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La narración de lo cotidiano y el plano - cuadro

La gran mayoría de los planos del film está construida bajo la noción de plano –
cuadro propuesta por Bonitzer, sin embargo la serie de escenas del principio resultan
particularmente ricas para el análisis. Por ejemplo, luego de los créditos se suceden una serie
de planos del bosque mientras en el fuera de campo se oye el sonido de los pájaros. No hay,
en estos primeros planos, una intención narrativa. Como sostiene Aumont: ​“Si la naturaleza
existe, existe artísticamente –fuera de su valor alegórico o simbólico- como un espectáculo
digno de reproducción o contemplación: es la función total de la mirada la que ha
cambiado” ​(Aumont: 1997, p. 34).
Algo similar sucede en en el resto de las escenas iniciales del film. Por ejemplo, en el
interior de una de las casas, se observa a un niño que se levanta de la cama para espiar a una
mujer y su bebé. En este caso, la cámara toma el punto de vista del niño y permanece detrás
del marco de la puerta, enmarcando a la mujer y a su hijo. Hay una fuente de luz sobre el
margen izquierdo de la imagen que permanece fuera de campo, presumiblemente una
ventana, y a través de ella ingresa un haz de luz fría y muy débil que genera un juego de
penumbras y sombras sobre la habitación y los personajes. Esta iluminación, sumada al
encuadre que genera el marco y a la presencia del niño que duplica la visión del espectador,
permiten pensar en una composición meticulosa del plano, orientada al concepto de plano -
cuadro planteada por Bonitzer.Está composición se agudiza con la puesta de cámara: el
encuadre de aquellos plano-cuadro que muestran interiores refuerzan un punto de vista
pictórico, aquel de la pintura costumbrista del siglo XVI.
Por último, una de las características que se repiten a lo largo de todo el film es el
silencio: los personajes hablan muy poco entre sí, el ruido ambiente es mínimo y hay muy
pocas escenas en las cuales haya música (ya sea diegética o extradiegética). Esta condición
silente de la película también traza un puente con la obra pictórica desde un doble ángulo.
Siguiendo a Bonitzer quien dice que ​“[…] la pintura es un discurso que calla; legitima el
comentario interminable, habilita una lectura conjetural por definición, permite infinitos
replanteos” ​(Bonitzer: 2007, p. 33). En este caso, el film calla y retoma algunos de los
posibles replanteos que genera la obra expandiéndolos en una serie de representaciones de la
vida cotidiana de los personajes que la componen.

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