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Forma de trabajo:
Comprensión y fomento de la lectura a través del programa de cuentos, poesías y otros tipos
de textos. Todos los días del año escolar se lee un texto durante unos 10 a 15 minutos diarios.
Para primer año básico se desarrolla de la conciencia fonológica con una serie de juegos
que se hacen en los primeros 10 minutos durante los primeros tres meses, para luego pasar a
la lectura de textos breves.
Desarrollo de vocabulario y del lenguaje oral en conversaciones y a través de las preguntas
de los textos leídos durante todo el año.
Metodología
10 minutos de juegos lingüísticos y lectura de textos con todo el grupo.
15 minutos para presentar a todo el grupo un contenido (un movimiento, un sonido, una
estrategia).
35 minutos para el trabajo individual o en pequeños grupos:
aplicar el contenido aprendido.
trabajar en cuadernillos.
evaluar durante la lección.
En esta instancia el adulto comparte con el alumno el placer por la lectura, le enseña
estrategias específicas para desarrollar esta habilidad, y se convierte en un modelo
lector para el niño, ya que en la medida que lee, enseña al niño cómo leer, con qué
ritmo, tono y fluidez.
El objetivo es:
Despertar en los estudiantes el gusto y motivación por la lectura y la buena literatura.
Antes de la lectura: Partir de la imagen, la portada o el título, pidiendo a los niños que
predigan lo que creen que vendrá, formulando preguntas de alto nivel cognitivo y apelando
a experiencias anteriores. Para aumentar el campo cultural de los alumnos, se puede hablar
del autor, su nacionalidad (indicar en el planisferio la ubicación) y época en que vivió. Si el
cuento tiene algún vocabulario que es fundamental para la comprensión del cuento debe
trabajarse con los alumnos.
Después de la Lectura: Ayudar a los niños mediante preguntas a relacionar lo leído con sus
experiencias, a expresar sus opiniones y sus emociones. Deben hacerse preguntas que
induzcan a recordar, a focalizarse en ideas principales, secuencias. También se debe apuntar
a aspectos descriptivos, como caracterizar personajes y a los aspectos formales del texto
como autor, título y otros cuando corresponda, por ejemplo, ilustrador. No debe olvidarse
abordar aspectos valorativos.
5. Los cuentos leídos pueden dejarse un tiempo a disposición de los niños, en la
biblioteca de aula, para que puedan volver a verlos.
6. En caso de los alumnos más pequeños se recomienda leerles al menos tres veces el
mismo cuento, dependiendo del interés del grupo.