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HISTORIA RAPIDA DE ROMA

La antigua cultura romana existió a lo largo de casi 1200 años de historia de la


civilización de la Antigua Roma. El término se refiere a la cultura de la República
Romana, más tarde el Imperio Romano, que, en su apogeo, cubría un área desde
las Tierras Bajas de Escocia y Marruecos hasta el Éufrates.
El origen de Roma es algo todavía desconocido. Las diversas teorías se basan en
la información de los autores antiguos y en los diferentes tipos de hallazgos
arqueológicos encontrados en Roma.
Por estos motivos, esta etapa inicial de la historia de Roma se ha venido situando
más en el terreno de la leyenda que en el de la historia. Incluso se llegó a poner en
duda la existencia del período monárquico.
Los historiadores de los siglos XIX y de buena parte del XX desestimaron la tradición
y la historia de los primeros reyes de Roma (Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio)
así como la de la fecha fundacional, (753 a.C.), y ambas se catalogaron como
meramente legendarias.
Ha sido ya avanzado el siglo XX cuando, gracias a la arqueología y a otras
ciencias, se ha logrado revalorizar la tradición sustrayéndola de muchos elementos
legendarios y de interpretaciones sospechosas.
Posiblemente, los primeros habitantes de Roma procedían de diversas partes y no
tenían ni el desarrollo económico ni cultural de sus vecinos del norte, los etruscos,
ni del sur, los sabinos y los latinos.
En el Palatino los arqueólogos encontraron los restos de un primitivo poblado del
siglo VIII a.C. con enterramientos a sus pies. Parece ser, que partiendo de un núcleo
la población se fue extendiendo por las laderas de las colinas próximas y, en el siglo
siguiente, por el valle que había entre ellas.

HISTORIA
Roma, la "Ciudad Eterna"... con sus 2700 años de historia, el apodo le va
perfectamente. Desde su fundación conoció períodos de crecimiento, esplendor,
corrupción, decadencia, resurgimiento.
El gobierno: senadores, magistrados y el pueblo. Poco a poco la República Romana
extendía su poder, y en menos de 40 años ya se había expandido hasta abarcar
Sicilia, Macedonia, el Asia Menor, África del Norte y España.
La historia posterior de Roma, sea en la Edad Media y en las épocas sucesivas,
presenta un carácter más bien comunal, localista, y está casi siempre ligada a la
historia del Pontificado, la de Italia y la de pueblos, reinos e imperios que intentaron
(lo hicieron en ocasiones) ejercer dominio sobre la ciudad.
Con casi 3000 años de historia, la ciudad es un buen ejemplo del desarrollo cíclico
que puede tener una entidad urbana: un desarrollo geográfico y demográfico hasta
el límite de lo posible (Roma Antigua), el estancamiento y el declive hasta casi
desaparecer (Edad Media), y un nuevo desarrollo (Edades Moderna y
Contemporánea). Pocas ciudades han tenido tal evolución y jugado a la vez un rol
tan importante en la Historia universal, ya sea como crisol de civilizaciones o sede
de importantes movimientos artísticos y de instituciones, tanto civiles como
religiosas. La persistencia de esta ciudad y de su población, en medio de tantos
avatares históricos, constituye un hecho destacado.
La monarquía romana (en latín, Regnum Romanum) fue la primera forma política
de gobierno de la ciudad-estado de Roma, desde el momento legendario de su
fundación el 21 de abril del 753 a. C., hasta el final de la monarquía en el 510 a. C.,
cuando el último rey, Tarquinio el Soberbio, fue desterrado, instaurándose la
República Romana.
Aunque los orígenes de la ciudad son imprecisos, parece claro que fue la monarquía
su primera forma de gobierno, un dato que parece confirmar la arqueología y la
lingüística. La mitología romana vincula el origen de Roma y de la institución
monárquica al héroe troyano Eneas, quien, huyendo de la destrucción de su ciudad,
navegó hacia el Mediterráneo occidental hasta llegar al territorio que actualmente
corresponde a Italia. Allí fundó la ciudad de Lavinium; posteriormente su hijo
Ascanio fundaría Alba Longa, de cuya familia real descenderían los gemelos
Rómulo y Remo, los fundadores de Roma.
Después de ser fundada por las tribus latinas de la región, la ciudad fue conquistada
por otro pueblo itálico más avanzado: los etruscos. Este pueblo imprimió a Roma un
sello cultural indeleble e hizo crecer la ciudad. Los etruscos llevaron a los romanos
sus conocimientos de ingeniería, su arte y el uso del alfabeto (que a su vez habían
adaptado de los griegos). En esta época Roma fue gobernada por una serie de
reyes de esa nacionalidad, siendo el más notable de ellos Servio Tulio (s. VI a. C.),
el cual la dotó de importantes instituciones sociales y rodeó a la ciudad de un
cinturón amurallado que se mantuvo por varios siglos (las murallas servianas). El
último rey etrusco fue Tarquinio el Soberbio, un verdadero tirano, cuyos abusos
originaron la revolución de la nobleza romana en el año 509 a. C., expulsando a los
etruscos y fundando la República.
De la dominación etrusca Roma salió convertida en una ciudad-estado semejante a
las polis griegas. Con el tiempo Roma se convertiría en un estado territorial.

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