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Comisión Episcopal de Liturgia, Música, Arte Sagrado

Santuarios, Peregrinaciones y Causas de los Santos


Departamento de Liturgia

Jornada de Oración Nacional


19 al 22 de abril de 2018
Subsidio litúrgico

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Notas previas

La Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana en su Mensaje al Pueblo de Dios y


a las personas de buena voluntad (19 de marzo de 2018) sugirieron una Jornada Nacional
de Oración del 19 al 22 de abril.

Con el presente subsidio litúrgico queremos dar una ayuda a todas las comunidades
cristianas en Venezuela para celebrar esta Jornada de Oración en plegaria común por
Venezuela.

La Ordenación General del Misal Romano indica en el 376 que en Tiempo Pascual, por ley
general, se prohíbe de por sí las Misas por diversas necesidades y las votivas. Pero si alguna
verdadera necesidad o utilidad pastoral así lo pide, en la celebración con el pueblo podrán
emplearse la Misa que mejor responda a esa necesidad o utilidad.

Para nuestra nación este momento es de gran necesidad y utilidad pastoral la Jornada
Nacional de Oración. El día 19 de abril se sugiere usar los textos de la Misa por la patria, el
día 20 por la justicia y la paz y el 21 por el progreso de los pueblos. El domingo 22 de abril
corresponde al IV Domingo de Pascua, Domingo del Buen Pastor. Para estas misas
podremos usar las oraciones propuestas en el misal, sin embargo la Liturgia de la Palabra
será la que corresponda a la III semana de Pascua (19, 20 y 21 de Abril) y al IV Domingo
de Pascua (22 de Abril). Los Prefacios siempre serán alguno de los 5 del Tiempo Pascual
propuestos por el Misal.

Para cada Misa proporcionaremos unos formularios de Oración de los fieles.

Dentro de la sugerencia de la Presidencia de la CEV se pide tener una Jornada de Oración


prolongada ante el Santísimo, al estilo de las Cuarenta Horas.

Igualmente propondremos un esquema de Adoración al Santísimo para cada día de la


Jornada de Oración Nacional. Dentro de los mismos sugeriremos algunas citas bíblicas para
la prolongada adoración a la Santísima Eucaristía.

Las Cuarenta Horas siempre terminan con una procesión Eucarística, por ello sería loable
que en cada comunidad parroquial se organizara una procesión con el Santísimo
Sacramento, por las calles (al estilo del Corpus Christi) o dentro de la Iglesia (tipo
Minerva).

Que nuestra oración llegue al cielo como un solo clamor, al Padre de misericordia, por boca
de Jesucristo, bajo la fuerza del Espíritu Santo. Contemos con María de Coromoto que
orará con nosotros por Venezuela.

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19 de abril de 2018
En este día oremos por nuestra patria Venezuela

Por la patria
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que ordenas todas las cosas
conforme a tu admirable designio,
recibe con bondad las oraciones que te dirigimos
por nuestra patria VENEZUELA,
a fin de que, por la sabiduría de sus gobernantes
y la honestidad de los ciudadanos,
se consoliden la concordia y la justicia
y así sea posible construir, con paz, un progreso perdurable.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad de Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.

En este día la oración sobre las ofrendas y después de la comunión se tomará del propio del jueves de la
tercera semana de pascua.

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Oración de los fieles
Celebrante: Oremos al Señor nuestro Dios, que con su mirada abarca los tiempos y el
universo, diciendo: Bendice a nuestra patria Venezuela.

- Por la Iglesia, que peregrina en Venezuela hasta el gran día de Jesucristo: para que realice
fielmente su misión. Roguemos al Señor.

- Por Venezuela, para que superando toda clase de violencia, ponga sus riquezas en común,
al servicio de todos. Roguemos al Señor.

- Por nuestra patria, para que cesen las divisiones, se consolide la unión, y todos pongan sus
talentos al servicio del bien común. Roguemos al Señor.

- Por los que trabajan por la paz, la reconciliación y los derechos humanos: para que sus
esfuerzos no sean en vano. Roguemos al Señor.

Celebrante: Dios todopoderoso y eterno, que santificas el tiempo con tus intervenciones
salvadoras, concédenos la paz, que el mundo no puede dar, para que te sirvamos todos los
días de nuestra vida. Por Jesucristo nuestro Señor.

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Liturgia de la Palabra
Hch 8, 26-40; Salmo 65.
Evangelio Jn 6, 35-40

Pistas para la homilía

La evangelización es, por encima de todo, obra divina, misteriosa, prodigiosa, por sus
inicios y por sus éxitos imprevisibles. En el fragmento de los Hechos de los Apóstoles que
hemos leído, por ejemplo, nos encontramos muy lejos de una acción humana planificada. es
Dios quien tiene su plan, un plan que nosotros hemos de secundar. Felipe recibe la orden de
ir por un camino que cruza por el desierto, a pleno sol, precisamente hacia el sur. A decir
verdad, no parece una buena premisa para la evangelización. Pero es aquí donde Dios ha
predispuesto un encuentro importante. De él ha hecho partir la tradición de la
evangelización de África. Lo que parece decisivo aquí es la disponibilidad de Felipe, su
impulso evangelizador, que no deja perder ninguna ocasión; su capacidad para interpretar la
Escritura. Con otras palabras: su convencida entrega a la causa del Evangelio y a su
“preparación”. El resto lo ha hecho el Espíritu, que hizo posible el encuentro y favoreció el
acercamiento.

Quizás nos preguntamos hoy, con excesiva frecuencia, por el futuro de la misión, cuando,
en realidad, deberíamos preguntarnos por nuestra calidad de evangelizadores, por nuestra
disponibilidad para ir a alguno de los muchos “desiertos” de la ciudad secular, precisamente
a los sitios donde parece inútil ir, porque son áridos, lugares posiblemente desesperados.
Sin embargo, es posible que sea alguno de estos lugares desiertos donde puedan tener lugar
encuentros decisivos. Depende del corazón ardiente del evangelizador, depende de su
capacidad para intuir la pregunta religiosa, una pregunta que asume, a veces, una forma
extraña. En cualquier lugar, incluso en el más improbable, es posible encontrar una
pregunta, a veces rechazada, y en alguna ocasión acogida como liberadora.

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Adoración Eucarística para el 19 de abril de 2018

Ritual para la bendición con el Santísimo Sacramento

Relaciones entre la exposición y la Misa (Cfr. Ritual de la sagrada comunión y del


culto eucarístico fuera de la Misa Nº 90 – 91)
La exposición de la sagrada Eucaristía, sea en el copón, sea en la custodia, lleva a los fieles a reconocer en
ella la maravillosa presencia de Cristo y los invita a la unión de corazón con él, que culmina en la Comunión
sacramental. Así promueve adecuadamente el culto en espíritu y en verdad que le es debido.

Hay que procurar que en tales exposiciones el culto del Santísimo Sacramento manifieste, aun en signo
externos, su relación con la Misa. En el ornato y en el modo de la exposición evítese cuidadosamente lo que
pueda oscurecer el deseo de Cristo, que instituyó la Eucaristía ante todo para que fuera nuestro alimento,
nuestro consuelo y nuestro remedio.

Se prohíbe la celebración de la Misa durante el tiempo en que está expuesto el Santísimo Sacramento en la
misma nave de la Iglesia u oratorio.

Si la exposición del Santísimo Sacramento se prolonga durante unos o varios días, debe interrumpirse durante
la celebración de la Misa, a no ser que se celebre en un capilla o espacio separado del lugar de la exposición y
permanezcan en adoración por lo menos algunos fieles.

Exposición prolongada (Cfr. Ritual de la sagrada comunión y del culto eucarístico


fuera de la Misa Nº 94 – 95)
En la Iglesias y oratorios en que se reserva la Eucaristía, se recomienda cada año una exposición solemne del
Santísimo Sacramento, prolongada durante algún tiempo, aunque no sea estrictamente continuado, a fin de
que la comunidad local pueda meditar y adorar más intensamente este misterio.

Pero la exposición, con el consentimiento del Ordinario del lugar, se hará solamente si se prevé una asistencia
conveniente de fieles.

En caso de necesidad grave y general, el Ordinario del lugar puede ordenar preces delante del Santísimo,
expuesto durante algún tiempo más prolongado, y que debe hacerse en aquellas Iglesias que son más
frecuentadas por los fieles.

RITO DE LA EXPOSICIÓN Y DE LA BENDICIÓN EUCARÍSTICA


(Cfr. Ritual de la sagrada comunión y del culto eucarístico fuera de la Misa Nº 109 –
116)

Exposición
Reunido el pueblo y, si parece oportuno, acompañado por algún canto, el ministro se acerca al altar. Si el
Sacramento no se reserva en el altar de la exposición, el ministro, con el paño de hombros, lo trae del lugar de
la reserva, acompañado por acólitos o por fieles con velas encendidas.

El copón o la custodia se colocará sobre el altar cubierto con un mantel blanco; pero si la exposición se
prologa durante algún tiempo y se hace con la custodia, se puede usar el manifestador, colocado en un lugar
más alto, pero teniendo cuidado de que no quede muy elevado o distante. Si se hizo la exposición con la
custodia, el ministro inciensa al Santísimo Sacramento; luego se retira, si la exposición va a prolongarse algún
tiempo.

Si la exposición es solemne y prolongada, se consagrará la hostia para la exposición, en la Misa que antes se
celebre, y se colocará sobre el altar, en la custodia, después de la Comunión. La Misa concluirá con la oración

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después de la Comunión, omitiendo los ritos de conclusión. Antes de retirarse del altar, el sacerdote, si cree
oportuno, colocará la custodia en el manifestador y hará la incensación.

Al finalizar la incensación, el ministro ordenado dice ante el Santísimo Sacramento expuesto solemnemente:

Ministro ordenado: Bendito sea Jesucristo, en el Santísimo Sacramento del altar.


Asamblea: Sea por siempre bendito y alabado.

Todos: Padre nuestro que estás en el cielo...

Ministro ordenado: Bendito sea Jesucristo, en el Santísimo Sacramento del altar.


Asamblea: Sea por siempre bendito y alabado.

Todos: Dios te salve María...

Ministro ordenado: Bendito sea Jesucristo, en el Santísimo Sacramento del altar.


Asamblea: Sea por siempre bendito y alabado.

Todos: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...

Adoración
Durante el tiempo de exposición, se ordenaran oraciones, cantos y lecturas, de tal suerte que los fieles,
recogidos en oración, centren su piedad en Cristo, el Señor.

Para alimentar una profunda oración, aprovéchese las lecturas de la Sagrada Escritura con la homilía, o breves
exhortaciones, que promuevan un mayor aprecio del misterio eucarístico. Es también conveniente que los
fieles respondan a la palabra de Dios, cantando. Guárdese, a su debido tiempo, un silencio sagrado.

Ante el Santísimo Sacramento expuesto por largo tiempo, se puede celebrar alguna parte, especialmente las
Horas más importantes, de la Liturgia de las Horas; por esta recitación se prolonga a las distintas horas del día
la alabanza y la acción de gracias que se tributan a Dios en la celebración de la Misa, y las súplicas de la
Iglesia se dirigen a Cristo y por Cristo al Padre en nombre de todo el mundo.

Para este día 19 de abril de 2018, sugerimos algunas lecturas de la Palabra de Dios para la
adoración ante el Santísimo Sacramento:

Números 6, 22-22; 1 Reyes 3, 10-14; Ester 4, 17; Isaías 32, 15-18; Ezequiel 3, 16-21.

Salmo 8; 80; 85; 100; 107; 112; 122; 123 y 127.

Romanos 8, 18-30; Gálatas 5, 17-26; Efesios 4, 30-5, 2; Colosenses 3, 9-17; 1 Timoteo 6,


6-11. 17-19; Santiago 3, 13-18; Santiago 4, 1-10.

Mateo 5, 1-12; 5; 20-24; 5, 38-48; 22, 15-21; 25, 14-30; 25, 31-46

Lucas 12, 15-21; 12, 35-40; 14; 12-14; 16; 19-31; 22, 24-30

Juan 15, 9-12

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Bendición
Al final de la adoración, el ministro ordenado se acerca al altar, hace genuflexión con una sola rodilla, se
arrodilla y se entona un himno o canto eucarístico. Mientras tanto, arrodillado, el ministro ordenado inciensa
al Santísimo Sacramento, si la exposición se hizo con la custodia.

Tantum ergo sacraméntum Adoremos postrados


venerémur cérnui, este Sacramento.
et antíquum documéntum Cesa el viejo rito;
novo cedat rítui; se establece el nuevo.
præstet fides suppleméntum Dudan los sentidos
sénsuum deféctui. y el entendimiento:
que la fe lo supla
Genitório, Genitóque con asentimiento.
laus et iubilátio,
salus, hnor, virtus quoque Himnos de alabanza,
sit et benedíctio; bendición y obsequio;
procedénti ab utróque por igual la gloria
comprar sit laudátio. Amen. y el poder y el reino
al eterno Padre con el Hijo eterno
y el divino Espíritu
que procede de ellos. Amén

Ministro ordenado: Les diste el pan del cielo, aleluya, aleluya.

Asamblea: Que contiene en sí todo deleite, aleluya, aleluya.

Ministro ordenado: Oremos: Señor nuestro Jesucristo, que en este sacramento admirable nos
dejaste el memorial de tu pasión; te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados
misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el
fruto de tu redención. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Asamblea: Amen

Una vez que ha dicho la oración, el ministro ordenado toma el paño de hombros, hace genuflexión con una
sola rodilla, toma la custodia o el copón y, sin decir nada, traza con el Santísimo Sacramento la señal de la
cruz sobre el pueblo.

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Luego de la bendición conviene que se haga una aclamación:

Bendito sea Dios.


Bendito sea su santo nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su santa e inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea san José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.

Señor Jesús, bendice a Venezuela.


Señor Jesús, bendice a Venezuela.
Señor Jesús, bendice a Venezuela.

Concluida la bendición, se reserva el Santísimo Sacramento, y el ministro ordenado se retira. Mientas tanto la
asamblea puede hacer un cántico apropiado.

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Oración por Venezuela
Jesucristo, Señor Nuestro, acudimos a ti en esta hora
de tantas necesidades en nuestra patria.

Nos sentimos inquietos y esperanzados, pedimos la fortaleza como


don precioso de tu Espíritu.

Anhelamos ser un pueblo identificado con el respeto


a la dignidad humana, la verdad, la libertad, la justicia
y el compromiso por el bien común.

Como hijos de Dios, danos la capacidad de construir la convivencia


fraterna, amando a todos sin excluir a nadie, solidarizándonos con
los pobres y trabajando
por la reconciliación y la paz.

Concédenos la sabiduría del diálogo y del encuentro,


para que juntos construyamos la "civilización del amor",
a través de una real participación y de una solidaridad fraterna.

Tú nos convocas como nación y te decimos:


“Aquí estamos, Señor”,
junto a nuestra madre María de Coromoto, para seguir el camino
emprendido y testimoniar la fe de un pueblo que se abre a una nueva
esperanza.

Por eso todos juntos gritamos:


¡Venezuela!
¡Vive y camina con Jesucristo, Señor de la historia!

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20 de abril de 2018
En este día oremos por la paz y la justicia en Venezuela

Por la paz y justicia


Antífona de entrada (Cfr. Sir 36, 18-19)
Concede, Señor, la paz a quienes en ti esperan; escucha las oraciones de tus hijos
y guíanos por el camino de la justicia.

ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que revelaste que han de ser llamados hijos tuyos
quienes promueven la paz,
concédenos trabajar incansablemente por establecer la justicia,
que es la única que garantiza una paz firme y verdadera.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad de Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.

O bien:

Señor, Dios, que cuida de todos con amor paterno,


concede, benigno, que los hombres, a quienes diste un mismo origen,
no sólo formen en la paz una sola familia,
sino también vivan siempre unidos con espíritu fraterno.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad de Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
O bien:

Señor Dios, creador del universo,


bajo cuya providencia se desarrolla el curso de la historia,
muéstrate propicio a nuestras súplicas
y concede a nuestro tiempo la tranquilad de la paz,
para que estemos siempre lleno de gozo,
alabando tu misericordia.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad de Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.

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O bien:

Dios no sólo de la paz, sino la paz misma,


a quien los sembradores de la discordia no pueden comprender,
ni aceptar quien ama la violencia,
concede a los que trabajan por la paz
perseverar en su propósito de hacer el bien,
y a los que la obstaculizan,
olvidarse del odio, para que su corazón sane.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad de Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Te rogamos, Señor,
que el sacrificio de salvación de tu Hijo, Rey de la paz,
ofrecido bajo estos signos sacramentales
con los que se simbolizan la paz y la unidad,
sirva para estrechar la concordia entre todos tus hijos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN (Mt 5,9)


Dichosos los que trabajan por la paz,
porque se les llamará hijos de Dios.

(Jn 14, 27)


O bien:
La paz les dejo, mi paz les doy, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Concédenos, Señor, en abundancia, el espíritu de caridad, para que,
alimentados con el Cuerpo y la Sangre de tu Unigénito,
fomentemos con eficacia entre todos
la paz que él mismo nos dejó.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

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Oración de los fieles
Celebrante:Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, que dio al mundo la paz por la
venida de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, diciendo: Señor, da la paz y la justicia a
Venezuela.

- Para que el Rey de la gloria y Príncipe de la paz dé a su santa Iglesia el gozo de la caridad,
la plenitud de la unidad y la abundancia del orden y de la justicia. Roguemos al Señor.

- Para que los organismos internacionales favorezcan la paz entre los pueblos y no hagan de
los progresos técnicos instrumentos de guerra. Roguemos al Señor.

- Para que todas las naciones y sus gobiernos, vencidos el orgullo y la rivalidad, reparen las
injusticias y trabajen con generosidad por el progreso de los otros pueblos. Roguemos al
Señor.

- Para que los pueblos y naciones que sufren los horrores de la guerra y el terrorismo
recobren la paz, obtengan toda clase de bienes y puedan alegrase de no tener enemigos.
Roguemos al Señor.

- Para que nosotros, que celebramos los santos misterios, seamos dignos de saludarnos
mutuamente en la paz y vivamos siempre unidos con los lazos del amor. Roguemos al
Señor.

Te pedimos, Dios todopoderoso y eterno, que mires benignamente a tu pueblo; y


Celebrante:
a quienes quieres que vivan unidos, concédeles una paz duradera. Por Jesucristo nuestro
Señor.

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Liturgia de la Palabra
Hch 9, 1-20; Salmo 116.
Evangelio Jn 6, 52-59

Pistas para la homilía

Dios escoge a sus discípulos como y cuando quiere y del modo más imprevisto. Es posible
contar innumerables casos de hombres que han experimentado un cambio inesperado e
impensable en la orientación de sus energías. Antes las dedicaban a otra cosa y después las
han consagrado a la causa del evangelio.

La lista podrían encabezarla Saulo, Agustín y otros casos menos clamorosos, más o menos
conocidos. Eso significa que la misión está en las manos de Dios, que sabe recoger
colaboradores a sus colaboradores donde le parece mejor. Esto mismo nos hace pensar en
ciertas inquietudes vocacionales, en ciertas intemperancias misioneras, en ciertos
catastrofismos apostólicos, más bien extendidos, que casi dan a entender algo así como si
“el brazo de Dios se hubiera… acortado”. Como si casi fuera imposible que se produjera
hoy la sorpresa de grandes cambios decisivos en la misión.

el Dios que puede hacer surgir de las piedras hijos de Abrahán, el Dios que pudo
transformar a un violento perseguidor en un misionero imparable, puede hacer surgir
también hoy, precisamente en nuestro mundo secularizado y secularizador, nuevas
personalidades capaces de “llevar su nombre a las naciones” y de “proclamar a Jesús Hijo
de Dios”.

A nosotros quizás se nos pida, sobre todo en este momento, rezar y dar testimonio: rezar
para que de nuestra constatada impotencia, pueda hacer brotar el Señor nuevos apóstoles, y
dar testimonio para –cual modestos Ananías- podamos servir de ayuda a los nuevos
apóstoles que el poder del Señor quiera suscitar.

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Adoración Eucarística para el 20 de abril de 2018

Ritual para la bendición con el Santísimo Sacramento

Relaciones entre la exposición y la Misa (Cfr. Ritual de la sagrada comunión y del


culto eucarístico fuera de la Misa Nº 90 – 91)
La exposición de la sagrada Eucaristía, sea en el copón, sea en la custodia, lleva a los fieles a reconocer en
ella la maravillosa presencia de Cristo y los invita a la unión de corazón con él, que culmina en la Comunión
sacramental. Así promueve adecuadamente el culto en espíritu y en verdad que le es debido.

Hay que procurar que en tales exposiciones el culto del Santísimo Sacramento manifieste, aun en signo
externos, su relación con la Misa. En el ornato y en el modo de la exposición evítese cuidadosamente lo que
pueda oscurecer el deseo de Cristo, que instituyó la Eucaristía ante todo para que fuera nuestro alimento,
nuestro consuelo y nuestro remedio.

Se prohíbe la celebración de la Misa durante el tiempo en que está expuesto el Santísimo Sacramento en la
misma nave de la Iglesia u oratorio.

Si la exposición del Santísimo Sacramento se prolonga durante unos o varios días, debe interrumpirse durante
la celebración de la Misa, a no ser que se celebre en un capilla o espacio separado del lugar de la exposición y
permanezcan en adoración por lo menos algunos fieles.

Exposición prolongada (Cfr. Ritual de la sagrada comunión y del culto eucarístico


fuera de la Misa Nº 94 – 95)
En la Iglesias y oratorios en que se reserva la Eucaristía, se recomienda cada año una exposición solemne del
Santísimo Sacramento, prolongada durante algún tiempo, aunque no sea estrictamente continuado, a fin de
que la comunidad local pueda meditar y adorar más intensamente este misterio.

Pero la exposición, con el consentimiento del Ordinario del lugar, se hará solamente si se prevé una asistencia
conveniente de fieles.

En caso de necesidad grave y general, el Ordinario del lugar puede ordenar preces delante del Santísimo,
expuesto durante algún tiempo más prolongado, y que debe hacerse en aquellas Iglesias que son más
frecuentadas por los fieles.

RITO DE LA EXPOSICIÓN Y DE LA BENDICIÓN EUCARÍSTICA


(Cfr. Ritual de la sagrada comunión y del culto eucarístico fuera de la Misa Nº 109 –
116)

Exposición
Reunido el pueblo y, si parece oportuno, acompañado por algún canto, el ministro se acerca al altar. Si el
Sacramento no se reserva en el altar de la exposición, el ministro, con el paño de hombros, lo trae del lugar de
la reserva, acompañado por acólitos o por fieles con velas encendidas.

El copón o la custodia se colocará sobre el altar cubierto con un mantel blanco; pero si la exposición se
prologa durante algún tiempo y se hace con la custodia, se puede usar el manifestador, colocado en un lugar
más alto, pero teniendo cuidado de que no quede muy elevado o distante. Si se hizo la exposición con la
custodia, el ministro inciensa al Santísimo Sacramento; luego se retira, si la exposición va a prolongarse algún
tiempo.

Si la exposición es solemne y prolongada, se consagrará la hostia para la exposición, en la Misa que antes se
celebre, y se colocará sobre el altar, en la custodia, después de la Comunión. La Misa concluirá con la oración

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después de la Comunión, omitiendo los ritos de conclusión. Antes de retirarse del altar, el sacerdote, si cree
oportuno, colocará la custodia en el manifestador y hará la incensación.

Al finalizar la incensación, el ministro ordenado dice ante el Santísimo Sacramento expuesto solemnemente:

Ministro ordenado:Bendito sea Dios, Pare de nuestro Señor Jesucristo, que en su designio
amoroso ha querido que su Verbo se hiciera carne y habitara en medio de nosotros.
Asamblea: Bendito seas por siempre Señor.

Todos: Padre nuestro que estás en el cielo...

Ministro ordenado: Bendito sea nuestro Señor Jesucristo, que por amor nos ha dado la vida
divina y ja querido permanecer en medio de nosotros en el sacramento de su Cuerpo y de su
Sangre.
Asamblea: Bendito seas por siempre Señor.

Todos: Dios te salve María...

Ministro ordenado: Bendito sea el Espíritu Santo, Paráclito, por cuya acción este sacramento
del Sacrificio de Cristo es para nuestro bien el memorial de la Alianza eterna.
Asamblea: Bendito seas por siempre Señor.

Todos: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...

Adoración
Durante el tiempo de exposición, se ordenaran oraciones, cantos y lecturas, de tal suerte que los fieles,
recogidos en oración, centren su piedad en Cristo, el Señor.

Para alimentar una profunda oración, aprovéchese las lecturas de la Sagrada Escritura con la homilía, o breves
exhortaciones, que promuevan un mayor aprecio del misterio eucarístico. Es también conveniente que los
fieles respondan a la palabra de Dios, cantando. Guárdese, a su debido tiempo, un silencio sagrado.

Ante el Santísimo Sacramento expuesto por largo tiempo, se puede celebrar alguna parte, especialmente las
Horas más importantes, de la Liturgia de las Horas; por esta recitación se prolonga a las distintas horas del día
la alabanza y la acción de gracias que se tributan a Dios en la celebración de la Misa, y las súplicas de la
Iglesia se dirigen a Cristo y por Cristo al Padre en nombre de todo el mundo.

Para este día 20 de abril de 2018, sugerimos algunas lecturas de la Palabra de Dios para la
adoración ante el Santísimo Sacramento:

Isaías 9, 1-3. 5-6; 32, 15-18; 57, 15-19

Salmo 72; 85; 121

Filipenses 4, 6-9; Colosenses 3, 12-15; Santiago 3, 13-18

Mateo 5, 1-12; 5; 38-48

Juan 14, 23-29; 20, 19-23

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Bendición
Al final de la adoración, el ministro ordenado se acerca al altar, hace genuflexión con una sola rodilla, se
arrodilla y se entona un himno o canto eucarístico. Mientras tanto, arrodillado, el ministro ordenado inciensa
al Santísimo Sacramento, si la exposición se hizo con la custodia.

Tantum ergo sacraméntum Adoremos postrados


venerémur cérnui, este Sacramento.
et antíquum documéntum Cesa el viejo rito;
novo cedat rítui; se establece el nuevo.
præstet fides suppleméntum Dudan los sentidos
sénsuum deféctui. y el entendimiento:
que la fe lo supla
Genitório, Genitóque con asentimiento.
laus et iubilátio,
salus, hnor, virtus quoque Himnos de alabanza,
sit et benedíctio; bendición y obsequio;
procedénti ab utróque por igual la gloria
comprar sit laudátio. Amen. y el poder y el reino
al eterno Padre con el Hijo eterno
y el divino Espíritu
que procede de ellos. Amén

Ministro ordenado: Les diste el pan del cielo, aleluya, aleluya.

Asamblea: Que contiene en sí todo deleite, aleluya, aleluya.

Ministro ordenado: Oremos: A quienes creemos y confesamos que en este sacramento está
realmente presente Jesucristo, el cual para redimirnos nació de la Virgen María, padeció
muerte de cruz y resucitó de entre los muertos, concédenos, Dios nuestro, obtener de él
nuestra salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Asamblea: Amen

Una vez que ha dicho la oración, el ministro ordenado toma el paño de hombros, hace genuflexión con una
sola rodilla, toma la custodia o el copón y, sin decir nada, traza con el Santísimo Sacramento la señal de la
cruz sobre el pueblo.

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Luego de la bendición conviene que se haga una aclamación:

Cristo, Maestro y Salvador nuestro.


Cristo, Mesías enviado.
Cristo, Fuente de la divina sabiduría.
Cristo, Buena Noticia.
Cristo, Médico de los enfermos.
Cristo, Palabra de verdad.
Cristo, Luz de los pueblos.
Cristo, Pan bajado del cielo.
Cristo, Muerto y Resucitado por nosotros.
Cristo, Presencia permanente entre nosotros.

A ti, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Señor Jesús, da la paz y la justica a Venezuela.


Señor Jesús, da la paz y la justica a Venezuela.
Señor Jesús, da la paz y la justica a Venezuela.

Concluida la bendición, se reserva el Santísimo Sacramento, y el ministro ordenado se retira. Mientas tanto la
asamblea puede hacer un cántico apropiado.

18
Oración por Venezuela
Jesucristo, Señor Nuestro, acudimos a ti en esta hora
de tantas necesidades en nuestra patria.

Nos sentimos inquietos y esperanzados, pedimos la fortaleza como


don precioso de tu Espíritu.

Anhelamos ser un pueblo identificado con el respeto


a la dignidad humana, la verdad, la libertad, la justicia
y el compromiso por el bien común.

Como hijos de Dios, danos la capacidad de construir la convivencia


fraterna, amando a todos sin excluir a nadie, solidarizándonos con
los pobres y trabajando
por la reconciliación y la paz.

Concédenos la sabiduría del diálogo y del encuentro,


para que juntos construyamos la "civilización del amor",
a través de una real participación y de una solidaridad fraterna.

Tú nos convocas como nación y te decimos:


“Aquí estamos, Señor”,
junto a nuestra madre María de Coromoto, para seguir el camino
emprendido y testimoniar la fe de un pueblo que se abre a una nueva
esperanza.

Por eso todos juntos gritamos:


¡Venezuela!
¡Vive y camina con Jesucristo, Señor de la historia!

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21 de abril de 2018
En este día oremos por el progreso de Venezuela

Por el progreso de los pueblos


Antífona de entrada (1 Jn 3, 17)
Si alguno, teniendo con qué vivir, ve a su hermano pasar necesidad, y sin embargo, no lo
ayuda, ¿cómo habitará el amor de Dios en él?

ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que diste un origen idéntico a todos los pueblos
y de ellos quisiste congregar una sola familia para ti,
llena los corazones de todos con el fuego de tu amor
y enciende en ellos el deseo de un justo progreso de sus hermanos,
para que, por medio de los bienes que en abundancia das para todos,
se realice cada uno como persona humana
y, suprimida toda división,
se afiancen en el mundo la igualdad y la justicia.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad de Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Escucha complacido. Señor,
las oraciones de los que te suplican,
y,a l recibir la oblación de tu Iglesia,
concédenos que todos los hombres
sean colmados del espíritu de hijos de Dios,
de manera que, superada toda injusticia por la caridad,
los pueblos lleguen a ser una sola familia, en tu paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN (Cfr, Sal 103, 13-15)


Con los frutos de tus obras, Señor, llenas la tierra, para que obtengamos de ella el pan de la
tierra y el vino que alegra el corazón del hombre.

(Lc 11, 9)
O bien:
Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá, dice el Señor.

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ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con un mismo pan,
mediante el cual renuevas sin cesar a la familia humana,
te rogamos, Señor,
que de la participación del sacramento de unidad,
obtengamos un amor genuino y puro
para ayudar al progreso de los pueblos
y cumplir, movidos por la caridad, las exigencias de la justicia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

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Oración de los fieles
Celebrante:La bondad del Padre nos ha insertado, por el bautismo, en el gran proyecto de la
salvación. Supliquémosle ahora para que también nos ayude a leer los acontecimientos de
cada día a la luz de su providencia. A cada petición diremos: Señor, concede el progreso
del pueblo de Venezuela.

- Por el pueblo santo de Dios: para que sea para toda la humanidad primicia de la
redención, germen fecundo de unidad y de esperanza. Roguemos al Señor.

- Por los pastores de la Iglesia, para que sepan reunir en torno al Señor a toda la familia de
los hijos de Dios y la sirvan humildemente con la palabra y el ejemplo. Roguemos al Señor.

- Por los responsables de las naciones y de los organismos internacionales: para que
busquen con conciencia recta lo que favorece más el progreso y no se dejen dominar por e
afán del dinero y del poder. Roguemos al Señor.

- Por los que consagran su tiempo a aliviar los sufrimientos de los hermanos: para que en
cada uno de ellos sepan reconocer la presencia y el rostro de Cristo. Roguemos al Señor.

- Por nosotros, reunidos en torno al altar: para que seamos constructores del reino de Dios,
según los dones que cada uno haya recibido. Roguemos al Señor.

Celebrante:Tu sabiduría, oh padre, nos ayude a seguir tus caminos para que, en toda
situación de la historia y del mundo, estemos firmemente anclados en la esperanza que
resplandece en Cristo, el Señor. Que vive contigo por los siglos de los siglos.

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Liturgia de la Palabra
Hch 9, 31-42; Salmo 115.
Evangelio Jn 6, 60-69

Pistas para la homilía

La perícopa de los Hechos de los Apóstoles leída hoy presenta otro pequeño cuadro de la
jovencísima Iglesia. La comunidad cristiana, extendida ahora en diversas comunidades, se
enfrenta con los problemas de cada día: la enfermedad prolongada, la muerte inesperada de
personas comprometidas, etc. La vida cotidiana se caracteriza por el santo temor de Dios y
por la asistencia reconfortante del Espíritu Santo. Los discípulos viven bajo la mirada de
Dios, con el sentido de su grandeza y de su soberanía. Miden su vida a partir de él y de su
santa voluntad. Se interesan por los pobres y se preocupan por los enfermos. De este modo
se va construyendo la Iglesia interiormente y se vuelve dócil a la acción del Espíritu Santo,
que la extiende también exteriormente.

La construcción interna y la difusión externa van estrechamente unidas. el anuncio más


discreto y eficaz de la Buena Nueva procede de la vida de la Iglesia, de la alegría que anima
su sufrimiento, de su espíritu de servicio sin cálculos mezquinos y sin reservas. La Palabra
y los milagros no caen en el vacío, sino que encuentran un terreno bien dispuesto y
producen frutos abundantes. El libro de los hechos de los Apóstoles, dedicado
completamente a la difusión del Evangelio, no se olvida de la vida cotidiana, en su sencillez
y sus exigencias, una vida que se va humanizando en contacto con el Evangelio y que se
convierte, precisamente gracias a él, en la base de todo anuncio posterior.

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Adoración Eucarística para el 21 de abril de 2018

Ritual para la bendición con el Santísimo Sacramento

Relaciones entre la exposición y la Misa (Cfr. Ritual de la sagrada comunión y del


culto eucarístico fuera de la Misa Nº 90 – 91)
La exposición de la sagrada Eucaristía, sea en el copón, sea en la custodia, lleva a los fieles a reconocer en
ella la maravillosa presencia de Cristo y los invita a la unión de corazón con él, que culmina en la Comunión
sacramental. Así promueve adecuadamente el culto en espíritu y en verdad que le es debido.

Hay que procurar que en tales exposiciones el culto del Santísimo Sacramento manifieste, aun en signo
externos, su relación con la Misa. En el ornato y en el modo de la exposición evítese cuidadosamente lo que
pueda oscurecer el deseo de Cristo, que instituyó la Eucaristía ante todo para que fuera nuestro alimento,
nuestro consuelo y nuestro remedio.

Se prohíbe la celebración de la Misa durante el tiempo en que está expuesto el Santísimo Sacramento en la
misma nave de la Iglesia u oratorio.

Si la exposición del Santísimo Sacramento se prolonga durante unos o varios días, debe interrumpirse durante
la celebración de la Misa, a no ser que se celebre en un capilla o espacio separado del lugar de la exposición y
permanezcan en adoración por lo menos algunos fieles.

Exposición prolongada (Cfr. Ritual de la sagrada comunión y del culto eucarístico


fuera de la Misa Nº 94 – 95)
En la Iglesias y oratorios en que se reserva la Eucaristía, se recomienda cada año una exposición solemne del
Santísimo Sacramento, prolongada durante algún tiempo, aunque no sea estrictamente continuado, a fin de
que la comunidad local pueda meditar y adorar más intensamente este misterio.

Pero la exposición, con el consentimiento del Ordinario del lugar, se hará solamente si se prevé una asistencia
conveniente de fieles.

En caso de necesidad grave y general, el Ordinario del lugar puede ordenar preces delante del Santísimo,
expuesto durante algún tiempo más prolongado, y que debe hacerse en aquellas Iglesias que son más
frecuentadas por los fieles.

RITO DE LA EXPOSICIÓN Y DE LA BENDICIÓN EUCARÍSTICA


(Cfr. Ritual de la sagrada comunión y del culto eucarístico fuera de la Misa Nº 109 –
116)

Exposición
Reunido el pueblo y, si parece oportuno, acompañado por algún canto, el ministro se acerca al altar. Si el
Sacramento no se reserva en el altar de la exposición, el ministro, con el paño de hombros, lo trae del lugar de
la reserva, acompañado por acólitos o por fieles con velas encendidas.

El copón o la custodia se colocará sobre el altar cubierto con un mantel blanco; pero si la exposición se
prologa durante algún tiempo y se hace con la custodia, se puede usar el manifestador, colocado en un lugar
más alto, pero teniendo cuidado de que no quede muy elevado o distante. Si se hizo la exposición con la
custodia, el ministro inciensa al Santísimo Sacramento; luego se retira, si la exposición va a prolongarse algún
tiempo.

Si la exposición es solemne y prolongada, se consagrará la hostia para la exposición, en la Misa que antes se
celebre, y se colocará sobre el altar, en la custodia, después de la Comunión. La Misa concluirá con la oración

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después de la Comunión, omitiendo los ritos de conclusión. Antes de retirarse del altar, el sacerdote, si cree
oportuno, colocará la custodia en el manifestador y hará la incensación.

Al finalizar la incensación, el ministro ordenado dice ante el Santísimo Sacramento expuesto solemnemente:

Ministro ordenado: Bendito sea Jesucristo, en el Santísimo Sacramento del altar.


Asamblea: Sea por siempre bendito y alabado.

Todos: Padre nuestro que estás en el cielo...

Ministro ordenado: Bendito sea Jesucristo, en el Santísimo Sacramento del altar.


Asamblea: Sea por siempre bendito y alabado.

Todos: Dios te salve María...

Ministro ordenado: Bendito sea Jesucristo, en el Santísimo Sacramento del altar.


Asamblea: Sea por siempre bendito y alabado.

Todos: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...

Adoración
Durante el tiempo de exposición, se ordenaran oraciones, cantos y lecturas, de tal suerte que los fieles,
recogidos en oración, centren su piedad en Cristo, el Señor.

Para alimentar una profunda oración, aprovéchese las lecturas de la Sagrada Escritura con la homilía, o breves
exhortaciones, que promuevan un mayor aprecio del misterio eucarístico. Es también conveniente que los
fieles respondan a la palabra de Dios, cantando. Guárdese, a su debido tiempo, un silencio sagrado.

Ante el Santísimo Sacramento expuesto por largo tiempo, se puede celebrar alguna parte, especialmente las
Horas más importantes, de la Liturgia de las Horas; por esta recitación se prolonga a las distintas horas del día
la alabanza y la acción de gracias que se tributan a Dios en la celebración de la Misa, y las súplicas de la
Iglesia se dirigen a Cristo y por Cristo al Padre en nombre de todo el mundo.

Para este día 21 de abril de 2018, sugerimos algunas lecturas de la Palabra de Dios para la
adoración ante el Santísimo Sacramento:

Números 6, 22-22; 1 Reyes 3, 10-14; Ester 4, 17; Isaías 32, 15-18; Ezequiel 3, 16-21.

Salmo 8; 80; 85; 100; 107; 112; 122; 123 y 127.

Romanos 8, 18-30; Gálatas 5, 17-26; Efesios 4, 30-5, 2; Colosenses 3, 9-17; 1 Timoteo 6,


6-11. 17-19; Santiago 3, 13-18; Santiago 4, 1-10.

Mateo 5, 1-12; 5; 20-24; 5, 38-48; 22, 15-21; 25, 14-30; 25, 31-46

Lucas 12, 15-21; 12, 35-40; 14; 12-14; 16; 19-31; 22, 24-30

Juan 15, 9-12

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Bendición
Al final de la adoración, el ministro ordenado se acerca al altar, hace genuflexión con una sola rodilla, se
arrodilla y se entona un himno o canto eucarístico. Mientras tanto, arrodillado, el ministro ordenado inciensa
al Santísimo Sacramento, si la exposición se hizo con la custodia.

Tantum ergo sacraméntum Adoremos postrados


venerémur cérnui, este Sacramento.
et antíquum documéntum Cesa el viejo rito;
novo cedat rítui; se establece el nuevo.
præstet fides suppleméntum Dudan los sentidos
sénsuum deféctui. y el entendimiento:
que la fe lo supla
Genitório, Genitóque con asentimiento.
laus et iubilátio,
salus, hnor, virtus quoque Himnos de alabanza,
sit et benedíctio; bendición y obsequio;
procedénti ab utróque por igual la gloria
comprar sit laudátio. Amen. y el poder y el reino
al eterno Padre con el Hijo eterno
y el divino Espíritu
que procede de ellos. Amén

Ministro ordenado: Les diste el pan del cielo, aleluya, aleluya.

Asamblea: Que contiene en sí todo deleite, aleluya, aleluya.

Ministro ordenado: Oremos: Dios y Padre nuestro, concédenos celebrar dignamente al


Cordero Pascual, muerto por nosotros en la cruz y oculto en este sacramento, para que,
terminada nuestra peregrinación en la tierra, podamos contemplarlo cara a cara en la gloria
del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Asamblea: Amen

Una vez que ha dicho la oración, el ministro ordenado toma el paño de hombros, hace genuflexión con una
sola rodilla, toma la custodia o el copón y, sin decir nada, traza con el Santísimo Sacramento la señal de la
cruz sobre el pueblo.

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Luego de la bendición conviene que se haga una aclamación:

Bendito sea Dios.


Bendito sea su santo nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su santa e inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea san José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.

Señor Jesús, dale el progreso a Venezuela.


Señor Jesús, dale el progreso a Venezuela.
Señor Jesús, dale el progreso a Venezuela.

Concluida la bendición, se reserva el Santísimo Sacramento, y el ministro ordenado se retira. Mientas tanto la
asamblea puede hacer un cántico apropiado.

27
Oración por Venezuela
Jesucristo, Señor Nuestro, acudimos a ti en esta hora
de tantas necesidades en nuestra patria.

Nos sentimos inquietos y esperanzados, pedimos la fortaleza como


don precioso de tu Espíritu.

Anhelamos ser un pueblo identificado con el respeto


a la dignidad humana, la verdad, la libertad, la justicia
y el compromiso por el bien común.

Como hijos de Dios, danos la capacidad de construir la convivencia


fraterna, amando a todos sin excluir a nadie, solidarizándonos con
los pobres y trabajando
por la reconciliación y la paz.

Concédenos la sabiduría del diálogo y del encuentro,


para que juntos construyamos la "civilización del amor",
a través de una real participación y de una solidaridad fraterna.

Tú nos convocas como nación y te decimos:


“Aquí estamos, Señor”,
junto a nuestra madre María de Coromoto, para seguir el camino
emprendido y testimoniar la fe de un pueblo que se abre a una nueva
esperanza.

Por eso todos juntos gritamos:


¡Venezuela!
¡Vive y camina con Jesucristo, Señor de la historia!

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22 de abril de 2018
IV Domingo de Pascua
Domingo del Buen Pastor

En este día tantos los textos de la misa como de la Liturgia de la Palabra son propios del IV domingo de
pascua.

29
Oración de los fieles
Hemos nacido para conocer, amar y servir al Señor. Sólo la fidelidad a esta
Celebrante:
vocación fundamental puede darnos la paz. Oremos para que seamos dignos de esta
llamada. A cada petición diremos: Pastor eterno, guía y protege a tus hijos en Venezuela.

- Para que los pastores de la Iglesia, movidos por la verdadera caridad, conozcan a cada una
de las almas a ellos confiadas, se acerquen a los alejados y estén dispuestos a dar su vida
por su grey. Roguemos al Señor.

- Para que la comunidad eclesial y la comunidad doméstica, como lugares de crecimiento y


educación en la fe, sepan cultivar los gérmenes de la vocación al ministerio pastoral y a la
vida virginal por el reino de los cielos. Roguemos al Señor.

- Para que quienes han oído o van a oír la voz del Señor, que los llama a seguirlo pata el
servicio y edificación de su pueblo, correspondan con docilidad al don del Espíritu.
Roguemos al Señor.

- Para que todos los hijos de Dios tengan en alta estima el valor de la vida y persona
humana, y no pierdan nunca el gran don de la libertad que Cristo ha conquistado.
Roguemos al Señor.

- Para que los obispos, los presbíteros y todos los ministros de la Iglesia que han muerto en
el Señor sean eternamente felices junto con los hermanos a quienes, en nombre de Cristo,
condujeron a los pastos de la vida eterna . Roguemos al Señor.

Celebrante: Padre, que en Cristo tu Hijo nos has mostrado el modelo del verdadero Pastor,
que da la vida por su rebaño, haz que siempre escuchemos su voz y caminemos con alegría
tras sus huellas en el camino de la verdad y del amor. Por Jesucristo nuestro Señor.

30
Liturgia de la Palabra
1ª Lectura Hch 4, 8-12; Salmo 117.
2ª Lectura 1 Jn 3, 1-2.
Evangelio Jn 10, 11-18.

Pistas para la homilía

El Señor se presenta a nosotros como el buen pastor, como aquel que defiende del peligro a
sus ovejas y las lleva a los pastos de la vida, invitándolas a seguirle con confiada seguridad
por el camino sobre el que las precede y las acompaña. ¿Es ésta una imagen demasiado
obsoleta para hablar a los hombres de nuestro tiempo? En realidad, las dos características
que connotan a Jesús como el verdadero, como el buen pastor, nos ayudan a practicar un
discernimiento entre las múltiples propuestas que la sociedad de hoy nos avanza,
encontrándonos desprevenidos con frecuencia.

Jesús afirma, en primer lugar, que el buen pastor “da la vida por las ovejas” no solo de
palabra, sino con los hechos. Cuantas doctrinas, cuántos maestros de sabiduría o de ciencia
se asoman al escenario y prometen llevarnos lejos, hacia una realización plena… Ahora
bien, ¿quién puede liberar al hombre de la más pesada y desconocida esclavitud, de la que
derivan todas las demás, y que es la esclavitud del pecado? Jesús ofrece su vida para
despertarnos a una vida de horizontes infinitos, llena de esperanza y de belleza. Más aún,
“conoce a sus ovejas”, establece con ellas una relación que es como la que le une a él con el
Padre, una relación de amor tan oblativo y total que personaliza al otro, que lo hace existir
en su verdad y en su alteridad, que lo hace capaz de expresarse en plenitud a través de la
entrega de sí mismo. Si recibimos la vida que el buen pastor ofrece por nosotros, si
queremos dejarnos conducir por él a una relación de conocimiento – comunión de amor,
podremos descubrir, ya desde ahora, la maravilla de ser realmente hijos del Padre, y nos
encontraremos semejantes a él la eternidad. No endurezcamos nuestro corazón, descartando
la piedra angular que ha puesto Dios como fundamento de la nueva humanidad: Cristo es la
única salvación verdadera del hombre; pongamos nuestros pasos en sus huellas seguras.

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Procesión Eucarística para el 22 de abril de 2018

Ritual para la bendición con el Santísimo Sacramento

Relaciones entre la exposición y la Misa (Cfr. Ritual de la sagrada comunión y del


culto eucarístico fuera de la Misa Nº 118 – 121)
Si la procesión se tiene inmediatamente después de la Misa, el obispo o presbítero que lleva el Santísimo
Sacramento, puede conservar las vestiduras que utilizó en la Misa, o revestirse con la capa pluvial de color
blanco; cuando la procesión no sigue inmediatamente a la Misa, usará capa pluvial. Sea que use los
ornamentos de la Misa o use capa pluvial, para llevar la custodia, se debe usar paño de hombros.

De acuerdo con las costumbres del lugar, se usarán velas, incienso y el palio bajo el cual irá el obispo o
presbítero que lleve el Santísimo Sacramento.

Es conveniente que la procesión transcurra de una iglesia a otra. Sin embargo, si las circunstancias locales lo
impiden, se puede también terminar la procesión en la iglesia de donde se partió. En dado caso que no se
pueda de ninguna de las formas anteriores, se puede hacer una pequeña procesión dentro de la iglesia
(minerva).

Al finalizar la procesión, se imparte la bendición con el Santísimo Sacramento dentro de la iglesia a la que se
llega, o en otro lugar más oportuno, y se reserva el Santísimo Sacramento.

Bendición
Al final de la adoración, el ministro ordenado se acerca al altar, hace genuflexión con una sola rodilla, se
arrodilla y se entona un himno o canto eucarístico. Mientras tanto, arrodillado, el ministro ordenado inciensa
al Santísimo Sacramento, si la exposición se hizo con la custodia.

Tantum ergo sacraméntum Adoremos postrados


venerémur cérnui, este Sacramento.
et antíquum documéntum Cesa el viejo rito;
novo cedat rítui; se establece el nuevo.
præstet fides suppleméntum Dudan los sentidos
sénsuum deféctui. y el entendimiento:
que la fe lo supla
Genitório, Genitóque con asentimiento.
laus et iubilátio,
salus, hnor, virtus quoque Himnos de alabanza,
sit et benedíctio; bendición y obsequio;
procedénti ab utróque por igual la gloria
comprar sit laudátio. Amen. y el poder y el reino
al eterno Padre con el Hijo eterno
y el divino Espíritu
que procede de ellos. Amén

Ministro ordenado: Les diste el pan del cielo, aleluya, aleluya.

Asamblea: Que contiene en sí todo deleite, aleluya, aleluya.

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Ministro ordenado: Oremos: Dios y Padre nuestro, que por medio de la muerte y resurrección
de tu Hijo nos redimiste a todos, prosigue en nosotros la obra de tu amor, a fin de que el
recuerdo constante del misterio de nuestra salvación, nos impulse a conseguir plenamente
sus frutos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Asamblea: Amen

Una vez que ha dicho la oración, el ministro ordenado toma el paño de hombros, hace genuflexión con una
sola rodilla, toma la custodia o el copón y, sin decir nada, traza con el Santísimo Sacramento la señal de la
cruz sobre el pueblo.

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Luego de la bendición conviene que se haga una aclamación:

Bendito sea Dios.


Bendito sea su santo nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su santa e inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea san José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.

Señor Jesús, salva a Venezuela.


Señor Jesús, salva a Venezuela.
Señor Jesús, salva a Venezuela.

Concluida la bendición, se reserva el Santísimo Sacramento, y el ministro ordenado se retira. Mientas tanto la
asamblea puede hacer un cántico apropiado.

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Oración por Venezuela
Jesucristo, Señor Nuestro, acudimos a ti en esta hora
de tantas necesidades en nuestra patria.

Nos sentimos inquietos y esperanzados, pedimos la fortaleza como


don precioso de tu Espíritu.

Anhelamos ser un pueblo identificado con el respeto


a la dignidad humana, la verdad, la libertad, la justicia
y el compromiso por el bien común.

Como hijos de Dios, danos la capacidad de construir la convivencia


fraterna, amando a todos sin excluir a nadie, solidarizándonos con
los pobres y trabajando
por la reconciliación y la paz.

Concédenos la sabiduría del diálogo y del encuentro,


para que juntos construyamos la "civilización del amor",
a través de una real participación y de una solidaridad fraterna.

Tú nos convocas como nación y te decimos:


“Aquí estamos, Señor”,
junto a nuestra madre María de Coromoto, para seguir el camino
emprendido y testimoniar la fe de un pueblo que se abre a una nueva
esperanza.

Por eso todos juntos gritamos:


¡Venezuela!
¡Vive y camina con Jesucristo, Señor de la historia!

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