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El legado económico de

Thatcher: 'Si un hombre no


quiere trabajar no debe comer'
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 Su idea básica: un Estado mínimo y libertad para los mercados
 'Debemos trabajar y utilizar nuestros talentos para crear riqueza'
 Se inspiró en Hayek y Friedman frente a la economía planificada
y Keynes
 Recortó el gasto público, bajó impuestos y quitó poder a los
sindicatos
 Merkel y Cameron son herederos de su legado. Rajoy no siguió
sus pasos
Javier González | Madrid
Actualizado martes 09/04/2013 02:39 horas
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"Si un hombre no quiere trabajar no debe comer", segunda carta a los


tesalonicenses (3.10). Con este versículo resumió Margaret Thatcher parte de
su pensamiento económico ante la Iglesia de Escocia en mayo de 1988, una
cita clave para entender porque para ella el Antiguo y el Nuevo Testamento
revelaban "una visión del universo, una actitud propia ante el trabajo y
principios para dar forma a la vida económica y social". [Lea el discurso
íntegro].
"Se nos dijo que debemos trabajar y utilizar nuestros talentos para crear
riqueza", advirtió entonces la 'Dama de Hierro', quien abogó por el libre
mercado al mismo tiempo que defendía la moralidad victoriana del siglo XIX.

Más libertad
El 'Thatcherismo' podría resumirse en una idea básica, el menor Estado
posible para dar la mayor libertad posible para los mercados, más
eficientes al asignar recursos si no se producen monopolios ni oligopolios.
No obstante, el Estado debe regular, que no intervenir, en sectores sistémicos
como la banca. "La desregularización que nos ha llevado a la crisis actual fue
no fue culpa de Thatcher, fue de Bush y otros Gobiernos de los noventa",
advierte Rafael Pampillón, economista de IE Business School.
La 'Dama de Hierro' fue elegida primera ministra en 1979. "Se encontró un
Estado sobredimensionado, con un gasto público desmadrado, la inflación
disparada, unos sindicatos muy potentes y muchísimo paro", afirma el
economista.
"Provocó un cambio radical. Era hija de tenderos, lo llevaba en el ADN", explica
Pampillón. En su opinión, Thatcher, como Reagan, dio con las reformas clave
para reactivar la economía: "recortó el gasto público pero bajó impuestos;
hizo privatizaciones para parar un tren, dio estabilidad a los precios y puso
firmes a los sindicatos".
Margaret Thatcher privatizó, entre otras empresas, British Petroleum, Jaguar,
British Airways y British Gas, y abrió mercados como el de telecomunicaciones,
gas y agua.

"No pudo ver la mejoría del empleo durante su Gobierno, pero sus políticas
fueron la base de ello en los noventa", señala el economista de IE Business
School.

Los sindicatos y Las Malvinas


Sin embargo, para llevar a cabo sus políticas, como reducir un 22% el número
de funcionarios y cerrar empresas públicas, tuvo que minar a los sindicatos, a
los que quitó poder gradualmente desde su llegada al poder.
Tatcher declaró la guerra a los sindicatos del carbón, a los que comparó
con la Argentina que había invadido las Malvinas dos años antes al convocar
huelgas generales.

"Tenemos que ser conscientes siempre del enemigo interior, que es mucho
más difícil de combatir y más peligroso para la libertad", afirmó en un discurso
en 1984. Para resistir a las protestas, Thatcher hizo acopio de carbón y
movilizó a la policía.

Hayek y Friedman; Reagan y Pinochet


El 'thatcherismo' bebió indiscutiblemente del pensamiento de dos de los tres
economistas más influyentes del siglo XX: Friedrich Hayek y Milton
Friedman. El tercero, John Maynard Keynes, fue la némesis económica de la
'Dama de Hierro'.
"Hayek dio un gran prestigio a la causa del liberalismo económico, ayudando a
crear la sensación de un desplazamiento a la derecha en el clima intelectual,
valioso en todos los sentidos para Margaret Thatcher y otros defensores de la
causa, como Ronald Reagan", asegura su fundación.
"Ella absorbió profundamente la idea de que no puedes comprometerte con el
socialismo, incluso en formas socialdemócratas moderadas,
porque gradualmente el socialismo tiene siempre a resultados totalitarios,
independientemente de sus intenciones", añade la fundación que ahora
homenajea a la líder británica.

Otra gran influencia del vienés, quien sufrió en primera persona la hiperinflación
posterior a la Primera Guerra Mundial, fue su advertencia al recibir el premio
Nobel en 1974 de que la "inflación es causada por los Gobiernos".
Hayek fue una influencia "filosófica" para Thatcher, en palabras de su
fundación. Sin embargo, Friedman fue "su economista favorito"y su respuesta
contra el 'keynesianismo', al que culpaba de la crisis de los setenta por
mantener el empleo a costa de una política monetaria expansiva.

Friedman argumentó que los sindicatos demandaban mayores salarios al


esperar que los precios subirían por la acción del Gobierno, lo que combinado
con el encarecimiento del petróleo tumbaba la productividad y aumentaba el
desempleo mientras la inflación entraba en una espiral alcista de la que no
podía salir.
Según el economista, los precios sólo bajarían de disminuir las expectativas y
los salarios, mientras que el desempleo sólo podía reducirse por el lado de
la oferta con medidas como mejorar la productividad.
A pesar de su relevancia en la economía, la relación de Friedman con la
dictadura chilena oscureció su obra. Dos años después del golpe de Estado de
Pinochet, el economista viajó a Chile para aplicar sus teorías. Logró encauzar
la economía del país sudamericano, atrapado por una hiperinflación del 350%,
pero su nombre quedó vinculado al de la dictadura.
Precisamente Pinochet, aquel que "hizo tanto para salvar vidas de británicos",
fue un gran aliado para Tatcher. Tanto que pidió el fin de su "secuestro" cuando
la Justicia británica iba a juzgarle por los crímenes de la dictadura.

Merkel y otros herederos


"La vigencia de sus ideas es que sólo quedan Cuba y Corea del Norte como
economías planificadas", afirma Pampillón tras recordar que François
Mitterrand intentó aplicar políticas intervencionistas en 1981 "y se dio un
leñazo". "Felipe González, cuando llegó al poder, se inspiró en Thatcher,
por muy duro que fuera para un socialista, para sacar adelante la economía",
añade.
A pesar de haber sido un referente para los líderes europeos, Thatcher fue una
de las grandes figuras del 'euroescepticismo'. En 1984 logró la 'devolución
británica', el reembolso de parte de los fondos que Reino Unido aporta a la
Unión Europea por usar menos las ayudas agrícolas; y su sucesor, John Major,
rechazó la entrada de Reino Unido en el euro.
En opinión de Pampillón, el primer ministro británico, David Cameron, el
partido liberal holandés, Mario Monti y la canciller alemana, Angela Merkel,
son herederos del legado de Thatcher y empiezan a cosechar sus beneficios.
Sin embargo, el presidente español, Mariano Rajoy, "debería estar en este
grupo", pero las políticas liberales que prometió "han sido tímidas". "No ha
habido reforma del Estado, ni de los partidos ni de los sindicatos", afirma.
Además, ha subido impuestos en una economía hundida.

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