You are on page 1of 63

{ /' J lE

/ ['Iv ¡
n: _

oz o
(JJ
o
.- o

§}
lO
» Capítulo 2
ro
::J
.-
~.
Profesionales del conocimiento:
La intelectualidad europea

Conocer [...] una profesión [...] que nos dota de luz


para ver más Jejas que otros hombres.
BARROW

Primero me presento yo; mi nombre es Jowett.


No hay conocimiento, pero yo lo conozco.
Yo soy maestro de este colegio.
Lo que yo no conozco no es conocimiento.
H. C. BEECHING

Este capítulo está dedicado a 10sp-rinci12ak;,§.de§fJ!:briQ9re~J2F.24uc­


tores}! difusores de cOUQ.cimiento en la Euro12a moderna temj2rana. A
menudo, estos descubridores, productores y difusores quedan comprendi-
dos bajo el calificativo de «intelectuales». Karl Mannheim los describió
como aquellos grupos sociales de toda sociedad «cuya tarea especial es
ofrecer una interpretación del mundo a su sociedad» respectiva. Con
una expresión famosa, citada anteriormente (véase la pág. 16), los cali-
ficó de «intelectualidad que flota libremente», un «estrato sin anclajes,
relativamente desclasado».1

Se ha afirmado con frecuencia que el intelectual surgió por primera vez


en la Ru.s.ia. de U1~iados del ~iglQ Xli;;;, cuando se acuñó el término iJk
telligentsia para referirse a aquelloshR.mbres de letr;}.s que o po glJj-
1ieronb t),O fueronSé~I!aces de ganarse un j2uesto en la burocracia. Se-
34 HISTORIA SOCIAL DEL COI\'OCIlIllENTO PROFESIONALES DEL CONOCIMIENTO [oo.] 35

gÚn otra 012inión, el ~()Üg~D del gru12oJ1abría que situarlo a finales del R~D.a¡;;imientº, y otra finalmente es la que separa a"'l().~h!!ill-ªl1j.?~~~.2e
siglo XIX, &ll~º.d~l d~j;!,ª.t~~q]J~~..~S;.),ts:.~~Jlf.ª.d.~ILQ •..S:Jl..E rª}lf.iª-ffi los lHós_Qfos, escg)ásti~~a quienes tan frecuentemente denostaban,
tQr!1.Q••qlª.,!,;1!lIl\lb.ilidªl;LQ.la.. in.º.h~.nciadel . . c.apitán,DL~~fus, concretamen- pero que según Le GaJE S.eüanJQ..sjDj:~cle.c:~tuªl~Jnedieyªles.
, .1;)C2\.. te con ocasión del Manifeste des intellectuels a favor del capitán. 2 ~gunos Para evitar confusiones, no sería mala idea seguir el ejemplo de Sa-
"~, ''"':ifYi.~j¡;toriadores, concretame.n.t.e Jacq.ues LeG()ff, gablal1 de; los~ntelec~ muel k9J~tÜig~~~~~Ernest.Cie.llJl.s:.r y de§.criJm:Jl~ecialislª§_~Jl.~ª- "
d91,ffl tt'a1esen la Edad Media, almenas en el contexto de las uillversIdades.' 9~r ~ conocimiento ~~tg~~R::~~~!c~J::,~,~;;,~~~><En adela~te emplearé, estel&~(}.
\ ()~ kcf.; ~tas dis~rep;ncias gir;~n en parte en torno a definiciones o conceptos, termmo de vez en cuando para deSIgnar alm.pQs..s.Q.cl,ªle'§..QJ:~Q,~JllIeIl1~ G\Q} QfÍ'-'
pero también revelan una profunda diferencia de opinión sobre la im- ~ro:. se cqll§i~~Lª.J2_~_~L!!1.i§,!!!g.~J..ª.tl!lg!!.e...4.e,.,giy~E~i!c§ ..Q2.i!!2.~rª . ~.), . .~;:,hºIl1QEes / eJ)~'
portancia relativa del cambio y la continuidad en la historia cultural ,Satum» (doctl, eTlldltl, savants, Gelehz,ten) u «hombres de letras» (litte-' . ~ .~.'
europea. mti, h07Jl771es de lettres). En este contexto lettTes significa «saber» y no . t(1P'\u~.:).
tanto «literatura» (de ahí la necesidad de añadir un adjetivo, como en' 1~'6\,i>-V
'.~i~1'd.~Ú~;=~=:.~ei~~~(~~lJ~~¡~~1~ij~
t{'X eSg)nl!n.!l.:'Ldº.Iª~d~~.lg,s.Jllz.l.Iº,I'.2P.b.fLd(;:Ja
XIX

la cual
~, _==~.=.====,=,~",~"""~ __ . ._.. _ "
.~,._ .'_ .. ',. .',
Il1Jst.raC1Qn, que, a
.0".' __ " _,_ . __ • , __ ,_._ • . . •-,._ • .'.'.'.' .....• •.. •
la expresión francesa belles-lettres).
Del siglo xv al siglo XVIII, 10ssªQio§.,suelen autowesen~arse comQ.
dV
¡ su vez, son o bien una versión secular de la <;:lerecia12rotesta.llt~ Q bIen ciudadanos de la «ReQública de las letras» (Respllblica litteTal'ia), una
\, los descendientes de los humanistas del Renacimiento. Tal visión mues- frase que ~resaba su sentido de l2ertenencia a una comunidad gue '#
tra un sesgo excesivamente «actualizador», en el sentido de que explo- ~obrepasaba las fronteras nacionales. Se trataba esencialmente de una ~'. "l)
ra el pasado con la Única preocupación de encontrarse con gente más comunidad imaginada, pero que, de todos modos, daba lugar a usos v>-~
o menos parecida a nosotros. Michel Foucault no fue el primero en se- propios como el intercambio de cartas, libros y visitas, por no mencio- \pJ}
ñalar el carácter problemático de esta visión actualizadora y continuis- nar las formas ritualizadas con que los sabios más jóvenes ofrecían sus .
ta, aunque de todos modos ha sido el crítico más radical de estos su- respetos a los colegas mayores que podían ayudarles de algÚn modo en
~

puestos aceptados de manera generanzaCla.


1 1• .' 1_
sus carreras. 7
Una historia foucaultiana de los intelectuales está en condiciones de El objetivo de este capítulo es someter a debate lo que un conoci-
poner en tela de juicio la"disC,.ol1tin.uidaJ;I f;,!l1I,f:.Ja,i1rtr:.lligff.tu.sifL decimo- do ensayo sociológico de 1940 describió como «el papel social del hom-
nónica, qllui.e.s~e.aha.51~~¡iL~La.u.tigltº . J:ég.ün~11 en que vivían,yJg.§ bre sabio».H Hoy, esa expresión nos plantea irresistiblemente la cues-
1212ilQj:Qt112gLd.~1~igIQ".1]QJJ, que deseaban reformar el suyo. Por otra par- tión acerca de las mujeres sabias de la época. Como apuntó el filósofo
te, puede señalar la brecha' ~mr,~1º~.J2ki1.Q,lgp,h.{,\.';H1Üf.;lscIi~ª1~§.,xJ,Q§. .,~lé­ francés del siglo :A'VII Poulain de la Barre en su tratado Sobz'e la igual-
[igos QuritanQl¡j!lK~2~~~!kl.iiglg,.~'Y1J,que han sido descritos como el dad de los dos sexos (1673), JasJlmjer.es.,;¡.t_Xi,eJ:.Q1LWis.ooQoo"ill.e1J.Qs.c:::~eK,d1Íi­
primer ejemplo en la historia de «intelectuales radicales» en una so- ~ d a del saber.
ciedad tradicional, «liberados de conexiones feudales».4 Sin embargo, &2~rgadg~.e a)ºJª.m2 .dees~J~~ocio~xistier()n!!lujeres de letras
la auténtica vocación o «llamada» general que sentían personalmen- o «Ulllje.u:s. s,arua.s», aunque el término bluestocking [«marisabidilla»]
te estos puritanos no era nids.aber ni Lªa<::IÍvidaillolítica, que sim- no se acuñó hasta finales del siglo XVIII. Entre estas mujeres famosas
plemente les servíaIl,d~ m<:dios 2ara un fin más eleva~o: lar~l~!'1' Su algunas de las rn{)S conocidas fueron: Chri.s.tiue de P~n, autora en el
ideal era el del «santo», y este objetivo condujo a algunos de ellos a ex- slg'lo xv de la obra ,La ciudad de las damas, Mªri~_.Le_la.Ls..de_.G.Qll[l:Lay,
presar ciertasactitudes antiintelectuales. 5 Otra discontinuidad ~s la que que ~Q.ü;.º Jos gzzsa)l,os deM911taizn(';, ~tJ1.dió,,ªlqlÜillÍJl~_~s.cribi.Q.J11)J:rá-
existetl entr.e.. el>clerºPtQtes.t.a.nt¡:;.. .y . s.us.pI.e.d~.<::.esQI,~s :..~ os hp,lIlªID~i!.ª;¡~.dd t!ldo sobre la.igl1ald a d de hombres y mujeres; la sabia universal Anne-
'~-""""f M~L(i.e__S,.c,hl:1Urn1ªI}" que vivió en la República holandesa, asistió a con-

2. Pipes (1960); Charle (1990).


,. Le GofUJ957). 6. Gellner (1988), págs. 70-71,79,
36 HISTORIA SOCIAL DEL CONOCIMIENTO PROFESIONALES Dr:L CONOCIMIENTO [... ] 37

ferencias en la Universidad de Utrecht y escribió un tratado sobre la igual que el de las universidades, fue el resultado de la creciente divi-
aJ!Jimd<i<:;Jª,?Jnlli<:;I~c?RªXªs;1 . . ~?tlldi9.; y, finalmente, la ri;iltª~.!jstina sión~el trabajo, un fenóm.eno asociado con el auge de las ciudades.
<;ll;;~Scll~~j"ª, que i.twittL"ªj¡!U';.QLt~(le~~lQf:9.1illº..ª.J3;tll~J¿~.~~.ª,LtS;~., H ugo E.~tª~1(:~x~sfªinflllíª,c.llng['J.pQº~Yªrº11~~1ªi~Q?f.gIIg§,g eneral-
Gracia y otros sabios y después de su abdicación fundó la Academia mente I1l.é.dkQ,s.~iwis~s. gLd~rec:llOyJaI21e9..ic:i11<l,SQ~l1l'~i tgL~rQ.l1J~s
Físico-Matemática en Roma. dos profesiones$.ec.uhu:e~~s.Ambas tenían su lugar dentro de la
~J;l~.§.aL<i<:;JQ<iº,. . Jª~mgj<:;I<:;~ 11ºpg<ii.~.r()11 . PªIgC:.i.pª!·.c~EJ .ªIt,;1l&J21.Ü;:a uni\Tersid~IIli.sJJJcruLeJnP-<l,_g.Q.z.aj.lªJ;L9~_RX~~j;igiº_.~n . c~J . . g:mndw-
<i.(:; lasl~m~.~ItJª;>1!!Ümª~.C:Q[l.ilic:iQp~?gg~JQLY.ª[ºl2~~· SóJo en ca~os traJJ.J1i'yersi1a.tiQ...~I ~<:JI;l~.e.Q.ª..s;l~gr11I2g§.S;.QI1l9I;'l.tiy.Q.§, organizados a ve-
n:mx contados pudieron_ls<aml!l e§11!.siill~Llln!vE:si!,ª,ri_Q?' Tal vez logra- ces en colegios (coIno e! Colegio de Médicos de Londres, fundado en
ban estudiar latín con la ayuda de familiares o de tutores privados, pero 1518), preocupados por el mantenimiento del monopolio de! con~ci­
si, por ej~mplo, trataban de introducirse en el círculo de los humanis- miento y la práctica de los médicos frente a 1-os competidores extraofi-
tas, se veían generalmennte rechazadas, como en el caso de las erudi- ciales.
tas italianas Isotta Nogarola y Cassandra Fede1e. Isotta optó por entrar ~i?1~mQª!:gºLgl!DHlt<:;.Jª ...E.&!.ª.d.. . M~Qiª . lª.mªYQLÜ!.. . Q.~.J2EQf~§.QI<:;?Y
en un convento después de experimentar cómo los hombres ridiculi- ~~!~~1~E:!~2~ive!si!~Ei2~.'".~I<lD ..!}li~!r!:Q!2.§.9~!..S!~I2. y a menudo perte-
zaban sus pretensiones intelectuales. '1 necían a órdenes religiosas, sobre todo a los dQmiilis;gs, que conta-
Tam bién l¡gQQ!mJi<:;r~~jIl1Illic:ªdª?(:;l1Jª.R~YQl11c:iQ!Lc:i~111WC:;LJ~ ..\:J1 ron con personalidades como 'Iº.!11.ª§~91el más famoso profe-
la IlllsJra"f.ióQ. MargaretC~vel1dish, duquesa de Newcastle, asistió a sor medieval. Incluso investigadores de la naturaleza como Alberto e!
los encuentros de la Royal Society y puso por escrito sus opiniones fi- GI~gS!~.y.g9.,g~L~ªS;gn ..t'iI.~:Q!1,fr~ü1~~. Los estudiantes pasab~;;c;~~~_
losóficas. Voltaire escribió su Essai sur les moeun para la marquesa de nudo de una universidad a otra, de forma que llegaron a form.ar un
Cháte1et tratando de convencerla de que la historia era una materia grupo internacional, conscientes -como muestran sus cantos en la-
tan digna de estudio como la filosofía natural, más del gusto de la tín- de las diferencias que los separaban de los habitantes normales
marquesa. 'Iª!l:!ºi~rLsDs§lª,§.ár:~ª~.Jª.J;lº.~ii\;;iQJJ •.df""l~,l.l11\,L.~I~~ .•~""ª.Il1ªrgi­ de la ciu~ad donde residían temporalmente. Por lo que a los Brofeso-
l2ª,L Bernard de Fontenelle escribió sus diálogos sobre la pluralidad de L~ se rdiere, n'J.n principalmente filósofos y teólo~..u.s:~llgy~Qlc­
mundos pensando en una audiencia femenina y Francesco Algarotti mas describir con el adjetivo de <s~;;;ml.á.?c~ik.ºc~'>' aungue ellos mismos
publicó un tratado titulado Il newtonianis771o per le dame partiendo del no utilizaban esta terminología y 2I:e'Eei::í;-ncZ~Iificarse de «hml1bres de
supuesto un tanto paternalista de que las mujeres inteligentes podrían .letras» (viri littel'ati), «~» (cle;'ici), «maestros» (11lagi.ítri) o «filó- o
(j)

comprender la nueva ciencia siempre que se la explicasen con pala- sofos» (pIJilosoplJi). Algunos de estos hombres de letras, como el inglés
bras sencillas. lO Juan de Salisbury en el siglo XIl, se movieron también por las cortes de
. la época. 11
Por lo que al ,término «escolásticos» (scIJolastici, es decir, «hombres
de e~cue.la») se refiere, Jue una expresión despectiva inventada por los
partIdarIOS de un currículo universitario de nuevo estilo: las «humani-
ejemplo de Eloísa, que había sido alumna de Abelardo antes de con- d~ (véase más adel;nte, e~ el capítulo ~ profesores de este
. en su amante, nos recuerda que ya en el ~J nos podíamos n q)';.Y.º.(;;Yrl:Lc;:.1J1Q~fu{;.rQrL.cc.ªJifÚ;adCt;;;.d~~"h!!JllªJli?!ª~.,» (IJ U11lan istae) y
con mujS,;LeB3.ahia:i. Precisamente.LQ~~';U~-PQc:a, ¡;lJ:U:-pdill~Xª luego el término se extendió primero por Italia y posteriormente por
de ~Uil1.aLdeJ,ªEdªdAJ.ltÜ~llª~.hizo.c~c;.to.J;L~cp.r~~~l1.fiª~n.el otras partes de Europa. Estoslng!!,~pistasconstituyeron una m~eva f<2,E-
c:1~L~S;;ÜL~J,JJ:.~J!.~.ªju~r<ls:le los monaste~ios. Este desarrollo,

C; X1 j <:.1 ti' ~d í71 !;v~ J,aA 11. Bauwsma (1973).


Jardine (1983,1985). \{V\p\J\Gn'¡\1Ji<l 12. Le Gaff (1957): véanse MUlTay (1978), págs, 227-23 3, 263-265, Brocchieri
c'·'_'-' __.o_ 11 OQ{)\. fC.nnrlrn.,n (J C)c)4)· Shteir (1996). (1987) y Verger (1997).
38 lllSTORIA SOCIAL DEL C00'OCl:VIIENTO
PROFESIONALES DEL CONOCIMIENTO [... ]
39
.!:naQ~~~~ia. Algunos habían recibido las órdenes ~agra.das, pero ~1U­
mente, con una.a~t~tud desapegada que dependía del hecho de que go-
chos otros eran laicos; ensefiaban en escuelas o umversIdades o eJer-
zaban de la posIbIlIdad de «distanciarse personalmente» de todos los
cían de tutores privados o estaban al servicio de generosos mecenas. grupos sociales existentes en su mundo.l!>
Por lo menos para algunos de ellos, la ensefianz:a fu~.m~}~~ino"$~.!'::!:.L
. En Venecia en p~rticular, a mediados' del siglo XVI un grupo de es-
que una vQ~. Un humanista italiano, po~ ejemplo, escnbla tnste-
c:ltores con educaCIón humanista consiguió ganarse dignamente la
mente a otro a finales del siglo A'V: «Yo, que hasta hace poco he goza-
v~d~ con la pluma, escribiendo tanto y sobre temas tan variados que re-
do de la amistad de los príncipes, ahora, debido a mi mala estrella, he
CIbler~? el nom?re de polig7'"tlfi (véase más adelante, en el capítulo 7).
abierto una escuela». Los sueldos relativamente bajos de los profesores
en las escuelas y universidades, en particular en las facultades de dere-
~amblen en Pans, ~ondres y ot:as ciuda?es, a finales del siglo XVI 12 0 - U)
Q)
d.lan encontra:-se figuras de estIlo pareCIdo, que entre otras publica- U
cho hacen que sin tener que recurrir a algunas estrellas, comprenda- CD
, ,. f ~ 1 CIOnes produ~Ia~ cronologías, cosmografías, diccionarios y otras guías
mos sin el menor esfuerzo semejante reacción. La ensefianza o reCIa a para el conOCImIento. :3
O
posibilidad de vivir del saber, aunque no se tratase de una vida muy de- en
sahogada. 11 .

La aparición del término «InllE1pi..~~'l:> sugle~e~e; ~or lo menos


en las universidades, enseñar humamdades .c;;QlltrllJ~~ª.•Qs.2.ar!:~Ü!~E el
S~D tidQd~lJnajd~nüdªdJ:;ºnlÚnenJ:xelQsPIQksm:es. Otr~ iniciativas (,
Los grupos mencionados hasta aquí no agotan las O~"m1}idades abier-
ql~e sugieren la emergencia de una identidad co.lectiva fueron.las:so.- ta~ a l.o~ hom?res de letras en el siglo ~vl .. Lª-.Refor!!l:a-;-fi-;dió otr;s~N /'

cieda.des o academias fmlQ.adas BQ!:S~]llamstas (de estas mstltu- "


O
(j)
pnnCIpIO, la ldea de Martín Lutero del sacerdocio de todos los fieles
~iones se hablará en el capítulo 3).14
pareció que h~cía ~upert1110 al clero. Andreas Karlstadt, colega de Lu- CD
en
t~ro en la Umversldad de Wittenberg, defendió posturas aún más ra-
dIcales, llegando a sugerir la abolición sin más de los títulos académi-
cos. D~ todos modos, ,LpteLQ reaccionó a tiempo y apoyó la idea de un
Una de las consecuencias más importantes de la invención de la im- ~.~~:2J?L~I}_L9.!I!llldo,q~.2tigªgº.~LRI~.gi~ªt_.~lJ~:Yªng.eliº_ªLpJJehlo.Esta
ultima postura fue la que apoyaron Je¡m Calvino y otros reformadores
prenta fue 1a de .a111tlliar•.k.Lahani.cQd.e-p,,º.~:ü~i~üiª!iej~I~ie.sio}1a!~~ªQie~­
protestantes. Por parte.\;.<l...t21Ú;:a, la JYn.4fts:iQ.1l d..e §~rl1inari~)~. desdeI e-
d_~~~?~g-~J~!g12.~__~!);-~ª~1_~!~5: __Q~.Il22llié~j_~é!2~:~.~I~SiI~~]Qtft~d~­
to a esta nueva clerecía. Algunos se convIrtIeron en Impresores de lI- l1
bros eruditos como Aldus Manutius en Venecia. 1) Otros trabajaron
para laimpreI~ta, por ejemplo corrigiendo pruebas, elaborando índi~es, ~~JQs s~~~~~irJa§_.1l;1r:r_illluias.17 NpªI~~
cer,ª1,OLln02c~leIlgS?s_~g-llca_ dos. eI1esta.s.insJituci.ill1.eS-(ks.Cllhri.e.mn.que
realizando traducciones o escribiendo libros nuevos por encargo de 11n-
resores editores. Se hizo más fácil, aunque continuaba siendo difícil,
Ea~~ ello.~~~~aba)o 111te!ect~odía ser una auténtica vocación al
mismo tiempo que prestaban sus servicios a las parroquias. Tal fu~' el
la carrera de un «hombre de letras». Por lo menos con sus libros
tuvo el éxito suficiente como para independizarse económica-
c~s~ del ~:stor l~t~rano Paul Bolduan, pionero en la compilación de
blbllOgrahas tematlcas. De esta manera se puede afirmar que, sin pre-
de sus patrocinadores. De hecho, Norbert Elias, siguiendo el
tenderlo expresamente, las Iglesias consolidaron la figura de! erudito
a de Mannheim, ha pintado a los humanistas en general y a -plenamente entregado al trabajo intelectual.
o en particular como ejemplos de intelectuales que flotan libre-
. El incr~m~1l!Qdeln!Ím er~~_~_~~~4illl1t~§_ª.\;lIª_!l.E~"~L~~~10XVI y la
pnmera--p arte iLeL1.'}1I I se.,de.blQ,_J~ntLe_otr.auaz.on.e.s..jLeMJl~iiu:evafuIl_

Kristeller (1955); Dionisotti (1967); Rom,mo y Tenenti (1967); Bnrlce (1986).


Benzoni (1978), págs. 159 y sigs. 16. Elias (1939), págs. 1 y 73"
Schottenloher (1935). 17. Burlce (1988); Prosperi (1981).
40 HISTORIA SOCIAL DEL CONOClivUENTO PROFESIONALES DEL CONOCIMIENTO [",] 41

oz .. ción as~m!daJ"!~E la lll~L~!:E315!,~~~S2!222.iIls~\i~~c.i,~!2S!~QQ!;..~J9EE!1~2~.~1 , dores contaron con asistentes, a veces hombres de letras como Amelot
(f)
o .. cl~g:u:!§,gi!lªQg.¡L1as .12arrºJJ.}li~s .Y...1¡yrLJÜiJLa1a,s:.r~cH;.nt¡; ..d.<::Inal)Jtª,pQr de la Houssaie, secretario del embajador francés en Venecia, que apro-
--
~
p.¡u:~ d0QS..go1ü<::IJJJ)~~<ie . full.ciQll¡Ui9,.,LC.OJ1.,~m.diQs.Jl,e.d,ere,chº,AJnt­ v.echó su puesto para enterarse de las maniobras secretas del Estado
» .dj.adQs delJ;igl() X\lli, la oferta. de est!1dülnt§,~U;;I!lIl~~QJL¡n!PfJ::ªIJª,ºe: veneciano, información que posteriormente haría pública (véase, más
manda de sus servici0' YU;lg!!.I!!S:l"(Ü!!!2QEtª!1-l~dE:,,gI:ªcluado~cºJ)1en~º adelante, la pág. 191). Antes del siglo XVII la función de secretario de

ti
::J
OJ
..
~;r fri.s.tIlldªLs...y~iÚ"ci!!J1~..s.En Nápoles, los estudiantes tomaron
. parte en la famas; revuelta contra España en 1647-1648. En cierta oca-
sión trescientos estudiantes armados desfilaron por las calles en pro-
una sociedad científica ya existía. Bernard de Fontenelle actuó de se-
Cl"etario para la Academia Francesa de las Ciencias; Henry Oldenburg,
para la Royal Society; Formey, para la Academia de Berlín; y Per Wil-
test~ contra el aumento de las tasas de los doctorados. En el caso de helm Warentin, para la Academia Sueca. A veces el puesto conllevaba
Inglaterra, se ha llegado a sugerir incluso que estos «int~l,ec:uales al~;­ un sueldo, como en el caso de Oldenburg.
nados» fueron, en parte, los responsables de la RevoluclOn mglesa. Q_~g:t~J1!.~ºj,ªgQ.§º~l§ü:1º~j[n, ..~lii;J.~itQr~§.J':.?.'Lº,iQ.§p.l!¡,li~~:on, de for-
Alg1!!lQ~i,h~QIllhr.es.JleJeJrª5.~C~Qu,1.QJ:,m¡lJ;iQnJ.1I:ÜYJ;rsimria,eUcQnt¡;.a­ ma cada vez más clara, aunque todavía con riesgos, g:~!~;:¡EE.<;;1.;:¡.y,i.~;:¡_<,:g!1.
ron trabajo como secretarios de gobe[D.a01~s,...ari.s!ricrata:uIhombres el!!~~E~!l;:¡~Jis>j:J;:¡.E~J?,1!s.~<:j.2,!l•.º,~L~Q§.,Qlml,.§." Un análisis de quinientos
J~'saber. Una serie de destacados humanistas italianos, como Leonardo cincuenta y nueve escritores franceses activos entre 1643 y 1665 su-
Bruni, Poggio Bracciolini y Lorenzo Valla, fueron secretarios de los giere que, si se adoptaban las estrategias adecuadas, en aquel momento
Papas. No era una ocupación nueva, pero el número de trata,dos, es'p~­ era posible vivir de la literatura en el sentido amplio de la palabra, que
cialmente italianos, que explicaban cómo se tenía que cumphr el afIelO incluía tanto diccionarios V obras de historia como las obras teatrales
suaiere que en este período alcanzó una importancia creciente, de la de Racine y los poemas de"Boileau. 21
m~ma manera que aumentaron también los trámites administrativos La ruptura con la tradición no debe exagerarse. Las pensiones reales
para gobernantes y nobles (véase más adelante, en el c~pít~lo 6).1<' En continuaron siendo una importante fuente de ingresos. Por ejemplo,
Suecia la última parte del sialo XV1 ha pasado a la hlstona como la Luis XIV otorgó generosas pensiones no sólo a Boileau, Racine y otros
, b lc1 '
época dei «gobierno de los secretarios», h0111bres de hunlL_~e naCI- poetas, sino también al astrónOl110 Gian-DoD1enico CassÍ11i y al filólogo
miento como Joran Persson, hijo de un clérigo. Persson, más un con- Charles Du Cange. Juristas como Nicholas de Peiresc y John Selden y
sejero que un funcionario, fue la mano derecha del rey Erik XIV has- médicos como Theodor Zwinger y Ole WOrIn continuaron haciendo
ta que sus enemigos, los aristócratas, lograron que fu,era con.del~ado a importantes aportaciones a la investigación científica en sus ratos li-
muerte. En España, donde el gobierno de los secretanos se hIZO lllclu- bres. El número de escritores que eran clérigos o vivían en contacto
so más patente en esta época, el reinado de Felipe n, el térmi~o letr"a- con el clero siguió siendo significativo. A decir verdad, en la época de
do (derivado de la palabra latina littaatus) se utilizó para refenrse a los Luis XIV a buen seguro eran mayoría. n Hasta el final de este período,
juristas que trabajaban al servicio del rey, hombres de letras por 0p. 0- e incluso con posterioridad al mismo, gran parte de las obras publica-
sición a los hombres de armas que tradicionalmente se 11a~ían mOVIdo das las escribieron personas pertenecientes al clero.
alrededor del rey. El papel de estos juristas era dar buen consejo, una
2o
función política primordial de la clerecía en muchas culturas.
Al.guno..s...s.llbi.os elllp~.z..a..rQXLt.amb.ii_n-ª-.disponer de seer~tarios o an~~­
2J.J:!.en?,~§. Erasmo, por ejemplo, contó con la ayuda de Gl.lbert COUSI~,
que también era un sabio, mientras que entre los secretanos de Francls Ij.:l~i'1.1(5ggT:l...~I:.:l ..sl~r:aXI}~I)..t~P~r::S:~RIiQ.1~ . . ~tpX2S:~§Q,.g~,ºif~E~D,<,:iª<;Ü? P.
~"?oüJ Bacon hay que incluir al joven Thomas Hobbes. También los e~ia­ socialgu.e es~aba en mal~cha. en la clerecía eur0J.:l~_a. Los escritores
0'"7ó'
18. Curtis (1962); véanse Chartier (1982) )' Rache (1982),
19. Nigra (1991). 21. Viala (1985).
20.Stehr (1992). 22. Viala (1985), pág. 247.
42 HISTORIA SOCIAL DEL CONOCIMIENTO PROFESIONALES DEL CONOC1MIENTO [ ... ] 43

tLtuia.!bJl1lgl,]J{lQ~miiM~~ílli;.lltk~<;Eki ¡;:nt~ ..JlutQcoJ1<;i~n.cia ~:nie'l1lbE~~je ~i:iad~2..Erof~ion_~. int~Iectuales cQltt~lJwlamJ.l. su


quedaba reflejada, como en la FranCia del siglo A'VlI, por el uso tam- ~E.~~~j2.~~_2.!!!E unj!JlaIllad;1, entre ellos el historiador alemán Johann
bién creciente de términos, como aute.UT y écrivain. 13 Utilizando una Sleidan y el histori'ádorfr:iñcés Henri de La Popeliniere. ,5
expresión de nuestros días, podríamos'9~cir que entonces ya existía ~on esta.diferenciaci Ólll1º.fial,..~J1_d.lllUndQ ..de1..apX.elldizaj.e..sur.gie-
un grupo pequeño, pero influyente, ~1!i~LI[ljt:JIlQro~fllillh,:}IL¡';Q!110 r9JL~ctw;~Jns diferent:es..g:t:npQs. Por ejemplo, desde me-
<9.,gentes de ._<2!.~b.L~sl~Ja ic!lt~JIl}ciÓl}2":"~(brokers), j10XSlll~LQl11JLYi~.[QJl diados del sig1.Q.JQZl! se produjeron cada vez más con más frecuencia
en diferenteslll¡EE,,:~~1<:2J}:E~~E2~~~~!g~en~trelos_~~S!il,QIe~, o «gestor~s duros ataques contra lo que en inglés se denominabapl~iestcraft [lite-
de"lcooocill1le¡;to>;; ya que trataron de organizar y de recoger diversos ralmente, «superchería sacerdotal»], en otras palabras, }In ata9.!:!:e con-
tipos de material informativo. Algunos de sus nombres aparecerán en tra la autoridad de un grupo deholIlbn:s deJetras con ladisGul¡;¡a de
estas páginas. Entre otros se encuentran: Francis Bacon, Jean-Baptiste que éstos engañaballala gent{; seDcjlla. 26 Tales atagues habrían sido
Colbert, Denis Diderot, Samuel Hartlib, Gottfried Wilhelm Leibniz, i~.n~s~arl2J~Lt;Lfl~Lº.nQJ:ntºi~sef;.~!ltill1LªJJ..Q,J¡~1190Ul1 a fUÚ~lLRoº-e­
Marin Mersenne, Gabriel Naudé, Henry Oldenburg y Théophraste r~~. ?. enmelll111ndo cielaprc:nciizaj$.¡pero al mismo tiernl?o habrían sido
Renaudot. ,4 itm¿~U21~s sin lL~en¿ia de.,llJL0Jid().,gf1l1!0.cle_~¡¡_ºi0.2).Jjc2sc2.!li­
También los» rQfe~Qa;~1!nivs;r~it;lriQ~L~[J1~~f:ªLQn~ª.JPIll1¡1r. . !!Jl-gru - p.~ºI!!{;!!99~f9~.}ll}n~<:2'gideal,e l del distanciamiento o, como ellos de-
l~e, especialmente en el mundo de habla ~er~ánica, en el c~al a cían en su tiempo, lJl~imR~Ifj.ªlidªd», en el sentido de mantenerse a una
finales del si,gloXVIILhabía más de cuarenta UnIverSIdades, ademas de distancia prudente de los partidos tanto' en la Iglesia como en el Esta-
otras instituciones de educación superior. A menud9~~~!S~.~~.sL~~per­ do (sólo a finales del siglo XVIII algunos empezaron a aplicar el califi-
s~icas, gue solían ser hijos o y'ernos de otL~J2rºlt;;.WLes. El sen- cativo de «objetivo» al conocimiento). liº1bién.fu~rc!!1~Q!;Ü~!2S!~._~S­
timiento que tenían de poseer una identidad propia queda reflejado en tQ.~J!!ªg),lSs, como versiones laicas del clero,I()~.igIist:ó!ul().s,_m~_c.Ecos,
su creciente preocupación por los uniformes y los títulos académicos, así que d~f~llºf,ªJl.§.Y,iU!12J1Jm.()l!.Q?.~_c;h"ªnQo mano (,lel!n~J@g.!La.j~sigiD-
como por el aumento de galerías que exhibían retratos de profesores en t~l!g!.ºk~.pªr.ª.~l!~(:J.ü:m~~, ,7
la Universidad de Uppsala y en otros lugares. Como en el siglo XIX, Por otra parte, desde mediados del siglo XVII la insistencia de los
en Oxford, Benjamin J owett, rector del BaHiol Coiiege desde 1870 franceses en las lettTes y lo vernáculo contrastó con el interés puesto por
hasta 1893 (y blanco de los versos que sirven para encabezar este capí- los alemanes en la cultura latina y la Gelehl~theit [literalmente, «erudi-
tulo), a cqJIlLt;;!:Z:2.S,..st~.13,~~C!~ª . illQsLt;r'!1ª.•~LRIº1~?..Q.Ij!.º.SL~n.c;.ªInªºª¡da ción»]. Los alemanes pensaban que los franceses eran superficiales y los
Jutoridad intelectual. franceses acusaban a los alemanes de pedantes. Algunos nobles aficio-
A principios de la edad moderna, 1.º"~...?..ª-h!Q.~.~!1!n.~~ªIºJLª ..~Qg.t~121­ nados o virtuosi, como se decía en Italia (yen Inglaterra a finales del si-
plarsu trabajo como una ~n. En la Inglaterra de finales del siglo glo XVII, al margen de que estudiasen arte, antigüedades o fenómenos
XVII, más de dos siglos antes de las famosas reflexiones de Max Weber de la naturaleza), ,miraron en ocasiones por encima del hombro a los
sobre el tema Isaac Barrow, rector del Trinity Colleg'e de Cambrid- profesores y escritores profesionales. Con palabras que nos recuerdan
ge, presenta l~ dedicación intelectual como una vocación o '«llamada» a Mannheim (pero que fueron escritas casi trescientos años antes), Tho-
en su tratado DfIndustry, defendiendo la idea de que la ~oc\!'p-ación» d.e mas Sprat, historiador de la Royal Society recientemente fundada, de-
~~í .los académicos era «encontrar la verda4~_J!:..:::L()grj!L~º12ºci!IJjen!Q». fendía la importancia del papel de los caballeros en la investigación de
Por «conocimiento» Barrow entiende no información acerca de «asun- teinas de filosofía natural precisamente porque estas personas eran «li-
tos obvios y vulgares», sino «temas sublimes, abstrusos, complejos y bres y no confinadas». Las descripciones de algunos sabios franceses
espinosos, alejados de la observación y el sentido común». Algunos

15. Kelley (J971, 1980).


23. Viaja (1985), págs. 270-280; Vandermeersch (1996), págs. 223-224, 246·248. 26. Goldie (1987).
24. Hall (1965); Rochot (1966); Soloman (1 (72); "Vebster (197 5); Revel (1996). 27. HiJl (1972); Webster (1975), págs. 250-264.
44 HISTORIA SOCIAL DEL CONOCIMIENTO PROFlésrONALFS DEL CONOCIMIENTO [ ... ] 45

como cuT"ieux daban la impresión -y sin duda esto era lo que se pre- (historiador de Carlos II de Inglaterra), Samuel Pufendorf (historiador
tendía- de que lo que impulsaba a estas personas era una curiosidad de los gobernantes de Prusia y Suecia) e incluso Voltaire (al servicio de
intelectual desinteresada. lB . . ' "'- Luis XV). A éstos habría que añadir un grupo más reducido de hom-
A"l2artir, aproximadamente, )~kJ2º"Q"J!H;,J;!o~1º1~,.~Jfr.~~I.J2.[ºf~?~º­ bres de letras que actuaron corno consejeros gubernamentales en lo que
nes intelectualesdistint4s de las de profesor o escritor, por ejemplo, podríamos llamar «asuntos culturales» o «propaganda». Por ejemplo,
c'~~~~ie~-;~~ili~~~d~cie~~rr'ninadas or$anizacio~es dedicadas en la Francia de Luis XIV el poeta y crítico .lean Chapelain, Charles
;1 acopio de conocimientos, concretamente las Academias de Ciencias Perrault (mejor conocido actualmente como escritor de cuentos de ha-
fundadas y financiadas en E.arís, li~LliD, E;~tº.,fQlillll~e,,~~~l~Ei~O, das) y otros formaron una «pequeña academia» que estudiaba el tema
¡un contando con que los limitados fondos de que se disponía obli- de cómo presentar de la mejor manera la imagen pública del monar-
gaban a los interesados a complementar sus sueldos con otros tipos ca.'1 Algunos sabios alemanes, como Herrnan Conring (véase, más
de empleo. Al margen de que a estos hombres podamos calificarlos e 4 adelante, la pág. 123) Y Burkhard Struve, compaginaron las tareas de
«científicos» (término acuñado en el siglo xlx),Ja..gén~i¡¡ de,este,g:,ru- profesor universitario y consejero de un príncipe local. Como a los
po..J:,epJ:,e~_elJJiÜ.~.gllJ...aw.eme un momer:to significativo en la his~oriade funcionarios chinos, se les permitió compartir una parcela concreta de
14. intelectualidad europea. ~os mIembros del grupo escogleroIlsu poder en virtud del prestigio intelectual de que gozaban. Estaba em-
oC.J1pa.cióll.prefiriéndola.c.o~s.cientememe~a.l;:Ls;;aU,i:r;uiní"Y.~I.gtªIi.?:Jia­ pezando a nacer el cuerpo de los mandarines alemanes. J2
dicional. 29
~iduos de la talla de (;.ottfried Leibniz e Isaac~ewton diri~ie-
ron~~ªde?:.~if.ntil:i~~lP~iI1~ndo. eS1.9~~~~t~~·co~~~i~~o~i:r­
paciQlles. Leibniz, por ejemplo, trabajó comoQL91!Q~~S:.ill:'io, otra calI~La
gy~5E~<:;i§j~imfE["!l!!lR~~nt~~.imI20E!ll11CÜLª, ..~Qlni~.m"Q~ ..~.~.1ª-.~~ad La publicación de libros sobre el hombre de letras, como el del jesuita
moderna. Otros bibliotecarios sabios fueron Bartolommeo PlatIlla en el italiano Daniello Bartoli L'humi1o di letterre difeso e e711endato (1645, ree-
:;-vr=··"'":~~"-''''''''' __ ~ ~n \:7: ........... --. o ..... al p;rrlr-o V\Tl f-:':lht 1Pl
atlcano en el SIglO x V, TT
1· T __
nugu nl_L.: ditado a menudo y traducido a varíos idiomas) o el Essa)' del marqués
T 4

DIUllU~ t: 1 V IC11o. '-'11 '-'Á CH5ÁV ""~, ~~~"-.

Naudé en Roma y París en el siglo XVII, Daniel Morhof en Kiel en el si- d'Alembert sobre este mismo tema (1752), muestra que kL<1.~Q.4~dsL~~.
glo XVII, Burkhard Struve en.lena en el siglo XVIII y el historiador Lu- gr~o de los intelectuales-,.3..l!e_sar de 1ª._Q!f<;L~l!.s:jllS.iº!L<;:.r::~cient~_yJ9s
dovico Muratori en Módena en el siglo XVIII. Algunos bibliotecarios de conflictO?:, fue fortaleciéndose ininterrum12idal1}ertre, La Encyclopédie oUl
este período han sido descritos como «mediadores» cruciales en la Re- incluía una entrada sobre el tema, «Gens de lettres», que subrayaba la el.
pública de las letras. Verdaderos sabios muchos de ellos, tuvieron ade- idea de que los literatos no eran especialistas de miras estrechas, sino 03'
(f)
más el mérito de hacer que sus colegas dispusietan de la información y personas «capaces de pisar esos diferentes campos, aunque de hecho no
se mostraron más reacios que la mayoría de sus colegas a abandonar el los pueden cultivar todos» (en état de pol'tel' leul's pas dans ces différentes
del conocimiento universal. JU tel'rains, s'ils ne peuvent les cultiver tous). En el siglo XVIII, el médico sui-
zo Simon Tissot incluso escribió un libro sobre los riesgos de la salud
específicos de la profesión de los hombres de letras (1766).
Por su parte, los mandarines alemanes preferían el título de «eru-
'ditos» (Gelehrte) o «polifacéticos» (Polyhistor). Durante e! siglo XVII,
tan conoclcios en Alemania a estas personas se las describe a veces como una clase o
(hí5t()[l;ad()r al servicio de Luis XlV), .l ohn Dryden categoría social (del' Gelehrten Stand) aparte. Una prueba. de su auto-

I
ghton (1942); Kenny (1998).
h (1971,1975); McClellan (1985), págs. )L"{iv-JG{v, 233-251. 31. Burke (1992).
(1966); Rosa (1994). 32. Ringer (1969).
46 HISTORIA SOCIAL DEL CONOCIMIENTO PROFESIONALES DEL CONOCIMIENTO [... ] 47

conciencia colectiva fue la publicación de la obra de Daniel Morhof, .Como Bayle, en este momento también emigró de Francia un nú-
Polyhistor (1688), una guía de las profesiones intelectuales de la época, mero indeterminado de pastores calvinistas a consecuencia de la revo-
reeditada a menudo, como su rival, Introduction to the Knowledge of cación en 1685 del edicto real que había concedido a los protestantes
Learning (1704), de Burkhard Struvé. Otra prueba fue la aparición de la libertad de culto. Al constatar que la oferta de clérigos calvinistas
colecciones de biografías, por ejemplo, el Gelehrten-Lexicon «<Diccio- superaba la demanda de pastores y predicadores, algunos volvieron al
nario de eruditos», 1715), publicado por el profesor Johann Burchard ejercicio de su profesión literaria, en particular a la prensa periódica
Mencke, y Ehrentempel der Deutsche Gelehrsamkeit (<<Panteón de la eru- (véase más adelante, en el capítulo 7). EstQS antiguos pastores se con-
dición alemana», 1747), publicado por el filósofo Jakob Brucker. Una taron entre los primeros journalists -es decir, «periodistas»-, un tér-
tercera señal de la autoconciencia del grupo la tenemos en la afirma- mino que empezó a utilizarse hacia 1700 en francés, inglés e italiano
ción del crítico Johann Christoph Gottsched de que los eruditos eran para designar a los escritores que colaboraban en los periódicos erudi-
en su acción tan libres como los gobernantes, «sin reconocer como su- tos o literarios, poi oposición a los gazetiers (<<gaceteros», «gacetille-
perior a nadie más que a la razón y a una pluma más poderosa» (die ros»), de rango inferior, que redactaban noticias cortas, de alcance diario
Vernunft und eine mdchtigere Peder).JJ Al final de este período, el joven o semanal. De esta manera, la inlprenta continuaba generando nuevas
Goethe, a la razón estudiante en la Universidad de Leipzig, se mues- profesiones. Jó
tra impresionado por la elevada posición social de los profesores del . _~ . .I~.JeEg()cª.~.L~jcg!gc}.'YIg!g§cI:>~Ei()cªig:;l§.~jcé:E~Ü~E()!LS.~c<;t~.Y~:f l~c~'Y.Q r
centro. IIlf1ueIlsia
-_._.'~
"'-
a medida nue nroliferaban
,~_~,_" _'''c'=''""_'''~_~''''''''''''"
'''_.''''_ ...
los neriódicos. También aumen-
'~'~''"~~"'~''"",o.,_:;:;¡=.=~="J:;:.,=,,.,,e.=, "=c.....,''''=,_~=-'"_'''',.,=,,~,,~,.=='"''~,.",.,.'''_.=~''"_.,~~., ,="'~~~.='_'"o~~"'""~r~~_'_"'~,,=,"'
,."."",. ''-_'.','" " _,'_' ,. .'.._ ~

~<l irg~lé:c::~!!~JÜ!eiL~ur2Re? se autqdefinió también como ciudada- tarogJ~scl\Eeli5Ee3()~§.l?~E~J()~.hombres. de .let~:ls.Illásª.~~E~~~~~~·,)n­ <


O
r:(").~.2e~.1?~g~E~.Ql!~~c:!<;J,ª1l~rra~,_~KP.J:~si
ón c[ea <;hL erL~I~~iglQ2,':_Y.JJll~ cJ1!iQQ.§..ª.!gJl.!LQ~c.hi~1º6ª:ºº[~S (vé~~~~~;d~E~t~:énél capítulo 8). En CfJ

g~.s~q~.IJl~gjªgº~.sl~L~üÜ2 . XY!L~~,~mlÜé:_ri-s'<2lLlligY~QLJ[~C::Q~I!filLf1,.ºa Ing:laterra, Alexander Pope fue presentado como el primer hombre de CD
(J)
Y.¡;;Z' Noltvelles de la République des Lettnr fue el título de un periódico letras independiente, seguido de cerca por SamuelJohnson. 37 En Fran-
fundado en 1684,.así como de un número creciente de revistas erudi- cia, philosophes como Diderot y otros colaboradores en la redacción de
tas o culturales que se publicaron a partir de 1660 y que contribuyeron la Encyclopédie siguieron el ejemplo de Bayle y Johnson produciendo
a crear una nueva identidad en sus lectores: el Journal des Savants un Ebro de consulta con el fin de poder vivir de lo que escribían, aunque
(1665), las Philosophical Transactions de la Royal Society (1665), el Gior- el recurso a una enciclopedia para apoyar un proyecto político repre-
DO
({J

c::J
nale de' letterati de Roma (1668), los Acta E1c uditorum de Leipzig (1682) sentó una novedad de primer orden. ·,t \~,.b ,?;"{', ; 1 , ' : 1 ,
co[l
[lO y muchas otras. H Los ejemplos de todos conocidos de éxito literario no deberían ha'.:"'1'
!ll({J
gl,-Z:; El editor del periódico Nouvelles era Pierre Bayle, considerado un in- cernas olvidar la «clandestinidad literaria» o Gntb St1c eet como se de- l
0_ 2-
coco telectual arquetípico de la época. Bayle era un profesor calvinista francés signó en Inglaterr;-;~l~l;;g;c'~rel~gl~'~;vIlI,en otras palabras, ~Lm_\ln­
~ que había emigrado a la República holandesa para huir de la perse- dº-!kJos escrimr.e..úr_a.QlS.a.d.Q..~..y~.e..m:¡lºj)..r~cid,Qs. descritos por Voltaire
Ci3
({J cución desencadenada por el régimen de Luis XIV contra los protes- como la canaille de la littémtu1"e.;~ De todos modos, desde un punto de
tantes. Durante algún tiempo enseñó en Rotterdam, pero posterior- vista comparativo, !2-gue resulta sqrj2rendente e~_,~I!!~lUILediad.Q.Ldel
udó sus actividades como éscritor para ganarse la vida. Gracias siglo ){VIII en la mayoLl?,,ª"L~1!r.QJ2¡¡~bJ!ga ~ll';J':lLdi'c-Il¡::e.SJ:.u¡;;i;;LUlLgm-::,,_
e ocupa en la historia de los diccionarios y en la historia pg"de Po!PJm:~.k.tr.a.~,JlláLQ..ln er1P..~in,~~.o.cLL~nte.S~<;;.QD~id.~,ª.s..¡lºliti­
s a pie de página, así como en la historia del escepticismo, ~Ec!Ri?s, s:oncentrados en.illzunas grandes .~~,-fQ!lcr~en-
de Bayle aparecerá citado en repetidas ocasiones en este

36. Haase (1959), págs. 404-417; Labrousse (1963-1964); Yarcieni (1973,1985);


tado en Dülmen (1978), pág. 257. lvIartens (1974); Gibbs (1975); Bost (1994), págs. 232-239.
organ (1929); Gardair (1984); Laeven (1986). 37. Beljame ([881).
brousse (1963-1964, 1983); Bost (1994). 38. Darnton (1982); Masseau (1994).
HISTORIA SOCIAL DEL CONOCiMIENTO
PROFFSJO~-\IYS [)I-:L CONOClJVIlEN'!,O ¡... J 49

oz e
t~,,~E,~ªEf~,1ggg.~.~~.I.A:P.~.t~EC!ªI!!y}3,~ElXE1~I
..~.~~, . ~?'~!~~.!5~~I~,~.~!?:E~:a!se .g}}~.hi.!1_ª, l1J2.c¿§j.sL<2!Lg e los sben-sbib o <~R~.9.~~.l'\ª ~.ristoc:racia letra-
~~Lút . Id~,r~n~,i.ªªJª.~imªYQr.p,ªr!5:.dg.~1JI.~~ret~.!l.,~~~.2f .. ~!"­
da» fU~Jl}c.lQ§Q}11ª2~S!~§1'!S;ad.ª"~".§LI~)2~mº§"~11c:"y,e,rrt:~g~~:i~t~::g~~E;;'( en
-
(f)
O e

no.?.~.!.J}_~ShQ.g~.g~~ ..~.!1.~t.lmm.~:!QA.t;:Lsri~!Ü!E!~m~:L2[i~mªL2gg.~~~Q la
~ intelectualidad era! casi en su totahda~, clencal,conla:xc:Ecl()Ild!
competenCla a veces con los eunucos y otros) goberl}óel E:st:<,ldO e,11110n1-
..
» ~n reducido grupo de hombres de letras «occidentalizados» c0!ll~ Di- ~!~"ª!1._~II1J2.:erª~2J; ..?ur~l}.te,~~2j:"."~~.2I1iL;¡ñO;:·r;.;~~ji~.iJ~iÚ~J~~::~;~
t1e~lE(),.la..e,IIt~.pohtlca,}o~11~ª~IS!~'lci()so . ~aIlclaáIl~s, fue §eleccionada
.-
(Q
ro mitri 'Cantemir (príncipe de Moldavia y miembro de la AcademIa de
tras S1!E~~~2e!1es2dif~~Jv~~slcfedlstrit¿, d~p¡:~­
::J
5 ' .. Berlín) o Mihail Lomonosov, el gran sabio polifacético ruso, que em-
OJ fec:ura, de proVl11Cla y, finalmente, de la metrópoli). Se aislaba a los
pezó su formación en un seminario pero luego, en 1736, pasó al cole- aspu"antes en cabinas individuales dentro del recinto donde se hacía el
gio de la Academia de Ciencias de San Petersburgo. examen. Sus respuestas, habitualmente comentarios a textos clásicos con-
fucianos, eran calificadas por examinadores que no conocían la identi-
dad de los candidatos. Era un sistema más cercano a la «meritocracia»
que cualquier otro utilizado a comienzos del mundo moderno. 42
El interés creciente de los occidentales por China (véase más ade-
~turalmen~Jaintelectualidad eur912ea.f1() erala única. Po~ ej,emplo, Jante, la pág. 250) incluyó una viva curiosidad.-no exent; de cierta
en el islam los 'ula771a (es decir, l~~ta~en 'ilm, <~onoc~L1to») envldia- por sus intelectuales (conocidos en Europa como literati).
·habí~~disfrllt;¡do . .C!esde.. h.;lcíamuch.o.tiempQde..un<LPosiciQXlx.esp~tª.b¡e En su famosa Allato71:-ía de lameltllzcolía (1621), Robert Burton, profe-
erÍ)ªsºc.i~d;lº,yª.fu~I";lS:;Qm()JIlaegrºs ..el11;ls.escu.eI;ls (771adTasas) adjuntas
º.
a las mezquitas, y,ª<::.Q.mQj.ll.e<::..es..Q~<::Q!1.s~i~Igs ... .e,,!Q~ggQfr01aJl~.e.s. Como
en el Occidente medieval,esta intelectualidad estabaasocl-ªd;l cQn.la re-
sor e~l Oxford, ofreCió 10 que éllllismo calificó de «una utopía de n:ií
propIa co:echa». En esta república ideal, los magistrados habrían de
ser seleCCIOnados por medio de exámenes, «como los lite7'ati en Chi-
li".ión (incluida la ley sagrada). No eran clérigos en el sentido cristia- na». Un co.laborador de la revista Pbilo.wpbical Transactions (julio de
~~porque los musulmanes niegan la posibilidad de medi~ción en.tre el 1666), publtcada por la Royal Society, planteaba estas mismas cuestio-
inr1i"ir1nn" Dins.J'! AlQUnos sabios adquirieron renombre lllternacIOnal,
nes. fundamentales cuando, al dar cuenta de una nueva descripción de
~~;l~~Ib~ )S~~-(<<A~i;ena») e Ibn Ruid (<<Averroes»), ambos conocidos C~llna, o~servaba que «su nobleza se asienta en el saber y el conoci-
en Occidente durante la Edad Media. 111lento, Slll tener en cuenta la sangre o el parentesco». Por esta razón,
En el Imperio Otomano de comienzos de la edad moderna, como el reformador francés del siglo XVIII Fran~ois Quesnav deseó imitar el
sucediera en Europa occidental, los estudiantes esperaban encontrar sistema chino de exámenes, mientras que Voltaire se" contó entre los
empleo en la 'ulfl7lla o «jerarquía de letrados» al acabar los estudios, y ad~irad~res de lo: mandarines, a los que calificó de fonctionnaires let-
la frustración de tales expectativas a mediados del siglo ArvIl desencade- tl'es. El SIstema chl110 pudo muy bien haber sugerido la idea de intro-
nó conflictos sociales en Estambul, igual que en Oxford o Nápoles. 4o ducir los exámenes para los aspirantes a entrar en el servicio civil en
~-9 gue ~o una difer~nif1.s:.ª.~i~~~g!E~ ..!Q.~s.ª~i,?'s~ll.s~!~.an~s Francia, Prusia e Inglaterra en el siglo XIX.43
y sus cokg~s dela EuroJl~..m.2_g~~.temJ2ranai.ueJi!~~!:?l,<:!.i!SLs!~]os Espero que esta breve reseña del papel de los intelectuales en la
medios de comll..~9ill:LdeJ;lue di:il2llsi~l:Ql1JJllil~Y.,QtJ:QS~J::~QJJl.Q<h~JJlOS Europa de comienzos de la edad moderna -el tema merecería sin duda
~~!g"L la imprenta ofr,fsió ll1últipleUJ~da"d~s a los ho~1rr~Ji~ le- un estudio mucho más amplio- baste al menos para mostrar lo difícil
mJ5..la!L.opeo~. Por el contrario, elmundo d~1Is1<lrn rJ;.f.h,ªZ,"~;Ü;'Lg!11?Len- qu~ re~ult~ definir su identidad sin tener en cuenta los diferentes tipos
--iJ tayhasta aRro~imadame~elaño.18QO...f.Q.ntinuó~iryié.udQSc¡:,""¡:,ngS!;;n:
QJ !'--d" 1 " . / ~"n 1 .t 41
de l11stltuclOnes en que desarrollaron su actividad. Examinar estas ins-
<9c2C~...J!S.Q!.lli!11!.C'!QQll~~u.;;..s;LL.ª?~ tituciones y su contribución al conocimiento es el objetivo elel si-
Q

0'"'% guiente capítulo.


. 9. Repp (1972, 1986); Fleischer (1986); Zilfi (I988),
40. Itzkowitz (1972). 42. Marsh (1961);Miyazaki (1963); Chaffee (1985),
41. Messick (1993); Robinson (1993). 43. Teng (1942·1943),
Capítulo 3

Il1SJit:1lj:iºJ:1-ªliZcª~i ()JI d~l CD.tlQ_cimi~n!D:


VÜܪ"~"~:)[Jl!1~Y11~i~inslituciQ~us:~s

En las costumbres e instituciones de escuelas, 'lCademias,


colegios y cuerpos por el estilo destinados a servir de
lllorada de hombres de ciencia y ,ji cultivo del estudio,
todo parece oponerse al progreso del conocimiento.
BACON

Gutellbe7"g 7Vf!1" 1licbt P1"iv"tdoz.ent, CObl'lllhus nicht O1"dil1/l-


rm.L
(C;utenberg- no era profesor universitario, ni Colón ca-
rcdn\tico numerario.)
SCHÜFFl.ER

Como ya dijimos (véase la pág. 16), según Karl Mannheim, las


creencias de la «intelectualidad que flota libremente» (freisc!nvebende
lntelligenz) sufren menos presiones sociales que las de otros grupos.
Esta afirmación provocó la toma de posición del economista Josef
Schumpeter, según el cual el in telectual de Mannheim no era otra cosa
que «un manojo de prejuicios>->-.I Al margen de quién tenga razón, no-
sotros hemos de hacer constar el hecho indudable de que la maY2r
panf"s!s;.. lª."~<<::ls;!:r,:.<:::.íª,:~g.~ . .c:gmis::g~º§ . º~.Jª~gªgmºg~IllªJjggªl . . qg(:)jQs
i[ltelectuales modernos l no flotód,(:)fo!:lJ1",ªJ2len.a!1Ls;pte1ibre,.~alna­
rradJliÜ!l~.t~tuciQQ.es,pQL~i~mJ2loa)asJlniY_<;"r~;jdaº~(:)?,,;El contextoins-
ti..!.t!,s:L~J;l.iüJ!~J c()n Clcimi ~1l!iL.S;.~_lllliL12ªIJ.(:)~_~~]2.<:::iªLd_s;.;;:iJJ}üiºriª. l' ~as
jn¿!LE.~L(),!?-~t;'~'"<~~~"~O~LE"~J.~!U!!~EUI~?¿~,,~g~!~l~~EE"~E.i"~~,all!!51~~,~,~~~_12 __~2­
11!~ti~as a presiones externas. El instinto de innovar 1: el ins~into c_~12tra-
~::0e oponerse a l.a inn~ión son de especial relevanci~~~:"~"~~t.~~_s­
rudio de la historia socialskL<::Q225iD;1it':~llto.

1. Schumpeter (1942).
2. Lemaine y otros (1976), págs, 8~9.
INSTITUC!O'\i\L1I.ACI()N OEL CONOCIMIENTO [... ] 53

d.es y de las l}g!Y~Ls,Lª.i::tsL~.~.~~J2L9.~-'!i9J2~~IflJ~1ªm~!g~.~}1.~.~fQ12.<L<i~§Qe


§!ZLg2gL~!LªQ~lan te. Las,.jllst!~~c:iºll~s<:le1?()Iºni <IY'p arís. sirvierop ele
m.gs}eL9...L!2!i..dt;2~f;¿g~if0i~~c;.ª.~ÜÜ:21=E~2.1;¡:~~I?:~:1i=Ri;ga
(12~2]davía ~~covi~lLl§12, l:.QYJÜ!tªJl11itY..JL!ll\,g:ha§..Q.!,Ias.
Hacia.145. J, fecha de la fundación de Glasgow, estaban abiertas y fun-
cionando unas cincu~nta universid~~c IQga§~tª[lc:or:porac:i()]les.
Q()~ab.~~~d~JlEi'21~iosl~lesLigc.hJjd_o__eId.!:.la~i~~~sL~!lsia] el
mºn.9~.oho de Ia.~ciuS3Siº~1.§22.fr:iore12J.tlr~§ps~tivª.~iº12,.Y~Le¿;Q~ ..
nocían las titulaciones unas a otras. 5 •

~!L~.§~ ..SÜ2_QC:ª ~e_ dab.a12()r .sllI211es,lQ, y, por tanto, sin razonarlo ex-
presamente, ql,le Iil¿..-'!!1i ,,:ers0~s1~.Lt~I1i,ª!lSl.!l~ CQ.!lC:f!l trlli.~.~.!llL~rans­
misión del cono<;:imiento v no tanto en el descubrimiento del miSfllO.
De igual manera, se presuponía que las opiniQll.~se ¡nte;p~;~'~i;;;es
de lº.~Ende_~~.abi9s y filósofos .\..kI j;!a_~jLdo no lJ.Qc!ían ser igualadas o
[~das por la posteridad, ~e modo gue latarea del RrofesoI~J:ª, co-
mentarl<?s E,untos de vista de lasallto!ida~e~ (Aristóteles, Hipócrates,
Tomás de Aquino, etc.). ~~.~..5E~.~iQIiI1asgue ,eodían estudiarsee.staban
Q.t:!~.t:!!ÜE~~d_'ll'cl•.'lLm.~D.Q~ .•2Ji(:i~1.!D.~i~~]iiii~~~~.l:~~J!E~i[~iiIQi::tii~
~llE~2~.. ª.~.Jlg2E..t:~ciq..~E.:!~gJQgie2~~.~J.:~.c:!lQJLJn.~<i.ÍfiD.a.
A.ll~Sill: 9~'::estbs supuestoSl'efQ.I]I~!ªbª-t:;l ~te, especialmente
!~_:,<d!~ut.<l»J.9~I, un sistem.a de confrontación semejante a un tri-
bunal de justicia en que diversos individuos defendían o negaban una
determinada «tesis». El ejemplo de Tomás de Aquino nos demuestra
que los «modernos» podían convertirse a su vez en autoridades, si bien
es cierto que Tomás de Aquino lo consiguió elaborando una síntesis de
elementos procedentes de diferentes tradiciones más que ofreciendo
algo completamente nuevo. La tenacidad de la oposición al uso, por
parte de Tomás de Aquino, del pensador pagano Aristóteles en el de-
bate sobre la teología muestra lo equívoco que podría resultar descri-
bir estas instituciones en términos de absoluta conformidad intelec-
tual. En este mismo sentido hablan las controversias que surgieron
entre diferentes escuelas filosóficas en las universidades tardo~edie­
vales, concretamente los conflictos entre «realistas» y «nOlninalistas».
A decir verdad, al comienzo de la edad moderna no se criticaba a las
universidades medievales por ser demasiado aquiescentes, sino por su
talante excesivamente dado al debate. p_~~Od2.2.J!!oqQ~~0­
nistas en estos debatescoIllpartían tantas c()sasqllesllsC()ntrov~r~i3s

· (1916), sección 2.233.


5. Le Goff (1957), págs. 80 y sigs.; De Ridder-Symoens (1992, 1996).
dien (1989); Elias (1982).
54 HISTORIA SOCIAL DEL CONOCI,\1fENTO
INSTITUCJONALlí:ACIÓN DEL CONOCIMIENTO r...) 55
~e limitaba~!}er31!2:~~t~~'~,1l~~~~"J?2S~9~J~,!:!!~~~LS212SI~~!~2'como el va- .de Francis~f2J:LComo lean-Baptiste Colbert, ministro de Luis XIV:
lor lóo'ico de los enuncIados generales o «ul1lversales».
una generacT~í1-n~~s tarde (véase, más adelante, la pág. 169), Baco~
C~mo ya hemos dicho en el capítulo ~, en la Eur?Ra m<:dieY~;Jos
L¡¡
."p ro feso resuni v:ersi.tariosJ?~!~~.!2.~EÚ!!2.s:,~l.?L~.ll§31".tgta!rgª.gªt(:!~rqj
tuvo . . ,.,
una conClenCla aguda de la imnortancia en
r·"' ~_..~_·_-'--..""···l'-·_·-~·.~~~,.~= ~ ~ ~"." "." "..
la historia del saber
~ ~.~~~....~
~~~~!:~s mat~Ela {;s co~.o edi ricios, fundac:ionesydotacioneseconónli_
de _
.\> universi(EI(r~ñna"lnstr;;i~iÓn relativa1P~~12!!.~Lgue se desarrollo e~n
10 el .sig:f;'jEI·f:~~j!~i,~!2,Sª1ª.sLª.~E.,9!Eª,",inglll!fLqD"!TIQf.hQ,mª?,ª!!ti~ª:,.la
y,
.E~l: de hecho, fueron sus seguidores ingleses quien~s, a medi;'d~s
del SIglo XVII, propusieron una amplia serie de proyectos para promo-
¡ Jgl~.§.ii~No-tlene nada de extraí1o, pue:, que ~asl se ?aY~/convertldo en ver lo que ellos denominaban la «reforma del aprendizaje». 10
un tópico la afirmación de que la IgleSIa n:edleval eJerclO una fo~ma de v)
¡'"

En los siguientes apartados se examinará el tema del cambio inte- OJ


monopolio del conocimiento. 7 En cualqUIer caso, como se ha.se~alado
C~;'§~~~~~0~é~~~;~§,~~~~~~~f~~
U
en el capítulo 1, no deberíamos olvidar la Ql~~t~lml~~tof' ro
"

es decir los diferentes saberesde los artesall~qs (que dlspoman de mstl- ::J
cIn:l"e.nto,,}.~ g~~~!I!~~§~ . . ~~~,12E~f~~·~yI~)]u~t:~aci'Ón ..En'
n
tucione~ pro¡;i;~p~;;~~'f;~;";~ió~~:d~'t;TIeresy gTemios propios!, los \ \, .. este anáITsTs se \../
en
'p.re:~ar~í especial atención allu'gar qlle ocupan en el proceso de inno-
ca balleros, los aaricultores, las S:2J.ll.<l~I2.r:3c?)J~,ª,IEª2._cL~-º~2~.!E~~h~va-( :aclOn lI1telectuallas instituciones, al margen de que éstas se hayan de
l~~'~·t~~iQAQ~~t'Q~~fQI1'º~!iii,[~i1.t:º?,?~_t!·ªn?gü.t:i~IQnJ:?ri~lfÜ~ªI!?~~nt<:,Qe \\ mterpretar como ayudas o como impedimentos. El desarrollo y la con-
forma or~l. directa. Sin embargo, en e!fl}g!E~!1,!g,g!;:Jª,1E,Y~Q.S!gn,,º~la \ solidación de nuevas disciplinas se estudiarán más detalladamente en
i~P~~~!ª,¿"i~~1,Ifª,!?=el~ª,sÜ2!1_9,~"Jg,?JSgº.S,Yª,1~I!Ütg~fl.ª,JaEgª.lÜ?.t:QEiª. . ,en. / el capítulo 5 (véanse las págs. 132 y sigs.) como parte de una reclasifi-
EllfQ.2.ª".Q.<;;,sl,cle!!!ª1.(por el contrario, en Eur?~a onental, ~onde .e~t~ba cación del conocimiento. <
in1plantado el cristianismo ortodoxo y se utIlIzaba la escntura cml~ca, O
UJ
la alfabetización de los legos apenas había avanzado). ~os~~~~::~s, ro
cuyo número se multiplicó coincidiend? más o l1:enos conta epoca ~e en
~RENACIMlENTO
desarrollo de las universidades, han Sido descntos como <~S2_I!2.:t:~12I­
dad es textuales» que ~._I!2~'l.l}!.l.l.Yi~I.Q,Il~J!ELda~".gL;J;S.~.~~~t;.§.gJJ2.!!flI~s ~l movimiento humanista asociado con elRenacimipntn nn hm~r; ;1;_
de vista sobre temas debat¡dosfueI:.Qll..Rl1e~t;ill,J;l.QreSj:_nto.. ~!1.!QIJIL:tº~
""'"=..-~~.="'""'".,,~"=.=---=~.=,=>--~=-=_.=,-

libros. H r.~ació!b_si1!g~ ..~~ . I~~~llR~L~ciÓ; ¡¡~fi;~~;~-


sado, ~.Q!!cre~amellte. de la tradición clásica. A nesar de todo fue un mo-
-'.-r::a diversidad de conocimientos, a veces enfrentados y hasta opues- " . d d - -~~_._x.__~, ........~.~..,,¿......~....._....._~_.
Vlm.~!}t0.1.n!!o,:~, oro e manera consciente, en elsentido de qU<::'~c:;OplJBO
tos, nos ayuda a explicar el cambio intelectual. Sin embargo, si~uen sin
a ,,!Q!1cha.s f~es de la sabiduría convencional de los «escolás-
resolverse importantes cuestiones. Los herejes)' otrosfr.ª.n~ºJ;,ILª9QE~S .
t!.cos», es decir,g e los filósofos y teólogos que dominaron las u~¡;~~:;i­
¿11~g.ar.Q.!1.L~.ª11lU;.1}1~..~LfQLº1¡g..·~b!::~:~i~~~~g!;g~~tg~~!1~~!~lua!? ~Q..~~4~.;~( dade~ de la «Edad Me?ia». Los mismos. término~ «escolásticos» y «Edad
~[¡rmátívo;¿'~ém~'si~? Los .cambio~ mcor~os al sIstema ¿~e MedIa» fueron creacIOnes de los humanistas de esta época. Con ellos
Pr:QQ l!j~rºnQfJQJ:mª Qfi(;,i.ªl.Q..~Ji:n:ªºfifl.al? ¿:t-:J-ªfJ'<:Iºn.<iÜ.:SQ.n~'<:!15;I- trataban de definirse a sí mismos más claramente en contraste con el
miento.o fueron conseclienciade alianzas pQlítlcas? ¿~Qp.dllJ.2J~.lE_l}o­ pasado. .
"-"-:-/-"'7--'-~'~"-- la .refo~~a··d~ las institucio es o,..R2relcol1!E.~Eig..1
l1 La mayoría de los humanistas había estudiado en las universidades
~~r . ~~~;~lñi~!m;;I21i~i:~ilú=ii~:=~_pi~4~~~~ch?s que criticaban. A pesar de todo, merece la pena dejar constancia del he-
s udiera florecer dicha innovación?'! Estas cuestIOnes ya se
cho de que algunos de los personajes más creativos pasaron buena par-
on' a ,;eces en su momento histórico, concretamente por parte
te de sus vidas fuera del sistema. Petrarca, por ejemplo, fue un hombre
de letras que en cierta medida llevó una vida errante. Lorenzo Valla
e Ridder,Symoens (1992); Vergel' (1997). abandonó bajo sospecha la Universidad de Pavía después de haber cri-
nnis (1950).
'tack (1983).
cClellan (1985). 10. Webster (I975).
/
56 HISTORIA SOCIAL DEL CONOCIMIENTO JNSTITUCIONALJí':AC¡ÓN DEL CONOCIMII':NTO [ ... ] 57

-----
oZ • ticado a las «autoridades» intelectuales, poniéndose al servicio del rey nes procedentes de Asia. En Sevilla, «Lac:::~sadec:::()ntratacióI~»,fun-

- dada en 1503, fue también un centro de~st~"tip~d~n;'f~~;~';I;;~~~~enóla


(j)
o • de Nápoles y posteriormente del Papa. Leonardo Bruni fue canciller de
i(j)i3 Florencia y escribió cartas en nombre de la república. Marsilio Ficino información acerca del Nuevo Mundo. También funcionó como es-
»
, fue un médico que trabajó para los Medici. Más creativo, si cab~, y tam- cuela de entrenamiento para pilotos, bajo la dirección del piloto 'llZayor
ca bién más marginal fue Leonardo da Vinci, que se había forma4o como
ID (sic), cargo que en su día ocuparían América Vespucio (forma castella-
:J
,.,;-
5" ..
pintor y se convirtió en un hombre universal autodidacta. Fuera de na de su nombre italiano: Amerigo Vespucci) y posteriormente Sebas-
p) Italia, Erasmo, el humanista más famoso de todos, se negó a permane- tiano Caboto. La instrucción se impartía a veces en el hogar del piloto
cer mucho tiempo en una universidad, a pesar de las numerosas ofer- ya veces en la capilla de la Casa de Contratación. Esta primera escuela
tas de empleo permanente que recibió desde París hasta Polonia. de navegación de Europa adquirió pronto reputación internacional
L..92Jl~.!!l~!Ü.~.~~2~cL':.~~rolt¡¡:l9.n.§.l!ܺ~ª.§§Qmfri~lHlºl;¡,s.a..dfh.ate, pero (como atestigua el piloto inglés Stephen Borough, que la visitó en el
VJ:>,.,IQ:,~;I\'·'''··* \¿j:"..l'Sús debates no se escenificaron en general en el entorno de las U,!l!Yfl:: año 155S)Y_
süiªd.~s, d.onc!.<:JQ5.,.g.Lt!Q9~_ bi ~!l.ll,~~!!!~~!.Q§.§f..illQ?Jr.'n:Ql1ªmf.!ll!9_ºJlº§.: El apoyo ~gi(Hue decisivo para el establecimiento de las Casas de
ti.leÁ_aJQ~1l1t(;.Y.Qli.,.t~m¡lS, sino más bien en un l).J!fY,Q.l!p.o d~~i.llSlitlJ.ci6.n Indias y de COfner~io, lo mismo que de otras instituciones. .t1s.QJD.i~Jl­
C.L~.ªS.tgJ22L1Q§ ..!!lis!TIQLb..!!manistJ2.:..1a «acadf.Jl1i~.>." Insp irada en Pla- ~QLdel.§.iE1.o xVI, .t:EL!:~.rís los humanistas, CLllec:ontabal~conlaollosi-
tón, la academia estaba más cerca deCintiguo'slinposio (con bebida in- cióttd~¡;iQid;LQ~laJ<a~!!ltª"!lº~.T~QLwb.~R~TiiQ·i;:.~ªIi:~ig!'ªil~is~2_I,
cluida) que del moderno seminario. Más formal y duradera que un cír- qU~.!1:jld[1Qº.~LC:::o1~iCL9~ 1().~.L~f~2.rf.§.,.Re.<ll~~.p-ª.GÜ!!!PllJs<lJelesJudi o
culo (por ejemplo, el de los discípulos de Petrarca), pero menos formal d~lgl"!~gg..YE:Lh.~.QIeo: Más tarde, durante ese mismo siglo, el rey Enri-
que una facultad universitaria, l~mia representó una forma..suÓal que III fue el patrocinador de una academia palaciega en la que se die-
j_d.~ªLpªLiljrH.Iªg¡lrJQ.~I;U:Ql;e§,º$dfinnºY~Kiºg· Poco a poco, ~.§.1.<?1.l3'Lu­ ron conferencias sobre las ideas de Platón (un lazo de unión con la lla-
pos dieron lugar a i.nstituciones cQn afiliacione§..LE?1tatlltQ§S~R!!Jacios mada «Academia platónica» de Florencia). 14
Y"fQ!ln:;!!!ÜOl1f~sn .tiem RºLfjjj!slQ1i!~gmE:E!!~J2()'Ij-ª,c;:i.:Ll§Q,O, sólo en ~1 apoyo regio también fue il11120rtante paralos humanistas porgue
I~ªlia se habían fundado ya casi c<uatr9c;i~lª,~~~s, pero se habían ell.alg:unos círculos intelectuales se les di~.R.~D§,Q_~!.1.ª a~º,gis!.-ª.JIQ~Jjl. ~a
difundido también 120r otras partes de Europa, desde Portugal hasta dll.rezacie la()pQ~ic;ióny:;u;iQ . .dJ~.. !Jn,as.JmiXl;a:S¡.dª.º~.$;Lº,t:nts . Por e j em-
Polonia. l' plo, fue notable en Leipzig a comienzos del siglo XVI y en Oxford,
ELdebate . . S.o breideils.. . l1QeT<lllJl.l,1lQ!l.Qpgl!Q.ste.hlsíl;c;:j!Qe.g!!'!.s. En donde un grupo hostil al estudio del griego se dio a conocer como los
la Florencia de comienzos del siglo :xv, como ya hemos visto (véase la «Troyanos». Que 1ª-QP~9.ºQill_h.~m-_'!!lÜ'.!!2()J1lc~m~!1().~y!goXos~ en \.
pág. 2S), el humanista Leonbattista Alberti mantuvo frecuentes diálo- institu.!,;!OlleS más r~c:ieJ11Ss, que al menos de momento se vieron libres
gos con el escultor Donatello y el ingeniero Filippo Brunelleschi. Otro de la presión de hacer lo que «siempre» se había hecho en el pasado
miembro del círculo de Alberti fue el matemático Paolo Toscanelli, nos lo sugiere el caso de las universidades de reciente creación, COl11 O
que entre otr~~~~ se interesaba por la geografía, especialmente por Wittenberg, Al;alá y Leiden.15,.•v~~~, ríO' "'"
las rutas hacia las Indias. Toscanelli obtuvo información sobre este ~,fundada en 15 02'; fu.~o.2';h.11izaclª al,principio según cri-
tema preguntando a los viajeros que pasaban por Florencia después de teÜQ§".,c:,g.illpktªm.c::l!.t~.JrªQj,S!21111J<:§,EQL5,ªQi.2§g~~¿~. habÜg.f.2E_Il~~S!o
volver a Europa, y tal vez estuvo en contacto con Colón. '2 t;n Lei12tigy_Tubingª-..S,in embaLgQ,aLc;,a ºg~cl~,~i.r.lLQ.º,l'J;i~<lñgs lQ~h u-
Lo queToscanelli hacía de manera informal en Portugal y España ~:l1,1i~t'ls~lllfle:z;aron a teJ!erul1 R<lRel extraordinariall1ente ilJlflQflante
se realizaba más oficialmente. Durante el siglo xv, «A Casa da India» e~: la universidad. Es probable que a los aspirantes a innovadores les re-
de Lisboa (Portugal) fue el lugar de destino de informaciones y de bie-
13. Stevenson (1927); Pulido Rubio (1950), págs. 65, 68, 255·290; Goodman
(1988), págs. 72·81.
11. Field (1988); Hankins (1991). \4. Yates (1947); Sealy (198 \); Hankins (1990).
12. Garin (1961); véase Goldstein (1965). 15. Burke(1983).
HISTORIA SOCIAL DEL CONOCIMIENTO
INSTITUCIONALIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO [ ... ) 59
58

sultase más fácil tomar el control de instituciones recientes que de otras liJi<;;,ª" La historia la enseñó un humanista descollante, Justus Lipsius.
más antiguas, por lo que seguramente no fue casual el hecho de que l.a Desde el punto de vista puramente cuantitativo, el éxito que tuvo la
R~fQr:J:l}"ªJajniciaI:ac~l profesor Lut~.L9 en un momento en que su. Ulll-
política fue mayor si cabe: entre 1613 y 1697 pasaron por Leiden 762
estudiantes de esta especialidad. 19
versida(~Jl_~p.~~~~~!,aba_SQ!L9uirwe ..~i!~.~:J&i~g;gcia. Un año más tar-
de, Philip Melanchthon entró a formar parte del claustro comO profe- E::itQS ejemplos gQ.nos sirven, desde luego, para sostener ql!~t9d9S
sor de griego, con la aprobación de Lutero y otros miembros de la L~§.~IQf~~g!~~Ae.l~~!l~~y~~~::..~~i~~fi1_~on i?n.0v~do~~~Lmt:;!I2 s
facultad, como parte de un prog'rama de reforma. A finales del siglo XVI aJlJl._.qJ.l,~.lª_s.Jlllexª~.LQ~ª.s~J.Y.s:_LQll_~lmQn.Q,¡LQliQ~i.nl2tit.uciru:l.es._d.e.Ie­
su reforma del currículo en artes fue aceptada como modelo por los de- ~,i~m~J!!l)cl,ª,ción. tlo fueronlas universidadesLsino grupos muy con-

más profesores de las universidades protestantes, tales como Marburgo cretos dentro de ciertas universidades lo~ gu~~eopusieronaLhuma-
lllli!!o. La fundación de cátedras de retórica en Lovain;-(-;;n '1477) y
(fi¡nQ.ª.Q,ª,,~!11~n)!J~Q~g!g~Q~.~g(!?~.~2J~gª{IJ?~lYH~!.g1,
~.~.~4.!.(!JZ§-!, Salamanca (en 1484) denota simpatía hacia los studia humanitatis, igual
to..g.as ellas instituciones nu~as, con escasas tradicion~menor h()stl-
que la creación de puestos de profesores adjuntos en historia en las
lidad hacia el huma~I1lo~ill!e~!l9t~9SaI11bien!e~.16
Alca"lá abriÓ sus a:'llas~n 1-508, seisª.fígs más tarde que Wittenberg. ?niversidades de Oxford y Cambridge a comienzos del siglo A'VIL ~.:;tj
Su fu~d-;ci&;~;'p~'ed~I;te;p;~t~~~~'~o~o un triunfo del humanismo, Id.!ª.!i..Q.~.dºs hl!.illª!2g¡lª~._~ªlªJ:ºItJ?º_~Q.ª.ILQ.<;:Q,.~!!J,ª~gDÜ~.~I~.idªd es, es-
puesto que~~!~lclOIe~~~.j!lWiLª!:QlL~J2Il~fifJlt~m~nleJ~p_.eLmodel,o pecialmente en el sentido de que i!lJLl!Y~I.QD.~ªnLggl;;g~jn1;rºJ.hÜesen
Qam!'Ú_º2_.~nJº~.<;:gI[L~1!!2;;.c~~IE~().§,s~~!es,
d c;.. p ari;¡s se nll:tr!ºcl~ . PEgf~?ºI~?ql,1.~Q~ . . .l,1gª . l,1~9E~-ª.!!?:-ªg~~ª.~g.~l,1~
y no tanto en las normativas ofi-
ciales. lO Sin embargo, entonces había pasado ya la fase más creativa del
tuvi(:r()Il yig~ll!ª~i()Il~s ~()11 París oSala Ill anca. Sin embargo, como en
17

'el
Witt~~berg, ~~!~o ~;;t~~'~rh~;;~~i'~~9i~1 escolasticism().2~~.~c:j- \ movimiento humanista. Ahora el desafío a lo establecido provenía de la
«nueva filosofía» o, en otras palabras, de lo que nosotros llamamos
~~o. En Alcalá se ~1l1§ U!}; colegio «trilin,.gjl~? para
«CIenCIa».
'impulsar el estudio de l~r~.l~!2g:!!.~bíblicE..:::='latíDJ_gEi~~.().y.he­
ln:..~- algunos años antes de que, en 1517, iniciase sus actividades otro
cole!lio de parecidas características en la veterana Universidad de Lo-
LA REVOLUCIÓN ,-'''o",~f,c''''-'
vain~. En Alcalá, e~J2!.~.YJ?.L?~llE..,~.~llJl?()_s!.~~~1?ios, ent:e l?s qu.e
se incluía el conocido humanista Antomo de NebnJa, p.I~¡:grg.~JJ1}.J?P-
1:.a Ilamacia «nueva filosofía», «filosofía natural» o «filosofía mecáni-
mj.9 .1? f?mQ§.L~.~Q!~ ..Qe .1~1?iblja. IR ca»del si 10XViÍ~;¡~~~~tÓ~~~~~~~¡;~~~~'i~t~i~~tual de talante innova-
Al.~()Il!E.ªEj()_9.l,1~ ..~j.~~~Q~I~J~;~;tsª,L~~",1:.~Lci~~,,~~,fu~ª,Q,L~ELt?Z:~.>:pgr
razon~s. esencialmente ideol<?,gicas, com() un_~riiv~sid,~ª_~"~l,Y!,!:~~:"~ dº!:III~,?,~}l~Q_<;:Qll§,c,:j~l1)t~~,~&I1_qy_t:;_,t;.LB&n.ec;~l!!i.iD~o~R;;~~~~qQ:~¡~pli~ó
.~,~~,_ ~~~~~"~~~~~~~.. .~ ..
~~~~.,~~-~ D .' 1 ' el rechazo de tradiciones tanto clásicas como medievales incluida la
El primer presidente del consejo universitario, Janus ousa, lmpu so . . '==~'""-"~~~=-~-~~=~""='"''''''==-=='';-~'''~~~-''''~''''"''-''''''''''''''''''~-'--.'~-".

el desarrollo de la institución con métodos que hoy se han hecho fa- visión délmundo basada enlasideas ci~~gQ!~l~~.yIºJgmJ;~p.Las nye-
miliares entre nosotros: ofreciendo elevados salarios a cambio de car- '. vas ideas estuvieron aJ'ociada~ con un movimiento que habitual~-ente
gas docentes reducidas con el fin de atraer a sabios de primera línea. se conoce (aunque es verdad que crecen las dudas acerca de la idonei-
Entre otros, aceptaron su oferta los botánicos Rembert Dodoens y dad de esta etiqueta) como jg RevQlu¡;iQn CÚ;:lltífiC;I.21 CQ.,IPoJDs.h.1Ulla-
Charles de l'Écluse y el filólogo clásico Joseph Scaliger. Aunque Lei- ,nistas, pero en mayor escala, los partidarios de este movimiento tr¡ltarOI}
den no representó una novedad por su estructura formal, pronto des- pe'inGor-I20rar conocimientos alte,rnativosala2rendizaje. Por ej~;;;pi-;',­
tacaron en ella, hasta adquirir una importancia notable, Q.ºlLill~tt~Ii.ª.S la química debió mucho a la tradición artesana de la metalurgia y la
relativamente nuevas dentro de.. la """".facultad
_~" __. ~-",,,,~_~~=c~~._~.~_.==~-==="""""~~~.~.
de artes: la histQIj..u:,la.,.po-
,,==',=~. ~~==.=.=
..

19. Lunsingh Scheurleer y Post humus Meyes (1975); Wansink (1975) .


. 20. Fletcher (1981); Giard (1983-1985); Rüegg (1992), págs, 456-459; Pedersen
16. Grossmann (1975). (1996).
17. Codina Mir (1968), págs. 18-49.
21. Shapin (1996).
18. Bentley (1983), págs. 70-111.
INSTITUCIONALIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO [ ... ] 61
HISTORIA SOCIAL DEL CONOCIMIENTO
60
de finales de la d.écada de 1970 hasta el día de hoy. Sus autores sostie-
botánica se desarrolló a partir del conocimiento de jardineros YlSana- nen .que el estudIO de las matemáticas y la filosofía natural tuvo un lu-
dores populares. 22 gar Importante en las u~iversidades y que las críticas contemporáneas
bJJJl!:1Q~~~jg1!!lª§Jig'!I!'lcS,~""º~.~2UªI1!S;s,.d~ ..~.S,1~. . mQy:imi~J),tQ . . .tt:aha j a- ~anzadas contra esas mIsmas universidades obedecieron o bien a una
rO.!L~.!L1!gi~~LSi<:!~Sl~=~G.¡giI~~Q.~);J:~~: .S;IDJln.. S;nU~ . Dtr.os=.,Jo.s.~cir¡;:ulQs mformación deficiente o bien a simples errores de apreciación. En el
ac:adérnicos se ID()s1:tªrol1l1ºj:abkm~!lt~.hQSlilt::LaJa.nueYafilo.sQfia (una caso ?e Oxford, se ha señalado en diversas ocasiones la fundación de
ex~~p~ió~ imp~;t~~~~~~p~~; que no hace más que confirmar la regla, la las catedras de astronomí~ y geo~etría, en 1597 y 1619 respectiva-
constituyó la nueva Universidad de Leiden, que se convirtió en centro mente. Se ha puesto de relIeve elmterés de los círculos universitarios
clave de la innovación médica durante el siglo xvu)Y Como reacción a por,las nuevas ideas. Por ejemplo, los puntos de vista de Descartes se
esta oposición, lQll1artidarios deljl~o enfo~_ fundaron sus p~~~ pUSIeron a debate a veces en la Universidad de París, los de Copérni-
º rganizaciones, s.QS!~~tªQ~2c:gillQIª.A.sflQ(~!!ܪ ..Q.~.L~imf!1!º ..fn~Flo­ c:.o en la de ?~ford y los de N ewton en la de Leiden. Por 10 que se re-
reE:c:i~.iL§.E21J~.1~.2Y~L~2.C:!~!Y..~.~J,;2g.~I~.S,"G.~2.Q)º.lª.Ac:.ª"g§fl:Ü~J}o­ bere a las crltIcas de los contemporáneos contra las universidades se ha
yª1\-?~º\-?§.~S.c:i~IL~e.ui~e.~al:is.(1!i(Ü5). g?31;§.. ºr$aDi~.ª.c:igne.s,erª11S;11 . .g [ªn destacado q~e ~a Roya] Society se hizo publicidad y trató de gan~rse el
paIts.. hfL~~geLª§<:i~ . Jª§ªc:ªºemi.ª.s,.h1!m!!l1i2!ª.§.,.. .sm:Ll'LsÜf~Lel1.C:!ªº~S1Ue apoyo del publI~o para sus planes, mientras que De11 y Webster, ambos
ahora se nonía~" más énfasis
~, ,••~
en el estudio de la naturaleza
•..t'-~··· ····..·
. h . protestant:~ radIcales, tenían también sus propios compromisos, por 10
El argumento según el cuall'\! h()s,~il-J;dad de~las universi.d.ad~s aela.,
........" " " ¡;; " ".···"""····· •·•.."···..·" ••·•

que sus crltIcas no pueden tomarse al pie de la letra. l6


la nueva filosofía condujo a la crea-éÍón de «§l2..c:.ieºªºes,.c:iegliti.C:ª,Sl~ , A medida que las aguas de la controversia volvían a su cauce se vio
co~o marco institucional alternativo fue expuesto por Martha Ornstein mas .claramente que hub~ese sido erróneo limi!~~~~.c:.()!:l..~~p().~e..r'elpro­
en un fibr¿~pl.lblicado en 1913 (véase, anteriormente, la pág. 22). Según
g~ey.smo .d7lªs..ac;ª<:1~mI"I.?ªLcºIl.s.~~yªQl!I:ismºd~Jªsu!liy~rsidªdes~-Es
Ornstein, «si exceptuamos las facultades de medicina, l~?- universida_~es
d.IfIcI! .l1le~I~ . ~~. . ~~~P.()E~~~~iar~lativ~ ~e l~sll~i,,~rsi~~ge.s.y()trasi~sª tU~·
ccmtribuyeron 12 0CO aJ-º~~l:~()l1ºº~J~<:;i~nc:iª» dy~ante el siglo xyn. Es
una afirmación que se ha repetido a menudo. l4 En el caso de Inglaterra,
CI9.I~~S.'pll~S~().qlle._~~ll~~().~.s.a ..b~~s,.P':I!~~~~c:!~~ºl:l"ª'-ª}!1JlQ~"JB.1!1l4gs.· Como
sucede ta~ a menudo.en este tipo de debates, es necesario distinguir
por ejemplo, algunos historiadores han vinculado la fundación de la ~e~tre dIf~rentes ulllversidades, diferentes momentos, diferentes -dis-
Royal Society con las críticas que William Dell, John Webster y otros CIplInas y dIferente~ cuestiones- si las universidades fueron incapaces
lanzaron a mediados del siglo XVII contra las Universidades de Oxford de plasm~r nuevas Ideas, se mostraron remisas a la hora de difundirlas oCfJ
y Cambridge.25 Webster, por ejemplo, que compaginó su condición o se opUSIeron ~ctivamente a e11as,27 No obstante todos estos proble-
de clérigo con el ejercicio de la cirugía y la alquimia, criticó las uni- mas, pare~e pOSIble sacar algunas conclusiones provisionales.
versidades en su Examination ofAcademies (1654) como baluartes de
una filosofía escolástica interesada en «estlipidas y estériles especula-
¡; pn.~e~ lugar,.c~~()~ll~c::,,~i<::~~.e.!:l!:! movimiento humanista, la_
pr()\~r~~I():9: ~. :9:.1l.~y22 . !.IPºS, (:I~II!S,~!lJ:l.cig.!!~~P.ª'I~<:S.si~1]lºgI:-ª1:qlle 11n
ciones» y sugirió que los estudiantes deberían pasar más tiempo estu-
cQnsl~eral)lell11l1lc::r()~~.cI~f<::I:ls()I:esd <::llJ1()vil1li':ll~Oª fay()rde Ja .re-
diando la naturaleza y «poner seriamente manos a la obra». Se ha seña-
.f()~l1la ~ela,ª1()~()fí~Il~~llr~lp~E~i~i21as:l}Iliy~rsicla(Ies~~Il1()
~bstá¿u­
lado a menudo que en Cambridge no hubo cátedra de matemáticas hasta
l.?_~_l:a,ra l~_!:.~?rma, al menos en los primeros e~t:adios d~dicho movi-
mIent? ~t0s.~s.~ell~~~()~.()f~~c:i~E<:>~I·I]}<:rC?~:9:~()EIl().?_~l!rol!iadoso.bases
La visión tradicional según la cual las universidades se opusieron a
«n u~yª··fiIosoBa;;O;·····eneTmejor···ae-lOscasos·;···apenas:~I:f~ri"J:e.~~~ron
.nl~tenal~s; p;ra.. l.as ~1l~y~s . . IeQ.t:s,J)eq'!~ftºS,grllRºsº·«¿º1l1~pi·dad"es
.1D~~;t~~;-t~E(r~··üIclo _~E~stel1l o10 gIc~s~> . qll~~lJ1eIl.llgº_11.a!lºeS~1l1P~fiªdº_1l!Lpa p~L1l111yi1l1­
._,~.,_.,_.,.~, , , J.,.. ~ en-unase-rié-~de·estualoS
__., ,....."..... . . . ublicadQ~º~s-
.....P , . B?rtante en lahIstorl<lcI~Ls:2Dºc:i1l1i~mº ..(véase el capítulo 1).

kan (1962); Rossi (1962). 26. Ruestow (1973); Tyacke \1978); Feingold (1984, 1989, 1991, 1997); BrockJiss
Ruestow (1973), especialmente las págs. 1-13. (1987); Lux (1991a, 1991b); Porter (1996).
Ornstein (1913), pág. 257. Véase BFown (1934), Middleton (1971). 27. Cohen (1989).
Hill (1965); Webster (1975), págs. 185·202.
62 HISTORIA SOCIAL DEL CONOCIMIENTO
INSTITUCIONALIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO [ ... ]

En segundo lugar, en algunos casos las distinciones entre estas·n:u.e:-


v~?fºIIl2aS de institución son lógicas. Algunas de ellas se fundaron dentro
pe las mismas universidades: por ejemplo, los jardines botánicos, las
jaulas de anatomía en forma de teatro, los laboratorios y los observato-
Jl"ios, todos estos ejemplos constituían islas de innovación dentro de es-
ttLl!Ct:!IIª!i ..!1.1_ª? tradicional{;.s. La nueva Universidad de Leiden tuvo su
jardín botánico en 1587, un aula de anatomía en 1597, un observato-
rio en 1633 y un laboratorio en 1669. La Universidad relativamente
reciente de Altdorf contó con un jardín botánico en 1626, con un aula
de anatomía en 1650, con un observatorio en 1657 y con un laborato-
rio en 1682 .
.¿:!f Algunas instituciones las fundó desde abajo un grupo de personas
~e, compartiendo una misma mentalidad, se decidieron a formar una
~ciedad, como los filósofos naturales o «linces» (Lincei) en la Roma
del siglo A'VII, o un individuo que convertía parte de su casa en museo
o «gabinete de curiosidades», donde se podían exhibir piedras, con-
chas, animales exóticos (por ejemplo, caimanes) o «caprichos de la na-
turaleza». La,;creación de museos de este tipo durante el siglo XVII es
<
una ~ ~ la difusión de una concepción menos lo~ica O
(j)
dt:X~9.!}g.c:i!I!i.~}:!to, de un interés por las cosas y también por las pala-
CD
bras, como recomendaba el pedagogo reformista checo Jan Amos Co- (j)

menius (véase, más adelante, la pág. 116).2H


r Otras instituciones las fundaron desde arriba g"obiernos cuyos re-
l cursos fuerOn necesarios para proyectos a gran escala y equipamientos
~.stosos. El famoso observatorio del astrónomo Tycho Brahe en la isla
de Hveen (véase la figura 1) se fundó en 1576 Ylo costeó el rey de Di;-
namarca. La Academia Francesa de las Ciencias fue otra fundación re-
gia. El Observatorio de París (1667) lo fundó LuisXrv, y el Observato-
rio Real de Greenwich (1676) Carlos II para competir con su poderoso
rival.
i,as . ll1 ismasc()rtes . de .alguJ:los p:íIlci~eso~re<.:ierono~ortunidades
rácticade l~fifosofí~·ña~I]lLc(m1.oenercasodePra"ga-eií. tíem·,
mperador Rodolfo Ir (fascinado también por estos estudios) o
ia en la época del gran duque Cosimo II. Un animador de pro-;
novad ores como Johann Joachim Becher, interesado en la .
la mecánica, la medicina y la economía política, se encontraba
ente más a gusto en el mundo de la corte de Viena de media- l. Grabado. El obse7'vatorio de Hveell e l' h B .
!.lYlecbmzi,ClI (1598). ' n ye o rahe, Ast7°on077Z1ae Instazwatae

Impey y Maegregor (1985); Pomian (1987); Findlen (1994).


64 HISTORIA SOCIAL DEL CONOCIMIENTO INSTITUCIONALIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO [ ... ] 65

dos del siglo XVII que en una universidad de la época. 29 Con todo, es- tancia de lo que él llamó la res littemria, es decir, las humanidades. Los
tas oportunidades tuvieron en ocasiones su precio. Galileo se vio obli- museos y los gabinetes de curiosidades no contenían exclusivamente
gado a hacer de cortesano en Florencia, mientras que la Academia 'pconchas y animales disecados, sino también monedas romanas u obje-
Francesa de las Ciencias, por instigación del gobierno, dejó de lado la ( tos de países lejanos como China o México. A!gUl~?d~Jas_má,§íª!!l()-
investigación de «curiosidades», descartadas como un «juego», para \. ~.ª,§_,.§_-ºGj"~ ..dª,d~s_""G.~Iltifi cll~Q~L2,.iglº-~xvrI "=s~ in teresaron,J:J_ºr~l~t~J!g!Laj e, e (¿/
dedicarse a «investigar cosas útiles relacionadas con el servicio del rey concretamente la Crusca de Florencia (que publicó un diccionario en
y del Estado».JO 1612), la Fruchtbringende Gesellschaft alemana, fundada en 1617 [lite-
í Por otra parte, algunas instituciones nu.evas fueron ex~lusivi:tas, ralmente, «Sociedad productiva o provechosa»], y la Académie Fran~ai-
(¡¡"Ise (1635). De este mismo estilo fueron los salones informales que flo-
I como la Academy ofSciences yen menor medIda la Royal Soclety, Imen-
I tras que otras trataron de llegar con las nuevas ideas a un público cada
~
! recieron en París, aproximadamente entre 1610 y 1665, bajo el
\"vez más amplio. En Londres, por ejemplo, las conferencias en el Gres- mecenazgo de mujeres cultas de la aristocracia en el palacete de Ram-
ham College, que dieron comienzo a principos del siglo XVII, estuvie- .bouillet yen otros lugares. l2
ron abiertas a todo el mundo y en general se dieron en inglés, no en la- Otras sociedades se interesaron por la historia, como la Society of
tín como era habitual en las universidades. En París, Théophraste Antiquaries en Londres (fundada en la década de 1580) o el Antikvi-
Re~audot organizó conferencias sobre un variado abanico de temas tetskollegiet en Uppsala (1666). Bibliotecas y laboratorios se convi;\
para un público amplio en su Bureau d'Adresse a partir de 1633. ElJar- tieron a veces en lugar de encuentro de sabios. Los conventos de laJ\
dín Real de París, abierto al público en 1640, ofreció conferencias pú- órdenes religiosas sirvieron también en ocasiones de marco para pro-~
blicas sobre temas de anatomía, botánica y química.
JI yectos científicos colectivos, como las vidas de santos que escribierOl~
El interés por la llamada «filosofía mecánica» mostrado por los gru- l~s bol~nd!s~as en la casa de los jesuitas de Amberes o las ambiciosas\
pos y las organizaciones citados en los últimos párrafos, y el éxito de obras hlstoncas que redactaron los mauristas en el monasterio bene-j
esta filosofía en el siglo XVIII no deberían hacernos olvidar la «filosofía dictino de Saint-Germain-des Prés, lugar de encuentros semanales dI
oculta», rival de la anterior. El interés creciente por lo oculto, que fue debate en los que algunos han visto una de tantas «academias». J3 f

otra forma de innovación a comienzos de la época moderna, se dejó _Todas estas~@~evas «sed~..J.!!gares de· saber», como las llamó Ba-
sentir claramente en algunas cortes (concretamente en la de Rodolfo Il) con (o «sedes de conocimiento», en palabras del baconiano Thomas
y, por otra parte, generó sus propias instituciones y asociaciones, como Sprat, historiador de la Royal Society), c0!1lpart0!01l_~gra~o comúg:
los Rosacruces, una sociedad secreta cuya vida giraba en torno al co-, ~E~.~~_~g!~g!::_g~!:.a._~_~~l1J:.<l~_~<:J.:r:~~!1i cl_acl~_sp<l~<lJ.ªiI.l!1<:lvaci~n -nuevas
nocimiento secreto. ideas, nuevos enfoques, nuevos temas-.Yt.ª,mºi~J:1,pª¡::ª)Q?j!1!!Q':::lS!o­
Las nuevas instituciones de las que se ha hablado en los párrafos ~I-ª.L!!1a~~!1·cle,Jª.relevallc:iaªcªdéIIlic:a . . cleJQ~UIli;;!!1_Q~_Q;:ra cosa que
anteriores no se limitaron al ámbito de la filosofía natural. La Royal habría que destacar es el hecho de que e,P. estos lugares se impu~sÓ~_
Society, por ejemplo, en las orientaciones dadas a los viajeros (véase, d~2.ate_S~~l.l~fBsC?:Los debates intelectuales deben mucho a las formas de
más adelante, la pág. 261), no se interesaba sólo por la fauna y la flora sociabilidad y, consecuentemente, a los marcos sociales en que se de-
de diferentes partes del mundo, sino también por las costumbres de sarrollan, desde el aula en que tiene lugar.un seminario hasta la cat
sus habitantes. Cuando, hacia 1670, Leibniz proyectó una sociedad cien- tería. En la primera etapa de la Europa moderna, las sociedades cie,
tífica alemana, tomó como modelos la Academy of Sciences y la Royal tífieas contribuyeron a crear una identidad colectiva en la «clerecía;>
Society, aunque acentuó, más que las instituciones inglesas, la impor- e impulsaron ~l desarrollo de comunidades i!rtelectuales, desde grupal!
-<J
~
pequeños e íntimos con predominio de l~s relaciones personales has-
Dó)
o~ 29. Evans(1973),págs.196-242;Moran(1991),págs.169ysigs.;Smith(1994),
, ginas 56-92.
30. Biagioli (1993); Stroup (1990), especialmente la pág. 108. 32. Picard (1943); Lougee (1976); Viaja (1985), págs. 132-137.
31. Hill (1965), págs. 37-61; Mazauric (1997); Ames-Lewis (1999). 33. Knowles (1958, 1959):
HISTORIA SOCIAL DEL CONOCIMIENTO
INSTITUCIONALIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO [oo.] 67
66

ta la comunidad más amplía de la República de las letras (vé~se, ¡ichos otros lugares se erigieron nuevas academias nobles. Entre 1663 y
anteriormente, la pág. 35), conectadas por medio de visitas y especla~­ 17 50, en~on_ª_~~ y sus cercanías, así como en varias ciudades provin-
mente a través de la correspondencia. En pocas palabras, ~o d.ebe:la ciales como Warrington en Lancashire (donde uno de los profesores
olvidarse lo que se ha denominado «1a importancia de estar ll1StItuClO- fue el filósofo naturalista Joseph Priestley), se fundaron cerca de se-
tenta academias para «disidentes» de la Iglesia de Inglaterra, que ha-
nalizado». H ~n sido expulsados de Oxford y Cambridge.
.~ Las academias disidentes impartieron un currículo menos tradicio-
I,~
fllal que las universidades, pensado para futuros hombres de negocios y
LA !LUSTRACIÓN
",..:;;:c.-_.. " no tanto para caballeros, que dedicaba especial atención a la filosofía
,Desde un punto de vista institucional, eÚ/"sigl~;N1II señala u.n mo- \\moderna (por ejemplo, a las ideas de Locke), la filosofía natural y la his-
. mento decisivo en la historia del con~cin:i'erilo europeo po~ ,dIversas ,pria moderna (un manual utilizado por muchas de ellas fue la historia
l razones. En primer lugar, el monopolro VIrtual de la edU~a~I?n supe-
( rior ejercido por las universidades fue puesto en. tela de J~ICI~ en ese
política de Europa escrita por el jurista alemán Samuel Pufendorf). A
veces la enseñanza se impartía en inglés y no en latín. J5 Jin EuroQa
I momento. En segundo l~gar, asistimo~ al nacimIento .delll1stltut? de S~l1!Iªl?~~J\!ndarºD col~g!.Q.§jJ~Iª~n.s~ñar eLar~bemg21q§ fu:-
investigación, del investIgador profeSIOnal y, e? realidad,. de la Idea !Uros funcionarios, por ejemplo la Karlschule en Stuttgart. También se
misma de «investi~ación~>. En te~cer,lugar, la ll1telectuahdad, espe- hLnd.arQILnlle.Y.aS.iusrirllciones,· cQrr.f.~Jlº!1cli ~l1t.f.L.aJQ~q]'le ..pº:;Jeriºr-
cialmente en FranCIa, se ll1volucro mas profundamente que nunca en m~!1l.e serían los cokgip~..d~....thcllQlo.gia, .g~a~I1§~ñ.ª,LillgS:!1ieIiª,mine­
\ \, pon
r"oyecM de «10m" económic" ,ocia\ y política o, en o,,": pa!.),,,,, I!ª-,.nretªlurgiu silvicultu"Dl: por ejemplo, el Collegium Carolinum en
~ la Ilustración. Es necesano estudIar estos tres puntos mas detalla- Kassel (fundado en 1709), las academias de ingeniería de Viena (1717)
y Praga (1718), la escuela de silvicultura fundada en 1763 en los mon-
d~mente, uno a uno. . . tes Harz y las academias de minería de Selmecbánya en Hungría y Frei-
f En 1700 ya existían algunas institllcÍones alternatIvas dedIcadas a
(Ja educación superior. Aunquelos(artlst~scontin:r~ronre~ibiend.? b~e- berg en Sajonia (1765).
1 __ 1 -'
J;;..LSJ~.g:yJl,J1Q Q§_arrollº_11IlP.Qrlª-!J.I~_g.!!em,:cug,gl!!: aur~~l.!e etgglo
T""\1 1 1 11' . . . _

";;a parte de su formación eIl,~anéf'ey-;·11.i~struccIOn que ~stos ~~~.::~:n


se completó cada vez más a melItféfo aSIstIendo a determmadas'\(l~~~ ~III fue la fundación_de qrganizacione~.ds<§_!i!1ªJ:htLª...prº~rnºY~LlajI1­
Ilii~s-;¡;n Florencia, Bolonia, París y otras ciudades.E~\~JMlJ];,.5.SJ)},.7u­ vesligaQQII. El término inglés research (recherche en francés, ricerca en
'~i~ga}~ 589), ~~Eig·{!.9}9~J.~g:as~cjR~:cl/~~~~~~~9n~~.c.a-demlas italiano, etc.) se deriva, como es obvio, de search [«buscar»] y aparece
paraque:1ostíji~_~~~~11Db.l~~~_~4I-ªra~.~3te~~~~s..L~~~~~~s.
ya en los títulos de algunos libros d~rante el siglo XVI: por ejemplo en
de
fbrtl'fi6Cló'fi~1~.~as.~~~~~J:_?,.a..~,~~~}dade:;:-e(,'13:!ldt.!.ad~l!tIles francés en el título de la obra de Etienne Pasquier, Recherches de la
p-áfa'$lT"t:I~raen el ejerCIto o la .dlplomacla. HacI:t160?/~~,~~~~~ Y
France (1560). Se utilizó preferentemente en plural y desde finales del
'siglo XVII su uso se generalizó, y más aún a finales del siglo XVIII, refi-
?a)lmu.~ se fundaron, E~r;.l~~_G.a.l~~~~a;..tt~~~::::.",:s.ad~91}.~S9-:<:'!ªs1U­
Ilive?sid'at1esqüédeS;;mpeña:~n)W~~~r;~~:'~J2~J:>~lellJ:l~da.ll1telec­ riéndose entonces tanto a las artes como a las ciencias, a los estudios
tuár'hásta:slisupres.iQJ!:-§n~r685. ~~~~39.-ª-rp,~~rlie1TI\eum (funda- históricos como a los de tema médico. Juntamente con la palabra rese·
cl(r~eñl'6')2)--sü15fuyó la 'importancia de nuevas aSIgnaturas, como la ~1'ch, se empezaron a utilizar de forma más general otros términos,
/icomo «investigación» (investigation y su equivalente italiano: indagúze),
historia y la botánica. , ., . . que a partir de entonces abarcó un significado más amplio que el que
Sin embargo, justamente ~D_~lJgl~'VJ;I~y~..~,::l~.:?~lc~ºIl,~stas 1111-
Iciativas. Se fundaron academias para las artes en Brusehs (1711), Ma- tenía en su contexto legal original, y «experimento» (experiment, ci-
\\dfid (1744), Venecia (1756) y Londres (1768). En Berlín (1705) y en mu- mento en italiano), que restringió su sentido original de prueba o com-

35. Parker (1914).


34. Hunter (1989), págs. 1,14.
68 HISTORIA SOCIAL DEL CONOCIMIENTO INSTITUCIONALIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO ( ... ]
69

probación en general para referirse en concreto a la prueba o compro- ~ escala r:lUch~ mayor, Colbert, ~inistrode Luis XIV, gastó 240.000
bación de las leyes de la naturaleza. En parecido sentido, el famoso pan- lrbras en mvestIgacIón en el nlarco de la Academia de las Ciencias. en
fleto de Galileo Il Saggiat07'e utilizaba la metáfora del «ensayo» o «com- partep.ara pagar a algunos sabios, los pensionnaires, los sueldos ~ les
probación». permItleron llevar a cabo proyectos colectivos como una historia na-
Considerado globalmente, este conjunto de términos sugiere una tural de las plantasY'
tqma~~J~gJ!SifQfiª,,~!:c;:c;ifn te en algl1n Q§~círcu121LsL~Jª,_It<::~~~i(:tasL~e . JI,sta.s iniciativas de la década QU!iQ.Q..s.e. Yiemo iocrememadasen el
<D!e el conocimient0fuerasistemático,,p.IQfe.-sional,.vtiLJ:.ds;l<Üant~ co- S~!2Jí}:1!J",~Sª de .la ac"ªge.r::n,i.a~.J41Le~geneLalrne..l1te~..turiem..u..subYen_
operativo ...La Accademia del Cimento de Florencia publicó relatos <:~2Eadas por losg~k~!!~g!~s....L os sueldos Sl~J;s;,d;i.lJll:~xto.J'eci­
anónimos de sus experimentos, como si tuviera en mente lo que el b!~!:2..113JK~~~!?~~mitierQrl_di.Úgir.s_usinyc;:stig.ªcion~s~)'.,_1e
sociólogo Auguste Comte llamaría posteriormmente la «historia sin esa manera, d~sarr?l1ar sus carreras, p-oLlo ~er!lJ2o.12.arci.a1,
nombres» (véase, anteriormente, la pág. 13). Por todas estas razones, .f1!.era ~e las ull1ver~~_~. EJ. cientí~iCQ..profesional del ~10 xlx~~urgió
es legítimo afirmar que en torno al año 1700 se grodujo uIl~21a1:a­ a 1?<lIgL_<!~.un<l:.!I!2lf.lOI~2,~.LJ:I.!lli:2fesLQ!!-ª.lJ21!Ian~tf.~L~IQ.KYnL.s,ejll11­
E!li~!1m~~I~~g~L~_«G}lfiQ~dai!~~.ha~ll_~jnvesti~ación»,como queda re- d;lIºJJ.1!nª~~~t~!lta.;.~º~tedaclt:SJ;:j~mífi 9S in.teLeJ'acl.'!Ltotal o Rarcia1-
flejado en el memorándum en que Leibniz recomienda la fundación de ment~_ ~IlJ<l.JY.2sofl~_rgtural. Entre ellas, las más famosas fueron las
una academia en Berlín, señalando que los objetivos de1a misma no academIas de Berlí~, San Petersburgo y Estoco1mo (Kungliga Svenska
han de limitarse a satisfacer la mera curiosidad (Appetit zur Curiositdt). Vet~nskapsakademIe); en cambio, la Academia Francesa de Ciencias se
E.;st~. sentido de búsgueda o investigación~st1:!vorela~ion~Ja idea creo en 1699. Con un vigoroso presidente (como Banks en Londres o
de_!lll~Z-P-LQYi~;jóll de conocimiento no er;l cQIl.§.t1!n~_llL~lLC::1:ES!~<!.l}i. Maupertui~ en Berlín) y un activo secretario (como Formey en Berlín
en cantidad. sino susceF.ttible de ~P!:2gT~sa!>-'.º.«l11~j()rªr»,tefllaerlel o Wargentm en Estocolmo), ~.tas sociedades consiguieron resultados
~l1e~UQS dej&Jl~s má~cl-ªJ).te. verdad~~am~nte,~otab1~s.Orga~izaron e~~9i(:L0Il.~sJ?:lE~~S2.Kerjl1­
Exi~KUJ1,Ue~Q~eyideQ!;~~Jr~ej!;Lf,9Jlfk!!f,igJ::n sksarrollo E.~Qr- formaclOn ~lent1frca (veanse, mas adelante, las págs. 168-169), otor-
.~estinajas2.iorn,.::~ta~la}n~~stiKa_c;i~n. La famosa visión ~~ron p.remros y, grad~ualmente,formaron una verdadera red interna-
de Bacon de la «Casa de Salomón» en su novela filosófica La Nueva .cIOEal, Intercambiando visit~~!.s~~rE~~.YP~Q!Lc:~c:iQI1~si~~ocasiones
Atlántida (1626) describió un instituto de investigación con una plan- ~~.s~:lEE?lla~do E!:.oyectos e.I1~S:2~,~!!d?<lIEic:ip'111ª21.,'1~í,~~ri~eI«~;g;;::~i;>;
tilla de treinta y tres científicos (sin contar los ayudantes), entre los cua- .Y.·~·--:··_
«comercro» .. ~ .. del
: saber recomendad o por L el'b nrz. .' 'H'an'd e¡ und
. : emen
Conzmerclum mlt Wissenschaften. 37
~ ~~
o
·o .. ,

les se contaban «comerciantes de luz» (que viajaban para traer de vuel- UJ


ta el conocimiento), observadores, experimentadores, compiladores, ~s tª ºFgª.Ili~ªc:iºE1c:ªªª<:l!~U.J:l,ª~,fQJ:I1I<llizadadel conocimiento no
intérpretes, etc. Algo parecido a esto, aunque en menor escala, existía fu~C;:J{c:lg~lyª.c1c;:Lf.~,~ªiºcI~IªIlaturaleza. Durante el~iglº )(\1111 algunos
ya en unos pocos lugares de Europa. La visión de Bacon tal vez deba IB9!}<lgt:E!2~!.~Sl?~,C:I..ªI~. ~~~~~!J~~edi ctinos,.se_J;;QnYini~I.on, siguiendo el
más de lo que generalmente se piensa a determinadas instituciones ," \eJ~mplod: los n:auns~as ~? fmales de1,tJ:ilo ~l aunque p.Ql1i~l1dQ.
contemporáneas: la ,Acadel11ia de los Lincei de Rorpal..S!~ la que formó mas ~e rel~~YeJª.!Ily~gIgªC:lº:t:1colectiva, e..l1.Í1lli?0rtantes centros desa-
parte Galileo; el observatorio de Tycho Brahe eJl_Urjiuib9J:g,J.:9n su b~!.hwónco.enFrancia y en l~_~~~ª-~~,~G"i~~;;áni~a.í¡¡Tei:bniz
complejo de edificios y su cuerpo de ayudantes; OJ.'¡l..C-ªsa ck Comra- sugm~ que ~na de las tareas de la nueva AcademT:i-cleBerlín debería
.óL...Ck Sevilla (véase, anteriormente, la pág. 57),d0!1'sle se rec..Qg.fun s¡;r la 1!.1Y~§..t!g1!.s;.iº-!!_histórica. Esta investigación Jª.. c;:.illPI:~!!ª!~Eon en
, .s"Y:5eActualizahallJªJL~¡U:tas.d,~.)1aY.~g-ªfi.Qn. .
~A su vez, la descripción de Bacon probablemente estimuló a otras
~ituciones para que cambiasen. La Royal Society, en la que abunda- 36. Hunter (1989), págs. 1, 188,261,264..265; Stroup (1990) pág. 51· Christian-
son (2000). ' ,
# los admiradores de Bacon, esperaba contar con un laboratorio, un 37. ~ahn (1975); Gillispie (1980); McClellan (1985); Lux (1991).
servatorio y un museo. La misma institución sufragó la investiga' 38. \oss (1972), págs. 220-229; Gasnault (1976); Hammermeyer (1976); Ziegler
,~,~~,......=\#ón de Robert Hooke y Nehemiah Grew por medio de suscripcione

1
'1\
DEL CONOCIMIENTO fNS:TIlCUC:IC)t,ALIZAClélN DEL CONO(:::IMIHITO [ ... ]
70 HISTORIA

~~r-iS?_~lKl:lJ"l_~~ca~!E:i~~U?L~YiD.fial~.s.
..~I}EL:Ul~iª?.Al~~mania. E:n F ran- mientras que los refugiados protestantes franceses se congregaban en
cia' concretamente, el gobierno la costeó a traves de los salanos con- el Rainbow. En París, Diderot y sus amigos se reuníarren la casa de
cedidos a los miembros de la Academia de Inscripciones de París, re- café Procope, fundada en 1689. Los propietarios de estas casas de café
organizada en 1701 según el modelo de la Acade~ia de Cien,cias.JI) solían poner a disposición del público revistas y diarios como un gan-
Para el estudio de la polítice se crearon closa<::jl~C!~l1!Ps:la de ~~, por cho para atraer nuevos clientes, y de esta manera estimularon el debate
i~i~T;'t¡;;:~·del ~inistro de Asuntos Exteriores, el marqués de Torcy público de las noticias, el desarrollo de lo que a menudo se ha llamado
(1712), y la de ES~!1ts.Q!!r~p, obra del profesor Johann I?a~i~l Schop~in «oRiniól]. J,)ública» o «la esferz-piiblicll~ Todas estas instituciones fa-
(hacia 1757).40 La investig'aóón, incluida la de tema hIstonco, fue Im- cilitª!:9.ll~l encuentro eIJ.tre ideas-J!, naturai~~~~~:nt;~Jos
portante en la nueva Universidad de Gotinga, fundada en la década de incliriduo.s.. 4J
1730. L~pr.en~a, especialmente la de carácter periódico, ha de verse .tam-
~L~iglsLKYmJl!.~J;m.~L~.RQflle§l!eci.~lm~llt~ faY9EbkJlJlra las ag~­ bLén como,una i.!l§..!itución. Su importancia para la vida intelectual
ciaciones voluntarias de los tipos más diversos, muchasdeeUas.4iedI- europea no dejó de crecer a lo largo del si,glS? XVUI, contribuyendo a la
~~gas alintersambio cie i1!forI!lª-QQ!l~,:Ü4~~dlJll~Il]1d(L,!l s~rvÜ;j,~Jicla difusi~I1~9he~ión_y el .eoder d~.J:QmunidadirnaJ{in.ar~_g_E:1,1 Re-
Ref~~~~~T~;'~r~;pl~~t~~~dos de las islas británicas pueden servir- públi~a-ª~s let~as. Entre 1600 y 1789 se tienen noticias de la funda-
~os pa~a ilustrar el crecienteLI).~rés por el conocimiento útil: l~­ ción de no menos de mil doscientos sesenta y siete diarios en francés;
cieJhlJ;l~la Mejora de la Agricultura, de Dublín (1731); 111 SocIedad de ellos, ciento setenta y seis lo fueron entre 1600 y 1699, yel resto
de Arte.s.o.lk Londre~( 1754), fu!!Qª,,~J.~.ª¡-Lestifll~LeLc;:gIIl~c;:iQJ:lª_s. con posterioridad a esta última fecha. 44 <
O
n1iJ.Jl1!fª~turas.; y)_ª Sociedad Lunar, de Birl11ir:gh.':.~LZ~2.J~. ~L~ ..~!. . i;Il- CfJ
tercambio
... de información
_._._-_._,_.~_.'-- _.., - _ .__.. té~Ilica.41
científica:y
~- .--
--~.-
ELdesarrollo
d P 'de logIas Resumiendo lo dicho hasta aquí, el ejemplo de las jmtituciones .de CD
Q}1!§óI!i~1!.s en la primera parte del Wdo XVIII en Lon re.s,., ans.~.Q...tr~s ~p-.[endizaje en los p'rimeros siglos d~J1!.EYLQl2LillQd.~In_ª.-P¡U;.~f;.~<::ºn­ CfJ

lugares reikiª. estaHueva tendenci1b~así~ºm9lipa 1J:tclICIQ!l.}l1asantl- firmar las ideas tª-!llQ deBourdiellJobre la reW9.duq;i9...D cult!I~ili.9lTIo
!Ol.ª de conocimiento secreto. , 1:1s..Q~.Y~QJ~!L~ºJ2r~ elv.ínculo existente entre marginalidad e innova-
lu<~l:ltSº=.ºr"g~Ilik(,Lc;iº11""~=JJJJi~ir~[QLl11._al~~oxnQ _ d salon y l:.t. ('~5~,Jj~ ción. Las u1Jiver~idade?con.t~n_uaron re~li~ªD:_ºo ..,probablemente con
ca fé•.l1!vie.ron un 12a1.2 el en la comunicación de ideas durante la. Ilustra- e&;ci~~'~~fu~¿~"t;~di~~-~Ige ~~.~~ª~i..P_~!!2,~h:r.l,l1ªllA2_.~Dg.~.J:l~Ial,
ción. En París, los salones han sido descritos como los «espacIOs efec- ~1l el ambiente universitarionQ secles:rJIQlhIQl1las nuevas ideas. En
~i~os del proyecto de la Ilustración». Por ejemplo, bajo la dire~ción de ~~ ..eg~~I!~L:t1~~§~1;\~Y!~.ron aQY~i~J.~LQJJ.h..s.~_ha~d.o~j~;¡;lliitlJ­
madame de Tenón se reunieron periódicamente para debatIr temas Gi.Qillll», lQll.JJe lasl.~ a,mantener sustra.di.{;.ü:Ltl..<;;.Lc..Q.r..p~~­
de interés común Fontenelle, Montesquieu, Mably y Helvétius. Por su illl~21~Sio de un .erogresivo aislamiento de las nuevas tendencias.45
parte, madame de L'Espinasse actuó como h~é,sped de D' ~~~~ert, f::.. lar gQ-J21azo, lo que nosotros p~rcibimosson ciclos deinn()vación
Turgot y otros miembros del grupo que pubhco la Enc~clo~edze. - ~~ s'Widos de lo que Max Weber solía denominar VeraÚ~dg7i~¡;;;;;g:~-;de­
cas:1~cl~cggo4~_~~mps:iiªlQP. uJl.!ill12Qrt'!J).te 12~12el ~!lla VIda 1~tdecty:;11 cir, «trivialización» o «rutinización». Thomas Kuhn lo calificó de «cien-
." "" ce K:1,=Etll~12~i:L~JI!glªj:~lIa __:U?jItir de la úl~iIna12arte ªeL~1li.!2.2~:'YlI. ,e~al»,J:<:.nEJlro~a, ~sto~ ciclos ~idelltificabk.sdesd_~l~igi<?
ndres, en Douglas's y en la casa de café ]vlarine se dieron confe- .:\.lh..cuando las nuevas InstituCIOnes llamadas universidades sustituye-
s sobre matemáticas, en Child's se reunían libreros y escritores, ron a los monasterios como centros de saber, hasta nuestros días. Los
fue el lugar de encuentro del poeta J ohn Dryden y sus amigos, g~~RQ.sC::Et::ªti':';Q.§)_!1l~'!r.,gLr:L:lles_g in formªl~Ld"e."JJn"p..e,riº"d.o
...s..e""cQnvie¡ten
generalmente en organizacioneLf~.,..ma.:y..DLÍtarm~~er~do-

. Voss (1972), págs. 230-233; Roche (1976), 1978); Voss (1980).


. Klaits (1971); Keens-Soper (1972); Voss (1979). 43. Habermas (1962); Stewart (1992);]ohns (1998), págs. 553-556.
1. 1m Hoff(1982; 1994, págs. 105-154); Dülmen (1986). 44. Cálculos tomados de Sgard (1991).
2. Goodman (1994), págs. 53, 73-89; 1m Hoff (1994), págs. 113·117. 45. Julia (1986), pág. 194.
/ 72 HISTORIA SOCIAL DEL CONOCIMIENTO INSTITUCIONALIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO [oo.] 73

.t:as de la siguiente generación o de la generación que sigue a la si~i~n­ no .negaba la existencia de .difI'Tell..5;;Í.as significativas entre ambos siste-
/te. Esto no significa que la reforma o la renovación de las o~gan1ZacIO'" mas. Sin embargo, investigaciones más recientes sugieren que dicho
I nes tradicionales sea imposible. El nuevo papel desempenado por el historiador sobrevaloró la organización formal del conocimiento y la
I monasterio benedictino, una institución sin duda antiquísima, en el de- educación en la Edad Media, y que el «sistema» -si lo podemos lla-
I sarrollo de la investi¡ración a lo largo del siglo XVIII (véanse, anterior- mar así- era de naturaleza fluida. La iiaza era una licencia personal, no
\ m~~te, las págs. 65 y~69) demuestra lo contrario. De ~anera parecid~, el.ggrlº.~~ainstitución~ 1;0 gu~ v~;I~~~Et~.!1!RS1~-
\ en la organización de la investigación a lo largo de! sIglo XIX ,las ,":n~­ !]ba_~ la q~ de un j2rofesorno eradónde había estudiado, sino
\ versidades especialmente en Alemania, recobrarían una vez mas la mI- co~~quién 1~ habí~Zho. El lugar c~~lpara-~r;¡:;en.dizaT~era un
\óativa y s~ pondrían de nuevo por delante de las academias.
, círculo de estudio informal (halqa), en realidad un semicírculo a una
respetuosa distancia del maestro (sbaykb), o bien en la casa de éste o en
la mezquita. No había un currículo establecido de antemano. L.~:­
CONCLUSIONES y COMPARACIONES t\!c!i:g:!s~c::§-pasabande un maestro a otro siem12reg,lle gl!~ríaJ1. De he-
cho, el mismo término «estudiante» no siempre es apropiado, puesto
Los ciclos de creatividad y trivialización ¿representan un fenómen~ ge- que algunos miembros de los círculos de estudio sólo lo eran a tiempo
neral o se circunscriben más bien a determinados períodos en la hIsto- parcial, incluidas las mujeres. N o es de extrañar, pues, que un historia-
ria de Occidente? Una comparación evidente es la que podemos esta- dor reciente de la madmsa hable de «informalidad Qer?i§_t~m~».47
blecer entre el sistema europeo de comienzos de la edad moderna y el El contraste entre los mundos educativos cristianQ.Y musulmán no
sistema de 1l1adTaSas en e! mundo islámico, especialmente en Bagda~, de b.eJ:í.a.ª~enj;11ªr~e.exs;_e_~iYªJ1Le.nte'bDJJr.ante.lª_+u:iIJleLa .. ej;ª.p.!L~klºs
Damasco y El Cairo durante los siglos que los occidentales ~enoml­ ti e>~.<2~ ..~J:2,<i.::E.!}2~.L1~ .~J~.!~~~~E2.i~t<l.ª_~?g~s:jQ~!1 taLC::_?~~l5Lf~.~L9_11 ..~~n f~E'"
namos «Edad Media» y en e! Imperio Otomano durante los sIglos XVI mal~?sg.l],~2Jg~?~[i-ª-!l._c!.~.?..P_l!éS _(l~_l.§º.O. 48 .º~..1..Q90S modQ§.,1~~ada
resisten~ia islámica a la cong~lación instituciona1.fs impresiQ!1ante. Sigue
y XVII. . .
,Aunque en el islam no existe-flclero propIam p .1l te <1tl;;.!:LQ,E-S.l1tadTa- sin resolverse la cuestión de si la fluidez institucional estuvo asociada
sas instituciones docentes vinCll-la.das,..aJa.s...m.ez.qmtas, illUeSttan.rasgDS a un sistema intelectual más abierto. Evidentemente no. Une.s.tudiaJl-
lla~~tivamenteparecidos a los de las instituciones ~.ducati~ali_WJ"-ºpeas te p_()Q~~_4~i~L~_!!.1l}.~!~_<:2,E.[.~_~_lE~~_~2.!2 ..s"Jtr()~ro ..siemEre::.seJ_~_~?ía
domi~ad~-I2ºrla Iglesia. Las principales materias de estudIo en ~sa~ e~­ qu~~g~_~~.<:J~_?_i9_<:.~~C!~ u!1:.. _?~_~i2~C!~_!..na y.2E~e~a~~'l~~_!~ .. ~uy._~1.X . llC:>.(1~.e.
cuelas eran el Corán, el Hadith (los dichos del Profeta) y la ley Islaml- se lall~ª§_c::ªjm~E.PEC::~~C:}211C::;5,PEi~~C!_~_~J __~J!E2Q()E~E~:ris..~~I"!..e.s..perso­
ca. Lo~ khans donde vivían los estudiantes, l.os.sueldos de lo~!:~fe::s_o­ Ilaks.~?
res, i~-s estipendios de los estudia.!1!fJ y las fundaciones o wakfs libre~ de La medres.c. (forma turca de la palabra árabe 71zad1'asa) otomana_~­
impuestos que sostenían el sistema, todo ello n~!:.t::E.gerda)-ª.2l"gll!~!~~­ ~autassimila!es. La mezquita que el sultán Mehmed II fundó en
~i21L~º.kgiaU1!!~hgy.JQda:yía~~i.g~._~.?_.º~f9I~y.~~1"11l:>~Idge, y hasta Estambul poco después de conquistar la ciudad tenía seis cille.gios vin-
p~ue este sistema islámico haya elercI~o c~~0_.!DJ:1!;~19~~~~1,~ ()Eg~­ culados a ella. Durante el sig.~ll.abia..J~.n.1a._¡;iluia.dllP.JLel11:.<1.Ji..cilli;:Q_
nización de los colegios ingleses durante el SIg:!Q,XII. La dISposIc~on fOl- ~ue pasaron a ser dQ,scientos en el.JilitiQ X\::.Hr. Las...c1asf:.s...e.ran
mal del argumento en la 1l1unazara se parecía a la disputa occIden~al, aJ;>iertas, .P-eJQ~los_estu(.ua~<¡lL~~de~.S;_W---ª.!1. _llJC'!.tl~lLL utL~Es;Lc2_j~1~Ye~Qo
mientras que la ijaza o licencia para enseñar que un maestro concedIa a dentro jel Zf:lema (véase, anteriormente, la pág. 48) cQm~QjQ.s;,~J:.~_,_¡;on-
sus alumnos es comparable a la licentia docendi. europea medi~va1.4ó .. .sejeros o maest¡¡os (miidencis) necesitaban contar con e1~ll.2YQ_~~.un
El historiador que estableció estos paralelIsmos y apunto la posIbI- ll.\Eestrg_Jl.J!xti~ular.Hacia 1550, el hecho de haber estudiado en algu-
~idad de un Jlrést<l1"11º.c!Ü:t::~!9.c:.211~~j~ntej:~.R'!.E:E.~s!.~._~~
mu~:tJ:~l1:r.~I1!S
47. Berkey (1992), págs. 20 y 30; Chamberlain (1994).
48. Curtis (1959); Stichweb (1991), pág. 56.
46. Pedersen y Makdisi (1979); Makdisi (1981). 49. Berkey (1992),pág. 30; Chamberlain (1994), pág. 141.
74 HISTORIA SOCIAL DEL CONOCIMIENTO
I~STITUCIONALIí::ACIÓN DEL CONOCIMIENTO [... ]
75
nos colegios prestigiosos, el llamado grupo «íntimo», era un requisito
previo para acceder a cargos elevados. Poco a eoco se fueron introdu- I institucionales del siglo AVIII parecen habe t . .
c~2~,~_masYexámeges comº.¡jeñalde~~ma se iba h_acien-
l
I
tos en la práctica de las dl's . l'
CI P mas '
e on tod
r eilIdo Importantes efec-
1)
. 1
i table que antes o despue' 1 . . ' . o" es Vlrtua mente inevi-
d9"".9!Sl1l2~Z ill~l. 50 s as InstItUCIOnes se an '1
tan en obstáculos para ult' . . qUl osen y se convier-
~n este.,~iS~@;!l1 tanto en)a modalidad i~~o en 1:1 ~!~~ana, .
d e mtereses creados poblad
enores InnOvaCIOnes S .
. e conVIerten en sedes
eLJ~~m_<;EQ.,ct~ la naturaleza era secundario. Se realizaba fundamental- , as por grupos que h ' 'd
\, tema y que , , consecuentemente temen p d an mVertl ' . o en el sis-
menJ.:.emJ:xa.ill:-lQ..s c.nkgi.Qs.La enseñanza de la medicina tenía lugar 1, Existen razones sociales y no s '1 .
1 er er su capItal mtelectual.
\to que Kuhn llama la «ciencia ~o~~na~~>~ctualespara el predominio de
en los hospitales, fundaciones con una larga historia en el mundo mu-
sulmán. A su vez, la astronomía se estudiaba en observatorios especia-
lizados. El primer observatorio conocido se fundó en 1259y en 1577 . D~;~el.~~_:!1lanera_lJa_historia social del ca '. .
na SOCIal de la religió;-~es'la h' . d 1--- nq,clmleD19" Como la hIStO-
-un año después del de Uraniborg- el sabio Takiyyüddin fundó otro , .. Istona e ¡jaso de 1 '
a las Iglesias est bl 'd as sectas espantaneas
en Galata con el apoyo del sultán Murad lII. Este último sería destrui- -- a eCl as, un paso que se h 'd
el transcurso del tiel12Po Es h' . ' a re~etI o muchas veces en
do en 1580 por un grupo de soldados, lo que demuestra que el conoci- .cotiradores e integrado·s· ~nt~na fj' I~tor~ de la IDteraceión entre han-
mienI9.dej,'Lllªmraleza rÍosólo erainsti tucionalmente m~in"ª,L3iJ;l0 ~-_.~ , a ICIOna os f¡'
¡:!rendedores intelectuales y rent'st . 1 Y pro eSIOnales, ~ntre em-
CI1Jejl1fLllSQ)'econsideraba )rreligLos()ep. algunos ambienles.51 Sin em- . I as Inte ectuales S d .,
u!l1i.mteracción entre innova ., '. ' . ' _ e pro uce talllbLen

,.~."
bargo, como ya hemos visto, la marginalidad puede constituir a veces "c, u~;-y"t;nde;~Gs, "c'on"~g cllOn y rutma, f1~lld~.YJlj~za, «tendencias
una ventaja. De todos modos, la medicina y la astronomía, a la vez que , or una parte, vemos redes oe antes» conOClm' f' . 1 "
' l' . lento o ICla y ofIcIOSO.
áreas marginales de conocimiento, funcionaron como enclaves de in- CIrCU os abIertos' por 1 '"
nes con afiliación fija y esfera d , a otra, mstItuClO-
novación en el mundo del islam. ", levantando y mantenI'end b s e competencia oficialmente definidas
El .e.j~lJl..411<U!_sÜ.!!1lJlliliLmusulmª-rL.Lill~s:i:llme~!!~_.
el. ci$l Ip.1- . o arreras que sep 1 . b '
.~.ELY~J~~J:.!.ª.!11ºién de los f: S4 aran a os. mlem ros de sus
p~rio Otomano, parece confirmar en algunos aspectos las teorías de Ve- de ponerse d~·p··;·;te·····d···e··J12_ES?:-~I!g.§.d El lector tal vez SIenta la tentación
.Qlen y Bourdieu, aun~ue la ¡;!ersistencia de un sistema informal duran- os mnova ores en d 1
/nen la tradición, pero es probable " ,l c1°ntra . e o~ que mantie-
.t..e un ~E.so de tiempo prolongado rn.ueJ>tra que la institucionaliz.a,Óón . b
mIento am os grupos hay d aue
' en a ::lrlY<> h'Cf''''''-M rI I
-. - - ' b - ·"~.~Ua Uel conoel- .

e.~. illl.ª,m~J&,q1KJ}JL..\l!!s:de~L'ie_p.oJ:.ss:Iltado. Una comparación y un tantes. an esempeñad l ' 1


o pape es Igua mente Impor- .
contraste entre los mundos islámico y cristiano (en su modalidad cató-
lica y más especialmente protestante, pues apenas se ofrecen datos so-
bre el mundo de la ortodoxia) ponen de relieve la ~lat¡Y1fge.r.?s'td~,la
QJ2.Q.lli:JQll.1)a innovación iP.lcl~m,ªleJJ,.eUslaIn, ip.c111idªh o ll.9 siSQn
.? la nueva tecnolo~_de la inteligencia: la impr.enta. La hipótesis de
que la imprenta, que sin duda dio a conocer más ampliamente los con-
flictos intelectuales, impulsó también el distanciamiento crítico se ve
en parte confirmada por análisis históricos comparativos. 52
En términos generales, parece que al individuo marginal le resulta'
más fácil dar con ideas nuevas y brillantes. Por otra parte, para lleva'r
estas ideas a la práctica es necesario contar con instituciones. En el caso
de lo que nosotros llamamos «ciencia», por ejemplo, las innovaciones

50. Repp (1972; 1986, págs. 27-72); Fleischer (1986); Zilfi (1988).
51. Huff(l993), págs. 71-83,151-160,170-186,
52, Eisenstein (1979), 53, Gil1ispie (1980), pág. 75; Lux (1991a), pág. 194
54. Kuhn (1962); Shapin (1982); Elias (1982), pág. 50.

You might also like