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CAUSA Nº 1014 CCALP “YAPUR, ELVIO ALBERTO C/ CAJA DE

PREVISIÓN Y SEGURO MEDICO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES


S/ AMPARO”

En la ciudad de La Plata a los dieciocho días del mes de julio del año dos
mil seis, reunida la Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo
con asiento en La Plata, en Acuerdo Ordinario, para pronunciar sentencia en
la causa “YAPUR, ELVIO ALBERTO C/ CAJA DE PREVISIÓN Y SEGURO
MEDICO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES S/ AMPARO“, en trámite
ante el Juzgado de Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo Nº 1
del Departamento Judicial La Plata (expte. nº 26322/2004), con arreglo al
sorteo de ley, deberá observarse el siguiente orden de votación: señores
jueces Dres. Gustavo Daniel Spacarotel, Claudia A.M. Milanta y Gustavo Juan
De Santis.

ANTECEDENTES
I. Por las presentes actuaciones tramita la acción de amparo
promovida por Elvio Alberto Yapur, contra la Caja de Previsión y Seguro
Médico de la Provincia, con fundamento en el artículo 43º de la Constitución
Nacional, art. 20 inc. 2 de la Constitución Provincial, tendiente a obtener:
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a) La prestación del beneficio de pensión por fallecimiento del
causante, doctor Daniel Humberto Oller Barón (art. 54 ley provincial 12.207).
b) La eventual declaración de inconstitucionalidad del art. 55 ap. 5
párrafo 3 de la ley 12.207, y del art. 53 penúltimo párrafo de la ley 24.241 de
aplicación supletoria.
c) La eventual declaración de inconstitucionalidad del art. 6 último
párrafo, de la ley 7166, en cuanto al plazo de caducidad.
II.- Relata haber convivido con el causante en forma estable e
ininterrumpida durante aproximadamente once (11) años, -desde julio de
1992, hasta su fallecimiento en enero de 2003.

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Ocurrido el deceso del profesional conviviente, asiste a la Caja
profesional con fecha 28.4.03 formulando reclamo administrativo a fin de
obtener el beneficio de pensión por fallecimiento. Por resolución del Directorio
de fecha 18.7.03, se decide la petición formulada, disponiéndose: "...no
considerar la petición efectuada" por el peticionante, en razón de no
encontrarse contemplado el pedido en el artículo 55 apart. 5º párrafo 3º de la
ley 12.207".
Asimismo se le deniega el recurso de reconsideración interpuesto
contra la mentada resolución (res. fecha 18.7.03), a tenor del la decisión del
ente público obrante en acta del directorio de fecha 19.9.03.
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III. Corrido el traslado previsto en el artículo 10º de la Ley 7166, se
presentan los apoderados del la Caja de Previsión Social y Seguro Médico,
por medio del informe obrante a fs. 71/82, exponiendo argumentos tendientes
a desestimar la acción de amparo promovida, alegando para ello la ausencia
de arbitrariedad o ilegalidad manifiesta de parte de su mandante, tanto como
la falta de acreditación de parte de la actora de la inutilidad de otras vías
procesales para abastecer su cometido.
Agrega que de hacerse lugar a la acción se estaría ampliando la
nómina de causahabientes con derecho a pensión y que su estudio resulta
impropio en el marco de la acción intentada.

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Así también aduce la ocurrencia del plazo de caducidad previsto en el
artículo 6º de la Ley 7166, ello así conforme la notificación del acto
denegatorio de fecha 12.8.03.
Finalmente y en cuanto a la situación fáctica motivadora del pleito, la
demandada niega, por considerar que no está probada, la existencia de una
relación afectiva de hecho entre el actor y su causante, ni que dicha
circunstancia sea de público, notorio, y permanente; ni que dicho extremo se
exhiba como de aparente matrimonio.
IV. Previa desestimación de prueba e informes, el Juez "a quo",
formula el llamamiento de autos (fs. 106/107), y con fecha 9.3.05, dicta
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sentencia haciendo lugar a la acción de amparo, dejando sin efecto las
resoluciones emitidas por la demandada de fecha 18.7.03 y 19.9.03,
ordenando a la accionada para que en el plazo de diez (10) días dé curso a la
pretensión del amparista de conformidad a las reglas y normas que rigen en
la materia de seguridad social de la Caja de Previsión y Seguro Médico de la
Provincia de Buenos Aires.
Para así decidir, el Juez de instancia, hubo ponderado y justificado el
cauce procesal de la acción intentada, estimando que no existe otra vía
idónea para el tratamiento de la cuestión planteada; considerando, además,
que no resulta de aplicación el plazo de caducidad previsto en el artículo 6º de

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la Ley 7166, atento el carácter de entidad pública no estatal; sin perjuicio de
reconocer que las actuaciones debieron tramitar en los términos de los arts.
321 y 496 del CPCC, y que, no obstante dicho déficit, no resulta menester
modificar el trámite procesal impreso, toda vez que se trata de una ilegalidad
permanente, y por ende apoya su resolución en el apotegma "in dubio pro
amparo" (sic).
En lo sustancial, el magistrado se informa de la diversa protección
constitucional y supra constitucional de la garantía de igualdad ante la ley (art.
16 de la C.N. y de los tratados con jerarquía constitucional consagrados en el
artículo 75 inc. 22 de la C.N.).
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Luego de pasar revista por un abundante derrotero doctrinario
respecto a las denominadas "uniones de hecho entre personas del mismo
sexo", sostiene que en la especie la expresión "aparente matrimonio" no
significa "matrimonio", y por tanto la relación de convivencia en "aparente
matrimonio" no impone la diversidad o identidad de sexo entre sus miembros,
lo que en tal caso resulta indiferente.
Por ello estima que el acto denegatorio dictado resulta arbitrario en
tanto impide al accionante acreditar si se encuentra en condiciones de
acceder al beneficio de pensión, basado en una interpretación restrictiva de la

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norma aplicable, la que juzga constitucional, que se traduce en una
discriminación negativa, en perjuicio del peticionante.
V. Contra la sentencia de grado, se alza la entidad demandada, a la
luz de los agravios que expone en su presentación de fs. 144/152, a saber:
a) En particular apoya su análisis crítico de la sentencia estimatoria, en
la improcedencia formal de la acción intentada, y, más precisamente, en la
inidoneidad del remedio procesal elegido para encauzar el objeto pretensional
tendiente a procurar el otorgamiento de un beneficio previsional.

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Así, relata que el accionante debió acreditar efectivamente, la
cohabitación, entendida como comunidad de vida y de lecho, la notoriedad, la
singularidad y la permanencia, de la situación de concubinato alegada.
Específicamente, considera que la acción de amparo no permite
ponderar la existencia de hechos controvertidos, ni las condiciones fácticas
alegadas por la actora, ni tampoco se justifica la ineficacia de los remedios o
recursos que, para cuestionar el obrar administrativo, dispone la ley 12.008 en
los títulos I y II.
b) Persiste argumentalmente en la extemporaneidad de la acción
promovida, por cuanto se habría excedido, holgadamente, el plazo previsto en

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el artículo 6º de la ley 7166, en tanto el actor tomó conocimiento de las
resoluciones de la Caja profesional, con fecha 12.8.03, e incoa el remedio
judicial el 20.9.04. Al respecto considera que aceptar el temperamento judicial
implica reconocer un derecho absoluto del actor, y ello echa por tierra el valor
seguridad jurídica de los actos de su mandante. Por lo demás, expone que, la
vigencia del plazo guarda congruencia con la naturaleza de la afectación de
"ineludible actualidad e inminencia" que justifica en la excepcionalidad del
amparo.

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c) Invoca vulneración del principio de congruencia, ello así, en cuanto
considera que el decisorio que ha recaído en autos, no guarda la estricta
correspondencia en relación a la pretensión de las partes.
d) Critica la concepción a la que accede el Iudex, en relación a la
conceptualización del "aparente matrimonio", toda vez que, con novedosa
interpretación, introduce entre los beneficiarios de la Caja, a nuevos
legitimados, sin estudio actuarial de su impacto, ni valoración por parte del
Estado, último responsable de la seguridad social. Entiende que extender el
ámbito de la previsión social a cualquier interpretación no ajustada derecho,
en relación a los legitimados al cobro, permitiría acceder a dicho beneficio, a

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convivientes o amigos del causante, o bien a hijos mayores de veintiún (21)
años, con dependencia económica, no existiendo razón para que no estén
alcanzados.
VI. Concedido el recurso de apelación en estudio, asignándole efectos
devolutivos, y ordenado el traslado pertinente, (fs. 153/154) el mismo es
evacuado a fs. 158/165, elevándose las actuaciones al Tribunal para su
conocimiento y resolución (fs. 166).
Conforme los antecedentes expuestos, el Tribunal decidió plantear y
votar la siguiente

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CUESTION
¿Es ajustada a derecho la sentencia recurrida?
V OTAC I O N
A la cuestión planteada el Dr. Spacarotel dijo:
I. El remedio recursivo reúne los recaudos de admisibilidad, en tanto
ha sido interpuesto en tiempo y forma (art. 18 y 19 de la ley 7166), ello así
con prescindencia del cauce procesal adoptado por el "iudex", en tanto dichos
recaudos de temporalidad se muestran satisfechos aún considerando su
correspondencia en los términos de los arts. 244, 321, y 496 inc. 2 del CPCC.

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II. En lo sustancial, y a fin de ponderar la justicia de la sentencia en
crisis, habré pues de informarme de los agravios que como antecedentes
sumariamente expuse. Empero, liminarmente, y por cauce metodológico,
abordaré el alcance del temperamento jurídico adoptado por el "Iudex", para
así establecer las bases objetivas sobre las cuales estructuré la decisión
revisora.
a) En efecto, el tratamiento sustancial, y el abordaje, aunque
superficial, de la materialidad constitucional, sumado a la revocación de las
resoluciones del directorio dictadas por la demandada (ap. 2º Resolución en
crisis), me permiten concluir que el magistrado tuvo por fin procurar abastecer
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sustancialmente la pretensión incoada, ello así, sin perjuicio de la orden
impartida en el apartado 3º de la sentencia apelada, en tanto, dispuso dar
curso a la pretensión del amparista, limitando su actuación a "...las reglas y
normas que rigen en materia de seguridad social de la Caja de Previsión y
Seguro Médico de la Provincia".
No existen dudas que el judicante ha querido predicar un criterio
interpretativo de la legislación vigente, divergente del adoptado por la entidad
demandada , a través de las resoluciones de fecha 18.7.03, del 19.9.03; y en
segundo término, si lo que se confirma concretamente es la constitucionalidad
del sistema normativo consagrado por la ley 12.207 (art. 55 apartado 5º

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párrafo 3), va de suyo que la condena se endereza a procurar que la
demandada decida con arreglo al régimen legal vigente, bajo las pautas
interpretativas dispuestas en la sentencia en crisis. De otro modo no se
explica de qué manera podrá la parte demandada hacer lugar el beneficio,
bajo el régimen legal vigente, sino conforme la hermeneusis interpretativa
emergente de la decisión sujeta a recurso.
Ello así máxime que la entidad demandada hubo considerado la
petición, y solicitó aclaratoria con fecha 26.5.03, para ulteriormente y luego de
analizar el fondo del pedimento, y en forma fundada desestima la petición,
mediante acta de sesión del directorio de fecha 18.3.03; para, finalmente,
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resolver el recurso de reconsideración contra ella interpuesto, mediante el
acta de fecha 19.9.03, actos que por otra parte se encuentran firmes y
consentidos.
b) Desentrañado el sentido y alcance del decisorio en estudio,
corresponde abordar la sustancialidad de la decisión.
En este aspecto corresponde inicialmente recordar que la acción
expedita y rápida de amparo, conforme lo sostuve en las causas "Vazquez"
(Nº 43, sent. del 15-10-04) y "Calduch" (nº 349, sent. del 21-12-04); entre
otras, procederá contra todo acto u omisión de órganos o agentes de la
Administración Pública que, ya sea en forma actual o inminente, lesione,

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restrinja, altere o amenace con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta,
cualquiera de los derechos y garantías reconocidos en las Constituciones
nacional o provincial, con excepción de la libertad corporal (arts. 1°, ley 7166;
20°, Const. prov.; 43°, Const. nac.).
También, que la acción de amparo sólo procederá cuando, por la
naturaleza del caso, no pudieran utilizarse los remedios ordinarios, sin daño
grave e irreparable (art. 20º, 2ª parte, Const. prov.), extremos predicables en
forma análoga para el procedimiento sumarísimo previsto en el artículo 321
del CPCC, cuyo cauce, por otra parte, no conforma materia de agravios.

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Bajo este primer enfoque, ha menester analizar si el obrar que se
endilga al ente demandado, y los actos adoptados en consecuencia,
demuestran ostensibles vicios de arbitrariedad o ilegalidad con notoriedad y
evidencia para acceder al remedio urgente de la acción de amparo.
El obrar cuestionado, se materializa a través de la aplicación de actos
individuales emitidos por el Directorio de la Caja de Previsión y Seguro
Médico de la Provincia (Res. Del 18.7.03, y su similar del 19.9.03) conforme el
régimen legal previsto en la ley 12.207, artículo 55 (texto vigente conf. Ley
13314), que reza: "...Los causahabientes con derecho a pensión son los
siguientes:...A todos los efectos de la presente Ley, queda equiparado a la

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viuda o viudo la persona que hubiere vivido públicamente y en aparente
matrimonio con el causante, siendo éste soltero o viudo, o cuando hubiere
descendencia, durante un mínimo de dos (2) años inmediatamente anteriores
al fallecimiento. El mismo derecho tendrá aquél que en iguales condiciones
hubiere vivido con el causante durante un mínimo de cinco (5) años
inmediatamente anteriores al deceso, cuando el fallecido se encontrare
divorciado o separado de hecho".
Con apego al texto legal vigente, se hubieron fundado las resoluciones
cuestionadas, en tanto se deniega el beneficio de pensión, considerando que
la situación del peticionante, no se encontraría comprendida en el texto
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vigente, estimando que el "aparente matrimonio" se presenta en el
ordenamiento jurídico entre personas de distinto sexo (art.172 del C.C.) (Res.
del 18.7.03).
Así planteada la cuestión, habré pues de analizar si en el sumario
marco de conocimiento impetrado por cauce el procesal de la acción de
amparo, resulta posible acceder al juicio de subsunción y ponderación
necesario para desentrañar si la aplicación en concreto del texto legal vigente
y su interpretación se hubieron formulado en forma ostensiblemente arbitraria
en perjuicio de los derechos del peticionante.

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c) Para abordar el objeto litigioso, corresponde entender,
primariamente, en la temporaneidad del pedimento judicial, en relación al
obrar del ente público estatal cuestionado, ello en el marco del plazo
establecido por la ley 7166, art. 6º.
En efecto, conforme lo sostuve en causa "Barandiarán" (CCALP nº
435, res. del 15-2-05), el plazo de caducidad que fija el art. 6 de la ley 7166
encuentra su fundamento en tres razones: a) el valor seguridad jurídica; b) el
consentimiento tácito y c) la naturaleza excepcional del amparo (SCBA
Ac.79728 S 24.3.04 "Silvestre"), no advirtiéndose en las presentes
actuaciones supuestos que permitan excepcionar la télesis de dicha norma;
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verbigracia, conducta omisiva, ilegalidades continuadas o razonable duda a
favor del administrado, cuanto al plazo de notificación de las resoluciones
involucradas, las que fueron notificadas fehacientemente con fecha 10.10.03,
e incoándose posteriormente la demanda con fecha 20.10.04.
d) Ahora bien, sin perjuicio de la efectiva ocurrencia en autos del plazo
previsto en el artículo 6º de la Ley 7166, en la especie, tampoco se advierten
cumplimentados los recaudos de procedencia de la acción de amparo, en
cuanto "prima facie", no surge probada con nitidez la arbitrariedad o ilegalidad
manifiesta del acto que cuestiona (art. 20 de la Constitución Provincial, y arts.
1 y 2 Ley 7166).

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e) En efecto, se procura a través de un remedio rápido y expedito,
abordar una cuestión interpretativa de un plexo normativo (ley 12.207) y su
aplicación a un caso concreto, lo que conduce a formular construcciones
hermenéuticas que superan el estrecho marco actuarial de la acción
intentada.
f) Sin ambages, y aún formulando un esfuerzo intelectivo, procuraré,
dentro del prisma limitado de la acción intentada, establecer un razonamiento
judicial de la télesis normativa y su aplicación al caso concreto, es decir,
procurar verificar, si en la especie, se hubo inaplicado el precepto legal, o bien
si se concretizó la norma en forma manifiestamente arbitraria, -como postula
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el Juez "a quo"-, restringiendo legítimas garantías y derechos constitucionales
del actor.
g) La norma en estudio formula una equiparación de una situación
fáctica, parangonable al "viudo" o "viuda", y en tal caso exige que se acredite
un presupuesto de permanencia, esto es que exista un ámbito convivencial
con vocación de estabilidad, agregando para ello en "aparente matrimonio".
Es claro que el legislador cuando propugna condicionar la situación
fáctica del conviviente, con el "aparente matrimonio", no ha querido, -en modo
alguno-, instalar la defensa de la institución matrimonial, como eje tuitivo de la
norma, es decir no es el elemento reglamentable, ni condicionante para el

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otorgamiento prestacional, que exista o pudiere existir un matrimonio, aunque
no lo fuera. El nexo condicionante del beneficio, y la intención legislativa es
equiparar situaciones convivenciales, ligadas al grupo de pertenencia del
causante, con equivalencia a la que ostenta el "viudo" o "viuda", ello con una
finalidad de brindar un ámbito protectivo de seguridad social al espectro que
conforma el ámbito familiar del causante.
Es precisamente en el ámbito de la seguridad social donde debe
encontrarse la respuesta, ya que se encarga de brindar protección a las
contingencias sociales y estaremos frente a una contingencia social, a cuyo
amparo acude la seguridad social, cuando tal acontecimiento repercute
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desfavorablemente en una persona o el grupo familiar a su cargo, en perjuicio
de su nivel de vida, provocando un incremento en el consumo o una
disminución o supresión de los ingresos (Podetti, H., "Una aproximación a la
seguridad social y su actual problemática", TSS, 1999-1032).
h) Ahora bien para ello el legislador, hace una enumeración taxativa de
derecho-habientes, seguidos al del "viudo" o "viuda", agregando a los hijos
solteros, las hijas solteras, las hijas viudas, hijos y nietos de ambos sexos
hasta los 18 años de edad, o hasta los 25 años si cursaren estudios entre
otros.

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En un primer abordaje del objeto cognoscible corresponde establecer
un análisis eminentemente gramatical que se corresponde con "la fase del
proceso hermenéutico que tiene por fin dilucidar el sentido semántico exacto
de los términos utilizados por el legislador" (Belluscio, Augusto y otros,
"Código Civil y leyes complementarias, comentado, anotado y concordado", t.
1, 1979, Ed. Astrea, p.82).
En un principio, si bien no surge de la norma la intención de distinguir
los sexos, pues el causante (ambos sexos) podría tener viuda o viudo, una
conviviente o un conviviente, mas luego introduce un orden determinado que
no estaba establecido al principio. Este orden de los géneros revela un
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propósito intrínseco de la norma de hacer explícita la referencia a la unión
heterosexual de dos personas que da derecho a la sobreviviente a percibir la
pensión por el fallecimiento de la otra (hijos, hijas, nietos, nietas).
Bajo este enfoque, siempre al conjuro del juicio de sumariedad
cognoscitiva de la acción promovida, no surge diáfano que el legislador haya
querido permitir o impedir que convivientes en aparente matrimonio del mismo
sexo tengan derecho a la pensión por fallecimiento de uno de ellos. Y es
precisamente por ello que estimo que la norma y su télesis conduce a concluir
que diera por supuesta la negativa, porque de lo contrario, conforme el
carácter taxativo de la redacción (art. 55 cit), se lo habría aclarado

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especialmente. Baste destacar que en términos semánticos, lo implícito (del
latín, "implícitus", es un adjetivo, "incluido en otra cosa sin que ésta lo
exprese" –Diccionario de la Real Academia Española-), y, surge de lo
sobreentendido, suele ser lo que se considera "no marcado", es decir, lo
habitual, lo esperable, etc.
En este sentido, luce sin hesitación, que un temperamento progresivo,
de tamaño cobijo y plena repercusión social, abarcativo de una situación
como la de autos, hubiere sido expresamente incluida por el legislador, dentro
del abanico taxativo de posibilidades.

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i) Ello así de consuno, como oportunamente, y en forma pretoriana
apareciera al mundo del derecho la expresión "aparente matrimonio".
Es que ha de reconocerse que la realidad social fue imponiendo
cambios de valoración que hicieron oportuna la incorporación de criterios que
respondieran por entonces a razones que se sustentaban en la indisolubilidad
del vínculo matrimonial lo que impedía la celebración de nuevas nupcias, lo
cual originaba la existencia de variadas "soluciones": matrimonios celebrados
en el extranjero, subsistiendo impedimento de ligamen en el país, uniones de
hecho posteriores a matrimonios celebrados legalmente, o directamente
uniones de hecho, etc; empero, fue la Corte Suprema la que sucesivamente

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encaminó la cuestión equiparando soluciones viables (Fallos 239:429; JA
1958-III-488; LL 91-123; Fallos 262:477; JA 1965-VI-506; ED 12-480, con nota
de Werner Goldschmidt; Fallos 291:527; JA 28-1975-205; LL 1975-C-261, con
notas de E. Zannoni y A. C. Belluscio; ED 61-242, con notas de W.
Goldschmidt; Fallos 293:735; Fallos 293:336; ED 66-484, con nota de W.
Goldschmidt; LL 1976-C-106; Fallos 252:156; LL 109-59; Fallos 273:363; JA
1976-I-530; LL 135-623, con nota de G. J. Bidart Campos; ED 27-430, con
nota de W. Goldschmidt.; Fallos 295:376; JA 1976-IV-159; LL 1976-D-100; ED
68-224, con nota de W. Goldschmidt; Fallos 300:725; Fallos 300:1204, entre
otros).
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Ahora bien, la situación no es parangonable, la Corte Suprema de
Justicia, en los precedentes citados se encarga de equiparar situaciones
fácticas, que en el mundo de la naturaleza de las cosas son idénticas (unión
heterosexual, con o sin matrimonio), empero en la especie, se procura una
solución no prevista por la norma y que mas allá de su existencia en el campo
social, habrá pues de analizarse variadas consecuencias jurídicas, que
exceden el campo de una acción de amparo, y son seguramente asequibles
en el análisis que el poder legislador estime de mayor cobertura para su
eventual protección.

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j) Sólo como antecedente, de la evolución protectiva de la institución
concubinaria, y a los fines de reafirmar la coherencia de la interpretación a la
que arribo, expresaré que, en los regímenes generales anteriores al Sistema
Integrado de Jubilaciones y Pensiones (art. 38, ley 18037 y art. 26, ley 18038,
modificados por ley 23570), la convivencia que genera derecho a pensión se
atiene de manera expresa a la figura del "aparente matrimonio”. En dicho
ámbito legislativo, originariamente, el orden previsional otorgaba al
matrimonio el carácter de único factor validante para el discernimiento de los
beneficios de la ley (arts. 38, ley 18037 y 26, ley 18038). Fue recién con la ley
23226, del 22/8/1985, que se estableció el derecho de pensión de "el o la
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conviviente" que hubiese convivido públicamente con el causante en aparente
matrimonio durante los cinco años anteriores al fallecimiento, receptivo de la
jurisprudencia citada, equiparando situaciones fácticas entre el o la
conviviente, con expresa mención de su indiferencia de género sexual,
citándolo expresamente.
k) Del mismo modo la ley 24241 significó un cambio importante en
cuanto al tema en análisis, ya que retornó a la aplicación de un criterio
restrictivo para el otorgamiento de la pensión, en cuanto excluyó de la misma
a: -las hijas solteras y a las hijas viudas mayores de cincuenta años que
hubieran estado a cargo del causante y hubieran convivido con el mismo

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durante los diez años inmediatamente anteriores a su fallecimiento; -las hijas
viudas y las hijas divorciadas o separadas de hecho por culpa exclusiva del
marido que no percibieran prestación alimentaria del marido, incapacitadas
para el trabajo y a cargo del causante; -los nietos solteros, las nietas solteras
y las nietas viudas, huérfanos de padre y madre hasta los dieciocho años; -los
padres del causante incapacitados para el trabajo y a cargo de éste; -los
hermanos solteros, las hermanas solteras y las hermanas viudas del
causante, huérfanos de padre y madre y a cargo de éste, hasta los dieciocho
años. Esta enumeración se realiza a modo de ejemplo del criterio restrictivo
que informó la ley.
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De la legislación análoga citada no puede inferirse que el contenido
del art. 53 ley 24241 ampliase los beneficiarios de pensión a uniones del
mismo sexo, pues los redujo drásticamente.
l) En la órbita judicial, recientemente la jurisprudencia se pronunció en
contra de un pedido de pensión por parte de un conviviente homosexual, al
declarar desierto el recurso interpuesto por la parte actora y quedar firme la
sentencia denegatoria de la anterior instancia (conf. Cám. Fed. Seg. Soc.,
sala II, "F. H. v. Anses", 27/6/2002, y en el mismo sentido, Cám. Fed. Seg.
Soc., sala 1ª, 12/3/2003, "Salgado, Enrique R. v. Administración Nacional de
Seguridad Social" , LNLSS, 2003-05).

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En este aspecto prevalece el criterio que ya había sido delineado en
un fallo de la justicia civil que consideró que el beneficio previsional que se
pretendía obtener valiéndose de una información sumaria, que convalide tal
situación, sólo puede darse en caso de "concubinato heterosexual", es decir
la relación sexual entre un hombre y una mujer, único admitido por nuestro
derecho positivo (Conf. Juzg. Nac. Civ., nro. 105, 29/10/1997, Rev. Jub. y
Pens., VII-B-1997-1089).
Así también se sostuvo que "El derecho positivo argentino admite el
concubinato como la relación sexual prolongada entre dos personas de
diferente sexo. En consecuencia, el beneficio previsional que se pretende
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obtener, previa información sumaria que convalide la situación denunciada, no
podría darse sobre la base de un pretendido concubinato entre personas del
mismo sexo" (Juzg. Nac. 1ª Inst. Civ. nro. 105 Capital Federal, 29/10/1997,
"C., A. N. s/ información sumaria", RJP, VIII-1089).
ll) En el campo doctrinario se esgrimió, en sentido contrario a la
sentencia en estudio que "Nadie puede aseverar seriamente, que el legislador
de los regímenes generales anteriores y el del SIJP haya pensado en los
convivientes homosexuales como titulares del derecho pensionario" (Jaime,
Raúl C., "El derecho pensionario del conviviente homosexual", RJP, VII-194;

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en el mismo sentido "Utopía sobre un virtual derecho de pensión del
conviviente homosexual", Emmanuel Catardo, DT, 2003-A-526).
Ello sin perjuicio a reconocer conforme lo sostiene Kemelmajer de
Carlucci, A., ("Derecho y homosexualismo en el derecho comparado",
Derecho de Familia -Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia
nro. 13, Ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1998, ps. 185 y ss-), que "...la
cuestión se presenta ríspida, pero aun cuando la unión de hecho homosexual
-cuyos vínculos suponen una comunidad de vida- no se asimile al matrimonio
y guarde diferencias con la figura del concubinato, es una realidad social que
el derecho no debería ignorar, más si los argumentos que fundamentan su
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exclusión se apoyan en una ponderación, muchas veces, discriminatoria...",
por cuanto el estudio y la evolución social del tema no sólo merece protección
legal, sino también un sistema que procure regular las consecuencias que de
dicho régimen se sigan, y que por la elevada complejidad, aparece de
imposible solución en el ámbito de la acción rápida y expedita de la acción de
amparo.
m) Es que la protección social a la que sin duda tiene derecho toda
persona en estado de necesidad, sea o no homosexual, no puede ser
conseguida, reputando arbitrario el obrar de la entidad demandada que
responde al cumplimiento efectivo de la norma legal vigente, bajo el imperio

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del principio de legalidad al que debe ajustar su obrar, como entidad pública
no estatal.
n) Los argumentos expuestos sólo intentan demostrar que la cuestión
sujeta a estudio, por ende la sentencia en crisis, denota un déficit
sustentatorio, toda vez que no se acredita de qué manera la demandada,
aplica en forma manifiesta una norma jurídica vigente, y que dicho obrar
resulte ostensíblemente ilegítimo.
Por lo demás el Judicante de grado, no pondera eficazmente que en
autos se procura la revisión de un procedimiento tramitado en legal forma
ante el ente demandado, y que como resultado, se está juzgando la legalidad
44
de resoluciones que se encuentran firmes y consentidas por las partes,
empero, habilita su revisión judicial con casi un año de firmeza, bajo la
errónea doctrina de la ilegalidad continuada.
Si bien es innegable, y en ello se concuerda con la sentencia en crisis,
que, con arreglo a la Constitución y al ordenamiento legal dictado en su
consecuencia, el alto concepto institucional que le ha sido reconocido a la
familia, y su amplia integración ello es insuficiente para sustentar, so color del
mencionado reconocimiento, la incorporación mediante una acción de amparo
de diversas uniones afectivas no contempladas por la ley que rige la suerte de

45
la Caja de Previsión Social y Seguro Médico ni el ordenamiento jurídico
vigente.
ñ) Al contrario, los esfuerzos interpretativos expuestos por el Iudex,
sumados a los argumentos exhibidos "supra" me conducen a concluir, sin
hesitación, que más allá de la progresividad en el reconocimiento de derechos
sociales, con prescindencia de géneros o diversidades sexuales, de todo ser
humano en su condición de tal, aspectos que estimo reconocidos por el texto
constitucional del artículo 14, 14º bis, y 19 de la Constitución Nacional, la
cuestión en debate muestra elevados índices de controversialidad, y se
aprecian a su respecto diversas aristas doctrinarias y polémicas que tornan al
46
objeto litigioso de una complejidad tal que hacen que sus argumentos no
pueden tener lugar en el marco limitado de un amparo en el cual, según
conocida jurisprudencia de la Corte Suprema de la Nación, ha rechazado este
remedio cuando la cuestión era compleja u opinable (Fallos: 248:837;
250:772; 252;64; 281:394, entre muchos otros).
o) Por lo demás, conforme lo sostuve en la causa "FFCC Belgrano"
(Nº 61, sent. del 7-12-04) "...en cuanto al proceso de amparo y su relación
con los demás cauces de tutela judicial, la pauta constitucional del artículo 43º
(Const. Nacional), tanto como el artículo 20º inc.2º, consagran expresamente
el principio de "subsidiariedad" de la acción, lo cual implica que la parte actora

47
asume la carga de demostrar, en concreto, la inutilidad (ora por inexistencia,
ora por ineficacia), de los demás cauces judiciales de tutela previstos por el
ordenamiento jurídico, debiendo en tal caso el juez o tribunal expedirse
expresamente sobre la concurrencia o no de dicho recaudo de admisibilidad".
Bajo tales pautas de ponderación, ha de expresarse que en autos la
accionante nada sostiene en relación a la inexistencia de un medio judicial
alternativo más idóneo que se presente como efectivo, rápido y oportuno,
para resguardar los derechos constitucionales que dice conculcados (art. 15,
Const. prov.) y que por la naturaleza del caso, no pueda acudirse a las vías
ordinarias sin daño grave e irreparable. En este aspecto, ha de expresarse
48
que dicho déficit procesal resulta definitorio para la suerte de la acción
intentada, toda vez que la medida que las normas que específicamente se
atacan como lesivas (interpretación de la ley 12.207) y la alegada vulneración
al derecho constitucional de igualdad ante la ley integran un contexto junto a
otras varias medidas complementarias de difícil elucidación en el presente
proceso expedito y preventivo (SCBA 64.649 sent. 27.11.02).
III. Por las razones expuestas, considero que corresponde hacer lugar
al recurso de apelación y revocar la sentencia apelada (arts. 1, 2, 6, 18, 19,
20, ley 7166), con costas (art. 20, y 25, ley 7166, y 274 del CPCC), a la parte

49
vencida, en ambas instancias, votando a la cuestión planteada por la
negativa.
Por su labor en primera instancia, adecúense los honorarios de los
letrados apoderados de la parte demandada, Dra. María Inés Tróccoli, en la
suma de pesos quinientos veinticinco ($525), Dr. Rubén Darío Altamore, en la
suma de pesos quinientos veinticinco ($525); y los honorarios del letrado
patrocinante de la parte actora, Dr. Enrique Adolfo Papa, en la suma de pesos
ochocientos cuarenta ($840), montos a los que se deberá adicionar el
porcentaje de ley (arts. 274, CPCC; 20, ley 7.166; 10, 15, 31, 49, 54, 57 y
concs., dec-ley 8904/77; 12 inc. a) y 16, ley 6716 y modif.).
50
Por su actuación en segunda instancia, regúlense los honorarios de
los letrados apoderados de la parte demandada, Dra. María Inés Tróccoli, en
la suma de pesos ciento cincuenta y siete con 5/100 centavos ($157.5), Dr.
Rubén Darío Altamore, en la suma de pesos ciento cincuenta y siete con
5/100 centavos ($157.5); y los honorarios del letrado patrocinante de la parte
actora, Dr. Enrique Adolfo Papa en la suma de pesos ciento cincuenta y siete
con 5/100 centavos ($157.5), montos a los que se deberá adicionar el 10%
(arts. 10, 15, 31, 49, 54, 57 y concs., dec-ley 8904/77; 12 inc. a) y 16, ley
6716 y modif.).
A la cuestión planteada, la Dra. Milanta dijo:

51
El recurso de apelación no consigue demostrar que la decisión de
primera instancia adolezca de error en el juzgamiento, pues no rebate ni
critica con suficiencia todos sus fundamentos, en particular, los que -en mi
opinión- resultan decisivos para sostener la solución alcanzada, razón por la
que considero que aquél no puede prosperar.
Debe recordarse, en efecto, que por imperativo procesal y por principio
inherente a la revisión ordinaria en instancia de alzada, el recurso de
apelación debe constituír una crítica concreta y razonada de las partes del
fallo que el apelante considera equivocadas (arts. 18, 19 y 20, ley 7.166 y art.
260, C.P.C.C.). Cabe poner de relieve, asimismo, que el deber de que la
52
disconformidad sea concreta descarta por insuficientes a las apreciaciones
genéricas y exige, en cambio, el embate puntual y preciso hacia las
argumentaciones desarrolladas en el pronunciamiento; a su lado, la exigencia
de razonada -que pesa sobre la expresión de agravios- requiere la
demostración del error y no queda abastecida, por ende, con la réplica que
sólo traduce desacuerdo si no se alcanza a probar el equívoco o deficiencia.
Antes de ingresar en los aspectos centrales de la cuestión, que
inclinan mi decisión en el sentido más arriba indicado, corresponde precisar
que en el caso lo que se halla en discusión, según lo resuelto en primera
instancia y conforme llega a esta alzada, es la razonabilidad -o su quiebre- de

53
la interpretación de la norma legal aplicable a los fines de la apertura y
desarrollo del trámite previsional, enderezado a la acreditación de los
requisitos para acceder a una pensión. Tal es cuanto surge de los
antecedentes de la causa, en especial del contenido de los actos censurados,
como del mismo pronunciamiento que ordenó, junto a la declaración de
invalidez de aquéllos, la continuidad del procedimiento en sede administrativa.
No produjo, pues, ninguna decisión que reconociera en cabeza del accionante
el derecho a obtener una determinada prestación.
A continuación abundaré sobre los tópicos que han sido objeto de
reproche.
54
1) En principio, cabría dar por superados los reparos a la admisibilidad
de la vía con lo expuesto por el juez de primer voto en tanto, no obstante
formular alguna observación al respecto, ingresa igualmente en la cuestión de
fondo.
Sin perjuicio de ello, agrego que el amparo puede interponerse contra
cualquier forma de discriminación (art. 43, Const. Nac.) que es uno de los
temas planteados al acceder a la jurisdicción (art. 20 inc. 2, Const. Prov.). Por
otra parte, se encuentra involucrada la protección alimentaria inherente a la
seguridad social, circunstancia que, sumada a la anterior, denota la presencia
de una cuestión constitucional (cfr. art. 14 bis, Const. Nac. y 36 y concs.,

55
Const. Prov.), además de tratarse de un ámbito donde rige el principio general
de que el goce de los beneficios previsionales reviste el carácter de
irrenunciable y, aún, imprescriptible (cfr. doctr. pacífica de la S.C.B.A., v. entre
muchas, causa B-58.607, sent. del 7-12-99, voto del Dr. Hitters).
Por último, también cabe tener en cuenta que, según se ha señalado
en autos, no podría observarse el curso de la acción por aplicación del art. 6
de la ley 7.166, en razón del carácter no estatal de la persona pública
demandada, con arreglo a la doctrina de la Suprema Corte de Justicia (cfr.
causa Ac. 793728, “Silvestre”, sent. del 24-3-04). Al menos, ello arroja un
margen de dudas al respecto que por sí impediría (art. 15, Const. Prov.), más
56
allá de otras ponderaciones, la clausura de la jurisdicción -a esta altura del
proceso- por razones formales vinculadas al vencimiento del plazo de
caducidad.
Sin desmedro de lo expuesto, y a mayor abundamiento, se añade
como criterio que avala la viabilidad del amparo, además de la regla in dubio
pro actione de raíz constitucional (art. 15, Const. Prov., arts. 18 y 75 inc. 22,
Const. Nac.), el alcance de la noción de lesión e ilegalidad continuada que
justifica la materia de autos, tal como se consignó, en virtud de la índole o
naturaleza de los derechos comprometidos.

57
Frente a esas razones, suficientemente explicitadas en el
pronunciamiento, los agravios expuestos en el recurso no logran demostrar
que en el caso se hubiese cometido un error en el juzgamiento al abrir la
jurisdicción e ingresar a aspectos de la cuestión material, sorteándose el
óbice consistente en el lapso temporal transcurrido desde el conocimiento del
acto por el interesado hasta la presentación de la demanda.
En tal sentido, cabe recordar que el examen acerca de la idoneidad
del amparo debe obedecer a las peculiaridades de cada caso, sin caer en el
excesivo rigor formal (cfr. causa Nº 20, "Dorrego", sent. 30-9-04), pues como
tiene decidido la Corte Suprema de Justicia de la Nación, si bien la acción de
58
amparo no está destinada a reemplazar medios ordinarios instituidos para la
solución de las controversias (Fallos: 300:1033), su exclusión por la existencia
de otras vías no puede fundarse en una apreciación meramente ritual, toda
vez que la institución tiene por objeto una efectiva protección de derechos,
más que una ordenación o resguardo de competencias (doctr. Fallos:
299:358, 417; 305:307; 307:444; 308:155 y sus citas; 318:1154; 320:1339 y
324:3833; recientemente causa Y. 112. XL. Yapura, sent., del 6-6-06).
2) Tampoco se halla violentado el principio de congruencia por el
hecho de que, según aduce el recurrente, el fallo del juez a-quo no alcanzara

59
a decidir, íntegramente, acerca de la pretensión del amparista, consistente en
obtener el beneficio pensionario de la Caja previsional demandada.
Los límites del pronunciamiento, vinculados a la interpretación del
contenido de la norma que enuncia a las personas con vocación pensionaria,
o bien a los beneficiarios del sistema en cuestión, se condicen con la
circunstancia de que el procedimiento administrativo no avanzó debido a la
hermenéutica asignada por el organismo profesional al caso del interesado.
De lo expuesto se colige que no es que se hubiese quebrado la
conformidad entre la petición y la resolución o que no exista correspondencia

60
entre ambas; sino que dentro de la pretensión y del debate, el acto judicial se
ha visto circunscripto en razón de las particularidades de la cuestión.
Por lo tanto, el postulado procesal de congruencia, de sustancial
relevancia para el debido proceso y el derecho de defensa, que impide al
juzgador alterar las pretensiones, extralimitando o restringiendo sus alcances,
no se advierte quebrado en la especie. Debe recordarse, en efecto, que se
incurre en incongruencia cuando falta correlación entre el objeto de la
pretensión y la decisión adoptada, por exceso o defecto respecto de las
peticiones que conforman la litis (arts. 34 inc. 4 “in fine” C.P.C.C. -doctr. art.

61
163 inc. 6 del mismo Código y 161 inc. 2-; art. 20, ley 7.166; doctr. arts. 15,
168 y concs., Const. Prov.).
Desde que no se visualiza en el sub-lite que se hubiese producido la
alteración o modificación del objeto litigioso en desmedro de la defensa de la
demandada, el agravio al respecto no puede prosperar.
3) La cuestión central y de mérito tratada en autos consiste en la
búsqueda de un sentido a la norma legal que, concretamente, rige el caso.
La interpretación dinámica o progresista del texto preceptivo, en la que
sustenta el juez a-quo su pronunciamiento, no ha logrado ser rebatida en el
recurso, en tanto en éste se insiste en que el peticionante carece de un
62
derecho subjetivo de acuerdo al marco normativo, reiterándose argumentos
ya volcados en el juicio (v. informe circunstanciado), efectuándose
alegaciones genéricas sobre la figura jurídica de la familia, calificándose de
desafortunado al fallo y de injusta a la solución que conduciría, a criterio del
apelante, a la extensión de los legitimados al cobro de prestaciones (esp.
punto D, fs. 150 vta. /152).
Sin embargo, la hermenéutica que se censura, resulta prima facie
ajustada en el campo de la previsión social, donde los requisitos formales del
derecho común no son exigibles con el mismo rigor, por tratarse en lo
esencial de cubrir riesgos de subsistencia y ancianidad, sin relación estricta

63
con la perfección o legitimidad del estado civil en que se sustenta el reclamo
(doctr. S.C.B.A., ver entre muchas otras, doctr. de la causa B-49.896
“Bombassei”, sent. del 25-VIII-87 y sus citas).
Tal conclusión es coherente con los principios fundamentales
sustentados en la materia, en cuanto imponen la interpretación de las leyes
jubilatorias conforme a la finalidad de la institución que amparan (doc. causas
“Bo de Peláez”, “Acuerdos y Sentencias”,1968, p. 908, “Alonso de Bottini”,
14-X-82 y fallos allí citados, D.J.B.A., t. 124, conc. C.S.N. “Rodríguez de
Dinápóli”, 11-IX-84, L.L. 1984-D p. 467 y los allí citados), rescatando

64
esencialmente las semejanzas de la pensión con el derecho alimentario (cfr.
causas B-49.896, cit.; B. 51.916, sent. del 1-6-93, entre otras).
4) Las críticas formuladas al respecto en el recurso no lo abstecen,
debido a que deja incólume el principal fundamento de la sentencia, que se
traduce en la interpretación de la norma legal efectuada por el juez a-quo a
propósito del significado de la expresión convivencia en aparente matrimonio
-...la persona que hubiese vivido públicamente y en aparente matrimonio con
el causante... (art. 55 inc. 5, ley 12.207).
El considerando III de la sentencia se explaya en un razonamiento que
pondera los diferentes aspectos que la cuestión implica -jurídico-sociológico-

65
teleológico-, utilizando criterios hermenéuticos adecuados a la materia de que
se trata y sin invadir la protección jurídica de la institución matrimonial, como
tampoco los principios axiológicos que la sustentan. Ninguna consecuencia
que transgreda esa esfera del orden público puede derivarse del único
propósito del pronunciamiento, que fuera desentrañar la inteligencia de una
norma, en el contexto que integra, arribando a la viabilidad de su alcance
interpretativo que, razonablemente, permita conciliar la realidad social de
autos con el enunciado legal de la convivencia; ello en aras de proporcionar
una solución justa al diferendo suscitado entre el pretendiente al beneficio y la

66
caja que lo administra. Sobre todo considerando que el mismo se traduce, de
momento, en la apertura de un trámite administrativo.
De lo expuesto se sigue que, más que la apariencia matrimonial, la
tutela que, según el fallo, la norma contempla se dirige hacia la subsistencia
comprometida en la relación de convivencia de la pareja, ubicándose su
diferente conformación dentro de la zona de reserva o privacidad de las
personas (art. 19 de la Const. Nac.) en cuanto respecta al sub-júdice, porque
es en aquel vínculo de hecho donde reside la razón suficiente que justifica la
finalidad del beneficio pensionario.

67
El iudex, a fin de elucidar el sentido de la previsión que involucra la
definición de la vocación pensionaria, ha escogido, indagando la télesis
protectora de aquélla como del sistema que integra, antes que la intención del
legislador desentendida de su proyección pragmática actual, la voluntad
legisferante tuitiva de la convivencia como realidad social ínsita en la norma,
asignándole en consecuencia un alcance comprensivo de la situación de
marras.
De suyo, si bien es cierto que propone una perspectiva diferente -a la
que podría edictar la posición meramente gramatical o histórica- frente al
criterio tradicional sostenido en materia de uniones de hecho, también lo es
68
que se encarga de fundamentarla, a través de la reseña de diferentes
sucesos que acompañan la presencia social de la situación de conflicto y de
numerosas normas constitucionales que avalan el razonamiento utilizado y la
interpretación postulada.
En suma, y como corolario, no puede dudarse que es el legislador
quien tiene encomendado establecer las personas llamadas a acceder a los
beneficios previsionales (cfr. arts. 14 bis, tercer párrafo, Const. Nac.; 40, 103 y
concs., Const. Prov.), mas ello no obsta a que, dentro de la regla de derecho,
se efectúe una exégesis de sus términos que, en tanto no importe forzar el
texto legal, ni frustrar la finalidad de la norma, resulte aceptable y adecuada.

69
Cabe recordar al respecto que es ésta una tarea inherente a la función
judicial, la de alcanzar la solución que se considera justa para decidir el caso
sometido a juzgamiento -seleccionando la norma aplicable y desentrañando
su sentido-, actividad que en ningún supuesto los magistrados pueden eludir
o resignar (arts. 168 y 171, Const. Prov.; cc. art. 16, Código Civil).
Por otra parte, y de acuerdo a lo hasta aquí expuesto, interpreto que la
cuestión de autos no radica en determinar si a la relación de convivencia
denunciada en la causa puede calificársela de concubinato (expresión que,
más allá de su origen histórico, podría sobrellevar una connotación
peyorativa), sino de evaluar el ajuste a derecho y la justicia o no de la
70
solución interpretativa dada para el caso, en el que el fallecimiento del
causante, afiliado al sistema previsional en razón de su actividad profesional,
ha dado lugar al reclamo del amparista como postulante a obtener la
prestación pensionaria.
5) Las mentadas razones, que no se hace cargo de rebatir el apelante,
y la ausencia de comprobación de un agravio efectivo derivado de la decisión
en crisis, habida cuenta de que no ha recaído aún una resolución de ese
carácter en el procedimiento previsional que el fallo obliga a sustanciar, me
llevan a rechazar el recurso por falta de fundamentación suficiente (arts. 260,
C.P.C.C.; 18, 19 y 20, ley 7.166).

71
Así lo voto.
A la cuestión planteada, el Dr. De Santis dijo:
Adhiero a la solución que propone el Dr. Spacarotel.
Fundamento mi acuerdo en la coincidencia que encuentro, relativa a la
presencia de otras vías comunes para elucidar la cuestión ventilada en el
proceso de amparo promovido, conclusión con la que el magistrado de primer
voto cierra su intervención (apartado q).
En efecto, tengo para mí que, el carácter subsidiario de la acción
constitucional (art. 20 inc. 2 CPBA) exige en el demandante la justificación de
la ineficacia del sistema procesal, en su conjunto, para obtener el resultado
72
que, así, se ve obligado a procurar por ese carril de excepción (conf. mi voto
en causa “Dorrego” CCALP nº 28, sent. 30.09.04, entre otras).
Esa carga, no sólo se revela incumplida por el actor, como lo señala el
juez preopinante, sino, antes bien, el trámite adjetivo seguido evidencia un
intento por sortear los efectos que cabe atribuir al consentimiento de las
decisiones administrativas firmes en esa sede, en términos de admisibilidad
procesal de la pretensión contencioso administrativa, perjudicada a la luz de
ese mismo evento. También éste es un aspecto que exterioriza la causa y
menciona el voto que me precede (ap. II a).

73
Esa misma circunstancia, frente a los cursos ordinarios existentes
desde la reglamentación del artículo 166, último párrafo, de la Constitución de
la Provincia (arts. 1, 2, 6, 12, 13, 14, 18, y concs. de la ley 12.008, t. seg. ley
13.101), desaloja toda posibilidad de ocurrir al auxilio adjetivo que constituye
la acción del artículo 20 inciso 2 (CPBA). Su deserción por el actor no se
explica, a tenor de la participación que exteriorizan las actuaciones
administrativas que, a contrario, pudieron augurar un desenlace judicial muy
distinto al rumbo finalmente decidido, hasta entonces sin urgencias invocadas
que permitieran visualizar la presencia de una lesión susceptible de
habilitarlo.
74
En esa misma línea confluye el aspecto relacionado con la expiración
del término de caducidad del artículo 6 de la ley 7166, que, de ningún modo,
limita su perímetro a una mera exigencia formal de interposición sino, a
cambio, guarda estrecha relación con la actualidad del agravio, que es de
rigor para el proceso de amparo, en armonía con la urgencia que lo
caracteriza como medio idóneo de restablecimiento de derechos y garantías
de inmediata respuesta.
De suyo, allí reposa el fundamento de ese recaudo que relativiza, al
punto de neutralizarlo, el argumento con el cual, el a-quo, intenta su
desplazamiento a partir del sesgo del sujeto de derecho demandado,

75
interpretación ésta afectada, por otra parte, desde la función pública que le
incumbe a la Caja Previsional en el sistema jurídico provincial (conf. art. 40
CPBA).
Una exégesis contraria equivaldría a considerar a la acción de amparo
como una vía de elección alternativa para situaciones que, perjudicadas en su
admisibilidad, encontrarían en ella un sistema directo para demandar, “sine
die” y sin otro requisito que el de la infracción jurídica, cualquiera fuera su
alcance y dimensión de presencia.
La inferencia no resulta atendible.

76
Por lo demás, el caso de autos exhibe un nivel de controversia, abierto
sobre los requisitos de acceso al beneficio de pensión, que impide su
elucidación fuera de un proceso que cuente con posibilidades amplias de
resolución en un marco de debate, prueba y conocimiento, que sólo los
cursos ordinarios son susceptibles de proveer.
No valoro, en el eje de la discusión suscitada, un perfil de infracción
jurídica que resulte comprobable en lo inmediato pues, la conducta de la
demandada se muestra ausente de todo contorno de grosera ni manifiesta
evidencia.

77
La decisión del juez de la causa se revela, así, desprovista de
consistencia. Por ello, merece ser revocada.
De ese modo dejo abastecidas mis concordancias sustanciales con el
voto del Dr. Spacarotel, las que resultan suficientes para abonar el
pronunciamiento de mayoría en la solución del recurso.
Así expongo mi voto, también por la negativa, a la cuestión planteada,
proponiendo idéntico resultado al del colega de primer turno, tanto en lo
principal como en la accesoria en materia de costas (conf. arts. 43 CN, 20 inc.
2 CPBA, 1, 2, 18, 19, 20 y 25 ley 7166 y 274 y concs. CPCC).
Así lo voto.
78
De conformidad a los votos precedentes, la Cámara de Apelación en lo
Contencioso Administrativo con asiento en La Plata, dicta la siguiente
SENTENCIA
Por los fundamentos expuestos en el Acuerdo que antecede, por
mayoría, se hace lugar al recurso de apelación interpuesto por la demandada
y se revoca la sentencia de grado en cuanto ha sido motivo de agravios (arts.
43, Const. Nac.; 20 inc. 2, Const. Prov; 1, 2, 6, 18, 19 y 20, ley 7.166).
Costas en ambas instancias a la actora, por su objetiva condición de
vencida (arts. 20 y 25, ley 7.166; 274, CPCC).

79
Por su labor en primera instancia, adecúanse los honorarios
profesionales de los letrados apoderados de la parte demandada, Dra. María
Inés Tróccoli, en la suma de pesos quinientos veinticinco ($525), Dr. Rubén
Darío Altamore, en la suma de pesos quinientos veinticinco ($525); y los
honorarios del letrado patrocinante de la parte actora, Dr. Enrique Adolfo
Papa, en la suma de pesos ochocientos cuarenta ($840), montos a los que se
deberá adicionar el porcentaje de ley (arts. 274, CPCC; 20, ley 7.166; 10, 15,
31, 49, 54, 57 y concs., dec-ley 8904/77; 12 inc. a) y 16, ley 6716 y modif.).
Por su actuación profesional en segunda instancia, regúlanse los
honorarios de los letrados apoderados de la parte demandada, Dra. María
80
Inés Tróccoli, en la suma de pesos ciento cincuenta y siete con 5/100
centavos ($157.5), Dr. Rubén Darío Altamore, en la suma de pesos ciento
cincuenta y siete con 5/100 centavos ($157.5); y los honorarios del letrado
patrocinante de la parte actora, Dr. Enrique Adolfo Papa en la suma de pesos
ciento cincuenta y siete con 5/100 centavos ($157.5), montos a los que se
deberá adicionar el 10% (arts. 10, 15, 31, 49, 54, 57 y concs., dec-ley
8904/77; 12 inc. a) y 16, ley 6716 y modif.).
Regístrese, notifíquese y devuélvase al juzgado de origen oficiándose
por Secretaría.

81
Firmado: Gustavo Daniel Spacarotel. Juez. Gustavo Juan De Santis.
Juez. Claudia A.M. Milanta. Juez. Griselda S. Picone. Secretaria. Registrado
bajo el nº 184 (S)

82

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