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CONVERSATIO MORUM
INTRODUCCIÓN
Pról. 49 RB 58,1
RB 1,3 RB 58,17
RB 1,12 RB 63,1
RB 21,1 RB 73,1
RB 22,2 RB 73,2
RB PRÓL. 49
3
Cf. D. Ambrose Wathen, «Conversatio and Stability in the Rule of Benedict», Monastic Studies, 1975, 11.
4
RB Pról. 45
Conversatio morum – Loyola 2001 pág.4
✠
y la disciplina en la Escuela del Servicio del Señor, que aquí aparece como un
processu conversationis.
En RB Pról 49, CONVERSATIO y FIDES son sinónimos. Ambos son un
proceso, esto es, algo dinámico. Claro que la CONVERSATIO es la expresión
exterior de la Fe interior, pero interior y exterior son inseparables.
Encontramos esta misma idea en el versículo 21 del Prólogo da RB:
succintis ergo fide vel observantia bonorum actuum. Algunas veces, San Benito
llama fe a la vida interior, escogiendo para explicitar la vida exterior, las
palabras CONVERSATIO, OBSERVANTIA, DISCIPLINA. Siendo un elemento del
proceso, CONVERSATIO se refiere así, generalmente, a su manifestación exterior.
Sin embargo, una vez que estos dos aspectos son inseparables, CONVERSATIO
se puede usar para expresar la unidad interior-exterior.
En este mismo Capítulo primero, pero más adelante, hablando sobre los
monjes giróvagos, siempre errantes y nunca estables, dados a la gula y
servidores de su propia voluntad, S. Benito llama a este género de
comportamiento MISERRIMA CONVERSATIO. Salta a la vista en este texto el
significado de STABILITAS y CONVERSATIO. En los monjes giróvagos, la falta de
estabilidad es, sin duda, una parte de su misérrima CONVERSATIO. S. Benito
revela aquí claramente, que un elemento fundamental de la CONVERSATIO, es la
estabilidad, estando ésta estrechamente relacionada con el lugar, con la
cuestión del monje de permanecer hasta la muerte en el monasterio de su
Profesión.
En este texto, otro elemento bien visible de la CONVERSATIO, es el modo
como se responde a la voluntad propia. Servirla es MISERRIMA CONVERSATIO,
mientras que negarla, renunciar a ella, abandonarla, es la raíz de la Obediencia
(RB 5,7; 12). En vista de ésto, podemos concluir que SANCTA CONVERSATIO,
incluye Obediencia.
Así, la estabilidad y la obediencia aparecen desde el principio en la RB
como elementos esenciales de la CONVERSATIO para el cenobita benedictino.
9
A. de Vogué, «La Règle du Maitre» I-II, Sources Chrètiennes, 105-106, Paris 1964 – cit. Por D. Ambrose
Wathen, op. cit.
10
The Rule of St. Benedict, “A commentary”, translated by D. Justin Mc Cann – New York 1921, from the
original of 1913 – cit. Por D. Ambrose Wathen, op. cit.
11
Benedictine Monachism: Studies in Benedictine Life and Rule, Cambridge 1924; New York 1961 – cit. Por
D. Ambrose Wathen, op. cit.
12
St. Benedict and the Sixth Century, London, 1929 – cit. Por D. Ambrose Wathen, op. cit
Conversatio morum – Loyola 2001 pág.9
✠
Justin Mc Cann, aborda la cuestión de la CONVERSATIO en dos obras
distintas. En su Historia sobre S. Benito13, afirma que la conversión de
costumbres es un voto muy general. En las notas de su traducción de la
Regla14, demuestra que CONVERSATIO tiene dos significados, ambos usados en
la RB. En un primer sentido es activo, y designa «volverse monje». En un
segundo sentido, se refiere a la vida monástica en cuanto disciplina
establecida, «self-discipline», observancia regular. Hay una continuidad entre
estos dos significados, una vez que «volverse monje» evoluciona para «ser
monje», siendo toda la vida del monje una prolongación de la conversión
original.
La RB usa CONVERSATIO en el primer sentido en:
RB 1,3; 22,2; 58,1; 58,17; 63,1
Y en el segundo sentido en:
RB Pról 49; 1,12; 21,1; 73,1; 73,2.
Basilius Steidle, en su comentario a la Regla de S. Benito15, dice que
CONVERSATIO MORUM es equivalente a:
➔ una vida de búsqueda monástica de la virtud
➔ una manera moral de vivir en un Monasterio.
Para él, MORES significa la vida del monje, en su esfuerzo por crecer en
la virtud, siendo las palabras VITA, MORES, CONVERSATIO, realmente sinónimas.
Philibert Schmitz, en su artículo sobre CONVERSATIO (CONVERSIO)
16
MORUM, en el excelente Diccionario de Espiritualidad , presenta una posición
bastante reaccionaria y contradictoria. Por un lado, admite que la palabra
usada por el autor de la RB, es CONVERSATIO; por otro lado, reivindica que su
significado es el mismo de CONVERSIO. A D. Schmitz le parece que la erudición
complicó mucho lo que en su origen, es una simple verdad. La RB pide que el
novicio se comprometa a corregirse todos los días de sus faltas, vistiéndose de
virtudes, para tender a la perfección en el Monasterio. Para justificar su
posición, D. Schmitz apela a Juan Casiano, en cuyos escritos la VITA ACTUALIS
ACTIVA, es lo mismo que CONVERSATIO en la RB.
Philip Hickey, al final de los años 60, presentó una posición
provocadora17, en la mejor de las hipótesis, escatológica. En el contexto de la
Teología de la Comunidad, afirma que la palabra CONVERSATIO expresa el
conocimiento convicto de comunidad, siendo su fundamento bíblico la frase de
S. Pablo a los Filipenses: «nuestra ciudadanía es el cielo» (Fil 3,20). Siendo
esta ciudadanía celeste el último estadio de la vida monástica, vivirla es, desde
ahora, vivir la CONVERSATIO final del cielo.
Hoppenbrowers, filólogo perito en latín monástico, apoya su estudio
sobre el concepto de CONVERSATIO18, en el «THESAURUS LINGUAE LATINAE»
(tomo 4, 1906-1909). En su opinión, CONVERSATIO tiene un significado especial:
- estar ocupado con = disciplina; ocupación, acción; presencia, modo de actuar.
13
«St. Benedict: The Story of the Man and his Work» - Garden City, New York, 1958 – cit. Por D. Ambrose
Wathen, op.cit.
14
«Rule of St. Benedict» - Westminster MD, 1952 – cit. Por D. Ambrose Wathen, op. cit
15
«A commentary» - Canon City CO, 1967. Ver también «De Conversatione Morum Suorum», Studia
Anselmiana, 44, Roma 1959, pgs. 136-144 – cit. Por D. Ambrose Wathen, op. cit.
16
«Conversatio morum», Dictionnaire de Spiritualité, II, 1953, pgs. 2206-2212 – cit. Por D. Ambrose Wathen,
op. cit.
17
«The Teology of Community in the Rule of St. Benedict», American Benedictine Review, 20, 1969, pgs.
431-471, cit. por D. Ambrosen Wathen, op. cit.
18
«Conversatio: une étude sémasiologique», Graecitas et Latinitas Christianorum Primaeva, Supplementa I –
Nimègue, 1964, pgs. 45-95 – cit. por D. Ambrose Wathen, op.cit
Conversatio morum – Loyola 2001 pág.10
✠
Pero también tiene un significado general: - habitar, residir; actividad, vida =
VITA, periodo de vida; refiérese a todos los acontecimientos y actividades de un
determinado lugar, sea profano, cristiano o monástico. Todavía puede querer
decir manera de vivir, siendo este, su significado más importante.
En este sentido, la palabra CONVERSATIO se refiere generalmente a la
vida humana, pero puede también referirse a la vida de los animales. Se refiere
a la sociedad. Dice respecto a la conducta de vida: a los autores cristianos les
gustaba combinar CONVERSATIO con un sinónimo, por ejemplo: VITA, MORES,
ACTUS, OPERATIO. Muchas veces se refiere a la manera de vivir de un grupo
religioso, y aparece muchas veces en paralelo con disciplina. Es usado como
significado de una vida austera y penitente, aunque sin relación con vida de
perfección. Significa la vida en cualquier estado. Puede significar la manera de
vivir de los CONVERSI / CONVERSAE, i.e., de monjes y vírgenes. Puede
corresponder a ASKESIS, observancia (RB 22,2). Significa vida en el estado de
CONVERSUS / CONVERSA, i.e., vida de monje o virgen (este uso se encuentra
frecuentemente en los cánones de los Concilios del siglo VI).
Pero Hoppenbrowers comenta el uso de la palabra CONVERSATIO en la
RB 58,17, identificándose con la opinión de Steidle, que considera
CONVERSATIO MORUM, un genitivo de inerencia, i.e., un genitivo explicativo, que
no hace más que repetir con otras palabras, lo que ya fue dicho en la primera
parte de la frase. Por consiguiente, S. Benito pide que aquel que va a ser
recibido, haga voto de 1- estabilidad 2- de tener una conducta moral 3- de
obediencia.
Siendo un excelente estudio, no parece hacer justicia a la riqueza del
concepto de CONVERSATIO. «Conducta moral» es demasiado pobre; da la
impresión el autor de que la cuestión de las MORES es suficiente para definir
CONVERSATIO. Y lo que el monje promete, de hecho, va mucho más allá del
comportamiento moral.
L. Th. A. Lorié, hizo un estudio sobre las dos traducciones latinas de la
«VITA ANTONII», una hecha por Evagrius, otra hecha por un autor anónimo del
siglo IV19. En estas traducciones, las palabras griegas usadas para la manera
de vivir ascética, fueron traducidas para el latín: PROPOSITUM, INSTITUTUM,
CONVERSATIO. Así, CONVERSATIO significa: - vida o comportamiento en su
aspecto moral, y como traducción de POLITEIA, es una especie de término
técnico en el Latín cristiano primitivo; significa también convivencia social,
significado éste de origen postclásico. Una vez que CONVERSATIO traduce
POLITEIA en su aspecto moral, no es sorprendente que esta palabra pudiese
también ser usada para traducir ASKESIS, en el sentido de expresar la manera
ascética de vivir.
Muchas veces VITA y CONVERSATIO son palabras mutuamente
comparadas. VITA expresa el fenómeno biológico, o el curso de la historia;
CONVERSATIO ve la vida en su aspecto moral, i.e., de conducta humana,
mirando también su original significado post-clásico de confraternidad o
convivencia social. En la perspectiva de la vida cristiana CONVERSATIO contiene,
sin duda, un elemento ascético, y esta dimensión no puede ser ignorada ni
evitada.
19
«Spiritual Terminology in the Latin Translations of the VITA ANTONII with reference to fourth and fifth Century
Monastic Literatura» - Nijmegen, 1955 cit. por D. Ambrose Wathen, op. cit.
Conversatio morum – Loyola 2001 pág.11
✠
Adalbert de Vogué es, sin duda, uno de los comentadores más
influyentes de la RB, que nos despierta para algunos aspectos fundamentales
del uso de la palabra CONVERSATIO en la RB20.
En el Prólogo (49) de la RB - «PROCESSU VERO CONVERSATIONIS ET FIDEI» -
CONVERSATIO, es un proceso. Para D. de Vogué, San Benito se refiere en este
texto a la plataforma intermediaria entre el INITIUM CONVERSATIONIS (RB 73,1) y
la PERFECTIONEM CONVERSATIONIS (RB 73,2). Esta expresión, según D. de
Vogué, se encuentra igualmente en la Regla de S. Pacomio (Leg. 14), pues la
fe está intrínsecamente relacionada con la CONVERSATIO. Casiano también
habla de un INITIUM CONVERSATIONIS AC FIDEI en su III Conferencia (vers. 15).
D. de Vogué hace notar que la CONVERSATIO puede ser MISERRIMA (RB
1,12) y SANCTA (RB 21,1). El comenta nuevamente que tiene un principio y una
perfección (RB 73,1-2) y es capaz de un progreso (RB Pról 49). San Benito
condena continuamente las cosas supérfluas, por eso RB 22,2 - «Según el
criterio de su abad, recibirán todo lo necesario para la cama en consonancia
con su género de vida», es una llamada de atención a la simplicidad monástica.
En su comentario, trata detalladamente de la CONVERSATIO MORUM21.
Parece haber en él un cierto consenso a favor de la interpretación -«conducta
moral». MORUM es considerado un genitivo de inerencia, explicativo,
potenciando la CONVERSATIO. El monje promete guardar la CONVERSATIO que lo
atrajo al Monasterio (RB 58,1), i.e., la vida monástica definida por la estabilidad
y por la obediencia.
Comparando el uso de CONVERSATIO en la RB y en la RM, D. de Vogué
constata que la RM no utiliza este término, sino que usa varias veces las
palabras: CONVERSIO, CONVERSUS, CONVERTERE (Caps. 87 a 90). En la Regla del
Maestro (90,1), el nuevo candidato viene del mundo (de saeculo) para servir a
Dios en el Monasterio (ad servitium Dei in monasterium), y dice que quiere ser
convertido (se velle converti). Así, SER CONVERTIDO significa abrazar la vida
religiosa, tal como es vivida en este Monasterio, lo que es igual a SERVICIO DE
DIOS.
«Aquel que se presenta a la CONVERSATIO» (RB 58,1), corresponde en la
RM a «desea ser convertido». Ambos significan un requisito para entrar en el
Monasterio. En la RM, CONVERTI significa siempre, abrazar la vida religiosa, y
por dos veces, esto es especificado con la indicación IN MONASTERIO. Por
consiguiente se trata de una forma de vida monástica concreta, como es vivida
en el Monasterio y como es definida por la Regla.
D. de Vogué compara también las fórmulas de la Profesión de la RB y de
la RM. En la RM22, el Abad pregunta: «Qué quieres?»; y el nuevo monje
responde: «Deseo servir a Dios a través de la disciplina de la Regla que me fue
leída en vuestro Monasterio». Es muy interesante encontrar aquí una triple
dimensión de la promesa, en todo equivalente a la que S. Benito pide a sus
monjes:
1 – ESTABILIDAD = en este Monasterio
2 – OBEDIENCIA = a través de la disciplina de la Regla
3 – CONVERSATIO MORUM = deseo de servir a Dios
20
A. de Vogué et Jean Neufville, «La Règle de St. Benoit», I-IV, Sources Chrètiennes, 181-186, Paris, 1971-72 – cit.
por D. Ambrose Wathen, op. cit.
21
Sec. IX. IV párrafo II-VI, 1324 – op. cit.
22
RM 89,7
Conversatio morum – Loyola 2001 pág.12
✠
Para D. de Vogué la CONVERSATIO de la RB es equivalente al SERVIRE
DEO de la RM.
Tal como Steidle, D. de Vogué es de la opinión que la RB no pretende
definir tres votos distintos; S. Benito va más lejos, definiendo, sí, tres aspectos
inseparables de una única promesa. Realmente, la vida monástica es SEVICIO
DE DIOS (CONVERSATIO MORUM), determinada y definida por la Obediencia a la
Regla y al Abad, a lo largo de toda la vida, en el mismo Monasterio. Siendo así,
se vuelve claro que en el compromiso benedictino, hay una sola promesa y no
tres votos distintos. Esta interpretación de radical unidad se fundamenta en los
versículos 15 y 16 del Cap 58: «según la ley de la Regla (Obediencia), el monje
no podrá dejar el Monasterio (Estabilidad)». Obediencia y Estabilidad son
inseparables: la Obediencia hace al monje estable y la Estabilidad es una
forma de Obediencia.
Un punto interesante, que D. de Vogué subraya, es que según la RB,
el novicio promete primero Estabilidad (RB 58,9); sólo al fin de la tercera lectura
de la Regla, un año después, promete Obediencia (RB 58,14); y sólo después
de ésto, celebra la ceremonia de la profesión. Las dos promesas anteriormente
hechas, constan en el documento, en la carta de Profesión, pero en este día se
acrecienta la tercera: la promesa de CONVERSATIO MORUM. Es éste el nuevo
aspecto que el novicio acrecienta al hacer la Profesión. D. de Vogué no explica
ésto. Según el parecer de D. Ambrose Wathen, tal vez ésto signifique que por
su Profesión, el novicio se confirme en la CONVERSATIO MORUM que vino
buscando (RB 58,1), la cual fue experimentada en la Estabilidad (RB 58,9) y en
la Obediencia (RB 58,14), ahora declarada en el sentido de toda su vida, en el
proceso de su vida.
23
RB. Pról. 22
24
RB. Pról. 2.
25
RB. Pról. 49.
Conversatio morum – Loyola 2001 pág.14
✠
los hombres, vida pneumática, en cuanto Don de Dios a la Iglesia peregrinante
en dirección al Reino»26.
Antes de seguir, tengamos bien claro, que la vida monástica es
simplemente una forma de realización de la vida cristiana, posible para todos
los cristianos que en el Bautismo recibieron, de una manera única y definitiva,
la Unción del Espíritu Santo.
Pero aquel que busca verdaderamente a Dios («revera Deum quaerit»
[RB 58,7]), sólo puede hacerlo si el Espíritu Santo lo conduce al desierto de la
conversión. S. Gregorio Magno dice de S. Benito, que «deseoso de agradar
solamente a Dios... se retiró con sabiduría ignorante y sabiamente inculto»27, lo
que él podía hacer, por ser un hombre «Bendecido por la Gracia y por el
nombre»28.
Sólo el Espíritu Santo puede conducirnos al desierto, indicándonos el
camino del Reino. No es por casualidad que en la tradición Basiliana la vida
monástica se ve y se defiende como «ALIANZA CON EL ESPÍRITU SANTO», en la
cual el monje debe permanecer fiel hasta la muerte, una vez que el Espíritu
Santo es testigo y mediador de la comunidad espiritual29.
Los monjes, en el desierto del Espíritu, hablan con toda la humanidad en
otro lenguaje, viviendo de otro modo la común condición de pecadores
llamados a la Salvación. Es el Espíritu quien los hace hablar así, en un
lenguaje diferente, es cierto, pero siempre en la comunión de la Buena Nueva,
del único Evangelio de Jesucristo.
Tal como Jesús conoció en el desierto la lucha contra las tentaciones,
también el monje se coloca cara a cara con el demonio, que lo obligará a una
lucha espiritual reñida, cuyo fruto será la pureza de corazón que le permitirá ver
a Dios (cf. Mt 5,8). En este combate, sin embargo, el verdadero protagonista es
el Espíritu Santo, en cuanto Espíritu de santidad, único capaz de crear un
«CORAZÓN PURO». (cf. Sl 51, 12-13)
Podemos recordar aquí aquel Apoftegma de los Padres del desierto:
«Qué es lo que hacéis en el desierto? – Caernos y levantarnos, caernos y
levantarnos, volver a caer y volver a levantarnos!»30. Sabemos de qué se trata
por experiencia propia, pero también sabemos que ésto sólo es posible gracias
a la presencia del Espíritu Santo, que el monje experimenta en sus fuerzas
renovadas por la esperanza de la victoria.
No es casualidad que S. Benito en su Regla, indique en el camino a
recorrer por el monje, 12 escalones de la humildad, esenciales para la
purificación de los vicios, conseguida sólo, «gracias al Espíritu Santo» (RB
7,70). Y si acontece un fallo, sólo el Espíritu Santo podrá purificar el corazón
del monje, y restaurar su plena comunión con Dios.
Al lado del combate espiritual, e incluso dentro de él, está la Oración,
inspirada, adaptada, dominada por la Palabra de Dios. En la opinión de Enzo
Bianchi, y según otros muchos autores monásticos, una vida monástica
auténtica tiene que incluir una LECTIO DIVINA seria, individual, que no sea
simplemente un método, sino que más bien signifique un dinamismo del
26
Cf. Bianchi, Enzo, «L’Esprit Saint dans la vie monastique» - op. cit. in bibliografia.
27
Cf.S.Gregório Magno, «Diálogos» II Livro, Ed. Ora et Labora (1993).
28
Ibidem
29
Cf. «Dans la tradition basilienne», coll. “Spiritualité Orientale” 58, Bellefontaine, 1994, p. 196 – citado por Enzo
Bianchi, op. cit.
30
Cit. de Enzo Bianchi, in op. cit.
Conversatio morum – Loyola 2001 pág.15
✠
Espíritu en el corazón del monje, un dinamismo de ESCUCHA – MEDITACIÓN –
ORACIÓN. Claro que todavía está la Oración común, la Liturgia de las Horas y la
Oración particular, pero la LECTIO DIVINA especialmente, modelando la vida del
monje, es una auténtica «ESCUELA DEL ESPÍRITU SANTO», que tiene mucho que
ver con la «Escuela del Servicio del Señor» de que habla el Prólogo de la
Regla de S. Benito.
Así, la vida del monje debería ser una EPICLESE constante, una
invocación incesante del Espíritu Santo, a fin de que descienda sobre sí mismo,
sobre la Iglesia, sobre la humanidad, sobre el mundo, sobre todo el cosmos,
purificando y santificando todo. Desde el nacimiento del monaquismo con Sto.
Antón, padre de los monjes, se piensa que lo esencial de la vida monástica, es
la acogida al Espíritu Santo, hasta el punto de ser «pneumatophoros», esto es,
«portador del Espíritu Santo». Pero la adquisición del Espíritu Santo, aunque
pedida por un corazón puro, significa acoger la Gracia a un precio muy alto,
sólo posible a través de la CONVERSIO contínua, la lucha espiritual, en fin la
CONVERSATIO que S. Benito prescribe.
La humildad, la libertad, el Amor recíproco, serán en el monje los frutos
visibles de la acción del Espíritu Santo. Una inmensa compasión habitará su
corazón humano, volviéndolo capaz de comprender la misericordia divina, de
experimentar el Amor gratuito, pudiendo incluso llegar a decir al Señor: «Pierde
una oveja, yo própio, pero vete a salvar las otras todas!»31
31
Cosmas de l’Etoile, «Kandiotis», Athènes, 1963, pg. 247 – cit. de Enzo Bianchi, in op. cit
Conversatio morum – Loyola 2001 pág.16
✠
nuestro deber proponerles con nuestro testimonio de vida de CONVERSATIO, la
tal «Civilización del Amor» de que continuamente habla el Papa Juan Pablo II.
Es del Papa Pablo VI la célebre frase: «El hombre moderno oye más
fácilmente los testigos que los maestros, y cuando oye a los maestros, es
porque son testigos»32.
Por eso estamos llamados a dar testimonio, un testimonio vigoroso de
Cristo en nuestro tiempo. Como los mártires del siglo XX y de todos los siglos,
somos llamados a la santidad, a la humanidad verdadera, a la plenitud de la
vida cristiana, aceptando en primer lugar nuestra propia cruz, procurando todos
los días dar testimonio de nuestra vida de intimidad con el Señor. Esto es lo
que hoy el mundo espera de nosotros.
Hoy y mañana, es misión de cualquier cristiano, y por eso también de los
monjes, transformar un mundo en contínua mudanza, de acuerdo con el
designio de Amor de Dios. Hemos de tener en cuenta que el inicio del nuevo
milénio está ya marcado por la globalización y por los rápidos avances en los
campos de la cibernética y de la biotecnología, lo que va a influenciar
directamente nuestro modo de pensar y nuestro comportamiento. Estamos
llamados a acompañar los cambios culturales de estos tiempos, testimoniando
delante del mundo actual, que la Iglesia es sacramento de comunión y de
reconciliación permanente de Dios con su Pueblo. Los monjes de hoy tienen,
pues, una misión bien clara y definida, que pasa por la seriedad de la
CONVERSATIO que profesan.
Decía el Papa Juan Pablo II a los laicos, en la Plaza de S. Pedro, en
Noviembre de 2000, al final del jubileo: «Si fuérais lo que debéis ser, esto es, si
viviérais el Cristianismo integralmente, dejariais al mundo deslumbrado»!33 No
servirá esta advertencia también para nosotros monjes?
Es mi convicción personal que la vida monástica actual, tiene que
apostar por una seria formación de base, para dar a los novicios, y por una
formación permanente muy seria para dar a los monjes profesos. Como vimos,
S. Benito sugiere en su Regla un «initium conversationis, processus
conversationis, perfectio conversationis» - comienzo, progreso, perfección de la
vida monástica: vocabulario que sugiere que la CONVERSATIO MORUM
permanece para el monje un trabajo, un ejercicio a practicar durante toda su
vida, que lo aproximará siempre, aunque paso a paso, de su grande ideal: el
Amor total, Perfecto, que excluye todo el temor. Este programa de vida, al
que nos exponemos al profesar bajo una Regla y un Abad - «sub Regula vel
Abate» - exige un acompañamiento enteramente abierto al desarrollo dinámico
de la vocación. Es la propia Iglesia la que nos lo pide, es bueno recordar, en
documentos como la Perfectae Caritatis o Mutuae Relationes.
En buena parte, el futuro de la vida monástica dependerá mucho de la
buena formación inicial, y de una buena formación permanente de los monjes y
de las monjas.
Claro que el grande responsable será siempre el Espíritu Santo, que nos
enseñará la perfecta CONVERSATIO.
32
Evangelii Nuntiandi nº 41
33
João Paulo II – Homilia de 26 de Novembro de 2000 – nº 5.
Conversatio morum – Loyola 2001 pág.17
✠
CONCLUSIÓN
SUSCIPE ME DOMINE
SECUNDUM ELOQUIM TUUM ET VIVAM
ET NON CONFUNDAS ME
AB EXPECTATIONEM MEAM.
Sl. 118, 116
34
Cerezo Réllan, Mercé, osb, «POR AMOR A CRISTO», Ed. Regina, Barcelona, 1995.
Conversatio morum – Loyola 2001 pág.18
✠
BIBLIOGRAFIA
CONVERSATIO MORUM
1. INTRODUCCIÓN
8. CONCLUSIÓN
9. BIBLIOGRAFIA