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SEXTA UNIDAD: TERMINACIÓN DEL MATRIMONIO

Causales que producen la terminación del matrimonio, artículo 42 LMC:


- Por la muerte de uno de los cónyuges;
- Por la muerte presunta, cumplidos que sean los plazos señalados en la ley;
- Por sentencia firme de nulidad; y
- Por sentencia firme de divorcio.

He aquí la novedad más importante de la nueva LMC, introducir en nuestra legislación, como causal de término
del matrimonio, el divorcio. El punto fue tan relevante en la discusión parlamentaria y para la opinión pública, que
la ley citada ha sido denominada vulgarmente como “Ley de divorcio”. Termina de esta forma la peculiar
acepción de divorcio que regía en la Ley de 1884, en cuya virtud, los divorciados continuaban casados, aunque
legalmente separados.

En esta unidad, nos referiremos a las dos primeras causales (muerte natural y muerte presunta), para estudiar
luego, en unidades distintas la nulidad y el divorcio.

1º Causal: Terminación del matrimonio por muerte de uno de los cónyuges:


Esta causal está contemplada en el número 1 del artículo 42 LMC, en relación con el artículo 102 CC, vale decir, el
matrimonio dura lo que la vida de los cónyuges. El solo hecho de la muerte de uno de los cónyuges produce la
disolución del matrimonio, sin necesidad de declaración o inscripción de ninguna especie. La muerte de una
persona se produce cuando hay cesación total de sus funciones cerebrales. Entre otros efectos de la muerte de
uno de los cónyuges, se produce la disolución de la sociedad conyugal (artículo 1764 número 1 del Código Civil) y
del régimen de participación en los gananciales (artículo 1792-27 número 1 del Código Civil), si los hubiere.

Usualmente, la muerte de uno de los cónyuges da lugar a una comunidad hereditaria formada por los hijos y el
cónyuge sobreviviente o por el cónyuge sobreviviente y los ascendientes de grado más próximo del causante, si la
sucesión fuere totalmente intestada.

Si el cónyuge fallecido había otorgado testamento y dispuesto en él de las cuartas de libre disposición y/o de
mejoras, podrán integrar esta comunidad otras personas. Cabe tener presente aquí que la muerte puede ser
declarada por el juez, “Toda vez que la desaparición de una persona se hubiere producido en circunstancias tales
que la muerte pueda ser tenida como cierta” (art 95 del Código Civil). En otras palabras, se trata de la muerte
judicialmente comprobada, aunque el cadáver del fallecido no sea habido.

2º Causal: 3.- Terminación del matrimonio por muerte presunta:


De conformidad con el artículo 42 Nº 2 LMC, se disuelve también el matrimonio a consecuencia de la declaración
de muerte presunta. No basta sin embargo con la sola declaración de muerte presunta para que opere la
disolución del matrimonio; se requiere, además, conforme al artículo 43 LMC, que transcurran ciertos plazos.

Del tenor de los artículos 42 y 43 LMC, se deduce que la disolución del matrimonio opera ipso iure, cuando,
declarada la muerte presunta, transcurren los plazos de uno, cinco y diez años, sin que sea necesario que se dicte el
decreto de posesión definitiva o que se dicte otra resolución judicial que declare la disolución del matrimonio. El
SRCeI, por ende, a solicitud del interesado, deberá practicar la pertinente sub-inscripción, dejando constancia que
terminó el matrimonio, si al presentar la solicitud, se prueba que han transcurrido los plazos legales. Al igual que
en la muerte de cualquiera de los cónyuges, la declaración de muerte presunta produce la disolución de la sociedad
conyugal (artículo 1764 Nº 2; artículo 84 CC, en las normas de la muerte presunta, estableciendo que se disolverá
la sociedad conyugal en virtud del decreto de posesión provisoria) y del régimen de participación en los
gananciales (artículo 1792-27 Nº 2 y artículo 84 CC), si los hubiere. De igual forma, usualmente, da lugar a una
comunidad hereditaria formada por los hijos y el cónyuge sobreviviente. El inciso final del artículo 43 LMC,
dispone que el posterior matrimonio que haya contraído el cónyuge del desaparecido con un tercero, conservará
su validez aun cuando llegare a probarse que el desaparecido murió realmente después de la fecha en que dicho
matrimonio se contrajo. Con ello, queda en claro que la revocación del decreto que declaró presuntivamente
muerta a una persona, por haber reaparecido el desaparecido o por acreditarse su muerte real, no deja sin efecto el
nuevo matrimonio que hubiere contraído quien creía ser viudo o viuda.

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