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Violencia en el noviazgo en estudiantes universitarios

De La Luz, K., Estrada, D. & Gallardo, S.


Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Estudios Superiores Iztacala

Resumen:
La violencia, cuyo significado etimológico se refiere al concepto de la “fuerza”, fuerza deriva
en verbos tales como violentar, violar o forzar. El noviazgo está considerado como una
vinculación que se establece entre dos personas que se sienten atraídas mutuamente; la cual
representa una oportunidad para poder conocerse. Según la Organización Mundial de la Salud,
3 de cada 10 adolescentes denuncian que sufren violencia en el noviazgo. En la presente
investigación se tiene como objetivo evaluar el conocimiento y la creencia que tienen los
estudiantes universitarios sobre frases y acciones violentas en las relaciones de noviazgo y la
presencia o ausencia de esta. Se utilizó una muestra de 30 estudiantes de psicología de 4to
semestre y se les aplicó un instrumento el cual identifica violencia física, psicológica, sexual y
económica y evalúa lo que las personas consideran violencia de acuerdo a frases y conductas
presentadas. Se obtuvieron como resultados que el 93.3% de la población universitaria reportó
que existe algún tipo de violencia en el noviazgo de los cuatro tipos que se presentan en el
instrumento y solamente el 79.3% de los ítems dirigidos hacia verbalizaciones o conductas, los
estudiantes consideran que expresan violencia.

Palabras clave: Noviazgo, tipos de violencia, frases, conductas.

La violencia, cuyo significado etimológico se refiere al concepto de la “fuerza” y al ejercicio


del poder por medio de la fuerza, que supone, a su vez, el deseo de doblegar la voluntad de la
otra persona o de eliminar los obstáculos que se oponen al ejercicio de ese poder.

Fuerza deriva en verbos tales como violentar, violar o forzar. A partir de esta primera
aproximación semántica, se puede decir que la violencia siempre implica el uso de la fuerza
para producir un daño. En un sentido amplio, puede hablarse de violencia política, económica,
social y hasta meteorológica, y en todos los casos el uso de la fuerza remite al concepto del
poder (Corsi, 1995).

Desde una perspectiva social para que exista violencia, debe existir un desequilibrio en
el poder (Corsi, Dohmen y Sotés, 1999). Estos autores señalan que ese desequilibrio no siempre
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es visible para el observador externo, de tal forma que, basta con que uno de los integrantes de
la diada crea en ese poder y fuerza del otro para que se produzca el desequilibrio, aun cuando
esa fuerza y poder no tenga existencia real.

Por otra parte el noviazgo está considerado como una vinculación que se establece
entre dos personas que se sienten atraídas mutuamente; la cual representa una oportunidad
para poder conocerse, experimentar y una etapa de búsqueda, con actividades, gustos y
pensamientos en común, y es un preámbulo para una relación duradera. Desde una
perspectiva de género la forma en que mujeres y hombres concebimos el amor determina
la manera en que nos relacionamos con nuestra pareja, la cual muchas veces se entiende
como una combinación entre romanticismo y violencia; que incluye control, celos y en
ocasiones diversos tipos de violencia enmascarados como amor (Medina, 2013).

En este estudio nos centraremos en la violencia en el noviazgo que se refiere al uso o


amenaza de la fuerza física, restricción, abuso psicológico y/o el abuso sexual con el propósito
de causar daño o dolor a la otra persona. Se considera que hay violencia sí al menos uno de
estos componentes está presente en la relación (Murray & Kardatzke, 2007).

Según Chung, (2005) la violencia en las relaciones de noviazgo se define como


cualquier intento por controlar o dominar a una persona física, sexual o psicológicamente,
generando algún tipo de daño sobre ella. Este tipo de violencia se presenta cuando ocurren
actos que lastiman a la otra persona, en el contexto de una relación en la que existe atracción y
en la que los dos miembros de la pareja “salen” (Close, 2005).

Medina, (2013) define que la agresión en la relación puede surgir cuando el hombre y
la mujer están en desacuerdo y compiten por el control y la influencia. Si uno de los dos siempre
quiere tener el dominio de la relación puede generar una pareja con problemas de agresividad.
De igual manera establece que existen diferentes tipos de violencia dentro del noviazgo:
Violencia psicológica: Se trata de cualquier acción, comportamiento u omisión
intencionada que dañe la estabilidad psíquica y/o emocional de la persona la cual produce
sufrimiento y pretende ser una medida de control.
Violencia física: Es el uso de la fuerza para intimidar, controlar o forzar a la persona a
hacer algo en contra de su voluntad y que atenta contra su integridad física. Puede incluir
inmovilizaciones, empujones, jaloneos, nalgadas, cachetadas, etc.
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Violencia sexual: Es toda acción ejercida contra una persona que conlleva el uso de la
fuerza; la coerción, el chantaje, el soborno, la intimidación o la amenaza para realizar un acto
sexual o acciones sexualizadas no deseadas. Este tipo de abuso suele ir acompañado de
violencia tanto física como emocional.
Violencia económica: Acción u omisión de la persona agresora que afecta la
supervivencia económica de la víctima; se manifiesta a través de limitaciones encaminadas a
controlar el ingreso de sus percepciones económicas, así como la percepción de un salario
menor por igual trabajo, dentro de un mismo centro laboral.
Violencia de género: Toda agresión ejercida contra una mujer, esto significa que está
directamente vinculada a la desigual, distribución del poder y a la dinámica en las relaciones
que se establecen entre hombres y mujeres en nuestra sociedad, que reproducen la
desvalorización de lo femenino y la obediencia a lo masculino.
Violencia emocional: Cualquier acto de naturaleza verbal o no verbal que provoca
intencionalmente en la víctima una reacción de ansiedad, temor o miedo, tal como las
intimidaciones y las amenazas. Incluye las amenazas o los actos de violencia dirigidos a un
familiar o a un conocido de la víctima, a sus bienes o hacia el agresor mismo, realizados con el
mismo fin.

Algunos estudios realizados sobre la prevalencia de esta forma de violencia han


revelado que este fenómeno es más común de lo que se pensaba anteriormente, lo que lleva a
señalar que ésta debería recibir la misma atención que tiene la violencia en las parejas casadas
o en convivencia (Center for Disease Control and Prevention, 2006).
En los Estados Unidos de América, donde se han realizado varios estudios de
prevalencia de la violencia durante el noviazgo, se han encontrado cifras que oscilan entre el
18% y el 32% de las muestras (Howard & Wang, 2003), las cuales, según Cornelius y
Resseguie (2007), pueden aumentar hasta en un 88% cuando se considera la violencia verbal.
En Iberoamérica, por su parte, se han llevado a cabo tres estudios publicados de dicha
prevalencia (Gonzáles & Santana, 2001; Muñoz-Rivas et al., 2007; Rivera, Allen, Rodríguez,
Chávez & Lazcano, en prensa). En el primero se encontró, entre 1,146 estudiantes de 16 a 18
años, de Santa Cruz de Tenerife (España), y que habían tenido al menos una relación de pareja,
una prevalencia de 7.5% y 7.1% de varones y mujeres, respectivamente, que informaron haber
empujado o pegado a su pareja. Muñoz-Rivas y otros (2007), por su parte, analizaron la
prevalencia de conductas agresivas de tipo verbal y físico, entre 2.416 adolescentes solteros,
de 16 a 20 años de edad (1,416 mujeres y 1,000 varones), vinculados a 36 escuelas de
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secundaria de Madrid, que tenían al menos una relación heterosexual. Encontraron una
prevalencia de 95,3% y de 92,8% de mujeres y de varones, respectivamente, que habían
ejercido conductas verbales agresivas y una prevalencia de 2% y 4,6% de mujeres y de varones,
consecutivamente, que habían llevado a cabo actos de agresión física.

Según la Organización Mundial de la Salud, 3 de cada 10 adolescentes denuncian


que sufren violencia en el noviazgo. Muchas de las mujeres que son maltratadas durante
el matrimonio vivieron violencia en el noviazgo y no la identificaron.

Por otra parte en un estudio realizado por Rivera, Allen, Rodríguez, Chávez & Lazcano
(2006) estudiaron la prevalencia de violencia física y psicológica entre 7,960 estudiantes de
Morelos, México, 4,587 mujeres y 3,374 varones con edades entre los 11 y los 24 años y que
habían tenido al menos una relación de pareja, Hallaron una prevalencia de 4,21% de mujeres
y de 4,33% de varones que habían ejercido violencia psicológica, así como una prevalencia de
20,99% y 19,54% de mujeres y de varones, respectivamente que habían llevado a cabo actos
de violencia física. También se encontraron una prevalencia de 9,37% de mujeres y de 8,57%
de varones que habían sido víctimas de violencia psicológica, así como un 9,88% de mujeres
y un 22,71% de varones víctimas de violencia física.

Si bien las cifras pueden variar de un estudio a otro, dependiendo los tipos de violencia
examinados, la definición operacional de violencia y los instrumentos utilizados, los resultados
de estos estudios señalan que, en la violencia durante el noviazgo, las diferencias por género
no son tan visibles como en la violencia en las parejas casadas o en convivencia, en donde el
porcentaje de mujeres víctimas es mayor al de los varones (Krug, Dahlber, Mercy, Zwi &
Lozano, 2003).

En México, en el año 2005, el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ) publicó los datos
de la Encuesta Nacional de Juventud 2005 (ENJ), la cual obedecía a la necesidad de entender,
cuál es el papel de los jóvenes en temas en que se desarrolla el sector juvenil. Aunque
implícitamente esta encuesta abordaba el tema de la violencia de las y los jóvenes entrevistados,
el IMJ solicitó al Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática el levantamiento
de la Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo 2007. Los resultados
señalaron que un 15.5% de las y los mexicanos entre 15 y 24 años con relaciones de pareja ha
sido víctima de violencia física, un 75.8% ha sufrido agresiones psicológicas y un 16.5% ha
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vivido al menos una experiencia de ataque sexual. Ramírez y Núñez (2010) sugirieron que este
estudio puso de manifiesto que la violencia en el noviazgo tiende a pasar desapercibida por las
instituciones y por los propios jóvenes y que esto ocasiona una falta de apoyo institucional y
familiar a las víctimas.

A continuación, es necesario comprender al humanismo como un nuevo Paradigma,


surgido simultáneamente en USA y en Europa, después de Hiroshima, y sus implicaciones para
la psicoterapia y la Psicología como una nueva ciencia que pretende integrar una concepción
del hombre y del quehacer terapéutico pretendidamente más holístico, más filosófico, además
de científico, se trata de una psicología que aspiraba a trascender las clínicas psiquiátricas y
llegar al hogar de las personas. Pretendía una visión holística del hombre en donde la intención
era concebir una disciplina que estudia al hombre como un ser total, es decir, que la dimensión
mental estuviese integrada a la conducta, así como a la espiritual; estudiando a este ser como
un todo no fragmentado. Abraham Maslow denominó como La Tercera Fuerza a esta nueva
psicología que nacía antes de la década de los sesenta, siendo considerado el padre de la
Psicología Humanista; la autoactualización o autorrealización del potencial humano lo
condujeron a realizar estudios en las personas sanas pudiendo concretar su aporte de una
Psicología sobre la dimensión sana del ser humano.
Maslow es conocido en el campo laboral y educativo por su teoría de la motivación
humana y por la teoría de la pirámide de necesidades (Riveros, 2014).

Por otro lado, en humanismo se habla del “aquí y el ahora”. Él ahora es el presente, el
fenómeno, aquello de lo que se dan cuenta, aquel momento en que se trae llamados, recuerdos
y expectaciones (Vásquez, 2000). Y es inevitable hablar del “aquí y el ahora en la terapia
Gestáltica, que es la psicoterapia que se lleva a cabo en el Humanismo.

Fritz Perls es categórico cuando dice “Que toda terapia puede llevarse a cabo
únicamente en el ahora” (Castañedo, 1978). Cualquier otro método constituye una
interferencia, de modo que la técnica que nos permite comprender el ahora y permanecer en
él, es el “continuo de la conciencia” (Naranjo, 1994), por el cual se descubre y se toma
conocimiento de cada experiencia real.
Desde esta teoría y en palabras de Juan Lafarga menciona que uno de los aportes
característicos de la Psicología Humanista al estudio y tratamiento de los problemas del
hombre contemporáneo es, en primer lugar, que no trata de dar una respuesta partiendo de una
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filosofía o de una premisa humanista de por sí, sino más bien ayudando a que el mismo hombre
contemporáneo y los individuos dentro de sus grupos vayan descubriendo cuál es la
problemática específica de la persona misma y del grupo que integran.

No trabaja resolviendo los problemas, sino ayudándole al hombre contemporáneo a


resolverlos. Es decir, pensamos que la mejor forma de ayudar es tratando que la persona pueda
encontrar por sí misma los recursos y las respuestas, así como los bloqueos que están
impidiendo que la persona misma le dé respuesta a su problema (Pinzon, 1983).
La Terapia Breve como enfoque de intervención psicológica se está convirtiendo en
una opción terapéutica cada vez más efectiva para trabajar casos con síntomas depresivos
ocasionados por la violencia impartida dentro de las relaciones, adquiriendo relevancia por el
aumento de esta última a nivel mundial (Galdámez, 2015).

Si hoy se habla sobre el humanismo, hay que hablar siempre y necesariamente sobre el
desdoblamiento del humanismo. Cuando se trata hoy de la posibilidad de otro mundo, se trata
de reivindicar y de recuperar lo humano (Hinkelammert, 2007)
La presente investigación tiene como objetivo evaluar el conocimiento y la creencia
que tienen los estudiantes universitarios sobre frases y acciones violentas en las relaciones de
noviazgo y la presencia o ausencia de la misma.
A continuación se desarrollaran algunos casos en donde se presentan situaciones de
violencia en el noviazgo y la manera en la que se han abordado desde la tradición humanista.

El primero de ellos es “Yo quiero, yo puedo... prevenir la violencia” se planteó como


objetivo sensibilizar e incrementar la información que tienen las y los jóvenes sobre los
antecedentes culturales y de género relacionados con la violencia en el noviazgo y sus
consecuencias a nivel físico, emocional y social. Para ello utilizó la sensibilización sistemática
por medio de un número no establecido de conferencias e intervenciones breves, en donde se
impartieron ocho conferencias en preparatorias públicas en México; el total de participantes en
donde asisten tanto hombres como mujeres fue de 2250. Se elaboró una presentación y un guion
para impartir conferencias interactivas con duración de dos horas y treinta minutos dirigidas a
jóvenes de nivel medio superior. Se desarrolló un instrumento para evaluar conocimientos
sobre y actitudes hacia la violencia, dividido en cuatro secciones. Al finalizar se logró que los
participantes tuvieran un mayor reconocimiento de la violencia y de sus causas. También se
logró que los participantes identifiquen formas saludables de expresar el amor. Asimismo, los
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resultados demuestran que los alumnos entendieron que en las relaciones de noviazgo se
pueden dar situaciones violentas. Este tipo de programas interactivos y breves, que promueven
la reflexión y la aplicación de habilidades relacionales, permite resolver problemas de falta de
tiempo para la sensibilización en torno a la violencia en el noviazgo. Asimismo, hacerlo con
grandes números de alumnos aumenta el beneficio a un menor costo.

Otro de ellos es “Relaciones de noviazgo sanas en adolescentes: una alternativa para


prevenir la violencia en el noviazgo” en el cual se planteó como objetivo el conocer los factores
que influyen en las parejas e adolescentes para el establecimiento de relaciones de noviazgo
sanas, se trabajó desde un enfoque cualitativo, el cual utilizó seis parejas adolescentes que
tuvieran una relación de noviazgo sana. Se desarrolló un grupo focal, el cual es una técnica de
recolección de datos mediante una entrevista grupal semiestructurada en la cual las preguntas
giran alrededor de una temática propuesta por el investigador; en el caso que nos ocupa es
acerca de cómo construir relaciones de noviazgo sanas. Los resultados obtenidos fueron que
mediante los temas que se abordaron relacionados con la familia, autoestima, autoconcepto,
autoconocimiento, relaciones interpersonales, relaciones de noviazgo sanas y violentas;
indicaron una buena relación y desarrollo personal en cada una de estas áreas, sin embargo, a
pesar de ello se pretende indagar acerca de las formas de violencia que se han impartido dentro
y fuera de sus relaciones con otro tipo de metodología. A partir de lo obtenido se desarrollará
un taller de promoción de relaciones de noviazgo sanas denominado Mi novio y yo creciendo
juntos. La temática responderá a las aportaciones de los integrantes del grupo focal y se tiene
previsto que se realice en sesiones de dos horas, una vez a la semana, por aproximadamente un
mes y medio.

Por otra parte, el artículo “Relación entre la violencia en el noviazgo y observación de


modelos parentales de maltrato” plantea que existe una relación entre las características de
violencia ejercida y recibida con respecto a la observación de maltrato entre sus padres.
También existe una relación con el artículo “Violencia pasiva en mujeres
universitarias” en donde hay una muestra dividida en 2 universidades (pública y privada), en
donde son las mujeres de la universidad privada quienes están más de acuerdo en las actitudes
de control ejercidas por su pareja en comparación con las mujeres de la universidad pública.

En la publicación del artículo “Tipos de Violencia en el Noviazgo” una población de


100 mujeres de la universidad UAEM Zumpango manifiesta vivir episodios de violencia
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psicológica como predominante, y en su mayoría de casos acompañada de violencia física


económica y/o sexual; de la misma forma que en el artículo “Maltrato de tipo físico,
psicológico, emocional, sexual y económico en el noviazgo: un estudio exploratorio” muestra
como 409 individuos colombianos presentan correlación positiva entre el tiempo de relación y
la frecuencia de manifestaciones de violencia.

Así mismo el artículo "¿Mi novio sería capaz de matarme?" Violencia en el noviazgo
entre adolescentes de la Universidad Autónoma Chapingo trabajo sobre el objetivo de analizar
la violencia en las relaciones de noviazgo en la Universidad Autónoma Chapingo (Uach), una
institución mexicana dedicada a formar recursos humanos en ciencias agronómicas. Se realizó
un análisis que está conformado por ocho testimonios anónimos escritos por estudiantes o ex
estudiantes de la universidad, a raíz de una convocatoria abierta. Se examinó los tres tipos de
violencia que describen las chicas (psicológica, física y sexual) y la explicación que dan de ella
después de haberla vivido. Se obtuvieron como resultados que lo que hace que las mujeres
permanezcan en una relación de violencia es que en los testimonios de la Uach pudimos
identificar tres razones: la primera es el control que los hombres ejercen sobre las mujeres, lo
cual repercute en la visión que tienen de sí mismas y crea mayor aislamiento. La segunda
explicación tiene que ver con el discurso del “amor perfecto” o “romántico” que ata a las
mujeres a los hombres, al regular las formas en que ellas interpretan signos de violencia. Una
tercera explicación, quizás la de más peso, tiene que ver con la entrega sexual. Pese a las
limitaciones metodológicas que hemos debido afrontar, al trabajar con testimonios en cuyas
condiciones de producción no tuvimos ningún control, hemos mostrado aquí que es posible
identificar patrones en el discurso de las entrevistadas que remiten a una estructura de
dominación de género.

Un caso más es el de “La revelación del secreto. Una experiencia terapéutica humanista-
Gestalt en el tratamiento de mujeres adultas sobrevivientes de violencia sexual” que tiene como
objetivo proponer a la Psicoterapia Humanista Gestalt como una alternativa para apoyar el
proceso de recuperación de la Mujer Adulta Sobreviviente de Abuso Sexual, señala la
importancia de la actitud humanista del terapeuta en su labor frente a las diferentes experiencias
de dichas pacientes. Se utilizó como metodología la Psicoterapia Humanista Gestalt, para esto
la paciente solicita atención psicológica por conflictos tales como inestabilidad en las
relaciones de pareja, se realiza el análisis a partir de las técnicas utilizadas como la vivenciación
de la experiencia de violencia sexual en donde se abre y deja a un lado el secreto de su
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experiencia, comienzan a surgir sentimientos de culpa y se emplea el uso de Contacto-


Exageración-Dirección-Expresión a fin de generar la movilización de la energía. Otra técnica
utilizada de la integración de las polaridades, así como la sensibilización corporal, el manejo
de sueños y la actualización de sus relaciones interpersonales. Al concluir estas técnicas se
obtiene como resultados que la mujer sobreviviente de abuso sexual refiera un estado de su sí
mismo integrado y una vida más plena, y que su experiencia de violencia sexual pueda formar
parte de su vivencia actual.

Sin embargo, la teoría humanista no descarta los aportes de otras disciplinas para la
exploración de problemas, y en un estudio realizado por Cárdenas, Zamorano, Hernández,
Hernández, Vargas, y Parra, V. (2013) donde se aplicó un cuestionario a 140 participantes, 56
hombres (40%) y 84 mujeres (60%) con un rango de edad entre 15-25 años donde se encontró
que 46% de los jóvenes experimentan algún tipo de violencia en el noviazgo. Estas cifras
concuerdan relativamente con lo encontrado en la Encuesta Nacional de Violencia en las
Relaciones de Noviazgo realizada por el Instituto Mexicano de la Juventud del año 2007, cuyos
resultados señalan que 16.4% de los jóvenes que vivían en zonas urbanas de entre 15 y 24 años
con relaciones de pareja ha sido víctima de violencia física, mientras que la cifra se eleva hasta
un 75.8% de aquellos que han sufrido agresiones psicológicas y disminuye a un 16.5% que ha
vivido una experiencia de ataque sexual.

Otro estudio que llevaron a cabo Ramírez y Núñez, (2010) donde se aplicó un
instrumento integrado por veinte reactivos en una escala tipo Likert, donde cada uno de los
reactivos tenía tres opciones de respuesta (“Siempre” = 2, “A veces” = 1 y “Nunca” = 0). Las
escalas que se evaluaron son: Autoestima, El factor estilo de crianza, factor social y factor
económico; a 376 estudiantes, de los cuales 188 fueron del sexo masculino.
Y se observó que, en relación a los factores evaluados de manera general en esta
investigación, 56% de los encuestados manifestó que la autoestima era el aspecto que más
podría influir para que ocurriera la violencia en el noviazgo, seguido de los factores de estilos
de crianza (31%), social (29%) y finalmente el económico (26%).
Por otro lado Morales y Rodríguez (2012) realizaron un estudio de tipo cualitativo de
diseño exploratorio-descriptivo en donde hicieron una entrevista cualitativa semiestructurada
a diez mujeres heterosexuales entre las edades de 26 a 39 años. Se encontraron cinco categorías
diferentes, las cuales fueron:
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● Experiencia de la Violencia
● Reacción a la Violencia en el Noviazgo.
● Rol de los Sistemas de Apoyo
● Perspectiva y Roles de Género en la Relación de Noviazgo
● Autoevaluación y Aprendizajes Derivados de la Experiencia de
Violencia en el Noviazgo.

De igual manera Medina, Reyes y Villar, (2009) hicieron una entrevista individual y la
autobiografía, mediante las cuales fue posible obtener datos valiosos acerca de su vida personal
con mayor profundidad a cuatro mujeres, de entre 23 a 35 años de edad, que tienen o tuvieron
una relación de confluencia. En las que la información y los hallazgos obtenidos se resumen
en dos categorías de investigación identificadas de acuerdo a los objetivos presentados y de
acuerdo a las experiencias que se consideraron como las más relevantes en las relaciones de
pareja de las participantes, y estas son:

● Categoría 1: Factores que favorecen la confluencia.


● Categoría 2: Sentimientos que prevalecen en la relación confluente.

El estudio pretende evalúa lo que las personas consideran violencia de acuerdo a frases
y conductas presentadas y de igual manera evaluar la presencia o ausencia de la violencia la
misma, ya que es una población que está sujeta a cambios demasiado drásticos dentro de su
vida personal debido al estilo de vida que llevan y el tipo de relaciones que establecen a lo
largo de su desarrollo considerando diversas situaciones aversivas como algo “normal” que
cualquier persona de su edad puede vivir, convirtiéndola de esta manera en una problemática
que despierta poca atención y alerta dentro de la comunidad. El abordaje se realiza desde la
tradición Existencial-Humanista.

Método:
Participantes
Se trabajó con un grupo de estudiantes de la carrera de psicología de 4to semestre; siendo una
muestra equitativa respecto al sexo.

Escenario
El estudio se realizó dentro de la Facultad de Estudios Superiores, entidad académica de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el aula número 6103 de la planta alta
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del edificio A-6 de la institución. En su interior se encontraron 30 bancas aproximadamente,


en donde los estudiantes se colocaron para resolver los instrumentos que se les otorgaron.
Las bancas estuvieron colocadas en filas de aproximadamente 5 sillas cada una y un escritorio
pegado a la pared para colocar los materiales necesarios. El aula contó con dos lámparas que
iluminaban el salón.

Materiales
Sillas para las entrevistadoras y los entrevistados.
Plumas y lápices para que los individuos puedan responder los instrumentos.

Instrumentos
Se utilizó un instrumento que evalúa la existencia de violencia en el noviazgo y las creencias
que las personas tienen respecto a ésta, el cual fue construido mediante la investigación y el
respaldo de la literatura elaborado por Viñas, Águila & Preciado en 2013. Encontrándose en
esta misma que se han considerado diferentes tipos de la violencia, por lo que se realizó
un análisis para determinar cuáles eran las más frecuentes, éstas fueron: violencia física,
psicológica, sexual y económica; dejando de lado otras tipos como la violencia de
género o la violencia social. A partir de ello, se compuso el instrumento con alcance
para medir los principales tipos de violencia en el noviazgo con un amplio dominio de
la variable.
El instrumento posee la estructura general del cuestionario en formato de respuesta
dicotómico, está dividido en 3 secciones. La primera está conformada por 17 reactivos y en
ella se mide la ausencia o presencia de violencia en el noviazgo ya sea por parte del
sujeto que responde, o si éste, recibe violencia de su pareja; en la segunda se incluyen
14 reactivos y en la tercera sección nuevamente se emplea el uso de 17 reactivos se mide el
grado en que diferencian las conductas violentas de las que no lo son, sobre los
diferentes tipos de violencia en el noviazgo; violencia física, psicológica, sexual y
económica. Representadas por 4 y 5 reactivos (dependiendo el tipo de violencia), en la
primera sección del instrumento. En la primera, segunda y tercera sección cada reactivo
debe responderse con respuesta de “Sí” si hay ausencia o presencia de violencia por
parte del sujeto que responde o de su pareja, a cada Sí se le asignará 1 punto y a los
reactivos contestados con la opción de No, 0 puntos (Ver anexo 1).
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Variables:
Violencia: Acción que desemboca en un estado “fuera de lo natural”, una ruptura de la armonía
provocada por la acción de cualquier ente (Real Academia Española, 1992); es decir, referida
a actos humanos. Se emplea cuando éstos inciden “contra el modo regular”, “fuera de razón”;
cuando se actúa contra la equidad o la justicia social, con im
́ petu o fuerza (del latiń violentia,
uso excesivo de la fuerza).
Violencia en el noviazgo: La violencia en las relaciones de noviazgo, conocida en el
idioma inglés como dating violence, ha sido definida como cualquier intento por controlar o
dominar a una persona, física, sexual o psicológicamente y genera algún tipo de daño sobre
ella (Rey-Anacona, 2009).

Diseño
No experimental.
Cualitativo: Cada estudio cualitativo es por sí mismo un diseño de investigación. Es decir, no
hay dos investigaciones cualitativas iguales o equivalente, puede haber estudios que compartan
diversas similitudes, pero no réplicas, como en la investigación cuantitativa, sus
procedimientos no son estandarizados. Simplemente, el hecho de que el investigador sea el
instrumento de recolección de los datos y que el contexto o ambiente evolucione con el
transcurrir del tiempo, hacen a cada estudio único (Hernández, 2006).

Procedimiento:
Se desarrollará en dos fases y se les aplicará un instrumento de medición el cual indique si los
sujetos presentan violencia en el noviazgo.

Fase 1. Evaluación (Mujeres)


Etapa 1. Familiarización
Nos presentamos con el grupo de mujeres en el salón 6103 de la planta alta del edificio A-6 de
la institución y comenzamos explicándoles que estábamos llevando a cabo un estudio sobre
violencia en el noviazgo, les explicamos que es totalmente anónimo y la información recabada
sólo será utilizada con fines de investigación académica. A continuación les entregamos los
instrumentos y les explicamos cómo deben ser contestados, antes de empezar les preguntamos
si existían dudas.
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Aplicación y Evaluación
Tuvo una duración de 15 a 20 minutos, para ello se les indicó a los estudiantes que el
instrumento se debía responder de manera individual y cualquier duda que surgiera se
resolvería en el proceso. Debieron seguir las indicaciones que incluye el instrumento y una vez
hecho esto, lo entregaron a los encargados de la aplicación.

Fase 2. Evaluación (Hombres)


Etapa 1. Familiarización
Nos presentamos con el grupo de hombres en el salón 6103 de la planta alta del edificio A-6
de la institución y comenzamos explicándoles que estábamos llevando a cabo un estudio sobre
violencia en el noviazgo, les explicamos que es totalmente anónimo y la información recabada
sólo será utilizada con fines de investigación académica.
A continuación les entregamos los instrumentos y les explicamos cómo deben ser contestados,
antes de empezar les preguntamos si existían dudas.

Aplicación y Evaluación
Tuvo una duración de 15 a 20 minutos, para ello se les indicó a los estudiantes que el
instrumento se debía responder de manera individual y cualquier duda que surgiera se
resolvería en el proceso. Debieron seguir las indicaciones que incluye el instrumento y una vez
hecho esto, lo entregaron a los encargados de la aplicación.

Resultados

El instrumento de Viñas, Águila & Preciado (2013) que evalúa los tipos de violencia en el
noviazgo y las creencias que tienen las personas respecto a si determinadas conductas y frases
la expresan dentro de una relación de noviazgo se divide en 3 secciones; en ellas se encuentran
cuatro tipos de violencia: violencia psicológica, violencia física, violencia sexual y violencia
económica.

En la primera sección cada reactivo se respondió con respuesta de Sí o No si hay


ausencia o presencia de violencia por parte del sujeto que responde o de su pareja (ver anexo
1), (yo lo hago/hice a mi pareja y mi pareja me lo hace/hizo a mi).
Se realizó una sumatoria donde “Si” era 1 punto y “No” era 0 puntos, esto para calcular
el porcentaje de conocimiento sobre frases o acciones violentas en las relaciones de noviazgo.
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En la primera parte del instrumento que evalúa la presencia o ausencia de violencia en


el noviazgo, donde la población fue de 30 participantes, solo el 6.6% de la población
mencionaron que no presentan violencia de ningún tipo, mientras que el otro 93.3% reportó
que existe algún tipo de violencia en el noviazgo de los cuatro tipos que se presentan en el
instrumento (violencia psicológica, violencia física, violencia sexual y violencia económica).
Respecto a los tipos de violencia del 93.3% que presentó algún tipo de violencia el
46.6% de población reportó que ellos llevaban a cabo y sufren violencia psicológica.
En cuanto a la violencia física, el 58.3% llevaban a cabo este tipo de violencia y de
igual manera el 66.6% eran víctimas de la misma.
Por otro lado el 21.3 % de la población reporta que han llevado a cabo violencia sexual,
y el 28% reporta que la ha sufrido.
Y finalmente en esta primera parte del instrumento el 18.3% reporta que han realizado
violencia económica, y han sido víctima de esta el 25%.
En las últimas secciones también se respondieron con “Sí o No” y la sumatoria se utilizó
para obtener el porcentaje de conocimiento que tienen los participantes sobre frases y acciones
violentas en las relaciones de noviazgo.

Según los resultados obtenidos en la segunda parte del instrumento en donde se evalúan
las creencias que los sujetos tienen acerca de la presencia de violencia en el noviazgo; se
encontró que los participantes consideran que solo el 79.3% de los ítems dentro de la categoría
violencia psicológica, en donde se presentaron frases como “Estas gordo”, “No me gusta cómo
te vistes”, etc. (Ver anexo 2) representan una transgresión en su relación de pareja.
Del mismo modo, en la tercera parte del instrumento en donde se mostraron conductas
que manifiestan violencia en el noviazgo (Ver anexo 3), el total de la muestra considera que
solo el 73.3% de los ítems de violencia física se manifiesta de esta manera, así mismo, respecto
a la categoría violencia sexual tienen la creencia de que solamente el 69.1% de los ítems la
representan, finalmente en el rango de violencia psicológica los participantes estiman que el
70% de los reactivos simbolizan este tipo de violencia en las relaciones de pareja.
15

Discusión

Se recordará que el objetivo de este trabajo fue evaluar la presencia o ausencia de violencia, y
de qué tipo es, además de corroborar lo que los estudiantes consideran violencia a partir de
algunas frases y conductas dentro del instrumento.

Para lo cual se aplicó el instrumento de Viñas, Águila & Preciado (2013) que evalúa
la presencia o ausencia y los tipos de violencia en el noviazgo y las creencias que tienen las
personas respecto a si determinadas conductas y frases la expresan dentro de una relación de
noviazgo.

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo


realizada por el Instituto Mexicano de la Juventud del año 2007, en donde señalan que 16.4%
de los jóvenes de la ciudad de entre 15 y 24 años ha sido víctima de violencia física, mientras
que la cifra se eleva hasta un 75.8% de aquellos que han sufrido agresiones psicológicas y
disminuye a un 16.5% que ha vivido una experiencia de ataque sexual podemos observar que
el nivel en el que se presentan los tipos de violencia va muy de la mano con los resultados
obtenidos en la presente investigación, ya que en la violencia psicológica es una de las que
posee el mayor presencia en las relaciones de noviazgo.
Cárdenas, Zamorano, Hernández, Hernández, Vargas, y Parra, V. (2013) mencionan
que aplicaron un cuestionario a 140 participantes, 56 hombres (40%) y 84 mujeres (60%) con
un rango de edad entre 15-25 años donde se encontró que el 46% de los jóvenes experimentan
algún tipo de violencia en el noviazgo, con base en esta información se puede observar un
contraste significativo de acuerdo a la investigación realizada, ya que el porcentaje que se
obtuvo al realizar el presente trabajo fue mayor a los datos obtenidos en dicha encuesta a causa
del tamaño de la muestra y la clasificación de ambos sexos.
De igual forma Ramírez y Núñez, (2010) aplicaron un instrumento que evaluaba
autoestima, factor estilo de crianza, factor social y factor económico; a 376 estudiantes y se
observó que, 56% de los encuestados manifestó que la autoestima era el aspecto que más podría
influir para que ocurriera la violencia en el noviazgo, seguido de los factores de estilos de
crianza (31%), social (29%) y finalmente el económico (26%).
Los datos presentados no son exactamente igual a lo encontrado en este trabajo, sin
embargo los tres mencionan que hay presencia de algún tipo violencia, al igual que se reporta
en el presente estudio en diferentes dimensiones y con diferente tipo de población.
16

Se considera que, para los próximos estudios acerca de violencia en el noviazgo se


utilicen otros instrumentos e incluso podría aplicarse a una muestra más grande.

Conclusiones

Podemos llegar a la conclusión de que dentro de las relaciones de noviazgo existe una presencia
significativa de violencia ya sea física, psicológica, sexual y económica, sin embargo cierta
parte de la población no considera que diversas acciones y palabras que dice o hace su pareja
tienen un impacto violento dentro de la misma y es un tema alarmante, ya que a la larga muchas
veces este tipo de situaciones en donde se manifiesta cierto grado de agresión o violencia no se
toman en cuenta como deberían y se conducen bajo el criterio de normalidad por el hecho de
realizarse cotidianamente, dando como resultado que la gente tenga esa discrepancia entre lo
que sucede en sus relaciones y lo que no debería suceder en las mismas.

Es importante mencionar también que sería interesante evaluar de manera subjetiva


aquellas creencias que tiene la población acerca del tema, ya que dentro de esta investigación
se limitó de manera considerable a solamente evaluar aquello que ellos consideraban violencia
dentro de cierto límite de frases y acciones, dejando a un lado lo que ellos además de eso
consideran que puede repercutir o tener una participación agresiva dentro de un noviazgo. Para
futuras investigaciones se podría utilizar una metodología diferente, es decir, indagar lo
mencionado anteriormente mediante una entrevista semiestructurada para obtener mayor
información personalizada de acuerdo a la población con la que se desee trabajar y así de esta
manera evaluar considerablemente sus creencias personales.
En otras palabras; para las próximas investigaciones se sugiere que el instrumento
utilizado abarque ampliamente lo que se quiere denotar en los objetivos.

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19

Anexo 1.
20

Anexo 2
21

Anexo 3

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