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ETICA: GRADOS 10
*presentar las cuestiones normativas acerca de que virtudes cultivar, que acciones evitar y que metas perseguir.
Fuente: http://zaira5310.blogspot.com.co/2014/06/etica-medieval.html
PRINCIPIOS ÉTICOS
En la historia de la ética hay tres modelos de conducta principales, cada uno de los cuales ha sido propuesto por varios grupos o
individuos como el bien más elevado: la felicidad o placer; el deber, la virtud o la obligación y la perfección, el más completo desarrollo
de las potencialidades humanas. Dependiendo del marco social, la autoridad invocada para una buena conducta es la voluntad de una
deidad, el modelo de la naturaleza o el dominio de la razón. Cuando la voluntad de una deidad es la autoridad, la obediencia a los
mandamientos divinos o a los textos bíblicos supone la pauta de conducta aceptada. Si el modelo de autoridad es la naturaleza, la pauta
es la conformidad con las cualidades atribuidas a la naturaleza humana. Cuando rige la razón, se espera que la conducta moral resulte
del pensamiento racional.
Uno de los puntos fuertes de la ética cristiana fue la oposición al maniqueísmo, una religión de origen persa que mantenía que el bien y
el mal (la luz y la sombra) eran fuerzas opuestas que luchaban por el dominio absoluto. El maniqueísmo tuvo mucha aceptación en los
siglos III y IV d.C. San Agustín, considerado como el fundador de la teología cristiana, fue maniqueo en su juventud pero abandonó este
credo después de recibir la influencia del pensamiento de Platón. Tras su conversión al cristianismo en el 387, intentó integrar la noción
platónica con el concepto cristiano de la bondad como un atributo de Dios, y el pecado como la caída de Adán, de cuya culpa una
persona está redimida por la gracia de Dios. La creencia maniqueísta en el diablo persistió, sin embargo, como se puede ver en la
convicción de san Agustín en la maldad intrínseca de la naturaleza humana. Esta actitud pudo reflejar su propio sentido de culpabilidad,
por los excesos que había cometido en la adolescencia y puede justificar el énfasis que puso la primera doctrina moral cristiana sobre
la castidad y el celibato. Durante la edad media tardía, los trabajos de Aristóteles, a los que se pudo acceder a través de los textos y
comentarios preparados por estudiosos árabes, tuvieron una fuerte influencia en el pensamiento europeo. Al resaltar el conocimiento
empírico en comparación con la revelación, el aristotelismo amenazaba la autoridad intelectual de la Iglesia. El teólogo cristiano santo
Tomas de Aquino consiguió, sin embargo, armonizar el aristotelismo con la autoridad católica al admitir la verdad del sentido de la
experiencia pero manteniendo que ésta completa la verdad de la fe. La gran autoridad intelectual de Aristóteles se puso así al servicio
de la autoridad de la Iglesia, y la lógica aristotélica acabó por apoyar los conceptos agustinos del pecado
original y de la redención por medio de la gracia divina. Esta síntesis representa la esencia de la mayor
obra de Tomas de Aquino, Summa Theologiae (1265-1273).
ÉTICA Y PENITENCIA
Conforme la Iglesia medieval se hizo más poderosa, se desarrolló un modelo de ética que aportaba el
castigo para el pecado y la recompensa de la inmortalidad para premiar la virtud. Las virtudes más
importantes eran la humildad, la continencia, la benevolencia y la obediencia; la espiritualidad, o la
bondad de espíritu, era indispensable para la moral. Todas las acciones, tanto las buenas como las
malas, fueron clasificadas por la Iglesia y se instauró un sistema de penitencia temporal como expiación
de los pecados.
Las creencias éticas de la Iglesia medieval fueron recogidas en literatura en la Divina Comedia de Dante, que estaba influenci ada por
las filosofías de Platón, Aristóteles y santo Tomás de Aquino. En la sección de la Divina Comedia titulada ‘Infierno’, Dante clasifica el
pecado bajo tres grandes epígrafes, cada uno de los cuales tenía más subdivisiones. En un orden creciente de pecado colocó los
pecados de incontinencias (sensuales o emocionales), de violencia o brutalidad (de la voluntad), y de fraude o malicia (del intelecto).
Las tres facultades del alma de Platón son repetidas así en su orden jerárquico original, y los pecados son considerados como
perversiones de una u otra de las tres facultades.
Fuente: http://eticamedieval.blogspot.com.co/p/etica-medieval-padres-apologistas-y.html
EL MAL
AGUSTÍN DE HIPONA (354-430) es la primera gran figura de la teología cristiana. PENSAMIENTO MORAL: El núcleo de su
PENSAMIENTO MORAL, que se encuentra a lo largo de sus escritos, y no en una obra específica sobre el tema, es el naturalismo
teleológico que ya está en Platón y que recoge Aristóteles, según el cual el objetivo de la ética es alcanzar el fin «natural» de la
vida humana, que no es otro que la FELICIDAD. Como hemos visto en los capítulos dedicados a la filosofía griega, la felicidad no se
consigue viviendo de cualquier manera, sino VIVIENDO BIEN. Dicho de otra firma, LA VIDA FELIZ (BEATE VIVERE) ES LA VIDA
BUENA (BENE VIVERE).
ETICA DEL BIEN Y LA FELICIDAD: Agustín hace suya dicha teoría y afirma que, a pesar de la caída, EL SER HUMANO QUIERE SER
FELIZ. Lo que tiene que hacer es aprender a ser BUENA PERSONA, es decir, a QUERER EL BIEN. A causa del pecado, los humanos
tienden intrínsecamente hacia el mal, pero es posible superar esa tendencia y encontrar a Dios.
PRECEPTO AMORIS: Para ello, la máxima que debe prevalecer es el ordo AMORIS: el precepto del amor por encima de cualquier
deseo. «AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS» es la máxima que resume la moral agustiniana. Abandonado a sus fuerzas, el ser humano
se deja llevar fácilmente por DESEOS MATERIALES Y SENSORIALES (CUPIDITAS), cuando lo que le salvará es otro tipo de DESEO
INSPIRADO POR EL AMOR cristiano (CARITAS). Para trascender el apego excesivo y desordenado a lo material y sensible se requiere
un esfuerzo de ASCESIS y de examen de uno mismo, como el que realiza el propio Agustín en las Confesiones, su obra más conocida
y la más insólita del género filosófico e incluso literario hasta el momento. Un esfuerzo que no es fácil, porque la voluntad humana es
débil. Por sí solo, el hombre no puede superarse, necesita la ayuda de la gracia divina, una idea que luego llevará a Lutero a proclamar
la distancia insuperable entre el hombre y Dios.
ETICA DE LA VIDA BUENA, CONOCIMIENTO Y VIRTUDES: A la vida buena se accede a través del conocimiento y de la práctica
de la virtud. Tanto Agustín como los demás teólogos medievales adoptarán sin dudarlo las virtudes paganas, en concreto, las CUATRO
VIRTUDES PLATÓNICAS —prudencia, justicia, fortaleza y templanza—, convenientemente cristianizadas. LA PRUDENCIA es la regla
que distingue el bien del mal; la JUSTICIA distribuye los bienes dando a cada uno lo que es suyo; LA FORTALEZA ayuda a soportar
las adversidades, y la TEMPLANZA frena las concupiscencias o deseos desviados. Aunque es bueno saber y ejercitar la razón para
cultivar la virtud, Agustín prefiere sustituir el ordo rationes por el ordo amoris, pues si aquél nos encamina hacia el bien, éste se alcanza
sólo con el amor.
LA LEY DIVINA: De los estoicos toma Agustín la idea de un lógos divino que gobierna el mundo, es la LEY DIVINA, medida de las
leyes humanas, a la que hay que someterse aunque no se entienda del todo, aceptando (y esto ya no es estoico). Ello no impide, sin
embargo, que sólo tengamos que sentirnos culpables del mal que hemos hecho intencionadamente.
ETICA, LUCHA ENTRE DOS CIUDADES: Para los filósofos cristianos, el hombre ya no es un ser social cuyo destino y fin es la política,
sino una CREATURA DE DIOS a quien debe dar cuenta finalmente de sus actos. Aun así, la política reproduce esa lucha que se da
en el individuo entre la cupiditas y la caritas, o entre el mal y el bien. De acuerdo con ello, Agustín proyecta sus dos tipos de ciudad:
la ciudad regida por el amor de Dios y la ciudad regida por el amor a uno mismo. Existen una oposición y una hostilidad entre
ambas ciudades, pues la primera, al fijarse sólo en Dios, propugna el desprecio de la persona, mientras que la segunda ignora a Dios.
Es posible, por ejemplo, desarrollar las virtudes sin tener presente a Dios, en cuyo caso los móviles acaban siendo inmorales y la virtud
deviene en vicio.
Hay que notar que las DOS CIUDADES —DIVINA Y HUMANA—Aluden a dos tendencias sociales, que «hemos denominado
místicamente dos ciudades»; una de ellas «vive según el hombre», y la otra, «según Dios». Esta última representa, contra las
intuiciones e ideales del mundo pagano, un orden moral universal legitimado por la divinidad.
DESCUBRIMIENTO DEL SUJETO MORAL: Un aspecto innovador de la filosofía cristiana medieval es el descubrimiento del sujeto
y la subjetivización de la moral, lo que ha sido llamado «EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA MORAL». Ya san Agustín señalaba
que sin intención de pecar no hay pecado. Esa interioridad del sujeto se revela como fundamental para entender el sentido de la fe y
de la virtud y distinguirlo de un automático e irreflexivo cumplimiento de la ley.
LA INTENCION MORAL: La sentencia más reconocida en la época: affectus tuus operi notnen imposit («TU AMOR CUALIFICA TUS
OBRAS»). ES LA INTENCIÓN, O LA CONCIENCIA, la que determina el carácter de la acción al consentir o dejar de hacerlo sobre el
bien o el mal. Por lo mismo, si un acto realizado de mala fe es malo, un acto realizado con buena intención nunca podrá ser malo; incluso
la ignorancia puede eximir de culpa.
LA CULPA Y EL CASTIGO MORAL: El cristianismo había introducido la práctica de la confesión como el medio para conseguir el
perdón de los pecados. Tal como estaba establecida, la confesión daba más importancia a la pena impuesta para reparar el pecado
(una pena que podía consistir en un castigo público), que a la contrición del pecador, la verdadera contrición y voluntad de no volver a
pecar. Abelardo se opone a esa concepción de la confesión como espectáculo, se opone al castigo público, a favor de una práctica
privada que empiece con el examen de conciencia. Una máxima de san Pablo (Romanos, XIV, 23) se trasluce en el pensamiento moral
de Abelardo: omne quod non est ex fide peccatum est «TODO LO QUE NO SE HACE POR CONVICCIÓN ES PECADO».
ETICA INDIVIDUALISTA-VOLUNTAD ETICA: Se ha calificado a Pedro Abelardo como el primer filósofo moderno. En efecto, su ética
es individualista, como lo será la filosofía moral moderna, desarrolla por primera vez una moral de la persona. Lejos de suscribir el
naturalismo ético que derivaba de la lectura del Timeo, tan difundida en los monasterios para explicar la creación del hombre, él defiende
por todos los medios a su alcance que el hombre actúa desde sí mismo, desde la VOLUNTAD, y que sólo la intención determina el
carácter moral de la acción.
ETICA DE LA FELICIDAD EN DIOS: Tomás de Aquino emprende la tarea de asimilar la filosofía aristotélica a la teología cristiana.
Aunque no rechaza del todo la idea de que la razón de ser de la filosofía moral es la BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD que debe coincidir
con el BIEN, antepone al deseo del bien la búsqueda de la VERDAD. Lo primero y más importante es el conocimiento que lleva
necesariamente a DIOS, que es la inteligencia máxima. Sólo Dios sabe con certeza lo que es bueno.
VIRTUDES CARDINALES Y TEOLOGALES: Hace suyas las cuatro virtudes aristotélicas que ya se llaman «CARDINALES» —
prudencia, justicia, fortaleza y templanza—, a las que añade otras tres llamadas «TEOLOGALES»: fe, esperanza y caridad. Las virtudes
son los valores intrínsecos de la moralidad, los que conformarán la PERSONALIDAD MORAL, pero hay otros valores extrínsecos,
que son la ley y la gracia.
LEY NATURAL Y LEY DIVINA: Uno de los problemas centrales ahora será demostrar que la imposición de una ley moral divina no es
tal, porque, en realidad, esa ley se encuentra ya inscrita en la naturaleza del ser racional, aunque éste tarde en darse cuenta. No
tendría sentido que Dios impusiera una ley contraria a la naturaleza humana, por lo que hay que pensar que ley divina y ley natural
convergen. «HAY QUE HACER EL BIEN Y EVITAR EL MAL» es el axioma del que toda ética debe partir. Aristóteles había enseñado
que todo tiene un fin y el fin del hombre es el bien. Ahora se dice que ese bien lo ha determinado Dios, quien lógicamente no puede
ordenar nada que no convenga a la naturaleza del ser racional. «Naturalismo teleológico» que Abelardo refutaba. LA LEY NATURAL,
en Tomás de Aquino, es el puente necesario que une la LEY ETERNA O DIVINA con las LEYES HUMANAS, que son contingentes,
cambiantes y pueden estar equivocadas.
MAL MORAL: Dicho de otra forma, dada una naturaleza humana, la ley de Dios es la que es y no puede ser otra. EL PECADO consistirá,
pues, en contrariar a la naturaleza, ya que todo acto humano estará de acuerdo o en contra de ella. Afirmación que equivale a decir que
pecar es desobedecer la ley de Dios, porque tal desobediencia viola el orden natural: Omne vitiutn eo ipso quod vitium est, contra
naturam est («El vicio lo es porque se aparta de la naturaleza»). Así, Tomas de Aquino vuelve al principio de «creer para comprender»
y no su contrario, como quiso Abelardo. Como vio Aristóteles, el fin del ser humano es el bien, pero ahora el SUMO BIEN ES DIOS y la
fe en Dios y la doctrina que la sustenta son imprescindibles para conocer las distintas dimensiones del bien moral.
LA EXISTENCIA DE DIOS: Santo Tomás desarrolló cinco argumentos para demostrar la existencia de Dios, que son conocidos como
las cinco vías.
La primera vía. La cosmológica, parte del principio de que todo lo que se mueve es movido por otro. Establecer una cadena infinita
de causas del movimiento. Se hace preciso admitir la necesidad de la existencia de un primer motor, este primer motor es Dios.
La segunda vía. Llamada prueba causal, establece que la serie de causas eficientes no puede remontarse hasta el infinito y es
preciso admitir la necesidad de una causa primera que en este caso es Dios.
La vía de la relación entre posible y necesario establece que las cosas posibles sólo existen por obra de las necesarias.
Este ser, que es necesario por sí mismo y que es causa de la necesidad de todo otro ser, es Dios.
En la cuarta vía. La de los grados, se admite que en las cosas hay más o menos grados de perfección, verdad, bien…, La causa
última de tales grados de perfección será, por consiguiente, Dios.
Por último, la quinta vía es la del gobierno de las cosas. Se admite que las cosas naturales aun sin tener inteligencia están
dirigidas a un fin. Tal cosa no sería posible si no hubiera un ser inteligente que así lo hubiera dispuesto. Este ser es Dios.
1. En un mapa conceptual explica en qué consistió la ética medieval y sus principales representantes.
2. Lee, analiza y responde:
El ser es Dios: Pasaje tomado del libro la suma teológica de Tomas de Aquino
“Encontramos en las cosas algunas que pueden ser y no ser, puesto que comienzan y acaban, y, por consiguiente, que pueden existir
y no existir. Ahora bien, es imposible que todas las cosas que son así existan siempre, porque lo que es posible que no exista, alguna
vez no existe. Si, pues, todas las cosas han podido no existir, hubo un tiempo que nada existió. Pero si esto fuera verdad, tampoco ahora
nada existiría; porque lo que no existe no puede comenzar a existir sino gracias a algo que ya existe. Por consiguiente, si no existió
ningún ser, fue imposible que algo comenzase a existir y, por tanto, nada existiría ahora, lo cual es abiertamente falso. Luego, no todos
los seres pueden ser y no ser, sino que es necesario que haya un ser necesario en la realidad. Ese ser necesario es necesario por sí
mismo y no por causa externa a él, es más bien causa de la necesidad de las otras cosas. A ese ser necesario todos lo llamamos Dios”