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Car:1526 - Expte.

N°: 14429/02 -Foja: 1149/118- CHAVEZ, JUAN CARLOS;

CHAVEZ, AUGUSTO Y CHAVEZ, LUCAS WILFRIDO C/ POLICIA DE LA PROVINCIA

DEL CHACO Y PROVINCIA DEL CH S/DAÑOS Y PERJUICIOS -

-------- SENTENCIADEFINITIVA.-------------

Expte. N 14.429/02.

//-sistencia, 18 de agosto de 2015.

AUTOS Y VISTOS:

Para dictar sentencia en estos autos caratulados:

"CHAVEZ,

CESAR; CHAVEZ, JUAN CARLOS; CHAVEZ, AUGUSTO CESAR Y CHAVEZ, LUCAS WILFREDO

C/ POLICIA DE LA PROVINCIA DEL CHACO Y PROVINCIA DEL CHACO S/ DAÑOS Y

PERJUICIOS", Expte. N 14.429/02; de los que,

RESULTA:

Que a fs. 11/40, los Sres. Juan Carlos Chávez, César

Chávez,

Augusto César Chávez y Lucas Wilfredo Chávez, con el patrocinio letrado de

los Dres. Alcides Rolando N ñez y Andrés Martín Salgado promueven demanda

de daños y perjuicios contra la Policía de la Provincia y la Provincia del

Chaco, por la suma de PESOS CUATROCIENTOS SETENTA Y SEIS MIL OCHOCIENTOS

CINCUENTA Y SEIS ($ 476.856,00) o lo que en más o en menos resulte de la

probanzas a rendirse, con más los accesorios pertinentes y las costas,

aclarando que se encuentran legitimados activamente para iniciar la acción,

en virtud de que fueron damnificados por el accionar antijurídico de

efectivos de la Policía del Chaco.

Relatan que el día sábado 05 de enero de 2002, siendo

aproximadamente las 10,00 horas se realizaba un allanamiento en la vivienda


del Sr. Domingo López, sita en Pasaje Wainolek, Casa 49, del Barrio Toba

de esta ciudad; que el Sr. César Chávez se hallaba en el interior de su

vivienda ubicada en Pasaje Wainolek, casa 52 y que en ese momento, en la

casa de Federico Alberto González ubicada enfrente de la vivienda de

Domingo López, estaban reunidos escuchando m sica los Sres. Luis Pellenc,

Jorge Zamudio, Marcelo Fabián Martínez, Lucas Wilfredo Chávez y Juan Carlos

César Chávez; que la señora Martina García, esposa de César Chávez se

encontraba en la vereda con otros vecinos cuando advirtieron que llegaba

personal policial de apoyo, que ingresó por la parte de atrás del terreno

del Sr. Federico Alberto González; dado que los hijos de la nombrada,

Augusto César y Lucas Wilfredo Chávez permanecían en el interior de dicha

vivienda, se dirigió a su domicilio particular e informó a su esposo, quien

inmediatamente se hizo presente en la vivienda y escuchó que el personal

policial solicitó al Sr. Sa l Rodríguez, que vive en la casa del Sr.

González y es su cuñado, que bajara el volumen de la m sica, a lo que el

Sr. Rodríguez accedió rápidamente.

Agregan que el Sr. César Chávez alcanzó a oir que el jefe

del operativo policial le decía al Sr. Rodríguez que el procedimiento

estaba dirigido a la vivienda de enfrente y que podían continuar

desarrollado sus actividades, lo que lo tranquilizó, pues presumió que las

maniobras tendían a que las personas buscadas no se escaparan, por lo que

siguieron conversando; que en ese momento escucharon un disparo de arma de

fuego proveniente de la parte posterior de la vivienda, acudieron al fondo

y observaron que un grupo de policías había roto el portón ubicado en la

parte trasera del terreno y que Augusto César Chávez salía del pasillo

para dirigirse al baño rodeado por policías quienes le gritaron "quedate

quieto o te quemamos", luego de esposarlo lo empujaron cayendo pesadamente


al suelo, lo colocaron boca abajo para finalmente darle fuertes patadas en

la cabeza, culatazos en la espalda y bastonazos en la cara y en la zona de

las costillas; ante lo cual el Sr. Chávez se dirigió a los funcionarios

policiales y desesperadamente les preguntó por qué hacían eso.

Dicen que acto seguido, los efectivos se dirigieron

nuevamente al interior de la vivienda para aprehender al menor Lucas

Wilfredo Chávez, el otro hijo del Sr. César Chávez; que este ltimo, al ver

la finalidad de los policías acudió a proteger a su hijo menor rodeándolo

con su brazo izquierdo y rogando a los funcionarios policiales que no

castigaran a sus hijos, tratando de explicar que ellos no habían hecho nada

y que el jefe del operativo policial le había dicho que el allanamiento era

en la vivienda de enfrente. Que ante la actitud protectora del Sr. Chávez

uno de los efectivos policiales intentó pegarle un golpe de puño; que el

Sr. Jorge Daniel Zamudio pidió desesperadamente a los policías que dejaran

de castigar y golpear a sus amigos diciéndoles que no había motivos, que

ellos no habían hecho nada, cuando uno de lo policías levantó el arma de

fuego que portaba, apuntó y efectuó un disparo a una distancia de un metro,

que impacto en el muslo izquierdo del Sr. Zamudio, generándole una

gravísima lesión; después el mismo policía, dirigiéndose al Sr. Chávez, le

apuntó a la cara y le dijo "Yo a vos te voy a matar indio de m..."; en ese

momento intervino otro uniformado quien, tratando de evitar el disparo le

bajó el arma efectuándose igualmente el disparo, que impactó en el tercio

medio de la pierna derecha del Sr. César Chávez, afectándole partes

blandas, m sculos y el hueso tibial.

Añaden que el Sr. Chávez cayó al piso y no pudo evitar que

otro policía le pegara en la cara con la culata de su escopeta Itaka,

provocándole severas lesiones en el labio superior e inferior a nivel de


la comisura interna derecha e impacto en la dentadura, lo que le generó la

pérdida de las piezas dentales y abundante sangrado; que recibió también

seis trompadas en el rostro que deformaron su nariz y le causaron profusa

hemorragia nasal. Estando el Sr. Chávez y su hijo Lucas Wilfredo malheridos

tirados en el suelo, otro policía efectuó un nuevo disparo que impactó en

el empeine del pie izquierdo de Lucas W. Chávez, oportunidad en que

entraron ocho policías más a la casa de Aguirre, que les propinaron a padre

e hijo y al Sr. Pellenc, fuertes patadas y golpes con los bastones de

goma y culatas de las armas de fuego que portaban para después sacarlos

afuera, al frente de la vivienda arrastrándolos, insultándolos, pegándoles

en la boca del estómago y dándoles patadas en la zona inguinal y

testículos mientras los amenazaban de muerte y les ordenaron que se

pusieran de pie con las manos en la nuca.

Acotan que en el trayecto desde el Barrio Toba hasta la

Comisaría Seccional Décima, los policías que custodiaban a los detenidos

continuaron amenazándolos de muerte con evidente ánimo discriminatorio por

su condición de aborígenes, castigándolos con fuertes patadas en especial

al Sr. Chávez, quien recibió un puntapié en el rostro, con epicentro en

nariz, pómulos y labio superior que le ocasionó un intenso dolor y

hemorragias en las zonas golpeadas con conmoción cerebral. Que en la

Comisaría Seccional Décima los bajaron a golpes de bastón y culatazos,

colocándolos contra una de las paredes del garaje; que los detenidos

caminaban con dificultad sumamente lastimados y en esas condiciones fueron

obligados a pasar por una doble fila de efectivos policiales "t nel o doble

fila india", quienes les dieron empujones, patadas y m ltiples golpes de

puño, con palos de goma y varillas en todo el cuerpo, para luego

encerrarlos en una oficina donde fueron obligados a colocarse boca abajo,


con las manos en la nuca y prosiguieron con las humillaciones, amenazas y

castigos, golpes con ambas manos en las orejas, bastonazos y patadas.

Puntualizan que el Sr. César Chávez fue insultado,

discriminado, humillado y castigado en forma constante e ininterrumpida

hasta aproximadamente las 13.30 horas que lo trasladaron a la guardia del

Hospital Perrando, donde fue derivado al servicio de Ortopedia y

Traumatología para practicarle una cirugía en la pierna derecha donde

impactó el proyectil de plomo disparado por el agente policial. El menor

Lucas Wilfrido Chávez fue tirado al piso en la Comisaría en posición boca

abajo, agarrado y llevado de los pelos, recibiendo m ltiples patadas y

golpes de puño, esta vez en la zona del estómago; además, el disparo

recibido en el momento de la violenta aprehensión generó herida desgarrante

contuso penetrante en el borde externo del antepié izquierdo con lesiones

en partes blandas, m sculos y huesos padeciendo, a la fecha de la

presentación a juicio, secuelas notorias en tanto no puede pisar fuerte,

tiene dolores permanentes, dificultades en la marcha y una deformación

estética. El Sr. Augusto César Chávez recibió en reiteradas oportunidades

impactos en las costillas (zona lateral derecha) que le provocaron lesiones

óseas con secuelas que perduran hasta el momento de la promoción del

juicio, las cuales le impiden realizar movimientos respiratorios profundos

por los intensos dolores costo musculares en ambos hemitórax que no le

permiten realizar esfuerzos y consecuentemente su principal actividad

deportiva, el f tbol, que practica desde niño; aclarando que desde el

mediodía del sábado 5/01/02 hasta altas horas de la noche el Sr. Augusto

César Chávez casi no pudo respirar a raíz del intenso dolor en la zona de

las costillas. Durante la noche hasta el amanecer del día siguiente

reiteradas veces el personal policial siguió amenazándolo de muerte,


insultándolo con malas palabras y en especial con mensajes discriminatorios

haciendo mención a su origen étnico; también incansablemente los

funcionarios policiales le reiteraban al joven Augusto que no tenía que

decir que ellos los habían golpeado, porque iba a ser peor. Estuvo detenido

durante cinco días en la Comisaría Décima y las amenazas y humillaciones

continuaron en forma casi permanente. Fue privado de atención médica

especializada sin ser examinado apropiadamente por los facultativos de la

Dirección de Sanidad Policial ni el médico forense y tampoco fue trasladado

al Hospital Dr. Julio C. Perrando a pesar de su mal estado general. A la

fecha a n refiere dolor en las costillas, ambos hemitórax al nivel del 8 a

10 arco costal, entre línea media y antero axilar. No puede jugar más al

f tbol a raíz del tremendo dolor costo muscular que siente cuando respira

hondo y realiza esfuerzos, efectuar los mismos recorridos que realizaba

antes con la finalidad de comercializar las artesanías que elabora su padre

ni hacer changas que requieran esfuerzo. El Sr. Juan Carlos Chávez fue

severamente castigado y estuvo detenido durante cinco días.

Reiteran que durante el irregular procedimiento policial y

la estadía en la referida Seccional, el Sr. César Chávez, sus hijos,

familiares y vecinos fueron sistemáticamente castigados, víctimas de

amenazas de muerte con fuerte carácter discriminatorio por pertenecer a la

etnia toba, reiterándoseles incansablemente: "... a ustedes indios de m...

cuando los encuentre en la calle los voy a hacer boleta...". Detallan la

historia clínica y el protocolo quir rgico del Sr. César Chávez emitido por

el Servicio de Ortopedia y Traumatología del Hospital Perrando. Apuntan que

las secuelas postraumáticas agravaron exponencialmente su estado de salud

anterior y las consecuencias se evidencian en su presente familiar y

social, en su capacidad de producción artesanal y posterior


comercialización como así también en la afectación de su autoestima y

expectativa de vida.

Hacen hincapié en que los hechos tal como acontecieron y los

informes médicos dan cuenta e ilustran objetivamente sobre las lesiones

ocasionadas a los damnificados por el accionar antijurídico e inhumano que

desarrollaron los integrantes del personal policial interviniente; que los

daños físicos constatados y las secuelas referidas tienen relación causal

directa con el despliegue de los agentes policiales que pertenecían a la

dotación de la comisaría Seccional Décima de esta ciudad; así como la

parcialidad e insuficiencia de los informes y diagnósticos clínicos

iniciales producidos por los médicos de sanidad policial y la falsedad

ideológica en que incurrieron los funcionarios policiales al tiempo de

confeccionarse las actuaciones agregadas a la causa caratulada: "Chávez,

Juan Carlos; Pellenc, José Luis; Chávez, César Augusto; Martínez, Marcelo

Fabián y González, Federico Alberto s/ Atentado, resistencia contra la

autoridad, abuso de armas y lesiones", Expte. N 41/02 del registro del

Juzgado de Instrucción de la Cuarta Nominación de esta ciudad. Interpretan

que dichas actuaciones fueron intencional e interesadamente confeccionadas

con la finalidad de justificar los tormentos y castigos a los que los

sometieran y que la declaración testimonial de la Oficial de Justicia Lidia

Lentati coincide plenamente con el relato de los hechos que efect an, lo

cual pone en crisis la veracidad de la totalidad de las actuaciones

confeccionadas en sede policial, por su manifiesta subjetividad y

arbitrariedad.

Sostienen que se violaron las funciones y objetivos de la

Policía de la Provincia del Chaco toda vez que el personal policial hizo

uso de armas de fuego con fines ilegítimos, incumplió su misión de


resguardar la vida, la salud y los demás derechos de los actores e

inobservó los principios y normas internacionales relativas al uso

apropiado de armas de fuego; por lo que surge con total claridad la

responsabilidad del Estado Provincial en tanto los agentes ofensores

actuaron en el marco de las funciones asignadas en plena prestación de

servicios, utilizando medios provistos por el ente p blico, en ejercicio

abusivo del poder p blico que legalmente le asignaran los poderes

constituídos. Que el despliegue policial violó nuestro ordenamiento

constitucional al no preservar la seguridad individual y la integridad

psicofísica de los actores. Peticionando que se corra vista de las

presentes actuaciones al Agente Fiscal Penal para que analice la eventual

configuración de tipos delictivos de acción p blica previstos por el Código

Penal y la apertura de sumario instructorio.

Señalan que como los hechos perjudiciales no tienen análoga

gravitación para los damnificados y en atención a la polifacética realidad

existencial de las víctimas y las distintas maneras y grados en que el

suceso lesivo incide en las vidas de cada una de ellas, el sistema

indemnizatorio de daños impone que sean observadas al momento de la

determinación de los rubros y montos, las clases y gravedad de las lesiones

psicofísicas o de las incapacidades resultantes, por lo que efect an una

pormenorizada descripción de las consecuencias que padeció cada uno de

ellos.

Reclaman los siguientes daños:

a).- Daño emergente: Piden $ 177.000,00, desbrozado como a

continuación se detalla:

a) 1.- Daño a la integridad física de las víctimas: Por las

numerosas lesiones en el cuerpo y en la salud como consecuencia de la


conducta antijurídica e inhumana desplegada por el personal policial

reclaman la suma de $ 42.000,00. De esa suma piden, para Juan Carlos

Chávez: $ 2.000; para César Chávez: $ 20.000,00; para Lucas Wilfrido

Chávez: $ 15.000,00 y para Augusto César Chávez: $ 5.000,00.

a) 2.- Incapacidad: Afirman que luego de transcurridos más

de seis meses, los episodios dañosos provocaron secuelas físicas y

funcionales de alto nivel que impactaron en sus respectivas vidas familiar,

social y laboral dada la interferencia del dolor en la actividad general,

el estado de ánimo, la capacidad para caminar y el trabajo normal ya sea en

la casa o afuera, en las relaciones con otras personas, en el sueño, en la

capacidad de diversión, en la capacidad de orientación, en el registro, en

la atención, en el cálculo, en el recuerdo y en el lenguaje, las que

provocaron pérdida de habilidades manuales y laborativas, minusvalías en

las habilidades deportivas y para la vida de relación, respecto de César

Chávez; en el miembro inferior, pie izquierdo en el caso de Lucas Wilfrido

Chávez y a nivel costo muscular en ambos hemitórax en el caso de Augusto

César Chávez; por ello solicitan la suma de $ 132.000,00, repartida así:

para César Chávez: $ 60.000,00; para Lucas Wilfredo Chávez: $ 32.000,00 y

para Augusto César Chávez, $ 40.000,00.

a) 3.- Gastos de curación y convalecencia: Aducen que si

bien es cierto que los damnificados fueron internados y atendidos en una

institución hospitalaria, debieron afrontar numerosas erogaciones en

medicamentos, descartables, farmacia, traslados, etc., aunque no cuentan

con la documentación que justifique los gastos efectuados. Reclaman por

este ítem, $ 3.000,00.

b) Daño estético: Lo estiman en $ 30.000,00 fundada en las

notorias deformaciones que sufrieron el Sr. César Chávez y del menor Lucas
Wilfredo Chávez en las zonas lesionadas, que afectan su estética. En el Sr.

César Chávez, las zonas comprometidas son la herida contusa desgarrada por

proyectil en cara anterolateral interna del tercio medio de la pierna

derecha, cojera a expensas del miembro inferior derecho, comisura labial

interna izquierda que demandó sutura de labio superior e inferior, maxilar

superior con pérdida de piezas dentarias y deformación de la nariz, por lo

que para él solicitan $ 20.000,00. Las del menor Lucas Wilfrido Chávez

consisten en herida contusa desgarrada por impacto de proyectiles de caucho

en cara anterolateral externa del antepié izquierdo, que quir rgicamente

requirió resección del tejido desvitalizado/necrótico y sutura; cicatriz

retráctil, anfractuosa y craterizada; cojera a expensas del miembro

inferior izquierdo, por lo que para este ltimo piden $ 10.000,00.

c) Daño psicológico: Por las secuelas psicopatológicas que

alteraron disvaliosa y profundamente la salud psicológica del Sr. César

Chávez, el menor Lucas Wilfredo Chávez y los jóvenes Augusto César Chávez y

Juan Carlos Chávez, requieren $ 49.000,00; monto integrado por $ 15.000,00

para César Chávez; $ 12.000,00 para Lucas Wilfredo Chávez; $ 14.000,00 para

Augusto César Chávez y $ 8.000,00 para Juan Carlos Chávez.

d) Daño moral: Aducen que el despliegue antijurídico del

personal policial afectó fuerte y profundamente la personalidad moral y

espiritual de César Chávez, Lucas Wilfredo Chávez, Augusto César Chávez y

Juan Carlos Chávez, a lo que se suma el riesgo de vida al que fueron

sometidas innecesariamente las víctimas como consecuencia de los disparos a

quemarropa y los castigos sistemáticos generadores de pérdida del

conocimiento con impacto final en zonas vitales y sensibles para el

desenvolvimiento cotidiano y laborativo de una persona. Solicitan sea

evaluado a la luz del contexto y las circunstancias que rodean al caso y


las edades de los damnificados al momento del hecho. Lo eval an en la suma

$ 125.000,00; de ella, piden $ 40.000,00 para César Chávez; $ 40.000,00

para Lucas Wilfredo Chávez, $ 30.000,00 para Augusto César Chávez y $

15.000,00 para Juan Carlos Chávez.

e) Pérdida de chances: Expresan que con anterioridad a la

ocurrencia del evento de litis Juan Carlos Chávez, Lucas Wilfredo Chávez y

Augusto César Chávez colaboraban en el proceso de elaboración y

especialmente en la venta de las artesanías que confeccionaba el señor

César Chávez, también realizaban changas; tareas que no pueden continuar

realizando como lo hacían antes, lo que se traduce en una importante merma

en la eficacia y eficiencia de sus labores artesanales y especialmente en

su comercialización, pasando a depender de la solidaridad y generosidad de

sus familiares y amigos, especialmente por la época en que ocurrieron los

acontecimientos, que provocó profundos cambios en la vida de todos ellos.

Hacen un detalle de la incapacidad funcional de César Chávez, Lucas

Wilfredo Chávez y Augusto César relacionada con este rubro y solicitan $

95.000,00; suma que se descompone de la siguiente manera: para César

Chávez, $ 26.000,00; para Lucas Wilfredo Chávez, $ 31.104,00 y para Augusto

César Chávez, $ 38.400,00.

Ofrecen pruebas, formulan reserva del caso federal y el

petitorio.

A fs. 42 se da curso a la acción imprimiéndosele el trámite

previsto para los juicios sumarios. A fs. 43 asume intervención la asesora

de menores. A fs. 45 se modifica el trámite impreso, otorgándose el

previsto para los procesos ordinarios.

A fs. 56/63 vta. comparecen los Dres. José Manuel

Barranco
Cortés y Ernesto Bravo, con el patrocinio letrado del Fiscal de Estado Dr.

Osvaldo J. Simoni en representación de la Provincia del Chaco y de la

Policía de la Provincia del Chaco y contestan la demanda, solicitando su

rechazo por improcedente.

Niegan en general y en particular, todos y cada uno de los

hechos que no sean expresamente reconocidos por su parte e impugnan los

rubros y montos reclamados por considerarlos impropios, desproporcionados,

sin justificación y que no responden a la realidad y al derecho, como así

la documental aportada por la contraria por ser de creación unilateral.

Expresan que los hechos acontecieron de manera distinta a la

relatada por la actora; que el día cinco de enero del año 2002, siendo

aproximadamente las 10:30 horas, el personal policial perteneciente a la

dotación de la Comisaría Seccional Décima de esta ciudad se encontraba

cumpliendo un mandamiento judicial procedente del Juzgado de Instrucción en

Feria a cargo del Dr. Inocencio Zanazzo, por el cual se ordenó el

allanamiento de varias viviendas ubicadas en el Barrio Toba de esta

ciudad; que estaban por iniciar la tercera diligencia en presencia de la

Sra. Oficial de Justicia Lidia Lentati cuando fueron alertados de que el

resto del personal policial que se encontraba en las inmediaciones estaba

siendo agredido por un grupo de personas -30 aproximadamente- que portaban

armas tanto de fuego como blancas y que presentaban un evidente estado de

ebriedad; que tal situación dio lugar al requerimiento de que depusieran su

actitud, el que no fue acatado ya que los sujetos mencionados, lejos de

hacerlo, rodearon al personal policial empuñando sus armas lo que motivó la

reacción policial a fin de resguardar la integridad física no sólo de ellos

sino también de la Oficial de Justicia y de ocasionales transe ntes, la que

se hizo primeramente en forma intimidatoria, disparando al aire postas de


goma con la escopeta Itaka.

Indican que, pese a los esfuerzos de la Sra. Oficial de

Justicia para entablar un diálogo con estas personas, no pudo evitarse el

enfrentamiento con el personal policial, resultando de dicho procedimiento

la detención de Juan Carlos Chávez, José Luis Pellenc, César Augusto

Chávez, Marcelo Fabián Martínez, Federico Alberto González y el menor Lucas

Wilfredo Chávez, todos con domicilio en el barrio referido; y se procedió

al secuestro de un revólver Pasper Marca Bagual 22 largo, con seis

cartuchos completos y dos vainas servidas del mismo calibre, un machete de

unos 50 cm de largo sin marca visible, un machete de unos 55 cm de hoja

marca "Siriri", un cuchillo tipo cocinero de unos 20 cm de hoja ancha, sin

marca visible, un cuchillo tipo cocinero de unos 25 cm de hoja fina, sin

marca visible; una sevillana tipo navaja de hoja rebatible de unos 10 cm de

largo; una chuza de hierro tipo punzón macizo de unos 30 cm; una chuza de

hierro tipo torcionado de unos 35 cm de largo con punta en un extremo y

gancho en el otro extremo; y dos papeles para armar cigarrillos, color

blanco. Que como consecuencia de lo expuesto resultaron con lesiones cinco

empleados policiales: el Subcomisario Ramón B. Franco, el Oficial Ayudante

Favio Torres, el Sargento Godofredo Rodríguez, el Cabo Primero Oscar

Guillermo Gilfauy y el Cabo Walter Hermindo Vallejos, todas de carácter

leve, así como los detenidos, quienes fueron internados en el Hospital

Perrando.

Ponen de relieve que la comisión policial se encontraba

cumpliendo una orden judicial emanada de un tribunal de turno y a cargo de

un Oficial de Justicia como representante del Poder Judicial que garantiza

la plena legalidad del acto realizado y que el personal policial

involucrado actuó en todo momento dentro del marco legal, amparado por las
normas vigentes, lo que se halla fielmente corroborado por las actuaciones

en sede penal que ofrecen como prueba. Que las supuestas lesiones que

afectan a los actores fueron producto de su accionar delictivo, no

guardando relación con lo reclamado en la demanda, por lo que ni el

personal policial, ni la policía de la Provincia pueden ser imputados de

responsabilidad alguna.

Citan doctrina y jurisprudencia, ofrecen pruebas, fundan en

derecho, formulan reserva del caso federal y el petitorio.

A fs. 63 se corre el pertinente traslado de a los actores,

quienes lo contestan a fs. 68.

A fs. 71 se recibe la causa a prueba, obrando a fs.

135/647,

el cuaderno de la parte actora y a fs. 648/715, el de la demandada.

A fs. 77 se agrega el pacto de cuota litis celebrado entre

los Dres. Alcides Rolando N ñez, Andrés Martín Salgado y los Sres. Juan

Carlos Chávez, Augusto César Chávez, César Chávez y Martina García en

representación de su hijo menor Lucas Wilfredo Chávez; glosándose a fs.

82, su ratificación y a fs. 94/95, la homologación.

A fs. 83 se clausura el período probatorio.

A fs. 112 el Dr. Andrés Martín Salgado renuncia al mandato

conferido por la actora, a lo que se hace lugar a fs. 118; y a fs. 133 el

mencionado profesional comunica la cesión de derechos y obligaciones

emergentes del pacto de cuota litis acompañado en autos a favor del Dr.

N ñez.

A fs. 716 se ponen los autos a disposición de las partes

para

alegar; a fs. 780/792 obra el alegato de los accionantes y a fs. 778 se


les da por decaído el derecho dejado de usar a los demandados.

A fs. 774 se presenta el Sr. Lucas Wilfredo Chávez con el

patrocinio letrado del Dr. Alcides Rolando N ñez, por haber adquirido la

mayoría de edad.

A fs. 796 y vta. y fs. 798 se agregan las actas de examen

de visus de los Sres. César Chávez y su hijo Lucas Wilfredo Chávez y del

Sr. Juan Carlos Chávez, respectivamente.

A fs. 802 se llama autos para dictar sentencia, el que es

dejado sin efecto a fs. 806 a fin de realizar una nueva pericial médica en

la especialidad ortopedia y traumatología.

A fs. 803/804 se presentan los Dres. Gabriela Modi y Pedro

Oscar Ojeda en representación de la Provincia del Chaco y de la Policía

Provincial con el patrocinio del Sr. Fiscal de Estado, acompañando el

respectivo poder. A fs. 886 el Dr. José Manuel Barranco Cortés con el

patrocinio del Sr. Fiscal de Estado comunican que los Dres. Gabriela Modi y

Pedro Oscar Ojeda cesaron en su mandato.

A fs. 876 se llama autos para dictar sentencia, el que se

deja sin efecto a fs. 878.

A fs. 955 se presenta la Dra. Silvina Mariel Vallejos en

representación de la Provincia del Chaco con el patrocinio letrado de la

Fiscal de Estado Subrogante, Dra. Julia E. Duarte Artecona y a fs. 1.110 lo

hace la Dra. María del Carmen Romero en representación de la Provincia del

Chaco con igual patrocinio.

A fs. 1.143 se llama autos para dictar sentencia,

providencia que se encuentra firme; y

CONSIDERANDO:

I.- Que conforme lo reseñado precedentemente los Sres. Juan


Carlos Chávez, Augusto César Chávez, César Chávez y Lucas Wilfredo Chávez

promueven demanda de daños y perjuicios y daño moral contra la Provincia

del Chaco y la Policía Provincial, motivados por el accionar antijurídico,

discriminatorio e inhumano del personal policial que intervino en el

procedimiento llevado a cabo el día sábado 05 de enero del 2002, a las

10,00 horas aproximadamente, en la vivienda sita en Pasaje Wainolek, casa

49, del Barrio Toba de esta ciudad.

Afirman que no se hallaban en la vivienda donde se realizaba

el allanamiento y tampoco habían delinquido, pues el Sr. César Chávez se

encontraba en el interior de su vivienda ubicada en Pasaje Wainolek, casa

52 y sus hijos Augusto César y Lucas Wilfredo Chávez junto a su hermano

Juan Carlos Chávez, escuchando m sica en la casa ubicada enfrente de la

vivienda donde se efectuaba el allanamiento, no obstante lo cual fueron

aprehendidos por el personal policial y resultaron víctimas de m ltiples y

fuertes golpes en todo el cuerpo y patadas en la cabeza, culatazos en la

espalda y bastonazos en la cara y en la zona de las costillas, de amenazas

de muerte, con evidente ánimo discriminatorio por su condición de

aborígenes en la vereda, durante el trayecto desde el Barrio Toba hasta la

Comisaría Seccional Décima y dentro de la Comisaría donde quedaron

detenidos durante cinco días.

Subrayan que tanto Lucas Wilfredo como su padre César Chávez

recibieron balazos; el menor, en el empeine del pie izquierdo y su padre,

en la pierna; por lo que este ltimo debió ser trasladado hasta la guardia

del Hospital Perrando donde fue derivado al servicio de Ortopedia y

Traumatología para practicarle una cirugía en la pierna derecha donde

impactó el proyectil de plomo disparado por el agente policial, lo que

hace surgir la responsabilidad del Estado Provincial prevista por el art.


1112 del Código Civil o, en su caso, el art. 1113 de ese mismo cuerpo

legal, ya que éste debe asumir la responsabilidad por el daño que causen

los agentes o funcionarios p blicos que cumplan de manera irregular sus

obligaciones legales.

La Policía y la Provincia del Chaco peticionan el rechazo de

la demanda, argumentando que los acontecimientos se produjeron de manera

distinta a la relatada por la actora; que personal policial perteneciente a

la dotación de la Comisaría Seccional Décima de esta ciudad se encontraba

cumpliendo un mandamiento judicial procedente del Juzgado de Instrucción en

Feria a cargo del Dr. Inocencio Zanazzo, por el cual se ordenó el

allanamiento de varias viviendas ubicadas en el Barrio Toba de esta ciudad

y en el momento de iniciar la tercera diligencia fueron alertados de que el

resto del personal policial que se encontraba en las inmediaciones estaba

siendo agredido por un grupo de personas (30 aproximadamente) que portaban

armas tanto de fuego como blancas y que presentaban un evidente estado de

ebriedad; que ante tal situación requirieron a los agresores que depusieran

su actitud pero que lejos de hacerlo rodearon al personal policial

empuñando sus armas, lo que motivó la reacción de estos ltimos a fin de

resguardar no sólo su integridad física sino también de la Oficial de

Justicia interviniente en el procedimiento y de ocasionales transe ntes, la

que se hizo primeramente en forma intimidatoria disparando al aire postas

de goma con la escopeta Itaka; y que como consecuencia del enfrentamiento

resultaron con lesiones cinco empleados policiales, todos con heridas de

carácter leve, así como los detenidos, quienes fueron internados en el

Hospital Perrando. Que la comisión policial a cargo de un Oficial de

Justicia como representante del Poder Judicial garantiza la plena legalidad

del acto realizado y que el personal policial involucrado actuó en todo


momento dentro del marco legal, amparado por las normas vigentes.

II.- Circunscripto de este modo el tema decidendum y

teniendo en cuenta que a partir del 1 de agosto del año en curso entró en

vigencia el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, antes de seguir

avanzando debo expedirme acerca del derecho aplicable al caso.

En ese cometido destaco que el art. 7 del cuerpo legal

citado dispone: "A partir de su entrada en vigencia, las leyes se aplican a

las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes. Las

leyes no tienen efecto retroactivo, sean o no de orden p blico, excepto

disposición en contrario. La retroactividad establecida por la ley no puede

afectar derechos amparados por garantías constitucionales...". En orden a

ello y haciendo una ponderación prudente y equilibrada, examino la fecha

en que se produjeron los hechos que motivaron la litis (05/02/02); que el

expediente se encontraba en estado de dictar sentencia, con llamado de

autos para sentencia firme cuando la nueva normativa mencionada entró en

vigencia; y teniendo en cuenta que el daño no es una consecuencia sino un

elemento constitutivo del régimen de responsabilidad arribo a la conclusión

de que dicho instrumento legal deviene inaplicable al caso, toda vez que la

retrogradación del proceso lesionaría los principios de preclusión y

adquisición procesal. En consecuencia dirimiré la cuestión a la luz del

ordenamiento vigente al momento de la constitución de la relación jurídica,

esto es el anterior Código Civil.

III.- Hecha esta salvedad y dadas las versiones

contrapuestas de los protagonistas, es importante apuntar que, no

pudiéndose dar crédito a una de ellas en detrimento de la otra, debe

estarse a los dispuesto por la normativa del Código de rito que establece

que, siempre que se hayan alegado hechos conducentes acerca de los cuales
no hubiese conformidad de las partes, el Juez recibirá la causa a pruebas;

acto cumplido correctamente en la presente causa.

Al individualizar los actores como causa eficiente de las

lesiones y demás daños invocados, el comportamiento ilícito y abusivo del

personal policial en cumplimiento de sus funciones, es necesario sentar

las premisas a tener en cuenta en los casos en que se reclama la

indemnización de un daño ocasionado por funcionarios p blicos.

Siguiendo un orden lógico, el primer punto a dilucidar es el

de la autoría del hecho indicado como antecedente inmediato de éste, para

luego, en su caso, pasar a examinar el nexo causal entre el acto y sus

consecuencias. La determinación de esos aspectos es una cuestión de hecho

que el juzgador debe evaluar atendiendo a las circunstancias del caso, sus

particularidades y a los datos de la realidad a los que no puede estar

ajeno. Tanto la doctrina como la jurisprudencia parten de la postura de que

el perjuicio sufrido es el que pone en movimiento el sistema de

responsabilidad.

Clarifico que la obligación del policía al ciudadano

reviste, en principio, el carácter de una obligación consistente en la

aplicación de su saber y de su proceder en favor de la seguridad. Por lo

tanto y atendiendo al principio de la carga probatoria dinámica se

considera como regla de distribución de la carga de la prueba, la de

colocarla en cabeza de la parte que se encuentre en mejores condiciones de

probar, pudiendo recaer en el actor o el demandado, seg n las

circunstancias del caso y su situación procesal.

También debe tenerse presente que el art. 355 del C.P.C.C.

dispone: "Cada una de las partes deberá probar el presupuesto de hecho de

la norma o normas que invocare como fundamento de su pretensión, defensa o


excepción".

En base a estas premisas me avoco a estudiar el material

probatorio aportado a la causa.

Le asigno relevancia al Expte. N 41/02 del registro del

Juzgado de Instrucción N 4 de esta ciudad caratulado: "Chávez, J.C.;

Pellenc, José Luis; Chávez, César Augusto; Martínez, Marcelo Fabián y

González, Federico Alberto s/ Atentado, Resistencia c/ La Autoridad; Abuso

de Armas y Lesiones".

De acuerdo al informe del Jefe en turno de la Comisaría

Seccional Décima, Subcomisario Ramón Bibiano Franco glosado a fs. 1 de

dicha causa y a las declaraciones de los Sres. Guillermo Oscar Gilfauy,

Godofredo Rodríguez, Favio Faustino Torres, Jorge Alberto Mitoire y de la

Oficial de Justicia Lidia Lentati obrantes a fs. 6/7, 8/9, 10/11, 12 y

vta. y 53, respectivamente, el día 05/01/02 a las 9,00 horas, iniciaron

allanamientos de morada en el Barrio Toba de acuerdo a lo ordenado por el

Juzgado de Instrucción en Feria (N 4) a cargo del Dr. Inocencio Zanazzo,

en las casas N 87 y 84 ubicadas en Pje. Wainolek, con resultado negativo;

que a las 10.30, cuando iniciaban el allanamiento de la Casa 49 del mismo

Pasaje con idéntico cometido, estando algunos de los agentes policiales

apostados en la parte posterior del Barrio Toba, hacia el Barrio Chirirí,

lugar donde se iba a realizar el ltimo allanamiento, un grupo de treinta

personas de sexo masculino que se encontraban reunidas en la casa 63

ubicada al frente del lugar donde se estaba realizando la diligencia,

comenzaron a gritar insultos y groserías a los integrantes de la comisión,

haciendo gestos y ademanes obscenos y señas como de disparar armas de

fuego, todo en evidente estado de ebriedad por su forma de expresarse y

conducirse; que la oficial de justicia trató de calmarlos mientras se


proseguía con la diligencia pero los sujetos, lejos de cambiar de actitud,

comenzaron a rodearlos empuñando armas blancas y ante esta situación, a fin

de resguardar la integridad física no sólo de los policías sino también de

la oficial de Justicia y ocasionales transe ntes, se efectuó un disparo

intimidatorio al aire con una escopeta; que los sujetos ingresaron a la

vivienda identificada como casa 63 dirigiéndose hacia los fondos,

escuchándose en ese momento disparos de armas de fuego de aparente pequeño

calibre por el estampido, también de otros que serían de las escopetas,

todos procedentes de la parte posterior de la casa 63 ante lo cual, con

los empleados que se encontraban realizando el allanamiento de la casa 49,

ingresaron a la vivienda para prestar el apoyo que requerían los empleados

apostados hacia el Barrio Chirirí; que se logró reducir con un disparo de

escopeta a un sujeto que empuñaba un arma de fuego al igual que a otros

sujetos que empuñaban armas blancas; otros lograron darse a la fuga por los

pasillos del Barrio Chirirí y casas vecinas, no logrando identificarlos;

que se debió hacer uso de la fuerza p blica en la medida de la necesidad,

debido a que los sujetos no solamente oponían resistencia física, sino

también trataban de agredirlos, incluso se trabaron en lucha con los

empleados policiales; que de inmediato se debió trasladar a los

aprehendidos: Carlos César Chávez, José Luis Pellenc, Federico Alberto

González, Lucas Wilfredo Chávez, Jorge Samudio y César Chávez, todos

domiciliados en el Barrio Toba, a la Comisaría; que en el incidente

resultaron lesionados quien emitió el informe, Subcomisario Ramón Bibiano

Franco; el Oficial Subayudante Fabio Torres; el Sargento Godofredo

Rodríguez; el Cabo Primero Oscar Guillermo Gilfauy; el cabo Walter Hermindo

Vallejos y los detenidos Lucas Wilfredo Chávez, Jorge Samudio y César

Chávez, los que fueron trasladados al Hospital Perrando de esta ciudad a


fin de que recibieran atención médica por presentar lesiones sangrantes;

que para llevar a cabo las diligencias dispuestas por la autoridad judicial

mencionada, las escopetas provistas que fueron llevadas por seguridad y

medio disuasivo fueron cargadas con cartuchos antitumulto (posta de goma);

que se procedió al secuestro de un revólver Pasper Marca Bagual 22 largo,

con seis cartuchos completos y dos vainas servidas del mismo calibre, un

machete de unos 50 cm de largo sin marca visible, un machete de unos 55 cm

de hoja marca "Siriri", un cuchillo tipo cocinero de unos 20 cm de hoja

ancha, sin marca visible, un cuchillo tipo cocinero de unos 25 cm de hoja

fina, sin marca visible; una sevillana tipo navaja de hoja rebatible de

unos 10 cm de largo; una chuza de hierro tipo punzón macizo de unos 30 cm;

una chuza de hierro tipo torcionado de unos 35 cm de largo con punta en un

extremo y gancho del otro extremo y dos papeles para armar cigarrillos,

color blanco.

A fs. 5, el Sr. Bonifacio Sa l Rodríguez, vecino del lugar,

declaró que en ese momento él se encontraba en su casa con su cuñado

Federico González y varios sujetos, la mayoría vecinos que viven en el

mismo Barrio Toba escuchando m sica y tomando vino, cuando oyó varios

disparos producidos en la parte posterior de su casa, por lo que se quedó

en el interior y cuando salió vio que el personal policial había detenido a

su cuñado y a otras personas que estaban con él.

De los informes del médico de la Policía Dr. José Pérez

obrantes a fs. 13, 14, 15, 16 y 17, respectivamente, emerge que los Sres.

Ramón B. Franco, Fabio Torres, Godofredo Rodríguez, Oscar Gilfaux y Walter

Vallejos presentaban excoriaciones, sin incapacidad laboral y sin signos de

alcoholización; del obrante a 20, que Lucas Wilfredo Chávez de 15 años

tenía un hematoma contuso en la región malar izquierda, herida contuso


irregular en el antepié izquierdo, borde externo compatible con puerta de

entrada de proyectil de arma de fuego, heridas superficiales en la región

interescapular y escapular izquierda, equimosis excoriativa en hombro

derecho cara superior, estimando su curación en 25 días con igual tiempo de

incapacidad laboral y constató signos de alcoholización compatibles con

1er. grado; del glosado a fs. 21, que César Augusto Chávez presentaba

excoriaciones lineales en la región pectoral izquierda y la rodilla

izquierda, lesiones como producidas con o contra elemento duro de borde

agudo que curarían en unos siete días más sin incapacidad laboral y signos

de alcoholización compatibles con 1er. grado; y del producido a fs. 23, que

César Chávez tenía una herida contusa en la comisura interna entre los

labios superior e inferior, edema contuso en la región malar derecha,

herida contusa desgarrada en la cara anterior de la pierna derecha, tercio

medio compatible con puerta de entrada de proyectil de arma de fuego, edema

contuso en la región infraescapular izquierda, que de no mediar

complicaciones osteoarticulares curarían en unos 25 días con igual tiempo

de incapacidad laboral, clínicamente se constató aliento alcohólico sin

llegar a constituir signos de alcoholización.

A fs. 26 vta., 27 y 29, respectivamente, se dejó constancia

de que se notificó a César Augusto Chávez, Juan Carlos Chávez y Lucas

Wilfredo Chávez la detención; a fs. 56, que el menor Lucas Wilfredo Chávez

fue entregado a sus familiares recién el día 6 de enero de 2002 y a fs. 32,

que el Sr. César Chávez quedó internado en el Hospital Perrando.

Observo además que, si bien a fs. 46 se solicitó a la

División de Criminalística el examen pericial balístico sobre las armas que

supuestamente les fueran incautadas por la prevención a las personas que

resultaron detenidas, no surge que se haya producido dicha pericia; tampoco


obra en ese expediente constancia de orden de allanamiento con relación a

la finca N 63, ni orden de captura de las personas que fueron detenidas;

por el contrario, repasando la declaración de la Oficial de Justicia

interviniente glosada a fs. 53 encuentro que afirmó que la orden de

detención se refería a otras personas, de nombres Marcelo Daniel Cortez

alias "Becho" y Juan Cárdenas; también señaló que los policías ingresaron a

la casa 63, que posteriormente escuchó unos tiros y que pasados unos

instantes vio que personal policial salía con varias personas conducidas,

algunas de ellas heridas.

A fs. 73, el 10/02/02, el Juez interviniente dictó auto de

falta de mérito a favor de Juan Carlos Chávez, José Luis Pellenc, Augusto

César Chávez, Marcelo Fabián Martínez y Federico Alberto González,

disponiendo su inmediata libertad; el 31/07/09, por Resolución N 765,

obrante a fs. 146/147 se sobreseyó total y definitivamente a los Sres. Juan

Carlos Chávez, José Luis Pellenc y Federico Alberto Gónzalez, por hallarse

extinguida la acción penal por prescripción, de conformidad a lo

establecido por los art. 318, inc. 4 del C.P.P. en función con los arts.

59, inc. 3, 62 inc. 2 y 67 incs. 4 y 5 del Código Penal y por Resolución

N 766 de la misma fecha -31/07/09-, obrante a fs. 148/151 se sobreseyó

total y definitivamente a César Augusto Chávez y Marcelo Fabián Martínez en

orden a lo dispuesto por el art. 318, inc. 21, 2 supuesto del C.P.P..

El hecho objeto de esta listis también dio origen a la

instrucción de información sumaria -art. 209 inc. f) del Reglamento del

Régimen disciplinario Policial-, de acuerdo a las constancias del

Expediente Administrativo N 130/18-0048-A-2002, que tengo a la vista, el

que se encuentra pendiente de tramitación y, consecuentemente, de

resolverse la situación de los agentes investigados.


En esta causa civil, las declaraciones testimoniales de los

Sres. Sa l Rodríguez, Federico Alberto González, Marcelo Fabián Martínez,

Jorge Daniel Zamudio, Inés Marta Oliva, Erminda Martínez, Carlo Aguirre,

José Luis Pellenc obrantes a fs. 193/197, 198/202, 203/205, 206/210,

222/224, 226/229, 240/243 y 326/329 respectivamente, son coincidentes en

relación a: 1) que la Policía ingresó a la casa 63 sin motivos pues estaban

realizando el allanamiento de la casa 49 en el momento en que ocurrió el

hecho; 2) que no se explican por qué lo hicieron y aprehendieron a Sr.

César Chávez junto a sus hijos Lucas Wilfredo y César Augusto y a su

hermano Juan Carlos Chávez; 3) el abuso y los excesos en que incurrió la

autoridad evidenciado por la golpiza, maltrato, empujones, patadas,

insultos discriminatorios por pertenecer a la etnia toba, bastonazos y

heridas que observaron que recibieron los accionantes y los balazos que

recibieron César Chávez y su hijo Menor Lucas Wilfredo; 4) que sólo fue

internado el Sr. César Chavez; 5) que esposaron a los detenidos y con los

brazos cruzados empezaron a pegarles en la espalda; a Wilfredo Chávez le

decían que lo iban a matar; a César Chávez le dieron patadas en las

costillas y en la cabeza y a Augusto Chávez lo amenazaban con un revólver

en la cabeza.

A la vez el juez civil suplente, Dr. Héctor Edgardo García

Redondo pudo comprobar el lugar, la disposición de las viviendas, el

escenario donde se desarrollaran los hechos y la dinámica de los mismos,

todo lo cual está descripto en el acta de reconocimiento agregada a fs.

645/647.

El médico cirujano Rodolfo Amado Sobko, en su declaración

testimonial de fs. 212/220, hizo una pormenorizada descripción de las

secuelas que quedaron en los accionantes producto de la golpiza y tormentos


de que fueron objeto. En relación al Sr. César Chávez dijo que cuando lo

visitó en el Hospital pudo observar un muestrario de golpes en el cuero

cabelludo, cara, cuello, tórax y abdomen, testículos, brazos y piernas,

además de que se hallaba en un estado de semi inconciencia por los

traumatismos cráneofaciales, es decir golpes y patadas en la cara y en la

cabeza con fractura de nariz sangrante y deformante, fractura de las

raíces dentales de la arcada del maxilar superior derecho, heridas en los

labios y comisura labial derecha con hematoma y edema generalizado de

hemicara derecha en especial a nivel del pómulo o hueso malar, m ltiples

escoriaciones y lesiones de arrastre o de impacto sobre superficie dura o

de elementos contundentes contra su cuerpo en hombros, espalda, tórax y

abdomen, observándose edema en ambos testículos con sufuciones

hemorrágicas y aumento de tamaño por impacto directo y torsión a la que fue

sometido, m ltiples golpes en brazos y piernas, en especial herida de arma

de fuego en tercio anterosuperior de pierna derecha, donde el proyectil

autor de la perforación en su trayecto penetrante lesionó sucesivamente

piel, dermis, tejido conectivo muscular y hueso, herida profunda que dejó

expuesto el hueso tibial, motivo por el cual fue operado con técnica de

cirugía mayor utilizándose como injerto el m sculo tibial anterior para

cubrir hueso y tejidos profundos que el proyectil había dejado expuestos;

también que la enfermedad que padecía el nombrado antes del suceso,

"síndrome de Boerhaave" -estrechez y rotura espontánea de esófago-, empeoró

luego de las torturas padecidas durante su detención; retrocedió en la

estricta dieta semisólida a semilíquida con dificultades para tragar o

deglutir; añadiendo que se percibe en el señor César Chávez un profundo

sentimiento de minusvalía sicológica y afectiva, temor y terror ante la

sola presencia de personal uniformado porque fue afectado en su condición


de aborigen, es decir en su dignidad humana por personal policial de civil

y uniformado durante su -a todas luces- inhumana detención. Mencionó además

que a Augusto César Chávez, Lucas W. Chávez y Juan Carlos Chávez no los

encontró en el Hospital Perrando, lugar donde deberían haber estado para

recibir la atención médica traumatológica correspondiente; sí en celdas de

la Comisaría Décima; y que, puestos en su presencia, constató que los tres

y otros vecinos y familiares de la familia Chávez estaban

politraumatizados, atormentados, amenazados de muerte, discriminados por su

condición de aborígenes, sin adecuada atención médica, cuestión que se

prolongó durante los cinco días siguientes; que Augusto César Chávez no

podía respirar normalmente por los reiterados traumatismos cerrados de

tórax infligidos por personal policial. En cuanto a Lucas W. Chávez, menor

de edad, aparte de las lesiones -hematomas y escoriaciones- por golpes y

arrastres en todo el cuerpo, tenía una herida provocada por arma de fuego,

disparada desde corta distancia, en el pie izquierdo; que luego de

demorarlo en más de tres horas en dependencias de la Seccional Décima,

había sido llevado al Hospital donde recibió curaciones quir rgicas en la

Guardia y el Servicio de Traumatologia, no quedó internado porque fue

retirado por personal policial y realojado en una celda de la Comisaría

Décima sin medicamentos para el dolor, ni antibióticos, ni condiciones de

higiene o asepcia en su lugar de detención; que no le habían permitido el

cambio de ropa, ni autorizado el uso de agua y jabón para bañarse, sus

ropas y su cuerpo estaban cubiertos o impregnados de barro y sangre; en

estas condiciones, además de amenazado de muerte y discriminado por ser

aborigen, permaneció detenido. Que Juan Carlos César Chávez no tenía herida

de bala, ni hueso roto pero estaba golpeado, atormentado y discriminado por

personal policial como sus otros familiares.


Los informes del Hospital Perrando obrantes a fs. 397/400

emitidos por la Jefa del Servicio de Guardia y emergencia del Hospital

Perrando, Dra. María Cristina Stauffer y el Dr. Rubens Romero, Jefe

Residente de Ortopedia y Traumatología del Servicio de Ortopedia y

Traumatología del Hospital Perrando dan cuenta de que el menor Lucas

Wilfredo sólo fue atendido en la guardia del hospital, no cuenta con

historia clínica, no fue derivado ni quedó internado.

Remarco que el perito médico Santiago Montaldo, en su

informe de fs. 496/497, confirmó la cicatriz irregular en tercio medio

antero lateral interna de la pierna derecha del Sr. César Chávez, añadió

que refiere dolor a la palpación y asignó al mismo un 12 % de incapacidad;

respecto de Lucas Wilfredo Chávez expresó que marcha con dificultad por

herida de arma de fuego en pie izquierdo, talón con dificultad, detectando

un 6 % de incapacidad y acerca de Juan Carlos Chávez marcó que muestra

dolor a la palpación en raíz de nariz, epistaxis cuando se golpea en raíz

de nariz, con una incapacidad del 2 %. Agregó que los actores no quedaron

con secuelas psicológicas importantes y que el estado de salud tiene una

relación causal directa con el hecho que motivó la litis. Pericial que fue

impugnada y observada a fs. 502 y 514, respectivamente y ratificada por el

Dr. Montaldo a fs. 514.

La pericial médica en la especialidad de cirugía plástica y

reparadora efectuada por el Dr. Carlos Masedo a fs. 586/590, coincide con

la del Dr. Montaldo en lo que respecta a las zonas donde se ubican las

lesiones de César Chávez y Lucas Wilfredo Chávez. En cuanto a las secuelas

cicatrizales informa que resultan de los acontecimientos ocurridos el día

5 de enero de 2002 y que no asientan sobre pliegues de flexión (zonas

articulares), que no limitan movimiento alguno, que son blandas al tacto e


indoloras por lo que no requieren rehabilitación, que no se aconseja

tratamiento quir rgico alguno, que el pronóstico de evolución de las

secuelas a largo plazo es favorable y que no se puede lograr una

restitución -ad integrum- de una cicatriz, toda vez que al lesionarse la

membrana basal de la piel su consecuencia será una cicatriz permanente, por

lo que asigna un 0.16 % de incapacidad a César Chávez y un 0,18 % a Lucas

Wilfredo Chávez. Agrega que no existe en ambos damificados una relación

entre la lesión estética (cicatriz en los miembros inferiores) y la pérdida

de capacidad laboral, familiar, social y deportiva.

El informe emitido por el Dr. Claudio Héctor Scalamogna a

fs. 848/857, observado a fs. 859, impugnado a fs. 860 y ratificado por

dicho perito médico a fs. 867/868, es coincidente en lo relativo a las

secuelas y cicatrices valoradas por los peritos Santiago Montaldo y Carlos

Masedo, respectivamente.

De estos tres informes extraigo que las secuelas observadas

en los Sres. César Chávez y Lucas Wilfredo Chávez guardan relación

anatómica con las lesiones descriptas como consecuencia del suceso motivo

de autos, siendo también las fotografías acompañadas ilustrativas de las

secuelas y cicatrices de César y Lucas Wilfredo Chávez.

El Dr. Julián Páez Bruno, luego de examinar a los Sres.

Augusto César Chávez y Lucas Wilfredo Chávez, dictaminó a fs. 974/984 y

1.000/1.008, que el primero sufrió un evento anormal s bito, violento y

traumático seg n el informe del médico de policía, que le generó

escoriaciones lineales en la región pectoral y la rodilla izquierda, que no

dejaron secuelas objetivables; y que Lucas Wilfredo, a raíz del mismo

evento de fecha 05/01/2002, generó hematoma contuso en región malar

izquierda, herida contusa irregular en antepié izquierdo cara externa


compatible con puerta de entrada de proyectil de arma de fuego, heridas

superficiales en región interescapular con idoneidad para producirle

lesiones que curaron con secuelas cicatrizales. Asignó al primero 0 % de

incapacidad y al segundo, un 3 %. Y, respecto del Sr. Juan Carlos Chávez,

dictaminó que a más de 10 años de producido el hecho traumático no se

objetivaron secuelas de lesiones traumáticas que tuvieran relación con la

causa, que de haber sufrido lesiones fueron de carácter leve y transitorio

y curaron sin secuelas.

A ello se suman los dictámenes de las psicólogas Maia Hotes

y Corina Cecilia Luzzi obrantes a fs. 523/535 y 1098/1101, respectivamente.

Del primero extraigo que el hecho examinado cobró un lugar

importante en la personalidad de César Chávez, Lucas W. Chávez y Juan

Carlos Chávez ya que como consecuencia del mismo demostraron: a) baja

autoestima por su condición de raza, se sienten discriminados, lo que les

condiciona la realización de actividades de intercambio social para las

cuales se muestran inhibidos; b) rasgos de ansiedad, debilidad, desaliento,

inadecuación, timidez y falta de confianza en sí mismos; c) sentimiento de

humillación delante de sus familiares; d) inseguridad actualmente ante las

situaciones de intercambio social, ya que se sienten rechazados por la

sociedad; e) que el nombrado en primer término se siente defraudado y

limitado en su derecho a deambular libremente, destaca la sensación de

inseguridad que actualmente experimenta al estar fuera de su domicilio o al

realizar cualquier intercambio social; respecto del segundo, que ciertos

rasgos negativos de su personalidad determinados por factores innatos y

adquiridos como inseguridad, ansiedad, inadecuación, impotencia

impulsividad, timidez y falta de confianza en sí mismo se vieron aumentados

por el hecho litigioso, a lo que se ha agregado el miedo y la sensación de


inseguridad que experimenta cuando se encuentra fuera de su domicilio; que

inmediatamente después de lo ocurrido tuvo que interrumpir el f tbol,

actividad que realizaba en los momentos de recreación, debido a la

inseguridad y el miedo padecidos; que el Sr. Juan Carlos Chávez manifiesta

los mismos miedos e inseguridades, lo que lo llevó trasladarse a otra

ciudad en busca de tranquilidad a partir del incidente sufrido. La perito

pronosticó respecto de los tres, incapacidad leve de tipo transitorio;

aclarando que es leve porque compromete sólo un aspecto de la vida de estos

individuos y transitoria porque la misma puede ser superada mediante una

psicoterapia.

En el segundo informe, producido doce años después de haber

ocurrido el hecho, la perito dejó plasmado que a pesar del transcurso del

tiempo todos contin an necesitando tratamiento psicológico dado que viven

sumergidos en un estado de temor y alerta, sentimientos de inferioridad y

de vulnerabilidad, temor a ser maltratado.

La psicóloga Corina Cecilia Luzzi observó mayores secuelas

psicológicas en el Sr. Juan Carlos Chávez, quien presentaría estrés

postraumático en un nivel moderado (20 %) junto a neurosis fóbica también

moderada (20 %), arrojando un porcentaje de incapacidad del 40 %; respecto

de César Chávez dijo que éste muestra mayor superación, considerando el

paso del tiempo desde el momento en que ocurrió el hecho, que padecería

estrés postraumático en un nivel leve (10 %) junto a neurosis de angustia a

nivel moderado (20 %) arrojando un porcentaje de incapacidad del (30 %).

Marcó que los mencionados necesitan tratamiento psicológico debido a que

viven sumidos en estados de temor y alerta. A fs. 1.116 dicha perito

informó, con relación al Sr. Lucas Wilfredo Chávez, que hay secuelas del

hecho denunciado pero no tiene los síntomas suficientes para dignosticarlo


como un trauma, ya que pudo elaborarlo con el correr del tiempo,

describiendo las secuelas que presenta: creciente aislamiento, dificultad

con el manejo de las relaciones sociales, tendencia a escapar de los

problemas, reducción en el interés y participación en actividades sociales,

idea de futuro desolador, hipervigilancia y aclaró que no son síntomas

suficientes para diagnosticarlo como un trauma, ya que no tuvo un impacto

intolerable para el sujeto; que existen secuelas que no son incapacitantes

y que no encontró grado alguno de incapacidad ya que las secuelas que

padece a nivel afectivo y psicológico son elecciones concientes.

Dejo sentado que les asigno plena validez a todos y cada uno

de los dictámenes periciales mencionados atendiendo al momento en que se

realizaron y por el minucioso análisis de los aspectos requeridos de

acuerdo a sus conocimientos científicos y sin exceder los límites de la

función que les compete como auxiliares de la justicia; como así que en la

audiencia de visus llevada a cabo por la suscripta con César Chávez y

Lucas Wilfredo Chávez a fs. 796 y vta. y en la de Juan Carlos Chávez,

cuya acta obra a 848/857, pude percibir y apreciar lo descripto por los

peritos.

Los testigos Guillermo Oscar Gilfauy y Godofredo Rodríguez

declararon a fs. 688/689 y a fs. 692/693, respectivamente, no recordar el

hecho; habiendo desistido la demandada de la testimonial de Favio Faustino

Torres que ofreciera oportunamente. Mientras que la testimonial de la Sra.

Oficial de Justicia Lidia Lentati rendida a fs. 695/701 es contradictoria

en un todo con lo declarado a fs. 53 del expediente penal y, además, se

contrapone a las de los testigos referidos precedentemente y al informe

producido por el Jefe en turno de Comisaría Seccional Décima, Subcomisario

Ramón Bibiano Franco, motivos que le restan valor probatorio, por lo que la
descarto.

La jurisprudencia que reproduzco, dice: "Cuando dos testigos

de igual valor moral se contradicen, el juez debe resolver seg n su íntima

convicción, tomando en cuenta las circunstancias particulares de la causa".

(C. 2ª CCom. de la Plata, sala II, 14-4-67, L.L. 129-291, citada por Jorge

L. Kielmanovich en su obra Teoría de la Prueba y medios probatorios, p.

368).

Evaluadas en su conjunto y armónicamente las probanzas

mencionadas en los párrafos anteriores, arribo a la conclusión de que el

acto de aberrante violencia existió y se perpetró como fue descripto en los

párrafos anteriores, sin que fuera motivado en forma alguna por la conducta

de las víctimas; muy por el contrario, de ellas emerge que la causa

eficiente de las m ltiples y diversas lesiones ocasionadas a los

demandantes que afectaron gravemente su integridad psicofísica y moral, fue

el procedimiento inusitadamente violento, cruel y desmedido llevado a cabo

por el personal policial interviniente, el 5 de enero de 2002, en el

Pasaje Wainolek del Barrio Toba.

Resalto que la contraparte, con las escasas pruebas

aportadas, no logró enervar la contundencia de los elementos de juicio

reseñados ni confirmar su versión de los hechos en cuanto a que el personal

policial involucrado actuó en todo momento dentro del marco legal, amparado

por las normas vigentes.

En suma, las palabras y el trato dado durante el

procedimiento, en el trayecto a la comisaría y dentro de ésta; las

condiciones en las que tuvieron al menor en la comisaría hasta que lo

reintegraron a su madre y en general a los cuatro accionante; la omisión de

asistencia sanitaria al Sr. Juan Carlos Chávez, cuando las lesiones


importantes que tenía la hacían necesaria, dan cuenta de actos crueles,

inhumanos y degradantes violatorios de los derechos y de las libertades

fundamentales que emanan de la dignidad inherente al ser humano,

consistentes en el feroz maltrato, tormentos, abandono, acoso y

discriminación ejercidos por dichos agentes policiales contra los actores

que, en este caso, encuentro agravados por tratarse de personas en

condiciones de vulnerabilidad en razón de su etnia y por ser uno de ellos

menor de edad en el momento en que se produjo el hecho ilícito -débiles

jurídicos-, lo que ameritaba brindarles una mayor protección -medidas de

acción positiva-, como lo prevé el artículo 75, inc. 23 de la Constitución

Nacional.

Resumiendo, los agentes de policía no actuaron en esa

ocasión observando los procedimientos establecidos por la normativa

vigente, las previsiones y cuidados inherentes a la función social, de

preservar el orden p blico y el interés general que ejercen, cuando tal

profesionalidad los obligaba a apreciar con mayor idoneidad cada situación

en la que participaran. (Art. 902 del C. Civil).

Sobre esta cuestión señala Bidart Campos en su obra Tratado

elemental de derecho constitucional argentino, Tomo I : "...el derecho a la

identidad confluye con el derecho a la diferencia, siendo que ambos son dos

aspectos del derecho a la igualdad, porque no hay nada más desigualitario

y, por ende, violatorio de la igualdad que desconocer, no respetar o no

proteger lo que, debido a cualquier diferencia razonable -también las que

derivan de la sangre, de la raza y del nacimiento- configura la identidad

de una o más personas en relación con el resto de las que no comparten

aquella diferencia y esa identidad. Tales diferencias, circunstanciales al

derecho a la identidad, impiden tratar a los diferentes de manera


totalmente igual a los demás, en aplicación lisa y llana de la

jurisprudencia de la Corte..." (citado en la obra "Derecho Constitucional

Indígena", Ed. ConTexto, 2012 p 438).

En este sentido adhiero al pronunciamiento de la Corte

Interamericana de Derechos Humanos al decir en su recomendación XXIII,

párrafo 4: "que de conformidad al principio de igualdad y no

discriminación, que forma parte del ius cogens internacional "es

indispensable que los Estados otorguen una protección efectiva a los

pueblos indígenas, que tomen en cuenta sus particularidades propias, sus

características económicas y sociales, así como su situación de especial

vulnerabilidad, su derecho consuetudinario, valores, usos y costumbres

entendiendo que: "los Estados deben garantizar, en condiciones de igualdad,

el pleno ejercicio y goce de los derechos de estas personas que están

sujetas a su jurisdicción, sin embargo hay que resaltar que para garantizar

efectivamente estos derechos, al interpretar y aplicar su normativa

interna, los Estados deben tomar en consideración las características

propias que diferencian a los miembros de los pueblos indígenas de la

población en general y que conforman su identidad cultural". (Caso Yakye

Axa vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005, párrafo 63).

Es que el Estado argentino y también la Provincia del Chaco

se comprometieron ante la comunidad internacional a prohibir y eliminar la

discriminación racial en todas sus formas y a garantizar el derecho de toda

persona a la igualdad ante la ley, sin distinción de raza y de origen

étnico, el derecho a la seguridad personal y a proteger a sus integrantes

de todo acto de violencia o atentado contra la integridad personal cometido

por funcionarios p blicos.

En ese orden de ideas debe tenerse presente que el


respeto al

derecho a la vida y, en general, a la integridad física del hombre, surge

implícitamente de la Ley Suprema, ya que su existencia y reconocimiento es

requisito sine qua non para que el hombre goce de todos los demás derechos

expresamente consagrados por la Constitución y por las convenciones

internacionales que son ley de nuestro país con igual jerarquía que ésta.

(Arts. 75, inc. 17, 22 y 23 de la Constitución Nacional; arts. 1, 5, 25 de

la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; arts. 1, 2,

3, 5, 7, 9 y 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; arts. 1,

2, 5, 78, 11, de la Convención Americana de Derechos Humanos; arts. 3, 12

del Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales; arts.

2, 3, 7, 9, 17, 24 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,

Convenio 169 de la O.I.T; arts. 1, 2, 3, 5, 6 de la Convención

Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación

Racial; arts. 1, 2, 4, 10, 11, 16 de la Convención contra la Tortura y

otros Tratos y Penas Crueles, Inhumanos y Degradantes; arts. 1, 2, 3, 4,

16, 19, 20, 24, 30, 37, 39 de la Convención sobre los Derechos del Niño;

el Preámbulo y los arts. 14, 37 y 84 de la Constitución Provincial).

Por ltimo pongo de relieve que los demandados no lograron

justificar el ejercicio de la legítima defensa mencionado en la

contestación de demanda, que de ning n modo pueden invocar por su calidad

de agentes policiales; tampoco que los accionantes portaran las armas

secuestradas ni que las hubieran secuestrado del domicilio donde se

encontraban los Sres. Lucas Wilfredo, Augusto César y Juan Carlos César

Chávez. En suma, no se configura en autos ninguno de los requisitos que

habilitan la figura establecida por el art. 34 inc. 6 del Código Penal; ya

que el que decide defenderse siempre debe hacerlo de una manera


¨proporcional¨, o sea, equitativa en el sentido de que al poder ofensivo

que sufre por parte del atacante debe oponer un poder defensivo similar o

equivalente, con la capacidad de neutralizar o rechazar eficientemente la

agresión, situación que quedó desvirtuada con las pruebas arrimadas; máxime

tratándose de personal idóneo y cuya función específica es resguardar el

orden y la seguridad p blica; por lo que descarto totalmente tal planteo.

IV.- Zanjado este aspecto, paso ahora a examinar la

responsabilidad del Estado Provincial.

El artículo 1113, primer apartado del Código Civil establece

claramente la responsabilidad del principal por los daños que causaren los

que están bajo su dependencia, o por las cosas de que se sirven, o que

tienen a su cuidado; comprendiendo dicha norma no solamente los daños

causados en el cumplimiento de sus funciones, sino todos aquellos que no se

hubieran producido si tal relación de dependencia no hubiera existido.

Los funcionarios p blicos -término comprensivo de toda clase

de empleados al servicio del Estado- son personas dependientes, en el

sentido del art. 1113 del Código Civil, por la forma de su nombramiento y

elección por el principal y por el vínculo de subordinación, que los obliga

a cumplir con las órdenes o instrucciones que les impartan para el

desempeño de sus funciones o empleo.

En casos como el de autos, en que deben ensamblarse los

preceptos contenidos en los artículos referenciados "supra", la

responsabilidad del principal tiene un carácter objetivo, no tanto fundada

en la idea de la culpa, sino como una obligación legal de garantía impuesta

por consideraciones de justicia distributiva y de interés social y como

medida de brindar a la víctima una más eficaz protección ante la posible

insolvencia del autor directo del daño; puesto que la responsabilidad


objetiva del patrón garantiza "ministerio legis" ante la víctima, la culpa

de sus subordinados. La obligación del principal de reparar los hechos

ilícitos de sus dependientes es inexcusable; por lo que ante la existencia

de "culpa in eligendo" y de "culpa in vigilando", el principal sólo puede

liberarse de esa responsabilidad probando el cuidado en la elección y la

vigilancia ejercida sobre el dependiente.

El Estado, como ya señalé, debe garantizar el goce del

derecho a la vida y la integridad física de los miembros de la sociedad,

como así la preservación de sus bienes, a cuyo fin es también responsable

de la elección de los agentes de la fuerza de seguridad, de su aptitud

psico-física y su adecuada preparación técnica lo que, conjugado, les

permitirá actuar en todo momento -a n en los de descontroladas conductas de

los particulares- de acuerdo con las circunstancias y con el aplomo que

requiere su misión de preservar el orden y la paz social.

Lo expuesto tiene su razón de ser en la naturaleza misma del

Estado de Derecho y sus postulados, cuya finalidad es proteger su vigencia.

De esos principios o postulados que forman un conjunto complejo y tienden

todos a lograr la seguridad jurídica y el respeto del derecho de los

administrados, surge el basamento de la responsabilidad estatal. Estos

principios emanan del texto de la Constitución Nacional, así como de las

generosas expresiones de su Preámbulo y de ciertos principios capitales del

derecho ("no dañar al otro", "dar a cada uno lo suyo") que, por cierto,

también integran nuestro ordenamiento jurídico y el de todo país

civilizado. Ha de recordarse, además, que como lo expresó la Corte Suprema

de Justicia de la Nación, las disposiciones constitucionales establecidas

en garantía de la vida, la libertad y la propiedad de los habitantes del

país constituyen restricciones establecidas principalmente contra las


extralimitaciones de los poderes p blicos.

La Constitución Nacional, asimismo, presupone la existencia

de establecimientos carcelarios que deben garantizar condiciones mínimas

de seguridad y respeto para las personas detenidas y condenadas. A mayor

abundamiento, los Tratados de Derechos Humanos mencionados más arriba

obligan a los Estados partes y por ende, también a la Provincia del Chaco,

en el mismo sentido, vedando todo trato inhumano y cruel. Así la Corte ha

dicho: "...el principal responde no sólo por los hechos de los dependientes

realizados en el desempeño de las tareas a su cargo, sino también por

aquellos actos practicados con abuso de la función (...) toda vez que ello

no resulte decisivo para negar la responsabilidad del principal, en virtud

de que tal infracción no puede obrar en perjuicio de terceros si no se han

adoptado medidas adecuadas para hacerlas cumplir o, en su caso, ha faltado

control."

Por todo lo expuesto arribo a la conclusión de que el Estado

Provincial debe responder por los actos de sus dependientes, al no haber

logrado fracturar el nexo de causalidad existente entre el accionar de

éstos y los daños abundantemente descriptos que ocasionaron en

cumplimiento de sus funciones.

V.- Tampoco puedo soslayar la omisión inexcusable de la

Policía Provincial de cumplir con del deber de llevar adelante y culminar

la información sumaria administrativa iniciada mediante Expediente

Administrativo N 130/18-0048-A-2002 a fin de clarificar la participación

que le cupo al personal policial de la Comisaría Seccional Décima de esta

capital en el procedimiento cuestionado; y del Estado Provincial de

resolver dicha instrucción.

Es del caso advertir, como lo ha hecho la C.S.J.N., que no


resulta admisible mostrar indiferencia hacia una eventual responsabilidad

internacional del Estado por incumplimiento de un compromiso internacional,

cuando ocurre que los órganos judiciales, integrantes esenciales de aquél,

tienen por el contrario el irrenunciable papel, dentro de los alcances de

su competencia, de evitar que se produzca dicha responsabilidad.

("Giroldi", Fallos: 318:514 -Causa D.485 XLIV: "Díaz, Paulo Vicente c/

Cervecería y Maltería Quilmes S.A.", del 4 de junio de 2013, consid. 6 voto

Maqueda y Zaffaroni).

El notorio incumplimiento de las atribuciones y obligaciones

que la Constitución Nacional, los Tratados Internacionales relativos a los

derechos humanos, tortura y discriminación y la Constitución Provincial les

imponen a la Policía y a los tres poderes del Estado Provincial como

destinatarios de los mismos, me motiva a dar vista de las presentes

actuaciones al Sr. Fiscal de Derechos Humanos ante la posible comisión de

delitos de lesa humanidad, imprescriptibles contra miembros de la etnia

qom, perseguibles de oficio; como así disponer la devolución del sumario a

la mencionada dependencia del Estado Provincial e intimar al Gobierno y a

la Policía de la Provincia a que lo concluyan con la mayor celeridad

posible para determinar las respectivas responsabilidades de sus

dependientes por los abusos y excesos cometidos en ejercicio de sus

funciones.

VI.- Sentados los alcances de la responsabilidad de los

accionados, paso a determinar la extensión de los daños que se reclaman y

como correlato, el quantum indemnizatorio, pues todo menoscabo que

experimenten las personas con motivo de un hecho ilícito, da lugar a exigir

la pertinente reparación. Los discriminaré, para una mejor dilucidación de

cada uno.
a) Daño emergente: Los accionantes peticionan por este rubro

la suma de PESOS $ 177.000,00, monto que discriminan de la siguiente

manera:

a) 1.- Daño a la integridad física de las víctimas: Aducen

que como los hechos perjudiciales no poseen análoga gravitación para todos

los damnificados y siendo polifacética la realidad existencial de las

víctimas y distintas las maneras y grados en que el suceso lesivo incidió e

incide en las vidas de ellas, por lo que solicitan que a los fines de la

cuantificación del daño, sean tratadas individualmente.

Por las lesiones que padeció César Chávez y las secuelas de

los castigos recibidos que se traducen en dificultad en la marcha y

posición de pie a expensas del miembro inferior derecho; dolor e impotencia

funcional por cambios climáticos debido al proceso de cronificación de la

lesión por impacto de proyectil de plomo en la pierna derecha; dolor en

boca del estómago, zona inguinal y testículos y dificultad progresiva en la

ingesta y en la digestión de los alimentos líquidos y semisólidos que

cotidianamente debe consumir por prescripción médica debido a su

enfermedad, que empeoró a raíz de dichas lesiones, solicitan para él la

suma de $ 20.000,00.

Para Lucas Wilfredo Chávez peticionan $ 15.000,00, en

reparación de las m ltiples lesiones, herida de bala de goma y secuelas

del maltrato policial y la privación de asistencia médica oportuna, aseo,

antibióticos y calmantes ya descriptas supra.

Piden la suma de $ 5.000,00 para el Sr. Augusto César

Chávez por las numerosas excoriaciones y equimosis por politraumatismos,

producto de la golpiza recibida. Y para el Sr. Juan Carlos Chávez, $

2.000,00, aduciendo que los reiterados golpes de puño, puntapiés y


bastonazos que le propinaron le produjeron politrumatismos en distintas

zonas del cuerpo. Este rubro fue impugnado por el Estado Provincial.

Se entiende por incapacidad sobreviniente cualquier

disminución en las aptitudes físicas o psíquicas que afecten la capacidad

productiva o se traduzcan en un menoscabo de la plenitud o dificultad en

las actividades, productivas o no, que el sujeto solía realizar con la

debida amplitud y libertad.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha resuelto

reiteradamente que cuando la víctima resulta disminuida en sus aptitudes

físicas o psíquicas de manera permanente, esta incapacidad debe ser objeto

de reparación al margen de que desempeñe o no una actividad productiva,

pues la integridad física tiene en sí misma un valor indemnizable y su

lesión afecta diversos aspectos de la personalidad que hacen al ámbito

doméstico, social, cultural y deportivo, con la consiguiente frustración

del desarrollo pleno de la vida. (Fallos: 308:1109; 312:752 y 2412;

315:2834; 327:3753; 329:2688 y 334:376, entre otros) "Que ... la adecuada

protección del derecho a la vida y a la integridad psicofísica de las

personas exige que se confiera al principio alterum non laedere toda la

amplitud que éste amerita, así como evitar la fijación de limitaciones en

la medida en que impliquen "alterar" los derechos reconocidos por la

Constitución Nacional (art. 28). En ese entendimiento, cabe señalar que es

la violación del deber de no dañar a otro lo que genera la obligación de

reparar el menoscabo causado y tal noción comprende todo perjuicio

susceptible de apreciación pecuniaria que afecte en forma cierta a otro en

su persona, en su patrimonio y/o en sus derechos o facultades. Dicha

reparación no se logra si los daños subsisten en alta medida, motivo por el

cual la indemnización debe ser integral." (Conf. Fallos 324:729,


considerando 4 ; 316:1949, considerando 4 entre otros).

Las testimoniales de los Sres. Sa l Rodríguez, Federico

Alberto González, Marcelo Fabián Martínez, Jorge Daniel Zamudio, Inés Marta

Oliva, Erminda Martínez, Carlo Aguirre, José Luis Pellenc obrantes a fs.

193/197, 198/202, 203/205, 206/210, 222/224, 226/229, 240/243 y 326/329,

respectivamente, son elocuentes en relación a las heridas que observaron en

los actores, producto la golpiza, maltrato, patadas, empujones, bastonazos

que recibieran de la policía, por pertenecer a la etnia qom. Corroboradas

además con los informes emitidos en el expediente penal N 41/02 por el

médico de la policía José Pérez, que dan cuenta de las lesiones que

presentaban y el grado de incapacidad que les produjeron a cada uno de los

accionantes.

Les asigno especial relevancia a los dictámenes de los

peritos médicos producidos por los Dres. Santiago Montaldo, Carlos Masedo,

Claudio Héctor Scalamogna y Alexis Páez Bruno obrantes a fs. 498/497,

578/590, 848/857 y fs. 974/984 y fs. 1.000/1.008, respectivamente, quienes

coinciden en lo que respecta a las lesiones y secuelas observadas en los

accionantes a raíz del accionar policial y otorgan a cada uno de ellos las

respectivas incapacidades; las que valoro teniendo en cuenta el tiempo

operado entre las distintas pericias; y que por otra parte armonizan con lo

declarado a fs. 212/220 por el médico cirujano Rodolfo Amado Sobko.

También se encuentra acreditada la enfermedad de base que

padecía el Sr. César Chávez, con la Historia Clínica N 410.775 emitida por

el Hospital de Gastroenterología Dr. Udaondo glosada a fs. 257/313; y dan

cuenta de que dicha enfermedad se agudizó con la golpiza recibida, la

testimonial del Médico Cirujano Sobko y las periciales aludidas

precedentemente.
Por otra parte, con los informes del Hospital Perrando

obrantes a fs. 397/400 emitidos por la Jefa del Servicio de Guardia y

Emergencias del Hospital Perrando, Dra. María Cristina Stauffer y el Dr.

Rubens Romero, Jefe Residente ortopedia y traumatología del Servicio de

Ortopedia y Traumatología del Hospital Perrando se acreditó debidamente que

Lucas Wilfredo Chávez sólo fue atendido en la guardia del Hospital; que no

existe historia clínica, no fue derivado ni quedó internado; todo lo cual

es corroborado con la testimonial del Dr. Sobko ya aludida.

Los medios de convicción reseñados forman mi convicción de

que corresponde admitir este rubro, pues se encuentran suficientemente

acreditadas las lesiones físicas sufridas por cada uno de los actores y

cómo incidieron en ellos seg n sus características personales.

La doctrina sostiene respecto del art. 1068 del C.C.: "El

daño patrimonial se determina por la repercusión del hecho: éste debe

producir un menoscabo apreciable pecuniariamente. Se trata de un perjuicio

de índole económica que puede medirse en dinero. "El daño patrimonial

indirecto repercusiones laborales padecidas por la víctima ... lastimada en

su integridad o el lucro cesante experimentado por su incapacidad." "...En

efecto, por lo general existe un nexo inequívoco entre la intensidad de las

aptitudes y facultades del sujeto y su nivel de vida, no sólo en lo

espiritual, sino también en lo económico. Porque el nivel de vida material

no se mide sólo por el de los ingresos actuales o certeramente esperables

en el futuro, y sí también por la calidad de expectativas existenciales

derivadas de la integridad y actuación del propio sujeto, como instrumento

de obtención de logros pecuniarios." (Bueres, Alberto - Highton, Elena. 1ª

ed., 1ª reimpr., Bs.As. Hammurabi, 2005, p. 100).

Por los argumentos vertidos estimo razonable fijar, para


César Chávez, PESOS VEINTE MIL ($ 20.000,00); para Lucas Wilfredo Chávez,

PESOS QUINCE MIL ($ 15.000,00); para Augusto César Chávez, PESOS CINCO ($

5.000,00) y para Juan Carlos Chávez, PESOS DOS MIL ($ 2.000,00).

a) 2.- Incapacidad: Por las secuelas físicas incapacitantes

solicitan $ 132.000,00

De dicho importe peticionan: $ 60.000,00 para César Chávez;

$ 32.000,00 para Lucas Wilfredo Chávez y $ 40.000,00 para Augusto César

Chávez.

Sostienen que las secuelas les provocaron pérdida de

habilidades manuales y laborativas, minusvalías en las habilidades

deportivas y para la vida de relación que tuvieron un alto nivel de impacto

en sus respectivas vida familiar, social y laboral. La parte demandada

impugna este ítem.

Para justipreciarlo retomo el análisis de los informes

periciales médicos rendidos en autos y observo que si bien los Dres.

Claudio Héctor Scalamogna y Alexis Paez Bruno, quienes examinaron a los

demandados luego de haber transcurrido nueve años de producirse el hecho,

no advirtieron secuelas incapacitantes en los demandados, si las observaron

y valoraron el médico de la Policía Dr. José Pérez, quien los examinó el

día en que se produjeron los hechos y el Dr. Santiago Montaldo, que los

evaluó tres años después.

En efecto, conforme las constancias de fs. 20 y 23 del

expediente penal, el Dr. José E. Pérez constató que Lucas Wilfredo Chávez y

César Chávez presentaban lesiones que curarían en 25 días con igual

tiempo de incapacidad laboral; que César Augusto Chávez tenía lesiones que

estimó curarían en siete días, sin incapacidad laboral. Y el Dr. Santiago

Montaldo asignó un 12 % de incapacidad a César Chávez; un 6 % a Lucas


Wilfredo Chávez y no emitió dictamen respecto de Augusto César Chávez por

encontrarse privado de libertad.

A su vez lo apuntado guarda relación con los informes

periciales de los Dres. Claudio Héctor Scalamogna y Julián Alexis Páez

Bruno obrantes a fs. 848/857, 867/868 y 974/984, 1.000/1.008,

respectivamente, en el sentido de que consideraron, a su turno, que las

secuelas incapacitantes de los Sres. César Chávez y Wilfredo Chávez son de

naturaleza estética (cicatrices), que ambos pueden realizar sus tareas

laborales habituales, haciendo la salvedad de que el Sr. César Chávez tiene

dificultades para desplazarse caminando por largas distancias a causa del

dolor y eso le dificulta realizar la tarea de recolección de materia prima

para su trabajo de artesano y que Lucas Wilfredo Chávez presentó

cicatrices postraumáticas con una incapacidad del 3 % parcial y permanente

de la total obrera.

Evaluadas detenidamente las opiniones médicas reseñadas,

arribo a la conclusión de que corresponde admitir el rubro indemnizatorio,

pues se encuentran suficientemente acreditadas las incapacidades físicas

sufridas por los actores como consecuencia del de la golpiza recibida.

Para la cuantificación pondero las características personales

de los accionantes, como ser su edad al momento del evento -Lucas Wilfredo

era menor de edad-, sexo, condición social, familiar y los informes

periciales citados precedentemente, en los que los peritos señalan el

porcentual de incapacidad. Por ello y en ejercicio de las atribuciones que

me confiere el art. 165 del C.P.C.C., considero razonable fijar la

indemnización por este rubro, PESOS SESENTA MIL ($ 60.000,00) para César

Chávez, PESOS TREINTA DOS MIL ($ 32.000,00) para Lucas Wilfredo Chávez y

PESOS CUARENTA MIL ($ 40.000) para Augusto César Chávez, comprensiva de los
perjuicios generados en las actividades cotidianas que desplegaban los

nombrados.

a) 3.- Gastos de curación y convalecencia: Piden la suma de

Pesos tres mil ($ 3.000,00) argumentando que a pesar de que fueron

internados y atendidos en una institución hospitalaria, debieron afrontar

numerosas erogaciones en medicamentos, descartables, farmacia, traslados,

etc., no contando con la documentación que justifique esos gastos.

La jurisprudencia tiende en forma mayoritaria a disponer que

esos gastos deben acogerse a n sin prueba específica, habida cuenta que el

hecho de que se haya recurrido a un hospital, no significa que no haya

habido gastos colaterales.

Puntualizo que la naturaleza de las lesiones sufridas por

los Sres. César y Lucas Wilfredo Chávez, a pesar de que sólo existen

constancias de que fueron atendidos en Hospital p blico, las demás

probanzas relacionadas con ellos permiten inferir razonablemente que

debieron efectuar gastos de farmacia, atención médica, radiografías, etc.,

por lo que procede admitir el rubro en PESOS TRES MIL ($ 3.000,00)

comprensiva de los gastos de traslado, medicamentos, calmantes y

antibióticos y descartables; correspondiendo de dicho importe, $ 1.500,00 a

cada uno de ellos.

b) Daño estético: Por este rubro el Sr. César Chávez pide la

suma de pesos $ 20.000,00 y el Sr. Lucas Wilfredo Chávez, $ 10.000,00.

El primero lo funda en las cicatrices en la zona de las

heridas, deformación de la nariz y la pérdida de piezas dentarias. El

segundo, en la cicatriz que le quedó en la zona que quir rgicamente

requirió resección del tejido desvitalizado, necrótico y sutura, cojera a

expensas del miembro inferior izquierdo.


Señalo que el daño estético requiere que exista una

alteración del "aspecto habitual" que tenía la persona con anterioridad al

hecho generador, sin que necesariamente deba involucrar un deterioro a una

plenitud o vetustez y sin que la ausencia de implicancias económicas de la

deformación sean definitorias para rechazar el reclamo.

Se ha dicho: "El daño estético es todo menoscabo o

disminución de la integridad corporal que altera la regularidad y

normalidad físicas de la víctima del evento dañoso con prescindencia del

sexo, profesión y estado civil". (Sent.N : 04673 -Civil- Sala L - Fecha:

25/03/1994. Extraído del Sistema Lex Doctor).

Desde esta perspectiva y recurriendo una vez más a las

pericias médicas producidas en autos, considero que quedó demostrada la

existencia de cicatrices y la falta de piezas dentales, siendo

determinante el informe del Dr. Carlos Masedo obrante a fs. 578/590 ya

mencionado; el que es corroborado por las fotografías que obran reservadas

en caja de seguridad del Juzgado.

Cotejadas exhaustivamente dichas probanzas, en especial las

opiniones médicas, considero que se hallan demostrados los daños estéticos

invocados por los actores, que son los definitivos, los que perdura a pesar

de la asistencia brindada a las víctimas, e implican secuelas anormales que

se extienden por el resto de sus vidas; y atendiendo el porcentaje de

incapacidad que el mencionado galeno determinó: 0,16% para el Sr. César

Chávez y 0.18 % para Lucas Wilfredo Chávez, estimo justo fijar por este

rubro la suma de PESOS VEINTE MIL ($ 20.000,00) para César Chávez y de

PESOS DIEZ MIL ($ 10.000,00) para Lucas Wilfredo Chávez.

c) Daño psicológico: Por las secuelas psicológicas que

alteraron disvaliosa y profundamente su salud psíquica, César Chavez,


Lucas Wilfredo Chávez, Augusto César Chávez y Juan Carlos Chávez reclaman

la suma de $ 49.000,00 -$ 15.000,00 para César Chávez, $ 12.000,00 para

Lucas Wilfredo Chávez, $ 14.000,00 para Augusto César Chávez y $ 8.000,00

para Juan Carlos Chávez.

Marco que el denominado "daño psíquico o psicológico" carece

de autonomía dentro de la clasificación de daños del Código Civil (arts.

1068, 1069 y 1078), sin perjuicio de su existencia e importancia como tal.

Cuando reviste el carácter de permanente o crónico e incide en la vida de

relación del afectado, en sus actividades patrimoniales o

extrapatrimoniales, constituye un daño patrimonial indirecto, comprendido

en lo que genéricamente se denomina como "incapacidad sobreviniente al

hecho ilícito". Cuando la mencionada alteración por perturbación de la

personalidad está vinculada, como consecuencia o causa, con la integridad o

sufrimiento espiritual, constituye un aspecto del daño moral contemplado en

el art. 1078; en otros caso en que perjudique directamente los ingresos de

la víctima, por la pérdida de aptitudes para la profesión o empleo, será

"lucro cesante" o, cuando requiera o provoque la necesidad de afrontar

gastos para recibir el tratamiento necesario para la recuperación,

constituirá un verdadero "daño emergente". (Conf. CNCiv, Sala G, 3/10/05,

"Anzolabehere Sanabria, Delia C/ Trenes de Buenos Aires S/ Daños y

perjuicios. Citado por Hernán Daray, en la obra "Derecho de daños en

accidentes de tránsito. Doctrina y jurisprudencia sistematizada", Tomo 2,

2 edición actualizada y ampliada, Editorial Astrea, Ciudad de Bs.As., año

2008).

La alteración psíquica, por lo tanto, necesariamente debe

ser acreditada mediante la pertinente prueba.

Considero de suma importancia a ese efecto, los dictámenes


periciales de las psicólogas Maia Hotes y Corina Cecilia Luzzi obrantes a

fs. 523/535 y 1098/1001, respectivamente, de las que emerge que como

consecuencia del hecho litigioso persiste en los actores una incapacidad

leve de tipo transitorio, la que doce años después de haber ocurrido el

hecho persiste y sigue requiriendo tratamiento psicológico debido a que

viven sumergidos en estado de temor y alerta, sentimientos de inferioridad

y de vulnerabilidad, como así temor a ser maltratados.

De la pericial psicóloga efectuada por Corina Cecilia Luzzi

extraigo que Sr. Juan Carlos Chávez presenta mayores secuelas psicológicas,

consistentes en estrés postraumático en un nivel moderado (20 %) junto a

neurosis fóbica, también moderada (20 %) lo que arroja un porcentaje de

incapacidad del 40 %; respecto de César Chávez dictamina que muestra

mayor capacidad de superación; y, considerando el paso del tiempo desde el

momento en que ocurrió el hecho, dice que sufre estrés postraumático en un

nivel moderado (20 %) junto a neurosis fóbica, también moderada (20 %), lo

que representa un porcentaje de incapacidad del 40 %. Marca que ambos

necesitan tratamiento psicológico debido a que viven sumergidos en estados

de temor y alerta.

También valoro los informes del Departamento de Servicio

Social del Poder Judicial, glosados a fs. 252/253 y 333 y vta. que dan

cuenta de cómo se modificó el entorno social, familiar, laboral y

recreativo, de los accionantes a partir del suceso ocurrido el 05/01/02.

No enervan las conclusiones a las que arriban las peritos,

las impugnaciones formuladas por el Estado Provincial, atento a que los

argumentos utilizados a ese fin, carecen de entidad suficiente para

descalificar tales conclusiones.

En virtud de todo lo señalado considero equitativo otorgar


por este rubro: PESOS QUINCE MIL ($ 15.000,00), a César Chávez; PESOS DOCE

MIL ($ 12.000,00), a Lucas Wilfredo Chávez; PESOS CATORCE MIL ($

14.000,00), a Augusto César Chávez y PESOS OCHO MIL ($ 8.000,00), a Juan

Carlos Chávez.

d) Daño moral: Solicitan pesos ciento veinticinco mil ($

125.000,00); repartido así: $ 40.000,00 para César Chávez; $ 40.000,00 para

Lucas Wilfredo Chávez; $ 30.000,00 para Augusto César Chávez y $ 15.000,00

para Juan Carlos Chávez. Aducen que el despliegue antijurídico del personal

policial afectó fuerte y profundamente la personalidad moral y espiritual

de cada uno de ellos por los tormentos que recibieran, el riesgo de vida al

que fueron sometidos innecesariamente y el trato discriminatorio que le

dispensaran los agentes de la Policía del Chaco, el que debe ser evaluado

a la luz del contexto y las circunstancias que rodean al caso, teniendo en

cuenta las edades de los damnificados al momento del evento de litis, dado

que los padecimientos no se agotan en el momento sino que persisten al

momento de demandar y hacia el futuro, impidiéndoles retomar su vida por

carriles normales porque afectan profundamente su espíritu.

El Estado Provincial considera impropio, desproporcionado y

sin justificación esta petición.

Destaco que el daño moral es el que no tiene efectos sobre

el patrimonio pero que afecta a la persona que lo sufre en su interés

tutelado por la ley. Es que, seg n se ha sostenido: "la reparación del daño

moral tiene por finalidad indemnizar el quebranto que supone la privación o

disminución de aquellos bienes que tienen un valor preciado en la vida del

hombre y que son la paz, la tranquilidad de espíritu, la libertad

individual, la integridad física, el honor y los demás sagrados afectos.

Se trata en consecuencia de proporcionar a la


víctima

o familiares una compensación por haber sido injustamente heridos en sus

afectos legítimos. (Jurisprudencia de distintos Tribunales citada por

Ramírez Jorge O. en: "Indemnización de daños y perjuicios", Ed. Hamurabi,

V. II, pág. 185).

Por eso se ha consagrado el criterio seg n el cual su

reparación debe determinarse ponderando esencialmente los sufrimientos de

quienes los padecen y no mediante el establecimiento de una proporción que

lo vincule con los otros daños reclamados.

Liminarmente destaco que el daño moral infligido a las

víctimas resulta evidente, pues es propio de la naturaleza humana, que toda

persona sometida a las agresiones y vejámenes, experimente un sufrimiento

moral.

Ahora bien, para su valoración dadas las circunstancias

particulares del caso, debo confrontar la naturaleza y gravedad de las

violaciones acreditadas en autos con las circunstancias personales de los

actores y la etnia a la que pertenecen.

Es que los actos de tortura y discriminatorios perpetrados

por el personal policial de la Provincia del Chaco les causaron severos

sufrimientos físicos y emocionales y un sentimiento de inseguridad a las

víctimas, como quedó acreditado con las periciales médicas y psicológicas

ya analizadas; sino que, además, el método utilizado y el modo en que éstos

fueron infligidos les provocaron humillación y degradación ante sus pares,

lo que afectó su honra y su reputación, violatentando los derechos

fundamentales a la integridad personal, a la vida privada y a la igualdad;

situación ésta difícilmente superable por el paso del tiempo, a diferencia

de lo que acontece en otras experiencias traumáticas, que claramente fue


descripta por la Asistente Social.

De acuerdo con lo expuesto y lo normado por el art. 1078

del Código Civil considero que debe admitirse este daño.

Teniendo en cuanta el carácter resarcitorio de este rubro,

la índole del hecho generador de la responsabilidad y la entidad del

sufrimiento causado, fijo la suma de PESOS CUARENTA MIL ($ 40.000,00) para

César Chavez; de PESOS CUARENTA MIL ($ 40.000,00) para Lucas Wilfredo

Chávez; de PESOS TREINTA MIL ($ 30.000,00) para Augusto César Chávez y

PESOS QUINCE MIL ($ 15.000,00) para Juan Carlos Chávez.

e) Pérdida de chance: Los accionantes reclaman la suma de $

95.856,00 y/o lo que en más o en menos establezca el tribunal.

Aducen que con anterioridad a la ocurrencia del evento de

litis colaboraban en el proceso de elaboración y especialmente en la venta

de artesanías que confeccionaba el Sr. César Chávez, también realizaban

changas; que con posterioridad no pudieron continuar realizando las

actividades a través de las cuales generaban los ingresos para subsistir,

evidenciándose actualmente una importante merma en la eficacia y eficiencia

de sus labores artesanales y especialmente en su comercialización como

consecuencia de la imposibilidad de efectuar largos recorridos que

realizaban con anterioridad, circunstancia que repercute en la capacidad de

producción y comercialización de sus productos, pasando a depender de la

solidaridad y generosidad de sus familiares y amigos.

Piden que el perjuicio derivado del hecho de autos que es

incuestionable en términos de pérdida de chances derivadas de todos los

proyectos formativos y laborales que tenían los damnificados, propios de

personas jóvenes llenas de ilusiones, esperanzas y aspiraciones, se han

malogrado y solicitan que se aprecien las circunstancias tanto para las


víctimas en si mismas cuanto en relación a sus n cleos familiares.

Cuantifican la pérdida de chances sobre la base de $ 122 por mes para César

Chávez, $54 por mes para Lucas Wilfredo Chávez y $ 80,00 por mes para

Augusto César Chávez, durante el lapso comprendido entre la edad que tenía

cada damnificado cuando se produjera el evento y la edad jubilatoria (vida

til), por lo que para César Chávez piden la suma de $ 26.352,00, Lucas

Wilfredo Chávez 31.104,00; Augusto Chávez $ 38.400,00. Solicitan además que

la pérdida de posibilidades que padecen los accionantes se torne extensible

a sus respectivos n cleos familiares por haberse cortado definitivamente

las esperanzas de convertirse en sostén económico del actual grupo

constituído, en el caso de César y Augusto Chávez, por sus esposas e

hijos.

Señalo que lo resarcible por los responsables del ilícito,

es la "Chance" o probabilidad concreta que los padres tienen de recibir de

los hijos, a partir de la edad en que éstos puedan comenzar a generar

ingresos económicos o a prestar servicios en el hogar propios de su edad

(art.277 C.C.), una ayuda susceptible de apreciación pecuniaria y, a n, la

eventualidad de que sea necesario, en la vejez, recibir apoyo económico.

La jurisprudencia de nuestros tribunales tiene dicho que

lo que se trata de indemnizar en estos casos "es la pérdida de una chance"

o posibilidad cierta, la pérdida de una esperanza con contenido económico,

esperanza centrada en la posibilidad de una ayuda o sostén por parte de la

víctima", en este caso el menor a su madre.

Con las testimoniales de los Sres. Sa l Rodríguez, Federico

Alberto González, Marcelo Fabián Martínez, Jorge Daniel Zamudio, Inés Marta

Oliva, Erminda Martínez, Rodolfo Amado Sobko, Carlo Aguirre, José Luis

Pellenc obrantes a fs. 193/197, 198/202, 203/205, 206/210, 212/220,


222/224, 226/229, 240/243 y 326/329 respectivamente, los accionantes

acreditaron las actividades que desarrollaban; y con las periciales médicas

y psicológicas analizadas precedentemente, las secuelas e incapacidades que

les generó el hecho dañoso.

Valoro también los informes de la Asistente Social del Poder

Judicial, mencionados en párrafos precedentes.

Efectuada una prudente evaluación de distintas pautas, como

ser la edad de las víctimas, las actividades laborales que realizaban, el

tiempo probable de vida til, en uso de las atribuciones otorgadas por el

art. 165 del C.P.C.C., considero equitativo fijar en este concepto, la suma

de PESOS VEINTISEIS MIL TRESCIENTOS CINCUENTA Y DOS ($ 26.352,00), para

César Chávez; PESOS TREINTA Y UN MIL CINCO CUATRO ($ 31.104,00), para Lucas

Wilfredo Chávez; y PESOS TREINTA Y OCHO MIL CUATROCIENTOS ($ 38.400,00),

para César Augusto Chávez.

Por lo tanto, el total de los daños que se condena a abonar

a los demandados asciende a PESOS CUATROCIENTOS SETENTA Y SEIS MIL

OCHOCIENTOS CINCUENTA Y SEIS ($ 476.856,00), discriminada de la siguiente

manera: PESOS CIENTO OCHENTA Y DOS MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA Y DOS ($

182.852,00), para César Chávez; PESOS CIENTO CUARENTA Y UN MIL SEISCIENTOS

CUATRO ($ 141.604,00), para Lucas Wilfredo Chávez; PESOS CIENTO VEINTISIETE

MIL CUATROCIENTOS ($ 127.400,00), para Augusto César Chávez y PESOS

VEINTICINCO MIL ($ 25.000,00), para Juan Carlos Chávez.

El monto condenado, en la forma discriminada, devengará los

intereses a calcular desde la fecha del hecho (05/01/2002) y hasta el

efectivo pago, en base a la tasa activa nominal anual vencida a treinta

días que percibe el Banco de la Nación Argentina en sus operaciones

ordinarias de descuento. El cambio de criterio en cuanto a la tasa de


interes, obedece a que la aplicación de la tasa de interés pasiva del Banco

Central, no repara adecuadamente el daño acaecido, ni llega a compensar los

incrementos suscitados durante el devenir del juicio, sumado a que el

Superior Tribunal de Justicia de la Provincia, en el expte. N 72.626/12,

caratulado: "MAIDANA, MARTA LINA C/ SEGURA, JOSE RAMON Y/O SEGURA, ROSA

CLAUDINA Y/O QUIEN RESULTE RESPONSABLE S/DAÑOS Y PERJUICIOS" Sentencia N

201-12 y en los autos N : 71.646/11, caratulado: "DE LOS SANTOS, RUBEN

EUSTAQUIO POR SI Y EN REP. DE SUS HIJOS MEN.: MARIANA B., ALEXANDRA M.,

DIEGO Y OTROS C/ FERNANDEZ, MIGUEL A. Y/O GOBIERNO Y OTRO S/DAÑOS Y

PERJUICIOS" Sentencia N 202-12, dispuso en cuanto a los intereses, la

aplicación de la referida tasa activa.

VII.- Las costas, en virtud del principio objetivo de la

derrota consagrado en el art. 68 del C.P.C.C., se imponen a la demandada

vencida. Y para la regulación de los honorarios de los profesionales

intervinientes, se toma en consideración la naturaleza, importancia y

extensión de los trabajos realizados por cada uno de los profesionales

actuantes y las etapas en que éstos intervinieron, siguiendo las pautas

dadas por los artículos 3, 5, 6, 7, 10 y cc. de la ley 2011 y sus

modificatorias, el art. 34 de la ley 6808, en interpretación armónica con

lo dispuesto por el art. 8 de la ley 3965.

Por todo ello y normas legales citadas,

F A L L O:

I.- HACIENDO LUGAR a la demanda de daños y perjuicios

interpuesta por los Sres. Juan Carlos Chávez, Augusto César Chávez, César

Chávez y Lucas Wilfredo Chávez contra la Policía y la Provincia del Chaco;

condenando a estos ltimos a abonar a los primeros nombrados, en el término

de diez días de quedar firme la presente, la SUMA TOTAL DE PESOS


CUATROCIENTOS SETENTA Y SEIS MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA Y SEIS ($

476.856,00), discriminada de la siguiente manera: PESOS CIENTO OCHENTA Y

DOS MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA Y DOS ($ 182.852,00), para César Chávez;

PESOS CIENTO CUARENTA Y UN MIL SEISCIENTOS CUATRO ($ 141.604,00), para

Lucas Wilfredo Chávez; PESOS CIENTO VEINTISIETE MIL CUATROCIENTOS ($

127.400,00), para Augusto César Chávez y PESOS VEINTICINCO MIL ($

25.000,00), para Juan Carlos Chávez; con más los intereses a calcular en

base a la evolución de la tasa pasiva promedio mensual para uso de la

justicia que publica el Banco Central de la Rep blica Argentina, desde la

fecha de la producción del evento dañoso -05/01/2002- y hasta el efectivo

pago.

II.- DISPONIENDO correr vista de las presentes actuaciones al

Sr. Fiscal de Derechos Humanos ante la posible comisión de delitos de lesa

humanidad e imprescriptibles, perseguibles de oficio, por parte de los

agentes de la Policía del Chaco contra miembros de la etnia qom, que

intervinieron en el procedimiento llevado a cabo en el Pasaje Wainolek del

Barrio Toba de esta ciudad, el día 05/01/02; y la devolución del Expediente

Administrativo N 130/18-0048-A-2002, a la Unidad Regional Primera de la

Policía de la Provincia del Chaco previa certificación de las fotocopias

del mismo; e INTIMANDO al Gobierno y a la Policía de la Provincia del Chaco

a que lo concluyan para determinar las respectivas responsabilidades de sus

dependientes por los abusos y excesos cometidos en ejercicio de sus

funciones. III.- IMPONIENDO las costas los

demandados

vencidos y REGULANDO los honorarios del Dr. ALCIDES ROLANDO NUÑEZ, como

patrocinante y apoderado, en las sumas de PESOS CINCUENTA y DOS MIL

CUATROCIENTOS CINCUENTA y CUATRO ($ 52.454,00) y de PESOS DOCE MIL


QUINIENTOS OCHENTA y OCHO ($ 12.588,00), respectivamente; los del Dr.

ANDRES MARTIN SALGADO, como patrocinante y apoderado, en las sumas de PESOS

TREINTA y SEIS MIL SETECIENTOS DIECIOCHO ($ 36.718,00) y de PESOS PESOS

SEIS MIL DOSCIENTOS NOVENTA y CINCO ($ 6.295,00), respectivamente; los de

la Dra. Livia Verónica Domecq, como patrocinante y apoderada, en las sumas

de PESOS QUINCE MIL SETECIENTOS TREINTA y SEIS ($ 15.736,00) y de PESOS

SEIS MIL DOSCIENTOS NOVENTA y CINCO ($ 6.295,00), respectivamente. Aclaro

que no se regulan honorarios profesionales de los abogados que

intervinieron como patrocinantes y apoderados de la Provincia del Chaco, en

orden a lo prescripto por el art. 2 bis de la ley 2868 y el art. 42 de la

Ley 2011. Los honorarios de los peritos médicos intervinientes: los del Dr.

Carlos Dante Masedo, en la suma de PESOS QUINCE MIL ($ 15.000,00); los del

Dr. Santiago Montaldo, en la suma de PESOS QUINCE MIL ($ 15.000,00); los

del médico legista Dr. Claudio Héctor Scalamogna, en la suma de PESOS

VEINTE MIL ($ 20.000,00), comprensivo de los honorarios provisorios

regulados a fs. 1.038/1.040 vta. Julián Alexis Paez Bruno en la suma de

PESOS DIEZ MIL ($ 10.000,00); los de las peritos psicólogas: Maia Hotes, en

la suma de PESOS QUINCE MIL ($ 15.000,00) y Corina Celia Luzzi, en la suma

de PESOS QUINCE MIL ($ 15.000,00). Dése intervención a Caja

Forense y c mplase con los aportes de ley.

IV.- NOTIFIQUESE-REGISTRESE-PROTOCOLICESE.

CYNTHIA M.G.LOTERO de VOLMAN

ABOGADA-JUEZ CIV.y COM.5ta.NOM.

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!DIA DESPACHO.........21..DE...AGOSTO....DE 2015|


!DIA NOTIFICACIONES...21..DE...AGOSTO....DE 2015!

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MARIANA S.ALCALA

ABOGADA-SECRETARIA

JUZG.CIV.y COM.5ta.NOM.

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