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1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por
el diablo.
2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo
hambre.
3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se
conviertan en pan.
4 El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios.
5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del
templo,
6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:
A sus ángeles mandará acerca de ti, m y,
En sus manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu pie en piedra. m
7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos
del mundo y la gloria de ellos,
9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu
Dios adorarás, y a él sólo servirás.
11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
Introducción
¿Cúal será el rumbo correcto cuando se nos invita a seguín un énfasis
determinado en nuestra fe en Cristo? Más de una vez se nos ha invitado a
seguir un Cristianismo de poder, otros dicen no, es más imperioso seguir un
Cristianismo de santidad, que se busque a toda costa ser santos para Dios.
—¿No será mejor un Cristianismo avivado, carismático y moderno?—, Dicen
otros. Todas parecen posturas viables y acertadas pero el rumbo correcto
solo puede marcarlo nuestro Dios. Vuelvo a decirlo, el único que puede
marcarnos la pauta para el seguimiento de Jesús es Dios mismo y ¿dónde
encontramos la instrucción de Dios? Sí, en la Biblia, en las Santas Escrituras
que no son otra cosa sino Su Palabra.
Por lo tanto, el rumbo correcto, necesario e infalible es vivir un Cristianismo
Biblico. Todos los énfasis tendrán que pasar la prueba de fuego que es
confrontarse con la Palabra de Dios. Al hacerlo pierden toda su importancia,
se convierten en menores tutelados por algo mucho mayor que ellos, vienen a
ser sujetos a la Santas Escrituras.
Con base en esto les hago hoy un invitación a seguir un Cristianismo Biblico.
Eso es lo que buscamos. Este es el rumbo que seguiremos con las
predicaciones y con la preparación de nuestros predicadores, siguiendo el
consejo paulino: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como
obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.”
2 Tim 2:15
Conclusión
Por ello mi invitación: Volvamos a la Biblia.
Volver a la Biblia implica dejarnos enseñar por ella y no por los predicadores y
sus experiencias. Note usted si un predicador habla de la Biblia o sólo nos
cuenta sus experiencias personales, esas experiencia no pueden ser fiables,
por lo menos no tanto como la Biblia, el predicador debe hablar de ella y
explicarla. Tampoco debemos darle tanto valor a los cantos ni citarlos como si
fueran también Palabra de Dios. Hay muchos cantos cuestionables en sus
doctrinas, por muy inspirados que los creamos no pueden igualarse a la
inspiración bíblica.
Volver a la Biblia significa leerla con nuevos ojos, es decir, con una mente
abierta, esperando que ella nos hable.
Leerla no para corroborar nuestras creencias, nuestras ideas o puntos de
vista ya establecidos, sino permitiendo ser enseñados por ella, de tal manera
que si tenemos que cambiar nuestras posturas lo podamos hacer libremente.
Finalmente. Volver a la Biblia es establecer un compromiso con en texto,
siendo honestos y escrupulosos para comprenderlo y una vez comprendido
darnos a la tarea de ponerlo como parte vital de nuestra existencia.