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Mateo 4:1-11

1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por
el diablo.
2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo
hambre.
3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se
conviertan en pan.
4 El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios.
5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del
templo,
6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:
A sus ángeles mandará acerca de ti, m y,
En sus manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu pie en piedra. m
7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos
del mundo y la gloria de ellos,
9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu
Dios adorarás, y a él sólo servirás.
11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.

Introducción
¿Cúal será el rumbo correcto cuando se nos invita a seguín un énfasis
determinado en nuestra fe en Cristo? Más de una vez se nos ha invitado a
seguir un Cristianismo de poder, otros dicen no, es más imperioso seguir un
Cristianismo de santidad, que se busque a toda costa ser santos para Dios.
—¿No será mejor un Cristianismo avivado, carismático y moderno?—, Dicen
otros. Todas parecen posturas viables y acertadas pero el rumbo correcto
solo puede marcarlo nuestro Dios. Vuelvo a decirlo, el único que puede
marcarnos la pauta para el seguimiento de Jesús es Dios mismo y ¿dónde
encontramos la instrucción de Dios? Sí, en la Biblia, en las Santas Escrituras
que no son otra cosa sino Su Palabra.
Por lo tanto, el rumbo correcto, necesario e infalible es vivir un Cristianismo
Biblico. Todos los énfasis tendrán que pasar la prueba de fuego que es
confrontarse con la Palabra de Dios. Al hacerlo pierden toda su importancia,
se convierten en menores tutelados por algo mucho mayor que ellos, vienen a
ser sujetos a la Santas Escrituras.
Con base en esto les hago hoy un invitación a seguir un Cristianismo Biblico.
Eso es lo que buscamos. Este es el rumbo que seguiremos con las
predicaciones y con la preparación de nuestros predicadores, siguiendo el
consejo paulino: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como
obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.”
2 Tim 2:15

La tentación de Jesús nos muestra la supremacía de las Escrituras y también


la importancia de usarlas bien. Hablemos de las tres tentaciones que le
presentó el Diablo a Jesús y de cómo el Señor salió avante.

La relevancia de ser Hijo de Dios


Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches Jesús tuvo
hambre. ¿Que tanta es el hambre suya, querido oyente, luego de cinco horas
sin probar alimentos? Probablemente nosotros hemos ayunado un día
completo y al llegar la noche nos sentimos desfallecidos y de algún modo
alterados. No vemos la hora de poder llevarnos algo a la boca para satisfacer
ese malestar que nos aqueja. ¿Qué se sentirá si pasamos dos o tres días o
diez, sin comer algo? ¿Cómo se sentiría el Señor después de pasar cuarenta
días con sus noches ayunando? Sin duda era un situación extrema que no se
repetiría por segunda vez. No de la misma forma. Pero habría, en la vida de
Jesús otras más y quizás mayores situaciones extremas, como el día de
Getsemaní, por ejemplo, o el momento de su juicio y crucifixión. Notemos: no
por ser Hijo de Dios Jesús se libró de pasar por situaciones difíciles y
terriblemente malas. Este momento de hambre era sólo el inicio de una serie
de padecimientos que conllevaría su ministerio público.
De esto es fácil deducir que los hijos de Dios, tales como nosotros nos
declaramos, pasarán por situaciones difíciles. Sean éstas tiempos de escasez
por falta de empleo, carencias, enfermedades, diversos problemas y peligros
y muchas otras cosas en este país violento e injusto. Es todo esto motivo para
ser tentados a manera de Jesús.
“Si eres Hijo de Dios, ¿por qué tienes que padecer? Si Dios está de tu lado
puedes hacer que estas piedras se conviertan en pan” — argumenta Satanás.
El mismo argumento matizado viene a nosotros disfrazado de verdad bíblica:
Si mi Padre es un rey, debo vivir como príncipe. Y muchos predicadores nos
han llenado la cabeza con tales argumentos, añadiendo todo tipo de
problemas que no deberían de padecer los hijos de Dios, porque nuestro
Padre es poderoso y debería de satisfacer todas nuestras necesidades. Así,
los hijos de Dios no tienen por qué enfermarse, no tienen por qué caer o
fracasar en los negocios, ni sucumbir a los peligros y deberán salir
vencedores en todos sus problemas. Esa es la tentación en la que estamos
cayendo en estos tiempos. Queremos el poder de Dios y la familiaridad de
Dios para nuestro provecho material.
Pero. “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la
boca de Dios”. Es decir, no sólo las cosas materiales tienen importancia,
seguir a Dios no es estar saciados, porque sus mandamientos y juicios son lo
que en verdad nos vivifica. Nos nutre y fortalece más obedecer a Dios que
demostrar su poder. Nos hace más verdaderamente hijos suyos atender a su
Palabra que probar que está de nuestro lado, con la demostración de su
poder.
Jesús contesta con la Escritura. No es sólo un dicho. Es una palabra que él
ha comprendido y ha asimilado. No es algo que leyó o escuchó de alguno. Es
un cabal entendimiento de lo que Dios ha dicho y la aplicación de esa Palabra
a un momento específico de su vida.
Nos conviene revisar esa respuesta en su contexto para corroborar que lo
que digo tiene aquí sustento. La cita es de Deuteronomio 8:
“1 Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para
que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová
prometió con juramento a vuestros padres.
2 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios
estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo
que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.
3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no
conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo
de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá
el hombre.

Ser hijos de Dios nos hace especiales, no me refiero a poderosos, ni


milagrosos, sino seres obedientes a su Padre, sencillos y humildes y
dispuestos a pasar las pruebas y aflicciones tomados de su mano.

Los dichos de Dios.


Satanás también conoce la Escritura, pero la usa para mal. Sin una sujeción
obediente y mansa a los consejos bíblicos, nuestros conocimientos sirven a
fines injustos. Generalmente desde una visión esotérica o mágica citamos los
dichos de Dios.
En la segunda tentación el diablo lleva a Jesús a la parte más alta del templo
y le incita a tirarse al vacío para que demuestre su fe y su compromiso con las
Escrituras. Como diciendo “ya veo que te apoyas en las Escrituras para
guiarte. Pues mira lo que está escrito, si en verdad le crees a Dios arrójate
pues él ha dicho que enviará a sus ángeles a protegerte para que tu pie no
tropiece en piedra.”
Efectivamente, así dice la Palabra de Dios en un salmo muy conocido que es
el salmo 91 y que habla de la protección de Dios. El demonio utiliza una
verdad bíblica para poner a prueba al creyente haciéndole pecar. En el caso
de Jesús, le propone que demuestre que confía tanto en su Padre que estaría
dispuesto a ponerse en riesgo deliberadamente para que él le proteja y le
salve de ese peligro innecesario.
Jesús nuevamente contesta citando las Escrituras en Dt. 6:16 que dice: “No
tentaréis a Jehová vuestro Dios, como lo tentasteis en Masah.” Este incidente
en Masah o Meriba fue una rebeldía necia del pueblo altercando con Moisés
porque, por mandato de Jehová habían llegado a Refidim y en el lugar no
había agua ni para ellos ni para sus ganados. Fueron entonces con Moisés a
exigirle que les diera agua. Era obvio que no estaba en la manos de Moisés,
como no estarían en las de ningún hombre proveer agua y tanta en un lugar
desértico. Lo que le estaban diciendo a Moisés es que le exigiera a Dios
proveerlas, como diciendo Jehová tiene que protegernos y salvarnos porque
estamos aquí por su causa. Masha quiere decir prueba y Meriba rencilla,
Moisés llamó así al lugar porque el pueblo pretendió poner a prueba a Dios.
El Señor ordenó a Moisés golpear la peña de Horeb con su vara, de donde
brotaron las aguas para saciar la sed del pueblo.
Quienes somo nosotros para exigir algo a Dios o para ponerlo a prueba. La
verdad Bíblica ya había advertido. No tentarás al Señor tu Dios.
Como ven no deberíamos creerle con tanta simpleza a cualquiera que con
una Biblia en la mano nos trata de enseñar. Hay, por estos tiempos de
confusión, tantas herejías que nosotros mismos repetimos porque las
escuchamos de predicadores en la televisión o el radio o porque las hemos
aprendido en los cantos que tienen una música pegajosa pero un mensaje
completamente ajeno al espíritu de la Escritura. No es solo verificar que así
dice la Biblia, sino comprender el sentido correcto de su mensaje como lo hizo
Jesús. Por ello es que les conmino a dejarse guiar por la Biblia, porque este
es el rumbo más seguro para vivir una vida cristiana apegada a la voluntad de
Dios y no a la nuestra o a la de otros hombres.

Quién quiere gloria, riquezas y poder


La última, la más recurrente y la más efectiva de las tentaciones de Satanás
es el ofrecimiento del mundo con todo lo que conlleva, riquezas, gloria o
fama, poder y bienestar. Al dirigirse al Señor, el diablo está persuadiéndole a
olvidarse de todo, de su misión que implica sufrimiento y carencias. No
pienses en los demás Jesús, piensa en tí mismo, si te inclinas ante mi y me
adoras yo te doy todo lo que tengo a mi mano: los reinos del mundo con su
gloria.
Se trata de la filosofía “pare de sufrir” que comenzó a difundir la llamada
Iglesia Universal del Reino de Dios. Difundieron testimonios de milagros en
las finanzas, en los problemas diversos y en la salud con la idea de que si
usted se acercaba a Dios vía esta organización todo en su vida se arreglaría
y efectivamente pararía de sufrir. A pesar de la reacción de muchos cristianos
e iglesias esta filosofía ha penetrado en el cristianismo contemporáneo y
muchos predicadores ha abrazado y divulgado la idea de que ser cristiano es
ser inmune a las enfermedades, próspero en los negocios y feliz sin
padecimiento alguno. No se dan cuenta que es el juego del diablo para
olvidarse del camino de santidad y de justicia, de temor de Dios y de humilde
sujeción a sus preceptos.
La respuesta de Jesús es contundente, enarbolando la Escritura como su
única arma contra tales asechanzas. Escrito está, dice Jesús. Esta es la gran
frase que debe guiarnos también a nosotros. Ante todo lo que digan, ante
todo lo que escuchemos o leamos nosotros debemos declarar: Escrito está…
Jesús dice Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. Una
cita del mismo pasaje anterior en Deuteronomio 6:13 “​A Jehová tu Dios
temerás, y a él solo servirás, y por su nombre jurarás”, ​donde notamos la
interpolación de los vocablos temerás y adorarás que son sinónimos bíblicos.
El versículo nos instruye en dos acciones: adorar y servir. Al Señor tu Dios
adorarás, Él es tu Dios que merece respeto, obediencia, alabanza y gratitud.
A él sólo servirás, no te servirás de él. Somos siervos y debemos de ocupar
nuestro sitio como siervos del Dios viviente. La filosofía de “pare de sufrir”
pregona que somos príncipes, muchos predicadores se tomaron de esto para
vender a los cristianos, la misma idea del diablo, si somos hijos de un Rey,
entonces somos príncipes y princesas y así debemos vivir y sentirnos, no nos
damos cuenta que detrás de todo esto está el demonio incitandonos a
olvidarnos de todo para seguir la gloria del mundo y de los reinos mundanos
materialistas e impíos.

Conclusión
Por ello mi invitación: Volvamos a la Biblia.
Volver a la Biblia implica dejarnos enseñar por ella y no por los predicadores y
sus experiencias. Note usted si un predicador habla de la Biblia o sólo nos
cuenta sus experiencias personales, esas experiencia no pueden ser fiables,
por lo menos no tanto como la Biblia, el predicador debe hablar de ella y
explicarla. Tampoco debemos darle tanto valor a los cantos ni citarlos como si
fueran también Palabra de Dios. Hay muchos cantos cuestionables en sus
doctrinas, por muy inspirados que los creamos no pueden igualarse a la
inspiración bíblica.
Volver a la Biblia significa leerla con nuevos ojos, es decir, con una mente
abierta, esperando que ella nos hable.
Leerla no para corroborar nuestras creencias, nuestras ideas o puntos de
vista ya establecidos, sino permitiendo ser enseñados por ella, de tal manera
que si tenemos que cambiar nuestras posturas lo podamos hacer libremente.
Finalmente. Volver a la Biblia es establecer un compromiso con en texto,
siendo honestos y escrupulosos para comprenderlo y una vez comprendido
darnos a la tarea de ponerlo como parte vital de nuestra existencia.

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