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Lucas 17 11-19 Diez leprosos son limpiados

Luc 17:11 Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.


Samaria y Galilea se encuentra al norte estando Galilea más al norte que Samaria.

Luc 17:12 Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos
Se encontrabas a más de 55 kilómetros de Jerusalén y entre medio en una aldea que no se menciona su nombre le salen al
encuentro 10 hombre con la enfermedad llamada lepra.
La lepra es una enfermedad infecciosa, de nula transmisibilidad cuando está debidamente tratada, producida por la bacteria
Mycobacterium leprae y Mycobacterium lepromatosis,1 2 descubierta como agente causal del mal por el médico noruego Gerhard
Armauer Hansen, debido a lo cual se los denomina, respectivamente, enfermedad de Hansen a una, y bacilo de Hansen a la otra.
La lepra era una enfermedad de muerte en antaño, una enfermedad que causaba lesiones graves en la piel al nivel de terminar la
vida con las personas.
Estas personas eran aisladas a lugares donde no tuvieran contacto con las demás personas, debían separarse de sus familias y de las
ciudades.
Lev 13:2 Cuando el hombre tuviere en la piel de su cuerpo hinchazón, o erupción, o mancha blanca, y hubiere en la piel de su
cuerpo como llaga de lepra, será traído a Aarón el sacerdote o a uno de sus hijos los sacerdotes.
Lev 13:3 Y el sacerdote mirará la llaga en la piel del cuerpo; si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco, y pareciere la llaga más
profunda que la piel de la carne, llaga de lepra es; y el sacerdote le reconocerá, y le declarará inmundo.
Lev 13:46 Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su
morada.
Este hombre que fuera encontrado con esta lepra debía irse del campamento y si el viera una mejora en su condición debía ir a
presentarse al sacerdote para que evaluara su condición y le quitara aquel peso que tenia para si.
La lepra no era solo una razón de malestar físico sino que también una vergüenza ante las demás personas, era una persona
inmunda, impura y solitaria.
Inmundo es la condición externa del sujeto, con un daño en su piel que se puede observar y da aspecto de suciedad.
Impuro es su condición en que se encuentra, no tiene pureza es algo orientado a mi interior.
Solitario es la condición hacia los demás, en donde nadie podía interferir y nadie podía ayudarle en su condición.
Es un muy buen ejemplo de cómo nos encontramos a los ojos de Dios, estamos contaminado internamente por culpa del pecado
que al mismo tiempo nos hace cometer actos que son sucios exteriormente, y al mismo tiempo sin poder ser ayudados por nadie
por nuestra condición.

Luc 17:13 y alzaron la voz, diciendo: !!Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!
Hombre que no tenían ninguna esperanza de vivir, no perdían nada pidiendo a Jesús que les ayudara. Los rumores de los milagros de
Cristo se extendía por todas partes, incluso mucho más que el mensaje que el realmente quería entregar, si revisamos los contactos
de Cristo la mayoría eran por un interés personal antes que pedir por su alma.
Muchas veces nosotros buscamos a Dios por interés solamente, al ver que tenemos una enfermedad, que tenemos una necesidad
de consuelo, que necesitamos compañía, etc. Para muchas personas Dios es alguien a quien se le puede pedir mandas y luego me
olvido del tema.
Dios es mucho más que eso, y Dios si tiene mucha misericordia de nosotros, ya que siendo pecadores y estando en maldad fuimos
comprados con su sangre, a los que creen en Él tienen una salvación que no tiene un valor asociado ya que escapa de nuestros
pensamientos.
Dios nos puede dar mucho más que simples milagros de sanaciones, si usted busca que Dios le de una sanidad de una enfermedad,
que le ayude en sus problemas económicos, en sus problemas familiares, está bien pero Dios quiere darle algo mucho mejor, que es
la seguridad de la vida eterna.
Para que buscar cosas tan insignificantes cuando se puede tener algo tan grande.

Luc 17:14 Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.
Para el Señor Jesucristo limpiar la lepra no tiene ninguna complicación, ni siquiera fue necesario decir que sean sanados y ya lo eran.
Dios puede hacer milagros como con estos hombres, y debió ser algo increíble, de pasar a estar condenado a vivir lejos de la
sociedad, de padecer por la vergüenza, por observar que se mueren día a día, ahora estaban curados y podían ir a presentarse ante
los sacerdotes para ser vistos limpios ante el pueblo.

Por: Iván Pablo Yáñez Fica Página


ivanipyf@gmail.com 1
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Luc 17:15 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,
Cuanto gozo debió tener este hombre, cuanto agradecimiento por haber sido sanado de su enfermedad.
Este es un hombre agradecido por lo que Dios hizo con él.
¿Nosotros damos gracias a Dios por todo lo que se nos da?
Muchas veces tenemos más de lo que merecemos, y a pesar de ser tan bendecidos nos olvidamos de Dios.
Como no dar gloria a Dios por un milagro realizado en el cuerpo de este leproso.

Luc 17:16 y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.
Ahora hablamos de que no solo era leproso sino que ni siquiera era del pueblo judío sino que era samaritano, personas que eran
miradas en menos por los del pueblo de Israel.
Un nombre que no podría imaginar jamás haber sido tomado encuentra por alguien de su mismo pueblo, y ahora es Cristo, un
hombre de otro lugar quien hace este milagro en el.
Un hombre mostrando su humillación, no queriendo ni mirarlo a los ojos.

Luc 17:17 Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?
Cristo no le dice nada sobre su comportamiento si no que le hace pensar en sus compañeros.
Ellos solo buscaban un modo de ser sanados, no importando quien fuera o el modo que se utilizara.
Una vez que se cumplió su petición se fueron sin importar nada.
Y nosotros nos podemos asombrar del comportamiento de estos hombres, pero realmente ese es el comportamiento humano.
Cuando tenemos necesidad, cuando pasamos por angustias, ¿a quién recurrimos? A Dios, y luego cuando estamos llenos, estamos
bendecidos, cuando tenemos tranquilidad, cuando estamos en paz, ¿a quién agradecemos? A nadie.
Solo nos preocupa la comunicación en un sentido, yo yo yo y luego yo.
Dios solo le hablo cuando quiero algo.

Luc 17:18 ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?
Y como vemos la mano de Dios, que se extiende a todos los hombres, ya que nosotros siendo gentiles, personas despreciadas por el
pueblo de Israel, personas que éramos considerados inmundos como los leprosos también fuimos vistos con misericordia.
La lepra no hace acepción de personas, y ante los ojos de Dios todos somos igualmente pecadores, unos más, otros menos, pero de
igual forma todos pecadores ante Dios.
Y yo al igual que algunos de ustedes también fui pecador, estaba en inmundicia, estaba en impureza, y estaba abandonado, pero
cuando Dios me hablo diciendo que ya no iba a estar solo, porque por la gracias de Él había enviado a su hijo para que pagara por mi
enfermedad, Cristo tuvo que ser tratado como pecador en lugar mío, llevando Mi cruz, siendo sentenciado por Mis pecados y
muriendo en Mi lugar.
Y si usted le recibe el día de hoy también Cristo habrá hecho esta obra por usted, pero debemos darnos cuenta que solo Dios puede
curarnos del pecado, llegando a él con humillación, con respeto, con agradecimiento por su infinita misericordia.

Luc 17:19 Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.


Este hombre se fue ante el sacerdote en una condición distinta a los otros nueve, porque este hombre antes leproso, samaritano
ahora era sanado y salvado por el poder de Jesucristo.
Dios nos levanta de nuestro estado deplorable de vida y nos da la salvación.
Los otros nueve, cumplieron su meta, querían sanarse de una enfermedad y fueron sanados pero siguieron permaneciendo impuros
y perdidos. Tuvieron un mejor pasar, pudieron hacer su vida normal pero lejos de Dios su destino final era la muerte eterna.
Este hombre que realmente vio que no era merecedor de nada gano su vida eterna.
Quiera Dios que usted también pueda ver su condición de pecador y pueda obtener la salvación.

Por: Iván Pablo Yáñez Fica Página


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