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Salvador Novo
Salvador Novo, integrante del grupo “Los Contemporáneos”, aparte de sus poemas más conocidos, dejó una serie de
versos que han sido poco difundidos debido a su malaleche y humor soez. Estos textos no se encuentran en las antologías
de poesía mexicana, ni siquiera en las de la obra del autor. En vida llegó a reunir algunos en su libro Sátira, que pocas veces
se ha reimpreso. Son todavía “textos malditos” de la literatura mexicana, gracias a una critica ciega y cobarde.
Elías Nandino, otro integrante de aquel grupo, dedicó en su libro de memorias Contando mis pasos unos párrafos a Novo
que nos pareció mejor poner aquí, en lugar de lanzar nuestro choro:
“SALVADOR NOVO fue muy amigo mío al principio. Después me convencí de que era incapaz de tener sentimientos
amables para nadie. Cada día que lo trataba, reconocía la imposibilidad de ser sincero con él, porque él no lo era con nadie.
“Salvador era horrendamente feo y, ya de viejo, su figura se perdió en joroba, altura y barriga. Fui su médico particular
durante el tiempo que fue pobre. Cuando alcanzó gran auge económico ya no me ocupó, y entonces solamente atendía a su
mamá que me tenía mucha fe. Recuerdo cuando fue a los baños del Regis —ahora desaparecidos— y quiso hacer un paso
de danza a lo Imperio, pero se resbaló y se rompió la clavícula. Tuvimos que encamarlo en el Hospital Juárez y el doctor
José Castro Villagrana y yo lo operamos con anestesia local. "Ya acabamos", le dijimos, y nos contestó naturalmente: "Yo
también." Desgraciadamente, cuando optó por ocupar médicos de gran fama, lo descuartizaron poco a poco. Le quitaron el
apéndice, la vesícula, le amputaron las hemorroides y al último, cuando le vino una flebitis después de una operación, le
operaron también las venas. Pudiéramos decir que murió de múltiples operaciones quirúrgicas.
“En lo particular, Novo era difícil. Todo lo enfadaba y el fastidio fue un gran compañero de su vida. En realidad, nunca
tuvo un amigo íntimo. El chiste mordaz o la ofensa baja estaban a flor de labio en él. Como es sabido, siempre le gustó
golpear a los amigos que le caían mal, pero los escogía miopes y prefería que fuera en el elevador. Rápidamente les quitaba
los lentes, les pegaba y se los devolvía para salir corriendo. Así lo hizo con Ermilo Abreu Gómez y con Rodolfo Usigli. El
único que le devolvió los golpes fue Rafael Solana. Cuando los periodistas le preguntaron a Rafael qué había sentido
cuando le pegó a Novo, él contestó: "Sencillamente sentí como si le pegara a la manteca."
“Eso sí: era divertidísimo; tenía un ingenio tremendo. Cuando lo acompañaba en el coche, siempre en las esquinas, si
veía que el gendarme era guapo, se acercaba, le pedía que lo infraccionara y le daba una tarjeta con su teléfono. Y una vez,
cuando él trabajaba en Educación, antes de ir a una conferencia, fuimos al baño, y en uno de los muros estaba escrito:
"Salvador Novo es puto." Entonces, debajo de su nombre, puso el nombre del Secretario de Educación con la misma
acusación y el de los altos empleados, por lo que yo le pregunté: "Pero, ¿por qué haces eso, Salvador?", y él me contestó:
"Para que borren."
“Intelectual y mordazmente era el más atrevido del grupo, y se valía de su cuerpo y de su fama para cierto cinismo
exagerado. Su afeminamiento era un poquito ridículo, como si un elefante quisiera hacer jotería. Indudablemente que si
Salvador hubiera tenido respeto por sus amigos y si hubiera sido más sincero en la poesía, hubiera triunfado mucho.”
En sus poemas satíricos Novo es muy personal. Por ellos conocemos al homosexual mexicano que se atrevió a salir del
closet en una época en que hacerlo era casi una condena a muerte, pero también conocemos al censor de la SEP que
alimentaba odios y ataques contra medio mundo, y que fue capaz de robarle una obra al dramaturgo Carlos Prieto- hace
poco fallecido- y firmarla como suya, escudándose en su poder de burócrata intelectual (por cierto, poco antes de su muerte,
acelerada tal vez por la de su hija Dennis, una de las primeras integrantes de lo que luego sería el EZLN caídas en batalla,
un fallo casi póstumo le devolvió a Prieto los derechos de su obra, algo que hubiera sido imposible mientras Novo vivía).
Es muy sano leer los ataques y burlas que Salvador Novo le dedica a figuras hoy consagradas e intocables como Diego
Rivera, Agustín Yáñez, Ermilo Abreu Gómez, o a las choteadísimas Frida Khalo y Sor Juana. Por esa salud mental, y por el
ingenio grosero y populachero que muestran, estos poemas merecen más atención de la que se les da, no merecen ser
relegados a un lugar segundón entre su producción, por eso es que decidimos ofrecer esta pequeña antología de la poesía
satírica escrita por Salvador Novo.
PRÓLOGO
LA DIEGADA (1926)
1959
1961
ESTE FÁCIL
SONETO COTIDIANO
UN MAROF
REDONDILLAS
En que felicita, y aconseja, al doctor Ermilo, pluma ingeniosa, con ocasión del nuevo estampamiento de sus
elegantes, sutiles, claros, ingeniosos, útiles versos.
me ganaron el sustento.
y te digo verdadera
el seráfico abolengo
En mi estado duradero
purifiques y moderes.
tú me suprimas la t?
una a me colocaste,
cuida de mi Romancero;
pues saber dél más no quiero
ya no monte Montellano,
Y desespera, desola,
anonada y contrapincha
Ya me asegura mi instinto
la Condesa de Paredes
*
Me dije: “Ya por fin la vida mía