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¿Cómo estudiar para la

universidad? 7 consejos
psicológicos
A la hora de aprenderse un temario, limitarse a memorizar leyendo
apuntes no es la solución.
por Arturo Torres

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Varias pautas para aprender de manera eficaz en el contexto universitario. Pxhere.









Estudiar para la universidad, especialmente para quien no cuenta con mucha


experiencia en una facultad, puede resultar todo un reto. Está claro que hay
carreras más difíciles que otras, pero hay algo que está claro: prepararse para los
exámenes universitarios y estar al día de los temarios dados en las
asignaturas de la universidad exige más preparación de la que cabría esperar en
una escuela normal o un instituto.

Así pues… ¿cómo estudiar para la universidad? ¿Cómo podemos adoptar esos
hábitos de estudio que nos permitirán adaptarnos bien al ritmo de trabajo y de
aprendizaje que se espera de nosotros en una facultad? Veámoslo.

 Artículo relacionado: "11 técnicas de estudio vitales para aprender más"

Cómo estudiar para la universidad y aprender


semana a semana
A la hora de adaptarse al tipo de estudio típico de una universidad, ten en cuenta
las siguientes indicaciones e ideas clave.

1. La autonomía es lo que importa


Lo primero que debes saber es que en el mundo universitario la persona
directamente involucrada en el aprendizaje es, claramente, cada uno de los
alumnos. Si en los institutos la poca experiencia de los alumnos tenía que ser
compensada por una actitud muy proactiva por parte de los profesores, esta
lógica ya no existe en la universidad. Los estudiantes deben hacer lo necesario
por ir al día en los contenidos que imparten en clase, sin esperar la ayuda de
nadie (más teniendo en cuenta que en la mayoría de facultades hay muchísimos
más estudiantes que profesores).

Así pues, deshazte de la idea de que detrás de ti hay una red salvavidas de
personas dispuestas a evitar que tengas que repetir asignaturas o pagar
nuevamente por presentarte a exámenes. Esto ya no funciona así.

 Quizás te interese: "¿Es mejor estudiar leyendo en voz alta o en silencio?"


2. Las clases presenciales son un recurso importante
Mucha gente cree que las clases son simplemente ese lugar al que hay que asistir
para que no les descuenten nota por asistencia. Sin embargo, hay algo que hace
de estos espacios algo muy valioso: sirven para plantear dudas.

Existe la costumbre de ver las preguntas en clase como una rareza, algo que solo
enlentece el ritmo del temario. Sin embargo, son la esencia de lo que significa
enseñar. La sesión de preguntas sirve para rellenar las lagunas de
conocimiento que quedan entre lo que se explica y lo que se aprende analizando
lo que dicen los profesores. Lo normal es que aparezcan este tipo de vacíos de
conocimiento, de modo que hay que hacer algo por evitar que sigan existiendo.

Plantear una duda en voz alta es algo que puede evitarnos minutos e incluso
horas de buscar entre los apuntes, revisar la bibliografía, consultar a otros
alumnos, etc.

3. Crea un calendario
Debes evitar por todos los medios hacer que tus ratos de estudio dependan de las
fechas en las que tienes exámenes para ponerte a revisar los apuntes pocos días
antes.

Para ello, crea calendarios desde la primera semana del semestre, ubica los días
de los exámenes, y crea un primer boceto de tus sesiones de estudio para cada
asignatura. Teniendo en cuenta que para optimizar tus tiempos de estudio
deberías dedicar tiempo a estudiar todas las asignaturas al menos una vez a
la semana, reparte esas sesiones para que te quede un calendario compensado.

4. Crea esquemas
No te limites a leer lo que pone en los libros, en las fotocopias y en los apuntes
que has tomado a medida que escuchabas lo que se decía en clase. Redacta tus
propias versiones de esos contenidos. Puede parecer una tarea “extra”
innecesaria, ya que teóricamente implica duplicar algo que ya existe en otros
soportes visuales, pero en realidad no lo es. El motivo es muy sencillo: hacer eso
te exige expresar en tus propias palabras un contenido y hacer que forme un
“todo” coherente.

Por ejemplo, realizar esta actividad con el contenido a aprender permitirá que
detectes a tiempo esos “vacíos” de conocimiento y esas aparentes contradicciones
que, de otro modo, solo llegarían a tu conocimiento en el momento de hacer el
examen o poco antes. Además, hará mucho más fácil el estudio, pues tener todo
el contenido en un único lugar y formando parte de un texto estructurado de
una manera que para ti tenga sentido facilita mucho las cosas.

Por otro lado, el hecho de escribir de nuevo los contenidos del temario hace que
los memorices mucho mejor de lo que lo harías simplemente leyendo, pues hace
que esa información quede mejor fijada en tu memoria.

5. Si puedes, estudia en grupo


Las sesiones de estudio en grupo son una manera ideal de detectar a tiempo
dudas que de otro modo no se te habrían ocurrido. Gracias a estas sesiones,
quedan centralizadas esas preguntas difíciles que habrían quedado fuera de tu
radar si te limitases a estudiar a tu aire, sin contar con los demás. Eso sí,
asegúrate de estudiar con gente que tenga un nivel de conocimientos similar al
tuyo, o podría ser una experiencia frustrante.

6. Pasa por exámenes imaginarios


Al final de cada sesión de estudio, plantéate preguntas de un posible examen
imaginario. De ese modo aparecerán dudas en un ambiente controlado, en el que
en caso de no saberlas puedes ir a las fuentes. Aquellas que hayan supuesto un
reto te las aprenderás bien simplemente porque te habrán hecho pasar por un
momento de tensión e incertidumbre, con lo cual te acordarás de ellas en el
futuro. La memoria emocional es muy poderosa.

7. Crea pausas para descansar


Ninguna sesión de estudio de más de una hora es soportable. Lo idea, para rendir
bien, es que vayas planteando pequeñas pausas de unos diez minutos cada
tres cuartos de hora, aproximadamente. De esa manera irás descansando de una
manera adecuada, preparándote para afrontar la siguiente sesión de estudio
teniendo plenas facultades.

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