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ABONADO

DE HORTALIZAS
DE HOJA, TALLO,
BULBO Y RAIZ
ALONSO DOMINGUEZ VIVANCOS
Ingeniero Agrónomo

MINISTERIO DE AGRICULTURA, PESCA Y ALIMENTACION


ABONADO DE HORTALIZAS DE
HOJA, TALLO, BULBO Y RAIZ

En una publicación de esta misma colección se han expues-


to unas ideas generales relativas al abonado de los cultivos
hortícolas más importantes que se aprovechan por sus frutos.
En la presente, se hará una exposición similar referida a las
condiciones del abonado de aquellas hortalizas que tienen utili-
dad debido a sus hojas, tallos, bulbos o raíces.

HORTALIZAS DE HOJA Y TALLO

En estos cultivos predomina el desarrollo vegetativo, por lo


que suele ser necesaria una fertilización con gran abundancia
de nitrógeno. No obstante, el equilibrio con el que extraen los
diferentes elementos, no difiere en esencia del correspondiente
a los cultivos hortícolas aprovechables por su fruto, salvo en
algún caso aislado. Por ello, debe tenerse bien presente que,
también en este caso, es necesario asegurar que ]a fertiliza-
ción sea equilibrada err el conjunto de los nutrientes. Se inclu-
yen en este apartado la coliflor y la alcachofa, aunque real-
mente son plantas hortícolas que no se aprovechan por sus
hojas o tallos, sino por sus primordios florales.

COLES

Se tratará en este grupo de las diferentes especies de esta


familia (coles diversas y coliflor), que en conjunto ocupan una
superficie de cultivo en torno a las 30.000 ha, cultivadas real-
mente en todo el territorio español.
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0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120

Desorroflo del cult^vo - días

Fig. 1.-Evolución de la absorción de elementos nutritivos a lo largo del desarrollo


del cultivo. Adaptado a los datos obtenidos en Badajoz (Rodríguez del Rincón) para
el tomate.
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Estas especies se desarrollan bien en suelos arcillosos algo


pesados, con buen nivel de materia orgánica y profundos. Por
lo que se refiere a la reacción del suelo, son bastante adapta-
bles, siempre que éste no sea excesivamente ácido. En general,
son preferibles los neutros y ligeramente ácidos.
También en estas especies la absorción de elementos nutri-
tivos se realiza de forma tardía, siendo máxima del tercer al
quinto mes, después de la plantación. El orden de magnitud
para una producción del orden de 40 tm/ha de cabezas, es
de 270 kg de N, 80 kg de PZOS y 300 kg de KzO. En el caso
de la coliflor es ligeramente menor.
EI nitrógeno tiene un efecto importante tanto en el número
de plantas que desarrollan repollo como en el tamaño de éste.
Por otra parte, el vigoroso y rápido desarrollo que le imprime
este elemento tiene como consecuencia una producción más
precoz. La contribución del nitrógeno es básica en el momento
de la iniciación de las cabezas. Por el contrario, el exceso de
nitrógeno debe evitarse, pues, hace que las cabezas no tengan
la consistencia debida. En general, es conveniente distribuir el
nitrógeno en dos o tres veces, pero siempre antes de la forma-
ción de cabezas.

Fig. 2.-Con un aporte racional de


fertilizantes nitrogenados la produc-
ción de coles y su calidad son ma-
yores.
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E1 fósforo tiene un efecto muy acusado sobre el rendi-


miento, habiéndose obtenido respuestas muy claras a la aplica-
ción de hasta 300 kg de P,OS/ha, o más, en suelos muy po-
bres. Este elemento es crítico en la segunda fase del desarrollo
de las hojas iniciales.
El potasio influye en la formación de las cabezas, en su
calidad (sabor, firmeza) y en su conservación.
Se ha demostrado ampliamente el efecto de un abonado
equilibrado, atendiendo a la riqueza del suelo, tanto en la
producción como en la calidad. Además del análisis del suelo,
el análisis de las hojas es una buena técnica de diagnóstico.
Así, con niveles en hojas inferiores a 1,3 por 100 de N, 0,1
por 100 de P y 0,3 por 100 de K sobre materia seca, la pro-
ducción se ve reducida al 50 por 100.

Práctica de la fertilización
COL RIZADA, REPOLLO, LOMBARDA, ETC.

Nitrógeno: 150-250 kg de N/ha, según el nivel de materia


orgánica. Se aplicará en dos o tres veces, según el ciclo vege-
tativo. En ciclo corto se aplicará la mitad en fondo y el resto
en cobertera, antes de la formación de la cabeza. En los ciclos
más largos se aplicará un tercio en la plantación y el resto en
dos veces, también antes de la formación de la cabeza.
Fósforo: 80-120 kg de PZOS/ha, según la riqueza del suelo,
en fondo.
Potasio: 160-250 kg de Kz0/ha, según la fertilidad del sue-
lo, también en fondo.

COLIFLOR Y COL DE BRUSELAS

El planteamiento del abonado será similar. Sin embargo,


en igualdad de circunstancias, las cantidades a aplicar varian
ligeramente como se expone a continuación:
Nitrógeno: 100-200 kg de N/ha.
Fósforo: 80-120 kg de Pz05/ha.
Potasio: 200-300 kg de KZO/ha.
Fig. 3.-Los rulti^os de lechuga responden muy bien a la fertilización con abonos
fosforados.

LECHUGA

Esta especie, que se cultiva todo el año, ocupa un lugar


destacado entre los cultivos hortícolas, con más de 20.000 ha
de superficie dedicadas a la misma. Se halla distribuida por
todo el territorio nacional, pudiendo destacarse ligeramente las
zonas de Levante y Cataluña.
Se adapta bastante bien a diversos tipos de suelos y climas,
tolerando altas temperaturas diurnas, aunque a baja altitud.
En zonas tropicales puede no formar cogollo. La reacción del
suelo debe ser ligeramente ácida y son preferibles los suelos
ligeros para el cultivo en invierno y los medianos para el
cultivo en verano. No conviene repetir con excesiva frecuencia
este cultivo en el mismo suelo.
La nutrición de esta especie tiene características similares
a la de los demás cultivos horticolas. La absorción de elemen-
tos guarda relación con la formación de materia seca. Asi,
aproximadamente, el 70-80 por ]00 de los elementos nutritivos
son absorbidos durante el último mes de desarrollo.
Dado su corto ciclo y la menor cantidad de materia seca
que se forma, las extracciones de este cultivo son más modes-
tas que las contempladas hasta ahora. Para una producción
en torno a las 25 tm/ha, se absorben unos 65 kg de N, 25 kg
de P,O; y 120 kg de K,O.
-^-

Los tres elementos tienen un efecto muy favorable sobre el


desarrollo del cultivo y la calidad del producto (consistencia,
arrepollado, sabor), así como sobre su mayor duración y pre-
cocidad. Solamente debe tenerse precaución con la aplicación
de nitrógeno, dado que una cantidad excesiva puede resultar
perjudicial. Responde muy bien al fósforo.

Práctica de la fertilización

En general, este cultivo debe situarse en segundo lugar res-


pecto a la aplicación de estiércol en la alternativa hortícola.
Nitrógeno: 100-160 kg de N/ha, la mitad en fondo y la mi-
tad en cobertera, entre la tercera y la sexta semana después
de la plantación, en una o dos veces.
Fósforo: 30-60 kg de P,OS/ha, en fondo, según la riqueza
del suelo.
Potasio: 60-120 kg de K,O/ha, en fondo, en función de la
fertilidad del suelo.
El equilibrio de abonado de fondo puede ser 1-1-2, en sue-
los medios.

ESPINACA, ESCAROLA, ETC.

En líneas generales, todo lo expuesto para la lechuga


es válido para estas especies. Las extracciones de las mismas
son ligeramente superiores, por lo que la práctica de la fertili-
zación puede establecerse como se ha indicado para la lechuga,
aumentando algo las dosis.

ALCACHOFA

Se cultivan en España alrededor de 25.000 ha de esta es-


pecie, la mayor parte de ellas en Levante (sobre todo, Alicante
y Valencia), y el valle del río Ebro (Navarra, Logroño y
Tarragona).
Fig. 4.-Para obtener las
altas producciones que
es capaz de proporcio-
nar el cultivo de alcacho-
fas es necesario realizar
fuertes abonados orgáni-
cos y minerales.

Es un cultivo muy exigente en suelos, debiendo ser estos


profundos y saneados, por lo que resulta aconsejable una
aportación abundante de materia orgánica en la preparación
del terreno.
Para una producción del orden de 10-12.000 kg/ha, este
cultivo extrae del orden de 80 kg de N, 35 kg de PZOs y
150 kg de KZO, es decir, una extracción muy en línea con los
cultivos anteriores (lechuga, escarola, etc.). Sin embargo, en la
zona de Levante, se obtienen producciones del orden de
25.000 kg/ha, y más, con lo que las exigencias nutritivas se
multiplican considerablemente.
El nitrógeno es el elemento fundamental que permite re-
gular el desarrollo vegetativo que se desea, por lo cual, debe
aplicarse periódicamente en función del mismo. El fósforo y el
potasio deberán mantenerse en equilibrio con las exigencias
del cultivo, determinadas en gran parte por el nivel de nitró-
geno utilizado y por el grado de fertilidad del suelo.

Práctica de la fertilización

En primer lugar, en la plantación debe realizarse un aporte


importante de estiércol, de 30 a 50 tm/ha, como mínimo, así
como las cantidades de fósforo y potasio que aconseje el aná-
lisis del suelo para una adecuada corrección del mismo.
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En general, éstas pueden variar según el suelo entre 100 y


200 kg de P,OS por ha y 200 y 300 kg de KZO, también
por hectárea.
El abonado anual se establecerá del siguiente modo:
Nitrógeno: 200-300 kg de N/ha, según el nivel de produc-
ción posible; 60-80 kg en la labor de limpieza y aclareo,
100 a 120 kg al aparecer las cabezas, y el resto después.
Fósforo: 60-120 kg de PZO/ha, según la riqueza del suelo,
a aplicar en el aclareo.
Potasio: 60-300 kg de K,O/ha, según la riqueza del suelo,
a aplicar en el aclareo igualmente.
En Levante, donde los suelos suelen ser muy ricos en pota-
sio, se suele utilizar el nivel mínimo de este elemento. Los
equilibrios a emplear en este caso serán de 1-1-1 ó de 1-2-1,
según el nivel de fertilidad del suelo en fósforo.
En caso de suelos normales o bajos en potasio, deberán
utilizarse equilibrios 1-1-2 ó 1-2-4, según el nivel del suelo en
fósforo.

ESPARRAGO

Aunque la superficie que se dedica a este cultivo no es


excesivamente importante, unas 14.000 ha, lo es en cambio su
valor económico. Su cultivo está muy localizado, sobre todo,
én el valle del río Ebro (Logroño y Navarra) y algo en el
del río Tajo (Madrid, Toledo y Cáceres).
En general, es cultivo que se adapta bien a los diferentes
tipos de suelos, siendo los más adecuados los franco-arenosos
ligeros, con subsuelo algo más pesado, profundos y bien
saneados. Es muy conveniente un buen nivel de materia orgá-
nica, que proporcione una buena estructura al suelo. La reac-
ción del suelo debe ser neutra o ligeramente ácida.
La absorción más importante se realiza durante el período
vegetativo, hasta octubre, en que se van creando las reservas
nutritivas en las raíces que serán la base del desarrollo de los
tallos. EI período critico es de junio a septiembre. Las extrac-
F^i^. 5.-La buena es-
tructura del suelo, quc
el es^árrag^ necetiita
^ara dc^arrollartic
con farilidad, se ccm-
tiieue ron aporte^
abundantes de mate-
ria orgáni^a al suelo.

ciones anuales son relativamente bajas: 120 kg de N, 40 kg de


P,O^ y 140 kg de K,O, para una producción de espárragos
del orden de 5.000 a 6.000 kg/ha.

Práctica de la fertilización

En las plantaciones nuevas es conveniente una buena


estercoladura, de 40 a 60 tm/ha y una aplicación importante
de fósforo y potasio que sirva de corrección del nivel de ferti-
lidad, según el análisis del suelo. Estas correcciones pueden
oscilar entre 100 y 200 kg de P,O;/ha y entre 150 y 250 kg
de K,O/ha.
El abonado anual será como sigue:
Nitrógeno: 120-200 kg de N/ha, la mitad después de la re-
colección y la otra mitad en agosto o septiembre.
Fósforo: 50-]00 kg de P,O;/ha en otoño, según la ferti-
lidad del suelo.
Potasio: 100-200 kg de K,O/ha en el otoño, según la fer-
tilidad del suelo.
- 11 -

HORTALIZAS DE BULBO Y RAIZ


Estos cultivos tienen una demanda algo más moderada de
nitrógeno y unas exigencias de calidad que limitan la utili-
zación de este elemento. En cambio, por razones similares,
son importantes las necesidades de potasio. La cebolla y el
ajo, entre otxos, son cultivos de gran importancia en España.

CEBOLLA
La superficie dedicada a este cultivo es superior a las
30.000 ha, siendo las regiones con mayor extensión las de Le-
vante, Andalucía Oriental y Centro. La mayor parte de la su-
perficie es de regadío.
Como muchas otras plantas hortícolas, requiere suelos li-
geros, franco-arenosos o medios, bien aireados y soleados,
profundos, con humedad y buen drenaje. La reacción del sue-
lo debe ser neutra o ligeramente ácida.
El esquema de la absorción de elementos es igualmente
típico, siguiendo la misma evolución que la formación de ma-
teria seca. Prácticamente en dos meses se forma casi la totali-
dad de la materia seca. Durante todo el desarrollo del bulbo,
desde su iniciación, se absorbe el 70 por 100 del nitrógeno y
el fósforo y la mayor parte de la potasa.

Fie. 6.-l.os ajos y las


cebollas son cultivos
exigentes en potasio.
Fig. 7.-Un buen abonado de los ajos intluye no sólo en la producción sino tam-
bién en su conservación.

Las extracciones de elementos nutritivos para una produc-


ción moderada de 30 a 35.000 kg/ha, son del orden de 90 kg
de N, 50 kg de P,OS y 120 kg de KZO. No obstante, es un
cultivo que deja muchos residuos en el suelo, por lo que las
exportaciones reales se reducen notablemente, sobre todo, en
potasio.
Por otra parte, en España se obtienen producciones de
60.000 kg/ha, y más, por lo que las necesidades de elemen-
tos nutritivos en estos casos son superiores al doble de las in-
dicadas. Resulta interesante reparar en la intensidad que alcan-
za en este cultivo la absorción de nutrientes, dado que, en
dos meses, extrae casi 500 kg/ha de elementos N-P-K.
La cebolla responde muy bien al abonado nitrogenado que,
por otra parte, no debe ser excesivo, ya que perjudica la
conservación. Las variedades blancas tienen mayores necesi-
dades.
El fósforo es esencial para la implantación, dando buenos
resultados si se localiza entre dos y quince centímetros de pro-
fundidad, por debajo de la semilla. En general, tiene efectos
beneficiosos sobre la calidad. Lo mismo puede decirse del
potasio, que bien equilibrado con el nitrógeno aumenta la
resistencia a enfermedades y la calidad.
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Práctica de la fertilización

Nitrógeno: 150-220 kg de N/ha, en función del nivel de


rendimiento y de la materia orgánica en el suelo. La dosis
total se distribuirá entre fondo y cobertera, aplicando algo
menos de la mitad en fondo.
Fósforo: 60-120 kg de PzOs/ha, según la producción y la
fertilidad del suelo, a aplicar en fondo.
Potasio: 60-200 kg de KZO/ha, también a aplicar en fondo
y dependiendo del suelo y de la producción posible.
En fondo, por lo tanto, y según las características del
suelo y el nivel de producción podrian emplearse los equili-
brios 1-1-1; 1-1-2; 1-2-4; 1-2-2, etc.

AJO

El ajo es un cultivo tan extendido como la cebolla en


España, con superficies que varian según los años entre las
32.000 y las 40.000 ha. Sin embargo, al contrario que la ce-
bolla, y por ser cultivo de invierno, la mayor parte de esta
superficie es de secano. El área de cultivo, aunque abarca
todo el territorio nacional, se centra en Andalucía Occidental,
Andalucía Oriental y Centro, destacando las provincias de
Cuenca, con unas 13.000 ha y Córdoba con unas 4.000 ha.
No es un cultivo exigente respecto a suelo, excepto en lo
que se refiere al drenaje, ya que en los suelos excesivamente
húmedos existe el riesgo de podredumbre. En cualquier caso,
como es lógico, se desarrolla mejor en los suelos de textura
mediana, profundos, fértiles y saneados, con reacción neutra o
ligeramente ácida. Con relación a la aplicación de materia
orgánica, conviene situar a este cultivo en segundo lugar de la
alternativa.
La extracción de elementos para un nivel de producción
del orden de 30 a 35.000 kg/ha, es de 220 kg de N, 70 kg
de PZOS y 160 kg de Kz0 por ha. Sin embargo, los rendi-
mientos medios en España son muy inferiores, aún en regadío,
por lo que las exigencias son también menores.
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Práctica de la fertilización

SECANO

Nitrógeno: 50-120 kg de N/ha, la mitad en sementera y


el resto en cobertera, hacia mediados o final del invierno.
Fósforo: 30-60 kg de PZOS/ha, según la riqueza del suelo.
Potasio: 60-120 kg de KZO/ha.

1ZEGADÍO

Pueden tomarse como referencia el doble de los niveles


anteriores distribuyendo, en este caso, el abono nitrogenado de
cobertera en dos veces, a mitad y a final del invierno.

Fig. 8.-EI cultivo de ajos en regadío requiere un aporte de fertilizantes equivalente


al doble de los aplicados en secano.
Fig. 9.-FI nitrógeno debe usarse con moderación en los cultivos de zanahoria para
no perjudicar la calidad y conservación de las raices.

ZANAHORIA

Ocupa una superficie reducida, en torno a las 5.000 ha, la


mayor parte de ellas de regadio.
No son adecuados los suelos excesivamente pesados ni áci-
dos, siendo muy conveniente los suelos de textura media,
franco-arenosos con buen nivel de materia orgánica y una
reacción neutra o ligeramente ácida.
Como en la mayor parte de los cultivos hortícolas, la ab-
sorción de elementos nutritivos se realiza en las últimas se-
manas de crecimiento. La cantidad de elementos extraídos
para una cosecha del orden de 30 a 40.000 kg/ha, es de
150 kg de N, 60 kg de P,O^ y 200 kg de K,O.
En este cultivo se obtiene una buena respuesta a la aplica-
ción de nitrógeno hasta niveles moderados, siendo el exceso
perjudicial para la calidad y la capacidad de almacenamiento.
Es un cultivo exigente en fósforo que mejora las condi-
ciones de almacenamiento.
Como es tradicional, el potasio aumenta el contenido de
azúcares y otros aspectos cualitativos, debiendo estar en equili-
brio con el nitrógeno.
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Práctica de la fertilización

Nitrógeno: 100-150 kg de N/ha, la mitad en sementera y


la otra mitad en cobertera.
Fósforo: 30-80 kg de P,OS/ha, en sementera, según el nivel
de fertilidad del suelo.
Potasio: 100-200 kg de KZO/ha, en sementera, según el
nivel de fertilidad del suelo.

PUBLICACIONES DE EXTENSION AGRARIA


Corazón de María, 8- Madrid-2

Se autoriza la reproducción íntegra


de esta publicación mencionando
su origen: ^^Hojas Divulgadoras del
Ministerio de Agricultura, Pesca y
Alimentación».

LS.B.N.: 84-341-0294-3 - Depósito IegaL M. 23.163-1982 ( I L000 ejemplares)


Neografis, S. L. - Santiago Estévez, 8- Madrid-19

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