j'actum, puede ser deshecho,
crucigramas, cori 16s bra~Os. CruZ'adcis-.o sencillamente durmiendo; la sema- pero. el hecbok}.e -haber hecho, fecisse, es indestructible: se puede mejorar
na que me separa del domiµgo que viene tiene la- misma duración, sea el la. res facta, ff~ro ·no se puede, sin contradecirse, hacer del Jactum un
que sea el pasatiempo e.legido:_-este es el caso {!el tiempo de expecta- iJzj'ectu1n; "no ~~ puede hacer que la cosa hecha no haya sido hecha. Si ei-
tiva, de la pura temporali;dad substancial del aburrimiento, que exige úni- arrepentimie1l~g, de -cara al futuro, quiere decir que el agente moral sigue
camente paciencia y resignación: el mayor filósofo del mundo, el más siendo capaz ,Q:e aprovechar el tiempo y reformar su vida, el lamento por
ocupado, debe esperar a' .que se disuelva el. azúcar en su vaso <le filósofo, lo irrever.sible ;y· el remor<lin1iento por lo irrevocable traducen más bien la
que el agua se decida á _.hervir, que la llaga cicatrice; y por mucho que irnpotencia y 11 ~desesperación <lel hombre frente a la temporalidad. Pretender
patalee, el tiempo de fu.Si6n es constante para una temperatura dada y un remontar el cu"rso del tiempo y hacer que el devenir vuelva atrás, querer
cierto grado de saturación, el tiempo de ebullición, para una presión dada, presenciar en Un momento el futuro saltándose de golpe todos los mOmen-
e incluso el tiempo de cicatrización para una edad determinada. Esta desnuda tos intern1e<lia.$· es, en los dos casos, querer hacer rnilagros; y es confundir
temporalidad de la expectación, te1npus nudzun et pururn, este tiempo bru- el aprovechari;iento del tiempo con la nihilización de la temporalidad, es
to del que experimentamos la incomprensibilidad y la inercia, este tiempo decir, con la quimera d~oraL /
negativo que no podemos ni precipirar ni escan1otear, ¿no es acaso el hecho- El hecho del dolor, __o{.doloridad_ es la muerte; el hecho cfel tiempo, o tem-
del-tiernpo-en-general? .Cuando toda causa suplementaria de retraso ha sido po'fah~_~_?~~~l1!,'G'..tdeit:~t.1~e:LLIIiu_eri'~-~-;;Jg_snort;Htj_~._ Aunque
eliminada, queda todavía un mínimo necesario, un residuo de cronicidad nuestra acción sobre el tiempo parezca dirigida en sentido contrario a nues-
tnás allá del cual no se puede ir y que tiene con10 única función enlazar tra acción sohre la muerte. los dos casos son completamente comparables.
cliscursivamente los momentos sucesivos. A nuestras iniciativas,_ el no-sé- Trabajamos para con1primir el tiempo, pero lo que buscamos es alejar a la
qué cuyo no1nbre es temporali<la<l opone un~\ suave ·y huidiza resistencia: n1uerte: el 111isrno que se esfuerza en abreviar los plazos y reducir la 1ne<lia-
ohe<liente en ~1pariencia, incomprensible e irreductible en el fondo, este ción a lo estríctan1ente necesario, se e.sfuerza en prolongar to<lo lo posible
i1npalpable resiste sin existir física1nente y persiste sin consistir en nada: su t:Xistencia )' ~tpL1zar in<lefini<la1nente l::t fecha ele su muerte. ¡Nihilizan<lo
cuando el obst:ículo es un casi-nada. nuestra Yolunt~td no encuentra apoyo la ten11~!sJ-~gJ_,__cil1QDJ.b.I~l~1np_Q_ral _y_J!19JJa.L:;;_e._0.i.~1aría más aliá de la morta-
para levantar el peso que se le resiste. Se <lirí~1 que el inasequible e invisible HiliCÍÍnisma! Pues es una_ sola y n1isn1a c_osa acc~d~r a la instantaneidad
adversario finge ceder en algunos puntos sin i1nportancia para po<ler resistir rneq!_~n_lc;Ja. ªí!~!l.~~,iÓn<le {;- ~~-gatT~~¡-¿¡;¿f- lL~-qi---;JJTiempo, que- ;cceder a la
con n1ayor obstinación en lo esencíal. La lentiru<l o la rapidez de la den1iurgia et~~!li9:f!~Ln1~J.i:u1t~_Iii._:')~~·p~:ª~ó~efi.!i-!__f!µda TI;-macTa. ·;_vn:r·ene.--uemOdo qUC
humana no tienen nada que ver en este a.sunto: es suficiente cun un intervalo efho1nbre lo puede tocio cont~a el ri~n1po, ta desg;;·~:Ti y la ffi"uerte, pero no
de tiernpo infinitesimal, un plazo minúscLJlo_ una nlillonésima fr.:.tcción de puede na<la contra ese tiernpo necesan·o que llamamos temporalidad, p.;i.da
segundo para refrendar nuestra finitud <le criaturas y consagrar nuestra contra esa enfermedad necesaria que es el hecho de la desgracia y la des-
impotencia a esperar el fin instanránearnente. En relación al futuro, es en el gracia <le la <le.sgracia en general. Las operaciones mismas por las cuales el
hecho de la sucesión y en el hecho de la mediación, en la obligación de hombre actúa sobre el espacio y el tiempo empíricos, sobre et dolor y la
:itravesar los estadios intermedios y <le ir per8raclu.s dehitos. en una palabra, tnuerte físicos. tienen un cacicter partitivo y en cierto modo ua~etival»: trans-
en l~l lentitud de la .espera. <lon<l<.:: la temporalidad <lel destino aparece al fonnar !as tórmas y modlfic:1r las rnodali<la<les. desplazar los cuerpos <le un

161
!6lJ
sitio a otro según el principio de conservación, re[ardar o adelantar los nueva tierra: Kal Ó 8á.va1oc; oUK Ecri:a1 E11, 23 ... ün xpóvrn; oUKÉTl Ecr1at. 24 Pues la
acontcclnlicntos de una fecha para oto según el principio de continuación "vid:i. eterna,, no es del mismo orden que la vida indefinidamente prolon-
- esto es a lo que se dedic:in los hombres: y este asunto, corno se ve, sólo gada: ¡la vida ererna sería una gracia celestial! La inmonalid:i.d no es el "lí1ni-
concierne a !as rnaneras de ser circunstancíales. En el espacio, donde de io te,, de la longevidad, como ta1npoco la ubicuidad es el límite de la velocidad,
que se trat:i es de acortar las distancias y aproximar los lugares alejados, en es decir. de un movimiento gradualrnente acelerado, y tampoco la instanta-
el tiempo, do~de uno-se da por satisfecho de haber ahorrado diez minutos, neidad es el límite de un intervalo gradualmente abreviado. Ya se trate de
:J.rañado :J.lgunos segundos, mejorado un honrio: ¡con qué pobres progre- rapidez o de alargamiento, ningún crescendo escalar, ningún continuo Ca~la
sos nos conforman1os! A.sí el hon1bre vence poco a poco la enfermedad y vez 1nás, ningún progreso ernpírico nos regalará nunca los favores del ins-
ei dolor recorriendo todos los_ grados del co1np:irativo: limita su ambición a tante: pues esos favores son repentinos y no se fraccionan; p1:-1es la eternidad
rest;:iblecer hast:l nueva orden la salud de los enfermos, a diferir la hora in- n1is1na es un todo o nada.
cien;i de Ja desgraci:J ciert::i, a prolongar o alargar de dí;i en día la continua- In\.'ersamente ta1nbién la mo11alidad, obstáculo absoluto, es de un orden
ción Je la existenci;i; la enfenned:J.d. decíamos. es un desarreglo que se pue- distinto al orden de los obstáculos empíricos y las dificultades físicas más o
de :irreglar, y IL.un:Jn1os medic:ición al conjunto de !:15 compensaciones que menos arduas que se erigen en el camino de la longevídad. La quoddidad
anuL1n o neu[r:i.lizan ese desarreglo reversible y Yueh·en a poner en orden de la muerte por una parre, y las causas físicas que amenazan nuestra exis-
el desorden. Las oper:iciones :_¡_ flor de destino. las pequeñas oper:iciones tencia por otra no son enferrned:J.des co1npanbles, con10 son co1nparables
pclicuL1res que el hornbrc pr:icric:i sobre el riernpo. el esp:icio y !:.i n::itura- l~s enfennedacles 1nortales y las enfennedades benignas: pues si así fuerd, la
!eza se reducen por r;into, p:lr:J decido en et lengu;ije de Bergson, al restable- necesidad de morir en general sería sencillamente un mal entre otros y a su
cirniento del statu quo o de los elementos preexistentes. Un:i operJ.ción me- n1ismo nivel, un inal actualn1ente incurable cornparado con tantos 1nales
tJen1pírlca y literJ!n1ente milagrosa sería la únic:I capaz de conferir a la criarura curables; en la enunieración y, por así decirlo, en el inventario de los ma-
es:l universal presencia que es la ornnipresencia. ese eterno presente que es les que nos asaltan, habría que contar ¡el hecho-del-mal-mis1no! ¿Quiere esto
J:_i ecernid:id_; par;i expres;:ir una operación sen1ejante, nuestra gram:ítica de decir que todos los males son cur.J.bles con una única y te1npor:il excepción,
Lts relaciones quidditati\-':J.S ni siquier::i dispone del verbo apropiado: pJ.ra sa!l'o un único n1al que, en la lista actualizada de las calamidades del año.
He\·arl;i :i c:Ibo, el apren<liz de brujo dei intervalo carece Je las fuerz;is se reconocerí:i todavía, aunque provisionalinente, incurahle? El optin1isn10
neces:Jri:is. La Inuerte, que cucstion:i el todo o nada, la alternativ:J. del ser Y progresista juzga sin duda que la inn1ortalidad no es definitiva1nente ilnposi-
Je! no ser, y no, corno querí:i Leibniz, el m:í::; o menos de las :Jumenracio- ble, sino que es imposible sólo hasta nueva orden y en el estado ~1ctu::il de
nes y cie l:J.s disminuciones, l:i rnuerte no tiene n;id:i en común con nuestros nuestras técnicas y las condiciones acruales de la investigación biológica. es
;irreg!os y nuestros despl:iz;:imientos empíricos; la n1uerre. co1no veremos, decir, hasta que se descubra un:t \·acuna contra la muerte ... En definitiva. la
no e:-> ni tr~tnsfonnación ni rneLunorfosis. e:c; decir. rr:insito de un:l fonna a n1ortJJid~td-en-gL'neral se distin~uiría de l;is enfern1edades n1ortales con10
otr;t, ::iino níhiliz:J.ciún. e:~ decir. tr:ln.-;ito dé una fonn.1 a !a :iu.:;cncia de toda una excepción se di.':itingue de otr~1 excepción. y la ohllgación de re.signarse
forr11:1: 1.:: inc!u:,o si fuL:Ll /r{l!IS. scrí~l 1ni:·; hiL'n rr:1n.--uhst~tnCÍ:lción quL' tr:tns- 1no1nenrini.:~11nente ;:i e.st~1 :->in re.:;ignarse :l :.ique!Lt otra sería objeto ele un:i
;11utación: la n1ucrrc cxtirp::i :.tl ser Je su si.:r. y to hace r:idicaln1e:1te, rculicilus. casuístic;i ele la resignación, de un~1 deontología oportullista. de un empirls-
Sólo una creación e;-c nihilo estaría :i la ::dtur:1 de est:i descre:i.ción in nihi- n10 resignado en el que ning(¡n principio esr:í en juego. L:i esper;inz:1 1nisn1a
/;un. de est:J. ~1niquiL1ción ... Tod:1 quin1er..l de re:-.urrección supone :L'iÍ un pro- Je l'encer a la n1uerte expresa en el lenguaje antropo1nórfico de las relacio-
ce:;o creador: toJa resurrección. inclu:;o todo n:juYl'necirnlento. y no só!o el nes de fuerza esa tendencí~l :1 quiddificar_l::i quo<ldi<lad. En realidad, la n1ue1te
re¡u\'enecin1iento parcial y pro\·isiona! que clehc:n1os a los tr:lsp!antes. sino no está al 1nis1no nivel que los otros enemigos con los que la humanidad se
!;i revener:i.ción tot;il: esa reo-er:er::ición es un auténtico don gratuito si con- enfrent:J; tan ina;;equible co1no et tiempo y m::ís invencible todavía. la muerte
tr.irr:St:l e! desg:istc físico y°et Jesg;i..,re n1or:1\. si cur:1 el h:Jstío y Lt lasitud no e ..;; nunca par::i el hon1hre un ~tdvers::irio .. ¿Con quién iniciaríarnos las
t:fecLiv:i pro<luci<los por L1 mernoria y !;i consunción Je los po.':iibles, si res- hostilidades? ~A quién hariainos la guerra? ¿Contra quién nos enfrentaríamos?
tablece el inimo viral del que nuestr.i fatiga biológica aflojaba los resanes.
T:il es J;_i csper:::lnz;i esca[ológica, ral es el glorioso porvenir que el ~-\poca­ ~~ Apocolipsis. 21 •
!ip.si.s hace brill:ir en e! horizonre pron1etiéndonos un nuevo l·ie!o y una "' Apout!ipsis. !ll''
El ;e~n1bate contra la muerte es un enfrentamiento sin oponente, y la idea mis- una parte la quoddidad, en que consiste nuestro destino, y por Otra parte el
ma 'de victoria o de derrota no es más que una metáfora. El .trtunfo.·de li curso del quid, donde nuestra libertad es infinita y .nuestro _poder ilimitado,
· rnue.ri:e es un antropomorfismo, pero-la omnipotencia de la ·mOrtalidad ex- ¿es realtnente señal de un espíritu retf6gf¿do', .¿cüraritisia-e-:¡gp,0{:2.ntet Ci~rto
pres·a la imposibilidad en que nos encontramos de escapar a la inexorable es que hemos criticado la optimización filantrópica porque q-uiddilica, cuantifica
ley. la relac'iófi de la quoddidad con las diferentes causas de muerte es más y califica al Quod .. Pero inversamente el pesirnismó resigrtádo,_qüoddificando
bien la relación de la forma meuempírica con los contenidos empíricos. Nues- al quid y al quarnlo, reposa a su vez sob.re una faJsa apr_~-~i;acióij del_de.Stino,
tros. poderes están-lilnitados desde dentro y a priori pof_ utia tara coI_lsti- _ sobre una confusión y sobre una simplificación :{rn.il'itefal_:- despúés .de- la
t_Ucional sin ninguna relación con los factores contingentes ·y-las--cir_cu_ris7" demasiado buena voluntad que considera 'a• la ri1uerte- com~' ~.na e'nférme--,
tanéias concretas que acortan el hecho'de la existencia. No rhórír hoy, -ni.-~e' dad y al mal con10 una desgrJ.cia, nos encontramos- ·al~Ora- <::On l; ffiala· Voh.inhid
tal o cual enfermedad, es una posibilidad limitada por difiCUltades- locales, que hace de la enferrnedad y de la fecha tnisma .~n _ciest··i~9: ,El \Tia(ne~esa~iQ
p~ovísionales y relariY3.s; pero no n1oiir nunca en general es una ·imposib_ili-= del tiempo y el mal necesario de la muerte. contrarios ap-areritemente; sün,
dad imposible al cien por cien, una imposibilidad.absoluta, desesperante e una vez n1ás, exacta111ente simétricos: en contra.Ste c6n la búena voLi..Int~d
insuperable; y nuestra iillpotencia es a esta imposibilidad lo que_ el-reverso apresurada, cuyo 1e1n::1 sería ·lo antes posible". "lo más rápidamente posible.
es al anverso, o lo que la cara subjetiva del destino es a la c3.ra objetiva ·de y ahora mismo si es posible", hay una voluntad sospechbsa, una volu~tad
ese mismo destino. De rnodo que no hay ninguna relación -rCt. E.re' Eµo{ y 'tÜ n1aquiavélica que se retrasa y pierde el tiernpo sin rnotivo por caminos
oUJC bt'c~µoí, entre aquello que depende y aquello que no depende de nosotrüs. secundarios, que es partidaria de los n1edios indirectos, y hace del medio
un fin; lejos de acortar al n15ximo el plazo de espera, lejos de reducir al
mínimo el tiempo muerto, esta voluntad malintencionada remolonea n1ás de
7. Lo incognoscible, lo ilnposible, lo incurable. lo debido, a fin ele retrasar el vencüniento del plazo; y es por tanto no tanto
una veleidad con10 una voluntad terca. o incluso una noluntad; en lugar de
La oposición entre fech_a y quoddidad nos penuite distinguir dos especies ahorrar el tietnpo inútil, ailade y \lJelve a añadir, y •repone». y·viceversa, la
completamente diferentes de resignación: una a posteriori o consecuente, y nlala voluntad abandona el co1nbate contr.1 la n1uerte antes de lo necesario;
que nunca está completamente ni definitivamente resignada. y la otra ante- se fJbrica ella tnis1na el destiDo pero-ya no---(,J_:_:irganc_lo inútilm_ente)os plalOS
cedente o a priori. Ll resignación después, la resignación que tiene lugar post y haciendo huelg::i ele celo, sino por el contrario porque renuncia de111asiado
renz, es una resignación inscruida por las ocasiones y las enseilanzas de la pronto, porque tiene de111asiada prisa por fijar los límites de su poder y
experiencia: saber a qué es a lo que hay que resignarse, a qué cosas, a qué capirular. Evidente1nenre. podemos i111af:_7Ínar grJ.dos en la resignación culpable,
n1~lles, hasta qué punto. es una cuestión que depende <le la estadística y se~ún el m01nento del tien1po escogido por la volunrad dimisionaria par:1
que puede tener, según b. época y según las técnicas consiJeraJas. nül res- detener la lucha y derenninar el ejercicío de su.~ po<leres: bien ininediatarnen-
puestas diferentes: no se puede responder en general. pues la situación po- te y desde el principio. o bien a n1itad de ca1Tlino. o un poco antes de llegar
Jría cambiar la sen1ana próximJ: más que de una re:;ignación auténtica, se al fatídil'O u111br:11. poco antes del últin10 línlire de lo in1posible; pero en
trata en este caso de una serie de renunciarnientos negativos que circunscri- todos los casos la n1ala voluntad. con10 en las capirulaciones de 1940, renuncia
ben indirect1mente la silueta de un destino continuarnente deforma<lo y de1nasiado pronto. clen1asi:1do cotnpletarnenre. y con demasiadas prisas: no
limitado. -Entre la resignación a priori' y la resignación J posteriori, la relación se preocupa de1nasiado por agotar su poder y decide que y:i. tiene bastante:
es la misma que entre un escepticisn10 sistemitico y un:i duda incoa<la por con10 el dog1natisn10, que renunciando a proseguir por el camino de la
los fracasos y las decepciones; resignada por adelantJdo y por principio, la dialéctica, liquida las cuenras y decreta autoritariamente: ci.váyKT) ITTTívcn; a
resignación solícita no saca las consecuencias de un frJ.caso que quizá nunca falta de un i-1npulso suficiente para querer a fondo, para querer apasiona~
ha sufrido: sería más exacto decir que preceJe ;.il posible fracaso y que, si- Ja1nente y con toda el ahna, a falt:1 de una voluntad sincera y seria, esta vo-
tuado frente al destino, el resignado dimite y renuncia a sus eventuales luntad abúlica se para arbirrariarnente en el camino, se para cu:1.nJo todavía
poderes. - Resignarse a la mortalidad de la muerte, ¿es acaso una renuncia? tiene fuerzas para continuar. ¡dej:i de querer cuando todavía podría -poder!
El hombre que rehuye el combare contra la monaHtl:ld mientras lucha palmo AhorJ. bien pocln-a poder ¡únicamente si lo quisiese! No hay dentro de nuestro
a palmo contra la n1uerte ¿abdica de uno solo de sus poderes? Distinguir por poder ninguna indicación sobre e~ límire a panir de! cual la 1nedida sería

164
desmesur:id:.t y el uso abuso; nada señala el Uinbral m:ís allá del cual comen- realidad, y s_i verdadera~ente lo incognoscible es aquello que no puede ser
z::iría el sacrilegio: no es el poder miscno el que nos dice que n_os detenga- conocido, aquello que es a priori imposible conocer, debemos convenir que
rnos, o ei que in1pliL-J. el crüerio de su punto n1i.;,:imo. iEl \·erdadero sacrilegio, este incognoscible no es nada Jetermina<lo, pero que es de naturaleza en
~n estos asun[OS, serí:i m:J.s bien no us:Jr hasta ::iLJ agot..'lrnien[o fin:i.l los pode- cierto modo pneumática: si cualquier cosa determina<la es cognoscible a
res que nos han si<lo d:J.dos~ Pero el supersticioso piensa de otro modo .. cori:o o largo plazo, to incognoscible deberá ser de una clase distinta a la de
Con :iyudJ. de la pereza, de la con1placencia y tal vez del cansancio. la esa cosa. Esa clase-distinta ¿no constituye acaso el rnisterio mismo de la
vólUnt:id dcticitaria invoc::i p:ir::t !:is necesidades de la c:ius:i un destino que quod<li<lad? - De la misma manera lo imposible - se sobrentiende aquello
no es rn:is que un sirnple pretexto justificativo; encuentr:i cómodo asign::ir que no pued~ y no podr5. nunca ser de ninguna manera re::i.lizado por el
un iín1ire ne ua.n·etur a su esfuerzo: 2sí serán perdonadas por adelantado hombre - se reduce lo más a menudo a una segunda-voluntad clandestina,
tod::is ]:JS din1isiones y todas las deserciones; la 1,rolunt:i.d <lerrotist::i. traza entre a la subvoluntad del fracaso. Lo ünposible es una n1ala volunt::i.d disfrazada
lo posible y lo irnpo.sib!e una línea de den1Jrcación infr::i.nque:ible: detiene de destino. De hecho. el hombre intrépido supera las imposibilidades físicas,
ft:pcntin::J.rnente la progresíón de su esfuerzo en un inst:i.nte d:i.do. y. por sobrepasa la velocid3d del soni<lo, escapa a la fuerza de la gravedad, viola el
ejemplo. fija supersiicios:unente tal o cual núrnero, tJ.l o cual c::i.nti<lad ::i.signa- espacio cósmico sin que Úios castigue al atrevido profanador; ¡l'a barrera
ble, una cieri::i cifrJ. deternüna<la que será el u1nbral fatídico de lo imposible del soni<lo no era por tanto una barrera sagrada, el espacio cósmico no era ·
y que no se podrá sobrepasar... ¡bajo pena de mueri:e! .,.\hora bien, J::i. finitu<l por tanto inviolable~ Dios no ve sin <lud::t ningún inconveniente a que pon-
no irnpone :.l nuestros poderes ningún :i.!cJnce definitivo. no encierra nuestrJ. ga1nos el pie en 1:1 luna ... ¡si es que podernos hacerlo[ - ¡Dios tan1poco ha
libertad en ningún c::impo tr:J.Z::J.do de anternano. La decisión por l·J. cuJ! el prohibido nunca a nadie ::i.liviar el dolor supuestamente incurable--, ni prohi-
perezoso cin.1_1nsc1ibe y Jc!iinita la zona de sus poderes es graruita, se prohíbe bido a nadie curar hs enfern1edades que pueclen .:;er curadas! Incluso _ cuando
::i. .sí n1istno ir 1n:ís !ejos y busc-::i.r m:ís all:í, arroja para siempre 3 [35 tiniebl::ts debemos resignarnos provisionalmente, no es necesario proclamarlo ni
ext~riorc.s 1:.i tü:rr:i ignota de lo in1posib!e y de lo incurable. El hornhre tendrj sentirse derrotado, pues una resignación rápidamente asumida es a priori sos-
doininio sobre el destino bC'.sta ta! o cual \·elociciad récord, tJ.! o cual distan- pechosa. En determinados casos, la no asistencia ::i. un enfermo en peligro
cia límüe. t::il o cu:J.i ecbd insuperable ... LJ. responsabilid:id juríJica es quizis de rnuerte ¿no es intencionadamente un asesinato? La .. eutanasia· sólo es un
respons:.tble hasta un cierto punto: pero el deber y e! amor no reconocen caso de conciencia para los derrotistJ.S que buscan pretextos y para h.s deon-
ningún lí1nite. ningun:i ine<lida. El hornbre agradecido infinitamente y h:.i.sta tologías ::il servicio de esos derrotistas. Según los hon1bres de la Ed:J.d Me-
et últin10 suspíro prefiere decir 1:1 hora. 'i el número: ¡hJsta ::J.quí únican1ente, dia, er:J. un sacrilegio intentar cur::i.r l:1s enfermedades sagradas y los sufri-
bacte111L\, y no 01:ís :.tili! La volunt:1<l que siente deseos de c:ipitub.r decreta n1ientos virtualrnente enviados por Dios; y los modernos, que no admiten
que c:l desrino co1nienza :.i.quí. que a p:1rtir de :iquí es inútil luch~1r. protest:ir ni sufrin1ientos sagr:tdos, ni enfermedades intocables, ni enfermos malditos,
o rebe-Ltrsc·. Decide Jesespcr:.irse y procl:iin:ir :i \·oz e-n grito que no h:iy los 1no<lernos, que no respetan ningún tabú. sanan la lepra y la epilepsia y
s:J!id~1. ¿Cón10 lo s:.ibe e!l:i, b. rnal:.i \'Olunt:i<l. \:.l débil \·olunta<l? 1~Quíén se lo curan los n-i.:iles incur:i.hles - y el fuego <lel cielo no desciende para fultni-
ha dicho~ ¿~~1be ella n1ejor que Dios si un 111:11 es cur:i.bie o incur:1ble'? Lo n:irlos y c~1stig;irlos por su presunción. - Con ma~y'or r:.izón la injusticia social,
incognoscible, lo in1posible, lo incurable, el m:i.l soci:.il. la falt::i. 1nor..il. estJ.s siendo como es de origen humano, no puede ser considerada co1no un
son _ c·n creciente hipocresía, l::i.s cinco grandes 1nala;:-; r:izones Je 1:1 rnal::i. destino: de Descartes 1 Nlarx y los pens::i.<lores revolucionarios de hoy en
voh.JnUd. las clr1co eXLU'l~L'\ c.id:i \·ez ¡nenas convincentes Je nuestro incorregible día. la ver<l;.ider:1 filosofía ha si<lo ,..;ieinpre, en esta rnateria, una filosofí3 <lel
in:tqui:.i\·elistno. Pero J.nte todo, ¿cón10 s~tber si lo incognoscible Je hoy no no-consentirniento: invocado para ju.stific:ir el estado Je hecho existente, el
es sencili.J.111ente Jesconoci<lo de hecho? El día en que lo <lesconoci<lo sea destino es u-na invención human:i para uso y disfrute <le rnisoneíst:.:1.s y
finalniente conocido. coinpren<leremos inmedi:.H::i.1nente, es <lecir. a poste- e.-xplot::i.dores; el destino es un pretexto confesable de nuestra inconfesable
riori y J foniori :.i L1 vez. que !o incogno:scih!e er:i perfectamente cognos- compl:1cencia. - El 1nal soci:il es a la vez sufrin1iento en los efectos que
cible. C:.idJ. é:poc:J est:i :i.sl rentada a sacrificar por J.de!:int:1<lo. rne<li:inte un ocasiona. y t"ilta moral en lJ. intención que lo inspira. Con.si<lerar la fu/ta n1is-
<lecreto :.irbirrario, sus momenci.ne:is lgnor.mci:J.S: proclanl:.tmos prem::i.rur::i.men- ma como un destino no es únicamente el colmo de lo imperdonable, es mala
te. hast:i el <lía en que !a cxperienci:1 nos !o desmienta. que lo que ignora- vo\unta<l en esta<lo puro; hace un momento la mala voluntad previsora
tnos no poJria en ningún caso ni en ningún n1on1enro ser conocido. En exageraha una dificultad en parte preexistente. y ::i.hor::i. cre:i Je la nada un

i(¡(J
- obstáculo absolutamente -inexistente; la mala voluntad necesitaba el obs- destino que e_! -malintencionado se fabrica con sus propias manos y que
táciJlo agran-d<i.-ndoio expre~amente para las necesidades de la _causa, porque _'stiprime:toda r~.5ponsabilidad ·al suprinúr los posibles y los futuros contingen-
la mala voiuntad~s'e: considera a ·sí n1isma malévola. CuandÜ se tri.ta de lá tes. - El únicO,;'destino realniertte -inex--orable del que' se-pl.Jede-hablar J:tjlií
lucha contra -el. cánCer,- ·querer no es inmediatamente ni instantáneamente es aquel que se:crea en el interior mismo del querer por el 1nero hechb de
--poder: la monalic±ad y la rriórbilidad están precisan1ente para explicar la len- haber· C¡uerido?·ESt2: necesidad inmanente es tan inmanente como el principi·o
titud dem;:i,siado ieal y la relatividad de cLialquier victoria. Pero ahora se trata de identidad: pues no se puede'- a J::i_ vez haber hecho y no haber hecho. Uii:a:-'- _.-
.- de la inte.i,·ú::ión. Ahora n6·v.iene al caso decir: ¡lo Imposible no es ético~ vez que la casi:est:í -hecha-, haberla-hecho-de-otro-mod_o deberá inscdb_i.Lse_ ,.
·. Ert un dominiO donde,_queteres -poder, en el que el poder coexiste con un· en otro_contex~ó;-·es decir, en la historia de una persona distinra.·.. La ilnp~s.ibill:~_ ·1·.:-:
querer él mismo infinito, ell el- que la voluntad puede todo lo que quiere,. dad no_ ya de,pü.der hacer de modo distinto CPues el futuro de nuestra_s ~d'é-ci..:.:--·­
en.el que la libertad es, por definición, autocrática y todopoderosa, la mala Siones- es- cOntirigente), sino de no haber h_echo aquello que sin émbaígd,-Se;:-:::.-~-." ·
voluntad no teme contradeci;rse alegando la imposibilidad de querer lo con- ha hecho librelnente, esta irnposibilidad. tan inflexible al lnomento, .ho e~
tr;irio de lo que_ quiere; l:i: mcila voluntad alega no se sabe qué fatalidad de propiamente hablando _una imposibilidad materi3.l, ni se deriva d.e~un o_bstitlii6'
la mentira, como· si- ta_ nlentiia no dependiera con1pletan1e:nte de nuestra libre adventicio: es m.ás bien inherente al ejercicio de niJescro poder, ejerciciO.-qU~
Voluntad; la mala voluntad declara: siempre habr~l guerras, y olvida que las siempre es Llll acontecimiento histórico; mejor aún. es nuestra libertad mis.fáa_;
guerras no son, co1no-los terren1otos y las erupciones volcánicas, cataclis- considerada al revés; es la in1potencia a priori de nuestrd potencia de criatu-
n1os en sí a los que el hombre, ,-íctitna impotente o espectador consternado, ras y l:i negatividad de toda positiYidad. ¿Por qué se llama alternativil J.
tendría que resignarse con lágrin1as en los ojos; la guerra es un mal que los esta impalpable maldición, a esta forma sutilísima de .la finitud? Hablando
,_hombres infligen libre1nente a otros hombres ... LTna erupción volcánica no de_ la irreversibiiid:id del tien1po, decíamos más o menos esto: la volu11t_ad
es un escándalo: pero la guerra, plaga esencialn1ente hu1nana, sí es un escán- puede deshacer aquello que h;i hecho, pero no puede deshacer el hecho de
dalo; pecado libre1nente co1netido por el mentiroso. la mentira es el tipo que ha hecho; aquello que esrá hecho no est:í nunca hecho. pero el hecho
mismo de mal hecho de encargo. L1 resignación a la falta no es por tanto úni- de haber hecho, fecisse, es indefectible. La volunt::i_d moral es omnipotente
camente una falta rnás: la resignctción a un n1al que sólo existe porque la en la medida en que puede todo lo que quiere. en que todo lo querido,
mala voluntad lo ha querido es el nial mismo; o 1nás sirnple todivía: resignarse infinitamente, -está e11 !3s pc.sibilid:!deS----de su poder: en carnb!0~ !2 ornnipore.n-
a la mala voluntad es ya _mala voluntad: la resignación a la 1n:i.la voluntad es cía se revela miserablemence- in1potente en Llnto en cuanto no puede nada
ella misma una mala voluntad: es m::ís, es la 1n:ila ,·o!untad a secas, esa n1ala contra la efectivid::i_d de su propio haber-hecho. Este medio poder la hace
voluntad solícita que es la prin1era intención. que in\·enta n1alas razones y sen1ejante al aprendiz de brujo. trágic:imente sobrepasado y arrastrado por
por la que empieza todo. ¡No es ex::Igerado por tanto decir que la per1-nisi- las fuerzas que desencadena y que .-;orneten su voluntad. ¡I·Iaber querido_ una
uidall de la falta agrava la próxin1a co1nisió1I. del 1nis1no 111odo que la Yez. t·o/uisse. sin poder nunc~1 "desquerer". tJ.l es !a única quoddid3.d de un
pren1edit:ición agrava el crin1en! ¡Ll pen11i.sividad nli.srna es la con1isión mis1na, querer casi tcxlopcxleroso! De hecho. el querer no es strü.:to senszt tcxlopcxleroso:
la prünera y originaria con1isión'. ipsa conunL,·sfu. ·y i::-s tan grave. desde el pero eso no le corresponde decirlo al agente, al n1enos mientras acrúa. al
punto de vista de b. c--ualidad intencional, como el pecJ.do propiamente dicho. n1enos cuando habla de su propia 1cción: de eso tienen que encargarse ter-
Del misrno n1odo que- L1 compl:1cencia en la tentación es y::I una tentación ceros, o bien los testigo.-; del acto. El agente que hace suya ia óptica del filó-
y preludia nuestra caída. así la resignación hipócrita ~11 pecado e.s una n1ale- sofo y bron1ea con su propia siruación puede estar tentado en efecto de ail.:1-
\·olencia córnplice disfrazada de n1osquica n1uerra y que se hace la SJ.nta. dir lo dispensable a lo indispensable y de pecar por con1placencia ... Por
¿Córno resignarse a un mal inexistence que sólo cornienza a existir por efecto n1ucho que tomemos conciencia de la distinción que existe entre la desgracia
de la resign::Ición misma? Este círculo vicioso de- la rnala fe es el sofisma y el rnal de esa desgracia. ¿no est:treinos corriendo el riesgo de c3.pitul::i_r pre-
111J.quiavélico por excelencia. Pero l:i n1::i_!ici:i esrj cnjs clara que el agua: pues rnaturamence? La inocencia e::-; la condición que pennite a la buena vo!unt::i_J
sólo eng::Iña a quien. p::Ir:.l disculparse por adelantado de la mentira, finge poder lo in1posible.
estar obligado a ella; alegando su impotencia, no hace n1J.s que demostrar su La falsa pnJdencia que rr:ita a la enfermedad curable como sólo debe tr.ltar-
malevolencia. El verdadero argumento perezoso, arp,os logos, co1no decían se a la muerte inevirable y se con1port::i_ con la fecha como sólo debe compor-
los i\llegiricos, es este: süv'e para íustific1r la resignación quietbta a un seuc!_o- tarse uno con la quoddidad y L1 n1un~tlidad. e.'Jt:l prudencia resignad:l Je.'.-lcans:i

\()')
no ya sobre una sophia viva, sino sobre un soj/snza. El ·sofisma substancialista la condición humana es a la vez dura y muelÍe: dura como un destino, muelle
(pues es d~ é! de quien se trata) ¿no es 3.CJSO una Sophia congelada? El como la suerte; y por tan[O rnaleable. Tante:J.rríos los contornos de nuestra
subst:tnci:liismo tiene m:\s fe en !:J. substJncia irunu[able del Esse que en el finitud p:.ira encontrar sus puntos débiles y penetramos ilimitadamente en un
din~unisn10 infinito del Posse. El substanc!alismo, desdeñando el poder-hacer, destino que nunca está completamente nihilizado. Por esta razón la geronto-
considcrJ. :i.I hombre corno :Jlgo estático cuyos contomos están traz:.idos por logía progresa sin cesar, mientras que la tanatología es completamente esta-
!a frontcr::i definitiva de lJ. necesídad y se enc1rga de fijar para siempre los· cionaria: la duración media de la vida humana se prolonga indefinidamente,
línlÍ[t::.'l y el :1lc:ince de b. ::icción hun1ana. En esto el substar.cialismo es el autén- y a pesar de todo el hombre, ·cada vez n1ejor pertrechado contra la enferme-
tico nihi!i.sn10, y !a re...;;ígnación 3. l:i que nos ínvita es l:i aut¿.ntica desespera- dad, sigue siendo impotente contra la rnuerte. Y viceversa: continuamente la
ción. Reific:i• !a libertad y no reconoce por eso r11isn10 b. verd:J.d de lo huma- invencible quoddidad de la muerte, continuamente la inexterminable morta-
no: pues Lt persona hum:inJ. no tiene ni fonn:i determinada ni naturaleza en lidad desalienta la esperanza, y continuamente los progresos de nuestras
acro: el hon1brc es por entero no yJ. ser, sino h:lcer-ser y poder-hacer, centro técnicas despiertan la esperanza adormecida: la resignación mantiene conti-
di.: (Od:1 acción y liberI:id de J.C[uar. posición in.tüm1e de fom1as continuamente nuamente a la esperanza en los lín1ites del destino, pero la esper:lf1Za, vol-
c!cfonn~1cL1;-;. 1..:1 opención hurn:ina bril!:i en el espacio y tiene como dimen- a
viendo abrir incansabie111ente la brecha. hace estallJ.r la resignación y devuel-
sión natur:.il el tien1po, que es el curso vü:J.l de (oda :i.venrura: a cada instante ve un porvenir al hombre asediado. El cobarde se desespera antes de tiempo,
in::ic:1baJo. Li person::i es un aCin-no que no cesa de sobrevenir y cuy3. voca- pues tiene demasiado rniedo al futuro del que espera de1nasiado. Esta deci-
ción se re:iliza sie1npre en fu¡uro. El irnpubo de nuestro poder nos en1puja sión Je dej:1r inexplorJ.d:.is las posibilidades y las oportunidades de la fururición
sie1T1pre má'i :il15., continuamente 1nis alli y mis lejos ... ¡Pues aquel que apenas es un auténtico crimen: es e[ :isesinato del tien1po. Es la desesperación de la
e::>, puede ili111itadan1ente!, pues aquel que es casi inexistente rechaza ilirnita- esperanza ... Y así pasamos indefinidamente de la esperanza resuelt:J. a la de-
dan1i:nte los línütes del destino. ,·\bsoluto en cuanto a l:i fecha. ese poder estí cepción resignad:.i y de la resignación a la loc::i esperanza; y llega incluso a
por otra p:irre larnentJ.ble1nente desam1ado en cu::i.nto J. los hechos. Cualquier suceder que los dos térrninos conCTadictorios, en lugar de alternarse prolong:indo
lírnite puede ser sobrepasado sin s:icrilegio, pero el hecho-del-lünite-en-gene1J.l el vaivén del espíritu, coinciden en un rnis1no sentimiento ambivalente. Así es
es Insuperable: pues ese hecho del !írnite no es ni m:ís ni n1enos que nuestr::i lJ. an1bivalencia que se desprende de l::i ambigüedad, y así el equívoco inter-
finitud .. Así es con10 lo.s fenón1enos del uni\·erso son -:i.bsolutamen[e expli- no que m:i.ntiene la entreaberturJ. de nuestro devenir. Los mañanas gloriosos
c:1blcs~ pcro el unive~o con10 toc1lidad y los ponnenores del ser en general que nos anuncia el héroe de la Resistencia, el canto a la alegría del futuro del
pennJ.necen ocukos. ¿P:Jr:i qu¿? ,('{desde L-UJndo? ¿'{por qué :J.lgo mejor que que habla Bergson al fin:.il de su reseña sobre R:.ivaisson se refieren a la única
n:1dJ? Est:Js pregunt:is metafí::;icJ.s no sirven n1:t.s. según Schopenh:.iuer. esperanza quidditativa. Gabriel Pérí 1nuere por un futuro nzejor, pero no nos
que p:1ra poner :il desnudo el absurdo de la exisre-ncia. Por nuestra parte di- h:J. prornetido. co1no pron1etÍ:J. el :íngel del Apocalipsis, que l:.i tempor:.ilidad
rL·111us: el hoinbre e:;r:i J. l:.i \"ez fuer:i y dentro de 1:1 1nue11e: e::;(;Í fuer:i por l:.i Jel tie1npo serí:J. Jespleg:1d~l. con.sun1aJa. cun1pliJa, y que [a 1nort::didad de la
concienci;t tr.inscendenre que tiene de elb. '.>' estj dentro en cu:J.nto que el ser n1uen:e serí:1 tr:1nscendida. Ll distinción entre el c¡uod y el quid explica así esta
ren.s:inte es t:I n1i.sn10 un ser rnon::.il: el pens~unienro de !a 1nuerte se J.poya inezcla ch:: optünis1110 y Je pesin1is1110. :i la que el órgano-obstáculo Je! tie1npo
sobre !:1 enfern1eJ:id y ei sufrin1iento, sobre el díJ. y l:i. hor;i: pero l:i mortali- daha todo su sentido: nuestro elástico destino ju~rific::i a la vez la decepción
d:1J dl'."I ser pens:1nte :1ix1rcJ. de la c:i.bez:i :.i. !os pies :1 este ser pensante que y la an1bici6n insensata. la resignación del pn.tdente y la ambición loccunente
no uhst:1nte b tr:i.n.::;cien<le. E! pensamiento pren:dc., :1 b n1uene. pero el :.i prio- ra:::onoh!e del tnédico. del técnico. y del ingeniero.
ri de !:.t 1nuen:e pre\·ien~ cu:J.!quier pensainienro. Incluso la resign:J.ción :.l 1:.i
nnicrtc es y:1 un:.i lnici:Itiv::.t esponúne:J. y un:1 n1:iner::i. de ton1:i.r la delantera al
dcstino. ¡A pes:.ir de todo, el resign:.ido tendri que morir! De modo que S. La terminacíón y el comienzo.

Sólo nos queda por habb.r aquí de la terminación, terminación que decide
• Nn/iúi<.·11,,1. de rt'3 ~ C<.N y fier.,, f'u.cc:r. L.J .icción o ekctu de: con,·en:r :.J!go en cos:.1 \ferrarer.
!. U1~·0011t1n11 ,ie Filos¡¡jfrt. :\\:iJriJ. :\]i:toz~ EJitor1;1l. ! ')7\). Cr'. <.Jra11 Luro11se de h1 Lt1n_r..;;11e Fra111,:ai-
por sí sola 13. :ipertura o el cierre. El devenir es esencialmente futurición: es
-'<'\ Hcmo~ pre!°<.:ndn d !t'.-rmino culto re1ji"nu:u!n :1! 1rni~ fre~·ue1H<.'.' en llllt;""tf;J li1c-r:1tura filo~ófic:1 co- un devenir :il Jerecho, es decir, c::ir::i hacia el futuro, el porvenir indica el
qji, d< 11;11. de .lll~ilo~u ~1!.;rul1L:1dn Sl'ntido de 1:1 1narcha, y ese- sentido es en principio orientación y <lirección,

l71
voc"ación y finalidad. la conclusión, desgraciadarriente, irnporta más que el tanto absurda. En cualquier caso la existencia de alguien, por más que no
comienzo, puesto que tiene la última palabra; asimismo, cuando un hombre haya comenzado nunca, est:í irre1nediablemente cerrada desde el momento
ha desaparecido, se suelen recordar 1n5.s sus últin1Cis- días que sus primeros ... en que un día deberi terminarse: ¡pGr muy-·sernpit-er-no~qi--.Je sea, .este ser no-
¡La puerta cerrada es lo que nos impide, ya no volVer al pasado, sino seguir engendrado, pero corruptible, es-un ser condenado! Acabar o no acabar, he
adelante! La vida, por más que haya-tenido un comienzo, y estar limitada en aquí lo único que importa. - La: vida vivida-, entreabierta al porvenir por la
ese comienzo por el día del nacimiento, sigue· estandó entreab-ierta, desde incertidumbre de la hora, está desde' otros' puntos: de vista cerrada por los
el nlornento en que la fecha del firial no está determiriada;: el ffiis delgado dos lados: por el lado de la:Jermínación, está cerradá ·por· ¡_a certeza del Quod;
hilo de la esperanza, la menor escapatoria baSt'ari Pata aire-dr Un·a---existencia por el lado delcomienzo, está cerrada bajo doble llave pafia fecha del na-
qüe no ha existido siempi-e, y reconstrufr para ella Ta inmensidad del- futllrü. cimiento. Determinada en su comienzo y parcialmente-iridetern1inada en su
- Con mayor razón todavía: si, estando el cbniÍénib dete'ITrtinado,· la lé:rniina:.: terminación, la duración vivida es aspirada hacia -el-~futUr'o cümo Si fuera una
ción estuviera indeterminada no sólo ·en cuiiritü a sli' "fecha:; sino incluso en bocanada de.aire. La disimetría entre el, nacimiento y la' mue11e es lo que e.-..¡:-
su quoddidad, la vida estaría mis que entreabierta~ ·estaríi abierta -de par plica la orientación intencional v- vectoH'.al de nuestra vida. Si, siendo como
en par; tal es, por contraste con la eter'nidaii pura y simple, et c:iso de la es el devenir irreversible, la pu~rta de, salida estuviera herméticamente ce-
i111nortalidad, es decir, el caso de un ·ser que con1ienza un día -a existir; pero rrada del n1ismo· modo que el umbral del camino está determinado, el viajero
que, una vez nacido. continúa siendo indefinidamente; que n.1vo ~n el pasado de l::i vid:i vendría a chocar contr.a esta. puerta: tal es la puena cerrada del des-
un comienzo, pero que a continuación no -dejará ya de vivir; este género de tino que Leonidas Andreiev describe al principio de Anatheina: la existencia
abertura no es la abertur::i de· un ser completamente eterno, es decir, eterno, sin esperanza se acurruca entre estos paréntesis. Si, estando como está el
en cierto modo, por los dos fados y por lo dos l!:f.:tremos-(a parte ante y a parle comienzo determinado, una promesa cualquiera de supervivencia ?-bre la
post), o más bien eterno pura y siffiplen1ente (la eternidad sin co1nienzo ni puerta de par en par y transforma la cesación en continuación, entonces
fin no tiene ~e:xtre111os~, a no ser por referencia al tiempo): no, esta abertura el vivo, atrapado por su inmenso porvenir, se precipita por esa puerta y
es la "abe11ura de un ser «relativamente eterno· o eterno "ª medi::is~ (si es que abandona este mundo batiendo las grandes alas de la esperanza. En fin, si
esto puede decirse), la abertura de un ser que ha cfevenido eterno... ¡desde la vida, ligada unilateraln1ente al punto fijo de la fecha de nacimiento, y
el día de su naciiniento! Semejante esperanz:i est:í hecha a la 1nedida de ese mortal por el otro e:xi:remo, se_ mantiene .entreabiert-?- grac;_las a l;i contingepcia
ser natural y sobrenatural a la vez, de ese senüdiós, de ese ser intermedio, de la hora suprema, si por tantO la vida sólo es libre ·a medias, entonces la
en una palabra, que es el ser hu1nano: un ser relatiuan1en~e absoluto, y en renovación indefinida de nuestros proyectos es posible, aunque la solución
Jhsoluto absohn~imente absolüto, debía en efecto esperarse un destino en final siga siendo, desgr..tciadamente, la misma: la hora incerta mantiene en
:J.bsoluto eterna1nente eterno. sino temporahnente eterno o ten1poralrnente los 1nás decrépitos una corriente de aire que les permite respirar. .. La fecha
inrt'n1poral, un destino a n1edias eterno. Sin en1b:.Irgo, a medida que los dL' nacin1ic-nto es efectivan1ente en tcxlo n1on1ento lo que la fecha de defunción
nlilenios suceden a los tnilenios. la inn1orta!idad tiende :.i confun<lirse con la ser:í una \T:Z pasad;i y de tnanera póstuma: un nún1ero fijo expre-sado en
1...•te111i<lad: nada. en última inst:J.nci:J., distinguiií:.i l~t ete1nidad que ha con1enzado cifr..ts, con10 el nú111ero del docun1ento n:.icional de identidad o de !:Js fichas
de la eternid:id que no ha co111enzado nunca: pues un infinito no es ni rn5.s antropon1étricas de la ad1ninistración; el origen en cierto n1odo predestina,
gc1nde ni 1nás pequeño que otro infinito: sino-que todos los infinitos se puesto que detennina, por su 1nis1no ::idvenimiento, el punto n:Jtal y el insr.ante
igualan los unos ~1 los otros en un;_i 1nis1na infinitud. La inn1orralidad realizaría inicial de tod:i existen-cía: el nacirniento es exacta y puntu:ihnente localiza-
'.l:->Í la vocación del eterno-n~tcido, es decir, de una c1iatur:l que es hun1ana hle. tanto en el lugar con10 en la fech:.i, es decir, según las Jos coordenadas
en su con1ienzo y divina por su apertur.i infinita., - El caso contrario, que de espacio y tiempo; en tod:.l la historia del género humano y en todo el
podría1nos llan1ar sen1piternic!acf. no demuestra 1nenos el carácter decisivo universo, un:.i sola mónada, sola en su unicidad individual y en su haecceidad,
d1...· la sin1plc tern1inación: sernidivino con10 lo in1nortaL pero por el otro h:J. co1nenzado a ser hic et 1utnc; un único curso-vital ha sido inaugur:J.do tal
l'Xtre1no, lo sempiterno es el ser intnemori:.d que. habiendo exisrido dL1 y a tal hora, es en e!:>ta c:isa y en esta cuna: ¡es por tanto :J.quí y ahora,
hipotétic:imente siempre, cesaría de ser súbitamente, y un buen día se en este mismo instante, donde todo ha comenzado! Por su determinación
arüquilarí:i. Hipótesis pur:J.mente teórica: pues si un ser ha exiscido siempre, cronológica y topográfica, el acontecimiento natal representa el dato uní-
t:s porque sin t.lu~a est:i en general fuera Uel [iernpo: !:i nihilizaciún es por \·oco entre todos y entre todo:-> ina1novih!e de nuestro destino: efectivamente

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con ese acontccirr1iento incoacrivo nos vienen dados los handic1ps al _prin-
cipio y los ·eiemcntos del destino que gravarán l:.t conrinuación de la exis-
i{ff_¡
--· 1
-advenimiento al ser de aquel que no era todavía y la nihilización trágica de
aquel que ya era; la eternidad mióntica cambia de sentido según sea antes
o ({espués de la temporalidad óntica. El día del nacimiento, los contemporá-
¡
lenci:.t; fatalidades biológicas, t:iras anatómicas, herencia, casi todo se deci-
de y se anucia en ese minuto de la Hora ce11a. Y al revés, todo lo que es 't""..t neos piensan en el ser nuevo que surge, y no piensan en la negra noche
elpidi:ino en, nuestr:J. 1,.--ida, lo que no nos es nunca dado en principio, lo que "e"; ·1 que esta aurora ilumina, en el silencio que el primer llanto viene a romper,
tod:ivía no ::;e ha decidido. !o posib!e, en una pab.bra, gira en torno al fururo en el desierto vacío que la nueva presencia viene a poblar; cuando la apari-
de la ternünación; L1 fech;i del propio nacimiento h:.t sido siempre un ele- ¡ ción del recién llegado, del recién nacido, de la novedad anima las tinieblas
n1ento ele! estado civil. sien1pre ha formado p:ute de nuestro currículum, siem- de la inexistencia, sería una fonna de perversión pesimista, o incluso de
pre ha predestinado nuestro destino; pero sólo es retrospectivamente, y para
'' inversión, volver la ·vista atrás hacia esa inexistencia pasada, en lugar de con-
los supenrivicntes, es decir, en futuro anterior, cuando la fecha de la muerre- siderar ante todo el advenimiento de la nueva existencia. La recta conciencia
propia habr:í sell:1do n1i destino. clausurado mi futuro, cornplet:J.do rni esi:ado saluda con júbilo no a la negatividad de la descre::lción sino al !v1ás de la
civil; de rno1nento, y nlientras siga con vida el interes::tdo, la biogrJfía pro- positividad creadora; y en efecto una tristeza que n::i.ciera de la creación es
pi:i pennanece incon1plet:J.. - L1 disimetría entre el n:icimie~to y la muerte ::tlg~ literahnente contra natura, pues está dirigidJ.. en el sentido contrario y
se i:::xp!ic:J. en genc:ral por la Jisin1etría entre el p:J.sado y el futuro: hay enrre a contra corriente, es decir. según la iinposible vuelta del devenir. .. ¿El devenir,.
uno y otr~1 un:i circubción dt: aire irreYersible que es !a futurición misma: el que hace advenir el porvenir. no es acaso una futurición irre\:ersible y conti-
pasJJ.o es !o que es. o mejor aún: lo que h:J. sido. y el principio de identi- nua? Si el nacimiento fuer::i., como el destello, una aparición que desaparece,
d:1d fiia para siempre !a c::ir:1 del destino. lJ. detern1ln:1ción del pretérüo nos si el nacinüento se redujera al surgirniento de un ser nacido-muerro, justifi-
ren1iu.:: continuamcn¡~ a L.1 J.nfibología del Aún-no. Entre e! p:lsado más caría a la vez el optirnismo y el pesin1isn10 según se considerase el anverso
pas::ido v el futuro n1is tl.1ruro,'-El.~OiSíiil'é:'tií:iCSpOr~ total: pues lo n1ismo o el reverso ... Pero el riacüniento es un instante que inicia un intervalo, ¡un
--C¡Ue ~~-!~~lJ-_e__es.__cl__tUrur_o-1u~s_extfS'.fllº.Y. . ~.1._p_q_0-_.'..enir siemQ!:~Qor venir y el con1ienzo que inaugura un~1 continuación de algunos decenios! La nivela-
~.\.ún-no (1Vondurn) (__-:__ontjn1,_1:lTJlfJ}!S_~11-~pendido ante nosotro~, _a_sí también ción sigue a la aparición, en lugar de preceder a b_ desaparición-... De hecho,
cl~0~1_cirnfeñtQe~~¿l n1is extre!nO__ pretérir9:)-_·_~_~1iS~~~g~?~_p~_s~do de nues- el coniienzo no es tan tcigicameote anfibológico como el final: la muerte,
-tra vici::l; la n1uerte-Q!_~pj_a__(l~_Qll.le.I_'[_~Qe_iiJguien__p..1.ra ese mismo alguien) es en el último mon1ento. enuncia l::t forma de la vida, pero debe negar esa
_el_[uf-uió-·que 011rl"c~cri__p_;.is:ido, exce to para los supen..·ivientes, y n1 s1- vida para poder enunci:ir su forma: dice sí y no a la vez. El nacimiento, por
quier.i presente excepro par:~l los testigos: el temor de la muerre. ¿no es - el contrario, dice dos veces sí: prirnero afinna, y después confirma lo que
e1 temor de queeSel'úrufo:-heCfiO páraPermanecer etern:imenre futuro. nos afirma: enunci~i. por tanto 1~1 1·ida por partida doble. primero porque, como la
sc:1 un día actualizado? E inver:>an1enre. el nacin1iento-propio (el inío p:.!ra niuerte. es el límite detern1iriante. y después porque hace ser al ser, en lugar
nü, el tuyo parJ. rl) e.:; e! pasaJo que no h:.t siclo nunc:i presente. ni :1 fortiori de e::;tr::J.ngularlo. e in~1ugura un~l continuidad viable. El cornienzo dice sL al
fururo .. salvo pai-:1 nuL"~tros p:Jdres: e.-;e ya 11u11ccz nuís :Lnterior a roda re- decir sí :.t .'-'U prin1er sí ... pero es unJ fech:1 fija. L~1 n1uerte clice sí, al decir no.
cuerdo no h:.ibr:í ::;ido nunc.l rnis que p:i.':i~tc!o e irren1c<li~1b!emente prescrito. pero su hora es indetenninada. De fonna inmedi~ua y en el lenguaje de los
T:d vez podría decirse que el n:J.cjrrlienro es :1 b etemicLd orenatJ.l lo q11e !a ~ conceptos. el co1nienzo y el fin fonnan una pareja con ambas partes del pre-
__ _!!.ll,.!tite___;,Ll~L~te r_0_~s!.~'.~_t:_~~~-l~~al: en '.re__ l~__f!~~sl~~ .i cin:_Jen~~ rL1 ! ~.J-~i:!.!R~~_::~:::·-:__:lel sente con10 los ohjetos en el espacio: y sólo retrospectiva1nente el nacimiento
no-ser Jnterior :J.! .:;erJ_pues el ser no síen1pre h:1 sido i v la n~1da eterna y la n1u~rtr..:. rodeados cada uno por su nada, ::;e convienen en simétricos
-·~ut:_:r-no~·;er ulterior 1 put.::S el ser .no__;;~ri_siem.µr~)Jiabr;i e.ntonces, ·err-tr>S'1t-,,c--- co1no derecha ~ izquierda: b irre1·ersible continuación, la irreductible sucesión,
sentido, Uf!:.l__e?pecie de sii~e~b_ __ y- sin embargo nacimiento y m~~~~~W la imprevisible futurición son trazaJ::i.s entonces corno un:.i línea recta·en un
[~·jo.:> de ser dos rni~r~riÓ:-; gernelos: ~~~~_se tr~ue de! comienzo o del fin._E__ encerado, o 1nejor aún coo10 una novela de ta que se conoce por adelantado
inver::;ión de !:is reb_cjon!~s c:n.tre-nD~seLl.o.Clllilii.LW.d.Q~es para empe- el desenla.ce. Pero la vidJ no es e:-;~1 novel-a leída y releída tnil veces; !a vida
z:ir. ~s el ser el que ::;ucede al no-ser v. par.i terminar. ~1 no-ser el que sucede no está grab:.idJ. en un Jisca con10 si fuera una sonata de la que sabemos
al ser: del instante inící:J.l al insi:ante último, de l:J. :.1.lf:J. a !a omega. el orden y de mernoria de la prin1era J la últirna nora. ¡La vida-propia es un libro que
el sentido de !a rnuración s~ invierten de arriba ahaio y. literalmente. por cada cual respectiva1nente lee sien1pre por primera vez! Vivido en el instante
cornpleto: no, no hay ningun:.1. hun1ulogla. ninguna z:quivalencia entre el y 1nientras transcurre el rni.sn10. el de\:enir en el rnon1ento de devenir conserva

17"i
·es.e_ aspecto inigu_alable y aventu_i:-erQ:_g_l,,l~ __ fi_ene en la hora incierta. Con su CAPÍTULO IV
mortalidad_ineluctable y su muerte indefinidamente aplazada,_apresado entre EL ENVEJECIMIENTO
su frontera natal, que es definitiYa, y su frontera letal, que_ es elástica y
-fluctuante, el tiempo entreabierto· de nuestra vida ¿no es acaso una aventura?

l. El aduenin1ie11to al ser, desm-entido por la cleclinación.

Solemos ceder a la tentación de descifrar en el envejecimiento los sínto-


mas de la mortalidad y los pródron1os de la muerte misma: para todos los
seres vivq_s. es decir, para todos los mortales, el envejecimiento es efecti-
varnente, a lo largo Je los :iños, la forma que roma en el más acá un deve-
nir inevitablen1ente lünitado por la muerte. ¿No ser.:í el envejecüniento una
especie de inuerte diluida, un instante piolongado, agrandado a las din1en-
siones del intervalo? El ralentizador denominado envejecimiento diIUiría el
instante inenarrable en un proceso crónico ... Si la n1uerte muestra una his-
toria, ¡esa historia puede contarse con toda tranquilidad! Hay sin embargo en
esta historia una especie de contr.i<licción interna que la complica, la vuel-
ve a111bigu~1 y p:ircialn1ente inasequible: la cornplica porque la contrarresta
y al rnisrno [it.:1npo la constituye; porque la afinna y b. niega a la vez. En el
c_k:\·enir \·iraL reconoce1nos L1 para<loxología del órgano-obsticulo: es un
aJ\·eninliento conrinuo al :;er, y al rnis1no tienzpo (no por ariadidura, sino al
n1is1no tie111po), es un c~1mino continuo hacia el no-ser; ¿qué digo? jSólo es
advenilniento en tanro que es ca1nino! Ni sin1ple progreso ni sirnple regre-
sión: así es el rietnpo vivido, a la vez constructivo y de>tnictívo; en él, el enra-
recirniento ininterrurnpido de los posibles viene a coinplicar el proces_o sin
fin gr.icias al cual el siempre incompleto no cesa de co1npletarse; el reflujo
co111pensa el ¡.)rogre.so, y al mismo tiempo neutraliza sus conquistas. A. tra-
vés de !o que se desh:J.ce, algo se h~lce continuamente y se rehace, y recípro-
carnente: la vida demuele a medida que reconstruye. conscruye aquello mis-
mo que dernuele: es a la vez el solar donde se edifica una obra y la escombrera
donde e:-;e edificio se desplotna b:ijo el golpe <le un f::u:d desmantelamiento;

176
1
. ,\~;~,;:~:
l:t recesión es en si rnisma el curso del proceso y_i_tal. De manera que :i.quello ·. . ·.·.·.".'. .·.·-1·.
;~~
y en cieno modo homeopática podría clescubrírse en la inmensidad del sen-
que nos reaiiza ~1 c~1<la rninuto, a cada q1i0uto nos acerca un poco ll1::ís a la Údo; en el anciano por el contrario, cuyo margen de futuro tiende a cero,
n1ucr1e ... \'o e_-: oue !a declinación sucecla a! crecin1iento co1no una segund:i. son los últilnos vestigios del sentido los que terminan por perderse en el
fase de la vida ~1,una primera: la actualización de los posibles es un adveni- océano del sin sentido. El sentido de la uida, para aquellos que se encargan
Ír1iento que es ya en sí rnisrno un:i declinación; los pródromos impercepti- de buscarlo, implica a la vez significación y dirección. ¿Cómo podría la muerte
bles de! ajan1iento, los slgnos precursores de la lejana decrepitud podrían ser expresar este sentido, ella que es la nada de nuestro ser, es decir, no-ser, la
de;;c¡fr:1dos, en principio, hasta en la prünera inL1nci::t. ¡Ironía realn1ente irri- nada de cualquier lugar, es decir, ni siquiera ::tlgun:I parre, sino ninguna parte,
soria del paso JI :lCto! Desde el prin1er latido de su corazón, el recién n:ici<lo y la nada de cualquier continuación? No, la nada no tiene sentido: la nada
ha dado ya un pa.so en dirección J la nada .. "El prirner díJ de vuestro naci- es más bien ausencia de sentido, es decir, literaln1ente no-sentido. Y e1 Ningu-
n1iento os pone en el can1ino tanto de la muene como de la vida», dice Nion- na-parte a su vez no es una dirección; sin duda es una broma 1nás bien ao:ar-

l
taignc' de ::icuer<lo con Séneca y San Agustín: "P1l111a, quae citani der:/it. hora, ga llamar movimiento a un movirniento que no va a ninguna pan:e: un n10-
carpsit... " "E! trabajo diario de nuestrJ. \·ida consiste en erigir la muerte." Bén1- ;.ín1iento semejante es niis bien un c~llninar sin ffleta. un ciego vagabunJ.eac
.lle no se expresa de otro modo.'{ antes de él San Bernardo: "Quid l'ero agi~ \·agar al azJ.r, o niejor aún unJ. inmovilidad. Lo mismo que un devenir que
1nus e_"\: qua pn·nnun incipilnus uiuere, nisi 1no11i appropinquare, et incipere rro deviene en nada es un devenir de nada: la inexistericia de meta (pues
n1orf?., Ouranre la prirnera r11iL1d de su existenci~1. el hon1bre joven que sube
Lt pendiente ascendente se ale):i de aquello :l lo que se acerca: e! ~1ctoles­
1 aniquilarse no es ninguna umeta:) nihiliza. por un efecto cbntagioso de la
negación. el movirniento misrno que se supone nos conduce; pues aquel que
cenre se parece en esto J.! ho1nbre henchido de esper:.inz::t que \·e Jespun~ de\'iene sin poder decir qué es lo que deviene . ni qué otro deviene~ no de-
t~1r :1nte sus ojos la r:icliance prima\·era; esa pri1naverJ. se aleja del in\·ierno, viene - y alguien que ya no deviene· no es nadie. Si el devenir tiene un sen-
a! que sin ernbargo el verano volveri :i acerc:1rse: pues e! solsticio est5. ya :1 rido. dicho de otro 1nodo, deviene algo, y si el deviniente deviene esto o
!J vista, el solsticio que es el J.pogeo del año y la estación en flor. el solsti- 1 aquello, es decir, relativarnente otro, no puede ser más que 1:1 inmanencia
cio más :ilLí Je! cua! comenz.'.lr5n el declinar y el acortarse de los dí:1s.2 La del intervalo intra-vital y en el interior de !a continuación finit::t, y tener lugar
vida es por t:tnto a !a vez crecin1iento y Jec1denci:i. pero la dec:tdenci;:i. nos de un n1omento a otro de esJ. continuación. y con relación a los intereses o
es ocult:iJ:1 por el crecinliento rnientr:is e\ ho111bre pern1anece n1js :1ci del J los contenidos parciales de la empiria. Sin einbJ.rgo el devenir tomado en
:;obticio Je L1 rnadurez. y el crecimiento por !a dec:1dencia cuanJo inicia el su conjunto no deviene nad::t y no es relativo a nada: y la vida entera, con-
canüno <lescenclen(e clel devenir. En otro5 térn1inos: la vida sí Iiene un sen- sicler<.1da absolutamente, es 015-s bien absurda. absurda con esa ~1bsurdidad
tido. pero e.:>e senriJo es negado por un sin sentido. que sin ernixlfgo L1 con- ateleológica que causaba ason1bro y~1 a Schopenhauer y era el desespero de
diclon:t: :1 n1edicb que el tiempo p:1s~L el Conrrasenrido del en\·ejecüniento !a 1netafísica irr:1cionalist:t. El único inedio. a pri1nera vi,..;ta . de devolver un
iinp!ícico c:n e! .'it.'ntido aflora c:tda vez con 1n:1s insistencia J la .superficiL' del _-;enriJo al sin sentido ¡x1recL' .'it.:T \·o!ver a colocar L1 \"ida Individual en el 1nar-
devenir: y !o 1nisn10 que el or~:inisn10 en\·eiC"cido rep:1Gt sus pérdidas c:tda co de una historia _..;uprainJi'.·iJual de la c¡ue .seria. J su vez, un 1non1ento. un
ve7. peor y co111pen~:t cada \·ez rn:"t::; lenlJ.lllen[e lo~ efecto:; Je los tr:1L1111ati.s- i;:-.'il:thón o un~1 época: del n1isrno n1odo que nue.stro inundo de\·iene un n1i-
n10;;, así L1 esper:H1za optimista. luchando pahno :1 ¡xdrno concr:1 !o.s de:-1- c~ocosmos dentro clel universo, y el universo un n1icrocosn1os dentro de su
n1t.'ntidos rep<.:·rtdo:; conúnua1nente del fr.icaso y de la. decepción. se \·ueh·e g:d:1xia . que es universo de uni\·ersos y rn:1crocosú1os de todo~ los tl1:J.(TO-
c:H.L1 dí:t n1cnos con\·incente. c:1d:1 :dio m:ts difícil de sostener: sL c:1da dL1 L·os1nos. así la biografía de X o de 1· deviene a su \·ez un episodio e1Ti.pírico
t."." 1nis Jifícil Jec1r por qué se \·i\·e. ~-en \·i:::iras ~1 qué.~- a qué \·ient: todo es-
en e.sta super-existencia rnetaen1pírica. en esta biografía de Lts hi0grafí:1s que
to. El absunJo congénito Je !a vida. teórican1ente perceptible desde L1 nl:.í.s es la gr:incliosa vida perpetua de todo el género hutnano; si se piensa que el
tierna infancia. se l1npone :lSÍ con un::i fuerza cadJ. vez n1ayor. En el recién difunto ha trahai:iclo para su posteridad o para las gener:iciones venideras, y
nacido. que tiene Eodu el futuro ante éL una Jo."is Je sin sentido infini[esüna! n1:is aún si la vida ~s el prefacio de una _..;upef\·ivencia, !a continuación se
encuentra reconstituida por debajo del v:icío clel sin sentido moral. Para que
1
Essat.\". !. !'>. el fin en el sentido terminal coincidiese con el fin en el sentido teleológico,
2 íl:i!r:1s:1r Gr:in:.in. Orric11!0 \' ane de pnulc11ou. 1n:i;..:11n:1 '\__'\..\!X: ·Lis (lhr:is dt.· la 1uiur:d<.:¿1 ro- sería necesario precisamente que dejarJ. ele ser el fin de todo: de lo conrrario
lb.~ lk-~:111 .d unn1ik·11~·11t<1 ,k ~u pt.·rt-c<.<_¡,·,n 11:1,1:1 .1!1i :\1c·n111 :--::m:1nd<>: dc.,,d, :illi. pc-i-dil"!ld<i·
_-;er:í un fin sin finalicl:1d; de lo contrario. el curso de la n1ünada. (.:ondenada

-- i
--'---.. .¡
en·definitiva a la--n~da- eterna, no será n:unca rnás que una aparición gratui- procesos incesantemente reiterados. Ahora' bien, mi vida para mí rnismo no
ta y utlá:-vanídad de. vani<lides sin ton ni son; el triste desenlace proyecta es un periodo enrnarcado entre el periodo anterior y el periodo pos.teriór, ni
Una duda retrospecdya sobre la 5eriedad de la continuación que le precedía_ tampoco es, coino las edades <lel mundo de las que habi.arÍ. HeráClito y Filo-
. ·Er envejecimiento--propio, pira el anciano mismo, agrava ya esa duda día tras lao, un ciclo reit_erable culminado por su gran año y escandido por el eter-
día: la existencia pasada, a plinto de cesar definitivamente, se le aparece · no retorno; el Optin1ista de la palingenesia se representa en -efecto la vida in_-
como un sueño irreal.Y tan melancólico como nuestros calendarios del año dividual como un.periodo circular que rizaría el rizo mientras-espera:la próxima
pasado con sus ocupaCioOes prescritas, sus agitaciones microscópicas y: _~us reencarnación: ;pero esto no __ ~s hacer de_.la muerte un:ép_isódio provisional_
difuntas citas. Muy pronto, algunas paletadas _de tierra y i"adlós para siem·- en el océano dé la eternidad éósmic3-_? Se_. dic_e-que_ la _vej_:~z-_e? __ el otoño de la
,pre,,[ ¿Valía realmente la pena nacer, pasar esta estancia en la Tierra ,y con.:: ·vida: pero cada _ otoño, del mismo mo'tjo _que sigue-~- la -p~i_rilá.v~_ci preCeden-
cluir este absuido viaje para terminar así? , te, precederá a 1a primaVera siguiente; él hombr¿_ que ha déjidi:rescapar su
El devenir del ser vivo no es por tanto un cambio indiferente, no es- ún primavera del (Í-ltüno año podrá hacerlo un poco ffiejor la pfim·a,.;era del año
.devenir cualqLiiera: es un devenir que tiene una in'tención, y una mala. in.: próxüno: ¡por {~_ha primavera perdida, cuántas prima_veras e.n perspectiva!__ La
tención; el devenir vivido está orientado desgraciadarnente en el sentido-del alternancia indefinida de las estaciones mantiene continuamente nuestras es-
no-ser... Tál es la entropía que hace del tiempo vivido una senescencia. En 1 peranzas y nos pennite cada año recuperar las ocasiones perdidas; cada año,
Y por el envejecimiento. un impalpable no-se-sabe-qué de la temporalidad i si no se agota antes que la primavera, el hombre puede apr9vechar e~_ta nue-
se hace visible como proceso concreto y car.:icterístico. Este proceso mismo, va juventud. La pritnavera. en una lectura pesin1ista, nos encanlina hacia el
visto des<le dentro, corresponde a la experiencia de una determinada lasitud in\rierno; pero en el corazón del invierno. en una lectura optimista, germina
indeterrninada y parcialmente moüvada, lasitud que la fatiga biológica y el
declinar del élan ,·ital no bast.t.n para e.-..:plicar; incluso si el secreto del reju-
1 la más remota esperanza. ¿Cómo es que la repetición de tos inviernos no ha
desanirnado todavía a la infatigable primavera? Digamos más bien: la dulce
venecin1iento biológico se hubiera descubierto, yo seguiría envejeciendo: in- y poética rnelancolía <lel otoño sólo es poética y dulce por la esperanza de
cluso si el envejecimiento de los órganos se frenara o se ralentizara, el pe_so la remota pri1navera que nos sonríe ya a través del declinar de todas las cosas:
de los años y de los recuerdos nos seguirían envejeciendo sie1npre; incluso en la caída <le las hojas, el hornbre presiente vagarnente la pro111esa de los
si el hombre ignorara su fecha de nacin1iento y omitiera contar los años. ha- brotes, _con10 per-ci~_ya en ia m-elancolía d.e.b !:lrde Ja proxim.4±.:d.dP Ja-auro-
bría algo que le advertiría en secreto de que la vejez se aproxin1a y le susu- ra; el futuro se trasluce a través del presente, a menos que no aparezca sobre-
rraría su edad al oído; incluso si el anciano no tuviera ninguna noción del i1npreso por debajo de ese presente; y vamos y veniinos de ese presente a
tiernpo, el tiempo pasado pesaría sobre él: pues es el tie1npo en esta<lo puro ese futuro, <le esa tristeza ~t esa alegría, retrasando el placer de la curación
!o que nos envejece: el tien1po puro. es decir. el hastío progresivo. el marchi- segura. Es como un juego poético. Por el conrrario. ninguna esperanza táci-
tan1iento de toda lozanía. la a1nortiguación de todo itnpulso y de toda con- t:t. al rneno:-; Je! orden natural, viene a :Hcnuar la trístl'Za de en\·ejL"c:er: el de-
Yicción apasionada. el desgaste de toda inocencia. Sin duda alguna. la ex- clinar es desgr:1ci:1dan1ente n1uy serio y carece de tolla poesía: este declinar
periencia del Jeclinar es una e-xperienciJ constante: el declinar cotidiano del no es única1nente irreversible, es aderná.s definitivo y sobre todo sen1elficti-
Uí:I y el Jeclinar anual de las estaciones. el crepúsculo y el otoño propor- co. y carecerá en todos los casos de recon1pensa. El envejecimiento es un::i.
cionan ~l L1 melancolía hurnana un alirnenro con~tanternente renovado. El aja- decadencia que sólo llega una vez en la \'i<la_ y una sola vez por vida. y no
nüento que sigue a la flor:Ición y que es el precio del apogeo confln11a in- conoce. al contrario de la fatiga. ningún restablecirniento. ninguna recupera-
cesanten1ente la triste ver<l:.icl Jel Jesgaste 1nort1L Y por últirno, la fatiga ción de ninguna clase. De 1nodo que es por :.iproxin1ación o por sin1pie ana-
consecutiva al tr.ibajo y al esfuerzo muscular recapitula este proceso en l:I logía por lo que sé con1par:.1 el envejecimiento con la fatiga: pui.:s la fatiga,
experiencia propia <le ca<la uno: las curvas <le L1 fatiga, con- su 1náximo si- en condiciones norn1ales. no excluye la refección, sino que m5.s bien la im-
tuado entre un:_i fase ~tscendente y una L1se Jescen<lente. ¿no son acaso con10 plic:1ría ... Y si la fatiga n1is1na se hace. al cabo <le los a1lo:-1. ca<la vez 1nás di-
un esquema y un resutnen Je toda <leca<lencia orginica? Los ciclos astronó- ficil <le co1npensar. es de nuevo la irre,·ersibilidad de ia senescencia la res-
micos y el ajamiento <le las flores, renovándose incesantemente ante nuestros ponsable: pues la senescencia, <le! nlisino modo que lentifica la cicatriz:.ición
ojos, no son sin einbargo auténticas experiencias en primera persona. Por y la regeneración de los tejidos, repara de forma c::id:i vez m:.ís incompleta
otrJ. parte, el Jeclinar astronómico. e! ajarniento y !a fatiga son precisaint:nte Lis pérdidas que el organi:-11110 ~1caha Je sufrir: !:1 cda<l acentúa el déficit

l.SU
'"'
biológico: l;i tot:::d!J~1d se recons.tiruye, pero en un pl::ino inferior, como des- 2. La Jnortificación. Y st la vida juera una Jnuerte continua.
pué.s cie un:l he~norragi;:i cerebr:Ü; :l fin de cuent:.is, p:ir:i. un orgJ.nismo redU-
cido ~1 b defensl\·~1. toJo :icci<lente se sal.da con unJ pérclid:J o un déficit. Es . ¿0i.os Jesvel:i. el envejecin1iento poco a poco l:i muerte? Esta ilusión est::í
por lo t:ir1to sien1pre !a reinpor::didct<l de[ envejecimiento la que sirve de telón ¡ justificada sobre todo en aquellos que, como San Bernardo y Bérulle, hacen
de fondo :1 b :igrJ.vación de l:J f:Jtig::i. L:1 f:.itiga es reparJble, pero el enveje- ¡¡ de la vida una n1uerte. ·Haec enim vita qua vivilnus n1ors est;., dice San Ber-
cirniento, que es la r·:ltig:1bl!icL1d y la f:.Higa de las frnig:ts, dis1ninuye la rep:1- nardo. Recordemos el verso de Eurípides citado por el Corgias_. y que León
rJbilid~1J 111is1n:1. tnientr:.i.s t'Sper:i. poJcr insta!Jr pJrJ siernpre lo irrep:ir::i.ble. Chésto1.· con1enta en su Superación de"!as evidencias) Tl.:; 8' ol8EV, ti 10 S-TJV
¿De qué rnodo Lt pequcrlJ. \'t:jez de la f~nig1 y b gr:in t::uíga de la vejez se- ,uÉv 2oTt Ka18avElv, 1ÜKa18avElv 82ST1v. ¿Sería aquí la inversión un:J. forn1a de
rían dos casos p:irticulares de una rnism::i. ley? ... El envejecin1iento, entropía perversión n1etafísic:i? Entre todas las inversiones con las que pued~ jugar
general dei tit'n1po vi\·ido, y !a fatigJ., declinar parcial y panitivo, no son eYi- la par::tdoxología para contradecir al sentido co1nún, vivires nzorirno es cier-
dt:n[en1cnrc di.:! rnlsrno orden., lo misn10 que el [Ocio y !:1 p:irre no esr5n en t:.in1ente la 1nenos sensacional ni la menos escandalosa. Esta inversión para-
el inismo ni\·e!.. E! trabajador puede estar cansado de tr::i.bajar, el jardinero dójica de la vi_d~ y de la n1uene, de lo positivo y de lo negativo. con la que
ele cav:1r la ¡ierLl. el herrero de forj.:i.r el hierro: ¿pero L1 criatur;i en general, jugab:i ;,:a la dialéctica heracliteana, es, en el fundador del Oratorio, un terna
e! viejo, no c'.:i(6n cnnsados de vivir sólo n1etafórica1nente? Propiamente ha- habitual: ·P:irece que no teng:in1os vida m:ís que para morir. .. Esu clase de
hLlndo no es LHigoso ser ni devenir en general, lo n1is1no que tJ.mpoco es vida no es viJa. es muerte. pues viviendo y naciendo 1norin1os, y nues-
dijh:il existir· L1 respir:.1ción. en deterrnln:.1d~1s enfern1edacles, puede exigir un tro priiner paso en l:i vida es el priniero en la ir1uene ... Pues desde el n1is1no
esfuerzo, pero !:i continuación del ser es. en sí n1is1n:i, la cosa rnis fácil del n10111ento en que est:imos vivos, e1npez::unos a n1orir. ..... ~ Bérulle, siguiendo
n1undo: no es el ser subst:1ncial !o que es difícil o fatigoso, son las maneras a iV!ontaigne, vuelve a n1enudo sobre esta par:idoja de la mors vita/is que
ele ser y los 111udos de t'Xislcncia. Del rnisn10 1nodo que el en1,'ejecimiento es corona una l!ffa n101ta!L<>. .. Qebe1nos vivir n1uriendo y 1norir viviendo, es decir,
el dcc!in~tr dc lo.:; clcclin:.1res, :i.sí [:i. vejez es la enfern1ed:id de L1s enfenne- :idiestrarnos en una n1anera de vivir que sea reuln1ente rnuerte y en una
dades: pLrO L1 enfennedad de las enfern1eda<les no es una enfennedad; en- rnanera de rnorir que sea realmente vida.• Y en otro lugar, predicando "la
tendlt:ndo por t'!lo: no es una enft'nned:iJ que :1fec[aríJ a t:i.l o cu:il órg::i.no, abnegación de sí mi.'.'i1no": "... Hen1os nacido p:J.r:J. morir. .. Quien le huye a
y ni siquier:i es un:t enfern1ed:.1d que :ifect:irí~1 al orgJ.nismo por cornple[O L1 tnuerte le huye a la vid~1. pues la muerte es la vida misma, y esta clase de
de::;Je t:1I o cu:d pun10 de \"ista .. L1 vejez es 1:1 t'nten11ed::i.d de la tempor:.ili- n1uerte es rnuerte y vida a la vez. De rnanera que al :ibraz:ir la rnuerte, es-
cL1d, y por con:-;iguiente e.s a !a vez norrn:i.l y p:uológic:.1. ¡L:l vejez es lJ. ano- t~l!nos abrazando la vida ... ». P:ira el miércoles de ceniza escribe: "··· Pensa-
n1:llía nonn:!I en t'! n1isn10 sentido en que b. rnue11e es !:l enfem1edJd de los n1os qui.: estarnos vivos y esta111os re:iln1ente rnuertos desde ese 1nisrno ins-
que ticnL·n hucn:l _..;:dud~ :\hora bien, e.sta enfennedad rnet:.1físic:i. y no loc:di- r:1nrc- .. 0Jace1nos 1nuerto.s en Dios ... y sólo 1.civin10S con la condición de inorir
z:u.. b. pn:ci.:<!llll:'nte c"n r.1zón de su carJcter difuso. e.'i un:.i enfermeda<l incu- 1...·n no.sutros 1ni.s1nos"." "!\!orir viviendo".* Uecía (,2uevedo. \" C_"';-raci:ín. én su
Lth!c· .sc Li puedt' rl·rr:t.'i:lr o !c:.>ntific:tr. frcnar ~11x1renre1nence su evo!uc:ión. pt:'"- C'n.ticl)J!: .. \.i\·ir no es orr:1 cosa que l..:"...'itar en [rance dt: rnorir :i cada tno1nento".
ro no se puede in\·crrir un proce::;o que ;-;i~ue siendo en todos los c:1.-..;os Y :\·lont:iigne: "E:-;t:.iis t::'n la 111uene rnientr:i.s est:ii::; en la vit.Lt. .. Jurante la \·id:..t,
incxorahleinenrc progre.:;i\·o. Los hon1bres se considerarí:in felices si pudie- est:ii.-; n1uriendo". ¡;\:lont:.iigne. i.:n este punto. hubiera estJ.do de acuerdo con
r:tn en\·ejt'CL'r k·nr:1111t'nte o. n1t'jor :iún. si pudicr:1n conserYar el 1nayor tie111- los scnnones de! P. Bourdaloue! Pues toda nuestr:.1 vida mientras en\·ejece
pti pu.-..;ihlc l'l .:;r:uu quo .. ¡En cu:dquiér c~t.:iO. e! en\·ejLcin1iento no se tr:tn.s- es un~t \·ida 111orihuntL1; y todo nuestro curso \·ir;il es un:i 111uerte perpetu~t
tonn~1cí j:un:i:. 1...'n reju\·eneci1niento! H:tcer re(ürnar e! de\"enir. retnont:lr el
curso del tieinpo rio :.irriba. fue sien1pre p:1r:.i roJos !os rnorr:iies el tipo 1nis- ·' -192 ~·.CL HL·r:idito. fr. ú2 (SWvtr:; rüv E.,.r\v1t1v 8ó.va-i:ov. rüv Of ¡¡.,.rív(!)v ~Íov n:EtvrWtr:;J_ Lt:t·m U1t0-s-
1no Je cur:.1 tniL1,12:1'f.)S:1 y· !:J. cur:1ción sobrenJtur:.t! que ningún ho1nhre pued.e to\·. '\11r les hr1fo11ces de/nh. l<J21J. pp. T' 1• ~i.~.
conseguir pur tlll'dios hun1:1nos: pues e! retorno :J b.s fuentes Je !J ¡uvenruU ' *
1!{JI1.>c· 11 /, ·s , /¡· /J/Cll' ( <c"d. 1)<:" l'. I\< ll 11 r·L·:w Ali hicr. ! \) ¡.¡ 52 ): De !11
llflJl"t de f "time l'( d11 c"r!!f!S.

.'ieria. n1~'ts :1lin que Lt eternidad en :.icto. un:J \·ictori;.i sobre !J maldición Je! pp. !-1-:- · i-ft> 1.\lig11t:. 1-:-1 J. -Xa.>t:e11res 111w·w1111'. dice .\laniliu:-. ~·1t;1do por .\!onr;lignt: ( E'sois. l. l'Jl .
jl11Lw¡11e oh 1>1igi11e pe11dl!11f•. XlJ\":tlis ..\linor. lt l lj: -lehe11 isr der .--!1(/(111.'.!. des Ti.xíes.·.
tle1npo: b iJe:1 ini.::;111:.i de un:.1 juventud eterna. verclader:i contradicción ill *
; ;;¡ l-1-: \-irir1· 111"11res lo dirisu de !11soi'slh11ws (ed. Cit.. p. f_~2l: l-!9 (p. -dól: § ¡-:;t: De !l1
udjecto (pues tud:t iuventud es por Jefinició"n 1nis1n:.1. provisiun:.i]), ~no es JCJ.- ,,/ilit:.nciri¡¡ 11 io 1111w11e _¡·del nwnr e11 1111sn/ros n11:~111os 1 p. H·f 1
_-..;o 1:1 rcpn.;:--cnt:1c1L)n por e:-.:celencia de lo in1pus1b!e hecho po.:;ib!c? !-:11 c·;¡ ..,¡,·lbll<' vn vl <Hi.~111:11. 1 \_del Tl

lK2 \K:'\
y una extinción continua. Bérulle, efectiva1nente, no tiene ojos para la fe- aquí tener lug;ir, sino que además esta inclusión está doblemente despro-
-cundÍdad intensiva del devenir, y en esto·se n1antiene en ta-misrna línea que vista de sentido· cuandO-_el cqntticiído _del -continente se llama muerte, pura
-·-pJitón: la vida qno es más que un perpetuo flufr hacia fr:i:·muerte,,,6 el tiem- negación preV-farnente ·hipostasiada, Si.k1-ese-v..cia--d~l alma no se:hace-cada
j)o-Vivido no es orra cosa que descomposición y· catagénesis. Esto es lo que vez más visible.a-medida qüe n1erma la-envoltura corporal, a fortiori el enve-
sui::ede cuando Clesaparece-la confianza en la"·continuación del ser: eI pasa- -jecimiento ncli1ace a la muerte cada Y:ez más aparente en un organismo -cada
do;ya no es, y el presenté está en trance de evaporarse; el _futuro, de mo- vez n1::ís deteriorado; en ningúñ mo1nent_o la nada de la muerte aparece
mento, no es todavía,-y eri seguida-habrá . dejado de ser sin haber sido nun- J. tr:ivés· de eS~t carne dentacr'adii- que la vida abandona.
ca realmente: estará pasado de moda antes de haber estado de moda. No-ser
del Ya-no, no-ser del Aún-no, casi-nada del ·Ahora-- estos tres no-ser nos fa-
brican una existenciá'fantasmal; .el tiempo de l:i vida- es uri sueño, un co- -3. El detefioro progresivo. El <;:ondenado_a muerle.
1nienzo continuamente ap)azado, una promesa nunca mantenida; o, para de-
cirlo con las palabras de Heráclito: es un fluir que no puede ser deteni<lo y H~tcer del devenir una Yida 1noribunda es- tener en cuenta unilateralmente
que se nos escapa por en~re ·tos dedos. Tal es la inconsistencia mióntica del sólo 1nedi~ :verdad; es hact:'r del en\:ejecin1iento un proceso simple Y adia-
tiempo vivido. Ll mortificación no es por tanto únicarnente un ejercicio léctico en el :·que la inortificación pone a la muerte progresivamente al des-
ascético: representa la obra implacablemente progresiva del envejecin1ien- nudo. Y es por tanto tr~ttar a la ligera la profunda an1higüedad del órgano-
to cotidiano; o mejor aún, la ascesis es una 1nortificación sisten1ática: tal es o/Jstácu/o. P'erpetuan1enrc 111oribunda. !a vida está al rnismo tiempo eri.
en el Fedón la Savarüv de los filósofos y de los iniciados, por oposición a perpetuo nacitniento; podrí~unos lt;_i_rnarla una progresión regresiva; parecida
la ciJto6vf¡mc€1v de-los profanos. El vivo empieza a 1norir el día misn10 de su a un destello n1omentineo. que es en lo que consiste su reducción infinite-
nacimiento, y continúa a partir de entonces su mortificación cotidiana día a sin1aL la vida es una desaparición que se aparece; o viceversa: la aparición
día y minuto a minuto, hasta el golpe de grJ.cia de la 1nuerte propiamente se con1plica Continu:.unente por la desaparición de la aparición; pues la apa-
dicha. Algunas metáforas más o menos 1naniqueas h::in servido a veces para rición no aparece n1:ís que en sú propi-a desaparición. ¿Cómo no iba a jus-
expresar esta función lnortificante del envejecüniento. Si la nada está ence- tificar el equívoco de un:.1. \·i<la naciente-moribunda a la vez el pesimisrno y
rrad;J en el interior del ser como su antítesis hipostasiada. o substanci~1liza­ el optin1istno? Trate.n1os d~siituir Ja lectu_ra unil;,i.ter::il por .ur:ia _doble lec-
da, si una negación inmanente esti rea!t11ente oculta bajo la positividad Je tura. En principio es una perogrulla<la. al mismo tlempo que una verdad
los órganos y de los tejidos, si una enfenned:.id mortal habita desde su ori- rriste1nente objetiva: el enYejecimit'nto nos acerca a la n1uerte, y nos acerca
gen en el ser vivo predestinado a no-ser, se explica que la sucesión de los física y liter:J.ltnentc; pues desgraciadan1ente estan1os todavía lejd's de consi-
años. extenuando y enrareciendo poco a poco el espesor de la positividad dcr:.1r que el envejeci111ienro sea una sin1pie creencia. la 1nue11e una sin1ple
óntica. Jeje finalrnente traslucir la n1uene contenida en la vida: <le! rnisino r.._·nuncia. y l.:"l 1norihundo un silnp\e din1isionario. E\·identeinente. la n1uerte
n1odo que la tran1a se hace cada \·ez nlás aparente a través de un vestido n1i:-; 1na no sohrl'vendría sin una l'specie de conscntinTiento. sin una capitu-
gast;_i_do y <leterior:JJo por el uso di;_i_rio. así el esqueleto se hace cada vez lación lk: la volunr:1d de \'Í\-ir. y J~1cques .\LJ.daule- ha subrayado el cansan-
n1ás visible bajo las carnes del viejo enflaqueci<lo (ad1nitiendo que el esque- cio infinito que lleva JI vii.:jo al ;ibandono fina!. Pero el abandono por si solo
leto sea la n1uerte). Porque el p;_i_so del tien1po tiene sobre los seres y Lls 110 haríJ 1norir a nall!t.'. El hotnhrl' que envejece no es ninguna víctüna de
cosas un efecto de deterioro. El tien1po serLt la ditnl'nsión de l:.1 <lisolución. una sugi.:stión diabólica por n1ucho que queran1os expres:irlo así. No. la es-
¿No ."ion todas estas representaciones groser~unente 1netafóricas? Se in.sinl1~1 clerosis di.: Jos tejidos y lk· los vasos sanguíneos, la creciente fragilidad de
que la muerte podrí:i estar encerrada en ia vi<l:.1. de la mi.sn1a n1anera que el los huesos, y l;_i_ fatiga dL·l 1..:orazón. y la preshicia no son sugestiones... Son
-:.ilm:.i est:í encerr.1.da en el cofre del cuerpo. ·lnrpegit in uitam ;nof'S», dice S:ln sin ninguna du<la los signos precursores de la inercia invasora: las funciones
Bl:'rnardo, "et inclusit intra se vita nu;1ten1. et ahsorpta est rnors a vita". Esto \·itak·s se ralentizan: las c0lulas L'n\·i.:jecen: !;is arterias envejecen~ los venenos
es olvidar la absurdidad del inesse por parri<l~t doble: el ser no expresa Lini- y la roxin;is vician a la lar~a. poco ~t poco. y cada Jía un poco tnj_s. la com-
c:imente relaciones espaciales y topogrificJs. loc:.ilizaciones que no podrí:J.n posición quí1nic:J. <le \os hu1nores. Finaln1ente. el cuerpo mismo se encorva,

- r.'r•11>i1l<:n1ri,,i1,/(·/o1!1,,,-1. llJ~ .. i'I' ~.-; ~,,


corno si un:i especie de geotropismo letJl lo ::ltrJjera hacia la tu1nba, como actualización de los posibles pern1anece incompensada, el margen de vicia
si su propio-peso lo inclin:J.r:l ya haci:.i el abisrno y las profun<lid:.ides telútí- todavía por vivir, consunüdo por esa vida ya vivida, se reduce implacable~
c1s. El tien1po que pas:i hJ.ce c:.id:l vez mjs prob:.ible ]3 rupturJ. de un vaso rnenre. A.quello que el (reidor da, lo sigue teniendo, pues su geÍi.erosidad
S:J.nguíneo, cad:.i vez rn5s amenaz:i.nte un inf:i.rto, c:i.d::i. vez n1ás :izarosa la inagotable está hecha a la n1edi<la de sus recursos ilimitados; pero aquello
super....-ivencia del orgJ.nismo deteriorado, c:i.da vez más peligrosa la conti- que la criatura ha dado, ya no le penenece: pues el don se inscribe para ella
nu:J.ción de nuestro ser. Porque es un hecho que el envejecimiento :iumen- en e! pasivo de un tener finito. y- por la misma raÍ:ón, si el hornbre viviera
ta la.s prob~1bi!idades de 1nue11e y reduce b. esperanz:i de \'id:.i; a medid:i que eternamente, derrocharía su tiempo sin medida. Pero los anos son precio-
los 'años se suceden, l:J. renovación de la existenci:i parece 1nás 1nilagrosa; sos, y el tiempo perdido est:í perdido sin rernedio ... El futuro por vivir y el
es:i. cxis[enci:i, a rnedida que la degradación progresa, pende de un hílo: esta pasa.Jo vivido, co1no el faciendznn Cinfection) y el factuni en los objetivos
es la únic:i verdad, continuan1enre confinn:.id:t por las prob:ibilida<les estadís- cu1nplidos, forman por decirlo así un total constante y una cantidad determi-
tic:1s y· !:1 ley de los gr:1ndes nú1ncros. L:is pn.~\·isiones pesirnisras están por nada, pero de tal 1nanera que este no deja de engordar a expensas de aquel,
t:into jusrific.1.das en este punto. Ll irreversib!lidacl y la continuidad ele! deve- de tal manera que el futuro se empobrece continuamente en provecho del
nir finito d:in <:n efecto todo su sen[ido al deterioro in1plac::iblen1ente progre- pasado. Pues el principio de conservación, v:ílido co1_no alternativ:i. para los
sivo que il::iinarnos envejecimiento. ¡Hoy estoy un poco más muerro que ayer, sistem:.1.s cerrados y las totalidades finitas, exige que el enriquecin1iento de
pero rnenos que n1:Hl:.1na! O, lo que quiere decir lo n1is1110: en cualquier n10- uno tenga como contrapanida el empobrecin1iento del otro ... O dicho con
rnento dt.: nuestra viJ:.i que nos encon[remos. cu:.dquier:i que se:1 nuestro arras in1igenes: el hilo de la vid::i se desenrolla sin intennitencias, la parre
!ugar en !:1 pista señ:.iliz:1da y baliz:i.d:i de la c:irrera vit:i.l (y la ventaja en esta enrollada perdiendo poco :.1. poco todo lo que gana la parte desenrollada,
c:.irrer::i. depende para todos y en todo n1on1ento ele L1 fecha de nacimiento), con10 en esas máquinas en las que el hilo pasa de una bobina a.otra. La
nunc:.i hJ.bren1os sido rn::is viejos; cu:ilquiera que se:i el día y la hor::1. de nues- 1nuerte es una viJJ. completan1ente desenrollada. La in1agen de la clepsi-
tro Ahora, nunca ese Ahora habrá est::i.do n1js cerca de 11 muene: finalrnen- Jra y del reloj Je arena (p:iLl utilizar n1etáforas tradicion:i.les) obsesionó sie111-
te cu:.ilquiera que se:tn L1 fecha del c::i.lend::irio, la hor:i y el minuto. nunc:i pre al hon1bre que envejecía; a rnenudo se representa al futuro y al pasado
el fin:1! h:1hrJ. estado 1nis cerca; nues[ra ed:id es por tanto en tocio mon1ento con10 dos recipientes o vasos co1nunicanres, uno llen:índose poco a poco
l:i rnayor que puede ser. y· de este n1odo c:.idJ día acorrJ. y estrech:i un poco de todos !os contenidos de los que se v:icía el otro: el tie1npo vertería los
n1js et interv:ilo que, en esre rnismo instante. nos separ1 de la muene. Ca<l:J. contenidos del continente denonlinado esper:J.nza en el continente llan1ado
día, l:.i pie! Je z::i.pa se contrae inexor:.iblernente, irre1.rersible1nente. El appro~ n1e1noria. con10 si hubiera efectiv:unente simetría entre el pas:ido y el futuro;
pint¡uare bernardino e~tá desde este punto de visc1 con1pletarnente justifi- por transvase, [as esper;inzas se transforman en recuerdos y los proyectos
c:ido. - El principio de identidad ha vuelto n1js inflexible to<lavía L1 irre- en !~unentaciones: el devenir fahrica recuerdos con el pon'enir. y estos re-
,-cr:-,íhi!iJad dt·l de.,·enir que seU:.i para sien1prc nuesrro irretncdiah!e des¡ino. cuerdos se deposit:ln J nuestras espa!JJs con10 los sedirnento.s de! r1ujo tetn-
Lo Y:J. \'Í\·ido no pul.:'dt: voh·erse a vi\"ÍL y est:i en cierto [nodo descontado poral: !a futurición pierdL· d~ este rnodo .'iu fuerz:t viva en beneficio Je un~t
'>Ohre e! ¡or:d de los :uios concedidos a cad:1 ser: [Odo aquello oue ya h:1 si<lo preterición continuarnente sobrec:irgacl::i que hace ca<la \"c::'Z n1::is irreinedia-
vi,·ido, c:1da día, c:td:t hor:J.. cad:i minuto, esrj de 1nenos. es <lecir. hay que ble nuestra degeneración senil. Tal es por tanto esta irre,·ersibie senescen-
deJucirlo de nuesrro rieinpo \"Ít::il: ;:ic¡uello qu¡:> y:t h:t sido \"}\·ido -es otro tan- ci:1, cuyo ténnino es la senilidad: en principio todo que esperar y nada to-
/o l'iz·idu! ¡Otro t:intu de ineno.'."i J. \·iv!r! CJJ:1 coinicb. que hacerno.-; es un:.i davía 4ue Lunentar, y fin:1lrnentl:' to<lo que 1:1.1nentJr y naJa ya que esperar:
co1nid:1 n1enos :1 ha<.:er_ "Todo lo que \"i\·ís. diL·e .\lont:tigne,-" se lo :1rrebat:tis en principio un 1113.xüno de futuro con un 1nínin10 Je pJsado: y p:lr:l renni-
J. !:J. vid:i; lo h:icéis :.i cost:.1. suya .. Lo vivido es a cuent:i Je nues(rO cré<lito n~1r un iní>::iino de pasado con un rnínimo de futuro. En principio es la juven-
de supervivencia . .Se vive :.i costa de la vid:t: o. en otros términos: ;los vivos tud, !a ed:id sin pasado: un in111enso futuro aspira y eleva el tiempo juvenil
Vl\·en sobre .'iU t'Íl'l!J[(Íll!Jl! Pues c:ida hor:i r~1saJa, JCercindono.'i ~d final. con10 por efecto de no se s:.1.be qué levit:.ición: 1:.i ventilación Je! porvenir,
:.ibrevi:i otro t~tnto el pl:J.zo que nos queda por vivir: <lesde el rnoinen[O el él:in e!pi<liano, la incitación de los pÜsibles dinamizan enérgicamente una
en que el tie1npo ya vivido no se renuev:i. Jesde e! momento en que la ed::id con un pasado muy corro y un futuro muy largo: ¿el Ahora de la juven-
ru<l ac:iso no es por entero un Aún-no? El :idulto es aquel en el que pasado
y futuro se equilibran J nüt:.id de c~unino Je los extren1os, ne! nu:z.zo del
cammin di nostra vita; el adulto ha recorrido Ja_mitad del trayecto: atraído y el condenado a muerte, puede tener un pasado sin ningún futuro:-. ¡la futu-
_ hacia -atrás por la fuerza retró,grada-cte ·10$ rECuerdos, imantado en_Sentidc rición, rnediante_ta cual el futuro en todo morr:iento se ¡):i"esentifiCa;--es--COhi:ó
-inverso por la atracción del futuro, aleja~ó·_por igtlalde.los dos e:Xtremos, el la paseidad .del pasado! Y eso no es todo. Cuandü -el cleVéll:if ·nó -encúerit:rá
adulto se inmoviliza en cierto modo en- la actualidad del p-i;:esente;- como más porvenir para inhibir, ya no quedan recuerdos ·que eVoéar: ¡'pero e_s.·que
el s.ol meridiano parece inmovilizarse en el cenit.__ La edad i:rtadura, situada entonces tampoco queda devenir! El devellr ·nevad6 a sU 'pLID'tó -céfo',8e pór~ ·
en _el medio de la vida, es declr, tan lejos del firtal como del·comiénio,_¿no·· venir deja pura y simplemente de devenir... -pues Uri:-tieirípo completam~rtte
es entre todas la edad de la ponderación? Una vez pasido el apogeo de la "pasadizado" está también destemporalizado:~u~ tÍ°e'f.rtpo:C¡'ue·-ya ~o 'tie'rie sus
yida, ef desequilibrio se invierte a favor del pasado:··- se -diría_ que· 'él· tiempo tres tiempos- claros, un tiempo que pertenece· p'ór Compléto'a-1' p'a.S'ado, ¿pU-e--
se petrifica poco a poco bajo el efecto de la esclerosis 'progresiva·,- y Qi.ie _el de 11a1narse todavía temporal? ¡Un rieffi·pü- de éáb0''-2>rabó -pasado es riláS-
peso de los recuerdos ct11va la conciencia declinante-erl dirécC:ióri ·al suelo; · bien espacio! No se pueden desn1embrar-los ttes-defupo.i;rdel tiempo· vivg·;
la fr4nja de esperanza que subsiste todavía en el horizonte se adelgaza pro- no se puede concebir ni presente ni pasad O sin "t.iri mínimó de anticipación.,
gre·siva1nente: _el margen de virtualidad dejado a nuestros:proyectoS-, nuestra sin una modesta libertad de previsión .. ~ Cada tiempo· del tiempo cobra todo
libertad mis1na y_ nuestra independencia para acn1ar son cada. vez más limita- su sentido en correlación con los otros-dos. El tiempo-no se completa poco a
dos; -la suerte está echada, o casi, y las partes todavía blandas, todavía poten- poco por anexión de un momento sobre otro': es·l:i ininanencia continua (du-
ciales de nuescro destino, están a punto de desecarse y endurecerse a su rante la supervivencia como dur~1nte la preformaéión) de los tres tiempos
vez. El hombre que, al final, fuera todo memoria, me1noria- :Sin esperanza, en cada uno lo que constituye el devenir. En todo momento y en todo tiern-
inemoria desesperada, ese hombre habría-entonces dejado de existir; la po, el vivo no vive más que con sus tres tiempos solidarios. Lo Trágico, a
muerte llega cuando la última brizna de espennza se ha convertido ·en un este respecto., es el conjuntó de circunstancias que ponen al hombre brusca-
lamento, cuando el últin10 posible se ha actualizado, anulado el últirno mar- mente en una situación senil: l:i senescencia, normalmente imperceptible,
gen de renovación, o mejor aún (si se prefieren estas imágenes) cuando la se acelera y se ernbala de repente de una manera fulminante; lo trágico con-
última gota de futuro ha caído en el recipiente de L1 clepsidra; así es co1no centra en unos pocos días o en algunas horas un proceso generahnente dilui-
al hoinhre ..se le acaha el tie1npo" en este mundo. En otros términos. el ho1n- do, repartido en una larga serie de años; los ritmos lentos del camino hacia
bi-e sería como un reloj que se para cuando la cuerda se le ha acabado. Si el la n1uerte enloquecen vertiginosarnente, y est:::r-n1ons"uuosa precipit-aciórrhace
anciano es un largo pasado cercado por un pequeñísimo fururo, el muerto nacer en el hon1bre la insoport1hle desesperación; el régimen de espera
es un ser totalmente reducido a ese pasado. ¿Pero el pasado sin futuro me- difuso que caracteriza a la vida se transforma en tétanos de angustia. Tal es
rece siquiera el nombre de pasado? Si ya no hay un instante más, ni siquier;:i el caso del condenado a muerte. que resumíamos, cuando hablábamos de
el n1inuto inn1ediatan1ente siguiente. ni siquiera el segundo subsiguiente p~1r:.1 L1 entreabertura, en !a fórn1ula Jlor5 certa. hora certa. El envejecimiento. que
"sentü·,, el pasado. y a fortiori para recordarlo o recrearlo. el pasado dejJ de ser se concentra en el Ivan de Tolsroi en algunos 1ne.':ieS de enfern1edad incu-
pasado: pues era la futurición. ya fuese la n15.s hreve. la que hacía del rasa- rable casi sin e:->pl'.r:.tnza. :-;e precipita en lo.s condenados de Vicror Hugo. de
do un recuerdo y una lección. con10 es la prett'rición. ya sea la 1nfts leve. Lt Dostoievski o de Leonidas Andreiev en el inteP.ralo de unas pocas horas. Y
que iI11prin1ir5. a la t'speranza l'l i1npulso ascendente del pon.renir. El ago- aquí la tensión alcanza su grado rnixirno. El condenado ve cómo desapa-
t;:unienro de la futurición pone fin al n1ismo tien1po ~l la preterición: el pre- rece irren1i,'iible1nente el 1nargen prorrogable y dilatorio que tenía por de-
térüo. aislado de cualquier renovación. se hace espeso. inerte y fatal: L1 depo- lante para can1in:H, esperar, en1prender: ¿acaso el poder de !lnticipar no se
sición que no alitnenta ya ninguna posición innoYJdora se reduce a un ajusta tanto a la vocación prospectiva y progresiva de la acción, coino a la
depósito; la consen·ación que no enriquece ya ninguna creación correlati- dignidad de la conciencia? ~.\.l -condenado se le devuelve su futurición vital
va se reduce a conservas: pues el pasado mis1no sólo ha pasado con rela- cu;_indo se abroga la hora c·erta. Por eso una conmutación in excremis tiene
ción a un futuro. Esto es lo que sucede cuando lo ya-hecho se aparta de !o para. el Jesesperado en su últin10 trJnce el carácter milagroso y reahnente
que está-haciéndose y de lo que deberá-hacerse: lo y:1-hecho sin ohjetivo ni infinito de !a gr~lcia: triste regalo sin duda que la desdichada continuación
futuro está condenado a la asfixia; incurahlen1ente reificado, el pretérito sin perspectiva concede al indultado ... i\laravilloso regalo sin embargo, pues
muere de inanición. Si puede concebirse un inmenso futuro casi sin pasa- esa rnorJtoria vital significa que Lt conclu5ión dei ser ha sido aplazada inde-
do t ¿acaso no es este el caso Je la infancia?). nadiL'. t:xccp(o el Jcsesperado finida1nente y dejada para 1nás tarde sine die. ¡No.':i hemos librado esta vez~

ll::i')
..\hora bien, la conrinu:lción del ser tiene un precio inE:;:i.lculable, quienquie- los latidos de su corq.zón, corno el coleccionista ·cuenta los sellps y las in-
r:t que Sl::J ese ser_ inc!uso si es el ser de un conél_~nJ.do a galeras, un ser en- signias, co1no el ··avaro cue~~a sus monedas. ¿La enfermedad del escrúpulo
fcrn10 y hun1i!L1do, un ser encadenaJo. Es e(Se~ puréi-y sirnple el que tíene no se convierte ~l 1nenu~lo en arritn1omaní:J.? Del nlisn10 modo que la avari-
un v::dor inestin1able, independientemente de todo bienestar y de todo mayor cia, enun1eración mani5.tica, cuenta y recuenta-sus monedas, así la angustia
bienesr:lL .. Porque unos pocos instantes pueden tener en este punto tanto mortal hace el inventario de sus últimos instantes: en un caso como en el
\·alor corno una vid~1 entera. Poden1os imaginarnos fJ.cilrnente al condena- otro. la atomiz::tción y la manía del repertorio se explican por un déficit de
do rccul:inJo en el rno1nenro en que llega al !ug:ir de la e¡ecución; sin dud;:i. vit::didad.. ¡Pues la \"itaiid:id es también generosid;:id! La naturalezJ.. en pri-
no se rrat:1 sólo de un 1error e1npírico ante el instru1nento espantoso del su- mavera no cuenta sus margaritas ni se preocupa por un capullo de m:is o
plicio, se tr::lt:l de un p::í.nico metaernpírico: es la conciencia oprirnida por la de menos: lo n1ismo que el adulto que cree tener la eternidad por delanre,
Jnu!ación del futuro que tr~ua desesperad:imente de volver a encontrar un el adulto en su apogeo, no econo1niza los instantes ni se preocupa por una
horizon[c. de reconsti[uir una ren1poralitL1cl y una 1niser:1h!e carrerita: huve hora de 111:.is o de n1enos. Pero para un condenado a quien sólo le quedan
haci:l el pasado con Li esper:1nz:i de revertir lo irre\·ersihle: tr:it:J. de que, .al un:1s horas de vida, los rnin_utos son tan preciosos como las gotas de agua
recular, se extienda de nuevo ante elL1 una continuación, ::n1nque estJ. con~ que quedan en el cu!o de un:i botella para un viajero perdido en el desier-
tinu:1ción no fuer:i nt.ís que la doloros;i subida del C:ih:ario: pues el carnina to. En otras palabras: un tiempo corripletamente cuantifica.do, un tiempo
h:1cia el suplicio se con\·iene en un paseo. si nos es concedido para retr:t- cuy:1s horas y minutos e!'>tán contados. no es otra cosa m-5.s que espacio, Leo-
sar ese suplicio y para prolongar tempor:iln1ente una existencia condenada. nidas An<lreiev nos h:1bla del l:.idrón que. ::i.corralado en un tren, huye de
\Iediante est:i !irnosn:t de una pequefta prolongación_ todas las esperanzas VJgón en vagón hast:i llegar al últüno vagón y se encuentra así frente a una
!e esrán perrnitídas :1! desesper:ido: h:1 bastado un n1inuto p:ira que la hora muerte inevitable. ¡Su plazo de supervivencia tiene justo la longitud del tren!
cien:t aparecier:1 de pronto corno incierta ... Por eso el desesperado reclan1a ¡Su esperanza rnide cien rnetros! No es cosa de rnalgastar los metros. Ha-
el oxígeno de! futuro grit:1nclo: jaire! Sólo un n1inuto. sei'i.or verdugo, un se- biendo terminado su paseo a través de las distintas edades de la vida, el con-
gundo nad:J. 111js, nada 1n:1s que uno. justo el 1ie111po de fonnular un deseo denado cuya hora es cierta y el anci3no cuy:i hora es incierta se asemejan
o concebir un huini!cle y n1inúsculo proyecto - y entonces quiz:í el gr8n rni- :11 Yiajero que recorre un trayecto lin1itado: el viJjero. a medida que se acer-
lagro en que confí:1 la esperanz:1 se producir:l justo en e! interv:.lio de esa c:i J. su destino, siente que el corazón le late más deprisa, se pone nervio-
prórrog:1 infini[esin1:1L para con\·en:ir el n1inCisculo ap!aza1niento en un in- so: se altera y prepara su equipaje: cuenta las estaciones que faltan y los ki-
rnenso hHuro. ¡Quién s:1he si el ángel de la gu:1rda no interlendri in extre- ló1netros que pasan. calcula la distancia cada vez m:ís corta que queda por
nlis :1ntes de que el \·erdugo haga su irremediable gesto! Pero desgraciJ.dJ.- recorrer. y 1nira cón10 la aguj:.i de su reloj se acerca cada vez má.'i a la hora
n1enre el conclen:ido ·"t.' dr.:hate en vano: esa liht:TL1d élemenra!. ese poder dt:' !legada. RccorricL1 etapa por et:1p~1. la carrera vira! es igual a la suma de
dt:c!r l)t:ntro de un llH1n1c"nto y continu:ir con un proyl:'cto. por rnec!iocre lo." trarnos que Lt co1npont:'n: no difiere por tanto en nada <le! trayecto
que .'ic':l el proyecto. rndo l:'"0 !e est:.1 \·ec!:1do: t.'u:1ndP estj :1 [lllnto ele dl:'Cir de' un n1óvil. Reificación e:-; r:d vez con10 hahría que !Lunar a esta enfem1edad
.\LH~an:1 por !a rn:1ii.:1n:i. '.'>L' c.'itremece: no. no h:ihri .\L1rlJnJ ... ;E! ú!rin10 dL1 de un de\·enir c¡uL' h~1 qucdaJo in~rte por la Hora cerra. Ka8' ÉKácmiv ~µÉpav
del condenJdu nu t:'S ;1c:1so cfecriv:uncnte una sun1:1 de instan~es enu1nera- Coravo:).. ÍaKE-Cal O ~los r.:al .uÉpos EAa·rrov aU-roU Ka-raAEÍitE'!Ct.l. dice :i.·larco
hles C]Ul:' tlu\·en guL1 :t <.¿O[:L se dc:s~rJnan uno ~1 uno. \.. consun1en inexo- Aurelio: 1 dí~t tr~1s día con.'-'u1nes tu Yid:1. ;Pero cuidado! las proYisione.s se
cthlernente e.! pbzo .-,upr~tno'.' Las :.it.,11.~j:is no ce.:;:1n de ~ir:i;. el lapso de tiernpo :ig:o(:ln ...
lin1j¡aJo que ::;cp:1r~1 de! térnlino fat~ti :ti conclen:ido J 1nuerte se aproxin1a
poco J. poco a cero. \cictor Hugo ha narrado en térn1inos ino!vid:J.bles e"sta
progresión de una :inµ;ustia que crece no ya ele hor:i J hora. sino de n1inuto
:.1 tninulo. c~1da \·ez que L1 vicia se reduce a una canriJad predetennin:tda,

predestin:J.da y daJa de Jntemano. el gasto de! inrerv:.i[o todJ.vía por recorrer


perrn:inece incompen,..;:1do e in1p!ac:iblemente regular. hJ.sta el momento en
que el pl:izo se anula de repente ... El condenado ;inte la ejecución cuenta
los ríe t:J.c Je! reloj co1110 e! inanÍJ.CO cuenta !o.:; ,..;uspiros de su respiraci(in y

¡1¡0 l<Jl
·4. Las dos ópticas•· qquello que ya vivimos está vivido, conciencia _contemporánea del haciéndose, una. conciencia sin sobrecon-
aquello qui:j;tJ ViVi,7iOi_-qúeda-por vivir. ciencia no S_<!-Q~ na~a del envejecimiento; un presen~~ vi~ido poco a _poco
.es un.present~_ql}e.no _tielle fi~ Cualquiera puede expe_r_im"ehtat eri sí mis- .
er
·~·¡
El con·den'ado a- muerte, enfrentado cruelmepte a lo que le queda por vivir n10 este con.itaste Jel tiempo viv_i<lo con la cronología objetiva: tie1npo, -
Y al camino que le queda por recorrer1 Se convierte en un espectador ate- Jf. pillado in fr~-gµ_n.ti, pasa_ lentamente, aunque después tengamos la impresión
!!"

. rrorizado, enloquecidü;~d_esesf>erado por su propia vida. Sin e1nbargo el hom- de que ha p.ásado rápidamente; la vida mientras transcurre parece iÍitermi-
bre en general, condenado a muerte sine die y sine hora, ve su vida-propia
'desde una doble óptiea; y es esta doble óptica la que· nos hacía hablar de
l1 nable, pero--una vez transcurrida parece ridículamente corta. ¡El tiempo nos
Parece. la_rgo.;. y la vida nos parece breve! Esta contradicción de las perspec- -~
· 1 tivas é¡_ue oporie el Adagio vivido' al Presto ligero ¿no explica el cará:ctei-airtbí-
~_na entreabe\tura·: _Considerado sinópticamente, o retrospectivamente, o- en
tercera persona, -el enve"jeCimiento puede siri duda reducirse al agotamiento valente de nuestras lamentaciones? El tiempo, para la Súperco~-i-':iellt·ia: o··fa:
progresivo dé Un _stock limitado de posibilidades: para una conciencia aguda re.tro-conciencia, se contraerá entre su final y su comienzo; pero illientris
que sobrevuele 'el-·Jeverür en su conjunto en lugar de arrastrarse a ras de tanto se extiende ante nosotros hasta perderse de vista. Al principio el hastí6,
Suelo tras los aContecimientos sucesivos, el curso vital, considerad~ como e1 tiempo perdido, el eterno presente, ¡y a contin:uación ¡¿ angustia! Podría
un intervalo segmentario, se consume en efecto poco a poco; para una refle- decirse que)¡;¡ angustia de Baudelaire y el sofisma de Zenón representan los
xión transcendente que substiruye la duración por la coexistencia espacial dos c'asos líüüte de un mismo complejo temporal. Por un lado la subdivi-
Y el encadenamiento temporal por el panora1na intemporal, los posibles sión zenoniana; por el otro un l::ipso <le tiempo lirnitado repartido, por des-
actualizados son cada vez más raros. la retrospección, a este respecto, es gr~1cia, entre cada ser. .. El tic tac del reloj rnarca en cierto modo los instan-
del mismo orden que la óptica sinóptica: nos muestra cómo en efecto el tra- tes sucesivos que roen nuestra parte de vida; "cada instante te devora una
, yecto recorrido se superpone progresivan1ente sobre el conjunto del reco- parte del placer concedido a cada hombre para todo el recorrido» ... ¡De todo
rrido; por lo demás, todo panorama es ya en sí n1ismo retrospectivo, como nuestro periodo vital, carcomido por el insecto del tiempo, pronto no que-
toda retrospección es en sí misma en alguna medida panorámica: pues una dará nada! El día se acaba, la noche llega; la clepsidra se vacía. Al hombre,
visión sinóptica de la existencia anticipa necesaria1nente la tenninación de angustiado por el despilfarro de innumerables minutos, le gustarla recobrar
esta e:Xistencia y presupone el ciclo cerr.ido. la biografía terminada, el tiempo el devenir, y suspender el vuelo Jel tien1po. El hon1bre se aferra en vano al
concluido y encerrado en sí mismo, el devenir con1pletan1ente devenido: so- n1omento huidizo. Esta angustia arritmomaniaca, disgregando la duración,
brevolar el conjunto del ciclo vital significa, por adelantado, situarse a des- ¿no es co1no un eleatismo al revés? - Porque dos angustias inversas pueden
tiempo y, adoptando la ficción del futuro anterior, sumirse en un devenir nacer .de la desagregación del movimiento, según que consideremos el mo-
cornpletamente desplegado. Por últiino. la conciencia volante y pósruma virniento como form:_indo un todo agotable o como divisible infinitamente
(.cosa que \·iene a _-¡er lo mbn10J es una conciencia en tercera person:.I:. con- en 1nocione.'> infinitesilnales. La pri1nera angustia es !a del tien1po que pasa
sidera su propia \·id:.I <lesde el punto de \·isrJ Jel otro, y como si se trarara rjpiJan1cntL. la del d~\·enir Je111asiado ripi<lo, de la vid::i dcmasi:.ido corta,
de la vida de otro: lc:jos <lL pennanecer inreiior :ll devenir-propio, el "dt=>\'i- Lh..· la n1tu.:rtL cercana: y la segund~L que e-.s n1js bien una fobia. es la del 010-
niente" se hace a sí 1nisn10 espectador o restigo de ese devenir: arroja sobre \-itnicnto <lLinasiado lento y del ca1nino Jen1;isia<lo largo. Pero mientras que
¿.-
el espectJculo de su propia vida 1:1 mis1n:.1 n1irada que un tercero sobre la la lentitud es experiment:ida en el espacio como la desesperación de no
nuestra. Ahora bien. es ~l otro el que debe n1orir, con10 todo el rnundo sabe: llegar ían1:ts, de ja1n:.í.s a!cJnzar el fin o siquiera acercarse a él, corno un n1ie<lo
Cinican1ente el otro, y no yo ... El ho1nbre es :isí con relación a él misn10 con10 a hundirse" (¿e! ideal Jel 111ovilniento no es sobrevolar, y estar dispuesto a
la conciencia e.scn1pulosa con relación al inocenre que sabe que est;í con- espacializar el devenir?), la lentitud sería más bien vivida, en el tie1npo, como
denado :i 1nuc11e. Sobreconciencia de toda la biografía, conciencia rez:.Igada una vaga promesa Je inmortalidad. Cuando se trata de la vida en general,
del devenir <levenido, conciencia de sí contemplando al sí co1no un objeto, nunca tenen1os prisa por :.ic:lbar. nunca pedimos ir más deprisa, ni llegar
las tres conciencias no son ri¡:ís que una única conciencia; y confirman Jes<le r:.ípidan1ente al ténnino Jel recorrido: ¡más bien desearíamos que el paseo
sus tres puntos de vista la reducción inexorJ.ble de b. trayectoria vital. - Pero no tuvierJ. fin! A partir de aquí los sofismas de Zenón, desafiando al mo-
por otra parte, el ho1nbre es interior a su propio <le.stino. <lestino que vive v-itniento a llegar a[ final, ya no nos dan miedo ¡quierJ el cielo que Aquiles
desde dentro: en un principio. y ah.stracción hecha de todo panor:.I1na. una nunca ;_itrape la tortuga! .Sócrates hubiera podido entonces esperar no pasar

192 !9j
J. mejor vid:i ... Si no se tratar:J. de unJ. espera en VJ.no, o de Ja5 ocupacione5 verdugo en fin con un bÓtón de la camisa oxidado; percepciones que se
mis aburridas, no J.Spiraríarriós rnJs qlle i la-perez::i.. O dicho con :mayor amof.ltónJn, un tropel de recuerdos ... Esto es lo que dice Ionesco a propó-
precisión: c:id:i intervalo de· duración ton-iado--aparte es para nosotros una sito de su rey moribundo: ·Una hora bien cumplida vale má:S que siglos y
especie de tr;J.yecto esp:'.lcial que intentaI}1os engullimos lo J)lás rápidamente _--=--
¿;¡;_ ¡' siglos ... de abandono. Cinc-0 minutos bastan,. diez segundos conscientes.
posible; pero la dur:J.ción de !as. duraciones, es decir, la vid::i. en general, nun- -~, Tiene suerte•. Desgraciadamente es un tiempo asqueroso, puesto que es el
_-t;;.::-1
c:J. nos parece demasiado larga. De hecho·ia·vida desembocará un día en la ~~
aplazamieiito de una condena a muerte ... Lo que vale para el aplazamiento
rnueri:e, con10 e! n1óvil lleg:.irá a su destino, como un cambio llevará a otro angustioso vale todavía más para la tranquila duración de todos los días. El
y !:i mutación :1 la novedad; y J.SÍ como c:ida jornada, cada f3se, cada pe- hombre que renuncia a sobrevolJr su curso vital y se entrega de buena gana
riodo o época se ac.:iba para dejar sitio a la siguiente, así el Periodo de los a Ja torpeza regocijante del presente podr~ conocer una especie de juven-
periodos, es decir, !J. vid:i, se ac::ib:ir.í un día sin dejar sitio a nada. Sin em- tud perpetua: inmerso en ese Nunc que jamás tendrá fin, en ese Hoy coti-
bJ.rgo un;i concienci:J interior a sí n1isma encuentra en cierto modo el pre- diano, en esa sucesión sin forma cuyo centro está en todas partes Y el confín
sente c:terno en el hormigueo de los instantes innumeubles e infiníresima- en ninguna, nada sabe de un devenir limitado entre alfa y omega; no ha
!es que con1ponen un de\·enir continuo. El tiempo musical es desde esre oído hablar nunca del no-ser que es, por desgracia, el último porvenir de
punto de visr:1 corno una estilización ejemplar del tiempo vir::il: para la super- ese devenir: la preocupación por la muene le es por tanto extraila. En cierto
conciencia que sobrev1Je!a et desarrollo o anticipa el desenlace, o senci- sentido la plenitud afirmati1 ·a del eterno presente y la positividad de la expe-
!l~unente para aquel que conoce y:i la sonac1. !a sonata concluir:J. al cJ.bo de rienciJ \·ivida no son rnenores en el anciJ.no que en e! joven: la vejez es una
un:i rncdia horJ.; pero el :::i.uditorio absor!o en el encantamiento de su 1nedia forma de vitalidad declinante, pero esta vitalidad declinante es a pesar de
hora eterna h:i olvidado todo lo que no es ta sonata y pern1itirí.:l. cronoo1e- todo una vitalidad viviente: por eso la vitalidad senil no se diferencia de la
trar su dur:lción: y:i que un éxtasis inocente ignora las preocupaciones y no vitalidad adulta por su densidad cuantitativa, es decir, por su cantidad de ser
sabe nada del cronometraje ni del final clel concierro ... El huésped de la Casa y por su peso, no, se diferencia cualitativamente y por la especificidad
de los 1nue11os conoció sirnultineamente las dos ópticJs: Dosroievski en Omsk del tono vital; del n1ismo rnodo que para una experiencia nominalista el
cuenu_ los días que !e separan de la ejecución capital; pero ;:i_l n1is1no tiern- pJsado y el futuro son variedJ.des del presente y modalidades de la pre-
po se refugi:::i, según el testimonio del príncipe !viychkine, w en l:i profun- sencia, así juventud y vejez son v::i.riedades del tono vit:il y modos hetero-
didad ínsondab!e de los det::i.!les y las circunstancias insignificantes, y nos géneos Je existenciJ. Bergson, poniendo J la psicojlsica bajo sospecha,
re\'ela !a visión n1icroscópica. ¡Dios sabe lo que puede hacer con cincO mi- nos invitaba a no confundir la excitación, que es susceptible de más o de
nutos bien empleados un condenado a muerre cuyo todo futuro son esos menos, con la sensacióñ. que vJ.ria en cualidad: pues no hay ninguna rela-
cínco preciosos minutos! Dos minutos para despedirse de sus c~1maradas; ción entre los grados de un crecirniento o de una disminución y las moda-
dos 1ninuros para pensar un~t úlri1na vez en sí nlisn10. tnirar a su ~tlrec.ledor licL1des Je unJ 1nodific;__¡ciün; entre el aumento y el carnbio: entre tJ111años
Li ;1p;iriencia dt.' las cos:1s. conten1pl-J.r !a dor~¡da cúpula Je es:1 iglesia que y 1naner..is de ser: y Je! n1i~n10 tnoJo hay que evitar confundir, cuando se
hri!L1 ;iJ sol ... El ú!ti1no L'U~trto JL' hora Je un condL'n~1Jo ....;i s'-· 111ostrar:Jn h:1hla Je en\·ejecüniento. L1 ::;crie objetÍ\':J con la serie viviJ:J.: la una se carac-
roJos sus tesoros. ¿no Jurarí:J varios siglo::;? ¿Esrc ú!tin10 cu:lr1o de hur:J.. enlre teriza por la evolución e:-;'-':tionada de ciertos factores nun1¿ricos o cuan-
el c::rmino al paredón y el insrante en que resuena la palabra ¡Fuego! no serí~1 tificables. con10 por ejen1plo la prolongación del tiempo Je _cicatriz:ición o
tan !argo con10 ro<lt la historia Jet n1undo? La dur:J.ción compriinic!a en el de! tien1po Je reacción, L1 ralenriz:1ción Je los reflejos; la otra cunsiste en
in.:>t:1nre es cornpar:ible a !a energía dormida en los átomos Je un grano Je una ;Jlteración cualitativa de la experiencia vivida. La alteración es el pro-
·.1rena. [)ostoievski. que habí:i leído ~1 Victor Hugo. se íepre.sent:i JI con- ceso por el que la concic-ncia deviene otra; ¡otra y no 1nenor! Por eso el
dcnJ.clo a muer!e carnina del patíbulo al que !e conduce el furgón: tres calles envejecirniento no tiene n:H.la que _ver con un:l raref:lcción del ser, ni con un
le separan solan1ente; y ahí esri !a última p:J.naderí:i, en el rincón Je ia plaza .. agotamiento Je l:i Jensidad viral. L1 vejez es por tanto un modo de ser como
,:Por qué t:intos der:illes insígnific::intes llarn:in la atención de :ique! que va J:i juventud y la edad rnaJura; y este modo de ser sólo es Jeficiente para
a morir? Ese espectador de la primera fila con una verruga en !a frente, el un:.i sobreconciencia sinóp[ic:i. y a condición de comparar. de medir o de
juzgar desde fuera; vivido Jesde Jentro. el presente senil no est:í más vacío
lll El iilfora. L 'i. p~1ra e! hon1hre anciano de lo que está e! presente juv~nil parJ ei hombre

l'l·I
. jove,n: tiene solamente otro cariz, otfo ritmo, ()tro tempo;.·una tonalidad.di- progreso, en estas materias; está._definitiv:ament~ ~dquirido,_e~_decir, es _irre-
- ~....fererne. Y-1? mismo que el.jubilado tiene los placeres del jübila_do, hac'e pro:. versible; aquello que se ha ganadó- se ha·_gana-tlo~ -Y no·.se vuel~~.-a perder
··yieJos .d~ j_úbilado, busca d~tracciones a su medida, lo· m_i.;;mo ,que los_ en- - como sucede conJos cJ.stigos del infiefno: El-vano ~abrijo de Sístfo, la tarea
f~r~os .~n :loo .hospitales saborea-O los pequeños placeres de hospital y las •
0
desesperante de ias Danaides ¿acaso-no rePrese~tan-una- labcir s·o1?re la que
-atenciones de hospital,..así el-anciano se instala y se arrell:}na.en su manera ha caído una maldición? -El 'j6rha1efo ·que cava>tanros·-:metros de Zanjas, la
de· ser dé anciano, en su presente se~il; y ese presente senil,-.a pesar de ser obrera de una fábrica de hilados ·que fabrica tal·-·cantidad de hilos·han ade-
vivido a cámara lenta, es un prese.nte vjable y completo y, . en.su género, lantado otro tanto en su tárea diarLi; pues e1 óbftero en tanto que--obrero
Perfecto como todos los prese_ntes; el presente senil _se ~a.sta. a sí mismo tan- puede efectivamente llegar al término-de su tarea. 'Pero-el obrero en tanto
. to como el presente adulto. "Cuarido .uno se ef1.cuentra bien»,. dice PascaJ,11 que hombre, la mujer en tanto que horribre, el hombre en tanto que hombre,
"Sé pregunta qué es lo que podría hacer si estUYiera enfermo»: y es que aña- es decír, el hombre pura y sitnplemente y-no ya-€1 hornbre-en-tanto-que, en
dimos "ªl estado ~n que nos encontramos las pasiones del estado. en Que no una palabra el ho1nbre sin quatenus se realiza sin límit"es. Vista des<l: fue~,
rios encontramos". Pero una vez que la enfennedad ha hecho.acto de pre- la existencia del hombre se parece a la zanja del jornalero; y esta existencia
sencia, el hombre conforma sus deseós a su. presente de enfern10. Nor.:.·· no es nada más que lina carrera, o, peor aún; un currículu1n jalonado por
inalmente la vejez debilita el gusto por la vida al mismo ti.empo que dis1ni- los grados sucesivos del progreso y limitado por la jubilación. Vista desde
ntiye la vitalidad. Es a los veinte años cuando la muerte puede parecer dentro por -el contrario. est:i. 1nis111a existencia se desarr?lla en un presen-
insoportable y la aniquilación inconcebible, a la edad en que el hornbre te inag~table, inextinguible y literJ!n1ente índeleble. Tal es la distancia que
joven proyecta su vitalidad juvenil en una cierta anticipación de la senilidad media entre un tiempo.apen::is rozado y un tiempo vivido poco a poco. Para
y de las posibilidades de muerte multiplicadas por la senilidad. La natura- el vivo mismo, aquello que está vivido no está todavía vivido; aquello que
leza parece arreglárselas para 1nantener una proporción casi constante_ en- está vivido queda todavía por vivir; por vivir y por revivir incansablernente.
tre la vitalid~d y el deseo, y para ahorrarnos así cualquier pánico enloque- L1 vida vivida está desde este punto de vista en el mismo caso que el deber
cedor. Si un ariciano qu.e no .ye..jamás la vida en su conjunto puede ser 0 el amor. La tarea que nos incun1be, para. empezar por ella,·nos incumbe
siempre jo'ien:ignorando .su-e>i~ú~~,-e~ decir, ignorando su posición real en t1 infinitan1ente. En la vida inoral. lo que se ha hecho no está nunca hecho,
pista señalizada de la_ carrera--vitaJ;;-un ho¡nbre joven puede ser siempre \-ie¡o sino que se deshace poco a poco; lo- que est-:1 ~ecl-::.c queda--por tanto por
cuando es demasi<l.do. _COns~_ienre:-de lbs_pormenores de su propia carre- hacer y pOr rehacer continua1nente, como si nunca hubier..i sido hecho; el
ra, cuando 'pas~ deinasiadas:\cece·S~·por:,_encinia de su propia biografía. Sche- j"czctUffl, en n1oral, es sie1nprefacie11diun ... Aquello que está a la vez hecho
ler Creía iricluso en una espedé~-·J.e:'ei:iv'efeqiiniento metafísico ínclependien- y por hacer es por eso Inis1no un haciéndose. El testigo, es_pect.ador o ter-
te de la edad y-del estado ci-Vif:::Se. pUed~·ser·a !os veinticinco años mis vie- cera persona_ superconcienci:J. liberada o director <le la conc1enc1a de otros,
jo que a los sete~ta y cinco; este es eÍ caso dl' los jó\·enes chochos: pues sabe que el deber e.s de hecho una tarea lin1itaJa; tiene en cuenta nuestra
puede suceder que un ho1nbre esté cronológic:unentc inuy alejaJo de la finitud v to1n;i en considt'ración L1 debilidad de la carne: tal vez vele, co1no
tnuerte y sea cualir~nivan1ente un anciano: Ll edad pneun1:1rica, con10 f()do el l)ios, ele San Pablo. par~t que no sea1nos tentados rn:.ís -..11lá <le nuestras
e! inundo sabe, no coincide sien1pre con la cantidad de año.'.:i ... ¡Poco in1- fuerzas. Pero el agente rnisino en tanto que in1nanente a su propio deber,
porta que la veíez se relacione regularmente con la inminenci~1 y la proxi- el agente compro1netido con los hechos hasta la médula. el agente que _rehu-
nli<lad de la nluerte! ¿Proximidad y distancia no son acaso iin~igenes espa- sa totn::Irse a sí 1nis1no corno espectáculo no puede entrJ.r en esas considera-
ciales y conceptos sociales? ¡No, el envejeci1niento no est:1 relacion:ido ni ciones: pues entonces estJría de111asiado tentado a usurpar el punto de vis-
con un:i fecha en el calendario ni con un kilómetro en el can1ino! ta objetivo y condescendiente del testigo, dernasiado interesado en hacer
Así pues el devenir vivido está descontado y no descontado del tiempo suya la óptica sinóptica de la tercera persona; evidentemente el agente .es
que nos queda por vivir. En las tareas acabadas. decíainos, e! trahajo he- débil y pobre en recursos: pero no es él el que tiene que decirlo. Y ni siquie-
cho se superpone progresivamente sobre el trabajo por hacer: pues to<lo ra saberlo ... Esas verdades (pues son eso, después de todo, verdades), esas
verdades susceptibles de subírsenos a la cabeza no son asunco de un -agente
11 P('nseés. JI. lü9. Con este texro. Brunschvicg rdadona: Monc¡li,qne. Fssctis. I, 19: Lt Hruyere. Dt> rnientras está de servicio: n1Js vale Jejar :J. terceros el cuidado de aliviarnos
f"Hmnme. 0 Je calcular nuestro n1eriro. Para el agente inocente sólo hay _un:J. cosa que

l<.J(J
-~uenr;i: !o.-ilinJiL:tdo de su deber, [a omnipotencia de su· poder, sU incon- púdicamente para no escuchar su ÜbsesLvo tic-tac; el hornbre se abandona
rnensur:ible _qUer_er. l:.I sobreconcienci:l sabe que debe querer únícamente con los ojos cerrados al privilegio ilusorio de-la pfirr:ier:i persona y J. _todos
lo po°5fb!c; pero e! agence_cn::e que querer.es Poder- ¡pues un luchador ip;i- los eufemismos, a todos los rnalentendidos tácitos que el ilusionismo le su-
sion:ido pÚede todo lo qu~ qujere!--.El de-ber, no reconociéndose a sí n1ismo giere. ¿Pero tan1bién cómo no ser para uno mismo el tercero desengañado
ningun:l lin1itación_ cronológic:i o topogrificJ., se reconstituye infinitamente que mide el tiernpo de esta corta vida abocada al no-ser?, ¿cómo impedir al
par:1 un querer :.ipasion:ido. inocente, infa[ig:ible que quiere con todas sus ser consciente to1nar conciencia? Aquel que se excluye a sí inismo de la ley
fuerzJ.s y h3-st:i. la últin1:i gota de su s;ingre, h::tsta el sacrificio total y sin re- común, se aplica a sí mismo un patrón de medida válido para todos los
serYas ni resuiccíones de ninguna cb.se; este querer quiere vivir para el otro hornbres: hace con10 si no le concerniese la muerte, pero él es el primero
hast:1 n1orir por él. Del misrno n1odo el am:lnte que jura fidelidad a la ama- en no estar con1·encido del fundarnento de est::i ficción, el primero en sos-
da puede estar sincerarnente convencido de la eternidad indefecrible e in:il- pechar la verdad ... Si fuera espectador completamente indiferente de su pro-
tcrable de su ::i.rnor: pero el psicólogo, irónico testigo de tanto juran1ento de pia vida. del n1ismo n1odo que es espectador indiferente de la vida de los
borr;icho. no pued~ evir:1r el juzgar esos nue\·os a1nores con una sonrisa demás, conte1nplaría ]J. finitud con total sangre fría. Si permaneciera en el
:JburridJ. y deseng:u1:1da; sahiendo a lo que atenerse sobre nuestra fri1'oli- interior de su propio devenir sin conte1nplarlo nunca desde arriba, viviría
dJ.d inn;it:l y sobre nuestra incorregible versatilidad, {a conciencia panorá- en la perfecta plenitud de la despreocupación. De hecho oscila entre la
n1ica esc.í_ panicularrnente bien siruada para juzg:1r todos los pormenores de sobreconciencia y la interioridad, una que le :isegura la serenidad de la indi-
esra crernid:t<l tan provi::;ional, cie este absoluto ren1poral que llarna1nos an1or. ferencia, la otra que le z:unbulle en la noche del cornpron1iso ciego ... El des-
Pues la pa:'iión se :1c:ib:i1j. J. pesar de todos nuestros juramentos; y puede garramiento de una senü-conciencia dividida ¿no es sinónimo de desespe-
incluso desaparecer y reaparecer de nuevo varL1s veces en u na misma vidJ., ración? O n1ejor aún, la desesperación renace continuamente en la esperanza,
graci:1s al resurgimiento de fidelidades sucesiv::is. Sin embargo el amante que con10 la esper:'.lnza en la desesperación. El animal declina, pero no asiste a
adoptara sobre su propio :11nor el punto de vist::i imperson:il de! teólogo o su declinación; el ho1nbre declina, y al mismo tie1npo asiste a su propia de-
del espect::idor indiferente, ese :1111Jnte serí:J. sin JudJ. un an1:inte bastante clinación. El hon1bre que se distancia de su deber-propio es incapaz de un
tibio y un lan1ent;ible hipócrita en busc:l de excusas y de pretextos par:.t rorn- distanciarniento con respecto a la muerte-propia: ¡está a la vez dentro y fue-
per. Del misn10 n1odo e! agente 1nor:iL poniéndose Je! lado de los espec- ral Aquel que se conte1npla desde fuera no está por ello inenos dentro: aquel
t:1dores, :1caricia !J. i<le:i de protegerse a sí rni.smo, de concederse privílegios que est::í dentro no puede, desgraciadarnente, dejar de verse desde fuera.
o dispen:;;:.1rse de tod;i oblig:ición. Sin dud;i una sobreconciencia capaz de La concienci;i de en\·ejecer no proviene por tanto propiarnente hablando
desn1or;__ilíz;ir :.il :.igente r:nor:.il o Je Jesaniin:.ir :11 J.n1;inte poco convencido es ni de una experienci;i UirectJ ni de un razonamiento. L1 experiencia directJ.,
un:i. pobre y mediocre sobreconcienci;i: sin duda el :in1ante desaniin;ido lo :-;i es sincera, no nos habLt nunca de declinación: nos revela sola1nente un:i
Cinicu que persigue c.'-i perder :lnlrnos: sin duda el agente de in:.i!a fe .sólo plenitud no ya cuantitati\·~unente enrarecidJ., sino cuJ.!itatÍ\':ln1ente 1nodi-
husc:t juscific:1r su diinisión o su t"alta Je <li!igenci:i. .Sl:'gura111ente puede con- ficada; la e.'\periencia íngLnua del Jevenir. sin presuposiciones ni recons-
cebir::....: un:1 ::iuper-cunciencia a !a vez lúciJ:1 ~· apa.sion;iJa. corno pueJc> tn.Jccionc,s n1e<li:i.tas. L,s \·i\-idJ. sien1pre en ia sucesión afinnativa del prc>sentc.
concebirse :1 un s~1hio que pasar::i por encim;i de !a triste verdad de su bre\·e ):' en cuanto al r:izonan1iento in1person::d que interpretarí;i coino señales de
vida sin perder L1 serenidad del ercrno presenre. Pero h::ibitualn1ente sereni- envejecit11ienro las so111nolencias repetidas. el olvido de los nornbres propios,
daJ y lucidez csrjn c:'n r·:tzón in\·ers:i. la un:i de Lt orr~L }-fasta ahor.l. tr::i.t::'indo~ la vista cansa<l::1.. la dificult:i<l creciente para subir escaleras. ese razonarniento
se Jcl deber o del :unor. L1 hipocres[:i y el ;11:1quia\·ctis1no consistían n1j.:> ;_i_bstracto que da un senri<lo a 1:1s señ;iles. no b:.Ist:.iri:i por sí solo par:1 con-
bien en adoptar L1 perspecti\·:.i :;obreconsciente. en pJ.sar por encin1:i para vencernos. L:l declinación, desde este punto Je vistJ., es n1ás bien un:i inter-
sabotear. A.! revés. cu;inJo se rr::na de envejecirniento. est:.iríamos mis bien pret:1ción y un juicio que una experiencia inmediata y sincera. En el estado
interes~1dos en ignor:.ir la verd:iJ -;inóptic:.i del JesgJste y en z:.I1nbullir- normal se alza un tabique impenneable, como por efecto de no se sabe qué
nos con !:i cJ.bez:l g;icha en 1-:i inmanenci:i del aeternum .-vunc: en -re\·en- sinecura 1netafí.'.!:lica. entre la óptic;.1 objetiva y l:i experiencia vivida, entre una
l:lrnos los o¡os de buena gana.12 parJ. no ver el reloj, en t.aponarnos los oídos biografía que es m:ís bien necrología y la vida misma del vivo, es decir. entre
l:i. biogr:ifía contada después por el biógrafo (el que cuenta y el contado son
Jos persona:-; diferentes). y la vida vivida :.il día, poco a poco, en IJ. sucesión

!').'"!
~ Ji:ipr~v~sible de los días 1 por el sujeto... !jiiS,.mo: J0::.6p_g<:a.. ·9~je~lYa.se_co'nsagra __ La toma-de.:.conciehcia~~recordémoslo, ,consiste ~tj.,e$9~ tR.i;:;tnq:. no __·~.i. ton:ia
a la-finitud del l_apsó vital, p'ero corivieti~~-.tons_iciérar--es_ta. finitud ComO·IJÍli conclen.ciá cÍeJ,tieinp9_rrj:í.S que de tiem·pa en-.ri~mpdf:-O'.'.Ifle:iiPr~iµD:,; __ :q.9-?.~ e·s~
.-_ v~rdi~. yáH?~. para los ?en1is solameh-t~·;~~1~~:vR~·fi~ris~-Yi~ida es vál_idi p_ara tá pensando en el tiempo todo el tiempo; pués la CQI)C.r~n~ia_.deX tiempo.__con-
. ~l_; pero no tiene en consideración a la muerte. -La toncie-nc;::i3: de _~n-VejeC:er tinuo es uná ·CÜnciencia discontin_ua._,. -jL<{~aien¡;:iÓn--~}_,cfe-V~ni_r;--_la _ vigifiinc:ia·
surge cuando esta experiencia y esta óptica, normalmente: Se-p;:¡_radaS, -illterfie~ del devenir están generalmente adorrllecidas! En otá:>s ·~érrni_nos, Ja !:ran.sfor-
ren la una con la otra. El hombre que.se ap!_ica-decididamehte_ ·a Sí mismo mación continua del organismo .se revela a la ·conclenCia de 1!l~·cie. e11. tarde,
la triste verdad del tiempo que se agota y se consume :está en- .Ja· misma s'itu~~ es decir, a golpes y a tirones: .el envejecirbiento= es -gr.;idual-;-pero . ~a, cpnci,e_ncia
ción del médico que descubre estar enfermo de·Ia·enferril.eda-d de Ja:. que es que se tiene :de .él no 10 es, y sucede que.-desp~és de. des_cub_rünientQ? de-
especialista. Hay en efecto dos series: ·et· tiempo objetivo- que se ·encamina primentes el hombre··experimenta la-ironía de recup.eracjo_nes _imp_r~vistas y
regularmente hacia la muerte, a un paso uniforme·-y con avances diarios~--y de la despfeottipación par:idójica; en el crescendo _de la_ angustia elflLLjo a
eJ.-presente eterno que se encuentra un .huen-día.'bntSC::Imente-d_e nafic'es n1enudo alterna con el reflujo. Como un enfermo que se- siente s_úbita1nen-
· ·con la muerte sin que propiamente hablando se:haya· estado- acercando- a te inejor la víspera de su 111uerte, el anciano_ a_veces se siente joven el día
el:a día a día Y hora a hora. Estas dos series son. perfect:.l.Ini::nte, pür decirlo_ siguiente al día siguiente en que ha descubierto en un espejo el deterioro
as1; coexistentes la una con la otr3., en el sentido de que finaln1erite hahr::írr de su rosrro y l~ senilidad de su aspecto._ No estamos exagerando nada. A
durado la 1nism3 duración: pero su paralelismo no- tiene nada de vuxt3-li- n1edida que los años suceden a los años, la conciencia de envejecer _tiende
nea1, Sl'. paralelismo es irregular, decepcionante y·caprichoso; capri~hosü y a confirn1ar, en el conjunto y en los detalles, las indicaciones de .Ja edad; a
decepcionante como son el paralelismo del aln1a y del cuerpo, la corres- n1edida que se acentúa la decrepitud del organismo, esta toma de concien-
pondencia entre pensamiento y cerebro, la relación de la sensación con la cia intermitente y esporádica se hace cada vez mJ.s frecuente, cada \.rez más
excitación, el contraste del sentido y de los signos, de la música y de las insistente; es cada vez n1ás difícil hacer tra1npas con el tiempo objetivo; nues-
palabras. Bergson observaba que la alteración cualitativa de la sensación no tra ilusión de un presente eterno. ·nuestros bellos eufemisrnos se van ha-
refleja en absoluto grado a grado ni paso a paso el crescendo escalar 'del ciendo cada día inás insostenibles; cada sen1ana, en boca de un anciano, las
excitante; Y de la n1isma manera: la memoria depende funda1nentahnente pal:.ibras hasta el domingo próxin10 suenan menos convincentes. Esta es la
del cerebro, sin que los recuerdos sean literalznente localizables en las dife- triste evidencia de ia edad y esras son ias· verdades crueles -del. caferidario
rentes zonas de la corteza; el sentido es inherente a la sucesión de las pala- que h;icen finalmente imposibles las convenciones optimistas, insostenibles
bras en general, y sin embargo no es verdad que a cada palabra corresponda los rnalentendidos corteses, y transforman nuestra falsa seguridad en enlo-
f!u'.·it~ por punto un fr:.igrnerrto de sentido. Y tampoco es verdad que el enve- quecimiento. El envejecimiento desarrolla en el hombre una susceptibilidad
¡ecun1ento cualírati,·o del ho1nhre traduzc::i día ::i día ven los n1enores deta- muy particular que le sensibiliza enormemente y hace del menor carnbio
lle.'> su progresión en el ca1nino de la 1;ida: esto no ;s ,-erclad en el det:Ille. una señal criric:i.. un indicio sospechoso. esc:Ibroso e infinitamente cargado
pero es verdad en gener.il e indirectan1enre. Con10 t1 relación de L1 sen.'>~l­ dt· consecuenci~1s. Del 1nis1no n1odo que el prirner Jienre de leche <le un n1-
ción con el tern1ómerro. !a relación del envejeci111iento con el c:Ilendario no i1o es un :i.nuncio p:Ir:I todos los presentes del vasto porvenir del adulto. a~í
es más que una verd:.i<l aproximada. Es en los condenados a rnuerte en los la prirnera cana Je un adulto le anuncia a ese misn10 adulto el a1nenazador
que la angustia esri ::;ometida. de hor:J en hora, a un crescendo regular cada pon:enir de la- n1uerte. ¿Cóino una 1nodificación tan leve y superficial como
vez tná:s insostenible_ Sobre todo, este par:.ilelisn10 bahrá sido re~l después es el can1bio de color de un pelo puede revestir de pronto tanta irnportan-
y, en cierto n1odo. en futuro anterior; este p3r;1lelis1no. continuamente de.s- ci:.i? Tal es la an1arga ironía ocult~t en la concíencia de envejecer: el sin1ple
rnentido por las efen1érides de la existencia diaria. encontrará a fin de cuen- cambio de color de un pelo est:i c;irgado -de un sinfín de significados, pre-
tas su justificación retrospectiva. En el intervalo enrre el no.cimiento v la sentünientos y angustias~ ese hilo de plata sobre la sien se convierte de re-
rr1uerte. el encuentro de !as dos crono!ogfr1s es él n1isrno intermitente ..'. El pente en el presagio y el signo precursor <le nuestro destino, el resumen y
devenir, decíamos, es una continuidad infinita en profundidad y en intensi- en cierto modo el símbolo de la hu1nana condición. El grado de profundi-
dad, pe.ro su curso en extensión es finito; ¡la vida es una eternidad tempo- dad de ese indicio sensible, por poco que uno ahonde en él, ¡lleva el nom-
r~l, ~n inagotable que de hecho se agotar:í un d-ía! Inmerso en el presente bre de la muerte! Así es co1no una belleza descubre súbitamente, al mirar-
sin hn, el hombre sólo roza esta eternid~1<l provisoria al azar de !as oca~iones. se en el espejo. la peq_ueñ:I :.im1ga re:'eladora en el rabillo del ojo: un buen
200
20!
- _...,_;~Ía.la frí\·o!a. C:lrJ. a cara consigo rnisma, se ve enfrentada por ~l ~spejo a la descvbrimientol Estamos- tehtados de decif .. ¿Acaso- no lo sabíais ya? ¡No,
an1:J.rg~ verdad de su ed:J.d, y :J. 1-a gr:.ivedad de su .nue-v;i. condición. Y com- no JÜ sabíamos! O má&-bie·n, el· conocimiento de esta verdad archiconocida,
: prende-.r:'lplJ:.i1nente_ rodo lo que h:J.~; que con1prendeL .. TÓdo el mundo sa- de esta anríqiJísima novedJ.<l, de este_ .iran se~reto a v_oces, era. de hecho un
be en -lo qUe---picnS:J.n las be!L1s n1archit:is cuando interrogan meticulosamente desconocimiento. El desecan1iento de los ojos de que habla el Génesis ¿no
L';)u espejo: é'.sre pensan1iento, :iunque no se :::ttrevan a llamarlo por su nom- es a· su rr1:::tnera e1 descubrimiento de lo encontrado? ¡Pues el inocente tenía ·
bre, es un pensarniento sobre !a muene. '{todo el mundo sabe tan1bién lo ojos par:::t n~ ver! illd.Volx&ncrov't'al úµffiv oí. 6cti8aAµoi. .. .Ádán no aprende pro-
que quiere decir un:i arruga: l:i arruga es unJ. alusión :J. l:i muerte. El 1nudo piamenre hablando algo nuevo, pero h::tce realidad su desnudez y toma con-
lengu~tje de las arrugas es un lengu:Jje universa! que cornprende cualquiera ciencia de la distinción enrre el Bien· y el i\-IaL Y lo mismo que el hombre
sin necesidad de haberlo estudi;ido ... Hay alusiones morc1les como hay alu- que envejece no aprende nada que ya no sepa, pero descubre la triste ver-
siones sexuales: en cuanto se trat:i de sexo, h:ist1 los m5s torpes de los hom- dad bajo una dimensión nueva y bajo una luz nueva. Analizábamos antes la
. hres de1nucstran \'ÍV:J.ci<l;id de espíritu y !os m:ís sordos un oído tan fino que realización bajo un triple aspecto: el concepto abstracto de la muerte se re-
nJ.die hubiera in1agin;_¡_do. L!Jrnan1os realización a esta torna de conciencia vela de repente al hombre como un acon_tecimiento efectivo; no es de ex-
que es un totnar-en-scrio. a e.st~1 conciencia de envejecer en virtud de la cual trJ.ñar que un concepto abstracto sea objeto de un saber quiescente, nocio-
el hornbre y l:i n1ujer reflexion:in por prirnera vez sobre el paso del tiempo. nal y en cierta manera registrado: pues esa es la mariera mnemónica por la
La re:1!iz:ición es la primer:J interferenci:.i del tiempo vivido y del tien1po pas:J.- que conocemos las posibilid::tdes siinples: y no es de extrañar tampoco que
do por encin1:i. el prin1er encuentro del hornbre con su destino. Este prin1er un acontecin1iento efecti\·o sea realizado en un hecho histórico bastante
C:J.r:l a c:ir:1 de un sujeto desdoblado con su imagen objetiva tiene lugar ante parecido a ese :::tcontecimiento: pues si el saber adquirido ahnacena simples
un espejo. Realiz:ir no es. litera!rnente_. h:icer real !o que era irre:ll (en el sen- posibles, la adquisición del saber es algo que sobreviene porque sí;. la efec-
tido. por eje1nplo. en que ejecutarnos un proyecto), sino descubrir el alcance ti\·idad experimental <le la toma de conciencia está a la alturJ. de la efectivi-
y b. gr~1\·cdad de cien;__¡s señales; n1ejor aún: es descubrir aquello que ya se d:id monal. En segundo lug~1r, quien envejece no abandonaría !J. esfera im-
h:tbí:1 enconcrado, y aprender lo que y:i se s;ibía, y percibir finalrnente aquello personal de los lugares con1unes y de las piadosas banalidades si no
qué sien1prc hablarr1os visto. Por ejemplo. se tom:::t conciencia de un do- comprendiera. en su realiz:ición, el vínculo con su muerte-propia: un saber
lor que é':o!ucion~1ha .'.iln dud:J. desde hacía tiempo, pero que a partir de hoy cerrado es también un saber que no concierne :.i nadie en particular; el con-
ha cruzado el un1br::tl de la conciencia ... el dolor de costado que hasta en- cernimfento uivido, y viYido en primera persona, es l::i condición esencial de
tonce,:; pa:-:;::iba des:.ipercibido. se conviene bruscarnen[e en un signo pro- ton1arse-en-serio, y a fortiori de to1narse-trdgicamente. Señalernos que este
nóstico ck·! que el enferrno tiene buen:is razones para preocuparse: el enfer- concernimiento en pritnera persona no nos rernite ni a una 1nonadología
1110 sabt: lo que e~o quiere decir. Del 1ni,'1n10 n1odo que el indiferente descubre ahstr:::tcta. ni :l un person:disn10 i1npersonaL ni ~1 ningún ismo de ninguna
dL· rept'r1(C la r~~f\Orl:did:J(Í cfe Un \·ecino :l! que Venía SJ.JuJando deSCUi- clase: pues no se trat:1 del yo ( l'l ~-o i:n sí J. sino de .ro: yo-1nis1no que digo
dad:lllléO[C Jesdc h:1ce ~di.os, o con10 e! p:1seante se vuelve de pronro sen- y·o en este n1isn10 n10111enro. Fin:dtnenre. en el tie1npo e.ste acontecin1ienro
~ihle :1 l:t be!lez;__¡ de un:t pL1z:1 que :..1tra\·iesa todos los dí;__¡s sin siquiera ini- efectivo que es mi person:tl :isunto se n1e presenta co1no próxiino: esto no
r:1rL1: :isí corno ese p::ise:inte. sobre ese ¡x1is~1je \·isro tnil veces, ech;i de pronto quiere decir que el anci;ino sepa ex:.ictarnente la fecha de su n1uerte-propia
una n1irJcLt nuev:1. :lsÍ el ho111hre que enYe!ece se da cuenta un but:n dí:.i de (Ja hon y e! n1inuto, y el dí~1 del n1es). sino que experirnenta inrensamenre
Lt e.TUL'! re:llidad: una n1J.ñ:1n;i cu::i!quier:1 descubre ese rostro arrugado que l;i pro:r:ín7iclac/; e! \·alor se hace e~pecialn1enre necesario cuando se trata de
t:.'s el .'iu!·o ;; que h:i.'it:i e.se dí::i obser.-':.lba distraid.'.ln1ente: exa1nin~1 pens:.iti- ;ifronr:..1r un:.t n1uerte inrnediata, l'.'i decir un pro_Yi1n1un Je! que ninguna rne-
varnente. cuidadosarnente !a sefia! precursora: cor.ternpla en silencio el ros- ditación dilatoria, ningún inrermediario interpuesto, ningún ténnino medio
tro :::trrug:ido con10 si nunca lo hubiera visto antes. ¡como si lo viera hoy por no.'.i separ:::tn ya. ¿No es el valor la virtud de las vanguardias? Estos tres as-
priiner:1 \·t:z~ '{ efectivainente descuhre b verd::td. en cierto modo, por pri- pectos de la realiz:ición son por ,.:;upuesto Insep::trables uno del otro en !a
¡nera vez .. redescubre a su vez y por cuenta propia aquello que los hom- experiencia del envejecimiento: la muerte no es para mí un :.icontecimiento
bres s:Jbí:.in desde siempre ... Sí, desde que el mundo es mundo, el hombre efectivo m::ís que porque es mi :.isunto privado y porque su plazo vence en
que envejece. un día u o[ro, J.nre el espejo, h'..lce esre descubrimiento t:ln un futuro muy próxiino: !:l 1nuerte sólo me concierne personalmente en tan-
poc:o iinprL'\·i.sto: y. !o que es el co!rno ..'iit'rnpre .'.ie .sorprende .. ¡i\!enudo to que e:-; un acontecin1icnto efectivo y un futuro próxirno: la tnuerte sólo

20_:3
es.un futuro p-róximo en>;:>títn~a..: perSOna·-y-cOmo ac_ontecimiento efectivo:
sin todo lo cual sería. el rtt¡ís ·lefano, el .g,.ás platórlicb y el :mis_ conceptual de -.~

lós futuros. ~ En todós iüs c3._sós la 1-E:alliac-ióri ·que de'~ubre el aconteci-


miento en la evenrualidid y ~l muerte-propia -~n-tt mortalidad, y nos hace
de repente perceptibles 'los pródromos'de· esta muerre-propia, no es ni un
razonamiento ni propiarnente hablaridO una experiencia simple o una lec-
tura directa de nuestra nada por venir: la realización es 1nás bien, a mitad ,e--
de camino del uno y de la otra, una especie de conciencia experimental que.
bien podríamos llamar intuición y que es por decirlo así el vislumbre meti-
físico de nuestro destino de fiiiitud. Interpretación inmediata de una señal
precursora, este Yislumbre es también previsión y profecía. Y habida-cuen-
ta de que la función del ángel, según la creencia popular, es la anunciación
del futuro) estan1os tentados de decir: es el ángel invisible de la muerte el
que se manifiest:l en nosotros por medio de esas señales, y nos roza con sus
alas; pues el angéiico mensajero ahor;:i ya no anunciJ. el nacimiento ni el co-
SEGUNDA PARTE
mienzo, sino el final.
LA MUERTE EN EL INSTANTE MORTAL

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LA.MUERTE EN EL INSTANTE MORTAL
--......, -

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_:;_50 j

El puc!or efe/ instante ineJZllrrable.

El Fedón, como se sabe, no ignora la distinción entre la Cm-08-vríCTKElV y la


-rE8vával, una designa el instante de morir, la otra se refiere a la condición
de ios muertos, al estado de n1uerto ya muerto y enterrado. Entre los pro-
blernas del Jviás aci y el misterio del JVI:is allá, ¿representaría el instante de
la muerLe tal vez algo así como el problema misterioso o el misterio problen1á-
tico, es decir, la ocasión más favorable para una visión situada a mitad de
camino entre la vista y la ceguera? ¿Entre el Antes sin misterio. donde el ser
es un presente que pensaría en la n1uerte, pero donde la n1uerte est::í ausen-
te, y el Después misterioso donde la muerte esti cornpletamente presente,
pero donde ya no hay más ser vivo par;:i_ pensarla, no es el instante n1ort;il
el Durante pillado in fr:iganci a la e.'ipera de la ocasión oportuna? Entre el
pleno Uí~1 lle la vida y la noche cerr:1da de la 1nucrLe !nuena, ¿la muerte mori-
bunJa ser:í. el destello de la chispa reveladora. el rayo de iuz, el rel:írnpago
qut' hace de la noche e! día. que es un n1ediodía fugaz en las tinieblas de
L1 n1edianoche? Recordemos en prin1er lug:ir por qué la filosofí:i del instante
1nort:il es i1nposib!e, y por qué e.st~t ünpo.sibi!!Jad üe-ne un sentido distinto
en e! rn:is :lCá. No es la n1;_Heria lo que !e Ltlt:i :i !a filosofía del n1:ís ;:ici: pero
esla filosofía dej;_i co1npletan1ente de- lado la cuestión: la consistenci:i de la
empiria y la continuación del intervalo se prestan sin duda de buen grado
a nuestros relatos, J. nuestros discursos y a nuestros razonamientos: ahora
bien. ¿es eso algo más que verborrea filosófic:J.? Por ejen1plo, se puede hablar
sobre la senescencia, diserLJ.r sobre \;1 lasitud creciente y el desgJ.ste que son
efectos del tiempo: pero el presente senil es. en la experiencia del anciano,
tan positivo corno el presente fuvenil en la experiencia del joven: en ninguna

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--_.,-parré, eµ 01e~HO_--de _esra- plenitÜd,-descubrirerrios._la negación mo_¡;tal o-el va- manera el- i~srante mortal es _ ób_j_etÓ _ pe-.-_c_onoCimi~n_t?_ hi materia de e~pecu­
cío d~_l_ ~Ó-~_S_er;·-1a_ aUS_en:cüi'_és ad.etnás _u_na-fo~la de_ptes_encia y ·de presente,·' lación o de razonamiento~ de~nin-gu'na -frYan_eF-<i_ Ia simultaneidád- fulgurante~
·y. n-Uestf;-nnitUd misma->si-la,.s.obrecon~ie~ci:l no s"e n1ezcl; en ello, es vivi- que es cor:i.temporaneidad --r-edUC:Jda. ·a-~la.5--diáie-ns-f'O~es .d~I, iris-t3nte; ·y fi- -
·sia cOfuo_·~-n:-presenp~~-~ten:o: La :yi~ª- riú-no_s-habla de--Ia nadá, ¡la vida sóló nalmep.te inulada, J?uede"serViV-id3'-có~? ,una ·_expeti_e_ncia psicológiCa cons-
;nos habla de '1a v_idaf InVii-Sameiite, la "filosofía del iristante·;morial apuntaría ci~nte - puesto que todi conCi'ericia- es -o·-,bién a"f1ütipadora- o-- bieri ·-retarda- -
·' dir~ctamente al ceritro-,.del misterio ... si fuer;i pósible: perÜ e·s'imposible por- roria; de niiiguna manera la -~opa ifi5-_tantán_ea _-de tf-ffiuerte eS una cosa,_ Res,
que no tiene---ninguna consistencia y pórtjue no· ericuentra:" nada que decir pues si fuera 'algo, su masa seií-a qbjeto de visión ci -de discursó; y-entonces
en esa nada de duración, ninguna conclusión· que sacar de ese no-sentido. ya no sería ·el· instante.
La filosofía del más :_acá;-- tan_ charlatana corno es, _no nos iporta en cambio La especie de pudor que noS inspira la muerte·s'e·debe-en gran parte a ese·
riinguna revelación sobre la-_muerte. La experiencia del. iristante Dos apürta- carácter-inimaginable e inenafrable del instánte-mórtal. flues hay un pudor
. ria tal vez· ese nzensaje; pero ,-co_mprobareinos .que rto-nos .Sirve de hada. de la cesació_n- metaen1píriC:a CQmo hay un pudor de -la éontinUaCión bioló-
¿Cómo· ibi a captar. la ~ntuición_·del moribundo _un resplandor o una s·eñal, gica: si la repetiCión de las necesidades PeriódiC:as·tiene algo de-indecente,
de la que por definición ·no es nunca contemporáneo; de la que no es n-Unca el hecho de que un coágulo de sangre interrumpa de repente la vida es tafI1:-
coextensivo? Ciertamente puede concebirse una especie de- simultaneidad- bién indecente. -En la dificultad·misma de des-pedírse descubriremos la fobia
rel:ímpago. una coincidencia puntual de la conciencia-de-sí con el artículo del Adiós y la timidez de nue.Stro continuacioni.Smo natural ante el instante
n1011is: pero esta sünultaneidad no nos sirve de nada~ puesto que al instan- último. ¡Aquel que no se atreve ni a empezar ni a termiriar tiene en cierto
te siguiente, o n1ejor aún en el mismo inst:J.nte, ya no hay ni concienci::t ni rnodo vergüenza de la prünerJ y de la última vez~ ¿La palabra tabú de la
ser consciente. En la contemporaneidad íntima, que es simbiosis o sincronis- Muerte no es acaso, entre todas las palabras, el escabroso monosllabo, el
mo crónico según el intenralo, la coincidencia aparece como coexistencia e monosílabo impronunciable, innominable, inconfesable que un hombre resig-
incluso como cohabitación: pues in1plica la vida común, es decir, la cotidiani- nado a n1edias a la separación se ve obligado a rodear púdicamente de cir-
dad del día a día repetida una y otra vez; la conciencia-testigo considera la cunloquios convenientes y adecuados, como se disuelve en perífrasis eufe-
actualidad mientras se desarrolla. la duración niientras dura, el presente n1Ísticas el No demasiado brusco de una negativa sin esperanza, como se
n1ientras adviene, las agujas en el nio1nento de girar, la historia mientras se endulz:i la Nada con toda sue11e de matices, como se .escoge una-respuesta
está haciendo ante sus .ojos: pero aquí la conciencia-testigo no es únic:imen- negativa de entre un inontón de modalidades circunstanciales? La fobia del
te contemporánea del hacerse, sino que se retrasa por el recuerdo y se ade- n1onosílá.bo, la tendencia de las frases a espumar, de los ;idjetivos a engor-
lanta por-la previsión; poco a poco signific:i en este caso (como día a díct) dar, son especialmente perceptibles en el lenguaje popular: esta locuacidad
"un poco antes». y sobre todo ~un poco después»; los dos al nzisrno tie1npo. es a menudo una forma Je timidez. ¡1-Iablamos mucho y rápidamente para
el de la in1nediarez inminenre o pendi~nte y el de la inmediatez que ~1cab:i ~lturdirnos con las palabras! L_a fobia de la palahrJ. breve y la fobia del ins-
<le pasar. el del 1ninuto futuro y el del n1inuto p~1~ado. dan consistencia y tante son tal \'eZ la misn1~1 fobia: pues es en definitiva la bnHal sin1plicidad
por decirlo de algún rnodo espesor a la in[uición a~uill. Sin etnbargo Ia inrui- del acontecilniento lo que expiíc:i esas evasivas y esos rodeos. ¿Circuns-
ción del inst::tnte morral en el moribundo, si existiese, se parecería más bien tancias y circunloquios no evocan, en un lenguaje que tal vez nos recuerde
a una in1ponderable tangencia que ::t un contacto: ya que necesita roz::tr sin a Plotino y a Bergson. lo;-; arnbages y rodeos de la inteligencia en torno al
tocar. El n1:in:o :J. tnano continuado que es la condición de un-:i lenta im- punto crítico. :il instante escahroso? Nos asemejamos a un ho111bre de mala
pregn:ición intuith':l, el con1pañerisn10 de los cornp:iñeros de viaje en el viaje fe que tiene pocos escrúpulos de conciencia, o a un charEit5.n que cuen-
del tiempo, las e[apas recorridas juntos, el paralelisn10 horizontal de la sitn- ta sus hazaña::; y su buena suerte imaginarias: corno el falso Don juan que
biosis, y más todavía la retrospectividad del resabio - todo esto le está prohi- habla, en resumidas cuentas, de todo aquello que no ha hecho. El :imor y
bido al moribundo. Aquello que es verdad de la conciencia con relación a L'l valor auténricos no le h:.1.cen a uno tan charlatán: por el contrario. vuel-
la muerte-propia no es n1enos verdad con relacíón a la muerte de otro: los ven a los hombres más bien silenciosos, o al menos lacónicos; hacer sin
vivos asisten al moribundo durante sus últimos instantes, y después acom- Jecir es la divisa natural del ho1nbre dispuesto :i desafiar las dificultades,
pañan al mueno hasta su última morada: pero al moribundo mismo. nadie pero no a dormirse en los laureles. Estamos acostumbraclos :l ver cómo los
l~ acompaña; nadie le acornpaña mientras J:.i. el paso :-;olitario. No, de ninguna supervivientes, que han \·i::;to la muerte Je cerca, se encierran en un mutism_o

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volunurio' y no es que hon-q11e interpretor su
cía prei1a<l;_¡ de pen.sarnien[os profundos, de aLusiones y de sobr~entendi-
silen~io
como una retiden- :;~-· -~ •-~_;'.,_•·.-¡ !
·
de-:la llegada efectiva e inesperada? El instante de la rriuerte_, en- su -i:;senCi.!J.
sin conteÍlido concreto, se reduce a una fecha en el caíendariü y a un se-
dos: esre sería nús bien el caso de lüs .raciturtiüs que Saben mucho pero ha- - gunJO" en el cronón1efro. Por eso no hay nada que contar (lcn:optlv) errcese-
blan poco .. :¡.-.\dcn1::ís el superviviente que ha_vistEJ la r'nuerte de cerca no ha ins-tilnre ins-ecable, ninguna extensión discursiva que desarrollar, ningun-a
visto n:ida en :ibsoluto, puesto qu'e_ es un superviviente! Se trata más bien profundidad comprehensiva que inventariar. Aquí el antes y el después ,cojn-
ele una especie de docta ignorancia; de una ciencia misteriosamente nes- ciden en un punto: la brevísima narración del acontecimiento simplicísimo
ciente;. Por otra parte, !o contrario tJ.mpoco puede negarse: cuanto 1nenos terrnina tan r5.pido coino había con1enzado. El discurso se para inmedia-
saben los hombres, más hablan. Es la vergüenza del instante puntual y pun- tamente en seco. Aquí el intervalo se reduce a nada. No hay ningún mi-
tiforn1c lo que no5 inspira los díscursos destinados a aplastar la punta agu- croacontecímiento en este acontecimiento infinitamente pequeño que es la
d:.i. :1 desg~1srar la cuchilb. afib.da. de la muerre. El escamoteo por la retóri- cesación de ser. Sobre este nada a la vez superficial e inextensible la dia-
c:L la disolución en la recórica - he aquí tal vez un medio de eludir esta léctica se desliza sin enconrrar donde agarrJ.rse. lo inenarrable desanin1a
braquilogí:i• suprerna del instan[e supren10. O par:J. decirlo con otr:ls imá- cualquier narración, congel:l por adelantado cualquier fabu)acíón. No te-
gene~: el pudoroso arroja ai rostro de la muerte el velo de su discurso, co- niendo más res.gestae, ni crónicas - anales; efemérides u horarios - que lle-
rno T:utufo :1rroj:1 su pañuelo al pecho Je Dorin:i .. ¡Ocult::id esta muerte obs- -:;< varse a la boca, incapaces de rellenar su millonésima de segun<;io, los cuen-
cen:t que no quiero ver! tos y las novelas del insr:inte n1ueren de inanición-. En la filosofía de la
La prirncra n1anera de escamotear el inst::i.nte de l:i muene consisürí:l en nihilización, la filosofía de la preexistencia se agudiza tanto que des:J.parece
cli:>olver ese instanle en !os relatos y los mitologemas. Sin embargo la n:irra- a su vez. La novela de la n1illonésima de segundo, a fuerz:.i de reducirse y.
ción cuenr:1 una serie encadenada de aconteci1nientos; e incluso cu::indo adelgazarse, de hacerse tan fina con10 la punta más extrema del .instante
cuenta un único :J.Contecin1iento, por eje1nplo la b:.ualla de Borodino. el gran n1ortal, ¿no acabará expirando ella también en la nada del silencio? El dis-
:1conteci1niento que cuent:J. se descornpone en pequeños acontecimientos curso sobre el instante se ;:¡_paga COITIO si fuera un susurro imperceptible; se
succ-slvos, los cuales a su vez se resquebrajan indefinidamente en inciden- apaga, en definitiva, con el últüno suspiro, ese suspiro que Petrarca llama
tes, sucesos y c!eta!!es anecdóticos. L'n aconrecinüen[o importante de la his- "un bre . . 'e suSpiro", que se esc~1pa de la boca de los moribundos.
toria es susceprible de ser narrJ.do gr:J.cias a esta divisibilidad virtual. Este El u1nbral del más acá y Jel 1nás allá se hurta al discurso y no nos queda
horrnigueo de hi.sroriet1s ínfiniresimales es lo que hace la no\'ela histórica: n15.s elección que entre el relato del más aci, que es biografía, y la novela
estJ. divisibilid~td infinita, est:i incoherencia de circunstancias rninúscuías y del 1nás alli. que es escatología y cuento fantástico. Uno está tentado en
de n1inuros absurdos, vistos en conjunro v de lejos, consti(uyen la célebre cu:ilquier caso de susliruir el esudo por el instante y el n1ueno por la muen:e ...
h~tt:ilL1 o L1 jorn:td:1 n_·\·n!ucion::i.ri::i. Ahor.1 .hien. (lor inis que .:.ina!icen1os e! A E1lta de relatos o de logo:;, la liturgia fúnebre nos sirle p;_ira disimul~1r ese
il1S[;1[1{t._' tllürf:d. por !l1i'> que intenrenlOS f't'llt'tr:lr en SU intimidad V :lCt'r- instante que no podernos cer. ¿no ser:"in las conducLts 11ecrológicas rn:is efi-
C:1rnO.. .; !n rllá'I po...;ih!t' :l él. [lOf n1j_...; que Jhr:lfTIO.' de ....;mesur.:1da1nente l~s ojos c:1ces después de todo que la.s ensoil:.iciones e.scatológica.s? La ceren1onia
y :1plique1nos el núcroscopio y el ulrra-n1icro~copio mis potente - no descu- perenníza el instante inasible en la apoteosis de un c:J.lderón, como en el
briren1os nada nLis que el hecho puro y si1nple Lle morir: el instante de !J final de un:J. oper:i, prolong:indo la grandios:i vibrJción: el tañido fúnebre
111uerre es e! :1coruecitniento e!en1ent:1l recJucido a esta quoddicb.d o efecti- señala. saluda e hincha insistente1nente una alusión t:in fugitiva que corre-
\·ic.Lld indi\·isih!e de! co11p (/'arrilt."* .°\¡lngun:1 ernpresJ reduccionista puede ría el riesgo de p:isar des~tpercibid:i; ArkeL esta vez. no podrá decir: «No
ir tn:i.s :ill:i de L1 L·on::;r:H:tción Jese.:-;per:Jd:unenre L1utológica del /Jecho-que. he oído naJa,.... Cu:.incio de::;de hace tíempo ya no qued:i nada, una especie
L1 fi!osofí:l cb:JrLHan:i prefiere volverse sobre las ,:ircunstancias de [a efec- de danza fúnebre, dirigida por un m:.ies[ro de-ballet fúnebre, m:J.ntiene la
tividad: pero pen11:1nece indefecrihlernenre en !os máq.?;enes. No puede re.s- continuación del acontecüniento mucho más all5. del t'::ital disparo; gracias a
punder :1 Li prt:~tl!1t:l .. ,..,f).zlid esLí 1nuerto?- ,.::'-Jo es e! insrante el puro \·acío lo.'i di::;cursos que perpetúan su resonJncia. gracias Ji sonido majesruoso del
órgano, ei último suspiro se convierte en cierto modo en un suspiro eterno.
• :'-!eulogi,.,1110 4ue t'omu _l:inkekvach :1 p:ln1r Je ~IXI:{U~. hrl!ce y. paluhru. ;>-.obre d 12:rmino /Jra- ,l\. la exhalación furtiva y casi imperceptible de este suspiro suceden. bajo
1f111:!.!,ra/la. <-':-tttdio de b:< :1hre\'Í;Hur.1s i OR..-\E)_ i \¡_ dd T. l las bóvedas de la catedral. las te1npestades y las borrascas Je! Réquiem de
•• r:,n1p d(1n1;1. ni '".<..:n111~1. ,1!.•Jl¡ie de:-<111:.idcJ .1 ;):tr~ir d clel .lJVe1x1nu. 1_'\. del T.l Herlioz. Pero ;_i veces tatnhién l'i instante se retrasa en una aureola de luz.

210 2! l
-~ª_::gran fiesti fúnebre, con sus conejos solemnes y su·q,pOmpaS, permite al• desmesuradamente de.spués~éie la exhalacíón' del último _sus~piro demu~stra~ ·
·- í~st:J:nte sobrepasar su instantaneidad, brillar c_omo e1 _SoL.álrededqr de su ante todo nuestra rriís~~rabJe impotencia: ·los supervivientes no saben qué
. ;lfúada. punt~¡-eri lugat :d~_l -instante ünperceptible, te,nemo~- e~tonces,_ un ins~ hacer ni en qué ocupurse; ¡rÍb, nadie podrá decii:· que se c!1-1zan ,de m_anos,_
· ta~~e glor:iG:SO: EJAntaf de Gabriel Dupont muere a cabanO·, y su armadura aunque a la última expiración del- último su~_piro suceda _,inevitableITle~te--!~_
resj:)l~pdece. al s·oI._Así ~on, al final' de un día de veraÍ1o, los largos crepúscu- nada eterna; aunque la i\!Iuerte haya dicho su No definitivo! "Rápido, r~p_t­
loS. -.dOrados qne abarca interminablemente el cielo. Y en.cuanto al insta-nte do ... Se va sin de.cir-nada ... " Los vivos van a emplearse al menos en estirar
1D1Perceptible, ¿qué ha sido de él? No queda ya nada del instante imper- la fracción de segundo: las ropas de luto sobreviven durante mucho. tiempo_
, CE:p~ible: ese Instante ha desaparecido bajo una montaña de flores y de him- a la trágica .desaparición. O bien al con_trario, como nunc3- se sabe qué hacer
"fiOs_~ Liszt, gran orquestador de «Heroidas fúnebres~, era propenso a esos es- ante una tumba, se ponen flores: eso es al menos una ocupación para los
plendores lúgUbres en los que el instante se demora y se eterniza ... Bastaría supervivie;ntes extrañamente dt-Socupados frente a su difunto; el _arriate per-
sin_~duda con comparar el pomposo "Triunfo fúnebre" del Tasso; en Liszt, con fumado, ima8-en del regocijo vital, recubrirá el Vacío siniestro de la nada.
. la, ffiuerte de Mélisande 1_esa n1uene tan discreta, tan desapercibida como el· Nos demoraruos en actitud meditativa ante ese calderón de mármol llama-
soplo de Dios, o bien c~rÍ la admirable página de Gabriel Dupont tirulada do mausoleo.'. El- luto es por lo tanto un asunto de vivos: son los vivps los
La Jl-!uerte ronda.1 Morir no hace rilido. Un suspiro no hace ruido. Un paro que se agitan, y transfonn~n el instante en un plato e."<quisito; en cuanto al
cardiaco no hace n1ido. Para Debussy, poeta del pianissinzo y de la exrre- muerto, él ya está, cotno se sabe, retirado de la circulación.
n1a concisión, el instante fue reJ.lrnente el minuto fugitivo; pero entre los
1núsicos rom3nticos que hacen honor sobre todo a 13- majestad de la muer-
te, la inflación y el énfasis hinchan el instante hasta convertirlo en una eter-
nicitd; hacen crecer desmesuradamente aquello que no tiene ni masa ni vo-- -
lumen. El Inisterio del pianissimo letal es sepultado bajo los grandilocuentes
cánticos. Y como si eso no bastara todavfr1, los supen:ivientes celebran con
una piadosa regularidad el aniversario <le ese instante: gracias a la fidelidad
del recuerdo, aquello que sucede una única vez se convertir5. en periódico;
el calendario hace del misterio semeifáctico un acontecin1iento iterativo ·y
casi familiar; las ceremonias imitan la repetición del brevísin10 instante. Por
eso los fieles con1ne1noran incansablemente. cada Viernes santo, el eterno
ú!thno suspiro de Cristo: y con10 dos días después celebran no menos fiel-
1nente su resurrección, el -inst:lnte que debería ser tr:.ígico acaba por tnez-
clarse íntin1a1nente con la existencia en la Euniliaridad del culto. La periodi-
cid:lJ re1neJia sin <luda la frivolidad <le los homhres incapaces de hacer durar
perpetuamente el instante, incapaces <le tn::intener por inucho tiempo la su-
h!ünidad de su duelo. Fiesta periódica o fiesta pern1anente, la fiesta pern1i-
tt' ai instante mort~Il. en los dos casos, cohabitar fa1niliarmente con la vida
diari:i. ¡El moribundo no acaba nunca de n1orir'. l'na fracción de segundo
para entregar su último suspiro, toda la eternidad para continuar ese suspi-
ro ... Por supuesto estas conductas simbólic:i.s no perennizan el instante sin
Uuración, no perennizan inis que el estren1ecin1iento social, y .sólo por lo
que se refiere a los supetvivientes: sitven par;:i embrollar o para difuminar
la nitidez de la fractura. Los ritos y símbolos complicados que proliferan

1 l.es Her!l'es do/entes, XL Con!Tastt: -.ih~o!utu con d fin;tl de :\11/ar.

212
. .
CAPÍTUL9 I
EL INSTANTE MORTAL ESTÁ FVERA DE L>cS CÁTEGORÍAS

l. El instante n1ortal no e::; un rriú.Yúno cuantitatiuo_

Acontecimiento impar e incomparable, el instante mortal elude cualquier


conceptualización. Tratan1os de incluir la muerte en general en una cate-
goría cu;ilquiera, a fin de poder pensarla. Pero en primer lugar la disyun-
ción entre cJ.ntidad y cualidad sólo tiene sentido en la empiria, y por lo que
se refiere :1 aun1entos y transforrn::i.ciones relativas. La nihilización es a la vez
el lín1ite hiperbólico <le h1 disminución y el lín1ite hiperbólico de la modifi-
cJ.ción. '{ co1nproban1os ahora que la categoría de la cantidad no es aplica-
ble tampoco al instante n1ortal. ¿Es entonces el instante n1ortal un m:íxüno?
Se dir:í que corresponde al grJ.<lo 1nás agu<lo <lel <lolor o a la intensillatl más
extren1a de l:.1 enfern1edad: el dolor, por eje1nplo, se convierte en mortal
cuan<lo e:-;:cede un f!:rado n1:.íxl1110 <letennina<lo. Correspon<lien<lo a los tér-
n1inos extre1nos de cualquier experiencia, la n1uerte, es <lecir, el hecho de
1norir. representa perfecr:.inienre un liiniLe. L:l inuerte es aquello que se
encuentra cuando se v:l h~1st:l el final de lo que es hun1J.no en una experien-
cia. cuando se profundiz:1 en esL1 experiencia sin p:lr:lrse en el carnina; es
el fondo últirno Je 1:.i profun<lidad y la últin1a cu1nbre de la ;_iltura. el tém1ino
extre1110 de roda <lisrancia y el últi1110 gr:.i<lo de to<lo crescen<lo, en una pala-
bra. el lünite infranqueable que una experiencia sober.ina pue<le alcanz:lr;
la muerte está al cJ.bo <le L1 CJ.lle: y lo mismo que si se prolongara un hule-
l'ard de París en din.:'ccit.in ~l cualquiera <le {os puntos cardinales acabaría-
mos tarde o temprano por encontrJrnos con el océano, así. cuando se aumen-
ta progresivamente la intensida<l Je una sensación o <le una emoción, nos
encontran1os con la muerte: una experiencia, hinchada sin contemplaciones,
~tc~th:.i por 1...·sta!L1r y se ri1._Tdt.c en la nJ.<la: ¡llt::g~t un 11101nento en que el hilo
_;~-~rompe! Más allá 9e cierto punto ei dglor e'i'ncly_S_o e_l .placer dejan de ser de la vida, __qUe es-jpso'fiCto:el primer instante de la muerte. La abnegación
~-,S9porrables, y ·su cont_inl)O au_rnen;to _pD-~de_ rnatarnÜs·.-,, ¿No sucede a veces citerior, sien40 flor enr_er~ .de-a_qu{aba_jo, -per~oeGeJuqQ<imeritatment~ ati;:á- _
-_que_.-s_~-- muere de placer? _ Tan pre\:aiia- ~S l_a-exisfe-p"t'i-3 P_siCo_sornática" del gica; grita:~ ¡_ha~tenUs! Hasta_ P:qu_í, ..pero no_ más allá, y se queda en el umb·r;il
:::~~mort".1, frágil su cbTitinuación,.vulne~bh~-s~·org;:l)fstÍlo, estfecho..su pecho: de la muerte.,-J::n l~-(:ie-rñoni;ic_a: _ _ hip_ér_bofe del sacrificio, por el_contrario, eJ
·---pue_s la rnuerte puede -penétrar en_-"nüsotros poctodoS_Jci_s· poros-y por todas máriir acep~:i_-~¿rif-p-pr-el btr_c);_'eSa entrega to_ta! es lo máximo de lo que un
las Junturas del- edificio -~orporal. _Para eI:-se.r inmorr-al, cón_denado por su hombre es -~~,paz: pqtque ning(r_n hürnbr_e pU:ede _dar más que siJ _ser~pfopio;
invulnerable cota ·de mallas de inn1ortalidad a ·Vivir indefinidamente, E:l peli- pues no tef{emoS nada Dl:ÍS g·rande que entregar que nuestra _ pe-rsona y· -
gro no tiene s_entido, ni el valor, ni:_la aventura; tal vez: a los ángeles les gus- nuestra vidá.-~ismas. La entrega no_es menos.-total si en el último momen-
taría morir para poder, c6_mo todo el 1nu_ndo; correr aventuras: n1ueren, ¡ay!, to, o int::jór: aún en el penúltimo insta'nte,_ y dé üna manera absolUtainente
porgue no pueden morir.":~ Se aburren de no e,srar jamás en peligro. La muerte imprevista, tl_ñ ángel del Señor apartara· el ptiñal del sacrificio: basta con que
es Io doloroso de todo dolor, como es lo peligroso de todo peligro, lo aven- el superviVie'flte en el último segundo, salvado in extremis por ese lance im-
turero de toda avenrura, eJ _daño de toda _desgracia y de toda enfermedad: previsto proVJdencial, haya ac~ptado la rhuerte con toda inocencia y sin ~~n­
la enfermedad, ya se tr~te de una siinple__pupa, de' Ja m:ís ben_igna de las
-./
gún c:ílculoi-- .~l- sacrificio no es_t~ amañado desde el _momento en que el héroe
migrañas, la enfermedad ·sólo es una enfefmedad porque la criatura puede ha asumido· ÍJ6r adelantado ei1'intención todas !as con.SeCuencias de su gesto,
teóricarnente morir de ella; zun fon.'."1nculo no representa acaso una posibi- con1prendida la muerte: y puesto que se ha quedado efectiva y finalmente
lidad de nluerte? El peligro sólo es peligroso en la Inedida en que in1plica en este nlundo, habiendo apuntado sinceramente al más allá, habrá cono-
un- riesgo de muerte. Un peligro al que la posibilidad misma de morir le cido, durante un instante, la tangencia de los dos mundos; ¿quién sabe? Su
fuera retirado por adelantado no sería un peligro serio, sino un peligro de desesperación fue tal vez la condición necesaria (pero no suficiente) del mi-
mentiras; un peligro para aparentar; un juego para intelectuales con1protne- lagro. Dicho más breve1nente: la 1nuerte es la seriedad en cualquier sacrifi-
t.idos. Y lo mismo una aventura de la que uno supiera por adelantado que cio, lo que está en juego, el grano de sal de toda aventura. El sufrimiento
iba a salir bien libr.J.do no es en absoluto una aventura; ¡es nJás bien una misrno no nos hace sufrir inás que por la dosis a n1enudo apenas percep-
fanfarronada! Lo aventurero de_ la aventura reside en que uno nunca sabe tible de muerte, por la dosis de 1nuerte infinitesin1al y por así decir ho-
hasta dónde le puede llevar;_ o mejor aún·, ·Sabernos demasiado bien adón- meopática que Contiene.--El rie.Sgo rnortal puede ftÜ r-epfeseritar ÍnáS que una
de nos puede llevar, a ese extremo que, para· todos los hoinbreS rnortale.s posibilidad entre mil: es sin en1bargo la aprehensión de esta pequeilí-
sin excepción, se llama.muerte. Y en· fin;-es)a muerte la que hace valeroso sitna posibilidad, -de esta lejana y muy improbable posibilidad, es esta mi-
el valor, heroico el heroísmo, y la gúe cbnfiere su c-.ir:ícter trágico al sacrifi- núscula preocupación la que hace peligroso el peligro y apasionante la
cio. E! valor apa;-;íonado acepta el sactifk·io total sin resen'as ni condiciones, lotería ... Esto se puede cotnprohar el día en que el concepto libresco se trans-
sin .segundas intenciones ni disti1lf!.OS. es decir, hasta !a muerte si fuera ne- fonna en an1enaz~1 precisa. el día en que la lej~na y platónica posibilidad se
ce.sario- ¡1L~·que cul nzorten-z! Toda l;i sinceridad. toda la ::;eriedad del héroe esr:i conYierte en próxilna e inn1inente eventualidad. El no-ser de nl1estro ser apa-
contenida en ese hasta. El héroe h~1ce tr~unpa si sabe por adelantado que rece entonces en el últirno extre1110 de una experiencia extrernada. Pero esta
una mano con1pasiva le salvari de la nada en el últüno rninuto, o rnejor aún extreinidad 1nis1na sólo es extren1a porque la criatura es finita en su duración
en el penúltirr10, dicho de otro 1nodo en el cincuenta y nueve nlinuto de la y li1nit1da en todas sus <li1nensiones. El crescendo·del calor. de 1:1 luz o del
, onceai,,-'a hor:i: entonces el héroe no e:-; un héroe. sino un fars:lnte; y el ruido puede ser físican1ente indefinido. pero la vida del ho1nhre se termina
heroís1no de ese héroe es una figura retórica, o rnejor aún una burLL Si rnuy pronto y n1ucho :lntLs de que el crescendo se haya ;iccrcado siquiera
el héroe se sacrifica hasta la 111uen:e e_\x..·tusicanzente, deberernos habl;ir de a su apogeo; ¡la frágil existencia Jel aventurero acaba 1nucho antes de que
abnegación empírica n1:ís que de-sacrificio n1eraempírico. Tal es l;i diferen- finalice la aventur..1! En el triple infinito del espacio. del tiempo y de la serie
cia entre la abnegación cirerior Je una sabiduría que se entrega basta la ntu11érica que recubre y rode:l por tod;'.ls partes nuestr;i positividad vital. 11
muerte, pero deja a la muerte fuera. y la abnegación ulterior de una san- persona se reserv1 un área lirnir::ida: tal es la zona media reservada a nues-
tidad que se sacrifica hasta [a muerte, n1uerte incluida: las dos son E(l)S tros sentidos en el teclado infinito de las vibraciones, y que representa su
8avá.1ou, pero un;i permanece mi_,_, ac~í de la muerte. y la otra, sohrenatur~.d. alcance-, más J.cá y más all:í se extienden hasta perderse de vista los <los in-
apunta rnás alli; la ;_ihnegación ulterior se sacrifica hasta el ú!tüno instante finitos. el infrasensihle y él ultr:i.-.;cnsible. el infra-visible y el supra-visible,
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el infra-auclib!e y el suprJ.-J.udible, que lin1iran, encu::icJr.an y definen el ~ampo La desproporción .es pal- tarito completa entre la continuidad empírica de di-
. se:nsori::d; e! rnjxirno y c:1 mínin10 sensibies dcS-ignan los-dos límítes a partir mensiones finitas y la importancia metae1npírica y realn1ente infinita de una
de !os cu::dcs, por .:i1nbas parres, cornienz:.i el.infórme _océanÜ de lo insensi- determinada--g~~d:ición e_~pe,cia-1 que indic~t el límite entre la vicia y la muer-
ble: en la in1nerisa noche ele- lo invisible _como en ef-Si!encio sin límites de- te. Por un lado, ta -c:.i.tástrofe de-- la muerte-prOpia, por el otro, una conti-
lo inaUdibie, en !J. tiniebla que es cero de luz y de sonido, el hombr~ se nuación sin fin. La muerte .de :J.}guien es un incidente, un-eslabón in.signifi-
vuelve ciego y sordo. Dicho ele un modo más g·eneral, la finitud de ta cria- cante en una Gadena indefinida; pero la n1uerte-propia para mí es la tragedia
tur:i esri compuesta sobre esta infinitud del tien1po -que se llama, en resu- del último instante; mi muerte-propi::i p:ir:.i 1ní es el fin -del mundo y el fin
n1id:is cucnt:is, eternidad: y lo rnisrno que los continentes flotan sobre !os de la historia, en una palabra, el fin de todo: aquello que en sí mismo no
oc2::_inos corno si fuer:.in islas, así nuestra finitud está rodeada por la eterni- tiene nada .que ver con el final de los tiempos es para mí el fin:il de los tiem-
dad prirnordi:i! y tern1inal: en1ergienclo de la eternidad 3ntecedente reab- pos. ¿No hay en el contraste de estas dos ópticas una ironía algo amarga?
sorbida por la erernidad ulterior, Ta biogrJfí:J histórica de cualquiera e~tá en- Estrangulando la continuación en generJl. et instante nihilizante señal:i nues-
cerr:icla entre e! naci!niento y !:.i rnuerte sobre un fondo de nada. El hombre tra ascensión a un orden distinto. Desde este punto ele vista al menos el
es sobrepasado por tocJ3s parres, desbordado, definido. ¿Cómo es que ese superlativo rnortal, compar:.ido con los con1par:itivos de la empiria, se de-
pequeño intef\-·:ilo, ese corto interrnedio que llaman1os vida no nos llama muestra incomparable; desde este punto de vistJ el grado mortal no puede
concinuan1enre a la modestia y J la n1esura? - An¡es de ser una profundidad compar::lrse a ningún otro grado. Si por tJ.nto la n1uerte corresponde a tal o
escondida, !J inuerte corresponde J. un cierto n1ixin10; v ese máxin10 se cual canticJacl en una gradación :1scendente. es en un sentido tot:J.hnente arn-
expresa en una c:inrid:icl numéric3n1ente Jsignable: pues ,lo mismo que lo biguo.
óptin10 (por ejen1p!o un clin1a ten1plado) represen[a, a init::ld de camino entre
!o n1-:íxi1110 y lo n1ínin10. el conjunto ele condiciones medias más favorables
para la vida, así h:.i.y un grado J.gudo de calor, de sufrimiento, de fatig:i. a par- 2. El instante n1ortal no es ll1l cantbio cualitatiuo.
tir de! cual la vid:i deja ele ser posible. En el colmo del dolor, la existencia
n1isn13 explota. Sin duda ese grado es un grado como los dem:ís, una dimen- Por el contrario, en tanto en cuanto es una niutación, !a 1nuerte parece
sión co1no las dern:ís en una continuidad 1nensur::i.b!e, un grado que corres- entrar en la categoría del cambio cualit;iti\·o. La cualidad sólo se clistin-
poncle a una gr:-tcluación en l:i esca!:i del termón1etro. A. parrir de un número o-ue en el cambio pues es por alteración por lo que se califica la cualidad;
ele got:.is clerern1in~1do, el rnedicJ.mento se con\·ierte en un veneno mortal: ~ el cambio clifer~ncial que hace que se sucedan b ..s cu:J.lidades enriquece
pero ese número es un núinero coinlin y corrienrc n15.s :Jl!:í ele! cual h:ly al tiempo y al rnovimiento: el c:.llnbio cl:J. ele este 111oclo un contenido con-
roc1:1vía n1uchos orros en h1 infinit3 escal:i ele la posología .. _ ;Únicamente ese creto ::i.I devenir. L:i muerte considerada co1no c~1mbio sería por tanto m5.s
núinero finito r:1reclclo :t todos lo.-; nlilrteros represent:l L1 dosis 1norral! Con bien inte1;,·alo quL instante.:- y 1n:ls bien continuación que J.conteci1niento
diez go1:1s de \·eneno, y :dgunos trastorno.-; m:is o n1enos gcn·e.s. la vicla conti- datado; lo que se debate y:J. no es L1 cue.:->tión C'11únclo, sino la naturaleza ele
nli~L con once go¡:is. es decir, por un:.i got:t de n1J;:;. es decir. por una clife- la alter3ción. El principio ele Tr~1nsfonnación. que confin11:.i n1:J.tizinclolo }'
renci:.1 i1npercep[ib!e y despreciable. e! vivo cae fuln1inaclo. ¿Qué p::i.sa entre ::suavizándolo el principio de Conservación. clisipari t;il vez el inquietante
i:J cléciin:J y la oncea\-·a? Once serí:.i la dos;s en-ríen .. Do.sis variable. por lo inalest:lr que L1 aniquilación n1ortJl- despiena continuamente e-n nosotros ...
Uen1js. cll.' un individuo :locro. y. para un 1ni.c;n10 indi\·icluo. ele un mornento :>;;icla se pierde. y por consiguiente. con10 Lucrecio tr:.ir:1 de persu:_idirse, "i in
a otro: -un pjj:iro no habría n1ueno". dice el n1¿Jico que asiste :__¡ 1\félisan- 11i/Jilun1 ni! potest recertf!,. ¿Pues cón10 cunci.:hir una pérclicla J. c:imbio ele
cJe ... Así corno una ciena frecuencia ele vibr:.ición sin·e ele pre[exro físico para n~1da, una anulación sin ningún género de con1pen.sación? Ahora bien, no
J3 sensación aucJi[iva del fa .sosreniclo. :.i.sí un detern1inado número entre otros se puecle cornp:.irar la nihiliz:.ición morr;il con un carnhio. Evidentemente el
núrneros. un clcternúnaclo gr;iclo en !a e.sc:iL1, repre.-;-:nt~1n el inciJenre físico devenir es, co1no la tnuerte. irre\·ersible._ pero es una irreversibilidad en !J.
con10 con.secuencia ele! cual se produce la gr:in muración metafísica llam;i- plenitud: pues el devenir - maduración o envejecimiento - es ele todas ma-
d::i inuene. Así con10 !a sensación se modific:.i v modula cualitativamente neras alteración continua. Por el contr;:irio. J;_i_ aniquilación morrJ.l, rrinsito
cuJ.nclo la excit:lción crece cu::inrirarivamenre, :i.sí !a existencia en general Je! ser al no-.ser, sólo puecle ser repentina y discontinua: ¡esto quiere decir
toca a .su fin cu:.indo sobreviene e! gr:iclo crítico que da !a :·;eñ::ll del naufragio. que [oJ.as l:i.s inuertes, incluso la.s largainentc: :tnunciaclas, son niuer:i:es súbitas'.
2!.'l
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Después de .ló- Cual,_·somos· libres d_e llamar a la-rriuerte, sin ironía, un cam- diferente; si no ha permariec.ido relativa1nente él misri)o, s.i-_la ferina trans-
bio... ¡Pero --ciué extrSlñ,o y -ID.ófl.Stn..ioso cambio_! :cambio· ante todo y sobre fürmad;i no es ~omp'arabie a la-forfna primitiva, si un hilÜ tenue-; perO co~­
- t?"do in~xpresable po~9ue n_o,_ t~ne me~_!_dá comUn con-las·. relaciones empí- tinuo, no .un_e todavía el -Antes y el I)es-pués de la tnet~orfosis . .~9S prefi=-
, .ricas y partitiva~-·e_n vistá·d~-Ja;; :caales _ §_ecc'onstruy_e·:.f1uestro lenguaje: ·1a muta- :jo:S Tra_ns y lVfeta ¿óo ·expresan aCaso_ el caráctersObreañadido y secundario
. ción-límite :-lla_mada muerte ~ri.o· ·~stá_.aJ ni~el- .de):Ienguaje; todos nuestros del cambio c6n relaciórt-ai subStr-áto ·d_e_ese mismo cambio? El tránsito de la
verbos, por ejemplo, expí'esan~-6perac'iQries::partÍtivas y superficiales - una -vida a la superoi·v~)1cia implicaf.Ú(fambién 1a permaneÍi.cia, más acá~y más_-
transferencia ·o traslación .dé--u.n-lug<Ír a.otro, él desplazamiento del rriis1no -allá de la n1uerte, .d_e uria Vida substancial. - La paradoxología ber8Soniana,
objeto de un- sitio- ::i otro, la traducción o la transtripción ct·e un- rilismo texto en sus aspeciós más hiperbólicos, fue, en gran parte, una conversión a la
de una lengua a otra, la transposición de una música de un tono a otro -, idea-límite del cambio puro: 1 ffiás allá de los carribios modales, el cambi<;:>
Operaciones en las que el- Catnbio sólo su pone un cambio por referencia a radical representarla la verdadera taumaturgia del deveni~; hay un transfor-
un substrato, en--las que la:mutación supone un trasfondo inmutable, en las mismo, o más_.bien un transfórmacionismo adjetival_ que disimula un substan-
que las variables sólo. se:definen por relación.a las ínvariables. Dicho de un cialismo apeq~_ . m.~quilla<lo; hay-un mutacionismo aparente que es un inmo-
modo más general, la trcÚ_liformación; la tra-iz.Sjlguración y la n1etanzo1jOsis, vilis~1·0 Larva~,~~ .EJ. cambio purO:no debe ser confundido con el- concepto
que evocan un trárisito de:.úna-'forffia a otra, O_de una figura a otfa, se-redu- del c;in1bio hh:i._é)staSiadó: pues eL(oncepto de caml¿io no cambia. Y por otra
cen en definitiva a disfraces:: ¿pues qué otra cosa es el disfraz. sino la metábo- parte el c::i.mbiÓ no debe ser confUndido con aquello que cambia: en aquello
la indu1nentaria que modífica al persOnaje sin n1odific::i.r a la persona? Proteo que c:1111bia, el sujeto o soporte JeI Yerbo precede a la mutación, dicho de
el polimorfo es s_ien1pre irreconocible. A través de las diversas reencarna- otro n1odo, la muda es secundari:l en relación a los substantivos de la gra1n:í-
ciones de una c::intante que sería sucesivamente GV\'endolina y Penélope, tica. No, -la concienci::i no es un ser-que-deviene, la conciencia es por com-
Mélis:inde y Ariadna, Iaroslavna y Fevronia, la unidad de un estilo se reco- pleto devenir.como es por completo libertad; si las aguas fluyen pocel lecho
noce siempr'e: la cantante sigue siendo la misma. cantante bajo el transfor- del río, los contenidos de la conciencia no fluyen en ca1nbio de ningún modo
mismo de papeles y oropeles, como el rey sigue siendo el 1nisn10 rey a pesar por ningún medio vacío que sería la dirnensión del tien1po. Aquí las modali-
de su vestuario de uniformes y su vestuario de incógnitos; en el disfraz Je dades son la substancia misma; y por consiguiente el devenir es nuestro ser
un hornbre disfrazado por turno de gendarme, obispo y pinche, de rana y n1is1110. nuestro único ser y nuesrr.o se!· en!erD. P1-1"'5 no te_')e1nos.ocr-0 Esse
de Príncipe encantado, la metamorfosis sobre una misma esencia tan rnal mis que el Fieri. Y es en Jefiniti\·a la persona misma y toda ella entera - la
n1aquillada apenas es vísible; la misn1idad catnbia el color Je su pieL es de- ·JuaniJaJ .. Je Juan, la "Andresidad,. de Andrés. la mismidad de cada uno -
cir, c::imbia de piel pero sigue siendo substanciahnente la misma. Cosa que lo que significa devenir en carne y hueso. _Tal vez habria que llamar "tran-
indica más claramente todavía el concepto de modificación: todo can1bio substanciación" a esta transmutación integral. a esta evolución no precisa-
expresable y descriptible es una 1no{lf/icacíón: es decir. que 1nodifü::l los n1l'ntL' partiti\·a ni 1nenor. sino óntica y metaempírica que es. en definitiva.
n1odos de J;i' suhstJncia, pero no afeC-ra a la suhstancia 1ni,Sn1a: L1 e\-oluL'ión t.:l ch:\·cnir. y gracias a 1a cual el .ser. enucleado de su propio núcleo. se trans-
transfonna las rnaneras de ser sin tocar ~11 ser dL~ L'S~1s nlaneras: cu:llquier:t n1itL' L'Xtitíc:itnentL' y por ent~'ro dL' .s<.:r a ser. En esto el devenir es creación
que sea la in1aginación Je! rnúsico. el te1na \·aria<lo sigue siendo el ini.srno e inno\·ación continuada. rvias que con una n1odificación partitiva. ¿no te-
evolucionando a través de las variaciones multiforn1es que lo modific:ln: !:is ne1no.s que vérnoslas aquí con un:1 modificación cualitativa? - Y sin e1nbar-
n1eta111orfosb n1ás sensacionales. las 1nis in1presionantes, las n1:.ís 111:.ígica.s. go !a tr:1nsuhstanciación. por n1et~1física que sea, sigue estando emparenta-
aque!l~ts que se adornan con rnás faritasía sobre el te111a Je la especie y da con !o:; ca1nbios epitéticos de la empiria: se inscribe en efecto en la
transfiguran rnás con1plet_:in1enre la apariencia del vivo. siguen siendo toda- continuación y en la plenitud del existente: n1ientras que la nihiiización mor-
vía n1odific::lciones adjetivales o, si se prefiere, cambios peliculares y corti- tal retuerce el pescuezo pura y sinlplernente ::1 esa misma continuación. Si
cales: los 1naravillosos prodigios de los que nos h:.ihlan Ovidio y Charles la tfan~fonnación es trinsito Je una forrña a otra, y si la transubstanciación
Per":1u_lt no disiinulan tnás que las rnodaliJaJes periféricas y :;e 1nantienen es la transfen:ncia del ~er tot:.il :.i <..1rro :-;er nuevo. l:J. histogénesis sucediendo
a flor Je esencia: conciernen a la epidermis, pero no al corazón del ser. Por a l::i histoli.si.s. la muerre es a la vez el paso Je l::i. forma a la ausencia de toda
eso para los partidarios de la palíngenesia. la rnuerte es un avatar entre otros ..
Aquel que h::t devenido otro no será ni siquier.i otro. es decir, rel::ttivan1ente 1 U1 !'eruprio11 ,/11 chlll!_~e//1<''111. ~:' confer<.·ncia ( ú1 Penslit.' et fu mouvant. p. 16'.'\l.

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forrna, o de !:1 figura a la no-figur~, y el paso del ser. al no...:ser; la muerte cuia todas las enfe;medades.suprimiendo al enfermo. Desde' este punto de
supri1ne a la vez l:i.s 1nodalid::ideS y lx subst::i.nci::i, los- adjetivos y el ser que Vista la embdlia es un;_¡_ ~solución", una- solución tan insignificante cÜmo
los soporra. jAquí no se puede decir qué c}ase de magia s~ -ha producido en dec_isiva, ~an sirnplista co·mo radical: fulminando al ser depositariÜ de-todos
el lnren:alo entre el Antes y el_ Después, puesto que p.ropiamente hablando los probl~mas, resilelve defi~ütiv;imente todos los problem;is efe ese set. El ;
no h:iy ningún Después! L;:i transformación de! viv_e -en cadáver confirma instante-decisivo de Ja rmuert~ resuelve de una vez Io- que un envejecimien-·
esta rna~Yirnidad ele la abolición mor!al,_.rrrá;_que invalidJ.rla: pues además ro indefinid_o fio conseguiría nunca. La diferencia que _?epara la aniquilación
de que concierne sóio :11 cuerpo. tr:lnsforrna este cuerpo en algo inforn1e; morral de- las modificaciones inherentes a la ed;id, modificaciones "profun-
;.no es el c:td:lver acJso un espan[OSo C:lOS, un::J. n1asa informe, un cuerpo das como la arreriosclerosis o superficiales como la calvicie, esta diferencia
sin fonna org:ínica? E.sta transformación no es en absoluto una transforn1a..c no es una diferencia de grado, es decir, de más o de menos, sino una dife-
Ción: ¡ni siquiera una deformación! Esta tran:::,j"orn1ación es n1ás bien una rencia de naturaleza. El ::iniquilarnienro se opone, como los cambi_9S pro-
nihi!ización .. tvl:ís a!!i de la transforrnación n1odal. que es tránsito del uno flindos, a las modificaciones superficiales; pero no se opone men:Os a lós
al otro (El; üU.nu EiS ÜU.0) o :dter;ición del uno en el otro. mis :i!lá de la tran- carnbios profundos n1ismos, pues el aniquilamiento no es propiamente ha-
.subst:lnci:ició.n r:idical que es un c:i.mbio total. o transrnutación del otro en blando un ca1nbio como los de1nis; ¡la m:is revolucionari;i de las mudanzas.
un otro distinto, la nz_utatio in !lihilzun llarnada n1ue11e en1puja al ser del todo la conn1oción n1is radical no nos dan n1is que una débil ide;:i. de la nihiliza-
a la naLla y !e precipüa en !a ,Valfa total. Lfn cad::íver - est::i es L1 novedad ción! Un sencillo reacomodo o un desplazamiento de las partes no es la ani-
que produce es:1 innov:J.ción siníestr:L :'vEis all:l de Ll reno\·ación re!ati\"::t que quilación 1nortJ.l: pero una transform::ición que conn1ocionar::i. :ll ser de arríba
es l:i transforn1:ición en algo distinto, 1n::ís a!Lí. de la innovación absoluta ahajo ta1npoco es ese aniqui!Jmíento.
que es !a creación ele un ser completamente nue\·o. se produce - innov;i- La muerte, como decían1os, no es más un asunto cuantitativo que un c;:i.m-
ción al revés - J;i dcscreación rnortaL El Uno es correlativo del Otro y com- bio- cualitativo: y viceversa. del mismo modo que no es mutación de uno a
par:i.ble a ese Otro rcl:itivamente otro y re!ativan1ente el n1is1110, así como el otro, ta1npoco es reducción de grande a pequeño o, como sugiere Leibniz,
Otro es del 111isn10 orden que el Uno; y en cuanto al Otro distinto absoluta- envolvin1iento. En primer lugar la aniquilación se opone a las supresiones
n1entc otro, no sin1plen1ente otro. sino otro !nfinüan1ente otro, otro con ex- parciales: pues si la distancia es infinita entre el todo del ser-propio y una
ponente. es de un orden distinto que e! otro. y sin ningún punto en con1ún parte de ese todo, no es n1enos infinita entre el no-ser de mi propio todo y
con ese otro, aunque tan1poco lo contradiga en ningún punto: est::i. nega- el no-ser de cada parte. Un:i parte puede ser mis o menos gr;:i.nde que otra
ción es la nihilización rnorraL En re:ilidad hay entre J;i muerte ªgeneral· y las pJ.rte si comparamos las porciones, 1nedimos l::i.s tajadas o pesamos los tro-
muerres infinicesiin:lles o parciales que dan con10 resultado el envejecin1iento zos; y el todo mismo, mediante una instancia neutra y transcendente, es
un:i diferencia reahnenre n1etafísica. Si las [r:1nsfon11aciones minúsculas que decir, en tercera persona. es mensurable en c:ida una de sus partes: a los
hacen de\·enir e! devenir y ath·en!r el por.:enir ful:'r:1n otr::i:o; tant:L'> pequeñas oios de !a socied~1cL por ejc>n1plo. la vida de alguien es 111:.ís in1ponante. pesa
n1uenes. dicho dt.:' otro n10Jo. si la \·id:1 cntnp!t:'[~l h.1L'r:1 una n1uerte conti- n1:ís. \·ale n1j_.., que el brazo o la pierna ele ese alguien: por eso c>l asesinato
nuad~1. la inuertL"" "l su \·ez .'-'ería un c:1n1hio l"On10 cu:tlquier otro c:unbto. Pl:'rCJ ;.;e ca.stig~t in5s .si:veran1enti: quL· las agre::;iones: por ·~so el cirujano. cuando
todo e.'-'tO no .son 111j.'-' c¡ue forn1:1s Je- h~1hL1r. E! t._'!1\-ejecin1ieí1[0 quL' b!anque:i hay peligro de gangrena. sacrific;_¡_r;i la píerna para conservar el ser del su-
!os c.:ibellos, que produce la.s :1rrug:ts. que endurece las arterias. a!ter:t L1 jeto: la ::1n1putación se con\·iene entonces en el mal menor. El propiet:1rio y
cotnposición di.:- !:i s:1ngre. rnodific:1 ~l aspecro dL· !a,:; secreciones y Je! ¡11e- sus propied:1des son ~1quí con1p:trables. Pero n1i propio todo. para mí n1is-
r:1bolisn10 en g':ncr:t!. el en\·ejeci111iento. corno el reiuvenecin1iento. apurLt n10, es un inco111parable que est:i fuera de toda coinparación: n1i propio todo
:1 !J rnorfolo~í:t de! org:1nis1no una sucesión continua de reroques imper- no es sola1nen[e rn5s gr.1nde que _cualquiera de sus partes~ es Je un orden
ceptibles "f Je tr:insforrnaclones de det;_¡_lJe. ¡La 1nuerre en cambio. Ja un plu- distinto: pues mi todo es la continuación de mi ser en gener;it: pues mi to-
n1azo sobre todo eso! La muen:e detiene roelas bs funciones a J;i vez, L1 res- do es mi vida n1isma, mi irremplazable vida. !a cuaL en su c;ilidad de única
pir.ición. b clrcubción Je !a s:ingre. lo.-..; latido.-..; Jel :__:or:izón. tcxlo el n1ew.OOlis1no y semelfáctic~L tiene un valor infinito; mejor ;:iún: mi ser, que es l:i condición
enrero: b cuchilb_ Je J;i nad:i liquida la cuestión de un solo golpe. Decia- fundamenta! de todos los bienes de la vida y !o único que da valor a los
mos de la negación :1 la que Uarnamos i'vluerre que es la liquidación univer- v::llores, no tiene él mismo v:i.lor; puede decirse :i discreción (pues las dos
sal, l:i g1.in Ues1noviliz:1ción general. !a cura r:1dical que de un solo golpe cosas significan !o m.ismo ): lo que confiere valor no tiene precio: lo que
)})
· confierey cimenta el valor de todos los valores tiene un preció que no tiec . ·
.;- ne preci-oi Ün precio infinitamente precio;o, un precio propiamente" inapre-
.1
-_,:.~·~.·: :'.
la muerte no sería más que ~l mayor -dol9r posible~ Pero el dolor del :lfum:.
brarriiento, para empezar por él,_ ~O se.- corhparadá cori .el doJo( letal-: Si nó __
, tia_ble_ e ine?tima~le_; _ es imposJble Cifrado, pOr más que el hoinbre sociat·eS.- ,_ -- se adrnitiera, siguiendo con 1a-fil0sofía -deJas CO.plffehsaci0f1eS-··tranq'tiiliza-, - '
:·-cé-iilteieSido~-en fijai convenc}~nálmenr~ tarifas para todo~ .. ¡NJ.di~-se hac€ ~- _-_ - -.~,- . . :;. doras, h1 sirrietría entre el nacimientc:i y la "muerte.__ Ahora blen/-Ia tr;i.n_sfo·r-
un.s.egufo·conya·ra p~rdi"d.a de existencia! Correlativamente-la nada de- nues-·- · _-·~ diación natal no es en absoluto metaempírita: ñi para· el_ ofg-án~Smo_ -nl_ar_effiD
'tro·Ser nO eS":füás_ ·d'e(ible" de lo que ese mismo ser es cuantificable: máS ·allá ,..: ·· que sufre la violencia transformadora, pero' perpetúa Ja cOntirluidad·-:de la=
,,. de la atfC:ifia· Qe tal o cual ótgano, la nada es literalmente la- múerre de toda - f:- - especie, ni para la progenie que, antes de·nacér,._Viv.:J~:.ya Su vida.. pre_nata1;:
· v_ida;· la muerte no suprime algo del ser, 11 totí Ovto<;, uná porción o un.-sec- revelando, más ac::í del nacimiento, fa preexistenci;i -de un set todavía-,ine..,. ·
tor, sino el· todo del ser, y no es- mortal más que pÜr la nihiliz:ación 1Ilis111a- xistente, ¿no contribuye la embriología a reabsorber el·iconteC:imientó natal
de ~sa totalidad .. El no-ser de todo el ser o, literahnente, ri_ada en ·absoluto.' .. - y a restablecer, al menos a parte ante, la_ cóntinuidad genética de ·cada des-
¿no 'es esta la definición" misma de la nada? Esta es toda la diferencia·-entre tino? Por otra,_ parte,. la acumulación de pequeños r_~_toq_ues de_ detalle _Ia.dife---
la an1putación,. la ablaCiÓn de una parte por motivos· de conservación o de rencian de la -muerte, y la diferencian infinitamente. La nluerte -no- se puede
'supervivencía, y la aniquilación que es taumaturgia al revé.s y.desaparición con1parar cori·l~ amput<1:ción de un mie1nbro,-con 1a·e},,_1racción de una muela;
del existente en la ine~i.Stencia, o del ser personal en lo invi~ible. 'La n1uerte con la ablaciGn' de-un riñón, operaciones todas cll~s qu~ retiran al~ó.de la
rto señala el vacío local abierro en un todo por la parte que falt1. o por la totalidad de la_que forman parte: pues la totalidad sigue slendó capaz, de_spués
resección que h:.i cre:ido 'esa falta: la rnuerte designa el \·acío :.ibsoluto, incon1- de la amputaCión, de readaptarse a una situación de menoscabo, de adoptar
pensable, dejado por la desaparición de la persona. Por eso el cad5.Yer no un n1odus vivendi acorde con la iinperfección y de regenerar su forn1a orgá-
es una simple forma incornpleta como el cojo, el manco o el mutilado, sino nica; la ablación de una parte, el desgarramiento de una totalidad no nos
·que es no-forn1a; la muerte entrafi.a la <lescon1posíción total de una fonna dan la menor idea de la muerte; los térn1inos, cualesquiera que sean, de los
privada de su mismidad. ¿Cómo no iba a ser la irreparable nihiliz:ición de que podríamos servirnos designan sie1npre divisiones finitas y empíricas. La
esta irremplazable mismidad el origen de un duelo inconsolable? Por eso es filosofía de la n1uela del juicio trata de presentar a la muerte como el des-
por lo que el sacrificio de la vida-propia es un sacrificio infinito o. para de- gajan1iento del ser entero de su ser-propio, pero eso no es más que una for-
cirlo de una fonna n1ás simple, un acto heroico: si el gesto por el que dan1os n1a de decir lé!s cos.~L5, Pretender oue en la muerte el ser _en _Sll to~alida9 ~ale
algo conservando o reservando otra cosa es un gesto partitivo y e1npírico, de sus goznes, significa reconoc~f la supervivencia y· ia sub~ist~nci~· de un
Y por consiguiente un- gesto a la altura de la vida hurnana. el don-de-sí, qne ser rnás fundamental del que la persona seria extraída; es hacer de la muerte
es don del ser-proplo, hace posibles la paradoja y la contradicción hiperbó- no se sabe qué mutilación máxin1a que amputaría al vivo de su existencia
licas de una donnción-total. Decisión de n1orir por el otro (Ú7ttpruro9v-T¡crxEtv). n1isn1a ... Volvemos siempre al misn10 punto: ¡la muerte es el aniquilamiento
el sacrificio pertenece a un orden di5tinto que Lis pequeñas ahneg:icionL·s y puro y Juro, y por eso es 1netaen1pírica! Pues es h1 raíz del ser lo que es
renuncias parciales de la subsistenciJ. ó IJ.S-·¡)equei1as privaciones dL' dl·Ea- e:-;:tirpado-. -Si roda transfonnación riene lugar dolorosamente, ¿cómo podría-
lk·. Por la nüsn1~1 razón L1 rnuerte no es c-1 líinitc- L·xtre1no dLI doloi-. ni el inos siquiera ünaginar el sobrenatural dolor inherente a una tr::insform;:ición
<lu!or es una rniniarura en1pírica Je la 1nuerte. Es \-erda<l que el Joior :.icon1- [:lll inconcebible? Este dolor no tiene prece<lentes, como tan1poco dejará re-

parla a todas !:is grJndes transformaciones de 1~1 forma orgánica. v parricu- cuerdo: toda anticipación, toda reminiscencia nos están aquí vedadas. Pero
larn1ente las n1utilaciones gra1.·es que defonnarjn esa forrn~. de( 1n.is1,no 1110- e,:;to no es todo: no sol:J.n1ente el dolor empírico va a rernolque del traun1a-
<lo que acornpaña las crisis que preludian :1 l:.1s gran<les conversiones y lo:-J tisrno que lo provoca, sino que dur~1 t:imbién algún tiempo en un org::1nis-
gr;indes arrepentítníentos del nuevo Ad::in: las rnetarnorfosis biológicas. e! n10 en suspenso entre dos foqnas que ha abandonado la vieja sin encontrar
esfuerzo del alumbr.imienro mismo. en el qu~ se condensa la 1neta1norfosis. todavía su equilibrio en li nueva: esta transición biológica de una forma a
;.no suelen sobrevenir casi siernpre durante las convulsiones del .sufri1~1ien- ou::i. es precisarnente el <lolor. El <lolor duradero se descompone en una suce-
to?, ¿la innovación revolucionaria no ünplic:i siernpre una especie <le inicia- sión <le 1nutaciones infinitesimales que propulsan el trabajo constructivo de
ción dolorosa? Esta es la razón por la que tal vez la trJ.dición popular repre- Ja cicatrización y movilizan el proceso regenerador; el ictus se esuella en el
senta a Heráclito. el filósofo del cambio, como un filósofo llorando. Si la intervalo. ¿Qué puede h:iber en común entonces entre el instante fulminante
alteración continua que llamamos devenir se recluce a un profun<lo dolor. de Ja n1uene-. que [o deCi<le todo y de una vez por todas, y el presente difuso,

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prolongado, interrnin::ible de la dolorosa supervivencia? Estamos hablando,·- analgésica., y la• suprema .prueba 5ería para· nosotro.s el test~rnonio de esa
parzi aclararnos, de l!fl dolor absoluto. ¿Tiene sentido esta unión de palabras existencia; promesa tan pronto hecha como cw:npli?a, y_ mantenida en el
casi contradictor!J.s?, ¿puede h:.iber un dolor que no se::i relativo? Acruando acto misffib de la exhalación del últüno suspiro;-la-ínuerte, para un enfermo.
sobre la c:1rne de un organisrno finito que no-soponaría tra·umarismos de- ser:ía ¡:~Eº in_9iviso el dolor superlativo y el prím~r instante de la exiSten_c.ia
masiado .violentos, el dolor es la experíencia mediJ. por excelencia; mezcla indolOr<I·; para el Fedón, es puriRcación: el moribundo traspasa e~ efecto el
de :J.ctividJ.d y de pasividad-, el_do!or es, en el mismo intervalo, la desgra- - umbral que separa la pureza máxima de la turbia medianía, y-Ge la vida nor-:-
(i:ida intermediaried:.id;;y por eso es un acontecin1iento del intervalo psico- mal la supervivencia extrema. Pero este franqueamiento no tiene nada de
lógico, o rnejor aún un acontecin1iento de !a empirla. El intervalo empírico, transmigración, ni de transformación; ¡el óbito no tiene nada de tránsito! Si
con !os contenidos finitos que lo rellenan, con sus zigzags y sus vicisitudes, el dolor es síntoma de transformación, y si la muerte no es una transforma-
sus oscilaciones y sus tribuL1ciones, la alternancia de sus altibajos, el inter- ción, habrá que elegir una de las dÜs cosas: o bien el dolor no nos da la_ me-
valo, con sus peripeci:is sucesivas y sus reflujos, ¿no es lo más a menudo un nor idea de un sufrimiento mis desgarrador que ·cualquier sufrimiento, o
sorneterse :1 todas las pruebas y llflJ actualiz::ición constante de los sufri- bien la muerte es de un orden totalmente distinto al del sufrimiento, y en
m!cnros? lJn dolor trJ.e otro, o bien inaugura la convalecencia, en sí mis1na ese caso, ¡n1orir no debe doler! Pues sufrir toma tiempo, y aquel que muere
provision:l!, del hon1bre nuevo; como una enfermedad camino d~ su cur:i- no tiene literalmente tietnpo para sufrir.. No, la 1.nuerte no es de ninguna
ción, e! dolor tient:- relación con el an[es y con el después, e implic::i todos n1anera una transformación; ni una transformación minúscula. ni una trans-
los gr:idos y esc:.ibs de inten,:;idad. La muerte por e! contrario es una crisis forn1ación rnavúscula; ni unJ transformación n1enor, ni una transformación
r11et:1e1npírica que no sabe nada de n13s y de n1enos, y responde únic:in1ente 1nayor, ¡ni siq~iera propiamente h:.iblando la mixima transformación! La
al todo o nada: la inuerte pone fin pur:i y siinplen1ente a la mezcolanza em- rnuerte no es el abandono de tales o cuales detenninaciones, sino el aban-
piric:.i. ¿Podernos decir que unJ crisis semejante sea e_-:cperinientada o úni- dono de toda form::i; y no es única1nente el abandono total de la forma, sino
c:1111erHe sufríd:1? L:i rnuerre nos llega, pero !a n1uerte tnisrna, propian1ente el abandono de l::i substancia n1isma que soporta esta forma y del soporte
habL1nJo, no la sufritnos; la mismidad de la muerte, accidente extremo y misn10 de ese sopo11e, y así h-asta el infinito.
últirno, es el objero de una experiencia naciente bn1sc1n1enre aco11ada. Iv'fejor
aún: son sin dud:1 an:1!ogí:.is en1piron1órficas las que hacen monstruosa la
idl:':l ele la n1uerte pennitiéndonos apreciarla con10 si fuera la experiencia de 3. El i11stante ele Ja nzuerte no es una alteración temporal.
un dolor llevado ~1 su gr:ido rnáx:imo; si el dolor de l::i cabeza cortad:i es
del 1nisn10 orden que el dolor del dedo rasguñ~tdo, y si uno se puede hacer La muerte t:impoco es una tr.insform-ación si se la mira desde el punto de
un:1 ide:l Je aquel :l partir de este, entonces el \'é11igo .'ie ~tdueñ:i de Lt razón. vista de la continuación temporal. El "continu:icionismo" y el ~tr:lnsfonnis-
En cuan[o :1 !os :tl"h:iques Jel en\·ejecirniento. cs_rjn en un nivel distinto que 1110·., que están rclacionaJo.s ,-;egún Leibniz con Lt inrnanencia de 1:1 e1npiri:1.
Li 1nueri:t:'. y por consiguiente no pueden enseñ:irnos nad:i sobre ella. Añ:1da- escan1otean unu ;il otro t:l instante LuaL El principio Je continuiJaJ o Je
1110." :tlµ:o rnjs. qul' no es ni un:i perogrullaLL1. ni un riJícu!o consuelo: :1que! perse\·erancia del ser y el principio de conserYJción del tener ¿no :c;e con1-
que sufre csti tod:t\-í:i v!\·o. rnientrJ.s sigJ. sufrienJo: n1ientr.Js siga sufriendo, ple1nentan en este punto? Pero !a 1nuerte no es únican1ente inefable .e in-
la vida consef\'a p:1ra él un pequefto n1argen Je superioridad gracias al cual descriptible. es ~tdemás inenarrable. puesto que interru1npe tod~1 contrnu:i-
l:L:> fuerz:l pusiti\·:1s se !1nponen sobre el no-ser: J Ldta de salud, el dolor es l·ión ~o ha\· alteración sin Jlteridad. no hav aconteci1niento sin un acontecer
un~i sc.:1'\al de senc;íhililLtJ, y al menos en esto represenL1 un éxíro rel:.nivo e que .la función de! Uevenir est:l precisa1ne~te encargada de hacer :id\·enir. Y
incluso una reinota esper:lnza ... El sofism:i pesin1·tsta puede por t:1nto_inver- :-;obre el que pende la futurición, en una palabra no hay devenir sin un atri-
tirsé Liciln1ente: ¡sufrir = sentir = vivir! Por eso los tné<licos ayud:in en oca- buto que ese devenir anuncia y que. siendo el resultado de !a muda, lleva
siones ::il enfern10 :1 sufrir p::ir::i facilitar el p:iso a otro e.'itadio Je! que el sufri- .sien1pre la voz cantante; siendo por definición el devenir tanto continuación
r111e1Ho es un sínroin:J.. En cuanro :1 l::i muerce, no so!an1ente es de un orden de alteridad con10 alteriJad continuad:i, es un verdaJero pleonas1no poner
distinto al del do!or. sino que tendría más bien el efecto de !ibr::trnos de él; 1 juntos este verbo y este.atributo: devenir otro. La rnuerte, desde este punto
:Y1aeterlinck ha insi:>ti<lo en este :J.specto !iberJ.dor. En las consolaciones reli- de visra, es una :ilteoción fingida - pues es una :ilter.ición sin otro: la muerte
gios:J.s J:_i muerte :tparece :1 menudo como la iniciación :.i un:i existencia es un devenir que hace c:on10 si Ueviniera algo. es¡;eci:dinente otra cosa,
1
_:,:}?,e:ro no d~evi_en-e _nada;":Y ·da -a. luz .. ; a un no-:futuro ... ¡Fal~o 9,e~nir y falso misma, es'tá:·:~ieinp_re ~en .pa"sado. y,en l<t muerte, todo lo contrario, la posi-
:---~--;-~_mbarazo! Lejos_ de voIY~-~s~_-hacia- un- pasado- ·q'ue-~Sefía.-·adEffi3's un fururo, tivida<l:-d¿ lá~-.Cbntjiluación ·se -sitúa--siempre -detrás y _e_n el_ ser_-preleta1; _la
·:;~:.~sta s~udo-futtlri<:ión se-malogra; Ja innovación._no'-Pare ni ia_ novedad que nada perten~·i:e-al fuílJrq_. -:: Por otra parte, como yá hemos dichü, la nihili-
-~-::f';{Pª!ec--e P~?fll-~tff, ni la-antigü_edad a la.que vuelv_e ~l -tieIIlPc) cíclico-_ del :É:cle- zación no_ e~_:·s_olariie'nt_e tbtal~ -es~también.-defjnitiva;- 0-unca jamás sobreven-
.- ,_~f!ást~s:,=_eSta me~morfosis,.-eri-II14teria ·de morfo_logía,_.·desemboca en lo-amorfo; drá nada ~Ihi:S-~·-:.ia<mllet1e _es un cambio que Suprime para siempre la posi-.
<e: ·__:::["'::esta_ risiícu]a ·_inriova_ción, er:1. rnateria de novedad,_ nq_ pare -má_s que. el no= ser; bilidad mish):a. :::dé-_ Cambia!-, tjue- C?-mbia la· substancia ·cambiante en general
-,_,~·~-el devenir morta_l; si es que, hay devenir, anuncía Por supuesto algo, pero y aniqüj}á---H~s.ta~lá _ese"ricia -frúnutable-sJ-el :ser .mudable. ·Y por _cons.i_guiente ·
-__ -e;se algo es un algo q1,1e no_ advendrá, ¡ese J.Igo es un algo que no es nada! la_transforil:J.á-Ción: letal, si es ·qu-e-hay- t-ransformación;- es ,necesariamente la
--:'La mutación promete,-Y-al. punto,retira.la promesa .. ; La-vocación natural del . última. Tod~f_transforffiación empírica deja -abierta la posibilidad· de tran_s- .
devenir, que consiste en:- tr_ansformar la cosa pór venir en c_osa devenida, esta fonnacioríes_ s~bsiguie.nt~s, enlaz3 _con otras transformaciones que el_la _irli-;"
vocación se encuentra .bruscamente- desmentida, brutalrÍlente interrumpida cia e inay_gura:; toda qrei:amorfosis~:desencadena._metamorfos:is en cascada:
~e_n un abrir y cerrar de _ojos._ La muerte, co_1no decían1os, es el fracaso por por e.so' l_os_;n1Í_1ag_rós, ·~ntre los_pagaiiós, consisten a menu_do en una serie
__ excelencia ... La gran contrarieda_d tr:íg~ca, 13. decepción de las decepciones, de meten1psiC¿sis: .Y reencarn-aciones. Sucesivas. ¡Sólo cuesta el priiner mi~
el_desinfla1niento radica1,--illo dependen precísamerire de esta aniquilación, Ligro! ¡Eri_;-Ia~:plenitud afirmativa de la transfo1'.11ación estí permitido- espe-
de este aborto?, ¿de este naufragio del devenir? La nlutación mortal desem- rarlo todo, todos los retornos, tod;is las compensaciones, todos los resur-
boca en el vacío del no-ser, en el cero de la nulidad de ser: la vertiente cite- giresl Pero cuando la últün-a n1eta111orfosis se desinfla, es que no era una
rior de la transfonnación no desembocará en una vertiente ulterior; el Después metamorfosis ... Pues desinflarse en la nada de la muerte excluye todo resur-
no sucederá al Antes pa_ra crear un equilibrio. Aquello que falta en esta falsa gin1iento. _¿Cómo iban a resignarse las religiones a esta externlinación abso-
1nutación es efectivamente él momento decisivo del después: no se verá la lutamente sin recon1pensa que les retira el pan de la esperanza de la boca?
forma transfor_n1ada, ni ios modos n1odificados, ni el porvenir devenido que ¡El retornÜ de Zeus a su forma originaria después de una sucesión de boni-
son la razón de ser de toda futurición. Esta brusca reticencia, acort~1ndo el tos disfraces, de avatares pintorescos y de divertidos incógnitos sería algo
proceso, inaugura el gran silencio negro del no-ser póstumo. Cambio trun- }_-::;_- casi natural con1parado con la resurrección de un 1nuerto! Especialn1ente in-
cado, cojo, disimétrico, la fururición sin futuro se columpia en la nada. «¿En ·~~
teresado en esc:nn-ot-ear la más radical de -todas -las -mHda--s- pBeS la natura-
qué nos convertiremos t~e:;pués de la muerte?" se pregunta el padre Th. Mo- .:¡¡; .
reux en una de sus populares obras; sin ernbargo, no hay que hacerse nin-
guna pregunta pues el muerto no se convie11e en naJa de nada: ¡el atribu-
¡
.
.
leza no hace nada per saltum -. Leibniz se propuso descubrir en la muerte
un-a meta1norfosis nlás. L:.l carta a Amauld2 en la que, la1nentándose por la
iJu:ofución de los organismos, se encomienda a Leuwenhoeck y a Swam-
to, que- es inexistencia. el sujeto, que deja de existir. el Después que no es n1erdam, no tiene en cuenta n1~í.s que las entelequias, con exclusión de los
siquiera un cfe..,pués contradicen_ Y. anulan la intención de devenir! El rni;;te- -espírit11s: pi.: ro i.:stá claro que el i.::;pcctro a exorcizar es la discontinuidad n1e-
rio de la nihilización y el inister~o de la creación son por t~nto 1nisterios con- t~1e1npírica d-=: la n1uerte: la n1ett:1npsornatosis mis1ila revehíndose den1asia-
trarios el uno al otro: en el misterio Je la posiüvidad creadora, el Antes al do brutal. Ll:ibniz alega una dis1ninución o un en\·olviiniento que caracte1i-
que ll:11nan1os creador y el Después al que llan1ain9s criatur..i son igualtnente za el retorno del anünal a la vicL1 letárgica. Las cataratas de un río. escribe
tangibles: sólo aparece inasequible el instante del Durante. que es creación Leibniz,.'> no in1piden que su corriente se:i continu8.; se comprende, podría- -
propi~1n1ente dicha; ese presente en la bisagr..i de las dos vertientes. de las n1os añadir. que di.:spués de su pi!rllicla un río provisionalrnentc subterr8neo
dos continuaciones. Je las do.s subsistencias. no es una nada, sino un ca:-;i reaparezca a la superficie; pero la rnuerte no es. en este sentido. una pér-
nada Y una fulguración; una aparición que desaparece. Desde otro punto thcla de la corriente vital: ni es un eclipse del devenir. Leibniz nos habl::i en
<le vista podría decirse que la nada, en la creación, es siempre antecedente. otro lugar de «Caídas de música·. es decir. de cadencias que parecen inte-
Y que el acento se pone siempre sobre el Después: en la plenitud de la co.'ia rn.unpir la línea 1nelódicJ. ¿No ."t:rá la muerte, en este sentido. una caícla ele
creada, la conciencia tendrá todo el tiempo que quiera par..i buscar vestigios
de la creación. Del mismo modo que la creación, el nacimiento est::í orien~
2- J:.in~r. I. p. ')'}6--')57 (Projet de !ettre á .-1rna11ld. 16B6J, 593--610. Considératiou.~ sur la doctri11e
tado al porvenir, y la conciencia que filosofa sobre él es en todo momento *
cl"11n e1prit unicerseL 14. Cf. Jlnnadofq[J.ie. § 73.
conren1poránea Je una positividad viva; el no-ser prenatal. por definición ':Vo1u·e1111xcssaL>. !\", 1<1. * [2__ Ct"_ f.l'ftn·ú R. [)e_\fm1tmort. 171')

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niú,">icd! L1 preocupación const:Jn[e de Leibniz fue cubrir:con un púdico_ v-e,,.
lugar señalen. En este s~nüd9 la defunción- tiene un lugar, una calle, una
. !o, con un velo de rnoralidad y s:.ibiUuría, la nada del origen· r::idical, y- p·o- dirección, y un estado civil, como lo constata el forense, respond_e ranto a
. der encontrar/;_¡_ continuídad mis all:i del fin y n1ás :icá del principio: esta fi- la pregunta ¿Dónde? como a la pregunta ¿Cuándci? Aquí abajo la muerte es
losofi:i csenci:il1ncnce continuacionista protesta por can[O ca"n[fa tod¿ aquello por tanto localizable: aquí la-mue·ne sorprende al viyo en un lugar deter-
que es Jestrucción ~en rigor y reduce la aniquilación a tin empequeA~ci- __ minado en longitud y latitud; el hombre m~ere entre nosotros y como uno
nlienco. -~'\ pes::tr de tJ.nt2s precauciones, la ruptura que la muene represe·ó-~­ de nosotros. Pero un instante después., o .. mejor aún-en el mismo instante
ta no se deja escainote:J.r; la solución de conünuidad no se fundirá en el flu- -_ (pues dos instantes juntos no son más que un único y m_ismo instinte) se
·_jo de bs rnewrnorfosis. El devenir es corno una :i.lteraciün supletoria, separación pierde el rastro del ser vivo. A la filosofía de la continuidad tranquilizadora
continuada, continuamente cornpens:ida por nuev<:LS reposiciones, y eso has- le gustaría poder hablar de transmigración o de translación del mismo modo
ta el insL1nte mOrt:J.l, que es el ültin10 e irren1plazable.
que habla de transformación ....Una migración, dice el Fedón, O:noónµla o
nopEÍa.;--1 un viaje que nos lleva de aquí para allá. Ev8Év8s Etcilcrc: un simple
c:imbio de residencia, µt-roiKT\Oll~. ¿Será la muerte una apodémia? No, la
4. E'/ instante mortal recusa cualquier topografia.
inuerte no es una apodé1nia. La muerte es un exilio que no acabará n_unca.
Y llamarla exilio no es n1ás que una m::inera de hablar. Aquel que 1nuere en
L~1 n1ucrte. corr10 no es pensable ni en térn1inos de c::tmbio ni en términos (l/guna parte emigra a continuación a ninguna parte. La muene es un niovi-
de n13-s o de rneno.s, es decir. en t2rminos ele posología, recusa igualrnente nliento que no va a nínguna p~trte, del 1nismo modo que es un devenir que
toda cronologí:::t y todJ topografía. Se obser.,rarJ. sin embJrgo que el último no deviene nada. ¿Qué diferencia hay entonces entre un devenir semejante
suspiro sobreviene en tal fech:J. del calendario, en tJl hora y minutos deter- y la inn1utabilidad? ¿Qué diferencia entre un movimiento semejante y la inmo-
n1inJ.c!os de! reloj: aunque no pod::imos prever el rnomento de la muerte con vilid::id? Acon1pañan1os al n1oribundo hasta el último extremo de la vida,
ccnez:i. este ;:icontecin1iento p:irece que responde en todos los casos a la hasta ese artículo mo1·tis que es tan1bién el un1bral del no-ser, como se acom-
pregunt:.i Cu:J.ndo; 1~1 n1uerte es un indetern1inable determinado. Pero este paña a los pasajeros basta el lünite de la pista de embarque: rnis allá de ese·
últirno instJnte de !os últin1os momentos inaugur:i. un nuevo eón, una era lí1nite, el pasajero del gran vuelo nos deja plantados y se eclipsa p:ira siem-
inten1por::il que es la etern!dJ.d póstuma: por esa razón !J muerre es el umbr:il pre. ¡Id a buscar ahora a! pasajero! El pasajero ha desaparecido ... El pasaje-
de! tien1po y del no-tiempo; pertenece :i los dos inundas a la vez. y tiene ro se ha esfumado ante b.:..: harbas de los espectadores sin dejar señas. ¡Pro-
un pie puesto en cad:.i uno de los dos universos. ¿Acaso no es a la vez empí- pal! Se dice en ruso. SubtilizJ.do, volarilizado, desaparecido como por
rica y rr1er:ie1npírica? LJ. n1uerte es un aconteci1niento histórico en las efemé- enc:i.ntamiento ... ¡Tragado por unJ. trampilla! ¿Qué clase de truco de pres-
ridés, pero esre :1conrecimien[o no es corno los dem:ís puesto que es abso~ tidigit:ición es este? ·:\lir~l hajo !J. can1a. en la chimenea, en el baúl: - nadie;
!ut~1n1ente acontecinüento Ldtin10_ El instJnte que .oarJ. c~1<la hornbrc inauoura o no ~oUía 1.:ntendLr por dónde bahía entrado ni por dónde había s~tlido.» 5
la ;-;i.:n:pitcrnidaU Je L1 inexi:-.tenci;__i_ e.-;e lnstanre ¿e.-; realinente un in.stante ;Se trar:1 de un truco de .Scarbo?. ¿di: un n1aldito juego de prestidigit:J.ción de
in~1ugura! y un co111icnzo inno\·:1dor:.. ¿l-11 :1conteci111ieruo Je !:t sucesión que ~se genio rnaligno/ Lo:-: l:'SL':unotcos del ilusionista pueJen ser de:.;cubierros,
pont: fin :J. toUa .suct"sión pucJe forrnar ¡x1.rte siquierJ. de una sucesión crono- con10 pueden desbaratar.se los sofisn1as de los charh.Hanes. ¿Pero quién des-
lógic1? La n1uerre-propia es un rnornento del tie1npo que, :d rnenos para el baratar:i el esca1noteo rnortJI? No es a Eros, sino a Tán::itos a quien deberían
-"UJl".[O, signiflc:t Lt :-;u presión c.ie! tie1npo. ~ LJ. n1uerte adriene en un 1non1ento
aplicarse las palahr:1s de f)iotin1a: 8etv0-; '(Óvry; Ka.l cpapµaKE1)(; Kal. crocptcrTÍ)<;.
dddo. y Uesde e.-;e rnornenro y en e! inisino inst:tnte inaugura para el Jifunto ¡l'n inco 1np:irab[e 1n~t_go. un virtuoso de la prestidigitación! "\~o no he visto
una t'."[erniJ;_¡_J Jhi:Hóric:1 y perfect::unente \'acía Je :1contccimientos. De la n:.1.da ... ¿Estáis seguro?,, pregunta Arkel al médico. "No he oído nada. R:.-ípido,
rnisrr1a n1anera la 1nuerte •tiene fugarn en aZf!.una pa11e. hic et nunc, y de- ripido .. AhorJ. .. Se va sin decir n::ida ___ .6 ;\1élisande se ha ido sin siquiera
viene en el :icro y .'iohre la m:.1.rchJ. un n1isterio rranse:-;p:tciai. El aconte- decir, con10 todo el inundo. como Clernence:.1.u y Sar::th Bernhardt, su última
cilniento de la n1uerte no sólo se produce en unJ. JetenninaJa fecha en el
tiempo, sino en un cierto punto en el espacio. determinado por abscisa y
'Fedrí11. ti! t:'. 6- :i-h (¡¡opflii;:oBatl: Ú>t :1-h: 117 c. Cf. Teetf!ra. 17(1 a-h.
ordenada: b_ intersección de diversas coordenadas esr.:iblece la. efectividad
' Hoffrn;m. C11e11tos 11uct1ir11us. ,·ic. :ipud _-\loysiu:,, 5en:rand. Scarho (·Ga.spar do::: ia nodlt:'·l.
y perrnire la localiz:1ción de cu:.1.lquier acontecirniento que las palahr.is tiene
'' !'e/feos _1' .lfc'/i.w11u/e. \-. 2

251
___ palabra: así que no tendrá ·Un sitio eip la aritología de Cl~ude Aveline: ¿Dón- vqlver 1a que .está excluida! Si :el n1uerto, en- lug;If,: c;té. 'hab_~r_se fet~do :i µn
·;·?--e- está i\rfélisande y qué ha sldó dé_ eUá?)'v!éliSánde e:?tá perdida -sin -reme- ~lugar inaéce-sjf¡~~. está en _-ninguna parte) necesfra_,-_:_pa_r:._a_ v_olver, _infinit~!.rlle11""" _
_fli0,_ y no se la volverá ª. vei más. Mélisande _ha de~?-pareCidO- piani::,--sirtio y, te m~s que 'tiÍi. tiempo infíii.itü"'. ¿Y qué son los in'.hUffiérables :_añOs-_ lüz com-
-: -por así decirlo, de puntillas: ¡la suerte- está- echad::f, la:eterria- suerte de la parados con u-na distanci~ ~eméjante? Los viaj_eros,~~l ;grari viaje nü. estarán
·_:.-,muerte, que siempre t.oca! El niOrtafJ!eva"::f-c:ibo ~n U:n-fr1~~nté,su.salto mor- ternporalmen~e ausente.$, sino 'te1npor<l;lmenté_ i_neX_~~er¡,.~es,- _ y-.eso usque ad
tal; su increíble muta~ión, y Jo. lleva a cabo: :C~mo- una ·inspiraCÍón .divina, la saec-ula safculornm: .. Esta .ausencia absoJuta~.y abAQ~u~gmente_incompe_ñsa-:
cual es más ligera que la más ligera- bris-~';·-ES _él ángel de la· muerte- el· que -- ble (puesto que- sólo es compensada-sobrenaturah_il~_ñ_te),_esta ausent:ia _ me-
'ha:_ entrado por la ventana ·abiena, son suS alas las .que baten,:suavemente; taerupírica y, Üteralmente, es¿átológica-,·-_¿es_ siqni-era -concebible?- Sin_ ~uda-_
silenciosamente en la habitación del agonizante. :A partir de-ese -moment~ bastaría co_n_ decir que la gran; migración--rnetafísiCa _es.-ui:ia- nj!)iliza_ción... -Se
la 'pregunta ¿Dónde? ya no tiene r._~spuesta. Pues la muerte, dejando- de lado da_,el non1bre_de 1nás allá a ese lugar de-todos los-allá !~os-que, a,_pe,s_9-r de
cualquier metáfora, no se ha ido· de viaje en el mismo.sentido.en que los to.dos nuestr9:s- desplazamientos-;- no estarán:c_nunca b-guí para _ Q°@dié. !vf.ás-allá
viajeros dejan su residencia y se desplazan d_e un _lugar _a otro .en- el :esoa- de la ExEl.noéti_ca, entre los néoplatónicos,- está_)a_:E:rrÉK:Etva.que está más
cío ... La muerte no se ha.ido ni inconcebiblemente "lejos-. ni"'a:-mil millo~es allá de todo.-_Alli-lejoS; este n1::ís-:atii no e:s únicarU~nre metaempírico·:)r'me-
de millones de años luz, ni a los parajes de Orión o· a la isla. de- los-Biena·- tafísico, sino tdfnbién n1etalógico;·-este i:nás·allá e,s_tá, :en otra parte di-?.6fnta al
venturados: ¡pues cerca, lejos y años luz representan todavía distancias ern- ::tquí abajo eri general. en otra parte que en otra párte; es un otra parte infi-
píricas! El muerto no está por t'.l.nto relaci-.;;:in1ente ausente: si estuviera rela- nitarnente otra parte, un u!tra-nzás-allú absolutamente ulterior. ~a Epekeina
rivatnente ausente, estaría en otra parte, tendría su coartada: en otra parte est::í m-Js allá no de esto o de aquello, por ejemplo más allá de tal límite con-
que aquí, no aquí, sino allí; en otra parte, pero en definitiva en alguna par- vencional, más allá de ]a atmósfera, del campo de gravedad, del sistema so..,
te; del mismo n1odo que, en virtud de la disyunción y clarificación de los lar, más allá incluso de nuestra g:llaxia, sino que está más allá de tüdo lími-
lugares, aquel que está presente aquí está ausente en cualquier otro sitio, y te en general y de toda dimensión ::isignable, más allá del espacio y del
por lo mismo y viceversa quien está ausente de aquí está allí donde se en- tie1npo hasta el infinito. En una palabra ¡es el Más allá a sec1s! ¿Por qué no
cuentre ... ¡No, morir no es ausentarse en ese sentido! El muerto est:.í abso- lla1nar utopía a este n1::ís allá de toda topografía donde ningún astronauta
lutamente ausente, es decir, en otra parte. pero no otra parte que pudiera humano aterrizará jan1::ís? - Hay sin errilY.i-i:g,0 en la -suül-ización ·j_nortal algo
ser aquí o allí, sino en otra parte que está en otra parte; ¡que no es otra par- equívoco. El muerto, en un sentido, ha partido, e incluso se ha ido infini-
te sino ninguna parte! El muerto no está por tanto siquiera ausente ... Pues tan1ente lejos; pero en otro sentido se ha quedado donde estaba. Y por lo
µ+, Cóv y áncúv son dos cosas distintas. ¿El límite de la ausencia no es acaso el dem:.ís las dos cosas \·ienen a ser lo mismo. El vivo se ha ido sin moverse
no-ser? Aquel que ha partido puede vofl'e1~ así lo entienden precisa_tnente de su c:una; sin emb:J.rgo. este prodigio inexplicable es suficiente para que
los espiritbtas. Jen1asia<lo ocupado~ _en •prt'sentific~tr,, a sus 1n~1ertos \. con- L'l1 el lug:J.r del vi\'O hava .. ¡un rnuerto! El fantasn1a-en1igrante ha huido-tras
vertir el A<liós- en un Hasta luego ... ¿No i111plica :lcasu el AdiÓs para n.ue~tr:.t - una -cor~ina de hun10 <.iejando tra.'i de sí. par;J. d~r el pego y hacer creer que
esperanza un Ha.'iLl luego a largo plazo? ¿El desgarr:1n1il:nto <ll' b_ ,'iepar:.tción est-:í toda\··ía allí, un i11:tniquí inanin1ado. El n1uerto está y no está allí. .. -
y la languidez de la espera, en la Sonata de los adioses. no desen1bocan ;ica- ;Qué es lo que h:i pas:ido? Algo subsiste en efecto según la ley natural y
so en un alborozado pataleo de la Vuelta? L1 creencia en los aDnrecfrfos ~·ontinuacion_ist~, algo que pone en relación la tragedia con el principio fí-
de.spués de todo, no es otra cosa que e.sa esperanza de retorn~. de reen~ sico de conservación. y lo hace cornprensible. Nada se pierde, y la plaza es-
cuentro y de vuelta. Si el ausente hubier.J sin1ple1nente can1biado de lug:tr t:í siernpre ocupada, Pues la naturaleza siente horror, si no por el vacío, al
en el espacio, la ausencia de este ausente podría no ser más que provi~io­ n1enos por la nada. Literalrnente no puede decirse entonces que el muerto
nal en el tiempo: Pero aquel que ha partido para Ninguna-parte (y del que haya desJ.parecido sin _dejar ni rastro: ¡pues precisamente lo que queda son
por tanto no se podría decir que no se ha ido a ninguna parte) ha partido rastro::,~ quedan ... los resto.s, con10 se dice púdicamente; queda el despojo o
para siempre; el ~'lunu¡uam y el ¡\'usquan1 est:ín por tanto unido.s. Aquel que la envoltura de aquello que fue un ser vivo; estas reliquias son a la vez el
está infinitamente lejos no volverá algún día. ha partido para siempre: dicho miserable vestigio de lo que er:t hace poco un organismo, el testigo del
de otro modo, una distancia infinita implica una separación definitiva; ¡es la
vuelta en general lo que es :1 priori imposible. es !a posihilidad misrna de - F \la urbe Jo11n11/Í. p. "i_>. ciiado por J'_ L L1ndsherg. op. r..:it.. p. 26.

232 233
esc1rno[eo, el •residuo y el último sedimenro o_ desecho :ibandonado .all( del orgariismo privado del principio que le animaba? Ese principio, hay que
n1isn10 por la _mul3ción nihilizadol.1. Lo visible no se h:=t volatiliz:ido mági- reconocerlo, nUnca fue. visible: y sin embargo es él, él es-el vivo misterio y
c:i.men(e en lo invisible: propiainenci:: habb.ndo el rnqerto no se ha conver- el impalpable no. se sab.e-·qué que conserva~ la forma- orgánica; desvelado el
[j~? en invisible, puesto que esa cosa innominable qué·de]a tras de s_í_y qli.-e misterio, la forma se defon:na, se hace informe y fluida. la forma informe es
se llama cadáver es a! menos perfectan1ente visible-; el despojo es visíble, algo que ya no es alguiéil.; esé algo no es nadie, 0Ut1~. Una vez que Méli-
pero no rnerece ser visto; ni está hecho, hablando COI"} pfo-piedad, para ser sande ha exhalado su últinlo suspiro, se la trata ·como a una :iusente; pues
visto: pues si la c;irne tiene un_ s¡gnificado. la carrofra ·ya no significa nad3; aquella que a pesar de -todo sigue allí ha dejado de ser una presencia. En
L1 carroñ::i es lirer.I!rnente no-sentido; por eso el vivo se J.parca de ella con dos sentidos opues.tos la vida y la 1nuerte vuelven engañosa, evasiva, etérea
:i.sco: Y por eso cubrimos con un \~elo ese rostro ahora y::!. inútil, esos rasgos la separación entre presencia y ausencia:H el ser vivo era una presencia ya
que est:iban hechos para expres::ir sentin1iento.;;._y que han quedado impasi- un poco ausent_e - ya que la persona lihre dotad:J de memoria y. de imagi-
bles, rnudos e inexpresivos para siempre. Def inismo modo que somos atra- n::ición, capaz de reticencia y de restricción mental, no está nunca totalmen-
ídos y repelidos ;::t b. vez por la ;J_n1bigüed:J.d de un J.utón1ata. así somos re- te presente en su actualidad física. ¿El alma misma no está ::i. la vez ausente
pelidos y J.trJ.ídos J. la vez por !J. extrar'ia an1bigüedad del rostro sin mir::ida y presente?, ¿inherente en líneas generales a la presencia de un cuerpo y re-
que nos rnir:i sin. vernos, que nos rnir:i. con su mir:ida cieg:i y sus pupilas belde sin embargo a toda localización? El pensamiento de mi se1nejante está
n1uertas. '{sin en1bargo, ¡qué es un autóniata ~d !ado de un cad:í.ver! El au- aquí según la topografía -en tanto en cuanto es el pensamiento de un deter-
[Ón1~u~1, ObrJ. de arre de! :i.nificio hurn:.ino, nunL-~l ha estado vivo; y por otr:::l n1in:.ldo ser pensante; pero esti en otrJ parte por telepatía e cinfinita1nente
parre su forma es escable y no se alteraci nunca: esr:i ingeniosa in1itJción en lejos por sus especulaciones; en definitiva, la conciencia capaz de sobrevo-
cer;1 o en trJ.po no es por tanto nJ.d;_¡_ rn:ís que unJ. inocente broma: el fabri- lar el espacio no se sítúa en ninguna parce. El muerto, por su pane, ~_stá pre-
cante Je autón1atas, iinitando !:l v!dJ., se diviene Jsustanci.o. Pero eÍ cad:lver sente-ausente en sentido in\·erso, y:l que es una ausencia apenas presente.
era h:.ice un instante un ser vivo. Debería atrziernos la apariencia c::irnal de La muerce disocia dos proposiciones contradictorias que est:íba1nos acos-
la person:J.: sin ernbargo la sensación de que esta persona es una cos::i. inerte tumbrados a considerar inseparables e indisolubles: la naturalidad física, ví-
nos repele; el in1pulso de con1unicación se congela instant:lne:1n1ente, frus- sible y tangible del ser corpóreo, y el rnisterio itnpalpable que por sí solo
trado. decepcion::ido por el aspecto del seudo-oroanismo o v, se convierte en h::i.cía de ese cuerpo "una presencia"; algo ha quedado presente, por decir-
Jsco_ ¿No hay un:J. especie de irrisión SJ.crílegJ en este remedo mac:lbro? La lo así, y desde este punto de vista no hay solución de continuidad en la con-
mis sanca de l:is J.pJ.riencias. l:i de !:i person:i. imagen de L1 divinidad, est:í tinuidad del ser. ¡Pero falt:i lo esencial~ ¿Qué es exactamente lo esencial?
J.quí contrJ.hecha fr.:iudu!entamente: por eso estan1os tan dispuestos a acu- N::i.die puede decirlo, zi pes:1r de que todo el n1undo haya reconocido en ese
:-i:Jr :t s~u:ín, Sar:ín e! :íngel caído que in1ita lo sobren:irurJ.I. SJ.tán siinu!ador escamoteo sobrenatur~11 la n1isteriosa alusión de la muerre. Los supervivientes
Y príncipe de los ÍJJ!Ífadores. que es é! misn10 un~1 c1ricatur:t ck·! Bien y un se p:irecen ;i[ detective ::itónito que examina el lugar vacío del que los ladro-
é:--.plriru :J.1 re\·é::.. P;tr:.1 ocultarnos ~1 nosocrO.'i 1nis1nos !a estafa de la n1uerte, ne:-1 h~ln birlado una diade111a: el dececti\·e sólo puede constatar una cos:i: el
rl(l." cornpl:i1.·{.'n10" <.::'n l:'n1he!lccer el nistro caJ.1.,·érico y en rr:ndtrle culto- el estuche en efecto está \·acio. y allí no hay ninguna diaden1J. ~"Iedir no .'.il'
a_n1or :i l:is inon1ias, e! fetichisrno Je la n1~ísc:1ra tnonu~ria son forn1as e~[l·e sabe qué. tornar las supuesc1s huellas. :iparen[ar seriedad y preocupación.
otrJs n1uch::is de piedad nccrófi!:J. en Lts que ~e \·e c!ar:.lmente, frente a la L1 const::nación de l::i ausenci~l lo único que pone de 1nanifiesto es la riclícula
:unhigüeJ:J.d Je Lt 1nuen:e. !;i :irnhi\'J!t:nci:i dl' L1 fohi:J. n1ort~1L L:.i in:inición dC"cepción de un detective burlado. Lngañ:J.do y frustr:.ldo ... La nlLH.'.'11e es ese
\'Ue!ve lnesL1h!e b forrna or~:tnica. y el e1nh~tl.-<un~uniento nos sirYe par:J fre- ladrón: hace desaparecer un \·ivo en l:.1.s 1nis1nas narice:-; de quienes le ro-
nar L1 descon1posición de es:.i forn1~L La con1hinac!ón Je horror v de a[rac- dl.'.'~ln; sin sa.ber qué pensJ.r. <lan1os vueltas y m:ís vue!t:Js al n1isn10 inconcc-
ción n1órbid;i que el hombre experiment:J J.nte un:i cosa impur::i s~ debe, en hib!e hecho: esti frío, est:í rnis cl;J_ro que el agua, no se mueve, no respon-
el c:L<>o de l:i r11ue11e. :i ese dudoso esc~1t11o[eo: ~dguien .':ie h:i inarchado por de, y adernjs ya no est:l aquí: el que est5. aquí. .. lo que e.st:í aquí no es él.
Lt.s bucnJ..::; del n1unJo de !o.s vivo.s . .::;in que p0J;_in1os decir exactamente A esta conscJ.t:ición del hecho se lirnita el médico forense. La f:J1nilia pensa-
qué es lo que h:J. ocurrido, y :J. qué se debe ~st::i. taumaturgia: ¿es el alrn:i tiva observJ. el lugar donde había un ser vivo. donde ahora ya no hay nadie ...
la que ha vol;ido. por simple ,,Jesenc:Jrn:.ición-? ¿E! despojo es lo que quedJ.
después de que e! J.lma h:.iy·:i rartido? ¿Ese ~>;uiñapo que queda es e! residuo " Cf_ P. L !.:1ncbhe1·.;,;. op. cit.. pr l-". 2h.

2:-s''i
. .
· jP'erdón! -rray es0: ,cosa jorñurtda, -pero esa cosa no es siquiera un no-se-sabe-
'qué ..._.Aqu_ei _(rue . .se _ha-'aµsentado _se ha quedado en- el sitio, pero lo que .está
ridícula de todo_ __,,. - -
inesse,- de todo ser-en, apareCe aquí
- - .
de forma evidente. El
o:i__i~terio .de 1a-:_presericia ause_nte es un misterio común _a_ todos los ine[ab!es
en ese_ siti0_.r1o es_ nada. E- lrtversarnente; _aq'ue!lo que nos es sustraídO- es casi trans-espaciales:é"el ~lma, -decíárÚos antes, está presente eii·el -cut'.ipo en gen"e-
nada-, pero :~se_- _Casi ri~d.á; ro. es r6do ... ~ar~' dar-fuerza a la ambigua presen- ral;-- puesto qi,J'é _s.e desprende de toda la persona, y. sin embargó-[.LQ eS loca-
Cía del aus~nte;·_..par_a fija()a~-i4eas. y· localizar en el espacio el misterio me- Hzka_ble, ni en _ '.-'~sp1._d=() difuso ni·-difluente, en ninguna r~gión· determiri:lda dé
taempírico, ~legimos_co~-~~~Il_C_ioriaJmente.un lugar.simbólico, por ejemplo. el· --·es~- cuerpo, é.~:-:',~ingún órgano _de .ese .organismo, r:ii siquiera eñ el _organis-
lecho del moriOundO-(p~Ta disimular nuestra irnpotencia para encontrar mQ_ de to<los·~_S:ó~:~órganos;· e1 _klma es literalmente_ un no-se-sabe~qw.l~.. __Q,i.O~.
lo. que no -se: pµ<;de- _eri_Co_p_trar, llevamos a cabO determinados rito-s qlre :. especialn1e_nt~:;=esi3- .en tÜdaS_partes y en ninguna parte," ubique y ritisqúCzJn;,
-sbn otros tantos gestos,·ineficaces; los.supervivientes del difunto, toman_do omrüpresent¿: y órnnia~~sente~ y su localización en un santua~io esp_~~p~~~-·-_,.
las riendas.de_ uI1a _hist~_ria.-interrumpida, continúan ensimisn1ados ante·el mente c;onsa'g:r,~dó, o en el s::into de los santos de ese santuario, es ta.~ _t!ie_::- _-._
lugar ocup¡:i.Q_o~: hasta_ b_act;;._,_p_oco por alguien-y donde todavía hay eviden- tafórica con10,:J_4)ocalizaciórl del-muerto en el sepu_lcro o la loC:alizaéión'de
temente algo, s!- se quier~_'.jJero-algo que no es alguien, que no es nada; algo los recuerdci~':B:~. las ci~c~n\-olu~iones cerebrales; Dios no tiene un ;l~gar
{¡qué poca- cosa!) que es~,>/ahidad de vanidades. A cüntinuación el cortejo un santo" por h-8.'.f5jtáctilo; bios ño resid"e en alguna parte, y su presencia__ en: eL
poco ridícJJlo que acon1p;añ;l esa nada_hasta su supuesta última rnor::ida·es alfar es ella @sma··sihibólica; ¡Dios no tiene domicilio! Tolstoi y Ander:Sen ·
·c0mo la repetición a cániüia lenta. estilizada. ceremoniosa de un 1novin1iento dicen que la ~rl'.ftturaleza entera es su iglesia ... A una pregunta del príncipe
vano: el n1o\-üniento de n;:i.da en ca111ino J ninguna prn1r?. Por eso la pro- \ 1sevolod Iv:inovitch, FE",·ToniJ., en la Kitezh de Rimski-Kors::ikov, responde

cesión es ienta. lenta la inarcha fúnebre que la acon1pail::i: pues ese alguien que el bosque es ·el te1nplo universal de Dios. Kitezh, en esto, es· tan ine-
que no es nadie y no va a ninguna parte y que tiene· por tanto la eternidad xistente como la celeste Jerusalén del Apocalipsis.9 A decir verdad la trans-
ante él. ese don Nadie no tiene prisa;_ y no solarnente no tiene prisa, sino cendencia inmanente de Dios no evoca t::into la anfibolia del mortal como
que hace que los hornbres con prisas se·de1noren a su paso. Ese paso es el la de la mortalidad - pues la mortalidad esr::í a la vez en el _exterior y en el
paso de aquel a quien no esperan_ en ninguna parte, y que acon1paña a su interior de la vitalidad. Dios en efecto nunca ha estado en alguna parte; mien-
hermano. pero no a· Ja ~stación,_ al Ayuntamiento, a la clínica, o a la facul- tras que el mortal, al menos mientras estaba vivo, estuvo presente en algu-
tad, sino a ninguna parte_:. EI.'ce_1nellteriq e~ evidente1nente alguna parte. pero na parte en el f!1u11~-c; !:l n!t!erte rnism.2, -C'...~2nd0 sobreYi~rre, t~en-e.lugar en
la-:nueva dirección-del _i_~existent=e es-rÍinguna parte, JVusquan1; y ese 110- un punto determinado dd espacio, en el punto precisamente en que ha sor-
lugar.es-- tan ridículo cÜ1no-Ja-.::procesi90:-que se enca1nina a él. La tuinba. prendido a la cr_iatura. Y J continuación ... ¡a continuación ya no hay más
principalmente. en esta fo-pó·g·riifía irii<Tiú1::iria se convierte en objeto de criatura. a continu::ición la criatura no está en ninguna parte! Sin embargo
peregrinación. lugar convenCional de cít;- :y punto de reunión de todos los hay todavía algo bajo esa losa - y en este sentido lo impalpable conserva
_ rituales fúnebres: los s~1perYivie~ies se aglc:i_1'.'.~'.r~1r; aln:ch:dor dl'.'! rect:ingulo un punto de aplicación en el inundo de aquí ahajo; sin duda este punto es
vacío - \·acío con10 i.:1 111-::ís v:icio de los cerlot~1fios. y sirnulan rL'Cogilnie-nru un pretexto t~10 vano con10 sin1hólico - pero poco in1porta: aquí, y no en
corno si ¡_:[ 1nisterio de la n1ueI-te tUYicr~t lug~u L'fcL-ti\·a1nente allí. asignable otra parte. yace la reliquia de un cuerpo detenninado. ¡Sin en1bargo lo que
y localizable en aquel tnisrno lugar. ÁlJllÍ_i'aCe :llgo que fue alguien; pero un y:ice en este punto no es aquel que fue, pues l:i persona ya no es personJ.~
!nuñeco. un:i mon1i::i no es alguien. La concurrencia no .sahe hien qué hacer En todos los casos la ambigüedad de l:i muerte es una ambigCtedad de es-
ante esa lo,-;:.i de 111jnnol que se supone nos ."e1x1ra del nlisrerio: los super- ca1noteo. puesto ciue la rnuerte es rr5nsito de :J.lguna parte a ninguna parte.
vivientes. Je::.ocu¡x1dos, desesperado:-;, ilnpotcntes, se dirigen J una losa lx1jo puesto que la existencia local y el abandono de todo lugar se suceden. Dios
la cual no hay nada. ¿LJ. inuerte está en el ar~1úd con10 el vino en la botell:i? por el contr:Jrio est~ por toda la eternidad en to<las partes y en ninguna: en
¿El misterio esti realmente contenido en esa cJja?, ¿en esa urna donde unas él ubicuida<l. nusquamité son igualmente inmemoriales; ¡precisamente por-
n1anos pi:idosas depositaron en otro tiempo cuida<losatnent~ alguno.s gra- que no est~í en ninguna parte es por lo que Dios está, en cieno modo, en
1nos Je infonnes cenizas? Creyendo asegur:.lr la reclusión de la indivi<lu:i~ todas partes a la vez! Ubit¡ue es efecti\·arnente un modo de no contestar a
lidad desaparee-ida, encerr:imos y ponemos cuidadosan1ente aparte esos res~ !::i pregunta [Tbi. una n1anera de embrollar la dis[fibución de los lugares y
tos indiscernibles del polvo universaL como si no fueran J. retornar al gran
Todo y confundirse con la tierra. los eten1entos. los 1ninerales. La vanidad
volver equívocJ tod:l !oc:iliz:1ción .. L:i con[radicción del En todas parres y ajeno a -todos los circuito~ de alocución, es universalmente-Él como también
del En ningun3. parte es en efecto h1 utopía por excelencia, l:i utopía que-es -lo es definitivamente. A partir del mome_nto en que Mélisande· ha pronun-
J.[opía (ci;:onía). es decir, absurdo Jgudo, y que destruye cualquier to_pogra- ciado sus _últimas pal::i.br:is. ya sólo se habla de ella en tercera persori"a; peror
j'io. Evidenten1ente, en este senrido, l::i. n11:1erte·no está on1nipresente - pues no se le ~abla más a'ella. El muerto no tiene relaciones, n"o evidenter~e
un:l presenci:1 de[erminada que deviene, por efecto de la rriuerte, ausencia en _el sentido positivo en que lo Absoluto no tiene relaciones: él es _m_:ís bien
:i.bsolur::i, no es un:1 01nnip_rCsenci::i.; sin emb;irgo la muerre confunde ram- i!Telatiuq.__ Una relacron _partitiva es _püsiQI~-~I)_(I:~=tos.. eLementos de -ufl-.t~,
bi¿n las !oc:iliz:iciones, pero no porque ella esté uhique-nusquam. sino por- Pero ningu~;-~~ia-ció~ü9si~!e·_ent~·; el todo mi_~~~Q_.Q.}_~1~;~;~~~-~~J~~-~-­
que CSt:Í YlllS(j/-l(ltfl-ltSljllClln; S~veJenborg alude a un ·alguna pa[(e" (rcou) de na_da de ese todo: la relación -s~- ~-;~:¿f~ aquí ·~0-·f;.~Üi_c!~?-.9~1_ c~rr_e_lato, se
lJ rnuerte. J. un a!gun;i parre que no es ninguna pa[(e pero que ese visio- añiquila en sµ "nih~~dad,,: pu~ _rc::lación del ser con el no-se~ ·~~ce;-o­ es
n::i.rio define de buenJ. g~1na corno un sin1p!e no-se-sabe-dónde.lo La muerte, --; d~_J~lJ~iQf1_. Nuestra-Sin1aciÓ~ es ig-u;:1~e;teif'~I;ti;a~¿Uañcto- se considefa~~­
'1 el mis al15.),-a no corno nihilida<l radical, sino corno iilteridad absoluta: lá
¿h::iy que repetirlo?', penenece :J. dos n1undos: J. este bajo mundo E{n cuanto ':-';'-. l

fenón1eno l_ocaliz~1ble o simple anot:Jción det regiscro civiL al otro mun<lo en relación presupone dos correlatos al menos con1p;:irables, si no conmensu-
cu:1nto que el difunto se_ esfu¡na en un inst::inte en cuerpo y aln1J.. perdido rables, dos correlatos del 111ismo orden, si no situados sobre el n1is1no pl:.Ino;
casi (pero no con1pleL1n1enH::), perdido parJ. sien1pre y para todos los su- por eje1nplo una reciprocid:l<l de correlaciones es posible entre un en1pera-
per:iv!cnres. En relación a! espacio como en re!J.ción al tiempo. la muerre <lor y un lahriego. entre un embajador y un pastor, una y otr:l, criaturas n1ise-
cst:1 situ:J.da en e! pun[o de la tangente entre el 1n;:ís ~1ci y el n1is :J.!li. rabtes a los ojos de Dios, iguales ante la n1uerte. Pero entre el n1:.ís ac5. y el
n1is alli no hay ningún punto en con1ún. Con lo relativ::imente otro, a la vez
p:ireci<lo y diferente, y diferente precisan1ente porque parecido, lo n1is1110
5. El instnnte n1ortal 110 tiene relaciones. n1antiene algun;:i relación: pero con lo completa1nente otro, con lo absolu-
tamente otro, con lo vertiginosamente otro, otro incluso que lo otro, no tene-
E~ decir. par:J ten11in:lr, e~;!_rlte mortal no_p_l!_~e se1.Q~Q0_gdo en la CJ.te- n1os el n13-s rnínimo punto en cornún ni el menor término de comparación.
go:·ía de !:1 rel:J.ción: El no-ser letal. que es L1 nad:1 de todo nues[rO ser, ex- Este es el caso <le la criatura ante el Absoluto divino. A pesar de todo ciertas
cluye cualquier reL1ción o comunic:1ción con un:1 alteridad. cu;.liquier posi- fonnas de diálogo, de re!Jción religiosa. mística o intuitiva, no están nece-
bilidad de u!ocución; esta reL1ción exisriri:i únic:ln1ente parJ un sub.stancialismo saria111ente excluidas en el carJ. ::i cJ.ra del hon1bre con la subliine alteridad:
~~1:_p_e_0:~d..Q_t;_Q_bi_pQ~~~1~~LJ.;!_IDUeJ:CC..t:n el interior de b. vida. o par:1 una es- mientrJ.s que ninguna relación de ninguna clase parece concebirse a priori
c:uo!ogí:J anrropoinórf!ca que cubra L1 n:1<la <lc sombras. vL1eh·a la 111orta! ti- entre el ser vivo y el más a!Li 1nióntico <le ese ser. El muerto no está en rela-
niebla tan tr.:1nsparente corno una noche cLir:1. haga del m::ís al!i un p:ílido ción con nadie: y en con5ecuencia la muerte de e.se 111uerto es ;:i.bsolutamen-
tL' inco1nunicah!e. 'Y:l poJ¿·is .'.iacudir al ahogado y 1\~unar!e por SU nomhre.
rL'tlejo dél n1i-; Jcj. in1agine no se sabe qué :1h.sur<los intercJ.n1hios entre -
\"i\·os y LSf)el·trus_ A !o que no'."iO(ros dccin1os: uno n<;> ~t'; __cc:_1rtpp_rta <le nin- que el ahogado no responde. ~unca 111:.í.s el J.Usente est:Jri presente. El "toque
gun~151.!}_s:;:.DLCun__:_tlg.._lli_t,:!lJ].llt;_ncLi.::i.nJ.<-Li~, :1 n1_enos de confunUir ¡;-·¡neXIS~ · dL· Jifunto.-; .. qut: .'iL' 1:.·.'icuch~c en nuL' ...,tra_-. cere1noni~1.<; no tiene eco: e-l 111uerro
te_nciJ. ~?_r:1 -~1~~'._ si1np!.'.:_~~usen~a. con una ause~¿i:J-~·¡;~~.;~~nre pr~<>e~t~ no responJl:' J la llainada de.:;g~1rradora de la trornpeta: la nora lúgubre se
que h:1ce que las conductas Sirnhólicas.o J11er:1f<;)__ricas sei!Q_f9_Q_c~b_ibles. Lfno :lp~lg~t en e-1 si!cncio entre los sollozos <le !as rnujeres.

_ se dir1;r!J' a l:t _;eg--cí11Uif)ersona. que es sco,¿uncia er~ ra7óo <~ó_[e_djrjuirse


-!11lsnlfJ--:- pl..·rOUñünOSelií'J=1'g"C~I;- [~¡~e;;r;;:-;;-~ Tod:ivíJ.-¡~-.~-l~~cer~~ -;o
son tt:rC-erOs rn:is que provision:1linente. ''i únic:unenre hoy, .y porque esr:ín
ha.st~1 nueva orden fuer:i Jel circuito de l::t alocución directa: y por otra p::irte
el ¡cree ro que cs él por relJ.ción :1 1ní puede ser tú por rel:1ción J otros. El
rnuerto es una tercera person:i que no será nunc:i. segunda: el rnuerto estari
c:ternan1en[e en tercer !ugJ.r; y adein:ís el rnuerto no es un Tú para nadie:
~ CAPÍTULO II

EI:CAS!-NADA DEL"'-RTÍCULO MORTAL

. 1

~I
i l. La nzuerte j'l!clouianc1. El zunbral de la ;nue;te es escanzoteado.

Los Griegos, ¡para minimizar el artículo de la 1nuerte, no se tomaban siquiera


la molestia de disolverlo en una tr::i.nsformación o en un devenir. Platón, que
como hemos ~risto distingue perfectamente entre Un:o8vficrKEtv y 'te6vá.vai,1
duda en cambio sobre el instante. El Sócrates del Fedón no confunde en
modo :ilguno -fa esperanz:i con el valor, EMiSc:tv y 8appi.:.lv, 2 esperar y afron-
tar: la esperanZa se refiere a las rernuneraciones del nris allá) pero hace falta
valor para desatar los lazos del :ihna y del cuerpo, es decir, para afrancar el
momento supremo. Aden1:is cien:is expresionesJ dejan intuir que Platón con-
cebía cl:ir::unente la idea de un orden distinto con1pletamente ulterior J.el
que la muerte es la condición. "{ a pesar Je todo se nos protnete que habrá
:ilgo 1njs all:í. de .esta vida. El'vq.t r1 ¡;ols rc-rEA...C"'\JTilKÓ<n:-i ese algo es el n1othro
d~ nues(ra esper~1nza: ¿la esper:J.nza e1et11ent:il no se funda precisan1ente en
1:1 gar;1ntí:.t <l:.: qul' el :>er continu~1rj siendo? La rnuerte no ser:í por tanto esa
nihilización vertiginosa cuyo solo pensamiento nos llena J.e angustia. Por el
contr:irio, cuando y~1 no st: tr::na de la muerte ya muerta, sino de la _muerte
1norihunda. Platón pensar:í.. de acuerdo con Epicuro. que no es nada: ouÚEV,
pur:i negación de la pri\·ación. Sólo hay angustia en el instan[e, y el instan~
te está, en el Fedón, cuidadosa111ente dísitnulaJo: toda discontinuiJ.ad será
por tanto colmada, todo desg:irr.uniento recosido. El Fedón ofrece un rostro

l Fedón, 67 o;.
e 6.:3 c. Cf. (Ha: n:po9uµétaea1 \1.f. -:¡ hJ .
•'< 6uoí:'v eá:tEpOV. 66 t'; rcpÓLfpú\' o·olJ, Ú- .l.

'h5c IHc

~ il
uniforrne. sin surcos ni arrug::ts, t::tn sereno como e! S6crates perfectamerÍte mismo ironiza sobre su propia._muette, a_ f_in.clé retirarle todo·carácter des-
ecu::inln1e en t~l que Erik Satic se inspira. Así corno !:i ejempla~ contiiiuid3-<l· garrador: .,j\!Ie n~una el destino, diría u_n aCtor trágico, y es casi l::i hora de que
del recit~Hi\·o y· el progreso reguí:.ir de los :icordes que lo sos[ienen, ~n Sa- me enc:Jmine al baño ... rn Se diría que en .efec[o no va a morir esa misma
tie, excluyen cualquier brusco zigzag, cualquier precipitación coil'lulsiva, así tarde a las seis, que todo lo que está pasando no va 'en serio·. So última pala-
la c~drna r_ecit;:uiv:J del Fedón no deja lugar a ninguna patética disonancia. bra es trivial e insignificante adred~; Sócrates.dice: ¡Sacrlficad un gallo a As-
L:Js larne.rÍtacioncs por la últinio uez, Ümacov,-5 h:Jcen encogerse de hombros- clepio!"' ¡Este es su test:imenro, sus Ultirñas- fJalabras y sus últimas volunta-

ª un·· espíritu fuerte. Sócrates. par::i no tener que escuchar las not:is discor- des! ?vlientras se acerca L1-hora Fatíclic:i, ¿es todo lo que se -le ocurre decir? -
dJ.ntes (rc).:r1µ,u.E}.elv)6 de !Js ah11~1s sensibles y par::i elüninar toda no[a falsa La muerte del sabio, en una palabra. es todo lo contrario de Una muerte soli-
reprende al fogoso Apolodoro de Falero y h::tce que acompailen a su c:isa taria. No murió solo, cuenta Fedón, aUK EPTlµo:; 8-EAf:ú'ta. <pi'.Awv, éramos muchos
.:.i su cspos:i cleshech:J. en llan[o. Llor:ir, con10 ]Jnüpa, o indignarse (ci-yavaK- los que le rodeábamos: JtapTjcrá.v -i:1vE<;, JtoUoí yE. 11. Se muere solo, dirá por
• 1
. tt:lv),- corno .-\po!odoro, es efecriv:1n1ente ser víctin1a de la ap:J.riencia que el contrario Pascal; y Valéry: he nacido varios, he muerto uno solo. Es decir:
represen¡~1 el instante morral: el pudor nos invitarí~l 1n:.'i.s bien a tratar de en-
contr:ir bajo b disconrin,.uiJad tr5gic:J !:1 continuidad profunda entre el n1:ÍS
ac:í y el 1n::í.s alli. Incluso la indignación de Apotodoro, tan alejada de la
II
fl
es neces:J.rio, por rodeado que se esté. do..r uno solo ese paso angustioso que
naelie ruede dar por nadie y que cad;:i cual debe afront:ir por sí mismo res-
pectivarnente; ni siquier::i. el crucifijo, que en el último minuto el capellán
desesperación y de !a angustiJ.. irnplic:i un:i cierta increelu!id::id con respec-
to J L1 seried:iJ de este csc:1nc!:.ilo. 'HCJV'¡:Íav iiyELE:s Sócrates no::; reco111ienlL1
!i presenta al condenado par::i que n1uera inirándolo, dispensa a ese conde-
nado de la terrible pn1eba person:il; la imagen de la cn1z acotnpaña al n1ori-
·.".c. ¡I
es~i tranc¡uilid:ld que provoc::t en nosotros el inar en c::dn1a, la historia sere- f bundo usque ad n1onen1. hasta el un1bral, hasta el último y exrremo punto,
n:J, !os ~1conrecin1ienros sencillos. Pero hay un:i nota jálsa, un:i sola, al final pero no ni5.s allá: el u1nbral mismo, se franquea en la más angustiosa sole-
del Fedó11. como hay, en el Sócrates de Satie. el choque de un becuadro con dad ... Jesús, según los predicadores, niurió por la salvación ele los hombres,
un sostc:nido: esta falsa nota es c:i verbo sen1elf5.ctico del insr:Jnte EKtv~fhi.' 1 ¡pero a esos 1nismos predicadores no se les ocurriría decir que jesús tnurió
·tuvo un estrernecimiento•, que señala el sobres:dro morr::d; sucediendo a Lis en fugar de Pedro y de P:1blo, para que Pedro y Pablo no tuvier;1n que morir!
largas discusiones sobre la inn1orr:ilid.::id y en di,:;onanci:i con e1L1s, el aoristo Se ha de1nostra<lo. h:ibL1ndo de la prirnera persona, cómo el au.,,yflfo reli-
.. ruvo un estren1ecin1ien[o~ es sin dud::i el único acontecimiento del Fedón. gioso no dispensaba en absoluto al moribundo de tener que dar solo el últi-
Pero este J.conreci1niento p:Jsa casi desapercibido ... Apenas la 1nuerre ha n10 paso de la vida ... ¿Cón10 un::.i. experiencia tan grave, tan punzante, y que
entr:1do en L1 celd:J de Sócr:ues - y y::t Sócr:ues tiene la mirada fija: todo nos concierne en prin1er~1 persona, no iba a ser vivida en el inayor aban-
ha terniinado :ultes de haber co1nenzado; co1no en e[ fin:Jl ele Peiléas r Jfé- dono y en el n1ás angustioso clesan1paro? En las últirnas obras de Liszt, el
!isnncle. roda h:l pasado furri\'::tmente y por decirlo así de runtillas. ~:1dil' recitati\·o so!itJrio, la n1~1no derecha privada de sus bajos evocan al viajero
li:t \·i,-;ro n:1<.Lt ni oido n:.id:i. _\·:.iJie se ha dacio cuenta de nada. ¡Sócrates en sulir~iriu que c~unina .'iuhre la nie\·e por la noche. Incluso el barquero de la
dchniti\·:1 ::;e hJ n1ueno sin h:Jber tenido que niorir~ Por c:so l:i n1uerte de Só- c;ó1ulola./1í11ehre, ¡no c~t.í ·.illí para dar convers·Jción :i su pasajero~ Sócrates
lT:ites es una rllllL'!1L' cternJ.. un in.:it:tnto..:: in1n0n:.iL un :1cun(cciinicnto tan nur- =-- i 1nuere en con1pa11í:i: pero To!stol no se quedó entre los suyos platicando
rn:nivo corno !a bat:il!a ele Salamina y el juran1enro del Jeu-de-Paume: Sócr:t- ,:;obre la intnorta!idad del abna, en 1nedio de L1 reconfortante amistad y !os
tes recibiendo L1 cicut:1 de rn:.lnos de! \'erdugo (con10 en el cuadro de D:1\·id l. consue!O.'i espirituales: huyó de Iasn~úa Poliana por los ca1ninos, con10 un
St'>cT:He~ hehiL'ndo L1 cicut:1 hJ.::il:t ia última gur:1 sin n10\·1..:T un 1núscu!o de Lt L1drón, y fin~llrnente n1urió solo. lejos de presencias tranquiiiz;idoras, en una
c:1r:1. co111u .'>i echar:1 un rr:igo. Sócraces recosrjndo:;e para 1norir - son L'SCL"- pequen.a est::ición de rren. Astápo\·o es el sirnbolo de aquella solecl:icl ex-
nas ejernpL1re::; y fi¡as, <lefiniti\'Jmente consagr:.id:is por !:i hisroria. Y Sócrates tre1n:i. tJn :tjen::i a los Griegos. Así pues. PLttón esca1note:.t el uinbrJ.1 aven-
turero del instante. La 1nis1nidad esti so!:i en e! insrante mortal: :ihora bien

'' l ¡- d. Cf_ ,-.;;1(tl'.. f.t1 11111err1! de S1icrate;;. f)p. ll7-6H. \(I ll"l ;\.
(1_! ,¡_ ~· id h e·: ll·! .i: h- t': úH h: f\9 d: ¡¡-d. fr_ 211.
1 t "i8 c-d. P(>f (Jposici(in :1 P:1:-0(:1I. Pe11st'r's. 111.
"\ ¡- <:: • En b tr:tdtl(.Yiún d1.· C. ( O:irc1:1 l;ual. s(·1nat<:s dice: ·Cri!t·in. le debemos un g:dlo ;l .-4~-;derio ,-\.si
., ¡¡;-.; que p:ig:i>l'i() y no lo d...-.~n1idc-· !'b1<"in. !J111lug1'-" [JL .\tidrid; (;rl'.dos. l<J'J:'. (:\. dd T.l

2.-15
hay que dejarla nunca sola; p(Jr eso·-los_a_C:ompañantes del más acá, ha- ideªlismó·abstracto que merece ser llamado_-filosofi<i-dé.__la c:o_::¡.rtada:. es~~ r:e-
c,::biendo escoltado a Sócrates _ hasta. el último ·extfemo..deJa vida, to.-dep_osi- mite el- aconte_ci-Irliento de uno a _otro _y, de. u9a_-pqrt~ .a..p~<l p.arte., lo m_ismO ,
-~:~fln_-directamente en las mar:ios de-los cbrnp:i-ñefo~ del .mas allá, todos .ellos que aquella pro_longa _el plazo de un día para otro. La -~u~rte, tÜdo ·ha_y- que-
~;justos y sabiOs, de tal manera que' la. h_etair~·de los _bien<'!veri.turidos-toma decirlo, se presta a esta-postergación indefinidar. ptJesto _que la fe<:ha siem-
_--~~Jnmediatamente el relevo de la sociedad terre-h~l~y- se -Ocupa. de;-que-Sói:ra..: pre puede-ser Clit"erida:-Sin embarg? una fqo~ofí.?-:<:feLpi::núltimo instante no·_
---·_tes~ vivo o muerto, no esté nuhca sin compa!J.ía. Basra}'.:T final, y.:más allá_in- bas,tarta para exp_lica-r la Serenid~d sin ~acha, la_ ª-~~raxiJ. ·_imp:erturbaOle de .
Cluso de ese final, la vida y la superviveñcia' dé. SócrateS se.-des_envuelven· en- Sócrates: puesJa postergación pára el__día:sigu_ienre·_gos _süme en, la iIJ_certi:- -"
.::compañía de la amistad y de la conver;ación libre. Lis conversacjones ·de - <lumbre; el aplazamiento de día en Jía _es también_uri _ap4zarrµénto de _ día
-.aquí abajo prosiguen más allá de la muerte y sin ninguna solución de tonti-_ a día, es deci:i"; una moratoria muy_precaria.y una su_er:t~_:rp.ilagrosa ~onti­
nuidad con .los diálogos de los muertos=:-:e·n la isla de los-Bienaventurados· la nuamente· prorrogada y continuah1ente puesta eo_ tela de juicio. Si la tensió_n
<conversación que con1enzó en la Tier~a'-Podrá-prblongatse por los-sigl_os-de trágica -de la _úrgencia no existe para Sócrates, es porque_ en general -1a instaá-
lo$. 6iglos. Desde luego no e.'.) por cobardía p_or lo q_ue.se ahoga.a_l -instante taneidad del acü.ntecimiento le e.~:fljena;.propiamente_-habl~ndo, no SUS'e.fie
--n1ortal entre discursos": pues .en otro sentido Só_crates _el ironiSta es..n1ás bien nada en el Fedón; y por consigui_~nte 13: rnuerte és .algp'. ql!,e no llegá _nlJI!ca.
un- héroe del laconismo y un enemigo declara(fÓ cie -la retórica. Es-~n hecho ¿No es acaso ·el' iflstante de la n:íJe~Íte, abstraccióri''fiecha de cualquie't Cir-
sin embargo que el destino de Sócrates, a ambos lados de la muerte, se pare- cunstancia, el acontecitniento en. est::tdo puro? En el ser, en tanto en cuanto
ce a una filosofía ininterrumpida que pasaría por encima de la intern1pción que surge ef~ctivan1ente dei no-ser, Ja cesación de ser está ünplícita como
del instante; los interlocutores de este perpetuo diálOgo se olvidan de- sü posibilidad: la idea platónica, al no ser algO que suceda, no muere; la verdaJ,
angustia; hablan, hablan como si tal cosa, como si el sabio no fuera a morir no teniendo advenimiento, es eterna. Se comprende entonces que el ins-
esa misma tarde, como si ese último día de un condenado no fuera en abso- tante sin verdad, que el advenir efectivo, que la llegada histórica del acon-
luto el últüno. con10 si el condenado tuviera todo el tiempo disponible. tecüniento irracional puedan inspirar al filósofo de las Ideas una verdadera
Y en efecto. aunque la rnuerte de Sócrates sea una muerte próxima e inrni- fobia. El -.ca.1póc; co1nienza a existir cuando el escultor, como Lisipo, lo ha pe-
nente, aunque Sócrates está "ª punto de»12 morir y en trance de muerte, la trificado y convertido en estatua. -
Cu-cstión de· la inmortalidad se la mantiene ·a distancia, como si se tratase de

•.~ .·1
un objeto abstracto y lejano. Muchos filósofos de la muerte enloqueceri in
extrernis, en cuanto llega su última hora, y se dejan sorprender en sus nari- 2. La muerte como jluxión de pequeiias muertes.
ces por el acontecimiento. Ahora bien, un sabio sólo es un sabio si se com-
porta e_n la antesala de la muerte. cuando la muerte est:í anunciada para es:i ~' Hay natur.iln1ente un n1edio de trivializar. de rnínimizar e incluso de aho-
tarde. con10.se.ba con1portad9 toda su vida n1ientr:1s su-n1uerte estaba toda- rrar comp!etan1ente el _instante Je la 111uene; y todas las filosofías ascéticas
\·ía lejos. Tratando el plazo in1nediato co1no si fuera un fin mediato, el sabio -z ' conocen ese n1edio: cclnsiste en hacer de la vida un3 1nuerte perpetua, y del
I110dera [a urgencia insultante Y humill~lntc: J~f J.Cünte(ÜlÜentO 'j Se'. L.Ulllpürta \"i\·o si no tin ser nacido-111uerto, ~ll rnenos un ser naciente-n1oribundo. ¿Qué
de manera que su última hor:.i está a la altura de Ja itnagen de su \'ida en- significa vivir, para el ascet:i, sino nlorir '.l fuego lento? ¿Qué es la existencia,
tera. Estar listo parJ. morir, en Sénec:i. i\ilarco Aurelio. y entre los cristianos. para el asceta. sino una t"specie de prolongado con1a filosófico? La muerte
consíste en vi\·ir cada día de la vida co1no si fuera ·el últin10; en P!~itón. es en este caso no es ya un acontecin1iento único que sobreviene a! final de la
rnis bien vivir el últitno corno si no fuer~l el últirno. El tien1po apremia y no vida, sino un fenórneno incesante que interviene a cada minuto n1ientras
::;:ihéis el día ni la hora: es necesario por tanro est:ir preparado para cu:.il- dura la existencia: i j la n1uerte se encuentra por tanto repartida todo a lo
quier eventualidad; Pascal y Nicole vivieron intensamente estas advertencias !:.Irgo de la duración, en .tod:.Is las horas y en todos los minutos de esas horas.
del Ev::1.ngelio. ;Para Platón por el cqntrario, el sahio no sabe !o qut> es tener l~t viJa, en resumidas cuent:.is, <::'.'st:.iría cesando sin cesar. ¡El ser del hon1bre
prisas! Hay en efecto una sabiduría dilatoria que podría llamarse la filosofía no cesa de cesar, el ser Je! hon1bre cesa incesantemente! Digamos más bien:
del día siguiente o del penúltimo instante, del mismo modo que hay un cierto la continu:ición en generJ.l no es otra cosa m:ís que un cesación continuada:
pues sólo hay' un:.i única cosa que con[inúa sin cesar, y es:l cosa es la cesa- la gran muerte_ final vien~ a prodÚcirse, hacía ya .tierhpo que se venía anun-
ción n1isrn:.L ;,\forir (;pero p:1c.1 rnorir no habi:.r ::in[eS que ser?) es por t:lnto ciando mediante ·las innume_rables pequeñas muertes cotidianas,. mediante
- nuestra C1nic:.i consisrenci:.i! En esr:ts condiciones un::i. n1editación del n15.s ací la sucesióri de ffiinúsculos fallécimientos que son el presagio de esta grah
que pretend:i :.ipoder::irse de la muerte antes de la n1uené no podría ser ni
prerr1:itur:.i ni internpestiva: nunc::i esta medir:Jción se anticip:Jrá al aconte-
. "". muerte: la caída del pelo, las" canas_, la d~scarnadura de los dientes son otras
tantas muertes en miniatura, y .estas- muertes en miniatura son o_tros tantos
/ .
ci1nicnto. nunc:1 con1enz:1r6. dernasi:.i.do pronto: por el contrario, en cualquier signos precursores de la muerte general. Como' por casualidad, la dificultad

'
.
n1ot11ento en que interYeng:1, siempre llega a tiempo, ¡pues tiene de sobr:i . que experin1eÍltamos a veces para determinar con exactitud el_ instante de ·
dó:ide escoger! Pu('sto que el Yivo es un perpetuo n1oribundo y puesto que §'.~¡ Ja muerte gener..ll acaba por hacer borrón y cuenta nueva sobre ese instante;
la \·id:J. <le ese vivo es _un:l muerte progresiva y que se extiende lentamente .'}~,- '1 por eso el médico forense duda a veces cuando se. trata de determinar la
a !o largo de algunos decenios, la nluerte es en todo n1omento legible en
ese Ciltin10 suspiro r:int:.is veces reiterado. Cu~1ndo sé profesa que el hon1bre
::fi_J hora del fallecimiento ojtcial. Dastre señala que el acta de defunción del f9-
rense es n1ás bien ~n pronóstico ~ ya que determinados vestigios de vitali-
--~:~I _t
n1ucre una únic:i \TZ. en el inst:J.nre últin10 de su exi.stencia. la 1nuerte debe -~~1 dad pueden sobrevenir al-fallecimiento _aparente del enfermo: todo el mundo
.ser so¡prc'ndid:J. co1110 un::i oca~ión flagr:.inre y Sernelf5.ctica; y hacen fak:.i en- "'°o-::: ~ sabe que el pelo y las uñas continúan creciendo durante algúff tiempo e;_n
tonces ::iut~nticos mal:ibarismÜs p:ir:J. coger en !a cuerda floja a la nefasta el cadáver, como si no hubieran oído la última señal o no hicieran caso de
oportunidad. Cu:.indo por el contrJ.rio se juzg~t que el vivo esti rnuriéndose ella. Kouliabko hace latir el ccirazón de un n1uerto varias horas después
rodo el tie1npo, la 1nuene de ese 1,:ivo pueJe 2iie111pre ser descifrada: siendo del fallecinliento. ¿Los rni!J.grosos logros de la reanin1ación no están contri-
la n1uerte enronces coextensiva del interv:ilo, el filósofo-testigo serJ. conti- buyendo acaso hoy día a relativizar la importancia de la muerte general?
nu:unentc y en todo mornento con[ernporineo de ella. El vivo tiene todo el Para hacer más eficaz el envejecimiento espontáneo, el ascetismo nos reco-
tiernpo por delante para prepararse. Si esti 1nuriendo durante tod3 su vicb. mienda ese envejeciiniento dirigido y acelerado, ese envejecimiento filosófico
3. pequctlos tirones. si se p:lsa el tie1npo n1uriendo. l:i mue1te propi~1n1ente que se llama n1orrificación. Platón nllsmo distingue 8ava'!úxn y cb-co9vi-ícrxoum: 14
clich:1 no tiene ya ningún significado excepcion:i.L si l:.i. \·ida es un:i rnuerte por un lado la mortificación de las bacantes y de los sabios, por el otró la
conrinuada. un:i n1uene diluida. el .aniculo supren10 ya no tiene nad~1 de n1uerte vulgar de los profanos, de los narcóforos, de todos aquellos que
supren10. no es n1is que el pros:J.ico inst:J.n[e fln~t! y pierde roda sole111nidad; n1ueren no irnporta cómo. Sin embargo no deberíamos confundir la sereni-
si nue::itra vid:t es un:J. viJ::i moribund:l. el últin10 suspiro pierde su privile- d;.id intemporal del Fedón con la filosofía del Poco.,.a-·poco: Sócrates no se
gio de último suspiro. es un suspiro n13.s, un suspiro con10 todos los suspi- apaga; Sócrates no está más muerro al terminar el diálogo, antes de que entre
ros: únic:in1ente el últin10 de l:.i serie. ¿Qué'. tiene de ex:[raordinario un últi- el verdugo, que al con1ienzo de ese mismo diálogo: el alma racional es eterna
n10 su2ipiro?. -'.:'por qué ~1 !:1 últin1:.i hora. con 1:.i excus:i de que es la últüna. en este bajo mundo: en este hajo mundo el hombre noético vive con el pen-
h:thria que d:J.rle t:1nr:1 i1nron:__incia? :\o se encuentr:t nada en el úlri1110 ins- san1iento en e! 1n:í.s allá, aunque su ser de este hajo rnundo esté xnezcl:ldo
r:u1tt: que no hay:unus expcri111ent:ido o Yi\·iJo cien 1nil n1illone.:-; <le \·ece.-; de no-ser; la muerte es por tanto un incidente sin importancia; y en cuanto
e11 el curso Je nue::>tr:t exislenci:i. E~tJ 111uerte JiiuiJ:t en pequeñas do.')Í.':i en a la mortificación, consiste en aflojar lo más posible el lazo que une el alin:.i.
el tr:H1scurso de! [ietnpo. y pn:-sente virtualn1ente desde el nacin1iento. de\·a- y el cuerpo, para que en el últiino momento el nudo sea más fácil de desa-
lúa e'.! in:-Jtanre fin:d propian1enre dicho. ¿Por qué sorprenderse por L1 rnuene t:J.r; la mortificación prep~1ra el canüno a la muerte aislando o purificando.
LuanJo l;_i n1ue!lL' p1·L'"existc :1 la n1uLrte? La vid~1 SL'gún el Jscetisrno es unJ en esta vida, la parte racional, aflojando el vinculum: repite la gran opera-
n1ue11e dcstil:tJ:i g0L1 :.i got:l J. conos interv:ilo::>. un:t \·eces ru1ni:ida Jngus- ción rnortaL y la gran oper:ición rnortaL llegado el momento, ya no será más
tios:iinente por Jque! c.¡ue se ve en\·ejecer, otras secret:i.n1ente sabore:ida y que un juego insignificante. La verdadera a.scesis mortificante consiste
degustada por una concienciJ. compl:iciente: aquel que envejece c.;onsurne ~-¡ rnás bien en la extenuación gradual de la existencia al hilo de las pequeñas
:isi su propio Je\·enir :.i. cortos tr:.igos: l:.t copa de !:i vicia. con10 L1 clepsi- 1nuertes sucesivas que constiruyen una propedéutica a la gran muerte.
Jr:i. se v:icía progresivamente. P:ir:.i decirlo todo. l:i rnuen::e por excelenci:i, La idea de !as innumerables muertes microscópicas de la vida cotidiana
l:i muerte sin rodeos sería el CJ..so pan:icul:.ir de' un:.i :.icontecimiento trivial ¿es algo más que una met:ífora? Mientras tqdo sigue su curso, los pesimistas,
que sobreviene én cualquier momento en el curso de la vid:l; y este caso
p:1nicu!:1r es :1pc:i:is inis gr:.i\·c quL Lts tnuLnt:s diariJs y sucesivas. Cu:indo H Fed6n. 6'í h.
)eyendo el texto il rev~s., no _qtiieren .ver más que una multiplicación de-Cesa-·
cioiles continuada_s:- desprecían-la· lectuf-J. al derecho, que interpreta· en el
tiémpo no única~ente ·eI----procesó de desagregación por excelencia, sfrlo' -
compararse por consiguiente con una transformación del cÜntrario en: su
- .
~Óil.trarib. __ L:a vertiginosa mutación de algo en nada es_ porJ_anto una ?egaci_óil
· fadfcal, y actúa de un solo golpe .por inversión stí.-Güa:·1_,.a-que---l_os"éontradit-'
t3.rhbién la edificación po.sltiva-deLser. La ce?aci6rl.misma no haría-cesar toríos·in.capaC:es de:c'oexisrír uno eodemque tempore sólo puedén··suceder-
h~da si no fuera a la vez-·un nuev~-_bróte :y·.Un nuevo comienzo. No·hay·por - se -~in. tran§Jc{Qn: ¡l-J-no primero y el ~tro a continuación!- ¡Uno-desp~é~·:deJ: _, --:(-',·
tanto comparación posi_ble :entre;1as pequeñas cesac-iünes intra-vitales o intra- oí:fó,-y úriiCa.ffiente después del otro!' Por eso la mutación radical excluye:ia.s;: --
·-seriales del ·cu_:rso vita:l;-ce_~_acioh~s inmediatamente y siempre compensadaS U:anSlcioñe:~ _y_Jas :escalas: no hay- entre la vida y-la muerte nirigúrr;ifiter.tb_~--: ,'' ,,, '
· porel iestable_cimiento -de'-a1gur1a otfa- cosa, y la gran cesación sin comp_-eti~ ---diario,' ningúáa- zo·na -mlxra o medianera ·que fuera -a·-la -ve'z. Viral· y '1etal:,:r:üii:~:-~
sación qtie estrangula--to-~a- continuación en general; no hay é:óníp~_raC:lóTI guna,·zon-a n~üira tarnpoco que no fuera ni letal ni·Vital. ·¿ser,6 ntf-'S\ii?..:En-::--~ · ·;·;-, -.
_posible entre·una· muert_,e -~n miniatura instµntáneamente neutralizada por 13: tre estos d.ds . éxtremos incon1patibles, Hamlet nci encontró'J;:i. t_e'rccir:a~-SéihJ.tión:·'
reacción o la readaptac-í6n -del organismo. y la muerte propiamente' dichá; que reun1~_rqi)flS ven~ajas de la existencia y el dt;Scanso -de-:1a-ineXis_tenEia;~-,~:c~i .:? ~--
entre la pequeña muerte--de la .herida, barrida pocb a poco por_ la cicJ.rti__:_ que evitara)~~--.doiores de la~vida y el horror de·ia nada. Si·--1.r-vid:oi:'esta-ba -- .
zación, hasta. que nó qÚeiJá ni señal· de ella; y el trau1naüsn10 infinito ·de Li an1asada d~--P-I'ueITe-y: si l:i existencia se redu'cía a:- un:i ci~rta rnezcoi;l~-iza:.d~'-'
gran muen:e. [a .-muerte .-de lÚi -dienré, la atrofia de una glándula difieren de ser y no-sé(~_?e:f:nc{;$er prevaleciendo- cada vez rt1ás- sobre el Se,r:y,C":,p~ta -ter~:
la-muerte como Io·finito de lo infinito. Dicho de otro modo, decir que 1-as n1inar, transfbrmando el ser in1puro en no-ser puro, se comprende>"p-erfec..:.
pequeñas y fre¿uentes n1uertcs que serían la repetición incesante de la gran t;J111ente por qué una intuición de la inue1te sería posible en éste -b~tjo ú1un.,.
. muerte semelfáctica son mortales no es n1ás que un n1odo de hablar. 1'."lorir do, y por qué esta intuición se haría cada vez rnás precisa a nledida.:que el
pura y sünplemente, y absoluta1nente, sin co1nplen1ento y sin más precisión, cornponente n1ortal ocupa mis sitio en un compuesto cada vez m:ís-shnple;
es algo de un orden distinto a morir sensiblemente1 morir para el 1nu11do, pero se comprende todavía mejor por qué no habría ni vida ni n1ue1te: habría
morir ponnenorizadamente, cada día un poco n1ás, por renuncia, con\·er- una especie de xnuerte viviente, una cierta mezcolanza despreciable- de ser
sión o mortificación - pues aquel que muere veinte veces cada tarde no y de no-s.er, algo que sie1npre ha estado a mitad de ca1nino entre los dos y
n1uere. Lo que equivale a decir que no hay una gran n1uerte y varias pe- que no es nunca ni lo uno iii lo otro y que nunca se decide a ser o fran-
queñasn1uertes, sino únicarrienre la rnuerte a secas, :sin nigún epíteto. Pues ca1nente le uv.v c-cl:;.;:~-;r,,en.t-e le 0t-ro. ¡Utrurn-que =_.:.\íe1!!.,...,..!.ni. A-q_w::Lque .consi-
la muerte ¡es siempre gmnde! y no h;i y ffiás rnuerte que la 1nuerte en gene- derá el envejecimiento co1no una invasión del ser por el no-ser, ese se repre-
ral, es decir, total. No se muere más o rnenos, ni cada vez más; no se muere sent::i el no-ser un poco a la manera del µ-Y, Ov del SojiSta: la muerte sería otra
un poco o mucho, ni poco a poco ... no se rnuere pasito a pasito. ¿Un decres- cosa que el ser, es decir, relativamente diferente de él y relativamente homo-
cendo continuo e indefinido puede desembocar en la muene? ¿Se parece la génea a él, y susceptible por consiguiente de rnezclarse con él para fabricar
, \·jJa a la agonía de una llarna ·q_ue \'~leila y pierde íntensidJ.d anres Je ~¡pa­ un 1nuerto viviente. A.sí c>s corno los Antiguos hacen <le! devenir una «tnez-
garse Jel todo? No, la vida nO es esa lLuna agonizante. Aquellos que JicL"ñ: colanza:. dL ser y Je no-ser, de positividad óntica y Je negati\·iJaJ 111ióntic;i
inorir cacl1 \'t'Z 111:.ís, vi\·ir cad:i vez n1c>nos, gnuíatin1, estin aplicanJo urra o priv:niva, con10 si la l'l·~1da fut:ra un ingrediente susct'ptible Je inezclarse
vez L1 categorí:i de la cantidad a un proceso no cuantificable. Ahora bien. con el ser. ¿'l no equiv~ll<lría eso :i hipos(asiar el No? De este rno<lo se vuelve
aquí no se trata p;ira nada de los grados del con1parativo._sino del todo o ::i l:i idea de una presencia mortal que habitaría al ser vivo coino un inquili-
nada. No :-;e trata y;i de dosificar ;\lis o i\Ieno.o.;. sino de responder Sí o :.:o no dc:l cuerpo. Decir que toJa solución intennedia entre el ser y el no-ser
¡La muerte o la \·iJa! ¡O la una o la otra! Este e:-; el ultin1jrurn. Porque la ~tlrcr­ esti fuera Je cuestíón y que el olor de la nada t'n plena viJa es una sin1ple
n:itiva es taj:inte y rigurosarnenre disyuntiva. Tanto como la oposición exclu- met:ifora es con10 decir que la vida es vital hasta ,-;u último lírnite: ha:-;ta el
sivist:i de b: existencia y de la inexistencia. la contr3.dicción de la vida sin últiino segundo de la últin1a hora y hasta el últirno instante del último se-
n1uerte y de la muerte sin vida es efecti\·a1nente la contr.idicción :-;uperlati\·a. gundo, el vivo e,.., un ciudadano del más aci. y eso sin !a menor aberrura
c.lian1etral y rnáxüna. Por eso nos negarnos a consic.ler.ir [a rnuerte co1no una sobre el n1ás allá; y la experiencia de este vivo, a su vez, es una experien-
transformación: la mutación de un contradictorio en su contradictorio no cia citerior de cabo a rabo y sin la menor abenura sobre la ulcerioridad. Sólo
puede compararse con la alt~ración del otro en otro distinto, por ejen1plo pode1nos contemplar directamente una única carJ. de la Luna, pero mediante
de un extremo en otro extre1no dentro de la 1nisn1a serie, y no puelk· ingeniosas técnicas disponemos al 1nenos de inedias para fotografiar
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indirecran1~nrc la orr:1 c:ira: aunque después de todo la cara oculta de la Proximidad L? de la que h:J.sta incluso Platón mismo nos habla y ql}e sugie-
Lun:1 es Je esre rnundo. ni m:is ni n1enos que la provincia dei Pas-de-Calais: re la idea de una aproximación gradual e.<; por tanto una sin1ple metá_fora.
por el con¡r:1rio, la car:1 ocu!r:1 Je nuestro destino nos ha sido sustraída irre- Estar c·ronornétricamente tan cerca de la muerte y est:lr de elli metafísi-
rnedi:tb!ernente, y no hay· an:irn:iñas, por ingenios:is que sean, que nos per- camente tan lejos, y. no sabeí de ella más de lo que sabe un nifío, e? sin
rnitan obser.::1r ese l:.tdo ulterior y n1etaempidco, o descubrir sus secretos. duda una buena lección de humildad y de sobriedad prosaica para los charla-
E.stos secretos son por tJ.nto un n1isteriq - a menos, ·por supuesto, que se tanes tan propensos a confundir en1piria y ~netaempiriJ e incapaces de refre-
cre::i en Lt.s sesiones de espir!tis1110: .. De nlo<lo que todo aquello que pode- nar los arrebatos de la esperanza pasional. ¿Có1no se puede alcanz2r el _finis-
rnos percibir o conc-..:bir. constJt:1r o concluir. todo incluso ese límite verri- terre y el límite más extremo de la existencia sin estar mejor informado sobre
ginoso ele nuestro b:1jo inundo que bordeJ. el precipicio y que constituye la los secretos del más allá, sin adivinar la contraseña; sin baJTIJn[ar algo?, ¿cómo
!íne:i fronteriza entre e! ser y la n.::ida, todo eso es un elemen[o de la posi- se~puede llegar tan cerca pen11aneciendo tan lejos? En las perogrt;ill~das
tiviJ:1d \·j¡:11. El que busca se consUn1e. est5. J. un rnilímetro de la 1nera. a una p¿pulares se encontrar] !a respuesta n1ás metafísica de todas: un cuarto de
fr'..lcción de segundo del térrrüno. está a punto ele descubrirlo, c3.Si lo h::i des- horJ. antes de su 1nuene, el señor Perogrullo estaba todavía con vida; Y no
cubierto ... ¡Pl:'ro no! ese casi ·.se quedJ. en casi. Casi, es decir. n:J.da en abso- sólo un cuarto de hora, ¡sino incluso un segundo, una· milésirna de segundo
!uto. Quien esLi c:isi inuertO no est:í muerto, quien está casi muerto está antes! Esta tautología no es tari t::iutológica ·como parece: expres3. que una
vi\·o. ~l--Ia cst:1do siquier:1 :1 punto de s:Jberlo aquel que se ha encontrado '..l rnezcolanz;:¡ de ser y de no-ser sería el coln10 del absurdo., que no hay t"ér-
un solo r~1so de !'..l n:1cL.1? De hecho ni siquiera ha l!egJ.do :J saber l:J prilne- n1ino 1nedio entre Ía vida y la n1uerte, y que por rnucho· que rocen1os ~! -
r::i palabr:1 del co1nienzo. Son1os en cierto n1odo prisioneros ele un a priori límite de la vida, seguin1os est:i.ndo r11:ís acá hasta el final. El señor Pero-
inJefonnah!c- de plenitud y de vitJ.lidJ.cl: las críticJ.s que Bergson dirige con- gn11Jo, todo hay que decirlo, había muerro de muene súbita. Pero el rigor
rra un:1 supuest:t experiencia de la nada se aplican tan1bién a la mueite, que del tercero-excluido no es n1enor para las muertes aparenten1ente gradua-
es el no-ser de nuestro ser-propio, la inexistencia de nuestr::i existencia. y la les. t-.'iientras el vaso no se rompa, ~l pesar de una serie de golpes cada vez
nada Je nue:::;tro todo. La diferencia de'. n:.nuralez:J. entre vida y n1uerte- no n1ás violentos, no esrar:i roto, y es idéntico a un vaso intacto. ·y la mutación
excluye C1nic:1n1ente cualquier co111pron1iso y cu::ilquier an1;ilgam;i, sino que no es menos bruscJ. en- cJso de desgaste progresivo: 1nientras el hilo no se
adernás la cli!nsidn{f óntica dei ser vi\"O es, a pesar dt-1 envejecimiento, niás haya roto por un tirón n1ás brusco que los anteriores. no estar5. roto. Por
o int'.nos con:::iL1ntc: con10 hernos visto, el ser que envejece no se conviene eso, de la vida más enr.lrecid:i ::i la nada. y del ser n13.s disminuido al no-ser,
por eso ni c'n n1:is poroso, ni en m:ís livi;ino, ni en n1js inco1npleto: se rno- hay todavía un abismo. Cuando la respiración del viejo se ha vuelto casi im-
dific:i cualirariv:1n1ente sin enr:-irecerse: lejos de Uenarse con el vacío y el perceptible. cuando el aliento vital es ca.si inapreciable. se suele decir que
vil'.nto ele! nO-.'ic'r. e! or~:1ni.-;1no. incluso disnzi111tido. es en todo n1omen¡o e! morihunJo existe apenas. Pero se trar:J evidenrernente de una met:ífora.
una tor:tlid:1d vi:th!e. Por eso Lt iJe:l Je un o:.1seo gr:1Jual hacia L1 n1ut'Tft:' Pues !o n1ls1no que Lt :1usenc1a no es un:J. presencia extre1nadamente ate-
:1penas <.::s ~tl'.J,O n1js que una in1agen es¡x1ciai·. cerc:; o lejo.-; de la n1ueTre. el nu~1<la. así la 1nuerre tan1poco l'S una vida extenuada. tan tenue 'i tan vapo-
vn·o esti l'.n un .'iL'ntido sie1npre c!ein:.isi:iJo lejos, desde el mornento en que: rosa con10 !a.-; son1hr:1s de! infierno. E:s l:J. Odisee? la que consider::J. al muerto
viv·e Y en tanto \·ive. El olor del no-ser no se hace cada vez 1nis penetrante con10 la so111bra Je! vi\·o: y fue Leibniz quien hizo de 1::1 inexistencia una
:1 n1edid:1 que l'I viajL-ro se :iproxirna a Ja frontera, por la sencilla razón de existencia n1ínima.
que nu IL1y vi:ljero ni :1proxin1:1ción: por otr:i parte. al C'..lrecer de olor !~1
n:1J:1. su presc:nci:t no se percibe ni de cerca ni Je tejos. ¿Est:i presenci'..l no
es en re:did:iJ una :.1usencia? El viejo que h'..l lleg;.~do :l su penúlümo suspi- J. El acontecirniento de la 1nuerte no es una nada, sino un casi-nada.
ro está. si respira tuJ:.iví:J, tan :dei:.iJo de L1 n1uerre co1no un recién nacido:
ciertan1entL· no le qued:in in:is que tres segundos de vida. pero eso só!u lu Co1no se sabe la continuidad Je! Poco :.i Poco les pareció absur<la ::i los
sabrernos cuando h:1yan pasJ.do. Los viejos, desde este pun(o de '>•ist::i. :Jl Megáricos: lo mismo que Zenón de Elea desafiaba al tnovirniento a !legar
n1enos, est5.n tan lejos de !a rnuerre como lo estin !os jóvenes. y los jóve- ;i su meta, así Diodoro y sus seguidores refutaban la posibilida<l de la
ne.s tJ.n cerca corno !os viejos: cerca o lejos, son tan jóvenes los unos con10
los otros: ;jóvLnes o viLjos e.srjn tan lejos !os uno::; corno los otro.'il l'..l
_Pre~dica_~ión, y de una forr:na rnás general.de todo lo que es flu~ión y tránsi- de los ,sofismas se encuentfa,_a· v_~Ces de .narices con la so_lución sin saber
:tb. ;¿Cuántos grahos_hacen falta pard que un montón-de._trigo se convi'erta e~ cómo ha lleg~d_o a ella. TaL e~, precisan1ent~_ e1-_ inil3.grq de la creac~ón:, no
;-.ui:i; mor:-tón?, _¿a partir de q'úé núillero? '!dado que no se puede asignar nin- vemos más que el Antes-y -e!" De,spu-é_S,.-·er ¿readOr y la éfiarura; Pero. el mis-
_-gú:n nú1nero-detenninado, ¿hay que pensa.r entonces que el n1ontón comienza terio del Durante se nos oculta:-¿La_rri_µerte no es una caricanira de creaC:ión,
de:4cte el. princip_io, éon_:un solo_-grano, o bien que no comienza nunca ni una auténtica _descreación,. ui;la -_iaumatufgia al revés_? En todos los casos la
siquiera -con _m_if rriillones de granos? tos :sofiSmas, de los que la escuela' de ne.gación del intervalO fu_i;_ p~r~·-_los _ Grie_gos u·n__ eXSe:l_ente antídoto contra
Iviegara hac-ía tanto uso, sirven precisamerí.te._para presentar como si fuera el _temor_ a la_ Tl_l\i:,e_rte. No. haJ_fase,_:~_Í1traJ)C~ de devenir, en que la vid_a_,,Y
cont~~Lio un movimientO de _ .penSanlientO diScont-inuo, ocu"ltandü el fallo que la muerte se di~_~an-cita. su; e_mbarg? es l:a iUea de-~n ericuentro semej~nt~,.
se _d1s1mula b_aío est~ C<?~ti_nuidad apa_rente. ¡Buscad.el fallo! ¡En_· la continui- y solamente é_s_a)dea la que explica nuestro terror:_ la sobr_econciencia ti_eil.de
dad vei.:?orreica y_ capciosa d_e esta retórica, busCad el punto débil!' Digamos un puehte pof--érÍcima de_ la mue_rte y r~-tabtece entre el más acá y el más
por n.u~-stra parte, recurrie_ndó a_l lengu_aje de.Jos enigmas_ -y-la~ adivinanza,s allá u_na confi:hlúdad im_aginarla}Já· conéíen"tia-tesJ!go es. en _efecto_ la: _gran
,m~gáricas, q_ue la filosofía --~e.la-mortificación ~sel S9rites.por-éxce!encia; el mezcladora, l~\·-:qYe. C()n~~mpla su.:,E~<?P_i_a_ niQilizaci_pq,__que es a la vez náufraga
_sofisma rnaestro de los nlae:Strós sofistas. En_ efecto,_ s_i- Sócrates·-InUere iridefi- _ y espectador~:_;~er nJ.ufr~gio, a 1a_ .V~~ ~-dn-1e~~ _ perS(.),0~1 y te_ry~ra persofi~i.-mí­
nidamente Por ·extinción--prÜgresiva, entonces _t_J~·- tas dos cosas Una: ~·bien sujeto y sí-obJetÓ, -y Ciue·se descciniPone, pór no sa_Béf-"cómo -llund-irse inocen-
nunca llegará a estar muerto lo mismo que Aquiles no alcanzar:í nunca a la . temen te en ef: nó-ser. .. La concíencia fabrica un espantajo, -que es la muerte
tortuga, o bien nunca habr:i estado vivo y h:1br:i est;:ido n1uerto desde su vista desde la vida. Contradictoriarnente la conciencia se siente ella misrna
nacimiento; morirá perpetuamente sin llegar a morir jan1ás, o (lo que viene zozobrar: ¡siri duda Bergson nos diría que cuanto más cree morir, m:ís viva
a ser lo mismo) vivirá indefinidan1ente sin vivir una vida digna de ese noinbre. está! La concienci_a del sujeto, que se desdobla en vivo y en mue~o, tiem-
Pues la vida no se convierte gradualn1ente en una muerte, del mismo modo bla de llevar -la muerte dentro de ella misma; se siente, mientras vive, habi-
que la muerte no nace poco a poco de la vid:i ni madura en e11a. ¡Y sin em- tada por esa -lnuCrte mism:i que se supone combatimos durante la angustia
bargo n1uere! '{ sin einbargo Sócrates acaba por morir... De hecho el mori- de la agonía:~ ¿no evoca la agonía precisamente la idea de una lucha contra
bundo alcanza su 1nuerte del tnismo modo que Aquiles alcanza su mera. En no se sabe qué enemigo instalado eri el organismo viejo o enfermo? Aque-
esto. , al menos la aporía- no es un ¡'uego • Pero los Meu:iricos , neoando
1 ~ o la evo- llos que niegan la ·inmanencia del no-ser ai -ser__creen ._qlk _li.an -encontrado
1uc1on Y rehusando cua_lquier gradación transitoria, conciben el Antes y el un remedio a las preocupaciones ilusorias: la muerte y yo, nunca nos damos
Después con10 estados yuxtapuestos: primero el grano, luego el montón: pri- juntos; la muerte y yo somos ambos excluyentes y nos evi.ramos recíprocamente;
n1ero_ la vida, luego la muerte; y nada entre los dos. Hace un mon1ento, hace mientras yo estoy, la muerte está ausente, y cuando la muerte está presente,
una fracción de segundo, SócrJ.tes estaba toda\"Ía vi\·o: y de golpe, sin tran- soy yo el que ya no está ... Sohre esta alternativa, Epicuro, Lucrecio, Epicteto
sición, sin que sepatnos siquier~1 cón10, h_a p~1s~tcj9 Ll! otro lado. Cuando el y el sofista Pródico parecen estar de acuerdo: o-UOkv n:pOc; i,µ0.c;. ¡la muerte no
n1orihundo est;.í. n1ut'rco désde hace tie1npo. biL"n 111ue110 y enterrado el Nleu:i- es n~ida par:.l -rñí, lh la muerte no est:í nunca pre.sente para mí! No, nunc:i il.idie
rico se est:í preguntJndo toJavía có1no ha podido rnorir. cón10 ha ~asado de se siente concernido, ni antés (pues l:.i n1uertc, por supuesto. no ha sobreve-
vivo a difunto: del n1is1no 1nodo que Zenón Je Elea se preguntaba có1no nido todavía) ni después (pues ya no hay nadie a quien la muerte concerni-
se _las había arregl~1do Aquiles para alc:tnzJr a b. tortuga ... Este Sócrates que ría). Es aquello misino que Jean CJssou expresaba al decir: nadie puede decir
estj prünero \-i\·o y luego n1ueno. pero que propiainente dicho no 1nuere. «'fO n1uero": pues quien lo dice est:í perfectarnente vivo y se desmiente a sí
se parece en .sun1a al Sócrates fedoniano: ¡antes incluso de haber tenido tien1po n1ismo al hablar de ello, ya que est:í hablando de ello. Los dem:ís, a mi alre-
para n1orir. ya e,->tj n1uerto! Para estar 1nuerto. no hJ habido necesidad de dedor, mueren sin duda; pero yo, para rrú n1isn10, yo no muero jamás. - Sin
morir... Un buen dí:.i se despierta muerto sin h:tber n1u;;;rro nunca. ¡Qué buen embargo la lógica espacial. llana. estática de Diodoro Cronos y de Pródico.
truco nos- ha hecho este genio de la prestidigitación llan1ado 1nuerte! Un al ,'luprimir el devenir y el c~unbio. la latencia y la virtualidad, la profundidad
verdadero juego de 1nanos Jigno de los 1n:í.s hjbiJes prestidigitadores: una
obra de arte del escapismo. Esta nihilización 1n~ígica es a su manera un sofis-
lú Epicuro. Kupiat OO~cu, 2 ( U:-;ener, Epfcurea, 71}: C:J.rt:a llI (a .\lenecio). 12-í (U:;ener, 60). Epic-
ma: aquel que pasa por todas las transiciones sabe pertCctamente cómo podría teto, .Han11af. l. ~ (sobre los: oUK: [ljl · hµlv t::n general) Diógent's Laerrio. X, 27. Sobre Pródico: Gom-
llegar a la solución. pero de hecho no llega nunca: aquel que acepta la magia pcrz, Les Pensnn-:; de fa <r'n'ce. 1r. Fr .. l. pp. 1"i2-·f'i_1.
y la perspectiv:i, sólo c:ilina :l medi:is nuestn inquietud. La )'UXtaposición sino que és en sí misma un acontecin1iento. Si ser y ·continuar siendo son una "
inene Je'. los con[r.lrios permite :J. esta sabiduría exorcizar di:iléctic.J.mente el sola y misrna cos:i., del misrnü modo que el nada ·y- el nunca más nada son
L1nt:1sn1:.i de !a muerte y decir: todo este J.sunro no es orob!emJ. mío· J.hora una sola y misnl.:i cosa, y sí no hay por consiguiente ninguna razón intrín~e­
bien, la yuxtJ.posición de los contr.irios, si bien no es u~a continuidad, no es ca pJ.rJ. que el ser déje de ser, la cesación debe o bien requerir un _as:to ex,
tJ.rnpoco una :luténtic:.i discontinuid:.id: es rn:ís bien una contigüidad. Se ha- plícito y Un suplemento de energía, o bien ser el resultado de un accidente
ce con10 sf !a frontera ele la vid:.i fuera una sin1ple interrupción negaüva mien- adventicio. El hornbre racional que supera el torr!:Tento que proviene del esta-·
rras que es principio_ positivo y fundador: se despreci:i por tanto su poder --.-._ j
dio intennedio, no ha vencido por tanto todavía la angustiJ. del instante. Los
re¡roact!vo para defiDir nuestra finitud_ L1 línea de dern:ircación que separa _sabios no hacen más que tr;:inqui!izarnos: el tr:ínsito no es nada, apen:is la
los do::; universos del ser y de! no-ser es p:Ir:i es_ta sabiduríJ. un límite sin espe- travesía ele un río fúnebre en una barca fúnebre - y por consíguiente el pro-
sor: bast~lnte meno_r que un corre rnuy fino o que unJ. imperceptible costurJ.; blema de este tr:ínsito es un problema inexistente, y por i:onsiguiente la angus-
entre el n15.s ~1c:i y J! ·n1:ís all:.1. no hay zon:.i rni..'..1::1, no hay ni siquiera Lln umhral; tia que genera -este problen1a es un temor imaginario; no hacen m:ís que in-
· y·!a muerte no es tJ.111poco una especie de bisagn sobre L1 que la empiria y sistir: ni siquiefa se p;.tsa un mal trago, no dur:i. rnás que lo que tarda,mos en
!a rnetJe1npiri~1 .se anicuL1ríJ.n .. ¡No! la 1nuene es 1:1 insecJ..ble sección del \·~1ciar la_ copa ·Je la cicuta. es un ahrir y cerrar de ojos, corno sac:1.rse una_
Anres y el Después, !a ínterséCción de 1:1 Plenirud vital y del Vacío letal-: uno 1nuela (antes de que nos demos cuenta, la ffiuela ha desaparecido·... ). No. ni
cesa donde el otro cornienz:.1 (¡si es que puede decirse que el no-ser conlienza!} siquiera es cosa de una fr..1cción de segundo: no es :ibsbluta1nente nada, y
b. tnuerte es e! hnai Je la \·ida. y el fin~1l de la vída es el cornienzo de la no- no os dJ.is cuenta Je nacla: no podé-is tener rniedo de algo que no es nacl:1.,
vid:.i .. o. para !os creyentes, el conüenzo de la vid:.i eterna. Nada n1is_ ¡Pero ni tratar de comprender aquello que no existe, ni temer aquello que no es
hay· todavía algo que fa!t:J.! Algo que no es n::id::i, y que es por tanto c1si ele ningún modo ten1ible. Pero ¿por qué todos estos tranquiliz:iclores discur-
n:ida: algo !n1pcrcepüble que no es n:ld:L que es todo. que es :i. la vez todo sos nos convencen tan poco?, ¿por qué hacen tan poca mella en nosotros
Y nada. Entre L1 n:icl:.i del n1-:ís all:l y el todo del ni:.ís acá ele! que Y::l nos hernos todos estos consuelos? La razón es que la angustia, sentin1iento inmotivado
ocupaJo. ¿no es el cJ.si~nacL1 lo que nos ocupa ahora? Este casi-nada es el si se quiere, la provoca no aquello que e.Yiste, sino aquello que adviene; no
fnst~1nte, es decir, el hecho n1isn10 del rr:ín.sito y el :iconteciiniento de ese la cosa, sino el advenimiento ele! :1contecimiento. Sin dud:i no hay ni mate-
tr::ínsiro. F~lltaba por tanto e[ Instante ~el inst:1.rite que los Griegos, :.ti no dis- rial ni literalrnente nada que ten1er en la pura e impalpablt" quoddidad del
poner ni de paL1brJs para expresarlo ni de conceptos par::l pens:irlo, ignora- advenimiento; y desde este punto ele vista al n1enos, nuestro nerviosismo no
ron totJ.lrnen[e. F:llwba la trJ..nsición n1isma. no b tr..1nsición que es intermedi:lrie- tiene jiuulaniento. Sin clud~t est1 fobia del instante supren10 es lógicamente
d:1d ( co1no en la filosofía de las esc:.i!as), sino L1 tr:1nsición que es lin1in:J.ridad. poco razonable y por lo tJnto estas consider:.iciones abstr:1ctas no ::ifectan a
En cua!quier n1omento que el ,\leg:í.rico considere :1. Sócr:ite.s. Sócrates es un:l nut"stro \·er<ladero problen1a. Pues ese in.c;t:inte es para todos el acontecimiento
dL' la:.; dos cos:L:;: o vi\·o. o tlllH.::rto: pero s(·icr:Hes no hJ. pa:.;:1c.lo nunca di.: un \-i\·!Jo por excelencia. Co1110 los enfern1os ~lntes ele l~l intcTYención quirltr-
e.'it:tUo :d orro: en este .sentido. Sócr:Hes no ha p:l.'i:tdo :1 tnejor Yi<..L1 nunca. gica ternen rnjs el n:iufragiu de la concíencia en el mon1enro de la ~1nestesia
Y del nlisn10 inodo que la ;noción quL· propub ..1 el 111uvi111icntu er:t unJ. inL·úg- quL' '--·l dolor postoperJ.toríu. co1no los hog:1.reúos acept:1.n el Jesplaz~unienro
nü:1 para !os E!t-:n:ts. :isi e! n1on1enro que hJcC' J\'~tnz:tr :.t! devenir y lleg:1r :1! 1nejor que el traslado, y con10 e! rnisoneísrno en general consiste tneno.s en
por•enir. y que Jeterrnin:l !a nlhilizJclón n1orr:d. es una incógnita para lo.-; el n1iedo e1npírico y ITlüti\·ado a Lt novedad que en la fobia 1netaempírica e
.\legjricos: el :1niL·u!o fin:tl es esc:u11ore:tdo. tr:t!¿:tlÍo \. súhit~unente ini¿un;i- in1noti\·:id:1 a L1 innovación. :isí b ~H1gustl:.i de la n1uen:e. :t pesJr de l;is apJ.-
Ltdo: e! corre: que sep:Jra ser y dr.:j~tr de :--;er l:".'i r~do !t; contrario de un:1 f;~-;t: rlencLts. es inucho n1enos é'l terror confes:ib!e del infierno y del castigo eter-
intern1edi:1. o de un !ertitun-quid - pero esto e:-> toÜJ.\"Í:.l decir poco: 1:1 ces:.i- no, que el p~1nico inconfe;;ahle de la nacla ele! instante supren10. Jacques
ción de! :-;er no es :1bso!ucamente n:.ida. Sin embJ.rgo. nosocros decin1os que ,VlalL1u!e insiste. tJ.1nbié_n é!. e-n el espanto del tránsita. 1-:- Pero ei instJ.nte nos
es un C:1::;i~n~td:1.. d:J.núo por .'lohr~enri..::ndidn que por 1:1 .~r~1ci~t de e....;e C~L-si hay deja rnuclos 1nientras que bs no\"etas e:'lc::itológicas son in:igotables; por eso
un inundo y un:l di,'i[:lncia infin1t:irnente infinit:.i entre el Inst:.inte y ia nJ.dJ.. el tradicional terror al 1nis JIJj, a resucitar. :1. la existenci:i póstun1:.i. es el pre-
El inst:inre. que no e.s ni un:1. cos:.i ni un intervJ.lo. por breve que fuer;:¡_ ese texto con el que di.sfr::iza1nos la :.ingusti;:i del instante: lo que viene Después,
in[erv:1lo (pues no dur:l ni poco ni mucho). puede ser consider.Jdo sin em-
b:Irgo con10 un inrer•alo infiniresin1al. L:1 cc:.'i~tción no c:-: pur~; nl·g::ttiviclad.

2"1-!
__sSbre lo que se_ puede hablar, .5iive de coartada aL inst_an_t~-, sob_re lo que no aun1entan ~bjetivame.nte con .el· desgasté-del organismo, per~ a pesar de
--~se_ puede hablar_.--Nada que tenga que ver conmigo, insisten los sabios ... Ese todo una conciencia iriletior vive su presente con10 un eterno pr~sente:_ -rnJ;en::-
_'instante vacío e ímpalpable ¿no es nada entonces? ¡Ni muchÜ ffienos! Li muer!~ tras los estragos eO el otganisrn:o son cada vez·ffiás gnr-ves;:-el ·hombre.que·
--; es: casi n~da pata mí, crxi::OOv oU8Ev np()(; Eµé- pero uri.a vez ~ásese Casi es envejece se irá acercindo pocÓ a pOco a la -muerte;- b-asta moi-ir; pero -en .la.
___ ,.---.-~-~ficient~ .. -¡La muerte ,es por tanto todo Para
ni.í! No··hay._2.sunto que:,me con- medida en que todo preserite es igual a- otro presenie;·e_n. que u~- vivo. está .
" .,cierna mas personalmente, más trágicamente, ni más de cerca: ri(que exija, en vida mientras no está muerto, y- eso hasta_ el último segun_do;.en ..es3: .fne.,.·-~
pa_r:1 afrontado, más valór; pues si la entereza y -1'.1 _paciei:icia pueden bastar- di da la muerte es siempre una· muerte tajante y transcendent_e., E~t_?_-anfib9~
p~ra soportar, en el intervalo, la duración del dolor, el valor es riec-es¡ri-o, -en Jía permite-.-tal vei-Comprénder mejor la ambigU-eda:d =de; una prepa.ración:_.,
-eJ_u~bral de la -~ada, para afrontar la liminaiid<id del "instante._ I-Iate_ falta- pa- para la mueite, preparación- que es, Como se sahe, la-prepara,ción·.cotidia~,
c1ena~ p~ra sufr~r?' valor para morir. Nadie puede dis¡:)epsarme de ·esta prue_:_ rfa del asceta, es decir, d_e:l practicante de eji!rcícios espirituales. Lá'asc_esiS__
. ba1 sohtana. El reg1men :de la extinción gradual, Ja alterilativa tajante del :sef que. el- Fe_1Qrt_ llama µillrtiµa,- µcAlrr\ Bavcii:ou ·~_Jtpuyµa:'t:c{a:~º,_.pare_ce-jnvitar"
r· _Y _·del 110-ser (primero uno, y d_espués otro) nos prometían, entr~-Ias dtdzu:.. nos a un ·:ip[endiz_aje de la muerte, a u_ na propédéuJica_morrifiCall~e-, _a una
_raS de la anestesia, una muerte auténtic;ament~ _eutanásica. Puesto ql}e- dé- - . especie de .gI_mn3sia ~~piritual que sería la ocup3::qiQn: h-J.b!tuarde,l{iS- f_iió:so-_ .
. .. b~mos pasar obligatoriamente por el umbral de an'gustia, ¿debemos pensar -fÜs;· inclu5o~1'-I~tón llega a hablar- de ufi- itinerario~--::itopc:í~ Como lq_~;fi1'6sof~:
qu_e se nos está negando la eutanasia? - Imposible por consiguiente, sin el de la muerte gradual: prepararse (napa:cncruáSc:aBa1) consiste esencialmente
- tránsito mismo, acceder a un nuevo estadio: mientras no haya atrJ.vesado en adquirir hábitos nuevo.s (E8icra:1)21 y, en particular. en ejercitarse en desatar
el instante, el ser mudable seguirá siendo perpetuamente lo uno o perpe- el vínculo, en ver sin ojos. en percibir sin órganos, en concebir las esencias
tuamente lo otro, sin transición, pero no pasará de lo uno a lo otro; o bíen con el puro pensan1iento y la reflexión pura. Aunque también es cierto que
s_~~uirá_siendo lo uno sin poder ponerse en marcha, o bien se habrá con- el Platón pedagogo defendió a veces opiniones más matizadas sobre la omni-
v~i?do en lo otro desde_sief'."lpre, y en ese caso el hecho consumado, desde potencia del aprendizaje, y particularn1ente sobre el aprendizaje de la vir-
el principio,_ haña inútil: el_ devenír- Es el instante lo que da paso a una nueva tud... Séneca a su vez_dir5. en su De breuitate vitae: ttTotc.rvita discendum est
"continuación_: _Es en el instan~é>,_Év.á~Oµcp, Év ¡)utji ÜqJ8aAµoü, como dice la pri- man;,. 22 Y Nicole, sobre este particular, se hará eco de Séneca. En cuanto a
mera Epístola ·a lds_ C?rinti_oS;J~ donde Í:~enen lugar las mútaciones efectivas. Nlontaigr:.e, que rrc üerr-e P....ada de .mlstico, _iilentifica el 3pr~n_óizaj.e de la
~ Leoparcli volverá a de<:irJ?~_'e_*\é.~ITTOs ff!Ipresionantes.19 Reprochabamos nluerte con el ejercicio filosófico en general, y escribe un ensayo sobre este
a los Megáricos igno~ hi.s~_m_(J(::_i~_n.~S, nvfr~fi~a, .que hacen prosperar el mo- tetnJ. ·Filosofar es aprender a morir». Pero del hecho mismo de que uno está
vimiento. -~ora bien_; fnclUS-_O: :ek·_Fedón1 -recoídémoslo, tiene en cuenta esta aprendiendo a morir dur;:inte toda su vida, de que estos esrudios no acaban
moción terminal: Envf¡0rt, ruvo:un.estremecimiento: después de este aoristo nunca y de que. al contrario de los aprendizajes témicos, están siempre ina-
disonante ya no hay diálogo posihle, y las_especulacionessobre la inn1orta- cabados podría deducirse el car5.cter estancado de una tal "preparación». Si-
lidad no sobreviven al e.spasmo que anuncia la n1uerte del ser pensante; el guiendo el ejemplo de Séneca que, un día que estaba Inás inspirado, escri-
.ser pensante, cuyo pensamiento no tiene en con:-;ider~1ción el tiernpo, da corno bió i.:n una carta ~1 luc_iliu1n: "i'l>lle 110/l di"scitur", podríamos decir: 1l1ori non
todo el mundo ese "paso napoleónico" que pone fin inexplicablernente al cliscitur. La preparación para la 111uerre tal vez no sea más que una simple
ejercici_o eterno de la razón. chanza. ¿Qué podría practicar el aprendiz? No se puede aprender un acto
siinple e indivisible: se aprenden los tnovimientos que se pueden descom-
poner en elementos distintos u obtener sec_uencia a secuencia: pero el acto
4. No se _aprencie a morir. de n1orír, no constando de partes y rechazando cualquier an:ílisis, se impro-
visa de golpe y al prüner golpe. O lo que es lo mismo: el instante no se
De hecho la relación del instante ·mortal con el envejecimiento es una re- aprende; un guiño no se-~1prende, un parpadeo no se aprende. Se aprende
lación anfibológica. Observamos lo siguiente: las posibilidades de muerte
2o Fedón 64- a. e: G-'i e: {17 h. d. e (circoElv¡ícrKHV µVBCiXnvl~ 81 :i.
IH [Corintios, ¡:;'i. 21 ():;e <napaGKEtl[Í~ccr6a1J. (1- l' (,E8ím:nl.
19
Zihaldone, 292-293 ( Oe1wres. Ir.id. fr. UNESCO, l9&-L p. '){)H) 2~ De hret·irare l'it{fe. -.

2'56 257
a continuar, y uno se perfecciona dí:i a día en la continuación de movi- ¿o simplemente {como dice Rilke) ~ntre l?- mesa y la ventana? Que la muer-
rnienios enc:1den::idos, forcificando sus músculos: pero no se 3prende a có1nen- te seJ. el dolor absoluto, el dolor· infinito, o bien (lo que viene a ser un po~
zar, Jncipere non discitur, pues el comienzo coinienza, corno el amor, por co lo mismo) que no pueda compararse con los dolores e:mptricos, incluso
sí nliso10, siendo a b. vez cotn1enzo y fin; y esto es tocbvía n1is verdad tratin- indolora la muerre en los dos casos desafía toda preparación: pue.s el ejer-
dose de! fin de !os fines, cuyo aprendizJ.je termina Lln rápido con10 ha comen-' cicio co~diciona una progresión gradua\ que nos lleva de- un fin .a- otro fin,
zado. Aquí el hombre comienza por el final y termina por el comienzo; .¡el pero que en ningún caso desemboca en'algo, a~solutamente Distinto. En
hornbre conlienz:i por terminad Fin, apogeo y principio, omega ;,r alfa t:oin- definitiva. uno no se acostumbra a Ja niué.rte; la muerte es el único aconte-
cic!en. "{del rrlisrno n1odo: uno se ejercit::i en soportar el su.fiimiento, la eriJef- cimiento .biolóo-ico al que un ser·:vivo no se adapta jan1ás. Por eso, cuales-
.rnedad, l:is circuost:incias particulares de la muerte, corno uno se encrena, quiera que sea~ las precauciones qu~ tomemos, la muerre nos pilla siempre
en el tr:üx1jo cotidiano, en el esfuerzo atlético; pero n1orir no es ningún trJ- desprevenidos. Bourdaloue,23 no obstante, y lo mismo que. él todos lo_s p:e-
-~ b:ijo: en 1:1 n1iso1idad de la muerte no se encuentr.a ni obsticul9 ni resisten- dicadores, exhorran a los fiele,i.a ·no dejarse sorprender por la muerte: pero
cia i'1i rn:nt:ria de entrenamiento.'{ hay tod:ivía otrJ razón que h3ce que toda no dejarse sorprender significa, en lenguaje teológico, morir cristian:.1n1ent~,
propeclé.uric:i se:i en este c::iso irrisori:i: sólo se- muere una vez: el caricrer morir habiendo recibido la extremaunción. Esta preparación no nos fami-
irrep:l'.::i.ble de la rnuene excluye esos re[oques y remiendos, esas repeti- liariza en absoluto con la avenrura que debemos correr y para la que esta-
cíones sucesiv:ls, e.Sos rJnteos, en fin, esos ensJ.yos que son la señal de todo mos totalmente desprovistos; esta preparación, en lugar de evitarnos sor-
aprendizaje y 1:1 condición rnisnia de! progreso; no hay perfeccionarniento pres:is, nos abandona en el umbral de la prueba J nuestra angustiosa soledad.
ni, por con::;iguienre h:..tbilidades gr:lduahnenre capit:ili:z~1das; lJ.s lecciones, Por eso, haga Jo que haga, el hombre siempre ser:J. tomado por sorpresa; el
los h5.bitos, Jos recuerdos depositados en nosotros en el transcurso de la enemi o-o Ueo-ará siempre en el momento en que menos se lo esperaba, Y
o d s-
por supuesto, mucho ::intes de lo que se esperaba. Los moralista~,· e ene-
ó
exper!enci:i precedente no nos sirven p:ir:i ninguna experiencia nueva. Los
inici:idos que reciben este b:iutismo de ):1 gran ::i.-.·entura son y ser5.n eter- c:1 :i. L::i Font::i.ine, desarrollan incansablemente esta irónica y sencilla verdad.
nan1ente y h:ibr:ín necesariamente s!do siernpre neófitos e improvis:idores. ¿Hay algo más previsible que la muerte?, ¿algo más :irchiconocido qu~ la ne-
\' ftn:ilrnenre: ¿có<no, n1e queréis decir, ;ne iba J. preparar yo p:ira un acon- cesídad de morir? Todos los ho1nbres, si creemos en sus palabras, estan con-
"';
tecin1ienro ab_solur:irnente in.azu:lito, nunca -..,.-i,:-:ro. nunc::i vi\·ido, par:.i un ins- vencidos de esta necesid::id; pero muy pocos de ellos están ínrünamente per-
rante del que nadie en este rnundo tiene b. n1enor idea ni puede saber por suadidos. Lo mismo que el hon1bre más prevenido se sobresalta ::il oír el
adelanr::ido de qué n:.irur:ilez:..t es? Dejemos a aquellos que mueren supues- ruido de una explosión esperad:.i, así nos las arreglamos para ser sorpren-
tan1ente cad;i dí::t su pequeña muerte di:.iria perfeccionarse de unJ. mortifi- didos por el acontecirniento mis trivi::il. ¿Y cómo iba a ser de otro modo tr:i-
c:iciÓJl_ a O(f:J. con10 los pianist:.is concienzuJos se perfeccionan repitiendo tindose de esa trivialidad siempre sorprendente, de ese imprevisto dema-
sus e:-ical:is: esos rnueren una y O[rJ vez sin dud~1 c:1d~1 vez n1ejor: esos. pue_:.;- si:ldo previsto o, corno dice A!ain. de ese inesperado esperado que e:; la
to quC' est:ln bien tnforn1~tdo.s. deben saber pJra qué l..'tlse de prueba se pre- n1uerte? Al hahlar del ton1ar en :;erio de la prin1er.1. persona. y luego del en\·e-
p~1r~1n .. Pero no.'iotros. quC' no tenernos nin~una co1nunic:1ción con el rn:l.'i
1 jecirniento. decíarnos: se puede aprender aqul'llo qul' ya se sJ.h~, lnc~uso
:ilíj ni guarcLunos ningún secreio. ¿par:1 qué \·:unos a prepnrnrno~2 P:1r:1 pre- '1
;. 1
podría decirse que est:i es l:i. única n1aner:.i en que uno puede tnstru1~se.
p:ir:irse. JI n1e[!OS h:1bríJ que tener una intuí,:ión del peligro. presentir \-~1- ¡tanto Ia milésima vez con10 l::i priinera! Si hay en todo :1contecimiento etec-
g:unence por dónde vendr:.í ... Ahor:1 b!en. nosotro::; no pre\-en1os n1:ís que Lt : 1 tivo un elemento de novedJcl relativamente irnprevisihle, y si este ele1nen-
- 1
c¡uoJdiJ:1d. e:-; JL"cir. el hecho puro y siinp!e Je deber n1orir. con exclusión to añade sien1pre algo de inim:.iginable. de inesper:ido y de inédito a la ide:i
Je L1 fechJ y de cu:dquier otr:..t n1uJaliJad cin.:unstaociai: y esta quocldiJaJ que uno se hacía de ello,_con mayor razón esto se pueJe ap!ic:ir 3. la 1nuer-
que: tiene lug:1r en el tie1npo Je un rel:iinpago no se presra. yJ. lo he1nos te. puesto que la muerte-propia. por definición, no tiene precedentes para
vis(o. a ningun:l propedéutic:i; la esc:ila Jialéctica del Crnclu.s cut Parnct.s.5111n aquel que muere. De es(e modo se explica que la actirud de los hor:i~res
no tiene :1quí :tplic~1ci()n. Nosocros no tenen1os. con10 los anin1ales. ni pre- se:.i t:ln a menudo reveladora o decepcionante cuando se aproxima la ultuna
sentirniento ni conducta prospectiv::i de nue.str~t propi:.i rnuerte; no sahernos hor:i: el m:ís curtido en circunstanci3.s empíricas, en las pruebas y dificultades
cómo rnorlremos. ni !a cara que presentaren1os a la muerre, ni dónde nos
sorprencleri el inst:i.nte supremo: ¿acostados?. ¿de pie?, ¿:.i caballo co1no Antar?.
.ae todo5 los. días no será forzosamente~"el__más valiente cuando suene la hora .visto. La Ética.a i'Íicómaco demu~stra ¿ón;io la aporía del aprendizaje Se fe:
"... :'.tjecisiva; e inversamente, _ s_ucede _que·_el Pusilánime, cuando ha_llegado al -suelve de h~ch9 y DráStic_amente en la, ;i.cción ... ¿Toc_~fld_ó:_ la ~íta~ .- e_~- ~oQJ.o
:.;Jbúrde del precipicio sin fondo, m~nifiesta de repente una presencia· de áni- Uno se conViei!e-_ en citarist:i? ·¡P~ÍO hav que ser ya citarista-para tOcai :la 'cítara;
:.,:~_-}-J:io·de la que no se le hubiera creído capaz: la muerte, co_mo mUchas otras y haY_por taii10.que ser ya cit~rista Para convertirse en citarista!. Anl:~ este
--:_:~t:"átástrofes, revela en el último_ momento la mi'c;ro'pSiquis -Innata del falso hé~ - dilema, un ultirllái:tim megárico_ nos intin1aría a escoger una. d~ las- dos_-· cOsas:
'':'_Jge y el heroísmo insospechado-de aquel~a·.:quieri se·Cre'ía cobarde. Y de o bien _no sabemos tocar - lY entonces cómo aprender?, ¿y a partir ~~-qué;
·:;~:ffiodo similar: el. mejor preparado se xevela, cuando ha llegado· el momento, pues!o·que ?o-.t~nem°os dónde apoyarnos? O bien sa_perµos :::-~_y_-·::nºt,o_nc~s
<extra-ña1nente poco preparádo. No estoy pfeparado, pero estoy listó, diCe ¿para qué ap_f~tid_er,- puesto que rio hay nada- que aprender? 1:1ab(la. por-tanto
~~n términos admirables el condenado a rriuerte de Victor Hugo:2'í está listo que admitir Ql.J_e. yend_o de la 'nada al todo sin transición, el .hOmbr~ S"~ póne
Sin haberse ·preparado, cóntrariame_qte a tantos fanfarrones que supues- reRedtinam~ri-té, genialmente, milagtosarriente a tOCar lá cíta?; Ia gr_ac..--? de
-- tamente están pfeparados;.:y_ _,no· esc'árl.' nurtta listos. jTantas morrificacioneS' - lo~f--arpegio4qf};ª~"_.déscer:idido sobre él: como por obra del ESp',íritu··-:s~nto.
para terminar en un _fracaS.o tan -ffiiserable!- Tal e-s indirectamente ia lección Y sin en1ba~~\;'.·~~--n~gar_la evidencia no querer re~?~_ocer _ni¡;iguna.eficacia
de humildad que se desp.(~_qde de lciS· Diálogos de carnzelitasde Bernanos: a los arpegi~tY_::~_ -las. gan1as, al ~jercicio diario y_ al:-~evenir_~ el aprell,?iz se-.
incluso enCTelos más apasiqf!adamente sinc~roS; la pi-eparación para la muerte esfuer¿a a tieb.t~s·;en las tinieblas, y un buen.día, :Sin-Que.sepa cón10, el don
no habri finalmente servidO de nada. la improvisación mortal consagra a divino le hJ. 5"ido concedido: ese día el círculo se ha roto, y el aprendiz con-
n1enudo el fracaso de los ·ascetas que la preparan y el valor de los autodi- vertido en inaestro escapa a !a alternati\·a ~ahora b nunca" que le retenía pre-
dactas que la hacen deprisa y corriendo. so. De pronto el aprendiz se pone a tocar la cítara como si no hubiera he-
cho otra cosa: en toda su vida, como si su torpeza anterior hubier~ sido un
vulgar malentendido; la \-irruosidad se ha convertido en algo tan natural
5. La repentinidad progresiva. co¡no el dar los buenos días o las buenas tardes. Y así la gracia de los arpe-
gios es contrariamente a una gracia provocada, una jgracia nierecida'. Pla-
En una materia donde todo es ambiguo, no podría decirse sin en1bargo, tón, que cree a la vez en el aprendizaje y en el don de los dioses, presintió
de una manera sürtple y unívoca, que- el ca111ino que· toriduce a la muerte en seguiéla este equívoco de una repenrína progresiúrL Diotirna de Manti-
no nos acerque un poco a esa muerte. Sin duda el hombre avanz:i por el nea, h:iblando el lenguaje anfibológico de los misterios, nos dice que los
c:imino de la vida a empujones y a golpes, retrocediendo a veces; irregular, peldaños de la dialéctica deben ser subidos uno a continuación del otro,
discontinuo. imprevisible es el camino, caprichosa la meta. Pero en líneas Écp~lí~. es decir, per gradus dehitos, pero que al término de esta ascensión
generales ¡el hombre se acerca! Sería por tanto exagerado pretender que la hay que saltar súbitamente. E~aicpvn~.26 El continuacionismo. que tiende a
1nane·ra de morir _no tiene relación :ilguna con L1 1nediración sobre la tnorta- reahsorber cualquier discontinuidad en la in1nanencia de una continuid'..ld
lidad. El equívoco carac[eriza en definitiva tocL1 cla.-;e de aprendiza¡e. Este invisible. interpr~tarJ tal \·ez este instante súbito como el re.Sultado de no se
equívoco era y:i un problen1a platónico: no se puede busc~tr ni !o que se sabe qué proceso oculto: a riesgo de :iparecer finalmente a plena luz del
tiene (¿por qué íba1nos entonces -a buscarlo?) ni lo que no se tiene, y de lo dí~l, todo un trabajo de incubación o de maduración se llevari a cabo en las
que no se tiene por consiguiente ninguna idea: a rnenos que. se adn1ita el profundidades del inconsciente. Esto es simplificar demasiado la relación
di!en1a de una erern:i indigencia o de una opulencia eterna. ¿no deheren1os con1pleja y :unbigua que se establece enrre la progresión gradual y el salto
pensar lo siguiente: el ho1nbre a la vez rico y pobre adquiere lo que y:i posee discontinuo. entre Ephé.Yés y E\·aipbnés. La repentinidad a\·enturosa de la
virtualinente y. a su manera. aprende lo que ya sabía? La ~-\.narnnesis o re- E.x:arphniJs no es anulad3: por L1s gradaciones de la Ephéxi!:::i"":. ¡no, estas gra-
miniscencia consiste sin duda en este saber pre\·io, esta ciencia nesciente. daciones no nos dispens;in de esa aventura! Más allá de toda dialéctica y
compuesta de saber y de amatía. Se puede por ranto buscar aquello que ya n15s allá de todas las etapas, la E:Jt€1CE1va que el sexto libro de la República
se ha enconcrado. _::; y volverlo a encontrar co1no si nunca antes :;e lo hubiera nos deja entrever es sin duda ei objeto de la suprema conversión; un impul-
so hiperbólico y necesario para alcanzarla. Es verdad que Platón condenará
21 Le Dernierjo11r t1·u11 condc11111u?. ~ 21.
~~Pascal. Pe11sées. \-ll . .:;-:;5 (_\f¡:-.·ri>redeJés11s1. :;-;-=¡_ l(i H!llU/ll<'ti:. 21() e.

260
ni:ís r::1rde, en el Pilebo, L.t.s an1biciones JdialécticJ.s de los charlo.tanes tjue eficacia mercen~ria del tr:ibajo. Para decirlo todo, la gracia imprevisible de
, __pf~rcnJen irnponerse de golpe e inmedi:J.tamenre (ED6-U;)27 sin pasar por la intuición_ eXige en- el investigador una cierra inocencia: .. ~A.hora bien, a esta
!ós .gr:idos inrern1edios .. Sin embargo l:::i medtación misma sólo es eficaz gracia no le gusta que la fuercen. ·como-en el último acto de los miste~ios,
por el peligroso s:ilcu que ella n1isn1:i preludi:L El hombre esc:lla la montaña la revelación final, reservada a -los ucelestes", aporta algo completamente
ha.sea la cirna, y después se lanza de un salto al n1is all:í meraempírico. Con nuevo que la iniciación .nQ dejaba suponer, que no está incluido en el mis
lJ: niediación únic:.inierue queda por hacer lo esencial: con fa mediación úni- acá, que está completaniente de .más, que es por tanto de un orden com-
can1cnte todo queda por hacer. Sin la decisiva prueba- que corona nuestra pleta-mente distihto. Aunque también es verdad que la iniciación no siempre
:iscc:sis, no se h:J. hecho nada. Con la rnediación sol:l, la J.venrura propiamen- es tiempo perdidO, sin einOargo ... ¿Qué irritante y paradójica ironía sustrae
te dicha está tocla\"Í:J. por correr, el peligro supremo todavía por venir: por de este modo a la iniCiación un no se sabe qué de indeducible, convirtiendo
rnucho que el aprendiz prepare cuidadosamente _sus clJ.ses y recorra con- a esta iniciación en- un purgator_io a la vez inútil y necesario?
cienzuJ:J.n1enre el ciclo de s"u propedéutica, de_sde el mon1ento en que en el Sin duda la¿-mUerte es todo lb contrario de una gracia imprevisible; sin
ú!tin10 1ninuro no se :irroje :J.! vacío con los Ojos cerrados, con10 un ciego, duda es mis bien una maldición que una inspiración; y resultar:í extraño tal
desde el mon1ento en que v:J.ciJe y ríen1blc al borde del precipicio, es co1no vez que comparemos la muerte con la inruición, que con1pJremos la d2sapa-
si no hubiera hecho na<la: es como Un aprend.iz de parac:iidisra que hubiera rición en las tinieblas con la aparición a la luz. Sin embargo la relación de
estudi::i.do la teorL1 en los libros, in abstracto, pero que, J. la hora de saltar, la preparación con el instante final es la misma en los dos casos. Del misn10
no se decidier::i. :.i d:ir el s:llto. Sin ese último sJ.!to. 1:1 mediación no es más rnodo que el peligroso s::ilto rem:J.t::t la ascensión dialéctica sin estJr no obs-
que un inútil sueno. un~l sucesión hiporérica, libresca y nocional. Kierke- tante implícito en ella, así el salto mortal, salto moHale, consume el enve-
gJJr<l dijo que el salto cua/itatiuo, y solan1enre él, es lo que confiere a la jecimiento rematando de un golpe aquello que el mismo envejecirniento
posibil!J:::id onírica y fantasn1al el grado de efectivid:J.d;Zs esta mediación no conseguiría terminar nunca, incluso al precio de un interminable plazo.
espectral. diférente de l:.i aventura que h:lrí·J de ell3. :ilgo serio, no es n1:is El continuacionismo trata de ahorrarnos ese salto decisivo que lla1nan1os,
que un estéril juego y una dialéctica p:1ra :J.parentJ.r; esta preparJción eter- con palabras de Saint-Simon, el paso napoleónico, tendieTido una pasarela
n;in1ente prep:.trJtorL1 es un:i preparación para nada. Sólo el salto disconci- entre el m:ís ac5. y el mis :dlá; pero los artificios continuacionistas son fr5-
nuo es condición necesari:l y suficiente de la mutación: sólo él por consi~ gi1es como esos puentes de nieve que sobre los ventisqueros recubr~n las
guiente es L1 condición sine qua non, !:J. condición categórica, directa y grietas abiertas ... Aquí tenernos dos verdades que parecen desmentirse la
dcternlinante. l:1. di:iléctica grJ.du:J.L por el contr.irio, que no es jam:ís con- una a la otra y que son sin embargo las dos verdad: por una parte el des-
clic¡ón suficiente de ia rnut:J.ción, t3mpoco es siempre su condición necesa- gaste del organismo envejecido aumenra sin ces:ir las posibilidades de muerte,
ri~l: pues puede suceder que l:.i n1ud:i se lleve :.i c:J.bo sin ninguna dialéctic.L hace a la rnuerte c:ida vez n13s probable: tal es el trabajo irifinitesima! del
~1 foniori e~r:1 cortdición. cuando es necesaria. consen·:t siempre un carácter que hJhla _facque.'1 0A:J.daul~, el trabajo que desgasta las fibras y l:J.s rompe
nc:g:tti\"O: la in.-.ufil·ic:-nte condición necesit~l un in1puLso sup!e1nenrario que un:i rr~ 1 s olr:i:2') pero por otr;1 parte si no se produjl'ra un hecho nuevo, un
ohtlent» con10 dirí:1 Renouvier. del inst:J.nre pu!sá!f/. T:d es precisamente la ~1ccidentt:" t'n ocaslonc-s 1nínin10 y apenas apreciable. la rotura de un pequeño
rel:1ción c-quíYoc:1. ck· la intuición con el tr:1b:1.jo discursivo. E\"identemente capil:J.r, el ho1nbre envejecería indefinidamente sin morir j:Jn1is; :J. f:J.lta de
e:-; c¡erto, en tíne:i gener:.i!es. que Ja intuición recon1pensa únicJ.mente J. aque- una moción efectiva. e[ n1ovimiento del eléat:l A. quiles no a!canzJ. nunc:l su
llo:-; que h:.in tr:1h:ii:1do :1 concienci:i y buscado Je fon11:i ap:.isionada; pero nieta: a. f:J.lta de un úlrin1n traun1:uisrno. el n1oribundo no acabar:í de n1orir
t:tr11blén es \'enJ:iJ que nunc:J. se h:.i entreuado w;r:iciosamente J todos aque- nunca. y su agonía se eternizará en los preliJnin:ires. en la agonía de L1 :igonía
llo.:-; que se !:l han rnerecido por su rr-;iba]o: pl~es n:J.die llene derecho a la y en e! exordio de esta :J.gonía de agonía: "ª la n1anera de un comienzon. es-
inspir:1ción. ní puede quejarse si ha traba¡ado en v::i.no. La inruició~ recom- cribe Satie ... una prolongJ.ción de lo mísmo y un De más. seguido Je u na re-
pens:1r:i sobre tocio J :.iquellos que no han creído de1nasiado en esta re- petición inútil .. .:\º Es neces:1rio por tanto que .una conclusión expresa ponga
co1npensa. :.i :1quellos que no han especulado desagradablemente sobre ta el punto fin:J.1 :J.. los pre:írnbulos y precipite l:J.s cosas forz:lndo ai penúltimo

~- Fi!eho. ! - ~l ( -.C:r. Ot µfau u Uro D.; iK~EÜYEI J. 29 Co11sidi"'rario11 de la mon, p. 32.


~s le_,- .l1tetft'S ph1/,"1:ohu¡11es .l<l .llurn'(/l/Xeir_tiinne de poire. Od mismo: .·\1·011t-den1iL'res pensées.
,:rilihuto a .de~lararse úlTimo'. ·Ese hecho nuevo-que no-está en absolutQ pre- perfectamente v:ivo,-e incluso recuperable (puesto qu,e vida·y muerte, en
. ~ente en la vida de este bajo-mundti riuestro;se produce úniGimente al final definitiva, no: puedE:n frnccion;:i.rse y.5on absolutamente contrarias la_ una a
·_ de·Jos fináles. ·El envejei:imiento m-isino, -mientras ese accidente terminal no la otra), quedá por recorrer una_distancia infiniti;· y.para f;anquear esa Elis-
: haya descubierto ~u intención mortal, ~s- una si.mple posibilidad hipotética tancia hace falta un últif11o sobr_esaltó, un último golpe ;:- . como se suele de-
-,de_:.enveje-cimiento; o;· mejó~--·aún, un ·simple concepto de envejecirnienco ... cir, un ·go~lpe-d~ ·gracia,...-..~- comO-:hace·_falta.un último tirón para q.1-!e. el hilo
Desde_ este punto· de vistá · tÜda muerte;_ -incluso la más insensible, es una desgastado se:;(ompa del. todo; -,sin-ufi __;último esfuerzo no se podi::á concluir
muerte relatí-Vame_nte súbita:_ y accidental;- toda muerte es en algún grado la obra virtui:ttmente_acabada/_.es- decir, absolutaniente-fnacabada.(lo _que
muerre violenta illás aún: Ja muerte es 1:-i vio1encia misma; pues así cün10
----0
quiere- =decir l~:'miSf110). "lltdnerd.t-'onilies, ttltima _ne_cafi•: :Louis Auber~. leyó
·el_ Fíat creador-hace ser,a_l Ro-ser, así la n1uerte es el instante-que 'deshace: es~s cuatro p:áJabras sobre la e_Sfera-del reloj de Uruña, en el Pa-ís Va,s.co;_3 1-:--
¿fíat al revés o fí?t-'ª1 derecho; acásb no es cl ·instante lo que decide el cam- todas las ho~"<nos ,l,iferen, pe_r~.-ia última nos mai:~_. Tinto_· va -el cántaro ·a la
. bio? Se ha dicho·:ha"S'ra-la SaCi_edad que _el Tnstante nihilizador no-era--él misaio, fuente, que, fiixulare.nte: se )léna,~-:-~_-:·§e rompe. Uii .bugb día, se colma ia_ me-..
propiamente hablando, ú_r;la:.traI)Sfo_nnación,'·y_ que la contingenciá de la hora dida, _Una bzí?}_í~_ niari:ana, el c5~p~~r()< e~tá lleno._- ~-ir~un momento dado, la
era_ el fesultado -de ese cá_idcrer súbito. La·_mUerte, cualcluieri___ que sea. es cuerda derna~~d<_=i -i~n§_ª acaba,_:gcJr romperse. Pe~~el punto crítico podía
sien1pfe J\'ex, bru;stTI final~··y no hay desde este punto--de Vista niñguna dit'e- h:iber sido afQhftzado,,Jhucho . an;t,es., incluSo antes--,de la- ,suma de todas _las
rertcia esencial entre una '¡'J'Uñalada y la lenta extinción de un Viejo cargado pequeñas n1Jbjficaciones que cfe1erminan finaln~ectte la ruptura; y la crisis
de años, encre la n1uerte fulminante y el Adagio de las muertes graduales. podía también estallar mucho 111:.Í.:> tarde, a pesar del desga.'5te del organis1110:
Incluso Nfélisande, que se apaga tan lentamente al final del quinto acto, in- inedia minuto antes de esa crisis. el candidato a la apoplejía, que va a de-
cluso Mélisande muere en un determinado momento; incluso la lenta muerte m1mbarse dentro de un nlornento. pero no lo sospecha, estaba todavía vivo
de Niélisande es una muerte invisible1nente súbita. Esta es también la razón y podía, salvo accidente, sobrevivir todavía meses y meses: del rnísrno modo
por Ja que toda n1ue1te es en algún sentido prematura, incluso la eutanasia que a punto de ceder, el cable usado está todavía int::icto un segundo antes
del centenario que está muriendo lenta1nente, interminablen1ente su rardí::i de la tracción fatal, y podría seguir así indefinida1nente. Y sin enibargo, en
n1uerte. ¡Pues el centenario, a su manera, ta1nbién muere de muerte súbita! otro sentido, el envejecimiento de las arterias es lo que facilita la ruptura del
·.La. longevidad n15.s- fabÚlosa atenúa apenas el c::ir.ícter preco·z y arbitrario de Jneurisn1a, y hace·q:.i.e ::~d-::;, her::! q~352 el p~ligro s~-a m:J.s -!n-nlint:::Dte. -
la n1uerte;· la muerte m~s natural no es_ tan natural co1no parece: las actas Así que toda afirmación sobre la relación del instante fatal con e1 envejeci-
forenses lo atestiguan claramente ... Siendo vivida la vida al día como una rniento debe ser desmentida or la :J.firmación contraria. El hombre acaba por
tor-J.lidad abierta, y eso hasta su último minuto, el final de esta vida puede n1orir a fuerza de envejecer: y sin embargo la n1uerte, si es el término de la
ser en principio constantemente aplazado: no, no hay ninguna absurdick1<l decrepitud senil, no es en cambio literalmente la conclusión. puesto que se
en que un enfenno tenninaL deshaucia<lo por toúos los· tnédicos. \·i-.:a una puc-de pennanl:'cer en estado Je dt.:'crepitud dur.1nte n1ucho tien1po sin mo-
hor:1 mJs y, progrcsivan1c:nte. una sen1ana n1:is: püe.s a decir verdad toda rir. y 1norir 1111.fcho antes de llegar a est1r decrépito:--el corazón <leja de -latir
Yida habrá sido de hecho y despué:; de todo una \cid:1 liinitada: y :ti 1neno.s purque est~l hecho una n1inJ. pc-ro t:unbién dt'.'ja de latir aunque no esté
en esto, el fenón1eno accidental es· el resultado Je un proceso naruraL Pero hecho una ruina: Je rnanera que'.' propian1ente habLindo nadie 1nuere de vie-
si !:1 prolongación de la vida no puede ser indefinida, la fecha de la n1uer- jo. Por la 1nis1na razón, la gota de agua que hace que el vaso se clesborde
te. en can1bio, con10 hernos visto. siiue siendo indetern1inada. vesta inde- es una got~l con10 todas L1;-; dern:ís. y :J.! 111ismo tie1npo no es un;:i gota corno
tenninación. que auroriza toda cla.se de esperanza. es el funda~1ento de la !:1s de111ás. puesto que dett'.'rn1in:t un aconreciiniento nuevo: e-s l:i gota críti-
deontología 1nédic:L Por tarde que la 1nuen:e interveng::i, siempre llega detna- c~l y decL-:iva sin la cu:il el <lesborda1niento no se habría producido tal vez
siado pronto; sien1pre viene a interrurnpir un trabajo. siempre llega en n1e- nunca. Esa última gota que se añade a las de1nás e incluso se confunde con
dio de un;i empres:i inacabada: el escritor no lo había dicho todo todavía (o ellas no es únican1ente el grado n1áxirno Je una acción homogénea y conti-
al n1enos así lo cree él>; la obra del artista no estaba terminada. el hombre nua. La últírna gota tiene P~r tanto toda la in1port:incia y toda la solernnidad
n1:is .sencillo tenía todavía algunos proyectos que quería realizar... En otros del último instante. El último instante es efectivamente un instante como los
términos: para hacer n1orir a un moribundo muerto en más de sus cres cuar-
tas partes. par::i hacer morir a un n1oribunúo apena.s vivo, y sin en1b~1rgo .11 Siíla.w·s. l!: SoconJ'.
dern:.is, y no e~ un insrante con1Ü los dem5.s: es un insrante que no se dife- a !os ojos de los vivos que se han quedado en la orilla citerior.• ¿Hora· in-
rencia en n:1da de los dcm::ís y que ningún reloj nos seña!:i particularmeil- - certa? Pero la hora no seguir:í siendo incierta indefinidamente: la h·ora eS in-
re; pero por orr:i parte ese 1ninuto f!nal que no se distingue en nada de los cier~a hasta el_ minuto fulminante en que se convierte súbitamente, vertigi-
precedentes es un nünuto corr1pletan1ente ::iparre y, si puede decirse así, un nosamente. en cierra: entonces ya no hay aproximación que valga, y .todo
minuro privilegi::idó: y algo debe de tener ese instante de particular, puesto se ha coqsumado. Hasta la n1uerte, E:o.:x; 8avá:rou, no significa, C-O!TJ.O en. el
que lo llamamos el instante supremo. No es más que los otros, y es infini- devoéionario secular de los sabios, "hasta la muerte·., excluida la mu~rt-e:
tan1ente rn:J.s. Todo esr-:í. en J.rmoní::i en el orden de la ambigüedad: el si-- basia fa-muerte significa, con10 en el sacrificio de los héroes, de los n1árti-
·1encio en el que desernboc:l el pianissinio proviene de un decrescendo, y res y de los santos, "n1ás allá de la muerte»; hasta la muerte -incluS:ivamente.
sin embargo es Je otrJ. cl::1se; las .tinieblas son y no son el resultado de un En el Usque más acá: la n1uene misma, mors ipsa, no está comprendida;- ¡ese
dinlinuendo, pues una at~nLJ_áción o extenuación de la 'luz conducirá úni- basta es un casi! En el Usque más allá, por el·contrario, la última _3.proxin1a-
-cJ.1nente :luna iuz atenuada o·extenuada: la inrnovilidad proviene y no pro- ción es súbitamente anulada: cuando ya no se trata de una mue~e para·-pasar
viene de un rallenrancfo, pues un n1ovin1jen{O c:1d-:i v'.ez más lento es siem- el rato, sino de una muert:e efectiva y seria, la ::infibolia del úSque ad se re-
pre un n10\·in1lenro. Finalmeiite_, el no-ser es. por decirlo así, el último grado suelve de golpe y para sie1npre. Aquello que asurnimos eh el sacrificio su-
de! n1ínimo ser. pero ese mínúno-ser sólo es un ser como el cero· es una can- premo no es un últin10 momento que tengamos que p<isar con10 tantos·ofros,
tidad. y ese últin10 grado no es ningún gr..ido. Y del mísn10 1nodo que la dis- un cuarto de hora de más, un 1ninuto de más: es el salto mortal de la aven-
1ninución no desemboca en la nada, :1 pesar de que le abra el camino, así tllr:l propia1nc:>nte dich:l.
la n1ortific::ición rarnpoco desen1boca en la n1uerte_, aunque la facilite: de aquí
proviene la íde:i Je que a rnorir se ::iprende y no se aprende, según el pun-
to de vista que se adopte. Parzi. tener en cuenta esta verdad de dos caras,
b;Jy que conjugar la filosofía de la extinción súbita ''/ del cese brusco con b.
filosofía de !a penumbra, de la medi:i luz y de l::i.s mil gr::idaciones; conjug:ir
el di!e111:1 de la conciencia y del inconsciente con la doctrina leibniziana del
subconsciente. Je la serni-conscienci::i y del cu::i.rto-de-consciencia; conjugar
el s;J!to discontinuo de Kierkegaard con la continuidad bergsoniana; admi-
ür a !a vez c:>I todo o nada de la nihilización y e! arco iris de las transicio-
nes. L1 inrerminahle peroración es efectiv:imcnte un;i inici:ición a la muerte.
pero la 1nuerte 1nisma, en un :i.hrir y cerr:Jr Je ojos y como por encanta-
nüento. ha \·uc:>!to superfluos ::i fon:iori nue:-:rro.-; di.-;cursos. Es neces:1rio por
tanto. para tc..-rn11nar, que nuc'.':i(r:J. .1proxi1n:1L·ión :1 l:i rnuerie se tennine con
un tílt1nzo tránsito. sin c:>i cu:d ei envejeci1n1enro dur:.iría has[:l el final Je los
tiernpos. EsL:l precipiL1ción o Jceleración final del proceso juegzi. el mismo
papel que la coda :.d final Je las variaciones "º 1nlisic::i. Cuanro más ha pre-
rneJit:ido el hon1brc su \·ejez. m5s se prc:-cipira e! fin:il: ha n1editado lar-
garnt.·ntL' su últirno suspiro par:J., :J. fin Je cuc:>nL1s. n1orir de cualquier 1nane-
ra y deprisJ y corriendo. Llegar h::i.sta el lín1lle no slgnific:i queJarse mis ac.í
de ese lírnice y borde::irlo. ni siquier:i recorrerlo de :irriba abajo. como tam-
poco signifi<.::1 rozarlo corno un :.rcróbcita que se rnanruviera en equilibrio so-
bre el invisible hilo de la !ínea. de demarcación y la recorriera sin poner el
pie en ninguno Je los países limítrofes .. ¡No!, ¡llegar al límite es cruzar la
frontera. y penetr:i.r efectivamente n1:.ís allá de ese Rubicón que m5.s bien es
una E.'itigia! .. Por e.so fr;Jnc_¡uear el infr.inque:1h!e !ín1ire tiene algo de s:icrilegío

2óf)
.CAPITULO III ·.
0

"Ül IRREVERSIBLE

l. La Ida J' l/ueíta en el espacio es una ida sin vuelta en el tienrpo:

Laminado entre el ser del 1115.s acá y el no-ser del más allá, el casi nada del
instante n1ortal es el un1bral entre los dos mundos; como una sola exhala-
ción pertenece a esos dos n1undos, y al mismo tiempo no pertenece ni a
uno ni a otro: es a la vez utnnnque y neutru1n; es una fecha en nuestra bio-
grafía, pero que consagra el aniquilamiento de toda crónica. No se·lo debe
por tanto considerar' co1llo una- síntesis de vida y de muerte, puestó qi.:tevida
y muerte no coexisten jam3s. Es, como la intuición, una aparición que se
esfuma: no algo intermedio entre la aparición y la desaparición, sino una
aparición que desaparece en el acto, y de tal manera que la desaparición
tenga 1~1 última palabra. Sin en1bargo la instantaneidad por sí misma no basta
para caracterizar el artículo 1norral. Una gran nún1ero de acontecimientos-se
producen de forma repenrin~1 y se repiten una y otra vez, sin tener en cam-
bio nada en cornún con la 1nuerte ... ¡Cuántos resplandores evanescentes apa-
recen, desaparecen y reaparecen en el curso de la vida! Lo que hace ex-
cepcional la repentinidad letal es-su car:ícter irremediable y semelfáctico. Lo
que hace angustiosa h1 repentinidad letal es la imposibilidad en la que nos
encontrarno;<; de invertir ;;u :-;entido. llamaren1os a esta imposibilidad unas
veces lo 11Tel'ersihle y otras lo Irret•ocahíe según el aspecto considerado. Se-
guran1ente la irreversibilidad, lo rnismo que la instantaneidad. no es mortal
en todos los casos. Es inherente ~ll tien1po en general. Ni siquiera puede
decirse que la irreversibilidad sea con relación al tiempo una propiedad más
entre otras, cotno si pudiera concebirse un tiempo que no tuviera ese
carácter. El devenir no es una n1odalidad de nuestra substancia, pero es
todo nuestro ser y nuestra única manera de ser: y de forma parecida la
. )rreversibilidad es el tiempo mismo, tempus ipsum, la misrnidad temporal _y- determinado re;>ultado o concluir una determinada tarea. Se ahorran los _.pla-
]:1 esencia de la Eernpor:ilidad: n1ejor aún: la irreversibilidad es la ternpor::i- zos de tiempo dispensables, y uno se resigna- a la temporalidad indispen-
lidad misma de! tiempo. LJ. rnisrna paL:ibra decenir in<lic::i ya la dirección sable: ¡la quoddidad inacelerable de la futurición exige ante todo paciencia!
;irreductible del tien1po vi-...·ido: .::1 devenir en efecto va siempre hacia delan- Lis t~cnícas son por tanto todopoderosas en la zona limítrofe entre el e_spa-
te, del p:isado a! futuro; equívoc::i en sus efectos (pues y::t hemos visto que cio y el tiempo, y parricularmente cuando se trata de acelerar al máxirrio la
_er;_¡_ J. !a vez J.firmativ;_¡_ y regresiva). esta intención general del tiemPo es velocidad de los trayeaos o de abreviar lo más posible.el tíempo de un r~co-­
re:1ln1enre, por su orientación. un sentido único; y ese sentido único y dis- rrido. Pero esta posibilidad técnica nó posibilita en absoluto la imposibili-
p:irejo nunc;_¡_ es neutralizado ni contr::uresu.do por !a corrlenre inversa. ;La dad metaempírica de una velocidad absoluta que serí-a, en última instancia,
'\,oc:1ción del devenir no es acaso la J.lter:ición en virtud de la cual lo ~is- la ubicuidad misma: el"intervalo casi plano sigue siendo un intervalo, y sus
010 deviene otro? ¿La vocación del devenir no es la futurición que, median- dos extremos no se aproximan jamás hasta coíncidir en un único punto;
te un ;1dveniiniento corHinuo. hace advenir al porvenir? ¡Es sobre el ot~o, mejor aún: la idea misina de velocidad impHca ese mínimo irreductible que
sobre el ~Hrlburo del devenir-otro. sobre quien recae el acento tónico! Un nuestra finitud nos impone y que nos impide estar a la vez aquí y en otra
tiempo que pudiéramos in\'enir a voluntad o a discreción, ¿no es eso el parte; la magia de la instantaneidad nos ha sído por tanto negJ.da. Siempre
esp:icio? Los .objetos, sir11étdcos o no, pueden tener un senticio en el espa- habrá un tiempo rñínimo necesario para que el terrón de azúcar se disuelva,
cio, es decir que su fon11a e.:;paci:ll supone :i veces un derecho y un revés para que los procesos de cambio natural se realicen, para que el tiempo por
un;i derecha y una izquierda: y no son por c.1nEo siempre indif~rentes J 1; -i;enir se haga presente ... N1:5.s all:í de cualquier proceso comprensible. la
incomprensible ternporJ.lidad en que los trabajos <le los hombres se suceden
maner::i en que se !os :iborda en el espacio: sin ernbargo el senticfo sólo es
aquí un:i car:1cterístic:i mis. El sentido <lel de\·enir, por el contrario, es el represenla ella misrna el núcleo incomprensíble de la espacialidad. Esta pura
único sigrziji"cado de ese devenir.. Pero tod:i\'Í:1 h;iy n1ás: el objeto en el es- temporalidad, podernos volverla insensible gr:icias a nuestros entreteni-
pacio se ofrece por con1pleto y de una vez a lJ vista, y excluye por tJ.nto la 1nientos, o p::i.sar por encima de ella con el pensa1níento y la previsión racio-
experiencía ele l::.i sucesión vi\·ida ..;\horJ bien, !:i Juténtic::i irre\·ersibilidad o nal, pero no podemos nihilizarla. Por otra parre, y sobre todo, no podemos
es un:i prop!eciJ.d exclusiva y específicamente tempor:il. o no es nada: ante invertirla. Del mis1no modo que no es posible hacer <lel futuro un presente
todo consiste en 1:1 iinposibi!idad de volverse atrás. y por consiguiente i1n- inmediato nihilizando la duración pura <le !a expectativa, tampoco es posible
p!ica la prohibición de realizar un de[errninado n1ovimientó: o m8s bien de volver al pasado co1no si el tiempo vivido <lesde entonces fuera un tiempo
vivir (:i! revés) un::i. de(ermin:'.ld:i experiencia: esrJ. es la car~1cterbtiC:'.l crono- nulo y no hubiera sobrevenido nunca. Desde este punto <le vista la disimetría
lógica de un orden JI revés en que consiste rodo el J.bsur<lo de la .. inver- entre el tiempo y el espacio es coxnpleta. El recorrido de la aguja alrededor
sión•. Lo cierto es que la espacL1lidad de! espacio es inco1nDrensihle sin ser de la esfera, recorrido que es un inovimíento visible y espacial, puede ser
irrererxihle. l:t e."p:tl.'i:didad no L'S nihdiz:1hlc: ;H.in1irlr esta ~ihilización .seríJ in\·ertido: pero el tiempo vivido de una jornada de -...·einticuatro horas. tiempo
:tlnhuir J. l:i cri~Jtur:.i e! don Je L1 ornniprest:nci:1. S!n duJa son posih!t's ve- que es invbihle e ln1p:llpahle. no pue<le .serlo: y el rie1npo necesario para
locid:1des indl:'finicLunente LTecienlL'S, que p:ir..:<..:c'n :1corLtr cada \·l:'z n1:L" la h~1cer volver a la aguja de derech:1 :1 izquierda es un tiempo que corre hacia
c.iistanciJ. de! punto ck: partidJ JI punro dL· l!eg:1cLt. ¡Pero sobre\·oJar los Lt derecha. en et sentido del tiempo vivido_ Aquel que va de París a Rouen
lug:1rcs. \-olver próx:irno lo lci:1no. no es lo 1ni.sn10 que tr::ig::ir."e el espacío! puede, si ha tornJ.do un billete de ida y \uelta, volver a su punto de parri-
Por L'l concr:irio, !:1 \·uelr~1 arrjs es posible :t di.:>creción en este 1nt>dio dóciL c1a. la vuelta retrocede sohre la id:1 para neutralizarla. Pero en el tiernpo la
y:1 que e! esp:1cio es cotalrnence indiferl'nte :t !os rr:tyecto." que, en todos los \-uelta sucede a lJ ida :1 continuación sin anular el becbo de haber realizado
sen(!Jos. !o recorren y lo :itr:i\·iesan. L:.i ren1por:ili<lad Jel tiempo es irre- ese viaje: pues si los efectos <lel despL1z:imiento son borrados, 1:1 quiddi<lad.
c.luctible no sólo. corno la espJ.ci:ilid:.ld det espacio, en cuanto que es in- en c::imbio, es fmborrab!e. La v1Jelta compensa el efecto de la ida. y no supri-
cornprensihlC' sino c:n cuanto que es irreversible. Lo clue es coinpn:ns!h!e. me su efectivid::id. Nuestro viajero. de vuelta a c:1.sa, es como sí no hubiera
no es el rieinpo n1i.sn10 (el liempu c:n efecto no fluye nunca ni n1:1s deprisa partido nunca.. ¡Pero como sí únicamente! Pues entre e! vi:iiero <le vuelta
ni m:ís c.lespacio, y nuesrrJ.s [écnicas se deslizan sobre él sin encontrar dónde <le Rouen y aquel que no se ha ido nunca. como entre el hijo pródigo y el
agJ.rr:irse). son b.s operaciones hum:1nJs en el rie111po. el tien1po emple:i<lo hijo hogareño, hay una diferencia inapreciable, aunque fundamental, un no
en recorrer el e."r:1cio. ~,r [;_¡_ Jur~1ción de! tr:tha¡o nece::;ario para llegar a un se sabe qué cuy:i huella indeleble está inscrita si no en la memoria (pues el
-·~olvido la puede borrat),al menos en el inconsciente; en la. paseidad secre- rectilíneo; in~cluso si el viejo se volviera milagrosamente joven, una especie
t - ._.- -_ : f
ta de la persona. en la:temporalidad e-r1 ·general. Desde el punto de vista del <le lasitud s"ei±iet3 le advertiría siñ embargo de que su segunda juventud no
·,espacio el hijo pródigó·y ·el hijo nó pfódigo se encuentran, finalmente, en es la' reprodUCCión textual- de-la-primera, (¡ue ·es una-juv·entl1d labor~osamente
el misino punto, y en eso no- se distinguen ei -uno <lel otro; pero si se_ consi- recalen-tada;.-c:iriflada, prolongada: los recuerdos acurnulados entre tanto no
' <<lera el tiempo, aquel_:que ha cerrado el círculo de la avehtura-no encontra- le permiten-:irl:' cualquier caso, a _ese viejo milagroso, recomenzar su vida
·Tá ya en su hogar el s.ratu- que anterior a esa aventura.- Las pruebas de la tri- desde cero. Eká-nueva ¡Uventud,.¿no es una juventud un poco senil? No, un
bulación, como dicen:-los testigos, le han rnarcCrdo. .La _ida y vuelta, en relación viejo rejuV:e1\1:'.:qí_dO no se -convierte en joven como por encanto, ¡un viejo re-
al-tiempo, es siempre;'_se·-haga lo que.se-hag-a y se vaya donde se vaya, una juvenecidó és>Sithplerr1~nte un joven viejo rev9cado! Una vieja coqueta reno-
simple ida; una ida sfn_"_.fetorno. ¿Qué otra cosa qüiere decir esto, sino que vada es simpJé-inente una fachada-bien que mal revocada. -E incluso sí las
todo está en el tiei:np-o/ ó es intrínSecó al tiempo,' todo incluso los despla- aguas del L_e;reo:-1e. facilira-r3.n el _olvido <lel pasado Y- de lo ya vivido, incluso
,_ zamientos en el espac;?? Algunos filósofa~ Gé .la· Antigüedad, Aristóteles, San si él lograi:a ~Ji;ió-3.r toda huella- déi:. su .pritnera vida, y las hlJellas mismas de
•• 1 Agustín, Plotino sobry_---todo·,1 .vislumbraron _esta paradoja. Ilücra µE1"aPoA~ Kal esta huella, ¿i{'.ia.--piS_cina <le uná_ .npeva inocencia y de un nuevo nacimiento,
nñcra KÍvr¡crtt; E\i_xpóvq):f(n_{V: estas son las palabrJs de Aristóteles. 'Ev xpóvcp, el retomienf&:,.S'e.rí~· de hecho eJ-c91nienzb <le otro hombre. Pero si-se trata
. en el tiempo, -es un-_t~'m-á obsesivo en_ PJÜ'tino, ·algo así como-un refcin: el realmen-te d~\§fda úñ'ica y rnisrh·a_-:persO·na-1 la merrio.ria garantiza necesari~­
tiempo es realmente "CCJ Ev w. el universal' continente. el medio omnipresente mente la cor\tlriuidad del pasadO y~ del presente: como en las repeticiones y
que baña todas las cosas y envuelve al 1novüniento: ¡nJdJ es por consiguien- el Da capo d__e un desarrollo rnusicai, la reiteración o la reexposición reto-
te E~co aU-coü! Incluso si las revoluciones celestes se detuvieran, y con ellas 1nan la suit'e;~: y el hecho mismo de la secundariedad renueva su significa-
todos los relojes del universo, incluso si los años y las estaciones se hun- ción; la segunda vez por n1ucho que sea como la primera no es sin en1bar-
dieran en la nada, el tiempo, que no deja nunca de fluir, proseguirla su ca1ni- go idéntica a la primera, puesto que es precisamente la vez número Dos, la
no; el tiempo interrumpido e irreversible sobrevi\·iría a los habü:Jntes de ]a que sucede :.a la prin1era y que tiene ya una tradición tras ella y que, enri-
Tierra, a los calendarios y las crónicas <lel género humano; el tien1po vacío quecida por 'Ia quoddidad del de\·enir, es todo lo contrario de una reedición
proseguiría entonces simplemente el curso de l:.i historia. Mejor aún: esta litera!. Decir-que la segunda vez es como la primera, no quiere decir única-
universal interioridad priva finalmenle <le sentido a lo que los Antiguos llama- n1ente que Ia segt~rrda vez se ~__rezc:l.2. la primer<::!. o_reedit~imera, quie-
ban Evilvat(ine..<."Se),. es decir, al ser-en, pues el adentro sólo tiene sentido si re decir además (e ipso facto) que no es literaln1ente la primera vez: preci-
se lo compara con- un afuera y con un:.i exteriorid:.id posible, con10 sucede samente porque es segunda, la segunda vez ella misma no puede ser la
con las relaciones entre continente y contenido. Ahor.:l bien, el a priori te1npo- primera vez ella 1nisma, ipsa, pero ella misma es una primera vez, prima
ral es aquello que presupone todo; es Jbsoluta1nente previsible y precede, L-'olta. ¡una segunda prin1era vez! Esa vez es en un 1nomento posterior lo que
seg(1n Aristótt:les. al ahna rnis1na que lo inide: ¡pues todo :iquello que _tiene er.i la vez precedente en su mon1enlo . .sin ser .sin e111bargo esa ve_z precedente
lug:.ir en esre b~ljo mundo tiene lugar te1nporalrnente~ Por eso cualquier Jefi- 1ni.sn1a. E incluso si. milagrosan1e-nte. )-' ol\·id:ln<lonos inocenten1ente del
nición del tie1npo gira casi necesaria1nente en un círculo vicio:-;o .. pa::;:i.c\o, la seguncb. vez fuera punto por punto idéntica a la prilnera. seguiría
\·iniendo después, y est:iría en re1:1ción con otro contexto de circunstancias:
incluso si llega a repetir textuahnente, servilmente, instante por inst-:lnte, la
2. ¿Rejuuenecer? ¿Revivír? ¿Dejar de e!luejecér? iniciativ:i. a la que sucede. o de la que se h::ice eco. esa nueva prirnera vez
es ya otra vez; o sí se prefiere: e::>ra otra prin1era vez es ya otra uez distinta
La irreversibilidad <lel devenir es ante todo la írnposibili<l:.i<l Je regresar. a la prin1er::i vez ... A.unque sólo fuera por la fecha (¿pues no se produce :i.ca-
Tal es nuestra impotencia ante la no-reversibilidJd de ese sencido único que so en otrÜ momento del tiempo?), aunque sólo fuera porque la temporali-
incluso si el tiempo girara en redondo. trayén<lonoS-<le \LJelta pe1iódicamente chd pur.i, interponiendose entre tanto, ba..c;ta parJ. diferenciar irreductiblemente
époc:.is ya vividas, los ciclos seguirían :iii:idién<lo.-;e ~t los ciclos en un tie1npo el nünuto precedente del n1inuto ~interior. la segunda vez tendría ya la apa-
riencia de la novedad. ¿Una •nueva Edad Yle<lía*, dice Berdíaev? Esa E<lad
t Ellneadas. III. '7. 8. San Ag-ustin. Cf11(/'¡;xio11es. XI. 2-t _-\ristótek->. Fisica, IV, 225 a. l"i: cf. ;10-51: Nle<lia núinero Dos es sin duda m:.ís nueva que rnedieval. .. Hablamos· aquí
yÍVEL(tt iiv xpóvqi Kni cpElápi::-rat 1a:d a-Vz;úve-rat !((l_t ci:M.u10Ü-rat i:v XPÜ\"(~ i.;:al tpÉpE-CUl.. de un elemento diferencial que di:-;rlngue para siempre al hijo pródigo después
del regreso Jel hijo pród!go ::i.ntes de !a parrida ... Por t;so ef Eclesiastés no contra dirección. La imposibilidad de regresar no es otra cosa que la impo-
tiene razón cu:1ncio dice: ",Vil sub sale noul~ .. ¡Al contrario. todo es siempre sibilidad de revivir, en el doble sentido del prefijo re: ·no se puede ni vivir
.· huevo bajo el .:;ol, inclu.:;o l;is repe[iciones! Lo que par::i.dójicaÍnenre deses- andando hacia atrás, desanCandO [o andado (puesto Que toda regresión es,
per:i ~it Eclesi:J..)tés, es b. rnonotonía de b.s reiteraciones periódicas, y ,no en lo quer::imos o no, progresista), ni vivir por segL_Inda'-vez la vida vivida ya
c;imbio la irreversibílid:.ld: ¡y sin embargo las reüeraciones nos curar:ín la una primera vez (pues la segunda vida, aunque no fuera más que porque
angusri:1 que el tr::i.nscurso un!\"ersal nos inspira! Por rnuc:ho que' las· cosas presupone la precedente, es ya una_·vida. nueva). Y en primer lugar no se
que re:1p:irecen sc:i.n gr:..1111:.uic:i.lrnente !:is mismas, la n1anera que tienen puede retroviuir o desvivir la vida ya vivida como se enrolla al revés la pe-
pneu1nitic:irnente de reaparecer no ces;i de c::imbiar: e! vino es sie1npre lícula que se desenrolla al derecho. ;,Que el tiernpo vuelva sobre sus pasos.
nuevo ::i.unque e! odre sea el n1isn10. ¿Todo ya ha sido dicho?, ¿visto, oído, - Que estemos veinte años atrás. - Una semana atr:ís·. - .Ayer por la noche.
escrito? Sin ernbargo cu:.in<lo voh'en1os J. ver las n1isn1:.Is cosas, las vemos Tiempo V1Jelve, tiempo vuelve ... " Así es como el rey Berenger_ y la reina María
siernpre de otro n1odo: !a 1n-anera de Yer, que se expresa en el adverbio, es suplican al tiempo en El Rry se muere de Eugene Ionesco. 2 ¡Pero el tiempo
.~
un asunto 1n:J.s· in1port:inre que L1 uniforrnidad superficial del objeto visto. no quiere saber n:ida! No, nunc::i. ha sucedido que un hornbre deS<J.nde lo
~Acaso no solcn1os decir: rodas los días se aprende aquello que ya se s;ibí-a, andado sobre el C3.n1ino del tiempo y recorra en sentido inverso el curso
coino si se ignorar::i.? Un ho1nbre cornp!etJ.rnente,._ en:.unor..ido de una mujer, vital volviendo sobre sus pasos; nunca ha sucedido que un viejo e:Sté cada
cuando se en~unor..1 de otra. l::i :un:i corno si fuera la primera vez que amase, día menos pálido. menos gris, m.5.s lozano: y sin ernbJ.rgo es en esta inver-
y celc:hr:1 !:1 lleg:1d:1 de !a prirnavera co1no si fuera 1:1 prin1era prin1avera del sión literal del en\·ejecitnienro en lo que se piens<.1 cuando se sueñ::i. con reju-
inundo. '{ !o 111isn10 un gran artista que toc:i por milésima vez una pieza ''enecer: cada n1añana una arruga menos, cada n1añ.ana la mirada n15.s viva.
de su repertorio, la toca corno si nunca antes la hubiese tocado ... No, nunca ¡Que los ríos remontaran su corriente sería un milagro vulgar y un juego de
se bañ:1 uno dos veces (ÓÍi;_) en el n1ísmo río, y et que se b::i.ña tampoco es n1agia corriente, co1nparado con la vuelta del tiempo hacia sus orígenes!
el n1isn10 de un:1 vez a otra. Se suele decir. para prevenir !a decepción de la Pues la victoria sobre la grJvedad es al menos concebible; n1ientras que la
repetición: ver \.'enecia y n1orir .. Es inútil n1orir en este caso: la Venecia que ide:.i del tiempo reversible es una contradicción y casi un absurdo, no úni-
h:1béis vi.seo. de todas 111aneras no !a ,·otveréis a \·er nunca n1:ís, e incluso si c:.irnente algo iinpensable. como l::i. cuadratura del círculo, sino incluso inso-
L1 \·oh·éis a ve¡-, es otro hotnbre el que la volvería :.i \-er. portable; y por-otra parte una cronología vivida al re\'ÉS. como una melodí:.i
De ¡nodo que el ro/uet: se hag:i lo que se hag:1, se inscribe a continuación tocada al revés, no sería m:ís que un g-alünatías ininteligible y una despre-
del devenir: el recuerdo n1isn10. lejos de ser un pon:enir :.il revés, sobreviene ciable cacofonía; esta taun1aturgi:i del tiempo -al revés, esta teratología de un
én el curso de! devenir: ¿el recuerdo no es ac~1so un :1contecimiento de nues- de\·enir que con1enzara por el último suspiro y tenninara por el prin1ero es
tro presente? El r-:cuerdo, en es(e sentido. es también un~l maner8. de uso- re:11rnente una suposición irnposihle, una utopía hiperbólica al estilo de \'Vells,
hrevenir.. _ Regresar. en c-src :-;en¡ldo. es t:tn1hién un:.1. n1:inerJ de suceder. jPue.'> o h!en una di\·erric.b p:tyas~1d:.l corno el Hin lfJl[/ :zunlck de HinJen1ith. n1ejor
L'I p:1s:tdo sucede. inclu:.;o cuando regres(!!~ Si. el tit.:'n1po est:í ."ien1pre :ti de- alin un sinsentido y. liter:.ihnenre. un cunrr-ascntido. De hecho aquel que cree
1·l'cho. incluso cu:tndo uno se in1::i.~in:1 recorrerlo :ti re\·és: siernpre dirigido
:1 in,-ertir el conlienzo y c.·! final inYierte el urden de las .'ierie.'i o .'iecuencias
h:tcia ck·L1nre. incluso cuando se cret: e:-;Ltr recorri2ndolo h:1cia atris. Por 7' i
,;;,.1
cuy~1 suci:sión con1ponen lo \'i\·ido - pero en el interior de cada f:.ise, de
;;;.¡
cjen1p!o el p;1:-;:1do de! rr:tdicion:ilista es r:.in1h!én un futuro. aunque sea un c:1da bloque de clur~1ción las experiencias siguen estando ~ll derecho; una
futuro sin é!t1Jl. 1· ~1.::.í coino todo ei inundo c:unina oblig:trorian1ente en el
-l paciencia sohrehun1ana sería necesaria p:ira hacer retroceder el deYenir ins-
-,entido de 1:1 l1i.-,rori:1_ ]n;-; progresis¡:1.-; Je IJuen:1 g:1n:t. y !os retrógrados de r:1nte por instante de n1:1nC"ra continua y. en cierto niodo. contra-reloj. ¿No
1n:t!a g:.in:1 y contr:1 su \·o!unrad, :.isí todo 1narcha en el sentido del devenir. hay ~1lgo de \·ertiginoso en esta <lnacroní:.l" del riernpo que vuelve? - Pues-
incluso :tquello que 1n:.irch·J en el sentido contrario·, todo est.i orientado en to que no es posible voh·er :.ltr:ís, tampoco es posihle recomenzar L_tna vida
el sentido ,J.:l JeYenir. e! porYenir directamente. que indiCJ. el sentido na- al derecho y empc.:z:tf de nuevo. y:.i se::i después de haber previa1nente re-
rur:d Je la fururición. el recuerdo indirectan1ente. que p:irece que vaya en ju\·enecido, o .salt:.inJo a pies juntos desde el presente al pasado: no es posi-
ble. convertido otr..i vez en niño, recorrer reiter:.J.d:.i1nenre toda5 !:.is edades
• J1nkc!t:\"i!Ll1 itil·.!.!:l :tqlll un:l 1·ez m~s con !;1:- ¡i:1bhr;1s: sm11·e111r1 rt'Ctlt:rcioJ. sun·c111r!sohri:ve-
del T.)
n1rl 1· rc1·¡•111r1 r<'_'..!rL·,.,;1rl. (li/l"('//lrl.~uced(:'r '- l \-. ~ ll' Ro1 se me//n. P- '>"i.
,}~pe Ja vida a partir de esa infancia núinero Do.9; ¡no Se puede ni retroceder, independiente de nuestra V-6luntad. Nü' se há-~e- eón el tiempó lo ·que se 1

-<'~ni
.volver a cont.inua·cióµ_~ empezar e_l _camino! -- Y, en fin;·-taüipóco .se-·pue.:. quiere. U:i-i objeto manej:ible ::~s _ante todo uri -Obj_f+,tO que -pu_e~_ponerse del
'.l>de estabilizar el devenir en la eternidad de un_ deterrninado presente, elegir revés. -fo- que deviene no Se_ pasea -libtemente· de- ün lado para otro por el
-,~.:;~_por. ejemplo la mejor edad posible para permanecer pe-rpetuam-ente en ella, interior del-devenir, y en esro. no se parece <i.l-rorista que recorre la Toscafia
-·'::,,,Sin . .envejecer ni rejuvenecer... Nos glist~ría tal vez poder·d~cidir-que ya te- o el Delf}nado, yendo y vinie'ndo, vol-V-iendc{sODre·sus·pasos,-deteniéndose,.
;·,>4ernos bastante y que a partir de hoy. e-1 devehir'ha devenidó'por completó; acá o-allá, y volviendo a en)prender- el ca:mino.·-a- su antojo; _es_ el esp~cio
· 1nµchos hombres se diCen sin -_duda que \raldría la pena .11egar:a_:octogena- efectivamente, co·n sus tres dimensiones, Sus--c~a_tfo- ptihto.S-cardínale.5 y ~us
-~i9 si uno pudiera mantenerse ahí, dejat a continuación de ellv'ejecer, y per- innumerables direcciones lo que permite· al móYil.-la'. Hbeitad de-movimiento.
manecer siempre octogenario; ¡muchos h9mbres se cohsiderafían felices de El tiempo, en cambio, no adrllite, como la línea r~cta,- más que dos direccio-
librarse a ese precio y pensaríal)"tal' vez que han salido-bien,parados! Peto nes contrarias: el tiempo sól_ü tiene düs sentidós· posibles, de ·J~s .cuales
_:--,:-d~sgraciadarnente el tiempo, 'qu'e nos prohíbe volver <itr.ís 1 no.:-nos permite uno está prohibido, puesto qu_e no se--Puede te-m6ntar stf corriefite;,~lo que
- ·-~s.iquiera detener el ·paso de laS- horas; como m_ucho tolera, y_ sólo·-:aparen- equiv_a_le a. decir por consiguiente_ que ·este dey'_~-iji_r incapaz de rev:~0ir no
·remente_, que s·e retrase Prov~i~ionalmente e.?e p~sO_;--e1- tiempÜ ·h_a.ce imposi- tiene én abS01uto_dimensione$.:-Es Efectivimentf~:e1 espacio recorrif!ór·no el
:-.-.. ble.no' sólo la contrabfen.Siva, sino incluso la simple defensiva',·~«-¡Oh tiempo! tiempo.recotridó, lo que in1plié:i un Se~tidO y url;·<:·ontra:SentidO eqü-JValeiíi:Cs,
Detén tu vuelo ... y vosotras, 'horas propicias, detened vuestra carrera ... ª Pero coextensivos-y superponibles ... El que deviene está atrap~do en u"n proceso
no, el tiernpo no detiene su vuelo; prosigue por el contrario impern_;rba- de sen(ido único que es al mismo tieinpo futurición y preterición: no tiene
blemente, incluso cuando parece aminorar la marcha. ¡El tiempo hace oídos elección. No se toma al devenir indiferentemente por no importa qué ex-
sordos! El tien1po se va, el tiempo se va - y nosotros también durante ese tremo: sino que nos impone en cualquier circunstancia su sentido obligato-
tiempo: pues es la n1isn1a cosa. - No pudiendo ni volver al principio, ni reco- rio y su orden inflexihle: por eso el principio y el fin, el alfa y el omega, el
menzar su \·ida, 'ni in1novilizarse para siempre en el presente que acaba nacin1iento y la mue1te no son ni intercambiables ni simétricos ni homólo-
de_ alcanzar. el hombre es a fortiori incapaz de nihilizar la temporalidad en gos: pues del tnismo modo que el pasado no es un futuro al revés, ni el futuro
gen_eíal: incluso si con1pensara el desgast~ _biológico producido por el enve- un pasado al derecho, ni el crepúsculo una aurora invertida, tampoco la
jecimiento. n.o podfía· h:icer nada :·coriir,:l- ei .-d~sga.Ste· metafísico inherente al n1uerte es un nacimiento invertido, la-er:itre---abe:ftura del --t-íempO Vita1~ nos
tiempo mis1no; sabría-a<lelnáS_Sü . ~dad 1 coñraría con espanto los años acu- lo índicaba ya. ¡Evidenten1ente la primera y la últin1a vez no puede decirse
mulados eh su ·longevídad i:nfí~i.ta - ¡pOrcl~e ~¡ devenir no deja jamás de que sean tal para cual! La <lisparid:id de estas dos veces desparejas y cuali-
devenir~ El hombre puede- próclamar cffitnto quier.i que el tiempo transcu- tativamente incomparables es tan absoluta como la que existe entre el espa-
rrido no ha transcurrido: nunca conseguirá qne los acontecinüentos que h:.rn cio y e! tiempo.. PasaJo y futuro no hacen juego a los dos lados del pre-
tenido lug:.rr de:-;aparezcan y no hayan tenido lugar: nunca con.seguirá Cjllt! Sl:'nte con10 los dos c1ndelabros hacen juego J uno y otro laJo del pénJulo ....
las cosas que han .:;ucedido no hayan sucedido: sólo puede jhzgirlo. Esta di- In1age11 espacial y con1binación óptica, ¿no se percibe la simetría instanti-
ferencia nos pennirí;_i, recordeinos, establecer los lí1nitt:-s de una resignación nea1nente cun una sola 1nir~1J;i? La i1nagen Jel juego de chirnenea, del 1nis1110
a la quoddidad ... El hombre puede anularlas consecuencias e incluso el re- 1nodo que los esquen1a.s gráficos. ¿no resulta de una proyección espacial, es
cuerdo de un acontecinüento. pero no puede 11ibilizar el hecho de que el decir. de una transposición que es la función rnisma de la metáfora? En esto
acontecüniento haya tenido lugar. La identidad de los contrarios no es más la 1ner:ífor~1 hace poco ca:-;o del tie1npo. al que ignorJ. y trata co1no una v;iria-
1nilagrosa que esta nihilización rnágic1. ble prescindible. Pero no se prl:'scinde del rie1npo impunemente: el tie1npo
es no se sabe qué que n;.idie ve con sus ojos ni toca con sus manos, que ni
siquiera el oído percibe directamente su flujo, que no tiene forma ni color
3. Objetividad destínal ele lo irreversible. ni olor. que ningún pensJrnienro puede concebir. que no es ni una din1en-
sión, ni una forma, ni una categoría, que es por tanto casi inexistente, y que
Lo irreversible es L1 verdadera objetividad del tiempo: es efectivamenre es, no obstante, la cosa más esencial de todas las cosas esenciales; por no
aquello que se resiste obstinadamente a nuestros esfuerzos y no se deja do- tomar en consideración ~se factor invisible e impalpable al inismo tiempo
blegar, aquello que es. como dijo Ari.stótele.s. ciµc.r:án:i::1crrov y que es por tanto que inefahle, uno .c;e Lxpone a lo~ 1nás graves desengai'los. El principio y el

276 277
fin no :;;e d::in nunca junros: de uno 1 otr_o se exüende un:J. sucesión tempo- ni abolir _la quoddidad; en el tiempo, como en la· muerte, ·no hay·nada que
ral. de rnaner:i que cuando experirnenrainos ta priinc:ra vez, la segunda vez pensar; el tiempo no está hecho para que se piense en él, sino a Io·sumo
tod:ivía no existe: v cu::indo vlvimos l:i ú!tin1:i, es l:J. prirner::i la que ha desapa- paí--a que se pi·ense tempo.raln1ente; el tiernpo no es nunca el complemento
recido (pero que ~in en1b:irgo ha sucedido). ¡La sucesión es esta alternativa
rúisrn:i! ·D1tcunt )'ata uolentenz, nolentem trahunt· - !o que signific:i, en defi-
'{'17..
~;:z;:;,.:

directo del verbo pensar, el tiempo nihiliza el pensamiento para que ponga
c::ira de pensar.. Asimismo, ilo _es nunca el acusativo de nuestras tareas coti-
nitivas cuent~1s: la irreversibilidad es sin duda alguna nuestro «jatum", el a -.~.;,~<=- _ dianas, y no obstante ofrece una perspectiva infinita a todas ·nuestras empre-
priori del Jestino de nuestra condición: y por !o que se refiere al uolens-no- sas; no existe n·inguna técnica pari revertir lo irreversible, pero sí la hay para
lens. distingue únic:iinente la rn;_¡_nera de :Jvanzar y el modo de progresión;
pero y:i :iv:.ince vo!untari:irr1ente o :1 su pesar, en los dos casos el hon1bre
debe :1V1nzar: de buena gana o de mal::i gana, acompañado o arrastrado, el
hon1bre debe seouir l::i co-rriente ''/ b.ajar por ta pendiente: que envejezca
11
'~J
hacer retroceder a la n1uerte y retrasar el envejecimiento. Una n1ano de hie-
rro en guante ?e terciopelo: ¿podría servir este contraste para caracterizár ]a
elasticidad de un medio tan dúctil como resistente? En el tiempo todo está
pennÍiido; pero el tie1npo misrno, el tien1po vacío;-·es ineXterminable: .-
"bien .. o .. n1al", es decir. _serenamente o ~nsiosa1nente, de todas rn;:i.neras Y de
gr::i<lo o por fuerza en\·ejece;. que ;J.bunde en .eJ ·sentido áe la hisrori:l confir-
-.i~f
"'...-80!
n1:1ndo ese senti<lo, o que ·i-'éfunfuñe y se vuelv:.i ,contra él, Lt historia no .~,i 4. La irreversibilf({ad relatiúa.
sigue menos irnperrurbablernente su curso, del mismo :nodo que el tren con- :~~-~-­
~
linúa su rn:uch:i sin tener en cueittJ pJ.rJ n:1dJ Li ¡mp:icieilcia o L1 angusti::l A partir Je est:i irreversibilidad e1npíric:i. vivida dur.inte su transcurso, ¿pue-
.
de! viajero irnpotente crisp:ido en su :J.slento; l:J. buen:J. y la tnJ.ta volun- de uno representarse la irreversibilidad tenninal de l:i muerte? ¿Pueden medirse
.
t:td del hombre, la resignación y !J rebelión no can1bi::in n::i.d:i de lo esen- por el misrno rasero las experiencias pre-letales de la empiria y el salto ver-
cial, y nuestro consenürniento no ::icelera rn:is el devenir ele lo que nuestro ~~·1 tiginoso del :J.contecin1iento supren10? Señalen1os en prüner lugar que la irre-
discntin1iento lo rerrasa. J)e hecho el ho1nbre n1odifica los modos del tiem- versibilidad e:npírica es una irre\·ersibilidad reL1tivJ., pues la preterición est::í
po cotiJiano sin extirpar !a quoddicL1d o L1 te1npor:ilid:id de ese tien1po, sin con1pensando continuamente la futurición. haciendo del devenir un tiempo
\·encer, como diría Leibniz, l::i Esligi:i de la irreversibilidad; por eso nues[fa tan conservador como innovador: el devenir es un porvenir en parte «pasa-
!ibert~1J en relación :d tienipo es pur:unentc- adjetiDa y pelicu!:J.r. Las repeti- dizado~ por el recuerdo; l:i preformación de un futuro ya presente en con-
cionc:-; 1nic;n1J.s que a veces r::ilen(iz:Jn el devenir histórico concreto son re- cepto de posible, la supervivencia de un pasado todavía actual en concepto
peticiones superficl:i.les: se definen por rel:1ción a un tiempo n1:ís general de recuerdo atenúan el c:1r.ícter ünprevisible. inestable y fug::iz del empujón
que fluye sieinpre en e! n1isn10 sentido y ::i. la misn1J. velocid:id. y no desanda h:Jcia delante; gracias ;:i est:i ininanenci:i l:i duración ser:í, efectivamente, rela-
nunca lo andado: son rnonótona.s rnachaconerías Lis que repiten un:i. y otra tiv::unente durable: gracias a esta inmanencia el otro ser:í rel:itiv::imente el
\'t'Z !os 1nis1nos n:fr:1n1..::·; y que. sin :1fl.'.ct:1r ¡x1ra na1..Lt al :1 priori inexorable n1isn10. ¡de! 1nisn10 1nodu que e! n1ismo er:1 rel:tti\·~unente otro! Así es este
de !a tetnporaliJ:1J. no pueden Jispcn.-,;trnu~ nunc:1 de envt:'jecer. T;in ínti- tietnpo arnhiguo. i.:ste de\·enir dt' Joble filo que es a la vez cre:1ción y reco-
rn:t!l1l-'ntc constituL·ion:tl. tan C(Jn.-,uÍ);-,L1n1.:l:1! :1 nuestr:l \'id:! o.:.'." ese :1 prüiri de tnienzo. huid:t y perennid~tJ: qui.: es por consiguiente continuidad. ¿Acaso
lo irre\·ersib!e que su nL·cesiJ:..tJ. con1u e! pc::;o de>! ~lire ::it1no.:;férico. puede Lis enfenneJades Je! tieinpo no tienen su origen en una visión unilater:il ele
p:isar de.'i~1percihid:1. Pues e! inflexih!e dcsrino es. en otro sentido. e[ curso esta ;:un_higüedad? El ahurrin1iento tiene lugJ.r cuando se consider:i. la_tnono-
de nue.:;rr:1 lihert:td. f111punder:.ib!e e irnp:tlp:1hk·. e>[ dc:"\·enir no pe:.<l. :1unque tonía sin renovación: L1 angu.'.'tia cuando se considera lo irreYersible :ip::ute
su pe.'iO .'iL rnanifíestl' indin:c[:unente en e! peso de los años. la :icun1td~1ción de toda repetición. Nad~1 es .-;in einbargo ni con1plet::i.mente nuevo, ni co1n-
del p:isado. !a pes:1cL1 111e1nori:i. El de\·enir e::. in\·encib!e con10 !:i n1uerte, y plet::i.mente viejo. Después Je haber demostrado ele qué manera la reiterJ-
sin e1nbargo infinira1nenre dócil: d!cho de otro modo. es un 1neclio en el que ción es siernprt' en algun::l n1ediJ:J. :Junque sólo fuer:i por su fech::l, una inno-
no se h~1ce lo qu1.:: se quiere. pero en el l]lll! se puede h::icer todo lo que se ¡:ación. Jeberen1os ahor:i explic:tr cómo l:i novec.b.cl misma es nuev:.i en nzón
quier~L ¿i'io tenernos :.iqui, en re::;unüJ:.LS cuentas, toJ:J. la :.imbigüeJ:J<l del;_¡_ Je su fiJeliJ:iJ a! pas:iJo y:i vi\·ido; de.':ipués Je haber insistido sobre el vino
priori? El :i priori es lo incognoscible que nos hJce conocer, lo impensJb!e nuevo. deberemos recordar que el odre es siempre el mismo. ¿El hombre
que inoviliz::i y posibilitJ. el pensarniento: y el tiempo, por su parte, es aquello est:'i continuarnente :iprenJicnJo aquello que yJ. s:ibe? Por eso mismo, e in-
en cuyo interior ruede h;_¡_cerse [000. aunque no pueJa ni perL'):J.rse la mis1nid~J versarnente, sieinrre bahía sahi<lo. con un pre-s:iber implícito. aquello que
ac3-b9 de aprender. ES cqmpletamente in1p0Sible remontar el curso ·del- "ciempo, modo: es nostálgicamente imposiblf, es~ ci~cir,;)de:¡lrgt:,qt~~,p9si_blei: reunir la
completamente "imposible- acumular presente y pasado; aun_que ·el recuerdo lozanía de la infancia con la conc¡encia del_3:_cju_lto,);:T_-n_9S~ál-gico no sólo se_
atenúe aparentemente esta dobie imposibilidad.- Aquello-que es :desespera- queja de la -irreversibilidad de la sucesión, s~o9-_ <le)~-;diSy1iil.Tiya _:'pueS la
'clamente imposible, se convierte p_of, tai-tto, gracias al ·recuerdo,.en_algo nostál- disyuntiva sólo nos concede el rninutO p_re_S~fl_te-_ cua-ntj._o_ :P,9s _ha retirado el
-gicamente i_mpo~ible; es decii, idealmente-posible. Pues si la deseSperaCión precedente: el nostálgico no pretende·-u1,-nto_.r~c_orµ~j:;::i.r:-~ll_-vi~,_co1110 rete-
~traduce n~estra impoten_cia ante la imposibilidad absoluta:;--la--nostalgia ·y la- ner el pasado en el presente; ,al -fios~~lgicq· le,-gu,s~'!-(Í~,:-~~-~r} .y~ defirliÚvas
lamentació_n expres'.ln más bien nuestra melancolía-frente-a la,imposibilidad cuentas, todas l_as ventajas a-l_~:-Yc~~,-·!n.ch~-50Jª2-_v.~r:i,t;lj_?2-:~fl:<;:O_~patibl~s, y no
relativa. Y-en efecto; el -retorno mnemónico· al pa.Sado._ puede compensar sim- dejar nada, c:::onse.nrar las tiquezaS__·Q~f p _ a$-;;i,qq:-sjJ:l_---~·fliJ~<;:i-<iT:_<i _la_s ?-v'enturaS
-bólicamente l_o irreverS_ible; ·la acumulación -de pasado y preserite_--pl!éde com-- y las sorpresas -de la,futurición, \;~oh\yj·~----~e-(.j~y~-9 sigui_~rido,siend9cadult¿,,
pensar idealmente la disyUntiva.-Para empezar"-por-Ia reversibilidad:- el pasa- acu1nular la. experiencia y _la ino_c:C11cii~- qui§i~ra ~)a."-Y~z: S_ef_,)r-h3.ber sido,
do, si ya·_rió-es más-la carne viva de la realidad vivid~;-· si es uri si.ibprodüctÓ ¿Qué digo? A_.cc:;::_ptaría incluso _ dey~ni-e:·Y-_~-D_yéjt3c;~r: s~ c-bnotie_~e-:el ._n1e_dio~ sin
:~- -~nca,nsistente de. esa realid_ad, e:I -pasado reconociJ0.1:o;no pasado levanta dejar de evolUc~:ona~;- de reunir)is--_-~-9~"4-~_S _pr:ec~.<;l~~i~~,_¿,on _la s_iguk~/lt_e_'. de
~;.-_si~ embargo testirnonio. E~ recuerdo e.5 evidentemente una man"éra rnetilfó- acaparar lo a_nteriOr _y lo ulterio(/${pl.Adck~s~ '-YQiV~,(~{IlluJtáneÜs los_ qiQ_Ínen.'.:
. rica: y esp-ectral de retornar, pero a pesa~-de---tod¿:·totripefl.Sac;y rerrasi- en tos sucesivos:::-y--hace_r coe.">'.lstii-~t-gye;:t\c9n -ei-hCjx:-~;ffillp~Sible ernpi-~S-?);-Los
cierta medida la futurición: triste compensación - pues el reflujo- no es-nunca mornentos ¿nO son acaso sucesivos_ por det1nición?.;iL~ sucesión no_ esiá hecha
equivalente al flujo, y el recuerdo es más bien un consuelo q\1e una corn- precisan1ent~ -para que p~t.se una-_co.sa después de-0tra. una prirnero y otra
pensación; la memoria nos devuelve el pálido fantasm;_:¡_ de aquello-que hemos a c_ontinuación, cosas que se niegan.a coexistir, pero qüe- acept~rían co1n-
vivido, pero el pálido fantasma es a pesar de todo una especie de presen- parecer por turno? Envejecer consiste en reernplazar _aquello que se fue por
cia. Las bocanadas repenti_nas del recuerdo y de la evocación nos transpor- lo que se es ~hora, renunciando a aquello. ¡El enYE'jecinüento es esa renun-
tan de golpe en pleno pasado sin que sea necesario retroceder hasta él. Por cia o no es enve_jec'ü11iento! Y en cuanto a la conservación de los recuerdos.
una parte el 10 pasadismo~, la <lesrealización, la insuficiencia explican la dulce no nos permite literalrnente reunir lo que la disyuntiva ha separado: pues
melancolía _de la lan1entación: la nostalgia es efectivamente una . algia", y la nos suscrae la realida<l carnal <le lo vivido no dejándonos n1ás que la üna-
lamentación una- languidez; ¿no reside precisamente en la--natur'aleza irreal. gen ... ¿No es acaso el olYido ten1pora1 lo que-::_n-85 !imib los -pl-3-Ce-+eS .de la
impotente y soñadora d_e la ~Anamnesis" todo su encanto? En todo recuerdo · n1e1noria? La in1agen sin einbargo puede coexistir con el presente, sobrevi-
hay un sentimiento an1argo de inacabamiento y como un deseo de revivir vir en J3 densidad polifónica de ese presente, fabricar para nuestro disfrute
plenamente y de verdad el pasado que se rememora. Pero por otra parte los los fantas1nas poéticos de la presencia ausente y del presente-pasado: el con-
recursos de la ren1ini.scencia explican todo lo que en la la1nentación ha y ele trapunto de la presenci~l y de la ausencia. la presencia de un pasado sobre-
riqueza concreta, enc;into nostálgico y patético: los rnatices cualit;itiYos entendido y suhyac~nte. :-;ubtL'rr:tneo y-subconsciente representan a pesar
cJe la· lan1eriución son posibles gracias a! recuenJo que conservarnos u~ la <le to<lo una especie Je \-ictoria sobre Lt disyuntiva: al no poder acutnular
felicidad difunta. de !a juventu<l per<li<l~l y de las prin1~n·er:1s pasadas: en e-! los 111on1i.:ntos SUCl:'Si\·os c.·n un L'tl:Tno Ahor::i., n:unin,n1os ~tl ser con esa son1-
vacío de una sucesión .sin rnen1oria la conciencia inocente. incapaz <le co1n- bra del ser que .se lla1n~1 h~lber sido.
parar el :intes con el después, no sabría nada <le la Ricordanza ni de su
poético regusto: el olvido de los años lejanos. <le! día <le ayer, del n10-
1nento precedente nos enfrentaría a la disyunti\·a <le la <lespre~cupación o 5. La prin1eru J' la últiJ110 rez en cun;o de co11tinuacfó11.
la siesesperación. Por lo tanto. si la quod<li<lad. es decir. la te111poralidad del
tiempo y la pa.seida<l del pasado, sí el hecho en general de haber si<lo y <le La irreversibilidad del <levenir en1pírico tiene sien1pre una carácter rela-
haber vivido representan el límite e:xtren10 de lo irreversihle y <listinguen L1 tivo. Lo irreversil)!e expresa que cada instante es único, es <lecir. a la vez
lan1entación rnetaempírica e inconsolable, inn1utivada e indeterrninada. Je pritnero y últi1no. Sin e1nbargo. en las series hotnogéneas hechas de golpes
las lamentaciones <lererminadas y motivadas, consolables y empíricas. no repetidos, hay una pri1nera vez que es primera sin ser última, una últi1na vez
podemos sin embargo extraer de todo ello la conclusión de que cualquier que es últilna sin ser pri111e-1:i., y nútneros intern1e<lios que no son ni primeros
acceso al paraíso perdido de la juventud nos .est::í prohibido. - Del misrno ni últilnos. Fu>::an1inetnos p1i1nero Lis veces intern1edi;is. aquellas que prolongan

280 2Hl
iñciefinida1nente L1s repeticiones mcc:ínicas ... u orgánicas con su tanamu- U.el nacimiento, la prin1era vez debe ser considerada corno una vez reiati-
d-eo y su chocher:l. Dcncro de !J. fila. c:i.d:i una de !:ls veces está sencilla- vameGte sin pasado o como una vez absolutarnenté virgen de todo pasado.
rúenre en1n:irc:1d:i cnErc un ;lnt:::s y un después, precedid:l ;,r seguida de orr2
La relativamente primera vez, estando co1no está casi desprovista de me-
v~z; de es:Js otras veces di.srributi\·J.s, que se diferencian únicamente por su
moria, no tiene n1ás que el recurso de la futurición, y para ella el conrrapeso
0

f1?n1ero ordin:.il, pocle:nos decir sin vJ.cilar: ¡cualquier sístole, cualquier diás- de los recuerdos está reducido al mínin10: así son los primeros p;J.sos del
. tole. es igual a cu:ilquier otra!-,{ de hecho, las •periodicidades biolóoicas de niño maravillado de mantenerse en pie y no obstante un poco_ intimidado
. b
l:i exlstencia están fundadas en esa:-; repeticiones: la sucesión rítmica de los por esta inici;1ción al n1qviffiiento; así también el primer pliegue de la con-
latidos del corazón y el ritn10 :.1herl}ativo de la resoiración llenan todo el in- ciencia que inaugurJ., después del primer desengaño, la larga historia que
terv~llo cornprendido entre el nacin1iento y la mu~rte. y tejen desde lo más se inicia al Sali; del jardín <;:le la inocencia y de la felicidad; así es en fin el
recóndito de la \-i~:i .5LI rnonótona trJ.ma; el hon1bre se deíJ. J.rrullar por es- prin1er n1ovilniento que interpela sin segunda intencj.ón al próximo, antes
t;i n~1na sctnpitcrná de la iter:ición con10 se deja adorrnecer por e( tic tac de que el arrebato no haga retroceder la impulsiva espontaneidad de ese a1Tanque
un péndulo: -}· si to111a coq_<.)enci;i de este tiernpo unifonne y hon1ogéneo. generoso, es-decir, antes. que la ingenuidad ceda s_u lugar a los sórdidos reco~
:-ió!o sale de s_U __esr~ido hipii<'.>.tjl::o p;ir:i volver J. caer en el tedio: los filósofos vecos del interés propio. Pero Si la prin1era vez está. a parte cinte, liberada
de l:.t n1on:ific:1ción, corno :~,-e· Sabe, sólo conciben la muerte desmenuzad::t en de todo pretérito ab_.ruITTador, está orientada, a parte post, hacia Ún largo
pcquer1os instantes por el tic tac del péndulo y las pu!s:i.ciones del corazón. fururo de repeticiones y-de recon1ienzos: por eso es toda lozanía, toda lige-
~ Pero sucede que en esa sucesión de n1inutos indiscernibles unos de otros
reza, alada levitació11. aéreJ. aspiración; la prin1era vez, corno 1~1 prin1avera
e interc3n1bi:ibtes, cienos 111inutos un poco 1115-s sole1nnes se destacan: son del año, o corno la aurora de un largo día, rebos:J. de-pr0111esas y esperan-
los que corresponden al con1ienzo y J.! fin:i.l y recortan los periodos, fases, zas. PrivaJJ. de pasa<lo, o casi, y con un protnetedor futuro - así es esta pri-
lapsos de tiernpo. series segn1enr:1ri::is entre las cuales se articula la duración rnera vez de la que decí;in1os que es a la vez extra~serial e intra-seríal; y por
vi\·id:J.. Estos :iconrecimientos pri\·ilcgLrdos so11 J. !;1 \·ez intra-seriales y ex- el conrrJ.rio es el futuro 3.l que se echa de menos en la relativamente últüna
rra-ser!ale:->: intr:i-seria!e.s puesto que son !nreriores a la serie vital y vividos vez, en la que pesa un vasto y profundo pasado; la últin1a vez no tiene por
en curso de continu:.ición_ y extr:i-seri:.iles no obst~lnte, puesto que inaugu- así decirlo n1:í.s que recuerdos sin posibilidades, como la primera, con sus
r:in o cl:.i.u.suran un episodio, un <leter11lin:.1Jo cipítulo Je la existencía, una tr::idiciones enrarecidas. no comportaba más que posibilidades poco m:is o
sccuenci:.l de tien1po detern1inJJ:.1. De hecho la priineLt vez nunca parece n1enos desprovist:J.s de recuerdos. L::i primera vez coloca los cünientos de la
ser una vez corno !as den1::ís ~pues el coraje p:J.r:J. einprender algo, la :ingus- serie, n1ientr:is que la últitna despeja. después. el sentido gener:J.l; la prime-
ti:i de con1enz~1r y, luchando contra esa Jngusti:.1. Lt ::tp:J.siona<la curiosid:td ra vez es por t:into fun<lador.:i. con10 la prirn:iver.:i. es fund:1dora, es el priniun-z
surgen con[radictori:.11nente en nosotros según !J. oc:1sión en el n1otnento ele ternpus de l:is cuatro estaciones y la pron1esa del verano: t:il vez el comienzo
ro1n:1r la dt·cisión y LTuzar e:! Rubicón del fi:tt. El \'erho osar ;no expre'.<l prin1a\·eral h~tr:í época - :1unque esta "época" no se:i neces~triarnente una t'TJ
:tc~1so e! sup!en1enro Je energía que se necesir~1 sien1pre parJ. ron1rer un hj-
nue\'~\: y por lo que resp1.."cta a 1~1 últiina vez, ella define retrospecti\·a1nente
hitv y ~tfronl:u- c·l v~rtigo Je L_t iniciari\·a? LJ. [ertnin:1ción. c.iue es ella rnÍ.'illl~l
co1no un (odo la serie dl· Lt que es cl:Ju~ura y conclusión; a~í !:t ckK't_·;i\·:1 dt·
e! co111lenzo de u!r:1 cosa. \'l1elve a colocar :1! tín1idn frente a los pelígroso-; !:is doce can1pana<las sella y sanciona el hecho Je la inedianoche. y signifi-
in1pron1!ll,"i de Lt i111provis:Jción: :1penas hl'111os franqueado el urnbr::il de Lt
ca el final Jc:l <lía: ~1sí 13. Ulti111a lección Je! profesor cons~1gra. en una bio-
c.:n[r:td:t. tene1no:::; que fr:1nque:ir la puen;i que:-;(_· jbre a L1 siguil:'nte secul:'nc1:t. gr:1fía to<la\·ia inacaba<la. el hecho consurnacJo Je un:J. cdrrera. Si la priinera
Por <.::'.-;u tnu!¡iplil·:¡¡nos los :1rcJiJL's para pennanecer en el 1nis1nísüno cenrro ~:ez plantea el futuro que L1 seguirá. la ü!tin1a depone el pasJ.Jo qui..'" la pre-
del inrerY:t!o, en es:J zun::i medi:l y te1np!:.Id:J. que es[:Í a igu:Jt distancia Je cedió y le confiere a título póstun10 la cons:Jgr:ición históric:J. del pretérito.
H:iy a pesar de todo un:J cierta homologíJ. entre estas dos vece3 inversas y
!os dos horde.s extren1os y de 1:.is dos JVenrur:1s. - La rrirnera y 1:-t últirn:J. vez
no son únic:u1H:::ntc privilt:g:i:1d~1s: sus pri\·i!i:gios respecrivos son ;:i.de111:t:-; in- sin en1hargo disirnétricas y despareias: 111uy a 1nenudo la prirnera vez es pri-
versos el uno del ocro. L1 irreversibilid:Id Jel devenir explica esta Jisiinerría mer:J. con10 la últim:J. es liltitna. <lespués y en futuro anterior, es decir, desde
fund.Jo1en¡al: según se tr:J.te Je priori<l:J.J co1npararivJ. o de prün:lcía super- la óptica [f:J.nscen<lente Je un testigo que ech:l una mir:ida al devenir; en un
L:Hiv::i. segUn se considere el simple con1ienzo de una serie o la primerísinLt
principio, el Jeviniente en curso de devenir no sabe siempre que la prime-
vez de las prirner:1:-; veces en L1 Serie de roda:.; l:L-; si:ries. con la excepcü.)n ra vez es \:1 prilnera: puc":::; el pre.-;ente. cuando no se rasa por encima. sino
-~·q'-:1e es vivido _corr:io-a_lg9 que se está haciendo ei1 el momento,' no tiene nin- este punto, _s-~:-qpone a lo ind~,c:ible.,. En resumidas cuentas, comienzo o fin,
gún número ordin.al. .. .g_S necesario, en este caso, e-Sperar a} menos hasta la todo-)nstante:-privilegi?do com.porta su <!-ntes y su c:J.espués; a la_ vez _rem_e-
- .se_gun~a vez para s3.beri. :Íetrospectivamente, -que la preéedenre-era la pri- ei
morado y _pr~lmJ.ginado, .inStan.ré punrual,_ en 1a Plenitud del intervalo,
m~ra. Del misrno _in_odo _n.o podemos saber siempre, en el a-ero, que la última irradia una °6Specie de halo. ~l comienzo es prime.fo sin ser último, y ni
· v~z es últifna:. só_lo desp_llés lo.habrá sido: después la conciencia reconstru- siquiera es prime_ro; el final eef óltimo s-in ser primero, y hi siquiera es lo últi-_
ye la secuericia completa,, cuyo último mornento es a la vez su fi:rial. _D~cía"" mo. El. comi~n·zQ-, por una· parte, nÓ es nunca completamente imprevisto:
mos que la primera vez, _ e;n el n1omento eh que se preserita por -pr~era ve;?:, para-gu_ien a_ri~Iiza los dete{~ini;:;n1os histó~icos, el comienzo se disuelve,~n
no. tiene casi memoria;_p_~t~ inversamentt;:_se convierte; p6co a-_ poco en pri- la _cof¡rinuida:cf:gr=:.neral del dev~n_ir; l<;i prirn_era_ vez se anticipa a sí misma,._y.
mera más ta_rde, grac~a~: a,: _ n_uestrbs -recuerdos; ·a-quella que file primera su a_bsoluta ·pf,irrJ_acía, cons.ider~da_ sin tener en _cuenta la .confusión .ct:_ Ioy. -
en el primer momento <;le)a sqfpresa. se demora a contin_Uación en el ada- tanteós; no e:~f~.rhás-que~una-"pfiOtidad muy relativa. ·Dicho de otro modo, -eL:
gio de.la re~iniscencia;-.}a_.primera vez- no _.fue prünera niás que una vez, comienzo e.n:-~sta vid<,i' rÍo_es-0:u11ca un primer comie_nzo. sino, en·_el __01ej9_ r·'
.P_ero ese instante, que hqc·ern.os _re~rocéder a:l pa_sado, nos deja un. duradero -de-Jos cas,os.}~}í_..se_~~-~do con1ie_~io o__ uil_ recomiep~Ü:._ Y del mismÜ _fiiodo.' _ .
recuerdo de. su _pfiorida'~-~-:-Ufia ye"z- dejatj.o a-~i:í,s el_comienzo,' tenemos ante el C~mienzo2~:fn_p_o.é_~ /;su~· fip_~l_, pves.·se repetir:í::~::tpar~ntemente_, __ ,?tras·.·
nosotros toda-Ja .continu_:3~1Qn_para impregnái·nos del recuerdo del n1inuto muchas vece~/,fnvel:Samente; e1Jirial- ae. -una era que- toca a su fin ºº-·:es d--
inicial, para saborear y deSüiar su sabor, para prolongar su repercusión, para fin~i de tod~-¿~,i~o una última ~e~ más o menos diluida: la última vez de la
perennizar la perdurable emoción: una vez pasado el instante innovador. serie preced~nte se sobre1,-¡\-e ·a sí misma en las primeras veces de la serie
nos encontran1os en plena plenitud, con todo el tiempo para entregarnos a siouiente dél' m.ismo modo que la primera vez preexistía a sí misma en las
o '
las cavilaciones pathicas y a la lenta irnpregnaci6n pasadista. Por obra y últünas de la CPoca antecedente; y así co1no el comienzo no es nunca el pri-
gracia de esta dilación, la primera vez, que es una vez sin pasado, estar:í el mer comien":?:o, ta1npoco el final es nunca el último final, sino 1ná.S bien el
~esto del tie111po en pasado; y viceversa, la última vez, que es una vez sin penúltin10. Ya que si nada en este n1undo ha tenido un principio, tampoco
tuturo, será ya por siempre la última vez por venir; la últüna vez es hasta el nada ha terii_do un final. Por otra parte el final no es menos un comienzo,
últüno día algo que se deja para n1ar1ana; hasta el último mon1ento la últi- al menos ap..1-rentemente: la últin1a vez, antes de sobrevenir, ¿no había te-
ma vez es un 1Vonclum; la últitna vez sólo pertenece al ayer por anticipJ.ción nido ya lugar. en aigú-n semido, cientos de-veces? De modo q_-ue-eS!_a. ~+t-ima
Y cuando uno la recuerda por adelantado. vez, que ni siquiera es realmente última, tampoco es primera ...
Así pues el comienzo y el final en curso de conrinuación no est::ín soL1111en-
te fuera de la serie, sino que son aden1ás inrra-seriales. Aunque el comienzo
tenga sobre todo una continuación, tiene de hecho también algunos prece- 6_ La pn"rflultitnidad relatil·a (sernelj'acticiclac[): secundaridad
dentes; y la conclusión :l su vez, o.unque tenga sobre todo preceJe-ntes. tenc!rj y penultin1 ir/acl.
to.n1hién urt~t especie de rn:lii.an:i. S-i enunci:J. un futuro, la priinera vez no
está en cierto modo por eso 1nenos o.nticipada y prei111agino.Lb: y sl e! final Si en1bargo en otro sentido la irrever;;;ihitidad del devenir hace que cada
de la serie, produciéndose durante el interYalo, habío. sido anticipado. no prin1era vez sea ta1nhién una últi111J. vez y cada últüna vez una prirnera vez;
por eso es n1enos una forma de eco o de n~~sonancia. Gracias a una previ- 111ejor aún: la absurdidad de un retorno del devenir hace que cada instante
sora sobreconciencia, es decir, a una preconscienci'a. el co1nienzo de la seríe de ese devenir sea a la \-ez prin1era y últirna vez: cada vez (según se mire
siguiente puede ser efectivan1ente un próxin10 futuro. El principio suele st'r hacia atr:ís o hacia delante. hacia el pasado o haci:J. el flituro) es lo. últiina
presentido. aunque sobre todo es sentido; porque si degustan1os con delec- de la serie precedente y uno eodemque tempore la primera de la siguiente.
tación el regusto que nos deja la prünera vez, también somos capaces de Decíamos :Jntes que los comienzos se repiten después de haber comenzado,
presentir su S:lhor anticipado: y viceversa, la U!tiina \·ez se presiente rnucho que Jos fin::I!es se repiten después de haher finalizado: hubiera sido rriás
tien1po antes. pero el presentilniencu del que es objeto no sofoca por :Jde- exacto decir que el comienzo conlienza incluso la última \·ez, o vicevers;:i
lantado el sentimiento póstumo que nos dej:iri: el sabor anticipado del fin.:1.l, que todo finaliza desde la primera vez: pues el final ha comenzado desde
cuando este final no es el final de los finales, sino un final de serie cualquie- el principio - o lo que es lo mismo: el comienzo no cesa, hasta el final, de
ra, tendr:í su prolongación en un regusto. Recorde1nos que lo inefJ.ble. en co 1nenzar. ¿Acaso el devenir no es. según qué aspecto se considere. una
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_tkrminJción continu:ida o una continu:ición del comienzo? No-son por tantÓ cia, con la lozanía de su novedad, nos parecen n1ás primeras que últimas: 4

q:nic:i.mente e! fin:ll del co1nienzo y el comienzo dei fina!, no son únicam~nte y sin embargo ¿no las experimeiltamós acaso, en esa forma, por última vez?
lá úl_rii:1:.i de !:is priineras veces y L1 primera de: b.s Cdtin1as las que son prime- L:i últin1J. lección del profesor antes de su júbilación, los adioses antes de la
r;i.s-u!t1mas 1.:eces: sino que c:id:i \'ez es est:i. primera-últirna vez; sí, cada vez, separación definitiva nos parecen más últin1os· que primeros: ¿pt;ro acaso nü
ya se:1 1ntens:i. y so!emne con10 el comienzo y el final de un capítulo, o sea son, en otro sentido, cosas que Se hacen por_ primerJ. veZ, el día en que se
n1ediocre con10 !as hun1ildes veces del intervalo y de la.trivialidad cotidia-,-- las hace?
fl~l. c:idJ vez es única en su gt'nero y lüerJlmente pn·rn(iltúna, en razón de Ahora bien, esa primultimidad de las primeras-últimas veces es relativa
qlie c1c.b conlienzo es un final y c:1d:i. fin:il un comienzo: y tanto ·el comien20 -·-~-:-;;__,~
con10 erJ.n relativas b. prim.:icía de la primera y la- ultimi<lad de la última. En
cuino e! fina! st1lctu sensu, Jquel sobre todo inicial. veste sobre todo termi- ~:~;}~· la plenitud de la continuación lo irreversible expresa simpleinente la unici-
n~d. :ipen~ts gozari de un privilegio n1:iyor que todos Íos instantes igual-mente ·--~-~; dJ.d cualitativa de cada n1odo de ser y.la no\·edad rel:itiva de cada instante;
'.; eXcepcion:i.!es y originales de !a continuación. L1 vez prin1últim:i nO- es única~ _-,~~-. el devenir es una semelfacticidad co'ÍltinuJd::i: pero, atravesando el tejido del
incn¡e un. hápax. ¡;ues un háp;ix es un:1 cos:i de la que no existe en el n1uri- inter1.ralo vivido, apareciendo ::i. tr::ÍYés del espesor de contenidos sucesivos,
do n1:.ís que un único ejen1pl::ir: y Ja vez prin1últin1J. es. en el tien1po un 3Con:.. e.sa semelf:icticidjd- es ta!}. ·frecuentJüva_ como sen1elfáctica. Lo irreversible,
tecin1ii.:nto que no sucede n1:1s que una sol:i~vez. L:i vez primúltima es un en curso de continuación. impiié-a que cualquier :iconte-cin1ient6, por banal
suceso serne!j(lctica: ¡lo que es único es la efectividad y no el ejemplo! Por que sea. es en su género una prin1era vez y una última vez. es decir, una
t:jernplo !a unicicbcl o haecceid:td de la persona es un háp<lX. pero cad~t una vez única, pero :il n1isrno tien1po t:"sa prin1er~t-úüin1J vez. por original que
ele Lis expcrit:'ncias de cJ.da UnJ de lJ.s person;is es semelf:lctica; y en defi-
···-·-
·:.~
sea, ha tenido y:i lugar en otro tiempo y voh·erá a tener lugar muchas veces
--7_'.2":--
niti\·:1 la quodd!dad de !J. vida personal, siendo única por roda Ja eternidad n1is: la prünera-últün:i vez es por tanto, desde otros puntos de vista, la ené-
t:eúne en sí misrn:i la unicid:icl infinitJ.menre preciosa del hápax y 1:1 semel~ sin1a vez. Y en prin1er lug:lr l::i. pri1nera vez del intervalo es priiner~i porque
L1cticidad de! :icontecinliento prin1Cdtin10. Incluso una serie hon1ogéne:1. en no ha h:ibido nunca una exactamente parecida antes. y últüna porque no
t:into que sucesión vivida, es vi\·Jda coino un:l conlinuidJd cualitaZivan1ente habrá nunc1 otra ex:ictan1ente p:irecida en el futuro. Diga lo que diga y haga
heterogénea en L1 que l:i rnemoria, reteniendo lo :i.ntíguo en lo nuevo y el lo que hag:l. lo hago y lo digo, en un senrido, por primer::i. vez: cualquiera
p:t:":.ido en el p~éserite. modific3- concinu:unente la forma de cada n1inuto y que sea la cosa vista o viYida. por humilde que esta sea, no la habíamos
clitcrenciJ en todo n1ornenro !o ulterior de lo :interior. Bergson nos :iyuda a visto ni vivido nunc::i antes. y no l:t \·eremos más adelante, al menos en esta
co111prender esr:is cosas_ Si l:is doce c:1n1pan~1d:1s Je 1nedi:inoche son indis- forma, en este contexto circunstancial, bajo esta luz y en este decorado: pues
cernih!es las un:is de L1s otrJ."i. y aparenren1ente interc::imbi:ibles, cada una no h::ty ni una sola posihilid::td entre un millón de que se reproduzca la situa-
ele e!L1s. sonando después de !:is precedentes e integrin<lose en el recuerdo ción ex;J.cta de los vehículos y los tr:1nseúntes que hay en la plaza de la Ópera
que nos dej:tn, indlL·:1 una hor:t rn:í.-; y 1n0Jific:1 e! signific:ido tot:i! del can1- en este preciso n1inuto: ;1:1 n:·retición de una consrelación idéntica serÍJ un
p:1neu: Y cu:indo L'l .-..nnido <le la doce:i\·a c:u11p:tn:JJ:t. :intes ele la·cua! h:1hí~1 n1iL1gro o un:t fahulosa cuincidenci~1! El tiernpo eterno envía e:'! retorno <le
onL-i.: ~; dL'spuC·:--. lit' l~i ,_.u:il no h:ihrj rn~i.s. :'ie h:1 :tp:tgJ<lo en el silencio. 1:.i lo irre':L'.'rsihlc :d infinito. ,:---\c:tsu no es l:i n1u!.'.'rte de :tlguien, en sí n1í.sm~1.
n1oribunJ:1 \·i!Jraci{in de Lt c:in1p:tn~1 e\·i<lencia el sentido global de la serie: e.sta tri\·ialicL1<l sie1npre nuL'va? El ~1n1or y la carid~tU son casos privilegi:.idos:
c.'i~) ror no hahl:tr ck' Li dirección del \·iento y los ni idos d~ la calle que n10- un prin1cr a1nnr e.'-i tarnhi0n un Cdtüno :unor. pues e;; la últi1na \"eZ en su vida
ditic:1n el tín1bre y 1:1 ton:di<laJ de LL'-i doce not:1s. Así pue.s. a cada 1non1en- que el ena1noraclo ~1n1a con ese an1or.. L1 iniciación ;no es acaso única e
tu. L1 nu(.:'v~1 concienci:1 sa!e dr.:J i:trdín de la inocencia v recibe el bJLJ[Í."!110 irrl'pet!ble par:t .'llen1pre? _\!ejor :1ún: aquel que SC' c:'Oan1ora por centé.sirna
de [;1 novecL1J . .-\ c:iJ:i n1inuto e! :i!L1 y el ornega. Lt lni~iación y el :J.diós se \·cz ~una co1no si fuer:.1 la prilnera \·ez:. corr10 .si no hubierJ amado nunca de
confunden. Prlinero y C!rin10. en el ti~n1po concrero. se juntan p:ir:.i coinci- es:i manera, y como, en cierto sentido. no volveri a a1nar n1:ÍS. Por eso cad:.i
dir !"' no fon11~tn rn:í.-; que unJ. única oc:1sión. una únic:J coyuntura sernel- rriinavect es sien1pre p:ir;1 nü.'>Otros l:J. primera y !a ú!tin1a prin1averJ. del
Líctic:t. un~1 únic:t rr:in:-;p:irenci:i: entonces l:.i oc:1sión única vale lo que una n1undo, y nos Jespiert:i indefectib!e1nente la rnis1na en1oción ... Así es ta1n-
.sl:r!e con1pleta: e! co1nienzo y e! fin:i!. sohrein1ponién<lose el uno sohre el bién el primer-último mecanismo de la caridad: por oposición al egoísmo
orro. se idenrific:1n en un punto.. Incluso en !os extremos de !J vidJ. to<lo par:iliz:inte de la filautíJ. por oposición al mecJ.nismo secundario del J.rre-
instante ics pri1ner:t-ú!ti1na vez: t:'Videntemente !:1.'> i1npresiones de b infan- hato y de\ egotropisn10..._ l.:'! fu_giti1·0 y henéfico rnecanisn10 de l:i inocencia
es a su manera un mecanism.o sin_me:moria-ni Rrevisión. El-devenir ·es por reStituirán.a la primacía de -¡~~Primera vez sus ~n_tepasados invir_ibles, aJa
tanto una perfecta. <:_ontin_uación de p_r:imera.5-úl(imas _veces, primeras si se novedad sus_ precedente~,_. _y .;g_ue revel_arán l_o's_'. pfeéurso-r_eS derprecursor.
·- considera el aún-no, últirnas Si se tiené en cuenta el ya-:no-mas: .-Nidos ve:ces Pero_ sobre todÜ - la prirriE:i--i,~1/ez enui1cia eI: eiicaüeriaffiienlo~de las irtnu:-
; -seguir;las, ni dos veces consecutivas se_.f)uede bañar unÜ e·n las mismas aguas: merables veces sigtiientes, enca:denaffiientó qúe es~·1a-Cdn'secuencia y el resul-
·- pues ninguna vez se parece a riin_guna oJra .. Bergson,._·qúe ·negaba el fan- tado de toda iniciativa. La __:priiliera-últiri1a 'v~z se-dí~úelVe así en la_ continui-
tasma de la riada y la invencibilid_ad de la múert_e, Bergson: que s~ re¡)re-, dad de los condiciOnamieh_tQ$: tempórales-: esra:.pdmera·vez, que no es tal
sentaba el devenir co1no u_na-coµ.tin:u_~-<ión.Qe-plenitu-0 y_-cümo· Una indes:..· vez- absolutamehte la pri_fn~@;:·no es: sob_:r~- tOd(?Ji--últíin_a: -~---:r: cor_relati-
: . tructible positiv!dad, Bergsoq habí~- en5erradb :li!---.erDerge"nCia diScontinUa, e"l --vamente la_ úÍtiµia-primera,_,_veZ_, -que ño ·_es-~tal.,-Vez' :al?súlutaine!}-_te _ Ia . última_,
_-, s\lrgímiento del instante y_la novedád:.cr~<i.d~ra,en él ~spesor.-"mismo-de1 tíem- - no es en cualquier caso la._p_rime_ra; _ ¡n?d~ ffi~: fejC?S de -_es<?!· Cuarid_G;fi~almen-
p·o vívido. El devenir;- at1-adiríarncis·-nosétros:~ rio es úii.icamente un·a'primul-- - re tiene tuga-f, toda clase -de-prueba$ la preparabán;--t_óda-:clase -de- presagios'
timid~~d continuada: el de_venjr no_ Q_e~ene,·más tjue _·poi· la ~ucesión .de las la anunci-aba¡_:t::_~-~ -Si ·1a últiin4:.pfür~~-ra ve_z :haCe-_s\!,}!~i~ia_{iaril_ejlte alusiórt_-.. a-un~- _
primeras-últimas veces; es.os irn,:i_µrnei;abl_es i(lsút_nte:S,-i.la vez primetos y úl- futuro, ante _:·i:~d_o -presupone_~el:)~~go:· p~'sado- dé:_}<J-s'. vece_s--anreriore_s·: Evi-
timos, hacen _del_ deveóif--irna ünpf?vjSac_i_-ófl _q_o~starttemeri_te innovadora: -y dentemente-:ifa~ _.des ped_id_3s_-_hU:IIi~-ª:5 ·IT~ _s_on nuné~;-~ª:~3:-:tal p_Unto:-~~s~s.­
una perpetua aventura. Pero por otta pan; e_ eSas- primeras-Últimas ve Ces no per.idas que~_tiÓ encierren la s_e~r~;:tá. esp~ránza.de:.-v:ry.a_-_c-qnrinuación:,~f~-.últi­
~son nunca radicahnente nuevas ni comp-letarr;iente últimas: ·1a _¡jn'm.era-últi- ma esperanza .de una pequeña_é.bntinuación: [ras·ía ultimidad, hay algo así
nta uez y la últíma.prin1era vez est5n atnbas recortadas en el tejido del inter- con10 el horizonte quimérico de una n1oratoria que prólongaría la conti-
valo; a1nbas retniten al espesor de una continuación que a,carrea esperanzas nuación o aplaz~ría el final. Preñada de promesa~ e incluso de citas futuras,
Y lamentaciones, profecías y recuerdos, presentimientos y resentimientos. La la separación nunca es definitiva. Hasta nueva orden. Primero el hombre
primera-úkima vez, aunque sea una «vez" inocente y casi sin recuerdos, puede dice Siempre y Jan1ás en un Adiós que se pretende eterno; pero a conti-
contener una dosis infinitesimal de reminiscencía y de nostalgia: no hay no- nuación el Adiós se revela ten1poral y permite la reanudación de los pro-
vedad, por inédita que sea, que no pueda aparecer como una reedición rnás yectos y la renovación de las pro1nesas. ¿El pudor de la Despedida no se
o menos parecida de ediciones anteriores. Pero sobre todo - no hay nove- deberá a la fobia que a veces nos inspira la solemnidad de la última vez? El
dad que no_ presagie un largo futuro .de . repeticiones; no hay innovación sin hombre, presa· del pánico de--ic _pcstrero JT- d-e1- 6-!tirno lL.~ite me-t-3-€-mpirico,
una promesa infinita de renovaciones. El comienzo más inaudito evoca siem- el hombre aterrofizado por la ultima linea rerum hace todo lo -que puede
pre hasta cierto punto algo oído antes, visto antes, vivido antes y dicho antes. para que la última vez no sea la última, sino como mucho la penúltüna: se
Pero sobre todo - el cornienzo anunC:ia e inaugura la interminable serie de esfuerza por permanecer ..muellemente-, fríamente, en el centro de la continua-
los recomienzos; el comienzo inicia una continuación; la prin1era vez desen- ción, al abrigo de tocLt aventura, tan lejos con10 le sea posible del alf;i y del
caden~t L1 C3.tarat:1 de las detnás \·eces~ si esta \·ez es la prirnera, habrá al oinega. Pero sohre todo. la últilna vez de la en1piri~1. puesto que es la últi-
pai·ecer tod~i\'Ía n1uchas otras: e[ prünér pecado, la primera rnentira inician 1na. supone toda üna tr~tdición de: Yllelras :J. cn1pezar sucesiva5: 5i esta vez
la avalancha de las innu1nerL1b!es 1nentirL1s y de los innumerables pec~idos 1 e>-" ti úlrin1~1, es porque utr~1.'i rnuchas la han precedido. porque montones de
que fonnan la historia: ¡pues sólo cuesta en1pezar~ El deslun1brainíento es a 1 veces herno.s pronunciado esa palabra antes de decir la últirn~l palabra.
veces reconocüniento y sorpresa in1percepüble1nente preparada. Pero sobre El devenir no es por tanto ni una explosión de novedades que estallan en
todo~ el Jeslun1branüento misn10 se con\·ertirá, por la reirerJción, en hábito., el aire - pues una continuidad Je explosiones sería pura genialidad, ni una
la sorpresa es una banalid:.iJ incipierue. Así corno la creación, si es en cierta repetición literal - pues un tart~unudeo sen1ejantt' de la duración no sería
rnedida reproducción, es todaYía n1:ís fundarnento <le futuro: Ja iniciativa ins- 1
nis que psitacismo, es decir, puro 3utomatisn10. O Oo que quiere decir lo
taur:i. l:i larg:i posteridad de las in1itJciones. Sin duda B~rgson explic~ria por mismo) las dos verdades contrari:.is son verdaderas juntas: haga lo que haga.
la metnoria y la anticipación esta preexistencia de la novecbd a sí 1nisma. ya lo he hecho antes y lo volveré ~l hacer m:ís veces. Todo ya ha sido dicli6;
esta supervivencia o resonancia del instante en la perennidad del intervalo. sin ernbargo, a su n1anera, la trivialidad m:is rnanida es algo nunca dicho an-
¿No es acaso la memoria un compromiso para con el futuro canto como una tes.- Esta contradicción pone al descubierto, una vez má5, la ambigüedad del
fidelidad al pasado? En la inmanencia del devenir el historiador siempre devenir; hemos visto cómo optimismo y pesimismo eran dos lecturas inver-
puede encontrar parentescos, trenzar relaciones de sentido, asociaciones que sas de un 1nismo texto: ¡ahora tendríamos que añadir que la unicidad y la

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tr~vi::didad son dos pun[os de vista sobre un mismo tiernpo irreversible! A ténni.qos excremos, nos {efugiamos en. el intervalo de la continuación; para
m.edio c:unino de la primer:'.1-úlrirn:i y de Ja enésima vez, la segunda vez y alejar la ultimidad y_ eliminar la urgencia, la filosofía del }.1añana se rodea
Í:l penultima resumirían tal vez, un;:¡_ en su secundariedad v la orr::i en su del alacis de los términos medios. Aquel que no se atreve elige por domi-
penuJ[irnid:.icl, todo el equívoco de una origi~alidad rrivó.l; p'~r eso Í:l segun- cilio0una zon:J. intenne<lia· donde cualquier acontecirniento es secundario y
d:i persona reúne !a trivi::did;:id de la tercer::i y la originalidad d~ la primera. penúltilno, donde lo último se co_nvierte en penúltimo, y, si es posible, en
,¿AcJ.so no es la segunda persona, exceptuándome a mí mismo, el primer antepenúltimo, donde no hay.: nunca ·ni última ni primera vez. - Pero por
otro, e! otro n1:ís inn1ediato y también el más próxin10? No es exagerado otra parte, si ~a segunda vez se parece a la precedente. y la penúltima a .la
decir que toda seríe comienz~l m:ís o ¡nenas por ]:1 segunda vez: ¡lo que sig- ·siguiente, no es n1enos cienó que·la segunda vez es casi primera, del mis-
nifica :l! nlis1110 ticrnpo que la primer:::i vez es· siempre segunda, y la segunda 1no modo que.la penúltin1a es casi última. La segunda vez es, a su manera,
siempre prin1er:J.! Por una parte, las primeras veces arrastradas por la conti- casi primera. El Casi de ·1a secundariedad, con10 el Casi de la penultimidad,
nuación unruosa del devenir sólo son relativamer:He pritneras: y por tanto debe entenderse no éo_mo una aproximación negativa,_ sino como una tangen-
son m:is bien segundas. La segund:t vez sólo sigue a la precedente porque cia: el ~contecin1iento tiende hacia el línüte de la semelfactici_dad o (si se
es. en Jefiniri\'J., del misrno orden: la segunda vez es una vez como l:t pri- prefiere esta otr~ imagen) se afila hasta coincidir con la fina. punta de la u~ici_..,
n1i.:r:.l, de la qtJe sólo se difere:ncia por su número ordinal v, por su luo-ar en dad. Corno la p1ln1era vez. decían1os, no quiere decir repetirse: ¡conzo la pn-
b

l:i. serie: !a segund:.l vez, en éste sen(ido, no tiene más privilegios ciue la ui- mera vez quiere decir ~otra pn'n1era vez. [ Sólo el tiempo impedirá a la nueva
g2:sin1a vez o que cualquier otra vez consider::ida en un mon1ento cualquiera vez reiterar exactamente :1 la precedente: a falta de cualquier diferencia rna-
y en no irnporra qué orden en la serie cronológica: l:i segunda vez y L~s de- terial, Ja cruda quo<l<lidad del tiempo es lo único que garantiza en todos_ los
rnis veces son abso!urarnenre comparables. como son comparJ.bles los dos c::lsos la primariedad de la segunda vez. El recomienzo o segundo comien-
cornp:irarivos pn·us y posterius dentro de b. serie común que los engloba; zo, incluso cuando es indiscernible del prin1er con1ienzo, deja de lado un
dicho de otro inodo: si los superlativos rrpWtov-E°CJ,(a-cov (pn·muni-ztltiniunI), residuo que nunca más se repetirá y que es en cierto n1odo nuestra mala
que son los dos extrernos de un::.r serie, se oponen el uno al otro, los compa- conciencia y nuestra queja metafísica. La rnelancolía del recuerdo tiene que
r:Hivos rrpÓ-rEpov-Ót-Úl"Epov, que son dos momentos intra-seri::i.les, no se distin- ver con ese déficit, con esa insuficiencia: pues lo irreversible es el princi-
guen rn:ls que por e! adjetivo nun1er.iL b segunda vez recucrd::i a la priinerJ, pio de lo inconsolable. LJ men1oria, decíamos, retiene el pas~do que huye:
y se reconoce a l::J. prirner:i 'eh la segunda. Est:imos h:iblando de un conti- pero también graba en ella el i1nborrable color del haber sido; y de _este
nuisnzo tímido y c.Jilacorio que, en su fobia de !a urgencia, de la inminencia modo, sell::i el car:ícter irre\·ersible de! pretérito que la preterición repnme.
Y de ]:J. inn1edi:.ltez, :.lplaza una y otra vez para mJ.s tarde la efectividad: por Mejor aún: al n1ismo tien1po que retiene el pasado, la n1emoria retiene las
esta razón Leibniz. teórico del envo[vinliento, se dedica a buscar Ja conli- n1o<lific:iciones temporales acaecidas desde entonces; la memoria no con-
nu:J.ción del ser b:1jo !as ap:J.riencias de la cesación. a pasar sobre el .'-'alto serv:i únican1ente. sien1pre en el pasado. el pluscua1nperfecto de su nostal~
discontinuo el Jifurnino Jt" l_as tr:1nsiciones y lo.s cj]cu!o.s infiniresin1ales. Del gi:1. sino que conserYa adcn1:.ís. inn1ecli~ttarnente dl:'.spués del día de hoy, un
1ni:;n10 1110Jo que hay un siscern:J. de renov:1ción gr:icLts ~¡¡ cual e! final st' pasado reciente que fue no hace 1nucho el futuro de ese pluscuan1perfect~
sobrt:\·i1,:c a sí 1nisn1u. h:..1y t:unbién un :11!soneisn10 gr:icias al cual L1 no\·e- cuando ese rluscu~unpt'rfc::cto era nuestro presente: cadJ presente, repn-
daJ preexiste a sí n1isn1:J.: Lt preformación de lo in1pre\·isible nos sirve para n1iendo así su propio prelériro co1no si lo segregara por el solo acto de su
eludir !:t inici:Hi\·a y !::.r íniciación. y para :tn1orti2Jr ei choque. del misn10 a<lvenirnientO. deposita. tr:1s sí un prin1er pasJ.<ló y un más-que-pas::ido que
rnodo que Lt n1or:icoria nos sir,:e para esc:unote:1r t'! brusco fin:d ;,; su~n·iz~1r. es el p:.i.'ia<lo de ese pasado. Ese p~tsJ.do en profundida<l. organiza<lo en varios
1ne<li~1nte un:1 concienci;J perturb:icl:.i. el \"énigo Jel ins[:tnte LSC:J.to!ógico r planos, ~no confiere al recuerdo el ín<leleb!e perfu1ne de algo ca<luco? Ylné~10-_
l:i :.ingusti:.i del ulrim::ítum. De rn3nera que la filosofí:i de la penultinzidad syna confin11~t y profundizJ ast \J irreversibilid_ad más de !o que la Jtenua.
que evit:i terminar por el último fina! y ]:J. filosofíJ. Je L1 secundariedad que A paair de aquí a¡)enas hay diferenci:is entre la irreversibilidad de la te1npo-
ev1r:1 L01nenz:ir rore! prirner con1ienzo. esta llegando dt:.'ipués de! t'xorJio r:J.li<l:.i<l uener:J.l y la irre\·ersibilidacl moaaL Todo puede ser retoma<lo, repe-
º .
y :.ique!L1 p:J.rtiendo anres de J::.r conclusión, son las dos hijas del mismo pini- ti<lo. recomenzado en esr·J vida; pero la vida misma, la vJ<la en su con¡unto
co: ¡pues h:ice f31ta valor para h:icer frente a !a repentinidad inicial y ::ll sacri- no puede ser revivida: L1 imposibilidad misma de repetir literalmente ~na
ficio final! Por no :1froncar las eSC::lrpaduns del telos y de! arfé, es decir, los experienci:.t muy parcial proviene de esta unici<la<l gloh~d <le nuestra v1<la:

291
i ·__ un-sentid@--r~lativo. Porque ahora no se trata de·PriÜridad ni de .u:l-t~i:for,iP·:id­
pves cuando- .dos exp_eriencias sucesivas son idénticas e indiscernibles, se
. diferencian sin embargo pÜt _su fecha _ y _su momento en_ la duraci?J1; la_ disi- 1 intra-vitales;-_·sino, de Ja 2ri_ma_cía sl!pedativ~ Y. de la ultlmidad s_up~erlativa~- no_
.mllitud de los_s'errlej:i'Btes se explica <iSí ella también pür ese elementÜ irre-
,'.'·(IUcübiemente cron6iógico que hay en toda biogrifía. Aquello que no suce-
l -se trata- <le, la priI~era ni de 1; última vez de un;i_ serie, sino de Ja,-éo~pJ~.:
tamente.úl-tima dé . las últimas veces que, poniendo el punto final_a-la·.sene;., ·
:cte más que_ una vez _durante la vida· tiene un precio incalculable - o_ mejor
aún, no tiene pre!cio; y-la .existeÍ1cia misma tampoco tiene precio. Ahor3. bien,
a·quello que es Inestiffi,able- ii.o-se devuelve. Esto no representa úriica_men_te °' ·-
i1 de_ las seri~S y-al intervalo de los intervalos, se presenta además:por·:primera
vez·-el ftnal'de los finales de la serie de las series, presentánQose de:una.vei
~or' toclaS, 'n¿_~se -revela ·únicamente, com9 los- fines. IIlen_ores-, dis.tinto-a Jo.s-
.:_: ·1a se1nelfactíci<lad d!= -cada- experienciá;: sino que es 1a unicidad de_ Ja_ ViQa ! otros rnofri~_~to~,.sino con-zple1amente_ distilzto. -Aquí, por ·tons~guie~te,. Ia:pr1~
.' efitera -lo que vuElve er.réjuv:enecimienro absurdo, . - ·_ - -- -J _·_ mera_ve_z _e;?_;·ti_luchÜ-máS que !a -prin1era-última vez, la ,primera vez_ e?.1a: c_am,
·'La irreversibilidad em-P.ífica·, como" tal, no implica necesariamente la muene 1 i pletarnént~~~ltima, siendo eSTa vez última también -la-·pritnera-; la __ m_uene es
-·ni siquiera prOp-iame;_nre-__-h:;ib¡an<lo la t~ndencia al decaimiento _que_ 11aill_amos efectÍvameDú~ ·-algo que se. hace siempre por -primera vez:,· cuando;,-se-_- hace.,
_~n.\rejecimi"en~o; el de\:erur, reóricaillente, podría ser irreyersible .sin de~_em­
-_bQcar en el no.::Ser. PueSLe-1 ·señtimi'ento de la irre\:efsibilidad no· es_ únicamente
· la-ángusti:r--de Id~ miri_0.tbq' C¡'Üe huy~IJ y la existencia que se d~sgasta:·-~l s~n­
t
!
- -y la primeJ~?·i::~i e~~ ipso factü_ y por ~e_finición-Ja_ D:ltirríi; .la· más n_u~;~~<l~_Jas.
novedade·::;\~_:_.~d mistnd ti-empo el-má_s definitivo de los finales,. lvlo(~,:;_.,~~--algo
que el ino:Q~b~1ndo no ha-hecho nunca. antes y_ qÜe no volverá' a h~~er ja~1ás, ·
- timiento de lo irrever~fble es también la sorpresa de lo imprevisible; irre- algo sin p¡·~cedentes y sin porvenir. La muerte es un fenó1neno b_ioló~1co,
vérsibilidad quiere decj_r igualmente, si no reju,:enecilniento, al menos reno- universal '}/' ilatural donde los haya, y en consecuencia la n1uerte-prop1a es
vación; renovación inagotable y nuevo corrúenzo continuado. Evidentemente un acontecinllento tan irreversible corno imprevisible. Ya que si la muerre,
el envejecimiento implica siempre lo irreversible (pues incluso detenida en desde el momento en qt~e hay vivos, que se renuevan incansabl~mente, Y
determinados puntos, o retrasada durante un cierto tiempo, la senilidad no se suprimen invariablemente, se repite millares de millones de veces, la muer-
cesa, en línea generales, de progresar en el mismo sentido) - sin embargo te-propia, pam el moribundo mismo, es siempre la primera-última vez Y la
lo irreversible no implica siempre una senilidad en aumento. Si nuestras ex- única vez en toda b. eternidad. Ahora bien, este es también un poco el caso
periencias, co1npletamente únicas en su género, se diversificar:in al infinito, del alumbrainiento: la n1ujer que va a sufrir a su vez esos dolores viejos como
y si la con.tinuación de nuestra existencia se prolong:ira hasta el infinito, la el mundo no-puede· de ningU-na manera.. prete-Hder originalídid; pero--sie~te
duración vital sería a la vez irreversible y perpetua. Una duración irreversi- oscuramente que en ese hecho trivial e inmemorial por el_ que todas las cna-
ble, pero infinita. ofrecería, aunque irreversible. posibilidades sie1npre nue- turas sin excepción deben nacer y perpetuarse el género humano tiene lugar
vas en cada ocasión perdida. Es la finitud lo que hace angüstiosa la irrever- un profundo n1isterio de novedad: ese acto tan poco parecido a un comi~nzo
sibilidad; el sentiiniento de lo irreversible sólo es angustioso porque nuestro tiene un nú1nero cualquierJ. de l:l irimensa serie, y sin embargo algo de inau-
tiempo vital es una carrera de dur:J.ción lin1itaJ~1. .. La irre\·er:-;ibilida<l fuln1i- dito y de único le sucedt; ·a la rnujer que lo protJgoniza; por eso __l~s muje-
nante de la ·1nuerte es un con1pen<lio <le Ja irreYL·rSÜ)ihda<l ·gcner:il del de\·e- res hablan de ello con10 ya hablaba la Biblia y los poeinas ho1néricos, cada
nir vivido: sella su car:'ícter irrep:ir:ible. Si el hornhre no ;-;e apl:rcihíera de 1:1 una de ella;; síntiC:n<lose la prirnera y la única. desde que el rnundo es mundo,
rnolesta irreversibilidad del tiernpo coticli;ino, 1;1 111uerte <le alguien se encar- ¡; en experin1ent~lr esos indecibles dolores y en vivir ese hec~o trivial siempre
r

garía <le recordarle el carácter irrepar::tble de la huid:i de las horas. En esto t


: priinero. El alu1nbr~uniento, cotno el an1or y la n1uene, tnsc1end~ as1 la alter-
Ja- muerte nos ayuda a to1narnos el tie1npo en ,-.;erio. nariv:.i entre la trivialicbd v la originalidad. Al menos el alumbramiento puede
repetirse; y con10 lejos cÍe negar la vida. 1:1 anuncia, es esencialmen(e anti-
tr5gico. L:i 1nuerte, en carnbio, excluye cualquier reiteració~ .c~mo exclu-
7. La pn·multilnidac/ mortal. La aparición que descparece.

Como cada aconrecítniento <le la continuación, como todo n1ornenro de


1 ·ye cualquier ensayo-prep::iratorib. La primera vez morral no 1n1c1a una nue-
V:.l serie, sino que es !::t Ciltima; !:J últin1a vez mortal no es el desenla~e de

una serie de ensayos. y por lo tanto es primera. Por una parte, la prrmera
la separación, como todo eslabón del enca<lenarnienro empírico, como todo vez monal no es. :il menos en el plano empírico, el principio de un rebrote
episodio del intervalo, la muene es una primer.i-última vez: pero la primul- ni el co1nienzo de una renovación: y por otra pane no se progresa en el ane
timidad monal debe entenderse en un sentido absoluto y tajante, y no en

292
1i de rnorir intentándolo varias veces, volv~endo a empezar la muerte cada
293

i
m:iii:J.n:.i parJ perfeccionarla, reniuriendo cadJ ::Hardecer con mayor ele-
ganci:1. con10 un piloto de prueb:is que multiplica los vuelos en un proto-
1 1
I
La muerte, en can1bio, le llega a alguien que es una persona ya constituida,
que existe desde haée tiempo y que ha tenido toda la vida para prever y
tipo supersónico con el fin de perfeccionar su dominio. ¡Sólo se muere una i aprender el final de esta vida. ¡Aquel que muere existí::i ya, puesto que mue-
vez! ·1Von píu cfuna volt a., dice Pe[r:ircJ. .. ) El Bis, en estJ. materia ¿no es re! ¿Si no el final de qué sería el final? La plenitud de la continuación vuel-
t:in :ibsurdo corno imposible? La rnuerre es de un orden distinto al de la mor-
üfic:ición: ¿no hen1os insistido ya bastante en cómo L1 ideJ. de un ejercicio
y de unJ J.scesis es irrisori:J.mente inconmensurJ.b!e a la muene? Por oposi-
t' ve más caro el desgarramiento de la cesaci~n ... Un instante para comenzar,
y a continuación toda la vida para hablar de ello y para epilogar: tal era el
l futuro de la completamente primera vez. Y este es el estatuto de la última:
ción a los inst:1nres intrascria!es, instan[es suspendidos los unos sobre los toda la vida para esperar, con angustia, la consumación del intervalo - y a
otros en la ínrn:inencia de una sucesión, inst:intes comparables empotrados continuación no queda nadie para mirar atrás retrospectivamente.
a medio camino ele los extremos, la completan1ente última vez parece unJ La prin1era vez es completamente-primera, es decir, natal, cuando su pro-
n1onstruosidad. Evidentemente la prirnerísirna, que es el instante natal, esrá pia posibilidad no la preexiste o bien cuando el ser para el cual es primera,
en el n1isn10 c.1so. Y sin embargo, !a EnrreJbertura nos lo hacía suponer y hastJ ese mon1ento inexistente, con1ienza a existir el rnisn10 día de esa ini-
lo Irreversible nos lo ha confirm::ido, no hay ninguna simetría entre est::is dos ciación; y l::i úkilna es completamente-última, es decir, letal, cuando su vir:..
veces igu::dnH:nte desp:irej:J.s y desiguales. Pues !J. con1pletamente primera tualidad misma ha sido abolida, o bien cuando el ser preexistente par;i el
vez es aquelb. J.ntes de lJ cu::il no había ningun::i y después de la cual habrá cual era últin1a cesa él misn10 de existir el día de esa última vez. Precisando
muchas ocr:1s: y \·ice\·ersa, !a con1pleran1ente últin1a es la vez Jntes de !J. cual todaYía 111:.í.s: los aconteci1nientos del intervalo son primúltimos no y;i en su
hubo rnuch:J.s otras y después de ia cual no habrá más. Ahora bien, no es quoddidad, sino en su cualidad o modalidad, en el sentido de que cada uno
en absoluto lo n1isrno tener el vacío detrás, co1no en el :J.rrÍ<..Lllo del n::i.cünien- de ellos es de un orden distinto a los otros. El nacimiento es último porque
to, que del::inte, como en el :.irüculo de la 111uerte: ¡según se trate de una es de un orden cornpletarnente distinto que los acontecimientos Ulteriores;
n:J.da post-let~1! o d~ un no-ser pren:J.tal, de una nad::t posr-rermin::il o de un pero es completa1nente-pri1nero óntic:J.mente porque es el comi~nzo de todos
no-ser pre-inici:il, l:i situ:.ición carnbi::i por con1pleto! Si el no-ser antecedente los comienzos. Y viceversa, la muerte es primera porque es de un orden
y el no-ser consecuente no son equivalentes ni intercan1biables en nada. es completcunente distinto que las peripecias anteriores; y es completamente-
porque el dc\·enir tien~ un sentido, porque l:i sucesión del Antes '/del Des- últin1:i rniónticarnente porque es el final de los finales, porque no es la modi-
pués es una sucesión con un:i orientación irreversible, y porque el tiempo ficación de un cierro modo de ser, sino el no-ser de todo nuestro ser. Hay
vivido es futurición y el devenír es Jdvenin1iento conlinuo de un por1/enir. que distinguir, en esta primultimidad, la parte de la primacía y la parte de la
Sin duda la ú!tiin:.i vez está respaldada y sosrenid:i a tergo por la preexis- postrin1eríJ. Si la muerte, desde el punto de vista del m5.s acá y a parrir de
tencia de un:.i existencia completa. mientras que l:i primera vez, iniciando el lJ vida. es primera. es porque es imposible preimaginar su inimagin:ible
proceso, pernL1ncce por decirlo así en el :tire: :->in en1h:.irgo la voc:ición r:1rez~L El inst~tnte últin10 no es úni~amente insólito e inédito e Inaudito en
fururist:1 del de\·enir h:1ce que el fin:J.l seJ in:Í.'i \·cniginoso y nl:Ís desgarr:l- el sentido Je que no ha habiJo nunca en el curso Je !a vida nada parecido
dor que el 1:.·xordio. Pues el hon1hre que esrj l·n c:unino esti inclinzi.do h:H_'ia ni :J. foniori n~1da !iter:..1l1nente idéntico: pues esto rarnhién es verdad <le cual-
dcl::i.ntc. y 1nir:1 h:lci:1 deLtnte. y es allí, en el urnbr:d Je l:.i n1uerte, donde se quier hecho trivial y cotidiano; el inst::inte final es inaudito sobre todo en el
cncuenrr:.1 el v:1clo: ~l viceversa, la regocij::inte plenitud que se extendía hasta sentido de que no se puede cornparar con ninguno de los acontecimientos
perder.:;-e de \"l:->Ll ;Jote los ojos del debutante. e! 1noribundo la deja tras sí de 1:1 en1piria. Ya hen1os vbto que no era ni un:i cuestión de forn1ato, ni un~t
co1no un roso de! de,:cnir: el ilin1itado por:enir de Lt prin1er:i vez se h:i con- cuestión de escala. ni siquíerJ. propi:imente hablando un:i cuestión de cuali-
\·cnido en p:is:1Jo y en :ilgo ya sucedido: el pas:.ido de l:i prii11er:1 \·ez es d:id. Pero todavía poden1os ir .mis lejos: ¿es que el arrículo morral es siquiera
Jhor:i el futuro de l:.i últirn:i. O en otros térn1inos: el nacimiento !e sobre- una nol'edad por sorprendente e imprevista que sea esa novedad? Lo nuevo,
viene ::i :dguién que no existía todaví:.i: :ipen:.is el que comienza a ser h:J. ten.i- en \a plenitud de la continuación empírica. se define sólo por referencia a
do cien1po Je recuperarse .. y L.i continuación del corníenzo ya h:J. ernpe- lo viejo: sólo la.comparabilida<l de lo anterior con lo posterior perrnite medir
Z:J.do; ¡el recién nacido se encuentra arrojado brusc:J.rnente en plena vid:i!

.'.I Tnonfodd!o 111nrtl". ,·;ir !.


t la importancia del cambio. Por ejemplo la primavera, que es la gran renova-
ción anual. el rejuvenecimiento y el remozamiento periódicos de la natura-
leza. la pri.111:..1ver..t trae al hornbre la mis esper..tda de las agr.idables sorpresas:

il
±. i

#•
cada año nos sentimos tan maravillados por esa renovación incesante que expresa aquí sencillamente la imposibilidad de revivir un acontecimiento
J1abíarnos preyisto ele ar1temano y des~e siempre, cada año acogemos la pri- plenamente, es decir, de. una manera concreta,_c.onJos colores; el calor y la
mavera como si fuese l<i primera primavera del n1undo. lo nuevo es en de- intensidad de la vida: pero si uno se contenta con los fantasmas del pasa-
-_finitiva la vieja renovación por excelencia, la innovación trivial y monótona do, una reviviscencia es posible, y se llama precisamente recuerdo. Lo irre-
_(;:!.onde las haya, el recu_erdo_ de las primaveras difuntas mezclando con la versible de la muerte significa la iinposibilidad de renacer en general. la uni-
,_ .alegría de la sorpresa -la familiaridad de lo ya vistÜ y la paz del recono-
cidad del gÜipe mortal concierne no tanto a la manera'. de ser, como al ser
·cimiento. El_inStante ni_onal, por el contrario, no se parece a nada de lo que mismo de todas las maneras: ¡La muerte, decíamos antes, no es _tan inefable
. -~emos vivido; hablar de siiiios precur~ores o pródromos no significa nada como indecible! La .vez últinia de la muerte no es únicamente la 6ltima vez
en este caso: por eso sólo rlos ,queda el _recurso o bien de_ anticipar ese aún- en su génerq; es la_ últ¡ma a secas; la última y punto fmal, sin repesca n:i post-
no del último instante con gra~ acompañan1iento de analogías antropomór- scríptum; niÍlgún resurgiiniellto, ni siquiera ·condicional; ¡ni la más mínima
ficas o biornórficas, o bien de poetizado_ transforn1ando el Nada en la Nada cláusul~ de ·r~scate! Esta vez es. la última no hasta nueva orden, y provisio-
y lo indecible en lo inefable.
nalmente, có~o un jubilado qLl:e volviera a inc_orporarse al servicio después
El ·instante:morral es primero porciue riunca antes hemos vivido nada pare- de su jubiJaé-ióri y-que por Con,s¡-guiente ha hecho una salida en falso; esta
cido, Y es último porqúe después del ~t_a_nte de la rnuerte-propia el sujeco vez es la últü;na, n'Ó porc¡"ue parece que sea la última, o porque se diría que
ha cesado de ser en general., La vez absolútamente primúltima de la n1uerte
no tiene ningún sabor a~ticipado, y J. foriiori excluye cualquier regusto; pues
es la últin1a,.:.;Sino porque Je .
ve·rJ.s es la última; porque es el fin definitivo;
est:i vez es clefiniciVamente la _últirna: porque después de ella no habrá otra
si l:i última completamente p_rimera vez Qa vez del nacimiento) no tiene rela- nunca más l;asta el final de los tiernpos, es decir, por toda la eternidad; por-
tivamente regusto y absoluta.mente sabor, anticipado, la prirnera con1ple- que después de esa vez no habrá ya más vez en absoluto, porque.después
tan1ente última (la vez de la.muerte) no_ tiene relativamente sabor anticipa- de ella no habrá nada. ¡La úitima por siempre jamás! La última no ya según
do, Y absolutamente regustO. Antes .d~l hecho, el completa1nente-distinto la cu::ilidad circunstancial, sirio según la quoddidad ... Es la futurición del
oi:den de la muerte es totalmente irrepresentable: al n1enos tenen1os oponu- devenir en general lo que es zanjado y nihilizado, lo que se hunde para
nidad de tomar conciencia, ja. qu_e est_amos todavía ,-ivos y que un vi,·o tiene, sien1pre en el no-ser: la n1ueite es la cesación d~ ser, y__ ~o ya en tanto que
en- principio, tiempo d_e ._Yer _y!=nii-sU j-nuerte_. Después ... ¡No! no hay después, es esto o es aquello (quatenus... ) ni desde tal o cuai punto de vista, sino
~o-hay jamás ~pílogo p_u_~-~tO::q~é~:-_.por d~t}nición, no queda nadie para epi- pura y simplemente, á.nA.Ox;, es decir, absolutamente. Por eso la muerte es a
logar; no- hay jamás épílogb;?~iri·o_'únfc~.mente un brgo prólogo o. corno es- menudo, par::i. aquellos que sobre,-iven, una pérdida irreparable y una pena
cribe-Franz Liszt siguier1do_::~;iiúTfirr~Il~,:·JJna cadena de Preludios: -¿NuestrL1 inconsolable. ¡No, nadie puede consolarse de sen1ejante desolación! La Alter-
vida es otra·cosa que .una· seríe-de Pfeludfos a ese canto desconoci<lo del nativa--1 a veces nos priva de una felicidad y nos resarce. aunque se:i al precio
que la n1Uerte enrona la primer:! y soletnne nota?". La n1uerte, .:.;iendo con10 de un déficit por 1nedio de algún pequeño regalo: esa compensación de las
es inin1aginable, no pue<le ser presentida: ¡y toda,·ía se resiente 1neno.s de ganJ.ncías y ele las pérdidas. ese intercan1bio continuamente prorrog.J.do por
lo que -"t' presiente. pues :Jquel que po<lrí:1 resenrirla ya no existe~ Aquí es el devenir ¿no responde acaso a la iey de las co111pensaciones Je la que ha-
donde aparece la diferencia entre la primultirniJaJ moJ;il de los instantes bl~1ba h~1ce tiempo Az::i·is? La aboliCión de una pane de la existencia, rele-
intennedios y la prin1tiltin1idad substancial de la rnuerte. Los aconteciinien- gada-a la inexistencia en provecho de otra parte. promovida a la existencia
tos de L1 continuación son únicos en ser tales o cuales, en ser esto o ~lquello: ~n detri1nento de [a pritnera - así e,s el principio de la reno\·ación continua
nunca n1:1s veré una prima\·era con10 veo la prin1a\·era este aiio y en este que l13.1na1nos devenir. así es el principio Je esa abertura hacia delante que
lug:ir, en el decor.J.do y el contexto vital que n1i edad y las circunsrancia.s le ILunarnos arrepentimiento: habrá otra cosa, habrá algo mejor. y la esper.in-
confieren; pero primaveras, en general, habrá muchas otras; cada una de za de la continuación llev:i implícira la certidumbre del consuelo. Y correla-
l:is veces del intervJ.lo es primúltima y sen1elf5.ctica. porque c:.1.d;.i. una de esas tiva1nente, aquello que lamentarnos en la cosa pasada es la cualidaJ irre-
veces no cierre igual, sola en su especie y única en su género, porque con versible y e! sabor único de una experiencia: pues no hay lamentación sin
esa ·forma y con esa íiuminación nunca habrá otra igual. .. No habri nunca esa comparación de dos partes. dos tonalidades, dos matices diferentes
parecidas ni comparables, ¡pero habr:í!, ¡claro que habrá próxima vez! ... Ya
que la alteridad de lJ. orra sólo es otra en relación a la misma. Lo irrever.'iible 'H. ,·\z;i"is. Des comf:x'11.w1tio11s dons les il<'.'fi111•es h11mai11es. P:iri~. 1809.

196
29-:
confrcnt:Jdos el uno con 'el otro en la plenirud de la continuación. Ll muerte- 8. La completamente-últírna vez: nunch más por nunca j{1.rnás.
prop!a, en cuan[o a ella, es el no-ser del ser completo: no sólo ya no hay
n:.id:i J. lo que se puedJ con1par::ir el insrante ::interior, sino que ni siquiera La ultimidad misma confiere al último instante esa disimetría angustiosa
h:.iy nJ.die p:lrJ h:J.cer la comparación, n:ldie p::ira. echar de rnenos el pasa- que !a caracteriza. El instante natal es disimétrico a su manera, pero en un
do, nadie par::i. decir por úlrima vez .. rú eres la últüna·. ¡No se crata únicJmen- sentido inverso, ya que no teniendo pasado ::inuncia un inmenso futuro. ¡Las
te del anciano que ha perecido (pues el anclano podría llegar a conocer una dos di.simetrías son por tanto entre ellas disimétricas! ¿Cómo descubrir al-
nueva juventud) - se trat:l del hombre a secas que ha sido nihilizado para guna homología encre creación y nihilización? El sentido Vectorial del deve-
siernpre~ L:1 prirnultirnid::id reLuiva nunca se conoce como tal en un princi- nir, y la irreversibilidad de ese sentido vectorial es lo que explican el carác-
pio, pero al rnenos es conocid:.i después, en la retrospectividad de la lamen- ter decepcionante, e incluso desgarrador de la disimetría letal: pues el devenir
tación: por tanto el reconocirniento del pasado compensa en parte el desco- es fu:rurición y·advenimiento de futuro. Ahora bien, ya hemos mostrado cómo
noci1nienro del presente. L'l prünultin1icbd de la muerte no puede ser conocida el instante mortal es un::i. alterid:id sin Otro, un:i futurición sin futuro, un
de otra n1~u1erJ: o rnejor aún, si los supervivientes pueden hablar sobre la advenin1iento sin porvenir: rnorir es stn'cto sensu "devenir inexistente», y por
n1uerre del otro, ese otro en cambio y:.t no est:í para hablar de su muerte- consiguiente es devenir n::i.Ja: pues aquel que no deviene nada deja en gene-
propia. ral de devenir; la negación de toda alteridad, ·de esa alterida·d que sería el
El acontecirnil'.nto sernelfácrico, es decir. primúltitno, es un presente ina- desenlace de la ::ilterac'ión supre1n;l, anula retroactivan1ente la ::i.lteración mis-
sequible del que naJie es nunc::i conte1nporjneo. Ese presenre está en cierro tna. la rnu(ación n1ort:il contr:idice por tanto la intención misn1a de la n1uda.
inodo pasado Je n1oda sin haber tenido tien1po de estar de n1od::i. y sin haber La postrimería n1ortal es un advenüniento que no da a luz a ningún aconte-
conocido el tnotnento oportuno. Antes era demasiado pronto. después es cin1iento, un adveni1nienro que finge advenir, y súbitamente aborta y se para
dc1n:.tsiado t:irUe ... Sin emb:irgo, la posibilid:1d de un sabor anticip:ido y de en seco~ o si se prefiere: [a postriinerí:i morial es una futurición sin salida:
un regu.sto :icaba por conferir una ap:J.rienci::t de sabor al presente de Jos la fururición únicamente finge; finge llegar a algo, o continuar algo ... Incluso
acoruecinlientos in[I'Jseria!es. En lo que concierne al comienzo de los con1ien- en presencia de la última \·ez no puede e\·Jtar murmurar: ¿y después qué?
zos. e! :1nacronisn10 m:.ís grave es aquel de! conocimiento pren1aturo: pues Ahora bien, no hay despu¿c;: ¡la futurición se cae de plano inmediatamente!
si de ....,pués de! nacirniento el inst:.inte n:H::d ya ha pasado, antes de! nacimien- Dirige su nlirada haci:.i, pero ese bacia es des1nentido sobre la m::ircha por
to el ser no h:i n:.icido tod:ivía. En lo que concierne :d final de los finales, el la nada que da a luz. La fab.J. futurición a punto de desembocar en un futuro
J.n:.icronisn10 1n:'1s tr:ígico serí:l :lquel de !a concienci:.i rezag:lch1: antes de la retoma instantáneamente su pro1nesa, y aviva por consiguiente en nosotros
rnuerte es dein~1si:1do pronto pJ.ra tomar conciencia de la 1nuerte, ¡pero so- un deseo decepcionado en el :J.cto. De ahí viene es::i. mezcla ambivalente de
bre todo es dern:.isiado tarde después! En e! ··de1n:.tsiado tarde" de una con- curiosidad pasional y de horror que la postrimería letal inspira a veces a los
cic::nct:t p{·)."tllln~1 se :1di\·in:1 Jigo de cJesconsol:ic.lor y Je ::ingustioso que ex- .~:: hornbres. La co1npletan1entc-liltirn:1 vez c.lesn1iente su vocación de "vez», que
pn:'-"ª L1 oc:tsi<>n Jefiniti\·:1n1ente perdida, perdicLt para sie1npre. erernan1ente consiste en sugerir o anunc!Jr otr:1s: est;.t -.-cz. como todas las veces, presagia
i111po.-.,ihlt: de recupL'r~1r. Deci;unos que !a n1uerte-propi;.t es[:.i en el futuro una continu;.tción. cuando 1..·s clLt inisrna el final. ¿Pues qué otra cos:i es el
duLtntl' tOlLt l:t \·jd~i; pero ese futuro nunc:1 ser:.í presenre y. excepto para .fO. co1nienzo del no-ser. sino el fin:li del .ser? Desen1bocar sobre Lt nada es no
!us supcr;ivlcntes_ no será :l foniori nunc~1 p:1:-;:1clo ... En relación con !a óptica de.sen1boc:lr en nada. y por con.siguiente no desernbocar. L:i cesación de una
d~· Lis r1.::rcer:1s person:.is. efcctiv:.trnence e! futuro se COn\·icne repentinamente continuJ.ción brusca y definiti\':unente- pri,·::iJa de un mañan:l es sernej:u1te
en pasado sin h:iher sido nunca presente; el ~1Cin-no_ sin tr:lnsición. se con- :ti finisterre :tguclo de un continente cortado a pico sobre el vacío del océa-
\"Íerte en un nunca-in::í.s: ¡:-;in transición. es decir. en el instanre brevísimo de no: ¿el instan[e supren10 no es ese borde extrerno? Nlejor :lÚil: el umbral Jel
un :.ihrir y cerr.lr e.le ojos! El inst:.inte escatológico. como todos los demis ins- ser y del no-ser se parece a un halcón sobre la Nada; los balcones están
t:intes_ c.·s por t:into !:J concienci~t-reli111pago Je un ¡\fonr.lunz y- un .fan1-non, hechos para conte1npl;.tr una visLt. un panorama, un paisaje: pero [;.t nada
y en este senr1Uo poden1os !la111J.r!o un:l aparición-que-r.lesaparece: sin em- no es un paisaje, y la nulic.bJ <le esa nada anula el acto mismo Je contemplar.
bargo esr::i vez !a cles:lparición se irnpone ~1 [;.t aparición, puesto que hace Un umbral da acceso a :l!guna parte: pero el más allá no es alguna parte,
iinposiblc cu:.ilquier re:1parición posterior. cu:dquier reiteración y, a forriorL y e! instante último no dJ acceso :1 nada. Cna vez ha llegado al camino de
cualquier rernernor:1ción. ¡Ainargo es el :-;ahor de lo irre\·ers!h!e~ las crestas que corre; entre la:-; do:.; \'ertiente."i de .su destino. la citerior y !a

2lJl)
ulterior, cl moribundo, por l® que se dice, tiene una visión sinóptica del con- el nacimiento y la muerte come- acontecimientos iterativos, hacen del Adiós
- junto de su vida pasada;- pero sobre la otra vertiente-, no hay nada más que un }lasta luego. ¡Hasta el año próximo, hasta el domingo _próximo! La es-
un negro abismo. La seudo-fururición de la que el instante último finge ser peranza misma de una supervivencia gloriosa trivializa-fa so.1enmidad que
. el principio desemboca por consiguiente en un futuro nacido-muerto, enun- la separación patetiza, y por eso es consoladora: Sócrates, por ejemplo, no
cia y niega ese fururo simultáneamente y en la instantaneidad del mismo ins- se toma en absoluto trágicamente la escatología del adiós, y se cita cün sus
tante, consagra de ese modo el fracaso del devenir que prometía ese por- amigos en el otro mundo. Sócrates, evitando dramatizar su pequeña partida,
venir: el devenir se arruina y cae súbitamente en la inexi-stencia. ·· dice a los que se quedan Hasta pronto, y ese flastapfonto no· es más-Solem-
Recordémoslo una vez más: lo que anuncia la completamente-últini.a vez ne que un Buenas tardes o Buenas noches mientias st• espera la mafiana si.:.,
del completamente-último instante n·o es únicamente Nada. más, es -Nunca guiente. El Fedón, como se sabe, es una larga conversación-apenas inte.,
más nada, y es Nada más pOr nunca jamás, ~Y al finaf tierra sobre la ·cabe- rrumpida por el incidente de la cicuta; Sócrates. sé -edipsa teinporalrrténte
za~, dice Pascal, ~y se acabó para siempre... 5 Nunca más es efectivamente la después de haber pronunciado, a guisa de ultitna verba; la última paJabra -
fórmula intemporal de la nada ... Una nada que dejaría tarde: o tempra'no de más insignificante que un sabio a punto de morir haya pronunciado-jamás.
~énelon misn10, 6 a pesar de que predic·a ·el desinterés. invoca para consolar
ser nada, una nada de la que al cabo del tien1po algo acabaría por renacer,
no sería una nada en absoluto. Al contrario, se demostraría en seguida que a los afligidos la esperanza de próximos reencuentroS: "··· Hay una patria, a
ese no-ser había sido, con10 en la doctrina leibniziana de la involución un la que nos acercamos cada día más. que nos reunir:í a todos ... Aquellos que
ser larvado o letirgico, un ser latente y reducido al estado infinitesirnal: ~i la 1nueren no están ... aus_entes 1nás que por unos pocos años,- quizá· incluso
muerte se convierte en una especie de hibernación. la resurrección J su vez sólo meses. Su pérdiJa aparente debe sen-"irnos para hacernos aborrei::er el
sería todo lo contrario de un milagro; la resurrección, en este caso, no es lugar donde todo se pierde, y hacernos amar el lugar donde todo ·se encuen-
tra~. El adiós es por tanto provisiorial, y el luto del superviviente, compen-
más sobrenarur::i.l que el despertar después de un sueño ... Pero la n1uerte no
es ni la intern1pción provisional ni la supresión temporal de determinadas sado por esta esperanz'.1, se convierte en algo mucho menos trágico. Esta
funciones: la n1uerte no es una cesación panitiva y periférica con un fondo promesa ¿no constituye ac1so el consuelo religioso por excelencia? ~ Y sin
de continuación: ninguna invisible continuación viene a taponar la abierta embargo, nunca se repetir:í bastante: la última vez es una vez completarnente
solución de continuidad mortaL La Nada que resulta de la aniquilación, el aparte puesto que es aquella de.Spués -de !a.-cn-:tl___;y::l-no hábrá más Veces,
Nihil en el que desen1boca el aniquilamiento es aquí un su per!ativo -abso- puesto que la serie de las veces que forma la continu::i.ción est5. ahora detrás
luto. Para que la ruuerte sea realmente la muerte, la nihilización n10rtJl debe y no delante, puesto que esta seríe está en pasado y no en futuro, y puesto
excluir cualquier continuidad subterrine:i. cualquier conservación clandes- que el instante último estJ al borde extremo de la cesación Je ser. No tiene
tina; y en-consecuencia la nada debe ser. si no eterna (puesto que h;1 co1nen- nada de extraño que los ho1nbres se esfuercen por h:icer un recibimiento_
zado), al n1eno:-; definitiva {puesto que no acabari nunca). La nada corníenza ·~
especiJl ::i. e.st:l vez precíosa entre todas. Hernos \·isto có1no e! calderón de
esta noche. ¡y durarj para siernpre! Sólo se 1nuere un;i vez. ¡y se acabó para la ceremoni:i servía para a1nplific~1r el inst;inte últirno, cón10 Ja últin1a vez
sieinpre! ¿CoinprendL"n lo que significan es:.i.::; cuatro sílabas: para sien-zpre? se eternizaba en una intenninable y 1noribunJa apoteosis ... El últin10 ins-
La razón puede concebirlo sin demasiado trabajo; y sin e111bargo uno no tante es un instante pareci<lo a tantos otroc-5. y sin e1nbargo difiere de todos
sabría cómo llevar. a cabo semejante pensanliento, es decir, tornárselo en los otros. El últirno latido Jel corazón es un latiJo corno todos los otros,
serio. sin te1nbL1r.. Pues en ese punto es en el que la imposible eternidad ípero no es un latido con10 todos lo.-: otros. puesto que en efecto es el últi-
1110! El últiino suspiro es un suspiro co1no ios otros. un suspiro de lo más
penetra en nuestr~ls relaciones personales con los vivos para disloc:lr estas
relaciones y rornper los círculos pasionales. Por eso !a patética experienci:.i vulgar, y sin etnbargo no es un suspiro como tocios los suspiros, puesto que
del never more y del tiempo irreversible expresa ese sentimiento tr:ígico de es precisamente el último: y adem:ís, por característico que sea el estertor
'\;o
la vida en que consiste nuestra modernidid por excelencia. ¡Qué no habr:ín supremo, se reconocer:i que es el postrero únicamente Jespués, al constatar
inventado los ho1nbres para eludir Ja alternativa de la resignación a la nada é¡ue no es seguiJo Je ningún otro. Todo está relacionado: no se íecogerían
Y a la angustiosa desolación! las doctrinas de la palingenesi;i, al considerar
"Lettn.'_,. -'Pirituelle:;, n.'' 21-~. 12 de: novkmhre de 1"'"01: Oeiwres Cornpli!tes. París, Lille-Res:im:on.
'¡¡-;-"; l, t. \'!JI, p. 9)1_
""III. i"r.• 210.

~ -~º !
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~!
piados:1n1cr1re las últin1as pal:.ibras del moribundo, por vulgares que sean, si el minu1:o encantado?, ¿qué poemas, qué besos, qué lágrünas podrán com-
no se presintiera que son las últimas. si esis insignificantes palabras no pre- pararse nunca a la incomparable unicidad? La separación, y sobre todo la
cedieran lnmediat:irnente a! gr:in silencio ererno; pues el silencio, en un ins- muerte de nuestros allegados, concentran súbitamente en determinados ins-
t:inte, va a instJl:irse para sien1pre sobre los labios mudos del moribundo, y tantes privilegiados el inigualable valor de la última vez. Sin duda el pre-
la p:il:ibra fin::d est:í ella misma suspendid:1 :il borde de ese abismo de si- sente está conviniéndose en pasado continuamente: pero en su transcurso
lencio. Y del rnisrno rnodo: si las últimas voluntades de un n1oribundo nos tenemos ocasión de rememorar ese pasado, de lamentar o comparar, y de
parecen sagr:idJs, y si la vio!J.ción de esas voluntades es considerada un s:i- volver Ja mii-ada hacia el vasto futuro que se extiende ante nosotros; pero si
crilegio, es porque se refieren a b. última cosa que un hombre ha querido por el contrario se trata de la muerte-propia, futuro, pasado y presente se
arues de dejar p;:i.ra sien1pre de querer; por eso aquel que se ha pasado la hunden juntos en la nada; y si se trata del completamente último instante
vid:J contr:iri:.Jndo los deseos de sus sernejantes, respeta religiosamente sus de otro, el carácter definitivo de la ruptura y la irremplazabilidad de aquel
c:lprichos pósrun1os. por la únic1 razón de que esos caprichos son los últi- que se va hacen el adiós p:irticularmente mis desconsolador y amargo;
n1os; es corno si el tesr::u11ento sanEificara por encim:i de la tuinba Ja última cuando nos separan1os de un ser querido. tenemos todavía la sensación de
voluntaJ del desaparecido. ¿)lo es algo cómico de ver cómo los hombres la presencia amenazada y el sabor anticipado de la amenazJ.düra ausencl.a,
n1c-nos escrupulosos se \.lJelven supersticíosos en cuanto se trata del tabú ¡las dos a la vez~ Lo mismo es para nosotros a la vez presente y ausente,
de las ú!rir11:.:is \·oluntades? L:.1 fidelidad manL1ca es nuestra única forma de mientras su presencia empiez:i ya a oscurecerse con la sombra de la ausen-
honrar esa \·o!unr:.1d ú!tirna que lo irre\·ersible nos impide en adelante honrar cia. ¡Frágil presencia J. punto de ~lusentarse p::i.ra siempre!
de otro modo. las lágrin1as que el :idiós nos hace derramar tienen por tanto
su razón de ser. Antes de que la úlrilna vez se nos escape p:.1ra siempre, antes
de despedirse pJra siempre del últin10 instante, deseamos apasionadan1ente 9. El Adiós. Y del hreue reencuentro.
:i.goL1r todo su fervor. ¿Cómo hacer para luchar contra el no-ser al cu::.il el
Ldtiino insran¡e está inevitablemente abocado. cón10 hacer para comharir el Cuando habl:ibamos de la continuación irreversible, señ:Jlábamos el carác-
olvido que r:1rclc o temprano acabar:í por devor:irlo?, ¿cón10 puede compa- ter irreparJ.b!e y disirnétrico de una ida sin \.L1elt;i: pero aunque esta huida
r:trse su plenitlld intensi'.'a con L1 eternidad extensiva que la sucederá? El irreparable deje al hon1hre desconsolado, ei envejecimiento no está carente
vi:1jero cJel gr:in v~::.ije quisier:i llev:.irse la presencia en la etern:l ausenci;:i., o de alguna con1pensación: la plenitud del cambio hace que continuamen-
al re\·és c:nccrr:1r b inmensidad del infiniEo ulterior en un supremo vi:í.tico; te esté sucediendo algo; el devenir. que pasadiza incesante111ente al presente,
el pasajero en:p!rico del p:1SJ.je metaen1pírico. a punro de fr.:inque:J.r la entraili. no cesa de presentificar un nuevo fururo. El últin10 instante de un ser querido,
encon1ienda J Dios su ú!tin10 instante. ¡Pues el silencio eterno y el negro por el contrario. no nos dej~1 únic~unente desconsolados. sino incluso desola-
ocC:1no Je Ju:-; ini!enios sin fin con1ienza en ese rnismo niinuto! En e! ins- dos: pues 1~1 conrinuación irre\·c:rslhle de la ida sin uueíta se aguza en grado
L1ntc: de L1 s<:..·p:trJción. y 111i'i rod:1vi:1 en el lnnhct! en1pírico-1net:1en1pírico su1no en la :1fiL1da punra dl:' b pcntidn sin retorno. la sucesión permiría espe-
de !:t 1nuent.'. <:..·! :-\t.liós t1! r11unbundu y. a \·eces ta1nbién. Jo.-.; adioses dt.'! 1nuri- rar a uno en el lugar del otro. y al otro a ca1nhio del uno, por irremplazJ.-
bundo prescnu.n un detennin;ido n1odo de inter:-;ccción: e! A.diós es b. 1nanera bles que fuesen ese uno y ese otro. La n1uerre e.'i un por últin10 que no anun-
en que los l:..ip:>o.s ele tiernpo finitos se destacan en e! interior de la etc.::rnidad cia ningún clesp11f!s: o rnejor aún el 1nás allá que :lnuncia no e.s propi:imente
inflnitJ. PUL"."' se tr:n:1 de conserYar e! infinito c:n un últüno abr:1zo, un ü!ti- h~1h!ando un de.,pués·. de:-;de el punto ele \·isra Je l:.i e1npiria. la nihilización
1110 hc'SO. un úíriino :tpretón ele n1;inos. un:1 supre1n:1 entrevist;i. en un;i últin1;:i tnorral nos propone otro que es con1pletarne11te orro, o n1ejor ;iún, que es ..
frase '"/ en L1 últi!na p:il:1hr:i de es:i últi1na fr:1se. E\·identemente, es el de\·e- n;ida de n~1da, y por consiguiente no nos propone nada. Incluso en el des-
nir misrno ei que es. de cJ.bo :1 rabo, un :1diós continuado: :i c:.ida instJ.nte pegue de la prin1era nave esp:icial con destino :d planeta iV'larte, el regreso
c:l hornhre .'ic scp:tr:i de un hirax que, si cun1plía :1 fondo 1:1 se1nelfJ.crici- l:'srará previsto. aunque sea ·.tlc~Horio·, incluso en b.s tnisiones suicidJ.s de los
dad. tení:1 que p:1recerle inc:srin1ab!e y Je un valor infinüo; .si. cada minuto mercenarios de la tnuene. una n1inúscu!J. reserva mental de regreso está
que pas;.i nos :i!t.·j:.1. en definitiva, de algo infinir:unente precioso: y ese Jiga, siempre sobreentendida: bs ;ivenruras más peligrosas y las nús parecidas :.il
corno la inocencia Uel niiio. tiene lugJ.r una sola ..,-ez en toda Ja eternidad. y suicidio itnplican tan1bién una infinitesim:.il esper:i.nza - aunque sólo sea la
por tanto no trenc precio. :\o rendren1os otras oc:1siunes. ;_Cú1no rerendrernos <...'spcran1.:1 Je una gloria pústu111:1. Todos los héroes, ya partan p·.J.r.i volver..

j{)j
· ·como Ulises, o para no volver, corno Cristóbal Colón, hacen mentalmente a no para unos.cfías, sino para siempre; ni para algunos años, __<>ino para siemQ_r~_
:·sus allegados una vaga _pequeña promesa _más o menos implícita: un <lía vol- jamás. Bérénice va a partir, Bérénice parte finalmente; Antíoco también, por
·veré, escribiré una vez al año .. etc. Sólo la aventura de la muerte es una 10 demás. Pues aquí todo el mundo se pasa el tiempo parti,endo, ¡y no
··aventura absolutamente abierta: y por con.siguiente el adiós que se abre paso por cierto para hacer el paripé! ~¿Por qué estás diciendo siempre que te vas?»
·· en nosotros en el momedto de la separación ~orresponde a un pensamiento pregunta Méllsande a Pelléas en el cuarto acto del drama de Maeterlinck.
casi insostenible; y soportarnos ese pensamiento con_' la única condición de ¡Partir, siernpre partir! No hay más que partida y.separación en esta Béréni-
·no profundizar en éJ, pero sobre todo de no llevarlo a cabo. Se compren- ce centrífuga ·cuyos héroes no pueden quedarse juntos y deben necesaria-
de ahora por qué el Ad-ióS ha sido sien1pre un tema elegíaco y lírico:7 por- m_ente dispersarse. "Vengo para deciros adiós para siempre. Debo partir, se-
que el Adiós es una alúsión a: la rniJerte; porque las pequeñas muertes de la ñora." _.,Recofdad al menos que cedo a vuestra orden, y que me estáis
separación son una elipsis <le -la gran separación que es a 1nuerte. El Adiós ~scuchando por úl_tima vez.» Y Titus a su vez: «\loy a hablarle por última vez».
apasiona las relacione? humanas y les confiere la alta tensión de lo nove- "Para siempre. iré a alejarme de ella ... Y más adelante continúa: ·Partid, y no
: -Iesco o de lo trágico. Ya que si la ausencia que se desprende de la separa- me veáis más~. "Sin en1bargo hoy, príncipe, hay que dejarla." "Debéis sepa.:.
-ción puede llamarse tr:ígica, la separación que prelu<liaba a la ausenciJ. es raros, y debéfs partir mañana". "Adiós para siempre. Para siempre ... ~ "Parto .
lo tr.ígico rnisrno; lo trágico <le esa tragedia. ¿Acaso no es la tragedia, en cier- .¡Qué horrible:-y cruel palabra cuando se ama! No volveré a veros más ... " Y
: ta medida, la instalación del hombre en lo trágico? La relación de la partida en fin: ..Adiós,:- señor, por ültima vez, adiós" ../\ lo que Antioco responde úni-
con la ausencia es en efecto la relación-del ::tcontecimienro con el estado o catnente . ¡Ay-;de mí!,, que son las últimas palabras <le estas últimas fr_ases.9
del instante con el régimen crónico.- Antes de la tragedia de la ausencia ya Esa es la últiriia vez que Bérénice dice . por última vez". La despedida es la
había tenido lug:Ir por_ tanto lo trágico del Adiós; antes de la languidez de obsesión de ésta tragedia <le la postrimería en la que cada frase es una últi-
las existencias separad·as, había teni<lo lugar el desgarran1iento quirúrgico n1a palabra, en la que todo lo que se dice y se hace, se hace y se ·dice por
de la separación. Antes del duelo y el culto del mue1to, ha tenido lugar el últüna vez, en la que todo lo que sucede, como en el final de la desgarra-
violento dolor del desgarramiento del ser. Los adioses que anuncian la par- ·.:,,, 1 dora película de David Lean, Breve encuentro, sucede por última vez: esa
"' 1 cita de los amantes es la última cita, ese paseo es el último paseo. Adiós:
tida, la última cíta_ que precede a la n1ptura, la última lección del profesor .}' 1
'~- .
que va a jubilarse, y que ya no vuelve a decir: hasta el añci próximo (pues este es ei estribillo- clescoíi.soladv. de-}.;:. solemne separación.-Tit-us y Béréni-
no habrá año próxin10), y que tiene el corazón encogido, toda estas últimas ce no se dicen nunca Hasta pronto, no se Permiten ningún .eufémlsrrio refi-
veces son anticipaciones melancóliC:J.s de la últiina última-vez. Sí, to<las es- nado ni consoladora perífrasis, ni siquiera se 1nolestan en fingir, ni se enga-
tas últimas veces son penúltimas ::il lado de la gran postrimería del gran ulti- ñan con ningún proyecto de volverse a ver, volverse a encontrar, o retrasar
mátum. Eurípides fue uno de los primeros en clescuhrir la trdge<lia <lel Adiós. l::i partida; l;is citas convencionales que, reanudándose en la intermedia-
Cosa rara.. es la Sonata rornántica . Je los Adioses» la que tern1ina con el rieda<l. prolongan y enc:.i<lt:nan la continuación tranquilizador:.l <lel intervalo
reencuentro y iJ reunión de los a1nantes que L1 ausencia h:ibía separa<lo. y y prorrogan in<lefinidan1ente la últirna vez, esas citJs no son de recibo en la
con la esperanz~l satisfecha; y es Racine, en Béréllice, quien destila doloro- rragedia de lo insoluble. l. sin en1bargo la filosofía optimista del dí:i siguiente,
sarnente la Jn1argura de la despedida. RJ.cine, dice Jean Cassou, .. !Je\·;i la frase de la penu[tirniclad, ele la próxü11~1 vez hubiera ofrecido a los amantes toda
a su punto más extremo, tan pronto corno ha sido proferida expira": y en suerte ele pretextos dilatorios y fingidas rnoratorias; la pareja que se despi-
esa frase de la despedida, el a1nor n1isn10 es llev:l<lo hasta el extren10.t> Se- de hubiera po<lido fingir que cree (con10 el enfern10 en su lecho de rnuerte)
ilalernos a nuestra vez que Bérénice es to<la ell;J por así decirlo una tragedia en un aplazamiento de su separJción, en una prórroga <le la última vez: por-
de la últim:.i vez en cinco actos~ Titus y Béréníce se despi<len aquella noche; que la últitna vez, como todo el mundo sabe, nunca es la vez que se dice,
sino la próxima, y siempre la siguiente ... ¡Pero no!, ellos no intentan siquiera
retrasar l:i inminencia, dulcificar la clesesperJ.ció.n de una separación que
Cf. Entn: otros: Liszt, .Heiodíus. n." -t2 1Icb scbeidel. n:-' ·Í-t ( Ldw1n;bll. Hizet, Adieux de J"brlresse
arcthl! (V. Hugol. Tchaikovski. AdiOs, op. 60 (Nekr:issov). Rac-hm;lninov, Los do.~ adiose~-. op. 26-1
lKoltzov). V. Cheh;iline. Une note triste. op. '-ÍO (A. Kov:ilenkovl. Gust:iv Mah!er. Das Lietl 1nn der '! Bérénice. I. 4: Il, 2; III, 3; IV, 5; V, 5; V.-. Jean Cassou ciw por su parte Andromaque, !V, 5 (Her-

Erde. VI <Der AhscbiedJ_ Gahriel Faure. A.dieu ( Poh11f! d'ttn jour. op. 21-11. etc. mlone ;l_ Pyrrhu.'il, Bn"tannicu.5, V. 1 (Presst:ntimt'nts dt' juniel, Jlitbridate, II, 6 (Monime: ·Hah\:J.r
s Pants pri.\~ Rocine et fe secret des trri//hado11rs, p. -tL pur rrimera y última vez»).

j()4
tí.ene !ug:ir sobre la marcha y en .ese mismo minuto... ¡Adiós par;:i siempre] .. último n1inuto del breve encuentro, en este supremo instante de tina felici-
El enc:iden:Hnicnto del inrerv:ilo se rompe bajo el golpe de esta despedida d~ld que nunca más volver:l. los amantes no se dicen Hasta el dorningo pró-
que ningun:l pron1esa an1onigu~1 ni cornpens3. ¡la última palabra se pro- ximo, sino que pronuncian la frase metaempírica que excluye ~oda apl:.iza-
nunci;i dcrnasi:.tdas veces! Pero nunca se repeür:í lo bastante CU:lndo el abismo miento: ..Adiós para siempre". los amantes no vivirán hasta el fmal eso que
de la eternid:.id comienza inmedi:itamente después del último instante del el Trobador llamaba el Alba; las puertas, al cerrarse, sellan para siempre su
(llrin10 moinenro, cuando e! p:.iñuelo de la despedida ha desaparecido tras destino. ¡lvlélisande y Pelléas han caído en la trampa de su irnposible amor~
el giro de la ví:.i y nos encon[ran1os solos en la est;:ición vacía y en las c31les El cielo nocturno zozobra por encima de sus cabezas ... ¡Qh~ Todas las estre-
des!ertas. ·j.Ay~ .. suspira A..ntioco ... EstJ. palabr;:i vacía pronunciada, como una llas c:ien ... • El firmamento de las estrellas, con sus co1netas y sus constela-
dison:inci:J., al final del últirno verso es por decirlo así un eco del sombrío ciones, se desploma sobre el últin10 abrazo.
no-ser que co¡nienza una vez que c:i.e el telón, y no terininar:í nunca, y durará
por los siglos de !os stglos ...-i)"es l::i. p::i.labra sin consuelo y desesperada de
la posrrin1eria sin mar1ana. A..l fina! de El jardín de los cerezos de Chéjov, 10
Lioubov Andreevn:J.. ahog:J.do por !:.is lágrin1as, se lamenta: .. ¡Qh n1i cierno
í:.irdín, rni hennoso íardín~, ¡juven[ud. felicidad, adiós!. .. Por última vez con-
templo tus n1uros. l::i.s vent:in:J.S ... •. Así es como Lioubov y los suyos se se-
paran de su antigu:1 vida: y cuando se h:1n ido tocios, sobre ]J. CJS3 desierra
se h:ice un gran silencio.
Situado entre la prln1er:i y \3 últin1a \"eZ, todo breve encuentro se presen-
;'·:
ta corno un resurnen de esa avenrura sen1elfictica en que consiste la vid::i. li~
initada por sus dos e:x¡ren1os por et completarnente primero y el último úl-
timo-instante: la corra \·ida de !a aventura rec::i.pirula incesante:nente la larg:i
aventura de la vida. Chéjov y IvJ.n Bounine 1 1 encontraron palabras inolví-
cb.bles no solJ.n1enre p~1ra !a ultimic.J:.id del adiós, sino incluso para el c:.ir.:lc-
ter arbitrJrio y n1isterioso e.Je! encuentro fugitivo. En esto Pelléas y J.Jélisan-
de, rr;igedi:i centrífug:.i. tragedia de los amores iinposibles, se opone J. !:J.
Pénélope de Fauré que es l:.i ópera del retomo y de los reencuentros: de este
moJo b. separación de !os reunidos hace juego con la reunión de los sep:.i-
raclos. l'li.se..,; y f\.:né!op~ c~ln[:tn: \";1n1os :l \·[vir. Pero ,\Jélí..,;~1nde y Pei!é:ls no
pueden \'i\'ir jun.ro.".. :\!élis:lnde y Pcllé:is esr:ln conJen:1dos ~¡ la Je::;e.sper:1-
ción ele !:1 ú!tirn:1 hor:1. Pe!li!os y J!i'lisande e'." por l·on1pll:ro el dran1:1 de la
;1hsurcb :1ventur:t: t'! LHídico c>ncuentro entre GoL1ud y ,\félis:.inJc en el bos~
que de! prln1er a(tü y. ~d final del cu:.irro. respondiendo como un eco. la últi-
111:1 c'ntrevista Je .\!éli:.;;1ndc y Pel!é:1s: el :1rrelxHo trjgico de la Cdrirna ,-ez res-
ponde :t l:t exrrai1cz:1 de !a priinc'r:L .. Esti es !a últl1na noche la últi1n:.i noche ..
>Jecesito n1ir:.lr una Cdtiina \'t:Z en el fondo de su :1ln1a .. Y luego inne p:ira
siempre.· Los an1:.inres se J.br;:izan por últin1a vez. En esta esc:.itología del

:Uf."{ Júrdú1 <Íf! /¡¡)· Cl'Tl.':::u.,·. !Y Cf. F./ 1ÍU \ ánw. firul.
11Ch2-iov. f_L/ dam11 del pe1ntn. flounine. f./ raro de sn{; Jda: leianit.1. fin:d: (1tilll!I l!!lfn'l·isto: El
último drú En Pon:.;. CI. Turgut"mev. Tres e11cuentrns. f:iure. Pni!me (/"1t11 ¡n11r. op. ~ !: Reconrre. To11-
;0111> . •·ld1e11
CAPÍTIJLO IV
LO IRREVOCABLE-

_f

l. Lo irreuersible del haber-siclo, lo irreparable del hecho de haber-becho:


Factum y. Fecisse.

Lo que dijimos del Haber-sido es ta1nbién válido para el Haber-hecho;


aquello que es verdad para lo irreversible no lo es menos para lo irrevo-
cable: pues el Fecisse es tan irreparable corno el Fuisse es irreversible.
W continua<;ión del devenir es en todo momento irreversible, pero el hecho
consu1nado del devenir vivido constituye en su conjunto un irreparable.
Lo irreversible expresaba que, al correr el devenir siempre en el tnismo sen-
tido, no podí:unos ni volver atrás. ni revivir otra vez la vida ya vivida; no
podemos ni remontar el río del tiempo recorriéndolo al revés, ni remontar
a continuación nuestra prirnera existencia o un segmento de ella: lo irrever-
sible. que es el carácter de un carnbio que está c~1111biando conrinu:imente,
implica por definición n1i..-n1a la prohibición de voh·er sobre sus pasos. A la
irreversibilidad natur.il del tieinpo. el Hacer :11'ia<le un suple1nenro <le co1n-
plicaciones: las decisiones hu1nJ.nas desvian o precipitan artificialmenre el
curso de la historia: lo.s inici3tivas hu1n:inas. las opciones hum:.Inas, impri-
1nen a la cronologí:i una desviación \·iolenta o una aceleración suplemen-
taria: con10 si el ca111ino <le vuelt:.i no fuera ya bastante irre\·ersible sin lo
irreparable. nuestras decisiones expresas levantan libremente obstáculos
artificiales que redoblarán la imposibilidad: con nuestras propias manos, es-
pont:J.ne:in1ente, escandalosa1nente, sin estar obligados por el devenir, fabri-
c~unos lo irreparable que volverá. lo' irreversible to<lavia mis irremediable y
nos cerrará el paso al pasado irrevocablemente. Como la relación del ser
con el hacer, a.sí es la del devenir irreversible con la acción tr::insformador:i.
El devenir tran.scurrir.í solo. incluso si el hombre no hiciera nada: el futuro,

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y:J se:l el don1ingo próxi1no o el Jr"10 dos mil veir1Ce, llegari él solo incluso es irreparable; y sin embargo el Fecisse es relativan1ente reparable. El pasa-
,~¡ el h(J1nbre .'le pasar:.i t:! tiernpo durmiendo: l:J futurición y JJ. preterición
do es reversible para la memoria si no efectivamente y físicamente, al me-
p:1.':<1<li7.:1r:ín de todas n1~1ner:Jci el presente, !o misn10 si [r:ibajáis que si nos en c:.ilidad de imagen y de sueño: el recuerdo nos ha sido dejadc1 para
os p~l::ijis el tít..::~npo con !os br;izos cruz:.idos esperando el final. P_ero el fururo revivir espectralmente aquello que jarnis se vivirá dos veces. Pero si todo
se eriz:1 por :iú:_iJidur:i con todJ.s Lis púas que nuestros actos están provo- puede ser evocado, rememorado e incluso recomenzado, no está en cam-
cando continuan1en[e: ¡lo irreparable se con1p!ica con Jo irreversible! Evi- bio en nuestra 1nano recuperar la lozanía de nuestra juventud y nuestro
denten1ente lo irre\'ersibie J. su vez provoc1 lo irreparable. Entre la conti- espíricu de los veinte años, como tarnpoco que el haber sido se convierta en
nuación irreversible J' e! instante lrrep::ir:1ble se dan toda clase de [[;lnsiciones, nuestro ser acrual. Lo que es absolutamente irreversible es la temporalidad
y lo írrepar::ible rnisn10 no es rnis que la condensación de una irreversibili- del tiempo: no podemos revivir el pasado como si fuera el presente, ni la
d:td difusa; y recíprocarnente. el intervalo irreversible no es él misn10 irre- segunda vez como si fuera la primera, ni la ree<lición como si fuera una no~
versible tn:ís que por efecto de los inst:Jn[es n1inúsculos, de Lis mociones \·edad; y tampoco podemos invertir la totalidad global de la existencia para
infinite.sin1:iles y de !as decisiones ln1perceptibles que propulsJn el futuro yivirla de nuevo_ De n1anera que L1 conservación misrna de los recuerdos
reprin1ienJo el pas:ido, y Jan lugar continuan1enre al hecho consurnado o dentro de una experienciJ. personal, adornando ·con una cualidad sui gene-
a !a experienL'i~t ~1dquiriJJ: ta nzutoc1ón es a n1enudo por tanto una 1noc{ó11 ris esta experiencia diferente de todas las otras, nos impediría ya revivir en
virtu:iL Pero hJbL1n1os niis específic::i1nente de lo irreparable cu.:i.ndo la trans- su literalidad físic:i la vida Y:l vívida: ¡la huella perdurable del pasado es pre-
fonnación y l:i prccipir:ición re\·olucion~1rLts. que son de inici:Hi\·:1 hu1n:in:.i, cis::in1enre lo que consJ.gra la iinpo::>ibilidad de la vuelta atrás! Y lo 1nis1no
g:in;_in por L1 111Jno ~1 Lt preterición propia111ente dich:l y a lJ huid;:i de las por lo que se refiere al fecisse. Lo irrepar::ible-irrevocable está env-uelto en
hor;:is; enroncc:s es el jC-Zcert! y el jlnt los que !lev:in l;:i voz cantante, y no el una especie de excipiente que constituye la parte blanda y asünilable del
j{1ctu1n, ni e! j/11\·se. Si l:1 1ne!:incolíJ. de la irreversibilidad, fuente de nostal-
destino y que sirve para insensibilizar el amargo y duro hueso de aquello
gi:.i, nos provoc:1 el deseo de re~1nin1:.ir el p:.isado, de revivir lo vivido, y de que es irreparable. O si uno prefiere otras in1ágenes: rodeando el misterio
\"oh·cr ~1 ser de nuevo lo que fuünos, la desesper::ición de lo irreparable. nos ·:';,;
de lo irreparable, está el taller ilin1itado de las reparaciones que es también
h:_ir::í 1njs bien dl'sear 1:.i :tniquilación del pretérito: no se trata de presenti- el taller del trab:Jjo transfom1ador y activo, como está, rodeJndo lo irremedia-
fic:ir un;_¡ ~1usencia, se tr~tta de aniquiL1r un:J presenci::i Jern;:isiado presente; ble de Ja mortalidad o quoddidad 1nortal, la zona de la terapéutica meliora-
Je rcvoc~1r, no de repetir: el culpable separado de su inocencia original tivJ que ::ipo11a remedio :i todJs las enfermed:.ides; la desesperación de no
por el doble ob.'it:ícu!o Jel en\·ejecirniento y de la f::dtJ. querrí:.i ::inular el vencer jam:ís el hecho de la muerte-en-general, ¿no nos es escamoteada
pJ.s:.ido inrnedi:Ho que contiene el pasJdo anterior en el pluscu::imperfecto :IC:lSO por l::i esperanza infinit:.i de curar el sufrimiento y prolongar la vida
de una edJ.d dor:1d:l: e! hoinbre con ren1orJi1nientos querría liquid;:ir el de !os ho1nbres? No hav desastre humano que no pueda ser hun1anamente
p:1:<1do rc-cicnrc~ c¡ue hace (_h_'. su p:1raí.-;o un pJr:tÍ.'iO perdido por p~1rtid:.i doble: rcparaJo. Todo lo que ,ha sido hecho pueJe ser deshecho. Todo lo que ha
pué." L1 conli>1z. l1 dt: Li LdL1 t'.':i e.'ic p:i:-;:ido próxlnHJ n1:ís actl Je! pas::ido !e-
1
sido de.'ihecho puede ser rehecho. Y tan1bién se pueJe hJ.cer mejor, hacer
i~ino. L:i \·ergul·n1.:1 puc..·dc n1js qul' !:1 pJsión por n:vi\·ir y 111:í::; que la fideli- otr:i co:-:;;L .. Pero el hecho-Je-haber-hecho. ese hecho, no pue<le ser deshe-
dad. Lu irre\·L'r:-;ih!e. en r:1nto que JesgracLt o 1na!Jición 111et~1físic:L tiene su cho. ¡El hecho-de-hJ.ber-hecho es rigurosan1ente indestn1ctible! En otros tér-
orlgen en el puro hecho Je L1 .sucesión: pero lo irreparable. esc:índalo con- 1ninos. se puede anular eljáctun1, pero en absoluto anular elj'f:cisse... Desha-
tingente. n:tz.'L' :il n1~1rgen de l~t !ihert~1d.
cer la cosa hecha, no significa haci.:r de! jáct!lnl un inj'ectunl, incluso si se
En lo irrep:lLthk· co1110 en icJ irrl'versih!e puede dbtinguir:-;e un contorno ~1nul;in los resultaJo.s. incluso si .-;e horran [Odos los vestigios y h:.ista el mi.sino
en1pírico y un nÚ<-.:leo n1i.::L1c1npírico. RecorJen1os que l:i hor:.l incierta de l;i recuerdo. El hecho de h:.iher-tenido-lugar es liter:.iln1ente inexrenninable. L:i
rnuerte cierta. qué !:.i fech:i :iplazJble de];_¡ inevi[:.ibie 1nuerte se car:.icteriz:.in n1::i.ncha de s:.ingre en la mJno de IvfJ.cbeth puede .ser [avada: pero la mancha
por l:.i 1nis111:1 ~1nfiho!i:i, y que !Lun:íbamos e11treohe11ura ;l ese régin1en inter- Invisible que L~· com!sión del critnen dej;_¡ en e! :.ilma del cri1ninal l:'S imbo-
nieJio qui.:: h~ty c:ntre si~o y· Je'.'.tino: cu:into n1:is indispensable ~s la rnuerte rrable.~ Wbat~· done i.s cioJZe-. <lice lady "-'lacbeth. Y no dice: ¡lo que e.sti hecho
en su quoJJiJ:.iJ. n1:í::i infinit:.irnente clispenc;able es en sus modalidades cir- no escí hecho! Es el hecho de haber heC:ho e incluso el mero hecho de
cunsrancia!e::;. Y esto es lo que :.ihora renen1us que repetir un:.i vez mis. Del h:iber pensJ.do hacer, lo que es irrevocable. B:.ista con que se piense en ello
rnisrno rnoJo que el f'uis,\·e es :1 la vez irrever.">ihle y reversible, :.isí el Fecisse una so]:l vez. ¡Incluso el h~therlo pensado yJ es demasiadci! "V7hnt:'I clone
.f.-
',[ l
_...,...
-~
.:·4c:tnnot be undone•.1 Se dirá que las heridas cicatrizan, que los accidentes devolverá nuestra juvenrud perdida? No se nos devolverán los años perdi-
-~dventicios son, a la larga, perfectamenre asimilables y digeridos: pero su
1
dos, aunque puedan devolvernos nue5tras funciones, nuestro empleo y nues-
~ntegración misma en una totalidad-- nueva, en una síntesis pacífica y concilia- tros bienes. Ninguna justicia humana puede devolver el pasado a nadie. El
dora den1ostraría una vez más la imposibilidad de la vLJelta al statu quo. Los ciudadano indemnizado seguirá siendo un hombre eternarnente perjudica-
tqumatismos, incluso compensados y reparados, incluso en ausencia de toda do, aunque sólo fuera porque la pérdida y la restitución no se producen en
s~cuela perceptible, se inscriben en caracteres imborrables, aunque invisi- el mismo momenco del riempo, porque ese statu quo será restablecido más
bles, en la historia general del desarrollo personal; por eso decíamos que no o menos tiempo despllés del acto injusto, y porque en definitiva ya no es aL
~-s--lo mismo haber sufrido la tentación y después haberla expiado, como el mismo hombre al que se le devuelve la misma cosa y en la misma forma.
p_ijo pródigo, que no haberla experiinentado nunca, como el buen hijo; El acto de devolver por más que repare la injusticia y compense la despo-
el.pecado redimido, desaparecido sin dejar rastro, se convierte en el arre- sesión mediante una restitución que es en realidad un cambio radical, y_que
pentido en un elemento inalienable y, por así decirlo, eterno de la expe- desemboca en definitiva en una operación de . blanqueo•, el acto de devol-
~iencia moral. Por eso todas las marcas del envejecimiento pueden ser rnás ver, que ostenta una fecha distinta en la historia, no puede ocultar ni su pos-
o menos borradas: tiñéndose el pelo, revocando, parcheando o dando una teridad ni su ·secundariedad ... Fray Luis de León, 2 retomando sus cursos des-
mano de pintuia a la_ vieja fachada, re1lenado las grietas, nivelando los plie- pués de haber pasado cinco años en las cárceles de la InquisiciQn, prosigue
gues, se compensan pasablemente los estragos producidos por el tiempo ... (fanquilamente con estas palabras: «Decíamos ayer... "* .. como decía en mi úl-
Pero ¡ay! Nada se puede hacer contra ese hecho consumado que es haber tima lección ... ~ La n1iserahle contingenci:1 llan1ada Tien1po contaba poco a
vivido, ese hecho que es a los estragos de la edad lo que el fecisse a la res los ojos Je Fray Luis. Evidentemente el filósofo de lo intemporal puede hacer
Jacta: ni los institutos de belleza especializados en los retoques de detalle, como si cinco años de c;írcel no conraran. ¿Pero qué fueria en el mundo
ni los injertos, ni las hormonas cambian el nún1ero de los años; la anciana podrá hacer jamás que ese tiempo no haya pasado? En 1944 el gobierno
no se convierte en joven como por encanr:imiento; la vieja se convenir:í en provisional de nuestra Liberación declaraba nulas y sin valor todas las leyes,
una adolescente ajada; una ninfa en ruinas, Para aligerar el peso de los re- decretos y decisiones que se habían promulgado en Francia durante aque-
cuerdos y devolver su impulso vital al anciano renovado, para curar la lasi- llos cuatro años de pesadilla; un solo decreto hacía tabula rasa de un montón
tud y el hastío, haría.falta un n1ilagro ... ¡'{ n1enudo milagro! Se puede repa- de iniquidades~ retcmanclo las cosas da cqpo se ha-cía -como s~ na.da hu hie-
rar todo lo reparable en la máquina usada: pero el irreparable ultraje de los ra pasado entre tanto: pero no se podía hacer, en cambio, que nada entre
años, es decir, la ten1poralidad desnuda, no se revoca. La irrevocabilidad de tanto no hubiera pasado: no se podía hacer que cuatro anos de vergüenza,
la continuación global es, en este punto. tan incurable e inexorJ.ble como de humillaciones y de sufrimientos no nos hubieran dejado una huella hn-
la irreversibilidad metaempírica de la muene, Insistarnos una vez más. Todos borrable. Los hombres pueden decretar que lo que ha sucedido no haya
los fracasos son reparables. todas la.s desgr..1cias cornpensables. todas ·las pér- sucedido nunca: si tient:'n L1 ful'rz:l. pueUen h:icer t:lhula ras:i de las conse-
didas reeinplaz:1bles, todas las pen;.1s consolables: sólo el tien1po perdido es. cuencbs de un aconteciiniento; ¡pero no est:i en n1anos de nadie el poder
en su conjunto. irrernplaz:ible e inco1npensahle. Pues :iquel que vive, sólo abolir o .'.'illprünir el iJecho nüsn10 Je ese ;icontecin1iento~ Eternamente, y por
vive una vez. En vano intentaren1os sac:ir parrido de la pérdida del tiernpo, Jos siglos de Jos siglos. e incluso en el c~1so de que todas l:ls consecuencias
con intención de cornpensarla. Se puede con1pensar el perjuicio con una in- 1nateri:iles hubieran sido hoy en día reparJ.das. los crímenes inexpiables de
den1nización equi\'alente, res:ircirse·a hase de daúos y perjuicios de un h:iber i\lemani:J. fueron co1netidos una vez: aquello que no tiene no1nhre fue posi-
n1:is o n1enos dañ~tdo, es decir. J.nular sin dejar rastro el da:i'io sufrido: puede ble una vez. Ntientras sc:- tr~lte del contorno repar:J.hle de lo irreparable, se
devolverse al ciudadano expoliado aquello 1nisn10 que había perdido, y de- puede decir, corno decian1os cuando hablábamos de1 deber: aquello que
volvérselo incluso con intereses; devolvérselo exactamente en la misma for- está hecho, no está nunca hecho, aquello que está hecho está todavía por
ma, teniendo en cuenta la nueva situación.:.-,:Pero ,<;u juventud perdida. quién hacer y por rehacer. .. ¡por reh::icer o por deshacer! El tiempo, gr~cias a su
se la devo!ver:.í? Por eso el tiempo perdiJo est:.í perdido. Por eso una ju- función sintética, permite que aquello que ha sido hecho sea posterionnente
ven[ud perdida es una juventud irrernecii~1blemente perdida. ¿Quién nos
2 Citado por .-\bin Guy, Les Phifusopbes espa,'lnols d'hieret d'aujourd' bui. Tou!ouse. 19'16. p. 66.
l ,}[acheth, V, 2; JIL 2. Cf. :\-filton, Parafro perdido. 1:'\. • En <>:L-;tdbno en el ori~in~1l. \ ".;, d,,;\ T. l

312
rehecho o deshecho. Pero si de lo que se tr;1[a es de la quoddidad, debere- eternamente inquieto, ¿no consiste en esto precisamente la nostalgia por ex-
n1os decir por el con[rario: lo que esLl hecho está hecho; irrevocablemente celencia? Esta mezcla a1nbigua de duro destino y destino m::i.leable nos ha
hecho: o.quí Perogrullo tiene tod;:i l:i razón; aquí la perogru!L1Ja es una ver- permitido definir los contornos de una resignación filosófica: lo ÚTeparable
dad tr:ígic:i: no .:;e puede J [J vez h:i.ber hecho y no h:i.ber hecho; ¡pues el a lo que el hon1bre se resigna es aquello que, en ningún caso, de ninguna
principio de idenüdad prohíbe que aquello que ha sido hecho no haya sido manera, bajo ninguna forma, en ningún grado, y en ningún momento puede
hecho! No se puede afirmar al n1ismo tiempo el ser y el no-ser Je algo. afir- ser reparado; la imposibilidad de este imposible no se fracciona ni se dosi-
m:i.r y neg:1r uno eoden1que ten1pore el ser de algo. El tiempo diluye la con- fica: pues la quóddidad excluye cualquier matiz. La reparación resulta de la.
tradícción haciendo p:1s:ir ;_¡ los contradictorios uno [f:lS otro en el trJ.nscurso ley del n1ás-o-n1enos y del progreso escalon:ido.
de una sucesión acornodadiza: uno prirnero, orro a conünuación: de este C3.paz de hacer, pero no de deshacer el hecho de haber-he!=ho, el hom-
n1oclo es corno se hacen cornp3.recer alternativamente Jos enemigos morra- bre es por tanto un semi-cre::idor. Dios es libre por su propia libertad; lo que
les cuy'.1 presencia al 1nisn10 tien1po serí:l explosiva. Podemos por tanto ele- quiere decir: el Creador ;.ibsoluta1nente creador es libre exponencialmente,
gir en[re l:i :.;o!ución ten1poral y la desesperante, la indestructible tautología libre a la segunda potencia, libre al infinito. Pero la criatura creadora, pero
Jc:l haber-hecho ... L'.1 única cosa que nos e.st:í prohibida en todos los casos el creador creado, si.es libre, se convierte en seguida en el esclavo de esa
es b. rcversibilid:1d: pues la revers!bilidaJ, negando el futuro, haría todavía n1isma libertad, que sin en1b;:irgo es la suya; y no únic:imente porque las
rnás patente la absurdidad de un acontecirniento sucedido y no sucedido a consecuencias de su libre decisión se vuelvan contra él. le sobrepasen y le
la V«:·z. P0Je1nos por t~lnto h;iccr. JeshJcer y reh:.icer a voiuntaJ, pero no arrastren: b. cri:uur.i e:.; libre Je querer. y tan1bién de no querer las consecuen-
podernos deshacer el hJ.ber-hecho; poden1os modífic::i.r y n1odeb.r las n1oda- cias de su voluntad. pero no es libre, una vez tomada la decisión, de no
liJadcs, pero en absoluto níhiliz:i.r la quocJdid:id. la disparidad en[re este haber querido alguna vez aquello que ha querido; el hombre no es libre de
poder Y e:.;t:1 ln1potenc¡a ¿no :i.barca acaso tod:i la distancia que hay entre el hacer que aquello que. por su voluntad, ha tenido lugar no haya tenido lugar;
arrepenrin1iento y el reinordimiento? Pues el arrepentimiento desc:1nsa en Ja dicho de otro modo, el hon1bre es libre de querer o de no querer, pero lo
p:i.ne que se puede deshacer de aquello que se ha hecho. o en la parte que .. queridon, desde el mon1enro en que h:i elegido, se inscribe eternamente en
se puede reh:1cer de lo que se ha deshecho. 13. reparación es la especiali- Ja historia corno un con1ponente indestructible de su pasado personal; la
d:id Je] ~1rrepenti111iento. El arrepenti1niento se arrepiente del j'actum, en decisión, convertida en irrevocable, se convierte en dueña y señora de su
can1b!o e! ren1orclirniento tiene pocas esper.inzas de extirpar el j"ecisse. De señor; o bien es el señor el que es hecho prisionero por su propio prisio-
este 1n0Jo, cu~tndo hen1os reparado todo !o repar:ible, queda todavíJ. una nero; en tinto que el destino es de fabricación hun1;:ina y co1nienza tal día
irnposibilicJad residual. un lrreductih!e excedente que esr:í relacionJ.do con a Dl hora por decreto de su señor, el señor sigue siendo el seilor; por el con-
el hecho Je! tie!npo tr~1nscurrido entre t:J.n[o y en lo que consiste precisa- tr.irio en tanto que ese destino es destinación, que es;:i necesidJ.d-creaJ;:i es
n1enre nuestro re111ordi1niento: ;nuestro incurable n~1nordin1iento! 0.'o se pu<.:- neces~1ri:1 J su vez. que l·l fíat sL enre<la en la resfe1cta. el :.;eilor es un si111plc
de ignor:1r es~· residuo, Je 1n:1nera que ei pcca<lor arrepentido no se pued:1 aprendiz. Por l:'SO !J. reLtci{)n del hon1bre con Dios es Je la rnisn1a clase que
distinguir del inol·en[e: !:1 concicnci:1 resr:1uraJ:1 y l:i concienciJ. preL1ps:iri~l !a rt:!L1ción Jel apn~ndiz d"'' brujo con el brujo. El sen1i-brujo, subyugado por
po<lrían s1:-r entonces con.siJerad:.is prjcrican1ente intercambiables. Pero su progenie, no posee n1:ís que un poder di:.;in1étrico y desc1balado: lo puede
.. Jiacer corno si,·. por conveniencia . .si1np~ttí:1 o cansancio. no llega :i. ;:;er tod:l- todo, pero única1nente al derecho, y en el sentido del futuro: en e[ sentido
vi:t ··h:1cer queo: t:·n l'..'.ic' Jesf:J.'.ic' del con10 si con reL1ción al que se clistingue del retorn~tr e.::; por el contr~irio i1npotente: no puede <l~tr tn~trcha atrás al tie1n-
el c:1r:icrer ficticio e insignific:inte. 1net~1fórico y ;11iserablen1enre sin1bü!ico po. Instaura L1 eternidad - pero una eterniJ~1J eterllal. una eternidad que ha
ele las con1pens:i.ciones hurnanas, la ineficacia innata y la irnpotencia J.c:s- comenzado (y no terrninar:í jarnás) y que es por tanto rn:ís inn1ortal que
conso!aJor:i de i:1s consolaciones hurnanas: t:!l como-si haciendo caso omiso ererna. La cri:ltura, ahandon:índo:.;e a un futuro infinüo, pero no pudiendo
Je la quodJiJaJ. es decir, ignorando e_:.;e irnpa!pab!e no se :.;abe qué en lo rl.'voc~ir!o. esrj pri\.'ada del bi-poder que la igualaría a Dios; y en esto es
que consiste la ten1por:ilidaJ del cien1po. Jeja :.il nosrálgico insatisfecho y semi-divina. Si el juego consiste en divertirse haciendo y· deshaciendo a vo-
descon.-;o!ado frente a coda rencaiiv;_¡ de restitución o Je reinregración. de luntad, entonces <ligarnos que est:i prohibido jugar con el tieinpo.
repetición o Je reversión. El infinito de:.;contento del consol:ido inconso-
lable. resJrcido y sin embargo perjudicado p:1ra siempre. satisfecho pt:!ro

.il"i
?· Lo irrevocabl&-irreparable de la muerte. El cepo y la válvula. Lo irrevocable de la muerte _puede compa~rse Con un cepo, es de'Cir. un
dispositivo C¡úe utiliza la libértad a medias del hombre para escl3YÍZJrlo: la
En la continuación empírica del intervalo, lo irrevocable. si bien no puede posibilidad, cuando se actualiza, pierde en efecto su potencialidad y deja de
·.ser revocado, puede al menos ser asimilado. Sólo la muerre es radicalmente ser un poder; nuestra liberta_d de elección, al elegir, se convierte en un des-
.ina-?irnilable: no se puede no hacer caso, por la sencilla razón de que ya no tino. La voluntad del hombre es libre de querer o de no querer, pero no de
·habrá más caso ... la muerte es la condensación de lo irrevocablé-irrepara- no haber querido, la ~_stucia del cepo consiste en obtener por persuasión
ble, condensación extrema que hace irre,v6-sible.la totalidad de la vida trans- esa primera palabra que es la palabra del libre consenrimiento; ¡pues el des-
c_urrida: pues es de la vida entera de lo qu.e la muerte nos. separa, sin damos tino se encarga de lo demás! El hombre seducido siente la tenración de meter
tiempo siquiera a echarla de menos. Toda modificaclón del organis1no, cual- el dedo en la ratonera: el cebo, la añagaza atrayente, le decide a ese. gesto
quiera que sea, es en un sentido irÍevocable puesto que se inscribe en el sin el .cual el destino no puede hacer nada. Quien ha entrado en el círculo
_tie1npo desnudo y vacío que engloba la existencia universal; pero lo irre- mágico ya no puede volver a salir: o inversamente, quien lo ha abandona-
\rocable no es necesariamente irreparable en. todos los casos, pues la rege- do, una vez cruzado el lí1nite fatídico, ya no puede volver a entrar: aYentu-
neración, que es señal de juventud y de vitalidad, colabora en la reconsti- r~;o forzoso, el aprendiz Je brujo ha perdido el control de la aventui:.1 en la
tución de la fonna mutilada. A pesar de ello, los traumatismos que afectan que se ha embarcado. «Se han cerrado las puertas._.. ¡Ya no podemos entrar!
a los tejidos nobles son más difíciles de remediar y compensar: por ejemplo ¿No oyes los cerrojos ... las cadenas? ¡De1nasiado tarde! ¡No poden1os hacer
la alteración del centro respiratorio cortical es sie1npre irreversihle. ·y por nadJ aunque quisiéramos!. .. » Así cuchichean Pelléas y Mélisande en b. noche
otra parte lo irreparable, particularmente en los seres muy personalizados, al final del cuarto acto cuando han comprendido que la vuelta es ya irnpo-
tiende a agravarse por efecto del e!lvejecimiento: el proceso de cicatrización sible, que la suerte está echada y su <lestino sellado. Cruzad el lírnüe si que-
se vuelve laborioso y lento, la· curación de las fracturas se hace también cada réis - porque el hombre lo pue<le todo antes de haber elegido; pero una
Vez más lenta. Jean Rostand nbs hace r;iotar qué pocas veces los injertos de vez hecha la elección será de1nasiado tarde para cambiar de opinión. de1n~1-
órganos tienen éxito en el hombre. Al término del envejecirniento, lo irrevo- siado tarde para desdecirse: todo era posible, y ahora todo está consun1a-
·Cable y lo irreparable colnciden ep la n1uerte. Límite extremo, agudo, absoluto do; se han quemado tocias. !as n.?_YCS, ~l'.'.'.. han_rot0 tod0s !c>5 p 1P-ntes.: bs retr.1c-
1

~e la n1odificación. Ja- muerte es- ·irrevocable· en su quoddi<lad como cual- taciones ya no son de recibo. T:.o.l es, más o menos. el tema que Bohuslav
quier accidente del devenir; pero adeináS los-efectos fisiológicos <le la muerte Martinu aborda en la Comedia sobre el puente. La disi1netría entre esta liber-
no pueden ser reparadQ,5_,- Iinagínen ·un·: traumatisn10 muy violento, un último tad y esta servidumbre representa nuestra .responsabilidad". Y las decisio-
golpe 1nás fuerte que los anteriores:-éf Organismo, esta vez, no puede sobre- nes que, en un instante, deciden to<lo nuestro futuro, las decisiones Je tan
vivir. y la restauración del statu quo anterio·r se convierte a partir de ahorJ graves consecuencias ¿có1no es que no nos dan vértigo? jUn fíat inoportuno
en una rarea ünpo.s:ible. Por eso n1i.sn10 lo ilTevocable-irreparahle se!Lt y con- puede can1biar el curso del mundo! Por eso A<lán. expulsado del Paraíso
sagra el carácter irre1nplazable. inco111parable. iniinitable del h3pax que no . cotno consecuencia de un:i lihre y ctilp·Jhl<.:' decisión. ve cómo se Je corta el
\·oh·er5. J aparecer n1::í.s. Pues la inuerte no perdona. y en esto es, corno 1J cJn1ino de regreso: y los querubines de fla1nantes espadJs, apostados por
necesidad según Aristóteles, inflexible, es decir. que no se la puede con- Dios a la entrJda del Par.iíso, est:in alií para hacer respetar la uniLirerJ!idad
vencer p:.1ra que _de n1archa atr:is y deshaga su obra. El hombre vivo perdo- v [a irreversibilidad de la expulsión, para i;igilar por si acaso lo irrevocable.
no.. para no .Jer inflexible con10 su enernigo ia n1uerte: porque el perdón, Esa espac}J inflan1JdJ, para la cri~Hura condenada a los traba¡·os forza<lo.:> de
perecido en esto :.11 arrepentimiento. hace posibles nue\·os con1ienzos rela- la. histori:i, expresa !J itnposibilicl~1<l de volver a recuperar lo. inocencía per-
tivos y pennite toda suerre de renacin1ientos; el acto Je fe Je la esperanza dida. Del 1nismo modo el hombre es libre en todo momento de mutarse,
expresa que nada es Jefinitivo en el futuro; y del mismo modo la su1nisión pero no de renacer a continuación ... como tampoco de nacer: Es raro, no
<le! perdón, a<lelantin<lose a la esperanzJ. es una apuesta contra lo irrerne- ohst:inte, que se sienta tentado :.i ejercer ese poder: por eso el n1oribun<lo
Jiable ... ¡Pues nada .se pue<le do.r por tern1inJ.Jo nu~ca en este bajo mun<lo! no se abandona en general tanto a la seducción atrayente de una trampa
La pena Je muerte. que niega toda posibilidad Je enmienda y niega roda como a la irreversibilidad de un mecanismo sin ningún atractivo; porque Ja
brote Je esperanza. ¿no desalienta por :.ideL1ntado la futurición restaurado~ muerte. por regla generaL no nos pide nuestra opinión. Suhestimar esta
ra y n1eliorativa? suprema irrctn<.'.<liahili<laJ es ase1nejarse a un verJugo estúpido que. dos
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rninutos después de la ejecución capital, cambiara de parecer .. Todo el a[ otro mundo; • pero en sentido inverso nada se filtra ni transciende, ni un
.. rnunclo le diría: vue.'itrJ.s l:irncnLJ.Ciones SCJn intempesrivas, tení:i qut.:: habér- n1urmullo, ni un hilo de luz. ¡Pensar que .. ¡a humanidad est:í form::ida por
selo pensado J.ntes: ahorJ e:-; algo t~irde p:ir:i c:unbiJr <le opinión: ¡demasia- más muertos que vivos·., que los dos mundos cohabitan desde toda la eter-
do tarde para revocar la condena 1• EstJ. retractación póstuma es una bromJ. nidad, que nuestros vecinos los muertos duennen en medio de nuestras
siniestr3. La n1utación n1ortal. siendo con10 es de sentido único, nos recuer- ciudades, a pocos metros· bajo nuestros pies, y que no sabemos nad:J de
da a algún ingenioso sisten1:1 de '.-'áh·ula. ?\'o hasra con decir que una mem- ellos! Vivir en el misterio, y no saber nada de él, es un extraño tormento ...
br3na in1pcrnh~able scpar:J. el n1:ís ·.1cí <le! 111:.ís alli, que la sep;:i.ració~ es per- Desde que el hon1bre es hombre, desde que los hombres n1ueren, es decir,
fectarnentc estanca, que cualquier ós1nosis es imposible entre este mundo y desde el origen de los tiempos, ¿cómo es que el secreto no ha acabado por
el otro-nzu.ndo .. íPorque precisamente la exósmosis es posible, cu::indo l:i divulg;:i.rse? _;\ l::i larga, a fuerza de sobrepasar los límites, los vivientes-muer-
enclósinosis no lo es! El paso. en efecto. só!o está libre en una única direc- tos .tendrí::in que acabar por sospechar algo ... t;Jrde o temprano, las posibili-
ción: de 1:.i vidJ. 1 1~1 n1uerte. pero nunca \·iceversJ.. E.'.-ite es el aspecto m:'is dades de div1Jlgación aurnentan cada vez más, la criatura mona! habría po-
n1olc.sro de esta alrerna[iva tan riguros::ifnen1e, t~1n cuida.dosamente. t::tn ineti- dido encontrar la clave del enigm::i, captar el mensaje. Pero no, no sabremos
culos;imente conjugada que !Lunamos !a mu~nc. Efectiv:i.mente e! hombre n;id:J.. Nad::i de n:icla. jSi se piensa hasta qué punto la 1nuerte nos es famili·Jr,
p;:1sa :i! otro l:ldo de !a frontera. y !::i frontera. en este serirido. no tiene nad;:i. y que nuestra ignorancia :.il respecto es total, sin fisuras, hay que reconocer
dt:: hern1étic1: la rnut:1ción Je este hJjo inundo en !J. u!teriorilLlc! .. :;e logra" que el secreto esr:í bien gu:Jrd:ido!
- en la n1edicL1 en que el no-ser e.s un resulr:1<lo. Si se pudiera estar seg:iro
de que esa rnutación desen1bocJrá en algun:1 pJrte, podríamos decir que lo
irre\·er.siblc es t:11nbién irrecíproco. El n1oribundo se encuenrr::i en la n1isma 3. Renaciniiento. reencarnación. reanimación.
siLu:ición que un hon1bre que salicT:1 de su c:1sJ. sin 1::1 ll~1ve y no pudiera •:ol-
\·er a c-nrrar porque la puert:J. cerrad:i sólo se abre desde dentro: sólo est:í L:J. unilateralid::id y la sen1elfacticid;Jd de lo irre\·oc::ible nos despiert::i una
perrnirido Ja salid:t .. ¡por \·uestra cuent;i y riesgo! E;-i definitiva la verja de curiosid:id apasionada: ¡curiosidad incansablemente reavivada y continuamen-
hierro que in1pide :1 !:1 Anathen1J e.le Leon!c.1:1s Andreie'.· el ::icceso a! m::í.s allá. [e decepcion;:i.d::i.! Después de todo - el senrido único, por único que sea, es
esa Vi':JÍ:.i esr:1 cerrada con cJndado sólo p;:ic1 los candid:.Hos al regreso. ¡Pero :ll menos ztJl sentido; y nuestro espíritu es n;ituralmente solicitado en el sen-
precisamente el regreso es !o que nos in1porta! ¡Son los resucitaclos los úni- r!do de ese sentido, es decir. en el sentido de l:J mutación. con10 es, en el
cos que nos pueden [f:ler no[iCiJs del n1:ís all::í! Ay ... los vivos tJl vez cont:.i- interv::do. ::itr::iído en el sentido de la futurjción. El sentido único nos con-
r:.in en el n15..s ·.J!!:1, cuando inuer..tn. los cotilleos y secre[OS de este hajo inundo J.uce b:J.ci:i el n1:ís J!Li.: todas las esperanzas están permitidas: pero no hay
nuestro: pero nin~ún n1uerro ha \1-1e!ro j;trn:l ...; 1 des\·e!~1rnos lo ...; misterios del n:tnrno. y 1:1 relación es irrecíproca: todas las angustias esr5.n por tanto jus-
1ni-., :ilLí: ninglin ho111hre. con1pk·L1ndo L·! \·i:tle de ida y '.~Je!LL es decir. fran- rlficad:1s. ¡_-\ngustlas consr:1nren1ente superad::is por la esper:inza, esperanzas
que:1ndo t_>! Lnidico U!l'-.hr:il L'n Lis dos dirt:cciones. hJ \·uelto ja1n:is a este conrinuan1enre enso1nhrecicLts por l:J. angustia~ El régilnen ele irre\·ocahili-
h:tju rnunJo nue~rro pJr:l infonn:tr :1 sus ;1111i~os: rue,-; !J n1L"n1hr:1n~1 que se- dad 1nonal poUría deflnir~e de !:1 1n:1nera siguiente: uno de los dos senticlos
p:1r:i la \·ida ele L1 n1uerte. pcrme:ihle :1 1:1 id:t únic:11nenre. pennL~able peru únic:unente (el otro est:i prohibido); pero no: ni uno ni otro: y menos to-
no !ran.-;p:irenre. es i1npcrn1c:1hle :1 L1 ,·uelt:t. :.'\o se o\·e n:1d:t del otro Licio daví:L uno y otro. Si el 111:.í~ :J.C:Í y el inis ::i.ll5. no formaran dos 1nundos eter-
del c:1hiquc. no se \·t:· n:1d:t :t trJ,·C·"· h L'.'it:tnquid:id y L~ oracidad de !:1 sep:1- n:tn1enre ¡x1r:delos. etern:uncnte sep;Jrados. etern.:unenre inco1nunicable.s. y
r:1ción son pl·rft.'Ct:1s. En su ~1dn1irah!C" Refuto dé !us sir!te ahorcados-' Lconi- si J;i co111unic:1ción unilater:1! lla1na<l:i. muerte (pues unJ. v:ílvula es igu:ilrr1cnte
d:is Andreie\· nos h~ib!a de! ,·elo que. por ro<l:1 la eternid:ld. recubre el 1nis- un~1 especie de sJ.lida) no existiera de este ;:i aquel. nunc:i :-;e nos-hubiera
terio e.le ]J vida y el rnisrerio de la n1uerte, y que un:l mano sacrílega ::irranca ocurrido la ide:J. de inrent:1r :;;.¡ber lo que p:is3 J.! otro lado: en e:-;t:i orilla hahi-
en honor de Serge Go!o\·in. Pc:·o Scrge Guio\'in va a rnorir el<.: un 11101nento r~1rían \·ivos inmortales que no cruzarían nunca el río fúnehre. en !a orr:i. ori-

a otro, y no sabre1nos nunc:i lo que h~l vis[o. Y de este mallo, millones de lla un pueblo de muertos que nunca hJ.brí::in estado vivos: J. un J3do los
millones de vivos pasan. siempre en e! misrno sentido. de este bajo mundo vivos que no moririn jant.is, y enfrente un reino de muertos cuyos habi-
r~1ntes e.':it:.Ín 1nuertos J.esde sieinpre sin haber n1uerto jamás. los unos y los
orros ignor:índose 1nutu:1111ente. ¡C_ad:i cu:J.! en su casa! -ToJ.o lo con(rario,

.-il')
la filosofía de la palingenesia, para conjurar el espectro de lo irrevocable, ~tanto una sutil presencia, enrarecida y pneumática. El filósofo de la plenüud
imagina un intercambio y,. en cierto rnodo, idas v venidas continuas entre. la ¿no se guió en todas las circunstancias por la fobia de las disco.ntinuidades
vida y la muerte: las almas cruzan y vuelven a. cruzar ese umbral fatídico y los saltos, por el horror a los hiatos donde la continuación óntica hubiera
que ya no tiene nada de fatídico, y circulan libremente de un mundo a otro. corrido el riesgo de hundirse? La discontinuidad es la apariencia superficial
·Se entra en el país de los muertos como en una noria y se sale de la misma bajo la cual un análisis más sutil descubre la profunda ·continuidad de_ todo
manera. En el lénguaje de los Órficos, el Fedón nos habla de una antapo- lo que es; la perpetuación, la perseveración y la preservación del ser, son de
dosis o compensación 4 cuya finalidad es compensar la muerte con e1 rena- este modo salvaguardadas. Hay que pensar por tanto que el muerto no esta-
cimienro: el camino hacia la muerte da media vuelta (tcaµnT¡v notEt), y· la ba tan muerto, sino que lo pareCía- sin llegar a estarlo reahnenter y que:sim.:.
entropía general que amenaza a la existencia se encuentra neutralizada. Sin · - 1 plemente había entrado en un estado de letargo, con10 la Bella durmiente
este proceso generativo Cffix:Alpncp11Éva1), como dice Platón! o, como nos- de los bosques. «N:idie sabe si la hora del desperrar sonará pronto ... "9 ¡Y sin
Otros preferiríamos decir, sin este movimiento de vaivén, la muerte no hubie- ! ernbargo un día se despierta la Princesa dormida de su secular sueño!, ·¡revi-:-
ra tarda_do nada en destruir toda vida en este bajo n1undo nuestro, y, habiendo vir.í un día este muerto-vi\riente en estado de hibernación! ¡Pero-renacimiento
dejado de renovarse la vida. pronto reinaría uñ inarasmo sobre nuestro pla- y resurrección, eso es harina de otro costal! - las reencarnaciones sucesivas,
neta; una génesis que caminara siempre recta y en el mismo sentido, y nun- para determinados teóricos de la palingenesiJ, no forman más ·que una única
ca volviera sobre sus pasos (E'Ü-8Ela... EK toÜ étÉ:pou µÓvov ci.i; tÜ icataVnKpÚ),S continuación, ya sea patente, ya esté disfrazada y como eó filigrana en todo
una génesis sin palingenesia sería, en definitiva, una especie de relación sin el interregno de };_is dos vidas; la 1nuerte se disueli:e y se difu1nina en el inte-
correlación, una relación desigual CxroA~),6 y dispareja. Pues lo mismo que rior de la gran vida universal e inrnortal que engloba a las pequeñas vidas
el Bien, según el Teeteto, llama necesariamente al Mal como su contrario individuales. - En la reanilnación el muerto da la sensación de estar atravc~
(úrccvav'CÍov), 7 así la vida y la muerte, según el Fedón, están necesariamente sando en sentido inverso el un1bral que acaba de atravesar a la ida. Y sin
en una correlación bilateral. Tal vez era en esta oscilación pendular en la ernbargo, del n1is1no aioc!o que b. ·resurrección~ de la que hablaba Leibniz,
que pensaba Heráclito cuando escribió: nuestra vida nace de su muerte su la reanü11ación, a cuyos increíbles éxitos estamos asistiendo hoy, sólo tiene
vida. nace de nuestra muerte; y de este modo sornos a la vez n1ortales e' in- de resurrección la ::i.pariencia: ]3 reanin1ación resucita a un vivo, y es por
mortales.º La muerte del mortal inmortal no es por tanto nunca más que una tanto lo -contrario c._le una resurrección: este rrii!agro:-fe~nhn~1ñdó 10 inani-
muerte-en-espera; la Despedida no es nunca mis que un acontecin1iento n1ado, no h::i.ce n1is que desbloquear la vitalidad entun1ecida. Pretender estar
frecuentativo, y el preludio de una pequeña retir:ida nada rnás que tempo- realizando un milagro cuando se reanima a alguien que no escaba muerto
ral. - El continuacionisrno leibniziano da un contenido a este interme- ¿no es caer en l::i. fullería o en la charlatanería? La reanim::i.ción de1nuestra
dio entre nacimiento y renacimiento: al ser las n1ón::i.das indestructibles. la únicamente que el corte de la rnuerte no se encuentra en el momento pre-
rnuerte es 111:.í.s enl'oluirniento que ~1niquilanlier.to: rnás di.'>n1inución que ni- ciso que t~nenios por costun1bre asignarle y que. por ejeinplo, no coincide
hilización, n1is reducción a lo infinitesirnal o a una forrna microscópica con el ce.se de los LHidos del corazón: este cese no es n1ás que el símbolo
que retorno a la nada; la desaparición se difunün~t desv;ineciéndose poco a n1js patente de la Yita!ici:ld suspendida: las sei't1lcs que pen11iten cronoine-
poco, Y la substancia se ·vuelve ya no inexistente sino invisible. El eclipse trar el instante de la tnuerre están a menudo ocult::l5 y son más sutiles; por
mortal es por tanto una simple n1edia luz. O con otras palabras, si se prefie- eso la rnuerte general es 1116s tardía de lo que se cree comúnmente. LTn cora-
re: Leibniz llenó el vacío del no-ser con la plenitud del mínimo-ser; una exis- zón pJrado puede volYt:T a ser puesto• en 111archa si la intern1 pción no ha
tencia latente sobreviene a la muerte aparente. La ausencia 1nortal es por sido de1nasiado larga: pero un 111uerto no puede ser resucitado. Lo que
sucede únicarnente es que un ho111bre cuyo cor:izón ha dejado de latir pue-
'Fedón. 71 <::, 72 a. Cf. Marco Aurelio. IL de no estar muerto: pues entre la n1uerte y un síncope la diferencia es enor-
~72 b. 111e: y el cotna t~1n1poco es la niuerte. Puede suceder, cuando la degene-
'' 71 e.
: Teeteto. 176 a.
r:ición del tejido cerebr~tl es toda\·ía reversible, que el último suspiro no haya
HDiel.s. 77: Sñv hµCi:;-r6v Eia:ivwv Só:vu-rov 11:a'i ~Tjv Eru:ivro;-rOv ~µÉ-rt:pov 96.va-rov: 62: utkívatot Svritol.
sido finaln1ente el último y que haya todaví::i. otros después de él; pero eso
Svritol ci0ávato1. ~Wv-rE;-rOv Ex:~Ívwv Só:vcnov, t6v 8E fxrívcov ~iov uitvEWte<;. je:1n Brun. Héroc!ite. pp.
152~133: y la nota 21 de _kan Bntn. '' Akxam.k:r Rorodin. llf prillú'Sll ilorm:,lu. lbb<l:1.

320 521
sólo se s:ibr::i re[rospectiv:ln1ente .. ¡Nos.damos demasiada.prisa por consta- muerte de acuerdo con la tragedia. ¡Despertarán y exultarán los habitantes
tJ.r el deceso! De hecho ]J.s técnicJ.s modernJ.s de reanimación, por impre- del polvo!lO L:i resurrección milagrosa que Rirnski-Korsakov glorifica en la
sionantes que se:in, no superan en :lbsoluto !:J. in1posibilidad met:ifisic::i. de Gran Pascua nt.Sa difiere en esto de !::i primavera que Stravinski saluda en
!:i resurrección: lo imposible, hoy corno :lyer, sigue siendo in1posible - y sa- la Consagración de la priniavera y que es el despertar anual de la impere-
bemos que en esre caso ese in1posible se llam:l irrevocable. Pues lo mismo cedera naturaleza después del sueño. invernal. Por oposición a la naturali-
que la gerontologb., !a higiene y la n1edicin::i social aun1entan la longevidad dad de una juventud eterna, la resurrección setía un resurgir fuera de la nada
de los hornbres sin conferirles la inn1ort:i.!idad y sin reventar el a priori de más profunda: una pal"J.bra mágica la desencadena de repente, una orden
la finitud, :i.sí el re:inirnadoc en el últüno minuto. salv::i. de la muerte al mo- absurda - ¡Lázaro, levántate~ Y el difunto emerge de pronto de la noche. ¡r\y!
ribundo sin resucltar j:im::is un muerto de entre los muenos; por suene, y No hay más niilagro en este mundo nues[fo que el misterio de l:::i natalidad
provision:ilinente, hernos esc:ipJ.do de momento a lo irrevocJ.ble; una peque- al comienzo, y el escamo(eo letal al final; y este segundo milagro nunca es
ñ:l pro!ong::i.ción ernpírlca de la vida hum:J.na no puede compararse con el ex ~iihilo puesto que es, por el contrario, una nihilización; y el orden de su-
infini[o n1ec1empírico de 1:1 inmorta!ld::id: y t:11npoco puede compararse la cesión de los dos n1iSterios, el misterio inicial y el misterio terminal, no po-
reanimación. que es un:1 proez:i. con b. resurrección que es una magia y una dría en ningún c:iso. invertirse: la nada a la que el vivo retorna y el no-ser·
t:iun1arurgia. L1 re:1nin1ación reanin1a ;ij n1oribundo in extren1is con L1 condi- de donde proceJ.e ¿no son en reJ.JiJ.ad completamente disimétricos?
ción de que ese n1oribundo no esté toda\·í:i. n1uerto. con la condición de que De hecho los filósofos de la palingenesis no logran escapar al siguiente
el 1noribuncio, por próxin10 que se encuentre y:i del exrren10 límite de l;i dilern:::i: o bien una especie de continuí<lad liga entre ell:.ls las existencias su-
\.'lela. se encuenrre tod:.ivía en !a p:J.ne de :ic:í del f::Hídico un1bral. ¡Tangen- cesivas, y en ese caso L:i rnuerre ya no es la muerte, sino un simple periodo
re, pero n1is :i.c5.! El inoribundo que revive estaba y::i casi n1uerto; había ago- de bJ.rbecho, y la resurrección estaría amañada; o bien el vacío abierto de
nizado hasc1 la rnuene, pero con exclusión de la rr1uerte: a punro de rnorir. la muerte se interpone con10 un corte irreductible entre la nueva vida y la
esc:lpa por los pelos :d golpe de gracia. Un segundo m:ís o un ini!ímetro antigua, y, en ese cJ.so, habría efectivan1ente un n1ilagro: pero entonces, ¿por
nlis :i.!l:i - y el g:ittl!o de !o irrevocable se hubiera disp::irado, Ja re:inimación qué llamarlo renacimiento? Nad:i permite aquí distinguir el renacin1iento de
hubier:.i sido ¡¡nposible .. o rnil:::igros:1. ¡Qué :::ip:lsionado «Suspense" par::i las un puro y simple n::icimiento, corno tampoco hay ninguna razón para hablar
J\·cntur:is tr:igic:1.s~ E.se imperceptible urnbrJ.L es:J. fr::i.ctura infinitesiinal de lo aquí de segunda vez ... Este segundo nacimiento es en realidad absolu-
irrl:'.l/OC:J.bk: es lo que d:J. su sen[ido emocion:.tnte :1,!a ocasión, su patetisn10 r::imenre primero, y el susoJ.icho resucitado (¿pero por qué resucitac/d.) es
:d mon1en[o opon:uno: :i.ntes de la fr:ictur:l tocl:..Iví:..I hay riempo: por un se- un hornbre con1pletamenre nuev·o; alguien ha nacido en efecto, ¡pero ese
gundo de retr:iso él destino de la mismidad y t:il vez toda la faz del mundo alguien no es el 1nismo, es otro~ Y el recomienzo a su vez no es el reco-
-~
podrí:.tn ser c:.inibi:.ldos.. En la re:.1.nirnación corno en !:is 1netamorfosis. en 1nienzo J.e lo n1is1no, sino que es un verdaJ.ero primer comienzo. En la hipó-
!:1s rne¡arnorfosis .,_-on10 en L..1s 111eternpsíco.-;i.". ¡odo -;ucedc: confonne :.il prin- tesis anterior. el resucit:tdo era el inismo hon1hre que ::i.ntcs, y no había por
cipio d<::" Ll con_-;c.·rY:1L·i(Jn ;: de la continu~1ción. L~t re:.tnim:1ción t:':i un rest:L- ranro "resurrección,,~ en i.:-ste segundo C3.SO el resucit:1J.o es efectivamente un
h!ecirniento :1crn(1:irico t'n el hordi.::' di.:! no-sL'r: pL·ro este n:sL1hk·,-"11nien¡o. hoinhre distinto: ;.por quC entonce.s ese re J.e la n:iteración? Ahora bien. los
f:J\"Orccido por la .-.;ucnr.: y por L1 \·inuosid:id récnicJ. no tiene nJd:.t dt' un filósofos de la p~dingenc::>i:t atribuyen a menudo una gran importanci:i a la
1nd:1gro: :::;i la 1n:íquina puede \·oh·er :1 _..;;er puesta en n1:.irch:1. es porque en di5continuidaJ 1nortal y ~1 lo irn~\·ersib!e: resucitar. para ellos, no· es única-
el fondo n.o h:t Jci:tdo nunca de funcion:tr: _..,¡ el :1hog:1<lo puede ser devuelto inente des111orfrdespués dt: h:1her cruz:ido el un1bral de la 1nuerte, ,<;;Íno re-
:1 ia \·id:1. es porque en n:alidaJ no Lt h:1hi:1 dei:1do ..\Iéjor :1ún: Lt reanirna- nacer con vistas ~t una exístenci:1 nue\·a: resucit:lr. no es únic~1n1ente. con10
L·ión e,<;; un resc:Hc Je L1 oncea\·;.¡ hor:1: pero no se re:-;;car:.i al rnueno una \·ez Lázaro o con10 un ahogado que abre los ojos y vuelve a la vid;i, re[o111ar el
que se ha hundido en el lJgo negro. Ahor::i. bien. es estJ. re;.1.parición e.Y ni- hilo de L1 existencia allí donde se h:::ibía dejado: Láz;iro resucitado vuelve a
hi!o lo que constiruye e! rnilJ.gro por exce!encia: lo;; pr::ivo.s!avos !a reciben respirar y su corazón a Luir: o rnejor aún. !os !:.ttidos del corazón de Láz::iro.
con el beso pa:-;cua!. corno :d :lCOntecinlien[o irnposib!e e inco1npren,<;;ible después Je! J.es\"anecin1icnto. continúan !J serie de los latidos anteriores ...
gracias J! cua! el n1uerto revoca lo irrevoc:.ih!e y \·uelve :. 1 atravesar ese um- LJ. p:::ilingenesiJ. es otrJ cosa disrinta: renacer, aquí, es comenzar de nuevo
br;il f::i.t;il que no ...::e cruza nunc;i en los Jos sentidos ... El ..1...leluy:l del júbilo
no ce!ebr:i únic:1mcnte un:..1 creación. sino un:..1 recreación <le! salir de Lt

~I
toda una vida después del comienzo, y volver a nacer de nuevo como la v sólo Dios se acuerda de ellos en mí! La vida anterior es por tanto -er re-
¡)fimera vez. El renacimiento no es por tan ro ~una simple prolon'gación de ~uerdo quimérico y onírico, el recuerdo inme"!orial que re~uerda ~es.ta anam-
la-antigua vida. Por eso hay que suponer que las almas, antes <le su reen- nesis: vida absoluta e infinitamente anterior, es decir, antenor no un1camente
carnación, han dejado olvidada esa antigua vida en las aguas del Leteo. Pero al presente, ni siquiera a tal o cual pretérito, sino anterior a toda expe~rien~
e_Sto no es más que aquello que nos gustaría que fuera: esperamos sentir- cia vivida· el Antes de esta anterioridad no es ·antes de esto o despues de
nbs resucitar, gracias a esa función de la memoria que es la única que nos aquello, ;orno son los antes relativos Yempíri_cos de la conti~uación: ~na
garantiza nuestra continuidad personal; en el transcurso de la nueva vida solución de continuidad superficial e incluso una profunda grieta no senan
poder recordar la antigua, ·y gozar de la superposición, ¡qué delicia, y qué n1ás que pequeñas interrupciones temporales al lado de.est: abi~mo sin
enriquecimiento para el resuCitado!_¡Ay1 El río del olvido y ia inocencia, de- fondo y realrnente insondable que es la muerte; pues es el vac1.o ~b1erto de
jándonos limpios de nuesti:os recuerdos, nos retín el placer-de superponer la nada el que hace retroceder a la vida anterior hacia una antenondad ante:-
y la dicha de comparar. Por es_o buscam"os confusamente alguna cosa inter- histórica y Pre-te1npo:rJ.L La vicL--i anterior está más acá <le todo más acá. co~o
mediaria entre el comienzo y la continuación que fuera, literalmente, rec.o- la vida ulterior está más allá de todo más allá. Pero en lugar de que la vtda
mienzo; mejor aún: el hombre desea por encin1a de todo la recre3.ción. pues ulterior sea directamente objeto de Ur1a esperdnza de. inmortalidad Y de super-
ella sería una mezcla <le creación y de continuación. y poco in1pona si el vivencia definitiva, la ilusoria supervivencia y la ilusqria memoria de una vi-
lle y el comienzo, si el Re y la creación, si el Re y el nacimiento se contra- da anterior en pleno presente funda indirectamente la dudosa esperanza de
dicen - puesto que tal-es precisaznente la irnposibilidad que se lleva a cabo la palingenesia. ¡Esperanza dudosa. pues la vida presente bien podría ser ~a
gracias a la resurreccíón; con10 en los renacirnientos intra-virales acu1nula- últüna en la rueda de los nacilnientos! En cualquier caso proyectamos hac1a
1nos, pero esta vez imaginariamente, el confort de la antigüedad y la alegria el futuro nuestra rerniniscenci:t: la nostalgia <le un paraíso perdido donde
de la novedad; nos gustaría disfrutar, en efecto, de todas las ventajas a la todo es orcien y belleza se confunde, en últin1a instancia, con el prese~­
vez: por una parte de las ventajas de la continuación, y por la_ otra de la ale- tin1iento de un fururo escatológico. Por eso, por enciina de la muerte, afir-
gría de una prirnera vida, ctryo car:ícter inicial e ingenuo se encuentra minu- marnos desesperada111ente la continuidad de lo discontinuo y la perennidad,
ciosamente preservado por la ruptura nJortal y por la an1nesia que resulta no ya de una existencia específica, sino de una vida perso;al que ~o es
de ella. Únican1ente Dios, tal vez, sería la superconciencia, el testigo y la nunc~1 ni co1npletamente ia misma, ni comp4etam't:"ni:e otra. r,n la pal1~ge­
memoria transcendente de esas vidas sucesi\·as que la 1nuerte sepa:rJ.: espec- nesia el final no sería el final: simplemente una página pasada, un capitulo
tador y al mismo Uempo sujeto substanci::il de las reencarnaciones conse- terminado, una peripecia entre otrJ.s, un episodio que sucede a los prece-
cutivas, el hombre siente que se ha convertido, como Dios, en una super- dentes y que precede a los siguientes. Sí, todos los medios son buenos para
memoria, y saborea el delicioso vértigo de un yo que es a la vez sí mis1no escan1otear lo irrevocahle que no se volver..1 a repetir jamás ...
y otro. Surgen aquí en efecto los agradables \·éitigos <le la aproxi1nación: tal
vez la.s aln1a.s no lo hayan olvidado todo de~pués de su b;:ii'l.o en el río de!
olvido ... ¿'{si la colada se quedó inco1np!etJ?. ~si algunos vagos recuc.:.·rclos 4. Lo ,Yada corno nibili:::cu/orct.
nos han queda<lo Je nuestra vida anterior? El 111iro de un pas~1do prenatal,
1nuy antiguo y 1nuy lejano, se convierte J. 111enudo en la ilusión Je h:iber \·i- Ha llegado el 1no111ento Je confesarlo: el artículo supremo sella irrevoca-
\·ido ese pasJclo. A n1odo de la 1nernoria n1erJp.-;¡cológica que PLttón llan1a- blen1~nt,e L1 in1posibili<l~1d de-! retorno al más acá. ¡Aquel que renzuf!re, es
ba ren1iniscencia. in1Jgina1nos unJ. especie de rnen1oriJ rnetacn1pírica sin re- que no estah~1 n1uerto! Pues sólo se rnuere un:.i vez ... Co1no dice lonesco,
cuerdos ernpíricos. Esta n1enioria vacía de recuerdos datado5 y localizados, ¡aquí no hay "repeti<lore~»! Tan verdad es que los muertos. una vez inuerto.s,
esta 1ne1noria que no con1porta ni con5ervaciün ni recuerdo. es la meinoria están bien n1uertos, y definitivamente muertos, muertos de una vez por to-
reducida al puro hecho del reconocin1iento. y de un reconocimiento sin pa- Ja.s: €cpána~. dice Schelling de acuerdo con el Ev:ingelio. oponi_endo el s~1cr~­
.'iado reconocible: o znjs bien. el pasado reconocible se reduce a sí misn10 ficio Unico ele fe.sú.s :t l:is inuertes sucesivas y reiter..idas ele D1ony.so.s. De}I--
a una pasadidad sin aquí y ahora. Y como los acontecimientos Je esta his- nitiuamente ;~ztertos... ¿Pero era necesario semejante pleonasmo, después
toria prenatal son acontecimientos "inteligibles" y. para el hombre actual. no de to<lo Io que se ha uicho· sÜbre la na<la rnortal? Pues es precisamente en
han tenido lugar nunca. es como si dijéran1os: ¡Jos he olvidado etern~unenre. esta_ in1posibili<lad de supervivencia en lo que se reconoce a la verd::i<lerJ.
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muerte. L1.<,> m:lyorc:s cacísrrofes adr11iten excepciones, conspiran con la suerte y eso en el acto, como si fuese fulminado por el instante último: en ese ins-
par:t s:llv::rr rnib.gros:in1ente J J.lgunos supervivientes. ,-\_hora bien. iam:ís ha tante en efecto vive y muere a la vez; por última vez suspira, y al mismo
habido. y jJ.n1js l1abr.í supervivientes de la nada. A la salída de la nada (¿pero tiempo muere. El hombre 1nuere ai tocar la muerte y cotno consecuencia, y
es que ac~1so hJ.y· una SJ.!id::i?) uno ya no se levanta n1ás. Después de la nada, literaln1ente, muere de morir... Esto, se dir5., es una verdad de Perogrul1o:
·enfenneda<l incurable, uno no se repone nunc:i. 0Jo se reaparece por enci- ¿morir de morir, no es sencíllamente morir? Sin ·embargo, debemos prestar
rna de la nacL.1, sino que por el contrario uno se hunde cada vez m:ís en eila. atención a la diferencia entre estos dos mon·r, uno designando el golpe ins-
:'\ue:str::r t:i.ngenci::i con la muerte es ella misma morral, como es mortal el tantáneo de la nihilización, otro indicando la eternidad del Nihil; la coinci-
conu.cro fulrn!n:inte de un c:ible de alo tensión: :iquel que, :iunque sólo sea dencia de esa nihilización con este Nihil es precisamente a lo que hay que
el instJ.nte de un instante, roz:.i la muerte, est5. avocado irrevocablemente al llamar irrevocable. Pero inversamente tJ.mbién la Nada que llan1amos muerre
no~ser: está en cieno modo electrocutado por ese no-ser que le ha tocado; es ella Inis1na nihilizadora. El no-ser moÍtal no es simplemente una nega-
un mi!írnetro de 015.s, un segundo de n1:ís, la n1ás ligera, la más iinpondera- ción platónica, ineficaz o quiescente: es un no-ser destructor y asesino. Pues
b!e tangencia con l:1 N:1d:1 rnorral - y toda cornunic::tción entre aquel que del mismo modo que la libert::id es esenci::ilmente liberadora, y el dar el ser
acab:.i de rnorir y el 111:í.s ac-J. se rompe insrant5.ne:in1ente; no se suspende. es un::i operación creado"r::i cuya toda esencia consiste en enunci:.ir el ser.
ni se inrcrrurnpe, sino que se rornpe para siempre. Si el éxtasis del que nos así el no-ser mortal, leías de ser principio o hipóstasis, se. reduce por com-
h:1bla Plotino. y si !:l intuición bergsoniana se con.vinieran, milagros:J.mente, pleto a una operación aniquiL1dora: esa nada anonada todo lo que toca, e
en defini¡j\·as. !:1 irrevoc~1bilidad Je b. niuerte podría, en cierto 111odo, con1- incluso el pensarniento que la piensa, con10 un apest;:i.do doblemente conta-
p;:irjrseli.:s: el n1Js J.!lá de la esencia, E.7t€Kctva i:~c; olicrlm;, que constituye el gioso que propaga l;:i. nluerte a su alrededor; L1 muerte con10 objeto de pen-
horizonrc !ej::i.no de la di::déctica p!J.rónic:i, se conviene en efecto en el punto samiento se v11elve contra el sujeto y deviene la muerte efectiva de ese su-
de rnira conslJ.nte del neopLitonisrno; el éxtasis es evidentemente siempre jeto ..A.qui no hay un hoinbre que ha matado a otro hon1bre, sino el no-ser
intcrn1ircnte, co1no la intuición bergsoniJ.na es siempre puntiforme y sien1- rnortal que detiene la continuación del ser, y la detiene p;:ira sien1pre. Por-
prc ins¡:inr:íne:i ... ¡Un;i vis!ón borrosa est:.'i. tcxJavía muy lejos de ser una visión que la esencia del hombre no es ser homicida; 1nientras que· la mu erre es
clar:i.! Pero v:r:::in1os hasta el final,;/ supongan1os que ese salto haciJ. Lis altu- tod:.i ella supresión y nihilización. El LVihil mortal, la nihilización que es su
.¿
ras ::i.bso!uras :icabe en visión eterna y en Jiviniz:ición transfigurante: ¡no operación y a la que el ;Vihil se reduce, el LVihil eterno o nulidad de ser que
h:J.br:í recaíJa ni viaje circular! Un dios puede \·enir de excursión :l la Tierra, es la obra definitivJ. y neg:itiva de esa operación, la obra irrisoria de esa irri-
p:tse:irse por ella de incógniro, y 1:oh·erse :i conEinu:1ción a su Olünpo: puede soria operación. todo eso form:J. una sola y mism3. Nada; y en esa Nada es
volver a b:.iíar Ue nuevo, y ::isí una y otr.l vez indefinidamente: pero una cría- el inst3.~te irrevocable el que decide desde toda la eternidad.
rura. supuesL1n1enre divinizJ.d:i que :lterriz::J.r:.l aquí abajo pretendiendo venir
de! otro n1undo. est:irí:1 confesanJo :d n1isn10 tieinpo que no se h:thí:i ido
nunc:i: y bii.:'n pudcrnus estJ.r seguros e.le que el \·i:ije Je e::;e .'it"tnidiós es una S. El n1ensaje et·a;u.!scenre ele lo ultúnillad.
hud:l: c-1 senlidiós ni siquiera h~t ¡oc:1do o Jleg~1du J. enrre\·er los líinires Jel
111:i.s a!LL Si huh!L'r:1 esrJ.Jo :.lllí, ya no podríJ. \'Olver: pues es precis:.lmente Con10 Jecían1os, lo irreYoc:ible, ::il no pennitir el paso n1Js que en un úni-
en esto en lo que ."'.ie reconoce :1 Ja inuerte. De:spués ele haberse :ilej:ldo del co sentido, agudiz::i y apasiona ~11 1115.xiino nuestra curiosid~1d: continuamente
c:1n1pu Je ~r:n·t:cL1d y de arr:icción terrestre. el cosn1onaura que gr~rvit:l J.lre- !~1 cil:spierta y continua1nentl'. la decepciona. Y por añJ.Jiduc1 est:l curiosi-
dedor c.lc_·I globo pueJe !nici:tr su descenso :1 !:1 :Hmósfera: pero después de J:td tiene sic:n1pre un suplen1cnro de angustia. ¿Qué digo? Se .siente exul-
haberse :dej:icJo de! c:irnpo Jel ser, el inueno no puede en ningún c1so volver. tJ.nte Je angustia. La :J.mbiv;:i.Jencia de nuestra curiosidad refleja la arnbigüe-
El viajero Jel esp:1cio. mientras est:i introduciéndose en su nave. piensa ya dad de la tangenci.::i, es decir, de nuestro contacto con el lúnite: ¿no encontramos
en la glorio,'iJ. \·ue!tJ.: pero el moríbunJo nuncJ. ser:i, como Er el panfilio, un acJ..so en el [Jsque ad 111orten1 l:i anfibolia del más :icá y Je! más :1115.? Evi-
resucit:tdo. La n1ue11e reriene a ese n1ueno, se ag:irra ;i él y no sueltJ. su pre- dentemente la disyunción que hace que se sucedan lo :.interior y lo poste-
sa. De este n10Jo el vivo 1,.·ive su 1nuene en un insr:inte único, y :.icro seguido rior, e~ta disyunción es un sabor :inticipado de la irrevocabilidad mortal: pero
muere: ¡pues no se puede vivir l::i n1uerte sin morir en el mismo instante! Se únicamente un sabor anticipado: pues la inocencia del joven con relación
la vive rnuriénJoL1. y se rnuere :JJ vivirla. El hombre rnuere de vivir !:1 muerte. a! viejo es tnuy relativa: el joven puede presentir la vejez. y e! viejo recuerda
:_-_ sµ juventud. S,,í el devenir fuera reversible, es decir1 si el doble recorrido los únicos en acechar el disparador del instant~ irrevocable. Dosto'ievski, al
rodeara, midiera y verificara el camino recorrido, podríamos t~ner cono- principio de El idiota, felicita al retratista_que-h<i, sido_ Sll_t)cientemente <\gH
cimiento del tiempo, y un conocimiento totalmente objetivo._ Ahora bien,: el para reproducir con toda precisión el rostro del ·_condenado a muerte, un
tien1po huye sien1pre en el mismo sentido> y nuestro conocinüento no puede segundo antes de que la cuchilla de la guillotina le _corte la c_abeza, una milé-,
Y
·cerrarse para abarcar al objeto; la presteza el sentído de la oportunidad no sima de segundo antes de que la cabeza cajga al cesto,. unjp.s~nte antes-del
son por tanto necesarios; pero· al menos el recuerdo, al menos la previsión instante fulgurante de la muerte súbita: ¿si reprodujéramos, cOn suficiente
- pueden suplir la falta de agilidad de un espíritu que no siempre es-contem- intensidad los rasgos Je aquel que va a .morir, s_Ltuyié_ra~nos Ja fuerza sufi- _
poráneo del hacerse, ni capaz de recuperar la ocasión_perdida·.-Lo irrevo- ciente para interpretar su expresión, tal yez _podri_an1os,: _no :digo ya apren-
cable de la nihilización mortal extiende una cortina hermética entre el -Antes der, y to<lavía menos co1nprender, pero sí:atmenps s9rpr_ender algunas mi-
Y el ~espués, hace del primero un Más acá y del segundo- un-,t;Iás allá) -y gajas del gran sea·eto? Tolstoi también _intentó ese descifr:i!J1iento escrutando,
pr~h1be tod!l comparación entre ellos. Con esta ingeniosa combinacióri'" que., en Ana·Karenina y en Tres muertos, el rostro de 1os-agoniz:l_ntes. b-lenos tr~­
·recibe el no1nbre de lo irrevocable, con esta trampa especiahnente dispuesta, gicamente tal vez, nosotros tan1bíén vigílarnos las últim_as palabras, acecha-
al parecer, par::i impedirnos saber, el hombre siente la tentaciQn de- hacer n1os a(entamente las voluntades supre111as de aquel que- toca al ténnino de
tran1pa él tan1bién; ese secreto que no podemos arrancar por la fuerz:i. -tal su existencia y que está en trance de morir: ¿las úitimas pal;ibras no son
vez podan1os obtenerlo de contrabando y como quien dice "deprisa y co1TÍen- ac:iso el paroxisn10 de toda esa palabrería insustancial que es la vida? Al
do", si s;:i.ben1os ser más astutos que la astucia: de este 1nodo es corno, pJra c:ibo del interminahle torrente de palabras, cu::i.ndo llega al_ final l:i existen-
ª.rran_car e~ secreto <le su muerte-propia, el hombre. intentando una expe- Ci3 locuaz de aquel que, hasta la tu1nba, no ha parádo de hablar, la última
nenc1a peligrosa don<le las haya, se acercará al inst:1nte fatídico todo lo mis p:1labra al menos deberiJ tener una sonoridad panicular y algo extraña~ ¡la
?osible, a riesgo de caer él n1ismo en la e111boscada - y el riesgo, para quien ultflnuni uerbunz está ciertamente más cerca del otro mundo que un tes-
Juega con la n1uerte, no es un fracaso niás o n1enos reparable en el trans- tan1ento! ¿CÓ1no no esperar que, tan cerca ya del final, a sólo dos p:Jsos del
:urso de :anteos más o n1enos repetidos, el riesgo es el ictus irreparable, el Ení<lico urnbr::i.l, a un pelo del in:is allá. el hombre a punto Je.morir no per-
1ctus fulrn1nante de la nihilización: el instante de la n1uerte-propia es en efec- ciba algún mensaje. algUn eco del misterioso mundo? Por eso los vivos perma-
to un Kafros único por todo la eternid;:id. ¿Quizá lJ captura de L1 oc:1sión necen, con el conzón palpitante y el óíUo .arento-~ :a_ b escucha dei mensaje
flagrante fuer:i n1:.ÍS frícil si se tratase de la muerte de los otros? El observa- supre1no de los n1oribundos. Sen1ejantes a aquellos que no tienen pasapone
dor acompa-ña al rnorih{1ndo hasta el 1nomento en que la vida, pendiente ya para el extranjero y se :_icercan lo m:.ís posible a la frontera para po<ler ver
de un solo hilo. va J. hundirse definitivamente en el no-ser: el observador al menos los postes. los aduaneros. y ese misterioso puehlo a! otro lado del
se arrin1a to<lo lo que puede al artículo supren10 de esa agonía con el fin de puente. donde se habla ya un i<liomJ Jesconocido: del otro lado del puente,
captar, ¿quién ;;ahe? algún e\·entual in.en.saje. Todo lo que es extn..:'1110 \. su- e:-; dc-cir. en el otro tnundu. en la ot-ra orilla .. Asi el paseante :'iin p~1sapor­
pre1no. el últín10 susp_iro. 1:.1 exrre1naunción. y en general los últüno.~ ins- tt.'. n:'.teni<lo J ...:.ste lado de la frontera. conten1pla derenid:1111ente el lej:Jno
tantes, los rn:ls prl'ciosos n1on1entos. porque estin cunL1dos. rodo lo qui.: su- pui.:hlo donde h~lst~1 los g~nos :-;on 1nisterioso.'i. Tobtoi. en Guerra y Paz. habla
:ede ~n las proxilni<lac!es de !J rnuene tierle p:ira nosotros una particular de ese no nutn ·s !cuul inquiet:.inte que separ:l al soldado en el puesto avan-
1ntens1Jad Jr..1111jtica. El arte barroco h;i perseguido :lpasiona<lamen[e esos Z:.ldo de las posiciones enemigas: entre las priinerJ.s líneas y esa línea enig-
inst;intés. fugitiYos: el rostro ele Cristo expira-ndo. sorprendido en e1 inscante n1jtic1 a cien 111ecros, donde se encuentran los uniforn1es de un ejército
de su últi1110 suspiro. el hon1bre suspenJido en el \·Jcío en el instante ver- extranjero, ronda L1 n1LH:11e. Puede cornprenJerse que una fronter:l sea per-
tiginoso <le la caída, las forrnas en equilibrio ine.st:.ible al borde Je una cor- n1e:J.ble, y franqueable en los dos sentiJos. y que los fronterizos. viviendo
nisa y a punto Je caer a las profundidades: C;i_r..1vaggio sorprende a L:í~::i.ro cerca de esa frontera, sean los que estén mejor infonna<los sobre el país de
en el instante fl~tgrante de su resurrección, e inYersan1ente, r:_unhién a A.bra- enfrente. Pero el instante repentino de la muerte no es ningún límite: el ins-
ha1n en el 1ninuto n1is crítico del sacrificio, cuan<lo el cuchillo iev:inrado va tJ.nte de la n1uerte es el punto de intersección de dos contradictorios, a los
a abatirse sobre IsaJc, y un segundo antes de que el :íngel Jetenga el hrazo que no queda m:ís rerneclio que llamar ser y no-ser. Se argumentará que el
ase.<;;ino; el "suspense" rr:ígico y la tensión Jgu<la son la especialicl::id de un instante mortal no ~.s ni la vida Je los vivos ni la muerte de los muertos. que
arre al acecho de todo :iquello que es in exrre1nis. Pero los Barrocos no son es precisan1ente la 1nue-rrL~ Je !o,-; 1noribunclos en trance de morir. que es
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t:1rnbl¿n Lt vida y !a muerte :1 l:i vez, la vicl:.i de los moribundos y la muerte •Desgraciadamente la dificultad menor ha sido sustituida por una dificu1-
de !os vivo.s. Ahor::i bien es(e en-[rance-de es un:1 característica repenEina ex- t3d mayor, y esta es insoluble. El instante de la muerte no es un instante
clus!v:1 de toda continuación. Aquel que cae fulminado por una embolia, en como los demás, puesto que es un instante nihilizador. No, ¡no hay intui-
el rnorncnto en que cJ.e ¿eslS. vivo o está 1nueri:o? Sin duda ni lo uno ni lo ción de la muerte! ¿Cómo la nihilización fulminante de todo ser iba a ser
otro, o (lo que quiere decir lo misrno) las dos cosas a la vez; está todavía objeto de intuición? El guiño de la intuición, decíamos, ¿no está hecho acaso
vivo y ya esrj rnucno. ;Qué hennosa :.1poría parJ los sofistas de \'Iegara! Pero para el parpadeo de l;:i aparición evanescente? Sin embargo en el instante
!os sofist~1s de ivlegJ.rJ, que no sabí:in nada del instante. hubieran mirado al de la muene es la desaparición la que prevalece infinitamente sobre la apa-
rnuerro-vi\'O corno si se tr:itara de un híbrido monS[TIJOSO. Ese instante es un rición, puesto que ella es definitiva: no hay nada en con1ún entre la quiddi-
in:is ac3 :ipenas rnis :ic:í y ya casi n1is :il15, un más allá apenas más allá y dad desvaneciente de la muene y esos fulgores evanescentes continuamente
toc!:.iví:.i c1si m:'ís ac:J.. ¡La muen:e está tan cerc1!, ;tan lejos!" \Vie u;est so nah! apagados y avivados que, en curso de continuación, desaparecen para rea-
. _so nah zoie zueftJ.. como se dice en Ttlstdn. La proximidad lejan:1, la cerc:iní- parecer de nuevo, y nos dan sien1pre la oportunidad de hacerlo mejor otra
.. sirn;:i longuincuid:Jd, ese es el l:.ldo 1n:.is desconcertante de la muene. EstJs vez y de recuperar inás tar<le la oc;:isión perdida. Ciencia nasciente, la intui-
p:Jr::ldójic:Js conrra<licciones ¿no se resolverí::in con una especie de miligro- ción está totalmente orientada haciJ el nacin1iento, la esperanza, y el adve-
sa sin1p!icid:JJ por rnedio de una entrevisión del instante? i'vlás J.llá de la cosa nimiento de un porvenir; la intuición en esto es una promesa. Pero en el fíat
por hacer !' r115.s :1c:í. de !:1 cos:i hech:1, Bergson 3drnite la ínr:uición del bacién- monal algo se hace y se deshace a la vez, y fmJ.lmente se deshace par:i siem-
dosr.?. ¿por qué enlonces et buciéndose, n1ás ail5 del ser y 1115.s acá de l::i cosa pre. La n:ida tiene por tanro la últin1J. p;:ilabra. ¿Qué_ puede ser el adveninlien-
deshecha. no ib:1 a ser a su vez objeto de intuición? El instante, en los dos to de un acontecimiento que vuelve a caer en seguida de plano y para
cJ.sos, es J. l:.i \·ez óntico y rnióntico, aunque las intenciones de los dos par- siempre? Antes habíamos opuesto lo indecible de la muerte a lo inefable del
ticipios pn.:'sentcs si..:-:tn inversJ.s. Entre el contacto extensivo v Ja ausencia de misterio poético ... L3 <lesap:lrición n1onal, sin ninguna esperanza de reapa-
todo cont:1cto, hay cierr:irnenre algo corno una tJngencia imPonderable que rición, sin ninguna promesJ. de fururo ni de retorno, seria indecible en este
roza e! lírnire inL1ngib!e sin llegJ.r a rocJ.rio. Si !os ultim:írums megiricos han sentido; no inaugura ninguna ciencia, no instaura ningún discurso. El hon1-
ignorado el !nstan¡e, Plotino en cambio h:ibía entrevisto esa :i.cerada punr;:i bre ab:1tido desaparece por una trainpilla, y se acJ.bó para siexnpre. -¿Cómo
de no '.:ie sabe qué con !J. que coincide, el rien1po de un relán1pago, la ::ice- podría la intuición conseguir su propia coincidencia con l::i aparición que
r:ida punt~l del alina. ¡Pens:imien[o bJ.sr::i.rdo. dirJ el lógico, esa tangencia en- desaparece para siempre? En la 1ne<lida en que lo inmediato tiene un sen-
tre un punto y una punta! Digamos rn-:í.s bien: pensamiento acrob:ítico gra- tido ten1poral, la filosofía de lo in1nediato supone una obligación <le opor-
c_ia.s :i.! cu:1! b inrllición fotografí:J :il vuelo una a¡xuición evanescente, sorprende tunida<l y, si fuera posible, de contempor:::ineidad l:.i cu:1l sólo llega a satis-
en !:i cuerd:1 floja J. !:.i ocasión fug:iz. ¿0io.s pregunL1mo.s có1no. en la intros- t1cerse por sorpres;:i. '{a es bastante difícil 3puntar bien, no llegar, en general.
pección. lo 1ni'.'in10 pueJe ,-;e1 a L1 vez .suietu y objeto? Sería tanto corno pre- ni <le1nasi:1<lo pronto ni de1nasiado L1rde. conseguir una sincronización per-
guntar por que el hon1bre pueJe entre\·erse y sorpren<lerse :1 sí misrno en fecta, coincidi; con el punctzun suliel!s Je la liberta<l, alcanzar, entre el crea-
e! csp'.'.jo l·on los ojos cerr:1dos: si se \·e :.i sí rni;-;010 es que tiene Jos ojos Jor y la criatur::l, el misterio de la cre:1ción. Se necesita n1ucha sutileza y una
abiertos; y si tiene los ojos cerrados. no ve n:tdJ: ta! es al inenos !a alterna- celeridad sin igu:il para !legar siernpre ::i tiempo. Pero esto todavíJ. no lo dice
lÍ\·a norn1:1!; iinposihle aparenternente desliz:1r el menor término n1e<lio en todo. Aquí no b:.ista con record:.ir que una intuición puede ser anacrónica o
esL1 disyunti\·:l. Y sin c111h:1r,go. en el n1on1ento en que cierr:.i los ojos. el inten1pesriva: aquí el inst:1nte en cuestión es lo irrevoc:.ible Je la n1uerte, y
ho111bre enrre\·é, o 111i.::ior aún. presiente e! ro::;rro que rendri en un ir.st:1nte no se llega jamis a tien1po. A..quí por consiguiente. el peligro de una filosofía
con los ojo.s cerrJ.Uos: ¡en un abrir y cerr:lr de ojo.s resuelve et <lilen1::i! En el Je lo inrnediato ya no es únicamente que, :i.1 buscar m::is Jllá de toda propin-
C:Jso de un:1 intuición de la muen:e, y si ::il 1nenos no se traca de la muene- cuidad la proximidad m:ís próxirn:i_ el conocimiento anule la distancia gno-
propi:1. CJe puede incluso decir que !:1 :i.crohJci:.1 cuentJ con un:.1 Jificu!rJd seológic~l y se confunda con lo conocido: Y:.l no es únic::imente que la intui-
rn~nO.'i: pueCJ :.1quí el objeto conoci<lo y el sujeto. el moribunJo y el testigo ción, carente de agudez::i. no alc:ince el punto óptimo, ese punto en el cual
del n1oribundo . .son dos. Sorprender. si es que puede <lecirse así, a la muer- la mayor proximidad y la mayor distancia coinciden: ya no es únicamente
te sobre el l'it:o. ¿no sería eso la proez:1 por excelencia de un:J filosofía de lo qlle uno se encuentre <le.'.'garr::i<lo entre una necesidad de realidad que, a
inn1eJi:1to? expensas del s:iher, no.s ~1rrastra c~1d::i vez mús cerca. y l~s necesidades de

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'Un saber que, a expensas de lo re:il, nos empuja hacia atrás. Aquí el peligro
se llan1a muerte, y es nihilización definitiva. Un segundo-antes-del instante
crítico, un segundo antes del in1perceptible Kettpóc; mortal, no conoce-
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misma ~n llama: a fuerza de acercarse al fuego, tal vez se _acaba po~ cono-
cerlo -y cuando por fin se conoce, se:rnuere._d,e con_ocerlo. _A_rde.Y. 5!..~cum­
be. Buscarnos la piopincuidad más allá de la -<liS-ianCia, lá _pr-Ü)i'.:irhl"éia(:I más
; mos más que la vida y la positividad del ser; un segundo después y es. la all:í de la propincuidad, y finalmente la coincidencia más_ aJl.á cie' la proxi-
inada: en el preciso instante en que se realiza no ya la cuasi-contempora- midad; nos encontra1nos por tanto cogidos enrre. Carib.dis. )/" .Es<;:ila:· _ el_.C_arib-
~neidad, que siempre es aproximativa, sino ]a simultaneidad críti_ca y punn1al dis del conocimiento abstracto y lejano, y el. Escila .de la .cói4cidericia...mortal.
de la intuición y del acontecimiento, ya no hay nada más. La ·acrualídad de Conocer de lejos e impersonalmente>_ o perece_r.qo;:¡ot1:9~_f0Ísrµos y:ívi"endo
la n1uerte, y el Ahora del artículo letal, y el Hoy de ese -~-'\.hora; y_ el n1inuto la muerte desde dentro, tal es -el dilema.- El-al~;;i.._q~_'r,-?e. h_a,_qu~_ffi3.d_9 ·mor-
presente de ese Hoy no pueden por tanto ser sorprendidos-nunca in fra- taltnente al tocar el fuego de la muerte, e.l al1~a_ ,qué-.~ha,_e~fl~rimerit~do la
ganti, E-:-t' a-U-ro<pCÚpcp, como dirían los Griegos, es decir, con las manos en -la quemadura nihilizanre, el alma redu_cida a ceni~a's._¿renía ,o- nq__tenía algún
n1asa. en el momento de hurtar su ser al ser vivo. Distingamos aquí_ Lin:i vez mensaje que transmitirnos? Por supuesto, nu~ca._lo_ po_~re_l:-nos s3.be_-f... Él 1 el
más la n1uerte-propia de aquel que n1uere, de la rr1uerte del otro para un moribundo, tal vez sabe algo de dentro (con la_ condi_ciqn. p_e q~~ Ji.aya to-
testigo. Aquel que vive su propia n1uerte, decíamos anieS, cesa· de ser, o davía alguien para siber algo); pero con10 no sabía ncida _en el ri-iomento en
n1ejor aún, se anula en el rnismo instante en el no-ser. La dificultad no estri- que todavía podía hablar. y con10 a partir del n1omento. en que tendría tal
ba por tanto en saber aquello que se es o ser aquello que se sabe: pues esa vez algo que enseñarnos pierde todo contacto con los s_upervivienres, su
dificultad, para un hornbre que interioriza su problen1a pt..:r-'ional, es Je-'iput:s tnensaje es de todas maner~1s incomunicable y por consiguiente inutilizable;
de todo superable: es una dificultad de lujo para los vivos ... Citábamos antes. suponiendo que una n1i1lonésirna de segundo an-tes de morir, el n1oribundo
al hablar de la segund:i persona, a Angelus Silesius: aquello que soy no l~ tuviera, estando toda\·ía Yi\·o, la repentina revelación de la muerte, que se
sé, Y aquello que sé no lo soy. Ahora bien, no se trata ahora de añadir la le concediera, el tien1po de un relámpago, esa intuición suprema, no podría
gnosis al ser... ¡Añadido seguramente difícil, pero no in1 posible! Se trata de hacer que. lo aprovechar::i. n~1die; pero lo n1ás probable es que no exista nin-
una iinposibilidad doblemente imposible, de una imposibilidad con ex- guna intuición de ese género: pues si el moribundo pudiera recibir, ante
ponente: se~trat~ de añadir la gnosis al no-ser. A panir de ahora hay que nio11e1n, una revelación fugith·a de la n1uerte, los hombres, desde que el
escoger: 8uotv8a.TEpov. 11 una de las dos cosas, corno dice el Fedón, o saber. inundo es inundo, habrían tenninado por ·sospech_ar algo. ·De medo que, a
o no ser. ¡Nunca las dos a la vez! Y añd.de Platón: 7tpÓ'tEoov 8" oü Antes n~ punto de encontrar (¿pero realrnente está a punto ele encontrar?), el mori-
sabréís nada. El ser-propio es una dificultad superable, Pero el ;o-ser pro- bundo se hunde en el lago negro, y se lleva consigo su descubrimiento. Si
pio es un obstáculo insuper.ihle: es difícil saber aquello que se es, pero es es que ha habido algún descubrimiento. Y nosotros, los supervivientes, que
iinposible saber cuándo se deja de ser: aquel que no es a fortiori no sabe; reflexionatnos sobre la rnue1te dL los dem:ís, haremos. lleg~tdo el 1no1nento,
¡pues la nihilización que anula al ser ünpide con n1avor rnoti\·o conocer! l'a l·on10 todos los n1uerto.o.; qul:' han rnucrto desde el principio de los tien1pos:
no hay nada que saber. ni naUie para saber. NadJ ~¡ nadie. ¡naJa en roda di..:jarernos Ut: ser te.stigos ¡xu-a conve1tirnos a nucstr:i vez en n1oribundos, y
n:gla~ ;LTna intuición que Jesi.:1nhoca en ninguna p:1rrc! ¿Qué tn:i.s hace fal- a! 1norir un día nuc.str:.i nlllLTtc-prüpia, nos llevaren1os a la tu111ha el secreto
ta para bloquear la encrevisión? La ciencia naciente e.stranguladJ. en I:.i cuna; dt: esa n1L11.::-rte.
la ciencia de la inuerte ahogada nada n1Js nacer por la n1uerte misrna. O si rt p1urto de entregar un 1nensaje, el moribundo muere él rnisn10 su n1uer-
se prefieren otras imúgenes: el moribundo :.í\·ido de s~1hcr se :1cerca ansio- tc-propi:1: no habrá n1c~_..,ajt' ja1nús; o bien el n1ensaje es inutilizable. A punto
.san1ente :i su inuerte-propia corno una n1ariposa enloquecida que d:i vuel- de recibir ese mensaje. el testigo superviviente lo deja esc:ipar: el mensaje
ta.':> alrededqr de l.'.1 llarna de un:i ·vela; para conocer íntitnan1cnte lJ esencia inutilizable es por tanto ~· por lo demJs imperceptible; nuestro moribundo
de esa lla1na, haría t~1lta estar dentro: pero entonces las alas del alma se abra- nos ha sido escan1oteado sobre la marcha; el objeto de nuestra curiosidad
sarían. El alma deber::í por tanto . .si quiere continuar conociendo, pern1ane- es súbitainente atrapado por Lls garr.ts de la muerte. tragado de golpe por
cer a distancia y contentarse con una irn:.igen fría y dbtante de la 1Ian1a :.ir- la muerte; ¡el instante y:t está lejo.s de mí! O 1nejor aún: el mensajero del
diente. o perecer abrasada en el objeto Je su gnosis, convirtiéndose ella rnisterioso mensaje se ha esfumado ante las narices del observador en el mo-
mento en que el obsef\·ador se encontraba precisamente ante sus narices.
El ohservador iba p_~r fin ~l saber. .. El observador está a punto de saber.
- ¿Qué estoy diciendo? El obser1.rador sabe yJ.,.... ¡Pero no, no sabe nada! Só- adjetivo ordinal; la excepcionalidad del último instante es em cierta manera
lo creí:i saber. SabíJ., un segundo :::inres, c::i.si todo lo que hay que saber: casi adjetival. Únicamente están privilegiados el número de orden de esa últirna
todo, es Jecir, todo sah'o, precisamen[c, !o esencia!. El Casi, aquí, no indica vez y el lugar que ocupa dentro de la serie. ¿Qué otra cosa quiere decir si
la proxilnid:id, sino la ;ipro.ximJ.ción; ni la inminencia del éxito, sino el fra- no que l:i serie vital está completa en el más acá? ¡Completa citerior, incluidos
C3SO. Finalmente, el observ:idor no consigue su objetívo: la palabra miste- los últimos suspiros, sí, completa de cabo a rabo, incluso el último latido del
riosa no llegari a saberla nunc:i: en el momento en que la palabra iba a ser corazón! Por retomar algunas expresiones ya empleadas: ·hasta la muerte~,
pronunci:ida, 1:1 transnlisión es súbita1nente interrumpida, 1:1 con1unicación usque ad, no significa, como en la muerte efectiva, hasta el umbral fatal y
corr:lda, y par:.i. sien1pre. En el n1on1ento en que la gnosis iba por fin a sernos n1ás allJ. de ese urnbral; cusquc-ad mortem", cuando se trata del mensaje, sig-
. concedid::i, se nos retir::i para sie1npre. ¿No es esto una especie de suplicio nifica hasta la muerte, pero más acá de la muerte misma; hasta la muerte,
de T:.í.nlalo? ¡No era por ¡anto en absoluto la gilosis! Pues no ha sucedido ja- pero ipso facto durante la vida. Así que la muerte es entonces el límite sin
n1J.s que un::i gnosis sen1cjante le fuera concedid::i :i un moribundo. ¿Cómo grosor ni extensión, el punto sin prolongación, el instante sin situación es-
pode1:1os saber por tanto, si no es por un:i suposición arbitraria y tor:iln1ente pacial y sin duración que separa algo de nada, el corte afilado y la línea cua-
inveritic:i.b!e, que el inensaje esrab::i :i punto de sernos cornunicado? La muerte .;¡o. sí inexistente donde coinciden el ser y ei no-ser: pero entre el uno y el otro,
Jjcn:i, parecidJ en esro l lJ n1uerre-propia, no implic:l por tanto ni Antes ni no se filtra ninguna luz reveladora. Aquellos que meditan sobre el límite
Después ni Durctnte; pero sobre todo no tiene presente; no puede ser sorpren- entre e! m::ís ací y el rnis allá están ellos mismos rnis acá; y nosotros mismos.
did1 in fr:1g:inti. E! ülti1no segundo no serí;J tal ,·ez tJn decepcion:inte con10 en este rnon1ento, esr::unos del lado de acá; y todo lo que conocemos. todo
es, si las CJ.rctcterísticas de un ser fuerdn modific:.id:::is por el lugar que ocupa lo que ven1os y oín1os y palpamos del no-ser forrna todavía parte del ser y
este .ser en !J. duración, si dependieran de !a cronología; lo que, por muchos de la positividad vital. Y esta positividad misma, como el estudio del enve-
n1otivos, parece ser el caso: según se:i. viejo o joven, esté o no :ldelantado jecin1iento nos ha mostr:ldo, no se hace cada vez más transparente a 1nedi-
el curso de su vid::t. un ser no es el mismo ser. ¿Entonces por qué el lugar da que nos acercarnos a la.orilla suprema y al supren10 finisterre; la proxi-
privilcgiacJo que ocup::i el instante liltimo no es, en sí rnismo, revelador de mid:id. en est:lS 1naterias, no nos enseña nada, ¡Decir cerca y lejos no es más
un n1isterio?, ~por qué l::t ul[jmidad de ese úllirno instante no nos enseña que proyectar la ten1poralidad en el espacio! Aquel que está a una fracción
n:1d:i?, ¿por qué las últim:i.s pal.:i.br.is y el últin10 suspiro de los últirnos n1omen- de segundo de la muerte puede estar m:ís alejado de ell:i que el joven más
tos no son porrador::is de un mens:.ije, y por qué ese mensaje, si es que hay alejado: y el n1ás alej:1do sabe tanto con10 el más próximo.
alguno, no se h:.i.cc c1da vez rnis preciso :1 rnedicJ:.1. que se aproxirn:in la hora
H, Y después el_segundo S, y finalmente el último instante de ese último se-
gundo, el supre1no instante de los últimos n1on1entos? Ya lo hemos dicho: 6. La últinia vez no oculta ningún secreto.
:lunquc tocios !os in.stantes de l::i continu:1ción sean, en su género, reL1-
tiv:u11enre l1lci111n.". uno .solo, y nad:.i 1nis que uno. to l'S co1np!etan1ente; ese Para que el adelg~1z:uniento y !a disn1inución progresiva de nuestro ser :J.!
instanre único es el l1nico. en este sentido. en ser ú!tin10. :\o hay por Jefi- fi!o de los añ:os pennitan lt':er solapad;in1entc los secretos del mis ;iJLí. se-
n1c1ón. rn:is que un único Cdtin10 iiv:.tante: pues sí hubiera otro d~spués de ría neces::irio en prin1er lugar que el 1nisterio met:i.e1npírico elegido se ins-
él. no ::;erí:J rnjs que el penúlrj1no ... En Lt 1nedid:1 en que !:J. ú!tl1na vez no talara en la ernpiria. que lo sobrenatural fuera reconocible en abscisa y orde-
e~ un:1 vez co1no LL-, Jen1is. debcrí:J por t~tnto ensei1:1rnos :.J.!go. Ella es en nJ.cla dentro de la naturalid:td. y rn:ís p3.rticularmenre que e! mensaje del mJs
efecto el J-Lqxtx Je: !os h:1pJ.x: el f--L1p:1x por c:xcelenc!:i. Es el punro rr1ás ex:- al15. corno el tesoro Je los Albigenses. estuviera escondido en alguna parre.
tre1no de e::;:i zon:1 fronteriz:i que León Ché.:->tov ILtn11 los con.f"itzes de la L'Í- aci o allá. en un escondite-. L1 fobia de.Jas loc.dizaciones. es decir, la trans-
da: ¿y no es :.J.c:iso en est:l zona profética donde e! hombre esti :i punto de posición en el esp:J.cio de los misterios pneun1iticos, responde a un tenaz
rnorir. donJe b. inminencia es m:ís rensJ. \' la :J\'enrur;i 1nás inn1inente? - Pero prejuicio. El microscopio y el ultr::imicroscopio, que nos permiten penetrar
t:.i.1nbién se puede dL:cir lo contr;__irio: ese ,in::-.cante 4ue no es corno los dem:.ís en lo inflnitJ.mente pequen.o de la substancia viva. no disuaden sin embar-
es un instJ.nte corno todos los dernis. Y Jnte codo e! último insr:inte por mJ.s go de es:l necesidad de asignar o designar el foco de la vida: si no es la
que sea el últirno. o precis;imente porque es el último, es después ele todo célula. es el núcleo de e.sa célulJ.. o son los cromosom:Js de ese núcleo, o
.. un instante·: cosa que expresa ror lo dem:is e! .'iuhsr::intivo mismo con su hicn lo.s ··genes", o ;ilguna de !;is suhstancias químic:i.s de !as que estJ.n hechos;
_-\j-¡
,y el hombre no parará_ hasta que no pueda señalar con el dedo el lugar di- contemporánea del observaclor: esta progenitura del misterio cread0r se llama
' :ciendo: ahí está. Ahora bien, los saJ;:¡io-? saben que nunca será qahí»: -la vita- -la criatura; y cuando el insiante de la creación se sobrevive ·a sí misrno en · ·
)idad de la vida esci sierppre más allá, siempre en otra parte; y sin einhargo una obra, tenemos todo eLÚempo para consultar esa obra, mirar por todos
, no se podría vivir sin la materia y sin los-fenómenos físico-químicos que son lados el abjetoc.testimonio; ·leer y releer la novela-testimonio, volver una y
)a condición necesaria (pero en absoluto suficiente) de su manifestación. otra vez sobre._·nuestra meditación, e incluso quedarnos dormidos mientras
Bergson asestó golpes __ decisivos al mito de una topografía cerebral que pre- meditamos:.-potque ese misterio siempre disponible hace éompañía al hom-
tendía repartir los. recuerdos entre las diferentes zonas del córtex: los recuer- bre·de la continuación, del mismo modo que el misterio de la cot_idianidad
:- dos no anidan literalmente en tales ·o -cuales neuronas del tejido cortical, a es.coextensivo.a la vida entera. Pero el misterio del instante mortal, por' lo
·pesar de que la memo1:ia dependa·- en su conjunto de un substrato anató- que a él respecta, no nos deja tiempo para· meditar: pues el moribundo desa-
mico. De la misma manera: el sentido no se prodUce palabra a palabra en parece de repente sin cambiar de lugar, y en la- más perfecta inmovilidad;
_Ja frase, ni el hechizo musical puede ser deletreado nota a nota en la melo- ¡el mensaje del-moribundo se nos escapa de las manos! El nacimiento, tanto
-~-· día, a pesar de que uno y otro.deban necesarí8.n1ente encarnarse uno en los como la muerte,. decíamos, es a la vez un fenómeno biológico y un miste-
. fonemas grinlJticales y otro en. las sonidos acústicos; una topografía del sen- rio metaempírico; ambos llegan a un punto en que lo natural· y lo sobrena-
tido y un n1apa del hechizo son tan _metafóricos como lo sería una geogra- tural coinciden. ¿Pero tend-ren1os que volver a repetir lo que la entre3.ber-
fía de la memoria ... Vayamos más leíos todavía: la genialidad del genio no tura, b. irreversibilidad y la disparidad de las dos primultimidades nos habían
puede ser dt.>scifrad~1 plenan1ente en ningun~ de .'::iUS 1nanifestaciones: ní en enseñado? En el nacirniento es el inás acá el que es sustraído a cualquier
l_a escritura del genio, ni en el aspecto de sus manuscritos, ni en los rasgos precisión -circunstancial; es por lo tanto el más acá el que era no ya nada,
de su rostro, ni en la conformación de su cráneo; el arte de leer los signos sino m:ís bien no-ser, y por consiguiente esperanza de ser e incluso promesa
--Y los síntom~s, ya.se llame grafOlogía. frenología o fisiognomía. parece un de ser: el nacimiento ocurre en alguna parte y en una fecha Concreta, des-
arte más bien titubeante y arbitrario. la contemplación minuciosa del por- pués <le lo cual todo el futuro pertenece a la continuación del ser y a la posi-
-taplumas que siivió para escrlbir Le Peí-e Gon·ot no nos descubrirá nlás sobre [i-vidad de la existencia. En la muerte, por el contrario, es el más allá el que
el misterio de la creación nov~elesca._que lo que nos puede descubrir la con- está abocado a la nada; y decin1os bien nada, más que no-ser: esa nada pós-
.templación de un sílex ta-1Jad9:·encoÍ1trado en Lascaux sobre los nlisterlos ele tuma o a parte po:;t, -es-.i n:idJ. -qae fl.D es -anul:l-:::ión, -sino renun<:í.-:ición, es el
la prehistoria. Y en fin Cp?~.i~~Ü)iÍiac.Con el misterio de los n1isterios): el futuro de la muerte, del nlismo modo que el no-ser era el pasado de! na-
hon1bre no lee_·_ la. _pre·S.~#Ci_~'::·_~e _bio·s_ ~_J::_h1s esrrellas parpadeantes. ni en cimiento; y del nlisn10 n1odo en que el no-ser erJ un aún-no. la nada debe-
el grandioso" silencio rlüé:tti~b·.del untverSO, ni siquiera dedicándoles Ja ~tten­ ría llan1arse un nunca niás. De 111odo que tenemos toda la \'ida para medi-
ción n1ás extre1nada y Ia' m-editación n1i.~ profunda. ni siquiera abrienJo des- tar sobre el misterio del nacimiento, misterio que <leja en la persona del vivo
n1esur~H.Ltn1enrc los ofos. ni .-;iquiera tensando toda,<:; las fuerzas Je su t:sní- un perdurable testin1onio. En carnbio la n1uerte no deja tras sí a los super-
riru: y sin e111bargo la vía láctea y la inn1en.'iidad del cielo nocturno son. la vi\·ienres rn:í.'::i que cifras dudosas, signos ilegibles y jeroglíficos ininteligibles.
n1ejor prucb~1 de la gloria de Dio.s 01nnipn_..'::ienrc y on1niausente. El nlisterio ¿Qué vienen ahor~l a rnendigar las precisiones circun,<:;tanciales?, ¿sen1ejantes
de la n1uerte. tle,sd~ este punto de vista. está en el 111is1no e-aso que el n1i.s- precisiones no llegan lastimosa y ridículamente demasiado tarde? Tan tarde
terio de Dio,<:; o el tnisterio de L1 creación en general:- no se ouede.!C"er en con10 una cruz de la legión <le honor concedida a títuló póstumo: esa cruz
los signos sensibles. Descifra1nos. con c.·! cor~tzón en un ou'fio v l~iurin1as es tn:ís bien una satisticción parJ. los vivos y un medio de quitarles un peso
en los ojos. la suh!i111e c:1rta que Lucien Legros. :iquel jove~ <le L~ R~:L-;ren­ de la conciencia. Pero oor lo que se refiere al rnuerto, ¡qué lejos está ya! Y
cia fusib.do por lo.s a!ernanes, escribió a sus padres antes de morir. Es(a escri- así el últin10 suspiro d~l rnoribundo por mucho que ,<:;ea la última señal de
tura es la de un joven q_ue va a morir dentro de una hora y media. '{ sin em~ vida del vivo, par..i un tercero no es más que un mensaje perfectamente va-
hargo esta escritura no encierra en sí 111ísn1a e! secreto de la rnuerte: v cío: v en cu:lnto a nosotros, por rnucho que analicemos incansahlemente el
queJa111os fascinados por la profundi<laJ superficial de una .señal trJ.gica qu~ recu~rdo de ese estertor. que profundicemos interminablemente en esa señal
no ofrece ninguna pista a la_ meditación sobre !a muerte. El misterio 1nortal sin profundidad, no encontraremos nada más que lo que es: un suspiro como
es incluso doblemente ilegible, doblemente indescifrable. Porque la crea- tantos otros, un suspiro más; el hecho de que ya no haya otros suspiros des-
ción, por misteriosa que .'ie:J., deja al rneno.s tras sí una posteridad que es p_ués <le él no le confiere ninguna tonalidad especial: y todJvía habrá que
esperJ.r ~:dgunos minutos para comprobar (una vez acabado todo) que aquel estaba a,Ja altura de Sócrati;¡:s vivo, que su último segundo no era digno de
suspiro er:.i rea!n1enre el últin10. 'i sin embargo el supremo suspiro debería su últi1no atardecer, y que los últirnos diálogos eran pompas de jabón? Di-
ser un suspiro in:ls so!c::1nne que los demis, m:ís elocuente, m:J.s cargado de gamos m:is bien que al salirse por la t::i.ngente Sócr::i.tes se tornaba con hu-
se~Hido y Je :i.lusiones di\·ersas ... ¡Pero no, no hay suspiros metafísicos'. No, mor la solemnidad del momento: interrogado sobre el más allá, se vuelve
el secreto de !a muerte no se encuentrJ. en el contenido del último instante. hacia el más acá, y da a sus amigos los consejos más triviales, los más pro-
En prln1er lug:ir porque el instante no tiene ningún contenido. Y además saicos y los más vulgares. Aunque a decir verdad, tampoco había que es-
porque a p:trtir de ese instante sin conteniJo, el secreto se vuelve irr1posi- perar otra cosa del sabio. ¿No es esa precisamente la eterna decepción que
blc de encontrar. De manera que el insr:inre últi1no es mis bien et último la niue11e nos reserva en el últin10 momento? La muerte no se esconde en
so pone y en cieno n1odo el tr:in1polín que le sirve par::t saltar y desaparecer ese instante privilegiado que es el instante último; y los instantes penúltimo
p:lra sicrnpre en la nad:i.. Pero el antropomorfismo del sentido común cree y antepenúltimo a su vez n·o son, con10 en las iniciaciones, el apocalipsis
supcrstic!os~unente en !:.is virtudes reveladoras de !a ultimida<l, y no quiere gradual de un misterio que se desvelará completamente al final. Y por lo
desdecirse. ~o se renuncia ::i. la idea de que el úlri!no apoyo del 111oribun<lo que se refiere a los aficionados a las ejecuciones capitales, ellos ta1nbién ha-
sobre Li Tierra es precis:1111enre e! núcleo morfológico del morral mensaje. brán perdido el [ien1po: aquellos que han·visto ahorcar a alguien no habr:J.n
L:J. idea Uel secre¡o que el tnoribundo se lleva para sien1pre con él a la turnb:i, visto nad;i en absoluto; su curiosidad malsana se habr:í visto defraudada. jLa
est:J. ide:.i es ap::isionante y seduce fuerren1ente ::i. !::i. in1aginación: todo nos 1nuerte se ha burL1do de ellos!
in\·ira :1 apro\·ech:tr L1 fracción de ~egundo que no5 es concedid~1. a coger Sin duda nuestrJ pregunta SLrÍJ n1enos decepcion::i.nte si ,':iupiéra1nüs dis-
la oc~1.sión excepciona! por los pe!os. Por eje111plo. el opus ultinuun de Ser- tinguir mejor entre secreto y misterio. Pero solemos tomar f:ícilmente el 1nis-
ge Prokofil'\·. 12 ¿nos revelari un secreto con el pretexto de que fue escrito tcrio pneun1ático de la n1uerte por uno de esos secretos m~neria!es que se
e! día en que le sorprendió la f::n:d congestión? Serí:1 pura superstición creer descubren escuchando tras las puertas, mirando por el ojo de la Cerradura
:llgo se1nej~1nte. ¿El 111oribundo morir:i sin haber h:1bb.do?, ¿<lid su frJse histó- o registrando cajones. Si el tnisterio, como el secreto en su secret~r, fuera
ric:i en el li!tirno n1ornenro?. ¡Jir5. o no dir:í, un segundo antes de niorir esJ localizable, es decir, si tuviera un soporte sensible, se acab::i.ría tal vez por
liltin1a palabr~i que es tarnbién !J p:t!:lbr::i. de !J. o~uerte?, ¡esa últim::i. d~ lJs descubrirlo concentr:indo sobre él una atención apasionadamente analítica:
ú!ti;n;1s p:1L1bras. e.sa p:::tL1bra del últin10 final que r:into he~os esperado. que aquellos que espían. acechan, vigilan los menores indicios; aquellos que per-
recogerí:1n10;:; cuici:ic.Josa1nenre. y que arraparía1no.-> por los pelos en el borde n1anecen a la escucha, aquelios que abren desmesur;idamente los ojos y se
y~t del precipicio? ¡;\cudid. reponeros. forógrafos ~· filósofos, acudid, colec- pasean por todas partes, corno Sherlock Holmes, con un:l nlirada inquisi-
cionist:Js ele ú!tin1as palabras y dt palabras fin:ile::i. y haceJ un círculo alre- dor~l v escrutador:i. todos est:.ín !L1mados a descubrir tarde o teinprano el
cJedor del gr:in n1oribundo. el gran n1orihundo v:t J h:Jbl:::tr! '{todos acuden, secre;o escondido. Los detectives est5.n especializados no sólo en el descu-
con el corJzón p:t!pir:1ntl'. y todo." contienen L1 re.,p!r:ición. y presLtn oídos hrin1lento de los .'-'t'CTt'fO.'i. sino r;¡¡nhién en e! c.lt'scifr~uniento di..:'." lo.'i enig1nas:
,111sio.'i;trnentl' p:1r:t recibir 1..:l or:ículo ... Pl'ro ;Ay'. E! gran n1orihundo !es dice pue~ pucde succdt:r qUt.' 1..'! n1en . . _1ie e:-;té cifrado y presente Ll fonn~1 sihilin;l
:t lo., hon1hres :inheL1ncc· -.~:1criflc:1d un g:dlo :1 A., . :l<::'piü·· ... ¿V'a!ía !a pcn:1 con- d~ un criptogr:un:t o de un oscunl ~tpOtL'gn1a: si hil'n. cuando :.;t' h;1 cnL·on-
tt'ner L1 n:spir:1ción?. ¿\·:dí:1 !:t pcn:1 estar pendientes de los labios <ll'l s:lbio? tr:1Uo la cLt\·e, el n1ensaji.: cifr:J.Uo sueli..: estar 111:ls claro que e! n1ensaje sin
Dehniti\·:unentc el s:1bio no sahía n16s que usted o que yo. Lo.'> super,:iyien- cifr:.ir. .A..quellos que husc:1n encontrarán: el hallJ.zgo es J. la \'ez la reco1n-
tt'.". con Lt:-i 1n:1no.' \·:1cí:t.'i. sc~uir:u1 en :-iu ignor:1nci:l: la últi1n:1 p:1L1bra era pensa y la conquista al fin:d de 1~1 búsqued:t. ofrecida en cieno inodo coino
un:t nlixrifíc:1ción. F! n1orihundo. in extre1ni;-;. no.' dlce Buena.-s noches y nos una especie de pn:sa o botín al c>sfuerzo heurísrico. Por el contr:irio. :iquellos
di.:¡a con Li:-:. n1:1no.s \·:1cí:1s. ¿Habrí:1 que pensar c¡ue Sócrates nioribundo no ~ que busquen la cl:.ive del n1istt-rio no la enconrr:1rán ~pues el 1nisterio. Jl

1
~ i~! .id;1:-:u • de L1 jl<.."t¡lwll:! ~u1¡t:" ¡l:11·;1 ¡11;1n<' ~·xtr:1id:1 del h:dlct ~d f]ur de Dicr/r(I.
• L: rr:1dul·v1on d<.: l.;. (;.1rcu t;u,d d.: <..·~te- ulmno 1·r:1grnc11to d<:i .~áhJ11 Jifi~rc not:ihlé!llt:"rHé de' b
1 no ser nada críptico, no tiene clnl'e: habría que decir más bien. si el tniste-
rio no fuera iinposible de encontrar. que se husc::i. porque en cierto 1no<lo ·ya
se ha encontrado, o tal \·ez incluso que se encuentra sin h:.iberlo busc:i<lo.
El secreto se tlesuela a aquellos que. habiéndolo buscado, tienen algún dere-

1
qu<.: d:t .1qu1 .f:u1!.~·k·\·11di. :\<', ih-.,urne ~u ~.:nudo úll!lno. ironia. hu;~1ur. di~1:.mci:1m1enro ~on los rni:-,-
mo~. \..~.1n:i;1 Cu;d 1r:1du1"c·· Cri!<m. !e- dehem"~ un g:dlo :1 .--\.,clq11P ..-\;-,Í que p;'t.~;1~elo y· no lo d<.:s- cho sobre él. Pero e! misterio. en determinados cJ.sos, se revela, siempre de
ni1de..;- np. ur. ;i ! i!. 1\;. ,Id T.l un:i forma dudosa e inef:thle. a Jquellos que no pretenden saher pues no

i
hay efectivamente nada que saber. }ilarte, vjsto de cerca-, nos -1'evel;;trá sin y esa mirada de! alma que es la intuici6ri, y además ·un-:cierto _;:¡balldono_ al
duda datos c_ada yez más _precisos: pues es posible accedyr ptogrés_ivariente hechizo del inst'ante, del que sólo la intuición es_capaz~ _ ____ , . ·__ · · ,-
conocimiento de un pl~neta mal conocido. En can1bio la muerte, vi:Sta de El empeño que ponemos en tonsultar los augurios_,de' ]~~ho de _ rnUerte_,
c~rca, no nos revela literalmente nada de ella misma, -Y n~ _es mejor·:conb- en arrancar al último suspiro no se sabe qué arcano§ ipaginari?S~,es,_ c;fes-
c1?~ de cerca que de lejos ... Imaginemos sin embargo la expefieilcür-h:ipe'r- pués de todo, comprensible: la exhalación de_ e_se.4ltipl_9_._s~-~-Pi_ro _.e.S -_el jJlti-
bolica de aquel que, como Dosto"ievski, ha estado a punto de morir,· pero mo testimonio de un ser en el espacio y en _el- tie111pO,; eL,últi;rn,Ü ser::de un
a punto únicamente, y en el último segundo del último· minuto _escap~ mi_la- ser inrnediatamente antes de no-ser; sosp_ec_hamos:,que~_~n:. ~áp_ax:·rap_-4~_90~
.. g:osa~enre de sus terribles orillas: vuelve, como.se suele d_ec;;ir:;; de muy--léjos_, so, tan ambiguo es nuestra última esperanza; y, qqs,aga-rr_amos de~e.SJ)eq~--- _ .
_. y· casi ha llegad_o a ver a la muerte cara a cara. 0-m~jbt--a(ln-,·nci há>vfsto <lamente a ese minúsculo pedacito de existencia.. e~p_a~i,oTteP1pora,l_ Cppi.? ·e~ - ~
- nada de nada; en el sentido gmmatical de la palabra saber,_n6 sabe Dada:_ no naufrago se agarra a su salvavidas perdido en n1edio:-~el .9"c~an(J,:. unas pocas
trae ~nínguna información. -Los periodistas, .acostuf4brados- a rec0gef_ 1a--p~la­ tablas de madera de toda la inmensidad de )os_ el_ementos. inhum.ano_s es _lo
brena de los exploradoi"es y las impresiones de los cosmonautas¡- sufrirán que queda de vida, de esperanza y de hu~anid~d_--a_~,rll3-~ino e-n apuros; ese_
'.Una decepción: los supervivientes de los ca1npos de la-n1ue-rte,_-en general, - último instante es tal vez el único agarradei:-o. que tenemos sobre la inu~rte
no son nada prolijos, más bien aI contrario, suelen ser e:Xtraiiirnente--silen- antes de que la nada eterna lo su1nerja todo; y fingi~~s cr~er que en la exis-
·ciosos; pues si los hennosos viajes y las apasionantes aventuras ·vuelven lo- tencia infinitesin1al del instante hay todavía materia. en la que pensar. ¡Ay!
cuaces, el via_ie a Auschwitz, que es lln viaje a las puertas del infierno, hace Ese trocito microscópico de existencia, ese grano de arena. esa mota de
en1nudecer para siempre. Es inútil asediar al viejo deportado con10 se ase- polvo, ese átomo de duración, esa nadería es todavía una fracción del n1ás
d!aráu? día al viajero que vuelva del planeta Marte para saber lo qüe ha acá. Por añadidura, el últi1no instante del más acá, que no es en absoluto ·el
visto alh Y escuchar los tópicos que refiere: pues el terrible n1isterio del odio, primero del más allá, no ilumina en absoluto ese más allá, sino de una for-
d.e~ sufrirniento y de la n1uerte no tiene nada en coinún con los secretos pro- ma alusiva, ambigua y casi inexpresable. No sólo el últin10 instante del mJs
v1s1~n~ln1ente desconocidos de un planeta. E incluso cuando el superviviente acá forrna parte del 1nás acá, sino que sólo ilumina el más acá. ¿No es esto
del 1nf1erno consiente en contar lo indecible, no hay que escuchar tanto sus una especie de fatalidad? La muerte misma evita que podan1os ~on1prender
palabras con10 sus silencios. Aunque no sepa nada sobre el otro n1undo, ha la muerte, la muerte nos hace co1nprerrder L~. 1.dda; -n sl se prefiere: el ins-
conocido la tangencia más extre1nada de la vida y de la muerte: no sabe tante de 1.a muerte nO dice nada del destino dei -n1uertO, ef instañ.te de la
lo que sabe, y ni siquiera sabe lo que sabe. No hay 1nensaje, pues es todo muerte no habla nada m:.ís que de la vida vivida, O.e la que extrae su senti-
su ser lo que constitu~/e el nlensaje; es su n1isn1a persona la que da testi- do; explica lo que ha sido. pero no anuncia lo que ·será. Si a pesar de todo
monio, con10 es la persona del héroe. según Bergson. !a única lección de el instante final aclara alguna cosa, no es en absoluto la ulterioridad meta-
heroístno. No hay por tanto que interpretar lo que dice. sino coinprender e1npírica que comienza 1nás Jlli de la ultin1idad e1npíric1, sino la vida cite-
lo que es. tina detennin~1da transparencia. un no se .sabe qué Je e\·a.'.-iiYo v rior misn1a. de la que es L1 conclusión: la ilunünación es retrógrada. la luz
de le_i¡tno. un:i indifi'.:-n.:·nci~t algo ciesdel'ios~1 rLspecro J los ínti.:rc·sc·s de la con~ retrospectiva: y aunque t.'.Sta retrospectividad no hJ.ga las veces de retroac-
tinuación. una deten11in~1da clase ele seriedad que. sin rnoJificar 1nateriahnentc tividad, y tod:ivía meno~ Je reversibilidad, atenúa en cierto rnodo !os efec-
los rnodos de la existencia, simplifica sin ernbargo su espíriru. un inisterio- tos de la irreversibilidad recapirulando en el último minuto aquello que había
.so ca1nhio del sentido <le-la vida aparecerá td \·ez entonces ante nuestr~t 1ni- siclo a! principio imprevisible e ininteligible. De este n1odo ei ho1nbre, cual-
rada. Esa rniracla no es la nürada escrur~1dnrJ. fisgona v n1inuc!osa de una quiera que sea el objeto de su especulación. es devuelto a este lado que es,
JtL'nción puesta en los detalles: pues el u1nensaje" Je la ~uerte no es ni cro- según los c:isos, su cárcel o su patria. y al qL't' está unido para !o rnejor y
no1netrable en el tiernpo ni localizable en el espacio~ ese nlensaje está en para lo peor. Ciñéndose todavía más al instante de la muerte. la vida sigue
todas partes y en ninguna parte;- y con10 no es ni un cuchicheo impercepti- .siendo, siempre, aquello de lo que somos contemporáneos: desde el prin-
ble. ni un pit.1n~:\·fn1.o apenas audible, ni un rayo casi invisible. es necesario. cipio, no he1nos Jejado de consider:i.r !:l muerte a partir de !a vida. ni hemos
para captado, un oído infinitamente más fino que el oído más fino y unos dejado de mirarla con los ojos de la vida. Nunca hemos estado ~durante",
ojos infinit::in1ente 1nás penetrantes que los ojos m::is penetrJ.ntes; hace falta sino siempre ..delante". ·y así giramos en círculo. Ll luz se refleja de este lado
mucho rn:.ís que unos receptores ultrasensibles: hace falta ese oído del alina en el último instante: e.se último instante que no es sin emhargo el cristal
5-1()
tr:.insp:.iren[e :.i trJ.vés del cu:ü podríJ.rnos con[ernplar los paisajes del otro especie de continuidad en !a discontinuidad más absoluta, para tender un
n1undo 1/ !:1 c:.ira oculta Je nues(rO destino, sino que és. más bien el espejo puente entre el más acá y el más allá, es para lo que nos servimos de Dios:
que nos devuelve ::.i esre b:ijo n:undo nuestro, nuestra propia itTiagen; pues Dios envuelve lo narur:il y lo sobrenatural en una misma inmanencia, en un
en rüng1Jn c~1so !o irrevocable Jej'J que se filrre a éS[J. vida la luz de la otra misn10 éter divino; en Dios por lo tanto, el ser vivo se comunic:i con el más
vidJ. .. suponienJo que tal luz exista. allá; pero se comunica indirectamente con el más allá porque comulga di-
rectamente con Dios - y es esta comunión la que funda esta comunicación.
Que Ja criatur:i esté inmersa en lo divino, o que se dirija transitivamente a
7. L'11 ore/en completarnente distinto. Díos a través de la oración, Dios, en los dos casos, n1ediatiza la relación de
esta criatura con el misterio transletaL Por tanto, el verdadero vínculo entre
Lo irreversible, y n1:ís tod:i\·í::i. lo irrevocable son para el hombre un:i arnarga el más acá y el más alli es la religión. Porque el filósofo, si hace abstracción
y dur:.1 invitación a lo serio. Lo irrevocable concentra en efecto en un acon- del medio divino en el que una y otr:i están sumergidas, no puede más que
te_cin1iento o un :.iccidente, en una decisión o una opción, la in1posibilidad constatar la irremediable separacfón de vida y muerte. ivlejor aún: el espíri-
de la vuelt~l :.itr:is, y eso no de un:i mJ.ner:.i diluida, ni a través de cu:dquier tu rnerafísico no existe sin el valor de renunciar en este punto a toda ana-
c!ast: de graJacione.'.:i o de escalas transitorias, sino súbitamente y en form:.t loaí:.i ni sin el reconocirniento de la J.bsoluta desemejanz:J.. "Desen1ejanza»
o '
di.::;continu:i: el ab:.lndono del ser o el renunciarniento a la antigua vida re- da ev{dentemente una leve idea de la contradicción dristica y diametral que
ciben J.! instante y en el J.C[O su consagr:lción definiriva. To1narse en serio opone la inuene a la \·i<la: pero J;is palabras del lenguaje corriente están he-
!a propiJ. c!eccíón ¿no es acJ.so aceptar l:J.s consecuencias irreparables que chas p::i.rJ. expresar oposiciones relativas y no la incotnparabilidad radical:
entr:iñJ., scnrirse responsable <lel infinito o de la eternidad que instaura? En las desernejJ.nzas dese1nejJ.n una de la otra porque se asemejan un poco una
efec\o, unJ. de !:.is fonnas mis comunes <le la frivolidad y de la psicasrenia a l:.i otra; la disin1ilitud se define con relación a una similitud al menos vir-
filosóficJ consiste en esc::i.mote:.ir el car:ícter irrevocable y semelfáctico de la tu::tl, y la beterogeneidJ.d con relación a una hon1ogeneidad latente; el otro,
n1uerte: una de las ::;eil.:.iles n1is significativas de la f:ilt:i de seriedad rnetJ- en definitiva, es reLHiv::unente el n1ismo puesto que se le compara con el
fislc:.i consiste en confundir [a ernpiri:i con el or<len 1netaempírico co1nple- que difiere, y del que sólo se aparta dentro de los límites de un mismo gé-
t:.u11c:nte dist!nto de J.qucll:J., en ::i.<lrnitir un co1nún denominador entre la vid:i nero_ Por eso decían1os: la muerte no es distin[a de la vida ('Ei:Epov) sino com-
y la rnuerre, hacíendo posibles una con1unic:.ición o concinuos interc:in1bios plet::imen[e disrinta. :ibsolut:i.mente distinta. Esta n1onstruosidad de una al-
entre lo natur..tl y !o sobrena(ur:i.l - pues !:.t cornunicación supone l:.i comu- teridad-:.ibsoluta que opone no ya el ser al mínin10-ser, sino el ser al no-ser,
nidad: l:.i idea <le! n1ecliurn encargado precis:in1ente de relacionar el nlis :ic:í está hecha para <les:inin1:.ir cu:ilquier discurso y derrot:.ir cualquier predica-
con el [n;:ís :.i!U., de h~1cer voJ\·er J. los resucitJ.<los y evocJ.r el f:Jnt:isn1:J de ción. Si la inuerte y !:J \·id:.t no fuer:.in n1ás que Jese1nejanres, el discursea-
los difuntos es buen:1 prucb:.i de a qué extren1os se pue<le lleg:1r cua:1<lo se dor tendrí~i con qué di ...;c-ursear: no ..:; <le1nostraría. por ejernplo. que lo.s muer-
ignor:1 !a Sl'ric:cbJ d-_· la n1uLr(e: el espiri(is1110 y !:Js pricric:is supersticiosas tos est6.n to<la\'Í:l vi\·os, pero que su substanciJ.. con10 la de Jos espectros.
esLin J. un p~1so. C/r:1ndes espiritus. finnes, profundos y lúcidos en to<lo !o es 1njs iigera: o por el contr.irio. que los vivos están ya 1nuertos (pues la
Jc1nj::;. h:in subestiin:idu :.i \-eces. al 111enos en e::;te punto. [:J sole1nniJa<l <le Yid~1 est:.í toda ella i1npregnad:1 de rnuerte y enrarecida por el no-ser). pero
lo irre\·oc:1b!c-: y sin ernbargo serí:Jn !os primeros en coinbatir el antropo- que son unos n1uerro.s un poco torpes. unos groseros f:.inta.sm<ls. L:.i fobia de
n1orfisn10, e[ bion1orfisn10 y el ego1norflsn10 que son habiru:J!inente los lns- L.1.s díf<:renci:is de n~ltur~llez:i es lo que inspirJ. a los hon1bres sen1ejantes pue-
piradores ele e'."'I...' desc-uhriiniento. L:1 re!J.ción entre n1ueno.s y \'i\·os no es rili{_Ltdes. Leibniz. preocupado por encitn:.i de todo por l:.i continuid~1d. 1nul-
siquier:t una tt.:.'.:ii:-i oprirni::>Lt: es un deseo 111:ígico. Puc.:<le concebirse que Lts tipllcJ. 1:.is trJ.nsiciones L'ntre e[ ser y l:.i nad:J.: corriendo un púdico velo so-
telecon1unicacio11es. que los inensJ.jes teledin"gidos y teleconzunicados ha- bre el corte <lel inst:.tnte. dejó que se esfumaran :.i la vez la afirmación vital
gan algún <lía posible !os inrerc:Jmbios con pL1netJ.s lejanos o nos pennitan y la neg:.ición morr:11.
recibir sus serl.:.iles. Pero e! otro rnundo no es un inundo lej:Jno. y el tn:is all:í L:i irrevoc:J.hili<l:.id Je! Liltirno instante es lo que gar:.intiz~t la sohrenaturali-
no es el lirnite extre1no Jel J.iej:J1niento ... .N<l<lie h:J recibido nunca telegra- dad <lbsolura de la 1nuerte. Lo irrevocable esi:á maquinJ.do de tal suene que
rnas, nadie, y aquellos que pretenJen esl3r en cont~tcto con el rnis allá menos el misterio de la muerte permanezca parJ. siempre fuera de nuestro alcance
todav!a. Para eso, en cieno sentido. par:.t restablecer irracion:J.lmen(e una y p:.lra siempre invisihle. El 1nás-all:í-de-la-muerte es el lín1ite de la ausencia,

:1-d
Cbmo el Adiós en el instante mortal es el límite del Hasta luego. Esta ausen-
~ia del ausente ya no será temporal, sino eterna; el ausente se ha ausentado ~ ·
~lo que significa lo mismo) hasta el final de los tiempos. Bajo una forma ten1-
Poral precisamente, esto es lo que expresa la imposibilidad del retorno. El
J;(etomo o 1Vostos en la epopeya griega indica una victoria relativa del hom-
()re, si no sobre el tiempo-irreversible, que no p1.i1ede ser invertido, al menos
s:Obre el espacio: el hombre deshace lo que el destino :ha hecho; después
de haber perdido el tiempo en guerrear por nada bajo los muros de Troya,
vuelve a su patria y encuentra a su mujer, a la que no debía haber dejado
.tjunca; vuelve viejo, pero vuelve. Por el contrario, aquel que ha auavesado
13. laguna de los muertos no será repatriado; no volverá a encontrar ni a su
-~sposa ni su·casa. Por eso decimos que lo irreversible es inflexible: no puede
ser ni infligido por la fuerza, ni reflexionado por el pensamiento, ni ablan-
dado con plegarias: tal es la-amarga y seria verdad a la cual los 3-dultos deben
hacer frente cuando abandonan para siempre las dulces ilusiones y los cuen-
tos de hadas de los niños. TERCERA PARTE
LA MUERTE MÁS ALLÁ DE LA ¡\!LERTE

-~-

~-·
CAP[TULO I
'
EL PORVENIR ESCATOLÓGICO

Ser~'i
inúril explic:.ir de nuevo por qué, desde el punto de vista de los vivos,
l~1 diferencia entre el inst:.inte mortal y el rn:is allá es la misn1a que hay en-
tre el casi nada y el nada. Podría decirse que entre el nada y el casi nada la
diferencia es un simple Casi: pues efectivamente no hace falta C;JSi nada para
que el Casi-nada se convierta en nada; ¡1\<"ihil o Quasi-nihil es pr:ictica1nen-
te lo misinol Ahora bien, lo que can1bia todo es precisamente el Casi - pues
es la última oportunidad del ser antes del no-ser y marca, con un últin10 des-
tello, la infiniGl diferencia entre uno y otro ... El casi rr::ida en efecto no es nad::i,
pero es con10 nJd::t: e inversarnente no es ;:ilgo, pero sin e1nbargo es alguna
cosJ.: y por n1:ís que sea el instanre de la nihilización, ese instante no es
1nenos un acontecimiento y un advenimiento; es, en el límite del ser y del
no-ser, la circunstancia infinitesin1al que ll:.in1J.1nos destello o aparición eva-
l1L\...;cente. En las negr:is tinieblas de la nad::i. el C:isi deja filtr~1r un r::iyo de
~ I-
esperanz:i, un delgado hilo Je luz ... Si nuestro espíritu fuera lo bastante sutil
~~' J
y libre. y nuestros sentidos lo b:1st:1nte :ígiles p:1r:1 captJr el reLhnpago. tal
\·ez pudiér:in1os tener :icceso a :ilgun:is rnlgajas de la verdad. Pero cuando
la últin1a rendij;J se cien·a; cuando el últüno resplandor parp;iJe:1nte se J.paga
p~1ra sien1pre: entonces y~1 no qued~1 nJd:l. sino precis~tmente lo N:1Ja y la
oscuridad. ;;\egro sobre negro! L~1 nada pri,:a<la de ese casi es la nada ~t secas
que cort::i por lo sano la cienci:i naciente: en presencia de esa nada-Je-n::id;J
sec~1 y brutal no se puede Jecir siquiera que la ciencia nacieTite h~lya estado
:t pUnto de s~ther en ningún n1ot11ento: la ciencia Je !J muerre está tnue:n:a
desde el misrno inst:inte Je su nacüniento.
Nunc:l habremos podido pensar la muerte sin1ult:irreamente a e!IJ_ Del
Antes :ll Durante y del Durante :il Después nuestr;i ígnor.inci;i si111plemente
ha can1bi::ido Je fonna. Antes. es decir, durante toc.b nuesto. vicla. es demasiado
e·~

#á.. '
·~·
'\~,:J)ronto; Durante es o bien todavía demasiado pronto,_ o bien ya demasÍ~ designa un estaclo. De hecho 1 ¿13. condición de_lOs muertos es únicamente
-~'':-}arde; Después es demasiádo tarde. El_hombre_n_o_- es_nunc;a contemporáné'~ un estado y un status?. G1=1arc%mqnos de p_ensa_r qu_e-la mu_ert~ d~ los muer-
:::1--: .Cf.e su muerte-píopia: el A.rttes es· eif ef~Cto ·nuestro presente, pefo ese pre ,_ tos se opone al morir (1nori) conJO el estado al instante, y cons1gu~entemente
:v' _sente es el pasado de la muerte; por eso la ciencia que pretende interpre de representarnos el aconte~lmiento mortal en fo~ma de una ansta afilada
't,~~_.),a muerte durante la vida es una ciencia de la anticipación. ,El Durdnte se--c ue separa la perennidad de-'la vida de la perenrudad de la muerte. Ya lo
·:--)S_in duda el presente de la muerte,· pero eSe 'presente es nuestro futuro ;ibemos: el Antes Y- el Después no son los dos lados simétricos del Durante,
:_~-:fues la ffiuerte-propia está en futuró dli_rante _toda.la_ vic!~-propia: _estas~:-' como tampoco el pretérito y-_.e(futuro son los ~o_s lados. del presente .. Se
:_-: gunda ciencia, lo mismo que la primera, está siempre adelantándose o·- p Uede hablar en efecto de una perennidad
. . vital en -la 1nedida en que la . vida
.
:~;~jetrasándose cuando se trata de-la ~uefte aj_ena ~ p_ues o bie.n nos anticipa~-: es plenitud de continuación Ydevenir concreto pre~ado de a_contec1n:1en-
'>,)llOS a esa muerte, o bien tenemos noticia de ella_taide y_póstumamenre. En_ tos que la animan y la diversifican continuam~nte: solo el e~cadenam1ento
-'.~-;--.:cuanto al Después, es necesariamente_:·-~,~estÍO pluscuamfuturo: el conoci-:'? cronológico de los an;1les, efemérides y horanos da un sentido a. l~a p~r~~­
'.:,:'.miento que pretendemos tener es por lo_ tanto, en todos_ los casos, un cono-_~-: nidad. ¿Pero dónde encontrdr, más allá de la muerte, una suces1on hxslo-
cimiento que se anticipa a su objeto. SObi"e .el- 4_fúes :hay mucho que deci;--:-~ rica de aconteciinientos? ¡Ese Después en el que no sucede absolutamente
:· _ con tal de que se hable de otra cosa y alUsivamente, es_ decir, jndirectamen-_ nada está todavía mucho inás vacío de incidentes y de sucesos que la ab~­
<-:-~e; por eso se habla de la vida cuando se cree est~r hablando de la muerte, ·'i rrida felicidad del Paraíso antes del pecado! Lo que da comienzo despues
del mismo modo que se habla de !;is maravillas de la naturaleza con el de la inuerte -desde el punto de vista de ]os vivos, no es por tanto.una peren-
-'-pretexto de que nos cantan las alabanzas de Dios y de que Dios -está pre- ,- nidad ;irticul,ada en periodos 'y en episodios, sino una eternidad a:norfa: una
- sente en todas ellas. Tan afilado como la punta de una aguja, el inenarrable . eternidad de no-ser. A parrir de ahora todos los calendarios estan ~nncua­
instante excluye tQdo discurso: únicamente una intuición acrobática podría dos. - El Más Allá a secas, el !v1ás Allá estrictamente hablando no está, co~o
mantenerse en equilibrio sobre esa vertiginosa punta. Si el Antes es conoci- los pequeños más allá relati\'OS de la continuación, 1nás allá de esto o mas
do, Y demasiado conocido, y si el Durante es a la vez conocido y descono- all(l de aquello: pues en este bajo mundo nues~ro .. en la z~na ~e las catiSas
cido, y por consiguiente apenas conocido, o, lo que significa lo mismo, casi puras, todo lo que es ulterior es igualme"nte c1tenor; a~:u ab:¡o_~~d?. ulte-
desconocido, deberemos decir entonces que el Después es totaln1ente des- rior encuentra sien1pre a1g-1.:in---Ulterior que le gana ... E1-1Ylá5 AJl;i__a15so1uto n~
conocido: tendría que morir uno mistno para entrever, y a fortiori para cono- está a su vez más ac:í de cu:llquier otra cosa: ¡este mJs all5. de todo no esta
cer desde den[fo eljf>re ignotum; pero hay que estar completamente muerto, nlás ac:í de nada! En Aristóteles la metafísic:i es una sitnple sublimación de
pertenecer uno mismo al reino de los muertos para poder conocer una tierra la física; pero no así en Piarán. Y sin embargo, tanto para Pl::itón como para
absolutan1ente ignota de la que ningún vivo tiene la menor idea. Y ;:isí nos Plotino, aquí y allá. Ev1'aU8a-EKtl. se dan juntos intemporalmente para u.n
enconrramos. a las puertas de nuestra última aventura, mis desvalidos filósofo que sepa leer el arquetipo en la iin::igen y que dispong~1 del~ escala
que nunca. y dispuestos sin embargo a cinprender el viaje. Ya hen1os me- diJ!~cricJ para ascender de- uno a otro: entonces, aunque la distan~ra de la
rodeado bastante. ,.:_Con qué pretexto poclrí:in1os retr~1sar todavía 1nás el Ti'--·rra al cielo i111pong:1 Ji ~1hna la prueba de la cOn\·ersión, ese_ ~A..ll:i _que no
mornento crítico? El capítulo de circunloquios y n1or:itorias se ha terminado. está eI1 absoluto n1ás alL1 es todavía accesible desde aquí. El 0.--l;:is alla de l?s
La silenciosa, la n1isteriosa selva de las cosJs postreras se extiende en la otra cristianos se alej:1 infinü~1n1t"nte hacia un futuro aleatorio: el tiempo de la h1;;;-
orilla. toria se interpone entre él y nuestro presente. . .
Así coino la gravedad derern1in;.i sobre la Tierra la polarid:l<l uel Arriba Y
del Abajo aunque no hay:i Arriba ni Abajo en el univer~o, ::isí~la tempora-
1. ¿El Jtfás a/ld es un futurc?. lidad vectorial de la vida y el sentido general del devenu, o dicho de otro
inodo la futurición, hacen del más allá postletal un futuro, porque en efec-
Habiendo rr;itado ya, a propósito Je la vida, del 1no11a/is que expresa una to esa ~era .. nueva con1enzar:.í después de la muerte y porque la muer.re-pro-
propiedad abstracta, y del morituniS que designa un futuro y una vocación, pia representa para cada hornbre el futuro más extremo de tod?s los fu_rur_os.
Y después, a propósito del instante, del mori.hunclus "ª punto de" morir y y sin en1bargo. el más all:.í no es propiamente hablando un futuro. ~1 bt~n
del man·ens "en trance de~ morir, debemos trat;ir ahora del mortuus. que es cieno que los tres tleinpos c~el Tiempo son correlativos a roda conc1enc1-a,
•.:2.__

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~.i
y que el fuQiro e.s una derermin:ld:1 mod:l]idad !m:Jginaria del presente, u •aventura siempre t-iene algo en común con los acontecimientos de la empi-
cierta rnaner:l de representarse :.ll no-ser del J.Ún-no y de anticipar el ser de- ria cotidiana: en sus ensoñaciones más fantásticas y más des\·ergonza<las, la
-· ese no-~ec n1ientr:i.-.; que la . futurid:.ld,, dei mis all:í es un::i sin1ple proyección' imaginación del visionario construye sin embargo la aventura a partir de su
bion1órtic:1 y biocénrric:J, y es unJ prueba no ya del más al15, sino de1 más prosaica existencia: Gulliver, en lilliput, no descubre otra cosa que el género
ac:i. Por lo dem:J.s, e! futuro sólo es futuro porque será presente rnis tarde; - humano, aunque sea un género humano en miniatura: las dimensiones han
je] fur~ro es el hoy de ~i:iñan_a! ¿Pero cómo llamar futuro a un futuro qu~ c:1mbiado, pero no las proporciones relativas; en definitiva, se trata de una
·no sera nuncJ. preserHe?. ¿un h_auro que no tendri nunc1, en- definitiva, uri-~-' simple cuestión de formato o de tamaño: ampliación o reducción, gigantis~
Ahora? Po~que cuando ese fururo hJya !leg:J.do, no h:Jbrá ya conciencia que - mo o enanismo - la fantasmagoría más barroca es en resumidas cueí1tas uná
p_ueda decir Hoy, 1\'unc, .-\hora: no habci y:i. conciencia para recordar el pa- simple fantasmagoría cuantitativa, una exageración o una inflación, y por
S.'.ldo Y cor11p:1r::ir!o con el presente; no habr:í y:i conciencia para prever el consiguiente nunca llega a dJr el sako cualitativo a un orden completamente
ft~[uro siguien[e. Los futuros de la en1piria son futuros que se dej:1n de un distintÜ y a un absoluto desorden. La excepcionalidad de la aventura con'-
d1:1 para otro. que se protong::i.n y se pro!ongJn indefinicJJ1nente: nuestros firma las reglas de l::i. cotidianidad. En el mon1ento en que !a avenrura cree
proyec¡o_.;; \·ueh·en un:1 y orr::i. \·ez interrninablcn1ente en ese de\·enir. AJ revés ser la cosa más extraordinJ.ria es cuan<lo es la cosa rnás ordinari~i', la más in-·
de esos tlHuros intra-[e1npora!es, el futuro escJ.tológico que ll::i.inarnos más traordinaria. Por el contrario, entre la extrañeza y el más allá de .la. experlen~
J!l:í est::ri eternan1en:e por llegar. Visto desde aquí abajo, ese futuro sin pre- cia cotidiana [odos los vínculos han sido rotos. No hay pab.bras ·para desig-
sente ni p:ts:1cio. ese fururo sin arnJrr:1s flor:1 corno un barco a Ja deriva sobre n~i.r esa extrañeza ni p::i.ra describirla. Porque, de:spués de todo. lo extraño-y
!os n1J.res ulteriores. jEs un n1onstruo del tie1npo! El fururo finalmente, cuando lo fan1iliar no estín separados lo uno de lo otro 1n::í.s que dentro de un n1isn10
se hace in1necli:uo, se presenrific:i en e! :ld\,enimienro; y el advenin1 iento orden, como los contrarios <lentro ele un n1isn10 género. - ¡Por eso los hon1-
n1¡sn10, .¿qué otrJ cosa es que el :tcontecilnienro a punto ele ;:icontecer, el bres se esfuerzan tanto por in1aginar lo iniflktginable! Por eso todas las es-
acontecuniento aconrecldo. el acontecin1it:·nto n~1ciente todavía en JJ.s fuen- peculaciones son líci[as, las 111:1.s fantástic:is f:.1bulaciones, las noveL1s n1:ís
tes bautisn1:ilcs? En el ~tdvenirniento el futuro n1:ís manifiesto se aouz::i. v se dispar::i.tadas. las ficciones 1n:is absurdas: los muertos no nos desn1enrirán,
' 1 ~ '
co_noens:1_ 1ast:1 co~venirse en un punto. el punto preciso en que Jos posi- los rnuertos no volver:ín par:i. protestar contra las ocurrencias de los boca-
bles ele! tururo devienen la :JCtualidJ.d di:'.'! presente. ).iunca se puede estar zas. Cuanto n1eno.s se sabe de :tlgo. más se h:i.bl::i de ello. ¡Desde el descenso
seguro de que e! aconrccin1ienro en trance de aconrecer será un auténtico a los infiernos en las obras de Hün1ero y \/irgilio hasta la epopeya de Dante,
acontecinuento, con10 nunc:1 se puede e:-:rar seguro de que ta coronación de cuántas precisiones y minucias. cuJntas fantásticas arbitrariedades!, ¡cuánta
un rey inaugure un verdacle¡o rein:1do. Sin en1hargo. el advenimiento es Ja abunclancia de detalles en la ignorancia! 'Ava~toÚ<; s· EAzytv a €Kel 't'.801. lee-
prornesa de! acontecin1ienro próxiino. lo rnisn10 que. \·ice\·ers:J. el :lcon- rnos en el décimo libro de la República a propósito de Er el panfilio: ha-
recirnil'nto c._"." e! :tch·cnin1ientn que ~·:i hJ re-nido !u::;:1r. ¿Pero ele qué ;iconte- biendo re:-;ucitado. cuenr:t lo que \·io all:L ahajo. Ahora hit:n. no h:1bíJ \-i~ro
cirnie11to-..; podrí:1 .-..;er Lt 111uc-rtL' L'! :iLh·enHEliL·nru:. L:t eternidad inióntic:i ¡no n:tda <le n:ttLt. porque nunca había e:-;tado :dlí: in\·ent:1 sobre la 111:.i.rcha to-
e~" :1c:'.·"º un tk·.-..;ieno ciL· :1contL'cin1iento."'. un:t ininensid:id negr:1 y un g;an do lo que \·:.1 cont:in<lo.. Y precis:unc:nte por esa razón. el panfilio e.) ina-
...;denc~o clc.-..;conocído en el qur: n~1d:l suc:...·lk· ni _-;obn::Yiene. un eón .sin de- goL1ble. Platón al rnenos contaba un 1nüo. es <lecir. una al-:gori:.1. Los hon1-
veni~ ni r~cuerl~O:-; ni allccninliento de nin¿.¿un:t cl:1se? Aquellos que \'en en hres fabrican novelas esc::Hológicas o dibujan el m:1pa1nundi del otro inundo.
~·l nL1s ~i11_:i un .1:1uu:u·_,:tunque fucr:.1 t.'! n:.i~ glorio.'io de los futuros. :iunque se rcpresenu.n el orden n1ct:1cn1pírico a in1agen de la e1npiri:.1 y constn..1yen
tuer:t un fu1l1ro !!HL·!iginlc. consider~1n '-.:'! ~!rnhr~d de l:.1 n1uerte coino el ad\·e- un n1js :i!Lí que es un n1:1..i:; ac:í sublirne: como e.sos uropi.-..;tas ingenuos quL
niiniento c.·n1pinco de ese tlicuro. Pero si el n1js ~t!Lí no es 1111 Jltturo v 5 ¡ no irnaginan el futuro en función del presente. Ja escatología antropornórfica
suce{/e n~1d~1 en_ !:.1 etern!cb.d miónric:J. el ~tcce.-;c_) :1 csJ eternidad no Podría proyecta en el mis allá las lineas nítidas <lel más acá y naturaliza <le ese
de.sernhoc~1r n1:.i.s que en una \·ía muerr:t: en ningún c:Jso et :.1ch·enln1iento n1odo lo sohrenatura!. ¡Y sin e111hargo ese otrn 1nun<lo siempre <lisrinto a ro-
lnici:.i ~tquí un:1 .-..;erie de ~1cunteciin!entos. Con10 r:in1poco preludia ninguna J.o. no es propiamente hablando ni orro ni siquiera. un 1nun<lo! 1\ veces se
ru.:entura. ~Acaso no repre.-;enr:i. la avenrur:1 el gr:1do mis alto de inrensicJad represent:.1 tan1bién la vi<la ulterior como un :.1rreglo más o menos extr::iño
pJ.sional Y novelesc:i en el acl\"enin1iento Je un :1con[ecimiento? y sin en1- de e!ernentos tom:i<los prest~1dos a este bajo mundo, pero dispuestos sin pies
bargo_ por r:tr0tic:.i. por insólit:J. por in:1udlr~1 t.' inédita que pueda ser. la ni cabeza_ Por eso e! condenado ~t muerte de Victor Hugo imagina una
--o;,-,

, '·'· , , ;:~•;Jc!!1'tm1etr".'¡ inversión de las relaciones habituales: el otro mundo, como-~ fro[\tera nos inspira an,gustia, pero los peligros que nos esperan en un país
Plo_tlpo, ~~ ~n mundo_ al revés. Este mundo al revés, ¿es u_n _ofden _ c~'­ ,e:xtrdnjero nos llenan de temor. De este modo se oponen. en cada hombre
pk:tam<or.1te 1st1.nto, o es más bien el rnismo orden boca abajo?""Parece ~(­ - ~13. angustia de morir y el terror a estar muerto. La artgastía es el pánico que
esencia. del cielo sea luminosa y que los astros son manchas oscuras ·. se apodera de nosotros y nos enloquece ante la inminencia del instante
.·> zi~''l'ique en ·Jugar de ser como brillantes lentejuelas de oro sobre· terciopelo ne~ mortal; pero la vida ulterior, tal y como nos la imaginamos en este mundo,
puntos negros sobre una sábana· de oro.~1 El más allá es.en de . Ia vida ulterior objeto ·de nuestros temores, es evidentemente una amenaza
.·. . ·>éi]ict~ ~;;;~,~l~~ del más acá. Pero, por supuesto, aquel a tjuien-Victor Hug: lejana puesto que comienza del otro l_ado del umbral de la muerte:. Pero
_ estas palabras esú todavía vivo, y habla el idio1na -de los' Vivos. Pre sóbre todo, la angustia del instante es un sentimiento inmotivado. Y en efecto,
.cupado por encontrar en la vida ulterior peripecias y una sucesión de acon~ ·el instante sin duración ni densidad ni contenido no es propiamente ha-
····•'f0•>tiocimier1tc1s. el vivo se la representa a veces corno un viaje; un fabiiloso via" blando una razón para tener miedo, con10 ya sabían los Megáricos: no hay,
que no es necesarian1ente ¡in Paraclisinn! "¿Eri qué- nos convertirem6i literalmente, nada que temer en el instante: ¡como mucho, un mal trago que
;(.d<OS>mi's de la muerte?" Aquello en lo que nos convertire1nos despué:S de la· p:isar! La ablación de la vida se parece, si nos olvidamos de la forma de pro-
mm:me, Dostoi·evski trata de cor:tarlo en el Sueiio de un bonihre ridículo;2 y ceder, a la extracción· de un diente: antes de que os· deis cuenta, ¡el diente
a _ral ~f~~to todas las fuentes ~e unJ. fancasía ·pur:tmente- antropo- ha desaparecido! ... ¡Nada que tenga que ver con nosotros, y casi nada ~n sí
y b1omor~1ca: el muerto, suponiendo que se convierta en algo, re- nlis1nol De hecho el hombre, animal racion_al, no reconoce de buen .grac!o
.-_ c~rre después ~el S\1icidio -una sucesión de abismos sin fin semejante a ¡05 ",_ que tenga n1iedo de casi todo. Es indigno de un aniriial racíonal tener rhiedo
circulas ~el Infierno dantesco; su vida ulterior prolonga su primera vida en·"· de casi todo, ¡no es razonable temer sin _razón! La angusria de lo inrnoti-
un desphegue de fantásticos paisajes. __ .-_.- vado seci por tanto inconj'esable. El angustiado ten1e en efecto algo, pero
algo que no es nada en cÓncreto que pueda confesar, un no sabe bien qué
que es un casi nada y que no puede explicar: por eso finge te1ner aque1lo
2. La angustia del instante J' el míedo al rnás allá. que no teme; camufla su inexplicable angustia desviando la atención hacia
un miedo explicable que pretende sentir. Y poco itnporta si él mistno no
.Si el casi nada, si el míniino-ser del instante 1nortal es el objeto cuasi ine- est:í muy convencido de ello ... Aquel que ne quiere c0r1fes:!.LSU f., lt:J de valor
xistente de nuestra angustia, el más ali:í, concebido de una n1anera antro- Jnte un mal segundo, aquel que no quiere que parezca que teme al inexis-
pomórfica Y como una variante del más ac:í. el m:ís allá con sus an1enazas tente segundo de angustia, puede decentemente manifestar la mayor in-
Y sus p~ligros de~c.onocidos es el objeto de nuestro n1iedos. EI helenismo y quietud sobre su destino póstumo. Semejante preocupación le honra. El
determinadas religiones de la salvación han reconocido, tanto el uno como angustiado, para tranquilizarse a sí mismo. cambía la preocupación vacía del
la.s otras, 1115.s bien e.sto.s rniedos que aquella angustia. La fohia del instante insrante por los sustanciosos peiigros del .YI:ís all:í: corno los judíos per.'ic-
es al 1niedo del rn:J.:-; all:í lo que el valor es :il aguante. \l~tlor para cornenzar (Juidos duc1nte la guerra trataban en oc:lsiones de no pensar den1asiado en
o valor p~1ra t<.:"rn1inar, el \"J.lor por excelencia c>s en los dos casos b. virtud .~l inconfesable n1iseria, en Lt n1aldición que pes.'lba sobre ellos, en la espan-
del homhre que osa. e.s decir, que afronta L1 repenrina mutación del instan- tosa y desconocida suerte que les ~speraba. y reivindicaban para sí-mismos.
t~. El _va~or_ e~ u~ estado de ale:ra ant.e la inn1inencia del peligro próximo. sin gran convicción. las valientes y confesables preo<..Lipaciones de todo el
l.or e<-;o Lt tu111clez. que no osa, tiene tanto que 1·er con la angu.sti-J. L:i angus- inundo y las honradas preocupacion<.>s de los demás pueblo.':l en guerra: difi-
tia. en esto. es el elen1ento con1ún a la rin1idez y al pudor. ¿;\caso no existe cultades de aviruallan1iento. falt1 de calefacción y alertas aereJs: ellos ta1n-
un pu~or <lcl instante? Por ejen1p!o. la inno\·ación es mis bien objeto de bién ca_1nbidb:ln la inexpresable :lngusria del extem1inio por una muy ex-
angustia y l~ ~ovedad ob_jeto de temor: pues s~ experimentamos a las puertas presable y n1uy confesab!e preocupación, por una preocupación fundada
l'.el acontecin11ento una aprensión ansios~l. ternen1os. con un ten1or sin angus- que pudiera explicarse discursivJ.n1ente y justificar el miedo. Un hombre
tia, el nuevo orden que ese carnbio instaura: y por eso misn10 atr::tvesar una digno de ese nombre sólo debe ten1er io temible . .Lvlejor aún: cuando un
hombre siente un terror legítimo, lógica o etiológicamente motivado, es la
1
le Dernier_io11r J'11n 1.:r>1túu1nne. § .-¡t. cosa terrible la que causa el terror. A la cosa terrible Platón, Aristóteles y los
l S11e1io de 1111 hnmhre n'dic11/r, i Rdato f:mt:istico. !K--1
Estoicos le dab:ln el non1bre de bElvÓv y de q>o~tpóv . .'\.sí pues, si utilizamos

j'íj
''" .b d drá eludir el afilado cor-
- ;~~1 lengu~1je ele! Fer:lón, JJ cos:.:i ternib!e es JJ suerte d~l difunto (tc6váva'.ii),, y choque_ con ella fro~tal.mente, e~:;~~ o~~e~ ~~:;letamente distinto sea la
.::'.en cu;_into a !J :.:ingustL1 de fallecer (Cc.rco&vf¡crKc1v) no es nada. Del mis te d_~1c, ·,·"o-~rtn_•~/pºe~~~~~ ;~~:~~s a~i,
el sabio más sensato estará exdpuesto al
--s- ,.,::;-~"'--iiricdo, k1s creenci:_L.;; popul:1res '.f los terrores religiosos tienen habitualment __ neg~'
1 · ·~ pues el or en com-
~ --<-_;:;f?'pr objeto no yJ. el c:isi nad:i del ins[ante, sino !J. preocupación por nue_ enloquecedor y desgarrador instante de a tran~~~º:; ante todo completa-:. -
·--~--fr_o eslldo ulterior y !::i Jmen:J.za de los castigos eternos reservados a los co ·
-"_;1,~:en:idos. ¿No tiene ac:iso el pec:idor buenas razones para temer la:S sancio.:
pl:1;~~~n~:t~:~Jeº~s~u;~~t~~: ~~:t:~t:erro; al más allá se cotn~e
ni .. , . e señala su comienzo; desde este punto e vtsLa
-:;'.'fi_es sobrc:naruraies que ha merecido? A l::i gr:iruidad de una angustia sin razóri: con la angustia del limtte qu , d 'b'da y recípro.,--
-;;;_:(ü contc:nido se opone el c:irjcter ¿.rico del temor y del temblor, y al pudof_ la ex iración del último suspiíu no podra pasar esap~rc1 i . e uiere
-p 1 filosofía del instanteo si no hay Des pues .o (lo qu q
.~:-)nrnotivado L1 vergüenzJ. rnori\·ada. La salvación del alma y su destino des-~ cainente, para a . ~ ada la n1uerte no es seguramente
-_'.::1".Pl.12-s de /3 n1ucrte, Ja altern::tti\"'1 del P:ir:iiso o del Infierno - J.quí tenemoi--. decir lo misn10) s1 ese Des~:ies .no es n ' . ón es decir una creación al
-~ Jno es cierro? una buena Jpuesta. Tod:is las diinensiones circunstanciales de-~-- nada más que una nihilizJ.cto~- sin ~0:11pensac1 ' atreve~os ni a imaginar
revés, es decir, unJ. desap:iri~1on ~ag~c~ y ~~~rº~e un ser. y viceversa,_ la
-.s -
· nue::.tr.1s preocupaciones empiric:is se encuentran en esta seudo-inquietud
:'."~spiriru:il, pero :i escala colos:il: ¿dónde nos encontr:iremos?, ¿cuánto tiempo_, ese inconcebible desgarr::i1~1ento e ·~r ~ dar se confunde con el ten1or de
'.'pasaren1os en el purg::itorio?, ¿qué va a ser de nosotros? Ubi, qua1ndiu et quo- aprehensión angustiosa del instante ni. iza tá a dada roela en-
niodci! f·Iay n1ucho cJe que h;_ibl:ir y mucho que ref1exionJ.r. Así como la edu- :---. 1; eternidad mióntica qu~ ~se instante r~a~J~~~:u;t~l~s~s corno es si se redu-
.· cación rnoral nos acosrun1bra a poner por encin1J. del placer de un instante tcr:l en ~se instante; _es~ instJ.ntee~~ns~~~ un ac~ntecimiento en curso: apre-
la feficiJJd ele toJa una vid:i, :isí Ja educación religios:i nos enseña a poner_ 1.er::i al simple adven1m1ento ¡ rep .d d d no ser de la que
· ·cia una etern1 a e - ..
por encima incluso de b. felicid:id !a permanente preocupación por nuestra hendemos el i~stante ~o-rt.:i plor::~~ sucede con los sentimientos e1npíri-

~~:¡~i~~~7~?:~~~:::~:~~t~:~~: ::~~:~:~~¡~~;~~:~~:~~'.~:~~~~~~
felicidad eterna. EstJ. preferencia por la salv:ición eterna, incluso aleatoria,
·cor rch1ción a una felicidad terren:il, incluso cierra, esta inconmensurabili-
dad de Jo infinito y lo finito, es el ner:io n1isn10 de la apuesta de Pascal.
hender la desgarradora última vez p~r l~ qule .h:q~~~~n;~:~: a~rehen~ido
~J
Nues[ro infinito fururo es incluso lncon1nensur.ible con el instante que abre:
el inst:inre no dura. prccisan1enre. rn:ís que un instante; nuestro futuro pós- ta [odavía. - Dicho de un:.1 fonna ma~ s1mp e~n miedo motivado ni el Ins-
turno es infinita111cnte rr1:ís irnportante y n1:J.s voluminoso que ese casi nada, ··1"-- -
> en la muerte no es ni el Infierno, ob¡eto de . . el
e es ob·ero de
t-:J.nte mortal, objeto casi inexistente dte ltaemane~~:~1·a~:r:%b~¡~to es la nalda que
,':-
~l ¡iene rn3s peso, pues llevJ. consigo !os intereses superiores de un destino
--


. d ¡· 0 de una angus ia,-. ·
espiritual. ¿Quién no Jcepraría, como un momento des:igradable, el dolor ' ·. un m1e o angus I 050 .1· . · se prenere 1a n1·h·¡· · - que desemboca
l 1zac1on
rnis agudo del ins[anre 1nortal, si pudiera :iJivinar en ese dolor brevísimo y resultJ. del aniqu1 amiento.º· s1 . '¡, ,·h1'l1'zación :;upon<lrí:.in cierta
··¡ ·¡ L . -. ·r o-os eternos sin a n ~
casi inexistente el póníco de un:.:i eterna fe!icid;id? - Sin ernbargo la fobia del en el eterno ,\ t -71 · º·" <....1·" 10 - . .. .· ¡] ¡· t pero supervivencia Ji
_ .- , .-. un·t -;upervn·enc1a o 1en e,
Dur:trHe y el ten1or ;_¡¡ l)e::;pu~.s ::>e cont:igi<ln un;_[ :.il otro. Evidenren1enre el íonn:.i de _,.;upef\ J\ enc1.t ~. la n·1<l·1 sería todavía in:i.-> in-
"in y ~1! c::ho: la nihilizJClt~n sin la ctern1d:id de
L. • • ,

c~1r:ícter cu:i.-;i en1pírico del n1is ;:¡lJ:.í. en cien:1s religione."> soterio!ógic:::rs, - ~ ·1 ·¡- ·~ que no
i . . .. , . un breve corte de corriente. Pero una ni 11 izac1on
puede inn1uniz:tr J.l inuribun<lo contra l<l :ingusti:1 de morir: :il esr:ir el más s1gn1.hc:inte que .. , l" de corra duración no es una
~illú todavía un poco ¡n:J..s ac:í. del misn10 n1odo que el 1n::ís ac-5. ya relati- c:s definiti\·~1, una nihiliz:i.c;_on q_ue e.s un ec 1pi:11ediatan1ente la n~~da. En el
v:irr1enre n1Js all::í. !a n1ut::tción rnorta! no es una mur:1ción inconcebible y nihilización. El ca.si n~1dJ in1phc:i pbor ~::intoh d el no-ser eterno implícito
n1on:;¡ruosa. sino un can1bio corno cu:dquier otro y apen:.:is m:ís profundo n1iedo y la angusti~1 juntos. el ho'.11 re J.pre en e
que cu:dquier otro: !a tr:in.sfori11:1ción de! ,.¡\·o en 1nuerto supone, como lJ.s en el inínitno-ser de \a nihilizJcion.
rr.in.sforn1:icioncs insensibles, un anres y un desp1Jés relativamente compara-
bles: l:i sobren::itur:::diz:ición del hornbre natur.i!. por mucho que sea discon-
¡inu;_i, nos :iyuJa a cruzar sin :ingusri:i el fatídico un1braL Pero inversa1nenre 3. La e:::.peranza y el optatil:o dese:::.peraclo.
[.Jrnbién, las religiones rnenos biomórflc:is y las mis profundas :idmiten gene-
raln1enre un3 eternidad inconmensurable a ]J. vid:i hum:ina: mientras que la
eterni<l:id n1et:iernpírica contr;1cliga violent:Jmente !:i continuJ.ción empiric:i

_\-:;_!
ti =.
, 11'
El más allá, si está reahnente mas a a, com
pletamente más allá de todo
_. . t debería
.- . , - o es propiamente h:iblando un futura; y por cons1gu1en e
mas aca. n
Ci'}ii<;Xc'.]uir tanto-la esperanza m . d l -__ -_<-·
:<o't:<leJ Infierno: pues el Paraí<.:o ~~cenan~ e Paraíso como el terror inter~~~- extingue~ ¡D-eseo i-?"eprimible :Y ardiente entre todos los deseos! Pues el deseo
sublimado - d l . . ~ d es _mas. qu~ un rnundo Corrio el de aquí a
r- e I)11mo. mo o--que-'--e!~-Infierno es un ·mundo mo t ,_.,, de tOdQS !_os·· deseos es_ ~UC /lUestra insüficiencia_fundamentaJ s6 compen-
grosero y deforme y po l d r , ns ruos sada, qü~·el'Oeseo m=~tJ:fi~~O'.p=;;'f ex-celer{cia,-~se-deseo de in1nortalidad d-él
incluso del fut -= r o. en1as, ¿como el más allá, que esrá m'
que hab_lab~:Í)iotüna_ . Y del .qi.:ie 'también habló Miguel de Unamuno, sea fi-
.
u.ro_. que es un pluscuamfuru "b _ --- _,
.. \<j~·•v, esperado?'Landsb . -G- b. ro, I a a ser, en senrido_pr·· nalment~_. sati-?fecho, _qÜe ei ,ici.Consolable .sea finalmente consolado; desea-
. . ~-rg y a ~1el_ Marcel han hablado en términos ta . , ._ -, ..
1a d1stinc1on entre e.Spe an d _ na mos ~,,.bi_én e[e~~izat el tfeu1-Po. de la vida, dicho de Otro modo, no morir
tenemos nada· U. - - - . - __ :_r za cerra a y esperanza abierta qu-· jamás;,p :_b~-~n .prslongar la ,yi'.ct<;L. más allá de Ja mu~rte, ya_ sea inmediatamente
propias palab~s~-ª~:d11~ :~r~e~to._Preciser~os sin e111bargo, con nuesi.:
por me;cliq_de.algún tipÜ_de,s.~tJ~é_rviven_ci_a', ya S~a, desJ?~és_ de algún tie1npo,:~ ,-,,.,,."
felicidad n}isma qtie~ ,- p ---º~ espe_-ra siempre algo concreto (res);
spera .es un_ s,1mple eudemonismo am liad . :· por uJ!;:,reBaciµiiento. ¡Per?·¿}~9i de es~~s-será posible_ P?ra _ el hombr~ desd;~~f.,~·:::c·.-q
un s~~~o rrierclenaria,~ anexi()f\i:~~a y pleonástica ... ¡Se p~1~de ~n:: 1:.:. el mome~_~o en qu~ esté -m~-r..to! Aquí se oporien como el día a_la goc;he.e}::~-::-:--­
•· c•JJ<ornnza ener e corazon transfigurado p 1 . - _. _: - activis_~c\ facional y rrU}it~T;\\4jie l~ actitud elf!'.idiana. jr el q_uiet!s~o_-!fras:i~~.~~i.:-~;·.~·:'º
:;eso<ora sien1prtfu.n futuro tempora·J.·y' or a esperanza! La esperanza na_l de}~l::?-Ctitud optativa:,.!;::b~.ho1nbre esperai;zfi!-do_ se recon_oce,a_sí n1isn:i_<?}},j.,
.- por otra parte la espera z - .
twndado Y r.elativamente razonabl~-'--:no se d . J . n a, senturuenro - en la fin?+l_fdad y la transp~.f'i*c;ia_..de un futurorel_ativ~mente in[eligible qqi~~~~¿'1 ,
po • a sin as razones de la e -
res.o supo_ne· el riesgo calcu!i~O y la torna .de p t'd . J spe~, nuestrQ -trabajo puede n1odÜJb;ir_ y que da un' Sentido a nuestra colaboración;·:,;f
.,,.,urna parr1do en lo que Se refiere a-f,. -.- . .. . ar r o, a esperanza y nues_t_rO~ deseos por el c?~~Ji_o se proponen_ no modificar, sino sómeter~,e~l'.
a la posibi!idad'de ~p. ¡:t_ probabr11d..ld de un acontecimiento y·
a un d_e~t~no opaco y abstJrct:~o .a 1.1na voluntad_ insondable de la que qepen~i'~J.
• •• •_ _

- - exrto: Juega aventUr:.i.dan -~


;._-:·juego optimista de Ja eventualidad--fi:VOrabl 1ente, pero razonablemente, el; de nues.tro futuro: la ·confict!í:Jza ha cedido su puesto a la espera humilde. ;}~
e.aventura vale la pena Por e· 1 _--' e, desde el momento en que la pasiva y fatalista de la conce~:?n;. Los obje[QS priv.ilegiados de nuestros deseo~:~-~
ne la eva. luación de l~s -J~bm!pdod, ~~ ~sper:inza_de recobrar la salud s_upo- serán pór tanto preferenten~hte -c2x oÚK E<p' f\µl v; las_ cosas fuera del ·alcan~,~~},f
posi 1 l a es de curación p 0 • .
'-esas posibil_idades la _
. . esoeranza concede crédito
.,. · _ ' r m1n1mas que sean
- d.d ·de nuest±o libre arbitrio y q;~: nuestro trabajo:- la loca felicidasi inmereci:cf~-,
~: c.undidad del tietnpo· h , • -- _- - , por an_a t ura, a la fe-
. c.t·¡·d d _·, ay _que tenerc;onfianz~1. en ocasiones contr:a t d que el determinismo y el cu.~'.o n:itural "de la _futurición no con.Seguirían nqf;-~~~~­
u-.J. t t a . en I~s _vrrrud f . ·¡· _ o a pro- malme_n_~e .nunca, el encuen~O .con la muier afnada_y las cO:lncidencias no;v~:¡~}
cuando 1; victoria es-r:: ru6~' ~cantes _del futuro y de _la_ evolución·. Incluso
_
-realidad que una racio ·7·~ª d_ err:en~~· i.J!iprobable, la .es_perJ.nza- plantea en
!escas de _la vida 1 i-a increíble Süerte, el gordo de_ Ja lotería, los reg:.ilos deJJf.:'·?fa
dos al azar y las sonrisas de fltfortuna, en' uri:í)x,tlabra tüdo lo que no sus:e9~~~-~.
car:í un día su: te~erida~ª-.~1 a ~ma~i'-~r-?fu~da. pero to~avía invisibl_e, justifi- nunca, ._y finaln1ente la victo}ia- sobre la muért~;)::sa muerÚ~ ql;e síemp~ec-_:¿;s;};'~
e.s desesneradain. · / d- -:· _ .__,m_as ~ª ª. ,__ pqr su parre. no siendo nada.racional . -_,~ : _- ·, ' ,_ ' ·- ' " ._-.¡,_
''c;-l.'\'~l.-'

r en e eseauo mas ·que- .an~ - - - 1 ' evitable Ysin embargo siernpre inevitable; esa n_1uerte que.nu.nca es,ne:c_é,sa..:,:::~1;'.,
momento el . d- - . , r_ '>Zona{ amente esperado. En ese
optativo esesper.ido se funde , I· - . . .. - ria en ningún mon1ento dete'rminado y: sin eiühargo es \1ec~saria Sierri'P'i~~~;c
P~ri-nza espera l con ª esperanza 1ntrn1ta. La es- En la n1edida en que \:.i. hora es incierta. la n1uerte puede ser objetO de
, o que espera ::.peratzun· e - 11 .
ticipio po.s·tdo _ .· _ ' _ · s e a n1t'i1na ese objeto, ese par-
,' p.1s1vo, en cambio eJ oi)[ati\·o 1 . . . 1 . esperanza. En la rnedida en que el hecho---cle-la--n1uerte es c_ierto, 1:1 n1()rt~~li-_.-f.- ";,--·
naUa de ·µ:irticu1·ir. d .· I t e e."C'spera< o. que no espera dacJ es L'I objeto de un de:-:i:o. Ll e.spcranz;i esti-iba en uria có~tinuación _i,rlrTI3_::~~­
' · es1gn:i e acto de espe . .
que debe ren -. , r.tr. ~"fJerare. en. general. Aquel
unc1ar a una esperanza se :irreal- . . nente prolongadJ. de super::ición en super3ci6n:-Pero el élan del opt:1tiv9·~; r~
r~1ndo otra cos·i se . d· - ~ ,1ra con otra, se consolar:í es pe-
• ·' · a aptara a "U pegueñ·i de. 1n:ís allá _de _tal o cl1::1.l fururo_ y desea el eterno advenimie_nto del P~rvéll_lr _f-~
aquel que debe - ! . d d .,
a Jan onar to a esper·1nz·t no
- sesperanza anecdótica. Pero
,¡ . . . general. E-.;pero 1norir lo 111:.is tarde posible, y en cualquier \~.i.so nO esta ,'t¡1rde:;~ _
desesperad:i es ¡0 que ·q d . el ' ' put: e e Ya v1v1r. La esperanza ni el verano próxiino, ni en- ningún n101nento eil partfr:ul~lr, puesto .qu~ ~in_ f
diendo una rr1s ot a· ·1 ue a cuan o todas las esperanzas se han ido per-
. '·· r · 1 a esperanza desespertda no eS t duda todo depende de l::i 1nedicina, de la higíerie, de la pílidencia Y'éle' \:ína J.'
sin espeonza1 El hombr -¡ . ' ora cosa que esperar concienzuda disciplina. Pero por lo que respeCta a vencer a la muerte en-fi
. e so o vive para el futuro v .- 1 11
no puede enfrentarse al t ' f . , s1~ ern )argo e 1ombre general y a la tempor::llidad. sólo puede ser objeto de deseo: b. pro1_nesa- del '.
horizonte. en d - ex remo uturo: el extren10 futuro se pierde en el
· es1erros de s·1 · ¡ f · Apocalipsis, :i este respecto. es una demoniaca hipérbole que sólo tiene sen-:':
que la futurición se rolon , I e~c10; .. ª. inttud de nuestra existencia impide tido para nosotros en optativ.o. Tales son los· dos sentidos del adverbio qui- t
al futuro cuando est~ falt _gu¡e 1nde~1n1damente. El _optativo sirve para suplir
zás; puede se~ tanto el adverbio de la esperaqzi razona~le, y entonse~_ex-1
. a. e~ optativo es una proyección del futuro que se
J"i(¡
presa la esperanza en una buena salud y una.1.aÍga vejez, como _el a4Verbio ·~-
ele una loca esper::inz- . ¡ ·¡
~b . d -ª ª a que so o nuestros deseos ponen límite· 1
. _.ra ~·~ª a_voss tr::i u.~e es:::i_ insensata esperanza que apenas osa fo; a
CAPÍTIJlü Il

s'. ~,os quiere ... i:qu1en sabe? Quiz:ís el hombre ac3be venciendo a ~ul ,. ABSURDIDAD DE LA SUPERVIVENCIA
t~~· .Co~1-10 no exis~e ningún rnedio racional de somererse al destino mlu
tauvo solo nos de¡a el ,..,· , . ,e o
_, . ., e51r entre 1as practicas supersticiosas y la oració ~~
recurnmos a la t:ium:i.curgia, o esperamos h "Jd 1 . !!:::
ren1os con !o - f 'ª f um1 emente a gracia; o carga
. -~ : ueoos J.tuos de nuestras gesriones con el destino o . _-_
rarcmos ::i.l Cielo suplic::indo que nos ayude El , l - , unplC:-:
propiarnente h:ibl:J.ndo ob¡.eto de un :ic¡o de ·,e masl a la n(ol es por tantq _ -
. 1 1 aven urero a ave tu · -'
s1en1p~~ de_ este '.1:-ºn~o), sino más bien el objeto de una apuesta ar~i ra .e:.
y no es unJ. opc1on libre, sino un:J opción cie 'l· hav CTan~,
lJ. probamos, en cierro modo a pesar del J.bsugr~d. o L, que]F~obar suerte, y.·
y ~1 r - ' - as re Iº!Ones pagan
.. e mora rsmo quisieran [fansformar el deseo en esoeranza ºy darle u fuas "-
d amento razonable In ¡ . PI . ·, .. · ¡ . ¡ ·n n.,..
'-r · · - c U.'jo Jton en el riceda·,,, ~
v nr1stote es en a Et·
i _zcorntlco, nos prometen un futuro de felicid::id ~n las islas de Jo· B:ca a.-
ventur:'.ldos y - .· . . ::; 1ena-
,· , l . , , por con.::;1gu1enre quicld~fican !a bienaventuranz;:i No tra
l. J111no11a!idad, Resurrección, Vida perpetua.
~irenc en '.~~tanto _una especie de eudemonismo esc:uolóoico. Incl~~o Pas~-
no nos ~t prop1an1enre hablando razones ara cr ~ '
J!LernativJ. rnor::il el inter¿s que d b - p , eer, fundamenta en una La ambigüedad infinita del más allá reside toda ella en el hecho de que las
n:i,_ Por otra parre aquello ue e~ he empu¡arnos a apostar por la vida eter- dos soluciones contr.:tdictorias de la otra vída y de la nihilización son igualmen-
pec1r ju.stificJ. b promesa dequn fu o~b_re tiene mor~lmente derecho a es- te absurdas: tenen1os que poner de manifiesto, una tras otra, estas dos ab-
:\I::í::; alli del pequeño mJ. - . ¡¡ · d rul_ro etico que ha de1ado de estar más allá. surdidades antes de verlas coincidir irracionalmente en un mismo misterio.
::> J. a e a esper::inza hay quizás fu d
dos los futuros un horizonte le.J.n . un curo e to- No acabaríamos nunca si hubiera que clasificar todas las quimeras que el de-
do coincidir.í c~n !:i esper" . !nf_o_J. parrlf del cu:J.! el optativo desespera- seo de oCTa vida, que el gr:in optativo apasionado ha producido en la imagi-
._,_nzJ. 1 m1t:i.
nación de los hon1bres. La esperanza filantrópica de no morir jamás, para em-
pezar por ella, ¿puede ser considerada como un deseo de inmortalidad? La
generosa esperanza progresista, tan justificada como está po.r el continuo per-
feccionamiento de los procedimientos terapéuticos, por b_ posibilidad de apla-
z:.ir indefinidamente la rnuerte, por l::i. indeterminación del día y de la hora,
esta esperanz:.r. no tiene pretensiones metafísicas. La inmort:didad no es el
..-- .. ;e cohno o el línlite de lJ. longevidad. ni se encuentra en su horizonte; y no se
'"~~ llega a ser inmortal a fuerza de llegar a víejo, y ser cada vez más viejo; una
~-~ ~
larga vida bien puede p::irecer, en última instJ.ncia, prácticJ.mente indiscer-
nible de l;i inmortalidad, la diferenci:J. entre la inmortalidad y la vida más larga
seri siempre una diferencia infinita. y un salto vertiginoso no basta para fran-
quearla. Y por lo demás, el supen'iviente, en esas condiciones, no sería má~
que un supervivief!:te continuamente salv;:ido ele un continuo naufragio; y a
su vez la supervivencia de ese superviviente no sería mis que un precario
aplazamiento yendo y viniendo continuamente de un peligro a o(ro; una
especie de milagro continuo. Cada vez que se rescata a un ahogado habría
que decir: la nada. una vez más, ha dejado escapar su presa. Y eso es todo
lo que se puede decir. Sin embargo este peligroso juego con la muerte no

Yi9

:~
--~~'
."~uede durar demasiado; no se pueden esquivar indefinidamente los es~gt-. Pero debe ser posible tomar ma~ ~n ser.i~ ~ql~:~~~sp:~~i ~e:~e;r~~;e~
' :·:Q.,-)a larga, y rnientras los efectos del envejecimiento se agravan, las posibiÍ cuenta e l P rinc~pio univer?ª-lsle,,f9!1senra~ion
- -_________ ,_ _,_,_-.---·-.. :-·. T. _--~~. . _se
olticiones _.; - ; ¡a.s.
" nos ofrecen.
.. - - · de un ser vivo. 1es s
~::-_tfy.des de muerte no cesan de auri'(enta'r, ::miennis que··las pÓsibilidades·:"· la desapar1c1on magica 1- _. "d· d de la v.ida- y la otra ·1a eternidad
;~_Scapar de ella tienden a cero, y el milagro de la_supeIVivencia resulta ca
. ¡ do jn una a:.perenn1 a -. ' . .
dOS pnn1eras, a egJ.n, a ·, ··:·í . . {~ tercera ilegando la supeIYl-
: _~_:Y,?z más inimaginable. Se sabe perfect3.~ente cómo acabará todo. Lo qU'~ de la esencia, más bien son co?~Q-_~c1oneas,esper~nza '. 'ia. primera sus.trae el
~ ~-Üscamos .no es una vida perpetua que-_ ?.s.té a merced· de C11-al_quier rasguñ ~ . ¡ d l l a es mas: bien un . ·
venc1a persona e ª m ' ·.. · ·. : d .. d · 1 s y la sEgun<la sustrae la esen"'
·--~~lho una vida literálmente imperecederiz;-_',La inmortJlidad_ no es ni la suert · ser de todos los seres a l_as muer\~5;-ll1 1v1. ua e 'i -D:~Ci~ u-e la: ~nu~erté supri'-
,~haudita que nos permite escapar a la-rnU-erte, ni el ta~is-rnáTI'-_qu_e nos pemU_·,. cia del ser al aniquil-am1ento-pe~,'.~er-en-gen¿;¿~ro~ ~rn' ~nular el ser'de·esOs
''.tiría, en general, no morir, ni siquiera .el d0_n milagroso ,que- iios permitiría n:o. me distributivamente a todos los seres pe~e .. ·rar 'la esencia de ese ser;
· ~~orir jamás: Ja inmortali<l::i<l consiste ér:{no poder rriorir.. ¿Pero cómo est3. seres, o bien que anula al.s~~ é~~~tente s1n~n~~~ en supresÍón·.parciaL Las
-~bsoluta imposibilidad iba a resultar de 1,Jn progreso indefinido?· LTna· vida,~ equivale a transformar la n1hil1zap__on metae ~one' 1new.empíricas trivializ.an
. 1- · as y las·cornpensac1 ._,
Jnmo.rta1, en este mundo y en toda pienltud, es una vida que no llegaría a-~ consoL1c1ones cosino ogic ·-,-":_- . i"d· d trágica d'e la mueite. Veamos
cÓonocer siquiera Ja muerte. Una vida si:r\/in. Una· yida :il abrigo del desgaste · así par.i nuestra angustia la. ::xc~:i:'.c1on: l.ª_ La mu~rre nos impone la evi-
·#el tie1np6. El vivo, según este confiadO:.-Optünisn1o;roza n1ás de una vez la en primer lugar la consola_c1_~n Jd:_osl1nol.og:cao.rga'n.-ico transformado primero
. d oosic1on- e cuerpo . ' ' . , .
ni.uerte, pero escapa enseguida, como un_ yaliente soldado qÚe escapara por·:: denct~l de una escon1i - .- - les 1n1·ner1les elementos qunn1-
, · d -~s en osamenra sa · '
los pelos a todas las balas y a rodos kis -'Obuses. EI vivo permanece más acá en cadaver inerte, espue. : ' .r se l1a convertido? Si la
. · b ese cuerpo ,en que ..
<l_e lJ. vida Propia, y no necesita por tantO-:de ninguna otra vida que sería un:-=: cos. Pero la Yida que ·~~1~n;:i. ·ª·.afl . y un; incomprensible nihili?.ación, y
añadido escatológico de esta vida: es 1ná.S--bien la vida inisma la que se sobre-:~-:~~ muerte no es una abolic1on_1ndet ¡1s1cd~ . ·o'n mort:tl aquello que existía
d 'spues e a 1soc1ac1 ·
' vive a sí m_isn1a continuamente; hay por tanto una supeIYivencia continuada,;;,, si debe encontrarse, e.. . . d do p·lrece natural admitir un
sea dispuesto e otro mo . •
pero en absoluto otra vida; o mejor dicho, al estar todo junto en el inás acá, antes de e 11 a, aunque l .d . . sal· esto es lo que nos sugiere
' . . r·ral a a VI a un1ver ·
ya no hay ni mis ac:í ni más allá. Pero a menos que la 1nuerte misn1a se haga retorno de l pnnc1p10 vi_ - : oetas r a !os soñadores. En esta
imposible, ¿quién puede impedir a la _conciencia de un hon1bre libre que se un cierto vitalisrno panb1or1co caro ª¡,~os p r=r~·1)l be.her.á c-0n."'.-istas a reen-
. ¡ - · na I-1 natura eL.a -rrYdn,.1·1ü ._,
pregunte, infínita1nente, sobre el más allá de su presente? n1asa u.n1versa y an__.onn .. ·.s iVfi~helet, que e.~cíibló La Fe1nme, y Victor
Lo que los in1norralistas llarnan en general otrJ vida es, Como se sabe, algo carnaciones y metemps1cos1 .h del otro· la muerte es mera-
d e , ·e i se ·1cen eco uno ·
totalinente diferente:·es otra vida, una segunda vida. una vida posterior que Hugo, autor e cu1cu' . . .. t . descomposición y germinación, putre-
to1na el relevo de la primera por encima del vacío de la muerte. Pero esto morfosis. la n1uerre es renac1m1en. o, . . J. grea::i.rse aquí para renacer
hay mis de un;i manera de entenderlo, desde el 1no1nenro en que se rechaza ., floreci1niento· pues monr es reviylf, rs..... .::-· ,
facc1on y . ·... f ·.. "i·ua nzutatur. noil tol!itur." No hay mas
por irracional la idea de una nihilización. es decir. de un retorno incom- en otra parre y ba¡o ot1J.'> orn:.1s. bl . d 1·1 ,-¡d-1 universal y e! retorno
. .1 ¡ . . ·ur'>OS 1navota es e • • · ,
pensado in nibi!ttJJl_ El rele\·o puede producirsl" después de' una solución inn1ortai1 0 ª.u. que o,-:; It'l • · -:_:' ¡- .' -e • el n··cirniento y el fin, tpum;
. d 1 . : . -_, .. 1.., Ernpl:'l1oc e:-;- n1 g . t -t
de continuiclaU 1njs o rnenos iarg:.L Esta inrerrupción ran sen1ejante a un le- inLttig:tble e a.s ptinlJ\t:i_ .. · ~ !· 1 "nnbio Je Jos elen1entos 1nez-
targo. este interregno de .silencio. esta In°isreriosa hil_-:iernación donde :t!go y 1'EA.Eun'J, y ad111ite únic:unente ,1~t inelzcL. l ~nepecr.s·on·1l eternidad de los rena-
,,. 8 'U 'f..' - !E UlYEVTCúV :l 11 "
parece con.servar.se preparaban la resurrección personal: n1ilagrosa resu- ciados (µl_c;t; 1'E ta a-,l~ , d .. r·núicl·1d que la rn:iaia de la resu-
. .. de l''>te 111 0 o un.t con 1 ' 0
rrección puesto que resucita al ser con1pleto. cuerpo y ::Iln1a a l::I vez, y pues- cin1ientos exp 1g.:a ,_ l ··d· . perecedera no tiene por tanto
., , 1 , ¡ ·1ndon·t ·il azar. a \· 1 ~l 1111 ,
to que el vivo todo él .se despien::I de la rnuerte. Por encüna del abi:-;n10 de rrecc1on person.1 J J, • • ~ ¡· ! per'luo la inrnorralidad espec1-
·d· . t do anac 1c o es su 1 • -
la nada, !::I resurrección supone la sah·ación de toda la person:J.; no es que necesidad de otra v1 .t. o l'd d. d. 'du·'i El v;vo es mortal, pero la
d J·1 norta I a in iv1 "" . '
la persona haya salvado una grieta o JJ hay::I fr.inqueado por un puen[e: la fica ton1a e 1- re 1evo e :-- I. ~·a vida son indestructibles e incorrup-
person:l ha caído efectivamente hasta el fondo del abismo, para resurgir a vida de ese vivo. y 1.:1 \·1tahcLtd de~ es . l final de la vida, sino únicamente
continuación 1nilagrosarnente. Tal es la victoria sobre la inuerte de J;i que tibies; y por cons1gu1enre kt inuerte no es e
nos hablan los profetas y el apóstol.Pablo. Supone, al menos, que ha habi-
do efectivamente n1Uerte - cosa que negarán. por razones diferentes, el trans- "l. 1.-i 1\"i1.:wr Hugol; f.a Ff!mme. !!!. () (Michd~tJ
1 {.es Contemplotfons, v

formacionismo de Leibniz y el actualismo de Spinoz:L ~ Fr. 8-<I .

. ·.~·:
el final dél vi\'O: b. rnuer1e clausura Ja carrera individual 1 .. --
versal. , pero no a vida para1nuestra inconsolable pena: para el sabio, o para una razón que esté
L1_ n1ucrtc: no ¡iene por Llfl[ü n:.Hla de trJo-ico "o -e u - . . ,.. por encima del problema, la muerre afecta solamente al orden y a la dispo.-
, . .::i· . ¡>; t."w n JUICIO 1~ln 1 ·. -·
º
n:.iutra? 1 gent.:rai o un CJ.Ltclisrno geo!ólrico que e "'"l ji' ru u ª' sición de las partes dentro de un conjunto; aquí el p:inteísmo cosmológico
;_¡ft~ctJ.ria :i tod:.is las cdJ.turJ.s vivas :1 la ve;: e inclu~o o~o .__ . zn de_! mund9 no evoca ya la plenitud bergsoniana (pues esta plenitud irnplica creación),
n1en:ca_ ~e io~ _hornbres desapareciese de golpe, !a sp1 o:i~~\~~~adl1dad e ___ _ sino por el contrario las combinaciones de la combinatoria intelectualista: la
hurn;.intu:..id v 1v 1enre represent . e que. muerre es la ocasión de un nuevo arreglo entre los elementos agrupados en
_ _ _ · J.ra una especie denrro de un a-~ . - -'~
- [Ll!nente rnas v~tsto seguiría siendo fJ.ctible- . or u~ . ºenero infi una forma distinta, pero en el que el total permanece siempre constante ·e
Jos vivos de este rnundo 3.igunos seres de~~~no~d~s~~~b~~c~ solbrevivir, ~- incluso cada vez mayor. Así corno la Administración tapa los agujeros deja-
no es nunca el no-ser del ser tor:il . 1 . o a muert_e, dos por las defunciones a medida que se producen, así, en la economía ge-
, sino e no-ser de un se . ¡ -·
rnuenc: no es b. nada rnet:J.em , . . r part1cu ar; la"" neral ·del Ser, una especie de adn1inistración providencial parece velar para
. . .. p1nca, sino una desaoarición s· 1 1 . .-.
un:.i supres1on parcial surrid:.J. de det . - ,· . ,. ingu ar y ocal, reemplazar las plazas evacuadas por los muertos. La simetría de muertes y
erm1nJc1ones c1rcunstanc·- 1 .
za 1)1e en :ibscis:.is V ordenadJ.s· a!m . .1 l:.l. es y 1ocah- n:icimien(OS ha sido siempre el tenaz ídolo del optimismo cíclico: el Fedón,
. . - · · a~11en en a guna parte alau·e j
.11orJ.. . iPue::i siernpre se- trat:i d e I·:J n1uerte Je a1au . -enr Bru ' º i n en a guna -_ - como hemos visto, alegaba que sin una compensación mutua (civTarcó8omi;_)
1
vac10 un Juoar co1no un s1·110· d ;:;- . scamente queda - y un reCTcx:eso alternativo (civa.x:áµ\jflJ;) la naturaleza iría direct:lmente al maras-
º ' n que a v:ic:i.nte por l . d d .
l.o ocupab:i. Por ei.:o J-1 rnuene es alao . a reura a e aquel que .. n10; sin una ida y vuelta la naturaleza estaría coja. ¿La mortalidad rio es a
. . ~ ' ... :iccesono por eso se l:.i d
( l 11nens1ones cie un incidente :inecct'-,. . re uce J. 1as rnenudo proporcional a la natalidad en las especies prolífic:is? Las epidemias
. . O JCO, un SUCe<:o parricula ' f' .
en 1:t 1nn1ensidaJ de l:.i vid·1 :'\,,d· .. d" ~ r J super letal . providenciales en periodo de superpoblación. la sobrenatalida<l que tan a
e · · '--' ¡e e5 1n !Spensab]e no d ·
_¡\!J.dauJe 3 ;(~IU ~ ". 1· _ . e • S recuer a Jacques :
menudo sigue a !:.is guerras de exterminio dan testimonio de una especie de
. . - < e es ..l muerre de :ilguien compJ.rJd:i I· . . .
existencia en o-eneraP -1re _ . '"" • • - con a inmensidad de la finalidad secreta o, si se prefiere, de una regulación teleológica bastante
e- • · .-i.. nJ.s a 1ªO n1as que un·1 i, ·
hicrb:::i :irr:inc1da, en este inisrno !~st:J.nr , no¡a seca o una brizna de sin1ilar a la justicia: porque esta regulaciÜn parece estar fundada, como la
L1 muerrc L!e Pedro o el" p bl, , e, en :ilgun~1 pradera del lejano Oeste
-. • t.:: .'.l o es un engorro 1non 1e t·' ··· justicia, en el equilibrio y en el intercambio conmutativo; y lo mismo tam-
hnitcsirnal en l:.i his(ori::.i d 1 d _ n Jneo, un::i n1ancha in- bién que l:i justiciJ. compensa la debilidad con un pequeño suplemento de
. e n1un o un r:iso-uno o un - ¡
ticie del ser. Es:is tr'ioeJi::i- -, -~ . ' ~ :iran;:izo en a super- fuerza, y n1odera el abuso de la fuerza con la protección legal de la debili-
'~ ·' m1croscop1cas ni rurban n·1 t
del st:r en su profu J"d- d . , _ r;1stoc::in e 1 destino d;:id, así todo sucede como si un ingenioso mecanismo compensara, y con
- - n l el y en .su perenn1d:i.d oener::il . - ,
perc1bidJs. LJ ex;st"n" 1·., del .. _ ~ es, es mas, pasan desa- creces, los golpes sornbríos de la muerte con una fecundidad proporcional
.' .... '-- .__,_ unl\·erso cont · · d ·
del Ciltin10 L:uido de ese COLlZÓn - s· J· 1nuara 1n etinid:imente después a la letalidad. En esas ocasiones el sacrificio mismo reviste un carácter racio-
• - · 1 :1 rnuerte es en cu:.into . .
exrenor. lo contrario ::i toda n·h·l·-. _.. d. · experiencia n;:il carente de todo heroí.::;n10 y se impone con una especie de necesidad
1 1 1z ..1<. ion r·1 ·c·1l no e • ·
se reduce J un:i tnue.-sc~i ininli:scul··¡ Y ·i u~ \"'.t ~-. , :" un1ca1nente porque lógica, con10 una consecuencia del principio de identi<l:i<l: el to<lo es igual
.)cr. sino ponJut: !:i L1~'1n·1 no 11··· ~ ."- .1 1 . cio p:1rcial en l:i toralid:Jd del a la sun1a Je sus p~1nes. el ro<lo es 111:1;.·or que la p:.irre: dentro de una tota-
, '-, - 1 crm.ir.1; a :iuuna o.;e 'l.Jeh·-" ll
corno ::iL' \··ici:i L·t c:iJ . 1 . . :-. • • • e ::i enartan pronto liJJ<l mecánican1ente «adiri\·~1", con10 Jiría :\l:Jx Scheler. 1 la p~1rre 1nuere para
' - ' en:J. ue VJ\ o.s puede con1p·ir·1rse :.l. ¡ ,1 •
ineno.'> percibidos r:JI V corn , 1 -•. ·- a rrama ue los tenó- que el todo sobreviva, el uno se S:.J.crificJ. p::lrJ. que viva el otro; tal es ~d
~ .
1..i p 1cn1rucJ .
de e'iCe con¡·
. o .se :J representa e! i.:n1¡)irisn10 . . ¡· .
non11n.11s[:.i: en menos el c::iso en las sociedades n1:ís parecidas a los poliperos y tJ.s colo-
· znuzun. 11:.Iy en oc1..;ione-- ·t ¡ - · ··
pero nunc:t ~iuujero..; En ,. ·n:ci . d · ·~ _., :--; t )S(l[uc1on o suplc:ncia,
;:> '. - •
1 L L1 e un J1ll..-:'C:Jn1.sn10 r·o -"d ,·· 1 ' ni:.is :.inim::tles. Cuando el indiviJuo inuere por !a especie o !a rnadre por b.
en \·inud de un:i czc1\-ft11·! l1·1 ---- t . 'I
• • L '>t...:nc:.1n;iooa:.iLia r \ i ,enc1J. ~ue. ree1nplazo,
••
- -.. progenie. el sacrificio tiene algo Je autornático. y la 1nuerte de 1:1 victin1a
gnegos. rod;_¡ Jes:Jp;.iric;o- n e. ,. - ~d vr1rreptcrracr11,, de Jo.s hs1cos ejerce una especíe de función supletori:.i. La mano. dice P. Rousselot,"' ¿no
• :::i con1pen.s:.i ;.i por u .. -
sión neutr:::i!iz::ici:i por una cre:Jción. t J- . ·- .·.º~ ap~nc1on, [Oda supre- se expone a sí niism:.i par.l defender la cabeza? Morir en lugar de otro es en
cia: sólo h;_¡v pt-rdidJ.s re!·tri\·a - \. -·l .\l~~ :.l. :.l.U·.':i¡~nLu _,-:,upl1da por unJ. presen- este caso un:J forma de con1nut:ición, y el sacrificio, lejos de ser un don sin
._ · • .'> . .' t: : · .Js equ1 tbr:i s1en1pre · j ·VI r ..
so 1;.icion ;.inu!:ir:i ];_¡_ ciesol::.tc·ó L- . . . · ;.i , enos. w. con- recompensa o una ofrenJ:.i desg:.irrJ.dor:i, se encuentra finalinenEe con la
1 n. ;.¡ :.iusenc1:.i no er;.i irren1plazahle más que

i Op. l"H . P- 23
' le Sens di! la so1!0innce. Ir.Id. r;:1o~sowski. pp. 17<?.1.
' P. Rous.-;doc. Po11r lhistoirl! i/11 prnhli!ml' de /ltmo11r uu J!o\'l'!l .-lge, ll)(F
i:,ii.'.Jtisticia._ La inmolación-de la ''Íctima ct· d - ,-f_ -La evidemciá_::_:;j~~l aniqµilamiento indívi<lual y la evidencia df:' la supervi-
';';.·Y1.d.ª.· d d d , " " ispensa e monr a otro hombre di
___ ,,=~--: --_- - epen e e esa muerte· y el su "" · - , .
.
__ _,__ ·_'c:'''"'fr,-··-·º .,,-_. • > <-·-- - __ :. ~ _ _ perv1v1ente a su vez suplantará -a-.a vellcia espe_cífü;:'_a-_s_e_-s:ontradicen,_.Y~.si~_ embargo estas dos ev!.cten~ias, con-
· . ·.·'::;;~re
. ·.•.·.;'§\1yaerretirada d 1le perm1_te sobrevivir.
' . L:J ant1 erista. Yi.;;

., de 1'as' g,enerac1ones
. · qu u jUD:tas, explican:J~__ paradoja del de\·e-nir: el devenir es esa renü\~3-Ciün conti.:.
--~-:~'.~;::Y;~ _ ie~-- oª a otra, _ t:;s lo que garantiza la continuación del ser en ' nUa de un ser _ que cesa Continuamente de ser en particular y continúa siendo'
-;~.-;~.:-.:~.-,-~s~alla_
: /'la ·. · dd_e· la cesacióp . • del sef· individual· · · · contt'nuºmente " e1 ser en parti
gene ·.- e·n.· general; el-:seriestá ~uriendo en todo momento pero conseJYa su cuerpo
. .-)'iJ,:·:·/ ces_a _e ser, Y conttQl}amente el ser en general se reh - ~ - cambiando de--pii::L Cesar de ser en el instante y continuar siendo en la peis-
;?JfQ-raciás al. ¡ - · d e - ·.b · ace Y conunua s1end
·;,··'{i]/?----. ;.':.,,_ . - re evo.Jn e1__,ec_9 le de las generaciones que se van tr . . . de la-his-!-oria,··1as dos cosas a ia vez, ¿no consiste en eso devenu'?
---··-'·-<-:unas
:,.-_·::::·'.~: -- _._,,..-_.
-a otras -. e l testrgo;_.ep
· resumídas cuenta~ el t .. d d 1 ansmit1end --:_
:-_-§'.fnQf·:a:éspob! . ~ . ~ . ~ :;,_, eJ1 o e ser no se vuelve así con10 el_.deYenir iridivÍdual es ·indisolublemente- preteritión _y futuri- ,
c-i1:"'--·:._··.- : _ ._-- ac1on, nLrnas delgado n1 mas transparente
:0::00 jaffiá.S l d. . · .~ ' Y no se ¡1a constata~• '.:.CVri,;n siendo la represión del pasa<lo por el recuerd·o i-pso faCto·_el adve-·
;{~-.-- _-··_:-....- a me~or rsm1nuc1on de su_ densidad total. Desd~ ue 1 . . --'. 1t1im1ien1to de un .YU'turo, así la muerre y el nacimiento son, en la histor~a colee_~
-~:::í}~~t~ren_,. es decrr, desde. el origen del_ mundo ·có 1q os vivos .-rí\·a, el reverso ·y- el.anverso de un mismo cambio: nna misma génesis aparece
:;¡::'deLSe'r no ha de b d d ~ . ' l mo es que a extenuación
'c•y·· __ -.",·:'.:>.: - sem o.ca o to av1a en la nadJ.? La respuesta es ue la re catagénesis·,,o- anagénesj~ según se descienda ·no abajo o se remonte
,:;~~-d~.<;_~I()_n de la vida pn~yale_ce con mucho sobre el viaor 0
de la ~uerte pDro-l.--~- arriba. Si se· da· el_ nombre-,_de Ahora a es~ movimiento contínuo que. es_ ..
'.·:_m1::¡mo 1nodo
•.·.·.· - _, ____ ;-·_. . c. ___ que el tierr
. 1 po
- no se agota a fuerza de durar 13 ,,1 ·cta no d - e . a1 n1ismo tiempo preterición d~l presente y presentlficación del futuro, ¿por -.
. -,-rece-a 1L1erz ct , i • ' esapa- ·
"h· .. --r- -
_·: : _- - , a e ,,_ · ·
~1pagarse_en cada oraanis1110· no el t1.em
~
.:~.-:ª _)s.c:__uto a una hohina que se de\'anaría cad·1 Y"'Z 1 ~ - , . 1 1. . e en;;
po no se paree no reconpcéc la positivicL.1.d 1nisma del devenir vivido en esa sustiruciór:i:
Je- aciba nunc l d _.. e· n as, } a a 11stona no se continua del pasado rno1tal por el futuro natal? La 1nuerre rechJ.:zando la vida.
-~:-'carOÓ· d :.i ~ c_uer a; a pesar de todo, y al contrario de las reservas de 1:1 \'ida con1pensando la tnuerte - esto es lo que in\pulsa la sucesión, hace
,_Ja vid~ y e petroleo de la correz~ te_rrestre, la vida es un tesoro inagotable·- _, progresar el deyenir y adven_ir el acontecimiento. Y todavía hay algo más:
no se ,.seca n_unc_a, y los millones de n1uertos que deberían cada - ' ·- esta alternativa de vacío y de lleno no sólo repara-·y activa e_I proc-eso, no
~g~ta~la no arectan de torma visible su curso. La substirución en el espa~:o .. sólo la muerte·asegura el flujo de algo lleno en demasía, pa~ que el vacío

~:~~~a~e~~-~~n;l:~e~;de;=~~~~;~:n~~~::i:~:~ e~p~=~~~:·p:~;;:;~e~~~~
. r }- e a v1 a. Pero todavía hav n11s· a pesar de 1 . d'
que se crea-así pueda ser llenado de contenidos nuevos, sino que también
1~1s desapariciones individuales 1novilizan la accí6-n. Si en efeCto la mortali-
d:.id, al 1nenos en cuanto necesidad indetern1inada, sella nue~frro deStino, la
v1dualid·1d d ·ct · '" que a rn 1-
esaparec1 a será irren1plazable, lo irremplazable en últ' . nat:ilidad, .al menos con relación a los demás, concierne en cie\ta inedida a
tanc1a. tenderá siempre a ser ·ee r d
• 4

' . < • 1ma ms- la destinacíóil. Ivfejor aún: eL_vacío de la muerte es una llamada al libre arbi-
invocar un r 1 . I~~ ~za o; sin que ni siquiera sea necesario
prano. una ne,:r~od_-re_todr~o. la _1nhn1tud del tien1po hará surgir tarde o -tem- [rio y a nuestra faCultad de _escoger; la muerte, desde todos :.los puntos de
on:.i a in 1scern1hle de la · d ¡ . \·ista. desencadena el mouil~iiento: 1novimiento _del personal. prof:i1ociones y
hilid:id ! ·' . . .·, . - n1ona a e esa parecida. y las posi-
olvido ~~ e_~ ,c;uh.~rituc1~n tenderan al cien por cien. I)el l11isn10 n1odo q~e el tnutacióne.s. relaciones y rnigr..tciones. reagrüfxin1ientos y re!x1sanlicntos.
re h
t.JO,-;ron~l- \ sua\'17.:.i cualquier de ·u
h . ·. . •·. , . ¡ ,-, .
~.-.r..lCJ.l. con.-;ue a cualqu11.:T desol:.1ción rr:1nsaCclones e iniciativas de roda clase. L:.i inüt.1·te. haci~ndo i.:>}_\·acío, :itr..Ie
d ~. ·~0 r e l't~~llc¡u1er tra'.ged1a en L1 co_ntinuación gLºneral. a.~í la pena que no~ a la acción que se hunde en el \·acío para colin~1rlo. La accióq._ necesita esta
d ~JI~ ~ :nu_e'.re
de alguien acahar:í. inevitablen1enre por anu!Jrse en el·seno rnortal antítesis, pues su vqcación es precisa1nente contradecir y negar: la
e a et~m1Jad: la rnuerre de ese alguien no contar:i pronto niis ue la r . "" acción no tiene en cuenta :l~Ja muerte, y. hablando-Con propie~~1d_. ni siquiera
~¡~un v_ia~_da~tc inuerto por la caída_de un~1 piedr~l en Tarei1to i1ace d~~:~1 :-iente preferencia por elL1_;,ia acción pasa por .:tl.ci1na de la ¡i1l~eáe. con10
.tnos. L-1 \ 1t;1hdad es con1par~1hle ~1 Ja leu·llid·tll .1 ¡., 1-·1·nal·ct-:· d _ ¡ . los gran<les hon1bres de e111presa que especulan -Sohre el fururO sin consi-
d·1d · · . d .~ 0' • · • "' '
1
a \ a a nece:S1-
f;nra1~1.':i_r~a -~- L1 ev0Juc1on. :-rue se cornprobar:in enseguid-; a. pesar de las derJr pira nada ese episoc-tio v:tcío y hacen proyectos rnás ;_i,lli de su pro-
s1as ind1\ idu~des y !os z1gzags ünprevistos de la coyuritura. :.1 " d pia desaparición, trabajand(( con vistas -a un 1nundb del que eJJDs ya no for-
que la muerte o-olp e- re -d, ~ . . _ . _ _ · pesar e
lidaJ e.-;). ~·· ..;::. . e.· p~~1 arnente.a l~s lndn·iduos. la pleriüud de la vita- rnarjn parte. La J.cción es la _pasarela tendida entre el agente y sü descendencia ...
r ec1hcJ ILtbr.1 ten1Clo. retro.-;pecnv::unence
de un efect d . . . ..
1a 'lt" . !· b
· u 1ma pa a ra; se tr.ita
· ..\ f:.!lta de poder sobrevivir:- esta supentiliencia dél bornbre Je :\cción en l:.i
rior. A o e <..on¡~1nt~ que se 1nan1hesta. grosso modo, en-jltturo ante- posteridad ¿no es en cierto modo inmortalizante? ~El 'Soji'Sta de- P-iatón expli-
los la el
pesar de toJo.s los e.strauos de la muerte y de l .
·ct . ° bl
os 1nnun1er..I es due- c~1ba por qué el no-ser relativo, es decir, la <llteridad. repara 11- predicación
., ensi au1 general del ser. por regla • .... vener:ll n h
'" · o ace mas que crecer.' - y hace posihle la ciencia proporcion:in<lo materia a los juiclos: la nada.

5(J•f
frJ.ctur::i
·_ ·¡· ¡a relaci-~~t~··
del. pens::Hniento ' J.ire.:i el pensarnien¡o ,Y mov11za conciencia la que afirma su propia eternidad. Por eso el pensamiento que
_ rn1.:irno rnoClo, el no-::>er de l:i rnuerre q ue, en ,ugar
' d e .:;u.;;:pend""r ¡on_: piensa l:l muerte se nos ofrece como un segundo medio de disipar su carác-
~·e,.1 pens:1r11iento. roralid 3 J Je nuestro ser v·1v1:d~
5
_ ..
nihiliz:i_l:.i
__ .
'
o y anua1 la
am ·- ° ter tr5.gico: la muerte no es más que un fallo episódico en la perennidad de
n.1, este no-ser 1n1c1a la tecundJ. mur-;ición L:i mue.-r-e d ¡ · d' ·d pe la vida universal, pero es un concepto a la altura de los demás Conceptos y
. ¡ . · ª e 1n 1v1 uo es tal
para a especie to que es el sueño pJ.ra el individuo mism . l - -~: susceptible de entrar en relación con los demás conceptos. Entre la perpe-
J..~cgu_r:J.la alternanci:.i de J3 exis[encia y de la inexistencia ~~1 :esuene.' .- - tuidad negativa de la especie y la eternidad positiva de la razón, la diferen-
ser.
. _ :J.Jrea
, . nuestr:J
. vida ahond-:indo en ella n oc h e rr;1s r y del_
. noc•h e el vací d P-. cia es la misma que entre lo indefinido y lo infinito: por una parte una con-
incon.sc1~nc1:i nocturn::i: est:1 z.:i.rnbul!id:i cotidiJ.na en la os - o e. tinuación de hecho y por la otra una continuidad de derecho, aquella sien1pre
- ]::.¡ ;:iuscnc1:J. pern1ite L1 reactiv:lción y el resuroimiento del
,,_ o
. _cunLdad
a acc1on · a m ert
y-~ precaria,· siempre amenazada, siempre puesta en duda, esta definitiva y de
~~ :bº-~~ho un adonnecímiento del ser, un parcial, provisional y b~enheuc.h.,,._ una vez para siempre intemporal; por una parte los mortales se relevan y
. -·,c::c o que prep:ir:i ¡0 .:.. renac1m1entos
:.u "' · .
y las supervivencias! Po o
- . -¡'~ hacen la cadena para asegurar trabajosamente la perpetuación de la vida: la
acc1on,
d. . 10 el pens:.in 1 ien~o
con · t ' so-¡ o resp!í:i . b.ren en l:i zona tern · la 1 r eso _a·-:. vid:.1, constante1nente suspendida y constantemente continua_da, se sobre-
ia: ~ niit.:iJ cJe c:unino de Ja :i.sfrxiante identidad eie5.tica p aa m~:- ? vive a sí misn1a de muerte en muerte como si rebotara, y se continúa a sí
ccncia her:Jc!ite:Jna a rnü:id de . d 1 . y de la dehcue misma indefinidamente; por otra parte la verdad y el v::i.lor están en princi-
- _, . . camino e o ¡\f1sn10 y de lo Otro de
~ue, corno :\ledu::.a, p:iraliz:i y petrific:i la atribución y d ' aq~~ pio fuer2 del tiempo; y mientras el ser empírico sobrevive con una superv-·i-
t~tnro, ~todos !os dein:is, infinit:imente distinto. v que d~suel~ee;~e que e~ d1~ vencia ::tle~uoria, por una suerte siempre renovada y, en cierta m:inera, por
en e1 _r1u¡o_ <le Li inJerennin:J.ción, hay un si(io 'p:lr:l la D"f - . pensam1~ntg un milagro continuan1ente reiter:J.do, la esencia subsiste en virrud del carác-
ble. Y de torm;i sirnil;ir h.:iv sirio par::i una comb· - -, di erenc1::i derermma- ter irnperecedero de su naturaleza, no porque su consistencia no se pueda
. . d - rnac1on e muene d -d ·.
:i rnit:i de ca111ino de la d1'sol uc1on .-- 11erJ.c ¡·ttean 3 y de ¡. y . .ev1_a.
. ' desgastar, sino porque su subsistencia es intemporal; la eternidad de la idea
parn1enide:-inJ.: si una huida v una , rd . . :J. eterna pos1nv1dad
n:icLt un·1 ¡ .• - - "" , . perc i .J. irreparables dese1nbocan en Ja no es el resultado de un añadido o de una prolongación indefinida, ni de
.· . :. : p enicud que nunca ve:ntd:Jra la vi[;J.1 discontinuidad de l _-, -. un plazo sien1pre revocable, y no debe nada a la moratori:.i gratuita de la
;;:,;;..~---
s1gn1hcan:i a su \·ez la nlueri:e .e-. .• . . . a muerte_ -',','.@'?e buena suerte; ¡no! es a priori como las verdades inrnortales se sustraen al
l· " por :J.SiL'<JJ. ¡pues un::t vida inmortal es ta b:'
·.1 rnuerte! L:i vercbcler:J vid::t ·no es otra co.~:J que el deven· ( l dm !en ._:~_:
~-~~
devenir: ¡quisier;:in nlorir pero no pueden! Su eternidad es por tanto com-
interrupciones provLsion:Jles y continu::tdo de o-e ., ir ar ic~ a o por

1
pletamente positiva. Propiamente hablando las pal:.tbras intnortal e intem-
tro tr:J.b;_¡jo de hori1bres ·no .. º nerac1on en generac1on. Nues-
• consiste acaso en t:ipar los 3 -
<'.'. poral, que son palabras neg::ttivas. no pueden convenirl::i: pues no han te-
de !a n1uerre afi··in·'r la co . ._ gu¡eros, negar la nada
· ' ... ntinuac1on por ene· d ¡ -- nido ni que vencer a la muerre ni que vencer al tiempo. No saben nada de
r.:
p~r _encima del \"JCÍO relativo !::t relativ::i pleni:~~~ a cesac1on, restablecer ....~. un:.l inmon:alidad de un~1 semana o de un dí::t. No es porque la hora de su
~~~~1~~t:~~ ;~:ec~11~::~~ 0u~:n~~~itJL~1_n1 il~tcralquequ~pu.'ioign:~~e~tf:~u~~ ~~;í:~an~~
~-
"·~ 1nuerre sea índettTn1inada por lo que son inrnorta/es. pues no hay hora
. . __ . i )OJZ. t:inro cuiJ:JJo .. para la,.., \·ercLtJe.s. L~t hura inciert~l .sólo ~s inciert:J con relación a u11a n1uer-
n112:ir esta ele ·c¿r· .·. en m1n1-
t<: cierra: ¡y ~lquí L,'i Lt ünposihilid:tJ de la ces~1ción la que es ciertJ! Por la
1nu~en:e en el ;;º~~(~·~J~el~soe~1~s·t·ennc~:~
1
ens_e_ñaríal e! arre ~le \'oh·er :_¡ co!oc:ir J. la
e'> '--'- ·'- Cl.l un1\.ers·1 La ·1 'C ( . d - 1nisn1a razón hay una disc1nciJ. infinitJ. entre la inn1ort::i.lidad inquebr.int:ible
co .-\urelio. cae bC"ndiciendo l:i tierr:J que ¡.,'h'., l , .'¡ r un.t ina ur:i, dice !vf:Jr- ele b, esencia y la in1norralización por la acción: la :-icción emprende a pesar
· ... _,_ lec 10 n"J.cer v d:l d ·
:1 1 arbo! que !a h·i, ¡1,·c'io . . ¡ p ero por qué e .
'"' • crec..er. · d d' , ¡ n o gracias Je la 111uerre. pero su ~1lcance y su potencia prospectiva siguen siendo· de
:1c~1ha Je con\- _ ;.. . ) ; _ S.l gratiru e a .:iceituna no
en(ernos. ,) or qué toJa.s esa.s hern1os:Js - . l·- ,· _, hecho li111it:idas: no tiene en cuentJ a la muerte pero est::í lejos de nihilizar-
puco consoL1dor:1.-;? H:J llea;_¡do ~J " d canso aciones son tan Li: mira mis :.lllá, eso es todo. sie1npre m:ís allá. h:.lcia un futuro siempre
5 <::: n1ornen(o e que lo ex:Imine1nos.
:.lbierto que aplaza de un día para otro mediante una incansable renovación
ele su proyecto: la acción en1prende :.1 despecho de! Jccidenre despreciable
2. t:1ern1cfad í/f::' fez esencia pensante_ !l:Jtnado 1nuerte. pero ;_iqucllo que desdeña continúa :.lbrum:índola como una
maldición, y su desdén tiene a veces la aparienci:J de una protesta deses-
L1 vid:i univers"•i
·... e·s en s1· m1s1n'J.
· un canee , i· t"l _ .,_ . . perada e in1potente. La voluntad hace como si !a muerte no existiera; y ese
vers·il es e .· -. .. . pto. } ª 1 o:-;oh:J de l:i v1d:J un1-
n ~1 1nisn1~1 un:J hlosotí:.t de b. i<le::i etern:i . En esr:i. t"Ii oso
, < - . t"1:i es 1a co1no si. que resulta Je un e.scJ.n1oteo. esti basado en un malentendido. Pero
5(;(¡
!0kir1e,v¡iestr:eda·ntd<ee;~ eternas no hacen como si: la muerte, para ellas. es r~~·..;-·
la vida lo que individualiza la mismidad. Si no somos capaces m.ás que de
-~
·.. , .:•:::''i"ada: sino
. hteralm
.ªmuerte, en el mundo de las esencias"no es co'-rrz .
r d b ' o si no
- en e na a, a solutamente nada. OUóÉv L l - -. . ver al hombre vivo en estado de vigilia, no tendremos entonces ninguna po--
l
a muerte si ·h·¡· · ¡ · avo untad· sibiHdad de distinguir en él substancias pensables aparte, ni de considerar-
n 01 11zar a. ¡Por eso se enfrenta con u f t · '/'.e,·
la voluntad u· ¡ . ~ n u uro tan reall... . le como un compuesto psicosomático: vemos inmediatamente un cuerpo
{':conoi<:moa q tere en e tiempo, y la accion se toma s ti ·:.'<
· -,: conla·n··r d l d uempoy significante, un sentido incorporado, un rostro expresivo, pero no vemos
. 1 1c1a tva e a ecisión y se articula a continu -;' .,
sucesivas: por eso está expuesta a la desafección a la a_c1on e_ - jamás ni un alma ni una dualidad de alma y cuerpo; vemos un vivo, pero
·::::•º'""'·1u humano· habrá e ' renuncia y al no venias jamás un anfibio que estaria viviendo dos veces a la vez y en
cados p l ' mpresas que queden inacabadas y proyecto.
. or e contrario, si a la verdad y al valor no les co . s a planos distintos: esta dualidad abstracta es 111ás bien la conclusión de una
mu"e1te es
el enveje~imjtn~~~e :n nv1ene para na
gene~al el fu~ro no llega a rozarlos: el desgast·,
relatividad tem . 1º denen ni~guna influencia- sobre ellos; la idea de i{
inferencia. Mejor aún, la muerte nos proporciona la experiencia de la sepa-
ración: ofreciéndonos el espectáculo de un cuerpo inanimado y privado de
vida, disocia del cuerpo, mediante la reflexión, algo distinto que hacía
n~das circunsta~~~:l~~ ~ee~~~~~a~ ~e unª condí~i~namiento p~r las coo-~9- de ese cuerpo, hace un segundo, una presencia viYa y personal. Eviden-
- n11sma de la verdad - 1 . . ~ e_JueiaJ, esta idea contradice la esené _temente, ¡naditt ha visto j:.unás un alma sin cuerpo! Pero ya que vemos ahora
para ironizar sob:e :naª ;n~;r~~1~Jn i;1s~a del v~Jo~ - ~~lvo si la utilizaffi (o creemos ver) un cuerpo sin alrna en el lugar mismo en el que había un
mente de una . 1 . ~ ~ . :a e una 1tmnac1on temporal o sola cuerpo anünado, de cuerpo presente, y ya que la forma del cuerpo subsis-
ni en el valer ~::1~c1on ~o e~t~ 11:1~hcita en el concepto racional de verda.
te di.:spués de la 1nuerte durante algunos instantes.6 nada nos impide creer
pende de un ·ct·pora y a i1stonco del valor. ¡Valiente verdad que de
men 1ano! La verdad verdad . ' que el otro cotnponente del aquí-presente conipuesto continúe también exis-
de la estupidez total d d era, contranamente a los ídolO tiendo. La disociación n1ortal, en el dualismo, no es más que una simple sus-
. , no es ver a era tempor-:i Jrnent d .
namente El h b . "' e, es ecJr tempor tracción aritmética: el alma animadora, que no vemos, representa. la dife-
pero las ~~rdad:sr::~ i~~rato Y. ve~sátil es a inenudo infiel a las' verdadeS; rencia entre el cuerpo anirnado que veía1nos hace un instante y el cadáver
Por eso la nada de raiaondandJam~s la confianza de un hon1bre razonable inanimado (caput mortuzun) que ahora tenemos delante; recíproca1nente:
._ estas ·ver a es solo puede re, It d . ~,
posición 0 de una fice" ¡. b ·¡· su ar e una imposible su-' este cad.iver residual, que llama1nos con inucha propiedad los restos o reli-
ion 11per o rc1 con10 el e t d 1 . ..
para nihilizar aquello aue d , uen o e genio maligno: curio. es el cuerpo de hace un 1no1nento, organismo vivo y complejo psi-
no pue e perecer es nece ·
sondable de n· ·d e ' sano o un capricho in- coson1:ítico, excepción hecha del alma animadora. Por eso el alma es como
Las verdades ~~s~·oo un . ecretlo iulrr:inante de! demonio, ¡ni más ni menosl
n "cnatura es,. n1:.is que e , · . una carne viva desembarazada, aligerada, purgada de su desecho cadavéri-
tencia que se conr· . d n su ongen radical. Una exis-' co: y el cadáver es una carne viva a la que se le ha e.\'.traído el alma. Y vice-
inua pue e cesar Pero pa - . . b . .
comenzado 1·-unás ¡ r· . ¡ . · . ra una su s1stenc1a que no ha Yersa, como nada se pierde y corno la misma cantidad de ser debe encon-
L e 1na no tiene senttdo •Q
< L 1 r ' 10- •<

¿corno consecue .·. d ~ . _ · ~ ue es que podna rerminar? ; ' t1·~1rse antes y de5pués de la !isL<; (/...Úm<;) o análisis morral, no hay razón para
sobreente~dida 7.~1ª,-, e ~dued" inconc~b1ble cat:istrofe~ Por eso !:1 razón da po; que no ~e pueda ohtener de nuevo el compuesto añ;idiendo el cuerpo sin
• e ern1 .1 esenc1·tl de J- 1 iJe
pariciones partJ."til·ire. . .•
. . '- s· m1entras te1e el -0 r·
· ª en d¡as apariciones y <lesa- aln1a a t.:l ~1il11.'.l sin cuerpo. La carne inanünada y el alina desencarn;ida serían
personai-ba¡·o 1-i d·-- ' . . c.: ll /Jiuuni e una subsistencia im- -~-:;~. .
• 1.scont1nu1c1ad y J·1s l:inunas el, ¡ . -c..;,~;; Jos co1nple1nent::irios susceptibles de encajar de nuevo la una en la otra y
berían1os p n _ ._ ' :::> e a muerte mdividual. .. De- --~~ reconstituir as! el vivo cornpleto - ahna incorporada o cuerpo anin1ado. La
inuene per;~~~lnr.1~~os sd1 esta eternidad ideal. futilizando la tragedia de la -·---.,, .
' , respon e a nuestro probi . reversibilidad de la adición y de L.1 sustraCción ¿no refleja aquí la sin1etría de
de lo que lo h:Ice !·1 in - ¡·d l ·d· 1 . en1.t y a nuestra angustia mejor b n:encarnación con la ~excarnación»? Sea con10 fuere, el sin1plis1no dualis-
1
inorta 'J(_ e a v1Ja concreta.
L

ta parece hacer casi aceptable 1:.i idea de una supervivencia hech:l posíble
gracias al desempeño del principio pneumático: el alma alada, rompiendo
~

J''
3. Supervive 11 l-la
-· ¡¡ ¡
e e a 1na Se{!,un el dua/L,·;no. sus ligaduras. escapa volando con10 una mariposa: es to que Cicerón, con-
su lenguaje .. fedoniano". llan1a .. e custot.lia vinculisque corpon·s evo/aren. El
El dualismo de alma cu . alma. es decir. la vital diferencia entre un cuerpo vivo y un cadáver, se despoja
. Y erpo. co1no el de vida y mar · .-,
p lrc::ir !:i supervivencia d, d _ . ena, permu1na ex-
1
an o e un sentido personal: ya que es el alma y no
"Edrncind FIL"g. o::n sus <:!ntrevistas. gustah;1 de h::tcer <::Sta observación.
,;
,,.~;- i Jó9
en otros planetas donde no se dE!n las condiciones biológicas y físicas ne.-
de su despojo_ y ab::i.ndona :Jllí mismo ese residuo informe - r -_-:.o
corno ce.sJ.ri:l-::. para el organismo, forn1as de existenci;:i sin relación con la vida hu-
_ diría
_ Leibhiz.- ese andr::i¡·o que !e servia
-- d e ves[ldo
. ' esamuy
v que re iqu1a--
no ::;era y:1 n:lda: un monroncito de ceniza.s b!anquecin:l , . pro_, n1ana, modos de ser Je los que no tenemos ninguna idea. Con mayor razón
c1 de polvo E! d ¡- s, una miserable p todavía la muen:e, suprirniendo la vida, la hace aparecer con10 uno de lós
~- .". - - u:.i isn10 parece en[onces resolver sa[isfactoriame t
-~e[erno acert1¡0 de l:.1 muerre: hace un instante :iquí había un e n_<=:-
rnodos posibles de existencia, míentras que l_a existencia misma aparece co-
do; y ahor~L .. Ahor::i sigue habiendo un cuerp
A

uerpo aru mo la forma concreta de la esencia. LJ. vida carnal es un caso particular de
"s"n r"d· _. . o, pero un cuerpo sin a la existencia, de una existencia que puede estar viva o no viva; y la exis~
··.a n~1d:e. cuyo . ··bl e-~ }'J.
,;· 1 \ a, ::;1n rniraci:.i. un cuerpo inene cuy:as u iL1s muert..,s
i. .
rencia a su vez es una mod::i.lidad circunstancial de Ja esencia, de una esen-
· rostr0 ·trrlpJsr . no· expresa
P Pnada un cue. ,. no pueden v
sin en1bargo ausente ... Este cuer 0 . · _ ' _ rpo presente ~ cia que puede ser existente o inexistente. Del mismo modo el de\:enir, rr1ez-
, . ·; . _ . P ausente-pre::iente, ¿que ha hecho c . .-
cla de ser y de no-ser, es una fonna particular del ser a secas. Aflojado el
que, es 1o que 11a encontrado el don 1·Sll.: existen~ia
a 1n1J. iid ahora
:;.. -.i .• . .·
;:¡_ busc:ir el :iln131 ·'/
• _ _ · ¿ -'
l-'illclllun1. que ligaba la una a !a otra, la existencia somáÚca a la
'nlO .. t.:, VJ\-·O, ~
sin ninl1un oo-enero d"'"
e d u·da::;,. cesa d e vivir. . _ y sin b Uaüs-:,··
no se ::;abe qué q _, r h - . . . em argo ese pneun15.tica, y h:iciendo de esas dos existencias una única vicia, una sim-
. . ue ,e ac1~1 vtvtr no puede ser aniquil·1do· lo f d
connnu:ir siendo. Es preciso por t::i.nto que el -ilma esré . n '1 que ue ebe: biosis psicosomiüca. i:i muerte libera la gratui<l:id y la contigencia de ese
le¡· os __. 1 • ' e :1 guna pJrre· muy l'illcuhtm y hace aparecer, por decirlo así, un Ali ter insospechado bajo _la
, pero en ::i. guna p3rte. quizj en Ja::; islas d l - B. . . ' _-
ele.· Sócrates inisrno tiene pen.sado reu . el o.s i~na\·enrurJ.dos don~~ in,·eterada simbiosis: h:iber podido ser de otro niodo, poder ser un día de
J,. - . -¡ 1 1 . . n1rse con os sab1os de otras épo .. _, otro rnoJo - t:il es \J posibilid;:id inédita que_ l;:i rnuerre nos sugiere a partir
- c.:ipue::;
- . -1e e 1:1 )er bebido !a cicura . El \,·,. 18.)e d e !·as ::i,m:'.ls
1
puede po r cas' del día en que la adherencia psicosomática no da rn5.s Je sí. ¡Esta es nues-
c(Jn::;tar e e 1nuchas etapas y ¡ _ , . . d ]· . . ._ r anto_.
contarnos los ¡¡inerarios y ,1:'.ls ;:r;;~~~ts. e a trans1n1gr:ic1on se recrean en· tra n1ayor esperanza! La n1uerte, que estrangula el devenir suprirniendo la
\·ida, no nihiliza sin embargo al ser de ese devenir, ni a la existencia de
L'.l n1uc.rte. seoún el du-il'1
inn1 orr:~, erernid~d ~~~~,h~c;r~ud:sl: 1 : ~~::~/~ m_or~~l eterni~ad ~.,
!"b d 1. .
dei a!rnJ l_a esa vida. El devenir, en el valle de ligrin1as en que vivimos, era la forma me-
lJ n1ucne misni:1 p , "" ., .· . - e on !u111tad;J de la vida; ·-~-. nesterosa, rastrer:'.l y renque~1nte de un ser que después de la muerte no pedi-
one en c.:v1Jenc1::i. un;:¡ inrnonJ.Jidad que L1 . b. .
c!~ye. Pero_ !:1 inuerte no :i.n:iliz;:¡ únic:in1ente e.::;ta sirnbiosis s~1m ios1s ex- rJ otra cos:i que devenir. La n1uerte no es quizá el fin3l de todo, es decir, el
n1:1s. y al rnisn10 [iempo, disocia ]·1 existe c· d 1 ·ct 1 , ino que ade- fin:.Il definitivo, es sencil!;:i1nente el final de la vida, el fin~d de un periodo
\l -' !" ¡ · · n i:i. e J v1 :i, e ser del Jev · transitorio y el con1ienzo de una erJ perperua. - Y no sólo la n1uerte pone
, ec r:'.lnte a ruptur:'.l repentin::i Je1 ,· , I l enir.
cione:) vit·des J·1 muene - - . iu1c.u lon y a parada definüiv::i. de las fun- el punto final ;:i un:.i estanci~1 temporJi, sino que nos libera de un~l vicia im-
- . • no.s sugiere que !:.I vida no coincide
!:1 existencia: pur:L El ser es líherado por la muerte del devenir, que era una n1anera de
. . ;no
. er;:¡ la vid::i un·1, forn1 ;:¡ concret:J d e existencia~ . por entero·una con .
.ser abarrotada de no-ser: n1ejor aún. es la esencia misma la que es liberada
tencia
¡-. . d.¡ con. nr1nos
- - biológicos · circu1:1ció n J e l·ª .s.3 ngre, aiternanci:1 via·- ~~~--
. . .:de Ia ex1s-.
dl.".1 ser. .. ¿Quién sabe si el :-;er no é'S el ser preci~:unente porque est:t n1ez-
~
Lt y e .sueno: De forn1:'.l p;:irecid;i hav que decir d ]·
nir no es h Ctniet forma Je ser. ,. qt«e se puede e ".mu~rre que el deve-
ol
-?± } L·LIJo con el no-ser?. ~¡;recisan1enrc- porque se refiere a su negación? Des-
i·azün no h·1\· Cille ¡)reo - 1. ,-;er sin e_ e\ en::·: por esta -_,e~-r- t pués de L1 rnuerre esa nccesid:i<l de la contr:iciicción y de la alterid:1d y:t no
·· · .~un[J.r~L' o que clel'e11cfrf'n?n~ de-; pué-; Jc- ¡. -~-~, l
- plH.:'.'i el n1ul.".no Jespues de .->u rnuerre no clef•iene .naci~ ,1 -~·~ ?·
, . !· .1_.1nuerre
existe. Al ser !a esencia po.)itiviciad pur:i, la nihiliz:ición inortaL si es esen-
::;e éllCtt••rir "t · ·d ¡ <l--' J . - -· , .ue. n.tL a. ::,¡no que -~-~~ . ci:Üización, no podr:í. ser otra co.s:J. 1n:ís que un;:i condensación afirmativa.
. ~.-3~. !
'" - 1 • pro1no,·1 o ;:i ser ces;:ind
n1uene no es n , .. _ ,..,., ,· 1 o e e\-en1r. :::iuos1stlr después de la
. ~ c,__e,.r:lmenreso)rel'irir.L11nuerr· l· .· J .. . - - ·!.
Put'.S la n1uene sólo nihiliz:1 el cotnpuesto in1puro: todo lo Je1njs lo sünpli-
cen¡n_..;1110 y e! eg:ucen[risrno !!e,-· . - . . e. l.tL1en o e.sr.1!L1r el b10- f!cJ. lo purifica y !o concentr:1. Est:l ide:i de una inversión de Lts re!:1ciones
los progresos de fu co11c1éi1u;1 v 1a" ~~~~~;~~c~:~e;''P:.ura de costumbres que ' enrre negatividad y positi\'iciad. haciendo de la 1nuerte un ;.:idvenimiento. es
tualrnen[e: ~t.sí es conio el !en. . . . . d JU i::;t;:i no.s 1111ponen h;:ib1~ IJ par~1Joj;:¡ n1ás fan1osa Je l_a ascétic;:i pl~uónica y del orfisn10. Si el cuerpo
.. gu 3 Je arr1cu 1'J o se nos p
rorn1;_¡ P'trricu!::ir d, ¡ _ ._ . · resenta corno una e.s la tun1ba (só1ntt sen1al. la 1nuerre es la cun;:i. En el últiino poe1na sinfóni-
corno u~ len ' ·1 e_. :i ex~res1on en ~eneral: c-l_ sistem;:¡ diatónico de R.:uneau co Je Liszt, De la cuna ll la sepultura. la nanJ. balbuce:inte Je! comienzo
merrí;_¡ Je Eu~~J·'"~e .entre! Otros Y" un'J. rorn1:_t parncuL1r Je la inod:dicLtcL Lt 0O"eo~
¿no se convierte, para tern1inar, en la nana Je la vida futura?
1 e::. Y e esp;J.c10 de Newtons r .
e! c:1so pJrricuL1r de una mJrem:üicJ n1ás g e coln\ ien:en p_ar:i no.sotros en
n1etrí:.i J L b h k. · ener::1 que admire tanto la geo-
e o ¡He evs i como el esp:icio · de E.inste1n.. . :::ie ~ pueden concebir,

-"~' i
~t
: :º~:~}
, .-~'0:) _4. Contra el principio de conseroación. ninguna parte durante la vida. El ser-eu, el inesse (f:vélvCt.J..), que. indica la
' ' relación de continente a conre!}iq_(),. aquí está. desprovisto de sentido. Berg-
;-<~~~":::·_ La supervivencia que el dualismo· ofrec-e a nuestra esperanza ¿es rea~ son señalaba que los recuerdos no están contenidos en el. cerebro co1no en
':}/Un orden-completan1ente-distinto? Ese orden-completamente-distinto un recipiente; y Fauré-Fremiet añadía que ni siquiera están c~nser:iados
::-'--~-~l~a sola no es tan completamente distinto, ese completan1ente--distint6 dentro del tiempo; ni el cerebro es un almac_én de imágenes, ni el tiempo
-3~;.cunosamente el misrho, y el ,espirirualismo que parece hacer honor ¡ 0
es un conservatorio de recuerdos. Dicho de un modo más general, el alma
·--.¿,~;-inconcebible es más bien un espiritismo, o como mucho un animi~~ no es localízab1e aquí o allá en el cuerpo que ella aniina, como tampoco la
_,- _.. De hecho los que más hablan de un modo de ser sobrenarura1 no está muerte está, literalmente, agazapada en alguna parte en algún rincón ·es-
,.-:~5;real1:1e.nte convencidos de su sobren'.lturalidad. Nuestro apego a la ~ubi condido del organismo vivo. Hemos renunciado ya a esas formas de hablar
};tanc1ahdad de la cosa palpable hace insoluble el dilema de la nada de la metafóricas. o lo que viene a ser lo mismo: el alma está a la vez d:ntro Y
, );''.::supervivencia y nos lleva a creer que esta es el único medio de esc~ar de· fuera, ell todas partes y en ninguna parte, inherente co~o un ~echtz~ a la
;-:'.:_aquella: o nada de nada (pues la nacla borra y anula la cosa), o la supervi_- presencia física, presente y ausente a la ve.z. P~r esta 1.Jzon .Plotino aph~aba
\¡'v:ncia. biomórfica y biográfica, si no biológica (pues Ja cosa tapona el va~--' a la vida del alma preposiciones contrad1ctonas: las relac:ones es~~c1ales
t:c10 abierto por la nada). Y ante todo, como el ahna alisma, por más que le'. metafórícas implícitas en esas preposiciones sugieren, haciendo.se an1cos la
'<pese al substancialismo, es lo contrario de una cosa, el principio de con-_- una contra la otra, un modo de ser específicamente espiritual. Los recue~­
~- servación al ~u~ s.e recurre para justificar su supervi\·enciJ no Je es aplica-:: dos según los localizaclores, están encerrados en el cofre de la 1nemona
ble: no, el pnnc1p10 espiritual no es una substancia de la que se trataría de· co~o u~ perfume en su frasco: una vez roto el cofre, .l?s rec.uerdos en pena
de1nostrar, a través de sus formas sucesivas, la conservación y la persisten-:.: revolotean corno 1nariposJs en pena; o bien se volatilizan hbre1nen~e en el
ci~; Y 1~s.inn1~or~alistas deberían ser los últimos en in1.rocar aquí un principió':·-.c aire libre. Lo mismo que si el alma estuviera prisionera en su cuerp? com?
fis1co v;:ilJclo .un1camente para la materia. Si no hay por qué buscar lo que el' el pájaro en su jaulai la abertura de la prisión deberá_ t~ner por efecto li-
alma ha ?od1do devenir después de la muerte, ta111poco hay por qué pregun--, -> berarla. El uinculunz ¿no evoca acaso la idea ele la cautividad y del encade-
tarse .que for;11as ha .podido tomar, ni a dónde ha podido ir, a qué cielo o qué- nainiento? De hecho la prisión, residencia forzosa, no es un domicilio donde
gala-...;:1a, a cuantos millones de anos luz. YJ he1nos con1probado que la n1uerte sea natural alojarse. Pero si el alma es realmente cautiva de ia carne, ¿por
no pertenecía a ninguna de las categorías ele la enunciación, que las pregun- qué no liberarla 1o niás r:.í.pido posible, y sob~e la ma~c~a si fuera posibl~?,
tas ¿dóJZ(fe?, ¿cón10?, ¿cuándo?. válidas en los procesos empíricos, perdían ¿por qué esperar a la 1nuerte narur::il?, ¿por que no anttc1par por el contra.n?
todo sentido inteligible cuando se trata del aniquilamiento mer~iempírico: lo esa muerte? El horror del suicida demuestra al menos que nuestra caut1v1-
que_ llaman1os transmutación. transforn10.ción o transn1igración. n1etábasis, LLld no es en realidad una cautividad .. sino qü.e tiene más bien no se sabe
n1etáhole o rnet::unorfosis, se aplicJ. dt'cí~1n1os. ~1 1~1 conrinuaci()n. pero no a qué rni:-;terioso sentido. Considerar el cuerpo únicani.ente c~n10 un ohst~c~lo
la nihilización r:ldicJI; k1 1nuene no es ni un c:l1nbio Je c.st~1do, ni un cJmbio y una carg~l que arrJ.~trar es una concepción sin1plista, unilare.ral Y adtale~­
Je fonn:l, ni un c:Hnhio ele don1icilio, !:1 rnuerre no l"S un carnhio .:n absoluto< tica dL: la siinbiosis, y es c>n definitiva. una fonna frívola y punst~l de cons1-
Con10 tampoco podría pensarse la cantidad de ser ~lntes y después ele la dt"rar las re\aciones de S6n1n y P;o;,~vché; dig::unos que es en cie1to rnodo un
muerte con la esperanza de encontrarla constante. Los hombres en part_icu- recado de angelismo. E in\-ersamente, la .idea de ~In J.lma en pena de~uestra
l::ir han perdido n1ucho tietnpo intentando localizar los lugares topográficos que el p::ijaro liber:J.do no había sido realmente liberado, o al 1nenos que su
reservados ;l las alinas; sie1npre han tenido la pretensión de encontrar una libertad no era tan en\·idiah!e; el ah11a sin cuerpo de la que nos hablan los
asignación a e.se lugar. al lugar donde [as sotnbr~t"I :-;e reúnen. 'J la nuev::i di- espiritist~ls es un ahna desdichada. un alma vag·.~bunda, u~ alma sin hogar
rección del difunto; estos ridículos juegos excita.a la curiosidad y divierten que anda errante por e! esp<.l(:io como un huérfano per~1do :~~la noche;
a la imaginación espacial. El mínimo-ser del c~1.si nadJ. no es localizable apenas liberada, el aln1a huérfana echa de menos su quenda pns1on, ! nada
decía1no.s, porque el instante puntual es a la vez ta neo-ación clel luuar y l~ le urge 1nis que encontrar otr.J, y no parará hasta que haya puesto .fin a su
negac1on " dela duración: y el no-ser no es localizable bpor la sencillab razón desdichado errar y haya \Uelto a la cárcel del cuerpo; por eso no importa
de que está pura y simplemente en ninguna parte. Si el alma no va a nin- qué ahna en pena puede \·isitar y Jnimar no importa qué. cuerpo en pena.
guna parte de.spués ele la_muerre. es porque a decir verdad no estaha ya en El alina. tr:.í.gicainente di\·idida entre dos nostalgias ~ontranas, ya no sabe lo
37:)
quiere, no es feliz ni en su prisión ni fuer3. de ella; no puede~~~-- es G:>tro misterio; ¡el nacimiento no es un milagro menos as~m~~:~e~e~~~
br~natural que la muerte! En este caso, no nos que J. .. ~
su cuerpo ni .sobrevivir sin él, y pasa del Con 3J Sin alternativam~­
nos ~~c~~~cerlo la aparición milagrosa de toda la persona, su transpos1c1on
.-:,• ·;·'':'';,;icsro siruJción tJ.n insolL!blc como J.p:.isionante: ¿no esr:í muy cerca de la·_-
'';:1;)sesper:i,ciém' En sU cuerpo no se siente en su casJ, no se reconoce coma_-._
;~~ plano corn;leta1nente distinto, y su ascensión a un arde? co~p~eran:i:~;~
n:.itucil de ese h::i.bitáculo; semejante a la conciencia de los:;R diferent~ e incon~ebible: ~or much~ i~~s~~~:~~:;~~ ~u;;~~~e~:~ del
m:ínl:ie<:is, se encuentra a sí 1nisma demasiado grande para esa pequeña ~--~ previo. del s_er ~~1c~so;:ª~~o~~; ~: i:Con1prensible nihilización del alma-
;':!"''"' y tir:i de sus caden:1S, y tJsc1 su freno mientras observa a través de iQs al n1a s1:sª:~q~~~:~e~n incornprensible hecho, ¿por qué el restablecimien-
barrotes el cielo de L1 libert:JcL Pero tJn pronto como se J3 pone en libertad; cuerplo ·¡ ·¡· d 'n1.hilizando a su vez esta nihilización, negando esta ne-
c:.iutiv:.i convertída en espectro o fantasn1a languidece cada vez más: pie~3: to de ser n1 11 1za o,
.. d
~ F
sta muerte no iba a ser posible? Faure- rem1e , q
· t ue
su dulce vincuhan, e;'l sus adorables cadenJs y en la prisión que le se;~ o::icion matan o a e ' .~ ·
e- . ' b- i" táfora de la conservación mnemónica, adm1t1a una e~?ecre
vía de abrigo. Esto es lo que sucede cuando los lazos del alma y del cueq)ó rechaz::i a.~ me . recuerdos expresamente sac~1dos en cada oc::is1on de
se afloj::in. se convierten en supcrfici:.iles y en definitiva en J.rtificiales; dU de recreac1on lde 1~::. ·¡a ··ón d~ 1~ nada no es más dificil de co111prender, ni
rante estJ vida. un:.i simbiosis forzos:J, Jrb!tr:.iria y gr:icuit:.i; después de es~ JJ nada: pues a an1qu1 c1 . . . - del pas::ido sin solución de conti-
vid:.i. otra vid;l errante o continu::is reenc:1rnJciones contingentes. Pero todo.. n1is prodigiosa, que una supervivencia el -recuerdo:
·ct- d Se tíJ.ta. diríarnos, de la persona co1npleta, y no ya d
c:unbia si se tiene en cuenta la necesidad orgánic:J del compuesto y el carác. nu1 a . l do de L1 maoia ... Pero en el punto en que nos
, ter indiviso de l::i siinbiosis. E! :::drr1a n1isn1a sólo es ahna en y por esta sim-. Jc1bamos de entrar en e rnu~ .
encontran1os, ¿qué in1portanc1a tiene un m1 agro
1. de rnás o de rnenos? Un mi-
biosis: pues un Jlina en \·ilo, fue1.l de esta simbiosis, es un alma en pena:
¿Pero se puede h::iblJ.r de simbiosis? El ser-con (cróv) supone la posibilidad_· 1:.tgro tainpoco significa tanto ...
del ser-sin: los asoci:.Idos, disociables de derecho, pueden convenir sepa~.,.
rarse y, después del divorcio, rnarch:Jrse cJd:.i uno por su lado; la cohabita-
ción, una vez disuelta. da lug:ir a dos existenci'.ls separadas, y esas dos exis-
tenci:is esr:ín tan complet:is como la coexistencia de la que proceden. Y ·;º':.~~:
>-0_;:~:
puesto que l::i rnuene, ca;/endo sobre el con1puesto y dej;:indo tras sí, sobre .,....
el lecho, un cuerpo sin :.drna, nos deja presun1ir la supervivencia de un alma ;·~-.>
sin cuerpo: l:i c:irne inanim3.da (que poden1os ver) y el alma desencarnada · -~~- :
(que no pocle1nos ver) deberían seguir dos destinos par3.lelos. De hecho, *~~··
¿podemos decir re::ilrnente que cstan1os viendo un cuerpo sin ahna?, ¿que lo ~~"
que vernos es únicamente un cuerpo? No. lo que vemos no es n:1dJ de nada: _.-,~-
.-.·-~-:
pues un cadJ\·cr no e.-, un cuerpo: lo que \·en1os es un innornin:1ble dese- _.....o;;,,;,.
cho. un residuo in1nundo y por lo den1á:; inconsistente puesto que está en ¿:,·Ey·
prou.::so Je dc.-,co111posición y no tiene por consiguíente ningunJ fom1a esta-
ble. De esre n10Jo el pzi.r:1!elis1no de Jos Jos destinos corre el riesgo de ser
una ht:rrn:1nJ:1J no en !:i supervivencia. :>ino en el aniquilan1iento. El alma
;
i
1
sin cuerpo no hJ perdido sólo ,:;u recho y su n1orada. ha perdiJo .:;u ser. '
Por e::;te rnoti\·o (e! cÍnc:u!11nz no e::; en ahsolu10 :iccident::iL sino esencial) i'
se con1prenJeri ineior la nihilización glob:.d del vivo que la supervivencia
del alma. ¿Pero por qué el milagro de la nihiliz:ición nos extraña tanto?, ¿p6r
qué no aJn1iri111os que el :tlni~t y el cuerpo sean abolidos pro indiviso?, t
¿por c¡ué :.i4uello que un dí:i tuvo un cornienzo no iba ;::¡ terminar? Después
de todo !a desaparición de alguien no es el único misterio, y ni siquiera el
mayor: J;i :ip::iríción gratuita de ese alguien. que ;J nadie se le ocurre discutir,

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>±'L f
CAPITU!.O III
ABSURPIDAD -·PE LA
- ' NIHIL!ZACIÓN
>""'~-,.,-· -

l. iVo sé qué otra cosa.

Sería sin ernbargo ex:igerado decir que el argumento de la conservación


no demuestra nada; y tampoco se lo ha eliminado de una vez por tod3-s con
el pretexto de que la conservación es una n1etáfora. La cuestión desdeño-
sarnente descartada vuelve a surgir constanten1ente con10 un escrúpulo, y
nuestra iI).Satisfacción, nuestra inquietud, nuestro remordimiento siguen siendo
igual de grandes. Si se consider:i, y con razón, el principio físico de con-
senración incapaz de justificar la supervivencia del alma, no se puede tratar
sin embargo con un total desprecio el instinto de conservación; la tenden-
cia a perseverar en el ser protesta incansablemente, desesperadamente contra
la absurdidad de la nihilización. Y nuestra irreprimible protesta ta1nbién es
un hecho. Sin esta per.5e\·erancia del ser en su positiviJ:id, n1ás vale renun-
ciar a con1prencler y a pensar la 1nuerte. La nihilización. en este sentido, es
un auténtico pase rn::ígico: ín\·oc~lr la nihilización es rendirse ante el miste-
rio; y t::il vez en efecto deberían1os poner aquí punto final. Antes de hacerlo,
considere:n1os no obstante lo que sigue. Evidenten1ente el cuerpo es la con-
dición vitJ.! deJ ahna, no es ni el v:i.'io, ni el recipiente, ni el hahit:ículo: al
perder su cuerpo, el a!ina ha perdi<lo su condición vital y no puede por tanto
sobrevivir. Ya que el aln1a no erJ el aJma rn:ís que gracias a su cuerpo. Pero
precisa1nente en esto el ~l!rna es algo distinto a su propia condición: no otra
cosa, puesto que e.\ a!ina no es una cosa. sino algo distinto, pero no sé qué
otra cosa. La vida sólo es \·isible si está ligada a un substrato :inatón1ico, teji-
dos y células; y no obstante la vit:i.li\lad de esta vida, aunque de una forma
impalpable, siempre esti 1nis a!Lí de ese substrato. La memoria no es posi-
hle. en las condiciones en que se plantea la vida hutnana, más que ligada :i

J77
un cerebro: ::;i no hJ.y cerebro, se ac3bó l:i memori:i; pero por eso mis~Ó·· conatur;'.1 La muerte es por tanto una violencia hecha al imperativo ab~o­
-.'.:~~zon~1ble~11cnte.' b. rnern~r!J. es :J.l~O distinto al cerebr~ del que depend~'. lutamente ca[egórico de la prt'servación. Bergson, a veces tan extrañamen~
-<Si no, 1.quc sen[1Jo rendn:J.n el ,·erDo depender y el substanrivo condició;¡; te próximo al spinozismo cuarido p<1recía estar tan lejos de él, estaba pen:..
cóino podrí:i dJrse siquiera un:i rel:J.ción entre condición y condicionad~ sando tal vez en esa nadJ. de l:i nada cuando dijo de la inmortalidad: la
:1 _pens:J.n1iento s.ólo existe con10 ser pensante, enc:J.rnado en un:i presen ·
- hs1c~1: el pens:in11enro es un pensador. Pues no existe el pensamiento en SL
prueba corre a cargo de aquel que la niega. Quizá los partidarios de la l~­
berlad podrían responder lo mismo a los deterministas ... Pero tal vez sea ir
no obsr:inte el pensa1niento es distinto del ser: l:i prueba es que un 5 ~: demasiado lejos querer devolverles la pelota, es decir, la onus__ probancli a
p.ucde s~r ~in ser p_cns:i.nte. Por ejernplo un rinoceronre. '{para tenninar, e{-~ los negadores de la superYivencia: ya que la inmortalidad es todo menos
:lt~1a est~1 s1crnpre 1ncorpor:J.da :i un ser so1n5.üco que es !a condición de sú·' cierta y no se demuestra una tesis connllnando al adversario a probar lo con-.
ex1stenc1J. pcrsonJ.l; no obstante !o cual el alma está siernpre m:ís all::í de esa·-~·· tr:i.rio ... ¿Quíén impedirá al ::ibogado de la nada devolver este onus probandi
corpor:'..didad. ¿Quién SJ.be si no se encontrar:í J sí mis1na, después de la,-_ del que nadie después de todo quiere hacerse cargo? Y sin embargo Berg-
n1uenc. arras condiciones de existencía de IJ.s que no podemos hacernos son no se equi\·ocaba: la interrupción del ser. del mismo modo que supone
u.n:..1 ide:i? De c.ste 1nodo ]J. ingenu:i cuestión que h:J.bí~1n1os descanado ini~ ~ un suplemento de energía, requiere un suplemento de explicación:'.~ qu~
ci:ilrnenre conserYa roda su fuerza: el J.ln1J. y JJ. diferenci:J. entre el hombre - es necesari:J. una causalidad suplernentaria para explicar la ?~tenc1on de
Y el rinoceronre ¿en qué se han convenido después de Ja rnuerte? o senci- '·~ todas las funciones vitales: ya puede la muerte estar fuera de cualquier cate-
lla1ne~re ~ puesto que ~l a!n1a ha dejado de de\·enir cualquier cosa y ya no ·::r goría, que el aconrecüniento rnonal. puesto que tiene lugar en a~guna p~r­
va :.i n1ngun:1 p:.irte: ¿que p:i:Sa con el :iln1:.i Jespué.s de Ja disolución del com----~ te y en alguna fecha, implica determinaciones explícitas que se anade~,~ lrsa
pu~sto psicoso1n:.írico? v llanainente, al ser: lo que sucede representa un excedente en relac1on a
Ío que es; el acontecüniento es un pliegue ... o una falla en la trama del s.er
no circunstanciado; incidente o accidente histórico, la aniquilación gratuita
2. El supuesto de fez continuación)' el escándalo de !a cesación. de alguien requiere una justificación. Aquello que e.xpresáb:imos cuando de-
cíamos: toda muerte, incluso la 111uerte natural, es a su 1nanera una muerte
A ~ecir .\:erd:H.l no es el principio de consen·:ición. sino el principio de violenta, 1\Tex. y una anon1alía in1previsible: morir, en última instancia, es
c~ntin~:1c1_on. -~¡que hace que nos sea in1posible cornprender nuescra pro- siempre ser muerto, si no por la b:..1!J. de un asesino, al menos por un~ coá-
pia J.n1c¡u1L:ic1on. Pues la conrinu:ición se d:J. por supuesta. Ser, decía- gulo de sangre, por la ruptur:i de una arrerla, por la rotura de un ventnculo.
n1os, es neces:Jriarnenre conrinu:J.r siendo y existir n1ás allá del instante. Todo El síncope y la embolia son evideíltemente un excedente, un excedente dra-
sucede. con1~- si hubiera un:J. especie de inerci:J. n1erafísic:J. propi:J. del Esse: m5.tico y tajante con relación a la continuación uniforme de nuestro Esse bio-
L1 conrinuacion Jel ser es en sí n1is1n~1 una conrinu:1ción indefinida y per- lógico. El fallecüniento del centen:uio. 111:.ís nonnal sin en1bargo que su super-
p1...·ru:t. Lo que quiL'r_e decir: no h:1y nin:_¿un:i razón intl:'rna p:ir:i que el \·i~·enciJ. e::; un problen1a: y el forense se sigue poniendo nervioso Y concecle
:-.cT cese lk· St.''.· ni ~1 torr1ori p:tra que cese- <lt' ser hoy nu_)or que 111 añana 0 (
0
no concede) e! pl..:'rrni.-;o p:1r.l inhum·Jr - con10 si fuer:i algo extraordina-
lJLH.:' en ctulquicr utro 1no1nento: !:J cesación no esr:l ünp!ícir:i an:::;_líricJ.menre rio n1orir a los cien años. J." e-fccri\·a1nenre. sie1npre es extr:1ordin:irio morir.
en el ser, y no se la puede deducir de él; el :-er no es de ninaún modo Tal vez se replic:iri, con10 lo hemos hecho nosotros n1is1nos: la n1uerte,
un:1 pr~!ong:1ció.n de su propio no-ser: ese no-ser. no dándose ~or sobre- después de tocio. no es n1js e-xtr:1ordinari:i que el n:.lcirniento, p:1ra el _que
t.'ntc11d1do. es s11.:rnpre simérrlco. siernpre :1d\·cnticio y contin-¿ente con n:ldie sin en1bargo husca un:l ju:-;¡ificación: ni el nacüniento es n1enos irra-
r1...·!ación :1 Lt posítiv!d:J.cl de! ser. Est:J.s e\·\Jencias- t1utológicas 'que pare- cional que la n1uerte. E iílcluso :-;i fueran dos ini.srerios en lug:J.r de uno, la
~·en ¡~crogrulL1d:1s y que son sin duda fornt1s c.lisfr:izad;__¡.s del principio de i<le:J. del :iniquilan1iento no sería. m:.ís comprensible. La sobren:J.tur.Ilid:id del
~.~enttJad nos \·:1n :1 pern1itir decir. a pt's:tr Je L1 :ib.'iurd:1 aparienci:J. de la n·1ciniiento no disminuye IJ. irracionalidad de l:i muerte. sino que la vuelve,
:orrnu!:t: el no-si:r t.:st~l siempre de 1nás. Porque en e.':ite punto. ]:J. p::irado- p~r el contr:J.riu, tuda;·ía rnis Jhsurda. Os preguntiis por qué lo que h:J.
¡~ y !a. verd:..1J de Perogrullo son un:J. 1nisma cosa. Esto es lo que Spinoza, comenzado no iba a terminJ.r. ¿Es que acaso lo que comienza tiene recursos
tdosot~ Je l:i indi\·isib!e plenitud óntic:i y de !:J. perseueratio in Esse, nos
Jyudar:i J. coinprl'nder n1ejor: ·«Venzo suutn Esse nlten·us rei causa consen.Jare 1 f;'fica. !V. 2:'1.
, .... 1 ;:'.i'.~l~a~ot~bles para durar eternamente? Sin embargo todo es posible si ~l~' de toda terminación. Nuestra eternidad ·es una eternidad que ha tenido un
,_ ;j1~~-c1m1ento es una creación milagrosa. Préguntaros entonces+ más bien: . _comienzo. Y por los Sig1cis de los siglos esperamos seguir bebiendo de esta
-----~º_,.;-~~;qué haber con1enzado? Es decir: -¿por qué quien con1ienza- a ser no ha;- Cop·a inagotable.- Los· h6mbres en genera+--ne encuentran- tan escandaloso
·,_ -::~t'rido sieillpre? Esta pregunta no hace más que reforzar nuestra preguntas que'.;-io que hoy existe· no haya existido siempre: el escándalo es cesar de
: _;~~~fbre la muerte: ¿por qué aquel que ha comenzado a existir no habría de -_ · existir; lo que nos parece-inadmisible no es que la historia pasada no haya
_. ;I~?ir s~empr_e? O ._como se pregunta, en Ioneco, -el rey que muere: --¿Por qué i{ ~ido hecha por nosotros; -sino que habrá un día un mundo del que no for-
~~¡,nac1d~, _,-s_1 no ~b_a a_ ser para_ siempre?~. Aunque hay que reconocer que _j maremos parte. ¡Porque nuestra vocación está por delante! - __ Por otra parte
~~-,-angu~t_1a:metafi~1.ca :ios sugiere-a veces la pregunta inversa: ¿por qué era ne-.:- el_'nacimiento, por n1'uy- matavilloso milagro que sea, es esencialmente un
-!fl'cesano _ 9_ue lo inexistente empezara a existir?.; ¿por qué no ha perm3.necido·· piÜceso biológico: -el embrión convirtiéndose en recién nacido y el recién
·:;'.i·:_eterna_m~nte en el no-ser? _Esta es una pregunta que se plantean Pascal ,_ ,_, n3.cido en adulto a través de- una serie de imperceptibles transformaciones.
{'.~Schopen,hauer~ ¡Aqu~l_ que habría podido no nacer podrá también retoma~-: 1·enemos todo el tie1npo para restablecer la continuidad de lo discont_inuo
;;;,-a la nad~_! Pero recordemos a_quí que la nada··prenatal y la nad:i postletal no~­ y i.Signar a Ja novedad un;i preexistencia: lo discontinuo se refugia sin duda
'-~_-son en absoluto simétricas ni homólogas. -Porque el tiempo de la vida tie -~­ eri los misterios de la-fecundación, pero l;i transmisión de la vida puede ser
'\ u_n sentido: ~~ti orientado hacia el futuro; es advenimiento inagotable, irrev~r~' reconstituida; el instante natal se disuelve en u~a génesis, es decir, ~n el
s1ble futuncion; camina continuamente del no-ser al ser. El maravilloso mi- encadenamiento general de los procesos de concepción' y de reproducción,
lagro del nacimiento es, ni que decir tiene, lo misn10 que la creación. el don y se acaba por no saber con exactitud en qué momento el nuevo ser ha_ na-
del ser, puesto que est:í dirigido en el sentido de la afinnación fundamen- -~ cido. El instante de la mueúe general. por el contrJ.rio, si bien es 1nenos fá-
, tal. ¿Por _qué aquello que ha con1enzado un día no iba a acabar? Pues bien :: cil -de establecer de. lo que se creía antiguamente. llega siempre súbitamen-
jhablemos de e~lo! Precisamente, lo que ha co1nenzado no debe acabar. Argti2 te. Li muerte suprime de una sola vez un vivo completo y consciente, capaz
n:enta~ el .c~mtenzo para que consintamos en el final es invocar una espe- de sufrir y de pensar, de ser feliz o desgraciado ... ¡Es un asesinato! ¿Có1no
cie de JUSt1c1~1 de conmutación sin relación alguna con lo irreversible. La vida una riihilización tan brusca no iba a ser traumática?
de alguien podía no haber comenzado; pero desde el n101nento en que ha Por más que la nihilización mortal se haya demostrado cien rnillones de
c?n1enzado, debe continuar y no cesar jamás; ¡no h;:ibérnosla dado si no! El 1nillones de veces, desde que los mort~i.les mueren, sigue siendo siernpre
v_ivo, habiendo recibido el ser. quiere retener y conservar aquello que Je ha igual de escandalosa. Y un;i filosofía que se niega a filosofar sobre ella, o a
sido dado_ una vez:· se aferra desesperadamente a su regalo y ya no lo suel- darla por sobreentendida 1 es sencillarnente una filosofía al derecho; una filo-
ta;_ no se siente en :ibsoluto obligado a devolverlo: el ser sólo es un don gra- sofía orientada en el sentido de la continuación; un;i filosofía del si No es
ttuto en la~- 1netáforas de los poetas y de los metafísicos: para todo hombre el ser el que se define sobre un fondo de no-ser, es el no-ser el que, a pesar
de buena fe, vivir es por el contrario un derecho inalienable. v la inera idea de todo. se nos presenta con10 una suspensión del .ser. y se define por re-
u~ renunciar a él nos p:1rece esc:J.ndalosa. Por n1:ís que nos, exhorten los t b.ción ·al ser y en referenci:t al ser. O m:\s hien el ser flota sohre ~[ océano
sabios paganos Y la lrnitnción de Cn~vto a restituir por !:is buenas esra vida 1 del no-.ser. que es él 1nísn10 la negación del ser,\' que tiene en detinitiva (o
que nos h~ sido con10 si dijéramos prestada ( nul!i 1nancipio. onznihus usui), debería tener) la últi1n:1 p~ilahr::L

t
no nos de¡an1os convencer. Esta es nuestra n1aner:i de honrar lo irrevocable y· no obstante es un hecho: J-;.1 cesación del ser 1nortal desafía irónicatnente,
de-r::itificar la disilnetría del tiempü, de aceprJ.r el ~llti y rechazar el on1ega~ inexplic:1ble1nente el suptll:'.'itO de la continuación. 1L1blába1nos del car:ícrer
1:f:ther comenzado a ser i1np!icarí~t una especie de con1pro1ni.-;o y ca.si un adventicio. indefinid:tn1ente pron·ogable. esencialn1ente evitable de la cesa-
aerecho: estan1os. decía Pasc:i.l. e1nbarc:idos; :;e ha acabado para sie111pre el
'
ción; ¿por qué en un detenninado n1on1ento y no mis híen en otro? Son las
no-ser del que el naci1niento nos ha sacado: el ser que nos ha sido conferi- circunstancias y el az;ir los que deciden. Pero la continuación no estaría a
do deberi durar eternamente. En esto e.s en lo que consiste precisamente merced de las circunstancias si no estuYiera afect;ida por una especie de
nue~tr:J. vocación Je in1nortalidad: un ser innlo11t1/ es un ser que se ha con- def<.:=cto y de maldición constitucional: sufre. bajo el efecto de la durJ.ción,
uertlclo en eterno: no es infinito por sus dos extren1os, sino única1nente en una degradación cualitativa. una degeneración que se llama envejecirr:ien-
la direc~ión del futuro. 1\.1ás allá de la entre:lbertura. hemos visto lo quitnérica to: ser, parJ. un vivo, no consiste en continuar siendo inmutablemente Y fuera
que sena !a abertura par;i una vida cerrada en su comienzo. pero liherada del tiernpo: ser es envejecer: su precariedad consubstancial hace a la

381
coo[inu:.ición vulner:ible y frágil. 1::1 expone ;i los mil peligros qu-~'·a desde toda la eternidaJ, al pens:imiento que las piensa, y le sobrevivirán,
chan conrinuamenrc :i un ser vivo y le hacen depender de los encUe- no ya indefinidamente, sino eternamente; preexistir y sobrevivir_ rio son por
CJsu:i!es. L:i conrinLL1ción circunstanci:idJ. es por tJnco una continuad""· tJnto aquí más que maneras empíricas de expresarse. Las verdades no -en-
:11nen:1z::icJJ.. Lb.111en1os sencill:1n1ente finitud :J. esta to.r::i original, a esteba·~ vejecen ni se degradan; el tiempo no influye sobre ellas. El ser pensante está
t!icczp J. priori que gr:ivJ. !:i continu;:ición y comprornete el futuro. La fill(':'.: en una situación ambigua. Por una parte la permanencia intemporal de las
representa Jsí par:l tod::i continuación un:i. posibilidad de cesación. La· é6 verdades caracteriza también al pensamiento que las piensa: este pensa-
~- tinu:ición Jel ser se da por añadidurJ, pero !J supervivenci:t del organism' miento, .después de todo, ¿no es ¿¡ rnis1no una verdad? La intemporalidad
(pues se [r:n:1 pr::íctican1ente de no sucu1nbir) es una continuación aleatoria:~ define a la vez la verdad-objeto y la verdad-sujeto, la Verdad pensada y la
. '{ pór !o dernJs. la idea rnisma de continuación ¿no in1plica acaso virtuaf verdad pensante, la idea y el cog-itans, este que es a su vez objetivamente
rnente la ~esación? L:1borios:.imenre reconducida de instante en instante eñ:·: válido, aquel que es cognoscible y sin embargo nunc:i. es una cosa. ¡Y así el
tre los peligros de n1uerte, la sospechos:i. !a aventurer:i continuación tiend~· pensamiento que piensa la intemporalidad de las normas y de los axiomas,
haci~t !:i continutclad inten1poral sin lleg::i.r J. J.!c:inzarla nunca: ¡demasiadO. de la justicia y de !:is verdades rnatemátic;:is es lo primero de todo en sus-
ocurxHJ~1 est:í re!lenando las disconrinuidades de lo continuo! Preservatio i~ traerse al tiempo! El agente morJI, en cuanto portador de la ley, y en razón
ex,·e. deciJ Spin~z~t: t1nt? b consen·ac1ón, corno 1:1 preserl'ación implican el de su dignidad de ser razon~tnte, ¿no es él inisrno la primer3. verdad eterna?
Conatus. es U.ecir. el esfuerzo p:i.1.1 m:i.ntenerse en vida a pesar de los peli~: Puesro que es en su noinbre·y en su persona en los que hay. que respe-
gro.'i. Y !:1 resr.-;rencia a las pulsiones ele n1uerte. y aclen1:1s Ja desesperad? tJr la libertad y lo:i Yalores: el único fin del hon1bre es lo huma_no n1is1110, y
pro[CSt~l contrJ._ la n~lcia. La tensión es natu1.1!n1ente nl:ÍS sensible todavía en-·· no lo hun1ano en sí, sino la dignidad humana encarnad;i en alguien. ¿Cón10
el fdósofo del Elnn vita! que en el filósofo del Conatus: Bergson no nos daria".;;;~M~iF esr:i libertad que es a la vez sujeto y· objeto dependerá de l;is vicisitudes del
espcranz:is de \'encer ~1 !:i rnuerte, corno hace J! fin~i.l del tercer capítulo de-~:~~­ devenir? Iv1ejor aún: el pensamiento que piensa la inmortalidad de ·la vida
¡~ E·cal1tció-11 ~·re(fr/ora o cuando se dirige :1 los panidarios de 1:1 metapsiquia, ·~--~~~ _ J_- universal y del ser universal esc:ipa él mismo ~1 la muerte; el pensarniento
St la inuene tuer:1 :1bsolut:J.n1ente invencible: pero tampoco tendría necesi- j de la sempitern:i continuación vital es todavía más intemporal que esa con-
cL1d de dcprnos esperar esa vicrori:i si L1 n1ueri:e no existiera, si la prueba .:::~~:"- tinuación mis1nJ; él es el Cogito que transciende a b. historia y a la evolu-
de car~o !ncun1blera ~nic:unente J los sofistas ele IJ n.ad:i y si rni nada-propia, ::o*~; ción y que engloba J la una y :1 la otra. Y finahnente (¿no es esto ya el col-
~s <lec 1r. la 111uene. tuer::i, como es la n:.id~i en general. una seudo-idea. ~-f-~1: 1110?) una filosofía de la n1uerre que concluye con la mortalidad de la criatura
1 1
a es :t hura 1 de la rnucrte. La cesación de !a continu:.ición es una especie J.~~~-~~": ___·. e.S ella misrna independiente de la 1nuerte y tr~1nsciende a la muerte, pues-
de suceso. pero este suceso tiene una profunda significación metafísica. La ~ to que utiliza principios racionales y una lógica que no tienen en cuenta
n1uerte es ile~ítlina y no debería tener lugar: y la muerte es el mis rea! de -·~­ par:i nada la temporalidad: el concepto de la n1uerte presupone un pen-
todos !os hechos. L~1 ff1uene es un escjncL!lo. \- es sin e1nharuo un fenóme- ----~­ s:1n1iento al que e.'ita 1nul.:'rte no concierne. ~Cón10 podría tnorir a su vez l~t
no norn1:1I. Lt1 irrl:'\·oc:1h!e de un:i e.xi.-;tcnci:t o~:c hJ. con1enz::!u y no debe- l L·onciencia <le Lt intH.~rte? Todo n1ue:Te. excepto el pcn.sa1niento que pien,sa

l
0

ri:1 tcnnin:ir i:trn:ís choc:t con la :1hsurcL1 irrc\·( )l"JhilicL1d LIL· Li nil~i1izJción. la intH.:'.rte y que no puede 1norir. .. ¡No. la concicnci:1 de 1norir no n1uere! ?\ro.
[;1 muerte no concierne ~ti subconsciente transcendente, al subconsciente

3. FI pensdnuf..•1110 ele In n1ue11e J' la n1ue11e dí!! -~·erp(:'nso11te. l que la contiene y la toma con10 objeto o prob!ctn:l 1nientr:is la 1nantiene en
.-;u pode:-. Esta concienci:J. no e::-t5 evidenrernenre en el rnisrno plano que las
Lo ccrdud eternt1-11zortal.
cosas n1onales dl' l:.1s que elL1 ton1~1 conciencia: no es ella rnisrna lo que ella
conoce y no est:í. por tanto .-;o metida al destino de la cosa conocida: así como
E,-;re cieh:tte irt-;oJuble entre la eternJ. conrinuJ.ción y!;_]_ cesación. esta iro- ,-·~· b conciencia está en un plano completamente distínto que !os seres de los
ní:1 de b n1ue1Tt» ton1~1 un:i form:i parricuL1rmente :igu.da cu:1ndo se e.x::unina que es conciencia, asl el pens:1rniento es de un orderl comp!etJ.1nente distin-
el c:.i.-;o del c;cr pensante - porque este es el c:iso de aqui.:l que e_s a la vez to :.il <le !-;is existencias perecl'deras: el pens-;i111ienro que piensa la tnuerte
un pens:.trnienco y un ser. A.l hab!:ir de l:::is verdades eternas y de los valores permanece fuera del destino ecun1énico de !as criaturJ.s, no porque él se
lde:t!es. deci:unos que !as palabras comienzo 1; termi11ació11 no tienen sen- excluya a sí n1ismo J.rbitrJriarnente. sino porque !o transciende: es incompren-
tido ni p~!f:l l:'SfOS ni pa1.1 ;lqueJlas: preeXÍStÍ:tn .. nO ya inme1nori~iJmente. sino sible que este pens~uniento cese de pensar. Su privilegio no es únicamente,
'C?mo h~ce la acción voluntaria, prever el aúri-no y el más-tarde,. sino"\:
s1clerar todas las -cosas clesde el pu11_10 de vista de la eternicla_d- sub- -- de la nada, según Bergson, te_s el pensamiento Be- una plenitud, la na~ mis-
cie aeternitatis, y por ejemplo,_ espetú.liildo sob-re la muer'te, éü-dsidefar I ma es un ce·ro de pensarrúellto y· Uni ·absurdidad: Ahora-füep,:, precisamen-
temporal 1nten1~oraln1ente. ¡Si el pensamiento es rnortal, los pensamient - te el ser pensante, no ya co1110 pensante sino como-ser y como realidad
de este pensarruento est:ín aquejados~de una tara, y no tenemos siquierá"- óntica, está abocado personalmente a esa nada que no-puede pensar; nit;:"_:
cle~re~ho de deducir. su ~ortalidad! Estamos dando vueltas al círculo de·.Ep ga esa nada, después de lo cual s~ anula a sí mismo incomprensiblemente
rnentdes.: La conc1enc1a, en .esto, es-bastante más-inmorta_l, si cabe, qu y se hunde en esa Nada inimagirtible. --La rriuerte hace -manifiesto el lazo
el alma sin cuerpo cuya supervivencia nos promete el espírltü:ilisino: por ~rgánico y-vital.que anuda parad6Jicim'en1é el pensan1ientb .pensante a -las
~ue ell~ hace de puente entre la· vida- y la supuesta supervivencia, y p:is :. contingencias de la carne. Se ptÍeJe, si' uno está acostumbrado, pensar a
por enc1~1a ele la una y de la otra;- mejor aún, ·engloba vida y supervivencia pesar del_dolor, como un matemático se mantiene en'forma haciendo cál-cu~
en un m1sn10 acto espiritual, transciende con un nlismo desdén los in.ter~~: Ios a pesar de una jaqueca, o como un estoico que trata ª'su cuerpo ._con
s~s eg~ístas de la vida y del porvenir intéresado O n1erceriario que la super~: desprecio: la razón, a fuerza de valor y de ascetismo, se independiza de esas
v1~enc1:l nos hace esperar. El inrnortalis1no pron1ete a la criatura un· futuro - ridículas trabas y desmiente la ironía tan humillante de Pascal. la anestesia,
n1as alla de la muerte; pero para el eternalismo presentista; la n1uerte es un: la analgesia y la apatía no son milagros sobrenaturales que Dios haría por
detalle in5ignificante que el pensamiento trata con desprecio. ¿El umbr.if._. consideración al místico, sino victorias físicas que la sabiduría consigue sobre
~e la n1uerte? Lo. ~ranquea sin tener par;:i nacla en cuenta la 1nutación qu~"' ,~~.,.. la carne. la muerte, por el contrario, es el no-ser ele nuestro ser en general
se produce en el instante del artículo n1ort11. ¿La cesación de la continua_~?' y la nada de nuestro todo - es decir_, la muerte anula la totalidad del ser pen-
c~ón?~ Ni siquie~a la percibe. 1Vfea res agitla; decís ... No, este negocio, no es-~;;.~­ sante, pensamiento incluido. Con ia copa de cicuta del año _399 fue Sócra-
~1ngun negocio. El pensamiento es ajeno a los pequeños negocios del -~~t::: tes quien dejó de pensar, y fue el n1isterio de U!1ª mónada excepcional, de
t1.e111~?: jn1:í.s bien está, en este sentido, retirado de los negocios! Las in=- -~~-~~2-:-·· una mis1nidad realmente única en el n1undo, la que se aniquiló para siem-
~1gn1hcanres contingencias clel estado civil, muerte y nacimiento, no le pre. Sin duda alguna el mensajero hizo todo lo que pudo para desaparecer
incumben.
tras su mensaje: Sócrates, el amante de la verdad, quiere que los discípulos
¡Y sin en1bargo el ser pensante n1uer~! A despecho. de la ünposibilidad, ~l se interesen no ya en el portador de la verdad, sino en J3 verdad que porta
absurdo de la ni~ilización se cumple: la n1utación radical desemboca en la ese portador: lo que importa es escuchar la palabra, y no mirar al portavoz;
nada. "Sabe que 1nuere~, dice Pascal de su caña pensante. Sabe que muere no se trata de admirar el estilo, sino de comprender el sentido ... Sócrates
¡pero muere sabiéndolo! ... El ser pen.sanre tiene conciencia de la muerte ir; 1nismo pone a sus ad¡niradores en guardia contra la subordinación de los
niza incluso sobre su propio fin, se toma el cuerpo a burla y trJ.ta a la eci'er- rnedios a los fines. Se con1porta con10 si las icleas impersonales hubieran en-
n1edad con10 si no le concernil'ra: dicho lo cual. eI ser pensante n1uere; des- l·ontraclo en él un portavoz para ser expresad;:is históricamente: pues son
pués de h:1her filo.-;0L1do a placr.:r ;;obre Ia tragedia. de.'ipués de haber dado independientes de las vicisitudes dramáticas ele la biografía. Todos los días
vueita.'i Y 1njs vueltas al proble1na en rodos los sentidos. se presenta a su n1i!lones ele escolares repiten el teoren1a de Pit[igoras sin preocuparse para
vez personalin~nte. en cuerpo y ahna. al borcle ele Ja suprenTJ. prueba; n:ida de la existencia de Pitágor.ts que lo descubrió, con10 si ese Pitágoras
su no1nbre ha sKlo requerido para el peligroso salto que cacla cual. tarde o no hubiese existido nunca. como si ese nombre fuera un sín1bolo par.1 1nen10-
te111prano. deberá hace·r en persona; después ele haber reflexionado a placer rii'"ar las ideas que contiene. Sin en1bargo. en la prisión de .--\tenas donde
.')obre la n~uerre, ~esp:ié.s de haber :_ilejado el acontecimiento gracias al expo- SóLT.:ttes espera \.'.l inueitr.::-. se desarrolla un dr:.un..'1 púdica111ente velado. la
nente ele Ll conc1enc1a y tneclianre tcxla suerte de operaciones mediáticas, desaparición de Sócrates [ras el socratisrr10 es de lo rnás significativo. Tal es
se convíerre él rnismo en el sujeto personal, efectivo y primario del verbo la lección que nos enseña la modestia de Sóc:ates, la nesciencia fingida de
i~an·1~ de~pués de haber hecho hermosos sermones, jurado por todos los Sócrates, la aversión ele Sócrates por toda ser..-·il complacencia. su desdén
dioses que la muerte no le impresionaba en absoluto, el sabio sucumbe a por las actitudes y por hts posturas estéticas; Sócrates no esti allí para hacer
s:1 vez co1:10 todo el mundo. y la rnuerCe le quita la palabra de la boca para ele pantalla entre la inteligencia y la verdad: Sócr:ites est:í atlí más bien para
,'Hernpre. El sabe ... ¡menudo negocio!, ¡sabe y no muere menos! y la muerte permanecer transparente y en cierto moclo inexistente. ¡Sócr:aes es buen
pone punto final a su saber por las buen:.1s. Protesta y muere ... El pensamiento conductor! Alcibíac!es mís1110, sobrecogido de admiración por el per::;onaje
de Sócrates, reconoce su carácter desconcertante y por decirlo así fundente,

385
la_ atopia, con10 él díce, pues[o que le cornparJ. a los s·le , verdad racional habría sido el mismo, y que Platón y Brunschvicg hubieran
:~i!!as div·inas lncrus(ad:is en esos si!enos. Sócr~ues sio-ni~ic~~~!a adl.as sido también posibles. La toma de conciencia misma es un acto histórico
,)ol:rJces. nos conduce a otra Dn 11e: v quien está J.peo ctº
•1 · e·· • · ºª ° .
o a 1a apanencia
ife:- que tiene lugar en tal o cual fecha de la efemérides. Si Sócrates, si un in- -
DJ., q.uien. Se ilJa en la letr:J olvidando eJ ecp'1r1·t · • -- ventor, si un gran hombre, si alguien en una palabra es necesario para en-
. . . _ _, u, quien se complace ·r
n1e el to.s descuidando los hnes para los que esos mect·o ct· co~:.,. carnar y comunicar la verd;:id, es menos frecuente que una determinada cla-
· . i s son me 105 es --
nicg:'.l ª-dejarse conducir; seguir a Sócrates or amor J. " - _ . ' e::,._ -:-- se de verdad desaparezca con la muerte de ese alguien. Lo que se aniquila
vocacíon agóoic:J de la a/eaoría" pa .p d. -?erares es ignorar_ -_-- " es la misteriosa verdad mortal de la persona.,, La muerte del sabio, en este - ,
_ _ _ -- o o 1 'rarse :1 me ro c:im1no e ¡ - ct· -"' ___ ··
t1c:i. El 100-enuo qu-"' d · .· - - _ n a via 1alec:- ·-;""-""'' sentido, es un fracaso parcial de la sabiduría puesto que consagra la impo-
" .""- _e. 1v 1n1za a Socraces )' nnde culto a Socr::l[es - _ y se qu da _. --~'¿·"'
;!c57::.-
en 1a reo1on exo[enca de l:i.s a · · h . e "'':;.-:$; sibilidad en que se encuentra el sabio de armonizar totalmente su verdad
, ~.,. . " ~ . panenc1Js a tenido una iniciación inc :_·~[~<
pleta. Ese ing~nuo es v1crim:i de la ;ron1·" La . ~ om~"'"":::.:r~~__¿·. personal con la verdad ideal: ¿por qué es necesario que la verdad de la per-

n11ento en !J ido!:1tría y ridiculizJ el culto J la


. ., . .· .
tJc1 nos in\.1L.l J. pasar del s1ano al senüdo a co ~·ct
' LL. 1ron1a se opone al
, 1·ct d
l· .
.
persona 1 a . La ironia so ~ ...:··--;;:~
·-
:m
b <.--·· /-~~·
~~7:~:.:·
era~·
sona sucumba al veneno, y que la verdad de la idea sobreviva a ese mismo
veneno? Pues porque la cicuta no tiene efecto sobre las verdades. A la iro-
de !:ts p:tlJ.bras J . , _<::::>.. ' n::>l erar a intenc1on a través-.'.,,~,,
,· , . a1nar tr::insitivamente al arnado, que es el ob"eti . ··-~···· nía racional le sigue la bu.ria trágica. Evidentemente hay algo de burla y
~10~:.il del :.i~nanre, en lugar de a1nar complacientemente la filos J_ vo mren-..~~~,~· de chocante en esta falta de sincronización, sí, hay una burla medianamen-
,1 n11rJ.r en fin en !a dirección indicada v no el dedo l . d_ofia de~ amor,,.: te amarga en esta disimetría entre las. dos verdades, la verdad a s~cas y la
so q .. J·,I .· . .- , que a in ica. -51 el pa- ."$'""$::~
- ue·\·1_ e signo al signrlic:J.do constituy·e Ja esencia de¡. · ·- . ·.~:;;.::.t. verdad del portador de la verdad, una abandonando a la otra y disociando
..::l 111ov1n11ento que nos lleva del me . . l . d interpretac1on, ~i.: su suerte de la suerte de la verdad impersonal y despegándose para siem-
ve ·¡ d , . "i . .; . ns.'.l.¡ero a mensa¡e y de lo verídico a la-~~-
rL ::i es e pnnc.p10 de toda consolación; dicho de d . - ~;;Y$.,;:.-. pre por efecto de la nluerte. Los discípulos inconsolables, en el Fedón, expe-
Ja rnedicin::i de todas !:.Is penas. el sedante de t d , 1 otro ~o o, la lí~n1a es -¿~Ej _ rimentan sin duda la sensación de esta disparidad, de esta colisión entre dos
, ~ . , _ · o as Js pasiones. Es ev d ':.::::.~-
que e 1 n1en.:<lje socra[lco sobrevivió a Sócrates: Sócr-1tes esta- 1 ente - verdades insolidan·as, y en esto se muestran a la vez razonables e irrazo-
su 111ecnona · · · -
v1\·1r:.i erernan1en[e· c:ócr-:ites e 'ta·
• 1nuerto pero
, nables: irrazonables por conceder tanta imporranci:t a la muerte de un solo
• • ._, '" -':i muerto pero su h
inn1orr::i.l y sus fr:J.ses pern1anececin eternainente con10 ,norma de c~:sr es hombre que sobrevivirá eternan1ente erl sus propias ideas, y no obstante
par:i [Ocios los hoinbres. ucra r::i.zonabies en la medida en que Sócrates, o el mismo Sócrates o la haeccei-
¡1'oJo esto est::í muy bien, pero A.polodoro Crítón Y Fed - dad de Sócrates, es efectivamente irremplazable. Y es precisamente pen-
~r:in_ in_consol_ab!es. p:J.recen ser de otr:J. opi~ión! Es~J llan~~d;~el~ev:r~:~ sando en lo irremplazable cuando el inconsolable llora su triste suen::e, 2 su
consol..1dor.'.l r.no es :J.c1so una rev::incha metafórica . . inconsolable desgn1ci:t: el inconsolable se desespera pensando en el incom-
sobre el lrrep:.irahle duelo que ::i.flíae a los d. - - 1 Y, Htnsteinente impotente parable, en el inimitable, en el irremplazable que desaparece ... También es
• • _ • , • . • <::::> • iscipu os. :iv [an poca relació
entic un -'>OLf-lC1::.;n10 noc1onJ.l v el Sócr-H ,.., J .. . l. n cieno que los discípulos se n.1borizan3 por sus l:ígrimas. Entre los Griegos la
j. . . - - • ' ' t:., e C:.11ne V lUeso Co1no Ja q
1.1;.. se~u.". K:.iru .. entre L1 ide~t Je cien Cderos v cien ,.·,·1
. .. . . ·
) .'>Un..tntc,..,. \u ::.e pueJe contJr p:ira nada con e! S - . , .
.
. ·I ,
-- ero~ re.1 es contantes
.
ue
j vergC1enza ante lo patético está relacionada sin dud:i con el desconocimiento
de lo trágico: en ellos la r:izón n1~nemátic:t no está preparad:J. para com-
no \·oh·cr:i a ser Í:J.l1L.ís
. -- . ., .;
. . , .· . . ocr:.Ites encarnado que
, y cu:--o naun11ento conr1ngenre, cuva aparición histó-
! prender, y ni siquiera para expresar_ las sutiles verdades infinitesimales de
r_i_c.t )~ _enL~r~.:i~1on f:.irni!iar pern1itíeron sin <lud:.I que se re.unieran las cond·- ¡ la unicid::td y de la misrnid:ld; b. irrisoria verdad del hápax personal se les
L1_0'.1cs nece:-i.1nas p:.Ir:.I que en ciena époc~1 ven cierra alde·1 c'e G~ ,· fu I escapa. coino se tes escapa ran1bién la verd:id puntual del instante o del
J1c•1·1 !· 1 ·, 1 el t. J·
, - - \ erc.~t . y uer:.1 ich;.i precisa111en¡e en ]'1 foro ,
· · , recia era
., acontecimiento sen1elf:íctico. P::i.ra el puri~mo dei Fecfón no hay otr:J eterni-
enunció. y rrecis:.11nente en el mo1nento ' 1e 1~1. _en que .':Jocrates la dad que la de la idea, y l:i existencia psicosomática es un sünple episodio a
J- d ' en que ª enuncio. De hecho Ja ver-
.1 , por rnuy verdaJ que se::t, tenía necesidad d S, . . flor de destino. La ecu:J.nitnidad será por tanto la actitud natural del sabio
, . e ocrates no V8. para ser
L"r1 si n11s111~1 la verd~td { y·a que siernore serí:J verdad :J. i ' 1 . ,". . ante el incidente de la muerte. Algo nos dice sin embargo que esa sereni-
[iJo nunc:.i · 1 , . • , ., . .· • L nque no 1uLJ1era ex1s-
. n1ngun :::ioc1 ates), sino par:.i ap~1recer ante !os hombres en la for- dad es fingida y que Platón se esfuerza un poco: si no se esforzarJ. él mismo
n1~ en que la conocemos y para dej:.ir de ser un:.i verdad en en . .
Una :i.segur.Jr que si :.iquel atenien""" d 1 ,· 1 . p J, nadie po-
~ . ,._,,,_. e sigo quinto no hubiese · · -d l 2 fedUn. 117 e (Tu;cri;.
pensan11ento occidental hahría -;eu . 1 1 . . ex1stl o, e .i 117 ~ ( aiaxúvi::oflat J.
. •...... Ull o e in1.-,rno cur.<;o, que el pe::io de la

387
- . 'd d de la duda·7 mientras que el pen-
¿por qué nos iba a recomendar mprir Ev cicpllµÍíf? 4 La e_ufemia es el
teo verbal de Ia- tragedia: ¡puesto:que _no podéis cambiar nada del~desfin. el h~c~o ~~:~c~~e~~::;:r~~·{;:-_: la niuerte, I1_9 ~vit~ ~~l~~ ~l-~e;r _pens~n-
sam1en o, p . . - _._,-~~-.::"tiótfuatién por el pensftffHento ¿no es acJ.so
observad al" menos Ia · c:ompos_tura .en vUestro lenguaje; eviiad dar Una· ·-·~ te sucumba.de_ hecho. La inmo_ ' -_ -~ l deslizamiento del senti-
impresión y ocultad la inde-Cente_ muta_ción desagradable a la vista, la un sofisma de la esperanza b~sa<lo por enter~ ·:n~etáforas al pie de la letra?
nante mutación desagradable al' oído·: :(vaµ~ ... rcA:r¡µµEAolEv! Un leri .. do figurado al enti<lo propio, y que·-se tomla a
s. . , ma"" al pensamii::-hto.
llanc--disimularía· quizás la_ abierta disContinuidad del óbitó; un rostrÜ'.= · l muerte pero a muerte si '--"'- •
-El pensa1niento no mata ª ª. ·.. ::~ . . uello ue no implica
penurbable-contribuiría a desdibujar Ia_ brusqued3:d escandalosa:del aC"; En cierto modo, la injuriosa 111p1ta~;1on t~pues_ta a aq -d -<laq-obre la Ú1fifli.:. .
tecimiento. '_EKlv~Efii, tuvo un estren1e~i_miento: apenas se sospecha, al le ningún lín1ite de tien1pO arroja retroisdpejct1V~lme¡·nte -~~~deu a·q--~ello ~u.e-- e.· 5· Ja
ese pretérito indefinido al final del _Fed_On, que hci pasado algo, que una iiÍ~ . t cierto mo 0 a n1 11 1zac10 -_ _- · -- ,
tu<l del pensam1en o; en . _--_ d da sobre l~ positi-Vid:id de la ·con-
parable desgracia se ha producido y qÚe el sabio ha dejado de existir p;{ , 5 extrail.a a la n::i.da arro¡a ll':°-ª u d
siemp·re.- «No he visto nada._¿Estás segú_~o? ... No he oído nada ... I-Ia sido ta~
rt les· pero todavta mas 1 a muer e
~~:~~:~-Si~ duda la inn1~rtali~,a d _Je. s. m~enpt~~: ~~~ci~~~~~e~~~ t:~~7~7:ulo~
rápido.-.. De repente-. __ ,,s Un"a piadosa y -pudorosa reticencia es el precio de- .- .
ser n10 .ª .' .. , 1 de·-'.eJegir entre el error y la irrisoria an1qu1-
la consolación. ·s¡ esta ataraxia sólo es c_on\·incente j_ medias, es porque sólO 1~1 conc1enc1a de monr eso o p~te, ._:,·: .. d pero entonces est:1 instalada
nos da cuenta de media verdad, dando__por sobrentendida la otra.mitad: la ·, , o esta conciencia continua pensan o,
1;ic1on. n
- ·, . como es e1 caso v co
nlitad ignorada, inexplicable, indigesra-:subsiste como un remordirnientó.0' h· ierte· o esfa en 1o cierto. ' · .
en el error, Y no ay m~ . ' . . muerte confinn:.indo Ja conciencia
un escrlipulo en el fondo de ese fingido optimismo; se hace como si nada: r:tzón. pero entonces de1a Je pensJr. 1a f •l erte no es un objeto
hubiera pasado, pero no se puede hacer que no haya pasado nada. El iri _·." . . . , ··unen te En e ecto a rnu
de morir, la su~r.1n1e Irn:;or~L to aue·. estrangul~ndo al ser pensante, pone
tante, como decíamos, ha sido escan1oteado ... ¡y no obstante se abre pasOf con10 los dernas. es un ob1e \ : .. . . del pensa1niento. ¡L'1 muerte se
La fecunda aporía nace en el hombre con ocasión de una contradicción sU;.:_ punto final y cona por_ lo s_~n~e ern~J~;~;~~que aquí tenen1os el colmo de la
perficial y refutable: pero la insoluble conrradicción que opone la verdad · reYuelve contra la conc1en_c1:i - . l h nor ina's negro: no sólo, como
in1nortal a la nihilización de la persona engendra en nosorros un trastorno . . ., . · ·, , negrJ. que e u1
1n·1s1on, de una 1fns1on mas . L 'f está a merced de una jaqueca,
inconfesable y una desgarradora perplejidad. ensenaba Pascal. el razon:u111ento 1l11ate~n1a ico ced4 de un síncope. Un hombre
La vocación de eternidad del pensamiento es brutalmente desmentida de nsante en o-enera e.c¡ta a iner
sino que e l ser pe ·, o <l d d pendencia parcial y pro-
este modo por la muerte del pensador. La conciencia de morir no inmuni- . · c entra en un esta o e e
que tiene sueno se en u 1 . b'o del mundo, presa Je
za contra la muerte; esta conciencia nesciente_, esta ciencia impotente con- t a su cuerpo· pero e mayor sa J -
\·isiona l con respec 0 · . d ar ·Cómo es posible que
cibe la negación mortal, pero no nos curJ. de la enfermedad física llamada d , oplejía deja par~1 siempre e pens . t. ,
un ataque e ap . . <l d <l Je una congestión cerebl.11?, ¿corno
muerte; no posee el poder mágico y casi n1ilagroso de inmortalizarnos efec- la sabiduría Je !os sabios pue ª1 e_penl ern· ado cor-1zón pueda detenninar
tivamente: porque para tr.tnsfigurar una noción gener:tl en existericía in- .·¡ 1~ ll'.' un·1 ¡1ar-1d:.t de inu.scu o :.trn • . .
1:.'S pos1) e qt • • . <l , ¡Jen-..::.inliento que piensa
mortai, hace tdta algo n1ás que un~t µc-cci~acr1c; tis üAAo yÉvoc;. hace falta una 1 1 . , .. · ~nto orec1sa1nente e ese .,
una para e a e el pLns.un1c.: , . .. . . . ., J·· ·as v descubre los inedias de
trJ.nsub.srztnciación óntica y casi un hechizo. La conciencia de la rnuerte no l o..:.' l·niJos Je1 corazón. L1s insuhc1enc1as car u.c<l. ·, , no es· pos1.ble que
• - , · a. to ·t\TI ·cor , •
es in1nortalizante en el ~enlido en que el ~nnor. según Diotima, es inmorta- cur:lrlas? O dicho Je una f<?nna rnas in gen u l . ch~-'- el mayor especialista
lizante; y por lo demás. lo mismo que el pensan1iento y la voluntad, el amor , . 1 es • r
't"l entennoí Porque es un Je ·
un medico pueu~l _ · . . le la 111isin·J enfennedad
no posee literahnente el poder de vencer ~t la 1nuerte. La conciencia en ge- f ·r - ¡J- 1111 ente en ocasiones l
de L1s artt:_'ri~1s en enna e5 u¡1 ~ ¡· . 1 , z descubra él n1is1110: la enfer-
neral no es un rnedicarnento de nuestra finitud con10 pretende serlo el eli- , cJ" nJo y· ClJ"l;O re111el !O t,l \e ~ ' ¡·
que estJ e-stu t:l ' r _ ,·, ¡·ct· <l d ~la que era especia tsr;i
xir de longc\·íclac!. .. El ho1nhre sigue siendo rnortal a un tie1npo que es cons- - .l su vez 1·1 e::;pcc1a l a e
111eJad de ese 111ec lCO e~ ~ r, ~• • te hast:l que un día una ruptUf:l
ciente de que debe morir, y el pensamiento no le confiere ninguna inmunidad v de la que ahora no es rna~. que un pa~~enbl.en1ente ., ;;:lle ,·nve.stig:lciones.
clandestina. La duda presupone el indudable Cogito del niismo modo que ·- f J f ·t"v:i y m1~erJ. J '--'-
" .__

de Jneurisn1a pongtt tn e 1n1 <l1 H. , 'r'ltes ]1ahiendo curaJo a una grdn


la idea de la muerre presupone el pen.sanlien[o inrnorral: pero el Cugilo, por r 1
:-.Iarco Aure to <? rep1 e .1 I ,
't ' nenu o·"
. ."
1poc..... .
1
f, mo y muere: los astrólogos que
cantidad Je entermos. cae el mismo en er
~ 117 d.
5 Pelféas et Jfélisande. V, 2 . "!11. _-'\.?.: !\". 1K< ... rróo-otin:rpo\.ii1toi:c0v~;.:uotl.

.388
predicen orgL;!losamente !a muere a los demás, n1orirán como ¡0 d ·_ii~ sobrevenirle de un mo1nento a otro; ¡pero no se lo cree por mucho que lo
l·¡ · ' d s emas '
' sobre él esa misma
_i_os?ios q_ue ebatcn sobre l:.1 inrr1orr::ilidad morir5.n como ¡05 demás.'-;'-- diga!, ¡no cree realmente que la muerte pueda abatirse
dcsrino , rnas_hurnill::inte _ par:i la dionidad
:;. del pens::imiento'- 1.nmarga .' b ur¡-a!7 noche! A la inconsciencia relativa de este enfermo podría· co1npararse la del
cre:1uor
- _ esrJ.
. sorne[1do a Lts leves
· biológicas naturales cuy·a \' ocac1on co -
- . -- condenado a muene convencido de que le van a indultar: sin ernbargo todo
s1ste precis:.irnenre en sobrep:lsar Goet.he murió h"ce tiem
., " ._ , _. . · ~ . po, pero no a ·
¡ --"'- el mundo sabe en la cárcel que la ejecución tendrá lugar mañana; únicamen-
1
mera- oel ¡..1rdtn bot:ln1co de P::idua a cuv:J. sorr1bra medi'taba sob ¡ -,:; te él no sabe nada, 'y ul ve~ esté incluso haciendo proyectos para el futuro.
. ~ , reameta
rnorfosis: (joethe. es decir, !::i conciencia de la p;:iln1era, no existe, perO li~ Una admirable escena de Nlaeterlinck, Interior, confronta la inconsciencia
paln:era de ~:1duJ. resiste b:1st::inte bien. La reflexión que, guardando las df con la conciencia de esta inconsciencia, del mismo modo que confrontamos
t:lncia.s,
. ,. .~ __con¡uraba
_ _ la, n3da de. la n:ida ' es :.i su vez anulada - - y sin - b
em argo
' la conciencia de la muerte con la rnuerre de! ser consciente; pero de lo que
l.i re1 1ex ion no es n.1da. Cog1to, ergo surn: oorque el .E,;;e es todo po '( -dacL-'· se trata aquí es de la muen:e de un prójimo y no ya de la muerte-propia:-por
p· · j · " S! IV!
it..·ns~. uego e_y1sto, y punto. El no-ser de ese ser no est:í en absoluto corii'- un lado la familia reunida, ignorando todavía la noticia de la muerte; pasa
prendido en la p.erfecta p!enituJ óntic1 dcJ :J.CtO de pensar· eJ C ·1 h ' la velada tranquih11nente a la luz de un:J. limpara, en la inconsciencia, la des-
. . . • ·- • • , ogiono ace
en J• 1\'>O!uto " ,
alus1on

:.i l::i ces:.ic1on de e'ie s.... ~ 1
• _ _. •
l\ í.,J·
:
_..._,_ i-..¡... 1e 0
• ·ra' n
1
. ·
unca: ¡ptenso, uego ¡ preocupación y la .ignor;1ncía más completas ele la terrible. desgracia que ya
1
rnuero.
.
Sr L1 pctln1er:i 1nconsc1ente puede sobrevi,·ir a]aunos 0 -
. . . v nos :i ¡ ser cons..,-- ha tenido lugar; al otro lado de la ventana, en la impenetrable noche, el
crente, la conc1enc1:1, en c:i.mhio, sobrevivj¡j toda la eternidad a la palmera.-!. Extranjero, el ángel de h.t muerte, el diligente Mensajero, portador de la fu-
inconscicncc. nesta noticia que destnlirá en un instante esa felicidad familiar, se pregunta

:~r:.- có1no va a anunciar la desgrJ.cia a los inconscientes: "No saben que otros les
est:ín observando ... Y yo sé algo, una minúscula verdad, que ellos no saben
,.f_ Fuern _ve/entro. La sohreconciencia englohnnte _V la inocencia englobad::~-~-:,·;!} todavía ... •. Y en efecto, la sobreconciencia, el ángel de la muerte, sabe algo
que la serni-nesciencia no sabe. ¿Confesará su secreto?, ¿cómo lo hará?,
Co_~,,~~1 -~nfinita agilid::id el
pen.::in1iento ton1:1 concienciJ de !a n1uene y, :~~~-~ ¿cómo despabilará a la bienaventurada despreocupación? i'viedio incons-
Pº'. .teto, _la :tbarca en su coniunto: pero, :i! seré! inismo el pensamien-
t.:-;e: -~.4.~~ ciente, el condenado cree estar bien informado porque conoce, en general,
.- · - d ·
. .. . de. un ser pensante n1ort·d
,to _a1111orr::i.! nicrde esa
~ . . . . po s1c1on 01111nante y es · ·-. -- la esencia n1ortal ele las criaturas: pero m:ís bien es una marioneta del des-
.t su\ ez don11nado por aqucllo que Jo1nin:i o (p::ir:::i urilizar orras metáforas) ---~,k tino; y aquí es la muerte la que sugestiona y maneja los hilos de la semicons--
englo!~1ad~1 po1r :iquelio que eng!ob::: t1 conciencia de Ja muerte est:í ella mis- ../.~.~- ~.~·~.·-.i.::·'; .. ciencia.
ma roue:1ua ce niuerte. inmers:J. en 1:1 rnuenc: se mueve en la muerte· vive :.o:-~- Esta paradoja de una conciencia englobada por aquello que ella engloba
en 1:1 n1uerte. El hoinbre [r:tnsciende !:1 rnuerte. y al niiso 1o tien1po p~rma- ~ no caracteriza únicamente a la equlvoca situación del hon1bre en el a prio-
nl'ce clcntro de t:'.'<t _inuerte: estj ~1 b \·ez fuer:t y dentro: y por tanto está den- ri n1on:ii: física1nente, el hombre es arrastrado. con todas las cosas intra-mun-
r_ro: ;.-,(\hrL' rodo e;-;r:i Jcnrro~ Lo L'nµ!uh:tnre engloh~1Jo acaba finalinenre por c.L1nas, por el 1novi1niento gener,1! de la TierrJ; incluido. como todos los habi-
"l'f c:ng!nh:td(J ... f)1..'sdt..: e:'! n1nn1L·nru t'l1 que _-;u rr:1n.'icendencia no es ura 1 tantes del planeta. en la aln1ósfera terrestre; in1nanente, corno todos los
su tLlll-"CL·ndc:nci:t es una rnort:d in1n:1nenci:L El .ser pen:-;ance. inniort~l e~
t~nto _que t..:s pens:tn[e. rnorral en r:inro que es un ser. es fina!rnenre mortal.
't 1.:·..... r:• tJn hiL·n L'n~!ohado por su rnucTrl' qut' inclus¿ cuando adopta sobre
e!L1 un punto de \·1sr:1 rr~1nscenLk·nr(.:. es. co 1110 !Jeinns pocliclo \·er. p:tr:i ver-
l
!
cuerpos. al campo ele gravecl;ic.L '{ al misrno tien1po el m:Jternático sigue
siendo capaz ele detennin:J.r su posición en el uni\'erso, c:ipaz de calcular,
en anos luz, la clist:tncia ele los planetas y de las estrellas, capaz de conce-
bir el inilnaginable polvo de l:is galaxias. capaz de pensar al infinito. Sobre
·"~ 1..·n\.L'fL'cc..·r: lo que h~1 siJo vivido nu quec.L1 por vivir mis que en el iluso- esta di::;pariclad de la imaginación y de la razón se sabe que Kant fundaba
rio pres~nté Je !a de.spreocupación: sin e111h:1 1go !os despreocupados mue-
ren !o !il!Sl1lO que !o:.; rreocupados. ;inL-lLi . . . o ~lO[t'.'>'. El hotnhre sobreconsciente
¡
l 1
el senrüniento ele lo sublime. Sea corno fuere, !:l reciprocidad de la inma-
nencia y de la trJ.scendencia no es aquí fuente ele confusión, sino de relati-
~1hru111~1_do por la n1utTte. por n1ucho que: ronie concienci:.I de la necesidad vidad: es por tanto una relación inteligible. Sin embargo, \:l in1nJ.nencia en
Ue tnt~nr en ~ener:il, perm:inece. :1nte su propia n1uerre, relativamente in- este c::iso no tiene nada ele irremediable. puesto que el hombre, sobrecar-
co~s~·1enre. Se ~1~e1nej:1 :i un enfen110 del L'Or~tzón di:.·-;J 1 ~1 ucia<lo por todos los gado por e! peso ele la gr:J.vedad, puede en determinadas condiciones es-
n1ed1cos: (.:! c.~ntern10 .'iahe ;.: repik» no sin lninior. que .'iu inuerre puede capar a la gravedad terrestre. Y por otra parte la inmanencia se refiere

391
'~<-:exclusivamente al dominio del hombre. En el caso de la.muerte, por-~f es ella misma una transcendencia precaria: pues haría f~lta que la muerte ,
;~-'.·:'· trario, la inmanertcia es a la vez inevitable .Y total; prime_ro es un dci · fuera, a semej~nza del cielo estrella_c:fo o de la ley__0f!I~ral, un ~~jeto· límpido~
--é--'-_'jneluctable que ningún progreso -técnico podría modificar: y luego- eS'1~
nuestro ser el que esti sumido en la muerre: la muerte es el campo de ;<,
vedad de nuestra razón y el a priori íntimo de todo pensarniento; e~": 5. TriunjO de la muert,e. La muerte_todopoderosa.
?'; p:tlabr:i, es nuestra condición de criaturas: en absoluto una limita ció~·'<
lateral, sino una finitud óntica. -Al_guien dirá que.esta ambigüedad es i~ """- ·Quién en definitiva tendrá!~. últir:na palabra?, ¿el pensarm.·ento o la muerte?,
ma· a111bigüedad de_ nu~stra sitU~ción mo_ral: el hombre que cumple-~on_-­ ·ld ironíd racioOal qu~ trivializ~- .el i~cidente de la muerte, o la burla mortal''·
deber, co1no el filó-?ofo de la __ muerte, esti dentro y. fuera; el sujeto agen~e­ ~ue toma'la -tevini:ha sobre-la ironía?, ¿la sonrisa de la ironía que se toma
pensante. en cuanto pensante, pasa por encima del de"ber; pero en Ja ~e con humor la tragedia, o la burla trágica que pone en ridículo al sabio?~ ¿el ·
di da en que es sujetO agentei es d~cir, está comprometido c6n Ja- acción, -' - humor -o el sarcasmo? ¿la fuerte.debilidad, o la débil fórtaleza? El pensarruen-
el deber por el contrario lo que pasa por encima de _él; el deber .incumb- - to pie~sa más allá de la muerte, a la que sin e1nbargo no sobrevive y de la
también al elocuente teórico que lo predica; .¡aquel que habla no está d~-~ que depende virtualmente, es decir, mortalmente. Piensa en ·este- mundo . el
pensado de actuar bajo pretexto de lo bien que habla! El imperativo ufii' más allá de la muerte, ¡pero no sigue pensando después de la muerte!
versal es i1nperativo para todos los hombres, ·moralistas incluidos; el imp"é El ser pensante no tiene- ningún ascendente sobre aquello sin lo cual ni
rarivo no se suspende con10 un favor especial en beneficio del predicado~-; siquiera sería capaz de pensar. El pen:amiento piensa al infi~üro, Y la ~olun­
¿en non1bre de qué,. aquel que tiene la n1isión de aconsejarla a los dem~ tad, por su parte, puede querer al infinito; pero el pensamiento no supera
iba 3. estar exento del cumplimiento de esa n1isma ley v:ilida para todos?i• físicamente a la muerte) y la voluntad, por su parte, no puede querer lo
¿en virtud <le qué injustificable privilegio? Desde el mornento en que todoS-, imposible. El pensamiento toma conciencia de la muerte hasta el ·penúlti-
los ho1nbres están concernidos, tan1bién rne concierne a rní. No es necesá~· mo instante inclusive; pero en el instante suprerno el ser pensante muere, Y
rio ningún silogismo ni ningun;i deducción par.i que cada sujeto agente-pen- el pensamiento, al mismo tiempo, deja de pensar; después de h:ber pen-
sante experiinente inmediatamente en sí 111is1no la interferencia de la teoría sado la muerte toda su vida, el pensador muere él mismo un buen d1a cuando
Y de la prictica. El deber, co1no la muerte, es a la vez englobante y probie- le llega la hora. Otros, es cierto, le su.cederán: -0tro~ __pe~sa?n .la muerte _en
m:J.tíco: h:.i llegado el 1nomento de decirlo - ¡el uno no r:ne evita la otra! Se lugar del difunto: pero su supervivencia y la renovac1on 1ndefiruda de la v1~
puede al n1isn10 tien1po tener conciencia del deber y deber cumplir uno mis- no hacen m:ís comprensible la nihilización de un ser pensante. ¿De que
n10 su deber; los sabios que piensan en la obligación no est::ín menos obli-
siive haber pensado la muerte durante toda la vida. para sucumbir en el
gados ellos 1nismos: los sabios, en esto, estin bajo la mistna bandera que último momento? El último minuto lo vuelve a cuestionar todo: ¡esperad por
los hotnhres de rango, los veteranos del iinperativo categórico. y Jos solda- tanto al último 1ninuto J.nte~ de pronunciaros! Porque el que cuenta es el úl-
do." dt:" :il..'gunUa clase de I-.1 oblig~1ción 1noctl. 'Aquel que da Lt cara con el rilno instante. el único que es decisivo y serio, el único que puede cambiar
ejen1p!o. resueh·e con ese n1isn10 gesto el ci.-;n1a entre la acción y Ia con- cotahnente el sentido de nuestr..1s relaciones con la mueri:e, hacer del :.1 pos-
ten1plación. ¿i\u es estJ, la m:inera 1nás convincente de tun1arse el deber en teriori un a priori, y convenir la superioridad en inferioridad. ¿Qué pe~o tie-
serio~ - ¡;\lucho n1ás agud:1 es l:.i contradicción que opone la 1nuen:e a la con- ne una vida entera, desde su prin1er momento hasta el penúltimo, s1 es el
ciencia y Lis obliga a negarse b. una a Ja orra! La n1uerte su:-;pende por enci- 1 últinio el que sella definitivarnente y para toda la eternidad nuestro. d~stino?
n1a del .'ier la e:;pada del no-ser: y lo que esr~í en juego es 1,_•l todo-o-nada de i Admitir que la 1nuerte es p:tra el pensamiento de la muerte un a pnon hasta
e.se ser; inn1:1nencia aquí no quiere decir subordinación a la ley, inmanen- el artíct~lo penúltimo, aquel que precede irunediatamence al gran salto, pero
cia :lquí significa nada. La conciencia. hipotecada por la n1uerte futura que no más allá, -es por tanto una ironía ligeramente amarga: admitir que el hom-
acecha al ser consciente, parece ell:.i niisn1a un poco meno.s con.scienre. Ade- bre es siempre mis fuerte que Ja rnuerte. salvo e~ el mom.ento s~premo, es
111:1s el deber. :.iunque englobe al ser 111ortal, deja intacta su libertad. e in- admitir que es más débil. Petr..i.rc1. en sus Tn"unji1 nos muestra c~n10 Laura,
cluso sólo es obligatorio con esa condición. ¿Y hace falta recordar que la 0
la Castidad, triunfa sobre el amor, y después cómo la muerte triunfa sobre
muerte no es una obligación, sino una necesi<lad? La inmanencia del ser vivo Laura. ~'\unque es Dios, es cierto. el que en Petr.irca tiene la última palabra ...
inrnerso en la muerte es un duro desrino. Pero !a conciencia de la muerte Sin einhargo s¡lbemos el pJpel que juega el tema del "triunfo de la muerte"
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en la iconografía rnediei:J.!:7 ante la muerte rriunfante, todopodero.S·~­ todo se resuelve siempre gracias ::il tiempo que resuelve las dificultades y
venciblc, se inclinan papas y en1perJ.dores. eles nudos y desarmados; un h.· pacifica los debates, todo excepto la muerre que no se resuelve jamás. jTodo
bre fue11e enclH:'.:ntr:1 sien1pre ;.i Jlguien rnás fuerte que él, pero la mu ic::iba necesariamente mal, incluso lo que mejor sale! Un optimismo que ha
on1nipoterHe es n1ás fuen:e que todo: es e! lín1üe supremo y el superla · sido optimista durante toda su vida excepto en el último mon1ento de esa
de la fuerz::.t, el rey de reyes, el vencedor de [üdos los vencedores; venc vida ¿no representa acaso el más desesperado de los pesimismos? Esa peque-· -
dores 'l vencidos, a todos pone de acuerdo, pues todos son iguales·é-[i--: ñísima excepción, sólo porque tiene lugar en el momento supremo, c::imbia
presenci:.i. La Danza efe los rnztertos de Kas par i'vleglinger que adorná~~ nuestra sueI1e completamente. ¡Había que haber empezado por ahí! La muerre
puen[c de los 1no!inos en Lucerna nos represent::i. a la rnacabra triunfadoci personal es en cierto modo la inversión de la duda cartesiana; en Descarres
arr:1strando al obispo y al duque, al soldado y al sabio, al pintor y al escultc::;< todo está perdido, salvo el pensamiento indudable; y ahora por el contrario
al :::irn:Hlte j' :J. l:i esposa ... Contra ella los remedios del médico y el dinei~ todo está, gracias a la sobreconciencia, a salvo del naufragio, todo salvo pre-
del banquero no pueden nada. LJ. muerre es por tanto para las cria-turas iri~' cisamente lo esencial. .. La conciencia no es la más fuerte, pero es casi la
finitJ.rnente n1ás que un:.i. flaqueza evitable: la muerte es ta fl1queza inevi~_:, 1
nás fuerte ~ porque se trat::t de un único instante de inconsciencia. de un
ble y universa! de [odos los fuertes sin excepción; contra todos los fraca;o -- desmayo infinitesimal y de una minúscula distracción del pensamiento. ¡Ape-
1/ derror:is de !a existencia uno puede revelarse·, ;y una batalla perdida no es nas un abrir y cerrar de ojos! La conciencia está a salvo, pero en c::imbio el
sien1pre un::i guerra perdiciJ.! Pero contr:.i. ]J. muerre es inútil revelarse - ser consciente ya no está.
\'icrorias provisionales y !as derrotas re!:.Hiv~Ls de la continuación desembo:..~=-
c~in en es~1 derrota absolut:.i. y definiti\·a que es la tern1inación. La muerre,:-ai_
estJr n1ás aUi de nuestros poderes. pone los lín1ites a tocia técnica; la muerte· 6. La rnuerte es 1nás Jue11e que el pensamiento; el pensan1iento
es aquello contra lo que la técnic::i. es i111potente; nuestros procedimientoS-': es 1nás fuerte que la rnuerte.
Et~r~1péuticos pueden mejorarnos rnucho la salud y prolongar !a vida huma_--·
na; pero l:t 1nuerre es l::i enfermedad que ningún remedio curará, que nin- Si hay que creer a los n1acabros, y con la condición de ignorar las pro-
guna 1nedicina vencer:i. Lo incurJble absoluto. Al final ele sus Cantos y dan---"~: :e-o::,· j 111esas sobrenaturales representadas en i\1eglinger por la profecía de Eze-
zos de fa 1nuerte, ,\1oussorgsh:i y su poe[a Ars2ne Golenichtchev-KoutousoV ·.-,.;::_.;,:. ·i· quiel anunciando la resun·ección de los muerros y el Juicio final, la muerte
nos rerresentan ::i. ta n1uerre coino un genero! irresistible y todopoderoso,'-·.::~, tendrí:.i. efectivamente la úlrim::i. palabra: sólo el Juicio final será más final que
un e111peraclor del no-ser, un generalísirno ele la nada cuyo infinito poder .~ ,~-~ _:·k.=~-~-~ ~ esa palabra final de la muerte. ¿Pero quién sabe si la conciencia encarn::ida
destructor !1npone silencío a todas las cosas finitas para tod::i. la eternidad. ;~ en una "tnismidad no tiene a su vez esa última palabra? Esa sería entonces la
Poder absoluto o (lo que es lo 1nis1110) victoria de última hora, inv~cibi- ~'J--1f!~ última fY.!labra de la Ciltí1na frase. El círculo vicioso. la ambigüedad. es decir,
lid:1d de !::J. n1uerre o triunfo fin~1! ele !a n1uerte en el Jrtículo supremo nos l el regi111en de la doble vercL1d de los con[r:_irios. nos sugiere 1n;ís bien esto:
in1riden rens:ir en !a rnuerte a fondo. El cleh:tte ele la !ibert::id y de !a nece- i la 1nuerre '/ L1 conciencia tienen una y otra ia l!!ti1n~1 palahf:l. la cual (!o que
sid:id es efecriv·,11nence un deb~1te
ínfiniro. :-;i bien es cierro que en todo mo- ~ \·iene a ser lo 1nis1no) es sil:'1npre la penliltin1~t. Lt conciencia prevalece .:-;obre
n1ento !a liberG1d se dispone en ta lcg:t!id:td de un cletern1inisn10 inás ::i.mplio, · -- jl la n1uerte con10 la 1nuene prevali:ce sobre !a conciencia. El pen.sa1niento
que en todo n101nento el derenninisn10 se encuentra clesb:.i.rarado por el tiene conciencia de la supresión total. pero él rnismo sucu1nhe a esa surre-
c:1pr!cho de un:1 opción i1npre\·isib!e.. Pero el deb:.He de la sobreconcien- sión. que piensa. y que no obstante pensarl::i lo supritne. O recíprocan1ente:
cl~1 }' de !a inuerte no es un delxire infiniro: porque !a sobreconciencia no sucu1nbi: a la supresión. ). a pesar de ello L1 piensa. La potencia de todo
c::st:i 1nás a{Lí de la 111uene 1nás que en e! ú!ti1no n1omento exclusivamente; concebir. ell::i n1isn1a inconcebible, se encuentra desannada ante su propia
en ei cincuent::t y nueve segundo clel cincuenra y nueve minuto de la oncea- terminación también inconcebible, ante su impenetrable aniquila1niento: y
v~1 hura !as relaciones c::imbian r:.i.dic:i.lrnente en un ahrir v cerrar de ojos· en sin ernbargo acusa y denunciJ e! e:-:;c5ndalo y protest::i contra éL ¡Ins()fuble
el liltiino insrante de! último n101nento !a sobreconciencia ~e encuentra en~lo- es en verdad el. choque de estos Jos indecibles! Sabe que es 1norral, la caña
b:.i.da par~1 sle111pre por ::iquello que ella englobaba siempre. De este modo pensanre; y aiiadimos :.i.l punto: no por eso moriri menos. Y he :.i.quí que
hemos vuelto a nuestro punto de parrida: muere. pero sabe que muere: el
7
C. Gut:rrv. Le Thl!nw du • Tnomphf' de fa mnrt· dons fa pénlure itt1lienne. P:iri:s. 1950. círculo se cierra. y nos voh·einos a encontr::ir con la tesis cartesiana de Pascal.
Lo UI?O remite a lo otro, y al revés, hasta el infinito. Como un columPio el hecl"\o brutal y drástico. de la muen:e sigue siendo ilegítimo. Por eso la
va y viene. Esta reciprocidad contradictoria es una ley general que la ventaja de la .conciencia no es t_ot_almente aniquilada_ por la muerte: una em-
''"'~'ih',, salidad circular viene timbién a -confiimar: lo mismo que la libertad pré bolia hace fracasar el desarrollo -de_ _Un gran ·pensamiento, pero el pensamiento
lece sobre la ne:esidad y la necesidad sobre 1a libertad, el perdón sobre sobrevive a la embolia. mienrras que el ser pensante sucumbe a ella. Y es
mal y el mal sobre el perdón, la voluntad resuelta sobre la tentación irt~,. que una alternativa inevitable nos impide gozar de todas las ventajas a la
tible, y la tentación irresistible (con sus irreversibles cons!ecuencias) so:_·;. vez. En la filosofía de Pascal, por ejemplo, el hombre y el universo se re-
una voluntad a pesar de todo ine..1:pugnable, así el pensamiento y l~ mueJ~ parten los papeles que sólo Dios pu_ede acurnular: el universo tiene una fu~r­
considerados cada uno respectivamente; prevalecen el uno sobre la otra>Ya·. za que ignora, pero:a{~s,re:;-.uw:::-~~.--ef:-=:z; _el-hombre pensante,-~n
no s~ puede seguir hablando de la superioridad unilateral de un venced~·'~·:. cambio, conoce_ría su fuerza si él fuera el más fuerte;· pero _siendo_ como ·-es
que sólo sea vencedor sobre un_vencido que sólo sea vencido. La-parad¿'j· débil, sólo tiene conciencia-de su debilidad y de sus límites, del mismo modo
de la reciprocidad circular no se refiere.·ni a una alternancia, ni a Una inver.'.:'\ que Sócrates sólo es consciente de su nesciencia: incapaz de acumular cien-
sión dialéctica de los primeros y de Jos últimos que haría finalmente del ven~ cia y conciencia, será por tanto consciente ... consciente ¡ay! de su ignorancia,
cedor. un vencido y del vencido un vencedor: la irónica revancha de la .con..:.:. y será rgnorante, gracias a Dios, de la conciencia de ignorar. El morral co-
ciencia sobre la muerte que ella piensa. el irrisorio triunfo de la muerte sobre-· noce su límite, y gracias a ese conocintiento lo transciendes pero sin dejar .
la concienci~_que ella mata, representarían unilateralmente una última pala':":. de estar limitado; la conciencia de morir es su tabla de salvación. ¿Qué es
bra y un triu'nfo definitivo, el de la conciencia indestn1ctible o el de la muerre-,.-:.-.,¿=: ;: 111ejor, una fuerza sin conciencia o una conc~encia sin fuerza? En resumidas
invencible. No, de lo que se trata a partir de ahora es de una reciprocidad~~ cuentas, no hay última palabra. León Brunschvicg, meditando sobre un escrito
completamente contradictoria. A•.sí el amor y la muerte son cada uno verl~­ de Georges Simeón,9 habla en términos admirables de una intemporalidad
cedor y vencido, superior e inferior al inismo tiempo. ¡Omnipotencia contra\ del acto espirüual: la sabiduría spinozista, para la cual la muerte no cuenta,
omnipotencia! ¡Debate más qúe con1bate! En efecto, este debate no es en- encuentra gracias a Brunschvicg su sentido más sliblime. Pero la queja de
absoluto un combate singular, en que las fuerzas estarían distribuidas por . Gabriel Nlarcel no está menos justificada. Decíamos de la caña consciente:
igual entre las dos partes, c_omo tampoco es un indeciso duelo en que los ¡Y sin embargo muere. Cuando se trata de arbitrar el debate entre el pen-
participantes se neutralizarían ·el uno al otro: se trata de un debate equívoco samiento y-1-a -m_;.-.erte, todo el mundo tiene razón, y nadie tiene razón uni-
e ir-.Jinito que ·deSde ~oda la ét'e-tnidad hace que prevalezca la muerte sobre lateralmente. ¡No, no hay última palabra!
la conciencia y.]a_ ._ C(JfÍciencia -s·cibre 1::1 muerte. Esta irracional reciproci- Esta doble contradicción de una muerte a la vez englobada y englobante,
dad. engendr.ando· una desgarf:id?ra e insoluble tensión ¿no viene a expre- de una conciencia a la vez englobante y englobada tiene que ver con la
sar el Carácter esporádico· de do.S e'idencias separadas? Por eso Prevalecer naturaleza ambigua del ser pensante: si el ser pensante fuera un pensamiento
no tiene el mismo sentido en los dos casos: estas dos preponderancias sin ser. un pensamiento puro, una esencia inexistente, conte1nplaría y juz-
incomparahles y contradictorias, oponiéndose como dos absolutos, son radi- garía a la 111uerte con10 un espectador irnparcial; si fuera un ser _sin pen-
c:llmenEe disin1étricas: no son del 1nis1110 orden, ni estjn en el mismo plano, san1iento. un autóinat:_i inconsciente. estaría hundido hasta las cejas en la
y no tienen preponderancia la una sobre la otra desde el 1nismo punto de n1uerre y se entregaría, cuando le llegara el día, con arrnas y bagajes. En el
vista. La preponderancia del pensa1niento es racional mientrds que la de la primer ca.so un espectador que no es más que espectador, un_ espectador no
n1uerre es física: la preponderancia ideal de la conciencia no tiene efecto concernido: en el segundo. un naufragio total. Sin embargo, el .ser pensante,
ninguno sobre la prolongación de 1:1 vida: y viceversa la de la muerte no el pensatniento hecho persona es paradójic::unente las dos cosas a la vez: a
tiene efecto sobre el pensa1niento y no hace_ de la nihilización algo menos la vez libre y comprometido; a la vez espectador en las gradas y actor en la
absurdo, sino que anula de hecho la existencia del ser pensante. El pen- arena - actor o mejor aún agente. pues el actor representa la acción pero
samiento ignora el paso del tiempo. y la rnuerte no significa nada para él; no esti seriamente con1pro1netido en ella: e incluso agente a secas, si el
es fisic1n1ente ineficaz e incapaz de sah·ar de la n1uerte al organismo pensan-
te, incapaz de inmortalizar al morral: y al revés, la muerte es invencible, pero
~ Georg Simmd, Die Transzendenz des Lehens {Lebesanschauung, 1).
su poder absoluto es sólo una superiorid:J.d ciega y sin rransparencia. sin ver- ') ·De fa vraie et de la fausse coni•erc;tón-. pp. I 5.:i-155. Cf. Revue de ;Wétaphysique et de J1orale,
dad racional. Ya que si la pro(esta de L1 conciencia sigue siendo pl::itónica, 1929.

396 397
:.igente rnor.ll es ::iquel que a la vez conten1pla y acrúq. E1 hombre e~fi su agonía, su soledad, el ser pensante se convierte en un pobre hombre. Por
tanto :J. la vez deruro de:- l::i. muerte y fuer:i de ella: pues la concr::i.dicció el espacio. el universo con1prencle y engulle la conciencia; por el pensamien-
dentro '.i de! fuera. del misrno rnodo que regula inco1nprensiblemente l · to,- es esa noble conciencia la que comprende el universo, to en el doble
bcione.s del cuerpo con el :.i.ln1a, regu!a las de la muerte con la concie sentido de co1nprender y de intelligere. El hombre, encarnado el misterio
Cna de las [esis esenciales de:-! Tratado de metajlsica de jean \Vahl se· de lo absoluto-relativo ¿no es acaso una especie de semidiós? Esta mismidad
cuc:-ntr:t ::iquí confirmada: transcendencia e inmanencia remüen la urii."i abocada a la muerte, y que protesta sin ernbargo en nombre de su vocación
otra bíiatc:-raln1ente. Para en1plear aquí la terminología de Gabriel .l\.Jarc~l·,;; sobrenatural contra el escándalo de la cesación, la llJ.marnos la verdad eter-
rnfsferio no consiente c:-n pl:.inte::irse totalmente con10 problema, pero el J; no-niortal. A mitad de can1íno de una super-conciencia todo-pensante que
blerna rehuye diluirse completamente en un misten·a. El pensamiento qu:- la muerte ni siquiera rozaría y de una inconsciencia inocente abrumada por
picns:.i la rnuerte proh!enuiticamente está nzisten·asamente en\!Uelto en··º el destino y condenada a rnuerte sin saberlo, hay sitio para un pensantiento
objeto de su especulación. En tanto que transcenden(e. la sobreconcien _., preocupado: esr.a preocup.:J.ción es h preocupación de la seml-sobreconciencia,
apen:lS roza ese objeto; en tanto que inmanente e incrustado en la carne~ de la conciencia desdichada llevando a cabo su mortal eternidad, la preocu-
está ¡nortaln1ente concernida por é!. En el dolor incluso la sobreconcienciá pación del ser-pensante que, con una vocación infinita, pasa por encima de
esr:i siendo concernido.: con el dolor la sobreconcíencia n1antiene una re ~ una carrer..i li1nüada, la preocupación en fin·de la verdad pensante enc3.r-
ción si no rnlsteriosa. ::i.i 1nenos ·misteriológic::i•. Pero entonces se trata de u nada en una mónada. Es L1 preocupación de la positividad interiormente ne-
eng!oh:irniento rarcial que no sie1npre nos itnpide. a costa de una cruel aS: a::ich v el connento ele la conciencia interíorn1ente contradicha.
Alt~rnativarnente el pensan1íento pasa por encin1a del accidente de la
0
ce.sis. con(ínuar pensando ... T:.u11bién es posib!e. segUn Pascal. hacer un buefi.
uso de bs en.fennedades. Pero no hay ningCrn uso de la muerre, aunque sólo'. muerte y se desliza, sin co1nprencledo, sobre un n1i.S:terio que es la nada de
fuera porque el uso y L1 ascesis suponen al menos la continuación del nuestro ser y la nacl:i de nuestro todo: el misterioso contorno clel problen1a
)' porque la n1uene, co11anJo por lo sano la existencia en general, no nos ~ eso es lo ünpensable por lo que nuestro pensamiento queda reducido al
ck:j:.i siquiera e! tie1npo de sufrir. ~Vlisteriost1 y sin ernbargo proble1nática, la sí!encio. Estamos por tanro n1uy lejos ele no saber nada sobre nuestra muerce:
niuene es el n1Ísterioso problen1a al que falta siempre una determinación conocen1os su Quocldidad ignorando hasta nueva orden el Cuándo, el Dónde
para poder ser realn1en[e un objeto cie pens::unlento; o lo que es lo mismo: y c.l Cómo de ese Qiiod: de n1oclo que disponernos de los n1eclios de plan-
la 1nuenc es e! rnisterio problein:í.tico del que nuestro pensanüento está to- tear el problema, pero no de resolverlo; pues la solución responde ::t la pre-
n1:.indo conrinua1nente conciencia. Ll 1nuerce es casi lnteligibte. pero hay en gunta ¿Que? "S:.ibe que ha ele n1orir", la caña pensante de Pascal: precisamente
el!a un no se s:.ibe qué 3.mbiental. un residuo irreductible que basta para ha- sabe que. pero no sabe por adelantado cuándo, ni clóncle, ni cómo morir5.;
cerla in:tsequible. Lo inasequible. !o in:Jgotab!e. lo insoncl::i.ble de la muerce ignora la fecha. el lugar y la naturaleza de su enfermedad; sabe que ha de
requicn.:• dr.: no.'iotros un:i necesi<.bd in.saciable de profunJiz:.tr 4ue es en cier- 1norir como sabemos. sien1pre según Pascal, que hay un infinito o un Dios
to n1odn nue.'itr:t n1:.da conciencia. Tenen10:-; :-;obre Li 1nuene e! punto de vis- 1 sin saber c¡ué es ese Dio,..; o ese infinito. Je! 1nisn10 1nodo que "el corazón
tJ del ~'-"f)t:'lt:ldor. y estJn10....; sin e:nh:irgo innier."">os en eiLt corno en un des- 1 siente" (jlfl.! h:ty tres di1nen...;iones en el e.-;paciol l sin s::iber nada de su natu-
[ino ,.-:1rcnte de rersp~cti\·a: el cenrro es¡:'! en todas parces y la circunferencia j raleza. El hon1bre no se concibe a sí 1nis1nu ni siquiera con10 nzori.turus. si-
en ninguna. L~1 muerte es por t:lruo a la vez objeliva v trágica. Si la con- 'j no si1np!en1ente con10 tnurtali~~ no se ve en trance ele n1uerte, ::iunque se
ciencia tuer:1 totaln1ente :1jena a la 1nLk'Tte. l:t n1uene set:ía u~ ob¡c:-ro natural reconozca susceptible de 1norir en general. en una fecha incleterniin:ida. tnás
Jl:" Lt c-xperiencia. un curio."io ohjero. pero un objeto. o un concepto para re- tarde o quizás nunca. a las calendas griega:;, en cualquier caso no ahora;
flc:xiun:tr. un objeto entre otros. un concerro entn: o¡ros, un proh!e1na como porque la rnuerte-propia nunca es inrninente; el hombre no vive la rnuerte-
lo.s de1njs. Pero la n1uene. :.idn1iüendo incluso que no nihilice al pensamiento, propia co1no se vive el futuro de una futurición concreta. únicamente con-
suprin1e !:J exi.stenct:.i person~1l y p.sicoso1n~üic1 del ser pensanre. Esta aboli- cibe b. posibiliclacl universa! y abstr~1cta ele la rnuerte y, incluida en esa posi-
cic"Jn de [oJa !a persona es el inisrerio engloh:uHc por excelencia. bilidad, su propia n1orcalicltd: se sabe mortal, pero hablando con propieclacl
;_E:s por tanto superior o inferior a la muerte. este ser intermedio que se
ll:.i111:.i. hornbre? Por su dignidad el ángel-demonio pasca!í:.ino vence a aquello !O Pasc1l. Pr.>nsi!es. VI. fr. :-\-11'. \' b not::i. de León Brunschvicg.
que lo rn:.ita. y que no sahe siquier:i que mata: por .'>U rniser..1hle debilidad, ti Pen.>t;c~. 111. 2.93 <Dios. d lnriniro/; [\l. 202. (despacio [riJimension:i.D: V[. 3'1.7 <b muerte).

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no sabe que morirá: Por una parte, en tanto que mortal conoce en ge cena-?- Únicamente un pensamiento puro sería capaz de englobar la efecti-
su _JI10rtf1lidad, engloba la muerte con la conciencia y parece tener ~ªÍº~~ v_idad_:de la muerte sin que le conciernan las circµnstancia.s espacio-tem-
trol esta muerte; pero en tanto que ignora las determinaciones circuri""- ---p¿rálés de esa muerte. A falta de una Super-conciencia semejante, sigue
ciales de su muerte-propia, es juguete del destino, y el acontecimiento-fu siendó nuestro saber a medias lo que mejor preserva nuestro poder a medias.
conserva con·,respecto al condenado a muerte la ventaja de la iniciativ Pero :no se trata más que de un saber a medias. El hombre sabe que mo-
beneficio' de la sorpresa, la superioridad de la posición dominante. ·cOri;· rirá, pero no se explica por qué debe desaparecer, ni cómo puede ser nihili-
la quoddidad, o dicho de ·otío _modo el hecho-de-que, y se sitúa gracias·a-~~ zadó:;--- piensa y concibe la muerte, pero no la comprende; es decir, que no
concicimlento más allá del_ límite; ignora ese que, y particularmente el qua caiib-ra_ nunca la muerte en todas sus dimensiones a la vez: por intensamente_
do, 'que:es un quod temporalmente circunstanciado, y permanece por tan~ que -profundice en el problema, por lejos que le lleve el curso sle sus pen-
fL'1almente más acá. Por otra parte, sin embargo, como conoce el Quod, · samientos, siempre hay una dirnensión que se le escapa; siempre el miste-
no e-1-qztid de ese Quod, como sabe qtte sin saber qué, como no puede reS~ rio aparece más allá del problema: el a priori opaco se ha adelantado a la
ponder <¡:la p~egunra ¿qué? y como su conocimiento no tiene por consiguien conCiencia. La conciencia de la n1uerte, no reteniendo de la muerte más
objeto ni complemento directo, la conciencia de la qlioddidad no es más qu que una efectiVidad vacía. se queda sin contenido y nos deja en un estado
semi-englobante. Paradójicamente aquel que conoce el Quod no tiene nín de_ precariedad total.
gún pocfer sobre ese Quod: ¡saber que se ha de morir no nos hace mágic.l~
n1ente inrnortales!, ¡pues un saber sen1ejante ten<lrá rápidan1ente que cedei
su sitio a la convicción contraria! De hecho el saber aquí no confiere ningún'~ 7. El Amor, la libertacl y Dios son 1nás fuertes que la muerte,
poder; el saber va acompañado aquí de cierta impotencia. Y al contrario, Iá. Y recíproca1nente.
ignorancia en la que nos encontramos de las determinaciones circunstancia~~
les aumenta nuestro poder en vez de disminuirlo: porque si ignoramos la5. Un debate infinito Opone por tanto, como términos iITeconciliables, el pen-
circunstancias de la n1uerte-propia (el quid del quod), poseemos en cambio - samiento de la muerte y la n1uerte del ser pensante. La misn1a ambigüedad
una ciencia indefinidan1ente extensible de los mecanismos nosológicos; el se encontrará en todas las formas que tenemos de protestar contra el escán-
proceso de la enfermedad, los pródron1os de la muerte, la interrupción de dalo del aniquilamiento, de rellenar el vacío del más allá, de cimentar a des-
todas las funciones vit:ales son cada vez mejor conocidas. Se diría que se tra- pecho de la muerte la perpetuidad de nuestro ser. Así el amor. según la Dioti-
ta de un conocimiento puramente atijetival y que nos da acceso no ya a un 111:1 del Banquete y según los Trobadores, podría hacer frente -,_·ictoriosamente
misterio vivido, sino a signos exteriores o precursores. a epítetos, a fruslerías a la mu_€rte, no porque sea, co1no el pensamiento, la conciencia engloban-
en definitiva: sin embargo esta ciencia nos permite entablar la lucha, aplazar - te. sino porque le opone su energía drástica y su dinamisrno. ~Si sientes un
el fatal Jcsenlace. alargar la vida, atenuar el ;-;ufrí1nienro y cur.ir. si no la muerte, a1nor loco. si amas desesperadamente. si an1as absolutamente. la muerte se
al menos las enfermedades: hasta l:i ignorancia <le la fecha (¡bora incerta!), aleja", dice lonesco. l~ El an1or es "aquello que dice SÍ», y J.quello que res-
lejos <le agravar nuestra irnpotencia. ex:.i!ta nuestra esperanza, y preserva la ponJe no al no de la rnuertc. y que a continu:ición responde sí al sí. respon-
apertura de ese porvenir que es la carrera del hon1bre activo y militante; de afin11ativamente a la afinnación y vitalmente a la vida, y se hace eco de
la vida todavía por vivir seguir:í siendo hasta el final, para el vivo, una dura- [a positivicLtd del ser. El Cre:idor, siendo el Hacedor absoluto. dice }Jat al ser
ción elástica e indefinidan1ente eA'tensíble ... quien consigue prolongar su vida que todavía no ~s. y se afirma en ello como la po.Sición tn:ís milagrosa de
cree a 1nenudo que si pensar;:i en la niuerte a fondo, podria l!egar a vencer- la rnás total positividad. El an1or, que es sencilla111ente recreador, responde
-la, y que la clarividencia agnóstica tiene necesariamente una eficacia drás- sí a la continuación de un ser preexistente: su i1nprovisación. si puede de-
tica: para eso necesitaríamos conocer no únicamente la quoddidad, sino las cirse, es por tanto menos genial. Evidenten1ente el amor, a su manera, es
circunstancias, las características y la naturaleza del n1isterio, y en fin saber tan1bién fundador. pues· su función es inaugurar e instaurar: está presente
todo lo que hay que saber. Pero <lesgraciadamente en la condición real de en el nacimiento y en la generación; si no crea un mun<lo. ji1nda en cambio
la criarurJ., este saber total, lejos de elevamos por encima de la muerte, abo- -
caría al condenado a los tormentos de la desesperación. ¿No es este el régi-
rnen inhumano, pasmoso. paralizante, que !lamáha1nos J4ors certa, hora 12 Jonesco. le Rni se me11rt. p. l 12 ( M:iria. ~d rey)_

'-tÜl
100
una f:uniii:L Aunque nGsotros preferi1nos decir: si no garantiza la conti~'"" un intermediario en su propia posterioridad, y eso para todo tiempo futuro,
ción <lel .ser. :.iscgur:.i L1 perpe[ti;1ción de l:i especie y b renov:ición de· la> Ele; tOv EnEtLa xpóvov 7tÚV'ta. 16 Pero como la g~neración a su vez' deberá pro-
d:t: penque e! ainor, de !:.echo, es sobre todo unJ respuesta. y n1ás bien ,-,. crear para salvar algo de ia nada de su mortalidad, podemos concluir que
recornienzo que un co1nienzo: el :in1or Uernuestr.l que nada se Jcaba nun es la generación misma la que es sempiterna, ci.c:1yc:v8; Ecrtt Kal Ct.8áva'toV ci:x;
y que to<lo, por el contrJrio. vuelve a co1nenzar de nuevo, como cuar{- 8vrit"~Íl y8/VT\mi;. 17 - ¡Y esto no es todol No sólo el amor dice no al no de la
\·ue!ve !J rrin1;i\·er:1, y se iniciJ un nuevo ciclo, y un nuevo verano,--f'.~ muerre, sino que es capaz, por amor, de decir Sí a ese ro. N~o sólo el amante
scgu.ndo r:rt:lCcT. El J111or es l:i pron1esa de un futuro, ya sea el efímeró~y_ sobrevive en sus supervivientes por procreación continua, sino que a veces
tllt.'d1ocre tuluro de:: !a a\·cntura g:1lante o el v:isto por\'enir del marrimoruO:~~t· rf?uive y renace en ellos después de la interrupción abierta de la muerre-pro-
Cortsisriendo en la fururición, el :.unor desata el freno de la duración y fa'~'"C;~1~I;: : pia: el individuo muere dando la vida a su prole y vuelve oi:ra vez de la nada
rece !a :tctu:tlización de los posibles: :_icelerando la lleg:.i<la de un futuro, e(~j¿-~-­ al ser; la muerte nihiliza a la persona, pero la vitalidad de la especie supera
::_i11or va en el 1111sn10 sentido que el devenir, abunda en ese senüdo, y rati~:;~~ -/ a la muerte: en la muerte de Snegourotchha, el hada de las nieves, aniqui-
he~. s~ vocición: gr:1ci~1s :il :.tn1or el ho1nbre experin1entJ.r5 :iventuras, e.xpl~-~-~ ._;·· lad::l por los primeros rayos de sol de la primaverJ., afirma al misrno tiempo
r:1r:_¡ \'Hlu:t!id:tdcs no\·elesc:1s. i111pro\·isará unJ \·ida intensa Je !J que de otro--;~' - ·:· su in1perece<ler:1 juventud. El sacrificio biológico apenas es un sacrificio,
n:o~<~ ~os~ _i:ubiera he_ch~ siquiera un:i iJe:1: el a111or. de.sb!o~uea el adve-_.\;¿:~: pues no es expresamente querido. Pero sucede también que el- amante, por
nnniento dt .t!go - pues :tcept;_i que algo :1ch·eng:l y e.s[n11td:1 J. tondo la apa.:. :·_:-}¡(;.. amor, consienta deliber.idarnente a la muerte. ¡Ironía de la paradoja hiper-
2'ton:tnle c:.ucc:-,!t)n de lo.'> :tcontt:ciiniento:-;. 'r" son e.sos :1contecünientos los -:o,-;:.;~' bólica! ¡Extre1nJ. contr:idicción y supremo desafío! L:1 absurdidad misma del
qut.· nos proinere !:_i fccundJción: L1 fecuncL1ción supone que el comienz6 ·:;:;~" sacrificio mata a la muerte (tal es al n1enos nuestra insensata esper:inza) y
tenJrj un~1 conrinuación '/ el ;.¡Jior:t un Jespués, y la acru:ili<lad una poste~ .._,_. hace vivir al héroe más all:í de esa muerte que afronta y que parece n1ás
rid:1J, que el inst:1nte esti pn.:i1:1Jo del intervalo, que el encuentro tiene toda fuerte que él. El morir-por-otro del que habla Platón 18 ¿no evoca acaso la
suerte de: consecuenci:1s esc:iion:1cLts en el curso de la evolución: el instante idea de una milagrosa ho1neopatía? El obstáculo. según los poetas, sufre una
feniliz:1nre n10\·i!iz:1 las tr:1nsfonn:1ciones biológicas - gern1inJción. eclosión, transfigurJción mágica y se convierre en n1edio: por efecto de una inversión
rlor:tción. fructific:1ción - graci:1s a Lts cu:tles !o 1ni.s1no de\'iene siempre otro; ' cuasi-dialéctica, la muerte, que es el ilnpedimento absoluto, sirve para nihi-
L'n urta p~d:thr:1 el :unor ::iní111a y :1criva la :dteración de lo n1isn10 v vuelve a lizar el obst:ículo de nuestra finitud; la abnegación, cuando renuncia a la
poner en 1n:irch:1 :_il ser JonniJo: principio Je incerc:unhio vele ¿irculación vida por amor a otro, es literalmente la negación de todas la negaciones; ¡de
Yita!. e! :unor d:t un:J oponuni<l:J<l .sup!ernenraria de reali;ación a la con- n1anera que la inmortalidad resulta del exceso mismo de dolor! El inortai
ciencia p:1r:tliz:td:1. El tern::l de 1:1 n1ujer e,'itéri!. tan obse'>Í\'O en Lorca. sirve cree neutralizar su muerre cuando va al encuentro de esa muerte, cuando
quiz:ls de l·o:11TJd:1 :1 !a ohs('sión ror L1 1nuerte: est:_i n1:l!dición de la .mujer
qul·. hahil·ndli l· . . . pcr:tdo L.:n \·;1no L"! :1n1or. no loL;-r:t re:diz:1rlo ni 1nadurar sus
1 la anticipa y la escoge. Ese sacrificio es la muerte de la n1uerre. El Alcestes
de Eurípides, muriendo por Adinero, entra en una vida i111perececlera. La
:--L·n1ilLt...., ~ se 111:trl·ÍJ1t:t ->in h~ther d:1do ;t luz. <..:'~,un anticipo de L1 1nuene: la conciencia moderna, que descubre lo novelesco. el a1nor-pasión y la exi:-o-
lllth.;rtc..:. L'!l L'>t:i \'llLt. lk::,...:c:t L1 fururición \' llLH:1 la r·L'cundid:1d del sí vit:il. tencia irreductible del otro. :1ñadirJ. tod:i\·ía algo 1nás: e! an1ante vuelve a en-
L1 .~cnvr:tL·ión r.: .. ., cn efec[o la obct:_; durajera por l:t que el instante se so- contrar en la n1uerre al an1ado del que la vida le separaba. la n1uerre reúne
hrL'\·ivt.· :i -.;í n1is1110. Por e.->o Dio¡i111J. l.:'n el Ba11c¡11cte. dice que el :unor es a aquellos que la vida h;.¡ 1nantenido alejados el uno del O(ro. El hon1bre se
átlrn-'UCTlet...; ép0>-;. 1 ' ;11nor dL:' b in1norr~tlilL1d: por n1eJio Je Li nrocre~tción (Jtal.- eir1briaga con esa nada que le pro1nete el cumplüniento de sus deseos ... \:en.
80-rovÍul Lt n~ttu1·:d..:z~1 n1un:d quiL'n: pl_·rpetu:1r:.;e. Ü.El Elvat:;; proL·n:ando. gra-
0

rni pequefla 111uerte qucrid:i. n1i pequeña invitada dese:td:i, condúcerne a la


ci~t...., ;1 c:.-;L1 puúlop,0111ú. ~t otr:1 cri:Hur~1 que la relev~1r:.L aspir:1 :__¡ existir por ciu<lad encantada donde rcpos~1 1ni :unado·: asi habla la fC\-TOnia de Kitezh
mientras da por terminado sU peregrinaje en la Tierra y se :lbisn1a en el

[¡J·¡u1· !,t p.1!,1in.: .... 1., en ~·i í:Ju111¡11 ..h· . .'t1•J l·. 1!':1r:1 lo,., Jr:tt.(!llcnH'~ del fj11 11 ,¡ut'fe hemo:; se-
_<.:u•d<i b lr:1du,-,-1u11 ,k _\!_ \l:1rlrnc1. f--krn:rndc7. L'll: f'ft1l<ill_ l)i:;I()~º" ¡¡¡_ \!.tdrid:.l;reJo.s. 1997). 1r1 20K <.::. Cí. L': 8; tÜv Cu:i xpÚvov.
¡\' dd T.l
r7 206 e.
1 ' 20- .\.
lH Banq11ete, 207 b, 208 J. Cf. i-9 h, 180 a. Sobre los muerros Je :imor: San Francisco Je Sales,
! '._'¡¡- d
Trawclo d<!I amor de Dios. Vil. 9-1-1

10:3
éxtasis de la muerte por arilór ante~· dé- alcanzar la ciudad invisible ci. Al final de la admirable serie. de- Goyescas21 que Goya inspira a Granados, la
tezh reboS-ante de camParias• dondt:: la e~pera el príncipe Vsevolod. Aq ;'-: Balada del Amor y de la Muerte se termina con la muerte del majo; y todo
que es en este bajo-- mundo 'irh:pé'diihento ·se collverrlcl en-cumplimiento termina con li Serenata deJ.Esp~-~Q('·gue _desape_rece-pélHzcando las cuer-
el oCTo mundo: Ivan Ilich, al final de la novela de-Tolstoi, se convierte -de das de su gUitarra ... En realidad el arllor eS a la vez má~·fuer1:e y menos fuer-
repente a la muerte y, allí donde estaba· la noche, descubre una' gran -Cl : te que la muerte, es por tanto tan fuerte coillo ella. O más bien es la con-
dad; así es como el alma de la muerra~-según -las palabras de Charles v· ciencia la que es fuerte como la muerte: pues ia concfencii pasa por encima
Lerberghe,19 renace en Uf1 cailto esplendorOSo .. El jovenjasager.de Kurt w~fil de la muerre, mientras que el amor p_r,otesti contra ella-. En el indeciso com-
acepta la muerte en nombre de un _ideal absuido y gratuito: pero median(~­ bate entre el Ainor vencedor y- la Múerte' triunfante, la victbria- ·def amor es
su aceptación heroica confiere un-Sentido a 'la iÍljustiéia escandalo_sa de eii a menudo la victoiia de un vencido. ;El am3-nte es· en
oca.Sióne.S fiel hasta la
muerte. Sin embargo es la transfiguración por amór lo que· la mística conSi1 muerte inclusi'Úamente: pero nJ.~ere-.- Y ;al menos en e.Ste seiltido, el Siem-
<lera más milagroso: la muerte dejará de sef un obStáculo insup~rable y un~·:~ pre del amante no mantiene su palabra. Sólo la muerte mantiene siemp.re
barrera infranqueable para volverse transparente y unitiva. El_ sí del am'o/- su palabra. ¿Por qué embriagarse con esa ambrosía del amor?
pronunciado desde esta vida, vuelve a\lbrir la puerta ·cerrada, o la manrie~ La Ubertad, a su vez, es una protes_ta contra el escándalo incomprensible
ne enCTeabieI!-a o lista para ser abierta del-todo. Pero nue.Stra esperanza exi- y ridículo del aniquilamiento. Kant habla de tres postulados de la razón prác-'
ge algo más: queremos que el amor se precipite en el vacío de la muerte> tica, que serían la libertad, la existencia de Diós y la irunortalidad del alma: -
Y reproduzca por encima de ese vacío un horizonte infinito, rellenando de'; en nuestro discurso, Dios y la libertad serian más bien, como el amor mismo,
repente la eterna nada donde las tinieblas han estado a punto de reinar. El garantías de inmortalidad; un seguro contra el no-ser. Pues el hon1bre tiene
amor es, en nuesCTa opinión, como una pasarela lanzada sobre el precipicio tres maneras de rellenar el vacío de la nada. Contrarrestando el mortal final,
Y sobre la vertiginosa discontinuidad abierta entre este Bajo mundo y el Más la libertad plantea el con1ienzo: sus decisiones son inaugurales e i11sraura-
allá. El amor es sobre todo el que hace que los hombres sientan deseos de' doras; la libertad es también principio de vida puesto que detenta) en todo
gritar) como el apóstol Pablo: muerte ¿dónde está tu victoria? - Todo esto trabajo y en toda empresa, la iniciativa voluntaria de la acción, ya que es
está rnuy bien. Pero además de que la supervivencia de la prole es para el ella la que pone la primera piedra. Es como la aurora perpetua de un día
condenado a muerte una compensación muy relativa y apenas un consuelo 1 sin fin o la prolongada natividad de una existencia interminable. Y la liber-
la eficacia anti-mortal del amor se reduce quizás a una manera poética de tad no sólo es incoa:Ctivi, -5-ino--~ue--ade::m-áS a-segui.!, ~o~-!a prolcrigación d~l
hablar. El amor rio vence literalmente la muerte-propia, y en este sentido el inrenralo, el resurgimiento perpetuo, la incansable repercusión y la renova-
Banquete no añade al Fedón ninguna prueba nueva de la inmortalidad: ción indefinida de nuestros actos; fuente inagotable de acontecimientos in-
el amor vence únicamente la muerte de la especie, el amor perpetúa la vita- numerables. la libertad apuesta contra la muerte. La muerte es el punto
lidad en general. Sobre todo el an1or que arna hasta el sacrificio total, el amor muerto y el callejón sin salida. A la desesperación de la situación sin salida.
que am;i hasta la n1uerte. el amor hiperbólico no triunfa sohre la muerte fí- la liben:ad opone el principio de la movilid..ld infini(a - porque ella tiene el
sicamente. sino pneumática y simbó!icunente: la inmortalización por la muer- poder <le ir siempre n1ás lejos. de estar siempre 1nás allá. Por lo demás el
te por :in1or es desde este punto de ,·ista una hermosa metáfora y una pro- deseo tiene una fuerza casi infiniw. una omnipotencia casi sobrenatural que
yección n1ágica de nuescros deseos.~-\ veces se compara, con10 si esruvieran le permite eternizar una promesa, un rechazo o una renuncia. Inexpugna-
en un n1is1no plano, la invencibilidad de la rnuen:e y la -irresistibilidad del ble,- según Epicteto, 2xvavá--(Kam:ov. ciKÓJÁu't'ov 22 es la- ciudadela de la volun-
amor: pero el amor sólo es irresistible con10 la AfrodiL:i initológica. en sen- tad autocrática; una voluntad hege1nónica (rnJ't'oel;oúmov) que se encierra en
tido figurado, mientras que la n1uerte es invencible en sentido propio. El la cárn::ira acorazada de la restricción mental no puede ser forzad:! ...¿Quién
Cantar de los cantares20 dice que el a1nor es fuerte como la muerte, Kpa't'at& podría vencer nuestras voluntades, a no ser nuestra misma voluntad?" Zeus
áx; Sáva't'o<; ciyá7tf1: no dice que el an1or sea m:ís fuerte - pues n·acia en este nos ha otorgado la voluntad, y Zeus no puede revocar el don. A la tentación
sentido es m~i') fuerte que la muerte. ni mú.s poderoso que la todopoderosa. irresistihle. la voluntad opone su resistencia infinita: por eso el torturador no

11 Goyescas. 2.~ parte <le ·Los Maios enamorados.-· V. El Amor y la .Muerte.


l9 lnscnpciones sobre la urena ( Entreuisiones: fuegos v sueños).
2.0 Cantar. 86. - - 2.2 Diálogos. rv. 1 l CTr:pi. fu;¡fü:pirn;).

·--i04 --10'í
podr:i arrancar su sc-creto a l:i volun(ad que n~hus::i confesar y contesi~_:,­ continuación~y la perennidad del tiernpo. La esperanza fundamental espera
sespcrad:_in1erHc no, no h:i.-;t:.i L1 muerte. ¡.Vunquarn! ...\ ningún precio, _b'. esencialmente la continuación del ser, por miserable que ese ser sea;· .y por
ninguna circunsLtnci:t. Epicleto p~1rece estar hab!:J.ndo de esos héroes de.._ consiguiente la esperanza en Dios es ante todo la e.c;perinza de una prórrÓ:-
l\csis(enci:.i. que gu:trd:1ron siii::"nc!o bajo las lOrtur::is n1:ís atroces y murier - g1 y b. confianza en el aplazamierno de la cesación. Tal es tal vez la voca-
sin haber habLHJo. ~ Esta \·o!untad fuerte con10 la rnuerte ¿es n1ás fuen:e 4 ción de la grande y hermosa esperanza, rro:U.11 Vüdc; Kal KMÍ¡, de la que habla
L1 rnuene? E::;rari:t bueno que l:.i rnuen:e resultase de un debilitamiento de en varias ocJ.siones el Fedón. EÜEAn1c; ci.µ1civaí1"11oli:;-rc't"EAfutr]KÓcr1 ... Platón
ctIUStl sui. Je un consentinliento Je nuestr:J. porest:J.<l discrecional.. ¡Ay["· nos está prometiendo la felicidad ulterior en el lenguaje de la mitología. Pero
héroe h~1 ,·enciJo ~1! verdugo, puesto que no ha cedido, pero está muertoi~~:~.::' ::inres de esperar las recon1pensas celestiales, y el lujo de un ser más per-
El ht:roe cun1ple heroica1ncnte su pal:.1bra. ';' n1uere. Querer es en efecto P_.· " fecto, el ser finito espera sünplemente que el fin no sea el fin y que la muerte
dl~r. Pero ~;o no quiero 1norir, y sin e1nbargo no puedo sobrevivir. El Siem·:
no interrun1p3 definitivan1ente la continuación. Que los buenos puedan ser
pre de nues[rOs ¡ur:unentos. de nuestras prornesas, Je nuestra fidelidad pue;_z., recompensados en el más allá, pero sobre todo que pueda haber algo en
de ub:-irin:ir.-.;c u.\<jlU! ud 111orte1n. el J:1n1:.ís del \·eco rnonal puede resistir 1~:·· gener;:d, 11, no in1porta el qué, pero algo: ese algo ;no representa :1C:1SO el
prueh:1 sup~·cn1a: ¡p~ro el Sienipre de la ,-olunt:1<l no sobre\·ivirá en ningú~ 1níniino ele1nentJ.l y literalrnenre·vital de una esperJ.nza euelpidiana? Este es
c:i:;o :d f:l!nj:; de L1 n1uertc-! \- por ü(Ct p~ute. tanto cotno Dios o el arnor, la tJ.l vez el senrido de lo que se dice en el Deuteronotnio: la Eternidad ·es ·tl,l ·
liben:tL! no.;::-; !itef:tlinc-nte un re1ne<lio contra l:i muerte ni un eli."'<ir de lon~ \·id:1 v Ja duración de tus db.s. Y el profetJ Isaías excla111a: Son los vivos los
gc\·id:1cL Diu:-i. nll:-itt:'rio e:_-;enci:1hnente equíYoco. no puede co111pararse ni.::_,. __ _ que ~antJ.n tus alabanzas. y no los h::ibir::i.nres del Infierno. 2 ·1 Cristo, .según
~':-iLtr en el n1isn10 pbno tn:1tcri:d que el desastre trisren1ente irrefutable d~~~~---:~. S:1n Juan, dice de sí 1nisn10 que él es l:.i vida y el pan de la vida o. dicho con
que se :-:u pune nus pro¡ege. \'en cuanto al :.unor, que pertenece por com:..;~~- ·- nuestr:1s palabr::is, et pan de la continuación. El pan de la cotidL1nidad. 'E¡c.ü
p!l:'to :i e_-,¡e bajo inundo. que es c:1rn:d y sensible al corazón, su vinud in.: ·,.-:_.-:;:. -· Eiµ1 ~ civácr1a11c; Kcd ~ Sro-r1. ó ntcr1EÚcov el:; Eµf: x{X.v cino8áv11 ~ÍlcrE1CXL. · cli:; 1"Üv
'"'::·i'.~'.'-
n10 ct:d i z: 1nte es un deseo y una quin1er:i de nuestra esperanza: la inmor-
al'Wva. PkHón co111pJ.ra el Bien con el Sol. y estJ. n1et::ífora da a entender que
t:diz:ición por el :unor es .-;in duda una niet:.ífora, corno ta1nbién son metáforas !o divino es plenirud vital y que Li. eternidJ.d es otra 1nanera de 1L1111ar a esa
Lt in1norr:did~1<l debida cd :irte y L1 in111ortalic.lac.l debida a la fan1a. Y las co- plenitud sin eclipses. La Deidad, dice A...ngelus Si!esius, es L1 S:l\-i:J. que h:ice
~~1s no :'On diférc:ntl'S parJ la libert:id. Cienan1ente !a liberrad es algo más reYerdecer y florecer al \'ivo. La infinitud positiva de Dios nos parece la únic3
qut: una é>pt:.·r:tnz.:1 pL1tónic:.t, un Je.seo n1jgico o una ebriecL1<l lírica: pero cos:i cJ.paz de co1npensar la infinitud negativa de la nada: Sin Dios. la nadJ.
t~1n1hién é" h:1sr:u1ce 1nenos que una :1cción eficaz; la rnuene 1na[a al hombre no podrí;i ser compensad:1. Sólo Dios :1segur;:i nuestr:i salvación. Y por otra
libre. y e! de,-;afío que e! hoinhre libre lanza :i la rnuerre es un desafío deses- parte es el tennino medio entre este n1undo y el .'vl:ís allá. relacionJ al hom-
pcr:1do. L.t idea n1is111J. Je L1 pro[e::;Lt lo t'xpresa bien: contra el hecho bru- hre n~ltura! con el ho111hre sobrenatural. ~Tener que recurrir a Dios par3
Lt! e illltnnprL·n:-.ihk· dl· L1 rnut.:Tte. contr~1 la nihilización tJn inevitable como ~-nnjur:tr la nad:l. ¿no cqt1i\·:1k' C"sto :1 bautizar con un non1hre nuestra incer-
inju.-.,ttfil·~thk· ....:l hu1nhrl.' liht\_. no pueJe por tlll.'nu:-> que prore.'\tar. Protestar:
tidu111hrl:'? S:1hc111os. dil'l' Pascal. que h~1:; un l)ios. pl'ro no sahL·n1os lo que
. ._·.-. ¡udll !(i qu . . · _.. ,. ._, pu..._·d..._· h~tL"LT ct.undo el dl·_-,tino es :1 !a \-ez ~1bsurdo e in- .... ...,: [)íu ...; .-.,l:'rÍ:t por t:tnto. co1no Lt n1ucrte. cierto l'Il su quoddiLLtd l:' incicTtO
tlcxihk-. l'n sus Ji:tl:'rtl1in:.iciones. Pero :tnte todo. !::1 única t._·speranz:L que pt:n11:1nece
Por lilt1tnu. üiu...; .'>cría ¡xtr:t ..._.¡ ser en pt'!i~ro Je 1nuertl'. una posibilidad de ~1h!ert:L en nuestra de;-;esperación e:-; precisan1ente Lt indetl:'rr11in;tción del
:ttnp!i:t<.."H.1!1 u p1·( Jion:.¿::tl·icin indefinid:t 1ni-., :i!Li del naufra~.;io. _...\ngelus Si- t¡11a11clo de la n1uerte. E.'iper:tn?..a por L·ien:o ha.'it:lnte neg:Jti\-:.t t' indirecta. es-
k· ...,iu . . . UI)( 1¡¡..._· el L>io:--. que dice Sí al Di~th!o que dict..' No.~-; ¡Porque Dios afir- per~1nza de puhn.' ..'ii .'iL' quiere. Sin e1nh~1rgo no e-s a J)io.'i ..'iino ~t la Horo in-
nia lo L{u . .· ..._.¡ :un()r l·unfinn:1~ Cn:::indo al ser e insutLí.ndoie la est'.ncia, esta certa a la que deben1os la única posibilidad de apenura ~11 porYenir. Pero
·Jfirrnación nil:'~a ;1ccc:sorian1Lnte e! sin-::il:'ntido y el no-ser. Si Dios puede ser :iden1:ís la quoddidad de Dios dista inucho de ser tan evidente con10 la cer-
p:tr:l nuL·>ir:t r:1z<'in una g~1r:tnrí:t con[r:t la nihilización 111alévoia de las ver- ridt1111hre de <leher 1norir. T...·nernos buenas razorle.s par~1 creer t:n L1 necesi-
d~tdcs t:[l·rn:1:-.. :t fortiori puede .ser para nuestra vi<la un seguro de reno-
JaJ Je !:.i rnuene, y rlingun:t para concluir l'.n !a existc-ncia di.: un Dios irre-
\·ación. En L1 hipc·ire::;i:-> c.lL'l in:;tante continuJ.do. Dios nos garantiza la n1ediablen1ente oculto: est:1 existenci:i es objeto de una 1n:ís que dudosJ.

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adivinación~ La muerte es una triste certeza, mientras qu-e Dios ·d'~ intemporal. Pero la inmortalidad es todavía más milagrosa pues si es la úni-
apuesta. La rnueite, necesidad biológica .y físicamente inelUctabie;~·~ c; cosa que se avie~e al valor-intemporal de las verda_d~s,-slipondría que·
tecimiento 1nás real del mundo, mientras que Dios es obstinadam~rift;~ todas las leyes cte la biologi:l y de·ia firiitud orgánica hafí'-5-fdo- tr3.ScerididaS·::
guo, desconcertante, ínYisible; oÜTE cpffiv!iv ai'rtoU rcffin:oi-c &.KT]KÓa'tE oíh~-Ef así como la levitación pretende ignorar las leyes de la gravedad, así como
aUi-oU ÉffipÚK:ai-s: ningún vivo ha oído ·nunca su voz ni visto· su ro~tré{~- - la omnipresencia niega la espacialidad, y en fin, así como las mágicas me-
no e~ ni una evidencia, ni una certidumbre apodíctica~ ni un he<;:hO~'t~ ~amorfosis y el don de la invisibilidad no tienen para _nada en cuenta la fí-
table;. Dios no es ni de1nostrable ni verificable. Se p~ede poner en d{i''-'~ · sica de los carnbios de estado, del mismo modo la iflmorralidad desafía la
saly'.1dor no está a la altura del naufragio. Pero precisamente por _esta ra·'-· ley de la senescencia que se desprende de nuestra temporalidad; _y de Cste
la plenitud suprasensible que nos sirve para colmar la nada-del más álli-- modo conjuraría la maldición por excelencia que pesa scibre-_ toda ~riatura:_·
rece ser llan1ada- un ponrenir, pues tiene en efecto la naturaleza eqÚí-V ya que .si el don de la ubicuidad anula la fatalidad deres·paC:io y del péno:..
alea_t:~ria e incierta del porvenir. Dios es apasionadamente espera.do, afcÚ so movimiento, el don de la eternidad suprime la fatalid~.J.·d invisible e im-
temente deseado, inc1nsablen1ente invocado, y cuanto más incierto es nt1-'--- palpable por excelencia, la sutil.fatalidad del devenir... ¿acaso no es er de-
tro poncenir, n1:.ÍS lo es él tod:.:i.vía: a falta de garantías concretas recur·-; venir nuestra desdich:ida intin1_~dad? Aquel que vive en un eterno presente,
a no se sabe bien qué pro1ne::;:!"I y suplic::unos su bondad para que nos~. - a forriori no se cansa nunc:i. trasciende el desg:iste el esfuerzo v el trabajo
gue la breve vida, para que perpetúe el ser :i través del no-ser, para ·q posee la gracia de la creación y del desplazamient~ instantáneo'. La criatur;
llene la nada pó:-;tuma con la que todo ternlinará. Dios ... o nada - a esf está de este modo atrapad;:i entre dos rnilagros tan incon1prensibles el uno
:iltern:J.tiva se reduce en sun1;J. l:i apuesta de Pascal. Cuando se deja de cr'' co1no el ocro: ¡porque si su aniqtülamienro- es inconcebible, su inn1ortalidad
en Dios. la n1uerte se convierte en lo que literalmente es, obstáculo abS. no lo es menos! Las dos tesis son igualmente irracionales ... Las an.tinonüas
luto y tnuro infranqueable: el futuro se hunde en la nada, y la desespeWCiCl' , que Pascal aplica a su Deus absconditus.~-6 sirven t::in1bién para la.muerte:
por continuar adelante se adueña del hotnbre. Y al revés, cuando se vuelViS por incomprensible que se:i la muerte o por incomprensible que no sea. Es
a creer en Dios una posibilidad entre un n1illón hace que el corazón vuer la doble evidencia de los, tém1inos contradictorios lo que constituye en PJ.scal
va a latir y 111antengi al ho1nbre en suspenso: no .seremos empujados al lago el n1isterio y requiere lCt opción dristica y ciega de la apuesta; se opone,
negro: definitiYamente bnhrd algo, cuando poJía no h::iber nada... ¡No, las como se sabe, a la e\·idencia unívoca de Descartes. v nos invita ::t un acto
ca1npanas de la Resurrección nunca repicarán lo bastante fuerte para anun- de J'e que. antes de ser fe, es acto. Cuando se trata de 't::i n1uerte. es la absur-
ciar esta buen~1 nueva! didad y la evidencia sin1ult:ineas de los dos contradictorios lo que h::icen el
n1isterio infinita1nente arnbiguo: aquí. como en las antinomiJs ;natemáticas
de Kant. la tesis y la antítesis son igualn1ente falsas; o !o que es lo misrno,
8. E't]l!Íl'nco de fa n1ortalídntl y de fa in n1orta{itfnl!. si los dos contradictorios son igualrnente fa!sos . .-;on tatnhién igu~1\n1ente ver-
daderos: si uno de los dos contradictorios es un sin sentido. :.il~excluir la lógi-
Entre !a conciencia y la 111uerte. enrrl' e! ~1n1or v L1 rnuerte, entre la liber- ca raciona! el tC:'nnino nlt..\_lio. el contradictorio de e.o.;e contradictorio tiene
t:id y L1 n1uerte el debate es insolubk:. cac.L1 uno ~le los dos rérmínos es a la necesariatnente un sentido: no son -ahsurdos los dos a !a vez. sino que úni-
vez n1:is fuerte y 111::ís débil que su contrario; la solución <le este debate se- ca1nente uno de ellos !o es. En realidad l:.i absurJidad de la nihilización nos
rá por lo tanto sicinpre y ncce..;;arlan1enn:: equí\·oca. No l:'S cierro que el hom- renüte a la necesid~id de una consen·ación por sureryivencia. del nlismo
bre .5L~a inn1ort~d. pero tan1poco es cierto que no lo sea. En realidad la muer- 1110Jo que L1 absurdidad d~· la supen:iYC"ncia nos rernite a la e\·idencia obvia
te y la in1nortalid~1d son tan inco1nprensibles !a una co1no Ja otra, pero por y sensible de la de:-;aparición: la falsedad de un:.i re1ni[e a la verdad de la
razones Ín\·ersas: la 1nue11e es sobrenatural porque, si bien es absollitamente otra, cuya falsedad renlit~ a su vez a la verd~,d de la prirner.I. La in1norta-
universal e ine\·ir~lhle. no por ello desafía 1nenos a la razón; la cesación del lid:id es con mucho razonable cuando se píensa en la :tbsurdidad de !:i ani-
ser des111il:'ntr.: la verdad del pens~uniento y pone en ridículo nues[r..1 dignidad quilac.ión: y el hecho de b aniquilación es l·on n1ucho irrefutable cu:indo
se piensa en la imposibilidad de l:.i supervivencia. Las dos tesis opuestas, en
~; Ju:in . .:;i-. ¡ 1 ~. t-)F{¡v uú6Ei<; fb1pat:EV mún:orE. r F.[!.: _Juan. 1"· (-)fÜv üliófi:;: ¡¡ÚJn:OTE Tf0Éctn:tt. Cf. I, Ti-
lllOl<:°O, (1 1 :_lt1;111. (1': l·::-.;<1d(J. :)_-L, ~ 11 l':isc:il. 111. fr. 2.~o

¡\)lj
P;Jscal, sólo sun igu:J!inc:nte pt:1usibles para el entendimiento hUffia·-
re::tlid:.i.d un:.i. soL1 l.'.S \·crcL1Jer-1, per~ e! hornbre no pu~de demos[far'JJ.-i- ¡Hermoso negocio tener una gloria póstuma! La gloria, dice Jacques Madauie:
de !a supen·i1,·cnci~1 n1J.s que !:.t de la n:idJ.. L::r J.mbigüedad infinita e~d- es ei S•Jl ele los n1uerros .. Pero entre ese Sol v el Sol ele los vivos que ilu-
por el con¡rJrio. J nues[rO parecer, todo sistema de referencia: la nihili.Za~-- mina y calienta, hay un::i dist::tncia inf¡nica: la r~ism:i distancia que ~epara el
que con::;rotaino.'i. pt:ro que es absurda, y la inmortalid:J.d, que la razÓ .... concepto de cien ducados de cien ducados de oro contantes y sonJntes, la
girí:i, pero que c:s quirnéricJ, la úna por Jmpenetrable y la otra por-.· idea de una batalla de una batalla ele verdad, un acontecimiento de una
mostr:1b!e, son Lis c!os a l:.i vez 1;erdaderas y falsas; no nos queda más-;e figura retóricJ.. Esta inmonalidad del non1bre no resuelve nuestro doloroso
dio que profl.'.sar :1 la \·c:z el .\'eutntJn )-' el L'tru1nque. Imposible no ~~m­ problema. Y en cuJnto ::t la vida viva y carnal, que es la única que nos in-
in1posibk: aniquiL1rse para s!en1pre; pero por eso mismo: necesidad de teresJ, esa está conden:J.da a tenninarse un día. Con10 escribíó r.1iguel ele
cer, neccsicL1J de sobrevivir. Lo que ton1:unos por una alternativa es a IJ. ·· Un::ununo en términos adrnirables: ni el sentimiento llega a hacer del con-
un Jilen1a y un equí\·oco. L:.i 1nuerte es por tanto a L1 vez imposible y nece~­ sueio. una verdad, ni L1 razón ;i hacer de la verdad un consuelo.27 Una eter-
sari:L Je! rnisn10 1nodo que !a ínmort::didad es a la vez necesaria e ¡~¡;;5¡~- ni<lad pura1nente ideal no nos sirve ele nada ni nos aporta el menor con-
ble. L.i mut'rtc' lnflise la brut:i.I, L1 ciega refuración de los hechos indifereru~­ suelo, ni con1pensJ una \·ida perdida ni nos resarce de la ruina de nuestro
a !:1 concinu:lción que se d;i por supuesta: Lt exigencia de continuación prct" futuro humano; tal vez sea el mo1nento de recordar las palabras que Aqui-
testJ desespcrJd:unente contr:i la absurdidJd de la nihílización. Recordem -~­ les, príncipe de los 1nuertos, dirige a LTJises: ¿ele qué sirve la eternidad, si
que es¡e dcsg:t;T:1n;ic:nro de- una süu:1ción inconcebible y sin embargo naru..--: b::iy que estar nluerto? Cien rnillones de siglos n1ás, e incluso un tie1npo in-
ral cs. n1:il quL' k' pese :l Scheler, !a esenci:i 1nisn1J de lo trigico. Nuestro eS::--:.=::~.'.~~~ finito no añadirí~ln nada a esta existencia inforn1e e inanirnada. incolora e
píritu o.sciL1 indcfiniJ:1n1enre entre la necesidad i1nplacab!e y la exige~cfi'.'--~;,~f~ insípida: ya que una sucesión ele ceros, por muy larga que sea, siernpre dará
in:perios:1._ enrn:_ Lt k:y iníle~ible y lJ protesta ir~eprirnible ... Pero por es-<2_~~-~:~j con10 resultado cero. ¿Qué vale más, una vida corta pero intensa o esa espec-
n11s1no !o 1111plx·,1h!..:-neces:1no nos hace concebir esperanzas. Estas espe.._.,_;~";:_.:.:.'.::·--1 tral eternidad? A decir verdad, no se pueden co111parar esos dos ;ncorn-
r:inz~1s no se1·í::n nvcesar.ias si 1~1 iLle~t de la inrnorta~ida.d f~~ra perfectamente--.:::~>'
r;:i.zonahle; _.-;,.:n:1n 1111pos1bles s1 la certeZ'._l de l:i an1quilac1on nos condenara - ~ ---- -
l parables. Pero se puede aducir que una milésüna de segundo de existencia
re-:11. en determinadas circunstancias. es infinita1nente 1nás valiosa que toda
a la Jesespt.-r:tcil-in: t:d \·ez incluso. siendo corno es la condenJ inapelable, una eternidad de inexistencia, del 111ismo rnoclo que un áton10 de blanco
ternlin~irí:uno.-; por resignarnos J est:l existenci:i lirnic1cl:i, sin mis Jlli ni pers- puro, según el Fileho, es infinitJn1ente 1nás valioso que rnontallas de grises
pec¡iv:1: el in:is :t<.."j no tendrí:1 nlis a!Lí. senci!Lunente: el más acá no sería y blancos nlezclados: pues es la ca!idJ.d lo que :J.quí irnpona, y no l:i canti-
ní siquiera un tn:i..., :1cá. sino que serí:i nuestro único universo y nuestrJ. úni- -··--~ d:id, ni el peso, ni e! nú1nero de los arios. ¿Qué n1:1ldita alternativa nos da a
ca poslrivid:id: y el huju n-1u11do no sería ei bajo mundo, sino el mundo a elegir entre la eternidad en la inexistencia y la existencia en la finitud?, ¿por
..;l·c:is: y L\_..; p:1l.1hr:¡_-.., aquí ohu¡o no rendri~tn sentído. Felizn1ente para nos- qué no poden1os acunndar lo infinito y [o re:il? LTna eternidad que no sea la
otros L\ :iniquil:tl-¡( 'n r:unpoco e:-; un:1 e\·ick·ncia: por fonuna la aniquilación l:'[~nli<l:iJ de un Sl:T eterno. una eternidad en sí no ine concierne per.so-

no es l·ll:t cnisn1:1 un:1 ick·:1 c'L1r~1. ni una solución . .·atisLtctoria. Por eso no es nalinente ni n1e J.pa:;ion;t: el corazón no es sensible a ese tipo de eternidad.
c-xa~erado dL·'-·rr qu'-· Lt inlnte!igíhi!idad de" Lt nacL1 es nuestr:1 ¡nayor suene, Jfeu res ap,iíur. se dice de la 1nuene: pues soy yo quien \':l a tnorir. y es de
nuestrJ. n1i:.;tL· ri( )."~l _-;u ene. Altern~túv:unen¡e !a absurdidad de los incom- 111í de quien se trata; y nadie puede d;ir ese paso en ini lugar. ¿Por qué es

rn:nsibk·:--; t.k·s¡'iL·n~1 Lt inquieru<l en Lt e:-;pcr:tnZJ. reanin1a !:i esperanza en necesario que ese concernünienro finalice con la n1uerte?. ¿por qué es ne-
Lt inquietud ce:-.ario que !a tnuerte en prin1er~1 persona desen1boque en una e[ernida<l
J-L1y por t:itH(J un .tnt~i;2:0nistno en Li situ:tción Je! :;er rnorta! frente a la iinpl:'rson:d( ¡}.y! :>e dicl:' que !:l lllULTte :::ieri sieinpre el precio que se cobre
n1uene. quL' :i pri111cr:t \'ÍSt~t no puede ser resuelto. Al pens;i1niento con el la intensiclaJ de la 1·i<la, que !a finitud seri sie1npre el tributo de b. plenitud.
que eng!oh~t!Hl >.., Lt inuene no le ~1fecta sin <luda ni el envejecimiento ni la y que viceversa la disolución infinitJ. del c:J.lor_ vit~ll es ohlig:itori:i1nente el
1c1npor:didad: _-..,in vrnh:irgo. L1 Lternid:1<l qut.• nos espera si devenin1os espí- rrihuto Je la eternid:id in1persona! e inteniporal. Fe!izn1ente l:.! :unhigüedad
rirus puros. L'.:<t L'tL·rnida<l no nos inreres:i: esa ererni<lad sólo Eiene que ver puede clebilit:ir aqui el rigor exclusivista de la alternativ:i: puesto que en esta
con lo lJUL' Lt." r1..·li."-:1ones con::;i<ler:1n !:l sah·:1ción personal de c1da uno; e.s vidJ el ser pensante es a !J. vez englobante en cu:into pensante y englobado
con10 _..,¡ ."L' pro111<...·ti1..·-;e a un n1oribundo que su inemori;i vivirj eternamente.

" 1
las <lesa pariciones indivi<luales-_-la_ -coq_tinuidad del ser, la perpetuidad de la
en cuanto ser, la disyuntiva no sei-á sii(duda irremediJ.ble tampo_c9_ especie y el relevo de las gene_r:icion_es: su Diario _ ~escribe la vida inmon.al
eternidad descarnada y la finitud .carnil. esparcida entfe la_ hierba )r""las~:'_y~m:a.S_.:de los árboles, entre las flores, entre
!os-insectos y los pájaros: "Den[[O de __cuarenta años los jóvenes abedules se-
rán viejos, pero Otíos jóvenes abedu_le_s crecerán en su lugar". Kbolstomter
9. 1Vi la palingenesia, ni la panbi{>tica-.son c,onsoládoras. habla del caballo muerto conv~:rtldo ~n carroña que sirve de alimento a los
lobos; sus huesos son devu_eltos_:a _la. vida universal, y la _vi<la universal pro-:- .
El mismo desgarr:1n1iento, rriás _tr_~gicó s-i cabe, lo encontfamos- en las_ sigue -in1perturb_ablemente su- curso sih preocuparse por el animal desapa-:-
dichas consolacion_es_,,que la _vitaliQad de la vida se sup_one aporta al ig recido. En la ad_mirable trllogía_~n miniatura titulada Tres muertos, Tolstoi
viduo mortal. Si_las consolaciones vitali_SLLS son hasta_ese punto irrisorias} yuxtapone la tra.gedia de la per.Süna y_la inmortalidad de la naturaleza: des-
porque la v;i<li · un_iversai' n6 e,s_ eúg!obante con10 lo es la conciencia/~:~... pués de la <lesan1parada n1u_erte· ~e la rica bLlrguesa y Jel pobre cochero, la
simi)lemente enYolvente; la concit;:nci_a pasa _por encirna de su destino,_y~_ caída de un árbol turba n1Ürnentineamente l::i. intensa y profunda vida del
lúcida en la clarídad: en can1bio fa_ vid~ Je la que habla la panbiótica .a. ___ - bosque: el árbol cort:i.do al alba por el nzoltjik cae con estrépito, mientra.<;; la
viesa a los in<liYiduos y enlaza entre_ ellas a las generaciones, siendo ella curruca canta alborozada al salir el sol y la savia a.sciende impetuosa pór el
ma ciegamente inmanente a la naturaleza. En la conciencia y por la conci_- _ tronco de los árboles vivos: el h6mbre muere abandonado a su angustioso
cia es la persona personabnerite la que es engfobante: al contrario que la.,;~~,.,=: de:-;a1nparo. pero la prin1aYera hace que la nieve se fund::t. como to<los los
vida en la que son los in<li\~i<luos lo~ ~ue est:ín englobados ellos mi~m~~.:-:~~~~,~~~.~.· :lños, y la tibia brisa acarici:i Jos árbole.s y los setos; las tragedias personales
la vi<la es el elemento comun y genenco que transpo11a a las especies, Jí'!~. pasan desapercibidas en me<lio de esta exuberancia vegetal. La mueíte del
corriente que Je~osita a los organismos. Como ~i conciencia es más mí:i~~' ':f 5.rbol hace que nos sobrecoja más toda\·:ía la perennidad de l::i inrnortal natu-
que y~ 1:1is1no. f::i.cilm.ente. se cor:ipre~de de que manera.la esper~nza ~~~_i?~:-- raleza. Un J.rbol caído es reemplazado por otros árboles que apenas se dis-
sobrev1Ylí por l:i conc1enc1a podna mas o me~~º~ concernir al. desttn~ pet-" 1
j tinguen de los prin1eros ~ pues to<los los árboles son interClmbiables entre
son~11 de cada cual. Pero si se adopta l::i 1netahs1ca Je la corriente vital, la ,-e-_- •
ellos; Ja vitalid:id se traspas:1. eso es todo. Sin e1nbargo, la n1isn1idad perso-
persona se descubre Joblen1ente englobada y Joblen1ente alienada: durante nal es irren1plazable. '{ de hecho la J.ll:ernati\'a parece--.rnás angustiosa, más
su vi<la. -por la vi<la misn1a, y después. en tanto que individuo, por la muerte. aguda y nJjs tr:ígican1ente insoluble cuando la vi<la se tr:::tns1nite de una per-
Con tal Je que no conced:unos den1;isi:l<la itnportancia a nuestra inmo11ali- sona a otr~t persona. y cuan<lo la 1··i<la de estü otra tiene con10 condición la
dad personal. la eternidad de la vida cós1nica y el despertar anual de la pri- rnuerte de la pritnera. El Je:-;garr::ldor grito Je la niiía ante la muerte, en J1lfC!n-
n1avera nos ofrecen roda suerte Je f:lciles con1pensaciones. Sin embargo, la cia. tiene su eco. diez año::' después. en Guerra y paz: 2·"' un grito sobrena-
crueldad del .-;acrificio revela en los n101nentos críticos-Ja contradicción des-- tural .se e.'>cuch~1 en la hahiL1ción donde la princesa Bolkonsk~úa Ja a luz ~t
g:trr.tdora que opone un::.i ;_¡_ la orr..1 la e:->pecie y la persona: la C'onsagración \icoLís ,.\ndrl·ttch: e.si.:'. grito en ta noche expresa c.::! doble nlisterio del na-
de la pri111ctL'eru no ce[ehía únican1ente el renaci1niento prin1a\·eral Je la ciiniento r Li n1uertc-: sí. ll):-; dos 1nbterios n1:is itnpenetrahles del inundo
n~nuraleza. sino ade1nás el n1isterio del sacrificio sangrienro que es el tribu- e:-;r::ín teni.l'ndo lugar sitnu!r:.í.ne~unente aquella noche. Sin du<la el prin1er
to de ese renacin1iento; e incluso allí donde la tragedia es 1nenos cruel, como llanto del re-cién naci<lo sucede sin interrupción al último grito de la n1a<lre: .
por ejen1plo c:n .Sne,_r¿ourotcbka. tt n1e!ancolíJ de la n1uerte. por una alter- y desde e:-;te punto de vist~1 al rnenos. las -cul"ntas cuadran: no h:lbri un ser
nati\·a inevit~1h[e. enso1nhrece in1pen:eptihlt.~n1ente la alegría de la primavera. \'i\·o 1neno..; ;-;obre L1 Tierr~1: el género hurnano no hahr::í perdido ni una sola
El nzorir-.por-otro. UrrEpa7to6vhcrKE:1v. ¿no es acaso el te111a central de la tra- de las alrnas que lo co1nponen. Sin einbargo ¡un~1 no reen1plaza a la otra! El
ge-dia de -Euripides? 1\lorir por otro .significa que l:i rnisnü<laJ se niega a sí grito Je Jolor proviene de una voz qwe ha en1n~1deci<lo para sie1npre ... No
1nisn1~t al coloc:lrse en el lugar del otro, o. en el lenguaje de Hegel, que el se encuentra entre la vi<la \. la muerte. est::í surgiendo Je aquella_ la resbaL:1-
otro es la n1uc'rte del 1nisn10. La autopódusis Je la que habla el f'ecíón impli- diz~1 continuidad de !a qu~ hablaba el Fedón: el grito Jesgarrador anuncia
cJba va esta J!ternariva: la vida procede de la muerte, pero la muerte pro- un desgarro que no podrá ::'er reparado: el nacüniento Je! pequeño príncipe
cede ~le la vi<la. Pero sin <luda es en la an1bivalencia tolstoiana donde este
~1nt1gonísn10 se prcsent:l en un·J forma rn~."ts JesgarrJ.JorJ.. Tolstoi se emp~-
1\1 en crccr t·n !:l plenitud dt: una \·itJ!idad inagotable que aseguraría ba10

i 15
l !.2
Nicolás y !a muef1e de su m:idre est:ín u:ígic:imente yuxtapuestos en sUln esperanza en una palihgenesia con la natla del yo, testimonios todos ellos
plic::ib!e. su itnpiacabie crueldad, y su insoluble contraste. Hacer m,__;¡ú-;.;~ ele ::::s-=: L:;-;:_3ico antagonismo. «Él esti vivo, luego yo estoy vivo-también·, dice
m:J.dre p:ir:.i qut: viv::i el niño no es una soluc:ón. pero lo contrario tam· · el señor refiriéndose a su sirviente, como si Nikita y Vassily Andréitch fueran
1 lo hubier:i sido. ¡Sin dud:i ia concili:Jción y la síntesis dialéctica no pre una única persona. ¿Pero lo cree en verdad? ¡la trágica muerre del señor des-
p:iron nunc:i. :i Lev Nicol:iévitch! ¿Qué es lo que habéis hecho conmigo?~.--_ miente esa con1unicación de vida! Y, en fin, en La muerle de Juan J!ich el
puede leer en !a rnir:1CL1 sup!ic::inte de la moribunda. ¿Por qué este sacnfici carácter irreparable de la nihilización, y por consiguiente la desesperación
t:in e\-i(:ib!e, y tan p~1recido a un p:irricidio?, ¿qué fin::didad tiene esta ·éig_._-;,,__,,__.~-,­ inconsoL1ble del hombre frente al absurdo son llevados al extremo, pues
gr::icia?, za tchto? Sí, ¿qué teodice::i podr5 justificar nunc:i una justicia·tafi\~~~:~~~ aquí se agudiza al máximo la unicidad incomparable e irremplazable del
cruelrnente injust:i? 1'al vez, con10 dice Victor Hugo, Dios hace "cosas íncorn-Í~~~~':-·:-~ -~·---"~:--
H5.pax personal. Después de las 1liemorias de un loco, el opúsculo titulado
prensib!és en l:.is que el dolor humano es un elen1ento In::í.s.-.~- La perpetuá.'.:'-:~~~.t." .,.,,,,,,.,_ De la vida resun1e con tod:l clarid;id la contradicción: por un lado una vida
ción de !:1 \·i<la. por i1nport:inte que se::i., no hace inis admisible ni m'á.s' . . ?'.P'.:-_,.-· inn1ortaL pero no inmediatatnente vivída por la persona, pues es la vida de
cornprensib!e el repu!Si\·o escind:ilo que consiste en sacrificar a un ser irrem.:··~;:;_. la especie. por el otro una vida personal e inmediatamente evidente, pero'
pL1zable e infinir:nnente precioso. El grito del inocen[e s::i.crificado resonará,~-~~~,::-~­ abocada a la muerte. ¡Tal es el dile1na!.3l Tolstoi era demasiado personalista.
co1no un re1nordin1iento, hasta el fin del n1undo. como resonaba, en los Slf-<~.ii'.· an1:.iba demasi::i.do ap:Isionadamente la singularidad irreductible y la origi-
pue.stos iinposih!e;-; de Bergson y de Ivan K~1ran1azo\·. el grito del niño con--:_:~~;~:---~ n:.ilid:.id pl:ísticJ. de c:i<la individuo como p:i ra no larnentar su confusión en
den:.ido :i sufrir p'..lr:i que el n1undo subsista. Sin e1nhargo. se puede dar el._:~~:­ la.s tinieblas universales del Fseedinstvo. ¡La forn1:i concreta de l:.i rnónad:.i
c1so ele que !:.i elección del ser condenado nos incu1nb:i personalmenre. •¿la~j,~~:·­ aparece detnasiado claran1ente a L1 luz del día corno para que su reabsor-
n1adre o e! niño?· L:i deontología rnédica se encuentra a Yeces frente a esté" · · ción en el seno del cosmos no se:l una desgarradora tragedia! Claro que
caso de conciencia ch:-sg:irr:idor. Pero el caso ele conciencia desgarrador es sie1npre habr5. una pritnavera, y sie1npre habrá n1ujeres jóvenes: pero como
una insoluble :iporia: pues !as dos n1is1nidJ.des entre las que hay que esco- el desf:ise no cesa de aumentar entre la infatigable naturaleza y Ja fatigable
ger son dos :.ibsoluros con un Yalor infiniro c:i.dJ. un:J, dos absolutos iguales cri~uura. entre la potencia infinita de las primaveras y nuestra irnpotencia
.:n dignidad y cu:i!ir:iriv::in1cnte incon1p:lf:1bles, re:1cios por consiguiente a crecíente p:tr.1 renovarnos. el especticulo <le la eterna juventud es para el
cu:J.!quíer con1nensuc1ción, :.l cu:J.!quier sopesa:niento de motivos, a cuai- hon1bre que envejece una fuente de ~1margura 1115.s que <le consuelo: el indi-
quier evaluación cuancit:lriv:.i. ¿Qué puede haber en con1ún entre aquel que \-\Juo. en su lasitud, se siente no ya prolong.:i.do por l:i especie, sino repri-
es toJ:.ivía un recién n:Ici<lo inconsciente. pero que ya lle\·a dentro el futu- 1ni<lo por ell:.i. y pierde el ;:¡_liento queriendo pennanecer a l:.i altur:.i <le la
ro tn:is proinetcdor, las n1:.iyores posibilid:J.Jes. !:is n1~1s grandes esperanzas, etern:J n:iturJ!eza. "Todo es nuevo hoy: los prJ<los, el sol y las flores, todo
y :1qut:'lL1 que.' y:1 ha disfrut:1do ele su p:1rte de existencia. pero que es un ser seµuirá siendo nuevo 1nañana. Sólo el hombre se hace viejo, pero todo lo
L·onsciL·nrc- y sufrientc. c:i¡xt7.. de fL:!icid:td y Je desdich:1? :\ Jecir verdad los Lk·111:ts :.i su :drédedor rejuYenece L-~1da clí:..L.·"2 ¿Qué L·lase de co1npen.sación
derechos del uno y los dcn:chos dL· b otr:i son igu~tln1cnre sagr:1dos e ines- p0Urí~1 ~1port~1r la in1no11aliJ~1J de Lt especie-;:' al individuo acech:1do por la
ri1n~1h!i.:.o.;. y no se puede dL·cidír entre eHus n1is que 1neJi:1ntl:' una opción 1nuerte? El BtllU]llt!ft! de Pl:1tón ~1nunci:..L l:.i buena nueva del a1nor in1nort:.ili-
gordicuu1. dr:\sticJ y nocturn:1. Del n1isn10 n1odo c¡ue t:unhlén habría que z:1nte - pero eso sólo es un:1 n1:1nera <le h3hlar: pues el é!an viral. después
eleulr cit..·u:unente entre e! etl!rHolisn10 dé Pii:rre ílezoukho\· Y el pesimismo dL· todo. no soy _)'O: y el nül.u ta1npoco soy 1:0. el nitl.o es orro di:-itinto :i mL
pt_.1:~un:di~r:1 '-¡L André Bo!konski.~·· c:1d:1 uno rcprc>'."L'nt:1ndo .un:t de las dos el nir1o n1t: sobrevi\·e, pero yo no 1ne .'iobre\·ivo literahnenre. fisic~unl:'nte a
1nit:tdl:.'-" de un~1 fi!u:---.ufí:t Ji\·idid~t y J111hi\":1lt:n[L' .. Cuanto ini,o.; \·iejo se hace 111í tni.:;n10 en la persona del niño: el inuerto y el superviviente no :-;on un:.i
Tu!stoL tni:; iinposib!e le p~1rece rccon1poner la Jesg:.irrJdur:t: en Señorysir- única y mi.s111:i persona. l""o rel'il'iré, segur:i1nente. en 1ni posteri<l:.id. ¿Pero
11/ente cuent:.i córno :.ilguien rnuere par:i consen·ar l:.i vida de otro, en Ana e:-;o, de qué n1e sirve?. ¿qué n1e :Ipon::i. J. mí. esta .-;upervivenci;i Je un mundo
A:oreJ11no confron¡:1 !a n1uL'rfL' de \"ico!is Levin con el c1nbarazo de Kitty
Levin.-'º y en Lo clicino J' lo hununzo no s:.ibe cómo poner Je acuerdo la
'I l1!/(111cia. !K'>2: Tres 11111ertris. \;->(11J: f{/"'l-'r111111er. 1:-5(11: G11enu _1· p(/z. 1X<H- \H(i9; .lfemrwias de
1u1 /ncu. !HH-f: Ltt 11111erre t.!e lean f/icb. l8-'-'": De !tt 1·fda. lHH7
~" (;llt"/"111 r(HI~ 11. .2. 1.2 -'~ .\lu.-;s~t. André del Sr:1110, L ')_
lild .!\ 1 11·,·111u,1_ \- __'.! 1 ' ' ·i1 ,,. r ':1r:1 ·u11·_ ;: " "_.\pttk\·o. ,·it. .1pud .'\:111 :\gu.~im. c"ft·1ros fld. :\[!. \11

ti i ¡\"i
futuro.del que estaré ausenre?, ¿qué salgo ganando?, ¿en qué me-cona La tragedia del Hipax desap~arecido continuará 1sangrando ... - Sin embargo
I\Iorimos, pero la sesión continúa. ¡Ay! la sesión,_ es cierto que cont" - tenemos que repetir una __vez:rriis lo que decíamos de la sobreconcie-ncia
pero sin mí. ¡A la historia le da. igual! Ni la palingenesia personal, ni la · pensante: la ambigüedad es tJ'.rYez;-en cierra medida, el paliativo de-··1i'alt~r­
talidad anónima de la vida tienen relación alguna con mi mismidad. - n::itiva. ¡En esta vida la mismidad es capaz, por amor, de vivir por otro y ·en
consuelo que se adquiere a costa de renunciar a toda parcialidad eioc el otro, de ser ese otro misrno que no es! ¿Y por qué no el otro, a su vez,·
no iba a ser ~isteriosainente el mismo?
1

trica ¿es realmente consolador?, ¿responde verdaderamenre a mi probf".7'


a mi torrnento, a mi pregunta? En realid.ad todas esas respuestas resp9ndtll
con subterfugios, tüdas son maner.Js de hablar: no es de eso de lo que-:~
trata ... La panbiótica que considera a los individuos intercambiableS-b1i~é
poco c·aso de lo i_rremplazable-; cualquier vivo vale por otro ... a condició"ii
de que se considere no la misn1idad, sino la función. a condición de igilO-:
rar ese residuo inexpresable e _irreparable, ese inco1nparable no se.sabe qué°.,
en que consiste nuestro·-·ren1ordimiento y que es el rnotivo inmotivado -d;;:-~;E2 · ·
todas nuestras queías. El principio de conservación parece que está aq1.i"(~~-: ~''.·
::i.usente. Tal es la secreta insuficienciJ del reenzpfazo: el muerto es reerñl-~~:f )
plazacfo, o dicho de otro 111odo e-1 ree1npL1zante. en razón n1isma de qué:Z::~--. --i.
viene a ocupar el lugar, es siempre otro distinto a su predecesor; la función·f~§-~ 1
está asegurada, pero no es el n1isn10 quien la ejerce; dos individuos indis>;:;~:-~ 1
cerni~les en cuanto a sus aptitUdes y en cuanto a su aspecto físico diferiráll '--~--"
en cambio completamente por el mero hecho de ser irreductiblemente dos ·!
haecce-idades impenetrables la una por la otra. dos n1ónadas irremedia-
ble_rilente sepár:i.d_a~;:':_-cada_ unO' _de ellüs es para sí 1nismo ilnpen'um in im-
pen·o. ·y no t:iay mi)agr6 que puea1: unificar su dualidad; e incluso en el ca-
so de ciue_. el. s1:l~e56f fu_tp1-:)a_' _;e~ncá_~·úacióu del predecesor, seguirían siendo
dos- personá_S---~isü_~hiS:_~'.f~~~Qu~ sóló''.fu_era por los dos n101nentos sucesivos
de sü aparic_ión ·en I~.-hiStO~i:i: LT_na~·sih1ilitud, tan grande como se quiera, no
puede ser nünca (1na'-i?entid::id óniic~;:·la analogía pertenece ::i un orden dis-
tinto que la taulollsiu. L;i especie hu1nan~1 sólo es un organis1110 o un enor-
n1e :-ler \·i,·o con10 1net:.ífora de la panhiótica .. !Ji.: hecho sólo es el indivi-
duo ¡:f quL· es ese organb1no vi\·o, ese 1nic..Tocos1no.-; perfect~unente autónomo.
¿"'{ cón10 no lba a significar e! sacrificio para él una dura y desgarodora prue-
ba?. ¿córno no iba J. ser el dolor la consecuencia de .su autJrquía y en ciem:i-
n1L'did~1 dl:' su ahsolutisn10 rnon:ídico? Se suele decir: la ascendencia es recha-
zada por ,'ill dc.:scendencia del n1isn10 1nodo que el pres1..:.'nte es. por efecto
del devenir. relegado al pasado. Pero el presente, 1no111ento siempre cadu-
co y siempre nuevo. continuamente superado. continu~unente resucitado no
tiene nada en con1ún con este indi\·iduo de carnt: y hueso que la tragedia
de la rnuerte aboca ;l la riada. El devenir. que va sien1pre por del:inre, com-
pensa los muertos reen1plazándolos: ¡pero no puede reemplazar esos abso-
lutos de los que cada cual respectivamente es un fin en sí, un fin del deve-
nir_ 1net~t y ténnino de la historia, dL''.'enl:1ce dt:" toda la evoluc..'ión humana!
CAPÍTULO IV

LA Ql.:ODDIDAD ES IMPERECEDERA.
LO IRREVOCABLE DE LO IRREVERSIBLE

l. .Aquello que 110 n1uere no l'il'c.

1 Del mis1no n1odo que la inuerte r l:.i inn1ort:.ilid;:id son la una y la otra a la
1 vez imposibles y necesarias. así L1 1nuerre es ;:i, la vez el medio de vivir y el
ü11pedirnento de vivir. Hen1os llan1ado órgano-obstáculo a esa forma inex-
tric::iblen1ente dialéctica de lo in1posible-necesario: la rnuerte es l;:i, condición
de 1:1 vida, en tanto en cuanto que es paradójicamente la negación de esa
vida: esta neg:ición positiv::t. recordcn1os que es la función del límite, el límite
d:1ndo forma a lo que lirnita ... O dicho de una forma m::ís general: ¡el no-ser
precede a L1 instauración o a la fundación del ser! TJl es la alternativa fun-
cL1n1ent;:il, en la que est:ín contenid:is tod::is las den1:ís: el vivo sólo est5. vivo
a condición de ser n1ort:t!: y no hay ma~·or verd:1d que lo que no vive no
1nuere: pero e.'iü e:-; porque lo que no n1u<.:re nu \'i\·e. l'.na roca no rnuere.
c~na flor artificial no :-;e lllltSriJ !1llr1l:L Pero 1.:'S que \:i \-ida eterna de un:.i flor
artificial o ele una roc:t es tarnhién una n1uenc .:terna ... Pues sólo está Yi\·o
lo que n1uere: o coino dice Je:in \\.~thl,l lo (j_lll'. \·h-e es lo que puede n1orir..
Sin l:i muerte L1 vid~1 no 111erecerí:i ser Yi\·ida. ¡lvlaldita sea la vida sin n1uerte!
Son paL1bras de Epicteto: Kccrápa fcrrt ;:Ü µ~ 6:n:o8avtlv:..:' una dur~tción sem-
püerna.. una existencia indi.:finid:nnl'nte prolong:J.da .'ieriJn en cieno rnodo
L1 fonn:J. 1n:is ca.racterístic~t de la c()nJenaciOn: pues es en el infierno donde
las criaturas est:in condenadas a un insomnio perpetuo y ;:i,l suplicio del abu-
rrin1iento .sin fin: el infiérno es [:1 ln1po-;;ihilidad de n1orir. Por eso tenemos
que escoger entre la plenitud de e::>a finitud o la ererniUad de la inexistencia.

l Tnnh; d!! Jh'f!![Jhysit¡11e. p. 'i\l-1.


~ !)ftif,,g,os. lf. h. l_'i
La muerte vital es lo que hace apasionante la vida mortal. Dos SimPÜ~ída-· morir rápidamente y de una vez para libra~s~ de la ~uert~. ¿No es este un -
inversas y complementarias hay que despejar aquí; pues hay dos_mane - poco ei método de Abundio? Podemos comprender a los condenados que
igualmente optimistas, igualmente unilaterales, igualmente.-adialécticas--'d se n1atan para evitar 10:-·angtistij·-y l:is·torturas. ¿Péfo ·cómo ·calificar al hom-
ígnor:ir- l:i paradoxologí:i del órgano-obst:ículo: cada una de ellas represe bre que rehusa vivir en general? ¡Nada más cierto que el mejor n1edio de no
media_verdad, y h:iy que unir por lo tanto las Jos initades si se quiere.. cO. mor_ir es no vivir'. En-efecto, quien no vive, no-tendrá que morir: pues no se
prend~_(_ no solamente la contradicción incomprensible de la muerte', ·siUc:> pue~en tener toda~ las desgracias a la vez ... Aquel que no vive, a fortiori no
las desconcertantes relaciones. de la carne con el alma. Nadie.ha.dicho nu:rlci. slrfre. no conoce ni la enfern1edad, ni el envejecimiento, ni las angustias de
que la. rnuette fuera únic::unente órga_no, sin embargo el sentido común adrrú- la agoní:i, ni el desgarrJ.rniento supren10; ¡no está virahnente- concernido por
te que _el cuerpo sea el instrumento del alma, y por _consiguiente que '-'~"'"' la muerte! ¿Es necesario por tanto estar ya mttéHo para -no tener-que -J?zorir?
personá. esté completarnente adaptada a su est..1tuto de encarnación, que la per- Niás-vale no esperar.nunca nacl'1 para no ser decepcionado nunca, no entu-
sona se realice por entero en el transcurso de su curso 1nortal. Esto º'E;rnuc,;c~'-' siasrnarse járnás para no tener nunca nada de qué lamentarse, no haber si-
ca olvidar que si el aln13- tiene necesid·.id de su cuerpo, ese cuer-po es un do an1ado nunca para no correr el riesgo de que nos dejen de amar, y reci-
cuerpo de muerto: el :iltna; par:i vi\·ir, necesita ese cuerpo de muerto que proca1nente. no arnaf nunca p:ira no conocer nun:ca el desgarramiento de la
perecerá y la hará morir; ¡el ;ihn:i in1nort:il nluere Je tener un cuerpo! El separ~tcíón, eyitar la dulzura del cariiio parJ ignor:ir el dolor de la indife-
cuerpo en efecto no es únican1ente un 111edio que tiene l:i persona de expre- rencia. huir eri_ fin del afecto por n1iedo al desafecto. Sin duda alguna, los
.-;arse. de co111unicar, Je ser alguien. e::-; tan1bién fuente de enfermedades, ob- 111uerto:-; son iiunorta{es a su 1naneGI, en el senti<lo de que no pueden si-
jeto de sufrüniento y principio de finitud y desgasre person:il. ¡Literalmente quier.1 n1orir. .. -¿Pero quién querría para sí una inrno11alidad tan poco envi-
el \-·ivo n1uere por culpa Je su cuerpo! Por eso la simplicidad del obstáculo, di:ible? Poder sufrir, poder inorir son a su rnanera señales de vit::ilidad, sín-
a su vez, aleg:i con razón la otr::i rnedio-verd:id: el cuerpo es a pesar de todo ton1as de can1bio viral y de n1ovin1iento vital: una rnotnia er11balsaril:ida no
un obst5.culo, y el ojo es a pesar Je todo, en cierta rnanera, un irnpedünen- n1uere. y por consiguiente no ca111bia. Las flores artificiales tan1bién conser-
to de la vista; en cuanto a l:i 1nuerte. esta no ünplica ninguna positividad de van indefinidan1ente sus colores; pero son eterna1nente inodoras e inn1uta-
ninguna clase: el vivo se enfrenta con la estéril y rnortal antítesis y se de- ble1nente secas, puesto que no viven. ¿Va!e la pen:i no vivir a fin de no mo-
fiende Jesesperadan1enre contra el no-ser; h1 nluerte es el puro, el absoluto rir nunca. o aceptar n1orir un día a fin de haber conocido, aunque no sea
in1pedin1ento par:::i re:ilizarse. Por eso llega a suceder. por ui:::t absurda con- 1nás que durante :::ilgunos decenios, el goce incomparable de vi\·ir? ¿Es pre-
tradicción. que el vivo acoj:i a la rnuerte p:ira libr:ise de l:i n1uerte, ya sea ferible. con10 dirí;i Heráclito. tnorir de la vida (es decir. tnorir a fuerza de no
n1ortificándose, ya se:i n1atándose; unas veces poco a poco y otras de un so- querer nlorir. nlorir de inmort:ilidad) o vivir de la muerte? Observaremos que
lo golpe. la tnuerte nos sirve para conjurar la rnuerte} Es un:i especie de ho- la :ilternariva es un dile1na. pue.s l::.1 rnuerte es. inn1ediatamente o al final. la
1neopatía: par:i estos extraii.os ho1neópatas. !a 111uen:c, que es la verdadera única s:t!ida c:n lo.'i do.-; casos ... Pero pue,..;to que h~ty qul'.' 1norir dl'.' toda.-; 111~1-
\'id~i. no." lihcr~t dt.' una \·ida qui.:_' er:1 Li \·erdJder~i n1uL·rtr.:; la esencia se des- nects. 111ejor es haber probado. al n1enos una \·cz. el .-;abor único di.:: la exis-
rn.=nt..IL· de un ser que era en realidad no-ser. que tT~I devenir. envejecimiento tL·ncia. Pul'sto quL' no hay \·cntaj~t sin conrr~ipartid:L resp_ond~unos sin vaci-
y Lunenr~1hle insuficiencia. A.quel que Yive n1uril:ndo. o que se pasa toda la lar: sí. 1nil \·i.::ct:s sí. par:t conocer el inestiinable tesoro de la vid:r, vale l;i
vida Inuriendo, desactiva sin duda el instante supren10, pero no conocerá pena aceptar ~1 la vez !a a111arga prueba Je la rnuerte. El rech;:izo de! órgJ-
de hecho ni la \·id:.t ni i:J rnuerte~ conocer:i 111:i~ bien un';.t n1ezcolanz:.i de no-ohst:iculo tiene rnucho en con1ún con el purisrno del fin-sin-los-n1edios:
rnuertt: y de \'id:i. un~t papi!Lt infonn1..'. un l..'Stado neutro l' !ntenneciio que f.:'! purisn10 que no ad1nitL' de ningun~t rn:iner~t el 111~1! 111<.:nor es. bajo la ap~1-
es el dL·l n1ut-rto vivicnte o el del ,-¡vience rnedio 111uc1t(): l:i n1uerte ya no es rienci:1 de rigor o de intransigencia, una 1n:::iquiavélica empresa de sabotaje:
el línlire que exalta una vicl:i inren.sJ: la 1nuerte es el vacío intrínseco que y lo 1ni.s1110 un:i vida que no acepta en absoluto la n1uerte y qué pretende
enrarece !a densidacl del de\·enir. Ja·111uerte es el ingrediente tnióntico ser .sit..·1npre eterna es enen1iga de !a vida: esa vid::1 e.~ un s::thotaie a la exis-
c¡UL' n1t.:nna la substanci:i óntica de Lt \·ida; c:l ho1nbre ni-vivo-ni-rnuerto es- tenci:1 real. l. a! revés no es 1nenos cierto: hay que acl'ptar el rn:il necesario,
t:í reducido al est:iclo Je cad:íver a1nhulante. El vivo puede t:irnbién preferir que es un hlen en potenci:i. para s:.Ilvar ::i.queHo que se puede salvar: y lo
1nisn10: para 1:j\·ir. hay que dej:ir paradójicamente un dí:i de vivir. El absolu-
-; Cf. :.!;tt:\t'r!indc !.a ,\lort. l. 19!:). tista del suicidio no quiere pagar el tributo de una vida re~tl1nente viva:
· J.nticipindose a s.u propia-muerte, n;iJ.tJ. J. la vida de un solo golpe~~~ 2. Hriber sido, haber vivido, haber amado.
de dej:1rb rnadur:ir y morir rempor:ilmen[e; en su desesperación, no da tieffi ,_, _
J !:1 fecunda neg:Hividad para que actúe e impregne con su mensaje Ia_p1 ·'?,,.,,"'-'""; Por lo tanto, va a ser finalinente ·en la vida misma, en la alegría de vivir y
nitud \·[tal. Es neces:irio que todos los posibles tengan lugar. La finitud.n _:__ º en la sobrenaturalidad de la naturalidad vivída donde vamos a encontrar la
es únic:1rnenre !J. hipo[ec:1 que grava el devenir y lo lfl!elve más frágilt~~--· prueba de una existencia imperecedera. Sin embargo los filósofos necrófilos
adem:.l.s el principio de la fecunda inquietud que empuja al espíritu cre:idQr._,_-. hacen precisamente lo que no h::ibría que hacer nunca: ¡buscan el no-ser en
J. expres:J.rse a trav.§s de sus obrJ.s. y_- de este rnodo volvemos al equívocü°;~;;-;,~ el ser y rechazan lo que se les ofrece: desconfían! Prefieren lo que les es
d~!-_órg:ino-ob::;t:.í.~uio. del órg?no-molesto. Esr: equívo~o no debería ser siro- ··.··f·.·
neg::ido, y no quieren saber nada Je l:i vida y de la luz que les ofrecen. Decir
p!it1cado, es decir, no clebena ser \rue!to univoco, n1 en un sentido ni no a ese sí de la bienaventurada plenitud ¿no es una forma de perversidad
otro. - '{sin en1bargo, a pesar de que la n1uerte impida o mediatice la rea>-:.- fiiosófica? Nos negamos a reducir el envejecimiento a una 1nortijlcaclón, a
lización de ta persona. la vocación de es;i persona es en sí misma una cosa-:--~ 1 identificar el instante mortal con las pequeñas n7.uertes de la continuación:
distinta :i! órg:1no, distin[:i al obsticu!o; la arnbición met;:ifísic:i. de esa per- pues ::t.sí co1no 1:1 vida no es un~t continua n1uerte, el instante n1ortdl tam-
son:J. super::i ininens:irnente :ique!lo que b. n1edi:iciza, sobrepasa infiniramente poco es la última rnuerte de esa continuidad. Ahora bien. si la -vida fuera
:iquello que !:i obst:iculiza. L:i n1uerte pennite la realización de nuestros po-- __ una conünui 1nu~rte, la n1ue11e sería una super-vivencia en el sentido n1ás
slbles, pero no crea esos posibíes. L.:1 1nuerte. contándonos parsimoniosa--_· !L1namente biomórfico: y p::is.:iría1nos Je l::i vida moribunda a la n1uerte viva,
rnente los año.-;, impicle la re:1lización íntegra de !J. 1nisn1idad. y la mismidad - de und vida aderezada de rnuerre a un:1 n1uen:e aderezada de \·ida sin casi
irre:iliz~1da se qued:.i fuer:i y n1:ís ail:.í de una rnuerte siempre prematura. darnos cuenta. mediante un::i n1ut:ición ::tpenas más grave que las den1ás.
¿Qu¿ \·:i!e 1115.s: una efímera flor fresca en un j:irdín o una eterna flor seca Esta especie de trJnsfonnisn10 n1etafísico, si bien 3-Segura la con[inuidad de
en un herb:1rio? El hotnbre siente la tentación de eludir la alternativa y con- la esencia-existente, ignor:i a la \·ez el n1ás aci, el más alli y el umbral que
test:.ir: ¡un:t etern:1 frescura~ Nuestro deseo sería en efecto tener las dos co- sepJ.ra a a1nbos: ya que no hay ni vida ni muerte, sino una inezcla fofa
sas, eternidad y vid::i. acceder literaln1ente d un:i uicla eterna; es esa eterni- de muerte y de vida. Para que el n1:1s aiLí tengJ un sentido, h::iy que honrar
dad de \·ic!a !o que Plotino deja entrever en su tr::ttado De la eternidad)' del la plenitud. la intensidad. el sabor incon1pJ.rable del mis ::ic:í. Henos aquí
tien1po: el alrna en\·ue!tJ de eternidad, l:i eternidad envolvente hecha felicí- por tanto devueltos ;:i esta plenitud afirn1ariva.
d;,iJ, éter espiritual. est:ldo o cat:isr;,isis ( KaTácr-racr1.:;) nos trdnsportan más allá Pues la continuación, atrap:ida entre el con1ienzo y la tenninación, no es
de la :dternativ;_t de un:i vid:1 sin eternidad y de una eternid:id sin vida: y es n1enos sobrenatur;:il que :tquel o que estJ.. Ya hernos dicho que la muerte
ran1bi0n esa eternidad viviente y vivida. esa eternidad de supervivencia la liberJ retroactiva1nente el sentido de l::i vidJ.. Desde luego tunbién hay en
que P:tsc:i! propone a nuesrr.i esperdnza: por n1ucho que !::i J.puesta nos esta vida un sentido de la continuac!ón que. por el contrario. h:ice estallar
planrt.:'t.' una di.-;yunti\·:1. l:i e\·entualidad elegida no trasciende rnenos la alter- 1..·l :.;in-sl.:'ntido de l:J. ces:1ción; pt:ro ~1 su \-l:'z el sin-.-;entido de la cesación hace
n:tt!\·:1 . .h.: un:1 \.:'ternidad cornpler:unente nocionJ.! y de un:1 \·ida ;;ensible ::tbo- ;:1:1nific:-;to el sentido de L1 continu:1L·itln: L1 L·hoc:1nrc absurdidad de la inuerre,
c:1d:1 :i Li n1uertL" \. de hecho. si Lt sun1~1 de t.::terniJad y de \'ida es irrepre- 1..·l t:':·;c:tnda!o de la nihi!iz:ición dL·finiti\·:1 ·consagran par:idójic:unente el sen-
:-ient:1hlc p~1ra nuestra condición de criarur:1.-;. !a sun1a de b exi:-;tenc.ia consciente rido pó.stun10 de la vida \"i\·ida. Propian1ente hablando, este sentido póstumo
y de l:1 \·ic.L1 constituye nuestra rea!iJ:1J coridi;_in:.L El hon1bre vive pensando no es realrnente inteligible: este .-;cntido póstun10 es él n1isrno el :;entido de
la \·id:t. y plens:i \·i\·it.·nJo su pens:1n1iento: e incluso no hJce O[ra cosa. un sin-sentido. El St'ntido ü1111~u1L'nte de !:i existencia, del tjue decí~uno.s que
¡,\'o. b . \.ilb de! pcn.san1ien(o .. nu es unJ sin1p!e frase! A.hor:.1 bien. el pensarniento h~1ce estalL1r l:i ahsurdid:id de !:1 renninJción. era sobre todo negativo, nega-
<.le b_ \·iJ:1 y dL' L1 rnuerte e.sri él n1isn10 \·ivo sin ser n1orra!: porque la con- ti\·o corno un h:ihito. neg:irivo corno la inercia del movirniento adquirido:
cienci:i del tien1po es una conciencia internporal: y la concienci:l de la finitud, signific:iba sencilla1nente: ¿por que J.quello que h:i comenzado no habría de
en t:in¡o que conciencia, no e_s¡j !in1ir:.id:i ella 1nisrn:i por e.sa finitud, puesto continuar indefinidamente? No h:iy razón para que e! ser cese de ser..: Como
que l:i .:ng!oha. ¿l\o h:ihría que concluir que una cierta fonn:.i de eternidad Bergsun, desafi:unos a los :tdver:·<trios de la in1nortalidad :t que de1nuestren
esti ya pre.sente en esa vld:l psico.son1:ítica que !J. muerte inco1nprensiblemente la aniquilación, y dejamos que .-;e~1n ellos los que aporten la prueba. Pero
níhiliz:.ir:í? :.irgutnentos positivos a L1vor de l:i inrnortalidad no tenemos. El sentido inma-
nente exrresJ que Ja continuación . . . r.: Ja por :iñadidura. ni rn~ís ni inenos. y
que la renovación .de_! pre~eqte=-no_plantea ningún prob1erria:,f~~I:~ de carne y hueso que reinar; ..c61no Aquiles, sobre el inmenso r~ino de las
tanto de una _general~da'4 f-o_r_mal y_ de una 'abstracción vacía de tÜdo- ..."" sotnbras inexistentes_. ¿I:ue_s_._ql_lé son las maneras de ser sin el ser de esas
nido. Por el ~ontrario,_ el iniSteiiÜ.So-·inensaje retrospectivo de la muerte' 1naneras?, ¿el bienestar; Cíiári'db--se carece -del estar, no es acaso un lujo de
una alusión a_ algo que sobreP:a~a. infinitamente la rutina cotidiana: no , inconsistentes fant;J.sn1as? Es.e mínimo substancial no es únicamente el valor
la muerte libera y sella el significado histórico de una biografía por lo(¡ ,, por excelenc;:ia, es ade112á5~-!;í··':fuente de todo valor. Esto es lo que importa
acabada, síno que adernás ayU9a_ a_ .Jos más inconscient~s a tomar cO:n'.~f:¿:. ahora que co1nprendamos,. Y que
Pascal ya había entrevisto: la semelfacticidad
cia de la gratuidad y de la prpfunda extrañeza de la vida, exrrañeza y ' '. de la existencia personal y la ,qu<?ddidad del universo, la 1nismidad de la per-
tuida_d que p~t?a_rí~n ~?-1 -vez desaper_cibidas al sentido común ... si no eXis.;:'''~~~ -,-__ ._ _· son"l.. "; :!-1 q.:_~di.-.:L~¿ -Ge: -~e=---~, . ;__--;-;-, -,J.1iíco y ITJismo problen1a, una única y
tiera, ~~.ec~saqi~pt<=,. la viuert~-· Para_ la mayoría de los hombres, la mu~ri~:l~\~~: misma interrogación. ¿Por qué·-en general algo? ¿Por qué en general alguien?
del PIOJ!IDO es la' revelación de' esra contingencia; -no sólo el final pone ae~-:~~;T.:_:i_' "Siento que podía no haber sid-o ... Yo que soy un ser pensante podía no ha-
relieve retroae,:tivarpente lo. in_sólito del comienzo y lo fortuito del nacimíen~ ':.~'~'r.:.',:-> ber sido si 1ni madre hubiera ffiuerto antes de que yo hubiera sido anima-
to, sino _que además, ql]_~brant_ando nuestra confianza en la continuación -- . 1
indefinida del intervqlo, nos sugiere_ que lo que se da por supuesto no estaba
tan supuesto; ¡:on su brutalidad inexplicable, la-muerte arroja luz sobre la
.
;i
i do: por tanto no soy necesario.»(-, Por tanto la filosofía podría ser una nzedi-
tación ·sobre la 1nzte1te, y la n1uerte n1is1n:i podría ser ji'losójlca. '{a hen1os
visto có1no el arte v la filosofí:J. den1uestran, tanto el uno corno la otra, el
gratuidad del nacimiento· y, de rebote, sobre la naturaleza arbitraria del inter..'. -_l efecto retro~lctivo d,el lítnite: el a11i.sta despeja en el acto la insólita origina-
:'J
valo mismo; la muerte despierta de golpe en los supervivientes facultades lid:1d de L1 trh·ialict1J cotidiana sin esperar, con10 el resto de los ho111bres, a
de ason1bro einbotadas y adormecidas por el a1Tullo de la continuación coti- "-'.".:.:~~'."'­ que el presente se haya convertido en pasado para experünentar retrospec-
díana: arrojando una duda sobre la razón de ser radical de esa continuación, ti\·an1ente la dicha póstun1a; la filosofía, a su vez, hace sensible el asombroso
nos fuerza a sacudirnos nuestro torpor continuacionista. La muerte sustituye curso vital n1ientras el hon1bre está vivo, sin esperar a la muerte que de todas
a la metafísica para aquellos que no son n1erafísicos. Siguiendo a Platón y a n1:tneras un día despejará ese aso111bro. pero que lo despejará de golpe
Aristóteles, Shopenhauer-i demuestra que la capacidad de asombro es la señal y cuando ya sea de1nasiado t;_irde. Esto es quizás lo que Séneca quería decir
por e..-xcelencia del espíritu meta.físico. A lo que nosotros añadimos lo siguien- cuando nos aconsejaba vivir cada hora de nuestro tien1po corno si fuera la
te: el espíritu metafísico consiste en asornbrarse Je lo que no tiene nada de últiina. quasi ultin1a. El .sabio no HL"Cesita. pard eso. .sentirse acorralado por
asombroso. No es necesario ser filósofo para asombrarse por una aventura el peligro n1ortal. arnenazado en :-;us r:iíces óntic::is. concernido en su ins-
extraordinaria, por un acontecüniento fuerJ. de lo normal o por un e~cuen- tinto de preservación o de perseveración más eleinental y 1nás inn1ediato.
tro insólito; pero es necesario ser filósofo para encontrar asombrosa la exis- 1~1 s::1biduría comprende con toda .serenidad aquello que los atolondrados
tencia cotidiana más trivial, la quoddidad del ser desnudo en general, Esse descubren generaln1ente 1nucho n1ás tarde. en el últiino minuto -y con el pu-
nudtun, y la realidad c!CI rnundo exterior. p~1ra preguntar.--;e por aquello que iia 1 1.:n i.:! pecho. ~tcos:u.Jo.-; por el fll'Hgro y pn:sas del p:.í.nico enloquecedor
Leibniz llama e-1 origen rJ.dic~:d y por el potius quanl, es decir. para experi- 1..k· la:-> pu:-;trünería:--, .. Et ~bt.nnhro filo:-iófil:O no es por tanto un aso1nbro re-
mentar el :iso1nbro ante el hecho de que ~ligo exista ;nas bien que nada.5 t:Lrd~1do cuino l·'t dl·l "l'ntido co1nún. e_-; una to1na Jl' conciencia oportuna,
Schelling ha hablado de esa quoddidaJ del ser con10 nadie lo había hecho sin nada de anacrónico ni de intL'inpcsti\·o. El aso111bro- nos cxirne de la rne-
antes que él. Y añadarnos que la metafísica no es en absoluto indispensa- lanco!ía de la lan1ent~:.ción. ¡\- ck·! rnisrno modo la filosofía v~ielve la n1uer-
ble par:l apreciar esos modos de ser - feli'cid:lJ, riqueza o belleza - que son tc· inútil! A Lt!ta do:: fi]o:-;ofí~1. ta n1u1.::rtt: ck:scubre el ;nfsterio de la continua-
los objetos o contenidos intencionales Je! deseo. que son Jos complementos ción. :\acin1ienro \' 1nuene. corniL'nzo \' fin son, en sí misrnos, 1nús bien
directos del verbo clesear y el :lcusativo de_ un:l tendencia transitiva; pero la n1ilagros, n1ientr:J.:-:. uno plante~t l:'I rnisrc,rio. el otro rnilagrosa1nente lo ani-
metafísica es quizás necesaria para apreciar el ser de esas modalidades. Más quil;.i. ~No es el rnilagro. acontecin1iento creador o descreador. unJ _e_specie
vale gobernar. como Ulises, una minúscula isla re:ll poblada de pescadores dL' JJlisterio drjsrico? L~t continuación es un n1isterio entre dos 111il~tg:ros Je

Teetf!'!o. l'l"i U. Aii.stótdcs. ,iJetafísica. !ni ..-;hopenhau<.:r. ~tpl:ndice.s a \VWV', <.::ap. 17: Üherdas
4

metapbys1~~che Bedl11fnfss des ¡i.[enscben (• P:1.-.;c1!. VIL -!(19. L. Brun><ch\'I<.~ n.·ladon;t ~·-.!<:" fr:J.i!Jllt"ntU con un texto hastantt" extraordinario
"i Cf. Pasea!. Pen.~ée.\~ Ili. 205 '! 20H. ~k Ll l\n!\'..:.·rc 1f_l{'S es¡w1ts/i•11sl

i2i
signos opuesros que, flanqueando el inten:alo, sac;J.n a la luz su quodd~~-~-:?_ remordirr1iento; y viceversa, lo que hace nuestro duelo inconsolable es pre-
la efic:icia Jel 1nilagro desvela la efectividJ.d del misterio - cisam~nte aquello que Permitiría !J. redención del culpable. En cualquier
Cu;:inJo trar:ibarn;s de! insran[e supren10 y de su ven:igi~osa ultirnid;d--°h ___ ~ caso esta es la revancha, el consuelo y la esperanza de los mortafes: la muerte
pliciban1os su c1r:ícter abrupto por !o irre\·ersib!e del fitisse y lo irrevocable ~.~?f.f:­ destruye al ser vivo por con1pleto, pero no puede nihilizar el hecho de hJber
del j"ecisse. Pero, pens:in<lolo bien, la eternidad de lo irrevocable no se_ re~~·· vivido; la muerte reduce a polvo la arquítecrurd psicosomática Jel individuo,
fiere únic:i.111c:nte a _l:i rnuerte: se refiere tatnbién al hecho de haber vividO~.~~¿­ pero la quoddidad de la vida vivida sobrevive a las ruinas; todo aquello que
íTambién, o n1ejor :i.ún! Si la quoddidad completJ.mente negativa de Ja nihi~ -"".:.-=---. forma parte de la naturalez:i del ser es destructible, es Jecir, ofrece innume-
li::1ción es en sí rr1isn1:1 un hecho irreparablemente consumado. no hay ra- r:ibles flancos a la demolición, a la desagregación, a b. descomposición: úni-
zon p:_1r:1 que l:i positiviciad del rnensaje vital sea la única excepción a la ley camente ese no se sabe qué invisible e impalpable, sin1ple y metafísico, que
de lo 1rrcvoc:1ble. la única sobre la que recaiga la maldición de la nada; si - ll:imamos quoddidad escapa a la nihilización. ¡Aquí ;i! menos hay un impe-
e:! hecho de IJ nihilizJción no puede ser nihiliz:ido, a foniori el hecho de la recedero al que las garras de la rnuerte no alcanzan ja1n:ís; aquí al menos la
vicia vivid:1 t:unpoco puede serlo: ¡serÍJ den1as!J<la mal:i-suerte; sería un in- todopoderos3 no lo puede to<lo! La vida mientr3-s envejece es miserJ.blemente
creíble an~nen1a! Insistamos una vez 1115.s: no se pueden tener rodas las des- 15.bil y ca<luca. pero L1 indeleble posicividad de su n1ensaje se rehace infini-
gr:ici::is a la vez. ni sufrir to<l~1s las n1a!Jiciones juntas: es neces.'.lrio, tenien- ra1nente el día n1ismo Je L1 inuerte, a espa_ldas de esa muerre y como por
do en cuenta que L1 ;_iJrernativa juegJ. t:into c:n nuestro favor cÜmo en nues[fa efecto de esa n1uerte; y cuinto m:ís furiosa seJ la nihilización, corno en los
contra. [enien<lo en cuent:l L1s vent~1j::i.s y l:ts Jcsvent::i.jas. que experimente-'- regí1nenes raci.stas que querrían no sólo aniquiL1r la existenci:i sino incluso
n1os t:unbién l:t suene ele Ll mal:l suerre: ::;i no. esta alternativa de sentido aniquilar L1 esencia de esa existencia, y que se encarnizan incluso con el re-
único no sería Un;J :dtern::i.ti\'.'.l. sino una pura y siinple condena. En otros tér- cuerdo de los hon1bres libres, que exterminan su descendencia, quen1an sus
1n~nos, hay un irrel-'ocahle de lo ÍlTel'ersiblt?: e! jlti:sse rnisn10 (es decir, espe- escritos. prohíben Jesesper:i<larnente pronuncjar su nornbre, n1::ís indiscuti-
cític:in1ente. el vLYisse) es un:l especie Je }°6'ciss(?', ya que e[ Jevenir tal v co- ble ser:i tod:ivía la evidencia póstun1a del mensaje. La vi'olencia s5.dica J' l.1
n10 se ha vivido y rnodelado en el v!vo es. a su n1anera, un acto. Expliqu~mos n1alJ:icJ consiguen. con las c:.11narJs Je gas y los hornos cren1atorios, hJ.cer
es.to. El Jolor del ren1orclin1iento, siendo por Jecirlo a.sí !:l otra cara del do- la existencia inexistente, pero no pueden hacer que lo que hJ. existido no
lor que sen¡irnos por la n1uerre ele un ser ~tn1:1do. in1plic;:i la disociación de las h:iya jam:is existido, no pueden extirpar la raíz de L1 r:idical quo<ldidad. Es-
consecuenci:.1.s físicas y de Lt quoJJid:1<l rnet:ifí.sica: pues lo que se ha hecho cipión el Africano, después de su 1nuerte, es como si no hubier,_¡ existido
puecJe ser deshecho. pero el hecho Je h:1ber hecho no: o corno Jecíamos: nunca - "lfll{!Si natus non esset», dice Cicerón en el Lae!ius... 7 ¡Pero quasi
el hecho de baher hecho no puede ser des/Jecho. el pecado cometido puede Llnicamente! O, p:ira Jecirlo en nuestro idioma: la inuerte h:ice co1no si, pero
ser perdon:1Jo. pero no l:1 comisión de e.->c' recado: e incluso si se evita la no hace que... Físicainente o grcnnaticalniente, tal ,·ez sea lo mis1no que Es-
próxi1n:1 \"t.:'7.. el hecho clt· h:iher con1etidn un:t \·ez e! rec::ido seauir::í sien- cipíón haya desa¡x1recido del inundo de los vivos después de haber pasa-
do lrrl'p:1r:1hle: el arrepenri111ienro .->LJCl'th: J 1:_..,-rc irrep~1L1hie sin ~·onseguir do una te111por~1d:1 ~iquí ah:1jo. o que no haya habi<lo nunca un Escipión el
h.1cer Cjl!t.:' .¡que!lo que h:i >ido hL·cho n<1 h:iy:1 -,·ido bl~cho. -,{ :d revés, la _..1,Jric:1no. que' ningl1n niilo con est:' nnn1hre hay:1 :t¡xl!"ecido un huen dí:.i so-
1nucrtc: nihiltz:l ~¡] ."icT \"Í\'O. de.->put.'.-s de lo ,:uaL c'l oh·ido. re1natando el tra- hre 1:1 L1z ele L1 Tierra: porque un:t na<la. para el ojo hu111ano, no se distin-
h:1jo Je L1 inu-:ne. borra roco :1 poco !o que la 1nuene ha deja<lo~ pero in- gue de otr~1 nad:.i: y sin en1hargo inclu.so si la batalla de Zaina no hubiera te-
1..:!u,..,-o t'n t:! c:1.-;o de qui..:' el liltin10 recu1..:·rd0 del difunto y L1 liltin1a huella de nido !ug~1L ni la dL·rrOLt dt.: r\níbal. incluso si se n.n·ier.ln por nulas y sin \·:ilor
...,-u fXl.'iO por b Tierr:i. ~- h:1sL1 su non1hrL' h:t~·an des:qxin:c:ido ele la 1nemo- bs con_...:ecuenci:1 ..,- históric~L" incalcul:tble.s de la \"Íctori:1 Je Ro¡na sobre Car-
ri:1 de !os lioinhres. qued:1rj rod:l\·ía en c::·<l oscura exi::irencia uh·iJJJa, Jes- r:.tgo, el hecho de que hubo una \·ez un E.'.-icipión seguiría sienJ.o inextirpa-
conocicla. :1niquilJ<la. ~tp!a.-.;t:tJa por el peso Je Jos siglos. que<lar:í algo in- blt::: Escipíón 1nurió hace 1nucho tiempo, y hoy en día to<lo sucede corno si
desrruc¡ihk_· e inex[ermin:thle: y nada. :1h.-;olurainente nada en el mundo :1quel so.~pechoso E.scipión no huhier:l existido j:ln1ás - y sin einbargo el he-
pul·<.k: ;1bolir t:"Sc ~ligo_ El Linit._·nt(J qui.: L1 11~uL·rrL· no.'> inspir:1 e.'i la otra clf;J. chu-de-Escipión res penn:1nente, dc>finitivo. eterno. De moJo que podríarno.-;
del !J1nen¡o de !;_i f:llt:.i: en prin1er lugar porque la vi<l:i lJ.menc:iJ:i no es ni decir: la vida eterna, es decir, e! hecho indeleble Je haber sido, es un regalo
un inal ni una f;_iJta, sino to<lo lo contr-Irio: \. ~tdemás porque lo que nos con-
sue!J. a s;iher. ia incoríl1prih!e quocJJídaJ. es lo que hace inconsolahle al - De .-!micitic1. 1 ( \- mj.-.. ;1rrih:1 non uin1lia 1111111e iieferi··l.

1_:¡,
. que la muene hace a la persona viva_ El hecho de haber-sido es #~·+r~t_
literahnente, un instante eterno, y se comprende por qué eternidad e::~" ·-;:.'
un casi! ¡Era necesario un casí, 1un pelo!. Pero ese casi es _un rilundo·_-·que de-;-
- cide por tod~a_la eternidad.- AqueHo_ que ha _estaclo_a.punto de no ser-~xisti­
0

tante cesan aquí de contradecirse: et" naCimient_o y la rriuerte eStán .cirCuilS.~ rá siempre, aquello que habría podido quedar eteinamente .rnexiSrent~ so-
critos con la eternidad de fondo, perfilan en el infinito la insularidad brevivirá para siempre. Por eso e.s por lo que hablamos de un instante·eterno ...
gráfica de una existencia. Olvidado continuam_ente _en el o_céano uc "'"-' La más frágil fulguración, frágil como .un fuego fatuo ell ·la -noche, funda la
continuas eras, el periodo delimitado por una vida pasada tiende; de .año_ en más imborrable quoddidad: porque si la vida·es:efímera, el :hecho -de haber
año y de siglo en siglo a anularse: Nfarco Aurelio e;cha una mir;Ída de águi~ vivido una vida efírnera es eterno.
la sobre esta insignificancia, poco a poco an1or,r-afada por la inmensidad; el Esto, por lo ·den1is, no significa en absoluto·-·que;algo de- la· mismidad ha.
cero sería, al infinito, el horizonte o el límite de semejante nivela.miento ... sido milagrosamente preservado del naufragio: .¡-hablarcasí nos·conduciría··
¿El Cero? Diga1nos más -bien el_ punto, o n1e;jor aiJn el inStan!e. Por lo demiS, directamente al' espiritualismo del Fedón; poi-rio·decir·ya.al espiritualismo
esra afilada punta del instante es única por tqda la eier.nid<:i-d; n() sólo la vida de ias Tusculana,..,-! Algunos admiten en.efecto la idea de una·salvacióri·en
de cualquiera es bre\·e como un sueiío, que es tan'to como décir inexisten- Ja que sólo se salva quien puede ser .salvado. Sin duda hacen una distinción
te, sino qll;e además no sucede m::is que -una ÚIJ.i.ca vez, y en ningún caso entre nihilización y aniquilación: la aniquilación, a su juicio, aniquila a toda
será renovada; ·no sólo el hecho-de-haber-sido se,reduce a u.o instante fugi- la persona, scilvo el aln1a de es:.i persona; todo es suprünido, salvo una única
tivo, ¡sino que además es un fI:'ip:.tx! Olvidada de todos, perdida en la leja- cosa que es la excepción a Já ley común, que se sustrae a la nada ·Y a_ la que
nía del pasado, la vida de no in1pona quién hJ. sido para siempre, por los L1 n1uerte no alcanza: con la excusa de que el aln1a es indivisible, y por lo
siglos de los siglos y hast:J el fin:Jl de los tien1pos, la única posibilidad de tanto indestructible. el Jln1a serí:J la única en escapar a la 1nasacre general,
realización de ese no importa quién. Pero por otrJ parte esa e.;;:istencia casi del n1is.1no n1odo que la schztilla conscientiae, según los teólogos, ~s la úni-
inexistente es más bien quasi-nihil que 11ibil, y más bien mínimo-ser que C3. que escapa al desastre del pecado original, que es el gra1_1 naufragio mo-
no-ser. Ahora bien, entre nada y casi nada hay una distancia infinita~ .. Ese ral de la criatura; ¡del n1isn10 1nodo que la sintéresis, el alma sería la única
casi ¿no está anunciando el otro inundo? El instante infinitesin1al está casi superviviente de la catúsrrofe! Esto significa silnplemente que el ahna tiene
anulado por la inmensidad de la historiJ, pero no está nihilizado por ella. Ja vida dura, y que al contrario que los tejidos del organismo se conserva
Reducido a ese n1Ínin10 que es e! advenüniento del acontecüniento, reduci- bastante bien y durante n1ucho tien1po. ¿Pero aca-s<rel c1-r~t-er empírico Y
do al puro hecho de lo sucedido sin perennidad crónica, el n1íni1no-ser salva fortuito de sen1ej·.inte excepción no es manifiesto? Ese salvo es un favor es-
el principio de la efecti\.;idad. Esta efectividad no está completamente hun- pecial hecho al alma, una feliz coincidencia y una suerte muy precaria: ~o
dida en la noche de los siglos y de los n1ilenios. sino que emerge de ella expresa en <lbsoluto b. in1posibilid:J.d a priori de morir. Al condenar a la cna-
con10 un delgado hilo luminoso; ninguna tiniebla puede apagar este mi- tura a 1~1 mortalidad. e! destino, por descuido, se habrá olvidado <lel ahna,
núsculo resplandor. ni la n1uerte que lo horr:i todo. ni el oh·ido que mata t.'SO es rudo. El c.:ogitu 111i,-;1110 es un ~uperviviente n1ilagrosa1nente protegi-
por seguncb. Vl:'Z al tnuerto. El 1ninú.-><.:u!o resplandor parpadeante del haber- do por el genio 111:digno. cuino si fuer;_i un recién nacido que hubiera esca-
sido, lJ incierta chispa <lel h:1her-\·i\·ido exisrLn :tpen:ts. pero l~xisten. o más pado él solo :i. la cxtennin:ición de :;u raza .. __ El alin~t. ::;egún el espirituali:1no,
híen se aparecen .. L~1 únic~t. !:i rri111L!lti111:1 :1parición de !a 1nisr11id::id se c:s la excepción de la ~tniquilación. con10 inversainente la 111uerte. segun el
vol:Jtiliza a la larga en una :1parlción que desaparece. Pero es la aparición hun1anis1no progresista . .se niega hasta nueva orden a dejarse curar; sin duda
lo que finahnente es la positi\·ida<l ~- ..._.¡ si:-;tc1na de referencia <le la aparición porque tod:l\·ía il.O se h:1 descubierto la v:icuna ... Responda111os por nuestra
qui.:' desaparece: ¡el .suhstantÍ\'O prL·\-~dccl..:' sobre el epíteto'. Lo !1J1n:íbarnos pJrtl': L1 1nuerte no es una enfennedad con10 las den15.s: y !a quoddidad de[
el Gran Instante: ¿no e.s la vi<la Je! hon1brc una e:-;pecie de instante, un ins- baber-vi\:ido tampoco es una cosJ como cualquier otra cosa. ¡Ojalá la mor-
t~lnte de setenta o ele ochenta años? De esta carrerJ sólo queda. al cabo de talidad de la 1nuerte siga siendo incurable. pa.ra que_ la quoddidad de haber
algunos siglos, el 1nero hecho filifonne de h:iher vivido. Este hecho infini- ,,:]vido .'iiga siendo inde;tructible! ¡E:-i preferible. a esre respecto. que la muerte
te.siina1 e~ el nülagro por el que. por los pL·!o.s, la n1i.s1ni<l;id SL' saiv:i de la .'ie:l no yJ. la na<la <le nuestra única corporeidad, sino la nada de nuestro
nada: ese casi-nada que es un instante, e:-¡e cJ.si nadie que es un H::ipax ini- rodo; es preferible que no se salve nada! "¡Todo está perdido y todo esrá sal-
cnitable e ünposible de encontrar. e.s~ c:lsi-nunca que tiene lugar una sola y va<lo e.stJ noche!" se !a1nenta Pelléas al final del cuarto acto. cuando las
única vez en toda Ja eterni<lad ¡e:-;rjn separados del Nunca y del Nada por pue11~1s (h.::'! c1.stillo se cierran e in1piden irrevo_c:.l.blen1ente su vuelta se!lando
!nexor:.iblcn1cnte su destino. '( Fénelon a su ve~z, hablando del pl(rO 3.~Q~~ ese teneren ningún caso nos será devuelto. la ocasión se ha perdido par;:i.
desesperado:~ "··· Todo está perdido, y por eso mismo todo está ganado-. Si· siempre, y especialmente esa ocasión de ocasiones que es nuestra vida, nue.S-
la n1uerte cons:igr::i la eternidad del haber-vivido, no es sin embargo sal- tra única esperanz:i en la eternidJ.d. Pues ese es el infinito precio de la po-
v:1ndo esEo o :1quello, por ejemplo s:.icrific1ndo :::d individuo para salvar el sitividad vivida: si semejante dilerna no fuera fáctico, más valdría, a cambio
pensamiento de ese individuo, olvidándose de aniquilar la obra del gran ~-­ d~ algunos instantes de una vida verdadera, renunciar a la eterna semi-na-
hornbre, preservando, entre tantas cos::is pereceder::is, el imperecedero re- --:§e-::_ da, a la sempiterna subsistencia que los teÜlogos nos prometen. ¡Ser, aun-
c..L1erclo de su nombre, s:Jlv::iguard:indo en rnedio del ser corruptible un núcleo ~-._ que sea por un instante, algo y ~lguien, pero serl_o física y realmente! Por
quodclit:Hivo de incorn1ptibilidad, arro¡:.indo lastre p~1r::i salvar lo esencial· haber vivido el alborozo de una alegre mañana, el encanto de un l:irgo atar-
jOO! si lo irrevocable de !a muerte debe hacer irrevocable la vida de alguien: decer en el campo, que parece que se haya parado el tiempo en medio del
es salvándolo todo; salvando :i.l ser que se pierde y en el acto mismo de per- cielo, por haber conocido la inmensidad silencios::i de una noche de agos-
derlo. EstJ. sería tal vez la salvaclón que las religiones. como de común to, bien vale la pena renunciar a una eternidad de inexistencia. ~or eso
:1CUerclo, llarn:.in ];i SalYación. La Salv::ición ::i sec:is. Est:i. salvación no tiene Proudhon. h;:ibb.ndo de Jesús, ini.:ierre la opción infinitista de Pasc:d: ··El sacri-
si1_1 duda que pagar el precio de una alternaci\·a. y cJ.eri en la Jesesperación fica su propia eternidad a fin de ser, durante un instante, algo ... Que yo
m:ís extrem:'.l de la rnis profund:i nad:i. \'uestro apego J [a cosa, res, y nues- n1uera pJ.ra la eternidad, pero que al 1nenos sea un hon1bre dur::i.nte un día».
tr:i incapacidJd de concebir otra cosa que no sean cosas. explica a la vez la Si las cosas rar2s son preciosas, la persona que es a la vez un Hápax Y una
fobia de !a nada y e! deseo de sustr:1er a la rnuerte. en esr:i vida, una zona ~lfl;:irición semelf:1ctic2 debe ser consider2da algo inestimable: pues no exis-
reserv~1d:J. y proregidJ donde el enen1igo no pued:i entrJr: ei hon1bre tímido t~ más que un único eje1np!ar en el rnunclo. y f!.º ap2rece n1ás que una ·sola
y ansioso, el hornbre conservador, :l\·aro de su h:iber. rechaza la eternidad \·ez en la historia; porque es única en el universo de los mundos y en la
de aquello que no existe ni consiste: por eso pone bajo lla\·e, mientras vive, g~tlaxia de los universos y en lo. gal::ixia de las galaxias, ¡y es única ·también
el resoro de esa preciosa ahna in1nort:il que cree poseer. L1 generosidad y en todo. Ja ·eternidad! ¿Es que puede cornpar;:i.rse un más alli nocional con
e"! ,·a!or nos sugerirían n1:ís bien lo contr:i.rlo: es necesario no guardar nada, algunas docenas de años de una vida real vivida aquí abajo? ¿No está im-
pJ.r::i que todo nos se:i dc\L1elto ... y n1:ís Jún·, para que el in.finito nos se::i plícita ]a disin1etrí::t de sen1ej:inte :ilternariva en el carácter incomparable de
concecliJo. h:iy que aceptar. pero inocenren1enre, y sin la esperanza merce- L1s dos eventu~1lidades? Felizn1ente la altern;:itiva es sin duda J.rtificial: sin
naria de una recon1pensa. el sacrificio de todo nuestro ser. duda hay que pensar que el inás aci mismo. en su extraña y misteriosa gra-
El rnisterio de la nihiliz:ición es por t;..1.nro paradójic::in1ente nuestra espe- tuidad. es ya sobrenatur::il. el 111:5.s ac:í y rodas las vidas que lo habitan. que
rJnz:..1., a pesar de que no se:i en :ibsotuto una razón par:.i esperar (pues no describen su curva de fuego y luego se apagan para siempre en las profun-
tiene prueb:..1.s ni razones par::i ello). L:1 consJ.gración del inten':ilo vivido, didades de l::i. eternidad. P:..1.ra la muerte cada ser de aquí abajo es un ser
cons:t~r:1ción que resulta de !a n1ue11e. nos rerni[e en clefiniri\·J J la vida mis- sobrenatural. incluso el c:unarero de Lt esquin:t. Y ese ser sohren~nur~li por
nl:t. Put.'s no h:1v nJcL1 n1js precioso que b \·icL1. L:t inn1incnci:1 ele !a muer- su dignic_bd y su conciencia. por su unicid::id y LL irreversihi!id:.id punz::i.nre
re pone ~1! descubierto c.-;te infinito ,·~1lor del .'1er que clurantt: el transcurso lk· st7 \·id:1 p.erson:tl ;iba :l ser infinito en todo n1enos en dur.1ción? )Jo. ¡la
cll' .'ill continuación rerm:inece gener:t!1nente insensible. 1· e:~te \·:ilor infinito ji"nit11d es in.fiuitcunente preciosa! Hay algo inexplicable en el arraigo de
es indepenclier:te del género de vid:..1. que se haya \-j,·ido. Cos:.i que resta con- L1 vic.L1 que hace de la vida n1isrna un misterio y liga la vida ::i la rnuer1e como
\·icción :1 L! apuest:1 de P:i. ..:;ca!: repos:1ndo :-;ohn: una :dtL·rn:lti\·:t teológico- su condición. algo que hace a los dos contradictorios tr:igic:1n1ente solid:1-
n1oc1l. L1 opción que ::ie nos proponi.: i1nplic:t !:1 prefcrihi!ic..L1J de un infinito rios el uno del otro. De 111~1nera que la \·id:..1. y la inuerte son un único 1ni-
incierto en \"t:Z de un~t fínüucl ciert:1: pero e! sabor inco1nparable. irree1n- L1gro que tíene lugar en una n1is1na noche. Esta es t:J.l vez la .. revelación de
pL1z:.ib!t:·, ininlitable de 1:. 1. positivid:.iJ \·ivida y la unicid:..1.d tnism:i de nuestra L1 n1uerte" que Leonidas A.ndreiev nos descubre en su Relato de los siete
exisrenci:i-propia hacen Jel rn:ís :ic:í algo Jbsolutamente precioso: pues sólo uhorcndos, en 1:1 :-;inopsis ...;uh!itne que \•?erner. uno de !os siete condenados.
.se vive un:1 \·ez: y l.:'! 1enerque .'ie habr~l s:tcrific:.ido a un tendrás. si nuestro hace en el instante ele rnorir. «De pronto fue consciente de la vida y e.Ir.: la
sacrificio se revela como un mal c:ílculo y una especulación de1na.si:ido hábil, n1uerte y se quedó absorro ante el esplendor del prodigioso especticulo. Er.i
con10 si ca1ninase por la cre:-Jt~l de una alta cadena de montañ2s. tan estre-
ch:1 corno el filo de un cuchillo: hacia un lado veía ia vida, y hJcia el otro
la 1nuerte 1 -_y-la_ :I11),J~rte y la vida eran semejantes a ,<los- océanos reluc~entes es sobrenatura-J..:,Alguien !Ja sido-traído al mundo sin haber_podido opinar,
Y profundos, que :se fundían en el .horizonte en una única extensión ilimi- y luego retirad6 del mun<l_o, con~inado a hacer el equjpaje, de nuevo sin
tada ... ~ Aboliendo_-los muros, el eSpaciO y el tiempo ·por la impetuosidad d~ haber sido con~ultado; alguien- ha recibido el ser sin ·haberlo- pedido (-¿y quién
l'.na .mirada que .p~netraba todas las cosas, estuvo mirando durante mucho hubiera podi<lO .pedirlo cuando no había nadie para pedir?),· y luego ha sido
tiempo '-:In punto allá-abajo, _en la profundidad de la vida que dejaba.~10 .- 0, invitado a dev01ver -ese .regalo que no h~bía buscado· pero al que ha acaba-
r Una vez viv.ida 13:· vida, concluida, cumplida, uno- se pregunta:· ¿Y para qué?, do por Coger a.pego; alguien ha aparecido para ~esaparecer a continuación
s1, ¿para qué _es_te. pequeño paseo del señor Fulano de Tal por el firmamen- para siempre-; alguien ha sufrido, esperado, lamentado; y después ha desa-
to del dest_ino;_esta-_estancia_de- unos pocos decenios en el-valle de la fini- parecido sin-. dejar.rastro. Alguien ... "Era un pobre y pequeño ser misterioso
tud~?, _¿esta_~emporada.sin pies_ ni cabeza en las praderas del más acá?, ¿y por como.todo el-.mundo." Así se expresa Arkel al final de P.elléa.s et }lfélisande·
que despues .de- todo el señor Fulano de TaI nació un buen <lía, en vez de ante el -lecho de la muerra, mientras el telón cae sobre este de_stino ya cum-
quedarse eternamente inexistente?, ¿por.qué, una vez nacido, debe otro buen plido. No hay nada mis que decir. en efecto. Y tampoco.nada más que pen- -
día cesar de ser,_ sin que nadie le dí ninguna explicación sobre las razones sar. Y sin e1nb_argo, desde el momento en que el presente se ha convertido
- de este absurdo viaje -Circular? ¿Qué finalidad tiene todo esto? Porque no se en pasado y-la-presencia en ausencia_. el' misterioso destino cumplido ofrece
puede ha91ar de finalidad -cuando la existencia se tern1ina por donde ha em- a los hombres un inagot:ible ten1a de 1neditación; por eso a todo el inundo
pezado, ~uando el futuro es el pasado ntisino y cuando el- o1nega se reúne se le encoge el cor.azón y se recoge en silencio ante este misterio si0 profun-
con el alfa en un solo y único no-ser... Ante este desesperante ciclo no ape- didad. Pues se reconoce la quoddidad del haber-\·i\·ido y del haber-sido sín
tece hablar de finalidad, sino gritar, con10 en el Eclesiastés: ¡Vanidad de vani- co1nprender el por qué.
dades! Y sin embargo una lectura opuesta del texto de la vida nos parece
ahora posible; es el 1nis1no texto, coinpuesto de las misn1as sílabas y las mis- Que todo lo que se oiga, se vea, o se respire,
mas le.tr~s, pero la iluminación lo ha transfigurado. El einpirismo frívolo y Que todo proclame: ¡han an1ado/
superf1cra] hacía gala de la finalidad in1nanente, es decir, intra-viral, de los
1no1nentos sucesivos que forman una biogrJ.fía. El pesinlis1110 semi-profun- Haber a1nJ.<lo y nada n1ás. A;naverunt, Vi::ferunt: co1no los amantes de
do del Eclesiastés nos enseñaba cón10 el sentido intra-vital se encuentra futi- Lan1arrine y de Maeterlinck. ¿No es acaso todo el n1isterio, de la existencia lo
liza<lo por el sin-sentido global del haber-vivido: si hay que terminar por que exhala, corno un hechizo, de esos pasados nostálgicos? Triste consue-
donde se había e1npezado, no valía la pena empezar. ¡Y sin ernbargo, valía lo_. se dirá. y n1agra pitanZJ.. Y sin e1nbargo esa inagra pitanza es el 1nás pre-
la pena! En la circularidad ateológica de la vida. como en la circularidad de cioso de los vi:iticos. afn niagnis et voluisse sat est~: Liszt escribe estas pala-
ciertas sonatas. una tercera lectura nos descubre la sobrenaturalidJ.d pro- brJ.s en el cncal:ez.:uniento de su n1~1rch:i fúnebre {X)r la me1noria de lvfa."<imiliano
funda del haber vivido: LJ. gG1tuidad 1nisn1a de esr~ haber \·h·ido es trans- de México. Porque el hecho de h:1ber sido. al 1nenos. es inalien:1hle. 0l"a<lie
forn1ada, por una súbit::t conversión. i:n n1en:-;~1je sohrenatur:tL En el interior pucJe pri\·arnos de ello, ni neg:11"k1. na<lie pueJ'-" rehus:írselo a naJie: se 1ne
de la continuación in1nanente, el hecho dL' hahi:r p~1rtido y Juego vuelco al puc.::c.k: 111ati:rL1!111ente arrancar e! :--c>r. pero no se rne puede nihilizar el haher-
punto de partida, como el hijo pródigo, no significa neces:irian1ente haber sido. El 1nuerto no puede ya voh·er J la vida, pt::ro aquel que ha vivido no
perdido el tiernpo: sólo desde un punto <le \·ista exotérico ese rodeo es inú- caerá ja1n:is en la nada prenatal: lo irre\·ersible, que ünpide su resurrección.
til: si se tiene en cuenta el tíetnpo, 111js bien :1po1ta un.enriquecin1iento con- irnpide su nihi!ización. Desde el 1non1ento en que alguien ha nacido. h::t
creto Y una invisible experiencia. Con relación al \·acío <le L1 eterni<lJ.d infi- \'i\·ido. sien1pre quedará algo, inclL~so J.unque no pod:unos decir el qué; no
nita, donde la vid.a se repliega sobre sí tnis111a. no podríJ.1nos hablar de podemos hacer en absolu~o co1no si ese :Ilguien fuer:i inexistente en gene-
enriquecimiento ni <le recuerdos empíricos: b creación es aauí <le un orden ral, o nunca hubiera sido. Por los siglos <le los siglos h:ibrá que tener en
~ompl~tamente distinto. Aquello que con1ponc la continuaciÓ~ ernpírica del cuenta ese tnisterioso ha her-sido. El jam-non no es nunca n1is en efecto.
intervalo es natural. pero el hecho 1nerae1npírico <le la continuación en general ¡Pero no se diría }'éz no está si no hubiera estado nunca! Entre el Ya no está
y el no está h:ty una diferencia n1erafísica: el 1Vunca más es algo comple-
9 ta1nente distinto a la nada pura y simple: se ha librado de la inexistencia
Tol.stoi se expresaba en !ns mi.,mns términos: JlemfJrws de 1111 foüi. 1:-;H-~.
\(¡ Leonidas Andreiev, Rekitu ,/e lus siete abornulos. ~ l!l 1ius muros Cil('//)_ Dedic;1lhl :1 Tohtoi. eterna, lihrado para toda la eternidad. E:;te haber-sido c>s con10 el fant::isma
de una niña dessonocida, torrurada y aniquilada en Auschwitz, un mundo,-,~;) las soluciones de la vida y del amor 9 como esas intuiciones del, genio que
1
donde el breve p:.:iso de esa niña sobre la Tierr3 ha tenido lugar, difiere com-·-,::,_?~'· · ·-1 nos hacen exclamar: era evidente. ¡Pero para ver lo evídénte hace falta saber
plc:ta1nente ~ p:.ir:i siempre de un mundo donde eso no hubiera tenído lugar. . ~ ver! "Qué herrnoso y qué sencillo», murmura Ivan Ilich antes de expirar. Nata-
Lo que ha sido no puede no haber sido. cha y la princesa N1aría lloran, pero no por su desgracia, sino pensando en
Lo que represenr:i par:.i nuestro destino personal la eternidad del haber~ ese sublime n1isterio tan maravillosamente simple, en ese misterio no cifrado
vivido, nadie puede decirlo ni tiene la menor idea Je ello; y en cuanto a los y ,que ninguna criatura es sin embargo capaz de adivinar. El hombre estará
hombres inforn1:J.dos que pretenden poder responder J. la pregunta ¿qué? tal vez ante la muerte con10 estaba ante el sentido retrospectivo de la vida
son, como SJ.bemos, unos charlatanes. Pues l:i :nuerte no es ni una adi"'i- de un sen1ejante. No sé, dice Bergson, pero a veces sÜspecho que acabJré
n:inz:.1., ni siquier::i un enigrr1a. Je:in Cassou ha leído en Iviaeterlinck Ja pala- sabiendo. La docta ignorancia adquiere aquí un sentido profundo, Ya sé,
bra secreta que obsesion:i a todos los seres: ese gran secreto (pero no se lo aunque todavía no sepa nada. A punto de terminar en la. noche su misterio-
digáis a nadie) es que no hay ningún secreto. iA.. lo que nosotros añadimos: sa existencia iniciada en la noche, 1Yiélisande murmura: No sé lo que· sé. 12
por eso rnisino ta rnuerte es un místerio. Este n1isterio es tJmbién nuestro Vassily Andreitch sabe lo que sabe, y i\[élisande no lo sabe; sin embargo,
diario 1nisrerio, el n1isterio de una mirJdJ an1iga o de una abierta sonrisa de consciente o inconsciente. su ci~ncia es la ciencia Je un mismo misterio; y
un sollozo repriinido o de una furriva connivencia, el rnisrerio de las c~sas es una ciencia nesciente, que sabe algo ignor.'.ldo: antes de saber qué, aptes
fa1ni!i:1res y benévolas que nos acampanan de la cuna a la sepulrura. Cier- de s::i.ber algo, saben1os que será algo simr.)le, extraordina·riamente simple y,
ta.-; an1biguas frases nos inducen a pens:1r que Tolsroi, el n1ayor genio de la a la 1nanera hergsoniana. silnple de una respLtndeciente sin1plici<la<l: sirnple
objeti\·1d~1d, tu\·o la intuición de este p:itente nüsrerio: ".No he descubierto con10 decir buenos días o decir buenas noches: tan sirnple que nos pre-
nada, Jice Levin. niedir:indo sobre el sentido de la vida, at final de Ana guntaremos, el día que lo sepJn1os, cómo no se nos había ocurrido antes.
Karenino: no he hecho m:ís que reconocer aquello que ya sabía·. y Vassily
Andrei1ch, al fin.Jt de Setlor y seroidor: -Sé por iní misrno lo que sé ... Ahora
sé". EsL1 r:1utología expresa la idea de un s:1ber que, en lugar Je referirse a
su objt.'tO, remite a sí inisrno 1nediante un:i especie de atención que rnira ha-
cia denrro. ¿Qué sabe por tanto o qué ha :ipren<li<lo aquel que va a n1orir?
Nada que .:;e pued:J. decir sin dud:J., o ca.:;i nadJ.. Sin ernbargo Ivan Ilich. al
térn1ino de su calvJ.rlo, entrevé él tan1bién ese casi nad;i: -Co1nprenderá,
aque! qut: deba con1prender. .. Y 13 n1ue11e ... ¿dónde esti? Buscaba su ante-
rior Y habitual te1nor a la muene y no lo encontrJ.ba. ¿Dónde está?, ¿qué
muerrc? \:o h:lhí:.i ternor aiguno porque t:unpoco había niuerte·•. Estas son
Lts penúlli1n:ts palabr:1s de lvan. Y Le\· \'ikoLteYirch añ:tde: «En lugar Je la
n1uene h:ibí:t luz,.. i.· L:is tínieh!:ts, esr:i \'c'7.. se h:1n i!un1in:1Jo l'n:1 oran luz
Gr:uH.le corno el cielo Jespej:1do que e! príncipe I3olkon.'\ki.· tendiJ'o sobr~
la llanur;.1. Ji.: Austerlitz, conten1p!:J. por encin1:1 de su cabeza y que h:.ice que
parezc:1 [:ln n1i.scr.'.1ble Lt in.'iignificanciJ de L1 1nuerte. \'u existe nada n1is
que t:.se cielo. ¡Qué cielo!. ¡y qué !uz'.. ¡y qu2' 1nezquinu p:J.rece todo lo de-
n1:is con1p~1rado con e.'it:l .<:iublünc e\·idenL·ia: E\·iJenre y sin ernbargo obsti-
nadatne~He ev:J.sivo, :.lSÍ es para los ho1nbre.s el misterio Je !a 111uene. ~.\fgunas
veces nos p~1rece que lo n1isterioso <le t:'-"te n1isterio re:;ide en un ¡na!enten-
di<lo. '¡' que el 111alenten<llUo lo produce nuestra coinplic:ición: sin s:J.ber en
qué consi::>tc, presentin1os que debe Je ser ~ligo 1nuy sirnple, sin1ple como

1
: ..!1/11 f..i1n'1111u1. \"[!!. 12. Se1iur l'Sl:'r1"id111: ') Lo 11111enc de /u111 Jlfch. l2. :~,\no\"

1..:.1
,__ :1_·

ÍNDICE
PRÓLOGO
_frnrké!écftch: Inté1prete tic lo f1u!j(1hle _.

EL ;\ll~TEK.10 DE LA ;\ll:EirrE y EL FE;'\Ó_\Jf:\O DE L.\ _\ll.ERTE .. 15


l. Trap,edia 1netaen1píricn J' necesillad natural 18
2. El to111ar en set1:0: Ej'ectil:idod. Inn1inencfn.
Concernin1iento personal. ............... . 25
3. La nlue11e en tercera. en segunda. en pn·1nern perso11a _ 34

L\MLERTE

Pl~l.\JERA P..\RTE

LA \ll'ERTE DE E~TE L\DO DE L\ Ml'ERTE

.\l'ITI "!_e i [. L.-\ \l!-FJnT l)l 'I\ \_'\"Tf L-\ \ 11)_-\

l. Ln n1editació1Z ele /o nn1e11e.. 4-9


2. La ;nuerte conuJ prc4luu/hlt1d .i· co1no /úturo .. .. 52
3. E1!/en1fu e inz·e1xión dpr!/Úntica .. 67
-1. El ,\'1J-ser y el ,\'o-sentido. 73
"l . .Yifl!ncio indl!cih/e J' silencio inljáh/e. 86

(_\PiTl"L!) ll. Et. c·)RC:\:\0-0!t'iT.Í.Cl"l.\J


l. lu cilla hrere .. 95
) t.1 f_)ort¡ue .v el ,i·lzuujlll!:}lnilltd, cu1poralidad, ten1porciiidad.. 99
3. Lo trágico t!e lo fnlposihle-11ecesat1o. 108
-t. [{{ e!ecciñ11.. 115
--.. !:f('clo retrnacti1•0 del !ínlitc 118
CAPÍTIJLO IIL LA. Emll.EABERTURA (APfTULO III. lo IRREVERSIBLE
l. La Quoddidad del misterio ..... . 129 Lf La Ida y v_uelta e1; ~I espacio es una icia sin vuelta
2. Mors certa, hora certa sed ignota·. 134 en el tienzpo ... ... ....... ....... ········ ...... . 269
3. Mors certa, hora certa. 142 2. ¿Rejuvenec(!r? ¿Revivir? ¿Dejar de envejecer? ..... .............. . 272
4. Mors incerta, hora incerta......... . ............ . 144 3. Objetivitiad clestinal de lo irreversible.·................ ............. . 276
5. lv1ors certa, hora incerta ................. :... ;····· ............. . 148 4. La irreuersihilidad relativa. ............... ········'···· 279
6. La resignación a la Quoddidad: mortaliclad, doloridad, 5. La priniera )'la últ.itna vez en curso de continuación .... 281~

espacialidacl, tenzporalídad..... .... ............ . 151 6. La priJnultiniidad relativa (semelfacticidad):


7. Lo incognoscible, lo imposibie, lo incurable ..... . 164 secund.an·dad y· penzt!timidad....... .................. . 285
8. La terminación y el comienzo.. . .... ......... ............. . 171 7. La prirnultimidad -rno11al. La aparición. qite desaparece ....... . 292
8. La corniD.letamente-últírna vez: nu;zca 1nás por nunca jam_ás 299
CAPÍTULO IV. EL Ei'\i-VEJECrMrE:-:To 9. El Adiós. Y del brel'e reencuentro. 303
l. El adve11úníento al ser, desnzenthlo por la declinación 177
2. La n1ortijlcaci6n. }"si la uida fuera una rriue1te coniin ua .. 183 C.-1.PfTULO IV. LQ IRREVOC.i...BLE
3. El deterioro progresiuo. El co11denaclo a nzuerte. ............ . 185 L Lo frreuersih!e del bober-sido, lo irreparable del becho
4. Las dos ópticas: áque!lo que ya viuin1os está ril'ido. ele baber-becbo: Fc1c·t1nn v Fecisse .. 309
aquello que )'et uiui1nos quecfa por oicir 192 2. Lo írrevocable-irreparabl~ de la n1uerte. El cepo y la váluula 316
3. Re11aciniiento, reeJlcnrnación, reaninzación .. 319
4. La 1Vacfa co1no nibilizaLlora . ................ . 3:25
SEGl-~D.-\ PARTE 5. El nlensa)e evanescente ele la ultÍJnfdad .. 327
LA MUERTE EN EL INSTANTE MORTAL 6. La últi1na· vez no oculto ningún secreto ... 335
7. UJI orden _con1pletan1ent1? d istilltO - 342
L-\ l\Ji:ERTE E"'\ EL INSTANTE '.'>IORTAL

El pudor del ilrstante inennrrab!e 207


TERCER.\ PARTE
CAPÍTULO I. EL INSTAi\TF. :..rORTAL ESTA Fl'ER.-\ DE L-\S c-1.TE<..;ORÍAs LA illl'ERTE MÁS ALLÍ. DE LA MUERTE
l. El instante 1no;1al no es un JlUÍ.\·fnzo Ctt<uuitatil'O ... 215
2. El instante nio;1ctl no f!S un can1hio cualitatil'n .. 219 C_\i'iTl ·ui l. Er. ¡>r lf\\T\!I\ 1>~ .\T( lU i< ;reo

3. El iHsta11Ú! de la 11u1e11e 110 es una alteración tcn1porol.. 227 l. ;El Jicís cdi<Í es lUl jlauro?. :)48
-L El i11stalltí! 1JUJ11ul recus([ cualtJitier topugr{{/Ta. 250 ) [(/angustia del i1;stuntc y el nzicdu ui ll[{ÍS u!lú ... 352
J. El insta11te ;nortal JIO tiene relaciones. 23H J. La e.\peran:za )'el uptatil'u dese.\peradu ... 355

C_-\PiT1·r.o IJ. EL C·\ ...,!-.\iAJ),\ l)EL ,\RTicl-lt) \Jt)l\T.\l. CAi'iTI-l.\) 11. AB'>l "í\.1)[1) ..\Jl ! l\" l..\ '.>l "!'l'.J\\"J\'F.\CI:\
l. La nzuf.!rte j""edonia JICl. El u 1nh1nl de lc1 11u1erte es escanu/teado .. _ 24 l L /11nzortílfic!ud. R.eszurecc1"ó1Z. t7da p1:!1petua .. -. 3)9
) La 11uu:;1e con1ojltt.Yió11 de pet¡ue1las 111ue1tt!s... ?_.:f) ) t:ternit/cu{ de la ese ne fu pensonte. 366
3. El aco17tecirniento e.le la 1nuerte izo es una nada, :). Superz1fl'if!ncict del aln1n según el <lualisn10 368
.\·fno un casi-1u1cla.... 2S l t. <.:ontra el p1l;1cijJin de co11sen•acir5n .. 372
-L .Vo se apre;Hle a rnorir .. 2-')()
5. La repentinidacl progresil·a. 260
C.-\f>[TULO IIL A!3S\:RD!D:\D DE L-\ \"THfUZ;\C!ÓL\
t
1 _ ;Va sé qué otra cosn, .. ~ ..,.~77
2. El supuesto (/e la continuación y el escándalo ele !u cesación.. 378
.3. El pensc1n1u1nto de la rnuene )'Ja rnuerte del ser pensante.
La l'erdacf eterna-1norta!.. 382 Esr.i. edición de
4. Fuera)' dentro. Lcz sobreconciencia englobante L-l J1"CERTE
)'lo inocencia englobacln .... 390 de Vbdimír JankéléYitch.
J. TtlunjO de la 1nuerte. La 1nuerte todopoderosa ... 393 se rerminó de imprimir
6. La n1uerte es nuísji_1erte que el pensainiento-, el pensamiento el día 14 de febrero de 2002

es n1ás jl1e11e que la nnrerte.. 395


- El Arnor. la lihertcu! y Dios son 1nás.fue1tes que la n1uerte.
V recFprocnn1en1e. 401
S. Equit•oc:o de/{{ n1011a!iclady de In in111orh1/ic!ad .. 408
9. .Yi la pa!i11genesia. ni la pal!hfótíca sun consoladoras. 412

e \I'[-;-¡ ·Lo f\' L:\ 1)1 "¡ il ll!!I l·\ll :.:-, i\tl'\-Tf_,·¡:_\)F_':\.\

Lu ml\E\.OC.--1.BLF. UF. LO !Rf\f\-FR."IHl.E


L Aquello é}lle no n1uere no l'jf·e __ . 419
2. J~(c1her sido. h{/!Jcr ciciclo. ha her cunodo .. 423

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